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moMDOR m\ PERIÓDICO OFICIAL li mm F A R M K E U I I C A DE SOCORROS MUTUOS, DE LOS COLEGIOS DE F A R M U Í Í C O S DE M.VDRID f VULADOLlü Y DEDICADO AL FOMENTO DE TODA ASOCIACION CIENTIFICA 0 PROFESIONAL DE LA CLASE FARMACEUTICA ESPAÑOLA. AÑO XXV. MADRID: DOMINGO 6 DE JUNIO DE 1869. NUM. 23. SECCION EDITORIAL. HISTORIA DE LA QUÍMICA, POR EL DOCTOR FERNANDO HOEFER. Paris, dos tomos en 8.°, 1866 y 1869, en francés. Cuando se publicó la primera edición de esta obra importante, París, 1842 y 1843, ofreció el autor al final del Prefacio contenido en el tomo primero continuar la historia de las demás cien- cias Pisicas, Naturales y Médicas, si era bien acogida la de la Química, lo que no ha cumplido, aunque aseg-ara en el tomo primero de la segunda edición, 1866, que aquella tuvo una aceptación sumamente lisonjera. En el Prefacio del segundo tomo ofreció asimismo dedicar otro volumen á la historia de nuestro siglo, lo que tampoco ha rea- lizado , ni aun se compromete á realizarlo en el último tomo de la nueva edición, recientemente impreso, 1869. Como hay pocos sugetos de genio á propósito ó que tengan la suficiente ilustración y paciencia para registrar documentos de tiempos remotos y enlazar sus investigaciones, entresacadas del i n - menso fárrago que las desfigura , de manera que representen los fundamentos de las ciencias que se han desarrollado después; el hombre laborioso que, como el Dr. Hoefer , se dedica á tan ímpro- bos trabajos, merece la estimación de los sabios, de los eruditos y curiosos. La primera edición, ya mencionada, que consta de dos tomos, lo mis- mo que la segunda, llamó tanto la atención de los hombres estudiosos, que Mr. Chevreul, químico distinguido y aficionado á investigaciones histó- ricas , publicó una série de escritos referentes á dicha historia de la Química en el Journal de Sa- vants, años de 1845, 1846 y siguientes. Nuestro compañero Mr. Cap le consagró también dos ar- tículos, / , de Pharmacie et de Chimie , 1843, t. I V , P-147 y siguientes, y 1844, t. V I , p. 72 y si- guientes. Supuesto que la segunda edición es casi igual á la primera, de la que sólo se diferencia en alguna frase reformada, y la adición de muy po- cos párrafos de escasa importancia, á excep- ción de las 102 páginas últimas añadidas al tomo publicado en el presente año, vamos á referir lo que decía M r . Cap en los dos artículos citados, que reasumen perfectamente la doctrina del his- toriador, para hacer notar después lo que nos ocurre respecto á la nueva edición de la obra de Mr. Hoefer. «La historia de la Química, dice Mr. Cap , no ofrece interés solamente á los que estudian esta ciencia; hace parte también de la historia filosófica de los errores, como de las perfecciones del espí- ritu humano. En la antigüedad se halla unida con la de los primeros pasos de la civilización. Los primeros descubrimientos de los pueblos an- tiguos tuvieron necesariamente perpunte de par- tida el estudio de las propiedades de los cuerpos naturales y de los fenómenos, á que habia dado lugar su aproximación fortuita. De aquí una mul- titud de artes que luégo de inventadas adquirie- ron rápidamente tal grado de perfección, que aún nos admira en la actualidad; entre estos descu- brimientos hay cierto número de ellos que, fun- dados en fenómenos entóneos inexplicables, de- bieron ser atribuidos á influencias sobrenaturales. La imaginación de los pueblos antiguos, inclinada á lo maravilloso, no habia de dejar de reunir los hechos, resultado de las ideas que habían con- cebido relativas á tales influencias. Así se ve por todas partes, en los países considerados como la cuna de la civilización, que los conocimientos físicos, químicos y áun astronómicos se hallan mezclados con la teología y el misticismo. Des- pués, los mismos conocimientos se han confun- dido con la filosofía, que manifiesta ya mayor adelantamiento en el desarrollo de la inteligencia humana. Las doctrinas de los filósofos griegos comprenden efectivamente cuanto se conocía en

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moMDOR m\

P E R I Ó D I C O O F I C I A L

l i mm F A R M K E U I I C A DE SOCORROS MUTUOS, DE LOS COLEGIOS DE F A R M U Í Í C O S DE M.VDRID f VULADOLlü Y D E D I C A D O A L F O M E N T O

DE TODA ASOCIACION CIENTIFICA 0 PROFESIONAL DE LA CLASE FARMACEUTICA ESPAÑOLA.

AÑO X X V . MADRID: DOMINGO 6 DE JUNIO DE 1869. NUM. 23.

S E C C I O N E D I T O R I A L .

HISTORIA DE LA QUÍMICA,

P O R E L D O C T O R F E R N A N D O H O E F E R .

Paris, dos tomos en 8.°, 1866 y 1869, en francés.

Cuando se publicó la primera edición de esta obra importante, P a r í s , 1842 y 1843, ofreció el autor al final del Prefacio contenido en el tomo primero continuar la historia de las demás cien­cias Pisicas, Naturales y Médicas, si era bien acogida la de la Química, lo que no ha cumplido, aunque aseg-ara en el tomo primero de la segunda edición, 1866, que aquella tuvo una aceptación sumamente lisonjera. En el Prefacio del segundo tomo ofreció asimismo dedicar otro volumen á la historia de nuestro siglo, lo que tampoco ha rea­lizado , n i aun se compromete á realizarlo en el úl t imo tomo de la nueva edición, recientemente impreso, 1869.

Como hay pocos sugetos de genio á propósito ó que tengan la suficiente i lustración y paciencia para registrar documentos de tiempos remotos y enlazar sus investigaciones, entresacadas del i n ­menso fár rago que las desfigura , de manera que representen los fundamentos de las ciencias que se han desarrollado después ; el hombre laborioso que, como el Dr. Hoefer , se dedica á tan í m p r o ­bos trabajos, merece la est imación de los sabios, de los eruditos y curiosos. La primera edición, ya mencionada, que consta de dos tomos, lo mis­mo que la segunda, llamó tanto la atención de los hombres estudiosos, que Mr. Chevreul, químico distinguido y aficionado á investigaciones his tó­ricas , publicó una série de escritos referentes á dicha historia de la Química en el Journal de Sa­vants, años de 1845, 1846 y siguientes. Nuestro compañero Mr. Cap le consagró también dos ar­t ículos , / , de Pharmacie et de Chimie , 1843, t . I V , P-147 y siguientes, y 1844, t. V I , p. 72 y s i ­

guientes. Supuesto que la segunda edición es casi igual á la primera, de la que sólo se diferencia en alguna frase reformada, y la adición de muy po­cos párrafos de escasa importancia, á excep­ción de las 102 páginas últ imas añadidas al tomo publicado en el presente a ñ o , vamos á referir lo que decía M r . Cap en los dos art ículos citados, que reasumen perfectamente la doctrina del his­toriador, para hacer notar después lo que nos ocurre respecto á la nueva edición de la obra de Mr. Hoefer.

«La historia de la Química , dice Mr. Cap , no ofrece interés solamente á los que estudian esta ciencia; hace parte también de la historia filosófica de los errores, como de las perfecciones del esp í ­r i tu humano. En la an t igüedad se halla unida con la de los primeros pasos de la civilización. Los primeros descubrimientos de los pueblos an­tiguos tuvieron necesariamente perpunte de par­tida el estudio de las propiedades de los cuerpos naturales y de los fenómenos, á que habia dado lugar su aproximación fortuita. De aqu í una mul­t i tud de artes que luégo de inventadas adquirie­ron rápidamente tal grado de perfección, que aún nos admira en la actualidad; entre estos descu­brimientos hay cierto número de ellos que, fun­dados en fenómenos entóneos inexplicables, de­bieron ser atribuidos á influencias sobrenaturales. La imaginación de los pueblos antiguos, inclinada á lo maravilloso, no habia de dejar de reunir los hechos, resultado de las ideas que habían con­cebido relativas á tales influencias. Así se ve por todas partes, en los países considerados como la cuna de la civilización, que los conocimientos físicos, químicos y áun astronómicos se hallan mezclados con la teología y el misticismo. Des­pués , los mismos conocimientos se han confun­dido con la filosofía, que manifiesta ya mayor adelantamiento en el desarrollo de la inteligencia humana. Las doctrinas de los filósofos griegos comprenden efectivamente cuanto se conocía en

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354 su tiempo de cosas naturales; pero los hechos recogidos, con menos aplicación que perspicacia y g-enio , dan todavía á la ciencia un carácter de adivinación más bien que de atenta observación. Sus teorías son más el producto de una imagi­nación viva y brillante, exaltada á la vista de las riquezas de la creación, que el fruto de un estudio detenido y concienzudo; sus investigaciones, ya verdaderas, ya e r róneas , son siempre notables, á lo ménos por su originalidad y atrevimiento; muchas veces también por su profundidad y verdad.

»Sin embargo, tales datos, suministrados qu i ­zá por casualidad y trasmitidos con misterio, es­taban aún léjos de constituir una verdadera cien­cia; pues lo que caracteriza la ciencia son las generalidades, que deducidas de un cúmulo de hechos, adquiridos por experiencia, tienden á aplicarse á otros hechos aún desconocidos. La Química no se hallaba en este caso seguramente en los pueblos más antiguos, n i aun entre los griegos y los romanos ; á pesar de esto, no deja de ser curioso conocer el punto á que habían l l e ­gado en diferentes naciones las artes, fundadas en fenómenos químicos , y que debían servir des­pués para las primeras inducciones de la ciencia; el Dr. Hoefer, con una habilidad especial para dirigirse á la invest igación de los documentos his tór icos, recorre la série muy extensa de dichas artes. Apoyado en el testimonio de los escritores de cada época , recoge todos los documentos que se refieren á este género de conocimientos; Teo-frasto, P l in io , Diodoro, Estrabon, Celso, Dios-córides, Galeno, Varron, César, Columelay otros muchos le enseñan adonde habían llegado en­tóneos la metalurgia, la copelación , las aleacio­nes , las monedas , el arte de extraer los metales, las sales, el azúfre y las materias minerales; el arte de tapicer ía , de la t in tura , de los abonos; la fabricación del v ino , del vinagre, del almidón; ios embalsamamientos, los venenos, los medica­mentos y otra mult i tud de conocimientos que se derivan de éstos ó se refieren á ellos, durante los mejores tiempos de la Grecia y de Boma pa r t i cu ­larmente, hasta el momento de la decadencia del grande imperio romano, que ar ras t ró consigo la de las artes y de las ciencias.

»A esta época se refiere uno de aquellos acon­tecimientos , que cambian por completo repenti­namente el aspecto de las naciones civilizadas: una lucha inmensa estalló entre los defensores del paganismo y los modernos y ardientes partidarios de la féde Cristo. Entre los esfuerzos desespera­dos que hicieron los úl t imos paganos para opo­nerse á la omnipotencia de los dogmas del cris­tianismo, muchos misterios, que hasta entonces

se hab ían tenido secretos, fueron revelados á la inteligencia de los profanos. Dirigiéronse á la antig-ua religion del Egip to ; se recorrieron las doctrinas de los filósofos, todos los mitos, todas las creencias para hallar armas que oponer á la rel igion nueva; y de todos los despojos del pan­teísmo de diferentes épocas nacieron mult i tud de doctrinas mís t icas , que se presentaron bajo la forma de una ciencia nueva en apariencia, aun­que sus bases procedieran de la más remota anti­g ü e d a d . Esta ciencia, que tomó el nombre de arte sagrada, no era otra cosa que la Química, en­vuelta siempre en fórmulas misteriosas. Los ex­perimentos y las operaciones en que se fundaba el arte sagrada remontaban, por lo m é n o s , á los egipcios y á los sacerdotes de Isis. El lenguaje simbólico, empleado en su ejercicio, tenia la ma­yor analogía con el lenguaje de los geroglíficos; sólo era conocido de un corto número de inicia­dos , y se había impuesto pena de muerte contra los que hubieren revelado los misterios; lo que explica el silencio que sobre el particular han guardado los filósofos.

