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Conociendo mejor a Jesús CONTENIDO Lecciones de Escuela Sabática Primer Semestre 2013 Introducción 1. El Hijo de Dios ...................................................................................... 6 2. El Hijo del Hombre.............................................................................. 12 3. El Rey de Gloria .................................................................................... 18 4. Mesías y Salvador ................................................................................ 24 5. El Príncipe de Paz ................................................................................ 30 6. Nuestro Hermano................................................................................ 36 7. El Buen Pastor ....................................................................................... 42 8. El Cordero de Dios .............................................................................. 50 9. Nuestro gran Sumo Sacerdote....................................................... 56 10. Intercesor y Sustituto ...................................................................... 62 11. Testigo, Juez y Abogado ................................................................ 68 12. Cristo nuestra Justicia...................................................................... 74 13. El Novio................................................................................................. 82 Informe Misionero de los Países Árabes ..................... 88 14. El Sol de Justicia ................................................................................ 92 15. El Camino, la Verdad y la Vida ..................................................... 98 16. El Pan de Vida..................................................................................... 104 17. El Agua de Vida.................................................................................. 110 18. La Luz del Mundo ............................................................................. 116 19. El Gran Médico................................................................................... 122 20. El Maestro Divino .............................................................................. 128 21. El Amigo de Niños y Madres ........................................................ 134 22. La Escalera Vinculante ..................................................................... 140 23. La Vid Fructífera ................................................................................. 146 24. Refugio y Fortaleza........................................................................... 152 25. La Roca de las Edades ..................................................................... 158 26. El Alfa y la Omega............................................................................. 164 Informe Misionero de África Occidental ..................... 170 Reflexiones Diarias ........................................ 174 Minutos Misioneros ....................................... 224 Directorio Nacional........................................ 230 Año Bíblico ..................................................... 236

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Conociendo mejor a Jesús

Contenido

Lecciones de Escuela SabáticaPrimer Semestre 2013

Introducción

1. El Hijo de Dios ...................................................................................... 62. El Hijo del Hombre .............................................................................. 123. El Rey de Gloria .................................................................................... 184. Mesías y Salvador ................................................................................ 245. El Príncipe de Paz ................................................................................ 306. Nuestro Hermano ................................................................................ 367. El Buen Pastor ....................................................................................... 428. El Cordero de Dios .............................................................................. 509. Nuestro gran Sumo Sacerdote ....................................................... 5610. Intercesor y Sustituto ...................................................................... 6211. Testigo, Juez y Abogado ................................................................ 6812. Cristo nuestra Justicia ......................................................................7413. El Novio ................................................................................................. 82

Informe Misionero de los Países Árabes ..................... 88

14. El Sol de Justicia ................................................................................ 9215. El Camino, la Verdad y la Vida ..................................................... 9816. El Pan de Vida ..................................................................................... 10417. El Agua de Vida.................................................................................. 11018. La Luz del Mundo ............................................................................. 11619. El Gran Médico ................................................................................... 12220. El Maestro Divino .............................................................................. 12821. El Amigo de Niños y Madres ........................................................ 13422. La Escalera Vinculante ..................................................................... 14023. La Vid Fructífera ................................................................................. 14624. Refugio y Fortaleza ........................................................................... 15225. La Roca de las Edades ..................................................................... 15826. El Alfa y la Omega ............................................................................. 164

Informe Misionero de África Occidental ..................... 170

Reflexiones Diarias ........................................ 174Minutos Misioneros ....................................... 224Directorio Nacional ........................................ 230Año Bíblico ..................................................... 236

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introduCCión

Jesús le preguntó a un hombre que había sanado una o dos horas antes, después de años de ceguera: “¿Crees en el Hijo de Dios?” Como esta era la primera oportunidad del hombre de verle, su res-puesta fue: “¿Quién es Señor, para creer en Él?” Juan 9:35, 36.Las personas están interesadas en investigar muchas cosas en el mundo; quieren saber qué hay en las entrañas de la tierra, explorar las profundidades del mar y descubrir y examinar cuerpos celestia-les en la gran expansión del universo. Les gusta estudiar acerca de la mecánica de la naturaleza y las leyes y principios de la obra de Dios, pero dedican muy poco esfuerzo a conocer a Aquel que ha creado tantas cosas maravillosas.Si las investigaciones de las realidades en la tierra, mar y cielo pro-veen tanto conocimiento científico, cuánto más podrían alcanzar las personas si obtuvieran conocimiento de su Creador. Con bue-

“Levántate, respLandece;

porque ha venido tu Luz...”Isaías 60:1

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nas razones el sabio pensador escribió: “…el conocimiento del San-to es comprensión” Proverbios 9:10. En realidad es el conocimiento principal y más importante que deberíamos buscar, así como de-claró Jesús, es la vida eterna: “Y es vida eterna, que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien as enviado” Juan 17:3.Nuestro conocimiento del Hijo de Dios es limitado, y nuestra ex-periencia es, a menudo, superficial. Necesitamos conocer mejor su completa y verdadera identidad, sus atributos y su obra en nuestro favor. Esta será una gran experiencia y bendición para cada cual.“Cuando preguntan: ‘¿Quién es Éste?’ los discípulos, llenos de ins-piración, contestan en elocuentes acordes repitiendo las profecías concernientes a Cristo:

“Adán os dirá: Es la simiente de la mujer, que herirá la cabeza de la serpiente.“Preguntadle a Abrahán, quien os dirá: Es ‘Melquisedec, rey de Salem,’ rey de paz.“Jacob os dirá: Es Shiloh, de la tribu de Judá.“Isaías os dirá: ‘Emmanuel, Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.’“Jeremías os dirá: La rama de David, ‘Jehová, justicia nuestra.’“Daniel os dirá: Es el Mesías.“Oseas os dirá: Es ‘Jehová’ ‘Dios de los ejércitos: Jehová es su memorial.’“Juan el Bautista os dirá: Es ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.’“El gran Jehová ha proclamado desde su trono: ‘Este es mi Hijo amado.’“Nosotros, sus discípulos, declaramos: Este es Jesús, el Me-sías, el Príncipe de la vida, el Redentor del mundo.

“Y el príncipe de los poderes de las tinieblas lo reconoce, diciendo: ‘Sé quien eres, el Santo de Dios’” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 532).

El objetivo de estas lecciones es identificarnos de tal modo con el Hijo de Dios y el Hijo del hombre que podamos revelarle de forma más completa en nuestras vidas, de modo que otros glorifiquen a nuestro Padre en el cielo. Esto solo puede cumplirse si nos acer-

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camos a Él. Por tal razón el título de las lecciones para este primer semestre es “Conocer mejor a Jesús”.Hay grandes bendiciones para el estudiante aplicado. Así pues, estudiemos las lecciones cada día, por lo menos una hora diaria-mente, como el Espíritu de Profecía recomienda–no en el último momento–pues al contemplar santidad y amor seremos transfor-mados.“El mundo celestial abriría sus cámaras de gracia y de gloria a la exploración,” declara el Espíritu de profecía. “Los seres humanos serían totalmente diferentes de lo que son ahora; porque al explo-rar las minas de la verdad, los hombres quedarían ennoblecidos. El misterio de la redención, la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio, no serían, como ahora, vagos en nuestra mente. Serían no solamente mejor comprendidos, sino del todo más altamente apreciados.“En la oración que Cristo dirigió al Padre, dio al mundo una lec-ción que debe ser grabada en la mente y el alma. ‘Esta empero es la vida eterna –dijo–: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado’. Esta es la verdadera educación. Imparte poder. El conocimiento experimental de Dios y de Cristo Jesús, a quien Él ha enviado, transforma al hombre a la imagen de Dios. Le da dominio propio, sujetando cada impulso y pasión de la baja naturaleza al gobierno de las facultades superiores de la men-te. Convierte a su poseedor en hijo de Dios y heredero del cielo. Lo pone en comunión con la mente del Infinito, y le abre los ricos tesoros del universo.“Este es el conocimiento que se obtiene al escudriñar la Palabra de Dios. Y este tesoro puede ser encontrado por toda alma que desea dar todo lo que posee por obtenerlo” (Palabras de Vida del Gran Maestro,

págs. 85, 86).

Sea la adquisición de un conocimiento tal una experiencia maravi-llosa para todos los que estudian estas lecciones.

–Los hermanos y hermanas de la Asociación General

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Países ÁrabesÁfrica Occidental

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática dedicadas a:

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el Hijo de dios

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática está dedicada al Departamento de Colportaje de la Asociación General

Sea tu ofrenda una expresión de amor y gratitud

Introducción“Dios es el Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su Hijo”

Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266

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•¿Quién es Jesucristo para tí?

•¿De qué manera se ha revelado esto en tu vida?

•¿Ha sido Cristo una verdadera esperanza para tu vida?

su prexistencia ¿Dónde encontramos testimonios en las Escrituras relacionados con la prexistencia del Hijo de Dios? Juan 1:1, 2; Miqueas 5:2; Colosenses 1:16.

Cristo es el Hijo de Dios prexistente y existente por sí mismo... Al hablar de esta prexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando Él no haya estado en estrecha relación con el Dios eter-no. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese momento había estado junto a Dios. (El Evangelismo, pág. 446).

Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios. ‘Y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz’ ‘sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.’ (Isaías 9:6; Miqueas 5:2) (Patriarcas y Profetas,

pág. 12).

Piensa y Responde

•Reconocer la divinidad de Jesucristo

•Ver en el Hijo de Dios la manifestación de la gracia Divina.

•Comprender la importancia de la elección de nuestro líder.

•Ver en el sacrificio de Dios el único medio de Salvación.

Objetivos

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¿Qué declaraciones confirman que Jesús es Hijo de Dios? Lucas 3:22; Salmo 2:7; Hebreos 1:5.

Las Escrituras indican claramente la relación que hay entre Dios y Cristo, y hacen resaltar muy claramente la personalidad indivi-dual de cada uno… ‘Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, ... el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, ha-biendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas, hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré a Él Padre, y Él me será a mí hijo.’ (Hebreos 1:1-5) (Joyas de

los Testimonios, tomo 3, pág. 266).

un don incaLcuLabLe ¿Cómo expresó Dios su amor supremo por la raza humana caída? Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10, 14.

Tenemos todo lo que pudiéramos pedir para inspirarnos fe y confianza en Dios. En las cortes terrenales, cuando un rey quiere dar la máxima garantía que asegure su veracidad, da a su hijo como rehén, para ser rescatado cuando se cumpla la promesa del rey. Y he aquí, qué prenda de la fidelidad del Padre, porque cuando quiso asegurar a los hombres de la inmutabilidad de su consejo, dio a su unigénito Hijo para que viniera a la tierra y to-mara la naturaleza humana, no sólo por los cortos años de vida, sino para retener esa naturaleza en las cortes celestiales como garantía eterna de la fidelidad de Dios. ¡Oh, la profundidad de las riquezas tanto de la sabiduría como del amor de Dios! ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (1 Juan 3:1) (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 302).

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eL enemigo deL hijo de dios Así como Satanás no aceptó la autoridad del Hijo de Dios en el cielo, ¿cómo continuó su lucha contra Cristo en la tierra y por qué? Mateo 4:3, 6.

Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria. Volvió a su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia ha-cia Cristo... ¿Por qué –se preguntaba el poderoso ángel– debe Cristo tener la supremacía? ¿Por qué se le honra más que a mí? (Patriarcas y Profetas, pág. 16).

Si la confianza de Cristo en Dios podía ser quebrantada, Sata-nás sabía que obtendría la victoria en todo el conflicto. Vencería a Jesús. Esperaba que bajo el imperio de la desesperación y el hambre extrema, Cristo perdiera la fe en su Padre, y obraría un milagro en su propio favor. Si lo hubiera hecho habría malogrado el plan de salvación. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 94).

eL hijo de dios en La tierra ¿En qué ocasiones reveló Dios su parentesco con Cristo? Mateo 3:16, 17; 17:5.

En ocasión del bautismo y de la transfiguración, se había oído la voz de Dios proclamar a Cristo como su Hijo... Entre la vasta muchedumbre que estaba congregada a orillas del Jordán, po-cos, además de Juan, discernieron la visión celestial. Sin embar-go, la solemnidad de la presencia divina embargó la asamblea. El pueblo se quedó mirando silenciosamente a Cristo. Su persona estaba bañada de la luz que rodea siempre el trono de Dios. Su rostro dirigido hacia arriba estaba glorificado como nunca antes habían visto ningún rostro humano. De los cielos abiertos, se oyó una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en el cual tengo con-tentamiento.’ Estas palabras de confirmación fueron dadas para inspirar fe a aquellos que presenciaban la escena, y fortalecer al Salvador para su misión. A pesar de que los pecados de un

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mundo culpable pesaban sobre Cristo, a pesar de la humillación que implicaba el tomar sobre sí nuestra naturaleza caída, la voz del cielo lo declaró Hijo del Eterno. (El Deseado de Todas las Gentes, págs.

696, 86, 87).

¿A quién le fue dado conocer y creer que Jesús era el Hijo de Dios? Juan 1:49; Mateo 16:15-17; 14:33.

Jesús hizo entonces una segunda pregunta relacionada con los discípulos mismos: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy?’ Pedro res-pondió: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.’... Desde el principio, Pedro había creído que Jesús era el Mesías... Él no es-peró que los honores regios coronasen a su Señor, sino que le aceptó en su humillación... La verdad que Pedro había confesado es el fundamento de la fe del creyente. Es lo que Cristo mismo ha declarado ser, vida eterna. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 379, 380).

condenado a muerte Habiéndose declarado a sí mismo Hijo de Dios, ¿qué le esperaba a Jesús? Mateo 26:63, 64; Juan 10:36; 19:7.

Cristo no podía callar ante esta demanda. Había tiempo en que debía callar, y tiempo en que debía hablar. No habló hasta que se le interrogó directamente. Sabía que el contestar ahora asegura-ría su muerte. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 653).

Y así, por la tercera condena de las autoridades judías, Jesús ha-bía de morir. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 661).

El enemigo esperaba que tanta burla y violencia arrancara del Hijo de Dios alguna queja o murmuración; o que manifestara su poder divino y se librara de la multitud y que de esa manera fra-casara el plan de salvación. (La Historia de la Redención, pág. 220).

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meditación Los que con irrisión dijeron: ‘Confió en Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios,’ no pensaron que su testimonio repercutiría a través de los siglos. Pero aunque fueron dichas en son de burla, estas palabras indujeron a los hombres a escudriñar las Escrituras como nunca lo habían hecho antes. Hombres sabios oyeron, escudriñaron, reflexionaron y oraron. Hubo quienes no descansaron hasta que, por la comparación de un pasaje de la Escritura con otro, vieron el significado de la mi-sión de Cristo. Nunca antes hubo un conocimiento tan general de Jesús como una vez que fue colgado de la cruz. En el corazón de muchos de aquellos que presenciaron la crucifixión y oyeron las palabras de Cristo resplandeció la luz de la verdad. (El Deseado de

Todas las Gentes, págs. 696, 697).

estudio personaL •2 Pedro 1:16-18

•Juan 12:28-30; 11:27; 5:36, 37

Era igual a Dios, infinito y omnipotente... Es el Hijo eterno y exis-tente por sí mismo. (El Evangelismo, pág. 446).

El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de todos los seres celestiales. ‘Porque por Él fueron creadas todas las cosas,... sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por Él y para Él.’ (Colosenses 1:16) (Patriarcas y Pro-

fetas, pág. 12).

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el Hijo del Hombre

Introducción“La doctrina de la encarnación de Cristo en carne humana es un misterio, ‘el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades’ (Colosenses 1:26). Es el grande y profundo misterio de la piedad. ‘Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre no-sotros’ (Juan 1:14). Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a su naturaleza celestial. No hay nada que demuestre tanto como esto la maravillosa condescendencia de Dios. ‘De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.’ (Juan 3:16)”

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 289

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encarnación deL hijo de dios ¿Cómo se convirtió el Hijo de Dios en Hijo del hombre? Juan 1:14; Hebreos 2:14; 10:5-7.

Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: ‘He aquí yo vengo.’ ‘Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado... He aquí yo vengo (en el rollo del libro está escrito de mí), para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ En estas pala-bras se anunció el cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades eternas. Cristo estaba por visitar nues-tro mundo, y encarnarse. Él dice: ‘Un cuerpo me has preparado.’ Si hubiese aparecido con la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese, no podríamos haber soportado la luz de su presencia. A fin de que pudiésemos contemplarla y no ser des-truidos, la manifestación de su gloria fue velada. Su divinidad fue cubierta de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 14).

•¿Por qué crees que Cristo tuvo que ser un humano al venir a este mundo?

•¿Cuál fue la experiencia vivida por Cristo como ser humano?

Piensa y Responde

•Comprender que Cristo como humano siempre dependió de su Padre.

•Vislumbrar parte del misterio de la Redención trazado por Dios.

Objetivos

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¿Cómo se anunció la encarnación del Hijo de Dios? Mateo 1:21-23; Lucas 1:30-35.

Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la naturaleza humana. ‘Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo’ (Hebreos 2:14). Era el hijo de María; era de la simiente de David de acuerdo con la ascendencia humana. Se declara de Él que era hombre, el hombre Cristo Jesús... (Mensajes Selectos, tomo 1,

pág. 290).

Cristo trajo a los hombres y a las mujeres poder para vencer. Vino a este mundo en forma humana para vivir como un hombre entre los hombres. Tomó las flaquezas de la naturaleza humana para ser probado y examinado. En su humanidad, era participante de la naturaleza divina. En su encarnación, ganó un nuevo sentido el título de Hijo de Dios. Dijo el ángel a María: ‘El poder del Altí-simo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios’ (Lucas 1:35). Si bien era el Hijo de un ser humano, llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios. Así estuvo en nuestro mundo: el Hijo de Dios, y sin em-bargo unido a la raza humana por su nacimiento. (Mensajes Selectos,

tomo 1, pág. 265).

su fiLiación Durante su infancia, ¿a quién reconoció Jesús como su Padre? Lucas 2:49.

Con profundo interés, la madre de Jesús miraba el desarrollo de sus facultades, y contemplaba la perfección de su carácter. Con deleite trataba de estimular esa mentalidad inteligente y recep-tiva. Mediante el Espíritu Santo recibió sabiduría para cooperar con los agentes celestiales en el desarrollo de este niño que no tenía otro padre que Dios. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 49).

En la escuela de los rabinos, encontraron a Jesús. Aunque llenos de regocijo, no podían olvidar su pesar y ansiedad. Cuando estu-

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vo otra vez reunido con ellos, la madre le dijo, con palabras que implicaban un reproche: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.’ ‘¿Por qué me buscabais?’ –contestó Jesús– ‘¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?’ Y como no parecían comprender sus palabras, Él señaló hacia arriba. En su rostro había una luz que los admiraba. La divinidad fulguraba a través de la humanidad... pero [María] sabía que había negado que fuera hijo de José y se había declarado Hijo de Dios. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 60).

Como Hijo del hombre, ¿cómo reveló Jesús ser Hijo de Dios? Mateo 11:27; Juan 15:9, 10; 20:17.

El Hijo de Dios descendió del cielo para manifestar al Padre. ‘A Dios nadie jamás le ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer’ (Juan 1:18). ‘Ni al Padre cono-ce nadie, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar’ (Mateo 11:27). Cuando uno de sus discípulos le dijo: ‘Muéstranos al Padre’, Jesús respondió: ‘Tanto tiempo hace que estoy con vo-sotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre: ¿Cómo pues dices tú: Muéstranos al Padre?’ (Juan 14:8, 9) (El Camino a Cristo, pág. 9).

Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divini-dad, se asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 16).

eL hijo deL hombre, señor deL sábado ¿Cómo se menciona el día de reposo en las Sagradas Escrituras? ¿Cómo confirmó Jesús que el sábado le pertenecía? Isaías 58:13, primera parte; Mateo 12:8.

‘El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.’ Estas palabras re-bosan instrucción y consuelo. Por haber sido hecho el sábado para el hombre, es el día del Señor. Pertenece a Cristo. Porque

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‘todas las cosas por Él fueron hechas; y sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho.’ y como lo hizo todo, creó también el sábado. Por Él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. (El Deseado

de Todas las Gentes, pág. 255).

eL hijo deL hombre perdona y sana ¿Cómo podría afirmar el Hijo del hombre su poder para perdonar pecados y sanar enfermos? Marcos 2:10-12.

Jesús vino para ‘deshacer las obras del diablo.’ ‘En Él estaba la vida,’ y Él dice: ‘Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.’ Él es un ‘espíritu vivificante.’ Y tiene to-davía el mismo poder vivificante que, mientras estaba en la tierra, sanaba a los enfermos y perdonaba al pecador. Él ‘perdona todas tus iniquidades,’ Él ‘sana todas tus dolencias.’ (El Deseado de Todas las

Gentes, pág. 236).

Los ángeles de Dios pasan siempre de la tierra al cielo, y del cielo a la tierra. Los milagros de Cristo, en favor de los afligidos y do-lientes, fueron realizados por el poder de Dios mediante el minis-terio de los ángeles. Y es por medio de Cristo, por el ministerio de sus mensajeros celestiales, como nos llega toda bendición de Dios. Al revestirse de la humanidad, nuestro Salvador une sus intereses con los de los caídos hijos e hijas de Adán, mientras que por su divinidad se aferra al trono de Dios. Y así es Cristo el medio de comunicación de los hombres con Dios y de Dios con los hombres. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 177).

eL hijo deL hombre reaLiza miLagros Como Hijo del hombre, ¿cómo realizó Jesús el milagro de calmar la tempestad? ¿Cómo le reconocieron los discípulos al verle caminando sobre el mar y calmando los vientos? Mateo 8:27; 14:32, 33; Juan 5:30, p.p.

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Pero Él no confiaba en la posesión de la omnipotencia. No era en calidad de ‘dueño de la tierra, del mar y del cielo’ cómo descan-saba en paz. Había depuesto ese poder, y aseveraba: ‘No puedo yo de mí mismo hacer nada.’ Jesús confiaba en el poder del Pa-dre; descansaba en la fe– la fe en el amor y cuidado de Dios,–y el poder de aquella palabra que calmó la tempestad era el poder de Dios. Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 302).

meditación ‘Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo uni-génito’. Lo dio no solamente para que viviese entre los hombres, no sólo para que llevase los pecados de ellos y muriese como su sacrificio; lo dio a la raza caída. Cristo debía identificarse con los intereses y necesidades de la humanidad. Él que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres con lazos que ja-más serán quebrantados. Jesús ‘no se avergüenza de llamarlos hermanos’ (Hebreos 2:11). Es nuestro Sacrificio, nuestro Aboga-do, nuestro Hermano, lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza que ha redimido: es el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que reflejase el amor de Dios y participase del gozo de la santidad. (El Camino a Cristo, pág. 12).

estudio personaL •Marcos 2:28

•Mateo 9:6

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el rey de Gloria

Introducción“‘Mi reino no es de este mundo –dijo:– si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz’”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 675

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eL rey de gLoria se revistió de humanidad y se con-vierte en siervo

¿Cómo reveló el Rey de gloria su amor por la humanidad caída? Filipenses 2:5-8.

Desde su elevada posición, Cristo, el Rey de gloria, la Majestad de los cielos, vio la condición de los hombres. Tuvo compasión de los seres humanos, débiles y pecadores, y vino a la tierra para mostrar lo que Dios es para el hombre. Dejando su corte real, revistiendo su divinidad con los velos de la humanidad, vino per-sonalmente al mundo para labrar en nuestro favor un carácter perfecto. No eligió morada entre los ricos de la tierra. (Joyas de los

Testimonios, tomo 3, pág. 383). El Rey de gloria se rebajó a revestirse de humanidad. Tosco y re-pelente fue el ambiente que le rodeó en la tierra. Su gloria se veló para que la majestad de su persona no fuese objeto de atracción. Rehuyó toda ostentación externa. Las riquezas, la honra munda-

•Lee Salmos 24 y medita en la alabanza que los seres celestiales le otorgaron a Jesucristo en el instante de su ascención. Anali-za su manera de glorificar a Dios con la manera que la Iglesia actual le rinde loores al Creador.

Piensa y Responde

•Visualizar el amor de Cristo, que siendo Rey de Reyes, se hu-manó para alcanzar a seres caídos.

•Comprender y practicar la humildad de Cristo.

Objetivos

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nal y la grandeza humana no pueden salvar a una sola alma de la muerte; Jesús se propuso que ningún halago de índole terrenal atrajera a los hombres a su lado (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 29).

Como hombre, ¿en qué se convirtió el Rey de gloria? Mateo 20:28; Lucas 22:27; Juan 13:4, 5.

‘El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.’ Repetidas veces Cristo había enseñado que la verdadera grandeza se mide por el valor moral. En la estima del cielo, la grandeza de carácter consiste en vivir para el bienestar de nuestros semejantes, en hacer obras de amor y misericordia. Cristo, el Rey de gloria, fue siervo del hombre caído... Poniendo a un lado el manto exte-rior que habría impedido sus movimientos, tomó una toalla y se ciñó. Con sorprendido interés, los discípulos miraban, y en silencio esperaban para ver lo que iba a seguir. ‘Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido.’... Tenía plena conciencia de su divinidad; pero había puesto a un lado su corona y vestiduras reales, y había tomado forma de siervo. Uno de los últimos actos de su vida en la tierra consistió en ceñirse como siervo y cumplir la tarea de un siervo. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 565, 600, 601).

reconocido por aLgunos y despreciado por otros ¿En qué ocasión fue Jesús reconocido como Rey de gloria y por quién? Lucas 19:37, 38; Mateo 21:5; Marcos 11:9, 10.

El que siempre había rechazado los honores reales iba a entrar en Jerusalén como el prometido heredero del trono... Nunca antes ha-bía visto el mundo tal escena de triunfo... Los ciegos a quienes había restaurado la vista abrían la marcha. Los mudos cuya lengua Él había desatado voceaban las más sonoras alabanzas. Los cojos a quienes había sanado saltaban de gozo y eran los más activos en arrancar palmas para hacerlas ondear delante del Salvador. Las viudas y los huérfanos ensalzaban el nombre de Jesús por sus misericordiosas obras para con ellos. Los leprosos a quienes había limpiado exten-

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dían a su paso sus inmaculados vestidos y le saludaban Rey de gloria. Aquellos a quienes su voz había despertado del sueño de la muerte estaban en la multitud. Lázaro, cuyo cuerpo se había corrompido en el sepulcro, pero que ahora se gozaba en la fuerza de una gloriosa virilidad, guiaba a la bestia en la cual cabalgaba el Salvador. (El Desea-

do de Todas las Gentes, págs. 523, 526).

¿Qué contestó Jesús cuando Pilato le preguntó si era un rey? Juan 18:33, 36, 37.

Jesús no respondió directamente a esta pregunta... Aunque no contestó directamente la pregunta de Pilato, expuso claramen-te su propia misión. Le dio a entender que no estaba buscando un trono terrenal... ‘Le dijo entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he na-cido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.’... Cristo afirmó que su palabra era en sí misma una llave que abriría el misterio para aquellos que estuviesen preparados para recibirlo. Esta palabra tenía un poder que la recomendaba, y en ello estri-baba el secreto de la difusión de su reino de verdad. (El Deseado de

Todas las Gentes, págs. 674, 675).

eL rey de gLoria regresa aL cieLo Después de su ascensión al cielo, ¿cómo fue recibido Jesús como Rey de gloria? Juan 16:28; Salmo 24:7-10.

Cristo vino a la tierra como Dios en forma humana. Ascendió a los cielos como Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su exaltado carácter. Fue como alguien poderoso en batalla, ven-cedor, que llevaba cautiva la cautividad. Fue acompañado por la hueste angélica, entre aclamaciones de alabanza e himnos celes-tiales. (La Maravillosa Gracia, pág. 49).

Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorifica-

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do con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 32).

eL rey de gLoria regresará ¿Cómo regresará a la tierra por segunda vez el Rey de gloria? Apocalipsis 19:11, 16.

Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdota-les y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza mu-chas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo... Su corona era gloriosa y resplandeciente. Estaba formada por una corona dentro de otra corona, hasta un total de siete. (Primeros Escritos, págs. 280, 281, 53).

Cuando Cristo vuelva a la tierra, los hombres no le verán como preso rodeado por una turba. Le verán como Rey del cielo. Cristo volverá en su gloria, en la gloria de su Padre y en la gloria de los santos ángeles. Miríadas y miríadas, y miles de miles de ángeles, hermosos y triunfantes hijos de Dios que poseen una belleza y gloria superiores a todo lo que conocemos, le escoltarán en su regreso. Entonces se sentará sobre el trono de su gloria y delante de Él se congregarán todas las naciones. Entonces todo ojo le verá y también los que le traspasaron. En lugar de una corona de espinas, llevará una corona de gloria, una corona dentro de otra corona. En lugar de aquel viejo manto de grana, llevará un vesti-do del blanco más puro, ‘tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.’ Y en su vestidura y en su muslo estará escrito un nombre: ‘Rey de reyes y Señor de señores.’ (El Deseado de

Todas las Gentes, pág. 688).

¿Cuál será el privilegio de los redimidos en ocasión de la segunda venida del Rey de gloria? Mateo 25:31-34; 16:27; Apocalipsis 22:12.

Pero cuando venga Jesús, concederá la inmortalidad a su pueblo; y luego los llamará a poseer el reino, del que hasta aquí sólo han sido presuntos herederos... ‘El reino, y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo’ van a ser dados a los herederos

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de la salvación y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores... Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de agradecimiento. ‘Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a Él sea gloria e imperio para siempre jamás.’ (Apocalipsis 1:5, 6.)... Luego se oye aquella voz, más armoniosa que cualquier música que haya acariciado jamás el oído de los hombres, y que dice: ‘Vuestro conflicto ha terminado.’ ‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino prepa-rado para vosotros desde la fundación del mundo.’ (El Conflicto de los

Siglos, págs. 369, 671, 704).

meditación En aquel día los redimidos resplandecerán en la gloria del Padre y del Hijo. Tocando sus arpas de oro, los ángeles darán la bienve-nida al Rey y a los trofeos de su victoria: los que fueron lavados y emblanquecidos en la sangre del Cordero. Se elevará un canto de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo habrá vencido. Entrará en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, testimonios de que su misión de sufrimiento y sacrificio no fue en vano. (Joyas

de los Testimonios, tomo 3, pág. 432).

estudio personaL Allí estaba el Hijo de Dios, llevando el manto de burla y la corona de espinas. Desnudo hasta la cintura, su espalda revelaba los lar-gos, y crueles azotes, de los cuales la sangre fluía copiosamente. Su rostro manchado de sangre llevaba las marcas del agotamien-to y el dolor; pero nunca había parecido más hermoso que en ese momento... Cada rasgo expresaba bondad y resignación y la más tierna compasión por sus crueles verdugos. Su porte no expresaba debilidad cobarde, sino la fuerza y dignidad de la lon-ganimidad. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 684).

Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 434).

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mesías y salvador

Introducción“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”

Hechos 4:12.

Cristo sufrió el castigo en favor de la raza humana con el fin de que el universo celestial pudiera discernir las condiciones del pacto de la redención. El trono de Justicia debe asegurarse eternamente y para siempre... Todas las dudas que-darían contestadas para siempre mediante el sacrificio que Cristo estaba por realizar, y la raza humana sería salva si retornaba a su lealtad. Únicamente Cristo podía restaurar el honor del gobierno de Dios.

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en eL antiguo testamento ¿Cómo presenta el Antiguo Testamento al Redentor? Job 19:25; Isaías 59:20. ¿Cómo sabían los patriarcas acerca de su venida? Génesis 3:15.

Entonces informó a la hueste angélica que se había encontrado una vía de escape para el hombre perdido. Les dijo que había suplicado a su Padre, y que había ofrecido su vida en rescate, para que la sentencia de muerte recayera sobre Él, para que por su intermedio el hombre pudiera encontrar perdón; para que por los méritos de su sangre, y como resultado de su obediencia a la ley de Dios, el hombre pudiera gozar del favor del Señor, volver al hermoso jardín y comer del fruto del árbol de la vida. (La Historia

de la Redención, pág. 43).

•¿Por qué crees que cuando Jesucristo llegó a este mundo no fue recibido como debía?

•¿Qué significa para tí la palabra “Mesías”?

•¿A quién esperaban los Judíos que apareciera como Mesías?

Piensa y Responde

•Visualizar el antiquísimo anuncio de la llegada del Mesías.

•Analizar la labor que Cristo como Redentor había (y ha) de realizar a favor dela raza caída.

Objetivos

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en eL nuevo testamento ¿Quiénes fueron los primeros informados acerca de la venida a la tierra del Salvador? Lucas 2:8-11.

En los campos donde el joven David apacentara sus rebaños, ha-bía todavía pastores que velaban. Durante las silenciosas horas de la noche, hablaban del Salvador prometido, y oraban por la venida del Rey al trono de David. ‘Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.’ Al oír estas palabras, las mentes de los atentos pastores se llenaron de visiones gloriosas. ¡El Libertador había nacido en Israel! (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 31).

¿Quién reconoció a Jesús como el Salvador del mundo y el Mesías? Lucas 1:67-69; Juan 1:41; 4:42.

Andrés trató de impartir el gozo que llenaba su corazón. Yendo en busca de su hermano Simón, exclamó: ‘Hemos hallado al Me-sías.’... En su nuevo gozo, decían a la mujer: ‘Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente Éste es el Salvador del mundo, el Cristo.’ Los samaritanos creían que el Mesías había de venir como Redentor, no sólo de los judíos, sino del mundo. (El Deseado de Todas las Gentes,

págs. 113, 163).

saLvador de La raza humana ¿Para quién es Jesús, el Salvador? 1 Timoteo 1:15; Hebreos 7:25; Mateo 18:11.

Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así ‘también fue el Hijo del hombre... levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:14, 15). Si

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estáis conscientes de vuestros pecados, no dediquéis todas vues-tras facultades a lamentaros por ellos, sino mirad y vivid. Jesús es nuestro único Salvador, y aunque millones que necesitan ser curados rechacen su misericordia ofrecida, nadie que confía en sus méritos será abandonado para perecer. Al paso que reconoz-camos nuestra condición impotente sin Cristo, no debemos des-animarnos. Debemos confiar en un Salvador crucificado y resuci-tado. Pobre alma, enferma de pecado y desanimada, mira y vive. Jesús ha empeñado su palabra; salvará a todos los que acuden a Él (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 413, 414).

¿Qué gran labor realizó Jesús como Redentor del mundo? 1 Pedro 2:24; Efesios 1:5-7; Romanos 3:24.

Jesús se convirtió en el Redentor del mundo prestando perfecta obediencia a cada palabra que procede de la boca de Dios. Re-dimió la desdichada caída de Adán, uniendo la tierra –que había quedado divorciada de Dios por el pecado– con el continente del cielo. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1099).

El Señor vio nuestra condición caída. Vio nuestra necesidad de gracia, y porque amaba nuestras almas, nos ha dado gracia y paz. La gracia significa un favor para alguien que no lo merece, para alguien que está perdido. El hecho de que seamos pecadores, en vez de rechazarnos apartándonos de la misericordia y del amor de Dios, hace que la práctica del amor de Dios sea para nosotros una necesidad positiva a fin de que seamos salvados. (Mensajes Se-

lectos, tomo 1, pág. 407).

saLvar de sus pecados Cristo vino a salvar pecadores, pero ¿qué nos pide que hagamos con nuestros pecados? Mateo 1:21; 1 Juan 1:9; Proverbios 28:13.

Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y ‘Él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo

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el mundo.’ ‘Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados y nos limpie de toda maldad.’ Las condiciones para obtener la misericordia de Dios son sencillas y razonables. El Señor no requiere que hagamos algo doloroso a fin de obtener el perdón. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones o ejecutar penitencias pe-nosas para encomendar nuestras almas a Él o para expiar nuestra transgresión. El que ‘confiesa y se aparta’ de su pecado ‘alcanzará misericordia.’ (Proverbios 28:13) (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 441).

Ha [Satanás] declarado que... los hombres pueden acudir a Cristo, no para ser salvados de sus pecados sino en sus peca-dos. (Fe y Obras, pág. 93).

Así como los fieles esperaban la primera venida del Salvador y lo comunicaron a sus semejantes, ¿qué harán los fieles que le esperan por segunda vez? Filipenses 3:20; 2 Corintios 5:20; 2 Pedro 2:9.

Hay que amonestar al mundo. Velad, esperad, orad, trabajad, y no permitáis que nada se haga con rivalidad y vanagloria... Hay que lle-var a cabo una gran obra aún, y hay que realizar todo esfuerzo posi-ble para revelar a Cristo como el Salvador que perdona los pecados, a Cristo como el portador del pecado, a Cristo como la brillante es-trella matutina, y el Señor nos dará su apoyo frente al mundo hasta que hayamos hecho nuestra obra (El Evangelismo, pág. 53).

meditación Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento – y ¡cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo! –: ‘Ellas son las que dan testimonio de mí’ (Juan 5:39), el Redentor, Aquel en quien vuestras esperanzas de vida eterna se concentran. Sí, la Biblia entera nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, de la cual se dice: ‘Sin Él nada de lo que es hecho, fue hecho’ (Juan 1:3), hasta la última promesa: ‘¡He aquí, yo vengo presto!’ (Apocalipsis 22:12) leemos acerca de sus obras y escuchamos su voz. Si deseáis conocer al Salvador, estudiad las Santas Escrituras. (El Camino a Cristo, pág. 87).

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estudio personaL •1 Timoteo 4:10

Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. Él no nos salva me-diante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley. (Fe y Obras, pág. 99).

La santa ley de Dios es la única cosa por la cual podemos deter-minar si estamos caminando de acuerdo con Él, o no. Si somos desobedientes, nuestros caracteres no están en armonía con la norma de gobierno moral de Dios, y es una falsedad que diga-mos: ‘Estoy salvado’. No está salvado ningún transgresor de la ley de Dios, la cual es el fundamento del gobierno divino en el cielo y en la tierra. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 369).

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el PrinCiPe de Paz

Introducción“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que mora-ban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos... Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”

Isaías 9:2, 6

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eL evangeLio de paz ¿Cuáles son las buenas nuevas que Jesús proclamó y qué debemos dar a conocer? Siguiendo su mensaje, ¿qué experiencia hacen los creyentes? Efesios 2:17; 6:15.

‘Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo; y gran gracia era en todos ellos’ (Hechos 4:33). Gracias a sus labores se añadieron a la iglesia hombres elegidos, quienes, recibiendo la Palabra de vida, consagraron su existencia a la obra de comunicar a otros la esperanza que había llenado su corazón de paz y gozo. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 210).

El evangelio de Cristo es la buena nueva de su gracia, por medio de la cual el hombre puede ser liberado de la condenación del pecado y capacitado para obedecer la ley de Dios. El evangelio señala hacia el código moral como regla de vida. (Mente, Carácter y

Personalidad, tomo 2, pág. 584).

•¿Por qué en el Antiguo Testamento se resalta más un Dios de guerra (Jehová de los Ejércitos) mientras que el Nuevo se resalta a un Dios de amor (Principe de Paz)?

•¿Qué tipo de PAZ es la que ofrece Cristo?

Piensa y Responde

•Saber que el Evangelio de Paz es Universal.

•Analizar en qué consiste la verdadera PAZ que es ofrecida por el Cielo.

•Comprender que nosotros tenemos un llamamiento especial.

Objetivos

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Sin embargo, ¿qué declaró Jesús mismo? ¿Cómo se entiende? Mateo 10:34; Lucas 12:52, 53.

Jesús declaró: ‘No he venido para traer paz, sino espa-da’. ¿Por qué? Porque los hombres no recibirían la palabra de vida; porque combatirían contra el mensaje que les era enviado para proporcionarles gozo, esperanza y vida. Consideramos que los judíos no tienen excusa porque rechazaron y crucificaron a Cristo. Pero los mensajes que el Señor envía hoy con frecuencia son recibidos de una manera similar a la forma en que los ju-díos recibieron el mensaje de Cristo. Si la enseñanza del Señor no armoniza con las opiniones de los hombres, la ira domina a la razón y los hombres le facilitan el juego al enemigo oponiéndose a los mensajes que envía el Señor. Satanás los usa como afilados instrumentos para oponerse al progreso de la verdad. (Comentario

Bíblico Adventista, tomo 5, págs. 1064, 1065).

De una manera más amplia, estaba entrando en el conflicto de su vida. Aunque era el Príncipe de Paz, su venida iba a ser como el acto de desenvainar una espada. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 85).

eL evangeLio como una espada Si el evangelio es un mensaje de paz, ¿por qué no es recibido por todas las naciones que anhelan paz? Juan 3:19; 10:25-27.

‘Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.’ (Lucas 2:14.) Hay contradicción aparente entre estas declaraciones proféticas y las palabras de Cristo: ‘No vine a traer paz, sino espada’ (Mateo 10:34). Pero si se las entien-de correctamente, se nota armonía perfecta entre ellas. El Evan-gelio es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten sus enseñanzas. La misión de Jesús consis-tió en reconciliar a los hombres con Dios, y así a unos con otros; pero el mundo en su mayoría se halla bajo el dominio de Satanás,

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el enemigo más encarnizado de Cristo. El Evangelio presenta a los hombres principios de vida que contrastan por completo con sus hábitos y deseos, y por esto se rebelan contra Él. Aborrecen la pureza que pone de manifiesto y condena sus pecados, y persi-guen y dan muerte a quienes los instan a reconocer sus sagrados y justos requerimientos. Por esto, es decir, por los odios y disen-siones que despiertan las verdades que trae consigo, el Evangelio se llama una espada. (El Conflicto de los Siglos, págs. 50, 51).

paz perfecta ¿Qué herencia confió Jesús a sus discípulos antes de irse? Juan 14:27.

La paz que Cristo denomina su paz y la que Él legó a sus discí-pulos no es la que evita todas las divisiones, sino es la paz que se brinda y se disfruta en medio de las disensiones. La paz que siente el fiel defensor de la causa de Cristo es el conocimiento de que está haciendo la voluntad de Dios y reflejando su gloria por medio de las buenas obras. Es una paz interna, más bien que ex-terna. Afuera hay guerras y luchas por la oposición de enemigos declarados, y aun la frialdad y desconfianza de los que afirman ser amigos. (Alza tus Ojos, pág. 218).

Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que Él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta aquies-cencia hay descanso perfecto. El Señor dice: ‘Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 298).

Si deseamos esta paz, ¿qué debemos hacer? Mateo 11:28, 29; Isaías 26:3; Salmo 119:165.

Quien consienta en renunciar al pecado y abra el corazón al amor de Cristo participará de esta paz celestial. No hay otro funda-mento para la paz. La gracia de Cristo, aceptada en el corazón,

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vence la enemistad, apacigua la lucha y llena el alma de amor. El que está en armonía con Dios y con su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. No habrá envidia en su corazón ni su imaginación albergará el mal; allí no podrá existir el odio. El corazón que está de acuerdo con Dios participa de la paz del cielo y esparcirá a su alrededor una influencia bendita. El espíritu de paz se asentará como rocío sobre los corazones cansados y turbados por la lucha del mundo. (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 27, 28).

¿Es posible perder esta paz celestial? ¿Cómo? En un caso tal, ¿cómo se puede encontrar de nuevo? Isaías 59:1, 2; 1 Juan 2:1; Romanos 5:1.

La vida de cada hombre testifica acerca de la verdad de las pala-bras de la Escritura: ‘Los impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta... No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.’ El pecado ha destruido nuestra paz. Mientras el yo no está subyugado, no podemos hallar descanso. (El Deseado de Todas

las Gentes, pág. 302).

El sentimiento del pecado ha envenenado las fuentes de la vida; pero Cristo dice: ‘Yo llevaré vuestros pecados; yo os daré paz. Os compré con mi sangre. Sois míos. Mi gracia fortalecerá vues-tra voluntad debilitada; os libraré del remordimiento de vues-tro pecado.’ Cuando os asalten las tentaciones, cuando os veáis envueltos en perplejidad y cuidados, cuando, deprimidos y des-alentados, estéis a punto de ceder a la desesperación, mirad a Jesús y las tinieblas que os rodeen se desvanecerán ante el res-plandor de su presencia. Cuando el pecado contiende por domi-nar vuestra alma y agobia vuestra conciencia, mirad al Salvador. Su gracia basta para vencer el pecado. Vuélvase hacia Él vuestro agradecido corazón que tiembla de incertidumbre. (El Ministerio de

Curación, págs. 56, 57).

bienaventurados Los pacificadores ¿Nos encontramos entre los pacificadores? Si lo estamos, ¿cuál será nuestra experiencia? Mateo 5:9.

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Los seguidores de Cristo son enviados al mundo con el mensaje de paz. Quienquiera que revele el amor de Cristo por la influencia inconsciente y silenciosa de una vida santa; quienquiera que inci-te a los demás, por palabra o por hechos, a renunciar al pecado y entregarse a Dios, es un pacificador. ‘Bienaventurados los pacifi-cadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios’. El espíritu de paz es prueba de su relación con el cielo. El dulce sabor de Cristo los envuelve. La fragancia de la vida y la belleza del carácter re-velan al mundo que son hijos de Dios. Sus semejantes reconocen que han estado con Jesús. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 28).

meditación ‘Bienaventurados los pacificadores.’ La paz de Cristo nace de la verdad. Está en armonía con Dios. El mundo está en enemistad con la ley de Dios; los pecadores están en enemistad con su Ha-cedor; y como resultado, están en enemistad unos con otros. Pero el salmista declara: ‘Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo.’ Los hombres no pueden fabricar la paz. Los planes humanos, para la purificación y elevación de los individuos o de la sociedad, no lograrán la paz, porque no alcan-zan al corazón. El único poder que puede crear o perpetuar la paz verdadera es la gracia de Cristo. Cuando ésta esté implantada en el corazón, desalojará las malas pasiones que causan luchas y disensiones. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 270).

estudio personaL •Isaías 32:17

Han de seguir ‘lo que hace a la paz,’ pero la verdadera paz no puede obtenerse traicionando los buenos principios. Y ningún hombre puede ser fiel a estos principios sin excitar oposición. Un cristianismo espiritual recibirá la oposición de los hijos de la desobediencia. Pero Jesús dijo a sus discípulos: ‘No temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar.’ Los que son fieles a Dios no necesitan temer el poder de los hombres ni la enemistad de Satanás. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 322, 323).

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nuestro Hermano

Introducción“El que es ‘santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores,’ no se avergüenza de llamarnos hermanos. En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 17

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática está dedicada para la Iglesia de Garzón (Huila )

Sea tu ofrenda una expresión de amor y gratitud

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Los hermanos de jesús ¿Quiénes, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, son sus hermanos? Marcos 3:31-35; Mateo 7:21; Gálatas 3:26.

Mientras Jesús estaba todavía enseñando a la gente, sus discípulos trajeron la noticia de que su madre y sus hermanos estaban afuera y deseaban verle. Él sabía lo que sentían ellos en su corazón, y ‘res-pondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quié-nes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hi-ciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi her-mano, y hermana, y madre.’ Todos los que quisieran recibir a Cristo por la fe iban a estar unidos con Él por un vínculo más íntimo que el del parentesco humano. Iban a ser uno con Él, como Él era uno con el Padre. Al creer y hacer sus palabras, su madre se relacionaba en forma salvadora con Jesús y más estrechamente que por su vínculo natural con Él. Sus hermanos no se beneficiarían de su relación con Él a menos que le aceptasen como su Salvador personal. (El Deseado de

Todas las Gentes, pág. 292).

•Si Dios, siendo Todopoderoso, ¿por qué llega a considerarnos sus hermanos?

•¿Qué requisitos debe cumplir el ser humano para ser parte de la familia celestial?

Piensa y Responde

•Comprender que a parte de la relación Dios-Criatura existe una relación filial entre Cristo y nosotros.

•Ver la profunda aplicación que implica ser hermanos de Cris-to.

Objetivos

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eL amor de nuestro hermano mayor Siendo nuestro Hermano mayor, ¿cómo expresó Jesús su maravilloso amor por nosotros? Filipenses 2:7, 8; Hebreos 2:17.

Si nuestra salvación dependiera de nuestros propios esfuerzos, no podríamos ser salvos; pero ella depende de Uno que endosa todas las promesas. Nuestro asimiento de Él puede parecer débil, pero su amor es como el de un hermano mayor; mientras man-tengamos nuestra unión con Él, nadie podrá arrancarnos de su mano. (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 441).

su padre, nuestro padre ¿Qué seguridad tenemos de ser aceptados por el Padre a través de Jesús? Hebreos 2:11, 12.

Jesús nos enseña a llamar a su Padre, nuestro Padre. No se aver-güenza de llamarnos hermanos. Tan dispuesto, y ansioso, está el corazón del Salvador a recibirnos como miembros de la familia de Dios, que desde las primeras palabras que debemos emplear para acercarnos a Dios Él expresa la seguridad de nuestra rela-ción divina: ‘Padre nuestro.’ (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 89).

En la apostasía, el hombre se separa de Dios, la separación es amplia y terrible; pero Cristo ha hecho provisión de nuevo para relacionarnos consigo. El poder del mal está tan identificado con la naturaleza humana que ningún hombre puede vencerlo ex-cepto por su unión con Cristo. Por medio de esta unión recibimos poder moral y espiritual. Si tenemos el espíritu de Cristo llevare-mos el fruto de justicia, fruto que honrará y bendecirá a los hom-bres, y glorificará a Dios. (Reavivamientos Modernos, pág. 43).

¿En qué ocasión se refirió Jesús a esta relación especial con sus discípulos? Mateo 28:10; Marcos 16:7.

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Pero ahora, con su propia voz familiar, Jesús le dijo: ‘¡María!’ En-tonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, vol-viéndose, vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó que había sido crucificado. Precipitándose hacia Él, como para abrazar sus pies, dijo: ‘¡Rabboni!’ Pero Cristo alzó la mano diciendo: No me detengas; ‘porque aún no he subido a mi Padre: mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.’ Y María se fue a los discípulos con el gozoso mensaje... La primera obra que hizo Cristo en la tierra después de su resurrección consistió en convencer a sus discípulos de su no disminuido amor y tierna consideración por ellos. Para probarles que era su Salvador vivo, que había roto las ligaduras de la tum-ba y no podía ya ser retenido por el enemigo de la muerte, para revelarles que tenía el mismo corazón lleno de amor que cuando estaba con ellos como su amado Maestro, les apareció vez tras vez. Quería estrechar aún más en derredor de ellos los vínculos de su amor. Id, decid a mis hermanos –dijo,– que se encuentren conmigo en Galilea. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 734, 736).

ser miembros de La famiLia ceLestiaL ¿Cómo podemos ser hijos de Dios y hermanos de Jesús? Juan 1:12:13; 1 Juan 5:1, 2; Romanos 8:14.

