revista hechos 59

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Con el auspicio de: Asdi Una publicación de: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Año 7 Abril - Mayo de 2011 ISSN 2027-5048 Número 59 ©Cortesía JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ / FISCALÍA GENERAL Los infaltables en las agendas electorales Los infaltables en las agendas electorales Los infaltables en las agendas electorales

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Revista Hechos 59

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Page 1: Revista Hechos 59

Con el auspicio de:

Asdi

Una publicación de:

Programa de las Naciones

Unidas para el Desarrollo, PNUD.

Año 7

Abril - Mayo de 2011

ISSN 2027-5048

Número 59Número 59

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Page 2: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Bruno Moro Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud)

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo - Pnud

Año 7, N° 59, Abril - Mayo de 2011 issn 2027-5048

Bruno Moro Representante Residente, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – Pnud

Alessandro Preti Coordinador del Área de Paz,

Desarrollo y Reconciliación - Pnud

Dirección, edición y redacción Olga González Reyes

AgradecimientosPastor Viviescas Gómez

Emiro Marín Carvajal/InforienteAlexis Forero

Borja Paladini AdellDarío VillafañeLuisz Olmedo

Gabriela Díaz MontealegreDefensoría del Pueblo

Fiscalía General de la NaciónEquipos áreas de Gobernabilidad y

de Pobreza y Desarrollo Sostenible/ Pnud

Onu Mujer

unicef Acnur

OAcnudh

Página WebJavier Augusto Núñez

Reconocimiento especial Dirección de Prevención de Crisis

y Recuperación del pnud, Nueva York

Diseño, impresión y acabados Impresol: (1)2508244

www.impresolediciones.com

Revista Hechos de PazAvenida 82 N° 10-62, Piso 3,

Bogotá, Colombia Teléfono: (57-1) 4889000 ext 172

http://hechosdepaz.pnudcolombia.org

Comentarios: [email protected]

Las opiniones y planteamientos expresados no reflejan necesariamente las opiniones

del pnud, su junta directiva, ni los Estados miembros.

editorial

Los infaltables en las agendas electorales

Una de las debilidades de las democracias de América Latina es el divorcio

que sigue existiendo entre la representación política y la participación ciu-

dadana. Hay ciudadanos que no se sienten respaldados por quienes dicen

ser sus representantes. Ciudadanos que no votan o no participan porque

dudan de que eso tenga algún impacto en sus vidas. Ciudadanos que

sienten que sus opiniones no son tenidas en cuenta por las autoridades locales y nacionales.

Ciudadanos que no ven incluidas en las agendas de partidos y políticos soluciones para sus

necesidades y preocupaciones. Ciudadanos cansados de los altos niveles de corrupción y

de clientelismo en sus territorios. Ciudadanos como mujeres, indígenas y afrocolombianos

excluidos de espacios. Ciudadanos que, en últimas, han perdido la confianza.

Y recuperarla es una tarea que contribuirá a fortalecer la democracia y, por lo tanto, a

superar ese déficit de representación que se siente en muchas regiones de Colombia, y

no solo de Colombia.

Nuestra democracia, un informe realizado después de analizar las democracias en 18

países de la región y que próximamente el Pnud y la Oea presentaremos en Colombia,

revela que uno de los desafíos de la región es contrarrestar la crisis de representación que

se presenta y que está debilitando las democracias.

Un paso en la recuperación de la confianza está también en las manos de los partidos y

movimientos políticos y en los candidatos y las candidatas que aspiran a ser elegidos en

los comicios de octubre. Muchos de ellos ya están presentando las primeras ideas de lo

que serán sus agendas programáticas. ¿Qué le ofrecerán a la ciudadanía?

Hay unos temas que no pueden faltar en esas agendas de partidos y aspirantes según lo

que han manifestado diferentes ciudadanos, sectores sociales y organizaciones.

Muchos colombianos irán a las urnas para votar por quien tenga las mejores propuestas

para impulsar la paz y la reconciliación teniendo en cuenta que aspiran a vivir en un

ambiente seguro y de convivencia; que exigen que les garanticen sus derechos humanos,

incluidos los derechos a la verdad, la justicia y la reparación; que esperan acciones con-

cretas para prevenir que sus hijos sean reclutados por grupos armados o sean víctimas

de minas antipersonal y municiones sin explotar; y que añoran que los nuevos gober-

nantes trabajen de manera integral para alcanzar la seguridad ciudadana.

Otros ciudadanos le darán su confianza a quienes se comprometan con iniciativas para

reducir la pobreza y la desigualdad, respondan a sus problemas sociales y asuman un de-

sarrollo sostenible, y a quienes propongan una agenda de desarrollo orientada a incluir,

en todos los niveles, a los pobladores rurales. Un énfasis especial le darán a las propues-

tas de desarrollo rural y a aquellas iniciativas para que las víctimas recuperen sus tierras

arrebatadas por los ilegales y tengan soluciones duraderas.

Propuestas concretas sobre estas problemáticas, con perspectivas de género y enfoque diferen-

cial, son prioritarias para los colombianos y las colombianas y sin duda definirán en conciencia

el destino de su voto. Y asimismo lo determinarán las propuestas encaminadas a fortalecer la

gobernabilidad local. Es seguro que el ciudadano votará por quien asuma una gestión trans-

parente y eficiente, asuma la la gestión del riesgo como una prioridad, le dé mayor represen-

tación a la mujer, se comprometa a fortalecer la participación ciudadana y las capacidades

institucionales y sociales y tenga como eje central a poblaciones históricamente excluidas.

Esta revista presenta algunos temas y enfoques que no pueden estar ausentes en las

agendas programáticas de las próximas elecciones y que en la urna, sin ninguna clase de

presión o coacción, definirán el voto ciudadano. Ojalá que muchos partidos, candidatos

y candidatas los incluyan en sus agendas… y que los cumplan.

Este es un aporte del Pnud, el cual hace parte de su estrategia para ayudar en Colombia a

fortalecer las condiciones de gobernabilidad democrática durante los periodos electoral

y de transición entre las administraciones territoriales.

Asdi

Page 3: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

cartas de los lectores

agenda de paz

En defensa de la Constitución y la tutelaEntidades gubernamentales, sindicatos, organizaciones sociales

por la defensa de los derechos humanos y universidades de Colom-

bia, entre otros, vienen impulsando un proceso para defender la

Constitución de 1991 y la acción de tutela, instrumento decisivo en

la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Para

celebrar los 20 años de la Constitución, están preparando el Primer

encuentro nacional de beneficiarios y defensores de la tutela; la Cons-

titución 20 años construyendo la nación “que redundará en la reivin-

dicación de los derechos humanos, políticos, sociales y culturales de

todas y todos los colombianos para propiciar nuevas búsquedas que

orienten perspectivas de trasformación en aras del fortalecimiento

del Estado Social de Derecho”, dicen los convocantes.

Desafíos frente a las bandas criminalesLos desafíos del Estado frente a las Bandas Criminales es el nom-

bre del panel que se realizará el 1 de abril en el Congreso. Tres serán

los temas de análisis: “La dinámica, ubicación y estructuras de las

bandas criminales”, a cargo de León Valencia, director de la Corpora-

ción; “La lucha contra las bandas criminales en Colombia, una tarea

pendiente”, por Armando Benedetti, presidente del Senado y “El

reto del Estado frente a las bandas criminales”, exposición que hará

Germán Vargas Lleras, Ministro del Interior y de Justicia.

Desde CorintoLes reitero mis agradecimientos por el envío de la revista y mis

felicitaciones por tan excelente publicación. Yo entrego la revista a

líderes de las organizaciones sociales locales y funcionarios claves

del municipio, considerando que Corinto es un municipio de alto

conflicto armado y fuerte presencia del narcotráfico.

Jorge Eliécer Sterling,

Director de Núcleo Educativo de Corinto, Cauca

De la UniversidadLe agradezco de corazón que me envíe el último número de

“Hechos de Paz”, publicación que sigo con cuidado (cuando logro

conseguirla en el Externado). Felicitaciones, es un esfuerzo valiosí-

simo que llena vacíos de información y, sobre todo, aporta criterios

sustanciales de análisis.

Cristina de la Torre

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“Solo cuando las mujeres participen plenamente y en pie de igualdad en todos los sectores de la vida pública y privada podremos esperar tener la sociedad sostenible, pacífica y justa”.

Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas

Los temas que no pueden faltar en agendas de partidos y aspirantes 4

Una agenda para el fortalecimiento

democrático en América Latina 5

Las víctimas, la prioridad 7

Desplazamiento: hora de soluciones 10

La seguridad ciudadana: tema obligado 12

Reintegración con enfoque comunitario 13

Por una educación en derechos humanos 14

Desaparición forzada: un realidad dolorosa por revelar 16

Devolviéndoles la identidad a los NN 17

Armas contra la contaminación por armas 19

Invertir en infancia y adolescencia es invertir en el desarrollo 20

Candidatas y perspectiva de género en las campañas 21

Hacia el desarrollo rural con el campesinado 23

Objetivos del Milenio: una apuesta contra la pobreza 24

Gobernar también es anticiparse 25

¡A fortalecer la gobernabilidad democrática! 26

Un compromiso explícito por la participación ciudadana 27

Page 4: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Se definieron las reglas de juego

y ahora el turno es para las

propuestas.

En diciembre, el Congreso le

dio vía libre a la ley estatutaria

que reglamenta la reforma política apro-

bada en 2009. La nueva norma regula las

campañas electorales y las sanciones para

los partidos políticos, reglamenta las figuras

de la pérdida del cargo y crea la Unidad

Nacional de Delitos contra los mecanismos

de participación democrática, entre otras.

Con las nuevas medidas se espera que

las elecciones sean mucho más transparen-

tes. Y que esto se refleje en los comicios del

próximo 30 de octubre cuando se elegirán

alcaldes, gobernadores, concejos, asam-

bleas y juntas administradoras locales.

Definidas las reglas de juego, llegó el

momento de centrar la atención en las

agendas programáticas de los partidos,

movimientos políticos y de sus candidatos y

candidatas. Así lo están reclamando líderes,

organizaciones de derechos humanos, vícti-

mas del conflicto, académicos y medios de

comunicación.

En este momento en el que la apatía

de la ciudadanía se ha convertido en uno

de los graves problemas de las democra-

cias de América Latina, como lo revela

el informe Nuestra Democracia (ver Una

agenda para el fortalecimiento democráti-

co en América Latina), este proceso previo

a las elecciones es una oportunidad para

empezar a superar ese divorcio entre ciu-

dadanía y representación política. Y los

partidos y movimientos, que actualmente

están definiendo sus candidatos y candi-

datas, tienen una herramienta hacia esa

dirección: sus programas o propuestas

electorales, que ya empezaron a construir.

Como un aporte en ese sentido y te-

niendo en cuenta la voz de las regiones,

organizaciones sociales, líderes y expertos,

esta edición especial de Hechos de Paz está

dedicada a examinar los temas que no pue-

den faltar en las agendas programáticas de

los futuros gobernantes.

Muchos ciudadanos esperan definir su

voto a conciencia y según las propuestas

de los aspirantes en temas que son parte

de su vida cotidiana: cómo lograr la paz

y la reconciliación, cómo responderles

de manera integral a las víctimas, cómo

fortalecer la gobernabilidad local y la

participación ciudadana, cómo reducir la

pobreza y lograr un desarrollo sostenible

y duradero. Para algunas poblaciones del

país, es prioritario que los programas ten-

gan además un enfoque de género y, de

manera especial, un enfoque diferencial,

dice la indígena wayuu Deris Paz.

Esta revista temática espera ser una

guía que ayude a orientar la construcción de

esos programas y ser un instrumento para

que la ciudadanía se pronuncie y participe

activamente, antes y en las elecciones del

30 de octubre. Como señaló una víctima del

conflicto, “por tus propuestas, te conoceré”.

Los temas que no pueden faltar en agendas de partidos y aspirantes

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Page 5: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Una agenda para el fortalecimiento democrático en América Latina

proyecto, Dante Caputo (Oea), politólogo

y ex canciller argentino, y José Antonio

Ocampo (Pnud), economista y ex ministro

de Hacienda colombiano.

Este nuevo informe, que en Colombia se

dará a conocer durante el primer semestre

de este año, analiza las democracias en

18 países de la región y ofrece propuestas

para mejorar los resultados de los gobier-

nos en materia política y económica.

“A pesar de que las democracias en

América Latina han vivido el periodo más

prolongado de regímenes democráticos,

siguen existiendo problemas de cali-

dad en nuestras democracias”,

afirma Heraldo Muñoz, direc-

tor regional para América La-

tina y el Caribe del Pnud, en

la presentación del informe.

En el informe, dice

Muñoz, se precisa que “es

necesario impulsar una

cuarta ola de democratización

para mejorar la capacidad del

Estado, fortalecer el Estado de

Derecho, expandir la ciudadanía y

disminuir la desigualdad, así como

para combatir la informalidad y la

corrupción construyendo institucio-

nalidad”.

Según el documento, las demo-

cracias latinoamericanas deben hacer

frente a tres desafíos para el ejercicio

democrático del poder: a) articular

nuevas formas de participación

política para contrarrestar la

crisis de representación; b) forta-

lecer la organización republicana

del Estado, es decir, la inde-

pendencia de los poderes, su

control mutuo y las instancias

de rendición de cuentas, y c)

incrementar el poder político

real del Estado, su capacidad

para ejercer sus funciones:

desde la más clásica, la de

mantener el monopolio del

uso (legítimo) de la fuerza

dentro del territorio,

hasta las más innovado-

La democracia es ciudadanía.

Concebida de esta forma, la de-

mocracia no debe limitarse a la

elección de candidatos, aunque

el régimen electoral sea uno de

sus elementos fundamentales. Bajo esa mi-

rada, la democracia entiende al ciudadano

no solo como un sujeto elector, sino como

un sujeto empoderado, capaz de construir lo

público a partir de su participación, con de-

rechos y deberes expandidos en los campos

político, civil y social. Además, procura un

“Estado capaz de garantizar y promover los

derechos, un Estado de y para una Nación de

ciudadanos”1.

