suplemento papel prensa

8
Tres meses de investigación. Más de 300 documentos nacionales e internacionales. 20 entrevistas. Por Cynthia Ottaviano y Juan Alonso. Investigación especial de

Upload: manuel-alfieri

Post on 20-Jun-2015

3.352 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Suplemento Papel Prensa

Tres meses de investigación.

Más de 300 documentos nacionales e internacionales.

20 entrevistas.

Por Cynthia Ottaviano y Juan Alonso.

Investigación especial de

Page 2: Suplemento Papel Prensa

2 | tiempo argentino | investigación | año 1 | n·22 | domingo 6 de junio de 2010

Seis meses después del Gol-pe del ’76, la orden fue clara y terminante: un grupo ju-

dío no podía ser propietario de Papel Prensa. La Junta Militar, integrada por Jorge Rafael Vi-dela, Eduardo Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti, venía −en teoría− a reestablecer un modo “occidental y cristiano de vida”, a sangre y fuego. Y el Gru-po Graiver, cuya cabeza visible era David “Dudi” Graiver, dueño de las acciones de la que iba a ser la principal productora de mate-ria prima para diarios y revistas, no encajaba entre las familias de “reconocida solvencia moral y material” −a decir del almirante Massera, fundador de la ESMA− o “responsables e interesadas” −según el flamante ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, verdugo de la industria y la producción− que podían se-guir los lineamientos del “Pro-ceso de Reorganización Nacio-nal”. Por esa razón, es decir, por la suma de intereses, prosapia e ideología compartidas, decidie-ron que los propietarios de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, debían ser los ejecutores del emprendimiento.1

Esta fue una decisión estra-tégica del poder militar, tomada mientras la maquinaria de re-presión política, social, sindical y cultural consumía a una gene-ración completa de argentinos y el país entero se convertía en un gigantesco campo de concentra-ción, sin que los diarios de ma-yor tiraje testimoniaran lo que ocurría.

La alianza entre la dictadura y los dueños de la verdad publi-cable, con eje comercial en Pa-pel Prensa, quedó asentada en diferentes documentos secretos y en 18 declaraciones tomadas

por la justicia de la democracia a las que accedió Tiempo Argenti-no, tras una investigación de tres meses que incluyó el rastreo de información inédita en archivos públicos, privados, nacionales y extranjeros, y 20 entrevistas a los protagonistas de esta trama, hasta hoy desconocida en sus de-talles más escabrosos.

Estos documentos comprue-ban, por ejemplo, que mientras la familia Graiver sufría la tortu-ra, la desaparición y el asesinato de sus miembros, la Junta Militar accedió a todas las peticiones de Clarín, La Nación y La Razón en aras de crear un monopolio, aun cuando estas perjudicaran al propio Estado Nacional y al res-to de los diarios del país, según surge del documento “reservado y secreto” de la Armada Argenti-na, fechado el 15 de diciembre de 1976, que se reproduce por pri-mera vez en estas páginas.

Los tres diarios querían Papel Prensa y las tres armas hicieron lo imposible para satisfacerlos. Y aún más. Conviene prestar aten-

ción a los nombres y apellidos, los movimientos accionarios y la simultaneidad de operaciones militares y campañas psicológi-cas que, finalmente, concreta-ron la utopía militar empresaria: generar una prensa adicta a un modelo de país que tenía como principal víctima a la democra-cia y a sus ciudadanos. Eran ofi-cialistas del terror.

Todo comenzó con el final de una vida: la de “Dudi” Graiver, muerto en un misterioso acci-dente aéreo el 7 de agosto de 1976, en Chilpancingo, Méjico. Horas después del episodio, el teléfono de la casona mejicana donde estaba Lidia Papaleo, la

viuda, sonó con amenazas de su-puestos integrantes de Montone-ros, que le reclamaban el rein-tegro de 17 millones de dólares, más los intereses de 130 mil dó-lares mensuales que −insistían− venían siendo abonados desde 1974, por David, lugarteniente de Bruno Gelbard y presunto broker de la guerrilla peronista. Lidia sintió que se iba a desma-yar. Se encerró en su cuarto has-ta la noche. Recién entonces le dijo a Eva Gitnacht, la madre de David, lo que pasaba.2 También la escucharon Juan Graiver, el padre del David; Lidia Brodsky, la mujer de Isidoro; y la secreta-ria Lidia Gesualdi. Esa llamada fue el detonante para que los Graiver pidieran audiencia con Jorge Rafael Videla. Tenían mie-do: fueron a buscar protección sin saber que la buscaban donde no debían. Videla nunca los reci-bió, pero Marta Botón, secretaria del dictador, estampó el sello de “recibida” en una carta de la fa-milia, donde detallaban el pro-blema que tenían, en nombre de

las 33 empresas que integraban el Grupo Graiver, que empleaba a 2500 personas.

A principios de ese dramáti-co año para los Graiver, Ernes-tina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, Bernardo Sofovich, Patricio, Sergio, Marcos y Hugo Peralta Ramos; los diarios La Na-ción, Arte Gráfico Editorial Ar-gentino, editora de Clarín, y La Razón constituyeron la sociedad anónima FAPEL.3 Nombraron como presidente a Manuel José Benito Campos Carlés y al propio Magnetto, como vicepresidente, hombres clave en la estrategia.

A los problemas que ya su-frían, los Graiver sumaron otros: desde FAPEL se los comenzó a presionar para que vendieran las acciones de Papel Prensa, a la que la Junta Militar consideraba “prioridad política de gobierno para el autoabastecimiento na-cional de papel”.4

Nadie negocia bien cuando está preso del terror. Los Graiver tampoco.

La oportunidad para los mi-

Papel Prensa: la alianza entre los tres diarios y las tres armas Después del Golpe del ’76, la dictadura, Clarín, La Nación y La Razón despojaron a la familia Graiver. Eran judíos, mientras reinaba el antisemitismo y el afán por crear un monopolio. Lesa humanidad y capitalismo salvaje. Las pruebas.

tuvimos que esperar 27 años para leer esta investigación

La viuda de David Graiver, Lidia Papaleo, declaró en la asamblea de Papel Prensa del pasado 20 de mayo. Allí, frente a los repre-sentantes de Clarín y La Nación, y en presencia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, recordó: “El trabajo más duro que tuve, fue tratar de salir viva de la cárcel y sin resen-timientos. Conocí gente extraor-dinaria que me ayudó mucho, compañeras, gente que no esta-ba en mi medio. Yo no había sido militante de nada, lo único que me importaba era la psicología. Me había casado con el hombre de mis sueños del que me había

enamorado a los 14 años. Volví a la Argentina y encontré que tenía que vender todos los bienes. Ayer

leí en la parte principal del diario La Nación –que es el único que leo– que se referían al tema del judaísmo. Eso era real. A mí me dijeron que tenía que vender to-do, absolutamente todo, a gente del país que no fuera judía.”

El abogado del estudio Sáenz Valiente que representa al Grupo Clarín, Eduardo Alberto Lohidoy, le preguntó:

–Cuando usted vende, ¿fue forzada? ¿En qué condiciones vende más allá de las sugeren-cias?”

Papaleo de Graiver: –Fui forza-da a vender todo. No había suge-rencias, fue “firmás o te mato”.

Lidia Papaleo: “Tuve un tumor cerebral por los golpes”

Los Graiver ya sabían que la Junta Militar no aprobaba la transferencia de sus acciones. Tenían que vender a los tres diarios “occidentales y cristianos”.

Los Graiver compran accio-nes de Papel PrensaEn la misma fecha Luis Rey (integrante del grupo funda-dor, junto con César Doretti y César Civita) le vende el primer paquete de acciones. Durante 1974, 1975 y 1976 seguirán sumando capital.

