beckett. detritus

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    Detritus

    Samuel Beckett

    Edicin preparada por Jenaro TalensTusquets Editores, Barcelona, 1978

    La paginacin se correspondecon la edicin impresa. Se han

    eliminado las pginas en blanco.

    http://letrae.iespana.es/
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    Detritus: la escritura de la degradacin

    Qu importa quin habla, alguien ha dicho

    qu importa quin habla. Habr un punto de

    partida, yo estar, no ser yo, yo estar aqu,

    me dir lejos, no ser yo, no dir nada, habr

    una historia, alguien va a intentar contar

    una historia.

    Textes pour rien, n. 3

    Al trmino de mi obra slo queda pol-

    vo: lo nombrable. Toda la trayectoria que

    cubre la escritura beckettiana desde sus ini-

    ciales escarceos aparentemente joyceanos del

    Whoroscope (1930) hasta el recentsimo Pour

    finir encore (1976) podra describirse como la

    historia de un lento e inexorable proceso

    de degradacin, de prdida, de desposeimien-

    to. Si la funcin del pensamiento occidental

    ha sido siempre (ya Heidegger lo hizo notar)

    la de dar ser, no es menos cierto que ese,

    ser adquira su mismo estatuto de existen-

    cia a travs de un poseer, de un ener.t

    Yo soy en la medida en que yo tengo. Lo es-criba William James al final del siglo pasado:

    El yo envuelve todo lo que el hombre puede

    llamar suyo. Y ms recientemente Agustn

    Garca Calvo radicaliza la postura: Ya no

    me llamo Yo, ni es Yo mi nombre, sino Mo.

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    La escritura beckettiana es una escritura don-

    de, a partir de este planteamiento, el proce-

    so queda invertido. No se posee, se desposee.

    Si aceptamos que el lenguaje es una forma deentender cuanto nos rodea y, en consecuencia,

    de poseerlo, los textos beckettianos preten-

    den mostrar lo endeble de esa proposicin, y,

    an ms, su imposibilidad, negndose a e-r

    presentar la farsa de dar y recibir a que alu-

    de en sus Conversaciones con Georges Du-thuit el escritor irlands. Para Beckett, las

    palabras intentan suplantar las cosas por su

    inteligibilidad, o, lo que es lo mismo, por su

    cadver: el significado. Es evidente que, si

    los conceptos desapareciesen, los elementos de

    la realidad que llamamos objetos, cosas, slopodran estar, se limitaran a estar, pero nosignificaran nada, al no remitir a nada y me-

    nos an a esa construccin verbal y ficticia

    de lo inteligible. Por supuesto, negar la po-

    sibilidad de conocer en trminos de apropia-

    cin no equivale a negar el hecho mismo deconocer. Cuando Beckett se niega a represen-

    tar la farsa de dar y recibir, lo que niega es

    la validacin de un camino que no lleva a

    ninguna parte, no el acto de caminar, ni la

    posibilidad de que un camino (distinto, otro,

    pero camino al fin) conduzca a algn lugar.

    Niega que ese camino sea el lenguaje, pero

    no ignora el lenguaje (entre otras cosas por-

    que incluso para ignorarlo habra que hacer-

    lo mediante el lenguaje). Escribe Malewitsch:

    El conocimiento, igual que el ser, no es ms

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    que un nombre, y los hombres estiman que

    este nombre es una realidad de la vida, una

    realidad que, en el fondo, no es ms que con-

    vencin, suposicin, opinin. (...) Para crearun mundo real, los hombres han dado nom-

    bres a lo desconocido. De este modo, lo des-

    conocido se ha convertido en realidad para

    ellos. (. .. Sin embargo, podemos decir que)

    un nombre sea verdadera realidad? Creo que

    no. El conocimiento jams conocer lo quecree poseer, de la misma forma que el hom-

    bre que tiene un nombre jams sabr si su

    nombre corresponde verdaderamente a su ser.

    Toda la existencia humana est basada en de-

    finiciones convencionales. Palabras que re-

    cuerdan aquellas otras, de tradicin diferen-te, oriental, que leemos en el Dohakosha deSaraha: Cul es tu nombre?, pregunt el

    rey Milinda. El monje respondi: Se asegu-

    ra que me llamo Nagasena. Pero, aunque los

    padres den a sus hijos nombres como Nagase-

    na, Surasena, Virasena o Sihasena, no son sasms que designaciones, denominaciones, tr-

    minos conceptuales de las apelaciones co-

    rrientes simples nombres. No hay detrs

    de ellos una persona real. La escritura bec-

    kettiana no slo acepta las afirmaciones ante-

    riores acerca de la convencionalidad del len-

    guaje, sino que hace de ella su fundamento y

    punto de partida. Todo ello supone, en prin-

    cipio, y pese a parecer lo contrario, una acti-

    tud de afirmacin. Aunque esa afirmacin

    consista en negar, socavar, destruir. De lo con-

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    trario la existencia misma de una escritura

    llamada Beckett sera un absurdo. A partir

    de Watt* donde, por primera vez, se eviden-

    cia la necesidad de salirse del lenguaje, elabandono en que nos encontramos, una vez

    derrumbado el simulacro del hablar, de seral hablar, de poseer (o poseernos) por las pa-

    labras, una actitud negativa (y soy conscien-

    te, a mi vez, de la ambigedad que envuelve

    la oposicin positivo./.negativo), hubiese im- plicado el mutismo, no el silencio. Para que

    el silencio exista es preciso que las palabras

    lo digan. Y ese decirlo, no es ya un significa-

    do, sino un murmullo cada vez ms apagado.

    Una especie de zumbido de insecto, como el

    que dice or Molloy: S, las palabras que oa(. ..) as o a por pr mera vez, e incluso a vecesl i

    la segunda, y a menudo tambin la tercera,

    como puros sonidos, libres de toda significa-

    cin, y probablemente era sta una de las ra-

    zones de que conversar me resul ara indescrip-t

    tiblemente penoso. Y las palabras que yo pro-nunciaba y que casi siempre deban estar en

    relacin con un esfuerzo de la inteligencia,

    me parecan a menudo el zumbido de un in-

    secto. La escritura beckettiana no es tanto la

    constatacin de una trampa como el intento

    de superarla. Por eso no es una escritura de-gradada, sino una escritura de la degradacin,en donde los detritus no sealan tanto el fi-

    nal de un camino como el sntoma de que tal

    * Editorial Lumen, Barcelona, Coleccin Palabra en

    el Tiempo.

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    vez pronto podamos empezar a caminar de

    verdad, sin el simulacro, del lenguaje. Nada

    es ms real que la Nada afirma el narrador de

    Murphy, citando al de Abdera (Demcri-to). Nada es ms constructivo que la destruc-

    cin, podramos, a nuestra vez, decir noso-

    tros a propsito de Beckett. Ya que, al menos

    por el momento, no hay otra salida. El pien-

    so luego existo cartesiano se transforma as

    en ello habla, luego yo no existe. Es curio-so observar cmo Moran, protagonista de la

    segunda parte de Molloy, es normal en la

    medida en que la primera persona que le

    asume conlleva pronombres personales de po-

    sesin. Mi despacho, mi hijo, mis colmenas,

    mis vecinos... e c., son trminos corrientes entsu discurso. Una vez que deja sus posesiones

    para salir en busca de Molloy y que su hijo,

    su ltima posesin (y al que lleva atado con

    una cuerda), le abandona, comienza su des-

    moronamiento hasta quedar convertido, a su

    vez, en Molloy, es decir, en Nadie. Porquecada uno es Nadie si nada posee. El ser mis-

    mo es slo el producto de un tener. Qu que-

    da si todo ese montaje se viene abajo? Dar

    respuesta a esta pregunta; encontrar (si es

    posible) solucin para ese dilema parece ser

    el motor que impulsa el trabajo literario de

    Samuel Beckett, y el que explica el slo en

    apariencia contradictorio juego de palabras

    que expone en Tal Coat: La expresin de

    que no hay nada que expresa , nada con quer

    expresarlo, nada desde donde expresarlo, no

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    poder expresarlo, no querer expresarlo, jun-

    to con la obligacin de expresarlo. Ver a la

    luz de una vela cuando la llama est apagada.

    Esa es la noche carrolliana en que se muevenlos textos de Beckett. Si conseguirlo median-

    te aquello que lo niega (el lenguaje) resulta

    poco menos que imposible (Beckett ha dicho

    que toda su obra posterior a El innombrable*es un fracaso), no por ello deja de haber cons-

    tancia de que se y no otro es el camino. Loque digo no significa que, en el futuro, no

    haya forma artstica alguna. Slo significa que

    habr una nueva forma de arte, y que esta

    forma ser de tal gnero que permitir el des-

    orden, y que no intentar decir que el desor-

    den es en el fondo algo dis n o. (...) Encon-ti ttrar una forma que contenga la confusin es,

    en la actualidad, la tarea del artista. Cual-

    quier intento que se pretenda realmente re-

    novador habr de partir de la experiencia

    Beckett. Al principio de estas lneas, y a pro-

    psito deWhoroscope (pero lo mismo podra-mos decir de Echos bones o More pricks thankicks, esto es, la prehistoria de Beckett), ha-blbamos de escarceos aparentemente joycea-

    nos. Puesto que tanto se ha hablado de la in-

    fluencia de Joyce en Beckett y ya que el tex-

    to beckettiano sobre Finnegans wake (o susinicios) puede leerse en este volumen, vale

    la pena que nos detengamos un momento so-

    bre el particular.

    * Editorial Lumen, Barcelona. Coleccin Palabra en el

    tiempo.

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    En una entrevista con Israel Shenker, pu-

    blicada en el New York Times en 1956,

    Beckett hablaba del autor del Ulysses en los

    siguientes trminos: oyce era un magnficoJmanipulador de material, tal vez el ms gran-

    de. Haca que las palabras rindiesen al mxi-

    mo; no hay una slaba de ms. El tipo de tra-

    bajo que yo hago es un trabajo en el que no

    soy dueo de m mater a . (...) Joyce t endei i l i

    a la omnisciencia y la omnipotencia, en tan-to artista. Yo trabajo con impotencia, con ig-

    norancia. Efectivamente, nada ms alejado

    de Joyce que Beckett. Entre uno y otro me-

    dia el abismo que separa el intentar que las

    palabras lo diganTODO y el mostrar que las

    palabras no pueden decirNADA, a no ser yrecordemos el fragmento a propsito de Tal

    Coat su imposibilidad de decirlo. El humesweet hume del Work in progress (futuroFinnegans wake), jugando conHome y Da-vid Hume, es un ejemplo de multiplicacin

    de sentido sobre la base de una asociacin fo-ntica y grfica. En Beckett, no ocurre as.

