voces en ruidera - francisco garcia pavon

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un excelente libro de literatura

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Page 1: Voces en Ruidera - Francisco Garcia Pavon
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El comisario de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid AnselmoPerales encarga a su viejo amigo el jefe de la Guardia Municipal deTomelloso,ManuelGonzález,aliasPlinio,quesedesplacedeincógnitoalaslagunasdeRuideraparacolaborarenunmisteriosocasodeámbitonacional,relacionado con un secuestro.Acompañadopor sumujerGregoria, su hijaAlfonsaysuinseparableDonLotario,eldetectivetomelloserosetomaunasvacacionesyemprendeelviajesincontaranadiesusverdaderosmotivos,con la coartada de investigar unos horribles gritos que se escuchan amedianochejuntoalaslagunas.

Voces en Ruidera, la novela más cervantina de la saga, ambientada enpaisajesyescenariosrecorridossiglosantesporDonQuijote,sorprendeporlos elementos fantásticos que Francisco García Pavón incorpora alargumentoypor lacargasexualqueexplotaenelsorprendente finalde lanovela, lo que provocó en su día las airadas críticas de los censores. Elsentido del humor, que nunca resta intriga a la investigación detectivesca,vuelveatriunfargraciasalamaestríadelautor,pionerodelgéneropolicíacoautóctonodecalidad.

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FranciscoGarcíaPavón

VocesenRuideraPlinio-9

ePubr1.0lezer22.04.14

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Títulooriginal:VocesenRuideraFranciscoGarcíaPavón,1973Ilustracionesdeportadaeinterior:JoséLuisCabañas

Editordigital:lezerePubbaser1.1

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I

«…elríoAnas…unasvecessedifundeenlagunas…»

GayoPlinioSecundoNaturalisHistoria

«EsteconjuntohidrológicoconstituyeuncasoexcepcionalenlaPenínsula,dondetantoescaseanloslagos.Estáformadoporunaseriedequince

lagunas,comenzandoenlallamadaBlanca—alos880metrosdealtitud—terminaenladenominadaCenagaloCenagosa—alos760metros—

despuésdesalvarlos120metrosdedesnivelqueexistenenunrecorridodeunos32kilómetros».

GregorioPlanchueloPortalésEstudiodelAltoGuadianaydelaAntiplaniciedelCampodeMontiel

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ENTIERROPRECONCILIARDEMENANDROALMORTAS.ENTREVISTASECRETAENUNJEEP.YANUNCIACIÓNDELAS

VOCESDERUIDERA

PLINIOLLEGÓALCASINOdeSanFernandocontiemposobradoparatomarseelcafétranquiloyasistiralentierrodeMenandroAlmortas,contodoslosrequiloriosprevios tales como pláticas de cuerpo presente, salutación de huérfanos, cigarroscondolientes, bostezos oratorios y alguna cabezadilla hasta escuchar el réquiem.Ymenosmalqueestabalatardetoldillayamenguadalacalenturaquenacióconeldía,porquetalycomosehabíanpuestolascosas,nohabíamásremedioqueirandandoalcementeriocomoenlostiemposdelalcaldeContento.SiMenandroAlmortashubiesesidounamigocorriente,alentierro,talyconformelohabíanpreparado,ibaairsuyerno,pongoporcasodeprojimidad.Pero tratándosedeldecesodeunamigo tancabal, no había más cáscaras que ir sin el Seat del veterinario. Que un buenacompañamiento a la hora última, aunque fuese de estilo tan añejo, no se puederegatear a quien cambió con nosotros a lo largo de la vida, tantas palabras yademanes.

Junto al ventanal donde se arregostaba su tertulia sólo estaba don Ricardo, eldirectordelInstituto,hablandoconManoloPeronaelcamarero.Peroelsalónestabaconcurridoapesardelaprimeríadelashoras,poreldeberdelentierro.

Plinio dejó la gorra en una percha, se pasó la mano por la bóveda cabezal ysacandoelFariade las fiestas, leapretó lapuntamásanchayprendedera.Perona,poniéndole lamano en el hombro y con su sonrisa bonanzosa, le dijo amodo desaludo:

—¿Qué,Manuel,dispuestoalacaminata?Pliniomoviólacabezaconresignaciónchistosa.DonRicardofumabalacachimbayentornabalosojos.—¿Quédicelacultura?—Laculturaenestepaíssiempretienepocoquedecir,Jefe.—Hombre,puessiustedesnodicen,noséquiénvaahacerlo.—Merefieroaquehaypocosqueescuchen.EnEspañalosdeciressalenahorade

bocasmuyterceras.—Enesoestamos,peroporellomismohayqueapretar.—Es inútil,Manuel.Antes los hombres eminentes eran el no vamás del país.

Ahora no hay quien los conozca… ¿A que entre todos los socios del casino norecuerdanelnombredetresministros?

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—Hombre,puesnopideusténa.Entró don Lotario, conmucha prisa, como siempre, pero así que vio a Plinio,

amainó,colgóelsombreroysesentótranquilo.Comodespuésdecomerhaymenosganasdehablar,lostresamigosremovíanlos

cafés, chupaban los fumables, sacudían las cenizas —don Ricardo uñeteaba lacazueletade la cachimba—ypasaronminutos sindecir cosadeaprecio,hastaquellegóelFaraón con la barrigamás agresiva que nunca, y un botón de la braguetadesabrochado.Segúnconfesiónrepetida,hastaaquellareconditez,sobretododespuésdel ensile, no le llegaban los pulgares. Se sentó el hombre con los muslos bienabiertosysepreguntócongestodecómicameditación:

—Yavercómovoyyoandandoalcementerio.—Puescomotodos:echandounpiedelantedelotro.—Claro, como usted es un chichipán que anda más que un ojeador, no hace

apreciodeminaturaleza,donLotario.—Si todos losdías te diesesunpaseícohasta el cementerio agolpede senojil,

tendríasotranaturaleza.—Que se cree usted eso.Cuantomás andomás como.Lo tengomuymeditao.

Estoy,silosabréyo,enmilíneamedia.Ynoesquemecansedeandar,aversimeentiende, es queme harto de llevarme.Así que piso doscientosmetrosme aburromuchísimo.

—Pueshoynovasatenermásremedio,porqueMenandroytú,comohermanos.—Peorquecomohermanos…Comoprimodemimujer…quefuehastaayer…

Eramuybuenapersona,peromásantiguoqueroncar.—Yeraantiguoentodo.Hastaenlamaneradeecharlamanoyquitarselaboina.—EsverdadloquediceManuel.Ymiraqueenestepaíshaygentesantiguas;él

eraelnovamás(Lotario).—Lomalodeestepaís—dijodonRicardoentrehumos—noesquehayagente

con costumbres anticuadas, sino con las ideas más viejas de Europa. Va usted aFrancia, pongo por ejemplo, y encuentra que losmás tradicionalistas en cualquiermateriason,quéséyo,delaépocadeEugeniadeMontijo…EnInglaterra,quedanVictorianos, a mucho tirar. Pero en España hay todavía partidarios de Indíbil yMandonio.Yonoséquépuñeterofiltrotenemosquetodonosllegacuandoenotrospaísesestáyaenlasalmonedasideológicas.

—Siseráloqueusteddice—dijoelFaraónnomuysegurodehaberentendido.—PeroesoquehadejadomandadoMenandrodeque lehaganunentierroa la

antiguaesdechiste.—Déjese,Manuel,noesdechiste—saltóelcatedráticoconenergía—eslotípico

delreaccionarioquesólodavalora loviejo…queélconoce,claro.Porqueaesos,pongo por caso, les pones una lira delante, y creen que es la reja de un ventanal

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moderno.—Yquenohaydudas.Hacedosañosescribiólacarta,enlaquedicepuntopor

punto cómo tienen que enterrarlo: en coche de caballos, todos a pie, despido deldueloyconsiguientecabezáenlapuertadesucasa;yloscurasdelargo.YhadejadounamandamuygordaalaParroquiasicumplensudeseo(Faraón).

—Pero¿ydedóndevanasacarloscochesdecaballos?—cortóPlinio.—Ah,chico,yonosé,peroamimujerlehadichosuprimalaMenandraqueya

estátodoarreglado.—Teadviertoqueestatardeirámásgentealentierroporelespectáculoquepor

cumplir(Lotario).—Ycuidao—siguióPlinioconsuidea—queMenandroerainteligenteparalos

negociosyapañosdesucasa,peroasíqueletocabanalgunoshilvanesdesumente,lesalíaelAustria.

—Esoesmuycorrienteenciertotipodehombres.Lacabezalesfuncionahastaqueleshurgasenelperdigónatávico.Nohayrazónniculturaquepuedaconél.Escomounmicrobiodeotrasépocasquelesdormitaenelcolchóndelossesos.Yasíquesedespabila,lescorreteaportodoelorganismoyconviertealportadorensujetotaldeaquellascalendas…Yesoqueenestepueblodeustedes—añadiódonRicardo—noabundanloshombresasí.

—Esodesdeluego.Posiblementeporserpueblonuevo(Plinio).—YlosAlmortasnosondeestosterrenos(Faraón).—Y porque La Mancha de Ciudad Real no fue nunca tierra de arraigos

feudales…Nolediotiempo.Fuemayormentetierradepaso…Ytodavíaloesparaelturismo.HastabienacabadalaReconquistanosefundaronmuchosdeestospueblos.Ustedes se libraron de las capas sociales y racialesmás gravosas de la historia deEspaña.Empezaroncongentede refresco…Sí;desde los romanoshasta losReyesCatólicos,estastierrasfueroncaminoynoplaza.

—Peroahora,yaconelturismo,todoestámuyigualado(Lotario).—No crea. Y lo digo por dos razones —siguió el catedrático—. La primera

porqueelturismonoparaporestospueblos,ylasegundaporquepordondepasasóloinfluye en lo superficial: modas, desnudos, bebidas y esas cosas, pero no en lasideas…Los turistas van a lo suyo: al mar, al sol, y lomás al románico. Con losespañoles tienen el trato indispensable y chapurreado. Ni España influye en elturismonielturismoenEspañaanosereconómicamenteyalgoenelamor.YenLaManchaniesoporquesiguesiendocamino.

Asíestabanlascosas,cuandoPeronaseaproximóalcorroydijoaPlinio,conladiscreción que solía, que lo llamaban por teléfono.Cortó el catedrático sus teoríassobre La Mancha-camino y Manuel González, el jefe de la G. M. T., luego desacudirselascenizasdelpuro,conpasoslentos,fuehacialacabina.

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—¿Quiénlollama?—bacineódonLotarioconPelona.—Nosé.Nohadichosunombre.Lostertulianossiguieronconsusmenudenciasparleras,aunquedonLotario,sin

dejardevibrarlapiernaderecha—segúnsucostumbreyladesusobrinoFederico—noapartabalosojosdelteléfono.

—PuesandaconLaMancha—suspirihablóelFaraón—,nosabíayoquefueratanpocoposadera.

Pliniovolviódelteléfonoy,sinsentarse,apuróelcafé,secalólagorradeplatoydijo:

—Vuelvoenseguida.DonLotariolosiguióconlosojosylabocaprietahastaquesaliódelcasino.—¿Quélehabrápasaoaeste?(Faraón).—Nosé…Elcatedráticochupólapipasincomentar.EnseguidaentróBraulioconlaboina

calada hasta los flejes peludos de sus cejas, y las manos en los bolsillos de lachaqueta de pana verde. Se quedó unmomentillo frenado. La amistad reciente dePlinioydonLotarioconeldirectordelInstituto,pensabaqueaminorabasuprimacíade filósofo deTomelloso ante los amigos.Y no era, claro está, porque creyera lasteorías de don Julián más potentes que las suyas, sino porque las citas y elvocabulario fino del otro—aunque dicha sea la verdad siempre propendía al tonollano—solíanmenguarsucapacidaddeluchaalosojosdelcorro.DemaneraymodoqueBraulio,cuandoestabaeldel Institutopresente, tardabaendespegar,aunqueelotrolepincharaconlamejorintención,porquereconocía,yasílodecíaacadapaso,queBraulioeraunadelasinteligenciasnaturalesmásgrandesquehabíaencontradoensuvida,aunquesincultivar.CuandolosamigostransmitíanaBraulioaquelpiropodeldirectordelInstituto,noacababadesaborearlo,pueselrematínde«sincultivar»leheríaenlomásprofundo.«Haydosclasesdecultivo—replicabaBraulio—:elquehacenlostractoresyelquehacelanaturaleza.Estesellamafecundidad.Amí,ciertoquenomepasaronlosaradosporlacabeza,nimesembraronalsondelamoda.Yotengo la fuerza en las honduras de mi suelo cerebral; yo tengo una altísimafecundidad, que puede producir de todo, aunque sea demanera desordenada, perosiemprepujanteyderribadora.Yposiblementeloslibrosnohabríanhechomásqueponerme palabras y capar con ideas y rascaderas ajenas el portento demi naturalfuerza ideológica». Por eso si alguna vez en el decurso de la charla don Ricardocitabaelnombredealgúnfilósofoencumbrado,Braulioencogíaelmorro,comosilerecordaranelgatillazoquedioaqueldíaquequisotirarsealacaseraculoncísimadelaVilladedonFadrique.

Haciendodetripascorazón,seacercóporfinalossentadosypasóratosintomarparteenlacharlaescachifolladaquetraían.

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PLINIOSALIÓDELCASINOconlasmanosenlosbolsillosdelpantalónycaradenoquererveranadie.Tirópor ladeSocuéllamos,doblópor laVeraCruz, llegóalmercadoaaquellashorasy,porlaaceradelasbuñolerías,siguióhastalapartetraseradel edificio. Se detuvo unmomento en la esquina.No se veía ningún jeep.Quedóindeciso.CruzóhastalacalledeJuanJoséRodrigo.Nadie,sólocarretillasarrimadasa las paredes grises y una pila de cajas que contuvieron pescado. Dos gatosolismeabanjuntoalasescalerillasdelosservicios.CuandosedisponíaaencenderunCelta y a esperar, muy lentamente apareció el jeep. Se detuvo junto a Plinio.ConducíaelmismocomisarioAnselmoPerales.Plinioabriólaportezuelayseentrórápido.

—PerdoneManuel,peromeheperdido.—¿Quétal?—Muybien.—¿Quiénleenseñóestesitio?—Loviestamañana,peroyadigo,calculémal.—¿UstednuncahabíavenidoaTomelloso?—No…Quienmeloibaadecir…Poraquíahoranopasanadie¿verdad?—No.Ademásmetidoenestoschismestanaltosnoesfácilservisto.—Porsiacasolovoyaponermirandoypegadoalapared.Cuandoacabólamaniobra,sacóloscigarrosdesuchaquetadecazador.—EnfinManuel,menudolío.—¿Quées?—Poresoesmáslío…Porquenoselopuedocontar…Quierodecirquenoselo

puedocontarporquenolosédeltodo.—Perosabráustedcuálvaasernuestropapel.—Supapel,sóloelsuyo,Manuel.Noloolvide.—Yameloapuntóporteléfono.—Un papel que tampoco está claro —dijo echando el humo por la nariz y

mirandoelcigarroconairepensativo—.Vamosalgrano,alpocograno…Setratadeun secuestro. Alguien muy importante, que no he podido saber si es español oextranjero, joven o viejo, mujer u hombre, ha sido secuestrado a principios desemana. Debe de ser un pez muy gordo y comprometido. Los secuestradores hanadvertido que si se hace público o se inicia lamenor investigación, el secuestradopierdelavida…¿Quépidenporél?Nolosé.Sólocontadísimaspersonasconocemosel caso y nomás que lo dicho… Parece ser, según una información reciente, quesecuestrado y secuestradores están por estas tierras. Concretamente por la zona deRuideraoproximidades.EnRuiderahayyadosagentesespecializadosqueconoceráustedenelmomentooportuno,yaqueesalosquetienequeayudar.

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—¿Ycuálhadesermiayuda?—Laque ellos le pidan.Semeocurrió que, comopersonabien conocedora de

estos lugares y dado su enorme talento, podía usted sernos útil. Lo propuse a lasuperioridadylesparecióbien…Advirtiéndomequetendríaqueintervenirsoloynodecirleabsolutamenteanadiedequéandamos…Yomeresponsabilicédeello.

—¿Entoncescuálesmimisióndemomento?—IrseapasaraRuideraunosdíasconlafamiliaenplandedescanso,yayudara

laspersonasqueallíconocerá.—Entoncesyo,aestar.—Esoes.—Bienfácil.—Yocomprendoquenoesmisiónparasucategoría,González.Perolospolicías,

comoloscómicos,tenemosquehacertodaclasedepapeles…Esto,insisto,siemprequeaustedleparezcabien.

—¿Ycuándovenceelplazodelsecuestro?—No me lo han dicho, pero supongo que pronto… La consigna es: toda

prudencia es poca… Sólo despachará usted con las personas que encontrará allí,insisto.Peroencasodesumaemergencia,puedellamarmeaunodeestosteléfonos.YomarchoahoramismoaMadridenestejeep.

—Bueno,bueno,puesveremosloquesepuedehacer…LoquemásmedueleesnopodérselodeciradonLotario.

—Ordenes son órdenes… Ni al alcalde ni a nadie. Esta colaboración estotalmentesolitaria.

—¿Yustednocreequesiesossecuestradores seenteranqueestoyenRuidera,puespiensoquealmenosporestastierrassoybastanteconocido,sospecharán?

—Hombre,quécosas.Creeránqueustedvaalodelasvoces.—¿Alodelasvoces?¿Quévoces?—AndaconDios.Demodoqueeljefedeladetectivescamancheganosabeque

desdehaceunasnochesaesodelasdoceseoyenunasvocesmisteriosasenRuidera.—Nadiemehadichonipum.—Vaya con Manuel, que tenemos que venir los de Madrid a denunciarle los

misteriosdesuregión.—Paraqueveausted,Perales,locortosquesomoslospaletos—dijoPlinioentre

bromas,perounpuntopicado.—Puesnada,ustedvaaRuideraalodelasvoces.—Pero aquello no es de mi jurisdicción. Piense usted que yo soy un simple

guardiamunicipaldeTomelloso.—UstedsevaapasarunosdíasdevacacionesaRuidera,ydalacasualidadque

seencuentraconlasvoces…quehastaahoranadiehadenunciadooficialmente.

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Plinioserascólanuca.—Carajo,loqueestoyaprendiendoestatarde.—¡Ay!, y qué Manuel este. Ya sabe cómo se le admira. En usted confío.

Muchísima suerte —remató poniéndole la mano en el hombro y mirándolo conternura.

—Adiós.—Adiós,Manuel.Y si no tienemás remedio que llamarme por teléfono, haga

comoquemehabladelcasodelasvocesdeamor.Ustedmeentiende.—¿Deamor?—Digoyo.Odeterror…Perosuenamejordeamor.—VivaconDios.Suerte.

COMOSEVOLVIÓALTEMAdelmuertoretrógrado, tomóelFaraónelusodeldiscurso,ycontócómoeldíaantesdelabodatuvoqueexplicarleasuprimopolíticoMenandro el funcionamiento nocturno delmatrimonio. Pues el pobre, tan apegadoestuvosiemprealmandamientonacional,oseaelsexto,queteníaideasmuyconfusassobreciertosreplieguesdelcuerpofemeninoynodigamosde lamecánicaaseguirparadargustoypreñezalacontraria.

—Siseríainocenteelpobremío—decíaelFaraón—quecreíaquelasmujeres,igualquelasniñas,teníancalvoaquelsemejedealcancíadondelesremateelvientre.Yesmás:pensabael infelizqueelvirgode lahembraeracomounatapaderilladehojalata,quedespuésdelempujevirilcaíaen lasábana,paraexhibido toda lavidacomocertificadodehonradez.Yyo ledecía:«perocoño¿dóndehasvisto túen tucasa o en la de quien sea una caja con los virgos de las antepasados? Que losiglesierostodoloveisenformademedalla».

Puesnuncamepareciótanniño(DonJulián).—Ynoloera.PerohastalosveinteañosquesecasóvivióbajolasFaldasdesu

madre y de su abuela, que de tan puras se lavaban las ropas interiores con aguabendita.

Cuando faltaba un cuarto de hora para el entierro, don Lotario se pusonerviosísimoporquePlinionovolvía.

—Hay personas que pueden ser todo lo listas que se quiera, pero carecen deimaginativaparalascosasdelaingle—aventuróBraulio.

—Esoesunagranverdad(Ricardo).—Hombre,peroyaenlaescuela,pormuyplanchádebraguetaquesealapropia

familia, los amiguetes le dicen a uno todo lo que hay que saber demedio cuerpomachopaarriba,ydecuerpoenterodehembrapordelanteypordetrás…Porciertoquenoséporquéelculodelasmujeresllamatantolaavariciavisual,siendoparte,

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queaunquemona,novaleparanada—seinterrumpióelFaraónconairepensador—…Alomejoresquetodosloshombrestenemosalgodemaricas,yporconservarlasformasojeamoselculodelashembrasenvezdeldelosprójimos…Porqueellas,queyosepa,noseengalganconlasposaderasdelosmachos.

—Esque el culode lamujer—saltóBraulio—no semira como tal culo, sinocomopilotodetodoelcuerpoalahoradelatransmisióndeplaceres.

—Andaleche,tambiénsemueveelculodelhombreenelmolinetedelpolvo.—Peronoeslomismo,porquealamujerpuedeapañárselaporlagrupa,figura

estaque,apartedelplacer,damuchoprovechoimaginativo…Yvolviendoalodenotenervocacióndecatre—siguióBraulio—haymateriasqueparamuchosquedanenblanco total, como a mí me pasa con el fútbol, que por más que pongo atencióntodavíanosécuántoshombresformanunequipo,nienquésediferenciaunmediodeun entero. Hay gentes con las cabezas tan reviradas a un sitio que, aunque losabociquesunasemanaenteraaloquequieresquevean,noseenteran.Yesquecadacerebrotienealgunoscallejonestabicados—concluyósindejardemirardereojoalcatedrático.

—Esoesverdad—confirmóeste—.Cadacualtenemosunosventanalesquenosnacieronconlavidamismaysólovemosdeestaloqueporellossetrasluce.Todolodemás,aunquenosloenseñen,loignoramos.

—Ademásqueenelmundohaypueblosquesólocríanasushabitantesparaquemirenporunasescotillas.Yesoamoldamuchoalasgeneraciones.

—Síseñor—volvióelcatedráticocorifeo—,esosonhábitossocialesqueacabanpor conformar lo que podríamos llamar personalidades nacionales, regionales o depueblo.Muybiendicho.

PorahíandabalaconversacióncuandoPlinioentrócongestomuyrebinador.—Queyaes lahoradelentierro,señores—dijoacercándose,yobservandocon

ojosmaliciososelespionajeytemblequeodepiernadedonLotario.Sepusierontodosdepie,seestiraronlaspernerasdeloszaragüelles,secubrieron

conritualcasiunánimeyelFaraóndijo:—¡Ayquélechedevida!Y emprendieron camino hacia la calle de Raimundo Cepeda, donde vivía el

decesadoMenandro.DonLotarioprocuróengancharsealjefeylepreguntóconansianatural:—¿Quépasa,Manuel,quépasa?Plinio chupó el remate del faria antes de la respuesta, y dijo al fin con ojos

pensativos:—Yalecontaréenotromomento.Elveterinariomorreóamaneradedisgusto,peronoinsistióenlaindagatoria.Laplazaestabacasisolitaria.Consucieloysusuelodesiempre.Lasplazasde

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los pueblos son cacerolones que cada poco tiempo cuecen una generación dehumanos.Desuiglesialossacanreciénbautizadosyanteellapasanalcabodeunosaños camino del Campo Santo. Venga de enchorritarles vivos y muertos, reciéndesencoñados o recién tiesos, y las plazas de los pueblos tan tranquilas. Con suAyuntamientoenfrente,tanmunicipal,tanllenodemáquinasdeescribiryconcejales.Decuandoencuando,ensusbalconesasomaunabandera.LarojigualdacuandopasóaquelministrodeAlfonsoXIIIqueibaatraerelferrocarril.Laroja,gualdaymoradadelaRepública,cuandollegóelotroainaugurarlasobrasdelPantanodePeñarroya.Larojadelaguerra.Larojigualda,laotraylaotradedespuésdelaguerra.Ylaplazaigual,conlospárpadoscaídosanteloscambiosdebandera,lassangresdeunosydeotros,ylosmuertosybautizosgeneralesquelellegancadadía.Todoelquemueresellevalaimagendesuplazainundándolelosojos.Ylaplazatanqueda,sinecharleungestoanadie.

BajolaPosadadelosPortales—callesblancas,maderasalmagreycolumnasdecementoblanquigordas—aaquellahoralosenlutadosyemboinadosdesiempre.Losquemiranlanadadelredondelodelautoquelocruza,yaveceslevantanlamanomuy pausera para sentenciar sobre la viña y el tempero. Son gentes de piernasblanquísimasbajolospantalonesdepana.Lacaraylasmanosatezadas,yuncielodelabocacoreadodemuelasamarillasqueasomanenlagrandilocuenciadelbostezo.Ladevecesquehabránoído lasplazasbostezar, sonar loscañosnarigales,yecharrisotadas estruendosas. La de veces que habrán visto a los borrachos del puebloaldoneando la cabeza y los decires; las sombras de las panzas empreñadas, y losmimos de los chicos que salen de la escuela. Cuánta moza con el pie brioso, labocadura y los pechos escapantes.Ay qué coño de plazas, tristísimos calderos quenos recuerdan tantas vidas escurridas… y las mismas figuras de nuestra primerabiografíaquesellevóelviento.

Calle de la Independencia abajo iban Plinio y don Lotario con Braulio entrehombros. Detrás, don Ricardo y el Faraón. En la esquina de la hermanaMarianavieron perros ligados. Acabado el gusto o asustados, tiraban cada cual hacia sucabeza.

—Fíjate—saltóelFaraón—haceresoenplenacalleyestandosolteros.Yesquelos curas, ahora, dejan unas libertades que pa qué. ¿Qué sería si los humanos, alacabar la concatenación de las ingles anduviésemos todo el día por la casaengatilladosalavistadelossuegrosyvecinos…?Menosmalquealhombre,asíqueacabalapujaseleevaporalatensión.

Al doblar la esquina se les acercóRamoncito Serrano y volvieron a hablar delmuerto.

—Puesnosabeusted,Manuel,lomásgrandedetodo.—¿Elqué?

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—Que Menandro Almortas ha dejado una carta al alcalde presentando sudimisióncomociudadano.

—¿Sudimisióncomociudadano…?Nomejodas.—Sin joderlo,Manuel.Aquí llevouna fotocopiaquese la leeréaustedesenel

primerclaro.—¿Habéis oído? —volvió Braulio a los otros—, que Menandro deja carta al

alcaldepresentándolesudimisióncomociudadano.—Aprietahuevo.Escapaz.Sieramáscumplidoqueunanuerareciente.¿Ycómo

enfocaeltexto?(Faraón).—Ahoraloleeréenelcuerpopresente.Aversinosapañamosunrinconcillo.Alllegaralacasadelmuertoseenteraronque,porelaparatoespecial,elentierro

se retrasabahasta las seis.Decidieronhacer el velatorio completoynovolverse alcasino.

ElyernodeMenandro,como todoestabaenracimadodepesameros, los llevóaunaalcobagrandísima,llenadecómodasyarmariospanzudos,habilitadaparalosdelcumplido. Más que alcoba era almacén de alcobas con sillas altipateras entre lascortinasamarillasyloslavabosconespejopajizo.Seentreveíanmujeressentadasensillasmuyaltasodescalzadorasmuybajas;yunviejotumbadoenunahamacacasiarasdesuelo.

Plinio y los suyos se aparcaron en unas descalzadoras tristísimas, tapizadas desedaceleste,perotanaltasqueadonLotariolequedabanlospiesbadajeando.Dentrodeunarmarioquenopodíancerrarpormásqueempujabanlapuertacuantospasabanporallí,seveíanmuchosparaguasgrisesysombrillascolorancianísimanaranja.Yesque en la familia de Menandro Almortas, aunque de labradores llanos, hubo unaantepasada que vivió siempre en un palacio deMadrid y dejó todo su dinero parahospitalesybeneficencia,perolosmueblesycrespones,lasvajillasychinelas,yuncofre de caobamuy grande lleno de barajas de todos los tiempos, se lo dejó a susobrinonietoMenandro,quesiemprehablódeellaconreverenciadealtar.

Cruzóunaviejaentrelasdescalzadorasylosarmariosdelunapanzudísimos,conunatazadecaldoanchísima.Yalpocovolvióconunrosario:

—Esquelevamosaponeralpobreeste,queespeorcillo,quenohaynecesidaddeenterrarloconeldeplataatadoalamuñeca.Quelatierraesmuypocoagradecida.

Yloexplicabaatodoslospesamerosquelehacíanpasilloalolargodelacasa,desde lacómodadonde losacó,hastaelcatafalcodeAlmortas,queestabasobreelsuelodelgabineteyteníalabanderanacionalyladeAcciónCatólicacruzadassobrealtabiquedeladerecha,conformeseentradelahabitación.

—¡Ay!Nosomosnadie—exclamóelFaraónencendiendounpitoconcaratristeymuyacomodao enuna jamugaanchísimaynegracomomalvaticinio—.Peroosadvierto,quecuandounosemuere,vivecomoDios.

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—Pues no dices mal —coreó un vejete sentado sobre el estuche de un bidetportátil.

Noera fácil saber la gentequehabía en aquella alcobonade alcobas.Puesportantoespejodecoquetaylavabo,seveíanlosmismosdolientesdefrente,deespaldayencorrosrepetidos.

Comolacosaibaparalargo,Serranitosacósufotocopiaypidióaudiencia:—¿LesleoladimisióndeMenandro?Ycomotodosalargaronloscuellosconlasorejasabiertas,formandounacorona

de cartílagos rizados rosados, morenos y peludos, alrededor del concejal, este,echandounvistazoalcontornode losespejadosparacerciorarsedequesuvoz lesllegaba, empezó a leer con son de oficio: «Sr. Alcalde Presidente del Excmo.Ayuntamiento de Tomelloso:Muy señormío y de todami consideración.No creausted que es demi gusto escribir la presente. Que aunque enfermo y con el pocogustoporlascosasquedalavejez,unosienteciertaperezaparacambiarsedevida.YaunqueobservésiempretodoslosmandamientosdenuestraSantaMadrelaIglesia,yestoyseguroqueDiosnuestroSeñormetienepreparadounbuendestino,créamequecuestatrabajofirmarel“acepto”.Pero,enfin,comoquieraquelavidanofuenuncaprendaperenne,asumoelreclamocontodaresignación,yantesdequemefaltenlospulsos necesarios quiero ofrecerle mis respetos por última vez, y presentarleformalmenteydemanerairrevocablemidimisióncomociudadanodeTomelloso.Séperfectamentequeesterequisitoesinnecesario,dadalasupremacíadelDestinosobretodaautoridadmunicipaleinclusoprovincial,perodeseoquedebienclaromipesarpornopodercolaborarenlosucesivoporlosinteresescomunalesdelpueblo,comosiempre hice cuando se me requirió, antes y después del Glorioso MovimientoNacional.Dosvecesfuiconcejal,unatenientedealcaldeyotradelaHermandaddeLabradoresynohubiera tenidoempachoenseralcaldepresidentesisemehubierapedido. Pero no debió quererlo Dios, cuando ninguno de los treinta y dosgobernadores que pasaron por la provincia desde que tengo memoria me hizo elenvite.Leruegoperdoneennombrepropioyeneldelosalcaldesqueleantecedieronsialgunafaltacometíenmisfunciones.Ytengalaseguridaddequequedanhombresen el pueblo capaces de suplirme en cualquier menester que requieran las casasconsistorialesdeTomelloso.QueDios ledémuchaduracióncomohombreycomoalcalde,ysinmáspetitoriaqueunaoraciónporeleternodescansodemialma,ruegohaga extensiva esta renuncia y deseos a toda la Corporación que tan dignamenterepresenta, así como a las autoridades provinciales y nacionales que creaconveniente… Este que ya no lo será cuando la presente llegue a sus manos.MenandroAlmortas».

—Esa carta es un cachondeo—dijoelFaraón enalteciendo la barriga desde lajamuga.

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—Estás equivocao —saltó Plinio sereno desde su altísima descalzadora—, laescribióenserio,porunapremiocívicomuysuyo,muyalmortero.

—EstoyconManuel—añadióelcatedráticomoviendolacachimbaconcírculosdeincensario—.Esunarenunciasubconsciente…alasganasquetuvodeseralcaldetodalavida.

—Fuemuybuenhombre—añadióBraulioentresuchaquetacolormalvavisco—,perosiemprelegustófigurarasumanera.LasdisposicionesquedejóparasuentierroyestamismacartaalasCasasConsistorialespruebanlaimportanciaquesedaba,sinquererofenderanadie.

—Sí,señorBraulio,esoescertísimoyagudo.Esta confirmación del catedrático y competidor, ablandó mucho los ojos de

Brauliotanvidriadosaquellatarde.Apenassonaronlasseisseoyeronloslatinesqueelcleroparroquialcantabaenla

puertadelacalle.Yalcontado:ruidosdesillas,pasos,tosesyelarreciodelosllantosfamiliaresalláenlahonduradelacapillaardiente.

Loscondolientesseamontonabandepieenelpatioyelportal,enesperadequelos curas dejasende cantar.Nubecillas de incienso entrabanhasta las honduras delpatio. Y a la luz del sol, la alta cruz de plata reflejaba las manos nerviosas delmonaguillo. Cuando los sacerdotes rompieron su semicorro latino, Plinio y losamigossalierondelportal.YadospasosdelapuertadeMenandro,vieronuncarrovirilóndeyunta,cargadodecoronasylargascintasconleyendasoferentes.Alasdosmulasquetirabandeél—quecaballosnohubomodo—lasagualdraparonconpañosmorados,yplumasnegrasenlascabezas.Lasgentescontemplabanconlabocaflojaaquelartificio,einclusoenloscurasseapreciabaundengueirónico.Enelpescantedeaquella,másquecarro,galerasinmiriñaque,aguardabaFelipe,elaurigafúnebreenvueltoensublusónnegro,yconlabocaprietaporfrenarlarisa.

Apenassacaronel féretrodemaderasgrandesymoldurasáureas,y lopusieronsobre el tablero del carro con un gruñido doledor, se formó el primer duelo bienennegrecido, de los hijos y yernos del finado. Inmediatamente, los hombrescondolientes,ocupandotodalaanchuradelacalle.Yluego,lasmujeres,encabezadaspor el duelo femenino, con velos y pañuelos prontos para el lagrimeo. Como lasmulas eran viejas, iban a poco paso y todo el acompañamiento se trasladada concansinez impropia de los tiempos Las gentes que ignoraban la historia de aquelentierro, al verlo pasar miraban la galera y luego a los dolientes y a los curas,buscando explicación a aquella anacronía. Y muchos desocupados, especialmenteniños,seañadíanalcortejoporverenquéacababaaquelfuneral,carretonilyrisero.

Plinioylossuyos,apasico,contodalapacienciadelmundo,ibantanpegadosaldueloprimero,quenopodíanexpresarloscomentariosquelesllegabanalaboca.ElFaraón,queantesde llegara laplazaseamarróalbrazodeBraulio,discretamente

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hacíamimosjuanetudos.ALpasarjuntoalAyuntamientoseincorporóelalcaldeconpasoprecipitadoysujetándoselasgafas,hastacolocarsealladodePlinio.Porcierto,queapenaselhombreseserenóunpocoyenjugóelsudor,eljefeselasamañóparazaguearlodelosamigos.Yledijo,pasándoselamanoporlabocaconairecorto:

—Señoralcalde,ustedperdone,peroqueríapedirleunosdíasdepermiso.—¿Ustedpermiso,Manuel?Nuncaleoípedirnadasemejante.—Paraqueustedvea.—Le corresponde un mes al año. De modo que puede empezar cuando guste

siemprequemedejeaquelloenbuenorden.—No;sóloquierounosdías.Menosdeunasemanacalculo.—¿Ydóndevaairsisepuedesaber,Manuel?—Ahícerca…aRuidera.—¿A Ruidera? Ay,Manuel,Manuel, ya me extrañaba a mí lo del permiso. A

ustedlehancontadolodelasvocesnocturnasyquierehacerunainvestigación.—…Nocreoqueesoseacosaseria.—Yotampoco,peroalgoesalgo.—Puesnohabíareparadoeneso,señoralcalde.Esquemimujerymihijallevan

quéséyoeltiempoconlaperradepasarunosdíasenlaslagunas,y,comohanpuestounhotelqueestábien,penséllevarlasestosdíasantesdequeempiecenloscalores.

—¿UsteddeturistaaRuideraconsumujerysuhija?Muyextraño.—Hombre,algunavezteníaquesalirseunodelarutina.Alaspobresnuncalas

llevoaningúnsitio.¿Quélehandichoausteddelasvoces?—Nosé…quehacealgúntiempo,cadadosotresnoches,precisamentedesdeel

hotel,aesodelasdoce,seoyenunasvocesdehombre,queasustanaloshuéspedes.—¿Yduranmucho?—No,sólounavoz.Larga.—¿Ynosabendedóndesalen?—Demuycercadelhotel,delasorillasdelaColgada,peronadamás.—¿Ynohanhechodenunciaenserio?—…Comotampocoocurrenadadenunciable.Plinio se rascóel cogote conciertodisimulo sinquitarse lagorra,yquedócon

gestomeditativohastaquealfinrompió:—Pues mire, así tendremos distracción estos días. Porque al no ser pescador,

cazadorninadaquesesalgadeloficio,ibaaaburrirmecomoungalgo…Antesdequeelduelosalieradelcementerio,elFaraónanuncióqueelhijodesu

madrenovolvíaaandando,queyasedabaporcumplidoyquedesdeelteléfonodelcamposanteroibaapediruntaxiparallegaratiempodedarlacabezáenlacasa,perosobrecuatroruedas.Elcatedráticosesumóylosdemásdelgruposequedaronparacumplirelritualcompleto.

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Lossacerdotestambiénsemontaronenelcochedeunamigo.Sóloelsacristányel monaguillo volvieron andando con la cruz y el hisopo. Por consejo de alguienmandarondelanteelcarrocon lascoronas.Ydueloyacompañamientovolvieronabuenpaso,entreunapolviscaquesealzabahastalashojasdelosárbolesdelpaseo.Desdelejosseveíaaaquellamultitudandarcomoadestajo.Aldeandolasmujeresycogidasdelbrazo.Loshombresmásbienmirandoalsuelo,ylosdeudosconesacarademalauvaqueavecesponenlosquedemuestranmuchísimodolor.

PlinioydonLotario,desemparejadosdelosotros,tornabanhablandoconmuchaaplicación.

—¿Ydicesquetenemoscasoalavista?—Parecequesí…Desdehacedosotresnoches,aesodelasdoce,seoyeunavoz

bastante miedosa… según dicen, cerca del hotel nuevo que han hecho junto a laColgada,enRuidera.

—¿Vozdehombre?—Dehombre.—Ruiderasiemprefuesitiodemisterios.—Mayormentedepescadores.—Yomeentiendo,Manuel.LaCuevadeMontesinos,elCastillodeRochafriday

esasaguastanquietas.—Hepedidopermisoalalcaldeparairallíunosdías.—Parairnosquerrásdecir.—Natural.Perovoyallevarmealamujeryalachica.Laspobresestánquéséyo

eltiempoconlaletaníadepasarseunatemporadillajuntoalaslagunas,comoahoraseestilatanto.

—¿Ynoseránimpedimentoparanuestraspesquisiciones?—Quéva.—¿Ytehandadopermisoovascomodeservicio?—Hepedidopermiso.Esoquedafuerademijurisdicción.—Ya…¿Ylallamadatelefónicaalcasinotienealgoqueverconeso?—Algo…Peroyalecontaréenelmomentooportuno.DonLotariopateóunachina,ehizounatragadadesaliva.

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II

«Ellicenciadoledijoqueledaríaaunprimosuyo,famosoestudianteymuyaficionadoaleerlibrosdecaballerías,elcual,conmuchavoluntadlo

pondríaenlabocadelamismacuevayleenseñaríalaslagunasdeRuidera,famosasasimismoentodaLaManchayaunentodaEspaña…Y

despidiéndosedetodos,sepusieronencamino,tomandoladerrotadelafamosaCuevadeMontesinos».

ElIngeniosoHidalgodonQuijotedeLaManchaII.XXII

«Yyoprosigomiviaje;prontovaatocarasutérmino.LaslagunasdeRuideracomienzanadescubrir,entrelasvertientesnegras,susclaros,

azules,sosegados,limpiosespejos.Elcaminodaunarevuelta;allozosenflor—floresrojas;florespálidas—bordeansusmárgenes.Alláenloalto,aparecenlasviviendasblancasdelaaldea;dominándolas,protegiéndolas

surgesobreelañildelcielo,uncaserónvetusto…»

AzorínLarutadedonQuijote

X

«Segúnelcolordeltravertinomanchegoseadoradoogrisazuladooverdoso,lalagunapareceuntopacioounaperlaounzafiroouna

esmeralda.Tantransparenteeselagua,que,desdelasalturas,sepuedeverelvientrenacaradodelascarpas.Entorno,elsilencioestanprofundoqueseoiríaelpasodeltiemposinoseoyeraalgomejordecuandoencuando:

unsilbodeunpastor».

VíctordelaSernaNuevoViajedeEspaña.LaVíadelCalatraveño

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V

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VIAJEARUIDERADEDONLOTARIO,PLINIOYSUSMUJERES,CONREGOCIJOSPAISAJÍSTICOSYOTRAS«BUCÓLICAS

GROTESCAS»

AMEDIAMAÑANA,porlacarreteradeArgamasilla,siiríaelSeatdedonLotarioasussesentaporhora.Delante,elveterinarioyPlinio.Detráslamujerylahijadeljefe. Plinio, de paisano, con la boca apretada y los ojos entornados, pensando, élsabría en qué.Y donLotario, haciendomemoria si era aquella la primera vez quellevaba en su Seiscientos a las mujeres de Manuel. La Gregoria, sin acabar deexplicarse tan rápida excursión aRuidera de toda la familia, incluido donLotario,comonopodíasermenos.Ylahija,comosiemprequeibaencoche,abstraídatraslaventanilla,sintiendoqueideasmuyvariasyevanescentespasabanporsumagínconlamismarapidezquelosaledañosdelacarretera.

