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II.1. ORÍGENES: Como se sabe, se denominan Parlamentos o congresos bicamerales, aquellos organismos legislativos que están compuestos por dos cámaras o asambleas, diferentes a los formados por un solo cuerpo, denominados monocamerales o unicamerales. Basados en diferentes fuentes, principalmente en el Diccionario de Política dirigido por Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, 1 podemos hacer un resumen de los orígenes y desarrollos uni y bicamerales; aunque debe advertirse que los historiadores no siempre coinciden en las fechas de los hechos más antiguos que narran sobre dichos sistemas, que en todo caso podemos situar entre los siglos XIII y XIV de la Inglaterra medieval, sin necesidad de remontarnos a las épocas de la antigua Grecia o el Imperio Romano, donde también se tuvo noción de ellos. Veamos primero que según nota en Internet de la que es autor: Ricardo Espinoza Toledo, doctor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de París, se tiene lo siguiente: “En un principio no existía un verdadero Parlamento sino un Gran Consejo del Rey integrado por nobles y altos dignatarios de la Iglesia. En los siglos XI y XII, el Rey estaba rodeado por consejeros, elegidos por él de entre sus pares de la nobleza y el alto clero, y que se reunían en un órgano único (una sola Cámara). En el siglo XIII, cuando se produce el ascenso de la burguesía de las villas, se fueron agregando a este Consejo representantes de las comunidades, cuyo consentimiento era necesario para establecer los impues- tos (luego de la Gran Carta de 1215). Por convocatoria del rey Eduardo I, el Parlamento reunió a representantes de los burgos y del bajo clero. Cuatro categorías sociales se asociaron entonces al poder: la aristocracia, la burguesía, el alto y el bajo clero. El bicameralismo tiene su origen en la coexistencia conflictiva de estos dos conjuntos de consejeros, porque unos representaban las nuevas fuerzas en ascenso y los otros a la aristocracia dirigente que temía ser desbordada. A finales del siglo XIV este Parlamento único se dividió: los representantes de las comunidades se establecieron en la Cámara de los Comunes, mientras que los señores civiles y religiosos deliberarían solos y formaron la Cámara de los lores”. 2 En la forma anterior nació, en el actual Reino Unido, el Parlamento bicameral que durante los siglos XVII y XVIII se extendió por otros países en los cuales lo fueron modelando, haciéndolo cada vez más re- Bicameralismo: orígenes, desarrollos y costos VEINTE AÑOS PERDIDOS UN LIBRO POR ENTREGAS JOSÉ LUJÁN ZAPATA Y OTROS AUTORES “Lo que hace falta es tratar de someter a las circunstancias no someterse a ellas.” Horacio ( II Entrega ) Capítulo II 1. Diccionario de Políca. Editorial siglo veinuno editores, s.a. Primera edición en español, 1981. 2. hp://www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/sistemas_parlamentario.htm

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Veinte años perdidos, José Lujan Zapata, Libro por entregas, Bicameralismo

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II.1. ORÍGENES: Como se sabe, se denominan Parlamentos o congresos bicamerales, aquellos organismos legislativos que están compuestos por dos cámaras o asambleas, diferentes a los formados por un solo cuerpo, denominados monocamerales o unicamerales.

Basados en diferentes fuentes, principalmente en el Diccionario de Política dirigido por Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, 1 podemos hacer un resumen de los orígenes y desarrollos uni y bicamerales; aunque debe advertirse que los historiadores no siempre coinciden en las fechas de los hechos más antiguos que narran sobre dichos sistemas, que en todo caso podemos situar entre los siglos XIII y XIV de la Inglaterra medieval, sin necesidad de remontarnos a las épocas de la antigua Grecia o el Imperio Romano, donde también se tuvo noción de ellos.

