las tres peticiones de oro del creyente

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LAS TRES PETICIONES DE ORO DEL CREYENTE. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:7- 11) Temas. 1. El que pide recibe (mandamiento y promesa) 2. Las tres peticiones de oro del creyente. 2.1. Primera petición de oro: el Espíritu Santo. 2.2. Segunda petición de oro: la Sabiduría. 2.3. Tercera petición de oro: Buenas cosas. 1

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LAS TRES PETICIONES DE ORO DEL CREYENTE.

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:7-11)

Temas.

1. El que pide recibe (mandamiento y promesa)2. Las tres peticiones de oro del creyente.

2.1. Primera petición de oro: el Espíritu Santo.2.2. Segunda petición de oro: la Sabiduría.2.3. Tercera petición de oro: Buenas cosas.

MINISTERIO EVANGELISTICO Y PROFETICO: “A CIELOS ABIERTOS”Evangelista: Lic. EZEQUIEL VELÁSQUEZ PEÑACel: 984541341 – 956412269 .Tel: 074-505207RPM: # 984541341 # 956412269E-mail: [email protected]

LAS TRES PETICIONES DE ORO DEL CREYENTE.1

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“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:7-11)

I. EL QUE PIDE RECIBE.

Un hermano en una ocasión tuvo una revelación de Dios por medio de un sueño que le cambió la vida significativamente, él comentó que en una noche soñó que estaba en el mismo tercer cielo rodeado de mansiones, calles de oro, mares y ríos cristalinos, vegetación hermosa, jardines esplendorosos, árboles frutales de toda clase y caminaban junto a él miles de ángeles; de repente uno de ellos le toma de la mano y le dice hoy te voy a mostrar algo, voy a mostrarte tu casa celestial en la que habitarás por toda la eternidad, cuando entraron a la casa que el ángel le dijo que sería la suya, pasearon por sus amplios salones y por todas sus habitaciones; sin embargo, lo que le llamó mucho la atención fue que había en cada salón y en cada habitación paquetes envueltos o embalados de todo tamaño, como si fuera un gran almacén de empaques listos para ser enviados a su destino, él no soportó la curiosidad de preguntar al respecto, le dijo y ¿qué son estos paquetes? ¿De quién son, pues están aquí en donde dice usted que será mi casa celestial?, le respondió el ángel afectuosamente, son todas tus bendiciones que el Padre ha diseñado y ha preparado para ti, para que las disfrutes en la tierra con las personas que amas y él le dijo, y ¿por qué están aquí en el cielo?, porque tú nunca las has pedido, un poco desconcertado y sin palabra de repente se despertó. Sea verídica esta experiencia o ilustrativa, la verdad es que al igual que este hombre de la historia, no hemos recibido las bendiciones espirituales y materiales que Dios ha diseñado para su pueblo, porque no lo hemos pedido, y si lo hemos hecho lo hemos hecho desconfiadamente o hemos pedido mal de manera egoísta para gastar o malgastarlo en nuestros deleites. La Palabra es clara, Jesús dijo a sus discípulos: “hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre”, en otra Escritura dice: “que no tenemos lo que anhelamos, porque no pedimos” y “si pedimos y no recibimos, es porque pedimos mal, para gastarlo vanamente” (parafraseando). Aquí veremos en primer lugar, el mandamiento y la promesa de pedir y recibir, y en segundo lugar, las tres peticiones de oro que todo creyente debe pedir y recibir. Amados, abramos nuestros corazones y permitamos que Dios nos hable por esta Palabra. Amén.

El pedir es parte de la oración, es parte de nuestro diálogo con Dios y creo que es la parte más importante de la oración; pues hay muchos elementos vitales en la práctica de la buena oración o de la oración eficaz como la adoración, la confesión, la intercesión y la acción de gracias; sin embargo el pedir cumple el principal porque es la única manera de recibir de parte de Dios las más ricas bendiciones, y por otro lado la misma palabra de Dios nos anima hacerlo. La petición o el pedir es un mandamiento con promesa, dice: “pedid, y se os dará…porque todo aquel que pide recibe”, es decir, todos podemos recibir de parte de Dios lo mejor de lo mejor, Dios puede abrir los tesoros celestiales si tan solo hubiera alguien que le pudiera pedir. ¿Está usted dispuesto a pedir y recibir los paquetes de bendiciones que Dios ha diseñado y preparado para usted desde antes de la fundación

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del mundo? Jesucristo el Hijo de Dios, por medio del cual hemos sido reconciliados con Dios y en el cual somos benditos con toda bendición espiritual y por medio del cual la bendición de Abraham ha sido trasferida a nosotros por la fe en su Nombre; él mismo nos anima a pedir, porque en el pedir se esconde la herencia y la recompensa, hay un poder tremendo en el pedir, el problema es que no nos animamos hacerlo, mire lo que dijo Jesús respecto al pedir, y les dijo a sus discípulos y creo que usted y yo también somos uno de ellos, veamos: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.” (Juan16:24) Y esto sí es verdad, esta es la realidad de la iglesia de Cristo, hasta ahora nada hemos pedido de la manera que Dios quiere que pidamos, hemos pedido lo mínimo, lo pequeño o hemos pedido algo insignificante solo como para salir del paso; pero, no hemos pedido lo mejor de lo mejor de Dios, lo que sí es cierto es que Dios quiere sorprendernos con tremendas cosas, su palabra afirma que por medio de Jesucristo Dios nos ha dado, nos ha entregado preciosas y grandísimas promesas (2 Pe 1:4a) Y ¿por qué Dios anhela que recibamos de parte de él algo grande y bueno de su mano abierta y generosa?, la palabra dice : “para que vuestro gozo sea cumplido”, Dios anhela que nuestro gozo sea completo, no quiere darnos medias promesas, medias bendiciones, medias recompensas, etc., sino bendiciones y promesas completas para que nuestro gozo sea completo, ¿está entendiendo?. Amén.