    Las palabras se asocian para mostrar su fun-

    damental ambigedad, cuando no carencia

    de sentido concreto, a base de significar dos

    cosas contradictorias a la vez. En Pochade ra-

    diophonique,* para poner un ejemplo, unode los personajes habla en un momento de

    baisser le store, que por una parte significaechar la cortina, pero por otra bajar los

    * Incluida en S. Beckett, Pavesas, de prxima publica-

    cin en esta misma coleccin.

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    prpados, es decir, cerrar los ojos. Si de

    lo que se trata en el pasaje es de evitar que

    un reflejo de luz moleste en los ojos a otro

    de los personajes, es evidente que nos inclina-mos en primera instancia por el primer sen-

    tido. Pero, de hecho, en un caso, la exteriori-

    dad (el reflejo de la luz) no accede a nosotros

    porque un objetocortina lo impide,mientras que en otro seramos nosotros los

    que nos negaramos a acceder a esas exterio-ridad, al cerrar los ojos y negarnos a ver. Des-

    de este punto de vista, se trata de posiciones

    no slo diferentes, sino opuestas. Este deseen-

    tramiento (el centro est en todas partes,

    deca Pascal), en el que el lenguaje se sita,

    incapaz de distinguir, entre dos posicionescontrarias, no hace sino subrayar la dificul-

    tad no ya de multiplicar los sentidos (Joyce),

    sino de construir sentido alguno. El trabajo

    beckettiano es, desde este punto de vista, la

    labor de alguien que quiere dejar de ser un

    comerciante en significados, que trata de bus-car la forma de representar prescindiendo de

    esa forma (falsa) de representacin que es el

    lenguaje mismo.

    Si, en un principio, se trata de una labor,

    en alguna medida, propia de las llamadas

    potencias superiores (inteligencia, etc.) enRe-sidua* (con posterioridad, pues, y como esca-ln siguiente, a El Innombrable), el trabajo,cercano al de los alquimistas que manipulan

    * Publicado en esta misma coleccin (n. 1).

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    en laboratorio un material preexistente para

    conseguir un precipitado los residua del

    ttulo, degrada en algn sentido el concep-

    to de escritor como creador. Foirade, palabraque subtitula su ms reciente coleccin y que

    significa tanto algo que habiendo empezado

    bien se ha estropeado, como (en sentido po-

    pular) diarrea, hace avanzar an ms el

    proceso de degradacin, llevndolo a situar la

    escritura en trminos de funcionamiento casi puramente fisiolgico y excremental, a con-

    vertir cada texto no en un alqumico residuo,sino en una deposicin, para acabar an bajo

    un cielo misma oscuridad sin nubes ella tierra

    y cielo de un final ltimo si debiera nunca

    haber uno si fuese absolutamente necesario.

    Jenaro Talens

    Valencia, diciembre de 1976

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    Prosa

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    En el cilindro*

    Visto desde el suelo en todo su contorno

    y toda su altura presenta una superficie inin-

    terrumpida. Y sin embargo su mitad superior

    est acribillada de nichos. Esta paradoja se

    explica por la naturaleza de la iluminacincuya omnipresencia escamotea los huecos. Sin

    hablar de su debilidad. Buscar un nicho des-

    de abajo con los ojos nunca se ha visto. Es

    raro que los ojos se alcen. Y cuando lo hacen

    es hacia el techo. Suelo y muro estn vrgenes

    de toda seal que pudiera servir de punto de

    referencia. Unas escalas dirigidas siempre a

    los mismos lugares los pies no dejan huellas.

    Las cabezadas y los puetazos contra el muro

    tampoco. Habra huellas que la iluminacin

    impedira ver. El escalador que lleva su es-

    cala para dirigirla hacia otro sitio lo hace aojo de buen cubero. Es raro que se equivo-

    que ms de unos centmetros. Contando con

    la disposicin de los nichos el error mximo

    es de un metro aproximadamente. Bajo el

    efecto de la pasin su agilidad es tal que in-

    cluso la desviacin no le impide alcanzar unnicho cualquiera sino el previamente elegido

    ni a partir de l aunque con ms dificultad

    * Texto de 1967, incorporado luego, con variantes, a

    El despoblador en Sin, seguido de El despoblador, n. 29 de

    esta misma coleccin. (N. del E.)

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    recuperar la escala de un vencido o mejor

    an de la vencida. Est sentada contra el

    muro con las piernas levantadas. Tiene la

    cabeza entre las rodillas y los brazos alrede-dor de las piernas. La mano izquierda sobre

    la tibia derecha y la derecha sobre el ante-

    brazo izquierdo. Los cabellos rojizos empa-

    ados por la iluminacin llegan hasta el sue-

    lo. Le ocultan el rostro y toda la parte delan-

    tera del cuerpo hasta la entrepierna. El pieizquierdo est cruzado sobre el derecho. Ella

    es el norte. Ms ella que los dems ven-

    cidos por su mayor firmeza. A quien excep-

    cionalmente quiere tomar la estrella ella pue-

    de servirle. Tal nicho para el escalador poco

    inclinado a las acrobacias evitables puede en-contrarse a tantos pasos o metros al este o al

    oeste de la vencida sin que naturalmente l

    lo llame as o de otro modo incluso mental-

    mente. Ni que decir tiene que nicamente

    los vencidos ocultan su rostro. No todos lo

    hacen. De pie o sentados con la cabeza altaalgunos se contentan con no abrir los ojos.

    Evidentemente est prohibido rehusar el ros-

    tro o cualquier otra parte del cuerpo al bus-

    cador que lo solicite y que puede sin temor a

    resistencias separar las manos de las carnes

    que ocultan y levantar las pupilas para exa-minar el ojo. Hay buscadores que se dirigen

    a los escaladores sin intencin de escalar y con

    el nico objetivo de inspeccionar de cerca a

    tal o tal otro vencido o sedentario. As es c-mo los cabellos de la vencida han sido muchas

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    veces levantados y separados y la cabeza le-

    vantada y el rostro puesto al desnudo y toda

    la parte delantera del cuerpo hasta la entre-

    pierna. Una vez terminada la inspeccin escostumbre volver a dejar cuidadosamente to-

    do como estaba tanto como sea posible. Una

    cierta moral compromete a no hacer a otro

    lo que viniendo de l os entristecera. Este

    precepto se sigue bastante en el cilindro en la

    medida en que la bsqueda no sufre porello. Esta no sera ms que una burla sin la

    posibilidad en caso de duda de controlar cier-

    tos detalles. La intervencin directa para po-

    nerlos en evidencia no se hace apenas ms que

    sobre las personas de los vencidos o seden-

    tarios. Cara o espalda a la pared stos en efec-to no presentan normalmente ms que un

    solo aspecto y en consecuencia se exponen a

    que les den la vuelta. Pero all donde hay

    movimiento como en la arena y la posibili-

    dad de dar la vuelta al objeto casi no son ne-

    cesarias esas manipulaciones. Ocurre claro es-t que se obligue a un cuerpo a inmovilizar

    a otro y colocarlo de una cierta manera para

    examinar de cerca una regin particular o

    para buscar una cicatriz por ejemplo o un

    padrastro. A destacar finalmente la inmuni-

    dad bajo este aspecto de los que hacen colapara la escala. Obligados por la penuria de

    espacio a pegarse unos contra otros durante

    largos perodos no ofrecen a la mirada sino

    parcelas de carne confundidas. Mal haya eltemerario llevado de su pasin que ose le-

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    vantar la mano al menor de ellos. Como un

    solo cuerpo la cola se lanza sobre l. Esta es-

    cena sobrepasa en violencia todo lo que en

    ese gnero puede ofrecer el cilindro.

    (1967)

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    Para acabar an

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    Para acabar an crneo solo en lo oscuro

    lugar cerrado frente colocada sobre una tabla

    para comenzar. Mucho tiempo as para em-

    pezar el tiempo que se borra lugar seguido

    de la tabla ya despus. Crneo pues para aca-

    bar solo en la oscuridad el vaco sin cuello nirasgos sola la caja ltimo lugar en lo oscuro

    el vaco. Lugar de los restos donde antao

    en lo oscuro de tarde en tarde un resto relu-

    ca. Resto de los das del da nunca una luz

    como la suya tan plida tan dbil. Se vuelve

    a poner pues as a hacerse todava para acabaran el crneo lugar ltimo en lugar de apa-

    garse. All se alza por ltimo de repente o

    poco a poco y mgico un resplandor plomizo

    se sostiene. Siempre un poco menos oscuro

    hasta el gris final o repentinamente como en

    conmutador arena gris muy lejos bajo un cie-lo mismo gris y sin nubes. Crneo lugar l-

    timo oscuridad vaco dentro fuera hasta de

    pronto o poco a poco este da plomizo para-

    lizado al fin apenas levantado. Cielo gris sin

    nubes arena gris muy lejos mucho tiempo de-sierto para comenzar. Arena fin como polvo

    ah pero polvo en efecto profundo para engu-

    llir los monumentos ms altivos que fue por

    lo dems aqu o all. All en fin mismo gris

    invisible a cualquier otro ojo el expulsado

    tieso de pie entre sus ruinas. Mismo gris todo

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    el pequeo cuerpo de la cabeza hasta los pies

    hundidos por encima de los malolos solos

    los ojos claros supervivientes. Los brazos si-

    guen haciendo cuerpo con el tronco y unacon otra las piernas hechas para huir. Cielo

    gris sin nubes polvo ocano sin pliegues fal-

    sas lejanas hasta el infinito aire de infierno

    ni un soplo. Mezclados con el polvo van hun-

    dindose los despojos del refugio de los que

    un buen nmero apenas ya si afloran. Todoprimer cambio finalmente un fragmento se

    desprende y cae. Cada lenta para ese algo

    tan denso que se recibe como corcho en agua

    y se hunde apenas. As para acabar hacin-

    dose va an el crneo lugar ltimo en lugar

    de apagarse. Cielo gris sin nubes lejanas sinfin aire gris sin tiempo de los ni para Dios

    ni para sus enemigos. All an finalmente le-

    janas sin fin inesperados surgidos recortn-

    dose sobre el gris dos enanos blancos. Prime-

    ro y por un tiempo blancura sin ms captada

    desde lejos en el aire gris jadean paso a pasoen el polvo gris unidos por unas parihuelas

    blancas vistas tambin desde arriba en el aire

    gris. Lentamente rozan el polvo hasta tal

    punto las espaldas estn encorbadas y son

    largos los brazos por relacin a las piernas

    y se hunden los pies. Blanqueados como unosolo mismas soledades se aparecen tanto que

    el ojo los confunde. Se encuentran frente a

    frente y a menudo se alternan tan bien que

    por turno abren la marcha andando haciaatrs. Al que la cierra corresponde saber el

