orden, violencia y violencias en la venezuela contemporÁnea

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ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA MARÍA FERNANDA AROCHA VELÁSQUEZ. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA BOGOTÁ 2012

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Page 1: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA

CONTEMPORÁNEA

MARÍA FERNANDA AROCHA VELÁSQUEZ.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA

BOGOTÁ

2012

Page 2: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA

CONTEMPORÁNEA.

MARÍA FERNANDA AROCHA VELÁSQUEZ

Monografía de grado para optar al título de politóloga.

Director:

JOSÉ MANUEL E. SALAMANCA, PhD.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA

BOGOTÁ

2012

Page 3: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

TABLA DE CONTENIDO.

Introducción. …………………………………………………………………………. 5

Cuestiones teóricas: por qué violencia y democracia pueden coexistir o

coexisten. ……………………………………………………………………………… 8

Orden y violencia. ……………………………………………………………… 8

Democracia vs. Violencia. ……………………………………………………. 9

Violencia y violencias. ………………………………………………………… 12

La situación de América Latina. ……………………………………………… 15

El caso venezolano: diversos aspectos de la calidad democrática. ¿Qué tipo

de violencias se viven?....................................................................................... 18

Calidad de la democracia. …………………………………………………… 19

Identificación de las violencias………………………………………………. 27

La democracia venezolana frente a otras democracias. ………………… 31

El caso venezolano hoy: entre las dudas democráticas y la violencia. ….. 35

Etapas de la violencia. ………………………………………………………. 35

Logros y contradicciones del actual gobierno. ……………………………. 36

La violencia actual. …………………………………………………………… 40

Democracia violenta. ………………………………………………………… 43

Venezuela: un caso paradigmático. ……………………………………….. 46

Conclusiones. ………………………………………………………………………. 51

Bibliografía. …………………………………………………………………………. 55

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Anexos. ………………………………………………………………………………. 60

SECCIÓN 1: Indicadores de gobernabilidad para Venezuela. …………. 60

SECCIÓN 2: Gráficos comparativos de indicadores de gobernabilidad... 64

SECCIÓN 3: Indicadores socio-económicos. ……………………………… 67

SECCIÓN 4: Cifras de violencia en Venezuela. …………………………… 68

Transcripción de entrevista. ………………………………………………….. 71

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Introducción

En el actual contexto latinoamericano se pueden observar cambios que están

llevando a cabo diversos Estados, estos cambios se dan en miras a buscar la

superación de los problemas que dejó la crisis del modelo neoliberal, por lo que

las reformas institucionales apuntan a repensar el modelo económico y político

(Thwaites Rey, 2010). Dentro de este marco se encuentran varios países que

atraviesan un proceso de redefinición de la democracia, con la promesa de

adoptar un modelo que permita una mayor inclusión y un refuerzo de los valores

de la democracia. A pesar de estos cambios, no se han podido superar ciertos

problemas, como lo es el de la convivencia de altos niveles de violencia con los

regímenes democráticos. Esta situación llama la atención de la presente

monografía, la cual, se enfocará en esta contradicción interna que presentan

algunos países latinoamericanos, que habiendo realizado reformas y buscando

caminos que refuercen la estructura democrática, se enfrentan con niveles altos

violencia.

Esta contradicción se basa en el supuesto de que la democracia es el régimen que

permite la convivencia y la resolución pacífica de los conflictos, evitando que se

generen expresiones de violencia. Teniendo en cuenta esto, se abordará este

problema de manera que se pueda determinar si la democracia tiene

verdaderamente una relación directa con el aumento de la violencia que se viene

dando en algunos de los países de la región. Este trabajo se enfocará en el caso

venezolano, el cual presenta esta característica de tener una tradición de

regímenes democráticos que coexisten con la violencia. Igualmente el caso

venezolano se vuelve representativo para este trabajo, debido a que,

recientemente se ha enfrentado a fuertes cambios institucionales que responden a

esta necesidad de redefinir el tipo de democracia.

En la actualidad la violencia que convive con el régimen democrático venezolano,

viene en un continuo aumento, alcanzando niveles que ubican al país como uno

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de los más violentos de la región, con una tasa de homicidios superior a la de

países como Colombia que vive un conflicto armado o países que han tenido

fuerte presencia de crimen organizado (Paullier, 2011). Este trabajo se preguntará

si la violencia que se presenta en este país, combina los diversos tipos de

violencia (directa, estructural y cultural), al igual que se preguntará si la calidad de

la democracia del régimen afecta o tiene relación con este aumento de violencia y

el deterioro de la convivencia pacífica de la sociedad venezolana.

Ante la situación del caso a analizar, se plantea la siguiente hipótesis: “la lectura

de las diversas formas de violencia que se pueden constatar en Venezuela

corresponden con las transformaciones de un sistema político que, en constante

proceso de conformación y consolidación, alcanza apenas niveles bajos de calidad

democrática. Pese a la larga tradición democrática venezolana, la ecuación

democracia - bajos niveles de violencia, no funciona.”

La metodología que se utilizará será el estudio descriptivo, haciendo referencia a

la situación de Latinoamérica, pero centrándose especialmente en el caso

venezolano. Para poder llevar a cabo el análisis se utilizarán recursos como

entrevistas, a personas que trabajan el tema; datos y cifras estadísticas, que

reflejen lo que ocurre en la realidad; y otros materiales bibliográficos, buscando

contrastar la teoría con los hechos reales. El primer capítulo buscará abordar los

conceptos claves que se utilizarán para sustentar el análisis final, así como

también explicará porque se habla de una contradicción para el caso venezolano.

El segundo capítulo se enfocará en analizar la calidad de la democracia

venezolana, por medio de cifras y de otros análisis anteriores que se hayan hecho;

igualmente se buscará en esta misma sección, identificar los diferentes tipos de

violencia que se pueden observar en el caso venezolano. Finalmente en el

capítulo tres se analizarán las diferentes contradicciones que se encuentran en el

régimen venezolano, así como también se profundizará en la relación de la baja

calidad democrática y el aumento de la violencia directa. Venezuela es un país

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7

que en el escenario actual presenta fuertes controversias, por lo que se buscará

tener una mirada general, evitando caer en posiciones que hagan juicios de valor

acerca del régimen o de la ideología del gobierno actual.

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Cuestiones teóricas: por qué violencia y democracia pueden coexistir o

coexisten.

El presente capítulo pretende exponer las bases conceptuales sobre las cuales se

construye este trabajo. Partiendo de casos de la realidad, donde se observa la

convivencia de algunos regímenes democráticos con situaciones de violencia, se

buscará explicar por qué esto supone una contradicción teórica, al igual que se

intentarán identificar los mecanismos que permiten que esto se dé. Para este fin

se debe entender principalmente por qué la idea de democracia implica paz, es

decir, qué hace que se prefiera la democracia sobre otras formas de Estado, en

miras de garantizar una convivencia pacífica y reduciendo la posibilidad de

manifestaciones violentas.

Orden y violencia

La violencia, expresada en fenómenos de guerras, conflictos o criminalidad, es

entendida como una situación de anormalidad; debido a que se desvía de los

estándares “normales” que propician la estabilidad y la idea de orden (Kalyvas,

Shapiro, & Masoud, 2008, pág. 1). La necesidad del orden se viene estudiando

desde siglos atrás, en busca de frenar los efectos que se generan a partir de la

falta de regulación, como lo son un lento desarrollo, sentimientos de inseguridad y

miedo que detonan en últimas en actos de violencia letal (Hobbes, citado en:

Bates, 2008, pág.17). A partir de este planteamiento se entiende la creación de los

Estados como entidades que son capaces de monopolizar el uso de la fuerza,

creando un orden político donde la violencia será ejercida legítimamente por un

solo actor, que buscará garantizar la convivencia y el desarrollo de una comunidad

(Weber, citado en: Bates, 2008, pág. 20).

El Estado sin embargo, puede ser en una herramienta peligrosa, teniendo el

monopolio de la fuerza, puede convertirse en un órgano de represión que conlleve

a que su población se defienda a partir de medios violentos, lo cual quebrantaría el

orden y favorecería un clima de violencia y conflictividad (Bates, 2008). Esto

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9

expresa la necesidad de encontrar un orden político que sea capaz de

contrarrestar esta potencial amenaza que representa el poder del Estado,

disminuyendo el uso de la fuerza, y garantizando un equilibrio de todos los actores

que conviven al interior de un Estado, desde el gobierno hasta los ciudadanos,

generando un acuerdo entre estos que permita la convivencia y la resolución de

las diferencias de una manera pacífica. De esta forma el Estado podría dedicarse

a proteger y a regular las relaciones entre sus ciudadano, permitiéndoles el

desarrollo de sus actividades en un contexto donde no se sientan amenazados ni

por el Estado ni por otros ciudadanos (Bates, 2008).

Democracia vs. Violencia

Con el fin de encontrar un orden donde la violencia sea disminuida a su menor

expresión, se ha aceptado actualmente la democracia como el régimen que

permite la solución pacífica de conflictos y la convivencia de los ciudadanos,

prefiriéndola sobre otro tipo de regímenes (Russett, 1993, pág. 11). Siguiendo los

planteamientos de Russett (1993), cabe resaltar que, a pesar de que la

democracia se entiende como el orden que propicia y mantiene la paz, ésta no

está exenta del uso de la violencia, sin embargo el Estado democrático busca, a

través de sus instituciones, que el uso de esta sea limitado.

El régimen democrático se entiende generalmente como aquel “…en el cual el

acceso a las principales posiciones gubernamentales (con la excepción del poder

judicial, fuerzas armadas y eventualmente los bancos centrales) se determina

mediante elecciones limpias.” (O'Donnell, 2004, pág. 22). Siguiendo este concepto

de democracia, según autores clásicos como Dalh, algunos de los indicadores

tradicionales por los cuales se ha estandarizado el concepto de democracia son: el

derecho al voto, el derecho a ser elegido, el derecho a la competencia política,

elecciones libres y justas, libertad de asociación, libertad de expresión, existencia

de fuentes alternativas de información, solidez de las instituciones, sustentabilidad

de las políticas públicas, etc. (Caetano, 2010, pág. 5)

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10

Estas definición y los indicadores mencionados, enfatizan en los procesos

formales de la democracia; sin embargo, más allá de los formalismos por los

cuales se han estandarizado las manifestaciones de la democracia, los factores de

fondo son los que más interesan para poder entender por qué ésta es la forma de

gobierno que se acerca más al ideal de la convivencia pacífica. La democracia

busca la participación activa de sus ciudadanos, siendo estos los que, a través de

mecanismo de representación y participación, toman decisiones políticas. La

democracia crea un vínculo entre el Estado y sus ciudadanos, por medio de una

relación recíproca de derechos y deberes (Offe, 2009); el Estado por lo tanto le

otorga derechos y libertades políticas a sus ciudadanos, pudiendo estos regular el

poder estatal, así como también el Estado garantiza la inclusión de las diferentes

demandas de sus ciudadanos en un plano de igualdad.

Teniendo en cuenta los valores democráticos como: la libertad, la justicia, la

tolerancia, el control del poder, entre otros (Caetano, 2010, pág. 1); se trabajará

con un concepto de democracia más completo, donde se incluyan los resultados

que se esperan de un régimen democrático. Para esto se tomará la definición de

Orjuela:

“la democracia se define como un conjunto de reglas y de procedimientos que

expresan, en mayor o menor medida, el ideal de la reciprocidad y simetría en las

relaciones sociales, que regulan y hacen posible la conflictiva construcción del

orden social y la participación directa o indirecta de todos en el proceso de toma de

decisiones colectivas para garantizar la distribución equitativa de las libertades, los

bienes y las oportunidades sociales” (2009, pág. 58)

La democracia por lo tanto implica una participación activa de la ciudadanía donde

se reconozcan en el plano político, económico y social las múltiples posiciones e

identidades (Orjuela, 2009, pág. 61). Por consiguiente se puede entender la

democracia como una solución integral, en el sentido de que reconoce y otorga

igualmente derechos a diferentes grupos dentro de la sociedad, siendo ésta una

de las razones por las cuales se entiende que la democracia puede ser una forma

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de gobierno que resuelva conflictos y permita la convivencia pacífica (Wallensteen,

2007, pág. 185). Según Wallensteen (2007) una democracia viable, es uno de los

factores que permite que se generen condiciones necesarias para la resolución de

conflictos. Una de estas condiciones es la aceptación de las minorías,

permitiéndole a éstas sentirse parte del Estado al igual que la mayoría, y no

siendo aceptadas legalmente, sino legítima y socialmente (Wallensteen, 2007,

pág. 186). Esto implica pensar en una inclusión no sólo desde el marco formal

legal, sino que se dé un contexto donde la sociedad pueda llegar a consensos

dentro de posiciones distintas, aceptando a los diferentes miembros que la

conforman.

Siguiendo este planteamiento de la inclusión de la diferencia, se entiende

entonces, que la democracia permite las condiciones necesarias para que se

pueda vivir con la incompatibilidad (Wallensteen, 2007, pág. 51). Esta convivencia

se genera a través de mecanismos, propios de la democracia, donde se dan

espacios para que se discutan y se den a conocer los distintos puntos de vista.

Estos canales políticos por los cuales se pueden resolver los conflictos, gozan de

la confianza y la legitimidad de las partes, y por lo tanto se puede llegar a salidas

de situaciones conflictivas que sean aceptadas por todas éstas (Wallensteen,

2007, pág. 35), excluyendo el uso de la violencia. Otra condición que puede

propiciar la democracia es la satisfacción de las necesidades, el Estado

democrático al ser escogido por sus ciudadanos puede reflejar y por lo tanto

responder a las demandas de estos, buscando satisfacerlas y manteniendo en

armonía a la población (Wallensteen, 2007, pág. 37).

Se puede concluir que los elementos claves que se observan en las condiciones

mencionadas anteriormente, son la igualdad y la diferencia. La democracia

permite finalmente, que se viva en igualdad reconociendo e incluyendo las

diferencias. “La democracia de este modo entendida y practicada, significa sobre

todo recurrir a mecanismos de interacción social distintos a las violencia y a la

fuerza para resolver conflictos políticos, y aceptar la coexistencia de ideologías o

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12

creencias diferentes e incluso opuestas cuando éstas se encuadran en un

esquema de lealtad a la democracia” (Villaroel, 2009, pág. 80).

