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SOCIEDAD DE FOMENTO MAR DEL TUYÚ SUD CALLE 3 # 7552 MAR DEL TUYÚ Partido de la Costa / enero 2020 / DISTRIBUCION GRATUITA CARTA SOBRE LA TIERRA, ENVIADA EN 1855 POR EL JEFE INDIO SEATTLE DE LA TRIBU SUWAMISH AL PRESI- DENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS El Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe de Washington podrá confiar en lo que dice el Jefe Seattle con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas. ¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habeis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La savia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja. Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras her- manas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. «Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservará un lugar para que podamos vivir cómodamente entre nosotros. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Mas, ello no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los ríos y esteros no es meramente agua sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daréis a cualquier hermano. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermano sino su enemigo. Cuan- do la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Despoja de la tierra a sus hijos sin que le importe. Olvida la se- pultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el cielo, como si fuesen cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras sí sólo un desierto. No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizá sea así porque el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escucharse el des- plegarse de las hojas en primavera o el orzar de las alas de un insecto. Pero quizá sea así porque soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cala del lago y el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos. El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento: el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierras, debéis recordar que el aire es EMERGENCIA AMBIENTAL CONT. PAG. 6 MEDIO AMBIENTE Y CAPITALISMO LA HOSPITALIDAD COMO BANDERA

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Especial Pionero ENERO 2020

SOCIEDAD DE FOMENTO MAR DEL TUYÚ SUDCALLE 3 # 7552 MAR DEL TUYÚ

Partido de la Costa / enero 2020 / DISTRIBUCION GRATUITA

CARTA SOBRE LA TIERRA, ENVIADA

EN 1855 POR EL JEFE INDIO SEATTLE

DE LA TRIBU SUWAMISH AL PRESI-

DENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS

El Gran Jefe de Washington manda

decir que desea comprar nuestras

tierras. El Gran Jefe también nos envía

palabras de amistad y buena voluntad.

Apreciamos esta gentileza porque

sabemos que poca falta le hace, en

cambio, nuestra amistad. Vamos a

considerar su oferta, pues sabemos

que, de no hacerlo, el hombre blanco

podrá venir con sus armas de fuego y

tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe

de Washington podrá confiar en lo

que dice el Jefe Seattle con la misma

certeza con que nuestros hermanos

blancos podrán confiar en la vuelta

de las estaciones. Mis palabras son

inmutables como las estrellas.

¿Cómo podéis comprar o vender el

cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos

parece extraña. No somos dueños de

la frescura del aire ni del centelleo del

agua. ¿Cómo podríais comprarlos a

nosotros? Lo decimos oportunamente.

Habeis de saber que cada partícula

de esta tierra es sagrada para mi

pueblo. Cada hoja resplandeciente,

cada playa arenosa, cada neblina en

el oscuro bosque, cada claro y cada

insecto con su zumbido son sagrados

en la memoria y la experiencia de

mi pueblo. La savia que circula en

los árboles porta las memorias del

hombre de piel roja.

Los muertos del hombre blanco se

olvidan de su tierra natal cuando se

van a caminar por entre las estrellas.

Nuestros muertos jamás olvidan esta

hermosa tierra porque ella es la madre

del hombre de piel roja. Somos parte

de la tierra y ella es parte de nosotros.

Las fragantes flores son nuestras her-

manas; el venado, el caballo, el águila

majestuosa son nuestros hermanos.

Las praderas, el calor corporal del

potrillo y el hombre, todos pertenecen

a la misma familia. «Por eso, cuando el

Gran Jefe de Washington manda decir

que desea comprar nuestras tierras, es

mucho lo que pide. El Gran Jefe manda

decir que nos reservará un lugar para

que podamos vivir cómodamente

entre nosotros. El será nuestro padre

y nosotros seremos sus hijos. Por eso

consideraremos su oferta de comprar

nuestras tierras. Mas, ello no será fácil

porque estas tierras son sagradas

para nosotros. El agua centelleante

que corre por los ríos y esteros no es

meramente agua sino la sangre de

nuestros antepasados. Si os vendemos

estas tierras, tendréis que recordar que

ellas son sagradas y deberéis enseñar

a vuestros hijos que lo son y que cada

reflejo fantasmal en las aguas claras

de los lagos habla de acontecimientos

y recuerdos de la vida de mi pueblo.

El murmullo del agua es la voz del

padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos,

ellos calman nuestra sed. Los ríos

llevan nuestras canoas y alimentan

a nuestros hijos. Si os vendemos

nuestras tierras, deberéis recordar y

enseñar a vuestros hijos que los ríos

son nuestros hermanos y hermanos

de vosotros; deberéis en adelante

dar a los ríos el trato bondadoso que

daréis a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no

comprende nuestra manera de ser.

Le da lo mismo un pedazo de tierra

que el otro porque él es un extraño

que llega en la noche a sacar de la

tierra lo que necesita. La tierra no es

su hermano sino su enemigo. Cuan-

do la ha conquistado la abandona y

sigue su camino. Deja detrás de él

las sepulturas de sus padres sin que

le importe. Despoja de la tierra a sus

hijos sin que le importe. Olvida la se-

pultura de su padre y los derechos de

sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y

a su hermano el cielo, como si fuesen

cosas que se pueden comprar, saquear

y vender, como si fuesen corderos y

cuentas de vidrio. Su insaciable apetito

devorará la tierra y dejará tras sí sólo

un desierto.

No lo comprendo. Nuestra manera de

ser es diferente a la vuestra. La vista de

vuestras ciudades hace doler los ojos

al hombre de piel roja. Pero quizá sea

así porque el hombre de piel roja es

un salvaje y no comprende las cosas.

No hay ningún lugar tranquilo en las

ciudades del hombre blanco, ningún

lugar donde pueda escucharse el des-

plegarse de las hojas en primavera o

el orzar de las alas de un insecto. Pero

quizá sea así porque soy un salvaje

y no puedo comprender las cosas. El

ruido de la ciudad parece insultar los

oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando

el hombre no es capaz de escuchar el

solitario grito de la garza o la discusión

nocturna de las ranas alrededor de la

laguna? Soy un hombre de piel roja y

no lo comprendo.

Los indios preferimos el suave sonido

del viento que acaricia la cala del lago

y el olor del mismo viento purificado

por la lluvia del mediodía o perfumado

por la fragancia de los pinos.

El aire es algo precioso para el hombre

de piel roja porque todas las cosas

comparten el mismo aliento: el animal,

el árbol y el hombre. El hombre blanco

parece no sentir el aire que respira.

Al igual que un hombre muchos días

agonizante, se ha vuelto insensible al

hedor. Mas, si os vendemos nuestras

tierras, debéis recordar que el aire es

EMERGENCIAAMBIENTAL

CONT. PAG. 6

MEDIO AMBIENTE Y CAPITALISMO

LA HOSPITALIDAD COMO BANDERA

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Especial Pionero ENERO 20202

El discurso de Greta Thunberg el año pasado en la ONU de Nueva York puso

al mundo a debatir el Cambio Climático. En Argentina, la discusión ambiental

toma forma a partir de la experiencia directa de miles de personas que se ven

afectadas por los riesgos y desastres asociados a este problema de escala

“global”. ¿Quiénes ponen el cuerpo en los territorios? ¿Quienes son respon-

sables? ¿Podemos pensar otro modo de relación con la naturaleza? En esta

nota escrita a diez manos, jóvenes investigadorxs del Programa de Estudios

Rurales y Globalización (IDAES/UNSAM) plantean algunas claves para pensar

la crisis climática desde el contexto nacional. (en: revistanfibia.com)

Escriben Julieta Canneva, Sol Hurtado, Santiago Moya, Paula Serpe y Nahuel

Spinoso del Programa de Estudios Rurales y Globalización (IDAES/UNSAM)

Greta Thunberg, una joven sueca de

16 años, entra al edificio de la ONU en

Nueva York y ve pasar al jefe de estado

de uno de los países más contaminantes

de la tierra. El país es Estados Unidos.