En el “Padre Nuestro”, oración modelo, podemos encontrar una revelación de la naturaleza de Dios, dice: “”El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas…” (Mateo 6:11-12), mire, aquí el pedir o la petición es tan importante para Dios que lo pone primero que la confesión, porque Dios es Padre, no juez, menos condenador o acusador, ese papel lo realiza el enemigo de nuestras almas, el diablo. Dios en la petición se revela como Padre, y usted y yo somos hijos, y el hijo es más que hermano, más que amigo y mucho más que siervo, pródigo, esclavo o méndigo ¿está comprendiendo?, espero que sí. Dios anhela que sus escogidos tengan confianza como el niño en su papá, que le cree todo y confía en él al ciento por ciento, eso es un niño; a Dios no hay que ir con todos esos perjuicios que tienen los viejos, deséchelos y venga como niño y siéntese en su regazo y dice la palabra que le digamos, “Abba Padre”, esto es, papi, papito, papá, ¿se da cuenta?, que lo que Dios quiere y necesita de nosotros es algo sencillo, pero difícil de comprender y hacer para nosotros los adultos, confianza, nada más nada menos, CONFIANZA. Él dice en su palabra: El trono de Dios es trono de GRACIA, no es trono de juicio o condenación, es de gracia, de favor inmerecido, el trono de Dios está lleno de favores y misericordias. No sé si a usted le ha pasado que siempre pedimos un favor o ayuda a personas que son cercanas a nosotros, puede ser un familiar, un amigo, un hermano o un vecino o puede ser aun jefe o empleador, un alcalde o gobernador, al gobierno o a un banquero, etc.; y la verdad es que muchas de las veces hemos sido desilusionados o simplemente nos han postergado la petición que hemos hecho con un no tengo tiempo, no tengo por ahora, más adelante, ven otro día, vente el otro mes, etc.; y esto sí es verdad, recién recurrimos a Dios, el verdadero papá, aunque no debe ser lo correcto que él sea postergado y lo dejemos para el final, pero siempre él tendrá una respuesta. Lo que aquí quiero enfatizar es que siempre pedimos algo a alguien más cercano a nosotros o que sea de nuestra confianza, pero no pedimos favores a desconocidos, y si los conocidos nos desilusionan, cuánto más será los extraños. El

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problema y muy grave, es que no lo tenemos a Dios como alguien cercano o alguien de confianza, por eso no le pedimos o por eso lo dejamos para el final, no solo tenemos que conocer su palabra, tenemos que creerla, y solo se cree de verdad si obedezco sus instrucciones, nadie puede obedecer sin creer; y sus promesas son claras y contundentes dice, cercano está Jehová para los que le buscan y él responderá a los que en él confían, ha llegado el momento de pedir, ha llegado el momento de buscar, ha llegado el momento de tocar las puertas celestiales para que se habrán los cielos; y entonces, hallaremos y recibiremos de parte de Dios las más ricas y abundantes bendiciones. Amén.

Hay dos problemas respecto a nuestras peticiones o respecto al pedir y recibir de parte de Dios, el apóstol Santiago lo señala claramente, el primer problema es: que no recibimos o no tenemos nada porque no pedimos, así de fácil y el segundo problema es: que no recibimos o no tenemos lo que queremos o anhelamos por que pedimos mal, todo lo hacemos egoístamente sin pensar ni en Dios ni el prójimo. Esta es la verdad y esta es la triste realidad que vive nuestro mundo, incluso la misma iglesia de Jesucristo que debiéramos nosotros darles cátedra a la gente de cómo se vive con Dios, si tan solo sabemos aprovechar el tremendo poder que está escondido en esta promesa del “pedir y recibir en Dios”. Veamos el pasaje mismo: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:2-3) Es más fácil pedir, pero la gente prefiere codiciar, es más fácil pedir pero la gente prefiere envidiar y amargarse el alma con el éxito de otro, esto es dañarse a sí mismo y perjudicar su propia salud, pero la gente lo hace y es más fácil pedir pero la gente prefiere matar, que eso si es más complicado. El no pedir entonces es un pecado grave, porque no solo te lleva a la codicia, envidia, sino hasta la muerte, por eso son las guerras y los pleitos entre familiares, amigos y hasta entre naciones y reinos, eso refiere más adelante Santiago (St. 4:1). Entonces, el no pedir a Dios es causante de tantos males envidia, codicia, robo, injusticia, maldad, trampas, extorción, delincuencia, mafia organizada, etc. Todo lo que el ser humano quiere o anhela alcanzar está en Dios, nada en lo absoluto está fuera de Dios, en él se encuentra la satisfacción moral, emocional, material y espiritual, el pedir confiadamente en Dios y deleitarse en su presencia trae como resultado absoluto y contundente el cumplimiento y satisfacción de los deseos de nuestro corazón, obviamente tienen que ver con nuestros deseos sanos, tener por ejemplo un hogar feliz, encontrar la pareja de tus sueños, el auto que siempre soñaste, la casa de tus sueños, la profesión que deseabas alcanzar, la paz mental y de tu corazón, la vida eterna, la inmortalidad, pureza y santidad, el deseo de ser justos y rectos, etc., etc., Todo esto proviene de Dios, si tan solo nos acercamos y le pedimos de corazón a Dios, porque: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17) Sí. Amén.

Entonces podemos concluir al respecto antes de entrar ya a las tres peticiones de oro que todo creyente y discípulo de Cristo debe hacer, es que: “solo pedimos cuando realmente hay confianza y solo tenemos confianza si realmente conocemos a Dios, usted no aceptaría nada de un extraño, ni se acercaría, ¿verdad?; entonces, primero debemos conocer de verdad a Dios, y eso es lo que Dios quiere, que no lo tengamos a él como un completo extraño y que usted tampoco se vea como un completo extraño para él”, ¿está

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entendiendo? “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3) Esta es la voluntad de Dios, que lo conozcamos, y no olvide que solo pediremos cuando hay confianza y cuál es esta confianza que todo creyente debe tener: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1 Juan 5:14-15) Dice claramente que usted debe conocer esta verdad y esta es tu confianza, que si pidiéramos a Dios en el nombre de Jesucristo obviamente, alguna cosa, más adelante dice o en cualquier cosa que pidamos conforme a su voluntad, esto es sin dudas o titubeos, sin fingimientos o hipocresías, sin egoísmos o envidias, dice, él nos oye, y si sabemos esto y hacemos esto, las respuestas y las bendiciones vienen en camino solo es cuestión de tiempo, espéralas que vendrán y no tardarán solo un poquito de paciencia, pero sí, espéralas con mucha expectativa. Amén. Gloria a Dios.

Entonces, ya quedó claro respecto al pedir y al recibir, que podemos pedir sin límites, sin restricciones, solo de acuerdo a la voluntad de Dios, cualquier cosa aún la más sencilla hasta la más extraordinaria petición Dios nos oye, y nos responde; sin embargo: ¿cuáles son las peticiones de oro del creyente que aquí queremos señalar, y que obviamente son las más vitales, las más sobresalientes y que todas las demás peticiones dependen de estas o simplemente vienen por añadidura y que hasta sería pecado el no pedirlas?, las veremos en seguida.

