tesis fracturas supracondÌleas de hÙmero
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ESCUELA DE CIENCIAS DE LA SALUD
UNIDAD DE INVESTIGACIÓN
Preparado por: Wilder Alexander Aguilar Vásquez
Septiembre 2,012
FRACTURAS SUPRACONDÍLEAS DE HÚMERO
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INDICE DE CONTENIDOS
Resumen
I. Introducción:
II. Planteamiento del Problema 2.1 Pregunta de investigación
2.2 Justificación
2.3 Objetivo General 2.4 Objetivos Específicos:
III. Marco Teórico
IV. Hipótesis
4.1 Mapa Conceptual 4.2 Variable Dependiente: 4.3 Variables Independientes:
V. Alcance del Estudio
5.1 Tipo de Investigación
5.2 Alcances
5.3 Limitaciones
VI. Metodología
6.1 Cronograma
6.2 Material y Método
6.2.1 Selección y tamaño de muestra
6.2.2 Criterios de inclusión y exclusión.
6.2.3 Tipo de análisis 6.2.4 Instrumentos utilizados
6.2.5 Plan de recolección de la información
6.2.6 Aspectos éticos. 6.3 Limitantes y problemas
VII. Presentación de Resultados
VIII. Discusión de Resultados
IX. Conclusiones
X. Recomendaciones
XI. Referencias
XII. Anexos
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I. INTRODUCCIÓN
Las fracturas de extremidades en los niños son muy frecuentes y difieren significativamente de las de los adultos debido a que el hueso infantil tiene por característica esencial la de ser un hueso en vías de crecimiento, ya que posee una estructura dinámica con un proceso de histogénesis y remodelación ósea muy activos. Además cuenta con múltiples diferencias anatómicas, fisiológicas y biomecánicas que dan lugar a patrones de susceptibilidad y respuestas reparadoras que distinguen a los pacientes pediátricos y hacen posible la aparición de lesiones por incurvación y fracturas con características específicas, las cuales en los adultos es imposible que se produzcan.
Algunos autores guatemaltecos realizaron investigaciones entre los años de 1980 y 1982 en donde se reporta que la presencia de fracturas en niños menores de 5 años en el país, representan entre un 27-38% del total de fracturas hasta los 12 años de edad. Por lo que se observa que la tendencia del problema es similar en todo el mundo y esto representa un importante problema de salud pública.
Los principales resultados de la investigación revelaron que de 5,929 pacientes ingresados durante el período de estudio, 792 presentaban fracturas en extremidades lo que corresponde al 13% de la población con una tasa de incidencia específica de 133.58 casos por cada 1,000 pacientes ingresados. La principal causa de las fracturas fueron las caídas en el 78.70% casos, seguido de los juegos varios con el 6.70%, el tipo de fractura más frecuente fue la completa-transversa y la completa-oblicua con el 52.5% y 21.2% respectivamente, ubicándose las lesiones en el 77% de los casos en las extremidades superiores siendo el húmero el más afectado con el 46.2% de las fracturas.
El 65% de la población era de sexo masculino. El grupo etario de 4-5 años representa un 33% de las lesiones, y en los niños de 2 a 5 años se ubican el 80% de las fracturas encontradas, las cuales en el 71.8% de los casos se produjo en su casa. El 82% de las fracturas se presentó en pacientes residentes de la región urbana. El nivel socioeconómico de las familias no refleja variaciones en la frecuencia de las fracturas. La escolaridad de los padres de los pacientes fue en un 45-47% nula o únicamente primaria.
II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Las fracturas SupracondÍleas son las fracturas más frecuentes en los niños de entre 5 a 8 años, muy raras después de la segunda década de la vida.
La elevada incidencia de deformidad en el codo y las posibles complicaciones neurovasculares la vuelven una lesión grave.
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Las fracturas Supracondíleas de humero, son por excelencia, las fracturas de la infancia, estudios estadísticos realizados han revelado que de cada 100 fracturas de todas las clases enconadas en niños de menos de 10 años cerca de unas 10 son del extremo inferior de húmero problema que originó la investigación. Las características de esta fractura la hacen considerarla interesante:
CAUSAS:
Las causas más comunes de este tipo de fractura supracondilea del humero, puede deberse ya sea a un choque directo o un choque indirecto transmitido a los extremos articulares, El miembro está en posición de extensión, en la caída el niño lleva la mano hacia delante y el choque es recibido por la palma de la mano y se transmite a la extremidad inferior del húmero, que se quiebra en un punto débil haciendo que este se rompa por encima de los cóndilos
La fragilidad de la extremidad humeral que está en flexión, el choque impacta sobre la cara posterior del codo – directamente sobre el olecranon – rompiendo el hueso por encima de los cóndilos y empujando hacia atrás y adelante formando con la diáfisis un ángulo en vértice posterior.
Otro mecanismo de causa menos frecuente son las fracturas por caídas sobre la mano y el codo doblado en ángulo recto y en este caso los huesos del antebrazo chocan bruscamente sobre la extremidad inferior del húmero lo rompen por el denominado “esfuerzo cortante puro”.
EFECTOS:
Son los de una fuerte contusión articular que produce de inmediato un gran edema del codo que dificulta la exploración ocultando las prominencias pero no llega a enmascarar el aspecto típico de estas fracturas.
La sensibilidad está aumentada y el antebrazo está flexionado sobre el brazo y sostenido por la otra mano posición conocida como DESAULT que se verifica en los traumas recientes y tiene una angulación de 30° – 40 ° grados que no es apta para la función, por ser incompleta y dolorosa.
El dolor que surge luego del trauma, tiene tres orígenes establecidos que son: – Dolor de Origen óseo – Dolor de origen muscular – Dolor de origen vasomotor.
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CONSECUENCIAS:
Los resultados a largo plazo de las fracturas supracondileas son malos en la mitad de los casos (limitación de los movimientos en la articulación, isquemia de Volkman). Aun con una buena reducción los callos son voluminosos y son bastantes frecuentes las lesiones de los nervios Cubital, Radial y Mediano, Investigar inmediatamente después del accidente traumático y en los días siguientes encontrar alteraciones de la motilidad o de la sensibilidad del antebrazo y en la mano que puede ser un indicio de lo que algunos llaman ESBOZO DE VOLKMANN
Las secuelas más frecuentes es el cubitus varus que alcanza una incidencia de hasta el 50% que se origina de la angulación lunar y la rotación interna del fragmento distal.
Las lesiones de la arteria humeral alcanza una incidencia de 5 – 20% por la acción de la extremidad inferior.
Las lesiones neurológicas: se producen en un 10 – 26% y corresponden al nervio mediano por estiramiento sobre la extremidad inferior del humero, del Nervio Cubital por la tracción entre el punto por donde pasa a través del tabique y por donde se introduce a su canal ubicado por debajo de la epitróclea humeral, el nervio radial puede sufrir una parálisis pero esta es rara por una comprensión cuando el nervio rodea la región fracturad
2.1 Pregunta de Investigación:
¿Cuál es la incidencia de recuperación en el manejo de las fracturas supracondileas de humero en el Hospital Escuela San Juan de Dios?
