urge fabricar software

Urge Fabricar SoftwareJesús Antonio Ramírez Verdines

Gregoria Guadalupe Molina Ramos

Daniela Elisama Hernández de la Rosa

Urge Fabricar Software

En el mundo hay demanda de trabajo para quienes escriben programas de cómputo. Ejemplos: los de Microsoft asisten a todas las conferencias de programadores y desarrolladores en el mundo para reclutar gente.

Esta demanda lleva a las empresas y a los reclutadores a una búsqueda salvaje, sin importar de dónde provengan los cerebros ni lo que tengan que pagar para tenerlos en sus filas. Se estima que hay más de 600 mil puestos vacantes en el mundo. ¿La solución? Fábricas de software. Con la creación de centros de producción de programas de cómputo se resolverían dos situaciones: inhibir la fuga de cerebros que genera la alta demanda internacional de ingenieros en sistemas y programación.


También se crearían polos de desarrollo económico y educativo para México, estimulando la creación de generaciones de profesores, estudiantes, profesionales y empresarios. En la leva de talento, las empresas ofrecen entrenamiento en programación a los muchachos de preparatoria. Microsoft en México, capta principalmente estudiantes del Tec de Monterrey que detecta desde la preparatoria y los capacita para llevárselos a Redmond, Washington, a escribir códigos para sus programas.


Ejércitos de escribanos

Según un estudio de Gartner Group, la brecha entre el número de estudiantes de computación y las expectativas de la industria tecnológica por tener el número óptimo de ingenieros desarrolladores de software es de 10 años.

A pesar de toda la revolución de terabytes en el sector, el proceso de escribir programas no ha cambiado mucho. Se calcula que incluso el mejor programador escribe 10 líneas de código al día en promedio. Si tomamos en cuenta que sólo un teléfono celular requiere alrededor de 300 mil líneas de código, se entiende por qué el mundo necesita ejércitos de desarrolladores.


Cifras publicadas por la revista Business Week señalan que, globalmente, hay en total unos siete millones de programadores. Dos millones de ellos están en Estados Unidos y un millón en Japón. Durante años, los "salvavidas digitales" ante esta escasez fueron los indios, que se convirtieron para el software lo que los saudiárabes son para el petróleo.


¿Cómo empezar?

¿Qué necesita México para convertirse en un país desarrollador de software? Las opiniones coinciden en tres puntos básicos:

Primero. No inventar el hilo negro y mirar los ejemplos de otros países. La India tiene ya un par de décadas en este nicho. Es reconocida su habilidad para las matemáticas y esto les otorga cierta ventaja frente a otros países. Pero Irlanda, Ucrania, Canadá y Filipinas acaban de llegar, hace apenas cinco años, a los patios productores de ingenieros desarrolladores de software.


Segundo. Crear planes entre la industria privada, la academia y el sector público. Los gobiernos de todos estos países crearon proyectos para nutrir y fortalecer al sector: se otorgan becas, se estimula a los alumnos más aventajados y, sobre todo, se da una estrecha integración entre el ámbito académico y el empresarial.

Recuadro 1


Tercero. Aprovechar la ola que demanda grandes números de desarrolladores. Para que México deje de ser sólo un consumidor de software y se convierta en productor, se debe aprovechar la alta demanda de ingenieros en desarrollo de software en el mundo.

Recuadro 2


La oportunidad: Ahora o nunca

Para nadie es un secreto que el talento para desarrollar programas de cómputo es recompensado. Según datos de Dataquest, hace 15 años India exportaba 54.1 millones de dólares; hoy exportan 4,200 millones de dólares (25% más que el año pasado) y para 2008 proyectan exportar 50,000 millones.

Las oportunidades están a la vista. Actualmente, las firmas en Estados Unidos prefieren llevar a un ingeniero de la India a trabajar a sus plantas. El asentamiento de fábricas de software en México les ahorraría el traslado y la manutención de estos ingenieros.


Las oportunidades que ofrece el mercado de Norteamérica, según investigación de Bancomext, ocurren principalmente en:

Subcontratación (outsourcing).

Desarrollos a la medida.

Pruebas (testing).

Adaptación de aplicaciones a los mercados locales (localizing).


Todos ellos son de muy alto volumen, tan sólo el gasto en los rubros de testing y localizing en Estados Unidos se estima superior a los 20,000 millones de dólares anuales. Aun cuando existen empresas con personal experimentado, son pocas las que cuentan con los procesos modernos que permitan producir software de manera eficiente y bajo estándares internacionales.

Otra vertiente de oportunidades se encuentra en Sudamérica con productos dirigidos al consumidor final (software empaquetado), como son:

Para el control administrativo de la pequeña y mediana empresas (PYME).

Educacional.

Juegos y de entretenimiento.

De productividad para el hogar.

Finanzas personales.


Partir casi de cero

Hasta el 2002 se han contabilizado 12 mil desarrolladores mexicanos clase M (que según los expertos, no es la mejor), "el mismo número de individuos en México trabaja en un solo parque industrial en la India“.

Y hay apenas 30 empresas que mercan programas de cómputo, según datos de Bancomext. Algunas son subsidiarias de las grandes empresas internacionales, otras en sociedad, y el resto son netamente mexicanas. Hay, además, alrededor de 170 microempresas sin una estructura formal que presta servicios en forma aislada y en actividades muy específicas


El enfoque ha sido, principalmente, hacia el mercado interno y tuvo su auge en los años previos al 2000, debido al problema Y2K, pero una vez que este pasó y en la medida en la que estas empresas han desarrollado más y mejores capacidades y experiencias


Los incentivos

La revolución informática está atada a la disponibilidad de su materia prima: los cerebros que conciben las líneas de código; pero también hace falta capital para invertir.

En cuanto al papel que debería desempeñar el gobierno para impulsar la industria de software, Rafael Bernal, director general de Heurística comenta que lo más importante es que haya sincronía entre el Estado y la iniciativa privada. Bernal propone un esquema de becas que cumpla con tres funciones:

Preparar mejor a los egresados de universidades.

Elevar la calidad dentro de las empresas de desarrollo.

Reducir sus costos de operación.


Este modelo pretende que los egresados reciban becas por parte del gobierno para trabajar en empresas con niveles de calidad certificados. De esta manera, mientras los futuros desarrolladores son capacitados, la empresa no hace una inversión que puede resultar trunca por la necesidad de vender el capital intelectual de los desarrolladores. Este esquema, dice, es mejor que lograr exenciones de impuestos ya que ayuda a los profesionales a estar mejor preparados.


En el otoño del 2002, y para dejar constancia de su interés en el tema, el régimen panista en voz del secretario de Economía, Luis Ernesto Derbez, señaló: "Hay que diseñar software y que otros produzcan. El desarrollo de software es una industria fundamental para el proyecto del presidente Fox". Derbez se refiere a que los mexicanos generen análisis y diseño para desarrollar software, por ejemplo, en las lavadoras, en los celulares, en la consola de videojuegos, y otros los escriban, lo prueben y hagan la talacha de teclear las líneas de código.

Recuadro 3:

Recuadro 4:

Recuadros 5 y 6

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