Estas premisas, que han motivado la

acción del Programa de Naciones Unidas

para el Desarrollo en su línea de gober-

nabilidad democrática, fueron también

los pilares en los que se edificó el primer

informe La democracia en América Latina:

hacia una democracia de ciudadanas y

ciudadanos, presentado en 2004. Así nace

la preocupación por contribuir al fortale-

cimiento democrático tratando de zanjar

la brecha que existe entre democracia y

representatividad, manifestada por los

ciudadanos latinoamericanos, quienes por

un lado defienden el régimen democrático,

pero al mismo tiempo desaprueban las

instituciones que los representan.

Se quiere a la democracia, pero no a sus

instituciones. Lo anterior es sin duda una

paradoja que debe ser atendida y resuel-

ta eficientemente, pues la apatía de la

ciudadanía hacia la participación, que esta

paradoja puede provocar, es sin duda uno

de los graves problemas que atraviesan las

democracias en América Latina.

Seis años después de ese primer infor-

me, uno nuevo se produce bajo el nombre

Nuestra democracia, que retoma estos

debates para medirle el pulso una vez más

a la democracia en América Latina. En esta

oportunidad, el informe es acompañado

por la Organización de Estados America-

nos (Oea), en cabeza de los directores de

1 La democracia de ciudadanía: una agenda para la

construcción de ciudadanía en América Latina (2009).

PNUD y OEA.

ras, resultantes de la redefinición y actua-

lización del papel del Estado democrático,

que consiste en transformar los derechos

de la ciudadanía en realidades cotidianas

vividas por los ciudadanos reales. Estos

son los tres déficits que el informe encuen-

tra en las democracias de América Latina:

crisis de representación, debilidades de los

controles y contrapesos y la estatalidad,

tres grandes temas que no están siendo

suficientemente debatidos en la región.

“Uno de los principales aportes de este in-

forme es que se compromete sin tapujos con forme es que se compromete sin tapujos con

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Page 6: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

el ciudadano, con la visión del ciudadano

como agente de cambio y que es capaz de

darle a una serie de variables macroeco-

nómicas sobre desarrollo una posibilidad

de diagnosticarse como problemas polí-

ticos”, asegura Gabriel Murillo, politólogo

colombiano y uno de los expertos que

participó en el debate que sobre el tema

se realizó en Colombia en febrero de 2010.

Tres políticas públicas para superar los déficits

¿Qué hacer para resolver los déficits de

las democracias latinoamericanas? ¿Cómo

asegurar una mayor calidad de sus demo-

cracias? Para responder a estas preguntas,

el informe propone priorizar tres áreas de

políticas públicas: la fiscalidad, la exclu-

sión social y la seguridad pública. “Estas

políticas representan una visión integral

para canalizar recursos científicos y ana-

lítico-críticos que fusionan la economía

con la política para fortalecer el ejercicio

del poder formal”, resume Murillo.

La primera área de política pública

hace referencia a una nueva fiscalidad,

concebida como instrumento para equi-

librar los poderes económicos y políticos,

y entendidos los tributos como cuestión

central para el sostenimiento de la demo-

cracia. En esta materia, asegura el infor-

me, los retos para la región son dobles:

disminuir la dependencia de los tributos

indirectos y, a la vez, mantener o aumentar

el recaudo fiscal.

La segunda se refiere a políticas que

combatan la exclusión social. Las sociedades

altamente desiguales, como las latinoame-

ricanas, tienden a generar instituciones en

la que los excluidos tienen una voz que es

más débil y por fuera de los ámbitos polí-

ticos. El informe propone principios como

la universalidad de las políticas sociales y

la formalización del mercado de trabajo, a

través de los cuales se pueden fundamentar

estas políticas.

Y, finalmente, uno de los problemas que

más inquietan a la ciudadanía es la inseguri-

dad pública, que podría provocar un dete-

rioro del apoyo ciudadano a las instituciones

democráticas. Partiendo de reconocer que

no existen soluciones mágicas, el informe

busca opciones al “garantismo extremo” y a

la “mano dura”, es decir, soluciones que res-

tauren la legalidad, al tiempo que preserven

los derechos de todos los ciudadanos.

Estos déficits fueron identificados en el

proceso democrático y dialéctico que se

cumplió para elaborar Nuestra democracia,

ya que a partir de una amplia diversidad de

disciplinas y miradas, el informe promovió

debates en Río de Janeiro (Brasil), Madrid

(España), Asunción (Paraguay), Ciudad de

Guatemala (Guatemala), Ciudad de Panamá

(Panamá), Montevideo (Uruguay), Bogotá

(Colombia), La Paz (Bolivia), San Salvador

(Salvador), México D.F. (México) y Santiago

de Chile (Chile), los cuales se efectuaron

desde diciembre de 2008 hasta abril de 2010.

Al igual que el informe de 2004, Nuestra

democracia es una pauta, un referente para

comprender el desarrollo de la democracia

en América Latina, analizar sus proble-

mas y buscar salidas. “En últimas, estos

informes nos ayudan a tener un sentido de

región”, dice Gabriel Murillo, pues aunque

las diferencias y particularidades entre los

países son marcadas, también es cierto que

en el fondo subyacen problemas comunes

que afectan tanto a la democracia como a la

relación de sus ciudadanos con ella.

Como lo señala el informe, “el desarrollo

democrático en América Latina continúa,

mientras sus dilemas e interrogantes se

transforman”.

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En sociedades altamente desiguales, como las latinoamericanas, los excluidos tienen una voz que es más débil, lo que exige políticas contra dicha exclusión social.

“Crisis de representación, debilidades de los controles y contrapesos y la estatalidad son tres déficits de las democracias de América Latina”.

Page 7: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Las víctimas, la prioridaden programa dirigidos a las mujeres y que favorezcan a madres

wayuu y madres occidentales”, propone Deris Paz, coordinado-

ra en derechos humanos de la organización Fuerza de Mujeres

Wayuu.

• “Es prioritario el acompañamiento jurídico para la atención a las

víctimas en sus procesos relacionados con la búsqueda de la ver-

dad, la justicia y la reparación y promover equipos sicojurídicos

en los que participen abogados, trabajadores sociales y sicólogos,

entre otros, para que brinden un acompañamiento y asistencia

técnica para la participación plena y efectiva de las víctimas en los

procesos de verdad, justicia y reparación, incluyendo los casos de

violencia sexual en el marco del conflicto”, dice Ingrid Ospino, de

IMP Cesar. Los nuevos gobernantes podrían apoyar procesos que

lideran universidades y ONG a través de consultorios jurídicos.

“Necesitamos que haya una justicia real que le llegue a las vícti-

mas. Eso hay que facilitarlo. Por eso, se requiere que las nuevas

autoridades garanticen el acceso de las víctimas a la justicia y

que conviertan en prioridad la defensa de sus derechos”, señala

Eduardo Carreño, integrante del Movimiento víctimas de críme-

nes de Estado (Movice).

• Brindar una atención sicosocial a las víctimas a través de progra-

mas o unidades especiales manejadas por profesionales y en los

que se evidencie una articulación entre las diferentes entidades

institucionales. Es prioridad que luego de una caracterización de

la población y de las capacidades locales, se avance en rutas de

atención sicosocial, en la capacitación a funcionarios públicos y

en trabajo articulado con organizaciones de la sociedad civil.

• Promover la construcción de la memoria histórica. Es una exi-

gencia de las organizaciones y de víctimas, quienes consideran

que este es un mecanismo para lograr la verdad y, por lo tanto,

alcanzar la reconciliación y la convivencia.

• Poner en marcha una estrategia de atención a la población des-

plazada, que incluya fortalecer las entidades locales, formular y

poner a funcionar el Plan Integral Único (PIU) y tener rutas de

atención. Asimismo, los nuevos alcaldes y gobernadores podrían

crear una mesa de seguimiento al auto 092 de la Corte Constitucio-

nal para revisar el cumplimiento de los derechos de esta población

(ver Desplazamiento, hora de soluciones).

Un plan de atención integral para las víctimas y la

implementación de la nueva ley de víctimas, que

actualmente se estudia en el Congreso, son dos de

las prioridades que víctimas de diferentes regiones

del país, organizaciones sociales, líderes y acadé-

micos recomiendan que aparezca –y resaltado- en los programas de

partidos y quienes serán candidatos en las elecciones de octubre.

Un plan de este tipo teniendo en cuenta la legislación colombiana

y los parámetros internacionales –y claro, su cumplimiento por parte

de los futuros gobernantes- contribuiría en cada región del país a

garantizar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las

víctimas. Darles solución a los problemas que enfrentan las víctimas

exige tener en cuenta varios aspectos, entre ellos:

• La creación o promoción de espacios para que las víctimas, or-

ganizaciones sociales, autoridades locales y nacionales se sien-

ten a buscar consensos y respuestas a las demandas y necesida-

des de las víctimas. Ya hay esfuerzos en ese sentido, por ejemplo

el Programa departamental de atención integral a víctimas del

conflicto y reintegración comunitaria del Cesar (Pavirec). Tam-

bién experiencias exitosas con la creación de consejos munici-

pales de convivencia, paz y derechos humanos, una herramienta

que muchos nuevos gobernantes podrían poner en marcha.

• El apoyo o promoción de espacios de atención integral de víc-

timas. En Sincelejo, por ejemplo, hace unas semanas se inau-

guró la Unidad Integral de Atención a Víctimas de la Violencia

Sociopolítica, una iniciativa social liderada por la Corporación

Educativa del Caribe con la participación de organizaciones de

víctimas. Esfuerzos de este tipo deberían ser tenidos en cuenta

por los próximos mandatarios locales.

• El impulso a la coordinación interinstitucional en municipios y

departamentos y con las entidades nacionales para que la aten-

ción a las víctimas sea más eficiente y ágil, para facilitar la res-

puesta oportuna a sus requerimientos y para que se dé un real

seguimiento y acompañamiento a sus procesos y situaciones.

• Tener en cuenta en la atención a las víctimas el enfoque dife-

rencial. Por ejemplo, en la Guajira, los pueblos wayuu le piden

a los nuevos candidatos “que tengan en cuenta la cosmovisión

indígena en sus políticas y programas. Que este enfoque se vea ©

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Las víctimas a quienes les han arrebatado sus tierras deben ser el centro de políticas y programas de las autoridades para garantizarles sus derechos.

Page 8: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

• Adoptar medidas de protección a las víctimas, que consideren

evaluaciones del nivel de riesgo y amenazas contra los derechos

fundamentales a la vida, la integridad física, la libertad y la segu-

ridad personal. Existe el programa nacional de atención a vícti-

mas y testigos, pero hay que garantizar que dicha política tenga

una aplicación local. “Actualmente una persona es amenazada

y se demoran meses mientras las autoridades responden. En las

agendas este tema debería ser prioritario. Y se tendrían que in-

cluir acciones integrales con presupuesto para que la protección

se dé en máximo 48 horas y no consista en un pasaje, sino que

incluya atención a la familia y apoyo en soluciones duraderas”,

dice Giovani Pérez, de Pastoral Social Riohacha, Guajira.

• El liderazgo en este tema por parte de las

autoridades locales también debería cen-

trarse en el trabajo con la Policía Nacional.

“A la primera institución a la que acuden

las víctimas cuando algo ocurre es a la Poli-

cía Nacional. Por eso, los alcaldes y gober-

nadores deberían comprometerse con que la Policía cumpla su

función de manera rápida y transparente”, señala Ospino.

• Promover acciones concretas, en articulación con las autorida-

des nacionales, para que las víctimas a quienes les robaron sus

tierras las puedan recuperar, reciban reparación, alcancen la

justicia y logren la verdad de lo ocurrido (ver Hacia el desarro-

llo rural con el campesinado).

Implementación de la ley de víctimasCon la futura ley de víctimas, que actualmente se estudia en el Con-

greso, las próximas autoridades locales tendrán que trabajar de manera

articulada con el Gobierno nacional y asumir importantes responsabi-

lidades para responderles a las víctimas. La Fundación Social, que le ha

hecho seguimiento a la discusión del articulado en el Congreso, sugiere

tener en cuenta varios artículos de la ley, algunos tienen que ver con los

temas mencionados anteriormente y otros se refieren a nuevas com-

petencias y responsabilidades para las autoridades. Estos son algunos

temas –y sus artículos– de acuerdo con la ponencia presentada para su

primer debate en el Congreso, el 23 de febrero1:

1 El proyecto de ley tendrá variaciones a medida que avance la discusión en el Congre-

so, lo que explica posibles cambios en el número de los artículos que se mencionan.

Conocimiento de las víctimas. “La Alcaldía

Municipal a través de la Secretaria de Gobier-

no, con el acompañamiento de la Personería

Municipal, deberá elaborar el censo de las

personas afectadas en su vida, integridad per-

sonal, libertad personal, libertad de domicilio

y residencia, en sus bienes u otros derechos

fundamentales”, el cual deberá contener

como mínimo la identificación de la víctima,

su ubicación y la descripción del hecho. Este

se debe remitir a la Red Nacional de Infor-

mación para la atención y reparación a las

víctimas, en un término no mayor a 8 días

hábiles contados a partir de la ocurrencia del

mismo (artículo 48).

Condiciones de la vulnerabilidad. “La

Agencia Presidencial para la Atención y Re-

paración Integral a las Víctimas y los alcaldes

municipales o distritales del lugar donde reside la persona en situa-

ción de desplazamiento, evaluarán cada dos años las condiciones

de vulnerabilidad y debilidad manifiesta ocasionada por el hecho

mismo del desplazamiento. Esta evaluación se realizará a través de

los mecanismos existentes para hacer seguimiento a los hogares,

y aquellos para declarar cesada la condición de vulnerabilidad y

debilidad manifiesta de acuerdo al artículo anterior. Las entidades

del orden nacional, regional o local deberán enfocar su oferta insti-

tucional para lograr la satisfacción de las necesidades asociadas al

desplazamiento, de conformidad con los resultados de la evaluación

de cesación” (artículo 68).

