quiénes son los terroristas (ene-2015)

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El Dipló: Los caminos de la radicalización 1/5 3-02-2015 15:44:54 Por Laurent Bonelli* - 1 - Edición Nro 188 - Febrero de 2015 Edición Nro 188 - Febrero de 2015 Manifestaciones en París tras el atentado a Charlie Hebdo, 11-1-15 (Stephane Mahe/Reuters) ¿QUIéNES SON LOS TERRORISTAS? Los caminos de la radicalización Por Laurent Bonelli* Pasado el estupor de los atentados, cuando se disipan los sentimientos de indignación e impotencia y el dolor se retrae, subsiste una pregunta: ¿por qué, en un contexto de paz, jóvenes franceses atacaron con tanta violencia a individuos elegidos por sus opiniones, su presunta confesión religiosa o su uniforme? e los asesinatos cometidos por Mohammed Merah en marzo de 2012 a los del 7, 8 y 9 de enero de 2015, imputados a Saïd y Chérif Kouachi y Amedy Coulibaly, pasando por el ataque al museo judío de Bélgica, el 24 de mayo de 2014, por el cual está acusado Mohammed Nemmouche, no menos de veintiocho personas murieron bajo las balas de sus asesinos. ¿Qué sabemos de estos últimos? Aunque con lagunas, la información recabada por la prensa permite hacerse una idea

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Page 1: Quiénes Son Los Terroristas (Ene-2015)

El Dipló: Los caminos de laradicalización 1/5 3-02-2015 15:44:54

Por Laurent Bonelli* - 1 - Edición Nro 188 - Febrero de 2015

Edición Nro 188 - Febrero de 2015

Manifestaciones en París tras el atentado a Charlie Hebdo, 11-1-15 (Stephane Mahe/Reuters)

¿QUIéNES SON LOS TERRORISTAS?

Los caminos de la radicalizaciónPor Laurent Bonelli*

Pasado el estupor de los atentados, cuando se disipan los sentimientos de indignación e impotencia y el dolor se retrae,subsiste una pregunta: ¿por qué, en un contexto de paz, jóvenes franceses atacaron con tanta violencia a individuoselegidos por sus opiniones, su presunta confesión religiosa o su uniforme?

e los asesinatos cometidos por Mohammed Merah en marzo de 2012 a los del 7, 8 y 9 de enero de 2015, imputados aSaïd y Chérif Kouachi y Amedy Coulibaly, pasando por el ataque al museo judío de Bélgica, el 24 de mayo de 2014,por el cual está acusado Mohammed Nemmouche, no menos de veintiocho personas murieron bajo las balas de susasesinos.

¿Qué sabemos de estos últimos? Aunque con lagunas, la información recabada por la prensa permite hacerse una idea

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de sus trayectorias sociales. Primero, sufrieron intervenciones de los servicios sociales y de la justicia de menoresprecoces y apremiantes. Los entornos familiares son considerados inapropiados o deficientes; el paso por hogares y porfamilias de acogida marca la infancia y la adolescencia de la mayoría. Luego, su escolaridad parece corresponder conla de las fracciones menos calificadas de los ámbitos populares, lo que queda demostrado por la orientación hacia laeducación técnica –que no necesariamente van a terminar– en una época en la que el bachillerato general es un diplomamínimo de referencia.

Esta relegación escolar encuentra a veces una compensación en la sociabilidad callejera (las pandillas) y los pequeñosdesórdenes que la acompañan (1). Actos transgresivos (robo de autos o motos, manejar sin registro), relacionados conel honor (peleas o agresiones) o el acaparamiento (atracos, asaltos o robos con violencia) llaman pronto la atención depolicías y magistrados. Tras varias causas, Merah, Coulibaly y Nemmouche fueron encarcelados por primera vez a los19 años. Y nuevos delitos cometidos luego de salir de la cárcel revocaron la libertad condicional y alargaron las penas:pasaron en prisión gran parte de su vida entre los veinte y los treinta años. Criados en un pueblo de Corrèze, loshermanos Kouachi parecen haber quedado más apartados de esas relaciones entre pares y haber entrado más tarde enesta pequeña delincuencia del “rebusque” (en la que el comercio de objetos robados y la venta de estupefacientescoexisten con trabajos precarios o en negro) cuando se instalaron en la región parisina a principios de los años 2000.Esto no impidió que Chérif fuera encarcelado en forma preventiva entre 2005 y 2006, a los 23 años, pero a causa de suparticipación en una red de reclutamiento de voluntarios hacia Irak. Un tipo de compromiso que comparten los cincohombres.

