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vés de sus manifestaciones colectivas,Altamirano, atentp observador de '111
raza, supo comprenderla e interpreM
tarla.Esta senda conduce al poeta lírico
-sólo hay referenciaJ al dramático--que refrena el romanticismo propio dela época, a expresarse coil mesura yequilibrio clásicos - antecedente, enla poesía descriptiva, de Qthón yPa'- .gaza. Con Altamirano, el .paisaje y lanaturaleza de México aparecen ya sindisfraz ni influencia de panoraDlasextraños, en la poesía campestre. Elfondo filosófico -ajeno al ev~nt11Jl
humanitarismo de los neocl~sic~ . -,'lo salva al mismo tiempo de las exa;~eraciones románticas y de 'lrs aspeie- _zas realistas: el Atoyac; .descrito por él, es un ,río de nuestra América y node otro continente; l~ frutas y lasflores que elogia, son frutas y floresque, aunque procedan- d~ otrM latit~des,. sólo en los poemas de Altamil-anoalcanzan, como expr~ión mexiéaná,el valor definido que' ,tienen ,allí: sopelementos de nuestró paisaje, co1l,:ma~.
tices propios. . .
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Sus contemporáneos -algunos <;tíacípulos:.. el primero, era don LuíaGonzález Obregón- q~e lo rec~eidan con' veneraCión entusiasta, hablan del maestro Altamirano como deun orador que poseía dotes deimpro,,:
'visador admirable. Sabía entusiasmara las multitudes, según dicen, desde latribu,na parlamenta~ia; conlllowr, como orador cívico, en solemnes conme·moraciones y convencer a qUlénes lo·escuchaban, en el Congreso, en el teatro, y en la cátedra, donde -alta lafrente. levantado el mentón de laciabarbilla. el brazo izquierdo apoyado
-·en el dorso-- construía con cuidadolas frases y enseñaba a los alumnos amodular su voz, con la cadencia me
-lancólica adecuada.Menos leído aún que el narrador
. y que el poeta es, ahora, el periodistarAltamirano, en su tiempo, combati6no sólo con la pluma: cuando lascircunstancias le obligaron a luchar, 10hizo hasta caer prisionero. El peno.dista, a quien seguían con interés loslectores de las revistas en las cuales colaboraba, funda con GonZalo Estevaun .e:lCcelente s~anario:, E,l Renad~
Leyendas, poesías
En lugar aparte se sitúa la novelainiciada y no cóncfuída: Atenea, que,próxima ya al preciosismo, quizásabandonó por libresca, pues describíaen sus páginas la Venecia que Altamirano conoció más tarde.
El autor de novelas cortas y el cuen·tista. se halla bien representado porlos Cuentos de invierno --Julia, mejor que Las tres flores, versión de obraajena- y, sobre todo, por La Navidad en las montañas. novela corta, enla cual el narrador describe el mediopueblerino en que se formó, y comoexcelente psicólogo. traza los caracte·res de un párroco y un maestro ejem.pIares.
'Junto al narrador se 'sitúa el costumbrista que en sus Paisajes' y leyendas superó, por la verdad y la emoción, a aquellos que le habían precedido. Al' señalar nuevos caminos a
. quien explore el alma nacion~l .a tra-
Ig1Ulcío M. IJttnnirtlMGrabado .n6nimo. De Ut14 hoja popular:
POR FRANCISCO MONTERDE -
evoca los días ,del Segundo Imperioque. combatió con los liberales. Por,su abnegación, la figura de Clemencia, la protagonista -que él encontró en la realidad-, tiene rasgos demexicana devota, que estilizan el retrato de la mujer que le sirvió de modelo.
Carlos' González Peña, Mariano Azuela. Altamirano es, ante todo, el novelista de ~l Zarco -amor de la mujervoluntariamente sacrificada por seguir a un bandolero que. gracias a lapluma de Altamirano' adquiere categoría de personaje legendario-- y deClemencia, cuento largo, en el cual
IGNACIO M. ALTÁM~O fué el maestro por excelencia:educador, formador dé' las gene~aciones que seguirían a la quelogr~ el triunfo de la Reforma, tras el Segundo Imperio.
ReciJ>e el título de. maestro .-legado valios~ de manosde Ignacio Ramírez, y lo conserva dignamente hasta que de élpasa, enaltecido, al maestro Justo Sierra.