Si llamáis a Dios vuestro Padre os reconocéis hijos suyos, para ser guiados por su sabiduría y para darle obediencia en todas las co-sas, sabiendo que su amor es inmutable. Aceptaréis su plan para vuestra vida. Como hijos de Dios, consideraréis como objeto de vuestro mayor interés, su honor, su carácter, su familia y su obra. Vuestro gozo consistirá en reconocer y honrar vuestra relación con vuestro Padre y con todo miembro de su familia. Os gozaréis en realizar cualquier acción, por humilde que sea, que contribuya a su gloria o al bienestar de vuestros semejantes. (El Discurso Maestro

de Jesucristo, pág. 91).

Todos los que han nacido en la familia celestial son en un sentido especial los hermanos de nuestro Señor. El amor de Cristo liga a los miembros de su familia, y dondequiera que se hace manifies-

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to este amor se revela la filiación divina (El Deseado de Todas las Gentes,

pág. 593).

¿Qué deseo expresó Jesús en su oración intercesora dirigida a su Padre en nuestro favor? Juan 17:21, 24.

El Señor desea que sus siervos escogidos aprendan cómo unirse en un esfuerzo armonioso. Puede parecerles a algunos que el contraste entre sus dones y los dones de sus colaboradores es demasiado grande para permitirles unirse en un esfuerzo armo-nioso; pero cuando recuerden que hay variedad de mentes que alcanzar, y que algunos rechazarán la verdad como la presenta algún obrero, sólo para abrir sus corazones a la verdad de Dios como la presenta de diferente manera otro obrero, se esforzarán llenos de esperanza por trabajar juntamente en unidad. Sus ta-lentos, aunque diversos, pueden estar bajo el control del mismo Espíritu. En toda palabra y acto, se revelarán bondad y amor; y a medida que todo obrero ocupe fielmente el lugar que le ha sido señalado, la oración de Cristo por la unidad de sus seguidores será contestada, y el mundo sabrá que éstos son sus discípulos. (El Evangelismo, pág. 77).

coherederos con cristo Sí somos hermanos de Jesús, ¿cuál será nuestra herencia? Gálatas 3:29; Romanos 8:17; Mateo 25:34.

‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios’ (Salmos 103:13; 1 Juan 3:1). ¡Cuán precioso privilegio es éste, que seamos hijos e hijas del Altísimo, herederos de Dios y coherederos con Jesucristo! (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 108, 109).

Dios ama a sus hijos obedientes. Tiene un reino preparado, no para súbditos desleales, sino para sus hijos que Él ha probado y purificado en un mundo maleado y corrompido por el pecado. Como hijos obedientes tenemos el privilegio de tener relación con Dios. ‘Si hijos –dice Él– también herederos’ de una herencia inmor-tal... Cristo y su pueblo son uno. (Comentario Bíblico Adventista, pág. 1077).

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meditación Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal no son deja-dos huérfanos, para sobrellevar solos las pruebas de la vida. Él los recibe como miembros de la familia celestial, los invita a llamar a su Padre, Padre de ellos también. Son sus ‘pequeñitos,’ caros al corazón de Dios, vinculados con Él por los vínculos más tiernos y permanentes... Y si sostenemos un vínculo de parentesco con Él, ¡con qué ternura debemos considerar a los que son hermanos y hermanas de nuestro Señor! ¿No debiéramos estar listos para reconocer los derechos de nuestra relación divina? Adoptados en la familia de Dios, ¿no honraremos a nuestro Padre y a nuestra parentela? (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 294).

estudio personaL A los que le reciben les da potestad de ser hechos hijos de Dios, para que al fin Dios los reciba como suyos, a fin de que vivan con Él por toda la eternidad. Si durante esta vida permanecen leales a Dios, al fin ‘verán su cara; y su nombre estará en sus frentes.’(Apocalipsis 22:4.) ¿Y en qué consiste la felicidad del cielo sino en ver a Dios? ¿Qué gozo mayor puede haber para el peca-dor salvado por la gracia de Cristo que el de contemplar la faz de Dios y conocerle como Padre? (El Ministerio de Curación, pág. 328).

Dios nos ama como ama a su Hijo. Es lo que dijo Jesús en su postre-ra oración en favor de sus discípulos: ‘Los has amado a ellos como también a mí me has amado.’ (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 89).

•Hebreos 1:2

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el buen Pastor

Introducción“‘El que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.’ Cristo es la puerta y también el pastor. Él entra por sí mismo. Es por su propio sacrificio como llega a ser pastor de las ovejas. ‘A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz’”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 444

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profecías concernientes aL pastor divino ¿Cómo se presenta Jesús a sí mismo? ¿Cuál es su misión? Juan 10:11.

Cristo, el gran ejemplo para todos los predicadores, se compara a un pastor. ‘YO SOY el buen pastor: Declara Él – el buen pas-tor su vida da por las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.’ Como un pastor terreno conoce sus ovejas, así conoce el Pastor divino su grey que está dispersa por todo el mundo. ‘Vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová’ (Obreros Evangélicos, pág. 189).

‘Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.’ Es decir, mi Padre os ama tanto, que me ama aún más porque doy mi vida para redimiros. Al hacerme vuestro substi-tuto y fiador, mediante la entrega de mi vida, tomando vuestras

•Si una oveja es generalmente obediente, ¿por qué nosotros so-mos tan reacios en escuchar la voz de nuestro Pastor?

•¿Hasta dónde es capaz de llegar nuestro Pastor por alcanzar-nos?

Piensa y Responde

•Comprender el tierno cuidado que Cristo nos ofrece.

•Reconocer nuestra propia situación y la necesidad del Pastor Divino en nuestras vidas.

•Llegar a pertenecer al redil del Gran Pastor.

Objetivos

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obligaciones, vuestras transgresiones, se encarece el amor de mi Padre hacia mí. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 447, 448).

¿Quién profetizó en el Antiguo Testamento acerca del Pastor divino? Isaías 40:11; Salmo 23:1.

El profeta Isaías había aplicado esta figura a la misión del Me-sías, en las alentadoras palabras: ‘Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora en Jerusalem; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro!... Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará.’ David había cantado: ‘Jehová es mi pastor; nada me faltará.’ El Espíritu Santo había declarado por Ezequiel: ‘Y despertaré sobre ellas un pastor, y Él las apacentará.’ ‘Yo buscaré la perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré la enferma.’ ‘Y estableceré con ellos pacto de paz.’ ‘Y no serán más presa de las gentes, ... sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 442).

eL pastor y La puerta deL rediL ¿Cómo explica Jesús, el Pastor divino, que también es la puerta del redil? Juan 10:9.

Cristo es la puerta del redil de Dios. Por esta puerta todos sus hijos, desde los más remotos tiempos, han hallado entrada. En Jesús, como estaba presentado en los tipos, prefigurado en los símbolos, manifestado en la revelación de los profetas, revelado en las lecciones dadas a sus discípulos, y en los milagros obrados en favor de los hijos de los hombres, ellos han contemplado al ‘Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo,’ y por Él son introducidos en el redil de su gracia. Se han presentado muchos otros objetos de fe en el mundo; se han ideado ceremonias y sistemas por los cuales los hombres esperan recibir justificación y paz para con Dios, y hallar así entrada en su redil. Pero la única puerta es Cristo, y todos los que han interpuesto alguna otra

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cosa para que ocupe el lugar de Cristo, todos los que han pro-curado entrar en el redil de alguna otra manera, son ladrones y robadores. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 443).

¿Es animador saber que Jesucristo conoce su rebaño? Ezequiel 34:31; Isaías 43:1; 49:16, primera parte.

Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el divino Pastor co-noce su rebaño, esparcido por el mundo. ‘Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová.’ Jesús dice: ‘Te puse nombre, mío eres tú.’ ‘He aquí que en las palmas te tengo esculpida.’ Jesús nos conoce individualmen-te, y se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para ha-llar a una de sus ovejas. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 444).

La preocupación deL pastor Si nos descarriamos, ¿qué hará el Pastor divino? Lucas 15:4; 19:10.

Pero en la parábola de la oveja perdida, Cristo enseña que la sal-vación no se debe a nuestra búsqueda de Dios, sino a su búsque-da de nosotros. ‘No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se apartaron’. No nos arrepentimos para que Dios nos ame, sino que Él nos revela su amor para que nos arrepintamos... La oveja que se ha descarriado del redil es la más impotente de todas las criaturas. El pastor debe buscarla, pues ella no puede encontrar el camino de regreso. Así también el alma que se ha apartado de Dios, es tan impotente como la oveja perdida, y si el amor divino no hubiera ido en su rescate, nunca habría encon-trado su camino hacia Dios... Hace todos los esfuerzos posibles por encontrar esa sola oveja perdida... Al fin es recompensado su esfuerzo; encuentra la perdida... (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs.

148, 146, 147).

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Así como bala alegremente la oveja perdida al ser encontrada por el pastor, ¿qué ocurre en el cielo cuando un alma perdida es encontrada? Lucas 15:7.

‘Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido’ (Lucas 15:6). Así también, cuando un extraviado es en-contrado por el gran Pastor de las ovejas, los ángeles celestiales responden a la nota de gozo del Pastor. Cuando el perdido es encontrado, el cielo y la tierra se unen en agradecimiento y rego-cijo. ‘Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepien-te, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepen-timiento.’ (Lucas 15:7) (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 398).

buscando La oveja perdida El propósito de Jesús es reunir su rebaño. ¿Estamos dispuestos a trabajar con Él para buscar, también otras ovejas–perdidas y descarriadas? ¿Qué mensaje podemos darles? Juan 10:16; Isaías 56:8.

¿A cuántos de los errantes, tú, lector, has buscado y llevado de vuelta al redil? Cuando te apartas de los que no parecen promi-sorios ni atractivos, ¿te das cuenta de que estás descuidando las almas que está buscando Cristo? En el preciso momento en que te apartas de ellos, quizá es cuando necesiten más de tu compa-sión. En cada reunión de culto, hay almas que anhelan descanso y paz. Quizá parezca que viven vidas descuidadas, pero no son in-sensibles a la influencia del Espíritu Santo. Muchas de ellas pue-den ser ganadas para Cristo (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 150). Si Cristo dejó las noventa y nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados haciendo me-nos? ¿No es la omisión de trabajar como Cristo trabajó, de sacri-ficarse como Él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados, un insulto a Dios? (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 375).

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meditación ¿Estáis vosotros, los que veis este ejemplo, cooperando con el que está tratando de salvar a los perdidos? ¿Sois colaboradores con Cristo? ¿No podéis soportar por su causa sacrificios, padeci-mientos y pruebas? Hay oportunidad de hacer bien a las almas de los jóvenes y de los que yerran. Si veis a alguno cuyas palabras o actitud demuestran que está separado de Dios, no le culpéis. No es obra vuestra condenarle, sino acercaros a su lado para darle ayuda. Considerad la humildad de Cristo, su mansedumbre y sumisión, obrad como Él obró, con el corazón lleno de ternura santificada. (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 408).

estudio personaL Recordemos que Jesús nos conoce individualmente, y se compa-dece de nuestras flaquezas. Conoce las necesidades de cada una de sus criaturas, y la pena oculta e inexpresiva de cada corazón. Si se perjudica a uno de los pequeñuelos por los cuales murió, lo ve y pedirá cuenta al ofensor. Jesús es el buen Pastor. Él se interesa por sus ovejas débiles, enfermizas y errabundas. Las conoce a todas por nombre. La angustia de cada oveja y de cada cordero de su rebaño conmueve su corazón de amor y simpatía; y llega a su oído el cla-mor que pide ayuda. (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 115).

Gracias a Dios, Él no ha presentado a nuestra imaginación el cua-dro de un pastor que regresa dolorido sin la oveja. La parábola no habla de fracaso, sino de éxito y gozo en la recuperación. Aquí está la garantía divina de que no es descuidada o dejada al desamparo ni aun una de las ovejas descarriadas del aprisco de Dios. Cristo rescatará del hoyo de la corrupción y de las zarzas del pecado a todo el que tenga el deseo de ser redimido. (Palabras de

Vida del Gran Maestro, pág. 147).

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el Cordero de dios

Introducción“Juan había quedado profundamente conmovido al ver a Jesús postrarse como suplicante para pedir con lágrimas la aprobación del Padre. Al rodearle la gloria de Dios y oírse la voz del cielo, Juan reconoció la señal que Dios le había prometido. Sabía que era al Redentor del mundo a quien había bautizado. El Espíritu Santo descendió sobre Él, y extendiendo la mano, señaló a Jesús y exclamó: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 87

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símboLo deL cordero de dios ¿Cuándo fue anunciado por primera vez el Cordero de Dios y por medio de qué tipo? Génesis 3:15; 4:4; Éxodo 29:38, 39.

El sacrificio de animales fue ordenado por Dios para que fuese para el hombre un recuerdo perpetuo, un penitente reconoci-miento de su pecado y una confesión de su fe en el Redentor prometido. Tenía por objeto manifestar a la raza caída la solem-ne verdad de que el pecado era lo que causaba la muerte. Para Adán el ofrecimiento del primer sacrificio fue una ceremonia muy dolorosa. Tuvo que alzar la mano para quitar una vida que sólo Dios podía dar. Por primera vez iba a presenciar la muerte, y sa-bía que si hubiese sido obediente a Dios no la habrían conocido el hombre ni las bestias. Mientras mataba a la inocente víctima temblaba al pensar que su pecado haría derramar la sangre del Cordero inmaculado de Dios. Esta escena le dio un sentido más profundo y vívido de la enormidad de su transgresión, que nada

•¿Por qué fue necesario que Cristo tuviera que sacrificarse?

•¿Cuáles eran las posibilidades que Cristo fallara en su mi-sión?

•¿Existía otra manera para salvar a los seres humanos?

Piensa y Responde

•Ver en Cristo el único medio de Salvación ofrecido por Dios para la humanidad.

•Visualizar la profundidad del significado del Sacrificio hecho por Cristo, al punto de llegar a la cruz.

Objetivos

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sino la muerte del querido Hijo de Dios podía expiar... Trajo la víctima inmolada, la vida sacrificada, y así reconoció las deman-das de la ley que había sido quebrantada. En la sangre derrama-da contempló el futuro sacrificio, a Cristo muriendo en la cruz del Calvario; y al confiar en la expiación que iba a realizarse allí, obtuvo testimonio de que era justo, y de que su ofrenda había sido aceptada. (Patriarcas y Profetas, págs. 54, 55, 59, 60).

¿Qué paralelo se puede establecer entre el sacrificio pedido a Abrahán y el Cordero de Dios? Génesis 22:7-16.

Y en el carnero divinamente provisto en lugar de Isaac, Abrahán vio un símbolo de Aquel que había de morir por los pecados de los hombres... Abrahán aprendió de Dios la mayor lección que haya sido dada a los mortales. Su oración porque pudiera ver a Cristo antes de morir fue contestada. Vio a Cristo; vio todo lo que el mortal puede ver y vivir. Mediante una entrega comple-ta, pudo comprender esa visión referente a Cristo. Se le mostró que al dar a su Hijo unigénito para salvar a los pecadores de la ruina eterna, Dios hacía un sacrificio mayor y más asombroso que el que jamás pudiera hacer el hombre. (El Deseado de Todas las

Gentes, págs. 87, 435).

eL cordero pascuaL En el tiempo adecuado, ¿quién sería el Cordero pascual? Éxodo 12:5, 6, 11; 1 Corintios 5:7.

En el aposento alto de una morada de Jerusalén, Cristo estaba sen-tado a la mesa con sus discípulos. Se habían reunido para celebrar la Pascua. El Salvador deseaba observar esta fiesta a solas con los doce. Sabía que había llegado su hora; Él mismo era el verdadero cordero pascual, y en el día en que se comiera la pascua, iba a ser sacrificado. Estaba por beber la copa de la ira; pronto iba a recibir el bautismo final de sufrimiento (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 598).

La pascua había de ser tanto conmemorativa como simbólica. No sólo recordaría la liberación de Israel, sino que también señalaría

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la liberación más grande que Cristo habría de realizar para liberar a su pueblo de la servidumbre del pecado. El cordero del sacrifi-cio representa al ‘Cordero de Dios,’ en quien reside nuestra única esperanza de salvación. Dice el apóstol: ‘Nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros.’ (1 Corintios 5:7) (Patriarcas y

Profetas, pág. 281).

¿Qué cambios introduciría el sacrificio del verdadero Cordero pascual? ¿Cuándo finalizaron todos los sacrificios ceremoniales? Lucas 22:13-20; 23:45, 46.

Cristo se hallaba en el punto de transición entre dos sistemas y sus dos grandes fiestas respectivas. Él, el Cordero inmaculado de Dios, estaba por presentarse como ofrenda por el pecado, y así acabaría con el sistema de figuras y ceremonias que durante cua-tro mil años había anunciado su muerte. Mientras comía la pascua con sus discípulos, instituyó en su lugar el rito que había de con-memorar su gran sacrificio. La fiesta nacional de los judíos iba a desaparecer para siempre. El servicio que Cristo establecía había de ser observado por sus discípulos en todos los países y a través de todos los siglos. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 608).

Las ceremonias relacionadas con los servicios del templo, que prefiguraban a Cristo en símbolos y sombras, fueron quitadas en el tiempo de la crucifixión, porque en la cruz el símbolo se encon-tró con la realidad simbolizada [‘tipo’ y ‘antitipo’] en la muerte de la verdadera y perfecta ofrenda, el Cordero de Dios. (Comentario

Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1115).

eL cordero de dios se ofrece a sí mismo ¿Cómo se cumplieron las palabras del profeta Isaías? Isaías 53:4-7.

Caifás se desesperaba. Quedaba un último recurso; había que obligar a Cristo a condenarse así mismo. El sumo sacerdote se levantó del sitial del juez, con el rostro descompuesto por la pa-sión, e indicando claramente por su voz y su porte que, si estu-viese en su poder, heriría al preso que estaba delante de él. ‘¿No

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respondes nada? –exclamó,– ¿qué testifican éstos contra ti?’ Je-sús guardó silencio. ‘Angustiado Él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca...’ Una mancha sobre su vida humana, un desfallecimiento de su humanidad para soportar la prueba terrible, y el Cordero de Dios habría sido una ofrenda imperfecta y la redención del hombre habría fracasado. Pero Aquel que con una orden podría haber hecho acudir en su auxilio a la hueste celestial, el que por la manifestación de su ma-jestad divina podría haber ahuyentado de su vista e infundido te-rror a esa muchedumbre, se sometió con perfecta calma a los más groseros insultos y ultrajes. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 653, 683).

¿Qué caracterizaba a ambos, al cordero ceremonial y al Cordero de Dios? Levítico 22:20; 1 Pedro 1:19.

Dios les indicó expresamente que toda ofrenda presentada para el servicio del santuario debía ser ‘sin defecto’ (Éxodo 12:5). Los sacerdotes debían examinar todos los animales que se traían como sacrificio, y rechazar los defectuosos. Sólo una ofrenda ‘sin defecto’ podía simbolizar la perfecta pureza de Aquel que había de ofrecerse como ‘cordero sin mancha y sin contaminación.’ (1 Pedro 1:19) (Patriarcas y Profetas, pág. 363).

Las ofrendas presentadas al Señor debían ser sin mácula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello es evidente que Jesús mismo estaba exento de toda deformidad física. Era el ‘corde-ro sin mancha y sin contaminación.’ Su organismo físico no era afeado por defecto alguno; su cuerpo era sano y fuerte. Y duran-te toda su vida vivió en conformidad con las leyes de la naturale-za. Tanto física como espiritualmente, era un ejemplo de lo que Dios quería que fuese toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 34).

eL cordero de dios en eL monte de sión ¿Dónde encontramos de nuevo al Cordero de Dios? ¿Qué hará posible que alguien se encuentre entre los elegidos a su lado? Apocalipsis 14:1-5.

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Juan vio un Cordero sobre el monte de Sión, y con Él 144.000 que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Llevaban el sello del cielo. Reflejaban la imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y de la gloria del que es Santo. Si queremos tener la imagen y la inscripción de Dios en nosotros, debemos apartarnos de toda iniquidad. Debemos abandonar cada mala práctica, y entonces colocar nuestro caso en las manos de Cristo. Mientras estemos ocupados en nuestra salvación con temor y temblor, Dios produ-cirá en nosotros así el querer como el hacer por su buena volun-tad (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 988).

Para seguir a Cristo no necesitamos esperar hasta que seamos trasladados. El pueblo de Dios puede hacer eso en esta tierra. Sólo, podremos seguir al Cordero de Dios en los atrios celestia-les, si lo seguimos aquí. Que lo sigamos en el cielo depende de que guardemos ahora sus mandamientos. No debemos seguir a Cristo esporádica o caprichosamente, sólo cuando nos conviene. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 989).

meditación Fije el pecador arrepentido sus ojos en ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo;’ y contemplándolo, se transforma-rá. Su temor se trueca en gozo, sus dudas en esperanza. Brota la gratitud. El corazón de piedra se quebranta. Una oleada de amor inunda el alma. Cristo es en él una fuente de agua que brota para vida eterna. Cuando vemos a Jesús, Varón de dolo-res y experimentado en quebrantos, trabajando para salvar a los perdidos, despreciado, escarnecido, echado de una ciudad a la otra hasta que su misión fue cumplida; cuando le contemplamos en Getsemaní, sudando gruesas gotas de sangre, y muriendo en agonía sobre la cruz; cuando vemos eso, no podemos ya reco-nocer el clamor del yo. Mirando a Jesús, nos avergonzaremos de nuestra frialdad, de nuestro letargo, de nuestro egoísmo. Estare-mos dispuestos a ser cualquier cosa o nada, para servir de todo corazón al Maestro. Nos regocijará el llevar la cruz en pos de Jesús, el sufrir pruebas, vergüenza o persecución por su amada causa. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 407).

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estudio personaL En el templo, el sacrificio matutino y el vespertino señalaban dia-riamente al Cordero de Dios; sin embargo, ni aun allí se habían hecho los preparativos para recibirle. Los sacerdotes y maestros de la nación no sabían que estaba por acontecer el mayor suceso de los siglos. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 30).

El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que había de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado a la muerte por su transgresión de la ley de Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: ‘Vive, he hallado un rescate.’ (Patriarcas y Profetas, pág. 150).

Mientras el pueblo estaba reunido en Jerusalén para celebrar la Pascua, Él, el verdadero Cordero de Dios representado por los sacrificios simbólicos, se puso aparte como una oblación. Iba a ser necesario que su iglesia, en todos los siglos subsiguientes, hiciese de su muerte por los pecados del mundo un asunto de profunda meditación y estudio... Habían traído para matarlo el cordero que representaba a Cristo... Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encon-trado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que prefiguraba. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado para todos un camino nuevo y viviente... Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 525, 705).

El cordero había de prepararse entero, sin quebrar ninguno de sus huesos. De igual manera, ni un solo hueso había de que-brarse del Cordero de Dios, que iba a morir por nosotros (Éxodo 12:46; Juan 19:36). En esa forma también se representaba la ple-nitud del sacrificio de Cristo. (Patriarcas y Profetas, pág. 282).

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¿quién es jesús para nosotros ?

¿Quién es Jesús? Él es quien revela los secretos, el que anuncia lo que debe suceder en el futuro.Jesús también es el dador de los dones de la gracia (el perdón inmere-cido) y la paz (una relación con Dios).Jesús es el Testigo fiel. Podemos tener confianza en que todo lo que dice es verdadero y exacto. Como primogénito de los muertos, Jesús es nuestra garantía de que la muerte no es el fin inevitable e insoluble de la vida. Al igual como Jesús resucitó de los muertos, nosotros también podemos ser partícipes de la resurrección.Podemos confiar en que esto es verdad, porque Jesús es poderoso. Está por encima de todos los poderes terrenales. No tenemos nada que te-mer de los gobernantes de este mundo. Jesús es el verdadero poder detrás de todos los poderes de éste mundo, y éstos no pueden hacer nada sin que él lo permita.Jesús nos ama y ha hecho provisión para nuestra salvación. Él es nuestro Salvador, que derramó su sangre en un acto de sacrificio para liberar-nos de la esclavitud de nuestros pecados. Jesús es el que nos promete otorgarnos puestos de autoridad y honor. Él prometió hacernos reyes y sacerdotes.Jesús es el que regresará a llevarnos al cielo para que ya nunca más tengamos que sentir el dolor de la separación.Jesús es el General que infunde confianza a sus seguidores al garanti-

zarles la victoria final. La seguridad de la victoria fortalece al ejército, tranquiliza nuestras mentes y nos brinda verdade-

ra paz. Jesús es el que nos ama

¿QUIÉN ES JESÚS? Apocalipsis dice que es el Dios que nos ama, que nos redimió y

que regresará a buscarnos. Jesús es el Dios que nos garantiza la victoria en la vida: La

victoria presente y la victoria al enfrentar un futuro incierto.

¿Quién es Jesús para tí?

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nuestro Gran sumo saCerdote

Introducción“Nuestro gran Sumo Sacerdote completó la ofrenda expiatorio de sí mismo cuando sufrió fuera de la puerta. Entonces se hizo una perfecta expiación por los pecados de la gente. Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor; por lo tan-to, nuestra situación actual es como la de los israelitas que estaban en el atrio exterior, esperando y buscando esa bendita esperanza, el glorioso aparecimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo... El símbolo se encontró con la realidad simbolizada en la muerte de Cristo, el Cordero muerto por los pecados del mundo. El gran Sumo Sacerdote ha hecho el único sacrificio que es de valor”

Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 924

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designado para eL sacerdocio ¿Quién designó a Jesús como el gran Sumo Sacerdote? Hebreos 5:5, 6, 9, 10.

Cristo no se glorificó a sí mismo al ser hecho Sumo Sacerdote. Dios lo designó para el sacerdocio. Debía ser un ejemplo para toda la familia humana. Él se calificó para ser no sólo el represen-tante de la raza humana, sino su Abogado, de modo que cada alma, si así lo desea, pudiera decir: Tengo un Amigo en el tribunal. Es un Sumo Sacerdote que puede conmoverse con el sentimiento de nuestras flaquezas. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 942).

eL nuevo pacto ¿Sobre qué base se estableció el nuevo pacto por medio del cual Jesús se convirtió en el mayor Sumo Sacerdote para el ser humano? Hebreos 8:5, 6; 7:21, 22.

•¿Qué labor principal era la que llevaba el Sumo Sacerdote en el antiguo Santuario hebreo?

•¿Qué características cumplía Cristo para poder llegar a ser nuestro Sacerdote?

Piensa y Responde

•Comprender la labor Salvífica que Cristo desarrolla por cada uno de nosotros desde el Cielo.

•Conocer la importancia que el Nuevo Pacto tiene para noso-tros y su influencia en el Plan de la Redención.

Objetivos

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Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abrahán, no pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la volun-tad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios... El nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón. (La Maravillosa Gracia, págs. 133, 136).

Aunque tentado como nosotros, ¿cómo resurgió nuestro Sumo Sacerdote de su conflicto con el pecado? Habiendo realizado experiencias, ¿qué es capaz de hacer? Hebreos 4:15; 2:18; 7:26.

Jesús se interesa en cada uno como si no hubiese otra persona en toda la tierra. Como Dios, ejerce gran poder en nuestro favor, mientras que como Hermano mayor nuestro, siente todas nues-tras desgracias. La Majestad del cielo no se mantuvo alejada de la humanidad degradada y pecaminosa. No tenemos un Sumo Sacerdote tan ensalzado y encumbrado, que no pueda fijarse en nosotros o simpatizar con nosotros, sino que fue tentado en to-das las cosas como nosotros, aunque sin pecar. (Joyas de los Testimo-

nios, tomo 2, págs. 115, 116).

Así también Cristo, el gran Sumo Sacerdote, al ofrecer su sangre ante el Padre en favor de los pecadores, lleva sobre el corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente. El salmista dice: ‘Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí.’ (Salmos 40:17) (Patriarcas y Profetas, pág 363).

en eL santuario ceLestiaL ¿Cuándo entró Jesús en el santuario celestial para desarrollar su cargo como Sumo Sacerdote? Marcos 16:19; Hebreos 8:1, 2.

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Después de su ascensión, nuestro Salvador iba a principiar su obra como nuestro Sumo Sacerdote. El apóstol Pablo dice: ‘No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios’ (Hebreos 9:24)... Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de Dios para ofrecer su sangre en beneficio de los creyentes arrepentidos... Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la condenación de la ley, no había de anular el pecado; éste queda registrado en el santuario hasta la expiación final;... En el gran día del juicio final..., en virtud de la sangre expiatoria de Cristo, los pecados de todos los que se hayan arrepentido sinceramente serán borrados de los libros celestiales. (Patriarcas y Profetas, pág. 372).

Después de su ascensión, nuestro gran Sumo Sacerdote inició su ministerio en el lugar santo y después se transfirió al lugar santísimo en 1844. Además de presentar los méritos de su sangre en favor de los pecadores arrepentidos, ¿qué otra labor inició pronta a finalizar? 2 Timoteo 4:1; 1 Pedro 4:17.

Estamos en el gran día de la expiación, cuando mediante la con-fesión y el arrepentimiento nuestros pecados han de ir de ante-mano al juicio... En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del juicio investigador. Han estado siendo examinados delante de Dios los casos de los muertos justos. Cuando se complete esa obra, se pronunciará juicio sobre los vivientes. ¡Cuán preciosos, cuán importantes son estos solemnes momentos! Cada uno de nosotros tiene un caso pendiente en el tribunal celestial. Indivi-dualmente hemos de ser juzgados de acuerdo con lo que hici-mos en el cuerpo. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 145).

eL ministerio de nuestro gran sumo sacerdote ¿Por qué es tan importante que Jesús sea nuestro gran Sumo Sacerdote? Apocalipsis 8:3, 4.

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Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza, la confesión arrepentida del pecado ascienden desde los verdaderos creyen-tes como incienso ante el santuario celestial, pero al pasar por los canales corruptos de la humanidad, se contaminan de tal manera que, a menos que sean purificados por sangre, nunca pueden ser de valor ante Dios. No ascienden en pureza inmaculada, y a menos que el Intercesor, que está a la diestra de Dios, presente y purifique todo por su justicia, no son aceptables ante Dios. Todo el incienso de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las purificadoras gotas de la sangre de Cristo. Él sostiene de-lante del Padre el incensario de sus propios méritos, en los cuales no hay mancha de corrupción terrenal. Recoge en ese incensario las oraciones, la alabanza y las confesiones de su pueblo, y a ellas les añade su propia justicia inmaculada. Luego, perfumado con los méritos de la propiciación de Cristo, asciende el incienso delante de Dios plena y enteramente aceptable. Así se obtienen respuestas benignas. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 404).

¿Durante cuánto tiempo intercederá Jesús en el santuario a favor de los pecadores? ¿Qué sucederá cuando cese de interceder por su pueblo? Apocalipsis 16:7; 22:11; 6:17.

Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divi-na no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra... Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Le-vantará sus manos y con gran voz dirá ‘Hecho es,’... Cristo ha he-cho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados... Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo pro-piciación por nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo... Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca. (Apoca-lipsis 14:9, 10) (El Conflicto de los Siglos, págs. 671, 680, 685).

meditación Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios

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santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la asper-sión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras se pro-sigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra. (El Conflicto de los

Siglos, pág. 478).

estudio personaL •Hebreos 5:9

•Efesios 1:20

Así como el sumo sacerdote ponía a un lado sus magníficas ro-pas pontificias, y oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote común, así también Cristo tomó forma de siervo, y ofreció sacri-ficio, siendo Él mismo a la vez el sacerdote y la víctima. (El Deseado

de Todas las Gentes, pág. 16).

Los sacrificios y las ofrendas del ritual mosaico señalaban siem-pre hacia adelante, hacia un servicio mejor, el celestial. El san-tuario terrenal ‘era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios’ (Hebreos 9:9) y sus dos lugares santos eran ‘figuras de las cosas celestiales’ (Hebreos 9:23) pues Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, es hoy ‘ministro del san-tuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor asentó, y no hombre.’ (Hebreos 8:2) (Profetas y Reyes, pág. 505).

Ojalá comprendieran todos que toda obediencia, todo arrepenti-miento, toda alabanza y todo agradecimiento deben ser coloca-dos sobre el fuego ardiente de la justicia de Cristo. La fragancia de esa justicia asciende como una nube en torno del propiciato-rio. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 404).

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interCesor y sustituto

Introducción“El Redentor del mundo poseía el poder de atraer a los hom-bres hacia Él, de aquietar sus temores, de disipar su lobreguez, de inspirarlos con esperanza y valor, de capacitarlos para creer en la buena voluntad de Dios de recibirlos mediante los méritos del Sustituto divino. Como objetos del amor de Dios, siempre debiéramos estar agradecidos porque tenemos un mediador, un abogado, un intercesor en las cortes celestiales, que suplica por nosotros ante el Padre”

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 302

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mediador entre eL ser humano y dios ¿En qué momento se convirtió Jesús en el Mediador entre Dios y el ser humano? 1 Timoteo 2:5.

Cristo fue designado como Mediador desde la creación de Dios, designado desde la eternidad para ser nuestro sustituto y garan-tía. Antes de que fuera hecho el mundo, se dispuso que la divi-nidad de Cristo estuviera revestida de humanidad. (Mensajes Selectos,

tomo 1, pág. 293).

Desde que pecaron nuestros primeros padres, no ha habido co-municación directa entre Dios y el hombre. El Padre puso el mun-do en manos de Cristo para que por su obra mediadora redimie-ra al hombre y vindicara la autoridad y santidad de la ley divina. Toda comunicación entre el cielo y la raza caída se ha hecho por medio de Cristo. (La Maravillosa Gracia, pág. 43).

•¿Por qué la necesidad de tener un Intercesor ante el Padre?

•¿Era absolutamente necesario que el Hijo fuera quien sopor-tase la ira de Dios?

•¿Crees que tu vida necesita el Sustituto?

Piensa y Responde

•Descubrir la gran necesidad de tener un Mediador entre Dios y nosotros.

•Buscar la manera que nuestras vidas se muevan al llamado que nos hace el Espíritu.

Objetivos

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nuestro intercesor ¿Qué hace posible que las oraciones sean contestadas? Juan 16:26, 27; 15:16.

Orar en nombre de Jesús es más que una mera mención de su nombre al principio y al fin de la oración. Es orar con los senti-mientos y el espíritu de Jesús, creyendo en sus promesas, con-fiando en su gracia y haciendo sus obras. (El Camino a Cristo, pág. 100).

Cristo es el vínculo de unión entre Dios y el hombre. Él prome-tió su intercesión personal. Coloca toda la virtud de su justicia de parte del suplicante. Intercede por el hombre, y el hombre, que necesita ayuda divina, intercede por sí mismo en presencia de Dios, usando la influencia de Aquel que dio su vida por la vida del mundo. Mientras reconocemos delante de Dios nuestro aprecio por los méritos de Cristo, nuestras intercesiones cobran fragancia. Mientras nos acercamos a Dios por la virtud de los méritos del Redentor, Cristo nos atrae cerca de sí, rodeándonos con su brazo humano, mientras que con su brazo divino traba del trono del Infinito. Pone sus méritos, como suave incienso, en el incensario que tenemos en la mano, a fin de alentar nuestras peticiones. Él promete oír y contestar nuestras súplicas. (Joyas de los

Testimonios, tomo 3, págs. 93, 94).

¿Qué oración incluye una de las más hermosas intercesiones de Jesús a favor de sus seguidores? Juan 17:7-9, 17, 20, 24.

Este capítulo contiene la oración intercesora que Cristo ofreció a su Padre poco antes de su enjuiciamiento y crucifixión. Esta oración es una lección acerca de la intercesión que el Salvador llevaría a cabo dentro del velo, cuando se hubiera completado su gran sacrificio a favor de los hombres: la ofrecida de sí mis-mo. Nuestro Mediador dio a sus discípulos esta instrucción de su ministerio en el santuario celestial en favor de todos los que vengan a Él con mansedumbre y humildad, despojados de todo egoísmo y creyendo en el poder de Cristo para salvar. (Comentario

Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1119).

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Sabiendo que Él vive para interceder por nosotros y siempre está dispuesto a cumplir sus promesas, ¿cómo nos podemos apropiar de las bendiciones contenidas en la oración de Jesús por medio de la fe? Hebreos 7:25; Romanos 8:34.

Cristo está en el cielo como nuestro abogado, para interceder por nosotros. Siempre hemos de cobrar consuelo y esperanza al pensar en esto. Él está pensando en los que están sujetos a las tentaciones de este mundo. Piensa en nosotros individualmente, y conoce cada una de nuestras necesidades. Cuando seáis tenta-dos, decid: Él cuida de mí, Él hace intercesión en mi favor, Él me ama, Él ha muerto por mí. Miraré sin reservas a Él. Entristecemos el corazón de Cristo cuando vamos condoliéndonos de nosotros mismos como si fuéramos nuestro propio salvador. No; debe-mos encomendar la guarda de nuestras almas a Dios como a un Creador fiel. Él siempre vive para interceder por los probados y tentados. (Testimonios para los Ministros, pág. 397).

substituto y seguridad ¿Cómo, en beneficio del ser humano, Dios encara las exigencias de su santa ley? Romanos 8:3, 4.

Dios no podía alterar una jota ni una tilde de su santa ley a fin de ir al encuentro del hombre en su condición caída; porque esto ha-bría producido descrédito sobre la sabiduría de Dios al hacer una ley por la cual habían de gobernarse el cielo y la tierra. Pero Dios podía dar a su Hijo unigénito para que llegara a ser el Sustituto y Garante del hombre, para que sufriera la penalidad que merecía el transgresor y para que impartiera al alma penitente su perfecta justicia. Cristo vino a ser el sacrificio inmaculado en favor de una raza caída, convirtiendo a los hombres en prisioneros de esperan-za, de manera que, mediante el arrepentimiento ante Dios por ha-ber quebrantado su santa ley, y por medio de la fe en Cristo como su Sustituto, Garante y Justicia, pudieran ser traídos de vuelta a la lealtad a Dios y a la obediencia a su santa ley. (Fe y Obras, pág. 121).

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¿Qué fue necesario para Jesús a fin de convertirse en el perfecto Sustituto y Garantía del ser humano? ¿Cómo se pueden obtener los beneficios de su servicio intercesor? Juan 15:10; 6:38, 39; Hebreos 5:9.

El sustituto y garantía del hombre debía tener la naturaleza del hombre, un entronque con la familia humana a quien había de representar, y, como embajador de Dios, debía participar de la naturaleza divina, debía tener una unión con el Infinito a fin de manifestar a Dios ante el mundo y ser un mediador entre Dios y el hombre. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 301).

En la oración intercesora que Jesús elevó a su Padre, afirmó que había cumplido con las condiciones que el Padre había dispuesto como obligatorias, respecto al hombre caído, para que Cristo las cumpliera conforme al contrato hecho en el cielo. Él oró: ‘He aca-bado la obra que me diste que hiciese’. [Es decir, había forjado en la tierra un carácter justo como un ejemplo para que lo siguieran los hombres.] Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. (Comen-

tario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1119).

eL tiempo de gracia terminará ¿Continuará indefinidamente la intercesión de Cristo? ¿Por qué es tan importante arrepentirse, abandonar nuestros pecados ahora y recibir el perdón y curación de Cristo? Hebreos 3:14, 15; 2 Corintios 6:2.

Pronto será vindicada la justicia de Dios delante del Universo. Su justicia requiere que el pecado sea castigado; pero su misericor-dia hace posible que éste sea perdonado mediante el arrepenti-miento y la confesión. El perdón puede obtenerse solamente por medio de su Hijo unigénito; sólo Cristo puede expiar el pecado, y únicamente cuando el pecador se arrepiente y lo abandona. El hombre cortó su conexión con Dios y su alma quedó paralizada y débil por el veneno mortal del pecado. Pero hubo un tiempo

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cuando se proclamó en las cortes celestiales: ¡He encontrado la redención! Se dio una vida divina como rescate por el hombre; Uno igual al Padre llegó a ser el sustituto del ser humano. (Alza tus

Ojos, pág. 47).

meditación Todo el que desee librarse de la esclavitud y del servicio de Satanás y quiera estar bajo la bandera ensangrentada del Prín-cipe Emanuel, será protegido por las intercesiones de Cristo. Cristo, como nuestro Mediador a la diestra del Padre, siempre nos tiene en cuenta, pues es tan necesario que nos guarde me-diante su intercesión como que nos haya redimido con su san-gre. Si Él deja de sostenernos por sólo un momento, Satanás está listo para destruirnos. A los que han sido comprados con su sangre los guarda ahora mediante su intercesión. (Comentario

Bíblico, tomo 6, pág. 1078).

estudio personaL •Juan 17:1-3, 14-16

En cuanto existió el pecado, hubo un Salvador. Cristo sabía que tendría que sufrir y, sin embargo, se ofreció como sustituto del hombre. (La Fe por la Cual Vivo, pág. 77).

Al salir Jesús del lugar santísimo, oí el tintineo de las campanillas de su túnica. Una tenebrosa nube cubrió entonces a los habitan-tes de la tierra. Ya no había mediador entre el hombre culpable y un Dios ofendido. Mientras Jesús estuvo interpuesto entre Dios y el pecador, tuvo la gente un freno; pero cuando dejó de estar entre el hombre y el Padre, desapareció el freno y Satanás tuvo completo dominio sobre los finalmente impenitentes. Era impo-sible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios que cae furiosamente sobre la des-amparada cabeza del culpable pecador que descuidó la salvación y aborreció las reprensiones. (Primeros Escritos, pág. 280).

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testiGo, juez y aboGado

Introducción“El mundo ha sido confiado a Cristo, y por Él ha fluido toda ben-dición de Dios a la especie caída. Era Redentor antes de su encar-nación tanto como después... Ha dado luz y vida a todos, y según la medida de la luz dada, cada uno será juzgado. Y el que dio la luz, el que siguió al alma con las más tiernas súplicas, tratando de ganarla del pecado a la santidad, es a la vez su Abogado y Juez... El que hizo frente al engañador, y a través de todos los siglos procuró arrebatar cautivos de su dominio, es quien pronunciará el juicio sobre cada alma”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 181

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jesús como eL testigo fieL ¿Qué nombre, muy significativo, se encuentra en Apocalipsis 1:5 y 3:14?

Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apoca-lipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha y decidi-da. Juan escribe: ‘Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra.’ (Testimonios para los Mi-

nistros, pág. 111).

¿De qué modo se dirige el Testigo fiel a la iglesia de Laodicea? Apocalipsis 3:15, 17.

El mensaje para la iglesia laodicense es aplicable para todos los que han tenido gran luz y muchas oportunidades, y sin embargo no las han apreciado. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 972).

•Piensa en la posibilidad de asistir a un juicio (donde eres el principal acusado) y no tienes un abogado de turno que pueda llevar tu caso. ¿Qué sucedería durante y después de la sesión?

Piensa y Responde

•Estudiar las ventajas que conlleva tener de nuestro lado a Cris-to, en especial actuando como nuestro abogado.

•Tener una vislumbre de lo que sería el juicio y nuestras po-sibilidades de salir exonerados de toda culpa sin la ayuda de Cristo.

Objetivos

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El Testigo fiel dice de una iglesia fría, sin vida y sin Cristo: ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca’ (Apocalipsis 3:15, 16). Tomad buena nota de las siguientes palabras: ‘Porque tú dices: Yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo’ (Apocalipsis 3:17). Aquí se representa a aquellos que se enorgu-llecen de sí mismos por su posesión de conocimiento y ventajas espirituales. Pero no han respondido a las bendiciones inmereci-das que Dios les ha conferido. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 418).

¿Qué consejo imparte el Testigo fiel? Apocalipsis 3:18.

Oíd el consejo del Testigo fiel: Comprad oro afinado en el fuego, a fin de que seáis ricos, ropas blancas para que estéis vestidos, y colirio a fin de que veáis. Haced algún esfuerzo. Estos tesoros preciosos no descenderán sobre nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Debemos comprar, ser celosos y arrepentirnos de nuestro estado de tibieza. Debemos despertarnos para ver nues-tros males, buscar nuestros pecados y arrepentirnos celosamente de ellos. (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 42).

Hagamos caso del consejo del Testigo fiel. Ninguno de nosotros esté lleno de prejuicios como estuvieron los judíos, de modo que la luz no entre en nuestro corazón. Que no sea necesario que Cris-to diga de nosotros como dijo de ellos: ‘No queréis venir a mí para que tengáis vida.’ (Juan 5:40) (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 419, 420).

jesús como juez ¿Cómo se convirtió Cristo en juez de toda la raza humana? Juan 5:22, 26, 27, 30.

Y Dios ‘le ha dado potestad de ejecutar juicio, por cuanto Él es Hijo del hombre.’ Porque gustó las mismas heces de la aflicción y tentación humanas, y comprende las debilidades y los pecados

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de los hombres; porque en nuestro favor resistió victoriosamen-te las tentaciones de Satanás y tratará justa y tiernamente con las almas por cuya salvación fue derramada su sangre, por todo esto, el Hijo del hombre ha sido designado para ejecutar el juicio. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 181).

Cristo se humilló para encabezar a la humanidad, para afrontar las tentaciones y sobrellevar las pruebas que los hombres deben arrostrar y soportar. Debía conocer lo que la humanidad debe arrostrar de parte del enemigo caído, a fin de saber cómo soco-rrer a los que son tentados. Y Cristo ha sido hecho nuestro Juez. No es el Padre el Juez. Tampoco lo son los ángeles. Nos juzgará Aquel que se revistió de nuestra humanidad y vivió una vida per-fecta en este mundo. Él solo puede ser nuestro juez. (Joyas de los

Testimonios, tomo 3, pág. 383).

En primer lugar, ¿cuál era el propósito de Jesús para la raza humana? En realidad, ¿cómo se juzga cada individuo a sí mismo? Juan 3:17, 18; 12:47.

Pero la misión de Cristo no era juzgar, sino salvar. ‘No envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por Él.’ Y delante del Sanedrín, Jesús declaró: ‘El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas pasó de muerte a vida.’... En su actitud hacia Cristo, todos iban a demostrar en qué lado estaban. Y así cada uno pronuncia juicio sobre sí mismo... ‘Desde ahora –dijo Jesús,– habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo.’ Con estas palabras, Cristo presentó el reverso de la escena que ocurría entonces. Él, el Señor de la vida y la gloria, estaría sentado a la diestra de Dios. Sería el juez de toda la tierra, y su decisión sería inapelable. Entonces toda cosa secreta estaría expuesta a la luz del rostro de Dios, y se pronunciaría el juicio sobre todo hom-bre, según sus hechos. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 181, 40, 654).

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jesús nuestro abogado Como pecadores acusados por Satanás ante Dios, ¿a quién podemos elegir para defendernos? 1 Juan 2:1; Romanos 8:34.

Satanás está a nuestra diestra para acusarnos, y nuestro Aboga-do está a la diestra de Dios para rogar por nosotros. Él nunca ha perdido un caso que le ha sido entregado. Podemos confiar en nuestro Abogado porque presenta sus propios méritos en favor de nosotros. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 960).

En todos nuestros actos de verdadera devoción fijamos los ojos de nuestra fe en nuestro Abogado, que intercede entre el hombre y el trono eterno, y quien espera para tomar nota de todo esfuer-zo nuestro y para ayudarnos por su Espíritu a lograr un conoci-miento más perfecto de Dios. (Testimonios para los Ministros, pág. 121).

¿Cómo puede acercarse al trono de gracia el pecador arrepentido? Hebreos 4:16.

Habéis de venir a Dios como un pecador arrepentido, mediante el nombre de Jesús, el divino Abogado, a un Padre misericordioso y perdonador, creyendo que cumplirá lo que ha prometido. Todos los que deseen la bendición de Dios, llamen al trono de la mise-ricordia y esperen con firme seguridad diciendo: ‘Tú, oh Señor, has dicho: Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá’. El Señor anhela que los que buscan a Dios crean en Aquel que puede hacer todas las cosas... Sólo mediante Jesús, a quien el Padre dio por la vida del mundo, puede encontrar acceso a Dios el pecador. Sólo Jesús es nuestro Redentor, nuestro Abogado y Mediador. Nuestra única esperanza de perdón, paz y justicia está en Él. En virtud de la sangre de Cristo, el alma herida de pecado puede ser restaurada a la salud. Cristo es la fragancia, el incienso santo que hace aceptables nuestras peticiones ante el Padre. (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 386, 391).

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meditación Cristo intercede por la raza perdida mediante su vida inmacula-da, su obediencia y su muerte en la cruz del Calvario. Y ahora, no como un mero suplicante, intercede por nosotros el Capitán de nuestra salvación, sino como un Conquistador que reclama su victoria. Su ofrenda es completa, y como Intercesor nuestro eje-cuta la obra que Él mismo señaló, sosteniendo delante de Dios el incensario que contiene sus méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y las ofrendas de agradecimiento de su pueblo. La ofrenda se hace completamente aceptable, y el perdón cubre toda transgresión. (La Maravillosa Gracia, pág. 174).

estudio personaL El mensaje a la iglesia de Laodicea es una denuncia sorprendente y se aplica al actual pueblo de Dios... Aunque aquellos a quie-nes se dirige el mensaje del Testigo Fiel se lisonjean de que se encuentran en una exaltada condición espiritual, dicho mensaje quebranta su seguridad con la sorprendente denuncia de su ver-dadera condición de ceguera, pobreza y miseria espirituales. Este testimonio tan penetrante y severo no puede ser un error porque es el Testigo Fiel el que habla y su testimonio debe ser correcto. (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 327, 328).

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Cristo nuestra justiCia

Introducción“La justicia es obediencia a la ley. La ley demanda justicia, y ante la ley, el pecador debe ser justo. Pero es incapaz de serlo. La única forma en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede presentar a Dios los méritos de Cristo, y el Señor coloca la obediencia de su Hijo en la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe, perdona y justifica al alma creyente y arrepentida, la trata como si fuera justa, y la ama como ama a su Hijo. De esta manera, la fe es imputada a justicia y el alma perdonada avanza de gracia en gracia, de la luz a una luz mayor”

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 430

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La Ley LLeva aL pecador a cristo Sabiendo que nuestra justicia es un trapo de inmundicia, ¿qué nos lleva a Cristo y su justicia? Isaías 64:6; Gálatas 3:24-26; Tito 3:5-7.