II. LAS PETICIONES DE ORO DEL CREYENTE.

2.1. PRIMERA PETICIÓN DE ORO: EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13)

Dentro de las buenas dádivas, pone aquí Jesucristo en primer lugar al don, regalo o gracia del Espíritu Santo, es decir, lo primero que debemos pedir todo creyente es el Espíritu Santo. Dios promete darnos su Santo Espíritu como nuestra primera recompensa y don celestial si tan solo le pedimos con fe y actitud obediente. El ser humano en general y los cristianos en particular poco hemos hecho esto, hemos pedido cualquier otra cosa menos lo principal, pues después de tener el Espíritu Santo todo lo demás viene por añadidura, el Espíritu Santo lo cubre todo y lo llena todo, para erradicar los problemas que agobian a nuestro mundo desde los problemas económicos, familiares y de salud incluyendo las enfermedades que están de moda el estrés, la depresión y la angustia, son las evidencias de la carencia del Espíritu Santo, donde llena y rebosa el Espíritu Santo con su poder y su gloria no pueden prevalecer ninguno de estos males. La Escritura dice: “el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” (Juan 14:17) La triste y lamentable realidad del mundo (personas sin una relación personal con Jesucristo) es que no puede recibir o tener al Espíritu Santo y si no lo pueden recibir es porque no lo piden, porque nadie puede recibir algo de Dios si es que

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no se lo piden, pero nadie puede pedir algo que no se conoce; y si no tenemos al Espíritu Santo, no tenemos vida, porque tener al Espíritu es tener la vida misma, la vida plena, la vida en abundancia, la vida con sentido y propósito y sobre todo vida con satisfacción y realización. El mundo sin Dios podrá adquirir muchas cosas de esta vida, fortuna, fama, títulos posesiones pero sin el Espíritu de Dios o la vida de Dios siempre será una persona insatisfecha. La Escritura es clara, el Espíritu Santo está destinado para los creyentes, para los cristianaos genuinos, para nosotros es la promesa y para nuestros hijos para todos los que el Señor llamare y le recibiere y creyere en su nombre. Usted y yo estamos destinados para la vida abundante y plena. Amén.

En el primer discurso del apóstol Pedro encontramos que el primer don y regalo que recibirán los que reciben a Jesucristo en arrepentimiento y fe, es el don del Espíritu Santo: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38). Poco se enfatiza en la iglesia de hoy la relevancia del Espíritu Santo, lo dejamos para el final y muchas veces pasa por un completo extraño en la iglesia de hoy, ahora a los nuevos creyentes se les da una serie de doctrinas y muchas veces doctrinas de hombres, pero sin la vida que es el Espíritu; pues, biblia sin el Espíritu es letra muerta y vacía, ¿se da cuenta? La iglesia de los apóstoles no pasaba ninguna reunión sin tener la presencia del Espíritu, cuando tenían nuevos creyentes en la fe de Jesús, lo primero que buscaban era que esos nuevos discípulos pidan al Espíritu Santo para que sean llenos de su presencia, veamos: “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.” (Hechos 8:14-17) Cuando los apóstoles de Jesucristo, que eran los líderes de la Iglesia en ese entonces y en Jerusalén para ser exactos, oyeron que en Samaria se había predicado el evangelio de Dios por el evangelista Felipe (uno de los siete diáconos que fueron elegidos por los apóstoles y la iglesia primitiva), el cual había irrumpido con el evangelio de Jesucristo en ese lugar y con demostración de milagros y prodigios, muchos de los samaritanos creyeron en Jesús y recibieron su palabra, pero no había descendido la llenura del Espíritu sobre ninguno de ellos, por tal razón ellos fueron(Juan y Pedro) de inmediato a ese lugar para que la iglesia pidiese el Espíritu Santo y fuesen llenos de su presencia. Usted podrá ver que el recibir a Jesús como salvador y Señor, y creer y recibir su evangelio no le garantiza que ya tiene al Espíritu Santo automáticamente como muchos lo enseñan, de hecho lo prepara y lo hace un candidato número uno para recibir este don de Dios, pero sólo vendrá y si usted lo pide con fe y actitud obediente. Otros enseñan que en el momento de recibir a Jesús Dios te sella con su Santo Espíritu o te de las arras de su Espíritu (2 Co.1:22; Ef. 4:30); pero no la plenitud, la llenura o la presencia del Espíritu Santo (Ef. 5:18,Hch. 2:4; 4:31; 8:17; 9:17; 10:44; 19:6); es decir, por gracia recibes las arras o el sello del Espíritu, con tal señal Dios te está diciendo ya tu eres mío, me perteneces, te está incluyendo y haciéndote parte de su reino, te da su identidad, porque hemos sido trasladados del reino de las tinieblas y hemos pasado al reino de su amado Hijo Jesucristo; parece que esta interpretación es más bíblica. Pero amados, ¿nos quedaremos tan solo con las arras o sello del Espíritu?

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¿acaso no es la voluntad de Dios que vallamos un paso más de fe y ser llenos hasta rebosar con la presencia de su Santo Espíritu? ¿no se ha dado cuenta que cuando se realiza un negocio y se inicia ese convenio con unas arras para asegurar ese pacto, pero si no se cumplen con ciertos usted puede perder esas arras?; lo que le quiero decir es que si usted solo se queda o se conforma con las arras usted puede perderlas y perder hasta su salvación si se descuida; pues, nada de eso mis amados, usted luego de recibir el sello y las arras del Espíritu pida de inmediato la presencia, la plenitud , la llenura total hasta que rebose del glorioso Espíritu Santo, óigame el no tener el Espíritu es no tener a Dios; alguien dijo: “el que no conoce a Dios Espíritu Santo, no conoce para nada a Dios”, esta es la principal petición de oro del creyente. Pedir y recibir la presencia del Espíritu Santo. Amén.

Hasta aquí hemos hablado de la importancia y de la necesidad de pedir el Espíritu Santo; sin embargo, creo que muchos están en la misma condición incluyendo la Iglesia de Cristo que la iglesia de Éfeso, cuando fue visitada por el apóstol Pablo no sabían ni quién era el Espíritu Santo, y la Escritura afirma que el pueblo de Dios se pierde y se destruye porque le faltó conocimiento; solo el tener un conocimiento de algo es un poder en sí mismo, Francis Bacon dijo: “el conocimiento es poder”; cuánto más, si se trata de la persona y las obras del Espíritu Santo. Hablaremos brevemente, ¿quién es el Espíritu Santo?, es decir, la persona y las obras del Espíritu Santo.

Al Espíritu Santo, en el A.T., se le menciona sencillamente como el Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jehová, en el libro de Jeremías, se le menciona muchas veces como: “la mano de Jehová”, el profeta siempre hace referencia a la presencia del Espíritu Santo como: “y la mano de Jehová vino sobre mí”, etc. En el N.T., Al Espíritu Santo se le conoce o se le llama: el Espíritu de Santidad, el Espíritu de Gracia, EL Espíritu de Verdad, el Espíritu de Vida, el Espíritu de Dios, el Consolador, que viene del griego “Paracleto”, que significa: “el que viene para estar junto a ti y estar a tu lado para darte fuerza y valor”, o simplemente se le menciona como: “el Espíritu”, con mayúscula su primera letra para diferenciar del “espíritu” con minúscula que hace referencia al espíritu humano.

