limericks (el libro del sinsentido), de edward lear

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Introducción y versión española de Juan Rivano. De la contraportada del libro: "Juan Rivano, en su versión española de los Limerick, entrega los elementos para comprender y hacerse cargo de un autor que desbordó imaginación, talento y sensibilidad acerca de una cualidad humana que es un ingrediente básico del espíritu: el sinsentido".

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Page 1: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

EDX(/APDtfAP

8¡rnerie&s(et UUro d.el Sinsenid)

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BfBLIOTECA NACIONAL

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IEDU/^\IRID lLIiAtR :5 r C J

LIM ERICKS(El libro del Sinsentido)

INTRODUCCION Y VIRSION TSPANOLA

DE

JUAN RIVANO

-

: €"* tt tt"rb^* "r/-*t¿ &/*rn+

HIl:l!]AI-I,I]NDTiBRA VO Y

Page 3: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

TÍtulo originalA Book of Lear

TraducciónJuan Rivano Sandoval

DibujoEdward Lear

Caligr¿fíaNelson Pére¿

Íieprohfbecualquiertipode¡eproduccióntotalop¡rcial.Ningunapartcdees!clibro puede ser reproducida, tmnsmrLida o almacenada, sea por pmccdimientosmecánicos, ópticos o qu{micos, incluidas las fotocopias. El editor autoriza ciLas

en reyistas, diarios o libros, siemp¡e qüe se mcncione la fuente.

o Bravo y Allende Editores

Primera edición,'1992lnscripción N" 84.263

¡sBN N' 956 7003-14-9

Composición láse r

Silva y Cia Ltda.

Se terminó de lmprimir en los talleres deEditorial Universitaria S.A.

Octubre'1992Santiago - Chile

lmpreso en chilePrinted in chile

Page 4: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

NOTA PRELIMINAR

Los "deliciosos limer¡cks" de Edward Lear, celebraMario Praz en su Histor¡a de la Literatura lnglesa, conjunta-mente con las fantasías surrea¡¡stas de Lewis Carroll, iluminanel adusto mundo victoriano. Y si la excentricidad en laconducta es una constante cultural en lnglaterra, Lear sed¡st¡ngue entre otras cosas, por sus v¡ajes en busca de saluden la infaltable compañía de su gato. Un gato, en verdad, guíael barco de los cuatro pequeños que viajan alrededor delmundo, y un indescriptible cocinero, el v¡ejo " Ouangle Wangle"(similar al " Boojum" de La Caza del Snark de Carroll) lesprepara las com¡das y hace el té en una g¡gantesca tetera.

Las r¡mas s¡nsent¡do de Lear term¡naron por ocultar ellado serio del artista, que contribuyó con espléndidas ¡lustra-ciones -anatóm¡cas, zoológ¡cas y topográf¡cas- a ¡a cienciade su época. su gran am¡go y adm¡rador, el poeta laureadoAlfred Lord Tennyson {cuyo libro de Poemas de 19B9 Ilevagrabados de Lear) lo recuerda en su epitaf¡o para la tumba delartista en San Remó como "un generoso talento para contantos", y un "paisaj¡sta de muchas tjerras".

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El "l¡merick" de Lear surge de una perspect¡va infant¡lsobre la conducta humana que apunta verídicamente a sudesmedrada cond¡c¡ón. La intel¡gente introducc¡ón del profe-sor Juan R¡vano que precede a su versión de un gruponumeroso de estos l¡mericks, sugiere los distintos nivells decomprensión que pueden intensificar el deleite que los versose ¡lustrac¡ones producen.

Este trabajo de Juan R¡vano, para el cual está singular_mente capac¡tado por su caljdad de f¡lósofo, consigue rescatarpara nuestra cultura un monumento que pensábamos estar¡nstalado inamoviblemenle dentro de¡ ámbito ang¡o_parlante.Su brillante versión responde a las ex¡gencias que señalaGeorge Steiner para la traducción un .u

"iá.¡"u obra Después

de Babel; los detalles y fuerzas múlt¡ples que el texto pone enjuego sólo los puede rescatar y expresar alguien que entiendade qué se trata, es decir, que se haya virtualmente sumergidoen el mundo del autor para poder así conocer las clavesl Eneste sentido, estimo que los textos cle Rivano no sufrenpérdida mayor en relación con los originales, Estoy seguro queel lector actual va a encontrar en ellos el frescor y lu

-uig"r,ciu

del texto inglés de '1842, y sin duda, los relacionará conlodn.los movim¡entos del absurdo o del s¡nsentido desde la"Patafísica" de Alfred Jarry hasta la ingeniosa,,anti_poesía,, deNica nor Parra.

Rodolf o RojoProfesor de Literatura Inglesa

Universidad de Chile

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INTRODUCCION

No se me ocurre rnás que mafttener el término inglés,limerick, para referirme a la estrofa que eligió gUwar¿ iearcomo elvehículo preferido de su peculiar poesía. Es nombreque le viene de Limerick, pueblo situado en el oeste delrlanda. Dicen que era costumbre en fiestas corear altérmi-no de una copla con versos disparatados con el estr¡b¡l¡oWill you come up to Lírnerick? Se encuentran estrofas cons_tru¡das en la forma y estilo del linerickya a com¡enzos dels¡glo XIX. El m¡smo Lear ref¡ere en la introducc¡ón a susegundo libro, More Nonsense, aparecido en 1g72, que suslimericks salieron en profusión a part¡r de la .ug"rencia quele hizo un am¡go estimado. Nada de insignificante estásugerencia, como podemos apreciar leyendo los famososlimericks cle este autor.

Hace muchos años, cuando pasaba lo más deltiempo en una casa de campo donde abundaban losn¡ños y la alegría, un amigo est¡mado me sugir¡ó laslíneas que comienzan ,,Habitaba un anc¡áno enTobag6"* como una forma de versificación que per_mitía una variedad s¡n lím¡te de r¡tmos y dibujosj y apartir de allí, con Ia misma pluma se originaron en sumayoría los dibujos y versos del primer libro, Book ofNonsense; nad ie me as¡stió en manera n ing una, comono fuera la delicia tumultuosa y la bienveÁida ante Iaaparición de cada nueva absurdidad.

* El Limerick completo reza:

There was an old man from Tobagoliv'd long on rice-gruel and sago;but at last, to h¡s blissthe physician said th¡s:"To a roast leg of mutton you may go,,

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Es común tamb¡én refer¡r los orígenes del /lmerlcka las"nanas" o versos que se cantan a los pequeñ¡nes y quesuelen traer nombres absurdos y relatar h¡stor¡as descabe-lladas. Yo estuché en mi n¡ñez ésta:

Pimp¡r¡gallo monta a caballocon las espuelas de su tocayo,

que las nanas cantaban con el pequeño montado en lasrod¡llas. También escuché arrullar con esta "nana":

Duérmete, mi niño.du érmete, mi amor,con los ang elitosde San Juan de Dios.

S¡ ilustráramos esta cuart¡lla como hace Lear con cadauno de sus limericks quedaría n a la vista la aplicación absur-da que cont¡ene. I\4ucho más, s¡ ¡lustráramos ésta que escuchétambién y que debe haber sido creada por una herman¡ta unpoco fastidiada, deseosa de terminar con el negocio y correra jugar a la ronda:

Duérmete, mi n iño,que viene la vacaa comerte el p...porq ue tiene c...

Estas "nanas" de absurdo picante logran, pienso yo,dos cosas: que la guagua que sólo oye un ritmo monótonose quede dormida; y que los pequeños que escuchan sediviertan. Acaso querrán tamb¡én ellos acunar a su hermanitacon la licencia de decir en voz alta palabras prohibidas yexpresar fantasías crueles. No sé s¡ por aquí habrá cam¡nopara que la composición con absurdos encuentre públicoentre los n¡ños.

¿Encuentra públ¡co? En nuestros medios culturalesme parece que no es fácil responder a esta pregunta. Re-

cuerdo los paseos que hacen en grupo los escolares. Alregreso, s¡empre cantan y no es infrecuente que se cuele el

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sinsentido en sus canc¡oÍtes. por ejemplo, con la frase ,,so-

bre las ondas de un ancho mar", formaban ,,sabra las andas

da an ancha mar" y seguían con tocjas las vocales hastaterminar en "Subru lus undus du un unchu mur,'. También.m¡entras el bus volaba c¡e regreso, cantaban: ,,¡eue se lecorten los frenos y se Ie funda el motor!,,. En un disco clecanciones infantiles he escuchado estrofas como ésta:

Yo he perd¡do el fa de mi clarinete,de m¡ clar¡nete yo he perdido el fa.¡Ay, si lo sabe mi papá, tralalá,la paliza que me da!

En el caso del mundo de habla inglesa o, por lomenos, entre los británicos, parece que el sinsent¡do litera_rio tiene gran público. Fsto, por la muestra que ofrecenescritores de tanto éxito entre los niños, como Edward Leary Lewis Carrol. En nuestros medios, nunca encontré un n¡ñoque al escuchar una composición con absurdos fuera másallá de reír. Quiero decir. nunca encontré un receptor comoesa del¡c¡osa Al¡ce L¡ddell que pedÍa ,,iMás, más1,, cuandoLewis Carrol le contaba h¡storias absurdas. Con las historiasgraciosas, ríen y piden más los n¡ños nuestros. pero nopiden que sean h¡storias absurdas, ch¡stes d¡sparatados. Laalfombra que vuela, la varita que devuelve la vida, sonabsurdos de la mejor especie, pero nuestro niño no losextrae de la envoltura ma ravillosa en que vienen. Se q ueda ncon la maravilla.

Por lo demás, l¡teratura infantil del s¡nsent¡do no tene_mos. No es común. C¡erto, en tocla líteratura infantil enmayor o menor grado aparece el sinsentido y están a lavista, en las "nanas", en las rondas, los.juegos de prenda,los trabalenguas y adivinanzas, las semjllas y retoños deuna literatura ¡nfant¡l del s¡nsentido, pero, es verdad. tam-bién, que en ninguna parte ha alcanzado el status respeta-ble que encontramos en las Islas Británicas.

Así, se hace sent¡r una división que seguramente esválida entre ing leses, pero que cobra más evidencia y exten-

I

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sión cuando otras culturas toman nota de esta literaturainfant¡l delsinsent¡do. l\4 e refiero a la distinción entre lecturainfant¡ly lectura adulta de esta literatura. Porque a nosotTos,por ejemplo, chilenos, no nos llega esta literatura en nuestraniñez. Por mucho que en nuestra infancia "corra el anillo porun pon¡llo" o "venga la vaca a comeTnos el popó", la expe-riencia de la construcción poét¡ca con absurdos no la tuvimos plenamente, ni mucho menos.

E.N. Tigerstedt, que introduce una versión sueca delas limericks de Lear, da por sentado que hay esas doslecturas del sinsentido literar¡o: adulta e infantil. Da porsentado también que se dan en un mismo sujeto: la lecturédel niño, y, después, la leclura del mismo niño hecho hom-bre. Por ejemplo, leyendo el l¡merick de esa dama que sindarse cuenta metió a su marido en el horno, al niño --d¡ceTigerstedt- se le ponen los pelos de punta, aunque no damás cons¡deración al incidente. Pero,

en lectura adulta poster¡or no tarda en ver que trasla experiencia hilarante y la cruel imaginación hayseriedad y hay a ng ust¡a.

No veo que en Suecia haya lectura infantil de loslime ricks de Lea r y después lectu ra ad u lta. La verdad. no veoque en Suecia haya s¡qu¡era lectura adulta de esta literatura.Ni me parece que en ninguna parte haya Iectura infantil. nique abunde la lectura adulta.

Lo que no quita la distinción: lectura infant¡1, lecturaadulta. ¿Cómo lee el niño los límer¡cksde Lear? Supongo quelos británicos adultos saben responder a esta pregunta,porque ellos m¡smos leyeron una vez siendo niños. Pero,nosotros no lo hicimos y para formarnos una noción de larespuesta no nos queda más que esforzarnos por recordarnuestra reacción al sinsent¡do cuando éramos niños: las"nanas". rondas, trabalenguas y adivinanzas:

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Soy la redondez del rnundo,sin mí no puede haber Dios,papas y cardena les, sí,pero pontífices no.

¡Dios de los Cielosl ¿Oué cosa espantosa será? ¡Gran-de t¡ene que ser! Un globo enorme con tocjo el Vaticanoadentro !

Hay pues un pequeño problema con estos limericksdeLear. ¿Son prop¡amente para niños? ¿No serán para adul-tos? ¿O son para niños y adultos? ¿Y si no fueran ni paraunos ni para otros? Entonces no habría problema. Nadie losleeria de todas maneras. Se publicaran o no, igual los leeríana die. ¡Ja, ja, ja!

De donde sa¡e otra cuestión. La verdad, pudo presen-tarse s¡n sa lir de ninguna parte. Me refiero a la cuestión delsinsent¡do. Este es un terreno minado de paradojas. Sentidodel s¡nsentido, para empezar; sinsentido del sent¡do, paraterm¡nar. Entre estos opuestos, muchas especies: sinsentidológico, paradojas, absurdos, contradicciones; s¡nsent¡dogramatical, equívocos. ambigüedades, disparates, juegosde palabras; sinsentido retórico, irorlía, hipérbole. carica-tura, eufemismo. pa rod ia.

Pero, antes de entrar en el asunto del sinsentido,cons¡deremos s¡ es posible en modo alguno entrar. por lomenos. tratándose dc L.ear, parece que la respuesta es no. Elmismo nos da con la puerta en las narices. eue no quedendudas, ni por entre las rendijas podemos mirar.

Parece que tan pronto apareció, en 1846. el libro Bookof¡úon Sense surgió un estilo de comentario y controvers¡asobre el sent¡do oculto, alusivo, simbólico, caricaturesco desus ,mercks. Pero el mismo Lear se propuso dejar en claroque no hay nada de esto. Además (importante para la d¡stin-ción entre lectura ¡nfant¡l y lectura adulta) precisó que sulibro estaba dirig¡do a los niños. Nada con aduttos. Si algo,no era más que su rol en los ,mericks mismos, donde apa-recen sin más propósito (aunque aquí ¡nterpreto) que hacer

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reír a los pequeños. En su Original lntroduct¡on al More

Nonsense {1872 ) escribe:

... y estoy cieseoso de agregar atgunas palabras sobre

la historia del volumen previamente publicado -elprimer Eook of Nonsense- en relac¡ón con elcualcirculan absurdas referencias, como que fue compuestopor el finado Lord Brougham' el finado Conde de'Derby.

etc.;o que los versos y las ilustraciones s-on de

diferentes personas; o que el todo tiene un significadosimbólico. etc. Cada estrofa fue escrita por mí y cada

¡lustración hecha por mi propia mano en el momento

mismo en que la estrofa fue term¡nada Además' en

ninguna parte de estos dibujos me he permit¡do ca.ri-

catJrizar persona ninguna, pública o pr¡vada; y se ha

puesto más cuidado del que pudiera suponerse para

i-,ua", qr" el asunto no pueda prestarse a malas inter

pretaciánes. "S¡nsentido", puro y absoluto' tal ha sido

mi único PropÓsito.

