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TIERRA DE

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Con el ombligo centrado en Pamplona, la histórica Comunidad Foral de Navarra se extiende a sualrededor para tejer un sinfín de rincones acunados por un pasadonoble y modelados por un paisaje tandiverso como su cultura, su climay su gastronomía.

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Page 1: Navarra (Lonely Planet)

TIERRA DE

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Con el ombligo

centrado en Pamplona,

la histórica Comunidad Foral

de Navarra se extiende a su

alrededor para tejer un sinfín

de rincones acunados por un pasado

noble y modelados por un paisaje tan

diverso como su cultura, su clima

y su gastronomía. Dispuestos a

saborearla, la hemos cruzado de norte a sur

CONTRASTESTEXTO CLARA ARNEDO FOTOGRAFÍAS FLAMINIA PELAZZI

El verde del norte y el ocre de los paisajes del sur

convierten a Navarra en un

mosaico de fuertes contrastes

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Irati es uno de los hayedos más grandes de Europa

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SEN LA ZONA PIRENAICA LA CULTURA Y LENGUA VASCAS SE HACEN NOTAR EN CADA RINCÓN

ON LAS SIERRAS PIRENAICAS y sus valles los grandes protagonistas de buena parte del territorio navarro, y es aquí donde hemos emprendido nuestro viaje para adentrarnos, como atraídos por un imán, en uno de los espacios más mágicos de la Navarra montaño-sa. Hablamos de la afamada Selva de Irati, uno de los bosques de hayas y abetos más grandes de Europa, ubi-cado en las cabeceras de los valles de Aezkoa y Salazar. La penetramos por el primero de los dos valles, con la aldea de Orbaizeta como puerto de bienvenida. Es Koldo, vecino del pue-blo, el guía que nos acompaña en esta expedición de mil colores otoñales, porque es en otoño el mejor momento para visitar esta apodada “selva” de carácter centroeuropeo. Surcamos un bosque de ensueño, teñido de tonos pardos, ocres y rojizos, procedentes de las hojas de un hayedo sin fin

que se levanta en esta época del año sobre una acolchada alfombra de hoja-rasca, territorio idóneo para la vida de gnomos y otros seres fantásticos. “For-man parte del imaginario local, de las muchas leyendas que corren por estas tierras mágicas, como por ejemplo la del Basajaún, una especie de yeti, un ser peludo de gran tamaño que prote-ge bosques y rebaños”. Koldo, guía de Irati Natura, nos lo cuenta mientras nos conduce hacia la puerta de salida de nuestro recorrido, por el valle de Salazar hasta la siguiente población, la bonita y tradicional Ochagavía. Sus viejas casas muestran la nobleza de la región, con pétreos escudos de hidal-guía esculpidos sobre los dinteles de las puertas.

SI UNA ZONA REFLEJA la viva imagen de la Navarra más tradicional y ligada a la cultura vasca, esta es la del valle de Baztan. Es precisamente el carácter profundo y sombrío del Baztan, la humedad del clima y la cerrazón de las aldeas que lo pueblan la fuente de inspiración de numerosas novelas y películas ambientadas en estos para-jes. Es el caso de la ya archiconocida Trilogía del Baztán, de Dolores Redon-do, un éxito literario que ha atraído hasta estas tierras a muchos curiosos en busca de los escenarios de los crí-menes de estos libros que cabalgan entre el género negro y la mitología local. Siguiendo los pasos de su prota-gonista, Amaia Salazar, hemos llegado a Elizondo, la pintoresca capital del

Koldo nos recibe en su apacible casa de

Orbaizeta, puerta de ingreso a Irati

IZQUIERDA Pueblos pintorescos salpican los

valles que rodean la Selva de Irati,

como Ochagavía

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valle donde podemos catar en primera persona dichos espacios novelescos. Es así como nos adentramos en la pastelería Malkorra, conocida popu-larmente por las placas de chocolate negro con avellanas y, más reciente-mente por el txantxigorri, el dulce más famoso de la zona. “Son muchos los que acuden a nuestra pastelería para probar estas tortas tradicionales, hechas a base de manteca de cerdo, pan y azúcar”. Inés, propietaria de Malkorra, cuenta que el éxito del pastelito no se debe a su exquisitez, pues se trata de una simple receta tra-dicional surgida de los desechos de la matanza del cerdo, sino más bien a su presencia en las tramas de Redondo.

