mazzoli (c.)_los territorios urbanos de las ciudades andalusíes_perspectivas de estudio

Upload: jean-pierre-molenat

Post on 10-Oct-2015

15 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 15

    Los territorios urbanos de Las ciudades andaLuses:

    perspectivas de estudio

    Christine Mazzoli-GuintardUniversidad de Nantes (Francia)

    El mbito urbano andalus siempre suscit un gran inters entre los investigadores, inters jams desmentido, del cual atestiguan, en los diez ltimos aos, congresos el de Oropesa, celebrado en mayo de 20051, el de Silves en octubre de 20082, tesis que sus autoras presentaron hace algunos meses3, obras colectivas dedicadas al mundo urbano medieval que incluyen ciudades andaluses4, monografas5 y, cla-ro est, una amplia bibliografa dispersa en revistas. Como siempre, sobre algunos aspectos nuestros conocimientos han avanzado bastante, mientras que sobre otros, todava queda mucho por estudiar y discutir.

    1 Al-ndalus, pas de ciudades, 2008: ponencias sobre las ciudades del arq al-Andalus por Rafael Azuar, las del Garb por Claudio Torres, Susana Gmez y Santiago Macas, las de las islas orientales por Guillermo Rossell Bordoy y con estudios monogrficos sobre Carmona, Ecija, Niebla y Sevilla por Magdalena Valor Piechotta, sobre Jan y las ciudades de su cora (Vicente Salvatierra Cuenca, Juan Carlos Castillo Armenteros, Sonia Prez Alvarado) y sobre Granada (Antonio Malpica Cuello).

    2 6 Encontro de Arqueologia do Algarve, 2009, con balance de las actividades desarrolladas en Vascos por Ricardo Izquierdo, en Priego de Crdoba por Rafael Carmona, en Mrida por Miguel Alba, Santiago Feijoo y Bruno Franco, en Jan por Vicente Salvatierra, en Sevilla por Magdalena Valor, en Granada por Antonio Malpica, en Lisboa por Jacinta Bugalho, en Loul por Isabel Luzia, en Mrtola por el Campo Arqueologico de la Ciudad, en Silves por Rosa Varela Gomes y por Maria Jos Gonalves, etc.

    3 Fournier, 2010; Reklaityte, 2010.4 Malpica Cuello ed., 2006; Espinar Moreno y Garca Guzmn eds., 2009. Tambin los encuentros

    de Njera, dedicados a las ciudades del medievo y coordinados por B. Arzaga Bolumburu y J. . Solrzano Telechea, cuentan con ponencias sobre ciudades de al-Andalus.

    5 Bazzana y Beda Garca eds., 2005; Navarro Palazn y Jimnez Castillo, 2007a.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    16

    Entre los primeros, est el concepto mismo de ciudad que, tras esfuerzos historiogrficos, pas de ciudades hispanomusulmanas a-histricas a ciudades con acertado anclaje espacio-temporal6, las ciudades andaluses, las ciudades na-zares, las ciudades del Garb al-Andalus, las ciudades islmicas en la cora de Jan, etc. para citar algunas expresiones que figuran en ttulos de contribuciones recientes. Hoy da, y como bien lo indica la temtica de este congreso, Escenarios urbanos de al-Andalus y del Occidente musulmn, las ciudades de al-Andalus son plurales y dejaron en el camino el concepto demasiado gastado y vaco de sentido, de ciudad islmica en singular. Entre los temas bien conocidos ahora, tambin est el de la gnesis de las ciudades andaluses, sobre el cual se puede remitir a los estudios llevados a cabo en el Tolmo de Minateda7, en Jan8 o en Mrida9 por poner algunos ejemplos. Tambin nuestros conocimientos sobre las formas del urbanismo se desarrollaron de manera notable, mediante excavaciones arqueolgicas que mostraron un inters particular hacia la arquitectura domstica del mundo urbano10.

    En cambio, quedan problemas pendientes como el de las relaciones entre la ciu-dad y su territorio, sobre el cual existen sin embargo algunas interesantes reflexiones por aqu y por all a propsito de la influencia real de la ciudad sobre sus campos11 o de la importancia de una lite urbana propietaria de tierras agrcolas12. Tambin que-dan en la sombra las fuerzas demogrficas que permiten el crecimiento urbano de los siglos X y XI13 o el papel de las minoras religiosas en las ciudades: hubo barrios confesionales en las ciudades de al-Andalus? Y, por si as fuera, cundo aparecie-ron?

    Entre las ideas que suscitaron un amplio consenso, est la de asociar ciudad y poder: las ciudades son las residencias de las autoridades polticas, religiosas y mi-litares, los emires o sus representantes en las provincias, los gobernadores, y, a sus lados, los cades y los ulemas, los cades y sus tropas. Sobre este tema tambin, los conocimientos son ambivalentes: bien se percibe el poder del emir o del califa en las

    6 Mazzoli-Guintard, 2002. 7 Gutirrez Lloret, 2008a, 2008b y 2008c. 8 Salvatierra Cuenca, 1998; Salvatierra Cuenca, Serrano Pea y Prez Martnez, 1998; Castillo Ar-

    menteros, 2008. 9 Alba, Feijoo y Franco, 2009.10 Bazzana y Bedia Garca eds., 2005; Navarro Palazn y Jimnez Castillo, 2007a. 11 Trillo San Jos, 2007; Bazzana, 2008 a propsito de las relaciones entre la ciudad y los un.12 Picard, 1992; Als, Camats, Monjo y Solanes, 2008; Guichard, 2008. 13 Barcel, 2004: 143.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    17

    ciudades, bajo intervenciones edilicias que fueron sealadas a menudo14, a partir del ejemplo paradigmtico de Madnat al-Zahr15 que polariz la investigacin o alrede-dor de las actuaciones del emir Muammad I16; sin embargo, los papeles respectivos de los clanes y del Estado en las dinmicas urbanas quedan debatidos17 y no se co-noce en profundidad ni el poder ejercido por las distintas comunidades, de barrios, de oficios o confesionales, ni el papel desempeado por stas en el funcionamiento de las ciudades18. Se adivina, ms que se sabe, que los jefes de las comunidades tienen autoridad sobre los miembros de sus respectivos grupos, y que desempean el papel de intermediarios entre su comunidad y la autoridad poltica. Y menos an se vislumbra cmo se articulan ambos poderes, el de la autoridad poltica y el de las comunidades urbanas; una manera de aproximarnos al tema de una articulacin que debe de tener formas mltiples es observar, o por lo menos intentar observar, los lugares donde los poderes estn en contacto.

    Los poderes, en las ciudades, se ejercen en efecto sobre escenarios distintos y la multiplicidad de los poderes significa discontinuidades fsicas y determina territorios dentro de los mbitos urbanos, es decir espacios sobre los cuales se ejerce una auto-ridad, autoridad que da forma al espacio de la ciudad donde est instalada y que do-mina. Es desde el punto de vista de los territorios que componen las ciudades, pues, que quisiera enfocar el tema de la articulacin de los poderes urbanos. Reflexionar sobre los territorios urbanos de las ciudades supone primero que hagamos un breve repaso historiogrfico sobre el tema: qu significa territorio para los medievalistas? Y, qu fuentes permiten, para las ciudades de al-Andalus, aproximarnos al tema o, por lo menos, sugerir algunas perspectivas de estudio a propsito de los territorios urbanos de las ciudades andaluses?

    14 Mazzoli-Guintard, 2004.15 Acin Almansa, 1987; Mouak, 2008; Vallejo Triano, 2007 y 2010.16 Souto Lasala, 1994 a, 1994b y 1995. 17 Malpica Cuello, 2007. 18 Mazzoli-Guintard, 2003.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    18

    i. Los territorios urbanos de Las ciudades de aL-andaLus: historiografa y fuentes

    i.1. territorio dentro del medievalismo: un concepto para el ruralismo

    Territorio, del latn territorium, viene del verbo terrere, asustar, espantar, y de-signaba el espacio de la ciuitas sobre el cual los agentes del Estado romano podan ejercer la violencia en nombre del inters pblico19. Territorio tiene, pues, el sentido de una extensin de terreno homogneo y limitado, que se opone al espacio medie-val, heterogneo y discontinuo20. Por otro lado, el territorio es un espacio vivido, que dej huellas materiales de su existencia y que interesa particularmente a los arqueo-lgos; como espacio vivido, el territorio tambin dej huellas en las fuentes escritas, porque los que vivieron las realidades del territorio testimoniaron de su percepcin del mismo. De tal forma que el territorio rene a los que estudian los archivos del suelo, los arquelogos, y a los que analizan las fuentes textuales alrededor de lo que fue, para los individuos del medievo, un espacio pensado como una entidad particu-lar.

    La nocin de territorio pertenece sobre todo al campo del ruralismo: los me-dievalistas adoptaron un concepto elaborado por los gegrafos en los aos 1980 y que acab dominando la disciplina a principios de los aos 2000. El territorio de los gegrafos mantiene relaciones estrechas con la nocin de poder y, respecto a espa-cio, permite el estudio de cuatro aspectos ms del tema: la pertenencia individual y las identidades colectivas, la aparicin de divisiones administrativas y el control del espacio, las representaciones de un espacio que pertenece a un grupo de individuos, la larga duracin de la historia21.

