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EMILuO RAMON LAS MASCARAS DEL HtROE: RADIOGRAFIA DE UN ANTI-HItROE ABSTRACT: Las mndscaras del hjroe depicts Spanish society from the Second Republic to the start of the Civil War, a period when Spain was torn by poverty and immorality. This intertextual historical novel portrays figures such as Pedro Luis de Gdlvez, the last of the bohemians and a failed writer. We encounter GOlvez through the first-person narration of Navales, who hates him deeply and presents him as a despicable, egotistical man. Navales himself proves to be an immoral person who tortures and kills for fun. Following the work of Wayne Booth and other critics, the article shows that Navales is an unreliable narrator and that Gdlvez is an antihero. Keywords: antihero, historical novel, intertextual, Las mdscaras del h6roe, Spanish society, unreliable narrator ZY qud es un h6roe? [...] No lo s6. Alguien que se cree un h6roe y acierta. 0 alguien que tiene el coraje y el instinto de la virtud, y por eso no se equivoca nunca, o por lo menos no se equivoca en el dinico momento en que importa no equivocarse, y por lo tanto no puede no ser un h6roe. 0 quien entiende, como Allende, que el hdroe no es el que mata, sino el que no se mata o se deja matar. No lo s6... -Javier Cercas, Soldados de Salainina DESDE FINALES DEL SIGLO XX, los cambios provocados en nuestra socie- dad por la economfa globalizadora ban ido dando paso a polfticas que desprotegen al ciudadano y cambian sus ideales transformdndolo en un anti-hdroe urbano, personaje que dista bastante de los h6roes cldsicos. Se trata de individuos comunes, en ocasiones grises e incluso objeto de burla que, como comenta Javier Cercas, s6lo se convierten en hdroes cuando se mueren o cuando los matan. De este modo, el hdroe ya no es el sublime e inmaculado ser cldsico, sino que pertenece a la mitologfa social humana; es un anti-hdroe que s6lo en el diltimo momento actda y pese a hacerlo con una heroicidad cldsica, no deja de ser hijo de la sociedad contemporanea. Es decir, como apunta Carl Goldberg, no es un hdroe cldisico que vive segun unos altos principios morales, sino alguien que puede parecer un inadaptado 275

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EMILuO RAMON

LAS MASCARAS DEL HtROE:RADIOGRAFIA DE UN ANTI-HItROE

ABSTRACT: Las mndscaras del hjroe depicts Spanish society from theSecond Republic to the start of the Civil War, a period when Spain was tornby poverty and immorality. This intertextual historical novel portrays figuressuch as Pedro Luis de Gdlvez, the last of the bohemians and a failed writer.We encounter GOlvez through the first-person narration of Navales, who hateshim deeply and presents him as a despicable, egotistical man. Navales himselfproves to be an immoral person who tortures and kills for fun. Following thework of Wayne Booth and other critics, the article shows that Navales is anunreliable narrator and that Gdlvez is an antihero.

Keywords: antihero, historical novel, intertextual, Las mdscaras del h6roe,Spanish society, unreliable narrator

ZY qud es un h6roe? [...]

No lo s6. Alguien que se cree un h6roe y acierta. 0 alguien que tieneel coraje y el instinto de la virtud, y por eso no se equivoca nunca, opor lo menos no se equivoca en el dinico momento en que importa noequivocarse, y por lo tanto no puede no ser un h6roe. 0 quien entiende,como Allende, que el hdroe no es el que mata, sino el que no se mata ose deja matar. No lo s6...

-Javier Cercas, Soldados de Salainina

DESDE FINALES DEL SIGLO XX, los cambios provocados en nuestra socie-dad por la economfa globalizadora ban ido dando paso a polfticas quedesprotegen al ciudadano y cambian sus ideales transformdndolo en unanti-hdroe urbano, personaje que dista bastante de los h6roes cldsicos. Setrata de individuos comunes, en ocasiones grises e incluso objeto de burlaque, como comenta Javier Cercas, s6lo se convierten en hdroes cuando semueren o cuando los matan. De este modo, el hdroe ya no es el sublime einmaculado ser cldsico, sino que pertenece a la mitologfa social humana;es un anti-hdroe que s6lo en el diltimo momento actda y pese a hacerlo conuna heroicidad cldsica, no deja de ser hijo de la sociedad contemporanea.Es decir, como apunta Carl Goldberg, no es un hdroe cldisico que vive segununos altos principios morales, sino alguien que puede parecer un inadaptado

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social, un masoquista. incluso, un soci6pata pero que, ante todo, muestrauna actitud desafiante frente a los dictados de la sociedad, lo cual, Ilegadoel momento, le permite erigirse en hdroe.

