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| Convergencia Revista de Ciencias Sociales Universidad Autónoma del Estado de México Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública [email protected] ISSN 1405-1435 MÉXICO 2002 Édgar de Jesús Velásquez Rivera HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL Convergencia, enero-abril, año 9 número 27 Universidad Autónoma del Estado de México Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública Toluca, México pp.11-39 Red de Revistas Científicas de América Latina y El Caribe Ciencias Sociales y Humanidades http://redalyc.uaemex.mx

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    Convergencia Revista de Ciencias Sociales

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico Facultad de Ciencias Polticas y Administracin Pblica

    [email protected]

    ISSN 1405-1435 MXICO

    2002

    dgar de Jess Velsquez Rivera HISTORIA DE LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD NACIONAL

    Convergencia, enero-abril, ao 9 nmero 27 Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Facultad de Ciencias Polticas y Administracin Pblica Toluca, Mxico

    pp.11-39

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y El Caribe

    Ciencias Sociales y Humanidades http://redalyc.uaemex.mx

  • Historia de la Doctrina de la Seguridad Nacional

    dgar de Jess Velsquez Rivera

    Universidad del Cauca, Colombia

    Resumen: La Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN) fue una ideologa desde la cualEstados Unidos, despus de la Segunda Guerra Mundial, consolid su dominacin sobre lospases de Amrica Latina, enfrent la Guerra Fra, fij tareas especficas a las fuerzas ar ma dasy estimul un pensamiento poltico de derecha en los pases de la regin. Como ideologa,reconoci sus orgenes en una visin bi po lar del mundo desde la que, supuestamente,Occidente, liderado por los Estados Unidos, representaba el bien, la civilizacin, la democracia y el progreso; mientras que la entonces Unin Sovitica estaba al frente del mal, el atraso y ladictadura. Palabras clave: Ideologa, dominacin, Amrica Latina, Guerra Fra, fuerzas ar ma das.Ab stract: The Na tional Se cu rity Doc trine (NSD) was an ideo log i cal strat egy that en abled theUS to develope con trol in Latin Amer ica; also to face the cold war through out asignamentsto the army and spread a right ori ented ide ol ogy in the Amer i can re gion. This ideo log i calstrat egy was founded in a dou ble vi sion of the world where the East ap pears as the evil, ne glectand totalitarism while west is shown as good, de vel op ment and civ i li za tion.Key words: Ide ol ogy, dom i na tion, Latin Amer ica, cold war, army.

    Origen

    La DSN fue la sistematizacin de teoras y experienciasrelacionadas con la geopoltica y se adopt una vez concluida laSegunda Guerra Mundial. Se inscribi en el marco de la GuerraFra desarrollada desde 1945 por los grandes centros de poder militar.Esta ltima guerra fue un instrumento o modalidad ocasional de unatctica pos-blica, una etapa de perplejidad, incertidumbre, alarmismoe indecisin que tuvo, en tre otros, los siguientes objetivos:

    1. Conquistar al precio ms bajo posible, preferiblemente sinderramamiento de sangre, las reas y territorios previstos comoaptos para una integracin poltica.2. Conducir al enemigo al desprestigio e incertidumbre en aquellosterritorios y reas aptas para la conquista.

    enero-abril del 2002, Nm. 27, pp. 11-39 11

  • 3. Fomentar y cimentar el pensamiento poltico de la poblacin enaquellos territorios o reas en donde se destacan condicionesfavorables para la pro pa ganda y la accin proselitista.4. Mantener en el ambiente internacional o nacional un estado decon tinua inquietud.5. Explotar al mximo las fallas o deficiencias que ofrezcan losopositores, enemigos o rivales (Gonzles, 1960: 482).Con fundamento en lo an te rior, la guerra se asumi como la

    integracin de las distintas esferas de la accin militar, econmica,sicolgica e ideolgica; as surge el concepto geopoltico de guerra to -tal que ya haba sido considerado por Hit ler. Esta integracin,concebida en el mediano y largo plazo, se fortaleci con el carcter depermanente (guerra to tal y permanente). Estos conceptos fueronadaptados a las necesidades de la DSN: de la guerra militar, se pas a laguerra to tal y permanente, o sea, a la Guerra Fra en el cam poeconmico, financiero, poltico, psicolgico, cientfico y tecnolgico(Briones, 1978: 305).

    El origen de la DSN est en la geopoltica que irrumpe en la faseimperialista del capitalismo en expansin, que se basa en las categoraspositivistas del espacio vi tal y en una explicacin organicista de lasociedad. Lo primero consiste en el expansionismo que hace una raza ouna nacin alegando necesitar tal espacio para su vida y le atribuye a lasociedad una similitud con un organismo vivo, donde cada uno de losintegrantes de la sociedad cumplen o deben cumplir una funcindeterminada como parte de un todo.Principios y acciones

    La DSN fue un conjunto de concepciones o cuerpo de enseanzaderivado de supuestas verdades, principios, normas y valores que unEstado, a travs de sus propias experiencias o las de otros Estados y deconformidad con su Constitucin Poltica y con las realidades del pas,considera que debe llevar a la prctica para garantizar el desarrollo in -te gral del hom bre y de la colectividad nacional, preservndolos deinterferencias a perturbaciones sustanciales de cualquier origen.1

    Esta doctrina presumi ser sntesis to tal de todas las cienciashumanas, capaz de ofrecer un programa completo para la accin.Como una sntesis poltica, econmica, so cial y de estrategia militar,ella cubri todas las reas de accin, desde el desarrollo econmico

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  • hasta la educacin o la religin y determin los criterios fundamentalesque deban ser tomados en cuenta para, de una manera integrada,proponer el afianzamiento del proceso para combatir al supuestoenemigo interno (Bidegain, 1983: 157).

    La Doctrina de la Seguridad Nacional se asent en dos postuladosbsicos: la bipolaridad y la guerra generalizada. Tal bipolaridad seentendi como la divisin del mundo en dos grandes fuerzas opuestas:la del bien y la del mal. Su credo consisti en afirmar la existencia deuna guerra permanente en tre el occidente cristiano y el orientecomunista, cuya expresin en las naciones latinoamericanas, ante laimposibilidad de un enfrentamiento armado mundial, se dio a travs delas revoluciones sociales de la poca o potenciales dentro de cada pas.Es importante tener en cuenta que a la DSN se le incorpor elcomponente mesinico para darle un sentido trascendental yfundamentalista a cada una de sus acciones, ante la temeridad deconsiderar la posibilidad de otras formas de gobierno, de actuar y depensar (Galln, 1983: 49).

    La Doctrina de la Seguridad Nacional fue reiterativa en afirmar queel mundo contemporneo estaba dividido en las dos fraccionesirreconciliables indicadas, el occidente cristiano y el orientecomunista. Este enfrentamiento se manifestaba mediante la subversin interna que permita el desarrollo del conflicto sin el riesgo de unaguerra de aniquilamiento suicida. Los pases latinoamericanos eranobjeto de subversin interna en la medida en que formaban parte delbloque poltico oc ci den tal; la subversin provena, por lo tanto, delenemigo, del comunismo; la seguridad nacional y la sociedad mismaestaban en peligro y, en esas condiciones, el hom bre comn (el puebloen gen eral) se encontraba inerme, era incapaz de enfrentar esaconspiracin que le quera arrebatar su ser nacional. Enconsecuencia no quedaba mas alternativa a las fuerzas ar ma das queasumir la conduccin poltica del Estado en defensa de esos valores,preservando su seguridad (Briones, op. cit.).

    La DSN fundament su filosofa en que todo individuo era un amigo o un enemigo, que Amrica Latina estaba en estado de guerra con tra el

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    1 Revista de las Fuerzas Armadas , nm. 83, p. 206.

  • comunismo mundial y que su lugar se situaba al lado del mundo oc ci -den tal, que la guerra tena un nuevo sentido: to tal y global, in di vis i ble y permanente, puesto que todo estaba implicado y la agresin poda venir tanto del in te rior como del ex te rior, el comunismo se filtraba por todaspar tes. Como consecuencia de lo an te rior, se lleg a entender que todaslas actividades individuales o colectivas eran actos de guerra a fa vor oen con tra de la nacin. Segn esta doctrina, no haba actos neutros, niexista diferencia en tre el estado de paz y el estado de guerra. La paz noera sino la continuacin de la guerra. La paz era la Guerra Fra(Bidegain, op. cit.).