»E1 arte sagrada reposaba sin duda sobre cier­to n ú m e r o de hechos científicos y de fenómenos reales; pero rodeados de s ímbolos , de práct icas extravagantes, cubiertas de toda la oscuridad de las doctrinas especulativas; lo cual las hacia inac­cesibles al vulgo y les prestaba un carác ter so­brenatural. Así los n ú m e r o s , corno en el sistema d e P i t á g o r a s , desempeñaban en tal doctrina un papel importante. Los cuatro elementos, los pla ­netas, los animales, las plantas, las letras del alfabeto figuraban igualmente como otros tantos símbolos míst icos. El objeto definitivo, á q u e ten­dían todas-las operaciones, era la grande obra, ó sea el descubrimiento de la piedra filosofal, l l a ­mada también el mercurio de los sábios. Aunque todos los iniciados no estuvieran de acuerdo acer­ca de los medios de llegar á semejante descubrí -miento, la piedra filosofal era generalmente el secreto de convertir los metales de órden inferior en metales perfectos; es decir, en oro y en plata. Este secreto debía conducir además al conoci­miento de la panacea universal ó elixir filosófico, capaz de curar todas las enfermedades, y por consiguiente de prolongar indefinidamente la vida. Así, pues, riqueza y salud era el objeto p rác ­tico de la grande obra; pero aún no se detenían allí las esperanzas de los adeptos: les era necesa­rio franquear además los límites de la esfera ter­restre y llegar á la de la vida espiritual. Esto cons t i tu ía la parte teórica ó especulativa; se re­feria á los misterios de la re l ig ión , de la astrolo-gía , de la cosmogonía ; era la tercera modificación de la piedra filosofal, que llevaba el nombre de

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alma del mundo; y elevando el espíritu de los i n i ­ciados á las reg-iones superiores, debia hacerles participar de la suerte reservada á las criaturas sobrenaturales; es decir, la dicha en el seno de la divinidad ó en el comercio de los seres infer­nales.

»A los documentos que el autor ha recogido sobre .ia historia del arte sagrada, se unen los que se refieren á las doctrinas de los neopla tóni -cos, á l a magia, á la cabala, que fueron como una der ivación, ó más bien especie de transición del arte sagrada á las doctrinas alquimistas de los árabes y de la edad media.

»Los neoplatónicos de la escuela de Alejandría procuraban poner en a rmonía el sistema de Aris­tóteles con el de P la tón . Los sueños 6 extravíos míst icos, el éx tas i s , y lo que llamaban intuición divina, ocupaban casi enteramente su vida. E l ayuno y las práct icas ascéticas exaltaban su ima­ginación : se creían superiores á los demás hom­bres y tomaban el título de iluminador, porque miraban á la luz , como el vehículo de las almas, que de las regiones celestes descendían á l a tierra para iluminar y animar á los que se dedicaban á sus doctrinas.

»La magia t ra ía su nombre de los magos, que entre los persas y los medas ejercían un poder aná logo al de los druidas entre los celtas; com­prendía la Medicina, la Religion y la Astronomía. Las doctrinas m á g i c a s , así como las de los d r u i ­das , tenían la mayor semejanza con las de los egipcios y de casi todos los pueblos de la an t i ­güedad . La Tesalia era su asiento principal.

»Hácia los primeros siglos de la era cristiana, estas doctrinas, y las práct icas que se referían á ellas, dieron origen á la cúbala {tradición J , p ro ­pagada desde luégo por los alquimistas judíos y árabes . Los números y las ana logías mís t icas , el microcosmo y el macrocosmo, los círculos l u m i ­nosos, los órganos del hombre y los planetas re­presentaban el principal papel en esta doctrina; los metales se hallaban también designados y ca­racterizados por combinaciones míst icas de los números ; en una palabra, la cabala tenia nume­rosas relaciones con la magia como con el siste­ma filosófico de Pi tágoras .

»A todas estas aberraciones de la razón h u ­mana , y ántes de llegar á la segunda época de la historia de la Química, que no las presenta me­nos e x t r a ñ a s , debe añadirse lo que se refiere al culto de ffermés Trismegisto , á quien los alquimis­tas atribuyen el primer origen de la ciencia, y cuyos escritos miran como los libros sagrados de su arte.

»Hermés , confundido muchas veces con V u l -cano, Thoth , Cadmo y Mercurio , dios del cielo

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y del infierno á la vez, símbolo de la vida y de la muerte, operaba con su caduceo, según las creen­cias mitológicas, trasmutaciones y milagros. Con estos t í tulos llegó á ser el patrono dé los filósofos míst icos; por esto el nombre de arte hermética es sinónimo de arte trasmutatoria. Todos los escri­tos antiguos, que se referían al arte sagrada, fueron atribuidos á Hermés . Gárablíco asegura que dejó 20.000 tratados sobre la materia, y Ma-nethon eleva hasta el número de 35.525 los volú­menes que compuso sobre los principios univer­sales. Es inútil añadi r que lo que nos ha quedado de las obras de Hermés es enteramente extraño á la Química, y sólo contiene extractos de los libros de Moisés y de Platón. Por medio de los tratados apócrifos se aplicaron principalmente los alqui­mistas á descubrir el secreto de la piedra filoso­fal , y el estilo de oráculo en que se hallan escri­tos, les condujo naturalmente á buscar en ellos lo que más deseaban, y nunca dejaron de hallar lo que rebuscaban con ardor.

»Ántes de principiar la segunda época de la historia de !a Química , que ha de comprender el estudio de ios progresos de esta ciencia desde el siglo i x al x v i , el Dr. Hoefer ha querido apoyar y enriquecer las noticias que se refieren al primer período con documentos completamente nuevos respecto á esta parte de su historia. Ha descu­bierto , entre los numerosos manuscritos griegos que contiene la Biblioteca Real, hoy Imperial, varios fracmentos, que parece deben fijar de un modo irrecusable la fecha de algunos descu­brimientos , cuyo origen era dudoso ó se hallaba en cuest ión. Así es que señala en los escritos de Zosimo el Panopolitano, filósofo del siglo m a l xv, todo cuanto se refiere á la destilación, al parecer conocida desde una época anterior. El alambique, la retorta, con su capitel y el recipiente, no so­lamente se hallan descritos por él, sino figurados con todos sus detalles. Una obra de Sinesio, que vivía en el siglo v , contiene la descripción y la figura de una vasija destilatoria de v idr io , ente­ramente semejante á las que han precedido al uso de la retorta actual: el mismo Sinesio describe un instrumento areométr ico, que llama hydroscopium, y que no es más que un pesalicores: este ins t ru ­mento , olvidado y perdido en los siglos siguien­tes , fué de nuevo inventado hacia fines del x v i . Con este motivo, observa Mr. Hoefer, que debe atribuirse á la ignorancia de la historia el doble y á veces triple descubrimiento de un mismo he­cho en épocas diferentes; inconveniente que sin duda no a lcanzará á los descubrimientos de nues­tros días ; pero en tiempo de Sinesio no se habían imaginado todavía los anuncios enfáticos, los de­pósitos solemnes y las reclamaciones de prioridad,

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356 que tienen actualmente grande importancia en nuestras sesiones académicas.

»Un descubrimiento no ménos importante, cuya fecha y oríg-en han permanecido muy oscu­recidos, es el del fuego griego y la pólvora. Pa­rece que los chinos hablan conocido desde los primeros siglos de nuestra era una mezcla infla­mable y explosiva; los romanos hablan usado, en las guerras de la República, resinas y betnn, que lanzaban sobre el enemigo después de haberlo inflamado : Medeá habla quemado á su r i va l , i n ­flamando una corona que le habia dado empapada en nafta, y los egipcios sabían imitar la tempes­tad en la celebración de los misterios de Eleusis. Sin embargo, sólo puede hacerse remontar ápr in ­cipios del siglo y i n el descubrimiento del fuego griego y su aplicación al arte de la guerra. Segan se dice, los griegos se sirvieron de él por la p r i ­mera vez para incendiar la flota de los sarracenos cerca de Cyzico; le llamaban fuego líquido, y ocul­taban su receta con el mayor cuidado Parece que el azúfre, el salitre y la nafta hacían parte de ella, y con efecto, se halla en un manuscrito latino de la Biblioteca Real, atribuido á Marco, griego, y titulado libro de los fuegos, ]a primera descrip­ción exacta de la composición de la pó lvora , al mismo tiempo que la destilación del aguardiente y de la esencia de trementina que entraban en la preparación del fuego griego : pues bien; parece ¡ que Marco, griego, vivia en el siglo v m ó en el i x , porque se halla citado por Mesne, que florecía en el siguiente. Mrs Hoefer, para dar más apoyo á sus aserciones sobre el particular, tradu­ce en el texto los pasajes más importantes del libro de los fuegos, y en el Apéndice incluye copia del Opúsculo, que hasta el presente se habia ocul­tado á las investigaciones de los eruditos.

»bou los últimos esfuerzos de los sectarios del arte sagrada, de la magia y de la cabala, termina el autor la primera época de la historia de la Quí­mica, ciencia desenvuelta en la época siguiente por los trabajos de los árabes y de ios alquimis­tas. Los árabes , traductores de los griegos, com. piladores, comentadores háb i l e s , poetas llenos de imaginación y de entusiasmo, reunieron los conocimientos de la ant igüedad y los conservaron en depósito durante los siglos que forman la épo­ca principal de su gloria y que precedieron á la reforma de la Filosofía en Europa.

»Geber, el más antiguo de sus. sabios, cuyos trabajos ofrecen gran interés , vivia en el siglo i x ; y sus obras, verdadera enciclopedia, representan casi toda la ciencia de la a n t i g ü e d a d ; es para la Química lo que Hipócrates para la Medicina, lo que Plinio para la Historia Natural. Aunque ha­bla por la primera vez de preparaciones impor­

tantes, como los ácidos minerales, algunos p ro ­ductos metá l icos , muchas sales mercuriales , y áun de los gases {espíritusJ , de manera que d i ­muestra conocer algunas de sus propiedades; aunque describe con mucha claridad operaciones químicas , entóneos nuevas, se le atribuye equi­vocadamente el descubrimiento de la destilación. Sabido es que Aristóteles la habia presentido ha­blando de la vaporización del agua por el calor y de su condensación por el frió , y que Alejandro de Afrodisia, así como Zosimo, que vivia en el siglo i v , la habían descrito en términos bien ex­plícitos. Después de Geber debe citarse á Rasis, médico de Bagdad, que conoció el ácido sulfúrico y el aguardiente de granos; á Avicena, que inde­pendientemente de sus conocimientos médicos se ocupó de Minera log ía , de Geología ; emitió el primero la teoría de los levantamientos, y dió una explicación de los aerolitos. En el siglo siguiente se halla Artefio, que escribió un tratado de la piedra filosofal; Racai.dib, que en ¡a Alegoría de Merlin habla de los dos principales procedimien­tos de anál i s i s ; la vía seca y la vía h ú m e d a ; A l -bucasis ; de Córdoba, que describe los vasos des­tilatorios , la preparación del aguardiente y la concentrac ión del vinagre; en fin, Avenzoar, que parece haber imaginado el primero los medica­mentos azucarados, los jarabes, los edemas, ios electuaries; después Averroes, Serapion , Mesne, y Abul-Hassan, que pertenecen ménos á la histo­ria de las ciencias químicas que á la de la Far­macia.