Juan Manuel de Prada muestra en sus obras los aspectos mds sombrfos delas grandes ciudades, lo que 6I mismo denomina "los infiemos que hay ennuestras ciudades tan deshumanizadas. la locura, la soledad, la prostituci6n.[... .] la zozobra por el miedo. el caos y los malos augurios" ("Encuentrosdigitales"). Su mayor preocupaci6n, afirma, serfa Ilegar a cambiar "la prepon-derancia de lo econ6mico sobre consideraciones de fndole moral"y y, para ello,se vale de una realidad, pasada en este caso, pero con ciertos toques muy actu-ales por parte de varios de los personajes. El protagonista de Las indscaras delhiroe, Pedro Luis de Gdlvez, figura hist6rica inmortalizada por Valle-Incldnen Luces de Bohemia, es el dltimo de una generaci6n de bohemios que pres-encia la desaparici6n de ]a literatura como oficio sagrado y contempla c6modesde comienzos del siglo XX la economfa va desplazando a los idealismosen el papel de motor de ]a historia. GUilvez representa a uno de esos fracasa-dos para la sociedad a quien las circunstancias obligan a convertirse en anti-h6roe. Este importante dato lo descubre el lector gracias al autor implfcito queWayne Booth contempla en su teorfa narratol6gica,l no a trav6s de Navales,narrador explfcito que se dedica a todo lo contrario. El valor de Gdlvez paraeste estudio estriba en que pese a tratarse de un personaje de principios delXX, su actuaci6n destila contemporaneidad.

Con la p6rdida de los idealismos se llega a un punto en la literatura con-tempordnea en el que el escritor introduce elementos ap6crifos o anacr6nicosy combina lo mftico y lo hist6rico ofreciendo, como ya apuntara RolandBarthes, una interpretaci6n de unos textos que son interpretaciones de otrosad h2finituin (El Placer 36), de tal manera que la exactitud del detalle hist6ricoresulta, hasta cierto punto, irrelevante para la ficci6n contempordnea. Se tratade una tendencia muy extendida en la literatura espafiola actual en la que sehace hincapi6, entre otras cosas, en la imposibilidad de conocer la verdaderanaturaleza de la historia. La distorsi6n consciente de 6sta se realiza por mediode omisiones, exageraciones y anacronismos, la metaficci6n, que en los tex-tos contempordneos, ademds de la tradicional menci6n explfcita por parte delnarrador del proceso creativo de su propio texto, consiste tambi6n en afiadirfrases entre par6ntesis y notas ap6crifas a pie de p6igina que cuestionan laveracidad de lo que cuenta el narrador, y la intertextualidad explfcita del texto.es decir, la alusi6n al descubierto de otro/s texto/s, como ocurre, por ejemplo,con las obras de Matilde Asensi o las de Arturo P6rez-Reverte.

El propio P6rez-Reverte reconoce que. en su opini6n "[ell autor se limitaa reunir, en una historia colectiva. medio millar de pequefias y oscuras histo-rias particulares registradas en archivos y libros. Lo imaginado, por tanto, sereduce a la humilde argamasa narrativa que une las piezas" (7). Es decir. sepresenta el discurso narrativo como un didlogo ir6nico con la literatura y la

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Historia, superponiendo a veces discursos serios con otros de tono jocoso, oincluso ap6crifos (Ram6n-Garcfa 87). Pueden dar prioridad a la an6cdota, eincluso meter citas ficticias entre comillas como si fueran signo de autoridadcognoscitiva. Se saltan las convenciones, se mezelan los g6neros y, en ocasio-nes, la deformaci6n ir6nica y el humor rozan el absurdo. La novela contem-pordnea incluye escrituras ap6crifas, maneja anacronismos creativos e integralo hist6rico y lo ficticio sin problema alguno.

Las mciscaras del hNroe presenta un neokitsch propio de la sociedad con-tempordnea al aduefiarse descaradamente de materiales literarios e hist6ricospara, sin complejo alguno, present6xselos al lector con poca o ninguna varia-ci6n respecto a los originales. Con esta t6cnica, y siempre de manera ir6nica,se pretende revisar la vida de un don nadie tan degradado como la sociedadsin ideales en la que vive, don nadie que acabard sus dfas trAgicamente, comoun h6roe cldsico respecto a quien s6lo al final descubrimos que ha estadoHlevando mdscaras. La novela, en palabras de de Prada, lleva a cabo una labor"desinfectante, casi un deber moral de Hlevarle la pufileta al Sistema" (que sevale de la farsa en que se han convertido las democracias, cuando en realidad)"representan los intereses de los explotadores" ("Esquiroleando").

