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Los Siete metales y la Medicina Antroposófica
Aspectos terrestres y cósmicos de la meta loterapia
Argeo de la Guardia Laboratorio Weleda
T H E SEVEN META LS IN ANTROPOSOPHIC MEDICINE. DE LA GUARDIA A. Keywords: Antroposophy, metalotherapy, iron, copper, magnesium, tin, lead, quicksilver, gold English abstract:: Metals are widely present in earth, but rarely we find it in pure metallic state, due that earthly forces tnd to destroy their metallic condition. lron, copper, silver, tin, gold, lead and quicksilver are used in antroposophic medicine, but they are understood quite different than the traditional chemistry, looking for its cosmic relationships with the solar system's planets and the moon, and thus, their therapeutic value is oriented towards the knowledge of this spiritual-scientific method.
NATURA MEDICATRIX 200 1 ; 19(2): 74-84
Resumen
Los metales están presentes en la tierra, aunque en raras ocasiones existen en estado puro, porque las fuerzas terrestres aniquilan su condición metálica. Los siete metales son Hierro, Cobre, Plata, Estaño, Oro, Mercurio y Plomo son utilizados en medicina antroposófica con una dis- ·
tribución que difiere de las de la química tradicional y que tiene que ver con las relaciones cósmicas entre metales y planetas del Sistema solar, y así, su orientación terapéutica está en función de la unión atribuida por el método científico espiritual.
Los metales poseen lustre, duración y flexibilidad que contrastan con su peso y solidez; tienen significado y nobleza; los percibimos con los sentidos corrientes, y también con aquellos · " internos ·� , espirituales. Sus propiedades manifiestas los han convertido en herramientas al servicio de la humanidad, e incluso han marcado etápas en su desarrollo, como la Edad del Cobre, del Bronce y del Hierro.
Lo que en el pasado percibió de forma " interna " reveló al ser humano una relación profunda con estas sustancias, que condicionó su empleo en forma de amuletos, ornamentos, y recipientes para la celebración de varios cultos. Están relacionados con nosotros, y también con todas las formas de existencia terrestre. En la medida en que comparamos estas conexiones, nos damos cuenta de las grandes transformaciones en que se encuentr;m implicados de manera funcional, en los distintos reinos naturales.
En el reino mineral los descubrimos por doquier; y son los constituyentes de muchas rocas; pero en este estado es raro que las leyes que los rigen permitan observar sus cualidades. Existen formas nativas puras (Oro, Plata, Platino), que se han considerado como preciosas por su escasez, aunque la mayoría los encontramos en forma de menas, en combinación con otros elementos, que sólo algunas veces permiten revelar su naturaleza. Los semipreciosos han sido separados de
sus combinaciones mediante prácticas metalúrgicas primitivas durante siglos, y un depósito de Estaño o una vena de Cobre ha valido una fortuna. Las rocas comunes y los suelos también contienen ciertos metales, pero de una forma tan oculta que hasta el descubrimiento de la moderna tecnología, su · presencia era insospechada.
También los encontramos presentes en las plantas, los animales y el ser humano. Estamos en el umbral de una disciplina que brindará sus resultados en el futuro, pero ya conocemos funciones vitales que requieren de la presencia de estos elementos. Sin el Magnesio, las plantas no podrían formar su clorofila ni construir sus cuerpos a partir de aire y agua. Los animales inferiores no podrían respirar sin el Cobre, ni los animales superiores sin el Hierro. La falta de Cobalto en los suelos causa serias epidemias en el ganado, y en las personas aparece en las enfermedades con anemia perniciosa. En el organismo humano encontramos Oro, Plata, Mercurio,
Estaño, etc. En cantidades mínimas, cada metal en una distribución diferente, en un órgano más, en otro menos. Algunos juegan un papel esencial en la construcción de determinados tejidos, donde se requiere su presencia material, como ocurre con el Calcio.
En el mundo viviente la mayoría se encuentran en un alto grado de disolución (ver la Tabla), lo que nos indica que lo importante de su presencia no es su materialidad, sino su forma dinámica de actuar. Recíprocamente, es evidente que el cuerpo humano es " asequible " a los más variados metales, con tal que éstos se encuentren tan finamente divididos que se suprima su aspecto físico, pero se pueda desarrollar su naturaleza dinámica. Están dotados de una cierta " organotropía " , una profunda relación que dirige algunos de ellos hacia determinados órganos y tejidos.
Siguiendo esta " organotropía " de los metales individuales con medios modernos, podemos recuperar .un juicio sobre las correlaciones entre ellos y los órganos internos, que eran conocidas en tiempos antiguos y de la cual proceden muchos indicios para su utilización con propósitos terapéuticos.
Los metales afectan al individuo en su cuerpo físico, y también en su alma, espíritu y proceso de consciencia. Se manifiestan en un lenguaje que se expresa más poderosamente en los seres vivientes más desarrollados. Lo que es un balbuceo indistinguible en el mundo orgánico inferior, se vuelve articulado cuanto más es utilizado en ámbitos complejos (desde la planta, pasando por el animal, hasta el ser humano). En la medida que un ser es más estructurado y es más capaz de expresar su propia esencia, mejor podrá manifestar su procedencia.
Dentro del mundo mineral, tienen una existencia paradójica, y aunque son componentes importantes de la Tierra, las transformaciones normales terrestres están mucho más inclinadas a ocultar o destruir su condición que a producirla
o incluso a dejarla existir. Aquellos que son lo suficientemente fuertes para soportar los procesos terrestres y conservarse en forma pura, como el Oro, Plata o Platino, son tan inusuales que se elevan al rango de preciosos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sólo se nos ofrecen en la forma de mena, que al menos tiene en ocasiones un parecido con las características metálicas. En el procedimiento de separación de metales de sus compuestos minerales, combinamos lo pesado, lo ponderal terrestre con lo " imponderable " , las energías sin peso que irradian del espacio, y sólo así puede en forma pura, liberado de sus cadenas, surgir de la mena. En los semipreciosos, como el Cobre, Mercurio y Estaño, este proceso es fácil, requiere una aplicación menor de estos imponderables. Con los comunes se necesita un esfuerzo mayor, por ejemplo, en el Hierro, Zinc o Antimonio, y necesita aplicaciones tremendamente energéticas para liberar los que se encuentran escondidos en rocas y suelos. Por este motivo la Humanidad ha tardado en familiarizarse con el Magnesio, Aluminio y Calcio. Por último, los Alcalinos producidos por la naturaleza salina terrestre, como Sodio, Potasio y sus similares, no sólo se obtienen a cambio de una enorme inversión de energía, sino que además son inestables, muy artificiales, y tienden a regresar a su estado de sal con la mayor rapidez posible. Debido a su suavidad, bajo punto de fusión, e inestabilidad, debemos denominarlos como parodias de sus propiedades, caricaturas de los verdaderos metales. Es necesario protegerlos con paredes de vidrio o bajo petróleo, porque cualquier humedad ambiental o soplo de aire los hace reaccionar. ¡U na verdadera existencia de laboratorio!
