la mujer de nazareno - romina cazón
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La Mujer de Nazareno
D. R. © Romina Cazón
Ediciones LA MALA, mayo 2015
CUERPOS INOCENTES
*
Ella malgasta tinta en mis manos:
los signos que le salen de Nazzareno:
un italiano que reside en sus dedos oscuros
todas las noches en Querétaro.
Ella dice muchas cosas
como los animales de su especie:
aman y se olvidan de la materia que forma su cuerpo.
Su cuerpo, tiene una vestidura que muy pocos entienden.
Y entender es otra cosa que no todos hacemos.
¡Ayúdame, Guadalupe!
Yo aquí me despojo.
*
Dónde está Guadalupe?
¿Por qué la dejas por un italiano
que se enreda silenciosamente en tu cabeza?
¿Por qué pierdes tu nombre traduciendo su origen?
*
¿Todavía no encuentras tu nombre?
Yo te bautizo con el mío: Magdalena
antes una puta
ahora
tu oficio es alimentar los ríos
con tus ojos.
*
Magdalena, no llores por ese hombre
detrás
de él
hay otro
pero
quintándole
una zeta.
¿No te acuerdas
que le besaste
lo pies
y él te amó, pero fuera de la cama?
*
Nazareno, devuélvele la memoria a Magdalena,
porque la memoria es un pez andariego
que sólo pasa cuando escribimos la historia,
no cuando la escuchamos .
Nazareno, ten piedad de nosotras,
porque hace lustros
dejamos el pecado en tus sandalias.
Ahora sólo lloramos:
ella por un italiano
y yo por mi nombre.
Nazareno, ella quería críos
para heredar tu sangre
Yo quería textos
para olvidar la soledad de mis pupilas.
Nazareno, ten piedad
porque somos imperfectas
y algunas veces ni la voz ni la mirada nos salvan.
Sólo repetimos la historia
y repetirla hace que algo nos lastime constantemente.
*
¿Escuchas mi voz Guadalupe?
La escuchas acongojada cuando le hablo al Cristo
que descansa en la madera.
Ninguna de las dos sabemos cómo tapar una herida
porque la vida nos duele en la membrana.
Y la membrana es débil,
siempre me lo ha dicho mi madre
estando en el Sur y yo nunca le creí.
Ahora que estoy perdonada
emerge el dolor
y no sé cómo aguantarlo.
*
¡Ayúdame, Guadalupe!
Soy extranjera, pero también te conozco.
No sé cómo lidiar con todos los pecados
y a menudo otra espalda necesito
*
Magdalena, no cargues con mis pecados.
Tu eres de seda, tú te gastas
y el italiano no sabe curar
y yo tampoco,
porque soy de un lugar
que está muy lejos
y en ocasiones no comprendo el lenguaje
ni las llagas que tiene Querétaro.
Magdalena, arroja todos los pecados
déjalos aquí en mi oreja.
Siempre es bueno andar sin ataduras.
*
No te calles, Nazareno
No te calles porque nunca supimos vivir.
Somos imperfectas,
(eso ya lo saben todos).
Expulsa la saliva que tienes
en la punta de tu músculo.
Nuestros oídos ya están acostumbrados
al tremendo ruido que tiene la ciudad.
*
¿Qué son Guadalupe, qué son esos ruidos?
Es difícil interpretar el lenguaje
y algunas veces es necesario pedir nuevos oídos.
-Los ruidos vienen del origen,
vienen del útero de una mujer
que chilla la maternidad
en brazos de nadie.
*
¿Guadalupe, hay oídos para nosotras?
¿Te alcanzan nuestras oraciones y
la saliva infantil que traemos en la garganta enferma?
¿Te alcanzan estas rodillas
que observan miedosas a los pájaros
que la noche abandona?
¿Alcanza, Guadalupe?
*
Abruma creer
que masticar el pan
es la fórmula para olvidar
el sonido primitivo de la tierra.
Abruma la dolencia
de no saber a donde vamos
cuando descubrimos
que todas somos Eva:
Eva niña - niña Eva
Eva mujer - mujer Eva.
*
Ya ves Magdalena
nunca es fácil tirar la manzana
y en la hora cero vivir con otro nombre.