2.2 Justificación:
Siendo una patología de emergencia traumática preferentemente infantil y las complicaciones a que esta lleva por un mal manejo, es el propósito del presente estudio conocer los resultados del manejo de las fracturas supracondileas de humero en el Hospital Escuela San Juan de Dios debido principalmente a la falta tanto de información como de estudios de investigación hace de esta una situación de importancia para la población.
2.3 Objetivo General:
Determinar el Índice de Recuperación de las fracturas supracondileas de humero atendidas en el Hospital Escuela San Juan de Dios durante el Segundo Semestre del año 2,011
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2.4 Objetivos Específicos:
Determinar las características de la población con fracturas supracondileas de humero según edad,
Sexo y procedencia.
Determinar el tipo de fractura supracondilea de humero, lugar del accidente y extremidad
afectada.
Determinar el tipo de tratamiento y la técnica quirúrgica utilizada en el Hospital Escuela San Juan
de Dios.
Determinar una estadística local sobre las complicaciones neurológicas y vasculares en las
fracturas supracondileas de humero tratados en el Hospital Escuela San Juan de Dios.
III. MARCO TEÓRICO
ANATOMÍA DE HÚMERO: Es el hueso más largo y voluminoso del miembro superior, se divide en dos extremidades, una proximal y otra distal, y entre ellas una diáfisis. Posee una cabeza redondeada que se articula en la cavidad glenoidea de la escápula (articulación glenohumeral).
CABEZA DEL HÚMERO: Se distinguen, dos tuberosidades, una mayor o troquíter y otra menor o troquín. La cabeza representa algo menos de la mitad de una esfera, y su lisa superficie se halla recubierta de cartílago hialino. Estando el brazo pegado al tronco, la cabeza se orienta hacia atrás, arriba y hacia la línea media, para poder encajar en la cavidad glenoidea de la escápula.
CUELLO ANATÓMICO: Es el leve estrechamiento situado entre el borde del cartílago articular de la cabeza humeral y los extremos proximales de las dos tuberosidades, la mayor y la menor. La tuberosidad menor o troquín está situada en la cara anterior de la extremidad proximal del húmero, inmediatamente distal al surco del anatómico. El borde lateral del troquín está más marcado que el interno y contribuye a formar el borde medial de la corredera bicipital, en donde se encuentra contenido el tendón de la porción larga del bíceps. Los bordes de la corredera bicipital se continúan, atenuándose progresivamente, hacia la diáfisis; el borde o cresta subtroquiniana sirve de inserción a los músculos redondo mayor y dorsal ancho, mientras que en la cresta subtroquiniana se produce la inserción del músculo pectoral mayor.
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CUELLO QUIRÚRGICO: Corresponde a la zona relativamente estrecha, situada inmediatamente distal a las dos tuberosidades, mayor y menor.
DIÁFISIS El cuerpo del húmero o diáfisis es casi cilíndrico en su mitad superior, para después adquirir una sección triangular, con ligero aplanamiento en el sentido anteroposterior.
BORDES Y CARAS: Se distinguen en la diáfisis humeral tres bordes, anterior, lateral y medial, que delimitan tres
caras, anterolateral, anteromedial y posterior.
El borde anterior es la continuación de la cresta subtroquiteriana y el borde lateral sólo es aparente en el tercio inferior del húmero, y en su parte media está interrumpido por un surco poco profundo que recorre el húmero oblicuamente, desde la cara posterior a la anterolateral y de arriba abajo: es el canal del nervio radial.
El borde medial solo aparece con nitidez en el tercio inferior.
EXTREMIDAD DISTAL: Participa en la articulación del codo, aplanada del adelante hacia atrás, está extendida en sentido transversal. La superficie articular corresponde al cúbito, medialmente, y al radio, lateralmente. La parte medial de la superficie articular es la tróclea del Húmero; estructurada en forma de polea, su borde medial desciende más que el lateral, la garganta de la polea se dirige en forma oblicua de arriba hacia abajo y en sentido lateromedial pasando de la cara anterior a la posterior del Húmero.
Lateralmente a la tróclea del Húmero, se encuentra el cóndilo Humeral; saliente redondeada con desarrollo anterior e inferior, que no se ve en la cara posterior del hueso, entre el cóndilo y la tróclea del Húmero, se excava un pequeño canal condilotroclear, también perteneciente a la articulación del codo.
Por encima de esas superficies lisas se excavan tres fositas; anterior y lateral, la fosa radial. Anterior y medial, la fosa coronoidea, más profunda que la precedente, situada por encima de la tróclea del Húmero
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HÚMERO
HÚMERO
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FRACTURAS SUPRACONDÍLEAS DE HÚMERO
DEFINICIÓN:
La fractura supracondílea se define como la pérdida de solución de continuidad de la metáfisis
distal del húmero, por encima de los cóndilos y proximal a la línea fisiaria.
Representa el 3-16 % de todas las fracturas en niños, solo superada por la fractura distal del radio;
además, es la fractura más frecuente del codo en niños y adolescentes. Su mayor incidencia
ocurre en el esqueleto inmaduro, por lo que su pico máximo es en la primera década de vida,
entre los 4 y 12 años de edad.
LÍNEA DE FRACTURA:
Inmediatamente proximal a las masas óseas por vértices de fosas coronoidea y olecranon
Dos tipos principales:
– Fx supra-condíleas de rasgo Transversal.
– Fx supra-condíleas con rasgo en T o en Y (intra-articulares).
Cuello Anatómico
Cuello Quirúrgico
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ANATOMÍA
Son las fracturas más frecuentes del codo, sumando el 60% de todas ellas, seguida por las fracturas del cóndilo externo con una frecuencia del 20%. Se producen con más frecuencia entre los 4 y 12 años de edad.
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MECANISMO DE LESIÓN:
Se producen por una caída sobre el codo o sobre la mano, con frecuencia desde altura y la fuerza
transmitida llega hasta esta región que puede ceder por ser más débil a nivel de la paleta
humeral. Dicha paleta humeral se encuentra inclinada 45º hacia delante y esto hace que los dos
pilares que mantienen la articulación (tróclea y cóndilo) puedan ceder por hiperextensión de los
mismos o por hiperflexión, según la caída.
HALLAZGOS CLÍNICOS: El diagnóstico clínico es evidente por la deformidad, dolor, impotencia funcional y el antecedente de la caída. La deformidad es tan ostensible que describe los signos diferenciales con la luxación de codo, por esto también se la conoce como “fractura de Malgaigne”:
– Angulación de vértice anterior y seno posterior
– Brazo aparece más corto en esta fractura y en la luxación más largo
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– No se altera el triángulo de Nelaton, formado por epicóndilo, epitróclea y pico del olécranon.