Veamos primero que según nota en Internet de la que es autor: Ricardo Espinoza Toledo, doctor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de París, se tiene lo siguiente:

“En un principio no existía un verdadero Parlamento sino un Gran Consejo del Rey integrado por nobles y altos

dignatarios de la Iglesia. En los siglos XI y XII, el Rey estaba rodeado por consejeros, elegidos por él de entre sus pares de la nobleza y el alto clero, y que se reunían en un órgano único (una sola Cámara). En el siglo XIII, cuando se produce el ascenso de la burguesía de las villas, se fueron agregando a este Consejo representantes de las comunidades, cuyo consentimiento era necesario para establecer los impues-tos (luego de la Gran Carta de 1215). Por convocatoria del rey Eduardo I, el Parlamento reunió a representantes de los burgos y del bajo clero. Cuatro categorías sociales se asociaron entonces al poder : la aristocracia, la burguesía, el alto y el bajo clero. El bicameralismo tiene su origen en la coexistencia conflictiva de estos dos conjuntos de consejeros, porque unos representaban las nuevas fuerzas en ascenso y los otros a la aristocracia dirigente que temía ser desbordada. A finales del siglo XIV este Parlamento único se dividió: los representantes de las comunidades se establecieron en la Cámara de los Comunes, mientras que los señores civiles y religiosos deliberarían solos y formaron la Cámara de los lores”. 2

En la forma anterior nació, en el actual Reino Unido, el Parlamento bicameral que durante los siglos XVII y XVIII se extendió por otros países en los cuales lo fueron modelando, haciéndolo cada vez más re-

Bicameralismo: orígenes, desarrollos y costos

VEINTE AÑOS PERDIDOSUN LIBRO POR ENTREGAS

JOSÉ LUJÁN ZAPATA Y OTROS AUTORES

“Lo que hace falta es tratar de someter a las circunstancias no someterse a ellas.”

Horacio ( II Entrega )

Capítulo II

1. Diccionario de Política. Editorial siglo veintiuno editores, s.a. Primera edición en español, 1981. 2. http://www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/sistemas_parlamentario.htm

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presentativo de la voluntad de los pueblos y menos dependiente de poderes ejecutivos dirigidos por reyes, presidentes, primeros ministros u otros gobernantes; hasta llegar a la moderna democracia representativa. Especialmente desde la Constitución de los Estados Unidos de América dictada en Filadelfia en septiembre de 1787, y la Revolución Francesa de 1789, le queda-ron claras al mundo las ideas de la igualdad entre los hombres3, y la de que la soberanía, es decir, el poder de autogobernarse, y de tener Parlamento o congreso, residía en el pueblo y no en la nobleza de la sangre ni en otras fuentes. Igualmente, en un proceso de siglos, se fueron fijando las funciones de ambas cámaras hasta llegar a dos bien específicas: Una, la elaboración de las leyes y otra, el control político de los poderes ejecutivos.

Luego de siglos de bicameralismo, durante los diez años siguientes a la terminación de la segunda Guerra Mundial, hecho ocurrido en 1945; Suecia, Noruega y otros países nórdicos, aunque no sufrieron los graves daños de otros países europeos, tuvieron las dificultades económicas propias de una posguerra. Por fortuna, tales países tuvie-ron también clases políticas inteligentes y patriotas, que le dieron ejemplo de austeridad y buen gobierno a todo el mundo: Para rebajar los costos de funcionamiento de sus Estados tomaron, entre otras, la decisión de cambiar sus Parlamentos de dos cámaras por órganos legislativos de una sola cámara.

Si hacemos un repaso de la geografía política universal y nos detenemos en ciento ochenta y siete países del mundo que ostentan la institución Con-greso, podemos verificar que, imitando a los mencio-nados países nórdicos, durante los últimos sesenta años, ciento dieciséis de tales países, después de pro-fundos estudios y debates políticos en cada uno de ellos; debates en los cuales pusieron en balanza los argumentos unicameralistas y bicameralistas, llega-ron a la conclusión de que el Parlamento unicameral representa, lo eficiente, lo moderno, lo funcional y sobre todo lo económico y así lo plasmaron en sus constituciones. Las mencionadas ciento dieciséis naciones unicameralistas forman más del sesenta y dos por ciento de los países del mundo. (Ver cuadro número Uno)

Cabe preguntarse entonces: ¿por qué países como Alemania, Brasil, Estados Unidos, México, Rusia y Suiza, tienen actualmente congresos bicamerales? La respues-ta es bien sencilla. Los mencionados y otros dieciocho países del orbe, adoptaron sistemas de gobierno federal o regional y, por tanto, les ha resultado conveniente mantener dos cámaras en sus Parlamentos o congresos; para que una de ellas, represente a todo el pueblo y otra, generalmente la cámara alta o senado, tenga la repre-sentación de los Estados miembros de la federación o confederación, ayudando así a su cohesión, a la unidad nacional. Por lo anterior, tiene lógica y coherencia el mantenimiento del bicameralismo en países federales generalmente muy desarrollados, excepto en el caso de países como Etiopía, Comoras, Nigeria y uno o dos más. (Ver Cuadro número Dos).