Clarín, La Nación y La Razón constituyen FAPELSAJunto a Ernestina Laura He-rrera de Noble, Héctor Horacio Magnetto, Bernardo Sofovich, Patricio, Sergio, Marcos y Hugo Peralta Ramos, con la presi-dencia de Manuel José Benito Campos Carlés.

Muere David Graiver al desplomarse su aviónFue en Chilpancingo, México. El periodista Juan Gaspirini denunció que fue un atentado de la CIA. En sintonía, el diario Clarín, recién el 2 de junio pasado, lo calificó de “miste-rioso asesinato”.

Nombran a Jorge Rubinstein como apoderado de la familiaEn la calle 720, 5a avenida, de la ciudad de Nueva York, Juan Graiver, Lidia Elba, María Sol e Isidoro Graiver le otorgan un poder general para que “inicie y prosiga hasta su total termi-nación el juicio sucesorio”.

La Junta Militar empieza a investigar al Grupo GraiverSegún declaró el propio Emilio Eduardo Massera, los dicta-dores “tomaron conocimiento de los hechos relativos al caso Graiver, girando los anteceden-tes al Ministerio de Economía para que elabore un informe”.

26/12/1973 12/02/1976 07/08/1976 13/08/1976 15/09/1976

Lidia Papaleo - En Papel Prensa.

Lohidoy: –¿Así decían?Papaleo de Graiver: –Yo des-

aparecí y todo lo que pasó fue estando desaparecida. También firmé en La Plata estando des-aparecida. Hice los careos con (Jacobo) Timerman y todo lo re-lacionado con La Opinión estan-do desaparecida, porque desde el departamento de policía me llevaban a declarar envuelta en una manta gris, porque estaba totalmente quemada, perdí mis pechos, mi abdomen y también mis genitales durante la tortura y me operaron en la cárcel de un tumor cerebral por los golpes que recibí cuando estuve ahí.

Cynthia Ottaviano y Juan Alonso

Page 3: Suplemento Papel Prensa

domingo 6 de junio de 2010 | año 1 | n·22 | investigación | tiempo argentino | 3

litares y los diarios surgió de la mano de una información eco-nómica sensible: el 3 de noviem-bre al mediodía debía concretar-se una asamblea del directorio de Papel Prensa para tratar la transferencia de las acciones clase “A”, de los socios fundado-res (Doretti, Rey y Civita) al Gru-po Graiver (representado por la sociedad Galería Da Vinci y por Rafael Ianover, testaferro de Da-vid, quien las había comprado en enero de 1974).

“El Estado no quería estar aso-ciado, aunque fuese por un breve lapso, con el Grupo Graiver. No estaba dispuesto a aprobarlo”, aseguró Pedro Jorge Martínez Segovia, el presidente de Papel Prensa y pariente y hombre de José Alfredo Martínez de Hoz en la empresa. Si el Grupo Graiver

no conseguía esa aprobación corría el riesgo de “no obtener el reintegro del precio abonado al grupo vendedor, más los intere-ses y actualizaciones, así como las sumas importantes que se habían invertido para continuar con la construcción de la plan-ta industrial”, según denunció Isidoro Graiver, hermano de Da-vid.

Frente a esa debi l idad, la alianza militar y editorial de las tres armas y los tres diarios pre-sionaron a la vez y obligaron a los Graiver a negociar en situación adversa.

Lidia Papaleo recibió un lla-mado telefónico. Era Miguel de Anchorena, el abogado de la familia. Quería advertirle que Francisco Manrique, el ex Minis-

tro de Bienestar So-

cial (1970-1972) y mano derecha de Pedro Eugenio Aramburu, le había dicho que la Junta “vería con agrado la desaparición del conjunto empresario Graiver, para lo que sería necesario la venta de los paquetes acciona-rios del Banco Comercial del Plata, del Banco de Hurlingham y del control accionario de Papel Prensa, estimando que los com-pradores lógicos eran los diarios La Nación, Clarín y La Razón”. Eran momentos difíciles para oponerse a los dictadores. El te-rrorismo de Estado devoraba a una persona cada media hora, doce por día, 367 por mes. Ya sa-bemos que la cifra llegó a 30 mil en siete años.

“Son el comprador indicado”5, insistió Anchorena. Y no fue el único. También lo dijo el presi-dente de Papel Prensa, Martínez

Segovia.Lidia recibió otro llamado

a mediados de octubre. Mar-tínez Segovia le dijo que ne-cesitaba reunirse, pero no en las oficinas de Suipacha 1111, donde funcionaba EGASA (Em-presas Graiver Asociadas So-ciedad Anónima). Lidia aceptó. Tomaron el té en el Plaza Hotel. “Quiero que sepa que no puede vender Papel Prensa ni a judíos ni extranjeros”, le dijo Martínez Segovia y se lo remarcó cuantas veces fue necesario, durante el té y la caminata posterior, que ter-

minó en Plaza San Martín. “Si lo hice, no me acuerdo”, aseguró el pariente de Martínez de Hoz, en sede judicial, años después.

Lidia Papaleo e Isidoro Grai-ver ya estaban avisados. Ahora faltaba que la presión llegara hasta Rafael Ianover, el vicepre-sidente de la empresa y testafe-rro de David Graiver. Llegó de la voz de uno de los apoderados del diario La Nación y presidente de la flamante sociedad anóni-ma FAPEL, Manuel José Benito Campos Carlés. Sin inmutarse,

le dijo a Ianover que el Secreta-rio de Desarrollo Industrial, Ray-mundo Podestá, le ordenaba que no se presentara a la asamblea del 3 de noviembre en la que el grupo Graiver podía concretar la transferencia accionaria, para que no se evidenciara la falta de quórum que impulsaba el Esta-do. “El pedido de un funcionario de esa jerarquía me obligaba a colaborar con los intereses del

“El precio (pagado por las acciones de Papel Prensa) fue objetado por bajo en el juicio sucesorio por el representante del Ministerio Público”.

En diálogo con Tiempo Argen-tino, el embajador en los Esta-dos Unidos, Héctor Timerman, recordó los momentos en que la familia de David Graiver y su padre, Jacobo Timerman, director del diario La Opinión, fueron secuestrados por la dictadura, al mismo tiempo en que Clarín, La Nación y La Razón se adueñaban de Pa-pel Prensa.

“Es evidente, si se leen los diarios Clarín y La Nación en los meses en que adquirie-ron Papel Prensa a la familia Graiver bajo presión, se van a dar cuenta de que hubo un pacto de silencio muy gran-de. Fueron los diarios que más apoyaron a la dictadura y que menos denuncias hicie-ron sobre la desaparición de personas; al mismo tiempo que estaban adquiriendo Pa-pel Prensa de una manera, podríamos decir, espúrea, violando los derechos huma-nos, cometiendo un crimen de lesa humanidad, como es el hecho de utilizar el apara-to represivo del Estado para apoderarse de un bien”, ma-nifestó Timerman desde el aeropuerto de Washington, en viaje a Buenos Aires.

–¿Hubo una especie de pacto de silencio entre la dictadura, Clarín y La Nación, con la intención de ocultar la operatoria de la adquisición de Papel Prensa?

–No me cabe la menor duda de que parte del pacto fue no publicar nada sobre la desaparición de miles de argentinos. Cuando se-cuestraron a mi padre, Cla-rín publicó que “no fue por religiosidad”, eso me ofen-dió profundamente en esos años de enorme incertidum-bre y dolor.

–¿Qué rol tuvo Bernardo Sofovich en el traspaso de acciones a favor de los dos diarios?

–Fue uno de los que hizo la operatoria. Era el lobbis-ta, Sofovich; tío de Gerardo y Hugo, un hombre de extrema confianza de Roberto Noble, por eso ingresó a Clarín.