Sinsent¡do puro y absoluto, Yo no sé si existe algo así'

Puede dec¡rse (se ha dicho en efecto, y más de una vez) que

el universo mundo no tiene sent¡do En un caso así' la frase

"sinsentido puro y absoluto" tendría una aplicaciÓn apro-

piada y grandiosa Además, iqué tentac¡ón de aplicarla con

ioro uér"at mundo en parte! Pero, en la poesía sinsent¡do de

iáu, no ." atut" de un universo tan grande; y por más hecho

de sinsentidos que pudiera parecer este universo acotado

ná es imposible que hasta los n¡ños le encuentren un senti-

do. Probablemente, se trata de un asunto de palabras Vea-

mos un ejemPlo:

Un señor que vivía en Siracusadaba clases de té a las lechuzas,

pues la sola nociónde comerse un rató n

le Parecía imProPia de lechuzas'

He aquÍ un limerick de Lear puesto en español-Y,con

mit perJones. ¿Dónde puede estar aqui el sentido' Lear

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ilustra estos versos presentándonos, con unos cuantos tra-zos magistrales, una hilera larga de lechuzas en una barra,atentas como buenas lechuzas, con una taza en la pata¡zqu¡erda, ante el señor de la h¡storia que las instruye sobrecómo se toma la taza y se revuelve el contenido. ¿Puro yabsoluto sinsent¡do? Pienso que nuestra averiguación tendríaque cornenzar preguntándole a un niño. Probablemente,después de unos segundos de consideración, el pequeñoconcluirá: "Las lechuzas comen ratones, puaf, ¡qué ascol Sí,sería más saludable que bebieran té".

M uchos no van a querer saber de una experienc ia conniños, alegando que para éstos no hay disparate que notenga sent¡do. Bueno, de eso se trata.

S¡ preguntamos a un adulto, seguro que va a encon-trar no uno, s¡no muchos sentidos simból¡cos, alusivos, enla estrofa, por más que se fastidie Lear. Por ejemplo, losingleses impusieron el mercado del té por sus colonias.Negocios y op¡o del fíve a'clock tea. Pero,llevar a las colo-nias las costumbres inglesas, ¿no es como enseñar a tomarté a las lechuzas? ¡Bah, cuántos sentidos podemos dar a lahistorial Sin embargo, ¿verdad que es así y todo unsinsentido? Sólo que, pensando de nuevo, su carenc¡a desentido, ¿no nos invita 4... iMejor no seguir!

Le dijo a la mucama una danra de Amberes:"Si encuentras que hay agujas o alfileresen m¡ a lco ba,bá rre los con la esco ba ".esa dama exhaust¡va de Amberes.

He aquí otra estrofa absurda de Lear. ¿Enteramenteabsurda? Claro está, tanto para el niño como para el adultoresulta estúpido intentar barrer agujas con una escoba.Sobre todo al momento de recoger la basura en una pala

¿Se imaginan? Pura estupidez de nunca acabar. Pero, ¿nopuede leerse la estrofa como una lecciÓn, en forma decortante ironía, sobre una obviedad tan descuidada que hay

v

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que estar rep¡t¡éndola y repitiéndola y repitiéndola a los o/dmen, las otd lad¡esy med¡o mundo -a saber, no pretenderhacer las cosas con los instrumenlos que no son apropia'dos? Yo he visto personas maduras tratando de sacar un

torn¡llo con un l¡mp¡a-uñas, de desprender un vidrio con un

atornillador. Lo que es casi, casi, virar una taza con un

alicate, Fue un logro ¡mportante de los neopositivistas ha-

cernos ver que muchas veces empleamos el lenguaje de

modo semejante. Por ejemplo, hablar de un lím¡te del cono-c¡m¡ento es hablar de algo de lo que propiamente no se

podría hablar: de algún modo tengo que conocer el otro ladodel límite para saber que es un límite. Pero, si de algúnmodo Io conozco, ¿cómo entonces decir que hay un Iímitedel conocimiento? Así se muestra que los filÓsofos pueden

implicar s¡nsent¡dos tal como la dama de Amberes está

ordenando un empleo estúpido de la escoba.

Supongamos que al sastrecillo valiente se le cae al

suelo la aguja del susto que le viene al ver al gigante. ¿Quéocurriría si tartamudeando le pidiera: "M...me . r'..re coge

l...la aguja"? ¿Qué cara pondrÍa el gigante? Porque los gi-

gantes no pueden recoger agujas del suelo y les da una

iabia v pataleo que mejor no hablemos, cuando tratan de

hacerlo.

Pero, no sólo en vena de crítica filosófica podemos

adjud¡car un sentido del todo claro a este limerickde Lear' La

dama de A¡nberes asigna a su mucama una tarea imposible

La mucama. no.cuesta suponerlo, se dará a esta tarea tan

pronto aparezca una aguia ¿Cuántas líneas de lectura y de

sentido se abren aquí? Por ejemplo, la tarea que PlatÓn

pitagórico asignó a los astrÓnomos; describir las cosas del

cieló asumiendo que la tierra está en el centro del universo y

oue los cuerpos celestes giran en círculos perfectos en torno

ie la t¡erra. ¿No es como si les hubiera dicho que si encon-

iánun uguj". o alfileres en la alcoba del universo los barr¡e-

i"n .on Ia Ls.oba del geocentrismo Y los recog¡eran con la

puiu Jur Áouirni"nto cücular? ¿Verdad que no t¡ene nada de

.l

vlll

Page 14: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

rebuscado una lectura así? por lo menos a mí, me pareceuna aplicación limp¡a y obv¡a.

Otrosí: el mov¡miento perpetuo. ¿No está con susindicaciones la dama de Amberes tratando de transformar asu mucama en una máquina de movimiento perpetuo? ¿yqué hay de absurdo en este absurdo si lo acoplo co-o iedebe? Acoplamos un alanrbre al cabestro del asno que seprolonga por delante de sus ojos y de ta punta cle estealambre colgamos una zanahoria. y ya tenemos al muyasno del asno dando vueltas a la rueda del molino. ¿No espara quedarse pensando un rato en las marav¡llas que sepueden hacer con los id¡otas?

Otro otrosí: Ar¡stóteles pone como ejemplo de acci-dente el caso de un hombre que cavando un jardin encontróun tesoro. Pienso que es muy instructivo dar vuelta la histo_ria: Un hombre, buscanclo un tesoro, cavó el jardín. Comoquien dice: la empleada de la dama de Amberes, tratandode barrer la aguja, sacó br¡llo al piso que quedó como unespejo. Ni más ni menos que esos españoles que buscandoel Dorado y la Fuente de la Juventud descubrieron y coloni-zaron toda nuestra América. ¿Hárrse v¡sto asnos másme recedo res de nuestra bendición?

Así, pues, v¡niendo de esa dama de Amberes que pidea su mucama que le barra los alfileres con la escoba, ¿adónde no vamos a llegar? ¿No será que el sinsentido tieñemás agenc¡a que la que sueñan quienes lo dejan encerradoen estrofas que toman por mirrucias para niños?

También, podemos eludir esa puefta que cierra Learen nuestras nar¡ces relat¡vizando el s¡nsentido. ¡eué carapondría nuestro hombre después de todo el trabajo que seha dado en producirlo puro y absoluto! porejemplo, recono-cer q ue el mu ndo victoriano no es la nuez del m undo au nq uea muchos pareciera asÍ. Consideremos el caso de esa damaque no ten ía m uy s ueltos los cordones de s us za patos:

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Los zapatos de una dama de Halconesno tenían muy sueltos los cordones;compró cinco mast¡nesnuevitos y en pat¡nessalió a dar una vuelta por Halcones.

Si a una dama le apr¡etan Ios zapatos, lo primero queme viene a la cabeza es el zapato ch ino y esas mujeres de laclase mandarina cr¡adas con zapatos que ¡mpedían que lescrecieran los pies, Les crecen, claro, pero las art¡culac¡onesse pliegan sobre sí mismas que es un horror de ver. Supongo que una cr¡anza así del pie femenino es la cosa mássensata desde el punto de vista mandarín. Como lo esembut¡rle a los gansos la pitanza {también lo he visto, comohe visto esos pies recogidos) d¡rectamente en el estómagoencajándole un caño hasta adentro del gaznate; o fijarlos alsuelo clavándolos de sus palmípedas patas para que elhígado se les h¡nche y adqu¡era un sabor muy especial. Estoúltimo no sé s¡ lo practican los franceses, aunque así me hancontado. También hay la costumbre más conocida de cortarel prepucio a los varones y he visto reportajes sobre lapráct¡ca de algunos pueblos africanos que cosen el clítor¡sestrechando la entrada a la vagina de las mujeres núbiles,sobre el est¡ram¡ento con an¡llos del cuello de las muieres Vla deformación de los labios estirándolos hacia adelantecomo si fueran platos.

La cría pekinesa de gansos bien puede insp¡rar un parde limericks que van a parecer algo absurdo en cualquierparte menos en Peking. O cons¡dérese la práctica musulmanade cortar las manos a una persona que ha robado algo. ¿Nose muestra así claramente que lo que uno construyó comosinsentido puro y absoluto t¡ene perfecto sentido al otrolado de una frontera? Hay un vieio argumento que se refierea las cosas buenas y las cosas malas: si se h¡ciera un montóncon ellas y se pidiera a hombres venidos de todos Ios lugares de la tierra que tomaran de él sólo cosas buenas, al finalno quedaría nada del montón. Pienso que se puede hacertambién en el otro sent¡do: pedir a hombres venidos de

,J

Page 16: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

todas partes del m u ndo q ue dejen en ese m ismo lu ga r todaslas cosas malas; alf¡nal, se restituiría el montón ¡ni"¡ul. ñopuede cons¡derarse un argumento parecido con el sentijo yel sinsentido?

Cosa semejante se puede lograr en términos derelativismo histórico. La diferencia que aporta la historia seaprecia igual en las dos d¡reccjones del iiempo: lo que unavez tuvo sentido ya no lo tiene; y lo que una vez no io tuvo,lo tiene ahora. Esto se v¡o muy claramente

"n nuestra éfocá

de d¡ctadura mil¡tar. cuando algunos personajes afectoi a laJunta trataron de re¡ntroducir en la eáucacióÁ y f,u.t,

"nlu,costumbres. práct¡cas que pertenecían a un remoto pasado.Yo encuentro un comentario a esta fuente de s¡nsent¡Oos enel sigu¡ente limeríck de Lear:

Había un caballero en San Fernandoque asomó a la ventana gritando:" iManseque, manseque,ma nseque lac u lequel,.esa duda en dos pies de San Fernando.

. Yo veo un anciano que dice r¡n cliscurso a un mundo ylo que tuvo alguna vez sent¡do ya no lo tiene. Ahora mismáocurren cosas así portoda Europa Oriental, Cae un rég¡mencuya ideología llenaba los detalles todos de la vida Jocial,familiar, individual, que pretendía dominar 1". fuy", á" fuh¡stor¡a y el sentido último de la existencja nu.anu óueeste rég¡men y de sus escombros salen unoa r"r", qr" no.resultan r¡dícu¡os, que se paran ante las cámarai de latelev¡s¡ón yse pone n a gritar: ,,iMa

seque l,'. Los entrevisfado res son rien comprenstvos.

, .. ¿H?y.,pues, sinsentido puro y absoluto? Busco entreros //mcrlcks stnsentido de esta especie. ¿Acaso sirve éste alque ya alud í?:

Había un caballero en Las Malvinasque observaba a su esposa en la cocina,la que sin darse cuenta

Page 17: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

le esPolvoreÓ Pim¡entay cocinó al señor de Las Malvinas'

No cuesta mucho, me parece, encontrar sentido a una

h¡storia por más que se haya tratado de hacerla sinsentido

pu ro y absoluto. Lear ilustra este ''merick

mostrá ndonos a una

ba-a O¡t¡gente, alegre y hasta burlona metiendo al horno a

su marido. LiberaciÓn femenina pura y absoluta'

Pero, deiemos esle l¡meríck tal como está ¿Hasta

clóncle, tománJolo así, es puro sinsentido? Justo en el diario

i" iá-*rnunu (estoy escrlbiendo en Lund' Suecia' el 3 de

Octubre de 1990) v¡ene una nota de esas que pone los pelos

i" "r"L. ói." que ayer un policia matÓ a su hiio accidental-

*"nt". gf nino, de 11 años, pidiÓ a su padre que le mostrara

s,, n¡trofu a un compañero Al sacarla de la cartuchera se

ii.iutO "

ttrt¡o de muene al hiio en la cabe¿a Con este triste

i"-Jito,*".ot una indicación sobre lo que podría nombrar

esa frase: "srnsentido puro y absotuto" Si haY de este

s¡nsentido en alguna pane es en el mundo mismo' no en lo

ür" p""0." t¡"g]r en iu cabeza los poetas' los pintores o los

profesores de lÓgica

Habitaba una dama en Palmiraque a escobazos limPiaba su lira;

cada vez que lo hacía

una du lce armoníaembriagaba a la gente en Palmira

¿Verdad que recuercla a ese asno que buscando raíces

ou" .á.u, i".ápló esa flauta por casualidad? 19-.9ié"' iJJ" rro-Ut" que buscando un tesoro cavó el ¡ard¡n Y a ese

oacire infeliz que por mostrar la pislola á su hijo se le salio

In" Uufu v lo maró El de la dama que cocinaba t" lY:i:considerar también como un limerick al que el sinsentrdo le

;;;;;;;;i.;"1¡¿o ¿"t u"io*nt" real Hav más /ímerrcks de

éstos en Lear, como se encontrará leyéndolos'

No ocurre sólo con el accidente Esta búsqueda cuida-

dosa cle " sin sentido puro y absoluto" conlleva' hasta donde

Page 18: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

la sigo con la mejor voluntad, como s¡ a contrapelo y quieras que no, este mecanismo de significación. En modo ¡no-cente, juguetón. pueril, el limerick de Lear apunta ¡nfaliblesobre amplias extensiones de s¡nsentido rea¡. Este es paramí su senl ido.

Una señora fue a Puerto Ricocompró tres pollos y un abanico;volvió, se ntólosy aba n¡có¡oscon su abanico de Puerto Rico.

¿No es una delicia? ¿O estoy d¡ciendo una fr¡volidad?Sólo en ancianas señoras solitar¡as, junto a la ventana, ensus departamentos de un dormitorio, abanicando sus po lloscon su abanico de Puerto Rico, ¡cuán extensa signif¡cacióntiene este l¡mer¡ckl A las que se suman m¡llones de ancia-nos, de invál¡dos de guerra, de impedidos, de prostjtutasdesocupadas, de refugiados polÍticos, de guarclias de fron,tera, de presidiarios. ¡Oué negocio, ¡nstalar la empresatransnacional de los abanicos de Puerto R¡col

Pero no es así como se entiende corrientemente els¡nsent¡do en Lear. Para muchos, latrepresentac¡ón es así: elmundo del niño está plagado por el absurdo, la fantasíadescocada, la explicación mitológica, la concatenacjón albuen tuntún. A esta postulación se adjunta la de "el niñoque hay en Lear" y ya se t¡ene toda la máquina lista: elhombre Lear escr¡be como un viejo que ha sido siempre unniño. Hasta hay quienes agregan que es un n iño que ha sidosiempre un v¡ejo, De todo esto resulta su poesía tan absur-da, de n¡ñerías que en niñerías se quedan. Y si lo compren-demos y valoramos, ¿dónde está el problema? Los niños locomprenden y aprecian porque es un niño. En cuanto anosotros, más simple todavía: es por el niño que hay entodos nosotros, un niño angust¡ado, perplejo, agazapado,con ganas de salir saltando, gritando y disparando.] """ vo o¡ u(' Jd t sdtLd uu, g rd¡tuu y ut5palrarl!uu.

