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Melanie Klein Trust 1 Remembranzas de Melanie Klein: una entrevista con Hanna Segal Hanna Segal, nacida en Polonia en 1918, fue psicoanalizada por la propia Melanie Klein. Segal -fallecida en 2011- fue, por derecho propio, una de las pensadoras y escritoras contemporáneas más reconocidas en la tradición kleiniana. Fue conocida tanto por sus trabajos dinámicos y amenos sobre el trabajo de Klein, como por sus fundamentales aportes al psicoanálisis. Publicó cinco libros y numerosos trabajos académicos. Su obra fue recientemente homenajeada en un Festschrift [obra de homenaje] en dos volúmenes editados por David Bell.[1] El encuentro clínico es el núcleo del trabajo de Hanna Segal, y da cuenta de sus muchos aportes psicoanalíticos a áreas tan diversas como la estética, la literatura, la psicología de la guerra, o la naturaleza de la psicosis. Desarrolló las conceptualizaciones de Klein acerca de la forma en que la fantasía inconsciente sustenta la vida mental, y fundamentalmente amplió nuestra comprensión de la naturaleza de la formación de símbolos. A su vez, el trabajo de Segal sobre la simbolización ha arrojado mucha luz tanto sobre el uso creativo de los símbolos en la vida diaria y en las obras de arte, como sobre el sufrimiento de aquellos individuos que son incapaces de simbolizar. Esta entrevista con Hanna Segal tuvo lugar en Londres en agosto de 2001. El entrevistador principal es Daniel Pick, con algunas preguntas agregadas de Jane Milton quien también ha compilado la introducción y las notas al pie. Ambos son psicoanalistas pertenecientes a la Sociedad Británica de Psicoanálisis. El objetivo de esta entrevista y otras que continúan la serie es reunir recuerdos de Klein como persona, así como reflexiones personales sobre sus aportes clínicos y teóricos. Lo que sigue es la entrevista grabada, que ha sido apenas editada para mayor claridad y por motivos de confidencialidad, aunque se ha mantenido el estilo coloquial e informal del original. Daniel Pick: Yo quería comenzar preguntándole acerca de su llegada a Inglaterra en 1940, y luego sobre su primer encuentro con Melanie Klein. ¿Cuál fue su impresión? Hanna Segal: Le contaré cómo di con Klein. Hacía mucho tiempo que yo había querido ser analista y recibí todo tipo de consejos, lo que no fue bueno en absoluto, hasta que llegué a Edimburgo y allí fue donde escuché hablar de Klein por primera vez a Fairbairn[2]. Había leído a Freud todo lo que pude. Para empezar, no leía mucho en inglés pero leí lo que había sido traducido al polaco o al francés y no sabía nada en absoluto sobre la existencia de Anna Freud o de Melanie Klein, y fue Fairbairn quien me dio a leer The Ego and the Mechanisms of Defence[3] de Anna Freud y Psychoanalysis of Children.[4] de Melanie Klein. Y Psychoanalysis of Children me atrajo mucho. Él me explicó

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Remembranzas de Melanie Klein: una entrevista con Hanna Segal Hanna Segal, nacida en Polonia en 1918, fue psicoanalizada por la propia Melanie Klein. Segal -fallecida en 2011- fue, por derecho propio, una de las pensadoras y escritoras contemporáneas más reconocidas en la tradición kleiniana. Fue conocida tanto por sus trabajos dinámicos y amenos sobre el trabajo de Klein, como por sus fundamentales aportes al psicoanálisis. Publicó cinco libros y numerosos trabajos académicos. Su obra fue recientemente homenajeada en un Festschrift [obra de homenaje] en dos volúmenes editados por David Bell.[1] El encuentro clínico es el núcleo del trabajo de Hanna Segal, y da cuenta de sus muchos aportes psicoanalíticos a áreas tan diversas como la estética, la literatura, la psicología de la guerra, o la naturaleza de la psicosis. Desarrolló las conceptualizaciones de Klein acerca de la forma en que la fantasía inconsciente sustenta la vida mental, y fundamentalmente amplió nuestra comprensión de la naturaleza de la formación de símbolos. A su vez, el trabajo de Segal sobre la simbolización ha arrojado mucha luz tanto sobre el uso creativo de los símbolos en la vida diaria y en las obras de arte, como sobre el sufrimiento de aquellos individuos que son incapaces de simbolizar. Esta entrevista con Hanna Segal tuvo lugar en Londres en agosto de 2001. El entrevistador principal es Daniel Pick, con algunas preguntas agregadas de Jane Milton quien también ha compilado la introducción y las notas al pie. Ambos son psicoanalistas pertenecientes a la Sociedad Británica de Psicoanálisis. El objetivo de esta entrevista y otras que continúan la serie es reunir recuerdos de Klein como persona, así como reflexiones personales sobre sus aportes clínicos y teóricos. Lo que sigue es la entrevista grabada, que ha sido apenas editada para mayor claridad y por motivos de confidencialidad, aunque se ha mantenido el estilo coloquial e informal del original. Daniel Pick: Yo quería comenzar preguntándole acerca de su llegada a Inglaterra en 1940, y luego sobre su primer encuentro con Melanie Klein. ¿Cuál fue su impresión? Hanna Segal: Le contaré cómo di con Klein. Hacía mucho tiempo que yo había querido ser analista y recibí todo tipo de consejos, lo que no fue bueno en absoluto, hasta que llegué a Edimburgo y allí fue donde escuché hablar de Klein por primera vez a Fairbairn[2]. Había leído a Freud todo lo que pude. Para empezar, no leía mucho en inglés pero leí lo que había sido traducido al polaco o al francés y no sabía nada en absoluto sobre la existencia de Anna Freud o de Melanie Klein, y fue Fairbairn quien me dio a leer The Ego and the Mechanisms of Defence[3] de Anna Freud y Psychoanalysis of Children.[4] de Melanie Klein. Y Psychoanalysis of Children me atrajo mucho. Él me explicó

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algo, no mucho, acerca de las discrepancias dentro de la Sociedad [Británica de Psicoanálisis]. Decidí entonces que quería aprender con Melanie Klein. Fairbairn me entregó una carta para Winnicott[5] y trabajé un tiempo como médico residente con él. Winnicott arregló para que yo conociera personalmente a Klein. En ese entonces me impresionó como una persona de bastante edad. (¡Actualmente la consideraría bastante joven!) Le expliqué que había leído su libro y que quería formarme con ella y contestó que no estaba segura de tener un lugar vacante y me quiso delegar a una de sus estudiantes, Paula Heimann.[6] Pero yo era joven y obstinada y dije “No, no lo haré”, y entonces decidió aceptarme. Pero el problema eran sus honorarios en esa época. Fairbairn cobraba £1 por sesión - £5 por semana y mi beca total era de £ 2,50 por semana. ¡Por lo que solo alcanzaba para media semana! Pero Klein en realidad me tomó como paciente clínica [7] y no hizo gran aspaviento sobre eso. Por lo que ese fue mi primer contacto con ella. Me resultó muy perspicaz en cosas que ella decía, y demás. Entonces, allí fue donde comenzamos. En realidad, hay algo que me ha quedado en la memoria, y también en la suya y mucho pues es algo que, más tarde, la hizo sentir muy mal. Cuando llegué a mi primera sesión su primera comunicación conmigo fue: “Puede fumar en el consultorio”, porque yo había apagado mi cigarrillo antes de entrar a la consulta. ¡Ese fue el primer mensaje que recibí! Ese, entonces, fue el primer contacto. Y luego mi recuerdo se desdobla en dos imágenes diferentes que tengo de ella. Una vez, cuando yo estaba en análisis con ella, y otra vez cuando ya la conocía bien. Las dos imágenes no son muy opuestas. La gente a menudo dice que ella exageraba lo negativo pero algo que me sorprendió fue que era extremadamente equilibrada, algo que siempre enfatizo y, al menos en mi experiencia, era muy poco perseguida. Lo que quiero decir es poco persecutoria, pero creo que las dos cosas van bien juntas. Mi análisis fue bastante largo: creo que duró unos nueve años y hacia el final era de tres sesiones a la semana. Me pareció extremadamente respetuosa de los límites psicoanalíticos. Eso fue en la época de las Grandes Controversias (Controversial Discussions)[8] y de las terribles agitaciones dentro la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Yo no sabía nada al respecto. Rosenfeld[9] sabía mucho más. No sé cómo, quizá porque él estaba un año más avanzado que yo en la formación. Yo apenas si sabía algo. No sé si vale la pena hablar de esto pero arroja un poco de luz sobre la situación de ese entonces. Primero organicé y comencé mi análisis con Klein. Luego me presenté para la formación psicoanalítica y uno de mis entrevistadores fue Glover[10]. Yo estaba muy impresionada por los trabajos escritos de Glover, en particular por sus escritos acerca de la guerra y cosas como esas, y realmente quería conocerlo personalmente. Llegué. Él era un hombre muy apuesto de cabello blanco. Dijo todas las cosas preliminares