Aquelpaisajedellanuraabsolutanolocomprendecasinadie.Hacefaltamuchoacomodode losojos.Lagenteanteelpaisajevaalbulto:árboles,montes,vallesylomerales.Losviajerosdetodalavidaseaburrenalatravesarlasllanurasmanchegas,caminodeLevanteoAndalucía.Vanentrenoencoche,conlosojosinexpresivos,por aquellas tierras que consideran paso forzado hacia destinos más amenos. Noconciben el paisaje sin anécdota, sin los esquemas convencionales. Ante el rincónverde con vacas bucólicas el viajero entorna los ojos. Ante las montañasamenazantes,hacedorasdevallesydesfiladerostruculentos,seleencogeelánimoypiensa en fábulas épicas. Ante los campos rimados de montes suaves, de olivostrepadoresobosquesdepinaresyalcornoques,recuerdamelodíasconocidas.Peroenlallanuramanchegaseadormece,nolave.Allíelpaisajenosalehaciaelcielo,nosonrelievesquehaganmimoslíricosomedrosos.Lallanuramanchegaparecehechaparasoportarelcieloensusbordeslejanísimos.Noesnaturalezaquesale,quesalta.Estierraqueestá,queaguanta.Esplataforma¿dequé?Delindessinsombras.Deunaireinmedible.Elpaisaje,enaquellosdíasdeprimavera,eracuadrantesdesiembrasralas;decepasqueempiezanaromper,entresurcosrígidos.Longuísimosbarbechos,pardos, grises.Gamas de ocres y verdes tímidos. Suelo total, alfombra sin arruga,cuyoscoloresamortigualaextensiónyelcielolimpio.Allíelprodigionoseconsigueconalzasdelterreno.Lologralaluz,laluzigual,quetodoloadelgazayespirita;quecuaja una cromía diluida, casi gaseosa. La evaporación, las anchas lejanías, elalumbrar tan uniforme del sol, hacen pensar que todas aquellas infinitudes estánpasándosealcielo.Oqueelcieloylatierrasereflejanmutuamenteporquealláenelhorizontenosesabebiensielcieloestásembradoolasiembraestáhechacielode

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tanparecidoscelestes-verdes,verdes-celestes,pardos-celestes,celestes-pardos.Todocobraalolejossuspensiónenlallanuraynoséquéplenitudatmosférica,cristalina,irreal.Lafiguralejanaqueavanzaporlalinde,eltractordemásallá,ellabradorquearatraslamula,parecenmodulacionesdelterrenoocreacionesdelaire.Figurasmáslejanasde loqueestán realmente, arropadascon las infinitas cristalerasqueel aireponesobre tandilatadaplanicie.Losojos, fatigadosde tierraplanaycieloazul, seobsesionancon aquellas figuritasque apenas semueven…Ysolamente, devez envez,comounespejoperdidoyfugaz,brillaelacerodeunaazadaorutila lacaldeuna casita desnuda.El paisajemanchego es sordo, sordo ymudo.La campana delcielohahechoelvacíosobreél.Nadaseoyeenlallanura.Ellabradoryelcarreronocantan,ysicantansuvoznollega.Elairetanlibreyanchoescomolavozaflordelabios.Elcarroquetraquetea,laesquiladelamula,elsondeltractoryelladridodelperrosepierdenapenassonados.Aveces,una ráfagadeairedislocadonos traeunchorrillo de palabras, traqueteos, motores y ladridos, que pasan veloces junto anuestro oído, para perderse en seguida en la anchura que sigue… En los días deverano zumba el sol.En los ásperos, un aire largonos aleja nuestra propia voz.Afuerzadenoserpaisajealusoeldeestasllanuras,deserimaginacióndelatierrayforro del cielo, el terreno en primavera, como en el desierto, crea espejismos depaisajes figurativos para contentar al viandante aburrido o al pintor buscador deanécdota.Losvaporesdelasiembra,delatierrayermalydelviñedo,seaglutinanytoman formadecasasconárboles, reflejadosenun río inexistente.Espejismosqueondean en el lejanohorizonte, comoprotesta de la llanuraque, cansadade jugar amaticesporunosmomentos seconcedeen tópico…Sólounpintorespañol,LópezTorres, ha sabido ver este ser tembloroso y vientero del paisaje manchego, estasllanuras siempre en evaporación, rielantes, que hacen de gas las figuras y todo lollenandezonastransparentes,distanciadoras,matizadas.

Ni Sancho ni donQuijote pudieron ver este paisaje. Sabían que pasaban tierrallana,peroparaellosnohabíahorizonte.Todosaquelloslienzosdetierratananivelestaban cubiertos demonte bajo, de carrascas cenicientas, de verdes viejos, que lequitaban profundidad. Sólo en los ejidos de los pueblos, el remedio de cereales yalgún huerto, despejaban las encinas y la chasca del suelo. Hasta que llegó eldesmontenosedescubriólarepisadelallanuraysusmiradores.Todavíadevezencuando, sobre aquellos planos solitarios aparece alguna encina con los ramos alviento,clamandosuscuitasalcierzo,haciendosusolopatéticoanteelhorizontesinlindes…Encinasqueapocoquetealejes,porlamasadelaire,nosabessisonrealesounespejismomás.

No es paisaje de encuentros súbitos, de retablos, y corros imprevistos. Al queviene se le ve apuntar desde muchos surcos y el que se va nunca acaba dedesaparecer.Elhombrequevaenelcarro,eneltractorolabicicleta,llevacaradeno

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mirar.Vasintemorasorpresas.Elllaneromanchegofuesiemprehombredepensaressolos,degestoinexpresivo,decaminosylaboressinmisterio…Devezencuando,una casa blanca, casi diluida en el aire; un bombo, un descardenchador, muchasovejas.¿Quésemuevejuntoalpozo?Yla llanurasiguedetrás,delanteysólodejaimaginar.

PorlacarreteradeArgamasilla,antesdellegaralpuebloytorcerhaciaRuidera,cambia el panorama.Yavas al hilo delGuadiana.DelGuadiana siempre enjuto, yahora más por el Pantano. A la derecha, los chopos y álamos del río; y hacia laizquierda, la terca llanuraquesostieneaTomelloso,que sigue sinunplieguehastaSocuéllamos,PedroMuñozyCampodeCriptana.

Labiografíade las aguas es rarísimaen este rodaldeLaMancha.ElquehayaunaslagunastannórdicasyhermosasentierratanpocolaguneracomoesEspaña,ynodigamosenestaaltiplaniciemanchega,yaesnotable.Perolamaneraquetienedecomportarse el Guadiana desde su alumbramiento hasta renacer en los Ojos delGuadiana,juntoaDaimiel,suponelahistoriaderíomásúnicaqueseconoce.Yesque en la Mancha —la gente no se fija— todo es bastante raro. Desde que elGuadianatomaformaderíoydejalaslagunassucesivas,despuésdelaCenagal,yapasada la aldea de Ruidera, y empieza a caminar enclenque por todos aquelloscampos de Montiel, sin mayores fuerzas antaño, que para mover los molinos delMembrillo, elCurro, SantaMaría, San Juan, San José y ahora, para llenar cuandopuedelapresadelPantanodePeñarroya,estodaunacrónica.Ríocanijo,cruzableendosbrazadas,quediscurreentre juncos:elnegro,elcomún,elbolita,yeldesapo.Entrebayunguillosy juncias redondasocastañuelas;aveces flanqueadodeálamosblancos y negros, chopos lombardos y bastardos. Y así que sus estrechas aguasalcanzan la gran anchura de San Juan, tierras calizas y esponjosas, empiezan susfiltraciones,yfatiga.CruzaelpueblodeArgamasillasinalientoy,alllegaralmolinodelaMembrilla,lotragalatierraybajoellacaminasieteleguashastaresalir,comolágrimasabundosas,porlosOjosdelGuadiana,alláporDaimiel.

YadecíaPlinioellatino,ynoManuelGonzálezeldeTomelloso,queelríoAnasteníaenlallanuraunpuentedesieteleguassobreelquepastabanlosrebaños.Sinembargo, los sabiosposteriores, aseguranque esas aguas resurgentesque lavan losOjosdeVillarrubia,nosontodaslasquesetragóelterrenoporlasllanezasdeSanJuan, del Guadiana alto, sino que una buena parte son recaudo de las nuevasfiltraciones de las lluvias en el llanomanchego. Es decir, que aquelGuadiana querenace junto a Daimiel, y engorda en su largo camino hasta pasar por Badajoz yPortugal como río señor, tiene poco que ver con el abortillo de tan anchurosaslagunas,llenodevicisitudesyescamoteos.

—Oye,Manuel¿ytúcreesqueestanocheseoiránenlaColgadaesasvocestanmisteriosasquetedijoelalcalde?

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Plinio le hizo un gesto disimulado para que no hablase del tema, pero donLotario,conlafijezapuestaenlacarretera,noloadvirtió.

—¿De qué voces habla usted, don Lotario? —preguntó la hija de Plinioincorporándosehaciaelrespaldodelveterinario.

—Que por lo visto, de unas noches a esta parte, está la gente del hotel muyasustada,porquegritaunavozmisteriosa.

—Vaya,vaya,Manuel—saltó laGregoria—yameextrañabaamí tu repentinafinezadetraernosaRuidera.Noseráporquenoselodijeaesta:Milagrillo,quetupadrenovayaaalgodelservicioquenonoshadicho…Sinopodíaser.

—Atiza,hemetidolapata—rezongódonLotario.—Padre,¿esverdadeso?—Esverdad,peromelodijoelalcaldeprecisamentecuandofuiapedirlepermiso

paravenirconvosotras.Esodelasvocesseránfantasíasmoriscasdelosruidereños,yyonotengonadaqueverconellas.

—Es cierto, Gregoria, se lo dijo al pedirle permiso. Además, no compete a laPolicíadeTomelloso.

—Ya,ya,aunqueasísea—reatacólamujer—comoquevanustedesadejardefisgar en unmisterio como ese, pormucho que competa a la policía de otro sitio.Veráshijacomonosdanlatemporada.

—Tampocoesparaponerseasí,madre.¿Quémásnosdaquesedistraiganenunacosaqueenotra?Nosotrasaestartranquilicas,yenpaz.

—Sí, tranquilicas. Narices. Estaremos toda la noche oyendo voces agónicas yestosporallícorriendopeligros.Tedigoqueescomoparavolverse.

—Pero, coño, mujer, ¿a qué vienen esos extremos? Ni esas voces serán tanagónicascomotúdices,ninosotroscorreremospeligros,nivamosahacerlespizcadecaso.

—Bueno,bueno,teconozcobacalaoysinoaltiempo.—Puesesperemosaverquétraeeltiempo—dijoPliniovolviendolacabezacon

aireseveroydeponerpuntoaladiscordiamatrimonial.Pasados elPantanodePeñarroyay elCastillodelmismonombre, la llanura se

quiebra,yempiezanlascuestasdelCastillo,delRivero,delaMalenaydeMiravetes,tanpecherasyacibantadas,queparecepisamosotraregión.Loscuatroauterosibancallados,ycadacualasumaneraconlabocatensaylosojosvueltoshaciaeltelóndesuspreocupaciones.

Conforme se llega a Ruidera, ya digo, las cuestas se empinan y las curvas secierran. El estrecho Guadiana a ratos queda muy alejado de la carretera, tras labarreradeálamosycarrizales.

LamujerdePlinio,quedebíasentirmareoportantarúbricadelcamino,sepusolosdedosenlafrente.Lahijaaspirabacongana.

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—¿Semareausted,madre?—No…—Nomiresalacarreteraycierralosojos,mujer(Lotario).Pliniopensabaqueibaincómodoconlasmujeres.Habíaorganizadomallacosa.

Anadiequeríaélmásenelmundoquealasdosquecomponíansufamilia.Perounacosa es el cariño y estar con ellas a gusto en casa o en los sitios naturales, y otrallevarlasaloficio,dondeelcomportamientodeélteníaqueserdistinto.Ellasestabanacostumbradasaverlo,asentirloenlapazdelacasaodelasholganzaspropiasdesuclaseycondiciónhumana,peroasíentrancedefaena,todoibaaserdeotraforma.Ysinoaltiempo.Eralaprimeravezqueloibanaveractuar,aaguantarsustelelesypálpitos, sus entradas y salidas con don Lotario o… solo. Sus rebinaciones yausencias.Aquellas otras caras que ponía cuando había caso pormedio.No debíahaberlastraído.

EntrabanenRuidera.Laprimeralagunaqueseencuentra,laCenagal,CenagosaoCenaguera,esdepocavistayanchura.Esunfeobocetodelaguna.Estabamuybajadeagua.Aguasverdesturbiasaaquellahora.Amagodelaguna,claveteadadejuncosy carrizos. Entre ellos nadeaban patos azulones, gallinas de agua y aves-toro oabotaurus stellaris, que dicen en las vitrinas. Pasaron la centralilla eléctrica quellaman deMirabetes, y en seguida laColgadilla, la otra lagunamenor, con la quecolean las quince grandes que encabezan la Blanca, treinta kilómetros al sur, enterrenos120metrosmásaltos,quesonlamismaubredelGuadiana.LaColgadilla,algo más alongada, recibe el agua por filtraciones subterráneas de la CuevaMorenilla, y se vierte por la superficie, con un cacho de río, en la Cenagosa. LaLagunadelaCuevaMorenillaeslaúltimadelaslagunasbajas,quesegúnsevienedeArgamasilla,estánantesdellegaralaaldeadeRuidera.Sonprólogosdellagunario.Pasaron ante la centralita de SanAlberto. Cruzaron la aldea, a aquellas horas conpoca vida en la calle. Dos mujeres con escobas en la mano hablaban entre sí, yquedaronmirandoalcochedelosjusticias.

Como estaba recién pasada la Semana Santa, se veían en las fachadasenjalbegadasdibujonesdelDomingodeRamoshechosconpinturaverde.Debieronserobradelmismo«equipo»deartistasypoetas,porlatintura,eltipodeletraylasinrazóndelosversos.Sólopudieronleeruno:

Cadavezquetesientasdasunrespingo.…Yoséloquetedueledesdeeldomingo.

Enlapuertadelaiglesianueva,elcuraencendíaunpitoconairepensaroso.

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—¿Quépensaráelseñorcuradeestosramos?—semediopreguntódonLotario.Comonadielecontestaba,echóunreojoporelretrovisor.LamujerdePlinioiba

conlacabezareclinadaylosojoscerrados.Lahijalallevabacogidadelbrazo.Yeljefe,conelpitoentrecomisuras,dijo:

—Nosevaaponer él aborrar los ramos.Tendráqueaguantarsey luegodeciralgoenelpúlpito.

Las calles estrechas en cuesta. Las casas bajas con cal, la antigua fábrica depólvorayluegoresidenciaparticular.Aldeapequeñayclara,criadaalaveradelasaguasysuslucios,delosárbolesquefueroncortadosantañoparapodercomer.Aldeaquepasódelacazafurtivaypescasolitaria,altrajíndelturismoprovinciano.

Apenas salir del pueblo, entraron en el caminode las lagunasmaestras.LadelRey,decasiunkilómetrodelargaymásdetrescientosmetrosdeancha.Honda,clarayverdeaaquellashoras.Deunaquietudenfermasinelmenorpellizcode relieve,como dejada por milagro, intocada. La mañana parecía salida de aquellas aguascalmas, verdes clarísimas; de su paz un poco temerosa. Esta quietud verde, azul,malva,rojizaaveces,segúnlasluces,delasaguasquedas,bajouncielotanlímpido,tienenalgoestremecedor.Depazagoreraquecalambreaunpuntoelnerviodelalma.Algoseharotoenlaarmoníadelatierra,paraqueexistanaquellosojosgigantes,sinparpadeo,sinlágrima,sinreflejosúbito.Nosesabequémuertecósmicarepresentan.Tanta copia de cielo quedo a ras de tierra, tiene viso de paisaje espacial, solo.Deespejopatéticoque somormujópalacios romanos condeidades frígidas de cabellosrubios.

Los lagos parecen pedir un contorno blandorro y lírico; o tremebundo einfernario.Pero las lagunasdeRuidera están rodeadasdeunpaisajemanchego,depocasalturas,sinverduraslíricasnirinconesplácidos.Montebajo,cuñasarcillosas,tierrarota,sindisfrutenibucolismo.Humildespaisajesdesalvias,tomillosyromeroscolor verde viejo. Esoliegues, marrubios y lentiscos. Espinos, aliagas y velerzas.Paisajevillanoydesarreglado,quesinlosmontesqueletalaron,noresultaencuadreadecuado a la suavidad de las aguas. Contraste de rodeos cabrerizos con aguaslunarias. Colación de hadas frígidas entre lentiscos y cagarrutas. Los romanos yromanasblanquísimosquesebañaronaquí,dejaronlasropasterragosasyguerrerasenlasorillasdellagunario.Estecontrastedeaguaspersasytierradesmañadacuajaenbellezadesusada,quepunzaconescalofríoschuscosylíricos,negrosyluminares,como el viaje de don Quijote entre cabrahigos y murciélagos, hasta el cuerpoinsepultodeDurandarte.Sí;noextrañaqueCervantesvieseestepanoramadelaltoGuadiana como obra merlinesca, que trocó a un escudero en río y a las hijas ysobrinas de la dueña Ruidera en lagunas. Las lagunas son magia tétrica, cuerposenaguados, insepultos.UncuerpodeDurandartemilveces repetidobajo las aguas.Unaprocesióndemuertospalidísimosromanosycarolingiosdiciendodurantesiglos

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lahistoriadesusamoresfrigorificados.Yfuera,lasropaspastoreñas,lasmonterasyloszurronesesparcidosporlosmontes,lasesquilasoxidadasdemilrebañossecularesentreloslentiscos,comofrutosperdidos.

PasaronfrenteaMiralagos.YpegadaalaLagunadelRey,lamayordetodas:laColgada.Casi dos kilómetros ymedio de longitud ymedio de anchura.Ambas secomunican por un estrechomuro de caliza, de suerte que parecen una, y logran laplenituddeestacadenadeaguasdelaMancha.

—Ya hemos cruzado el límite de nuestra provincia con la de Albacete. ¿Quésientes,Manuel?—lepreguntódonLotariocontonofestivo.

—¡Nostalgia,donLotario,nostalgia!LlegaronalHoteldelaColgadayladueña,nadamásverentraraPlinioconla

maletagrandedelafamilia:—Bienvenido,Manuel.Yasabíayoquenopodíaustedfaltartalycomoestánlas

cosasporaquí.Plinio,coneltrajegrisusado,lacamisaoscura,sincorbata,laboinaylamaleta

en la mano, quedó parado con cara de contrariedad por si oían sus mujeres, peroenseguidareaccionó:

—Paraqueustedvea.¿Habráhabitaciones?—Estamos casi vacíos.Y como sigan las voces dichosas nos tendremos que ir

todos.Eldueño,donJosé,llegóconunperiódicobajoelbrazo.LamujerdePlinio,con

gesto tirante dijo algo en voz baja a su hija. Don Lotario esperaba con la maletabreve.

Plinio abrió de par en par la ventana de su cuarto, que daba sobre laColgada.Miró el aguaverde clara, transparente.Don Joséydoña Josefa comentaban tras elmostradordelhotel:

—Nocreasqueestodequevengaelguardiaesbueno.—¿Porqué?—Veráscomosevanlospocosquequedan.Ahoravaaparecerquetodoesmás

peligroso.—Quéva,lesdarámásseguridad.—No,unguardiasiempreesunguardia.LamujerylahijadePliniodeshacíanlamaletaconmuchoesmero.—¡Quésilencio,madre!DonLotariopusoelbicarbonatosobrelamesillaysinsaberquéhacerseasomó

tambiénalaventana.Elaguaverdeclaraconmuchosoldiluido,leechabaclaridadesenlosojosyentornólospárpados.Plinioliabauncigarroyrespiróhondo,sindejarde mirar al tabaco. El silencio completo de vez en cuando lo rompían sones deesquilas alejadas, balidos de invisibles ovejas o la voz corta de un pastor, también

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invisible.Porlaorillafrontera,Plinioveíaelreflejodelosmontescolorverdeviejo,quedabaalasaguasuntonomásbravoyadensado.LasmujeresdePliniocolgabanlasropasenlapercha.

—Tupadrenosehallevadonadaasucuarto.—Yairápidiendo.DonLotario se quitó la corbata y sacóunasbotas.Así que se acostumbraba el

oídoaaquelsilencio,sepercibíaelruidoquehacíanlasaguasdeunalagunaalcaerenotra.EnlaColgadaviertenlasaguasdeescorrentíadelaCañadadelasHazadillas.Enlosdíasdeprimaveralasaguasdeescorrentíasemultiplican,lossaltosdelagunaa laguna se asonoran,y enalgunosparajes todoes conciertode aguas saltadorasyescaloneras. Que por eso Ruidera se llama como se llama. Porque es la zona«roidera» o ruidosa del Guadiana. Plinio seguía de codos sobre la ventanaacomodándoseaaquellapazderuidossensitivos,delucestananchasylicuosas.Allíuno volvía al símismo, al desierto solitario que es, sinmás turbanza que el breveesquileardelasovejaslejanas.Sedesvestíadelasimágenesdelasgentes,vehículos,casasyperrosdelpueblo,yganabaromancillasdeagua;solosdebalido,reflejosquelimpian la sensitiva y aguas en las que no nos vemos, pero copian el cosmillorodeante.Conlaventanaabiertasetumbóenlacama.DonLotarioasíquesacólasbotasysequitólacorbatanosabíaquéhacer.Diodospaseosporelcuartoybajóalbar.Lasmujeressearreglabanelpelo.

—¿Selepasóelmareo,madre?—Nadamásbajarme.Enelbarrodeadodecristalestomabancaféloscuatro.Sóloellos.Elchicodela

barralimpiabaunosvasosconmuchacalma,mirandoaotrositio.Juntoalapuerta,cochesestacionados.Elviajeloshabíadejadoalgovarados.Otalvezeralacalma.Secruzabanlasmanosdetodossobrelamesaparacogerlastazasdecafé.Elcieloqueseveíaporloscristaleseraunalumbreradeluzdelgada.Allínoseoíaelbandode las ovejas. Salió otro chico a la barra. Silbaba con mucho regusto, oyéndose,entornandolosojos.Erauncamareromirlo.Plinioylossuyoslomirabansonriendo.Elchicoeradivodelsilbato.Elotrodelabarra,lomirabaylosmirabacachonriendo.Peroél,tantranquilo.Cuandoterminólaromanzapitada,sepusoaordenarlastazas,tanindiferente.Pliniohizounmimodesilbarsóloparalossuyos.

Porlapuertadelbarquedabaalhotelseoyóunvozarrón:—¡Este,esteeraelquehacíafaltaaquí!EraHonorio de laCruz, grandón, con los brazos alzados, acompañadodeBlas

Camacho,queseñalabanaPlinioriéndoseconcariño.—Sí,Manuel,aversidescubresprontoaldelasvoces,queaquíestátoelmundo

aterrao.Lasmujerestomabanelcafécongestocircunspecto.

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—Pero si veníamos a pasar unos días sin saber nada.Me lo dijo el alcalde aldespedirme.

—Puesyaveráslaqueosespera.Menudaocasiónhaselegidoparatraertealasmujeres.

—Nomedigaustedmás—leconfirmólaGregoria.—¿Vosotroshabéisoídoesasvoces?—No—dijoBlas—porquevivimos lejos,peroestanoche,quecreoque tocan,

vamosaveniraoírlas.—Nosotrosymuchagente.Estanocheestovaaserunaromería(Honorio).—¿Yquétextotienenlasvoces?(Lotario).—Ninguno—dijoelbarmandelsilbido—.Esunquejíomuytriste.—Notantriste—dijoelotrobarmanquenosilbaba.—¿Peroenquéquedamos,leche,enqueestristeono?(Blas).—Esmásbientriste.—Peromenos…másdesorpresa.—Perotriste.—Desorpresa.Ydale.—¿Vosotrosentonceslohabéisoído?(Plinio).—Claro.—¿Aquéhora?—Sobrelamedianoche.Entrelasdoceylauna.—¿Cadacuarentayochohorasmehandicho?—Unavez,laúltima,seretrasóytardótresnoches.—¿Entoncesestanochehacecuarentayochohorasdesdelaúltimavez?(Plinio).—Esoes.—¿Ydequépartevienen?(Lotario).—Varía.Perodebastantecerca…Almenosesoparece.—Puesnada—dijoPlinioquitándoleimportancia—estaremosalaescucha.Losdueñosdelhotelentraronenelbar.Ellaconunospapelesenlamano.—Yaestaráustedtranquilo,donJosé;conPlinioaquí,todoresuelto(Blas).—Aversiesverdad—dijodonJoséconairemelancólico.—¿Yquiénpiensanquepuedeserelquevocea?(Plinio).—Nadieseexplica.—Peroalgunasconjeturasseharán.—Yonooigomásquetonterías.—¿Porejemplo?—Porejemplo…queelvoceadoresunforasteroqueseahogóelañopasadoenla

LagunadelReyynuncaloencontraron.—Esaconjeturanonosvale,¿verdaddonLotario?

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—Creoqueno.—¿Otra?—Queesunoquequierequenosarruinemosydejemoselhotel.—Esayaesmásverosímil(Honorio).—Yoestanochemevoyatraerunmagnetófonoaversipuedotomarla(Blas).—Enfin,loqueseasonará.Traslasvidrierasdelbarseveíanunastorresbajasyfronterasdeapartamentos.

Entre los coches que estaban aparcados, junto al bar, apareció un liliputiense queaparentabaunoscincuentaaños,conpantalóncortoyairemuydeportivo.Sujetotraíaunperroloboquecasileigualabaenalzada.Lellevabapuestounsombrerillodepajaamarillasujetoconunbarboquejo.

—AhívienedonCircuncisoZaplanaysu«Vida».MiraronhaciadondeseñalabaHonorio.DonCircunciso,ahorainclinadosobreelperro,lodesguarnecíadelsombrerete.—¿Yquiénessuvida?—preguntólamujerdePlinio.Elperro.—Elperro(DonJosé).—¿Esquesellamaasí?—Así lo llama él. Por lo visto algunos parientes suyosmurieron al contao de

morirsusperros.Yélcreequelevaapasarlomismo.Poresolocuidatanto.—Coño,puesconnotenerperrotendríalatranquilidadganada.DonCircunciso,despuésdedestocaralperroleacariciabalatesta.—¿Yesdeestosterrenos?(Gregorio).—No,esforasterototal(DonJosé).Abrió lapuertadelbary, sinsoltaralperro,entróconaireausente.Se fuea la

mesamásapartadayasuladosentóallobo.Elbarmanmayor,elquenosilbaba,quedesdequevioapareceradonCircuncisoempezóaprepararunwhiskydobleytacosde jamón, lo puso todo en la bandeja y fue hacia él con airemuy ceremonial. Elperro, al ver el gran plato de jamón, moneó goloso y sacudió las orejas. DonCircunciso, sin ojos nadamás que para su «Vida», tomó un taco de jamón, se loenseñósonriendoyconelmayoramordelmundoselopusoentredientes.Luegoconaire suficiente tomó un buen trago de whisky. Encendió un cigarrillo rubio conboquillaymirandoalcampoconaireconcentrado,expelióelhumoconmuchísimogusto.Nohabríanpasadodosminutoscuando«Vida»levantósuavementesumanoderechahastaposarlaenelmuslillodesuamo.Yeste,sacandosu líricasonrisadeantes, trasladó otro taco de jamón a la lengua del perrazo. Se echó otro trago dewhisky,yetcétera.

BlasyHonorio,sentadosalamesadePlinio,bebíanyhablabancondiscreción.Lallegadadelliliputienseysu«Vida»habíanimpuestorespeto.DonJoséyseñora,desdelapuerta,parecíanesperarcualquierinstruccióndedonCircunciso.

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Alcabodeunbuenrato,cuandoelperroacabóconeljamónyelenanilloconelwhisky,estehizounaseñaparaqueletrajesenmásbebida.Elmozomayoryalateníapreparada,puesestuvoobservandolosvolúmenesdelvasoydelcompanaje,yapenaselpequeñohizoelgesto,leentrególabandejaalotromozo,alsilbante.Unavezqueretiróelserviciousadoypusoelrenuevo,donCircuncisoleguiñóunojo.Elsilbanteconsultó con los ojos al patrón. Este le dijo que sí con la cabeza. Y sin más, searrodillóanteelperro,yempezóahacerunconciertodesilbodulcísimo,conlosojosblanqueadosymeneandosuavementeel ademán.El lobo lomirabamuy fijocomosonriendo,mientrassuamoloacariciabasuavemente.

Algunoshuéspedesentrabanenelhoteldirectamentesinpasarporelbar.HastaquedeprontoBlaslediouncodazoaHonorio:

—Ahívienelaquetúqueríasver,sogalgo.Por la puerta del bar entró una rubia de repartida encarnadura, con pantalones

blancos, grandes gafas ahumadas, suéter que le realzaba el tetuario y pañuelo a lacabeza.Saludóconunmovimientodecuellomuybritánico,ysesentóenuntaburetede la barra, mostrando la línea acampanada de su tras, con la ceja central bienembutida.

Elmozodelabarraacabósuromanzapitadadedicadaal«Vida».DonCircunciso,lediocondiscreciónunasmonedas.Seretiróreverente.Elperrobostezóenesperademásjamón.

Enelcomedorgrandísimo,pocagente,enmesasmuyseparadas,con la luzdelsolylaslagunassobrelosplatos,ysacandodestellosagudísimosalacristalería.Laseñoritarubiaybonísimacomía,casiabriendolaboca,somormujándoselacucharaconmuchaprecisiónentreloslabios.DonCircuncisoysu«Vida»quedaronenelbar.Plinioylossuyoscomíanconritmodepueblo,paneando,levantandolacejamuchocuandodecíanalgo,servilleteándoselabocamuycumplidamente.SumujernohabíacomidoenhoteldesdequefueaMadridaunaFeriadeSanIsidro,hacíaquéséyolosaños.Noteníacostumbredequelasirvieran,seponíanerviosa.Seguíaalcamareroconlosojosentreintimidadaycriticona.Legustabaservirlamesaasumarido,temíaque lepusieranalgomal.PeroPlinioparecía indiferentea todo.Comíaybebíasinprestaratención,pensandoensuscosas.

AlahoradelcafésequedaronsolosPlinioydonLotario.Lasmujeresfueronadescansar.DonJosé,eldueño,sesentóconellos.Plinio,comoquenoqueríalacosa,aprovechóparainterrogarle.

—Estanoche,porloquedicen,nolefaltaráparroquiaalbar.—Preferiríanotenerlaportalmotivo.—Perohombre,nocreoqueseaparatanto.—Imponenmucho,nocrea.—¿Cuántasvecessehanoídoya?

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—Seis.—¿Cómoocurriólaprimeranoche?—Estábamosahíenelbarviendolatelevisión,ycomolateníamosaltanooímos

casinada.Peroalgunoshuéspedes,quepaseabanporlacarretera,sellevaronelsusto.LosdelaCentralEléctricadeahíallado,losdeSantaElena,aldíasiguientedijeronlomismo.

»Dosnochesdespués,aesodelasdoceymedia,estabayoenlapuertadelhotelconloschicosdelabarraechandouncigarro,cuandolaoímosporprimeravez.Deverdadquesemepusocarnedegallina.Esungritolargoqueimpone.Quéséyo,eltonoespocohumano.Comodeunanimalparecidoalhombreoalrevés.

—¿Yduramucho?—Nomucho,pero lobastante.Suenamuyfuerte,semantieneunossegundosy

luegodecae.—¿Ynorepite?—No.Sólounavez…Enestelugardeaguas,montesytinieblas,imponemucho.

Esa noche como era fin de semana, hacía buen tiempo y había bastante gente, looyeronmuchos…Aquellaseñoraquehayallícomiendoconsuhija,sedesmayó…ohizoquesedesmayaba.

Pliniosefijóenlapareja.Eraunaseñorayaancianaconaireypapadaretóricas,ysuhijarondabalacincuentena.

—¿Yelenanodelperro?—¿DonCircunciso?No.Eseseacuestapronto.Noleimportanesascosas—¿Alahoradelosperros?—lepreguntódonLotarioconsorna.—Puessí,porque,al«Vida»loacuestaensuhabitación…Perolesadviertoque

estodouncaballero.PlinioydonLotariosemiraron.—¿Ylarubiatremendona,noseasusta?(Lotario).—Tambiénserecogepronto.Cenaensuhabitaciónynohadichonada.—Siga—lepidióPlinio.—Pues nada, que a partir de esa noche y cada cuarenta y ocho horas, todo el

mundoestáconeloídoalertahastaqueseoyeelgraznido.—¿Ynosesospechaquiénpuedaser?—No.—¿Nidesdedónde?—No.Cerca.—¿Ynohanvistoalgunabarcaporlasnoches?—Nadielodijo.—¿Desdequédistancianolohanoído?—Sólolooímoslosdeesterodaldelhotel,enlosapartamentosyenlaCentral

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Eléctrica.—¿Ynohanintentadohaceralgunadescubiertaporestosalrededores?—No…Queyosepa.Semetenaquíenelbarabacinear.—Bueno,puesveremosquépasahoy.—Veremos,peroojaláqueacabe,porquenomegustanestascosas.—¿Nohaobservadoaalguienraroentreloshuéspedes?—No,aquíenestetiempoparanpocos.Hoy,comofinaldesemana,haymás.Y

todosgentecorriente.—Antiguamente —terció don Lotario— de Ruidera siempre se decían cosas

misteriosas.Estaslagunasalientanmucholaimaginación.MeacuerdoqueoícontarlodeaquellosmuertosqueencontraronenlaCuevadeMaríaGarria.

—Perosiemprefueronhistoriasdevenganzascampesinasomatadosenotroladoquetrajeronaestassoledades.

—LoquequierasManuel,peroqueestosterrenosysusaguasprovocaronmuchoromancenegro.

—…¿Podríapedirleunfavor,donJosé?—Usteddirá,Manuel.—Lalistadeloshuéspedesqueestánaquídesdequeempezaronlasvoces.—Nofaltabamás,perosonpocosynocreo.Volvióenseguidaconlasfichasdisimuladasentrelasmanos.—Yesarubiatanguapaquecomeahí,¿quiénes?—Nolosébien.Llegóhacediezodocedías.Yapenastienetratoconnadie,que

yosepa.Coqueteamucho,esosí.Eldocumentodeidentidaddicequeespsicóloga.Yonosabíaqueesofueseunaprofesión.Yaquínoséquépsicologíasvaaestudiar.

—Quiénsabe,donJosé,quiénsabe.—Psicóloga.Tomadelfrasco.Veráscuandoselodigaamimujer.—Con cierto disimulo don José iba dejando las fichas sobre la mesa. Plinio

apuntabalosnombresyapellidosenuncuadernillo.—¿LoshermanosRiofrío?—Aquellaparejadeviejosqueestáallíenelrincón.—¿SeñorayseñoritaReina,lasquemaneantantoalhablar?—Sí.—Eusebio…—Elpescador.Asíledecimos.Casinuncacomeaquí.Yasísiguieronlalistadeloshuéspedes.Plinioalladodecadanombreponíauna

observaciónparaentenderse:«Losviejos»,«Lasquemanean»,etc.Cuandopasaronlascincosinquelellamasenporteléfono,Pliniopropusodarun

paseopor lacarretera.Lasdosmujeresyellos salieronapaso tardo.Metidoen sucochecillo —debía ir sentado sobre cojines, porque se le veía mucha cabeza—

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encontraronadonCircuncisoyperroapoquísimavelocidad.Llevabaelhombreungafasahumadasquecasiletapabanlacara.

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III

«…Existen,además,restosdeaquellaépocacomosonlainscripción3233delC.I.L.,losrestosdelaciudaddeLagos,enelcerrodelaMesa,que

algunosidentificanconLaminio,yeltestimoniodelSr.Peñalosadequeenlosañossecos,muyescasosdeaguas,aparecenenlalagunadelRey

murallaygraderíoromanos,parapoderbajarhastalasaguas,habiendoexistidotambiénuntorreónromano,concimientodedosvarasdeancho,lo

quelellevaasuponerfuerasitioderecreodeloscónsulesdelaprovincia…»

«…ElvocabloRuidera,enlaEdadMedia“laroideradelGuadiana”,expresaclaramenteelruidoproducidoporlacaídadelagua…yennuestraopinióncreemosinútillabuscadecualquieraetimología…Posiblemente

tendríasunombreárabe,comoanteslotendríalatinoeibérico…peronosehanconservado…»

ManuelCorbachoSoriaAvancedeunEstudiogeográfico-históricodelCampodeMontiel

«…Másdetrescarrosdeleñahabíanardidoenlaexplanadaformandoenormemontóndebrasas.Elhacharesonabatodavíaenlosmatorrales.¡Pobresárboles!HubountiempoenelquetodaCastillaestuvollenadeellos…elcarbonerohaconcluidoconlosquelastalasymalaspodes

perdonaron…»

EugenioNoelEspañaNervioaNervio

ZurraconunoscarbonerosdeRuidera

«…RuideraconárbolesseríaunodeloslugaresmásamenosdeEspaña.Talcomoestápareceuncuadro…peroinacabado.Lasvertientesqueciñen

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laslagunasnoreúnensinobrezos,escobasyjaras.Elcarrizoylaespadañadominanenlasorillas…Deotraparte,laslagunas,enunaregióndondelos

ríoscaudalososapenasexisten,constituyenlamásgratasorpresatopográficadelpaís…»

MiguelDelibesElpaisajemanchego

INFORMACIONES,8-6-54

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ENÉLSEOYENLASVOCESNOCHERASYRELATAUNAMISTERIOSAENTREVISTADEPLINIO

PLINIO,COMONACIDOenpueblolabrador,nuncaseatrevióaconfesarqueelcampoledeprimíasipermanecíaenélunascuantashoras.Unratoconlosamigos,abasedepitoygota,buenoestá.Ynodigamosconcomilonapormedio.Peromásalládeesosmárgenesturísticos,leproducíaanulación.Cuandodechicovivíaentreviñas,yanotabaesteaterramientoysoledad.

Losuyoera lacompañíade loshombresyde lascosas.Nadadesoledadesporsanasquefuesen.Losuyoeranlasgentesenderredor,loscigarros,latertuliadeparlaosuspirante.Lascocinas,lascalles,sudespacho,ysobretodolaplaza.Laplazaconsus ires y volveres, en tantas direcciones. Las faldas meneantes. Los tíospantaloneandoconlacabezabajaypensandoensuscosas.Loschicosquesalendelaescuelaymojanunaesquina.Lascampanas—hierroverde—tanaltasyolvidadas.Laspuertas entreabiertas conmujeresquehablan echando la vozde acera a acera.Loscoches,loscarrosytractores.Losbautizoscolectivosylosmuertosunoauno.Los balcones con visillos corridos. Las ventanas de noche con una luz tras laspersianas.Losbaresllenosdevocesdehombresconbigotesdecerveza.Loscorralesconperrosaburridosygallosque fornicanaleteandobajo lagavillera.Losportalesoscurosconsusviejosinválidosquebabean.Lostaquillerosychineros,cuyosvidriosreflejan la bombilla pajiza. Las vigas de aire con cuerdas de uvas ymelones. Lascamisas y sostenes colgados en el alambre del corral. El cementerio sembrado depaisanassilenciadasparasiempre.Laacademiadelabandademúsicaconsoliloquiosde clarinete y bombardino. Los comerciantes con los ojos siempre hincados en elmostrador.Lasposadasconsushuéspedesvestidosdepanaquecomenpanychorizojuntoalabota.Elguardiadepuertasqueenlanochesolitariaensayasuoratoriadebostezos. La tienda de los diarios donde todos extienden la mano para coger superiódicodeportivo.Los bares con tocadiscos, eructandohumospor la puerta.Losculosdelasmujerestrajinandoenlosandares.Losgestossenatoriosdelosviejosquehablan bajo los soportales. Y los regadores echando la curva de su agua sobre elcementodelasaceras…Esoeralosuyo.

Peroelcampo, tancallado, tansincosasquediganysemuevan, tansordo, tansolar… Lo de las lagunas, así al principio, es una amenidad. Pero al cabo de untiempo,aquellaindiferenciadelasaguasyrefriorparalosojos;aquelnodeciryestarallíporquesídurantemilesdeaños,sinmásexplicación,niresolverseennada;aquellíquidomuertearaflordetierra,leponíanlosojostristesysentíaquelospulsosseleibanporlacarretera.

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Enestopensabamientrasandabanloscuatrosiniraningunaparte,comoechadosdesucasa.Laconversaciónseibaenmonosílabosydesganas.Devezencuandouncocheavivabaaquello.Eranaturalqueporallíseoyesenvocesdesesperadas,vocessolasdealgúnsensible,queconlanocheencimayapretadoporelmiedo,antesdellegarasucasaselequedasesunaturaconunborbotóndevoz.

Comolasmujeresibandelante,ledioporfijarseensuhija.Marchabaapoyadaenelbrazode lamadre,diciéndolecosillas, riendoavecesymoviendocon ritmosuspiernasfirmísimas.Quéraroesesodetenerunhijo.Queacausadeunrefrieguededoscuerposduranteun ratillode lanoche, lesaliesea lamadreentre las inglesuncuerpecillo recién hecho y calentuzo, saquillo de tantas potencias de los padres,abuelos,pentabuelosycenteabuelos,eracosamuyrara.Ahílatenían,tanajenaytandeuno;tandesíytannuestra;perotambiéntandeotros.Consucámarasolitariadepensares,susaberquesetienenquemorir,suafánsecretodetenermásvivos.Quécosa más rara es un hijo, con su pelo, suyo; con sus ojos, suyos; con su culo,suyísimo,ysusideasparticularessobrelosmismospadresquelacompusieronenunvaivéndevientreselratodeunanoche.Ahílatienes,algosalidodenosotrosquenoesnosotros.Comounatortahechaaciegas,consuspiesquenoparanylabocadalequedale.Algunasveces,almirarlelosojos,creíaverelfondodetodoslosmilesdeojosqueleantecedieronporsuramadepadreysetragóelejidomunicipalycatólico.Ycuandoalgunasnochesalirseaacostarlaacariciabaenlatiniebla,sentíacomosimetiera lasmanosenelgran lagardesurazaypalpase losprimeroscaldos…Yledabaporpensar,que«aquella»,hastahacíapoconofuenada.Acasoidea,aspiraciónoscurísima, sin palabra ni forma. Y ahora, fíjate, con sus tetas turgentes, la grupacadenciosayaquellavoz,queenfino,separecíaalasuya.Lavoz…¿Cómosuvozllegó a ella? A lo mejor venía de los primates y volaba por el aire, para que losnacidos de su tronco se la encañutasen en el pecho para hablar con ella hasta elronquidofinal.EraprecisoquelaAlfonsasecasaseytransmitieseaotroslamismavoz y las mismas lágrimas para seguir regando la tierra con el llanto de losancestrales,quenocortólamuertedeninguno…Lamismarisaparaseguirriéndosecon igual sonyaperturadedientesde laputay rarísimacomediaquees lavida…(Que, digan lo que digan, no entiende absolutamente nadie, desde que se cuajó elprimer terrón del globo hasta el día que se descuartice hecho un braserío sobre elairónsinfinquenoscontiene…).Quéraroesunhijo,mecagüendiez.Quetengatantode nosotros y de nuestrosmayores, sin ser nosotros ni nuestrosmayores… Iba unviejo al casino que le llamaban Vitrubio, y siempre decía que en lo que más separecenloshijosalospadresesenelademánquehacenaldejarlavida.¿Peroquéademánhacen,eldelpadreoeldelamadre?

—Eldelosdos,leche.Peropororden,segúnseanmachoohembra.Lasmujeresallevantarlasmanosyabrirlabocaenlaúltimaausión,remedanalpadre.Yalcerrar

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labocaybajarlosbrazosenlasegundapartedelaausión,igualicoquelamadre…Ysidehombresetrata,alretroceso(quequeríadecir,segúnVitrubio,alainversa).¿Ycuando se mueren sin hacer ausión y sólo doblan el cuello como un canario?Entonces, eso no falla, les temblequean las rodillas, y el temblor de cada unarespondeaunejecutor.(QueenlenguajedeVitrubioqueríadeciraunautor).

DURANTELACENA,entrepalabrasybocado,Plinioobservabaa loshuéspedesquemasticabanenelcomedor.Casi todosparecíangentesdesplazadasenbuscadealgopocofrecuentado.Noeranturistasdeserie,nivecinosdelospueblospróximos.Eranfuerasderuta,con lahielacuestasysinmuchasganasdecompaña.Noeranviajeros forzosos, como los que paran en los hoteles de las ciudades, sinodescaminados, filtrajos de la sociedad, que buscaban algo indecible.Ruidera no espropiamente paso para ningún sitio. Es lugar de ir y quedarse para mirar o soñardespropósitos.Esvaraderodeojosflotantes,cañasdepescaroromancesocultísimos.Poraquíantesnoveníanadie.EnlosfinalesdelsigloXIXyprimerterciodelXXtodaslas arboledas que rodeaban las quince lagunas cayeron bajo las hachas de loscarboneros. Al igual que se taló el monte bajo de toda La Mancha para plantarviñedosycereales.Elcarbónfue,conlapescaylacaza,elúnicomediodesubsistirpor aquellos pagos de «manos muertas». Y después de la desamortización deMendizábal, fue de propietarios particulares que no tenían gran cosa que explotar.Luego, con la afición a viajar, al turismo, aquello se despabiló un poco y acoge agentes que van a ver, a pasar temporadas. En verano y Semana Santa haymuchaconcurrencia pero en primavera, otoño y no digamos en invierno cunden poco losviajeros,quesuelensermuyocasionales.