Genealogía de la violencia

Todos adhieren a una visión del islam compuesta de combatientes convertidos en héroes (los mujahidines), hazañas ylejanos teatros de conflicto. Por otra parte, varios viajarían hacia esos destinos (Siria, Paquistán, Afganistán, Yemen).La propaganda, las prédicas y las estadías iniciáticas les proveen una representación del mundo bastante simple quereúne en un todo coherente su experiencia concreta de la dominación, la que sufren otros pueblos (en Malí, enChechenia, en Palestina, etc.) y un gran relato civilizatorio que designa a los judíos y a los infieles como responsablesde todos esos males. Esta concepción de la religión es fácil de endosar, dado que es al mismo tiempo toma deconciencia (de su situación) y liberación (le ofrece a la rebeldía un ideal más “elevado” y universal que la delincuenciay la marginalidad).

La relativa homología de sus trayectorias ya desató la furia clasificatoria de algunos expertos, que ya proclaman eladvenimiento de un “lumpenterrorismo” o de un “gangsterrorismo”. Sin embargo, aunque no les guste a los apóstolesde los perfiles, estas características no parecen tan singulares. De una u otra manera se corresponden con las de la“generación de los suburbios” a la que pertenecen (todos nacieron en los años 1980), marcada por la desafiliación, unamayor dificultad para acceder al trabajo no calificado, la segregación espacial y los controles policiales, unaetnicización de las relaciones sociales y la decadencia de las movilizaciones políticas llevadas a cabo por sus mayores (2).

Dado que estas propiedades son tan comunes, ya no es el paso a la acción lo que debería sorprender, sino que sea tanraro… Podemos por lo tanto limitarnos a buscar más lejos las causas o al estudio de las justificaciones. “Si laradicalización es un proceso –explican las politólogas Annie Collovald y Brigitte Gaïti–, entonces es necesario seguirloantes de poder explicarlo. Es por lo tanto el pasaje del ‘por qué’ al ‘cómo’” (3). No quedan dudas de que cuando unjefe yihadista exhorta a atacar Francia, Occidente o la comunidad judía inspira a los aspirantes a la rebelión; pero esasexhortaciones no son de ningún modo el motor de su paso a la acción. “Esta decisión final es la última de una largaserie de decisiones anteriores, de las cuales ninguna, vista en forma aislada –y ese es el punto central–, pareció extrañapor sí misma”, recuerda el sociólogo Howard S. Becker (4). A la manera del historiador estadounidense ChristopherBrowning, que demostró –en lo que probablemente sigue siendo una de las mejores obras acerca de la radicalización–mediante qué mecanismos (el conformismo del grupo, la despersonalización de las víctimas, etc.) “hombres ordinarios”pertenecientes al Batallón 101 de reserva de la policía alemana se transformaron entre julio de 1942 y noviembre de1943 en fríos exterminadores (5), habría que poder restituir las series de encadenamientos propios a la existencia de losautores de los atentados y a los universos en los que se desarrollan.