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sobre por qué yo había llegado al análisis y entonces me preguntó: “¿Ha pensado a quién desearía como analista?” Respondí; “Acabo de comenzar con Melanie Klein”. Saltó de su asiento y dijo “¡En ese caso, no tengo nada que hacer con usted! Ellos tienen a su gente, nosotros tenemos a la nuestra. ¡Adiós!”. Yo verdaderamente no lo podía creer porque él actuaba en nombre de la Sociedad. Regresé con Klein y le dije: “Mire, alguien aquí está loco y no creo ser yo”, pero no me dijo nada del trasfondo ni nada. Solo lo tomó como una mala experiencia y dijo que la Sociedad probablemente coordinaría otra entrevista. Eso fue todo. El hecho no influyó en su actitud analítica en absoluto. Con el tiempo la iría conociendo. Era una persona extremadamente cálida y muy muy generosa. Una de las cosas que más me molestó de esta obra teatral sobre Klein[11], (en la que el autor parece querer ridiculizar a tres mujeres muy exitosas), es que en la obra siempre se la retrata como explotando a Heimann, del punto de vista financiero, obligándola a hacer cosas –beber y demás-, pero nada podría estar más alejado de su temperamento. Era extremadamente generosa y muy poco preocupada por el dinero. Era muy divertida. Tenía buen sentido del humor. Solo una vez la recuerdo diciendo algo mordaz. Era acerca de dos candidatos del mismo analista y dijo: “el problema es que X es agradable pero no muy inteligente, e Y es inteligente, ¡pero no es para nada agradable!”. Estaba tremendamente focalizada en su trabajo y podía ser tolerante o intolerante. En cosas que ella consideraba como auténticos avances era muy tolerante. Por ejemplo, tenía muchos desacuerdos con Bion[12] pero eso nunca significó que lo respetara menos o que pensara menos de él o que quisiera influir en él. Recuerdo su comentario cuando él habló de madres con identificación proyectiva. Levantó las manos y dijo “¿Qué otra cosa más tendrá que hacer la madre ahora?” Pero no interfirió con eso. Pero cuando se daba algo que ella percibía como una traición a los principios psicoanalíticos, o cuando sentía que los kleinianos se alejaban de su trabajo podía ser muy intolerante. Por ejemplo, aunque lo comprendía, en cierta medida le costó mucho perdonar a Jones por traer a Freud y a su familia aquí en vez de llevarlos a América, a causa de los problemas que Anna Freud generó [13]. Y eso, por supuesto, era absurdo. Jones quería encontrar el mejor lugar para ellos. Y Klein podía llegar a ser muy exigente con sus ex analizados y discípulos. DP ¿De qué forma? HS Bueno, nunca se perdía un encuentro científico o un congreso y no le gustaba si uno no estaba ahí, si uno no trabajaba. Pero pienso que tenía muy poco narcisismo. En mi opinión una de las razones por las que la Sociedad no se dividió como otras sociedades es que ni a Anna Freud ni a Melanie Klein las movía demasiado la ambición personal. Se enfrentaban porque estaban en desacuerdo. La mayoría de las divisiones se deben al narcisismo

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y al sentimiento de superioridad de los analistas. Jane Milton: ¿Entonces usted sentía que ambas mujeres se apasionaban por el psicoanálisis y que, simplemente, era eso sobre lo que estaban en desacuerdo? HS Correcto. DP ¿Klein realmente se reunió con Freud a la llegada de este a Londres, justo antes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Sabe usted algo de sus encuentros personales? HS No sabría decirle en absoluto. Sé cuál era su actitud general con respecto a Freud, por supuesto. De inmensa admiración y respeto. Tuve una conversación con Dinora Pines[14] que fue muy graciosa. Dinora vivía en la casa de al lado de Klein. Esto sucedió incluso antes de que Dinora se convirtiera en candidata a psicoanalista. Había una cierta forma en la que la Sra. Klein protegía a los hijos de Dinora de otros niños que los atacaban o algo así. Comenzaron a conversar y Dinora preguntó a la Sra. Klein, “¿Cuál es su profesión?”, y ella contestó “Soy analista”. Dinora Pines dijo, “Mi hermano también es analista pero es freudiano”. La Sra. Klein se irguió lo más alto que pudo (que no era mucho) y dijo “Mi querida, todos somos freudianos, pero al menos yo no lo soy de Anna Freud”. DP Usted ha hecho referencia a la relación de Klein con Freud, Bion y algunos otros. ¿Y con respecto a figuras más lejanas? Por ejemplo, creo que Jacques Lacan[15] era un admirador muy ambivalente de Klein ya desde una etapa muy temprana. HS Como su amor por mí. Para empezar él era un admirador mío. Era un afecto no correspondido. Pero ella estaba interesada en Lacan. DP ¿Leyó ella el trabajo de Lacan y expresó su opinión acerca del mismo? HS Lo hizo en los inicios, pero luego de un tiempo ya no. Ella era amiga de Lagache[16]. En Londres en 1953 tuvo lugar el Congreso Internacional. Por esa época la Sociedad Francesa estaba a punto de dividirse. A Lacan y a Lagache les permitieron realizar una presentación de 10 minutos en un encuentro de trabajo para exponer su caso y que les permitieran permanecer en la Asociación Psicoanalítica Internacional. Me encontré con Lagache durante el té en la casa de la Sra. Klein y él se mostró preocupado porque ni él ni Lacan manejaban el idioma inglés lo suficiente como para hacerlo. Mi esposo y yo invitamos a Lagache a nuestra casa y le ofrecimos traducir el trabajo escrito por él. Pero en vez de Lagache quien vino fue Lacan ¡y nos tuvo ocupados toda la noche trabajando con su ponencia de 10 minutos! Desconozco si Klein alguna vez se reunió con Lacan. Pero una de las cosas con las que ella era muy categórica era la técnica. Cuando supo que Lacan