El jefe, Donald Trump. Greta se sienta

en un sillón blanco, mira a la cara a los

líderes mundiales y da un discurso tan

corto como contundente. En apenas

cinco minutos del 23 de septiembre

de 2019 pondrá al Cambio Climático

en el centro de la agenda mediática.

Vienen a nosotros, los jóvenes,

buscando esperanza, ¿cómo se

atreven?

A 4800 kilómetros, en un pueblo

del norte argentino, Silvia vuelve de

trabajar y ve pasar la Hilux blanca

del empresario responsable de las

fumigaciones aéreas que produjeron

la leucemia de su hijo en los primeros

años de vida. Se enfermó en 2002.

Los médicos le dijeron que podía

estar vinculado a los agroquímicos

que se aplicaban en las plantaciones

de la zona. Se acordó de la avioneta

que pasaba cerca de su casa, a la que

ella salía a saludar con su hijo bebé.

Entendió lo que pasaba y se reunió

con un puñado de vecinos que tam-

bién notaron una frecuencia inusual

en los casos de cáncer en personas

jóvenes. Salieron a buscar el respaldo

de otros sectores: organizaciones no

gubernamentales, médicos, científicos

y algunos políticos. Armaron una

“movida ambiental” y en 2011 colaron

un recurso de amparo para impedir

las pulverizaciones aéreas y terrestres

en las zonas linderas al casco urbano.

Silvia entra a su casa, llama a su

abogado y le pregunta si la causa se

mueve o no. Poco después del recurso,

el empresario encontró una oportu-

nidad para hacer negocios y pasó a

hacer “Buenas Prácticas Agrícolas”. Las

fumigaciones se corrieron 500 metros,

pero por la ruta se ve, en el campo del

empresario, el hangar de los aviones.

“La movida” se desactivó, la causa se

cajoneó y él ahora transita tranquilo

con su camioneta por el pueblo.

Los ojos de todas las generacio-

nes futuras están sobre ustedes.

Mi mensaje es que los estaremos

mirando —dice Greta en la Cumbre

de Acción Climática de la ONU

Greta y el argentino Bruno Rodríguez

lograron en Nueva York instalar con

fuerza dos puntos: primero, que el

Cambio Climático es un fenómeno

global, pero que no se expresa de la

misma manera en todos lados, no todas

las poblaciones lo problematizan de

igual forma y no todos los humanos

son igualmente responsables de su

propagación. Y segundo, que no basta

con reducir las emisiones para enfriar

el planeta a futuro, porque en el medio

están las sociedades que hoy sufren

el aumento de las lluvias intensas, las

sequías y las temperaturas extremas.

Los planteos de estos jóvenes nos

hablan de las dificultades de pensar

un futuro en un contexto de crisis cli-

mática. Al sur del continente, también

nos preguntamos por las condiciones

de vida hoy. Las escuelas rurales son

fumigadas por los aviones aplicadores

de biocidas mientras suceden las clases.

Las madres, maestras y asambleas

vecinales reclaman por un presente

habitable, donde no tengan que pe-

dirle al aplicador que avise cuándo va

a pasar el avión así al menos llegan

a cerrar las ventanas de la escuela.

***

En 2002 el químico atmosférico y pre-

mio nobel Paul Crutzen planteó en un

breve artículo que la humanidad habría

entrado en una nueva era geológica

a partir de la revolución industrial,

el antropoceno. La acción humana

se habría convertido en una fuerza

transformadora de escala geológica.

El concepto trascendió las fronteras

disciplinares de las ciencias de la tierra

e interpeló a distintas tradiciones de

las ciencias humanas, la filosofía, el

arte y los movimientos ambientalistas.

En ese debate se plegaron miradas

más críticas como la de Jason Moore,

que sitúan el origen del problema no

en la era industrial sino en el propio

origen del capitalismo y su expansión

imperial. A este período le dio el

nombre de capitaloceno. La diferencia

estriba en el “nosotros” de la fuerza

transformadora, no ya la humanidad

como especie sino en una parte de

ella: en las empresas responsables

del mayor porcentaje de emisiones de

CO2 en los últimos 150 años.

Las sociedades contemporáneas ex-

perimentan de manera cada vez más

recurrente y virulenta el impacto de

fenómenos climáticos extremos, los

cuales producen desastres de origen

hidrometeorológico y geológico, gene-

rando pérdidas humanas y materiales

importantes.

Desde la agenda global, el Panel

Intergubernamental del Cambio Cli-

mático (IPCC) señala que los riesgos

de desastres resultan de la interacción

entre fenómenos meteorológicos o cli-

máticos extremos y fenómenos sociales

como la “vulnerabilidad social” y su

distribución en el territorio, alterando

la organización de las comunidades

involucradas. Entre otras cuestiones,

este grupo de expertos indica que

la tierra es un recurso crítico como

proveedor de alimentos, agua y salud,

pero actualmente la agricultura, la pro-

ducción de alimentos y la deforestación

son los mayores forzantes del cambio

climático. Estima que hasta el 37%

de todas las emisiones de gases con

efecto de invernadero provienen de

la cadena agroalimentaria global. Este

sistema industrial contribuye al cambio

climático mediante la deforestación,

el uso de fertilizantes, el transporte,

el procesamiento, la refrigeración y

los desperdicios generados.

La relación tierra-clima se vuelve

crítica a la hora de pensar el cambio

climático y la producción de alimento.

El IPCC afirma que “la degradación

AGROTOXICOS, MEGAMINERIA, DESMONTES, FRACKING, INUNDACIONES

¿QUÉ PUEDE HACER ARGENTINA FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO?Programa de Estudios Rurales y Globalización

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Especial Pionero ENERO 2020 3

CEL 02257-15-582490 ID 443 *261CALLE 79 N° 1102 MAR DEL TUYU [email protected]

de la tierra socava su productividad,

limita los tipos de cultivos y merma

la capacidad del suelo para absorber

carbono. Ello exacerba el cambio

climático y el cambio climático, a su

vez, exacerba la degradación de la

tierra de muchos modos distintos”.

En su último informe advierten que el

cambio climático afecta los pilares del

sistema alimentario: la disponibilidad

(rendimiento y producción), acceso

(precios y capacidad para obtener

alimentos), utilización (nutrición y

preparación de alimentos) y estabilidad

(alteraciones de la disponibilidad).

Hay acuerdo sobre estos puntos, pero

los distintos actores involucrados

proponen distintas soluciones. El

movimiento campesino internacional,

la Vía Campesina, plantea un cambio

de modelo hacia sistemas alimentarios

locales en manos de las comunidades

campesinas e indígenas con un enfo-

que agroecológico para preservar la

calidad de los suelos y la biodiversidad.

Del otro lado están las empresas que

actúan en los distintos eslabones de

la cadena agroalimentaria, desde las

proveedoras de insumos (Bayer – Mon-

santo, Syngenta, Basf, y la lista sigue)

hasta las grandes supermercadistas

(como Carrefour, Wal-mart). Estas

empresas toman la agenda ambiental

mediante adaptaciones técnicas, el

pago de multas que buscan cubrir los

costos económicos de los daños que

producen o a través de los llamados

“mercados de carbono”, que les per-

mite contaminar donde producen a

cambio de invertir en la conservación

de áreas protegidas en otros lugares

del mundo. Los terceros en discordia

son los organismos internacionales,

como la FAO y la ONU, que buscan

comprometer a los Estados Nacionales

mediante tratados sobre cuestiones

puntuales, como la reducción de gases

de efecto invernadero a través del

famoso Acuerdo de París, por ejemplo.

Argentina firmó esos acuerdos. Entre

ellos, la Convención Marco de las Nacio-

nes Unidas sobre el Cambio Climático

(CMNUCC) entre 1992 y 1994, que

entró en vigor para el conjunto hacia

1996. Los compromisos asumidos

por Argentina ante la comunidad

internacional fueron ratificados con

la firma del Acuerdo de París a través

de la Ley 27.270, promulgada en

septiembre de 2016. En esta línea, se

crearía en 2016 a través del Decreto

891/2016 el Gabinete Nacional de

Cambio Climático, agrupando algunos

(entonces) ministerios nacionales

involucrados en políticas climáticas,

bajo la órbita de Jefatura de Gabinete

de Ministros, y con participación de las

provincias a través del Consejo Federal

de Medio Ambiente (COFEMA). El país

tiene asignadas las “Contribuciones

Determinadas a Nivel Nacional”, que

comprenden acciones de “mitigación”

para reducir las emisiones de gases

de efecto invernadero, y “acciones de

adaptación” para adaptarse a los im-

pactos producidos por este fenómeno.