    Con la nocin de territorio, la geografa se inscribe dentro de las ciencias socia-les, mostrando su inters por la dimensin espacial de los hechos sociales. De ma-nera natural, fueron primero los medievalistas especialistas del mundo rural quienes utilizaron esta nocin: una obra reciente del medievalismo sobre los territorios es la publicacin colectiva dirigida por Benot Cursente y Mireille Mousnier, Les Terri-toires du mdiviste22; de manera sintomtica, es el resultado de las investigaciones

    19 Cursente y Mousnier, 2005: 9. 20 Cursente y Mousnier, 2005: 10.21 Ripoll y Veschambre, 2005: 279. Sigue siendo la referencia fundamental sobre el territorio Ronca-

    yolo, 1990. 22 Cursente y Mousnier dir., 2005.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    19

    de un grupo de trabajo fundado en 2001 y compuesto por medievalistas ruralistas que dedican sus estudios al sur de Francia. Plantearon los territorios medievales bajo el ngulo de la historiografa, examinando cmo los ruralistas franceses del siglo XX tomaron en cuenta el territorio en sus estudios. Examinaron tambin los territorios en trminos semnticos y de evolucin entre los tiempos carolingios y el siglo XIII, una serie de estudios de casos permitiendo anlisis de lxicos medievales relativos al espacio agrario. La pluridisciplinaridad proporcion puntos de comparacin inte-resantes sobre el concepto de territorio entre los gegrafos, socilogos, arquelogos, etnoantroplogos y especialistas del medioambiente. Por fn, propusieron perspecti-vas de estudio para los territorios rurales a travs de tcnicas nuevas de representa-cin. De la misma manera, la reciente mesa redonda dedicada a la territorialidad de los procesos sociales y culturales en la Edad Media23 rene sobre todo estudios sobre territorios rurales, la delimitacin de las diocesis24, los territorios castrales y los pue-blos25, las rentas de bienes races26, etc., abrindose sin embargo a otros territorios, el espacio del ritual27, el territorio de Dios28 o el de los cuerpos, es decir de los san-tos29. Concepto ampliamente utilizado entre los medievalistas ruralistas, territorio no est ausente de otras historiografas, en particular la urbana.

    i.2. Los territorios de las ciudades medievales en la historiografa: zonas de influencia peri-urbanas

    La historia urbana emplea sobre todo el trmino espacio para analizar su obje-to de estudio y da sobre todo a territorio el significado de espacios peri-urbanos o rurales; veamos algunos ejemplos en la historiografa reciente. Las segundas jorna-das de arqueologa medieval celebradas en Berja en octubre de 1998 y publicadas en 2000 con el ttulo de Ciudad y territorio medieval se dedicaron, como precisa Lorenzo Cara Barrionuevo en la introduccin, a debatir el origen, funcionamiento y principales caractersticas de la ciudad andalus30. Las comunicaciones que trata-ron del territorio de la ciudad lo hicieron utilizando el trmino en su significado de

    23 Boissellier ed., 2010.24 Soria, 2010; Garcia, 2010; Mazel, 2010.25 Benhima, 2010; Bourgeois, 2010.26 Huertas, 2010.27 Palazzo, 2010.28 Henriet, 2010.29 Schmitt, 2010.30 Cara Barrionuevo, 2000: 8.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    20

    distritos que de la ciudad dependen: Andrs Martnez y Juana Ponce presentaron la evolucin de la ciudad medieval de Lorca y su relacin con el territorio circundan-te31; Rafael Azuar, por su parte, puso de relieve un territorio valenciano organizado alrededor de las ciudades, entre las cuales se insertan distritos castrales que son te-rritorios administrativos de una poblacin dispersa en alqueras32. En esta obra, los territorios de la ciudad son claramente los espacios de dominio de la ciudad, situados fuera del recinto urbano, significado que otorga tradicionalmente la historiografa al concepto de territorios de la ciudad.

    Pasa cas lo mismo en la obra sinttica sobre las ciudades de Europa dirigida por Jean-Luc Pinol33: en la parte relativa a las ciudades medievales, la palabra terri-torio aparece de manera fugaz, en el ttulo de una parte dedicada a Espacio urbano y territorio de la ciudad34. Tras haber encabezado el apartado, la palabra territorio vuelve en las primeras lneas de ste, antes de desaparecer: la ciudad medieval tiene un territorio propiamente urbano, que se distingue por un urbanismo particular y un territorio rural que controla y del cual depende para su abastecimiento []. Plaza del mercado, muralla y espacios rurales: el espacio urbano se organiza mediante un sistema espacial de territorios encajados35. En las pginas siguientes, espacio reemplaza territorio: la muralla da su unidad a ncleos de hbitat dentro de un slo espacio urbano, la plaza del mercado est en el centro del espacio comercial y la ciu-dad cuenta, intramuros, con espacios rurales. O sea que territorio hace referencia aqu al mundo rural y espacio al mundo urbano.

    Tercer ejemplo, por fn, el de los Encuentros internacionales del medievo de Njera que, en 2006, abordaron el tema de la ciudad en trminos de territorialidad36. Como precisaron sus coordinadores, Beatriz Arzaga y Jess Solrzano, se trataba de estudiar las relaciones mantenidas entre la ciudad y su rea de influencia, entre la ciudad y la zona sobre la cual ejerce su autoridad. Con este enfoque estudi Carmen Trillo la ciudad nazar, planteando el vnculo, el lazo de dependencia entre las alque-ras y la madna ms prxima: este vnculo se mostraba sobre todo en la percepcin fiscal, llevada a cabo por un alcaide, y en la imparticin de la justicia, en manos del

    31 Martnez Rodrguez y Ponce Garca, 2000.32 Azuar Ruiz, 2000.33 Pinol dir., 2003.34 Boucheron y Menjot, 2003: 418. 35 Boucheron y Menjot, 2003: 418. La ville mdivale a un territoire proprement urbain, qui se distin-

    gue par un urbanisme particulier, et un territoire rural, quelle contrle et dont elle dpend pour son approvisionnement []. Place du march, enceinte et espaces ruraux: cest donc comme un systme spatial de territoires embots que sagence lespace urbain.

    36 Arzaga y Solrzano ed., 2007.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    21

    cad. Asimismo se aprecia que para llegar al corazn de las alqueras ambos funcio-narios utilizaban otros agentes delegados, cuyo nombramiento dependera del rey, pero en el que tal vez podran influir37.

    De tal forma que la historiografa vi en los territorios de las ciudades medie-vales las zonas de influencia de las mismas. Sin embargo, algunos medievalistas, en particular los que se dedican a la historia italiana38, pusieron de relieve la existencia de territorios en las ciudades: obran en manos de linajes nobles, siendo por ejemplo el albergo genovs un territorio autnomo, cerrado, estructurado por su patio priva-do, la curia. Es una forma del tejido urbano que tambin se encuentra en los pases germnicos el Hof y en los ibricos el adarve, el corral como recuerda J. Heers39. En cuanto a la plebe, tambin se vislumbra una organizacin territorial, de nuevo en el caso italiano y cabe preguntarse, con D. Menjot40: existe en otras regio-nes urbanizadas de Europa? Mucho queda por hacer, pues, para llegar a pensar las ciudades del medievo en general, y las de al-Andalus en particular, como conjuntos de territorios urbanos: es menester pensarlos como conjuntos de espacios con lmites sobre los cuales se ejerce una autoridad, la de los individuos que modelan el espacio urbano donde viven, el marco de vida siendo la plasmacin del grupo humano en el tejido urbano. El concepto de territorio tiene el inters fundamental de desembocar en la nocin de territorialidad, otro prestmo a la geografa, que examina los sistemas de relaciones establecidas entre grupos de individuos y los territorios en los cuales se insertan, lo que permite dejar atrs a lo visto en provecho de lo vivido41.

    I.3. Los territorios urbanos de las ciudades de al-andalus: fuentes

    Sobre los territorios urbanos de las ciudades de al-Andalus, es preciso pregun-tar tanto a los archivos del suelo como a las fuentes textuales. En arqueologa, las ciudades andaluses cuentan todava con numerosos vestigios visibles, palpables, que se pueden recorrer y que nos permiten mantener una relacin viva con el obje-to de nuestros estudios: debemos seguir al medievalista francs Charles Higounet, cuya obra se inscribe en la geo-historia y en la cartografa histrica, cuando opinaba que para hablar correctamente sobre la sociedad medieval, el medievalista tena que

    37 Trillo San Jos, 2007: 341.38 Boucheron y Menjot, 2003: 472-486; Crouzet-Pavan, 1992 y 2001; Grossi Bianchi y Poleggi, 1980;

    Heers, 1990: 224-250; Maire-Vigueur, 2003.39 Heers, 1990: 235-242.40 Menjot, 2010: 302.41 Brunet, Ferras y Thry, 1993; Raffestin, 1977.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    22

    observar in situ el espacio fsico dentro del cual se desarrollaba la vida de los indivi-duos que componan esta sociedad42. Las ciudades andaluses cuentan tambin con un importante desarrollo de excavaciones arqueolgicas y estudios monogrficos, de los cuales tenemos un buen panorama en congresos recientes, como los de Oro-pesa y de Silves ya aludidos, y en publicaciones regulares, entre ellas los Anuarios Arqueolgicos de Andaluca o la revista de la Universidad de Jan, Arqueologa y Territorio Medieval.

