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MANUEL H. MOMPÓ, PINTOR DEL RUIDO EN NOTAS DE ARTE MOVIMIENTO UNA CRONICA AMAB LE DE LA VIDA COTIDIANA CON NUEVO LENGUAJE He aquí uno de esos artistas con lengua- je prop io, mas con universo propio. Manuel Hernández Mompó constit uye hoy uno de los pintores españoles de mayor personalidad, dándole a esta palabra su primordial sen- tido de particularidad que lo distingue de todos los demás. En el transcurso de muy poco tiempo, Mompó ha sido protagonista de la máxima actualidad artística dentro y fuera de nuestro país. La concesión de Primera Medalla en la última Exposición Nacional de eellas Ar- tes, y dos exposiciones simultáneas de sus pinturas que se están celebrando en Londres y en París con grandísimo éxito de público y unánime reconocimiento de la crítica inter- nacional. Pero no puede decirse que este éxito de ahora haya sido fácil, todo lo contra- rio. Una vez más, el éxito viene como con· secuencia de la renuncia anterior, de la sin- ceridad y de la insistencia. Veamos. DE COMO LA INSISTENCIA PUEDE VEN- CER A LAS EXPOSICIONES NACIONALES No hace falta muchas explicaciones, pues ya todos los lectores saben que las r,acionales son la máxima ocasión de reconocimiento ofi- cial y académico que se le brinda a un ar- tista plástico en España. En otros tiempos de menos inquietud mundial, la Exposición Nacional de Bellas Artes era una especie de escalafón artístico, a cuy as ruedas debían en- gancharse todos los aspirantes a la gloria académica. Había que empezar por algún pre- miecillo y luego esperar años y años para llegar a la Tercera Medalla, Segunda, Prime- ra, y ya con muchísimos años alcanzar la J. RAMIREZ DE LUCAS ,, 57

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Page 1: MANUEL H. MOMPÓ, PINTOR DEL RUIDO EN … Files/fundacion...ta, de mayor preparación crítica. la primera Medalla a Mompó de este año es una con firmación de cuanto decimos, pues

MANUEL H. MOMPÓ, PINTOR DEL RUIDO EN

NOTAS DE ARTE

MOVIMIENTO

UNA CRONICA AMAB L E DE LA VIDA COTIDIANA CON NUEVO LENGUAJE

He aquí uno de esos artistas con lengua­

je propio, mas con universo propio. Manuel

Hernández Mompó constituye hoy uno de los

pintores españoles de mayor personalidad,

dándole a esta palabra su primordial sen­

tido de particularidad que lo distingue de

todos los demás.

En el transcurso de muy poco tiempo,

Mompó ha sido protagonista de la máxima

actualidad artística dentro y fuera de nuestro

país. La concesión de Primera Medalla en

la última Exposición Nacional de eellas Ar­

tes, y dos exposiciones simultáneas de sus

pinturas que se están celebrando en Londres

y en París con grandísimo éxito de público

y unánime reconocimiento de la crítica inter­

nacional. Pero no puede decirse que este

éxito de ahora haya sido fácil, todo lo contra­

rio. Una vez más, el éxito viene como con·

secuencia de la renuncia anterior, de la sin­

ceridad y de la insistencia. Veamos.

DE COMO LA INSISTENCIA PUEDE VEN­

CER A LAS EXPOSICIONES NACIONALES

No hace falta muchas explicaciones, pues

ya todos los lectores saben que las r,acionales

son la máxima ocasión de reconocimiento ofi­

cial y académico que se le brinda a un ar­

t ista plástico en España. En otros tiempos

de menos inquietud mundial, la Exposición

Nacional de Bellas Artes era una especie de

escalafón artístico, a cuyas ruedas debían en­

gancharse todos los aspirantes a la gloria

académica. Había que empezar por algún pre­

miecillo y luego esperar años y años para

llegar a la Tercera Medalla, Segunda, Prime­

ra, y ya con muchísimos años alcanzar la

J. RAMIREZ DE LUCAS

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Page 2: MANUEL H. MOMPÓ, PINTOR DEL RUIDO EN … Files/fundacion...ta, de mayor preparación crítica. la primera Medalla a Mompó de este año es una con firmación de cuanto decimos, pues

Medalla de Honor, recompensd máxima que

sólo conseguían los muy intrigantes o los

muy destacados por sus habilidades. No era

suficiente ser un grandísimo artista, como lo

fué José Gutiérrez Solana, el cual tuvo que

morirse para que la de Honor le fuese con­

cedida.