Ya ves que lamemos la historia
y siempre una molécula nos dirá
lo que hicimos en el Edén.
*
Demasiada incertidumbre
para nuestros cuerpos
(cuerpos inocentes).
Demasiada vestidura
para el sexo:
sexo hondo
sexo ancho
sexo-sexo.
*
Nos libra el sexo y cualquier nombre
¿Eva o Magdalena?
En días como estos da igual.
Si supiera el italiano lo que hacemos
cuando estiramos los brazos.
Enternece ver la lluvia
atrapada en los dedos.
Esa es la religión que elegimos comúnmente.
*
Drena la memoria en las venas
sobre el lecho
A Magdalena no le salvan las manos
ni el verso que declama
en sus amaneceres de El Garambullo.
A mi tampoco me salva adornar
la palabra cuando hablo.
Nadie se salva del amor,
ahíto en los poros
cuando
cava y cala
HAMBRE ADULTA
*
No es la lengua.
la que grita tristemente un apellido extranjero.
Y es cuando se pudre el espíritu,
o cuando lo dejamos pudrir
y somos una vena débil,
una fisura en la tierra.
*
Que la herida se abre, nadie lo niega.
Estar desnuda no es pecado.
Ya no funciona el cuerpo femenino.
Que somos débiles, tampoco lo negamos.
Un hilo siempre nos amarra
a un Dios cauteloso.
Que cerraremos la grieta, nadie lo afirma.
Los dedos habrán de zurcir todas las llagas.
*
Duele sanar estando ceñida
en el vaso del hombre aquel,
cuyos ojos miran a otra parte.
Duele estar adentro,
limpiando la mugre
que sale del fondo de la matriz,
la mugre de más adentro de una misma.
*
Duele hacer agujeros,
mutarse cada mañana
y tener un rostro nuevo.
*
Guadalupe, tú que vas al fondo
a encontrarte con el llanto,
a l f o n d o
para ver cómo es la lágrima con otra retina
para ver cómo las pupilas enloquecen
cuando se cierra una herida.
Tú Guadalupe, saca esta ponzoña del ombligo,
esta tristeza de estar de pie con un dedo roto.
*
La luz que aparece en la ventana
es la misma luz sanadora de la vagina,
que toca mansamente los huesos.
Es la misma luz que nos acosa
al abandonamos libremente en las sábanas.
*
Magdalena, el amor es sustentar la fe
después de leer el periódico,
también es resistir al insomnio
y engañarlo con una palabra tierna.
En cambio la soledad es el rechinar de la carne
cuando se la deja en un colchón virgen,
junto a unas manos solidarias.
*
La carne: un elemento que a menudo
se deja en habitaciones baratas
y es cuando solemos recoger las migas.
Sí, Guadalupe,
las migas se multiplican
cuando no se soporta
el cuerpo escurrido.
el cuerpo desprovisto.
Sí, el cuerpo habla
en numerosos dialectos
inventados en la alcoba
y es cuando somos de piel.
Sí, la piel es de fuego,
el fuego
(a veces)
la vergüenza.
La vergüenza
parte en el filo de los labios
y grita el hambre
hambre adulta
hambre polvo.
*
Dominar el hambre
es someterse a una misma,
balbucear la misericordia.
*
Vaya silencio
cuando desde la recámara
piensas en tu nombre
y te dejas enredar las manos:
sitio contrito, amable.
Yo me resbalo con un anzuelo
en busca de una palabra,
que sane la piel.
EL SELLO DEL VIENTRE
*
Dejé de ir a misa
cuando supe que mi hogar era un templo:
no ortodoxo y de larga lengua venenosa.
Aquí seguidamente se dice mucho
al elegir la ropa para ir a trabajar
y cuando pagamos las deudas.
Nos quejamos,
pero nada que al más próximo ofenda.
La saliva sale benignamente
para dormir las ocho horas necesarias.
*
Aprendí las plegarias
con tos, fiebre y látigo
como quien se cura una herida con su mano rota,
pero nunca me quejé de Cristo
en una mesa o cama.
Hice el amor y bebí reiteradas veces
con la sospecha que ese hombre noble
aún muerto ponía sus ojos en mi frente.