En 2016 se llevó adelante un proceso

de revisión de estas Contribuciones

nacionales a través de Planes de Acción

Sectoriales de Cambio Climático res-

pecto a energía, bosques, transporte,

industria, agricultura, ganadería e

infraestructura y territorio para la

construcción de un “Plan Nacional

de Respuesta al Cambio Climático”.

En Argentina “lo ambiental” también se

lee asociado a cuestiones concretas:

problemas de salud de las poblaciones

que viven pegadas a campos con pro-

ducciones agropecuarias que aplican

agrotóxicos; pérdida de biodiversidad

a causa de los desmontes; la compli-

cación de las condiciones de vida de

quienes sufren el aumento en frecuencia

e intensidad de las inundaciones; la

contaminación y uso desmedido del

agua de la megaminería; la explotación

del fracking que utiliza millones de

litros de agua y químicos, toneladas

de arena y afecta tierras destinadas

a la producción frutícola. En torno a

estos focos se organizan colectivos de

vecinos que, en colaboración con ONG

y algunas redes de científicos, cues-

tionan las consecuencias ambientales

de un modo de producir que prioriza

el lucro sobre la vida. Los reclamos se

dirigen al Estado Nacional, pero los

que dan la cara son los municipios.

Algunos se suman al reclamo, como

el caso de la Red de Municipios que

Fomentan la Agroecología o la Red

Argentina de Municipios contra el

Cambio Climático.

***

Graciela sube el volumen de la radio:

el pronóstico anuncia varios días de

lluvias y tormentas con probabilidad

de granizo. Hace veinte años que vive

en el mismo barrio, a pocos metros

de un río que recorre parte de la pro-

vincia de Buenos Aires. Para ella, el

futuro no es 2050, es lo que pasará

mañana. ¿Tocará en su municipio de la

provincia de Buenos Aires? ¿O en uno

vecino? ¿Cómo estarán los campos?

¿De dónde vendrá el agua esta vez?

Hace dos días que llueve sin parar.

El río desbordó: el agua ya llegó a la

esquina de su casa.

Mientras le abre la puerta a su hijo

mayor, Graciela ve una de las camio-

netas de la municipalidad cortando la

calle. Esta mañana se suspendieron las

clases. Su hijo empieza a levantar los

muebles y ella piensa quién se quedará

en casa esta vez, quiénes se irán a

lo de su cuñada, quiénes al centro

de evacuados. ¿Será esta inundación

como la de hace 10 años, como la de

hace 5, como la de hace 4, o como la

de unos meses atrás?

***

“Todo esto está mal. Yo no debería

estar acá. Debería estar en la escuela,

del otro lado del océano. Pero vienen

a buscar a los jóvenes en busca de

esperanza, ¿cómo se atreven?. Ustedes

robaron mis sueños y mi infancia con

sus palabras vacías y eso que soy una

de las afortunadas”

Greta nació el 3 de enero de 2003 en

Estocolmo, Suecia. En abril de ese año,

la ciudad de Santa Fe atravesó una de

las peores inundaciones de su historia:

23 muertos durante la emergencia,

alrededor de 130.000 evacuados, un

tercio del territorio urbano inundado.

No pasó mucho tiempo hasta que los

movimientos de protesta se hicieron

escuchar, cuestionando la postura de

autoridades que adjudicaban la inun-

dación a un capricho de la naturaleza

-por lo tanto, inevitable-. ¿Quiénes eran

y dónde estaban los responsables?

Para esa época, el agronegocio se

estaba expandiendo por el campo

argentino. Entre 1980 y 2005 la soja

como cultivo paradigmático de este

modelo pasó a ocupar de 2 a 17 mi-

llones de hectáreas del área cultivable

nacional. Es decir, 170.000 km2, un

poco más que lo que la superficie total

de la provincia de Córdoba (165.321

km2). Madres, vecinos y maestras

rurales en zonas periurbanas de Chaco,

Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe notaron

que los casos de cáncer crecían entre

los habitantes de las zonas próximas

a los campos con producciones agro-

pecuarias extensivas que utilizan

agroquímicos. En algunos de esos

pueblos, los campamentos sanitarios

de la Facultad de Ciencias Médicas de

Rosario registraron un incremento de

casos de cáncer entre cuatro y hasta

siete veces en los últimos quince años.

Se generaron redes y colectivos para

exigir a las empresas y productores

que paren de “externalizar” sus “costos

ambientales” sobre las poblaciones. En

esa disputa, las asambleas vecinales

dieron forma a las Unión de Asambleas

Ciudadanas. También se sumaron

profesionales que entendieron que

su papel era trabajar para el pueblo,

no las corporaciones, como la red de

Médicos de Pueblos Fumigados, la

Red de Salud Ramón Carrillo y la Red

de Abogados de Pueblos Fumigados.

Un ejemplo emblemático es el caso

de la ciudad cordobesa de Malvinas

Argentinas donde la Asamblea Malvinas

Lucha por la Vida se alió con la Red

Universitaria de Ambiente y Salud

(RUAS) y frenaron la instalación de una

planta de Monsanto en 2015.

“La gente está sufriendo, la gente

está muriendo. Ecosistemas enteros

están colapsando. Estamos al

comienzo de una extinción masiva

y sólo pueden hablar es de dinero

y cuentos de hada de crecimien-

to económico eterno, ¿cómo se

atreven?”

Greta reclama. Enumera con seriedad

todos los aspectos a tener en cuenta

más allá de la emisión de gases que

aceleran al Cambio Climático: “puntos

de inflexión, la mayoría de los círculos

de retroalimentación, calentamiento

adicional oculto por la polución tóxica

del aire”. En Argentina los discursos del

Cambio Climático, la Crisis Ambiental

y el Desarrollo Sustentable llegaron

después que sus consecuencias.

Aunque las poblaciones afectadas

vienen respondiendo antes de que

los problemas se nombraran de este

modo. Tejieron redes para mitigar

los daños de las inundaciones y se

organizaron para reclamar por las en-

fermedades y muertes que producen

las actividades humanas y aceleran el

cambio climático, como la producción

agropecuaria. Solo después apareció

el Cambio Climático: primero para

explicar lo que les estaba pasando, y

luego como argumento para litigar ante

los distintos estamentos del Estado.

Principio precautorio, bien gracias.

Estas experiencias no eran novedosas.

Ahora, cada nuevo evento, cada nue-

va afectación, vendría a ofrecer una

nueva evidencia del cambio climático

y la urgencia de tomar medidas al

respecto. Llamados de atención que

reavivan disputas de significado. Los

reclamos toman fuerza, algunos tras-

pasan el ámbito municipal y forman

parte de las agendas mediáticas; otros

llegan a instancias judiciales. Con la

inundación de abril de 2013 en La

Plata se reconfiguró la atención y el

tratamiento otorgado a la problemática

en la provincia de Buenos Aires. Frente

a las inundaciones de fines de 2018

y principios de 2019 en el NEA proli-

feran en los medios de comunicación

artículos y entrevistas a “expertos”

respecto a la variabilidad y el cambio

climático, el fenómeno de El Niño, CONT. PÁG. SIGUIENTE

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Especial Pionero ENERO 20204

entre otras cuestiones. En noviembre

de 2018 la justicia provincial de Entre

Ríos prohibió las fumigaciones en los

alrededores de las escuelas rurales, con

restricción de 1.000 metros en caso de

las pulverizaciones terrestres y 3.000

en las aéreas. Se apeló al derecho

elemental a la salud y al cuidado del

medio ambiente. También este año

en Pergamino se comenzó una inves-

tigación en torno a los efectos de los

agroquímicos sobre las poblaciones,

mientras se establecieron áreas de

restricciones de fumigaciones como

las de Entre Ríos. Aunque muchas

veces la veta judicial tiene sus trampas

que dilatan los conflictos a la espera

de una resolución.