Novelas y cuentos
El magisterio de Altamirano
La novela, por su importancia. esel primer género que han examinadolos comentaristas: Ezequiel Chávez,
Altamirano ejercía infatigablemente el magisterio, a costa de su propiasalud ~acrificada al fÍJ!-: no doblegaron su voluntad las tormentaspolíticas por entre las cuales atravesócon su' honradez bien probada.
Era maestro .de aquellos que enseñan no sólo en el aula sino tambiéncon su conducta ejemplar; avanzabasin titubeos, aun por difíciles caminos.Indígena puro, devolvió así algo dela bondad que en su tarea protectoraentregaron a los indígenas los misioneros.. Como la vida fué dura para él, Altamirano. sin perder firmeza, nofuéduro con otros. La República' salíadel caos de pasiones encontradas: espíritus nuevos, en días de indecisión,necesitaban un director comprensivoy seguro de sí; Altamirano supo serlo.Cuando la amistad le llevó a. una secta, fué amigo y no sectario.
En la escuela ---<omo lo habíaaprendido de ¡abios de su maestro "ElNigromante"-, alcanzaba los finesdidá~ticos por medio de la persuasión.y lograba con ella lo que otros no con·
.siguen sin amenazas: el interés leal desus discípulos. Trataba a todos sinafectación alguna. como un padre asus hijos. Su ternura viril suprimíadistancias en el trato cordial y acentuaba éste en las conversaciones queprolongaban su magisterio, fuera delas horas de clase.
Al acercarnos a la obra literaria deAltamirano, las facetas se multiplican,El escritor, a pesar de la pereza porél mismo confesada ~ue no lra quizás sino un modo de darse treguaspara la indispensable concentración-,se revela en distintos géneros.
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(Este pasaj& forma parte del libroCultura Mexicana, por FranciscoMonterde. próximo a aparecer. El
'eminente critico, en un examen queva del ligio XVI a nuestros días. se
. ocupa de muchas de las figuras capitales de nuestras lerras.)
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rio en el cual registró Altamirano sucesos y r~flexiones de los últimos añosde su vida - diario ·que los descendientes de don Joaquín Casasús conservan y que ha permanecido inéditohasta ahora.
amanecer. Con ella. el maestro prepara el advenimiento de Gutiérrez NáJera, que sabrá ser más ágil y exquisiio.como correspondía al cronista de una'sociedad que ~ostraba preocupacionespor la elegancia. en la vida y en lasletras.
El antecedente del maestro Altami- .rano se explica porque él fué quienprimero puso atención en las 9brasfrancesas; preferentemente. de teatro.
Es fácil comprobar esto en los ensayos en que el cronista cede espaciomayor al crítico del arte escénico: AItamirano emprende la crítica dramática. en una época en que ----,iguiendoel precedente del cubano ilustre. vinculado con nuestrá cultura: Herediaabundan los escritores bien preparad~s
para hacer. de la crítica. algo más queun ejercicio periodístico o una laborcotidiana: una disciplina rigurosa deinterpretación penetrante. de creación.al margen de otras creaciones.
Altamirano, por Sl1 ilustración y fina sensibilidad. es quien eleva en México la crítica dramática, a la. alturaen que merecía hallarse. por las obrasy los intérpretes, acreedores \a ese tipode crítica. Una excelente muestra deello está en su estudio sobre la M edeade Legouvé, que le permite probar-sin que el dominio del tema se confunda con alardes de erudición-o suprofundo conocimiento de los clásicosgriegos, latinos y franceses. a travésde las diversas interpretaciones delmismo personaje.
Como crítico. no sólo le atraía elteatro. la poesía drámática: la poesíaépica y la lítica, despertaron tambiénsu interés. tanto como las narraciones
. en prosa, entonces aún escasas. Encuanto a la épica. era de aquellos quecréían en la posibilidad de lograr laresurrección del pasado heroico. envastos poemas -o conjunto de poemas- que. sin llegar a consiítuirpropiamente una epopeya. se convirtieranen la expresión colectiva de los sentimientos que experimentaban los salvadores de la República. entre quienes se contó él mismo. Por eso ratificó su esperanza acerca de la épica nacional. en varias ocasiones: una deellas. con el ensayo que dedicó al Ro-
. mancero de Guillermo Prieto. y otra,
con el prólogo al poema Cuauhtémoc,
de Eduardo del VaIle.
