laudis canticum

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CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA LAUDIS CANTICUM DE SU SANTIDAD PABLO VI CON LA QUE SE PROMULGA EL OFICIO DIVINO REFORMADO POR MANDATO DEL CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II Pablo Obispo siervo de los siervos de Dios para perpetua memoria El cántico de alabanza de la Iglesia El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia, con una maravillosa variedad de formas. La Liturgia de las Horas, complemento de la Eucaristía La Liturgia de las Horas se desarrolló poco a poco hasta convertirse en oración de la Iglesia local, de modo que, en tiempos y lugares establecidos, y bajo la presidencia del sacerdote, vino a ser como un complemento necesario del acto perfecto de culto divino que es el sacrificio eucarístico, el cual se extiende así y se difunde a todos los momentos de la vida de los hombres. Reformas y modificaciones del Oficio Divino El libro del Oficio divino, incrementado gradualmente por numerosas añadiduras en el correr de los tiempos, se convirtió en instrumento apropiado para la acción sagrada a la que estaba destinado. Sin embargo, toda vez que en las diversas épocas históricas se introdujeron modificaciones notables en las celebraciones litúrgicas, entre las cuales hay que enumerar los cambios efectuados en la celebración del Oficio divino, no debe maravillarnos que el libro mismo, llamado en otro tiempo Breviario, fuera adaptado a formas muy diversas, que afectaban a veces a puntos esenciales de su estructura. El Breviario de San Pío V

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CONSTITUCIN APOSTLICALAUDIS CANTICUMDE SU SANTIDADPABLO VICON LA QUE SE PROMULGA EL OFICIO DIVINO REFORMADOPOR MANDATO DEL CONCILIO ECUMNICO VATICANO IIPablo Obispo siervo de los siervos de Dios para perpetua memoriaEl cntico de alabanza de la IglesiaEl cntico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia, con una maravillosa variedad de formas.La Liturgia de las Horas, complemento de la EucaristaLa Liturgia de las Horas se desarroll poco a poco hasta convertirse en oracin de la Iglesia local, de modo que, en tiempos y lugares establecidos, y bajo la presidencia del sacerdote, vino a ser como un complemento necesario del acto perfecto de culto divino que es el sacrificio eucarstico, el cual se extiende as y se difunde a todos los momentos de la vida de los hombres.Reformas y modificaciones del Oficio DivinoEl libro del Oficio divino, incrementado gradualmente por numerosas aadiduras en el correr de los tiempos, se convirti en instrumento apropiado para la accin sagrada a la que estaba destinado. Sin embargo, toda vez que en las diversas pocas histricas se introdujeron modificaciones notables en las celebraciones litrgicas, entre las cuales hay que enumerar los cambios efectuados en la celebracin del Oficio divino, no debe maravillarnos que el libro mismo, llamado en otro tiempo Breviario, fuera adaptado a formas muy diversas, que afectaban a veces a puntos esenciales de su estructura.El Breviario de San Po VEl Concilio Tridentino, por falta de tiempo, no consigui terminar la reforma del Breviario, y confi el encargo de ello a la Sede Apostlica. El Breviario romano, promulgado por nuestro predecesor San Po V en 1568, reafirm, sobre todo, de acuerdo con el comn y ardiente deseo, la uniformidad de la oracin cannica, que haba decado en aquel tiempo en la Iglesia latina.En los siglos posteriores, fueron introducidas diversas innovaciones por los sumos pontfices Sixto V, Clemente VIII, Urbano VIII, Clemente XI y otros.El Breviario de San Po XSan Po X, en el ao 1911, hizo publicar un nuevo Breviario, preparado a requerimiento suyo. Restablecida la antigua costumbre de recitar cada semana los ciento cincuenta salmos, se renov totalmente la disposicin del Salterio, se suprimi toda repeticin y se ofreci la posibilidad de cambiar el Salterio ferial y el ciclo de la lectura bblica correspondiente con los Oficios de los santos. Adems, el Oficio dominical fue valorizado y ampliado de modo que prevaleciera, la mayora de las veces, sobre las fiestas de los santos.Las Reformas de Po XII y Juan