Protección a las víctimas. Los artículos 31 y 32 se refieren a las

medidas de protección integral a las víctimas, testigos y funcionarios

públicos –y podría extenderse al núcleo familiar– que intervengan

en los procedimientos administrativos y judiciales de reparación y

en especial de restitución de tierras. En ellos se establece que “en

aquellos municipios en donde se estén adelantando procesos de

restitución (de tierras), las alcaldías deberán formular estrategias de

seguridad pública de manera conjunta con el Ministerio del Interior

y de Justicia, el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Agricultura

y Desarrollo Rural, con el fin de prevenir afectaciones a los derechos

de las víctimas, sus representantes, así como de los funcionarios”.

Atención humanitaria a la población desplazada. Los artículos

62 al 65 establecen las tres etapas de atención humanitaria a estas

víctimas: atención inmediata, humanitaria de emergencia y huma-

nitaria de transición. Sobre la ayuda humanitaria inmediata para

quienes “manifiestan haber sido desplazadas y que se encuentran

en situación de vulnerabilidad acentuada y requieren de albergue

temporal y asistencia alimentaria”, se determina que será propor-

cionada por la entidad territorial de nivel municipal receptora de

dicha población y que se atenderá “de manera inmediata desde el

momento en que se presenta la declaración hasta el momento en

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Las autoridades deben promover espacios para que las víctimas participen en los espacios de toma de decisiones.

“Las autoridades tendrán que adoptar medidas para proteger a las víctimas, según evaluaciones de riesgo y amenazas contra sus derechos fundamentales”.

Page 9: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

el cual se realiza la inscripción en el Registro Único de Población

Desplazada”.

Comités territoriales para la atención y reparación integral a las

víctimas. El artículo 165 señala que el Gobierno nacional, a través de

la nueva Agencia Presidencial para la Atención y Reparación Inte-

gral a las Víctimas y del Comité Consultivo “promoverá la creación

de los comités territoriales para la Atención y Reparación Integral a

las Víctimas, encargados de elaborar planes de acción en el marco

de los planes de desarrollo a fin de lograr la atención y reparación

integral a las víctimas, así como coordinar las acciones con el Siste-

ma Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas en el

nivel departamental, municipal y distrital”. Esos comités, que serán

presididos por el gobernador o el alcalde, estarán conformados por

secretarios departamentales o municipales, la Policía, el ICBF, el

SENA, el Ministerio Público y víctimas, entre otros.

Mecanismos reparativos en relación con los pasivos. El artículo

162 indica que sobre los pasivos de las víctimas, generados durante

la época del despojo o el desplazamiento, las autoridades debe-

rán tener en cuenta como medidas reparadoras las siguientes: “1.

Sistemas de alivio de la cartera morosa del impuesto predial u otros

impuestos, tasas o contribuciones del orden municipal o distrital

relacionadas con el predio restituido o formalizado. Para estos efec-

tos las entidades territoriales establecerán mecanismos de alivio de

estos pasivos a favor de las víctimas del despojo o abandono forzado.

2. La cartera morosa de servicios públicos domiciliarios, relacionada

con la prestación de servicios a los predios restituidos o formali-

zados deberá ser objeto de un programa de alivio de cartera que

podrá estar a cargo del Plan Nacional para la Atención y Reparación

Integral a las Víctimas”.

Atención sicosocial. El Gobierno nacional reglamentará la

estructura, funciones y la forma en que operará el Programa de

Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas y deberá establecer

la articulación con las entidades territoriales para su cumplimiento

en el nivel territorial, especialmente para el desarrollo de la estrate-

gia del Modelo Único de Atención Integral a Víctimas (artículo 138).

Participación de las víctimas. “Se garantizará la participación

oportuna y efectiva de las víctimas de las que trata la presente ley, en

los espacios de diseño, implementación y evaluación de la política a

nivel nacional y territorial. Para tal fin, se deberán conformar Comi-

tés Consultivos de Víctimas, propiciando la participación efectiva de

mujeres, niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, indígenas y

afrocolombianos víctimas, a fin de reflejar sus agendas”. Entre otras

cosas, los artículos 185 y 186 señalan que “se conformará por cada

entidad territorial un Comité Consultivo de Víctimas, y a su vez, un

Comité Consultivo de Víctimas Nacional” y que “los alcaldes, gober-

nadores y el Comité Consultivo de Coordinación Interinstitucional

de la presente ley, contarán con un protocolo de participación efecti-

va a fin de que se brinden las condiciones necesarias para el derecho

a la participación”.

Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas.

El proyecto de ley crea –artículos 156 a 166– este Sistema que estará

constituido por entidades públicas nacionales y territoriales (go-

bernaciones y municipios) y tendrá la tarea de “formular y ejecutar

los planes, programas, proyectos y acciones específicas, tendientes

a la atención, asistencia y reparación integral de las víctimas de que

trata la presente ley”. Entre sus funciones están “garantizar la cana-

lización de manera oportuna y eficiente de los recursos humanos,

técnicos, administrativos y económicos de las entidades que hacen

parte del Sistema”, “garantizar la coordinación interinstitucional con

las entidades que conforman el Sistema” y “establecer

un sistema de información único que permita integrar,

desarrollar y consolidar la información de las diferentes

entidades del Sistema”.

Articulación nación-territorio. Teniendo en cuenta lo

que implica la futura ley, el artículo 166 está dedicado a

definir la coordinación y articulación nación-territorio. Así,

señala que el Ministerio del Interior deberá diseñar “una

estrategia que permita articular la oferta pública de políti-

cas nacionales, departamentales, municipales y distritales,

en materia de ayuda humanitaria, atención, asistencia y

reparación. Para estos efectos deberá: 1. Elaborar el mapa

de competencias entre nación, departamento, municipios

y distritos de acuerdo con las medidas contenidas en esta

ley, para lo cual deberá contar con la participación de las

autoridades departamentales, municipales y distritales. 2.

Prestar asistencia técnica para el diseño de planes, proyec-

tos y programas de acuerdo a lo dispuesto en la presente

ley, a nivel departamental, municipal y distrital, para lo cual

contará con la participación de dichos entes territoriales, el

Departamento de Planeación Nacional y la Agencia Presi-

dencial para la Atención y Reparación de las Víctimas”.

Estos son solo algunos artículos –hay muchos más–

sobre los cuales las nuevas autoridades tendrán que

poner especial atención cuando este proyecto se convier-

ta en ley de la República porque será un instrumento más

para impulsar y garantizar los derechos de las víctimas.

Deris Paz, integrante de la organización Fuerza de Mujeres Wayuu.

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Page 10: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Desplazamiento: hora de soluciones

En Colombia persisten causas objetivas de

desplazamiento y, pese a las mejores condi-

ciones de seguridad, más de 250.000 personas

se desplazaron en los dos últimos años. Sin

embargo, el encuentro de soluciones durade-

ras es uno de los principales retos para todos

los que trabajamos en favor de la población

desplazada, más aun en un contexto en el

que el Gobierno impulsa la restitución de

tierras y promueve el goce de derechos de las

personas desplazadas, la violencia disminu-

ye en algunas zonas del país y las personas

desplazadas exigen condiciones para retomar

sus proyectos de vida y lograr una integración

verdadera donde sean vistos como ‘locales’.

Para pensar en soluciones, el elemento

fundamental es la relación persona desplaza-

da-comunidad-lugar de asentamiento. Esto

aplica por igual a retornos y reubicaciones

urbanas y rurales, y es ahí donde el papel de

los gobiernos locales y regionales se vuelve

fundamental.

El desplazamiento forzado es

una situación de hecho de

carácter temporal, que termina

cuando se encuentran solucio-

nes sostenibles. En palabras

del anterior representante del Secretario

General de Naciones Unidas para los De-

rechos Humanos de los Desplazados Inter-

nos, Walter Kälin,

estas soluciones se

logran cuando “…

los desplazados

internos dejan de

necesitar asisten-

cia o protección

específicas vinculadas con su situación de

desplazamiento y pueden disfrutar de sus

derechos humanos sin ser discriminados

por su condición”.

En general se considera que existen tres

tipos de soluciones: a) retorno, cuando la

persona regresa y se reintegra en su lugar

de origen; b) integración local, cuando las

personas desplazadas se integran en el lugar

hacia el que huyeron en cierto momento y

c) reasentamiento, cuando las personas no

regresan a su lugar de origen ni se estable-

cen allí donde llegaron inicialmente a buscar

protección, sino van a un tercer lugar.

Por Terry Morel, Representante en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

El reto de la integración Una encuesta realizada en 2010 por

la Comisión de Seguimiento a la Política

Pública sobre Desplazamiento Forzado

encontraba que el 90% de las personas

desplazadas preferirían quedarse definiti-

vamente en el lugar en el que están ahora,

frente a 3% que quisiera retornar y 7% de

indecisos.

En un contexto en el que la violencia

sigue siendo intensa en varias zonas del

país, es importante no ignorar la necesidad

de trabajar, además del retorno y la reubi-

cación rural, las soluciones de integración

local en zonas urbanas –las que el nuevo

Plan de Desarrollo llama reubicaciones

urbanas–, al menos para quienes huye-

ron de zonas que siguen golpeadas por la

violencia. Según el Registro de Población

Desplazada de Acción Social, para finales

del año pasado 39 de cada 100 personas

desplazadas estaban registradas en solo

ocho ciudades.

¿Cómo apoyar la integración desde los

gobiernos locales y regionales? El primer

requisito es formalizar la relación con el

territorio mismo y ahí los gobiernos muni-

cipales y distritales tienen instrumentos po-

derosos en el Plan

de Ordenamiento

Territorial y en su

capacidad para dis-

poner de los terre-

nos ejidos donde

con frecuencia se

ha establecido la población desplazada.

El segundo requisito es el fortalecimien-

to de la comunidad, incluyendo no solo la

creación de lazos entre personas despla-

zadas y comunidad receptora, sino en el

interior de los mismos grupos de personas

desplazadas. El fomento de la participación

en las decisiones y la presencia continua de

las autoridades civiles en las comunidades

son acciones en esa dirección. Esos dos ele-

mentos son centrales en los planes integra-

les únicos (Piu) de atención a la población

desplazada, que a su vez deben alinearse

con los planes de desarrollo.

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“Para finales del año pasado 39 de cada 100 personas desplazadas estaban registradas en solo ocho ciudades, según el registro de población desplazada”

Es necesario impulsar el fortalecimiento de las comunidades que han sido víctimas del desplazamiento.

Page 11: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Flexibilización de la oferta institucional: la oferta diseñada por la Nación y los departamentos para atender a la población desplazada

debe contener un abanico de posibilidades que sean coherentes con las prioridades de las distintas instancias territoriales (las autoridades

territoriales tienen hasta el 30 de julio de 2011 para solicitar ayuda presupuestal al Gobierno nacional).

Medidas frente a la reticencia de las autoridades territoriales: el Departamento Nacional de Planeación (Dnp) diseñará una fórmula

para identificar a las entidades territoriales que dejan de cumplir sus responsabilidades hacia la población desplazada. El Dnp y los ministerios

del Interior y de Hacienda adoptarán medidas para superar esa desproporción inconstitucional.

Informe de los mandatarios salientes: los alcaldes municipales y distritales, así como los gobernadores cuyo periodo termina en

2011, deben incluir en su informe final de gestión un capítulo con el diagnóstico del desplazamiento en su jurisdicción, las acciones efec-

tuadas en prevención y protección de la población desplazada, un balance de los logros frente a las metas e información sobre la imple-

mentación del piu.

Acciones de los mandatarios entrantes: los mandatarios elegidos en 2011 deberán adecuar y actualizar el piu armonizándolo con sus

planes de desarrollo dentro de los tres meses siguientes a su posesión.

Algunas experiencias A continuación compartimos tres ejemplos –dos en integración

local, uno de acciones para facilitar la integración de comunidades

reubicadas– de procesos que hemos acompañado desde Acnur y que

muestran las acciones concretas que pueden adoptar los gobiernos

locales y departamentales. En todos los casos, nuestras prioridades

han sido el fortalecimiento de las mismas comunidades y la asesoría

técnica a las autoridades para incorporar a las diferentes poblaciones

sin olvidar las necesidades específicas de las personas desplazadas:

Altos de la Florida (Soacha, Cundinamarca): en esta zona con

unos 3.000 habitantes –de los cuales se calcula que el 60% son des-

plazados–, un proceso de organización de la comunidad, que ya per-

mitió mejorar el acceso a agua y electricidad y construir un centro de

servicios (polifuncional), fue el primer paso para que la Alcaldía se

comprometiese a impulsar la construcción de aulas escolares junto

con Naciones Unidas. Mientras tanto, la Gobernación de Cundina-

marca impulsa el saneamiento de los predios que facilitará, a su vez,

proveer más servicios del Estado a los habitantes de la zona.

Álamos (Ibagué, Tolima): seis de cada diez vecinos de este sec-

tor son desplazados por la violencia. Aquí, después de participar en

diagnósticos participativos en los que la misma comunidad definió

prioridades, la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué han

asumido juntas la construcción y dotación de aulas escolares y se han

comprometido a participar llevando la oferta para jóvenes a un centro

juvenil que construye actualmente la Ong Gestión y Desarrollo. Las

dos autoridades hicieron parte de una comisión de seguimiento al

proceso de integración local y la Gobernación asumió recientemente

el liderazgo del grupo, reemplazando a Acnur. Los jóvenes de Álamos

ya participan en la definición de la política de juventud del municipio.

San Isidro (Mocoa, Putumayo): el equipo del Plan Integral Único

de atención a la población desplazada en la Gobernación del

Putumayo asumió el reto de asegurar el éxito de esta reubicación

rural de 119 personas, con Acnur acompañando todo el proceso.

Hoy, todas las familias en el asentamiento cuentan con viviendas

adecuadas, todas tienen huertas caseras y el 86% participa en un

proyecto productivo colectivo de cría de peces. La cobertura en

educación es total, el 95% de los habitantes están afiliados al régi-

men de salud y el buen estado de las vías facilita el comercio; estos

últimos tres aportes son de la Alcaldía. (Un acercamiento cercano,

15 de mayo, es otro ejemplo de avances significativos).