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    cuidado de gobernar un poco como por pe-

    queos toques el timonel el esquife. Si tuer-

    ce hacia el norte o cualquier otro punto car-

    dinal el otro tanto en seguida hacia las an-tpodas. Si uno se detiene y el otro alrededor

    de ese pivote hace girar las parihuelas dos-

    cientos grados y ya estn los papeles inverti-

    dos. Blancura de hueso del pao visto desde

    arriba y de las angarillas proa y popa y de

    los enanos hasta la cima del enorme crneo.De tarde en tarde movidos al unsono suel-

    tan las parihuelas para cogerlas de nuevo en

    seguida finalmente lo mismo sin tener que

    bajarse. Son las angarillas para basura de irri-

    soria memoria para las angarillas tres veces

    ms largas que la cama. Arqueando el paoora a proa ora a popa a merced de las permu-

    taciones una almohada seala el lugar de la

    cabeza. En el extremo de los brazos las cua-

    tro manos se abren como una sola y las pa-

    rihuelas tan cercanas ya al polvo se posan

    en l sin ruido. Extremidades desmesuradascomprendiendo ah los crneos piernas y tron-

    cos menudos brazos desmesurados rostros me-

    nudos. Finalmente los pies como uno solo se

    separan el izquierdo delante el derecho de-

    trs y el portante parte de nuevo. Polvo gris a

    lo lejos bajo un cielo gris sin nubes y de repen-te all donde solo polvo posible esta blancu-

    ra que descifrar. Queda por imaginar si pue-

    de verla el expulsado ltimo entre sus ruinas

    si jams podr verla y si creer que s. Entrel y ella a vista de pjaro el espacio no va dis-

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    minuyendo sino que acaba solamente de apa-

    recer ltimo desierto que atravesar. Peque-

    o cuerpo ltimo estado rgido de pie como

    delante entre sus ruinas silencio y fijeza demrmol. Primersimo cambio finalmente un

    fragmento se destaca de la ruina madre y

    con cada lenta hoya el polvo apenas. Polvo

    que por haber tragado tanto ya no traga y

    tanto peor para lo poco que an aflora. O

    solamente pesadez digestiva como antao enlas boas a cuyo trmino un ltimo bocado de-

    jar sitio limpio por fin. Enanos blancura

    lejana venida de ninguna parte inmvil en el

    aire gris all donde polvo slo posible. Por-

    te inmemorial y soledades como uno solo

    avanzan retroceden aqu y all se detienenvuelven a ponerse en camino. El que cara a

    la marcha se detiene a veces y levanta como

    puede la cabeza como para escrutar el vaco

    y quin sabe corregir el rumbo. Luego nue-

    va partida tan suave que el ojo no la ve has-

    ta despus partida a la buena de Dios cabezabaja prpados cerrados. Levantado mucho

    tiempo hacia los rostros horizontales el ojo

    no obtiene ms que dos pequeos valos sin

    mirada aunque fije su atencin y cada vez

    ms cerca. Remate de la bveda ciclpea sur-

    gida en vuelo del frente bomba blanca haciael cielo gris la almohadilla de habitabilidad o

    amor de hogar ltimo cambio ya finalmente

    espalda al cielo el expulsado cae y queda ex-

    tendido entre sus ruinas. Pies centro cuerporayo cae de un montn como cae la estatua

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    cada vez ms rpido el espacio de un cua-

    drante. Muy vivo el ojo capaz de descubrirlo

    en adelante mezclado con las ruinas mezcla-

    das con el polvo bajo un cielo abandonadopor sus buitres. Aunque inaudible siempre

    el aliento no le ha abandonado y hace estre-

    mecerse al exhalarse una nada de polvo. Ho-

    yos lapislzuli de los ojos siempre que al

    contrario de la mueca la cada no ha cerra-

    do ni an invadido el polvo. Ya no cuestinen adelante que nunca tenga que creerlos

    ante esta blancura a lo lejos donde polvo y

    cielo se confunden. Blancura ni en tierra ni

    en el cielo de los enanos como al lmite de su

    pesar las parihuelas depositadas atravesando

    los blancos cuerpos de mrmol. Ruinas silen-cio fijeza de mrmol pequeo cuerpo postra-

    do en posicin de firmes rbitas abiertas con

    fondo azul limpio. Como desde el tiempo de

    la cada los brazos hacen cuerpo con el tron-

    co y una con otra las piernas hechas para

    huir. Cado desde un montn con toda supequea estatura rostro al frente como em-

    pujado en la espalda por una mano amiga o

    por el viento pero el aire est inmvil. O ve-

    nido de un poso de vida al cabo de un largo

    trecho a pie cae cae sin temor ya no podrs

    volverte a levantar. Crneo funerario todo vaa quedar fijado ah como para siempre pari-

    huelas y enanos ruinas y pequeo cuerpo cie-

    lo gris sin nubes polvo no pudiendo ya ms

    lejanas sin fin aire de infierno. Y sueo deun recorrido por un espacio sin aqu ni otra

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    parte donde nunca se acercarn a ni se ale-

    jarn de nada todos los pasos de la tierra.

    Que no pues para acabar an poco a poco

    o como en el conmutador la oscuridad vuel-ve a hacerse en fin esa cierta oscuridad que

    sola puede cierta ceniza. Por ella que sabe

    un final an bajo un cielo misma oscuridad

    sin nubes ella tierra y cielo de un final l-

    timo si debiera nunca haber uno si fuese

    absolutamente necesario.

    (1975)

    30

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    Inmvil

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    Claro al fin fin de un da sombro el sol bri-

    lla al fin y desaparece. Sentado inmvil cara

    a la ventana cara al valle aqu tiempo normalgirar la cabeza y mirarlo fijamente al sudo-

    este el sol que declina. Incluso levantarseciertas posiciones e ir a apostarse a la ven-

    tana oeste inmvil a mirarlo fijamente, el

    sol que declina y luego las luces del atardecer.

    Siempre inmvil cualquier razn despus de

    cierto tiempo a esta hora cara a la ventana

    abierta cara al sur en un pequeo silln rec-to de mimbre. Los ojos miran fijamente sin

    ver el exterior hasta que primersimo movi-

    miento desde cierto tiempo se cierran aun-que siempre sin ver al da siempre. Com-

    pletamente inmvil pues calmo de nuevo per-

    fecto en apariencia hasta que de nuevo seabren al da siempre aunque menos. Aqu

    tiempo normal girar la cabeza cien grados o

    casi y mirar fijamente el sol o desaparecido

    este ltimo las luces que mueren. Incluso

    levantarse ciertas posiciones e ir a apostarse

    a la ventana oeste hasta noche cerrada in-cluso ciertas tardes razn cualquiera mucho

    despus. Los ojos pues se abren de nuevo al

    da siempre y se cierran de nuevo con unsolo movimiento o casi. Completamente in-

    mvil pues de nuevo cara al sur al valle en

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    este silln de mimbre aunque en realidad

    visto de cerca no inmvil en absoluto sino

    temblando por todas partes. Pero primera

    vista en este da que muere completamenteinmvil en apariencia incluso las manos evi-

    dencia completa todas temblorosas ellas y el

    pecho jadeando apenas. Las piernas una al

    lado de la otra fofas ngulo recto en la rodi-

    lla a la manera de esa antigua estatua viejo

    dios cualquiera que resonaba al alba y alatardecer. El tronco dem rgido a plomo has-

    ta la cima del crneo visto de espaldas in-

    cluida la nuca por encima del respaldo. Los

    brazos dem derrengados ngulo recto en el

    codo los antebrazos a lo largo de los largos

    brazos del silln justo lo suficiente de miem-bros y brazos de silln para que en el extre-

    mo de stos se apoyen los puos ligeramente

    apretados. Completamente inmvil pues de

    nuevo tranquilidad perfecta en apariencia

    ojos cerrados los cuales vueltos a abrir una

    vez para anticipar a menos de tardar dema-siado en tal caso noche cerrada o bien claro

    de luna o estrellas o ambos. Tiempo normal

    mirar fijamente la noche que cae el tiempo

    que emplee en esto desde este silln estre-

    cho o de pie junto a la ventana oeste inm-

    vil ambos casos. Inmvil saber mirando fi- jamente un objeto nico como rbol o arbus-

    to un detalle nico tan cercano el todo tan

    alejado el tiempo que tarde en desaparecer.

    Incluso en la ventana, este ciertas posicionespara mirar fijamente de costado un punto

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    cualquiera como la haya a cuya sombra anta-

    o el tiempo que tarde en desaparecer. El

    silln una razn cualquiera siempre mismo

    sitio cara a la ventana cara al sur como sitrabado al suelo cuando en realidad nada

    ms ligero ms mvil imaginable. U otra

    parte no importa qu abertura mirar fija-

    mente nada decible nada sino el da que mue-

    re hasta oscuridad total aunque en realidad

    seguro nunca nada de eso nada sino todavamenos luz donde menos pareca imposible.

    Completamente inmvil pues durante todo

    este tiempo ojos abiertos primeramente luego

    cerrados luego abiertos de nuevo ningn otro

    movimiento ninguna clase de aunque en rea-

    lidad seguro no inmvil del todo cuando derepente en apariencia al menos el movimien-

    to que hete aqu imposible de seguir ms

    fuerte describir razn. El puo derecho

    abrindose lentamente suelta el brazo del si-

    lln arrastrando todo el antebrazo compren-

    dido el codo y lentamente se eleva abrindo-se siempre ms y girando dextrrsum hasta

    que a medio camino de la cabeza titubea me-

    dio abierto temblando en suspenso en el aire.

    En suspenso como si inclinado a medias a

    regresar saber volver a caer muy lentamente

    cerrndose y girando en sentido contrariohasta donde y tal como parti ligeramente

    apretado al extremo del brazo del silln. Vis-

    to aqu lo que viene ya no a medio camino

    sino casi devuelto antes de titubear temblan-do como si inclinado a medias etc. No a me-

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    dias sino casi ya cuando a su vez la cabeza

    parte hacia delante hacia abajo hasta entre

    los dedos expectantes donde tan pronto co-

    mo recibida y sostenida cae por su peso ha-cia delante hasta que al contacto con el bra-

    zo del silln el codo ponga fin al movimiento

    y todo inmvil otra vez. Aqu un poco ha-

    cia atrs hasta el susodicho suspenso antes

    que la cabeza en auxilio como si la necesi-

    dad de los dedos ms fuerte que la suya yhacia delante hacia abajo con un solo movi-

    miento o casi hasta el choque codobrazo del

    silln. Todo inmvil pues de nuevo cabeza

    en la mano saber el pulgar sobre el borde

    externo de la rbita derecha el ndice dem

    izquierda y el corazn sobre el pmulo iz-quierdo ms a medida que las horas trans-

    curren contactos menores ms o menos cada

    uno ms o menos ora ms ora menos segn

    los menudos movimientos de las diferentes

    partes a medida que la noche transcurre.