»Hácia el fin de la misma é p o c a , la ciencia fué cultivada con alguna distinción por los gr ie­gos bizantinos; ya manifestaba tendencias de in­troducirse en Europa, sea por medio de las re­laciones que las Cruzadas habían establecido entre el Oriente y el Occidente, sea por la via de Espa­ñ a , donde los moros habían fundado sábias Uni­versidades. Desde el siglo ÍX al x m se refugia en la soledad de los claustros, habiendo sido depo­sitarlas de ella algunas órdenes religiosas. Al mismo tiempo florecía la escuela de Salerno, en los Estados de Ñ á p e l e s , y se fundaban la escuela de Mompeller y la Universidad de Par ís . Gerberto de Auri l lac; después el Papa Silvestre I I ; Egidio de Corbeil, médico de Felipe Augusto, discípulo de la escuela Salernitana; Nicolás Prepósito y Alain de L i l a , obispo de Auxerre, amigo de San Bernardo, figuran de un modo brillante entre los hombres que abr ían entónces á la ciencia el acce­so de la Europa. En la misma época seven apun­tar los primeros resplandores científicos aplicados á las artes, á la industria; y aunque las preocu­paciones del tiempo opusieran algunos obstácu­los, se principiaba á hacer algunas conquistas en

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el campo de la verdad y de la razón. Se despré-ciaban para la explotación de las minas los gases matadores, los espíritus metálicos, con que se creia armados á los demonios, guardianes de las minas para desalojar á los trabajadores. La cultura del pastel, el empleo de la cochinilla, se in t roduc ían en la t in torer ía ; la pintura sobre vidrio y el em­pleo de los vidrios de colores, especie de mosaico trasparente, entonces muy extendido, formaban la base de una vasta industria. Durante este pe­ríodo desaparece sucesivamente la influencia de los árabes , que puede darse por terminada con el siglo x n , cuando la ciencia se instaló definitiva­mente en el suelo de la Europa moderna, en donde vamos á seguir rápidamente con Mr, Hoefer sus progresos.

»En el siglo x n i comienza propiamente el rai-rmdo de la alquimia, época tanto más notable en la historia de las ciencias, cuanto que sirve de transición entre su infancia y su edad madura, é n t r e l o s siglos de ignorancia y aquellos en que principia la sana investigación de la verdad. La Alquimia representa en cierto modo toda la cien­cia de la edad media, porque con todo se enlazó, porque todos los sabios se ocuparon de ella, por­que reasume el carác ter de la época: las ideas místicas, las preocupacianes tradicionales, las dis­putas de escuela , las luchas de la autoridad espi­ritual contra la libertad del pensamiento. Aquella autoridad, entóneos muy superior al poder tem­poral , imponía silencio á todo observador que se hubiera atrevido á contradecir los dogmas esta­blecidos, y se oponía , por consiguiente, á todo exámen profundo de las causas reales de ciertos fenómenos. Era permitido á los filósofos escolás­ticos discutir sobre el nominalismo y el realismo, sobre los universales y las categorías ; pero no de­dicarse á la invest igación directa de los hechos. Las ciencias físicas eran llamadas ocultas, magia negra, porque se había juzgado que no era posible penetrar en.algunos misterios de la naturaleza sino por medio de maleficios ó de pacto secreto con los espíritus infernales. En fin, lo que de­muestra todo el imperio de las ideas dominantes en la época es que el alquimista, acusado de sor­t i legio, se creia realmente en comercio con los demonios, y sólo veia en las persecuciones de que era objeto un justo castigo por las investigaciones culpables á que había osado dedicarse.

»Los alquimistas t en í an , pues, muy buenas razones para no producir en público los resulta­dos de sus experimentos; lo que les hubiera cos­tado la libertad, y á veces la vida. La prisión y la hoguera, dos argumentos irresistibles, esperaban al pensador temerario que procuraba pasar los límites violentamente impuestos á la inteligencia.

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El título de filósofo ó de sabio era sinónimo de mágico , y sabidas son las penas terribles impues­tas al que era sospechoso de magia; testigos Ger-berto en el siglo x r , y en el x m Bacon, que á pesar de su elocuente profesión de fé sobre la nu­lidad de la magia, no dejó de pasar parte de su vida en el destierro ó en la prisión.

»La Alquimia, bien caracterizada por el título de locura sublime, se ha prolongado por toda la duración de la edad medía y casi hasta nuestros días , aunque la opinion general la circunscribe á un período más reducido. Sin hacer mención de los locos, de los iluminados, de los charlatanes y de los embaucadores que embarazan la historia, los fastos serios de la ciencia pueden revindicar, entre los hombres que se ocuparon de ella, nom­bres justamente célebres, y señalarlos á la poste­ridad, que se ha aprovechado de sus descubri­mientos y áun de sus errores. En el siglo x m , por ejemplo, se ven aparecer casi á u n tiempo mismo, en todos los puntos de la Europa, hombres de verdadero genio, que mezclando, como á su pesar, la observación atenta de la naturaleza con las ideas místicas de su tiempo, no dejaron de hacer en la ciencia progresos incontestables. Alberto Magno en Alemania; Rogerio Bacon en Inglater­r a ; Santo Tomás de Aquino en I tal ia ; Raimundo Lulío en España ; en Francia Cristóbal de Par ís , Vicente deBeauvaís y Arnaldo de Villanova (sa­bido es que éste fué español ) , casi todos monjes, teólogos , matemát icos y filósofos. En el siglo siguiente la Alquimia comienza á abandonar la Teología , y áun el escolasticismo; pero es para unirse á la Medicin la Astrología judiciaria, sobre todo para ocuparse del arte t rasmutator ía y de la invest igación de una panacea: esta es la época de Jorge Ripley, de Bernardo de Treveris, de Juan Roquctallada, do Nicolás Flamel, de Isaac el Holandés y de Basilio Valentino. La observa­ción positiva se mezcla ya á las ilusiones de los adeptos, y hechos importantes adquiridos sucesi­vamente por la ciencia se desprenden en abun­dancia de sus trabajos. La explotación de las minas, la fabricación de las monedas, el arte de teñir, la Medicina, la higiene pública se enrique­cen con grandes descubrimientos que parecen el presagio de oíros aún más vastos, que cumplirán en efecto los dos siglos siguientes.

»Aparece, por fin, aquella grande época del Renacimiento que termina tan brillantemente la edad media y establece de un modo definitivo en Europa el teatro de la civilización moderna. No puede ocultarse la gran parte que tomó la Quími­ca en el desenvolvíento simultáneo de casi todas las ciencias durante tan bello periodo. Ya ap l i ­cada á secundar el vuelo de los conocimientos

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médicos, refiere á Paracelso y á, su escuela sus progresos reales, como sus pasos re t rógrados ; ya inclinada hacia la metalurgia y bajo la influen­cia de Cesalpino, de Jorje Agrícola, perfecciona la extracción de los metales, la explotación dé las minas y los conocimientos geológicos; ya , en fin, con Bernardo Palisy, Gerónimo Cardano, Leonardo de Vinci y Juan Bautista Porta, hace aprovechar á las artes y á la industria de sus nu­merosos descubrimien tos. La Alquimia misma to­ma una dirección más racional, abandona su­cesivamente sus ilusiones quiméricas y el arte verdadera, ilustrada por Vanhelmont, por Glau-bero, el Paracelso de su época , por Silvio, Ta-quenio y Federico Hoffmann, avanza á grandes pasos á una reforma fundada en la escrupulosa observación de los hechos y en la in te rp re tac ión natural de los fenómenos de la Química.

»Tal es, en efecto, el cuadro que presenta la historia de esta ciencia durante el siglo x v n : la química de ios gases presentida por Vanhelmont y Roberto Boile, puesta en claro por Mayow y perfeccionada por Bernouil ly; las pruebas de la balanza, indicadas por Juan Rey, la química meta lúrg ica adelantada por los trabajos de Kun_ ckel , de Homberg, de Beccher, de Alonso Barba, la química farmacéutica realzada por las investi­gaciones de F . Hoífmann de Zuelfero, de Minde-re ro , de Minsicht, de Charas y de Lemery;en fin, la química filosófica desarrollada en los es­critos de Lefevre, de Glaser, de Etmulero; mul t i ­tud prodigiosa de trabajos sugeridos hasta cierto punto, y dominados por las grandes investiga­ciones científicas de Vives, de F . Bacon, de Gali­leo , de R. Boile, de Descartes, y á las cuales iba á imprimir nuevo impulso la fundación de socie­dades sáb ias , dándoles más unidad.

»A los principios del siglo x v i hace remontar Mr . Hoefer la tercera época de la Química, y com­prende en ella todos ios progresos científicos he­chos hasta fines del x v i n , dividiendo esta época en varias secciones. Acabamos de dar una ojeada sobre la primera que termina en Vanhelmont, y sobre la segunda que comprende todo el siglo x v i i . Respecto á la tercera, abarca desde los trabajos de Black y de Hales, hasta Lavoisier; es decir, que incluye la inmensa série de investigaciones que preludiaron la reforma general de la ciencia hácia fines del siglo que precede al nuestro. E l autor aprecia con su sagacidad ordinaria los esfuerzos de cada uno de los hombres que se han dist ingui­do en esta lucha prolongada, y entre los que figu-ranucon tanto bri l lo los Stahl, los Geofroy, los Rouelle, los Macquer, los Pott, losMargraf, cuya gloria debia ser, si no eclipsada, por lo ménos muy atenuada por la de Schelle, de Priestley, de

Bergmann, y sobre todo, del inmortal Lavoisier.»

Mr. Cap , después de haber examinado deteni­damente , la obra del Doctor Hoefer ; después de haber recorrido los puntos más importantes de tan considerable trabajo, como puede inferirse de ios art ículos que dejamos insertos casi en su tota­l idad, aunque declara digna de estimación la his-t o r i a que nos ocupa, más completa y útil que ninguna otra de su especie, le atribuye falta de unidad, de enlace filosófico, respecto al sin número de objetos y de épocas que comprende : por eso sin duda , en sus art ículos bibliográficos ha pro­curado el crítico presentar todas sus observacio­nes admirablemente enlazadas, ofreciendo un sin­gular contraste con la obra que analizaba, lo que debiera haber llamado la atención del historiador, que sin embargo no ha hecho innovaciones con­siderables en la segunda edición. En esta , como en la primera , recordando el autor la importan­cia de las minas de América , da noticias bastante circunstanciadas del tratado de Be metálica debido & Perez de Vargas; menciona el quilatador de la Plata de Villa-Feina; los escritos de D. Antonio de ü l l o a , á quien llama D. Ülloa; la historia de Fr. José Acosta, traducida al francés, por Reg-nault, y la de Antonio Herrera, traducida por Coste; refiriendo además por lo que respecta á nuestros hombres del siglo x v i , y con relación al Padre Acosta, que Pedro Fernandez de Velasoo había introducido en las minas de Po tos í , Perú,, el procedimiento de ama lgamac ión , inventado, según Humboi t , en 1557, paralas de Méjico, por. Bar to lomé Medina. A l tratar de los trabajos de Bernardo Palissy, copia en la nueva edición lo que dijo en la anterior, y ún icamente añade una nota para recordar que Mr. Gap había publicado en 1847 una recopilación de lo más importante de estos trabajos , sin que hayan hecho mención de ella, n i Lamartine, n i Dumesnil, n i otros escritores, cuando posteriormente se han ocupado con elogio del famoso alfarero.