De esta forma, la tendencia de las transformaciones terrestres no es liberar la cualidad metálica, sino aniquilarla, quemarla, reducirla a cenizas, o al menos a óxido. Podríamos concluir que es fundamentalmente extraña sobre la Tierra. Hoy no se puede explicar
Metales
Magnesio, Hierro, Aluminio, Zinc Cobre, Manganeso Arsénicó, Titanio, Vanadio, Cromo, Níquel, Estroncio y Litio Plata, Cobalto, Rubidio, Estaño, Molibdeno Oro, Uranio Uranio en los huesos Uranio en músculos y dientes Radium
Conceo.traclones decimaftst
D 1 a D2 D2 a. D3
D3 a D4
D4 a D5 D5 a D6
D6 D9
D l l
'D es La potencia decimal utilizada en homeopatía. D 1 corresponde a una disolución de una parte en 10, D2 de una parte en 100, D3 de una parte en 1000, etc.
ni entender desde el punto de vista de los minerales terrestres. ¿De dónde surge su existencia? ¿Tiene quizá otro origen que el terrestre ? ¿ Pertenecen a otro mundo? ¿ Es posible que su tarea sea fundir las esferas de la actividad extraterrestre con las de la tierra ? ¿ Podríamos designar a los metales como cósmico -terrestres, comparables quizás a las plantas, las que a pesar de estar ancladas con sus raíces a la tierra, pertenecen a la luz cósmica a través de sus hojas ? . Aparte de sus semillas que debido a su peso caen víctimas de la gravedad, las plantas son liberadas para regresar a su verdadera forma, mediante lo imponderable que les llega del cosmos, tales como la luz, el calor, etc. En este sentido se podría comparar a las menas con semillas y a los metales con las plantas, que se liberan de sus semillas al interactuar con los imponderables, en el proceso de la fundición.
Los alquimistas hablaban de los tres procesos en las sustancias: Sal, Mercur y Sulfur. Para ellos, Sal era la materia ponderable, sujeta a las fuerzas terrestres. Sulfur era la sustancia saturada con lo imponderable, las fuerzas que irradiaban desde el cosmos. Sin embargo, Mercur era una sustancia abierta a la interpenetración rítmica de fuerzas desde ambas fuentes, una que radiaba desde la tierra, y otra ·desde el cosmos ( en este aspecto, todos los metales son Mercuriales) .
La ten d e n c i a d e l as
tra n sform ac i o n es terrestres
no es 1 i berar l a c u a l idad
m etá l i ca , s i no a n i q u i l a r l a
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La d i str i b u c i ó n m etá l i ca
a ntro posóf i ca com b i n a e l
conoc i m i ento d e l os a n t i guos
con l as i nvest i gac i o n es
modernas
Aspectos cósmicos de la naturaleza metálica
En la medida en que avanzamos en el conocimiento del cosmos, comprendemos más que la naturaleza metálica no es una propiedad terrestre, sino que se extiende en todo el universo. Existen algunos minerales de origen extraterrestre, el Hierro meteórico contiene metales en una forma que no puede ser encontrada o producida artificialmente en la tierra. El Hierro que es el más común de los metales, sólo se encuentra en menas, excepcionalmente en forma elemental. Puro, sólo puede provenir del cosmos: su forma metálica es un extranjero en la tierra, un viajero del cosmos.
Cuando hacemos arder una cinta de Magnesio, obtenemos la misma intensidad luminosa que el Sol. Con la ayuda de ese mismo Magnesio, la luz solar se .incorpora a la clorofila de la hoja, es como si cada rayo de luz solar terminara su viaje en el cloroplasto, como un gránulo de almidón. El Hierro también es necesario en ese proceso de formación de clorofila que tiene lugar en los órganos de recepción cósmica de la planta. De esta manera la planta necesita de estas sustancias para conectarse con el aspecto cósmico de su existencia.
Las plantas reciben del espacio sus brotes, floración y maduración, mientras que los animales lo hace mediante sus órganos internos. Con el ritmo de sus órganos los animales sustituyen los ritmos cós-
Pesos atómicos de los siete metales
Planeta
Marte Venus Luna Júpiter Sol Mercurio Saturno
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Latín
Ferrum Cuprum 1\rgentum Stannum Aurum Hydrargyrum Plum hum
S" un bolo Atómico
Fe 55,&5 Cu 63,45 Ag 1 07,8 & Sn 1 1 &,7 A u 1 97;2 Hg 200,6 Pb 207,2
micos. No es impropio considerar a estos ritmos orgánicos como algo cósmico interiorizado. Así podemos comprender que ese cosmos orgánico ya no usa los metales por su presencia material, sino por sus efectos dinámicos. El Cobre prepara la formación de la hemoglobina, el Hierro construye la hemoglobina así como los fermentos respiratorios, el cosmos interior está impregnado por lás actividades metálicas.
Consecuente con esta línea de razonamiento, si en la actualidad algunos metales llueven desde el cosmos a la tierra, ¿por qué los metales, que ahora descansan en el claustro terrestre como menas, no pueden provenir como un regalo a la creación de la tierra?
Aquí tocamos con el antiguo conocimiento humano. Este saber no provenía de un pensar como el nuestro, sino de una genuina " percepción " , hace mucho tiempo extinta, de sus antiguas fuerzas anímicas. Afirmaba específicamente que el Hierro era un metal de Marte; el Cobre de Venus; el Oro algo semejante al Sol; había asignado el Plomo a Saturno; el Estaño pertenecía a Júpiter; la Plata era gobernada por la Luna; el Mercurio tenía el nombre del mismo planeta. En la actualidad podemos recuperar una penetración de este saber antiguo, heredado, mediante las investiga·ciones científico-espirituales modernas de Rudolf Steiner. Veamos si la física actual en su desarrollo sobre el conocimiento de los metales, encuentra algunos puntos donde concuerde con esta ciencia espiritual.
El sistema periódico de los elementos fue descubierto en el Siglo XIX por Lothar Meyer y Mendeleiev, cuando agruparon los elementos (sustancias) según sus pesos atómicos, revelando las armonías singulares entre ellos. Haremos lo mismo con estos siete metales, salvo que en lugar de emplear columnas, los distribuimos en círculo. Aunque esta distribución sólo es posible gracias a que los métodos de análisis modernos han establecido los pesos atómicos, en este sistema de relaciones
se encuentra escondido algo que ya era familiar a los antiguos. De esta forma, la nueva distribución combina el conocimiento de los antiguos con las investigaciones modernas.
Las investigaciones modernas están familiarizadas con las relaciones ponderales entre las sustancias, los " Pesos Atómicos " . Tomando los de los siete metales que los antiguos relacionaban con los cinco planetas mencionados, la luna y el sol, los distribuimos en un círculo según su magnitud, y obtendremos un heptágono como el de la Figura siguiente. Como resultado obtenemos una distribución muy significativa.
En la Figura 1, comenzamos en la esquina derecha de la línea base en el heptágono equilátero con el Hierro (Fe) y su peso atómico de 55,85, y continuamos hacia la izquierda con el Cobre, etc. Esta distribución revela que en la parte superior el Oro se encuentra en una posición especial. Los restantes seis metales se enfrentan en parejas; primero el Estaño y Mercurio, luego Plata y Plomo y finalmente Cobre e Hierro. Aparecen unas polaridades que se habían perdido en la distribución usual del sistema periódico, sin embargo estas polaridades existen tanto en la naturaleza como en el ser humano.