Ninguno de estos esfuerzos por sí solo garantiza la integración.

Esta es una tarea más amplia que requiere compromisos de largo

plazo de las autoridades locales, regionales y nacionales. Pero estos

sí son pasos importantes hacia la integración.

Después de varios años de desplazamiento, la mayoría de quienes

llegaron a los distintos municipios y departamentos huyendo de la

violencia, o se reubicaron allí, ya los consideran su hogar. Para mu-

chos jóvenes, es el único hogar que conocen. Los retos son reforzar el

trabajo en los piu, incorporarlos en sus planes de desarrollo, integrar

completamente a las personas desplazadas en las comunidades

participando en las decisiones como los demás hombres y mujeres

y asegurar que quienes decidan integrarse sean tratados igual que

los locales: todos como ciudadanos, sin olvidar las necesidades

específicas de quienes construyeron ese nuevo hogar porque la

violencia los obligó a hacerlo.

Cuatro órdenes de la corte Constitucional en el auto 383 (diciembre de 2010)

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La población desplazada necesita soluciones duraderas para empezar de nuevo.

Page 12: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz •• Hechos de Paz

La presencia de las bandas

posdesmovilización con

4.000 hombres en 151 muni-

cipios de 17 departamentos

del país; los 15.400 asesinatos

registrados en Colombia durante 2010, el

47% cometidos por sicarios, y las casi cuatro

de cada diez muertes el año pasado por into-

lerancia son algunas de las problemáticas

de inseguridad, violencia y convivencia que

enfrenta la ciudadanía.

Estas realidades de seguridad y convi-

vencia que evidencian las cifras de la Policía

Nacional y el Ministerio de Defensa son la

causa de preocupación de muchos colombia-

nos y de alerta por el temor de que algunos de

estos problemas se conviertan en una ame-

naza para la seguridad del país y, todas, en un

desafío para la seguridad ciudadana.

Como autoridades que tienen la respon-

sabilidad constitucional y legal de enfrentar

los problemas de seguridad en sus jurisdic-

ciones, el primer compromiso que deben

asumir los próximos alcaldes y gobernadores

es garantizar la vida, la integridad y los bienes

de los ciudadanos de sus territorios y dar una

atención especial a aquellas poblaciones en

estado de mayor vulnerabilidad. “La primera

salida siempre es la represión policial y el

uso de la fuerza y no intervenciones que

puedan resolver los problemas de fondo.

Las próximas autoridades deberán pasar

de la seguridad represiva a la seguridad

ligada a la justicia y a la protección. Esto

exige la articulación con el Gobierno na-

cional y creatividad”, señala Jorge Restre-

po, director del Centro de Recursos para el

Análisis de Conflictos.

Si bien se requiere aumentar el pie de

fuerza, una mayor presencia de la Policía Na-

cional y acciones contundentes de la justicia,

también son fundamento de la seguridad las

políticas preventivas. “Estas políticas deben

buscar prevenir riesgos a través de mecanis-

mos como el control a las armas de fuego, al

consumo de drogas y alcohol, y el estímulo y

creación de programas de resolución pacífica

de conflictos interpersonales, comunitarios

y familiares”, afirma el asesor en seguridad

ciudadana Hugo Acero Velásquez, para quien

también es necesario trabajar en un aspecto

sobre el cual a veces no se presta mayor aten-

ción: la recuperación de los espacios urbanos,

públicos y privados, que por su condición de

deterioro facilitan la acción delincuencial.

Para él, la prioridad debe ser la elaboración

de “un plan de convivencia y seguridad ciu-

dadana que contemple acciones preventivas,

disuasivas y coercitivas, dando de esta forma

un tratamiento integral a los problemas de

violencia y delincuencia” y al que se vincule la

sociedad civil en su diseño, implementación

y seguimiento, indica en su investigación

Planeación de la convivencia y la seguridad

ciudadana. Para que sea una acción integral,

hay que hacer ese vínculo entre la seguridad

y los programas de desarrollo, como lo señala

Restrepo: “es decir, unir seguridad con es-

cuelas, con educación, con normalización de

asentamientos subnormales, con la agenda

de formación de los jóvenes, con la renova-

ción de la infraestructura urbana… Se trata

de romper las barreras de la exclusión. Todo

esto tiene relación con la seguridad”.

En el mismo sentido, se requiere que el

tema de la juventud haga parte integral de las

agendas programáticas con propuestas con-

cretas para reducir el riesgo de que los jóvenes

sean reclutados por el crimen organizado,

para que cuenten con oportunidades, para

promover y fortalecer nuevos liderazgos,

para que reciban una capacitación integral

que los ayude a enfrentar el futuro y para

desestimular el consumo de alcohol y otras

drogas y promover el desarme ciudadano.

La seguridad ciudadana también incluye

sanar heridas, lo que requiere que las próxi-

mas autoridades tengan programas para con-

tribuir a la restitución de bienes y la reparación

integral, a identificar a las víctimas, a construir

la memoria histórica y a lograr la verdad.

Y teniendo en cuenta que muchas proble-

máticas de seguridad ciudadana y convivencia

empiezan en conflictos menores que no se

atienden a tiempo, sería aconsejable que

los programas políticos incluyeran accio-

nes para “promover, a nivel institucional y

ciudadano la capacitación y utilización de

los Mecanismos Alternativos de Solución de

Conflictos; construir y poner en funciona-

miento unidades donde funcionarios y co-

munidades resuelvan conflictos de manera

pacífica y crear y/o fortalecer las comisarías

de familia y unidades de mediación y conci-

liación”, señala el estudio.

En síntesis, un plan integral debería tener

en cuenta al menos ocho ejes, advierte Acero

en su investigación: fortalecer la institucio-

nalidad para el manejo de la convivencia y la

seguridad ciudadana, fortalecer la acción de

las autoridades de seguridad y de justicia,

acercar la justicia restaurativa a los ciuda-

danos, reducir los factores de riesgo, atender

a grupos vulnerables y minorías, recuperar y

mejorar los entornos urbanos deteriorados

que facilitan los actos delictivos, mejorar la

percepción de seguridad promoviendo el uso

adecuado del tiempo libre y el espacio públi-

co y definir un conjunto de metas a las cuales

estén dirigidas todas las acciones del plan.

La seguridad ciudadana: tema obligado

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Las agendas no pueden dejar de lado los programas de desarme ciudadano y para prevenir el reclutamiento.

Page 13: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Reintegración con enfoque comunitario

7.254 en Antioquia, 3.919 en Bogotá, 2.547 en

Córdoba, 2.155 en Cesar, 1.762 en Valle del

Cauca y 1.426 en Meta. Estos son algunos de

los excombatientes que se encuentran en

estos departamentos y que en 2010 fueron

atendidos por la Alta Consejería para la Reintegración.

En total, entre 2002 y octubre de 2010, en Colombia se

han desmovilizados en procesos individuales y colectivos

54.317 hombres y mujeres. En muchos municipios con-

viven víctimas y victimarios, una realidad que no puede

pasar desapercibida para los candidatos y las candidatas

a alcaldías y gobernaciones, más si se tiene en cuenta que

en todos los departamento hay desde un desmovilizado

–San Andrés– hasta más de 7.000, como en Antioquia.

Como guía para los próximos alcaldes y gobernado-

res existe el Conpes 3554, que define la política nacio-

nal de reintegración social y económica para personas

y grupos armados ilegales, y también están los progra-

mas que desarrollan la Alta Consejería y el Programa de

Atención a Niños, Niñas y Adolescentes desvinculados

de los grupos armados ilegales, del ICBF.

“Lo que se requiere ahora es especificar muchos de

estos lineamientos en la política local y articular un pro-

pio programa con recursos y acciones complementarias

de reintegración. La mayoría de alcaldes y gobernadores

no lo hacen. Quizá lo han formulado en el plan pero no lo traducen en

proyectos y programas concretos”, dice Álvaro Villarraga, coordinador

de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) de la Comisión

Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR).

Quienes aspiran a ser las próximas autoridades locales pueden pro-

poner trabajar coordinadamente con las instancias nacionales y locales

en programas y medidas sobre DDR e impulsar espacios como los

comités o mesas de trabajo para hacerle un seguimiento a este tipo de

procesos. Asimismo, deben tener presente que tienen responsabilida-

des claras en la definición y ejecución de la política nacional de reinte-

gración social y económica, que el Conpes 3554 resume así: garantizar

la vinculación de poblaciones desmovi-

lizadas al régimen subsidiado de salud y

su continuidad en el sistema educativo;

“implementar acciones que fortalezcan

la reintegración de la población desmovi-

lizada en su territorio, especialmente en

procesos de reintegración económica, social y comunitaria” y “generar

procesos que ayuden en la inclusión, la convivencia y la reconcilia-

ción de los desmovilizados con sus comunidades receptoras”. Por otra

parte, la experiencia ha demostrado que los procesos de reincorpo-

ración deben incluir no solo a los excombatientes, sino a sus víc-

timas y sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación integral

de las víctimas y las garantías de no repetición. Así lo ha señalado

también la Corte Constitucional en sus sentencias, como la C-370, a tra-

vés de las cuales ha insistido en que los beneficios a los desmovilizados

solo tienen sentido si confiesan todos los crímenes cometidos y reparan

efectivamente a sus víctimas, como camino hacia la reconciliación. Esto

exige que las autoridades locales contribuyan y pongan al servicio los

recursos y las instituciones para garantizar los derechos de las víctimas.

En las agendas políticas de las campañas tampoco pueden faltar las

propuestas de prevención dirigidas a los centros educativos y las fami-

lias para evitar el reclutamiento de niños y niñas por grupos ilegales y

la delincuencia organizada. “Hay acciones de la fuerza pública en los

ámbitos nacionales y locales, pero más allá de ello hay que trabajar en

la prevención teniendo en cuenta las lógicas locales y departamentales.

Hay que actuar para quitarle el piso a la ilegalidad: fomentar las bases

campesinas, mejorar la infraestructura local, proponer alternativas pro-

ductivas, buscar el desarrollo de los excluidos. Y es necesario promover

valores de recuperación de la democracia, la civilidad, la convivencia

pacífica, la construcción de la paz y la reconciliación”, afirma Villarraga.

Y asimismo, como lo dice el Conpes 3554, “las acciones institucio-

nales deberán incorporar de manera integral el enfoque diferencial

de género y diversidad en todos los aspectos de la política de reinte-

gración. La atención a mujeres, niños y minorías étnicas en proceso

de reintegración ha de ser tenida en cuenta de manera especial,

reconociendo las características del grupo poblacional, promovien-

do el rol de dinamizador de la familia dentro del proceso”.

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“Una reintegración es exitosa si los excombatientes se comprometen a garantizar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas”.

Es necesario consolidar agendas públicas en las que el desplazado se entien.

Page 14: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Por una educación en derechos humanos

nal de desarrollo y los planes de desarrollo

locales. Así, se da contenido a los propósitos

y objetivos nacionales de largo plazo, las

metas y prioridades de la acción estatal a

mediano plazo y las orientaciones generales

de la política económica, social y ambiental

que serán adoptadas por los gobiernos.

Lecciones aprendidasEntre las novedades del Plan Nacional

de Desarrollo presentado al Congreso para

este periodo de gobierno hay muchas que

merecen ser destacadas. Entre ellas, por

lo inédito del tema y por corresponder a

recomendaciones de informes de la Oficina

en Colombia del Alto Comisionado de las

Naciones Unidas para los Derechos Huma-

nos (2008-2010), está la inclusión del Plan

Nacional de Educación en Derechos Huma-

nos (Planedh), que de ser aprobado marca-

rá un hito en la construcción de una cultura

de derechos humanos, tan anhelada por

todos aquellos que desde diferentes espacios

le apuestan al fortalecimiento del Estado

social de derecho.

El objetivo del Planedh es incorporar y

consolidar en la agenda pública del Estado

y de los entes territoriales la formación de

sujetos activos de derechos que contribu-

yan a consolidar una sociedad multiétnica

y pluricultural y a construir una cultura que

se rija por los principios establecidos en la

Constitución, que es reconocida nacional

e internacionalmente por su contenido de

derechos humanos y cuyo desarrollo legal, a

pesar de los significativos avances, aún no se

agota, como lo constata la ausencia de una

política pública en materia de educación en

derechos humanos (Edh).

Para lograr ese objetivo general, el

Planedh buscará: 1) Establecer normas e

instancias de coordinación para articular

la política de Edh en todos los niveles de

la administración pública. 2) Implementar

la política de Edh en las políticas públicas.

3) Implantar mecanismos de participación

de la sociedad civil para el desarrollo de la

Edh. 4) Contar con referentes pedagógicos

de Edh contextualizados en las necesidades

de la población con un enfoque diferencial.

5) Tener un sistema estructurado de forma-

ción de agentes educativos en Edh en todos

los ámbitos de la educación. 6) Estimular

y realizar investigaciones en dicho campo,

conducentes a construir modelos pedagó-

gicos, diseñar materiales didácticos y crear

ambientes educativos y culturales favorables

a los derechos humanos. 7) Promover me-

dios y espacios para la promoción de la Edh

en ámbitos que no solo tengan en cuenta

la educación escolarizada o formal, sino

también la no formal y el gran campo de las

comunicaciones que, por su papel educador,

ha sido llamado educación informal.

Con esta síntesis de los objetivos del

Planedh, invitamos a los lectores a imaginar

unos municipios en los que sus planes hon-

ren a la educación como una prioridad de su

propio desarrollo y se aprovechen lecciones

aprendidas por la Oficina sobre los pro-

gramas y planes de desarrollo con enfoque

de derechos humanos, especialmente en

épocas preelectorales.

Entre las lecciones aprendidas con

el proyecto Planes de desarrollo municipal

Por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

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La Constitución de Colombia de

1991 inauguró un gran reto con

una política de descentraliza-

ción y autonomía para los entes

territoriales, municipios, distri-

tos y departamentos. Esto ha convertido al

municipio en eje fundamental de la división

político-administrativa del Estado.