También creemos que resulta explicable el hecho de que diecinueve de los cuarenta y ocho países de-nominados insulares en razón de que están formados por una o varias islas, cualquiera que sea su población, extensión y presupuesto, tengan congreso de dos cámaras. Por su naturaleza, esos países insulares son teóricamente más proclives al separatismo que los mismos países federales, además, muchos de ellos, fueron colonias del Imperio Británico al cual algunos siguen vinculados y mantienen la pesada tradición de un bicameralismo histórico, heredado de su metró-poli que precisamente también es país insular. (Ver Cuadro número Tres).

Existe, por último, un tercer grupo de veintiocho países bicamerales, el quince por ciento del mundo que, sin ser federales o insulares, ni tener otra razón de fondo para su bicameralismo; lo mantienen a toda costa, sin que les parezca importante siquiera la even-tual crisis económica del mundo, que para muchos economistas, está adportas. A los anteriores veintio-cho países, desde luego en forma un tanto arbitraria, podemos denominarlos: Países derrochadores, en francés, aspiramos a que se les llame “les pays de gas-pilleur”. Son veintiocho países mayoritariamente con desarrollo económico incipiente. A ellos pertenecen Afganistán, Bielorrusia, Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y la República Democrática del Congo. (Ver Cuadro número Cuatro)

3 Desde su fundación el cristianismo predicó la igualdad entre los hombres.

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CUADRO No. DOSLISTADO DE PAISES BICAMERALES PORQUE

TIENEN SISTEMA FEDERAL O REGIONAL

No. PAÍS CONGRESO1 Argentina Bicameral 2 Australia Bicameral 3 Austria Bicameral 4 Bélgica Bicameral 5 Bosnia y Herzegovina Bicameral 6 Brasil Bicameral 7 Canadá Bicameral 8 Comoras Bicameral 9 Etiopia Bicameral 10 Alemania Bicameral 11 India Bicameral 12 Malasia Bicameral 13 México Bicameral 14 Nigeria Bicameral 15 Países Bajos Bicameral 16 Pakistán Bicameral 17 Pälau Bicameral 18 Rusia Bicameral 19 San Cristóbal y Nieves Bicameral 20 Suiza Bicameral 21 Estados Unidos Bicameral 22 España Bicameral 23 Francia Bicameral 24 Italia Bicameral

CUADRO No. TRESLISTADO DE PAISES BICAMERALES

PORQUE SON INSULARES

No. PAÍS CONGRESO1 Antigua y Barbuda Bicameral 2 Bahamas Bicameral 3 Bahrein Bicameral 4 Barbados Bicameral 5 Fiji Bicameral 6 Filipinas Bicameral 7 Granada Bicameral 8 Haití Bicameral 9 Indonesia Bicameral 10 Irlanda Bicameral 11 Islandia Bicameral 12 Jamaica Bicameral 13 Japón Bicameral 14 Madagascar Bicameral 15 Rep. Dominicana Bicameral 16 San Vicente y las Granadinas Bicameral 17 Santa Lucía Bicameral 18 Reino Unido Bicameral 19 Trinidad y Tobago Bicameral

CUADRO No. CUATROLISTADO DE PAISES BICAMERALES SIN

SER FEDERALES, NI INSULARES

No. PAÍS CONGRESO1 Afganistán Bicameral 2 Belice Bicameral 3 Bielorrusia Bicameral 4 Bolivia Bicameral 5 Burkina Faso Bicameral 6 Chile Bicameral 7 Colombia Bicameral 8 Eslovenia Bicameral 9 Jordania Bicameral 10 Kazajstán Bicameral 11 Lesotho Bicameral 12 Marruecos Bicameral 13 Mauritania Bicameral 14 Nepal Bicameral 15 Omán Bicameral 16 Paraguay Bicameral 17 Polonia Bicameral 18 República Centroafricana Bicameral 19 República Checa Bicameral 20 Rep. Democratica del Congo Bicameral 21 Rep. Unida de Tanzania Bicameral 22 Rumania Bicameral 23 Serbia Bicameral 24 Swazilandia Bicameral 25 Tailandia Bicameral 26 Túnez Bicameral 27 Uruguay Bicameral 28 Yemen Bicameral

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II.2 ARGUMENTOS UNI Y BICAMERALES. Dsde la Constitución Americana de Filadelfia en 1787 y más claramente desde la década comprendida entre 1950 y 1960 cuando empezaron a funcionar Parlamentos unicamerales, y hasta los días que nos corren, se siguen presentando los enfrentamientos entre los partidarios de uno u otro sistema. Curiosamente, en todas partes del mundo aparecieron unicameralistas y bicameralistas en todo el espectro político, en lo que se ha denominado la derecha, la izquierda y el centro.