En lo que se refiere al estímulo quedió a la lírica de los poetas jóvenes,apenas conocidos, basta recordar que
de la pl'Uma de Altamirano salió elprimer elogio para "Playeras", de Jus- .too Sierra Méndez, que sería el punto
de partida de la renovación realizadapor el modernismo.
Las facetas del escritor y el perfildel maestro podrán estudiarse mejor.
el día en que lle~ue a conocerse el dia-
RtlJistas. crónica amena de sucesos: ala .vez, que ~escribe personas y ambientes. comenta elogiosamente lasobras; estimula y aplaude. justiciero.en una actitud análoga -<on máscertera visión- a la que adoptó en sutienlpo. en la Argentina ~o~ántica.Juan María Gutiérrez, a quien leyó,sin duda, al seguir el movimiento literario del sur del continente. como seguía el de Europa.
El propósito de Altamirano es yano sólo informar al lector sobre losnuevos escritores, sino estimular laproducción literaria, en un momentoen que escaseaban los poetas y los prosistas -más éstos que aquéllos- porque la guerra que concluyó con la cimentación de la República, habíadispersado. cuando ono aniquilado. alos anteriores. como lo dice en El Renacimiento.
Para estimular la producción dramática. Altamirano escribe su "Dramaturgia de México". en la que proporciona títulos de obras e informessobre las que no habían llegado arep~sentarse. precisamente cuando trescompañías. en competencia -la deGuasp de Peris. con subvención oficial, y otras dos. sin ella-. recobraban, en unos cuantos meses. parte deltiempo perdido. y 'hacían que avanzara el teatro, estancado hasta entonces. José Peón Conolreras. AlfredoChaveta y otros dramaturgos mexicanos.
S~ en ese estímulo hubo alguna pasión de partido., la posteridad ha querido conservar solamente el ademángeneroso de quien reveló actividadesque, sin el maestro, habrían permanecido ignoradas.
Amanecer de la crónica
En sus crónicas, Altamirano adopta una actitud original. que va unidaa la novedad de la forma. No son ya
lo; artículos tradicionáles. que sóloinforman o comentan. sino algo más
ligero y grato: es la cróni.ca. en su
Con gusto atenderemos su solicitud de presupuestos parael equipo de su Consultorio, Clínica u Hospital.
VISITENOS o ESCRIBANOS
Motolinía núm. 16. México, D. F.
Al serv·icio e.xc1usivo de la H. Profesión Médica desde 1920·
Crítica estiroul~te_~f"
Igilacio Ramírez se había superadoen la elocuencia cívica. se había desta- I
cadq como polemista. y había dadoprecisión y agilidad a la prosa de susefiSayos sobre temas históricos, políticos y sociales; mas en el periodismo,su ingenio seguía corriendo por el cauce acostumbrado.
El primer PílSO decisivo, en cuanto oa innovaciones en la prosa periodística. lo da Altamirano. en sus Revistasl!terarias (México. 1868). que fueron después ··reimpresas. y en sus crónicas de El Renacimiento.
No hay. antes:de la llegada de Martí a' México•. en 1875. quien manejela pluma ·~oil. la maestría con que Altamirano lo hace. No sólo con esas
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miento - que en vano intentó gal-,. vanizar. en su última época. don Manuel Caballero; cartnte ya del espíritudel maestro Altamirano. El título alu-
. \día al rtnacimiento de las letras mexi-éanas. Un imán poderoso. la voluntadestimulante de Altamirano. logró bacer que sumaran allí sus esfuel'ZO$quienes hasta la víspera habían sidoenemigos. al combatir distanciadospor ideas contrarias. Liberales y conservadorts sinceros. olvidaron sus discrepancias en cuestiones de política.cuando los convocó el llamado delmaestro. En las páginas de El Renacimiento queda el testimonio de esaunión. fecunda en resultados; de ellaparte. propiamente. la renovación delas letras contemporáneas. en nuestraliteratura.
Queda también su labor científica.silenciosamente realizada en los órganos de la benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadistica y otras
oagrupaciones. en las que siguió los pa-sos de su maestro, Ignacio Ramírez.También lo siguió para perfeccionarla prosa, que antes de ellos sólo fuémedio de informadón en manos habituadas a manejar la herramienta detrabajo.
20 * UNIVERSIDAD I)E MEXICO
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