XXIIITodo el trabajo de la reforma litrgica fue reanudado, por Po XII. El concedi que la nueva versin del Salterio, preparada por el pontificio Instituto bblico, pudiera usarse tanto en la recitacin privada como en la pblica; y, constituida en el ao 1947 una comisin especial, le encarg que estudiase el tema del Breviario. Sobre esta cuestin, a partir del ao 1955, fueron consultados los obispos de todo el mundo. Se comenz a disfrutar de los frutos de tan cuidadoso trabajo con el decreto sobre la simplificacin de las rbricas, del 23 de marzo de 1955, y con las normas sobre el Breviario que Juan XXIII public en el Cdigo de rbricas de 1960.Las reformas del Vaticano IIPero se haba atendido as solamente a una parte de la reforma litrgica, y el mismo Sumo Pontfice Juan XXIII consideraba que los grandes principios puestos como fundamento de la liturgia tenan necesidad de un estudio ms profundo. Por ello confi tal encargo al Concilio Vaticano II, que, entonces, haba sido convocado por l. Y as, el Concilio trat de la liturgia en general y de la oracin de las Horas en particular con tanta abundancia y conocimiento de causa, con tanta piedad y competencia, que difcilmente se podra encontrar algo semejante en toda la historia de la Iglesia.Durante el desarrollo del Concilio, fue ya nuestra preocupacin que, una vez promulgada la Constitucin sobre la sagrada liturgia, sus disposiciones fueran inmediatamente llevadas a la prctica.Por este motivo, en el mismo "Consejo para la puesta en prctica de la Constitucin sobre la sagrada liturgia", instituido por Nos, se cre un grupo especial, que ha trabajado durante siete aos con gran diligencia e inters en la preparacin del nuevo libro de la Liturgia de las Horas, sirvindose de la aportacin de los doctos y expertos en materia litrgica, teolgica, espiritual y pastoral.Aprobacin de los principios y la estructura de la obraDespus de haber consultado al episcopado universal y a numerosos pastores de almas, a religiosos y laicos, el citado Consejo, como igualmente el Snodo de los Obispos, reunido en 1967, aprobaron los principios y la estructura de toda la obra y de cada una de sus partes.Es conveniente exponer ahora, de forma detallada, lo que concierne a la nueva ordenacin de la Liturgia de las Horas y a sus motivaciones.El Oficio divino es oracin de clrigos, religiosos y laicos1. Como se pide en la constitucinSacrosanctum Concilium,se han tenido en cuenta las condiciones en las que actualmente se encuentran los sacerdotes comprometidos en el apostolado.Toda vez que el Oficio es oracin de todo el pueblo de Dios, ha sido dispuesto y preparado de suerte que puedan participar en l no solamente los clrigos, sino tambin los religiosos y los mismos laicos. Introduciendo diversas formas de celebracin, se ha querido dar una respuesta a las exigencias especficas de personas de diverso orden y condicin: la oracin puede adaptarse a las diversas comunidades que celebran la Liturgia de las Horas, de acuerdo con su condicin y vocacin.Santificacin de la jornada2. La Liturgia de las Horas es santificacin de la jornada; por tanto, el orden de la oracin ha sido renovado de suerte que las Horas cannicas puedan adaptarse ms fcilmente a las diversas horas del da, teniendo en cuenta las condiciones en las que se desarrolla la vida humana de nuestra poca.Laudes y Vsperas, partes fundamentales.Por esto, ha sido suprimida la Hora de Prima. A las Laudes y a las Vsperas, como partes fundamentales de todo el Oficio, se les ha dado la mxima importancia, ya que son, por su propia ndole, la verdadera oracin de la maana y de la tarde. El Oficio de lectura, si bien conserva su nota caracterstica de oracin nocturna para aquellos que celebran las vigilias, puede adaptarse a cualquier hora del da.Oficio de lectura y Hora intermediaEn lo que concierne a las dems Horas, la Hora intermedia se ha dispuesto de suerte que quien escoge una sola de las Horas de Tercia, Sexta y Nona pueda adaptarla al momento del da en el que la celebra y no omita parte alguna del Salterio distribuido en las diversas semanas.Variedad de textos y ayudas para la meditacin de los Salmos3. A fin de que, en la celebracin del Oficio, la mente est de