DoñaMargarita Reina y su hijaMargarita González Reina, vistas desde lejos,parecían imágenes de una secuencia de cinemudo.Lamadre, con airemuy señor,pelo blanco y vestido clarísimo. La hija, ya con ramalazos de canas, nariz muyaquilina, pantalones listados y culo propincuo, se expresaba con mimos muyafectados, alzando los ojos al cielo raso, ymoviendo los brazos con ademanes decomedia antigua. La madre parecía la maestra de aquella retórica, aunque másrecortadaycontundente,menoslírica.Avecesseacariciabanlosbrazos,semirabancon ojos de ternura y hablaban vaciándosemucho las palabras en las orejas.O seconcentraban enmísticos silencios ymiradas al aire, como si no existiese la otra.Ambassiempresesentíanenescena,midiendolagesticulaciónydecirdelosojos.

Bastante cerca tenían a los hermanos Riofrío. A cualquiera le pareceríanmatrimonio.Muybienvestidos;élconcorbatayellaconjoyas;amboscongafasypor los setenta.No dejaban de hablarse en tonomuy quedo, juntando las cabezas,aunquesiempreconlosojosbajos.

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LamujerdePlinio,muyanimada,contabaadonLotario,congracejo,historiasantiguasdesusparientes.Especialmentedesuprimoelquesecasóconunamora.TantodonLotariocomo laAlfonsacelebrabanmucho losacuerdosde laGregoria,que al verse reída, se crecía en sus dichos. Plinio, aunque había oído aquellashistoriasconmucharepetición,sonreíadevezencuando.Lecontentabaquesumujerseatemperaseunpoco.

Pasaron al bar a tomar café.Ya habíamucha parroquia enmesas y barra. Losvecinos de los apartamentos, de las fábricas de la luz; los venidos de Tomelloso,Argamasilla,laaldeadeRuiderayalgunosdeManzanares,sehabíanconcentradoallíentredivertidosysuspensospara«sentir»lasvoces.

Entreloscochesaparcados,seveíaadonCircuncisopaseandoasu«Vida»,muybienabrigaditoellomoconmantilladecuadros.

—LasonceysinacostarsedonCircunciso—dijoHonorioqueyaestabaallíbiendespatarradoylasmanossobrelastablasdelosmuslos.

—Esqueelperro tienealgodeestreñimiento—dijoelmozomirlode labarra,conairemuyhumano.

—Pero leche, no te pongas tan doliente, que cada vez que habláis de donCircuncisolohacéiscomosisetratasedelpropioPapa.

—Estodouncaballero—aclaródonJoséqueayudabaalosdelabarra.—Todolocaballeroqueustedquiera,peropasearseconelrelentequehayporque

elperroestáestreñido,nodejadeserchusco.Losdelabarracallaronybajaronlosojos.—DichosodonCircunciso.Niquefueraelúnicohuéspeddeestehotel.DoñaMargaritaReinaysuhijaMargaritaGonzálezReina,sentadasenunrincón,

agradecidaspor laoracióndeHonoriocontrael liliputiense, locortaronconairedereto.

—Llevaustedrazón,Honorio,esdemasiadapleitesía.Enestehotelparecequelaspersonasdeestaturanormalnocontamosnada.

—Esoestámuybientraído.Ynodigamoslosaltoscomoyo.Aquínohaycomoserenanosynadamás.Vayaunaleche.

Esteúltimodichoconvocóunacarcajadamuygeneral.Los hermanosRiofrío, sentadosmuy juntitos, tomaban sendasmanzanillas con

airetímido.Plinio,donLotarioy lasdosmujeres,enunamesamuypegadaa labarra,eran

muymiradosycomentadosporlaparroquia.Llegó un coche deArgamasilla con jóvenesmuy alegrados.Uno disfrazado de

bruja;capirotealto,capaviejayunaescoba.Otroconunmagnetófonogrande.—Anda,estehatenidolamismaideaqueyo—dijoBlas,enseñandoelsuyode

cassettes.

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Acabado el café, como quedaba tiempo hasta medianoche, Plinio se pusonervioso:

—DonLotario,¿leparecequedemosunavuelta?—Comoquieras,Manuel.—Notedigo,yavanestosaenredar—dijolaGregoriaasuhija.Salieronsinresponderyentreelmirardelagente.DonCircunciso,sentadoenunapiedra,entrelatiniebla,acariciabaellomodesu

«Vida» como dándole animaciones para deponer. Al pasar los justicias, se hizo eldistraído.

Caminabandespacio, pegados a la laguna.Habíamuypoca lunay a cadapasovelada por telarañas de nubes. Entre la tiniebla, sólo se oían los roidos de lasescorrentíaspróximas.Aquellaprimaveralasaguasestabanmuysobronasysacabanunamúsicaentremedrosayburlera.Cuandolalunaasomabadeltodoentrelasnubesenredadas, sobre las aguas-sombras rompía la claridad, copiando el cielo entre losjuncos. Y los árboles delgados, de vivero, se miraban como fila de lanzas. Yaapartados del hotel, el paisaje con luna se hacía tétrico.De vez en cuando pájarosnocturnosvolabansobrelasaguas,ysusaletazossonabanapalmashuecas.

—Desdeluego,Manuel,aquídenocheesparaquedémiedocualquiercosa.—Ya.—Nounavoz;todocobramuchaelocuencia.—Yosupongoqueestodelasvocesdebedeserunachuminá.—Alomejor.Ojalá.—¿Esquetieneustedmiedo,donLotario?—Unpoquilloderespetomásbien.Amílasnochesnomegustanmásqueenel

casinooenunteatro.Aveces,cantodecigarras.Cantosseguidos,sincortocircuitos.Plinioseparóamirarconfijezaelcentrodelalaguna.—¿Quéves,Manuel?—Meparecióquealgocayóalagua…Alomejoresquerasóunpájaro.Dicen que estos lagos de origen tectónico, con emisarios subterráneos y

superficiales(losquesonabanconcantoburlónaquellanoche),procedendelaEdadCuaternaria.Desdeentonces,cuántosmillonesdenochesnegrasysolas;nochesconelcielocopiadoensusaguas.Cuántosmillonesdemillonesdepájarosbatiendolasalas con palmadas tétricas… Y posiblemente, miles de voces solas, desgarradas.Parecequeentiemposdelosromanoshubomuchomovimientoporestoscontornos.Se hablaba de poblaciones, de calzadas y caminos que cruzaban esta regiónOretana…Y quizá riquezas que no se recuerdan. Después, durante siglos,montessolitariossinvisita,pocoapocodesmochados,batanes,yaisladosepisodiosbélicos.Tierra de pescadores, leñadores y furtivos. Sinmás visita señera que la posible de

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Cervantes, de algún artista extravagante y del general Prim que cazoteó por estosmontes.LagranhistoriadeEspañadespuésde los romanosanduvoalejadadeesteengarcedeaguasaisladas.Sugranhistoriafueliteraria.

Hacialasonceymediadieronlavueltadespacio,muchomásdespaciodeloquequisiera donLotario. Plinio teníamucho empeño enmirar a todos sitios, en haceroídoacadapaso.Sibienesverdadquenoseapreciabanadaanormal.

Cuandoélerachico,casinadieveníaaRuidera.Elcaminoeramaloytreintaycincokilómetrosdesdeelpuebloeranmuchacuerda.SehablabadeRuideramásdeleídasquedevista.DetardeentardellegabanaTomellosonoticiasdealgúnmuertohalladosobrelaslagunasoentrelosmatojosdeunacueva.SuabuelolecontabalashazañasdelLochooelOcho,queeradeCiudadRealcapital.Primeroluchócontralos franceses,peroyaamigadocon lasarmas, laaventurayelgradodealférez,en1821 se alzó carlista, y llegó a mandar mil quinientos hombres. Nunca fue laprovincia deCiudadReal tierra de carlistas, pero el talOcho debió de tener labiapolíticayenzarzababien.LlegóaRuideraconseiscientosleales,perseguidoybatidoporlastropascristinas,ydejóentremontesylagunasmásdesesentamuertos.PeroelOcho consiguió escapar, y vivió enLondres hasta el fin de sus días, aderezado deleyendasheroicasyvaronías.

CuandovolvieronalhotelyanoestabadonCircunciso.Sindudaconsiguióqueelcanexpulsoraymarchótranquilo.

Dentrodel bar las cosasya teníanotro clímax.Abiertas lasventanasdepar enpar, los clientes y huéspedes miraban hacia la laguna en silencio. Don Lotario sesentócon lasmujeresy liouncaldoconairemenosseveroqueelque llevópor lacarretera.Plinioquedófrentealosventanales,entreelpersonal.

LosdeArgamasillahabíancolocadoelmicrófonodelmagnetófonoenelalféizarde la ventana. Blas hizo lo mismo. Los hermanos Riofrío, cada vez más unidos,estabancogidosdelamano.Élconlacabezainclinada,bajoelsombrero,selenotabaun labiotear de rezos. Dos niños dormitaban sobre una mesa mientras el padremanipulabaelsonotone.Algunosruidereños,concarasoñolientayelrostrosurcado,cuidandonohacer ruido,menudeaban copasde anís.Cadanada todosmiraban losrelojes.Losqueparecíanmásmiedososeranlosdueñosdelhotel.Echabanreojosalcampocomosienlugardevocesesperasenalgúnsertemible.Plinio,quesolíagozaral empezar un caso, le sonaba a juego todo aquello. Temía que fuesen fantasíasmoriscasdesolitariosoalgunagamberradabienurdida.Loúnicoque leanimabaapensarquehabíaverdaderalaactituddelosdueñosdelhotel.Losmozosdelabarratambiénparecíanpreocupados.Unodeellos,elquenosilbaba,sóloapartabalosojosdelaventanaparamirarelreloj.DonLotario,conelsombrerounpocoechadohaciaatrás, y el cigarro entre los labios, miraba a Plinio. La Gregoria, sin aparentaremoción,aguardabaloquepasaseconlosbrazoscruzados.Lahija,conlamanoenla

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mejillayciertatensiónenlosojos.Apenas vieron los magnetofónicos que eran las doce, pusieron sus cintas en

marcha.Senotabaquetodos,inclusoelvestidodebruja,tomabanlaesperamuyenserio.

Pasadas las doce el silencio se hizo tensísimo.Hasta elmismoPlinio se sintiócogido.Avecesseoíaelgoteardelosgrifosdelabarra.Lasnubesentoldabanahoralapocalunaquetintabadegrisnegrolacarretera,lasaguasdelotroladoyloscochesaparcados junto alhotel.El señorRiofrío se concentrabaenel rezocon labarbillasobre lasmanos cruzadas. Sin duda pormiedo, y no por chuscada, sonó un pedocabal,seco,recortado,sinamo.Ynadiemoviólacabezaenbuscadelculocausante.Eramuchalatensión.Unodelosruidereños,resecoporlaesperatemerosodehacerelmenorruido,alargólamanohacialacopadeaguardiente,peroantesdellegaralcristal,unoscentímetrosantes:

—¡Aaaaaaaaah!¡Aaaaaaaaah!Sonóelgrito.Dosveces.Nodemasiadolejosy,comodijeron,conuntonoqueno

era precisamente patético…Después de tanta tensión, resultaba casi insignificante.Todossemovieronensilencio,perocomoliberados.

—Estanochehansidodosgritos—rompióeldueñomuyserio.—¿Ylasdemás?(Plinio).—Todas,uno.—Laterceranochetambiéndos,peroelprimeroapenasseoyó—dijoelbarman

quesilbaba.El señor Riofrío había dejado de rezar y miraba a uno y otro lado como

sorprendido de que ya hubiera pasado todo. Las Reinas hacían entre sí mimosagoreros y muy expresivos. La hija de Plinio miraba a su padre sonriendo. Yahablabantodosenpequeñoscorros.VariosseacercaronaPlinioaverquéopinaba.

—Silenciounmomento,porfavor—dijounodeArgamasilla—,vamosaverquétalhasalido.

Todoscallaron.Empezólacintaasonar.Tardabamucho.Porfinseoyóelpedoconblanduracasiespiritual.Perootravezigual,nadierio.Noencajólagracia.…Yluegolasdosvocesapenasperceptibles.

—Avercomotehasalidoati—dijoaBlasHonorio.—Enlamíaseoyetodavíamenos—dijomanipulando.—¿Haciadóndeteníastú,Blas,enfocadoelmicrófono?—Haciaallá,hacialadelRey.—¿Yvosotros?—Defrente,alacarretera.—Yahora¿quépasamás?—preguntódonLotarioaldueñoconairefestivo.—Ahoranada.Hastapasadomañana.

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Encadacorrosehacíanloscomentariosmásdiversos.Habíavueltolaanimación,el ruido de vasos y sorbos. Pero se notaba que nadie quería salir el primero, nisiquierasubiralahabitación.

LasmujeresdePlinionoparecíanafectadas.Losúnicos serios eran losdueñosdelhotelyloschicosdelabarra.

—Esgritoraro.Nideagonizantenideparturienta.—Claro,comoqueesdehombre.—Másbiengritodecachondeo.—Tampoco.—A lo mejor de uno que sueña. ¿Pero cómo coño va a dormir en medio del

campo…?—Eslamentodeánima—dijoelseñorRiofríoconvozdepredicadoryalzandoel

dedotemblón.Todoslomiraroncondesprecio.—DeánimadelPurgatorio—asintiólaseñoraReinaconairedesenadora.—Quéva,sielPurgatorionocaeporaquí.—Loraroesqueseatancerca.Alomejornoescerca,sinoqueaestashoras,por

lascondicionesdelaire,seoyebien…—Te digo que es alguno que duerme en los apartamentos de enfrente con la

ventanaabiertayentresueñosledaundolordebarrigaysequejasoñando.—Pero,coño,cómolevaadarjustocadadosnochesalasdoce…—Uncompañeroenlamili,queteníasucolchonetajuntoalamía,siempre,enel

momentodedormirsedabaungritillo.—Perounacosaesungritilloyotraesevozarrón.—Sinoestantovozarrón,esqueenelsilencioseapreciamás.—Miraquecomofueseuntocadiscos…Cuando consiguieron quedarse solos, Plinio se acercó a don José, que parecía

muycansado:—DonJosé¿quéhuéspedesnohanbajadoalbaraoírlasvoces?—Pues…DonCircunciso—seprecipitódoñaJose€a.—Ya.—LaseñoritaGala.—Lafamiliaesaquevinoayerconloschicos,quenodebendesabernadanise

lohemosqueridodecir.—DonEusebioelpescador.—NocaigoenquiénesdonEusebio.—Se levepoco.Siempreestápescando.Come juntoa la lagunaynocena.Es

unopequeñoquellevasombrerodepaja.—Ah,yasé.

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—Ycreoqueningunomás.PlinioestuvoapuntodepreguntarporquéadonCircuncisono le interesabael

fenómenodelasvoces,perosecalló.Lediríanotravezque«erauncaballero».—¿Ylapsicólogaquepareceaburrirsetanto,tampocobaja?—No,esaasíquecenaseacuestaaleer.Dicequehavenidoadescansar(Doña

Josefa).MuycercadelaunaconsiguióPliniollegarasuhabitación.Apenasencendióla

luz vio un sobre en el suelo, que sin duda habían pasado bajo la puerta. Quedómirándolo con gesto ambiguo, y por fin lo abrió con ademanes rebinatorios. Erablanco, cerrado, sin la menor indicación. Se ennarizó las gafe. Escrito con letramenudadecíaenmediacuartilla:

«Hasta lahoraquesea, leesperoen lahabitación35.Es importante.Détresgolpesantesdeentrar».

Plinio se quitó las gafas, guardó el papel y empezó a dar paseíllos por lahabitación.Porlaventanaabierta,seveíalaColgada,ahoracompletamenteenlunada.Emigraronaquellasnubes telarañosasquehabíadespuésde la cena,yuncachodecicloconestrellassecopiabaenelagua,entrejuncos.Sólocuandosemecíaelaire,aquel espejo celeste rizaba unas delgadeces. Con ambas manos sobre el alféizarmirabaelagua.Yanoseveíauncocheporlacarretera.Lehubiesegustadoestarunbuenratoallíobservando,haciendooído,perolacitaenlahabitacióntreintaycincolealterabalosplanes.Noteníairásremedioqueirprimerodondesusmujeres.

—¿Quién?—gritaronconsobresalto.—Soyyo.—Yateibayoallevarlascosas.Pliniotomóelpijama,lodeaseoylapistola.—¿Quépiensausted,padre,delasvoces?—ledijolahijayaencamisón.—Noséquetediga,peronomeparecenadaimportante.—Quiénsabe,quiénsabe—rezongóGregoria.—Alomejorunavirulada.Besóalahija,ledioconlamanoenlacabezatiernamenteaGregoriayvolvióa

sucuarto.Semetió lapistolaenelbolsilloderechode laamericana,dejó lodemássobrelacamaysaliódepuntillas.Subióalaplantainmediataenbuscadeltreintaycinco.Bajo la puerta, una regla de luz.Quitó el seguro a la pistola sin sacarla delbolsillo,ypegadoalapared,diolostresgolpes.

—Pase.Entreabrióyechóunojo,sinabandonarsuposición.—Noseandeconastucias.Pasepronto.

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Sentadoenlacama,conpijamaverde,lasgafascaladasyunlibroentremanos,estaba don Circunciso. Junto a él, en un cajón bajo y ancho, cubierto conmanta,dormía«Vida».

Ante el cuadro, Plinio aflojó la boca y estuvo a punto de reír. Entró y cerródespacio.

DonCircunciso, en aquella camanca dematrimonio abultaba poquísimo, sobretodoalolargo,yaquelaspiernecillasleconcluíanapocascuartasdelcabezal.

—Siéntese,sinoleimporta.Plinio se sentó a media anqueta en una descalzadora, como quien está de

cumplido.—Yo soy la persona que le dijeron encontraría aquí—se explicó con sonmuy

severoymirandoaldelaG.M.T.porencimadelasgafas.Plinioasintióconlacabeza.—Yaleanunciaronlodelicadodelcaso.—Sí.—Todocuidadoespoco.—Sí…¿Sabeustedyaalgoenconcreto?—No…Sóloqueestánaquí.—¿Seguro?—Seguro.—¿Cómosehaenterado?—…Porunaverdaderacasualidad.—Ayernohabíacerteza.—Hoytotal.Elenanillosequitólasgafasyjuntoconellibrolasdejósobrelamesilla.Tomó

lospitillos.—¿Ustedfumarubio?—Noseñor.—Hayquedescubrirlosantesdeldíaquince.—Ya…Peroleadviertoquenosoypolicíaparafinurasdeestaclase.—Usted,conlimitarseaobedecer,cumple.—¿Aquién?—Amí—dijomirándoleconlosojosmilitares.Vayaganasquemeestándandodepegarleunahostiaalcañamóneste.—Puesusteddirácuálesmiprimeramisión.—Lamisma que lamía. Pasearnos de arriba abajo por todos estos alrededores

hastaquesepamosdóndeparanunosargentinos.—¿Argentinos?DonCircuncisoasintió.

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—¿Cómoson?—Loignoramos.¿Ustedhabráoídohablarenargentinoalgunavez?—Sí…enlostangosyenlatelevisión.—Pues eso basta. Pero nada de preguntar. Si sospechan que los hemos

descubierto,todoestáperdido.—¿Elqué?—Esonoimportademomento.Ypensarquenotienemediapataelajosobraoeste.¿Paraquémehabrémetido

enestelío?—¿Peroustedtendrádocumentación…?SeoyódecirPlinioaquelloquenohabíapensado.Don Circunciso, al oírlo, avinagró la cara hasta el verde bronce, y dando un

cobertorazosetiródelacama.Enpijamadepantalonescortos,parecíaunchiquillocabreado.Conelcigarrilloentreloslabiosyelflequillosobrelafrente,buscóenunbolsillosecreto,enelfondodesumaleta.Porfin,alzandomuchoelbracete,ofrecióaPlinio,quesehabíapuestotambiénenpie,sudocumentación.

Plinio se puso las gafas, leyó a conciencia y comparó la foto con la cara delenano.

—Estábien,yustedperdone.—Estáustedensuderecho—dijoelpequeñomuycalmado.Yvolvióalacamaconlamismaposturadeantes.—Siyopudiera contarle estas cosas adonLotario, todo seríamás fácil.Élme

ayudamuybienytengoquehacerlaspesquisicionesensuauto.—Aeseveterinario,nihablar.Niaélnianadie.Quequedebienclarocuantole

dijeronenelmomentooportuno.—Bueno…bueno.Yoigausted,¿esodelasvocesnocreequetenganadaquever

conloqueustedbusca?—Eso son imbecilidadesdepaletos quenonos interesanpara nada…Usted lo

quetienequemetersebienenlacabeza,esquesiesosargentinos,oalguienmásquemuy bien pudiera estar en este hotel, se enteran que usted y yo andamos en esto,puedecostarlelavidaaalguienqueinteresamuchísimoquevivaoanosotros.

—¿Aquiénleinteresa?—Alajusticia.—Entoncesmimisióneslocalizaralosargentinos.—Exactamente.—Demodoqueustednocreequeesodelasvoces…—Sólo nos interesan, y por venturoso casualidad, para justificar su presencia

aquí.—¿Nolasdaránpormandatodeustedesparajustificarmipresencia?

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—No llegamos a tanto… que yo sepa. Quedó un momento pensativo y al finsiguió:

—Ustedpiensequesifracasamosenestonoshemoshundido.—Oiga, yo soy unmodesto guardiamunicipal que está aquí para echarles una

manoenalgoquenosémuybienquées,yenplanparticular,yaquemiúnicoJefe,elAlcalde deTomelloso, no sabe una palabra.A ver si nos entendemos.Yo sólomeresponsabilizodeloquellevopormicuenta.

—Bueno,bueno,donPlinio…Perdón,donManuel.Cuantodiceescorrecto,perocomprenderáquenopuedeconcedérseleausted toda laresponsabilidadenuncasotandelicado.

—Ya,ya…No es para dármelo amí y sí a un renacuajo como este que puedemirarle la

panzaaunamulasinnecesidaddeagacharlacabeza.Tedigoque…—Ya habrá usted observado que paso aquí por un ser excéntrico, que sólo

conversaconloscamareros.Demodoquenomedirijalapalabraenpúblico.Sitienealgoquedecirme,pasejuntoamí,hagaunacariciaamiperro,ysubaasuhabitaciónaesperarmillamada.

—Síseñor.Alaordenemperador,queapartedechicoeresmásfeoquepegaraunamadre

pariendo.—Demodoqueapartirdemañanaa rastrearargentinos.Yalcuracanesque le

acompaña,nipalabra.Queconduzcaelcocheynopregunte.—Esequeustedllamacuracanes,esmimejoramigoyunadelaspersonasmás

cabalesquepisanestapelotapestizaqueeselmundo…Leruegoqueenlosucesivoserefieraaélconelmáximorespetoporquesinoenestemomentohaterminadomicolaboración…conustedes.

—Por favor,Manuel, no se ponga así. Tiene toda la razón…Como nome hatratado ignora que mi manera de ser y sobre todo de hablar es así… un pocodespectiva.Leruegoquemeperdone.

—Perdonado,procureapausarcuandohabledelosmíos.Joder qué tío, ya que es tan cagarruto lo menos que podía hacer era hablar

modosoynoteneresosdestiemplesdeterrateniente.—Bien, Manuel, le insisto en que no tome en cuenta mi tono… Todos le

apreciamos y admiramos muchísimo. Vamos a descansar un poco y mañanaempezaremoslafaena.Hastamañana.

Y tumbándose y echándose el embozo hasta las orejillas, dio por terminada laentrevista.

—Apaguelaluzantesdesalir;procurequenolovean.—Hastamañana.

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Quétío.Así«tapao»pareceunniñoqueenvejecióenlacuna.Pliniovolvióasuhabitaciónconunaindignacióninfrecuente…Yelcasoesque

noleparecíamalapersona.Hastaledabasupoquitalástima.Perolodetrabajardepeónnoleiba…Habíaaceptadoaquelloporaburrimiento.Elquetienevocacióndepolicía, en los pueblos lo pasa fatal… porque no ocurre nada, y claro, así que teofrecenunaanchoa,picas.

Pensabaestoconlaluzapagadaymirandoporlaventanaabiertahacialalaguna,ahora casi negra por la trasposición de la luna. Comenzaba a quitarse la guerreracuando le pareció oír pasos por la trasera del hotel. Se asomó. No se veíaabsolutamente nada, pero alguien andaba cauteloso por allí. Los pasos cesaron enseguida, y se oyó cerrar levemente una ventana del piso bajo… Debía de caerjustamentedebajodelasuya,ounpocoaladerecha.Estuvoatentounratomás,alfinsemetióenlacama.

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IV

«…¿NolehanhabladonuncaenLaManchadelacuevadeMaricaGarria?…Esunasimapavorosa,congaleríasquebajanhastaelotroladodela

tierra.Ensutiempo,losruidereñosrecogíanenellaelestiércolmorceguil,perounavezentraronyhallaronenunsacodoscadávereshechostrozos;desdeentoncesnadiehavueltoaentrarpormorceguilaycomonosehapodidosabernuncanadadelcrimen,hayquiendicequeesopasóalláal

otroladodelagujero,porlapartequedebededaralotroladodelatierra…»

EugenioNoelEspañaNervioaNervio.

ZurraconunoscarbonerosdeRuidera

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AQUÍSEDEDICAMENOSPROSAALASVOCESMISTERIOSAS.MUCHAALABÚSQUEDADELOSARGENTINOS;BASTANTEA

LAIMPOTENCIAFRUGALDEUNRECIÉNCASADOYALA

MAÑAQUESEDIERONPLINIOYDONLOTARIOPARAVOLVERLOASUPRIMERAPOTESTAD

BIENPASADASLASNUEVEdesayunaron juntos en el comedor del hotel.Nohabíamásdesayunantesqueelpescadoryelmatrimoniode loshijos.Elpescador,comodeunossesentaaños,consuéterysombrerodepaja,mientrasmasticabamuylentamenteescuchabauntransistorque,puestomuybajito,teníasobrelamesa.

—Yaverquéhacemosnosotrasconundíatanlargopordelante(Gregoria).—Puesnada.Elturismoesparanohacernada(Plinio).—Dais un paseíco. Habláis con los huéspedes. Os tomáis un cafetillo amedia

mañanayasíhastalahoradecomer(Lotario).—Desde luegoqueasíquesaleunadesu rutina, sequedacon lasmanosenel

aire.—Madre, no está demásquedarsedevez en cuando con lasmanos en el aire,

comousteddice.—Claro, a tu edad, hija mía, eso se dice bien. Siempre tenéis imaginaciones

amenas. Pero cuando se es mayor, si no haces algo, sólo te llegan cavilacionescaidonas.

—¿Porejemplo?(Lotario).—Qué sé yo… de mis muertos. De que me tengo que morir… y de tanto

sombrajocomohayenlavida.—Esoesverdad.Yocuandonotengofaenaymequedo,pongoporcaso,mirando

porelbalcón,tambiénmesientocaidónyprocesionario…¿Ytú,Manuel?—Creoqueya rebaséesoscallejones…Lavidaesunaguerra sin treguayhay

quellevarlacomoservicio.—Vitahominissuperterramiliciaest—quedecíanlosantiguos.—¿Milicia?—Sí.Milicia…,obligación,guerraconderrotasegura.—Puessiqueestánustedesoptimistas(Alfonsa).—Tambiénhaysusratosbuenos,noexageréis(Gregoria).—Comoenlaguerraoenlacárcel.Hala,donLotario,vamosadarungarbeejo

porahí.—Nosotrasiremosalsaloncilloesedelhotel.

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DonLotariosalióconellasyPlinioquedócondonJosé,eldueño.Enelsaloncillo,comolellamabaAlfonsa,estabalaReinamadre,comollamaron

enlosucesivoadoñaMargarita,yelmatrimonioRiofrío.Estosescuchabanconairemuy cortés y ceremonioso, mientras la Reina madre, con gran voz y ramear demanos,seexpresabacomoenescena:

—Porque mi hija es una verdadera perla marina. Tan limpia, tan suave, tanamorosa.Lahecriadocomosecríaunlirio,comoaunarcangelito…Megustaríaquelaviesendoblarsuropa,coserunasisa,cortar las floresdel jardíndenuestracasa,sonreír a losproveedores.Yo,créanmeustedes, cuandonació, tuve la sensacióndequeechabaalmundoalgosobrenatural,unfrutorodeadodeáureoterciopelo.

AlverentraralasmujeresdePlinioydonLotario,sindudaalentadaporelmayorauditorio,secrecióenretóricayactitudes.

—Todavía no he conocido hombre que sea digno de mi Margarita. Paraconducirlaa lafelicidadhacefalta taldelicadeza,quenosedaenestos tiemposdematerialismoateoenquevivimos.

Plinioasomóyescuchólasúltimaspalabras…—¿Vamos,donLotario?—Coño, quémujer, cómome emboba.Cuandohabla parece que está cantando

Marina.AlfijarseenquePliniollevabaunacañadepescar,arqueólascejas:—¿Pero,Manueltúdepesca?—Paraquevea.—Tedigoque…Bueno¿haciadóndevamos?—Haciadondequiera.Meesigual.—Meadmiraturigor.—Estamañanaesqueseadmirausteddetodo.—Noesparamenos.¿VamosaEntrelagos?—¿A Entrelagos…? No, allí no habrá nadie a estas horas. Iremos más tarde.

Vamosprimerohaciaarriba.Elruideríodelasaguasvertiéndoseunasenotrassonabaalaredonda.Eracantar

general y espumeante que alzaba lamañana con delgada alegría. Entre tanta luz yfinura de aire, aquel rumor de aguas lejanas se sentía en todos los poros, conintensidadyarrullodenuevonacer.

Losmontesdemaleza,loscabezonesbreñerosyariscados,lavegetaciónvillanadeaquellaspiedras,cobrabalíricacontantoámbito,solycanturreo.

PlinioydonLotario, enel cocheapasodecarreta, respirabanagusto, con losojosfestivosyasomosderisasinmotivo.

—Quémañana,Manuel.—Vaya,sí.

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—Anocherecordabaqueporestosterrenosfracasamoshaceyamuchosaños.—Serefiereustedalcasodeltiroenlapotra.—Equilicuatre.—Coño,yquenohubomaneradeaclararlo.—NohayquienmequitedelacabezaqueaaquelZurro,queZurrosellamaba,

nolomatónadie.Ledebiódeestallarelcartuchoenelbolsodelpantalónylevolótodalaanatomíadelabragueta.

—Naaa. A ratos es usted muy terco. Le he dicho mil veces, que de ser asíhabríamosencontradoalgúnrestodecartuchoentresusmiseriasmuertas.Ynohubonadadeeso.

—Yyoteherespondidolomismo:quelapólvoraylosperdigoneslellevaronlosatributosylapelambredelapelvis;yclaroestá,losrestosdelcartucho,cartoncillosalfinyalcabo.

—Ca…aaquellodesbraguetóalguien,quenohemospodidoaveriguar.—Eraunpobrehombresincuartosnimalquerencias.—Bueno,dejemoseso…Ustedcontaldenoreconocerunfracaso.—Tuyo…—Gracias,viejo.Pasadas las lagunas Batanas y la Salvadora, llegaron ante la que llaman de la

Lengua.Noseveíanadieporlacarreteranijuntoalasaguas.—Pero el primer fracaso que tuve yo por estos terrenos no fue ese. Bueno, la

verdadesquenofuemío.ErayoguardiarecienteyteníadejefeelhermanoLeón.LlevamoselcasoamediasconlaGuardiaCivilynoseaclaróelnegocio.

Entraban en la San Pedro y vieron que en la orillamás próxima a la carreterahabía una tienda de campañamuy baja, y junto a ella, dos jóvenes sentados en elsuelocomiendoalgo.

—¿Yquépasó,Manuel?—Páreseustedporaquí.Aversihayalgodepesca.DonLotariohizoungestodeextrañeza,apartóelcochedelacarreterayecharon

aandarhacialalaguna.Yajuntoalaguasimulóexaminarconmuchocuidadolapartedondepodríainteresarleecharelanzuelo.

DonLotarioloseguíaconambasmanosenlosbolsillosdelpantalónyelgestodecabreoquelecriabasusituacióndetestigoignorante.

Pliniohacíamuybiensupapeldeexaminadorde riberas.Pocoapoco llegaronhasta la altura de los que sentados junto a la tienda tomaban café con galletas.Parecíanestudiantesocosaasí.Unodeellosconbarbayelotromuyrubio.

—Buenosdíastenganustedesyqueaproveche.—¿Siustedesquieren?—dijoelbarbas.—Muchasgracias.¿Qué,yvienenustedesdemuylejos?

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—No,deMadrid—dijoelrubio.—¿Apescar?—No,esquesomosestudiantesdegeología.—Ah…bueno,puesnada,adivertirse.AnduvieronunpocomásydonLotariodijodevolveralcoche.—¿Qué,Manuel,noteinteresan?—No.—Puespronto.—Asíquelosheoídohablar.—Ah.Oye,loqueahorabuscas¿esparaelcasodelasvoces…oparaelotroque

llevassolito?—Paraelotro.—Ya… Desde luego, Manuel, que en mi puñetera vida me he sentido más

desplazadoeinútil.—Paciencia,donLotario,quetodoenestavidatienesuterminaciónyreposo.—¿Ycómoteníanquehablaresoschicosparaqueinteresasen?—Enchino.—Oye,Manuel,amícachondeono,queahoramismomevuelvoamiclínica.—DonLotario,porDiosytodoslossantos,noseaustedniñoytengaunpocode

paciencia.Créamequesoyyoelquemássufreconestasituación.Deverdadquenopuedodecirlenada.Melotienenabsolutamenteprohibido.

—¿Esquemeconsideranindiscreto?—Noeseso…Tengaustedconfianzaenmí.Laquetuvosiempre.—Bueno…Bueno.Comotúdigas,Manuel.¿Seguimos?—Sí,perodespacio.—¿YcuáldicesquefueelcasoquetuvisteaquíconelJefeLeón?—Elcasoquellamábamoseldelayegua…Perovayausteddespacioquequiero

preguntarlesaesosunacosa.Sereferíaaunaseñoramayor,conlostobillosgordosquecaminabadelbrazode

unchicoalto,rubio,quenopasaríadelosveinticincoaños.DonLotariopusoelcochejuntoalapareja.Lamujervolviólacabezaconairedeinfantilsorpresa.Elrubiolosmirabamuy

serio.—Porfavor,señores,¿sabenustedespordóndesevaalaCuevadeMontesinos?—Nosotrosnosomosdeaquí,peromehaparecidoverunaindicaciónmásatrás.—Eljovenlosmiraba,yadigo,muyserio.Devezencuandochupabauncigarro

conaireritual.—Sí,claro,debedeseraquelcaminoquepasamos…—Yoloséporquetieneuncartelito.

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Plinio,sinbajarsedelcochesepusoun«celta»enlaboca:—¿Querríausteddarmelumbre,porfavor?Elchicoleaproximósucigarrillo.—PeroLuis,hijo,daleconelmechero.—Esverdad,sí,perdone.—Esigual…Muchasgracias.Bueno,puesyaseguimoshastaquepodamosdarla

vuelta.Adiós,gracias.—Estostampocohablanenchino—dijodonLotarioconson,cuandoarrancaron.—Noseñor.Nohablanenchino.Pocomásalláunhombredeaspectorústicoechabaelanzueloconademanesmuy

aspavientosos.—Mira,Manuel,ahí tienesotropescador.Coge tucañayarrímateaélaver si

hablaenchino.—No;eseesdeAlhambrayloconozcobien.—Entoncesnohedichonada.PasaronlacentraleléctricadeRuipérez.Juntoalacasahabíaárbolesybancos.Y

yabienmetidosenlaSanPedraoSanPedrovieronelgrupodechaletsnuevos.—Coño,loquehanhechoporaquí.Estonolohabíavisto.Metaustedelcochey

vamosadarungarbeoapie.—Mira,muchosestántodavíavacíos.Plinioandabacurioseandocomoelquenovaanada.DonLotarioloseguíacon

lasmanosatrásyunacejamásaltaqueotra.Poniéndose lamanode visera se asomaronpor la ventana a unode los chalets

vacíos. Poco más allá había dos coches, uno con matrícula francesa y el otro deBarcelona.Plinioleyólaspatentes.UnSeatbastanteviejoenfilóhaciaellos:

—¿Qué,pareja,haycrimenalavista?Plinioguiñó losojos, comopara reconocerlo.El saludador sebajódel cochey

vinohaciaellos.EraunmaestrodeobrasdelaOssa.—¿Qué,mecompranustedesunchaletillo?—¿Peroerestúelconstructor?—Elmismoquevisteycalza.—Tienenmuybuenapinta.—Puesvenga,anímense.—¿Tienesmuchosvendidos?—Bastantes,afortunadamente.—¿Yalquilados?—No,yonoalquilo.—Veoquetieneshastafranceses.—Debendeservisitantes.¿Lespuedoserútilenalgo?

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—Sí,quehagaselfavordedarmelalistadelospropietarios…yunplanillo.—Bueno…peroaquínolatengo.—Melapuedesdejarluegoenelhotel.—Vale.¿Esquepasaalgo?—Nadaimportante—Ahyasé.Lodelasvoces…Siguieron carretera adelante junto a la lagunaTomilla hasta el final de la larga

Conceja.Algunavezsecruzabancontrabajadoresenmoto.Apenaspasabancoches.—Amíesodevivirenunchaletenelcampo,juntoalaslagunas,nomegusta.—Nomelodigas.—Medaríamuchatristeza.Averquéhacíauno.Estodelcampoesparagentes

raras.—Coño,puestútodalavidafuistecampero.—Alafuerza.Lanaturalezaesmuyaburrida.Yoprefieroelpersonal.¿Yusted?—Nuncameheparadoapensar.Casi al final de la Conceja había un ganado grande de ovejas al cuido de dos

pastores.—Pareustedaquí.Alverqueseacercabanlosdelajusticia,lospastoresmiraronconatención.Uno

deellosmuydespatarradoyconlabarrigasalida;elotroconlacayadaalhombro.Plinio,despuésdesaludarloscampechano,lesofrecióuncigarro.Luegolessacó

la conversación de las voces. El despatarrado, después de prender el cigarro conmuchaaplicación,dijo:

—Nosotrosnosabemosnada.Perodeseguroqueseráalgúnmuerto.Aloírle,elotroempezóareír.—Yaestáconlosmuertos.Novivemásqueparaellos.—Andacoño,comotodos.Todosvivimosparalosmuertos.Nohaycosaquemás

ataje.Conlamuertenoslevantamosyconellanosagachamos.Yconlamuerteentrelasmuelasestamostodoelsantodeldía.

—¿Yquéesesodelosmuertosquedices?(Plinio).—¿Quequé?Puesqueenestosalrededoreshabitanmuchosmuertos—dijoserio,

esgrimiendolabarriga,queerademasiadogordaparalafinuradelrestodelcuerpo.—Ayquétío—cortóeldelacayada—,siempreestáconlamismacastañuela.—Yosé loquedigo.Conozco lomenosochoqueenterraronyandanporaquí.

Ellosnosabenquesemurieron.Esopasamucho.Porlovistolesgustaesteterreno.—¿Yquéhacen?(Lotario).—Lo que to el mundo. Van, vienen, trabajan, hablan, cagan, pero están más

muertosquemiabuelo.Ycasitodosmenosuno,sondemipueblo,deVillahermosa.—¿Yconquiénviven?

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—Esonadielosabe.Siporunsuponerustedveaunoylosigue,sinsabercómo,selepierdeenlaprimerarevuelta,ynovuelveaencontrarlehastaunosdías.

—¿Yporquéentoncessabesquecagan?(Lotario).—Esundecir.—¿Ysilespreguntashablan?—Claro,locorriente.—Estáscadadíamáschalao,Cirilo—dijoelotromolineandolagarrota.—Sí,sí,chalao,loquepasaesquenadietienelavistaqueyoparareconocerlos.PliniorecordóqueelcamposanterodeTomellosoteníalamismamaníaconuno

quedecíaquesalíaameartodaslastardesjuntoalastapiasdelcementerio.—¿Yporquécreesquevienenaquílosmuertos?—Noséquélediga.Deuntiempoaestaparteacudenmuchos,ymayormentelos

quemurieronen laguerrademalamanera.Yocreoqueestánpreparandoalgo.Mihermano,quetienelamismaarguciaqueyoy trabajaenunafábricadeValladolid,dicequeporallípasalomismo.

—Perovosotrosnosabéisaquiénmataronodejarondematarenlaguerra;soismuyjóvenes.

—Eso no hace. Se les nota. Son gentes con la cara un poco antigua…Y veráustedcuandoelpaíssearrepletedeellos.

—¿YtúcreesqueesasvocesqueseoyenporlaColgadasondeunmuerto?—Seguro,cierto.Algunasmañanasse juntanalgunosencorrillopor laCaña la

Manga.Yparecequesonobrerosalmorzando,peroca,sonlosmuertos.—¿Cómovisten?—Comoahoraselleva.Noselesnota,yadigo,másqueenelairequeyomesé.Elotropastorparecíayaestaraburridoyledabapatadasalaschinas.—¿Ytambiénhaymujeresmuertas?(Lotario).—No,mujeresnoseven.Esasvendránluego.—Bueno,bueno.Puesaversimepresentasaalgunoqueechelamano.Estamos

enelhoteldelaColgada.—Ahívivenvarios.—Nomedigas.—Comolooye.—Hombre,megustaríaconocerlos.—Pues fíjese usted cuando esté en el comedor en los que no le soplan a la

cucharaaunqueestéelguisopelando.—Ay qué tío y cómo está esta mañana —exclamó el otro pastor dando un

garrotazoenelsuelo.MontaronenelSeatriéndosedelosdichosdelpastor.—Estassoledades,Manuel,esqueafilanmucholaimaginación.—Sí,seráeso,sí,peroesteyaestáparaqueloencierren.

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A la altura de la San Pedra, frente a los chalets nuevos, se cruzaron con elMinimorrisdedonCircunciso.

—Ahívanelenanilloysuperro.Eltíotieneunmodelodeautoquenipintao.—Contodoyconesodebeirsentadosobrealmohadas.—¿Ycómovaallegarentoncesconesaspiernecillashastalospedales?Ypocomásomenosdondeantes,volvierona encontrar a la señorayalmozo

rubio,sentadossobreunaspiedrasymirandomuyserioslalaguna.—TireustedalbardeEntrelagosquenostomemosuncafetillo.Entrelagos es un conjunto de bar, restaurante alto, y playa artificial para la

clientela.Elbarestabacompletamentesolo.Pliniopidiódoscafésyporhablaralgolepreguntóalmozosidesdeallíseoíanlasvoces.