    Segn los idelogos de la DSN, sta deba re sponder a los interesesvitales de una nacin, su desarrollo y seguridad. Consideraron a lasfuerzas ar ma das como un organismo generador de desarrollo yprogreso, tambin afirmaron que las interferencias y las perturbaciones sustanciales a las cuales deba enfrentar la DSN tenan que ver con losconflictos sociales, y que estos se dividan en estructurales,ideolgicos, personales, y en tre Estados.

    Los conflictos estructurales, segn los tericos, eran las huelgas, lasmanifestaciones pblicas y los procesos electorales acalorados, loscuales era necesario controlar. Los ideolgicos, por su parte, eran losque resultaban de la diferencia de ideas, creencias y doctrinas cuando atravs de ellas se pretenda imponer pautas de comportamientoextraas a la forma de vida, tradiciones y costumbres de la nacin, esdecir, contrarias a algunos de sus ms preciados intereses.

    Los conflictos por intereses personales o de grupo ocurran en elcam po econmico, en tre per so nas y/o grupos de presin compuestospor los diversos sectores de la economa: productores, exportadores,importadores y comerciantes. Los conflictos en tre Estados eranaquellos que se desarrollan al calor de disputas regionales por lmites,por explotaciones de recursos naturales fronterizos y por problemastnicos o de comunicaciones.2 Es importante tener en cuenta que lamayora de estos conflictos fueron promovidos por los mismos Estados Unidos para desestabilizar la regin y, en tre otras cosas, vender armasy tener un pretexto para ocupar un territorio como tambin, para

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    2 Revista de las Fuerzas Armadas, nm. 159.

  • colocar zonas claves de produccin de recursos energticos bajo eldominio de un pas amigo.

    Segn la Doctrina de la Seguridad Nacional hubo aspectos queincidieron en el surgimiento de interferencias y perturbacionessustanciales para su aplicacin. Estas tuvieron que ver con la existencia de espacios vacos en los territorios nacionales, las diferenciasmarcadas en los niveles de vida de las distintas clases sociales, elmarginalismo so cial, econmico y re gional; los desequilibrios en tre las reas urbanas y rurales, la carencia de una infraestructura adecuada, laescasa e irracional explotacin de los recursos naturales y laintolerancia poltica y religiosa (Ibid.).

    Otros componentes de la DSN fueron los aspectos legales, loscuales tuvieron que ver con la situacin a cubierto o de proteccinque deba conformarse. Los aspectos legales eran los encargados dedarle laxitud a la consecucin de los objetos nacionales de la DSN,valindose de las leyes y normas jurdicas sancionadas ex profeso,cuando no de actos delincuenciales. Desde la DSN se pregon que paraque sta fuera operante y eficaz deba ser verdaderamente nacional,no ser copia tex tual o adaptacin inadecuada de doctrinas forneas,re sponder en lo poltico a aquellas necesidades y aspiraciones de lanacin, re sponder en su organizacin a las exigencias de los problemasde seguridad y re sponder en lo tcnico al nivel de desarrollo, y en lomoral a una causa justa (Op. cit.).

    La religin no fue excluda. La DSN se present como defensora dela civilizacin cristiana con tra el comunismo y el atesmo. Ofreci ainstituciones eclesisticas favores y privilegios, prestigio y apoyo.Pero el cristianismo que la DSN promovi fue uno centrado en losmitos, ritos, costumbres y gestos de la ortodoxia judeo cristiana. Uncristianismo sin compromiso pop u lar. La DSN no concibi una Iglesiacomprometida con los grandes problemas estructurales y coyunturalesdel pueblo latinoamericano, sino con los principios tutelares del orden,la autoridad, la defensa de la propiedad privada y, en gen eral, con lospostulados del conservadurismo. La DSN promovi la llegada de otrasconfesiones religiosas a Amrica Latina desde los aos 60, las cuales se convirtieron a la postre en importante base so cial de la derecha, con elpropsito exclusivo de penetrar en aquellos sectores sociales msvulnerables econmicamente y polticamente maleables y reventarlessu capacidad de lucha y organizacin por unas mejores condiciones de

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  • vida. La DSN conspir con tra el clero comprometido so cial, poltica yevanglicamente con el pueblo (Ibid.).

    Caracterizada la DSN, internalizada y hecha suya por las fuerzas ar -ma das latinoamericanas, que la han reproducido como patrimonioacadmico de su formacin, ha desembocado en el militarismo.Hablamos de militarismo desde el momento mismo en que lainstitucin castrense al servicio de las clases dominantes asume unaideologa especfica y se proyecta como un superpoder entronizado enel Estado burgus, erigindose en fac tor decisivo de la poltica delrgimen con pretensiones de controlar, mediante una metodologa deguerra, toda la vida nacional. Emerge en el marco de un rgimen queresponde a los estrechos intereses de la cspide oligrquica que en elproceso de su regresin institucional y poltica ha venido otorgandocada vez mayores prerrogativas a su brazo armado y acentuando, entodos los planos, la opresin sobre el pueblo en gen eral, sin renunciar asu apariencia democrtica. A la vez, por estar supeditado elmilitarismo a la poltica del neoliberalismo, coloca en esa mismacondicin subordinada a su aparato represivo militar (Caicedo, 1979:299).

    Este militarismo ha implicado un gran desprecio por lasinstituciones democrticas, las cuales han sido objeto de diversas olasgolpistas para suplantarlas, o en su defecto, buscar la ubicacin degener a les, civiles militaristas o de derecha en puestos estratgicos delas administraciones nacionales para aparentar una naturalezademocrtica de los gobiernos civiles; pero lo que subyace es unmonitoreo por parte de las fuerzas militares hacia los actos de gobiernode los civiles. Adems, el militarismo, para reducir todos los actos de lavida so cial al lenguaje y a los mecanismos castrenses se yergue comoun ente intocable que succiona los recursos econmicos del erariopblico sin ninguna retribucin a las arcas del Estado.

    Ahora bien, el militarismo no es slo de los militares, el militarismoincumbe tambin a los civiles quienes piensan que las soluciones a losproblemas, y en gen eral toda la vida so cial, se debe regir por ladisciplina castrense. Estos civiles constituyen la expresin poltica delmilitarismo armado y son su punta de lanza en las diversascorporaciones pblicas y privadas. Un caso pattico se evidencia en los Ministerios de Defensa de los pases latinoamericanos donde en losltimos aos, desde la dcada de los ochenta hacia ac, han actuado

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  • como Ministros de Defensa, civiles, por supuesto de absolutaconfianza tanto de las clases dominantes como de las mismasinstituciones castrenses, de los grupos econmicos hegemnicos y deEstados Unidos. Vale la pena destacar que la llegada de civiles comoMinistros de Defensa en absoluto ha implicado el desmonte de la DSN,por el contrario, se han incrementado propuestas para fortalecerorganizaciones ar ma das asistidas por el propio Estado colombianopara que cumplan funciones que ste es incapaz de garantizar enregiones de los pases y por las vas legales.

    Los instrumentos de que Estados Unidos se ha valido para poner enprctica la DSN en Amrica Latina han sido dismiles. Pues tienen quever con tratados, agregados militares, misiones especiales, cursos enescuelas especializadas, adems de un sutil adoctrinamiento yseguimiento de quienes se forman en la referida ideologa. Uno deestos mecanismos es la creacin de la Escuela Militar de las Amricas(US Army Scholl of the Amer i cas, USARSA), ubicada en Ford Gulick,zona del Ca nal de Panam, para impartir adiestramiento a per sonallatinoamericano escogido a fin de que alcance niveles superiores deprofesionalismo, mejor capacitacin en el mantenimiento de laseguridad interna y una mayor colaboracin militar en el desarrollonacional, lo que la constituye en el cam po de adiestramiento msimportante para operaciones de contrainsurgencia, y es la nica escuela del ejrcito norteamericano que aloja exclusivamente a militareslatinoamericanos. Los cursos son impartidos en su mayora porciudadanos norteamericanos de ascendencia mexicana, puertorriquea o cubana, y a los graduados con mejores calificaciones se les invitadespus como profesores visitantes.