Formas de gobierno como el autoritarismo, el totalitarismo o formas que implique

la militarización del poder; excluyen la participación y la autonomía de la sociedad

civil (Villaroel, 2009). Esto trae consecuencias como la polarización social, la

imposibilidad de limitar el poder del Estado, y por lo tanto no se puede hablar de

una sociedad pluralista que pueda discutir y llegar a consensos. Al contrario, se

responde únicamente a un Estado que impone una sola visión, propiciando la

exclusión y la insatisfacción por parte de diferentes de grupos de la población.

Esta insatisfacción puede generar un clima de hostilidades, que favorezca la

manifestación de actos violentos, de personas que buscan oponerse al régimen o

que buscan defenderse al sentirse amenazados o desprotegidos por éste.

Se entiende finalmente que el orden es necesario para evitar situaciones donde

prevalezca la violencia y la inseguridad y que, el orden que generalmente se

acepta como el más adecuado, para establecer condiciones necesarias para la

convivencia en paz, es la democracia. Esto hace pensar que los Estados que se

denominan a sí mismos como democráticos y que practican este tipo de orden,

deben entonces evitar la violencia. Por lo anterior, se evidencia la contradicción

teórica que existe cuando se habla de países con regímenes democráticos que

conviven con altos niveles de violencia. Esta situación hace evidente que la

democracia puede presentar defectos, debido a que al contrastar teoría y realidad,

se evidencia que dentro de estos regímenes se puede generar violencia.

Violencia y violencias

Para entender esta situación contradictoria, es necesario definir violencia;

pudiendo de esta manera ampliar el concepto, incluyendo no sólo el aspecto de la

violencia que se expresa a través de un hecho donde se busca causar un daño

específico, sino ver otros factores que también clasifican como expresiones de

violencia. Para este fin, se utilizará la definición de Galtung de violencia, por la

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13

cual se entiende “la causa de la diferencia entre lo potencial y lo real, entre lo que

pudo ser y lo que es. La violencia es aquello que incrementa la distancia entre lo

potencial y lo real” (Galtung, 1969, pág. 168). La violencia por lo tanto, es más que

un simple acto, es un fenómeno complejo.

Esta complejidad que trae implícita la violencia, genera dificultades a la hora de

identificar un acto o una situación como violenta, por este motivo se entiende que

existen diferentes tipos de violencias. Galtung clasifica la violencia en tres tipos:

directa, estructural y cultural. El primer tipo de violencia, es la violencia directa, la

cual es identificable con mayor facilidad ya que, va dirigida a una persona,

afectándola tanto física como psicológicamente (Galtung, 1969, pág. 169). La

violencia directa se refleja en una persona, cuando ésta es herida o asesinada, por

la intensión de otra de causar el daño, este tipo de violencia es más fácil de

observar y por lo tanto de medir.

La violencia estructural, siendo otro tipo de violencia, introduce un nuevo nivel de

análisis. En palabras de Galtung, ésta “se encuentra en la estructura y se muestra

a través de desigualdades de poder y por consecuencia en desigualdades en las

oportunidades de vida” (1969, pág. 171). La principal diferencia entre este tipo de

violencia y la anterior, es que la estructural no está dirigida ni es realizada por una

persona en particular, ésta se encuentra dada por las normas y la forma como se

constituye un sistema, y por lo tanto se genera como consecuencia de éste. “La

violencia estructural es silenciosa, no se muestra, es esencialmente estática”

(Galtung, 1969, pág. 173). El impacto que esto puede tener, es la posibilidad de

normalizar conductas y formas que, al ser violentas, propician expresiones de

violencia directa.

Finalmente el tercer tipo de violencia es la violencia cultural, esta hace referencia a

“aquellos aspectos de la cultura, el ámbito simbólico de nuestra existencia, que

pueden utilizarse para justificar o legitimar la violencia directa o estructural”

(Galtung, 2003, pág. 9). Su función esencial es la de legitimar las dos violencias

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antes mencionadas cargándolas de razón y si se quiere de sentido lógico. Sin

embargo, a esta clasificación que hace Galtung, se le pueden hacer críticas, en

cuanto a que los dos últimos tipos de violencias mencionados (estructural y

cultural), pueden ser muy subjetivos y difíciles de identificar. Dentro de estas

clasificaciones cabe “todo”, es decir cualquier manifestación o conducta que a

juicio de un actor, justifique un acto directo de violencia, igualmente puede

provocar contradicciones en cuanto a las diversas interpretaciones que se pueden

hacer de si un sistema o cultura es o no es violento; no obstante, no se puede

negar que ciertamente existen expresiones de violencia que se manifiestan a

través de la estructura o de la cultura, la dificultad está en alcanzar una manera de

medirlas y de sustentarlas (Salamanca M. , 2006, pág. 65).

Es posible concluir que “La violencia cultural y estructural, causan violencia

directa” (Galtung, citado en: Salamanca M., 2005, pág.45). Por esta razón se han

explicado estos tres tipos de violencia, ya que permitirán entender cómo en la

realidad, se genera la contradicción entre democracia y violencia. Si bien un

Estado democrático pretende regirse por los valores mencionados al principio,

garantizando derechos y libertades, y siendo capaz de resolver conflictos y

mantener la paz entre sus ciudadanos, se pueden dar defectos en los mecanismos

de la democracia. Estos defectos o fallas, pueden ser por ejemplo: una

participación limitada de los ciudadanos; la poca transparencia que tiene el Estado

de su gestión, ocasionando la pérdida de confianza de sus ciudadanos;

permitiendo que se den actos que favorezcan a un individuo o a un grupo frente a

otro, quebrantando la igualdad; o que no sea capaz de hacer cumplir las normas, y

por lo tanto se le permita a ciertos ciudadanos y funcionarios del Estado

quebrantar la ley.

Todas estas fallas mencionadas anteriormente, se pueden clasificar como

violencia estructural, ya que atentan contra el régimen democrático, generando

efectos perversos dentro de éste, que pueden detonar en expresiones de violencia

directa. Al ser la violencia estructural, una violencia que no se percibe fácilmente,

Page 15: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

15

puede normalizar este tipo de actos, y por lo tanto frena o impide el verdadero

funcionamiento de la democracia. Esto permite que se vaya generando

insatisfacción, desconfianza, y sentimientos de inseguridad por parte de los

ciudadanos; lo que puede detonar en un futuro en situaciones de conflictos civiles

o cualquier otra expresión de violencia, desvirtuando totalmente el sentido de la

democracia.

La situación de América Latina

En América Latina se viene dando actualmente un proceso de cambio en las

estructuras de algunos Estados, estos cambios son de tipo institucional y

responden a una nueva interpretación que se viene haciendo del concepto de

democracia. Tradicionalmente el concepto que dio origen a lo que hoy se entiende

por democracia, es el concepto de democracia liberal, sin embargo este ha sufrido

cambios a lo largo de los procesos históricos. Si bien se conservan los estándares

formales por los cuales se define a un régimen como democrático, como lo son las

elecciones, la existencia de un sistema de partidos, entre otros; las

reinterpretaciones que se han hecho, se relacionan con el aspecto de fondo de la

democracia. Esto ha significado repensar el papel que cumple el Estado y la

participación que los ciudadanos tienen dentro de éste.

Para contextualizar esta situación se debe tener en cuenta lo que se ha

denominado como la crisis del modelo neoliberal (Thwaites Rey, 2010). En

respuesta a los problemas que se derivan del colapso de este modelo económico,

como el aumento de la desigualdad social, la pérdida de control del Estado sobre

la economía, entre otras, se ha repensado el papel del Estado y se ha buscado

rediseñar las instituciones democráticas de manera que estas atiendan los

problemas de la sociedad actual, sin perder de vista los principios democráticos y

el fin de mantener el orden pacífico dentro de la sociedad.

En este sentido se han dado cambios en miras a “democratizar la democracia”

(Caetano, 2010, pág. 6), estos cambios que se buscan hacer, pretenden reparar

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daños que las estructuras de los regímenes anteriores causaron en la sociedad.

Por lo que se ha buscado mejorar las instituciones y en general los regímenes

democráticos, propiciando reformas institucionales, en unos casos más radicales

que en otros, que buscan una transformación del Estado (Tedesco, 2007, pág.

17). Casos como los de Venezuela y Bolivia, han sido más radicales en sus

transformaciones, éstas han tenido efectos, como la mejora en la inclusión de los

derechos de los diferentes grupos sociales, pero han tenido efectos igualmente de

concentración de poder en personas con fuerte liderazgo (Tedesco, 2007). Otros

casos como los de Ecuador o Brasil, son Estados que no han llevado estas

reformas a niveles tan radicales como las de Venezuela y Bolivia, pero sí han

hecho reformas en sus estructuras democráticas (Tedesco, 2007). Finalmente los

casos de Estados como Perú y Colombia, que han permanecido más ajustados a

las políticas neo-liberales, donde las transformaciones de la democracia no han

sido tan evidentes (Caetano, 2010)

A pesar de estas transformaciones, en América Latina se pueden observar

situaciones donde se da la contradicción de democracia y violencia. Teniendo en

cuenta que la mayoría de los regímenes latinoamericanos son democráticos, se

pueden identificar varios países donde se presentan altos niveles de violencia,

como es el caso de Colombia, México, El Salvador, Venezuela, entre otros. Esta

situación hace necesario que se cuestione si la democracia verdaderamente existe

en Latinoamérica. Según Arias y Goldstein (2010), no se puede hablar de la

inexistencia de las instituciones democráticas, debido a que la mayoría de los

Estados siguen cumpliendo con los criterios de participación formales de la

democracia, así como también existen instituciones propias de la democracia que

buscan limitar el poder del Estado y garantizar derechos y libertades.

A pesar de que no se les niega la calificación de Estados democráticos a los

países que conviven con violencia, no se puede obviar que existe una

contradicción y por lo tanto una falla en la aplicación del modelo democrático. Esto

supone una violencia que se da a través de las estructuras, que en algunos casos

Page 17: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

17

detonan en expresiones de violencia directa, como es el caso de conflictos

armados internos, la presencia de crimen organizado y bandas de narcotráfico.

Para Arias, esto sucede en Latinoamérica debido a que la violencia forma parte

del funcionamiento del sistema democrático “La violencia no significa en esta

medida un fallo en el régimen, sino el trabajo de los diferentes actores y

coaliciones que usan la violencia para fines particulares, junto con el Estado y sus

fuerzas de seguridad” (2010, pág. 251). Si bien la democracia se entiende como la

solución integral para las situaciones de conflicto, este orden puede también

presentar fallas que se identifican como violencia estructural, en la medida en que

impide la realización y cumplimiento del objetivo de la democracia, es decir no

siendo capaz de garantizar una convivencia pacífica, y por lo tanto permitiendo la

coexistencia con expresiones directas de violencia.

Para poder profundizar en los mecanismos que permiten la coexistencia de la

violencia y la democracia, se estudiará específicamente el caso de Venezuela,

siendo uno de los países que recientemente se enfrentó a un cambio en sus

instituciones democráticas, y en la cual no hay conflicto armado, pero presenta en

los últimos años un incremento de los niveles de violencia directa, haciendo visible

algunas formas de crimen organizado y de violencia criminal.

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18

El caso venezolano: diversos aspectos de la calidad democrática. ¿Qué tipo

de violencias se viven?

Venezuela siendo uno de los países de América Latina que cuenta con un régimen

democrático, se vuelve un caso de estudio en el marco de este trabajo, en cuanto

es un ejemplo del fenómeno de la coexistencia de la violencia y la democracia. La

estabilidad democrática que se registra en Venezuela, se entiende desde el año

1958 hasta el día de hoy, donde luego del derrocamiento de la dictadura de

Marcos Pérez Jiménez el país ha gozado de una continuidad de gobiernos

democráticos. Sin embargo, las claras expresiones del aumento de actos directos

de violencia, hacen necesaria una evaluación a esta democracia, ya que, se

podría decir que la democracia venezolana presenta defectos que conllevan a la

contradicción teórica que es objeto de este trabajo.

La democracia venezolana se encuentra marcada por dos claros períodos

históricos, lo que se denominó la democracia puntofijista, y posteriormente el

cambio hacia una democracia participativa. El primer período democrático que se

menciona, se caracterizó por ser una democracia limitada (McCoy, 2004, pág.

295), regida por un pacto de alternancia del poder, denominado Pacto de Punto

Fijo. Esto permitió que el sistema fuera elitista, y que se generara una crisis de

representatividad (McCoy, 2004, pág. 268). Las élites representadas en los dos

partidos protagónicos del puntofijismo (AD y COPEI), finalmente terminan su

hegemonía luego de la crisis que enfrenta este modelo democrático, con la caída

de los precios del petróleo y el descontento de la población ante el aumento de la

pobreza y el desempleo (López Maya & Lander, 1996, pág. 169). A esta crisis se

le atribuye como causa el fracaso del modelo neoliberal, que se pretendía imponer

como respuesta a los problemas económicos que enfrentaba el país, sin embargo,

esta solución no tiene éxito y se genera un ambiente de descontento y de

necesidad de cambio.

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Este es el contexto al cual se enfrenta el modelo democrático del nuevo líder que

llega al poder en 1999, el Presidente Hugo Chávez, quien es electo con una

mayoría del 56% de los votos (Torres, 2006, pág. 9). El nuevo régimen

democrático que se pone en marcha en Venezuela, trae consigo un importante

cambio institucional. El discurso que se manejará por el nuevo gobierno, tendrá

sus bases en una nueva ideología que se venía gestando dentro de algunos

cuarteles militares, conocida como el “bolivarianismo” (López Maya, 2009, pág.

200). El ideal de cambio hacia una sociedad igualitaria, donde la población civil

retomara el poder del Estado (Salamanca, 2004, pág. 101), se materializa a través

de la democracia participativa; los postulados de la revolución bolivariana se

concretaron en el proyecto Constituyente de 1999. Con la nueva constitución, se

dieron reformas profundas a nivel institucional, reforzando la participación de la

población civil (Salamanca, 2004), ofreciendo medidas anticorrupción (Martínez,

2006, pág. 28), ampliando la carta de derechos humanos y finalmente

aumentando los canales que garantizan una sociedad pluralista e incluyente

(López Maya, 2009, pág. 210).