—No,queva,jefe.Anocheestuveenelbardelhotelylosviaustedes.—¿Yquésediceporaquídeeso?—Nadacuerdo,mireusted…Gilipichecesmásbien.—Coño,nuncahabíaoídodeciresapalabra.—Yo,donLotario,esquegozomuchoinventandopalabras.Veráusted,sólode

esapartesédecir:gilipolleces,gilipicheces,gilivergueces,gilichorreces.—Hombre, así cualquiera. Si a todo le pones el «gili» delante y el «heces»

detrás…—Perotambiénséhacerinventosmáspenosos.—¿Porejemplo?—Gilicoñeces…Gilicarajeces…—Nada,quenosalesdeahí.—Es verdad, estamañana no atino. Pero otros días sí. El domingo, sin irmás

largo,meinventéunapalabramuypropia.—¿Cuál?—Preñería.—¿Yesoquées?—Unacasadeputas.—Bueno,esoesundecir,porquesilasputassequedasenpreñadas,seacababael

oficioennuevemeses.—Yestaotra:escuartao.—Esoledicenenmipuebloalquesequedasinblanca.—EsqueTomellosoesmuydecidor.Muchasvecesquecreoinventaralgomelo

pisansuspaisanos.AquíenRuiderahaymenosinventivaparalosajesdelalengua.—¿Quéesesodelosajesdelalengua?—Hombre,fácil.Delenguaje;ajesdelalengua.Así estaba la sesiónacadémicacuandoentróunhombrecomode sesenta años,

muyseñorito,conelpelolargoyblancoyelgestoácido.

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—Atizamanco,dijoelbarmanparaellos,yaestáaquíesteotravez.Sinsaludarsesentóenuntabureteydijoalmozo:—Venga.Conmanos temblorosas,encendióuncigarrillo rubio.Lesirvióuncoñac.Se lo

bebiódeuntragoyrepitió:—Venga.—Tengacuidado,señor.—Venga,hedicho.—¿Ustedhaoído lasvocesquedanpor laColgadaunanoche síotrano?—le

preguntóelbarmancomoparadistraerlo.—¿Cómonolasvoyaoírsilasdoyyo?—¿Ahsí?—Claro.—¿Yporqué?—Porquesí.Venga,sirve.Verás…Yagarrándosecon lasdosmanosa labarra,alzó lacabeza,abrió labocaydio

unavozbastantechillona,perodepocotrémolo.—¿Hasvisto?Venga,sirve.Lepusoelcoñac.Yolvidadode todos,seacodóenelmostradorcon lacabeza

sobrelasmanosyelcigarrilloentrelosdedos,ydevezenvezrepetíalavozaquella,peroentonoconfidencialycomoremedándoseasímismo.

—Comoesteyeldelhotelsonlosúnicosbaresabiertos,poraquídesfilatodoelpersonal(Lotario).

—Sí…—respondióPlinioconairedubitativo.Sedetuvounautocarenelaparcaderoyempezaronabajarchicasconpintade

colegialas. Algunas venían mordisqueando un bocadillo. Y una profesorapantalonera, con aire muy deportivo e infantil, correteaba ante ellas. Entraron entromba, ocuparon casi toda la barra. El solicopero se quedó entre ellas con susademanesymonólogo.PlinioydonLotario tomaron losvasosysesentaronaunamesaalgoarrinconada.

—LasdebedetraeraaprendercosasdelQuijote.—¿Aquién?—Coño,Manuel, a quién va a ser, a las chicas. Estás completamente aislado,

mentalmenteseentiende.—No,hombre,no.—Quedigas.LuegoentróunaparejadereciéncasadosdeTomelloso.Él,delafamiliadelos

Ignacios;ella,delosRetoca.Ibanmuydeportivos.Quierodecirconairedesenvuelto,jerseysypantalonesella…Claro,yél.Comonoencontrabansitioenlabarramiraron

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hacia lasmesas.Al ver aPlinio y donLotario, se les aproximaron sonriendo,másbien él. Los de la justicia se pusieron de pie y les echaron lamano para darles laenhorabuena.

—¿Qué,poraquíunosdías?—Sí,estuvimosenMadrid,peroantesdevolveralafaena,comohacetanbuen

tiempo,hemospensadoecharleunacolaaquíalviajedenovios…Mipadretieneahíunapartamentillo,sabeusted—explicóIgnacio.

—Ea,puesesoestábien.Cuandoseapartaron,donLotariohizoelcomento:—Fíjateestos,queaunquericotes,sonviñeros,yahílostienes,conautonuevoy

vestidoscomolosartistas.—Lostiempos,donLotario,lostiempos.Éllatomódelbrazoylasacóconciertaprisa.Porlovistodecidieronnotomar

nadaenvistadelacopiodechicasquehabíaen labarra.Losvieronarrancarenelcocherojo,queentoncesfuecuandodonLotariohizoelcomentoquedije.

Las chicas, en grupos, tomaban refrescantes, daban bocados a su almuerzo,chillabanyalgunas saltaban.Lamaestraparecía lamásanimadade todasyacadapocohacíacomoquesetronchabaderisa.

Cuandosedisponíanapagaryaseguirlapaseata,entrólaGala,laestupendadelhotel.Veníatodadeblanco,conpantalones,claro,ysuéterblanco.Ah,yuncadenónrodeándoleelpecho.Sequedóen lapuertacon lospuñosapoyadosen lacaderaymirando por encima de las gafas ahumadas. Pero al ver tanta chica con gestocontrariadovolvióasalir.

—¿Yesanohablaráchino,Manuel?—…Coño,esverdad.Espéreseustedaver.Ysinañadirpalabra,eljefeechótrasella.Desdeluegocomoestáestehombreahoranolohevistoenlavida—soliloqueó

elveterinario.—Oiga,señorita,señorita.—¿Esamí?—dijovolviéndoseconextrañeza.—Sí…quelahevistoentrar…Ysiquiereustedtomarunacopaconnosotros.—Muyamable,peromegustalabarrayyaveustedcómoestá.—Comoquiera.—Gracias,chao.Quedóunossegundoscontemplándoleelentrecejodelculoytornórascándosela

nuca.—¿Qué,Manuel,nohablachino?No.—¿Yquélehasdicho?—Quesiqueríasentarseconnosotros.

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—Yhadichoquenones.—Eso.—Sehabrácreídoqueíbamosdeligue.—Nosé.Mehadichochao.¿Esoquésignifica?—Hastaluego,enitaliano.—Puesitaliananoes—Esolodiceahoratodoelmundo.VolvióaentrarelIgnacio,ahorasoloyvinohaciaellosdecidido.—Esteyahadejadoalareciente…¿Quéquerrá?(Lotario).—¿Lesimportaquemesienteconustedes?—Nofaltabamás,Ignacio(Plinio).El hombre se sentó entre los dos, puso las manos sobre la mesa y se quedó

callado,comopensando.—¿Qué,hasdejadoalamujerenelapartamento?—Sí… es que quería hablar con ustedes… Particularmente con usted, don

Lotario.—Bueno,puesyolesdejo.—No,nofaltabamás,Manuel.Nomeimportaqueustedlooiga.Esmás,también

quierosuconsejo.PlinioydonLotariosemiraronporencimadelacabezadeIgnacio.—Puestúdirás(Lotario).El Ignacio seavisóelpelo,másbien largoymuy lustroso.Esque—meneó la

cabeza—loquemepasaamínolepasaanadie.—Nopresumas,Ignacio,quetodoloquelepuedapasaraunohapasadoyaenel

mundomilentaveces.—Nocrea,nocrea,Manuel.SepasólamanoporlabocaydistraídobebiódelvasodedonLotario.EsteyPliniovolvieronamirarse.Laschicasdelcolegioabandonaronelbar.Cuandocasinoloesperaban,empezóahablarelIgnacio:—Esquefíjenseustésenmicaso,yoquehesíosiempre,noesporpresumir,muy

hombre…quehe teníodurezaypujanzaparaatravesaruntapial…,que toa lavidamimayormartiriohasíoqueme teníaqueabrochar lachaquetaparadisimular losempalmestotalmenteinjustificaos…vaahacermañanaquincedíasquemecaséconlaMaríaRetoca,yaunquenolocrean,todavíanohepuestoencondiciones…

Suspiró el hombre con mucha sonoridad y agachó la cabeza con signo devencimiento.

—Perohombre…—No,nihombrenina,donLotario…Comounpañuelo tendíomismamente…

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Perooiganustés,hagaloquehagamepongacomomeponga.Meensoberbizo,sudo,trajino. Siento a la contraria encendía como la hoguera de SanAntón… y no hayremate.Mipuñeterapijaniseentera,comosinofueseconella,comosinofueraellalaqueteníaquecumplirelpapelmásfuribundo.Comosidemediocuerpoparaabajofuese otro… No he podido hasta ahora consultar con nadie, y ahora al verlos austedes,sobretodoadonLotario,quetantoentiendedemedicina,yaustedManuelquetantosabedeto,mehedicho:aestosmeconfiesoaversimedanremedio,quesinoyometiroaunalagunaestamismanoche.Yajodersesolo.

—Perohombre,Ignacio,notepongasasí,queesoleocurreamuchoshombres…—¿Yporqué,donLotario?—Porlosnervios.—Porlosnervios…¿Noserá,Jefe,quemehequedaoimpaciente?—Dirásimpotente…—Eso.—Quiá,hombre,sonlosnervios…—Joderconlosnervios.Siyonohesíonuncanervioso.—Quetecreestúeso.Todostenemosnervios,manifiestosono.—Y la pobremía, al principio lo tomó con resignación, ymedecía eso de los

nervios.Peroenlasúltimasnocheshaempezadoapensarmuymalamente.—¿Tehadichoalgo?—No…Peroeslomismo.Memiraconunalástimacomodiciendo:«¿conquién

mehecasaoyo,VirgenSanta?».Cuandolemando«venga,vamos»,ellasepone,queobediente es como nadie, pero con cara de decir: «pero dónde vas sin escopeta,Ignaciete…».Anoche,ya,nilointenté.Ypensétirarmealalaguna.Enserio.Averquépintaunhombreporelmundosinnaqueecharenremojo.¿Dígameusted?Antesmuerto,mecagüenlabicha.

Y acabó el párrafo apoyando las quijadas entre ambos puños, con los ojoscompletamentemojados.

Esperaronunossegundosaqueselefueseelcongojo.PorfinManuellepusolamanoenelhombro:—Paz, muchacho. Como dice don Lotario eso es muy frecuente en recién

casados.Yéltedirásihayalgunamedicinaoremedio,peroyoteaconsejo,yqueelveterinariomecorrijasivoymal,que loprimeroquedebeshaceres tranquilizarte.Hacerunesfuerzodevoluntadparaapartaresaideadelacabeza.Loshombresdebensaber echarle el freno a la cabeza cuando se obstina en pensar en algo malo, ycambiarelrumbodelasrebinaciones.Sitúconsiguesolvidaresodeaquíalanoche,yllegasaltranceconserenidad,todoacabarábien.

—Sus palabrasme consuelanmucho, Jefe, pero comprenderá usted que enmiestaonosépensarenotracosa.Micavilarnotieneotrotango…Ycadavezquela

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veo,medanganasdeempezaraguantásconella,porindefensayminusválida.—Manuel llevamucha razónen loque tehadicho.Nopienseseneso.Cuanto

máspiensasmásteimpotencias…—Pero,coño,entoncesesqueesimpotencia.—Impotenciatransitoriaporlosnervios…Detodasformas—dijoelveterinario

sacandodelbolsillodelachaquetaunacajafinadelata,queantesfuedecigarrillosrubiosyenlaquesolíallevarespecíficosdeurgencia—,estanoche,asíquecenes,tevasatomarestapastilladeYohimbinayveráscomorespondesperfectamente.

—¿Yohimbina?—preguntóconellaentrelosdedos.—Sí…Estoselodamosaloscerdosparaqueseexcitenyarremetan.—Coño…—Pero tú hasta la noche no pienses en ello. Ni esta noche. Te la tomas, y al

ataque.—…Bueno, bueno—dijo con cierto gesto consolado y a la vez quemetía la

pastillaenunbolsilletedelacartera.Lesinvitoaunascopas.Pidieron los justicias dos aguardientes y el Ignacio un coñac doble. El hombre

bebíaconlosojosguiñadosyciertogestodeconsolación.Apuróelhombrelacopadecoñacdeuntragoypidióotra.—¿Quierenustésotrascopas?—No,anda,vámonosyaparaelhotel,quenosesperanlasmujeres.—Muybien.Elmejorratoquehepasadoenestasdossemanas.Ustedesmedan

confianza.—Venga,tellevamos.¿Dóndeestátuapartamento?—Ahí,cercadelClub.

ELHOMBREAGACHÓLACABEZAyvolvióasumelancolíaenlugardebajarse.—¿Quétepasaahora?—Que ni pastilla ni na. Que a mí quien me puede volver a la hombría son

ustedes,donLotario.—Andacoño.—Sí,cierto,fijocomolavista.—Venga,hombre,nodigastonterías.—Quesí.Cuandoyodigounacosa…Yyolesvoyapedirunfavor,unfavorde

esosquenoselepideanadie.Aqueldelsegundopisoconlosvisillosblancos,esmiapartamento.Y laventanadeal lado, laestrecha,es ladenuestraalcoba…Siestanoche a esode las onceymediaustés se vinieran, si yo supiera que estaban aquí,aunquefuesedentrodelcoche,yoestoyseguroquefuncionaba…Elsaberloscercameempitonaríamásquetoaslasdrogueríasdelmundo.

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—Perohombre,Ignacio…—¿No dicen ustés que es cosa de nervios? Pues ustés me los quitan…Yo les

pido,comosiestuvieraalpiedelsepulcro,quemecuiden,quesevenganestanoche,porDiosylaVirgen.Lespagoloquesea,quemilesdedurosymuchosnomefaltan.

—…Bueno, venimos y nos estamos ahí toda la noche… pero cómo vamos asaber…

—Nadetoalanoche.Sialprimerenvitemeempriapo,measomoalaventanayleshagoseñal.Ysinohayaltura,mesalgoaquíconustedesaecharunpitoyatomarunoscopazosdecoñacaversiconsucompañíameconsuelo…¿Vanavenir?¿Meloprometen?

—¿Túquédices,Manuel?—Hombre,quéquiereustedquediga.Pormíquenoquede.Unaobradecaridad

es,aunquesetratedesemejanteparte.—Puesnada,alasonceenpuntoaquíhacemoselpuesto.—Sonustésmásquemimadre.Mehansalvado.Estoycierto.Ignaciolesechólamanoconmuchaefusiónysebajócontentísimo.—Desdequetengopotranohevistootra.—Esodiráél,Manuel.—Vayacometido.—Esunaobradecaridad,Manuel.—Yaya…Alasonceymediaenpuntoaquí.—AunsobrinomíodeCórcoleslepasóigual.Losdíasqueanduvodeviajede

novios no pudo alzar el hombre. Pero la primera noche que pasó en el pueblo, seconocequealrecuperarelclima,sevolvióasentirnatural.

—Puesalomejoreste,yéndoseaTomelloso,noshabíaevitadolacentinela.—Sonlosnerviosynosotroslohemossugestionadounpoco.—Buenobueno,yaveremos.Contaldequenohagaunatontería.AlpasarhaciaelClub,vieronunasfochasdesplegadasenguerrillasobreelverde

caramelo de las aguas, rizadas con pliegues suavísimos por el viento leve. A laizquierda, los Villares, monte basto y semicorto, entre los pedruscos color verdeantiguo.Pedruscosenperpetuotrancedecaerhastalacarretera,barbadosdemusgoperenne,cadacualencimadesusombra.

Juntoalhotelhabíapocoscoches.Elbarestabacasivacío.LasmujeresdePlinio,sentadas a unamesa junto al ventanal, leían revistas. Los dueños del hotel hacíannúmerosenotramesadelrincón.

—Yaestánaquíelpardedos—dijolaGregoria.—¿Huboalgunanovedad?—preguntóPlinioadonJoséalpasarjuntoaél.—Nadanuevo.—NoledigaustedaestasnadadelIgnacio.

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—Descuida.Sesentaronjuntoaellas.Loshuéspedesllegaban.LarubiaGalaentróconsuconjuntoblanco,sesentóenlabarraypidiówhisky.Elcamareromirlo,mientrasleibasirviendoelhielo,lesilbómalicioso,yellale

diounamanotadillaenlamejilla.Apenascomieronllevaronalasmujeresconelcocheadarunpaseoyalmismo

tiempo a vigilar quién había por la carretera. Merendaron en la aldea y ya asolesponesregresaronalhotel,sinencontraraningunoquehablaraargentino.

Plinio estaba desazonadísimo. Don Circunciso no aparecía por parte alguna.Tomaronelaperitivoentresilenciosyaguassolitarias.

APlinioletornabalasensacióndequealapuranaturalezatelúricalesobranloshombres.Dequeparalatierra,elcielo,ymáximelasaguasdelosmaresylagunas,elinquilinatodeloshumanosescondenatemporal,queesperanconcluyaparaquedarsesolos,sinmásiresyveniresquelosdelviento,lostemperosylasolasquelleganalaplayacansadísimas.

Laquietuddelasaguaslaguneras,sinmásolaqueelleverizoquelessacaelaireoelderramarseunasenotrascuandosepreñansushonduras,transpirandesprecioyganasdequedarseenpazalgúndía.

Elcielo,tanindiferentealasquerellasbajas,alosrasguñosdecohetesyaviones.Latierrasufriendosinconmoverseelhurgardelosaradosytractores;lasmanchasdelospueblosy ciudades, denuncian ansiasdevacación.Posiblemente la repulsaqueentre sí nos tenemos loshumanos,nazcadeese forzado inquilinato,de esepisarynadar en un medio que nos es hostil, que nos admitió por no sé qué potentísimocompromiso… que un día caducara. Ese será el del gran festival de la naturaleza.Perderásureconcomiodeavasallada.Yhabráunagranorgíadeárbolesquecrezcanpordóndeycómoquieran.Demaresarrullantesoferocesquemodelenlasmarismasa su capricho. De ríos desmadrados que jueguen a inundar caminos, carreteras deasfaltoyurbanizacioneshorribles…Ylosnichosytumbassinenjalbegar,hastalospanteones señoritos estilo modernista, caerán al suelo haciéndose polvo ydevolviendoa la tierra loshuesos innecesariamenteconservados…Talvez,poresapresentida hosquedad de la tierra y sus aguares, situamos a Dios en una longitudinfinita,neutralizadadeestaenemistaddelanaturaleza.

Porconviccionesadquiridastendemosadecirqueelcampoesmaravilloso,queloes la soledad y la paz de la naturaleza, que los pájaros nos arrullan y el agua nosconcierta.Mentira. Tras ese espejismo hedonista sentimos la terrible impresión dequelanaturalezanosdesprecia,dequeesperaundíavolverasímisma,asusoledad,asu reinadoabsoluto,convirtiendo toda labolade la tierraenunaselva tierna, sinmás vivos que los irracionales que se someten a ella, incapaces de romper lasmisteriosascoordenadasdesuley.

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…Lasaguas solitariasde las lagunas, sinelmeneodelmarni el correrde losríos, tan impasibles y brillantes, acentúan más este desprecio hacia la zoologíararísimadeloshombres.

CuandosalierondelcomedoratomarelcafévieronadonCircuncisosentadoconelperroal lado.Tomabaunosbocadillosconwhisky,y«Vida»sustacosdejamón,comosiempre.NiunasolavezmiróaPlinioyalossuyos.Alasmujeresdelguardiales dio por reír durante toda la comida. Se habían equivocado de cuarto ysorprendieronalarubiaGalacompletamentedesnudadeespaldas,yconelflorónenpompa, como ellas decían, haciendo gimnasia. Parece que la chica al ver que lasinterruptoraseranmujeres,niseinmutó.Continuótocándoselospiesconlaspuntasdelasmanosyselimitóadecir:«déjenmehacermisnecesidades,porfavor».«Notejorobadecirqueestabahaciendosusnecesidades».«Esqueahoraa todo le llamannecesidades».Yapenashabíancesadodecomentarelhecho,larubiaaparecióenelbarysesentóenlabarraatomarsucaféconcopa.Tantranquila.Sobrelabanqueta,unpocoincorporada,seledibujabamuybienelculobajolospantalonesblancos.Loscuatrosequedaronencanadosenaquelmonumentotanbiencortado.Pliniolamentóno haber sido él quien se equivocase de puerta.DonLotario,menos natural y portantopropicioalogrotesco,pensósihubierasidodonCircuncisoelequivocado.Yselo imaginaba así, desde su estatura mirando aquel enfoque cular tan blanco yrecortado.¿QuéhubierahechodonCircuncisoanteaquellapresa?Yveíaa laGalasaltándose la cama y la silla, huyendo del liliputiense que la perseguía chillandocomo un gorrión, con lo ojos desencajados, echando vapor por las narices yofreciéndolesuminúsculahombría.LahijadeManuelpensabaquesutraseramáslisoqueeldelaGala,menossexíperomenosaglutinantedelosojosylascivia.Eraelsuyo un culo de estrecha, de mucho reclinatorio. Culo alíneo que nunca arrancópiroposderetaguardia.Sucaradulce,sí.Yhastaelsuaveformatoyarranquedesupecho. Pero las piernas le quedaban demasiado derechas, y el nido donde ellasnacían,muyparejoalaespalda.¿Cómoseránloshombresasí?Nocabedudaqueelculo,quenovalepa«na»esgranaliguídelasmujeresparaengalgartíos.Yesoqueahoraconlospantalonesseestilanmásbienlosculos«escurríos»,perosiempreconsupoquitodeperalte,degraciasalidera.

Yacercadelascinco,elbarsequedósoloylasmujerespidieronadonLotarioque las llevaseadarunpaseíllopor la aldea.Pocohabíaquever,peroel casoeravariar.DonCircunciso arreglaba no sé qué de su coche yPlinio y donLotario lasllevarondondedecían.Luegosededicaronasuscorreríasparticulares.Quedaronenrecogerlasenlapuertadelaiglesiaaesodelasocho.

TiraronhacialaOssaapasocortodecoche,ydonLotariovolvióaatacaralJefe:—¿Ycuáldices,Manuel,quefueaquelcasodelayeguaqueosquedóporaclarar

enestosterrenoscuandoestabasalasórdenesdelJefeLeón?

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—Síhombre…Aunamozaquevivíaenuncasutín,enlaotrapartedeRuidera,cercadelacarretera,laencontraronenelcorralconlacabezadeshecha.Laversiónde su hermana, con la que vivía, fue que la había coceado una yegua tuerta quetenían.Nohubomanerafácildedemostrarotracosa.Peroamímeolióaexcusa.Yoestuveguiscándolealayeguaymepareciólamáspacíficadelmundo.

—Segúnloquelehicieran,Manuel.—¿Peroquélepodíahacerlamozaaunayegua?—Ah,nosé.Losanimales,comolaspersonas,puedentenerreflejosmuyraros.

Peroaloquevamos,¿túquépensaste?—Yopensé,nadamásqueporciertasmiradillasyreservas,quelamatósupropia

hermana,talvezporquelasorprendiódándoseelverdeconsumarido.—¿Vivenporaquítodavía?—No.Elmaridodesaparecióen laguerra…queesaesotra.Nosesupoque lo

mataran.Lociertoesquenovolvió.Yellasemarchónosédónde.Peroyaledigo,lacara es el espejo del alma, y un policía que no entiende de caras no tienena quehacer.YoselosugeríalhermanoLeón,peroeraunmoceteprincipianteynomehizocaso.Peroamímequedóotraparatodalavida.

—¿Ytúinterrogastealvecindario?—Algo,peronodieronseñal…Yasabeustedquelasgorrineríasentrefamiliares,

lamayoríade lasvecesquedanentrecortinas…Lociertoesque lahermanaponíaunajetamuymalayelmaridoairedemiedo.Pamíqueella,lacasada,oteníaunaventanillaalcierzooestabaencoñáconelhombre.

Por la carretera de la Ossa no se veía un alma.Muy despacio, muy despacio,miraban a todos lados en busca de algo llamativo. Desde lejos vieron cruzar unganadomuygrande.Hastaellosllegabanlosbalidosylasvocesdelospastoresqueencarrilaban a las ovejas. Como a un kilómetro más allá, encontraron junto a lacuneta un borrico en el suelo y unmuchacho al lado.Cuando llegaron a su alturapararonelcoche.Elchicollorabayledabapatadillasenellomoalanimal.«Anda,borrico»,«Andaypontedepie»—ledecíasonllorando.

—¿Quétepasa,jaro?—Quedeprontosemehacaídoelborrico,hermanos.DonLotariomiróypuso

mal gesto. El animal, con la boca entreabierta y los ojos a medias, respiraba conmuchadificultadyechabaespuma.

—¿Dóndevives,hermoso?—Ahíunpocomásabajo,poresecamino.—Puesandayavísaleatupadrequeaquíaguardamosnosotros.El chico cruzó la carretera conpaso lerdoy restregándose las lágrimas.Este la

espichaantesquevuelvan.ElpobreesmásviejoqueSanAntón.Fíjate losdientesquetieneya.SondelañodeCánovas.

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Sentadosenlacunetaviendoexpiraralburro,sefumaronun«caldo»enesperadelosamos.Elcrepúsculoqueempezócontintesrosas,enrojecíaahoraaquelloscerroscongarnachasbrillantes.

—Meacuerdoyode lahermanaAntoñona,que teníaunborriquillocasi lanudoque loqueríamucho.Se lemurióasípocomásomenos.Y lapobre,quevivíasinmásconsueloqueelasno,siemprequemeveía,perodurantemuchosaños,nocreas,medecía:«estanochehevueltoasoñarconmi“Antoñete”».Porquelellamabaasícomounhijoquetuvo.Ycuandomurióbastantesañosdespués,enlaagoníadecíaqueseguíaviendoal«Antoñete».Lasdolientescreíanquelapobreseacordabadelhijo.Yalomejorfueasí,peroyomeinclinabamásaqueveíaalruciodándolecocessuavonasalasnubes.

Deprontoseoyóunquejidoraro,mediorelincho.Elburrodoblólacabezasobreelasfaltoysequedóconelojovisibleabierto.

—Yalaentregó.—Fíjeseusted,selehapuestoelgestodulce.Pocosminutosdespuésaparecieronmuysofocadoselchicoysupadre.Porcierto

queestellevababarbasdedosmesesyblusanegra.Sin saludar siquiera se inclinaron sobre el asno. El barbas empezó a echar

maldiciones,alavezqueledabamanotadasalanimalenlacabeza,yelniñollorabaconlospuñosenlosojos,perosindejardemirar.

—¿Cuántosañostenía?—lepreguntódonLotario.—Vayaustéasaber—lerespondióelhombreconcarademásenfado.CuandovolvieronalcochedijoPlinio:—Vayabarbasquetieneelgachó.—Todavíaporestoslugaresapartadossevengentesque,enseñaldeluto,nose

afeitanlabarbadurantedosmesesdespuésdemorirlamujer.—Coño,yocreíqueesoyaerahistoria.Conformesehundíael sol, los árbolesesparcidosechaban sombras larguísimas

sobrelatierrasanguina.En un bar que está a la salida de la Ossa se tomaron unos tintos, pero no

encontraronmayormente nada de particular.Al volver vieron unas nubes encimicadelúltimopelodelsol.

—Alfinlapuestadelsolhasidoconrebole…¿Perodequeteríes?—DeloquecontabamimujerymihijadelculodelaGala.—Quétía,esadebededescipotaralcontrario.—Sequedaconlaherramientaparasiempre.Elburromuertoestabasolojuntoalacuneta,conlosreflejosrojosdelponiente

enlabarriga.Recogierona lasmujeresenlapuertadela iglesia.Habíancompradochufasen

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remojoyselasofrecieronriéndosesolas.—Perocoño,¿osseguísriendodelagimnasiadelaGala?—No,padre.Esdeunosramosquehemosvistoporahípintaos.—Ah,yamefijélaotramañana.

APENASCENARON, lasmujeres dijeron que iban a acostarse.Así que no huboqueecharlesmentirasparajustificarsucentinelaantelaventanadelapartamentodelIgnacio.

—Lejuroausted,donLotario,queenmividahehechounpapelóncomoelqueahoranosespera…Yestomepasaamíporquenosédecirquenoanada.

—La gente es así y hay que tomarla como es. Si tuviéramos una obligaciónrabiosa,noíbamosadedicareltiempoaestaspicholerías,peroalestarvacantes,hayqueverlotodoManuel.Lavidaesunacomediadelaquenotepuedessalirafumarantesdelentreacto.

—Nosi…Peroestonoesdehombresserios,yademásguardias.—Precisamenteeldarconsuelo,aunqueseatanchuscocomoeste,esdehombres

serios.Detontosesdespreciarloquelesrodeaycreerquesólotieneimportancialoqueestáescrito…Lostontos,Manuel,sólohacenloquesedicequehayquehacer.Nosotros,loslistos,debemoshacerdetodo,aunquenoestébienvisto,siemprequebeneficieaalguienonosdésolaz.

—Vivalamodestia.Yacercadelosapartamentosselescruzóunconejo.—LoquenohepodidocomprendernuncaManuel,esporquélellamanconejoa

lodelasmujeres.Sinoseparecenada.—Hombre,alomejorenalgúncasoespecial.—Quiá,esquelascomparacionesquemásgustansonlasquemenosseparecen.

Lomismoquelodellamarlegalápago.Tampocoessemeje.Lodepitorra,vestú,sí.—Puesestáustedbueno.—¿Dóndeparamos?—Ahoraestamosenfrente,demodoquehágaseustedaunladodelacarretera.—Aquímismo.—Ea,puesaesperaraversiIgnacioseleentecia…Tedigoque.—Yasonlasonceenpunto.Mira,acabandeencenderlaluz.Verásqueprestose

asomaaversicumplimos…Notedigo.En efecto, se abrió la ventana y el Ignacio adelantó la cabeza, hizo un breve

saludoysemetiórápido.—Laqueteesperamacho,comolaspastillasnorijan.—Siendonormalcomoeste…parece,rigen,porquealosgorrinosmáscansinos,

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laYohimbinalosponeacien.Todavíanohabíasalidolalunaytodoestabaoscuro,menoslaventanadealgún

apartamento.Laslagunasymontesladereños,negrototal.—Y la pobre, que ya no se fía un pelo, lo estará mirando con esa cara de

desesperanzaquenoscontóestatarde.—Yquedebesertriste,Manuel,elverqueelmachoquetehasechaoparatodala

vidaseteencaraconelfinistripalacio.—Ymáximequelasmujeressolteraseinocentescreenqueloshombressomosel

novamás.Quetodoelsantodíaestamosconganasdeabrirlatas.—Esverdad.Lashaneducaocomosiloshombresfuésemoslosponedoresdela

creación, cuando de verdad de verdad son ellas más calurosas. Nosotros somostemporeros.Loquedadesíelnervio.Peroellas,comonotienenmásqueponerse,particularmente así que han parido unas cuantas veces, siempre tienen el hornillocálido.

—Ustedsabedeesomásqueyo,perolashembrasanimalestienensutiempodecelo,queescomodebeser,yelrestoapastar.

—Y a las mujeres en su origen les ocurriría lo mismo, pero la imaginaciónperturbó los compasesde lanaturaleza.El serhumanocon la imaginación lovaríatodo.

—YnodigamoselIgnacio.—Muybiendicho.¿Estaráyaaferruchando?—Aferruchando seguro, pero no sabemos si con la herramienta o solo con la

intención.—Sifallalepegoseiscopazosdecoñacyledoyotrapastilla.—Yoconseiscopasdecoñacmetengoqueiradormir,perosolo.—Bueno,quiendiceseisdicedos.—Eso es otra cosa… No crea usted, que como le salga bien el salto y se

duerma…Nosdalanoche.—Qué va. Ese si descarga se pone tan contento que no duerme en tres días.

Menuda perdigonera debe de tener retenía, con veinticinco años y quince días lapresacerrá.

—YelcasoesquelaRetocatienebuenver.—Ymejorcomer.Puesyavestúlascosas,alomejorleponendelanteunamedio

averiáylecantaelpájaro.Peroaveces,eldesearmuchoauna,ahogaelpríapo.—Muchotarda,paraserelprimero.—Manuel,hombre,sillevamosquinceminutosescasos.—Enesetiempo,alosveinticincoaños,tieneunotiempodedesvirgarunagranja.—Ah,yahaencendidolaluz…Aversiseasoma.Esperaron losdos con losojos fijos en laventana.Peroabrieron lapuerta.Era

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Ignacio,conlachaquetadelpijama,pantalonesdeltraje,yenzapatillas.—Anda,leche.¿Peroquétraeenlamano?—Unabotella.—¡Salud, maestros! —gritó— háganme un laíco aquí en el auto que vengo

aprecio.—¿Quétal,quétal,Ignacio?—¡Fenómenooooo!Venga,bebanuntragoalasaluddemiporra.¡Fenómenoooo!—Cuenta,cuenta.—Pero,hombre,donLotario,vaustedahacerlecontarpormenores.—Sinoimporta.SisoymásfelizqueDios,ygraciasaustedes.Estonolopago

yoenlavida.—Vengacuenta.—UnacopitaporelnacimientodelpulgardelIgnacio.Bebieronelcoñacdeuntragosolo.—Puesveránustedes…¿Otracopita…?Lapobrecuando ledijedehacerlo, se

empezó a desnudar muy tristona, como quien entra en velatorio… Y yo callao,porquemayormentedesdequesequitólabata,notélapresenciacomounramalazo.«Venga,ponte».Yella,yadigo,conaireaburrido,empezóaquitarselashorquillas,sentadaenlacama…«¡Hedichoquetepongas!».Yalzólacabezamirándomeconmuchísimatristeza…Peroyo,cuandotuvesusojosbienenfrentaos,ledije:«¡Mira!¡miraaquí!,esposadelcorazón».Oiganustés,ynamásverlo,seleencendiólacaracomo arco de feria y sin quitarsemás horquillas nina… (a lomejor pensaba queaquello sepodíadeshinchar comounglobo) seplantó enel colchónconunmuslomirandoaCiudadRealyelotroaAlbacete…yallí fueella,señores.Allí fueella.Unaavenía, loquesediceunaaveníadelGuadiana.Lapobresequedóunpoquitovencíayconlacaradegustoasíapoyáenlaalmohada…Yo,comosoyagradecidode verdad, creí que ella debía serlo también y bajar aquí a tomar una copa conustedes.Perocomosehaquedaoasídeacunáyconesegestotangrato,hepreferíoquereposeyalternaryosoloconustedes.

—Hashechobien,porquealasmujereselpudor…—Déjeseusteddepudor,siestoeslagloria…Atiza,otravez.—¿Cómootravez?—Sí,donLotario,otravezquelasientoviva.—PuesIgnacio,aliviaalcatreyaversirecuperas.—¡Ayquégusto!¡Ayquégusto!Santos,ustéssonunossantos,namásqueestar

conustéssoyotro.—Pues¡hala!,aprovechayyasabesdondeestamos.Ytomandolascopasylabotella,saliórápidohaciaelapartamento.—NovesManuel,québienhasalidotodo.

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—Ysinovenimostambiénhabíasalido.—Ono.—Asíhasidomejor.—Desdeluego,donLotario,esustedmáshumanoqueSanMartín.

CUANDOMANUELENTRÓensuhabitaciónhallóotropapel:

«Leruegoquealahoraquelleguepaseamihabitación.Yasabe, llametresveces».

Se rascó la sien, entreabrió la puerta por ver si venía alguien, y bajó hasta lanúmerotreintaycinco.Diolostresgolpesderigoryoyólavocecilla:

—Pase.DonCircuncisoestabaigualquelanocheanterior.Metidoenlacamayleyendo

conlasgafaspuestas.Juntoaél,elperrosobrelaalfombra.—Siéntese—ledijoseñalandounadescalzadora.El enanillo, con el aire interesante de siempre, cerró el libro, dejando guía, se

quitólasgafasyquedómirandoalguardiaconmuchagravedad.—¿Quémecuentausted,Manuel?—Pocacosa.—¿Noaveriguónadadelasvocesmisteriosas?—lepreguntódeprontoconcierto

son.—No.Yluegoconairesevero:—¿Viouoyóaalgunosargentinos?—No.Anduvimos todoeldíadandovueltasporahíynada…Claro,quenoes

fácilsinpoderpreguntar.—Comprendo.Talvezhayaquecambiardetáctica,aunqueesmuyarriesgado.—Ustedsabrá.Yoaquísoyunmandao.—Cosaquenolegusta.—Másbienno…¿Yustedhaavanzadoalgo?DonCircuncisonorespondió.Plególoslabiosyquedómirandoalcobertor.Plinioclavólosojosenloszapatillosdelenanilloconternura.Allíestabanmuy

biencolocados,debajodelacama,porelniñoordenadoyobediente.Mediocubiertosporlosflecosdelacolcha.

Asíestaban lascosascuandoseoyóquealgo rozaba lapuerta.DonCircuncisomiró con astucia. Plinio también volvió la cabeza.Un sobre azul estaba junto a lapuerta.

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Elpequeñitosedestapórápidoysaltódescalzo,enpantaloncitos.Parecíaunniño,eldeloszapatos,quehabíaenvejecidoenlacuna.Tomóelsobreyantesdeabrirlovolvió a la cama. Se caló las gafas y leyó rápido. Luego quedómirando al vacío,sobrelacabezadePlinio.

—… Hay en el hotel un colaborador mío. ¿Comprende? —explicó comoobligado.

—Ya.—Yhatenidomássuertequeustedyqueyo.Havistoargentinos.Sondos,con

barbas,deunoscincuentaycuarentaañosrespectivamente.LosencontróenunSeat1500,matrículadeMadrid,cercadelaCuevadeMontesinos.Mañanaporlamañana,conlasseñorasqueleacompañan,suesposaehijasegúntengoentendido,deberíanhacerunaexcursiónaesaCuevayalrededores.Yotambiénirépormicuenta.

—Bueno…Yaverésivoyconlasmujeresono.—Yolodecíaparadisimular.—Ustedperdone,peroamínohayquienmequitelaidea,quetalcomoustedlo

pone,conunadocenadepolicíassedabaunabatidaporestosparajes,yenunpardehorastodoquedabaarreglado.

—Bueno,bueno,yaconozcoesateoría.Yesnefasta.—Ustedsabemásqueyo.—Desdeluego.—Bien,puessiustednomandaotracosamevoyadescansarunrato.—Sicuandovuelvade laexcursión tienealgoquedecirme,yasabe,acariciaal

perro.—Silosveo.—Nosverá.—Hastamañana.—Hastamañana

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V

«…Yaestamoscercadelacuevafamosa;hemosdedoblaruneminentecerroqueseyergueantenuestravista;luegohemosdedescenderporun

recuesto;despuéshemosdeatravesarunahondonada.Yalfin,yarealizadastodasestasoperaciones,descubrimosenundecliveuna

excavaciónsomera,abiertaentierraroja…Yenelfondo,abajo,enloslímitesdelanchurosoámbito,entreunasquiebrasrasgadas,apareceun

aguacallada,unaguanegra,unaguaprofunda,unaguainmóvil,unaguamisteriosa,unaguamilenaria;unaguaciegaquehaceunsordoruido

indefinible—deamenazaylamento—cuandoarrojamossobreellaunospedruscos…»

AzorínLarutadelQuijote

«…Siteempeñasenempozarteyhundirteenlasimadelatradicióndetupuebloparaescudriñarlaydesentrañarsusentrañas,escarbándolayzahondándolahastadarconsuhondón,seteecharánalrostrolos

grandísimoscuervosygrajosqueanidanensubocaybuscanentrelasbreñasdeellaabrigo…Loquellamantradiciónlostradicionalistasnoson

sinorastrojosyescurrajasdeella…»

MigueldeUnamunoVidadedonQuijoteySancho

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VISITAFAMILIARALACUEVADEMONTESINOSANTEUNOSSEMINARISTASLECTORESDEL«QUIJOTE»ENLATÍN

MACARRÓNICO.REPETICIÓNDELASVOCESMISTERIOSASENUNANOCHEDETORMENTAYOTROSAÑADIDOSDEVARIO

ENTRETENIMIENTO

PLINIO,APENASSALIÓELSOL,seencontróconlosojosabiertosymirandoala ventana.No se oía nada.Diounpar de vueltas entre las sábanas, recordando alenano en pijama, con la mano en la bragueta cuando saltó de la cama. Decidiólevantarse.Seafeitóconcalma,ybajóalbarsolo.NoquisodespertaradonLotario.

Elmozodelbar,mientrasunasmujeres limpiaban, sacaba losprimerosvaporesdelacafetera.Enlapuerta,preparandolascañas,estabaelpescadorsolitario.Pliniolosaludómientrasesperabaelcafé.Elhombrelerespondiómuyfinoy,luegodeuncortosilencio,ledijo:

—Sifueseustedtanamabledesostenermelacañaaversideshagoestenudo.Le echó la mano y cuando llevaban unos segundos de manejo, entre palabras

banales,ledijocomosindarleimportancia:—ElComisarioPeralesmehadadomuchosrecuerdosparausted.Pliniolomirósorprendido.—¿Cuándolohavisto?—Hacepoco.Esunabuenapersonayaustedloestimamucho…Bueno,estoya

está.Voyaversihaymássuerteestamañana.Ysinañadirpalabra,sepusolacañasobreelhombro,salióymontóensucoche.Plinioquedóconlasmanosenlosbolsillosdelpantalónycaradebobo.Oyósalir

elvapordelacafeterayvolvióalabarra.AaquellashorasechabademenoslosbuñuelosdelaRocío.Lasgalletasqueenel

hotel le daban para mojar en el café le resultaban aburridísimas. Y el hombremasticabaconresignacion.

—Oye—preguntóalbarman—.¿Esteseñorquehasalidoconlacaña,vieneporaquímucho?

—No,eslaprimeravez,queyosepa.—¿Cómosellama?—DonEusebio.Pliniopensósiseríaélquienechóelsobrelanochepasadabajolapuertadela

habitacióndedonCircunciso.—¿Ytúsabesquéoficiotiene?

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—No,señor.Plinio sacó la lista de huéspedes ymiró lo que recordabamuy bien: «Eusebio

García.EmpleadodeHacienda».Concarainexpresivasiguióconelcaféylasgalletaspesadísimas.—Estanochetocanvoces—dijoeldelbarcomoparasí.—Ya,ya.—Otraveztendremosfiesta.—Seguro.Comonoaparecíanadie,sesalióaecharelprimerpitoalapuertadelbar.Paseó

tomandolafrescaperfumadaderomeroylediounapatadaauncantillo.DeprontoseacordódelIgnacioydesubrindisalpiedelapartamento.Sonrióypensó«Ay,quelechedevida».Volvióalbar.Lecegabatantaclaridad.EnlapuertasecruzócondonCircuncisoy su«Vida».Llevabaelhombreunsuéter rojomonísimo,pantaloncitosbombachosgrises,gorradeviseraygafasahumadas.Pliniolecedióelpaso,yeltietepasó tan tieso. Sin decir ni gracias. Ya en el campo dio un par de respironesprofundosyluego,poniéndosedepuntillas,limpióelparabrisasdelMinimorrisconunagamuza,metióalperrazoyarrancóColgadaarriba.

Pliniopidióotrocafé.Por fin bajó don Lotario, tan relustro, planchado y la sonrisa de todas las

mañanas.—Oye,Manuel.Heestadopensandounacosa.—Usteddirá.—Que esta noche, en vez de quedarnos aquí como pasmarotes esperando las

voces,debemosapostamosporahíaversiseobservaalgo.—Yaestabayoeneso.—Noslargamossindecirnada,averquépasa.—Nos apostamos hacia la derecha, que es por donde vocearon la otra noche,

segúnelmagnetófonodeBlas.—Esoestábienpensado.—Elquevocea,comonohayaunatrampamecánica,nopuedeestarmuylejos.—Nocreas,queaquíporelabrigode losmontes,sielvientoespropicio, todo

puedeoírse,aunquenoestécerca.—Perohastaciertolímite.—Claro…—¿Sabeustedloqueledigo?—¿Qué?—Quenome encuentromuy a gusto en este caso de las voces…Si es que es

caso.—Noesparamenos…¿Yenelotro?