– En la luxación del codo esta relación, sí se altera por el desplazamiento posterior del cúbito.
Es preceptivo el tomar el pulso por la posibilidad de lesión del tronco de la Arteria Humeral o bien que esté comprimida por el intenso desplazamiento. Así mismo, explorar la integridad de los Nervio Mediano y Nervio Radial (Oposición del Pulgar y extensión de los dedos).
En el caso poco frecuente de las fracturas por flexión la deformidad es menos ostensible y apenas es perceptible deformidad alguna. Sí aparecen tumefacción y hemartrosis.
DIAGNOSTICO RADIOLÓGICO:
Se requiere Rx anteroposterior y perfil para evidenciar desplazamientos del fragmento distal que
más frecuentemente será en sentido posterior, medial y rotatorio al girar el niño el miembro en
rotación interna para protegerlo. Es importante el analizar el desplazamiento en sentido de varo-
valgo y rotatorio que son los que no se van a remodelar tras la reducción.
Un posible error es catalogar como contusión de codo una fractura incompleta de un pilar. Hay un
signo indirecto que denota que existe derrame articular y por tanto fractura y es el llamado
“Signo de la almohadilla grasa” (“Fat pad sign”) que consiste en que el espacio adiposo visible a Rx
en la cara posterior del codo inmediatamente por encima del extremo del olécranon desaparece.
Otro sería el catalogar un cartílago de crecimiento como trazo de fractura.
CLASIFICACIÓN: Se pueden clasificar en:
A. Clasificación de KOCHER que lo hace en fracturas por hiperextensión, en la cual el
desplazamiento del fragmento distal es posterior.
Fracturas por flexión, siendo el desplazamiento del fragmento distal opuesto al anterior.
B. Quizás el más utilizado hoy día es la clasificación de GARTLAND (1959) que lo hace en tres
grupos:
Tipo I. Corresponde a la fractura no desplazada
Tipo II. Fractura desplazada con el cortical posterior íntegro
Tipo III. Desplazada con pérdida del contacto de la cortical posterior.
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Estás se subdividen en:
Tipo III-A cuando el desplazamiento es posteromedial y
Tipo III-B cuando es posterolateral.
Lo cual entraña lesiones perióticas y capsulares importantes y cuando el desplazamiento es
grande, incluso lesión del músculo braquial anterior. Además siempre existirá la posibilidad de
lesión neurológica que será el Nervio Radial y Cubital en las desplazadas en sentido posteromedial
y el Nervio Mediano junto a la Arteria Braquial en las que lo hacen posterolateral.
La clasificación de Gartland modificada de las fracturas supracondíleas de húmero es el sistema
aceptado y utilizado con más frecuencia. Los valores kappa para la variabilidad intraobservador e
interobservador de esta clasificación fueron más altos que los asociados con sistemas de
clasificación de fracturas evaluados con anterioridad.
Tipo I:
Una fractura supracondílea tipo I de Gartland no está desplazada o presenta desplazamiento
mínimo (<2 mm) y se asocia con una línea humeral anterior intacta. Puede haber evidencia de
lesión ósea o no; la almohadilla adiposa posterior puede ser el único signo de la fractura. Estas
fracturas son muy estables porque el periostio está indemne en toda su circunferencia.
Tipo II:
Una fractura supracondílea tipo II de Gartland está desplazada (en >2 mm), y la cortical posterior
presumiblemente está indemne, pero forma una bisagra.
En una radiografía de perfil estricto del codo, la línea humeral anterior no atraviesa el tercio
medio del capitellum (pequeña cabeza del húmero). Por lo general, no se observa deformidad
rotatoria en una radiografía de frente, debido a la bisagra posterior intacta. Con el uso habitual de
la clasificación, cualquier deformidad rotatoria observada en una radiografía de frente calificaría a
la fractura como de tipo III.
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Radiografía de perfil de un codo con una fractura supracondílea de húmero (flechas rojas) y
elevación de la almohadilla adiposa posterior (flechas blancas). La línea humeral anterior (línea
blanca delgada) atraviesa el capitellum, pero no por su tercio medio, de manera que hay cierta
angulación posterior. Esta fractura puede ser considerada de tipo II, aunque está en el límite de
ser de tipo I.
Tipo III:
Una fractura tipo III de Gartland es una fractura supracondílea desplazada, sin contacto cortical
significativo. Habitualmente, hay extensión en el plano sagital y rotación en los planos frontal o
transversal. Se observa desgarro extenso del periostio, y esta fractura se suele acompañar de
lesiones de partes blandas y vasculonerviosas. Un posible riesgo es subestimar el grado de
pérdida de la alineación normal en fracturas con conminación y colapso de la columna medial.
Este tipo de compromiso de la columna medial implica mala rotación en el plano frontal y, por
ende, define la lesión como de tipo III.
Tipo IV:
Llevaron a cabo una revisión retrospectiva de las características de 297 fracturas supracondíleas
de tipo extensión desplazadas y describieron nueve (3%) con inestabilidad multidireccional. Estas
fracturas se caracterizan por una bisagra perióstica incompetente en toda su circunferencia, y se
caracterizan por la inestabilidad tanto en flexión como en extensión.
Por lo general, esta inestabilidad multidireccional se determina con el paciente anestesiado en el
momento de la cirugía. El patrón de inestabilidad se puede deber a la lesión inicial o puede ser
yatrógeno secundario a un intento de reducción. Se puede justificar la clasificación de esta
fractura como un tipo distinto, pues la inestabilidad multidireccional tiene implicaciones
terapéuticas; de todos modos, el tiempo dirá si otros encuentran útil este agregado al sistema de
clasificación de Gartland.
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Extension Flexion
Tipo I Sin desplazamiento Sin desplazamiento
Tipo II Desplazada , Cortical posterior intacta, Ligeramente angulada/
rotada
Desplazada , Cortical anterior intacta, Ligeramente angulada/ rotada
Tipo III Desplazamiento Completo
(Posteromedial o posterolateral)
Desplazamiento Completo
(anterolateral)
Las fracturas del codo son las comprendidas desde la inserción del músculo supinador largo hasta
la superficie articular del húmero y las que afectan a la porción proximal del cúbito (Olécranon y
Coronoides) y el radio (epífisis y cuello). Pueden afectar al niño o el adulto, pero en general son
más frecuentes las que afectan al niño.
Fracturas Supracondíleas en el niño, son las fracturas más frecuentes del codo, seguida por las
fracturas del cóndilo externo, se producen con más frecuencia entre los 4 y 12 años de edad.
La fractura supracondílea de húmero se clasifica según su mecanismo de producción en: fractura
en extensión o flexión. La fractura en extensión ocurre cuando el paciente cae y se apoya sobre la
mano con el codo en hiperextensión; mientras que la fractura en flexión ocurre cuando el niño
cae sobre el codo y se encuentra en flexión.