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En primer lugar, el modo de operar de los atentados se inscribe en la continuidad de formas anteriores de delincuenciaa las que algunos pudieron entregarse. Robar autos, conseguir armas, manejarlas y usarlas, por ejemplo en el marco deun asalto, constituyen conocimientos y modos de acción transferibles. El desarrollo de los ataques refleja también lapermanencia de este tipo de práctica: los lugares son cercanos; los planes de fuga se limitan a volver cada cual a sucasa; y, si eso resulta imposible, no parece haber más opción que vagar sin rumbo. La sangre fría para llevar a cabo elatentado y la habilidad para manejarse de manera rápida como para poder salir parecen ser las únicas cualidadesexigibles. Incluso la muerte como mártires disparándoles a las fuerzas del orden se superpone extrañamente con la deScarface, encarnado por Al Pacino en el film homónimo de Brian de Palma, un ícono de algunos jóvenes de lossuburbios; o incluso con la del asaltante Jacques Mesrine, cuya biografía leía Merah semanas antes de morir. Lafamiliaridad de estos modos de acción y su legitimidad para quienes los utilizan constituyen una etapa importante paracomprender cómo luego pueden dirigirse hacia otros blancos, aunque siga siendo insuficiente. La voluntad deCoulibaly de “cargarse a los policías”, mientras los hermanos Kouachi atacaban Charlie Hebdo, puede sin dudarelacionarse con su odio hacia una institución que mató frente a sus ojos a su mejor amigo, Ali Rezgui, en septiembrede 2000, cuando ambos cargaban motos robadas en una camioneta.

Luego, esta violencia política no aparece ex nihilo. Podemos trazar su genealogía a partir de la guerra civil argelina. Elconflicto, desatado en diciembre de 1991 por la anulación de las elecciones que ganó el Frente Islámico de Salvación(FIS), fue extremadamente violento. Hasta principios de la década del 2000, los intensos enfrentamientos entre elejército y el Grupo Islámico Armado (GIA) ocasionaron varias decenas de miles de muertos y provocarondesplazamientos y exilios en masa. Esta trágica situación también impactó en las familias argelinas instaladas enFrancia y a las que pertenecen tanto Merah y Nemmouche como los hermanos Kouachi. Abdelghani Merah, hermanomayor de Mohammed, contó de sus vacaciones de verano en Oued Bezzaz, donde la familia paterna apoyaba al GIA,exhibía armas y a veces “un gendarme o un civil decapitado”. También explicó las presiones en esa época por parte deuno de sus tíos de Toulouse para que sus hermanas “dejen de estudiar, se pongan el velo islámico y se queden en casa”(6). En el contexto francés, estas intimidaciones religiosas pueden constituir simultáneamente un llamado al orden paraniños demasiado emancipados (en sus salidas, en sus compañías o en su manera de vestir) y un apoyo másdirectamente político a los grupos armados. Como el de Djamel Beghal, presentado como el mentor de Chérif Kouachiy de Coulibaly, a quienes conoció en el centro de detención preventiva de Fleury-Merogis en 2005. Nacido en 1965,participó en las redes de apoyo del GIA en Francia, lo que le valió ser arrestado en 1994. Con Coulibaly y ChérifKouachi, también forma parte de las catorce personas sospechadas de haber preparado en 2010 la fuga de Smaïn AïtAli Belkacem, uno de los artífices de los atentados de 1995. Durante su detención, Kouachi también habría entrado encontacto con Farid Melouk, también él condenado por su apoyo logístico en esos ataques.

Propaganda por los hechos

En estos encuentros se establece un lazo entre distintas generaciones de militantes activos del islam político. Seinscribe el compromiso en una historia más larga, marcada por actos heroicos, derrotas y reorientaciones (7). En 1995,el GIA podía esperar conseguir una victoria militar y política en Argelia. Las bombas en los transportes públicosparisinos apuntaban entonces a obligar al gobierno francés a restringir su apoyo al régimen militar. Unos años mástarde, esas opciones habían quedado lejos. El GIA fue derrotado, y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate,creado en 1998, declinó bajo los golpes del ejército. Este debilitamiento político y territorial explica acaso suintegración a Al Qaeda en 2007, bajo el nombre de Al Qaeda en el Magreb Islámico, y un cambio de estrategia. Laorganización se concentró a partir de entonces en operaciones aisladas en el Sahara, e incluso en Malí y en Nigeria(como secuestros de occidentales). Para militantes que viven en Francia o en Europa, la continuidad de la causa tomóentonces caminos distintos de los de los más antiguos. Ahora consiste en una deportación –y a veces una partida– hacialo que los servicios de información llaman las “tierras de yihad” o por el paso a la propaganda por el hecho.

