por emilio garcÍa riera - revista de la universidad de ... · mido de su condición de triste...
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28 UNIVERSIDAD DE ~tEXICO
f.o/a ¡\{o/llr:s.- "1'1/0 o/na lIIf1cs/ra ,¡,.{ ril/l' f/l/uro"
Por Emilio GARCÍA RIERA
E L e I N E
LA ROSA DEL HAMPA (Party [¡ir/).Película norteamericana de NicholasRay. Argumento: George \iVells, sobreuna historia de Leo Katcher. Foto (Clnemascope-colores) : Robert Donner.Intérpretes: Robert Taylor, Cyd Charisse, Lee J. Cobb, John heland. Producida en 1958 (MGM-Joe Pastemak).
ficu. l.·n contenido ljue nu depende ya del"imple guión, ele 10 literario. ele 10 ext r;lcinematográfico, sino que surge de la furIlla fílmica misma. Es superficial y falsohablar en este caso de formalismo. 1'01"cl contrario, Ophuls 10 que ha hecho c".repitiendo, partir de la nueva materi;¡creada para llegar al contenido, y 110 a binversa, como se acostumbra. Tengo ];¡
impresión de que en toda la historia delcine no se ha buscado otra cosa. l' lalucha por el buen cine no debe ser, en elterreno estético, sino la lucha contra elcine "representado", contra la idea absttrda de que 10 básico para lograr una buenapelícula es "a fm-tiori" una buena historia.Agradezco infinitamente a Max Ophulsel haberme aclarado defínitivamente e"teproblema, problema ya planteado mús (J
menos explícitamente por el cine de Ei,,enstein y de Murnau hace treinta años, lomismo que por el de Chabrol y Truffauthace muy poco.
N aturalmente, otra cosa es la crítica elelas ideas, en un plano general la más importante, sin duda. Quizá habría que entrar ahora a examinar las raíces del escepticismo de Ophuls, de sn concepcióndel mundo. Pero permítaseme que, poruna vez, me haya dejado llevar por el entusiasmo que suscita en mí un cine redimido de su condición de triste cenicientacon respecto a las otras artes.
Insistiendo en lo dicho a propósito deloo/a Montes, sería demasiado fácil afirmar que Ray no ha hecho una gran película porque el guión de. Party, e ~r/ e"malo. Quizá tal razonal111ento Justlflq~l'~
al director si partimos de una concepclonelemental de lo que es el cine, pero, enel fondo con él no se hace otra cosa queminimiz;u- las posibilidades del pro p i oHav v las del realizador cinematográficoen ·g~neral.
cope, interpuso entre los actores y e~ público una serie de objetos que favoreCIeranel proceso de alineación, que 110S impidieran identificarnos con la trama de StoLaurent. Que nos recordaran, en suma,que la historia específica de la cortesanaLola Montes debe importarnos un bledo.Se lralaba de hacernos olvidar 10 partimIar para llegar a 10 general. Ophuls t~
nía el propósito, sobre todo, de tranSCrIbimos su imagen de la vida. Una imagenbarroca, suntuosa y recargada, pero profundamente armónica. Por ello, el espectáculo, como tal, carecía de las pretensiones "realistas" típicas del cine convencional. Yeso era lo que los productoresno se imaginaban que fuera a pasar.
El universo creado por Ophuls estápresidido por una idea dialéctica del movimiento: Movimiento de la cámara, porun lado: movimiento de los elementosfotografi~dos por otro. Así, el equilibriototal del film se consigue a través de unasuerte de desequilibrio perpetuo que afectaa cada una de las imágenes tomadas porseparado. El diálogo carece de las precisiones que suele establecer el guión cinematográfico tradicional. Constantementeoímos palabras y frases sueltas, sin un.aaparente relación con la trama. En rea\¡dad, ese diálogo disperso, anárquico, sirveeficazmente a la constntcción rigurosa delfilm, por cuanto contribuye a evitar quenuestra atención se fije en 10 meramenteanecdótico. Sólo en una ocasión Sto Laurent parece haber derrotado a Ophuls:en la escena ele la conversación, de típicoestilo "caroliniano", entre Lola y FranzLiszt. Afortunadamente, eso dura unoscuantos segundos. Y no hace sino acentuar la enorme diferencia que existe entreun Ophuls yun Sto Laurent.