Aunque considerando la ín t ima relación que ha tenido y tiene la Farmacia con la Química, trata el historiador de la primera en alg'unos pa­sajes , no obstante, da sobre ella escasas n o t i ­cias; refiere, por ejemplo, las leyes de Fede­rico I I , en 1233, derivadas de la legislación a r á ­biga , y nada dice de los principales escritores de Farmacia á r a b e s , como los Serapiones , Me-sues, etc.; l imitándose á citar en alguna nota los escritos del evangelista de los farmacéut icos , y ni áun sospecha que Geber, el maestro d é l o s q u í ­micos , pueda haber sido español , no obstante lo á que acerca de este punto tenemos comunicado á Mr. Cap, y lo que se halla consignado en E L R E S ­TAURADOR FARMACÉUTICO , 1868, p. 203 y siguien-

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tes, bien que no hace más que copiar lo expresa­do en la edición precedente de su historia. Lo mismo se observa relativamente al siglo x v i , cuando sólo cita a nuestros escritores -Lorenzo Perez, Sepúlveda, Vallés, Luis Collado y al por tu­gués Amato Lusitano, así como al alquimista Ca-rayautes, olvidándose de todos los demás que han escrito de Farmacia en nuestra Península . En el siglo x v i i todavía se halla más escaso de noticias, pues solamente cita la farmacopea catalana de 1686; pero en cambio, cuando se refiere á la parte me­t a l ú r g i c a , hace justicia al presbítero español Alonso Barba, cura que fué en Po tos í ; analiza con términos muy favorables el A ríe délos metales, que este escribió; cita varias de sus ediciones, y tampoco se olvida de Carri l lo, ni de Castillo , au­tor el primero de las 3íinas de España, y el segun­do de un Tratado de Ensayadores, obras no tan extensas ni apreciables como la de Barba.

Creíamos que en la edición moderna hubiera incluido el Dr. Hoefer noticias curiosas que ya se han divulgado, relativas principalmente á nues­tra patria, á la Bélgica y á Portug-al; pero hemos visto defraudadas nuestras esperanzas, hab ién­dose limitado el historiador, como ya lo hemos repetido, á reproducir sus escritos anteriores, y á aumentar casi ún icamen te , en el Apéndice del tomo primero, la copia de cuatro manuscritos gr iegos, que se refieren á la Alquimia de los egipcios, á los caractéres simbólicos, á las opi ­niones de los filósofos antiguos sobre el principio de las cosas, y á unos versos herméticos de Juan de Damasco.

La adición importante que contiene la nueva historia se halla al final del tomo segundo, y es relativa al estado de la Química desde Lavoisier hasta Gay-Lussac y Thenard. Esta época, tan cercana á nuestro tiempo, como es más conocida que las anteriores, no excitará tanto la curiosidad de los hombres estudiosos, sin embargo de que habiéndose hecho durante este período la revolu­ción más trascendental de la ciencia; habiéndose iniciado la nomenclatura, tan apreciable como sencilla, no pueden ménos de ofrecer interés la vida y los trabajos de Lavoisier, cuyo t rág ico fin nunca se recordará sin horror , aunque no deba imputarse directamente á Fourcroy, n i á G. Mór-veau, n i á Monje, ni á Laplace , sus amigos, que nada hicieron por salvarle. Mr. Hoefer refiere, con la posible amenidad y exactitud, los progre­sos de una época tan fecunda en acontecimientos de todo géne ro ; da noticia bastante extensa de las doctrinas del célebre reformador á continua­ción de su biografía; Macquet, Darcet, B. Pelle-tier , Gergembre, Bayen , Parmentier, Cavendish, Ingenhousz, Senebier, Guiton-Morveau, Bertho-.

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I le t , Fourcroy, Chaptal, K i r w a u , y por fin Davy, ocupan un lugar interesante en la relación histórica que recorremos por sus constantes tra­bajos, por sus escritos , por su afición á la cien­cia, y hasta por las respectivas vicisitudes de algunos. En España cita á Proust y áChabanneau únicamente , y algunos laboratorios en Andalucía y Madrid, así como en el Nuevo Mundo á del Rio, Angulo , Delhuyar, y Dandrada.

C. M A L L A I N A .

S E C C I O N O F I C I A L ,

COLEGIO DE FARMACÉUTICOS DE MADRID.

Esta Corporación celebró Junta general ordi­naria el 21 de Mayo próximo pasado, dándose cuenta en ella de haberse recibido los números correspondientes á L a Farmacia E s p a ñ o l a , como igualmente un oficio del Decano del Cuerpo facul­tativo de la Beneficencia provincial de Madrid, remitiendo ocho ejemplares de una Memoria acerca de la epidemia de viruelas sufrida en esta corte en los años 1866 y 67, y se acordó pasaran á la B i ­blioteca , dando las debidas gracias,

También se enteró la Junta de un oficio del profesor D. Ramon Villaron y Arenas, dando las gracias al Colegio por haber sido admitido en su seno.

Fueron presentados al Colegio, por el Sr. Col­menares , los nuevos individuos de número don Luis Suricalday, D. Ramon Benito y Quirós , don Arcadio Just y D. Angel Garrido , siendo recibidos con gran complacencia de la Corporación.

Se admitieron y votaron para individuos de n ú m e r o , á los Sres. D. Ramon Fernandez Ca-leya, D. Isidro Baña res , D. José Simon , D. Ale­jandro Escalada, I) . Ramon Labiaga, I ) . Juan José del Hoyo, D. Manuel Escolar y Lopez , D, José María Gran, D. Y entura Lomaría, I). Ricardo Ra­bón , D. Mariano García Criado , D . Juan Bautista Sanchez Ocaña y Bueno, D. Yenancio Martin Nieto, D. Miguel Collantes, D. German Ortega y Mata, D. Yicente Aznar, D. Benito Lizana, don Diego Quesada, D.Dionisio Paredes, D.Rufino Lopez, D. José Soler y Sanchez y D. Manuel Na­varro ; y para corresponsales , á D. José Soler, D. VicenteLlandres, D. Manuel Esparza, D. Fran­cisco de Paula Agui lar , D. Francisco Pascual y Guinea y D. Dieg-o Espada y Fonseca.

Los Colegiales D. Luis Suricalday, D. Cleto Andechaga, D. José Sanchez y D. Tomás Pascual, propusieron para individuos de número y corres­ponsales , á los Sres. D. Mariano Calavia y Mar­tínez , D. Manuel Rodríguez , D. Mariano Fonce, D. Severino Avila y D. Angel Rodríguez y D9-

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ming-o, residentes en Madrid ; y para correspon­sales , á D. José María Cas taño, D. Roman de Sa-daba y Garc ía , D. Juan Baltanás y D.Mauricio Diez Carredano, cuyas propuestas seg-uirán el curso correspondiente.

Leído el dictámen de la Sección Científica, re­lativo á un opúsculo sobre la Monografía de las leches, escrito y presentado por el Colegial Sr. 01-medilla y Puig-, manifestó el Sr. Arg-enta, que en atención á ser bastante extenso, era de parecer, si el Colegio lo creía conveniente , que fuera leído dicho opúsculo en otra Sesión; y hallándose pre­sente su autor, tomó la palabra y dijo, que no disponiendo de tiempo sobrado , no respondía de asistir á la reunion que se verifique con dicho objeto. Tomada en consideración la opinion del señor Presidente, acordó el Colegio que sea leído en otra Sesión,

Puesto á votación el d ic támen, pidió la palabra el Sr. Colmenares y dijo, que no conociendo el trabajo de que se trataba, se abstenía de votar; más el Colegio tuvo á bien dar su aprobación á dicho documento,

E l Sri Sanchez hizo presente , que creía exis­t ían en poder de la Sección Científica para su exámen, hace ya tiempo, otros trabajos detenidos. En su vi r tud manifestó el señor Presidente , que se excitaría el celo de los individuos de la misma, \ para que los despachen con la mayor brevedad j posible, pues en ello se halla interesado el buen j nombre del Colegio.

Por ú l t imo, se presentó una proposición sus­crita por los Sres. Ang-ulo , Arg-enta y Roca, con el fin de que el Colegio abriera discusión sobre la cuestión de enseñanza. Apoyada por el señor Pre­sidente , fué tomada en consideración , y se acordó nombrar una Comisión compuesta de los firman­tes y de los Sres. Lopez Dueñas , Andechaga, Martinez Alvarez y Garrido (D. Angel), para que se ocupen cual corresponde de este proyecto.

Con lo que terminó la Sesión. Madrid 1.° de Junio de 1869.

M Secretario 2.", SANTOS ROCA.

Actos del Gobierno.

MINISTERIO DE ULTRAMAR.

Debiendo proveerse las plazas que se expresan á continuación con arre glo á la organización dada á la colonia de Fernando Póo y sus dependencias, por decreto de 12 de Noviembre de 1868; las per­sonas que quieran optar á ellas se servirán pre­sentar en este Ministerio las correspondientes instancias, que serán admitidas hasta el día 15

del próximo Junio, acompañando alas mismas los documentos que demuestren su aptitud para des-empeñar las indicadas plazas.

U n m é d i c o - c i r u j a n o . . . U n f a r m a c é u t i c o Dos practicantes de Me

dicina y C i r u g í a , á . . Uno í d e m de Farmacia

Sueldo.

1.400

S o b r e ­sueldo.

1.600 1.600

TOTAL.

Escudos.

3.000 3 000

1.200 .1.200

M I N I S T E R I O D E F O M E N T O .

DIRECCION GENERAL DE INSTRUCCION PÚBLICA.

Segunda enseñanza—Circu la r .

El señor ministro de Fomentro dice á esta D i ­rección general con fecha de hoy lo siguiente:

«limo. Sr.: En vista de la consulta elevada por el Rector de la Universidad de Valencia sobre sí debe dispensarse á los alumnos de segunda ense­ñanza que estudian en el presente curso las ma­terias que les faltan para completar aquella, el primer ejercicio del grado de Bachiller en Artes, en consideración á que han sufrido el exámen ge­neral de la t ín y humanidades prevenido en el ar­tículo 9.° del decreto de 9 de Octubre de 1868 al ingresar en el segundo per íodo; el Poder Ejecu­tivo, en el ejercicio de sus funciones, y conforman, dose con lo propuesto por esa Dirección general, ha resuelto que se dispense á los alumnos que as­piren al referido grado de Bachiller en Artes, el exámen de las asignaturas que tengan probadas y que se refieran á ios estudios necesarios para ob­tenerlo.»

Lo que traslado á V. S. para su conocimiento y á fin de que lo tenga presente para los casos que puedan ocurrir en ese distrito universitario. Dios guarde á V . S. muchos años. Madrid 20 de Mayo de 1869.=E1 Director general, Santiago Diego Madrazo.-=Señor Rector de la Universidad de...

DECRETO.

Atendiendo á la necesidad de arraigar la des-* centralización administrativa, único medio de conseguir la pronta resolución de los asuntos de importancia é interés general en este Ministerio, así como á la conveniencia de dar ga ran t í a s de acierto á la elección de personas , lo cual aconse­ja que cada Corporación tenga el derecho de nom­brar sus propios empleados, el Poder Ejecutivo ha tenido á bien decretar lo siguiente:

Artículo 1.° Los Cláustros de las Universida­des , Institutos y Escuelas especíales dependientes del Ministerio de Fomento n o m b r a r á n , á propues-

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ta de los jefes respectivos , los oficiales y escri­bientes de Secretaria, y los conserjes, bedeles, porteros y mozos de los mismos establecimientos.

Art . 2.° Los Cláustros de las Facultades de Ciencias , Medicina y Farmacia n o m b r a r á n , á pro­puesta de los decanos respectivos, los ayudantes, profesores clínicos y alumnos internos, elevando estos nombramientos á la aprobación del Rector.

Ar t . 3.° Del mismo modo se nombrarán por los Cláutros de las Facultades de Ciencias los ayu­dantes, disecadores , jardineros y demás emplea­dos en los Museos, Gabinetes y Jardines botánicos que dependan de dichas Facultades.

Art . 4.° Los jefes de los establecimientos po­drán imponer en caso de falta la suspension de sueldo hasta por 15 dias á todos los empleados de su dependencia, dando oportunamente cuenta al Cláustro que intervino en su nombramiento. Cual­quier otra pena superior á esta será impuesta por el Cláustro.