I Para otros, muchos también, el mundo poét¡co del. Lear debe considerarse como cerrado en sí, con su propiaiii:" xlll{i¡Sd*",*

Page 19: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

coherenc¡a y sus propios va¡ores, con sus ofenas peculiaresde paisaje, ¡t¡nerar¡o, disfrute y padec¡mientos. Si hay rela_c¡ón del sinsentido en Lear con el munclo, ella resultara poralguna espec¡e de contraste, de sa bid u ría de la oposició n, decrítica del sentido común, del munclo ord¡nario. deprofundizac¡on y armonia trans mu nda na. por ejemplo, Ang usDavidson:

El gran don de Lear es que puede transportar asu lector a su extraño mundo y hacerlo aceptar susvalores; y es en la ¡ncongruencia de tomar seriamenteesos v¿lores donde reside mucho de su humor. Sinembargo, el s¡nsentido "puro" como el de Leares másque mera ausenc¡a de sentido: tiene de suyo un valorabsoluto; enriquece la v¡da con una nueva espec¡e clesabiduría, es una verdadera infancia de la imaginacióny su reino originat ro es la poesia.

Peter Ha¡n¡ng, que trae la cita anterior, está por la otrarepresentac¡ón, la del niño en Lear y en todos nosotros:

Edward Lear sabía cómo llegar al n¡ño que hayen todos nosotros. Como hombre que siguiósiendo algo de un niño toda su v¡da. sabíainstint¡vamente cómo entrar en la mente de losniños y lo hacía mediante el sinsent¡do. S¡ so_mos capaces de abstraernos de nuestro escepti_cismo adulto, nuestro cin¡smo y nuestra decepción, cuando quiera que lo leamos, más grandeserán nuestro placer y nuestra risa.

Holbrook Jackson tien e esto que dec¡r:

El sinsentido en Lear... es una cosa en sí misma,un mundo propio, con su propia fis¡ografÍa eh¡stor¡a natural; un mundo donde la naturalezade las cosas ha sido cambiada, manten¡endo supropia lógica y habla consistente. Expresa Learuna condición s¡nsent¡do, peculiar y necesar¡a asu serenidad, y puede ser que este mundo fan_

XIV

Page 20: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

tástico sat¡sfaga un deseo suyo que todos enalguna med¡da participamos, probablementemás de lo que qu¡siéramos admitir.

Otro adm¡rador de Lear, Ldward Strachey, profundizael s¡nsentido yendo más allé del nivel que a mí me tocaleyendo a Lear. Habla como Angus Davidson. A mí, ya lodije,los lirnericks y sus ilustracio nes me orientan con fuerzay convicción hacia el sinsent¡do del mundo así como portodas partes lo experimentamos. Viendo, por ejemplo, ex-habiciones de toda espec¡e, ¡cómo se prodiga el sinsentido!Viendo explotación, guerras, rnasacres, hambre y pestilencia; v¡endo concursos de belleza, exhibic¡ones de modas,remates de objetos de ane, mercados de valores. entrega clegalardones, desf¡les militares, experiencias nucleares. Conesta referencia, leo a Lear sin extrañeza, como si escucharaun comenlar¡o a punto mtentr¿s miro.

Para un Strachey hay un sentido profundo en elsinsentido que viene a parar en armonía. ¿Será un estadioque me queda por recorrer en rni lectura de Lear?

En contradicción con las relaciones y armoníasde la v¡da, el s¡nsentido se propone descubrir yponer a la vista la incongruencia de todas lascosas dentro y fuera de nosotros. Porque mientras el sentido es y debe permanecer esencial-mente prosaico y común, el sinsent¡do ha mos,trado ser no sólo una negación ¡gualmente pro-saica y común, del sentido, no sólo un mostrarlas incongruencias y absurdos. sino la manifestac¡ón de una armonía nueva y más profundade Ia vida en y a través de sus contradicciones.

George Orwell, en una breve nota sobre la poesía delsinsent¡do, dice muchas cosas. En muy poco espacio, mu-chas cosas. Para mÍ, ¡nstructivas y aceptables casi todas. porejemp lo,

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Se dice que en muchas le ng uas no existe poesíadel sinsent¡do; y no hay mucha de ésta, inclusoen lengua ¡nglesa. Lo más se encuentra en loscuentos de niños y en retazos de la poesía po-pular, algunos de los cua¡es pudieron no serestrictamente sinsent¡dos en su inicio, sino quellegaron a serlo con el olvido de su apl¡caciónin icia l.

Recuerdo que en los juegos de mi n¡ñez, cuando sesorteaba quién ¡ba a dir¡gir o ¡niciar el juego se recurría aunos artefactos que siempre me ¡ntrigaban, Cons¡stían ent¡radas de versos que uno de los n¡ños rec¡taba haciendocoincidir cada acento con un pañ¡cipante en secuencia circu-lar. Aquél en quien caia el últ¡mo acento iniciaba o dirigía eljuego. Estas estrofas, supongo, se formaban con versos yexpres¡ones traídas de cualquier parte sin más criterio queritmo y r¡ma. Se olvidaba. pues, o dejaba de lado la aplica,ció n orig¡nal. Había ésta:

Azúcar candia, pasó por prenda,tengo un negrito que me la venda,ni por oro, ni por platani por una garrapata.

Esta otra, me gustaba sobre todas las que se emplea-ban para sortea r:

Pimpín serafíncuc h ill¡to marf¡lquien manda la rondaque esconda un pjedetrás de la puena de San José.Tutir¡mo nde, esco nde, pa... pel.

Estoy seguro que de oírlo Lear, lo coge y arranca conél a peÍderse. El cuchillito marfil lo he buscado por cuantomercado de pulgas he encontrado en mis andanzas. Creoque lo tengo conm¡go, aunque lo miro y miro buscándoleperos. Casi estoy seguro que es é1. El pie que se esconde

Page 22: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

detrás de la puefta de San José es más fácil de encontrar,puesto que se trata de un pie propio y t¡ene que ser muyparecido al otro. He llenado páginas y páginas de un escritoautob¡ográfico con ayuda de este pie. A veces, pienso que elcuchillito marfil y mi pie (tenía que ser el izquierdo) queescondí detrás de la puerta de San José son para mísinsentido puro y absoluto. iY el tutirimondel Pr¡mero, pen-saba que era una fórmula nrágica. Como el ¡Abracadabra!Una para descubrir, la otra para ocultar. Después, tenía aTut¡rimonde por un persona.je elusivo, un t¡po con capa ycapuchón que andaba escondiendo papeles en cajones se-cretos. Cuando m¡s hermanas comenzaron a lu cir su francésse me ocurr¡ó que "tut¡r¡monde" podía ser "tout le monde".

Así, el origen del verso sinsentido puede tener másexpl¡caciones que el cambio de aplicación y el olvido de laaplicación inicial. La n¡ña toma unos versos sue¡tos quecanta siempre su madre. J uga ndo a la r onda los junta con el"pimpín serafin cuchillito m¿d¡1". Otros versos los trae delcolegio. Y ya está formada la estrofa para sortear. Con talobjetivo, formar un instrumento para sonear, el n¡ño ¡ntro-duce el s¡nsentido en la literatura. Aplicando el instrumentoy yendo de boca en boca cambia de acuerdo al ritmo." Cu chillito marfil" fue "cuchillito'e marf il" que f ue " c uch ¡llitode marfil". "Tutir¡monde" fue "Tutilimonde" que fue"Toutelemonde" que fue "Tout le monde". El sinsentido seforma yendo el ritmo de n¡ño en n iño, de barrio en barrio, declase en clase. Recuerdo el chiste del gringo que le preguntóal rotito "Do you speak english?" a lo que el inteÍpeladorespondió, sacando cuch¡llo: "Vos que rne p icá is las ing les yyo que te pico el c...".

Escuché una vez que el nombre "Aysén" venía de "lsent", "l'll send", "l send" que los indios oían y oían a losingleses de la famosa expedición del Beagle señalando hacia el lugar donde se levantó Aysén. No recuerdo a quienescuché esta explicac ió n viajando por el sur de Ch ile, pero sírecuerdo el comentario espantoso que me h¡zo un colega.

XVII

Page 23: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Sobre la deformación que encontramos en la poesíapopular supongo que un agente importante es el olvidoPartes del conten¡do se olvidan y el texto se contrae a lorecordado. Con la "lima" del r¡tmo y la rima se concluye la

elaboración espontánea, o "sin querer", del sinsentido He

escuchado, he asist¡do a la histor¡a de la deformac¡Ón es-

pontánea y colectiva del sentido. En grupos que emigran a

otras culturas, que deben aprender otra lengua. La nueva

generación sigue rep it ie ndo los cantos y ve rsos que I raiero n

las viejas. Pero, cons¡stiendo la letra sÓlo en retazos, no

habiendo libros, perdiéndose el dominio de la lengua ma-

dre, la nueva generación forma una rnazamorra He escu-

chado hasta por la televisión via satélite mazamorras así'

que se cantan con mucho éx¡to y sin que a nadie le importeque los versos sean una sucesiÓn de disparates'

También, es hacedor en cantidades de sinsent¡do el

nrño mismo que rep¡te sin entender o entendiendo a me-

dias, juntando lo separado o separando lo junto Por ejem-

plo, en un libro de respuestas sin sentido dadas por peque-

ños "scolares

leo: BarÓmetro es un aparato para medir la

temperatura clel t¡empo; El concreto armado defiende a lagente contra los ladrones; La canícula es un pequeno lnstru-

i,"nto aon que se echa Iíquido en el ano; La estrategia es el

arte de disparar para hacer creer al enemigo que todavÍa se

tiene con qué; SardÓnico, el que pone las sardinas en co.n-

sárva; polígono, hombre con muchas mujeres; Martirio' pila

de Ieños u-n fu"go con un hombre arriba; Enciclopedistas'

hombres que no tenían más que un ojo (otra versiÓn es'

inventores de las bicicletas); Grito de agonía' el que la nza un

*""n", g^.i.fi.., carta en forma de círculo; lntervalo' dis-

,.".¡.-á*t" dos planos; Microbio patógeno' microbio que

;;"J;;"i"a;uv pequ"ñas; oculista' médico de enferme-

;;;;.""-.;i";, Paratola, caia en que se suardan las bolas'

El niño t¡ene su propio ritmo psíquico' sus fobias y

o¡.".iln". in un censo de composiciones d^el que leí hace

"oát]"" o"f""oo term¡naba su cuento asi: " Se casaron y al

XVIII

Page 24: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

día siguiente tuvieron siete hilos". Otro escribía una obrat¡tulada "El Sapo". Constaba cie Lrn acto, una escena, unalínea y un personaje. Se ¡evanta eltelón y aparece Un sapoque llena toda la escena:

Sapo: Hoy día no tengo que ir a clases.

No sé si puedan enumerarse en orden y completa-mente las fuentes del sinsentido. Me ha tocado asistir a laproducción de sinsentido en oporluniclades sin número y enlos lugares más apártados. En el calor de la d¡scusión no esinfrecuente escuchar ci¡sparates que parecen requerir deesas lemperaluras para formarse. Hasta las descripc¡onesque se hacen de encuentros así su elen ser ¡lenetradas por els¡nsentido. Se dice de los que discuten: ,,Echaban chispaspor los ojos", "Echaban por la boca s¡pos y culebras,.,. ,,Adió a B una mirada incendiar¡a", "B sintió que la tierra seabría bajo sus pies". Hay gente que va a sacarle a otra gentela m... que tiene en las tripas, o qUe va a arrancarle no a ellasinü a su mamá sLls órganos sexuales Se dan órdenestambién, por ejemplo, que uno se vaya a la c... o que sevuelva a la vagina por la que entró en el rnundo. En esto secombinan dispula y cullura. Recuercio a una dama suecaque no le cabía en la cabeza que se pudiera insultar a nadiemencionando el órgano sexual de su maclre o dic¡éndoleuna tontería inocua como "hiJo cle puta,,.

Tarnbién se origana el sinsent¡do en las antípodas delaburrimiento. Para matar el tiempo so ponen las cosas clerevés. ¡Es tan fasl¡dioso estar viéndolas siempre por elderecho! La beb,da contr¡buye a esta inversión relajando losquicios rígidos en que se encajan las cosas ordinarias.

El sinsentido sale a manos llenas de las fiestas, carna,vales, juergas, orgías. También, de rnirar unas cosas entérminos de otras y hasta reduc¡rlas a estos términos. Elpintor anda viendo cuadros en todas partes; el novelistaanda viendo novelas. Los jueces miran el munclo desde suestrado y los sacerdotes desde su púlpito. De estas actitu-des salen muchos sinsentidos. Los inlJenieros piensan los

XIX

Page 25: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

oroblemas sociales en térm¡nos de válvulas de escape y

i"ri"r"n"¡u de materiales; los doctores conslderan que hay

.,,r"- aot"t"t a regimen el cuerpo social; los profesores

pi"nrun "n

la educación masiva de las masas Para el econo

r.r'i.tu toOo es economÍa, para el político todo es política'

p.i, "iO""n"

de un cabaret la vida es un cabaret' para el de

un matadero un matadero y para el cantante de tango un

tango, Probablemente nuestro mundo es todas estas cosas'

ll ü" l. reducción de donde resulta el sinsentido Y no

,álo en lu for*u popular de s¡nsent¡do literar¡o' chiste' paro-

ái., *i¡.","*. lói"t¿ iu"tu así! Hemos asistido en este siglo

u ü or"t"n.,on militante de reducirlo lodo a lucha de clases'

;;-o;;, nuevo régimen. liberación del hombre' con la

a-*tJau"nalu de emigraciones masivas' liq u idac io nes'

é"uit* ai"iluu, encarcelamiento de ciudades y pueblos en-

teros.