En la línea basal, el Hierro y Cobre, aunque no son considerados como unos elementos vecinos en la química ordinaria, en la naturaleza parecen haber sido creados con el mismo aliento. La mena de Cobre más importante, la Calcopirita, también es una notable mena de · Hierro, ya que combina Cobre, Hierro y Azufre. Es como si la naturaleza quisiera atraer nuestra atención hacia algo que alcanza su expresión máxima en el reino de lo viviente, ya que en este ámbito y no en otro, ambos metales están relacionados con los procesos respiratorios, mediante los cuales, animales y humanos impregnan su organización acuosa con lo aéreo. La hemocianina que usan para respirar muchas criaturas inferiores, tales como mejillones, caracoles, cangrejos y cefaló-
podos, es un compuesto de proteínas y Cobre, mientras que los animales superiores y el ser humano respiran gracias a un compuesto similar, la hemoglobina, sustituyendo al Cobre por Hierro.
Eh la segunda línea horizontal encontramos la Plata y el Plomo. En la química corriente no se estudian las polaridades de estos dos elementos, pero la naturaleza lo requiere. El sulfuro de Plomo (Galena) es su mena más importante, y en ella también encontramos una pequeña cantidad de Plata (Argentita) . Gracias a esto, e s e l más importante mineral de Plata. Las mayores cantidades de Plata se producen a partir de la Galena. La Plata tiene su nido natural en el regazo del Plomo. Los depósitos de Plata pura, o sus minerales, son muy raros·. También en el cuerpo humano, la Plata y el Plomo muestran polaridades, pero no se muestran como elementos fisiológicamente normales como ocurre con el Hierro y el Cobre. Se observan en sus efectos terapéuticos.
El Plomo acentúa los procesos degenerativos provenientes del polo .neuro-sensorial, promueve el endurecimiento y la parálisis . La Plata por el contrario estimula los ·procesos regenerativos del polo metabólico, vitalizándolos. También encontramos en la Plata el antídoto contra los efectos venenosos del Plomo, el Saturnismo.
De igual forma, el Estaño y el Mercurio muestran polaridades en el cuerpo humano. Ambos actúan sobre la organización líquida como medicamentos, aunque de formas completamente diferentes.
En el diagrama, el Oro se mantiene aparte. También en la naturaleza, se sostiene a sí mismo, distribuido sobre la corteza terrestre según sus propias leyes. En el organismo humano actúa como medicamento para el corazón, que es el centro del sistema rítmico.
En la Figura 2 encontramos sobre nuestro heptágono tres triángulos isósceles: el izquierdo relacionando los pun-
tos del Cobre, Plata y Mercurio; el derecho, los puntos del Hierro, Plomo y Estaño; y el central, los puntos del Cobre, Hierro y Oro. De nuevo encontramos correlaciones entre los metales, no sólo en sus atributos naturales, sino en sus relaciones con procesos orgánicos humanos.
Cobre, Plata y Mercurio, los metales del triángulo de la izquierda, aparecen en la naturaleza junto con el Antimonio, en los denominados minerales de cobre gris o tetrahedritas, que son minerales típicos de azufre. Se catalogan entre preciosos o semi-preciosos; suaves, flexibles, plásticos, excelentes conductores de calor y electricidad (comparados con el Mercurio) . Los puntos de fusión de la serie van desde 1 083° ( c;obre), 960° (Plata), hasta -39° (Mercurio) .
Los metales del triángulo de la derecha, Hierro, Plomo y Estaño, no son preciosos, son malos conductores del calor y la electricidad; y sus puntos de fusión van respectivamente desde 1530°, 327° hasta 231°. En la corteza terrestre aparecen aislados, rara vez se encuentran combinados entre ellos o en sus minerales. De esta manera, la tríada de la izquierda y de la derecha muestra una fuerte oposición, polaridades.
El triángulo central comprende Cobre, Hierro y Oro. Podemos encontrar Oro en las menas de Cobre, así como en piritas ( sulfuros ferrosos) . Como metal, el Oro se parece sobre todo al Cobre, que por esto podría ser denominado como su plebeyo mediochermano. El punto de fusión del Oro ( 1064°) está muy cerca del Cobre ( 1083°). Sin embargo, la sal más importante de Oro, el tricloruro Áureo, se parece mucho al tricloruro Férrico. Es más, Cobre, Hierro y Mercurio son alcalinos, y el hidróxido de Plata es una lejía muy fuerte. No obstante, Hierro, Plomo y Estaño forman ácidos cuyas sales son conocidas como ferratos, estannatos y plumbatos. Aquí el Oro se mantiene en el centro, reconciliando las polaridades y armonizándolas.
Figura 1 .
Figura 3.
A u 197,2
Au el)
En sus influencias y relaciones con la organización humana, estas triadas muestran algo sorprendente. Plata, Mercurio y Cobre actúan especialmente sobre el sistema metabólico. Estimulan sus funciones regenerativas, acompañando a los procesos de la nutrición hasta la formación de la sangre, en la cual el Co-· bre posee un papel importante. Hierro, Plomo, y Estaño actúan en la región superior, en el polo neuro-sensorial. Están relacionados con los procesos degener'ativos, endurecedores, de conformación. El Hierro actúa mediante los procesos respiratorios en la organización rítmica, como constituyente del pigmento respiratorio, y la tríada CobreHierro-Oro se refleja en el sistema rítmico, el Oro hacia el ·corazón como centro, el Hierro en el aspecto· respiratorio, y el Cobre en dirección al metabolismo. De esta forma, la estructura trifuncional de los triángulos de nuestro heptágono nos brindan una imagen " metálica " de la organización trifuncional humana.
Lo anterior demuestra que esta distribución de los metales señala muchos aspectos de su naturaleza que de otra forma permanecerían inadverti-
A u
Figura 2.
Figura 4.
dos. Sin embargo, lo más significativo son las relaciones cósmicas ocultas en ellos. En estos vínculos se adivina algo sobre el origen de los metales.
Desde el punto de vista científico espiritual, el sistema solar es una organización poderosa que evolucionó hasta la forma presente, a partir de unos comienzos pnm1genws germinales desorganizados y impregnados de fuerzas vitales. En este desarrollo se han ido segregando gradualmente los minerales inertes, como una ostra produce su concha o un árbol su corteza. ( ). La condición ;, embrionaria " de la Tierra debe ser contemplada no sólo como sostenida por fuerzas vitales, sino también constituida por una naturaleza anímica y seres espirituales. El envejecimiento de este gigantesco organismo se realiza en etapas de gradual condensación y materialización, conduciendo a una segmentación cada vez mayor, a la separación del Sol, los planetas, la Luna, y a la " secreción " de los reinos naturales.
Para demostrar el origen cósmico de los metales y sus relaciones, es necesario regresar al heptágono. En este caso, se construye una estrella
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Los m eta l es no corres pon d e n
só l o a l a t i erra , s i no a todo e l cosmos
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de siete puntas, comenzando por el Plomo, se omiten dos intervalos, y unen con una diagonal al Estaño, y así consecutivamente, de manera que la línea continúa relaciona Hierro, Oro, Cobre, Mercurio, Plata y regresa al Plomo. (En esta figura sólo podemos trazar dos estrellas, una aguda y otra obtusa, y ambas tienen significado, como veremos) . A la vez, dibujemos al lado de cada metal el signo del planeta con quienes han sido relacionados desde tiempo inmemorial:
Las líneas de nuestra estrella ahora trazan la secuencia: Saturno - Júpiter - Marte - Sol - Venus -Mercurio - Luna.