La cuestión es por demás compleja,

¿es compatible la agenda ambienta-

lista con la de la economía? Mauricio

Macri sentó su posición en reiteradas

ocasiones. Como cuando se pronunció

en la Sociedad Rural de Gualeguaychú

en contra del fallo que prohíbe las

fumigaciones en los alrededores de

las escuelas entrerrianas. Pero para

una agenda que busca representar a

todos los sectores de la sociedad, se

le presenta una encrucijada que no es

fácil de resolver en un país en crisis que

tiene responder ante los compromisos

de deuda y las demandas de empleo

por parte de la población. ¿Es posible

pensar escenarios de transición hacia

modelos de desarrollo donde las po-

blaciones locales no vean perjudicadas

sus condiciones de vida en favor del

crecimiento económico?

***

Miguel maneja su moto por un camino

de tierra del noreste de Santiago del

Estero. A ambos lado sólo ven fincas

con maíz y soja. Hace menos de 20

años esta zona era monte.

—¿Sentís el calor? ¿Ves la diferencia?

Hemos venido por un costado de monte

y un costado de campo. Ahora vamos

por el medio de dos campos. Sentí la

diferencia del calor. Yo tenía once años

cuando empezaron a hacer la finca

esa. Yo acompañaba a los ingenieros

a hacer la picada esa. Paraban en casa.

Los acompañaba hasta aquí. ¿Sabés

la cantidad de corzuelas que había en

esta finca? Por acá, por el camino este,

había infinidades. Han matado animales

a mansalva: hasta vacas han matado

aquí. Empezaban a laburar a las 5.30

de la mañana con las máquinas y las

vacas estaban echadas. Y hacían así:

la cadena, una máquina iba por acá y

abarcaba cien metros para allá, y la otra

iba por acá, la cadena venía por atrás.

Y la vaca cuando los sentía por aquí,

disparaba para allá, pero quedaban

en el medio y las agarraban con las

cadenas. Impresionante. Eso no es que

me han contado, eso he visto yo. Las

corzuelas salían quebradas para acá.

Greenpeace estima que en 2018 en

Santiago del Estero se desmontaron

34.751 hectáreas, de las cuales 23.910

hectáreas eran bosques protegidos.

Sólo ese año, el total de la superficie

deforestada en las provincias de Salta,

Santiago del Estero, Formosa y Chaco

fue de 112.766 hectáreas. El 40% de

ese total (40.965 hectáreas) fue en

zonas de bosques protegidos por la

Ley de Bosques (clasificados en las

Categorías I – Rojo y II – Amarillo). La

superficie de desmontada ilegalmente

es el doble que la de la ciudad de

Buenos Aires.

***

“Los ojos de todas las generaciones

futuras están sobre ustedes. Y si eligen

fallarnos, nunca los perdonaremos. No

dejaremos que sigan con esto. Justo

aquí, ahora es donde trazamos la

línea. El mundo se está despertando.

Y se viene el cambio, les guste o no.”

El viernes 27 de septiembre las “gene-

raciones del futuro” van a manifestarse

en las calles de las principales ciudades

de Argentina y el mundo. Jóvenes de

diversas organizaciones y procedencias

sociales, donde se destacan las y los

Jóvenes por el Clima y Alianza por

el Clima y Jóvenes cartoneros de la

Confederación de Trabajadores de la

Economía Popular, se van a unir en la

lucha contra el Cambio Climático. Aún

con las complejidades del asunto, el

tema ambiental vino para quedarse.

“Por más de 30 años, la ciencia ha sido

clara, ¿cómo se atreven a mirar para

otro lado?, ¿Y decir que están haciendo

lo suficiente, cuando las políticas y

soluciones necesarias siguen sin estar

a la vista?”

La comunidad científica internacio-

nal y local acuerda que el Cambio

Climático es un problema grave

que existe y es provocado por las

actividades humanas. Si bien puede

ser cierto que Argentina “contamina

muy poco en términos comparativos”,

como dijo el canciller Jorge Faurie, es

proveedora de materias primas (en

2018 el país exportó alrededor de

69 millones de toneladas de granos,

harinas y aceites) que circulan por un

sistema agroalimentario que provoca

en su conjunto alrededor del 50% de

las famosas emisiones de gases de

efecto invernadero que producen el

calentamiento global. También a esto

hace referencia Greta cuando dice que

la reducción de emisiones de gases

no es suficiente. Se necesita más.

Porque el cambio climático interroga

al modelo de desarrollo, la dinámica

de acumulación del capital y las bases

mismas de la modernidad, sustentada

en la dualidad naturaleza/sociedad. Las

respuestas de la naturaleza en forma

de catástrofes ambientales como las

sequías, las inundaciones o las olas de

calor nos recuerdan en cada episodio

los límites de la intervención humana

sobre el planeta.

El problema del antropoceno y del

cambio climático es también un pro-

blema filosófico y epistemológico (y

con esto queremos decir político), al

colocar la mirada sobre aquella relación

dual y de exterioridad establecida con

la naturaleza. En estas circunstancias,

¿podría considerarse la tecnología la

solución a la crisis ambiental global?

Hay quienes sostienen que los desa-

rrollos científico-tecnológicos en el

campo de la geoingeniería pueden

conducir a una solución, a través, por

ejemplo, de las técnicas de siembra de

nubes y la dispersión de aerosoles en

la atmósfera para reducir la radiación

solar, o la captura de co2 atmosférico.

Por nuestro lado, el de las ciencias

sociales seguimos pensando acerca

de los procesos socio-históricos que

hicieron posible el Cambio Climático

y sobre lo que desencadena. E intenta-

mos imaginar campos de posibilidad

para que podamos seguir habitando

este mundo. Sin dudas esos campos

de posibilidad se habilitan a partir de

disminuir las condiciones de desigual-

dad que se siguen profundizando.

Por eso debemos problematizar los

modelos de desarrollo que convierten

todo en mercancías y que postulan el

crecimiento ilimitado como necesidad

para lograr la inclusión nunca alcanzada

de las mayorías.

Si bien las posibilidades de realización

de un capitalismo sostenible están

en discusión, la ecología, las luchas

feministas, la justicia social y la equidad

son temas que hoy generan organi-

zación, agitación y acción. Frente a la

fuerza totalizadora del capital global,

el movimiento de los trabajadores, el

feminismo, el ambientalismo, el mo-

vimiento urbano y otros movimientos

sociales necesitarán combinar sus

luchas para producir reformas demo-

cráticas en la economía, la política y

la sociedad. ¿Por qué es más difícil

imaginar el fin del capitalismo que el

fin del mundo?

***

Todos los nombres utilizados aquí son

de fantasía para preservar la identidad de

las personas que colaboran en nuestras

investigaciones. La confidencialidad y

el anonimato es un acuerdo ético sobre

el que establecemos los vínculos a lo

largo de nuestros trabajos de campo.

... CAMBIO CLIMÁTICO

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Especial Pionero ENERO 2020 5

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Medio ambiente y capitalismoLas masivas movilizaciones mundiales en defensa del clima y el medio ambienten evidencian la preocupación social

sobre el deterioro del planeta y las condiciones de la vida. Aun cuando se indica el accionar del ser humano para esta

depredación de la naturaleza, no se enfatiza lo suficiente en la responsabilidad del modelo productivo del capitalismo.

Las protestas debieran concentrarse más en este aspecto esencial que en el fenoménico del impacto ambiental. El

responsable del cambio climático es el modo de producción capitalista. POR JULIO GAMBINA.