    En cuanto a las fuentes textuales rabes, existen varios balances de las mismas que dan a conocer su gran riqueza y variedad, crnicas, obras geogrficas, diccionarios biogrficos, textos jurdicos, etc.43; sobre el tema, basta con remitir a los trabajos de la arabista que hoy da mejor conoce el amplio corpus de las fuentes rabes relativas a al-Andalus, Mara Jess Viguera Molins44. Aunque no es menester volver sobre un corpus de sobra conocido, hay que hacer la pregunta siguiente: dejan constancia las fuentes textuales rabes de la existencia de territorios urbanos dentro de las ciudades y, ms all, dejan traslucir una conciencia de territorialidades urbanas distintas? Las fuentes literarias son parcas en palabras sobre el tema, pero no son totalmente mudas: por ejemplo, los relatos de viajeros dejan ver parte de la territorialidad urbana, la que se desarrolla en torno a la alcazaba, territorio del sultn. En los relatos que evocan la ciudad de Mlaga, fuerte es el contraste entre el imponente bulto de la Alcazaba y del Gibralfaro y la mirada distrada que le echan los viajeros: entre ambos se interponen efectos de filtro que son reveladores de una mirada poco gobernada por lo que deben ver los viajeros y mucho ms por lo que quieren ver, pero el filtro tambin atestigua la existencia de territorios distintos dentro de la ciudad malaguea45. En efecto, la mirada se pone sobre el sistema defensivo de la Alcazaba, observado desde el exterior de las murallas, es decir que la mirada de los viajeros obedece a lo que estn autorizados a mirar y reflejan un aspecto de la territorialidad urbana: la Alcazaba es el territorio del prncipe y el viajero no est autorizado a salvar sus puertas. De manera sintomtica, el nico viajero que penetr en la Alcazaba de Mlaga, el egipcio Abd al-Bsi, entr en ella cuando estaba despoblada y privada de gobernador a finales del ao 1465. Las fuentes literarias, pues, transmiten la conciencia de territorios urbanos distintos, la al-cazaba siendo claramente el territorio del poder, donde el viajero no est admitido y debe contentarse con mirar desde fuera los altos muros.

    42 La posicin cientfica del maestro est expuesta por su alumno B. Cursente (2005: 84).43 Molina Martnez, 1994; Viguera Molins, 1997a y 1997b.44 Toro Ceballo ed., 2008. 45 Mazzoli-Guintard, 2010.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    23

    Los textos jurdicos son, claro, las fuentes que mejor se pueden interrogar sobre los territorios urbanos y las distintas territorialidades que suscitan. Por ejemplo, fi-gura en el manual de isba de Ibn Abdn, redactado en Sevilla a principios del siglo XII, la mencin siguiente, relativa a la orilla del Guadalquivir: es preciso proteger la orilla que constituye el puerto de la ciudad para los barcos [...] es preciso prohibir que se construyeran aqu propiedades privadas; el conjunto debe pertenecer sla-mente al sultn46. El jurista formula claramente la existencia de territorios distintos en la Sevilla almorvide, el del sultn y el de los particulares.

    Igualmente, en el formulario notarial de al-azr, cad de Algeciras, muerto en 1189, aparecen territorios ntidamente delimitados y distintos, territorios privados en este caso: Fulano compra a Fulano el espacio que hay sobre la habitacin del sur o este de su casa en el lugar tal, cuyos lmites son tales, habitacin cuya puerta da a la parte tal, para que el comprado construyera all un sobrado, etc.47. En los textos de los juristas, y por lo tanto en las prcticas de los ciudadanos, se vislumbra la existen-cia de territorios distintos dentro de las ciudades; cmo interrogar las fuentes, pues, sobre estos territorios?

    i.4. Los territorios urbanos de las ciudades de al-andalus: interrogantes

    Al pensar las ciudades en trminos de territorios que las componen, es decir de unos espacios sobre los cuales se ejerce una autoridad, de escenarios construi-dos y organizados cuyos lmites quedan por dibujar, se plantean dos interrogantes esenciales. Primero, cules son los mecanismos que suscitan lmites dentro de la ciudad? Parecen evidentes los lmites impuestos y determinados por el poder, porque la historiografa siempre destac la importancia de las autoridades polticas en el proceso de construccin de las ciudades. Sin embargo, se vislumbran lmites espontneos, producidos por fenmenos de segregacin econmica, religiosa o social? Existen lmites imaginarios, pensados por los letrados, pero que no lle-garon a plasmarse en el tejido urbano o que se plasmaron de manera distinta a la deseada, como el que separa hombres y mujeres? En segundo lugar, cules son las modalidades de inscripcin de estos lmites en los espacios urbanos? Cabe pen-sar en lmites materiales, pero tambin en lmites inmateriales, y en una serie de oposiciones sobre las cuales funcionan estos territorios, sultn/particulares, bienes comunes/bienes privados, etc.

    46 Ibn Abdn, 1947: 65.47 Al-azr, 1998: 42.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    24

    Adems, al pensar las ciudades en trminos de territorios que las componen, surgen de inmediato dos imgenes. La de un mosaico de territorios, de un conjunto de espacios yuxtapuestos uno al lado del otro para dibujar el objeto ciudad: el territorio del sultn, alczar o alcazaba, linda con el territorio de los individuos que residen en la ciudad y la muralla de la fortaleza es el lmite material omnipresente que separa ambos territorios. Y tambin surge la imagen de un calidoscopio de terri-torios, de un conjunto de territorios en movimiento que se mezclan sin cesar, de terri-torios imbricados uno dentro del otro: en la mezquita aljama, territorio del conjunto de la umma, nace a veces un territorio reservado al sultn, la maqura, o aparecen galeras para las mujeres.

    Por fn, cabe precisar que slo voy a sugerir algunas posibilidades de reflexin sobre los territorios urbanos que forman las ciudades y que no he hecho todava un estudio pormenorizado de todos los datos disponibles, fuentes textuales y archivos del suelo: lo que voy a presentar es ms bien una investigacin en ciernes que un tra-bajo acabado. Centrar mis reflexiones sobre los siglos X, XI y XII, y sobre las capi-tales que fueron Crdoba y Sevilla, ms documentadas que las ciudades pequeas.

    ii. Las ciudades andaLuses, mosaicos de territorios urbanos

    ii.1. territorios con extensiones variadas

    Los territorios urbanos que componen las ciudades, espacios sometidos a autori-dades distintas, tienen dimensiones diversas, desde la casa hasta la residencia de las autoridades polticas, los territorios siendo un fiel reflejo del dominio de la autoridad sobre el tejido urbano. Cules son los principales territorios urbanos? La casa, deli-mitada por muros que en derecho islmico son privados o medianeros48, encierra el territorio privado por excelencia, colocado bajo la autoridad del jefe de familia: en caso de conflicto entre vecinos, el muft pide al demandado la autorizacin de entrar en su casa para inspeccionarla; as ocurre en Crdoba a principios del siglo X, cuan-do un tal Abag debe permitir la entrada del muft para la inspeccin de su qant49. Los territorios domsticos son de dimensiones muy variadas: en las excavaciones del yacimiento de Cercadilla, en la zona de expansin occidental de Crdoba, las

    48 Brunschvig, 1947.49 Mazzoli-Guintard, 2003: 215.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    25

    viviendas tienen una planta de 85 m a unos 200 m, siendo la casa 37 excepcional con 370 m50.

    Los territorios privados de las casas estn rodeados de territorios semi-privados, los afniya y una parte de la red viaria, y pertenecen a la entidad territorial fundamen-tal para la ciudad, el barrio. Otros territorios urbanos son, pues, los afniya, espacios sin construir que lindan con los elementos del tejido urbano, casas y mezquitas prin-cipalmente; son territorios compartidos por los vecinos, los de la calle para el fin de las casas, los del barrio para el fin de la mezquita. Espacios que tienen como mximo las dimensiones de plazuelas, sus modalidades de gestin dependen de la autoridad que se ejerce sobre ellos: los juristas cordobeses del siglo XI estipulan que los vecinos pueden apoyar construcciones sobre los afniya de las mezquitas de barrio, pero que no pueden hacerlo sobre los afniya de la mezquita aljama, indispensables espacios libres para rezar cuando la aljama se hace pequea o para atar las bestias el viernes cuando la oracin51; los juristas definen as territorios distintos, los afniya de las mezquitas de barrio, los afniya de la aljama. Las calles quizn sean los territorios urbanos que ms diversidad ofrecen por sus formas y las autoridades que pueden ac-tuar sobre ellas. En una zona excavada del arrabal occidental de Crdoba, se sac a la luz una calle principal, que pone en relacin dos espacios pblicos, la plaza y la mez-quita, de ms de 11 m de ancho, mientras las calles que dan acceso a las casas miden entre 2,50 m y 3,50 m52. Las calles pueden ser territorios semi-privados y mantenidos por sus usuarios: son las callejuelas y los callejones sin salida que dan acceso a las casas o atraviesan las manzanas. Tambin las calles pueden ser territorios pblicos y controlados por las autoridades polticas: son los ejes principales de la ciudad, que permiten cruzarla de una puerta a otra, como la calle mayor en Crdoba que atraviesa de norte al sur la ciudad, desde la puerta de Len hasta el puente53.