acuerdo ms fcilmente con la voz, y la Liturgia de las Horas sea verdaderamente fuente de piedad y alimento para la oracin personal[1], en el nuevo libro de las Horas la parte de oracin fijada para cada da ha sido reducida un tanto, mientras ha sido aumentada notablemente la variedad de los textos, y se han introducido diversas ayudas para la meditacin de los salmos: tales son los ttulos, las antfonas, las oraciones slmicas, los momentos de silencio que podrn introducirse oportunamente.Salterio de la nueva Vulgata en cuatro semanas4. Segn las normas publicadas por el Concilio[2], el Salterio, suprimido el ciclo semanal, queda distribuido en cuatro semanas, y se adopta la nueva versin latina preparada por la comisin para la edicin de la nueva Vulgata de la Biblia, constituida por Nos. En esta nueva distribucin del Salterio han sido omitidos unos pocos salmos y algunos versculos que contenan expresiones de cierta dureza, teniendo presentes las dificultades que pueden encontrarse, principalmente en la celebracin hecha en lengua vulgar. A las Laudes de la maana, para aumentar su riqueza espiritual, han sido aadidos cnticos nuevos, tomados de los libros del Antiguo Testamento, mientras que otros cnticos del Nuevo Testamento, como perlas preciosas, adornan la celebracin de las Vsperas.Nueva ordenacin de lecturas5. El tesoro de la Palabra de Dios entra ms abundantemente en la nueva ordenacin de las lecturas de la Sagrada Escritura, ordenacin que se ha dispuesto de manera que se corresponda con la de las lecturas de la misa.Las percopas presentan en su conjunto una cierta unidad temtica, y han sido seleccionadas de modo que reproduzcan, a lo largo del ao, los momentos culminantes de la historia de la salvacin.Lecturas de Padres y de escritores eclesisticos6. La lectura cotidiana de las obras de los santos Padres y de los escritores eclesisticos, dispuesta segn los decretos del Concilio ecumnico, presenta los mejores escritos de los autores cristianos, en particular de los Padres de la Iglesia. Adems, para ofrecer en medida ms abundante las riquezas espirituales de estos escritores, ser preparado otro leccionario facultativo, del que podrn obtenerse frutos ms copiosos.Verdad histrica7. De los textos de la Liturgia de las Horas ha sido eliminado todo lo que no responde a la verdad histrica; igualmente, las lecturas, especialmente las hagiogrficas, han sido revisadas a fin de exponer y colocar en su justa luz la fisonoma espiritual y el papel ejercido por cada santo en la vida de la Iglesia.Preces y Padrenuestro en Laudes y Vsperas8. A las Laudes de la maana han sido aadidas unas preces, con las cuales se quiere consagrar la jornada y el comienzo del trabajo cotidiano. En las Vsperas, se hace una breve oracin de splica, estructurada como la oracin universal.Al trmino de las preces, ha sido restablecida la oracin dominical. De este modo, teniendo en cuenta el rezo que se hace de ella en la misa, queda restablecido en nuestra poca el uso de la Iglesia antigua de recitar esta oracin tres veces al da.Renovada, pues, y restaurada totalmente la oracin de la santa Iglesia, segn la antiqusima tradicin y habida cuenta de las necesidades de nuestra poca, es verdaderamente deseable que la Liturgia de las Horas penetre, anime y oriente profundamente toda la oracin cristiana, se convierta en su expresin y alimente con eficacia la vida espiritual del pueblo de Dios.Oracin sin interrupcinPor esto, confiamos mucho en que se despierte la conciencia de aquella oracin que debe realizarse sin interrupcin[3], tal como nuestro Seor Jesucristo ha ordenado a su Iglesia. De hecho, el libro de la Liturgia de las Horas, dividido por tiempos apropiados, est destinado a sostenerla continuamente y ayudarla. La misma celebracin, especialmente cuando una comunidad se rene por este motivo, manifiesta la verdadera naturaleza de la Iglesia en oracin, y aparece como su seal maravillosa.Oracin de toda la familia humanaLa oracin cristiana es, ante todo, oracin de toda la familia humana, que en Cristo se asocia[4]. En esta plegaria participa cada uno, pero es propia de todo el cuerpo; por ello expresa la voz de la amada Esposa de Cristo, los deseos y votos