En esta secuencia aparece una distribución espacial de nuestro sistema planetario, visto desde la Tierra, como muestra el denominado sistema de Ptolomeo. Los planetas exteriores son Saturno, Júpiter y Marte, los planetas interiores Venus y Mercurio, mientras que la Luna es el cuerpo celeste más cercano. Cuando los planetas interiores se sitúan en conjunción delante del Sol, y los planetas exteriores en conjunción detrás del Sol, tenemos la exacta secuencia que se muestra en la Figura 3, comenzando con Saturno y terminando con la Luna.
De esta forma el orden cósmico emerge en nuestro orden de los metales. Los metales no sólo pertenecen a la Tierra, sino a todo el cosmos. Esto es lo que demuestra nuestro diagrama. Aquí está oculta otra cadena de relaciones. Las descubrimos si, comenzando por el punto Plomo-Saturno, y ahora omitiendo un solo intervalo, trazamos diagonales que describen la segunda estrella de cinco puntas, obtusa. La línea une los puntos Saturno-Plomo , Sol-Oro, LunaPlata, M·arte-Hierro, Mercurio-Mercurio, Júpiter-Estaño, Venus-Cobre, y vuelta a Saturno-Plomo. Esta secuencia, que se muestra en la Figura 4, no tiene que ver con el espacio, sino que muestra una estructura en el tiempo, un ritmo de la evolución terrestre.
La existencia evoluciona en el tiempo. Depende por com-
pleto de los ritmos que resultan de la cooperación de los movimientos de la tierra y las estrellas. El año refleja el ritmo solar, la semana el ritmo lunar. Con años y meses contamos nuestras vidas. Los días en sucesión nos recuerdan, nuevamente cada semana, una consciencia del ritmo de siete, que contiene al Sol, la Luna, y los cinco planetas como se suceden en la estrella obtusa de la Figura 4 . Los nombres de los días de la semana, en los distintos idiomas, nos recuerdan los ritmos cósmicos.
La antigua sabiduría denominó las unidades de tiempo según las estrellas. La experiencia de cada semana nos recuerda la evolución del universo, los secretos del devenir cósmico, y el que la tierra y todas sus criaturas, en cada momento, se encuentran en conexión con la configuración espacial del cosmos y sus leyes cronológicas de evolución.
Los días de nuestras vidas siguen el ritmo de la evolución térrestre; son imágenes de la historia del mundo. En la antigüedad, por el saber de aquellos tiempos, aún se podía sentir la relación armoniosa entre la evolución humana y la terrestre. Cada sustancia en la tierra participaba de ese devenir. En la actualidad intentamos, de una manera novedosa, descifrar los secretos contenidos en cada sustancia terrestre, así como en el individuo y en el mundo extraterrestre. ¿ Es posible encontrar los signos de un orden temporal, relacionado con las fases de la evolución terrestre, a la luz de la Antroposofía: Antiguo Saturno, Antiguo Sol, Antigua Luna, Marte y Mercurio?
La distribución del heptágono es resultado de ciertos rasgos de los metales por sí mismos. También hemos descrito ciertos fenómenos que implican que estos metales poseen un aspecto cósmico adicional al terrestre, y especialmente que cada uno está relacionado con un planeta determinado. Es más, se puede demostrar las relaciones entre los procesos evolutivos en el cosmos y la .formación
de ciertas condiciones planetarias. Pero ¿ tienen algo que ver los metales con los planetas, no como campos de fuerza orientados espacialmente, sino como fases en la evolución de nuestra tierra, esto es, como formaciones orientadas temporalmente? ¿ Las propiedades de los metales justifican la secuencia que se muestra en el heptágono obtuso de la Figura 4?
Se pueden encontrar estos signos, aunque poseen un carácter más complejo . Al trabajar con el Plomo encontramos que en su naturaleza existe un extraño comportamiento respecto al calor. Cualquier incremento o disminución de temperatura lo afecta intensamente. En el organismo humano, el Plomo como sustancia terapéutica, está relacionado con los procesos de formación orgánica en los cuales el YO intensifica o disminuye el calor orgánico. Esto apunta al aspecto Saturnino de su naturaleza.
El Oro, el metal solar, no sólo reacciona de forma definida respecto a la influencia del Sol, sino que además pertenece al mundo lumínico. Ningún otro puede aparecer, como tal, claramente coloreado. Se muestra de un amarillo dorado brillante, en translúcidas hojas de un verde vegetal, en el púrpura, rojo, violeta, azul e índigo de sus soluciones coloidales. Lo fulgurante de la naturaleza luminosa es una característica del mundo del Antiguo Sol.
La Plata revela de manera particular el sonido y el tono, y también está muy relacionada con la naturaleza de los líquidos. Pero la energía ordenada del sonido y la condición fluida emergente eran las características de la Antigua Luna.
Se sitúa la condición de Marte en la primera mitad de
· la evolución terrestre. El Hierro es en cierto aspecto el más importante en la formación material de la tierra sólida. La tierra lo contiene por doquier en considerables cantidades, alrededor de un 5% como promedio. Es el metal de la vida terrestre. La primera ins-
piración del recién nacido sobre la tierra se logra gracias a su energía. También en los vegetales sólo podemos encontrar el verde si hay Hierro en el terreno. Minerales, plantas, animales y el ser humano no se pueden concebir en su forma actual sin el Hierro.
El Mercurio no es sólido. Ha retenido algo joven, una movilidad fluida que perdieron los restantes metales. Se ha mantenido en esta condición incompleta, a pesar de su gran densidad, su gran peso. Por este motivo, la segunda mitad inconclusa del desarrollo terrestre, se ha designado a la condición mercurial.
Es difícil prever los fenómenos implicados con Estaño (Júpiter) y Cobre (Venus) porque están situados en un lejano futuro. Lo que ya ha sido, incluso en su inmediato pasado, es perceptible a nuestra realidad sensorial, ha dejado su huella sobre la materia. Pero el futuro aún se encuentra en el campo de lo suprasensible. Es inútil tratar de entenderlo con nuestros sentidos.
Esferas energéticas planetarias relacionadas con los metales
Una medicina ampliada hacia el ámbito espiritual, contempla en los metales planetarios un sistema de fuerzas ( energético) muy activo. Se subdivide en siete esferas diferenciadas, que se extiende hasta las órbitas planetarias correspondientes. Los planetas en su materialidad sólo constituyen sus límites visibles. Esos espacios energéticos se interpenetran a nivel del cosmos, de la tierra y del ser humano. De forma muy concreta, vivimos en ámbitos planetarios diferenciados en relación con los metales. Con la ayuda del sistema de Ptolomeo, Steiner brinda una representación de estos fenómenos y los caracteriza tomando como ejemplo la esfera lunar: "Aquel que considere de ma
nera espiritual al sistema de Prolomeo, devolvería rodas
los fenómenos al humano en su integridad y los comprendería como sigue: me encuentro sobre la Tierra, y de igual forma estoy en el interior de la Luna. La esfera lunar es de hecho, en cuanto a su diámetro, tan grande como la distancia desde la Luna al centro de la Tierra. Es un cuerpo invisible, y por demás, constituido por una sustancialidad (de Plata) en la que podemos vivir y estar penetrados. "
Esa zona lunar que penetra a la Tierra constituye con ella una organización que actúa en todos los procesos de la naturaleza. Esta situación es válida para las otras esferas planetarias. Podemos imaginar que de la misma manera que esos dos campos penetran en el espacio, las otras también lo hacen; esto podría ser la esfera solar que es cualitativamente diferente a la lunar o la de los restantes planetas. Por encontrarse a la vez, interactúan, y la expresión de esas relaciones recíprocas es una forma en el cuerpo terrestre o en todo el organismo. De esta manera podemos tener una visión de conjunto de las distintas sustancialidades que penetran en el organismo, así como en la Tierra (R. Steiner) " .