No alcanza con consumir menos, cuidar los cursos de agua, los bosques, los glaciares o la naturaleza en su conjunto, si al mismo tiempo no se atacan las causas que están en las formas de la producción capitalista, asentada por siglos en la explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de la naturaleza. El trabajo es el padre de la riqueza, y la tierra la madre, sostenían los clásicos de la Economía Política, una disciplina científica que surgió para fundamentar el moderno modo de producción capitalista.Por eso la necesidad de criticar al capita-lismo, no solo sus efectos. El diagnóstico es fundamental para encarar procesos realistas de solución. De lo contrario, solo deambularemos por senderos marginales que no conducen a resolver el problema. Una vez identificado el problema es que se puede pensar en modificar la realidad, la que no puede hacerse de inmediato, ya que requiere de un complejo proceso social que incluye la asunción de la conciencia colectiva sobre lo que está provocando el problema y los modos de operar para su modificación.Ese camino de la transición del orden capitalista actual hacia otro modo de producir y distribuir es lo que se discute desde la emergencia de la crítica de la economía política y las variadas expe-riencias de revolución social desde el Siglo XIX hasta el presente, con mucho de ensayo y error, renovado especial-mente desde los procesos de cambio en Nuestramérica de los años recientes. Es un proceso no agotado, en desarrollo y que explica las confrontaciones y debates en curso en nuestros países.

comunes, que pertenecen a la huma-nidad, pero que, al estar asentados en nuestros territorios, la soberanía en su cuidado y gestión es imprescindible, lo que demanda una mirada local, sí, pero sobre todo regional, de una respuesta conjunta e integrada.Claro que eso suena como una anomalía ante la preeminencia del discurso y las políticas liberalizadoras en la región. Se puede observar a Bolivia en el sos-tenimiento de un proceso soberano, rodeado por procesos liberalizadores de sus vecinos: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú.Es una cuestión para discutir en tiem-pos electorales en Bolivia el próximo 20/10, y en Argentina y Uruguay una semana después, el 27/10; aún más allá de procesos eleccionarios en el destino de la región, gobierne quien gobierne. El modelo productivo asentado en el agro negocios, la mega minería, la explotación de hidrocarburos no convencionales (Argentina), e incluso la industrialización dependiente y los mecanismos de especulación que incluye el fuerte endeudamiento, caso argentino especialmente, exige la discusión sobre la continuidad o no de ese modelo y las posibilidades para intentar cambios y en lo posible, procesos de transición que confronten con el orden capitalista.Por eso no se trata de una cuestión ambiental lo que está en debate, sino las formas de producir, distribuir, inter-cambiar y consumir. Cambiar el modelo productivo resulta imprescindible. Es algo que debe encararse como proceso regional.No alcanza con definiciones nacionales, aunque son imprescindibles. Se requiere la superación de los condicionantes que impone la dependencia de las transnacionales, de los organismos internacionales y de una lógica discur-siva hegemónica del pensamiento en Política Económica, relativo a que lo único que se puede hacer deviene de la liberalización de la economía, del libre mercado y la libre competencia, falacia en tiempo de dominación monopolista.La respuesta es la soberanía nacional y la integración regional, para la crítica al capitalismo como única forma de confrontar contra los efectos del cambio climático y el calentamiento global. En defensa del medio ambiente se impone el cambio del modelo productivo y ensayar los caminos concretos de la transición hacia sociedades que en el centro de sus objetivos se encuentre la defensa de la vida humana y natural.

Tarija, 28 de septiembre de 2019

[1] Naciones unidas Bolivia. Evo Morales plantea en la COP21 eliminar el capitalismo para salvar a la tierra. En: http://www.nu.org.bo/noticias/naciones-unidas-en-linea/evo-morales-plantea-en-la-cop21-eliminar-el-capitalismo-para-salvar-a-la-tierra/

[2] CUBADEBATE. Discurso de Fidel Castro en Confe-rencia ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1992, en: http://www.cubadebate.cu/opinion/1992/06/12/discurso-de-fidel-castro-en-conferencia-onu-sobre-medio-ambiente-y-desarrollo-1992/#.XY9Z40ZKjIU

VOCES EN NUESTRAMÉRICA

Por eso resulta interesante recoger las voces pronunciadas desde nuestros territorios. Sostuvo en la ONU Evo Morales: “No podemos mantener el silencio cómplice frente a la catástrofe a escala planetaria que se avecina y tampoco podemos hablar de prudencia cuando estamos en el umbral de la destrucción asegurada. El capitalismo ha fomentado, ha introducido y ha impulsado en los últimos dos siglos la fórmula más salvaje y destructiva de nuestra especie, convirtiendo todo en mercancía para beneficio de unos cuantos”[1]Adicionó en la misma intervención: “La madre tierra está acercándose peligro-samente al crepúsculo de su ciclo vital, cuya causa estructural y responsabilidad corresponde al sistema capitalista. Este sistema ha desencadenado a gran velocidad una fuerza arrolladora y destructiva a nombre de la libertad de mercado, de libre competencia y los derechos humanos”Hay quienes critican al gobernante de Bolivia por la explotación de los hidro-carburos y otras formas del modelo económico boliviano que favorece la apropiación estatal de rentas para generar un proceso de distribución primaria y secundaria que atiende inmediatas e imperiosas necesidades sociales. ¿Acaso pretenden los críticos negar el diagnóstico formulado induciendo políticas de miseria para el conjunto empobrecido de la sociedad?Lo que no se entiende es el propio proceso de transición en Bolivia, que

incluye los límites de la dependencia y la urgencia de atender necesidades básicas imperiosas de la población más empobrecida. Al tiempo que se critica al orden capitalista mundial, se atienden las imperiosas necesidades de la población y se ensayan formas de la transición, inexploradas hasta ahora en la sociedad que confronta al régimen del capital.El tema no es nuevo en los dos sentidos, sea la denuncia del capitalismo y las formas de resolver las necesidades de los sectores menos favorecidos por el orden del capital.Vale recordar en ese sentido la interven-ción de Fidel Castro en la cumbre de la tierra en 1992 en Río de Janeiro, en cuyo inicio sentenció: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.”En la brevísima alocución señaló: “Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos des-esperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.”Refiriéndose al que hacer sostenía: “La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.”Agregaba: “Si se quiere salvar a la huma-nidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo

que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contami-nación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.”[2]Al tiempo que criticaba al capitalismo como forma hegemónica en el sistema mundial, en momentos que había desaparecido la bipolaridad, el jefe de la revolución cubana señalaba las dificultades de los países dependientes y atrasados para encontrar sus caminos de solución en confrontación con la lógica dominante.La discusión sobre la transición no supone un rumbo sin contradicciones y son las que recogen ambas intervencio-nes mediadas por casi tres décadas de pronunciadas y que fueron transitadas con experiencias que aun animan el debate contra el orden capitalista.

ACTUALIDAD DEL DEBATE

Es un tema actual y trascendente, porque la responsabilidad está en la hegemonía del capitalismo mundial y aún cuando se aprueben protocolos internacionales, que además EEUU no suscribe, resulta imposible resolver el tema.No alcanza con discursos o protocolos de denuncia, sino acontece una dinámica social de organización y movilización contra las causas del calentamiento global y el cambio climático. No hay forma de mitigar el efecto devastador mientras subsista el régimen del capital.Se impone la discusión por el cambio de las relaciones sociales de produc-ción y su efecto depredador sobre la naturaleza, que incluye en su seno a la especia humana. Se trata de un tema sustantivo para Nuestra Améri-ca, en tanto territorio históricamente condenado a la provisión de materias primas y “recursos naturales”, que, si visibilizáramos como “bienes comunes” de la actual y futuras generaciones, a otras conclusiones se arribarían.El tema viene de la conquista y coloniza-ción, agudizado en años recientes con la suba de los precios de las materias primas, aun con el retroceso actual, donde se recicla el papel subordinado de la región por vía del deterioro secular de los términos de intercambio en el sistema de relaciones internacionales.