Ar t . 5.° La separación de estos empleados, cuando haya motivo justificado por faltas en el servicio , se ha rá por el Cláustro correspondiente á propuesta del jefe ó de una comisión del mismo Cláustro.

Ar t . 6.° Los jefes de los establecimientos darán parte á este Ministerio de cualquier alteración en el personal en el término de tres dias.

Ar t . 7.° Todos los nombramientos hechos por los Cláustros se someterán á las prescripciones que dispongan las leyes ó reglamentos sobre em­pleados públicos.

Madrid 28 de Mayo de 1869.=E1 Ministro de Fomento , Manuel Ruiz Zorrilla.

MINISTERIO DE L A GOBERNACION.

Dirección de Beneficencia, Sanidad y Estableci­mientos penales.—Negociado 2.°

El servicio sanitario en las Direcciones marí t i ­mas, y muy especialmente en los lazaretos sucios, reclama imperiosamente reformas que corrijan al­gunas malas prác t icas , medidas que eviten abu­sos , y que dando uniformidad y pauta segura á las funciones del rég imen cuarentenario, garan­ticen sus saludables resultados, imponiendo los ménos g ravámenes posibles. Objeto han de ser es­tas medidas de un reglamento general de policía sanitaria que sea complemento y sirva de norma para la aplicación de la ley orgánica de Sanidad en todas las ramificaciones y para todas las nece­sidades de ese importante servicio público. Mas

361 entre tanto, el Ministro que suscribe no podría consentir un momento que, á la sombra de cier­tas necesidades y so pretexto de dudas y dificulta­des , se convirtiesen en árbitros de ciertas imposi­ciones los funcionarios destinados al servicio , cu­yos intereses no deben siquiera aparecer delante del público interés.

Y al efecto , y de acuerdo con la Dirección ge­neral del ramo , el Poder Ejecutivo se ha servido disponer que además de las reglas y prescripcio­nes contenidas en la real orden de 23 de Mayo del año anterior, cuyo cumplimiento se reencarga á todas las Direcciones y lazaretos en lo que no sean modificadas por esta orden, se observen las siguientes:

1. a Que sólo se den dos fumigaciones á los bu­ques que lleguen sin accidentes á bordo y en bue­nas condiciones higiénicas , verificándose una á la entrada y otra á la salida.

2. a Que á los tripulantes de los mismos, cuan­do no pasen de quince, se les fumigue con una fórmula, una vez á la entrada y otra á la salida.

3. a Las fumigaciones se p repara rán por el far­macéutico con arreglo á la fórmula de la far­macopea española vigente, teniendo en cuenta que dicha fórmula sirve para desinfectar 700 piés cúbicos.

4. a Que á los buques que se hallen en observa­ción no se les aplique más que media fumigación, ségun su capacidad y condiciones.

5. a Que sólo cuando hayan sufrido accidente en la t ravesía por el cual se hagan sospechosos los buques, ó sus condiciones higiénicas no sean buenas, pueda el médico-consultor , con el visto bueno del Director, disponer que se repita la fu­migación las veces-que crea necesarias á garantir los intereses de la salud pública. -

6. a Que para cada 1.000 cueros al pelo sólo se dé una fumigación de cinco fórmulas.

Y 7,a Que debiendo, según está dispuesto por la ley vigente de Sanidad, abonar cada pasajero los gastos que ocasione por las medidas sanitarias, se fije en un escudo lo que cada uno debe satisfa­cer por la fumigación de entrada, la de salida y la de sus equipajes respectivos , sea cualquiera el número de bultos de que estos se compongan.

De órden del Poder Ejecutivo lo comunico á V. S. para los efectos consiguientes. Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid 22 de Mayo de 1869. Sagas t a .=Señor Gobernador de la provincia de...

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SEO CIO N CIEN" TÍFICA.

Monografía de las leches; alteración y adulte­raciones que pueden presentar estos líquidos en las grandes poblaciones, por el Dr. D. Joa­quin Olmedilla y Puig.

(Continuación.)

I I

MONOGKAFIA DE LAS MAS IMPORTANTES E S P E C I E S

DE L E C H E S .

Leche de mea.

Es de color blanco amarillento mate, muy opaco, cuyo color amarillo es más pronunciado en el es t ío , en cuya época la alimentación de los animales es de plantas frescas: untuosa y se re­cubre fácilmente de espuma por la agitación. Ofrece un débil sabor azucarado y un olor espe­cial.

E l diámetro que sus gióbulos presentan al m i -croscópio está comprendido entre los límites de ¡reo á 4ff de milímetro. Los gránulos de cáseo suspendidos son difícilmente visibles al microscó-pio en la leche de vaca, aunque existen constante­mente y en gran cantidad. La densidad media de la leche de vaca oscila entre 1.031 y 1.032 á la temperatura de 15° centígr.08 El grado lactos-cópico medio es de 30.

La reacción que ejerce la leche de vaca sobre el papel de tornasol no deja de ser curiosa: si á la vez se sumerjen en ella dos tiras de este papel, una roja y otra azul, trascurridos 10 segrmdos de inmersión, el azul es lig-erísima, pero francamen­te, coloreado de rosa, miéntras que en el rojo no hace más que iniciarse la tinta azulada; más tar­de el color azulado de este último queda manifies­to, al paso que el sonrosado del papel azul va des­apareciendo. Esta doble reacción no puede apre­ciarse sino por medio de papeles de tornasol muy sensibles, y á su vez puede servirnos para apreciar la. sensibilidad de un papel de tornasol, su acción sobre la leche de vaca. La mencionada reacción fué primeramente señalada por M. Donné (1)

El azúcar existe en esta leche en variables can­tidades, seg-un el clima y alimentos bajo cuya in­fluencia se ha formado. La adjunta tabla debida á Boussing-aulty Lebel, indica el azúcar encontrado

Leche de vaca a l imentada con

(1) Observations de M. Lecanu¡ Bulletin de VAeade t . I I I , 1838, p. g9.

mié,

en la leche de vacas sometidas á variado régimen alimenticio.

Gramos de azúcar por litro.

Loche de vaca inmedia tamente d e s p u é s dol par to 36,00

• patotas y heno 36,00 heno y t r é b o l verde 45,00 t r é b o l verde . 42.00 heno 40,70 nabos 50,00 r e m o lachas 53,00 patatas 59,00 cotufa (raiz) 55,00 heno y residuos de prensadas. 60,00 patatas y heno verde 51,00 heno y t r é b o l verdes 40,00 t r é b o l verde 47,00 i d . i d . en flor 52,00

Chevallier asigma la cantidad de 50 á 58 gra­mos por l i tro el azúcar contenido en las leches de vacas de Par ís que deberían estar sometidas indu­dablemente á la misma alimentación, pues si fue­ra diversa, mayor debiera ser también la diferen­cia hallada. En una Memoria premiada por el Co­legio de Farmacéut icos de Madrid en 1862, o r ig i ­nal de D. Ang'el Bazan, se consigna que en los análisis de leches de vacas practicados por dicho señor, ha encontrado 60,30 á48,03 gramos de azú­car ppr l i t ro de leche, siendo las cifras más cons­tantes desde 73 á 80 gramos, y el número 79 con alg-una lig-era fracción el que más veces obtuvo. Deyeux y Parmentier observaron que la leche de una vaca alimentada con hojas y tallos de maíz contenia mucho más azúcar que cuando se la a l i ­mentaba con forraje ordinario.

Berzelius practicó el análisis de una leche de vacas descremada, y obtuvo el siguiente resultado en 1.000 partes.

Agua 928,75 Gaseo con indic ios do manteca. 28,00 A z ú c a r de leche 35,00

1,70 0,25

6,00

O'OS

Cloru ro p o t á s i c o Fosfato p o t á s i c o Ac ido l á c t i c o Acetato p o t á s i c o con i nd i c io s de laclato ferroso Fosfatos t é r r e o s

La sustancia caseosa da por la incineración 6,5 por ciento de su peso de cenizas, formadas de fosfatos térreos y cal en estado libre.

Una buena leche de vacas no debe coagnlarse por la ebullición y debe suministrar de setenta á ochenta gramos de azúcar por l i t ro, y en caso de obtener sólo de sesenta á setenta, deben tenerse en cuenta los demás caractéres para que el fallo sea exacto, y mejor en todo caso practicar, si es posi­ble, un ensayo comparativo con leche de la misma procedencia, que se teng'a una indudable certeza de su verdadero oríg-en. Si se coag-ula deben ob­tenerse, cuando menos, 120 gramos de coág-ulo

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por l i tro. El .suero filtrado, medido en la probeta graduada, no debe ocupar más de 76 por 100 del volúmen de la leclie que se tomó para el ensayo.

Leche de cabra.

Como la de vacas es de color blanco mate muy opaco, su tinte amarillento ofrece, sin embarg'O, con ésta alg-una diferencia; es más claro, mus puro, y recuerda alg-o el del limón; muy untuosa y con facilidad forma espuma. Tiene sabor dulce, poco azucarado, a lgún tanto salino, y un olor especial poco pronunciado. No debe coagularse por ebullición, y cuando se coag-ula por un ácido | debe contener 126 gramos de coágulo húmedo por | l i t ro de leche. La manteca es más blanca y "sólida5 que en la leche de vacas. Los gióbulos de la leche de cabras se hacen notar a l microscopio por su pequeño diámetro , presentando por otra parte el mismo carácter de variación que en las demás es­pecies. El diámetro dominante es ffe y algunas veces varia de ^ . t u , T W y rara vez TM.

La densidad media es de 033,4, y el grado me­dio lactoscópico es 22 y '¡.

Como la leche de vacas, ofrece también la de cabras la doble reacción sobre los papeles de tor­nasol, y la reacción ácida ó color rosáceo, es la que en el primer momento predomina.

Agitada con éter no se aclara; examinado al microscopio el l íquido acuoso después de haber separado de él el éter que sobrenada, deja perci­bir glóbulos gruesos con un círculo blanco que se presentan yuxtapuestos.

E l sulfato magnésico ejerce sobre la leche de cabras la misma acción que sobre la de vacas. Si se emplea el suero en vez de la leche, los fenóme­nos tienen lug-ar como en la leche de vacas, es decir , que el líquido se espesa; hay precipitación de finas granulaciones susceptibles de redisolverse en el ag-ua, y el líquido filtrado posee la propie­dad de formar copos por ebullición, con la única diferencia que el nuevo líquido filtrado, hervido con la adición de ácido acético, no hace más que quedar nebuloso sin formación de copos distintos.

Dist ingüese la leche de cabras por su riqueza en sustancia grasa y cáseo , lo cual la comunica mayor consistencia que á la de vacas, y es, por consig-uiente, uno de los caractéres diferenciales.

Leclie de yegua.

De consistencia intermedia entre la leche de mujer y la de vacas; su crema no contiene man­teca , y los ácidos precipitan de ella el cáseo en forma de pequeños copos. A la temperatura de 159 debe marcar por lo ménos 90° del g-alactómetro centesimal, ó 0o ligeramente cubierto del ordinario. No debe coagnlarse al hervir , y su reacción ha de ser lig-erísimamente ácida; ha de suministrar 80

gramos de azúcar de leche por li tro y 60 de coá-g'ulo húmedo.

MM. Parmentier y Deyeux han encontrado en ella cloruro amónico y sulfato cálcico. Stiprinam la ha encontrado formada de crema 0,8 y azúcar de leche 8,8. Con ella preparan los tár taros un lí­quido vinoso y de sabor dulce que le han dado el nombre de Jwumiss.

Leche de oveja.

Es de color blanco mate, más puro que en la de vaca y de n i n g ú n modo amarillento como esta; ofrece un sabor azucarado sin aroma. El aspecto que los gióbulos de esta leche ofrecen al micros­copio es el mismo que en la de vaca, con la dife­rencia que son mucho ménos numerosos.