El Espíritu Santo, muy pocos lo conocen o tienen una idea incierta o vaga de su personalidad, otros tienen temor a mencionarlo porque de inmediato lo relacionan con poderes extraños o con el don de lenguas o algo así o solo tienen el concepto mal enseñado que es: “la tercera persona de la trinidad”, y como su cerebro lo ha captado que es esa tercera persona de la divina o santísima trinidad como la han llamado los teólogos, piensan o creen que tiene el tercer lugar de importancia; obviamente nadie presta importancia o atención al que ocupa el tercer lugar, por ejemplo en un campeonato de cualquier deporte o concurso cuales quiera que sea, siempre usted recordará al que quedo en el primer lugar o hasta mucho el que ocupó el segundo lugar, el tercer lugar o puesto pasa desapercibido y llega a ser un completo extraño, por ese concepto mental que nos han puesto respecto a la persona del Espíritu Santo todo el mundo le ha restado importancia. El Espíritu Santo, porque se le mencione en la forma del bautismo de Mt 28: 19, en el tercer lugar no quiere decir que sea la tercera persona de la trinidad, Él es tan importante como el Padre y el Hijo, obviamente el Espíritu no es el Padre, ni el Hijo, Él es Dios Espíritu Santo y los tres son uno en esencia y atributos, como cantamos el himno: “Dios en tres personas, bendita trinidad”.

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Por otro lado muchos lo relacionan al Espíritu Santo, con algo, dicen que es una fuerza, una luz, una llama, un fuego, una paloma o algo así; quizá por el tipo de manifestación con que se hizo presente el Espíritu Santo en algunos eventos bíblicos, pero él no es algo Él es Alguien. Amén. El pastor y Siervo de Dios Carlos Luna, conocido como Cash Luna, en su libro: “En Honor al Espíritu Santo” escribe respecto a la persona del Espíritu Santo lo siguiente que es de mucho valor: “Al escuchar acerca de él, nuestra mente siempre piensa en objetos con los que lo relacionamos, como si fuera “algo” y no “alguien”. Pensamos que es una paloma porque fue la forma que tomó al descender en el bautismo de Jesús, o creemos que es fuego porque recordamos las llamas sobre las cabezas de los discípulos en el día de pentecostés. Pero no es una paloma y no es fuego, es una persona de la divinidad con quien puedes relacionarte. Embriaga como vino pero no es vino, unge con aceite pero no es aceite, se siente como un soplo pero n es viento, y nos llena con ríos de vida pero no es agua. El Espíritu Santo es una persona divina, no natural.

Él habla, escucha, enseña y nos anhela. Nos guía, nos recuerda la Palabra, nos santifica e intercede por nosotros. Se le puede resistir y apagar, se le puede hacer enojar o entristecer. No podemos estudiarlo sistemáticamente, pues no podemos encerrar en un concepto a una persona…es inútil entender todo sobre él si no tengo comunión en su presencia. El Espíritu Santo es sobrenatural. Más que estudiarlo hay que conocerlo, y para lograrlo hay que tener intimidad con él.” (En Honor al Espíritu Santo. Pp.41)

De Jesucristo y la iglesia primitiva aprendemos cuán importante fue en su vida la presencia del Espíritu Santo. Jesucristo fue concebido por el poder del Espíritu Santo (Lc. 1:35); es decir, nació por el Espíritu y del Espíritu; creció y se fortaleció en sabiduría y gracia por el Espíritu Santo de Dios (Lc. 2:40); cuando fue bautizado por Juan, descendió sobre él, el Espíritu Santo en forma de paloma y fue lleno del Espíritu Santo (Lc. 4:1; Mt. 3:16; Mr. 1:10); Juan el bautista dio testimonio de parte de Dios que le había declarado que sobre aquél que descendiera el Espíritu Santo este sería el Hijo de Dios, el enviado del Altísimo y sería quien bautizaría con Espíritu Santo y fuego (Jn. 1:33-34), luego de su bautismo lleno del Espíritu Santo volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. (Mt 4:1; Lc. 4:1; Mr. 1:12); Luego de vencer toda tentación del diablo y salir triunfante del desierto, Jesús volvió a Galilea en el poder del Espíritu Santo (Lc. 4:14). Y predicó su primer sermón en la sinagoga de Galilea y su tema fue acerca del Espíritu Santo, él dijo: “el Espíritu del Señor está sobre mí…” (Lc. 4:18)

El apóstol Pedro en el discurso y predicación en la casa de Cornelio, dio testimonio que todo el ministerio de Jesucristo estuvo respaldado y acompañado por la Unción y el poder del Espíritu Santo. (Hch. 10:38). El mismo Señor Jesucristo dio testimonio de sí mismo frente a los escribas, fariseos y saduceos que si el echaba demonios era porque el reino de los cielos se había acercado y todo lo hacía por el poder del Espíritu Santo, dando entender que toda las manifestaciones sobrenaturales que vienen de Dios con milagros, sanidades y liberaciones son solo posibles por el poder del Espíritu Santo, y es él quien te trae el reino del cielo a la tierra y lo hace posible y evidente, es más Jesús advirtió a los incrédulos y religiosos fariseos que pueden hablar mal o blasfemar del Padre y del Hijo y tendrán perdón, pero no así con el Espíritu Santo. (Mt. 12:22-32)

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Jesucristo fue a la cruz y se entregó por los pecados y en sacrificio y ofrenda por todo el mundo por el poder del Espíritu Eterno (He. 9:14), y se levantó de los muertos por el poder del Espíritu Santo y en ese poder serán vivificados y resucitados nuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que resucito a Jesús de entre los muertos (Ro. 8:11), luego de la resurrección Jesucristo dio mandamientos a sus discípulos por el Espíritu Santo (Hch. 1:2), y mandó a todos sus discípulos a que esperasen y recibiesen la promesa y el don del Espíritu Santo, pues les dijo que serán bautizados con el Espíritu Santo dentro no muchos días (Hch. 1:4-5), quien les daría el poder de lo alto para que sean testigos eficaces hasta lo último de la tierra (Lc. 24:49; Hch. 1:8); y Jesucristo durante su ministerio les dijo a sus discípulos que era necesario que él se fuera para que el Espíritu Santo viniese, y entonces jamás estarán solos, menos huérfanos, porque él mismo rogaría al Padre para que le enviara otro consolador para que esté con sus discípulos para siempre, ¿quién era ese otro consolador, que sería guiador, maestro y compañero fiel?, El Espíritu Santo (Jn. 14:16, 18; 16:7-14); pues el que tiene el Espíritu Santo De Dios no puede estar de luto, en soledad, tristeza, angustia o depresión todos esos males reflejan la ausencia de Dios en la vida de alguien.