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cortaba las sesiones y otras cosas que hacía, directamente lo borró. En cuanto a los voluminosos escritos de Lacan, no creo que ella les prestara demasiada atención. De cualquier manera ¿por qué asociar Bion y Lacan? ¡No tienen nada en común! El encuadre y la técnica de Bion eran estrictos y él era kleiniano. Acerca de la relación de Klein con Freud yo iba a decir que, por una parte, ella sentía por él una inmensa admiración. Por otra parte, sentía una tremenda decepción porque él no se había interesado por su trabajo. El problema de rivalidad entre Anna Freud y Klein radicaba básicamente en quién era en realidad la hija de Freud. Klein se sentía muy decepcionada y dolida ante la falta total de interés de Freud hacia su trabajo. Y también, le costaba muchísimo admitir que, después de todo, Anna era la hija de Freud. Creo que Freud se lo comentó a Jones en una carta diciendo “¿Qué espera usted que yo haga? Anna es mi hija”. DP ¿Sabe usted algo de la vida de Klein en Inglaterra durante las décadas de 1920 y 1930, antes del primer encuentro de ustedes dos? ¿Qué opinión tenía de Inglaterra como lugar para venir a vivir? HS Ella estaba inmensamente agradecida a Inglaterra y a la Sociedad Británica. Cada vez que, durante los malos tiempos, se hablaba de que los kleinianos se separarían de la Sociedad, su posición era que había sido la Sociedad Británica la que le había dado un hogar y un lugar para enseñar y que ella no haría nada para perjudicar a la Sociedad. Creo que le gustaba Inglaterra. DP ¿Piensa que la cultura inglesa afectó en forma significativa sus ideas y su interés por la primera infancia u otros aspectos de la vida síquica? HS Aquí lo referiré a un trabajo de Riccardo Steiner [17]. De sus dos libros más recientes, uno trata mucho sobre las influencias inglesas en Klein. Yo la asociaría más a la cultura francesa, pero eso puede ser pura proyección. Ella hablaba bastante fluidamente el idioma francés. Aunque pienso que también el esloveno. (Más tarde me dijo que le resultaba gracioso cuando me veía luchar con la traducción de algo del polaco, cuando en realidad ella lo entendía perfectamente bien, ya que el esloveno es muy parecido al polaco). Creo que su esposo estuvo en Eslovenia antes de su divorcio. Esto fue antes de la guerra, y se sabe que un europeo con educación recibía influencia de diversas culturas. A ella ciertamente le gustaba Inglaterra, nunca se quejaba (¡Algo que yo sí hago!). Pero la Inglaterra de antes de la guerra, aparte de las dictaduras, tenía el sistema más reaccionario, pedante y clasista. No creo que esto la hubiera afectado en los círculos que ella frecuentaba. Pero en tiempos de guerra y en la posguerra, el país se transformó en un país en desarrollo. Los efectos de la guerra fueron profundamente beneficiosos en algunos aspectos, no solo para el desarrollo del psicoanálisis sino en

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términos de democratización de Inglaterra. DP ¿Esa opinión es la suya, o la de ella? HS Es mi opinión. DP ¿Y la de ella? HS Pienso que no hablaba mucho de eso. Sobre lo que sí hablaba y mucho era sobre análisis, pero también sobre eventos culturales de actualidad, que eran mayormente ingleses. Solía ir mucho al teatro y al cine. DP ¿Más adelante llegó a saber más de la propia Klein sobre sus primeras épocas? HS No demasiado. Ella hablaba de su análisis con Ferenczi[18] y con Abraham[19]. Decía que de Ferenczi había aprendido sobre la existencia del inconsciente. Completa convicción sobre eso. Pero él nunca analizó la transferencia negativa y ella sentía que con él no llegaba muy lejos. Sin embargo, su análisis con Abraham es con lo que ella se sentía realmente identificada. Hablaba un poco de las dificultades que había tenido en Alemania. Acerca de los niños. DP ¿A qué tipo de dificultades se refiere? HS Bueno, su trabajo era absolutamente rechazado en Alemania, a excepción de Abraham. Cuando este falleció ella simplemente no existía. Nadie se interesaba por su trabajo en lo más mínimo. De ahí su enorme gratitud hacia los británicos, quienes la aceptaron con tanto entusiasmo. DP No la imagino a usted entrevistando a Klein de la forma en que la estamos entrevistando ahora, pero, ¿pudo captar algo sobre qué fue lo que la acercó a ella al psicoanálisis? ¿Alguna vez hizo referencia a los orígenes de su interés por la primera infancia? HS Pienso que seguramente se acercó al análisis por depresión. Era una mujer muy deprimida y sospecho que debe haber sido bastante histérica por todos sus síntomas pero le daba muchísimas importancia a lo que ella llamaba el instinto epistemofílico; lo que ahora, a partir de Bion[20], llamamos “K”. Le apasionaba mucho descubrir la naturaleza humana. Un interés insaciable, de ahí su interés por la literatura. Originalmente había querido estudiar medicina pero no lo hizo porque se enamoró, de manera bastante poco afortunada, y se casó con un hombre extremadamente insatisfactorio. Pero cuando tuvo que esperar un año –no sé exactamente cuánto tiempo- entre su matrimonio o entre el momento en que tenían que irse, ya no tenía sentido comenzar a estudiar medicina. Pienso que fue en ese entonces que

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comenzó estudios de literatura. Creo que estaba enormemente interesada en eso. DP ¿Qué tipo de cosas leía Klein? ¿Estaba más interesada en la literatura de Europa Central? ¿O la francesa? ¿O la ficción inglesa? HS Usted puede preguntarme eso sobre Klein o sobre mí misma y yo no podría contestarle. Nos interesaban los buenos libros. Algunos eran rusos, otros eran ingleses y algunos eran franceses. También le gustaban mucho el teatro y la música. Tocaba el piano y asistía a conciertos. JM ¿Qué tipo de música le gustaba? HS Clásica principalmente. Era su favorita. Pero también era muy alegre. Le gustaba reír, y le gustaba el vino. Una vez –creo que fue en la Dordoña- ganó una competencia de degustación de vinos. ¡Un logro muy poco frecuente para una mujer! Y otra vez, en una exposición húngara nos dieron una gran caja de Tokai genuino y a ella le gustó tanto que lo guardamos para su consumo personal. Era extremadamente sociable, le gustaba una buena fiesta, un buen trago, y reír. En ese sentido era muy diferente a Anna Freud. En ella no había nada remilgado o de maestra de escuela. Fue muy coqueta hasta una edad muy avanzada. En su juventud había sido una mujer muy hermosa. Balint[21] me dijo que, en Budapest, la llamaban “la belleza morena” porque era tan atractiva, y oscura. Era muy coqueta. DP: ¿Pudo usted comparar sus escritos sobre niños con su práctica real y su forma de relacionarse con ellos? HS: Tenía una forma extraordinaria de contactarse con bebés y niños pequeños. Uno de mis hijos tenía unos seis meses cuando ella falleció por lo que lo conoció muy bien de pequeñito. Recuerdo que cuando él aún no tenía tres meses ella se sentaba con él y le conversaba mucho. Uno realmente tenía la sensación de que estaban conversando. DP: Hace ya mucho tiempo que la observación de bebés es parte de la formación psicoanalítica. ¿Sabe usted cómo ella estructuró tales técnicas y el tema de qué se puede y qué no se puede inferir de esas observaciones? HS: Hay dos cosas. Ella misma había llevado a cabo amplias y extensas observaciones de sus propios bebés. Estaba muy interesada en el trabajo de Merrill Middlemore, quien escribió acerca de la observación de bebés en una época temprana y lo que percibía. Y le entusiasmaba mucho el trabajo de investigación de Esther Bick[22] sobre la observación de bebés. Pero desconfiaba mucho de teorías analíticas como las de Meltzer[23] y Bick, que estaban basadas en la observación. Ella debió admitir que no sabemos lo que ocurre en la mente de un bebé, solo el “aspecto infantil” del adulto o del