En último análisis, Lu/a Montes representa una experiencia revolucionaria porcuanto afirma y pone en evidencia, de unavez por todas, la posibilielad de lograr un:l11ucva forma de contenido ':i!lel1latográ-
LULA ~lUNTES, película franco-alemana de Ha:..; Ophuls. Argumento: lVI.Ophnt's y Anette \Vademant, sobre unanovela efe Cecil Sto Laurent. Foto (Cínemascope, colores): Christian Matras.N[úsica: Georges Amic. Intérpretes:~'vlartine Caro1. Peter t:stinov, Anton\Valbrooh:, lvan I)esny. Oskar \Verner.Producida en 1955 (Gamma).
L os SEÑOHES de la Gamma, prodnctorade cine respaldada por un potenteengranaje financiero, creyeron apos
lar sobre seguro. A Lo/a Montes no lehilaría nada de lo que asegura el éxitocomercial de una película: lujosa produccíón a todo color y en cinemascope, unargumento "picante" de Ceril Sto Laurent,autor de Caro/ine Cherie y otros engendros pornográficos y reaccionarios (i quéasqueroso es ese Sto Laurent!), los encantos de Martine Carol, siempre dispuesta a mostrar generosamente su "buenbusto" ... ¡ah! y también Ull buen director, el austríaco Max Ophuls, realizadorde aquella película tan picara, f.a -rONda.Aparentemente, O p huI s no representaningún riesgo. Lo/a N[ontes llenaría losbolsillos de los herr v de Jos monsieursde la Gama. o
Pero Ophu15 terminó Lola Jl![ontes y losproductores se quedaron boquiabiertosaute el resultado. Debió de ser un placerde dioses asistir al momento en que losmercachifles cinematográficos se dieroncuenta de que llll artista los había engailado de la peor manera. Ophuls ni siquiera condescendió a fotografiar a Mme.Carol en cneros. j Sto Laurent traicionado! i La Gamma traicionada! Esta últimatrató de remediar el estropicio procediendo a realizar un remontajc de la pelicula.Parecc mentira que en pleno siglo xxtodavía se autorice a los abarroteros aenmendarlc la plana a los poetas. Dc todos 11l0dos fue inútil. Ophuls había triunfado. Su último y definitivo triunfo, puesto que l.u/a Ll1 ontes sería su obra póstuma. Y, a la vez su obra maestra.
ena ohra maestra del cine futuro. ~oes nada c-,trailo que el público, habituadoa otra cosa. ;,alga de \"LT Lo/a jjIuntesechando peste;,. Y es que el público sabesiempre, a priori, lo que va a ver y 110admite que se le contraríe. El propioOphuls lo dijo: m{ls que un público, elcine liene una masa de consumidores. '{el consumidor no l'ompra un par de za-patos a la aventura. .
In cierto l'S <¡ue Ophnls sometió a losl'1cn1l'ntos con <Iue contaba pm-a su filmI argumenlo. actores, decorados) a unaconcepción superiur del cine. Todo ellofue utilizado haciendo caso omiso de sus"valores" propios para lograr un purojUl'¡;O de formas. una nucva materia pri111a. Y de esa malcria surgió un nuev·)espiritu que nada !cnia que ver con el dela lrama imbécil de SI. Laurent. sino quecorrespondía a la visi('lI1 del mundo. in')nica. escéptica. SIl:lVe y a la vez anticonformista del realizador.