Nuestros países generan riqueza y ex-cedente económico vía explotación de estos bienes comunes en beneficio de la reproducción del gran capital trans-nacional que define el ciclo económico, es decir, la producción, la distribución, el cambio y el consumo. Remito al petróleo, al gas, al cobre, al agua, a la tierra, al oro, al litio, a la biodevresidad, o a diversos materiales que se acumulan en nuestro suelo.Resulta imprescindible enfatizar en que los “recursos naturales” son bienes

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Especial Pionero ENERO 20206

En la Argentina se utilizan más de 500 millones de litros/kilos de agrotóxicos por año

En nuestra última presentación, el 5 de Junio de 2019, en una muy concurrida clase de la Cátedra de Soberanía Ali-mentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, en ocasión del día del ambiente, y ejerci-tando su defensa, exhibimos los datos de los impactos del agronegocio y los reales números sobre la cantidad de agrotóxicos que se comercializan para su uso en la Argentina.Sucede, que después de 4 años, se pudo acceder a los datos sobre cantidad de agrotóxicos en litros/kilos comercializados en Argentina, en los años 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 por las empresas que componen la la Cámara de Sanidad y Fertilizantes CASAFE. Ello, a través de informes de dos Consultoras Pampas Group e Investigaciones Económicas Sectoriales IES, que analizaron los números de dicha cámara empresarial.CASAFE, nuclea a una treintena de em-presas que poseen el mayor volumen de venta de agrotóxicos en la Argentina, representando al 80 % 85 % del mercado agroindustrial local, el otro 15 a 20 % corresponde a más de un centenar de empresas que o bien forman parte de otras cámaras más pequeñas o no es-tán agrupadas en ningún colectivo de representación empresarial.Por ello, los números de CASAFE, adquie-ren una relevancia significativa, atento que reflejan gran parte del volumen de los agrotóxicos que se consumen en la Argentina, siendo que el Estado, ha renunciado a su función de contralor en registrar la cantidad de litros/kilos de agrotóxicos que se usan efectivamente en la agricultura industrial, dejando todo al libre albedrío de las corporaciones del agronegocio.Sin datos concretos y oficiales, es impo-sible que el Estado pueda implementar

precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que

sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mante-

nerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco

a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.

Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos

aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los

animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo

otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las

praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un

tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo

de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para

poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubie-

sen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque

todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre.

Todas las cosas están relacionadas ente sí.

Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ce-

niza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos

que la tierra está plena de vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a

vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñados a los nuestros: que la tierra

es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra.

Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.

Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre perte-

nece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de

ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra

ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas

como la sangre que une a una familia.

Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él -de amigo

a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos,

después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá

algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois

dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. Él es el Dios de la humanidad

y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él

y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres

blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis

vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios des-

perdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea

de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el

hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio

para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan

sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando

los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres

y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de

alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde

está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia…

políticas públicas y tener un accionar pre-cautorio, ni tampoco asegurar el derecho a la información de la población sobre una actividad y productos químicos que tienen entidad suficiente para producir impactos negativos significativos en la salud, el ambiente y la biodiversidad. Algo que efectivamente está sucediendo.Pero debemos partir de la base que el agronegocio presenta un grave déficit democrático. El modelo agroalimenta-rio Argentino Nunca fue objeto de un debate abierto, sincero y soberano en el Congreso Nacional , salvo - como siempre sucede - para procurar leyes que benefician a las corporaciones del agronegocio, como la ley de semillas o la nefasta ley sobre agrotóxicos de Bas-terra. Todo hoy se rige por resoluciones de despachos administrativos donde funcionarios serviles al agronegocio, que transcienden a los gobiernos, autorizan transgénicos y hacen oídos sordos a todas las evidencias científicas contundentes que obligan a revisar, suspender y hasta prohibir a una gran cantidad de agrotóxicos en uso en la agricultura industrial.En cuanto a la información sobre las ventas y volumen en cantidad de litros/kilos de agrotóxicos que se consumen en la Argentina, el último dato brindado por CASAFE data del periodo 2012/2013: 285 millones de litros/kilos.Esos números solo comprenden el 80% 85 % del mercado. Si proyectamos el 15% 20 % restante de las empresas no nucleadas en CASAFE, el volumen total de agrotóxicos comercializados en Argentina, en el año 2013, fue aproximadamente 300/330 millones l/k por año.A partir del periodo correspondiente al año 2014, CASAFE dejó de publicar ex profeso los datos de volumen de agrotóxicos comercializados en la Ar-

gentina, ante las constantes denuncias de las asambleas y organizaciones de los Pueblos Fumigados sobre la insos-tenibilidad del modelo agroindustrial ya que una sostenida mayor demanda de uso de venenos, año tras año, confirma ese carácter de modo irrefutable.Por ello, otrora y luego de dos años sin saber sobre la cantidad de consumo de agrotóxicos en la agricultura Argentina, comenzamos a indagar sobre esa infor-mación faltante, que las empresas ocultan y que un Estado cómplice acompaña con su omisión de actuación.Arribamos a las primeras conclusiones, en el mes de Octubre de 2015, las cuales fueron expuestas en el 3ª Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.En nuestra presentación exhibimos una primera aproximación señalando que conforme a nuestras investigaciones la cantidad de agrotóxicos se habían incrementado en las campañas 2013/14 y 2014/15.Así, sostuvimos que al año 2015, el volumen de agrotóxicos comercializa-dos en Argentina ascendía a la suma de 350 millones de litros/kilos por año, aproximadamente.Esos datos los volvimos a reafirmar en todas nuestras presentaciones y charlas, tanto en el grupo de trabajo de organizaciones mundiales contra el agronegocio, por Argentina en la Asamblea de los Pueblos, en La Haya (Holanda), en Octubre de 2016 y en el 1° Encuentro de Pueblos Fumigados de Entre Ríos, en el mes de Noviembre de 2016.En el informe de la Consultora Pampas Group, puesto en conocimiento a fines del año 2018, sobre el periodo corres-pondiente al año 2014, se reconoce que las empresas que componen CASAFE, comercializaron un volumen de 305 millones de litros/kilos de agrotóxicos en el año 2014. Si proyectamos al 100 % del mercado esa cifra asciende a los 350/360 millones de litros kilos por año el 2014.El informe confirma las cifras que aseveramos en Octubre 2015 en el Congreso Médico.El otro dato que se informa por Pampas Group, es el incremento del 13 % en vo-lumen de productos (que se traduce en cantidad de litros/kilos de agrotóxicos) del año 2016, respecto del año 2015, aunque omitiendo toda información sobre este último. Acceso al memo del informe de Pampa Group aqui.

Así termina la vida y comienza la supervivencia…VIENE DE TAPA

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Especial Pionero ENERO 2020 7

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Los números de los volúmenes de con-sumo de agrotóxicos en el año 2015, podemos deducirlo de una nota en el diario La Nación, en su sección Campo, que informó en su momento, que en ese año, respecto del año 2014, las cantidades de kilos litros de agrotóxicos se incrementó en el 17,1 %. Si tomamos la base de agrotóxicos co-mercializados por las empresas nucleadas en CASAFE (80% 85 % del mercado) en el año 2014: 305 millones de litros/kilos, y considerando el incremento del 17,1% que menciona el diario La Nación respecto del año 2015, el volumen de agrotóxicos comercializados en la Argentina en ese año, solo por las empresas que componen CASAFE, fue de 356 millones de litros/kilos.Si le sumamos el 15% / 20 % del merca-do restante, las cantidades llegan a los 410/427 de litros/kilos de agrotóxicos por año por el periodo correspondiente al año 2015O sea, muy cerca de los 423 millones Litros/kilos que informamos y denun-ciamos que ya se usaban para el 2016 en la Argentina (no ya los 350 millones litros/kilos del 2014/2015) en nuestras presentaciones y charlas en los años 2017 y 2018 en Brasil, Bolivia y Argentina.Como podemos observar, entonces, que los datos que postulamos como muy probables en cuanto a los volúmenes de uso de agrotóxicos en la Argentina - sin tener a la vista los informes de Pampas Group de fines de 2018 sobre CASAFE y publicados recientemente, a principios del año 2019 - , quedan confirmados.Como ya lo adelantamos, más arriba, Pampas Group señala que de los números del 2016 de CASAFE se constata que el volumen de agrotóxicos comercializados aumentó un 13 % respecto del 2015.Por lo tanto, para saber sobre la data del volumen de agrotóxicos comercializados en el 2016 que refieren a CASAFE (80 % 85% del mercado), habría que agregar a los 356 millones de litros/kilos del año 2015, el incremento que se verificó en el 2016: 13 % -.Esa operación nos da unos 402 millones de litros/kilos por el año 2016 para las empresas nucleadas en CASAFE.Ahora bien por otro lado, la Consultora IES, señala que el volumen estimado por el año 2016 de agrotóxicos comercializados asciende a los 393 millones litros kilos, aproximados a los 402 millones que se deducen de los datos consignados por Pampa Group respecto al volumen de agrotóxicos comercializados por las empresas nucleadas en CASAFE – 80 % 85 % del mercado.Si a los 393/402 millones de litros kilos los proyectamos al 100 % del mercado de agrotóxicos, nos da promedio: 465 millones de litros/kilos, como el número total del año 2016, aproximadamente.