Los apóstoles de Jesucristo, la iglesia primitiva se convirtieron en testigos eficaces del reino de Dios, por el poder del Espíritu Santo, pues predicaban con denuedo (osadía y atrevimiento) la palabra de Dios hasta el punto que estos sencillos hombres muchos de ellos pescadores pusieron de cabeza uno de los imperios más perversos de toda la historia de la humanidad, por la llenura del Espíritu Santo en sus vidas; para que usted se dé cuenta que uno de los requisitos principales para que sea diacono en esta iglesia era estar llenos del Espíritu Santo (Hch. 6:3,5,8,10;11:24), no ser doctor en ciencias, en teología o tener muchas destrezas o habilidades o ser un orador o retórico, nada de esto buscaban ellos lo primero es lo primero, ser llenos del Espíritu Santo; la iglesia de hoy cuán lejos está de estas verdades del reino. Y de hecho su primer tema de predicación de Pedro, el apóstol fue la obra del Espíritu Santo, para luego señalar al Cordero, a Jesucristo crucificado. (Hch. 2:14-42)

Entonces, queda clarísimo que la primera petición de oro de todo creyente de la Palabra, cristiano o discípulo de Cristo es y debe ser: la llenura o la plenitud del Espíritu Santo en su vida; usted tiene que entender, que el Espíritu de Dios no solo te capacita para enriquecerte espiritualmente, sino que la llenura o la presencia del Espíritu abarca o abraza todas las facetas de tu vida, si obviamente le entregamos el control de todo nuestro ser espíritu, alma y cuerpo. Él te capacitará y te empoderará con los mejores y más buenos y puros pensamientos, sentimientos y emociones. Él te dará fuerza de búfalo y te levantará con fuerzas nuevas para que vueles como las águilas y hará tus pies como de ciervo para caminar sobre las alturas; tu inteligencia será aumentada al máximo, tu rendimiento como empresario, o como trabajador se multiplicarán, etc., etc. Es decir, no se puede concebir a un creyente en Dios lleno del Espíritu Santo y estar toda la vida pobre y endeudado, o a cada momento cayendo en pecados esclavizantes y destructivos, o estar siempre bajo angustia y depresión, o cada vez siendo hospitalizado por deprimentes enfermedades, o llevando en la escuela o universidad cursos a cargo o cursos aplazados, no, no, no, no, no. El hombre o la mujer llenos del Espíritu serán cabeza y no cola, estarán encima solamente o no debajo, serán violentos espirituales,

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más que vencedores, luchadores y guerreros, que no se rinden frente a un fracaso o una derrota, serán gente inspirada, tendrán inspiración propia, no es gente que camina a empujones o a regañadientes, porque el Espíritu fue quien inspiro las Sagradas Escrituras y los que lo tienen son gente inspirada, con iniciativa propia y llena de expectativa; ven oro donde otros ven barro, son gente llena de visión, son personas que ha declarado guerra a la duda, a la incredulidad y a la mediocridad, son gente de fe porque tienen una esperanza viva, que llaman las cosas que no son como si fuesen. ¿Anhela tener esto?, entonces, ¿por qué no se atreve a pedir? Usted es el que decide. Aquí le dejo para usted: la primera petición de oro del creyente: el Espíritu Santo.

2.2. SEGUNDA PETICIÓN DE ORO: SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL.

Veamos y aprendamos de la experiencia de Salomón, rey de Israel, del cual Dios mismo da testimonio que no hubo otro, ni lo habrá, pues, fue el más sabio de los sabios y el más rico de los ricos habidos y por haber, nadie lo superará. La historia bíblica habla que Salomón tenía en Jerusalén capital de su reino, oro como piedras por las calles y plazas, pues usaban el oro hasta para sentarse como bancos en las calles y plazas de Jerusalén. Steven K. Scott, uno de los estudiosos de los proverbios de Salomón, en su obra “El Hombre Más Rico Que Jamás Existió”, obra bestseller, respecto a la riqueza que Salomón acumuló, escribió lo siguiente: “En cuanto a riquezas, algunos han indicado que, traducido a dólares, Salomón bien pudo haber sido un “trillonario”, es decir, sus riquezas se contaban en miles de miles de millones de dólares, poseía 4. 000 establos para sus caballos y sus carros, y tenía a más de 12.000 jinetes en su nómina.” (“El Hombre Más Rico Que Jamás Existió. Pp. 16) Esto es, que ni los ultraricos modernos le igualan ni siquiera en un diez por ciento de la riqueza que Salomón acumuló. Aparte de la sabiduría que nos dejó en los libros bíblicos como son: Los Proverbios, Eclesiastés y Cantares. Salomón nació aproximadamente en 974 a.C., tras la muerte del rey David, su padre, fue coronado rey de Israel a temprana edad, 12 años aproximadamente, consternado por tal tarea y tan grande desafío pidió a Dios lo que menos imaginamos o lo que muy pocos tienen en cuenta pedir, pidió a Dios Sabiduría e inteligencia para hacer las cosas bien y juzgar y gobernar rectamente, a lo que Dios le concedió (1 Reyes 3:9; 2 Crónicas 1:10), veamos en uno de estos pasajes bíblicos cómo inició este hombre:

“Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo. Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre; porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti.” (2 Crónicas 1:7-12)

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Salomón en el momento correcto, al Dios correcto, hizo la petición correcta, pidió a Dios “un corazón entendido” (1 Reyes 3:9) “sabiduría y ciencia”, en otra versión dice: “sabiduría e inteligencia”, (2 Crónicas 1:10) para actuar, juzgar y gobernar rectamente. A Dios le agradó grandemente tal petición, que no solo le concedió SABIDURÍA, Sino le agregó lo que él no pidió, riquezas y bienes, fama y gloria, la vida de sus enemigos o mejor victoria sobre los enemigos y los problemas y una larga vida, sinceramente hablando, esto último todos queremos y pedimos, pero muchas veces no lo obtenemos porque no hemos hecho esta petición de oro que es la Sabiduría y la inteligencia. Aquí Dios nos está revelando un secreto extraordinario, que a la sabiduría le sigue el resto de beneficios o cosas que el ser humano anhela, nos está mostrando que la sabiduría no viene sola, trae consigo un paquete de beneficios y bendiciones.

LA SABIDURÍA ES MÁS QUE INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO.