“Fue un pacto de silencio”

La viuda de Graiver llega a Buenos Aires y pide audienciaCon su hija de un año, Lidia Papaleo llega a la Argentina. Seis días después, pide una audiencia con Jorge Rafael Videla para que solucione el conflicto con Montoneros: les reclamaban U$S 17 millones.

Las presiones para que ven-dan llegan por teléfonoPedro Jorge Martínez Segovia, presidente de Papel Prensa y hombre de Martínez de Hoz en la empresa, cita a Lidia Papaleo en el Plaza Hotel y le advierte que “no puede vender a un grupo extranjero ni judío”.

Los Graiver venden bajo pre-sión a los tres diariosBenito Campos Carlés en nom-bre de FAPEL (Clarín, La Nación y La Razón) le compra a Juan y Eva Graiver y a Lidia Papaleo, ad referendum de la autoriza-ción judicial, acciones clase C y E en U$S 996 mil.

FAPEL pide una audiencia con el Comandante en JefeEmilio Eduardo Massera aseguró en sede judicial que la sociedad integrada por Clarín, La Nación y La Razón hizo un pedido de audiencia con el Comandante en Jefe para inte-riorizarlo de la situación.

Clarín, La Nación y La Razón se compran a ellos mismosLa sociedad anónima FAPEL, integrada por los tres diarios, se vende a sí misma, por partes iguales del 33 %, las acciones de Papel Prensa que le habían comprado a los Graiver bajo presión.

16/09/1976 ?/10/1976 2/11/1976 4/11/1976 16/11/1976

La empresa – Hoy en San Pedro. En los últimos 30 años sumó varias denuncias sobre irregularidades en el paquete accionario y por su política empresaria monopólica

sigue en p. 4

Page 4: Suplemento Papel Prensa

4 | tiempo argentino | investigación | año 1 | n·22 | domingo 6 de junio de 2010

Estado”, dijo Ianover. Y, por ende, con los interes de Clarín, La Na-ción y La Razón. “Me vino a ver Peralta Ramos y me dijo que te-nía que vender. Le pregunté por mi libertad, me preocupaba, me dijo que me quedara tranquilo, que no me iba a pasar nada. Le hice caso, vendí, pero después un grupo de tareas vino a mi ca-sa y me secuestró”. Así pagaba el Diablo en aquellos años.

Los llamados continuaron. Si-guió el de Guillermo Gainza Paz. Los directores de los diarios que-rían reunirse con Isidoro Grai-ver. El encuentro se concretó en las oficinas de Clarín.6 La oferta sonó tan absurda a los oídos de Isidoro que la reunión duró ape-nas unos minutos. En nombre del Grupo Graiver, Isidoro sus-pendió las tratativas.

Pero no fue tan sencillo como decir “no”. El 15 de septiembre, la Junta había girado los antece-dentes de los Graiver a Martínez de Hoz para que elaborara un informe. Los militares tenían las garras puestas en el grupo. El cerco era perfecto.

Isidoro decidió hablar con Manrique, a quien conocía de antes. Le dijo que el Comando en Jefe del Ejército les quería ro-

bar su patrimonio. Manrique se puso, entonces, en contacto con Viola y este se lo negó. Manrique, viejo conocedor de los códigos del poder, habló con Lidia y le aseguró que era así, y que una de las caras visibles era Raymundo Podestá. El ex funcionario lo fue a ver personalmente. Tuvieron una discusión: “Mire (le dijo), robarle a un ladrón merece cien años de perdón”.7

Los tres diarios volvieron a la carga. Pedían “una reunión urgente para hacer una oferta para la compra de las acciones”, según le comunicó Anchorena a Isidoro. Esta vez el encuentro fue en las oficinas de La Nación, la “tribuna de doctrina”, en la calle Florida.

vendiera parte de las acciones a otros diarios. Las ofrecí y Clarín ni gratis las había querido com-prar. Tenían problema porque eran judíos. Después, termina-ron comprando a precio vil”, ase-guró el propio Ianover.10

Nada podía detener las obras de Papel Prensa. Era una prio-ridad política. El moño de un acuerdo estratégico entre los que imponían el terror y los que callaban las atrocidades.11 Para eso se había dictado una ley (la

18.312), creando el “Fondo para el desarrollo de la producción de papel prensa”, en base a la graba-ción impositiva del 10 por ciento a las importaciones, que hacían todos los diarios del país. Este impuesto se mantendría hasta la puesta en marcha de la planta nacional.

Pero cuando los militares le quisieron poner una mínima condición a los tres diarios, a cambio de posicionarlos para el negocio, los diarios se negaron

de modo tajante, casi histérico. ¿Qué era? Se les pedía que deja-ran entrar en el negocio al resto de los periódicos del país y que les ofrecieran “hasta un 49 por ciento de las cantidades por ellos adquiridas en las mismas con-diciones de precio y plazo”. Los diarios lo rechazaron de inme-diato. Ellos querían un monopo-lio. Y vaya si lo consiguieron.

En el Anexo II del Acta Secreta 14, del 15 de diciembre del ‘76, lo que podría considerarse un ver-

“El Estado no quería estar asociado, aunque fuese por un breve lapso, con los Graiver. No estaba dispuesto a aprobarlo”, aseguró Martínez Segovia.

La Junta Militar pide que compartan el negocioEl Anexo II del Acta Secreta número 14 de la Junta Militar les pide a Clarín, La Nación y La Razón que ofrezcan, al mismo precio, hasta el 49% de las acciones de Papel Prensa, al resto de los diarios del país.

Los diarios se niegan a perder el monopolio del papel“No creían prudente ceder las acciones de la clase A (las que manejan la empresa) a otros posibles usuarios, pues se compartiría y debilitaría la con-ducción”, sostuvieron Clarín, La Nación y La Razón.

La viuda de Graiver pide que aprueben la venta Lidia Papaleo solicitó en el juzgado que llevaba adelante la causa por la sucesión, tras la muerte de David, que apro-baran la venta de las acciones de Papel Prensa que le había hecho a la sociedad FAPEL.

Un grupo de tareas de la dictadura secuestra a la viudaAdemás de Lidia Papaleo, las secretarias del Grupo Graiver también fueron secuestradas: Sivia Fanjul y Lidia Gesualdi. Había empezado el “Operativo Amigo”, bajo las órdenes de Ramón Camps.

Siguen los secuestros de los familiares de David GraiverEl “Operativo Amigo” sigue adelante con el secuestro de Juan Graiver, el padre de David, Eva Gitnacht de Graiver, la madre, Isidoro, el hermano, y Jorge Rubinstein, el apoderado de la familia en la sucesión.

02/12/1976 15/12/1976 09/03/1977 14/03/1977 17/03/1977

Los Graiver ya sabían que la Junta Militar no aprobaba la transferencia de su paquete ac-cionario. Que tenían que vender a los tres diarios “occidentales y cristianos”. Que había sido una decisión de Estado. Del Terroris-mo de Estado. Y que no les que-daba tiempo. El 2 de noviembre de 1976, un día antes de la asam-blea a la que los militares ya ha-bían sentenciado que no irían, perjudicando a los Graiver, tu-vieron que vender. Bajo presión.

Jua n Gra iver, el pad re de David, Eva Gitnacht, la madre, y Lidia Papaleo se presentaron en el estudio de Anchorena, en Reconquista 336, 1º “A”, junto a Benito Manuel Campos Carlés en nombre de FAPEL (la empre-sa de los tres diarios). Transfi-rieron 985.907 acciones clase C y 3.800.000 acciones clase E de Papel Prensa.8

“El precio de la venta se estable-ce en 996 mil dólares, pagaderos de la siguiente forma: a) siete mil dólares se depositan en el día de la fecha en manos del escribano Emilio Poggi, b) siete mil dólares serán depositados en la misma escribanía dentro de los treinta días (…) el saldo de 981 mil dóla-res será pagado a los noventa días corridos”. Un negocio redondo, compraron algo que valía casi un millón de dólares, sin que los ven-dedores cobraran más que el 0,70 % del valor total de la operación.