La fractura supracondílea del húmero es la más frecuente en niños y adolescentes, comprende de
50 a 60% de las fracturas del codo y se observa con mayor frecuencia en niños de 3 a 10 años.
En los varones, la incidencia es el doble que en las mujeres, el brazo izquierdo es afectado con
mayor frecuencia que el derecho.
La severidad de estas fracturas no solo se deriva del trauma en sí necesario para producir la lesión
sino de las secuelas tan graves que pueden aparecer si no se realiza el diagnóstico, tratamiento y
seguimiento adecuados.
La alta incidencia de complicaciones que se daba en estas lesiones, sobre todo el síndrome de
Volkmann, la ha convertido en una urgencia.
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Las fracturas por extensión son las más frecuentes y se producen tras caídas sobre la palma de la
mano en dorsifexión y el codo extendido. Las lesiones por flexión se producen generalmente por
golpes sobre el olécranon con el codo lesionado. Estas últimas son muy raras y constituyen solo
alrededor del 5% del total de las fracturas supracondíleas. Las fracturas por extensión fueron
clasificadas por Gartland en tres grandes grupos.
TRATAMIENTO
Antes siempre descartar la lesión vascular del miembro y procurar evitar la deformidad en varo
residual que es la complicación más frecuente de las fracturas supracondíleas del niño. Al ser la
superficie de fractura muy pequeña son difíciles de estabilizar y si se consigue ha de ser en
máxima flexión.
Las fracturas de extensión tipo I:
Se suele coincidir en que estas fracturas deben ser tratadas con un yeso braquial largo sin
necesidad de reducción (hasta 15º-20º de angulación posterior son aceptables), como sucede en el
tipo I de Gartland y bastará con inmovilizar el miembro durante aproximadamente tres semanas,
con el codo en flexión de alrededor de 60° a 90°. Se recomienda practicar radiografías de control a
la semana y a las dos semanas para detectar cualquier desplazamiento de la fractura.
Las fracturas de tipo II:
El tratamiento óptimo de las fracturas de tipo II ha evolucionado a la tendencia actual de
intervención quirúrgica en lugar de inmovilización con yeso. La parte distal del húmero es
responsable del 20% del crecimiento humeral y, por ende, tiene escaso potencial de remodelado.
El miembro superior crece alrededor de 10 cm durante el primer año de vida, 6 cm durante el
segundo año, 5 cm durante el tercer año, 3,5 cm durante el cuarto año y 3 cm durante el quinto
año.
Los deambuladores (menores de tres años de edad) tienen cierto potencial de remodelado, de
manera que el cirujano puede aceptar el tratamiento conservador de una fractura tipo II en la que
el capitellum colinda con la línea humeral anterior, pero no la cruza. En cambio, a un niño de ocho
a diez años, sólo le resta un 10% del crecimiento de la parte distal del húmero, de manera que es
esencial una reducción adecuada para prevenir la consolidación defectuosa.
Los resultados de dos estudios avalan el tratamiento inicial de las fracturas de tipo II mediante
reducción a cielo cerrado y yeso. Establecieron que la fijación con clavijas de todas las fracturas de
tipo II de su serie habría implicado que treinta y siete (77%) de los cuarenta y ocho pacientes
habrían sido sometidos a un procedimiento quirúrgico innecesario.
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Sin embargo, once (23%) de los cuarenta y ocho pacientes de esa serie perdieron la reducción
después de la reducción a cielo cerrado y se debió efectuar una cirugía diferida. Dos de los catorce
pacientes seguidos tuvieron una mala evolución.
En un estudio retrospectivo de veinticinco codos tratados con reducción a cielo cerrado y yeso,
Comunicaron que siete (28%) mostró pérdida de la reducción, cinco (20%) fueron sometidos a
cirugía diferida y dos (8%) tuvieron una evolución insatisfactoria.
Por el contrario, en una serie consecutiva de sesenta y nueve niños con una fractura de tipo II
tratados mediante reducción a cielo cerrado y fijación con clavijas, no se detectó pérdida
radiográfica ni clínica de la reducción, ni cúbito varo, ni hiperextensión, ni pérdida de movimiento,
ni parálisis nerviosas yatrógenas, y no hubo necesidad de cirugía adicional.
En un estudio de 191 fracturas tipo II consecutivas tratadas mediante reducción a cielo cerrado y
fijación percutánea con clavijas, se comunicaron cuatro infecciones del trayecto de las clavijas
(2%), tres de las cuales fueron tratadas de manera exitosa con antibióticos orales y extracción de la
clavija.
En el cuarto caso, se practicó irrigación y desbridamiento quirúrgicos por una infección de la herida
que no comprometía la articulación. No hubo ninguna lesión nerviosa ni vascular, y tampoco se
observó pérdida de la reducción, consolidación diferida ni consolidación defectuosa.
Otra razón para propugnar el tratamiento quirúrgico de estas lesiones es que el grado de
hiperflexión requerido para mantener la reducción de fracturas tipo II sin fijación con clavijas
predispondría a estos pacientes a presiones compartiméntales más altas.
En un examen Doppler, se observó que las posiciones de pronación y mayor flexión disminuían el
flujo en la arteria humeral.
Los autores recomiendan una posición de flexión y supinación para “seguridad vascular”. La
fijación con clavijas de estas fracturas evita la necesidad de inmovilizar el codo en flexión
considerable. El concepto básico es que, en cualquier caso que exija flexión del codo >90° para
mantener la reducción, ésta se debe mantener con clavijas y se debe inmovilizar el brazo con el
codo no tan flexionado (alrededor de 45° a 70°).
Se han utilizado diversos métodos para las Fracturas desplazadas, pero hay día se realiza:
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a. Suelen evolucionar bien con Reducción cerrada, bajo anestesia general. Tras la reducción se
recurre al método de estabilización de la fractura. sobre todo en los casos de fragmentos rotados,
se puede tratar con dos clavos Kirschner 1.6 mm laterales más que cruzadas ya que, a pesar de
haberse recomendado la fijación con agujas cruzadas durante años, los clavos laterales paralelos o
semiparalelos son biomecánicamente aceptables y menos peligrosos para la integridad del nervio
cubital.
Hoy día La inmovilización enyesada es poco utilizado por el riesgo de compromiso circulatorio.
Este es el llamado “dilema supracondíleo” ya que la fractura se estabiliza en flexión máxima, pero
en esta posición pueden originarse problemas circulatorios debidos al hematoma y edema
perifracturario. En esta circunstancia será necesario estabilizar la fractura mediante osteosíntesis
percutánea para poder dejar el codo en menos flexión y la fractura estable.
La osteosíntesis percutánea con agujas de Kirschner es el método más difundido en la actualidad,
permitiendo inmovilizar el miembro en posición menos forzada y con menos riesgo circulatorio.