    Los barrios constituyen los territorios urbanos fundamentales: son territorios identitarios, jurdicos y, sin duda, fiscales tambin. En la Crdoba del siglo XI, el barrio est designado por el trmino awma, es decir por lo que gira alrededor de un centro, el eje estructurador del barrio, su mezquita (masid)54. Ante todo, es el territorio identitario: el individuo se define en relacin con su barrio y pertenece a los ahl al-masid de ste. Revelador al respecto, un caso judicial ocurrido como ms

    50 Castro del Ro, 2005: 103.51 Mazzoli-Guintard, 2005: 478. 52 Luna Osuna y Zamorano Arenas, 1999: 146-147.53 Mazzoli-Guintard, 2003: 139-149.54 Mazzoli-Guintard, 2005.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    26

    tarde en 921 en Crdoba: del annimo demandante, slo apunta el jurista Ibn Sahl su pertenecencia al barrio de la mezquita de Aab, erigida en el arrabal occidental de la ciudad; indica que se present ante el juez un hombre de la gente de la mezquita de Aab (raul min ahl masid Aab)55. Reveladora tambin, una ancdota transmiti-da por Ibn azm y relativa a la Crdoba de finales del siglo X: un individuo deja la mezquita de su barrio en provecho de otra, a la que acude el ser amado, de tal forma que le detiene varias veces el sereno56. El barrio parece constituir un territorio desde el punto de vista jurdico: en un proceso judicial compilado por Ibn Sahl y relativo a un conflicto entre vecinos en la Crdoba califal, se distinguen los testimonios de la gente del barrio los ahl al-masid de los que no pertenecen a este barrio57. Y, por fn, tambin parece ser el barrio un territorio fiscal: en 1126, cuando los almorvides aumentan el tatb, impuesto destinado a la refeccin de las murallas urbanas, indica el cronista que, tanto en Crdoba como en Sevilla, la gente se ocup de reparar su muralla y se ocup la gente de cada mezquita (ahl kull masid) de levantar lo que le era contiguo58. Los ahl al-masid son responsables del urbanismo de su barrio: cuidan su mezquita y su pila de abluciones59, y sin duda tambin la estructura hi-dralica, aljibe o pozo, que le est asociada, segn modalidades financieras en buena parte desconocidas, pero en las cuales desempean un papel importante los bienes habices por lo menos a partir del siglo XI60. Bien conocido al respecto es el caso del almeriense Ibn Ya`mur que construye una mezquita y tres tiendas erigidas en habices para mantener el edificio y el pozo para las abluciones61.

    Por fn, existe en las ciudades un territorio a parte, el territorio sultan, simbo-lizado por el alczar o la alcazaba, lugar de residencia de la autoridad que controla la ciudad: sin que podamos precisar ms, sus altos muros e imponentes puertas re-cuerdan a todos que el territorio sultan se distingue del resto del territorio urbano; queda por precisar, en efecto, en qu este territorio, que ocup entre 3% y 5% de la superficie intra-muros de las tres capitales sucesivas de todo al-Andalus, constituye un territorio distinto. Es un territorio donde los viajeros no estn admitidos, donde los embajadores s que entran a veces, pero donde penetra a diario toda una muche-

    55 Mazzoli-Guintard, 2003: 124, 224.56 Ibn azm, 1992: 88.57 Mazzoli-Guintard, 2003: 123-124.58 Ibn Ir, 1973: 171-172 y 1980: 73-74.59 Mazzoli-Guintard, 2003: 115-117.60 Sobre las relaciones mezquita-aljibe: Trillo San Jos, 2009: 156-172. Sobre el desarrollo de los

    habices en al-Andalus: Garca Sanjun, 2002.61 Ocaa Jimnez, 1964: 29-31.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    27

    dumbre de servidores y domsticos. Es un territorio complejo, con espacios pblicos y de representacin, las salas de recepcin y zonas de servicio domstico y admi-nistrativo, y otros espacios estrictamente privados, en particular los apartamentos ocupados por las mujeres, cuyo acceso estaba severamente controlado. Y, por fn, es un territorio tan particular y apartado de la ciudad que, a veces en la historia urbana andalus, pudo contar con su propia mezquita aljama, en contra del principio terico segn lo cual la aljama deba ser nica en cada centro urbano: as ocurre en Mlaga, cuya alcazaba est provista de una mezquita aljama a finales de la poca almohade62, y tambin en Granada, Almera, Guadix, Ronda, siempre en poca tarda, entre fina-les del siglo XII y siglo XIV63.

    ii.2. territorios diferenciados

    Las diferenciaciones entre los territorios urbanos funcionan sobre una serie de oposiciones:

    pblico/privado. Los territorios privados, cercados por los muros de las casas, se pueden definir faclmente: dentro de los territorios privados, no se admiten los forasteros, y un jurista de Zaragoza en el siglo XI condena de manera se-vera a un imm que dej entrar en su casa a un vendedor ambulante judo64. En cambio, es preciso recordar que la nocin de pblico para las ciudades de al-Andalus designa lo que pertenece al conjunto formado por todos los indi-viduos, es decir hace referencia a la co-propiedad de la comunidad. Entran en los territorios pblicos los grandes ejes viarios, donde todos deben transitar fcilmente: a principios del siglo X, los ulemas cordobeses condenan al ib del emir porque se ha apoderado de una parte de una gran calle de la capital, la que permite salir de Crdoba por la puerta oriental de Toledo y le ordenan derribar el muro que materializa su acaparamiento del bien comn65. Tambin entran en los territorios pblicos las fuentes pblicas, acondicionadas por el emir o el califa en favor del inters comn: en 886-887, Abd al-Ramn II, tras haber provisto su alczar de agua, hizo llegar el excedente al piln ante [la puerta] meridional central de su Alczar, la llamada Puerta del Jardn,

    62 Calero Secall y Martnez Enamorado, 1995.63 Calero Secall, 2000.64 Lagardre, 1995: 61.65 Mazzoli-Guintard, 2007-2008.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    28

    donde se verta en una pila de mrmol a la que tena acceso toda la gente que iba a su Alczar o pasaba por l, con gran provecho de todos66. Unos treinta aos despus, `Abd al-Ramn III hizo construir el surtidor que hay ante la puerta del alczar conocida por Puerta de la justicia (bb al-adl)67. La construccin se hizo con todo esmero y se le pusieron tres tazas alimentadas de agua, para comodidad de los que venan a ella. Qued todo terminado den-tro del ao, y fue obra de muy grande utilidad (al-manfaa)68.

    sagrado/profano. El territorio de la mezquita es sagrado, su entrada prohibida a la gente que no se encuentra en estado de pureza: en Crdoba, a principios del siglo X, un proceso judicial gira alrededor de la puerta de la sala de ablu-ciones de una mezquita de barrio porque la puerta ha sido cambiada de sitio, de tal manera que nios y gente que no deben entrar en la mezquita entran en ella para tener acceso a la sala de abluciones69.

    centro/periferia. Los territorios perifricos conllevan la nocin de marginaliza-cin y exclusin: algunos grupos de individuos estn voluntariamente alejados de los espacios abiertos a todos, entre ellos los enfermos. La leprosera de Crdoba est aislada del ncleo urbano, en la orilla izquierda del Guadalquivir, enfrente de la ciudad, separada de ella por el ro, aunque sin embargo no viven dentro de ella todos los leprosos de Crdoba70. Igualmente, los pobres de Crdoba estn mar-ginalizados: en el siglo XI, los indigentes tuvieron asignado un lugar especfico para hacer abluciones al margen del resto de los fieles musulmanes71.

    hombres/mujeres: la presencia de las mujeres en los espacios pblicos de las ciudades se encuentra sujeta a normas de segregacin (en mezquitas, zocos o baos) o de reprobacin social72. En la mezquita aljama de Crdoba, dos puer-tas estaban reservadas para la entrada de las mujeres que disponan de sus pro-pias pilas de abluciones y se instalaban en las galeras del fondo del edificio73. El ideal social de segregacin por gneros74 tambin se verifica en los territorios privados: por lo menos en las familias de la lite, las mujeres de la casa deben mantener normas de ocultamiento ante hombres ajenos a su familia.