Había un detalle clave que lo complicó todo: la sucesión de los Graiver, abierta con la muerte de “Dudi”. La transacción se hizo “ad referendum de la autoriza-ción judicial”. Recién “en caso de haberse aprobado por el se-ñor juez de la sucesión de David Graiver la venta, cesión, trans-ferencia objeto del presente, el escribano procederá a entregar la totalidad de dichas sumas a los vendedores sin más trámi-tes”, establece el acuerdo. Esto nunca ocurrió.

Catorce días después, FAPEL, es decir los tres diarios, se cedie-ron a ellos mismos, es decir, a sí mismos, las acciones clase C y E “en la proporción del 33,33%”, para cada uno.9

La visita de Peralta Ramos a Ianover determinó la compra de 21.253.744 acciones clase A, que les permitió controlar el paquete accionario. El 12 de abril, Ianover fue secuestrado.

“Compra ron a precio v i l . David en vida me encargó que

El jueves 3 de junio, el ex vicepre-sidente de Papel Prensa entre 1973 y 1977, Rafael Ianover, de 85 años, se presentó en la asam-blea de la sociedad que desde las 11 y hasta la 18 discutió el precio del papel. El ex número dos de la compañía en la época en que Da-vid Graiver estaba vivo, comenzó su discurso –tal como publicó es-te diario en exclusiva en la edición del viernes– con una confesión: “Fui el testaferro de Graiver”, dijo. Después recordó cómo un grupo de tareas de la dictadura entró a su casa y amenazó a sus hijos. En esa oportunidad, según Ianover, el ex dueño de La Razón y socio de Clarín y La Nación, Patricio Peralta Ramos, le prometió “seguridad” a cambio de “la venta de las ac-ciones” de la compañía. “Nunca hablamos del precio”, sostuvo Ianover.

En su testimonio escrito an-te el Ministerio de Justicia, Se-guridad y Derechos Humanos,

fechado el 29 de marzo pasado, el contador advirtió: “Luego del golpe de Estado y el fallecimien-

to de Graiver, algunos familiares fueron detenidos por los milita-res y, en esas circunstancias, se decidió la venta del paquete ac-cionario a un grupo de diarios, La Nación, Clarín y La Razón”.

Ianover recordó en el docu-mento al que Tiempo Argentino tuvo acceso, que “recibí la visita de Patricio Peralta Ramos, dueño de La Razón, ante quien firmé jun-to a mi esposa la transferencia. También estuvo en la operación un abogado de La Nación, de ape-llido Campos Carlés (Pedro José, ver el texto de nota). Yo temía por mi libertad y así se lo manifesté a Peralta Ramos, quien me dijo que no tendría ningún problema. Eso fue a principios de marzo de 1977. El 12 de abril me detuvieron en Corrientes y Alem.” Estuvo pre-so hasta agosto de 1978. La dic-tadura lo mantuvo bajo “libertad vigilada”. Fue el último del grupo en salir en libertad, “por mi condi-ción de judío, eso me decían”.

Ianover: “Nunca hablamos de precio”

Jueves 3 - Ianover en Papel Prensa.

viene de p.3

Page 5: Suplemento Papel Prensa

domingo 6 de junio de 2010 | año 1 | n·22 | investigación | tiempo argentino | 5

dadero atentado a la libertad de expresión, quedó registrado pa-ra la Historia y hoy, por primera vez, toma estado público. “Luego de pocas horas de tomar conoci-miento −especifica el documen-to−, los diarios manifestaron la imposibilidad de contemplar favorablemente (el pedido), no creían prudente ceder acciones de la Clase A a otros posibles usuarios, pues se compartiría y debilitaría la conducción”.

Se debilitaba el monopolio, en otras palabras. El que había sido construido sobre la base de la presión y los vejámenes a los Graiver.

El 18 de enero de 1977 se con-cretó la asamblea extraordina-ria de los nuevos accionistas y se aprobó la compra de los tres diarios, puertas adentro de la empresa.

Los Graiver desaparecieron, en principio, de los papeles. Sin embargo, todavía necesitaban de ellos. Porque la compra se había hecho ad referendum de la apro-bación del juez que llevaba

la sucesión. Y, en sede judicial, en esa causa se acumulaban las fojas con informes sobre la va-luación de las acciones de Papel Prensa y de todo el patrimonio del empresario. El 9 de marzo de 1977, Lidia siguió acatando las órdenes y presentó un escrito en el que pidió la aprobación de la venta de las acciones clase C y E. Pero el juzgado no resolvió nada.

Ya no podía hacer nada más. En ese momento, la secuestra-ron. No los montoneros. Los gru-pos de tareas de la dictadura. “A mí me dijeron que tenía que ven-der todo, no hubo sugerencias, fue ‘firmá o te mato’. Mi nombre de desaparecida era ‘la impura’ porque me había acostado con un judío. A mí me llevaron a La Nación, me acuerdo más de los ojos y de la cara de Magnetto que la de mis torturadores”, aseguró Lidia Papaleo, años más tarde.12

El “Operativo Amigo”, así se llamó, estaba en marcha, bajo las órdenes del coronel Ramón

Camps. Lidia fue tor-

turada, quemada, al punto de perder sus pechos, su abdomen y sus genitales. Fue golpeada en la cabeza hasta que se le forma-ron coágulos, que debieron ser operados. Vio morir a muchos. Incluso chicos. “Tenían a los pa-dres y, si no hablaban, mataban a sus niños”, describió.13

En una carta fechada el 27 de julio de 1977, había escrito: “Me encuentro detenida desde el 14 de marzo e ignoro cuándo cambiará mi situación (…) La

certeza de mi total desvincula-ción con los temas subversivos que se investigan y mi fe en Dios me dan fuerza para sobrellevar esta prueba. Todo me parece tan

irreal”.14 Y lo era. Las secretarias del grupo,

Silvia Fanjul y Lidia Gesualdi también fueron secuestradas. Tres días después, corrieron el mismo destino Isidoro, Juan y Eva Graiver, Rafael Ianover y el abogado Jorge Rubinstein, mano derecha de Dudi, quien falleció como consecuencia de las tor-turas. Es una víctima más del genocidio.

Casi un mes después el 19 de abril de 1977, la Junta Militar blanqueó el secuestro de los in-tegrantes del clan Graiver. Y le

impuso las sanciones estableci-das en el artículo 2 del acta del 18 de junio de 1976, incisos a, d y e, a “Juan, Isidoro, Lidia y Rafael Ianover”. Y a los fallecidos David Graiver y Jorge Rubisntein, “en lo que respecta a los bienes su-cesorios”.15

¿Qué quiere decir esto? Que bajo la imputación de sus pre-suntos vínculos con Montoneros, la Junta Militar pasaba a admi-nistrar los bienes de los Graiver, a través de la CONAREPA, la Co-misión Nacional de Responsa-bilidad Patrimonial, creada con ese fin. Además de perder la ciu-dadanía, los Graiver tenían “la prohibición de administrar y dis-poner de sus bienes, hasta tanto justifiquen la legitimidad de la adquisición de los mismos”.16 La coartada legal para borrarlos del negocio que para ese entonces administraban Clarín, La Na-ción y La Razón.

El 2 de diciembre de 1977, el agente fiscal Juan Carlos Fores-tier le recordó al juez a cargo de la sucesión que él pasaba a ser la nada misma. Que cualquier reso-lución que dictara era “inoficioso y carente de contenido (…) ha de recordarse que por la ley 21.618 Papel Prensa, intervención, atri-buciones del veedor interventor, se intervino la sociedad Papel Prensa y que el funcionario de-signado a ese efecto debe inves-tigar el origen, en cada caso, del capital de compra de las acciones de las personas jurídicamente (…) y debía determinar la legiti-midad de las mencionadas ope-raciones”.