Los métodos de tracción, percutánea o transesquelética desde olécranon son métodos apenas
utilizados.
b. Reducción abierta, mediante abordaje al foco de fractura y cuyas indicaciones serían:
1) Fracturas no tratadas precozmente (3-4 días).
2) Fracaso de reducción cerrada por interposición del periostio.
3) Fracturas con complicación vascular que no mejora tras la reducción cerrada.
4) Fracturas muy desplazadas con perforación del músculo braquial anterior y fragmento
Proximal diafisario subcutáneo.
El abordaje más utilizado es el posterior y tras la reducción se introducen dos agujas de Kirschner
desde epicóndilo y epitróclea y se inmoviliza durante 6 semanas.
En las fracturas tipo III:
Si el niño es llevado al departamento de urgencias con el miembro en flexión o en extensión
extrema, se debe colocar cuidadosamente el brazo en flexión a 30º para minimizar la agresión
vascular y la presión compartimental. En la mayoría de los centros, el estándar de atención para el
tratamiento de fracturas de tipo III es la reducción quirúrgica y la fijación con clavijas.
Caso especial de conminución de la columna medial Las fracturas con conminución medial pueden
no presentar el desplazamiento sustancial de la mayoría de las fracturas de tipo III, pero se las
debe tratar mediante reducción quirúrgica, porque el colapso de la columna medial causará
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deformidad en varo de un brazo con una fractura supracondílea, por lo demás, mínimamente
desplazada.
El tratamiento es la reducción cerrada y la fijación percutánea con clavos Kirschner 1.6 mm que se
pueden colocar desde la cara lateral o bien cruzados percutáneos. La reducción abierta se debe
emplear en los casos de imposibilidad para conseguir la reducción cerrada, en los raros casos de
fractura expuesta y en los casos de lesión vascular persistente tras la reducción. El uso de tracción
en casos de gran inflamación a nivel del codo puede ser de gran utilidad para poder esperar unos
días hasta que dicha inflamación baje y se puede entonces hacer la fijación con clavos, tiempo en
el que además probablemente se habrá conseguido reducir al menos parcialmente la fractura.
En este tipo también se puede emplear el tratamiento para fracturas supracondíleas tipo III, es la
reducción cerrada y fijación externa con fajadores pequeños más fijación interna con clavos
Kirschner 1.6 mm en el cóndilo lateral paralelos, donde se ha visto una fijación más estable, mejor
manejo de edema y tejidos blandos, consolidación ósea satisfactoria, movilización temprana con
menor hipotonía e hipotrofia muscular y rehabilitación corta.
Las complicaciones más frecuentes de las fracturas supracondíleas consisten en lesión neurológica,
lesión vascular, cúbito varo y retracción isquémica de Volkmann.
En las fracturas tipo IV:
Si bien estas fracturas sumamente inestables se podrían tratar mediante reducción a cielo abierto,
describieron un protocolo terapéutico que utilizaba reducción a cielo cerrado en nueve pacientes.
Su técnica recomendada consiste en colocar primero dos alambres de Kirschner en el fragmento
distal. A continuación, se reduce la fractura en el plano anteroposterior, y se verifica la reducción
mediante estudios por la imagen.
La conminución medial es un signo radiográfico sutil e indica una variante de fractura más inestable, que puede colapsar en varo si no es tratada del modo apropiado
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En este punto, en lugar de rotar el brazo para obtener una Imagen lateral, como se suele hacer en
patrones de fractura más estables, se rota la unidad de fluoroscopia hacia la proyección lateral.
Después, se reduce la fractura en el plano sagital, y se hacen pasar los alambres de Kirschner a
través del sitio de fractura. Las nueves fracturas tratadas con esta técnica consolidaron; no hubo
ningún caso de cúbito varo, consolidación defectuosa ni pérdida de movimiento; y no se requirió
tratamiento quirúrgico adicional. Dado el limitado número de estas fracturas infrecuentes, pero
potencialmente problemáticas, no es posible predecir la necesidad de reducción a cielo abierto ni
la verdadera tasa de complicaciones.
Las fracturas supracondíleas de húmero en niños representan un gran reto para el ortopédico,
pues suele acompañarse de importantes complicaciones como son las lesiones vasculares y
nerviosas, síndrome compartimental y lamentablemente pueden dejar secuelas como limitación
funcional, consolidaciones viciosas, deformidades angulares, entre otras. Por lo que requieren de
un manejo adecuado por parte del especialista.
Las lesiones asociadas iníciales siempre deben tenerse en cuenta ante este tipo de fractura. Dentro
de las lesiones neurológicas fueron el nervio cubital y el radial los más afectados.
El método más utilizado fue la reducción cerrada e inmovilización con yeso; no obstante se
considera que este procedimiento debe ser revisado y es necesario aumentar el número de casos
tratados con reducción cerrada y fijación con agujas de Kirschner percutáneos, siempre y cuando
no esté indicada la reducción abierta. Pues la reducción cerrada bajo intensificador de imágenes y
la fijación percutánea con Kirschner en cruz como tratamiento de las fracturas supracondíleas
desplazadas de codo tipo III, es muy segura en niños, muy efectiva en tiempo y costo, además
proporciona una buena estabilidad comparada con la reducción y yeso.
Las fracturas supracondíleas de codo en extensión desplazadas tipo II según la clasificación de
Gartland, se pueden tratar con reducción cerrada y colocación de una inmovilización mediante
yeso; mientras que las de tipo III se deben realizar la reducción cerrada y colocación percutánea de
Kirschner en cruz bajo visión radiográfica. Se considera que éste método es seguro y exitoso para
este tipo de lesión y se debe generalizar su uso como método de elección.
La reducción abierta y fijación interna se recomienda realizar en los casos de fracturas expuestas,
fracturas complicadas por lesión vascular y en caso que la reducción cerrada haya sido
insatisfactoria por inestabilidad de la fractura.
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COMPLICACIONES:
Deformidades angulares.- El codo varo sigue siendo la más frecuente. Es deformidad más estética
que funcional.
Alteraciones neurológicas.- Su frecuencia oscila entre el 2 y el 40%. La frecuencia en la lesión es de
Nervio Mediano, Nervio Radial y Nervio Cubital.
Es más rara la afectación del N. Interóseo anterior. Suelen recuperarse espontáneamente en la
mayoría de casos por ser neurapraxias.
Alteraciones vasculares.- No es muy frecuente y se produce aproximadamente en el 6-7% de los
casos ausencia de pulso que se recupera en horas tras la reducción de la fractura.
Síndrome de Volkmann. Son raras las isquemias tipo Volkmann por afectación compartimental,
pero ante la más mínima sospecha debe procederse a su descompresión.
Miositis osificante.- Es poco frecuente y puede resolverse sin necesidad de cirugía, suele ser
consecuencia de una rehabilitación forzada y no adecuada.