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niño en una situación analítica. Eso puede confirmar o refutar cosas pero no se pueden basar las teorías analíticas únicamente en observaciones de la conducta. DP: ¿A Klein le interesaba específicamente el tema de la formación? ¿Y en qué debería consistir, más allá del análisis personal? HS: Usted sabe que estamos en una Sociedad Mesiánica. Siempre estamos esperando a la nueva generación –Jesús– y todos los analistas están obsesionados con la formación. Al final, todas las divisiones y todas las diferencias giran en torno a la formación. Qué tipo de análisis, qué tipo de supervisión, qué tipo de formación, por cuánto tiempo, o cuántas veces a la semana. Estamos sobre-dedicados a la formación. DP A propósito de eso, me resultó interesante cuando usted mencionó antes que, al final de su análisis, acudía a tres sesiones semanales. Me sorprendió oír eso. ¿Klein tenía una opinión más general acerca de un vínculo de psicoanálisis de cinco veces a la semana a formas menos intensivas de análisis o psicoterapia? HS: Era categórica acerca de las cinco veces a la semana. Pasamos a tres veces a la semana cuando ella estaba a punto de jubilarse y estaba terminando. O a veces al final, pero era muy estricta sobre eso. DP ¿Klein le dio a entender algo sobre el origen de su interés por los estados primitivos muy tempranos y la primera infancia? HS Supongo que eso viene de su familia y de su propio análisis. DP ¿Y de su propia experiencia con niños? HS Sí. JM Eso me lleva a pensar en su hija, Melitta Schmideberg[24], sobre lo qué pasó allí, y cuán trágica fue esa relación. HS Toda la relación con sus hijos tuvo una terrible interferencia de su madre. Ella estaba muy dominada por su madre. Todo el tiempo su madre quería que ella enviara a sus hijos lejos y que se fuera a hacer una cura aquí, allá y a cualquier parte y Melanie escribía cartas desesperadas en las que relataba su preocupación por sus hijos y que los echaba de menos y su madre respondía “Todo está bien. Tú quédate allí y completa tu cura”. Ese tipo de cosas. Pienso que lo que sucedió con Melitta fue lo siguiente. Melitta era muy talentosa y, por supuesto, Klein analizó a sus propios hijos al igual que todos los analistas de la época, incluido Freud. No sé qué pasaba entre ella y Melitta en ese entonces, pero ella [MS] ciertamente comenzó como

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analista y continuó mucho del trabajo de su madre. Luego comenzó a analizarse con Glover a quien, para empezar, también le entusiasmaba mucho Klein, y después establecieron una suerte de alianza contra ella. Klein estaba convencida de que en realidad Glover tenía un romance con Melitta, aunque nunca lo expresó excepto a mí y quizá a algunos otros amigos íntimos. Y también hay un trabajo de Glover que no pude localizar, en el que él dice que con personas muy paranoides a veces lo mejor es fijar la paranoia en un miembro de la familia y dejar al resto libre. DP De alguna forma eso nos trae nuevamente a las Grandes Controversias con las que tanto Melitta como Glover estuvieron involucrados en forma cercana. HS En forma muy cercana. Eso era mucho más personal y mucho más sucio. Por un lado porque Klein nunca habló en contra de Melitta o de Glover. Nunca participó en eso. DP Mirando esa época en retrospectiva, ¿qué es lo que más se destaca en su opinión de las Grandes Controversias? HS Se trató de un conflicto que dejó de manifiesto cuáles eran las diferencias pero, en términos generales, a decir verdad, casi nunca pienso en eso. Pienso que no es muy relevante en la actualidad. Pero, ciertamente, eso forzó a Klein, con la ayuda de Susan Isaacs[25] y de Paula Heimann en ese punto, a ser más precisa sobre sus teorías, aunque es algo irrelevante. No hay partidario de Anna Freud en la actualidad que no crea que existe un vínculo significativo previo a la época descrita por Freud. Se han dado todo tipo de cambios. La técnica en análisis infantil no tiene nada que ver con la de la época de las Grandes Controversias. Por eso no lo considero muy relevante, excepto en cuanto a que el pasado siempre es relevante porque ayuda a cambiar actitudes. DP ¿Podría trasmitirnos el tenor de los debates dentro del grupo de Klein por aquellos años? ¿Klein discutió activamente la evolución y los cambios en sus ideas o trabajó en forma más solitaria, presentando sus hallazgos más tarde, una vez completados? HS Ambas cosas. No sé cuánto debatió con Joan Rivière[26] y con Susan Isaacs y esa generación, pero más tarde hubo un grupo de personas muy cercanas a ella; Bion después de su análisis, Elliott Jaques[27], Betty Joseph[28] (que no era una analizada), y yo. JM ¿Rosenfeld?

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HS Creo que Rosenfeld asistió a un seminario con ella que también incluyó a Joan Rivière. Ella respetaba mucho el pensamiento de Rosenfeld y estoy segura de que ambos debatían cosas a menudo. Ella discutía su trabajo pero había ciertos puntos del mismo que no discutía con nadie, por ejemplo, su trabajo académico sobre la envidia, hasta el final. Si ella discutió ideas sobre el trabajo relativo a mecanismos esquizoides no sé con quién lo hizo, porque ninguno de nosotros –el grupo que describí antes, más o menos mis contemporáneos – estuvimos allí en esa etapa. DP En retrospectiva, ¿puede detectarse una clara influencia de otros miembros del grupo en ella?, o más allá de eso, ¿puede uno registrar otras influencias psicoanalíticas en su propios cambios de percepción? HS Originalmente tuvo la influencia de Fairbairn. Generalmente reconocía a quienes habían sido sus influencias. Fairbairn le dio la idea de la posición esquizoparanoide, aunque más adelante diferirían y mucho. Pienso que la influencia más importante fue la del trabajo de Abraham sobre depresión temprana. Ella escuchaba las críticas con muy buena disposición y a veces discutía sus casos, pero recuerdo que, con respecto a los trabajos sobre la envidia, se los guardó por mucho tiempo. Más tarde, una vez que tenía una teoría, la discutía y se mostraba abierta a las críticas. DP ¿Y qué opinaba ella de algunas tareas desarrolladas por sus seguidores y discípulos más jóvenes –pensando en usted, Rosenfeld y Bion– y de los tipos de trabajos que se realizaban, como por ejemplo en el tratamiento psicoanalítico de pacientes muy enfermos? HS Sí, se mostró sumamente entusiasmada al respecto, y sumamente generosa. Le diré, por ejemplo, en cuanto a mí. Utilicé un término acerca de la simbolización concreta. Se mostró muy complacida con mi trabajo[30]. Aceptó absolutamente mi crítica sobre lo que ella había manifestado acerca de Dick, el niño autista, en el sentido de que el problema no era el excesivo sadismo, sino un exceso de identificación proyectiva y concretización. Le gustó mucho. Me dijo que posteriormente había utilizado mi término pero, de hecho, tal como señalé, era un término suyo; ella ya había hablado de pensamiento concreto en distintos casos. Pero estaba dispuesta a dar crédito y a alentar. Estaba muy impresionada por el trabajo de Rosenfeld. Y también por Bion. Como digo, no recibió bien algunos de los desarrollos posteriores de Bion. Ella ya estaba muy mayor. La contratransferencia no le agradó demasiado. Expresó que se debía considerar a la contratransferencia a la vieja usanza como la había descrito Freud. Si tienes una fuerte reacción de contratransferencia, ¡primero debes analizar lo que pasa contigo! Algo muy bonito sucedió con un analista que falleció muy joven, David Davidson. Un día fue a verla, con un montón de cosas y dijo ‘y el paciente proyectó en mí toda esa confusión’. Y Klein le respondió, ‘No mi querido, el paciente no