Decidida a leer por fin los libros de la popular trilogía, proseguimos la ruta. El paisaje de verdes prados y grandes caseríos nos lleva a visitar pueblos deliciosos de arquitectura y vida rural hasta toparnos con otro escenario, en este caso, cinematográ-fico. Se trata de la pequeña aldea de Zugarramurdi. La lluvia nos acom-paña en el camino hacia las cuevas, como si quisiera recordarnos que hemos llegado a una tierra de brujas. En las puertas de las casas sobresalen las flores secas de cardo o eguzkilo-re, que en la tradición vasca sirven, dicen, para ahuyentar a los malos espíritus. Finalmente, nos recibe un museo dedicado a la historia de las brujas y a su fulminante cacería por parte de la Inquisición a mediados del siglo XVII. Es el aperitivo a la visita de las cuevas, marco ficticio del filme Las brujas de Zugarramurdi (2013) y cobijo real de la vida de esas mujeres (y algunos hombres) vincu-ladas a la sabiduría de la tierra, las plantas y los remedios naturales. Una cavidad enorme, abierta en las en-trañas de esta mágica tierra que nos hace soñar con ese pasado auténtico y a la vez legendario del enigmático norte navarro.

DE CULTURA Y NATURALEZA RICA

Y DIVERSA, NAVARRA ES UN BONITO

PUZLE DE PAISAJES

TRO ENCLAVE de tintes genuinos es el que se abre alrededor de la euskaldun sierra de Aralar, que se adentra, más allá del territorio navarro, hacia tierras guipuz-coanas. El euskera es el dueño y señor de las conversaciones en los bares y restau-rantes de la zona que conocemos a partir de su capital, Lekumberri. En efecto, la presencia de la cultura vasca en esta zona es absoluta. Da fe de ello uno de los más populares vecinos de la región, Iñaki Perurena, récord mundial como levantador de piedras o harrijasotzaile. Le visitamos en su casa a las afueras de Leitza, situada en un antiguo caserío rodeado por el Parque de la Piedra Peru-Harri, un museo al aire libre dedicado a las esculturas que él mismo ha escul-pido en su amado material: “Con ellas agradezco a la piedra todo lo que me ha dado”. El fuerte y robusto deportista vasco mira con orgullo sus emblemáticas obras que se extienden delante nuestro salpicando el verde prado. En su clara mirada se percibe la gran conexión con la cultura y la fuerza de esta región.

La abandonamos no sin antes cruzar el corredor de Arakil y visitar el rotun-do santuario románico de San Miguel de Aralar, que a 550 metros de altura ofrece unas vistas privilegiadas sobre la región. Más allá se extiende la sierra de Urbasa donde se encuentra, entre otras maravillas, el delicioso nacedero del río Urederra, un pequeño paraíso fluvial de aguas turquesa apto para mil una foto-grafías de postal.

EN NUESTRA RUTA hacia Pamplona aprove-chamos para hacer un alto en el camino en Arruazu y visitar la quesería Albi. Vienen a nuestro encuentro Aritz y Aitor, dos primos que junto con Xabier –her-mano de Aritz– se han decidido a recu-perar el oficio ancestral de su familia, y, con ello, contribuir a la preservación del paisaje y la cultura de la zona, fuer-temente marcada por el pastoreo tradi-cional. Son las ovejas lachas, una raza de oveja muy pura que se caracteriza por su largo pelaje, las encargadas de dar la leche con la que se elabora el delicioso queso Idiazabal. Como describe Aritz, “se trata de un queso de pastor elaborado con una leche que proviene de un entor-no muy natural. Las ovejas lachas, por su parte, son muy autónomas y capaces de gestionar de manera eficiente dicho entorno”. Aritz, el prototipo de chico vasco, de físico férreo, mirada rotunda y vestimenta informal, exhibe sobre la cabeza una típica txapela, la boina vasca por excelencia. Y es que, como él bien dice, hay que cuidar las tradiciones.

