nuestro machismo

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  • 8/13/2019 Nuestro Machismo

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    E N S Y OP U ER TO R IC O

     emesio anales u estro m ch ismo

    Abundan que es un horror en la cronica policial de estos dfas,los llamados casas paslonales. Un hombre que par un quftame allaesas pajas deja sin vida a orro hombre, provoca inmcdiatamenre lareprobacion general y se le tilda de asesino. Pero basta que la hazaiiasea realizada contra una mujer, sea quien sea, para que todos, por untacite acuerdo, consideremos el hecho como un simple accidentedesgraciado y dispensemos al agresor hasta de la obligacidn de suministrarnos alguna explicacion de su conducta, (Anda una mujer--esposa, novia, amante, hermana- par el media Pues entonces ...muy bien; sus razones rendra el matador °heridor para tamar tanfatal resolud6n.   si no tuvo razones, tendria sin duda pasiones, yaquf no ha pasado nada, y cada cual a 10 suyo sin acordarse mas de iosucedido. Casi se podrfa decir que la soledad mira can la mismainduigente mezcla de curiosidad satisfecha y deindlferencia la muerteviolenta de una gallina que la de una mujer. Ya veis, y~veis como enel seno de este nuestro pueblo, mas manso que un cordero, no pasadfa sin que en alguna parte un marldo, novio   amante celoso  despechado la emprenda a cuchilladas   a tires con alguna infelizmUJer.

     CuaI es la causa de ese lamentable fenorneno social que pres en-ciamos can tanta frecuencia? Yo no presumo de psicologo ni de 5ci6logo profundo, pero me parece a 00 claro como la luz, que la

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    E NS AY O /   uestro machismo 349causa de estos constantes y horribles atropellos contra la humariidadfemenina se debe al choque de nuestro bruto machismo ancestralpor la realidad de una civilizaci6n nueva que nos ha impuesto dehecho la aceptaci6n de una parcial emancipacion de nuestra mujer.Ya la mujer puertorriquefia, a diferencia de la mujer espanola deotros puntos de Espana y America, va y viene sola por Ia calle; y secoloca en tiendas y oficinas, y sebaiia en compafifa de   s hombres y,en general, aunque de una manera exageradamente tfmida, va sa-liendo, gracias al benefice influjo de las costumbres yanquis a esterespecto, de la triste condici6n de ayedornestica que tenia y tiene enlos demas pueblos de nuestra raza. .

    Pues bien, mientras por un lado hemos realizado ese avance, porotro lado nuestro machismo bestial y fanfarron, que ve en toda mu-jer una muiieca sin alma ni responsabilidad condenada a sufrirnosen silencio, bien  om hermana  hija, bien como novia,  amante,o esposa, continua imperterriro rigiendo nuesrra vida, marcandonosla linea de conducta que en roda crisis en que se halle involucradauna mujer debemos observar. Seguimos siendo elmacho, los panta-lones, el cirano cruel   benigno, que a todas horas haee sentir el pesode su auroridad. 0 tiranos en nuestra casa donde rodo cuanto sehace y se dice y hasta se piensa ha de pasar bajo nuestra olfmpicacensura, as seamos mas brutos que un gorila,   galanes en l~ calle,donde no hay necedad   groseria que no les disparemos al pasar enforma de piropos.

    As somos: as somos en San Juan y en Lima, y en Zaragoza y enMadrid y en Buenos Aires. La mujer que tenemos en la casa, uncristal, un verdadero cristal que no queremos exponer jam~s ni si-quiera al roce del aire de la calle. Mirar a esta mujer es una ofensaque redama de nosotros el inmediato empleo del garrote-del pufial,del revolver Pero se trata en cambio de la mujer de otra casa, Y iohenronces ya dejamos incontinenti nuestro aire adusto de guardianes ycon apuesto continente le salimos al encuentro y lellenamos los oidos de eroticas majaderias de galfu joven. De modo que,  presas ennuestras casas, condenadas a la terrible inmovilidad de fdgilesfigurillas de vidrio,   presas tambien en la calle, Ekiles   diHcilespresas desrinadas a nuestra mesa de voluptuosidades.