El primer argumento de los bicameralistas ha sido el de que dos cámaras son convenientes para que haya un contrapeso; para que una cámara pueda ser más reflexiva y controle los posibles desvíos de la otra y así las leyes queden mejor expedidas. A quienes sostenían y aún sostienen lo anterior, debe contestárseles que con el unicameralismo también puede lograrse que dos diferentes cuerpos legislativos (comisiones), sean los autores de la ley y que desde hace mucho tiempo, para que los congresos de una o dos cámaras, no se desvíen al expedir las leyes, existe el control del poder ejecutivo que antes de sancionarlas, suele tener el poder de devolverlas con observaciones al congreso que las elaboró, para un mejor estudio, y además, en muchos países: Colombia, por ejemplo, se han creado cortes constitucionales encargadas de revisar las leyes y las reformas a las constituciones.

En la misma línea de pensamiento crítico anterior, algunas personas sostienen que la cámara única tiene cierta connotación de unanimismo; de un órgano legis-lativo más fácilmente sometible a un poder ejecutivo determinado. A estos últimos debemos responderles que la historia los desmiente. La verdad es que, como nos consta a muchos ciudadanos en numerosos países: antiguos y modernos tiranos o tiranuelos, han logrado gobernar y perpetuarse en el poder con respaldo de congresos de una o de dos cámaras. Lo democrático no es el asunto ahora en la discusión entre uní o bicamera-listas. Se trata de la economía, que no es propiamente democrática, sino tiránica y más o menos cruel, según las leyes del mercado y el manejo que a dichas leyes les den los gobiernos, los grandes bancos, los potentados y hasta los trabajadores de cada país. Aquí cabe literal-mente la famosa frase que hizo carrera en la campaña del presidente norteamericano Bill Clinton en 1992: “Es la economía, estúpido”.

Para otros, recortar el número de congresistas es

recortar democracia. La verdad es que en este como en muchos otros asuntos, la cuestión no es de cantidad sino de calidad. No es más democrático y representativo, por ejemplo, la Cámara Alta del Parlamento de la República Democrática del Congo con sus ciento ocho curules, que el Senado de Brasil que solamente tiene ochenta y un congresistas. Ni es más democrático y representativo el Parlamento italiano que tiene más de doscientas curules en exceso de las que tiene el Parlamento alemán; tengamos presente que Alemania supera a Italia por más de veinte millones de habitantes y por más de cincuenta y cinco mil kilómetros cuadrados de extensión. La comparación anterior muestra que uno de los dos países citados, es más derrochador de los dineros públicos.

Dado que los argumentos o filosofías han sido prác-ticamente iguales en todos los países, nos limitamos a exponer los más conocidos en Colombia, asi:

Álvaro Echeverry Uruburu y Rosemberg Pabón Pa-bón, constituyentes colombianos de 1991, en su magnífico informe ponencia sobre Congreso Unicameral,4 infortu-nadamente desatendido; después de analizar la dolorosa y recurrente crisis del Congreso Bicameral colombiano, citan el siguiente aparte de don Miguel Antonio Caro, redactor de nuestra Constitución de 1886:

“Dentro del concepto exclusivamente democrático, no cabe la dualidad ni multiplicidad de Cámaras Legislativas; porque si sólo el pueblo ha de ser representado, y el pueblo es uno, uno e indivisible ha de ser el cuerpo representativo del pueblo, como lo han sido en otras épocas las convenciones y asambleas, dos y otras semejantes, son secundarias y no reducirán jamás el sistema de dos Cámaras al principio democrático…”.

Infortunadamente, el señor Caro que en muchos aspectos constitucionales fue un sabio, no quiso o no pudo plasmar en nuestra Carta de 1886 su anterior sólido concepto unicameralista; por el contrario, dicha Carta mantuvo el inicialmente clasista, medieval, inconveniente y costoso bicameralismo que aún padecemos.