Por eso nunca perdí la fe,
sólo me olvidé de sus altares exageradamente lujosos
que en este momento putearía en voz alta,
Pero no, misericordiosa es mi saliva.
*
Oh Cristo, sáname mientras puedas
le hubiera dicho si estuviera en mi mesa
Sana esta necesidad de ir hacia adelante
apoyada en un hilo.
Sana la dirección de mis piernas
que insisten en llevarme a las vías del tren.
*
Anoche desperté
no sólo en los muslos de mi amante.
Desperté con la idea
de romper con mi herencia.
Nacerme de nuevo
de ninguna vagina
o madre que me reclame
Hacerme yo misma
pero con otras nalgas
y otra voz.
*
Un nombre que no fusione con la palabra
desvelo sino que devele mi cuerpo
abierto en una cama
y más tarde, su cansancio.
*
El cansancio del cuerpo es un estado reversible
una traición cuando se es feliz parcialmente.
-Ayer me cansé después de haber sido otra en el trabajo.
Caí vencida al sillón rojo de mi hogar
y no pude levantar los pies para saludar a mi amante.
Sólo basto verme completa.
*
Volver a una misma es lo que importa
no las bocas que tuvo Magdalena en sus piernas.
Cargar en la frente una brújula
orinar seis veces al día,
ir al mercado
tomar el taxi
y evitar la fatiga con ella
hacerle un rito de noche.
y dormir serenamente.
*
Esta mañana al sangrar
me acordé que mi sexo
nada tiene que ver con lo que hizo Eva
en esa hora
en ese año.
Mi matriz como la de Magdalena
podría cargar con muchas criaturas
y nuestros pechos voluntariamente lo saciarían.
Pero quién me quita el deseo de extirparme los ovarios en días como estos?
*
El dolor es la herencia,
es el sello del vientre
que nos espera a todos sin excusas
al abrir los puños.
La herencia somos nosotros:
iracundos
y
frenéticos
*
La familia de Magdalena vive sobre una piedra,
la que yo hice está al estirar los brazos.
Tengo pan y vino en mi mesa.
Si alguien llega le doy una silla
y le hablo extensamente sobre la dictadura
como si yo la hubiera vivido.
Finjo, pues,
a veces no se me da otra cosa
que amarrar muchos hilos.
*
He de gritarte, Guadalupe
te imploré regresar a mi pueblo
en esta navidad y sólo abrí la puerta.
Amargamente lloré en el teléfono
y ni una palabra me calmó.
¿Qué pasó con la noche en qué me prometiste tus oídos
y yo mi lengua?
*
Tengo 32 años
dos gatas
una computadora
y en quien confiar mi sexo,
también mis pecados.
Duermo tarde
por temor a vivir poco.
Hace tiempo perdí mi nombre
pero rápidamente me adapté
a jugar con muchos apodos.
Con frecuencia no sé cómo
volver a casa,
pero simulo
a que conozco todas las calles.
*
Cuando pienso en mi pueblo y su lejanía
me dan ganas de arrancarme los sesos.
Asumir que ningún cálculo
otorga el olvido
implica querer vaciarse toda en un baño.
y hacer agujeros.
*
Al Cristo que vio Magdalena
yo lo conocí en una tarde del segundo domingo de marzo.
Luego aprendí a verlo en otros lugares.
No soy capaz de apuntar con el dedo
donde está su casa,
pero muy a menudo
jugamos a que yo soy su amiga.
LA MISMA SANGRE
*
Hace lustros, mi amante cayó a mi casa
yo a sus pantalones.
Hicimos un riachuelo
mas nadie se ahogó.
Antes, me hubiera gustado darle
un buen arroz con milanesa
la servilleta y su copa de vino.
Sentarnos para pensar seriamente
en el lugar de los muebles
y en el color de la recámara.
Preguntarle por ejemplo por sus tenis
Indagar su tamaño.
Desmenuzarlo,
para no
c
a
e
r
tan obviamente al suelo.
*
Mi nombre es ninguno.
Soy una hembra flexible
y a menudo digo si
cuando se trata de destapar un vino o ir a la cama.
Camino lento
no obstante
siempre llego a donde me esperan.