Tal como lo enuncian los artículos 297 y

311 sobre el régimen departamental y el mu-

nicipal, respectivamente, a dichos entes les

corresponde “la planificación y el desarrollo

económico y social de su territorio en los

términos establecidos por la Constitución”.

Dicho reto les confiere la responsabilidad

de traducir ese mandato en proyectos que

alimenten, con hechos reales, los anhelos

y aspiraciones de los ciudadanos, quienes

desde sus prácticas sociales mantienen las

identidades que le dan vida a municipios,

distritos y departamentos y legitimidad a sus

gobiernos y autoridades.

Entre los mecanismos para el cumpli-

miento de ese mandato están los planes de

desarrollo, cuya filosofía y legalidad se plas-

man en los artículos 339 a 344 de la Carta,

señalando el entronque entre el plan nacio-

Se requieren campañas educativas para promover los derechos humanos y evitar la discriminación.

Page 15: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

con enfoque de derechos humanos se pudo

constatar:

• Que en época preelectoral es posible

influir en la inclusión de los derechos

humanos en los programas de gobierno

que ofrecen los candidatos y que los de-

bates sobre su relación con la educación

y la cultura ayudan a cualificar el voto

programático que la democracia colom-

biana alcanzó con la Constitución.

• Que el ejercicio participativo en la

construcción de las propuestas de

gobierno influye en las predilecciones

por los candidatos que incorporan en

sus programas el tema de los derechos.

Igualmente, estos procesos introducen

criterios de vital importancia referidos

a priorizar estrategias, programas y pro-

yectos que caracterizarán las adminis-

traciones.

• Que se requiere de procesos parale-

los entre los que se pueden destacar:

fortalecer los consejos territoriales de

planeación y el consejo municipal de

planeación, como instancias legítimas

de participación comunitaria, y vin-

cular al personero municipal a estra-

tegias que faciliten la participación;

realizar en concertación con la comu-

nidad un análisis de prioridades en el

gasto social; visibilizar la necesidad de

campañas educativas de promoción

de los derechos humanos; verificar si

el Plan está construido bajo los prin-

cipios de inclusión para evitar discri-

minación y fortalecer las capacidades

técnicas que requiere cualquier tipo de

planeación, especialmente, esta que

tiene que ver con el bienestar.

En últimas, se trata de hacer una lectura

del entorno en la que se conozcan imagina-

rios y prácticas sociales relacionadas con los

derechos humanos, cómo se ha expresado la

voluntad política de los gobernantes, si hay

interés y apertura al cambio y cuáles son los

contextos de violencia que pueden amena-

zar al Plan. Hay que tener en cuenta, ade-

más, que el Planedh supera el campo de su

propia temática para introducir un aspecto

más amplio: el enfoque de derechos huma-

nos en los planes de desarrollo.

Este enfoque es un marco conceptual y

metodológico para el desarrollo humano,

basado en las normas de derechos huma-

nos y, desde el punto de vista operacional,

orientado a su protección. Su propósito es

analizar desigualdades que se encuentran

en el centro de problemas de desarrollo

y corregir prácticas discriminatorias y el

injusto reparto del poder que obstaculizan

el progreso en materia de desarrollo.

La formulación de un plan de desarrollo

de un municipio que incluya la educación

en derechos humanos –con el Planedh

como referente– debería ser un proceso de

diseño de política pública y de programa-

ción para el desarrollo. De ahí la pregunta

¿cómo aplicar el enfoque de derechos

humanos?

Primero, es necesario tener en cuenta

las normas y principios de derechos huma-

nos comprendiéndolos en su integralidad,

interdependencia y universalidad para su

promoción y protección en el marco del

desarrollo.

Segundo, tener en cuenta el principio

de igualdad y no discriminación, conside-

rando la diversidad cultural, el enfoque de

género y los derechos de la mujer, grupos

específicos en situación de vulnerabilidad:

niños-niñas, los y las jóvenes, las perso-

nas mayores, con discapacidad, pueblos

indígenas y comunidades afrocolombianas,

población en situación de desplazamiento,

víctimas de la violencia y grupos Lgtbi.

Tercero, es indispensable realizar un

análisis de capacidades con el fin de for-

talecer a los portadores de obligaciones

para que cumplan con estas y a los titulares

de derechos para que reclamen su pleno

disfrute.

Cuarto, el plan debe contener una estra-

tegia de rendición de cuentas basada en los

derechos humanos y el fomento a la partici-

pación de la sociedad civil organizada.

En última instancia, el ideal sería que

los gobernantes pongan como centro de

sus sueños y esperanzas a la educación en

derechos humanos y que esta sea un refe-

rente para tener en cuenta en la búsqueda

de espacios que potencien la dignidad del

ser humano. Y a eso le apostamos quienes

creemos en esta propuesta universal.

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Es necesario consolidar agendas públicas en las que el desplazado se entienda como sujeto activo de derechos.

Page 16: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Desaparición forzada: una realidad dolorosa por revelar

reglamentará la Ley 1408 de 2010. Este instrumento normativo crea

el banco de perfiles genéticos, que permitirá apoyar la labor de

identificación de los restos humanos mediante los procesos de exhu-

mación, lo cual requiere la participación de la sociedad civil y de las

organizaciones de víctimas para garantizar controles efectivos sobre

el manejo de la información genética.

Con la reglamentación se pretende fortalecer las entregas a los

familiares de los cuerpos o restos, con especial cuidado en la digni-

dad de los familiares y de las víctimas, y el apoyo psicosocial a través

del Ministerio de la Protección Social. Además, se buscará que los

familiares que atraviesan por tan nefasta experiencia cuenten con los

recursos necesarios para solventar los gastos funerarios, de desplaza-

miento, hospedaje y alimentación durante todo el proceso.

Otro elemento en el que la Comisión tiene una importante misión

es el de la conmemoración de la Semana de los Detenidos Desapare-

cidos, que será en la última semana de mayo, y del Día Internacional

de los Desaparecidos, el 30 de agosto. Se espera que en estas fechas se

cuente con la participación de todas las alcaldías y las gobernaciones,

y sus secretarías de educación, y lleven a cabo actividades acadé-

micas, culturales y de memoria histórica que permitan visibilizar el

fenómeno y sensibilizar a la sociedad en cada rincón del país.

Otros desafíosCon la incorporación del tipo penal de la desaparición forzada

al ordenamiento interno –por medio de la Ley 589 de 2000–, se

crean otros instrumentos para enfrentar el delito, como el Registro

Nacional de Personas Capturadas y Detenidas, que es necesario

implementar como una herramienta tecnológica para que cualquier

ciudadano pueda consultar si una persona ha sido detenida y cuál es

su sitio de detención, tarea que debe tener un impulso efectivo por

parte de la Comisión para su reglamentación.

Sin lugar a dudas, otro de los retos que enfrenta la Comisión será el

de impulsar políticas públicas e instrumentos legales sobre desapari-

ción forzada, como la recientemente aprobada Convención interna-

cional para la protección de todas las personas contra las desaparicio-

nes forzadas, y dar aplicación al Conpes 3590 de 2009. De la misma

forma, aunque el Plan Nacional de Búsqueda –creado por la Comisión

en 2007– ha tenido un alto nivel de implementación en las diferentes

regiones del país, este será el año de consolidación de los resultados,

plasmados en un informe que evidencie la naturaleza del fenómeno

y su desarrollo histórico. Esta labor resulta ser un pequeño grano de

arena ante la dimensión del número de personas desaparecidas que

en la actualidad están registradas y sobre las cuales es muy difícil de-

terminar si se trata de presuntas desapariciones forzadas o si es otro

tipo de delito. De todas formas, es urgente encontrarlas y establecer

la verdad oculta, de la cual se ha privado a todo el país. Todos de-

bemos conocer la verdad para no repetir la historia y, además, para

consolidar una cultura de respeto por los derechos humanos.

La desaparición forzada de personas es un fenómeno

oculto, sosegado por otras conductas igual o peor de

reprochables como el secuestro y la trata de personas,

entre otras. Es una conducta abominable a través de la

cual se produce la privación de la libertad en múlti-

ples formas, como el engaño o la fuerza, seguida del ocultamiento

y la negativa a reconocer dicha privación o dar información sobre

el paradero de la víctima.

Mientras en el contexto internacional la desaparición forzada es

producida por agentes del Estado o por particulares, con la aquies-

cencia de este, lo que se ha identificado en Colombia es que –a partir

de la tipificación del delito en el año 2000– cualquier persona puede

cometer la conducta.

Continua siendo un reto para la Comisión Nacional de Búsqueda

de Personas Desaparecidas visibilizar esta práctica oprobiosa, escu-

driñar en el pasado del país para encontrar la verdad de los casos y

apoyar e impulsar investigaciones efectivas que den respuestas a los

familiares de las víctimas sobre la verdad de los hechos y la suerte de

sus seres queridos. Esto último permitirá evidenciar una administra-

ción de justicia imparcial que juzgue y sancione a los responsables.

Este año representa un periodo importante para el organismo,

toda vez que el Gobierno Nacional, en consulta con la Comisión,

Por Andrés PeñaCoordinador de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas

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Page 17: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Devolviéndoles la identidad a los NN

Una investigación realizada en 2008 por el Observa-

torio de Paz del Oriente Antioqueño, en colabora-

ción con la Universidad de Antioquia, el Instituto

Nacional de Medicina Legal y la Fiscalía General,

evidenció el registro de más de 2.500 cadáveres sin

identificar en los cementerios de esta subregión y permitió formular

una propuesta de identificación a partir de la participación de actores

sociales y la documentación de los casos. La iniciativa fue una alterna-

tiva para conocer el nombre de los fallecidos, ubicar desaparecidos y

revisar la política de administración de cadáveres y cementerios.

La respuesta fue positiva y, a pesar de que el Observatorio fue cerra-

do ese mismo año, se conformó una alianza interinstitucional a la que

se sumaron la Gobernación de Antioquia, a través de sus asesorías de

paz y social para Oriente, el Pnud, la Mapp-Oea y la Comisión Na-

cional de Reparación y Reconciliación. Estas instituciones se reúnen

periódicamente desde septiembre de 2009 y, aunque la Universidad se

marginó del proceso, se ha obtenido respaldo de otros entes como el

Ministerio del Interior y de Justicia y la Alcaldía de Rionegro.

Desde entonces, el objetivo de la alianza ha sido fortalecer la

función pública de los cuerpos judiciales y forenses, por lo que se

ha tenido el liderazgo del Grupo de Identificación y Ubicación de

Por Fernando Valencia RiveraCoordinador del Programa interinstitucional de identificación de cadáveres

Personas Desaparecidas del Cti de la Fiscalía. Para el propósito,

se formuló técnicamente la iniciativa hasta definir un completo

programa sobre identificación de nn, en el que se incluyen labo-

res de prevención, identificación, fortalecimiento de la capacidad

institucional y generación de competencias académicas y cien-

tíficas. En desarrollo de sus ejes, se aportan datos al Sistema de

Información en Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec) de

Medicina Legal; se realizan inventarios de nn en los cementerios;

se verifican condiciones y procedimientos en la cadena de ad-

ministración de cadáveres; se documentan los casos registrados;

se dan a conocer las normas y procedimientos sobre registro y

disposición de cadáveres; se capacitan funcionarios; se identifi-

can y entregan restos; se brinda acompañamiento psicosocial a

familiares y se difunde la problemática para comprometer a toda

la sociedad y, especialmente, a organizaciones sociales y víctimas.

La metodología del programa consiste en recolectar los docu-

mentos disponibles sobre cada cuerpo inhumado sin identidad,

como los protocolos de inspección y necropsia, las cartas dentales,

fotografías, necrodactilias y registros realizados en notarías y libros

parroquiales y en cuadernos de sepultureros y bases particulares.

El equipo técnico elabora hipótesis sobre la identidad del cuerpo,

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la voz de las regiones

Para los familiares de las víctimas de la desaparción forzada recibir los restos de sus seres queridos es un paso hacia la reparación, aunque aun falten la justicia y la verdad.

Page 18: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

las cuales se verifican mediante mecanismos legales, tratando de no

acudir a pruebas genéticas por los altos costos económicos y la con-

gestión de los laboratorios. En este proceso, la información de los

particulares y las organizaciones sociales es de suma importancia ya

que en algunos casos se conoce o se presume la identidad del cadá-

ver, pero no se ha formalizado por múltiples razones. Incluso, en la

inspección a cementerios se encontraron sobre las lápidas presuntos

nombres que ofrecen rastros para establecer la identidad.

La alianza realizó un piloto para validar la metodología. Para

ello, escogieron dos cementerios del municipio de Rionegro.

Mientras se avanzaba en las labores de identificación, tarea

asignada exclusivamente a la Fiscalía y a Medicina Legal, las

diferentes instituciones apoyaron el ingreso y actualización de

la información en el Sirdec y realizaron

jornadas de sensibilización, con visitas

a las localidades para informar sobre el

tema a las autoridades y las organizacio-

nes sociales y producir compromisos de

colaboración con el programa. Además,

se efectuaron talleres técnicos subre-

gionales y se convocaron a funcionarios

y organizaciones que tienen que ver con la administración de

cadáveres, la investigación judicial y la búsqueda de desapareci-

dos, para orientarlos sobre las normas y procedimientos, develar

algunas prácticas inadecuadas e impulsar redes de trabajo. A

estos seminarios y jornadas, orientados por Medicina Legal y la

Fiscalía, han asistido funcionarios del gobierno local, personal sa-

nitario, párrocos, sepultureros, representantes de organizaciones

de víctimas y derechos humanos, fiscales y miembros de la policía

judicial. Este programa se desarrolla con aportes de cada una de

las instituciones. Los recursos son limitados y esto hace que el

funcionamiento sea lento, pero se ha logrado un buen nivel de

compromiso y se mantiene la colaboración armónica, por la cual

todos ganan en su plan institucional y aportan al sostenimiento

de la estrategia. La alianza alcanzó su nivel de sostenibilidad,

pero ya demanda un salto cualitativo en capacidad operativa que

le permita implementar el modelo en otras regiones y convertir la

acción en una herramienta eficiente.