Agitando esta leche con dos ó tres volúmenes de éter néutro y bien rectificado, y abandonada al reposo, la leche va á la parte inferior sin haber per­dido su opacidad, y al microscopio se observa que los glóbulos tienen un color más bajo y mayor vo­lúmen. Si á otra porción de la leche se añade pró­ximamente una quinta parte de amoniaco, pierde casi toda su opacidad , y al microscopio no se ob­serva vestigio alguno de gránulos . Obsérvase tam­bién que filtrada esta leche , queda sobre el filtro, además de la sustancia grasa, otro cuerpo que debe poseer gran pesantez, puesto que el suero normal obtenido después de esta filtración ofrece una densidad mucho menor que la leche descre­mada y áun que la leche normal. La densidad media de la leche de ovejas es de 1034,6, y la mínima de 1032.

E l volúmen de la crema, después de veinticua­tro horas de reposo en una campana graduada á la temperatura de 15° cent ígrados , es de 3,9.

Su reacción es néut ra ó ligeramente alcalina. Las sales, y principalmente el sulfato magnésico, precipitan algunas sustancias protéicas.

Es poco abundante en sustancia grasa, y es la que más se asemeja á la leche de mujer.

LecTie de hurra.

Muy aná loga á la de vaca, de la cual difiere por el olor especial; tiene algo más consistencia, mayor cantidad de manteca, aunque más b lanáa y fusible, y el cáseo más graso y viscoso. Es muy untuosa y forma bastante espuma por la agitación. E l sabor dulce, aunque débi l , ofrece algo de sali­no. Los g lóbulos , en esta leche, tienen la par­ticularidad de ofrecer pequeño diámetro. La den­sidad media es de 1033,4, siendo el mínimun 1026.7 y el máximum 1038.

E l volúmen de la crema en el cremómetro es de 6 y | . Ofrece también , como la leche de vaca, la doble reacción sobre el papel de tornasol, y la

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reacción ácida es la que en el primer momento predomina.

El é te r , ag'itado con esta leche, no la aclara, y el sulfato mag-nésico adicionado hasta la completa saturación produce los mismos fenómenos que en la leche de vaca.

Leche de mujer.

Es de color blanco y más ó ménos opaca, se-g-un las condiciones en que se examina; más lig-e-ra que la de vaca, ménos consistente, no coagu­lable por los ácidos débiles , y de sabor más dulce que ésta porque contiene más azúcar de leche y crema. E l olor es muy débil y sui generis. Los glóbulos son más desiguales que en la leche de vaca y ménos numerosos. La densidad media es de 1,032, tomada con relación á cincuenta y ocho análisis . Su reacción es alcalina: cuando se su­mergen en esta leche dos papeles reactivos, uno azul y otro rojo, el primero no cambia de color, como sucede en la leche de vaca, y el seg'undo torna en azul la coloración roja que posee. Que-venne cita un solo ejemplo de leche de mujer con reacción ácida, y esto debido á haberse segregado en una época anormal. Por la presión , esta leche sólo produce un depósito de cáseo. Cuando se agi­ta en un tubo con tres volúmenes de éter y se abandona al reposo, queda un l íquido claro en la parte inferior, y si el éter se decanta, suministra por evaporación una sustancia grasa.

Los ácidos acético y clorhídr ico, diluidos en esta leche sometida á la acción del calor, no la coagulan como hemos dicho ; sólo la dan un color blanco más mate, y el microscopio descubre l iga­ros indicios de coagulac ión , producida por la aglomeración de algunos glóbulos.

La sal común produce una ligera nebulosidad, pero sin que lleguen á formarse copos. La cantidad media de manteca es 21 gramos por 1.000.

Indicaremos el método anal í t ico de esta leche. Se toman 20 gramos; t r á tanse con tres y medio

volúmenes de alcohol de 90° centesimales ; méz-clanse en un vaso de precipitados, y después de agitar, se tapa este vaso con un disco de vidrio. E l cáseo unido á la sustancia grasa, se precipita en el fondo del vaso, en donde forma un depósito blanco y voluminoso. Cuatro ó cinco horas después, se decanta el líquido que sobrenada, y se vierte sobre un filtro perfectamente pesado , y después el sedimento, procurando que ocupe el menor vo-lúmen posible. Lávase el precipitado con 40 gra­mos de alcohol de 70°, y estos l íquidos reunidos se reciben en una cápsula cuya capacidad sea pró­ximamente de 150 gramos. Se deja escurrir alg-u-nas horas, teniendo el embudo tapado en su parte superior para evitar la evaporación, y se com­

prime este precipitado entre dos hojas de papel de filtro, hasta que pueda separarse con facilidad de este papel.

Se coloca este cuerpo después de separado del papel en una cápsu la , y se le deseca en la estufa: pulverízase con cuidado de no perder materia en un mortero , y se coloca en un matraz con 50 gra­mos de é ter ; se hace hervir por espacio de cinco minutos, se filtra, y después , por evaporación de este disolvente, nos suministra la cantidad de manteca. E l cáseo queda sobre el filtro.

Para apreciar el azúca r , se hace uso de la eva­poración del l íquido hidroalcohólico pr imit ivo.

Daremos algunos más pormenores, en el capí ­tulo que trata del anál is is de la leche.

III .

ALTERACION DE L A L E C H E ,

Su conservación.

La leche , expuesta por a lgún tiempro á la ac­ción del aire, experimenta una notable y profun­da al teración; de un líquido néut ro é insípido, trasfórmase en una sustancia de sabor y reacción marcadamente ácidos. Reconoce por causa este fenómeno, el haber experimentado el líquido una fermentación conocida con el nombre de láctica. El azúcar de leche ó lactina, se ha trasformado por la acción de un fermento, que es el cáseo, en ácido láct ico, y de consiguiente han cambiado por completólas condiciones primitivas de la leche. Mr. Pasteur admite la existencia de un fermento particular, una levadura láct ica, y afirma que si toda sustancia nitrog-enada puede trasformar el azúcar en ácido láctico , es debido á q u e puede ser un alimento conveniente para verificar esta tras-formacion: es, pues, un fenómeno fisiológico. Examinando cuidadosamente una fermentación láctica ordinaria, puede, segnn este autor, reco­nocerse en algunos casos ciertas manchas grises en la parte superior del líquido, las cuales son de­bidas á levadura láctica.

Léjos Mr. Berthelot de esta opinion, afirma que no está probado que esa levadura sea una sus­tancia org-anizada, porque de ser así, podría esta­blecerse el pricipio fundamental de la formación de un fermento específico ; pues éste podría á vo­luntad producirse por dos caminos, ya por la ac­ción de los órganos de un sér viviente, ó por las trasformaciones artificiales de las sustancias n i -trog-enadas. Es preciso además notar que estas úl t imas son de tal naturaleza, que explican en un gran número de casos la fermentación láctica sin recurrir á la hipótesis de uno ó muchos fermentos propios, ya naturales, ya artificiales. Bastaría admitir que el movimiento de descomposición de

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365 del éter, que hace desaparecer los glóbulos grasos y deja los de pus , permite verificar el exámen mi­croscópico con más exactitud.

Después de haber tratado de la alteración de la leche , vamos á ocuparnos de su conservación. La idea de esta conservación se remonta á los más lejanos tiempos. Se lee en la Bibl ia , que cuando Judith concibió el proyecto de libertar á los he­breos y part ió de Betulia con su sirviente para i r al campo de Holofernes, habia entre los alimentos de que hizo provision (UcJie endurecida); (1) la cual no debia ser otra cosa que el liquido expesado por evaporación. Hay otra t raducción, sin embar­go, que se sirve de la palabra caseum, lo cual pa­rece indicar que el texto primitivo no está explícito, respecto á este asunto. Lo único que puede afir­marse , es que en tiempo de los hebreos ya se sa-

smo que llega un período en que se detiene, q u e r í a preparar con la leche un alimento suscepti-es cuando el ácido láctico se halla en cantidad ble de conservarse.

las sustancias nitrogenadas , se comunica á la ma­teria azucarada y da lugar á su metamórfosis química.

Es indudable que la mayor parte de las sustan­cias orgánicas nitrogenadas, como la fibrina, albú­mina y caseína, abandonadas al aire durante a lgún tiempo , experimentan un principio de alteración, se trasforman en fermentos lácticos y adquieren por consiguiente, la propiedad de cambiar el azú­car de leche en ácido láctico. Si se compara la composición de este azúcar con la del ácido que se produce, vemos que sólo difieren entre sí, por los elementos del agua y la fermentación láctica, puede decirse que no es otra cosa que un fenóme­no de hidratacion.

Mas esta alteración de la leche no continúa hasta trasformar todo el azúcar en ácido láctico.

conveniente para determinar la precipitación del cáseo ^ en cuyo momento la leche se coagula y el cáseo que se ha convertido en insoluble, no ejerce

Virgi l io habla de la fabricación de un queso fresco, y de otro conservado por medio de la sal.

Pero á la época moderna es á quien pertenecen acción sobre el azúcar ; si entóneos se satura elp08 medios para conservar la leche con todos sus liquido por una base como la potasa, la sosa ó la elementos sólidos, (circunstancia que excluye todo cal, vuelve el cáseo á tornarse en soluble y co- lo referente á la manteca y al cáseo en particular), mienza de nuevo la fermentación interrumpida. E l jarabe de leche , cuya composición se ha Podría también interrumpirse la descomposición 1 dado por Robínet , es uno de los medios de conser-añadiendo alcohol al líquido. | vacien de este líquido. (2)

Otras alteraciones hay que estudiar en la leche J que son cuando se encuentra mezclada con sangre i

Procedimiento de Appere.

o pus. Si se halla mezclada con sangre, en primer

Consiste en hacer hervir la leche y tapar per­fectamente las vasijas en que se ha verificado la

lugar tiene la leche un tinte rosáceo, y al micros- ebullición. Se concentra la leche hasta la tercera copio se observan algunos glóbulos de sangre | parte de su volúmen; colócase después en frascos entre los de la leche. El exámen microscópico ha que se exponen al baño de mar ía por espacio de de practicarse con sumo cuidado, porque los gló^ bulos de manteca se ven de preferencia por su excesivo tamaño relativamente á ios de la sangre. La adición del amoniaco hace desaparecer los gló­bulos sanguíneos , y no ejerce acción sobre los de la leche.

Si un volúmen de la leche que contiene sang-re se mezcla con cuatro de é ter , se agita fuertemen­te por espacio de algunos segundos y después se sedimenta; se observa que el líquido que va al fondo es mucho ménos opaco y ha aumentado próximamente la mitad del volúmen primitivo ; se decanta el líquido etéreo , y examinado al micros­copio el líquido inferior presenta glóbulos que son algo más amarillos que los de la leche.

Puede á veces ̂ también la leche contener pus, lo cual se reconoce por los caractéres siguientes:

A l microscopio se distinguen , además de los glóbulos que pertenecen á la leche, los del pus más redondeados, marginados, y de un centésimo de milímetro de diámetro próximamente. La acción

dos horas, y se tapan perfectamente de modo que el aire no pueda tener sobre ellos acceso alguno. De este modo puede verificarse el trasporte , y en el momento de hacer uso de la leche , hay que añadir el ag'ua s ustraida por evaporación.

Procedimiento de Galláis .

En la evaporación de la leche ai baño de maría , se verifican cambios en su composición; así es, que al añadir el agua que se la sustrajo, no se re­produce su primitivo sabor. Galláis t ra tó de evi­tar este inconveniente poniendo la leche en reci­pientes de hierro de mucha superficie y poca al­tura , practicando la evaporación á una tempera­tura inferior á 50°, y haciendo llegar á los espa­cios en que esto se verificaba grandes masas de aire calentado, y de este modo se conseguía una rápida evaporación. Pero este procedimiento es

(1) Judith , cap. X , vers, v (2) Bouchardat y Quevenne.

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sumamente larg-o y dispendioso, por cuyas razo­nes se ha abandonado.