OTRO ENCLAVETRO de tintes genutes genuse abre alrededor de la se abre alrededor de la euseusde Aralar, que se adentra, de Aralar, que se adentra, territorio navarro, hacia titerritorio navarro, hacia ticoanas. El euskera es el ducoanas. El euskera es el dlas conversaciones en los las conversaciones en lrantes de la zona que conontes de la zona qu

'Eguzkilore' es el nombre en vasco de la flor del cardo, un amuleto que protege

a los hogares navarros de los malos espíritus. La harina de maíz es el principal ingrediente de los talos, unas tortas muy

características del norte de Navarra

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Las cuevas de Zugarramurdi deben su fama a la ancestral presencia de las brujas que las habitaban IZQUIERDA En la pastelería Malkorra de Elizondo se confeccionan los 'txantxigorri', unos dulces muy populares y literarios

El nacedero del Urederra es uno de los paisajes más bucólicos de la verde Navarra DERECHA Iñaki Perurena muestra sus esculturas de piedra en su querido parque de piedra Peru-Harri

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Lonely Planet Traveller Enero 201684 Lonely Planet Traveller Enero 201684

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LA CONEXIÓN CON EL ENTORNO NATURAL ES TAN PROFUNDA COMO

SUS RAÍCES HISTÓRICASEl monasterio de San Miguel de Aralar

ocupa una privilegiada posición sobre un promontorio con vistas espectaculares

IZQUIERDA La oveja lacha, de pelo largo, da la leche con la que se elabora el

queso Idiazabal

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LZADA COMO LA CAPITAL del antiguo Rey-no de Navarra, y en pleno Camino de Santiago, Pamplona es una ciudad que rompe clichés sin dar la espalda a sus remotas costumbres. Más allá de las imágenes icónicas de los sanfer-mines por la famosa calle Estafeta, y de los centenares de bares de pinchos y tapas que surcan el pequeño casco antiguo, Pamplona ha sabido tam-bién ponerse al día con una atractiva oferta cultural y una gastronomía que combina a la perfección tradición y modernidad. Su visita es rápida pero intensa; nos perdemos por la abaluartada muralla que rodea el cen-tro, construida entre los siglos XVI y XVIII, para pasear también por el re-cinto medieval, con la catedral gótica de Santa María la Real o la elaborada fachada barroca del ayuntamiento. Se nos abre rápidamente la sed y el ape-tito con tanta oferta gastronómica, y es así como decidimos degustar algunas delicias locales en los tumultuosos bares de la calle San Nicolás y pasar a formar parte de las imágenes más típicas de la Pamplona que enamoró a Hemingway y que así describió en uno de sus relatos sobre los sanfermi-nes: “Las calles eran una masa sólida de gentes danzando. La música era algo que golpeaba y latía con violen-cia. Todos los carnavales que yo había visto palidecían en su comparación”.

El Camino Francés de Santiago se inicia en la frontera francesa, en la mítica estación de Roncesvalles, para transcurrir plácidamente por la Navarra alta, surcar Pamplona y retomar con brío los históricos pue-blos de la zona media de la región. Seguimos los pasos de los peregrinos que nos llevan a poblaciones tan vis-tosas como Estella-Lizarra, imbuida por el arte y la arquitectura. Cruza-mos el mítico puente de piedra de la cárcel, para pasear por sus calles principales. Los valientes peregrinos nos flanquean con pisadas seguras y decididas, mientras que las vieiras, las flechas amarillas y los cayados de madera forman parte de la escenogra-fía de la etapa jacobea. El mismo de-corado lo encontramos en la siguien-

