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Mes de la Biblia 2009

“INSTRUMENTOS ELEGIDOS PARATESTIMONIAR A CRISTO RESUCITADO”

Agradecemos la colaboración al P. MarceloEscotorin en la elaboración de la fichas paraadultos y a Mª Cristina Ariztía la elaboración delas fichas para niños.

Comisión Nacionalde Animación Bíblica de la Pastoral

Área EclesialCONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

Vende y distribuye:LIBRERÍA PASTORALConferencia Episcopal de ChileEchaurren 4, 5º Piso, SantiagoFono/Fax: 3470901 - 3470902Casilla 517-V, Correo 21 - SantiagoE-mail: [email protected]

Diseño y diagramación:Marcela Algaze O.

Impresión:

Aún resuena en nuestros oídos la interpelación que nos hace el mensajefinal del Sínodo de la Palabra realizado en Roma en octubre del año 2008:«Queridos, hermanos y hermanas, custodien la Biblia en sus casas, lean,profundicen y comprendan plenamente sus páginas, transfórmenla en oracióny testimonio de vida, escúchenla con amor y fe en la liturgia. Creen el silenciopara escuchar con eficacia la Palabra del Señor y conserven el silencio despuésde la escucha, porque ella continuará habitando, viviendo y hablándoles austedes. Hagan que resuene al comienzo de su día para que Dios tenga la primerapalabra, y déjenla resonar en ustedes por la noche para que la última palabrasea la de Dios».

Un método que nos permite escuchar la Palabra del Señor y guardarlacomo un tesoro que progresivamente se transforma en testimonio de vida es elejercicio de lectura orante de la Biblia o Lectio divina. Custodiar la Biblia esamar la Palabra del Señor como orientación y motivación de la existencia. Deeste modo la Palabra resuena en la vida cotidiana y, en ella y por ella, el Señorde la Palabra sale a nuestro encuentro ofreciéndonos su vida nueva.

Leer con fe la Palabra y dejarse leer por ella es hacerla mediación deencuentro con el Señor. La Palabra encarnada sale al encuentro de las palabrashumanas. De este modo, Jesús -Verbo de Dios- nos habla y consuela, nos animay dirige…, mostrándonos su misterio y a su luz, nuestro propio misterio: nuestravocación y misión como personas y discípulos misioneros. Este diálogo mutuoentre Palabra del Señor y vida hace que su proclamación sea significativa paralos que buscan “dónde permanecer”, dónde poner sus vidas para que tengasentido pleno.

La lectura orante practicada con fe y responsabilidad no abre sólo nuestravida a algo de Jesús, sino al mismo Jesucristo en quien y por quien alcanzamos«la madurez conforme a su plenitud» (Ef 4,13). Salgamos sin miedo al encuentrode Jesús por la lectura orante de la Sagrada Escritura, ayuda indispensable paracrecer en nuestra identidad cristiana en el seno de la Iglesia, esto es, en el gozode conocer al Señor y en el compromiso de darlo a conocer.

Los textos bíblicos que se proponen para orar en este Mes de la Bibliason cuatro pasajes del Nuevo Testamento. Ellos nos permitirán descubrir, porun lado, la conversión a la que el Señor nos llama al meditar la conversión delapóstol Pablo (Hch 9,1-20) y, por otro, cómo tiene que ser nuestro encuentroy seguimiento de Jesús a la luz de tres encuentros: de los discípulos de JuanBautista con Jesús-Mesías (Jn 1,35-42), de la samaritana con Jesús-Agua viva(Jn 4,1-42) y del ciego de nacimiento con Jesús-Luz del mundo (Jn 9,1-12).Ellos descubrirán en Jesús el amor del Padre que se derrama abundantementepor su Hijo respondiendo a sus particulares necesidades. Esta experiencia delamor de Dios es el fundamento del seguimiento de Jesús y de la vinculacióncon Él. Ellos, porque hallaron a la Palabra que les reveló que “permanecía” ensu Padre desde la eternidad, “permanecieron” en el Hijo como hijos de Dios(Jn 1,1-18), haciendo de Jesús su camino, su verdad y su vida.

Que María Santísima, madre, discípula y pedagoga, nos aliente, acompañey conduzca al encuentro de Jesús por su Palabra.