Cuando el pecador contempla la ley, le resulta clara su culpabilidad, y queda expuesta ante su conciencia, y es condenado. Su único con-suelo y esperanza se encuentran en acudir a la cruz del Calvario. Al confiar en las promesas, aceptando lo que dice Dios, recibe alivio y paz en su alma. Clama: ‘Señor, tú has prometido salvar al que acude a ti en el nombre de tu Hijo. Soy un alma perdida, impotente y sin esperanza. Señor, sálvame, o perezco’. Su fe se aferra de Cristo, y es justificado delante de Dios. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 429).

La ley condena, pero no puede perdonar al transgresor. El peni-tente, el alma creyente no mira la ley por justificación, sino a Cris-to, el sacrificio expiatorio, quien es capaz de impartir su justicia al pecador, y hacer sus esfuerzos aceptables ante Dios. (Signs of the

Times, August 5, 1889).

•¿Qué tan amplios son los méritos de Cristo para llegar a per-donar los pecados del ser humano?

•¿Cómo sería nuestro juicio sin los méritos de Cristo a nues-tro favor?

Piensa y Responde

•Considerar como único medio de Justicicación los méritos de Cristo.

•Analizar la relación JUSTICIA-FE-OBRAS.

Objetivos

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fe vitaL ¿Qué es necesario para el pecador a fin de apropiarse de la justicia de Cristo? Romanos 4:3-5; 3:24-26; Efesios 2:8.

La fe es la condición por la cual Dios ha visto conveniente prome-ter perdón a los pecadores; no porque haya virtud alguna en la fe que haga merecer la salvación, sino porque la fe puede aferrarse a los méritos de Cristo, el remedio provisto para el pecado. La fe puede presentar la perfecta obediencia de Cristo en lugar de la transgresión y la apostasía del pecador. Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, entonces, de acuerdo con la promesa infalible de Jesús, Dios le perdona su pecado y lo justifi-ca gratuitamente. El alma arrepentida comprende que su justifica-ción viene de Cristo que, como su Sustituto y Garante, ha muerto por ella, y es su expiación y justificación. (Fe y Obras, pág. 104).

¿Quién debe obrar en nosotros para ser transformados y poder encontrarnos delante de Dios en las ropas inmaculadas de la justicia imputada de Cristo? Salmo 15:1, 2; Romanos 12:2; Juan 16:7, 8.

Para poder hacer frente a los requerimientos de la ley, nuestra fe debe aferrarse de la justicia de Cristo, aceptándola como su justicia. Mediante la unión con Cristo, mediante la aceptación de su justicia por la fe, podemos ser hechos idóneos para realizar las obras de Dios, para ser colaboradores con Cristo. Si estáis dispuestos a ser llevados a la deriva con la corriente del mal y a no cooperar con los instrumentos celestiales para restringir la transgresión en vuestras familias y en la iglesia, a fin de que pue-da enseñorearse la justicia eterna, no tenéis fe. La fe obra por el amor y purifica el alma. Mediante la fe, el Espíritu Santo obra en el corazón para producir allí la santidad. Pero esto no puede ha-cerse, a menos que el instrumento humano colabore con Cristo. Sólo podremos ser hechos idóneos para el cielo mediante la obra del Espíritu Santo en el corazón, pues debemos tener la justicia de Cristo como nuestro salvoconducto si hemos de tener acceso

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al Padre. A fin de que tengamos la justicia de Cristo, necesitamos ser transformados diariamente por la influencia del Espíritu para ser participantes de la naturaleza divina. La obra del Espíritu San-to es elevar los gustos, santificar el corazón, ennoblecer a todo el hombre. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 438).

justicia, fe y obras ¿Qué producirá la fe en el creyente justificado? Santiago 2:24, 17; Colosenses 1:10.

La gracia es un favor inmerecido y el creyente es justificado sin ningún mérito de su parte, sin ningún derecho que presentar ante Dios. Es justificado mediante la redención que es en Cristo Jesús, quien está en las cortes del cielo como el sustituto y la ga-rantía del pecador. Pero si bien es cierto que es justificado por los méritos de Cristo, no está en libertad de proceder injustamente. La fe obra por el amor y purifica el alma. La fe brota, florece y da una cosecha de precioso fruto. Donde está la fe, aparecen las buenas obras. Los enfermos son visitados, se cuida de los pobres, no se descuida a los huérfanos ni a las viudas, se viste a los des-nudos, se alimenta a los desheredados. Cristo anduvo haciendo bienes, y cuando los hombres se unen con Él, aman a los hijos de Dios, y la humildad y la verdad guían sus pasos. La expresión del rostro revela su experiencia y los hombres advierten que han estado con Jesús y que han aprendido de Él. Cristo y el creyente se hacen uno, y la belleza del carácter de Cristo se revela en los que están vitalmente relacionados con la Fuente de poder y de amor. Cristo es el gran depositario de la rectitud que justifica y de la gracia santificante. (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 465, 466).

¿Qué tipo de fe produce justificación? Romanos 6:16-18; 1 Pedro 2:16.

Pero al paso que Dios puede ser justo y sin embargo justificar al pecador por los méritos de Cristo, nadie puede cubrir su alma con el manto de la justicia de Cristo mientras practique peca-

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dos conocidos, o descuide deberes conocidos. Dios requiere la entrega completa del corazón antes de que pueda efectuarse la justificación. Y a fin de que el hombre retenga la justificación, debe haber una obediencia continua mediante una fe activa y viviente que obre por el amor y purifique el alma... A fin de que el hombre sea justificado por la fe, la fe debe alcanzar un punto donde domine los afectos e impulsos del corazón; y mediante la obediencia, la fe misma es hecha perfecta... El apóstol dice: ‘Con el corazón se cree para justicia’ (Romanos 10:10). Nadie puede creer con el corazón para justicia y obtener así la justificación por la fe mientras continúe en la práctica de aquellas cosas que prohíbe la Palabra de Dios, o mientras descuide cualquier deber conocido. (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 428, 464).

arrepentimiento ¿Qué se encuentra vinculado a la fe al recibir la justicia de Cristo? Hechos 20:21; 13:38, 39; Ezequiel 18:31.

El arrepentimiento, tanto como el perdón, es el don de Dios por me-dio de Cristo. Mediante la influencia del Espíritu Santo somos con-vencidos de pecado y sentimos nuestra necesidad de perdón. Sólo los contritos son perdonados, pero es la gracia de Dios la que hace que se arrepienta el corazón. Él conoce todas nuestras debilidades y flaquezas, y nos ayudará. (Fe y Obras, págs. 37, 38).

Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados; es un principio de vida que trans-forma el carácter y rige la conducta. La santidad es integridad para con Dios: es la entrega total del corazón y la vida para que revelen los principios del cielo. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 507).

paz con dios ¿Qué experimenta el pecador cuando es justificado por los méritos de Jesús? Romanos 5:1, 2; Isaías 32:17.

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Tenemos un Salvador viviente. No se halla en el sepulcro nuevo de José; resucitó y ascendió al cielo como Sustituto y Garante de cada alma creyente. ‘Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo’ (Romanos 5:1). El pecador es justificado por los méritos de Jesús, y esto es el reconocimiento de Dios de la perfección del rescate pagado en favor del hombre. El hecho de que Cristo fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, es prenda de la aceptación del pecador arrepentido por parte del Padre. Entonces, ¿nos permitiremos te-ner una experiencia vacilante de dudar y creer, creer y dudar? Jesús es la prenda de nuestra aceptación por parte de Dios. Tene-mos el favor de Dios, no porque haya mérito alguno en nosotros, sino por nuestra fe en ‘el Señor, nuestra justicia.’ (Fe y Obras, pág. 111).

meditación Vivió sobre la tierra en medio de pruebas y tentaciones tales como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fue impecable. Murió por nosotros y ahora ofrece quitar-nos nuestros pecados y vestirnos de su justicia. Si os entregáis a Él y lo aceptáis como vuestro Salvador, por pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréis contados entre los justos por con-sideración a Él. El carácter de Cristo toma el lugar del vuestro, y vosotros sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado... Así pues no hay nada en nosotros mismos de que jactarnos. No tenemos motivo para ensalzarnos. El único fundamento de nues-tra esperanza es la justicia de Cristo imputada a nosotros y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros. (El Camino

a Cristo, págs. 62, 63).

estudio personaL •Apocalipsis 19:8

•Efesios 2:10

Era imposible que el pecador guardara la ley de Dios, que era santa, justa y buena; pero esta imposibilidad fue eliminada por la imputación de la justicia de Cristo al alma arrepentida y creyente.

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La vida y muerte de Cristo en beneficio del hombre pecador tu-vieron el propósito de restaurarlo al favor de Dios, impartiéndole la justicia que satisfacía los requerimientos de la ley y hallaría aceptación ante el Padre. (Fe y Obras, págs. 121, 122).

La justificación es el perdón total y completo del pecado. En el momento en que el pecador acepta a Cristo por la fe, es perdona-do. La justicia de Cristo le es imputada, y ya no ha de dudar de la gracia perdonadora de Dios. No hay nada en la fe que la convierta en nuestro salvador. La fe no puede eliminar nuestra culpa. Cristo es el poder de Dios para salvación a todos los que creen. La justifi-cación nos alcanza por los méritos de Jesucristo. Él pagó el precio de la redención del pecador. Pero sólo mediante la fe en su sangre puede Jesús justificar al creyente. (Dios nos Cuida, pág. 320).

dios permitió que te equivocaras

Tu historia personal, desde su COMIENZO al PRESENTE; y del PRE-SENTE hacia su FINAL, no ha estado ni estará a la deriva, aunque por momentos tú asi lo hayas sentido…A lo largo de tu caminar por esta vida, Dios ha estado pendiente de todos tus pasos… Es cierto que hubo momentos que diste pasos tan errados, que tuviste que enfren-tar consecuencias de tristeza, dolor y frus-tración. Pero eso no indica que Dios estaba desentendido de ellos.Dios sabia perfecta-

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mente lo que decidías y la acción que eso conllevaba de tu parte; pero te dejó actuar aun en aquellas decisiones que no eran las co-rrectas. Dios permitió que te equivocaras, para que te dieses cuenta de lo importante que es tomarle en cuenta a Él en cada paso que des, por muy pequeño e insignificante que parezca…Dios ha mostrado en su Palabra, cuáles son las PAUTAS claras y pre-cisas que hemos de tomar en cuenta en nuestras decisiones por la vida.Las decisiones no se toman por lo que TÚ PIENSAS que asi es; no se toman por los SENTIMIENTOS que dominan tu corazón; ni tampo-co por los DESEOS que tienes. Las verdaderas decisiones se toman teniendo como ÚNICA BASE las pautas doctrinales, éticas y morales que nuestro Señor Jesucristo ha dejado establecidas en forma clara en su Palabra… Si tomas otra BASE, vas por mal camino.Ahhh!!! Si yo en el pasado hubiese decidido y actuado conforme a esas pautas, cuántos dolores me habría evitado; pero lo importante es que un día llegué a comprender que para tener el RESPALDO DE DIOS en todo lo que emprendiera, debía de tomar en cuenta NO solamente mis puntos de vista… Sino los de ÉL.Asi que no te olvides de tomar en cuenta a Dios en todos tus pro-yectos para que todo te salga bien; es más, Él en su soberanía sabía y perfecta es quien TE HA SACADO de donde estabas, para traerte allí donde justamente estás hoy, pero también para CONDUCIRTE EN SU VOLUNTAD hacia donde Él lo tiene preparado hasta cuando llegue el momento de tu paso final por este mundo…Si Dios permitió que te equivocaras, fue para ENSEÑARTE que eres libre; pero esa libertad te trae CONSECUENCIAS de mal o bien; de mal si vives en POSICIÓN CONTRARIA al punto de vista de Dios; pero de bien si vives de acuerdo los lineamientos que Él ha dejado establecidos en su Palabra…Recuérdalo: Pese a tus errores pasados, Dios te ha traido a este pun-to tal, para que aprendas a caminar de su mano y EN SU VOLUNTAD a traves de los áridos, espinosos y engañosos caminos del mundo…“Y EN EL DESIERTO HAS VISTO QUE EL SEÑOR TU DIOS, TE HA TRAÍ-DO, COMO TRAE EL HOMBRE A SU HIJO, POR TODO EL CAMINO QUE HABÉIS ANDADO, HASTA LLEGAR A ESTE LUGAR” Deuteronomio 1:31

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el novio

Introducción“En vista del acontecimiento de la pronta venida de Cristo, debe-mos trabajar con vigilancia para preparar nuestras propias almas, para mantener nuestras lámparas bien acondicionadas y brillan-do, y para presentar a otros la necesidad de prepararse para la venida del Esposo. Velar y actuar deben ir juntos. La fe y las obras deben estar unidas, o nuestro carácter no será simétrico y bien equilibrado, perfecto en Cristo Jesús”

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 161

Léase el Informe Misionero de los Países Árabes en la página 88.

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juan eL bautista, amigo deL novio ¿Quién presentó al novio y de qué modo? Juan 1:29; 3:27-29.

Juan había quedado profundamente conmovido al ver a Jesús postrarse como suplicante para pedir con lágrimas la aprobación del Padre. Al rodearle la gloria de Dios y oírse la voz del cielo, Juan reconoció la señal que Dios le había prometido. Sabía que era al Redentor del mundo a quien había bautizado. El Espíritu Santo descendió sobre él, y extendiendo la mano, señaló a Je-sús y exclamó: ‘He aquí el Cordero de Dios, que quita el peca-do del mundo’... Juan se representó a sí mismo como el amigo que actuaba como mensajero entre las partes comprometidas, preparando el matrimonio. Cuando el esposo había recibido a la esposa, la misión del amigo había terminado. Se regocijaba en la felicidad de aquellos cuya unión había facilitado. (El Deseado de Todas

las Gentes, págs. 87, 151).

•¿Estás listo(a) para el encuentro con el Novio?

•¿De qué manera te estás preparando?

•¿Cómo ayudas a otros a encontrarse con Dios?

Piensa y Responde

•Saber de la sagrada labor que tenemos.

•Conocer la manera que estamos implicados frente al Plan de la Redención, y los hechos que el Novio ha dado a conocer.

•Vislumbrar la Gran Boda a la que estamos invitados.

Objetivos

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eL novio es quitado ¿Permanecería el novio con sus discípulos? Mateo 9:15; Lucas 9:51; Juan 14:2, 3.

‘Vendrán días –les dijo,– cuando el esposo les será quitado: en-tonces ayunarán en aquellos días.’ Cuando viesen a su Señor trai-cionado y crucificado, los discípulos llorarían y ayunarían. En las últimas palabras que les dirigiera en el aposento alto, dijo: ‘Un po-quito, y no me veréis, y otra vez un poquito, y me veréis. De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará: empero aunque vosotros estaréis tristes, vuestra tris-teza se tornará en gozo.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 243).

¿Cuándo fue tomado el novio? ¿A dónde se fue? Marcos 16:19; Hechos 7:55, 56; Hebreos 9:12.

Había llegado el tiempo en que Cristo había de ascender al trono de su Padre. Como conquistador divino, había de volver con los trofeos de la victoria a los atrios celestiales. (El Deseado de Todas las

Gentes, pág. 768).

El servicio del sacerdote durante el año en el primer departa-mento del santuario, ‘adentro del velo’ que formaba la entrada y separaba el lugar santo del atrio exterior, representa la obra y el servicio a que dio principio Cristo al ascender al cielo... Así es como Cristo ofrece su sangre ante el Padre en beneficio de los pecadores, y así es como presenta ante Él, además, junto con el precioso perfume de su propia justicia, las oraciones de los cre-yentes arrepentidos... Hasta allí siguieron los discípulos a Cristo por la fe cuando se elevó de la presencia de ellos... Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho siglos en el primer depar-tamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre. (El Conflicto de los Siglos, págs. 473, 474).

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La paráboLa de La boda ¿Qué ocurrió al inicio del Movimiento Adventista cuando el séptimo ángel empezó a sonar la trompeta? ¿Cómo se representa la boda? ¿Qué parábola se refiere a este evento? Apocalipsis 11:15; Mateo 25:1-13.

Así también Cristo sólo había terminado una parte de su obra como intercesor nuestro para empezar otra, y sigue aun ofre-ciendo su sangre ante el Padre en favor de los pecadores... Cristo había venido, no a la tierra, como ellos lo esperaban, sino, como estaba simbolizado en el símbolo, al lugar santísimo del templo de Dios en el cielo... La proclamación: ‘¡He aquí que viene el Espo-so!’ en el verano de 1844, indujo a miles de personas a esperar el advenimiento inmediato del Señor. En el tiempo señalado, vino el Esposo, no a la tierra, como el pueblo lo esperaba, sino hasta donde estaba el Anciano de días en el cielo, a las bodas; es decir, a recibir su reino. ‘Las que estaban preparadas entraron con Él a las bodas; y fue cerrada la puerta.’ No iban a asistir en persona a las bodas, ya que éstas se verifican en el cielo mientras que ellas están en la tierra. Los discípulos de Cristo han de esperar ‘a su Señor, cuando haya de volver de las bodas’ (Lucas 12:36, V.M.). Pero deben comprender su obra, y seguirle por fe mientras entra en la presencia de Dios. En este sentido es en el que se dice que ellos van con Él a las bodas. (El Conflicto de los Siglos, págs. 482, 477, 480).

La novia y Los invitados ¿Qué se dice acerca de la novia y los invitados? Apocalipsis 21:9, 10; 19:9.

En la parábola, cuando vino el Esposo, ‘las que estaban prepara-das entraron con Él a las bodas.’ La venida del Esposo, presenta-da aquí, se verifica antes de la boda. La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama ‘la novia, la esposa del Cordero.’ El ángel dijo a San Juan:

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‘Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero.’ ‘Me llevó en el Espíritu,’ agrega el profeta, ‘y me mostró la santa ciudad de Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios.’ (Apocalipsis 21:9, 10, V.M.) Salta pues a la vista que la Esposa representa la ciudad santa, y las vírgenes que van al encuentro del Esposo representan a la iglesia. En el Apocalipsis, el pueblo de Dios lo constituyen los invitados a la cena de las bodas. (Apocalipsis 19:9.) Si son los invitados, no pueden representar también a la esposa. Cristo, según el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo ‘el dominio, y la gloria, y el reino,’ recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su reino, ‘preparada como una novia engalanada para su esposo.’ (Daniel 7:14; Apocalipsis 21:2, V.M.) (El Conflicto de los

Siglos, págs. 479, 480).

La fiesta de boda ¿Cuándo vendrá el novio para llevar a los santos con Él a la cena de las bodas del Cordero? ¿Cómo se engalanará? Apocalipsis 19:16; Mateo 24:44.

Vi entonces que Jesús, quién había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: ‘Consumado es.’ Todos los casos ha-bían sido fallados para vida o para muerte. Mientras Jesús ofi-ciaba en el santuario, había proseguido el juicio de los justos muertos y luego el de los justos vivientes. Cristo, habiendo hecho expiación por su pueblo y habiendo borrado sus pecados, había recibido su reino. Estaba completo el número de los súbditos del reino, y consumado el matrimonio del Cordero. El reino y el poderío fueron dados a Jesús y a los herederos de la salvación y Jesús iba a reinar como Rey de reyes y Señor de señores. (Primeros

Escritos, pág. 280).

La venida del esposo ocurrió a medianoche, es decir en la hora más oscura. De la misma manera la venida de Cristo ha de acon-tecer en el período más oscura de la historia de esta tierra. (Pala-

bras de Vida del Gran Maestro, pág. 340).

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¿Qué se dice de aquellos a quienes se les concederá participar de la cena de boda del Cordero? Apocalipsis 19:9; Efesios 5:27.

El examen que de los convidados a la fiesta hace el rey, repre-senta una obra de juicio. Los convidados a la fiesta del Evangelio son aquellos que profesan servir a Dios, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida... El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia ‘le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante’, ‘que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante’. El lino fino, dice la Escritura, ‘son las justificaciones de los santos’. Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal... Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. ‘Yo te amonesto –dice Él– que de mí compres... vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.’ (Palabras de

Vida del Gran Maestro, págs. 251, 253, 254).

meditación Aquellos que esperan la venida del Esposo han de decir al pue-blo: ‘¡Veis aquí el Dios vuestro!’ Los últimos rayos de luz mise-ricordiosa, el último mensaje de clemencia que ha de darse al mundo, es una revelación de su carácter de amor. Los hijos de Dios han de manifestar su gloria. En su vida y carácter han de revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos. (Palabras de Vida

del Gran Maestro, pág. 342).

estudio personaL Después de recibir el reino, vendrá en su gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, que ‘se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob,’ en su reino (Mateo 8:11; Lucas 22:30), para participar de la cena de las bodas del Cordero. (El Conflicto de los Siglos, pág. 480).

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Los países árabes tuvieron el gran privilegio de poder ver la mano de Dios dirigiendo a su pueblo durante los tiempos bíblicos. El pueblo de Israel salió de Egipto y entro en la tierra prometida bajo la poderosa mano de Dios. Dentro de las menciones bíblicas de los países árabes encontramos en 2 Crónicas 9:14 que los re-yes de Arabia reconocieron la sabiduría de Salomón y el poder de Dios llevando presentes a Jerusalén ... y también todos los reyes de Arabia y los príncipes de la tierra traían oro y plata a Salomón. Con el correr de los años, especialmente a partir del siglo VII, la

Informe Misionero

Países Árabes

Para ser leído el Sábado 30 de Marzo de 2013.

La Ofrenda Especial se recogerá el Sábado 6 de Abril de 2013

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luz de la verdad de Dios fue oscurecida por fuerzas musulmanas que persiguieron cruelmente al cristianismo exterminándolo casi por completo. Hoy muy pocos cristianos son tolerados en algu-nos de los países árabes. Los países árabes cubren un extenso territorio que va desde el océano Atlántico en el oeste hasta el mar Arábigo en el Este, desde el Mediterráneo en el norte hasta el cuerno de África y el océano Indico en el sur. Este extenso territorio tiene una po-blación aproximada de 340 millones de habitantes en unos 22 países cubriendo el norte de África y Oriente Medio. Gran parte de estos países reconocen el árabe como una de sus lenguas oficiales. Por obra de Dios el mensaje de la Reforma ha logrado establecer las primeras almas en este territorio que es un gran desafío para alcanzar al mundo árabe. En el año 2010 se abrió la primera puer-ta a través de la obra de la página web de la Asociación General alcanzando Sudán. Después de establecer contactos por correo electrónico y de contar con visitas de alumnos de la Escuela Mi-sionera de Kenia a Sudán bajo el asesoramiento de los pastores P. Shirima y S. Moyo se lograron los primeros bautismos y el es-tablecimiento de la iglesia en dicho país. En el mes de Febrero 2012 Dios abrió otra puerta a través de la página web de la Asociación General en Yemen. Un nuevo inte-resado en la verdad presente, Ahmed solicito materiales y ayuda para desarrollar el cristianismo en Yemen. Se enviaron materiales de estudio y también se coordinó para que visitara el seminario para obreros organizado en Etiopía en el mes de Abril 2012 con-siderando las limitaciones del cristianismo en Yemen. El Señor obró grandemente en la vida de Ahmed tomando la decisión por la verdad. Inmediatamente decidió dedicar sus talentos a traducir los Principios de Fe, Manual para Estudios Bíblicos y Lecciones de Escuela Sabática para distribuir entre otros contactos cristianos en Yemen. Ahmend no solo está colaborando para extender el mensaje de la verdad en Yemen sino también con sus amigos y conocidos en Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Katar y otros países árabes.

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También el Señor ha permitido que por medio de la página web se pueda contactar con otra persona en Somalia que ha solicita-do ayuda espiritual. Dios está obrando con su espíritu y abriendo puertas ante las limitaciones del hombre. Pero todo es un llamado para que su pueblo pueda unirse en alcanzar a tantos que se encuentran en densas tinieblas espirituales y apoyar con nuestras ofrendas a aquellos que están dispuestos a arriesgar sus vidas para que Cris-to y su verdad sea proclamada. Se necesita apoyar económica-mente para producir más materiales en árabe y desarrollar cen-tros de salud pues a través del brazo derecho del triple mensaje angélico, la reforma pro salud puede alcanzar a las almas que de otra manera seria muy difícil por las limitaciones impuestas en estos países al cristianismo. Se está coordinando un nuevo seminario para alcanzar con la verdad a más cristianos árabes que están en busca de la verdad de Dios. Quiera Dios tocar cada corazón para contribuir dadivosamente y así ser un apoyo en la obra de alcanzar los países árabes con la verdad presente como también recordar en vuestras oraciones a aquellos siervos de Dios que arriesgan cada día su vida de modo que la verdad de Dios sea proclamada.

Sinceramente, vuestro hermano en Cristo

Pablo Hunger –Secretario de la Asociación General

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el sol de justiCia

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática está dedicada a los Países Árabes

Sea tu ofrenda una expresión de amor y gratitud

Introducción“Aquel cuyo corazón ha respondido al toque divino, buscará lo que aumente su conocimiento de Dios, y refine y eleve su carác-ter. Como una flor se torna al sol para que sus brillantes rayos le den bellos colores, así se tornará el alma al Sol de justicia, para que la luz del cielo embellezca el carácter con las gracias del ca-rácter de Cristo”

El Deseado de Todas las Gentes, pág. 433

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eL soL de justicia aLumbra aL ser humano progresivamente ¿Cómo se revela el Sol de justicia? ¿Cuál es su objetivo? 2 Corintios 4:6; Lucas 1:78, 79.

El Sol de justicia no apareció a la vista del mundo para deslum-brar los sentidos con su gloria. Escrito está de Cristo: ‘Como el alba está aparejada su salida’ (Oseas 6:3). Suave y gradualmente raya el alba, disipando las tinieblas y despertando el mundo a la vida. Así también nacía el Sol de justicia, trayendo ‘en sus alas... salud.’ (Malaquías 4:2). (El Ministerio de Curación, pág. 21).

Como los rayos del sol penetran hasta los remotos rincones de la tierra, así la luz del Sol de justicia brilla sobre toda alma. (El Deseado de

Todas las Gentes, pág. 429).

¿Qué harán aquellos que reciben los rayos del Sol de justicia? Filipenses 2:15; Daniel 12:3.

Quien se acerca a Cristo no necesita esforzarse por brillar. Al con-templar al Salvador, capta los divinos rayos del Sol de Justicia y

•¿Por qué es tan importante el sol para el desarrollo de la vida en el planeta tierra?

•¿Cuán importante debiera ser Cristo para el desarrollo de nuestra vida espiritual?

Piensa y Responde

•Comprender que nosotros no tenemos un brillo propio (San-tidad), sino que es otorgada por nuestro gran Salvador.

•Permitir que el Sol de Justicia haga en nosotros el proceso de crecimiento y maduración debido.

Objetivos

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no puede evitar el brillar. La luz que está en él brilla con rayos claros, relucientes, por medio de las palabras y obras de justicia. La gracia de Cristo mora en él abundantemente y la luz del cielo brilla a través de él. Mediante la obediencia completa honra a Cristo y es estimulado en una acción más vigorosa en la causa de Dios al impartir lo que el Señor le da. Es un portador de luz para el mundo esparciéndola sobre aquellos que están en la oscuri-dad del error. (Alza Tus Ojos, pág. 320).

Mientras Cristo more en el corazón, será imposible esconder la luz de su presencia, u obscurecerla. Por el contrario, brillará cada vez más a medida que día tras día las nieblas del egoísmo y del pecado que envuelven el alma sean disipadas por los brillantes rayos del Sol de justicia. (Patriarcas y Profetas, pág. 127).

Los rayos briLLantes deL soL de justicia ¿Cómo nos ayudará el Sol de justicia en el estudio de las Sagradas Escrituras? Juan 14:26; 16:13.

Necesitamos la iluminación del Espíritu Santo para discernir las verdades de la Palabra de Dios. Las cosas hermosas del mundo natural no se ven hasta que el sol, disipando las tinieblas, las inunda con su luz. Así los tesoros de la Palabra de Dios no son apreciados hasta que no sean revelados por los brillantes rayos del Sol de Justicia... El Espíritu Santo, enviado desde los cielos por la benevolencia del amor infinito toma las cosas de Dios y las revela a cada alma que tiene una fe implícita en Cristo. Por su poder, las verdades vitales de las cuales depende la salvación del alma son impresas en la mente, y el camino de la vida es hecho tan claro que nadie necesita errar en él. Mientras estudiamos las Escrituras, debemos orar para que la luz del Espíritu Santo brille sobre la Palabra, a fin de que veamos y apreciemos sus tesoros. (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs.84, 85).

¿Por qué debemos abrir nuestra alma al Sol de Justicia? Salmo 51:12; 2 Corintios 7:1.

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Cada sala del templo de su alma ha llegado a estar más o menos contaminada, y necesita limpieza. Ha de entrarse al aposento de la conciencia lleno de telarañas. Las ventanas del alma han de ser cerradas hacia la tierra y abiertas de par en par hacia el cielo a fin de que los brillantes rayos del Sol de justicia tengan libre acceso a ella. La memoria ha de ser refrescada por los principios bíblicos. La mente ha de ser mantenida limpia y pura a fin de que pueda distinguir entre el bien y el mal. Al repetir la oración que Cristo en-señó a sus discípulos, y luego procurar contestarla en la vida diaria, el Espíritu Santo renovará la mente y el corazón y le dará fuerzas para llevar a cabo propósitos elevados y santos. (Mente, Carácter y Per-

sonalidad, tomo 1, pág. 335).

Benditos y benéficos son los rayos de luz del Sol de Justicia que están ahora derramándose –luminosos y curativos– sobre todo el que abre las ventanas del alma hacia el Cielo. (Alza Tus Ojos, pág. 255).

¿Cómo afecta el Sol de justicia la formación del carácter? 2 Corintios 3:18.

A medida que la mente se espacia en Cristo, el carácter es mode-lado a la semejanza divina. Los pensamientos son saturados de un sentido de su bondad, de su amor. Contemplamos su carácter y así Él está en todos nuestros pensamientos. Su amor nos abar-ca. Aun al observar un momento el sol en su gloria meridiana, cuando apartamos nuestros ojos, su imagen aparecerá en todo cuanto veamos. Así ocurre cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, la imagen del Sol de justicia. No podemos ver ninguna otra cosa, ni hablar de ninguna otra cosa. Su imagen está impresa en los ojos del alma, y afecta toda porción de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando toda nuestra naturaleza. Al contemplar, somos conformados a la se-mejanza divina, a la semejanza de Cristo. Ante todos aquellos con quienes nos asociamos reflejamos los brillantes y alegres ra-yos de su justicia. Hemos sido transformados en carácter; pues el corazón, el alma, la mente, han sido irradiados por el reflejo de Aquel que nos amó y dio su vida por nosotros. Aquí de nuevo se manifiesta una influencia viva y personal que mora en nuestros corazones por la fe. (Mensajes para los Jóvenes, pág. 158).

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curación por Los benéficos rayos deL soL de justicia ¿Qué se puede decir del Sol de justicia, además de sus propiedades curativas? Malaquías 4:2, primera parte; Salmo 103:2-4.

Cuando se recibe el Evangelio en su pureza y con todo su poder, es un remedio para las enfermedades originadas por el pecado. Sale el Sol de justicia, ‘trayendo salud eterna en sus alas’ (Mala-quías 4:2, V.M.). Todo lo que el mundo proporciona no puede sanar al corazón quebrantado, ni dar la paz al espíritu, ni disipar las inquietudes, ni desterrar la enfermedad. La fama, el genio y el talento son impotentes para alegrar el corazón entristecido o restaurar la vida malgastada. La vida de Dios en el alma es la única esperanza del hombre. El amor que Cristo infunde en todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra al alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y con-goja que agotan las fuerzas de la vida. Con Él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida. (El Ministerio de Curación, pág. 78).

Así como el sol tras las nubes, ¿podemos ver siempre la luz del Sol de justicia? Salmos 102:1, 2; 27:9; 6:2, 3.

Nunca llegará el tiempo en que la sombra de Satanás no atravie-se nuestra senda. Porque con ello el enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta som-bra. (Obreros Evangélicos, págs. 280, 281).

Cuando nos encontramos profundamente ensombrecidos es porque Satanás se ha interpuesto entre nosotros y los brillantes rayos del Sol de Justicia. En los momentos de tribulación este resplandor se eclipsa y no entendemos por qué nos da la impre-sión de que la seguridad desaparece. Se nos induce a mirar al yo, y eso nos impide recibir el consuelo que hay en la cruz no en su

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sombra para nosotros. Nos quejamos del camino, y apartamos nuestra mano de la de Cristo. Pero a veces el favor de Dios irrum-pe repentinamente en el alma, y las sombras se disipan. Vivamos a la luz de la cruz del Calvario. No moremos más en las sombras, quejándonos de nuestros dolores, porque eso sólo aumenta nuestra tribulación. (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 843).

meditación Los que siguen a Jesús le agradan cuando muestran que, aun-que humanos, son partícipes de la naturaleza divina. No son es-tatuas, sino hombres y mujeres vivientes. Su corazón, refrige-rado por los rocíos de la gracia divina, se abre y expande bajo la influencia del Sol de justicia. Reflejan sobre otros, en obras iluminadas por el amor de Cristo, la luz que resplandece sobre ellos mismos. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 127).

Los cristianos son las gemas de Cristo, compradas a un precio infinito. Deben resplandecer brillantemente para Él, reflejando la luz de su hermosura. Y han de recordar siempre que todo el lus-tre que posee el carácter cristiano proviene del Sol de Justicia. (Alza Tus Ojos, pág. 370).

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el Camino, la verdad y la vida

Introducción“Existe sólo una verdadera religión, sólo un camino al cielo, sólo una luz para iluminar la senda a medida que los peregrinos avan-zan de prisa.b En tanto prosigamos en el conocimiento del Señor, reconoceremos a cada paso que Cristo es la ‘Luz del mundo’, que Él es ‘el Camino, la Verdad, y la Vida’; y veremos que la senda por la que nos pide que transitemos es ‘como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto’ (Proverbios 4:18)”

Alza tus Ojos, pág. 231

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eL camino ¿Cómo se refirió Jesús acerca de sí mismo en respuesta a una pregunta de sus discípulos? Juan 14:6.

No hay muchos caminos que llevan al cielo. No puede cada uno escoger el suyo. Cristo dice: ‘Yo soy el camino... Nadie viene al Padre, sino por mí.’ Desde que fue predicado el primer sermón evangélico, cuando en el Edén se declaró que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente, Cristo ha sido enalte-cido como el camino, la verdad y la vida. Él era el camino cuando Adán vivía, cuando Abel ofreció a Dios la sangre del cordero muer-to, que representaba la sangre del Redentor. Cristo fue el camino por el cual los patriarcas y los profetas fueron salvos. Él es el único camino por el cual podemos tener acceso a Dios. (El Deseado de Todas

las Gentes, pág. 618).

¿Por qué es importante seguir este sendero único? Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5, 6.

•¿Cuál es el proceso que todo verdadero cristiano debiera expe-rimentar en su corazón para poder reconocer a Cristo como el Redentor y no dejarse llevar por vientos de doctrinas ajenas a la Palabra de Dios?

Piensa y Responde

•Reconocer que el camino ya está trazado, sólo debemos seguir las guías del camino.

•Ver en Cristo, su Palabra y su Ley la verdad Universal que nos dará la Vida y la Libertad.

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Dios se acerca al hombre por medio de Jesucristo, el mediador, único medio por el cual perdona los pecados. Dios no puede per-donar los pecados en menoscabo de su justicia, su santidad y su verdad. Pero, perdona los pecados y lo hace plenamente. No hay pecados que no perdonará por medio del Señor Jesucristo. Esta es la única esperanza del pecador, y si descansa en ella con fe sin-cera, puede estar seguro del perdón pleno y gratuito. Hay sólo un canal y éste es accesible a todos y por medio de este canal el alma penitente y contrita recibe abundante perdón y hasta los pecados más negros son lavados. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 912).

La verdad ¿Quién es el fundamento de toda verdad? Juan 14:6; 18:37; 1:14.

Los que pretenden ser amantes de la verdad tienen los medios para ser mansos y humildes de corazón, como fue el gran Maestro. Los que han estado trabajando diligentemente en las minas de la Pala-bra de Dios y han descubierto el precioso mineral en las ricas vetas de verdad, en los divinos misterios que han estado ocultos durante siglos, ensalzarán al Señor Jesús, la Fuente de toda verdad, revelan-do en sus caracteres el poder santificador de lo que creen. Jesús y su gracia deben ser entronizados en el santuario más íntimo del alma. Entonces Él será revelado en palabras, en oración, en exhortación, en la presentación de la sagrada verdad, pues éste es el gran secre-to del éxito espiritual. (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 473, 474).

¿Quién nos puede instruir y guiar para permanecer en la verdad? Juan 15:26; 16:13; 1 Juan 5:6.

El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Es su oficio presentar a Cristo, la pureza de su justicia y la gran salvación que tenemos por Él. Jesús dice: Él ‘tomará de lo mío, y os lo anunciará’ (Juan 16:14). El Espíritu de verdad es el único maestro eficaz de la verdad divina. ¡Cuánto no estimará Dios a la raza humana, siendo que dio a su Hijo para que muriese por ella y manda su Espíritu para que sea el maes-tro y continuo guía del hombre! (El Camino a Cristo, pág. 91).

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‘Cuando Él [el Espíritu de verdad] viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.’ La predicación de la palabra sería inútil sin la continua presencia y ayuda del Espíritu Santo. Este es el único maestro eficaz de la verdad divina. Únicamente cuando la verdad vaya al corazón acompañada por el Espíritu vivificará la conciencia o transformará la vida. (El Deseado de Todas las

Gentes, pág. 625).

Cuando Jesús, la Verdad, mora en el cristiano, ¿cómo se revela? Efesios 5:9; 1 Juan 3:18, 19.

Cuando la verdad de Dios sea un principio permanente en el co-razón, se asemejará a una fuente viva. Pueden hacerse tentativas para reprimirla, pero brotará en otro lugar; si está allí no puede ser reprimida. Cuando la verdad está en el corazón es un manan-tial de vida. (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 242).

La vida ¿En quién se encuentra, también, la preciosa energía de la vida? Juan 1:1-4; 5:26; 1 Juan 5:11.

‘En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:4). No se especifica aquí la vida física, sino la inmortalidad, la vida que es exclusivamente la propiedad de Dios. El Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, tenía esta vida. La vida física es algo que recibe cada individuo. No es eterna ni inmortal, pues la toma de nuevo Dios, el Dador de la vida. El hombre no tiene dominio sobre su vida. Pero la vida de Cristo no era prestada. Nadie podía quitársela. ‘Yo de mí mismo la pongo’ (Juan 10:18), dijo Él. En Él estaba la vida, original, no prestada, no derivada. Esa vida no es inherente en el hombre. Puede poseerla sólo mediante Cristo. No puede ganarla; le es dada como un don gratuito si cree en Cristo como su Salvador personal. ‘Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado’ (Juan 17:3). Esta es la fuente de vida abierta para el mundo. (Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 348, 349).

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Jesús declaró: ‘Yo soy la resurrección y la vida.’ En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. ‘El que tiene al Hijo tiene la vida.’ La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna. (La Fe por la Cual Vivo, pág. 189).

Cuando el Príncipe celestial entregó su vida por los pecadores, ¿la iba a perder? ¿Cuál es el don gratuito de Dios para el pecador arrepentido? Juan 10:17, 18; 20:31; Romanos 6:23.

Cuando la voz del poderoso ángel fue oída junto a la tumba de Cristo, diciendo: ‘Tu Padre te llama,’ el Salvador salió de la tum-ba por la vida que había en Él. Quedó probada la verdad de sus palabras: ‘Yo pongo mi vida, para volverla a tomar... Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.’… Para el cre-yente, Cristo es la resurrección y la vida. En nuestro Salvador, la vida que se había perdido por el pecado es restaurada; porque Él tiene vida en sí mismo para vivificar a quienes Él quiera. Está in-vestido con el derecho de dar la inmortalidad. La vida que Él de-puso en la humanidad, la vuelve a tomar y la da a la humanidad… La vida está oculta con Cristo en Dios y ‘cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entonces vosotros también seréis manifes-tados con Él en gloria.’ (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 729-731).

meditación Mas vanos son los sueños de progreso de los hombres, vanos todos sus esfuerzos por elevar a la humanidad, si menosprecian la única fuente de esperanza y amparo para la raza caída. ‘Toda dádiva buena y todo don perfecto’ (Santiago 1:17) es de Dios. No hay verdadera excelencia de carácter fuera de Él. Y el único camino para ir a Dios es Cristo, quien dice: ‘Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí.’ (Juan 14:6) (El Camino a Cristo, pág. 19).

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estudio personaL El Consolador es llamado el ‘Espíritu de verdad.’ Su obra consis-te en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradi-ciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Indu-ciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos. (El De-

seado de Todas las Gentes, págs. 624, 625).

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el Pan de vida

Introducción“La sabiduría que proviene de Dios es el pan de vida. Son las hojas del árbol de la vida las que se usan para la sanidad de las naciones. La corriente de vida espiritual estremece al alma cuan-do las palabras de Cristo se creen y se ponen en práctica. Así es como somos hechos uno con Cristo. La experiencia débil y en-fermiza se vuelve fuerte. Significa la vida eterna para nosotros, si mantenemos nuestra confianza firme desde el comienzo hasta el final. Toda verdad ha de recibirse como la vida de Jesús. Ella nos purifica de toda impureza y prepara el alma para la presencia de Jesús. Cristo, la esperanza de gloria, se forma en el interior”

Alza tus Ojos, pág. 222

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eL pan de La presencia ¿Qué simbolizaba el pan de la presencia en los servicios del santuario? Éxodo 25:30.

El pan de la proposición se conservaba siempre ante la presencia del Señor como una ofrenda perpetua. De manera que formaba parte del sacrificio diario, y se llamaba ‘el pan de la proposición’ o el pan de la presencia, porque estaba siempre ante el rostro del Señor (Éxodo 25:30). Era un reconocimiento de que el hombre depende de Dios tanto para su alimento temporal como para el espiritual, y de que se lo recibe únicamente en virtud de la mediación de Cristo. En el desierto Dios había alimentado a Is-rael con el pan del cielo, y el pueblo seguía dependiendo de su generosidad, tanto en lo referente a las bendiciones temporales como a las espirituales. El maná, así como el pan de la propo-sición, simbolizaba a Cristo, el pan viviente, quien está siempre en la presencia de Dios para interceder por nosotros. (Patriarcas y

Profetas, pág. 366).

•¿Por qué en el Santuario hebreo el pan de la proposición nun-ca fue hecho de la manera tradicional (esto es, con levadura)? ¿Qué significado especial tiene esto?

•¿Cada cuánto debiéramos comer del Pan del Cielo?

Piensa y Responde

•Ver en Cristo ese alimento espiritual que fortalece nuestra alma.

•Suplir nuestra necesidad y la de nuestros semejantes al comer y ofrecerles del Pan que Dios nos da.

Objetivos

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eL pan vivo ¿Cómo se llamó Cristo a sí mismo cuando las personas estaban interesadas en seguirle para obtener alimento temporal? Juan 6:35, 51.

El que había dado el maná estaba entre ellos. Era Cristo mismo quien había conducido a los hebreos a través del desierto, y los había alimentado diariamente con el pan del cielo. Este alimento era una figura del verdadero pan del cielo. El Espíritu que fluye de la infinita plenitud de Dios y da vida es el verdadero maná. Jesús dijo: ‘El pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.’ Pensando todavía que Jesús se refería al alimento tem-poral, algunos de sus oyentes exclamaron: ‘Señor, danos siempre este pan.’ Jesús habló entonces claramente: ‘Yo soy el pan de vida.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 349).

Después de pasar cuarenta años en el desierto, ¿qué respuesta dio Jesús a la tentación de Satanás? Mateo 4:4.

Toda promesa de la Palabra de Dios nos pertenece. Hemos de vi-vir de ‘toda palabra que sale de la boca de Dios.’ Cuando nos vea-mos asaltados por las tentaciones, no miremos las circunstancias o nuestra debilidad, sino el poder de la Palabra. Toda su fuerza es nuestra… La vida de Cristo, que da vida al mundo, está en su pa-labra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y echó los demonios; por su palabra calmó el mar y resucitó los muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra era con autoridad. Él hablaba la palabra de Dios, como había hablado por medio de todos los profetas y los maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para ellos. Como su Maestro, habían de vivir ‘con toda palabra que sale de la boca de Dios.’ (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 99, 354).

Así como el pan sostiene la existencia terrena, ¿cuál es la nutrición espiritual para la vida eterna? Juan 6:47-50.

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El Salvador dijo: ‘Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos. Este es el pan que descien-de del cielo, para que el que de el comiere, no muera. Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre.’ Cristo añadió luego otra figura a ésta. Únicamente muriendo podía impartir vida a los hombres, y en las palabras que siguen señala su muerte como el medio de salva-ción. Dice: ‘El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 352).

Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para man-tener la vida espiritual y para obtener energía con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe cons-tantemente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a ‘Él y de-pendiendo enteramente de Él. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21).

santa comunión ¿En qué ocasión invitó Jesús a sus discípulos a comer pan? ¿Qué representaba el pan de la cena del Señor? 1 Corintios 11:23, 24.

¡Y cuánto más ciertas son las palabras de Cristo en cuanto a nues-tra naturaleza espiritual! Él declara: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna.’ Es recibiendo la vida derramada por nosotros en la cruz del Calvario como podemos vivir la vida santa. Y esta vida la recibimos recibiendo su Palabra, haciendo aquellas cosas que Él ordenó. Así llegamos a ser uno con Él. ‘El que come mi carne –dice Él, –y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.’ Este pasaje se aplica en un sentido especial a la santa comunión. Mientras la fe con-templa el gran sacrificio de nuestro Señor, el alma asimila la vida espiritual de Cristo. Y esa alma recibirá fuerza espiritual de cada comunión. El rito forma un eslabón viviente por el cual el creyente está ligado con Cristo, y así con el Padre. En un sentido especial,

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forma un vínculo entre Dios y los seres humanos que dependen de Él. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 615, 616).

¿Qué significa comer la carne y beber sangre de Jesús? Juan 6:52-54, 40, 47; 1 Corintios 11:26.

Comer la carne y beber la sangre de Cristo es recibirle como Sal-vador personal, creyendo que perdona nuestros pecados, y que somos completos en Él. Contemplando su amor, y espaciándonos en Él, absorbiéndolo, es como llegamos a participar de su natu-raleza. Lo que es el alimento para el cuerpo, debe serlo Cristo para el alma. El alimento no puede beneficiarnos a menos que lo comamos; a menos que llegue a ser parte de nuestro ser. Así tam-bién Cristo no tiene valor para nosotros si no le conocemos como Salvador personal. Un conocimiento teórico no nos beneficiará. Debemos alimentarnos de Él, recibirle en el corazón, de tal mane-ra que su vida llegue a ser nuestra vida. Debemos asimilarnos su amor y su gracia. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 353).

Si practicamos las enseñanzas que nos dejó en su Palabra, estos principios se hacen carne en nuestra vida. Esto es lo que significa comer la carne de Cristo y beber su sangre. Diariamente hemos de prepararnos para la vida gloriosa, y cuando nos unamos con la familia de lo alto, no se nos darán lecciones nuevas, sino la continuación de las que Cristo dio a sus discípulos cuando estuvo aquí. (Alza tus Ojos, pág. 244).

compartamos nuestro pan ¿Es suficiente pedir a nuestro Padre celestial el pan de cada día? Cuando recibimos nuestro pan diario, ¿qué debemos hacer? Mateo 6:11, 33; Eclesiastés 11:1, 2.

La oración por el pan cotidiano incluye no solamente el alimento para sostener el cuerpo, sino también el pan espiritual que nu-trirá el alma para vida eterna. Nos dice Jesús: ‘Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna per-manece’. ‘Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno

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comiere de este pan, vivirá para siempre’. Hemos de orar día tras día para que, mientras leemos su Palabra, Dios nos envíe su Es-píritu con el fin de revelarnos la verdad que fortalecerá nuestras almas para las necesidades del día. Al enseñarnos a pedir cada día lo que necesitamos, tanto las bendiciones temporales como las espirituales, Dios desea alcanzar un propósito para beneficio nuestro. Quiere que sintamos cuánto dependemos de su cuida-do constante, porque procura atraernos a una comunión íntima con Él. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 96).

meditación Así como nuestra vida física es sostenida por el alimento, nuestra vida espiritual es sostenida por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir la Palabra por nosotros mismos. No hemos de obte-nerla simplemente por medio de otra mente. Debemos estudiar cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de comprender su Palabra. Debemos tomar un ver-sículo, y concentrar el intelecto en la tarea de discernir el pensa-miento que Dios puso en ese versículo para nosotros. Debemos espaciarnos en el pensamiento hasta que venga a ser nuestro y sepamos ‘lo que dice Jehová.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 354).

estudio personaL No hay agente humano que pueda proporcionar lo que satisfaga el hambre y la sed del alma. Pero dice Jesús: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo’. ‘Yo soy el pan de vida; el que a mí vie-ne, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás’. Así como necesitamos alimentos para sostener nuestras fuerzas fí-sicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía con que hacer las obras de Dios. Y de la misma manera como el cuerpo recibe constante-mente el alimento que sostiene la vida y el vigor, así el alma debe comunicarse sin cesar con Cristo, sometiéndose a Él y dependiendo enteramente de Él. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 21).

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el aGua de vida

Introducción“Se extiende la invitación ‘a todos los sedientos: Venid a las aguas.’ Y esta invitación se repite en las últimas páginas de la santa Palabra. El río del agua de vida, ‘resplandeciente como cris-tal,’ emana del trono de Dios y del Cordero; y la misericordioso invitación repercute a través de los siglos: ‘El que tiene sed, ven-ga: y el que quiere, tome del agua de la vida de balde’ (Isaías 26:4, V.M.; 32:2; 41: 17; 44:3; 35:6; 55:1; Apocalipsis 22:17)”

Patriarcas y Profetas, pág. 438

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática está dedicada para la Iglesia Santa Rosa del Sur (Bolívar )

Sea tu ofrenda una expresión de amor y gratitud

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eL manantiaL de agua pura ¿Qué invitación extendió el Señor, hace muchos años, a los sedientos? ¿Quién es el verdadero manantial de agua pura? Isaías 55:1, primera parte.