Es decir que, a esta altura, para la Junta Militar todavía no estaba claro qué bienes de los Graiver serían considerados le-gítimos. Y las acciones de Papel Prensa estaban dentro de ese esquema. Por eso, los Graiver eran torturados una y otra vez e interrogados sobre su patrimo-nio. No solamente sobre sus relacio-nes con la guerri-lla: querían los da-tos comerciales. El documento secreto del Consejo de Gue-rra Especial Estable número 2, Comando Zona I, del Ejército Argentino, que hoy se conoce por primera vez, lo prueba. “En la sesión del día 7 de sep-

En septiembre de 1974 la Embajada de los Estados Uni-dos en la Argentina informó a la Secretaría de Estado de Washington que habían recibi-do la visita de Jorge Rubinstein, en representación del Grupo Graiver: “tienen en mente la adquisición de un pequeño banco en Nueva York”, alerta-ron. A partir de allí, cualquier información sobre el grupo fue registrada. En abril de 1976, consignaron: “la embajada no tiene información en contra de los miembros de la junta directiva de las empresas de Graiver, tienen fama de proba-da experiencia comercial y la competencia de la firma para sus capacidades financieras está fuera de cuestión”.

Tiempo después, en abril de 1977, con los Graiver ya secuestrados, se da cuenta de la información, pero re-comiendan no hacer comen-tarios: “en vista del denso clima que impera aquí y de las numerosas preguntas sin respuesta, nuestra reco-mendación sigue siendo no hacer juicios de valor”.

La información surge del pedido realizado por Tiem-po Argentino para acceder a una serie de documentos desclasificados por el De-partamento de Estado de los Estados Unidos del período 1973-1976, que se encuen-tra en la Nacional Archives and Records Administration (NARA) y en la base Argenti-na Declassification Proyect (1975-1984).

EE UU los investigó

Los Graiver eran torturados una y otra vez e interrogados sobre su patrimonio, no sólo sobre sus relaciones con la guerrilla: querían los datos comerciales.

Secuestran a Rafael Ianover, el testaferro de DavidUn grupo de tareas lo secues-tró en su casa, después de que vendiera las acciones. Peralta Ramos, representante del diario La Razón, le había jurado que si vendía no le iba a pasar nada: “no se haga problema”.

Blanquean los secuestros y denuncian al Grupo GraiverLa Junta Militar establece so-bre los detenidos las sanciones estipuladas en el artículo 2 del Acta del 18 de junio de 1976. Les sacaron la ciudadanía y les impedían manejar sus bienes, lo hacía la CO.NA.RE.PA.

La Junta Militar dispone una “intervención preventiva”Lo hace sobre Papel Prensa, designa “un oficial superior por cada fuerza que desempeñe funciones en el Consejo de Guerra que invetigará y juzgará el caso Graiver”, detalla el Acta Secreta número 23.

Designan al Capitán Máximo D´Agostino en Papel PrensaAdemás del veedor, asignaron dos directores y un síndico, se concreta por ley número 21.618 y nombran a D'Agostino como interventor. El Capitán hizo un informe demoledor contra los tres diarios asociados.

La viuda escribe una carta: “todo me parece irreal”Lidia fue torturada, quema-da, al punto de perder sus pechos, su abdomen y sus genitales. Fue golpeada en la cabeza y operada por eso. “Ignoro cuándo cambiará mi situación”, escribió.

12/04/1977 19/04/1977 03/05/1977 06/06/1977 27/07/1977

sigue en p. 6

Page 6: Suplemento Papel Prensa

6 | tiempo argentino | investigación | año 1 | n·22 | domingo 6 de junio de 2010

tiembre de 1977 por el imputado Isidoro Miguel Graiver, pregun-tado ¿cómo arregló la deuda con el señor (José) Rodríguez (sindi-calista de SMATA)? Contestó: la deuda se le pagó con departa-mentos. Se le entregaron nueve departamentos terminados, en un edificio de Villa Tessei. Pre-guntado: ¿se transfirieron efec-tivamente esos departamentos? Contestó: se hicieron boletos, pero cree que no se escritura-ron. Preguntado: ¿a nombre de quién estaban los departamen-tos? Contestó: estaban a nombre de un empleado de ellos, pero en realidad pertenecían al grupo

familiar, incluido en él el pro-pio David Graiver. Preguntado: ¿dichos departamentos fueron declarados en la sucesión de Da-vid? Contestó: no”.

El patrimonio de los Graiver y la sucesión de David eran razón de Estado. De hecho, es la CO-NAREPA la que resuelve la venta, por intermedio del Banco Nacio-nal de Desarrollo, de la totalidad de los cupones correspondientes a las acciones de Papel Prensa que tenía en custodia la institu-ción. El asesor de menores, tutor de María Sol, porque su madre estaba detenida, presta confor-midad. Y da puntapié a un ida y vuelta entre el Banco y la CONA-REPA increíble para el abogado de los Graiver, Horacio Roldán. El 20 de marzo de 1978 Roldán presenta un escrito en el juzgado denunciando que “le imponen a mis representados la prohibi-ción de administrar y disponer de su patrimonio libremente, en abierta contradicción al artículo 14 de la constitución (…) Es im-prescindible para mis mandan-tes determinar fehacientemente quién o quiénes son los llamados a entender en el sucesorio en for-ma real y objetiva”.

Y es ante la CONAREPA que se presentan La Nación, Clarín y La Razón, el 14 de junio de 1978,

para formular manifestaciones. Todos, menos los Graiver, reco-nocían la autoridad de la Junta Militar, aun por sobre la Justicia. Los tres diarios legitimaban el horror. Era el reino del revés. Quienes debían dar protección no la daban: el asesor de menores César Hernán Cozzi sostuvo que “los herederos de Graiver están inhibidos para administrar los bienes componentes del haber hereditario hasta que no se acre-dite la legitimidad en su adquisi-ción (…) como consecuencia de esta excepcional situación re-sulta que en la especie existe un sucesorio sin patrimonio (…) al no existir haber hereditario, no se justifica tomar las medidas en salvaguarda de bienes que aún se ignora si pertenecerán a los herederos o no”.

Lo mismo considera el juez Molteni, a cargo de la sucesión, el 15 de agosto de 1978. Y la Cámara, integrada por Jorge Escuti Piza-rro, Féliz de Igarzábal y Alfredo Di Pietro. “Hay un significativo error conceptual de considerar al Código Civil de jerarquía su-perior (…) frente a la claridad del texto enunciado y a lo dispuesto por la resolución 3 de la Junta Mi-litar no cabía otra solución (…) ello no importa la desprotección

jurisdiccional de los recurrentes. (…) El Tribunal de este proceso carece de jurisdicción para tra-tar cualquier problema relativo a la administración de bienes, la que compromete al referido or-ganismo de aplicación”.

Por esos días, el 27 de septiem-bre de 1978, Videla, Ibérico Saint Jean, Podestá, Ernestina Herrera de Noble, Magnetto y Bartolomé Mitre inauguraron la planta de Papel Prensa.

Sí, todos juntos, sellando lo que juntos habían construidos desde las mazmorras y la pre-

caria legalidad del gobierno ge-nocida. Un saqueo presentado como un gran negocio por los diarios de la dictadura. Dueño de un cinismo inigualable, ese día Videla habló de libertad de expresión. Todos aplaudieron. Noble brindó con champán (ver aparte).

Los Graiver siguieron deteni-dos hasta los albores de la demo-cracia. Recién el 30 de diciembre de 1981 se ordenó su liberación.