Por medio de una 6ptica contempordnea que ya no cree ni en las grandesnarrativas, ni en las grandes mitologfas de antafho, Juan Manuel de Prada nosofrece un panorama de los diltimos ahios de la bohemia y del comienzo de losfascismos. A trav6s de los siglos, la sociedad occidental ha ido cambiando sumanera de entender los h6roes, pasando del mundo cldsico cuyos "heroes weregod-men; in the Middle Ages, God's men; in the Renaissance, universal men;in the eighteenth century, gentlemen; in the nineteenth century, self-mademen: Our century has seen the common man and the outsider become heroic"(Fishwick 10). La sociedad contempordnea no acepta el todo blanco o todonegro, se desentiende de los grandes h6roes mfticos, aquellos sin tacha que sesolfan describir como "splendid performers, paragons of social acceptability,independent spirits and, above all, winners" (Pawlowsky y Melanson 289) sesiente mds cercana a los h6roes mds humanos, gente mds comidn, personas conproblemas mds parecidos a los que ellos mismos tienen que afrontar, y quemuchas veces son incluso objeto de burla. Esto se debe a que tales personajes"reflect(s) our changing world" (Bell 195); cuanto mds atnis quedan las ver-dades absolutas, las "grands r6cits" o meta-relatos de Jean-Frangois Lyotard,2

mds aumenta el cinismo de la sociedad y, por lo tanto, 6sta demanda que suspropios h6roes evolucionen con ella, pues los modelos cldsicos del h6roe yano les resultan vdlidos (Blave G6mez), prefiere anti-h6roes mds afines a ella,personajes que necesiten ponerse mdscaras para sobrevivir.

Estrategia 6sta a la que tiene que recurrir Gdlvez en esa sociedad enla que se empezaba a fraguar el mundo globalizado actual, sociedad decambios destinados al incremento de la productividad y que "iba a borrarde un plumazo al escritor heroico e inadaptado, y lo iba a sustituir por

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otro, disciplinado y funcionarial, que se encerraba en su despachito paraescribir una frase por semana" (73). De hecho, vivir "entre las ruinas deun Imperio en el que ya nadie crefa" (75) es lo que provoca que la socie-dad de Las mdscaras del hiroe pierda su fe en las grandes verdades yen los ideales de antafio. Pese a la gran colisi6n de ideas que tenfa lugaren aquellos afios, varios de los personajes destilan un pensamiento mdspropio del autor implfcito que de gente de aquellas d6cadas de fascismoy comunismo. Asf el lector percibe que grandes ideales como el patrio-tismo consistian en "explotar minas que no son de Espafia mientras queen la provincia de Huelva una compahifa inglesa, la de Riotinto. es duehiaabsoluta del t6rmino municipal" y "la guerra de Melilla s6lo beneficiaa los capitalistas, que yen peligrar el negocio de sus minas" (55). Laeconomfa acaba siendo el motor real de los acontecimientos y el hombre,ya desde este preciso momento, aparece como un mero mufieco inmersoen su maquinaria, tratando de sobrevivir.

Este tono anti-heroico es una de las caracterfsticas del anti-h6roe del sigloXXI. pues al ser 6ste un reflejo de la sociedad virtual a la que se refiereSubirats y que avanza hacia su propia destrucci6n, su dnica preocupaci6nson sus necesidades mds inmediatas. Es decir, nos hallamos ante un h6roeque, como comenta William Nelson, "does not have the romantic aura of the'lone crusader' or any other heroic stance. There is nothing grandly heroicabout the figures, nor do they project a private code of honor. They are oftenthe objects of ridicule, including self-ridicule" (169). Esto es exactamente loque le ocurre al propio Gdlvez, ya que Fernando Navales, su narrador, acabaridiculizdndolo. El problema principal con el que se enfrenta el lector es que.aparte de la carta inicial de Gdlvez y la Coda, todo lo demdis se lo presentaNavales, alter ego de Gdlvez. Su necesidad de mostrar el lado mds oscuro deGdlvez lo convierte en la otra cara de 6ste, por lo que se podrfa afirmar quelo que el lector percibe es una 6inica personalidad anti-heroica enfundada endos personajes aparentemente diferentes. Pese a ello, en el 6iltimo momentoGdlvez elude el control de Navales y se erige en un anti-h6roe con mdscaras;por el contrario, Navales se mantiene como anti-h6roe de principio a fin.