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—Menos.—Atosiempretepasaigual.Tedesanimesconna.—Déjese usted. A mí me gusta entrar y salir, preguntar a unos y a otros,

recorrerme el pueblo siete veces. Lo que se dicen casosmovidos. Pero estar aquíesperandolahueva,novaconmigo.

—Hijo,Manuel,cadacasotienesuhistorialclínico.—Seráeso…Vamosaconvenceralasmujeresparahacerunaexcursioncillaala

CuevadeMontesinos.—Nomedigas.—Sí,daremosungarbeoaversivemosalgo.—Algoquehableenchino,querrásdecir.—Eso.—Joderquetío.

LAS MUJERES NO DEMOSTRARON demasiado interés por ir a la Cueva deMontesinos,perocomonuncalahabíanvistoyManuelestabatananimado,dijeronque¡hala!

Ibanenelcochecillodespacio.DejaronatráslaSanPedra.PasaronantelaventadeMaesePedro,muyadornadaconruedasdecarrosobrelascales,yotrosartefactosfolclóricos. Cerca de la antigua ermita de San Pedro, está el camino que lleva alCastillodeRocafrida.Porfinllegaronanteunasmurallasdepiedra,queabríanpuertacon dos pilares. En uno de ellos estaba escrito con letras blancas: «Cueva deMontesinos».Yenelotro:«Propiedadparticular».

—Anteslagenteteníacosasynolesponíacarteles.Ahoratodoelmundotelanzalaposesiónalosojos.

—Hombre,quélevoyadecir.Nosehafijadoustedqueanteelpinardetodalavida,queestájuntoalafábricadelaluz,hanhechounacercadealambresycolocadomuchoscartelesdiciendoque todoaquello espropiedadparticular.Esodequeunalagunaysusorillasseapropiedadparticulareslonuncavisto.Aestepasoveremoscartelesenmediodelmar:«Propiedadparticular.Prohibidoelpaso».Lagenteestádispuestaaapoderarsedetodoyademásaescribirlo.

—Esverdad.Yonosécomolosruidereñosnosesublevanyliberanesalagunacautivaqueesunavergüenza.

—Alomejoresqueespropiedaddeverdad.—Puessiesposibleesabarbaridadquenolodigan.Subieronlacuestadealmagra,decarrascascrispadasypiedrasverdirrojas,donde

se halla la tanmentada cueva.El paraje es anchura de tierra sanguina, acosada demontes y piedras recias entre árboles escasos y desordenados.Y laCueva en sí es

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boca desperfilada por los hundimientos, de unos cuatro metros de anchura, entrepiedrasdesnudas.Portantovisiteoytránsito,laentradaestácasimonda,sinaquellascambroneras, cabrahigos, zarzas ymalezas que vioCervantes.Cueva, como tantascosas,cuyomitosobrepasalarústicarealidad.

Cercahabíaunafurgonetagrandey,asuvera,ungrupodejóvenessentadosenelsuelo,escuchabanloqueotro,depie,leíaenvozalta.Niellectornilosescuchantesse alteraron por la llegada del seílla de don Lotario. Primero salieron del auto loshombresyluegolasmujeres,estirándoselasfaldasycomponiéndoseelpelo.PliniofuehacialaCueva,quenovisitabahacíamuchísimosaños,seguidodelveterinario.Lasmujeresquedaronmirandoelagujeropedroñero,sinentendermuybienelobjetodeunviajeparaveraquellonadamás.

Plinio, apoyándose en la piedra del techo, comenzó el leve descenso conmuchísimo cuidado, pues por las lluvias recientes estaba todo muy escurridizo, yalumbrándoseconlalinterna.Enlasmasasroquerasquepodríamosllamarbóvedas,habíagrabadosnombrescompletos,inicialesyalgúncorazónconsuflecha.

—¿Nobajáis,mujeres?—Quita…Osesperamosaquí.Entraronhastalaconcavidaddonde,segúnCervantes,«cabíaungrancarrocon

susmulas».Hoyhastaallí secuelan lucecillasporalgunosagujerosquehoradaronsindudalasfiltraciones.Sesentaronalafresca,peronosedeterminaronadescenderporlapendienteresbaladiza.Enelsilencioseoíaelriachuelosubterráneoquevierteen laSanPedra.Ydesdeaquellaoquedad,vueltodeespaldasa la sima, seveía elrecuadrodeluzmuyirregularquedibujabalasaliday,enprimertérmino,lasmujeresdePliniocon losbrazoscruzadosycarade interesarles sobre todo loquehacíanydecían los del corro que escuchaban al lector, que ahora se oíamuy bien desde lacueva.

«… ex quo videbatur triginta aut quadraginta molinos venti et peneQuijotusviditeos,volvitcabezamutdicereescuderosao:Venturaguiarpasosnosotrosmeliorquamnospotebamusesperare:videinilloaltozanotrigintaaut magis descomunales gigantes con quibus ad escapem volo facerebatallametquitarevitanetconsuisdespojisnosfiemusricos…».

—¿Quéleeesequenoentiendonada?—MeparecequeunQuijoteenlatínmacarrónico,Manuel.—Alomejor,seminaristasdeestosmodernos.—Posiblemente, porque leen en latín y no en chino… ¿Y por qué has dicho

seminaristasmodernosconretintín?—Sí,deesosqueahoraseponenencontradelosricos.

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—A buenas horas, mangas verdes Judas vendió a Cristo y nadie ha vuelto arescatarlo.Sigueaúnenpoderdeloscompradores.

—Esoocurreconto,donLotario.Asíquesalealgobueno,espiritualyquepuedearreglarelmundo,haylistosquelocompranparasudescansoybeneficio.

—Esnatural.Elmundoesdelosmás.Ylosmás,sontontosomercachifles…Loshombres, sólo de uno en uno pueden salvarse por un ideal grande. Así que seagrupan,infundentemor,ylosmercan.

—Todaslasreligionesdelmundo,Manuel,estánenmanosdelospoderososyalospoderososhalagan.

—Poresodebedeocurrirahoraalgomuymaloparaqueseponganloscurasalladodelospobres…

—…Lacrisisdefinitivaounpuentecillohastaqueelcapitalhallenuevaformuladetraerlosalredil.

—Mientraseldineroexista,nohabránadagrandeenelmundo.—¿Ysinohaydinero,quevaahaber,Manuel?—Ah,esoeselgranmisterioqueestápordescubrir.Hastaquenoseinventela

maneradesustituirloporalgoqueignoro,nosearreglaránlascosas.Entoncescadahombreseráloquedeverdadesynounhijodelmiedo.Lavidaesmuycortaycadavezsenecesitanmáscosas.Losbilletessonvalesparaadquirircasitodoloqueenlatierraexiste.Ysupoderamagaalmássoliviantado…Noquedatiempoparasentirnipensarnadaquenoseaelconseguirdinero.Lavidaasíes lamayorcorruptelaquepuedapensarse.

Liaronuncaldoal frescorde lamazmorraydespuésdeunaschupadassalieronagarrándosebienalaspiedrasparanoresbalar.

—¿Y decís que a ver esto vienenmuchos turistas?—les preguntó lamujer dePlinio.

—Síquevienen,sí.—Puesnoleveoelchiste.—Madre,esporelaqueldelQuijote.—Sí,seráporeso,quesino…—SeñorPlinio—gritóunodelcorro—,seleofreceunacopa.Manuelsonrióyseacercóaellos.Elqueleíadejóytodossepusieronenpiepara

saludaralJefedelaG.M.T.—Vosotrosnosoisdeporaquí.—Peroaustedseleconoceentodaspartes.SomosdelSeminariodeToledo.¿No

andaráporaquídecaso?—Ca,estamosdeexcursión.Lesofrecieroncervezasquesacabadeunfrigoríficopequeñoelseminaristagordo

conlacamisaacuadros.Lasmujeres tambiéntomaronyel lectorenseñóel libroa

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donLotario. Era el conocidoQuijoteManchequi de IgnatiumCalvum. Plinio, conastucia,selasarreglóparaquecadaunodijesealgohastacomprobarqueningunodeellos tenía acento argentino. Aquello del «Quijote» en latín macarrónico, de losseminaristas,ydePliniocomopersonajepopular,sinfachendasnimixtificaciones,leiba muy bien a aquel paisaje cabrahiguero, con la Cueva de Montesinos al lado.Cuevatambiéndetrazasinartificio…Sihubiesesidocuevaaltanera,nolehubieraidoadonQuijote.Comonoleibanloscastillosdeverdad,nilosduquesdeverdad,ni la enamorada de romance carolingio, ni los gigantes de carne y hueso. QueCervantessabíamuybienquécuevaelegíaparaseguirelhilodesubefaheroica.Porello, los turistas inteligentesquecaenporRuiderayMontesinosnobuscanelgranmonumento de la naturaleza o de los hombres sino la lisura, la sencillez y larusticidadqueconvieneaunhéroequenobuscósusaventurasenGrecia,NiqueaoGaula,lugaresdegestaensoñadaydenovelarosamedievalsinoenlosparajesmásantiaventurerosdeEspaña.Cervantesparadesmitificar los librosde caballería, queenloquecían las cabezas más vanas de aquel tiempo, puso a su héroe entre losromeralesmanchegos,ventasymolinos;pastores,arrierosydemásgentesdehaceresrutinarios.LaslagunasdeRuiderayasonotracosa.PoresoCervantes,alhablardeellas,recurrealamitologíatópica.Imponenporsumisteriosasoledad,elespejodesusaguasencantadasysusonalverterse.Antiguamente,cuandoestabanrodeadasdebosquestupidos,elpaisajetendríaunaestampamásguerreraynórdica.Peroahora,peladoelcontorno,quedadoenmontebajo,desgarronesdetierraycortesrojinegrosde piedra indomeñable, se establece un contraste muy llamativo, entre el cercovillanoylagrandezamiraderadelasaguas…Porúltimo,ahoramismo,loschalets,apartamentos,hotelesybares,americanizanunpocoelparajedándoleairedecampusenvacaciones…Enel fiando,el«Quijote»esunanovela idílica,pero,másquedepastores virgilianos, de pastores reales, de gentes modestísimas entre breñales einocencias…De«bucólicagrotesca»,quedijoEugenioNoel.DonQuijoteySancho,como los que ahora mismo rodean la cueva, tenían ese idilismo de tierras pocoasistidas,dondelatoscapoesíanoesinvento,sinofrutodemusacandorosa.

Los seminaristas acompañaron a los Plinios hasta el auto de donLotario y losdespidieron alzando las manos. Lasmujeres contestaron a la despedidameneandoramillosde romero.El lector ledecíaahora,avocesyamaneradedespedida:«…Fermosaedominae,egosumcontentusfaciendifavorempetitum…».

Antesdeacercarsealacarretera,Plinio,atentoasusdisimuladaspesquisiciones,dijo de acercarse al inmediato Castillo de Rocafrida. Llegaron con el coche hastadonde les fue posible. Entre carrascas torcidas y sin orden, sobre piedras suaves yverdesruralesdeaquellapartedelCampodeMontiel,treparonhastaelCastillodelromance.Hoy,yyaentiempodeCervantes,quedadoenrestosdemurallasasomadasentrepiedrasverde-grises,verdealmagre,yverdegrietas,ensusoledaddeversossin

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batalla.Yaarriba,respiraronagusto.Unaseñoramayorconaspectodeextranjera,hacía

fotos adoptando actitudes muy graciosas. La Gregoria y su hija se sentaron en elsuelo.Esta,inclinándoseunpoco,olíaunaltísimotomillo.

—Québienhuele,madre.La señora que bajaba apoyada en un bastónmetálico, se detuvo ante ellos con

gestounpocomilitar,yacentoextranjero:—Ustedesseñores,¿sondeporacá?—Algo…deTomelloso.—¿Ycómoconsientenqueenaquellaescayolapegadaalmurohayanpuestolos

primerosversosdeun romancequenada tienequever con este castillo, habiendo,comohayunromancepreciosoquecantaRocafrida?

—Mireusted,nosotrosno…—¡Eselcolmo!—dijolaextranjeraamododedespedida—,selovoyadecira

donDámasoencuantollegueaMadrid…HandebidodecreerquetodaslasfuentesfríasdeEspañasonladeestecastillo.

—Quebarbaridadycómosehapuestolaseñora.—Debedeserporaquellosversosquesevenallí.—Vamosaver.¿YquiénesesedonDámaso?—UnodelaAcademia.EnlalápidadeescayolaestabanescritoscuatroversosdelromancedeFontefrida.—¿Yquéversosdebíandehaberpuesto?—Unosqueempiezan:

EnCastillahayuncastilloquelellamanRochafridaalcastillollamanRochayalafuentellamanfrida…

—Perotampocoesparaponerseasí.—Ea,silamujerselohaestudiadobienyahoraveesto…Yesquehayporahí

cadaeruditoenequivocaciones.Durantemásdeunahorarastrearonporloscaminillosyrecodosquehayhastala

carretera,sinquePliniovieseSeatalgunonihombreconpelajeargentino.Alfilodemediodía, ypara cambiarde condumio,decidieron llegarse a laOssa,paraque lasmujeresprobaranlosgalianosqueallípreparaSantillana.

Volvieronaencontrarelburromuerto juntoa lacuneta.Unoscuervos,aloírelmotor, levantaron el vuelo. El restaurante está a la entrada del pueblo. Junto a lapuertahabíaalgunoscochesestacionados.Pasaronprimeroalbar,saludaronatodosy

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seconfirmarondequehabíagalianospreparados.Yaenelcomedorsesentaronjuntoaunventanal,porelqueentrabaunsoldelgado,unsollimón,quellenabalosplatosylosvasos,lospanesysaleros,ytrepabaporlosbrazosyloshombrosdelahijadePlinio,hastametérseleporelescoteconguiñosicalíptico.

Parahacer bocapidieronvinode laCooperativadeTomellosoyberenjenasdeAlmagro, que vieron comían los de una mesa próxima, con muchos chorriteos ycolgardepicante.

—Galianos.¡Huy,québuenos,madre!—Espératequelosarreglenyluegohablas.—Esquehacemuchotiempoquenoloscomemos.—Esmuydifícilhacerlosbien.Miabuelofijemaestrogalianero.—TuabueloMatíasfueperitoentortasdepastores(siemprelodecíamipadre),

peroenelpuebloelverdaderomaestroenlacocciónypuntodelguisofijemiabueloPlinioelViejo.

—Hombre,¿cómono?¡Estaríabuenoquemifamiliaganaseenalgoalatuya!—Sinoesquelodigayo,Gregoria.Habíaunrefránenversoquesecantabaen

lasquinterías:

AlmejorgalianerodeTomellosolellamanPlinioelViejo,…aunqueseamozo.

—Entoncesnodigasmás.DejemosamiabueloMatíascomoelmejortorneroyen paz… Era yomuy chica cuandomurió, pero todavía recuerdo verlo amasar laharinasinlevadura,conaguaysal,sobreunapieldeovejaextendidaenelsuelo.Derodillasyarremangado,trabajabalamasahastadejarlaenladurezayespesuraqueélsabía,sinquitarelojodelahoguerahechaconromeros,cagarrutasycajonessecos,quehacenlabrasaidealparacocerlastortasdepastores.

—Vayamezcladearomasydepestes,madre.—Sí,exactamenteexcrementosdeganadoyasecos,que llamansirle, juntocon

leñaderomeroaclaródonLotario.—Ycuando lamasaestabaen supuntoyen figurade tortasdedoscuartasde

anchasyundedoderecias,lasmetíaentredoscapasdelrescoldodelahogueradesirleyromero,queesmuyliviano.Yasílasteníahastaqueasunarizllegabaelolordel punto. Entonces, las desarropaba del cisco, y las sacaba tan finas, con susbulloncicostostaos,elbordemásrecio,yalgunasampollejascubiertasconálgarasobiznasronchonas…Cómomeacuerdodeaquelolordelastortasdepastoresreciénhechasenelejidodelaquintería.

—Bueno,yaquehascontaolodelastortasdepastoresqueeralaespecialidadde

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tuabueloMatías,déjameamíquecuentecómohacíalosgalianosmiabueloPlinioelViejoyasítenemoslacomidacompleta.

—NosestánustedesponiendoadonLotarioyamílabocahechaagua.—Escucha,Alfonsa.Primero,en lasarténgrande,hacíanunsofritode jamóny

cebolla.Cuandoestabaensupunto,leechabanlosconejos,perdicesyliebres,enlacantidad que pedía el número de comensales. Parece que lo veo removiendo elcucharón,dándolelaclaridaddelallamaenlacara.

—Oye,Manuel,ydejaqueteinterrumpa.Estoypensando,¿porquéenelcantardecíanquetuabueloeramozo?

—PorquesellamabaMozodesegundoapellido.—Esverdad.—Cuando los trozos de caza empezaban a dorarse, echaba un tomate, y en

seguida lo rehogaba todoconunvasodevino.Yyaasí,apaciguadoel freírconelblanco,cubríabienconaguatodalafritangadecazaytomate,leechabaunacabezadeajos,unramilletede tomilloydoshojasde laurel,y lodejabacocer todo tresocuatrohoras…Entonces,apartadalasartén,sacabalastajadasdecarne,yechabaalcaldo sólo las tortas troceadas a pellizcos. Luego los conejos, liebres y perdicesdeshuesadosyyadejabahervirtodojuntohastadarlepuntocabal.

»Puntoqueestribaennodejarlossecosnicaldosos,sinoasociaciónmuyaparentedetrozosdecarneydetorta,entreunasustanciaespesorrasabrosona.Losgalianossoncomidademollas,porque loshuesosde lacazaquedan fuera,y sóloconvivenentretantossaboreslacarneblanda,casifilacháylastortashechassopasblandorrasysustanciosas.

—Perotedejasmuchosdetalles,Manuel.—Hombre,comoqueyohablo,noguiso…Enesas estabancuando llegóelmozocon lagran fuentedegalianos colororo

sucio,rezumandooloresdetomilloylaurel.Entrelosamarillosdelatortadosvecescocida,lacarnedeshuesada.

LaGregoriaempezóahacerplatos.Elmozotrajodostortasenterasdepastores,paraayudaralmoje.Yentreelsoltanfinoqueseechabasobreelmantel,elmanjaryloscubiertos,sealzabanloshumossaludadores.Movíanlascucharasylosvasosdetinto,seabríanycerrabanlasbocascomplacidas…yporunpocotiempo,elritodevivirtomabaempaquemaestosoycasifeliz.

Despuésdelcafésevolvieronapasolento,viendolasavesseguirelcaminodelsolespones.Yaa laalturadelcarreterínque llevaaTomelloso,apreciaronmilesdepájaros, en bandadas lisas y anchísimas como banderas gigantes sacudidas al aire,que iban y venían haciendo estrecheces y anchurones; lutos tupidos y de prontomantillasclarionasporelesparcimientodelasaves.Eraunjuegoprecipitadodeiresyvenireseldeaquelcortinóndepiares,quetanprontosealzabanacielossuperiores,

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comorozabanlasbarbasdelcandeal.—Cucha,cucha,coño.PareusteddonLotario.Depronto,parecíansúbitamenteorientados,ytodaaquellatropasedisparabacon

susmilesdealas,haciaunpuntoremotoenlasalturas.Elcieloquedabalimpioysinpiares…Yalminutoreaparecíancomonegruraenorme, tiradadesdealgúnaviónomiradorcelestial,queveníaaencobertaralosdelsuelo.

—Quépájaroslocos,madre.Nuncavinadaasí.Hubo un momento que bajaron tanto, y tan piando, que el coche y el paisaje

quedaron salpicados de trinos rebotantes… Por fin, organizados como flechaanchísima,apuntaronhaciaponiente,bajoelcieloyacasirojo.Enseguidaquedaronlejos,cometapequeñísimo.

ALANOCHECERYPOCOdespuésdelososseros,empezaronallegarcuriososalbar del hotel con el propósito de tomar algo y esperar la hora de las voces.Visitainesperada y temprana fue la de Braulio, el Faraón y don Ricardo el director delInstituto.AntonioelFaraón,alversentadosanteunamesaadonLotario,Plinioysusmujeres,diounvozarrónpararemedarlasdemedianoche.

DonCircunciso, en sumesa de siempre, con elwhisky, el jamóny su «Vida»,pusocarademuymalgenioaloírlagamberrada.

—AndaconDios,loquefaltaba—entresuspirólamujerdeManuel.—Esta noche, que el gran jefe Plinio va a descubrir al autor de las voces

tormentosas,pagoyocuantotomelatertulia.—Venga,Antonio,nobromeesytencompostura.LoshermanosRiofrío,quecenaronalatardecersesentarondondesolíantomarla

manzanilla,ymuyjuntas lascaras,cuchicheabansinparar.Cuandounohablaba, laotraescuchabaconairemuyconcentradoysiseandomuchoconlacabezayalrevés.

—PuessíManuel,nonosvamosdeRuiderahastaquenodescubraslabocaquedalasvoces.Yomeheechadotresmildurosenelbolsilloparapagarlaspensionesdetodoshastaquesurtaelhallazgo—volvióelFaraón.

ComoBraulio cuchareabadel café con lospárpadosbajosy el gestodemuchaconcentración,ledijoPlinio:

—¿Ytú,Braulio,quérebinas?—Pocacosa,porqueesteparajemedisminuyemuchoelpensadero.—¿EsquenotegustaRuidera?—Síquemegusta,Manuel,peromedamiedo.Mejordicho:aprensión.Cuando

elsolcaeylasaguasseoscurecensinotramanifestaciónquealgúnregueríndeluna,si la hay, doy en sentir que se acaba el mundo yme quedo solo en este lagueríoesperando lacanoade lamuerte…Porestas tierrasvinosiempremucho loco,pues

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alteranelalucinatorioysesienteunoprójimodelosqueinquilinanenelmásallá.—Yaestáesteconsusmuerterjos.Comoquenodagustobañarseenlasaguastan

claras,luegocomercomoDiosmanda,ymásdespuésecharunasiestabajolospinosesosquetienenencarceladoslosdelaluz.

—Hombre,Antonio,siyodedíanolepongoreparosaRuidera.Miaprensiónesde noche, cuando cobra ese empaque de panteón, los espejos del agua se anegran,choqueteanlasalasdelospájarosluteños,seoyenloscasqueríosdeentrelagunas,ylalunadaalasaguascolordelápida…Deverdad,Antonio,queesteparajedenochesiempretuvopoderfantasmal.Ahoraya,conlaslucesylosedificiosquehanhechoinspiramenos respeto…Miabuelocontabaque, en lasguerras carlistas,unamozaquesevolvió locaporque lehabíanquemadoalnovioenunahogueradepinos,seescondióentrelosbosquesqueentonceshabía,yviviómuchosmesessolayllorando.Cuandoseledestrozólaropa,vistióderamas.Ypormásquelehicieronojeoslospaisanos,no laconseguían.Sehizo tanágil, suavedepasoyoreja,queapenasoíaruidohumanocorríacomozorrohasta los lugaresmenossabidos.En lasnochesseoía su llanto sobre las aguas negras. Ymurió tostada como su novio. Porque unanochequeseprendiófuegoelmonte,laviodelejosuncasadoqueladeseósiempre,yconastuciatrepóhastaella.Cuentanmuchasversionesdecómolorecibióydeloque pasó entre ellos. Lo más seguro es que el casado quiso aprovecharse de laserrana, que eramás pura que una torta de pastores. Y al no poder resistir ella elempujedeladúltero,simulóquecedía,loabrazóagusto,ysedejócaerdeespaldassobre la hoguera sin desasirlo. Prefirió matarlo y morir entre llamas, a perder elvirgo…Encontraronlosdosesqueletossobrelascenizas.Eldeélencimayanudadotensamenteporlanucaconlosbrazosdeella.

—Como doñaMaría Coronel—dijo el catedrático, la que con fuegomató susfogueras.

—Pero aquí, jefeRicardo, las quemató fueron las fogueras de él, porque ella,segúnlahistoria,sóloquisoasunovio,eltostadoporelenemigo.

—¿Yelnovioquéera,carlistaoliberal?—Quémásda,compadreveterinario;larazaeslamismaentodosloscostadosde

estaEspañadenuestrosdolores.Nohayideologíasbuenase ideologíasmalas,sólopenuriamentalyalmasrecocidas…Cuandohayguerrasnadiesabecuáleselbandocampeóndesangres…Claroqueeltiemposiempreesprogresista.

CuandoacabóBrauliosuspatéticosdecires,quedólatertuliameditabunda,comosi un refrior histórico dominase las médulas.Menosmal que el run run cada vezmayordelosqueacudíanalabarradeshizolaaprensiónyloshumoresvolvieronasutono.

Losdueñosdelhotelhablabanconunosyconotrosyayudabanaservirenelbar.No cesabande llegar tomelloseros, argamasilleros deAlba,manzanareños osseños,

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fuenllanerosyvillahermosos.LasReinas,madreehija,paradasenlapuertadelbarquedabaalhotel,buscaban

con inspección altiva donde sentarse. En vista que no había sillas ni quien se lasofreciera,lamadre,congestodereinagobernadora,dijoenvozalta:

—Señorhostelero,porfavor.¿Esquenohayasientosparadoshuéspedesfijasdeestahosteríademierda?

Talfueelgrito,quelagentecalló,yquedómirandoalaReinahierática.—Señora,perdone,perocreoquesehanacabadoyatodaslassillasquehabíaa

mano, y no puedo obligar a nadie a que se levante… Y sobre todo, no admitoinsultos,pormuyhuéspedesfijasquesean.

—Por favor, por favor—dijo la dueña—, voy a la cocina a ver si encuentroalgunas.

—Señora,mihijayyononossentamosensillasdecocina.PlinioydonLotario,quehabíanhechoademándecedersuplaza,aloíraquellose

resentaronconadustez.—Pueslosientomucho,perosinoquierensillasdecocinatendránqueestarde

piesicontinúanenelbar.—Nienelbar,nienelhotel.Hagaelfavordedarnoslafacturainmediatamente.—Estábien—gritódonJosé,ysalióseguidodelasdosReinas.Apenasidas,comenzaronloscomentarios.—Esasdostíassondelostiemposdelosdurosdeplata—dijoelFaraón.Don Circunciso, a pesar de que debía de sentirse enormemente incómodo con

tantas voces, apreturas y bacinerías hacia su corta persona, parecía dispuesto aaguardarlafunciónvoceadoradeaquellanoche.

PlinioechóunojeoycomprobóquedeloshuéspedesfijosfaltabadonEusebioelpescador, el matrimonio con hijos pequeños, y la señora estupenda que llamabanGala. El coro de los justicias, por miedo de perder el sitio, cenaron de tapas allímismo. Junto a una ventana se situaron Blas y el de Argamasilla con susmagnetófonos. Se veía el cielo capotón con algún relámpago lejano. El ahogo eragrande,y losPlinioscomisqueabanrodeadospor todoslados.Lasmujeres tomabanlascosasyaconbastanteserenidad.

Apenasdieronlasonce,PlinioydonLotariodecidieronhacersudescubierta.—Volvemosalcontao—dijoPlinioalossuyosportodaexplicacióny,sinmás,

salieron entre los empujones y las caras interrogativas de algunos rodeantes. Peroantelaescenaquesedesarrollabaenrecepción,notuvieronpormenosquedetenerse.DoñaMargaritamadre,conlasmanosjuntas,decíacontonodefunción:

—Don José y doña Josefa, por el amor de Dios, no permitan que dos damasdesvalidastenganquesalirataleshorasdelanochedeestehotelseñorial,amercedde la alimaña que da las voces…Confieso queme excedí por tanta descortesía…

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Pueden cobrarme el doble si así lo desean, quemedios nome faltan, pero no nosponga en la calle, por sus antepasados se lo pido, don José… En nosotras tienenustedes dos servidoras fraternales, dos admiradoras de este negocio noblementeturístico…

APlinioyadonLotarioleshubieragustadoseguirallíparavercompletoaquelpasodecomediaantigua,peroeltiempolesapremiabaysalierondespuésdehacerleun visaje al hostelero, que con la factura en lamano no sabía qué réplica dar a latransicióndelasReinas.

Salieron a pie hasta la carretera. Había una especial calma y, entre las nubesdensasycorredorasquesecopiabanenlaslagunas,devezencuandolarayadeunrelámpago, que luego se hacía ruido lontanero. Rebasaron el pinar con la lagunacautiva,pueslespareciósitiodemasiadopróximo,yanduvierondespacio,sinhacerruido,echandoojoshaciatodoelcontorno.Noseveíaunalma.Loscuriososandabanenelbaroenlasventanasdelospocosapartamentosquehabíaocupados.Nadieselanzabaaandulearaaquellashoras. IbaPliniopegadoal ladode las lagunasydonLotario al delmonte.El cielo se cerraba pormomentos y el silencio se hacíamásfino.Deprontoseabrióunrelámpagouniversal,rápidalaredundanciadeltruenoquemeciólosmontes,yunasgotascalientesllenarondesarpullidossonadoreslalaguna.Yapoco,elcaerfuetanrecio,quenoseveíalaguna,lentisco,niperfildemonte,anosercuandorepetíarelámpagocresteandoelcielo.PlinioydonLotario,metidosenuna oquedad delmonte y alejados de los pocos árboles de por allí, aguantaron lacaladeraconlosbrazoscruzadosylasbarbasenelpecho.

—Estanoche—dijodonLotario—consemejanteaparato,nivocesnina.—Piensoenloquedirándenosotroslasmujeres.Tanfuerteeraelempujóndelanube,queenseguidasesintiócorrerelaguasobre

la carretera pendiente. A pesar de estar muy pegados al monte, el agua les veníaabondo.

—Notecreasqueelacierto…—Nomedigausted.Yasídemojaosnohayquieninvestiguena.—Comodecíaunpastordemitíacuandotronaba:«SantaBárbara,vuelveelculo

paotrolao».—Estormentamuymadrugadora,perobienacelerá.Tardóenamainaryhacerseunpocodeluzenelcielo.Tiemposuficienteparaque

PlinioydonLotariochorreasencomocanalones.ElJefesellevólamanomiedosaalbolsillodelaamericanayhallóelpaquetede«caldo»hechounestropajo.

—¿Quéhacemos,Manuel?—preguntóelveterinarioconvozcasidelloro.—Yametíosenagua,esperemosaversivocean.Aumentabaelrefriordelcuerpo,ydonLotariosacóunosCeltasquepreservóen

elbolsillodelpantalón.Consiguióencender.Alaclaridadquecrecíaseveíancruzar

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pájarosnocheros.Tornabalapazalaslagunas,yaloídolasescorrentíasqueconlacalmacobrabanserenidaddecantosreidoresocalderones,segúneldesnivel.

PliniomiróelAcutrónalaluzdelmecheroyvioquefaltabamuypocoparalasdoce.

—Lacosaestáalcaer…siesquecae.—Nomeimaginodesdedondepuedenvocearporaquí.—Yotampoco.—Lociertovaaserlapulmonía.—Noserátanto.—Joder,sitengomojáhastalacamiseta.DonLotarioseechóelalientoenlasmanoshúmedas.YcuandoPliniochupabael

cigarroconmuchaprofundidadyagachandolacabezaparaquenolecayesengotasdeaguasobrelabrasa,comoundesgarrón,asedadoporladistancia,sonóelgritounasolavez:

—¡Aaaaaaaaaaaah!Unasola,peroconrabiasuperioraldelaúltimanoche.Sinrespiraraguardaron

unsegundomás.—Ya…Estanochenolohanoídodesdeelhotel.—Entonceshemoshechobienensalirnos.—Noséquelediga…—Venga,vámonosya.Torpesporelpesodelaropa,siguieronelcaminocasiatientas,porqueelcielose

emborronabadenuevo.Ibancallados,conlospasoscortosyeloídopresto.Unos doscientosmetrosmás allá del refugio oyeron algo. Plinio puso lamano

sobreelhombrodelveterinarioparaquesedetuviese.Fueelgolpedelapuertadeuncoche.Enseguidaelruidodelmotoryunosfarosencendidos.Elcochedespuésdesalir de una parte muy próxima venía hacia ellos. Se pegaron a un lado de lacarretera. Hubo un momento en el que la dirección del coche titubeó. Pero elconductoroptóporapagarlosfarosyrebasarlosagranvelocidad.

—Loscabronesnohanqueridoqueviésemoslamatrícula.—Ya.—¿Ysabeustedloqueledigo?—¿Qué?—Quequienesvanenesecochesabenquiénessomos.—Talvezllevesrazón.—Enfin,algoesalgo.Alomejorelremojónnohasidoenbalde.—¿Túcrees,entonces,queesosoesesonlosdelasvoces?—Yonodigoeso…Peromáscercaandabandeellasquenosotros.Friolentoychapoteandosobreelaguadesuspropioszapatos,volvieronalhotel

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sinperderlavigilancia.Todavíaantesdellegarcargóotravezlaartilleríadelcieloyreincidióelchaparrón,aunquemáspiano.

—¿Habéisoídovosotrosalgo,jefes?—seadelantóapreguntarlesHonorio.Plinioasintióconlacabeza.—¿Sí?Puesaquíniletra.—Nomeextrañaporqueestanochehasidobastantelejos.—¿Yhabéisvistoalgo?Pliniodudóunmomento:—No…—Teparecesiycómosehanpuesto—ausionólaGregoria.—Nospillólatormenta.—¿Ylasvoceserancomolasdelasotrasnoches?—volvióHonorio.—Sí…Tavezmástristes.Perosólouna.—Pero suban ustedes al contao a cambiarse de ropa, que así van a coger una

pulmonía,padre.Elenanilloseguíasentadoasumesa,conel«Vida»alladoyechandoreojosmuy

seriosaunosyotros.LasReinas,queporlovistohabíansuperadolatrifulcaconlosdelhotel,estaban

medioencajonadasjuntoalfutbolín.En labarraseguía laanimacióndecopasycafeses,unossegundossuspendidos

duranteeldiálogodePlinioyHonorio.—Venga, muchachos, cambiaros pronto y tomad algo caliente. Nosotros nos

quedamosadormir.¿Dóndevamosairconloqueestácayendo?—dijoelFaraón.Plinio,yaenelcuarto,con la luzapagada, seasomóa laventanaymiróhacia

todoslados.Sedesvistiósindejarlavigía,peronadaanormalseoíaniveía.Sesecóbienconlatoallaysepusounjerseylargo.Yacaldeadoencendióun«caldo»delosque teníaen lamaleta.Hastaquenofumaba tabacodehojanosesentíaconforme.Echóotrovistazoporlaventanay,congestodenocomprender,sebajó.

Elveterinarioyaestabaenelcorroconotrotraje,sucorbataytodo.Lespusieroncafécalienteconcoñacdelpueblo.Pliniovioqueyanoestabaelenano.

—ParaunanochequevenimosnosotrosdijoelFaraón se llevan lasvocesmásallá. No te creas que… Es que no damos una. Venga, tomamos unas tortejas deAlcázarpararehacercalorías.

—Siempre tomando, siempre tomando —dijo de pronto Braulio con unaexaltaciónquenoveníaacuento.

—Andalalecheyconlasquesaltaeste.Puesmejorestomarquedar—dijoelFaraón.

—Y es que nos creemos que el cuerpo tiene tantas necesidades como inventanuestrafantasía,ynospasamoseldíaechándolecosascalientes,cosasfrías,humosy

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salivas.Latradicióndelashambres,noshacecreerqueelcuerposiempretienequeestarlleno,queeldescansodelatripaeslamuerteynodamospazaldientenialalengua. En vez de pensar sobre la vida y observarla como episodio tan corto ymisteriosoquees, sólo sabemospasarla ensilando.Yome imaginoel cuerpoen sutiniebla de tubos blancos y depósitos húmedos, harto de recibir tanto pan y tantocampanaje, tanto vino, leche y demás caldos bebibles. Pobre cuerpo, qué trajín dezurrires,quéentraysacadecosas innecesarias.Lamayoríade losmortalessonuntubodigestivopuestoenpie,sinotropensamientoquehincharlo,niotroremedioqueel sueño, ensayo diario de la función muerte. Todo nuestro furor y energía loempleamosendefenderelensileyelreposo.Millonesdesereshumanosvivenparacomer y holgar, sin hacer nada para quemejore la vida de los sucesivos. Sólo lospocos sabios que en el mundo fueron son, mandaron esas preocupaciones a larinconerade lo imprescindibley trabajaronpor el bienhumano, opor descubrir lagran incógnita del ser aquí, y del ser o no ser al contao del tránsito. Desde quenacemossólonosenseñanacosear,airdetrásdemenudenciasycondumios,dejandoelgranproblemadelaultravida…siesquelohay.Oalmenosdecomponerseunamejorconvivenciaentrelosquevenimossinsaberpordónde.

—Oiga, señorBraulio, eso de que no sabemos por dónde vinimos, es negar laevidencia—saltóelFaraón—porquecadacual,porpocoque levivierasumadre,sabesuprocedenciayhastaelrodalexactoporelqueleecharonalaluz.

Braulio quedó con el gesto confundido como siempreque le interrumpíany, alfin,afilandolosojosconrabia,dijo:

—SeñorFaraón,cuandocomoentucasonoseestáencondicionesdeentendermisparlas,lomenosquepuedehacerunoescallarseynosalirseconinterpretacionesvirulas. Comprende para siempre que entre tu mente y la mía hay diferenciasmontescas.Ycuandoyohable,almenosporunrespeto,aunquenoentiendas,porquelatripatellegahastaelpescuezo,nomesalgasconsandungueríascarnavaleras.

—Oye, amigo Braulio, que ya estoy harto de oírte presumir de la talla de tucerebroydecreerquelosdemás,yyoelprimero,somosatajodeberzas.Yyaqueteaguantamosesosdiscursostanhartones,déjanosalmenosquerespondamosanuestroaire, para así poder sobrellevar la carga de tu maestría…Que nos tienes hartos atodoslosdelpueblocontantatomadepalabraysabihondeces.

—Unmomento—tercióelcatedrático—,FaraónqueaquíelamigoBraulioesdeverdadhombredesuperiorinteligenciaymejordecir.Ycuandoélhabla,quienquieraescucharloporloquefuere,debemarcharseocallarseperonosalirleconrespuestasrebajadas.

—Gracias,donRicardo.—Tampocolacosaesparaponerseasí—remontóPlinio—,porquesiesverdad

la superioridaddeBraulio,yqueesdegustoyprovechoescucharle, también loes

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queestamosenunpueblodegentessencillasyconpasaresmuyrepetidosyhayquehacerseconsentidordepreguntas,chistesyrespuestasque,aunquenovenganmuyapelo,estánfaltasdemalaintención.

—Llevarazón,Manuel,yruegoalamigoAntonioelFaraónquemeperdonelademasía.Cuandohablomepongounpocofosco,yalosé.Ysiesverdadquehabloalzado e inclusobien, del pueblo soy como los demásy cada cual tienederecho acontestardelmodoquesabeydeacuerdoconsuhumoryentendimientodelmundo.Meparecequeelorgullo es lamás inhumanade laspresunciones,porque,dada lamiseria que todo hombre arrastra desde la placenta hasta la fosa, es ridículo quealguiensecreamayorqueelquetieneenfrente,pormuchosatributosimperecederosque crea poseer. Además que yo soy liberal de sangre, y de liberales es oír ycomprendera todoelmundo.Demodoquepelosa lamar,queamigossomosy lavidaestrecha.¿DeacuerdoFaraón?

—DeacuerdohermanoBraulio.Yconstequemegustamásoírtehablarqueamihijareír,peroavecesmeaprietanlaschisteríasyhayquedejarmedesahogo,porque,comodiceaquíelamigoManuel,essinmalaintenciónycreídoquegustoa todos.Además,ynoesmentiraoportuna,Braulio,tequieromásqueamisentretelas.

—Asísehabla,Antonio.Yasísehabla,Braulio—dijoManuel.Algunosdelabarrasehabíanacercadoalcorroaloírladiscusión,perolosmás,

desanimadosporlafaltadevocesyaventuras,desfilabansinamainar.—Nosotrasvamosadormirya—dijeronlasmujeres.Quedaronloshombresuntiemposinsaberpordónderomper.—Mañana vamos a ir a Villahermosa —dijo el catedrático—, quiero ver la

iglesia.¿Sevienenustedes?—A…lomejorsí(Plinio).

PLINIO,SINENCENDERlaluzdesuhabitación,comprobóquenohabíacartadelenano.Cerró y se acodó en la ventana abierta.Había dejado de llover.No se veíanada. Sólo de cuando en cuando el parpadeo de un relámpago. Las luces de dosventanasdelhotelquedabanalaColgada,lasapagaronconpocointervalo.Devezencuandoechabaunreojoalreloj.Noseoíancigarrasnipájaros.Sóloatenuado,elruido cantor de los torrentes lagunarios. Alguien empezó a roncar con muchagrandilocuencia en el cuarto inmediato. El depósito del cuarto de baño goteaba.Pliniodiounacabezada.Serehizo.Yenseguidalesobresalió,comohacíanoches,elruidomuydiscretodeunaventanaquecerrabanabajo.Sepusoentensión.Levantadode la silla, con los labiosapretados, liouncigarro.Sería elúltimode lanoche.Yaestaba bien de pitos. Le dio dos chupadas y lo despachurró sobre el cenicero. Sequedóencalcetines.Abriólapuertadesucuartoconmuchopulso,ysalió.Laluzdel

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pasillo y escalera estaban encendidas. Bajó haciendo oído. Todo el hotel dormía.Llegóalaplantabaja.Enaquelpasillolas lucesestabanapagadas.Bajounadelaspuertasflotabaciertaclaridad,comosiestuvieraencendidalaluzlejanadelamesilladenoche.Deprontoseoyóelcorrerdeungrifo.Esperó.Otroruidodeunvaso.Porfincesóelgrifo.Desapareciólaclaridadleveyabrieronunapuerta,sindudaladelcuartodebaño.Quienallíandabaibadescalzoysinencenderlaluzdelahabitación.Loqueél creyó luzdemesilla eradelbaño.Yano seoíanada.Esperó todavíaunbuen rato. Según la cuenta, la ventana de aquella habitación daba a la laguna.Apartándose un poco encendió el mechero y miró el número. Era el 10. Quedópensativo. Realmente no podía entrar. No fuera acolarse. Volvió por el mismocamino. Al llegar a su cuarto miró la lista de huéspedes. El número 10, como élsuponía,loocupabalapsicóloga,lavecinadesumujerysuhija,Galalatremendona.Encendiólaluzysedesnudómuydespacio,haciendocábalasquenoveíaclaras.

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VI

«…Fuenllana,pueblodelpartidodeInfantes…situadoenelcentrodelCampodeMontiel,rodeadoporlosdeVillahermosa,Montiel,Infantesyel

anejodeMontielllamadodeSalido;enlacuencadelGuadiana,naceycruzaeltérmino,elarroyoTortillo,unodelosgajosdelAzuer,…fontem

planum…NacióenestavillaSantoTomásdeVillanueva,conservándoselapiladondefuebautizadoyelsitiodondenació,unacasadecampodesuspadres,queseutilizóen1735parafundarunconventodelaordendeSan

Agustín,queduranteciertotiempofueparroquia…»

ManuelCorchadoSorianoAvancedeunestudiogeográfico-históricodelCampodeMontiel

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DESAPARICIÓNDELAPSICÓLOGA.VIAJEALNOBLEPUEBLODEFUENLLANAPARAVISITARALPROFESORQUEESCRIBÍASUDIARIO…YUNREMATEPATÉTICOQUENADIEESPERABA

AQUELLANOCHE

SINOESPORQUELODESPIERTALotario pasadas las nueve, se levanta a lahoradeloslevitas,comoantesllamabanenelpuebloalosseñoritos.

—Pero,Manuel,¿enquépiensas?QueyahemosdesayunadoyteesperamosparairaVillahermosa.