te parada que hacemos, en Puente la Reina, un pueblo protagonizado por el puente medieval que salva el río Arga. Entre ambas poblaciones se levanta una de las iglesias más hermosas de toda Navarra, la ermita de Santa María de Eunate. Decidimos camuflarnos por un momento entre peregrinos para visitarla. Según mar-can los cánones es preciso cumplir con la tradición: descalzarse y dar ocho vueltas a su alrededor. Mientras camino alrededor de esta inaudita iglesia románica de forma octogonal siento, por unos minutos, los pies de los miles de peregrinos que han pisa-do estas antiguas piedras. A nuestro alrededor silba un viento que barre los campos de cereales. Es la única banda sonora de este momento de plena conexión con este lugar lleno de historia, espiritualidad y vida.

ABANDONAMOS EL CAMINO de Santiago para seguir nuestro rumbo. El paisaje se torna más y más seco a medida que nos dirigimos hacia el sur. Entre maizales y pimentales asoma la na-riz otro hermoso pueblo, Artajona, que, encaramado sobre una colina en medio de la nada, destaca por su intacta muralla circular. Ujer es otra aldea medieval que rompe con la monotonía del paisaje y constituye la pequeña antesala de lo que todavía nos espera conocer, la histórica villa de Olite. Antes de penetrar en el fas-cinante casco antiguo, nos acercamos a una de las bodegas que dan el título a la ciudad de la capital del vino de Navarra. Es en las bodegas Señorío de Andión que nos sumergimos por unas horas en el apasionante mundo del vino. Nos conduce por sus salas Rafa Salgado, un enólogo apasionado de su

LZADA COMO LA CAPITALLZADA COMO LA CAPITAL del an del and N l Cd N l C

El ayuntamiento de Pamplona muestra

una decorada fachada barroca

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El Camino de Santiago, que cruza Navarra, es

un punto de encuentro de peregrinos de todo

el mundo DERECHA Puente la Reina y Estella

son algunas de las bonitas poblaciones por

donde transcurre la ruta jacobea

En Olite pueden catarse los mejores vinos de la región, como los que se producen en las bodegas Señorío de Andión IZQUIERDA Artajona, rodeada de una férrea muralla medieval, es un emblemático pueblo de la Navarra central

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oficio: “Fue gracias a mi abuelo que escogí este camino. Él nos contaba que el vino era el fruto del trabajo de la tierra de mucha gente”. Salimos de nuevo al exterior de las instalaciones para observar el mar de viñedos que se abre frente a nosotros y que nos habla de la intensa relación de este cultivo con la historia de esta zona de la Navarra central, que se remonta a la época romana pero cobró peso en la Edad Media a partir de los inter-cambios culturales y la renovación de las técnicas productivas impulsadas por el Camino de Santiago. Con el sabor del mejor vino tinto de estas bodegas nos adentramos, por fin, en la fortaleza de la ciudad. Penetramos las murallas para sumergirnos en un universo de cuento de princesas en-marcado por el castillo-palacio, uno de los edificios civiles más emblemá-ticos del que fue un día el gran Reyno de Navarra. Una fortificación llena de carácter y nobleza que se convierte en escenario de subidas y bajadas a torres y torreones conectados por in-numerables escaleras de caracol. Con el aliento entrecortado por el esfuer-zo nos encaramamos a la torre más elevada, con vistas perfectas sobre la pequeña ciudad y sus aledaños.