I'aradój icamente. Ophub 11C) renuncIoa crear lo que dc él se esperab;¡: un esped;lculo. Incluso. pucdl' decirse <¡ue loredujo lodo :1 simpk especlúculo. l.·tilizando COIl increíble s;¡],idurí;¡ el cinl'mas-
UNIVERSIDAD DEMEXICO 29
Por Juan GARCÍA PONCE
T E A T R ODE PRIMA VERA
"imponer a la moral burguesa una moralhumana". Y Despertar de primavera noes la excepción. La obra no es otra cosaque una arcliente y apasionada defensadel derecho del hombre a ser libre, aseguir sus impulsos vitales sin represionesde ninguna clase. En el transcurso dela acción, el autor enfrenta a una seriede adolesccntes que despiertan a la vida( y por esto mismo actuan con absolutay sincera naturalidad) con los principiosal uso de la moral burgucsa, representadapor los adultos. De acuerdo con su correcto sentido de lo que es la moral humana, \Vedckind acepta como positivotodos los impulsos naturales de estosj(')vencs y ataca a los mayores, acusándolos de deformar la vida, ensuciarla yfrustrarla. "i No creo en la dignidad delpalhos r -dice Hans, uno de los jóvenesen el transcurso de la acción-o Nuestrosantepasados nos muestran sus caras alargadas tan s<'>10 para encubrir su tontería.Entre ellos se llamarían idiotas como nosotros no los llamamos. Conozco eso ...Si algún día soy millonario levantaré un
Partiendo de esta base, Aldrich puedehacer un buen film si se reúnen casi milagrosamente, como en Ataque, toda unas~rie de condiciones: ideas justas, guiónbIen desarrollado, adecuación entre formay contenido. Au~ así, Ataque, películaque todos defendImos por la nobleza desu mensaje, no era una auténtica obrade creación cinematográfica. Había enella algo de artificioso, de falso. (Querríav~;la de nuevo para. !unda~lentar mi opimon). Pero la cuestlOn esta en que si hayque establece~ una diferencia entre el Rayde Rebelde, sm. causa y el de Party Cirl,es para mI eVIdente que el Aldrich deAtaque, una película buena, es el mismoqu~ el de Diez segundos al infierno, unapehcula mala. En este último film vuelven a barajarse elementos similares a losbarajados en Ataque: un mensaje pretendIdamente noble (a mí no me lo parece, desde luego), simbolismo, diálogoslargos y pesados, tratamiento formal efectivo y un poco efectista. La única diferencia que hay, en el fondo entre unapelícula y otra, es la de que ~os gustabael mensaje de la primera y no nos gustael de la segunda: en los días en que losneo-nazis hacen de las suyas resulta difícil tragarse esa apología de una Alemania Occidental resurgiendo de sus cenizascomo un Ave Fénix.
Así pues, el cine de Aldrich está sujeto a contingencias extra-cinematográficas. El realizador, teóricamente, hace elcine que quiere: escoge el guión y losactores, vigila el montaje. Pero los resultados son independientes de sus intenciones. Jean Renoir dijo más o menos, quepoco se puede confiar en un director quese disponga, sobre la base de unos elementos dados, a lograr con ellos, forzosamente, un buen film; en la misma forma en que no se puede predecir el éxitode una pareja de amantes que se proponga"hacer un hermoso niño" el sábado alas ocho.
DESPERTAR
EL GR1JPO TEATRAL de la Escuela Nacional de Arquitectura ha inaugurado el Teatro de la Ciudad Uni
versitaria con el drama en tres actos deFrank Wedekind, Despertar de primavera.