Lehablabaconelfariaenlaboca,mientrasPlinio,enpijama,sentadoenlacama,serestregabalosojosyrecomponíalacabeza.

—Venga,alivia.—Espereustedunaschuscas.Ymientrasseafeitaba,lecontósuspesquisicionesdelamadrugadaporlaplanta

bajadelhotel.—Claro que esmuy inseguro. Pero lomás probable es, que quien entró por la

ventanalasdosnochesdelasvoces,fuelaseñoritadel10.—¿Quién,Manuel?—Esatremendonaqueviomimujerhaciendogimnasia.LaGala.DonLotario,alacabarsunarrativaelJefe,sequedóconlabocaprietaylosojos

meditativos.Yalfinrompió:—Puesnovasavolverlaaoírentrarporlaventana.—¿Porqué?—Porquehaceunahoraocosaasípagólacuentayselargó.—Mecagüenla.—MarchócondonJoséensufurgoneta.—Laputa…Paraundíaquemeduermo,fíjese.Yqueanocheestuve tentaode

llamarensucuartoyentrar,peromedioreparo.Medije,apartirdemañanaaestanolequitoojo.

—Y ahora que me acuerdo, llevaba un ojo totalmente amoratado y unesparadraposujetandounagasa juntoa la sien.Hadichoqueseescurrióanochealsubirlaescalera.

—MientrasmeacabodearreglarbajeustedcorriendoypregunteadoñaJosefadóndefuesumarido.

—Decompras.—Sí,perodónde.

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—Vale.Voy.

CUANDOPLINIOBAJÓ,donLotarioseguíadepláticacondoñaJosefa.—Nadaquehacer,Manuel.DonJoséfueaAlcázarporquehaybuenmercadode

pescados.YalaGalalehabrádaotiempodetomaralgunodelosmuchostrenesquepasanporallíentodasdirecciones.

—EsdeMadrid,¿no?—Creoquesí.—Demeelfichero,doñaJosefa.—…Aquíestá.EsdeCádiz,peroviveenMadrid.—Averquetomebienladireccióndelapsicóloga.—Esateníadepsicólogaloqueyo—dijoladueña.—En fin, no aventuremos juicios. ¿Podría pasar a echar un vistazo a su

habitación?—Nofaltabamás.Peropadre—asomósuhija—,¿novieneustedadesayunar?

QuesusamigosquierensalirparaVillahermosa.—Queesperenunpoco,guapa,quevoyalcontao.

ENLAMESILLAHABÍAmuchasrevistastontorronas.Pliniomiróminuciosamenteelcuartodebaño.Todoestababastantesucio,peronoencontrabanadadeparticular.

Mirólasalmohadasconcalma.—SÍ,aquíhayunrestregóndesangre.—Yaquíotromayor—dijodonLotarioseñalandolapartealtade lasábanade

arriba.—¿Nosehafijadosillevabaheridasenlaspiernas?—Ibaenpantalones.—Escasiseguroquenosecuróaquí.—¿Porqué,Manuel?—Enelcuartodebañonohayniunhilodegasa.Dieronmásvueltas,removieronymiraronentrelasrevistas.Porlaescalera,dijopensativoadonLotario:—DesdeVillahermosa llamaremosalComisarioPerales aver si puedendarnos

unainformacióndeestaGala.Las mujeres de Plinio, de muy buen humor, tenían a sus conalmorzantes

embobadoscontándolescosasdelJefe.Poreso,nadamásverlosentrar,callaron.—Vaya, vaya conManuel. Demodo que cuando te afeitas le hablas al espejo

comosifueraeldetenidodeturno—leespetóelFaraón.

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—Calle,chivato—ledijoGregoriasonriendo.—Yaosestáncontandomisindividualidades.—Lo que más gracia me ha hecho—terció Braulio— es que silbas mientras

duermes.Locorrienteesroncar,odarsuspiros,peroel tocarseapuntade labios laRosadelAzafránentera,eslonuncavisto.

—Exageracionesdeesta.—Nopadre,queyoloheoídotambién.—Sí,Manuel.Silbasuntrocilloytecallas.Alcabodeunrato,otroscompases.Y

esodesdequenoscasamos.—¿Ysilbacuandoestácontentoosiempre?—Cadadosotresnoches,estéalegreosentío.—Pues,hija,esodedormirseconmúsicadebedesergustoso—¿Yquécantarsilba?—Noesconocidoybastantedesperdigao.Sevequeconelsueñonohilabien.—Yo, cuando hice la mili —dijo el Faraón—, tenía un vecino de cama que

algunas noches se incorporaba, con los ojos cerrados y todo, y echabaundiscursocontraelRey.Peroluegodedía,cuandoestabaensusluces,ysalíaeltemapolítico,resultaqueeramonárquico.

—Coño,quéraro.Seríabuenosaberconquébandoacabólaguerra(Braulio).—Alomejorlopersiguieronenlasdoszonasalavez(DonRicardo).Erancasilasoncecuandosalieronenlosautos.Lasmujeresprefirieronquedarse

enRuidera.Unpocoapretadosfuerontodosenelcochedelcatedrático.Pasaron las lagunasverdesclarasycruzaronelpueblo.Habíaanimaciónen las

callecillas sin pavimento y con nombres de lagunas. Casas pequeñas con puerta yventana.Unamujer,congranahínco,sededicabaaborrarlosramosverdesquehabíaen las fachadas. Pasaron laOssa.Camino deVillahermosa, chaparrales. El terrenopierdelavalentíadelascurvasyabultacionesquealcanzóenRuidera,ysemodulasuavemece-tierra,mece-verde,mece-repechosycolinas.Entresembradíos,sabinaresconlaspuntaslevementedeclinadasporelviento.Algúncortijoalfondo,escasodeárboles, comomal avenido con la carretera. Y riachuelosmenguados que alientanpordioseroselpaisaje…Sabinaresconolorahembraencamada.PorVillahermosaseveíanhombresaburridísimos,comosinsaberdóndeir.Separaronenlaplaza,dondeestálaiglesiaquequeríaverelcatedrático.Iglesiagrande,detrazanórdica,congranportada gótica.Alta torre poligonal y chapiteles de pizarra. En una plaza de casasbajas,laiglesiaparecíaexcesiva,comoparaunaciudadqueyanoexistía.ElFaraónsoltóunosversos,quesegúnél,cantabanlosantiguosdelpueblo:

Enloaltolatorrehayunnidodeborricos.

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Cuandorebuznanlosgrandes,alzanelraboloschicos.

MientrasdonJuliánysusamigosentraronaver la famosa iglesia,PlinioydonLotario marcharon a la Central de teléfonos. Iban por las calles seguidos de sussombrasyde lasmiradasde algunasmujeresquepuerteabancuriosas.Apesardelplanchado matinal que le hicieron sus mujeres, el traje de Plinio seguía bastantearrugado,desuerteque, juntoalempaquerelamidodedonLotario,parecíaalgosucriado. Por la ventana de una escuela se oía a unas niñas cantar una retahílamultiplicativa. Y una vieja, posiblemente centenaria, sentada en el poyete de supuerta,conzurosinfantiles,echabadecomeraunaspalomas.Elgrupoeratanparejodebultoquedabalaimpresiónodequeellaseachicabaparaestaralaalturadelaspalomas,oqueestasseagrandabanparaverleelalbopeloalaviejecilla.

Laconferencia tardópoco,ycuandodieronalcomisarioPerales lasseñasde laGalapsicóloga,estelespreguntó:

—Pero¿quéhahecho?—Noséquéledigademomento.Creoquenadagordo.—Ustedsiempreconsuscosas.—Porfavor,cuandosepaalgolocomunicaaTomelloso.Eslomásseguro.Porlo

demásseguimosconigualtemperatura.—ComprendoPliniodelaMancha.SaludosadonLotario…Llamaremos.¡Ah!,

ypregúntelequecuándosedebevacunardelarabiaaunperro.—¿Melodiceenseriooenmetáfora?—No,hombre,enserio.Esquemimujersehaempeñado,ytenemosperro.—Bueno,puesselopaso,queaquíestáconmigo.—Comonopodíasermenos.LuegollamóaTomelloso.—Yaséquesepusoustedanochehechounasopa,Jefe.—Québacíneres,Maleza.NosetepasaunaaunqueseaenRuidera.Oye,llama

alcomisariodeAlcázardemiparte,aversilocalizanenlaestaciónaunarubiancamuybuenaquesellamaGala,quehaidocondonJosé,eldueñodelhoteldeRuidera.

—¿Peroquesehaidodeligue?—No,hombre,no,quelahallevadoaAlcázarensucoche.—Bueno,¿yqué?—Siestáellaquenoladejenmarcharhastacomunicarconmigo,ysisólovena

donJosé,quemellameenseguidaalhoteldiciendodóndehaidolaGalaRodríguez,quéhahecho,conquiénsehavisto,etc.Enfin,loquesepuedasaber…ysitellegadeMadridalgoparamímelocomunicasenseguida.

Volvieron a la plaza. Como ya habían visto la hermosa iglesia los otros,

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decidieron acercarse a Fuenllana, porque don Ricardo dijo que allí tenía un buenamigoyestabaaunpaso.Todavíaeratemprano.

Iban despacio, recreándose en la limpieza mañanera, en el relajo del campodespués de la prematura tormenta nocturna. Toda la naturaleza parecía pasiva,femeninamentepasiva,conevaporacioneslíricasysusurrosquedos.Hayjornadasenlasquelatierraseponetensa,pujantehaciaelcielo.Ycobradurezadeformasydelíneas,derobustosvolúmenes,desombrasradicales,queagarranlavistadelhombrequepasa.Peroenotrasjornadascomoaquellamañana,elpaisajeseaclocayentetacomounniñodormido.Quedaensuspiromatiz.Dispuestoaadmitirelpequeñovalerdel hombre. Todo era liviano, sin gravitaciones de color, viento o bulto.Maganto,echadón,recibidor.Loscincohombresdelcocheibantransidosporaquellalevedad.La tierra, cuando amaina, comoelmar, sematernaliza,mima el oído, la vista y elcorazón del que pasa.En esos ratos el hombre se desterra, se desunce del imperiotelúrico,ysesienteamoespiritualdecuantopisa.Algotrascendente,propensoa lamística,alaefusiónlírica,alaamatoria,alareconciliaciónconladurabandeja,tanadusta, que nos soporta el corto tiempo de la vida, mientras ella pervive hasta laconsumación del planeta.Y en aquel silencio sensitivo, que ni se oía elmotor delcoche,dijodeprontoBraulioconaquellavozdepredicadorsoliloquiero,dehombrequedeprontosesitúamásarriba:

—Escuriosoquenomeacuerdoenabsolutodeloquehiceanteayer.Habíatalsondeautenticidadensudichoquenadiereplicó.—Llevo dándole vueltas a la bodega de los hechos y los dichos, que es la

memoria,ynoconsigocuajarningunademisaccionesdehacedosnoches.Fuecomojornadaenblanco,quesemequedóenlacama.Vivimosdíasydías,mesesyaños,yalahoradeponerenmovimientolamemoriaresultaquenosenosfiltracasinada.Ala hora del balance: después de apretarnos hasta saltar los tornillos del recordador,todanuestrahistoriasereduceaunpuñaditodejironesdeestampas,demomentillos,depalabrassueltas,deretratoscortados,chuchurríosydescoloridos…Cuandoquierorecordarcosasdemimadre,sólomeaflorandijeschiquitines.Laveosentadajuntoalfogón, dándome sopas, mirándome con ojos fijones y tristes… Las llamas de lasceposysarmientos,lacucharacercademiboca,yaquellosojoscargadosdetristeza.Otra reliquiaquemequedófueelabrazo tanprieto, tandecorazónacorazónydehuesoahueso,quemediocuandomefuialservicio.Aquelabrazotodavíalollevoenminaturaconlamismaapretación…Yluego,laterceraestampa,enelcatafalco.Tan dura, tan pajiza, como si yo no le tocara nada, y cuantos rodeaban su cuerpopresentelefueranajenísimos.Fíjate,treintaañosconella,ypormásqueaprietomiseseranoconsigoestrujarotraspresenciasdemimadre.Ysideella,quefuemicausay mi amor, quedan tan endebles memorias, ¿qué puede recordar uno de tantasjornadasypersonasquepasaronsintocartenadica?Detodounañoalomejorsólo

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nosquedaunaesquirladelovistoysentido…LabodadeZacarías,noséporqué.Elentierro de Zafra. Aquella puta del Canto Grande que tenía un lunar en el pecho.CuandosehundióelbalcóngrandedelAyuntamientoeldíaqueelCandojoganólagrancarreraciclista.Yaquellamañanadelaguerraquemandaronponerbanderasdecoloresadictosentodaslasventanas…Podríaseguirconcuarentaociendibujosmásde lo queuno fueypresenciódurante toda la vida, pero ahí acaba cuanto flota detodo lo que uno fue y pasearon sus ojos y entendederas… Y resulta, cosa biendesasosegante,que tantaspenas, trabajos,deciresyacuestes;comidasyciberasdelpijo,quedanalcabode losañosentanchicoalmacén…Todoestomehacepensarque,deverdad,sólovivimoseneldíaenqueestamos…Ysimeapuras,lahoraquechaspo.Lodemás,aventótotal.Seveunoenelespejo,encanecido,lacarasurcadayelcuerposinfibra,yrecuerdasusefigiesanteriorescomoperdido.Ytantodestrozode presencia y ánimo, de decires y miradas (me pregunto muchas veces ante elespejo),¿paraquésirviósiainarecuerdoloquefui?Acadapaso,conlapuntadelpieempezamosuncamino,quealavezborramosconeltalón.Andaresinútiles,delosquesóloquedamemoriadealgunapiedradelcamino,odeunahuelladenuestropiegrabadaenelbarrosecodeltiempo.Lomismoquedesaparecedenuestrocuerpoloque comemos cada día, se anula lo que vivimos.Y sólo permanecen destilacionesínfimas,pegadasenlasparedesdelavasijadelamemoria…

Hizounapausa,conelgestoentornadohaciaelpaisajesumiso,queaprovechóelcatedráticoparadecir:

—Muybientraídotodo,Braulio.Pero¿haspensadoquéinfiernoseríalavidasirecordásemospuntualmentetodosnuestrospesares?Sitodoelpasadolollevásemosdentro,bullente, comousteddiría, enloqueceríamosenseguida.Elolvidode loquefuimosenlosmomentosmalos…yenlosbuenossimeapura,nospermitecreerquecadadíaesnuevo,quenacemoscadaamanecida.Nospermite ser inconscientesdenuestros errores repetidos y limitaciones y volver a ellosmil veces con frescura ydesparpajo. Si tuviéramos esa memoria que usted pide, nuestro magín sería unapelícula de millones de metros que nos repetiría hasta la demencia los mismoshaceres y dichos, ademanes y copiados errores. Sería elmás patético infierno queimaginarpudierauntridentino.

ABrauliolodejópensarosoelrazonamientodelcatedrático,aunquelepicólodeltridentino.

—Es verdad—reaccionó al fin levantando la mano con desánimo—. Vivir esdejardeserdesdeelmismomomentoquesenace,hastaladejadezcabaldelsepelio.No enterramos días, sino cachos, rodajas de nuestro vivir, cada hora más lacio yrepetidor.Empezaraseresempezarademolernos…Ylagranmedicina,comobiendice aquí el señor licenciado, esno recordarnadao casi nadade lodemolido…Ysólo queda, como testimonio de que pasamos, ese sonsonete de pocas memorias,

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buenas ymalas, y el formato cada díamás deslucido que nos vemos en el espejo;estropajo,cadajornadamásreseco,deloqueempezamosaser.Poresoyo,cadavezenvidiomásalosquehacenlibrosycuadros,ysientoquenomedieraninstruccionesparasaberloshacer,porqueellos,dealgunamanera,dejanrúbricadeloquesintierony pensaron, mientras que los demás, apenas plegamos el párpado, caemos en elolvidosinremedio…Yllegadíaquehastaseborranuestronombredelosregistros.

—Deacuerdo,perosóloenparte.Porqueloslibrosycuadros,comousteddice,resultanmásvaliososparaelautorqueparalosotros.Meexplico:Loquelosdemáspuedan pensar de nosotros después de lamuerte importa tan poco… como lo quepensaran antes de nacer. El verdadero valor de la obra de arte es para el propiocreador.Porquealreleerse,mirarsuslienzosoescucharsusmúsicas,«ve»susideasysentirespasados,cosaquenopodemoslosquenotrasladamosnuestrasvivenciasporel cable del pensamiento escrito, pintado o tocado. Todo se olvida menos lo que«nos» decimos por arte. Pues el tiempo anula, y hasta nuestro cuerpo, comousteddice,sedesmientecadajornadaensumetamorfosisdestructora.Peroloquesedijo,pintó o armonizó, queda para el propio autor, que es el que importa, como retratovivísimodeparcelasdesuvidaanterior…Elqueelartesugieraalosajenoscosadesupasado,esotrocantar.

—Pero ciertas obras, como ocurriría con el recuerdo perennal de lo vivido,tambiénserándolorosasparaelautorsilasrepasa.

—Seguro, amigo Braulio, que ocurre a muchos creadores. Pero ello crece mitesis…

—…Ydelashistoriasdelmundodelospaísestampocoserecuerdamásqueunpuñaillodecosas.

—Cierto,eslamismamecánicaencolectivo.Peroasícomoelindividuo,aunqueaveces tratedeengañarse,decreerseotro, larepeticiónde los ticdesuseracabanpor vencerlo y resignarlo a su condición, la historia, que esmemoria acopiadapormuchos,suelesermuycernidaymixtificada.Yprocurasólorecordaraquellascosasque convienen a los manejadores de turno. El recordar con detalle la historia decualquierpaís,talycomofue,provocaríaunanáuseacolectiva,queacabaríaconlahumanidadenmenostiempoquelabombaatómica.

—Total,señorcatedrático,quesegúnusted,loquepermitequelavidadetodosycadaunosiga,eselolvido.

—Porsupuesto,graciasalsantoolvido,delodemásydelopropio,estamoscadadíadispuestosareempezar,yaacometerlosmismoserrores,tantoenlavidapersonalcomo en la colectiva. Por eso habrá observado usted que a pesar de los adelantostécnicos, lacondiciónhumanavaríapocoenlosustancial.Cambianostentosamenteloscontornosdelhombre,peroélapenas.Elhombredenuestrotiempoesdifícilquemuerade apendicitis o depulmonía, comoocurría a nuestros padres.Puede ir a la

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lunayverloquepasaamilesdekilómetrosenmuypocashoras,perocontinúaconlas mismas experiencias, digamos íntimas, que los precedentes, por esa falta dememoria de cómo somos, de cómo fueron los que nos precedieron. En los errorespolíticosrepetidísimosesdondemásseaprecialaamnesiahumana.

—De donde se saca que la falta de memoria que yo decía es bonísima paraconformarsecadacualconlocañamónquees,pero,altiempo,esmaloparasaberloscañamones pequeñísimos que somos todos. Lo que vale para que el hombre semantengatieso,novaleparaquelasmultitudesaprendanenlageneraciónajena.

—Bienresumido,Braulio,bienresumido.—Y uno a conformarse con lo poquísimo que de símismo recuerda cada día.

¡Na!Al entrar en Fuenllana callaron ambos filósofos. Plinio y don Lotario habían

escuchadoreverentes,yelFaraónrefrendó:—Resumiendo, que comomejor se está es como somos.Puesmenudo infierno

recordartodoslosdíaslosdoloresdeaquelenquenoshicieronlafimosis.—Pero¿esqueatitelahicieron?—Clarito, don Lotario. Poco antes de casarme. Porque lo mío era catral. Un

volumen tan aparente deminga como la que poseo…y perdón por la inmodestia,peroterminadaenpunta,comocabezadepez.Ustednosabelasqueyopasabaalahoradelairritación.Eraunmanantialdenaturalezaconlacompuertaechá.Yasíqueme quitaron la rodajilla y aquel cabezudo salió al aire, qué desahogo, coño. Quécomodidad en la fornicativa. Qué mirar cara a cara y sin temores el túnel de lacontraria.

EnlaPlazadeFuenllanapreguntaronporlacasadelamigodedonRicardo.Lascallesestabancasivacías.Algúnviejosentadoalsol.Unasmujeressacudíanmantasenunpatio.Bandadasdevencejos,asustadosporelruidodelauto,cruzaronlacalle.Elpuebloaparecíasemiabandonado.

—Los pueblos del corazón de España se acaban —exclamó don Ricardo—.Pueblospequeños,pobres,levantadosalaveradeunconvento,fuente,señoríofeudalo cruce de caminos. Pueblos de pan llevar y de hambres frecuentes, ya no tienenrazóndeser.Lasmocedadesemigranporfaltadeunaindustrializaciónbienrepartidaodelugarparaasechanzasturísticas.Lamecanizacióndelcampopermitevivirlejosdelpredioy lasgentesquierenvidadeotrahechura.Todosestospueblosenbreveseránsolarolvidado…Porloquedecíamosdelamemoria,Braulio…ALaManchanadielehahechocasoensupuñeterahistoria.Valióparaloquevalióensutiempo.Fue criada y mandadera entre los cuatro puntos cardinales de España, y ahora laquieren dejar como solar, como campo que produzca sí, pero administrada desdelejos.LospueblosdelinteriordeEspañaseacaban…

LlegaronalacasadelamigodeRicardo.Lesabriólaportadaunamujermagra,

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vestida de negro y el mandil gris oscuro. También acudió un hombre con boina.Despuésdemirarlosmucholosdejaronentrar.Cruzaronunpatiogrande.Seveíabajoun tejadillo labodegaabandonadacon telarañasybombasoxidadas.Enun rincón,cubasdeshechasenmontonesdeduelas.Pasaronaotropatiomayor,concobertizosdeclinantes, carros destartalados, destrozadoras de uva oxidadas, jaulas vacías. Entodaslashabitacionesdelacasa,mueblesfinosdeotrotiempo,deslucidos.Estantescon libros viejos.Búcaros empolvados.Cuadros al óleo entre sombras.Más jaulasvacías. Se entreveían alcobas con camas altas, y colchas de colores sin lustre.Mecedorasysillascurvadasconasientoderejilla.Casaquedebiódetenermuchoshabitantes en tiempos mejores. El profesor estaba en su despacho estilo español,recargadode tallassiniestras.Habíaestantesde libroshastael techo.Títulos,orlas,cestas con revistas y periódicos antiguos.El profesor, ya jubilado, con la barba dedíasyenpijama,leíaalaluzdeunaventanaentremontonesdepapelesylibrosquecubríanlamesadecorteaustríaco.

Comolaviejalesabriósinprevioaviso,elprofesorlosrecibiómirándolossobrelasgafas,conelgestoinsípido.Alreconocer,porfin,adonRicardo,avanzóconlosbrazosalargadosylabocablanda.

Se sentaron en el tresillo de damasco rojo, y bebieron copas de mistela. Elhombre oía hablar a su amigo con gesto infantil. Y de vez en cuando echaba unaojeada a los acompañantes, como para cerciorarse de que estaban allí. Plinio, donLotario, el Faraón y Braulio labieaban la mistela con cara de retratados, no depresentes. El profesor, sujetándose los pantalones del pijama, sacó un tomo de sudiario,entreotrosveinteque llenabanunanaquelyempezóaenseñarlerecortesdeperiódicosantiguos,fotogramasyhojasmanuscritas.Enunadelasfotosaparecíaelprofesor,muy joven, rodeadode alumnos.Unode ellos eraRicardo.Elhombre seembebíaconaquellosrecuerdos.

—Fíjate,fijate,Ricardo.YleíaunospárrafosescritosporélconmotivodeunaexcursiónaElEscorialcon

susalumnosuniversitariosenlosañostreinta.Citabanombresdeausentesymuertos.Deexiliados,demaestrosquefueron.Seveíaquesólovivíaparaaquelayer.Cuandode pronto recordaba que estaban allí los amigos deRicardo, aunque estuvieran lascopassinmediar, las rellenabademistela,yvolvíaa sudiarioya suconversaciónconRicardo.

Braulio, en aquel mundo de recuerdos, pensaba en la plática que trajeron elprofesor Ricardo y él, desde Villahermosa, sobre la memoria humana. Por fin laconversación se generalizó cuando el catedrático de Tomelloso le preguntó a sumaestrosihabíamuchaemigraciónenelpueblo.

—Yalocreoquelahay,hijo,yalocreo.Yanoquedanmásquemujeres,niñosyancianos.Ymenosmalquelagentesedistraeconlatelevisión.Asíquellegalahora

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se queda el pueblovacío.Aquí nuncahubo teatroni casi cine.Sehapasadode lanada a la televisión. Ya no hablan. Se meten en casa y pasan las horas muertaspegadosalapantalla,mirandoloquepasaporahíenMadridyenelmundoquenosdejan ver. Qué fenómenomás raro. De la nada a la televisión. Ella tiene bastanteculpadelasemigraciones.Venotravidaysevan.Másqueporcausaseconómicas,por cambiar…Yo no tengo televisión, prefiero leer y escribirmi diario…Muchasveceshepensadoquecuandomueratelodejaréati,Ricardo.¿Aquiénsino?EnelpisoquetienemihijaenMadridnocabentodoslostomos.Niademásleimporta.Ymenos ami yerno, que es un imbécil… Paso los días enteros aquí solo o doy unpaseíllo. Pero prefiero esto aMadrid.Aquellomemarea.Además, ya no entiendonada…Elotrodía,sinembargo,pasóalgogracioso.Comolatapiadelúltimocorralestámediohundidadesdehacequé sé yo los años, un señor semetió en esta casacreyendoqueel corral era todavíacalle.Unchico joven.Se lehabíaestropeadoelcocheenlacarreterayveníaenbuscadeunmecánico.Hablamosunbuenrato.Yadigo,eraunargentinomuysimpático.

Aloírlo,aPlinioseletensoelánimoysedisponíaahacerleunapreguntamuydirecta, pero al acordarse de las prevenciones de donCircunciso, pilló vuelta a suhablar:

—Quéraro,unargentinoporaquí.—Ahora con el turismo ya se sabe. Me dijo que venían a visitar los lugares

cervantinos.—¿Ypudieronarreglarelcoche?—Nosé,loencaminamosacasadeJuan,quesabealgodemotores.El hombre volvió en seguida al tema de sus recuerdos, a mostrarle trozos del

diarioaRicardo.Cuandosedespidieronlosacompañóhastalapuertadelostrascorrales,sindejar

de sujetarse los pantalones del pijama con lamano. Don Ricardo y el maestro sedespidieronconmuchaefusión.Elpobrequedóunratillojuntoalaportada.

Dieron una vuelta por el pueblo. Se veían muchas casas cerradas, comoabandonadas.Por laventanadeunacuadra sin rejaasomaba la cabezadeunmulomuyserio.

—Viendo el diario de mi maestro se habrá acordado usted de nuestraconversacióndeantes,¿eh,Braulio?

—Vaya,sí.Plinioapenasatendíaanadadesdequeoyólodelargentino.Porprimeravezle

pareció real aquel oscuro caso en que ayudaba a los de Madrid de manera tansolitaria.

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APENASLLEGARONALHOTEL,PliniobuscóadonJoséparasaberdelaGala.Hacíapocoquehabíavueltoydescargaba la furgoneta,peroya lohabíapuesto sumujeralcorriente.

—Puesnada,mepidiósilaqueríallevaraAlcázar,ydijequesí.Alllegarladejéenlaestaciónyenpaz.

—¿Ynohablónadaentodoelcamino?—No…bueno,sí,cosascorrientes.—¿Tampocodijonadadelasheridas?—Loqueexplicóaquí,quesehabíacaído.—Apartedeenlafrenteyelojo,¿sabeustedsiteníacontusionesenotrapartedel

cuerpo?—Algodebíadetenerenlapierna,porqueavecessetocaba,perocomollevaba

pantalones…PlinioydonLotariosemiraron.—¿Ydóndeledijoqueiba?—AMadrid…¿Creeustedqueestatienerelaciónconlasvoces?—Nopuedodecirle.Peroestoycasiseguroqueesachicaentróalhotelaesode

lastresdelamadrugada,porlaventanadesucuarto,lasdosúltimasnochesquehubovoces.

—Entoncessítienequever.—Oquesalíaparaoírlasmejor(Lotario).—Lo que no sé es qué pintaba aquí. Tenía poco trato con los huéspedes, y se

pasabalamayorpartedeldíaenelcuarto.—¿Nuncavinonadieapreguntarporella?—No.—¿Cuántosdíashaestado?—Comoquince.Ahílotendré.—Esdecir,desdequeempezaronlasvocespocomásomenos.—Sí…peroellanoeslaquevoceaba.—Claroqueno.—Noentiendo,Manuel.—Niyo.Enelbaresperabanlasmujerestomandonaranjadaypatatasfritas.—Cómo se nota que sois mujeres honradas y cabales—les dijo el Faraón—,

míralasnadadewhiskys,ginebrasyvermutescomotomanlasperdidas.Lahijasonrióylamadreleremató:—Nosepuededecirdetilomismo.

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—¡Uh,qué lástima!Yocervecicanamásy algodevino.Lomenosquepuedebeberunhombre.Amíelwhiskymesabeazapato.

Plinio,queentróelúltimopor lapuertadelbarquedabaalhotel, alveradonCircuncisoenlamesadesiempre,seinclinóunmomentoyacaricióalperro.

Elliliputienseleechóunreojofugazysiguióconelvaso.Elguardiasesentóconlosamigosymujeres.

—Aquílastienes,encurdándose.—¿Quétallamañana,hermosas?—Puesea,dimosunbuenpaseo.La Reina hija, que tomaba el té junto al matrimonio con niños, les decía con

énfasis:—Porquemamá es lamujermás dulce y sentimental que pueda imaginarme…

¡qué amor el suyo! ¡Qué ternura de trato! Nos crio como malvas, como capulloscalientes.Siempreenlahoradelasatribulacionesyamargurasdelavida,tuvimossualientoysusonrisa…MamáesigualquelaVirgen.

—Quégustounamadreasí—lerespondiólaseñoradeverdademocionada.—Peroquémevaustedadecirsiyalollevamosoyendoquéséyoeltiempo—

dijoPlinio,guiñandoelojoasuhija.Alcabodeun rato,donCircunciso,muyserio,conelperrode lacorrea,y sus

pantalonescortos,pasóanteellostanrepeinado.—¿Cómoseríaestedereciénnacido?—exclamóelFaraón.—Pueslomismoqueahora,perosinbarba.Pasado un cuarto de hora, Plinio, pretextando algo, subió a la habitación del

liliputiense.Dioungolpeconlosnudillosyoyóeladelantechillón.Elhombreestabasentadoenlacama.Recibióconlamiradaseveradesiempre,

peroimpacienteaPlinio.—¿Quéhaydenuevo,Manuel?Siéntese.PliniolerefirióloquecontóelprofesordeFuenllanadeljovenargentinoquese

lerompióelcoche.DonCircuncisoquedómirandoal suelo, fumando supurazo,ymoviendoenel

airelaspiernecillas.—Puedeserunbuenservicio,Manuel.—Ha sido la casualidad. Como iba tan acompañado no quise hacer más

averiguaciones.—Paraqueocurranciertascasualidadeshayqueestar al acecho…Bien, espere

mis órdenes.Dentro de un ratomarcharé a Fuenllana. Si hay algo, le avisaré estanoche…Estamosenunmomentodelicado.Nolosabeustedbien.

—No,nolosé.—Menudasuertetiene.

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Pliniobajólaescalerahablándosecongestossolitarios.Vioquesehabíasumadoa la tertulia López Torres. Por lo visto andaba buscando aires que pintar en aquellagunarioysehabíahospedadoenelhotelunpardedías.Conelpeloblancomuyhueco, sincorbata, la caradecepa seca,ymoviendoacompásnervioso lasmanossarmentosas,decíacosasdepájaros,Plinio leescuchabaechandodevezencuandolos ojos por la ventana, tras una canoa muy señorita que hacía giros y elevabaespumas.

DESPUÉSDECENAR el bar estabamuy solitario. Los hermanos Riofrío, comotodas las noches queno tocabanvoces, salieron a dar su paseíto junto a los lagos,comoellosllamabanalaslagunas.Aúltimahoradelatarde,Braulio,elcatedráticoyelFaraónsevolvieronalpueblo.LasmujeresdePliniohablabancondoñaJosefaenotra mesa. Plinio y don Lotario tomaban café junto a López Torres que andabacucharilleando la manzanilla. Los justicias se refirieron a su encuentro con lospastoresjuntoalaSanPedra.Yaloqueunolesdijosobrelosmuertosqueandabasueltos por aquellos pueblos, particularmente desde la guerra. López Torres se rioabriendomucholosojosylasmanospuestasenlasrodillassucintas:

—Si a ese lo conozco yo.Tiene una imaginación de fuego.Una vez que fui apintarunatablillaporallímecontóqueenLasLabores,dondeélpasóvariosaños,había una mujer que cada nueve meses paría pompas de jabón muy gordas yazulencas.

—¿Cómodice,Antonio?—Sí,queseleempezabaahincharlabarrigacomoaunapreñada,yalosnueve

meseslellegabanlosdoloresnaturales.Llamabanalacomadrona,hervíanelaguaypreparabantodoloqueseprecisaparaestoscasos,ycuandollegabaelmomento,envezde soltarun llorón, le salíande laalcancíapompasgordascomoglobosazulesquellenabanlahabitación.

—Anda,coño.—Sí,yquecuandosaltabalaúltimapompa,labarrigaselequedabatannatural.

Yqueelcoñodeella,fíjatelaimaginación,Manuel;soltabaentoncesunarisotá.—Ayquétío.—Sí…yquelosglobossequedabanmuchosdíasflotandoporlascallesdeLas

Labores.—¿Ylocuentatanserio?—LomismoqueoshacontadolodelosmuertosqueandanporRuidera.Como

pasatanlargassoledadessiempreseestáimaginandohistorias.AlasonceLópezTorressefuealacama.—Bueno,Manuel.¿Ycómovanlasinvestigacionesdetucasosecreto?

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—Nosé,donLotario.—¿Cómoquenosabes?—Comoquenosé.Porqueyoestoy,segúnledije,deauxiliar,paraencarguitosde

na.—Puesanda.—Lediounachupadaalcigarroyquedóconelgestodeamargura

quesiempreledejabaelhablardelcasosolitariodePlinio.Estevioquelasmujeresbostezabandesdelejos.Elúnicochicoquequedabaenla

barraabríatambiénlabocasinmedida.Habíaacabadolatelevisión,aunquenadieleprestó mucha atención, y se apreció gana general de irse a dormir. Plinio y donLotariosóloesperabanconsumirelúltimocigarro.DonJoséentróenelbaraecharelvistazo final y dar la orden de cierre.Y precisamente cuando se dirigía a lamesadonde estaban el guardia y el veterinario, de pronto, rompiendo el silencio casiabsoluto que filtraba la ventana abierta, y conmás intensidad y aproximación quenunca,seoyóelgritorápidoymedianochero:

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah!El chico de la barra se despabiló asustado y quedó con los ojosmuy abiertos.

PlinioydonLotarioconlasfumadasenelaire.—¡Lavoz!—gritóasuvezlamujerdePlinio.—Sehaoídocomonunca—reaccionóelchicodelabarramuyimpresionado.—¡Vamos!—dijoPlinioponiéndoseenpie.—¿Enelcoche,Manuel?—Sí.Treparonhastalacarretera.—TireustedColgadaarriba…Peronodeprisa.Délaluzlarga.—Estanochenotocaba,seconocequehanperdidolacuenta.Seveíagenteasomadaalospocosapartamentoshabitados.Aunos trescientosmetros, sentados en una piedramuy abrazados, vieron a los

hermanosRiofrío.—Pareustednoseaqueestoshayanvistoalgo.Alverqueseparabaelcocheydoshombresibanhaciaellos,elhermanoRiofrío

preguntóconvozmedrosa:—¿Quién,quiénes?—Somosnosotros,losdeTomelloso,noseasuste.—Quéhorror,quéhorror,hasidohorroroso—dijoelhermanoapretandolamano

dePlinio.—Vuelvanalhotel tranquilos.Por ahínohaynadie.Nosotrosvamosadaruna

vueltahastamásarriba.—No, no por favor, llévennos con ustedes. Mi pobre hermano es incapaz de

moverse.

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Tomándolosdelbrazolossubieronenelcoche.—¿Hanvistoustedesalgo?—Noseñor,nohemosvistonada,sólohemosoído.Salimosconfiadosenqueesta

nochenotocaba…Talvezelaireveníaafavoryhasidohorripilante.—Eso,horripilante.—Unavozfuriosa,másfuriosaquenunca.Vozirracional…Mañanamismonos

vamosdeestehotel.¿Verdad,hermana?—Ay,sí,porloquemásquieras.—¿Nohanoídoovistopasaralgúncoche?—Noseñor,sólolavoz,lavozhorripilante.Anduvieronunkilómetromássinhallarnada.Todoestabasilenciosoyenlunado.

Cuandofueposibledieronlavuelta.LoshermanosRiofríorezabanenvozbaja.Losdejaronenelhotel.PlinioydonLotariodecidieronhacerotrorecorrido,pero

apie.Ibanmuydespacioahorahacialaaldea.Unperroladrabalejano.Debíadeserunperropequeñoychillón.Laluna,cuandoquería,copiabasobrelasaguasquietasyastraleslosbravosybajosmontesibéricosquecercanlaslagunas.

Al doblar una curva, oyeron una conversación. Varias personas hablabanexcitadasenlapuertadeunchalet.

—Hacemásdeunahoraquesedespidiódenosotras—decíaunachica.—¿Másdeunahora?—Dimos un paseo hasta Entrelagos, como todas las noches antes de cenar y

marchó.—¿Peroantesdelasvoces?—Claroqueantes.—Vamosaverquépasa—dijoPlinioadonLotario.Quieneshablabaneranelmatrimoniopropietariodelchalet,suhijayunseñor.Al

oírlosllegarintentaronconocerlosentrelasombras.—Buenas noches. Soy Manuel González, el Jefe de la Guardia Municipal de

Tomelloso.—Ah,¿esustedPlinio?—dijoladueña.—Elmismo.¿Pasaalgo?—Sí,lahijadeesteseñor,queesdeMadrid,sedespidiódemihijahacemásde

unahoraynohallegadoasucasa,queestáaunostrescientosmetros.—¿Quéedadtiene?—Diezyocho.—¿Yestandolascosascomoestánladejanirsola?—Comoeslaquevivemáslejos,todaslasnocheslaacompañábamoslasamigas,

peroesta,comonoestábamosmásque lasdosyno tocabanvoces,dijoquese ibasola.

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—¿Habéisvistoalgooalguienqueoshayallamadolaatención?—Noseñor.Lagentedesiemprepocomásomenos.Losvecinosdeporaquí.—Vamoshaciaallámirandobiensilesparece.—Túnohacefaltaquevengas—ledijoeldueñoasumujer.Losdoshombres,lachicaylosdelajusticia,bajaronhastalacarretera,camino

delacasadeSolita,queasísellamabaladesaparecida.Pliniodispusodeavanzardesplegados.Élibaenlapartemáslinderaalalaguna.

Aldoblarunacurvavieronunchaletconlaslucesencendidas.—¿Quiénviveallí?—Esnuestracasa.—Vamosaver.Noseaquehayavuelto.Subieronunarampasuavede tierraypiedras,pasaronentrevarioscoches.Una

señoratodavíamuyjoven,aloírlos,seasomóalaventanaabierta.—¿Quépasa?—preguntóconansiaasumarido.—¿Nohavuelto?—No.Alveralaamigadesuhijasefuehaciaellamalconteniendolossollozos.—¿Peroaquéhorasevino?—Hacemásdeunahorasevinoellasola.—Ay,Diosmío,Diosmío.¿Quélehabrápodidopasar?Quedaronenlapuerta.Lamadrecadavezmásnerviosa.Laamiga,conlosbrazos

cruzados,mirabaalsuelo.DoshermanospequeñosdeSolitasalieronenpijamayconcarademiedoseagarraronalospantalonesdesumadre.ElpadredijoaPlinioconairemuydecidido:

—NoleimportaráaustedquedenuncieladesapariciónalaGuardiaCivil.—Creoqueesloquedebehacer.—Puesvoyahoramismo—dijodirigiéndosealcoche.—Yo voy con usted—dijo el padre de la amiga—. Mi hija acompañará a la

señoramientrasvolvemos.PlinioydonLotarioseconsiderarondespedidosymarcharontambién.Comola

lunaaclarabamucho,siguieronunpocoelpaseosinvernadadeparticular.—¿Quéseteocurre,Manuel?—Absolutamentenada.—Peroalgoimaginarás.—Imaginarimaginomuchascosas.Perocasinadadeloqueheimaginadoenmi

vidaresultaluegocierto.—Noexageres.Muchasveceslospálpitostesalencalcaos.—Notancalcaos.Ademásque,enestecaso,hastaahora,nipálpitosni leches.

Nosésiseráporquetodoocurredenoche.Peromedalaimpresiónqueestamosante

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unretratovelado.—Lo raroesqueen tancorto espacionadiehayavisto algocuando suenan las

voces.—¿Ustedasocialaposibledesaparicióndeestachicaconelcasodelasvoces?—Claro…¿Ytúno?—Hombre…Peroabasedeecharleimaginación.—¿Esquesinoaquécoñovasaasociarlo?—Joder,queestamosobsesionadosconesodelasvocesytodoseloachacamos.

Puessíquenopuedenocurrircosas.—Claroquesí,peronotanjuntas.Plinio,conairerápidoysinavisar,diolavuelta.—Yo loquepiensodonLotario, es que el de las voces, debe ser un sujeto tan

corriente,queanadiedespiertasospechas.—Noestámaltraídoesoquedices.—Sihubieraalgúntíoraroporestoscontornos,todoelmundodiríaqueeraél.—Yestásconvencido,aunquenolodeclaras,queladesaparicióndelaGalatiene

algoqueverconlasvoces.—Tanto como convencido… Esta noche, siempre a fuerza de imaginación, he

pensadoenello.—¿Porqué?—Ah,nosé.—¿Yelenano?—¿Elenano,qué?—Quesinoloimplicasunpocoenesto.—No,eseno.Ese…—¿Esequé?—Queeseno.Cuandollegaronalhotel—elbaryaestabacerrado—encontraronadonJoséen

recepción,haciendosusnúmeros.—¿Hanvistoustedesalgo?—Nada.¿Yporaquíhuboalgunanovedad?—Sólouna…Mejordicho,dos.—¿Cuáles?—Primera,queloshermanosRiofríohanpedidolacuentayelcocheaMadrid.

Semarchanmañana.Estánmuyasustados.—Yamelohabíandicho.¿Ylasegunda?—Lasegunda,quedonCircuncisoporunaparteydonEusebioelpescadorpor

otra,nohanvueltoadormir.—¿Nodejaronnadadicho?

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—No.YdonCircuncisoespuntualísimoparatodo.—Nochededesapariciones,porlovisto.CuandosubíanlaescaleralehurgódonLotario:—Meparece,Manuel,quenovasatenermásremedioqueuniralliliputienseal

fenómenodelasvoces.—No.Así que se dijeron el hasta mañana, Plinio miró en su cuarto y no vio aviso

ninguno.Después,depuntillas,sefuealahabitacióndedonCircunciso,que,comodijoelhotelero,estabacerrada.

Y sin saber por qué, nunca lo hacía, cerró con llave la puerta de su cuarto ycomenzóapasear.Devezencuandoechabaunvistazopor laventana.Pasadaunahora,bajódespaciohastarecepción.Eldueñoyanoestaba.Quedabaencendidalaluzpequeñadel escritorio.Cogió la llavede lahabitacióndedonCircunciso.Volvióasubir. Abrió. Encendió la luz. Vacía. La cama arreglada, con el pijamilla sobre lacolcha y el cajón con la almohada verde para «Vida». Hizo un gesto de nocomprender, volvió la llave al casillero y subió definitivamente a su cuarto conintencióndedescansar.