Mirar las cosas desde una perspect¡va como si se las

vrera en verdad de forma absoluta' ob¡etiva' es actltud co-

mrln oue no demora en generar su peculiar stnsenlido En

,,;;;;" ;" t G wells- "El Pais cle los ciesos" la unica

i"r.."" q"" t" normalmente es considerada enferma de los

nros La sociedad humana es vista como cosa nimia y absurda

;liüt.];ir;;;;; Curtiu"t" median1e eIsimpIe expedIente de

r'r"¡, Oa=0" la perspectiva de pueblos giganles o pueblos

""""á. l"tU"f .neuiques en "La Hacienda Animal" de Orwell

son vistos como si fueran cerdos'

Se pu ede d ecir en general que el traspaso de un-co^nle

nioo oesit su medio própio a otro extraño invita a gritos al

.i"*"i¡¿.. Por ejemplo. representar al hombre en piedra'.a

la flor en madera, al queso en plástico supong: q'''" 1:i1:* "i*"

r" experiencta de encontrarse a solas con -una

;;,;ir;; no sub"' que decirle o de coser una rosa oe

li:;"*'y ii";á*"l1 : I:: ffH:;"r:X'"';:iliil1Tlillimericks de contrastes asl

;;;';;i;""d;;.t os timericks a cada hora' sólo que pueden

il;;;;;;.i" ou" no' d"-o' cuenta ¿oué sentido tiene

Page 26: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

poner flores sobre un montón cje flerra, cantarle a un trapoque cuelga de un palo, besar un papel. descubrirse anteuna puerta, inclinarse ante un mono de yeso, dirigir plegarias a las nubes, amenazas a las p¡edras, peticloies aiosautomóviles?

A¡ sinsenlido que surge espontáneo se opone e¡sinsent¡do elaborado. ya se dijo:Alice Liddell pedía a LewisCarroll que le contara historias con muchos absurdos. Lear,antes, detectó una demanda asi de los n¡ños en

"aa ,"n-

sión de campo de ese Lord Derby y se dedicó a suplirta. Elsjnsent¡do elaborado parece no ser muy djfícij cle obtener:en generalse obtiene trastrocando el orden, la secuencia, tarelac¡ón, el género, la cualidad. el modo, la cantidad. e_ltamaño, el trpo, etc.. de las cosas. Dada una regularidad,altéresela. Esa sería la regla geáeral Oe¡ s¡nsent¡OJ. fa reinade ese cuento de Lewis Carrol, corría sin moverse del siti.,en que estaba; el prisionero de ese mismo cuento estahacumpliendo la sentencia antes de haber cometiclo el delito;otro personaje necesita papel y láp¡z para aver¡guar cuántoes 364 más 1; y hay unos que antes que celebrar su cum_pleaños prefieren celebrar su no-cumpleaños. En losl-imericks de Lear hay una dama que tiene la cabeza enforma de cubo, un señor cle p¡ernas tan largas que de unazancada va de un país a otro, una dama que vive dandounos alaridos espantosos, otra que mtentras duerme lasiesta da un bocado a los ratones para que no la molesten,otra que se pasa su vida dentro cle un jarro y un señor quevive en una tetera.

Todavía de forma més general se puede conectar elsinsent¡do con esa famosa oposición caos cosmos. Delcosmos hablamos siempre como los gr¡egos: es la nocjónde un universo ordenado en términos de ideas o categorias,en térm¡nos de leyes y pr¡ncipios. El caos irrumpe c-uandoatropellamos el orden propio cle las categorías. por ejemplo,pretender que las lechuzas tomen el five o'clock f",

", ,natropello del orden, un sinsentido categor¡al.

üh.*..

Page 27: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Proyectaba un señor de Leningradohacer que caminaran los Pescados;cuando cayero n m ue rtosdijo "Lo único cienoes que mejor me vuelvo a Leningrado"

Leo un libro de Julio Barrenechea que me recuerda

otros de escritores chilenos como José Santos González

Vera, Eugenio González, Edwards Bello, Arturo Olavarría

Hay mucho en todos estos autores de la vida bohemia un

tanto chusca y bastante aburrida en nuestros círculos ¡nte-

lectuales, a rtísticos, d¡plomáticos, políticos, ad ministrativos'

Aquí también, un sociólogo dirá por qué. encuentro una

fuente de sinsentido. Tal vez el modernismo, el socialismo'

el surrealismo sobre todo con sus gritos de libertad y liqui-

Jac¡ón del orden burgués. dieron pábulo a la excentricidad'

La paradoja, el atropello de todo orden Por ejemplo'

Bairenecnáa cuenta de un señor que exh¡bía en un café un

certificado del manicomio en que lo daban de alta Grita este

a"ñor, " ¡Yo toy "l

único cuerdo aquí! ivean mi certificado! A

rr"r, ¡*re.tt"nae ustedes!". Hay un grupo que.trata de

impo'ner el cambio total de orden: entran retroced¡endo al

,".iáut"nt", uapiezan por el postre, terminan por la entrada

y se van después de lomar el aper¡tivo Yo oi de uno de estos

persona¡es que salla a la terraza desnudo en las noches de

irnu. "Si otrortoman baños de sol, yotomo baños de luna"'

decía. También recuerdo a un estudiante que en la universi-

áuO piOiO que se declarara una huelga de "cerebros caídos" '

Como se ve, la regta es simple La gracia es ya otro

asunt;. Difícil crear sinsentidos en que no esté muy a la vista

la regla que se trastrocÓ, la receta que se aplicÓ'

Lo que me lleva al "efecto de sinsentido" de los me-

dios de comunicación e informaciÓn Supongo que es ya

á*leriencia ordinaria. La abertura sobre el mundo que pro-

á"1á" r". técn¡cas modernas de comunicación e informa-

flón ,"ba..n la noción de cosmos Mucho más de caos qtre

;;;".;o. ofrece la amplia perspectiva que nos dan la

XXII

Page 28: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

prensa, la radio y la telev¡sión sobre nuestro mundo. Elabsurdo, la paradoja. el sjnsenticlo quedan a tu ulstu y fa notlenen nada de ajeno, de fantástico. De manera qu" Jif,r.,-mor que se basa en la fabricación de sinsentido no tienemercado ni en prov¡ncjas. Un ejemplo: En Cambodia, polPot se dedica con disciplina inflexible a Ia construcción deuna sociedad comun'sta con el resultado de que en el empe_ño son exterminados millones de carnbod¡anos. V es" e, elún¡co resultado, ninguna sociedad comunista. fu t"l",r¡.iOnnos da cuenta de la epopeya cambodiana, fosas atestadasde cadáveres; hambre, guerra fratricida y estagnación.

Pero éste es sólo un detalle de¡ cuadro de sinsentidoque nos ofrecen los meclios de información. Otro, en milvariantes reiteradas todos los dias hasta el embotamientoes la diferencia ab¡smante entre los países ricos y los paisespobres, los balnearios de la gente adjnerada y las barriadasde los que se pudren en la enfermedaci. el f,ám¡re, ef Jes_empleo. O considérese un fenómeno moderno: lametarretóraca. Ouiero decir la elaboración deliberada y a Iav¡sta de todos de los mitos, héroes e imágenes O" piop¿ganda para mover en la dirección r-"queiidu a míies'dem¡llones que sin más eufemismos los líjeres Oe¡ munAo, suprensa¡ su admin¡strac¡ón y sus ejércitos reducen a rebaños.Supongo que la moderna información

"" urgo uri coÁo-iucuna natural de la metarretórica.

El sinsentido espontáneo t¡ene una fuente rica e in_agotable en el contraste y choque de las culturas. EstaEuropa Occidental de las últimas décadas ha debido sufriiun.impacto migrator¡o def que no sé si habrá igual en todasu h¡storia moderna. Mrllones y millones de seés humanosnan entrado y siguen entrando en Europa Occidenlal ven¡dos de lndia. del Sudeste Asiático, de Africa Oel Norte, ielCercano Or¡ente, de Latinoamérica, de Asja C"ntru¡ VlÁoáde Europa Oriental. Claro está, el contraste cutturat Áo es eimismo, Pero cada grupo cultural trae Io suyo y ao.t,"n" otrata de sostenersu identjdad. países como Suecia alque en

XXIII

Page 29: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

las últimas décaclas han llegado miles y miles de refugiados

t" r'i,i". """,0-"; á" r-r,ngtiu, Polo n ia ' Checoslovaqu ia' Esta-

áo.'Un,Oot, Ceylán, Vietnam' Eritrea' Uganda' Namrbia

Áié"nt¡nu, Brasil, lrán, Chile, Turquía' etc ' parecen a veces'

""Ü ".ó"n" o" integr¿ciÓn cultural' un enorme c¡rco lieno

;;;;;;;;¡;; solá que dirisiclo por Busler Keaton No es

en modo alguno infrecuente que me vengan a': T:t::y"nOo pot lJs calles, parques' pla¿as y poblacrones,oe mr

itOui '"^ Suecia los limer¡cks de Lear' Me doy' de boca a

manos como se dice, con seres que van como sonámbulos-

"...r""áo leianos y amados paisajes tanleando por apoyo

!n unrnunio exlrano. impolente de mas srmpatra que ra

;;"" o;;;,; el horario ¡ndustrial v la propia cultura tan

def inida Y exigente

U n caballero que v¡vía en TroYa

calentaba su brandY con soya;

lo beb ía en cucharabaio la lu na claramirando el esPectáculo de TroYa'

Los cómicos y caricatur¡stas son los que más seguro

emoleo hacen del contrasle cultural Pero lambién aqui eL

:i;i";;,#;;;,;1.úo.i"to¿o ro imasinabre se dice que el

i;;'i;;;.;;" que recibían los pristoneros de 9ue1ra !1;:; .;i;; i;;";ses obeclecia al simple atropello de un€

regla: que en la guerra santrtrai no hay prisioneros de gue

rra. Podemos suponer que tos oficiales ¡aponeses se queda-'n"" ñ"á"¿. r. .tfta de las convenciones de Ginebra. como

:i,iuu;:il;;;á J" t-"u'' les estaban pidiendo que barrie-

ran las agujas con la escoba'

Otra fuente pródiga en sinsentido espontáneo y de la

oue se puede enraer materia para el sinsentido tn]l'::l::^;:r;slu"e;;;. i" rnás trabajada imasinaciÓn no-resiste ra com-

i?""i'" *" "'

menos eiaborado de los sueños El contras'

[';;;;;;.";",nparan los sueños con los cuadros de-esos

maestros del absurdo' gos"il' B'e'gnet y Dalí' no es por la

XXIV

Page 30: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

elaborac¡ón recargada de {lisparates gráf¡cos, sino por ¡aprofund¡dad y el impacto del sinsenti(io onír¡co.

En este respecto, el sinsentido elaborado de Lear noresulta fácil de emular. A veces a la sensación de estarsoñando se agregan los escalofríos clel miedo cerval:

Una joven de blanco sre asomó a Ia ventanapensando que allá ¡ejos venía la mañana;los búhos y lec h uzasla dejaron co nfusa.blanca como un espectro en la ventana.Antes de que se oyera hablar de literatura del

sinsentido, ya teníamos Ios cuadros espe lu zn a ntes de Boschy Breughel. Después. hemos tenicio a Dalí y Chagall. iailustración del sinsentido espontáneo.upongá qr" É upo_ta el sinsent¡do m¡smo en su espontánea.ont¡nenc¡a; éerohay un contraste entre la ¡lustración de Lear, casi espontá-nea. y la altamente elaborada de pintores como los mencio-nados. También resulta elaborada la ilustración del sinsentidoen.Lewis Carroll, hecha por el mismo y pol. el incomparableJo hn Tenniel.

EI sinsentido en Lear es más llano, directo y real queel sinsentido en Carrol. D¡j¡mos, también, más práfundo. ysi es por variedad, mejor no hablemos. gn Lew¡s Carroil elsinsentido es invenc¡ón, escuela. Se pueden dicfarclases delógica con él como batuta. Las reglas para constru¡rlo obra;cas¡ explícitas desde los manuales de gramática, retór¡ca yfilosofía. Lear no pasa por oficinas cle adm¡nistración acadélmica. En é1, no se trata de un s¡nsentido en contraste simé-tr¡co con un sentjdo constru¡do, convencjonal. Se experimenta como un temblor de l¡erra que n¡ a mirar se detienelas pulgas que saltan espantadas sobre sus lomos:

Un anciano sentado en un olmotenía una barba que llegaba al colmo,pero unos paja rue losle arrancaron los pelospara tejer sus nidos en el olmo.

Page 31: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Otra fuente amplia de sinsentido tanto espontáneo

como elaborado se forma en el contraste entre individuo y

aá.¡ao"J. Es seguro que de una oposición así se originÓ

;;;ñ; ";;;"usión v variedad inabarcables' el sinsentido'

Claro está, la soc¡edad se pretende un mundo de sentido; el

i"ái"¡J"" se pretende otro tanto La historia del hombre' su

o"t"ti"li" y i, progr-"to, puede muy b¡en describirse como

"iirrno r tá,,"rá¿o

-esfuerzo porque.ambos.m""q::.9":!l'i^quen-su peculiar sentido en armonía Muchos escrttores oe

;ap;;i;;;^ por meta alcanzable una armonía así Desde

,nriouo u hasta hoy, otros autores sostuvieron que tal reso

;";;;""á "*l["",áur" por la esencial incom patibilidad de

ll. nr¡n.,olos ¡mplicados En palabras simples' sostenian

.,,,.'-i"nira. la sociedad obra de acuerdo a la convencron'

]ito¡"'á". áuL de acuerdo a la naturaleza Ahora decimos

ui,irlu-o y egoísmo, pretendiendo que no es lo mismo

;;r;i;;"" algünos escritores modernos que ambos princi-

.,.'s amor de sí mismo y conmiseraciÓn' vienen juntos y por

ii" lor" itr".*r,os en lá misma naturaleza del hombre

En numerosos limericks de Lear el sinsentido resulta

de "stl

conflicto entre el individuo' que quiere hacer lo que

i"" 0"" Áá, u'"..ciedad que trata de impedírselo Para esto'

la sociedad despl¡ega sucesrvas tácticas: persuasiÓn' crÍtjca'

admonición, amenaza, exposiciÓn' marginaciÓn y' si no hay

más remedio, destrucc¡Ón Por ejemplo:

ExposiciÓn: Esta era una persona intolerableque hizo una observación inaceptable'

Le diieron: " ¿No notaoue es usted un idiotaun estu Pido idiota intolerable?"

Este era un señor de Dardanelos

qrl r*"nurO lanzar un gr¡to al cielo

Le d rieron: "Pues, grlta

v te h aremos PaPitaá" aor"ton"t'a la Dardanelos' "'

Amenaza:

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Page 32: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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Destrucción: Este era un señor con un t¡mbalque armab¿r todo el dia un barullo infernal.Dijeron: " ¡Cielo santo !

¿Ouién nos trae este espanto?"y lo hicieron puré con su timbal.

El individuo despliega también sus tácticas. No que-pan d ud as, Lea r vota por el individ uo. Este se empina a cadarato y suelta sus rayitos. Provocación, desconcierto, brava-ta. Las más veces, da la espalda y echa a todos al cuerno.Así, donde mejor se aviene n ind¡v¡duos y sociedad es dondese desavienen. La sociedad expulsa al excéntrico; el excén-tr¡co se desent¡ende de la sociedad. El cuadro de indiferen-cia y marginación es el que más abunda en los /imericks deLear:

Este era un joven de Portugal,provocador, perverso, ¡ntelectual,con un balde hasta el cuellosentado. sin resuello,transm¡graba su vida en Portugal.

El lector puede ensayar leer los l¡mer¡cks cubriendoprimero el dibujo. AI descubrirlo percibirá la especie peculiar de com plementa ridad enlre l¡meríck e ¡lustrac¡ón. Ymuchas cosas más. Por ejemplo, sobre palabra y dibujo.