    En septiembre de 1975 se haban graduado 33 147 alumnos en laUSARSA, muchos de ellos ocuparon al tos car gos en sus gobiernos. Enoctubre de 1973, ms de 170 graduados eran jefes de gobierno,ministros, comandantes, gen er a les o directores de los departamentosde inteligencia de sus respectivos pases. Los golpes de Estado en Per,Bolivia, Panam y Chile fueron llevados a cabo por los ms aplicadosoficiales que haban asistido a cursos en la USARSA (Klare, 1978:121). En los pocos pases de la regin donde no hubo golpes de Estado,al tos oficiales tambin egresados de la USARSA, se vieroncomprometidos con la violacin sistemtica de Derechos Humanos locual indujo a Organizaciones No Gubernamentales de Estados Unidosa presionar a su gobierno para que se desmontaran estos centros. La

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  • Escuela de las Amricas fue cerrada pero los mercenarios, en losucesivo, se contrataron con firmas privadas y con ello los gobiernos de Estados Unidos evitaron las crticas y las presiones, y continuaron laaplicacin de la DSN, obviamente con nuevas metodologas, recursos,actores y motivaciones.

    Esta escuela, organizada en 1963, dict cursos en espaol yportugus destinados a brindar a los militares latinoamericanos unaformacin que les permitiera contribuir a la seguridad militar de susrespectivos pases. Frente a concepciones polticas democrticasresponde de manera directa a las concepciones de Wash ing ton enmateria de divisin con ti nen tal del trabajo militar. En tales escuelas loscursos inculcaron una ideologa anticomunista y una filosofacontrarrevolucionaria. Estas concepciones del Pentgono dedicaron un tiempo desmesurado al anticomunismo y al adoctrinamientopronorteamericano (Rouquie, 1984: 154).

    As, en tre 1950 y 1969, recibieron instruccin 54 000 oficiales. El30% de la formacin en la escuela es tcnica y el 70% se refiere aadoctrinamiento poltico. Las temticas que los militareslatinoamericanos reciben en esta escuela son del siguiente tenor: As esel comunismo. Cmo funciona el partido comunista. Conquista ycolonizacin comunista. El dominio del partido comunista en Rusia.La respuesta de una nacin al comunismo. Cmo logran y retienen elpoder los comunistas. La democracia con tra el comunismo. Quhacen los comunistas en libertad? Cmo controla el comunismo lasideas de los pueb los?

    Adems, para oficiales de formacin se dict el curso Comunismover sus Democracia, para tenientes y capitanes, el curso Introduccina la Guerra Es pe cial; y para mayores, los cursos IdeologaComunista y Objetivos Nacionales y La Amenaza Comunista(Briones, op. cit.). El an te rior proceso fue el resultado parcial de unvnculo directo en tre las autoridades estadounidenses y las fuerzas ar -ma das latinoamericanas, nexo que tom fuerza desde 1950 mediantelos acuerdos bilaterales suscritos con ttulos como el Pacto de AyudaMutua. En lo sucesivo se establecieron pactos, tratados, convenios yactividades conjuntas, como las Operaciones Unitas, la JID, el ColegioInteramericano de Defensa y la Reunin de Comandantes en Jefe.

    Ya en 1939, en la perspectiva del enfrentamiento al nazi fascismo,se celebr la Conferencia Interamericana de Panam en la que se

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  • plante el concepto de Solidaridad Con ti nen tal. Luego se reafirm atravs del Acta de Chapultepec en 1945 y termin de adquirir sucontenido anticomunista con el Tratado Interamericano de AsistenciaRecproca (TIAR) suscrito en Ro de Ja neiro en 1947. Comoconsecuencia, se le ha dado un alto grado de dependencia tcnica yfinanciera y una subordinacin casi to tal a las fuerzas ar ma daslatinoamericanas con respecto a Estados Unidos. La subordinacinideolgica viene dada por los procesos de formacin de la oficialidad ysuboficialidad de Amrica Latina, por parte de las fuerzas ar ma dasestadounidenses (Ibid.).

    Adems, los militares latinoamericanos son objeto de presionesideolgicas para desarrollar en ellos el sentido de la admiracin por elamer ican way of life, lo cual logran a travs de las actitudes socialesy del patrocinador so cial. Este ejerce el papel de tu tor en cada uno delos cursos an tes mencionados y se hace posteriormente un seguimientoal militar cuando regresa a su pas. Tambin se valen para ello de girasde orientacin para oficiales de alta graduacin que recorren losEstados Unidos con el objeto de compenetrarse ms del esprituamericano. Otras instituciones estadounidenses encargadas de formar la oficialidad y suboficialidad latinoamericana son la Ac a de miaInteramericana de las Fuerzas Areas, la Universidad del Aire, laEscuela para Comandantes de Escuadrn, la Ac a de mia de Comandos y Estado Mayor, la Ac a de mia de Guerra Area, la Ac a de mia de GuerraNa val y la Ac a de mia Interamericana de Polica (Ibid.).

    Todas esas instituciones produjeron una militarizacin creciente dela poltica latinoamericana como resultado, en gran medida, de ladependencia militar con respecto a los Estados Unidos y al criterio dedefensa del hemisferio con tra el comunismo. Es as como elanticomunismo se constituy en elemento esencial para la preparacinideolgica de las fuerzas ar ma das. Los gobiernos norteamericanos,desde Tru man y Ei sen hower, en razn a lo an te rior se declararonpartidarios de una poltica de estabilidad en el continente, donde elgolpe de Estado y la dictadura se convirtieron en la norma y no en laexcepcin (Pinzn, 1985: 167).

    A cada golpe de Estado y la consecuente dictadura se le dieronnombres simblicos como eufemismos de acuerdo con su envergadurae importancia, tenemos los casos de: Operacin Man drake en Bolivia,Operacin Pop eye en Laos, Operacin Revuelta en Panam, Plan

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  • Cam e lot en Chile, Plan Lasso en Ec ua dor y Co lom bia, Plan de AldeasEstratgicas en Viet nam, Operacin 20 en Cuba, Plan Colonia en Per,La Alianza Anticomunista en Ar gen tina, La Operacin TontonMacouts en Hait, Rosa Blanca en Cuba, Pat ria y Libertad en Chile,Escuadrn de la Muerte en Brasil, Mono en Nic a ra gua, Gato en Ven e -zuela, Halcones en Mxico, Guerreros Blancos en El Sal va dor, y losPlanes Bandera y Simptico, adems de la ltima Operacin CausaJusta llevada a cabo en Panam en diciembre de 1989, sin contar conla Organizacin Tradicin, Fa milia y Propiedad (TFP) comoexplicacin mesinica de los planes del imperialismo estadounidense(Herrera, 1979: 17).

    Tales planes y operaciones, desde 1960 han dejado en el devenirhistrico de los pueb los latinoamericanos no pocos presidentesderrocados y dictaduras insaturadas, tal como se observa en elsiguiente cuadro (Rouquie, op. cit.).

    Golpes de Estado en Amrica Latina propiciados por EstadosUnidos en la segunda mitad del siglo XX

    Fuente: Rouquie, Alain (1984), El Estado Militar en Amrica Latina, Mxico:Siglo XXI, 154 pp.

    Aparte de lo an te rior, los Estados Unidos se vieron implicados enlos accidentes areos que causaron la muerte a Omar Torrijos dePanam y a Jaime Rolds Aguilera del Ec ua dor; y en el minado de lospuertos martimos nicaragenses, arguyendo que el continente

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    Fecha P as P res idente derro cadoMarzo 1962 Argenti na Arturo Frondi ziJulio 1962 Per Manue l PradoMarzo 1963 Guate mal a Idgora s Fu entesJulio 1963 Ecu ador C. Julio Arosemena Mo nroySepti embre 1963 Repblic a Domin ica na Ju an BoschOctubre 1963 Ho nduras R. Vill eda Mo ralesAbril 1964 Brasil Jo ao Goula rtNoviemb re 1964 Bolivia Vct or PazE st enssoroJunio 1966 Argenti na Arturo Il liaSepti embre 1973 Chile Salva dor Alle ndeDiciembre 1989 Panam M. Ant onio Noriega

  • americano se encontraba bajo ataque y que estaba siendo penetrado por el poder sovitico; ya que segn ellos, la cuenca del Caribe estabapoblada por apoderados soviticos y delimitada por estados socialistas(Bouchey, 1989: 21). Esta doctrina de seguridad hemisfrica adoptadapor el gobierno de Wash ing ton se vio acompaada, desde el punto devista poltico, por una actitud fa vor able hacia los regmenes militaresen Amrica Latina, o por lo menos se reconoci y dio apoyo a losgobiernos de facto sin ninguna consideracin de orden moral o jurdico(Pinzn, op. cit.).