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VII

«…Parececosanotablelabuenaordenquehayentrelosvecinosdeestavilla—Villahermosa—enquecasiningunoendíasdetrabajodejande

entenderensustrabajosyexerciciosdetalmaneraquecasiaquellosdíashaypocosconquienconversardelacualocupaciónparesceresultarvivir

enestavillaconmásbienestemporalesqueenotros,lasmujeresdelamismaordensedanatrabajaryaseaporestacausaemásverdaderamenteporservirtuosasdehallaralomenosenlasprincipalesgrandesvirtudesdehonestidadyenesteparticularesalabadaestavillademujerescastas;en

unacosahaygrandescuriosidadesdenocasarseconpersonasquenoseandelinagedemorosejudíosyenestavillanohaysanbenitosnisehallahaberpenitenciadosporelSantoOficio,lagenteporlamayorpartese

señalasinhipocresíanicumplimientosvanos,trátasemuchaverdadentretodosensuscontrataciones…»

LasRelacionesdeLosPueblosdeEspañaOrdenadasporFelipeII.CiudadReal.Villahermosa

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NOTICIADETALLADADELAFINCACIMERA.RESPONSOPARTICULARPORELPERRO«VIDA»YOTRASTRISTEZASY

ESPERANZAS

SERÍA POR FALTA DE SUEÑO, cosa rara en él, o porque olvidó echar lascortinas,lociertoesquePliniodespertómuytemprano.Quedóunratoconlasmanosbajolanucamirandoalcieloraso,hastaqueporfinsetiródelacama.

Pasóadesayunaralbar.—Levamosaservir,Jefe,elprimercafetitodeldía—dijoelsilbador.—AserposibleconunatortadeAlcázar.—Esoestáhecho.—¿Selevantóyaeldueño?—Sí,mehaparecidooírlezapatillearporahí.Enlamañanatanlimpia,lalagunaparecíareciénsurgida.EntróLópezTorrescon

lacajadepinturasenlamano.—Buenos días,Manuel. ¿Has visto quémañana?Qué luz.Como si acabara de

empezarelmundo.—Puesnoshapillaounpocoviejos.—Esverdad…Peroesunaluzqueseentraportodoslosporos.—Vayasi…Antoniomirabaporelventanalquedabaalalaguna,conlabocamuyjunta,ylos

ojosclarosabiertísimos.DonLotarioydonJoséentraronjuntos.—¿Volvieronesoshombres?—lepidióenunaparte.—No…—¿Vaairustedaalgúnsitioconlafurgonetaestamañana?—No.¿Porqué?—¿LeimportaríallevarmehastaFuenllana?—¿Esquesehaestropeadoelcochedesuamigo?—No.Esqueseríaconvenienteirconusted.—Siendoasí…cuandoustedquiera.—Ahorano,unpocomástarde.DonLotario,mientrasoíadistraídoaLópezTorres, echaba reojos aPlinioy al

hostelero.SeasomódoñaJosefa:—Oye,quesevanloshermanosRiofrío.—Atusmujeresseleshanpegadolassábanas,Manuel.

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—Alcontaoseacostumbranalobueno.UnmozosacólagranmaletadelosRiofríohastaelDodgegrande.Elchóferle

ayudó a colocarla. Los dos hermanos, muy atildados se despidieron sólo de loshosteleros.

—¿Dedóndehansacadoesecoche?—HavenidodeMadridporellos.—Manuel,¿sehasabidoalgodelachicadesaparecidaanoche?—Yono.ElcasoestáenmanosdelaGuardiaCivil,segúnmedijoelpadre,don

José.Hacialasdiez,despuésdebajarlasmujeresledijoalveterinario:—Voy condon José en su furgoneta hastaFuenllana.Tengoquehacer allí una

diligenciaeimportaqueéldélacara.—Como digas,Manuel… Si te puedo ser útil en alguna cosa—dijo con ojos

tristísimos—yasabesdóndeestoy.—Esustedunchiquillo.—Quéchiquilloniquéleches.Esqueeslaprimeravezqueocurreesto.—Loséybienquelosiento.Perolotratadoeslotratado,donLotario.—Quesíhombre,quesí.CuandoentrabanenelpueblodijoPlinioadonJosé:—PregunteusteddóndeviveJuanelmecánico.—Noerataller,nigaraje,sinounportaldecasaantesconcarro,ahoraconmotos

yuntractor.AlentrarPlinioadvirtióadonJosé:—Pregúntele usted si estuvo aquí ayer don Circunciso. Según le responda

intervendréyo.DonJosélomirósorprendidoyaguzandolosojos.—Venga,vamos.Pliniosecalóhastalascejaslaboina.Juan,conmono,sentadoenelsueloyllenodetiznajos,enredabaenelmotorde

unamotocicleta.—SoyeldueñodelHotelLaColgadayvengoaversimepuedeusteddarrazón

deunhuéspedquenovolvióanoche…EsliliputienseyvinoenunMinimorris.—Síestuvoaquí,sí.Vinoconotro.—¿Aquéhora?—Haciamediatarde.—¿Ydóndefueron?—intervinoPlinio.—Hombreacienciaciertanolosé…—Sepusodepieyrascólacabezacomo

pensando—. A ciencia cierta no lo sé, pero yo les di una dirección pizca más omenos.

—¿Dequién?

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—Deunargentino.—¿Deunargentinoconbarba?—Esoes.—¿Ydóndees?Hacia lamitad del camino, yendo aVillahermosa, a la izquierda, hay una casa

muylargaconárbolesquelellamanLaCimera.—¿Ycómoviveahíunargentino?—Niidea.EsafincalavendieronhacemuchosañosLosdueñosnuevoscreoque

vivenenMadridynosonconocidos.Almenosyonuncalosviporestosalrededores—¿Ycómosabeustedqueviveahíelargentino?JuanmiróalJefealgotímido.—Cosasdeloficio—seanimóalfin—.Vinohaceunosdíasaquelereparaseel

cocheynoteníadinero.Quedaronentraérmeloporlatarde.Peronomefie,mandéalchicoquelossiguieraconlamoto,yvioquesemetíanallí.

—¿Ylepagó?—Sí.

A LA VUELTA PLINIO iba mirando todo el tiempo hacia la izquierda de lacarretera.Ydijodespuésdemediahoradecamino:

—Debedeseraquellacasadelosárbolesaltos.—Supongo.¿Entramos?—No.Vayaunpocomásdespacio,peronopare.—Comoustedquiera.Continuaron en silencio, y ya cuando entraban en Villahermosa preguntó el

hostelero:—¿Quévaahacerusted?¿DarpartealaGuardiaCivil?—No.—Usted perdonará, pero no entiendo entonces.DonCircunciso es una persona

muyimportanteahídondeleve.—¿Puesquées?—No lo sé a ciencia cierta, pero muy importante. Me lo dijo alguien bien

enterado.—Bueno,donJosé,porunaseriederazonesquenopuedodecirledemomento,le

agradeceríaquenohicieseelmenorcomentario,niconsumujer,deloquehapasadoestamañana.Yaleavisarécuandopuedahablar.Lacosaesmuyseria.Noloolvide.YoséquiénesdonCircunciso.

—Comoustedquiera…Yolodecía…—NopodemoshacernadahastaquenohableconMadrid.

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—¿DonLotarionosabenadadeesto?—No…Peroademássomosmuyconocidoslosdosjuntos.Poresoledijeausted

quemetrajese.—¿DesdedóndevaahablarustedconMadrid?—DesdeRuidera.—¿YporquénodesdeVillahermosa?—Pasedelargoanteelhotel,porfavor.—Vale.No vieron parado el coche de donLotario. Sin duda se llevó a lasmujeres de

Plinioadarunpaseo.TardómásdemediahoraenconseguirlaconferenciaconelcomisarioPerales.Le

dijo:—Creo que tengo localizado aquí cerca al de las voces, que por lo visto se ha

tragadoalgusanoyalotro.—¿Demodoquehandesaparecido?—Ayertardesalieronenbuscadeunapista.Yhastaahora.Usteddiráquédebo

hacer.—Nada.Absolutamentenadahastaqueyoleindique.Llamaréalascuatro.ManuelGonzálezpagólaconferenciamaquinalmentesinfijarseenloquedabay

ledevolvían.—¿Quélehandicho?—Nada.Queespereinstrucciones.—Ustedessabrán.Quémásquisierayo,ibaacontestarPlinio,perosecalló.Volvieronalhotel.DonLotarioylasmujeresestabansentadosenunabarbacana

quehayjuntoalacarretera.Pliniofuejuntoaellasinexpresivo.LasmujeresydonLotarioloobservabanysemirabanentresí.

—¿Qué,padre,searreglanlascosas?—¿Quécosas?—Quéséyo.Lasqueustedtraigaentremanos.—Silastuvieraentremismanoscomotúdices…—SiDiosquieretodoseiráarreglando—suspirólaGregoria.—AManuelsiemprelesalen—Sí,yunjamón,donLotario.AlasMargaritas,madreehija,porlaventanaabiertaselasoíadargrandesvoces.—¡Miserable,queesustedunmiserable!Todaunavidademiserable.—Ytúmachorra,muslosdemozo,aquiénledirá…—Lejuroaustedquelamayordesgraciademividahasidotenerlapormadre.—Yatiporhija,masturbadora.

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—Mejoresesoquenocomousted,matarasumaridoadisgustos.Secasóustedconélpordineroyluegolomatóazarpazos.

—Bienmuertoestáelimbécil.Ahora,quetúnovasaverunduro.Telojuroporestas.

—Esoesqueselocreeusted.¡Ay!Deprontocerraronlaventana.Ydejódeoírselatrifulca.—Québarbaridad—dijolaGregoria—nuncaoínadaigual.—Yesoquesegúndecíalacriocomounamalva,unrosaloquéséyo(Plinio).—Asíquesaleunadecasaoyeunascosas(Alfonsa).—Sondoscómicas(Lotario).—Peropormuycómicasquesean,decirleesascosasaunahija,Manuel.—Yaunamadre,Gregoria.Sonó una moto con todo el escape metido. Era el cabo Maleza que hacía la

exhibición.Frenócasialospiesdelabarbacana.—Alaordendeljefeylacompaña.—Hombre,elsubjefeMaleza.—Caboynadamás,donLotario.¿Quédicenlasseras…?Mejordicholaseñora

yseñorita.—Puesyaves.—Estánustésdeunmorenoquepaqué.Estoesvida.Muchacomidaymucha

paz.Ahora,queunservidor,vienedispuestoaestarseaquíhastalaanochecida,queallíquedótodomuybiendispuesto.¿Meautoriza,Jefe?

—Hombre, si no hay ningún imprevisto…Pero vamos al grano. ¿Qué noticiashay?

—Pocas.Me dijeron deMadrid que la tal Gala no ha asomado todavía por elapartamento…Porlovistoeloficiolaobligaavivirmuchofueradecasa…Parecequetrabajaadomicilio.

—Explícate.—Yaestáexplicao.Queesunafurciayvaalascasasdondelallaman.—Andaconlapsicóloga.—Depsicóloganada,donLotario.Trabajaenclubsnocturnosyesmuyconocida

enelbarrio.PlinioydonLotariosemiraron.—Estávisto,Manuel, que estamosmuyanticuados.Nuncapenséque fueradel

oficiodelabraga.¿Ytú?—Másbientampoco.Ademásaquíestabamuyformal.—Dedía…Quesegúntúoíste,denochehacíasussaliditasporlaventana.—¿Esposible,padre?—Parecequesí…

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—BenditoseaDios…—¿Yquémás,Maleza?—Nada,quevanaaveriguardóndeestáyasíqueaparezca,siustednodiceotra

cosa,selamandan.—¿Noslamandan?—EsodijoelComisario.—Bueno.Asíesmásfácil.—¡Ah!, y antes que seme olvide, le traigo recuerdos de laRocío.Que con el

permisodesumujervendráestanocheaoírlasvoces.—DichosaRocío,siempreconganasdebulla(Gregoria).—BuenoJefe,¿tomamosunascervecillasparahacerboca?—Esperahombre,sitodavíanoesmediodía.—Esquetraigounaresequez.AsíestabancuandoaparecióLópezTorresmuynervioso,conlacajadecolores.—Atitebuscaba,Manuel.—¿Quépasa?—Hanencontradoaunachicaahogada.Dicenqueeslaquedesaparecióanoche.

Lahanvistounospescadores.AcabadellegarlaGuardiaCivilqueestabarondandoporestaparte.

PlinioydonLotariosemiraron:—Vamos.—Quéimpresiónmehahecho.Tieneelvestidodesgarradoyunamordeduraenel

hombro.—Venga,vamos.¿Enquélagunaestá?—Enestamisma,juntoalaIsla.—¿Mevoyyotambién,Jefe?—No,tómatelacervezatranquilo.Porlacarreteraadelanteseveíancorrermotosybicicletashaciaaquellaparte.BajarondelcochealllegaralaLengua.Porella,queesunlomodetierraverde

que atraviesa la laguna hasta llegar a un ensanchamiento que llaman la Isla, ibangentesapresuradas.Ellossiguieronelmismocamino.

—Nosotrosenplandemironesnadamás.Meentiende.Nadiehablaba.Todosmirabanalaahogada.Inclusolospadres,quenoparecían

haberreaccionadotodavía.Variaschicasjóvenes,unadeellaslaamigaquelavioporúltimavezlanocheanterior,estabanarrodilladasjuntoalaahogada.

El sargento de laGuardiaCivil, al ver a los justicias de Tomelloso, le salió alpaso.

—Esladeanoche.Yahemosavisadoaljuzgado.—¿Quiénlaencontró?

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—Unpescador,Manuel.—¿Aquéhora?—Haráuna,pocomásomenos.—¿Puedoverla?—Nofaltabamás.Elsargentopidiópasoconvozenérgica.Todoslosquehacíancorroseabrieron

demalagana.Eraunachicamorenaypernilarga.Teníaloscarrillosunpocoabultados,comosi

hubiesemuertosoplando.Alaalturadelpechoelvestidoestabadesgarrado.—Fíjese usted —dijo el cabo señalando unos hematomas que tenía junto al

cuello,enlapartevisibledelhombroyenlospechos.—Ya,ya.Plinioinclinólacabeza.Elpelotodavíamuymojadoselepegabaalacarne.—¿Porquélamirantanto?—dijolamadrellorando.Lalagunatancalma,tanlisaytanazul.Elcielotanaltoyelcamporeflejadoen

elagua,dabanlasensaciónaPliniodenoquererasumiraquellatragedia.Tardómásdeunahoraenllegareljuzgado.PlinioydonLotarioaguardaronen

un aparte con amigos y conocidos. Poco a poco fue aumentando el número deespectadores. El forense, un chico muy joven, con aire cajalesco, y el secretarioinspeccionaron el cadáver, mientras el juez hablaba con el sargento de la GuardiaCivil.Luegollamóalpescadorquehabíaencontradoelcuerpo.Eraunhombremuyalto,congestocomosiledolieraalgo.Contestabaaljuezpensándolomuchoyconmuy chicas palabras. Plinio y don Lotario permanecieron en su sitio sin perderdetalle.Prontollególaambulancia.APlinio,acostumbradoalosgrandesdesmadressentimentales en casos parejos, le sorprendió la discreción de los padres de laahogada.Selimitabanamirarlaconahínco.Sóloellallorababajoopreguntabaalgo.Cuando se abrió el corro para dejar paso a los de la camilla, el de ArgamasillareconocióaPlinioyseleacercóconairepesquisitivo.

—Perdonequenolehayasaludadoantes,comoestádepaisano…noloconocíalpronto.

—Sí,estamospasandoaquíunosdías…—Quéraro,usteddeexcursión—Másbiendecampo.—¿Sileinteresaaustedalgúndato?—ledijocasiarasdelaoreja.—Muchas gracias… Sólo por curiosidad me gustaría saber el resultado de la

autopsia.—¿Dóndeparausted?—ElHoteldeLaColgada.—Estanochemeacerco.

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—Muyamable.—EsustedPlinioybasta.Cuandoentraronelcuerpoenlaambulancialospadressubierontambién.

PLINIOYDONLOTARIOVOLVIERONalhotelenelcoche.Maleza,sentadoconlasmujeresdePlinioenelbar,tomabacervezasyraciones,contándolescosasdesumujerysushijos.

—Si tuviéramos cinco o seis vidas, nome importaría quemiAgustinillo fueraalbañilenlaprimera.Hayqueconstruirviviendasycarreterasyalgunostienenquehacerlas… Pero no habiendo más que una vida, al menos en la que se coma, miAgustinillonovaaseralbañil.Lojuroporestas…Aunquehayaquesacarleunabecaamanoarmada,esetendráestudiosdeenvergadura,peroalbañilnihablar.

—PeroMaleza,¿porquéteobstinasenlodealbañil?(Alfonsa).—Bueno,quiendicealbañil,dicecualquieroficiodearriñonarse.—¿Ytúquieresqueseaoficinista?—Ni eso.Noquieroque tenga señoritosmandones.Quieroque sea libre en su

botica,ensuclínicaoabogacía.—Tendrástúquejadetusjefes,somamón—ledijoPlinio.—No,señor,nolatengo,peromejorseestáporsolo,nomelonegará,aunqueel

jefeseausted.—Puesyotodalavidatuvejefes,ynomehaimportado.—Hombreclaro,comoustedcualquiera.—¿Porqué?—Porqueustedesunintocablecomodicenlosperiódicos.—EnesollevarazónMaleza,Manuel.—Sí jefe, que usted se pasa a los alcaldes, y no digamos los concejales, por

debajodelavisera.Yyasecuidaráningunodetenerleunmalmodal.PorqueaustedloapreciaEspañaentera.

—Contraelenvidiosoomalaúva,nohayaprecionacionalquevalga.—Sí,Jefe,sílohay.Paraelquevaledeverdadnohayenemigoservible.Máso

menosprontosalelaverdad,yeltrampillerosequedaencuclillas,conlosmolletesalaire.

EntraronenelbarlasMargaritas,madreehija,cogiditasdelbrazo,ternuronas,ysesentaronaunamesa.

Comieron pronto y tomaron café en el mismo comedor. Plinio pensó que eramejorhablarconMadriddesdeRuideraquedesdeelhotel.

—Siustedessevanyomequedoaquíunratillo,jefe.—Desdeluego,Maleza,notienesarreglo.Peroalascuatrolomástardarcogesla

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motoysalesdepira.SiavisandeMadriddiquesí.—¿Quesíqué?—QuemandenalaGala.DonLotariomiróaPliniosorprendido.—Estábien,¿perohastacuándovanaestarustedesaquíenRuidera?—Nosé.Silamandanantesdequehayamosvuelto,noslaencaminasparaacá,y

enpaz.—Vale.AlpasarfrenteaEntrelagos,donLotariomiróalreloj.—Oye,Manuel,podíamostomaruncafetilloaquí.Entraron.Decodossobreelmostrador,estabaelborrachodelpeloblanco,conlos

ojosentornadosy lacopadecoñacentre losdedos.Elhombrese traíaa solasunacarcamusademalatranscripción.

PorlalagunadelReyrubricabaunacanoaconlaproamuyalzada.Del restaurante bajaban como dos docenas de turistas muy alegres. Algunos

cubiertosconyelmosdeMambrino,hechosconcartóndorado.Sinpararseenelbar,subieronenunautocarmuymoderno.

—SonholandesesqueestánhaciendolarutadelQuijote—aclaróelbarman.—¿Holandeses?—balbucióelborracho—.Españapara losespañoles.Todaesa

chusmaeslaquehacorrompidoelgloriosocrisoldelasvirtudeshispanas…¿Aquesí?—ledijoconairederetoaPlinio.Perocontanmalafortuna,queporelexcesodecoñac y arrebatos nacionalistas, se le escurrieron los pies del travesaño de labanqueta,ycayóalsuelo.Lolevantaronentretodos.

—Pobrecito,sehahechounaheridaenlafrente.Hablaba la señora mayor que habían visto algunas veces pasear junto a las

lagunasconsuhijorubio.Lepasóunpañueloporlaheridaquesangrabaalgo.Enseguidaaparecióelhijo.

Bajabalaescaleradelrestauranteconsultandounaguíadecarreterascongranfijeza.—Noesnada—dijoeldelbar—peroalgúndíanosvaadarunbuendisgusto.Plinioleechóunvasodeaguaenlacabeza.Eldelpeloblancoabrióporfinlos

ojosymirócongestoido.Losentaronyvolvióamusitar:—¡MueralapérdidaHolanda!Laseñoraseguardóelpañueloyseunióasuhijooloquefuera,queseguíacon

laguíaenlamano.Saludóellacongrancortesíaysalieronconpasoscalmos.

HASTA LAS CUATRO Y CUARTO no le dieron la conferencia. Don Lotarioesperabafueradiscretamente.

—SoyManuelGonzález.

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—Ya—dijoPerales—,aguardabasullamada…Allíyanohaynada.Parecequetodoestáahoralocalizadoenotrapartelejana.Inspeccionedetodasformaslacasadecampoporsiencuentranalgo…Suintervención,aunqueindirecta,hasidoeficaz.Lefelicito.Creoqueelfinalestápróximo.

—¿Finalbueno?—Esperoquesí.—¿Sesabealgodelosamigos?—Sí.—¿Peroestánbien?—Sí.Cuelgo.Vuelvaallamarmeantesdelasochoparacontarmeloqueveanen

lacasa.—Deacuerdo.

PLINIOSALIÓLIANDOun«caldo»conmuchosplieguesenlacara.—Túdirás,Manuel.—Vamos a una casa de campo que esta entreVillahermosa y Fuenllana.Yo le

indicaré.—Bueno.Caminabanensilencio.Cadacualenlosuyo.AlllegarantelaCimerapararonjuntoalacuneta.—¿Trajoustedlosgemelos?—Sí,Manuel.Ahílostienesenelsalpicadero.Plinio sin bajarse del cochemiró con los gemelos pacientemente a la casa que

quedabaaunostrescientosmetros.Mirabasinquitarseelcigarrodelaboca.—¿Encuentrasloquebuscas,Manuel?Negóconlacabeza.—Parecequeelcaminoquellevahastalacasaesaquel.—Tireusted.Pliniosesacólapistoladelbolsillotraserodelpantalónylamontó.—¿Esquehaypeligro,Manuel?—Esperoqueno.Nadie había por el camino. Se detuvieron a pocosmetros de la casa, entre los

árboles.Bajaron.Apostadosentreellosaguardaronunrato.Noseoíaabsolutamentenada.

—Vamos.Plinio avanzó decidido, sin más precaución que la mano en el bolsillo de la

chaquetadondellevabalapistola.—Manuel,¿nohueles?

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—No…¿Aqué?—Amuerto.—¿Ahombre?—Aanimalmásbien.—¿Usteddistingue?—Creoquesí…Volvieronaapostarsetraslosárboles.DonLotariomirabaenderredor,máscon

lasnaricesqueconlosojos.—Mira,mira,debajodeaquellaventana—dijoaltiempoquelanzabaunapiedra

haciaella.Varioscuervosalzaronunvuelodelutosdesgarrados,aparatosos.SeadelantódonLotario:—Esunperro,Manuel.—Sí…el«Vida»delenano.—Esverdad.DonLotario,pinzándoselasnaricesseagachósobreelanimalmuerto.—Mira,aquí,ledieronuntrancazoenlacabeza.La casa, con dos plantas, de piedra y puertas de almagre despintado, parecía

deshabitada.Dieronunrodeo.Todocerrado.—Mire,rodadasdecoche.Intentaronabrirlapuertaprincipal,perofueimposible.—Vamosaverporlaportada.Forcejearonytampocohuboforma.—Estascerraduras tangrandes, aunque lesdisparásemosuncargadorenterono

habríamaneradeabrirlas.—Quizá desde la capota del automóvil podríamos pasar por esa ventana, que

tieneabiertaslascontravidrieras.—Esoestábienpensado,Manuel.Voyporelcoche.Loaproximóhastapegarloalapared.Subió Plinio. Golpeó con la culata de la pistola un cristal, y cuando no hubo

peligroquitólospasadoresdelasvidrierasysaltó.—Tráigamelalinterna.—Esverdad.—Venga,aúpa,yoleagarro.Lapartealtadelacasaestabaabandonadahacíamuchotiempo.Habíapolvoen

todos losmuebles y pasamanos.Abajo, enuna cocinagrande sí se veían restos dealimentos y de leña en la chimenea. Botellas en un rincón. Y en la habitacióninmediata,varioscolchonesmuyjuntosenelsuelo.Lasdemáshabitaciones,cámarasygranerosgrandísimos,intactos.Pliniovolvióalacocinayaloscuartoscontiguos

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donde estaban las camas, y examinó todo con mucho cuidado. Había algunosperiódicosatrasadosyunbotedebicarbonato.Enelcuartodeaseoantiguoquedabaunapastilladejabónamediogastar.Enunatinajarotadelcorral,restosdealimentosybasuras.Pliniolosremovióconunsarmiento.

—Esagentehavividoabasedecomerhuevos.Eh,quécantidaddecascarones.—Ydecerveza.Mira,Manuel,cuantasbotellas.De las habitaciones altas, la única que debieron de habitar últimamente era un

comedor de muebles chipendales y cristalerías cursilísimas de los años cuarenta.Habían quitado el polvo y todo. Sobre unamesa baja había un antiguo aparato deradioenformadetejaespañolayvarioscenicerosconcolillas.

Las alcobas, poco cuidadas, estaban totalmente intactas, con los colchonesenrollados.

DonLotario comprobóque funcionaba la radio.Volvieron a descolgarse por laventana hasta la toldilla del coche del veterinario. Todo estaba cerrado por dentro.Todavíaemplearonunbuenratoenvoltearporlafinca,completamentedeliego.DonLotarioaprecióhuellasdedostiposderuedasdecoches.Unasmásanchas.

—¿EstaspuedenserdeunSeat1500,ustedqueentiende?—Sí…yestasdeunopequeño,comoelmío.

VOLVIERONENCOMPLETOSILENCIO.DonLotariosinatreverseapreguntar.Plinio,confuso.

—¿Dóndevamos,Manuel?—PareustedenVillahermosa.Caíalatarde.Sedetuvieronenteléfonos.—Yo, Manuel, te espero en aquel bar —le dijo el veterinario con aire de

resignación.PliniopudocomunicarenseguidaconMadrid.ExplicóaPeralesloqueencontró

enlacasa…—¿Ylosamigosdelperro?—Bien, afortunadamente bien. Volverán por ahí mañana. Por cierto que

aprovechandosevanallevaraesaGalaquetantonecesitausted.—Hombre,esoestábien.¿Yaquévienen?—¿Ella?—No,hombre,ellos.—Arecogersuequipaje,yelniñoademásaenterrarasuperro.—Ya.—¿Quéesesodelachicaahogadaquesehaencontradoporahí?—Nosé;lollevalaGuardiaCivil.

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—¿Peronocreequetengarelaciónconestascosas?—¿Conlodelasvocesquerrádecir…?Nosé.—Ya.—¿Algunaotranovedad?—No.—Noentiendonada.—Niyotampoco.—¿PuedoyadecirleadonLotarioloquehapasado?—Querráusteddecirdeloquenosabemosquehapasado…Bueno.Pliniovolviójubiloso.DonLotarioalverloentrarenelbarconaquellacaradefranquezaseleensanchó

elánimo.Entrecervezasconcortezas fritashablaron largamente,maneandomuchoManuelyponiéndolecarasmuyaparentesyconvencedoras.

—Debedeseralgodepolíticararo.—¿Perotudescubrimientohasidoútilono?—Descubrimiento de la casualidad, dirá usted… No sé. Ya nos explicarán

mañanaelenanilloyelpescador.—Quiénme ibaadecirquedonCircuncisoerade lapoli.Nuncapenséqueun

tipoasí…—Lotendránparaserviciosmuyespecialescomoeste.—Detodasformasnotienemediaguantá.—Peroesduroeltío.Ahídondeloveustedtanbajeteesduro.Ysabe.Despacio, volvieron al hotel. Lasmujeres no estaban, se habían cruzado a ver

unasamigasalosapartamentosdeenfrente.—Avelino, el constructor de los chalets de la San Pedra les ha dejado aquí un

papel—dijodonJoséaPlinio.Eralalistadelospropietariosyunpequeñoplano.Leecharonunvistazo,perono

conocíananadie.El bar estaba completamente solo. Parecía que la tarde, sin ganas de irse,

permanecía colgada a medio solespones, lamiendo los cerros largamente conmanchones gualda. Echando en el agua semblantes de sangre quieta. Pidieronmáscervezas.DonLotario,despuésdelasaclaracionesdePliniohabíarecobradoelgestodesiempre.Estabaotravezpimpanteydecidor.

—Mañana viene don Circunciso —dijo Plinio a los dueños que acababan deentrarenelbar.

—Nomediga.—Sí,nosloacabandedecirdeMadrid.Vienenélyelpescadoraporsuequipaje.—Quégusto…¿Yquéleshapasado?—Cosasdelservicio.Trabajanconlapolicía.

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—Yamesonabaamíaalgomuyimportante.Nohabíamásqueverlos.¿Yustedlosabía,Manuel?

—Sí.—Ahoraque,francamentecreíqueeranalgomásquepolicías.El matrimonio de los cuatro hijos se despidió de los dueños. Iban a cenar a

ManzanaresyyamarchabanparaMadrid.LlegóelmédicoforensedeArgamasilla.Sesentóenseguidaconlosjusticias.—¿Quépasa?—Hamuertoahogada.—¿Nodelosgolpes?—No,ahogada.Perohayalgomásgrave.—¿Qué?—Tieneseñalesdeviolación.Selazumbaronantesdeecharlaalalaguna.—Meloimaginaba…—Coño,Manuel,¿yeso?—Nada…cosasmías.—LospálpitosdeManuel,amigodoctor,parecementiraquenolosepa.—Bueno,perolospálpitosdeManueltendránunfundamento.—¿La ibanamatarpara robarla?¿Parasacarlesangrecomoen laspelículasde

vampiros…? Esos atracos, cuando se trata de una chica joven y guapa, en undescampaoydenoche,todalavidadeDiosfueronparalomismo.

—Peronohacefaltatirarladespuésalagua,Manuel—dijoelforensejovencilloynerviososujetándoselasgafasconelíndicesobrelanariz.

—Esoyasoncircunstanciasqueignoramos.—Pobrechica.Venirapasarunosdíasenesosvillaresymira.—Nohaysitiosinmuerte,amigo.—Sí,hombre,latumba.Allínopuedeunoyamorirsemásdeloqueestá.—Esoesverdad,donLotario—dijoelmédico—,allíelquellega«másmuerto

estarnopodía»comodiceelverso.Marchóelforenseynoacudíanadie.Parecíaquetodoshabíanhuidodelhotel.Ni

alasReinasselasveía.SolosPlinioydonLotarioenelbar.Elchicosilbóntampocoestaba. Hastamuy cerca de las diez no llegaron lasmujeres hablando de la chicamuerta.Plinioprefiriónoentrarendetalles.

Elcomedorestabatansolo,quedecidierontomarunospepitosenelbar.LópezTorres y lasReinas fueron los únicos que cenaron en el comedor.Aunque aquellanochetocabanvoces,nosenotabaanimación.Sólodoshombresdelafábricadelaluzllegaronaverlatelevisión.

—¿Por qué no vendrá gente esta noche, Manuel? —preguntó de pronto laGregoria.

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—Nosé…Talvezcomolaúltimanochenoseoyónadadesdeaquí.—Oqueestánrecelososconlodelachicaahogada,padre.—Bueno,peronosabemoshastaquépuntotienequeverunacosaconotra.—Perosiempreatemorizaunpoco.—Túesqueyatienesganasdevolveralpueblo,Gregoria.—Puesnocrea,donLotario,quemeestoyacostumbrando.—¿Ytú,Alfonsa?—Yotambién.MegustamuchoRuidera,aunqueseaconvoces.LasReinasvolvierondelacenaseguidasdeLópezTorres.Ellassesentaronauna

mesasolas,frentealatelevisión.LópezTorres,tímidamente,seacercóalcorro.—SiéntateAntoñete.—No,mevoyaacostarenseguidaquemañanaquieromadrugar…¿Yquépasa,

estanochenovienelagente?—Nosé.—Seráaprensión.Porfinsesentóenelbordedeunasilla.Plinio, bien recostado en el respaldo, con los ojos entornados,miraba hacia la

carretera.—¿Esperasalgoestanoche,Manuel?—Nomayormente,donLotario.Ysacudiéndoseladistracciónsefijóenlapantalladetelevisióncomolosdemás,

puesdabanunapiezadeteatromuyhermosa.Hacia las once de la noche llegaron al bar dos parejas de la Guardia Civil

mandadas por el sargento que estuvo por lamañana donde la ahogada. Saludarondesde lejos aPlinioy se acodaronen labarra a tomaruncafé.Luego sequedaronfijos en la televisión. Don Lotario guiñó un ojo a Manuel. López Torres,completamenteausentedelapantalla,sedespidióconunmovimientocortodemano.Los dueños del hotel hacían las cuentas. Los civiles acabaron sentándose, con losbarboquejosbajados,perototalmenteagarradosporlatelevisión.

Nollegabaniuncocheniunasolamotoconforasterocomolasnochesanterioresquetocabanlasvoces.«Niquesehubiesenpuestotodosdeacuerdo»,pensabaPlinio.

Cuando fueron las doce menos poco, Plinio quitó volumen a la televisión. Elsargento de la Guardia Civil comprendió y entreabrió la puerta del bar. Todosesperaronconcierta inquietudque llegaran lasdoce.Elguardia,con lamanoenelpicaporte y la puerta entornada, parecía dispuesto a detener la voz en el mismomomentoqueentraseporlapuertadelbar.

Pasaronlosminutossinmediarpalabras.Ellocutordetelevisiónhablabasinseroído. La Alfonsa miraba de reojo a su padre que aparentaba impasibilidad. DonLotariovibrabalaspiernas…

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AlasdoceydiezelsargentocerrólapuertaymiróaPlinio.Esteencogióloshombros.—Sevequeestanochenohayvoces(Gregoria).—Ojalánolashayamás(Alfonsa).—LaquenohavenidoporfinhasidolaRocío.—Esa no sale a ninguna parte. Sólo sabe dar pasos contaos. De su casa a la

buñoleríaydelabuñoleríaalhuerto(Plinio).—Ymejoresquenohayavenido,porquesiseacercaestanoche,tansosocomo

hasidotodo…(Gregoria).—¿Sesabealgomásdelaahogada?—preguntóPlinioalsargento,poniéndosede

pie.—Demomento,no.—¿Perohayalgunapista?—Queyosepatampoco.Loscivilesmarcharoncercadelauna.Ypocodespuésloshuéspedessubierona

sushabitaciones.Plinio ya en su cuarto, se notó desalentado. Miró e hizo oído por la ventana.

Luegosepaseólargoratofumeteandoydándolealmagín.

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VIII

«…Laslagunasparecenestaraquífueradesusitio,transplantadasaquídegolpedealgunaregióndeaguas,nosesabeporquérazón.Loscerrosquelasrodeanmuestranlamismaasperezadeloscampos;lascubrelamismavegetacióndemontebajo;vegetacióndealiagas,deromerosraquíticos,de

mejoranasquedesciendenporlasladeras,quelleganhastaelbordedelagua…esunespectáculoraro,sinigual,deunabellezaimpresionantepor

sumismasingularidad…»

SebastiánJuanArbóLaslagunasdeRuidera

LAVANGUARDIAdeBarcelona.11-6-1954

«…EnlalagunaBlancaviunespectáculoestremecedor.Unpastorllamabadesdelaorillaaunamastinaqueestabaenlaorillaopuesta.Elpastorteníaensusbrazosuncachorro.Lamadreenvezderodearlosdoskilómetrosde

perímetrodelalaguna,seechóalagua…,ydejóquelaimpulsarasuinstinto;yllegónadando…»

V.delaSernaNuevoViajedeEspaña

V

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ENESTECAPÍTULOACABALAHISTORIADELASVOCESENRUIDERA,CONALGUNASREVELACIONESMUYDOLOROSAS,YMELANCÓLICOEPÍLOGOENUNAMAÑANACASIESTIVAL

TODALASANTAMAÑANAselapasaronenelhotelesperandoalaGala,adonCircuncisoyalpescador.Peroalasdosnohabíaaparecidonadie.Plinio,impaciente,llamó alComisario Perales, quien le aclaró que los viajeros no podrían salir hastamediatarde,parallegaralahoradelacenaaproximadamente.

Después de comer se marcharon definitivamente las Reinas, madre e hija. Sedespidieron con mucha ceremonia de todos. Desde el taxi que vino a por ellas,movíanlamanocomoenlaspelículas.

LosdeTomelloso,quedabancomoúnicoshuéspedesdelhotel.Uncielogrisantotaponabalasventanasyseteníalasensacióndequetodoelmundohabíahuidonoportemoralasvoces,sinopornoimportarlesabsolutamentenada.

LasmujeresdePlinio,aquellamañana tambiénempezaronaestardesazonadas,peroyanohabíamásremedioqueesperarelrematín.

HastalasnuevedelanochenollegaronlosviajerosdeMadridenelMinidedonCircunciso. En la semioscuridad donde aparcaron, vio Plinio al enanillo salir delcocheconlacaramuymalterciada.Despuésaparecióelpescadorque,alpisartierra,hizo una disimulada flexión gimnástica. Por fin bajó la Gala vestida color café,incluidoslospantalonesyconlamaletademano.Notraíaelairepresumidodeotrasveces. Plinio se adelantó a saludarlos. A excepción del pescador los otros lecontestaron condesgana.Los dueños del hotel aparecieron en seguida conmuchascortesíasparadonCircunciso.LasmujeresdePlinio,traslasventanasdelhotelveíanaquellassalutacionesconcuriosidad.Yadentro,losreciénllegadospasaronanteellassin mirarlas. Gala y el pescador subieron a sus habitaciones directamente. DonCircuncisosesentójuntoasumesadesiempreypidióunwhisky,perosintacosdejamón.Pliniofuejuntoaél.Losdemásseretirarondiscretamente.

—¿Estuvoustedallí,Manuel?—fueloprimeroquepreguntó.—Sí.—¿Vioustedami«Vida»?—Sí.—¿Dóndeestá?—Pegadoalacasa.Bajounaventana.—Yoqueríahaberllegadomástempranoparairaenterrarlo.—Mañana.

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Selenotabadesmejorado.Máspequeñoquenunca,conloslabiospálidosylosojos tristes. Bebía en silencio, como pensando en algo que no tenía que ver conPlinio,niconRuidera,niconlaGala…Talvezsólopensabaensu«Vida»,muertoenactodeservicio.

—¿Quépasó?—lepreguntóPliniocontimidez.DonCircuncisolomiróconextrañeza.Porfinhizounesfuerzo:—Nos acercamos a Villahermosa siguiendo sus instrucciones. Localizamos al

mecánico.Este nos dijo la casa de campodonde paraban los argentinos y allá nosfuimos…Lamismacasaquevieronustedesdesdelejos.

Plinio pensaba:De modo que a mí tanto aconsejarme prudencia y ustedes semetenenlabodadellobosinmástientos.

DonCircuncisoquepareciórecibirelcalladoreproche,entornólosojosyapuntóconunalevesonrisa:

—Sillegaustedaserelprimeroquevaalafinca,¿quéhubierahecho,Manuel?Pliniosepasólamanoporlabarbilla,Joderquétíomáslisto,pensó,peroalfin

salióconsubuennatural:—Pocomásomenos loquehagosiempreencasosasí.Habríadejadoelcoche

disimuladoydesdeunlugarocultohabríaobservadodurantemuchoratoquépasabaenlacasa.

AdonCircuncisoselesalióunasonriseja:—Puesexactamenteesomismohicimosnosotros…Peroconladiferenciadeque

ellos,asuvez,teníancentineladisimuladoalaentradadelafincaodondefuera,quenoscontraminólamaniobra.Lociertoesqueveinteminutosdespués,segúnmireloj,desarmadosyesposados,untipoconpelucaybarbanegra,nosllevabaenmipropiocochecaminodeCuenca.Detrásveníaotrocoche,elfamosoSeat1500,haciéndonosescolta.CercadeCuenca,enmediodeunpinarinterminable,nosdejaron,sinhabermediado palabra. Allí pasamos el resto de la noche. Pues mi coche lo dejaronabandonadomuchomáslejos.

—¿Ydelossecuestrados,oloquefueran,quépasó?—Nolosébien.Laimpresiónquetengoesdequetodoestáresuelto.Aunqueno

mehagaustedcaso.EsunasuposicióndePeralesynuestra.Laconsignaesquenovolvamosaacordamosdelcaso.

—¿PeroesposiblequePeralesnosepaloquehaocurridodeverdad?—Nomeextrañaría.Todohasidomuyespecialysindudallevadoporalguiende

másarriba.Nosotroshemossidomerospeones.—Tambiénesraroquenohayaaparecidonadaenlosperiódicos.—De las cosas verdaderamente graves la prensa no dice nada hasta que son

historia…Debíadehabermuchointerésensilenciaresto.Detodasformastodosleestamosmuyagradecidos,Manuel.

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—Yonohehechonada…Nuncahabíavistoalenanillotansumiso.Diríasequedesdequemuriósuperrono

eranadie.Perdióaquellasoberbiacicutrinaqueteníaenlostiemposprósperos.—¿Cuándosemarchan?—Mañanaasíqueenterremosal«Vida».¿Quiereustedalgo?—Nosé…VeremosaverquédiceestaGala.—Esunaprostitutavulgarycorriente—dijocongestoderepugnancia.—¿Lehapreguntadoustedalgo?—No,Manuel,esoescosasuya.DonJoséavisóquepodíancenar.PliniodecidiósubirantesalcuartodelaGala.Llamóconlosnudillos.Abrióella

concaracompungida.—Si quiere usted cenar—le dijo señalando la cena ser vida sobre lamesa del

cuarto.—Acabe,acabe.Yovoyahacerlomismoydespuéssuboacharlarunrato.—Síseñor.Quién te conoció ciruelo y te ve guindo, se dijo Plinio recordando a la Gala

pimpantedelospantalonesblancos.DonCircuncisoyelpescadorcenabanjuntos.Yanoimportabaqueseconociese

surelación.Enlaotramesaocupada,estabanPlinioylossuyos.Elrestodelcomedoreraundesiertodemanteles.Loscamareros,conlosbrazoscruzados,mirabandesdelosrincones.Elcocinero,devezencuando,asomabaporeltornosucaralastimosa.Desdelasventanasdelcomedorseveíalalagunaconalternativosclariones.

Apenastomaroncafélasmujeresseaplicaronalatelevisión,donLotariosesumoalosdeMadrid,yPliniosubióalahabitacióndelaGala.Estaleabriómuyenvueltaen una bata color verde claro, y su último semblante de muchísimo respeto. Leofreciólaúnicasillaquehabíayellasesentósobrelacama.Avecesseleentreabríaunpoco labata,ydejabaa la luzaquellasdospiernas tanbienpensadasque tenía.Peroconpudiciapropiadeinterrogatorio,enseguidacorregíaladescubierta.

Plinio, echando hacia atrás el asiento y mirándola fijamente, aguardó unossegundossindecirnada.Ella,parpadeabayseacariciabalasmanospuestassobreelhalda.Porfinrompióelguardiaconexcusas:

—Perdone usted la molestia de obligarle a venir a Ruidera otra vez, pero eraimprescindiblehacerleunaspreguntasaversinosaclaramos.