A pesar de que se dieron todos estos cambios, la democracia en Venezuela no ha

podido evitar la violencia. Estas reformas, han tenido efectos perversos, en cuanto

se ha fragmentado a la población y no se han podido cumplir los resultados

esperados (Caetano, 2010, pág. 13), y al contrario de propiciar una convivencia

pacífica y solucionar los conflictos que se venían dando tras el descontento social,

han propiciado o mantenido un aumento en los niveles de violencia.

Calidad de la democracia

Si bien se identifica al régimen venezolano como un régimen democrático, que

cumple con los criterios de forma (Martínez, 2006, pág. 31), se hace claro que

existen falencias por donde se pueden hallar las explicaciones que permiten que

este régimen coexista con la violencia actual. Para poder entender cuáles son y

dónde se generar estas fallas, se analizará la calidad de la democracia

Page 20: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

20

venezolana. Para este fin, se utilizarán los indicadores de gobernabilidad, que son

estándares generales por los cuales se puede establecer, si estamos frente a una

democracia de buena calidad o de baja calidad.

El concepto de gobernabilidad que se manejará, es el del Banco Mundial el cual la

define de la siguiente forma: “las tradiciones e instituciones por las cuales la

autoridad es ejercida en un país. Esto incluye el proceso por el cual los gobiernos

son seleccionados, monitoreados y remplazados; la capacidad del gobierno de

formular e implementar políticas efectivamente; y el respeto de los ciudadanos y el

Estado hacia las instituciones que gobiernan la interacción económica y social

entre ellos.” (Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010, pág. 4). La gobernabilidad se

ha buscado medir de acuerdo a la creación de indicadores que reflejen los

elementos mencionados en la definición. Para este fin el Banco Mundial ha creado

el Worldwide Governance Indicators, estableciendo seis indicadores a través de

los cuales se medirá la calidad de gobernabilidad que tiene un país.

El primero de ellos es el de “Voz y rendición de cuentas”, este busca medir la

participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisión, así como la

libertad de seleccionar a su gobierno y la libertad de información y de asociación

(Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010, pág. 6). Las democracias bien sean

representativas, participativas, o de otro tipo; siempre designan a uno o a un

número de individuos que administren los recursos del Estado, esto presenta el

problema de garantizar la confianza entre los ciudadanos y los funcionarios, de

manera que los primeros puedan sentirse seguros de que el manejo de los

recursos se realiza correctamente. Para Claus Offe, este problema se soluciona

con la rendición de cuentas, a través de la participación, la deliberación y la

confianza (2009, pág. 35). Por lo tanto este indicador refleja la medida en la que,

el problema del control de la gestión del Estado es solucionado, al generar

confianza y participación en los ciudadanos.

Page 21: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

21

El segundo indicador es el de “Estabilidad política y ausencia de violencia”, por

este se observa la probabilidad de que el régimen sea desestabilizado por actores,

a través de medios inconstitucionales y violentos (Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi,

2010, pág. 6). Un Estado debe garantizar la seguridad de sus ciudadanos, siendo

el único que tiene la posibilidad del uso de la fuerza para mantener el orden social;

por lo tanto el hecho de que se pueda desestabilizar un régimen por medios

violentos, le quita al estado el control del uso de la fuerza y en consecuencia éste

no podrá garantizar seguridad a sus ciudadanos.

El tercer indicador de gobernabilidad es “Efectividad del gobierno”, este determina

la buena o mala calidad de los servicios públicos y civiles y la habilidad para

formular e implementar políticas públicas(Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010,

pág. 6). El Estado democrático responde teóricamente a las necesidades de su

población, debido a que, fue ésta la que lo eligió, por lo que el gobierno debe

conocer las necesidades y los problemas a ser solucionados. Un gobierno

democrático efectivo, por lo tanto, es capaz de diseñar políticas que respondan a

estas necesidades.

El cuarto indicador es “Calidad regulatoria” por el cual se mide la habilidad del

gobierno para formular e implementar políticas para promover el sector privado

(Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010, pág. 6). Este indicador es muy diciente de

la visión neoliberal sobre la cual se basa el modelo económico actual. Lo cual

puede chocar con las concepciones democráticas que están surgiendo en algunos

países de América Latina, que van en contraposición a este pensamiento

neoliberal, que pretende que el Estado sea movido por la fuerza del mercado

(Thwaites Rey, 2010).

El quinto indicador es “Estado de Derecho” el cual mide la confianza de los

ciudadanos en obedecer las reglas, y la probabilidad de delincuencia y

criminalidad (Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010, pág. 6). El Estado de Derecho

garantiza el cumplimiento de las normas, para que esto se dé el Estado debe

Page 22: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

22

proveer la confianza necesaria en sus instituciones y funcionarios, para que los

ciudadanos se sientan obligados y confiados en cumplir las reglas. Igualmente otro

elemento democrático de este indicador es que garantiza la igualdad de los

individuos, en cuanto todos se encuentran obligados por las mismas reglas y

nadie, ni siquiera los funcionarios del Estado, se encuentran exentos del

cumplirlas, esto sería lo que O’Donnell (2004, pág. 40) denomina como Estado

Democrático de Derecho.

Finalmente se encuentra el indicador de “Control de corrupción”, este observa si el

ejercicio del poder público beneficia a sectores privados o a ciertas élites

(Kaufmann, Kraay, & Mastruzzi, 2010, pág. 6). Si se entiende la democracia, como

el régimen por el cual el pueblo puede tomar sus decisiones y gobernarse, se

supone que esto se da en sentido de buscar el bien común, donde se tenga

igualdad de condiciones y de posibilidades; por lo tanto el uso del poder para

fines privados o individuales va en contra de las ideas democráticas, ya que le

otorga más beneficios a cierto grupo de ciudadanos, quebrando la relación de

igualdad. A pesar de que estos indicadores no abarcan todo los aspectos de la

democracia, se puede decir que abarcan áreas importantes para el estudio de

ésta, traspasando la barrera tradicional de los estudios formales de la democracia.

A continuación se verá la evolución de cada uno de estos indicadores para el caso

venezolano, lo que servirá para el análisis de la calidad democrática venezolana.

Voz y rendición de cuentas:

Este indicador muestra un descenso sostenido a través del tiempo (Ver gráfico 1),

ubicando a Venezuela mundialmente en el penúltimo percentil (Ver tabla 1),

significando que su puntaje es bajo con respecto a otros países del mundo. Estos

puntajes se pueden constatar en la realidad, en cuanto, los gobiernos venezolanos

tradicionalmente han favorecido un tipo de Estado centralista (McCoy, 2004, pág.

280). Actualmente eso ha traído como consecuencia la pérdida de la

independencia de los diferentes poderes que hacen contrapeso al poder ejecutivo,

Page 23: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

23

igualmente en el último gobierno se han establecido leyes habilitantes que han

empoderado al ejecutivo (López Maya, 2009, pág. 218), afianzando esta asimetría

en la distribución del poder y propiciando poca transparencia en la gestión de éste.

Igualmente otro de los fenómenos que se pueden observar dentro de la tradición

democrática venezolana, es la poca preocupación por una adecuada rendición de

cuentas (Myers, 2004, pág. 26). Esto se refleja en el escenario actual,

especialmente, en la estatización que se ha dado de varias empresas, poniendo

en duda la buena gestión y administración que el Estado le da a éstas; debido a

que no hay claridad en el manejo de la producción y la gestión de los recursos,

uno de los casos más emblemáticos de este problema es la empresa PDVSA

(Montero, 2006, pág. 97). Dentro de este indicador también se toma en cuenta la

libertad de participación, de expresión y de información; estos son temas que

actualmente son muy controvertidos en la realidad venezolana. Según el Informe

que realiza PROVEA, sobre los derechos humanos, el derecho a la libertad de

información y expresión, si bien existe en Venezuela, se ha debilitado, debido a las

restricciones que se le han impuesto a los medios de comunicación privados, por

medio de la promulgación de leyes, así como igualmente han aumentado las

agresiones a los periodistas y las sanciones a las administraciones de los medios

de comunicación (PROVEA, 2011, pág. 299).

Estabilidad política.

Este indicador se mantiene en puntajes bajos (Ver gráfico 2), es importante

resaltar que a partir del 2002, se da una disminución importante, que luego de esta

fecha ha mantenido los puntajes aún más bajos que los que se registraban en

años anteriores. Esto se explica mediante los sucesos del paro petrolero del 2002,

que finalizó en un golpe de Estado fallido, que ocurre a principios de 2003. A esto

contribuye otro factor, que es la creciente polarización social (Salamanca, 2004),

que no favorece la mejora de este indicador.

Page 24: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

24

El actual régimen democrático, tras las reformas que realizó, estableció que una

de sus bases sobre la cual funcionaría esta nueva idea de democracia, era la

alianza cívico militar (López Maya, 2009, pág. 202), esto además de ser una

contradicción teórica, puede propiciar la desestabilización de la democracia. La

pérdida de control por parte de la población civil de la organización militar y la

politización de la milicia, debilita la democracia, en cuanto se militariza el poder y

lo despoja de su carácter cívico, ocasionando “zonas grises” entre gobiernos

autoritarios y democráticos (McCoy, 2004, pág. 295). Igualmente la creación de

grupos de la población civil para la construcción de una sociedad bolivariana, tal

como lo pretende esta ideología, y para la defensa del régimen (López Maya,

2009, pág. 205), son situaciones que pueden atentar contra la seguridad

democrática, debido a que, sectores de la población se radicalizan y en nombre de

la defensa de la ideología bolivariana, cometen actos violentos (International Crisis

Group, 2011).

Efectividad del gobierno.

Los puntajes de este indicador, si bien son bajos, son los más estables, debido a

que no presentan disminuciones repentinas (Ver gráfico 3). Las políticas

paternalistas son una característica de los diferentes gobiernos que ha tenido el

país (Myers, 2004); este tipo de políticas se ha apoyado mayoritariamente, en los

recursos de la renta petrolera. El sostenimiento de estas políticas, durante la

democracia puntofijista, favoreció y sostuvo el elitismo que se vivió durante esta

época (Coronil, citado en: McCoy, 2004, pág. 273), uno de los cambios que se

observa en régimen democrático actual, es la búsqueda de redistribución de las

riquezas obtenidas del petróleo (Barreiro, 2006, pág. 100). A pesar de que se han

dado avances en cuanto a la disminución de la pobreza y la desigualdad,

acompañado por un aumento en el gasto social, no se ha podido alcanzar un

resultado óptimo (IDD-LAT, 2011) (Ver gráficos 7 y 8).

Calidad regulatoria.

Page 25: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

25

Para este indicador se pueden identificar tres fases (Ver gráfico 4), en las cuales

los puntajes fueron disminuyendo. En los primero años, se puede decir que, a

pesar de ser puntajes bajos, Venezuela a travesaba una crisis por la baja de

precios del petróleo, pero conservaba una política de libre mercado. Con la llegada

del gobierno de presidente Chávez se fueron generando poco a poco políticas que

fueron restringiendo esta libertad económica, y fueron involucrando al Estado en el

control de los aspectos económicos, esto provoca la pérdida de confianza de la

inversión extranjera (Kelly & Palma, 2004, pág. 229). Este indicador se caracteriza

por un descenso en los últimos años, pero esto se le puede atribuir a la nueva

concepción de Estado antineoliberal, que propone el gobierno de Chávez (López

Maya, 2009, pág. 208), la cual se opone a esta política de libre mercado y busca

un Estado controlador de la economía, que va en contravía a los estándares que

propone este indicador.

Estado de Derecho.

Este indicador tiene un decrecimiento constante (Ver gráfico 5), ubicando al país

en los percentiles más bajos a nivel mundial (Ver tabla 1). La capacidad del estado

para hacer cumplir las reglas, es débil, teniendo en cuenta que desde la

democracia puntofijista, no se buscaron reforzar las políticas de regulación

(Myers, 2004, pág. 25). Este fenómeno se ha venido manteniendo a lo largo de la

historia democrática. La impunidad es uno de los factores que contribuyen a la

disminución del puntaje de este indicador, según el Informe de Inseguridad y

Violencia de la LACSO-OVV, la encuesta de victimización realizada en 2007,

reveló que el 64% de los delitos diferente al del homicidio, no son denunciados

(Ávila, Briceño, & Camardiel, 2008, pág. 123); a lo que se le suma que según las

cifras del 2010, por cada 100 homicidios se realizan aproximadamente 9

detenciones (Camardiel, 2012), esto propicia un clima de impunidad. Igualmente

se resalta que de estos crímenes no denunciados, el 77% de las víctimas alega no

haberlo hecho “porque las autoridades no hacen nada” (Ávila, Briceño, &

Page 26: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

26

Camardiel, 2008, pág. 123), lo que refleja una clara desconfianza en las

instituciones del gobierno.

El decrecimiento constante de este indicador responde igualmente al aumento de

la violencia directa, donde se encuentran delitos como robos, lesiones personales,

homicidios, secuestros, por mencionar algunos de los delitos que se cometen con

mayor frecuencia (PROVEA, 2011, pág. 397). La existencia de impunidad y altos

niveles de violencia, afectan la calidad democrática, debido a que es uno de los

deberes del Estado garantizar el cumplimiento de los derechos que se establecen

constitucionalmente (como lo es garantizar la seguridad y el derecho a la vida)

(Rosales, 2007, pág. 56), lo cual se pone en duda al presentarse altos niveles de

violencia, así como también la desconfianza en las instituciones estatales que

alimenta la debilidad del Estado de Derecho.

Control de la corrupción.

Este indicador presenta igualmente un descenso constante (Ver gráfico 6). Éste se

puede observar con facilidad a lo largo de la historia democrática del país, por

medio de los diversos escándalos de corrupción que se generaron durante los

gobiernos de la democracia puntofijita, como lo son el escándalo del Banco Latino,

los diversos casos de corrupción en el que estuvo implicado el ex presidente

Carlos Andrés Pérez, que finalmente lo llevaron a su destitución, entre otros

ejemplos que caracterizan este período histórico (López Maya & Lander, 1996,

pág. 183). Con la llegada de Chavez al poder se pretendió dar un cambio a este

problema, pero no se ha podido tener éxito. Actualmente según Transparencia

Internacional el índice de percepción de corrupción del 2011 ubica a Venezuela en

el puesto 172 de 183 países, calificándolo en la lista de los países con mayor

índice de corrupción.