    El proceso golpista an te rior se encarna en la Guerra Fra y sta secompone de las siguientes fases: la preparatoria, la poltica y la deaccin. En la primera se trata de conocer el medio donde se va a actuar,elaborar planes especiales en cada pas y estructurar los organismosque van a intervenir. En la fase poltica se busca crear en el territorioelegido un ambiente adecuado, se siembra publicitariamente eldescontento para acondicionar el pensamiento de la poblacin al plantrazado. La ltima fase, la de la accin o de terrorismo, es cuando lafase poltica no dio resultados. Entonces se busca crear desconfianza en el pueblo hacia las instituciones gubernamentales, las fuerzas del orden y la ley, indisponiendo y fomentando el odio y la retaliacin en tre losdiferentes grupos sociales, econmicos, polticos y raciales para causar bajas en las fuerzas ar ma das y destruir la moral de sus miembros.Tambin producen bajas en tre la poblacin an ajena a toda actividadpoltica para crear el desasosiego, la incertidumbre, el ter ror y obtenersu apoyo irrestricto. Para el conjunto de dichas actividades se ocupande terroristas propios o contratados, los cuales son eliminadosdespus (Ibid.).

    Para lograr sus objetivos, tambin utilizan las acciones cvicomilitares en cada pas. Estas tienen el objetivo de llevar a vastossectores de la poblacin la ayuda del gobierno, especialmente en elcam po de la asistencia so cial, aprovechando para ello la organizacinmilitar de la nacin. Su accin se basa en la idea de emplear los mediosmilitares para llevar a cabo programas de mejoramiento econmico yso cial que despiertan en la poblacin beneficiada la confianza y lassimpatas hacia las autoridades y sus fuerzas militares. De este modomer man la influencia comunista. Se pretende lograr apoyo ylegitimacin pop u lar hacia el rgimen constituido y las instituciones ydemostrar que el bienestar y mejoramiento pueden llegar por las vas de

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  • la legalidad y del orden; esto se lleva a cabo mediante la coordinacinde niveles gubernamentales y el clero en ocasiones.

    A la accin cvico-militar hay que concebirla dentro del nuevoconcepto del papel que deben desempear los ejrcitos en los pasessubdesarrollados (Ruiz, 1963: 493). En este momento es importanterecordar dos elementos claves: uno, respecto al origen de la accincvico-militar y el otro referente a sus fases y operatividad. La accincvico-militar est articulada a la creciente militarizacin de lasociedad latinoamericana a partir de la Segunda Guerra Mundial, y delos sectores civiles ms reaccionarios, quienes han concebido alejrcito como un fac tor de desarrollo econmico, supeditado al modelo estadounidense.

    En lo que respecta a sus fases, la accin cvico-militar se di vide encuatro etapas: la primera es el acercamiento a la poblacin civil pararomper las barreras ficticias en tre sta y el estamento castrensemediante brigadas de salud, recreacin, construccin de vas, serviciosde peluquera y zapatera, y obsequios de alimentos y ropa. Lasegunda corresponde a la identificacin del apoyo poltico y sustentoeconmico del enemigo ? que en nuestro caso son los movimientospopulares, en tre ellos, los grupos insurgentes? . Realizada estaidentificacin se corta el apoyo poltico mediante el hostigamiento a lapoblacin civil, la tortura, la desaparicin y el asesinato, tambin seelimina el apoyo econmico, confiscando los bienes de la subversinno ar mada, el arrasamiento de sementeras, el robo de animalesdomsticos, el con trol a las remesas, el bloqueo de las vasobstaculizando las entradas y salidas a la zona, adems de lacarnetizacin de la poblacin, el monopolio en la prestacin decualquier servicio y despertar a la poblacin civil a tempranas horas del das al ritmo de himnos marciales.

    Concluidas estas dos etapas, se pasa a la tercera que consiste enubicar geogrfica y espacialmente al enemigo. Finalmente, se pasa a lacuarta etapa, que es el ataque al enemigo, para lo cual se valen decategoras como la operacin rastrillo, operativo envolvente, y losbombardeos indiscriminados donde lo caracterstico es arrasar contodo aquello que tenga vida, sea humana, veg e tal o an i mal; talesacciones son llevadas a cabo, en no pocas ocasiones, por efectivos bajolos efectos de sustancias psicotrpicas. Para la puesta en marcha de esta cuarta etapa usualmente ya han eliminado o desterrado a lderes

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  • populares, reventado el tejido so cial de las organizaciones civileshacindolo amparados en normas legales de reciente creacin por ellegislativo, en tre las cuales destacan la asignacin de funciones dejueces a miembros de la fuerza pblica y el establecimiento de losteatros de operaciones.

    Estas acciones cvico-militares slo se deberan desarrollar hasta laprimera fase, el problema es que las que se llevan a cabo tras unaincursin de un grupo armado no son de tipo preventivo, tampoco se leda continuacin y concrecin a todas las expectativas creadas, con loque logran un mayor resentimiento hacia el Estado por parte de lapoblacin civil enrolada en esta conflictiva situacin. Es tanta lapremura de las autoridades estadounidenses por que se ejecuten dichasacciones, que muchas veces ellos mismos las efectan en uno o variospases como ha ocurrido en Centroamrica.

    En Costa Rica, por ejemplo, en 1985 marinos del U.S.S., en misinde buena voluntad, pintaron dos escuelas en la ciudad de PuertoLimn, situada en la Costa Atlntica. En Gua te mala, en 1983, mdicosdel Hos pi tal Gorgas al ejrcito de los Estados Unidos, ubicados en lazona del Ca nal de Panam, dieron tratamiento a indgenas en la regindel Tringulo. En este mismo pas, en 1985, la Operacin Apretn deManos con la fragata Fahrion de la ma rina estadounidense,desembarc y distribuy juguetes y vveres a los nios.

    En Hon du ras, la operacin Grupo Conjunto de Trabajo Bravodesde 1962 proyectada por trmino indefinido, con un grupo de trabajolocalizado en la Base Area Bravo Pamerola, provee regularmenteservicios mdicos, odontolgicos, educativos, farmacuticos yveterinarios a la poblacin civil. En este mismo pas, en 1983, se llev a cabo la Operacin Medicina Trop i cal, prestando servicios mdicos a12 600 per so nas de la frontera con Nic a ra gua.

    En 1984 desarrollaron la Operacin Granadero I en la cual losmilitares estadounidenses ejecutaron maniobras conjuntas con per -sonal militar de Hon du ras y El Sal va dor, mientras grupos mdicosnorteamericanos examinaron a 23 000 pacientes y atendieron 4 500consultas odontolgicas, 12 000 consultas veterinarias y vacunaron 35000 cabezas de ganado. Al ao siguiente, en 1985, la oportunidad fuepara la Operacin Jornada Uni ver sal, en el que se dio tratamientomdico a las prostitutas que vivan cerca de la base estadounidenseComayagua (Barry, 1988: 47).

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  • Co lom bia no poda ser la excepcin. En amplios crculos sociales,polticos, culturales y acadmicos se conoce el papel de registro, con -trol, reconocimiento y espionaje que cumple el Instituto Lingstico deVerano. Otro caso es el de la presencia de militares estadounidenses enel Pacfico al fi nal de la administracin de Csar Gaviria Trujillodonde, con el argumento de construir una escuela, estaban detectandola presencia de ma te rial radioactivo para su in du stria militar. Violacin de la soberana nacional, cohonestada por la clase poltica hegemnica, las fuerzas ar ma das y los medios de comunicacin. El entoncesministro de defensa, Rafael Pardo Rueda ? primer ministro de defensacivil en este pas en los ltimos cincuenta aos? acompa a losmiembros del ejrcito de los Estados Unidos a las localidades deJuanchaco y Ladrilleros, cerca del puerto de Buenaventura.