    66 Ibn ayyn, 2001: 171-172.67 Arb, 1992: 154.68 Crnica annima, 1950: 57 ed. y 126 trad.69 Mazzoli-Guintard, 2003: 113-114.70 Mazzoli-Guintard, 2000.71 Carballeira, 2003: 82.72 Marn, 2000: 119.73 Marn, 2000: 229-231.74 Marn, 2000: 219.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    29

    ii.3. territorios individualizados por lmites

    Los territorios urbanos quedan delimitados por lmites que pueden ser materia-les, los ms evidentes: se trata, por ejemplo, de las murallas del alczar o de la alca-zaba, de las calles que rodean la casa y permiten definirla en un acta de donacin, de la puerta y del zagun que cierran el territorio privado de la familia, de las puertas de la qayariyya o de la del funduq, etc. Sin embargo, otros territorios urbanos pueden ser delimitados por lmites inmateriales, como los afniya, espacios abiertos apoyados sobre los muros de los edificios, o quiz tambin los barrios: en efecto, las fuentes no permiten saber si, en la Crdoba omeya, los barrios tenan lmites materiales, visibles, como A. Raymond lo puso de relieve en las grandes ciudades rabes de la poca otomana, donde las fronteras de los barrios pasaban por los muros medianeros de las casas que pertenecan a dos barrios vecinos y la calle principal del barrio esta-ba cerrada por una puerta75.

    Cules son los datos disponibles al respecto? Darb designa el callejn y las fuentes rabes conservan la memoria, en el caso cordobs, de algunas de estas ca-llejuelas, cuyo nombre es a menudo un antropnimo, darb de Ibn ar, darb de Ab-l-A, darb Ibn Zaydn76; si darb tiene, entre sus significados, el de callejuela cerrada por sus dos extremos77 o el de puerta de una calle o barrio78, sin embargo, faltan datos para concluir que darb implica necesariamente la presencia de una puer-ta para el aislamiento nocturno del barrio. En efecto, slo existe una mencin textual relativa al cerramiento de la calle por una puerta, utilizada por L. Torres Balbs para hacer del darb una calle dotada de una puerta con cerradura que permaneca cerrada por la noche79. La mencin, conservada por al-Maqqar, que redacta su obra en El Cairo donde muere en 1632, figura en una noticia del alcalano Ibn Sad, muerto en Tnez en 1286, que a veces prolonga la obra de un autor de la primera mitad del siglo XII, y reza as: As to the night-watch, whom we call in the West Tawfu-l-leyl, and who in the East are called ashab-arb, they were generally designated in Andalus under the name of Ad-drabn (gate-keepers), on account of certain interior gates which most of the cities in that country had, and witch it was the duty of those guards to shut every evening after the prayer of atemah [tercera hora de la noche], thereby

    75 Raymond, 1985: 135.76 Torres Balbs, 1985: 371-373.77 Dozy, 1881, I: 429.78 Asn Palacios, 1959: 102.79 Torres Balbs, 1985: 373.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    30

    preventing any communication between the various quarters of the city during the night80 . Cada puerta estaba protegida por un sereno armado y acompaado por un perro; estas medidas, aade Ibn Sad, eran imprescindibles en las ciudades grandes donde andaban muchos ladrones. En cambio, la arqueologa no dice nada del ce-rramiento del callejn por una puerta: en Cieza, el adarve, nacido de la subdivisin de las viviendas, es sencillamente un callejn que garantiza la entrada a las nuevas propiedades que han quedado en el interior de la parcela original81. Fueron cerrados los barrios de las ciudades andaluses por una puerta al final de los callejones? Quiz los de la gente ms acomodada de las ciudades, que poda pagarse los servicios de los serenos; pero faltan datos para afirmarlo de manera tajante y saber si hubo barrios cerrados por puerta en poca temprana.

    Por fin, cabe plantear la cuestin del papel que pudo desempear la epigrafa en los lmites de los territorios urbanos; habra que volver a interrogar as todas las lpidas conservadas y, de momento, slo remitir a un reciente anlisis de Virgilio Martnez a propsito de una inscripcin conmemorativa de la construccin de una torre en la ciudad de Murcia, en el siglo XIII, poco antes de la conquista castellana de la ciudad. La inscripcin menciona la altura de esta torre occidental de la ciudad, 25 l, es decir algo ms de 20 m, indica que fue construida bajo la supervisin de Ab y que se ha destinado a ello una parte de [] la acequia septentrional82. Concluye Virgilio Martnez: la inclusin de la acequia septentrional, en un confuso pasaje del que faltan todos los elementos, permita aventurar la participacin de los bienes habices en la edificacin de esa torre83. Empotrada en algn lienzo de la muralla o en el torren mismo, no pudo servir tambin la inscripcin para marcar un lmite, ms all de la evidencia fortificada, el lmite de un territorio que es un bien comn de los musulmanes, mantenido con bienes habices84?

    80 Al-Maqqar, 2002, I: 105.81 Navarro Palazn y Jimnez Castillo, 2007a: 139-143 y 174.82 Martnez Enamorado, 2009: 165-173.83 Martnez Enamorado, 2009: 171.84 Sobre el agua utilizada para el mantenimiento de las murallas, a travs de la venta de agua por ejem-

    plo, vense Trillo San Jos, 2009: 154-156.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    31

    iii. Las ciudades andaLuses, caLidoscopios de territorios

    Mosaicos de territorios diversos, diferenciados, individualizados, tambin son las ciudades andaluses calidoscopios de territorios, conjuntos de territorios que se mue-ven sin cesar y, a veces, no pueden cogerse.

    iii.1. territorios con lmites fluctuantes

    Pueden cambiar los lmites de los territorios urbanos; pondr dos ejemplos entre los muchos que se pueden desarrollar, los de las casas y de las mezquitas aljamas. Cambian los lmites de las casas y lo atestiguan tanto los archivos del suelo como las fuentes jurdicas: casos de particiones de casas han sido documentados en Murcia y en Cieza por Julio Navarro y Pedro Jimnez85; las particiones de fincas suponen una evidente disminucin de la superficie media de la casa, pero tambin un cambio de autoridad sobre las parcelas, que pasan de un territorio privado a otro. Y cuando la casa se extiende sobre la calle, el territorio semi-pblico se hace privado: en Cieza, la casa 6 se adue de unos 30 cm de la calle, de all la anmala planta de la alhana de su saln norte. Por otro lado, las frmulas notariales permiten al proprietario ceder o vender el espacio libre que est por encima de su casa para que otra persona pudiera construir all, lo cual supone tambin un cambio de lmites en altura esta vez de los territorios privados que son las casas y una superposicin de los mismos.

    Tambin cambian a veces los lmites de la mezquita aljama: cuando se amplia, se modifican los lmites del territorio sagrado de la ciudad, lo que conlleva la compra de terrenos colindantes. De los agrandamientos sucesivos de la mezquita cordobesa, no recuerdan nada al respecto las fuentes; mientras narran de manera detenida cmo al-Manr hizo comprar un terreno que perteneca a un anciano de la plebe para construir un nuevo puente y mencionan sus obras en la aljama, quedan mudas en cuanto a la necesaria compra de propiedades cercanas. Tal compra puede suscitar expropiaciones forzosas de fincas colindantes y sus respectivos conflictos, como se-al Alfonso Carmona Gonzlez86, cuando los dueos de las propiedades se resistan a entregarlas, argumentando que eran bienes habices. Para los juristas, es el nico caso de venta autorizada de un habiz y el vendedor tiene la obligacin de crear, con el dinero, otra fundacin similar.

    85 Navarro Palazn y Jimnez Castillo, 2007a: 169-172 y 2007b: 104-108. 86 Carmona Gonzlez, 2000.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    32

    iii.2. territorios cuyos lmites se superponen y se imbrican

    Fluctuantes en el tiempo, los lmites de los territorios urbanos pueden llegar a superponerse en circunstancias ms bien excepcionales: por ejemplo, el territorio ju-dicial del cad se extiende por toda la ciudad y puede sobreponerse en los territorios privados. As, cuando el clebre poeta de Crdoba al-ubn fue asesinado en su casa en marzo del 1065, el cad encarga al ib al-madna del asunto y ste entra en la casa donde descubre al muerto87.

    Los lmites de los territorios urbanos se imbrican unos con otros y dibujan, por fn, un complejo diseo de territorios enclavados. As, el territorio sultan no se limi-ta al alczar, sino que consta de otros espacios urbanos, propios del soberano: en la mezquita aljama, abierta a todos los miembros de la umma, el califa hace delimitar un espacio que se reserva, la maqra; bien se sabe que delante de la qibla de la mez-quita de Crdoba, al-akam II mand cerrar un emplazamiento reservado por una barandilla de madera adornada88. Por otro lado, los territorios sultanes dispersos por la ciudad no son siempre idnticos de una ciudad a otra, dentro de un mismo marco temporal: hemos sealado que, en Sevilla a principios del siglo XII, la zona portuaria debe pertenecer slamente al sultn, segn Ibn Abdn, que recuerda la necesitad de impedir que se construyeran aqu propiedades privadas89. En fechas similares, pero en Crdoba, otra figura del mbito jurdico afirma al emir que la orilla del ro no es territorio suyo; se consulta al cad Ibn (1127-1135) sobre el asunto siguiente: al propietario de un terreno ubicado en la orilla del Guadalquivir que quiere hacer cruzar el ro a la gente, se opone el sultn que pretende que el ro le pertenece. Con-testa el cad que el sultn no tiene derecho a reivindicar la propiedad del ro90. Son diferentes los casos, seguro, por la stil matiz entre el ro, que pertenece a todos en derecho musulmn, y la orilla, que puede ser propiedad privada. Son diferentes tambin por la naturaleza del poder, el territorio sultan afirmndose ms faclmente en la capital?