SI HAY UNA ZONA DE NAVARRA que sor-prende por la sobriedad de su paisaje son las semidesérticas Bardenas Reales, cuyo conjunto fue declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera. Penetrar en este parque natural, si-tuado a pocos kilómetros de Tudela, es chocar de bruces con la historia geológica de nuestro mundo, en un entorno que es un auténtico nido de fósiles y de estratos que se remontan hasta a 10 millones de años atrás. Recorremos en todoterreno este de-sierto navarro acompañados de nues-tro guía, Paco Irizar, un ingeniero que ha apostado por abrirse camino en el

EL CENTRO Y SUR DE LA REGIÓN SE CARACTERIZAN POR LOS PAISAJES ÁRIDOS Y LOS PUEBLOS DE AIRE MEDIEVAL

mundo del turismo sostenible en esta zona tan valiosa y de belleza única. Nos explica anécdotas sobre los nu-merosos rodajes de películas, anun-cios publicitarios y series que han escogido como plató el espectacular paisaje telúrico de las Bardenas: “La última serie que se ha rodado aquí es Juego de tronos”, comenta Paco. Y es que este universo de cañones, cerros solitarios, barrancos y mesetas tiene un aire de Arizona ibérica que con-trasta en gran manera con el verde acusado de la Navarra del norte. El colofón final al viaje por esta Navarra de mil colores.

El paisaje semidesértico de las Bardenas Reales atrae la atención de cineastas y publicistas como plató de rodaje

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El castillo de Olite es uno de los mejor

conservados de la Navarra de los

aristócratas y nobles

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Hazlo realidad

esencial

CÓMO LLEGARLleguemos en vehículo propio o en transporte, tenemos como punto de referencia la ciudad de Pamplona en el cen-tro de la región y Tudela al sur. A ambas se accede cómoda-mente en tren (renfe.es) desde muchas ciudades españolas. Si optamos por volar, los aeropuertos de referencia son los del País Vasco, ya que al aeropuerto de Pamplona solo hay vuelos desde Madrid.

TRANSPORTERecomendamos moverse con un vehículo propio o alquilado. La red de carreteras es muy completa y está en perfecto estado, el tráfico es escaso y las rutas, de gran belleza y encanto. Es un auténtico placer viajar en coche por Navarra.

¿CUÁNDO IR?Aunque todas las estaciones tienen su encanto, el otoño es la época perfecta para visitar los bosques navarros, y el clima suave permite conocer las zonas más áridas sin pasar demasiado calor. También la primavera es una buena esta-ción. Los meses de invierno y verano son los más extremos.

LECTURAS ADICIONALESTrilogía del Baztan de Dolores Redondo con tres títulos, pu-blicados en el siguiente orden: El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la Tor-menta. Precio aproximado del pack de los tres títulos: 55 €.

MÁS INFORMACIÓNWeb de Turismo de Navarra turismo.navarra.es

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Planifica tu viaje

1 Si buscamos adentrarnos en los secretos más profundos de la maravillosa Selva de Irati podemos ir de la mano de Koldo Villalba, un buen guía y vecino de la región que sabe acercarse no solo a los espacios más desconocidos y especiales de este singular hayedo, sino también contar con todo lujo de detalles las historias y leyendas de la zona (itarinatura.com).

4 Sin salir del Baztan, un paseo por el bonito pueblo de Amaiur sirve para abrir boca a la visita del Amaiurro Errota, un antiguo molino de harina que ha sido con-servado por Felipe Oyarzabal, el artífice que da vida a este peque-ño obrador donde elabora arte-sanalmente los talos, unas tortas de harina de maíz típicas de la región. Merece la pena probarlos acompañados de una buena sidra local (amaiurkoerrota.com).

7 Dejarse llevar por la belleza de las visitas del nacedero del Urederra, un paraje singular de gran belleza cuyo acceso es una fácil excursión de media hora desde el pintoresco pueblo de Baquedano. Para visitar esta reserva natural en plena sierra de Urbasa es nece-sario informarse de la normativa de reservas en la página web (nacederourederra.com).

2 En Elizondo, en el valle del Baztan, regalarse un ágape tradi-cional en el restaurante familiar Santxotena, capitaneado por Teresa Tantxotena, una cocinera experimentada que desde hace 30 años enciende los fogones de su amada cocina para ofrecer una gastronomía tan tradicional como sabrosa (santxotena.es).