Ahora estamos viviendo en la llamada “era de la información o del conocimiento”, Francisco Bacon, anticipado a nuestro tiempo dijo hace siglos atrás: “el conocimiento es poder”, y la misma Escritura dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6) Se da cuenta cuán importante es el conocimiento y la información, pues, estos ya encierran en sí mismos un poder dinamitante. Ahora, más que en ningún otro tiempo o época, hay un mar de información en todas las áreas y facetas de la vida, y de todo tipo de objeto de estudio, es decir, ahora hay tanta información que uno tiene que saber que tipo de información hacer ingresar a mi cerebro y en qué tipo de conocimiento o conocimientos me especializo, por otro lado hay información buena y mala, destructiva y significativa, venenosa y vital, y de hecho para ello ya necesitamos una alta dosis de sabiduría e inteligencia espiritual. Como dice la Escritura: “todo me es lícito, mas no todo conviene, todo me es licito o permitido más no todo edifica, todas las cosas me son lícitas, más no me dejaré dominar de ninguna” (parafraseado). Sin embargo, la sabiduría que aquí habla la biblia, o la sabiduría que pidió Salomón, es más que obtener información o conocimiento, es cómo usar esta información o conocimiento para vivir bien y para solucionar problemas; la ciencia, inteligencia y sabiduría que aquí nos muestra es o tiene que ver en la solución de problemas, es saber vivir, saber existir; solo este tipo de sabiduría dará verdadera satisfacción y realización al ser humano. Pues, tiene que ver con seguir las verdaderas leyes de vida y de existencia diseñadas por el creador, de aquí la paradoja de la vida actual, que hay más expertos, pero más problemas, más tecnología, pero menos sentido común y menos vida, más medicinas, pero menos salud, edificio más grandes, pero hogares más diminutos, más vida material, pero menos vida espiritual, más leyes humanitarias, pero más guerra y violencia, etc., etc.

DOS TIPOS DE SABIDURÍA.

De hecho, usted, podrá decir que el hombre está solucionando muchos problemas, Sí, en parte; pero la verdad es que los males continúan y cada vez son peores, vemos por doquier la maldad, la iniquidad, la violencia, la extorción, las guerras, las enfermedades y la muerte cada vez más multiplicadas, y es profético que para el final de nuestros días la maldad se multiplicará; sabe por qué, porque el ser humano ha dejado la sabiduría de Dios, sí, esa sabiduría que pidió Salomón y ha abrazado otro tipo de sabiduría que la biblia dice que es terrenal, animal y diabólica que soluciona problemas pero destruyendo

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el hombre por el hombre, veamos el contraste de estas dos sabidurías y usted elegirá cuál de ellas seguir. “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (Santiago 3:13-18) ambas sabidurías al ser germinadas en nuestro mente y corazón, en nuestro espíritu, tarde o temprano comenzarán a dar sus frutos, dice la Escritura que producirán frutos, y usted cosechará los frutos de la sabiduría que usted ha elegido, porque los frutos se producirán de acuerdo a su propia naturaleza. Usted antes de pensar, sentir, actuar o hacer cualquier cosa debe preguntarse, lo que estoy pensando, sintiendo o haciendo está guiado o influenciado por la sabiduría de lo alto, la sabiduría que procede de Dios, esa sabiduría que lo llevó al éxito a Salomón en sus comienzos; o por la sabiduría terrenal, animal y diabólica que en sus últimos días abrazó Salomón y lo llevo a su ruina.

Todos bien sabemos que Salomón al pedir de Dios Sabiduría, le concedió no solo Sabiduría, sino todo lo demás, lo que cualquier persona anhela tener vida y salud abundantes, riquezas, gloria, fama y la victoria sobre sus enemigos, etc.; sin embargo, los principios sabios y divinos que guiaban su vida, como él mismo los escribió en los Proverbios, que son leyes de vida y existencia que los conozca o no usted serán los que guiarán su vida, los abandonó al final de su vida, dejó estos principios de vida y existencia; es decir, dejó la sabiduría de Dios, y abrazó, el pecado, la idolatría, el libertinaje sexual, de los cuales está compuesta la sabiduría terrenal, animal y diabólica y lo llevó al fracaso y la ruina espiritual, moral y financiera. Porque, luego de su muerte su enemigo tomó el reino y su hijo solo se quedó con dos regiones o tribus, su reino fue dividido, y aún decayó hasta su sentido de propósito y existencia, terminando como un viejito renegón, él decía, “todo es vanidad”, pues, nada lo saciaba y satisfacía, ni sus fama, ni si vida disoluta con las mujeres. ¿Qué triste realidad?, la cual todos debemos evitarla, pidiendo sabiduría de Dios para vivir rectamente en esta tierra y mantenerla hasta que Cristo venga en su reino o hasta que nos toque partir con el Señor. Ésta es la segunda petición que todo creyente debe pedir y recibir de parte de Dios.

EL ORIGEN DE LA VERDADERA SABIDURÍA.

Tenemos que tener en cuenta que la verdadera sabiduría de la cual proceden todas las cosas buenas y mejores para tener una vida realizada, vienen de la verdadera y única fuente, que es Dios, veamos, algunas escrituras:

“Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente.” (Proverbios 2:6-7)

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“Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; más al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.” (Eclesiastés 2:26)

“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Colosenses 2:2-3)

Dos cosas: pedir a Dios sabiduría y agradar a Dios, como resultado tendremos de parte de Dios sabiduría, ciencia, entendimiento, inteligencia, conocimiento espiritual y nos dará el gozo, como ya dijimos más adelante gozo completo para que disfrutemos de su presencia las más ricas y abundantes bendiciones, porque cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman, le claman, le agradan, para la gloria de su nombre. Muchos pecadores están ahora mismo trabajando, amontonando y guardando para los que agradan a Dios, ¿por qué ocurrirá esto?, por abrazar la sabiduría de este mundo, que los hace necios en vez de entendidos y sabios ¿está entendiendo?, espero que sí. Amén.

DIOS NOS ANHIMA A PEDIR SABIDURÍA.

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:5-7)

Dios nos anima que pidamos de él sabiduría, y que la pidamos sin titubeos ni dudas, confiadamente porque él está dispuesto a darnos sabiduría en abundancia, esta sabiduría es la sabiduría que pidió el rey Salomón y le fue concedida en abundancia. Esta sabiduría es para gobernar nuestros asuntos con juicio y vivir rectamente, para tener una vida realizada y satisfecha. La escritura también nos habla del don de “sabiduría” o “palabra de sabiduría”, don espiritual que nos da el Espíritu Santo, que está dentro de los nueve dones del Espíritu Santo que se mencionan en primera de Corintios capítulo 12, (12:8), para ser exactos, este es un don sobrenatural que da el Espíritu, para revelar cosas o eventos sobrenaturalmente, sin tener que recurrir a la información o conocimiento previos que tengamos de algo o de alguien, porque es conocimiento que da sobrenaturalmente el Espíritu Santo; pero, la sabiduría como petición de oro del creyente que aquí estamos hablando, es para todos, sin acepción, Dios anhela que seamos sabios, es mucho más amplia que una revelación de sabiduría como don; este don, está dentro de la Sabiduría que viene de Dios, aún el que tienen el don de Sabiduría (que por el don puede conocer misterios de Dios Espíritu Santo para edificarse a sí mismo o a la iglesia que esto último es lo principal), necesita de la sabiduría de Dios. Esta sabiduría aparte de pedirle a Dios que nos sea concedida, tenemos que ejercitarla, buscarla diligentemente y obtenerla de las mejores fuentes, en la búsqueda de esta sabiduría Dios te va ir perfeccionando y equipando, es una sabiduría puesta en acción y es esa práctica es que Dios te aumentará de esa sabiduría de lo alto.