    Los mecanismos desarrollados para combatir al enemigo interno delos pases latinoamericanos tienen, adems, una expresin criollamaterializada por las fuerzas ar ma das lo cales, se trata de laconformacin de autodefensas que, segn ellos, son organizacionesencaminadas particularmente a proteger a los ncleos humanos ruralescon tra ataques armados de grupos subversivos o bandas al margen de la ley; aquellas establecen una estrecha relacin y coordinacin con lasautoridades militares. La autodefensa tiene cuatro principios bsicos:vigilancia to tal y con tinua, alarma oportuna, reaccin inmediata yapoyo mutuo. En Gua te mala, por ejemplo, los grupos Mano Blanca,Ojo por Ojo, Escuadrn de la Muerte, Buitre Justiciero y FraternidadBlanca, en tre 1970 y 1988, desaparecieron a 40 000 per so nas(Rouquie, 1994). Por su parte, en El Sal va dor, el mayor Robertod`Abuisson comand la Unin Guerrera Blanca. En el resto de pases latinoamericanos este tipo de organizaciones se reproducen de manerasilvestre.

    Dentro de estas concepciones de los guerreristas estadounidenses yde sus representantes lo cales, han hecho carrera en el ar got castrenselas categoras de conflictos de acuerdo con su magnitud y capacidad dedestruccin. Se habla de conflicto de alta, de me dia y baja intensidad.El conflicto de alta intensidad correspondera al ejecutado con altatecnologa sin restricciones geogrficas. Dentro de esta naturaleza slose han registrado du rante la primera y segunda guerras mundiales.Conflictos de me dia intensidad los constituyen los generados por dos

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  • pases. En este nivel estn los conflictos del Medio Oriente y elrecientemente concludo en los aos noventa en tre Ec ua dor y Per.

    El conflicto de baja intensidad se manifiesta como guerra ir reg u lar;guerra de guer ril las. Se conoce tambin con el nombre de guerrarevolucionaria. sta se caracteriza por la universalidad de laconfrontacin, su permanencia, su integridad hom bre y naturaleza, sutotalidad aplicado el concepto de pueblo en armas, abarcando todoslos cam pos de las actividades (Guerrero, 1988: 322). Es el conflictoarmado en las perspectiva de la toma del poder: es donde lasautoridades de cada pas, impotentes por no ser capaces de aniquilar alas organizaciones revolucionarias, vierten su ira con tra sussimpatizantes o sospechosos de serlo, lo que desemboca en la llamadaguerra sucia, que es llanamente la eliminacin del enemigo internoen todos los cam pos.

    La doctrina del conflicto de baja intensidad est todava en plenodesarrollo, an pervive en algunos pases de la regin, sta deifica alanticomunismo paranoico, a las pequeas guerras sucias, alaventurerismo militar y a la guerra psicolgica. En 1981, el ejrcito delos Estados Unidos public un Man ual de Cam po sobre conflictos debaja intensidad (FM 100-20), en el que se plantea la necesidad derealizar campaas nacionales de pacificacin. Aqu se enfatiza lanecesidad de organizar patrullas lo cales de defensa y otras fuerzas paragarantizar la seguridad de las regiones como las Convivir lideradasen el Departamento de Antioquia, en Co lom bia, por lvaro UribeVlez.

    En octubre de 1985, el Comando de Entrenamiento Doctrinario delEjrcito, en Fort Mon roe Vir ginia, actualiz la doctrina del conflicto de baja intensidad donde manifiesta el papel del ejrcito de los EstadosUnidos. Se consider que una lucha poltico-militar limitada, tendiente a lograr objetivos polticos, sociales, econmicos o psicolgicos,puede ser con frecuencia prolongada y extendida desde la presindiplomtica, econmica, so cial, psicolgica, hasta el terrorismo einsurgencia, y que el conflicto de baja intensidad est generalmentecontenido dentro de una regin geogrfica determinada y se caracteriza por sus limitaciones en cuanto al tipo de armas, tcticas y nivel deviolencia.

    Segn los estrategas estadounidenses, el conflicto de bajaintensidad debe incluir tres categoras de accin: una es la con -

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  • tra-insurgencia, la cual debe implicar ms apoyo a sus voceros criollos; la otra es la ayuda para la insurgencia anticomunista con el uso decualquier recurso paramilitar para debilitar a los regmenes comunistas o zonas influencia comunista en pases ami gos, con la exacerbacinde los disidentes, el apoyo a las fuerzas paramilitares y con el uso derecursos de la CIA y el Departamento de Defensa para ayudar a lasfuerzas autctonas. La ltima categora de accin es elcontraterrorismo, para lo cual se llevan a cabo entrenamientos deinteligencia y contrainteligencia para sus agentes (Barry, op. cit.).

    La segunda categora de accin se ha desarrollado en Cuba, Nic a ra -gua y Co lom bia. Tal como ellos lo manifestaron se han valido decualquier recurso paramilitar para debilitar el rgimen cubano,exacerbando los nimos de disidentes como en el conflicto con laembajada espaola en La Habana y el de los balseros a mediados de1994, utilizando per so nas del lum pen, elevadas al ped es tal de presospolticos y hroes por los medios de comunicacin de occidente.

    Respecto a Nic a ra gua, su conducta ha sido ms desvergonzada: serecurri al terrorismo minando sus principales puertos, al descrditomundial del rgimen andinista, secundados por un sec tor de la IglesiaCatlica que le hizo el juego y al mantenimiento de una fuerzacontrarrevolucionaria entrenada y financiada con recursos de la CIA ydel Departamento de Defensa que, al momento de iniciar sudesmovilizacin, sobrepasaban los 20 000 mercenarios ubicados en los pases limtrofes con la anuencia de los respectivos gobiernos y en laCosta Atlntica nicaragense, entrenados inicialmente por argentinoscontratados por la CIA.

    En lo que tiene que ver con Co lom bia, se organizaron gruposarmados entrenados por ex militares israelitas y financiados por laCIA, el Departamento de Estado y los narcotraficantes, con la misinde exterminar no slo a comunistas y dirigentes populares, sinotambin a liberales y conservadores demcratas, incluso han sidovctimas algunos religiosos progresistas. Todo ello con la miradacomplaciente del establecimiento en gen eral y de los organismosencargados de ve lar, legalmente, por la defensa de la vida de los civiles, en par tic u lar. A propsito de lo an te rior, uno se pregunta, qulegitimidad tiene el Estado colombiano cuando su nica alternativa desolucionar los conflictos sociales es la eliminacin fsica de quienescuestionan la nomenclatura y expresan su incorformidad?

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  • Adems de las categoras descritas, este conflicto est conformadopor las siguientes etapas: las formulaciones prcticas para eladiestramiento per sonal latinoamericano en el Comando Sur desde1981, el Mandato para el Liderazgo II desde 1984, y, finalmente, desde1986 cuando el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos lo de -fine como una lucha poltico-militar limitada para lograr objetivospolticos, sociales, econmicos y psicolgicos (Jaramillo, 1988: 59).De tal manera que en la ac tual percepcin estratgica norteamericanaest ubicado todo el Tercer Mundo en lo que ellos denominan rea deConflicto de Baja Intensidad, Guerras Pequeas o Menores yViolencia de Baja Intensidad, Contingencias Limitadas oConflictos Regionales.

    En estos conflictos de Baja Intensidad se desarrolla una estrategia atravs de la cual los programas de ayuda pueden ser realizados enregiones conflictivas sin la carga ominosa que significa la intervencinmilitar directa. Se trata de evitar los de bates en el congreso, losmovimientos antiblicos, los ma rines muertos devueltos a los EstadosUnidos, es decir, evitar lo que ocurri en Viet nam (Ibid.). Despus deestos episodios cuando los Estados Unidos participan en guerras oinvaden, utilizan como punta de lanza a efectivos de sus fuerzas deascendencia hispana o negra.

    Una vez elegido como pres i dente de los Estados Unidos, Ron aldRea gan, se adopt una propuesta geopoltica y militar con la pretensin de reordenar al mundo, no a partir del consenso, sino de la violenciarestaurando la imagen de unos Estados Unidos fuertes, dispuestos alrearme militar y hacer valer su liderazgo sobre aliados y adversarios enfuncin de una drstica redefinicin poltica de contener el avance delcomunismo en todo el mundo (Maira, 1984: 160). De manerasimultnea fue elegida como primer ministro en Inglaterra, Mar ga retTatcher, y en tre ambos mandatarios, impulsaron la aplicacin delmodelo neoliberal. Con l, los Estados y las fuerzas ar ma dasasumieron nuevas funciones en concordancia con los intereses de laseconomas de los pases centrales.