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proyectó en usted toda esa confusión; usted estaba muy confundido’. Pero pienso que nunca logró comprender totalmente los aspectos positivos de la contratransferencia que sí existen. Incluso cuando es algo patológico, el tema está en qué hizo el paciente para estimularlo. Actualmente prestamos mucha atención a la contratransferencia y a la información que nos brinda. DP Volviendo a sus recuerdos de Klein como presencia viva; alguien que solo la conociera a través “del papel” ¿qué cosas no sería capaz de detectar acerca de sus cualidades personales como pensadora y como clínica? ¿Piensa usted que hay aspectos importantes que no quedan plasmados en el registro escrito? HS Pienso que lo que no quedó plasmado, y me sorprende, es su buena disposición con respecto a la contratransferencia. Porque yo diferencio entre reacción de contratransferencia y predisposición básica a la contratransferencia. Ella debe haber tenido una muy buena predisposición a la contratransferencia. Pienso que era muy cálida. Nunca hablaba en forma despectiva de sus pacientes, como lo hacen otros. Nunca se quejaba de esto o aquello. Uno siempre tenía la sensación de que de veras escuchaba. A veces no comprendía correctamente e intentaba nuevamente comprender. Y eso no está plasmado en su producción escrita. Específicamente en sus primeros trabajos parecería que hacía demasiado hincapié en la agresión, o en esto, o en aquello. Pero no era así, en absoluto, al menos en mi experiencia, tanto en análisis, como cuando supervisaba con ella el análisis de algún niño. Tenía una buena disposición y era muy objetiva. DP ¿Le resultaba fácil escribir? HS No lo sé porque no sé cómo era en alemán. Le resultaba difícil escribir en inglés y sus primeros escritos eran muy áridos. Creo que su inglés mejoró con el tiempo. Envy and Gratitude[31] es de lectura accesible, pero carecía del don que tenía Freud para la expresión exacta. JM ¿Piensa que se debió a eso que algunas personas se sintieran desmotivadas, y que de alguna manera no comprendían correctamente lo que ella escribía porque no lo hacía en su lengua materna y no tenía ese don para escribir? HS Puede ser que cuando se escribe en inglés pensando en alemán no funcione bien. Ella tenía facilidad para los idiomas. Su inglés hablado era muy bueno, y aprendió el esloveno rápidamente, pero no era una escritora nata. DP ¿Y como oradora? ¿Qué tipo de presencia tenía? HS Era buena. Y en la sala, sin importar la situación, uno tenía la percepción de una presencia poderosa.

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DP Me pregunto qué opinión habría tenido del rumbo que tomó el psicoanálisis después de su muerte. ¿Formuló alguna predicción sobre cuál sería el destino del movimiento psicoanalítico a largo plazo? HS Es difícil de decir. La gente mayor tiende a ser pesimista. Freud era pesimista y ella se volvió más pesimista después de su trabajo sobre la envidia. ¿Se trataba de algo temperamental e inabordable? Aunque ella misma demuestra, de muchas maneras, que puede ser abordable. Pero no tenía razones para preocuparse sobre el futuro del movimiento kleiniano. Comenzó como un grupo muy reducido en la Sociedad y ella tuvo muchos discípulos talentosos que continuaron. Pero quedó muy afectada por Paula Heimann [quien abandonó el grupo]. DP ¿Qué opinión tenía del hecho de que se trataba de ‘un grupo’? Probablemente surgió un dilema sobre si esa era la mejor forma de promover su pensamiento. Si contar con un grupo específico, o más bien intentar difundir sus ideas en la Sociedad de una manera más general. HS Ella nunca resolvió ese conflicto. En principio, solamente quería que sus ideas se difundieran. Al tiempo se interesó más en decir que existía algo como una técnica kleiniana y una teoría kleiniana, lo que era bastante coherente y ella quería que eso se identificara y, sin embargo, quería que todos fuéramos analistas y que no hubiera discriminación. Ella quería que fuera de las dos maneras. DP ¿Qué piensa usted que hubiera opinado Klein de los desarrollos posteriores en cuanto a técnica dentro de la tradición kleiniana? HS Sí, estaba pensando en eso. Pienso que hay cosas que le habrían gustado mucho. Por ejemplo, el hecho de que hemos podido organizar mejor la patología de la posición esquizoparanoide. Ella consideraba que en las personas se daba una regresión a la posición esquizoparanoide, pero pienso que ahora tenemos mucho más conocimiento acerca de los detalles de la posición esquizoparanoide y de su patología asociada. La diferencia entre regresión a una posición esquizoparanoide normal o a una patológica. Ahora nos damos cuenta de que es muy importante ir hacia atrás y poder reintegrar más y más. Ella valoraría mucho eso. Por ejemplo, valoraría algunos de los trabajos sobre la envidia y su relación con las perversiones. El trabajo sobre la envidia se ha vuelto mucho más elaborado. Pienso que a ella no le gustaría… Verá. Ciertamente, ella sobreinterpretó la fantasía y funcionó con algunos pacientes que se encontraban en posición depresiva. Con otros pacientes lo habría usado como complicidad; ambos

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caerían en el mundo de la fantasía. Nosotros, ciertamente, interpretamos menos fantasía, pero pienso que algunos se van a los extremos y casi se vuelven analistas clásicos otra vez: solo analizan las defensas. Pienso que ella tampoco estaría completamente de acuerdo –por supuesto ella traía el aquí y el ahora y la extraordinaria importancia de la transferencia diaria- pero pienso que habría considerado que en la actualidad hay demasiado “aquí y ahora”. Era más una integradora. Quería una interpretación completa. Quería fantasía, realidad, pasado, futuro. Probablemente sobreinterpretaba, pero pienso que consideraría que algunos de nosotros subinterpretamos. DP: Durante el período de postguerra, ¿Klein se interesó por la reacción que provocaba su trabajo fuera de Inglaterra? HS: No inmediatamente después de la guerra porque había pocos contactos, pero cuando comenzó a viajar eso le interesó mucho. Thorner[32] viajó a Alemania; Rosenfeld y yo comenzamos a viajar mucho. Los argentinos la visitaron. Le interesaba mucho todo eso así como los desarrollos de su trabajo en otros países. DP: Más allá de la pregunta de la institución psicoanalítica en sí, ¿puede usted decirnos algo sobre su influencia? ¿Por ejemplo sobre el efecto que causó en el Servicio de Salud, o quizá en la cultura de modo más general? HS: Hubo una enorme influencia en la educación gracias a Susan Isaacs. Pienso que después de la guerra, la educación en los niveles maternal y primario en Inglaterra eran seguramente los mejores de Europa, y quizá de todo el mundo. Ambos niveles tomaban en cuenta el rol de las fantasías, la necesidad de permitir el desarrollo creativo. Y todo eso lo estamos perdiendo hoy, y tenemos que convertir a los niños en tragalibros, que leen información y números. Ella ejerció una enorme influencia en la educación de este país. Pienso que en su época el Servicio Nacional de Salud estaba en ciernes, pero ella estaba muy interesada en los desarrollos de la Tavistock[33]. Riccardo Steiner, quien es más bien un historiador, reveló unas cuántas cosas que ella hizo para la radio francesa sobre evacuación y cosas así. En el aspecto político ella era muy consciente de lo que estaba sucediendo; era del tipo liberal de izquierda. Pero el impacto de su trabajo se dio mucho tiempo después. Al combinarlo con las teorías de Bion sobre grupos, uno realmente podía aplicar un pensamiento analítico del tipo kleiniano. Pero ella estaba familiarizada con Fornari[34] y su trabajo sobre la guerra, a menudo determinado por un duelo fallido en guerras previas. A Klein le interesaba mucho todo eso. Es curioso eso de que lo dificultoso de sus trabajos escritos hiciera que la gente perdiera interés. Envidia y Gratitud se volvió tremendamente popular entre artistas e intelectuales. Les atrajo inmediatamente.