LaGala,conlabocamuyapretada,selimitóaasentir.—Vamosaver.¿Ustedoyóalgunanocheesasvocesquesuelendaralasdoce?—Sí…Desdeaquíseoíaalgo.—¿Ynosentíaustedcuriosidadporoírlasmejor,porsaberloquepasaba?—Nuncalesdiimportancia.

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—¿Quésolíaustedhaceraesahora?—Normalmente,cenabaenmihabitaciónymequedabaleyendo.Nomeapetecía

estarsolaenelcomedor.—¿Porquésemarchóustedtanrepentinamente?—Mecansédeestaraquí—dijosininmutarse.—¿Secansó,asídepronto?—Sí.Cadavezsuscontestacioneseranmástensas.—¿Cómosehizoesasheridas?—lainterrumpióseñalandolascicatricestodavía

visibles.—Meescurríalsubirlasescaleras.—¿Alsubirlasescaleras…oalsubirporlaventana?—¿Porlaventana?—¿De dónde venía usted a las dos de lamadrugada la última noche que pasó

aquí?—¿Yo?Ustedestáconfundido.—No, varias noches la oí entrar por la ventana a esa hora… Exactamente las

nochesquehabíavoces—añadióconenormeseveridad.—Noseñor.Seríaotrapersonayporotrolado.Yojamássalídelhoteldenoche.—¿Quéprofesióntieneusted?—Siyalasabe.¿Porquémelopregunta?—Quiero saber exactamente lo que usted hacía aquí. Las mujeres como usted

paradescansarsevanaotrossitiosmásamenos.—Cadaunaescadauna.Ustedytodosloshuéspedesdelhotelconocíanmivida

aquí.—Naturalmente,incluidassussalidasporlaventanalasnochesquehabíavoces.—Cada uno se gana la vida como puede,Manuel. Creo que a usted le llaman

Manuel.Notodostuvimoslasuertedenacerdepadresquesecuidarandenosotroscomo si fuésemos perlas. De padres que nos educasen y hasta nos diesen unaprofesiónbonitaparasitequedabassolteravivircomounaseñorita…Ustednosabeque paramucha gente tener hijos es comouna condena, que por todos losmediosestándeseandoquitarsedeenmedio.

Hablabayhablabaahoraconlosojosmuyfijosenelsuelo,comosideprontolehubiesendadocuerdaomejorcomosihablaseotraporella;otraquellevabadentroyquehastaentoncespermaneciócallada.SelehabíavueltoaabrirunpocolabatayPliniopodíaverlelapiernahastaunpocomásarribadelarodilla…Laprimeravezqueselavionoreparótantoylepareciócorriente,einclusounabuenapierna.Peroahora cambiabanmucho las cosas. Ahora se apreciaba que la pantorrilla resultabademasiado delgada en comparación con el muslo y sobre todo, y ello es muy

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importante,quelatibiayelperonéselecurvabanunpocohaciaafueraamaneradehorcate…Notantoqueseapreciaseconlospantalonespuestos,perosílosuficienteparaquevistaalnaturalydirectamente,elcuerpodelaGalaperdiesemuchoencanto.Otracosaquecontribuíaa ladecepcióndePlinioera la formade la rótula.Noeraredondita,graciosaytapizadadecarne,sinoalargada,comoungranparcheovaladoyapreciándosemuchoeljuegodeloshuesos.Parecíaunarótulafabricadaparaunatibiayunperonédesuperiorformato—noeraeseelcasodelfémur—.Desuertequesehacíamuyostensiblesobreloshuesosmásdébiles,unpocoalabeados,quebajabanhastaeltobillo,tambiéndemasiadodelgadosobresuspiesdemedidanormal.

—Mimadrenuncamequisomásqueacualquieraotrapersonade lavecindad.Medabadecomersiteníadesobra,ysinosequedabatantranquila.Niselepasóporlaimaginaciónmandarmealcolegio…ycuantomástiempoestabayoenlacallemáscontenta.Nimepreguntabadedóndevenía,conquiénhabíaestadoosihabíahechoestoolodemásallá.Eldíaqueledijequememarchabadecasasequedótanfresca como si le hubiera dicho que estaba con el período…Y a ver si ustedmeentiende:estaindiferencianoeraporquesucariñomelorobaseotrauotro(queyoerahijaúnica),esqueeraasí.

Seguíahablando,congestosmuyexpresivos,pero,yadigo,comosisehablaseasímisma, como si se diese explicaciones, mirandomucho a la colcha de la camacomosiexpusieseunospensamientosqueacababadeencontrarensupensadero.OtracosaquenotóPlinioesquedebía tener laspiernasbastantepeludas.Ahoraestabanafeitadas,peroelvellocomenzabaaapuntar, formandounosgranitos lupascópicos,que naturalmente en pocos días acabarían por tapizarle las piernas delgaditas ycurvadasconunaselvadevellonegrísimo.

—Yamipadrenoleimportabanimimadreniyo.Nosécómodieronenjuntarsedosserestaniguales.Yocreoquesólolaqueríaparaacostarseconellayparaquelehicieselacomida.Paratodolodemásninosmirabaaningunadelasdos.Hablabaloqueleveníaengana,peromirandoalplatooalsuelo,comosiestuviesecansadísimodevernos.(ExactamentecomoenestemomentoleestabalaGalahablandoaélsinrepararensupresenciayconlosojosobstinadamentefijadosenlacolchablancaalaquealgunasvecestirabaunospellizquitos,másomenosprofundos,segúnfueralaintensidaddesurazonamiento).

Callóunratocortoquelopasópellizcandolacolchayconlascejasmuyjuntasydepronto,comosihubieraadivinadolospensamientosdePlinio,siguió:

—Yesque,comodecíaunseñorqueyoconocía, lopeorde tenerunospadresavarosnoessufrirsusavaricias,sinoqueluegosaleunotanavarocomoellos…Poreso,aunqueyocomprendoquemipadreymimadreeranasí,yquelacosanoesdegusto,sémuybienquesoyigualitoqueellos,yquedeverdaddeverdadhastaahoranomehaimportadonadieenelmundo,nisiquierayomisma.Comomeoye,Manuel.

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Yonohequeridonuncaanadienicreoquemequieroamímisma,por lasencillarazóndequemenoto,dequenoséqueestoyconmigo,dequemeparecequeyosoyotradelaqueveouoigo…Deverdad,señor,queyonosientonipadezco…Tambiénhaymucha gente que cree que yo soymuy vergonzosa. Fíjese, vergonzosa yo coneste oficio. Y yo de verdad que no sé lo que es la vergüenza ni el pudor, ni elcoqueteo, porque yo no deseo a nadie, hasta que llega el momento… usted meentiende.Peroelmismísimomomento.

Yahorahabíaseparadounpocolosmuslos,morenos,claros,bienformadosysinelmenorasomodevellocomolaspantorrillas.Yhabíaseparadounpocolosmuslosalmedio tumbarseen lacama,comosi ledoliesealgouncostado…Ah,ycuandodijo que ella no deseaba a nadie hasta que llegaba «el precisomomento, ustedmeentiende»,empezóareírsesola,enseñandomucholosdientesblanquísimos.Eraunarisa de autoburla y de burla del prójimo, pero que dejaba ver cómo en el colmillosuperiorderechoteníaunapequeñacarie«pegadita»—comohabríadichoella—alaencía.Pequeñacarie,que,comoocurríaconlaspiernasrespectoalosmuslos,rompíalaarmoníadeaquelladentaduratanblanca,tanbienensalivadayconaquelrevoloteode lengua al reír. (La lengua esa tan caliente y ensalivada sí que está apetitosamoviéndosesolaenlajauladelaboca…).

—Pero si esverdadquenohequeridonuncaanadie, también lo esquenuncahicemal.Niquiseniodié.Nihicebiennimal.Mededicoaganarmelavidaconelúnicooficioqueaprendí,queporotrapartemeparecelaprofesiónmáscómodaparauna que no siente ni padece comoyo…Yyo tengo el oficiomuybien aprendido,porquemeloenseñólaCharo,queeramuyperitaytodoleimportabaunhuevocomoamí.Poresocuandoquierosemeolvidaelquetengoencimaomeaprovechosóloenelmomentoquemeapetece.Porqueyo,cuandomepongoapensarenmiscosas,yesocreoqueeraloquelepasabaamimadreyalomejoramipadre,nomeenterodenadadeloquetengoalrededor,aunqueseaunorangutáncomiéndomeelhalda.

Ahora ya se había tumbado del todo en la cama con la cabeza apoyada en elpiecero y miraba hacia arriba, a Plinio, sonriendo, con simulada cachondería. Enaquellaposturadecaraarribaypechoarriba,lasmamasseleechabanunpocohacialacarayquedabamuypatentelacanalmaestra.Asítumbadabocaarriba,enunplanomásbajoqueeldePlinio,viniéndolelospechosalabarbillayconeldespatarremaltapadopor labata, se leveíamáspartede losmuslosyde labraganegra, aunquetodo se descomponía al llegar a aquellos pedruscos de las rodillas, que ahora biendestapadas,mostrabansuscurvasconmayordibujoydeformación.Ysobretodo,porla luz tan directa que les daba de la lámpara del techo, se notaba más el puntoazulencodeloscabellosqueibanasurtir.También,alverlahablarysobretodoreírpuestaasíbocaarriba,parecíaqueaquellaboca,apesardedientestanblancos,sóloeraagujerodestinadoacosasmuypracticas.

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—TodoesoestámuybienseñoritaGala,peronadameaclaradesussalidasporlaventanalasnochesquetocabanvoces.

Ellaempezóahoraareírestrepitosamentesincambiardeposturayllevándoselasmanos a la boca. Con la congestión de la risa se le notaban más las pequeñascicatricesdelacarayaquellaotraqueteníaenlamitaddelapiernaderecha.

—Le aseguro a usted, donManuel, que yo no era la que voceaba, entre otrascosasporquesoymujerylasvoces,segúnoí,erandehombre…Yademás,quenoséporquésetomatanenserioesasbobadasunhombretanhechocomousted.

Plinio,bastantemolestoporlarisa,sepusodepieyconaireseveroledijo:—SeñoritaGala,mepreocupanesasvoces,porquedespuésdeustedmarcharsea

Madrid,deotranochedevoces, aparecióunachicadedieciochoañosahogáen lalaguna…conunasheridasmuyparecidasalasqueustedtiene.

—No…—dijomuy impresionada, sentándoseen lacamayenvolviéndosebienenlabatacomosideprontolellegasetodalavergüenzadelmundo.

—Sí.—Québarbaridad.—Sólolepidoquenosayude.Piénselobien.Hastamañanatienetiempo.Delo

contrariomañananos iremos todos… los turistas, yme temoque lamuertede esapobreniñaquedesinaclarar…Esaylasquepuedansucederdespués.

Plinioquedótodavíamirándolaunossegundos.Peroella,conlacaraapoyadaenlasmanos,parecíaalejada,pensandoensuscosas,comosupadreysumadre.

—Enfin,lodicho—volvióadecirlePliniohaciéndoseelremolón.Deprontosonócomosihubierantiradounpuñadodetierrasobreloscristalesde

laventana.LaGalamiróhaciaallásorprendida,peroenseguidaempezóareírmuchísimoy

conaireinfantildándosemanotadasenlosmuslos,quealabrirlaspiernasdepronto,otravezsehabíadejadoaldescubierto.

—¿Quéhasidoeso?¿Quélepasa?—Por favor, Manuel, márchese que creo que tengo muy cerca la solución.

Márcheseperonosalgaavigilar,nisehagaellistoapostándoseporahíenelpasillo.Espere en el bar. Ya recibirá aviso en el momento oportuno. Entonces subaacompañado.

Como un trallazo,más fuerte, volvieron a tirar otro puñado de arena sobre loscristales.

—Salga.LaGala,alargandolamanoalinterruptor,apagóyencendiólaluzdosveces.Plinio,congestomuydereflexión,losojosguiñados,ylosmovimientoslentos,

salió,yfueporelpasilloylasescalerascaminodelbar.Sentadosalrededordelamesa,charlabanenamorycompaña,donCircunciso,el

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pescador,donLotarioylosdueñosdelhotel.Enlabarra,elmozolírico,hacíaunlevesolodesilbatoaunjilguero,cuyajaulaalguienhabíadejadosobreelmostrador.

Todosmiraronaljefe.—¿Quépasa,Manuel?—lepreguntódonLotario.—Puesnolosé…Haquedadolacosamuyinteresante.Segúnparecedentrode

unratillotodoestaráclaro.DonCircunciso,elpuroentrelosdientesylamanoenlamejilla,seavivóaloíra

Plinio,queenpocaspalabrasexplicóloocurridoarriba.—¿Yquépiensasquevaaocurrir?—Vamosaver…Eldelabarra,olvidadodelajaulaporunmomento,seacercóaescucharaPlinio,

peronotuvoocasión.—¿Ydequéhablabanustedes?—lespreguntóelguardiaporcambiardetema.—NoscontabadonCircuncisodeloquetuvieronquepelearparaencontrarala

GalaenMadrid.—Yella,aquíenRuideraconocegente—lecortódonCircuncisoadonLotario.—¿Ahsí?—Estatarde,cuandopinchamosalllegaraEntrelagosynosbajamosacambiarla

rueda, salía de allí un grupito de personas y tres o cuatro de ellas se acercaron asaludarla…

—Alomejoresquehacíaporaquísunegociete(Lotario).—¿Yaustedquétipodemujerleparece,Circunciso?—No me he preocupado, Manuel… Pero me da la sensación de un poco

descarriada mental como todas las prostitutas. El hetairismo siempre es signo dedesequilibriomentalañadióconairesuficiente.

—¿Ynodedeficiencia?—No,donLotario,deinestabilidad.—¿Cuálcreeustedquepuedeserlaseñalparaquesubamos,Manuel?Pliniohizounmimodeignoranciaalzandoloshombros.DoñaJosefa,movidaporunaintuición,segúnconfesóluego,mirósurelojydijo

convozceremonial:—Vanaserlasdoce.Todos se miraron entre sí. Luego cada cual consultó su reloj. Los cigarros

quedaronensuspenso.Tangrandeeraelsilencio,quesóloseoíaelrozardelasalasdel jilguerocuandosaltabaenla jaula.Elpescador,conlabocaapretadaylosojosentornadoscomosiesperaseoíruncañonazo.

—Ahorasonlasdoceenpunto—aclaródoñaJosefa.—Sí.—¿Yqué?

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—Vamosaver.—¡Aaaaaaaaaah!¡Aaaaaaah!Sonódosvecesseguidísimaselgrito.Máspróximoyfuertequenunca.—Ahí está la señal. Vamos —gritó Plinio saliendo disparado hacia el pasillo

donde estaban las habitacionesbajasdel hotel.Todos le seguían.DonLotario a suladoyelúltimoCircunciso.ApenasentraronenelpasilloencontraronalamujeryalahijadePlinioqueencamisónyconlacaradescompuestaveníanhaciaelbar.

—Manuelhasidoahí.Ahímismo,enlahabitacióndeallado,enladelarubia.—Ay,quesusto,padre—decíaAlfonsacortándoleelcamino.—Deja,deja,síyasé.—AySeñor,aySeñor,quémiedo.LapuertadelcuartodeGalaestabacerradaconllave.Plinioempezóaforcejear.—¡Abre!¡Abre!—gritaba.No contestaba nadie.Empezó a dar empujones contra la puerta. Pero no cedía.

Eranpuertasmodernas, perodemadera recia.El pescador se pusode acuerdo conPlinioparaempujar,peronohabíamodo.

—Nada,quenohaymanera.—Espere, esperen, que tengo yo por aquí la llave maestra—dijo doña Josefa

buscándoseenelbolsillo.—Eso de que las puertas se abren de un empujón, no ocurre más que en las

películas—comentabadonCircuncisocontonomuyfrío.DoñaJose€anoseatrevióaabrirycediólallaveasumarido.—Anda,abretú.LasmujeresdePlinioconlosbrazoscruzadossobreelpechoydescalzasparecían

lasmásasustadas.Por fin abrió don José la puerta. Estaba la luz apagada y la ventana abierta.

Alguiensequejaba.—¿Dóndeestálaluz?EncendiódoñaJosefa.En la cama no había nadie. Pero al otro lado, encajada entre la mesilla y el

largueroestaba laGala,completamentedesnuda,conlosojoscerradosysangrandoporlaboca.Respirabacongranesfuerzo.Tirarondeellasuavementeparasubirlaalacamaydioungrito.

—Debedeserlapierna.Cuidado—dijodonLotario.Ladepositaronsobrelacama.DoñaJose€aibaacubrirlaconlasábana,perodon

Lotariolepalpócontientolapiernaderecha.Ellavolvióagritar.—Selaharoto,meparece.Luegoencendióelmecheroyseloaproximóalaboca.

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—Lasangreparecedeloslabiosydientes.Debedehaberlagolpeadosinmás.PorfindoñaJosefaconsiguiótaparla.«¡Estabacomolapariósumadre!»,comentaríaluegolaGregoriaenelpueblo.Tenía unojo amoratado.DonLotario le tomaba el pulso.Por fin ellamovió la

cabezacomosisedespabilaseyentreabrióelojosano…yhablóentonobajo.—Aver,averquédice.—EnloschaletsdelaSanPedra,Manuel…SellamaGarcíaLópez…Por laventanaabiertadeparenpar,vieronenaquelmomento,unosdoscientos

metrosmásalládelhotel,queuncochearrancabaatodavelocidad,peroendirecciónalpueblo.

—Vamos todos —ordenó Plinio—. Quedaos vosotras y don José con ella…Vamosenlosdoscoches,¿leparecedonCircunciso?

—DeacuerdoManuel.Vamos.—¿Haciadóndevamos?¿Detrásdelcoche?—No,aloschaletsdelaSanPedra.Mientrasmarchaban,Plinioconlalinternaexaminabalalistadepropietariosde

chaletsdelaSanPedraqueledejóelconstructorjuntoaunpequeñoplano.Lascigarrascantabanconfrenesíobsesivo.EnRuipérezsóloseveíaencendida

unaluzalta.ElMinidedonCircuncisoveníadetrásrespetandotodaslasiniciativasdedonLotario.

—Creoquesécuálespocomásomenos.Eusebio, el pescador, junto a don Circunciso, con la gorra visera bien calada

mirabaconahíncoalacarretera.UnavezdijodeélPlinioadonLotario:—EsunhombremuyrarodonEusebioelpescador.—Sí…pareceausentedetodo.Unaespeciedeautómata.—Peronodebedesertonto.—No,noloparece,perosíhombrepocoimaginativo.LlegaronaloschaletsqueestánjuntoalalagunaSanPedra.Sólounoestabacon

lasventanasencendidas.Pliniovolvióaconsultarelplanoconlalinterna.—Puesyocreoqueesequeestáencendidoeselquebuscamos.SebajarondelcocheyquedaronsorprendidosalverquedonEusebiotraíaadon

Circunciso de la mano, como si fuera un escolar. Cuando llegaron junto a ellossiguieronigual,sinsoltarse.Seráqueledamiedolanocheoquetemetropezar.LociertoesquedonCircuncisoteníagestodeunpocoentregado.Talvezeralamaneradesuplirelperro,detenerayuda.

YaamuypocospasosdelchaletdelosGarcíaLópeznotaronquehabíaalguienantelapuerta.Plinioleenfocólalinterna.Eraunaseñoramayor.Laquehabíavistoalgunasvecesdepaseoyacompañadadeunjovenaltoyrubio.

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Laseñora,alsentirseenfocada,conlosojosentornados,sonriótímidamente.—Buenasnoches…—dijoPliniopordeciralgo.—Buenasnochestraiganustedes…—¿EstaeslacasadelosseñoresGarcíaLópez?—Sí…YosoylaseñoraGarcíaLópez.Mimaridomurió.—Queríamoshablarconusted.—Nofaltabamás.Pasen.Encendiólaluzdelportal.Entrarontodos.DonCircuncisoporfinsesoltódela

manodeEusebioelpescador.Laseñoraquedómirandoconmezcladecuriosidadyternuraalenanillo.DonCircunciso,sindarsepormirado,encendiótanarrechanteelmediopuroquetraíaapagadoentreloslabios.

Pasaronaunsalóngrande,muybienpuesto,conmuchos librosencuadernados,chimenea, dos tresillos, alfombraspersasyvarios cuadrosdepaisajesnórdicos.Laseñoralesofrecióasiento.Ysindecirnadafuehaciaunbarquehabíaenunrincón,tomóunabandejacargadadevasosyunabotelladewhiskyyotradeaguardienteyles ofreció sonriendo congestomuybonancible y casi infantil.Tenía la señora lostobillosmuyhinchadosylaartritisledeformabaloshuesosdelamano.Aparentabaunos setenta años y ponía cara como de tenerse lástima a sí misma. Todavía lequedabaelrescoldodeunosojosclarísimos.Semovíaconritmomuylento,peroconseguridad,sabiendoloquehacía.Cuandotodostuvieronsucopa,sesentóenunodelossillonessindejardemirarcongestomaternaladonCircunciso.

Plinio ofreció «caldos» a don Lotario y al pescador. Este hacía verdaderosequilibriosparaliarsinqueselecayeraeltabaco.DonCircunciso,yaseguroconelwhiskyenlamano,sonreía.

—¿Conquiénviveustedaquí,señora?—…Conmihijo.—¿Dóndeestá?—Nosé…Ysonriócongestotriste.—Nosé…Teníaqueocurrir.Estabasegura.¿Ustedessondelapolicía,verdad?

¿Ustedtambién?—añadiómirandodenuevoadonCircunciso.—… Tenía que ocurrir y es natural. A los hijos los dominamos durante los

primerosaños,peroalfinsenosescapantotalmente.Sehacenotrosseresdistintosanosotros…Sabíaperfectamentequetodoocurriríaasí.Yestabaresignada.Digamosque tenía la resignaciónalmacenada…Unadolorosa resignación.Cuántasveceshetemidoquellegaraunanochecomoesta.Unanochequevendríanabuscarloyyonotendría más remedio que explicar todo lo que pasa… Es mi hijo y estoy en miderechomoraldenodecirnadaqueleperjudique.Peroesinútil.Yohastaahoranoheestado preservando a un hijo que obraba mal, sino a un enfermo… Hasta ahora,

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duranteaños,pudearreglarlotodo,facilitándoselotodoyconsiguiendoquenopasaraamayores. Para ello empleémucha habilidad y sacrificio. Pero ya es imposible…Compré esta casita, pensando que en el campo se apaciguaría… y todo seríamásfácil.InclusometrajeunaprostitutadeMadridparaqueloatendieseregularmente…Peronoséquéleocurrióalllegaraestosparajes,aestecampo,quealahoradehacerelamor,ledioporvocear,porvocearenelmomentodelespasmo.VoceardemaneraparecidaacomooyóenunapelículadeterrorquevimospocoantesdevenirnosdeMadrid.Nolohabíahechonunca…Siempre,alterminar,quedabatraspuesto,conunsudorfríoenlafrente,perocallado.

Losqueescuchabansemiraronentresí.DonCircuncisodeuntragazoconsumióelwhiskyquelequedaba.

Laseñoraahorahablabacomoenunmonólogoonírico.—Antes,deloúnicoqueteníaquecuidarmeeradetenerleunamujerpreparada

cada dos noches…Con dinero eso esmuy fácil, ustedes lo saben, porque si a lascuarenta y ocho horas no tenía mujer atacaba ferozmente a la que fuese. Peroúltimamente,¿quépasaDiosmío?,necesitavocear.Nosepuedenustedesimaginar.Escomounestremecimientoepilépticoacompañadodeunavozdesgarradora,comosi se le rompiesealgoen su interior, comosi alguienenese instante le agarraseelcuello para estrangularlo. Y se pone las manos en los ojos como si viera algoespantoso…Ya habrán ustedes apreciado que el grito no es precisamente patético,sinomásbiensensual.Sinembargo,lacaraqueponealgritarylamaneracomoselatapadespués,dalaimpresióndequesufremuchísimo.Odequevealgoespantoso.

Laseñoracallóunmomento.Pliniobebióun tragodechinchónconagua.DonLotariomirabaalJefedereojo.Elmásimpertérritoeraelpescador,aunqueteníalabocaunpocoentreabierta,posiciónestamuypocofrecuenteenlafiguradesurostro.

—¿Entoncesustedlohavistodecercacuando…?Ellabajólosojosysemiróambasmanos.—Algunavez.—¿Cuándoempezóasí?—Hacesieteuochoaños.Primerocomenzóameterseconlascriadas.Comoeso

creaba muchos disgustos, empecé a pagar chicas que viniesen a casa cada dosnoches…Nopodíadejarlosalirsolo.Claroquealgunanochesemeescapaba.Sobretodosiseretrasabalaalquiladaoporcualquiercosanovenía.

—Usted sabe que ayer desapareció una señorita y que hoy se ha encontradoahogadaconheridasycontusiones.

—Sí…meheenteradoestamañana.—¿Acuántashamatadomás?—Ninguna,deverdad.Últimamenteestámuyagresivo.Yanoesperacuarentay

ochohoras.Quiereamartodaslasnoches,atodashoras…Esterrible.Parecequele

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pegó aGala.Y como ella ofendida se fue aMadrid, él salió con el coche. Por lamaneraquetuvodearrancaraquellanochemedicuentadequeibaenbuscadeotra,laquefuere.

—¿Yporquélatiróalalaguna?—Leharía frente.Eso no puede hacerse con él.Hay que entregarse…Cuando

hoyviquevolvíaGalaconustedes—dijomirandoadonCircunciso—me temí loqueibaapasar, loqueestápasando…Sellevóunagranimpresiónalverla.Semeescapóalprimerdescuido.Yyoestabaseguraqueustedeslatraíandecebo…Yonopuedohacernada.Medoyresignadamenteporvencida.Digoresignadamenteporqueséquenolopuedenjuzgarcomoaunsernormal.Notienenmásremedioquellevarloa un sanatorio donde yo pueda estar con él y orientar la manera de tratarlo ysatisfacerlo…Noséporquénacióasí.Vayaustedasaber.Nienmifamilianienlade su padre hubo anormales… Bueno hubo un hermano de mi marido, que en laguerraasesinóacienpersonas.

DonCircunciso se echó el vaso entero al coleto, al oír aquello, pero con tantoímpetuqueempezóatoser.DonEusebiolediomanotadillasenlaespalda.Deprontotodotomóunairemáspatéticotodavía.Laseñoraempezóallorarconunosahogossecosyaparatososalavezquesedabapuñadasenlacabezacongranfuria.Parecíacomosiladulzuradehastaentonceshubierasidoforzada.DonLotariofueelprimeroen reaccionar. Intentó frenarle los golpes, hasta que por fin cogió la vasija con loscubitosdehielo,yse loechó todoen lacabeza.Lecayeronalgunoscubitospor laespaldayelescote.

Duranteunlargoratotodoscallaron.Laseñora,congestoadustomásquetriste,miraba el rescoldo de la chimenea.DonCircunciso, procurandono hacer ruido, selevantóysesirvióotrowhiskyconmuchaagua.Sinsentarse,juntoalabandejaconruedas,sebebióuntragolarguísimo.Plinio,conmuchacalma,unavezsuperadalasorpresa,empezóaliarotro«caldo».Porfinlepreguntó:

—¿Dóndeestaráahorasuhijo,señora?—Nosé—dijovolviendoaendulzarelgestopocoapocoyconvozamable—

perovendráaquí…Antesde las tresvendrácomosea.Essuperiorasus fuerzaselpasarlasnochesfueradecasa

—¿Yporquésuhoradelamorsueleserlamisma,lasdoceenpunto?—…Nolosé.Esoleocurredesdeelprimerdía.Alfinaldelajornadasienteese

deseo…oloquesea,demanerairrefrenable.—¿Y por qué no se traía Gala a casa y lo hacía enmedio del campo o en el

mismohotel?—Yo siempre le decía que se la trajese y él me lo prometía. Pero es tan

impaciente…oporqueesperaba lasdoce…Yoquesé.Esmihijoynosédel todobien lo que le pasa. El primer escándalo que dio fue hace cinco años con una

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cieguecita que vendía los cupones en una esquina. Salió solo con el perro queteníamos entoncesy fíjese, aunque era sólomedia tarde, le dio el arrebatoyquisoviolarla… Fue un escándalo horrible. A partir de entonces tuve que empezar acuidarmeseriamentedeélenesteaspecto.

—¿Fuealcolegio?—lepreguntódonLotariotímidamente.—No…siempreletuveprofesoresparticulares.—¿Ysupadrelefaltóhacemucho?—Sí…veinteañosharáahora.Laseñoraselevantóyvolvióaecharleñaenlachimenea.—Nodebetardarenvenir.Soncercadelastres.Teníaotravezcaradecansada.Mejor,deentregada.Habíaentodassusactitudes

y palabras una forzada serenidad, mejor, una resignación casi beatífica. El mismotono de sus palabras era añorante, como referido a un capítulo ya transitado de suvida.

El reflejo de las llamas avivadas luciernagueaba en los rostros adormecidos detodos.

Aquellaesperatanrelajada,eralomásopuestaalfinaldeuncasopolicíaco.Todoestabaresuelto,oalmenosparecíaresueltoconunlargomaestoso.Eracomoesperarconpacienciaelfinaldeunaagonía.

Apesardesuaparentetranquilidad,cuandoelsilencioseprolongabaunpoco,alaseñoraGarcíaLópezseleescurríaunalágrimaqueseenjugabapausadamente.

—…ApartedeestascosasesunalmadeDios—dijocomoparasí—.Cuandonosientedeseosdemujer,escomounniño.Leelibros infantiles, juegasoloosepasahorasyhorasantelatelevisión.Todoslosdías,cuandosalimosdepaseolagentelomiraconagrado.Tienetanbuentipo,es tandulcesugesto,yeseairedistraído,desabio,queatodoelmundolecaebien…Cuandolollevenalsanatoriomeinternaréconélparapoderloatenderytenerleapuntolasmujeresquenecesite.Silefaltasenenloquecería…Quierodecirqueestaríaanormaltodoeltiempo.¿Enquémejorcosapuedoemplearloquemequededevida?

Calló. Ahora se miraba los rodales mojados que todavía le quedaban sobre labata.

—¿Yquéhaceporahíaestashoras?(Plinio).—Siempre…después, legustacorrerenelcoche.Algunasvecessevahastael

Hundimiento, allá a la entrada del pueblo, porque le gusta oír el ruido de lascascadas…Másdelastresnoaguantaporahí,yaverán.

ElpescadorselevantóconairedesueñoysesirvióotracopadeChinchón.Antesdesentarse,segúnsolía,hizoundisimuladoademángimnástico.

Seoyóqueabríanlapuertadelchaletcautelosamente.—Cuidado,yaestáahí.Porfavor,noledigannada.Yoloarreglarétodo.

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Unos pasos suaves en el pasillo. Lamadre salió a su encuentro. Durante unosminutos estuvo con él.O no hablaban o lo hacían en voz baja. Por fin se les oyóaproximarse:

—Luis,porfavor,pasaquehayaquíunosseñoresquequierenverte.Aparecióenlapuertadelbrazodesumadre.Lapobreseñorateníaahoraelgesto

más triste de toda la noche. Elmozo, tan alto y rubio, con gesto de niño un pocoenfadado,hacíaalosvisitantesunasreverenciasmuycortesanas,desdelejos.

—Andahijo,siéntate—leofreciólamadreunsitioenelsofáqueellaestaba.Luissesentó,mirófijamenteyconciertoordenatodoslosqueallíestabanyde

pronto,comosilediesevergüenza,tomóunarevistaquedesdelejosparecíainfantilyempezó,conobstinación,asimularqueleía…Eradetanbuenparecer,quesóloselenotabasuanormalidadenlamaneradefruncirelentrecejo,demirarentretímidoydesconfiado.

—¿Podríahacerlealgunaspreguntas?(Plinio).—Esinútil,señor.Pruebeyverá.—¿Cuálessunombre?—Luis—dijolamadreenvozbaja.—Óigame,donLuis.Levantólosojosdelalectura,peroenseguidavolvióaella.—Óigame,donLuis.¿Cuántosañostieneusted?Lomiródereojonuevamenteynocontestó.—Anda,hijo,dileaesteseñorcuántosañostienes,noseasasí.—Veintisiete—dijocasibisbiseandoysinmirarlo.Pliniohizounaseñalalaseñoraparaquefuesejuntoaélaunrincón.LamujerfueadondeestabaelJefe.Elhijovolvióalevantarlosojosunmomento

alverlamaniobra.—Señora, mi deber es comunicar en seguida a la Guardia Civil que hemos

localizado al presunto autor de lamuerte de la señorita Solita…Ellos son los quellevanestecaso.Siustedmelopermitevoyautilizarelteléfono.

—¿Yvanavenirahora?—Claro—Queesperenamañana…sinosotrosnonosvamos.—Queellosdispongan.—Estábien…Elteléfonoestáallídentro.Yvolvióconcaracompungidaasusofá.—¿Pordóndeestuvoustedpaseando?—lepreguntódonCircuncisoconsuvoz

ronquillaeinfantil.Luis levantó los ojos hacia el enanillo, y quedó unos segundosmirándolo con

curiosidad,sorprendido.Peroenseguidavolvióasulectura.

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—Luis,porfavor,tepreguntaesteseñorquepordóndeestuvistepaseando.Seencogiódehombrosyaproximómáslarevistaalacara.—Siesinútil.—Yocreo,señora,queseríamejorquenosdejaseasolasconél(Circunciso).—Comoquieran,pero…—Sí,vamosaprobar—insistióelenanilloponiéndosedepieyavanzandohacia

elmozoconciertaarrogancia.LaseñoraGarcíaLópezmarchóhacialaescalera.—Marche,marcheporfavor.Subiólentamente.Losescalonesdemaderacrujíanbajosuspies.Luislevantólos

ojos de la revista hacia ella, con cara de no saber lo que ocurría. La señora habíavueltoadetenerse.

—Desaparezca,porfavor.Luissepusodepieydejócaerlarevistaalsuelo.—VamosdonLuis,queremoshacerleunaspreguntas.LuismirabaadonCircuncisodesdesualturacongestoirresoluto.—Siéntese, por favor —y le apoyó las manos en los brazos para obligarle a

sentarse.PeroLuispermaneciódepie.—Vamos a ver. ¿Dónde estuvo usted de paseo esta noche?—le preguntó con

energía.EnaquelmomentoentróPlinio.Alverlaescena,quedóparadojuntoalapuerta.—Hagaelfavordecontestar.¿Conquiénestuvo?AhoraLuismiróatodos,concaradetemor,dehallarseacorralado.Yporfin,con

pasoscautelososylasmanosunpocoalzadas,comositemieraquefueranaatacarle,avanzóhacialaescalera.Apenaspisóelprimerescalón,lasubiócorriendo.

DonCircuncisomiróaPlinioconcaraderesignación.—Nohaynadaquehacer.¿HablóustedconlaGuardiaCivil?—Mehadichoelsargentoquenonosmovamosdeaquíhastaqueelloslleguen.

MárchenseustedessiquierenyaguardoyocondonLotario.AdonEusebio,elpescador,pareciógustarle la idea,perocomodonCircunciso

hizo un gesto de indiferencia y fue hacia su sillón, el pescador, con resignación,volvióaponerlacaraentrelasmanos.

Pliniotambiénsesentóenelsillónqueantesocupabalaseñora.DonCircuncisose dedicó a husmear entre los libros y revistas que había por allí. Don Lotario sesirvió otra copa de anisado y ofreció a Plinio. Este la tomó con cara de cómicaresignacion.

—Todassonrevistasinfantiles—dijodonCircuncisoconvozdeamanecidaysinquitarseeldichosopurodelaboca.

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—Perodelantedelasmujeresnoesinfantil.—Mepareceenormementepeligroso…Unalástima—selamentóelenanillo.—Máslástimamedaamílamadre(Plinio).—Porsupuesto.—Lesdigoaustedes,quequévidas…(DonLotario).—Quévidaslasdeellos.Peroquémuerteslasdecuantoscaenensupoderenuno

deesosmomentosdearrebato—dijodeprontoelpescadorconairefilosófico.DonCircuncisoasintióconmuchorespeto.La habitación estaba completamente nublada por el humo de tanto cigarro. El

rescoldodelalumbretodavíaeravivo.Sóloseoíaelrelojdepared.Yaerancercadelascuatro.

—Ylaseñoranobaja(Lotario).—Estarádurmiendoalbebé(Circunciso).Pliniorelióotro«caldo».Loencendió,chupóyechóelhumoconaireaburrido.Don Circunciso, sacándose el zapato con disimulo, se rascaba la planta del

piececillo.DonLotariosemiraba lacaraconojosdesueño.El relojdiootrocuarto.Yde

pronto,conmayorfuerzaeintensidaddramáticaquenunca:—¡Aaaaaaaaaaaaaah!Porloimprevisto,ylaresonanciadelacasa,todosquedaronmuyimpresionados.

DonCircuncisocon lasmanospegadasalpiedescalzoyelpuroen laboca.Plinioconlosojosentornadosylamanoenlabarbilla.Elpescadormirandohaciaeltecho.YdonLotario hacia Plinio.Este, con aire decidido, se puso de pie, y fue hacia laescalera.Todoslosiguieron.Plinio,porelpasilloibaabriendotodaslaspuertasqueencontrabaasupaso.

Fue en la del fondo precisamente. Unos centímetros antes de que la mano dePliniollegasealpicaporte,desdedentrolaabrióLuis,desnudodemediocuerpoparaabajo.AlveralosJusticiasysinveniracuentopusolasmanosenaltodejandosusvergüenzasmanifiestas.

…Sobreuna camacamera, estaba la señoraGarcíaLópezmal tapada conunasábana,yelblancopelorevuelto.

—Hijo,bajalosbrazosypásatealcuartodebaño.SalióLuisdespuésdeconsultarconlamirada.Los cuatro justicias quedaron en la puerta.La señora se incorporó con ademán

muynatural,aunqueentriste.Inútilmentepretendía taparseconelembozo.Quedabaa lavistaelarranquedel

pechoydelosbrazos,tanblancosymaltratadosporlosaños.—… De vez en cuando soy yo la que tiene que calmarlo, para evitar males

mayores.

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Yquedómirándolosconsusojosclarísimos,brillantesyserenos.Plinio,sincontestar,tiródelapuerta.Volvieron a sus asientos de antes sin el menor comentario. El más afectado

parecíaelpescador.DonCircunciso,quevolvióarascarseelpie,dijo:—Nuncalohubierapensado.¿Yusted,Manuel?—Amísemepasóporlacabezacuandolaseñoranosdiotantosdetallesdecómo

seponíasuhijoalahoradeltrance.Se oyó que un coche paraba en la puerta. Salió Plinio a abrir. En seguida

aparecieron el sargento y una pareja. Frotándose las manos se aproximaron a lalumbre.Plinioempezóaexplicarles.Volvieronacrujir losescalonesdemadera.LaseñoraGarcíaLópez,envueltaenunabatagruesa,bajabaconpasostímidos.

Porelanchoventanalquehabíajuntoalachimeneaempezabaaclarearelcielo.

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EPÍLOGO

CUANDO PLINIO Y LOS SUYOS amañanaron en el bar del hotel, donCircuncisoyelpescadoryahabíanmarchadoaLaCimeraparaenterrara«Vida».

Y según contó don José, muy de mañana, los García López, seguidos de lasmotocicletasdelaGuardiaCivil,pasaronensuSeatcaminodelpueblo.

Bienpasadoelmediodíavolvieronlosenterradorescaninos,ymientrasrecogíanelequipaje,PlinioydonLotariosacaronalarubiaGalaensilletalareina.Decidierontomartodosjuntoselultimocafé.LapobreGalahacíaguiñosdedolorcadavezqueseestremecía.LasmujeresdePlinionolequitabanojo.Ensuvidahabíanvistounaputa tancerca.Y lacontemplabanconmezclade ternurayprevención,comosi sumal—el del oficio— fuera pegadizo. Los dueños del hotel de pie, junto al corrocafetero,monosilabeabanaunosyotros.Elmozodelabarrasilbabalíricomientrassecabaelvidriado.

Conlapartidadelosqueahoratomabancafé,quedabaelhotelvacío.Perotodopodía darse por bien llegado—según dijo repetidamente doña Josefa—con tal dehaberacabadoparasiempreconaquellasvocesqueparecíanterroríficasyresultarondeamor…asumanera.

Bajaronlosdelosserviciosespecialísimos:donCircuncisoyelpescador.Aquel,consupuroparaconsolarsedelréquiemde«Vida».DonEusebio,callado,yconelairedistraídodesiempre.Elcorroestabacasirodeadoconlasmaletasdetodos.

El sol, indiferente a toda clase de dolores, quebraduras de huesos y lascivias,brillabatersoyechadojubilososobrelasaguasclarísimasdelaColgada.

Despuésde losdespidos,PlinioydonLotariocolocarona laGalaenelasientoposterior del Mini. La pobre, a pesar de ser ya tan público su oficio, y de laquebraduradelremo,todavíaechabasonrisascoquetonasyabultabaelbustocuandoteníaojosatentos.

Pero después de todas las despedidas a quien miró con especial ternura fije aPlinio,sóloaél…Yeste,súbito,recordócuantoellalecontódesuspadresydesuvida la noche anterior. Don Circunciso le echó la manecilla también con tímidaternura.Yelpescadormirabaaotro lado,aunquesonriéndole.AlarrancarelMini,Pliniosellevólentamentelamanoalaalturadelasien,comosillevaselagorradeplato,ymiróatodos,peromuyespecialmentealaGala,quelemeciólamanoabiertatraselcristal…LomáspintorescodeladespedidafuelareverenciaconqueelmozosilbantelediosusadiosesadonCircunciso.

Y un rato después, partieron los de Tomelloso. Las dosmujeres, con gusto devolveralpueblo,peroconojosderecordarlasescenasdeaquellosdías.DonLotario,bien apescado al volante y pendiente de lasmuchas curvas de la carretera. Plinio,

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echandolosojossobrelosverdesclarosdelaslagunasquedas,sobrelaspiedrasrojasypardostomillerosdelosvillaresycañadas.AtrásquedabatantocieloazulytantoespejodeélydelmontepastorquehacenRuidera.

OtrocapítulodelavidaprofesionaldePlinioquepasabaalarchivador,alfue,alrepertoriocontadero.

AlaalturadelBuenRetiro,poniéndosemuyasupar,lespasóuncoche.Desdeél,alguienleshacíaseñasmuyjubilosas.EraIgnacio,elreciéncasadoysumujer,laporfindesvirgada

—¡Adiós!¡Adiós!—Padre,¿porquélesaludaesetancontento?—Porunfavorcilloquelehicimoslaotranoche.—¿Ahsí?¿Dequé?—Quetelocuenteluegotumadre…

Benicasim-Madrid,1972-1973

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FRANCISCO GARCÍA PAVÓN (Tomelloso, Ciudad Real, 1919 - Madrid, 1989).Fuenovelista, periodista, crítico teatral y ensayista.Costumbrismo e ironía son losrasgos definitorios de su literatura. Se doctoró en filosofía y letras, ejerció comocatedrático de historia del teatro en la Escuela Superior de Arte Dramático ydesempeñólaboresdecríticoteatralendiversosperiódicos.Trassuprimeranovela,Cerca de Oviedo (1945), publicó los relatosCuentos de mamá (1952) yCuentosrepublicanos(1961),enlosquerecreólostiposysituacionesdesupueblonatalconuntalantehumorísticoquecaracterizasuobra.Noobstante,debesupopularidadalasnarracionesdetectivescasprotagonizadasporPlinio, jefede lapolicíamunicipaldeTomelloso,quefueronadaptadasparalatelevisión.EntreellasdestacanElreinadodeWitiza(1968),Elraptodelassabinas(1969)yLashermanasColoradas(1970),queganóelpremioNadal.EscribiótambiénlosensayosTeatrosocialenEspaña(1962),yTextosyescenarios(1967).

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