Cada uno de esos espacios energéticos planetarios, relacionados con metales, sigue las leyes de su principio en los fenómenos luminosos y de movimiento de los planetas, así como en su irradiación (vibración) metálica y sus corrientes energéticas.
Sustancias y procesos
Es necesario distinguir los metales de sus procesos. En la corteza terrestre, las sustancias poseen contornos bien delimi·tados, de una forma determinada. A niveles más profundos, se encuentran en estado de fusión; pero en los alrededores de la Tierra, se encuentran en un estado de división muy fino y se manifiestan por una irradiación (vibración) contin ua . Es justamente su parte fina, "supra-homeopática ", la que pasa sin interrup-
ción en el conjunto de la vida (R. Steiner) .
El sistema energético planetario comprende dos elementos: la esfera energética relacionada y sus efectos, y la sustancia metálica en sí, con sus propiedades, estando cada una de ellas sometida a leyes diferentes: la sustancia metálica a las leyes gravitacionales, sin embargo en el campo energético intervienen leyes muy diferentes, periféricas, opuestas, y cuya irradiación actúa hacia el centro de la Tierra. Estos espacios energéticos planetarios operan en el sentido de una diferenciación, de una dirección en las fuerzas periféricas.
El conocimiento de estas relaciones aporta unos criterios para su utilización terapéutica. Mientras que los metales, empleados en su carácter sustancial (en cantidades ponderales o como oligoelementos) están sometidos a las fuerzas (energías) centrales terrestres, los metales diluidos y dinamizados (homeopatízados) son portadores de fuerzas planetarias dirigidas en sentido inverso.
Procesos metálicos y procesos vitales
Las esferas energéticas astrales relacionadas con los metales influyen sobre el mundo viviente. En primer lugar, diferencian la proteína original y dirigen la formación de los distintos órganos. En su forma sustancial, también son activos en los fermentos, pigmentos y enzimas. Es necesario destacar la correspondencia entre los catalizadores biológicos y las transformaciones de la geogénesis: en esos fermentos y enzimas siempre encontramos una sustancia con una base proteica compleja, relacionada con un metal. Son unas relaciones metal-proteÍna que poseen unas propiedades funcionales sorprendentes en lo concerniente a la formación de otras sustancias (precisamente en razón de la presencia del metal ) . Allí encontramos, sin ningún problema, el estado original de todo lo que es
Las esferas e nergét i cas
astra l es re l a c i o n adas
con l os m eta l es i nf l uyen so bre
e l m u ndo v iv i e nte
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Es n ecesa r i o d i fere n c i a r
e n cada órga no l os efectos energét i cos p l a n etar i os
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metálico y mineral, ese estado primordial de la vida. en que todo lo que es mineral se encuentra en el interior de las " proteínas " . Algo de ese estado original ha sido conservado por ciertas formas de vida ulteriores, como base de sus procesos biológicos más importantes. No obstante, sería absolutamente erróneo pensar que esas relaciones metalproteína son simplemente propiedades químicas inorgánicas cuya interacción tuviera como consecuencia las " funciones vitales " . El metal incluido en la proteína viviente se hace sensible gracias a las energías planetarias de que se encuentra dotado. De esta manera la proteína viviente se hace asequible, gracias al metal, a las energías periféricas planetarias centrífugas, y otras. Gracias a los que se encuentran incluidos en la proteína, las fuerzas vitales ( eréricas) y las fuerzas psíquicas (astrales) propias de los seres vivientes, pueden influir sobre las funciones corporales.
Procesos metál icos en el ser humano
1. El principio de organización planetaria
En el organismo humano se refleja el sistema energético planetario relacionado con los metales. A éstos, con sus propiedades y efectos, se corresponden procesos biológicos. A las energías planetarias se corresponden nuestras facultades psíquicas. Ambos están sometidos a lo Astral, que es el elemento planetario en el ser humano. Como imagen del sistema planetario, esta organización obedece a las leyes planetarias, con sus irradiaciones, movimientos, energías y relaciones armoniosas. Siguiendo las leyes de sus principios de acción, la organización Astral está ·formada de siete sistemas de fuerzas energéticas, portadores de distintas cualidades, que constituyen los principa-les sistemas directores del organismo funcional. Estos sistemas están relacionados con los procesos metálicos. Actúan en el seno de las actividades vitales e influyen sobre la formación y
funcionamiento orgamcos: recordemos que lo Astral (organización anímica) es el verdadero constructor de lo Etérico (organización vital} y de lo Físico. De esta manera, todo lo que circula y reacciona en el interior de lo Etérico tiene por origen lo Astral (R. Steiner) .
2. Procesos biológicos
Bajo la influencia de la organización Astral y sus siete sistemas de fuerza, el organismo vital se subdivide en una sucesión de procesos biológicos diferenciados, relacionados con los metales, que se encuentran escalonados entre la construcción y la regeneración por un lado, y la descomposición y degeneración por el otro. Steiner describe estos procesos con el término de "niveles o planos vitales " y da una corta síntesis de las claves para comprenderlos:
La existencia humana con sus diferentes niveles se en
. cuentra relacionada con la vida planetaria, cósmica. El cuerpo Etérico experimenta ante todo, en los órganos sensoriales una vida de percepción, un tipo de actividad declinante, que de hecho no percibimos como tal. Esta se desarrolla bajo el efecto de Saturno ( Plomo ) . Se corresponde con las funciones fisiológicas de los órganos de los sentidos. La tarea de los nervios es una continuación de la actividad anterior. En la organización nerviosa encontramos una vida sensorial atenuada, conservadora, ralentizada, que se mantiene gracias a la influencia de Júpiter. En este caso se trata de fenómenos biológicos del cerebro y del sistema nervioso (Estaño) . En la respiración, encontramos una actividad formadora, creadora, que se corresponde con los efectos de Marte, o del Hierro. La circulación sanguínea, fuente de equilibrio central, recibe los impulsos solares ( Oro) . La circulación de las sustancias nutritivas está relacionada con la actividad metabólica, que constituye el fundamento de los órganos materiales. Lo metabólico corresponde a la actividad de Venus en la organización Erérica (Cobre) . Lo que ocurre en
el ámbito metabólico, puede ser utilizado por el resto del organismo para producir movimiento. Esta se debe a la influencia de Mercurio sobre lo Etérico. Luego encontramos la vida reproductiva, la regeneración. Es la renovación que descansa sobre la actividad lunar (Plata) .