    La misma administracin de Ron ald Rea gan y los defensores delConflicto de Baja Intensidad, como el Secretario de Estado, GeorgeShultz, elevaron el contraterrorismo al nivel de la poltica nacional,utilizndolo como instrumento de contrainsurgencia para combatir laprotesta so cial dirigida hacia el Estado, entrenando escuadrones

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  • paramilitares para acabar con las per so nas sospechosas de apoyar a laguer rilla, empleando el contraterror selectivamente como ocurri enEl Sal va dor, Gua te mala, Chile y Ar gen tina, en tre otros pases.

    La poltica de los Estados Unidos respecto a Amrica Latina en losaos 50 fue de contencin; en los aos 60, de contrainsurgencia y en los aos 80, de adopcin del conflicto de baja intensidad como unaestrategia ofensiva para reafirmar su hegemona recuperando losterritorios perdidos por el mundo li bre. Dicha estrategia fue unacontrarrevolucin mundial conocida como la Doctrina Rea gan, cuyadivisa consisti en una ofensiva mundial con tra el comunismo. Segnesta doctrina, la amenaza a los Estados Unidos era mul ti di men sional yse deba re sponder de la misma manera. La guerra de guer ril las, losasaltos terroristas, el trfico de drogas, la agitacin domstica en elTercer Mundo y, aun la crtica a la poltica externa estadounidense porparte de los medios de comunicacin, fueron considerados comoataques a su seguridad y sus valores.

    La batalla ideolgica fue frecuentemente descrita por laadministracin Rea gan y los defensores de la doctrina del conflicto debaja intensidad en trminos mdicos: la insurgencia es como un vi rus oun cncer que se debe extirpar quirrgicamente o combatir conanticuerpos anticomunistas. El vocero de la Casa Blanca, Pat rick Bu -chanan, llam a Nic a ra gua un tu mor maligno que amenazaba lasalud del continente y manifest la imposibilidad de negociar con uncncer; segn el personaje, los asaltos quirrgicamente precisos sonun remedio necesario. El conflicto de baja intensidad es una guerrapoltico-militar que no conoce fronteras y que no hace distinciones en -tre civiles y per sonal militar; la ayuda econmica y la asistenciahumanitaria son armas del conflicto de baja intensidad (Barry, op. cit.).

    En la reciente campaa de los 90 por alcanzar la presidencia de losEstados Unidos, Dukakis acus a Rea gan por prestar demasiada ayudaa la lucha antisandinista como ncleo cen tral de su poltica frente aAmrica latina, cayendo en una complicidad tcita frente alnarcotrfico. Tambin acus a Bush de ser continuista de la poltica deRea gan por su apoyo a la con tra nicaragense y a la guerra de las ga -laxi as. Dukakis sustent sus acusaciones, afirmando que el comunismo ya no era una amenaza para los Estados Unidos en Amrica Latina,argument que en la actualidad el prin ci pal peligro para su pas loconstitua la droga y de alguna manera la creciente corrupcin que se

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  • evidenciaba en cada uno de los pases de la regin, que a la postre esoincidira en procesos de desestabilizacin y caos.

    A juzgar por los resultados de la votacin obtenidos en el senadonorteamericano con respecto a la validez de usar fuerzas militares en lalucha con tra el narcotrfico (83 votos a fa vor y 6 en con tra), se puedededucir que la intervencin militar en Amrica Latina continuarsiendo posible en las sucesivas administraciones, no slo para detenerel comunismo sino tambin la droga. En enero de 1995, un altofuncionario francs retom la opcin de una intervencin militar enCo lom bia, particularmente para enfrentar el problema de la droga.Estuvo, pues, a la orden del da la discusin si se invada o no.Recordemos que en los Estados Unidos se est cristalizando un granconsenso nacional en con tra del narcotrfico, as como se desarrolluno con tra el comunismo hace 40 aos. En Co lom bia, pretextandocombatir la droga, se ha dado un apoyo logstico para enfrentar losmovimientos populares, representado en ma te rial de guerra y asesores(Garca, 1988: 77) incluso an tes del Plan Co lom bia.

    En el contexto del conflicto de baja intensidad, un grupo deestrategas militares estadounidenses conformaron el Comit de SantaFe, concilibulo de al tos estudios polticos. Este produjo en 1981, en elumbral de la administracin de Ron ald Rea gan, el documento SantaFe I como pauta para el gobierno imperialista. En 1988, en vsperas deiniciarse el gobierno de George Bush, el mismo comit dio origen aldocumento de Santa Fe II, gua para el mandato del nuevo pres i denteestadounidense (Bouchey, 1989: 5). En lo referente a la polticaexterna, el documento de Santa Fe I propuso reactivar lasvinculaciones militares con el continente, ofreciendo entrenamientomilitar y ayuda a las fuerzas ar ma das del continente americano, connfasis par tic u lar en los oficiales ms jvenes y en los suboficiales,revitalizando el sistema de seguridad hemisfrica; apoyando al TIAR y tomando el liderazgo en la JID a fin de apoyar la larga lista deresoluciones dirigidas a incrementar la seguridad del hemisferio con tra la amenazas externas e internas.

    En cuanto al enemigo interno, propuso que la polticanorteamericana en Amrica Latina debera reconocer la vinculacinin te gral en tre la subversin interna y la agresin externa, ademspropuso empezar a contrarrestar la influencia en Amrica Latina de laTeologa de la Liberacin, utilizada por una parte del clero. Enfatiz la

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  • necesidad de abandonar la poltica de Carter por considerar que sta, en lo referente a derechos humanos, constitua un concepto cul tural pocoeficaz polticamente, pues dicha administracin lo haba usado paraintervenir a fa vor del cambio poltico en algunos pases afectando demanera adversa la paz, la estabilidad y la seguridad de la regin.

    En el plano so cial y econmico, el documento propone que EstadosUnidos debera continuar trabajando con y a travs de la AFL-CLO yde otras organizaciones sindicales independientes para fomentar elmovimiento sindical li bre en Amrica Latina; ya que, segn ellos, lossindicatos autnomos son esenciales para el avance econmico y ladefensa de las instituciones. En lo que tiene que ver con la educacin seafirm que Estados Unidos debe tomar la iniciativa ideolgica,estimulando un sistema de educacin en Amrica Latina, que pon ganfasis en la herencia intelectual comn del continente americano. Para ellos, la educacin debe inculcar el idealismo que habr de servir comoinstrumento para la supervivencia.

    Ya en el documento de Santa Fe II se habla de conflicto de bajaintensidad como una forma de lucha que incluye operacionespsicolgicas, desinformacin, informacin errnea, terrorismo ysubversin cul tural y religiosa. De all la campaa de desinformacin ytergiversacin de los hechos polticos originados en el mbito mundialy las informaciones tendenciosas y parcializadas con que nos inunda adiario la prensa. Dicha estrategia opresiva se manifiesta tambin en laexistencia de sectas religiosas. En tre las ms comunes tenemos laIglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, la BrigadaEstudiantil y Profesional de Co lom bia, los Testigos de Jehov, laIglesia Pen te cos tal Unida de Co lom bia, la Misin Panamericana deCo lom bia, y la Tradicin Fa milia y Propiedad.

    Estas se caracterizan por la suntuosidad de sus templos y ladisponibilidad de dinero para sus actividades, desde lo cual se infiereun sostenimiento econmico desde el extranjero. Dichas sectas, en unmar de confusin interpretativa de la Biblia, pretenden quebrarle lavoluntad de lucha a sus seguidores que, en su mayora sonpertenecientes a sectores sociales pobres, y mantenerlos alejados de lacruda realidad. Es una forma de ahogar eventuales expresiones deprotesta. De la Teologa de la Liberacin se argumenta, en el mismodocumento, que es una doctrina poltica disfrazada de creenciareligiosa con tra el Papa y la li bre empresa, la cual acta con el fin de

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  • debilitar la dependencia de la sociedad del con trol estatista, adems sele endilga su condicin de ser una regresin al galicismo del sigloXVII.