Tras el análisis realizado por medio de los indicadores de gobernabilidad, se

puede concluir que el régimen democrático venezolano es de baja calidad. Todos

sus indicadores tiene puntajes bajos y la mayoría presenta un decrecimiento a

Page 27: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

27

través del tiempo, esta situación evidencia debilidades en la aplicación del modelo

democrático. Otro indicador que constata la baja calidad de la democracia

venezolana es el Índice de Desarrollo Democrático Latinoamericano (IDD-LAT), el

cual para el 2011 califica a Venezuela como una democracia con desarrollo

mínimo.

Identificación de las violencias.

A partir de esta calificación se puede entrar a identificar los tipos de violencia que

se dan al interior del régimen democrático. Retomando la clasificación de Galtung

de los distintos tipos de violencia, se pueden identificar cómo estos se generan en

la realidad venezolana. No se enfatizará en la identificación de la violencia cultural,

debido a que no es de vital importancia para este trabajo. Sin embargo, se

reconoce que hay factores en los simbolismos y el lenguaje que utiliza la actual

ideología del régimen, que para algunos se pueden interpretar como violentos.

Para la identificación de la violencia estructural se partirá de la delimitación de

esta, a aquellos factores que dentro de la estructura democrática no permitan el

desarrollo del objetivo característico de la democracia, que se discutió en el

anterior capítulo y se señaló como: el de garantizar y mantener la convivencia

pacífica. Esta delimitación responde a que este tipo de falencias de la democracia,

contribuyen y legitiman las expresiones de violencia directa y por lo tanto puede

caracterizarse como violencia estructural.

Las características más importantes de la democracia, que según Wallensteen,

contribuyen directamente a que ésta no pueda garantizar la paz, son el Estado de

Derecho, el control de la corrupción y el control de los poderes del Estado

(Wallensteen, 2007, pág. 276). El primer elemento es importante en cuanto, el

Estado de Derecho garantiza estabilidad del régimen, es decir las leyes que son

aceptadas y cumplidas por la sociedad, aplican frente a cualquier situación que se

presente. Esto quiere decir que al estar los ciudadanos sometidos igualmente, a

las leyes del Estado, y siendo éste capaz de garantizar el cumplimiento de éstas,

Page 28: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

28

cualquier situación que pretenda desestabilizar la convivencia social, podrá ser

solucionada mediante la aplicación de la ley (Wallensteen, 2007, pág. 275).

En cuanto al control de la corrupción, este elemento tiene relevancia, ya que

implica la legitimidad que los ciudadanos le otorgan a las instituciones estatales.

Cuando un régimen permite el aprovechamiento y el abuso de poder por un grupo

de personas, se puede generar un clima de descontento que detone en un

conflicto. Con la pérdida de legitimidad que implica la corrupción, las instituciones

democráticas que permiten la resolución de estos conflictos, terminan siendo

inútiles, ya que los ciudadanos finalmente no creen en éstas (Wallensteen, 2007,

pág. 275). Por último el control del poder, o el sistema de check and balance que

se genera en las democracias, tiene influencia directa en cuanto permite la

transparencia y la confianza por parte de la población de que no hay una

concentración de poder, que pueda presentar una amenaza para su percepción de

seguridad (Wallensteen, 2007, pág. 275). Finalmente otro elemento que no señala

Wallensteen, pero que es importante para la caracterización y por lo tanto para el

funcionamiento de una buena democracia, es la participación activa de la sociedad

civil. Esto último es importante, ya que garantiza la inclusión y el reconocimiento

de los diferentes grupos de la sociedad, evitando la exclusión.

Volviendo a la situación de la baja calidad democrática venezolana, se puede

afirmar entonces que existe violencia estructural dentro del régimen. Si bien los

indicadores de la calidad democrática no se pueden tratar por separado, ya que

estos tienen una relación recíproca, se pueden hacer distinciones, teniendo en

cuenta las aclaraciones hechas anteriormente. La debilidad del Estado de Derecho

del régimen venezolano, es un claro indicio de violencia estructural, en cuanto el

Estado no es capaz, por medio de la aplicación de la ley, de evitar las expresiones

de criminalidad y otras formas de violencia. Igualmente la impunidad y la

desconfianza que tienen los venezolanos en sus instituciones, propician climas

donde la violencia directa puede ser justificada y soportada.

Page 29: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

29

Otro indicio de violencia estructural en la democracia venezolana, es su alto nivel

de corrupción, que en los últimos años ha alcanzado niveles críticos (Ver tabla 1).

La corrupción contribuye a la desconfianza que se mencionaba antes, frente a las

instituciones del Estado, al igual que es un medio que permite soportar el uso de la

violencia directa, ya que, no sólo genera descontento entre algunos grupos de la

población que puedan sentirse en situación de desigualdad, frente algunos que

abuzan del poder para su beneficio; sino que también permite que los crímenes y

las violaciones que se den por aquellos que gozan del poder, no tengan ninguna

sanción.

Finalmente citando a Thwaites, se observa que para el caso venezolano “las

reformas constitucionales generan un nuevo tipo de participación popular desde

abajo. Este intento, sin embargo, aún choca con concepciones y tendencias hacia

la centralización y concentración piramidal de poder (2010, pág. 31). El

centralismo del poder, si bien no es un fenómeno único del régimen actual

(McCoy, 2004), hoy en día se hace evidente en la realidad venezolana,

contribuyendo a un clima de tensión, donde se percibe por algunos sectores que

no hay igualdad de condiciones, y que se vive una concentración del poder (López

Maya, 2009, pág. 204). Este centralismo se puede ver como violencia estructural,

al fomentar la polarización, en cuanto se percibe por diversos grupos que no hay

un verdadero equilibrio que permita la representación de las diferentes demandas

y por lo tanto, se contribuye a un clima de hostilidades. Esta creciente polarización

va ligada con el rol de la población civil en el escenario político, si bien las

reformas del último gobierno han reforzado y ampliado los canales de

participación, la existencia de divisiones tan marcadas en la sociedad no propicia

un buen desarrollo de la participación de los diferentes grupos. Relacionado con

esto último, se encuentra los problemas de la libertad de expresión, que se señala

para el caso venezolano (PROVEA, 2011), lo cual atenta contra la posibilidad de

acceso a información y de participación de los ciudadanos.

Page 30: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

30

Esta identificación que se hace de violencia estructural, puede ser incompleta y

subjetiva para algunos, pero intenta aproximarse a aquellos factores que permiten

que se dé la convivencia de violencia y democracia. Para finalizar esta

identificación de violencias, se describirá la situación de violencia directa que vive

actualmente el país. Este tipo de violencia directa no responde a una violencia

política (International Crisis Group, 2011). Se puede decir que se trata de un

fenómeno de criminalidad, que presenta algunos elementos de crimen organizado.

La criminalidad se materializa a través de actos como, robos, lesiones personales,

secuestros, entre otros crímenes que se presentan hoy en día. Sin embargo, este

trabajo se enfocará en los homicidios como expresión de violencia directa, los

cuales son la expresión máxima de ésta (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012).

La tasa de homicidios viene en aumento desde momentos antes de la llegada del

Presidente Chávez al poder y del cambio del modelo democrático. No obstante,

durante este período se identifica un aumento de esta cifra, que duplican la de los

años anteriores, al igual que se encuentran ambivalencia, como la del aumento

sostenido de los niveles de violencia y la ausencia de crisis económica u otros

sucesos, que anteriormente explicaban las cifras de violencia (Ávila, Briceño-León,

& Camardiel, 2012) (Ver Tabla 2). Actualmente Venezuela cuenta con una tasa de

57 homicidios por cada cien mil habitantes (OVV, citado en: Ávila, Briceño-León, &

Camardiel, 2012), esta cifra no incluye muertes en averiguación y muertes por

abuso de la autoridad (Camardiel, 2012); sin embargo para el 2009 el organismo

gubernamental de estadísticas (INE), realizó una encuesta de victimización que

reveló una tasa de 75 homicidios por cada cien mil habitantes (International Crisis

Group, 2011) (Ver tabla 2).

Igualmente se resalta durante este período de tiempo la estrategia cívico-militar

del régimen, que ha generado fenómenos como, grupos de sociedad civil

armados, que son algunos de los que realizan los actos directos de violencia. La

situación actual de Venezuela, al contrario de Colombia, por ejemplo, donde se

puede hablar de un conflicto armado, o Brasil, donde hay un claro fenómeno de

Page 31: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

31

crimen organizado, no es tan fácil de clasificar. Actualmente se evidencia algunos

fenómenos de bandas que practican el narcotráfico, siendo Venezuela uno de los

países donde ha aumentado el tránsito de droga (UNODC, 2010, pág. 234); así

como también hay sectores de las ciudades controlados por grupos de sociedad

civil armados que buscan proteger al régimen, como es el caso del Colectivo 23 de

enero (International Crisis Group, 2011, pág. 19), lo que podría denominarse como

indicios de paramilitarismo; al igual que la presencia de “hampa común”

(International Crisis Group, 2011, pág. 4).

Se puede concluir que la baja calidad democrática, permite expresiones de

violencia estructural, que al juntarse con factores de la coyuntura actual, o de otro

tipo, están haciendo evidente un incremento de la violencia directa en la sociedad

venezolana. Esta identificación de violencias puede contribuir a un acercamiento,

que permita entender cómo coexisten violencia y democracia en el caso

venezolano.

La democracia venezolana frente a otras democracias.

Como se señaló en el capítulo anterior, las democracias latinoamericanas sufren

actualmente de cambios y de reestructuraciones institucionales, lo cual no ha

podido acabar con los altos niveles de violencia que se dan en algunos países. Es

importante resaltar que los diversos casos en América Latina, si bien comparten

puntos en común no se puede hallar una explicación genérica para entender la

convivencia de democracia y violencia en todos los casos. Países como Colombia

que sigue en una dinámica de conflicto armado, o el Salvador que se encuentra en

un proceso de post-conflicto, no se pueden explicar igualmente que casos como,

Brasil que posee un alto índice de desigualdad y un fenómeno de crimen

organizado, México que tiene presencia de crimen organizado y bandas

narcotraficantes desde años atrás; o el caso de países como Honduras y

Venezuela que hoy encabezan la lista de países más violentos del continente, y no

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32

presentan ni presentaron conflictos armados, ni tiene una larga historia de

presencia de crimen organizado.

Para entender la heterogeneidad de los diversos casos y el por qué no se pueden

explicar todos de la misma manera se hará una breve comparación de los

indicadores de gobernabilidad de algunos países con altos índices de violencia.

Antes de hacer la comparación con países que presenten altos niveles de

violencia, se puede señalar el caso de Chile (Ver gráfico 9), que si se compara con

Venezuela, éste tiene una posición mucho más alta en cuanto a calidad de la

democracia, ya que casi todos sus indicadores de gobernabilidad se encuentran

entre los primero percentiles a nivel mundial. Si bien Chile no es un país que tenga

altos niveles de violencia, es importante ver el caso de un país latinoamericano

que se clasifica con un alto desarrollo democrático (IDD-LAT, 2011) y como logra

evitar cifras de violencia como las de otros países de la región.

La siguiente comparación se hace entre Venezuela y Colombia, éste último posee

una tasa de homicidios de 38 por cada cien mil habitantes para el 2010 (Instituto

Nacional de Medicina legal, 2010). Siendo una cifra alta y teniendo en cuenta que

es el único país de la región que aún tiene presencia de conflicto armado, se

observa que los indicadores de gobernabilidad son más altos que los de

Venezuela (Ver gráfico 10). A pesar de que Colombia tiene una tasa alta de

homicidios, presencia de conflicto armado y un bajo desarrollo democrático (IDD-

LAT, 2011), sus cifras de homicidios no son tan altas como las de Venezuela, que

además tiene un desarrollo mínimo de la democracia (IDD-LAT, 2011).

Otra comparación que se puede hacer es con respecto a El Salvador, este país

recientemente salió de un conflicto armado interno, pero continúa con altas tasas

de homicidios, 57 por cada cien mil habitantes (Paullier, 2011). Esta tasa se iguala

a la de Venezuela, sin embargo cuando se hace la comparación con los índices de

gobernabilidad, se observa que El Salvador tiene la mayoría de sus indicadores

más altos que los de Venezuela (Ver gráfico 11). Igualmente El Salvador es

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33

calificado como un país con desarrollo democrático bajo. Teniendo la misma cifra

de homicidios resulta contradictorio el hecho de que este país tenga índices de

calidad democrática un poco más altos que los de Venezuela.

Si se hace esta comparación con un país que presenta una larga historia de

crimen organizado, acompañado por una alta desigualdad social, como es el caso

de Brasil, se pueden observar algunas diferencias con los casos antes

mencionados. Si bien Brasil es un país con una tasa de homicidios alta, 21

homicidios por cada cien mil habitantes (Paullier, 2011), es la tasa más baja con

respecto a los países que se vienen mencionando. En cuanto a la comparación de

los indicadores de gobernabilidad, este país tiene la mayoría de sus indicadores

por encima de la media (Ver gráfico 12) y se clasifica como una democracia de

desarrollo medio (IDD-LAT, 2011). A diferencia de Venezuela y otros países con

altos niveles de violencia, Brasil tiene una calidad democrática que está por

encima de todos estos, pero no ha podido combatir totalmente los niveles de

violencia.

Finalmente se compara con Honduras, que al igual que Venezuela es un país que

no ha tenido conflicto interno, pero presenta una situación política interna que ha

generado la expansión de bandas criminales (Briceño-León, 2007, pág. 20) y que

actualmente tiene la tasa más alta de homicidios de toda la región, siendo de 86

por cada 100 habitantes, según el Observatorio de la Violencia (La Tribuna, 2012).

Los indicadores de gobernabilidad son un poco más altos que los de Venezuela,

pero no se puede decir que estos sean realmente altos a nivel mundial (Ver gráfico

13), su clasificación de desarrollo democrático es el de un país con bajo desarrollo

democrático, a diferencia de Venezuela que se clasifica con mínimo desarrollo

democrático (IDD-LAT, 2011). A pesar de que Hondura es uno de los casos que

más se acerca a la realidad de violencia que se vive en el caso venezolano,

teniendo una tasa de homicidios superior a la de Venezuela, los indicadores de

calidad democrática son un poco más altos. Teniendo ambos países una calidad

Page 34: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

34

baja en comparación con el resto de la región, cuando se comparan únicamente

ellos dos se puede observar una leve diferencia.