de todo el pueblo cristiano, las splicas y peticiones por las necesidades de todos los hombres.Oracin de Cristo y de la IglesiaEsta oracin recibe su unidad del corazn de Cristo. Quiso, en efecto, nuestro Redentor que la vida iniciada en el cuerpo mortal, con sus oraciones y su sacrificio, continuase durante los siglos en su cuerpo mstico, que es la Iglesia[5]; de donde se sigue que la oracin de la Iglesia es oracin que Cristo, unido a su cuerpo, eleva al Padre[6]. Es necesario, pues, que, mientras celebramos el Oficio, reconozcamos en Cristo nuestras propias voces y reconozcamos tambin su voz en nosotros[7].Conocimiento de la EscrituraA fin de que brille ms claramente esta caracterstica de nuestra oracin, es necesario que florezca de nuevo en todos aquel suave y vivo conocimiento de la Sagrada Escrituran[8]que respira la Liturgia de las Horas, de suerte que la Sagrada Escritura se convierta realmente en la fuente principal de toda la oracin cristiana. Sobre todo la oracin de los salmos, que sigue de cerca y proclama la accin de Dios en la historia de la salvacin, debe ser tomada con renovado amor por el pueblo de Dios, lo que se realizar ms fcilmente si se promueve con diligencia entre el clero un conocimiento ms profundo de los salmos, segn el sentido con que se cantan en la sagrada liturgia, y si se hace partcipe de ello a todos los fieles con una catequesis oportuna. La lectura ms abundante de la Sagrada Escritura, no slo en la misa, sino tambin en la nueva Liturgia de las Horas, har, ciertamente, que la historia de la salvacin se conmemore sin interrupcin y se anuncie eficazmente su continuacin en la vida de los hombres.Relacin entre la oracin de la Iglesia y la oracin personalPuesto que la vida de Cristo en su Cuerpo Mstico perfecciona y eleva tambin la vida propia o personal de todo fiel, debe rechazarse cualquier oposicin entre la oracin de la Iglesia y la oracin personal; e incluso deben ser reforzadas e incrementadas sus mutuas relaciones. La meditacin debe encontrar un alimento continuo en las lecturas, en los salmos y en las dems partes de la Liturgia de las Horas. El mismo rezo del Oficio debe adaptarse, en la medida de lo posible, a las necesidades de una oracin viva y personal, por el hecho, previsto en laOrdenacin general, que deben escogerse tiempos, modos y formas de celebracin que responden mejor a las situaciones espirituales de los que oran. Cuando la oracin del Oficio se convierte en verdadera oracin personal, entonces se manifiestan mejor los lazos que unen entre s a la liturgia y a toda la vida cristiana. La vida entera de los fieles, durante cada una de las horas del da y de la noche, constituye como unaleitourgia, mediante la cual ellos se ofrecen en servicio de amor a Dios y a los hombres, adhirindose a la accin de Cristo, que con su vida entre nosotros y el ofrecimiento de s mismo ha santificado la vida de todos los hombres.La Liturgia de las Horas expresa con claridad y confirma con eficacia esta profunda verdad inherente a la vida cristiana. Por esto, el rezo de las Horas es propuesto a todos los feles, incluso a aquellos que legalmente no estn obligados a l.Aquellos, sin embargo, que han recibido de la Iglesia el mandato de celebrar la Liturgia de las Horas deben seguir todos los das escrupulosamente el curso de la plegaria hacindolo coincidir, en la medida de lo posible, con el tiempo verdadero de cada una de las horas; den la debida importancia, en primer lugar, a las Laudes de la maana y a las Vsperas.Al celebrar el Oficio Divino, aquellos que por el orden sagrado recibido estn destinados a ser de forma particular la seal de Cristo sacerdote, y aquellos que con los votos de la profesin religiosa se han consagrado al servicio de Dios y de la Iglesia de manera especial, no se sientan obligados nicamente por una ley a observar, sino, ms bien, por la reconocida e intrnseca importancia de la oracin y de su utilidad pastoral y asctica. Es muy deseable que la oracin pblica de la Iglesia brote de una general renovacin espiritual y de la comprobada necesidad intrnseca de todo el cuerpo de la Iglesia, la cual, a semejanza de su cabeza, no puede ser presentada sino como Iglesia