    En lo referente a las labores de inteligencia, se aconsej que EstadosUnidos deba fomentar el presupuesto de la Agencia de Informacin delos Estados Unidos (USA) y de la Oficina de Diplomacia Pblica,agencias, segn ellos, para librar la guerra cul tural. Respecto aAmrica Latina, el documento de Santa Fe I menciona como pasesneurlgicos en los aos 80 a Brasil, Mxico, Cuba y Panam. En los 90,el documento de Santa Fe II, aparte de los cuatro pases mencionados,incluye tambin a Co lom bia y afirma que aqu existe una dobleamenaza a su seguridad y a sus instituciones constituidas, provenientede la insurgencia ar mada respaldada por los pases comunistas, que enla dcada de los 80 haba crecido en tamao y magnitud. Que si lasactuales tendencias continuaban, Co lom bia se transformara en otroSal va dor para mediados del 90, si no an tes. Pero a diferencia de estapequea nacin centroamericana, Co lom bia se enfrentaba tambin alpoderoso y bien organizado enemigo constituido por los crteles delnarcotrfico con sede en las ciudades de Cali y Medelln (Ibid.).

    En este ataque mul ti di men sional al enemigo interno, los EstadosUnidos, sin el ms mnimo pudor, han propiciado enfermedades yplagas a quienes consideran no dignos de vivir. Sobre este caso, RafaelFigueroa, epidemilogo cubano, coordinador de la campaa paraerradicar el den gue hemorrgico en Nic a ra gua, Ec ua dor, Ven e zuela yCo lom bia, denunci que hace varios aos un aptrida cubano quetrabaj para la CIA, y a quien le seguan un juicio en New York, declar que fue l la per sona que introdujo en Cuba el vi rus cero-tipo dos, pororden de la agencia americana, con lo cual gener varias epidemias deden gue y conjuntivitis; lo mismo hizo con otro vi rus causante de laenfermedad del moho azul en el tabaco y la roya en la caa de azcar.3

    Toda la OLADE golpes de Estado, auspiciada por los EstadosUnidos en Amrica Latina desde los aos 60 e incluso an tes, se puedeubicar dentro de las siguientes categoras: El inminente, el sorpresivo,el improvisado, el premeditado, el de arbitraje, el de veto, el de

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    3 Voz, nm. 1578, p. 3.

  • restauracin y el de reforma. El golpe de Estado inminente es aquel quetodas las clases sociales prevn, lo ven venir y hay sucesin dehechos que lo consideran in ev i ta ble. El sorpresivo e inesperado ocurrecuando los militares deponen al Jefe de Estado sin motivo aparente,tomando de improvisto a todos los sectores sociales, incluso los de lasmismas fuerzas ar ma das.

    En el golpe de Estado improvisado, los militares son conscientes desu podero y no preparan tcitamente los hechos a menos que tenganuna oposicin violenta por parte de algunos miembros de las mismasfuerzas ar ma das. En el premeditado, se ha analizado la situacin ymedido las consecuencias. El golpe de Estado de arbitraje se pro ducecuando se quiere ser rbitro en la disputa de grupos polticos. El de vetose hace para impedir el acceso al poder de una fuerza poltica que losmilitares consideran un peligro. El de restauracin se ejecutapretextando actuar con tra gobiernos corrompidos que han sidoindiferentes frente al avance del comunismo o que han violado laConstitucin nacional, se da con motivo de suprimir un orden polticoarcaico y acelerar la modernizacin del pas (De la Iglesia, 1973: 46).Un golpe de Estado puede tener una, dos o varias de las anteriorescaractersticas, como el suscitado en Hait en el ao de 1994 y an tes enPanam y Granada.

    Cualquiera de las anteriores clases de golpe de Estado se expresacomo pretorismo, como cesarismo y como Estado de Guarnicin. Elpretoriano es la destruccin deliberada y metdica del gobierno civilpor las fuerzas ar ma das, asumiendo en forma directa los poderesejecutivo, legislativo y ju di cial. El cesarismo es la herramienta de unautcrata, de una oligarqua, para abatir la oposicin de las masasciudadanas y mantener el poder a travs del despotismo. Usualmentedefienden al gobierno que frustra la democracia. El de guarnicin es unEstado en pie de guerra, con su poblacin presa del miedo a inminentesconflictos (Ibid.).Consecuencias

    Las consecuencias de la adopcin de esta ideologa fueron de diversandole: el menosprecio tcito y explcito hacia las institucionesdemocrticas. La sublimacin a la militarizacin de la vida civil. Laruptura con el principio de independencia de los poderes de cualquierEstado moderno. Los poderes legislativo y ju di cial fueron usualmenteavasallados por el ejecutivo que, a su vez, estuvo controlado por una

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  • cpula militar que normalmente se autoatribuy poderesconstituyentes, dejando a la sociedad civil al margen de laparticipacin y decisin de los asuntos pblicos; convirtindose de esta manera en juez y parte.

    Esta doctrina sirvi al modelo econmico que privilegia an ladivisin internacional del trabajo, en perjuicio de los pases atrasados yen beneficio de los grandes centros del poder. En lo jurdico, lamencionada ideologa sola ir acompaada de la implantacin deestados de excepcin, a cuyo amparo se expidieron normas parapenalizar la protesta so cial, conculcar derechos y otorgar funciones dejueces a miembros de las fuerzas ar ma das para que actuaran libremente con tra el denominado enemigo interno. En Ar gen tina, la aplicacinde la DSN en tre 1970 y 1983, dej como resultado 8 900 desaparecidos(Ravenna, 1985: 5).

    Al considerarse desde la DSN que la vida de cualquier Estado estaba constantemente amenazada por factores internos y externos que podan permanecer latentes o en situacin potencial por lar gos periodos y queactan de manera abrupta y sorpresiva sin dar lugar a una reaccinapropiada, se ejecutaron en Amrica Latina golpes de Estadopreventivos y se establecieron los lineamientos de lo que ms tarde seconoci como los documentos de Santa Fe I, II y IV; que le han servidode derroteros polticos a los Estados Unidos para intervenir en losasuntos internos de cada pas latinoamericano.

    La DSN busc unidad de accin, de pensamiento y mximorendimiento de los medios de comunicacin evitando caer enimprovisaciones y creando disciplina intelectual (Ibid.). Lo an te riortuvo las siguientes implicaciones: en lo poltico e ideolgico, ladisciplina intelectual propugnada por la DSN gener un ambiente derepulsin no slo en las fuerzas ar ma das latinoamericanas sino enamplios sectores sociales hacia corrientes polticas e ideolgicasdistintas a los bipartidismos hegemnicos. Esa repulsin se expres enel destierro y la encarcelacin, cuando no en la eliminacin fsica delderes populares, militantes de izquierda y de partidos polticoscompletos.

    La disciplina intelectual y la unidad de accin incrementaron lasconcepciones estadounidenses y europeas en menor medida, dedesarrollo y al amparo de ellas, los modelos de desarrollo y las polticas macro econmicas se han orientado a favorecer los intereses forneos a

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  • tal punto que la banca multinacional conform las llamadasmonitoras para intervenir y decidir sobre el destino de millones delatinoamericanos. Estas monitoras han roto todo vestigio de soberanay los gobiernos han sido obsecuentes tramitadores de las rdenes.

    La democracia, desde la percepcin de la unidad de pensamiento, seabord como una prctica in stru men tal, vlida en todos los tiempos yespacios para las ms heterogneas sociedades y frente a la cual,supuestamente, todos resultan beneficiados. Las democraciasinstrumentales en Amrica Latina, unas ms que otras, hanprivilegiado los estados de conmocin in te rior o estados de sitio comouna forma de garantizar ciertos niveles de gobernabilidad y deposponer la solucin de problemas estructurales.

    La DSN incidi en la consolidacin de un pensamiento de derecha:los valores como la defensa de la propiedad privada, el culto al orden ya la autoridad, la reivindicacin de una concepcin orgnica de lasociedad y de una estructura piramidal de la misma, han calado en lapersonalidad poltica de los latinoamericanos. Obviamente a ello hancontribuido otros aspectos que tienen que ver con la educacin, lareligin y la misma idiosincrasia de los pueb los.