Como se dijo al principio de esta sección, no se puede generalizar una explicación

para los diferentes casos donde democracia y violencia conviven, si se da una

mirada general los países que presentan esta coexistencia, tienden a una calidad

democrática baja. Sin embargo cuando se les trata por individual se puede ver que

hay ciertas diferencias. Con esta comparación se pretende aclarar que si bien la

relación entre la baja calidad democrática y las expresiones de violencia directa,

no es igual en todos los casos, si se puede ver cierta relación.

Page 35: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

35

El caso venezolano hoy: entre las dudas democráticas y la violencia.

Como se pudo evidenciar en el capítulo anterior, la baja calidad de la democracia

venezolana no es un factor reciente, esta viene disminuyendo desde épocas antes

de la llegada del actual gobierno. Esto mismo ocurre con la cifra de homicidios que

presenta un aumento sostenido a lo largo del tiempo. A pesar de esto, ¿qué lleva

a considerar el caso venezolano, en la coyuntura actual, como uno de los países

más violentos de América Latina?, teniendo una tasa de homicidios por encima de

la media de la región (Paullier, 2011). Los cambios que se han venido generando

en los últimos años en Venezuela son de especial interés para el estudio de la

violencia, siendo un país, que a diferencia de otros países latinoamericanos no ha

sufrido conflictos armados, ni tiene una larga historia de presencia de crimen

organizado, actualmente convive con altos niveles de violencia.

Etapas de la violencia.

Según Ávila, Briceño-León y Camardiel (2012), se puede hablar de tres etapas

para entender la evolución de la violencia en Venezuela. Para estos autores las

expresiones de violencia directa se vuelven importantes, a partir de los hechos

ocurridos en 1989, conocidos como el “caracazo”. Luego de las revueltas sociales

y los saqueos que se generaron, como expresión de descontento ante la situación

de crisis económica que vivía el país, se puede comenzar a observar un aumento

de la tasa de homicidios, que pasó de un promedio de 9 por cada cien mil

habitantes, a un promedio de 17 por cada cien mil habitantes, entre los años 1989-

1993 (Observatorio Venezolano de Violencia, citado en: Ávila, Briceño-León y

Camardiel 2012). Este período estuvo marcado por la crisis neoliberal, con

incrementos en los niveles de pobreza, desempleo y desigualdad social, así como

también una baja en los precios del petróleo, recurso del cual depende el país

(López Maya & Lander, 1996).

Una segunda fase de la violencia homicida, fue durante el gobierno de Rafael

Caldera (1994-1998), en esta, si bien la tasa de homicidios no disminuyó, tampoco

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36

aumentó, manteniéndose estable (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, Las Tresa

Fases de la Violencia Homicida, 2012), con una tasa promedio de 20 homicidios

por cada cien mil habitantes (Observatorio Venezolano de Violencia, citado en:

Ávila, Briceño-León y Camardiel 2012). Si bien en esta época hay una relativa

estabilidad, no se logró aplacar totalmente el descontento social que ya venía

creciendo desde momentos anteriores. Finalmente la tercera fase es la que se

observa actualmente (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012), donde la violencia

homicida ha aumentado rápidamente, teniendo una tasa de homicidios para 1999

de 25 por cada cien mil habitantes y pasando a 57 homicidios por cada cien mil

habitantes durante el 2010 (Observatorio Venezolano de Violencia, citado en:

Ávila, Briceño-León y Camardiel 2012). A diferencia de las época anteriores,

durante este período se han venido generando reformas institucionales que

pretenden mejorar la democracia, pasando de una democracia deslegitimada

(modelo de puntofijo) a una democracia participativa, al igual que atacando el

problema de la desigualdad social a través de medidas de redistribución de

riquezas, y con un aumento de los precios del petróleo a partir del año 2000

(Baptista, citado en: López Maya, 2009, pág. 209).

Teniendo en cuenta estas tres fases que describen los autores antes

mencionados, se profundizará en la tercera fase que es objeto de estudio de este

capítulo, entendiendo los desarrollos que se han dado durante este último

gobierno, al igual que profundizando en las cifras y el análisis de la violencia

actual.

Logros y contradicciones del actual gobierno.

El actual gobierno al tomar posesión, lo hizo con la promesa de redistribución de

las riquezas luchando contra las desigualdades que habían dejado los regímenes

anteriores (López Maya, 2009, pág. 208), los cuales concentraron las riquezas en

élites corruptas. Igualmente, prometió a aquellos que habían sido renegados

durante el gobierno anterior, la posibilidad de una mejor calidad de vida (McCoy,

Page 37: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

37

2004, pág. 276). Por esta razón el régimen le apuesta a una democracia donde se

empodere al ciudadano y se atiendan las necesidades de la sociedad, y por lo

tanto, la estrategia de éste se ha basado en apuntarle a la mejoras sociales, en lo

cual se puede decir que ha tenido un relativo éxito (D'Elia, 2006).

Para la aplicación de estas políticas redistributivas, el gobierno ha utilizado las

llamadas “misiones sociales”, que se han destinado a atacar problemas como los

de salud, educación, atención a los miembros más vulnerables de la sociedad,

entre otros programas. Algunas de las misiones más conocidas son: la Misión

Barrio Adentro, con el propósito de “darle forma a la red primaria de salud a través

de la prestación de un servicio gratuito a la población de escasos recursos

económicos” (Centeno, 2006); Misión Robinson “a los fines de lograr librar una

batalla contra la ignorancia, pues con el conocimiento es el que logra acercar el

poder a la gente.” (Centeno, 2006); Misión Mercal “Esta misión se creó con la

finalidad de la comercialización y venta directa a bajo precio de productos

alimenticios y otros de primera necesidad como medicinas” (Centeno, 2006);

Misión Zamora “tiene como objetivo primordial entregar tierras a los campesinos, a

los fines de garantizar la oferta alimentaria para los más desfavorecidos en una

apuesta por la economía social y el desarrollo endógeno.” (Centeno, 2006); entre

otras misiones que se proponen objetivos como la inclusión y expansión de los

derechos indígenas, la asistencia a madres y a niños recién nacidos, proporcionar

viviendas a la población, etc.

Los resultados de estas misiones según datos del gobierno han sido favorables.

Un reflejo de esto es el índice de desarrollo humano, que para el 2011 ubica a

Venezuela en el puesto 73 con respecto a 187 países evaluados (PNUD, 2011),

estando por encima de muchos de los países latinoamericanos, como Colombia,

Brasil, El Salvador, Honduras, entre otros. Según cifras oficiales del Instituto

Nacional de Estadísticas de Venezuela (INE), la evolución de este índice va en

continuo aumento (Ver gráfico 3.3). Igualmente si se evalúa al país por aspectos

separados, como es el caso de la salud, se observan indicadores como: el

Page 38: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

38

aumento de la edad de la esperanza de vida al nacer de 72 años en 1990 a 74

años en el 2011 (INE, 2012), también el aumento de la población con acceso al

agua potable (80% en 1998 a 95% en 2009) (INE, 2012), y los logros de la Misión

Barrio Adentro (Ver gráfico 3.4).

En cuanto a la educación igualmente se han dado avances, según la UNESCO se

ha reducido la tasa de analfabetismo (Joubert-Ceci, 2012), siendo ésta para el

2010 de 4,8% (CEPAL, 2010). El desempleo también viene mejorando, según el

Vicepresidente Elias Jaua durante el 2011 se redujo el desempleo 1,5% (Padrino,

2012); según cifras del INE, el desempleo se ha reducido, teniendo una tasa de

población desocupada de 8,8% para el 2011 (Ver gráfico 3.5). El gasto social, que

es uno de los argumentos que el gobierno ha utilizado para defender su buena

gestión, como lo mencionó el ministro Andrés Izarra (CNN, 2010), ha aumentado

para el 2011 a más del 22% (Padrino, 2012).

Todos estos avances que se mencionan en materia social, se reflejan en la

disminución de la pobreza (Ver gráfico 3.1), así como en la disminución de la

desigualdad (Ver gráfico 3.2). Si bien continúan este tipo de problemas en la

sociedad venezolana, si se compara con otros países de América Latina, según

cifras del PNUD, el coeficiente Gini de Venezuela (43,5) es inferior al de países

como Colombia (58, 5), Brasil (53,9) y Honduras (57,7) (PNUD, 2011), reflejando

una mejoría con respecto a la región.

Estos logros que se mencionan, se enmarcan en la idea de renovación de la

democracia y de un Estado que sea capaz de asumir el rol de redistribuir la renta

nacional, de una manera más autónoma, a través de la recuperación de los

recursos naturales estratégicos, pudiendo el Estado-nación definir el rumbo que

quiere tomar (Thwaites Rey, 2010, pág. 31). Se entiende que la buena

administración y gestión del Estado es esencial para que se dé un cambio en las

estructuras que permitan una democracia participativa como la que se enuncia en

la Constitución venezolana, pero esto se enfrenta con un poder centralizado, y con

Page 39: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

39

estructuras y características del antiguo régimen que no se han podido combatir

del todo (Lander, citado en Thwaites Rey, 2010, pág.39).

Este choque al cual se enfrenta esta estrategia de mejoras sociales, frente al

centralismo y otros problemas estructurales, se refleja en las críticas que se le

hace a la gestión del gobierno que han permitido reproducir los problemas de

corrupción que se pretendían combatir. Una de estas críticas es, la baja

institucionalidad que tiene el programa de las misiones, que facilitan o pueden ser

utilizadas para actividades como la corrupción y el clientelismo (Lander, citado en

Thwaites Rey, 2010, pág.39) (Montero, 2006, pág. 97); igualmente otra de las

críticas es el centralismo de la gestión del poder; y el tema que concierne a este

trabajo, el aumento de la violencia a pesar de las mejoras sociales que se han

realizado.

Según la visión actual del régimen, estas medidas de inversión social, son la

solución a los problemas de inequidad y segregación social que venían

propiciando los descontentos sociales y por lo tanto el aumento de la violencia

(CNN, 2010). Si bien esto tiene un peso importante, en cuanto un Estado

democrático en miras de garantizar la convivencia pacífica, debe propiciar la

igualdad de sus ciudadanos y atender las necesidades básicas del pueblo;

también es cierto que el Estado democrático facilita una posibilidad de convivir y

manejar la intolerancia de manera que no haya exclusión o se atente contra un

grupo determinado, poniendo en riesgo la seguridad y la paz del Estado

(Wallensteen, 2007). En el caso de Venezuela, las cifras parecen indicar que el

Estado busca satisfacer las necesidades de sus ciudadanos y busca políticas que

incluyan a las clases menos favorecidas, pero siguen existiendo fallas que

permiten que se siga dando la contradicción de violencia y democracia.

Para algunos autores (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012) (Salamanca, 2004)

el régimen actual ha propiciado la polarización social, generando un clima de

intolerancia entre sus ciudadanos. Igualmente se siguen observando fallas

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40

estructurales como las que se mencionaron y se identificaron como violencia

estructural, tales como la corrupción y el débil Estado de Derecho, lo que puede

explicar el continuo aumento en los niveles de violencia. A continuación se

describirá la situación actual de violencia directa, de manera que se puedan

profundizar en sus características y en las cifras, pudiendo ver como ésta ha

evolucionado, a pesar de las mejoras sociales que se han alcanzado.

La violencia actual.

La fase actual de violencia homicida, que se explicará en esta sección, como lo

señala Ávila, Briceño-León y Camardiel (2012), se encuadra en una situación de

mejoras sociales, bonanza petrolera y sin ningún evento especial al que se le

pueda fácilmente atribuir las expresiones de violencia directa (homicidios). Sin

embargo, no hay que dejar a un lado el ambiente político que vive el país, el cual

es un aspecto importante, pero al que no se le puede atribuir totalmente el

aumento de violencia homicida (International Crisis Group, 2011, pág. ii).

Las cifras de homicidios han alcanzado unos niveles que duplican lo que se tenía

para el año 1998, de 20 homicidios por cada cien mil habitantes, se pasó a una

cifra de 57 por cada cien mil habitantes en el 2010 (Observatorio Venezolano de

Violencia) (Ver tabla 4.1). El trato de las cifras también supone un problema,

debido a que a partir del 2004 el Estado dejó de informar acerca de las cifras

oficiales de los homicidios que se cometían en el país, por lo que las cifras con las

que se cuentan durante este tiempo, corresponden a la elaboración de

organizaciones no gubernamentales, que logran obtener información aproximada

sobre éstas (Camardiel, 2012). A pesar de esto, en el 2009 se pudo comprobar

que las cifras no estaban del todo lejos de la realidad, ya que el INE ese año,

realizó una encuesta de victimización, que tuvo un gran alcance, y que generó

como resultado la cifra de 75 homicidios por cada cien mil habitantes (International

Crisis Group, 2011, pág. 3); esta cifra incluye dos tipos de muertes que nos son

incluidas en la medición general de la tasa de homicidios, que son muertes en

Page 41: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

41

averiguación y resistencia a la autoridad (Camardiel, 2012) (Ver tabla 4.1 y

gráficos 4.2 y 4.3). Esta cifra cuando fue conocida, fue rápidamente ocultada, pero

la información logró infiltrarse en algunos medios, lo que permitió confirmar con

cifras oficiales, el alto nivel de violencia que se daba en el país (Camardiel, 2012)

(International Crisis Group, 2011).

Recientemente en el año 2010, el Ministro de Interior Tareck El Aissami, reveló

que la tasa de homicidios para este año era de 48 homicidios por cada cien mil

habitantes, lo que significó la aceptación por parte del gobierno del problema real

de inseguridad y violencia (Paullier, 2011). Esta cifra era más baja que la que

registraba el Observatorio Venezolano de Violencia, que para ese mismo año era

de 57 homicidios por cada cien mil habitantes (Briceño-León, 2007); a pesar de

esta diferencia de números, lo importante es entender que efectivamente sí existe

un problema grave de violencia. Venezuela con esa tasa de homicidios, se

encuentra por encima de países como Colombia, que para el 2010 tenía una cifra

de 38 homicidios por cada cien mil habitantes (Instituto Nacional de Medicina

legal, 2010), y se iguala a países como El Salvador con una tasa igualmente de 57

homicidios por cada cien mil habitantes (Paullier, 2011).