    Como si en la oscuridad pupila cerrada nosuficiente y ms que nunca necesario contra

    el nunca nada de eso la muralla de apoyo

    de la mano. Dejarlo ah completamente in-

    mvil o en tal caso palpar lado sonidos la es-

    cucha de los sonidos completamente inm-

    vil la cabeza en la mano al acecho de un so-nido.

    (1975)

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    De posiciones

    1

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    Est cabeza cubierta, pies descalzos, y ves-

    tido con un jersey y un pantaln ceido de-

    masiado corto, sus manos se lo han dicho, y

    redicho, y sus pies, tocndose uno a otro yfrotndose contra las piernas, a lo largo de

    la pantorrilla y de la tibia. Con este aspectovagamente penitenciario ninguno de sus re-

    cuerdos responde an, pero todos poseen pe-

    sadez, en este terreno, amplitud y espesor. La

    gran cabeza donde sufre no es ms que unarisa, se va, volver. Un da se ver, toda la

    parte delantera, del pecho a los pies, y los

    brazos, y finalmente las manos, detenidamen-

    te, revs y palma, primero rgidas en extre-

    mo de brazo, luego completamente cerca, tem-

    blorosas, bajo los ojos. Se detiene, por vezprimera desde que se sabe en marcha, un

    pie delante del otro, el ms alto todo a lolargo, el ms bajo sobre la punta, y espera

    que eso se decida. Luego reanuda la mar-

    cha. No va a tientas, a pesar de la oscuridad,

    no extiende los brazos, no abre desmesura-damente las manos, no retiene los pies antes

    de posarlos. Aunque se estrelle a menudo,

    es decir, en cada curva, contra las paredes

    que circundan el camino, contra la de la de-

    recha cuando gira a la izquierda, contra la

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    de la izquierda cuando gira a la derecha, ora

    con el pie, ora con la parte de arriba de la

    cabeza, pues se mantiene inclinado, a causa

    de la rampa, y adems porque siempre semantiene inclinado, con la espalda encorva-

    da, la cabeza hacia delante y los ojos bajados.

    Pierde sangre, pero en pequea cantidad, las

    pequeas llagas tienen tiempo de cerrarse,

    antes de que vuelvan a abrirse, camina tan

    despacio. En lugares las paredes se tocan casi,son entonces los hombres los que se dan. Pe-

    ro en vez de detenerse e incluso de dar me-

    dia vuelta, dicindose, Aqu se acaba el pa-

    seo, ahora hay que llegar al otro extremo y

    volver a empezar, en vez de eso hace entrar

    en accin su flanco en el estrechamiento yas poco a poco llega a franquearlo, con

    gran dao en pecho y espalda. Sus ojos, a

    fuerza de ofrecerse a la oscuridad, comien-

    zan a penetrarla? No, y sa es una de las ra-

    zones por las que los cierra cada vez ms,

    cada vez ms a menudo, cada vez durantems tiempo. Es que va creciendo en l el

    deseo de ahorrarse toda fatiga intil, como

    por ejemplo la de mirar ante s, e incluso a

    su alrededor, hora tras hora, sin nunca ver

    nada. No es momento para hablar de sus

    errores, pero quiz se equivoc al no persis-tir, en sus esfuerzos para penetrar la oscu-

    ridad. Pues habra terminado por conseguir-

    lo, en cierta medida, y todo habra sido ms

    alegre, un rayo de luz, eso pone en seguidams alegre. Y todo podr iluminarse de un

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    momento a otro, primero insensiblemente y

    luego, cmo decirlo, luego cada vez ms, has-

    ta que todo est inundado de claridad, el

    camino, el suelo, las paredes, la bveda, lmismo, todo eso inundado de luz sin que

    l lo sepa. La luna podr encuadrarse al fon-

    do de la perspectiva, un palmo de cielo estre-

    llado o soleado ms o menos, sin que l

    pueda gozarse con ello y apresurar el paso, o

    al contrario dar media vuelta, mientras anhay tiempo, y desandar camino. En fin que

    por el momento todo marcha, y eso es lo

    esencial. Las piernas sobre todo, parece te-

    nerlas en buen estado, eso es importante,

    Murphy tena excelentes piernas. La cabeza

    est an un poco dbil, tarda en recuperarse,esa parte. Dbil, puede seguir as, puede in-

    cluso debilitarse ms, sin que eso tenga ma-

    yores consecuencias. Ni rastro de locura en

    todo caso, por el momento, eso es importan-

    te. Bagaje reducido, pero bien equilibrado.

    El corazn? Bien. Se pone en marcha denuevo. El resto? Bien. Ya ajustar cuentas.

    Pero he ah que habiendo girado a la dere-

    cha, por ejemplo, en vez de girar a la izquier-

    da un poco ms lejos, gira de nuevo a la

    derecha. Y he ah todava que un poco ms

    lejos, en vez de girar finalmente a la izquier-da, gira una vez ms a la derecha. Y as su-

    cesivamente hasta el momento en que, en vez

    de girar una vez ms a la derecha como sera

    de esperar, gira a la izquierda. Y durante al-gn tiempo sus zigzags recobran su curso nor-

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    mal, desvindole alternativamente a derecha

    y a izquierda, es decir, llevndole recto ha-

    cia delante, o poco falta, pero segn un eje

    que ya no es el de partida, el del momentoms bien en que tuvo de pronto conciencia

    de que haba partido, y que quiz lo sigue

    siendo despus de todo. Pues si hay largos

    perodos en que la derecha le desva hacia la

    izquierda, hay otros en los que la izquierda

    le desva hacia la derecha. Poco importa entodo caso, desde el momento en que sube

    siempre. Pero he ah que un poco ms lejos

    se pone a bajar una pendiente tan abrupta

    que tiene que echarse hacia atrs para no

    caer. Dnde pues le espera ella, la vida, con

    relacin a su punto de partida, al punto msbien en que tuvo de pronto conciencia de

    haber partido, arriba o abajo? O acabarn

    por anularse, las largas subidas suaves y los

    breves descensos en picado? Poco importa en

    todo caso, desde el momento en que est en

    el buen camino, lo est, pues no hay otros,a menos que los haya sobrepasado, uno tras

    otro, sin darse cuenta. Paredes y suelo, si no

    de piedra, tienen su duracin, al tacto, y son

    hmedas. Aqullas, algunos das, se detiene

    para lamerlas. La fauna, si la hay, es silen-

    ciosa. Los nicos ruidos, aparte los del cuer-po que avanza, son de cada. Es una gran gota

    que cae finalmente de muy alto y se aplasta,

    una masa dura que de repente abandona su

    lugar y se precipita hacia abajo, materias msligeras que lentamente se derrumban. El eco

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    entonces se hace or, tan fuerte al principio

    como el ruido que lo despierta y repitindose

    a veces hasta veinte veces, cada vez un poco

    ms dbil, no, algunas veces ms fuerte queel anterior, antes de calmarse. Luego hay si-

    lencio de nuevo, roto solamente por el ruido,

    dbil y complejo, del cuerpo que avanza. Pe-

    ro esos ruidos de cada son poco frecuentes,

    lo ms a menudo es el silencio el que reina,

    roto solamente por los ruidos del cuerpo queavanza, el de los pies desnudos sobre el suelo

    hmedo, el del aliento un poco ahogado, el

    de los choques contra las paredes, el del trn-

    sito por los estrechamientos, el de los vesti-

    dos, el del jersey y el pantaln, prestndose a

    los movimientos del cuerpo y oponindose aellos, despegndose de la piel sudorosa antes

    de volverse a pegar, desgarrndose y agitados

    en los lugares hechos ya jirones por bruscos

    alborotos pronto calmados, y finalmente el

    de las manos que por momentos pasan y vuel-

    ven a pasar por todas las partes del cuerpoque pueden alcanzar sin fatiga. El no ha ca-

    do an. El aire es muy malo. A veces se de-

    tiene y se apoya contra una pared, con los

    pies acomodados contra la otra. Tiene ya un

    cierto nmero de recuerdos, desde el del da

    en que tuvo de pronto conciencia de estarall, en ese mismo camino que le arrastra

    todava, hasta el ltimo de todos, el de ha-

    berse detenido para apoyarse contra la pared,

    tiene ya su pequeo pasado, casi unas costum-bres. Pero todo eso es an precario. Y a me-

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    nudo se sorprende, en marcha y cuando des-

    cansa, pero sobre todo en marcha, pues des-

    cansa poco, tan desprovisto de historia como

    el primer da, en ese mismo camino, quees su comienzo, los das de gran memoria.