¿Dibujó Lear lo que q u¡so decir? ¿Es tan simple y llanolo que d¡ce como se ve en el dibujo? Hay que recordar lo quenos dice él mismo: que tan pronto escribía un limer¡ck, loilustraba. Es como para pensar que mientras escribía se ibaformando en su mente la ilustrac¡ón. ¿O sería al revés?

Se abarcan tamb¡én fuentes incontables del sinsentidocon la sola palabra "límite". Con el establec¡miento dellímite se establecen las opos¡ciones. En el límite, las cosasopuestas por é1, encarnan su oposición. Hay en las proxim¡-dades de este cerco que las separa tens¡ón, ambigüedad ypeligro. ¡Oué no hayl Angustia, temor, inseguridadprecariedad. A todos, en muchos modos y var¡edad nos es

XXVII

Page 33: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

conoc¡da la experiencia del límite y nos es fa m ilia r la inq u ie

tud, la extrañeza, Ia ansiedad características en los aledañosdel límite. Cruzar una frontera, entrar a un hospital, a unacárcel, a un manicomio, a una iglesia, a un prostÍbulo, a uncementer¡o, a una población marginal; subir a un tren, unbarco, un avión; llegar por pr¡mera vez a la escuela, al l¡ceo,a la universidad; entrar a un garito, un cabaret, un teatro, unhipódromo, una bolsa de comercio, un matadero, Salir, ensuma, de nuestros espacios ordinarios y enfrentar el crucede los límites de nuestra c¡rculac¡ón cotidiana.

Un am¡go de la universidad, recuerdo, me contabaque un condiscípulo lo inv¡tó a su departamento un dÍasábado, Llegó, golpeó y su amigo le abrió la puerta a unlugar lleno de risas y griterío. El dueño de casa estaba encalzoncillos, con un casco prusiano que le llegaba a las

orejas, una botella media de whisky en una mano y unabatuta de director de orquesta en la otra. Detrás suyo ibansurgiendo ninfas ebrias medio desnudas y un que olro fauno también en calzoncillos. Retrocedió espantado y salióvo la n do.

Así suelen ser los límites. En vena de entremeses.porque, claro está, s¡ el sinsentido se redujera a lo risible nosaldría de las manos de los payasos. Hay otras especies defronteras, y la conmoción de sólo enfrentarlas es cosa seria.En una estrofa, Leaf nos cuenta de una sobrina que se

dejaba abanicar por su tío. Tanto placer le producí4, queperdió la cabeza. Y la ilustrac¡ón nos deja turulatos: la pierdelitera lm ente.

¿Se puede evitar la a lusió n alescribir? Lear piensa que

sí. Y piensa que sÍ, escribiendo lo que escribe. Como para nocreerle. No hay, creo yo, un limeríck que al lector menossuspicaz no le suene como alusión. ¡Las maromas que tieneque hacer el escritor de una sociedad represiva para elud ir la

censura, para que no se encuentren alusiones en lo queescribe! No sólo en una soc¡edad represiva.

XXVIII

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Recuerdo, hace años, escribí un párrafo sobre losandares del punto final en Ia novela contemporánea: que aveces va al comienzo, a veces entre medio y en algunasocas¡ones al final. Alguien v¡no a reconvenirme: ,,¿por quése burla de la Revista Punto Final?". Me quedé de una pieza.Pero, releyendo, ahíestaba perfecta la alusión que no se mehabía pasado a mípor la cabeza. Claro está, podÍan decirmeque el s ubco nsc ie nle...

En vena menos jocosa. algo así se puede exp lica r conla más disponible de las causas: la ambigriedad cjel hablaordinar¡a. ¡A dónde no podenros llegar con las palabrasempleando este vehículo I Por ejemplo, considérense loscasos en que algunos personajes de los /lmerlcks cabalgan.Muchas cosas se pueden hacer con la ambigüedad de laexpresión "cabalgar". lMás todavía considerando la cabal-gadura. Hay una dama que sale a cabalgar en un cerdo. porsi fuera poco lo hace luc¡endo una peluca. ¿Oué no dirán lasmalas lenguas? Y qué de esos otros que cabalgan en uncocodrilo, un oso. una liebre, una tortuga. O considéreseesta expresión "sentarse en un pjlar" en el /i¡¡enck famoso:

Un señor se sentaba junto al marplácidamente en lo alto de un pilar;pe ro, si hacía frío,renunciando a sus bríosmandaba por tostadas a su hogar.

¡A quién no le vieÍre este l¡mer¡cky de cuántas mane-rasl Un compendio de exhibicionismo, pretensión, h¡pocre-sía, decepción, arrojo y fracaso. Para todos los gustos, aun-que en tono menor. ¿No estará también hablando de símismo Lear en esta estrofa? Por lo que leo, no dejaba, devez en cua nd o, de " mandar por tostadas a su hoga r". ¿O u iénno lo hizo más de una vez "renunciando a sus bríos?".

Pero Lear nos dice que no busquemos alus¡ones ensus estrofas porque no las hay. Sólo sinsent¡do, puro yabsoluto s¡nsentido para que dancen los pequeños. ¿pode-mos o bed ecer?

XX¡X

Page 35: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Se decía u n señor en Cuernavaca:"tCómo me Iibro de esta horrible vaca?Si le sonrío un ratoy cu ltivo su trato.bien podría ablandar a esta vaca".

No hay remedio: cual más, cual menos, todos nos

damos por contados en esta estrofa. Todos, menos la vaca,

como se entiende. a la que le ocurre justamente lo contrar¡oy sigue fast¡d ián do nos.

Pienso que el cuidado que pone Lear en evitar laalusión muy bien podría explicar que ub¡que a sus persona-jes en lugares remotos, que no descienda de la denominacióngenérica Gn old man, an old woman, a young lady), que losubique en relaciones banales, anécdotas frívolas El paisaje

en que los encontramos es casi puro nombre: un río, unaplaya, una co¡¡na, árbol, cerco. Están, sí. casi s¡empre en

situaciones r¡dículas: arriba de un árbol, dentro de un río,

sobre una rueda, dentro de un nido. Muchas veces, están en

compañía de animales. plantas, objetos nimios. En fin, que

todo parece elegido para la distanc¡a, la desimplicación, la

insig nif icanc ia y el ridículo.

Recursos de problemático manejo. Porque el resulta-do es una geografía que nos abarca a todos. Como si se

obrara una reducción al común predicamento, a la radicalsoledad. al deslizamiento de todas las cosas. P¡enso que

una reducción así viene aliusto para la percepción del n¡ñoy que explica también la aceptación sotocuerda, emociona-da y renunc¡ante que encuentra este poeta entre los old men.

Si, púes, este hombre, este gen¡o, se propuso sólo

divertir a los n iños, cuidándose de a lud ir y cr¡ticar el mundo

de los mayores, hay que endosarle a él un s¡nsent¡do gran

de como una joroba. Pienso en Copérnico, diciendo: "Pero,

¡si sólo quise explicar de manera más s¡m ple el mov¡m¡ento

de los cuerpos celestes! El sol, ¡qué va a estar en el centro!

Sólo lo finjo en el centro. Y ¡vean con qué elegancia danzan

los astros a su alrededor!". Edward Lear podría asimismo

Page 36: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

decir: "Pero. ¡si yo no cligo que el munclo humano gire entorno del sinsentido! Sólo f¡n1o que gira asi. V ¡uea"n, quJalegremente danzan los niños en torno al sinseniido!.,.

. . I\4ejor no sigo con el paralelo. que sé muy bien en quéterminará. Que lo haga Lear:

Había un c¿ballero en Aranjuezque decía: "iEsto es, esto es!,,Preguntaron: " ¿elé? ¿Cuál?"y se arrojó a un canalque absorbió al caballero de Aranjuez.

. De los n iños se d¡ce que son almas i¡ocentes, que vencon los ojos de Adán; que dicen la verdacl sin mej¡aciOn,tapujo o recoveco; que t¡enen un mundo infantil; qug q¡¡s-ren a los an¡males; se clice también que son frágiles;'queson maleables; que son crueles; que son impresionables;que no disciernen el bien clel mal. Me parece que todasestas cosas que se dicen de los niños son verciaderas; ysupongo que basta repasarlas para concluir que son igu¿¡'_mente falsas. pero, todos somos o hemos sidá ninos. Áflu_na autoridad nos vale.

- De ¡os adultos se clice que debemos vc,lvernos comoniños; que todos llevamos un nino dentro; que muchasveces nos conducimos como ntnos; que olv¡damos el ninoque fuimos; que no vemos a los niños. Toclo Io cual, tamlbién es verdadero y es falso. pregúntenle u crutqrieiu. odéjenlo hablar: ¡A mi, no me venga usted con niñerias! ¡Ah,la jnfancia feliz! ¡eué crueles son los niños! ¡Ver con'tosojos de un niño! iSertonto como un niño!

Hay mucho de materia cruelen los linericks de Lear y:yPonSo que ello t¡ene que ver con su aceptación infantil.I\4ás clara es la explicación de su éxito por'la presencia Je¡os animales. Un entend¡do sabrá decir cuánto debe a Leaila caricatura moderna y el cine infantil de dibujos animados.

No puedo seguir con todo lo que acumulé para estapresentac¡ón de los limericks de Lear. Muchos problemas

lt¡¡,.. ,.

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tengo tamb¡én con su versiÓn en español Cuando he podidohe conservado el nombre de países y lugares como están en

el or¡ginal. El adjetivo que suele colgar Lear como una burlaal qu¡nto verso lo he conservado casi siempre. Muchas

veces, camb¡é los lugares con vista a la rima. La frase hecha,

el clíché, tiene importancia en Lear;tanta como para tratar el

sinsent¡do desde su perspectiva. Por ejemplo, como se dijo,la joven que pierde la cabeza cuando la abanica su tío, lapierde literalmente en la ilustración Podrían confrontarse la

frase figurada y Ia ilustraciÓn literal como una clave del

humor en Lear. Sólo que. en este caso por lo menos, este"perder la cabeza" que trae la traducción no es el que trae en

el original. Así, he alterado el limerickrraduciéndo lo, pero no

creo haberme apartado de una especie de hurnor y s¡nsentidoque están en Lear. Así, también, el límerick del señor de

Peshawar trae en español un equívoco que no está en el

or¡ginal. "todos van a sentirte" es ambiguo y sign¡f¡ca tanto"apenarse" como "oír'. De modo que no sabemos si laseñora del ¡nfortunado estádiciendo "¡Quépena.. I" o "¡Porfavor, no grites tanto...l". En otras ocasiones cambié unsinsentido por otro, asegurándome para hacerlo en otrosescritos. en cartas y anécdotas de Lear'

El l¡mer¡ckde Leartiene casi siempre la misma estruc-tura métrica y también el mismo tipo de compos¡ción'Comienza siempre fhere was an old man (an old ladY, ayoung tady). Casi nunca traduje "Había un anciano (una

ancia na, una joven )" . U na trad ucc¡ón asi no se aviene co n la

ilustración. Con la presentación, viene el lugar donde la

persona vivía, que muchas veces cambiÓ en la traducción'Hasta preferí lugares chilenos para la sust¡tuc¡ón. Despuésviene la descripción del comportamiento, maneras o hábitosdel personaje. Sigue una anécdola con un comentario, un

desenlace.

Sobre la cuestiÓn métrica. trato sobre todo de lograr

un ritmo. La rima la respeto, pero el ritmo lo construyo de

modo que quepa entera la historia Las palabras inglesas

son cortas y se contraen de modo que en capacidad o

XXXII

Page 38: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

volumen no podemos competir. Repetir la útltima o últ¡maspalabras del primer verso en el quinto es cosa que respetéen la m¿yoría de los casos. Hay una reflexión de Orwellsobre este recurso de Lear: que al anticipar el cierre de laestrofa con las palabras en que termjna el primer verso,Lear baia el tono del drama; el lector anticipa el final y nohay sorpresas. Las cosas ocurren como ocurren las cosasAcaso sea asi muchas vecns, pero no siempre.

Veamos todavía un limer¡ck para una consideraciónsobre el abuso del adjetivo, que vale la pena. ya lo dijimos,Lear suele estampar en el quinto verso (no exclus¡vamenteen éste) un adjetivo que va encima como un parche r¡diculo:

Había un caballero en Las Ardenasque odiaba las molestias y las penas,por lo cual se sentabay las piernas alzabaesa persona umbrética de Ardenas.

No siempre he traduc¡do esos adjet¡vos ,,a la buenade Dios" que sue¡e traer e¡ quinto verso. pienso que esteenlpleo arbitrario y chocante del adjet¡vo v¡ene muy biencomo crítica de las culturas retór¡cas. Me parece que fueVicente Huidobro quien dijo ciel adjetivo: ,,cuando no dav¡da, mata". ¡Eso es hablar b¡enl ¡Cómo aplaudiría Learl¿Oué quedaría de tanta literatura si quitáramos todos losadjet¡vos u m bráticos?

Debo term¡nar. Yo queria seguir un h¡lo de senticlo enesta introducción a Lear hasta desembocar en una histor¡aque me conlaron srendo muy nrno y que nunca olvidé.Como sea, la escribo aquí:

Esfe era un reyque tsnía un buey;lo amarró a un qui¡layy deiénlo ai.

Lund,2 8 de Octubre, 1990.

XXXIII

Page 39: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

NOTA BIOGRAFICA SOBRE EDWARD LEAR

Edward Lear naciÓ en Highgate' Inglalerra' et. t.Z O3

Mavo de 1812. Fue el menor de 21 hrjos que un padre delo en

la ruina v abandonados Se crio enlre muteres' soDre rouo dr

."ii"l"'ü'" -"yor de sus hermanas' que muy bien podía

;;;;;;; p"r ios 21 años de edad que los separaban

A los quince años, comenzÓ [ear a valerse pot .sí

-ir.;. ó;;r;; ;in,¡unt", no demoró en consesuir comisio-

"".'.á*" ll""*doi de l¡teratura médica Posteriormente

l.""io,i' ""."in"t dá ta soc¡eoao zoolÓg¡ca para iluslracio-

nes de animales; en especral' paiaros Recomei:d:.iEái"rtO Stunf"V (el décimo tercer Lord Derby) recibro de esre

"iá^.-é. o" iiustrar un libro con la ménageríe de su man-

.ion "n

ino*.luy Hall, vecina a Liverpool'

Alli permaneció enlre 1832 v 1836 Llego a ser experto

ilustrador nalural. pero una visión muy defectuosa le lmpl'

o'i'.ñ't "" esia tinea de trabajo que exige mucho en

precis¡Ón Y deta lle

Posteriorrnente se decid¡ó por la prntura .al Óleo de

oarsaies. A pesar de su economía siempre vacllante puoo

i;il; t"s;;; drsfrutar de cuanto paisaje pudo desear'

ütri,i i"o¡1, Cevtán Egipto, Arabra' Siria' Palestina' Asia

n;;;;r: M"li"' cárcesa conoció ltalia de punta a cab:i ?e:ptáiiiiá ct".¡u sobre todo, a la que dedicÓ largas excursro-

ne s.