La violencia que se identifica actualmente en Venezuela es de tipo criminal, que

en los últimos años ha presentado características que pueden llevar a pensar que

hay presencia de crimen organizado. Muchas de las víctimas que se presentan día

a día en las ciudades venezolanas, son atribuidas al hampa común, es decir a

pequeños delincuentes o pequeñas bandas (International Crisis Group, 2011, pág.

4). No obstante no se puede negar que existan grandes organizaciones de

personas de la sociedad civil, que practican actos como el narcotráfico y el porte

de armas, y a los cuales se les puede atribuir muchas de las víctimas de la

violencia. Actualmente Venezuela cuenta con 18 colectivos (Camardiel, 2012), que

son organizaciones urbanas que en la mayoría de los casos tiene posesión de

armas, y que se encuentran organizados con el fin de proteger la revolución, que

dice llevar a cabo el régimen (International Crisis Group, 2011). El caso más

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42

emblemático de esto es el colectivo “la piedrita”, ubicado en el barrio 23 de enero,

el cual logra controlar el territorio donde se encuentran (Serpa, 2012).

Igualmente la situación actual en las cárceles venezolanas contribuyen con este

ambiente de violencia, dentro de éstas se observan fenómenos como la creación

de los PRANES, que son reclusos reconocidos dentro de la cárcel como líderes,

los cuales extorsionan a otros presos y tienen la capacidad de estar armados y de

subordinar a todos aquellos que se encuentran recluidos en el recinto penal

(Ferrer, 2011 ). Esta situación de las cárceles en el 2011, se hizo evidente con la

toma que se dio a la cárcel del Rodeo II, donde por varios días las autoridades no

podían entrar al recinto que se encontraba bajo el control de los reclusos.

Esta situación ha creado una sensación de inseguridad entre los ciudadanos del

país, quienes colocan a la inseguridad como el principal problema que se vive

actualmente (Corporación Latinobarómetro, 2011). Ante esto el gobierno ha

creado algunos planes de desarme y ha buscado hacer reformas en el sistema de

policías, lo que ha conllevado a la creación de distintos cuerpos policiales. Sin

embargo, ante las cifras de violencia que se tienen hoy en día no se puede decir

que esto haya tenido éxito (International Crisis Group, 2011) (Camardiel, 2012). La

posición del gobierno es igualmente ambigua, debido a que se critica el apoyo que

éste le ha dado a los colectivos que se han formado, los cuales tiene como base la

creación de los famosos Círculos Bolivarianos, que en un primer momento se

crearon para la defensa y educación de la sociedad en la ideología bolivariana

(López Maya, 2009). Otra de las críticas que se hace es el lenguaje agresivo con

el cual hablan algunos de los representantes del gobiernos, que no contribuye a

calmar el ambiente de tensión que se vive en el país (Briceño-León, 2007, pág.

35).

Teniendo en cuenta la situación de la violencia actual, y lo que se mencionaba

anteriormente, con respecto a los avances que ha logrado el gobierno, se vuelve

difícil creer la hipótesis del gobierno, de que la criminalidad se debe únicamente a

Page 43: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

43

los factores de desigualdad y pobreza (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012).

No se puede negar tampoco que esta contribuye y tiene un peso significativo en la

explicación de la violencia criminal, pero en la actual coyuntura venezolana, si esto

fuera una explicación totalmente cierta, los índices de violencia debería estar

bajando. Según Briceño-León, sí hay una relación directa con los factores de

desigualdad social para entender la violencia, pero este autor afirma que en

Venezuela además de esto afecta “la crisis política que ha vivido el país en estos

años y que ha llevado al quiebre del pacto social y a una ruptura importante en la

convivencia ciudadana y de la gobernabilidad” (2007, pág. 30).

Estos dos últimos factores que se mencionan en la cita, se encuentran vinculados

directamente con el concepto de la democracia. La pérdida de legitimidad en las

instituciones, que revelaba el indicador de debilidad de Estado de Derecho, al

igual que los altos niveles de corrupción y la polarización de la sociedad civil, si

bien se vienen dando desde lo que se identificó como el punto de quiebre del

“caracazo” (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012), no han podido ser superados

por la nueva idea de democracia que se ha implantado en Venezuela.

Democracia violenta.

Como se dijo anteriormente, si bien el gobierno actual ha logrado mejoras

importantes a nivel social y ha realizado reformas al sistema democrático,

buscando mejorar los problemas de los antiguos regímenes, en Venezuela

actualmente coexisten la violencia y la democracia. Si se retoman los aspectos de

la estructura democrática que se identificaron como violencia estructural, se podrá

observar que estos siguen presentes en la democracia de la Venezuela de hoy.

Esta continuidad de violencia estructural, evidencia la ruptura en el pacto social,

que se viene dando desde momentos antes de la llegada del Presidente Chávez y

que no ha podido ser reparada, sino que al contrario sigue deslegitimando las

instituciones que pretendían garantizar la convivencia y la resolución pacífica de

los conflictos (Ávila, Briceño-León, & Camardiel, 2012, pág. 13).

Page 44: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

44

A pesar de esto no se puede negar que el régimen sigue siendo democrático, la

presencia de instituciones, así como el cumplimiento de formalidades, como las

que se enunciaban en el concepto clásico de la democracia, son elementos por los

cuales no se puede decir que no exista la democracia. El Estado democrático

venezolano tiene presencia en el territorio y es capaz de garantizar las

necesidades de su población, así como también tiene capacidad, aunque esté

debilitada, de hacer cumplir las leyes. Es importante igualmente, reconocer los

logros que ha tenido éste gobierno y como ha buscado redefinir el concepto de

democracia, sin embargo, se pueden hacer críticas a los medios que se han

utilizado para lograr estos fines. La concentración del poder, la debilidad y falta de

legitimidad de las instituciones del Estado para hacer cumplir las leyes, la pérdida

de control de las fuerzas militares por parte de los civiles y los altos grados de

corrupción, son algunos de estos medios que se señalan como una amenaza

continua a la democracia (Tedesco, 2007, pág. 17).

Otro de los factores que ayudan a que la democracia se siga reconociendo en

Venezuela, es el alto grado de apoyo que ésta tiene, como la forma de gobierno

más aceptada entre los ciudadanos, siendo el primer país que reconoce esta

forma de gobierno como la mejor, entre los demás países de Latinoamérica

(Corporación Latinobarómetro, 2011, pág. 37). Esto resulta paradójico teniendo en

cuenta la baja calidad democrática con la que se ha caracterizado el régimen

venezolano, el cual presenta algunas contradicciones como las mencionadas

anteriormente. Ante esto se pueden encontrar el análisis que realiza la

Corporación Latinobarómetro cuando dice: “las actitudes hacia la democracia en

Latino América están inundadas de confusiones autoritarias, donde los ciudadanos

combinan cosas que no se pueden combinar si se es democrático” (citado en:

Caetano, 2010, pág. 29).

Afirmando entonces la existencia de la democracia en Venezuela, se pueden

utilizar planteamientos como los de Arias y Goldstein, quienes plantean que la

violencia no se puede considerar como una simple falla de las instituciones

Page 45: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

45

democráticas en Latinoamérica, sino que al mismo tiempo, la violencia forma parte

de la manera como estas instituciones funcionan (Arias, 2010, pág. 243). Esta idea

puede llegar a ser peligrosa, en el sentido de que desvirtúa la democracia como el

tipo de orden político que es capaz de garantizar la convivencia en paz de sus

ciudadanos, y la coloca como un orden político que puede convivir con la

violencia.

Esto implicaría pensar si la violencia se ocasiona como una consecuencia ante las

fallas de la democracia, que permiten que actores violentos convivan con esta; o si

es la violencia un instrumento o una pieza más del sistema democrático que

permite que éste se mantenga en pie. Ante estas dos posibilidades no se puede

dar una respuesta concreta, ciertamente los factores de la estructura democrática

que se identificaron como violentos en el capítulo anterior, propician un estallido

de violencia directa, pero al mismo tiempo se hacen evidentes comportamientos

del régimen que llevan a pensar que la violencia en algún punto es inevitable y es

parte del funcionamiento de éste. Esto último se puede reflejar en las críticas que

se le hacen al régimen en su apoyo o falta de acción ante las expresiones de

violencia, como lo son la creación de grupos urbanos que se han venido armando,

o el uso de un lenguaje que promueve la polarización y la intolerancia (Ávila,

Briceño-León, & Camardiel, 2012, pág. 11), esto puede llevar a pensar que el

régimen en cierta medida necesita de la violencia, tanto estructural como directa

“la violencia parece ser no sólo un precio que el gobierno [venezolano] está

dispuesto a pagar a cambio del control político, sino también un resultado de

políticas inadecuadas de prevención de delincuencia” (International Crisis Group,

2011, pág. 30)

Tratar de escoger entre las dos posibles explicaciones que se mencionaron

anteriormente, podría ser un error, ya que dejaría por fuera otros factores que

forman parte de la dinámica de violencia que se vive actualmente. Sería más

apropiado tomar estas dos explicaciones como complementarias, es decir ambas

forman parte de un ciclo que va alimentando la situación de violencia; si se

Page 46: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

46

entiende que existen fallas en las instituciones democráticas que tienen como

consecuencia expresiones de violencia, y al mismo tiempo esto se complementa

con una estrategia del gobierno de propiciar un clima hostil, esto necesariamente

aumentará el nivel de violencia.

Finalmente cualquier explicación que se dé puede correr el riesgo de dejar de lado

factores importantes. Lo que no se puede negar en el caso venezolano, es que

existen claramente falencias en la estructura democrática del país, lo que permite

que actores que utilizan la violencia, puedan convivir paralelamente con las

instituciones democráticas del régimen (Arias & Goldstein, 2010). Ante esto no se

puede obviar la clara contradicción que existe entre democracia y violencia, lo cual

se puede entender por diversas explicaciones, en este caso se utilizó la calidad

democrática para aproximarse a una de las tantas, pero ninguna explicación

puede pretender que se comprenda a la democracia como un orden que permite y

propicia la violencia.

Venezuela: un caso paradigmático.

A lo largo de los capítulos de esta monografía se han presentado cifras y

argumentos que demuestran las diversas contradicciones que se dan en el caso

venezolano. Si bien se ha enfatizado en la contradicción de violencia y

democracia, en esta sección se buscará profundizar en otra contradicción que se

viene mencionando, la cual coloca a Venezuela actualmente como un caso

paradigmático. Si bien la democracia venezolana coexiste con la violencia, esto

ocurre con otros países latinoamericanos, lo que resulta especial en el caso

venezolano son los siguientes factores: las mejoras en los aspectos sociales, que

son visibles al lado de otros países de la región; la baja calidad democrática, que

es muy inferior frente a otros países latinoamericanos que igualmente conviven

con la violencia; y finalmente un aumento de la violencia directa, que coloca al

país como uno de los más violentos de América Latina.

Page 47: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

47

Para poder profundizar en los aspectos paradigmáticos que presenta el caso

venezolano se hace necesario, retomar el concepto de violencia estructural de

Galtung. La violencia estructural es aquella que no es realizada por un sujeto en

específico, contra otro sujeto u objeto determinado, sino que ésta se encuentra en

la estructura y se muestra a través de desigualdades de poder, y por

consecuencia en desigualdades en las oportunidades de vida (1969, pág. 171).

Según este concepto que ofrece Galtung y teniendo en cuenta algunos de los

indicadores sociales que se mostraron anteriormente, en Venezuela se puede

hablar de una mejora y posible disminución de la violencia estructural. Esto se

refleja en la disminución de la pobreza, al igual que la disminución de la

desigualdad y otros indicadores que manifiestan progresos en el acceso a los

servicios y en la calidad de vida de la sociedad venezolana (Ver gráficos de la

sección 3).

A pesar de estas mejoras, no se pueden negar otros factores que se han

identificado anteriormente como violencia estructural, en el sentido de que no

permiten el desarrollo de la convivencia pacífica que debe garantizar la

democracia, ocasionando que la estructura democrática no sea capaz de evitar la

violencia (Wallensteen, 2007, pág. 185). Estos factores identificados en la

democracia venezolana son el alto grado de corrupción (Worldwide Governance

Indicators, 2010), el débil Estado de Derecho (Worldwide Governance Indicators,

2010), el centralismo del poder (Tedesco, 2007, pág. 13), la polarización social

(Salamanca, 2004)y en general la baja calidad democrática del régimen (IDD-LAT,

2011). Esta contradicción se puede observar en el gráfico 5, en el cual en un lado

de la pirámide, se establecen los indicadores que reflejan las mejoras en la

violencia estructural y al mismo tiempo, en el otro lado, se pueden observar los

indicadores que reflejan la perpetuación de fallas estructurales. En el gráfico se

evidencia también como este panorama de violencia estructural se da, al mismo

tiempo, que aumenta la violencia directa.

Page 48: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

48

Gráfico 5:

Teniendo en cuenta que la violencia estructural no es identificable fácilmente,

debido a que se genera día a día, volviéndose parte de la rutina, estas estructuras

violentas se aceptan y se van reproduciendo socialmente (Scheper-Hughes &

Bourgois, 2004, pág. 5). Esta continua perpetración de violencia a través de las

estructuras, va transformando lentamente los valores sociales y estos se van

incrustando a nivel cultural, legitimando y justificando la violencia (Scheper-

Hughes & Bourgois, 2004), esto se puede entender como presencia de violencia

cultural. Retomando el concepto de violencia cultural de Galtung, por esta se

entiende “cualquier aspecto de una cultura susceptible de ser utilizado para

legitimar la violencia directa o estructural” (Galtung, 2003, pág. 6).

Esta definición, como se dijo en el primer capítulo, resulta muy ambigua a la hora

de identificar y afirmar cuales son los factores culturales que son violentos, ya que,

Page 49: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

49

de acuerdo a las diferentes interpretaciones todo podría ser identificado como

violencia cultural. Sin embargo, no se niega que existan símbolos o lenguajes que

puedan ser considerados como violentos en el actual régimen, o que la misma

perpetuación de las falencias en la democracia, permita que se genere la

instalación de una cultura no democrática. La posibilidad de profundizar en los

temas de violencia cultural en el caso venezolano trasciende los límites de este

trabajo, y sin dejar de reconocer exista este tipo de violencia, no se puede llegar a

un análisis más acertado1.