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UN CONSEJO FINAL.

Para conocimiento, parte no en todo, tenemos el beneficio de la sabiduría o conocimiento acumulado hasta nuestros días que lo encontramos en nuestros centros de estudio primarios, secundarios y superiores como institutos y universidades. Como ya dijimos estamos viviendo en la era de la información, y podemos decir también que resulta esencial tener algunos de estos conocimientos o saberes, que forman el ámbito educativo, que de cierta forma te preparan para la vida, en parte, porqué digo en parte porque la educación actual por más que haya avanzado no cumple ni cubre con las exigencias de la verdadera realidad; sin embargo, es necesario aquí señalar algunos conocimientos básicos que todos debemos tener.

1. El conocimiento académico (Educación o formación académica). Este conocimiento incluye las habilidades básicas de leer, escribir y resolver problemas matemáticos básicos como contar, restar, sumar, dividir, multiplicar, etc.

2. El conocimiento profesional (Educación o formación profesional). Este conocimiento tiene que ver con el aprendizaje de un oficio o una carrera profesional para enfrentarse a la vida real. Por ejemplo alguien estudia o se prepara para ser médico, contador, abogado, profesor, comunicador, ingeniero, administrador, militar, etc.

3. El conocimiento técnico- práctico. A qué llamo aquí conocimiento técnico-práctico. Al conocimiento adquirido en la práctica de la vida que ha sido transmitido por herencia de padres a hijos según el oficio que nuestro padres se desempeñaron, por ejemplo como agricultor, panadero, carpintero, constructor, peluquero, pintor, granjero, etc.; muchas de estas tareas u oficios no necesitan de un riguroso entrenamiento académico profesional; aunque algunos de ellos sí se perfeccionan mediante una profesión técnica como por ejemplo: un electricista, un mecánico, un carpintero ebanista o metálico, confeccionista de trajes, diseñador gráfico, un pintor, un artista, un músico, etc.

No obstante, todos estos conocimientos no cubren a la verdadera sabiduría que aquí estamos hablando, pueden ser importantes y ser parte de esta sabiduría pero no son suficientes. La sabiduría de Dios no solo te prepara para esta vida presente con éxitos y victorias, sino para la venidera, para la vida eterna, y además te da el verdadero sentido y propósito de existencia; sin embargo creo que parte de esta sabiduría incluyen también tres saberes básicos que todo creyente debe tener en cuenta y aún el hombre secular le servirán de mucho y quizá lo hagan parte de esta sabiduría celestial. Estos son

1. Sabiduría espiritual (Conocimiento espiritual o formación espiritual). Este tiene que ver con el conocimiento de Dios y su palabra y el ser desafiados a hacer su voluntad aquí en la tierra, cualquier persona sea quien sea, tenga lo que tenga sea en títulos o posesiones sin esta sabiduría estará incompleto. Jesús dijo de que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma, este conocimiento o sabiduría persigue como objetivos, la salvación del alma, la vida eterna y el agradar a Dios.

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2. Sabiduría financiera (Conocimiento o formación financiera) El problema número uno en el mundo es el económico, los objetivos principales de los gobiernos y reyes de la tierra es el erradicar la pobreza y la desigualdad en la distribución de la riqueza, el problema número uno en los matrimonio es el económico o financiero y la causa número uno de los divorcios son los problemas económicos o de dinero. ¿Se da cuenta? Entonces no podemos dejarlo de lado como algo insignificante, y no podemos hablar de la verdadera sabiduría y dejar el dinero, las posesiones y la economía aun lado. Y Creo que la ignorancia al respecto es la causa número uno de tan grandes males en nuestras sociedades y familias. El problema y gravísimo es que del dinero y de lo financiero no se nos ha enseñado ni en la casa, ni en la escuela, ni en la iglesia, eran y es un tabú, como lo era el hablar de sexo. Aún en la iglesia se pensaba y se piensa aún que el dinero es del diablo, si hablas de dinero es porque eres codicioso, avaricioso y materialista, no nos hemos dado cuenta que el tema del dinero y la economía es tema central de la biblia y de la sabiduría de Dios. Déjeme decirle, que en la biblia hay más de 3350 vv, que hablan del dinero y las finanzas, el tema número uno de Jesucristo en el N.T. es el dinero, él dijo que lo que compite por ocupar el trono de nuestro corazón no es Dios o el diablo, sino Dios o las riquezas, entonces las riquezas, el dinero y las posesiones materiales son más espirituales de lo que nosotros imaginamos, es más, son un termómetro que miden nuestro nivel de espiritualidad, el tema número dos en el N.T., es el amor. ¿Está comprendiendo?Entonces, tenemos que pedirle a Dios sabiduría financiera, para tener libertad económica. De hecho la sabiduría financiera no consiste en trabajar por trabajar es trabajar, ahorrar e invertir sabiamente o inteligentemente. Recuerde, el dinero no hace más dinero, puede ser en parte verdad, pero no es toda la verdad, usted con un poquito de sabiduría financiera puede hacer dinero sin tenerlo, porque este solo es una idea, e irá donde hay una idea creativa. Muchos piensan solucionar sus problemas económicos con dinero y más dinero, por eso juega la lotería y recurren diligentemente a los bancos o trabajan más horas o desesperadamente y hasta sobre trabajan hasta 12 a más horas diarias de trabajo y terminan más agotados y desesperados. Lo que esta gente necesita es sabiduría. Está bien documentado que muchos de los que han ganado grande loterías millonarias, en poco tiempo de nuevo han caído a su antiguo estado de pobreza y otros incluso han terminado en la cárcel y hay casos que han terminado locos; porqué, porque no estaban preparados, la sabiduría te prepara, te guía, te capacita no solo para producir riqueza, sino para retenerla y para multiplicarla. Entonces su petición de oro no sea riqueza, salud, paz, gloria o fama, sino SABIDURÍA.

3. Sabiduría en la salud (conocimiento en el área de la salud). Esta sabiduría tiene que ver con adquirir y aprender respecto a cómo vivir saludables y sanos, en aprender a alimentarse, tiene que ver con el comer bien o de manera adecuada, tiene que ver con aprender buenos hábitos alimenticios(consumir más agua, frutas, verduras, menestras y menos carnes), evitar todo alimento y

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bebida tóxica como lo prohíbe la escritura. Por ejemplo bebidas alcohólicas, drogas, cigarrillos, etc.; evitar las bebidas gaseosas por su exceso de azúcar, y todo alimento enlatado está lleno de colorantes y persevantes, es decir, siempre optar por lo natural, que es lo que Dios creó, porque todo lo que Dios creó es bueno y mucho más si se toman con acción de gracias, en oración, porque la oración santifica los alimentos; y evitar los alimentos creados por el hombre que muchos de ellos son alterados por las sustancias tóxicas y químicas que contienen, pues el hombre todo lo hace por codicia y avaricia. Tener en cuenta todo esto, esto es vivir sabiamente.