Este modo de actuar había sido adoptado por los anarquistas en la Conferencia de Londres de 1881. Su principio essimple: el hecho insurreccional (atentados, asesinatos, sabotaje...) “es el medio de propaganda más eficaz, y el únicoque […] puede penetrar hasta las capas sociales más profundas y atraer a las fuerzas vivas de la humanidad a la lucha”(8). Utilizado en Europa, en EE.UU. y en Rusia, golpea tanto a dirigentes, policías, magistrados, religiosos y opositores

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políticos como a “burgueses” anónimos. Apunta al mismo tiempo a castigar responsables (de sentencias, torturas, etc.),a vengar camaradas caídos o a eliminar símbolos con el objetivo de despertar a las masas. Ciento treinta años antes deInspire, la revista de Al Qaeda en la Península Arábiga que llamaba a la muerte de Stéphane Charbonnier, conocidocomo Charb, periódicos como La Revolución Social, La Lucha, La Bandera Negra inauguraban secciones como“Estudios científicos”, “Productos antiburgueses” o “Arsenal científico”, consagrados a la fabricación de bombas. En1884, El Derecho Social lanzó incluso una suscripción “para la compra del revólver que tiene que vengar al compañeroLouis Chaves”, asesinado por gendarmes.

Lamentablemente para sus promotores, la propaganda por el hecho no logró sublevar a las multitudes. Algunos actospueden haber sido vistos con simpatía, pero no movilizaron. Al contrario, provocaron incluso un distanciamiento delmundo obrero respecto de los movimientos anarquistas, mientras eran objeto de una despiadada represión estatal. Alpunto tal que esta estrategia fue abandonada a principios del siglo XX, en beneficio de acciones más colectivas. Mástarde esa misma estrategia fue utilizada con la misma falta de resultados por movimientos de extrema izquierda(Acción Directa en Francia, la Fracción Armada Roja en Alemania, las Brigadas Rojas en Italia), pero también pormilitantes de extrema derecha (como la Organización Armada Secreta, Timothy McVeigh, ejecutado en EE.UU. por elatentado de Oklahoma City en 1995, o Anders Behring Breivik, responsable de la masacre de Utøya en Noruega en2011).

Los recientes asesinatos que sacudieron a Francia confirman esta regla. A pesar de las exhortaciones de Coulibaly a sus“hermanos musulmanes” en su video póstumo (“¿Qué hacen ustedes cuando insultan repetidamente al Profeta? ¿Quéhacen ustedes cuando ellos masacran a toda la población? ¿Qué hacen ustedes cuando, frente a sus casas, sus hermanosy hermanas se mueren de hambre?”), estos últimos rechazan masivamente las acciones de las que son víctimascolaterales, si se consideran los ataques a mezquitas, las degradaciones de lugares de culto y las agresiones físicas queles siguieron. Los responsables políticos parecen desconocer las lecciones de la historia cuando entonan cantosguerreros, a imagen del primer ministro, Manuel Valls, que proclamó en la Asamblea Nacional, el 13 de enero de 2015:“Sí, Francia está en guerra contra el terrorismo, el yihadismo y el islamismo radical”.

Polarización guerrera sin sentido

En primer lugar, la situación, por más trágica que sea, no es una guerra. Está bajo el control de los servicios de policíay de las autoridades judiciales. Los autores y sus cómplices fueron neutralizados o arrestados rápidamente, ylegítimamente podemos pensar que lo mismo sucederá en el caso de que se produzcan nuevas acciones. El riesgo cerono existió nunca, ni siquiera en los regímenes más policíacos (como el Chile de Augusto Pinochet o la España deFrancisco Franco).