Ante esta situación que se expone a través del gráfico se reflexiona en torno a dos

situaciones paradójicas. Una de ellas es que la disminución de la violencia

estructural no va en consonancia con el aumento de violencia directa, y la

segunda, es que si bien existe una baja calidad democrática y factores que no

permiten un buen desarrollo de este tipo de orden, esto no tiene una relación

evidente con el tipo de violencia criminal que se vive en el país actualmente. Es

decir, las actuales expresiones de violencia directa no son atribuidas a un

fenómeno de violencia política (International Crisis Group, 2011), que pueda

evidenciar una relación más directa con las falencias de la estructura política, esto

no quiere decir que las fallas en la estructura democrática del país no contribuyan

al sostenimiento de este tipo de violencia, pero no hay una causalidad directa

entre esto y el tipo de violencia que se está generando en Venezuela.

Por estas razones la situación se complejiza aún más al no poder establecer

relaciones causales claras, que vayan de la mano con lo que se propone en la

teoría. Es por esto que se puede aplicar un concepto que Kooning y Kruijt utilizan

para entender la situación de la exclusión urbana, que se puede emplear para

estas contradicciones que se dan en el caso venezolano. Este es el concepto de

zona gris, dentro del cual se busca entender cómo coexisten y se articulan

aspectos formales e informales, legales e ilegales, y cualquier otro tipo de

1 En el gráfico 5, se hace mención a este tipo de violencia de forma interrogativa, debido a que el

estudio realizado no provee las herramientas suficientes para afirmar cuales podrían ser los aspectos violentos de la cultura venezolana.

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50

contradicciones (Kooning & Kruijt, 2009, pág. 20). Se puede decir que el régimen

democrático venezolano se encuentra en una zona gris, en la cual no se puede

aseverar totalmente las explicaciones teóricas que generalmente son utilizadas y

aceptadas, sino que se deben tener en cuenta diversos factores que desvirtúan

este tipo de explicaciones, pero que a la vez, permite enriquecer el análisis

incluyendo factores que reflejen la complejidad de la realidad donde se dan

fenómenos que en teoría son incorrectos.

Page 51: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

51

Conclusión.

De acuerdo con lo que se viene planteando a través de los capítulos de este

trabajo, se pueden rescatar algunas conclusiones que resumen el problema

abordado.

La principal conclusión que se puede resaltar, es que si bien Venezuela

tiene una tradición democrática de unos 60 años aproximadamente, esto no

ha sido una garantía de no violencia. Es decir, la democracia venezolana no

ha sido capaz de mantener un orden pacífico y evitar las manifestaciones

de violencia directa. Actualmente esta falencia del régimen venezolano, se

hace más notoria, ante el incremento de los niveles de violencia.

Si bien Venezuela hoy en día es uno de los países que lidera en América

Latina un movimiento que busca la restructuración del Estado, y en este

sentido busca mejorar las estructuras democráticas, esto todavía sigue

presentando problemas y fallas (Thwaites Rey, 2010, pág. 35). El propósito

de “democratizar la democracia”, como lo señala Caetano (2010, pág. 4),

no ha estado exento de la persistencia de inestabilidades políticas,

conflictos sociales y otros problemas que resultan contradictorios frente al

proyecto de cambios políticos que se vienen dando en Latinoamérica

(Caetano, 2010, pág. 15). En el caso específico de Venezuela se reconocen

los progresos que se han alcanzado en el último gobierno, mejorando las

condiciones de desigualdad social, sin embargo, frente a estas mejoras

Venezuela sigue presentando obstáculos que se muestran a través de los

incrementos de la violencia.

Al tema de la democracia en América Latina se le pueden dar varias

miradas, hay quienes podrían decir que en Latinoamérica en los últimos

años, se han dado progresos en la democracia, siendo ésta mayormente

aceptada como la forma de gobierno que se prefiere, al igual que se han

generado más mecanismos de participación, que permiten que los

ciudadanos convivan en un ambiente que propicie la igualdad y la diferencia

Page 52: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

52

de opiniones (Moreno, 2011, pág. 72). Ante este panorama positivo, se

enfrentan problemas como las expresiones de violencia en algunos países

(en el caso venezolano el aumento de la violencia criminal) que conviven

con regímenes democráticos. Por esta razón se puede se puede dejar

abierta la siguiente pregunta: ¿estos cambios y reestructuraciones

democráticas, no han podido superar ciertas dificultades, debido a que no

se ha dado un proceso adecuado de consolidación de la democracia?

A través del estudio específico de la situación de Venezuela, se pudieron

observar algunas de las fallas de la democracia que se vienen dando desde

años atrás. La continua presencia de estas fallas es evidencia de que los

cambios institucionales que se llevaron a cabo por el actual gobierno, no

tuvieron éxito para acabar con éstas y establecer una mejor estructura

democrática. Las reformas que se dieron siguieron conviviendo con

problemas como los altos niveles de corrupción, un débil Estado de

Derecho, entre otros, que al contrario de mejorar han venido empeorando.

Para algunos autores esto se debe a que no se han podido reparar las

rupturas que se han generado en el pacto social, que se manifiestan en la

pérdida de legitimidad de las instituciones. Estas rupturas tienen sus raíces

en la época de la democracia puntofijista, que poco a poco fue perdiendo su

legitimidad, haciendo esto evidente con la crisis que atravesó Venezuela

antes de la llegada del gobierno de Chávez y que no han podido ser

solventadas con el modelo democrático del actual gobierno (Briceño-León,

Camardiel, & Ávila, 2012).

Otra de las posibles explicaciones que se le puede dar a esta permanencia

de las fallas democráticas, es que siendo éstas demostraciones de la

violencia estructural del régimen, su continua práctica hace que se

normalicen y se entiendan como parte del funcionamiento del sistema. Por

lo que se puede preguntar si estos aspectos estructurales se han

interiorizado en la cultura y en la sociedad venezolana, de manera que se

puede hablar de una tradición de violencia estructural, que acepta y justifica

Page 53: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

53

estas fallas democráticas, reproduciéndolas continuamente, a pesar de los

cambios que se le hagan a las instituciones. Las explicaciones que se

puedan dar a esta permanencia de una baja calidad democrática del

régimen venezolano, pueden variar dependiendo de las diversos puntos de

vista desde los cuales se estudie esta situación.

No se puede negar la contradicción, no sólo entre democracia y violencia,

sino también la contradicción particular del caso venezolano, donde a pesar

de las mejoras sociales y las superaciones que se han dado frente a la

desigualdad social, se sigue perpetuando un sistema democrático de baja

calidad y altos niveles de violencia. Esta última contradicción puede abrir

otra pregunta, debido a que se puede cuestionar la relación que existe

teóricamente, entre los tipos de violencia que describe Galtung. No sólo la

contradicción entre las mejoras y las superaciones de violencia estructural

que se observan, y de cómo éstas al contrario de disminuir la violencia

directa la han aumentado; sino también la contradicción de cómo un

régimen que sigue reproduciendo fallas que alimentan la violencia

estructural (a través de un régimen democrático de baja calidad), al mismo

tiempo puede tener progresos mejorando la calidad de vida de sus

ciudadanos.

Respecto a la inquietud de cómo coexisten violencia y democracia, no se

puede pretender que esta sea explicada a través de una relación simple de

causalidad. Como se demostró en el caso venezolano, esta no es la única

contradicción teórica que se da en la realidad, por lo tanto atribuir el

aumento de la violencia directa a un elemento en particular resulta

imposible. Por esta razón el caso venezolano se encuentra en una zona

gris, dentro de la cual no es clara la relación que se da entre, lo que ocurre

en la realidad, y lo que en teoría debería ocurrir.

Por último se pudieron identificar algunas de las fallas que no permiten el

desarrollo adecuado de la democracia, y a pesar de que esto contribuye al

sostenimiento de la violencia directa, no se puede explicar totalmente el

Page 54: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

54

fenómeno de violencia criminal que vive Venezuela a través de la baja

calidad democrática del régimen. Esto sería sólo un elemento de la serie de

mecanismos que contribuyen a que esta situación se dé. Finalmente lo

único que se puede afirmar es que, al aceptar la democracia como el tipo

de orden político que evita la violencia, es clara la contradicción en la cual

se encuentra actualmente el régimen venezolano.

Page 55: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

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Page 60: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

60

ANEXOS

SECCIÓN 1: Indicadores de gobernabilidad para Venezuela.

Gráfico 1.1

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Grafico 1.2

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Gráfico 1.3

-0,26

0

-0,13

-0,56

-0,47

-0,63 -0,7

-0,61

-0,77

-0,76

-0,86 -0,91

-1

-0,8

-0,6

-0,4

-0,2

01996 1998 2000 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Voz y rendición de cuentas

Voz y rendiciónde cuentas

-0,74

-0,58

-0,75

-1,39

-1,29

-1,35

-1,18

-1,2

-1,19

-1,28

-1,41

-1,37

-1,6

-1,4

-1,2

-1

-0,8

-0,6

-0,4

-0,2

01996 1998 2000 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Estabilidad Política

Estabilidad Política

Page 61: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

61

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Gráfico 1.4

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Gráfico 1.5

-0,69

-0,82

-0,79

-1

-0,91

-1,04

-0,94

-0,98 -1,02

-1,06

-0,89

-1,02

-1,2

-1

-0,8

-0,6

-0,4

-0,2

0

Efectividad de gobierno

Efectividad de gobierno

-0,22 -0,21 -0,38 -0,6

-1,02

-1,09

-1,13 -1,14

-1,38

-1,34

-1,54 -1,58

-2

-1,5

-1

-0,5

01996 1998 2000 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Calidad Regulatoria

Calidad Regulatoria

-0,88

-0,82 -0,91

-1,15 -1,26

-1,23

-1,23

-1,38 -1,53 -1,56

-1,59 -1,64

-2

-1,5

-1

-0,5

01996 1998 2000 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Estado de Derecho

Estado de Derecho

Page 62: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

62

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Gráfico 1.6

Fuente: Worldwide Governance Indicators. Los puntajes de este indicador van de un rango de 2,5

a -2,5; siendo 2,5 el mejor puntaje y -2,5 el peor.

Tabla 1. 1: Tabla de percentiles de indicadores de gobernabilidad para Venezuela

Indicador Año Percentiles

Voz y rendición de cuentas

2010 22,3

2009 23,7

2008 26,9

2007 26,4

2006 31,3

2005 27,4

2004 28,8

2003 34,6

2002 33,2

2000 56,6

1998 50,5

1996 42,3

Efectividad del gobierno

2010 14,8

2009 19,1

2008 14,1

2007 15

2006 16,1

2005 17,6

2004 11,2

2003 16,1

2002 11,7

2000 22

1998 20

1996 25,4

-0,91

-0,76

-0,54

-1,04

-1,01 -0,88 -0,96

-0,96 -1,03

-1,08 -1,19

-1,24

-1,5

-1

-0,5

0

Control de la Corrupción

Control de la Corrupción

Page 63: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

63

Calidad regulatoria

2010 4,3

2009 4,8

2008 6,8

2007 6,8

2006 12,7

2005 12,7

2004 14,2

2003 16,7

2002 28,4

2000 34,8

1998 40,7

1996 41,7

Estabilidad política

2010 10,4

2009 10

2008 11,5

2007 12,5

2006 13,9

2005 14,4

2004 11,5

2003 12,5

2002 12,5

2000 23,1

1998 28,4

1996 22,6

Estado de Derecho

2010 1,4

2009 2,4

2008 2,4

2007 2,9

2006 6,2

2005 10

2004 9,6

2003 9,1

2002 13,4

2000 21,1

1998 21,5

1996 20,1

Control de Corrupción

2010 7,2

2009 8,1

2008 10,7

2007 12,2

2006 16,6

2005 18

2004 18

2003 12,7

2002 11,7

2000 33,7

Page 64: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

64

1998 16,1

1996 20,5

Percentil 50-75

Percentil 50-25

Percentil 10-25

Percentil 0-10

SECCIÓN 2: Gráficos comparativos de indicadores de gobernabilidad.

Gráfico 2.1: Comparación Chile-Venezuela.

Gráfico 2.2: Comparación Colombia-Venezuela.

Estos percentiles indican el rango que

ocupa el país con respecto a los demás

países del mundo. 0 indica el menor rango

y 100 el mayor.

Fuente: Worldwide Governance Indicators

Estos percentiles indican el rango que ocupa el país con respecto a los demás países del mundo.

0 indica el menor rango y 100 el mayor. Datos para el año 2010. Fuente: Worldwide Governance

Indicators

Page 65: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

65

Gráfico 2.3: Comparación El Salvador-Venezuela

Gráfico 2.4: Comparación Brasil-Venezuela.

Estos percentiles indican el rango que ocupa el país con respecto a los demás países del mundo.

0 indica el menor rango y 100 el mayor. Datos para el año 2010. Fuente: Worldwide Governance

Indicators

Estos percentiles indican el rango que ocupa el país con respecto a los demás países del mundo.

0 indica el menor rango y 100 el mayor. Datos para el año 2010. Fuente: Worldwide Governance

Indicators

Page 66: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

66

Gráfico 2.5: Comparación Honduras-Venezuela

,

Estos percentiles indican el rango que ocupa el país con respecto a los demás países del mundo.

0 indica el menor rango y 100 el mayor. Datos para el año 2010. Fuente: Worldwide Governance

Indicators

Estos percentiles indican el rango que ocupa el país con respecto a los demás países del mundo.

0 indica el menor rango y 100 el mayor. Datos para el año 2010. Fuente: Worldwide Governance

Indicators

Page 67: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

67

SECCIÓN 3: Indicadores socio-económicos.

Gráfico 3.1: Porcentaje de población en condición de pobreza.

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas, Venezuela.

Gráfico 3.2: Evolución del Coeficiente de Gini.

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas, Venezuela.

Gráfico 3.3: Índice de Desarrollo Humano.