    La DSN encasil l radicalmente a la fuerzas ar ma daslatinoamericanas para que sirvan a los intereses forneos y no a los desus pases. Los Estados Unidos, dependiendo de sus particularesintereses en cada coyuntura histrica, le fija tareas especficas alestamento castrense de la regin: an tes de la Segunda Guerra Mundiallo oblig a luchar con tra el fascismo y el nazismo. Posteriormente, loespecializ en la lucha contrainsurgente para combatir al enemigointerno y cuando este ya no era una amenaza, les cambi el libreto porel de la droga. Desde el 11 de septiembre de 2001, se fija comoderrotero la lucha con tra el terrorismo.

    Este tipo de postracin y de dependencia de las fuerzas ar ma daslatinoamericanas frente a los intereses de los Estados Unidos estasociada a otros factores del resorte de la in du stria militar, como son elarmamento, las municiones, los uniformes y en gen eral todos losmateriales de intendencia; adems de la tctica y la estrategiaconsagrada en los lineamientos operacionales, en la formacin polticaen defensa y en la participacin en operaciones conjuntas como la deUNITAS que se ejecuta de manera reg u lar para renovar los lazos desometimiento.

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  • Las fuerzas ar ma das latinoamericanas internalizaron la DSN ycomo un desarrollo de la misma en cada pas, teniendo como referenciasus condiciones particulares, han implementado las acciones cvicomilitares como una estrategia de guerra en el mediano y largo plazo.Estas acciones cvico militares estn en concordancia con aquellapercepcin de la DSN segn la cual, el estamento castrense es un fac torde desarrollo en cada pas.

    Con la firma de los Acuerdos Star I y II por parte de los EstadosUnidos y la Unin Sovitica se alej la posibilidad de una TerceraGuerra Mundial. Con la cada del Muro de Berln, los norteamericanosse quedaron sin pretexto para continuar combatiendo al enemigointerno. Pese a todo lo an te rior, en los pases de la regin se continuimplementando la DSN por parte de los militares y los civiles que seformaron en ella. En el marco de su implementacin se le hanintroducido nuevos componentes, se ha editado, pero los principiosbsicos se mantienen intactos.

    Si bien es cierto que desde la dcada de los aos 80 Amrica Latinatransit hacia regmenes civiles, stos no necesariamente significaronun proceso de democratizacin. Es claro que las distintasconstituciones que se sancionaron por parte de los gobiernos civilesrecin instalados dejaron intactas a las fuerzas ar ma das, no lesintrodujeron cambios sustanciales y si hubo uno o dos casos donde seintent cambiar el rol del estamento castrense, ste, de maneramonoltica, le record a los nuevos gobiernos civiles que an tenan unpeso especfico en las relaciones de poder. Dos casos concretos: elMovimiento de los Cara Pintada en Ar gen tina frente al pres i dente RalAlfonsn y el del senador vitalicio en Chile frente a los gobiernos dePatricio Aylwin Azcar, Edu ar do Frei Ruiz-Tagle y Ricardo LagosEscobar.

    La fascinacin hacia el estilo de vida estadounidense, la culturaconsumista, la actitud predatoria frente al ambiente, el desarraigo yrenuncia a la idiosincrasia y a los valores autctonos, son, en tre otras,consecuencias de la adopcin de la DSN que desde un principio intentcrear una uniformidad de criterios frente a los ms diversos aspectos dela vida, en tre ellos, como ya se ha indicado, la uniformidad poltica,cul tural, ideolgica, militar y econmica. Los pueb los que intentaronescaparse de esta especie de neocolonialismo sufrieron los rigores delterrorismo agenciado por los Estados Unidos. Tales son los casos de

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  • Cuba y Nic a ra gua. En el primer pas es conocido el bloqueo por cercade medio siglo y la guerra bacteriolgica. En Nic a ra gua, elsostenimiento de un ejrcito contrarrevolucionario que incidi en elfracaso del proyecto poltico sandinista.

    La dependencia estructural que han tenido los Estadoslatinoamericanos frente a distintas rbitas del poder y que despus de la Primera Guerra Mundial se defini a fa vor de los Estados Unidos, sediversific a partir de la adopcin de la DSN. La nueva dependenciaestructural es econmica, financiera, tecnolgica, poltica, ideolgica,cul tural y cientfica, y desde cada una de sus variantes op era unaintervencin en los asuntos internos de cada pas moldeando susdesenvolvimientos con arreglo a fines y propsitos del capitalismometropolitano. El neoliberalismo es tal vez la muestra msrepresentativa de ello.

    El neoliberalismo no se adopt en lo pases de la regin de manerasimultnea; se present primero en aquellos que an vivan endictaduras militares o en regmenes autoritarios, y posteriormente enlos pases con democracias formales o instrumentales recin fundadaso que atravesaban por una profunda cri sis. En cada uno de ellos,primero se adecuaron las constituciones y los desarrollos legislativosen el marco del desarrollo de cada precepto constitucional, se crearonnormas legales que posibilitaran la implementacin en bloque de laspolticas neoliberales como la flexibilizacin laboral, el recorte dealgunas funciones de los Estados y la ampliacin de otras y el conjuntode las polticas privatizadoras en concordancia con los intereses de lasmultinacionales y de los pases industrializados.

    Como consecuencias parciales del neoliberalismo, en AmricaLatina tenemos el incremento de los ndices de Necesidades BsicasInsatisfechas y, con ellos, el crecimiento exponencial de la pobreza y lamiseria. El aumento del desempleo, de la informalidad, de la inflacin,de la deuda externa, de la degradacin del ambiente y de ladesindustrializacin tambin son consecuencias parciales delneoliberalismo y ante esta problemtica se han cualificado ycuantificado las expresiones de rechazo, protesta y resistencias porparte de los afectados, cuyas acciones son consideradas reflejo de lacri sis de gobernabilidad para unos y manifestacin de la cri sis dehegemona para otros.

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  • Las fuerzas ar ma das de los pases latinoamericanos frente a lo an te -rior han asumido un papel de polica en cada pas para reprimir conarmamento pesado cualquier expresin de rechazo al neoliberalismo yactan como en una lucha contrainsurgente, dado que los esquemas dela DSN en que fueron formados no se han modificado sustancialmente;an pervive tanto en ellas como en civiles el fantasma del enemigointerno.

    Alternativas a la DSN

    Pese a todo, la Doctrina de la Seguridad Nacional no logr todos suspropsitos en el seno del conjunto de las fuerzas ar ma daslatinoamericanas. La Organizacin de Militares por la Democracia, laIntegracin y la Liberacin de Amrica Latina y el Caribe,OMILDELAC, agrupa oficiales y suboficiales de los pases de laregin que no compartieron los lineamientos de la DSN, que asumieron frente a la misma una posicin crtica y propusieron las siguientesalternativas para superarla: que se abandone la DSN ajena a nuestrosintereses y a nuestros pueb los. Que se adopte como garanta delproyecto de Liberacin Nacional y Latinoamericano In te gral una fun -da men tal participacin pop u lar. Que se evolucione en doctrina yorganizacin para poder enfrentar al enemigo agresor a travs de lasnuevas formas de lucha que surjan de la unidad pueblo-fuerzas ar ma -das (Omidelac, 1986: 13 y ss.).

    Las anteriores propuestas no tuvieron eco, en tre otras, por lassiguientes razones: quienes las hicieron estaban en uso de buen retiro ofueron retirados de las instituciones por atreverse a cuestionar tanto laDSN como los procedimientos de la mayora de sus homlogos y ladependencia de tipo militar. A las fuerzas ar ma das se les ha inculcadouna supuesta apoliticidad y desde ella se autocensuran o se autocoartanfrente a los procesos deliberativos. El acomodamiento, laburocratizacin y el compromiso de lealtad con las elites criollas y elcapitalismo transnacional, terminaron por cercenar cualquier otraopcin doctrinaria que dotara a las fuerzas ar ma das de cada pas de laregin de un referente tctico, estratgico e ideolgico construido en,desde y para Amrica Latina; en la perspectiva de actuar como un solobloque en la solucin de sus ms agudos problemas con una visindemocrtica.

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  • Recepcin: 08 de noviembre del 2001Aceptacin: 26 de febrero del 2002

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    ConvergenciaISSN 1405-1435MXICO

    2002dgar de Jess Velsquez RiveraHistoria de la Doctrina de la seguridad NacionalConvergencia, enero-abril, ao 9 nmero 27Universidad Autnoma del Estado de MxicoFacultad de Ciencias Polticas y Administracin Toluca, Mxicopp.11-39