Esta gradación de cualidades vitales descansa sobre una interacción específica entre las organizaciones Astral y Etérica para cada actividad. La Etérica tiene la tarea de elaborar el organismo, es portadora de procesos vegetativos inconscientes; donde prevalece, domina el anabolismo . Esto es válido para la renovación, el movimiento y el metabolismo. El principio planetario Astral se sumerge en la esfera anabólica del cuerpo Etérico, y por tanto, en el inconsciente.
Por el contrario, la organización Astral atenúa esta acción y conduce a los procesos catabólicos. Donde quiera que predomine, se consume la fuerza vital, se sacrifica, para reaparecer a un nivel superior en forma de fuerzas anímicas. En el seno de la respiración, los nervios y los sentidos, prevalecen procesos catabólicos. Estos se superponen a los procesos anabólicos e implican gradualmente una disminución de esa fuerza vital para así servir como base fisiológica a la consciencia. Cada ámbito vital contiene, en una determinada proporción, anabolismo y catabolismo.
Estos niveles están ordenados entre sí de forma precisa: a cada proceso corresponde uno contrario. A la regeneración (principio lunar) se opone la degeneración (Saturno); al principio conservador (Júpiter) se opone el impulso mercurial del movimiento; la vida respiratoria (Marte) a lo metabólico (Venus) , y la cir-
. culación es el centro de ese triple equilibrio (Sol).
3. Procesos metálicos y órganos
Los siete procesos vitales relacionados con los metales penetran con su irradiación,
corrientes energéticas y fuerzas formadoras a los organismos en formación: todos son móviles y recorren sin cesar el cuerpo. Al igual que un sistema planetario, estos impulsos se encuentran en el ser humano. Durante la etapa embrionaria, forman los órganos internos, que constituyen sus propios centros energéticos, donde actúan. Cada una de estas acúvidades vitales sigue una trayectoria indicada, según el sistema planetario. Si se equivocan y van por otro camino, el bazo, por ejemplo, se encuentra con la vesícula biliar, y aparecen las enfermedades. Lo mismo ocurre para otras trayectorias (Paracelso).
Es necesario diferenciar en cada órgano los efectos energéticos planetarios, de los relacionados con los cuatro elementos (Fuego, Aire, Agua, Tierra) . Podemos conocer algo sobre los movimientos interiores constructores si los relacionamos con el mundo planetario. Al comprender sus funciones, llegamos al mundo terrestre (es decir, el de los elementos); por ejemplo, los pulmones son, por su estructura interna, formados por los procesos Marte-Hierro, pero actúan en el ámbito de los elementos, relacionándonos con el medio (Tierra) sin mediar procesos como ocurre en la digestión, y lo mismo ocurre con otros, como el Hígado con lo acuoso (Agua) y el corazón con el calor (Fuego) . De esta manera, las características de los diferentes procesos orgánicos resultan de la interacción entre ambos niveles.
Los siete sistemas energéticos relacionados con los metales gobiernan nuestro organismo funcional y se corresponden con determinados órganos y tej idos, como se muestra en la tabla adjunta.
Las etapas de la vida y los ciclos de maduración natural
El conocimiento sobre los diferentes períodos de la vida pertenece al más antiguo bien espiritual de la humanidad. La antigua sabiduría caldea, egipcia y griega consideraban que el organismo humano estaba
Procesos (o dinámicas) de la Plata (Argentum.) Portadores de la vida de regeneración, transmiten el crecimiento, anabolismo, renovación, reproducción y eliminación. En tanto que esfera de elaboración embrionaria, de infancia, marcan aquellas regiones donde predomina el anabolismo, tales como las mucosas y la piel, se concentran en el sistema genital y actúan sobre los movimiéntos de la reproducción. La irradiación de la Plata se encuentra en los fenómenos centrífugos de la piel, tales como el sudor, las eliminaciones, etc.
Procesos del Mercurio (Mercurios) Portadores de la vida del movimiento, los encontramos en el origen de los movimientos respiratorios. Provocan los fenómenos químicos en medio líquido, estimulan la circulación linfática y la actividad glandular; están" concentrados y particularmente activos en esos sistemas. La irradiación mercurial rige lo que proviene del sis�ema digestivo y la sexualidad.
Procesos del Cobre (Cuprum) Portadores del metabolismo, favorecen el anabolismo, la síntesis proteica y la hematopoyesis, el metabolismo dé glúcidos y grasas. Gobiernan la circulación venosa, la eliminación y la excreción del gas carbónico y del nitrógeno (espiración) . Se encuentran concentrados en los sistemas renal-suprarrenal y neurovegetativo. La irradiación del Cobre se une a la del Hierro y activa las funciones marciales de las esferas metabólicas sanguínea y circulatoria.
Procesos Oro (Aurum) . Portadores de la vida de la circulación. Gobiernan el conjunto del sistema sanguíneo y circulatorio (la hemaropoyesis y la función sanguínea, la circulación y el ritmo cardiaco). Se concentran en la médula ósea, el corazón y el sistema reticulo-endotelial, regulan la circulación, y de esta forma el equilibrio funcional de todos los procesos vitales orgánicos.
Procesos Hierro (Ferrum) Transmiten la vida formadora, la vida de la respiración (inspiración). Gobiernan la formación del sistema respiratorio, la laringe y la palabra. Estimulan la formación y la función biliar, así como la actividad muscular, y activan lo.s procesos Cobre (metabolismo y actividad renal ) . ·
Procesos Estaño (Stannum) Portadores de la vida de conservación, mantienen las formaciones plásticas (formación del cerebro, hígado, articulaciones) y gobiernan la función de las serosas. Sus centros están constituidos por órganos predominantes: el cerebro e hígado.
Procesos Plomo (Plumbum) Son portadores de la vida declinante. Favorecen el desecamiento, la mineralización, la maduración, el catabolismo y el envejecimiento. Sus centros de actividad están constituidos por los órganos de los sentidos, el esqueleto y el bazo. Permiten la bipedestación, las funciones de delimitación y el envejecimiento fisiológico.
Cuerpo Alma Espíritu
10 20 30 40 S" ({' 7" 8" 'JO
* -> 7 7 -> 1 4 14 ->21 21 ->28 28 ->35 35 ->42 42 ->49 49 ->56 56 ->+ Plata Mercurio Cobre Oro Oro Oro Hierro Estaño Plomo C.F. C.E. C.A. A. S. A.R. A.C. YO E. V. H. E.
Luna Mercurio Venus Sol Sol Sol Marte Júpiter Saturno
'' = Nacimiento A.S.= Alma sensible A.C.= Alma consciente E. V.= Espíritu vital += Muerte A.R. = Alma racional YO = YO espiritual H.E = Hombre-espíritu
sometido a la ley planetaria de la cifra 7, que rige todas las transformaciones. En el " Libro de los Muertos " del antiguo Egipto encontramos esta frase: "Veo a los dioses venir a mi encuentro, portando siete panes que me son destinados y que me darán la vida ".
En la parte superior de la si-
guiente tabla vemos que a cada actividad dinámica planetaria también corresponde el desarrollo de un elemento constitutivo particular. De esa forma el ser humano recorre varias etapas o planos diferentes de vida; a los cuales los mitos atribuyen los nombres de planetas o metales. A cada uno de ellos se corresponde
una madurez corporal y psíquica, su forma de pensar, sentir y comportarse. Cada periodo conduce a forjar el instrumento particular con el que trabajamos, y al final, ha desarrollado los siete instrumentos de su alma.