Según IES, en el año 2018, las empresas comprendidas en CASAFE vendieron para su uso en Argentina, 460 millones de litros kilos de agrotóxicos, representando un incremento del 10,9 % respecto del año 2017, donde se consumieron 410 millones de litros kilos de agrotóxicos.Por lo tanto, realizando una proyección al 100 % del total del mercado (+ 15/20%), los números totales serian de + 480 millones de litros/kilos y + 525 millones de litros/kilos , aproximadamente para los años 2017 y 2018, respectivamente.Así quedan revelados los números sobre la cantidad de agrotóxicos que se consumen en la actualidad en la Argentina. A estos más de 500 millones de litros/kilos de agrotóxicos que se utilizan por año, resta adicionarle todas las operaciones informales.

EL FUTURO ES NUESTRO, NO A LAS CORPORACIONES DEL AGRONEGOCIOMirando hacia adelante, los datos no son alentadores. Es importante considerar las metas propuestas por el Plan Estratégico Agroalimentario ideado e implementado en el año 2012 y que es una auténtica política de Estado que ha transcendido a los gobiernos y se mantiene firme en el cumplimiento de las sub-metas.El objetivo final del PEA es llegar a casi 48 millones de hectáreas de agricultura sometidas al modelo del agronegocio.La sub-meta fijada en el PEA para el año 2030 es de 43 millones de hectáreas. De cumplirse con ese objetivo y mantenerse la línea ascendente en el consumo de agrotóxicos la cantidad de litros kilos de los mismos sería para el año 2030 + 600 millones.Otro dato muy preocupante y coincidente con esa cifra ascendente, son los 800 millones de litros/kilos de fertilizantes sintéticos que la principal cámara de empresas productoras de fertilizantes (CIAFA) tiene como meta final, siendo que estas sustancias guardan una estrecha relación en cantidad de uso por año con los agrotóxicos.La Relatora del Derecho a la Alimentación de la ONU, ya alertó al Consejo de Dere-chos Humanos y a nuestro país, en su

informe especial por Argentina del año 2018, que el modelo del agronegocio, sustentado en el uso de agrotóxicos es altamente problemático e insostenible ambientalmente. Nosotros agregamos que es abiertamente inconstitucional por ser incompatible con el paradigma ambiental que nos propone la carta magna en cuanto las actividades productivas deben satisfacer las necesidades de la sociedad actual pero sin comprometer el acervo ambiental, pensando en las generaciones futuras.Hoy ya sabemos que son más de 525 millones de litros kilos de agrotóxicos, también que la casi totalidad de los alimentos que consume la población en la Argentina, frutas, hortalizas, verduras, cereales y oleaginosas vienen con residuos de agrotóxicos, tal como lo empezamos a revelar desde Abril 2017, en el informe “Heladeras Fumigadas Argentinas” con datos oficiales del Estado que tenia bien guardados. Y que luego sistematizamos, en Julio de 2018, en el informe “El Plato Fumigado”, inmediatamente tras haber obtenido las concentraciones de los 82 venenos detectados en 38 alimentos, en los controles oficiales entre los años 2011-2016.Y cuando hablamos de agrotóxicos, nos referimos sin eufemismos a venenos, porque son sustancias tóxicas con en-tidad para producir cánceres, afectación crónica al sistema hormonal y nervioso humano, en base a la información científica disponible, o sea debidamente publicada. Resultando, por ello, un despropósito que desde el agronegocio y los defensores de un modelo productivo ecocida, sigan con su entelequia, de referirse a estos biocidas como fitosanitarios.Asimismo denunciamos como ecocida al agronegocio, porque a todo su de-rrotero contaminador, hay que sumar la grave afectación a la biodiversidad. Miles de componentes biológicos hoy están desapareciendo, el declive de insectos ya entró en alerta en varios países europeos, donde la cantidad de uso de agrotóxicos es mucho menor que a la de Argentina. Un parámetro significativo de esa situación, es la

disminución drástica de la población de colmenas de abejas. En nuestro país, los datos son escalofriantes, en el lapso 2010-2018 se pasó de 3,2 millones a 1,8 millones de colmenas. Ya estamos actuando en este aspecto, acompa-ñando a todas y todos los apicultores de la Argentina, en un proceso judicial para revisar, suspender y prohibir una serie de agrotóxicos sobre los cuales, estudios con rigor científico, hallaron evidencias de que afectan seriamente la vida de las abejas. Esos estudios, en Europa, fueron sumamente útiles para ir en esa dirección, en defensa de los principales polinizadores del planeta. Es que el problema ambiental de los agrotóxicos lo debemos correr de su eje antropocéntrico y abordarlo con una mirada ecocéntrica.Esa perspectiva también debe ser con-siderada cuando hablamos del agua y su riesgo de contaminación por el uso masivo de agrotóxicos. Se trata de otro gran problema que ya lo tenemos frente a nuestras narices, como en un abrir y cerrar de ojos, lo que siempre sospechábamos que podía ocurrir, efectivamente está sucediendo.Hoy las aguas subterráneas y superficiales, están contaminadas con agrotóxicos. Los trabajos de investigación de científicos y científicas de la Universidad de La Plata y un grupo muy interesante de investigadores del INTA - que hacien-do gala de la ciencia digna tienen que batallar en un organismo estatal que en su cúpula nos presenta personas abiertamente permeables a los intereses de las empresas del agronegocio -, dan cuenta del impacto de los agrotóxicos en el agua (subterránea y superficial) y hasta alertan sobre la necesidad de atender este problema que puede agravarse significativamente sino se lo empieza considerar en lo inmediato. Los científicos y científicas del INTA además colocan sobre la mesa, otro factor que debe ponderarse en el encuadre del estado de situación actual y futura: el cambio climático, que empieza a incidir y que obliga a actuar.Es que tras más de 20 años del modelo agroindustrial, se lleva un acumulado aproximado de 6 mil millones de litros kilos de agrotóxicos utilizados en la agricultura industrial - a lo que se suma casi igual cantidad de fertilizantes inorgánicos -, con los cuales son cas-tigados constantemente los suelos. En consecuencia, el impacto a las aguas era algo previsible que ahora en los ojos de estos científicos y científicas se nos está revelando con evidencias irrefutables. El agua de consumo de red, en Pergamino, considerando todas las muestras, presentó en su conjunto 18 agrotóxicos (principios activos y sus metabolitos).

Estos mas de 500 kilos litros de agrotóxi-cos que denunciamos no nos toma por sorpresa, es lo que se viene señalando como una probabilidad, que ahora, refuerzan la alerta constante de los pueblos fumigados, ya para empezar a sellar definitivamente ese punto de inflexión del cual nos habla la Relato-ría del Derecho a la Alimentación de la ONU. No podemos permitir que la meta de nuestra agricultura sean esas 48 millones de hectáreas sometidas al modelo agroindustrial que los gobiernos placidamente han concedido, a través del PEA, a las corporaciones y sectores económicos del agronegocio que se relamen con el aumento de las ventas de sus transgénicos, agrotóxicos y ali-mentos envenenados, pero sin hacerse cargo de las externalidades que esas metas representan.No creemos que se vengan mejores tiempos políticos, lamentablemente. Hay quienes aventuran que a partir de Diciembre de este año se va a revertir el problema que implica el agronegocio en todos sus aspectos. Descreemos que el poder político vaya a girar el timón, en el corto plazo, menos si la carta electoral a la vista, nos ofrece alternativas con actores y actoras que son casualmente quienes han ideado e implementado el PEA y aprobado la primera soja transgénica, abriéndoles gentilmente las puertas a Monsanto y que encima siguen viendo con buenos ojos al modelo sojero como la solución de todos los problemas socioecónomicos de la Argentina.Es que, en realidad, los más de 500 litros kilos de agrotóxicos que hoy tenemos en las aguas subterráneas, en los ríos, en el aire, en los alimentos, en los patios de las escuelas rurales, en los peces, en las abejas que se mueren y en nuestros propios cuerpos, ahí acumulándose diariamente, son en gran medida, conse-cuencias de un PEA, a través del cual se le donó el futuro de toda una sociedad, a las corporaciones del agronegocio.Por eso, no solamente debemos decir basta de agrotóxicos, transgénicos y fertilizantes sintéticos, sino también y muy principalmente exigir: basta de este PEA nefasto que gobierna nuestras vidas, el ambiente, la biodiversidad y el futuro, el nuestro y el de las generaciones futuras.