Los logros

El ejercicio de construcción y validación del modelo ha per-

mitido la identificación de más de 30 cadáveres, cuyos restos han

sido entregados a sus familiares, así como el ingreso de varios

miles de casos al Sirdec y la construcción de redes de trabajo.

Pero los mayores logros son los enormes aprendizajes para el tra-

bajo interinstitucional, la política de administración de cadáveres

y cementerios, la ciencia forense y la investigación judicial, la

conciencia social e institucional que se genera sobre la dimensión

de este problema y, en últimas, la esperanza que se abre para la

justicia, la ubicación de desaparecidos, la reparación y la reconci-

liación. El ejercicio también ha ofrecido la posibilidad de desarro-

llar programas de pre y posgrado para ampliar y calificar la base

de profesionales forenses. La integración de sujetos políticos y

judiciales con organizaciones de la comunidad internacional y

la academia es un ejercicio de conjunción de miradas y esfuer-

zos que ha ido produciendo mayor eficacia en la realización del

trabajo. Para evitar que la alianza se desgaste en debates políti-

cos, se acordó que su objeto era solo procurar la identidad de los

cadáveres inhumados como nn en los cementerios y proponer

metodologías y procedimientos preventivos, dejando para otras

instancias la discusión sobre las consecuencias penales, discipli-

narias o políticas que se deriven de los hallazgos. También se es-

tableció que solo se fortalecería el Sirdec, ya que cada institución

y cada Ong tienen su propia base de datos sobre desaparecidos y

homicidios, que pocas veces se cruzan, y que el grupo de entidades

se dividiría en dos: por un lado, las que hacen identificación como

función legal –la Fiscalía y Medicina Legal– y, por el otro, las que

brindan acompañamiento logístico y político.

Para este segundo año de trabajo conjunto se espera confeccionar

el inventario de nn en todo el departamento, realizar cuatro semi-

narios técnicos subregionales, mantener las jornadas de sensibili-

zación y avanzar en el proceso de identificación en los cementerios.

El programa también aspira a que con recursos aportados por la

comunidad internacional y entidades del nivel central de gobierno,

a las cuales se les ha presentado la propuesta, sea posible compartir

la experiencia con otras regiones con problemáticas similares para

contribuir a implementar un plan nacional, fortaleciendo así la

capacidad logística y técnica de los grupos de la Fiscalía y Medicina

Legal especializados en la identificación.

Esta iniciativa demanda el concurso del conjunto de la sociedad,

pero ante todo de una enorme voluntad política para evitar que más

personas sigan siendo inhumadas sin identidad y para devolverles

su identidad a quienes han sido privadas de ella.

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“Se identificaron más de 30 cadáveres, cuyos restos fueron entregados a sus familiares. Pero el mayor logro ha sido el trabajo interinstitucional”.

La Fiscalía y Medicina Legal han logrado identficar y entregar numerables restos.

Page 19: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Armas contra la contaminación por armas

nales territoriales y nacionales y, en general,

actividades para reducir los efectos sociales,

económicos y medioambientales.

Las realidades en los territorios muestran

que es imprescindible que en los programas

de partidos y aspirantes se intervenga en

esta problemática para superar la falta de

conocimiento del riesgo de estos artefactos

y de capacidad de reacción y atención por

parte de las instituciones locales y las comu-

nidades lesionadas. Además, es importante

centrar la atención en responderles a las nece-

sidades económicas y de supervivencia de los

campesinos que se ven obligados a transitar

por sus cultivos rodeados de campos minados.

Por otra parte, es urgente que los retornos de

las poblaciones desplazadas a sus territorios se

dé con garantías de seguridad, lo cual implica

la previa verificación de dichos terrenos, y que

En 2009, Colombia asumió

el segundo lugar, detrás de

Afganistán, como el país con

el número más alto de nuevas

víctimas de minas antiperso-

nal, municiones sin explotar y artefactos

explosivos improvisados, después de dos

años consecutivos en el primer puesto

(2006-2008), según el informe internacional

de Landmine Monitor 2010.

Según las cifras del Programa Presidencial

para la Acción Integral Contra Minas Anti-

personal (Edh) del Gobierno nacional (de

diciembre 2010), en 2007 se reportaron 311

víctimas civiles y 693 víctimas militares. Un

año después, 372 fueron las víctimas civiles

y 503 las militares, lo que muestra que el

porcentaje de víctimas civiles incrementó

en el 20% y las militares disminuyeron en el

27%. En 2009 hubo una reducción:

el 11% para civiles (332) y el 12%

para militares (443).

Esto evidencia que si bien se ha

presentado una disminución en

el total de víctimas, poco a poco

los civiles empiezan a ser los más

afectados y ahora civiles y militares

tiene casi la misma probabilidad

de ser víctimas. En esta población,

los erradicadores manuales son

un número significativo de nuevas

víctimas ante la participación de

campesinos en el programa de

erradicación de cultivos de uso

ilícito de Acción Social.

La situación sigue preocupando

porque la población civil es la que

está siendo afectada de una forma

más dramática y porque el uso de

estos artefactos es aún una práctica

constante de los grupos armados

ilegales en su lucha y para proteger

zonas y rutas que les son estraté-

gicas. Esto es un verdadero desafío

para el desarrollo de una acción

integral contra minas, que incluye

educación sobre el riesgo, asisten-

cia a las víctimas, consolidar sis-

temas de gestión de información,

fortalecer capacidades institucio-

la población conozca los riesgos de la presen-

cia de estos artefactos en corredores y lugares

estratégicos de los grupos armados y cerca a

cultivos de uso ilícito. En ese sentido, las próxi-

mas autoridades locales pueden trabajar en lo

anterior y, adicionalmente:

1. Coordinar con el Paicma las acciones en

educación en el riesgo.

2. Gestionar con las secretarías de Edu-

cación la incorporación de propuestas

pedagógicas en educación en el riesgo

para promover comportamientos seguros

en áreas ciudadanas.

3. Identificar y apoyar instituciones y orga-

nizaciones con experiencia en la materia,

que puedan acompañar procesos de

formación y capacitación.

4. Incluir en el plan de salud pública ac-

ciones de educación en el riesgo en el

componente de salud mental.

5. Producir materiales pedagógicos

para complementar acciones de

formación y capacitación.

6. Tener en cuenta los comités de

acción contra minas ya existen-

tes y los procesos en curso.

7. Articular el trabajo con el

Gobierno nacional para la im-

plementación de la legislación

que se está tramitando actual-

mente en el Congreso relacio-

nada con la ley de víctimas y la

reforma a la salud.

Como las comunidades son el

centro de toda acción, es necesa-

rio promover la confianza entre

ellas y todos los actores de la

acción contra minas para avan-

zar en soluciones que contribu-

yan al desarrollo requerido. La

experiencia ha demostrado que

se requiere un trabajo conjunto

y coordinado entre instituciones,

autoridades locales, operadores,

empresa privada, cooperación

internacional y sociedad civil,

con plena claridad de roles, para

garantizar intervenciones opor-

tunas y sostenibles.

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Page 20: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Invertir en infancia y adolescencia es invertir en el desarrollo

por grupos armados ilegales, los riesgos por

minas antipersonales y el trabajo infantil. Se

debe promover su participación activa en

los temas que son de su interés, desde sus

propias culturas y experiencias organizativas

hasta en todos los espacios de la vida ciuda-

dana, y proveer especial atención a niñas y

niños pertenecientes a las minorías étnicas y

con capacidades especiales. Es fundamental

que los alcaldes y gobernadores sean cons-

cientes de la responsabilidad que tienen fren-

te a la defensa y protección de los derechos

de los 17 millones de colombianos que aún

no han cumplido los 18 años de edad.

La Constitución dispone que los derechos

de la niñez prevalezcan sobre los derechos

de los demás. Esto obliga a que en el trazado

de las agendas políticas y los programas de

quienes aspiran a los cargos de gobierno se

garantice el cumplimiento de los derechos

de niñas, niños y adolescentes del país. Por lo

tanto, es necesario que las próximas autori-

dades locales diseñen para sus municipios y

departamentos una estrategia integral para

mejorar las condiciones de vida de la infancia

y la adolescencia, enfocando sus acciones en

temas prioritarios de derechos de la niñez,

como la vida y la supervivencia, la educación

y el desarrollo, la participación y la protec-

ción. A lo largo de los últimos ocho años de

trabajo, Colombia le ha apostado a la Estra-

tegia Hechos y Derechos como camino para

posibilitar las políticas públicas de infancia,

adolescencia y juventud en los 33 departa-

mentos y 1.102 municipios del territorio, lo

que ha mostrado que el desarrollo humano

es posible cuando se concreta la correspon-

sabilidad entre actores públicos y privados.

Alcaldes y gobernadores deben contem-

plar en sus agendas instrumentos de planea-

ción departamental y municipal que incluyan

políticas para la infancia y la adolescencia,

priorizando la inversión social y tomando

decisiones sostenibles que contribuyan al de-

sarrollo integral y al ejercicio y reconocimien-

to de los derechos de niñas, niños y adoles-

centes colombianos. De este modo, estarán

obrando no solo en cumplimiento de la ley,

sino del máximo fin ético de las sociedades:

garantizar los derechos de sus ciudadanos,

en especial de quienes están en proceso de

formación o son más vulnerables.

Por Miriam de Figueroa Representante de Unicef en Colombia

Quienes sean elegidos como

gobernadores y alcaldes de

Colombia para el próximo

periodo tienen el gran reto

de impulsar el desarrollo de

sus departamentos y municipios y de generar

progreso para sus comunidades. Esto solo

será posible si los temas de infancia y ado-

lescencia son el eje central de sus planes y

programas de gobierno.

En el año 2006, Colombia dio un im-

portante paso al promulgar el Código de

Infancia y Adolescencia, Ley 1098 de 2006,

que armoniza la legislación interna con la

Convención Internacional de los Derechos

del Niño de Naciones Unidas y con la Consti-

tución Política de 1991. Estos marcos norma-

tivos disponen medidas concretas para que el

Estado y la sociedad sean garantes efectivos

de derechos. Así, en adelante ningún gober-

nante puede eludir las responsabilidades que

le conciernen hacia estas poblaciones y el

ejercicio de sus derechos.

Invertir en la niñez garantiza la sostenibi-

lidad social, económica y democrática de un

país; mientras más temprana sea esa inver-

sión mayor será su impacto en la sociedad.

Por tanto, es necesario identificar aquellas

áreas que permitan mejorar y potenciar la

vida y la capacidad productiva de las nuevas

generaciones: hay que promover la igualdad

entre los géneros, reducir la mortalidad infan-

til, mejorar la salud materna, combatir el Vih

y el sida y prevenir el embarazo en adoles-

centes. Así mismo, garantizar el desarrollo

integral durante los primeros años de vida

y asegurar el acceso a los servicios de salud,

una adecuada nutrición, el registro civil de

nacimiento y el agua potable, el alcantari-

llado y el saneamiento básico. Igualmente,

lograr que ingresen y permanezcan en el sis-

tema educativo, se les brinde una educación

de calidad y desarrollen sus potencialidades

como seres humanos plenos de derechos.

Las niñas, los niños y los adolescentes

deben ser protegidos de los efectos de la

violencia, el abuso y la explotación sexual,

la violencia intrafamiliar, el reclutamiento

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Invertir en la niñez garantiza la sostenibilidad económica, social y democrática de un país.

Page 21: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Candidatas y perspectiva de género en las campañas

que se incluya el compromiso de trabajar

por los derechos de las mujeres y en aquellos

aspectos que tienen impacto directo y dife-

rente sobre las mujeres y las niñas.

De lo que se trata, dicen las mujeres y

expertas en el tema, es que haya un recono-

cimiento de las mujeres como ciudadanas

y que sus problemáticas y derechos hagan

parte del debate electoral.

Uno de los temas que no puede faltar

en las agendas políticas es el de la preven-

ción de las violencias contra las mujeres.

“Es abrumador el déficit democrático que

enfrentan en su diario vivir, y no solo en

la guerra. En los recorridos de campo y los

talleres de la memoria, de las experiencias

más desgarradoras es el nivel de violencia

en lo cotidiano. Por eso, en las agendas de

campaña deberían existir programas para

contrarrestar la violencia contra la mujer:

las violaciones, las actitudes de enorme

desprecio de lo femenino e incluso actitudes

de control como impedir que las mujeres

salgan de sus casas so pena de pegarles. Esa

violencia luego se ejerce en cascada hacia

otros miembros de la familia en posiciones

vulnerables: los niños y niñas”, afirma la

académica María Emma Wills.

Esta realidad sobre los distintos tipos de

violencias contra las mujeres se escucha en

muchos territorios, aunque en numerosos

casos sigue siendo una violencia silenciosa

de la cual no se habla, no se comenta, no se

denuncia. Por ejemplo, entre 2004 y 2008

fueron valoradas 87.360 víctimas por algún

delito sexual, de las cuales 73.395 (84%) eran

mujeres. En el mismo periodo, hubo 6.042

mujeres asesinadas por distintas razones:

el 64% por causas desconocidas, el 12% por

motivos sociopolíticos, 14% por violencia

común y el 7% fueron asesinadas en el

contexto de la violencia intrafamiliar. Así lo

señala el informe de Medicina Legal Una

mirada epidemiológica a la violencia contra

la mujer en Colombia, que concluye: “los

datos aportados son solo una breve descrip-

En Guamal ya hay cinco mujeres

que quieren ser concejalas en

las próximas elecciones locales

del 30 de octubre. En El Castillo

son nueve las aspirantes. En

otros municipios del Meta y del país la idea

es la misma: que las mujeres incidan de ma-

nera directa en los próximos comicios y lo

hagan, además, con perspectiva de género.