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DP ¿Ella pensaba que existía un lugar para sus ideas y su técnica clínica en otros ámbitos, por ejemplo, en el trabajo con grupos o en psicoterapia en términos más generales? HS: Tenía cierta sospecha al respecto. Por un lado, sabía que era importante influir en los siquiatras, en las enfermeras siquiátricas, en el servicio de salud mental en general. Era consciente de esto pero, en lo personal, lo que quería hacer era continuar con el análisis, y no deseaba que sus discípulos más creativos hicieran muchas otras cosas. DP: Algo de lo que no hemos hablado explícitamente aún es de la actitud de Klein con respecto a la relación entre el mundo interno y el mundo externo. ¿Puede decirnos su perspectiva acerca de la perspectiva de Klein? HS: Pienso que es algo totalmente falso. Solo un idiota pensaría que el entorno no influye en el destino del niño y solo un idiota pensaría que todos los niños son iguales. Pero, y aunque puedo estar sesgada en este sentido, de hecho pienso que otras personas son mucho más extremas. Cuando presionamos a Winnicott -¿el temperamento del niño no tiene nada que ver con el desarrollo? ¿Todo es culpa de la mala madre?- finalmente reconoció que algo que finalmente se convierte en el coeficiente intelectual probablemente tiene su influencia. Es así. Mientras que Klein –quien obviamente sobre-enfatizó el rol de la fantasía porque era su descubrimiento y nuevo- constantemente habla del entorno. Consideremos a ‘Richard’[35]. Hubo un ataque en Londres; el padre de Richard viene, se encuentra con su prima –ella es tremendamente consciente del impacto. En mi propio análisis, sé que ella estaba interesada y que era muy cuidadosa en tratar de separar fantasía de realidad en la infancia. El análisis de Dick[36] comienza cuando dice que su madre lo rechazó desde el nacimiento. Eso surge muy poco en su trabajo porque prácticamente todos los niños son hijos de analistas. A través de ella supe muchísimo sobre los padres de Dick, pero no pudo ponerlo por escrito. Tenía a los hijos de Ernest Jones[37] en análisis. Estaba muy limitada en todo eso. Pero siempre enfatizaba el hecho de que cualquier realidad es interpretada por el niño en fantasía. En realidad, yo enfatizo eso en mi trabajo siguiendo a Klein; gran parte del trabajo radica en tratar de ver la interacción. No hay tal cosa como fantasía pura. Y el hecho de que ella trae relaciones de objetos desde el nacimiento, si hay una relación de objetos entonces obviamente la conducta del objeto es muy importante. El contraste se da con gente que piensa que la vida mental comienza a los dos o algo así. En la actualidad no se da con la mayoría de los analistas, pero sí se daba en ese entonces. Klein siempre enfatizó que hay una potente fantasía primaria, y que cuanto más pequeño sea el niño más dominante es la fantasía. Al respecto he formulado un concepto con el que estoy segura que ella estaría de acuerdo.

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Contrariamente a algunos que dicen que ella no demuestra comprensión o empatía hacia el niño, yo digo que, por el contrario, otras personas imaginan al pobre niño sufriendo la maldad del adulto. Klein piensa que el pobrecito no solo sufre de la maldad del adulto ¡sino también por la culpa de haberla causado! Porque surge de una parte omnipotente de la mente del niño. En los distintos relatos de casos, ella habla de madres frustrantes o madres frías o sucesos. Incluso teóricamente hablando, en la descripción de Klein de la posición depresiva, es el retorno regular de la madre lo que permite que el niño construya su mundo interno. Pero en aquellos días, Freud pensaba en las fantasías como fenómenos discretos –una fantasía aquí y allá. No como una fuente de cosas y la constante interacción entre ellos. Por eso la considera una acusación totalmente falsa [que Klein ignoraba al mundo externo]. Pero ciertamente algunos piensan que lo interno es más importante, y otros piensan que lo externo es más importante. Pero a partir del trabajo de Bion acerca de la identificación proyectiva patológica y normal, se volvió claro exactamente por qué ciertas madres, que aparecen como madres maravillosas, en realidad son muy malas madres porque no toleran decir “no”. Podríamos adentrarnos en los detalles de la interacción, pero deben tenerse en cuenta ambos factores, con lo interno encontrándose con lo externo. Y ambos se afectan mutuamente. En mi opinión, el campo de batalla es la posición depresiva; las proyecciones se retiran y entonces el niño reconoce más y más la realidad externa. Por eso, es un argumento falso y un fracaso antes de comenzar - a menos que uno lleve hasta el final la teoría de que todo está en los genes y el entorno no tiene importancia. DP ¿Qué fue lo que más la sorprendió sobre el estilo de Klein como supervisora de su trabajo clínico propio? ¿Qué recuerda más vívidamente? HS Bueno, su originalidad y cuánto podía ver en el material, que uno no había visto. Y no era severa; al menos esa fue mi vivencia. No era tan severa como Joan Rivière, que no soportaba a los tontos. Klein podía soportar a la gente tonta muy bien, incluso podían llegar a agradarle. JM Me preguntaba qué tipo de lenguaje usaba ella. Probablemente utilizaba mucho lenguaje corporal, y términos de los objetos parciales. Creo que eso es lo que usted ha estado dando a entender. HS: Es correcto. Es lo mismo, ya ve. Ella lo sobre-utilizaba y luego Meltzer también lo hacía. Solíamos llamarlo la escuela de los senos y los penes voladores. Por otra parte existe el riesgo de perder contacto con la fantasía, con la fantasía corporal. A ella no le habría gustado eso. Siempre fue muy consciente de eso. Sabe, hay un chiste. Una señora de edad está escuchando a unos jóvenes hablando de sexo. Cuidadosamente aparta a uno de los jóvenes y le pregunta: “¿es que ya nadie lo hace a la vieja usanza?” Y ahora, cuando escucho casos a veces me pregunto ¿es que ya nadie lo hace