Al comenzar la década de los pasados años sesenta, en cátedra de sociología que dictaba en la facultad de derecho de la Universidad de Medellín, el jurista y con-notado hombre de izquierda, Jaime Sierra García, poste-riormente Gobernador del departamento de Antioquia, explicaba la muy lógica tesis de un tratadista argentino, según el cual, en aras de la claridad conceptual de ella, la

4. Gaceta Constitucional Número 54. Bogotá D.E., miércoles 17 de abril de 1991. Página 32

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7. González Salas, Edgar Alfonso. “Tras las Huellas de la Democracia en Colombia” . Grupo Editorial Ibañez, 2006. Página 20.

ley nunca debiera ser obra de un congreso de dos cuer-pos. Al fin y al cabo, una sola persona, un solo cerebro humano, es el que tiene la concepción completa del asunto a solucionar con una ley y de las formas y conte-nidos de esa solución. Pero si no resulta democrático o conveniente o si parece peligroso que una sola persona elabore la ley; pues que la elabore un solo cuerpo plural, una sola cámara legislativa, pero no dos cámaras porque ello trae inconvenientes y dificultades que no siempre se solucionan correctamente. Peligrosas comisiones de conciliación que muchas veces llevan a tener leyes o reformas constitucionales elaboradas no por congresos de una o dos cámaras sino por camarillas.

Ya en 1966, el catedrático Carlos Restrepo Piedrahita, para muchos el primer constitucionalista colombiano del último siglo de la vida nacional, expresó lo siguiente:

“He sostenido en tiempo anterior la opinión de que al Estado y a la democracia colombianos les bastaría la actividad de una sola Cámara Legislativa y contralora del Gobierno. Me reafir-mo en ella. No creo que las dos funciones cardinales del órgano representativo del pueblo -la legislación y el enjuiciamiento de los actos de la administración- las cumpla con más eficiencia un Congreso bicameral que un cuerpo electivo único. En un Estado unitario, donde además el origen de las dos Cámaras es el mismo -sufragio directo- y las calidades requeridas para Senadores y Representantes son sustancialmente las mismas, la bicameralidad no tiene justificación política”. 5

En la obra, El pensamiento de Carlos Lleras Restrepo,6 se transcriben los siguientes apartes de conferencia dictada por el destacado estadista, expresidente de Colombia:

“Trazado así a grandes rasgos el panorama de los problemas y de las fallas que presenta el Congreso en ejercicio de sus fun-ciones, se presentan claro está, otras dos materias que señalé al comenzar y sobre las cuales volveré de manera muy breve. Esas funciones se cumplirían mejor con una cámara única, o ¿se pueden seguir cumpliendo con dos cámaras? En esto tam-bién soy posibilista. Creo que sería bueno tener una cámara única, pero veo muy difícil obtener que triunfe una reforma que la establezca (…) La ventaja que le veo a la cámara única, es la de que se podría buscar la conjunción del ardor y del empuje de la juventud con la ponderación y la experiencia

de los mayores y probablemente se llegaría a una selección más completa de personal (…) Yo creo que la selección en materia de seriedad y de responsabilidad, se produciría mejor en una cámara única. Sin embargo, no me hago muchas ilusiones sobre una reforma de esta clase”.

Como ha podido verse, el expresidente Lleras Restre-po conocía bien al Congreso colombiano y, ciertamente, en ese momento de la historia (1966), ni el expresidente ni nadie podía hacerse ilusiones unicameralistas. Hoy la situación ha cambiado radicalmente. La Constitución de 1991 nos trajo, creemos que de España, su artículo 104, norma que nunca ha sido debidamente estudiada, ponde-rada y mucho menos aplicada, pero que le permite al actual Presidente de nuestra patria o a cualquier otro mandatario del inmediato futuro, preguntarle al pueblo colombiano, no en un acto legislativo, ni en un engorroso referendo, ni en una Asamblea Constituyente, sino a través de una Consulta Popular Nacional, si quiere o no un Congreso Unicameral. Estamos seguros, por lo que ya ha ocurrido en el mundo, de que los colombianos, previa y debida-mente ilustrados, votarían en forma masiva y favorable tal consulta. El artículo 104 de nuestra Carta Política fue dictado precisamente para que el pueblo soberano pueda hacer reformas que normalmente rechaza un congreso bicameral; tal como ocurrió con la cámara única que equi-vocadamente propusieron vía referendo, los expresidentes Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez.