Los tres diarios siguieron ade-lante con la empresa de papel. Resistieron el informe del inter-

El 4 de abril de 2010, Adrián Ventura, editorialista de La Nación, en un extenso artí-culo resume la historia de Papel Prensa. Y des taca: “Hasta ese momento, Fapel no tenía relación con Papel Prensa, que lideraba David Graiver. Pero en agosto de 1976, el financista falleció en un accidente con un avión que él había alquilado en México. Entonces, Galería Da Vinci SA, sociedad del grupo Graiver, le vendió una parte mayoritaria del paquete ac-cionario mayoritario a Fapel (Clarín, La Nación y La Razón) por 8,3 millones de dólares, y retuvo la sucesión de Graiver una participación accionaria minoritaria. La operación de compra realizada por Fapel se concretó el 2 de noviembre de 1976. Por entonces, Lidia Papaleo, heredera del grupo Graiver, estaba en libertad (…) Dos meses más tarde, el 18 de enero de 1977, en una asamblea extraordinaria de accionistas realizada con un quórum del 88,73% de las acciones, el Estado –que conservaba el 25 por ciento de las acciones– y los repre-sentantes privados aproba-ron la cesión del paquete accionario en favor de Fapel con el sufragio afirmativo del 79,62% (…) Nuevamente, el 4 de marzo de ese año se realizó otra asamblea, en la que estuvo presente Lidia Papaleo (…). Los arrestos de los familiares de David Grai-ver sólo comenzaron varios días después de esa reunión de direc torio y seis meses después de formalizada la compra de Papel Prensa por parte de los tres diarios. Ocu-rrieron a mediados de marzo de 1977 (…). Fapel compró las acciones del grupo Graiver por 8,3 millones de dólares. (…) En efecto, Fapel deposi-tó las cuotas por el saldo del precio en expedientes judiciales y, en 1978, luego de realizar una inversión de 200 millones de dólares (…) se puso definitivamente en marcha.”

Qué dice La Nación hoy

Firman el convenio entre los accionistas de Papel PrensaErnestina Herrera de Noble, Bartolomé Mitre y Ricardo Peralta Ramos firman el con-venio por las acciones adqui-ridas a Ianover y a los Graiver. Se reparten los puestos y el funcionamiento.

Le advierten al juez de la sucesión que ya no manda El agente fiscal Juan Carlos Fo-restier advierte que “cualquier resolución que dictara V.S. refe-rente a los bienes integrantes del acervo sucesorio podrá llegar a ser inoficioso y carente de contenido”.

El Consejo de Guerra interroga a Isidoro por sus bienesEl comando zona I, de la calle 25 de Mayo 529, dejó escrito en un documento secreto, que se revela hoy, cómo interro-garon a Isidoro Graiver sobre sus bienes y la integración en el acervo sucesorio.

El abogado de los Graiver reclama por sus derechosHoracio Roldán se presenta en la causa por la sucesión y recla-ma que “imponen la prohibi-ción de administrar y disponer del patrimonio libremente, en contradicción con el artículo 14 de la Constitución Nacional”.

Inauguran la Planta de Papel Prensa con Videla y Saint JeanAdemás estuvieron presentes Herrera de Noble, Magnetto, Raymundo Podestá y Bartolo-mé Mitre y su mujer. Videla dio un largo discurso en nombre de la libertad de expresión. Todos aplaudieron. Noble brindó.

18/08/1977 2/12/1977 6/12/1977 20/03/1978 27/09/1977

El ex dueño del diario La Razón, José Pirillo, declaró que en 1985 el actual CEO de Clarín, Héctor Magnetto, le dijo que fue quien “hizo la gestión para que Jorge Rafael Videla le consiguiera los chicos” a Ernestina Herrera de Noble. Durante varias entrevistas con este diario, Pirillo recordó las reuniones de Papel Prensa en la época en que él era el dueño del diario La Razón, con Jacobo Timerman como director: “Hubo delitos de lesa humanidad en la compra de Papel Prensa que realizaron Clarín y La Nación. Y más teniendo en cuenta lo que declaró Lidia Papaleo. Dijo que estando detenida desaparecida le hicieron firmar papeles, creo que hay una participación directa de los diarios, primero por tapar y acordar con la Junta no publicar nada, sabiendo las cosas que estaban ocurriendo. Lo sabía Clarín y La Nación y también había información en La Razón.

–¿Y qué rol tenía Magnetto?–Magnetto fue el que gestionó

con el Ejército el tema de Papel Prensa, y lo dice clarito José Igna-cio López en el libro que edita. Iba a las reuniones en el Comando en Jefe del Ejército con generales. La venta que se hace por medio de FAPEL, un sello de goma que habían hecho, no tenía ningún ti-po de adjudicación para la venta de insumos. Es una empresa que utilizaron en el traspaso cuando la hija de Graiver (María Sol) era menor de edad. Todo lo maneja-ron siempre con retornos, nunca

invirtieron un solo peso. –¿Usted sostiene que no invir-

tieron dinero en la planta?–Tenían que venderle papel a

90 diarios, pero el tonelaje no lo ponían, eran 300, 350 toneladas sobre 13 mil que se producían. El otro problema es que los tres diarios estaban obligados a ha-cer inversiones en Papel Prensa. Yo no encontré ningún asiento contable en La Razón sobre es-tos depósitos en la planta. Nunca pusieron un peso.

Pirillo: “Nunca pusieron un solo peso”

Pirillo -Fue accionista de Alpargatas y dueño de La Razón. Luego quebró.

La Justicia de la democracia los sobreseyó. El Estado fi rmó cuatro convenios para indemnizarlos: les pagó a los Graiver por las acciones de Papel Prensa.

viene de p. 5

Inauguración – Videla corta la cinta de inauguración de Papel Prensa en 1978.

Page 7: Suplemento Papel Prensa

domingo 6 de junio de 2010 | año 1 | n·22 | investigación | tiempo argentino | 7

En su artículo “Mitos y ver-dades de Papel Prensa”, del 8 de octubre de 2009, Clarín recuerda el origen de Papel Prensa en 1968, cómo en 1972 se la adjudicó Editorial Abril, y que un año más tarde, tras desembolsar U$S 4 millo-nes, David Graiver, desplazó a la familia Civita de la em-presa. Y continúa: “Luego del golpe de 1976, Graiver muere en un accidente de aviación en México, nunca esclareci-do. Su viuda y sucesora, Lidia Papaleo, comienza entonces el proceso de venta de sus bienes. Entre septiembre y octubre, negocia con Fapel la venta de su parte (63,9%) en Papel Prensa. En noviembre se efectiviza la operación en U$S 8,3 millones. Recién en marzo de 1977, varios me-ses después, aparecen las primeras denuncias sobre vínculos de Graiver con Mon-toneros. Su familia percibió la primera cuota (U$S 730.400) y luego el régimen de facto le incautó los bienes. Los com-pradores siguieron pagando las cuotas restantes en los tribunales judiciales hasta saldarla. En agosto, los mili-tares buscaron injerencia en la compañía y nombraron un veedor-interventor: el capitán de navío Alberto D’Agostino, cercano al jefe de la Armada Emilio Massera (…)”

En otro artículo, del 2 de ju-nio de 2010, sostiene: “Lidia Papaleo quedó viuda de Da-vid Graiver, tras el misterioso asesinato de este empresa-rio. Papaleo de Graiver y su familia estuvieron detenidos ilegalmente durante esos años de plomo. Sin embargo, algunas de sus expresiones recientes se contradicen con dichos de Rafael Ianover, el apoderado de las acciones de David Graiver en Papel Pren-sa, que le reclama al Estado un resarcimiento económico. También hay diferencias entre algunos dichos de Papaleo sobre Papel Prensa y lo que publicó en una solicitada al respecto durante el gobierno de Raúl Alfonsín”.