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a la vieja usanza? ¿Ya nadie interpreta a la envidia como envidia? Nos hemos vuelto demasiado cautos en cuanto a interpretar los impulsos reales. La gente se pregunta, ¿Cómo podemos saberlo?, ¿no es mejor no utilizar lenguaje de objetos parciales? Pero pienso que [nombrar a las cosas en forma concreta] se ha vuelto en cierto modo un tabú. No llamamos envidia a la envidia, y a un seno no lo llamamos seno. Y estoy de acuerdo con algunas críticas que hace Egle Laufer[38] al decir que se trata siempre de un pensamiento al encuentro de otro pensamiento. “¿Es que la parte inferior del cuerpo nunca se menciona?”, se preguntó una vez, como crítica a un trabajo post-kleiniano demasiado brillante, y ¡tenía razón! Como suele suceder, esto es de ida y vuelta. Porque exageramos aquellas interpretaciones directas de los impulsos y de las fantasías corporales, lo que no funcionó en un estado de identificación proyectiva masiva, y porque estábamos demasiado fascinados con los detalles de la fantasía, ahora la tendencia es a alejarse demasiado de ella. Estoy segura de que a ella no le gustaría eso. DP Vayamos ahora a la última fase de Klein y al trabajo en proceso y que finalmente quedó inconcluso. ¿Existen ‘trabajos no escritos’ de Klein, o ideas con las que usted sepa que ella seguía trabajando pero que en realidad nunca llegó a materializar en artículos o libros? HS Sus últimos trabajos publicados en realidad no estaban terminados. Pienso que uno sobre la soledad Loneliness[39] todavía era un manuscrito. Ciertamente, en mi opinión, el otro trabajo, sobre una de las tragedias griegas, no era un trabajo terminado. En el día anterior a su muerte, trabajaba sobre las pruebas de ‘Richard’, DP ¿Puede contarnos algo acerca del período de su vejez y su muerte? ¿Qué recuerda de la etapa final? HS Era extremadamente vigorosa. Hasta el final nunca se perdía una reunión o cosas así. Pero se encontraba bastante deprimida y se sentía muy sola. Su hijo había muerto y obviamente ella sufría mucho por el tema de Melitta, a quien Klein le escribió intentando arreglar las cosas. Eric fue un hijo muy fiel. Ella era muy apegada a sus nietos, y hacia el final se sentía particularmente apegada a Michael, el mayor. Pero se trataba de visitas familiares cada tanto. Yo soy afortunada de vivir con mi familia. Ella tenía muchos amigos pero se sentía muy sola y muy a menudo deprimida. Pero estaba trabajando y dejó todo cuidadosamente dispuesto en lo referente a lo que debía hacerse con sus pacientes, y todo eso. Debió haber estado enferma por bastante tiempo. Se encontraba muy muy cansada y no se sentía bien, y su médico simplemente lo achacó a la edad avanzada y al cansancio. Pero ella sufría de sangrados. No se lo dijo a él; pensó que eran hemorroides y no sé por qué no le dijo que estaba sangrando mucho, y se estaba volviendo anémica.

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Enfermó durante las vacaciones y debieron traerla de regreso. Después todo sucedió muy rápidamente. Se recuperó muy bien de su operación. Pero lo que sucedió fue en realidad, y de alguna manera, su culpa. Insistió en que no necesitaba una enfermera durante la noche. Se levantó de noche, confundida, y se cayó, lo que hizo que su herida se abriera y sangrara. Pero la noche anterior aún estaba trabajando en ‘Richard’.

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NOTAS [1] Reason and Passion, y Psychoanalysis and Culture, Ambos: Londres: Duckworth 1997. [2] W. D. Fairbairn (1889 – 1964), trabajaba en forma independiente y al mismo tiempo que Klein, en Edimburgo, en el desarrollo de una teoría sobre relaciones de objetos. Ambos llegarían a diferir en importantes aspectos. Él fue uno de los fundadores clave de lo que llegaría a conocerse como la ‘British Object Relations School’.[Escuela Británica de Relaciones de Objetos] [3] Anna Freud (1895 – 1982), hija de Sigmund Freud, tenía posiciones muy diferentes a las de Klein, enfocadas particularmente en la teoría y la técnica del psicoanálisis infantil. Las discrepancias entre Londres y Viena en la década de 1930 se concentraron ferozmente dentro de la Sociedad Británica, después de que Freud y Anna, escapando de los nazis, se refugiaran en Londres en 1939. Las controversias dentro de la Sociedad terminaron en una serie de presentaciones/discusiones que tuvieron lugar entre 1942 y 1944, en las que los seguidores de Klein debieron justificar que sus nuevas teorías eran fieles al psicoanálisis, para mantener su derecho a permanecer en la Sociedad. Se las conocería como las Grandes Controversias [Controversial Discussions] [Ver R. Steiner y P. King (eds) The Freud-Klein Controversies 1941-45, Londres: Routledge (1991)]. El libro al que se refiere Segal aquí es The Ego and the Mechanisms of Defence de Anna Freud [El Yo y los mecanismos de defensa] Londres: Hogarth 1986 (primera publicación 1936). [4] The Psychoanalysis of Children. (1932) [El psicoanálisis de niños] en The

Writings of Melanie Klein, Vol. 2. Londres: Hogarth 1975. [5] Donald Winnicott (1896 – 1971) llegó al psicoanálisis como pediatra. Un temprano seguidor de Klein, luego tendría importantes discrepancias con ella en la teoría y en la clínica. Se convirtió en un prominente miembro del llamado Middle Group [Grupo Intermedio] dentro de la Sociedad Británica a partir de la década de 1950. [6] Paula Heimann (1899 – 1982) fue analizada por Klein y en los inicios fue una de sus amigas y partidarias clave en el hostil ambiente que rodeó a Klein y a sus ideas en la década de 1940. Sin embargo, más tarde Heimann renegaría mucho del trabajo de Klein y dejaría de serle leal, algo que causaría a Klein una enorme aflicción. [7] Esto era (y sigue siendo) un plan subsidiado que brinda la Clínica de Psicoanálisis de Londres (London Clinic of Psychoanalysis) bajo el auspicio del Instituto de Psicoanálisis (Institute of Psychoanalysis).

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[8] Grandes Controversias. Ver nota 3. [9] Herbert Rosenfeld (1910 – 1986) fue analizado por Klein. Realizó aportes sustanciales (tal como hicieran Hanna Segal y Wilfred Bion en la misma época) acerca de la comprensión psicoanalítica de pacientes sicóticos y con otras patologías severas, y la clínica técnica aplicada a ellos. [10] Edward Glover (1888 – 1972) fue un poderoso miembro de la Sociedad Británica de Psicoanálisis en las décadas de 1930 y 1940, hasta su renuncia en el año 1944. En los inicios apoyó a Klein y sus ideas, y en 1933 comenzó a analizar a la hija de aquella, Melitta Schmideberg. Más tarde, se unió a su paciente para atacar a Klein públicamente y con ferocidad, lo que agudizó mucho las asperezas en torno a las Grandes Controversias (ver 2). [11] Mrs Klein, [La Sra. Klein], obra teatral de Nicholas Wright, llevada a los

escenarios por primera vez en Londres en 1989. [12] Wilfred Bion (1897 – 1979) fue analizado por Klein. Se convirtió en uno de los psicoanalistas más innovadores e influyentes del siglo XX. Teoriza tanto acerca del funcionamiento de grupos como acerca de los elementos fundamentales del funcionamiento síquico individual. Aquí Segal se refiere a la teoría de Bion de la identificación proyectiva comunicativa y la “contención” materna. Ver también nota 6. [13] Ver nota 2. [14] Dinora Pines es miembro de la Sociedad Británica de Psicoanálisis, actualmente jubilada. Su trabajo se enmarca en la Tradición Freudiana Contemporánea que, a su vez, tiene sus raíces familiares en la tradición de Anna Freud. Se destaca por su trabajo psicoanalítico sobre embarazo. [15] Jacques Lacan (1901 – 1981). Psicoanalista francés que desarrolló su propia versión del psicoanálisis freudiano, basado en las ideas lingüísticas estructuralistas y post-estructuralistas. Llevó a cabo cambios radicales en el encuadre psicoanalítico (por ejemplo, permitir al analista variar la duración de la sesión a su voluntad). Sus ideas fueron particularmente influyentes en el psicoanálisis académico, aunque no en el clínico. [16] Daniel Lagache (1903 – 1972). Fundador y primer Presidente de la Sociedad Psicoanalítica Francesa desde 1964, Lagache fue un importante psicoanalista francés. Fue un destacado docente y prolífico escritor interesado en la síntesis entre psicoanálisis y psicología social. [17] Riccardo Steiner, psicoanalista e historiador del movimiento psicoanalítico, fue Archivista Honorario de la Sociedad Británica de