Les saluda con fraternal afecto

+ Santiago Silva RetamalesObispo Auxiliar de Valparaíso

Presidente Comisión Nacional deAnimación Bíblica de la Pastoral

Valparaíso, septiembre 2009

La Lectio divina es un método de lectura orante personal ycomunitario de la Palabra de Dios. Porque es “lectura” buscamoscomprender el texto para descubrir el mensaje de Jesús, y porque es “orante”entramos en diálogo con Jesús dejando que su mensaje nos anime y guíe.Un “método” es simplemente un camino gracias al cual llegamos a nuestrodestino.

Si la meta es el encuentro personal y comunitario con Jesucristo vivo,Palabra plena y definitiva del Padre, entonces, el método o camino nos debeayudar a conseguir esa meta. A esto nos ayuda la Lectio divina con suscuatro pasos o movimientos: lectura, meditación, oración ycontemplación/acción.

Se trata de cuatro actitudes básicas del discípulo que, porque anhelaseguir al Señor, se sienta a los pies de su Maestro a escuchar su Palabra (Lc10,39). Esta disposición de escucha lo lleva a comprender la Palabra(Lectura), a interpelar su vida desde ella (Meditación), a suplicar fuerza yluz para seguir su camino y a dar gracias por su obra en la Iglesia (Oración),y a saborear el misterio del Señor y disponerse a trabajar por el advenimientodel Reino (Contempla-acción: contemplar para la acción).

Recordemos que la Lectio divina no es una lectura cualquiera,apresurada, sino lenta y atenta de la Sagrada Escritura. La Palabra de Diosinvita a la conversión, es un “espejo” que pone al descubierto nuestrasincoherencias y disfraces. Se muestra “viva, eficaz y más cortante que unaespada de dos filos: penetra hasta la división del alma y del espíritu, hastalo más profundo del ser y discierne los pensamientos y las intenciones delcorazón” (Heb 4,12).

Una comida celebrativa o una cena especial nos exigeuna dedicación también especial, no sólo porquedebemos preparar muy bien los alimentos, sinotambién porque preparamos un ambiente adecuadopara hacer de este encuentro un momento de alegríay comunión. Algo semejante nos ocurre cuando nosalimentamos del pan de la Palabra. Para prepararloadecuadamente necesitamos:

• un lugar apropiado para sumergirnos enuna lectura orante lejos de los ruidoshabituales, fuera de las urgencias que

impone la vida: ¡hay que darse tiempo y preparar uncorazón con ganas de escuchar a Dios!

• ambientar el lugar donde nos vamos a reunirpara escuchar a Jesús: velas, ambón para poner unaBiblia abierta, flores, alguna frase alusiva…

• pensar en todo aquello que pueda ayudarnos paraalimentarnos con el pan de la Palabra: preparar elencuentro llevando leído el texto, preparar los cantosque vamos a emplear, tener más Biblias…, es decir,seamos creativos para que todo nos ayude a que elalimento de la Palabra nos anime y guíe.

Para esto, es necesario tomar clara conciencia de lo vamos a hacer y pedir eldon del Espíritu, cerrando –por ejemplo– nuestros ojos por unos momentospara abrir los ojos de la fe y recibir la Palabra como Palabra de Jesús. Sobretodo se requiere un inmenso anhelo de amar a Jesús: ¡cuando se ama de verdad,se escucha al Amigo!

Busquemos, pues, todo aquello interno y externo que nos ayude “a comer” estealimento de vida y amor.

En nuestra preparación para recibir elalimento de la Palabra hay unprotagonista fundamental: ¡el EspírituSanto!

Todo encuentro con laPalabra parte con la

invocación al Espíritu Santo,porque es él quien abre

nuestra inteligencia paracomprender lo que Dios

quiere comunicarnos y es élquien nos fortalece para

hacer realidad el querer deDios en nuestra vida diaria.

Se trata de pedir el mismo Espírituque descendió sobre los apóstoles,haciendo posible la comprensión yaceptación de Jesús (Jn 16,13). Élviene sobre nosotros para que laPalabra de Jesús sea engendradora devida y verdad.

Lo que buscamos es vivir una lecturaorante de la Palabra de “maneraespiritual”, es decir, bajo la acciónsabia del Espíritu, el mismo que inspiróa los autores de la Biblia.

Sin la asistencia del Espíritu, la lecturade la Biblia se transforma en unejercicio intelectual quedándose endetalles, sin llegar al mensaje de Diosque el texto contiene.

En el Mes de la Biblia