En el prólogo del libro titulado Tras las huellas de la democracia en Colombia7, el expresidente Ernesto Samper Pizano, expresó lo siguiente:

“La estructura bicameral del Congreso -que corresponde a la noción arcaica de un Parlamento dividido por estratos sociales- ha demostrado que no funciona plenamente; así lo demuestran, para el caso colombiano, ciertas evidencias empíricas; como el cada día más frecuente funcionamiento de la figura de las “comisiones conjuntas” del Congreso para decidir sobre todos los temas re-levantes del Gobierno. Una verdadera reforma política debería avanzar hacia un sistema unicameral de fuerte representación social, con los derechos de las minorías garantizados a través de circunscripciones especiales en términos sociales y geográficos. Esta Cámara, actuando como una verdadera Asamblea Popular, sería el espacio lógico de acción de un Primer Ministro apoyado por alianzas parlamentarias nacidas de su propio seno”.

5 Restrepo Piedrahita, Carlos. “Consideraciones sobre la reforma del Congreso”. SEPARATA del libro la REFORMA DEL CONGRESO. 1er Coloquio. Publicaciones Universidad Externado de Colombia, 1966. Página 104.

6 Restrepo Piedrahita, Carlos. “El Pensamiento de Carlos Lleras Restrepo”. Publicación del Instituto de Estudios Constitucionales. Universidad Externado de Colombia. Páginas 19 y 20.

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8 Diario El Tiempo de Bogotá. 8 de Noviembre de 2012

II.3 DIVERSOS COSTOS DEL BICAMERALISMO. Desde luego, recordando su origen en Suecia, sabemos que el congreso unicameral busca fundamentalmente la economía estatal. Además, la oportunidad, celeridad o expedición que en todos los campos exige la vida moderna, sin excluir a la actividad legislativa.

Estarán tan altos los costos del bicameralismo que en su reciente jubileo, seguramente por la crisis europea, la reina Isabel II expresó la necesidad de reformar la Cámara de los Lores para hacerla más representativa, menos nu-merosa. La Cámara de los Lores tiene actualmente unas ochocientas curules.

Un monumental problema del bicameralismo nor-teamericano podría presentarse en los próximos días tal como lo ha explicado en brillante columna del 8/11/2012, del diario El Tiempo, el exministro y exembajador de Colombia en Estados Unidos, Gabriel Silva Luján, y lo explicaron luego las agencias de prensa.

La importancia que tiene para el mundo el asunto de la citada columna, amerita su reproducción parcial ahora y aquí. Se trata del denominado “Precipicio fiscal”:

“Obama y sus asesores no se han despertado aún de la celebra-ción del triunfo. Siguen todavía ebrios de victoria.

Desafortunadamente, no van a tener mucho tiempo para recu-perarse porque lo que les espera en el frente económico es lo más parecido a un guayabo terciario.

Los mercados no han recibido con generosidad la reelección de Obama.

Ayer, las bolsas cerraron con una de las caídas más fuertes de los últimos seis meses. La señal que envían los inversionistas es que tienen miedo de la capacidad de Washington-Casa Blanca-Congreso- para resolver un rompecabezas fiscal y tributario que amenaza con caer como un piano sobre la débil recuperación económica de los últimos meses. A esto se le conoce como el “precipicio fiscal”, el despeñadero al que se están acercando las finanzas públicas en los Estados Unidos.

Si antes del 2013 el Presidente y los legisladores no se ponen de acuerdo para cambiar la Ley del Control Presupuestal del 2011, de manera automática se dispararán más impuestos y se eliminarán exenciones que significarían un incremento de un 20 por ciento en la carga tributaria para los estadounidenses. Igualmente, se aplicarán recortes presupuestales inmediatos en áreas como servicios sociales y el gasto en defensa. Llegar a ese punto sería como pararse en la manguera de oxígeno de un

enfermo grave. La recuperación económica y el empleo entrarían en paro respiratorio.

Estamos prácticamente a mes y medio de un eventual colapso. En la práctica, incluyendo el día de Acción de Gracias y la Navidad, Obama tiene escasamente un mes para resolver el problema. Es un asunto que no da espera. Es decir, la salud económica de EE.UU., de Colombia y del planeta está ahora en manos de los políticos, algo que no ha sido nunca fácil, en particular después de unas elecciones, donde quedan moretones y heridas abiertas.