    Pero ahora ms a menudo, pasada la primera

    sorpresa, le vuelve la memoria, y le conduce,

    si l quiere, lejos hacia atrs hasta aquel ins-

    tante ms all del cual nada, y en el que ya

    era viejo, es decir cerca de la muerte, y sa-ba, sin poder recordar haber vivido, lo que

    son la vejez y la muerte, entre otras cosas

    capitales. Pero todo eso es an precario y a

    menudo debuta, viejo, en sus negros mean-

    dros, y da sus primeros pasos, antes de saber-

    los solamente los ltimos, o ms recientes. Elaire es tan malo que slo puede sobrevivir

    en l quien no haya nunca respirado el ver-

    dadero, el grande, o no lo haya respirado des-

    de hace mucho. Y ese gran aire, si tuviera

    que suceder bruscamente al de este lugar, le

    sera sin duda fatal, al cabo de algunas bo-canadas. Pero el paso de uno a otro se har

    sin duda suavemente, en el momento desea-

    do, y poco a poco, a medida que el hombre

    se acerque a la salida. Y ya tal vez el aire

    es menos malo que en el momento de la par-

    tida, que en el momento o sea en que tuvode pronto conciencia de haber partido. Poco

    a poco en todo caso su historia se constitu-

    ye, jalonada si no de das buenos y malos, s

    al menos de ciertas seales establecidas, conrazn o sin ella, en el dominio del aconteci-

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    miento, por ejemplo el estrechamiento ms

    pequeo, la cada ms resonante, el derrum-

    bamiento ms largo, el eco ms largo, el cho-

    que ms fuerte, el descenso ms abrupto, elmayor nmero de curvas sucesivas en el mis-

    mo sentido, la fatiga mayor, el ms largo des-

    canso, la amnesia ms larga y el silencio, abs-

    traccin hecha del ruido que hace al avan-

    zar, el ms largo. Ah, s, y el trnsito ms

    fecundo de todos por todas las partes delcuerpo a su alcance por una parte de las ma-

    nos, por otra de los pies, fros y hmedos. Y

    la mejor lamida de pared. Resumiendo todas

    las cimas. Y luego otras cimas, apenas ms

    elevadas, como un choque tan fuerte que le

    haba faltado poco para ser el ms fuerte detodos. Y luego todava otras cimas, apenas

    ms bajas, una lamida de pared tan buena

    que vala tanto como la que estuvo a punto

    de ser la mejor. Despus poco, o nada, hasta

    los mnimos, tambin ellos inolvidables, los

    das de gran memoria, un ruido de cada tandebilitado, por el alejamiento, o por el poco

    peso, o por la poca distancia recorrida, entre

    la salida y la llegada, que l tal vez haba

    imaginado, o an, otro ejemplo, dos curvas

    solamente sucedindose, sea a la izquierda,

    sea a la derecha, pero se es un mal ejemplo.Y otras seales le eran proporcionadas an

    por las primeras veces, e incluso por las se-

    gundas. El primer estrechamiento, por ejem-

    plo, sin duda porque no lo esperaba, no lehaba impresionado menos fuertemente que

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    el estrechamiento ms pequeo, lo mismo

    que el segundo derrumbamiento, sin duda

    porque se lo esperaba, le haba dejado un re-

    cuerdo tan tenaz como el que haba duradomenos. Sea cual sea su historia va constitu-

    yndose as, e incluso modificndose, en la

    medida en que nuevos altos y nuevos bajos

    vienen a empujar hacia la sombra a los tem-

    poralmente en puestos de honor y en que

    otros elementos y motivos, como estos huesosde los que pronto se tratar, y a fondo, por

    la importancia que tienen, vienen a enrique-

    cerlo.

    2

    42

    Renunci antes de nacer, no es posible

    de otro modo, era preciso sin embargo, que

    eso naciese, fue l, yo estaba dentro, as es

    cmo yo lo veo, l fue quien grit, l fue

    quien sali a la luz, yo no grit, yo no sala la luz, es imposible que yo tenga voz, es

    imposible que yo tenga pensamientos, no es

    posible de otro modo, es l quien ha vivido,

    yo no he vivido, ha malvivido, por culpa ma,

    va a matarse, por culpa ma, voy a contarlo,

    voy a contar su muerte, el final de su viday su muerte, poco a poco, en presente, su

    sola muerte no sera bastante, no me basta-ra, si tiene estertores, es l quien tendr es-

    tertores, yo no tendr estertores, es l quien

    morir, yo no morir, tal vez le entierren,

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    si le encuentran, yo estar dentro, se pu-

    drir, yo no me pudrir, no quedarn de l

    ms que los huesos, yo estar dentro, no ser

    ms que polvo, yo estar dentro, no es posi-ble de otro modo, as es cmo yo lo veo, el

    final de su vida y su muerte, cmo va a arre-

    glrselas para terminar, es imposible que yo

    lo sepa, lo sabr, poco a poco, es imposible

    que yo lo diga, lo dir, en presente, ya no se

    tratar de m, solamente de l, del final de suvida y de su muerte, del entierro si le en-

    cuentran, la cosa terminar ah, no voy a ha-

    blar de gusanos, de huesos y de polvo, eso

    no le interesa a nadie, a menos que me abu-

    rra en su polvo, eso me extraara, tanto

    como en su piel, ah un silencio prolongado,se ahogar quiz, quera ahogarse, no quera

    que le encontraran, ya no puede querer na-

    da, pero antao quera ahogarse, no quera

    que le encontraran, un agua profunda y una

    rueda al cuello, impulso apagado como los

    dems, pero por qu un da a izquierda, porqu, antes que en otra direccin, aqu un

    silencio prolongado, ya no habr yo, l no dir

    nunca ms yo, no le hablar a nadie, nadie

    le hablar, no hablar solo, no pensar, ir,

    yo estar dentro, se dejar caer para dormir,

    no importa donde, dormir mal, por culpama, se levantar para ir ms lejos, ir mal,

    por culpa ma, no podr quedarse quieto,

    por culpa ma, ya no hay nada en su cabe-

    za, pondr en ella lo necesario.

    43

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    3

    44

    Horn vena por la noche. Yo lo reciba en

    la oscuridad. Haba aprendido a soportarlotodo salvo ser visto. Le despeda, en los pri-

    meros tiempos, al cabo de cinco o seis minu-

    tos. Ms tarde era l mismo quien se iba,

    pasado ese plazo. Consultaba sus notas a la

    luz de una tea elctrica. Luego apagaba y

    hablaba en la oscuridad. Luz silencio, oscuri-dad habla. Haca cinco o seis aos que nadie

    me haba visto, yo el primero. Hablo del

    rostro, que tanto he palpado, antao y no

    hace mucho. Trato ahora de reanudar esta

    inspeccin, para que me sirva de leccin.

    Vuelvo a sacar mis cristales y espejos. Termi-nar por dejarme ver. Gritar, si llaman.

    Adelante! Pero hablo de hace cinco o seisaos. Estas indicaciones de duracin, y las

    que han de venir, para que nos sintamos den-

    tro del tiempo. El cuerpo me daba ms pro-

    blemas. Yo me lo ocultaba a m mismo lomejor que poda, pero cuando me levantaba

    forzosamente se haca ver. Pues empezaba a

    levantarme. Luego se perjudica uno. Era en

    todo caso menos grave. Pero el rostro, nada

    que hacer. Horn pues por la noche. Cuando

    olvidaba su tea utilizaba cerillas. Le dije, por

    ejemplo. Y su ropa aquel da?, l encenda,

    hojeaba, encontraba la informacin, apagabay responda, por ejemplo, La amarilla. No

    le gustaba que le interrumpiesen y debo de-

    cir que raramente tena yo ocasin de hacer-

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    lo. Una noche al interrumpirle le rogu que

    se iluminara el rostro. Lo hizo, rpidamente,

    apag y prosigui. Al interrumpirle de nue-

    vo le rogu que se callara un instante. La co-sa no fue a ms. Pero al da siguiente, o qui-

    z solamente dos das despus, le rogu de en-

    trada que se iluminara el rostro y que lo man-

    tuviese iluminado hasta nueva orden. Bastan-

    te vida en un principio, la luz fue debilitn-

    dose hasta no ser ms que un resplandor ama-rillo. Este, para sorpresa ma, persisti duran-

    te un momento prolongado. Luego brusca-

    mente se hizo la oscuridad. Horn se fue,

    transcurridos ya sin duda los cinco o seis mi-

    nutos. Pero en este punto una de las dos co-

    sas, o bien la extincin haba coincidido real-mente, por un curioso efecto del azar, con el

    trmino de la sesin, o bien fue Horn, sa-

    biendo que era hora de marcharse, quien ha-

    ba cortado los ltimos restos de corriente.

    Me ocurre an que vuelvo a ver el rostro pa-

    lideciendo donde me apareca cada vez msclaramente, a medida que la sombra le alcan-

    zaba, aqul cuyo recuerdo yo haba conser-

    vado. Al final, mientras que inexplicable-

    mente tardaba en disiparse por completo, me

    haba dicho a m mismo. Sin duda alguna, es

    l. Es en el espacio exterior, que no hay queconfundir con el otro, donde estas imgenes

    se organizan. Me bast interponer mi mano,

    o cerrar los ojos, para no verlas ms, o ms

    an, quitarme las gafas, para que se entur-biasen. Es una ventaja. Pero no es una ver-

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    ao que viene no habr, ni el ao siguiente,

    mralos bien. Regreso de noche, ellos se echan

    a volar, sueltan mi pequea encina y se van,

    atiborrados, en las sombras. Tristi fummone l'aere dolce. Regreso, levanto los brazos,

    agarro la rama, me pongo de pie y entro en

    casa. Tres aos en la tierra, los que escapan

    de los topos, luego devoran, devoran, diez

    das durante, quince das, y cada noche el

    vuelo. Hasta el ro, quiz, parten hacia el ro.Enciendo, apago, avergonzado, permanezco de

    pie ante la ventana, voy de una ventana a

    otra, apoyndome en los muebles. Un instan-

    te veo el cielo, los diferentes cielos, luego se

    hacen rostros, agonas, los diferentes amores,

    felicidades tambin, tambin las ha habido,desgraciadamente. Momentos de una vida, de

    la ma, entre otras, claro que s, al fin. Feli-

    cidades, qu felicidades, pero qu muertes,

    qu amores, al momento lo supe, era dema-

    siado tarde. Ah, amar, muriendo, y ver mo-

    rir, los seres rpidamente queridos, y ser fe-lices, por qu, ah, no vale la pena. No pero,

    ahora, slo permanecer ah, de pie ante la

    ventana, con una mano sobre la pared, la

    otra cogida a la camisa, y ver el cielo, un

    poco detenidamente, pero no, hipos y espas-

    mos, mar de una infancia, de otros cielos,otro cuerpo.