Seg6n su narrador, Gdlvez es un anti-h6roe, pero al lector se le va revelandocomo un h6roe que. como explica Goldberg respecto a las caracterfsticas deeste tipo de personaje, "creates a false self in order to protect his vulnerabili-ties" (Goldberg 10). Las memorias de Navales, gracias a las que conocemosa Gdlvez, servirdn como ruta de viaje para los periplos de ambos, como si deuna leyenda mftica se tratara, si bien uno de ellos seguird siendo un ser despre-ciable, alguien que es "deliberately deceptive [ ... ] he embraces falsehood as anecessary part of his method" (Booth 295), lo cual lo convierte en un narradorno fiable, frente a alguien como Gdlvez, que aparecerd redimido ante los ojosdel lector. Al mostrarnos a los dos juntos, Prada hace buena la tipificaci6n deGoldberg respecto a que no se puede entender al uno sin el otro.

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In mythical legend the hero undergoes a series of ordeals on a journey,in order to become purified, wise and strong, sufficient to lead hispeople out of the dilemmas they face. We must realize that in theselegends many of the heroes are transformed anti-heroes. We cannotproperly understand the hero without also encountering his double, theanti-hero. This is to say, there is a reciprocal relationship between thehero and the anti-hero, who is a sibling rival to the hero. There seems tobe a jealousy, envy and resentment toward the hero as rival. (8)

El propio Navales confiesa en mfiltiples ocasiones a lo largo de la novela quees precisamente la envidia lo que le empuja a denostar constantemente a sualter ego.

Un anti-h6roe es "a cipher. A zero waiting to be given meaning. And theoverwhelming urge for the narrator, as well as readers and critics through theyears, has been to decode that blank wall, literally to decipher the cipher"(Holstein 378). Navales, narrador de Las mdscaras del hiroe, tambi6n seesfuerza por descifrar el enigma Gdilvez basdndose en sus propios presupues-tos, pese a que 61 mismo "acknowledges their doubtful basis" (Holstein 378).Navales procura demonizarlo continuamente y no puede soportar que Gdlveztenga amigos que le apoyen o que sepa escribir mucho mejor que 61, ya que61 ansfa desposeerlo de todo lo que 6ste representa. Navales, anti-h6roe deprincipio a fin,

seeks to despoil his sibling hero of all that he represents. The personaljourney of the hero is central to his destiny. The anti-hero rejects thejourney and the need for transformation. He implicitly claims that all hewants is the here-and-now, but it is already spoiled. (Goldberg 9)

Todo lo que no sea provechoso para catapultarlo a la fama y al poder carecede sentido para 61.

Navales nos relata c6mo desde muyjoven se mueve por los barrancos de laexecratio y, confesando su maldad sin reparo alguno, pues de su madre "habfaheredado una mirada exenta de crueldad (lo cual demuestra que los ojos noson el espejo del alma)" (50). ilega incluso a matar a su padre por omisi6n, algritarle "[m]u6rase ya, cabr6n, le escupe en el colmo del despego filial" (-107).Sin remordimiento se jacta de no haber aceptado el intento de reconciliaci6nque tuvo 6ste poco antes de morir, lo cual, 61 mismo afirma, "resulta muchomds culpable, porque eleva la crueldad a refinamiento" (107). Crueldad queno conoce lfmites y que le lleva tambi6n a insolentarse con su tia Remedios,quien lo habfa acogido en su casa para que no quedase hu6rfano y solo por lascalles. Se trata de un hombre que se fabric6 un futuro "acorde con la imagenque (le) mostraban los espejos del ropero: la de un hombre autodidacta y pocod6cil" (115), lo cual obliga a plantearse hasta qu6 punto el retrato que com-pone de Gdlvez no es sino su propio reflejo. Desde el principio se presenta

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como alguien dispuesto a cometer cualquier tipo de acci6n con tal de salirbeneficiado, por ejemplo actuar de alcahuete para que el empresario Caballerotenga encuentros sexuales con Carmen, esposa de G,dlvez. Tambi6n torturacon safila aArmando Buscarini para despu6s plagiarle, como el propio Navalesreconoce, "una comedia. que halI6 entre los manuscritos que le habfa hurtado,afios antes, una comedia casi completa a falta de desenlace" (408) que mdistarde le catapultarfa a la fama, "dulce como un pecado mortal" (409).