    Existen otros casos de territorios imbricados que convierten las ciudades en tejidos muy complejos; as, los territorios femininos y masculinos: las zonas urba-nas dedicadas a las actividades comerciales y artesanales son, junto con los cemen-terios, espacios que no pueden ser sometidos a una estricta segregacin de gneros,

    87 Soufi, 1968: 183-196.88 Golvin, 1979: 83.89 Ibn Abdn, 1947: 65.90 Lagardre, 1995: 362.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    33

    al contrario de las mezquitas y los baos91. Y bien se sabe que Ibn Abdn se queja de que los cementerios se convierten en lupanares92. Tambin existe cierta imbri-cacin entre profano y sagrado: dentro de la mezquita aljama, la sala de oraciones es el territorio sagrado por excelencia mientras el patio acoge actividades profanas, financieras y comerciales, actividades intelectuales, cuando se celebran debates pblicos o cuando se dan clases, y actividades jurdicas, cuando el cad administra justicia93. Y, para poner un ltimo ejemplo, las infraestructuras hidralicas de las ciudades que no eran propias de las casas se distribuan entre territorios pblicos, las fuentes acondicionadas por el soberano en provecho de todos, y territorios semi-pblicos, fuentes y aljibes de los barrios, a menudo asociados a una mezqui-ta, que conocemos a travs del nombre de su fundador: fuera del derecho de beber (al-afa), en nombre del cual cada uno puede reclamar agua para saciar su sed o abrevar sus animales94, quin poda abastecerse de agua en las estructuras de los barrios? Tericamente, todos: en derecho islmico, recuerda F. Vidal, en el caso de pozos y fuentes alumbrados fuera de la propiedad privada [] si se ha hecho para la utilidad pblica general el agua es comn y no tiene ningn privilegio el que cav el pozo o la fuente95. Cabe suponer, sin embargo, que tenan un acceso preferencial a ellos los ahl al-masid que participaban en su mantenimiento? Incita a pensarlo la situacin granadina donde los aljibes de las mezquitas daban unidad al barrio en torno al agua y al oratorio y constituan elementos que unan a los integrantes del barrio96.

    iii.3. territorios con orgenes distintos

    Algunos territorios urbanos nacen de la voluntad del soberano que impone su autoridad sobre ciertos espacios de las ciudades, el alczar, la maqra de la mezqui-ta aljama, la orilla del ro en Sevilla, etc. Pero otros territorios surgen de manera ms espontnea y estn producidos por la gnesis y las evoluciones de las ciudades: entre los territorios de las ciudades que mereceran un estudio de sus orgenes, estatales o no, estn los famosos barrios confesionales, juderas y mozarabas, sobre los cuales los conocimientos a penas han cambiado desde los estudios de L. Torres Balbs.

    91 Marn, 2000: 236.92 Ibn Abdn, 1947: 57-60.93 Martos Quesada, 2006.94 Vidal Castro, 1995: 99. 95 Vidal Castro, 1995: 110.96 Trillo San Jos, 2009: 171-172.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    34

    Entre los territorios de las ciudades que han suscitado algunas reflexiones en cuanto a sus orgenes, estn los barrios, que parecen proceder de grupos gentilicios: la hiptesis fue planteada por P. Guichard en un artculo publicado en 199897 y fue desarrollada por varios investigadrores, recientemente por C. Trillo y por A. Malpi-ca. Seala Carmen Trillo que algunas alusiones sobre la disposicin urbanstica de Crdoba hacen alusin a una distribucin gentilicia del espacio y que se vislumbra una organizacin por clanes tanto en la capital en poca de Abd al-Ramn II, como en Granada en poca nazar. Sugiere, de manera matizada, vincular la presencia de mezquitas con grupos clnicos: no podemos vincular con claridad la presencia de mezquitas ni a entidades gentilicias ni a barrios que tuvieran este carcter, aunque es indudable que su elevado nmero en el Albayzn no se justifica por necesidades demogrficas sino por formas de agrupamiento suficientemente cohesionadas como para requerir un lugar de culto cada una de ellas98. Igualmente, desarrolla Antonio Malpica el caso de Elvira, que se forma a partir de barrios separados por espacios de uso pblico y comn99.

    El tema de ciudades andaluses gentilicias en sus inicios, con territorios en ma-nos de los grupos tribales y otros en manos del Estado, plantea la cuestin del equili-brio de los poderes en las ciudades, ya que el slo Estado, aunque todopoderoso, no puede explicar la formacin de las ciudades; se plantea entonces la cuestin de saber si la evolucin [de las ciudades] est en la dinmica de los grupos sociales ms que en la que pueda imprimirle el Estado100, debate que se anuncia fructfero y ha de proseguir, pues nos dar perspectivas nuevas sobre las ciudades de al-Andalus. Me parece, pues, que merece la pena seguir las huellas de barrios gentilicios a lo largo de la historia andalus: a las menciones, relativas a la Crdoba omeya, de adarves, fuen-tes o aljibes designados por un antropnimo, se suman datos dispersos en las fuentes literarias la famosa calle de los aventureros en Lisboa, cuyos habitantes eran todos parientes segun al-Idrs101 y en las fuentes jurdicas. Un dato relativo a la ciudad de Baeza para el ao 1052, que figura en la obra del jurista cordobs Ibn Sahl, indica lo siguiente: un individuo compra una casa que da a un callejn que pertenece a una parentela (qawm), y surge un conflicto entre el nuevo vecino y el grupo clnico a propsito de la apertura de una puerta en la callejuela sin salida102. A mediados del

    97 Guichard, 1998. 98 Trillo San Jos, 2004: 128-138, en part. 135.99 Malpica, 2007.100 Malpica, 2007: 573.101 Idrs, 1999: 267.102 Mazzoli-Guintard, 2003: 147.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    35

    siglo XI, todava existen calles ocupadas por una parentela; por otro lado, el caso judicial relativo a Baeza tambin indica que la ocupacin de un territorio urbano por un clan puede romperse, es decir, de nuevo, que la ciudad es un calidoscopio sin fin de territorios.

    * * *

    Si consigue la historia urbana pensar las ciudades de al-Andalus en trminos de territorios, es decir de autoridades que se plasman en discontinuidades fsicas en los escenarios urbanos, llegar a enfoques nuevos y quiz tenga la llave de algunas pre-guntas. Territorio abre el camino a territorialidad, a las realidades vividas de los te-rritorios, que podran explicar, a veces, la impresin de caleidoscopio que ofrecen los territorios de las ciudades: en Sevilla a principios del siglo XII, Ibn Abdn prohibe severamente a las mujeres musulmanas que entren en las iglesias. En opinin del jurista, las iglesias son claramente territorios cristianos; en opinin de las mujeres, no son territorios reservados de los dimmes. Hay, pues, un desfase entre los lmites oficiales, planteados por los juristas, y los lmites reales, vividos por los ciudadanos, que convierten los primeros en lmites a veces deseados e imaginarios103.

    bibLiografa

    6 Encontro de Arqueologia do Algarve, 2009. Actas del 6 Encontro de Arqueologia do

    Algarve (Silves, 23-25 de Outubro 2008), Xelb (Silves), 9, 2009.

    Manuel ACIN ALMANSA, 1987. Madnat al-Zahr en el urbanismo musulmn, Cua-

    dernos de Madnat al-Zahr, 1, 11-26.

    Miguel ALBA, Santiago FEIJOO y Bruno FRANCO, 2009. Mrida islmica (s. VIII-IX):

    el proceso de transformacin de la ciudad tardoantigua en una medina, 6 Encontro de

    Arqueologia do Algarve, 191-228.

    Carme ALS, Anna CAMATS, Marta MONJO y Eva SOLANES, 2008. Organizacin territo-

    rial y poblamiento rural en torno a Madna Balad (siglos VIII-XII), Villes et campagnes

    de Tarraconaise et dal-Andalus (VIe-XIe sicles): la transition, Toulouse,157-181.

    Al-ndalus, pas de ciudades, 2008. Actas del Congreso celebrado en Oropesa (Toledo) del

    12 al 14 de mayo de 2005, Madrid.

    103 Excelente anlisis de la obra de Ibn Abdn desde este enfoque en Garca Sanjun, 2008.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    36

    Arib, 1992. La crnica de `Arib sobre al-Andalus, trad. J. Castilla Brazales, Granada.

    Beatriz ARZAGA BOLUMBURU y Jess SOLRZANO TELECHEA, ed., 2007. La ciu-

    dad medieval y su influencia territorial, Logroo.