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Psicoanálisis desde 1944. Los libros a los que se hace referencia aquí son: Tradition, Change, Creativity: Repercussions of the New Diaspora on Aspects of British Psychoanalysis. Londres: Karnac (2000), y ‘It is a New Kind of Diaspora’: Explorations in the Sociopolitical and Cultural Context of Psychoanalysis. Londres: Karnac (2000). Steiner es también co-autor, junto con Pearl King, de The Freud-Klein Controversies. (ver nota 3). [18] Sandor Ferenczi (1873 – 1933) fue el primer analista de Klein, en Budapest, y uno de los más cercanos colaboradores originales de Freud. Más tarde se alejaría de la ortodoxia en su experimentación radical con el encuadre analítico. [19] Karl Abraham (1877 – 1925) fue el segundo analista de Klein, en Berlín. Ejerció una muy importante influencia en la teoría gracias a sus descubrimientos sobre el desarrollo primitivo y la fantasía. Fue un firme seguidor de la obra de Klein en las primeras épocas. Falleció muy joven, por lo que el análisis de Klein se vio interrumpido después de apenas un año. [20] Ver nota 9. El ‘K’ link [enlace “K”] de Bion trata de la necesidad del conocimiento/aprendizaje [“knowing”] con base en las emociones y de ser conocido [“known”], como algo tan vital para la integridad síquica como el amar [“love”] y ser amado [“loved”] (el enlace “L”). Ver Learning from Experience (1962) Londres: Heinemann. [21] Michael Balint (1896 – 1971), contemporáneo de Klein, es considerado actualmente como un miembro reconocido de la ‘British Object Relations School’ (ver nota 1). [22] Esther Bick (1902 – 1983) es más conocida por su trabajo sobre psicoterapia infantil en la Clínica Tavistock (ver nota 30), por su introducción de la observación infantil en la formación analítica y por sus ideas sobre las funciones protomentales de la piel. [23] Donald Meltzer fue, al igual que Segal, paciente de Klein. Abandonó la Sociedad Británica de Psicoanálisis pero sigue ejerciendo la práctica clínica en Oxford, Inglaterra. Su trabajo es poco usual en cuanto al uso que sigue haciendo de la interpretación directa de la fantasía primitiva. [24] Melitta Schmideberg (1904-83), única hija mujer de Melanie Klein. El conflicto entre ella y su madre, tanto personal como profesional, fue muy difundido y trágico, durante la tempestuosa época de las Grandes Controversias y después. Ver notas 2 y 7.

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[25] Susan Isaacs (1885 – 1948), fue una de las más incondicionales y creativas seguidoras de Klein durante los años de las ‘Grandes Controversias’ (ver nota 2) y después. Es muy reconocida por su trabajo ‘The Nature and Function of Phantasy’ (1948) [Naturaleza y función de la fantasía], International Journal of Psychoanalysis 29: 73-97. Aplicó las ideas psicoanalíticas kleinianas a su trabajo en educación. [26] Joan Rivière (1883 – 1962), al trabajar en la tradición kleiniana, realizó importantes aportes, los que han sido recogidos en la obra The Inner World and Joan Riviere (1991) Londres: Karnac. [27] Elliot Jaques se destacó particularmente por su trabajo sobre dinámicas de grupo e institucionales, y por su trabajo ‘Death and the Mid-Life Crisis’ (1965) [La muerte y la crisis de la mediana edad] International Journal of Pychoanalysis 46:502-14. Actualmente se encuentra jubilado como analista y se desempeña en el campo de la sociología. [28] Betty Joseph es una ex supervisada de Klein y, al igual que Segal, se convertiría en una colega cercana de aquella. Ha realizado importantes aportes a la teoría clínica psicoanalítica y ha ejercido una importante influencia en la técnica contemporánea post-kleiniana. Ver Psychic Equilibrium and Psychic Change: Selected Papers of Betty Joseph. (1989) Londres: Routledge. [29] ‘Notes on Some Schizoid Mechanisms’ (1946) [Notas sobre algunos mecanismos esquizoides] en The Writings of Melanie Klein Vol. 3, Londres: Hogarth Press, (1975). [30] ‘Notes on Symbol Formation’ (1957) [Notas sobre la formación de símbolos] en International Journal of Psychoanalysis 38: 391-7. [31] Envy and Gratitude (1957) [Envidia y Gratitud] en The Writings of

Melanie Klein Vol. 3 176-235. Londres: Hogarth Press (1975) [32] Con el advenimiento de Hitler al poder, Hans Thorner emigró de Berlín a la Sociedad Británica, e inicialmente trabajó como médico. Fue analizado por Klein y después por Bion y se convirtió en un miembro prominente del grupo de seguidores de Klein. [33] The Tavistock Clinic [Clínica Tavistock], de Londres, fue fundada en 1920 como una clínica psicoterapéutica y se volvería famosa como centro de formación para psicoterapeutas psicoanalíticos, adultos y niños, dentro del Servicio de Salud Británico. También influyó mucho en el tratamiento de neurosis de guerra y en el desarrollo de la teoría de las relaciones de grupo. [34] Franco Fornari (1921-85), psicoanalista italiano, publicó, entre otras cosas, un importante trabajo en que aplicó las ideas kleinianas sobre la

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psicología de guerra. Publicada en italiano en 1966, la edición inglesa se titula The Psychoanalysis of War [El psicoanálisis de la guerra]. Bloomington y Londres: Indiana University Press 1975. [35] Esto se refiere a Narrative of a Child Analysis (1961) [Relato del psicoanálisis de un niño] de Klein, publicado como el Volumen 4 de The Writings of Melanie Klein Londres: Hogarth Press 1975. Es el relato diario del análisis de cuatro meses de duración de un niño de 10 años a quien ella llamó “Richard”. Fue llevado a cabo en Pitlochry, lugar donde se refugió Klein un tiempo durante los bombardeos a Londres en tiempos de la guerra. [36] ‘Dick’ fue el nombre que Klein dio a un niño autista que analizó y sobre quien escribió en The Psychoanalysis of Children (1932). En The Writings of Melanie Klein Vol 2. Londres: Hogarth Press 1975. [37] Ernest Jones (1879 – 1958), galés, fue una figura clave en el psicoanálisis británico temprano. Fue amigo cercano y el biógrafo oficial de Sigmund Freud, con quien mantenía correspondencia. Jones fundó la Sociedad Británica de Psicoanálisis de la que fue presidente entre 1919 y 1944. Fue un gran seguidor de Klein y de su trabajo por largo tiempo, y quien primero la invitó a Londres. [38] Egle Laufer es una prominente psicoanalista británica dentro de la tradición freudiana contemporánea (ver nota 11). Se ha destacado particularmente por su trabajo sobre adolescencia. [39] ‘On the Sense of Loneliness’ (1963) [Sobre el sentimiento de soledad] en The Writings of Melanie Klein Vol 3. Londres: Hogarth Press 1975.