la mayoría de edad según la biblia

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Normalmente hay un periodo en el que se está -y se debe estar- bajo la total autoridad de los padres. No obstante, las Sagradas Escrituras indican que con la llegada de la mayoría de edad, la dependencia hacia nuestros padres debe cambiar a una responsabilidad y dependencia hacia Dios. Por su parte, los padres no tan sólo deberían estar de acuerdo con este concepto bíblico, sino incluso promover nuestra obediencia y atención a la voluntad de Dios para nuestra vida. ¿Se das cuenta que el mandamiento de honrar a los padres no ha sufrido cambio? Sin embargo, llega el día en que Dios ya no pide cuentas a los padres por las consecuencias de nuestras decisiones, sino que nos ve a nosotros como quienes deben dar razón de lo que hacemos o dejamos de hacer. Con la mayoría de edad llegamos a ser personalmente responsable ante Dios.

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Page 1: La mayoría de edad según la Biblia

Ciencias de la Creación Otras realidades

Bases bíblicas para definir la mayoría de edad Armando H. Toledo _____________________________________________________________________________________________________________________

Definitivamente, cuando la Biblia demanda a los hijos honra y obediencia hacia los padres, es difícil justificar el ir en contra de ello. El Quinto Mandamiento de la Ley judía y otra lista de pasajes bíblicos amonestan a los hijos a honrar y obedecer a su padre y madre. ¿Cómo valorar, entonces, los deseos de nuestros padres entre tantos otros factores y a la vez discernir la guía de Dios en relación a nuestro futuro? ¿Deberían ser sus deseos el criterio decisivo, o solamente una voz entre la multitud? Al respecto, creo que los jóvenes cristianos debieran considerar los deseos de sus padres como uno de los factores más significativos, pero no el factor decisivo. Me explicaré. Normalmente hay un periodo en el que se está y se debe estar bajo la total autoridad de los padres. No obstante, las Sagradas Escrituras indican que con la llegada de la mayoría de edad, la dependencia hacia nuestros padres debe cambiar a una responsabilidad y dependencia hacia Dios. Por su parte, los padres no tan sólo deberían estar de acuerdo con este concepto bíblico, sino incluso promover nuestra obediencia y atención a la voluntad de Dios para nuestra vida. ¿Se dan cuenta que el mandamiento de honrar a los padres no ha sufrido cambio? Sin embargo, llega el día en que Dios ya no pide cuentas a los padres por las consecuencias de nuestras decisiones, sino que nos ve a nosotros mismos como quienes deben dar razón de lo que hacemos o dejamos de hacer. Con la mayoría de edad llegamos a ser personalmente responsables ante Dios. La mayoría de edad en el Antiguo Testamento Encontramos en las Escrituras que una persona es adulta a la edad de veinte años. Vemos en el capítulo 1 del libro de los Números que Dios mandó que todo varón de veinte años para arriba fuera un soldado del ejército israelita, y que debía pagar impuestos al tabernáculo empezando a los veinte años (Ver Éxodo 38:21-26). También vemos que al recibir el reto de entrar a la tierra prometida, Dios estaba considerando a cada persona de veinte años para arriba responsable de su propia decisión en cuanto a seguir adelante o no. Los mayores de veinte años que obedecieron los deseos de sus padres y se rehusaron a entrar, fueron considerados personalmente responsables de ello; Dios los juzgó y toda persona mayor de veinte años murió sin entrar a la tierra prometida (Ver Números 32:11). La mayoría de edad en el Nuevo Testamento El Nuevo Testamento menciona también el tema de la mayoría de edad o tiempo de romper con la dependencia de los padres en cuanto a las decisiones. El Señor Jesús dijo claramente (basado en Génesis 2:24) que al casarse, una pareja debe dejar los hogares de sus padres (es decir, el lugar de la autoridad paterna) y establecer su propio hogar. El varón israelita normalmente se encontraba ya casado a los veinte, y era responsable de su casa y familia ante el Señor.

Currícula de La Universidad Libre para Cristo

Page 2: La mayoría de edad según la Biblia

El Señor Jesús retó en algunas ocasiones a los jóvenes a dejar a sus padres para seguirle a Él. Marcos 1:20 nos dice que un par de jóvenes hermanos, Jacobo y Juan, “dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros”, se fueron con Jesús (y por cierto que no se fueron sólo por unas cuantas horas Marcos 1:20; Mateo 4:22). Aunque es posible que hubieran comentado sobre el ministerio de Jesús en la familia, no hay ningún indicio que hayan pedido aprobación o consultado con sus padres acerca de su decisión vocacional una vez que Jesús les había llamado. Es claro que las Escrituras establecen la necesidad de honrar a nuestros padres, pero también reconoce que a la edad de los veinte años cada uno tiene que tomar la responsabilidad de sus propias decisiones. En términos tanto bíblicos como psicológicos es más sano que desarrolles mayor autonomía en los años de estudiante, y a la vez mantengas una actitud de honra y respeto a tus padres, comunicando, consultando y buscando su consejo en forma regular. Sin embargo, si tienes más de veinte años y tus padres están tomando las decisiones por ti, es poco saludable que esto siga siendo así tanto para ellos como para ti mismo. Al llegar a la edad adulta (aproximadamente los veinte años), la persona sola es responsable de sus decisiones. La palabra final está en manos del individuo, y desafortunadamente puede que sea contraria a los deseos de los padres. Tanto es incorrecto pensar que Dios te va a forzar a decidir por Él cuando tú no lo deseas, como está mal que los padres obliguen a los hijos a no seguir a Jesús a sabiendas que Él los está llamando. Jesús enseña que el llamado de Dios es más importante que el llamado de la familia (Lucas 12:51; Lucas 9:59-62; Marcos 3:31-35). El caso de Jesús al respecto es bastante ejemplar. La Biblia dice que su familia no estaba de acuerdo con lo que él hacía y enseñaba (Marcos 3:21). Debemos siempre honrar y respetar a nuestros padres, pero nuestra responsabilidad de obedecer va menguando al irnos convirtiendo en adultos independientes y responsables. “Por una fe inteligente...” © 2002 The UCLi Internacional Ministries