Este es un trabajo que la Red de Mujeres y

Organizaciones del Meta, así como en otras

regiones de Colombia, viene trabajando para

que en las elecciones haya candidatas. “Esa

es la apuesta de la Red; que con las capaci-

taciones y formaciones recibidas ya seamos

una opción electoral y no importa por qué

partido, siempre y cuando haya transpa-

rencia y compromiso”, dice Nancy Gómez

Ramos, integrante de la Red.

Y un paso adicional es que ellas puedan

incidir, con el resto de candidatos y can-

didatas a alcaldías y gobernaciones, en las

agendas programáticas de los partidos para

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El enfoque de género y el impacto diferenciado del conflicto en las poblaciones, como las indígenas, no pueden estar ausentes en las agendas de los candidatos y candidatas.

Page 22: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

ción de la grave problemática que entraña la

violencia física contra la mujer en Colombia,

la cual además de circunscribirse a la lesión

física, sexual o psicológica, entre otras, en

algunos casos llega a la aniquilación”.

Esto exige que los políticos promuevan

campañas para que haya cero tolerancia fren-

te a las violencias contra las mujeres y que se

comprometan a cumplir con el artículo 9 de

la Ley 1257 de 2008: “Los planes de desarro-

llo municipal y departamental incluirán un

capítulo de prevención y atención para las

mujeres víctimas de la

violencia”.

“La democracia en

la casa y en la plaza.

La formación ciuda-

dana, los principios de

igualdad de derechos y

libertad y la paridad en la dignidad humana

empiezan en casa. Se aprende con el ejemplo.

Por eso es un imperativo darle un lugar prio-

ritario a esa violencia cotidiana, invisible, que

tantas heridas está dejando en niños, niñas,

jóvenes, mujeres y hombres”, señala Wills.

Otro tema que no puede faltar es la

equidad en el acceso a la educación. Y lo que

le ocurrió a una mujer de un municipio del

Ariari explica el por qué. “Quería tomar un

curso de mecánica pero no le dieron el cupo

con la excusa de que ese era un labor para

hombres. Pero no se tuvo en cuenta que

para ella ese curso era una necesidad porque

tiene una moto que es la base de su susten-

to. En territorios donde hay tantas viudas

por el conflicto armado ¿quién arregla el

lavamanos, quién construye la vivienda,

quien hace las reparaciones del hogar? Hay

problemas para acceder a la educación. Ni

siquiera hay horarios de clases teniendo en

cuenta las necesidades y obligaciones de las

mujeres”, señala Nancy, de la Red

Muchas mujeres también tienen problema

cuando se acercan a las oficinas públicas

para reclamar el derecho a la tierra, arreba-

tada de manera violenta o por mecanismos

fraudulentos. Les piden que el esposo haga

directamente la reclamación y, cuando ellas

informan que el conflicto se llevó a sus mari-

dos, empiezan entonces los inconvenientes

para mostrar la titularidad de los bienes.

Esto exige que haya un compromiso de

candidatos, candidatas y partidos para que

se trabaje de manera articulada con el Go-

bierno nacional, con el fin de que en entes

como el Instituto Colombiano de Desarrollo

Rural se logre la titulación de tierras para las

mujeres.

Se requiere, además, que “en el ámbito

rural haya programas de crédito y asesoría

técnica a los proyectos de las mujeres y que

en el nivel urbano se impulsen proyectos de

capacitación, crédito y comercialización de

sus productos. No se trata solo de dar cré-

ditos blandos sino asegurar todo el proceso

económico de estas empresas: desde la pro-

ducción hasta la distribución”, afirma Wills.

Por último, es un imperativo que, como

dice Onu Mujer, en las próximas elecciones

haya un pacto por los derechos a la parti-

cipación, la prevención, la promoción y la

protección de las mujeres. Esas son las cuatro

‘p’ de las que habla la Resolución 1325 del

Consejo de Seguridad

de Naciones Unidas,

aprobada y adop-

tada por el Estado

colombiano, y que en

el ámbito local los as-

pirantes y los partidos

pueden empezar a implementar.

Todos estos esfuerzos pueden ser una es-

trategia que se convierta en un instrumento

de corto, mediano y largo plazo para la in-

terlocución entre las mujeres y los gobiernos

sobre el compromiso de formular, validar

y adoptar una política pública de equidad

para las mujeres con énfasis en la construc-

ción de paz. Esto permitirá garantizar un

proceso participativo que recoja sus mira-

das, problemáticas y propuestas y oriente

las acciones y la destinación de recursos de

los gobiernos para la equidad, el empodera-

miento y el mejoramiento de la calidad de

sus vidas.

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“Los principios de igualdad de derechos y libertad y la paridad en la dignidad humana empiezan en casa. La democracia en la casa y en la plaza”.

Fortalecer las organizaciones y redes de mujeres es un primer paso hacia su inclusión y la garantía de sus derechos.

Page 23: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Hacia el desarrollo rural con el campesinado

perspectiva de género y c) si la agenda está

orientada hacia la inclusión política, eco-

nómica y social de los pobladores rurales,

con especial atención sobre las campesinas

y los campesinos. Una agenda de desarro-

llo rural incluyente y con perspectiva de

género debería fortalecer, en primer lugar,

las capacidades de la gente: crear o apoyar

escuelas de formación de líderes en las que

los contenidos programáticos y de forma-

ción tengan en cuenta las particularidades

y necesidades específicas de las mujeres

rurales; escuchar a las organizaciones de

base de campesinos y campesinas; y abrir

canales de participación en los procesos

de toma de decisiones.

Pero la ruta de la inclusión también

debe procurar soluciones para por lo

menos dos tipos de problemáticas nacio-

nales, pero cuyas manifestaciones directas

se expresan en el ámbito municipal: a) los

efectos de la violencia sobre los poblado-

res rurales y b) la ampliación de oportuni-

dades para alcanzar un proyecto de vida

en el campo. Con respecto a lo primero, la

coyuntura actual invita a que los futuros go-

bernantes expresen su apoyo decidido a los

esfuerzos de formalización de los derechos

de propiedad y su compromiso de liderar

las actividades de la institucionalidad pública

con presencia regional y local en torno a la res-

titución de tierras. Y sobre el segundo punto,

el compromiso debe ser de largo aliento y

enfocarse en tres líneas: solucionar proble-

mas de mercadeo de la producción (vías,

comunicaciones, sistemas de información,

articulación de cadenas con distribuidores

organizados en áreas urbanas); apoyar y

capacitar al campesinado en la formulación

de proyectos para acceder a recursos e im-

plementar programas para que la juventud

rural amplíe sus opciones para llevar un

proyecto de vida digno en el campo.

Cualquiera de estas propuestas debe ir

acompañada de desarrollos instituciona-

les. Para las gobernaciones, ello significa

fortalecer las secretarías de Agricultura para

centrar acciones con pequeños productores

y grupos sociales campesinos, lo cual debe-

ría hacerse en coordinación con el Ministe-

rio de Agricultura. Y, para las alcaldías, esta-

blecer instancias de atención y diálogo con

los sectores campesinos, fortaleciendo y

reestructurando, por ejemplo, los consejos

municipales de desarrollo rural, de forma

que logren una representación amplia que

les facilite tomar decisiones y lograr acuer-

dos con las autoridades locales.

El llamado final es a anticiparse a los he-

chos. Además de la coyuntura (la atención

a las víctimas, la restitución de tierras) y los

problemas de vieja data (las oportunidades

en el campo), los líderes políticos deben

considerar propuestas y mecanismos para

tramitar conflictos más recientes, por ejem-

plo por el uso del suelo o por la apropiación

de las riquezas del territorio. El futuro del

campo colombiano y del desarrollo huma-

no de sus pobladores depende del manejo

oportuno de los desafíos planteados por

actividades económicas como la minería o

los biocombustibles. El reto es enorme para

los nuevos gobernantes, pero como equipo

del Informe de Desarrollo Humano que pu-

blicará sus resultados en junio de este año,

creemos que el bienestar de los colombia-

nos y las colombianas bien vale la pena.

Por el Informe de Desarrollo Humano 2011 para Colombia, del PNUD

La primera invitación a los

líderes políticos regionales es a

caracterizar pobladores y terri-

torios. Pobladores, para saber

quiénes son, cómo viven, en

dónde se ubican, de dónde derivan su ingreso

y quiénes serán los destinatarios de la obra de

gobierno. Y territorios, para conocer las acti-

vidades económicas, sociales, comunitarias

y culturales que ocurren en el espacio que se

tiene la aspiración de gobernar.

En buena medida, gobernar es organizar.

Por ello se aspira a que el ejercicio anterior

ponga en evidencia la enorme importancia

que para los municipios tienen los poblado-

res y territorios rurales o, en pocas palabras,

la importancia de gobernar también, sobre

todo para las sociedades rurales. Porque en

cada municipio colombiano hay un grupo

de personas, a veces más o menos numero-

so, que vive en el campo y del campo y, en-

tonces, el desarrollo rural no se concibe sin

partir del reconocimiento de los derechos de

campesinas y campesinos y de su condición

de sujetos sociales y políticos.

Tal reconocimiento adquiere sentido si:

a) los líderes políticos proponen una agenda

de desarrollo rural; b) si esa agenda tiene

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El futuro del campo y del campesinado también depende del manejo de desafíos como los megaproyectos.

Page 24: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

Objetivos del Milenio: una apuesta contra la pobreza

mejorar las condiciones de vida de quienes

habitan en los asentamientos humanos críti-

cos, que en Colombia afectan a 1,37 millones

de familias, según cifras oficiales, y que el Go-

bierno nacional ha dicho que enfrentará con

la construcción de un millón de viviendas en

el presente cuatrienio.

De otro lado, Colombia busca lograr co-

berturas universales en educación preescolar

y básica e incrementar la matrícula en media

hasta el 93% antes de 2015. Esto será posible

si las entidades territoriales amplían la oferta

escolar y redoblan esfuerzos para evitar la

deserción.

Uno de los desafíos de los Odm es llegar a

la equidad y autonomía de las mujeres. Para

avanzar en esa dirección, quienes ostenten

las candidaturas podrían hacer explícito su

interés para promover que ellas tengan ac-

ceso a oportunidades de desarrollo humano

a través de programas de empleo e ingresos,

participación política, prevención de vio-

lencias basadas en género y salud sexual y

reproductiva.

Tres de los Odm le apuestan a mejorar las

condiciones de salud de la población: redu-

cir la mortalidad infantil, mejorar la salud

materna y combatir el Vih-Sida, la malaria y

otras enfermedades. Y en esto las próximas

autoridades locales también tienen un rol

que cumplir. En mortalidad infantil Colombia

se ha propuesto como meta reducirla a 16,68

por cada mil nacidos vivos (Mnv) en menores

de un año y a 18,98 por cada Mnv en menores

de 5 años, además de alcanzar coberturas en

vacunación del 95%. En salud materna, el ob-

jetivo es reducir la tasa de mortalidad a 45 por

cada 100.000 nacidas vivas. Para ello es nece-

saria la atención oportuna a las gestantes en

las zonas rurales dispersas en los municipios

y departamentos, la adopción de programas

para la prevención de embarazos en niñas

y adolescentes y la ejecución de tareas para

prevenir el cáncer de cuello uterino.

El cumplimiento de las metas Odm no solo

plantea retos en términos de las brechas

existentes entre regiones sino también entre

poblaciones. En este sentido, es importante

mirar dichos objetivos a partir de las par-

ticularidades regionales y de poblaciones

específicas que, por diversas razones, se

encuentran más rezagadas que otras en

cuanto a oportunidades y avance hacia la

satisfacción de sus derechos.

Por lo menos uno de cada tres

votantes que se acerquen a las

urnas lo hará con la esperan-

za de que los candidatos a las

alcaldías y las gobernaciones le

ayuden a superar su condición de pobreza y,

seguramente, estará atento a escuchar y votar

por las propuestas de lucha contra la pobreza

que más lo convenzan.

Este será, sin duda, uno de los temas que

no puede faltar en las agendas de las próxi-

mas elecciones, mucho más teniendo en

cuenta que disminuir la pobreza es la esencia

de los Objetivos de Desarrollo del Milenio

(Odm), surgidos de la Declaración del Mile-

nio en el 2000 durante la Asamblea General

de Naciones Unidas, busca disminuir a la

mitad la pobreza en el mundo antes de 2015;

superar la desnutrición y la mortalidad de

niños; evitar la mortalidad materna; asegurar

una atención médica institucional y presta-

da por personal especializado; alcanzar una

educación universal; luchar contra las enfer-

medades contagiosas; proveer saneamiento

básico y agua a la mayor parte de la pobla-

ción; proteger el medio ambiente; ofrecerle

vivienda digna a familias y alcanzar equidad

de género.

Colombia definió sus metas a 2015 para los

Odm al aprobar el Conpes 91 de 2005 y desde

2006 creó el programa Red Juntos, que es el

instrumento operativo que coordina la acción

del Estado para la superación de la pobreza

extrema y que el actual Gobierno ha señalado

que fortalecerá y potencializará bajo el nom-

bre de Red Unidos. El objetivo del Gobierno

nacional es sacar de la pobreza a 2,8 millones

de personas antes de 2014 y reducir la pobre-

za extrema por debajo del 10%.

El logro de este objetivo incluido en el Plan

Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prospe-

ridad para todos”, que está en estudio en el

Congreso, requiere del compromiso decidido

tanto del Gobierno nacional como de los

gobiernos departamentales y locales. Por

eso, debería ser también un compromiso de

los y las aspirantes, con una estrategia que

incluya acciones específicas para combatir la

pobreza.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio

también le apuntan con especial interés a

El desarrollo de la población que vive de trabajos informales deberá ser una prioridad de las próximas autoridades.

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Page 25: Revista Hechos 59

Hechos de Paz •

Gobernar también es anticiparse

riesgo porque, de otra forma, esa recupera-

ción o reconstrucción no será efectiva.

Esa estrategia que debería construir todo

futuro gobernante implica tener en cuenta

mínimo cuatro aspectos, como lo advierte

el profesor Cardona. El primero, conocer

el riesgo, lo que quiere decir identificarlo,

calcular y evaluar las amenazas y las vul-

nerabilidades y hacer los mapas de riesgo.