Procedimiento de Lignác. Se empieza por adicionar á la leche 75 gramos

de azúcar por l i t ro ; colócase después una capa delg-ado en una ancha vasija de fondo plano, y se evapora al baño de mar ía ag'itando constante­mente. Cuando ha adquirido la consistencia de miel , que es en el caso de haberse reducido á 200 gramos por l i t r o , se coloca en botes de hoja de lata que se someten al calor del baño de mar ía por espacio de diez minutos , y se tapan soldándolos cuidadosamente con estaño.

Para obtener después la leche normal, se añade una cantidad de agna igual á cuatro veces el peso de la conserva y se hierve. Afirma Lig-nac haber con­servado por este medio varias leches, que han sido sometidas á largaos viajes 7/ ha podido reproducir­las en un perfecto estado de frescura.

Procedimiento de Bethel. Este método , por el cual obtuvo su autor un

privilegio en Ing ia t e r r á , consiste en hervir la leche y saturarla de ácido carbónico, al modo de las aguas gaseosas, poniéndola después en bote­llas perfectamente tapadas.

Procedimiento de M a h r ú . Mabrú ha conseguido conservar la leche sin la

adición de cuerpo alguno extraño á su naturaleza, sin sustracción de crema, n i evaporación de la parte acuosa.

Para esto coloca el autor la leche en un vaso de hoja de lata con un tubo de es t año , le calienta por espacio de a lgún tiempo al baño de mar í a para expulsar el aire, se comprime después el tubo, y se suelda perfectamente el orificio.

Se p regun ta rá al ver la descripción de este pro­cedimiento de Mabrú , cómo puede conservarse la la leche por la simple exposición al baño de mar í a y clausura de las vasijas , mientras que Appert y otros no han podido conseguirlo sino concentran­do el líquido. En opinion de Bouchardat, debe existir a lgún otro detalle en la ejecución del mé­todo que no se cita en su descripción , y del cual dependa el buen éxito del mismo.

Para conservar la leche en grande, como su­cede en las poblaciones, es preciso que los proce­dimientos sean muy poco dispendiosos , y sobre todo fáciles de practicar; pero no hay necesidad de que sean duraderos sus efectos. Así es, que si se consigue conservarla por espacio de dos ó tres dias durante el verano, ya se ha cumplido en mu­chos casos el objeto propuesto.

Conservación por el f r i ó . M. Donné ha visto que se podia conservar la

leche por espacio de a lgún tiempo, manteniéndola

á una temperatura muy baja 5 por ejemplo, á 0° ó muy pocos grados por cima. Este procedimiento, que es uno de los mejores , no puede desgraciada­mente ponerse en práctica , á causa del precio su­bido del hielo y mezclas frigoríficas. Sin embargo, alguna vez suele hacerse uso del hielo en verano, para retardar la alteración del líquido de que nos ocupamos ; pero no se colocan los fragmentos de hielo al rededor del vaso , loque sería muy dispen­dioso , sino en la misma leche, y entóneos se ne­cesita ménos ; pero en este caso resulta que dismi­nuye el valor de é s t a , porque de la fusion del hielo hay un aumento en la cantidad de ag'ua.

(Se, concluirá.)

SECCION V A R I A

A s a m b l e a m ó d i c o - f a r m a c ó á t i c a . Nos apresura­mos á manifestar á nuestros lectores que ha sido apla­zada la r e u n i o n de la m i s m a hasta el 15 de Octubre p r ó ­x i m o , en vista de haber lo solici tado as í la m a y o r parte de los profesores adher idos , porque en las c i r cuns t an ­cias actuales no les era posible t e rmina r sus trabajos prepara tor ios y asistir á las sesiones. La Junta organiza­dora , á pesar de sus deseos y esfuerzos para lograr la pronta r c a l k a c i o n del pensamien to , que ha de hacer patente el estado regenerador de las clases m é d i c a s , ha tornado en cuenta las razones expuestas por los que h a n de c o n t r i b u i r al é x i t o de l p royec to , á fin de que no sea o b s t á c u l o la brevedad del p l a z ó anunciado .

Esperamos que e l t i empo se i n v e r t i r á en la mejor c o o p e r a c i ó n al asunto que nos tiene congregados , y a l efecto c o n v e n d r á que en cada capital de p r o v i n c i a se instale una Junta delegada de la organizadora general que d é u n i f o r m i d a d á los trabajos del d i s t r i to respect ivo. Para cons t i tu i r dicha c o m i s i ó n b a s t a r á que los Subdele­gados i n v i t e n á todos los profesores á una r e u n i o n que elija dos m é d i c o s y u n f a r m a c é u t i c o á lo m é n o s en cada p r o v i n c i a , los cuales , res idiendo en el m i smo p a n t o , p o d r á n ponerse de acuerdo f á c i l m e n t e y d e s e m p e ñ a r su c o m e t i d o , p r o m o v i e n d o la concur renc ia á la Asamblea por todos los medios que crean opor tunos .

A d e m á s c o n v e n d r á que d i r i j an los escritos que cor­respondan á los pun tos puestos á d i s c u s i ó n , r e u n i e n ­do los datos necesarios para fo rmar idea del e s p í r i t u de las clases m é d i c a s en su d i s t r i to y de las condic iones de é s t e , en cuanto se refiera al e jercicio de las facultades respect ivas , as í como á los otros asuntos que fo rman parte del p rograma : del buen c u m p l i m i e n t o de este en ­cargo d e p e n d e r á la m á s autorizada r e p r e s e n t a c i ó n .

Hé a q u í la c i r cu la r que con este mo t ivo se ha d i ­r ig ido :

«JUNTA OUGANIZADORA. DE LA ASAMBLEA MÉUICO-FARMACÉUTICA ESPAÑOLA.

C i r c u l a r .

»El g ran pensamiento de la c e l e b r a c i ó n de una Asamblea m é d i c o - f a r m a c é u t i c a que., p r o m o v i e n d o la d i s c u s i ó n de pun tos de i n t e r é s profesional y c ien t í f i co ,

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llevase á las esferas oficiales las aspiraciones de estas clases, estaba á pun to de ser un hecho gracias á la ac­tiva c o o p e r a c i ó n de nuestros d i g n í s i m o s comprofesores; pero atendiendo á las justas indicaciones de gran n ú ­mero de adheridos á quienes les era totalmente i m p o s i ­ble c o n c u r r i r á hi Asamblea en . la fecha s e ñ a l a d a por el a r t í c u l o 4.° del Reglamento o r g á n i c o , y teniendo en cuenta las razones que preceden, la Junta ha acordado en su s e s i ó n de ayer, que la r e u n i o n de la Asamblea se aplace hasta el 15 de Octubre p r ó x i m o .

« E n t r e tanto osla C o r p o r a c i ó n confia en que V . S. re­d o b l a r á sus l a u d a b i l í s i m o s esfuerzos para que el pensa­m i e n t o de la Asamblea tenga su m á s completa realiza­c i ó n en el plazo s e ñ a l a d o , á c u y o fin seria conven ien ­te, no só lo p r o m o v e r reuniones en las cabezas de part ido ó recoger las adhesiones escritas de todos los profesores comprend idos en e l la , cuando la r e u n i o n no fuese p o s i ­b le , sino que a d e m á s se eligiesen en las capitales de prov inc ias representantes de cada clase que asistiesen con voz y voto á las del iberaciones de la Asamblea, corno asimismo es t imula r el celo de los i lus t rados profe­sores de las clases m é d i c o - q u i r ú r g i c a y f a r m a c é u t i c a , á fin de que r e m i t a n á esta Junta trabajos re la t ivos á los pun to s s e ñ a l a d o s para la d i s c u s i ó n de la Asamblea .

» L o que p o r acuerdo de la Junta tengo el h o n o r de c o m u n i c a r á V . S. para los efectos consiguientes .

«Dios guarde á V . S. muchos a ñ o s . Madr id 3 de Ju­n io de 1 8 6 9 . = E Í secretario gene ra l , A n í b a l Alvarez O s s o r i o . = S e ñ o r e s subdelegados de Medic ina , C i rug ía y Farmacia del par t ido d e . . . »

De esa manera se v é atendido lo que indica nuest ro apreciable colega L a Correspondencia M e d i c a en el s i ­guiente suel to . Dice a s í :

« H e m o s visto con pena el Reglamento publ icado po r la C o m i s i ó n organizadora de la Asamblea m é d i c o - f a r m a ­c é u t i c a , y que inser tamos en el presente n ú m e r o . En él no se d á al Congreso c a r á c t e r a lguno permanente , n i los i n d i v i d u o s que hayan de componer l e traen m á s repre­s e n t a c i ó n que la suya p rop ia , por lo que, te rminadas las discusiones, cada cua l se v o l v e r á á su casa y nadie se v o l v e r á á acordar de los trabajos de la Asamblea . Las decisiones de é s t a no pueden tener el prest igio que ten­d r í a n si se hubie ra formado por e l e c c i ó n , y comenzamos á temer por el é x i t o de esta nueva tenta t iva que de ja r í a m á s agotado el entusiasmo de las clases m é d i c a s si no correspondiese á sus l e g í t i m a s esperanzas y á las de los que hemos con t r i bu ido á la r e a l i z a c i ó n de este pen ­s a m i e n t o . »

A nuest ro modo de ver no h a y per ju ic io alguno en que la asistencia sea l i b r e , s in ex ig i r delegaciones ele­gidas, porque estas pueden mandarse e s p o n t á n e a m e n t e ; siendo prefer ible que asi vengan á que nos e x p u s i é r a ­mos á desaires por indiferencia en algunos dis t r i tos y á complicaciones en otros por la abundancia de entusias­mo; y es de r igor que aunque el representante s igni f ique la idea de muchos i n d i v i d u o s , el voto no pasa de ser uno como presente al lado de los d e m á s que adquie ren igual derecho por reg lamento . Presc ind i r de estos deta­lles coadyuvar todos á un m i s m o fin para el 15 de Oc tu­bre p r ó x i m o .

Cuando la barba de tu vecino La Rev i s t a de los Cursos CienUfieos del 24 de A b r i l ú l t i m o , publica

367 los nuevos programas del Musco de Historia Na tura l de P a r í s , y su lec tura nos confirma en la idea que t e n í a m o s formada acerca de las alteraciones anunciadas , c u y o re­sultado es haber conver t ido u n grande establecimiento, consagrado por la R e v o l u c i ó n francesa á lo m á s elevado de las Ciencias naturales , en una mera escuela de a p l i ­caciones á la A g r o n o m í a .

¿ Q u é viene á ser la e n s e ñ a n z a del Musco en las nue­vas condiciones? Esta pregunta que hace la citada Revis­ta , le sugiere las ref lexiones siguientes: «Si cont inuase, como debiera, siendo el e x á m e n de las m á s altas cuest io­nes de la ciencia t eó r i ca y el i n s t rumen to de sus progresos sucesivos , los a lumnos a g r ó n o m o s no la comprende­r í a n , n i t e n d r í a n necesidad de el la . Si , por el con t ra r io , desciende al n i v e l del a u d i t o r i o que se le destina, ven­d r á á equipararse el Museo con el Conservatorio de A r ­tes , supuesto que se aplica la ciencia á las artes y á la indus t r i a en é s t e , y á la agr icu l tu ra en a q u é l . La c ien­cia verdaderamente ta l , desaparece por tanto de los c u r ­sos , y a s í lo demues t ran los programas enteramente dedicados á los a lumnos a g r ó n o m o s .