FRACTURAS SUPRACONDíLEAS DEL ADULTO:
Las fracturas supracondíleas del adulto son mucho menos frecuente que las del niño, las fracturas
de la extremidad distal del húmero. Pueden ser supracondíleas puras o
supraintercondilotrocleares, si un trazo se extiende hacia la articulación, pudiendo estas últimas
además ser conminutas.
Fracturas Supracondíleas son extra articulares y los trazos pueden ser espiroideos o con tercer
fragmento. Su tratamiento en las desplazadas es eminentemente quirúrgico y tratado mediante
una placa atornillada moldeada.
22
23
Verdades y falsedades en las fracturas habituales
Del miembro superior en la infancia
Verdades sobre el mito de la reducción incruenta:
Siempre deben considerarse primero los errores posibles.
1. Pensar si un colapso importante de la fractura medial puede mantenerse sólo con yeso.
2. Sólo en manos muy expertas la reducción puede ser efectuada por una sola persona.
3. Es casi imposible realizar una reducción cerrada sin intensificador de imágenes.
4. Se debe traccionar con el codo en extensión y contra tracción en el húmero distal y el
antebrazo en supinación.
5. Recién cuando se logró la alineación se flexiona el codo presionando el olécranon y se
termina la reducción con flexión de 120º de hiperpronación.
6. Se discute si hay que usar clavijas cruzadas o laterales. Estas últimas no ocasionan el riesgo
de lastimar el nervio cubital y está probado que son tan estables como las cruzadas. En
caso de gran inestabilidad se les puede agregar una tercera con dirección al conducto
medular.
7. En codos muy tumefactos lo primero que se ve es que se restaura la longitud y se alinean
los ejes.
8. La reducción cerrada es el tratamiento de referencia para estas fracturas; pero las que
pierden alineación en más del 50% con una flexión de 120º.
9. Sólo se debe pensar en abrir: las fracturas expuestas, aquellas con muy grave compromiso
vascular y las muy resistentes a toda reducción cerrada.
10. Se realiza para este tipo de fractura un abordaje anteromedial cuando existe valgo Y
anterolateral cuando existe varo.
24
Los errores en las fracturas supracondíleas:
Este tipo de fracturas suelen tratarse bajo presión o en horas de la madrugada y los errores
pueden llegar inesperadamente.
Como nunca se sabe cuándo puede ocurrir un error, hay que estar siempre mentalmente
prevenido.
Los mayores errores son, en orden de frecuencia:
1. Reducción con técnica deficitaria (intensificador de imágenes deficiente, clavijas gruesas,
motor de muy alta velocidad, etc.).
2. Desejes: el codo varo es habitualmente un error de técnica por mala reducción. Disminuyó
su frecuencia desde que se usa yeso más enclavijado y se realizan menos cirugías, si bien su
resultado es desagradable desde el punto de vista estético y también ocasiona algunos
trastornos funcionales.
3. Miositis osificante: por fortuna es menos común porque se realizan menos cirugías a cielo
abierto y menos maniobras intempestivas. Es muy limitante, pero tiende acceder con el
tiempo y no está indicada la cirugía rápida de resección.
4. Resalto anterior por pérdida de la reducción sagital: es un mal resultado que tiende a
recomponerse en forma espontánea por el crecimiento en los niños de corta edad.
5. Defectos rotacionales: son defectos de la reducción y deben corregirse con una nueva
reducción.
6. Necrosis a vascular de la tróclea: es más frecuente en las fracturas fizarías muy inestables y
difíciles de reducir. Su aparición no es inmediata, pero provoca una grave limitación de la
movilidad.
Hoy podemos hacer diagnósticos más sencillos de las fracturas del antebrazo sin temor a la furia
divina. La evidencia científica nos permite comprobar que el 20% de estas fracturas corresponden
a las diáfisis y 75%, al tercio distal.
Las fracturas de los miembros superiores en los niños llegan a ser hasta tres veces más frecuentes
que las de los miembros inferiores. De hecho, se observó que hasta 7 de las 10 fracturas infantiles
más frecuentes corresponden topográficamente al miembro superior y que un 50% de esas
fracturas corresponden al antebrazo y la mano.
25
Cabe recordar que el 80% del crecimiento del antebrazo en un niño es distal.
Una guía general de tolerancia de las fracturas del antebrazo sería:
Menor de 9 años: tolerancia de 15º de defecto angular y 45º de rotacional.
Mayor de 9 años: 30º de defecto rotacional, 10º de angular en proximal y 15º en el antebrazo
distal.
Como concepto universal, una correcta reducción debe tener un defecto rotacional próximo a
cero.
La mayoría de estas fracturas se producen a partir de los 6 años de edad y están relacionadas con
la actividad deportiva, seguida de los juegos al aire libre en la escuela y los accidentes de tráfico.
En los más pequeños, los accidentes domésticos son la causa más frecuente (secarropas, etc.).
Son fracturas en las cuales se observa un proceso de remodelación muy activo, sobre todo en los
niños pequeños y en las regiones cercanas a las fisis.
Las fracturas mediodiafisarias y del tercio distal se producen por caídas con el brazo en extensión;
eventualmente las del tercio distal pueden ser ocasionadas por un mecanismo directo.
Las fracturas en tallo verde (greenstick) son más frecuentes en los niños y las desplazadas lo son en
el adolescente, pero la evidencia científica marca con certeza que las fracturas de la media diáfisis
tienen el índice mayor de fracturas del organismo.
El equivalente de la fractura de Galeazzi en la infancia y la fractura de Monteggia son mucho
menos frecuentes, pero más graves.
Fracturas en tallo verde:
Es muy habitual verlas con deformidad volar y en supinación. Cuando es necesaria la reducción,
hay que corregir primero en pronación y luego la deformidad volar.
Mucho menos a menudo se observan con un ápex dorsal y pronación.
Una polémica verdad es si se debe romper el periostio para reducirla, ya que se encuentra una
deformidad mono cortical y se supone un solo lado del periostio lastimado.
Es posible que la reducción sea laboriosa cuando la cortical está integra, pero cuando el periostio
queda intacto estabiliza la reducción angular y el defecto rotacional.
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Las indicaciones de cirugía serían sólo por gran inestabilidad, interposición de tejidos blandos o
síndrome compartimental.
Es preferible que los yesos sean demasiado largos a que sean demasiado cortos. No siempre el
yeso debe ser largo, pero el braquiopalmar da tranquilidad. Si bien el yeso largo no asegura la
reducción, garantiza un buen mantenimiento en un niño.
Se realiza un yeso braquipalmar aplicando corrección en tres puntos y moldeado del espacio
interóseo. Se inmoviliza por el lapso de 3 a 4 semanas.
Un buen yeso es un excelente tratamiento para una fractura del antebrazo e insiste en que “el
peso del yeso muestra la edad del cirujano”.
Revisión sobre conceptos actuales
Fracturas supracondíleas de húmero en niños
La fijación quirúrgica está indicada en la mayoría de las fracturas supracondíleas de húmero de tipo
II y III para prevenir la consolidación defectuosa.