Dc su pintura, se considera que destacan t":iyll^"]'.-oro v olrietu sus acuarelas; pero el mismo se consrdelaDa

piotá.ion" t."nte como un paisajista al óleo'

No era persona de salud Epiléptico' q99:"'t i9"l::O" .rtu y nrónquitls crÓnicas Siendo tan débil no se saDe

áá áánou'ru"uuu energías para sus v¡ajes' su continua dedi-

.r..^'"j" piÁt"ra de faisaies que hano acarreo v::11"]"suoone; a lo que se suman sus numerosas exposiclones' srl

iáiÁponoun.¡u, sus escritos v vida social'

Page 40: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

:

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It.Iü

l¡IIl¡!"

Terminó por establecerse en San Remo, ltalia, con uncriado albano y un gato que se enredó en la fama de suscar¡caturas, Mr. Voss, que lo acor¡pañó los 17 años quevivió y lo abandonó a dos años de su prop¡a muerte.

Durante su permanencia en Knowsley Hall, junto a losStanley, tenía Lear la costumbre de jugar y charlar con lospequeños que abundaban en la mansión. A esta c¡rcunsta n-c¡a, casual, cotidiana, debemos la man¡festación del genjode Lear. Se muestra en las estrofas e ilustraciones sin sent¡,do con que divertía con rnucho éx¡to a la oente menuda.

Su primer l¡bro con esta poesía hecha tan a la caftetay con tanta espontaneidad. Book of Nonsense apareció en1846, fecha en que apareció también el libro sobre KnowsleyHall con las ilustraciones de Lear. Tamb¡én en ese año fueencargado Lear de d¡ctar una docena de lecciones de dibujoa la Reina V ictor¡a.

El éxito que siguió a Eook of Nonsense y sus nume-rosas reimpresiones debe haber hecho sonar una campana.Siguieron pu blicac¡o nes cle sinse ntido, y en 18j2 aparece unsegundo l¡bro de Lear, More Nonsense. Se multiplicaban loslimericks, las canciones y relatos y dibuios, faunas, floras,lexicografías absurdas, la galeria de ¡as creaciones de Learque le br¡ndarían fama para siempre.

Sobre esta fama, eso si, no sabe uno si se forma congarbo y seguridad o a tropezones. Lear dice que la poesía yel dibujo sinsentido son su elemento natural; pero parecetambién que no lo respiró siempre ni lo atend¡ó con preferencia. A sí mismo se tenía por p¡ntor paisajista y al óleo. Nique era mejor acuarelista veía. Sobre lo mejor de su poesía,sus limer¡cks, hay esta cons¡deración: "fueron esbozados depasada, y tan poca considerac¡ón les dio su autor que nofueron publicados sino diez años después". Con una impre-s¡ón así me quedo leyendo sobre la vida de Lear y aprecian-do sus /r'rnerlcks.

Page 41: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Se han publicado pÓstumas, páginas y páginas de

Lear; nueva poesÍa y relatos sir.)sentido, nuevas ilustraciones. Hasta en 1988 siguen apareciendo /lmerlcks, poesías,

cartas. Es seguro que falta mucho para que tengamos la

publicación de su producción entera

V¡viendo todavía se llamÓ a Lear "padre de la litera

tura s¡nsentido moderna". Tennyson le dedica versos. Ruskin

lo ubica primero en su lista de "los cien mejores autores"'Su fama declinó hacia fines del s¡glo pasado; pero en éste

son muchas y variadas las muestras de reconocimientocomo para que nunca más pierda el lugar que le es debidoen la historia de las letras

Murió en San Remo, el 29 de Enero de'lBB8

REFERENCIAS

1) Edward Strachey :

2) Ho lb roo k Jackson:

3) Peter Hain ing

4) F.N. T¡gerstedt

5) Philip Hofer

6) Angus Dav¡dso n

7) Susa n Hyman

8) George Orwell

lntrod ucc¡ón a"Nonsense Omnibus", E Lear' 1943.

"Edward Lear, Laureate ofNo nsense ", en "The ComPleteNonsense of E. Lear", 1947

"A Book of Learned Nonsense"''1987.

"R¡m och Ofornuft", E. Lear,'1952.

En "Teapots and Oua¡|s", 1953

En "Teapots and Oua¡|s", 1953.

Edward Lea r's Bird, 1980

The Co llected Essays, 1968.

Page 42: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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LIM ERICKS(El libro del Sinsentido)

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Page 43: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una señora que vivía nn Navarra

pasótoda su vida en unajarra;oara ha..r[a lncolorala pintaba a toda hora[a serena señora de Navarra.

2

Page 44: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor se al marruntuba junto

pero, sihac. f rb,renunciando a sus

placidamente en [o ulto de un pi[a6

brbs,rnanduba por tortudas a su hogar.

3

Page 45: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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Había una Jon."ll.u .no había ouién supiellse iba a un arenal

(nadie sabía cuál)r. l- I

g enl.rnLaba un Peg

hi*oria.

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Había u¡'r caballero en Cludad Rea[

provocador, perversentudo, sin resuelcon un balde hasta

transmigraba su vi

Page 47: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una señorita en Alicante

de cabello rizaáo exhuberantel'-'Lacia ef mar

que 5e exPandto f r'.

ee enroscó en un Plnar

g asombró utodo "l mundo en

Aticante.

6

Page 48: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un jouunteuta.udo.n Zaíreque se estuvo con las piernas a[ airehasta gue el marrueco[e subióa[ chale.oa esejoven

".téctico de Zaire.

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Page 49: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l-labitaba una darnu en Palmira

que a escobazoslimPiaba EuLira;

.ada u.z que lo hacía

una dulce armonía

embriagaba a ia gente en Palmira'

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Page 50: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor gue vlvía en Mendozatenía l'a conducta más curiosa:toáa ve= gue podíaen [a mesa dormheste señorgrandioso de Mendoza.

9

Page 51: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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Había una señora en Portugal

náu-fica hatta elmareo g mug

miraba deude un Pinoel. naisaie marino,

pe/o no-=alía de Portuga\'

Forma\;

10

Page 52: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un .uballero de Be[énque siemprehizo las coras rnug blen;rnetía La cabezaen una bolsa g.u.rag de espatdas dormía en Belén.

11

i!nr&.

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Page 53: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Tenía una señora Je Cantón

una barbil[a .omo un agu'¡jón;

en un arpa de viento

[a aguzaba en momentos

gue [lenaban d"trémolos Cantón'

12

Page 54: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l-labitaba un señoren Itá[icadu dudouu materia enceFá[icaen las horasde.almase subía a una palmag obserrruba las ruinau d. Itá[i.-.

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IItli

13

Page 55: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una señora en San Bernardo

que comPró un plto g se sentó en un cutdo;

con 5u modo inquietante,

rudo g desconcertante

Eil.bab-a atodo "tmundo

en san Bernardo'

14

Page 56: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l-labía un.abu[lero Je Tolosa

cugac ldeaE eran mug dudoru.;en un globo aerostático| / +1. l,+.flac La esIudros IunaLrcos

eEe Eeñor iluso de Tolosa.

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Page 57: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

flERflELA

A una seloraJe La Dehesa

se fe enredó el' rouarlo en [a cabezu;

en un piso eentada

.o,.níu'mermul.adu

que Le ,.ntaba bien en lacubeza.

16

Page 58: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un Eeñor gue vivía en Cartagenatenía una expresión dulce g serena;sentdndoue en un ríobebh oporlo trbel tranguilo señor de Cartag"nu.

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Page 59: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habra una joven en Odesa

oue para Protegerte la cabeza

J*olutuba un sornbrero

.o,lt "u

ruedos de cuero

g tres colas de clnta de Odesa '

18

Page 60: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Magdalena

un poco consumido por [a pena;comía torta en tarroque,sL se hace en un caYro,

atigera bastante de la pena.

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h&s

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19

Page 61: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

,/. /.'/',,/¿-/'/ ..' --¿'- -

Había una señora de Tirrquía

que lloraba si estaba mato el día;

pero simejoraba

ga no Itoraba

la excéntrica señora deTtrrquía.

20

Page 62: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un cabaltero en A4ataqultoa guien tenían insomne lou Áorgrltor;para dormlr cenabaternera sancochadasentado en una rueda en Mataguito.

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1i

21

Page 63: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba una dama en El Paso

de virtudesg vicios escasaside puro diligente

tragó un pastel caliente

g pasó a mejor vida en El Paso.

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Page 64: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A un señor con problerr.ras de concienciase le ocurríó curarlos con urqencia,con salsa de tomate , -,on.,hernJ g chocolatetodo lo cual alivia la conciencia.

oz

Page 65: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Sopo

Había unaseñora en Antioguía

cuga sopa se había puesto f ría;lubricando el Fuego

la hizo hervir mug luego

ese ingenio u.ort.o.á d. Anlioquía.

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Page 66: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

í"4---

Un caballero gue vivía en Trogacalentaba su brandg con sogalo bebía en cucharaba;o la luna clararnirando el especleí.uto de Troga.

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Page 67: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Debido a su locura una Eeñora

se Fue a sentaren una za(zarnoYa;rl

por las rnucnas e5Pnassu bata auedó en ruinas

I

entristeciéndola antes de una hora.

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Page 68: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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ü

Había un cabal[ero en pueblo Hundidoque clannaba : "¡ Mejor no haber nacido!,,se sentaba, llorabag tanto se angustiabague muridde dolor en pueblo Hundido.

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Page 69: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una dama en Montevideo

que compró un sombrero Parael ?aseotan grande 9 tan rojo

que le \rrfto los ojosI ' 'rMontevideo-9 veloz Yeg(e5o ¿

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Page 70: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

I

ir, r

Habh un caballero de La Plata

que leía a Homero en una pata;cuando se srntió1ieso,dio un saltito ex profesog se ahogó en el mar de La plata.

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Page 71: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Latía de unajoven de Geronaera mug andadora g mug saltona,saltaba guince vallas

g andaba, en leguas maga5,aproximadamente cien mil las malagas.

30

Page 72: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

gue no podíaenvuelto en

nunca estarse guieto;Jtina t"la

Habitaba un señor en Orvieto

propiedad de "u

abuela

iba de arrlba aba)o por Orvieto.

31

Page 73: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Le dlo a la mucama una dama de AmbereE'u5i en.uentras que hag agu-.¡as o alfileres

en m'r alcoba,

bárreloscon la e.coba)

"sa dan"a exhaustiva de Arnberes'

32

Page 74: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Santand".gue no sabá guédebía ha..r;ba_;o el sol paseabahasta gue 5e toslabaese conFu50 serde Santander.

,i,

33

Page 75: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una dama de nariz tan [.r9aque [e costaba soportar 5u cayga;contratcí una criadade conducta probada

?arc acaryeay esa nariztan larga.

34

Page 76: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Las

gue odiaba las nrolestias ycon laE piernas a[airernoslraba sr¡ desaireese urnbratico ser de Las

Ardenau

las penas;

Ardenas.

35

Page 77: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una darna 1ue gritaba en Quito

9 hasta en Río se oían sut gritos;

.ran gritou bestrales,

nunca nad['e ogóiguales

a los grttos salidos de Quito.

36

Page 78: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señor en Perú

que siempre se decía, "¿Qué harástú2"se arrancaba et pelo

g [o tiraba at sueloese señor intr(nseco en Perú.

L

li&ü.üh

a(

Page 79: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

.,/;.a,'',7

Había un caballero en Indochina

muq dado a abanicar a su sobrina;

se ápli.aba a la em',rc'a.on i¿l d"licadeza

que |a joven perdió la cabeza'

3B

Page 80: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Erase un hombre gue en su edad primeracasualmerrte cagóen una tetera; '

creció,ni gué decir,g sin poder satirpasótoda su vida en [a tetera.

IL

11,

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llIss

5J

Page 81: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballeYo en Peshavar

que 5e corló la arteria gug:t"Il

u'u ".oouu

al. "scuchar \os alartdoE

.uuulró"' i Oh, amo r mío'

i;i;.;" a uánti't" en Peshavarln

ri40

Page 82: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

un istmogargarismo

fotre

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ce5ndogargarismo4'

41

Page 83: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero que vlvía en Jamaica

desposó de súbito a una cuáquera laica,

la que exclamó' t'i La-lá,

si me viera rnamá !"aFltgiendo al señor de Jamaica'

l

42

Page 84: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero de Kilima{aroluca en Eu nariz un aro ra(o;durante todo tluniomiraba el pleniluniocon su aroraro de Kilirna$aro.

43

Page 85: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

\

Había un caballero en Las Malvinas

que obse rvaba a 5u esPosa en la coc

la cue sln darae cuental,-r-.

le eEpolvoreó Pirnientalr,g cocind al señor de Las Malvinas'

44

Page 86: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

[ste era unjoven gue vivía en Budacuya conducta era viciosa g ruda;llevaba una qolillaentre blancJamarilta

1ue aturullaba a medio mundo en Buda.

45

Page 87: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor que habitaba un Bohemia

bautizó a su h'¡ja con elnombre EuFemia;

?ero, \ v aga,aFliccíón I

ia sudqo un ladrón

amargando al señorde Bohemia-

46

Page 88: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero gue vivía en Vincenzatenra las piernas de una altura inmensa,de una sola zancadase pasaba a Granadaese hornbre sorprendente de Vincenza.

Page 89: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una señora enSara¡evo

cuga5 hyas m\raban a huevo'

de gris laE vistióu duro les dio

Lon un baslón..ntorno aSara¡evo'

4B

Page 90: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Chiguagantede manera de ser"^uJp".ántu;entina a prueba de aguanavegó hasta Pisaguaese acuá1ico ser dé Chiguagante.

49

Page 91: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

llabíauna duma cuga narizprosperaba g crecía feliz;ál p"rd"rta d" vista,

.x2larnó, " i Estog liuta r

iAdiós la punta Je ml nariz!"

50

Page 92: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Arezzoque no tenía nunca más de un peso;gastdtoda eua plata

en cebollaE g horchataese señor reFunFuñón de Arezzo.

)t

Page 93: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una señora que vivía en Suecra

subió aLtren'que Partía a 5ilesia;

cuando escuchó:' iLlegada I

no ouiso decir nada'

üüF.ti "'AAejor me vuelvo a Suec

52

Page 94: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Marga - Margade nariz aplanada puro laíguien Eus partes mástlernasponía una Iinternag pescaba de noche en Marga - Marga.

,

|'

I

I

t53

Page 95: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una jove4*fabía en San Javier

qu" pidi; lelraleran de beber'

le dleron, "iAg, hgja,

se vació la vas'¡lal"

\o que irrrtó a e5e ser de San üavier'

5+

Page 96: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señoren Vesuvio

que leía en su Fuente a Vitruvio;la tuente se incendióg al ron se dedicóese mórbido ser del Vesuvio.

.

tli&'

I&',&j

55

Page 97: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una joven cugo temperamento

se aouietaba de momento en rnomento;

o.uo,\ntáronle, "¿ Mudaz "

iuuá un qesto de duda

.u" proíocador ternpe ramento'

56

Page 98: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor Va[ladaresde Argent¡na.ortaba sus uñas .on

"u.ofii,u;se cor[ó los pulgaresg exclarnó' "iValla -..dares,guiénte d¡jo gue usaras escotinal.'

iiii-,.