»No faltan buenas intenciones en el Min i s t e r io de I n s t r u c c i ó n p ú b l i c a , s e g ú n la misma Revis ta ; pero u u Min is t ro no puede saberlo todo , y tiene que consul tar sobre cada asunto á los hombres of icialmente competen­tes , aunque p o r desgracia sean o í d o s ant ic ipadamente aquellos que desean exhib i rse y que no s iempre son los mejores , pud iendo suceder que su o p i n i o n , en lugar de estar dictada por puras consideraciones c ien t í f icas , es inspirada por los intereses de su p o s i c i ó n ó de su i n f l u e n ­cia personal , y t a m b i é n acaso nacida de su propia d e b i l i d a d . »

El lo es, que los hombres de saber r ep rueban en F r a n ­cia la desastrosa reforma que acaba de sufr i r el Museo de Historia Na tu ra l de P a r í s , y p u d i é r a m o s t r a sc r ib i r cartas de a l g ú n profesor eminen te , c r i q u e se lamenta del actual g i ro que va tomando en el vecino i m p e r i o cuanto a t a ñ e á la ciencia bajo el in f lu jo de los intereses exc lus ivamen te materiales. Sirva de advertencia en Es­p a ñ a á quienes c o m p e t e , para moderar estas y otras tendencias que a q u í como a l lá existen ; s in que falten tampoco los hombres of icialmente competentes , que p r o c u r a n exhibirse p a r á i n f l u i r en beneficio p rop io y no en el de la ciencia.

Jurado. Con arreglo á las a t r ibuciones del C l á u s t r o univers i ta r io , se han formado en la Facultad de F a r m a ­cia los t r ibuna les necesarios para los e x á m e n e s de fin de cu r so , no habiendo sido preciso elegir m á s que u n i n ­d iv iduo e x t r a ñ o al profesorado de la e n s e ñ a n z a para el complemen to de nueve jueces , contando los c a t e d r á t i ­cos s u p e r n u m e r a r i o s ; y en consecuencia ha sido n o m ­brado ú n i c a m e n t e para dicho cargo el Dr . D . Manuel Ovejero , que es b ib l io tecar io de la Escuela y ha sus t i ­tuido en otras ocasiones á los profesores numera r io s , habiendo empezado todos á funcionar el dia 1.° del cor­r iente , con la jus t i c ia é imparc ia l idad que requiere u u acto tan impor tan te en las c ircunstancias del dia , cuyo buen éx i to esperamos responda á la verdad do la ense­ñ a n z a y al prest igio de la Farmacia .

Muchas gracias. Se las damos al c a r í s i m o colega E l S ig lo M é d i c o , por haber dicho en su ú l t i m o n ú m e r o que la asistencia f a r m a c é u t i c a domic i l i a r i a de Madr id .

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S68 no es bastante barata y deben procurarse m á s econo- | VACUISA. m í a s . ¿ N o s l i a rá el favor de ver lo que cobran los far­m a c é u t i c o s de dicha Beneficencia , d e s p u é s de rebajar la cuarta parte de sus cuentas ? ¿ E s que siente seles pague s iquiera el va lor í n t e g r o de los medicamentos , po rque se r í a p refer ib le obtenerlos gratis ó s u p r i m i r l o s ? ¡Vá lga ­nos Dios, y que pequenez de a l m a , la cual no puede esconder, po r m á s que d iga , si u n labora tor io cent ra l d a r í a mejores resultados ! Sin embargo , no nos opone­mos á este ensayo para la r e p o s i c i ó n .

W e e r o l o g x a . Ha fallecido en Pamplona nues t ro an­t iguo amigo y comprofesor D . Francisco Javier Blasco y E c h e v e r r í a , cuyos m é r i t o s y servicios en el ejercicio de la Facultad eran m u y apreciados en toda aquel la p r o v i n ­cia , habiendo estado t a m b i é n a! frente de la A s o c i a c i ó n F a r m a c é u t i c a de N a v a r r a , que estuvo representada en el Congreso de 186*5. Pagamos el t r i bu to de nues t ro sen­t imien to á su buena m e m o r i a , deseando á su fami l i a el consuelo en esta desgracia , que l a m e n t a r á n tantos c o m ­p a ñ e r o s del Onado,

• • A N U N C I O S .

Se halla vacante la plaza de farmacéut ico t i tu la r de La Gineta, provincia de Albacete; dotación 200 escudos, como partido de pr imera clase, según reglamento. Solicitudes al alcalde de dicha v i l la , hasta el 15 de Junio.

•—Por fallecimiento del farmacéut ico D. Adriano Arenas, se vende su acreditada botica en Navalmoral , provincia y carretera de Cáceres . Para más pormenores, dirigirse á D. Ramon Arenas, en dicho pueblo , ó en Madrid, á D. Fe­lipe Arenas, calle de Tetuan , 42 , segundo , de doce á dos.

•—En el punto más cén t r i co de la ciudad de Zaragoza se vende una bolicamuy antigua y bien acreditada, que cuenta con tres pueblos agregados y otros pormenores que da rá el mismo dueño , que es D. Dámaso Caril la, calle de la Manifes­tación n ú m . 2 1 . ,

—En la ciudad de Málaga se vende una oficina de far­macia por convenir á su dueño trasladarse á otro punto; da rá razón D. Vicente Vazquez y Garcia, calle de las Beatas, n ú m . 61 , en dicha ciudad

— Sé necesita un regente para la oficina de farmacia de Doña Juliana Dublang , en Mondragon, provincia de San Se­bastian. Para t ia tar de las condicioucs, pueden entenderse con dicha señora .

—Se necesita, para una oficina de farmacia situada en la provincia de Valencia, un practicante. Dir iüirse á D. Boni ­facio Torres, calle de Jacometrezo, n ú m . 82, entresuelo de la derecha.

— Se neeesita un practicante de farmacia bien enterado en la p r á c t i c a , para un pueblo de la provincia de Guadala­jara . Dirigirse á D. Francisco Rubio y Calderón , en Ma~ r a n c h ó n .

— U n practicante de veintiocho años de edad y quince de una esmerada é inteligente prác t ica en Madr id y otras ca­pitales , residente en Valencia, desea colocarse ea oficina donde se le ha;;an buenos t ra tos , s iéndole indiferente la Península , islas Adyacentes , U l t r a m a r , ó donde sea. D i r i ­girse con las condiciones á D. Manuel Rodriguez , en Madr id , calle de Santa Ana , ^ 3 , tercero derecha ; y eu Valencia, á D. Juan Roger, Carniceros, 3, pr inc ipal .

El depósi to de la procedente del Gabinete Es­culapio , se vende en la Droguer ía de D. Carlos Ulzur run , calle Imper ia l , n ú m . 3 , Madrid.

FLOR DE MALVA SECA. Recolectada en este a ñ o , se cede á los comprofesores á cuatro reales libra en la oficina de farmacia de D. Manuel Mart in (Madrid), Navalcarnero.

—TRATADO DE QUÍMICA INORGÁNICA, teór ico y p rác t i co , aplicada á l a Medicina, y especialmente á la Farmacia, por el Dr. D. Rafael SAEZ Y PALACIOS, c a t e d r á t i c o de Farmacia qu ímico- inorgán ica de la Universidad Central , socio de la Academia de Medicina de M a d r i d , etc.

Esta obra consta de dos magníficos tomos, de unas 700 p á g i n a s cada uno , con gran n ú m e r o de figuras intercaladas en el t ex to . Para que los alumnos del curso de 1868-69 pue­dan aprovecharse de esta importante obra, se pub l i ca rá por entregas en épocas indeterminadas, pero q u e d a r á conc lu i ­da en todo este curso.

Creemos inút i l llamar la a tenc ión sobre la importancia de este TRATADO y sobre la extension que su inteligente y distinguido autor ha sabido darle , para que tanto á los fa r ­macéu t i cos como á los médicos les sea indispensable en la p r á c t i c a de sus profesiones.

Se han repartido las entregas I .a, 2.a y 3.a, que forman el tomo primero, y la -I.a y 2.a del tome segundo. Precio de cada una de las tres primeras, H rs. en Madrid y 16 en provincias, franco de por te , por el correo. La i . 6 del tomo segundo cuesta 20 rs, eo Madrid y 24 en provincias. A l suscribirse se p a g a r á lo publicado, m á s i'O rs. á cuenta de la ú l t ima parte , que será distribuida gratis.

Se hallan de venta en la l ibrería d D. Carlos B a i l l y -Bai l l iere , ploza de Topete (ántes de Santa Ana) , n ú m , 8, Madrid, y en las principales l ibrer ías del reino.

—TRATADO ELEMENTAL DE ANATOMÍA DESCRIPTIVA Y DE PREPARACIONES ANATÓMICAS, por el Dr . A . J A M A I N , c i ­rujano de los hospitales de Paris, ect., traducido por el Dr. D . Francisco Santana, primer ayudante disector en la Facultad de Medicina de la Universidad Centra l . S e g u n ­da ec/icion,-considerablemente aumentada conforme á la última edición francesa, enriquecida con gran n ú m e r o de art ículos orisinales y láminas nuevas, y adicionada cou el Compendio de E m b r i o l o g í a y desarrollo del hombre, de los doctores H . Beaunis y A . Bouchard, por D.Rogel io Ga­sas de Batista, doctor del c láus t ro de la Universidad Central , profesor cl ínico, por oposición, en la Facultad de Medicina de la misma, etc., etc., ilustrada con 360 láminas intercaladas en el texto. Se acaba de publicar la 5,a y ú l t i ­ma entrega. Precio de la obra lujosamente encuadernada en tela á la inglesa, á 64 rs. en Madrid y 74 en provincias, fran­co de porte.

Se hallan de venta en lá l ibrer ía de D. Gárlos Bai l ly -Bailliere, plaza de Topeto (ántes de Sarta Ana) , n ú m 8, Madr id , y en las principales l ib re r ías del reino.

ROTÜCATÁ FARMÁCEUTICA. Está arreglada á la Farmacopea E s p a ñ o l a , y contiene todos los medicamentos expresados en dicha obra. Cada rotulata escrita consta de 1.S00 nombres y de 1.140 etiquetas, de las cuales 130 es tán en hlanco.

Precios. Papel de color , purpurina roja , 1Ü0 rs. ; ideffl idem, purpurina dorada , 90 id . ; papel blanco, purpurina roja, 80 i d . ; i d . i d . , purpurina dorada, 70 id . ; id . i d . , en negro, 60; etiquetas doradas en blanco , 50 i d . ; i d , negras en blanco, 40 idem.—En provincias 4 rs. más por el franqueo y certificado.

La antigua rotulata á 20 reales negra y 30 reales azul. HISTORIA DE LA FARMACIA, por los doctores D. Ouintin Ghiar-

lone y D. Gárlos Mallaina. Primera edición, un tomo en 4.° Precio en Madrid 40 rs.; en provincias 46. Segunda edición: un tomo en folio 80 rs. en Madrid y 90 en provincias.

TRATADO SOBRE KL CULTIVO OE LA V I D Y LA ELABORACIÓN DE LOS VINOS, por el Dr. D. Quint ín Chiarlone. Tercera edición, cor­regida y aumentada. Precio 10 rs. en Madrid y 12 en pro-v incias. Itf ADRiJDT: 1869Í^I1i íp . de Ü M . Duclizcál; ptózaíd^ Pti íni nt»tt.'=

El Res taiarador FarrriacéT;!. t ico se publica todos los domingos. —Re ci a. c c i o n , plaza de Prim, n ú m . 1, á donde se dirigirán las reclamaciones y pedidos, enviando su valor en metá l i co , letras tie giro ó sellos de Gorreos.—Precios de si-xscricion.: en M A D R I D por un año , 50 reales; por un scineslre, 26; en P R O V I N C I A S ,

por un año , 60; por un semestre. 32; en el E X T R A N J E R O , por un año , 70; por un semestre, 38; en U L T R A M A R , por un año, 80; por un semestre, 44: en donde no baste el tranqueo establecido, por un año , 100 reate»; por un semestre, 52. Números suui-tos, entregados en la redacción, para los suscritores, 1 real; para los que no lo S - . Í a,2 rs. Lu.3 obras que se publ iquen, 4 reales por cada entrega p á r a l o s suscritores al periódico, y 3 reales para los-riae no lo sean.