en oracin.Por medio del nuevo libro de la Liturgia de las Horas, que ahora, en virtud de nuestra autoridad apostlica, establecemos, aprobamos y promulgamos, resuene cada vez ms esplndida y hermosa la alabanza divina en la Iglesia de nuestro tiempo; que esta alabanza se una a la que los santos y los ngeles hacen sonar en las moradas celestiales y, aumentando su perfeccin en los das de este destierro terreno, se aproxime cada vez ms a aquella alabanza plena que eternamente se tributa al que se sienta en el trono y al Cordero[9].Normas para su utilizacin y edicinEstablecemos, pues, que este nuevo libro de la Liturgia de las Horas pueda ser empleado inmediatamente despus de su publicacin. Correr a cargo de las Conferencias Episcopales hacer preparar las ediciones en las lenguas nacionales y, tras la aprobacin o confirmacin de la Santa Sede, fijar el da en que las versiones puedan o deban comenzar a utilizarse, tanto en su totalidad como parcialmente. Desde el da en que ser obligatorio utilizar estas versiones para las celebraciones en lengua vulgar, incluso aquellos que continen utilizando la lengua latina debern servirse nicamente del texto renovado de la Liturgia de las Horas.Aquellos que, por su edad avanzada u otros motivos particulares, encontrasen graves dificultades en el empleo del nuevo rito, con el permiso del propio Ordinario, y solamente en el rezo individual, podrn conservar en todo o en parte el uso del anterior Breviario romano.Queremos, adems, que cuanto hemos establecido y prescrito tenga fuerza y eficacia ahora y en el futuro, sin que obsten, si fuere el caso, las constituciones y ordenaciones apostlicas emanadas de nuestros predecesores, o cualquier otra prescripcin, incluso digna de especial mencin y derogacin.Dado en Roma, junto a San Pedro, el da 1 de noviembre, solemnidad de Todos los santos, del ao 1970, octavo de nuestro pontificado.PABLO PP. VI

NOTAS[1]Concilio Vaticano II, ConstitucinSacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 90[2]Concilio Vaticano II, ConstitucinSacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 91[3]Cf.Lc18, 1; 21, 36;1T5, 17;Ef6, 18.[4]Cf. Concilio Vaticano II. ConstitucinSacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 83.Obra de Cristo y de la Iglesia83. El Sumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jess, al tomar la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales. El mismo une a S la comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de este divino himno de alabanza.Porque esta funcin sacerdotal se prolonga a travs de su Iglesia, que, sin cesar, alaba al Seor e intercede por la salvacin de todo el mundo no slo celebrando la Eucarista, sino tambin de otras maneras, principalmente recitando el Oficio divino.[5]Po XII, EncclicaMediator Dei, 20 de noviembre de 1947, n. 2: AAS 39 (1947), p. 522[6]Concilio Vaticano II, ConstitucinSacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 8484. Por una antigua tradicin cristiana, el Oficio divino est estructurado de tal manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del da y de la noche, y cuando los sacerdotes y todos aquellos que han sido destinados a esta funcin por institucin de la Iglesia cumplen debidamente ese admirable cntico de alabanza, o cuando los fieles oran junto con el sacerdote en la forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma Esposa que habla al Esposo; ms an, es la oracin de Cristo, con su Cuerpo, al Padre.[7]Cf. S. Agustn,Comentarios sobre los salmos, 85, 1[8]Concilio Vaticano II, ConstitucinSacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 24Biblia y Liturgia24. En la celebracin litrgica la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande. Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homila, y los salmos que se cantan, las preces, oraciones e himnos litrgicos estn penetrados de su espritu y de ella reciben su significado las acciones y los signos. Por tanto, para procurar la reforma, el progreso y la adaptacin de la sagrada Liturgia, hay que fomentar aquel amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura que atestigua la venerable tradicin de los ritos, tanto orientales como occidentales.