¿Qué puede pasar? El primer escenario es el suicidio. Los republicanos deciden ahondar la crisis para destruir la goberna-bilidad de Obama y noquearlo antes de que empiece su segundo período, y por eso se abstienen de colaborar para encontrar una decisión.

No nos olvidemos de que Washington está dividido, con los demócratas en control de la Casa Blanca y el Senado, y los republicanos con las mayorías en la Cámara de Representan-tes. Y es por la Cámara por donde tienen que entrar todas las normas presupuestales y fiscales”.8

Si Estados Unidos tuviera un sistema unicameral se-ría lo lógico que su órgano legislativo representara a las mayorías que eligieron a su Presidente, favoreciendo así la gobernabilidad necesaria para que se cumpla la demo-cracia. Para que manden las mayorías, para que una de dos cámaras nunca pueda entorpecer a un gobierno mayori-tario. Es claro que en el unicameralismo eventualmente puede darse, por las mecánicas electorales, un congreso de mayorías hostiles al Presidente de la República, pero ese es un asunto distinto que casi nunca se da en la práctica. Tengamos presente que un país como Estados Unidos, hoy no requiere congreso bicameral como medio para mantener la unidad nacional; allá no existe separatismo, al contrario, Estados independientes como el de Puerto Rico que hoy es apenas asociado, quiere unírsele comple-tamente. Tenemos claro también que, excepto por una crisis mundial de la economía, no tiene mayor problema para un país tan rico y desarrollado como Estados Unidos el mantenimiento de un congreso bicameral. Pero quién puede garantizar que no habrá crisis económica en dicho país norteamericano.

El separatismo y la falta de unidad nacional se presen-tan ahora por razones económicas, por abusos burocrá-ticos en determinados países; es lo que está ocurriendo

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en España con Cataluña. Recordemos también aquí que cuando ocurrió la separación de Panamá, Colombia ya tenía Congreso bicameral.

Un congreso unicameral normalmente debe costarle a un país la mitad de lo que puede costarle un congreso bicameral. Por ejemplo, sí en Colombia, contando pasi-vos pensiónales, el congreso bicameral le está costando al fisco nacional una suma cercana a los quinientos mil millones de pesos anuales, un congreso unicameral cos-taría aproximadamente doscientos cincuenta mil millones de pesos.

Desde hace unos sesenta años han estado de acuerdo en un congreso unicameral para el país, expresidentes co-lombianos como Darío Echandía, Carlos Lleras, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, además, las Auc y las Farc, y también prestantes dirigentes nacionales como los constituyentes de 1991: Diego Uribe Vargas, Antonio Navarro Wolff, Alfredo Vázquez Carrizosa y Aida Abella, Jaime Fajardo Landaeta, Darío Antonio Mejía Agudelo y Arturo Mejía Borda, quienes presentaron excelentes pro-yectos a la Constituyente de 1991 para que nuestro país tuviera Congreso de una sola cámara.

Colombia tiene costoso Congreso bicameral, des-de su Constitución de 1830. El país ha procedido en forma bien distinta a Ecuador, que desde ese mismo año tuvo congreso de una sola cámara; varias veces ensayó tener congreso bicameral y desde 1969 volvió a encontrar que un congreso unicameral de apenas ciento veintiún curules, resulta lo más conveniente a sus intereses nacionales.

No tiene ningún sentido para un país proceder en el campo de la cámara única como procedió Grecia, cuna de la cultura del llamado mundo occidental que a pesar de tener apenas once millones de habitantes y una extensión de 357.050 Km2, mantiene, en plena crisis económica, un Congreso Unicameral con 300 innecesarias curules.

Creemos que unos cuarenta países del mundo de hoy, encabezados por Grecia, España, Italia, Portugal y también Colombia, para ayudar a aliviar las crisis económicas que ahora viven o para prevenir las del inmediato futuro, están en la imperiosa necesidad de tomar el ejemplo dado por la República del Perú, desde el año de 1995, y adoptar un congreso unicameral de unas ciento treinta curules o de un número semejante que resulte adecuado a sus pobla-ciones y presupuestos nacionales. Los inevitables recortes burocráticos obligados por las crisis económicas tienen

que empezar por los de arriba, por los órganos legislativos bicameralmente costosos; no solamente deben cobijar mandos medios y bajos como suele suceder y efectiva-mente está sucediendo, según informan los corresponsales internacionales.