R1ü.

57

Page 99: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una Eeñora en Santiago

de lenguaj ehorrorosarnente vago;

ti ulou'ren l,e prequntaba'o, SJn uo*bi"tJ"z" dudaba

la oracula r señora de Santiago'

5B

Page 100: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Barranquil.las

gue no comta pan sin mantegui[ta;pero una grantostadase le guedó atascadaahogando a ese horrorde Barranluitlas.

I

IÉ.R

&

59

Page 101: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señor uentado sobre un banco

con nlanchas negra5 en su chaleco blanco;

lo volvió al revés,lo parlió portresg obseguió a sus hljas su chaleco blanco,

60

"¡¡

Page 102: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una persona gue vivía en Luca5e co\pY! tal pedazo de pelucague soto ta narzcomo una gran lombrizle asomaba

?o( entre [a petuca.

61

Page 103: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

HabÁ un cabalLe ro en Alabama

siem pre cortéEtr Áándose de damas¡

dand! a su h'1ja La mano

se ahog6 en un pantano

ouu hag en alguna Putt" de Alabama'

,,1

62

Page 104: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero gue viv(a en Ríotiritaba con sólo oirde Fr6;se compró unos visonesg unos cinco almohadonescon l.o que se sacó de encima el.Frío.

I

l63

Page 105: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Aabh un cabaILe ro d" La Higu..o

q". .p"dn p::dg" po",Lo..9u" Fuera;

alguien d'go r "¿ Por qué2 "

q ét gritó r "i Mire, usted,ño rruelva a a?arccercePor La Hígueral

64

Page 106: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

NW

ry

Abrió un señor gue había en San Fernandola ventana de paren par,grtando.ni

Man..gu" r'aunr*guu,man5eque laculegue l"esa duda en dos pie<; de San Fernando.

65

Page 107: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero que LLegó de EuroPa

Iropezó el pobre g se cagó en [a soPa;

Dero una Slrvlenta

Ln.o-iuble g atenta

[o sacó .on un garf\o de [a soPa '

66

Page 108: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

''.lii,

Había una persona en Rinconadaquetenía una boca inmoderada;pero al zamparse un platode pescadobaralo'se atragantdel señorde Rinconada.

67

Page 109: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero que vivía en LgaI

ence((ó a su señora en una ca1a.\'i Quiero salir!" decía."Me paruce, querida,

que pasarás [a'vida en esta .uiu."

6B

Page 110: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Egte era un caba[ero d* DublínI ¿ \\. --r. .1

gue decía,' i Tipitín, tipitín I

ibapatás, capatásl'í '

ni una sílaba más,et parco caballero de Dublín.

69

Page 111: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una ioven de azult caneEú

r."i^t Uu'. t'¿Eres tú, erestúa"

tuindo ogó"'i 5í sog 9o !"

só\o respondió"'iOh!"ese esPerpeÑo azu\ en canesú'

70

Page 112: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

,fabía una pe.rsona gue se d!1'o incierta,

_"tr J1u nadie responde a esta puertar

toqué [a campana,tne salieron canasgnadie responde a esta puerrta."

71

Page 113: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero que vivía en China

tenía seis pe{ueñaE ' Jiska 9 Gina'

Amelia 9 Amalia,

Fidelia g Eula[ia,

g todau vivían en China'

10l/-

Page 114: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

.\->\

Había un caballerc en Chimbarongogue decía , " iDdnde díablos la po"ngo t*cargando con su hermanague aplanó una campanaen una tempe.tad de Chimbaron90.

73

Page 115: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

LIMERICKS(El libro del Sinsentido)

ll

Page 116: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

I

t

Vivía una doncella en Gibrallarque f recuuntaba el Fondo del mar;acunaba a los pece s, mimosa,les lavaba lalozag nadaba de vuelta a Gibraltar.

75

Page 117: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

t.iq "i\o \\

Había un señor gue gritaba, " 1 Ag, ag,a9!'ose

paró un pajarillo en el g^uillag l"

Preguntaroh, ". Pequeño z"

Respondi6r" Más o menog

.uutlo veces el alto del guilla5'o

76

Page 118: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Esta era una dama de Coblenza

que solía dornriren la derpensasi venían rafonesles echaba bonrboneE

esa _¡uíciosa dama de. Coblenza.

Page 119: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señord e barba mug pobla da áecía,"iEuto era)uio,lo que metemíali Dos búho 5, una gallina,cuúro alondrasg una golondrina _ .,

tomaron mibarba por hospeder(a!

-74t()

Page 120: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una señora en Gotemburgo

que compró un guiltro negro en Eslrasburqo;mermelada de Hamburgoyjamónde Fríbur9oh daba al guiltro d. d".agurgo.

79

Page 121: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Adornaba un eeñor de Verona

s¿cabeza con una corona

con tres camaYones

u cuatro ratoneE

ánuurtados en salsa de Verona'

80

Page 122: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Los zapato= de una damade llalcon"snotenían rnug sueltos los cordonescompró cinco rnaEtinesnuevitos y en patinessalicí a dar una vuelta por Haicones.

B1

Page 123: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un cabatlero de Canfón

que poeeía un quiltro asaz gufrónsu andar g su gracejoeran qloria g espejode cuánto guíttro gordo había enCantón,

oo

Page 124: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Unaseñora tue a Puerto Ri.o,comprótres pollosg un abanico,volvió,sentólos

g abanicótoscon su abanico de Puerto Rico.

83

Page 125: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Somaláoue se estaba cantando todo el día

I

a sus cerdos I patosoue alimentaba a rutos

I

J.on lou higos más Frescos del día '

B4

Page 126: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una darna que vivía en Conelanzadaba a unos patos clases de danza;les marcaba , "i Un - dos -tresl"

l/ \\.-r , L zr\\feSpond ran : r lue -Tue l

cl.' . I

aFligiendo a esa dama enConslanza.

85

Page 127: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Ha6ía un caballero en El RemanEocu9o5 amtgos eYan unos 9an5o5iiba en su compañíaa toda hora del díaes" aFable señor de El Remanso.

86

Page 128: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una darna en pljama se aEorno a lz:i venlhna

pensando que'allá lejoe venía l;i rnari¿,t'r,l;

bs búhos g lecl'ruzas

la do jaron conFu:a

blanca como un espectro e.n la'¡ert-far¡a.

e7

Page 129: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballuro "n

Quilicuraque Frecuentaba valleE g llanuras;

I L L..cuan[o galo g Yalon,culebra g culebrónseguían al señor de Quilicura.

B8

Page 130: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

La hlja de un señor del Altiplanogustaba cabalgaren un marrana;usaba una pelucasobre [a mera nuca,dando

9ué hablarentodo el Altiplano.

89

Page 131: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l-labía i-rn cabaliero en Camerúngue llevaba una vida al buentuntún;danzab'a con ef gatoy en su sombrero ch-ato

servía eltd asombi-ando a Camerún,

90

Page 132: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero de Monroviaque andab a por Ia plaqa con su novia;lllJles salió un camardn,les saltó el corazón

g volvieron corriendo a Monrovía

91

Page 133: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Trataba un caballero en Petrogradode hacergue camina ranlos p"u-.udou;cuando caqeron muertos,djjo

' " Lo único cierto

e5 gue debíguedarme en Petrogrado)

JZ

Page 134: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una rnuchacha de San Rerno

a quien la abuela amenazó,"iTe guemo!"la nieta of rec\ó untrat IuiQu*.u rnejoral guto,oh vieja incongruente de San Remol"

93

Page 135: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señor mug dese=peradogue 5e conrpró una liebre en el rnercadonrontden ella un buen díag corriendo sentía

gue ga no e.tabatan desesperado.

94

Page 136: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Aabh una doncnlla en Aragón

de mucha Farna g gYan repúación;

rnientras tocaba el arpa

pescó máE de rnacaYPa

ia .onrrrnadajoven de Aragón.

95

Page 137: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caball"ro de Buenase hizo a la mar arrilapasada la milla

Esperanzade una gansa

mivó hacia la orillag sonriendo volvióa Buena E-speranza,

96

Page 138: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

w),

Las hi\as de un anctano de Mar..llausabañ velos verde - botella;

pescaYon cinco atune.que enviaron el lune=

en un pluto a su papien Marsella.

97

Page 139: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A un caballero gue vivía en Nizale reventaba tener que andar de prisa;

r r-L-L I I

a tomo de [orluc]aiba de Niza a L"uga

ese lunáJico señÁr de Niza.

qa

Page 140: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

rf,

nlii'

flil

Había una doncella en Fujiqanra

qu. .apturó un Vezgordo sirt esc"-amas;

.uando lo tuvo aYesot / tt. ^¡.1exclarno: r /\/\lren e5()l"

ese extá1\co ser de [:uliqarrra

99

Page 141: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero tljuaneñogue enco nIró un perro chico sín su duefocando lacampanadurante la sernanaarradraba al perrito por Tljuana.

100

Page 142: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una señoraen San Vic"ntea quien seguía un oso,lamentablemente;

sinhéndose extenuadamurióde una sentadala dan'ra trágica de San Vicertte.

101

Page 143: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Hahía Lrn caballer-o en un nantanocon Lrnog rnodos.' t

senlado en una ,)rÍI'"u ! vanos;

le carrtaba a L)na ranaese ser insh,ur_lir¡o en un pantano.

102

Page 144: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una donc.lla de Sorrentoa guien seguía untoro izirulento;aqarrando una pala

lirito ' "iHala,'hulu l"

dístragerrdo a ese toro virulento.

103

Page 145: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor que vivía en Siracusa

daba clate= cleté alaslechuzas,oues la sola noción

l".o-"rse un raIón

le parecía irnpropia de lechuzas'

104

Page 146: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una durna de -Iormes

acoEada poy molcas enormes:a unas nluUa puñetes,a otras ahogóln ret.ut ug se volvió con las demás a Tormes.

105

Page 147: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un caballero que vivía en Riga

subEisTía .on ünu que otra amiga

cue nicaba del suelo

"*rá los palarue\osen la purl" éxolértca de Riga.

106

Page 148: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

[ste era un caballero con búho

cue eutaban siempre tastidiando a dúo;Llcon cerveza ama(la,

la pata larqa,pasaba el"señor con su búho.

107

Page 149: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

HabÁ un hombre en un áriolcon rnil

guejas

sobre el Fastidio de una enorme abe¡a;

le pregunt aronz "¿ Zumba ?"' .. - . ll-..'- t ¡vocrfero: I lu...rumba!

,\

ii]I

.1

I

]

l

tlbruLa

zumbalt

lDe acuerdo a la deFinic¡ón la

i,/ l',t,

\\z't¡

108

Page 150: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Se [e melió a un Flaulista de

una boa en la caña de una

tocó con tal derrochede arpeqios día q noche,

guu tJ biu .u FuJ .on tanto boche.

9ranbota;

Inola

ii

I

I

L

109

Page 151: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Bal¡acon veinlicinco hljos g una h'1ja;

les daba caracoleE por pitanza,los oesaba en balanzau.J horbre extraordinario de Balga.

110

Page 152: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

que cabalqaba un burro café-claro,de orejas como cachosrrás de loro que machooue hundieron al señor de San

h uncaballero en San Genaro

Genaro.

111

Page 153: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A un señor que vivía en Las YizcachaqI

le subió por el cuello una cucaracha;.l -. tt - ),' J- .qrrto:' rLon e5te aqUla

J I I I , r\-vo5 a malaYle,aruJa:eEá airado señor de LasVizca.has.

112

Page 154: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señoren San Marln<>

orooidar\o de un rnono babuíno'quJ .n una no¿he helada

incendió la morada

g con ella alseñorde San Marino'

113

Page 155: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

k":

Había un caballero de Barbadou

1ue corría a malarse por los prados;tres abejas mug pillas I

en narizg rodilla.Io picaron g se volvió a Barbados.

114

Page 156: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habá u;r caballero en GuadaYYa?o

que no

pngaba

eslaba de acuerdo con los sapos;{

I

A 5L 'c sODf ln'd5

doslibraE eaterltnas,,or .ada sa?o rnuerto en GuadaYYa?o.

115

Page 157: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A un señor lo atacó la maníade corner liebreotodo el santo día;

por comerlas en cuerose puso verde entero.o,1 lo cual Ee le Fue la maná.

116

Page 158: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Gustaban a un señor de Medellínlas arañastostadas remojadasen gin,

agregaba un té Frioala or\lla del ríoese señor romárllco de Medeliín.

117

Page 159: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor sr-rponía gue 5u prerlaen un veinte por cierrto no se enconl.raba

abierta;pero, mlentras clor rníatodo el quardarropía

Jle comieron las ratas gue enlraron por la

Puer

118

Page 160: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

H46quicA

Había un señor en Kurdistán

que no colnía más que charguicán;uno que oLro ralon

oue le daba Eazón

,!tr"u.uba al señor de Kurdidán.

119

Page 161: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Se decía un señor de Cuernavaca:"2C6mo me libro de esta horríble vaca

si le sonrío un rato

g cultivo su trato,bien podría ablandara esta,ra.u)

120

Page 162: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A un caball..o qu" vivía "n

Na,rarra,t

se le pegó .ala.espalda una cigarra;

cuando cntyrp en su otdole dio un susto paridog se aleló a Ealtitos d" Narrurra.

121

Page 163: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Erase un hombre en cugas naricesreposaba n los pá)aros Felices;lehacían compañíahaEta el Finaldel díahora en que 5e le inchaba n las nartc,

I

122

Page 164: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

(El

LIMER¡CKSlibro del Sinsentido)

lll

Page 165: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un Eeñor en Baviera

elogiado por quien lo conocíera;al Eon de una carnpanadanzaba la pavanadeleitando á la g.nt" de Baviera.

124

Page 166: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l-labín un caballero enTalagante

que alrnorzaba un poroto g un guisante;decía, "9a con esosiento exceso de peso"el prudente señor de -Ialagante.

125

Page 167: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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126

Page 168: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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Habitaba un señor en Mejillonessustalones;

Mejillonea.

que sólo caminaba en

l) razón le pidieron,pero nadaobtuul".ondel rnístico señor de

127

Page 169: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Mato Grosso

1ue corría en los lomos de un oso.?reguntáronle, 'l Trota ?"Respond ió -. " iN í una jota I

Et u'n oso nreilo.o grá.r,ruo!"

128

Page 170: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señorque vivía en Las MelazaE

Eólo usaba el paragL-las en casai

decía r " No es decente

molestar a la gente,por másque ná haga gentelren Las Melazas)'

129

Page 171: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

-F€--==:--

Un señor con nariz de lonqanizadecía ,"Si adoplan Iu pr"|^i.ugue larga e5 con exceso,el error estangrueso

lue 6e van a quedar sín longaniza)

Ij130

Page 172: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero de Caslilla

que dil'o t" \Por tavor,una silla!"

lé dljeron ;"iLesera!i5iéntate en tu chistera

ide e5 el chiste rnás grande_de

C-aclillal"

131

Page 173: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Angolacon narizcon 5u5 puntas de cola;decían "íTtrade ella

g vendrá la doncellalt'aeombrando a ese señorde Angola.