Mompó tuvo que insistir y no importarle

injustas actitudes. las dos primeras veces que

Mompó presentó a las Nacionales !US cua­

dros fueron rechazados. ¿Por falta de calidad

pictórica? No, por incompetencia de los Ju­

rados de admisión, que sólo sabían valorar

lo que tuviese un marcado cuño figurativo

y academicista; ajenos, por incultura, a todo

lo que se estaba produciendo por el mundo.

Otro artista tal vez hubiese prescindido de las

Nacionales, pero Mompó era consciente de

su valer e insistió. la tercera presentación le

valió Tercera Medalla; la cuarta, que ha sido

la de este año, Primera Medalla

Muchas gentes se preguntan por qué los

artistas más cotizados en los ambientes in­

ternacionales, los más conocidos en el extran­

jero, los que exponen en las galerías más

prestigiosas, los nombres que para gloria de

España suenan más en el mundo, no concu­

rren a las Nacionales. la pregunta tiene va­

rias respuestas y todas fáciles de compren­

der; en primer lugar porque el hecho de te­

ner Medallas de esas Nacionales no supone

hoy absolutamente nada, ya que el certamen

está bastante desprestigiado. ¿ Y por qué está

desprestigiado en una tierra que ha produ­

cido los pintores más considerables de todos

los tiempos? Por la sencilla razón de haberse

refugiado en el arte más académico, o sea

menos vital, menos del momento en que se

vive. las nacionales han ido con retraso y

ese retraso ha terminado por dañarlas, por

casi invalidarlas.

Por fortuna, parece ser que de ello se ha,...

apercibido en los últimos años incluyendo en

los Jurados personas de formación más abier­

ta, de mayor preparación crítica. la primera

Medalla a Mompó de este año es una con­

firmación de cuanto decimos, pues él no ha

variado en su pintura, al contrario la ha hecho

más radicalmente personal. El Jurado ha pre­

miado al Mompó más difícil, o sea que el

que varió fué el Jurado, por suerte para las

Nacionales.

EL EXITO COMO CONSECUENCIA DE LA

SINCERIDAD Y LA RENUNCIA

El padre de Manuel Hernández Mompó era

catedrático de Dibujo en la Escuela Superior

de Bellas Artes de Valencia. Ya se compren­

derá lo que esto quiere decir para un mu­

chacho con magistrales dotes para el dibujo,

estudiante en la misma escuela donde el pa­

dre ejercía la cátedra.

los retratos que Mompó hacía en esa fecha

eran de una rara perfección académica. Cabe­

zas de niños que podrían estar en la Alber­

tina, pero que al joven pintor no le sat isfa-

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(En la página anterior.)

Campesinos en el campo.

Campesinos mirando escaparates.

Gente dialogando.

La calle. '

cían porque intuía que no eran de su tiempo,

que no reflejaban las inquietudes de los

años inquietos que le había tocado vivir. El

cambio se produce lentamente, pero cada

vez con mayor insistencia. Y al mismo tiem­

po se produce el choque de dos generacio­

nes, de dos modos de entender el arte, con

la incomprensión de la generación más vieja.

Si Mompó hubiese hecho caso a los consejos

y a las exigencias de su padre, es posible

que hoy día fuese un pintor de retratos más,

como existen muchos. Pero fiel a sí mismo,

comenzó un largo período de renuncias que

le dictaban su sinceridad y que le ha condu­

cido a su situación actual, en la primera fila

de los grandes creadores internacionales.

Sinceridad y renuncia, dos condiciones in­

dispensables para hallar un camino, una ma­

nera personal de dicción que es indispensable

para el creador, para el innovador. Mompó

ha creado su obra en plena efervescencia

abstracta o no figurativa; no obstante él no

ha renunciado en ningún momento a lo que

le era esencial: la referencia a una realidad.

Realidad más o menos abstractizada, soñada,

infantilizada, poetizada, pero realidad. Segu­

ramente no es sólo coincidencia que dos de

los pintores que actualmente realizan pintu­

ra de "crónica social de la realidad" sean

paisanos, amigos y vecinos. Pero mientras

Juan Genovés ha elegido la humanidad de­

sesperada y alucinada para su "crónica", Ma­

nuel H. Mompó prefiere la humanidad alegre

en continuo movimiento ( 1 ) .