Al modo como el viajero fatigado que, hallando en el desierto la buscada fuente, apaga su sed abrasadora, el cristiano buscará y obtendrá el agua pura de la vida, cuyo manantial es Cristo… Las palabras de Dios son las fuentes de la vida. Mientras buscamos estas fuentes vivas, el Espíritu Santo nos pondrá en comunión con Cristo. Verdades ya conocidas se presentarán a nuestra men-te con nuevo aspecto; ciertos pasajes de las Escrituras revestirán nuevo significado, como iluminados por un relámpago; com-prenderemos la relación entre otras verdades y la obra de reden-ción, y sabremos que Cristo nos está guiando, que un Instructor divino está a nuestro lado. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 22).

¿Qué será esta agua para todo aquel que la beba, creyendo en el Señor? Juan 4:13, 14.

•¿Qué sucedería con el planeta (o contigo) si faltase el agua por un lapso de 72 horas?

•¿Es posible que exista agua en un lugar árido sin esperanzas de vida?

Piensa y Responde

•Llegar a los pies de Cristo y pedir del agua que sacia la sed espititual que tenemos.

•Permitir que nuestro corazón tambien sea una fuente de agua viva.

Objetivos

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Jesús no quiso dar a entender que un solo sorbo del agua de vida bastaba para el que la recibiera. El que prueba el amor de Cristo, lo deseará en mayor medida de continuo; pero no busca-rá otra cosa. Las riquezas, los honores y los placeres del mundo no le atraen más. El constante clamor de su corazón es: ‘Más de ti.’ Y el que revela al alma su necesidad, aguarda para satisfacer su hambre y sed. Todo recurso en que confíen los seres huma-nos, fracasará. Las cisternas se vaciarán, los estanques se seca-rán; pero nuestro Redentor es el manantial inagotable. Podemos beber y volver a beber, y siempre hallar una provisión de agua fresca. Aquel en quien Cristo mora, tiene en sí la fuente de ben-dición, ‘una fuente de agua que salte para vida eterna.’ De este manantial puede sacar fuerza y gracia suficientes para todas sus necesidades. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 157).

una fuente abierta y Limpia ¿Qué otro profeta presenta la gran promesa del agua purificadora y sanadora y qué propiedades contiene? Zacarías 13:1.

Cristo vino como el Gran Médico para sanar las heridas que el pe-cado había hecho en la familia humana, y su Espíritu, trabajando por medio de sus siervos, imparte al ser humano enfermo por el pecado y doliente, un gran poder sanador que es eficaz para el cuerpo y el alma. ‘En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la puri-ficación del pecado y de la inmundicia’ (Zacarías 13:1). Las aguas de esta fuente contienen propiedades medicinales que sanarán las enfermedades físicas y espirituales. (Consejos sobre la Salud, pág. 206).

¿En qué ocasión Jesús reiteró este símbolo del agua viva? Juan 7:37-39.

El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la atención del pueblo a las bendiciones que Él había venido a traerles. ‘En el postrer día grande de la fiesta’ se oyó su voz en tono que resonó

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por todos los ámbitos del templo, diciendo: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre.’ ‘Y esto –dice Juan– dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él’ (Juan 7:37-39). El agua refrescante que brota en tierra seca y estéril, hace florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de la gracia divina que sólo Cristo puede conceder, y que, como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en quien mora Cristo tiene dentro de sí una fuente eterna de gra-cia y fortaleza. Jesús alegra la vida y alumbra el sendero de todos aquellos que le buscan de todo corazón. Su amor, recibido en el corazón, se manifestará en buenas obras para la vida eterna. Y no sólo bendice al alma de la cual brota, sino que la corriente viva fluirá en palabras y acciones justas, para refrescar a los sedientos que la rodean. (Patriarcas y Profetas, págs. 437, 438).

eL agua contaminada deL mundo ¿Qué puede atraer, a veces, al pueblo de Dios? ¿Se nos recomienda beber de las fuentes mundanales? Jeremías 2:13.

El que trate de aplacar su sed en las fuentes de este mundo, bebe tan sólo para tener sed otra vez. Por todas partes, hay hombres que no están satisfechos. Anhelan algo que supla la necesidad del alma. Un solo Ser puede satisfacer esta necesidad. Lo que el mun-do necesita, ‘el Deseado de todas las gentes,’ es Cristo. (El Deseado

de Todas las Gentes, pág. 157).

Aquellos que beben de los canales contaminados no ansían el agua de vida, pues están satisfechos con las cisternas rotas del mundo. Piensan que tienen los tesoros del conocimiento, cuando están acumulando madera, paja y hojarasca que no aporta ganan-cia ni es digna de retener. (Fundamentals of Christian Education, pág. 168).

LLamada aL aLma sedienta ¿Qué invitación extiende Jesús a todos los sedientos? ¿Qué riesgo existe para aquellos que no responden al llamado? Apocalipsis 22:17; Juan 6:35; Amos 8:11, 12.

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El clamor que Cristo dirige al alma sedienta sigue repercutiendo, y llega a nosotros con más fuerza que a aquellos que lo oye-ron en el templo en aquel último día de la fiesta. El manantial está abierto para todos. A los cansados y exhaustos se ofrece la refrigerante bebida de la vida eterna. Jesús sigue clamando: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.’ ‘Y el que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida de balde.’ ‘Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 418).

compartamos eL agua recibida De modo que esta Agua fluya abundantemente en nosotros, ¿qué debemos hacer? Isaías 58:10, 11; Juan 7:38; Proverbios 11:25.

‘Dad, y se os dará’, porque la Palabra de Dios es una ‘fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano’. El corazón que probó el amor de Cristo, anhela incesantemente beber de él con más abundancia, y mientras lo impartimos a otros, lo recibi-remos en medida más rica y copiosa. Cada revelación de Dios al alma aumenta la capacidad de saber y de amar. El clamor continuo del corazón es: ‘Más de ti.’ (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 22).

Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misio-nero. El que bebe del agua viva, llega a ser una fuente de vida. El que recibe llega a ser un dador. La gracia de Cristo en el alma es como un manantial en el desierto, cuyas aguas surgen para re-frescar a todos, y da a quienes están por perecer avidez de beber el agua de la vida. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 167).

meditación El corazón que recibe la palabra de Dios no es un estanque que se evapora ni es una cisterna rota que pierda su tesoro. Es como el arroyo de las montañas, alimentado por manantiales inagotables, cuyas aguas frescas y chispeantes saltan de roca en roca, refrige-

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rando a los cansados, sedientos y cargados. Es como un río que fluye constantemente, y a medida que avanza se va haciendo más hondo y más ancho, hasta que sus aguas vivificantes se extienden por toda la tierra. El arroyo que prosigue su curso cantando, deja detrás de sí sus dones de verdor y copiosos frutos. La hierba de sus orillas es de un verde más fresco; los árboles son más frondo-sos y las flores más abundantes. Mientras la tierra se desnuda y se obscurece bajo el calor que la afecta durante el verano, el curso del río es una raya de verdor en el panorama. Así también sucede con el verdadero hijo de Dios. La religión de Cristo se revela como principio vivificante, como una energía espiritual viva y activa que lo compenetra todo. Cuando el corazón se abre a la influencia celestial de la verdad y del amor, estos principios vuelven a fluir como arroyos en el desierto, y hacen fructificar lo que antes pare-cía árido y sin vida. (Profetas y Reyes, págs. 175, 176).

estudio personaL El sacerdote había cumplido esa mañana la ceremonia que con-memoraba la acción de golpear la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de Aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a todos los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí en presencia de la congregada muchedumbre se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensaba destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida fluía agua viva. Mien-tras Jesús hablaba al pueblo, los corazones se conmovían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: ‘Dame esta agua, para que no tenga sed.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 417).

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la luz del mundo

Introducción“Podemos remontar la línea de los grandes maestros del mundo hasta donde alcanzan los anales humanos; pero la Luz estaba antes que ellos. Así como el brillo de la luna y las estrellas del sistema solar es reflejo de la luz del sol, también, en cuanta ver-dad contenga su enseñanza, reflejan los grandes pensadores del mundo los rayos del Sol de Justicia. Cada gema de pensamiento, cada destello del Intelecto, proviene de la Luz del mundo”

(Obreros Evangélicos, pág. 51).

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La verdadera Luz ¿De qué modo se presenta Jesús a sí mismo? Juan 8:12.

Dios es luz; y en las palabras: ‘Yo soy la luz del mundo,’ Cristo declaró su unidad con Dios, y su relación con toda la familia hu-mana. Era Él quien al principio había hecho ‘que de las tinieblas resplandeciese la luz.’ Él es la luz del sol, la luna y las estrellas. Él era la luz espiritual que mediante símbolos, figuras y profecías, había resplandecido sobre Israel. Pero la luz no era dada sola-mente para los judíos. Como los rayos del sol penetran hasta los remotos rincones de la tierra, así la luz del Sol de justicia brilla sobre toda alma. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 429).

‘Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús’. Si os esforzáis con toda humildad por comprender cuál es el sentir de Cristo, no seréis dejados en oscuridad. Jesús dice: ‘El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.’ (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 915).

•¿Cómo fuera tu vida sin la existencia de la luz (bien sea artifi-cial o natural)?

•¿Quiénes son los únicos seres que viven en tinieblas?

Piensa y Responde

•Analizar la razón por la que Cristo se compara a sí mismo como la luz del mundo.

•Caminar en el Camino, guiado por la Luz que Cristo nos ofre-ce.

Objetivos

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¿Aceptan la luz todos los que son iluminados? ¿Cuál es la consecuencia? Juan 1:9-13; 3:19-21.

Debemos andar en la luz que resplandece sobre nosotros. De otra manera esa luz se trocará en tinieblas. Dios exige que ma-nifestemos al mundo, por medio; de nuestro carácter y nuestras obras, una medida del espíritu de unión que esté de acuerdo con las verdades sagradas que profesamos, y con el espíritu de las profecías que se están cumpliendo en estos postreros días. La verdad que hemos comprendido y la luz que ha resplandecido sobre nuestra alma nos juzgarán y condenarán si nos apartamos de ellas y nos negamos a ser guiados por ellas. (Joyas de los Testimo-

nios, tomo 1, pág. 91).

No es Dios quien ciega los ojos de los hombres y endurece su corazón. Él les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por sendas seguras; es por el rechazamiento de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia, esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. Viene luz al alma por la Palabra de Dios, por sus siervos, o por la intervención di-recta de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz es despreciado, se produce un embotamiento parcial de las percepciones espi-rituales, y se discierne menos claramente la segunda revelación de la luz. Así aumentan las tinieblas, hasta que anochece en el alma. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 289).

La única Luz que iLumina eL sendero ¿De dónde procede esta preciosa luz? ¿Qué es específico acerca de la auténtica luz? Salmo 119:105; Proverbios 4:18.

Existe sólo una verdadera religión, sólo un camino al cielo, sólo una luz para iluminar la senda a medida que los peregrinos avanzan de prisa. En tanto prosigamos en el conocimiento del Señor, reconoceremos a cada paso que Cristo es la ‘Luz del mun-do’, que Él es ‘el Camino, la Verdad, y la Vida’; y veremos que la

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senda por la que nos pide que transitemos es ‘como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.’ (Prover-bios 4:18) (Alza tus Ojos, pág. 231).

Para llegar al conocimiento de la verdad, debemos tener un de-seo sincero de conocer la verdad y buena voluntad en el co-razón para obedecerla… En vez de discutir y cavilar tocante a aquello que no entendáis, aprovechad la luz que ya brilla sobre vosotros y recibiréis mayor luz. Mediante la gracia de Cristo, cumplid todos los deberes que hayáis llegado a entender y se-réis capaces de entender y cumplir aquellos de los cuales toda-vía dudáis. (El Camino a Cristo, pág. 113).

¿Es importante cómo caminamos en la Luz? 1 Juan 1:7; Colosenses 2:6.

Se necesitan vigilancia constante y ferviente y amante devoción. Pero ellas se presentarán naturalmente cuando el alma es pre-servada por el poder de Dios, mediante la fe. No podemos hacer nada, absolutamente nada para ganar el favor divino. No debe-mos confiar absolutamente en nosotros mismos ni en nuestras buenas obras. Sin embargo, cuando vamos a Cristo como seres falibles y pecaminosos, podemos hallar descanso en su amor. Dios aceptará a cada uno que acude a Él confiando plenamente en los méritos de un Salvador crucificado. El amor surge del co-razón. Puede no haber un éxtasis de sentimientos, pero hay una confianza pacífica permanente. Toda carga se hace liviana, pues es fácil el yugo que impone Cristo. El deber se convierte en una delicia, y el sacrificio en un placer. La senda que antes parecía envuelta en tinieblas se hace brillante con los rayos del Sol de Jus-ticia. Esto es caminar en la luz como Cristo está en la luz. (Mensajes

Selectos, tomo 1, pág. 415).

una misión mundiaL ¿Qué solicita Jesús de sus discípulos? Mateo 5:16.

Los seguidores de Cristo han de ser más que una luz entre los hombres. Son la luz del mundo… Como Cristo era el medio de re-

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velar al Padre, hemos de ser los medios de revelar a Cristo. Aun-que el Salvador es la gran fuente de luz, no olvidéis, cristianos, que se revela mediante la humanidad. Las bendiciones de Dios se otorgan por medio de instrumentos humanos. Cristo mismo vino a la tierra como Hijo del hombre. La humanidad, unida con la naturaleza divina, debe relacionarse con la humanidad. La igle-sia de Cristo, cada individuo que sea discípulo del Maestro, es un conducto designado por el cielo para que Dios sea revelado a los hombres. (El Discurso Maestro de Jesucristo, págs. 37, 38).

portadores de Luz en eL mundo ¿Con qué compara el Señor a sus discípulos que proclaman fielmente el triple mensaje angélico? Filipenses 2:14, 15; Efesios 5:8; 1 Timoteo 4:15.

Dios exige que sus hijos brillen como luminarias en el mundo. No se exige que lo hagan solamente los ministros, sino todo dis-cípulo de Cristo. Su conversación debe ser celestial. Y mientras disfrutan de la comunión con Dios, querrán tener un intercambio con sus semejantes, a fin de expresar por medio de sus palabras y hechos el amor de Dios que anima sus corazones. De esta mane-ra serán luces en el mundo, y la luz transmitida por su intermedio no se apagará. (Servicio Cristiano, pág. 27).

En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amones-tación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con ésta y nada debe desviar nuestra atención de ella. (Joyas de los Testimonios,

tomo 3, pág. 288).

Al extenderse las tinieblas, ¿cómo brillarán los verdaderos cristianos en este mundo considerando la segunda venida de Cristo? Isaías 60:1; Daniel 12:3.

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‘Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti’(Isaías 60:1). Cristo viene con poder y grande gloria. Viene con su propia gloria, y con la del Padre. Y le acompañarán los santos ángeles. Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Percibirán la primera vislumbre de su segunda aparición. Una luz sin sombra brillará de su resplandor, y Cristo el Redentor será ad-mirado por todos los que le sirvieron. Mientras huyan los impíos, los que siguieron a Cristo se regocijarán en su presencia. (Profetas

y Reyes, págs. 531, 532).

meditación ¿Qué es la luz? Es piedad, bondad, verdad, amor; es la revelación de la verdad en el carácter y en la vida. El Evangelio depende de la piedad personal de los creyentes para su poder agresivo, y Dios ha hecho provisión por medio de la muerte de su Hijo ama-do, para que toda alma fuera ampliamente equipada para toda buena obra. Toda alma ha de ser una luz brillante, que muestre las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa. ‘Porque nosotros coadjutores somos de Dios.’ Sí, colaboradores; esto significa realizar ferviente servicio en la viña del Señor. Hay almas que deben ser salvadas, almas en nuestras iglesias, en nuestras escuelas sabáticas y en nuestro vecindario. (Servicio Cristiano, pág. 27).

estudio personaL Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: ‘Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto…’ (Hebreos 3:7). Las pruebas so-portadas con paciencia, las bendiciones recibidas con gratitud, las tentaciones resistidas valerosamente, la mansedumbre, la bondad, la compasión y el amor revelados constantemente son las luces que brillan en el carácter, en contraste con la oscuridad del co-razón egoísta, en el cual jamás penetró la luz de la vida. (El Discurso

Maestro de Jesucristo, pág. 41).

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el Gran médiCo

Introducción“Dios es el único que puede sanar. Aquellos cuyas mentes y cuer-pos están enfermos han de ver en Cristo al restaurador. ‘Porque yo vivo –dice, –y vosotros también viviréis’ (Juan 14:19). Esta es la vida que debemos ofrecer a los enfermos, diciéndoles que si creen en Cristo como el restaurador, si cooperan con Él, obede-ciendo las leyes de la salud y procurando perfeccionar la santidad en el temor de Él, les impartirá su vida. Al presentarles así al Cris-to, les comunicamos un poder, una fuerza valiosa, procedente de lo alto. Esta es la verdadera ciencia de curar el cuerpo y el alma”

El Ministerio de Curación, pág. 187

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esperanza para eL enfermo ¿En qué condición se encuentran hoy la mayoría de las personas? ¿Hay alguna esperanza de curación? Isaías 1:5, última parte, 6.

Este mundo es un vasto lazareto, pero Cristo vino para sanar a los enfermos y proclamar liberación a los cautivos de Satanás. Él era en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los enfermos, a los afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a ninguno que viniese para recibir su poder sanador. Sabía que aquellos que le pedían ayuda habían atraído la enfermedad so-bre sí mismos; sin embargo no se negaba a sanarlos. Y cuando la virtud de Cristo penetraba en estas pobres almas, quedaban con-vencidas de pecado, y muchos eran sanados de su enfermedad espiritual tanto como de sus dolencias físicas. El Evangelio posee todavía el mismo poder, y ¿por qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados? (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 763).

•¿Qué fuera el mundo sin la existencia de los médicos, o sin el conocimiento médico?

•¿Cuál es el papel fundamental de un médico?

Piensa y Responde

•Encontrar una esperanza de sanación para el enfermo por el pecado.

•Saber que sólo Cristo es capaz de sanar al oprimido y pobre pecador.

Objetivos

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¿Por qué vino Jesús a la tierra? Mateo 9:12; 4:23.

Cristo vino a este mundo y vivió conforme a la ley de Dios para que el hombre pudiera dominar perfectamente las inclinaciones naturales que corrompen el alma. Él es el Médico del alma y del cuerpo y da la victoria sobre las pasiones guerreantes. Ha provisto todo medio para que el hombre pueda poseer un carácter perfec-to… Cristo es el mismo médico compasivo que cuando desempe-ñaba su ministerio terrenal. En Él hay bálsamo curativo para toda enfermedad, poder restaurador para toda dolencia. (El Ministerio de

Curación, págs. 92, 172).

poder sanador de jesús ¿A través de que poder curaba Jesús? Salmo 107:19, 20; 2 Reyes 20:4, 5; Mateo 8:8.

El mismo poder que Cristo ejerció cuando andaba entre los hom-bres se encuentra en su Palabra. Con ella curaba las enfermeda-des y echaba fuera demonios; con ella sosegaba el mar y resu-citaba a los muertos; y el pueblo atestiguó que su palabra iba revestida de poder. El predicaba la Palabra de Dios, la misma que había dado a conocer a todos los profetas y maestros del Antiguo Testamento. La Biblia entera es una manifestación de Cristo… En sus milagros, el Salvador manifestaba el poder que actúa siempre en favor del hombre, para sostenerle y sanarle. Por medio de los agentes naturales, Dios obra día tras día, hora tras hora y en todo momento, para conservarnos la vida, forta-lecernos y restaurarnos. Cuando alguna parte del cuerpo sufre perjuicio, empieza el proceso de curación; los agentes naturales actúan para restablecer la salud. Pero lo que obra por medio de estos agentes es el poder de Dios. Todo poder capaz de dar vida procede de Él. Cuando alguien se repone de una enfermedad, es Dios quien lo sana. (El Ministerio de Curación, págs. 84, 75, 76).

¿Cuál es la invitación aún hoy? Mateo 11:28-30.

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El amor que Cristo infunde en todo nuestro ser es un poder vi-vificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra al alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con Él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida. Las palabras de nuestro Salvador: ‘Venid a mí,… que yo os haré descansar’ (Mateo 11:28), son una receta para curar las enfermedades físicas, mentales y es-pirituales. A pesar de que por su mal proceder los hombres han atraído el dolor sobre sí mismos, Cristo se compadece de ellos. En Él pueden encontrar ayuda. Hará cosas grandes en beneficio de quienes en Él confíen. (El Ministerio de Curación, págs. 78, 79).

médico deL aLma ¿Es Jesús sólo Médico del cuerpo? ¿Cuáles son sus palabras a los enfermos? Salmo 103:3, 4; Mateo 9:2.

Muchos de los que acudían a Cristo en busca de ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí, y sin embargo Él no rehusaba sa-narlos. Y cuando estas almas recibían la virtud de Cristo, recono-cían su pecado, y muchos se curaban de su enfermedad espiritual al par que de sus males físicos. (El Ministerio de Curación, pág. 49).

Hay remedio para el alma enferma de pecado. Ese remedio es Jesús. ¡Precioso Salvador! Su gracia es suficiente para el más débil; y el más fuerte también debe tener su gracia o perecerá. (La Mara-

villosa Gracia, pág. 87).

¿Cuál es la prescripción del Médico divino para la salud del cuerpo, mente y alma? ¿Qué motivará a otros a buscar este Médico? Juan 6:51; Jeremías 15:16; Romanos 10:14.

A fin de tener salud y vitalidad en el alma, el Médico divino pres-cribe comunión con Él. Debemos sentamos a sus pies y aprender

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de Él cómo ser mansos y humildes de corazón. La salud espiritual depende del alimento que se da a la mente y del aire que se respira. El alma necesita alimento, y a fin de conseguirlo, debe es-tudiarse la Palabra de Dios. Para curar la enfermedad es esencial inspirar aire puro. Y no es menos esencial que la atmósfera que respiramos en la vida espiritual sea pura. Esto es imprescindible para el crecimiento saludable en la gracia. Respiren la atmósfera pura que produce pensamientos puros y palabras nobles. Esco-jan asociarse con los cristianos. El cristiano no tendrá salud espi-ritual a menos que sea cuidadoso con respecto a sus compañías. (Alza tus Ojos, pág. 172).

¿Qué instrucción impartía Jesús a aquellos que había sanado o perdonado? Juan 5:14; 8:11.

Al curar las enfermedades, Cristo decía muchas veces a los en-fermos: ‘No peques más, porque no te venga alguna cosa peor’ (Juan 5:14). Así les enseñaba que habían atraído su dolencia so-bre si al transgredir las leyes de Dios, y que la salud no puede conservarse sino por medio de la obediencia. El médico debe enseñar a sus pacientes que han de cooperar con Dios en la obra de restauración. El médico echa cada vez más de ver que la en-fermedad resulta del pecado. Sabe que las leyes de la naturaleza son tan ciertamente divinas como los preceptos del Decálogo, y que sólo por la obediencia a ellas puede recuperarse o conser-varse la salud. Él ve que muchos sufren los resultados de sus há-bitos perjudiciales cuando podrían recobrar la salud si hiciesen lo que está a su alcance para su restablecimiento. Es necesario en-señarles que todo hábito que destruye las energías físicas, men-tales o espirituales, es pecado, y que la salud se consigue por la obediencia a las leyes que Dios estableció para bien del género humano. (El Ministerio de Curación, págs. 76, 77).

meditación El único remedio para los pecados y dolores de los hombres es Cristo. Únicamente el Evangelio de su gracia puede curar los ma-les que azotan a la sociedad… Solamente Él da un nuevo corazón

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de amor en lugar del corazón egoísta de pecado. (La Maravillosa

Gracia, pág. 25).

La curación física va enlazada con la misión de predicar el Evan-gelio. En la obra del Evangelio, jamás deben ir separadas la en-señanza y la curación… La proclamación del Evangelio a todo el mundo es la obra que Dios ha encomendado a los que llevan su nombre. El Evangelio es el único antídoto para el pecado y la mi-seria de la tierra. El dar a conocer a toda la humanidad el mensaje de la gracia de Dios es la primera tarea de los que conocen su poder curativo. (El Ministerio de Curación, pág. 100).

estudio personaL El Salvador asistía tanto al alma como al cuerpo. El Evangelio que enseñó fue un mensaje de vida espiritual y de restauración física. La salvación del pecado y la curación de la enfermedad iban en-lazadas (El Ministerio de Curación, pág. 75).

•Mateo 20:32

•Lucas 18:41

Así sucede con la lepra del pecado, tan profundamente arraigada, tan mortífera, tan imposible de curar por el poder humano. ‘Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hin-chazón y podrida llaga’ (Isaías 1:5, 6.) Pero Jesús, al humanarse, no se contamina. Su presencia es virtud curativa para el pecador. Cualquiera que se postre a sus pies, diciéndole con fe: ‘Señor, si quisieras, puedes limpiarme,’ oirá esta respuesta: ‘Quiero: sé limpio’… El renunciar a la satisfacción dañina de los apetitos im-pone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con acierto y los que perseveren en la obediencia a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu. (El Ministerio de Curación, págs. 45, 89).

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el maestro divino

Introducción“Cristo fue el mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Vino a esta tierra para difundir los brillantes rayos de la verdad, a fin de que los hombres pudiesen adquirir idoneidad para el cielo. ‘Para esto he venido al mundo –declaró–, para dar testimonio a la verdad’ (Juan 18:37). Vino para revelar el carácter del Padre, a fin de que los hombres pudiesen ser inducidos a adorarle en espíritu y en verdad”

Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pág. 246

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La niñez deL maestro divino ¿De quién recibió Jesús, el Maestro divino, su educación? Lucas 2:51, 52.

El niño Jesús no recibió instrucción en las escuelas de las sinago-gas. Su madre fue su primera maestra humana. De labios de ella y de los rollos de los profetas, aprendió las cosas celestiales. Las mismas palabras que Él había hablado a Israel por medio de Moi-sés, le fueron enseñadas sobre las rodillas de su madre. Y al pasar de la niñez a la adolescencia, no frecuentó las escuelas de los ra-binos. No necesitaba la instrucción que podía obtenerse de tales fuentes, porque Dios era su instructor… Puesto que Él adquirió saber como nosotros podemos adquirirlo, su conocimiento ínti-mo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó sus primeros años al estudio de la Palabra de Dios. Delante de Él se extendía la gran biblioteca de las obras de Dios. El que había hecho todas las cosas, estudió las lecciones que su propia mano había escrito en la tierra, el mar y el cielo. Apartado de los cami-

•¿Cuál debiera ser el papel esencial del maestro en el área de la formación de un ser?

•¿Por qué se vuelve tan influyente el carácter del maestro en el de su aprendiz?

Piensa y Responde

•Mirar la vida de Cristo y ver en ella el ejemplo máximo de comportamiento.

•Aprender de las lecciones que Cristo ofrecía a su entorno du-rante su ministerio.

Objetivos

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nos profanos del mundo, adquiría conocimiento científico de la naturaleza (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 50, 51).

sus enseñanzas ¿A qué libro se refirió Jesús como auténtico y con autoridad? ¿Qué usaba, a menudo, en sus enseñanzas? Lucas 24:27; 10:26; Mateo 13:34, 35.

Empezando con Moisés, alfa de la historia bíblica, Cristo expuso en todas las Escrituras las cosas concernientes a Él… Así el men-saje evangélico, tal como lo daba el Salvador mismo, se basaba en las profecías. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 739, 200).

El gran Maestro puso a sus oyentes en contacto con la naturale-za, para que oyeran la voz que habla en todas las cosas creadas, y a medida que sus corazones se hacían más sensibles y sus men-tes más receptivas, les ayudaba a interpretar la enseñanza espi-ritual de las escenas que contemplaban sus ojos. Las parábolas, por medio de las cuales le gustaba enseñar lecciones de verdad, muestran cuán abierto estaba su espíritu a las influencias de la naturaleza y cómo le agradaba extraer la enseñanza espiritual del ambiente en que transcurría la vida diaria. (La Educación, pág. 102).

¿Enseñaba Jesús solo durante las reuniones o aprovechaba muchas oportunidades diferentes? ¿Cuál era el objetivo del Maestro divino? Marcos 2:15; Juan 4:7; Lucas 10:38, 39; Mateo 18:11.

Jesús veía en toda alma un ser que debía ser llamado a su reino. Alcanzaba el corazón de la gente yendo entre ella como quien desea su bien. La buscaba en las calles, en las casas privadas, en los barcos, en la sinagoga, a orillas del lago, en la fiesta de bodas. Se encontraba con ella en sus ocupaciones diarias y manifestaba interés en sus asuntos seculares. Llevaba sus instrucciones hasta la familia, poniéndola, en el hogar, bajo la influencia de su pre-sencia divina. Su intensa simpatía personal le ayudaba a ganar los corazones. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 125, 126).

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En Él se hallaba el ideal perfecto... Cristo vino al mundo para re-velar este ideal como el único y verdadero blanco de nuestros esfuerzos; para mostrar lo que todo ser humano debiera ser; lo que llegarían a ser por medio de la morada de la divinidad en la humanidad todos los que lo recibieran. Vino a mostrar de qué manera deben ser educados los hombres como conviene a hijos de Dios; cómo deben practicar en la tierra los principios, y vivir la vida del cielo. (La Educación, págs. 73, 74).

¿Qué se puede decir acerca de su enseñanza? ¿Cuál era su doble clave para tener éxito como Maestro? Juan 5:39; 15:10, última parte, 13:15.

Su enseñanza abarcaba las cosas del tiempo y la eternidad, las cosas visibles en su relación con las invisibles, los incidentes pa-sajeros de la vida común, y los solemnes sucesos de la vida fu-tura. Establecía la verdadera relación que existe entre las cosas de esta vida, como subordinadas a las de interés eterno, pero no ignoraba su importancia. Enseñaba que el cielo y la tierra están ligados, y que el conocimiento de la verdad divina prepara me-jor al hombre para desempeñar los deberes de la vida diaria… El que trata de transformar a la humanidad, debe comprender a la humanidad. Solo por la simpatía, la fe y el amor, pueden ser alcanzados y elevados los hombres. En esto Cristo se revela como el Maestro de los maestros: De todos los que alguna vez vivieran en la tierra, Él sólo posee una perfecta comprensión del alma humana. Practicaba lo que enseñaba… Así, las palabras de Cristo tuvieron en su vida una ilustración y un apoyo perfectas. Y más aún, Él era lo que enseñaba. Sus palabras no sólo eran la expresión de la experiencia de su propia vida, sino de su propio carácter. No sólo enseñó la verdad; Él era la verdad. Eso fue lo que dio poder a su enseñanza. (La Educación, págs. 82, 78).

eL verdadero rabino ¿Qué enseñó Jesús a evitar a sus seguidores con el fin de no atraer la atención a sí mismos? Mateo 23:7, 8.

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Antes, todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas; y las salutaciones en las plazas, y ser llama-dos de los hombres Rabbí, Rabbí. Mas vosotros, no queráis ser lla-mados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo;… También reprendió la vanidad manifestada al codiciar el título de rabino o maestro. Declaró que este título no pertenecía a los hombres, sino a Cristo. Los sacerdotes, escribas, gobernantes, expositores y ad-ministradores de la ley, eran todos hermanos, hijos de un mismo Padre. Jesús enseñó enfáticamente a la gente que no debía dar a ningún hombre un título de honor que indicase su dominio de la conciencia y la fe. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 564, 565).

Los oyentes de jesús ¿Quién se encontraba a menudo entre la audiencia de Jesús? ¿Cómo reaccionaban a menudo los oyentes? Marcos 12:37, última parte; Juan 7:46; Mateo 7:28, 29.

No sólo hablaba para toda la humanidad, sino a ella misma. Su mensaje alcanzaba al niñito en la alegría de la mañana de su vida; al corazón ansioso e inquieto de la juventud; a los hombres, que en la plenitud de sus años llevaban la carga de la responsabilidad, a los ancianos en su debilidad y cansancio. Su mensaje era para todos; para todo ser humano, de todo país y toda época. (La Educa-

ción, pág. 82).

Acerca de la enseñanza de Cristo se dice: ‘Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana’ (Marcos 12:37). ‘¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!’ (Juan 7:46), declararon los alguaciles enviados a apresarlo. Sus palabras reconfortaban y bendecían a los que anhelaban la paz que Él solo podía dar. Había en sus palabras algo que elevaba a sus oyentes a un nivel más alto de pensamiento y acción. (Consejos para los Maestros, Padres y

Alumnos, pág. 246).

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Aunque las personas se admiraban de la enseñanza de Jesús, ¿cómo reaccionaban algunos y por qué? Juan 7:14-17.

Nunca llegará el tiempo en que la sombra de Satanás no atravie-se nuestra senda. Porque con ello el enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta som-bra. (Obreros Evangélicos, págs. 280, 281).

Cuando nos encontramos profundamente ensombrecidos es porque Satanás se ha interpuesto entre nosotros y los brillantes rayos del Sol de Justicia. En los momentos de tribulación este resplandor se eclipsa y no entendemos por qué nos da la impre-sión de que la seguridad desaparece. Se nos induce a mirar al yo, y eso nos impide recibir el consuelo que hay en la cruz no en su sombra para nosotros. Nos quejamos del camino, y apartamos nuestra mano de la de Cristo. Pero a veces el favor de Dios irrum-pe repentinamente en el alma, y las sombras se disipan. Vivamos a la luz de la cruz del Calvario. No moremos más en las sombras, quejándonos de nuestros dolores, porque eso sólo aumenta nuestra tribulación. (Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 843).

meditación Los que siguen a Jesús le agradan cuando muestran que, aunque humanos, son partícipes de la naturaleza divina. No son estatuas, sino hombres y mujeres vivientes. Su corazón, refrigerado por los rocíos de la gracia divina, se abre y expande bajo la influencia del Sol de justicia. Reflejan sobre otros, en obras iluminadas por el amor de Cristo, la luz que resplandece sobre ellos mismos (El

Deseado de Todas las Gentes, pág. 127).

Los cristianos son las gemas de Cristo, compradas a un precio infinito. Deben resplandecer brillantemente para Él, reflejando la luz de su hermosura. Y han de recordar siempre que todo el lus-tre que posee el carácter cristiano proviene del Sol de Justicia. (Alza Tus Ojos, pág. 370).

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el amiGo de niños y madres

Introducción“El Salvador mira con infinita ternura las almas que compró con su sangre. Pertenecen a su amor. Las mira con indecible cari-ño. Su corazón anhela alcanzar, no sólo a los mejor educados y atractivos, sino también a los que por herencia y descuido pre-sentan rasgos de carácter poco lisonjeros”

El Ministerio de Curación, pág. 28

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La niñez de jesús ¿Qué se conoce acerca de la niñez y juventud de Jesús? ¿Por qué puede ser el Amigo de niños y jóvenes? Lucas 2:40.

Había algunos que buscaban su sociedad, sintiéndose en paz en su presencia; pero muchos le evitaban, porque su vida inmaculada los reprendía. Sus jóvenes compañeros le instaban a hacer como ellos. Era de carácter alegre; les gustaba su presencia, y daban la bienve-nida a sus prontas sugestiones; pero sus escrúpulos los impacien-taban, y le declaraban estrecho de miras. Jesús contestaba: Escrito está: ‘¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.’ ‘En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.’… Cuando le preguntaban por qué no participaba en las diversiones de la juventud de Nazaret, decía: Escrito está: ‘Heme gozado en el cami-no de tus testimonios, como sobre toda riqueza. En tus mandamien-tos meditaré, consideraré tus caminos. Me recrearé en tus estatutos: no me olvidaré de tus palabras.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 69).

•Como individuos y como parte de la Iglesia, ¿cómo debiéra-mos considerar a los niños? ¿Cuál debería ser nuestra labor con ellos?

•¿Qué diría Cristo acerca del trato que ofrecemos a muchos de nuestros hermanos?

Piensa y Responde

•Aplicar la lección de Cristo en su trato con las diferentes eda-des.

•Saber que como cristianos nuestro deber, no se cierra a cierto grupo de personas, es universal.

Objetivos

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¿Qué revela su cercano contacto con la naturaleza? Habiendo siendo un niño, ¿cómo se regocijaba con los niños pequeños? Lucas 12:27.

Cuando los niños recogían las flores silvestres que crecían tan abundantemente a su alrededor y se apiñaban para presentárse-las como pequeñas ofrendas, las recibía alegremente, les sonreía y expresaba su gozo al ver tanta variedad de flores. Estos niños eran su herencia. Sabemos que vino para rescatarlos del enemigo mediante su muerte sobre la cruz del Calvario. Les habló palabras que guardaron en sus corazones. Se sintieron gozosos al pensar que apreciaba sus dones y les hablaba en forma tan amorosa. Cristo observaba a los niños en sus juegos, y a menudo expre-saba su aprobación cuando obtenían una victoria inocente en alguna cosa que estaban decididos a hacer. Entonó cantos para esos niños utilizando palabras dulces y benditas. Ellos sabían que los amaba. Nunca les frunció el ceño. Compartió sus gozos y tris-tezas infantiles. A menudo recogía flores y después de señalarles su belleza, se las dejaba como regalo. Él había hecho las flores y se deleitaba en señalar su hermosura. Se ha dicho que Jesús nunca sonrió. Esto no es exacto. Un niño en su inocencia y pureza hacía brotar de sus labios un cántico de gozo. (Alza tus Ojos, pág. 55).

jesús curó y bendijo a Los niños pequeños ¿Qué episodio se describe cuando niños pequeños fueron llevados ante Él para ser bendecidos? Mateo 19:13-15.

Cuando venían las madres a Él con sus pequeñuelos, los discí-pulos las miraban con desagrado. Pensaban que esos niños eran demasiado tiernos para recibir beneficio de una visita a Jesús, y concluían que su presencia le desagradaba. Pero los discípulos eran quienes incurrían en su desagrado. El Salvador comprendía los cuidados y la carga de las madres que estaban tratando de educar a sus hijos de acuerdo con la Palabra de Dios. Había oído

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sus oraciones. Él mismo las había atraído a su presencia… Así se reunieron varias madres, con sus pequeñuelos. Algunos de los niños ya habían pasado de la infancia a la niñez y a la adolescen-cia. Cuando las madres expresaron su deseo, Jesús oyó con sim-patía la tímida petición… Tomó a los niños en sus brazos, puso las manos sobre ellos y les dio la bendición que habían venido a buscar. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 472).

¿De qué otro modo demostró Jesús cuidado especial por los niños? Mateo 17:18; 15:28; Juan 4:51, 52.

Permita que el ojo de la fe se posesione de la escena. Obser-ve a las madres tratando de llegar a Él, pálidas, cansadas, casi desesperadas, pero determinadas y perseverantes, sosteniendo en sus brazos su carga de sufrimiento. Mientras estas personas anhelantes, son empujadas hacia atrás, Cristo avanza hacia ellas paso a paso, hasta llegar a su lado. Lágrimas de alegría y espe-ranza fluyen libremente porque la atención de Jesús se dirige hacia ellas, y en sus ojos ven expresada la más tierna compasión y amor tanto por las debilitadas madres como por los dolientes niños. Las invita a tener confianza, diciendo: ‘¿Qué puedo hacer por ti?’ La madre entre sollozos expresa su gran anhelo: ‘Señor, sana a mi hijo’. Había manifestado su fe abriéndose paso hacia Él, aunque no sabia que Él se estaba dirigiendo hacia ella. Cristo toma al niño en sus brazos. Pronuncia la palabra, y la enfermedad huye ante su toque. La palidez de muerte desaparece. La corrien-te de vida fluye a través de sus venas. Los músculos reciben vigor. (Alza tus Ojos, pág. 24).

¿Cuándo y de qué modo especial los niños sanados alabaron a Jesús, más tarde? Mateo 21:9, 15, 16.

Los niños eran los primeros en regocijarse. Jesús había sanado sus enfermedades; los había estrechado en sus brazos, había re-cibido sus besos de agradecido afecto, y algunos de ellos se ha-bían dormido sobre su pecho mientras Él enseñaba a la gente. Ahora con alegres voces los niños pregonaban sus alabanzas.

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Repetían los hosannas del día anterior y agitaban triunfalmente palmas ante el Salvador. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 542).

incLuso hoy ¿Pueden las madres llevar a Jesús a sus hijos hoy del mismo modo? Explica tu experiencia personal. Salmo 115:13, 14.

Las madres de hoy han de recibir sus palabras con la misma fe. Cristo es tan ciertamente un Salvador personal hoy como cuando vivió como hombre entre los hombres. Es tan ciertamente el ayu-dador de las madres hoy como cuando reunía a los pequeñuelos en sus brazos en Judea. Los hijos de nuestros hogares son tanto la adquisición de su sangre como lo eran los niños de entonces. Jesús conoce la preocupación del corazón de cada madre. Él que tuvo una madre que luchó con la pobreza y la privación, simpatiza con cada madre en sus trabajos… En todo pesar y en toda necesi-dad, dará consuelo y ayuda. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 473).

¿Qué pueden hacer los niños y jóvenes, sabiendo que su mejor Amigo está listo para escucharles y contestar sus oraciones? 1 Juan 5:14, 15; Efesios 3:20.

Los niños y jóvenes pueden acudir a Jesús con sus cargas y per-plejidades y saber que Él respetará sus súplicas y les dará precisa-mente lo que necesiten. Sed fervientes; sed resueltos. Presentad la promesa a Dios, y luego creed, sin una duda. No esperéis sentir emociones especiales antes que os parezca que el Señor contesta. No indiquéis ningún modo particular en que el Señor deba obrar por vosotros antes de creer que recibiréis las cosas que le pedís, sino confiad en su palabra y dejad todo el asunto en manos del Señor, con la plena fe de que vuestra oración será honrada y reci-biréis la respuesta en el momento exacto y en la forma precisa en que vuestro Padre celestial crea que es para bien vuestro; luego poned en práctica vuestras oraciones. Andad humildemente, y se-guid avanzando. (Mensajes para los Jóvenes, pág. 121).

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meditación En los niños allegados a Él, veía el Salvador a hombres y mujeres que serían un día herederos de su gracia y súbditos de su reino, algunos, mártires por su causa. Sabía que aquellos niños le es-cucharían y le aceptarían por Redentor con mejor voluntad que los adultos, muchos de los cuales eran sabios según el mundo, y duros de corazón. Al enseñarles, se colocaba al nivel de ellos. Él, la Majestad de los cielos, respondía a sus preguntas y simpli-ficaba sus importantes lecciones para que las comprendiera su inteligencia infantil. Plantaba en la mente de ellos la semilla de la verdad, que años después brotaría y llevaría fruto para vida eterna. (El Evangelismo, pág. 422).

estudio personaL ‘Les dice: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de Él. Y como la gente fue echada fuera, entró, y la tomó de la mano, y se levantó la muchacha’ (Mateo 9:24, 25). Di-rige a la madre palabras de consuelo y paz, y entonces otro caso tan urgente como el anterior se presenta ante Él. La madre pide ayuda para ella y su hijo, porque los dos están padeciendo. Con prontitud y gozo Cristo ejerce su poder vivificante, y ellos alaban y dan honor y gloria a su nombre que hace cosas maravillosas. (Alza tus Ojos, pág. 24).

Acudan las madres a Jesús con sus perplejidades. Hallarán gracia suficiente para ayudarles en la dirección de sus hijos. Las puertas están abiertas para toda madre que quiera poner sus cargas a los pies del Salvador. El que dijo: ‘Dejad los niños venir a mí, y no los impidáis,’ sigue invitando a las madres a conducir a sus pequeñuelos para que sean bendecidos por Él. Aun el lactante en los brazos de su madre, puede morar bajo la sombra del To-dopoderoso por la fe de su madre que ora. (El Deseado de Todas las

Gentes, pág. 472).

•Mateo 7:7, 8

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la esCalera vinCulante

Introducción“Jesús es la escalera hacia el cielo… y Dios nos invita a subir por ella. Pero no podemos hacerlo mientras estemos cargados de los tesoros terrenales”

Signs of the Times, 1 de febrero, 1899

La Ofrenda Especial de Escuela Sabática está dedicada para la Fundación Misionera Internacional

El Buen Samaritano (Panamá)Sea tu ofrenda una expresión de amor y gratitud

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visión de La escaLera ¿En qué visión encontramos la escalera conectando la tierra al cielo? Génesis 28:10-13.

Aquí está el hombre que había perdido toda relación con Dios, y el Dios del cielo lo contempla y consiente en que Cristo salve el abismo abierto por el pecado. Podríamos haber mirado y dicho: Anhelo el cielo, ¿pero cómo puedo alcanzarlo? No veo ningún camino. Eso es lo que pensó Jacob, y por eso Dios le mostró la visión de la escalera, y esa escalera conecta la tierra con el cie-lo, con Jesucristo. Un hombre puede subir por ella, pues la base descansa sobre la tierra y el peldaño superior llega hasta el cielo... (Comentario Bíblico Adventista, tomo 1, pág. 1109).

Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base descansaba en la tierra y cuya cima llegaba a la puerta del cielo, hasta el mismo umbral de la gloria. Si esa escalera no hubiese llegado a la tierra, y le hubiese faltado un solo peldaño, habríamos estado perdidos. Pero Cristo nos alcanza donde estamos. Tomó nuestra naturaleza

•¿Cuál es la importancia del sueño de Jacob? ¿Cómo lo puedes aplicar a tu vida personal?

•¿Cómo sería tu manera de apoyar a tu Iglesia local a que alcance metas más elevadas?

Piensa y Responde

•Ver por la fe y subir la escalera que nos lleva al cielo.

•Escalar los peldaños de las virtudes cristianas que nos llevan a la perfección de carácter.

•Vivir una vida de obediencia.

Objetivos

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y venció, a fin de que nosotros, tomando su naturaleza, pudiése-mos vencer. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 278).

¿En qué ocasión, en el Nuevo Testamento, se refirió Jesús a la mística escalera? Juan 1:51.

La escalera mística que se le mostró en su sueño, fue la misma a la cual se refirió Cristo en su conversación con Natanael. Dijo el Señor: ‘De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre’ (Juan 1:51). Hasta el tiempo de la rebelión del hombre contra el gobier-no divino, había existido libre comunión entre Dios y el hombre. Pero el pecado de Adán y Eva separó la tierra del cielo, de manera que el hombre no podía ya comunicarse con su Hacedor. Sin em-bargo, no se dejó al mundo en solitaria desesperación. La escalera representa a Jesús, el medio señalado para comunicarnos con el cielo. Si no hubiese salvado por sus méritos el abismo producido por el pecado, los ángeles ministradores no habrían podido tratar con el hombre caído. Cristo une el hombre débil y desamparado con la fuente del poder infinito. (Patriarcas y Profetas, págs. 183, 184).

Los ángeLes ascendiendo y descendiendo ¿Cuál es la misión de los ángeles ascendiendo y descendiendo la escalera? Hebreos 1:14; Salmo 91:11.

Los ángeles de Dios que ascienden y descienden por la escalera que Jacob vio en visión, ayudarán a toda alma que quiera ascen-der hasta el más elevado cielo. Ellos están guardando al pueblo de Dios y observando cómo da cada paso. Los que ascienden por el camino iluminado serán recompensados; entrarán en el gozo de su Señor. (Mensajes para los Jóvenes, pág. 36).

Los ángeles de Dios están ascendiendo, y llevando las oraciones de los menesterosos y angustiados al Padre celestial, y al descen-der, traen bendición y esperanza, valor, ayuda y vida a los hijos de los hombres. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 116, 117).

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La escaLera de pedro ¿Qué ilustración presenta el apóstol Pedro acerca del progreso cristiano al ascender la escalera peldaño tras peldaño? 2 Pedro 1:5-11.

Estas palabras están llenas de instrucción, y dan la nota tónica de la victoria. El apóstol presenta a los creyentes la escalera del progreso cristiano, en la cual cada peldaño representa un avance en el conocimiento de Dios, y en cuya ascensión no debe haber detenciones. Fe, virtud, ciencia, temperancia, paciencia, piedad, fraternidad y amor representan los peldaños de la escalera. So-mos salvados subiendo escalón tras escalón, ascendiendo paso tras paso hasta el más alto ideal que Cristo tiene para nosotros. De esta manera, Él es hecho para nosotros sabiduría y justifica-ción, santificación y redención. (Los Hechos de los Apóstoles, págs. 422, 423).

El cristiano que progresa tiene gracia y amor que sobrepasa el conocimiento, porque la contemplación del carácter de Cristo transforma profundamente sus afectos. La gloria de Dios, reve-lada por encima de la escalera, puede ser apreciada únicamente por el que progresa en la ascensión, quien siempre es atraído más alto, hacia los blancos más nobles que Cristo revela. (La Mara-

villosa Gracia, pág. 351).

cómo ascender La escaLera ¿Cómo puede ascenderse en la escalera con seguridad y progresivamente? 1 Corintios 9:24, 25; 1 Timoteo 6:12.

Al empezar no se tendrán presentes todos estos pasos sucesi-vos, ni se los contará; pero fijando la mirada en Jesús, y teniendo sólo en vista la gloria de Dios, progresaréis. No podéis alcanzar en un día la plenitud de la medida de la estatura de Cristo, y os sumiríais en la desesperación si pudieseis contemplar todas las dificultades que hay que afrontar y vencer. Tenéis que conten-der con Satanás, quien tratará por toda estratagema posible, de apartar vuestra mente de Cristo. Dando un paso después de otro

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se puede subir la más elevada cuesta y llegar al fin a la cima del monte. No os sintáis abrumados por la gran cantidad de trabajo que tenéis que hacer en el espacio de vuestra vida, pues no se requiere de vosotros que lo hagáis todo a la vez. Aplicad toda facultad de vuestro ser a la tarea del día, aprovechad toda pre-ciosa oportunidad, apreciad las ayudas que Dios os da y avanzad paso a paso por la escalera del progreso. Recordad que habéis de vivir sólo un día a la vez, que Dios os ha dado un día, y los registros celestiales mostrarán cómo habéis valorado sus privile-gios y oportunidades. Ojalá aprovechéis cada día que Dios os ha dado de modo tal, que al fin hagáis decir al Maestro: ‘Bien, buen siervo y fiel.’ (Mensajes para los Jóvenes, pág. 43).