    (Aos 50)

    47

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    A lo lejos un pjaro

    49

    Tierra cubierta de ruinas, ha caminado to-

    da la noche, yo renunci, rozando los setos, en-

    tre calzada y cuneta, sobre la hierba seca, pasi-

    tos lentos, toda la noche sin ruido, detenin-

    dose a menudo, ms o menos cada diez pasos,pasitos desconfiados, volviendo a tomar alien-

    to, escuchando luego, tierra cubierta de rui-

    nas, yo renunci antes de nacer, no es posi-

    ble de otro modo, pero era preciso que eso

    naciese, fue l, yo estaba dentro, se ha dete-

    nido, es la centsima vez esta noche, ms omenos, eso indica el espacio recorrido, es la

    ltima, se ha encorbado sobre su bastn, yo

    estoy dentro, es l quien ha gritado, l quien

    ha salido a la luz, yo no he gritado, yo no

    he salido a la luz, las dos manos, una sobre

    otra, descargan su peso en el bastn, la fren-te en las manos, ha vuelto a tomar aliento,

    puede escuchar, tronco horizontal, piernas

    separadas, dobladas las rodillas, mismo abri-

    go viejo, los faldones envarados se levantan

    por atrs, despunta el da, no tendra ms que

    levantar los ojos, que abrirlos, que levantar-los, se confunde con el seto, a lo lejos un p-

    jaro, lo justo para sorprender y se larga, es

    l quien ha vivido, yo no he vivido, malvi-

    vido, por mi culpa, es imposible que yo posea

    una conciencia y tengo una, otro me com-

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    50

    prende, nos comprende, est ah, ha termina-

    do por llegar hasta ah, le imagino, ah com-

    prendindonos, las dos manos y la cabeza ha-

    cen un montoncito, las horas pasan, l no semueve, me busca una voz, es imposible que

    yo tenga voz y no la tengo, va a encontrar-

    me una. me ir mal a l, le ajustar las cuen-

    tas, sus cuentas, pero nada ms, esta imagen,

    el montoncito de las manos con la cabeza, el

    tronco horizontal, los codos por ambas par-tes, los ojos cerrados y el rostro paralizado a

    la escucha, los ojos que no se ven y todo el

    rostro que no se ve, el tiempo no cambia

    nada, esta imagen y nada ms, tierra cubier-

    ta de ruinas, la noche se retira, se ha larga-

    do, yo estoy dentro, va a matarse, por mi cul-pa, voy a vivir eso, voy a vivir su muerte, el

    final de su vida y despus su muerte, poco a

    poco, en presente, cmo va a arreglrselas, es

    imposible que yo lo sepa, no lo sabr, poco

    a poco, l es quien morir, yo no morir, no

    quedar de l ms que los huesos, yo estardentro, no quedar de l ms que arena, yo

    estar dentro, no es posible de otro modo,

    tierra cubierta de ruinas, ha atravesado el

    seto, ya no se detiene, nunca dir yo, por mi

    culpa, no hablar con nadie, nadie le habla-

    r, no hablar solo, no queda nada en su ca-beza, yo pondr en ella lo que se necesita,

    para acabar, para no decir ms yo, para no

    abrir ya la boca, confundidos recuerdos y pe-

    sares, confusin de seres queridos y juventudimposible, inclinado hacia delante y soste-

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    niendo el bastn por el medio avanza trope-

    zando a campo traviesa, una vida ma, lo in-

    tent, ha sido un fracaso, nunca ms que

    suya, mala, por mi culpa, l deca que no

    haba slo una, pero s, slo hay una todava,

    la misma, pondr rostros en su cabeza, nom-

    bres, lugares, lo tramar todo, con qu ter-

    minar, sombras para huir, ltimas sombras,

    para huir y para perseguir, confundir a su

    madre con unas grullas, a su padre con unpen caminero llamado Balfe, le pegar unviejo chucho enfermo para que ame todava,

    se pierda todava, tierra cubierta de ruinas,pequeos pasos enloquecidos.

    (Aos 50)

    51

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    Verse

    53

    Lugar cerrado. Todo lo que hay que sa-

    ber para decir sabido. No hay ms que lo di-

    cho. Aparte de lo dicho no hay nada. Lo

    que ocurre en la arena no est dicho. Si fue-

    se preciso saberlo se sabra. No interesa. Noimaginarlo. Tiempo valindose de la tierra

    obrar a disgusto. Lugar hecho de una arena

    y un foso. Entre los dos costeando ste una

    pista. Lugar cerrado. Ms all del foso no

    hay nada. Se sabe porque hay que decirlo.

    Arena negra extendida. All pueden cabermillones. Errantes e inmviles. Sin verse ni

    orse jams. Sin tocarse jams. Es todo lo que

    se sabe. Profundidad del foso. Ver desde el

    borde todos los cuerpos colocados al fondo.

    Los millones que an permanecen all. Pare-

    cen seis veces ms pequeos de lo normal.Fondo dividido en zonas. Zonas negras y zo-

    nas claras. Ocupan toda su anchura. Las zo-

    nas que permanecen claras son cuadradas. Un

    cuerpo mediano apenas cabe all. Extendido

    en diagonal. Ms grande tiene que acurru-

    carse. Se sabe as la anchura del foso. Se sa-bra sin eso. Hacer la suma de las zonas ne-

    gras. De las zonas claras. Las primeras ganan

    con mucho. El lugar ya es viejo. El foso es

    viejo. Al principio no haba ms que clari-

    dad. Ms que zonas claras. Tocndose casi.

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    Ribeteadas de sombra apenas. El foso parece

    en lnea recta. Luego reaparece un cuerpo ya

    visto. Se trata pues de una curva cerrada. Cla-

    ridad muy brillante de las zonas claras. Nopenetra en las negras. Estas son de un negro

    no mermable. Tan denso en los bordes como

    en el centro. En compensacin esta claridad

    sube todo seguido. A una altura por encima

    del nivel de la arena. Tan alta por arriba

    como es profundo el foso. Se levantan en elaire torres de plida luz. Tantas zonas claras

    como torres. Como cuerpos visibles en el fon-

    do. La pista sigue al foso en toda su longitud.

    En todo su contorno. Est sobrealzada con

    relacin a la arena. Lo equivalente a un pel-

    dao. Est hecha de hojas muertas. Evoca-cin de la hermosa naturaleza. Estn secas. El

    aire seco y el calor. Muertas pero no podri-

    das. Daran ms bien en polvo. Pista justo

    bastante ancha para un solo cuerpo. Nunca

    dos se cruzan en ella.

    (Aos 50)

    54

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    Poesa

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    Doce poemas franceses

    1

    vienen

    iguales y distintas

    con cada una es igual y distintocon cada una la ausencia de amor es diferente

    con cada una la ausencia de amor es semejante

    57

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    58

    2 parae

    llaelactotranquil

    o

    lospo

    rossabioselsexobuenachica

    laesperanomuylentala

    slamentacionesn

    odemasiadolargaslaausencia

    alserv

    iciodelapresenci

    a

    lospo

    cosjironesdeazul

    enlacabezalaspunzadasdelcoraz

    nmuertasalfin

    todalagraciatardadeu

    nalluviaquecesa

    conla

    cadadeunanoch

    e

    deago

    sto

    parae

    llavacale

    puro

    deam

    or

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    59

    3 estarahsindientesnimandbulas

    adondesev

    aelgozodeperder

    conelapen

    asinferior

    deganar

    yRosceliny

    esperamos

    adverbiooh

    regalito

    vacovaco

    salvounosjirones

    decancin

    padremed

    iounmarido

    oalarreglarlasflores

    quemojecuantoquiera

    hastalaelega

    deloszuecosherradosanlejosdeLesHalles

    oelaguadeloscriosechando

    pestesporlastuberas

    oquemoje

    sinms

    porqueesa

    s

    queperfecc

    ionelosuperfluo

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    yvenga

    conlaboca

    idiotaylamanoh

    ormigueante

    conelnim

    ohundidoyojosqueescuchanalolejos

    tijeretazosa

    rgentinos

    60

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    61

    4 ACNSN

    atravsd

    elestrechotabique

    esedaenqueunhijo

    prdigoa

    sumanera

    volviconsufamilia

    oigolavo

    z

    conmovid

    acomenta

    lacopad

    elmundodeftbo

    l

    siempred

    emasiadojoven

    almismo

    tiempoporlaventanaabierta

    porlosai

    resasecas

    sordamen

    te

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    62

    lamareja

    dadelosfieles

    susangre

    salpicenabunda

    ncia

    sobrelas

    sbanaslosguisantesdeolorysobresu

    gach

    condedosasquerososcerr

    llaspupilas

    sobresus

    grandesojosverdessorprendidos

    ellaruedaligera

    sobremi

    tumbadeaire

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    63

    5 LAMOSCA

    entrelaescenayyo

    elcristal

    vacosalv

    oella

    vientrea

    tierra

    c.eidaporsusnegrastripas

    antenase

    nloquecidasalasat

    adas

    patasgan

    chudasbocasorbiendoenelvaco

    sableandoelazulaplastndo

    secontraloinvisible

    impotent

    ebajomipulgarhacequezozobren

    elmaryelcielosereno

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    6

    msica de la indiferencia

    corazn tiempo aire fuego arena

    del silencio desmoronamiento de amorescubre sus voces y

    que no me escuche ms

    callarme

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    7

    bosque solo

    bufo quema fornica revienta solo como antes

    los ausentes ya muertos los presentessaca tus ojos vulvelos sobre las caas

    quiz se inquietan? o los perezosos

    no importa existe el viento

    y el estado de vela

    65

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    9

    DIEPPE

    todava la ltima mareael guijarro ya muerto

    la media vuelta luego el ir andando

    hacia las viejas luces

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    M

    eestremezco,soyyoquienconmigos

    erene,

    s

    onotroslosojosc

    onlosqueahoram

    iro

    laarena,loscharcosdeaguabajolallovizna,

    u

    najovenquearrastratrasellaunaro,

    u

    napareja,quinsa

    besiunosenamor

    ados,cogidosdela

    mano,

    lasgradasvacas,lascasasaltas,elcielo

    q

    uedemasiadotard

    enosalumbra.

    M

    evuelvo,mesorp

    rende

    e

    ncontrarmeallsu

    tristerostro.

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    13

    inclusoen

    lacavernacieloys

    uelo

    yunaaunalasviejasvoces

    deultratum

    ba

    ylentamen

    telamismaluz

    quesobrel

    asllanurasdeEnnaenlargasviolaciones

    macerabaantaoloscapilares

    ylasmismasleyes

    queantao

    ylentamen

    teenlalejanaqu

    eseextingue

    Proserpina

    yAtropos

    adorablededudosovaco

    anlabocadesombra

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    Nota

    Respeto la numeracin con que aparecie-

    ron en Les Temps modernes, 2 ao, n-

    mero 14, noviembre de 1946, donde falta el

    nmero 11 y los poemas once y doce van nu-

    merados respectivamente 12 y 13. En cuanto

    al texto sigo el que definitivamente fij el

    autor en S. Beckett, Pomes, tirada limitada,

    Pars, Editions de Minuit, 1968. Doy a con-

    tinuacin las variantes con la versin original,

    as como alguna otra con relacin a la ver-

    sin inglesa del autor.

    1

    Escrito originalmente en ingls y publi-

    cado por Peggy Guggenheim en sus memo-rias, Out of this Century, Nueva York, 1946,

    pg. 250 n. El verso final sustituye el original

    ingls life (vida) por amour (amor) en la edi-

    cin francesa. Escrito hacia 1937.

    8

    El verso once deca, en la versin original,

    sil tait gentil en lugar de sil tait bon. Es-crito entre 1937 y 1939.