La obra elegida para esta inauguracióndata de fines del siglo pasado, pero conserva todavía toda su efectividad escénicay es aún una obra auténticamente rebelde,anticonfonnista. Su autor, Frank \Vedekind, es una de las figuras más sugestivasdel teatro alemán de esa época. Directorde la famosa revista humorística "Simplicissmuss", autor e intérprete de canciones obsenas, actor y poeta, el estrenode la mayor parte de sus obras teatralesse vio acompañado siempre de escándalos, protestas y aún demandas judiciales.En el prólogo a La Caja de Pandora,otro de sus dramas, cuya edición fuerecogida por las autoridades y cuya representación se prohibió en la Alemaniadel Kaiser (ojo Lic. Pereda, allí esta sulugar), \Vedekind afirma que todo suteatro aspira a revelar "la escencia delmundo y del hombre" con el propósito de
El caso de Aldrich acaba de aclarar todo 10 antes expuesto. El realizador deKissme deadly, Ataque y The Big knife(Intimidades de una estrella) ha dadosiempre, aún en sus mejores películas, laimpresión de bailar sobre la cuerda floja.Es decir: se trata de un hombre que sabeutilizar la imagen pero que no se fía deella. Todo su cine ha sido construido partiendo de la necesidad de demostrar determinadas tesis de orden social. Santo ybueno: ello es legítimo y, si se quiere,necesario. El problema está en el procedimiento. Aldrich se apoya en el caráctersimbólico dado a priori a sus personajesy situaciones, a la vez que en un superabundante diálogo que no deja lugar alequívoco, que tiende a excluir toda POSIbilidad de sugerencia. La concepción previ~ del film está por encima del filmmIsmo.
DIEZ SEGUNDOS AL INFIERNO(Ten seconds to hell) película inglesade Robert Aldrich. Argumento: RobertAldrich y Teddi Sherman, sobre la novela The Phoenix, de Lawrence P.Bachmann. Foto: Ernest Laszlo. Música: Kenneth V. Jones. Intérpretes:Jack Palance, Jeff Chandler, MartineCarol. Producida en 1958. (HammerSeven Arts, distribución: Artistas Unidos).
un tiempo pasado. Hay, eso sí, algunosbuenos detalles de dirección una habilísima e inteligente utilizaci6n de! cinemascope, los bailes de la monumentalC'yd ... Demasiado poco, en verdad. Quiza e}lo fuera. bastante para un directorc?mun y. cornente, pero no para un auténtico reahzador de películas. De un realizador que sabe que el valor de una pelí~ula depe~de sobre todo de lo que laImagen ~Isma. ~os dice, y no de lo ques~ nos dIce. utilIzando a la imagen comoSImple medIO de ilustración.
Cyd Charisse.- "Maravilla de mujer"
William Wyler, por ejemplo, hubierahecho seguramente un film "correcto",pero didáctico, solemne y, por lo tanto,insoportable, con e! mismo guión y losm;smos actores de Ray utilizó para unextraordinario Rebelde sin causa. Dependió del director, y sólo de él, el lograrese revelador retrato del personaje queencarnara James Dean. Ray ha sabidosiempre profundizar lo suficiente en suspersonajes como para que sepamos mLicho más de ellos que lo que podríamoss a b e r ateniéndonos exclusivamente alguión mismo de sus películas. El secretoestá en la forma en que se utiliza al actor,pero también en los movimientos de cámara, en el empleo del tiempo y de! espacio cinematográficos; en fin: en todolo que hace creador e! trabajo de quiendirige un film.
¿ Por qué a Ray no le ha interesadoprofundizar en la psicología de los personajes de Party Cirl? Misterio. El abogado de gansters que encarna Robert Taylar y la bailarina interpretada por eS1maravilla de mujer que es Cyd Charisse,podrían haber sido, aún dentro de la anécdota convencional del film, objeto de unalabor de análisis, de revelación por partedel director. Como lo fueron el maestrode Bigger than life (Delirio de locura),el "héroe" de Amargo triunfo, los protagonistas ele Rebelde sin causa, el J esseJ ames de la Leyenda de los malos y otrospersonajes creados (esa es la palabra)por Nicholas Ray.
Ni siquiera hay en Party Cirl una aceptable recreación de la época en que se desarro'la la acción (los años del gansterismo desenfrenado). y Ray nos demostróen lnficnw verde (Wind across the everg!ades) que sabe recrear la atmósfera de