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    Es que vivimos aiin sometidos a aquel concepto medieval de laferninidad que solo reservaba para la mujer -si era bonita- la Ii-sonja verbal aparatosa del caballero, a true que de   cual la pobredama quedaba despojada-v-por el mere hecho de su sexo- de todaotra participacion en las cosas del mundo que no fuesen las sordidas,oscuras y agobiantes tareas del hogar que todavia hoy se designancan el nombre de oficios domesticos, 0 bien les concedfamos el altohonor de remendarnos la ropa, barrernos la casa, hacernos 1acomi-da, etcetera, 0 bien las consagrabamos a acudir solfcitas, a un gestodel senor, a brindarnos pasivas su amor de odaliscas,

    En todo hemos evolucionado: tenemos carreteras, tenemos ser-vicio sanitario, nuestras casas estan mejor ventiladasvcornemos yvestimos mejor. Pero en 10que respecta iayl a nuestras relacionescon la mujer, ni una pulgada hemos adelantado: seguimos para ellastan barbaros como en 10srecios tiemposde Hernan Cortes. JQue deextrafio tiene pues que del choque entre esta, nuestra barbaricancestral, y las nuevas costumbres que han ido ensanchando elhori-zonte social de la mujer, se originen 105conflictos, trapisondas ybelenes ~muchos de ellos sangrientos-.- que registra la croniea?

    Para una persona civilizada, un no rorundo de una mujer ponefin a la cuestion, al pleito amoroso.ulproblema pasional planteadopor e l Basta ver y respetar en la mujer una personalidad tan libre yresponsable de sfmisma como nosotros, basta.mlrarla con la ternurao reverencia con que la sabe mirar un yanqui, para qm:, sabre elImpetu salvaje de nuestras pasiones, irnpere nuestro orgulloso deseode no rebajarnos, de no envilecernos ante nuestros propios ojos pro-cediendo con la grosera violencia de un paran, ~Seenamoro de otroo se canso de nosotros, 0 por alguna causa dejamos de ser objeto desu espontanea predileccion Pues si somos machos y no hombres dehabitos civilizados, si tenemos aiin el barbaroconcepto fetichistaque tuvieron de 1 s fuetos de sus pantalones nuestres antepasados,venga laespada  el revolver... ya tiros 0 cuchilladas con la Infellzque seatrevi6 a d~iar de nuestros encantos insuperablessus sacrilegosojos. Pero, hemos perdido en el curso de nuestra evolucion espiritualel machismo de cuartel de nuestros abuelos, para volvernos hom-bres, y como tales hombres, respetuosos de toda opinion   resolu-

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    ENSAYO  Nuest ro machi smo

    cion emanada de una personalidad tan libre comola nuestra, y ya elacto de fuerza no se produce, no puede producirse. No puede pro-ducirse, porque hemos incorporado, por fa reflexidn y el habito, anuestro: subconsciente una fuerza: mucho mayor que la de nuestratosca vanidad de macho sublevadas.Ia fuerza espirimal del respeto anosotros mismos que nos subyuga con una sensad6n horrible desonrojo cada vez que cedemos a un instinto bajo can sacrificio- deotroinstinto noble.

    Resumen (ya no hay espacio para mas); que en presencia delnuevo lrecho social inevitable -porque ha sjdhprovoc~0' pal cau-sas econdmicas-e- de Ia parcial emancipaclon de ntrestra mujer nonos qneda otro remedio que reajusrar toda nuestra vida de relacioncon d: otro sexo de ta l suerte que, en nuestras crisis con fa mujernuestro orgnllo consisra, no en acudir al garrote   aI cuchillo a a laba a  como un vuFg rn matdn de caferfn sino en hacernos a un Iadoquitarnos. gentilmente d sombrero y decir con toda urbanidacf: Se-nora, puesto que no se manda en el corazon y no soy tan escipidoque: aspire a imponer por Lafuerza   que no se me cia de buen grado,sfrvase aceptar con fa rendida expresidn de mi respeto, h seguridadde que no fa h e de r n ol e sta r j ama s. Adios . Eso cualquier cosa porel estilo, teatra] y campanuda al principio hasta que nos vayamosacostumbrando at acto sencillo y]lanote,  s Io que deben aprender ahacer en los casos diffciles nuestros Romeos y Otelos. De 1 0 contra-ria seguiremos, can nuestro machismo fanfarron y gomesco, dandoel sal'vaje espectaculo de marar mujeres con la rnisma faciIidad dequien rnata gallinas. Para la mujer nueva que nos impone a vivafuerza la.evolucion economica y social de nuestro pueblo, es hora yade aprender a ser hombres nuevos, esto es, hombres: de tal actitudmental ante el otro sexo, que pase definitivamente a mejor vida,muerto de ridicule, el tipo rezagado, el heroe echegaraico, vanidoso,fanfarr6n y asesino, que en un conflicto pasional cree cubrirse degloria disparando un revolver   blandiendo un pufial,