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    Otrospoem

    as

    bienbienesunpas

    dondeelolvidodondepesae

    lolvido

    dulcement

    esobremundossi

    nnombre

    allcallamoslacabezalacabe

    zaesmuda

    ysesaben

    onadasesabe

    muereelcantodelasbocasm

    uertas

    sobrelaar

    enadelaplayahiz

    oelviaje

    nohaynad

    aquellorar

    misoledad

    laconozcovamoslaconozcomal

    tengotiem

    poesoesloquem

    edigotengotiempo

    peroqutiempohuesohamb

    rientoeltiempod

    eunperro

    deuncielo

    quepalidecesinc

    esarmigranodec

    ielo

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    76

    deunrayo

    quetrepaoceladotemblando

    mierasdeaostinieblas

    querisquevayadeAaByonopuedo

    yonopued

    osalirestoyenun

    passinhuellas

    ssesalgo

    hermosoloquete

    nisahesalgohermoso

    quesnom

    ehagismspreguntas

    espiralpolvodeinstantesqu

    eslomismo

    tranquilida

    damorodiocalmatranquilidad

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    MUERTEDEA.D.

    yallestar

    allanall

    apretadocontramiviejatablapicadadenegroc

    omodeviruela

    delosdas

    ynochesmolidosc

    iegamente

    aestarall

    anohuiryhuiry

    estarall

    inclinadoh

    acialaconfesindeuntiempoqueagoniza

    dehabersidoloquefuehech

    oloquehizo

    demdem

    iamigomuertoen

    eldadeayerresplandecienteelojo

    losdientes

    largosjadeandoen

    subarba

    devorando

    lavidadelossant

    osunavidapord

    adevid?

    reviviendo

    denochesusnegrospecados

    muertoaye

    rmientrasyoviva

    yestarall

    bebiendoporencimadelatormenta

    culpadeltiempoirremisible

    agarradoa

    laviejamaderatestigodepartidas

    testigoder

    egresos

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    viva muerta mi nica estacin

    lirios blancos crisantemos

    nidos blancos abandonados

    lodo de hojas de abril

    das felices gris de escarcha

    78

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    79

    soyunrod

    earenadeslizante

    entreladun

    aylosguijarros

    lalluviadelveranolluevesobremivida

    sobremividamaquemepersigueyhuye

    ytendrfin

    eldadelcomien

    zo

    caroinstanteteveo

    enelretrocederdeesteteln

    debruma

    dondeyano

    deberpisarestoslargosumbralesmovedizos

    yvivirlom

    ismoqueunapuerta

    quesecierrayseabre

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    68/118

    quharayos

    inestemundosin

    rostrosinpreguntas

    enelqueestarnodurasinoinstantesenelquecadainstante

    sevierteenelvacoolvidandoh

    abersido

    sinestaonda

    enlaquealfin

    cuerpoysombrasesumergenju

    ntos

    quharasin

    elsilenciofosadelosmurmullos

    jadeandofuriosohaciaelsocorroyelamor

    sinestecieloqueseeleva

    sobrepolvodegrava

    quharayoy

    oharacomoayer

    comohoy

    mirandopormitragaluzsinoestoysolo

    errandoydan

    dovueltaslejosde

    todavida

    enunttereespacio

    sinvozentrelasvoces

    encerradasconmigo

    80

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    69/118

    querra que mi amor muriese

    y que lloviera sobre el cementerio

    y las callejas por las que camino

    llorando a aqulla que crey amarme

    81

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    fuera crneo solo

    alguna parte dentro

    a veces como algo

    crneo refugio ltimo

    agarrado por fuera

    como Bocea en el hielo

    ojo alarmado intimo tranquilo

    se abre se resellaal no haber nada ms

    de esa manera a veces

    como algo de la vidano necesariamente

    82

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    Notas

    Los tres primeros poemas se escribieron

    entre 1947 y 1949 y se publicaron por pri-

    mera vez en Cahiers des Saisons, n 2, oc-

    tubre de 1955.

    bien, bien es un pas apareci con el ttu-lo de Accul (lugar sin salida) y el verso 18utilizaba la mayscula Qu es, nica varian-te respecto al texto que aqu se presenta.

    Muerte de A. D. alude a un compaero deBeckett en el hospital de la Cruz Roja irlan-

    desa en Saint-L (cf. el poema que con ese

    ttulo, Saint-L, public en 1961, recogido enmi edicin de los Poemas de S. B. Barcelona,Barral editores, 1969, pp. 9091). El verso 14,

    dice en la versin de Cahiers vieja made-

    rapicada testigo de partidas.

    Los poemas 4, 5 y 6, escritos en 1948, se publicaron en Transition FortyEight, n-

    mero 2, junio de 1948, ms tarde en Poemsin english (John Calder, 1961) con versin in-

    glesa enfrentada y finalmente en la edicin

    de tirada limitada Pomes que ya se cit al

    hablar de losDoce poemas franceses.Soy un ro de arena deslizante reproduce

    el texto original. Las variantes en la versin

    inglesa antes citada son las siguientes:

    v. 1. mi camino est en la arena des-

    lizante83

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    v. 5. hacia su principio y su final

    vv. 6-7. (fundidos en uno solo): mi paz

    est all en la niebla alejndose

    qu hara yo sin este mundo deca en laversin original:

    v. 1. sin rostros

    v.10. como ayer como anteayer

    En cuanto a las variantes de la versin in-

    glesa:v. 6. donde mueren los murmullos

    v.11. buscando a otro errando como

    yo, etc.

    v.13. en un convulso espacio

    v.15. que ahogan mi reclusin

    querra que mi amor muriese. Las varian-tes de la edicin original son las siguientes:

    v. 3. y en las calles...

    v. 4. llorando a la nica que me am

    Las referentes a la versin inglesa son:

    v. 2. y la lluvia cayendo sobre...

    v. 3. y sobre m que recorro...

    v. 4. llorando a la primera y a la l-

    tima que me am

    Tanto los Doce poemas franceses como los

    seis poemas iniciales de este segundo bloqueOtros poemas integraron la edicin citada dePomes de 1968. El texto se ha reproducido,con la adicin del ltimo de los poemas aqu

    incluidos (fuera crneo solo), en Editions deMinuit, n. 21, noviembre 1976.

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    Tres conversaciones con Georges Duthuit

    1. Tal Coat

    B. Objeto total, completo con partes que

    faltan, en vez de objeto parcial. Cues-

    tin de grado.

    D. Ms. La tirana de lo discreto destruida.

    El mundo un flujo de movimientos par-

    ticipando de un tiempo vivo, el del es-

    fuerzo, creacin, liberacin, la pintura,el pintor. El efmero instante de sensa-cin devuelta, divulgada, se nutri con

    contexto del continuum.

    B. En cualquier caso un empuje hacia una

    ms adecuada expresin de la expe-riencia natural, como revelado a la

    atenta coenaesthesia. Tanto si consegui-

    do a travs de sumisin, como si a tra-

    vs de maestra, el resultado es ganan-

    cia en naturalidad.

    87

    D. Pero lo que este pintor descubre, or-

    dena, trasmite no est en la naturaleza,

    Qu relacin entre una de estas pin-

    turas y un paisaje visto a una cierta

    edad, una cierta estacin del ao, una

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    cierta hora? No estamos en un plano

    bastante distinto?

    B. Por naturaleza entiendo aqu, como elrealista ms ingenuo, un compuesto depercibidor y percibido, no un dato, una

    experiencia. Todo lo que deseo suge-

    rir es que la tendencia y el logro de esta

    pintura son fundamentalmente los de

    una pintura previa, esforzndose en am-pliar el estado de un compromiso.

    D. Olvida Vd. la inmensa diferencia en-

    tre el significado de la percepcin para

    Tal Coat y su significado para la gran

    mayora de sus predecesores que, comoartistas, aprehendan como el mismo uti-

    litario servilismo que en un embotella-

    miento de trfico y embellecan el re-

    sultado con una pincelada de geome-

    tra euclidiana. La percepcin global

    de Tal Coat es desinteresada, no com-prometida ni con la verdad ni con la

    belleza, tiranas gemelas por naturale-za. Puedo ver el compromiso de la pin-

    tura del pasado pero no el que deplora

    en el Matisse de un cierto perodo y en

    el Tal Coat de hoy.

    B. Yo no lo deploro. Estoy de acuerdo en

    que el Matisse en cuestin, al igual que

    las orgas franciscanas de Tal Coat, ten-

    ga un valor prodigioso, pero un valor

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    afn a los ya acumulados. Lo que tene-

    mos que considerar en el caso de los

    pintores italianos no es el que midie-

    sen el mundo con ojos de contratistade obras, un lindero significa lo mismo

    que otro, sino que nunca se movieron

    del campo de lo posible, por mucho que

    puedan haberlo ampliado. Lo nico al-

    terado por los revolucionarios Matisse

    y Tal Coat es un cierto orden en el pla-no de lo factible.

    D. Qu otro plano puede haber para el

    artfice?

    B. Lgicamente ninguno. Aun as hablode un arte que se aparta de eso hastia-

    do, aburrido de hazaas insignificantes,

    cansado de intentar poder, de haber po-dido, de hacer un poco mejor la misma

    vieja cosa, de avanzar un poco ms an

    por un camino montono.

    D. Y qu prefiere?

    B. La expresin de que no hay nada que

    expresar, nada con qu expresarlo, nada

    desde donde expresarlo, no poder ex-

    presarlo, no querer expresarlo, junto

    con la obligacin de expresarlo.

    D. Pero se es un violentamente extremo y

    personal punto de vista, y no nos ayuda

    en lo que atae a Tal Coat.

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    B.

    D. Tal vez por hoy sea suficiente.

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    2. Masson

    B. Tanto en busca de dificultad como bajo

    sus garras. El desasosiego de alguien al

    que le falta un adversario.

    D. Tal vez sea eso por lo que l habla tan

    a menudo hoy en da de un pintar el

    vaco, aterrado y temblando. Su in-

    ters estuvo en un tiempo en crear una

    mitologa; luego en el hombre, no sim-

    plemente en el universo, sino en socie-

    dad; y ahora... vaco interior, la con-

    dicin primera, de acuerdo con la es-

    ttica china, del acto de pintar. Pare-

    cera, en efecto, que Masson sufriera

    ms agudamente que cualquier otro

    pintor vivo desde la necesidad de alcan-zar un apoyo, p. e. establecer los datos

    del problema a resolver, el Problema al

    fin.

    B. Aunque poco al corriente de los pro-

    blemas que se puso a s mismo en elpasado y que, por el mero hecho de su

    solubilidad o por cualquier otra razn,

    han perdido su legitimidad para l, noto

    su presencia no lejos tras esos lienzos

    velados de consternacin, y las cicatri-

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    ces de una competencia que debe ha-

    ber sido ms angustiosa para l. Dos

    viejas enfermedades que no dudara en

    considerar separadamente: la enferme-dad de querer saber qu hacer y la en-

    fermedad de querer poder hacerlo.