¿Hay algún riesgo que impedirá nuestro ascenso en la escalera? ¿Qué consuelo se da para prevenir el retroceso o la caída? Filipenses 3:13, 14; Mateo 26:41; 1 Pedro 5:8.

Nuestro Salvador es la escalera que Jacob vio, cuya base des-cansaba en la tierra, y cuya cúspide alcanzaba a los altos cielos. Esto revela el señalado método de salvación. Si alguno de noso-tros se ha de salvar finalmente, será por haberse aferrado a Jesús como a los peldaños de una escalera. Para el creyente, Jesús es hecho sabiduría y justificación, santificación y redención. Nadie se imagine que es una cosa fácil vencer al enemigo, que puede ser llevado a una herencia incorruptible sin esfuerzo de su parte. Mirar atrás es sentir vértigo; soltarse es perecer. Pocos aprecian la importancia de luchar constantemente para vencer. Cesan en su diligencia, y como resultado se vuelven egoístas y sensuales. No creen esencial la vigilancia espiritual. No dedican a la vida cristiana el fervor de los esfuerzos humanos. (Joyas de los Testimonios,

tomo 2, págs. 211, 212).

¿Por qué es tan importante alcanzar la cima de la escalera y ser victorioso? Mateo 24:13; Hebreos 12:1, 2.

Recordad que nunca alcanzaréis una norma más elevada que la que vosotros mismos os fijéis. Fijaos, pues, un blanco alto y as-cended todo el largo de la escalera del progreso paso a paso,

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aunque represente penoso esfuerzo, abnegación y sacrificio. Que nada os estorbe. El destino no ha tejido sus redes alrede-dor de ningún ser humano tan firmemente que éste tenga que permanecer impotente y en la incertidumbre. Las circunstancias adversas deberían crear una firme determinación de vencerlas. El quebrantar una barrera dará mayor habilidad y valor para seguir adelante. Avanzad con determinación en la debida dirección, y las circunstancias serán vuestros ayudadores, no vuestros obstá-culos. (Mensajes para los Jóvenes, págs. 98).

meditación Cristo puede salvar hasta lo último a todos los que vienen a Él. El que viene a Jesús, coloca los pies en una escalera que va de la tierra al cielo. Enseñe con la pluma y la voz que Dios está encima de la escalera. Los brillantes rayos de su gloria brillan en cada peldaño. Está mirando con bondad a todos los que ascienden penosamente, dispuesto a enviarles ayuda, ayuda divina, cuando la mano parece aflojar y tiemblan los pies. Sí, diga esto, dígalo con palabras que ablanden el corazón, que nadie que perseve-re subiendo por la escalera fracasará en su entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Los que creen en Cristo, nunca perecerán, ni nadie los arrebatará de su mano. (Men-

sajes Selectos, tomo 1, pág. 213).

estudio personaL Dios nos exhorta a subir por ella. Pero no podemos hacerlo mientras nos cargamos con tesoros terrenales. Nos perjudicamos cuando preferimos nuestra conveniencia y ventajas personales a las cosas de Dios. No hay salvación en las posesiones o recursos terrenales. Un hombre no es exaltado a la vista de Dios ni con-siderado bueno por él, porque posee riquezas terrenales. Si nos hacemos expertos en el arte de subir, aprenderemos que a medi-da que ascendemos debemos abandonar todo estorbo. Los que suben deben afirmar bien los pies en cada peldaño de la escalera. (Signs of the Times, 1 de febrero, 1899).

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la vid FruCtíFera

Introducción“Cristo señaló la vid y sus pámpanos: les doy esta lección para que puedan comprender mi relación con ustedes y la de ustedes conmigo. Sus oyentes no tenían la más mínima excusa para ter-giversar sus palabras. La ilustración que usó fue como un espejo sostenido delante de ellos, para que pudieran comprender su conexión con ellos”

Alza tus Ojos, pág. 180

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vida en cristo ¿Por qué es esencial estar conectados a Cristo? 1 Juan 5:11, 12.

Esta lección se repetirá hasta los confines de la tierra. Todos los que reciben a Cristo por la fe llegan a ser uno con Él. Los pám-panos no están ligados a la vid por medio de un proceso mecá-nico o artificial. Están unidos por las raíces de la vid. De la misma manera, quienes reciben a Cristo por la fe llegan a ser uno con Él en principio y en acción. Están unidos a Él, y la vida que viven es la vida del Hijo de Dios. Deben su vida a Aquel que es vida… El corazón debe estar unido con el corazón de Cristo, la voluntad debe estar sumergida en su voluntad. La mente debe llegar a ser una con su mente, los pensamientos deben sujetarse a Él. Un hombre puede bautizarse y su nombre ser escrito en los registros de la iglesia, pero con todo, puede ser que el corazón no haya cambiado. Las tendencias heredadas y cultivadas pueden estar todavía obrando mal en el carácter. (Alza tus Ojos, pág. 180).

•¿Cuánto tiempo es capaz de vivir una rama (de cualquier ár-bol) sin estar unido a su tallo principal?

•¿Has sentido en algún momento que tu vida se ha desgajado del tallo de Dios?

Piensa y Responde

•Reconocer lo esencial que es para nosotros como personas y como Iglesia estar siempre conectados con nuestro Dios.

•Dar frutos de acuerdo a nuestra experiencia de fe que vivamos con nuestro Señor.

Objetivos

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conexión de La vida con Los pámpanos ¿Cómo intercedió Jesús con su Padre con el fin de preservar la conexión entre la viña y los pámpanos? Juan 17:20-23.

La unidad cristiana consiste en que las ramas estén en el mismo tronco materno: el poder vitalizador central que sostiene los in-jertos que se han unido a la Vid. Debe haber una identidad con Cristo, una constante participación de su vida espiritual, en pen-samientos y deseos, en palabras y hechos. La fe debe aumentar con el ejercicio. Todos los que viven cerca de Dios comprenderán lo que Jesús es para ellos y ellos para Jesús. A medida que la comunión con Dios vaya dejando su impresión en el alma y vaya brillando en el rostro como una luz resplandeciente, los inmu-tables principios del santo carácter de Cristo se reflejarán en la humanidad. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1117).

¿Qué sucederá a la viña del Señor, la iglesia, cuando los verdaderos discípulos de Cristo lleven a cabo las instrucciones incluidas en su oración intercesora? Efesios 4:1-6.

La armonía y unión existente entre hombres de diversas tenden-cias es el testimonio más poderoso que pueda darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. A nosotros nos toca dar este testimonio; pero para hacerlo, debemos colo-carnos bajo las órdenes de Cristo; nuestro carácter debe armoni-zar con el suyo, nuestra voluntad debe rendirse a la suya. Enton-ces trabajaremos juntos sin contrariarnos. Deben estar unidos en Él, aunque se hallen dispersos en el mundo… Cuando el pueblo de Dios crea sin reservas en la oración de Cristo y ponga sus ins-trucciones en práctica en la vida diaria, habrá unidad de acción en nuestras filas. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, págs. 246, 247).

¿Por qué es imposible tener una relación intermitente con Cristo? ¿Qué peligro existe para aquel que desvía su atención de caminar continuamente con Él? Juan 15:2, primera parte, 6.

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‘Estad en mi, y yo en vosotros.’ El estar en Cristo significa recibir constantemente de su Espíritu, una vida de entrega sin reser-vas a su servicio. El conducto de comunicación debe mantener-se continuamente abierto entre el hombre y su Dios. Como el sarmiento de la vid recibe constantemente de la savia de la vid viviente, así hemos de aferrarnos a Jesús y recibir de Él por la fe la fuerza y la perfección de su propio carácter. La raíz envía su nutrición por el sarmiento a la ramificación más lejana. Así comunica Cristo la corriente de su fuerza vital a todo creyente. Mientras el alma esté unida con Cristo, no hay peligro de que se marchite o decaiga. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 630).

La rama con frutos ¿Cómo verá el mundo que estamos unidos a la Vid divina? Juan 15:4, 5; Mateo 7:16, 17.

El hombre regenerado tiene una unión vital con Cristo. Como el pámpano obtiene su sustento del tronco paterno y por esto pue-de llevar mucho fruto, de la misma manera el verdadero creyente está unido con Cristo y revela en su vida los frutos del Espíritu. El pámpano llega a ser uno con la vid. La tormenta no puede arran-carlo. Las heladas no pueden destruir sus propiedades vitales. Ninguna cosa es capaz de separarlo de la vid. Es un pámpano viviente, y lleva los frutos de la vid. Así ocurre con el creyente. Mediante su conversación y buenas obras revela el carácter de Cristo. Como el pámpano extrae su nutrimento de la vid, así tam-bién todos los que están verdaderamente convertidos extraen vitalidad espiritual de Cristo. (Alza tus Ojos, pág. 180).

Ahora que somos ramas de la Vid viviente seremos nutridos por la savia que fluye de la Vid. Fluye a todas las ramas todo el tiem-po, y cada rama llevará fruto para la gloria de Dios. ‘A vuestro Padre le ha placido’ ‘que llevéis mucho fruto.’ (Fe y Obras, págs. 64, 65).

¿Qué fruto se producirá en aquellos unidos a la Vid viva? Gálatas 5:22, 23.

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El que está unido con Cristo y participa de la savia y la nutrición de la vid, realizará las obras de Cristo. Debe estar en él el amor de Cristo, o no puede estar en la Vid. El amor supremo hacia Dios, y el amor hacia nuestro prójimo, igual al que tenemos para con nosotros mismos, es la base de la verdadera religión… Así como el pámpano debe permanecer en la vid para obtener la savia vital que lo hace florecer, los que aman a Dios y guardan todos sus dichos deben permanecer en su amor. Sin Cristo no podemos subyugar un solo pecado ni vencer la menor tentación… Todos los que están realmente en Cristo experimentarán el beneficio de esta unión. El Padre los acepta en el Amado, y se transforman en el objeto de su solicitud y tierno y amante cuidado. Esta relación con Cristo resul-tará en la purificación del corazón, y en una vida circunspecta y un carácter sin tacha. El fruto que llevará el árbol cristiano es ‘caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, tem-planza.’ (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 514, 516).

¿Qué hará el Viñador divino a cada rama para dar más fruto? Juan 15:2, última parte.

Con solemne ternura, Jesús explicó el propósito del labrador. La poda causará dolor, pero es el Padre quien la realiza. Él no traba-ja con mano despiadada y corazón indiferente. Hay ramas que se arrastran por el suelo; y tienen que ser separadas de los apoyos terrenales en que sus zarcillos se han enredado. Han de dirigirse hacia el cielo y hallar su apoyo en Dios. El follaje excesivo que des-vía de la fruta la corriente vital, debe ser suprimido. El exceso de crecimiento debe ser cortado, para que puedan penetrar los sana-dores rayos del Sol de justicia. El labrador poda lo que perjudica, a fin de que la fruta pueda ser más rica y abundante. (El Deseado de Todas

las Gentes, pág. 631).

meditación El Espíritu Santo, que procede del unigénito Hijo de Dios, une al ser humano, cuerpo, alma y espíritu, con la perfecta naturaleza de Cristo divino - humana. Esta unión está representada por la unión de la vid y los sarmientos. El hombre finito está unido con

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la fortaleza de Cristo. Mediante la fe, la naturaleza humana queda asimilada con la naturaleza de Cristo. En Cristo, somos hechos uno con Dios. (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 294).

estudio personaL Las ramas de la vid no pueden mezclarse unas con otras, están separadas individualmente; y sin embargo cada rama debe estar unida en compañerismo con todas las otras si están unidas en el mismo tronco materno. Todas ellas obtienen su alimento de la misma fuente, beben de las mismas propiedades vivificantes. Así también cada rama de la Vid Verdadera es separada y distinta, y sin embargo están todas unidas en el tronco materno. No puede haber división. Están todas vinculadas por la voluntad de Cristo para dar fruto donde quiera que puedan hallar lugar y oportuni-dad. Pero para hacer esto, el obrero [el hijo de Dios] debe ocultar el yo. No debe expresar sus propios pensamientos y su propia voluntad. Debe expresar el pensamiento y la voluntad de Cristo. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 5, pág. 1117).

•Colosenses 3:12-15

Cuando los hombres no están vinculados por la fuerza o los in-tereses propios, sino por el amor, manifiestan la obra de una in-fluencia que está por encima de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, constituye una evidencia de que la imagen de Dios se está restaurando en la humanidad, que ha sido im-plantado un nuevo principio de vida. Muestra que hay poder en la naturaleza divina para resistir a los agentes sobrenaturales del mal, y que la gracia de Dios subyuga el egoísmo inherente en el corazón natural. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 631).

Un hermano se sentirá unido al otro por las cadenas del amor de Cristo. Sólo el Espíritu de Dios puede realizar esta unidad. El que se santificó a sí mismo puede santificar a sus discípulos. Unidos con Él, estarán unidos unos a otros en la fe más santa. Cuando luchemos para obtener esta unidad como Dios desea que luche-mos, nos será concedida. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 247).

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reFuGio y Fortaleza

Introducción“Vivamos en contacto con el Cristo vivo, y Él nos asirá firmemente con una mano que nos guardará para siempre. Creamos en el amor con que Dios nos ama, y estaremos seguros; este amor es una fortaleza inexpugnable contra todos los engaños y ataques de Satanás. ‘Torre fuerte es el nombre de Jehová; a Él correrá el justo, y será levantado’”

El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 101

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ciudades de refugio ¿Qué simbolizaban las ciudades de refugio establecidas durante la distribución de Canaán? Salmo 46:1; 9:9.

Las ciudades de refugio destinadas al antiguo pueblo de Dios eran un símbolo del refugio proporcionado por Cristo. El mismo Salvador misericordioso que designó esas ciudades temporales de refugio proveyó por el derramamiento de su propia sangre un asilo verdadero para los transgresores de la ley de Dios, al cual pueden huir de la segunda muerte y hallar seguridad. No hay poder que pueda arrebatar de sus manos las almas que acuden a Él en busca de perdón. ‘Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.’ ‘¿Quien es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros,’ ‘para que... tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos a trabarnos de la esperanza propuesta.’ (Romanos 8:1, 34; Hebreos 6:18) (Patriarcas y Profetas, pág. 553).

•¿Por qué fueron establecidas ciudades de refugio en el antiguo Israel?

•En momentos de dificultad, ¿has asistido a la ciudad de refu-gio que Cristo preparó?

Piensa y Responde

•Saber que Cristo está pendiente de nuestra seguridad, tanto física como espiritual.

•Caminar seguro, no presumiendo, que en Cristo tenemos se-guridad para nuestra alma.

Objetivos

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¿Por qué es tan peligroso posponer a Jesús como nuestro refugio? Hebreos 3:14, 15; 3:6.

El que huía a la ciudad de refugio no podía demorarse… No tenía tiempo para despedirse de los seres amados. Su vida estaba en juego y debía sacrificar todos los intereses para lograr un solo fin: llegar al lugar seguro… El pecador está expuesto a la muerte eter-na hasta que encuentre un escondite en Cristo; y así como la de-mora y la negligencia podían privar al fugitivo de su única opor-tunidad de vivir, también pueden las tardanzas y la indiferencia resultar en ruina del alma. Satanás, el gran adversario, sigue los pasos de todo transgresor de la santa ley de Dios, y el que no se percata del peligro en que se halla y no busca fervorosamente abrigo en el refugio eterno, será víctima del destructor. (Patriarcas

y Profetas, págs. 553, 554).

Cuando hemos encontrado refugio en Jesús, ¿qué peligro nos espera si no permanecemos en Él? 1 Pedro 5:8; 1 Corintios 10:12.

El prisionero que en cualquier momento salía de la ciudad de refugio era abandonado a la voluntad del vengador de la san-gre. En esa forma se le enseñaba al pueblo a seguir celosamen-te los métodos que la sabiduría infinita había designado para su seguridad. Asimismo no basta que el pecador crea en Cristo para el perdón de sus pecados; debe, mediante la fe y la obe-diencia, permanecer en Él. ‘Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado, sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.’ (Hebreos 10: 26, 27) (Patriarcas y Profetas, pág. 554).

Por el plan de salvación, Jesús está quebrantando el dominio de Satanás sobre la familia humana, y rescatando almas de su poder. Todo el odio y la malicia del jefe de los rebeldes se encienden cuando contempla la evidencia de la supremacía de Cristo, y con poder y astucia infernales trabaja para arrebatarle el residuo de los hijos de los hombres que han aceptado su salvación. (Joyas de

los Testimonios, tomo 2, pág. 173).

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protegido por dios ¿Cómo reacciona Satanás cuando se elige a Jesús como refugio? Santiago 4:7, 8; Proverbios 18:10.

Así podemos nosotros resistir la tentación y obligar a Satanás a alejarse. Jesús venció por la sumisión a Dios y la fe en Él, y median-te el apóstol nos dice: ‘Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá. Allegaos a Dios, y Él se allegará a vosotros.’ No podemos salvarnos a nosotros mismos del poder del tentador; Él venció a la humanidad, y cuando nosotros tratamos de resistirle con nuestra propia fuerza caemos víctimas de sus designios; pero ‘torre fuerte es el nombre de Jehová: a Él correrá el justo, y será levantado.’ Satanás tiembla y huye delante del alma más débil que busca refugio en ese nombre poderoso. (El Deseado de Todas las

Gentes, págs. 104, 105).

¿Qué invitación extiende Jesús a cada cual? ¿Cómo se puede permanecer en Él? Juan 15:9, 10.

Preguntaréis, tal vez: ‘¿Cómo permaneceremos en Cristo?’ Del mismo modo en que lo recibisteis al principio. ‘De la manera, pues que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él’. ‘El justo... vivirá por la fe’ (Colosenses 2:6; Hebreos 10:38). Habéis profesado daros a Dios, con el fin de ser enteramente suyos, para servirle y obedecerle, y habéis aceptado a Cristo como vuestro Salvador. No podéis por vosotros mismos expiar vuestros pe-cados o cambiar vuestro corazón; mas habiéndoos entregado a Dios, creísteis que por causa de Cristo Él hizo todo esto por vo-sotros. Por la fe llegasteis a ser de Cristo, y por la fe tenéis que crecer en Él dando y tomando a la vez. Tenéis que darle todo: el corazón, la voluntad, la vida, daros a Él para obedecer todos sus requerimientos; y debéis tomar todo: a Cristo, la plenitud de toda bendición, para que habite en vuestro corazón y para que sea vuestra fuerza, vuestra justicia, vuestra eterna ayuda, a fin de que os dé poder para obedecerle. (El Camino a Cristo, pág. 69).

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¿Qué alentadoras palabras de Jesús puede escuchar el alma tentada y probada? Juan 6:37-39.

El poder omnipotente del Espíritu Santo es la defensa de toda alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del enemigo quien haya pedido su protección con fe y arrepenti-miento. El Salvador está junto a los suyos que son tentados y probados. Con Él no puede haber fracaso, pérdida, imposibilidad o derrota; podemos hacer todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece. Cuando vengan las tentaciones y las pruebas, no esperéis arreglar todas las dificultades, sino mirad a Jesús, vues-tro ayudador. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 455).

En el día del Señor, ¿qué clamarán aquellos que no hicieron de Jesús su refugio? Pero, ¿qué exclamarán los redimidos? Apocalipsis 6:15-17; Isaías 25:9.

… ‘¡Se pasó la siega, se acabó el verano; y mi alma no se salvó!’ ¿Por qué no busqué un refugio en la Fortaleza? ¿Por qué juzgué con la salvación de mi alma y desprecié al Espíritu de gracia? (Joyas de los

Testimonios, tomo 3, pág. 310).

Si subsistimos en el gran día del Señor, con Cristo como nuestro refugio y nuestra fortaleza, debemos abandonar toda envidia y toda contienda por la supremacía. Debemos destruir completa-mente la raíz de estas cosas impías para que no puedan surgir de nuevo a la vida. Debemos ponernos plenamente del lado del Señor. (Eventos de los Últimos Días, pág. 195).

meditación Los cristianos deben prepararse para lo que pronto ha de estallar sobre el mundo como sorpresa abrumadora, y deben hacerlo es-tudiando diligentemente la Palabra de Dios y esforzándose por conformar su vida con sus preceptos. Los tremendos y eternos resultados que están en juego exigen de nosotros algo más que una religión imaginaria, de palabras y formas, que mantenga a la verdad en el atrio exterior. Dios pide un reavivamiento y una reforma. (Profetas y Reyes, pág. 461).

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“La combinación de la fe y las obras de Noé condenó al mundo. No sólo predicó la verdad presente apropiada para su época, sino que puso en práctica cada sermón que pronunció. Aunque nunca hubiera elevado su voz para formular sus amonestacio-nes, sus obras, su carácter santo en medio de los corruptos e impíos, habrían sido sermones condenatorios para los incrédulos y disolutos de aquella época. Soportó con paciencia y humildad semejante a la de Cristo las provocaciones, los insultos, las burlas y los escarnios... Llegó el momento cuando la última invitación de Noé se extendió a la raza culpable. Una vez más les suplicó que prestaran aten-ción al mensaje de advertencia y que buscaran refugio en el arca. Extendió sus manos suplicantes con voz saturada de simpatía. Con labios temblorosos y ojos llenos de lágrimas les comunicó que su obra estaba terminada, pero las burlas, los escarnios y los insultos, pronunciados en alta voz y más decididos que nunca, se amontonaron sobre Noé. El entusiasmo, el fanatismo y la locura llenaron su oído. Se despidió de ellos. Junto con su familia entró en el arca y Dios cerró la puerta, y la puerta que se cerró detrás de Noé dejó el mundo afuera. Una puerta se cerró en tiempos de Noé. Y el Señor la cerró tras él. En aquella época Dios había abierto una puerta para que los habitantes del mundo antiguo pudieran encontrar refugio si creían en el mensaje que les había enviado. Pero esa puerta se había cerrado ahora y nadie la podía abrir. El tiempo de prueba había terminado. Había cesado la gran paciencia de Dios, se habían acumulado las cifras en el divino libro de registro, la copa de los injustos estaba llena. Había cesado la misericordia y la justicia blandió entonces la espada de la venganza... Hubo una puerta que se cerró en tiempo de Noé. Hubo otra puer-ta que se cerró para los incrédulos en ocasión de la destrucción de Sodoma, pero hubo una puerta que se abrió para Lot. Hubo una puerta que se cerró para los habitantes de Tiro y otra puerta que se cerró para los habitantes de Jerusalén. . . que no creyeron, pero había una puerta abierta para los humildes creyentes que obedecían a Dios. Lo mismo ocurrirá al fin del tiempo.” (Manuscrito

17, del 14 de agosto de 1885).

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la roCa de las edades

Introducción“En la edificación de nuestro carácter, debemos construir sobre Cristo. Él es nuestro seguro fundamento, un fundamento que es inconmovible. La tempestad de la tentación y las pruebas no pueden mover el edificio que está fundado en la Roca Eterna”

La Conducción del Niño, pág. 152

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La roca en profecía ¿En qué sentido se refiere el Antiguo Testamento a Jesús como la Roca de protección y refugio? De acuerdo al Espíritu de Profecía, ¿Quién es representado por las expresiones Roca de Israel y Roca de mi fortaleza? 2 Samuel 23:3; Salmo 94:22; Deuteronomio 32:4.

Siglos antes del advenimiento del Salvador, Moisés había señala-do la roca de la salvación de Israel. El salmista había cantado acer-ca de ‘la roca de mi fortaleza.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 381).

Las mismas figuras, bellas y expresivas, se conservan en toda la Biblia. Muchos siglos antes que viniera Cristo, Moisés le señaló como la roca de la salvación de Israel (Deuteronomio 32:15); el salmista cantó sus loores, y le llamó ‘roca mía y redentor mío,’ ‘la roca de mi fortaleza,’ ‘peña más alta que yo,’ ‘mi roca y mi forta-leza,’ ‘roca de mi corazón y mi porción,’ la ‘roca de mi confianza...’ Isaías lo describe como ‘la Roca de la eternidad,’ como ‘sombra de gran peñasco en tierra calurosa.’ (Isaías 26:4, V.M.; 32: 2) (Patriarcas

y Profetas, pág. 438).

•¿De qué manera podemos cimentarnos en Cristo?

•¿Por qué Él es la única base sobre la que podemos construir confiados?

Piensa y Responde

•Ver en Cristo el mejor fundamento además de los mejores ma-teriales.

•Saber que Cristo nos dará socorro en el momento adecuado.

•Creer que la Iglesia está en el fundamento celestial.

Objetivos

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un fundamento seguro ¿Por qué otra razón la Roca espiritual es considerada importante en profecía? Isaías 28:16; 1 Pedro 2:6.

En su sabiduría infinita, Dios escogió la piedra fundamental, y la colocó Él mismo. La llamó ‘cimiento estable.’ El mundo ente-ro puede colocar sobre Él sus cargas y pesares; puede soportarlos todos. Con perfecta seguridad, pueden todos edificar sobre Él. (El

Deseado de Todas las Gentes, pág. 549).

¿Por qué es tan importante el fundamento elegido para nuestra fe? ¿Quién es el único elegido por el Señor? 1 Corintios 3:11; Hechos 4:12.

Cristo es una ‘piedra probada.’ Nunca chasquea a los que confían en Él. Él ha soportado la carga de la culpa de Adán y de su posteridad, y ha salido más que vencedor de los poderes del mal. Ha llevado las cargas arrojadas sobre Él por cada pecador arrepentido. En Cristo ha hallado alivio el corazón culpable. Él es el fundamento estable. Todo el que deposita en Él su confianza, descansa perfectamente seguro. En la profecía de Isaías se declara que Cristo es un fundamento se-guro y a la vez una piedra de tropiezo. El apóstol Pedro, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, muestra claramente para quié-nes es Cristo una piedra fundamental, y para quiénes una roca de escándalo. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 549).

Además de lo presentado en el Antiguo Testamento, ¿qué se reveló al apóstol Pedro en relación a la Roca? 1 Pedro 2:3-5.

Cristo, el verdadero fundamento, es una piedra viva, su vida se imparte a todos los que son edificados sobre Él. ‘Vosotros tam-bién como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual’. Y ‘todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un tem-plo santo en el Señor.’ (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 126).

Pedro mismo, escribiendo por inspiración, aplica esta profecía a Jesús. Dice: ‘Si habéis gustado y probado que es bueno el Señor.

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Allegándoos a Él, como a piedra viva, rechazada en verdad de los hombres, mas para con Dios escogida y preciosa, vosotros tam-bién, como piedras vivas, sois edificados en un templo espiritual’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 381).

La roca espirituaL y viva De acuerdo a la proclamación divina, ¿de quién procedía el agua que saciaba la sed del pueblo? ¿Era común algo así? Números 20:7, 8, 11.

De la roca que Moisés hirió, brotó primeramente el arroyo de agua viva que refrescó a Israel en el desierto. Durante todas sus peregrinaciones, doquiera fuese necesario, un milagro de la mi-sericordia de Dios les proporcionó agua. Pero las aguas no si-guieron fluyendo de Horeb. Dondequiera que les hacía falta agua en su peregrinaje, fluía de las hendiduras de las rocas y corría al lado de su campamento. Cristo era quien, por el poder de su palabra, hacía fluir el arroyo refrescante para Israel. (Patriarcas y Pro-

fetas, pág. 436).

¿Quién era la Roca espiritual a la que se refiere el apóstol Pablo? 1 Corintios 10:4.

Esa roca era un símbolo de Aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a todos los sedientos. Las palabras de Cris-to eran el agua de vida. Allí en presencia de la congregada mu-chedumbre se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensa-ba destruir al Príncipe de la vida; pero de la roca herida fluía agua viva. Mientras Jesús hablaba al pueblo, los corazones se conmo-vían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: ‘Dame esta agua, para que no tenga sed.’ (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 417).

La roca herida era una figura de Cristo, y mediante este símbo-lo se enseñan las más preciosas verdades espirituales. Así como

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las aguas vivificadoras fluían de la roca herida, de Cristo, ‘herido de Dios y abatido,’ ‘herido... por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados,’ fluye la corriente de la salvación para una raza perdida. Como la roca fue herida una vez, así también Cristo ha-bía de ser ‘ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos.’ (Patriarcas y Profetas, pág. 436).

quebrantado en La roca Así como las olas rompen en las rocas, ¿qué debe hacerse con el yo? Encontrándonos al borde de la segunda venida de Cristo, ¿por qué es tan importante quebrantarnos en la Roca? Mateo 21:42, 44; Gálatas 2:20.

‘He aquí –había dicho Simeón, – Éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel; y para señal a la que será contradicho.’ Deben caer los que quieren volverse a levantar. De-bemos caer sobre la Roca y ser quebrantados, antes que poda-mos ser levantados en Cristo. El yo debe ser destronado, el or-gullo debe ser humillado, si queremos conocer la gloria del reino espiritual. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 39).

Para todos los que creen, Cristo es el fundamento seguro. Estos son los que caen sobre la Roca y son quebrantados. Así se repre-sentan la sumisión a Cristo y la fe en Él. Caer sobre la Roca y ser quebrantado es abandonar nuestra justicia propia e ir a Cristo con la humildad de un niño, arrepentidos de nuestras transgre-siones y creyendo en su amor perdonador. Y es asimismo por la fe y la obediencia cómo edificamos sobre Cristo como nuestro fundamento. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 551).

meditación La pregunta que debe preocuparnos a cada uno de nosotros es: ¿Sobre qué fundamento estoy edificando? Tenemos el privilegio de luchar por la vida inmortal; y es de la mayor importancia que cavemos hondo, eliminemos todos los escombros, y edifiquemos sobre la roca sólida, Cristo Jesús. Él es el fundamento seguro.

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‘Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo’ (1 Corintios 3:11). Solamente en Él se halla nuestra salvación. ‘No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.’ (Hechos 4:12) (Consejos

para los Maestros, Padres y Alumnos, págs. 60, 61).

estudio personaL •Isaías 26:4 •Salmo 31:3

Todos los días estamos edificando el carácter. Edifiquemos sobre la Roca, Cristo Jesús. Este fundamento seguro permanecerá para cada uno de nosotros. (Alza tus Ojos, pág. 245).

‘Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está pues-to, el cual es Jesucristo.’ ‘Sobre esta piedra –dijo Jesús, – edificaré mi iglesia.’ En la presencia de Dios y de todos los seres celestiales, en la presencia del invisible ejército del infierno, Cristo fundó su iglesia sobre la Roca viva… Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la ira satánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible. (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 381, 382).

La clase representada por las vírgenes fatuas no está formada de hipócritas. Sus componentes manifiestan respeto por la verdad, la han defendido, y son atraídos hacia aquellos que la creen; pero no se han rendido a si mismos a la obra del Espíritu Santo. No han caído sobre la Roca, Cristo Jesús, y permitido que su vie-ja naturaleza fuera quebrantada. Esta clase se halla simbolizada también por los oyentes representados por el terreno rocoso. Reciben la palabra con prontitud, pero no asimilan sus principios. La influencia de la palabra no es permanente. El Espíritu obra en el corazón del hombre de acuerdo con su deseo y consentimien-to, implantando en él una nueva naturaleza. Pero las personas representadas por las vírgenes fatuas se han contentado con una obra superficial. No conocen a Dios. No han estudiado su carác-ter; no han mantenido comunión con Él; por lo tanto no saben cómo confiar en Él, cómo mirarlo y cómo vivir. (Palabras de Vida del

Gran Maestro, pág. 338).

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el alFa y la omeGa

Introducción“Jesús era ya la luz de su pueblo, la luz del Mundo, antes de venir a la tierra en forma humana. El primer rayo de luz que penetró la lobreguez en que el pecado había envuelto al mundo, provino de Cristo. Y de Él ha emanado todo rayo de resplandor celestial que ha caído sobre los habitantes de la tierra. En el plan de la reden-ción, Cristo es el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo”

La Maravillosa Gracia, pág. 43

Léase el Informe Misionero de África Occidental en la página 170.

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cristo para saLvación de cada aLma ¿Qué significa la Palabra que presenta a Jesús como el principio y el fin de nuestra salvación? Romanos 10:9-11; 1 Pedro 1:9; Apocalipsis 22:13.

No presente nadie la idea de que el hombre tiene poco o nada que hacer en la gran obra de vencer, pues Dios no hace nada para el hombre sin su cooperación. Tampoco se diga que des-pués de que habéis hecho todo lo que podéis de vuestra parte, Jesús os ayudará. Cristo ha dicho: ‘Separados de mí nada podéis hacer’ (Juan 15: 5). Desde el principio hasta el fin, el hombre ha de ser colaborador con Dios. A menos que el Espíritu Santo actúe sobre el corazón humano, tropezaremos y caeremos a cada paso. Los esfuerzos del hombre solo no son nada sino inutilidad, pero la cooperación con Cristo significa victoria. Por nosotros mismos, no tenemos poder para arrepentirnos del pecado. A menos que aceptemos la ayuda divina, no podemos dar el primer paso hacia el Salvador. Él dice: ‘Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin’ (Apocalipsis 21:6) en la salvación de cada alma. (Mensajes Selectos,

tomo 1, págs. 446, 447).

•¿Qué piensas cuando escuchas la expresión “Alfa y Omega”?

•¿Qué marca el principio y el fin de nuestra vida como seres humanos?

•¿De qué manera vivimos?

Piensa y Responde

•Recordar (las lecciones anteriores) que Cristo estará siempre cuando lo necesitemos de la manera en que verdaderamente lo necesitamos. Él es el Gran YO SOY. ¿Quién es Cristo ahora para tí?

Objetivos

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cristo en nuestras igLesias ¿Glorificamos a nuestro Salvador en la congregación y le concedemos el primer lugar en los servicios religiosos? Salmo 111:1; Malaquías 3:16, 17.

Por consiguiente, jamás digamos que podemos arrepentirnos por nosotros mismos, y entonces Cristo perdonará. No, por cier-to. Es la gracia de Dios la que perdona. Es el favor de Dios lo que nos conduce mediante su poder al arrepentimiento. Por lo tanto, todo proviene de Jesucristo, todo pertenece a Él, y uno quiere simplemente dar gloria a Dios. ¿Por qué no responden más cuan-do se encuentran los unos con los otros en las reuniones? ¿Por qué no manifiestan la influencia vivificante del Espíritu de Dios cuando el amor de Jesús y su salvación les son presentados? Es porque no perciben que Cristo es primero y postrero y supremo, el Alfa y la Omega, principio y fin, el mismísimo Autor y Consu-mador de nuestra fe. No comprenden esto, y por ende perma-necen en sus pecados. ¿Por qué sucede esto? Porque Satanás está aquí luchando y batallando por las almas de los hombres. El arroja su sombra diabólica precisamente a través de nuestro camino, y lo único que uno puede ver es al enemigo y su poder. (Fe y Obras, págs. 73, 74).

cristo en nuestras vidas ¿Qué experiencia del apóstol Pablo harán todo aquellos que heredarán el reino eterno? Gálatas 2:20.

Cuando sus palabras de instrucción han sido recibidas y han to-mado posesión de nosotros, Jesús es para nosotros una presen-cia permanente que gobierna nuestros pensamientos, ideas y acciones. Somos imbuidos de la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció jamás. Un sentido de responsabilidad hu-mana y de influencia humana da carácter a nuestros puntos de vista con respecto a la vida y a los deberes diarios. Cristo Jesús lo es todo para nosotros; el primero, el último, el mejor en todas

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las cosas. Jesucristo, su espíritu, su carácter, da color a todas las cosas; es la trama y la urdimbre, la misma textura de nuestro ser entero. Las palabras de Cristo son espíritu y son vida. No pode-mos, pues, concentrar nuestros pensamientos en el yo; no somos ya nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros, y Él es la esperanza de gloria. El yo está muerto y Cristo es un Salvador vivo. Al continuar mirando a Jesús reflejamos su ima-gen hacia todos los que nos rodean. No podemos detenernos a considerar nuestros desalientos, o aun a hablar de ellos, pues un cuadro más agradable atrae nuestra vista: el precioso amor de Jesús. Él vive en nosotros por la palabra de verdad. (Testimonios para

los Ministros, págs. 395, 396).

¿Por qué es tan importante contar con la aprobación del Señor en todo lo que hacemos? Colosenses 3:23, 24; Efesios 6:6-8.

Cristo no nos exime de la necesidad de esforzarnos, pero nos ense-ña que en todo le hemos de dar a Él el primer lugar, el último y el mejor. No debemos ocuparnos en ningún negocio ni buscar placer alguno que pueda impedir el desarrollo de su justicia en nuestro carácter y en nuestra vida. Cuanto hagamos debe hacerse sincera-mente, como para el Señor. (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 84).

cristo en eL hogar ¿Qué lugar debemos conceder a Jesús, sí deseamos su bendición en nuestro hogar? Efesios 5:2, 22, 25; 6:1; 1 Timoteo 5:8.

Vuestro afecto podrá ser tan claro como el cristal, arrobador en su pu-reza, y sin embargo, podría ser superficial por no haber sido probado. Dad a Cristo, en todas las cosas, el lugar primero, el último y el mejor. Contempladle constantemente, y vuestro amor por Él, en la medida en que sea probado, se hará cada día más profundo y más fuerte. Y a me-dida que crezca vuestro amor por Él, vuestro amor mutuo aumentará también en fuerza y profundidad. (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 96).

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cristo en La educación ¿Quién, solamente, debe ser nuestro Maestro como fuente de toda sabiduría? Apocalipsis 1:11, primera parte, 17; 1 Corintios 1:24.

En el Maestro enviado de Dios halla su centro toda verdadera obra educativa. De la obra de hoy, lo mismo que de la que es-tableció hace mil ochocientos años, el Salvador dice: ‘Yo soy el primero y el último’. ‘Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin’ (Apocalipsis 1:17; 21:6). En presencia de semejante Maestro, de semejante oportunidad para obtener educación divina, es una necedad buscar una educación fuera de Él, esforzarse por ser sabio, aparte de la Sabiduría; ser sincero, mientras se rechaza la Verdad; buscar iluminación aparte de la Luz, y existencia sin la Vida; apartarse del Manantial de aguas vivas, y cavar cisternas rotas que no pueden contener agua. (Consejos para los Maestros, Padres

y Alumnos, pág. 18).

cristo en La obra misionera ¿Cuál debe ser el tema de toda enseñanza y evangelismo en pro de la salvación de las almas? Romanos 10:13-15; 1 Corintios 2:2; 1:23.

Cristo crucificado, Cristo resucitado, Cristo ascendido al cielo, Cristo que va a volver, debe enternecer, alegrar y llenar de tal manera la mente del predicador, que sea capaz de presentar estas verdades a la gente con amor y profundo fervor. Enton-ces el predicador se perderá de vista y Jesús quedará mani-fiesto. (El Evangelismo, pág. 139).

Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en Cristo; debidamente comprendidas todas conducen a Él. Presén-tese a Cristo como el alfa y la omega, el principio y el fin del gran plan de redención. Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su confianza en Dios y en su Palabra y la induzcan

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a investigar sus enseñanzas por sí misma. Y a medida que los hombres avancen paso a paso en el estudio de la Biblia, estarán mejor preparados para apreciar la hermosura y la armonía de estas preciosas verdades. (El Evangelismo, pág. 354).

meditación Cuando los estudiantes de la profecía se dediquen de corazón a conocer las verdades del Apocalipsis, se darán cuenta de cuánta importancia tiene esa búsqueda. Cristo Jesús es el Alfa y la Omega, el Génesis del Antiguo Testamento y el Apocalipsis del Nuevo Tes-tamento. Ambos se reúnen en Cristo. Adán y Dios son reconciliados por la obediencia del segundo Adán, quien cumplió la obra de ven-cer las tentaciones de Satanás y de reparar el vergonzoso fracaso y caída de Adán. (Comentario Bíblico Adventista, tomo 6, pág. 1092).

estudio personaL Cada mensajero debería sentir la preocupación de exponer la perfección de Cristo. Cuando no se incluye el don gratuito de la justicia de Cristo, los discursos resaltan secos e insípidos; y como resultado las ovejas y los corderos no son alimentados. Pablo dijo: ‘Ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasi-vas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder’ (1 Corintios 2: 4). En el Evangelio hay sustancia y fecundi-dad. Jesús es el centro viviente de todas las cosas. Poned a Cristo en cada sermón. Espacios en las excelencias, la misericordia y la gloria de Jesucristo hasta que Cristo se forme interiormente como la esperanza de la gloria. (El Evangelismo, pág. 140).

El que quiera transformarse en un hermoso edificio para el Se-ñor, debe cultivar cada actitud de su ser. Únicamente empleando debidamente los talentos es posible desarrollar armoniosamente el carácter. Así ponemos como fundamento lo que en la Palabra se representa como oro, plata, piedras preciosas: material que resistirá la prueba de los fuegos purificadores de Dios. Cristo es nuestro ejemplo en nuestra edificación del carácter. (La Conducción

del Niño, pág. 152).

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Al considerar África occidental, mis queridos hermanos y herma-nas en todo el mundo, deseo dirigir vuestra atención a la mayor comisión jamás confiada a los seres humanos: Id, y adoctrinad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado y yo estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:19, 20). También, de acuerdo a la palabra de nuestro Señor Jesucristo, el día de su venida vendrá únicamente cuando el evangelio del

Informe Misionero

ÁFriCa oCCidental

Para ser leído el Sábado 29 de Junio de 2013.

La Ofrenda Especial se recogerá el Sábado 6 de Julio de 2013

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reino haya alcanzado cada nación y pueblo (Mateo 24:14). Esta gran comisión se ha extendido a África occidental. África occidental incluye diversos países, a saber: Benín, Burquina Faso, Camerún, Chad, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Guinea-Bi-sáu, Liberia, Malí, Mauritania, Niger, Nigeria, Senegal, Sierra Leo-na, Gambia y Togo. Por varios años el mensaje de la Reforma se encontraba en esta región, pero era muy lento el alcance a las áreas vecinas. Pero ahora parece que Dios ha abierto el camino para su iglesia y para avanzar con la verdad presente y así se ha dado a conocer que la Sociedad Misionera Internacional cuenta con la sana doctrina y la verdad. Como resultado, muchas denominaciones han solicitado ayuda. Esta región (África occidental) está dominada por diversas denominaciones, pero la mayoría son pentecostales en su modo de adoración y creencias. Muchos de ellos guardan el sábado como día de adoración, pero desconocen el mensaje adventista y el Espíritu de Profecía. Al haberse dado a conocer el Movimiento de Reforma, atrajo la curiosidad de los observadores del sába-do, y expresaron su deseo de ser parte de la Sociedad Misionera Internacional. Actualmente se ha introducido el mensaje de la Reforma en diversos países de África occidental como Gambia, Burquina Faso, Guinea y Senegal, y hay llamados urgentes de Costa de Marfil. Mientras me encontraba en Nigeria, la Sociedad Misionera se acercó a dos de estas iglesias y fue aceptada. En Sierra Leona, dos grupos de observadores del sábado se unieron a la Sociedad Misionera Internacional y un número respetable de pastores y miembros han sido bautizados. Pero hay diversos desafíos para extender la obra. Por una parte, la mayoría de los países de África occidental cuentan con el francés como idioma oficial aunque el inglés es hablado por muchos. Otro desafío es la falta de obreros con experiencia y pastores para ayudar en nuevas áreas donde se ha introducido el mensaje recientemente. Hay una gran nece-sidad de obreros en esta región, por esta razón el Departamento de Evangelismo propone que obreros con experiencia que han estado en la verdad por años sean enviado de otros Campos y Uniones. También hay una gran necesidad de entrenar más obre-

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ros para esta región, pues hay muchas lenguas locales, lo cual hace necesario a los nativos para alcanzar a los del lugar. Escue-las primarias, centros médicos (clínicas de medicina natural), y escuelas de salud serían de gran ayuda, si pudieran establecerse en cada país donde el mensaje ha llegado. Una Escuela Misionera para preparar obreros sería de ayuda, pues puede enseñarse inglés y francés. En 2011, la Asociación General intentó ayudar a esta región llevando a cabo seminarios evangelísticos y de liderazgo en países como Ghana y Liberia. A estos seminarios asistieron personas de todos los países de África occidental en los que se conoce el mensaje. Como resulta-do, la obra se ha extendido a otros nuevos Campos, incluyendo Guinea, Gambia, Burkina Faso y Senegal; pero ahora necesitamos realizar esfuerzos bien concentrados con el fin de establecer el plan de asistir a esta región, como un cuerpo, a fin de producir un crecimiento más rápido que el experimentado hasta ahora. Las palabras ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura’ (Marcos 16:15) se dirigen a cada uno de los seguidores de Cristo. Como asistente del Departamento de Evangelismo, apelo a to-dos los miembros, Campos, Uniones e instituciones de la So-ciedad Misionera Internacional a obsequiar, donar y contribuir de modo que por la gracia de Dios el mensaje celestial pueda extenderse desde África occidental al norte, que tiene una gran necesidad del evangelio del reino. Es ahora cuando colocamos nuestras riquezas en la tesorería de Dios, donde ni ladrones ni la muerte misma nos puede impedir nuestras posesiones, ya que están custodiadas por la mano eterna.

Vuestro hermano y colaborador,

–Alfred Ngwenya Asistente del Departamento de Evangelismo de la Asociación

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Enero

el HoGar Para Cristo

La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de fa-milia. Del corazón “mana la vida;” y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. La elevación o la decadencia futura de la sociedad será determinada por los modales y la mora-lidad de la juventud que se va criando en derredor nuestro. Según se hayan educa-do los jóvenes y en la medida en que su carácter fue amoldado en la infancia por hábitos virtuosos, de dominio propio y temperancia, será su influencia sobre la sociedad. Si se los deja sin instrucción ni control, y como resultado llegan a ser tercos, intemperantes en sus apetitos y pasiones, así será su influencia futura en lo que se refiere a amoldar la sociedad.

Las compañías que frecuenten los jóve-nes ahora, los hábitos que adquieran y los principios que adopten indican cuál será el estado de la sociedad durante los años venideros. El hogar debe ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser estudiosamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que se cul-tive así el amor, la simpatía y la verdade-ra cortesía mutua.

El símbolo más dulce del cielo es un ho-gar presidido por el espíritu del Señor. Si

El Hogar: El Núcleo de la Sociedad 01

Los hábitos y la vida futura 02

El símbolo del Cielo en la Tierra 03

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se cumple la voluntad de Dios, los espo-sos se respetarán mutuamente y cultiva-rán el amor y la confianza. La atmósfera que rodea las almas de padres y madres llena toda la casa, y se siente en todo de-partamento del hogar. Los padres crean en extenso grado la atmósfera que rei-na en el círculo del hogar, y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños participan del mismo espíritu. Impregnad la atmósfera de vuestro ho-gar con la fragancia de un espíritu tierno y servicial.

Si os habéis convertido en extraños y no habéis sido cristianos de acuerdo con la Biblia, convertíos; porque el carácter que adquiráis durante el tiempo de gra-cia será el carácter que tendréis cuando venga Cristo. Si queréis ser santos en el cielo, debéis ser santos primero en la tie-rra. Los rasgos de carácter que cultivéis en la vida no serán cambiados por la muerte ni por la resurrección. Saldréis de la tumba con la misma disposición que manifestasteis en vuestro hogar y en la sociedad. Jesús no cambia nuestro carácter al venir. La obra de transforma-ción debe hacerse ahora. Nuestra vida diaria determina nuestro destino.

Todo hogar cristiano debe tener reglas; y los padres deben, por sus palabras y su conducta el uno hacia el otro, dar a los hijos un ejemplo vivo y precioso de lo que desean verlos llegar a ser. Debe

manifestarse pureza en la conversación y debe practicarse constantemente la verdadera cortesía cristiana. Enseñemos a los niños y jóvenes a respetarse a sí mismos, a ser fieles a Dios y a los bue-nos principios; enseñémosles a respetar y obedecer la ley de Dios. Estos princi-pios regirán entonces su vida y los pon-drán en práctica en sus relaciones con los demás. Crearán una atmósfera pura, que ejerza una influencia tendiente a alentar a las almas débiles en la senda hacia arriba que conduce a la santidad y al cielo. Sea cada lección de un carácter elevador y ennoblecedor, y las anotacio-nes hechas en los libros de los cielos se-rán tales que no nos avergonzaremos de ellas en el juicio.

Los niños que reciban esta clase de instrucción... estarán preparados para ocupar puestos de responsabilidad y, mediante el precepto y el ejemplo, esta-rán constantemente ayudando a otros a hacer lo recto. Aquellos cuyas sensibili-dades morales no hayan sido embotadas apreciarán los buenos principios; esti-marán correctamente sus dotes natu-rales y darán el mejor uso posible a sus facultades físicas, mentales y morales. Esas armas se ven grandemente fortale-cidas contra la tentación; están rodeadas de una muralla que no se derribará fá-cilmente.

Dios quisiera que nuestras familias fuesen símbolos de la familia del cielo.

Conviértete en un verdadero Cristiano 04

El Hogar debie-ra estar dirigi-do por reglas 05

La preparación para una vida de responsabilidades 06

Lo que Dios quiere de cada uno de nosotros 07

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Recuerden esto cada día los padres y los hijos, y relaciónense unos con otros como miembros de la familia de Dios. Entonces su vida será de tal carácter que dará al mundo una lección objetiva de lo que pueden ser las familias que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Cristo será glorificado; su paz, su gracia y su amor compenetrarán el círculo fa-miliar como un perfume precioso.

Mucho depende del padre y de la madre. Ellos deben ser firmes y bondadosos en su disciplina, y deben obrar con el ma-yor fervor para tener una familia orde-nada y correcta, a fin de que los ángeles celestiales sean atraídos hacia ella y le impartan una fragante influencia y paz. No olvidéis jamás que por el aprecio de los atributos del Salvador debéis hacer que el hogar sea un sitio alegre y feliz para vosotros mismos y para vuestros hijos. Si invitáis a Cristo a vuestro hogar, podréis discernir entre el bien y el mal. Podréis ayudar a vuestros hijos para que sean árboles de justicia, que lleven los frutos del Espíritu. Paciencia, la gratitud y el amor en el corazón, por nublado que esté el día.