J]

132

Page 174: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Decía una señora de Rosario'

'i Fubuloro, genial, extraordinario l"

cuando esci.hd, " i Carl]ol"voló colina abajo/ (

I vista Por Rosario'9 nunca ma5 ru€

I

133

Page 175: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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i,ir

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Había un caballero en Atacamague bailaba en la punta de una y;rlla;

Breguntd, "¿ S i eátornudoz"'iTe

gueda rías rnudo,oh irnprudunte Eeñor de Atacama!"

134

Page 176: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

fl".[.:

ii

i

I

\

de una larqa nariz comotrompeta;cuando se la sonaba '

la gente se espantabag returnbaba toda Viva.eta.

Había un caballero en Vivaceta

135

Page 177: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

HabÁ un joven de ojos agraciadoz

de tamaño g color inusitados;si estaban rnug abiertossembr aba n desco n c íerto

g su entorno guedaba desierto.

136

Page 178: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en La Floridabastante disgustado con la vida;un plato de ensaladag una que otra baladacuraYonal señorde La Florida.

Itr

137

Page 179: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

HabÁ un hornbre mug obeso en Praga

ga

a quien de súbito cog\ó la plaga;le dieron mantequilla,la que le dio cos\uillas,las'que curarona'l Eeñor de Pra

138

Page 180: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

i:-;

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Había un señor en Anlillasturbado por horribles pesadillas;para que no durmerahacían que engullieraunos rícós buñuelos de Anlillas.

t-

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139

Page 181: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Cabaloando un Eeñor d" Extrenradu.JL-/lt.+

cagó ,ú

ue partió en doe por la cirftu

pero una5 Duenas qentescon enqrudo "x..|énteTngurJn

al Eeñorde Exlre madura.

140

Page 182: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

.,Lrqrlqenl"or merÍo;

1

rmento.

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141

Page 183: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero iunto al Nilo

montado en un .nótt* cocodrilo;

di iéronle, "Al crepúsculop,-iede darte mo rdüs.utor -. ' + ruito minús.ulo)g de_.¡arLe un

Pocl

142

Page 184: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un señor que vivía en Maderasse compró una camisa.on pechera;le dijeron,'2 No vesguete ves como un pezllevando una carnita' .on pu.hera z'

143

Page 185: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un Eeñor que vivía en San Andréscaririnaba Jn lu punta de los pies;le dijeron , "i ldiota ,

no entiendes una lotaliNo son horas de andar a puntapids

1+4

Page 186: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había.un hombre en un paradero

¡u1.hizo u1

f¡,cu1s o imperecedero;{é djjeron, nc

Rapápara'iu tenlenpie,oh peste g aFlicciói del

¡uraduro z"

145

Page 187: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un cabatle ro en Cridianíasentado a remache en una sacri{ía

t.. / I ll.- \\dllefonle: ltfe5 un...rJupondio ,o íCataplún !"ese odioso señor de Críd¡anía.

1+6

Page 188: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señoren Españaque cortaba el iarnón .o,l quadañacuando escu.hló, "iQué imóer.. .l"gritó, "iGuadañu o .u"r..'. !-'

e5e ser intensivo de España.

147

Page 189: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

lr,r\\L\l

Un señor oue vivía en una quintaII

no podía encontra r 5u vaca pinta.le dijeron '

/'¿ No VeS

quele subió al c'tlrés,l, '- J r r . -L t

oh, envrdtoso senor de la qulnl,a?

148

Page 190: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un de La Platadelgado comoLámína de lata;fe achataban los tlancoz,[o vestían de blanco

g enrollaban al señor de La Plata.

cabaLLero

1+9

Page 191: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un anciano sentado en dn olmotenía una barbague llegaba al colmo;

Pero unos pQjaruelosle arrancaron Los pelos

paratejersus nidos en e\olmo.

150

Page 192: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Katowitzal que un loro coqió por [a na(fr2al J"rLo mnlun.ái.ádljéronte ," Es bucótico)lo gue calmó al señorde Katowitz.

i

t151

Page 193: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Erase un caballero de Mendozade una presenciade ánirno asombrosa,

se compróun caballog másveloz gue un ragoescapó de La g"nt de Mendoza.

j1152

Page 194: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Tenía una doncella de San Roquela cabeza cuadradacomo un bloqu";al salir [e encqjabauna ptuma doradagsan Rolue guedaba blogueada.

153

Page 195: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

En una barbacan aha6Á un viejogue agitaba lasmano5 rnug perplejo;le dil'eron, " ileñor,usted se cae !-"

" Lilierra no ftie atrae"dljo inmutable e[ incipiente viejo.

15+

Page 196: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

JabÁ un caballero en Araniuezoue dec ía.'\94¡o es, esto ás !"preguntaro n." ¿ Quéa ¿ Cuá I r"g se arrojó a un canal

que absorbió al caballero de Araiuez.

155

Page 197: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero de Berlín

delgado corno lámina de zinc;

por dislrac ción en casa

lo echaron en la masa

u así oaniFrcaron a\ señor de Berlín'JI

156

Page 198: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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- , --4-'

gue vivía en la copa de una encina;pero unos palartulosto encontr aron r\dículog tuvo gue volve rse a Carolina.

Había un caballero en Carolina

157

Page 199: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una doncella de SoFía

a ouien no huboamante 1ue

aguanlaraI undía;

se subi6 a una encina

cañó"'iAgdoseFinaiembarazando atodos en SoFía.

158

Page 200: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Este era un señor de Indep.ndenciade guien nadie tenía reFerLn.ias;le oFrecieronlab6ng [e di1'eron ," Dor,esmejor gue se vuelva a Independencia.

159

Page 201: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una persona en Santa Fdque decía', "¿Qué diablos haré2"

Juundo ogó."\Vete al cuerno!"dljo en su Fuero interno'"Éu m*1ot'lue me luede en Santa Fé)

16C-

Page 202: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Concepciónmás bien carente de coraz6n;armaba un zalarranchocontres búhos q un chanchoen un coche alqu-ilud" en Concepción.

161

Page 203: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Una:eñora que habrtaba en 9urna

tuvo uir geutt de cortesía suma 'girando s obre síse hundió en el eueto Iemergió en [as antrPod as de 9uma.

ii

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Ili'$il

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[:lr162

Page 204: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un Eeñor gue vivía en Valderascompró enormes rnanzanas g ?eyas,guinientas noventacon gue sin darse cuentadio en la cabeza atodos en Valderas.

163

Page 205: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

l)naseñora que vivía en Ancud

se vio envuelta en una multitud,a unos mafó apÑadas,a otros a mano armadae5e ser impulsrvo de Ancud.

\64

Page 206: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Ha6ía un señor insoportable

que h ízo una obse r v ación inacepta ble

lJ d;1u.on,"¿ No nota

gue es usted un idiota,' -L,. . | .1. + ' + ll

un estuPrdo tdota tnsoPorlaDte.

165

Page 207: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

llabía un reñor en Dardanelo=

que amen azó lanzar un grrto a\ cielo'

\e drjeron "'

Pues, gritaute haremosPaPitatd"

*or.\or.". a \a D av d^n"\ot'

166

Page 208: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un senor gue vivía en el Chadnunca hízo nada con propíedad;cuando en suszuecos nuevostratdde hervír los huevos\o rnandaro n muduru. de/ Chad.

167

Page 209: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Un eeñor de .emblante mug ar'sco

.-e maquitlaba con un rojo-obispo'

le diierJn, "i Ridículoi

^ourróun ba:toncículo

gi.u dgó loE lomoa rgo-obisPo'

hl

s"¡,

\68

Page 210: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

llabía un caballero de Brasila guien prc: en, el cepo el alguacilpor robar chu/elag'clavos

g chaquetasesa horrible persona de Brastl.

169

Page 211: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero d" Moravia

cugo l'ostro adornaba la rabia;

mantenía la puer%

sólo un minuto abierta

g ga estaba Moravja desierta'

x70

Page 212: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero de Viterbogue bailab a la joÍacon un cuervoiIe dyeronr"iEs muchoalentar a ese chucho !"g lo yulverizaron con su cuervo.

171

Page 213: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señor con un trmba\

que hacía siempre un baru\\o inFernal'

dii".on, "i C re\o santo'

r*;':?oY\a""'::::i.**I

fi'\iI{i

hi

)'\" ¡,i.ilton Puré con\mba\ 'l' \

172

Page 214: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

LIMERICKS(El libro del Sinsentido)

IV

Page 215: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

A una damase le Eolto el sombrero

que lae avestomaron Por alero;

ilo, "iMe importa un pitoltodos los Palaritosson bien l,Jnidot a mi sombr"ro)

174

Page 216: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Aabía un caballero en San Vicentegue andaba enzancos mug

ros envorvía entul Frecuentemente;

-Í- panes de Estambul,dando el togue el.gante en San Vicente.

175

Page 217: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un Eeñor en Honduras

de respuestas mas blen tnsegÚYas"

si oía ,l'¿ Qué es de usted z" -

J".í., " i \\o hag de qué f',

e'e ser aF\\ctivo de Honduras'

Y6

Page 218: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un señor que se moríade risacada vez gue ajuantaba una paliza;diéronle uva g bellotagguitáronle las botas

g le siguieron dando la paliza.

177

Page 219: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Arenalescon movimienlos mug cons usTancialee;

siendo de cierta tallase asomó a una rnurallau vio dos patos qordos de ArenaleE'JIJ

178

Page 220: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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n unlrge con manchas hasla el cue/lo;dyeron, "No ímporIa,

11. ¡ 'tr ilernPo las acorlaentonces ga no llegan hasta elcuello..'

ía un caballero en Puerto Bello

179

Page 221: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Estambulque valseaba con una mosca azul;

Juntur reabana una

alaluzde la luna

.ÁAri,ugundo a la gente de Estambul'

l

1AO

Page 222: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

tl I ¿ . | -Ltlaora un ancano en ¿ln boTeidiciendo ,"íSalgo a tlote,salgo aFlotecuando escuchó que nocasi se desmagóse anciano intelíz en un bofe.

181

Page 223: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un anciano en Buda

de una conduCa cadavez

hasla gue con un mazo

resolvieron el caso

trifurando a ese anciano de Buda.

másruda;

182

Page 224: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

llabía unajoven de Creiaque ve_s1íade Forma incompleTa:se enFundaba en un sacodesde el cuello hasla eltacoesa urnlriíFeraloven de Creta "

i

447t\))

Page 225: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señior erl Las 7r\sa"cugo rcsiro era l¡.jo sonrisas;."Étabu, " i Ag, Aquelii'i 1'

q rascaba el violíná1

"\u.gt* Eeñor de Las Brisas'

1B+

Page 226: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Punta Gruesa'-l- I //. ¡

gue gr¡ta ba ; " i Cer veza 2 cerveza!'se la dieron salobreqen un vaso decobrelo

9ue indigní al señorde Punla

Gruesa.

185

Page 227: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

ntilnnnlil

Unajoven de Aldea Desier%

Iropázóa la salida de una puerta;la ouerta se alascóq J*.lumó, "iQué pasól"

É h.roínu de Aldea Desierta'

r.j

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Itllri

186

Page 228: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

'rá"iii-:

4cruk.l

Hab\laba un ancíano en V¡ena

gue bebía tirlura de Siena;si le caía maltornaba té consal

lIII

ITt,i

ese anciano indecente de Viena.

187

Page 229: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Aa6ía una señora en Ensenada

gue tañía una Flauta auro- plateadala segu ían alrancoElos tres chanchitos b lancos

que su Iía criaba en En5enada.

188

Page 230: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

{ \*-

Ha6ía un caballero en Sacramentode extraño g peculiar

comportamiento,manleníaveinte hijoscon bollosde amasijoese hombretarrtááico de

189

Sacramenlo.

Page 231: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero en Concepcióncon una cabecita de botdn;se compró una pelucase [a pegó en la nuca

9 Fue la sensación de Concepción.

I

I

ii19C'

Page 232: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había un caballero de ?rovenzasuccionado por una pulga inmensa.Cuando exclarnó

"' i Qué Facha !'

le oFrecieYon un hacha

deprímíendo al seño r de Provenza

191

bk".,

Page 233: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

.s-\-&a. VJ/,..- '/.t.t

Había un caballero de Gornerael más pegueño quejamás nac\era;pero una perra lislaque le siguiddevoró al caballero de Gomera.

ii

192

Page 234: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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]i

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Había un cabaltero en Albaceteque dio a todos sus hijos un banguete;pLro comieron tanioy armaron tal espanto

9ue murióel caballero de Albacete.

193

Page 235: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Había una persona de Moraviade semblante aFectado por la rabia

comÁ ra(ces crudascon las p\er nasdesnudase5e ser irascible de Morav'ia.

194

Page 236: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

z _ :-----\

Había un caballero de Belgradoexcóntrico, curioso, mal criado :

corría por las calles con marranoscolganilo por la cola de 5ds manos,

pero al atárdecer volvía a Belgrado.

195

Page 237: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

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A un señor gue vivá en Ormeñono le daban desca

a lo gue ". puouuJutfo'no. Pequenos:

le quebraron los brazoE

g le hicieron papita elespinazo.

196

Page 238: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Habitaba un señor en Tupungato

:u",no alcanzaba.u u3t nt sus zapdos.

Le decran: c5u pezRespondía

"'iNo sé1"

el dudoso Eeñorde Tupungato.

197

Page 239: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

que 5e puso dna b&a azul-celeste;' J //-t r \\

preguntaron,l ¿Le gusla 7 .,

respondió, " i No me a,lusta l''+ - rdel Oeste.e5e lnguleto seno

Había un caballero del Ceste

198

Page 240: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Aabía un señor sentado en una víacon una constricción que lo exprimía.cuarrdo o96," iSe Fue'el treni'exc lamó: " i Qué desdén 1"

' riéndose en la vía.Pero srguro exPnn

199

Page 241: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

llabía un caballero en Talcahuano

que andaba cada vezmáE casguivano'

danzabasin lostacos,comía higos ?o( sacos

gtocaba elviolín con una mano.

200

Page 242: Limericks (El libro del Sinsentido), de Edward Lear

Edward Lear (1812 - 1888) Autor lnglés. Genialilustrador que cultivó el efecto del s¡nsentido con bellezay originalidad en sus artefactos poél¡cos llamadosLimericks.

Se llamó a Lear padre de la l¡teratura del sinsentidomoderno. Ruskin lo ubica en su l¡sta de los c¡en mejoresautores. En fin, son muchas y variadas las formas dereconoc¡miento que desp¡erta.

Juan Rivano, en su versión española de losL¡merick, entrega los elementos para comprender yhacerse cargo de un autor que desbordó imaginación,talento y sens¡b¡lidad acerca de una cual¡dad humaneque es un ingred¡ente básico del espír¡tu: el s¡nsentido.

Bravo y Allende Editores, quiere entregar así unaobra que en la opinión del profesor Rodolfo Rojo resca-la para nueslra cultura un monumenlo que hasta ahoraera exclusividad del mundo angloparlante. Tarnbiénsug¡ere relaciones con el Movimiento del Absurdo des-de Harry a la Antipoesía.

BRAVO Y AI-LENDE trDl'l.ol{lls