La conminación medial es un estado sutil que, con un tratamiento conservador, probablemente
derive en una consolidación defectuosa en varo inaceptable.
No está indicada la angiografía en caso de asfigmia del miembro, pues demora la reducción de la
fractura, que suele corregir el problema vascular.
Se requiere un alto índice de sospecha para no pasar por alto un síndrome compartimental
inminente, especialmente cuando hay una fractura concomitante del antebrazo o una lesión del
nervio mediano, que pueden enmascarar los síntomas del síndrome compartimental.
En estudios tanto biomecánicos como clínicos, las clavijas de entrada lateral han mostrado ser tan
estables como el enclavijamiento cruzado si están bien espaciadas en el trazo de fractura, y no se
asocian con riesgo de lesión yatrógena del nervio cubital.
Las fracturas supracondíleas de húmero son las fracturas más comunes de codo observadas en los
niños.
27
Las técnicas modernas de tratamiento han disminuido de manera sustancial las tasas de
consolidación defectuosa y de síndrome compartimental. Todavía hay varios temas controvertidos
con respecto al tratamiento de estas lesiones, como la urgencia de la cirugía, la configuración de la
posición de las clavijas, la conveniencia de tratar en forma quirúrgica o conservadora las fracturas
supracondíleas de tipo II y el manejo de los miembros con trastornos de la vascularidad.
Epidemiología: De los niños hospitalizados por una lesión del codo presentan una fractura supracondílea del
húmero. La mayoría de las fracturas supracondíleas se producen en el rango etario de cuatro a
doce años.
Tradicionalmente, los varones han tenido una incidencia más alta de este tipo de fractura, pero la
diferencia de las tasas entre niñas y niños parece estar igualándose, y algunas series han
comunicado, en realidad, tasas más altas en las niñas.
En casi todos los estudios, las lesiones han afectado, de manera predominante, el lado izquierdo o
no dominante.
Periostio con desgarro lateral asociado con una fractura supracondílea de húmero desplazada en sentido
posteromedial.
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IV Hipótesis:
Las Fracturas SupracondÍleas de humero son más frecuentes en niños de 4 a 12 años
4.1 Mapa Conceptual:
4.2 Variable Dependiente:
Fracturas Supracondíleas de Húmero
4.3 Variables Independientes: Tipo de Fracturas
Edad
Sexo
Tipo de tratamiento
Procedencia
Índice de Recuperación
V Alcance del Estudio: Tipo de Investigación:
DESCRIPTIVA:
Gracias a la información del marco teórico podemos decir que nuestra investigación contiene alcances descriptivos ya que nos brinda propiedades y características de las Fracturas Supracondíleas de Húmero, ya que este estudio nos dice como se produjo (Mecanismos de la Lesión), que ocasiono y porque sucedió una fracturas Supracondílea de Húmero.
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CORRELACIONAL:
También podemos decir que contiene alcances correlaciónales ya que podemos asociar variables tales como la edad y el tipo de accidente dándonos información explicativa de las Fracturas Supracondíleas de Húmero.
EXPLORATORIO:
También contiene alcances exploratorios ya que las fracturas Supracondíleas de Húmero, si es un tema conocido pero en cuanto a las operaciones que se pueden realizar pueda que tenga un resultado positivo o negativos en Guatemala por el tipo de Fractura que se presenta.
VI Metodología:
1. Cronograma
Actividad Mes de Agosto
Mes de
Septiembre Mes de Octubre
Mes de
Noviembre
1ª. 2ª. 3ª. 4ª. 1ª. 2ª. 3. 4ª. 1ª. 2ª. 3ª. 4ª. 1ª. 2ª. 3ª. 4ª.
Elaboración del anteproyecto
Idea de Investigación
Planteamiento del Problema
Pregunta de Investigación
Objetivos Generales
Objetivos Específicos
Marco Teórico
Hipótesis
Alcance del Estudio
Metodología
Presentación al Coordinador de la
Carrera
Elaboración del Proyecto
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2. Material y Método:
o Metodología:
Este fue desarrollado bajo un diseño de corte retrospectivo, observacional longitudinal y
comparativo entre las técnicas de reducción y fijación, utilizadas en el manejo de las
fracturas supracondíleas de húmero en niños.
o Criterio de Inclusión:
Niños de Ambos sexos y edades comprendidas entre 4 hasta 12 años.
Cirugía mediante reducción y fijación percutánea y cirugía mediante reducción a cielo
abierto y fijación interna.
Todos correspondientes al III y IV grado en la clasificación de Holmeber; y grupo III de
acuerdo a Gartland, correspondiente a fracturas extra articulares del húmero distal
(Supracondíleas puras).
o Criterio de Exclusión:
Fracturas supracondíleas que tuviesen otra fractura o lesión asociada.
o Tipos de Análisis:
La información se analizara de la siguiente manera; los resultados de las radiografías fueron evaluadas por un profesional en traumatología contando con registros radiológicos, socio demográficos. Contando con los diagnósticos para cuantificación de datos e Historial clínico de pacientes.
Instrumentos Utilizados:
Se utilizaron los siguientes instrumentos para poder realizar esta investigación de una manera práctica; el examen radiográfico de Brazo y Antebrazo, Microsoft office Word 2007, Microsoft office Excel 2007, Microsoft office PowerPoint. Además de la encuesta como uno de nuestros principales instrumento de investigación la cual será detalla a continuación.
Limitantes y Problemas:
La búsqueda de registros: Encontrar los registros sobre radiografías de Fracturas Supracondíleas de Húmero porque se buscaron los expedientes de los pacientes. El tiempo limitado por motivos de trabajo.
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Plan de recolección de información:
1. Me dirige al hospital General San Juan de Dios 2. Redacte una carta de autorización al Dr. Eduardo Montenegro para poder tener los
registros 3. Discrimine los registros clínico de radiografías de fracturas de cubito y radio 4. Analice los registros clínicos para la cuantificación de datos.
Aspectos Éticos:
Se seguirá los criterios de la declaración de Helsinki y la declaración de la Asociación Medica Mundial sobre el trabajo de investigación para la confidencialidad y el anonimato de las personas que se incluyen en este estudio.
VII Presentación de Resultados:
0
20
40
60
3° trim
Niños
Adultos
Niños
Niñas
Adultos
VIII Discusión de Resultados:
El Traumatismo y la respuesta reparadora del esqueleto en desarrollo del niño, son con frecuencia dispares con respecto al esqueleto maduro del adulto; es necesaria la compresión morfológica del traumatismo ortopédico pediátrico, por lo que no debemos ignorar los mecanismos del traumatismo y la importancia de la anatomía en relación al traumatismo inicial y a las consecuencias a largo plazo.