El hogar puede ser sencillo, pero puede ser siempre un lugar donde se pronun-cien palabras alentadoras y se realicen acciones bondadosas, donde la cortesía y el amor sean huéspedes permanentes. Administrad las reglas del hogar con sa-

biduría y amor, no con vara de hierro. Los niños responderán con obediencia voluntaria a la ley del amor. Elogiad a vuestros hijos siempre que podáis. Ha-ced que sus vidas sean tan felices como fuere posible... Mantened blando el te-rreno del corazón por la manifestación del amor y del afecto, preparándolo así para la semilla de la verdad. Recordad que el Señor da a la tierra no solamente nubes y lluvia, sino el hermoso y son-riente sol, que hace germinar la semi-lla y hace aparecer las flores. Recordad que los niños necesitan no solamente reproches y corrección, sino estímulo y encomio, el agradable sol de las palabras bondadosas.

No debéis tener disensión en vuestra casa. “Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fin-gida. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.” Man-sedumbre y paz es lo que anhelamos para nuestros hogares. El vínculo de la familia es el más estrecho, el más tierno y sagrado de la tierra. Estaba destinado a ser una bendición para la humanidad. Y lo es siempre que el pacto matrimonial sea sellado con inteligencia, en el temor de Dios, y con la debida consideración de sus responsabilidades. Todo ho-gar debiera ser un lugar donde reine el amor, donde moren los ángeles de Dios, y donde ejerzan una influencia suaviza-dora y subyugadora sobre los corazones de los padres y de los hijos.

La disciplina en el hogar 08

El Hogar: Un Oásis para alentarse 09

Lo que no debe existir en el hogar 10

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Debemos hacer de nuestros hogares un Betel, y de nuestros corazones un sagra-rio. Dondequiera que el amor de Dios sea apreciado en el alma, habrá paz, luz y gozo. Presentad la Palabra de Dios a vuestras familias con amor, y preguntad: “¿Qué ha dicho Dios?” El hogar hermo-seado por el amor, la simpatía y la ternu-ra es un lugar que los ángeles visitan con agrado, y donde se glorifica a Dios. La influencia de un hogar cristiano cuida-dosamente custodiado en los años de la infancia y la juventud, es la salvaguardia más segura contra las corrupciones del mundo. En la atmósfera de un hogar tal, los niños aprenderán a amar a sus pa-dres terrenales y a su Padre celestial.

Los jóvenes necesitan, desde su infan-cia, que se levante una firme barrera entre ellos y el mundo, a fin de que no los afecten sus influencias corruptoras. Toda familia cristiana debe ilustrar ante el mundo el poder y la excelencia de la influencia cristiana.... Los padres deben comprender su responsabilidad en lo que concierne a mantener sus hogares libres de toda mancha del mal moral. La santidad para con Dios debe compe-netrar el hogar.... Los padres y los hijos deben educarse para cooperar con Dios. Deben poner sus hábitos sus prácticas en armonía con los planes de Dios.

Las relaciones familiares deben ejercer una influencia santificadora. Los hoga-res cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con el plan de Dios, con-tribuyen en forma admirable a la for-mación de un carácter cristiano... Los padres y los hijos deben ofrecer juntos un servicio amante al Único que puede mantener puro y noble el amor humano. La primera obra que debe hacerse en un hogar cristiano es asegurarse de que el Espíritu de Cristo more allí, y de que cada miembro de la familia pueda tomar su cruz y seguir a Jesús dondequiera que él le conduzca.

Aunque incumben a los padres respon-sabilidades pesadas con respecto a velar cuidadosamente por la felicidad y los intereses futuros de sus hijos, también les incumbe el deber de hacer el hogar tan atractivo como sea posible. Esto tie-ne consecuencias mucho mayores que la adquisición de bienes y de dinero. El hogar no debe carecer de alegría. El sentimiento familiar debe conservarse vivo en el corazón de los hijos, para que puedan recordar el hogar de su infan-cia como lugar de paz y felicidad muy próximo al cielo. En tal caso, cuando lle-guen a la madurez procurarán a su vez ser un consuelo y una bendición para sus padres.

Casa de Dios, y puerta del Cielo 11

La firmeza de la Educación primaria 12

El Hogar: Influencia San-tificadora 13

La tarea de los Padres 14

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El hogar debe ser para los niños el sitio más agradable del mundo, y la presen-cia de la madre en él debe ser su mayor atractivo. Los niños son por naturaleza sensibles y amantes. Es fácil contentar-los o hacerlos infelices. Por medio de suave disciplina, palabras y actos cari-ñosos, las madres pueden conquistar el corazón de sus hijos.

La limpieza, el aseo y el orden son in-dispensables para la administración apropiada de la familia. Pero cuando la madre considera esas virtudes como de-beres de la máxima importancia en su vida y para consagrarse a ellos descuida el desarrollo físico, mental y moral de sus hijos, comete un triste error.

Debe enseñarse a los creyentes que a pesar de ser pobres no necesitan ser desaseados en su persona o en su hogar. Debe ayudarse al respecto a los que no parecen comprender el significado ni la importancia de la limpieza. Se les debe enseñar que quienes han de representar al Dios santo y alto deben mantener sus almas puras y limpias, y que esa pureza debe abarcar su vestuario y todo lo que hay en la casa, de modo que los ángeles ministradores tengan evidencia de que la verdad obró un cambio en la vida,

purificó el alma y refinó los gustos. Los que, después de recibir la verdad, no realizan cambio alguno en su manera de hablar, conducirse y vestirse, así como en su ambiente, viven para sí y no para Cristo. No fueron creados de nuevo en Cristo Jesús, para ser purificados y san-tificados...

Aunque debemos precavernos contra la ostentación y los adornos innecesarios, en ningún caso debemos ser descui-dados e indiferentes con respecto a la apariencia exterior. Cuanto se refiere a nuestra persona y nuestro hogar debe ser aseado y atractivo. Se debe enseñar a los jóvenes cuán importante es pre-sentar una apariencia irreprochable, que honre a Dios y la verdad.

El descuido del aseo inducirá dolencias. La enfermedad no se presenta sin cau-sa. Han ocurrido violentas epidemias de fiebre en aldeas y ciudades que se consideraban perfectamente salubres, y resultaron en fallecimientos o consti-tuciones destrozadas. En muchos casos las dependencias de las mismas víctimas de esas epidemias contenían los agentes de destrucción que transmitían a la at-mósfera el veneno mortífero que había de ser inhalado por la familia y el vecin-dario. Asombra notar la ignorancia que prevalece con respecto o los efectos de la negligencia y la temeridad sobre la salud.

Conquistar corazones 15

Limpieza y aseo, deben primar 16

La Pobreza no es Miseria 17

No ser ostento-sos, pero siele-gantes 18

El aseo per-sonal, algo primordial 19

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Desagrada a Dios ver en cualquier per-sona desorden, negligencia y falta de es-mero. Estas deficiencias son males gra-ves y tienden a privar a la esposa de los afectos del esposo cuando éste aprecia el orden y el tener hijos bien disciplina-dos y una casa bien regenteada. 19 Una esposa y madre no puede hacer feliz y agradable su hogar a menos que se de-leite en el orden, conserve su dignidad y ejerza un buen gobierno. Por lo tan-to, toda mujer deficiente en estas cosas debe comenzar en seguida a educarse al respecto y cultivar precisamente las cua-lidades de las cuales más carezca.

Cuando nos demos sin reservas al Señor veremos los deberes sencillos de la vida familiar de acuerdo con su verdadera importancia, y los cumpliremos como Dios quiere que lo hagamos. Debemos ser vigilantes y velar por la venida del Hijo del hombre. También debemos ser diligentes. Se requiere de nosotros que obremos y esperemos; debemos unir las dos actitudes. Esto equilibrará el carác-ter cristiano, y lo hará simétrico y bien desarrollado. No debemos creer que nos toca descuidar todo lo demás y entre-garnos a la meditación, el estudio o 1a oración, ni tampoco debemos rebosar apresuramiento y actividad, con descui-do de la piedad personal. La espera, la vigilancia y el trabajo deben combinar-se. “En el cuidado no perezosos: ardien-tes en espíritu; sirviendo al Señor.”

En muchos hogares la esposa y madre no tiene tiempo para leer a fin de man-tenerse bien informada ni tiene tiempo para ser la compañera de su esposo ni para seguir de cerca el desarrollo inte-lectual de sus hijos. No hay tiempo ni lugar para que el querido Salvador sea su compañero íntimo. Poco a poco ella se convierte en una simple esclava de la casa, cuyas fuerzas, tiempo e interés son absorbidos por las cosas que pere-cen con el uso. Muy tarde despierta para hallarse casi extraña en su propia casa. Las oportunidades que una vez tuvo para influir en sus amados y elevarlos a una vida superior pasaron y no volverán jamás.

Resuelvan los fundadores del hogar que vivirán conforme a un plan más sabio. Sea su fin primordial hacer agradable el hogar. Asegúrense los medios para aligerar el trabajo, favorecer la salud y proveer comodidad. Todo el trabajo ne-cesario que hagamos, sea lavar los pla-tos, poner la mesa, atender a los enfer-mos, cocinar o lavar, es de importancia moral.... Las tareas humildes que se nos presentan deben ser hechas por alguien; y los que las cumplen deben sentir que están haciendo un trabajo necesario y honorable, y que al cumplir su misión, por humilde que sea, realizan la obra de Dios tan ciertamente como Gabriel cuando era enviado a los profetas. To-dos trabajan en su orden y en sus res-

El Cielo no es desorden 20

La importan-cia de lo más pequeño 21

Tiempo para todo 22

Mutuo acuerdo entre las partes 23

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pectivas esferas. La mujer en su hogar, al desempeñar los sencillos deberes de la vida que deben ser realizados, puede y debe manifestar fidelidad, obediencia y amor tan sinceros como los que mani-fiestan los ángeles en su esfera. La con-formidad con la voluntad de Dios hace que sea honorable cualquier trabajo que debe ser hecho.

La mejor preparación para trabajar le-jos, los misioneros del Maestro la reci-ben en la familia cristiana donde se teme y se ama a Dios, donde se le adora y la fidelidad ha llegado a ser una segunda naturaleza, donde no se permite desa-tender desordenadamente a los deberes domésticos, donde la serena comunión con Dios se considera esencial para el fiel cumplimiento de los deberes diarios. Los deberes domésticos deben cumplir-se sabiendo que si se ejecutan con el de-bido espíritu comunican una experien-cia que nos habilitará para trabajar por Cristo de la manera más permanente y cabal.

¡Cuánto no podría lograr en los ramos de la obra misionera un cristiano vivo, al desempeñar fielmente los deberes diarios, al alzar su cruz y al no descuidar deber alguno, por mucho que desagra-de a sus sentimientos naturales! Nues-tra obra por Cristo debe comenzar con la familia, en el hogar.... No hay campo misionero más importante que este...

Muchos han descuidado vergonzosa-mente el campo del hogar, y es tiempo de que se presenten recursos y remedios divinos para corregir este mal.

El deber más sublime que incumbe a las jóvenes es el que han de cumplir en sus propios hogares, al beneficiar a sus padres, hermanos y hermanas con afec-to y verdadero interés. Allí es donde se puede manifestar abnegación y olvido propio, al cuidar a los demás y actuar en su favor. Nunca degradará este trabajo a una mujer. Es el cargo más sagrado y elevado que ella puede ocupar. ¡Qué in-fluencia puede ejercer sobre sus herma-nos! Si ella vive correctamente, puede determinar cuál será el carácter de sus hermanos.

Los que han recibido a Cristo deben revelar en el hogar lo que la gracia ha hecho en su favor. “A todos los que le re-cibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nom-bre.” Compenetra al verdadero creyente en Cristo una autoridad consciente que hace sentir su influencia en toda la fami-lia. Resulta favorable para la perfección del carácter de todos sus miembros. Un hogar piadoso bien dirigido constituye un argumento poderoso en favor de la religión cristiana, un argumento que el incrédulo no puede negar. Todos pue-den ver que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que el Dios

La mejor prepa-ración misio-nera 24

¡¡Cristianos vivos!! 25

El papel de los hijos en el hogar 26

Lo que el hogar debe reflejar 27

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de Abrahán está con ellos. Si los hoga-res de los profesos cristianos tuviesen el debido molde religioso, ejercerían una gran influencia en favor del bien. Serían, ciertamente, “la luz del mundo.”

Los niños que hayan sido educados de-bidamente, que se deleiten en ser útiles, en ayudar a sus padres, comunicarán a cuantos los traten un conocimiento de ideas correctas y de los principios bí-blicos. Cuando nuestras propias casas sean lo que deben ser, no dejaremos que nuestros hijos crezcan en la ociosi-dad y la indiferencia con respecto a lo que Dios les pide que hagan en favor de los necesitados que los rodean. Como herencia del Señor, estarán calificados para emprender la obra donde están. De tales hogares resplandecerá una luz que se revelará en favor de los ignoran-tes, conduciéndolos a la fuente de todo conocimiento. Ejercerán una poderosa influencia por Dios y su verdad.

Ciertos padres, a quienes no se los puede alcanzar de otra manera, con frecuencia son alcanzados por sus hijos. Necesita-mos más padres y cristianos radiantes. Nos encerramos demasiado en nosotros mismos. Con demasiada frecuencia pri-vamos de alguna palabra de bondad y de aliento, o de alguna sonrisa alegre, a nuestros hijos o a los oprimidos y des-alentados. Padres, sobre vosotros recae la responsabilidad de llevar y comunicar

luz. Brillad como luces en el hogar e ilu-minad la senda que vuestros hijos deben recorrer. Mientras lo hagáis, vuestra luz resplandecerá para los extraños.

De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz. El amor debe expresarse en hechos. Debe manifestarse en todas las relaciones del hogar y revelarse en una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía. Hay hogares donde se pone en práctica este princi-pio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de mañana y de noche, la ora-ción asciende hacia Dios como un dulce incienso, y las misericordias y las ben-diciones de Dios descienden sobre los suplicantes como el rocío de la mañana.

La primera obra de los cristianos consis-te en estar unidos en la familia. Luego la obra debe extenderse hasta sus vecinos cercanos y lejanos. Los que hayan reci-bido la luz deben dejarla brillar en cla-ros rayos. Sus palabras, fragantes con el amor de Cristo, han de ser sabor de vida para vida. Cuánto más estrechamente estén unidos los miembros de una fami-lia en lo que tienen que hacer en el ho-gar, tanto más elevadora y servicial será la influencia que ejerzan fuera del hogar el padre, la madre, los hijos y las hijas.

Ser verdadera-mente útiles a la sociedad 28

Los hijos como misioneros de sus padres 29

Un faro en la Oscuridad 30

El ejemplo de la Iglesia y del Cielo 31

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182El hogar es una institución proveniente de Dios. El ordenó que el círculo de la familia: el padre, la madre y los hijos, existiese en este mundo como una so-ciedad. La obra de hacer feliz el hogar no incumbe sólo a la madre. El padre tiene un papel importante que desem-peñar. El esposo es el vinculador de los tesoros del hogar, y por su afecto fuerte, fervoroso y consagrado une a los miem-bros de la familia, la madre y los hijos, con los lazos más resistentes.

Vi que son muy pocos los padres que se percatan de su responsabilidad [en lo que respecta a vincular los miembros

de la familia unos con otros]. El esposo y padre es cabeza de la familia. Es justo que la esposa busque en él amor, simpa-tía y ayuda para la educación de los hi-jos, pues son de él tanto como de ella, y él tiene tanto interés como ella en el bien-estar de ellos. Los hijos buscan sostén y dirección en el padre, quien necesita te-ner un concepto correcto de la vida y de las influencias y compañías que han de rodear a su familia. Ante todo, debería ser dirigido por el amor y temor de Dios y por la enseñanza de la Palabra divina, para poder encaminar los pasos de sus hijos por la buena senda...

El padre debe hacer cuanto esté de su parte por la felicidad del hogar. Cua-lesquiera que sean los cuidados y las perplejidades que le ocasionen sus ne-

Febrero

el Hombre de valor

El papel del esposo en el hogar 01

El esposo es la cabeza del hogar 02

El responsable de la Felicidad 03

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gocios, no debe permitir que arrojen sombra sobre su familia; debe volver siempre a casa con la sonrisa y buenas palabras en los labios.

Todos los miembros de la familia giran alrededor del padre. Es el legislador y en su conducta viril ilustra las virtudes más austeras: la energía, la integridad, la honradez, la paciencia, el valor, la dili-gencia y la utilidad práctica. El padre es en un sentido el sacerdote de la familia, que dispone sobre el altar de Dios el sa-crificio matutino y vespertino. La esposa y los hijos deben ser alentados a partici-par en esta ofrenda y también en el can-to de alabanza.

A la mañana y a la noche, el padre, como sacerdote de la casa, debe confesar a Dios los pecados cometidos durante el día por él mismo y por sus hijos. Los pecados de los cuales ha tenido conoci-miento y también los que permanecen secretos, que sólo vio el ojo divino, de-ben ser confesados. Esta norma, celosa-mente observada por el padre cuando está presente, o por la madre cuando él está ausente, resultará en bendiciones para la familia.

En su familia, el padre representa al Legislador divino. Colabora con Dios

cumpliendo los misericordiosos desig-nios de él, afirmando a sus hijos en los principios justos, y habilitándolos para desarrollar un carácter puro y virtuoso, porque se anticipó a ocupar el alma con lo que habilitará a sus hijos para rendir obediencia no sólo a su padre terrenal sino también al celestial.

El padre no debe traicionar su cometido sagrado. En ningún punto debe renun-ciar a su autoridad paterna. El padre... ligará a sus hijos con el trono de Dios por una fe viva. Desconfiando de su propia fuerza, entrega a Jesús su alma desamparada y traba de la fortaleza del Altísimo. Hermanos, orad en casa, en vuestra familia, a la mañana y a la no-che. Orad fervorosamente en vuestra cámara; y mientras os dedicáis a vuestra labor diaria, elevad vuestra alma a Dios en oración. Así fue como Enoc anduvo con Dios. La plegaria silenciosa y fer-viente del alma se elevará al trono de gracia como santo incienso y será tan aceptable para Dios como si fuese ofre-cida en el santuario. Para todos los que le busquen, Cristo llega a ser una ayuda oportuna en tiempo de necesidad. Serán fuertes en el día de la prueba.

El padre no debe ser como un niño, al que mueven los impulsos. Está ligado a su familia por lazos sagrados y santos. Lo que será su influencia en el hogar será determinado por su conocimiento

La virilidad del padre en su famila 04

El Padre como Sacerdote 05

El Representan-te de Cristo 06

La labor del padre 07

No ser fluc-tuante ni impul-sivo 08

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del único Dios verdadero y de Jesucris-to a quien envió. “Cuando yo era niño -dice Pablo,- hablaba como niño, pensa-ba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre hecho, dejé lo que era de niño.” El padre debe destacarse a la cabeza de su familia, no como un niño crecido, pero indisciplinado, sino como un hombre de carácter viril, que domina sus pasiones. Debe obtener educación en una moral correcta. Su conducta en la vida familiar debe ser dirigida y re-frenada por los principios puros de la Palabra de Dios. Entonces crecerá hasta alcanzar la plena estatura de hombre en Cristo Jesús.

A un hombre que es esposo y padre, yo di-ría: Asegúrese de que rodea su alma una atmósfera pura y santa.... Debe aprender diariamente de Cristo. Nunca ha de ma-nifestar un espíritu tiránico en el hogar. El hombre que lo hace obra asociado con agentes satánicos. Someta su voluntad a la de Dios. Haga cuanto pueda para que la vida de su esposa sea placentera y feliz. Haga de la Palabra de Dios su consejera. Viva en el hogar de acuerdo con las en-señanzas de ella. Entonces vivirá así en la iglesia y llevará estas enseñanzas consigo al lugar donde trabaja. Los principios del cielo ennoblecerán todas sus transaccio-nes.

Los ángeles de Dios cooperarán con Vd. y le ayudarán a revelar a Cristo ante el mun-

do. No permita Vd. que los vejámenes de sus negocios ensombrezcan su vida en el hogar. Si al ocurrir casitas que no son exactamente como Vd. piensa que debieran ser, no sabe manifestar pacien-cia, longanimidad, bondad y amor, de-muestra que no escogió por compañero a Aquel que tanto le amó que dio su vida por Vd., para que pudiese ser uno con él. En la vida diaria tropezará con sorpresas repentinas, chascos y tentaciones.

¿Qué dice la Palabra? “Resistid al dia-blo,” confiando firmemente en Dios, “y de vosotros huirá.” “Echen mano ... de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!” Mire a Jesús en todo momento y lugar, elevando una oración silenciosa y con corazón sincero para que pueda saber cómo hacer su vo-luntad. Entonces, cuando venga el ene-migo como avenida de aguas el Espíritu del Señor levantará bandera en favor de Vd. contra ese enemigo.

Cuando esté a punto de ceder, de per-der la paciencia y el dominio propio y manifestar un espíritu duro y conde-natorio, dispuesto a censurar y acusar, será el momento de elevar al cielo esta oración: “¡Ayúdame, oh Dios, a resistir la tentación, a desechar de mi corazón toda amargura, ira y maledicencia! Dame tu mansedumbre, tu humildad, tu longanimidad y tu amor. No me dejes deshonrar a mi Redentor, ni interpretar

Asegure la San-tidad y la Paz 09

El Hogar: El Núcleo de la Sociedad. 10

Resistid al Dia-blo... 11

¡Ayúdame Dios mío! 12

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mal las palabras y los motivos de mi es-posa, de mis hijos y de mis hermanos y hermanas en la fe. Ayúdame a ser bon-dadoso, compasivo, de corazón tierno y perdonador. Ayúdame a ser verdadero vinculador de mi hogar y a representar el carácter de Cristo ante los demás.”

No evidencia virilidad el esposo espa-ciándose constantemente en su puesto como cabeza de la familia. No aumenta el respeto hacia él cuando se le oye citar la Escritura para apoyar sus derechos a ejercer autoridad. No le hará más viril el requerir de su esposa, la madre de sus hijos, que actúe de acuerdo con los planes de él como si fuesen infalibles. El Señor ha constituido al esposo como cabeza de la esposa para que la proteja; él es el vinculo de la familia, el que une sus miembros, así como Cristo es ca-beza de la iglesia y Salvador del cuerpo místico. Todo esposo que asevera amar a Dios debe estudiar cuidadosamente lo que Dios requiere de él en el puesto que ocupa.

La autoridad de Cristo se ejerce con sa-biduría, con toda bondad y amabilidad; así también ejerza su poder el esposo e imite la gran Cabeza de la iglesia. En la mayoría de las familias, hay niños de diversas edades, algunos de los cuales necesitan no sólo la atención y sabia disciplina de la madre sino también la influencia más severa, aunque afectuo-

sa, del padre. Pocos son los padres que dan a este asunto su debida importan-cia. Son negligentes acerca de su deber y así acumulan gravosas cargas sobre la madre, al mismo tiempo que, basándose en su propio juicio, se permiten criticar y condenar las acciones de ella.

Con frecuencia, la pobre esposa y ma-dre, abrumada por la impresión de responsabilidad y censura, se siente culpable y llena de remordimiento por lo que ha hecho inocentemente o por ignorancia, y que era, en muchos ca-sos, lo mejor que podía hacerse en las circunstancias vigentes. Y sin embargo, cuando debieran apreciarse y aprobarse sus penosos esfuerzos e infundir alegría a su corazón, se ve obligada a andar bajo una nube de pesar y condenación por-que su esposo, mientras pasa por alto su propio deber, espera de ella que cumpla el de ambos en forma satisfactoria para él, sin tener en cuenta las circunstancias que puedan impedirlo.

Muchos esposos no entienden ni apre-cian suficientemente los cuidados y perplejidades que sufren sus esposas, generalmente apresadas todo el día en un ciclo interminable de deberes case-ros. Con frecuencia regresan ellos a casa con frente ceñuda y no aportan alegría al círculo familiar. Si la comida no está lista a tiempo, la esposa cansada, que a menudo es a la vez ama de casa, enfer-

No es ser Padre... 13

LA manera de ejercer la Au-toridad 14

Anime, no censure 15

Entendamos a nuestra pareja 16

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mera, cocinera y sirvienta, es saludada con críticas.

El esposo exigente puede condescen-der a recibir de los brazos cansados de la madre el niño molesto, para que ella pueda apresurar los preparativos de la comida familiar; pero si el niño es in-quieto y se agita en los brazos de su pa-dre, éste muy rara vez considera que es su deber actuar como nodriza para tra-tar de calmarlo. No se detiene a conside-rar cuántas horas la madre ha soportado la agitación del pequeñuelo, sino que ex-clama con impaciencia: “¡A ver, mamá, si atiendes a tu hijo!” ¿No es acaso hijo de él tanto como de ella? ¿No tiene acaso él obligación natural de llevar paciente-mente su parte de la carga que represen-ta criar a los hijos?

Su vida sería mucho más feliz si Vd. no se creyese investido de autoridad abso-luta por ser esposo y padre. Su práctica demuestra que interpreta erróneamente su posición de vinculador en la casa. Manifiesta nerviosidad y un espíritu autoritario. A menudo deja ver mucha falta de juicio, y, cualquiera que sea su opinión acerca de su propia conducta en tales ocasiones, es imposible que su esposa y sus hijos la tengan por conse-cuente. Una vez que tomó una decisión, rara vez está dispuesto a revocarla. Se obstina en llevar a cabo sus planes aun cuando muchas veces su conducta es

errónea y debiera reconocerlo. Lo que Vd. necesita es muchísimo más amor y tolerancia, y menos determinación para salirse con la suya en palabras y en hechos. Si se empeña en el camino que sigue ahora, en vez de ser vinculador de su familia, será instrumento de opresión y angustia para los demás...

Al tratar de obligar a otros a cumplir sus ideas en todo detalle, Vd. ocasiona a menudo mayor daño que si cediese en tales puntos. Esto sucede aun en las ocasiones en que sus ideas sean correctas en sí, pero no lo son en muchas cosas. Resultan exageradas como consecuencia de las peculiaridades de su organización; por lo tanto Vd. insiste en imponer lo in-correcto en forma enérgica e irracional.

Vd. tiene opiniones peculiares acerca de cómo gobernar su familia. Ejerce un po-der independiente y arbitrario, que no tolera en derredor suyo ninguna liber-tad de voluntad. Se considera suficiente para ser jefe de su familia y piensa que su cabeza basta para hacer actuar a cada miembro como una máquina es movida por las manos de los obreros. Vd. dicta y asume autoridad. Esto desagrada al Cie-lo y contrasta a los compasivos ángeles. Vd. se ha conducido en su familia como si fuese el único capaz de gobernarse a sí mismo. Se ha ofendido porque su espo-sa se atreviera a oponerse a una opinión suya o a dudar de sus decisiones.

No desautori-cemos a nuestra pareja 17

No somos supe-riores a nadie 18

No imponga-mos nada a la fuerza 19

Hay que ser líder, no jefe 20

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Esposos, dad a vuestras esposas oportu-nidad de vivir su vida espiritual.... Mu-chos cultivan la disposición al enfado al punto que se vuelven como niños gran-des. No dejan atrás esta fase de su vida infantil. Conservan estos sentimientos hasta entorpecer y empequeñecer toda la vida por sus quejas y querellas. Y ha-cen esto no sólo con su propia vida sino también con la ajena. Les acompaña el espíritu de Ismael, cuya mano se levan-taba contra todos, y la de todos contra él.

El Hno. B. no tiene un temperamento que alegre a su familia. En esto conviene que empiece a obrar. Se asemeja más a una nube que a un rayo de luz. Es de-masiado egoísta para dirigir palabras de aprobación a los miembros de su familia, especialmente a la persona que debiera ser objeto de su amor y tierno respeto. Es malhumorado, intolerante, y autoritario. Con frecuencia pronun-cia palabras mordaces cuyas heridas él no trata de curar suavizando su ánimo, reconociendo sus defectos y confesando su mal proceder...

El Hno. B. debe ablandarse; debe cultivar el refinamiento y la cortesía. Debiera ser muy tierno y amable para con su espo-sa, que es su igual en todo respecto; no

debiera pronunciar una palabra capaz de echar una sombra sobre el corazón de ella. Debe comenzar en casa la obra de reforma, cultivar el afecto y vencer los rasgos duros y toscos de su disposición carente de generosidad. El esposo y pa-dre malhumorado, egoísta y autoritario no sólo se hace infeliz, sino que aflige a todos los de la casa. Cosechará lo que sembró, viendo a su mujer desanimada y enfermiza, y a sus hijos contaminados con su propio genio displicente.

Vd. espera demasiado de su esposa y de sus hijos. Los censura demasiado. Si Ud. mismo estimulara una disposición ale-gre y feliz, y les hablase con bondad y ternura, introduciría alegría en su mo-rada en vez de nubes, pesar y desdicha. Estima demasiado su propia opinión; ha tomado a veces decisiones extremas, y no ha permitido que el juicio de su espo-sa tuviese en su familia el peso que de-biera tener. No ha estimulado su propio respeto hacia su esposa ni ha enseñado a sus hijos a acatar el juicio de ella. No la ha hecho su igual sino que ha toma-do en sus propias manos las riendas del gobierno y las ha sostenido con asidero firme. No tiene una disposición afectuo-sa, ni manifiesta simpatía. Es necesario que Vd. cultive estos rasgos de carácter si quiere ser vencedor y que la bendición de Dios descanse sobre su familia.

Ayuden a la vida espiritual de la pareja 21

Qué tipo de padre eres 22

Mejoremos en la cortesía 23

Nunca censure-mos en nuestra familia 24

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Vd. ha considerado como debilidad el ser bondadoso, tierno y lleno de simpa-tía. Le ha parecido indigno de sí hablar a su esposa con ternura y amabilidad. Está equivocado acerca de lo que cons-tituye la verdadera virilidad y dignidad. La disposición a no ejecutar actos de bondad es una debilidad manifiesta y un defecto de su carácter. Lo que Vd. consideraría debilidad Dios lo tiene por verdadera cortesía cristiana, que todo creyente debe ejercer porque es el espí-ritu que Cristo manifestó.

Si el esposo es tiránico, exigente y crítica las acciones de su esposa, no puede con-servar su respeto y afecto, y la relación matrimonial llegará a ser odiosa para ella. No amará a su esposo, porque él no procura hacerse digno de ser amado. Los esposos deben ser cuidadosos, atentos, constantes, fieles y compasivos. Deben manifestar amor y simpatía... Cuando el esposo tiene la nobleza de carácter, la pureza de corazón y la elevación mental que debe poseer todo verdadero cristia-no, ello será puesto de manifiesto en las relaciones matrimoniales... Procurará mantener a su esposa con salud y buen ánimo. Se esforzará por pronunciar pa-labras de consuelo, y por crear en el cír-culo del hogar una atmósfera de paz.

El padre no debe excusarse de hacer su parte en la obra de educar a sus hijos para esta vida y para la inmortalidad. Debe compartir la responsabilidad. Tan-to el padre como la madre tienen obliga-ciones. Los padres han de manifestarse mutuamente amor y respeto, si quieren ver estas cualidades desarrollarse en su hijos.Con miradas animosas y buenas palabras, el padre debe alentar y soste-ner a la madre en su obra y sus cuidados. Procure ayudar a su esposa en el conflic-to que la espera. Vele sobre sus palabras, cultive el refinamiento de los modales, la cortesía y amabilidad, y será recom-pensado por ello.

Cualquiera que sea la vocación del pa-dre y cualesquiera que sean sus perple-jidades, debe él conservar en su casa el mismo rostro sonriente y tono placen-tero con que saludó todo el día a los visitantes y a los extraños. Sienta la es-posa que puede apoyarse en los amplios afectos de su esposo, que los brazos de él la fortalecerán y sostendrán en todos sus afanes y cuidados, que su influencia apoyará la de ella, y su carga perderá la mitad de su peso. ¿Acaso no son los hi-jos tanto de él como de ella? Es posible que la esposa asuma cargas a las cuales atribuya mayor importancia que al de-ber de ayudar a su esposo en el desem-peño de su parte de la responsabilidad; y lo mismo se aplica al esposo. Los servi-cios tiernos son de valor.

Ganémonos el respeto 26

El padre tam-bien educa a sus hijos 27

Sea el mismo en todo lugar 28

Ser bondadoso no es ser débil 25

Page 189: Lección 2013a

189La mujer debe ocupar el puesto que Dios le designó originalmente como igual a su esposo. El mundo necesita madres que lo sean no sólo de nom-bre sino en todo sentido de la palabra. Puede muy bien decirse que los deberes distintivos de la mujer son más sagrados y más santos, que los del hombre. Com-prenda ella el carácter sagrado de su obra y con la fuerza y el temor de Dios, emprenda su misión en la vida. Eduque a sus hijos para que sean útiles en este mundo y obtengan un hogar en el mun-do mejor. La esposa y madre no debe sacrificar su fuerza ni dejar dormir sus facultades apoyándose por completo en su esposo. La individualidad de ella no puede fundirse en la de él. Debe consi-derar que tiene igualdad con su esposo,

que debe estar a su lado permanecien-do fiel en el puesto de su deber y él en el suyo. Su obra en la educación de sus hijos es en todo respecto tan elevadora y ennoblecedora como cualquier puesto que el deber de él le llame a ocupar, aun cuando fuese la primera magistratura de la nación.

Al rey en su trono no incumbe una obra superior a la de la madre. Esta es la reina de su familia. A ella le toca modelar el carácter de sus hijos, a fin de que sean idóneos para la vida superior e inmor-tal. Un ángel no podría pedir una mi-sión más elevada; porque mientras rea-liza esta obra la madre está sirviendo a Dios. Si tan sólo comprende ella el alto carácter de su tarea, le inspirará valor.

Marzo

la mujer virtuosa

La esposa es igual que el esposo 01

La esposa:La Reina del Hogar 02

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Percátese del valor de su obra y vístase de toda la armadura de Dios a fin de re-sistir a la tentación de conformarse con la norma del mundo. Ella obra para este tiempo y para la eternidad.

La madre es la reina del hogar, y los ni-ños son sus súbditos. Ella debe gobernar sabiamente su casa, en la dignidad de su maternidad. Su influencia en el ho-gar ha de ser suprema; su palabra, ley. Si ella es cristiana, bajo la dirección de Dios, conquistará el respeto de sus hijos.Se debe enseñar a los niños a considerar a su madre, no como una esclava cuyo trabajo consiste en servirlos, sino como una reina que ha de guiarlos y dirigirlos enseñándoles renglón tras renglón, pre-cepto tras precepto.

Rara vez aprecia la madre su propia obra y a menudo atribuye un valor tan bajo a su labor que la considera como pesada rutina doméstica. Hace lo mismo día tras día, semana tras semana, sin ver re-sultados especialmente notables. Al fin del día no puede contar las muchas co-sitas que ha hecho. En comparación con lo que ha logrado su esposo, le parece que no ha hecho cosa alguna digna de mención.

Con frecuencia el padre vuelve con aire satisfecho de sí mismo y relata orgullo-samente lo que ha logrado durante el día. Sus palabras indican que ahora la madre debe servirle, porque ella no ha hecho gran cosa fuera de cuidar a los niños, preparar la comida y mantener la casa en orden. No ha actuado como negociante, pues nada ha comprado o vendido; no ha labrado la tierra; no ha actuado como mecánica; por lo tanto no ha hecho nada que la canse. El cri-tica, censura y dicta como si fuese el señor de la creación. Esto resulta tanto más duro de soportar para la esposa y madre por cuanto se ha cansado mucho cumpliendo su deber durante el día, sin que pueda verse lo que ha hecho, y ella se descorazona realmente.

Si se descorriese el velo y ambos padres pudieran ver el trabajo del día como Dios lo ve, y discernir como su ojo in-finito compara la labor de ambos, se asombrarían ante la revelación celestial. El padre consideraría sus labores con más modestia, mientras que la madre cobraría nuevo valor y energía para pro-seguir su tarea con sabiduría, perseve-rancia y paciencia. Conocería entonces su labor. Mientras que el padre trató con cosas perecederas que pasarán, la madre contribuyó a desarrollar mentes y carac-teres y trabajó no sólo para este tiempo, sino para la eternidad.

Que ella go-bierne con dignidad 03

No desmerite su trabajo 04

La esposa no es una sirvienta 05

Consideremos el trabajo de nuestra pareja 06

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¡Ojalá que cada madre pudiera percatar-se de cuán importantes son sus deberes y sus responsabilidades y de cuán gran-de será la recompensa de su fidelidad! La madre que asume animosamente los deberes que le tocan directamente verá que la vida le resulta preciosa porque Dios le dio una obra que hacer. En esta obra no necesita forzosamente empe-queñecer su mente ni dejar que su inte-lecto se debilita.

La obra de la madre le fue asignada por Dios, a saber la de criar a sus hijos en la disciplina y admonición del Señor. Debe recordar siempre a sus tiernos intelectos el amor y temor de Dios. Cuando los co-rrige, debe enseñarles a considerar que son amonestados por Dios, a quien des-agradan el engaño, la falsedad y las ma-las acciones. De esta manera el espíritu de los pequeñuelos podrá relacionarse con Dios en forma tal que todo lo que hagan y digan será para gloria de él; y en años ulteriores no serán como el junco bajo el viento y no vacilarán continua-mente entre sus inclinaciones y el deber. Conducirlos a Jesús no es todo lo que se requiere...

Estos niños han de ser educados y pre-parados para llegar a ser discípulos de

Cristo, para “que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; nuestras hijas como las esquinas labra-das a manera de las de un palacio.” A la madre incumbe esta obra de modelado, refinamiento y pulimento. El carácter del niño debe ser desarrollado. La ma-dre debe grabar en las tablillas del co-razón lecciones tan perdurables como la eternidad; y tendrá por cierto que arros-trar el desagrado del Señor si descuida esta obra sagrada o permite que cual-quier cosa la estorbe en ella.... La madre cristiana tiene su obra, que Dios le ha señalado, y no la descuidará si vive en estrecha relación con Dios y compene-trada de su Espíritu.

A toda madre se le confían oportuni-dades de valor inestimable e intereses infinitamente valiosos. El humilde con-junto de deberes que las mujeres han llegado a considerar como una tarea tediosa debiera ser mirado como una obra noble y grandiosa. La madre tie-ne el privilegio de beneficiar al mundo por su influencia, y al hacerlo impartirá gozo a su propio corazón. A través de luces y sombras, puede trazar sendas rectas para los pies de sus hijos, que los llevarán a las gloriosas alturas celestia-les. Pero sólo cuando ella procura seguir en su propia vida el camino de las ense-ñanzas de Cristo, puede la madre tener la esperanza de formar el carácter de sus niños de acuerdo con el modelo divino. Entre todas las actividades de la vida, el deber más sagrado de la madre es para con sus hijos.

La importancia del deber de una madre 07

Educar a los hijos una obra dada por Dios 08

Educación para la Eternidad 09

Una noble tarea:La Educación 10

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Pero ¡cuán a menudo se deja de lado este deber para buscar alguna satisfacción egoísta! A los padres han sido confiados los intereses actuales y eternos de sus hijos. Han de empuñar las riendas del gobierno y guiar a sus familias para que honren a Dios. La ley de Dios debe ser su norma, y el amor debe regir en todo.Si entran en la obra hombres casados, dejando a sus esposas en casa para que cuiden a los niños, la esposa y madre está haciendo una obra tan grande e im-portante como la que hace el esposo y padre.

Mientras que el uno está en el campo misionero, la otra es misionera en el hogar, y con frecuencia sus ansiedades y cargas exceden en mucho a las del esposo y padre. La obra de la madre es solemne e importante.... El esposo pue-de recibir honores de los hombres en el campo misionero, mientras que la que se afana en casa no recibe recono-cimiento terreno alguno por su labor; pero si trabaja en pro de los mejores in-tereses de su familia, tratando de formar su carácter según el Modelo divino, el ángel registrador la anotará como uno de los mayores misioneros del mundo. Dios no ve las cosas como las percibe la visión finita del hombre.

La madre es agente de Dios para hacer cristiana a su familia. Debe dar un ejem-plo de religión bíblica y demostrar como la influencia de esta religión ha de regir-nos en los deberes y placeres diarios, al enseñar a sus hijos que pueden salvarse únicamente por la gracia, mediante la fe, que es don de Dios. Esta enseñan-za constante acerca de lo que Cristo es para nosotros y para ellos y acerca de su amor, su bondad y su misericordia revelados en el gran plan de salvación, dejará en el corazón impresiones santi-ficadas y sagradas.

La educación de los hijos constituye una parte importante del plan de Dios para demostrar el poder del cristianismo. Incumbe a los padres una responsabili-dad solemne en cuanto a educar a sus hijos de tal manera que cuando salgan al mundo, harán bien y no mal a aquellos con quienes traten. El ministro tiene su tarea, y la madre tiene la suya. Ella debe llevar a sus hijos a Jesús para que los bendiga. Debe apreciar las palabras de Cristo y enseñarlas a sus hijos. Desde la infancia de éstos debe enseñarles a ejer-cer dominio propio y abnegación, así como hábitos de aseo y orden. La madre puede criar a sus, hijos de tal manera que acudirán a escuchar con corazón abierto y tierno las palabras de los sier-vos de Dios. El Señor necesita madres que en todo ramo de la vida hogareña aprovechen los talentos que él les dio y

Abandonando el campo de labor 11

Un campo misio-nero sin igual 12

La MAdre:Un agente de Dios 13

La Educación es parte del Plan de la Salvación 14

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preparen a sus hijos para la familia del cielo.

Mediante un fiel trabajo doméstico, se sirve al Señor tanto, o aun más, que al enseñar la Palabra. Tan ciertamente como lo son los maestros en la escuela, los padres y las madres deben conside-rarse como educadores de sus hijos. La esfera de utilidad que incumbe a la ma-dre cristiana no debe quedar estrechada por su vida doméstica. La influencia sa-ludable que ella ejerce en el círculo fa-miliar puede hacerla sentir, y así lo hará, en una utilidad más amplia dentro de su vecindario y en la iglesia de Dios. El hogar no es una cárcel para la esposa y madre consagrada.

Comprenda la mujer el carácter sagra-do de su obra y, con la fuerza de Dios y temiéndole, emprenda su misión en la vida. Eduque a sus hijos para que sean útiles en este mundo e idóneos para el mundo mejor. Nos dirigimos a las ma-dres cristianas. Les suplicamos que sien-tan su responsabilidad como madres y no vivan para agradarse a sí mismas, sino para glorificar a Dios. Cristo no se complació a sí mismo, sino que asu-mió forma de siervo. El mundo rebosa de influencias corruptoras. Las modas y las costumbres ejercen sobre los jóve-nes una influencia poderosa. Si la madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, éstos aceptarán na-

turalmente lo malo y se apartarán de lo bueno. Acudan todas las madres a me-nudo a su Salvador con la oración: “¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?” Cumpla ella las instrucciones que Dios dio en su Palabra, y se le dará sabiduría a medida que la necesiten.

Hay un Dios en lo alto, y la luz y glo-ria de su trono iluminan a la madre fiel que procura educar a sus hijos para que resistan a la influencia del mal. Ningu-na otra obra puede igualarse en impor-tancia con la suya. La madre no tiene, a semejanza del artista, alguna hermosa figura que pintar en un lienzo, ni como el escultor, que cincelarla en mármol. Tampoco tiene, como el escritor, algún pensamiento noble que expresar en poderosas palabras, ni que manifestar, como el músico, algún hermoso senti-miento en melodías. Su tarea es desa-rrollar con la ayuda de Dios la imagen divina en un alma humana.

La madre que aprecie esta obra conside-rará de valor inapreciable sus oportuni-dades. Por lo tanto, mediante su propio carácter y sus métodos de educación, se empeñará en presentar a sus hijos el más alto ideal. Con fervor, paciencia y valor, se esforzará por perfeccionar sus propias aptitudes para valerse de ellas con acierto en la educación de sus hijos. A cada paso se preguntará con fervor: “¿Qué ha dicho Dios?” Estudiará su Pa-

El trabajo que agrada a Dios 15

Educar para utilidad 16

Dios siempre estará allí para ayudar 17

Alcanzando los más altos ideales 18

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labra con diligencia. Tendrá sus miradas fijas en Cristo, para que su experiencia diaria, en el humilde círculo de sus cui-dados y deberes, sea reflejo fiel de la úni-ca Vida verdadera.

La abnegación y la cruz son nuestra porción. ¿Las aceptaremos? Ninguno de nosotros necesita esperar que cuando vengan sobre nosotros las últimas gran-des pruebas se desarrollará un espíritu abnegado y patriótico en un momento porque lo necesitamos. No, en verdad. Este espíritu debe fusionarse con nues-tra experiencia diaria, e infundiese en la mente y el corazón de nuestros hi-jos, tanto por los preceptos como por el ejemplo. Las madres de Israel pueden no ser guerreras ellas mismas, pero pue-den criar guerreros que se ciñan toda la armadura y peleen virilmente las bata-llas del Señor.

Madres, en gran medida, el destino de vuestros hijos está en vuestras manos. Si no cumplís vuestro deber, los colo-caréis tal vez en las filas del enemigo y los haréis sus agentes para arruinar al-mas; pero mediante un ejemplo piadoso y una disciplina fiel podéis conducirlos a Cristo y hacerlos instrumentos en sus manos para salvar a muchas almas. Su obra [la de la madre cristiana], si la cumple fielmente en Dios, quedará in-mortalizada. Las esclavas de la moda no verán ni comprenderán nunca la belleza

inmortal que reviste la obra de esa ma-dre cristiana, y se burlarán de sus nocio-nes anticuadas y de su vestido sencillo y sin adornos, mientras que la Majestad del cielo inscribirá el nombre de aquella madre fiel en el libro de fama inmortal. Toda la vida de Moisés y la gran misión que cumplió como caudillo de Israel dan fe de la importancia de la obra de una madre piadosa. Ninguna otra tarea se puede igualar a ésta...

Los padres debieran dirigir la instruc-ción y la educación de sus hijos mien-tras son niños, con el propósito de que sean piadosos. Son puestos bajo nuestro cuidado para que los eduquemos, no como herederos del trono de un impe-rio terrenal, sino como reyes para Dios, que han de reinar al través de las edades sempiternas. Comprenda toda madre que su tiempo no tiene precio; su obra ha de probarse en el solemne día de la rendición de cuentas. Entonces se ha-llará que muchos fracasos y crímenes de los hombres y mujeres fueron resul-tado de la ignorancia y negligencia de quienes debieron haber guiado sus pies infantiles por el camino recto. Entonces se hallará que muchos de los que bene-ficiaron al mundo con la luz del genio, la verdad y santidad, recibieron de una madre cristiana y piadosa los principios que fueron la fuente de su influencia y éxito.

Guerreras que crían guerreros 19

El destino de los niños en ma-nos de ellas 20

Educar mien-tras sean ellos niños 21

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Con frecuencia le parece a la madre que su trabajo es un servicio sin importan-cia, una obra que rara vez se aprecia; y que los demás saben muy poco de sus muchas cuitas y ocupaciones. Si bien sus días están ocupados con una larga lista de pequeños deberes, todos los cuales exigen esfuerzos pacientes, dominio propio, tacto, sabiduría y amor abnega-do, ella no puede jactarse de haber rea-lizado algo grande. Tan sólo ha logrado que las cosas del hogar marchen suave-mente. A menudo cansada y perpleja, ha procurado hablar bondadosamente a los niños, mantenerlos ocupados y felices, guiando sus piecitos en la buena senda. Y le parece que no logró nada. Pero no es así. Los ángeles celestiales observan a la madre agobiada, y toman nota de la carga que lleva día tras día. Tal vez su nombre no haya sido oído en el mundo, pero está escrito en el libro de la vida del Cordero.

La esposa y madre fiel... cumplirá sus deberes con dignidad y buen ánimo; no considerará que sea degradante hacer con sus propias manos cuanto sea nece-sario hacer en una casa bien ordenada. ¡Cuán importante es esta obra! Y sin embargo oímos a algunas madres sus-pirar por la obra misionera. Si tan sólo pudiesen ir a algún país extranjero, con-siderarían que eso sería hacer algo que vale la pena. Pero la asunción de los deberes diarios en el hogar y el cumpli-

miento de ellos les parecen tarea agota-dora e ingrata.

Las madres que suspiran por un campo misionero lo tienen a mano en el círculo de su propio hogar... ¿No son las almas de sus hijos de tanto valor como las de los paganos? ¡Con cuánto cuidado y ter-nura debe ella observar sus mentes que se desarrollan y vincular con Dios todos los pensamientos de ellos! ¿Quién pue-de hacer esto tan eficazmente como una madre amante que teme a Dios?

Hay quienes piensan que a menos que estén relacionados directamente con la obra religiosa activa, no están hacien-do la voluntad de Dios; pero esto es un error. Cada uno tiene una obra que ha-cer para el Maestro; y es una obra ad-mirable la que consiste en hacer que el hogar resulte agradable y todo lo que debe ser. Los talentos más humildes, si el que los recibió entrega su corazón a Dios, harán de la vida en el hogar todo lo que Dios quiere que sea. Una luz bri-llante resplandecerá como resultado del servicio rendido de todo corazón a Dios. Hombres y mujeres pueden servir a Dios tan seguramente como el minis-tro en el púlpito, si prestan fervorosa atención a lo que han oído y educan a sus hijos de manera que vivan temiendo ofender a Dios.

No dejar d e darle importan-cia a la crianza 22

No degrade su propia labor 23

Las madres tienen su propio campo misionero 24

El Hogar: Obra misionera activa 25

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Las mujeres que, haciendo con buena voluntad lo que sus manos hallen por hacer, ayudan con espíritu alegre a sus esposos, a llevar sus cargas y educan a sus hijos para Dios, son misioneras en el sentido más elevado. Si Vd. pasa por alto su deber como esposa y madre, y extiende las manos para que el Señor le confíe otra clase de trabajo, tenga por seguro que él no se contradirá; le señala el deber que Vd. debe hacer en casa. Si Vd. piensa que le ha sido confiada algu-na obra mayor y más santa, está equivo-cada. Siendo fiel en su hogar y trabajan-do por las almas de aquellos que están más cerca de Vd., puede obtener idonei-dad para trabajar por Cristo en un cam-po más amplio. Pero tenga la seguridad de que quienes descuidan su deber en el círculo familiar no están preparados para trabajar en favor de otras almas.