60,9 55,4

50,0 48,3

45,5 48,1

61,0

62,1

60,1

48,8

38,9 33,1

33,1

31,7

32,5

33,2

31,9

-

10,0

20,0

30,0

40,0

50,0

60,0

70,0

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

Población en condición de pobreza

Pobres (%)

0,49

0,49

0,47

0,48

0,46

0,49

0,48 0,46

0,47

0,44

0,42

0,41

0,42

0,39

0,39

0,00

0,10

0,20

0,30

0,40

0,50

0,60

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

Coeficiente de Gini

Coeficiente de Gini

0,65

0,7

0,75

0,8

0,85

Índice de Desarrollo Humano

Indice de DesarrolloHumano

Page 68: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

68

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas, Venezuela.

Gráfico 3.4: Logros de la Misión Barrio Adentro I

Fuente: Ministerio Popular para la Salud.

Gráfico 3.5: Tasa de población desocupada.

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas, Venezuela.

SECCIÓN 4: Cifras de violencia en Venezuela.

Tabla 4.1: Tasa de victimización a nivel nacional por cada 100.000 habitantes

0

100.000.000

200.000.000

300.000.000

400.000.000

500.000.000

600.000.000

Consultas realizadas en la Misión Barrio Adentro I

Consultas realizadas en laMisión Barrio Adentro I

0

5

10

15

20

25

Tasa de población desocupada

Tasa de porblacióndesocupada

Page 69: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

69

Año Datos

Delitos conocidos

Homicidios Lesiones personales

Averiguación de muerte

Resistencia a la autoridad

Suma H+AM+RA

1990 1,255 13 152 17 2 31

1991 1,184 13 167 17 2 31

1992 1,210 16 174 18 2 36

1993 1,276 21 163 16 2 39

1994 1,270 22 152 17 3 43

1995 1,153 21 141 16 3 39

1996 1,173 22 138 15 3 40

1997 1,039 19 136 15 3 36

1998 1,030 20 138 15 3 37

1999 1,042 25 133 15 3 42

2000 972 33 105 14 4 51

2001 915 32 106 15 5 53

2002 1,041 38 120 15 7 60

2003 1,034 44 110 15 9 68

2004 902 37 114 15 8 61

2005 876 37 126 16 5 58

2006 881 45 121 15 4 65

2007 969 48 111 16 6 69

2008 993 52 104 15 7 74

20092

2010 932 57 82 16 12 73

Fuente: Observatorio Venezolano de Violencia.

Gráfico 4.2: Evolución de la tasa de homicidios.

2 Para este año se realizó la encuesta de victimización del INE que tuvo como resultado una tasa

de homicidios de 75 por cada 100.000 habitantes

0

10

20

30

40

50

60

Tasa de Homicidios por 100.000 personas

Tasa de Homicidios por100.000 personas

Page 70: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

70

Fuente: Observatorio Venezolano de Violencia.

Gráfico 4.3: Tasa de homicidios (sumando: homicidios + muertes en averiguación

+ resistencia a la autoridad).

Fuente: Observatorio Venezolano de Violencia.

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Tasa de Homicidios por 100.000 personas (Suma H+AM+RA)

Tasa de Homicidios por100.000 personas (SumaH+AM+RA)

Page 71: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

71

Transcripción de la entrevista realizada al Profesor Alberto Camardiel,

director de Análisis de Datos del Laboratorio de Ciencias Sociales y del

Observatorio Venezolano de Violencia.

Fecha: 7 de mayo de 2012

-Entrevistador: Desde cuándo se puede observar un aumento importante en

las cifras de homicidios en Venezuela?

-Alberto Camardiel: El incremento se viene dando de forma paulatina, pero los

incrementos más grandes se han dado con el actual gobierno de Chávez, es decir,

este incremento es relativamente considerable, frente a las cifras que se venían

conociendo históricamente. Durante prácticamente los años 60 y 70 la tasa de

homicidios se mantuvo constante, alrededor de 7 homicidios por cada 100.000

habitantes. El primer incidente que llama la atención, ocurre en el año 1989, en

ese momento se produjo la conmoción conocida como el caracazo, con la cual, en

sólo una semana se produjeron en Caracas más de 500 homicidios, lo cual

aumentó los 2000 homicidios que se venían produciendo aproximadamente, en los

años anteriores. Esto genera un salto ante las cifras que se venían manejando.

Después del “caracazo” viene el gobierno de Carlos Andrés Pérez, este gobierno

tuvo diversos incidentes, dos golpes de Estado, que terminaron con un aumento

considerable de las cifras de violencia, en el año final del período de este

Presidente, se presentó un aumento de aproximadamente 4000 homicidios, lo cual

prácticamente dobló la cantidad del año 89. En el año 95, que fue el primer año

del gobierno de Caldera, se presentaron de 4733 homicidios, y durante los 5 años

de gobierno, la cifra se mantuvo relativamente constante. Caldera terminó su

gobierno con 4550 homicidios y después de esto la cifra no ha dejado de crecer.

En el año 2008 ya había 16000 homicidios acumulados, así que se muestra que el

aumento de los homicidios ha sido sostenido en el tiempo. Aún cuando han habido

épocas de cierta estabilidad, como lo fue el gobierno de Caldera, el resto del

tiempo ha habido un aumento sostenido a partir del año 1989.

Page 72: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

72

-E: ¿Qué fenómeno o cómo se explica, que en estos momentos sea tan

relevante la cifra? Si bien es una cifra muy alta, si hablamos de un

incremento sostenido, por qué actualmente hay tanta curiosidad, frente a lo

que puede estar generando estas cifras.

-A.C.: El gobierno actual y explicaciones anteriores, han manifestado que de cierta

manera, los homicidios están íntimamente relacionados con el tipo de régimen

económico capitalista, que presenta un tipo de violencia, que de alguna forma ha

venido generando este aumento de violencia. Esto es un argumento débil, debido

a que el mismo gobierno que lo utiliza, ha logrado disminuir considerablemente los

indicadores de desigualdad y otros problemas que se le atribuyen a este tipo de

régimen económico, y con esto no se ha podido frenar el aumento de la cifra de

homicidios. El OVV está sosteniendo una explicación, como una de las tantas

explicaciones posibles, la cual sustenta que este aumento debe atribuirse a la

forma como ha venido evolucionando los problemas relacionados con la

institucionalidad del país. El profesor Roberto Briceño-León3 argumenta que se dio

una crisis institucional a partir del año 89, luego de esto, los golpes de estado que

se dieron y otros hechos, de alguna forma han afectado la fortaleza institucional

del gobierno. Estas fallas y debilidades que se generaron, no han podido ser

superadas por los gobiernos siguientes.

-E: En cuanto a las cifras, surge la duda de la veracidad de estas, el OVV

maneja una tasa de 57 homicidios por cada cien mil habitantes, sin embargo,

organizaciones como la Internactional Crisis Group, dice que para el año

2009 el INE realizó una encuesta de victimización que arrojó un tasa de 75

homicidios por cada 100.000 habitantes ¿Es esta cifra cierta, por qué se dan

estas diferencias?

-A.C.: Los datos del INE provienen de una encuesta muy grande, que incluyó más

de 20.000 hogares, es decir, esta es muy representativa. Esta encuesta de

3 Director del Laboratorio de Ciencias Sociales y del Observatorio Venezolano de Violencia.

Page 73: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

73

victimización se realiza, identificando a informantes dentro de cada hogar y se le

pregunta si los miembros de su familia o él mismo, han sido víctimas de algún tipo

de delito durante ese año. La cifra que se obtuvo fue ciertamente de 75 homicidios

por cada 100.000 habitantes, dada la magnitud de la encuesta, esta cifra es muy

creíble. Lo paradójico es que cuando el gobierno da cifras, estas tienden a ser

muy inferior, el Ministro de Interior, daba para el año 2009 una cifra de alrededor

de 52 homicidios por cada 100.000 habitantes.

El OVV maneja una cifra que no incluye los casos de muertes en averiguación y

resistencia a la autoridad. Si se hace el ejercicio de incluir estos casos, dentro de

la cifra que maneja el OVV se encuentra un resultado de 74 homicidios por cada

100.000 habitantes. El supuesto que se maneja es, que los casos de muertes en

averiguación y resistencia a la autoridad, están ocultando homicidios. Eso no se

puede demostrar, pero es curioso que sumando estos tres casos, nos acercamos

a la cifra de 75 homicidios por cada 100.000 habitantes que arrojó el INE.

-E: Actualmente, ¿qué cifra maneja el OVV?

-A.C.: A partir del año 2004 el CICPC4 dejó de hacer oficiales la cifras de

homicidios, pero los distintos investigadores han logrado, por vías que no te puedo

revelar, acceso a esta cifra. Por lo tanto las cifras que se manejan son conocidas

por el CICPC. Lo que el Observatorio ha hecho es proyectar estas cifras, con base

en la tendencia histórica. Éstas no son cifras oficiales, porque el gobierno no las

está dando. El gobierno las volvió a dar en el año 2010, dentro de la memoria y

cuenta del Ministerio de Interior, se colocó un anexo en el cual aparecen los datos

de los homicidios conocidos por el CICPC, y ahí se muestra una tasa de 45 por

cada 100.000 habitantes, estas no incluyen casos de muertes en averiguación y

resistencia a la autoridad, cuando suman estas tres denominaciones, se obtiene

una cifra de 73 homicidios por cada 100.000.

4 Centro de Investigaciones Científicas y Criminalísticas.

Page 74: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

74

Suponemos que hay algún ejercicio por parte del gobierno, para manipular estas

cifras, para que estas parezcan menores de lo que realmente son. Pero

ciertamente hay incertidumbre con los datos, el CICPC no hace públicas las cifras,

y a pesar de que el OVV hace encuestas de victimización, estas nunca tienen el

alcance de las que puede realizar el gobierno. Lo curioso finalmente es que

cuando el gobierno realiza estas encuestas los resultados son mucho más

elevados, de los que se publican.

-E: El OVV, si bien tiene algunas explicaciones a este aumento, ¿ha podido

determinar si se viven fenómenos como el del crimen organizado?

-A.C.: Ciertamente existe el crimen organizado, si bien la OVV está buscando

explicaciones macro a los aumentos de violencia, no se puede negar la presencia

de formas de delincuencia organizada como el narcotráfico, que por ejemplo se

hacen evidentes en las declaraciones recientes del Magistrado Aponte-Aponte,

obviamente estos actos son una muestra de la presencia del crimen organizado.

De alguna forma también, este tipo de declaraciones demuestran que el

narcotráfico ha penetrado el aparato institucional, al igual que la corrupción que

sufre el mismo, permite que estas formas de crimen organizado se den. El delito

organizado ha tenido una presencia más notable en los últimos años, parte de lo

que está aconteciendo con las tasas de homicidios, debe estar relacionado con

esta situación.

-E: En el gobierno de Caldera se habla de una estabilidad en la cifra de

homicidios, pero esto no quiere decir que las cifras hayan disminuido, para

ese momento ¿la población percibía igualmente la situación de los

homicidios como un problema?

-A.C.: Claro, durante este período igualmente se entendía como un problema

serio, porque cuando Caldera comienza su gobierno la cifra de 4000 homicidios,

ya ha doblado las cifras de homicidios que se tenían en los años anteriores, por lo

tanto esta situación era percibida como un problema grave.

Page 75: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

75

-E: Hay políticas que evidencian la actuación del gobierno para atacar el

problema, si bien se habla de planes de desarme y de la estrategia, que más

publica el gobierno, del aumento del gasto social para combatir este

problema. Se encuentra igualmente ambigüedad con estos planteamientos,

debido a que, también hay grupos armado que son sustentados por ciertas

facetas del gobierno.

-A.C.: Ciertamente esta ambigüedad existe, por lo menos se contabilizan 18

grupos, llamado colectivos, uno de los más notables es el llamado “colectivo la

piedrita”, que opera en el barrio 23 de enero. Pero ciertamente se habla de

aproximadamente 18 colectivos armados o más, que de alguna forma imponen su

ley por cuenta propia. El gobierno ha intentado hacer muchas cosas para atacar

esta situación, sin embargo, si se juzga por los resultados, éstas no han sido

exitosas. Hay una comisión presidencial para el desarme, que está en actividad

desde hace unos años, una de las cosas que están promoviendo es reformar la

ley de desarme que ya entró en vigor; otra de las cosas que están promoviendo es

la actuación de diversas policías, de alguna forma se ha intentando montar lo que

se conoce como la Policía Nacional, que se ha puesto en funcionamiento en el

municipio Libertador de Caracas, y según el gobierno la actuación de esta ha

logrado disminuir en más del 20% los homicidios que ocurren, especialmente en la

parroquia de Catia de este municipio.

Realmente se están tratando de hacer cosas, lo que no se puede asegurar es el

éxito que éstas han tenido. Parte de la práctica oficial, ha sido no hacer nada, en

el componente de la represión el gobierno ha preferido “dejar hacer”, en parte en

el año 2002, con el golpe de Estado fallido, se dio un debilitamiento de las policías

regionales. La inversión que el gobierno hace en la policía es muy baja, el CICPC

tiene aproximadamente, alrededor de unos 8000 funcionarios, de los cuales mas o

menos la mitad de encuentran directamente involucrados en las investigaciones

de crímenes cometidos. Según estándares internacionales, Venezuela tiene una

Page 76: ORDEN, VIOLENCIA Y VIOLENCIAS EN LA VENEZUELA CONTEMPORÁNEA

76

fuerza de investigación criminal muy baja, y algo similar ocurre con la policía

uniformada.

-E: En cuanto a la impunidad, se puede hablar de una cifra que refleje esto.

El OVV en uno de sus informes, habla de delitos que quedan sin denunciar y

parte de esto se le atribuye a que la población desconfía de la eficacia de las

autoridades.

-A.C.: En todas las encuestas que hace el OVV, se pregunta cuál es la percepción

del trabajo de la policía, y esta siempre es baja. Más de la mitad de los

encuestados responden que no tiene confianza en la policía, en parte porque esto

puede tener consecuencias futuras. La impunidad ciertamente es alta, de las

estadísticas del CICPC se muestra no sólo los delitos conocidos, sino las cifras de

los detenidos. En el 98 se producían aproximadamente 118 detenciones por cada

100 homicidios, hoy en día se están produciendo por cada 100 homicidios

aproximadamente 9 detenciones, la diferencia de homicidios quedan sin siquiera

un detenido.