Luego, el discurso guerrero supone una polarización, porque descansa en la movilización de todos contra un enemigocomún. Aunque el argumento pueda tener cierto eco cuando los ejércitos están en las fronteras, en tiempos normalesqueda sin efecto. Las dificultades de algunos docentes para hacer respetar el minuto de silencio oficial en sus clases el8 de enero de 2015 así como la composición social de las inmensas manifestaciones del domingo siguiente demuestranque el unanimismo no está tan expandido en algunas poblaciones. ¿Cómo puede resultar sorprendente? La vivenciacotidiana de los entornos populares y más particularmente de su juventud está más cerca en muchos aspectos de la delos autores de los atentados que de la de los dirigentes que los incitan a movilizarse o a la de las clases mediascultivadas que se vieron tentadas de participar en el desfile. Las múltiples formas de discriminaciones cotidianas(social, religiosa, de aspecto o de origen), la relegación social y espacial, así como los controles policiales, vuelvenpoco probable que coincidan en un mismo movimiento los que las sufren, los que las organizan y los que se quejan deellas por lo general sin preocuparse verdaderamente del tema. De la misma manera que algunos malos alumnosalemanes estudiados por la socióloga Alexandra Oeser se declaran nazis para provocar a sus profesores (9), el apoyoverbal a los atentados ofrece a sus homólogos franceses una buena oportunidad de rechazar un orden escolar y socialque los excluye.

Más grave aun, la polarización guerrera es un sinsentido en materia de violencia política. Dos discursos simétricos seenfrentan: el de las autoridades (“o están con nosotros o están con los terroristas”) y el de las organizaciones

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clandestinas (“o están con nosotros o son malos musulmanes, nacionalistas, revolucionarios, etc.”). Ahora bien, la“relación terrorista” no incluye a dos participantes, sino a tres (10). El enfrentamiento entre los dos primeros se realizafrente a la mirada por lo general indiferente del grueso de la población, colocada vía medios de comunicación en laposición del espectador. Este distanciamiento constituye precisamente la condición de la no extensión de la violencia,particularmente cuando los grupos radicales no disponen de bases sociales o territoriales fuertes. Pero la presión que seejerce para desembocar en condenas unánimes puede, por rechazo, incitar a una minoría de esos espectadores a unirse alos objetivos, o incluso a las filas, de las organizaciones que están en la mira. Un riesgo que crece todavía más si estaintimidación se duplica con medidas judiciales o administrativas para condenar a los que la rechazan.

1. Gérard Mauger, Les Bandes, le milieu et la bohème populaire, Belin, París, 2006, y Mohammed Marwan, LaFormation des bandes, Presses Universitaires de France, París, 2011.

2. Stéphane Beaud y Olivier Masclet, “Des ‘marcheurs’ de 1983 aux ‘émeutiers’ de 2005. Deux générations socialesd’enfants d’immigrés”, Annales. Histoire, Sciences Sociales, París, 2006/4.

3. Annie Collovald y Brigitte Gaïti (dir.), La Démocratie aux extrêmes. Sur la radicalisation politique, La Dispute,París, 2006.

4. Howard S. Becker, Les Ficelles du métier, La Découverte, París, 2002.

5. Christopher Browning, Des hommes ordinaires, Les Belles Lettres, París, 1994.

6. Abdelghani Merah, Mon frère, ce terroriste, Calmann-Lévy, París, 2012.

7. En otros movimientos clandestinos se pueden observar mecanismos similares. Véase L. Bonelli, “Anatomía de lalucha armada”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, agosto de 2011.

8. Carta de Carlo Cafiero a Errico Malatesta, citada en el Bulletin de la Fédération jurassienne, Nº 49, París, 3-12-1876.

9. Alexandra Oeser. Enseigner Hitler. Les adolescents face au passé nazi en Allemagne, Editions de la Maison deSciences de l’Homme, París, 2010.

10. Didier Bigo y Daniel Hermant, “La relation terroriste”, Etudes polémologiques, Nº 47, París, 1988.

* Profesor de Ciencia Política en la Universidad Paris Ouest Nanterre (Institut des Sciences Sociales du Politique,UMR 7220).

Traducción: Aldo Giacometti