Italia, uno de los países europeos con la peor crisis económica del momento, tiene un increíble Parlamento bicameral de novecientas cuarenta y cinco curules, que según datos suministrados por Internet, es el Parlamento más costoso de Europa y probablemente del mundo. Su Senado, con trescientos quince escaños, más que duplica el número de integrantes de la cámara alta de Alemania y más que triplica el número de senadores norteameri-canos que son cien; dos por cada uno de los cincuenta Estados de ese país.

La República Popular de China con sus inmensas población y extensión, tiene un órgano legislativo com-puesto por tres mil personas. Obviamente, resulta casi físicamente imposible que un cuerpo tan numeroso pueda reunirse y democráticamente producir leyes. Pero se trata de un país inteligente: los tres mil congresistas nacionales se reúnen solamente una vez al año, en los comienzos del mes de marzo para debatir asuntos trascendentales. Una comisión de apenas ciento cincuenta y siete congresistas es la encargada de expedir la legislación que requiera el país chino.

Cuba tiene una Asamblea Nacional del Poder Popular con seiscientos nueve diputados, pero tales congresistas no son remunerados como en los países capitalistas, sino que cada uno trabaja y tiene su remuneración suficiente en dependencias estatales, o sigue ejerciendo su profesión remunerada que tenía el día de su posesión.

Hoy, día 18 de noviembre de 2012, cuando estamos escribiendo el presente texto, comienza, precisamente en Cuba, el cuarto y quizá más esperanzador proceso de paz entre el Gobierno colombiano y el grupo subversivo autodenominado Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. Por lo anterior, creemos conveniente recordar que desde hace unos diez años, antes de ini-ciarse otro diálogo de paz, circularon volantes y otros medios impresos con diez u once puntos que las Farc consideraban temas centrales para negociaciones, entre ellos el congreso unicameral. Igualmente, hace apenas 2 años, en 2010, se publicó y se llevó a Internet desde la Escuela de Cultura de Paz de Barcelona-España, el número diecisiete de un cuaderno titulado “El Proceso

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9 Vicenc Fisas. Cuadernos de Construcción de Paz No. 17 “EL Proceso de Paz en Colombia” Noviembre de 2010. Página 8

de Paz en Colombia”,9 en el cual se dan a conocer once puntos u objetivos planteados por las Farc en diciembre de 2008, que parcialmente trascribimos así:

• “Una fuerza pública fundamentada en los principios boli-varianos de nunca utilizar las armas contra el pueblo.

• Participación democrática a nivel nacional, regional y muni-cipal en las decisiones estratégicas que afectan a cada nivel.

• Parlamento unicameral.

• Independencia en la elección de organismos de control ins-titucional, así como en la integración de las altas cortes”

• …

Así las cosas, y porque creemos que ello cabe perfec-tamente en la agenda de negociación que inicialmente han acordado las partes en conflicto, en La Habana podría acordarse fácilmente pedir al Presidente de la República de Colombia, doctor Juan Manuel Santos, que en aplica-ción del artículo 104 de nuestra Constitución, consultara a nuestro pueblo el establecimiento de un Congreso Unicameral, semejante al que propuso hace unos sesenta años el expresidente, gran humanista y pensador político, Darío Echandía Olaya.

Por estos días, el expresidente Belisario Betancur de-claró que los colombianos tenemos un título mundial en violencia. La anterior afirmación es rigurosamente cierta, dolorosa y costosa: nuestra violencia fratricida de casi cincuenta años, unida a nuestra proverbial desigualdad en los ingresos provenientes del trabajo y a la dilapidación de los dineros públicos, han frenado cruelmente nuestro desarrollo económico y social, para el cual hemos tenido y tenemos potencialidades superiores a las de varios países vecinos que hoy nos están superando: Chile y Perú, por ejemplo.

Parte muy considerable de la dilapidación, se da en el hecho de que, proporcionalmente a la población, la exten-sión y los presupuestos nacionales, en Colombia somos campeones panamericanos del número de senadores. Tenemos ciento dos senadores cuando Estados Unidos tiene cien, Brasil ochenta y uno, Argentina setenta y dos, Chile treinta y nueve.

Para cambiar todo lo anterior, millones de colombia-nos creemos que sobre cámara única debe producirse un acuerdo en La Habana.

En próxima entrega se publicará el capítulo tercero titulado Un monstruo burocrático y además estudios de los doctores Alberto Abello Moreno y Juan Ángel Palacio Hincapié.