Sabedor de que nunca podrfa Ilegar a escribir como Gdlvez, envidioso desu estilo y de que le aprecien los bohemios e incluso aquel joven argentinotan prometedor, Borges, 6l mismo declara que "entre mis m6viles. figuraba eldeseo de fastidiar a Gdilvez y exterminar su felicidaT' (270). Su odio visceralle Ileva incluso a meterse en la cama con Teresa. compafiera de Gd.lvez, pesea las mfseras condiciones en que vivfan: la enfermedad de ella y "los oloreshediondos de sus hijos -mierda seca y v6mitos recientes- daba(n) como resul-tado una mezcla gratamente sucia, suciamente grata ... ] Creo que envidi6a Gdlvez por poseer una familia" (402). En esa situaci6n sofi6 "que Gdlvezliegaba a Madrid, ebrio de venganzas, como un h6roe de la mitologfa" (270),pero dicho suefio nunca se materializarfa, pues Gdlvez no estd hecho de sumisma pasta, sino que es alguien que, por las circunstancias de una sociedaddeshumanizada, se ve movido a actuar c6mo lo hace.

Mientras que Navales funciona movido por su odio hacia Gdlvez, a dsteson las circunstancias las que le fuerzan a actuar ilegalmente, como irse conBuscarini y los anarquistas a robar bancos a Chile. Pero incluso en esosmomentos, Borges lo acoge en su casa de Buenos Aires para ayudarlo aescapar y, mientras tanto, sus amigos de ]a bohemia cuidan como pueden desus dos hijos y de Teresa, a quien la tuberculosis mantiene postrada en cama.De tratarse de un ser simplemente despreciable, como Navales se afana endemostrar, no recibirfa estas ayudas para 61 mismo y su familia. Mds que darlela raz6n a Navales respecto a la maldad de su alter ego, 1o que percibimos esque Gdlvez se va poniendo una serie de mdscaras que contribuyen a agrandarsu leyenda. De 61:

[C]irculaban leyendas por todo Madrid que mezclaban la hip6rbolecon el patetismo, la hagiograffa con el disparate. Visto de cerca, impre-sionaba su aspecto de hereje, su indumentaria rescatada de algunatraperfa, su piel atezada por un bet6in moral (o inmoral). sus ademaneshistri6nicos. (63-64)

Los anti-h6roes como Gdlvez son "essentially non-conformist, belong to acounter culture, or simply do not feel like they belong to the dominant class"(Pawlowsky y Melanson 293) y, puesto que 61 es presentado como el 6iltimoescritor que se tomaba su oficio como algo sagrado, obviamente no pertenecfaa ese nuevo orden social en el que lo que verdaderamente primaba era el dinerofdcil y el cambiarse de chaqueta segtin las necesidades. Pedro Luis de Gdlvez,

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al crearse ese disfraz de hereje, buscaba separarse ain mds de la sociedad:como anti-h6roe, aparece representado por ciertos valores negativos que sedesvian respecto a la norma social (Goldberg 5) pues admitfa, por ejemplo,la prostituci6n de su compafiera Teresa y lleg6 a pasear por las tabernas, den-tro de una caja de zapatos, el caddver de su hijo recidn nacido mendigandolimosnas para su entierro que luego desviaba para bebida. Pese a todo, Gdlvezno es simplemente una persona antisocial o maquiav6lica, como sf ocurre consu narrador Navales. Su actitud viene s6lo motivada por la manera en que lasociedad lo trata, ya que nunca le perdon6 sus pequefios negocios de pocamonta, mientras que los grandes empresarios se Hlenaban los bolsillos a basede trapicheos, por lo que, justamente por eso, resulta desafiante.

What best distinguishes an anti-hero from someone whom we mightsimply write off as a masochist (because of acting undeserving), aninadequate personality (due to their apparent indifference), or even anineffectual sociopath (because of indifference and undeservedness com-bined), is a quality of courageous defiance in how the subject deviatesfrom a societally sanctioned lifestyle. (Goldberg 5)

Erigi6ndose asf en un hombre que necesita diferenciarse y apartarse del grue-so de la sociedad, como apunta Goldberg, sinti6ndose siempre incomprendidoy maltratado, tema central en la vida de un anti-h6roe (8-9). Envuelto en este"caparaz6n sobre la verdad," Gdlvez nos es presentado como una persona que,debido a las circunstancias de su vida, no duda en hacer cualquier cosa parasobrevivir y salir adelante, Ilegando incluso a traficar con presuntos despojosde guerra que dl mismo amafia:

La pelliza de hIisar nos la endos6 a un precio desorbitado, jurando yperjurando que pertenecfa a un general cafdo en combate; para fortal-ecer su patrafia, la habfa agujereado a la altura del pecho con la brasade un cigarro, para fingir un disparo mortal, y la habfa manchado consangre de morcilla fresca. [... ] Envalentonado por la credulidad demi tfo, empez6 a profanar tumbas y a traernos a la tienda calaveras dehipot6ticos h6roes de la campafia africana. Solfa taladrarlas con un ber-biquf en ]a zona parietal, e introducirles una bala de fusil, para mayorverismo. Gilvez lievaba las calaveras envueltas en papel de peri6dico,haci6ndolas sonar como si fuesen una maraca; todas tenfan una sonrisamon6tona y orificada. (123)

Como ya he comentado en otras ocasiones, se nos ofrece con semejantestrapicheos una imagen nada heroica, antes bien ruin, del personaje que distor-siona la realidad, continuando con la t6cnica esperpdntica del espejo de la quetanto se beneficia esta novela (Ram6n-Garcia 244-78).

El problema principal con el que se encuentra el lector a primera vista,como afirma Booth, es que la vida de este personaje, a priori poco fiable, nos

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viene dada por otro afin menos fiable, generando asf numerosas ambigiiedades(339). No obstante, en una lectura mds detenida se va perfilando el verdaderoyo de Gdlvez: por ejemplo, al volver de la guerra en Africa les paga a Vidaly Planas y al propio Navales los servicios de unas prostitutas-cuando 61 norecibi6 prestaci6n algauna (1 00-03)--en un acto de desinteresada generosidad,desdiciendo asf el patetismo o la mala calafia con ]a que lo quiere representarsu narrador Navales. La continua dicotomfa entre Gdlvez y su narrador se hacetambi6n patente al constatar que Gdlvez se compadeci6 de Carmen al conocerla truculenta historia que 6sta invent6 acerca de su anterior novio, el verdugo, ainstancias del empresario Caballero. y la despos6 por compasi6n para restaurarsu honor. Navales, quien al contarlo s6lo se rfe de que cayera en la trampa, seencargard de arreglar los encuentros sexuales entre 6sta y el empresario paraquien 61 trabaja, como parte de "su carrera en pos del triunfo" (138).

El propio Navales. en medio de sus continuos ataques. reconoce en Gdilvezuna de las caracterfsticas del anti-h6roe. el cual es "a depressed version of the

hero. He is the unfavored child. The anti-hero refuses to act 'as if' he werea hero. He refuses because he despises heroes, while, at the same time, ofcourse, envying them" (Goldberg 9). Para Navales,

la complicada psicologfa de Gdilvez, marcada por el hierro de la desmesu-ra, siempre en diffcil equilibrio entre ]a infamia y el heroismo, la degra-daci6n de la venganza y la magnanimidad del perd6n (se bace necesariapues) quizis todo h6roe necesite de m,Ascaras y disfraces para sobreviviren un mundo de hombres demasiado planos o rudimentarios. (570)

Un mundo que se alejaba de los grandes ideales y en el que primaban las fies-tas con drogas de las personas influyentes de la sociedad, como el marqu6s deHoyos; los excesos sexuales de los que se lo podfan permitir, como Navales o elempresario Caballero, y las especulaciones y chanchullos econ6micos que ben-eficiaban a unos pocos, como al propio Caballero, mientras que pisoteaban a lamayorfa. Se trata de un mundo deshumanizado en el que., admite Navales "para

sobrevivir en aquel Madrid canalla, endomingado con la bisuterfa de la mod-ernidad, GMlvez tuvo que dedicarse a la picaresca del sablazo, de gran arraigo ennuestro Siglo de Oro" (185) sin la cual no hubiera podido salir adelante.

Ahora bien, al tiempo que el propio Gdilvez fomentaba su propia leyenda,el autor implfcito le hace un guifio al lector en la carta de Gdilvez que abre ]anovela al recordar de qu6 pasta est,An hechas dichas leyendas. asf como losh6roes que las pueblan. En ella Gilvez menciona que la figura de la Virgenvenerada en el seminario de su juventud, a la que el jesuita desposefa de susvestiduras para vestirla con otras de barragana, fue segin la leyenda "modeladapor los dngeles en los talleres del cielo (porque en el cielo tambidn hay dngelesimagineros y atun imaginarios) y donada milagrosamente a los Reyes Cat6li-cos" (20). El hecho de que los dngeles tallaran la imagen y la donaran, ni mdsni menos, que a los Reyes Cat6licos, puntales de la historiograffa franquista,

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resulta altamente indicativo de cudil es la opini6n de este segundo ser del autoracerca de las leyendas y de c6mo 6stas se forjan. La de Pedro Luis de Gdilvezen concreto:

