la pelota rebotona

18

Upload: gabriela-baiza

Post on 02-Apr-2016

257 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Cuento para niños.

TRANSCRIPT

Page 1: La pelota rebotona
Page 2: La pelota rebotona
Page 3: La pelota rebotona
Page 4: La pelota rebotona

Gabriela Baiza García2014

Universidad San Carlos de GuatemalaDiseño Visual 7

Revisión de ortografía por Adela de BaizaIlustración por Gabriela Baiza García

Derechos Reservados

Page 5: La pelota rebotona

Dedicado a Victor, porque es un niño muy activo y porque todo el día tiene una sonrisa en su cara, que contagia a cualquiera. Su inocencia es lo más divertido, ya que hasta el momento su

peor enemigo es: el puré de papa.

Page 6: La pelota rebotona
Page 7: La pelota rebotona

Vic era una pelota juguetona. A Vic le gustaba pasear por todas partes pero ya estaba un poco aburrida de solo rodar.

Page 8: La pelota rebotona

Rodaba por el parque, rodaba por los charcos y rodaba por el bosque también.

Page 9: La pelota rebotona

Un día, mientras rodaba por el bosque, miraba todas las plantas y los árboles.

Page 10: La pelota rebotona

De pronto, sin darse cuenta, se encontraba a la orilla de un acantilado.

Page 11: La pelota rebotona

Cuando el viento sopló, la pelota por ser redondita, cayó por el acantilado. Mientras caía, pensaba en qué iba a pasarle.

Page 12: La pelota rebotona

Cuando estaba cerca del piso, cerró los ojos y sintió un pequeño golpecito.

Page 13: La pelota rebotona

Entonces, al no sentir dolor, abrió los ojos y se encontraba de nuevo en el aire. Fue cuando se dio cuenta que podía rebotar.

Page 14: La pelota rebotona

Rebotó y rebotó el resto de la tarde hasta que llegó de nuevo a su casa. Al día siguiente, salió a rebotar otra vez.

Page 15: La pelota rebotona

Rebotó en el parque, rebotó en los charcos y rebotó por el bosque también.

Page 16: La pelota rebotona

Desde ese día, Vic descubrió que rebotar es más divertido que rodar y ahora es la pelota más feliz del mundo y rebota por todas partes.

Page 17: La pelota rebotona
Page 18: La pelota rebotona