El Señor no la ha llamado a descuidar su hogar, su esposo y sus hijos. Nunca obra él así, ni lo hará jamás... No piense por un momento que Dios le haya dado una obra que le exija que se separe de su pequeño pero precioso rebaño. No lo abandone exponiéndolo a que lo des-moralicen las compañías impropias y sus corazones se endurezcan contra su madre. Esto sería dejar brillar su luz en forma por completo errónea y hacer di-fícil que sus hijos lleguen a ser lo que él quiere que sean y al fin ganen el cielo. Dios se interesa por ellos, y Vd. también

debe interesarse en ellos si es hija de él. Durante los primeros años de la vida [de los niños] es cuando se ha de trabajar por ellos, velar, orar y alentar toda bue-na inclinación. Esta obra debe realizarse sin interrupción. Tal vez se le inste a Vd. a asistir a reuniones de madres y de cos-tura, para hacer obra misionera; pero a menos que deje al lado de sus hijos una persona fiel que los instruya compren-sivamente, es deber suyo contestar que el Señor le ha confiado otra obra que de ningún modo Vd. puede descuidar.

No puede excederse en el trabajo de cualquier ramo sin descalificarse para la obra de educar a sus pequeñuelos y ha-cer de ellos lo que Dios quiere que sean. Como colaboradores de Cristo debe lle-varlos a él disciplinados y preparados. Gran parte de la deformación que sufre el carácter de un niño mal preparado es culpa de la madre. Esta no debe acep-tar cargas de la iglesia que le obliguen a descuidar a sus hijos. La mejor obra a la cual puede dedicarse una madre consis-te en que no se pierda una sola puntada en la educación de sus hijos...

De ninguna otra manera puede una madre prestar más ayuda a la iglesia que consagrando su tiempo a los que de ella dependen por su instrucción y preparación.Algunas madres anhelan dedicarse a la labor misionera, mientras que descuidan los deberes más sencillos

LAs madres ayudas de sus esposos 26

No descuidar el hogar 27

No se exceda en un trabajo y descuide otro 28

El Hogares lo primero 29

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que les tocan directamente. Descuidan a sus hijos y no contribuyen a que el hogar sea un lugar alegre y feliz para la familia, pues se quejan y regañan con frecuencia, de modo que los jóvenes se crían con el sentimiento de que su casa es el lugar menos atrayente. En consecuencia, es-peran con impaciencia el momento de abandonarlo, y con poca vacilación se lanzan al vasto mundo, sin que los refre-ne, la influencia del hogar ni los tiernos consejos de la familia.

Los padres, cuyo objeto debiera haber, sido vincular consigo a estos corazones juveniles y guiarlos correctamente, des-perdician las oportunidades que Dios les dio, no ven los deberes más impor-tantes de su vida, y aspiran vanamente a trabajar en el ancho campo misionero.En el tiempo de Cristo, las madres le lle-vaban sus hijos para que les impusiese las manos y los bendijese. Así manifestaban ellas su fe en Jesús y el intenso anhelo de su corazón por el bienestar presente y futuro de los pequeñuelos confiados a su cuidado. Pero los discípulos no podían reconocer la necesidad de interrumpir al Maestro tan sólo para que se fijara en los niños, y en una ocasión en que ale-jaban a unas cuantas madres, Jesús los reprendió y ordenó a la muchedumbre que diese paso a esas madres fieles y a sus niñitos. Dijo él: “Dejad a los niños, y no les impidáis de venir a mí; porque de los tales es el reino de los cielos.”

Mientras las madres recorrían el camino polvoriento y se acercaban al Salvador, él veía sus lágrimas y como sus labios temblorosos elevaban una oración si-lenciosa en favor de los niños. Oyó las palabras de reprensión que pronuncia-ban los discípulos y prestamente anuló la orden de ellos. Su gran corazón rebo-sante de amor estaba abierto para recibir a los niños. A uno tras otro tomó en sus brazos y los bendijo, mientras que un pequeñuelo, reclinado contra su pecho, dormía profundamente. Jesús dirigió a las madres palabras de aliento referentes a su obra y ¡cuánto alivió así sus ánimos! ¡Con cuánto gozo se espaciaban ellas en la bondad y misericordia de Jesús al re-cordar aquella memorable ocasión! Las misericordiosas palabras de él habían quitado la carga que las oprimía y les ha-bían infundido nueva esperanza y valor. Se había desvanecido todo su cansancio. Fue una lección alentadora para las ma-dres de todos los tiempos. Después de haber hecho lo mejor que puedan para beneficiar a sus hijos, pueden llevarlos a Jesús. Aun los pequeñuelos en los bra-zos de la madre resultan preciosos a los ojos de él. Y mientras la madre anhele verlos recibir la ayuda que ella no puede darles, la gracia que no puede otorgar-les, y se confíe a sí misma, y a sus hijos en los brazos misericordiosos de Cristo, él los recibirá y los bendecirá; dará paz, esperanza y felicidad tanto a ella como a ellos. Este es un privilegio precioso que Jesús ha concedido a todas las madres.

No desperdicien las Oportuni-dades 30

Cristo bendice a las madres 31

Page 198: Lección 2013a

198Cristo asignaba a los niños un valor tan elevado que dio su vida por ellos. Tra-tadlos como a quienes fueron compra-dos por su sangre. Con paciencia y fir-meza educadlos para él. Disciplinadlos con amor y paciencia. Mientras hagáis esto, llegarán a ser para vosotros una co-rona de regocijo y resplandecerán como luces en el mundo. El niño más peque-ño que ama y teme a Dios es mayor a su vista que el hombre más instruido y ta-lentoso que descuida la gran salvación. Los jóvenes que consagran su corazón y vida a Dios se han puesto, al hacerlo, en contacto con la Fuente de toda sabiduría y excelencia.

El alma del pequeñuelo que cree en Cristo es tan preciosa a sus ojos como los ángeles que rodean su trono. Los ni-ños deben ser llevados a Cristo y educa-dos para él. Debe guiárselos en la senda de la obediencia, y no favorecer la satis-facción de su apetito o su vanidad. Si tan sólo quisiéramos aprender las lecciones admirables que Jesús procuro enseñar a sus discípulos mediante un niñito, ¡cuántas cosas que parecen ahora difi-cultades insuperables desaparecerían! Cuando los discípulos se acercaron a Je-sús y le dijeron: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?... llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os vol-vierais y fuereis como un niño, no en-traréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humillaré como este

Abril

los Herederos del leGado

El Gran valor que poseen los niños 01

El Alma del niño: Un legado precioso 02

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niño, éste es el mayor en el reino de los cielos.”

Los niños reciben la vida y el ser de sus padres, y sin embargo es al poder crea-dor de Dios al que vuestros hijos deben la vida, porque Dios es el Dador de ella. Recuérdese que los niños no han de ser tratados como si fuesen nuestra propie-dad personal. Los hijos son herencia del Señor, y el plan de redención incluye la salvación de ellos tanto como la nuestra. Han sido confiados a sus padres para que éstos los críen en la disciplina y ad-monición del Señor, a fin de que sean preparados para hacer su obra en este tiempo y en la eternidad.

Madres, tratad amablemente con vues-tros pequeñuelos. Cristo fue una vez un niñito. Por amor suyo, honrad a los ni-ños. Consideradlos como un cometido sagrado, no para mimarlos y hacer de ellos ídolos, sino para enseñarles a vivir una vida pura y noble. Son propiedad de Dios; él los ama y os invita a cooperar con él para ayudarles a adquirir un ca-rácter perfecto. Si queréis ir en paz al en-cuentro de Dios, suministrad ahora ali-mento espiritual a su grey, porque cada niño tiene la posibilidad de alcanzar la vida eterna. Los niños y los jóvenes son el tesoro peculiar de Dios.

Es necesario inculcar a los jóvenes la verdad de que sus dones no les pertene-cen. La fuerza, el tiempo, el intelecto, no son sino tesoros prestados. Pertenecen a Dios, y todo joven debería resolverse a darles el uso más elevado; él es una rama de la cual Dios espera fruto; un mayor-domo cuyo capital debe producir renta; una luz para iluminar la obscuridad del mundo. Todo joven y niño tiene una obra que hacer para honra de Dios y ele-vación de la humanidad.

Vi que Jesús conoce nuestras flaquezas, y ha experimentado lo mismo que no-sotros en todo, menos en el pecado. Por lo tanto, nos ha preparado una senda adecuada a nuestra fuerza y capacidad, y como Jacob, ha andado suavemente y con serenidad con los niños según lo que ellos pudieran soportar, a fin de sos-tenernos por el consuelo de su compa-ñía y servirnos de guía perpetuamente. El no desprecia, descuida ni deja atrás a los niños del rebaño. El no nos ha or-denado que avancemos y los dejemos. El no ha viajado tan apresuradamente como para dejarnos rezagados junta-mente con nuestros hijos. ¡Oh, no; sino que ha emparejado la senda de la vida, aun para los niños! Y requiere que los padres, los conduzcan por el camino es-trecho. Dios nos ha señalado una senda adecuada a la fuerza y capacidad de los niños.

Los hijos no son propiedad de los padres 03

Enseñándoles a vivir una vida noble 04

Que adminis-tren bien los dones 05

Cristo nos abrió el camino 06

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Los hijos deben sentir que tienen una deuda con sus padres que los han vigi-lado durante su infancia, y cuidado en tiempos de enfermedad. Deben darse cuenta de que sus padres han sufrido mucha ansiedad por ellos. Los padres piadosos y concienzudos han sentido especialmente el más profundo interés en que sus hijos eligiesen el buen ca-mino. ¡Cuánta tristeza sintieron en sus corazones al ver defectos en sus hijos! Si éstos, que causaron tanto dolor a esos corazones, pudiesen ver el efecto de su conducta, se arrepentirían ciertamente de ella. Si pudiesen ver las lágrimas de su madre, y oír sus oraciones a Dios en su favor, si pudiesen escuchar sus repri-midos y entrecortados suspiros, sus co-razones se conmoverían, y prestamente confesarían sus pecados y pedirían per-dón.

Cuando los hijos lleguen a la edad adul-ta apreciarán al padre que trabajó fiel-mente y no les permitió que cultivasen sentimientos erróneos y cediesen a malos hábitos. “Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” Este es el primer mandamiento con prome-sa. Está en vigencia para los niños y los jóvenes, para los adultos y los ancianos. No hay época en la vida en que los hijos estén excusados de honrar a sus padres. Esta solemne obligación rige para cada hijo e hija y es una de las condiciones

impuestas para que se prolongue su vida en la tierra que el Señor dará a los fieles. Este no es un asunto indigno de aten-ción, sino que es de vital importancia. La promesa se hace a condición de que se obedezca. Si obedecéis, viviréis mu-cho tiempo en la tierra que Jehová vues-tro Dios os da. Si desobedecéis, vuestra vida no se prolongará en aquella tierra.

Se debe a los padres mayor grado de amor y respeto que a ninguna otra per-sona. Dios mismo, que les impuso la res-ponsabilidad de guiar las almas puestas bajo su cuidado, ordenó que durante los primeros años de la vida, los padres es-tén en lugar de Dios respecto a sus hi-jos. El que desecha la legítima autoridad de sus padres, desecha la autoridad de Dios. El quinto mandamiento no sólo requiere que los hijos sean respetuosos, sumisos y obedientes a sus padres, sino que también los amen y sean tiernos con ellos, que alivien sus cuidados, que es-cuden su reputación, y que les ayuden y consuelen en su vejez.

Dios no puede prosperar a los que obran en forma directamente contraria al de-ber que se especifica más claramente en su Palabra, el de los hijos para con sus padres... Si desprecian y deshonran a sus padres terrenales no respetarán ni amarán a su Creador. Cuando los hijos tienen padres incrédulos, cuyas órde-nes contradigan lo que Cristo requiere,

Loh hijos que-dan en deuda con sus padres 07

El trabajo fiel se apreciará 08

Honra a tu pa-dre y a tu madre 09

Dios no prospe-ra a quienes se le oponen 10

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entonces, por doloroso que sea, deben obedecer a Dios y confiarle las conse-cuencias.

En estos postreros días, los hijos se distinguen tanto por su desobediencia y falta de respeto, que Dios lo ha nota-do especialmente. Ello constituye una señal de que el fin se acerca y demues-tra que Satanás ejerce un dominio casi completo sobre la mente de los jóvenes. Muchos no respetan ya las canas. Hay muchos niños que profesan conocer la verdad y no tributan a sus padres el honor y afecto que se les debe, que ma-nifiestan poco amor hacia ellos y no los honran cediendo a sus deseos o tratan-do de evitarles ansiedad. Muchos de los que profesan ser cristianos no saben lo que es “honra a tu padre y a tu madre,” y en consecuencia poco sabrán lo que sig-nifica “porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.”

En esta era de rebelión, los hijos no han recibido la debida instrucción y disci-plina y tienen poca conciencia de sus obligaciones hacia sus padres. Sucede a menudo que cuanto más hacen sus pa-dres por ellos, tanto más ingratos son, y menos los respetan. Los niños que han sido mimados y rodeados de cuidados, esperan siempre un trato tal; y si su ex-pectativa no se cumple, se chasquean y desalientan. Esa misma disposición se verá en toda su vida. Serán incapaces,

dependerán de la ayuda ajena, y espera-rán que los demás los favorezcan y ce-dan a sus deseos. Y si encuentran opo-sición, aun en la edad adulta, se creen maltratados; y así recorren su senda por el mundo, acongojados, apenas capaces de llevar su propio peso, murmurando e irritándose a menudo porque todo no les sale a pedir de boca.

Vi que Satanás ha cegado los intelec-tos de los jóvenes para que no puedan, comprender las verdades de la Palabra de Dios. Tan embotada está su sensi-bilidad que no consideran las órdenes del santo apóstol: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu ma-dre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra [nueva].” “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.” Los hijos que deshonran y desobedecen a sus padres, y desprecian sus consejos e instrucciones, no pueden tener parte en la tierra renovada y purificada. Esta no será para el hijo o la hija que hayan sido rebeldes, desobedientes e ingratos. A menos que los tales aprendan a obe-decer y someterse aquí, nunca lo apren-derán; la paz de los redimidos no será turbada por hijos desobedientes, revol-tosos e insumisos. Nadie que viole los mandamientos puede heredar el reino de los cielos.

La desobedien-cia una señal del Retorno 11

La Era de la Rebelión 12

Satanás estácegando mentes 13

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He visto hijos que no paren tener afecto que conceder a sus padres, ni les expre-san amor y cariño que les deben y que ellos apreciarían, pero prodigan afecto y caricias a los escogidos a quienes mani-fiestan preferencia. ¿Es esto lo que Dios quiere? No, no. Introducid en el círculo del hogar cuantos rayos de sol, amor y afecto os quepan. Vuestros padres apre-ciarán estas pequeñas atenciones que podáis otorgarles. Vuestros esfuerzos por aligerar las cargas, y por reprimir toda palabra de irritación e ingratitud, demuestran que no sois hijos irreflexi-vos, y que apreciáis el cuidado y el amor que os dieron durante los años de vues-tra infancia desamparada.

Niños, es necesario que vuestras madres os amen. De lo contrario, seríais muy desgraciados. ¿No conviene asimis-mo que los hijos amen a sus padres, y revelen este amor por miradas y pala-bras agradables, así como por una coo-peración alegre y cordial para ayudar al padre fuera de la casa y a la madre dentro de ella? Si sois verdaderamente convertidos e hijos de Jesús, honraréis a vuestros padres. No sólo haréis lo que os digan, sino que buscaréis oportunidades de ayudarles. Al obrar así, trabajáis para Jesús. El considera todas estas acciones atentas y serviciales como si las hubie-seis hecho para él. Esta es la clase más importante de obra misionera; y los que son fieles en estos pequeños deberes dia-

rios adquieren una experiencia valiosa.

Los niños y los jóvenes deben empezar temprano a buscar a Dios, porque los hábitos y las impresiones que se adquie-ren temprano ejercen con frecuencia una influencia poderosa sobre la vida y el carácter. Por lo tanto, los jóvenes que quieran ser como Samuel, Juan y espe-cialmente como Cristo, deben ser fieles en las cosas menores, apartándose de los compañeros que se proponen obrar mal y consideran que su vida en el mundo debe consistir en placeres egoístas,

Muchos de los deberes domésticos me-nudos se pasan por alto como cosas sin importancia; pero si se descuidan las pequeñeces, también se descuidarán los deberes mayores. Queréis llegar a ser hombres y mujeres sanos, dotados de un carácter puro, sólido y noble. Comenzad a obrar así en casa; asumid los deberes pequeños y cumplidlos con esmero y exactitud. Cuando el Señor vea que sois fieles en lo poco, os confiará responsabi-lidades mayores. Tened cuidado acerca de cómo edificáis y de la clase de mate-rial que ponéis en la construcción. El ca-rácter que modeláis ahora durará tanto como la eternidad.

Hijos que pier-den el afecto de sus padres 14

Sean recíprocos en el amor 15

Empezar a bus-car temprano a Dios 16

No dejen los deberes domés-ticos 17

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Permitid a Jesús que tome posesión de vuestra mente, vuestro corazón y vues-tros afectos; obrad como obró Cristo, ejecutando concienzudamente los de-beres domésticos, los pequeños actos de abnegación así como las acciones bon-dadosas, aprovechando los momentos con diligencia, manteniéndoos en guar-dia cuidadosa contra los pecados menu-dos y conservando gratitud en vuestro corazón por las pequeñas bendiciones, y mereceréis al fin un testimonio como el que se dio acerca de Juan y Samuel, y especialmente de Cristo: “Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.”

El Señor dice al joven: “Dame, hijo mío, tu corazón.” Al Salvador del mun-do le agrada que los niños y jóvenes le entreguen su corazón. Quizá haya un gran ejército de niños que serán halla-dos fieles a Dios porque andan en la luz, así como Cristo está en la luz. Amarán al Señor Jesús, y se deleitarán en agra-darle. No se impacientarán si fueren re-prendidos, y alegrarán el corazón de sus padres con su bondad, su paciencia y su disposición a hacer todo lo que puedan para ayudar a llevar las cargas de la vida diaria. Serán fieles discípulos de nuestro Señor en toda su infancia y juventud.

Velad, orad y obtened una experiencia personal en las cosas de Dios. Vues-tros padres pueden enseñaros, pueden procurar guiar vuestros pies por sen-das seguras; pero les resulta imposible cambiar vuestro corazón. Debéis entre-garlo a Jesús y andar en la preciosa luz de la verdad que os ha dado. Asumid fielmente vuestros deberes en la vida familiar y por la gracia de Dios podréis crecer hasta alcanzar la estatura a la cual Cristo quiere que llegue un niño en él. El hecho de que vuestros padres observen el sábado y obedezcan a la verdad, no asegura vuestra salvación. Porque aun cuando Noé, Job y Daniel estuviesen en la tierra, “vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán hijo ni hija; ellos por su jus-ticia librarán su vida.”

En la infancia y la juventud podéis obtener experiencia en el servicio de Dios. Haced lo que sabéis es correcto. Obedeced a vuestros padres. Escuchad sus consejos; porque si aman y temen a Dios sienten la responsabilidad de edu-car, disciplinar y preparar vuestra alma para la vida inmortal. Recibid con agra-decimiento la ayuda que quieren daros, y alegrad sus 270 corazones sometién-doos de buen grado a los dictados de su juicio más sabio. Así honraréis a vues-tros padres, glorificaréis a Dios y llega-réis a ser una bendición para aquellos con quienes tratéis.

Obren como Cristo Obró 18

Entrégate al Señor 19

Velen.Oren yVivan para Dios 20

La juventud una era de experien-cias 21

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Pelead la batalla, niños; recordad que cada victoria os coloca en un nivel su-perior al del enemigo. Los niños deben orar para obtener gracia con que resis-tir a las tentaciones que les vendrán, es decir las incitaciones a cumplir su pro-pia voluntad y buscar su propio placer egoísta. Cuando pidan a Cristo que les ayude a prestar un servicio veraz, bon-dadoso, obediente, y a llevar las respon-sabilidades del círculo familiar, él oirá su sencilla oración.

Jesús quiere que los niños y los jóvenes acudan a él con la misma confianza con que van a sus padres. Así como un niño pide pan a su madre o a su padre cuan-do tiene hambre, así quiere el Señor que le pidáis las cosas que necesitáis.... Jesús conoce las necesidades de sus hijos, y se deleita en escuchar sus oraciones. Los niños deben aislarse del mundo y de cuanto apartaría de Dios sus pensa-mientos. Considérense como estando a solas con Dios, cuyo ojo mira lo más ín-timo del corazón y discierne el deseo del alma, y recuerden que pueden conversar con Dios...

Luego, niños, pedid a Dios que haga en vuestro favor lo que no podéis hacer vo-sotros mismos. Decídselo todo a Jesús.

Abridle los secretos de vuestro corazón; pues su ojo escudriña lo más oculto del alma, y lee vuestros pensamientos como un libro abierto. Cuando le hayáis pedi-do las cosas necesarias para el bien de vuestra alma, creed que las recibís, y las tendréis.

Los niños y jóvenes deben ser misione-ros en el hogar y hacer lo que necesita ser hecho por alguien.... Mediante el cumplimiento fiel de las cosas menu-das que os parecen sin importancia, podéis demostrar que tenéis un espíri-tu verdaderamente misionero. Vuestra disposición a ejecutar los deberes que se os presenten, a aliviar vuestra sobre-cargada madre, probará que sois dignos de que se os confíen responsabilidades mayores. No consideráis que lavar los platos sea agradable; sin embargo no os gustaría veros privados de comer el ali-mento puesto en esos platos. ¿Os parece que para vuestra madre el hacer estas cosas es trabajo más agradable que para vosotros? ¿Estáis dispuestos a dejar que vuestra cansada madre realice una tarea desagradable mientras desempeñéis el papel de grandes señores?

Hay pisos que barrer, hay alfombras que sacudir y habitaciones que poner en or-den; y mientras descuidáis la ejecución de esos trabajos, ¿es consecuente de vuestra parte que deseéis responsabi-lidades mayores? ¿Habéis considerado

Los niños tam-bien entran en la batalla 22

Los niños tam-bién pueden acudir a Dios 23

Niños: ¡¡Oren con to-das sus fuerzas!! 24

Cumplimiento fiel del deber 25

Siempre habráalgo que hacer 26

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cuántas veces vuestra madre tiene que atender a todos estos deberes domésti-cos mientras se os exime de ellos para que podáis asistir a la escuela o diver-tiros?

Muchos hijos atienden a sus deberes domésticos como si fuesen tareas des-agradables, y sus rostros indican cla-ramente que así les resultan. Critican, murmuran, y nada hacen con buena voluntad. Esto no es obrar como Cris-to; es manifestar el espíritu de Satanás, y si lo albergáis, seréis como él. Os sen-tiréis desgraciados vosotros mismos y haréis la vida miserable para cuantos os rodeen. No os quejéis acerca de cuánto tenéis que hacer y de cuán poco tiempo tenéis para divertiros; sed antes servicia-les y cuidadosos.

Al dedicar vuestro tiempo a algún traba-jo útil, estaréis cerrando una puerta a las tentaciones de Satanás. Recordad que Jesús no vivió para agradarse a sí mis-mo, y que debéis ser como él. Haced de esto un asunto de principios religiosos, y pedid a Jesús que os ayude. Ejercitando vuestra mente en este sentido, os prepa-raréis para llevar cargas en la causa de Dios así como las llevasteis en el círculo del hogar. Ejerceréis buena influencia sobre los demás y los ganaréis para que sirvan a Cristo.

Para una madre amorosa es difícil ins-tar a sus hijos a que le ayuden cuando ve que no ponen el corazón en su trabajo y fraguan toda clase de excusas para li-brarse de hacer una tarea desagradable. Niños y jóvenes, Cristo os mira. ¿Os verá descuidar el cometido que confió a vuestras manos? Si queréis ser útiles, tenéis la oportunidad de serlo. Vuestro primer deber consiste en ayudar a vues-tra madre, que tanto ha hecho por vo-sotros.

Llevad sus cargas, dadle días agradables de descanso; porque ha tenido muy po-cas vacaciones y variedad en su vida. Vosotros habéis procurado obtener como un derecho todo el placer y la di-versión a vuestro alcance; pero ha llega-do el momento en que os toca alegrar el hogar. Asumid vuestro deber; poneos a trabajar. Mediante vuestra devoción ab-negada, dadle a ella descanso y placer. Se necesitan ahora hombres que, como Daniel, se atreverán a obrar. En el mun-do de hoy se necesita tener un corazón puro y fuerte, y una mano intrépida. Dios quiso que el hombre mejorase constantemente y se elevase diariamente a un peldaño más alto en la escala de la excelencia. Nos ayudará si procuramos ayudarnos a nosotros mismos. Nuestra esperanza de felicidad en ambos mun-dos depende de que progresemos en uno de ellos...

Lo doméstico no es denigrante 27

Cómo cerrar la puerta a las tentaciones 28

Cristo siempre los está mirando 29

Ayuden a sus madres a llevar la carga 30

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206Queridos jóvenes amigos, por breve que sea el tiempo que hayáis llevado una vida licenciosa, producirá una cosecha que amargará vuestra vida entera; una hora de descuido -el ceder una sola vez a la tentación- puede desviar toda la corriente de vuestra vida hacia una di-rección equivocada. Podéis tener una sola juventud; hacedla útil. Después que habéis pasado una vez por el terreno, no podéis rectificar vuestros errores. El que rehusa tener comunión con Dios y se coloca en el camino de la tentación, caerá con seguridad.

Dios prueba a cada joven. Muchos han

disculpado su descuido e irreverencia con el mal ejemplo que les han dado algunas personas de la misma fe y de más experiencia. Pero esto no debiera disuadir a nadie del bien hacer. En el día de las cuentas finales no podréis aducir las excusas que presentáis ahora. Seréis condenados con justicia, porque cono-cíais el camino, pero no escogisteis an-dar en él.

Satanás, el archiengañador, se transfor-ma en ángel de luz y se presenta a los jóvenes con sus engañosas tentaciones, y consigue apartarlos, paso a paso, de la senda del deber. Se lo describe como acusador, engañador, mentiroso, ator-mentador, asesino. “El que hace pecado, es del diablo”. Cada transgresión acarrea condenación sobre el alma y provoca

Mayo

a las Puertas del Corazón

Lo vivido pro-duce cosechas 01

Dios siempre prueba 02

Satanás siempre está listo para atacar 03

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el desagrado divino. Dios discierne los pensamientos del corazón. 428 Cuando se acarician pensamientos impuros, no es necesario expresarlos por palabras o hechos para consumar el pecado y aca-rrear la condenación sobre el alma. Su pureza ya está contaminada, y el tenta-dor ha triunfado.

Todo hombre es tentado cuando es lle-vado por sus propias concupiscencias y seducido. Al seguir sus inclinaciones se aparta del camino de la virtud y del bien verdadero. Si los jóvenes poseyesen in-tegridad moral, en vano se les presenta-rían las más fuertes tentaciones. El acto de tentar es de Satanás, pero el de ceder es vuestro. Toda la hueste de Satanás no tiene poder para forzar al tentado a ce-der. No hay excusa para el pecado.

Mientras algunos de los jóvenes mal-gastan sus facultades en la vanidad y la locura, otros disciplinan sus mentes, almacenando conocimientos, ciñéndose la armadura para entrar en la batalla de la vida, decididos a tener éxito. Pero no pueden hacer de la vida un éxito, por alto que quieran subir, a menos que con-centren sus afectos en Dios. Si quieren volverse a Dios de todo corazón, recha-zando la lisonja de los que en el menor grado pudieran debilitar su buen propó-sito, tendrán fuerza y confianza en Dios. Los que aman la sociedad satisfacen fre-cuentemente este gusto hasta que llega a

ser una pasión dominante.

Vestir bien, concurrir a lugares de di-versión, reír, charlar de asuntos más li-vianos que la vanidad: tal es el objeto de sus vidas. No pueden soportar la lectura de la Biblia ni meditar en cosas celestia-les. Se sienten desgraciados a menos que haya algo que los excite. No tienen en sí el poder para ser felices, sino que depen-den, para tener felicidad, de la compañía de otros jóvenes tan irreflexivos y teme-rarios como ellos. Dedican a la locura las facultades que podrían ser dirigidas hacia propósitos nobles.

El joven que halla gozo y felicidad en leer la Palabra de Dios y en la hora de la oración, es constantemente refresca-do por las corrientes de la Fuente de la vida. Alcanzará una altura de excelencia moral y una amplitud de pensamiento que otros no pueden concebir. La co-munión con Dios estimula los buenos pensamientos, las aspiraciones nobles, la percepción clara de la verdad, y los elevados propósitos de acción. Los que así ponen sus almas en comunión con Dios son reconocidos por él como sus hijos e hijas. Se elevan cada vez más, ob-teniendo visiones más claras de Dios y de la eternidad hasta que Dios hace de ellos conductos de luz y de sabiduría para el mundo. . .

Si seguimos nuesros propios deseos... 04

No malgaste-mos la vida en locuras 05

No dejemos de lado lo primero 06

Lo primero siempre será Dios 07

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Los que moran en Jesús serán felices, alegres y gozosos en Dios. La voz se ca-racterizará por un tono bajo, los actos y la música expresarán la reverencia por las cosas espirituales y eternas, y de sus labios brotará una música gozosa, pues procede del trono de Dios. Este es el misterio de la piedad, que no se puede explicar fácilmente, pero que no por eso deja de ser sentido y gozado. El corazón empedernido y rebelde puede cerrar sus puertas a todas las dulces influencias de la gracia de Dios y a todo el gozo en el Espíritu Santo, pero los caminos de la sabiduría son caminos agradables, y todas sus veredas son paz. Cuanto más estrechamente nos relacionemos con Cristo, más mostrarán nuestras palabras y acciones el poder subyugador y trans-formador de su gracia.

No es seguro para los cristianos esco-ger la sociedad de los que no tienen comunión con Dios y cuya conducta desagrada al Señor. Sin embargo, cuán-tos cristianos profesos se arriesgan en el terreno prohibido. Muchos invitan a sus casas a parientes vanos, superficiales e impíos, y con frecuencia el ejemplo y la influencia de estas visitas irreligiosas producen impresiones duraderas en las mentes de los niños de la casa. La in-fluencia así ejercida es similar a la que resultó de la asociación de los hebreos con los impíos cananeos...

Muchos tienen la impresión de que de-ben hacer ciertas concesiones para agra-dar a sus parientes y amigos irreligio-sos. Como no es siempre fácil trazar la línea divisoria, una concesión preparará el camino para otra, hasta que los que una vez fueron verdaderos seguidores de Jesús, se han conformado en vida y carácter a las costumbres del mundo. Se ha interrumpido la comunión con Dios. Sólo son cristianos de nombre. Cuando llega la hora de prueba, se ve que su es-peranza no tiene fundamento. Se han vendido, junto con sus hijos al enemigo. Han deshonrado a Dios, y en la revela-ción de sus justos juicios, cosecharán lo que sembraron. Cristo les dirá, como dijo al antiguo Israel: “Vosotros no ha-béis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?”

El vinculo de la familia es el más estre-cho, el más tierno y sagrado de la tierra. Estaba destinado a ser una bendición para la humanidad. Y lo es, siempre que el pacto matrimonial sea sellado con inteligencia, en el temor de Dios, y con la debida consideración de sus res-ponsabilidades. El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento, sino un principio. Los que son movidos por el amor verdadero no carecen de juicio ni son ciegos. Enseñados por el Espíritu Santo, aman supremamente a Dios y su prójimo como a sí mismos.

CArácterísticas de la entrega 08

No siempre agrademos a nuestros amigos 09

El amor es un Don de Dios 10

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Los que piensan en casarse deben pesar cada sentimiento y cada manifestación del carácter de la persona con quien se proponen unir su suerte. Cada paso dado hacia el matrimonio debe ser acompañado de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y honrar a Dios. El matrimo-nio afecta la vida ulterior en este mundo y en el venidero. El cristiano sincero no hará planes que Dios no pueda aprobar. Si gozáis de la bendición de tener pa-dres temerosos de Dios, consultadlos. Comunicadles vuestras esperanzas e intenciones, aprended las lecciones que la vida les enseñó y os ahorraréis no po-cas penas. Sobre todo, haced de Cristo vuestro consejero. Estudiad su Palabra con oración.

Contando con semejante dirección, acepte la joven como compañero de la vida tan sólo a un hombre que posea rasgos de carácter puros y viriles, que sea diligente y rebose de aspiraciones, que sea honrado, ame a Dios y le tema. Busque el joven como compañera que esté siempre a su lado a quien sea capaz de asumir su parte de las responsabili-dades de la vida, y cuya influencia le ennoblezca, le comunique mayor refina-miento y le haga feliz en su amor.

“De Jehová viene la mujer prudente”. “El corazón de su marido está en ella con-fiado... Le da ella bien y no mal todos los días de su vida”. “Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se le-vantan sus hijos y la llaman bien aven-turada; y su marido también la alaba” diciendo: “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas”. El que encuentra una esposa tal “halló el bien, y alcanzó la benevolencia de Jehová”

Los jóvenes cristianos deberían tener gran cuidado en la formación de amis-tades y en la elección de compañeros. Tened cuidado, no sea que lo que ahora creéis que es oro puro, se convierta en vil metal. Las relaciones mundanas tien-den a poner obstáculos en el camino de vuestro servicio a Dios, y muchas almas se arruinan por causa de uniones desdi-chadas, ya sean comerciales o matrimo-niales, con aquellos a quienes nunca po-drán elevar ni ennoblecer. Los hijos de Dios no se deberían aventurar jamás en terreno prohibido. El matrimonio entre creyentes e incrédulos está prohibido por Dios. Pero con demasiada frecuen-cia el corazón no convertido sigue sus propios deseos, y se realizan matrimo-nios no sancionados por Dios

Cada paso, cada uno con firmeza y decisión 11

A quien elegir, y luego no arre-pentirse 12

Lamujer Pru-dente viene de Jehová 13

Una buena elec-ción de amista-des 14

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La falta de firmeza y abnegación en tu carácter es un serio inconveniente para obtener una experiencia religiosa verda-dera que no sea como la arena movedi-za. Se debería cultivar la firmeza y la in-tegridad de propósito. Estas cualidades son positivamente necesarias para una vida cristiana de éxito. Si tienes inte-gridad de alma no serás apartado de la rectitud. Ningún motivo será suficiente para moverte de la línea recta del deber; serás fiel y leal a Dios. Las protestas de afecto y amor, los anhelos de la amistad no te conmoverán para abandonar la verdad y el deber; no sacrificarás el de-ber a la inclinación.

Si tú, hermano mío, te sientes tentado a unir los intereses de tu vida a una niña joven, sin experiencia, cuya educación en los deberes comunes y prácticos de la vida diaria es verdaderamente deficien-te, cometes un error; pero esta deficien-cia es pequeña comparada con su igno-rancia en cuanto a su deber para con Dios. No ha estado destituida de la luz; ha tenido privilegios religiosos, pero no ha sentido su desgraciada condición pe-caminosa sin Cristo.

Si en tu ceguera puedes retirarte repe-tidas veces de la reunión de oración,

donde Dios se encuentra con su pue-blo, para gozar de la sociedad de quien no ama a Dios y no halla atractivos en la vida religiosa, ¿cómo puedes espe-rar que Dios haga prosperar semejante unión? No te apresures. No se deberían estimular los matrimonios prematuros. Si tanto las señoritas como los jóvenes no respetan las demandas de Dios, si no prestan atención a las exigencias que los atan a la religión, corren el peligro de no prestar debida atención a los derechos del esposo o de la esposa. Es peligroso el hábito de estar frecuentemente en compañía de la persona de tu elección, y tanto más al precio del sacrificio de privilegios religiosos y de tus horas de oración; sufres una pérdida que no pue-des soportar.

El hábito de permanecer levantado has-ta una hora avanzada de la noche es corriente, pero no agrada a Dios, aun cuando los dos seáis cristianos. Estas horas inoportunas perjudican la salud, inhabilitan la mente para desempeñar los deberes del próximo día, y tienen la apariencia del mal. Hermano, espero que tengas suficiente respeto por ti mis-mo para evitar esta forma de noviazgo. Si sólo tienes en vista la gloria de Dios, procederás con deliberada prudencia. No permitirás que un sentimentalismo amoroso ciegue de tal modo tu visión que no puedas discernir los derechos que Dios tiene sobre ti como cristiano No se han de favorecer los matrimo-nios tempranos. Un compromiso tan importante como el matrimonio y de resultados tan trascendentales no debe

No elijamos a cualquiera 16

No te apresures, Dios te tiene una sorpresa 17

¿Es prudente trasnochar? 18

Cultivar firmeza e inte-gridad 15

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contraerse con precipitación sin la sufi-ciente preparación, y antes se que las fa-cultades intelectuales y físicas estén bien desarrolladas.

Las ideas relativas al noviazgo se fundan en ideas erróneas acerca del casamien-to. Obedecen a los impulsos y a la pa-sión ciega . El noviazgo se rige por un espíritu de flirteo. Con frecuencia los que participan en él violan las reglas de la modestia y de la reserva, haciéndose culpables de indiscreciones, si no trans-greden la ley de Dios. No disciernen el alto, noble y sublime designio de Dios en la institución del matrimonio. Por lo tanto, no desarrollan los afectos más pu-ros del corazón ni los rasgos más nobles del carácter.

No debierais decir una palabra ni rea-lizar acción alguna acerca de las cuales no quisierais que los ángeles las viesen y las anotasen en los libros del cielo. Debéis procurar sinceramente glorifi-car a Dios. Vuestro corazón debe tener únicamente afectos puros, santificados, dignos de quienes siguen a Cristo, que sean de índole elevada y más celestial que terrenal. Cuanto difiere de esto de-grada el noviazgo; y el matrimonio no puede ser santo y honroso a la vista de un Dios puro y santo, a menos que con-cuerde con los elevados principios de la Escritura.

Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deben ceder con dema-siada facilidad, ni dejarse cautivar con prontitud excesiva por el exterior atrac-tivo de quien dice amarlos. Tal como se lo practica en esta época, el galanteo es un plan engañador e hipócrita, que tiene mucho más que ver con el enemigo de las almas que con el Señor. Si en algo hay necesidad de buen sentido común es en esto; pero el hecho es que interviene muy poco en tal asunto.

Se ha hecho costumbre el que [los cor-tejantes] estén sentados hasta tarde por la noche; pero esto no agrada a Dios, aun cuando ambos seáis cristianos. El acostarse tan tarde perjudica a la salud; incapacita la mente para los deberes del día siguiente, y tiene apariencia de mal. Hermano mío, espero que tendrá bastante respeto propio para rehuir esta forma de galanteo. Si desea since-ramente glorificar a Dios, obrará con cautela deliberada. No permitirá que un sentimentalismo amoroso enfermizo le ciegue al punto que no pueda discernir las elevadas demandas que Dios dirige a Vd. como cristiano.

Los ángeles de Satanás velan con los que dedican al galanteo gran parte de la no-

Falsas ideas del noviazgo 19

No hagas cosas que los ángeles no quieran 20

Los impulsos no siempre son seguros 21

Una cita no hasta tarde 22

Satanás toma lista de todas la debilidades 23

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che. Si los ojos de éstos pudieran abrirse, verían a un ángel anotar sus palabras y sus actos. Violan las leyes de la salud y de la modestia. Sería más propio dejar algunas horas de ese galanteo para la vida marital; pero por lo general el ca-samiento acaba con toda la devoción manifestada durante el noviazgo. En esta era de depravación, esas horas de disipación nocturna llevan con frecuen-cia a ambas partes a la ruina. Satanás se regocija y Dios queda deshonrado cuan-do hombres y mujeres se deshonran a sí mismos. Sacrifican su buen nombre y honor bajo el ensalmo de la infatuación, y el casamiento de tales personas no puede solemnizarse bajo la aprobación divina. Se casaron porque la pasión los impulsó, y pasada la novedad del caso, empezarán a comprender lo que hicie-ron.

Satanás sabe exactamente con qué ele-mentos trata, y despliega su sabiduría infernal en diversos ardides para en-trampar las almas y llevarlas a la ruina. Vigila todo paso que se da, hace muchas sugestiones, y a menudo esas sugestiones son 48 aceptadas antes que el consejo de la Palabra de Dios. El enemigo prepara hábilmente esa red tupida y peligrosa para prender a los jóvenes e incautos. A menudo puede ocultarla bajo un man-to de luz; pero los que llegan a ser sus víctimas se asaetan con muchos dolores. Como resultado vemos por todas partes seres humanos que naufragan.

Jugar con los corazones es un crimen no pequeño a la vista de un Dios san-to. Y sin embargo hay quienes mani-fiestan preferencia por ciertas jóvenes y conquistan sus afectos, luego siguen su camino y se olvidan por completo de las palabras que pronunciaron y de sus efectos. Otro semblante los atrae, repi-ten las mismas palabras y dedican a otra persona las mismas atenciones. Esta dis-posición seguirá revelándose en su vida de casados. La relación matrimonial no vuelve siempre firme el ánimo veleidoso ni da constancia a los vacilantes ni los hace fieles a los buenos principios. Los tales se cansan de la constancia, y sus pensamientos profanos se revelarán en actos profanos. ¡Cuán esencial es, por lo tanto, que los jóvenes ciñan los lomos de su entendimiento y sean precavidos en su conducta a fin de que Satanás no pueda seducirlos y desviarlos de la inte-gridad!.

Un joven que se complace en la com-pañía de una señorita y conquista su amistad a espaldas de sus padres no des-empeña un papel noble ni cristiano para con ella ni para con sus padres. Puede ser que mediante comunicaciones y ci-tas secretas llegue a influir en el ánimo de ella, pero al hacerlo no manifiesta la nobleza e integridad de alma que ha de poseer todo hijo de Dios. Para lograr sus fines, los tales desempeñan un papel carente de franqueza, que no concuerda

Satanás es más astuto de lo que crees 24

Un crimen no pequeño 25

Conquistando a escondidas 26

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con las normas de la Biblia, y, demues-tran que no son fieles a quienes los aman y procuran ser sus leales guardianes. Los casamientos contraídos bajo tales influencias no concuerdan con la Pala-bra de Dios. El que quiso desviar de su deber a una hija y confundir sus ideas acerca de las claras y positivas órdenes divinas en cuanto a amar y honrar a sus padres, no es persona que quedaría fiel a sus obligaciones matrimoniales...

“No hurtarás,” fue escrito por el dedo de Dios en las tablas de piedra, y sin embar-go ¡cuántas veces se practica y disculpa el hurto solapado de los afectos! Se per-siste en un galanteo engañoso y en un intercambio de comunicaciones secretas hasta que los afectos de un ser inexper-to, que no sabe en qué puede resultar todo esto, se retraen en cierta medida de sus padres y se fijan en quien, por su misma conducta, se demuestra indig-no de su amor. La Biblia condena toda suerte de improbidad... Sólo Dios cono-ce el pleno alcance de toda la desgracia ocasionada por esta manera solapada de llevar a cabo los galanteos y casamien-tos. Sobre esta roca han naufragado mu-chas almas. En esto cometen terribles errores aun personas que se dicen cris-tianas, cuya vida se distingue por su in-tegridad, y que parecen sensatas en todo otro asunto. Revelan una voluntad obs-tinada que ningún razonamiento puede cambiar. Se quedan tan fascinados por sentimientos e impulsos humanos que no tienen deseo de escudriñar la Biblia ni de estrechar su relación con Dios.

Cuando se ha violado un mandamien-to del Decálogo, es casi seguro que se darán otros pasos hacia abajo. Una vez eliminadas las vallas de la modestia fe-menina, la licencia más vil no parece excesivamente pecaminosa. ¡Ay! ¡Cuán terribles son los resultados de la influen-cia ejercida por las mujeres en favor del mal en el mundo hoy! Las seduccio-nes de “las extrañas” encierran a miles en celdas de cárcel, muchos se quitan la vida y otros muchos tronchan vidas ajenas. ¡Cuán ciertas son las palabras inspiradas: “Sus pies [de la extraña] des-cienden a la muerte; sus pasos sustentan el sepulcro”! Se han colocado faros de advertencia a cada lado del camino de la vida para impedir que los hombres se acerquen al terreno peligroso y prohi-bido; pero, a pesar de esto, son muche-dumbres los que eligen la senda fatal, contra los dictados de la razón, sin tener en cuenta la ley de Dios, y en abierto de-safío de su venganza.

Los que quieran conservar la salud fí-sica, un intelecto vigoroso y una moral sana deben escuchar la orden: “Huye de las pasiones juveniles.” Los que quieren hacer esfuerzos celosos y decididos para detener la maldad que alza en nuestro medio su atrevida y presuntuosa cabeza son odiados y calumniados por todos los obradores de maldad, pero serán honrados y recompensados por Dios. No pongáis en peligro vuestras almas

Otra aplicación del mandamiento 27

Derrumbada la barrera de la modestia... 28

Huye de las pa-siones juveniles 29

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cometiendo los excesos de la juventud. No podéis permitiros el ser descuidados en cuanto a los compañeros que esco-géis.

Un corto tiempo dedicado a sembrar malas acciones, amados jóvenes, produ-cirá una mies que amargará vuestra vida entera; una hora de irreflexión, el ceder una vez a la tentación, puede desviar en la mala dirección toda la corriente de vuestra existencia. Sólo podéis ser jóve-nes una vez; obrad de modo que vuestra juventud resulte útil. Cuando hayáis re-corrido el camino, ya no podréis volver para rectificar vuestros errores. El que rehusa relacionarse con Dios y se expone a la tentación, caerá ciertamente. Dios está probando a todo joven. Muchos han disculpado su descuido e irreveren-cia con el mal ejemplo que les dieron los profesas cristianos de más experiencia. Pero esto no debe impedir a nadie hacer lo recto. En el día de la rendición final de cuentas no os atreveréis a presentar las excusas que invocáis ahora.

Las siguientes palabras de Cristo de-berían ser tomadas en cuenta siempre: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. La gente se casaba, se daba en casamiento hasta el día cuando Noé entró al arca, vino el diluvio y los destruyó a todos. Hoy vemos el mismo apasionamiento en lo que tiene que ver con el casamiento.

Jóvenes, y hombres y mujeres mayores, que deberían actuar con sabiduría y dis-cernimiento en este asunto, se condu-cen como hechizados. Parecería que el poder satánico se apoderara de ellos. El noviazgo y el matrimonio son los temas absorbentes. Se constituyen así los ma-trimonios más indiscretos. Dios no es consultado. Los sentimientos, los deseos y las pasiones humanas echan por tierra todo hasta que la suerte está sellada. El resultado de todo esto es una miseria que no se puede narrar, y Dios acaba siendo deshonrado. El lecho matrimo-nial no es santificado. ¿No debería pro-ducirse un cambio decidido en relación con este asunto tan importante?

Consulta siempre con Dios 31

Un paso mal dado será... 30

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215Instituído por Dios, el casamiento es un rito sagrado y no debe participarse en él con espíritu de egoísmo. Los que pien-san en dar ese paso deben considerar su importancia solemnemente y con ora-ción para procurar el consejo divino a fin de saber si su conducta está en armo-nía con la voluntad de Dios. Las instruc-ciones dadas al respecto en la Palabra de Dios deben estudiarse cuidadosamente. El cielo mira con agrado un casamien-to contraído con el fervoroso deseo de conformarse con las indicaciones dadas en las Escrituras. Si hay un asunto que debe ser considerado con juicio sereno y sin apasionamiento, es el del matrimo-nio. Si alguna vez se necesita la Biblia como consejera, es antes de dar el paso que une a las personas para toda la vida.

Pero el sentimiento que prevalece es que en este asunto uno se ha de guiar por las emociones, y en demasiados casos un sentimentalismo amoroso enfermizo empuña el timón y conduce a una ruina segura.

Es en este asunto donde los jóvenes re-velan menos inteligencia que en otro cualquiera; acerca de él no se puede razonar con ellos. La cuestión del ma-trimonio parece ejercer un poder hechi-zador sobre ellos. No se someten a Dios. Sus sentidos están encadenados, y obran sigilosamente, como si temiesen que al-guien quisiese intervenir en sus planes. Muchos navegan en un puerto peligro-so. Necesitan un piloto; pero se niegan a aceptar la ayuda que tanta falta les hace,

Junio

un PaCto mutuo

Una institución divina 01

Siempre busque-mos consejo 02

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pues se consideran competentes para guiar su embarcación 61 y no se per-catan de que están por dar contra una roca oculta que puede hacer naufragar su fe y su felicidad.... A menos que estu-dien diligentemente esa Palabra [la Bi-blia], cometerán graves equivocaciones que destruirán su felicidad y la de otras personas, para la vida presente y la ve-nidera.

Si los hombres y las mujeres tienen el hábito de orar dos veces al día antes de pensar en el matrimonio, deberían orar cuatro veces diarias cuando tienen en vista semejante paso. El matrimonio es algo que influirá en vuestra vida y la afectará tanto en este mundo como en el venidero... La mayoría de los matri-monios de nuestra época, y la forma en que se los realiza, hacen de ellos una de las señales de los últimos días. Los hom-bres y las mujeres son tan persistentes, tan tercos, que Dios es dejado fuera del asunto. La religión es dejada a un lado como si no tuviese parte que representar en esta cuestión solemne e importante.

Dos personas llegan a conocerse; que-dan infatuadas una de otra, y toda su atención queda absorbida. La razón se ciega y el juicio queda destronado. No quieren someterse a los consejos ni a dirección alguna, sino que insisten en cumplir su voluntad, sin tener en cuenta las consecuencias. Como si fuese alguna

epidemia, o un contagio que debe tener su curso, viene a ser la infatuación que los domina, y parece imposible detener-la.

Los rodean tal vez quienes comprenden que si los interesados llegasen a unirse en matrimonio, sólo podrían resultar desdichados toda su vida. Pero es en vano que les dirijan súplicas y exhor-taciones. Es posible que una unión tal habría de destruir la utilidad de alguien a quien Dios bendeciría en su servicio; pero ni el razonamiento ni la persuasión son escuchados. Nada de lo que pueden decir hombres y mujeres de experiencia resulta eficaz; no tiene poder para cam-biar la decisión a la cual sus deseos los condujeron. Pierden interés 62 en la re-unión de oración y en todo lo que tiene que ver con la religión. Están mutua-mente infatuados, y descuidan los debe-res de la vida como si fuesen asuntos de poca monta.