Qué dice Clarín hoy

El diputado Imbelloni denuncia a los tres diariosAnte la Fiscalía Nacional de In-vestigaciones Administrativas. La causa quedó caratulada “Papel Prensa SA s/presuntas irregularidades en su constitu-ción, administración y transfe-rencia de acciones”.

El presidente Raúl Alfonsín decidió la indemnizaciónA través de la firma de cuatro convenios indemnizó a los Graiver para restituir su patri-monio: las acciones de Papel Prensa, a nombre de Rafael Ianover, y las de la sucesión David Graiver fueron pagadas.

El fiscal nacional Ricardo Molinas emitió el dictámenDespués de marcar varias irregularidades, denunció a Rafael Videla, Orlando Agosti, Eduardo Massera, Raymundo Podestá, Agustín Lanusse, José Martínez de Hoz por in-cumplimiento de funcionario.

El juez Néstor Blondi declara extinguida la acciónA menos de un año de la denuncia, el juez declaró “extinguida por prescripción la acción” respecto de Lanusse, Massera, Podestá, Agosti, Martínez de Hoz y Videla. Todo quedó en la nada.

Archivaron el expediente Molinas por inacciónJorge Néstor Pinzó, el hombre que remplazó a Molinas, dictaminó el archivo “sin más trámite del presente legajo (...)”. En apenas una década, el fiscal Molinas y su dictamen pasaron al olvido.

2/04/1984 17/12/1985 3/03/1988 12/04/1989 12/03/1999

ventor, al Capitán de Navío Alber-to Máximo D’Agostino, quien los acusó de “no haber cumplido con el contrato con el Estado, haber efectuado movimientos contables poco claros en la integración de $ 280.650.250 correspondientes a las acciones de David Graiver, no solucionar con la necesaria cele-ridad el problema accionario de la empresa negando de ese modo la posibilidad a terceros aportantes de normalizar su situación como accionistas”.17

También sortearon las acu-saciones hechas en democracia. Esta vez, de Ricardo Molinas, a cargo de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas. Dijo Molinas: “la vida de Papel Prensa no por corta ha dejado de ser azarosa y plena de vicisitudes lo cual la ha convertido para la opinión pública en una etapa con nombre propio de la historia ar-gentina reciente (…) Sin olvidar las constantes reclamaciones de los otros periódicos por pre-suntos privilegios conferidos a la empresa por el Estado Nacio-nal, Papel Prensa ha sido motivo de duras y públicas polémicas y de intricados y, por momentos, abstrusos trámites judiciales y administrativos.”

En resumen, estas fueron al-gunas de las observaciones del fiscal:

•“El precio (pagado por las acciones de Papel Prensa) fue objetado por bajo en el juicio su-cesorio por el representante del Ministerio Público lo que moti-vó que diez años después de la venta no estuviese aún aprobada por la oposición de quien tutela-ba los intereses de la hija menor de David Graiver (…) La Junta de Comandantes sin hacer ningu-na referencia a estos hechos y sin realizar ninguna acción ten-diente a desbaratar el negocio realizado por los Graiver y Mon-toneros, trató y aprobó la transfe-rencia del paquete accionario (a los tres diarios) sin denunciar las irregularidades comprobadas.”

• “Al proponerse a la Junta de co-mandantes en Jefe la aprobación de la venta de las acciones Graiver a los diarios, no se exigió a éstos do-cumentación

alguna ni se ha efectuado ningún estudio que acredite su capacidad económica y financiera.”

• Ante las prórrogas que pe-dían los tres diarios para la ter-minación de la planta y la auto-rización permanente de la Junta denunció que “queda claramente demostrado que la conducta del Presidente de la República de facto (Videla) implicó un grave abuso de autoridad al autorizar la prórroga del contrato sin que se diesen los extremos que el contra-to fijaba como necesarios.”

•“El resto de los periódicos in-dividualmente o agrupados de las distintas entidades representati-vas como la Asociación de Enti-dades Periodísticas (ADEPA), la Asociación de Diarios del Interior (ADIRA), la Asociación de Diarios Entrerrianos (ADDE), la Asocia-ción de Prensa Técnica Argenti-na (APTA) sostenía públicamente que las medidas protectoras de la producción de Papel Prensa en especial las Aduaneras resulta-ban manifiestamente inconsti-tucionales por atentar contra la libertad de industria y comercio y la libertad de prensa y, además, creaban un monopolio papelero en manos de los tres diarios que constituían la competencia.”

Y dictaminó que “el Poder Eje-cutivo adopte los recaudos ten-dientes a declarar la nulidad, al menos parcial de los convenios y evitar los perjuicios que pue-dan acarrear al erario público” y denunció a Videla por los deli-tos de encubrimiento, abuso de

autor id ad,

administración fraudulenta y a Massera y Agosti por incumpli-miento de los deberes de funcio-narios públicos y encubrimiento y a Martínez de Hoz por incum-plimiento de los deberes de fun-cionario público y administra-ción fraudulenta.

El 12 de abril de 1989 el juez Néstor Blondi resolvió declarar la causa “extinguida por prescrip-ción de la acción (penal)”. Y un año después, Jorge Pinzón, el fiscal que reemplazó a Molinas, ordenó “ar-chivar sin más trámite”.

Mientras tanto, Juan y Eva Grai-ver, Lidia Brodsky y las secretarias Silvia y Lidia lograron que la Jus-ticia de la democracia los sobre-seyera definitivamente. El Estado Nacional, con Raúl Alfonsín a la cabeza, firmó cuatro convenios para indemnizarlos. Precisa-mente en el primero de ellos, les pagó a los Graiver por las acciones de Papel Prensa: “punto 10 de la cláusula 3 de acciones de Papel Prensa (Rafael Ianover): australes 1.861.474 en concepto de capital y 949.352 en concepto de intereses. Punto 11, acciones de Papel Prensa SA sucesión David Graiver 988.181 de capital y 503.972 en concepto de intereses”.

Y se aclaró “que no tenían de-recho al dinero depositado en consignación en la escribanía de Poggi, porque si no cobraban dos veces”. Poggi fue el escribano que recibió el dinero de parte de los representantes de Clarín, La Nación y La Razón, sin que los Graiver pudieran cobrar lo que correspondía a cambio de vender

bajo presión las acciones de Papel Prensa. “Sólo cobra-mos una seña, el saldo no, porque estábamos desapa-recidos cuando se cumplían las fechas de vencimiento pa-ra que nos pagaran”, aseguró Isidoro.

Esta es la h istor ia de la construcción de un monopolio manchado con sangre.

Había que contarlo.Tuvimos que esperar 27 años

para poder investigarlo. <

1. Declaraciones de Lidia Papaleo, Rafael Ianover, Eduardo Massera, Pedro Jorge Martínez Segovia, José Alfredo Martínez de Hoz y Osvaldo Papaleo en causa 2785, “Papel Prensa SA s/presuntas irregulari-dades en su constitución, adminis-tración y transparencia accionaria”, Fiscalía Nacional de Investigacio-nes Administrativas, y entrevistas periodísticas con los autores.2. Declaración de Eva Gitnacht de Graiver en el Juzgado Nacional de

Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal número 6.3. Boletín Oficial, páginas 1 y 2, del jueves 19 de agosto de 1976.4. Declaración de Martínez de Hoz.5. Declaración de Lidia Papaleo.6. Declaración de Isidoro Graiver.7. Declaración de Manrique, denun-cia de Imbelloni.8. Documento de venta certificado por el escribano titular del registro nº 36 Emilio José Poggi.9. Documento fechado en la ciudad

de Buenos Aires, el 16 de noviembre de 1976, ante el mismo escribano.10. Entrevista realizada por la au-tora y una fotógrafa, en un café de Tres de Febrero y Juramento, entre las 17:30 y las 20:00, del sábado 15 de mayo de 2010.11. Declaración de José Alfredo Martínez de Hoz12. Declaración ante el directorio actual de Papel Prensa, durante la Asamblea de accionistas, realizada el jueves 20 de mayo de 2010.