[C]rece como un caparaz6n sobre la verdad, la involucra y desvirtdia,incorpora a sucesos poco memorables una pdtina que los exagera yconfunde. (Sucesos) que los cronistas inventan para suplir el tedio de laHistoria (perd6n por la maydiscula), y (fueron transmitidos) de boca enboca, con la incorporaci6n inevitable de algunas truculencias. (183)

Al igual que el viaje del h6roe, que lo va preparando y purificando, la ley-enda se hace necesaria para que, en una situaci6n tan convulsa como la delcomienzo de la guerra civil, Gdlvez estuviese en una de las checas improvisa-das en Madrid ayudando en la medida de sus posibilidades al tiempo que ibaincrementando su aura de persona sin escrtdpulos. Es un momento turbulentoen el que habfa:

[C]asi doscientas checas, sucursales del infiemo, ante cuyo umbral sedetenfa la legalidad republicana [.. .] agentes especializados en el alla-namiento de morada, la detenci6n nocturna e ilegal, la sustracci6n dedocumentos comprometedores, los interrogatorios de diez o doce horas,los tormentos ffsicos de diez o doce meses y otros primores de calabozo;este invento habfa sido transplantado a suelo hispano con profusi6n yesmero. (566)

En una de estas checas, en la sala 13 que se encontraba bajo su direcci6n,Gdlvez estaba aparentemente "depurando" la sociedad a base de darle "elpasefflo" a mids de uno, en concreto a trescientos veinticuatro individuos, perolo que en realidad estaba haciendo era salvar de la tortura y la muerte a todoaquel que podfa, como al portero Ricardo Zamora, al escritor Emilio Carrereo al propio Fernando Navales; renunciando a su propia leyenda, perdonandoa su enemigo y desapareciendo "para siempre, como un dngel que vuelve alinfiemo, como un h6roe enmascarado que al final de la funci6n se aparta lacareta y reniega de su herofsmo" (582). Una vez se quita la careta vemos quelas m6scaras de este h6roe no eran sino "un caparaz6n sobre la verdad" (183)que, segdn contaba Mufioz Seca, se habfa fraguado "para hacerse respetarpor estos esbirros, a base de an6cdotas truculentas, y las leyendas ya sabeusted que hay que alimentarlas para que no decaigan" (576). Al fin y al cabo,las leyendas, como la Historia, tambi6n difieren de la realidad. Mientras quela sociedad se dividfa entre los que querfan medrar y los que sencillamentequerfan sobrevivir, Gdlvez hace buena la definici6n de Goldberg y se convierteen anti-h6roe a su pesar, no huyendo como la mayorfa, sino actuando ysalvando vidas.

Arrastrado por las circunstancias, denostado y envidiado por su narra-dor, Gdlvez discurre como un anti-h6roe por los 6inicos caminos que le son

Raml6n

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posibles, y ni eso le servird para poder sobrevivir; "unfortunately, the fate ofthe anti-hero is frequently self-sacrificial" (Goldberg 6). Cuando tras la guerraGdilvez dio con sus huesos en prisi6n, aqu6llos que le odian le acusardn dehaber matado incluso a quienes siguen vivos, a los que ahiadieron "variasdecenas de monjas (se solfa afiadir a los cargos el asesinato de monjas, quees crimen que impresiona mucho, para que el fallo se decante infaliblementepor el lado del plomo)" (589). Pese a que Gdlvez lo solicit6, ninguno deaqu6llos a los que ayud6 a escapar os6 interceder por 61, mds bien todo locontrario: Carrere. pese a deberle la vida, le atribuye en La ciudad de los sietepufiales. obra citada en Las mdscaras, m6s de doscientos muertos, "cifra quepalidece si la comparamos con la que aportan los mds exhaustivos contables:mil quinientos, casi nada" (590), y tampoco moverfa un dedo por ayudarle.Llegado el momento del juicio social, la imagen que de 61 se tenfa pes6 masque su verdadero ser, y lo pag6 con su vida, recordando la definici6n deh6roe que se da en Soldados de Salanzina segdn la cual un anti-h6roe es unapersona cualquiera, con sus defectos, que acttda s6lo en el dltimo momento,con la heroicidad propia de los h6roes cldsicos, y que se convierte en tal unavez muerto.