CREADOR DE UN NUEVO LENGUAJE

Tal vez la aportación máxima de Manuel

Hernández Mompó a la pintura española con­

temporánea sea la de haber inventado un

nuevo lenguaje. Lenguaje más o menos jero­

glífico, pero perfectamente reconocible para

los habituados a él. El pintor se vale de re­

presentaciones directas tomadas de la reali­

dad, pero no en la forma realística, sino como

lo hacen los niños: "El niño no reproduce

lo que ve, sino lo que recuerda y que obe­

dece a un realismo no visual, sino intelec­

tual. Enumera los detalles que considera im­

portantes, dota de dos ojos a un personaje

de perfil, de dos piernas a un jinete visto

de lado, superpone las figuras para no ocul­

tar la; que están escondidas en segundo pla­

no, yuxtapone las escenas que se han suce­

dido en el tiempo; da a un personaje varias

p iernas, varios brazos, para significar el movi­

miento de estos miembros" (2).

Con esta técnica infantilista nos narra Mom­

pó su crónica de la vida, en la que siem­

pre aparecen similares personajes en similares

( 1 ) Véase en el núm. 85 de ARQUITEC­TURA: "Juan Genovés el pintor de la hu­manidad ate morizada y expectante". Enero 1966.

( 2) Louis Hautecoeur: Historia del Arte. Ediciones Guadarrama. Madrid, 1966.

escenarios. Es una vida en fiesta y constante

movimiento, una vida ruidosa y pletórica de

personas que van y vienen, que gesticulan,

que corren, que miran. Si como dicen los

sicólogos los cuatro o cinco primeros años

de la vida marcan para siempre y prefiguran

todo lo que vendrá después, en el caso de

Mompó es muy cierto. Las fiestas pueblerinas

y los mercados valencianos que impresionaron

su niñez están como tema permanente de sus

cuadros. "El arte es una confesión", dijo el

pintor francés Rouault, y en el caso de Mom·

pó es una confesión rememorativa de sus

primeras imágenes infantiles. Mompó hubie­

se querido ser un pintor "naíf", uno de esos

"pintores de domingo", o "maestros popula­

res de la realidad", o "pintores de corazón

sagrado", como los llama el alemán Wilhelm

Uhde; pero para serlo le sobra cultura y le

sobra preparación académica. Consciente de

estos dos bagajes, Mompó ha encontrado su

lengua¡e sin traicionarse a sí mismo, sin de­

jar de ser sincero y sin tener que llevar

una máscara falsa. Mompó, al igual que

Vlaminck, puede decir: "Yo alzaba los tonos,

escribía, transponía en una orquestación de

colores puros todos los sentimientos que no

eran perceptibles. Era un bárbaro, tierno y

lleno de violencias. Traducía por instinto, sin

método, una verdad no artística, sino hu­mana."

NARRAüOR DE UN MUNDO

AMABLE Y LUMINOSO

Hemos definido a Mompó como el pintor

del ruido en movimiento, ruido de la huma­

nidad afanosa que grita sus palabras y las

repite en todo momento, de unos pobla­

dores del espacio luminoso y amable que aún

no conocen las negruras. Para Mompó el

mundo no tiene que ser forzosamente angus­

t:ado y terrible, es optimista, impregnado de

la alegría de vivir, de sentirse vivo y en mo­

vimiento cada día, de ir y venir por donde

le plazca, gustado, de la fiesta. Y para acen­

tuar eso3 ruido;, esas voces que suenan en

el fondo de sus cuadros, Mompó recurre a

transcribir las palabras que oye escritas al

lado de sus personajes, lo mismo que hacen

los niños en sus dibujos: "Mira", "Vendo",

"A gusto", "Yo no", "Solo", "Quiero plan",

"Sordísimo", "Toca", "Viejos", "Oigo", "Casi­

ta", "Veo", "Empieza", "Vota", "Lejos", "Sin

prisa" ... son palabras que tienen tanta signi­

ficación en los cuadros de Mompó como las

imágenes a las que acompañan. Imágenes

pintadas en tonos claros, puros, lum ino!os,

como corresponden al mundo recreado por

el pintor.

Cuando en una de sus exposiciones re­

cientes Mompó tuvo que eleg ir el texto del

catálogo, no recurrió a ninguna presentación

crítica más o menos erudita. Se limitó a in­

sertar un poema. Un poema de otro artista

de alma infantilmente pura como la suya,

la "Balada de la placeta", en la que los niños

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cantan en la noche quieta alrededor de la

fuente, para terminar el poeta con estos ver­

sos:

Se ha llenado de luces mi corazón de seda, de campanas perdidas, de lirios y de abejas, y yo me iré muy lejos, más allá de esas sierras más allá de los mares, cerca de las estrellas, para pedirle a Cristo Señor que me devuelva mi alma antigua de niño, madura de leyendas, con el gorro de plumas y el sable de madera.