13. Idem14. Carta dirigida a “Miguel”, con certificación de fecha cierta, por su transcripción al folio 1846, con fecha 29 de julio de 1977, por el es-cribano Hernán Seeber, incorpora-da al expediente “Graiver, David s/suc.”, Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil número 6, se-cretaría 11.15. Publicación en el Boletín Oficial 05/09/1977 –ADLA 1977- D, 3667.16. “Acta del Proceso de Reorga-

nización Nacional para conside-rar la conducta de las personas responsables de lesionar los supremos intereses de la Nación y Resoluciones 1 y 2 aplicando sanciones, Buenos Aires, 18 de junio de 1976”.17. Informe 2/78 en causa “Papel Prensa SA s/presuntas irregularida-des en su constitución, administra-ción y transferencia de acciones”, número 2785, Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas.

Brindis histórico – La dueña de Clarín brinda con champán con el dictador.

Page 8: Suplemento Papel Prensa

8 | tiempo argentino | investigación | año 1 | n·22 | domingo 6 de junio de 2010

El 2 de noviembre de 1976, Li-dia Papaleo, viuda de Grai-ver, firmó un acuerdo con

los diarios Clarín y La Nación, a través de la sociedad FAPEL, cuyo t itular era Manuel José Benito Campos Carlés, abogado que representaba a Bartolomé Mitre. Recibió apenas 7200 dó-lares en mano por una empresa valuada en 200 millones de dó-lares de la época.

El domingo 10 de abri l de 1977, después de que Lidia fue-ra secuestrada, Clarín publicó una editorial en el espacio de la directora Ernestina Herrera de Noble, con el título “Los fines y los medios”. Se dijo: “Vencidos en todos los terrenos, salen a pe-lear a la desesperada. La falta de actividad orgánica de la subver-sión obliga más que nunca a dar a la represión un contenido no conformista. No se lucha con-tra los enemigos del ser nacio-nal para fijar a la sociedad en el pasado, sino para impulsarla hacia delante. Los objetivos na-

cionales tienen que perfilarse tanto más cuanto más seguro es el triunfo final sobre el enemigo que pretende disolver a la socie-dad. Esta es la hora de terminar con los restos de la subversión, restándole toda posibilidad de recuperarse. Es importante que los valores morales recobren su imperio y su vigor.”

El jueves 14 de abril de 1977, Clarín llevó en tapa este título catástrofe: “Son quince los dete-nidos por el Caso Graiver”.

Veinticuatro horas después, el viernes, anunciaron: “Saint Jean, conmoverá a la opinión pública el caso Graiver”.

El 16 de abril Clarín publicó en tapa el título: “Investiga el FBI la muerte de Graiver”.

Y en la página 3: “Informes provenientes de Nueva York in-dican que el FBI está tratando de establecer si Graiver mu-rió realmente en el accidente,

mientas los f iscales de Man-hattan y Nueva York pedirán la formación de un gran jurado para que consideren la conducta de los responsables del colapso bancario”.

A pie de pág ina, el dia r io daba la información oficial (es decir de las Fuerzas Armadas) sobre la desaparición del perio-dista Enrique Raab y la deten-ción del entonces subdirector de La Opinión, Enrique Jara, quien trabajaba bajo las órdenes de Timerman.

El 17 de abril de 1977, La Na-ción publicó un artículo con el título: “El caso Graiver se sigue investigando”.

El 18, otra vez Clarín señaló que “formarían en los próximos días un Consejo de Guerra”, por “el caso Graiver”.

El 20 de abril de 1977, La Na-ción tituló: “Videla se refirió al caso Graiver en su exposición”. La bajada fue: “Ante los perio-distas reunidos en el Comando en Jefe del Ejército dijo que la Junta Militar había dispuesto aplicar sanciones a seis implica-dos. La investigación se agotará y será llevada hasta las últimas consecuencias. Importantes re-velaciones sobre la acción sub-versiva hicieron los generales Viola, Martínez y Jáuregui”.

El 21 de abril de 1977, La Na-

ción dijo: “Graiver financiaba la guerrilla, afirmó el general Díaz Bessone”. El copete decía: “Aspectos concretos de un fenó-meno global”.

El 15 de septiembre de 1977, la dictadura se expresó a través de la revista Somos, que publicó la primera tapa (de una serie de cuatro artículos en un solo mes, con información extraída de los interrogatorios bajo tortura) sobre Graiver con una foto del banquero. “El grupo Graiver y la subversión”. En el interior, ar-gumentaron: “Somos investigó el caso y está en condiciones de asegurar que la conexión no só-lo existe, sino que es aún mucho

Qué publicaban Clarín y La Nación cuando los Graiver eran torturadosSe asociaron para controlar la producción y venta del papel de diarios y construyeron, a través de sus páginas y editoriales, el discurso ofi cial de la dictadura. Lo hicieron exaltando “la libertad de prensa y los valores morales”.

papel prensa y los medios hegemónicos en la dictadura

R Días antes de la caída del avión de Graiver, el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca publicó un serie de notas sobre “la conexión de Graiver con los Montoneros”. R Cuando la viuda del banquero llegó al país desde México, con su hija María Sol, fue presionada para vender las acciones clase A de Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón.

R Papaleo fue secuestrada, detenida y torturada por la dictadura militar.

R Mientras ella, los Graiver, y Jacobo Timerman eran vejados en los centros clandestinos de detención, los diarios revelaban detalles del llamado “caso Graiver”, con datos extraídos por los interrogadores en las torturas.

R Dos años después, Noble inauguró junto a Videla la planta de papel “nacional”.

R En 1982, Ramón Camps publicó dos libros dedicados a los Graiver.

Antecedentes

Un festejo de pocos - Videla, Mitre, Peralta Ramos, y Herrera de Noble en la inauguración de Papel Prensa.

A horas del secuestro de Lidia Papaleo, la familia Graiver y Jacobo Timerman, Clarín y La Nación dieron detalles sobre los seis detenidos por la dictadura militar.

más sólida y compromete-dora que todo lo imaginable. El Grupo Graiver, además de utilizar dinero con la orga-nización Montoneros para sus propios negocios –como la compra de bancos en los Estados Unidos– le pagaba a los subversivos mensualmen-te los intereses que devengaba el dinero que cobraban por los secuestros.”

En los días en que Lidia Pa-paleo de Graiver era torturada por Ramón Camps, Clarín y La Nación seguían la campaña “antisubversiva”, promocionan-do las declaraciones del gober-nador de facto de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean. Para ello, se basaron en una nota aparecida en el diario La NuevaProvincia de Bahía Blanca –publicado an-tes de la muerte de Graiver en México–, en donde el medio de Vicente Massot denunció “las conexiones con Montoneros”.

La épica periodística de Cla-rín llegó al paroxismo el miér-

coles 27 de septiembre de 1978, con la inauguración de la planta de Papel Prensa ya en sus ma-nos.

En la edición del jueves 28, Jorge Rafael Videla apareció en un brindis sonriente junto a Ernestina Herrera de Noble, la viuda de Roberto, el desarro-llista fundador, Bartolomé Mi-tre (h.), y la esposa del director de La Nación, María del Rosa-rio Noailles de Mitre. Desde el estrado en la planta industrial de San Pedro, luego de la ben-dición del obispo de San Nico-lás, monseñor Fortunato Rossi, el presidente de facto, Videla, ponderó “la libertad de prensa y un proyecto común con sentido de nación”.

Después llegó el brindis. <

Búsqueda en archivos: Manuel Alfieri

Foto de tapa: gentileza Juan Gasparini

Otro de los canales del discurso dictatorial fue la revista Somos. En abril de 1977, publicó una serie de notas con datos que provenían de la tortura a los Graiver y Papaleo.