[9]Cf.Ap. 5,13

EL OFICIO DIVINOObra de Cristo y de la Iglesia83. El Sumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jess, al tomar la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en las moradas celestiales. El mismo une a S la comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de este divino himno de alabanza.Porque esta funcin sacerdotal se prolonga a travs de su Iglesia, que, sin cesar, alaba al Seor e intercede por la salvacin de todo el mundo no slo celebrando la Eucarista, sino tambin de otras maneras, principalmente recitando el Oficio divino.84. Por una antigua tradicin cristiana, el Oficio divino est estructurado de tal manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del da y de la noche, y cuando los sacerdotes y todos aquellos que han sido destinados a esta funcin por institucin de la Iglesia cumplen debidamente ese admirable cntico de alabanza, o cuando los fieles oran junto con el sacerdote en la forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma Esposa que habla al Esposo; ms an, es la oracin de Cristo, con su Cuerpo, al Padre.Obligacin y altsimo honor85. Por tanto, todos aquellos que ejercen esta funcin, por una parte, cumplen la obligacin de la Iglesia, y por otra, participan del altsimo honor de la Esposa de Cristo, ya que, mientras alaban a Dios, estn ante su trono en nombre de la madre Iglesia.Valor pastoral del Oficio divino86. Los sacerdotes dedicados al sagrado ministerio pastoral rezarn con tanto mayor fervor las alabanzas de las Horas cuando ms vivamente estn convencidos de que deben observar la amonestacin de San Pablo: Orad sin interrupcin (1 Tes., 5,17); pues slo el Seor puede dar eficacia y crecimiento a la obra en que trabajan, segn dijo: Sin M, no podis hacer nada (Jn., 15,5); por esta razn los Apstoles, al constituir diconos, dijeron: As nosotros nos dedicaremos de lleno a la oracin y al ministerio de la palabra (Act., 6,4).87. Pero al fin de que los sacerdotes y dems miembros de la Iglesia puedan rezar mejor y ms perfectamente el Oficio divino en las circunstancias actuales, el sacrosanto Concilio, prosiguiendo la reforma felizmente iniciada por la Santa Sede, ha determinado establecer lo siguiente, en relacin con el Oficio segn el rito romano:Curso tradicional de las Horas88. Siendo el fin del Oficio la santificacin del da, restablzcase el curso tradicional de las Horas de modo que, dentro de lo posible, stas correspondan de nuevo a su tiempo natural y a la vez se tengan en cuenta las circunstancias de la vida moderna en que se hallan especialmente aquellos que se dedican al trabajo apostlico.89. Por tanto, en la reforma del Oficio gurdense estas normas:a)Laudes, como oracin matutina, y Vsperas, como oracin vespertina, que, segn la venerable tradicin de toda la Iglesia, son el doble quicio sobre el que gira el Oficio cotidiano, se deben considerar y celebrar como las Horas principales.b)Las Completas tengan una forma que responda al final del da.c)La hora llamada Maitines, aunque en el coro conserve el carcter de alabanza nocturna, compngase de manera que pueda rezarse a cualquier hora del da y tenga menos salmos y lecturas ms largas.d)Suprmase la Hora de Prima.e)En el coro consrvense las Horas menores, Tercia, Sexta y Nona. Fuera del coro se puede decir una de las tres, la que ms se acomode al momento del da.Fuente de piedad90. El Oficio divino, en cuanto oracin pblica de la Iglesia, es, adems, fuente de piedad y alimento de la oracin personal. por eso se exhorta en el Seor a los sacerdotes y a cuantos participan en dicho Oficio, que al rezarlo, la mente concuerde con la voz, y para conseguirlo mejor adquieran una instruccin litrgica y bblica ms rica, principalmente acerca de los salmos.Al realizar la reforma, adptese el tesoro venerable del Oficio romano de manera que puedan disfrutar de l con mayor amplitud y facilidad todos aquellos a quienes se les confa.Distribucin de los salmos91. Para que pueda realmente observarse el curso de las Horas, propuesto en el artculo 89, distribyanse los salmos no es una semana, sino en un perodo de tiempo ms largo.El trabajo de revisin del Salterio, felizmente emprendido, llvese a trmino cuanto antes, teniendo en cuenta el latn