Ningún otro texto como este poema de

García Lorca podría resultar tan afín a la sen­

sibilidad de Mompó. Hombre que sabe lo

que aún tiene de niño y va a su busca por

los caminos de la inteligencia y la sensibili­

dad. Mompó se produce después de Picasso

y después de Miró, no hay que olvidarlo, a

uno y a otro se muestra ligado y concorde.

Los dos grandes españoles universales tam­

bién gustan de sentirse niños, cada uno de

ellos eligiendo una senda diferente, pero que

al final se encuentran en la misma placeta

de la balada.

UN PINTOR CONSCIENTE DE SU

ESTETICA Y SU LENGUAJE

Con motivo de estas dos exposiciones que

Mompó está celebrando en la Galería "Me

Roberts and Tunnard", de Londres, y Galería

"Claude Bernard", de París, el pintor se ha

visto obligado a escribir sobre su lenguaje

pictórico y sobre sus conceptos estéticos. Es­

critura manuscrita que se reproduce en los

catálogos y que constituyen un documento

preciosísimo, tanto grafológica coom estética­

mente, para comprender y penetrar en el

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sentido de la pintura de Mompó. Escribe el

pintor:

"Mi obra se basa en la realidad. En todo

eso vivo que está delante de nosotros, que

nos rodea", "Yo quiero interpretar todo ese

mundo mágico de la calle y destacar las si­

tuaciones y climas para el goce del obser­

vador. Quiero mostrar en una superficie plana

todo eso vivo de lo normal y cotidiano.

Y construir con mi obra un mundo sano y

positivo", "El espectáculo de la calle está en

constante cambio y movimiento. Esa sensa­

ción de inquietud intento que la tenga tam­

bién mi obra", " Intento constantemente evo­

lucionar sin perder la unidad con la obra an­

terior", "Esas palabras que oigo confusamen­

te en la calle sin poder catar su sentido, están

a veces en el cuadro como letras sueltas",

"Me gustaría pintar el ruido", "Mis cuadros

los realizo en poco tiempo. Me gusta lo vivo

de la espontaneidad, de lo dircto. De lo di­

cho bien y con fin. Destruyo lo soso y torpe",

" Un cuadro terminado quiero que sea un des­

cubrimiento constante de detalles. Que su­

giera. Que nunca se aprenda", "Yo parto

óe la pureza de las pinturas infantiles. Apro­

vecho los años de estudio y empiezo mi obra

óesde el principio", " Para mí un cuadro no

es sólo una pieza aislada. Es una parte o

corte de otro cuadro, que continúa, sin fin ... "

En estas oportunas observaciones del pintor

$Obre su obra, y en otras muchas escritas

con la misma letra sensitiva y firme, él nos

descubre el jeroglífico de su lenguaje, la pro­

fundidad de su estética. En este increíble­

mente rico y valioso panorama de la pintura

española de hoy, Mompó ocupa un lugar de

excepción, ese lugar al que sólo tienen acceso

los espíritus puros. En el mundo torturado

que nos toca vivir, su pintura nos trae un

hálito de optimismo y nos confirma que cada

día puede ser bueno si procedemos con no­

bleza y buena fe, con alegría y sencillez. Ese

es, nada menos, su mensaje .

.,,,~ ... , ... 1,

RESUMEN BIOGRAFICO

Manuel Hernández Mompó, nacido en Va­lencia en 1927. Estudia en la tscuela Supe­:ior de Bellas Artes de Valencia, obteniendo el título en 1949. Su primera salida de Es­paña es a París, en 1951, donde reside seis meses. Trabaja un año en Italia, en 1954; en Florencia conoce a su actual esposa, holan­desa de origen. Reside un año en Holanda ( 1956). Desde 1957 f ija su residencia en Ara­vaca (Madrid), en donde vive con su esposa y sus tres hijos. En 195B le es concedido el Premio de la Fundación Juan March. Cerca de veinte exposiciones individuales y otras tantas colectivas por los principales países del mundo. Obras en numerosas colecciones par­ticulares y en los museos: Nacional de Arte Contemporáneo, Madrid; Fog Ar! Museum; Harvard University, U.S.A.; Museo Nacional de Arle Abstracto, Cu~nca.

Matrimonio despidiénoose