*
Al salir de misa me patearon la cara
el muslo y el estómago.
No hubo Dios para mí, pero sí un cuaderno.
Escribí una historia tan siniestra
que no me atreví a leerla.
Pronto supe que para morir en armonía
era pasando horas en vela
dándole la mano a la pluma
y hacer que corra la misma sangre.
*
Mi tarea no consiste en escribir,
consiste en adueñarme de la realidad.
Yo muevo los objetos
de la cocina
y sé cómo hallarlos
y para qué sirven.
Sé que esos objetos
probablemente irían al baño conmigo
y tendrían sexo si así lo quisiera.
puesto que cuando un cuerpo cae
puede existir el poema.
*
Mi voz viene de una escalera lúgubre
un pasillo que no se encuentra
cuando es necesario salir de casa.
Mi voz no tiene que ver con Nazareno,
pero está en el reloj de mano
y en el vientre de una mujer
que busca consuelo en el altar.
Mi voz es la que deambula en la calle
y nombra objetos tristes.
*
Creo en Guadalupe
mientras ella no mire el escote que tiene mi camisa
y esta manía de tener una pluma
en la bolsa del mercado
A ella le dejo cartas
mis lunares
todos mis sábados
con olor a caña
y unos centavos.
*
Salgo a la banqueta,
en mis hombros llevo zapatos de anciana.
Y me pongo a meditar
acto que no hago comúnmente
salvo cuando peligra un brazo
Magdalena o mi amante.
Enciendo un cigarro y observo la gente que pasa
que ni siquiera sabe
que contamino el ambiente
*
Guadalupe, te encuentro en el lodo
y en el librero
Lentamente todo evoluciona
pero es un camino confiable
para llevar la vestimenta
a otra estancia
y temporalmente cantar
hasta que la piel sea otra.
*
La imagen para mi religión ha muerto
el día de mi cumpleaños.
Sólo tengo en la memoria
un velorio sin gente ni café
Yo no recé para no usar vocablos gastados
Me fui a dormir pronto
y en la madrugada
la casa estaba vacía.
*
Odio la cruz de Cristo
porque remite a la suciedad
de uñas estúpidas
Remite a la ignorancia
de un viernes luctuoso
en que nadie pudo llorar
porque la lágrima no servía
como tampoco sirve mirarse adentro
para hallar la paz.
*
Encontré la paz en un espejo
cuando era de noche
y yo coqueteaba con mi vino espumoso
y mi cabello.
La resaca locamente venía hacia a mi
mientras yo me balanceaba
en los azulejos de la casa
y pensaba
en que por fin debía dormir.
*
Guadalupe, mi mano es una malva
que proviene de una mujer
que no concilia con el sueño ni la luna.
Mis plegarias oportunamente se acercan a ti
y surgen de la necesidad de abrir los pulmones
y exhalar vocablos.
*
Magdalena, la historia se cierra
en los labios
en un sábado sin gloria
con mis gatos en las piernas
y el timbre del teléfono
con un número equivocado.
No concluye el acto,
tampoco la carne.
Puntual es la hora en que dejo mi cuaderno
para ir a cenar.
Romina Cazón, (Argentina, 1981). Autora de CON MIS UÑAS DE GATA
(poesía 2008), PATRIA AJENA (poesía 2010), DEL FONDO DE NINGÚN
VIENTRE (poesía, 2012), DE SUS PIERNAS EN MI CUELLO (cuentos, 2013).
De las obras visuales ARTEFATUO, (2012). MATERIA ON /OFF (2014) WATCH
YOUR STEP (2014), CORDEROS (2014) EL DECORO EXTRAVIADO (2015) y
VOLÁTILES (FFOOOM, Brasil, 2015)
Es responsable de Ediciones El humo, proyecto independiente de
publicación de obra impresa, que cuenta con 13 números, colección “Ojo
Cautivo”.
Recientemente fue seleccionada por el Fondo Editorial del Estado de
Querétaro para la publicación del poemario TODAVÍA LA SANGRE (2015).
La mujer de Nazareno
se escribió en los años 2010 y 2012,
en varios lugares de Querétaro.
Ediciones La Mala, proyecto individual de publicación de Romina Cazón.
Mayo, 2015.