Desde el punto de vista fenomenológico, las diferentes
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.
.
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anabó l i cos act ivos
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etapas están sometidas hasta su función orgánica y espiritual, a los tipos funcionales metálicos correspondientes.
Durante el periodo embrionario y la infancia (hasta los 7 años) culmina la dinámica Plata o Luna: reproducción y proceso vitales de renovación. Favorece la fecundación y la vida embrionaria, el anabolismo, el nacimiento, el crecimiento y la edificación del cuerpo del niño, así como su consciencia llena de imágenes, su poder de mimetismo, su fantasía, y su confianza en la protección del medio.
En la edad escolar (de 7 a 14 años) la dinámica mercurial es determinante en el cambio de la dentición y el desarrollo del intelecto. El escolar crece, se despierta su interés por el mundo. Salta rápidamente de un sujeto al otro, se adapta Jácilmente y se parece a un barómetro de mercurio, condicionado por el exterior. Aprende a utilizar su intelecto y se apropia en algunos años de estudio de un conocimiento general superficial.
La adolescencia y juventud (de 14 a 21 años) están marcadas por la dinámica Cobre o Venus, que inflama el sentimiento y actúa fisiológicamente sobre el metabolismo y la sexualidad. De alguna manera, el adolescente contempla al mundo como en un espejo coloreado de Cobre; todo trastorna su corazón, provocando reacciones sentimentales violentas, simpatías y antipatías. Es la época de las emociones nacientes, del intercambio de sentimientos, de las primeras amistades y amores, del desarrollo del instrumento del sentimiento que oscila, en sus inicios, entre el exceso y el defecto.
La edad del Alma (entre los 21 y 42 años) está regida por la dinámica Oro o Sol. Esta dinámica marca el sistema cardiovascular y favorece un equilibrio armonioso de las fuerzas. Es el " apogeo dorado de la vida " , el tiempo de la plena fuerza física y psíquica, la afirmación de sí mismo y de las alegrías de la actividad.
La edad del umbral del
espmtu, los años de lucha (entre los 42 y 49 años) están sometidos a la dinámica del Hierro o Marte, portadora de la fuerza muscular de energía y de la voluntad. En este septenio el ser humano tiene que luchar por conservar sus fuerzas físicas, que disminuyen, y tiene que imponerse a las resistencias exteriores. Por así decirlo, forja sus armas defensivas y ofensivas. Es una encrucijada donde las fuerzas espirituales comienzan a adquirir un predominio fundamental, las fuerzas físicas declinan, y la evolución de las fuerzas psíquicas va a depender de la biografía del sujeto.
La dinámica del Estaño - Júpiter impregna los años de sabiduría (49 - 56 años) y dirige los órganos mayores, como es el cerebro, mediante el cual sostiene las fuerzas anímicas que dependen de él: . razón, circunspección y orden, así como el sentido de la mesura. Mientras que por "otro lado las fuerzas físicas disminuyen, permitiendo renunciar a todo lo que es secundario, por lo que los años de sabiduría también son denomidados años de renunciación.
La dinámica Plomo - Saturno domina la edad en que llega el recuerdo cósmico (desde los 56 años, hasta la muerte) y conduce fisiológicamente a la degeneración y a la senectud. Psíquicamente favorece la maduración, en principio, con una creciente objetividad, interiorización y toma de consciencia que se va haciendo más neta en la medida que nos acercamos al gran salto. Es la época del crecimiento espiritual.
Estos septenios son recorridos de forma diversa por cada ser humano, a veces muy pronto, a veces muy tarde, intensivamente o de forma incompleta. Los más tardíos madurarán después, o bien una parte de su ser queda bloqueada en alguna de sus etapas. Algunos muestran, a lo largo de su vida, las características de un niño juguetón, otros parecen eternos estudiantes que, hasta su vejez amasan conocimientos y pasan exámenes. (psiquis mercurial) . Otros se quedan duran-
te toda su vida como adolescentes entusiastas. Una infancia o una juventud sin preocupaciones, una vida dirigida según el placer y el humor, sin deberes, favorecen una inmadurez. Por el contrario, ·los precoces atraviesan rápidamente las diferentes etapas de maduración, antes de lo que correspondería a su edad. Algunos son demasiado pretenciosos e hiperactivos (psiquis marcial ) , otros desarrollan unos aires de gran señor (psiquis j upiterina) o también pueden mostrarse precozmente críticos, pesimistas y de una seriedad imperturbable (psiquis saturnina). Una vida llena de preocupaciones, un trabajo físico duro, una sobreactividad intelectual o una responsabilidad precoz, si no encuentran alguna compensación, aceleran un·. envejecimiento prematuro.
Salud y enfermedad a la luz de los procesos metálicos
La constelación de las actividades o dinámicas metálicas, su fuerza y cualidad, influyen sobre nuestra manera de ser. Cada proceso planetario metálico, preponderante, colorea de forma específica nuestro organismo en nuestra apariencia exterior y temperamento. Steiner habla de estas influencias sobre razas enteras.
Lo metálico también actúa sobre cada individuo. Desde un punto de vista puramente fenomenológico, esto tiene como resultado distintos tipos de manifestaciones de una enfermedad, temperamento, constitución y disposiciones patológicas psíquicas y físicas. En este caso no se trata de los tipos constitucionales de la medicina que practica la homeopatía, a pesar de las similitudes con sus tipos carenciales metálicos.
Cada uno marca su tipo y condiciona el temperamento. Por ejemplo, el predominio de Plata-Luna en el metabolismo líquido implica una piel pura, fresca, procesos anabólicos (digestión) activos, una constitución pícnica, un alma vegetativa muy marcada y un tem-
peramento flemático. Cuando está en exceso, favorece un anabolismo con adiposidad e inflamación, sobre todo cutánea. Si es insuficiente está acompañado de delgadez, con piel marchita, metabolismo de líquidos lábil, y perturbaciones funcionales vegetativas. Se corresponde por una parte con la denominada constitución acuosa (retención de agua en los tejidos) y por otra parte al tipo de carencia de Plata de la homeopatía.
El predominio de Mercurio marca con su influencia sobre el elemento Aire, al tipo sanguíneo, flexible y mercurial, que conserva a · lo largo de toda su vida algo juvenil. Los procesos mercutiales fisiológicos- se manifiestan en un organismo de líquidos móvil y una función glandular activa. Las perturbaciones de estos procesos conducen a una constitución linfática con predisposición a las inflamaciones de las mucosas y tendencias a la proliferación mucosa y glandular.
El dominio de Cobre-Venus, en el seno de los elementos Aire y Agua implican una constitución con una tendencia femenina, agradable, a un temperamento sensible, flemático-sanguíneo, un sistema venoso marcado por una piel pálida y un sistema neurove" getativo hipersensible. Las perturbaciones del proceso Cobre predisponen a trastornos venosos y renales, una diatesis espasmódica y a la distonía (constitución eréticocianótica de la homeopatía) .