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La costa bonaerense pierde en promedio un metro de playa cada año Las construcciones inadecuadas que impiden la circulación natural de la arena y el aumento de la frecuencia de tor-

mentas y olas por el cambio climático favorecen la pérdida de territorio. POR CECILIA FARRÉ

En la costa marítima bonaerense se

pierde por la erosión en promedio

un metro de playa por año, según un

estudio de la Universidad Nacional de

Mar del Plata (Unmdp). De acuerdo

con fotografías e imágenes satelitales

esta tendencia se viene dando en los

últimos 20 años. “Desde los 90 estamos

midiendo y viendo retrocesos. Eso no

quiere decir que siempre tenemos un

metro por año sino que hay años en que

no retrocede y en otros, por ejemplo,

las tormentas provocan un retroceso

de tres o cuatro metros”, le explicó a

PERFIL Federico Isla, investigador del

Conicet y director del Instituto de Geo-

logía de Costas y del Cuaternario de la

Unmdp. El promedio de un metro por

año se repite en Pinamar, Villa Gesell

y en el Partido de la Costa. Además

de las sudestadas, lo que favorece a

este fenómeno son las construcciones

que alteran el proceso natural de cir-

culación de la arena. Según Isla: “La

erosión es más grande en el centro

de Villa Gesell y de Pinamar porque al

construir y disponer el movimiento de

la arena, han alterado el equilibro que

había naturalmente entre la playa y los

médanos”. El año pasado una obra de

refulado de arena en Playa Grande,

Mar del Plata, debió ser suspendida.

“Lo que estaban haciendo era cam-

biar el perfil de la playa y aumentar

la pendiente, por eso lo alertamos”,

advirtió Isla sobre la necesidad de

tomar medidas validadas por científi-

cos. El caso más significativo es el de

Mar Chiquita, donde desde los 60 la

playa retrocedió 150 metros. Si bien

en algunos lugares se hicieron obras

como espigones y se logró revertir el

proceso localmente, muchas de ellas

provocaron que haya más erosión

en la playa vecina. En otros casos, el

problema se originó por forestación

de la duna litoral, como en Valeria del

Mar, “donde las playas se han vuelto

angostas porque los médanos fores-

tados captan la arena que se vuela

de la playa y ya no vuelve”, aclaró el

investigador. Los expertos también

recomiendan evitar la pavimentación

de avenidas costaneras en zonas de

erosión o el uso de gaviones (estructuras

de alambre con rocas en su interior).

Cambio climático. A orillas del Río de

la Plata y al límite del Mar Argentino,

en la bahía de Samborombón, dada la

escasez de construcciones, funciona

una suerte de laboratorio natural para

que los científicos puedan estudiar en

forma aislada la influencia del cambio

climático en la erosión costera. “Hay un

incremento de la erosión en la bahía

de Samborombón y en la boca del Río

de la Plata, en Punta Indio, relacionado

con variaciones en los vientos que

originan las olas, que vienen con una

pequeña diferencia de orientación que

cambia los patrones de erosión y de

acumulación”, indicó el investigador

del Conicet Jorge Codignotto. Según

el geólogo, hay un sector de la cos-

ta de Punta Indio que desde 1950

hasta el momento retrocedió más de

300 metros, aunque aclara que ese

es el punto máximo. “La costa no

retrocede en forma pareja pero un

metro o 50 centímetros por año es

una erosión significativa, es territorio

que se pierde y no hay noción de lo

que está ocurriendo”. Focalizado en

la influencia del cambio climático

en las olas, el investigador Walter

Dragani, del Servicio de Hidrografía

Naval, observa que este fenómeno

“trae aparejado un corrimiento de los

grandes sistemas atmosféricos hacia

el Sur ligera y muy lentamente, lo cual

hace que los vientos del Este sean un

poquito más intensos y frecuentes, lo

que lleva a que la altura de las olas se

incremente unos pocos centímetros

por década”. Mientras en Mar del Plata

en los últimos 30 años se perdieron

15 metros. Los estudios indican que

el cambio climático estaría asociado

al aumento de la altura de las olas y la

frecuencia de tormentas, lo que lleva a

un incremento de la erosión. “La costa

bonaerense tiene playas con un ciclo

que si bien se puede erosionar, si hay

suministro de arena y condiciones

favorables se recupera. En cambio,

la bahía tiene una escarpa de unos

80 centímetros que si retrocede no

se recupera”, concluyó. El peligro de

los derrumbes Otro de los problemas

vinculados con la erosión costera es

la desestabilización de acantilados

provocada por las olas cuando pueden

alcanzar el pie de estas barrancas.

Esto puede llevar a derrumbes de los

acantilados y provocar accidentes, e

incluso la muerte de personas que

buscan protegerse del sol. Este peligro

existe en la costa marplatense. El año

pasado una nena murió aplastada

tras el derrumbe de una parte de un

acantilado en la mencionada ciudad

balnearia. El director del Instituto de

Geología de Costas y del Cuaternario,

Federico Isla, advirtió que algo similar

puede ocurrir con las construcciones

balnearias en áreas de dunas que

están abandonadas y se encuentran

en zonas de peligro de derrumbe o

deslizamiento. Sobre las obras des-

tinadas a frenar la erosión, Dragani,

del SHN, destacó que “es importante

concientizar a los municipios para que

hagan un plan de monitorio ambiental

lo más integral posible. Si no tomamos

mediciones continuas y sistemáticas

no tendremos un panorama de lo que

está pasando, ni un plan”.

(Fuente www.perfil.com).

https://www.perfil.com/noticias/

ciencia/por-la-erosion-la-costa-bonae-

rense-pierde-en-promedio-un-metro-

de-playa-cada-ano.phtml

domingo 13 de enero 2019 / Perfil

LEE

www.anred.org/secciones/medio-

ambiente/

¿Océanos o basurales? Argentina cuenta con más de 5000 km de costa y unos 4.800.000 km2 de mar argentino y océanos

de donde se obtienen recursos para producir alimentos, sin embargo, ocupamos un lugar de privilegio

entre los países que más basura arrojan al mar.

Verónica Cirelli, coordinadora de proyectos en Antártida y Océanos Australes de Vida Silvestre, recien-

temente escribió que “islas de basura” se concentran y acumulan en los océanos de todo el mundo,

registrándose más de cinco trillones de pequeños trozos plásticos flotando, que suman unas 269.000

toneladas de basura acumulada.

Sólo en el océano Atlántico -explicó- se encontraron 1.296.180 km2 de basura. En 2011, estimacio-

nes científicas calculaban que unas 2600 toneladas de basura plástica se acumulaban en el Atlántico

sudoccidental.

La Argentina cuenta con más de 5000 km de costa y unos 4.800.000 km2 de mar argentino y océa-

nos de donde se obtienen recursos para producir alimentos, insumos médicos, nutracéuticos, como

píldoras de omega 3 provenientes del kril y hasta productos para estética. Millones de personas se

alimentan, trabajan, disfrutan y se mantienen saludables gracias a los océanos. Pero Argentina está en

la posición 30 entre los países que más basura tiran al mar, detrás de China, USA y Brasil, a pesar de

tener especies únicas de pingüinos, corales de aguas frías, albatros errantes y erizos de mar u otras

declaradas monumentos naturales, como la ballena franca, y millones que todavía desconocemos.