    Miguel ASN PALACIOS, 1959. Crestomata de rabe literal con glosario y elementos de

    gramtica, Madrid.

    Rafael AZUAR RUIZ, 2000. Ciudades y territorio en el Sharq al-Andalus, Ciudad y terri-

    torio medieval, Granada, 471-499.

    Miguel BARCEL, 2004. Los Banu Ru`ayn en al-Andalus. Una memoria singular y persis-

    tente, Granada.

    Andr BAZZANA, 2008. Le chteau musulman dans al-Andalus: ses caractres et son vo-

    lution au dbut de lpoque chrtienne, Bilan des recherches en castellologie, Chteau

    Gaillard, 23, 5-19.

    Andr BAZZANA y Juana BEDIA GARCA, dir., 2005. Excavaciones en la isla de Salts

    (Huelva), 1988-2001, Sevilla.

    Patrick BOUCHERON y Denis MENJOt, 2003. La ville mdivale, Histoire de lEurope

    urbaine, Pars, 287-592.

    Lorenzo CARA BARRIONUEVO, 2000. Introduccin, Ciudad y territorio medieval, Gra-

    nada, 7-9.

    Yassir BENHIMA, 2010. Approches du territoire. Tendances et perspectives de la recherches

    sur les territoires ruraux en Occident musulman mdival, De lespace aux territoires. La

    territorialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 357-385.

    Stphane BOISSELLIER, ed., 2010. De lespace aux territoires. La territorialit des proces-

    sus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout.

    Luc BOURGEOIS, 2010. Le village introuvable: quelques rflexions sur les inventaires et

    les politiques patrimoniales franaises face lanalyse de lhabitat mdival, De les-

    pace aux territoires. La territorialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge,

    Turnhout, 345-356.

    Roger BRUNET, Robert FERRAS y Herv THRY, 1993. Les mots de la gographie, Dic-

    tionnaire critique, Pars.

    Robert BRUNSCHVIG, 1947. Urbanisme mdival et droit musulman, Revue des tudes

    Islamiques, 15, 127-155.

    Ma Isabel CALERO SECALL, 2000. Algunas fetuas sobre la duplicidad de las aljamas an-

    daluses, Lurbanisme dans lOccident musulman au Moyen ge, Aspects juridiques,

    Madrid, 125-140.

    Ma Isabel CALERO SECALL y Virgilio MARTNEZ ENAMORADO, 1995. Mlaga, ciu-

    dad de al-Andalus, Mlaga.

    Ana Ma CARBALLEIRA, 2003. Pobres y caridad en al-Andalus, Identidades marginales,

    Madrid, 53-91.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    37

    Alfonso CARMONA GONZLEZ, 2000. La expropiacin forzosa por ampliacin de mez-

    quita en tres fetuas medievales, Lurbanisme dans lOccident musulman au Moyen

    ge, Aspects juridiques, Madrid, 141-151.

    Juan Carlos CASTILLO ARMENTEROS, 2008. Los alczares de Jan entre los siglos VIII-

    XIII, Le chteau et la ville, Espaces et rseaux (VIe-XIIIe sicle), Madrid-Roma, 223-

    249.

    Elena CASTRO DEL RO, 2005. El arrabal de poca califal de la zona arqueolgica de

    Cercadilla: la arquitectura domstica, Crdoba.

    Crnica annima, 1950. Una crnica annima de `Abd al-Ramn III al-Nir, ed. y trad. .

    Lvi-Provenal y E. Garca Gmez, Madrid-Granada.

    lizabeth CROUZET-PAVAN, 1992. Sopre le acque salse. Espace, pouvoir et socit

    Venise la fin du Moyen ge, Roma.

    lizabeth CROUZET-PAVAN, 2001. Enfers et paradis. LItalie de Dante Giotto, Pars.

    Benot Cursente, 2005. Lespace agraire et le territoire dans luvre de Charles Higounet ,

    Les Territoires du mdiviste, Rennes, 83-93.

    Benot CURSENTE y Mireille MOUSNIER, 2005. Introduction, Les Territoires du m-

    diviste, Rennes, 7-15.

    Benot CURSENTE y Mireille MOUSNIER, dir., 2005. Les Territoires du mdiviste, Rennes.

    Manuel ESPINAR MORENO y Ma del Mar GARCA GUZMN, eds., 2009. La ciudad

    medieval y su territorio. I: Urbanismo, Sociedad y Economa, Cdiz.

    Reinhart DOZY, 1881. Supplment aux dictionnaires arabes, Leiden.

    Caroline FOURNIER, 2010. Les bains dal-Andalus: espaces, formes et fonctions (VIIIe-XVe

    sicles), thse de doctorat dirige par Christine Mazzoli-Guintard, Universit de Nantes.

    Charles GARCIA, 2010. Violences et appropriation de lespace dans lOccident pninsu-

    laire ibrique (XIe-XIIIe sicles): le diocse, un territoire conflictuel?, De lespace aux

    territoires. La territorialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout,

    237-260.

    Alejandro GARCA SANJUN, 2002. Hasta que Dios herede la tierra, Los bienes habices

    en Al-Andalus (siglos X al XV), Huelva-Sevilla, 2002.

    Alejandro GARCA SANJUN, 2008. Jews and Christians in Almoravid Seville as por-

    trayed by the Islamic jurist Ibn Abdun, Medieval Encounters, 14-1, 78-98.

    Lucien GOLVIN, 1979. Essai sur larchitecture religieuse musulmane, t. 4, Lart hispano-

    musulman, Pars.

    Luciano GROSSI BIANCHI y Ennio POLEGGI, 1980. Una citt portuale del Medievo. Ge-

    nova nei secoli X-XVI, Gnova.

    Pierre GUICHARD, 1998. Les villes dal-Andalus et de lOccident musulman aux premiers

    sicles de leur histoire. Une hypothse rcente, Gense de la ville islamique, Madrid,

    32-52.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    38

    Pierre GUICHARD, 2008. Villes et campagnes aux premiers sicles de lIslam dans le

    Sharq al-andalus, Villes et campagnes de Tarraconaise et dal-Andalus (VIe-XIe si-

    cles): la transition, Toulouse, 263-273.

    Sonia GUTIRREZ LLORET, 2008a. La islamizacin de Tudmr: balance y perspectivas,

    Villes et campagnes de Tarraconaise et dal-Andalus (VIe-XIe sicles): la transition,

    Toulouse, 275-318.

    Sonia GUTIRREZ LLORET, 2008b. Los orgenes de Tudmr y el Tolmo de Minateda (ss.

    VI-X), Regnum Murciae: gnesis y configuracin del Reino de Murcia, Murcia, 4-17.

    Sonia GUTIRREZ LLORET, 2008c. Madnat Iyyuh y la destruccin del espacio urbano

    en la Alta Edad Media, Le chteau et la ville, Espaces et rseaux, Madrid, 199-222.

    Jacques HEERS, 1990. La ville au Moyen ge, Pars.

    Patrick HENRIET, 2010. Lespace comme territoire de Dieu, De lespace aux territoires.

    La territorialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 185-199.

    Emmanuel HUERTAS, 2010. La territorialit des faits conomiques: le march des routes

    foncires Pistoia au XIIe sicle, De lespace aux territoires. La territorialit des pro-

    cessus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 277-287.

    Ibn Abdn, 1947. Sville musulmane au dbut du XIIe sicle, Le trait dIbn `Abdn sur la

    vie urbaine et les corps de mtiers, trad. . Lvi-Provenal, Pars.

    Ibn ayyn, 2001. Crnica de los emires Alakam I y Abdarramn II entre los aos 796 y

    847 (Al-Muqtabis II-1), trad. M. Al Makk y F. Corriente, Zaragoza.

    Ibn azm, 1992. De lamour et des amants, trad. G. Martinez-Gros, Pars.

    Ibn Ir, 1973. Al-Bayn al-Mugrib. Nuevos fragmentos almorvides y almohades, trad. A.

    Huici Miranda, Valencia.

    Ibn Ir, 1980. Kitb al-Bayn al-Mugrib, ed. I. `Abbs, Beirut.

    Al-Idrs, 1999. La premire gographie de lOccident, trad. del caballero Jaubert revisada

    por H. Bresc y A. Nef, Pars.

    Vincent LAGARDRE, 1995. Histoire et socit en Occident musulman au Moyen ge,

    Analyse du Mi`yr dal-Wanars, Madrid.

    Dolores LUNA OSUNA y Ana Ma ZAMORANO ARENAS, 1999. La mezquita de la anti-

    gua finca El Fontanar (Crdoba), Cuadernos de Madnat al-Zahr, 4, 145-170.

    Jean-Claude MAIRE-VIGUEUR, 2003. Cavaliers et citoyens. Guerre, conflits et socit

    dans lItalie communale XIIe-XIIIe sicles, Pars.

    Antonio MALPICA CUELLO, ed., 2006. Ciudad y arqueologa medieval, Granada.

    Antonio MALPICA CUELLO, 2007. El modelo islmico de ciudad. Reflexiones sobre la ma-

    dina andalus, Mercado inmobiliario y paisajes urbanos en el Occidente Europeo (siglo

    XI-XV), XXXIII Semana de Estudios Medievales (Estella, 2006), Pamplona, 567-589.