5 De los platos más elaborados a los pinchos más clásicos, todo tiene cabida en el fantástico restaurante pamplonés Iruñazarra, un clásico de la capital Navarra cuyos nuevos dueños, la familia Aranalde, han puesto mucho empeño en conservar el sabor tradicional del local pero adaptándose a las exigencias modernas (irunazarra.com).

8 Surcar los deliciosos parajes que rodean Lekumberri en bicicleta, a través de la vía verde de Plazaola, recorriendo una antigua vía de ferrocarril que conectaba con San Sebastián. Riachuelos, bosques y valles donde pastan las ovejas dibujan un paisaje idílico para saborear con calma (plazaola.org).

3 Seguir los pasos de la trilogía literaria del valle del Baztan es especialmente divertido si lo hacemos acompañados de las visitas guiadas por los profesiona-les que tan bien conocen la zona y las exitosas novelas de Dolores Redondo. Espa-cios literarios y reales que trazan un itinerario lleno de misterio y belleza (elguardianinvisible.com).

6 Un alto en el camino lo podemos hacer en el hotel balneario Tximista de Estella, un curioso establecimiento de 4 estrellas situado a orillas del río Egea. El edificio de carácter industrial que lo acoge fue un día una fábrica de harina, hoy transformada en un agradable hotel de diseño con atractivas habitaciones y un restaurante de gran categoría gastronómica (desde 75 €; hoteltximista.com)

9 En Cascante, a pocos kilómetros de Tudela, el Ruralsuite es un innovador establecimiento de turismo rural que tiene como idea principal el ecoturismo inclusivo que, más allá de integrar las bonitas habitaciones y apartamentos en el entor-no natural, busca la accesibilidad para todo tipo de personas, sin limite de edad o discapacidad, lo que le ha valido el Premio Mundial de Turismo Respon-sable. Organizan excursiones guiadas a las vecinas Bardenas Reales (125 €; ruralsuite.com).

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Hazlo realidad

DE LA HUERTA AL PLATOEl viaje por Navarra se traza, también, a través de su rica y variada gastronomía. En los Pirineos atlánticos domina una gastronomía de montaña con platos a base de caza y pesca, el foie, derivados de los lácteos y corderos. En otoño las setas llenan de sabor la rica oferta de los restaurantes locales. En la parte más oriental de las montañas el prestigioso queso Roncal y las migas de pastor encabezan la lista de productos locales. Nos vamos a la zona media para saborear una gastronomía más teñida de verde, con platos tan renombrados como las pochas de Sangüesa o el cochinillo (gorrín) asado de Estella. Pero sin duda son las riberas fluviales del Ebro y del Ega las encargadas de llenar las despensas de la región con las mejores frutas y hortalizas, muchas de ellas con la garantía de denominación de origen: los espárragos de Mendavia, los pimientos del piquillo de Lodosa, las alcachofas, los tomates y los cogollos de Tudela, o las habas son algunos de los productos que transforman algunos restaurantes de la zona en un auténtico placer para el paladar gourmand. Esta gran huerta navarra tiene por capital Tudela. Desde lo alto de su promontorio principal, culminado por el inconfundible monumento al Sagrado Corazón de Jesús se divisan las ricas huertas ribereñas, flanqueando el río Ebro. Uno de los grandes responsables de transformar dichas hortalizas en platos de gran calidad gastronómica es el chef Ricardo Gil –imagen superior–, propietario del Restaurante 33, donde degustamos un inolvidable menú gastronómico verde y de temporada: “Es la huerta local y de temporada la que da personalidad a platos inspirados en la tradición pero elaborados con imaginación y creatividad”. El simpático chef encarna a la perfección el gusto por la calidad y el orgullo de saber que en pocos lugares del mundo se come como en la apetitosa Navarra.

Los lobos en Suecia principalmente cazan alces,

renos y corzos, pero también castores, liebres, tejones y

roedores