Hoy por hoy, están de moda las enfermedades del tercer milenio, las embolias, triglicéridos, diabetes y el cáncer, y todas estas enfermedades tienen que ver por la forma como nos alimentamos y como vivimos y en la mayoría de personas vive una vida sedentaria, no caminan, no corren, no hace ejercicio, ni practica deportes, todo lo hacen por medios motorizados, etc. Podemos decir que el hombre vive menos tiempo, por falta de sabiduría. Y Dios dice en su palabra que aquél que le falta sabiduría, pídalo a Dios quien nos dará sabiduría en abundancia. Amén.

2.3. TERCERA PETICIÓN DE ORO: BUENAS COSAS.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:11)

Y concluimos este tema con la tercera petición de oro, que todo creyente debe hacer y recibir de parte de Dios: pedir buenas y mejores cosas. Es desafiante esta petición para todo creyente, Dios anhela que pidamos lo mejor de lo mejor, y lo más bueno, nada de cosas malas, peores y viejas. Creo que siempre hemos pedido a Dios acerca de obtener de él cierta ayuda, cierto favor o algún bien, pero hemos ido a él con muchas limitaciones, con muchos prejuicios de mentalidad, porque nuestras peticiones reflejan nuestra mentalidad, porque lo que hablamos y pedimos, eso pensamos y lo que pensamos somos, la escritura dice: “tal es su pensamiento tal es él”. Entonces, antes de pedir lo mejor tenemos que renovar nuestra mente.

Hemos pedido hasta con diminutivos tales como: diosito dame de favorcito una casita, voy a la iglesita a cantar un corito y hacer una oracioncita, hay si diosito me diera un trabajito, me diera un carrito, etc.; pues, con nuestras palabras hemos empequeñecido a Dios y hemos limitado su mano generosa; hemos cometido pecado de idolatría; porque solo la idolatría empequeñece a Dios por eso es el pecado más detestable y abominable para Dios, por que convierte al verdadero Dios en un dios de bolsillo, lo esculpen en madera, metal o cualquier material tangible y le prende velas como si Dios estuviera muerto, como si Dios es un objeto material, olvidando que Dios es Espíritu, y empequeñeciéndolo a la imagen del ser humano pequeño y limitado, que hasta lo puede cargar y pasear como si fuera un títere o un muñeco, pues, señores, esa es la idolatría y este es su propósito empequeñecer a Dios, quitándole así la verdadera adoración y alabanza, siendo Dios grande y fuerte que los cielos de los cielos no lo pueden contener ¿ha comprendido?.

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Por otro lado, si no pedimos cosas grandes y buenas o las mejores; si no hemos optado por lo mejor de lo mejor, por lo excelente; es porque estamos llenos de dudas e incredulidad, en el fondo de nuestros corazones no creemos que Dios nos dé las mejores cosas para esta vida y para la vida futura. Y eso se refleja en nuestras confesiones, decimos respecto a Dios tal vez me sane, ojalá salga ese trabajo, Dios quiera que tenga mi casa, pensar en un carro del año es mucha vanidad, pensar en avión privado es una locura, ni que estuviera loco pienso y pido eso; ser empresario o tener mi propio negocio está muy lejos, etc., etc.; que Dios reprenda al demonio de empequeñecimiento de nuestro mente y corazón. Pida cosas grandes y las mejores, porque Dios quiere darnas buenas cosas, las mejores, Dios quiere sorprender a su pueblo con tremendas cosas, porque en esto Dios se glorifica, pues, dime el tamaño de tu petición y te mostraré el tamaño de tu Dios. Basta de pedir baratijas, basta de andar mendigando trabajo, empleo o alguna cosa de esta vida; pues no se ha visto justo desamparado ni su descendencia mendigando un pan, ¿se da cuenta? Dios es grande y bueno y para siempre es su misericordia. Amén.

Entonces, antes de pedir esta tercera petición de oro: las buenas y mejores cosas, tenemos que renovar nuestra mente, nuestros pensamientos tienen que ser transformados, nuestra mente tiene que pasar por una especie de formateo espiritual, y será transformada por la Palabra de Dios.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.” Énfasis añadido, (Efesios 4:22-25)

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)

Somos una nueva creación en Dios, las cosas viejas tienen que ser desarraigadas y desterradas de nuestra mente, el pesimismo debe ser cambiado por optimismo genuino, la duda y la incredulidad deben ser reemplazadas por la fe que vence al mundo, las malas confesiones y confesiones negativas deben ser remplazadas por un vocabulario y un lenguaje del cielo no de la tierra, las malas informaciones y noticias nocivas, deben ser reemplazadas por el conocimiento de Dios y las buenas noticias del reino, las malas conversaciones y malas costumbres deben ser reemplazadas por los principios del reino, el tiempo malgastado debe ser reemplazado por tiempo aprovechado y productivo, etc.

Apueste por lo mejor y pida a Dios las mejores cosas, su negocio debe ser el mejor del mercado si es comerciante, si es un estudiante debe ser el mejor estudiante y pedirle a Dios las mejores notas, si es un profesional debe ser uno de los mejores, de hecho esto implica acción, diligencia, pero eso no ocurrirá si primero no apuesta por lo bueno y lo mejor. La mejor casa, la mejor iglesia, el mejor templo, el mejor carro, la mejor empresa, el mejor empleo, el mejor padre, madre, o hijo, el mejor pastor, el mejor líder de su iglesia,

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el mejor profesional, el mejor empresario, etc., estas deben ser sus metas en sus oraciones y peticiones delante de Dios.

Quítese de su mente y renuncie pensamientos y sentimientos negativos y destructivos como: pobrecito(a) o pobre de mí, no tengo, no sirvo, no puedo (estas tres palabras producen el famoso estrés, por eso se llama así es- TRES), estoy solo, nadie me ama, nadie me valora, nadie aprecia mi trabajo, si no tengo acá en el cielo lo tendré, otros son mejores que yo, y si fracaso, y si se burlan de mí, otro día lo haré, ojalá Dios me escuche, tal vez Dios me use, y muchas otras cosas como estas que son el material que el diablo utiliza para destruirte. Pues, así como el Espíritu Santo, usa la palabra de Dios para pelear y tus confesiones de fe para bendecirte, de la misma manera, satanás usa las palabras negativas y nocivas que tú mismo confiesas para destruirte.

Basta de chiquilladas, de autocompasiones y niñerías crezcamos en fe y buenas obras. Deje lo pasado en el pasado y extiéndase a lo que está delante de usted. Conquiste, sueñe, visione y confiese y pida lo mejor para su vida, familia y ministerio; pues, las mejores y buenas cosas del reino de Dios esperan por ti. Las buenas cosas están esperando una petición de fe, para que vengan a la realidad. Amén.

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