Cuando tanta desgracia resulta del matrimonio, ¿por qué no quieren ser prudentes los jóvenes? ¿Por qué se em-peñan en considerar que no necesitan los consejos de personas de más edad y experiencia? En los negocios, hombres y mujeres manifiestan mucha cautela. An-tes de iniciar cualquier empresa impor-tante, se preparan para su trabajo. Dedi-can al asunto tiempo, dinero, y mucho estudio cuidadoso, no sea que fracasen

Aumentemos nuestro hábito de oración 03

Cuando la ra-zón se ciega y el juicio se pierde 04

Que la relación no destruya la utilidad de uno 05

La prudencia siempre será lo mejor 06

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en su tentativa.

Al iniciar relaciones que han de llevar al matrimonio, ¡cuánto mayor debiera ser la cautela que se ejerza, en vista de que dichas relaciones afectarán las gene-raciones futuras y la vida venidera! En vez de asumir tal actitud, se las entabla a menudo con bromas y liviandad, a im-pulso de la pasión, con ceguera y falta de serena consideración. La única explica-ción de todo esto es que Satanás se de-leita en ver desgracia y ruina en el mun-do, y teje su red para prender almas. Se regocija al conseguir que esas personas desconsideradas pierdan su gozo en este mundo y su lugar en el mundo venidero.

¿Deben los hijos consultar tan sólo sus deseos e inclinaciones sin tener en cuen-ta el consejo y el juicio de sus padres? Algunos no parecen dedicar un solo pensamiento a los deseos o preferencias de sus padres, ni tener en cuenta el jui-cio maduro de ellos. El egoísmo cerró la puerta de su corazón al afecto filial. Es necesario despertar a los jóvenes con respecto a este asunto. El quinto manda-miento es el único acompañado de una promesa pero bajo el dominio del amor se lo tiene en poco y hasta se lo descono-ce por completo. El desprecio del amor maternal y de la preocupación paterna es uno de los pecados anotados contra muchos jóvenes.

Uno de los mayores errores relacionados con este asunto lo constituye el hecho de que los jóvenes e inexpertos no quieren que se perturben sus afectos ni que al-guien intervenga en su experiencia del amor. Si hubo alguna vez un asunto que necesitara ser considerado desde todo punto de vista, es éste. La ayuda de la ex-periencia ajena y la ponderación serena y cuidadosa de ambos lados del asunto resultan positivamente esenciales. Es un tema que la gran mayoría de las perso-nas trata con demasiada liviandad. Pro-curad el consejo de Dios y de vuestros padres que le temen, jóvenes amigos. Orad al respecto.

Si los hijos tuviesen más familiaridad con sus padres, si confiasen en ellos y les contasen sus gozos y pesares, se ahorra-rían muchos sinsabores futuros. Cuando se sienten perplejos acerca de cuál sería la conducta correcta, presenten a sus padres el asunto como lo ven ellos y pí-danles su consejo. ¿Quién está mejor ca-pacitado que unos padres piadosos para señalarles los peligros? ¿Quién puede comprender como ellos el tempera-mento particular de cada hijo? Los hijos que sean cristianos estimarán más que cualquier bendición terrenal el amor y la aprobación de sus padres temerosos de Dios. Estos pueden simpatizar con sus hijos, así como orar por ellos y con ellos para que Dios los proteja y los guíe. Sobre todo, los conducirán al Amigo y

La cautela siem-pre debe estar presente 07

Los padres deben estar enterados 08

La experiencia ajena siempre ayuda 09

Los padres como buenos consejeros 10

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Consejero que nunca les faltará.

Los padres y las madres deben conside-rar que les incumbe guiar el afecto de los jóvenes, para que contraigan amistades con personas que sean compañías ade-cuadas. Deberían sentir que, mediante su enseñanza y por su ejemplo, con la ayuda de la divina gracia, deben formar el carácter de sus hijos desde la más 64 tierna infancia, de tal manera que sean puros y nobles y se sientan atraídos por lo bueno y verdadero. Los que se aseme-jan se atraen mutuamente, y los que son semejantes se aprecian. ¡Plantad el amor a la verdad, a la pureza y a la bondad temprano en las almas, y la juventud buscará la compañía de los que poseen estas características!

Nunca deben los padres perder de vista su propia responsabilidad acerca de la futura felicidad de sus hijos. El respeto de Isaac por el juicio de su padre era resultado de su educación, que le había enseñado a amar una vida de obedien-cia. Isaac fue sumamente honrado por Dios, al ser hecho heredero de las pro-mesas por las cuales sería bendecida la tierra, sin embargo, a la edad de cuaren-ta años, se sometió al juicio de su padre cuando envió a un servidor experto y piadoso a buscarle esposa. Y el resulta-do de este casamiento, que nos es pre-sentado en las Escrituras, es un tierno y hermoso cuadro de la felicidad domésti-

ca: “E introdújola Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer; y amóla: y consolóse Isaac después de la muerte de su madre.”

“¿Deben los padres- pregunta Ud.- ele-girle cónyuge a un hijo o una hija sin considerar el parecer o los sentimientos de ellos?” Le formulo la pregunta a Ud. como debe expresarse: ¿Debe un hijo o una hija elegir cónyuge sin consultar primero a sus padres, cuando un paso tal tiene que afectar materialmente la felicidad de los padres si tienen algún afecto por sus hijos? ¿Y debe ese hijo o esa hija insistir en su propia conducta, a pesar de los consejos y las súplicas de sus padres? Contesto enérgicamente: No, aun cuando no se haya de casar. El quinto mandamiento prohibe obrar así. “Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Je-hová tu Dios te da.” Este es un manda-miento acompañado de una promesa que el Señor cumplirá ciertamente para con los que obedezcan. Los padres pru-dentes no elegirán cónyuges para sus hi-jos sin respetar sus deseos.

Bajo ningún pretexto débese contraer matrimonio hasta que ambas partes co-nozcan los deberes de la vida doméstica práctica. La esposa debe tener cultura mental y buenos modales, a fin de estar capacitada para educar debidamente a los hijos que le sean dados. Muchas

Padres:estén pendien-tes de sus hijos 11

No perder de vista la felici-dad 12

Los padres, ¿eli-gen la pareja? 13

No casarse has-ta que... 14

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mujeres, tenidas por bien educadas y graduadas con honores en alguna ins-titución de enseñanza, son vergonzosa-mente ignorantes en cuanto a los debe-res prácticos de la vida. Carecen de las cualidades necesarias para la correcta ordenación de la familia, cosa esencial para su felicidad. Pueden hablar de la elevada esfera de la mujer y de sus dere-chos, y, no obstante, estar ellas mismas muy por debajo de la esfera verdadera.

Es derecho de toda hija de Eva poseer un perfecto conocimiento de los debe-res domésticos y ser enseñada en cada ramo de sus ocupaciones. Toda joven debe estar educada de tal modo que si se la llama a ocupar el puesto de esposa y madre pueda presidir como una reina en sus dominios. Debiera ser del todo competente para guiar e instruir a sus hijos y para dirigir a sus sirvientes o, si necesario fuese, suplir con sus propias manos las necesidades de su familia. Tiene el derecho de comprender el me-canismo del cuerpo humano y los prin-cipios de la higiene, lo referente a la dieta y el vestido, el trabajo y la recreación y a un sinnúmero de otras cosas que se rela-cionan íntimamente con el bienestar de su familia. Tiene derecho de obtener un conocimiento de los métodos mejores para el tratamiento de las enfermedades que le permita cuidar a sus hijos cuando estén enfermos en lugar de abandonar sus preciosos tesoros en las manos de enfermeras y médicos extraños.

El concepto de que la ignorancia acerca de la ocupación provechosa constituye una característica esencial del verda-dero caballero o la dama, es contrario al designio de Dios en la creación del hombre. La ociosidad es un pecado y la ignorancia acerca de los deberes ordina-rios es el resultado de la insensatez; y en el resto de la vida dará amplio motivo para lamentarla amargamente.

Las jóvenes piensan que cocinar y hacer otras tareas de la casa es trabajo servil; y por lo tanto, muchas que se casan y deben atender a una familia tienen muy poca idea de los deberes que incumben a la esposa y madre. Debiera ser ley que los jóvenes no se casaran mientras no sepan cuidar de los hijos que pudiera tener la familia. Deben saber cuidar de esta casa que Dios les dio. A menos que comprendan las leyes que Dios estable-ció en su organismo, no pueden enten-der su deber para con Dios o hacia sí mismos.

La educación que los jóvenes de uno y otro sexo que asisten a nuestros colegios debieran recibir en la vida doméstica, merece especial atención. En la tarea de edificar el carácter, es de gran impor-tancia que se enseñe a los alumnos que

El derecho de toda hija de Eva... 15

La ociosidad es un pecado 16

El trabajo doméstico es esencial 17

La educación en nuestros colegios 18

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asisten a nuestros colegios a hacer el tra-bajo que se les asigna y librarse de toda tendencia a la pereza. Han de familiari-zarse con los deberes de la vida diaria. Se les debiera enseñar a cumplir bien y esmeradamente sus deberes domésticos, con el menor ruido y confusión posible. Todo debiera hacerse decentemente y con orden. La cocina y cualquier otra parte de la casa debe tenerse barrida y limpia. Los libros debieran poder guar-darse hasta el momento debido y los es-tudios no debieran ser más que los que sea posible atender sin descuidar los deberes domésticos. El estudio de los libros no debiera absorber la mente con descuido de las obligaciones del hogar, de las cuales depende la comodidad de la familia.

En el cumplimiento de estos deberes debieran vencerse los hábitos de indi-ferencia, incuria y desorden; porque, a menos que se corrijan, esos hábitos se-rán introducidos en toda fase de la vida y ésta verá arruinada su utilidad.Muchos de los ramos de estudio que consumen el tiempo del alumno, no son esenciales para la utilidad y la feli-cidad; en cambio es esencial que todo joven se familiarice con los deberes de la vida diaria. Si fuera necesario, una joven podría prescindir del conocimiento del francés y de la álgebra, o hasta del pia-no, pero es indispensable que aprenda a hacer buen pan, vestidos que le sienten bien y desempeñar eficientemente los diversos deberes pertenecientes al ho-gar.

Para la salud y la felicidad de toda la familia, nada es de tan vital importan-cia como la pericia e inteligencia de la cocinera. Con comidas mal prepara-das y malsanas podría estorbar y has-ta arruinar tanto la utilidad del adulto como el desarrollo del niño. Del mismo modo, al proveer alimentos adaptados a las necesidades del cuerpo y al mismo tiempo atractivos y sabrosos, puede lle-var a cabo tanto en la debida dirección como de otra manera llevaría a cabo en la mala. Así que, en muchos sentidos, la felicidad de la vida está ligada a la fideli-dad con que se desempeñan los deberes comunes.

Se debería prestar más atención de la que comúnmente se concede a los prin-cipios de higiene que se aplican al régi-men alimenticio, al ejercicio, al cuidado de los niños, al tratamiento de los enfer-mos, y a muchos asuntos semejantes. En el estudio de la higiene, el maestro atento aprovechará toda oportunidad para mostrar la necesidad de una per-fecta limpieza, tanto de las costumbres personales como del ambiente en que uno vive.... Enséñese a los alumnos que un dormitorio que reúna todas las con-diciones higiénicas, una cocina limpia, y una mesa arreglada con gusto y salu-dablemente provista lograrán más para la obtención de la felicidad de la familia y la consideración de cualquier visitante sensato, que cualquier conjunto de mue-

Se debe vencer los malos hábi-tos 19

La guardiana de la salud 20

Principios que no deben olvi-darsen 21

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bles costosos que adornen la sala. No es menos necesario ahora que cuando fue enseñada hace mil ochocientos años, por el Maestro divino, la lección: “La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido.”

Vd. tiene peculiaridades de carácter que es necesario disciplinar severamente y dominar resueltamente antes que pue-da contraer matrimonio con seguridad. Por lo tanto no debe pensar en casarse hasta que haya vencido los defectos de su carácter, porque no sería una espo-sa feliz. Vd. no se ha educado para el trabajo doméstico sistemático. No vio la necesidad de adquirir hábitos de la-boriosidad. El hábito de hallar placer en el trabajo útil, una vez contraído, no se pierde jamás. Una persona está entonces preparada para verse colocada en cua-lesquiera circunstancias de la vida, y en condición para hacerles frente. Apren-derá a deleitarse en la actividad. Si haya placer en trabajo útil, su mente se dedi-cará a su ocupación, y no hallará tiempo para ensueños y fantasías.

El conocimiento del trabajo útil comu-nicará a su mente inquieta y descon-tenta energía, eficiencia y una dignidad conveniente y modesta, que impondrá respeto. Muchos que consideran necesa-rio que un hijo sea educado para poder sostenerse en lo futuro parecen creer que es por completo optativo para su

hija el que se eduque o no para ser inde-pendiente y capaz de sostenerse. Por lo general, en la escuela aprende poco de lo que puede recibir uso práctico para ga-nar el pan cotidiano; y al no recibir en la casa instrucción en los misterios de la cocina y de la vida doméstica, se cría totalmente inútil, como una carga para sus padres...

Una mujer a la cual se le enseñó a aten-derse a sí misma está también preparada para atender a otras personas. Nunca será una carga en la familia o en la socie-dad. Cuando la fortuna le sea desfavo-rable, habrá en alguna parte lugar para ella, donde pueda ganarse honradamen-te la vida y ayudar a quienes dependan de ella. Las mujeres debieran prepararse para alguna ocupación en la cual pue-dan ganarse la vida si fuere necesario. Pasando por alto otros empleos hono-rables, toda joven debiera aprender a hacerse cargo de los asuntos domésticos del hogar, debiera ser cocinera, tenedo-ra de libros, costurera. Debiera entender todas las cosas que debe conocer una dueña de casa, sea su familia rica o po-bre. Luego, si llega a sufrir reveses, está preparada para cualquier emergencia; se ve, en cierto modo, independiente de las circunstancias.

El conocimiento de los deberes domés-ticos es de incalculable valor para toda mujer. Hay familias sin cuento cuya

Lo que es necesario disci-plinar 22

Lo que otorga el trabajo útil 23

Cómo preparar-se para servir 24

El conocimien-to de los debe-res domésticos 25

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felicidad queda arruinada por la inefi-ciencia de la esposa y madre. No es tan importante que nuestras hijas aprendan pintura, trabajos de fantasía, música, ni siquiera la “raíz cúbica,” o las figuras de la retórica, como que aprendan a cortar, confeccionar y componer su propia ropa y a preparar el alimento en forma salu-dable y apetitosa. Cuando una niña tie-ne nueve o diez años de edad se debiera exigir de ella que tome sobre sí una par-te de los deberes domésticos permanen-temente, a medida que sea capaz, y se la debiera tener por responsable de la ma-nera en que la desempeña. Fue un padre sabio aquel que, cuando le preguntaron lo que se proponía hacer con sus hi-jas respondió: “Me propongo hacerlas aprendizas de su excelente madre a fin de que aprendan el arte de aprovechar el tiempo y se preparen para ser esposas y madres de familia y miembros útiles de la sociedad.”

En los tiempos antiguos era costum-bre que el novio, antes de confirmar el compromiso del matrimonio, pagara al padre de su novia, según las circunstan-cias, cierta suma de dinero o su valor en otros efectos. Esto se consideraba como garantía del matrimonio. No les parecía seguro a los padres confiar la felicidad de sus hijas a hombres que no habían hecho provisión para mantener una familia. Si no eran bastante frugales y enérgicos para administrar sus nego-cios y adquirir ganado o tierras, se temía que su vida fuese inútil. Pero se hacían arreglos para probar a los que no tenían con que pagar la dote de la esposa. Se

les permitía trabajar para el padre cuya hija amaban, durante un tiempo, que va-riaba según la dote requerida. Cuando el pretendiente era fiel en sus servicios, y se mostraba digno también en otros aspectos, recibía a la hija por esposa, y, generalmente, la dote que el padre ha-bía recibido se la daba a ella el día de la boda...

Esta antigua costumbre, aunque mu-chas veces se prestaba al abuso, como en el caso de Labán, producía buenos resultados. Cuando se pedía al preten-diente que trabajara para conseguir a su esposa, se evitaba un casamiento preci-pitado, y se le permitía probar la pro-fundidad de sus afectos y su capacidad para mantener a su familia. En nuestro tiempo, resultan muchos males de una conducta diferente.

Nadie resulta excusable por carecer de capacidad financiera. De muchos hom-bres se puede decir: El tal es bondado-so, amable, generoso, hombre bueno y cristiano; pero no está capacitado para manejar sus propios asuntos. Cuando se trata de desembolsar recursos, no es más que un niño. Sus padres no le en-señaron a comprender y practicar los principios del sostén propio.

La seguridad del matrimonio 26

Una prueba de los verdaderos sentimientos 27

Nadie tiene excusa 28

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Con una parte del hombre Dios hizo a una mujer, a fin de que fuese ayuda idó-nea para él, alguien que fuese una con él, que le alegrase, le alentase y bendijese, mientras que él a su vez fuese su fuerte auxiliador. Todos los que contraen rela-ciones matrimoniales con un propósito santo -el esposo para obtener los afectos puros del corazón de una mujer, y ella para suavizar, mejorar y completar el carácter de su esposo- cumplen el pro-pósito de Dios para con ellos. Cristo no vino para destruir esa institución, sino para devolverle su santidad y elevación originales. Vino para restaurar la ima-gen moral de Dios en el hombre, y co-menzó su obra sancionando la relación matrimonial. El que creó a Eva para que fuese com-pañera de Adán realizó su primer mila-gro en una boda. En la sala donde los amigos y parientes se regocijaban, Cris-to principió su ministerio público. Con su presencia sancionó el matrimonio, reconociéndolo como institución que él mismo había fundado. Había dispuesto que hombres y mujeres se unieran en el santo lazo del matrimonio, para formar familias cuyos miembros, coronados de honor, fueran reconocidos como miem-bros de la familia celestial. El amor divino que emana de Cristo no destruye el amor humano, sino que lo 85 incluye. Lo refina y purifica; lo ele-va y lo ennoblece. El amor humano no puede llevar su precioso fruto antes de estar unido con la naturaleza divina y dirigido en su crecimiento hacia el cielo. Jesús quiere ver matrimonios y hogares felices.

Como todos los otros buenos dones confiados por Dios a la custodia de la humanidad, el casamiento fue perver-tido por el pecado; pero es propósito del Evangelio devolverle su pureza y belleza... La gracia de Cristo es lo úni-co que puede hacer de esta institución lo que Dios quiso que fuera: un medio de bendecir y elevar a la humanidad. Así pueden las familias de la tierra, en su unidad, paz y amor, representar la fa-milia del cielo. La condición de la sociedad ofrece un triste comentario acerca del ideal que tiene el Cielo para esta relación sagrada. Sin embargo, aun a aquellos que encon-traron amargura y chasco donde habían esperado obtener compañerismo y gozo, el Evangelio de Cristo ofrece solaz.La bendición de Dios en el hogar donde existe esta unión es como la luz del sol que proviene del cielo, porque la volun-tad de Dios ordenó que el hombre y su esposa estén unidos por los santos lazos del matrimonio, bajo el gobierno de Je-sucristo y la dirección de su Espíritu.... Dios quiere que el hogar sea el lugar más feliz de la tierra, el mismo símbolo del hogar celestial. Mientras llevan las responsabilidades matrimoniales en el hogar, y vinculan sus intereses con Jesu-cristo, apoyándose en su brazo y en la seguridad de sus promesas, ambos es-posos pueden compartir en esta unión una felicidad que los ángeles de Dios elogian.

La Ayuda idó-nea para él 29

El matrimonio también fue pervertido 30

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“Dios llama no sola-mente a ministros, sino también a mé-dicos, enfermeros,

colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el po-der de su gracia, y los invita a conside-rar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportuni-dades actuales” Evangelismo, pág. 388

El pueblo de Dios debe recibir la amo-nestación y discer-

nir las señales de los tiempos. Las seña-les de la venida de Cristo son demasiado claras para que se las pongan en duda; en vista de estas cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un pre-dicador vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se des-pierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente a su fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La fal-ta de actividad y fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás. Joyas de los Testimo-

nios, tomo 1, págs. 88, 89

Lecturas Especiales

minutos misioneros

Enero 5

Enero 12

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“Los miembros lai-cos de nuestras igle-sias pueden efectuar una obra que, hasta

aquí, apenas han comenzado. Nadie debe mudarse a lugares nuevos, mera-mente por causa de las ventajas munda-nales; sino que, donde haya oportuni-dad de ganarse la vida, debieran situarse familias que estén bien cimentadas en la verdad, una o dos familias en cada lugar, para trabajar como misioneros. Las tales deben sentir amor por las almas, y una preocupación de trabajar por ellas, y de-ben estudiar cómo traerlas a la verdad. Pueden distribuir nuestras publicacio-nes, realizar reuniones en sus hogares, relacionarse con sus vecinos, e invitarlos a estas reuniones. Así pueden hacer bri-llar su luz por sus buenas obras.” Servicio

Cristiano, pág. 223

“Cuando la iglesia tenga verdadera-mente el espíritu del mensaje, estas fami-

lias aplicarán todas sus energías a la obra de salvar a las almas por las cuales Cris-to murió. Entrarán en nuevos campos. Algunos que no han sido ordenados al ministerio trabajarán como colabora-dores con Dios visitando las iglesias, tratando de fortalecer lo que todavía queda y que está a punto de fenecer. Ha-brá miembros laicos que se mudarán a pueblos y ciudades, y a lugares aparen-temente apartados, para permitir que la luz que Dios les ha dado brille e ilu-mine a los demás. Algunos de aquellos con quienes se encuentren no parecerán ser las personas más promisorias, pero la única pregunta será: ¿Llegarán a estar en armonía con Cristo? ¿Llegarán a ser participantes de su espíritu, de manera que su influencia, por precepto y ejem-

plo, presente los atractivos del Autor de la verdad y la justicia?”

La mejor prepara-ción para trabajar lejos, los misioneros del Maestro la reci-

ben en la familia cristiana donde se teme y se ama a Dios, donde se le adora y la fidelidad ha llegado a ser una segunda naturaleza, donde no se permite desa-tender desordenadamente a los deberes domésticos, donde la serena comunión con Dios se considera esencial para el fiel cumplimiento de los deberes diarios. Los deberes domésticos deben cumplir-se sabiendo que si se ejecutan con el de-bido espíritu comunican una experien-cia que nos habilitará para trabajar por Cristo de la manera más permanente y cabal. ¡Cuánto no podría lograr en los ramos de la obra misionera un cristia-no vivo, al desempeñar fielmente los deberes diarios, al alzar su cruz y al no descuidar deber alguno, por mucho que desagrade a sus sentimientos naturales! Nuestra obra por Cristo debe comenzar con la familia, en el hogar... No hay cam-po misionero más importante que este... Muchos han descuidado vergonzosa-mente el campo del hogar, y es tiempo de que se presenten recursos y remedios divinos para corregir este mal. Hogar

Cristiano, pág. 29

Un hogar piado-so bien dirigido constituye un argu-mento poderoso en

favor de la religión cristiana, un argu-mento que el incrédulo no puede negar. Todos pueden ver que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que el Dios de Abrahán está con ellos. Si los hogares de los profesos cristia-nos tuviesen el debido molde religioso,

Enero 26

Enero 19

Febrero 2

Febrero 9

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ejercerían una gran influencia en favor del bien. Serían, ciertamente, “la luz del mundo.” Hogar Cristiano, pág. 30

“Los deberes do-mésticos deben cumplirse sabiendo que si se ejecutan

con el debido espíritu comunican una experiencia que nos habilitará para trabajar por Cristo de la manera más permanente y cabal. ¡Cuánto no podría lograr en los ramos de la obra misio-nera un cristiano vivo, al desempeñar fielmente los deberes diarios, al alzar su cruz y al no descuidar deber alguno, por mucho que desagrade a sus sentimien-tos naturales!” Hogar Cristiano, pág. 29

Durante los prime-ros años de la vida [de los niños] es cuando se ha de tra-

bajar por ellos, velar, orar y alentar toda buena inclinación. Esta obra debe reali-zarse sin interrupción. Tal vez se le inste a Vd. a asistir a reuniones de madres y de costura, para hacer obra misionera; pero a menos que deje al lado de sus hijos una persona fiel que los instruya comprensivamente, es deber suyo con-testar que el Señor le ha confiado otra obra que de ningún modo Vd. puede descuidar. No puede excederse en el tra-bajo de cualquier ramo sin descalificarse para la obra de educar a sus pequeñue-los y hacer de ellos lo que Dios quiere que sean. Como colaboradores de Cris-to debe llevarlos a él disciplinados y pre-parados.” Hogar Cristiano, pág. 221

“Nada despierta el celo abnegado ni ensancha y fortale-ce el carácter tan-

to como el trabajar por otros. Muchos cristianos profesos, al buscar relaciones

en la iglesia, piensan sólo en sí mismos. Quieren gozar de la comunión de la igle-sia y de los cuidados del pastor. Se hacen miembros de iglesias grandes y próspe-ras, y se contentan con hacer muy poco por los demás. Así se privan de las más preciosas bendiciones. Muchos sacarían gran provecho si sacrificaran sus rela-ciones sociales agradables que llevan al ocio. Necesitan ir a donde sus energías sean requeridas para la obra cristiana, y a donde puedan aprender a hacer honor a sus responsabilidades”. El Ministerio de

Curación, pág. 141

Si los miembros lai-cos de la iglesia se despiertan para ha-cer la obra que pue-

den hacer, y mirando cada uno cuánto puede hacer en la obra de ganar almas para Jesús, emprenden la guerra a su propio costo, veremos a muchos aban-donar las filas de Satanás para colocarse bajo el estandarte de Cristo. Si nuestro pueblo decide actuar de acuerdo con la luz dada en estas pocas palabras de instrucción, veremos por cierto la sal-vación de Dios. Se producirán reaviva-mientos admirables. Se convertirán pe-cadores, y muchas almas serán añadidas a la iglesia. Joyas de los Testimonios, tomo

3, pág. 250

La fuerza de un ejército se mide mayormente por la eficiencia de los

hombres que hay en sus filas. Un ge-neral prudente instruye a sus oficiales para que preparen a cada soldado para el servicio activo. Trata de desarrollar de parte de todos la mayor eficiencia. Si hubiese de depender únicamente de sus oficiales, nunca podría esperar eje-cutar una campaña con éxito. El fía en el

Febrero 16

Febrero 23

Marzo 2

Marzo 9

Marzo 16

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servicio leal e incansable de cada hom-bre de su ejército. La responsabilidad descansa mayormente en los hombres que están en las filas. Y así sucede en el ejército del príncipe Emmanuel. Nues-tro General, quien no perdió nunca una batalla, espera un servicio voluntario y fiel de parte de todo aquel que se alis-tó bajo su estandarte. En el conflicto fi-nal que se está riñendo ahora entre las fuerzas del bien y las huestes del mal, él espera que tomen parte todos, tanto miembros laicos como ministros. Todos los que se han alistado como soldados suyos han de prestar fielmente servicio como tropas siempre listas, con un vivo sentimiento de la responsabilidad que descansa sobre ellos individualmente. Obreros Evangélicos, pág. 332

“Ninguno de noso-tros vive para sí.”* Recuerden los que estén tentados a to-

mar parte en la política que todo paso que den tiene influencia sobre otros. Cuando los predicadores, u otras per-sonas que ocupan posiciones de respon-sabilidad, hacen observaciones acerca de estos asuntos, no pueden recoger los pensamientos que implantaron en las mentes humanas. Bajo las tentaciones de Satanás, pusieron en obra un juego de circunstancias que producirá resulta-dos que ni pueden soñar. Un acto, una palabra, un pensamiento, echado en las mentes del gran concurso de la humani-dad, si lleva el apoyo celestial, produci-rá una cosecha de fruto precioso; pero si es inspirado por Satanás, hará brotar la raíz de amargura, por la cual muchos serán contaminados. Por lo tanto, guár-dense los dispensadores de la gracia de Dios ocupados en cualquier ramo de servicio, y tengan cuidado de la forma

en que mezclan lo común con lo sagra-do. Obreros Evangélicos, pág. 411

“Tened cuidado de conservar el ca-rácter elevado de la obra misionera.

Pregúntense constantemente todos los que están relacionados con nuestras misiones, tanto hombres como mujeres: “¿Qué soy yo, y qué debiera ser y hacer?” Recuerden todos que no pueden dar a otros lo que ellos mismos no poseen; por lo tanto no deben contentarse con sus modos y hábitos naturales, sin tratar de hacer ningún cambio para mejorar. Pablo dice: “Prosigo al blanco.” * Debe haber una reforma constante, progre-so incesante, si queremos perfeccionar un carácter simétrico. El Señor necesi-ta hombres que vean la grandeza de la obra, y entiendan los principios que se han entretejido con ella desde su naci-miento. El no quiere que penetre un or-den de cosas mundanal para ajustar la obra a planes enteramente diferentes de los que él señaló para su pueblo. La obra debe llevar el carácter de su Originador.” Obreros Evangélicos, págs. 477,478

Hay muchas per-sonas que no com-prenden las profe-cías que se refieren

a estos días, y por lo tanto deben ser ilustradas. Es el deber de los centinelas y los laicos dar a la trompeta un sonido certero.- Evangelismo, pág. 146.

Alcen la voz los centinelas ahora, y den el mensaje que es verdad presente para este tiempo. Mostremos a la gente dón-de estamos en la historia profética. -Jo-

yas de los Testimonios, tomo 1, pág. 323

“Cuando la agre-sión religiosa sub-vierta las libertades

MArzo 23

MArzo 30

Abril 6

Abril 13

Page 228: Lección 2013a

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de nuestra nación, aquellos que estén de parte de la libertad de conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Mientras tienen oportunidad, debie-ran por su propio bien adquirir cono-cimiento respecto a las enfermedades, sus causas, prevención y cura. Y aque-llos que hagan esto, por todas partes encontrarán un campo de labor. Habrá sufrientes en abundancia que necesita-rán ayuda, no sólo entre los de nuestra fe sino mayormente entre aquellos que no conocen la verdad” Eventos de los Últimos

Días, pág. 81

“Dios no quiso nun-ca que los miembros laicos de la iglesia se excusasen de tra-

bajar en su causa. “Id también vosotros a mi viña (Mateo 20:4), es la orden del Maestro a cada uno de los que le siguen. Mientras en el mundo haya almas que no se han convertido, deben hacerse los esfuerzos más activos, fervientes, ce-losos y resueltos para su salvación. Los que han recibido la luz deben tratar de iluminar a los que no la poseen. Si los miembros de la iglesia no emprenden individualmente esta obra, demuestran que no tienen relación viva con Dios. Su nombre está registrado como el de sier-vos perezosos. ¿No podéis discernir la razón por la cual no hay más espiritua-lidad en nuestras iglesias? Es porque no colaboráis con Cristo.” Testimonios para

la Iglesia, Tomo 5, págs. 437,438.

“El poder de un ejército se mide mayormente me-diante la eficacia de

sus soldados. Un general sabio instruye a sus oficiales a que entrenen a cada sol-dado para el servicio activo, porque de-sea desarrollarla mayor eficacia posible

en todos ellos. Si tuviera que depender únicamente de sus oficiales, no podría esperar llevar a cabo una campaña de éxito. Cuenta con el servicio leal e in-cansable de todos los hombres que com-ponen su ejército. La responsabilidad descansa mayormente sobre los hom-bres que integran las filas. Lo mismo su-cede en el ejército del Príncipe Emanuel. Nuestro General, quien jamás ha perdi-do una batalla, espera un servicio fiel y voluntario de todos los que se han alis-tado bajo su estandarte. En el conflicto final que actualmente se libra entre las fuerzas del bien y las huestes del malo, él espera que todos, laicos y ministros, ha-gan su parte.” Testimonios para la Iglesia,

Tomo 9, págs. 94.

“No puedo instar demasiado a todos los miembros de nuestras iglesias,

a los que son verdaderos misioneros, a los que creen el mensaje del tercer ángel, a los que respetan la santidad del sába-do; para que consideren el mensaje del capítulo 58 de Isaías. La obra de bene-ficencia ordenada en dicho capítulo es la que Dios requiere que su pueblo haga en este tiempo. Es una obra señalada por él. No nos deja en dudas en cuanto al lugar donde se aplica el mensaje, y al tiempo de su cumplimiento, porque leemos: “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y genera-ción levantarás, y serás llamado repara-dor de portillos, restaurador de calzadas para habitar” (verso 12).” Testimonios

para la Iglesia, Tomo 6, págs. 267-268

“Nuestras iglesias deben colaborar en la obra de cultivar la vida espiritual,

con la esperanza de obtener cosechas

Abril 20

Abril 27

Mayo 4

Mayo 11

Page 229: Lección 2013a

229

repetidas. Existe mucha perversidad a la que se debe hacer frente, mucha frus-tración de planes divinos y esfuerzos dedicados, provocadas por la maldad de los incrédulos; pero la obra debe conti-nuar. El suelo es duro, pero el terreno inculto debe ararse. Hay que sembrar los secretos de la rectitud moral. Maes-tros amados por Dios. No dejéis de tra-bajar, como si temierais al mal tiempo, porque el trabajo que realizáis crecerá constantemente. No os detengáis ni os desaniméis. El que siembra con lágri-mas cosechará con regocijo. “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edifi-cio de Dios” (1 Corintios 3:9). Recordad que no debéis confiar en vosotros mis-mos.” Testimonios para la Iglesia, Tomo 6,

págs. 419-420.

“En campos don-de las condiciones son tan desfavora-bles y desalentado-

ras que muchos obreros se niegan a ir allí, pueden producirse muy notables mejoramientos mediante los esfuerzos de miembros laicos abnegados. Estos humildes obreros lograrán mucho por sus esfuerzos pacientes y perseverantes, pues no confían en el poder humano, sino en Dios, quien les concede su favor. La cantidad de bien que estos obreros logren no se conocerá en este mundo.” -Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 85.

“A LOS miembros individuales de la iglesia les incumbe una obra mucho

mayor de lo que ellos conciben. No se dan cuenta de los requerimientos de Dios. Ha llegado el momento en que deben idearse todos los medios capaces de ayudar a preparar a un pueblo que

pueda subsistir en el día de Dios. Debe-mos estar bien despiertos y negarnos a dejar pasar las oportunidades preciosas sin aprovecharlas. Debemos hacer todo lo que nos resulte posible para ganar al-mas a fin de que amen a Dios y guarden sus mandamientos. Jesús requiere esto de los que conocen la verdad. ¿Es esta exigencia irrazonable? ¿No es nuestro ejemplo la vida de Cristo? ¿No tenemos una deuda de amor para con el Salvador, una deuda que nos compele a trabajar fervorosa y abnegadamente por la sal-vación de aquellos en cuyo favor dio su vida?” -Joyas de los Testimonios, tomo 3,

pág. 248

“Dios nos ha dota-do de facultades y nos ha confiado ta-lentos para que los

empleemos en su servicio. A cada uno asignó su tarea, no simplemente el tra-bajo que debe hacer en sus campos de maíz y trigo, sino una labor fervorosa y perseverante para salvar almas. Cada piedra del templo de Dios debe ser una piedra viva, que resplandezca y refle-je luz al mundo. Hagan los miembros laicos todo lo que puedan; y mientras usan los talentos que ya tienen, Dios les dará más gracia y capacidad. Muchas de nuestras empresas misioneras se ven trabadas porque son muchos los que se niegan a aprovechar las oportunidades de servir que se les ofrecen. Empiecen a trabajar todos los que creen en la ver-dad. Hagan la obra que les resulte más cercana; hagan cualquier cosa, por hu-milde que sea, antes que ser, como los hombres de Meroz, ociosos.” -Joyas de los

Testimonios, tomo 3, pág. 250

“No nos faltarán los recursos si tan sólo queremos avanzar

Mayo 18

Mayo 25

Junio 1

Juni0 8

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confiando en Dios. El Señor está dis-puesto a hacer una obra en favor de los que creen verdaderamente en él. Si los miembros laicos de la iglesia se despier-tan para hacer la obra que pueden hacer, y mirando cada uno cuánto puede ha-cer en la obra de ganar almas para Jesús, emprenden la guerra a su propio costo, veremos a muchos abandonar las filas de Satanás para colocarse bajo el estandarte de Cristo. Si nuestro pueblo decide ac-tuar de acuerdo con la luz dada en estas pocas palabras de instrucción, veremos por cierto la salvación de Dios. Se pro-ducirán reavivamientos admirables. Se convertirán pecadores, y muchas almas serán añadidas a la iglesia. Cuando pon-gamos nuestro corazón en unidad con Cristo y nuestra vida en armonía con su obra, el Espíritu que descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés, descenderá sobre nosotros”-Joyas de los

Testimonios, tomo 3, pág. 250

“No seamos halla-dos durmiendo en la guardia. Nadie diga en su corazón o por

sus obras: “Mi Señor se tarda en venir.” Resuene el mensaje del pronto regreso de Cristo en fervientes palabras de adverten-cia. Persuadamos a hombres y mujeres por doquiera a arrepentirse y huir de la ira veni-dera. Despertémoslos para que se preparen inmediatamente; porque muy poco sabe-mos de lo que nos espera. Salgan los minis-tros y los miembros laicos a los campos que maduran para decir a los despreocupados e indiferentes que busquen al Señor mien-tras puede ser hallado. Los obreros hallarán su mies dondequiera que proclamen las verdades olvidadas de la Biblia. Hallarán quienes aceptarán la verdad y dedicarán su vida a ganar almas para Cristo.” -Joyas de

los Testimonios, tomo 3, pág. 256, 257

“Nuestro pueblo en el sur no debe es-perar la llegada de predicadores elo-

cuentes y hombres de talento; ellos mis-mos deben llevar adelante la obra que el Señor ha colocado delante de ellos, y hacer lo mejor que puedan. El aceptará a hombres y mujeres humildes y obrará a través de ellos, aunque no se trate de personas elocuentes ni altamente educa-das. Hermanos y hermanas míos, elabo-ren planes sabios de trabajo y avancen confiados en el Señor. No abriguen el sentimiento de su propia capacidad y previsión. Comiencen y continúen con humildad. Sean una demostración vi-viente de la verdad. Hagan de la Palabra de Dios su consejera” Testimonios para la

Iglesia, Tomo 7, págs. 216

“¿Podemos darnos cuenta de cuánta gente en el mundo observa nuestros

movimientos? De donde menos lo es-peramos se oyen voces que nos instan a proseguir nuestra obra de dar al mundo el último mensaje de misericordia. ¡Des-pierten, pastores y laicos! Apresúrense a reconocer y aprovechar cada oportuni-dad y ventaja que les ofrezcan los giros de la rueda de la Providencia. Tanto Dios como el Señor Jesucristo y los án-geles celestiales trabajan con intensa ac-tividad con el fin de detener la fiereza de la ira de Satanás, para que los planes di-vinos no sean menoscabados. Dios vive y reina. El es quien conduce los asuntos del universo. Que sus soldados marchen hacia la victoria. Que haya unidad per-fecta en sus filas. Prosigan la batalla has-ta los portales. El Señor obrará en favor suyo como poderoso” Testimonios para la

Iglesia, Tomo 7, págs. 16,17.

Junio 15

Junio 22

Junio 29

Page 231: Lección 2013a

231

Directorio Nacional

Sede Principal:

Unión Colombiana

Calle 35 A Sur 26F-48 / Bravo Páez (Bogotá)

Teléfonos: 7303410 - 7206685 Fax: 7204185

Sociedad Misionera InternacionalSeventh-Day Adventist - Reform Movement

¡EncuEntra tu IglEsIa!

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asociación centraL

AraucaBoyacáBogotá D.C.CasanareCundinamarcaMetaTolima

•Acacias,Calle 10A Nº 26-26, 6564490•Aguazul,Carrera 21 Nº 8-21 - B/ Sevilla •Arauca,Carrera 10 N° 24-34 – B/ La Unión, 320 410 4399•Barbosa,Calle 4 Nº 6-53 - B/ Gaitán, 3123829906•Bogotá,Central-Calle 35A Sur 26F48 – B/ Bravo Páez, 7303410•Bogotá,ElPortal-Transversal 5 C N° 50A-18 Sur, 5670347•Bogotá,Kennedy-Carrera 73C Nº 35C-83 Sur, 2734318•Chiquinquirá,Calle 4 Nº 3A-26 - B/ Apayares, 3203183171•Fusagasugá,Calle 18 Nº 1ª-04 - B/ El Mirador, 8865615•Girardot,Calle 14 Nº 6-62 - Alto De La Cruz, 8351133•Granada,Calle 30 Nº 4-45, 583443•Ibagué,Carrera 3 Nº 33B-15 - B/ Departamental, 2658520•MedellínDelAriari,Carrera 6 N° 2-20, 313 401 2788/ 311 473 30082•Páramo,Vereda Pauna, 3143491961•Pauna,314 349 1961 / 321 270 4313•PuebloNuevo,Vereda Nilo, 3133235890•Saravena,Calle 29 Nº15-41 B/. El Centro, 3112287468•Sogamoso,Calle 14 N° 28-46 – B/ Libertador, 7702093/ 3204236999•Tame,Carrera 15 N° 15-11, 311 449 4904•Varsovia, Vereda Cunday (Tolima), 3125410143•Villavicencio,Carrera 38 N° 36-20 – B/ Barzal, 310211 6736

Page 233: Lección 2013a

233

asociación nororientaL

AtlánticoBolivarCesarCórdobaMagdalenaNorte de SantanderSantanderSucre

•Barrancabermeja,Carrera 35 Nº 36-142 - B/ Antonia Santos, 6108058•Barranquilla,Carrera 8 Nº 45B-68 - B/ Santuario, 3038772•Bucaramanga,Calle 20 Nº 11-64 - B/ Guanatá, Floridablanca, 6393783•Bucaramanga,Carrera 13C Nº 103-19 - B/ Jardines Coaviconsa •Bucaramanga,Central Carrera 10 Nº 13-88 - B/ Gaitán, 6713537•Cartagena,Manzana 5 Lote 17 Calle Bogotá B/ Carmelo, 6571931 / 320 539 1524•Cereté,300 794 2941•Cúcuta,Calle 7 Nº 1-103 - B/ Chapinero, 5788372•Magangué,Carrera 35 Nº 14-50 - B/ Delicias •Ocaña,Carrera 11B Nº 5C-30 - B/ Delicias, 5694527•Pailitas,Carrera 11 Nº 5-35 - B/ 11 De Abril, 5287598•Providencia,Buenavista, Vía Magangué, 3114067230•PuertoWilches,Carrera 6 N° 8-62 – B/ San Rafael, 321 371 5993•SanAlberto,Calle 1C N° 1C-23 – B/ Primero De Abril•SanPablo,Carrera 10 Nº 16-60 - B/ Santander, 3112380505•Santana,Vereda De Tierraalta, 313 202 5561 / 320 599 4327•SantaRosa(SurdeBolívar),Carrera 13 N° 13-44 - B/ Las Acacias, 313 484 4356•SantoTomás,B/ San José, 8790566•Sincelejo,Carrera 46 N°12-89 - B/ Libertad, 2814315•TrinidadAlta,Vereda De San Alberto, 5652072•Valledupar,Calle 18 Nº 9C-35 - B/ Jorge Dangond, 5702024•VillaDelRosario,Calle 3ª Nº 5-03 - B/ Fátima, 4304080

Page 234: Lección 2013a

234

asociación occidentaL

AntioquiaCaldasChocóRisaraldaQuindíoValle del Cauca

•Alcalá,Calle 3ª Nº 10-48, 2004861•Cali,Calle 40 Nº47b-06 - B/ Mariano Ramos, 3277822•Cartago,Carrera 6ª Nº 2-56 - B/ Collarejo, 2118705•Dosquebradas,Calle 41 Nº 10B-12 - B/ Buenos Aires, 3323014•Irra,Orilla Río Cauca, 321 801 1700•LaUnión,Carrera 20 Nº 13-48 - B/ La Cruz, 3114415325•Manizales, Calle 64 Nº 34A-75 - B/ Fátima, 8787503•Manzanares, Carrera 4 Nº1a-119 - B/ Tres Esquinas •Medellín, Central, Calle 79 Nº 50Bb-45 - B/ Campo Valdés, 2121146•Medellín, Kennedy, Carrera 74C Nº 89-4 Piso 2 - B/ Kennedy, 4428238•Melenas, Vereda De Tuluá, 310 434 6956 / 311 632 5595•Morroplancho,Vereda Tuluá, 310 434 6956 / 311 632 5595•Quibdó,Calle 24 Nº 4-66 - B/ Yesca Grande, 311 319 6720•Quinchía,Avenida Córdoba Nº 11-80, 312 231 0471•SantaRosaDeCabal,Carrera 16 Nº 27-20, 3646081•Tulúa, Calle 19ª Nº 35ª-74 - B/ Pueblo Nuevo, 311 635 5595 •Turbo,Manzana 2 Calle 101 Nº 17-50, 8274006 / 313 851 7030•Zarzal, 3114415325

Page 235: Lección 2013a

235

asociación sur

CaquetáCaucaHuilaPutumayoTolima

• Acevedo,Carrera 2 Nº 5-22, 8317362• Algeciras,Km 3½ Casa 61 Vía Al Paraíso, 8382365• Buenaventura,Vereda Orito (Putumayo), 3112822642• Canoas,Vereda Neiva, 3115022349• Curillo,Carrera 4E Bis Nº 1ª-18 - B/ El Jardín, 4203057• Floragaita,Vereda Neiva, 3115022349• Florencia,Carrera 9B Nº 7-40 - B/ Estrella, 4353628• Garzón,Calle 4 N°13-58• LaHormiga,B/ Divino Niño (Valle Del Guamuez), 3203343836• LaPlata,3133500852• Macarena,Calle 7A N° 3-62 - B/ Antonio Nariño, 3115760263• Maranata,Vereda Villanueva - Valparaíso, 3125026148• Mocoa,3114415916• Neiva,Carrera 54 Nº 23-18 - B/ Las Palmas, 8776833• Palermo, Carrera 3 Nº 10-19 - B/ Fátima, 3115289610• Pasto, Manzana 14 Casa 7 4ª Etapa - B/ Sumatambo, 7227106• Piedramarcada, Vereda Vegalarga (Huila), 3124970044• Pitalito,Calle 4B Nº 21A-17 - Urb. Las Américas, 3132608863 • Popayán,Carrera 27A Nº 7-66 - B/ Santa Helena, 8219766• PuertoLeguízamo,Carrera 1ª Nº 7-33 - Centro • SanFelipe,Vereda Cumaral (Nariño), 3127802731• SanPedro, Vereda Valparaíso (Caquetá), 3125026148• SanVicente, Calle 10 Nº 10A Este-31 - B/ Brisas De Marsella, 3107922343• Valparaíso,Carrera 8 Nº 5-76, 3125026148

Page 236: Lección 2013a

236

Guía para la Lectura de

la biblia en un año

Gén. 1,2Gén. 3-5Gén. 6-9Gén. 10,11Gén. 12-15Gén. 16-19Gén. 20-22Gén. 23-26Gén. 27-29Gén. 30-32Gén. 33-36Gén. 37-39Gén. 40-42Gén. 43-46Gén. 47-50Éxo. 1-4Éxo. 5-7Éxo. 8-10Éxo. 11-13Éxo. 14-17Éxo. 18-20Éxo. 21-24Éxo. 25-27Éxo. 28-31Éxo. 32-34Éxo. 35-37Éxo. 38-40Lev. 1-4Lev. 5-7Lev.8-10Lev. 11-13

Lev. 14-16Lev. 17-19Lev. 20-23Lev. 24-27Núm. 1-3Núm. 4-6Núm. 7-10Núm. 11-14Núm. 15-17Núm. 18-20Núm. 21-24Núm. 25-27

Núm. 28-30Núm. 31-33Núm. 34-36Deut. 1-3Deut. 4, 5Deut. 6, 7Deut. 8, 9Deut. 10-12Deut. 13-16Deut. 17-19Deut. 20-22Deut. 23-25Deut. 26-28Deut. 29-31Deut. 32-34Jos. 1-3

Jos. 4-6Jos. 7-9Jos. 10-12Jos. 13-15Jos. 16-18Jos. 19-21Jos. 22-24Juec. 1-4Juec. 5-8Juec. 9-12Juec. 13-15Juec. 16-18Juec. 19-21Rut 1-41 Sam. 1-31 Sam. 4-71 Sam. 8-101 Sam. 11-131 Sam. 14-161 Sam. 17-201 Sam. 21-241 Sam. 25-281 Sam. 29-312 Sam. 1-42 Sam. 5-82 Sam. 9-122 Sam. 13-152 Sam. 16-182 Sam. 19-212 Sam. 22-241 Rey. 1-4

1 Rey. 5-71 Rey. 8-101 Rey. 11-131 Rey. 14-161 Rey. 17-191 Rey. 20-222 Rey. 1-32 Rey. 4-62 Rey. 7-102 Rey. 11-142 Rey. 15-172 Rey. 18, 192 Rey. 20, 212 Rey. 22-251 Crón. 1-31 Crón. 4-61 Crón. 7-91 Crón. 10-131 Crón. 14-161 Crón. 17-191 Crón. 20-231 Crón. 24-261 Crón. 27-292 Crón. 1-32 Crón. 4-62 Crón. 7-92 Crón. 10-132 Crón. 14-162 Crón. 17-192 Crón. 20-22

2 Crón. 23-252 Crón. 26-292 Crón. 30-322 Crón. 33-36Esd. 1-4Esd. 5-7Esd. 8-10Neh. 1-3Neh. 4-6Neh. 7-9Neh.10-13Est. 1-3Est. 4-7Est. 8-10Job 1-4

Job 5-7Job 8-10Job 11-13Job 14-17Job 18-20Job 21-24Job 25-27Job 28-31Job 32-34Job 35-37Job 38-42Sal. 1-3Sal. 4-6Sal. 7-9Sal. 10-12Sal. 13-15

Sal. 16-18Sal. 19-21Sal. 22-24Sal. 25-27Sal. 28-30Sal. 31-33Sal. 34-36Sal. 37-39Sal. 40-42Sal. 43-45Sal. 46-48Sal. 49-51Sal. 52-54Sal. 55-57Sal. 58-60Sal. 61-63Sal. 64-66Sal. 67-69Sal. 70-72Sal. 73-75Sal. 76-78Sal. 79-81Sal. 82-84Sal. 85-87Sal. 88-90Sal. 91-93Sal. 94-96Sal. 97-99Sal. 100-104Sal. 103-105

Enero

Junio

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