Pero, además, significa darlo a conocer a la

comunidad.

El segundo, reducir el riesgo. Y para ello

los futuros alcaldes y gobernadores pueden

proponer medidas estructurales, como la

construcción de obras de ingeniería y la

protección frente a deslizamientos e inun-

daciones, y medidas no estructurales, como

la gestión ambiental y el ordenamiento

territorial.

El tercero, prepararse para la respuesta a

la emergencia. En vez de improvisar ante un

desastre, las autoridades pueden tener siste-

mas de alerta y planes de emergencia que les

permitirán lograr una acción eficiente.

Y, por último, otro elemento de la

estrategia tiene que ver con la protección

financiera. “Por ejemplo, tener asegura-

da la infraestructura del municipio y los

inmuebles públicos y contar con un fondo

de reservas. Hay que tener créditos con-

tingentes para recuperar la infraestructura

dañada y cuidar a los más pobres porque

ellos son responsabilidad fiscal del Estado”,

dice Cardona.

En esta labor, como lo advierte Cárdenas,

si bien es indispensable “la recuperación y

el desarrollo con un concepto de ordena-

miento del uso del territorio y con sentido

ambiental”, también lo es la participación

ciudadana. Es necesario que las soluciones

sean concertadas y dialogadas entre los

gobiernos centrales y locales y la ciudadanía

y que ella pueda definir sus prioridades y

necesidades.

Un buen gobernante es el

que planifica, el que hace

ordenamiento territorial

e incorpora en su plani-

ficación del desarrollo

variables fundamentales como la reducción

de riesgo. Un buen gobernante es aquel

que hace prevención y mitigación de los

riesgos, no solo enfrentando los fenómenos

naturales con obras de infraestructura, sino

reduciendo las condiciones de vulnerabili-

dad y de fragilidad de los ciudadanos.

“Esto esta ligado al desarrollo sostenible,

es decir, a una buena gestión ambiental, a

una buena planificación y a la reducción de

la pobreza. Hacer planificación del desa-

rrollo y de un desarrollo sostenible implica

identificar y reducir la vulnerabilidad para

así reducir el riesgo y, en consecuencia,

reducir los futuros desastres. Gobernar es

anticiparse”, señala Omar Darío Cardona

Arboleda, profesor del Instituto de Estudios

Ambientales de la Universidad Nacional,

sede Manizales.

Y anticiparse es la prioridad, como lo han

demostrado con responsabilidad muchas

autoridades locales y encargados de entes

territoriales en la emergencia que vive el

país, la cual ha tenido un especial impacto

en las regiones: entre el 6 de abril de 2010 y

el 16 de febrero de 2011, 2’419.934 personas

han resultado afectadas, es decir, 503.321

familias; 364.815 viviendas averiadas y un

millón de hectáreas perjudicadas, según

información de Colombia Humanitaria.

Para Cardona y otros expertos, este es

el principal mensaje que deben tener en

cuenta quienes aspiran a ser las futuras

autoridades locales del país. Que “cuando

se habla de riesgos y desastres no hay que

hablar solo de la naturaleza sino también de

las amenazas y las vulnerabilidades”, dice

Camilo Cárdenas, el primer director que

tuvo Colombia del Sistema Nacional para la

Prevención y Atención de Desastres. Que la

clave es comprender que los desastres son

ante todo un problema de desarrollo y que

mientras se repara y se reconstruye también

hay que transformar. Que para no recons-

truir la vulnerabilidad existente hay que

tener una estrategia de gestión integral de

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Los desastres y sus efectos en la población han evidenciado los desafíos de las autoridades en la gestión de riesgos.

Page 26: Revista Hechos 59

¡A fortalecer la gobernabilidad democrática!

La garantía de elecciones transparentes, una mayor re-

presentación de la mujer, el fortalecimiento de las capa-

cidades institucionales, gestiones eficientes, la inclusión

de sectores históricamente excluidos y la participación

calificada de la ciudadanía en la construcción de lo

público y en mecanismos de control social son algunos de los desafíos

que deberán ser asumidos por los partidos y sus candidatos a alcal-

días y gobernaciones en las próximas elecciones regionales.

Esto permitirá consolidar la democracia local que, aunque ha

mostrado avances importantes, en los últimos años también ha sido

motivo de gran preocupación, entre otras razones por la infiltración

en partidos e instituciones de grupos armados ilegales, los casos de

corrupción en las administraciones locales y los bajos niveles de desa-

rrollo humano de muchos de los ciudadanos.

La transparenciaEs un pilar fundamental para la democracia y, por ende, para las

elecciones. En un país marcado por los escándalos derivados de

las relaciones entre lo ilícito y la política y de la poca rectitud en las

contrataciones públicas, la transparencia es un tema relevante para

los candidatos. Campañas limpias, hechas de frente a los ciudadanos,

son una primera prueba del compromiso de los futuros gobernantes,

quienes podrían tomar la iniciativa de informar públicamente cuáles

son sus fuentes de financiación y facilitarle a la opinión pública el

acceso a esa información.

Los candidatos y las candidatas también podrían comprometer-

se con el voto programático, de tal forma que la ciudadanía pueda

hacer un seguimiento a los programas de gobierno que inscriban

ante las autoridades electorales.

Aunque el estatuto anticorrupción aún no ha sido aprobado en el

Congreso, allí hay un capítulo específico que podría desde ya poner-

se en marcha y contribuiría a la transparencia. Es el que señala que

los contratistas del Estado solo pueden participar en un porcentaje

limitado en la financiación de campañas.

Asimismo, desde sus campañas los candidatos podrían presentar

mecanismos para blindar sus futuras administraciones contra los

llamados “carteles de la contratación”. En ese sentido, sería aconse-

jable que impulsaran y dieran a conocer los controles institucionales

del nivel local, sus posiciones frente a la elección de contralores y

personeros municipales e, incluso, que suscribieran acuerdos por la

probidad.

Pero la mejor manera de impulsar una gestión transparente es

hacerla de la mano de la ciudadanía.

La construcción participativaLa participación ciudadana en la construcción de políticas públicas

es otro de los temas cruciales para las próximas elecciones. Esta invita-

ción debe plantearse desde el momento de la campaña con propuestas

claras que, más allá de lo retórico, ayuden a crear (o a fortalecer los

existentes) mecanismos y espacios de encuentro entre gobernantes

y gobernados. Planes de desarrollo y presupuestos participativos son

solo dos espacios en los que las administraciones pueden invitar a la

ciudadanía a participar de la construcción conjunta de políticas públi-

cas; en las metodologías para facilitar y cualificar el acceso a estos espa-

cios, estaría parte de la clave de las propuestas

de campaña para las próximas elecciones.

El fortalecimiento institucionalLa transparencia va de la mano del fortale-

cimiento institucional, una de las falencias en

muchas de las regiones del país. Los expertos

insisten en que instituciones sólidas garanti-

zan un ejercicio sólido de la democracia; por

lo tanto, orientar las acciones de los candida-

tos y futuros gobernantes hacia dicho for-

talecimiento en los diversos territorios para

lograr un desarrollo sostenible y participativo

es también uno de los retos para las próximas

elecciones locales.

La inclusiónUna democracia fuerte implica la inclu-

sión de todos los sectores de una sociedad,

mucho más aquellos que históricamente

se han visto excluidos y subrepresentados,

como las minorías étnicas, las mujeres, los

grupos Lgbt y los jóvenes. Por consiguiente,

la política como parte del ejercicio demo-© C

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Las familias colombianas esperan participar de manera activa en la construcción de políticas públicas.

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Hechos de Paz •

crático exige promover esa inclusión y, por lo mismo, que la voz de

todos, por diferente que sea, tenga cabida en esa democracia de

ciudadanía.

Las propuestas de gobierno de los candidatos y las candidatas

son una prueba para saber hasta qué punto se incluyen políticas

que representan e incluyen al otro y responden a las preocupaciones

ciudadanas y no a los intereses de sectores específicos. Una campaña

incluyente y con propuestas incluyentes, sin duda, es un paso impor-

tante hacia gobiernos que garanticen representatividad.

La participación ciudadanaUn eje transversal a todo lo anterior es la participación ciudadana

(Ver Un comopromiso explícito con la participación ciudadana). El

político francés Pierre Mendès France afirmaba que “todo individuo

contiene un ciudadano”. Así, les corresponde a las sociedades sacar

a la luz al ciudadano contenido en todo individuo, dándole voz y

participación. Por eso, la próxima campaña política debe entender al

ciudadano no solo como un ciudadano político capaz de depositar

un voto a conciencia, sino también como un ciudadano civil dotado

de derechos, deberes y libertad individual. Un ciudadano agente del

cambio y capaz de participar en la construcción política del país, lo

que implica la apertura de espacios donde ciudadano y candidato se

encuentren y dialoguen y, posteriormente, exista esa misma interre-

lación entre gobernantes y gobernados.

Un compromiso explícito por la participación ciudadana

La participación ciudadana es

un ingrediente sine qua non de

las decisiones públicas. Es el eje

central de toda gestión públi-

ca, que en los últimos años se

comprende como una gestion abierta a la

participación de la ciudadanía. Primero,

porque cualifica la democracia. Y segundo,

porque mejora la eficacia y la eficiencia.

Por eso, en las agendas de partidos y

candidatos debería haber un compromiso

explícito con la participación ciudadana,

más aun si se parte de la base de que la

Constitución de 1991 define la participación

como un principio esencial del Estado y

como un derecho ciudadano.

Aunque se han dado importantes avan-

ces, también hay aspectos por mejorar,

sobre los cuales las próximas autoridades

tienen mucho que aportar, señala el experto

Fabio E. Velásquez, integrante de Foro Na-

cional por Colombia, una organización cuya

tarea central es reflexionar y suscitar debates

sobre el estado de la democracia en Colom-

bia y en América Latina.

Actualmente, hay muchos funcionarios

públicos y autoridades locales que acep-

tan la participación como algo propio y no

como un ‘bicho’ extraño o una amenaza a

su poder. También hay numerosos colom-

bianos que han incorporado el lenguaje de

la participación en su acción cotidiana y

pública. Y, además, hay destacadas expe-

riencias exitosas sobre el tema, como los

presupuestos participativos, la formula-

ción participativa de políticas públicas, las

veedurías ciudadanas y de control social de

la gestión pública y otras, como las constitu-

yentes municipales y departamentales o las

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Fortalecer la democracia implica escuchar e incluir a poblaciones que han sido históricamente olvidadas.

Page 28: Revista Hechos 59

• Hechos de Paz

iniciativas para discutir políticas, proponer

e, incluso, expresar su desacuerdo por una

decisión o acción pública.

Sin embargo, entre los problemas están

identificados seis, según Velásquez. Uno, hay

desconocimiento de la gente sobre el poten-

cial de la participación para incidir en deci-

siones públicas por la falta de información,

de conocimiento y, también, por la ausencia

de conciencia cívica. Dos, fueron creados

numerosos espacios institucionales de parti-

cipación, pero por su dispersión la gente no

ha logrado entenderlos ni asimilarlos. Tres,

los estudios que ha hecho Foro han mostrado

que hay cerca de 45 leyes de participación y,

aunque está la ley estatutaria de participa-

ción –Ley 134–, solo se refiere a mecanismos

de participación directa: referendo, consulta

popular, plebiscito, revocatoria de mandato

o cabildos abiertos. “Es una ley muy limitada

en su alcance que, en vez de estimular la par-

ticipación, la desestimula por la cantidad de

requisitos y exigencias que establece”, señala.

Cuatro, muchos de estos espacios de

participación se han malinterpretado, se han

burocratizado o han sido copados y apropia-

dos por liderazgos que, en vez de lo público,

tienen intereses económicos, simbólicos o

políticos. “Otros problemas son la falta de in-

formación oportuna, amigable y accesible al

público y la falta de garantías para participar.

Y un inconveniente más es la desarticulación

o divorcio entre la representación política y la

participación ciudadana o entre democracia

representativa y la democracia participativa”,

señala Velásquez.

¿Qué hacer? En las agendas de los par-

tidos políticos y de sus candidatos este

compromiso podría expresarse de diferentes

maneras, entre ellas:

1. Promover condiciones favorables para

la participación, es decir, que exista un

clima de libertades y respeto por los dere-

chos humanos para que la ciudadanía

pueda expresarse.

2. Proponer políticas explícitas sobre cómo

se va a estimular y fortalecer la partici-

pación ciudadana en su territorio. Por

ejemplo, los aspirantes podrían compro-

meterse a hacer una rendición de cuen-

tas interactiva, en la que haya diálogo

con la comunidad y no solo lectura de

resultados.

3. Promover veedurías ciudadanas a polí-

ticas, proyectos y planes, lo que debería

estar en cabeza no solo del alcalde, sino

también del personero o del contralor,

para promover el ejercicio ciudadano en

torno a lo público.

4. Destinar recursos para el cumplimiento

de ese compromiso con la participación

para que la acción gubernamental se

traduzca en hechos concretos: recursos

para la formación ciudadana, el fortaleci-

miento de instancias de participación, la

realización de campañas masivas peda-

gógicas y la investigación sobre el tema.

“Y lo más importante es que se necesitan

sujetos actores de la participación, sujetos

que conviertan las herramientas de partici-

pación en instrumentos de generación de

solidaridades, de movilización social y de

interlocución con las autoridades públicas”,

añade Velásquez.

Una información oportuna, veraz, amiga-

ble y accesible a la gente; campañas infor-

mativas y educativas sobre el potencial de

los espacios participativos; el intercambio de

experiencias participativas para que la gente

vea y experimente; la promoción de inves-

tigaciones y conocimiento sobre la partici-

pación y la voluntad política real permitirán

que la participación sea, verdaderamente,

un instrumento para el fortalecimiento de la

democracia.

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Las autoridades tienen el reto de garantizar los derechos de las víctimas del conflicto armado y de asegurarles un clima de libertades para ejercicio de esos derechos.