cristiano, el uso litrgico, incluido el canto, y toda la tradicin de la Iglesia latina.Ordenacin de las lecturas92. En cuanto a las lecturas, obsrvese lo siguiente:a)Ordnense las lecturas de la Sagrada Escritura de modo que los tesoros de la palabra divina sean accesibles, con mayor facilidad y plenitud.b)Estn mejor seleccionadas las lecturas tomadas de los Padres, Doctores y Escritores eclesisticos.c)Devulvase su verdad histrica a las pasiones o vidas de los santos.Revisin de los himnos93. Restityase a los himnos, en cuento sea conveniente, la forma primitiva, quitando o cambiando lo que tiene sabor mitolgico o es menos conforme a la piedad cristiana. Segn la conveniencia, introdzcanse tambin otros que se encuentran en el rico repertorio himnolgico.Tiempo del rezo de las Horas94. Ayuda mucho, tanto para santificar realmente el da como para recitar con fruto espiritual las Horas, que en su recitacin se observe el tiempo ms aproximado al verdadero tiempo natural de cada Hora cannica.Obligacin del Oficio divino95. Las comunidades obligadas al coro, adems de la Misa conventual, estn obligadas a celebrar cada da el Oficio divino en el coro, en esta forma:a)Todo el Oficio, las comunidades de cannigos, de monjes y monjas y de otros regulares obligados al coro por derecho o constituciones.b)Los cabildos catedrales o colegiales, las partes del Oficio a que estn obligados por derecho comn o particular.c)Todos los miembros de dichas comunidades que o tengan rdenes mayores o hayan hecho profesin solemne, exceptuados los legos, deben recitar en particular las Horas cannicas que no hubieren rezado en coro.96. Los clrigos no obligados a coro, si tienen rdenes mayores, estn obligados a rezar diariamente, en privado o en comn, todo el Oficio, a tenor del artculo 89.97. Determinen las rbricas las oportunas conmutaciones del Oficio divino con una accin litrgicas.En casos particulares, y por causa justa, los ordinarios pueden dispensar a sus sbditos de la obligacin de rezar el Oficio, en todo o en parte, o bien permutarlo.Oracin pblica de la Iglesia98. Los miembros de cualquier Instituto de estado de perfeccin que, en virtud de las Constituciones, rezan alguna parte del Oficio divino, hacen oracin pblica de la Iglesia.Asimismo hacen oracin pblica de la Iglesia si rezan, en virtud de las Constituciones, algn Oficio parvo, con tal que est estructurado a la manera del Oficio divino y debidamente aprobado.Recitacin comunitaria del Oficio divino99. siendo el Oficio divino la voz de la Iglesia o sea, de todo el Cuerpo mstico, que alaba pblicamente a Dios, se recomienda que los clrigos no obligados a coro, y principalmente los sacerdotes que viven en comunidad o se hallan reunidos, recen en comn, al menos, una parte del Oficio divino.Todos cuantos rezan el Oficio, ya en coro ya en comn, cumplan la funcin que se les ha confiado con la mxima perfeccin, tanto por la devocin interna como por la manera externa de proceder. Conviene, adems, que, segn las ocasiones, se cante el Oficio en el coro y en comn.Participacin de los fieles en el Oficio100. Procuren los pastores de almas que las Horas principales, especialmente las Vsperas, se celebren comunitariamente en la Iglesia los domingos y fiestas ms solemnes. Se recomienda, asimismo, que los laicos recen el Oficio divino o con los sacerdotes o reunidos entre s e inclusive en particular.Uso del latn o de la lengua verncula101. 1. De acuerdo con la tradicin secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clrigos la lengua latina. Sin embargo, para aquellos clrigos a quienes el uso del latn significa un grave obstculo en el rezo digno del Oficio, el ordinario puede conceder en cada caso particular el uso de una traduccin verncula segn la norma del artculo 36. 2. El superior competente puede conceder a las monjas y tambin a los miembros, varones no clrigos o mujeres, de los Institutos de estado de perfeccin, el uso de la lengua verncula en el Oficio divino, aun para la recitacin coral, con tal que la versin est aprobada. 3. Cualquier clrigo que, obligado al Oficio divino, lo celebra en lengua verncula con un grupo de fieles o con aquellos a quienes se refiere el 2, satisface su obligacin siempre que la traduccin est aprobada.