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La fractura supracondílea del húmero es el tipo más común de lesión del esqueleto en desarrollo y representa más o menos el 50-60% de las lesiones que se produce con mayor frecuencia en los niños con edades de 4 y 12 años, asociándose con una elevada incidencia de complicaciones consecutivas a la consolidación defectuosa resultante de una reducción y contención inadecuada. Es típico el mecanismo que produce la denominada fractura supracondílea en “Y” o en “T”, es una caída sobre la punta del codo, pero son diferentes estas lesiones en el niño o joven sano, en comparación con la mujer anciana, débil y osteoporótica. Por eso, las fracturas supracondíleas de húmero son características de la primera década de la vida y su incidencia es máxima a los 6.6 años de edad en promedio, la edad promedio para los que son tratados con reducción percutánea es de 5.98 años y los que con tratamiento abierto, son de 6.2 años. El predominio de este tipo de fractura al húmero etareo pediátrico, se relaciona con la hiperlaxitud de los ligamentos y la debilidad del hueso metafisiario en el área supracondílea. Como esta última se remodela como consecuencia del crecimiento epificiario, la cortical y la estructura interna de la metáfisis son menos resistentes que en adolecente y en adultos. En general, los niños caen con los brazos extendidos y la mayor distensibilidad ligamentaria favorece el bloqueo del codo en hiperextensión; esto convierte a la fuerza lineal del miembro superior en tensional anterior. La acción de cuña posterior del olécranon concentra las fuerzas en la región supracondílea. Si el impacto es importante, el hueso cede y se produce una fractura supracondílea en extensión típica. El eslabón más débil en toda fijación interna correctamente ejecutada es el hueso, si este es frágil y osteoporótico existen dificultades para asegurar satisfactoriamente los tornillos, es factor primario determinar la edad del paciente, el cual puede modificar los objetivos del tratamiento, es obvio que estos objetivos serán diferentes para el niño o joven que para el octogenario sedentario.
IX Conclusiones:
Las fracturas de tipo III del cóndilo externo del húmero fueron relativamente comunes en los niños con edad promedio de 6.1 años y con predominancia del sexo masculino.
Obedece habitualmente a un golpe indirecto ocasionado por una caída sobre la mano extendida con el antebrazo en abducción y el codo extendido, que inicialmente puede empezar en forma de fractura intraarticular.
Las fracturas del cóndilo externo son lesiones graves, cuyo desplazamiento acentuado son generalmente evidentes en las radiografías en el niño, puede no existir el centro de osificación, no llegándose en muchos casos a comprender la naturaleza de la lesión.
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La indicación quirúrgica es la de reducción percutánea mediante clavos Kirchner en “X” e inmovilización mediante yeso braquiopalmar en 90°, retirándose los clavos a las 3 semanas de su implantación y control radiográfico permanente, toda prueba de desplazamiento reciente o tardío constituye una indicación para la reducción cruenta y la fijación interna.
La reducción quirúrgica a cielo abierto de la fracturas expuestas, son como consecuencia del fracaso del tratamiento incruento o el compromiso vascular que podría agravarse con la manipulación.
La complicación más frecuente de las fracturas del cóndilo interno es el cúbito varo, originada por la imposibilidad de lograr o mantener la reducción adecuada, la secuela más temible, es el desarrollo del síndrome isquémico de Volkman.
El edema acentuado no contraindica la cirugía, cuando se evacua el hematoma, la tumefacción disminuye.
Finalmente, podemos referir que ambas técnicas quirúrgicas son las alternativas eficaces para las fracturas del cóndilo externo, que cubren las metas terapéuticas de restablecer el rango de movilidad normal y preservar la función del miembro superior, obteniéndose en aspecto estético satisfactorio en el niño con lesión distal del húmero.
X Recomendaciones:
Al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social:
Implementar programas de información y capacitación dirigidos a los padres de familia para prevenir las fracturas en extremidades en niños menores de cinco años.
Capacitar al personal de puestos y centros de salud a nivel nacional sobre el diagnóstico o sospecha de fracturas en niños para su pronta referencia a centros de atención especializada.
Brindar charlas educativas a padres de familia, sobre la prevención de accidentes en
el hogar y así evitar las fracturas de extremidades en niños.
Implementar historias clínicas pediátricas, que permitan registrar con mayor
precisión los antecedentes de los niños.
34
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25. http://akot.com.ar/files/Fr_supracondileas_ninos.pdf
36
ENCUESTA
HC__________________
FECHA DE ADMICIÓN: _______________FECHA DE ALTA: _________________
NOMBRE Y APELLIDOS: __________________________________________________ ______________________________________________________________________________
EDAD_______ SEXO M ( ) F ( ) PROCEDENCIA: ___________________________________________________________
MOTIVO DE LA FRACTURA:
CAÍDA: ______ ACCIDENTE DE TRÁNSITO: _____________
OTRO: ______ ESPECIFICAR: __________________________
LADO DE MIEMBRO SUPERIOR LESIONADO
IZQUIERDO: __________ DERECHO: _________
EXAMEN FÍSICO:
DOLOR____________ ASINTOMÁTICO: ________________________
IMPOSIBILIDAD FUNCIONAL: _______________________________
DEFORMIDAD DE CODO: _____________________________________
EXAMEN RADIOLÓGICO:
a.______________________ b._______________________
c.______________________ d._______________________
e.______________________
MECANISMO DE LA FRACTURA SUPRACONDÍLEA
EXTENSIÓN: ______________________ FLEXIÓN__________________
TIPOS DE FRACTURAS SUPRACONDÍLEAS (GARTLAND)
TIPO I DESPLAZADA ________________
TIPO II DESPLAZADA CORTICAL POST. INTACTA ________________
TIPO III DESPLAZADA SIN CONTACTO ________________
TIPO IV DESPLAZADA CON INESTABILIDAD MULTIDIRECCIONAL ________________
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TRATAMIENTO CLÍNICO-QUIRÚRGICO TRATAMIENTO INCRUENTO+ ENCLAVAMIENTO (AGUJAS DE KRISCHENER) __________________ TRATAMIENTO CRUENTO + ENCLAVAMIENTO (AGUJAS DE KRISCHENER) __________________ FÉRULA DE YESO __________________ APARATO DE YESO __________________ CABESTRILLO __________________ OTROS (ESPECIFICAR) ________________________________________________________________________________
COMPLICACIONES PRESENTADAS INFECCIÓN HERIDA OP. ___________________ DESVIACIÓN AXILAR EN VARO ___________________ SÍNDROME ISQUÉMICO AGUDO ___________________ OTRAS COMPLICACIONES (ESPECIFICAR) _____________________________________________
EVOLUCIÓN (picos de concentración del Ángulo metafisiario-diafisiario): Entre 85°- 100° ____________________ 110° (Varo) _________________ Movilidad en flexión y extensión (al término del tratamiento): Disminución entre 0- 10° respecto de lado sano _______________ Disminución entre 0- 20° respecto de lado sano _______________
OBSERVACIONES: ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________________
FECHA: __________________________________________________________________________________
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39