En palabras del propio Prada, con esta obra pretende ir contra el Sistema yaque 61 no quiere rendirse a las tendencias globalizadoras que buscan hacer delas sociedades meros supermercados. Para ello se vale de una realidad clara-mente definida, principios del siglo XX, y con un valor perfectamente delim-itado, el capitalismo, pero impregndndolo todo de unos valores propios de lasociedad de finales del siglo XX o principios del XXI. Se sirve asf del tinglado,de la farsa en que se han convertido las democracias. que crean "el espejismode que en verdad representan los intereses de los explotados" ("Esquirolean-do"), cuando es en realidad un montaje deshigienizador para que todo quedeigual, tesis sostenida tambi6n por Vdizquez Montalbdn a lo largo de su textoLa literatura en la construcci6n de la ciudad democrdtica. Las indscaras nospresenta un neokitsch visto con los ojos de la sociedad contempordnea dondese revisa de manera ir6nica la vida de un don nadie pisoteado por la sociedad,Pedro Luis de Gdilvez, reveldndolo como un anti-h6roe, denostado por supropio narrador, movido por las circunstancias, degradado como la sociedadsin escrdipulos en la que vive. En medio de esta sociedad sin grandes ideales,rodeada de las ruinas de un imperio y un patriotismo cuyos ideales son ya s6loecon6micos, los valores del h6roe cldsico se vuelven indltiles y en su lugarsurge el anti-h6roe quien, a regafiadientes, sigue el proceso de purificaci6npropio de su rango, pero alejdndose siempre del comdn social y sintidndose.con raz6n. incomprendido por la sociedad. S61o unos pocos serin capaces dedescifrar su enigma y serd i1nicamente en el 6iltimo momento cuando un anti-h6roe se quite la mascara, cuando su verdadero herofsmo se haga patente. Unanti-h6roe, sobre todo, muy humano, tanto para lo bueno, como para lo malo,que acaband sus dfas tagicamente, pero cuyo ejemplo servird. como es propio

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de su papel, como modelo para tantos otros que no se sientan c6modos con elpapel que la sociedad les impone.

CIEE-Alicante y CEU-Universidad Cardenal Herrera

1. Para Wayne Booth, el autor implfcito, el otro yo del autor, estd siempre presente, inclusocuando el narrador no resulta evidente: "Even the novel in which no narrator is dramatized cre-ates an implicit picture of an author who stands behind the scenes, whether as stage manager, aspuppeteer, or as an indifferent God, silently paring his fingernails. This implied author is alwaysdistinct from the real man whatever we may take him to be-who creates a superior version ofhimself, a second self, as he creates his work" (151).

2. Simplificando al mdximo, se tiene por "postmodema" la incredulidad con respecto a losmeta-relatos. tsta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez,la presupone. Al desuso del dispositivo meta-narrativo de legitimaci6n corresponde especialmen-te la crisis de la filosoffa metafRsica, y la de la instituci6n universitaria que dependfa de ella. Lafunci6n narrativa pierde sus factores, el gran h6roe, los grandes peligros, los grandes periplos y elgran prop6sito. Se dispersa en nubes de elementos lingfifsticos, narrativos, etc., cada uno de ellosvehiculando consigo valencias pragmditicas sui generis. Cada uno de nosotros vive en la encruci-jada de muchas de ellas. No formamos combinaciones lingiisticas necesariamente estables, y laspropiedades de las que formamos no son necesariamente comunicables (Lyotard 5).

OBRAS CITADAS

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Green U Popular P, 1983.Cereas, Javier. Soldados de Salamina. Barcelona: Tusquets. 2001.Fishwick, Marshall. Introduction. Browne and Fishwick 5-13.Goldberg, Carl. "The Role of Passion in the Transformation of Anti-Heroes." Journal of Evolu-

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Nelson, William. "Unlikely Heroes: The Central Figures in the World According to Garp, EvenCowgirls Get the Blues, and A Confederacy of Dunces." Browne and Fishwick 163-72.

Pawlowsky, Cheryl, y Wayne W. Melanson. "Heroes, Anti-Heroes and Fools: A Look at Televi-sion Commercials Directed Toward Men" The Image of the Hero in Literature, Media, andSociety: Selected Papers of the Society for Interdisciplinary Study of Social Imagery. Pueblo:Colorado State University, 2004. 289-95.

P6rez-Reverte, Arturo. Un d1a de c6lera. Madrid: Alfaguara, 2007.Prada, Juan Manuel de. Armando Buscarini o el arte de pasar hambre. Logrofio: AMG, 1996.

"- "Encuentros digitales." El Mundo. 1 abril 2003. 1 abril 2003. <http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2003/04/692/index.html>.

Rain6n

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TITLE: “Las m%ascaras del h%eroe”: Radiograf%ıa de unanti-h%eroe

SOURCE: Symposium 62 no4 Wint 2009

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