    Al-Maqqar, 2002. The History of the Mohammedan dynasties in Spain, trad. P. de Gayangos,

    Londres, 1840, reed. 2002.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    39

    Manuela MARN, 2000. Mujeres en al-Andalus, Madrid.

    Virgilio MARTNEZ ENAMORADO, 2009. Inscripciones rabes de la Regin de Murcia,

    Murcia.

    Andrs MARTNEZ RODRGUEZ y Juana PONCE GARCA, 2000. Evolucin de la ciu-

    dad medieval de Lorca y su relacin con el territorio circundante, Ciudad y territorio

    medieval, Granada, 398-435.

    Juan MARTOS QUESADA, 2006. Los espacios de culto en las fuentes jurdicas andalu-

    ses, Espaces dchanges en Mditerrane, Antiquit et Moyen ge, 197-206.

    Florian MAZEL, 2010. Le diocse: territoire et conflit aux XIe-XIIe sicles. Notes de lec-

    ture, De lespace aux territoires. La territorialit des processus sociaux et culturels au

    Moyen ge, Turnhout, 261-275.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2000. Notes sur une minorit urbaine dal-Andalus:

    les lpreux , Homenaje al Profesor Carlos Posac Mon (Instituto de Estudios Ceutes,

    1998), Ceuta, 1, 319-325.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2002. Urbanisme islamique et ville en al-Andalus:

    autour de nouvelles propositions mthodologiques, Actas II Congreso Internacional

    La ciudad en al-Andalus y el Magreb (Algeciras, 26-28 de noviembre de 1999), Gra-

    nada, 49-73.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2003. Vivre Cordoue, Solidarits citadines en terre

    dIslam (Xe-XIe sicles), Rennes.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2004. Des pouvoirs dans la ville dal-Andalus: du pou-

    voir politique aux intentions citadines (IVe-Xe/Xe-XIe sicles), Al-Andalus-Magreb, X,

    129-151.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2005. Mosques, territoire et communaut de quartier

    en al-Andalus: le cas de Cordoue aux Xe-XIe sicles, Iglesias y Fronteras, Congreso-

    Homenaje a Jos Rodrguez Molina (Alcal la Real, 19-20 nov. 2004), Jan, 465-480.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2007-2008. Que nul nempite sur la rue qui appar-

    tient tous!: propos dune tentative daccaparement de la voie publique Cordoue

    au dbut du Xe sicle, Estudios sobre patrimonio, cultura y ciencia medievales, IX-X,

    165-183.

    Christine MAZZOLI-GUINTARD, 2010. Las fortalezas urbanas de Mlaga en relatos de

    viajeros rabes (siglos X-XV), Hesperia, culturas del Mediterrneo, 113-131.

    Denis MENJOT, 2010. La fabrique des territoires: quelques remarques conclusives sur les

    processus sociaux de territorialisation, De lespace aux territoires. La territorialit des

    processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 295-309.

    Mohamed MOUAk, 2008. Madnat al-Zahr, le prtexte monumental des Umayyades

    de Cordoue. Rflexions sur la construction, le pouvoir et le politique, Acta Orientalia,

    69, 211-230.

  • Christine Mazzoli-Guintard

    40

    Luis MOLINA MARTNEZ, 1994. Historiografa, Los reinos de taifas, Al-Andalus en el

    siglo XI, Madrid, 3-27.

    ric PALAZZO, 2010. Territoire, territorialit, espace, lieu: lapport de la liturgie une

    dfinition de lespace du rituel au Moyen ge, De lespace aux territoires. La territo-

    rialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 145-165.

    Julio NAVARRO PALAZN y Pedro JIMNEZ CASTILLO, 2007a. Siysa, Estudio ar-

    queolgico de un despoblado andalus (ss. XI-XIII), Granada.

    Julio NAVARRO PALAZN y Pedro JIMNEZ CASTILLO, 2007b. Las ciudades de

    Alandals, Zaragoza.

    Manuel OCAA JIMNEZ, 1964. Repertorio de inscripciones rabes de Almera, Madrid-

    Granada.

    Christophe PICARD, 1992. Quelques remarques sur la proprit du sol dans le Gharb

    al-andalus pendant la priode musulmane, Revue des tudes Islamiques, LX, 471-

    519.

    Jean-Luc PINOL, dir., 2003. Histoire de lEurope urbaine, t. I: De lAntiquit au XVIIIe

    sicle, Pars.

    Claude RAFFESTIN, 1977. Paysage et territorialit, Cahiers de gographie du Qubec,

    vol. 21, n53-54, 123-134.

    Andr RAYMOND, 1985. Grandes villes arabes lpoque ottomane, Pars.

    Ieva REkLAITYTE, 2010. Las condiciones sanitarias dentro del estudio del urbanismo his-

    panomusulmn en el contexto de las ciudades medievales (siglos VIII-XV), tesis docto-

    ral dirigida por Manuel Martn-Bueno, Zaragoza, 2010.

    Fabrice RIPOLL y Vincent VESCHAMBRE, 2005. Le territoire des gographes. Quelques

    points de repre sur ses usages contemporains, Les Territoires du mdiviste, Rennes,

    271-291.

    Marcel RONCAYOLO, 1990. La ville et ses territoires, Pars.

    Vicente SALVATIERRA CUENCA, 1998. La gnesis de la ciudad islmica en las campias

    del Alto Guadalquivir, Hispania, Al-Andalus, Castilla, Jan, 113-133.

    Vicente SALVATIERRA CUENCA, Jos Luis SERRANO PEA y Ma Carmen PREZ

    MARTNEZ, 1998. La formacin de la ciudad en al-Andalus. Elementos para una

    nueva propuesta, Gense de la ville islamique, Madrid, 185-206.

    Jean-Claude SCHMITT, 2010. Le territoire des corps, De lespace aux territoires. La ter-

    ritorialit des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 179-184.

    Myriam SORIA, 2010. Violences et appropriation de lespace en Gascogne au XIe-XIIe

    sicle. Le diocse, un territoire conflictuel, De lespace aux territoires. La territorialit

    des processus sociaux et culturels au Moyen ge, Turnhout, 203-235.

    khaled SOUFI, 1968. Los Ban ahwar en Crdoba 1031-1070 d. J. C. - 422-462 H, Crdoba.

  • Los territorios urbanos de las ciudades andaluses: perspectivas de estudio

    41

    Juan Antonio SOUTO LASALA, 1994a. Obras constructivas en al-Andalus durante el emi-

    rato de Muhammad I segn el volumen II del Muqtabis de Ibn Hayyan, 1 Congresso

    de Arqueologia Peninsular (Porto, 12-18 outobro 1993), Actas dos Trabalhos de Antro-

    pologia e Etnologia, 34, 351-360.

    Juan Antonio SOUTO LASALA, 1994b: Obras constructivas en al-Andalus durante el emi-

    rato de Muammad I segn el Bayn al-Mugrib , Arqueologia Medieval, 3, 27-31.

    Juan Antonio SOUTO LASALA, 1995. El emirato de Muammad I en el Bayn al-Mugrib

    de Ibn Ir, Anaquel de Estudios rabes, 6, 209-247.

    Francisco TORO CEBALLO, ed., 2008. Mara Jess Viguera Molins, Biobibliografa, Alcal

    la Real.

    Leopoldo TORRES BALBS, 1985. Ciudades hispanomusulmanas, Madrid.

    Carmen TRILLO SAN JOS, 2004. Agua, tierra y hombres en al-Andalus, La dimensin

    agrcola del mundo nazar, Granada.

    Carmen TRILLO SAN JOS, 2007. La ciudad y su territorio en el reino de Granada (s.

    XIII-XVI), La ciudad medieval y su influencia territorial, Logroo, 307-342.

    Carmen TRILLO SAN JOS, 2009. El agua en al-Andalus, Mlaga.

    Antonio VALLEJO TRIANO, 2007. Madnat al-Zahr. Notas sobre la planificacin y

    transformacin del palacio, Artigrama, 22, 73-101.

    Antonio VALLEJO TRIANO, 2010. La ciudad califal de Madnat al-Zahr. Arqueologa de

    su excavacin, Crdoba.

    Francisco VIDAL CASTRO, 1995. El agua en el derecho islmico. Introduccin a sus or-

    genes, propiedad y uso , El agua en la agricultura de al-Andalus, Granada, 99-117.

    Mara Jess VIGUERA MOLINS, 1997a. Historiografa, El retroceso territorial de al-

    Andalus, Almorvides y Almohades, siglos XI al XIII, Madrid, 3-37.

    Mara Jess VIGUERA MOLINS, 1997b. Historiografa, El reino nazar de Granada

    (1232-1492), Poltica, instituciones, espacio y economa, Madrid, 21-45.

    Al-azr, 1998. Al-maqad al-mamd f tal al-`uqd (Proyecto plausible de compendio de frmulas notariales), estudio y edicin crtica Asuncin Ferreras, Madrid.