L a preferencia d e Oro o Sol en el seno de los cuatro elementos (Tierra, Agua, Aire, Fuego) entrañan una constitución armoniosa, vigorosa, con predominio de los procesos sanguíneos y un temperamento cálido,. radiante. Cuando son insuficientes, disponen una falta de desarrollo de los órganos y una vitalidad débil, mientras que los procesos Oro en exceso disponen a la corpulencia, la plétora y a una constitución artrítico-apoplética que se corresponde con el tipo Oro de la homeopatía.
La dominación de MarteHierro, portadores de la vida
y la respiración, en el seno de los elementos Calor (Fuego) y Aire, marcan la constitución con tendencia masculina, musculosa, atlética, con procesos sanguíneos activos y un temperamento colérico y discutidor. El Hierro en exceso predispone a inflamaciones violentas, sobre todo del sistema respiratorio, arterial y a trastornos biliares. Si es insuficiente, conduce a la anemia, a una carencia pigmentaria, a la debilidad muscular, que se corresponde con el tipo clorótico, oxigenoide, de carencia de Hierro en la homeopatía.
La preponderancia de Estaño-Júpiter en los elementos de Agua y Calor (Fuego) marca la constitución jupiterina, de bella apariencia, con un gran predominio de la cabeza, cuerpo bien modelado, y sistema nervioso central predominante; temperamento flemático - colérico. Los procesos Estaño insuficientes disponen a la neurastenia, la displasia, las enfermedades articulares, tendinosas y ligamentosas, los derrames serosos, etc. se identifican con la constitución sicótica de la homeopatía.
La superioridad de Plomo -Saturno determina una constitución magra, particularmente ósea, con una vitalidad disminuida en su conjuntó y un temperamento melancólico. El tipo Saturno es pálido, gris, delgado, seco. Parece precozmente envejecido y tiende a un aumento del catabolismo con disminución de las facultades de regeneración, fragilidad, gravidez y cronicidad de todas las enfermedades, tendencia a la degeneración y a la esclerosis. Los saturninos recuerdan a los es- . tados precoces de intoxicación con Plomo, que en la actualidad denominamos Saturmsmo.
La terapéutica con metales
Di rectivas generales
Los siete metales constituyen una parte importante de la terapéutica Antroposófica. El elemento racional descansa (más allá de toda praxis) so-
Bajas (D3 hasta D6) Medias (D10 a D115 ) ALias (D20 a D30)
inferior mediano superior
polo metabólico si�tema rítmico
polo ueurosensorial y piel
bre el conocimiento de los sistemas energéticos relacionados con los metales, comunes a la naturaleza y al ser humano. Tomados como dirección o hipótesis de trabajo, estos principios coinciden con numerosos resultados de la investigación actual, por ejemplo, la de los oligoelementos, y son confirmados por la experiencia práctica. Las acciones metálicas · actúan como principio rector de forma específica sobre sistemas orgánicos y sus trastornos funcionales.
Preparados según las .reglas de la Alquimia, se vuelven eficaces y dirigen los procesos biológicos hacia los sistemas orgánicos correspondientes. La homeopatía ha traspuesto más tarde esta similitud de los principios de acción a la similitud de los síntomas de la patogenesia y del cuadro clínico, creando de esta manera la doctrina similia similibus.
En su forma natural, los metales se encuentran en un estado poco activo. Para usarlos en terapéutica es necesario conducirlos, mediante procedimientos adecuados, a un estado dinámico muy activo, transformarlos según los " arcanos" .
Paracelso entendía bajo el nombre de " arcanos " una noción global del principio de energía y remedio. Es un principio de acción que corresponde, en el plano físico-químico más bajo, a la energía libre. En la actualidad, sólo es concebido de manera cuantitativa y no cualitativa; si queremos comprender lo que es arcano, tenemos que ampliar de forma cualitativa el concepto actual de energía. En este sentido, un metal determinado es portador de su fuerza curativa, que se encuentra en un estado libre, disponible. La eficacia de uh medicamento depende del nivel de calidad de la preparación:
Todas las cosas deben pasar por el fuego y renacer bajo otra forma, en la que son útiles al ser humano. Porque el médico no debe utilizar los venenos (como sustancias brutas) sino sus arcanos (sustancias activas) ... En el fuego debe ocurrir una disociación de ambos. Es una separación de lo puro y lo impuro, es la extracción de lo puro y noble, o quintaesencia, a partir del cuerpo elemental, grosero y destructible. Sabed que los arcanos sólo son las virtudes y las fuerzas. No son cuerpos, son caos (gas) claros y transparentes, sustraídos a la energía de los astros. (Paracelso).
Posología y modo de administración
Modifican el efecto de los metales. Hay que distinguir ante todo sus efectos materiales (que pueden llegar a la intoxicación), de los efectos en forma diluida y dinamizada. Steiner habla además de los efectos energéticos dinámicos diferenciados, que se van liberando según las diluciones.
La preparación farmacéutica antroposófica de estas sustancias pasa por una etapa de elaboración a partir de sus espejos metálicos, obtenidos por evaporación y posterior condensación ( sublimación) . S i se requieren grandes cantidades, se preparan por vía acuosa. El objetivo es lograr una " Cepa " con una mínima estructura cristalina, y llevada mediante el calor al momento de su génesis.
El modo de administración también influye sobre la acción de los metales:
- la vía oral actúa sobre el polo metabólico,
- las inyecciones actúan sobre el sistema circulatorio, (sistema rítmico) .
- las aplicaciones externas (baños, comp¡;esas, un-
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güentos, aceites) actúan a través de la piel y del sistema neuro-sensorial; la eficacia de estas aplicaciones externas se debe a la acción irradiante de los metales. Apoyan la terapéutica interior. En este sentido es necesario tener en cuenta las diferentes zonas cutáneas y ciertos órganos (.zonas de Head, campos energéticos de la acupuntura, etc . )
Para favorecer la asimilación de los principios energéticos contenidos en los metales, la Medicina Antroposófica prepara cultivos de plantas
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medicinales en presencia de soluciones diluídas y dinamizadas de estos metales. Este procedimiento se repite en dos cultivos sucesivos, utilizando un compost con el cultivo del año anterior. De esta forma, la planta, que posee una sinergia terapéutica con el metal correspondiente (por ejemplo, Chamomilla con Cobre, Urtica con Hierro), que ha " dinamizado biológicamente " esos principios.
Las cepas así obtenidas de estos Metales Vegetabilizados se aplican en pediatría, en pacientes que no responden al tratamiento con el metal en su
forma diluída usual, y además de su especificidad como sustancia, para iniciar este tipo de terapia.
Prescritos en dosis y formas adecuadas, cada metal influye sobre las perturbaciones, de diversa etiología, de su propio equilibrio, pero no sobre fenómenos clínicos del mismo tipo, los cuales pueden descansar sobre desviaciones de esas transformaciones, que se pueden trastrocar (por ejemplo, un edema puede estar originado en un proceso Plata, Mercurio o Estaño perturbado) : Es necesario tratar cada uno con un metal dife-
rente, y el criterio para decidir entre uno u otro debe partir, por una parte, de comprender la evolución patológica en la individualidad material y espiritual del paciente, y por otro del conocimiento del proceso planetario.
Bibliografía
The Secrets of Metals - Wilhelm Pelikan. Anthroposophic Press lnc.
Types Fonctionnels Métalliques en Psychologie & Médicine. Dr. Alla Selawry. Guy Tréda
. niel, Editeur.