    D. Pero el propsito declarado de Masson

    es ahora reducir esas enfermedades, co-

    co Vd. las llama, a nada. Aspira a libe-rarse de la servidumbre del espacio, que

    su ojo pueda retozar entre los campos

    sin distancia focal, tumultuoso, con crea-

    cin incesante. Al mismo tiempo re-

    clama la rehabilitacin de lo etreo.

    Esto puede parecer extrao en alguienms acorde por temperamento con elentusiasmo que con el desaliento. Vd.,

    naturalmente, replicar que eso es lo

    mismo de antes, el mismo moverse ha-

    cia un refugio desde su carencia. Opa-

    co o transparente, el objeto sigue sien-do soberano. Pero, cmo puede espe-

    rar Masson pintar el vaco?

    B. No lo espera. Qu hay de bueno en

    pasar de una posicin insostenible a

    otra, en buscar justificacin siempreen el mismo plano? He aqu un artis-

    ta que parece literalmente clavado en

    el feroz dilema de la expresin. Aun as

    contina culebreando. El vaco de que

    habla es quiz simplemente la oblite-

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    racin de una presencia tan insoporta-

    ble de buscar como de perturbar. Si

    esta angustia de desamparo nunca se ma-

    nifiesta como tal, por sus propios m-ritos y por causa propia, aunque quiz

    muy ocasionalmente admitida como

    condimento para la hazaa que pone

    en peligro, la razn es sin duda, entre

    otras, que parece contener en s misma

    la imposibilidad de manifestarse. Denuevo una actitud exquisitamente lgi-

    ca. En cualquier caso, difcilmente pue-

    de ser confundida con el vaco.

    93

    D. Masson habla mucho de transparencia

    aberturas, circulaciones, comunica-ciones, penetraciones desconocidasdonde pueda retozar a su aire, en liber-

    tad. Sin renunciar a los objetos, aborre-

    cibles o deliciosos, que son nuestro dia-

    rio pan y vino y pescado, busca abrirse

    paso entre sus lindes hacia esa continui-dad del ser que est ausente de la expe-

    riencia diaria de vivir. En esto se acer-

    ca a Matisse (en su primer perodo, por

    supuesto) y a Tal Coat, pero con esta

    diferencia notable, que Masson tiene

    que luchar contra sus propias dotes tc-nicas, que tienen la riqueza, la preci-

    sin, la densidad y balance de las ma-

    neras ms clsicas. O quiz yo dira me-

    jor su espritu, puesto que se ha mos-

    trado a s mismo capaz, cuando la oca-

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    sin lo requera, de gran variedad tc-

    nica.

    B. Lo que Vd. dice ciertamente arroja luzsobre el dramtico predicamento de es-te artista. Permtame apuntar lo que

    tiene en comn con las dulzuras del

    desahogo y la libertad. Las estrellas son

    indudablemente soberbias, como sub-

    ray Freud leyendo la cosmolgica prue-ba kantiana de la existencia de Dios.

    Con tales preocupaciones me parece im-

    posible que pueda hacer nunca algo di-

    ferente de lo que los mejores, incluyn-

    dole a l mismo, han hecho ya. Tal

    vez sea una impertinencia sugerir quelo desea. Sus inteligentes observacionessobre el espacio exhalan el mismo esp-

    ritu posesivo que las notas de Leonar-

    do, quien, al hablar de disfazione, sabe

    muy bien que no perder ni un solo

    fragmento. As que perdneme si, aligual que cuando hablbamos del tan

    distinto Tal Coat, vuelvo a evocar mi

    sueo de un arte sin resentimiento ante

    su invencible pobreza, demasiado orgu-

    lloso para representar la farsa de dar y

    recibir.

    D. El mismo Masson, que ha hecho notar

    cmo esta perspectiva occidental no es

    ms que una serie de trampas para cap-

    turar objetos, declara que su posesin

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    no le interesa. Se alegra de que Bon-

    nard, en sus ltimas obras, haya ido

    ms all del espacio posesivo en cada

    forma y figura, lejos de lmites y de-marcaciones, hasta el punto en que toda

    posesin se disuelve. Estoy de acuerdo

    en que hay una larga distancia entre

    Bonnard y esta pintura depauperada,

    autnticamente sin fruto, incapaz de

    cualquier imagen sea la que sea, a laque Vd. aspira, y hacia la que tambin,

    quin sabe, inconscientemente quiz,

    tiende Masson. Pero, podemos real-

    mente deplorar la pintura que admite

    las cosas y las criaturas de la primave-

    ra, resplandecientes de deseo y de afir-macin, efmeras sin duda, pero inmor-

    talmente repetidas, no para beneficiar-

    las, ni para disfrutar de ellas, sino para

    que lo que es tolerable y radiante en

    el mundo pueda continuar? Tenemos

    que deplorar realmente la pintura quees una especie de fortalecimiento, en-

    tre las cosas del tiempo que pasan y se

    nos marchan a toda prisa, hacia un tiem-

    po que perdura y ofrece desarrollo?

    B. (sale llorando).

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    este caso pinta, a partir del momento

    en que est obligado a pintar.

    D. Por qu est obligado a pintar?

    B. No lo s.

    D. Por qu est desamparado para pin-

    tar?

    B. Porque no hay nada que pintar y nada

    con qu pintar.

    D. Y el resultado, dice Vd. es un arte di-

    ferente?

    97

    B. Entre aquellos a los que llamamos gran-

    des artistas, no puedo pensar en ningu-

    no cuyo inters no radique predomi-

    nantemente en sus posibilidades expre-

    sivas, las de su vehculo, las de la hu-manidad. El supuesto que fundamenta

    toda pintura es que el territorio del

    artfice es el territorio de lo factible.

    Lo mucho que expresar, lo poco queexpresar, la habilidad de expresar mu-

    cho, la habilidad de expresar poco, seconfunden en la comn ansiedad de

    expresar todo lo posible, o lo ms ver-

    daderamente posible, o lo ms sutilmen-

    te posible, con la mejor habilidad de

    cada cual. Lo que...

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    D. Pero, pudo no ser sugerido, incluso

    por alguien tolerante con esta fantstica

    teora, que la circunstancia de su pin-

    tura es su predicamento, y que es ex-presivo de la imposibilidad de expre-

    sar?

    B. No poda discurrirse mtodo ms inge-

    nioso para devolverlo, sano y salvo, al

    seno de San Lucas. Pero, por una vez,seamos lo bastante locos como para no

    dar la espalda. Todos han vuelto pru-

    dentemente la espalda, ante la penuria

    final, han vuelto la espalda a la sim-

    ple miseria en la que virtuosas madres

    desvalidas pueden robar pan para sushambrientos mocosos. Hay ms que di-ferencia de grado entre estar falto, fal-

    to del mundo, falto de s mismo, y estar

    sin esas apreciadas comodidades. Lo

    primero es un predicamento, lo otro no.

    D. Pero Vd. ha hablado ya del predica-

    mento de van Velde.

    B. Seguro que no lo he hecho.

    D. Vd. prefiere la opinin ms pura deque aqu finalmente hay un pintor que

    no pinta, que no pretende pintar. Va-

    mos, vamos, mi querido amigo, haga

    algn tipo de exposicin coherente y

    luego se marcha.

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    B. No sera suficiente si simplemente me

    fuese?

    D. No. Ha empezado Vd. Acabe. Empieceotra vez y contine hasta que haya ter-

    minado. Luego vyase. Intente tener

    presente que el tema que discutimos

    no es Vd. ni el suf AlHaqq, sino un

    holands muy concreto llamado van Vel-

    de, errneamente conocido hasta ahora

    como artista pintor.

    B. Qu tal sera si primeramente dijese

    lo que me gusta imaginar que, imaginar

    qu hace, y luego qu es ms que pro-

    bable que sea y acte bastante diferen-temente? No sera una excelente sa-

    lida para todos nuestros quebrantos?

    El feliz, Vd. feliz, yo feliz, los tres rebo-

    santes de felicidad.

    D. Haga lo que quiera, pero termine.

    100

    B. Hay muchas formas en las que poder

    intentar en vano que se diga lo que

    en vano estoy intentando decir. Lo he

    experimentado, como Vd. sabe, en p-

    blico y en privado, bajo coaccin, a tra-vs de la debilidad del corazn, a travs

    de la fragilidad de la mente, con dos otrescientos. La pattica anttesis pose-

    sinpobreza no es quiz la ms tedio-

    sa. Pero empezamos a cansarnos de eso,

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    verdad? La constatacin de que el ar-

    te ha sido siempre burgus, aunque pue-

    da mitigar nuestro dolor ante los he-

    chos de lo socialmente progresivo, tie-ne finalmente un inters escaso. El an-

    lisis de la relacin entre el artista y su

    circunstancia, una relacin considerada

    siempre como indispensable, no pare-

    ce haber sido en todo caso muy produc-

    tivo, siendo la razn quiz que se haerrado el camino con disquisiciones

    acerca de la naturaleza de la circuns-

    tancia. Es obvio que para el artista ob-

    sesionado con su vocacin expresiva, na-

    da y todo estn condenados a convertir-

    se en circunstancia, incluyendo, comohasta cierto punto es aparentemente el

    caso de Masson, la bsqueda de una cir-

    cunstancia, y el cada hombre prueba a

    su propia esposa, del espiritual Kan-

    dinsky. Ninguna pintura est tan llena

    como la de Mondrian. Pero si la cir-cunstancia aparece como un inestable

    trmino de la relacin, el artista que

    es el otro trmino, apenas lo es menos,

    gracias a su conejar de modos y actitu-

    des. Las objeciones a este dualista pun-

    to de vista del proceso creativo no sonconvincentes. Dos cosas hay estableci-

    das, aunque sea precariamente: el ali-

    mento, desde frutos en bandeja hasta

    matemticas elementales y autoconmise-racin, y...

    101

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    Todo lo que nos concierne es la

    aguda y creciente ansiedad de la rela-

    cin misma, como si cada vez ms se

    viera oscurecida por un sentido de in-validez, de inadecuacin, de existencia

    a expensas de todo lo que excluye, de

    todo lo que cierra el paso. La historia

    de la pintura, y aqu recojo el hilo otra

    vez, es la historia de sus intentos por

    escapar de este sentido de fracaso, pormedio de ms autnticas, ms amplias,

    menos exclusivas relaciones entre re-

    presentador y representado, en una es-

    pecie de tropismo hacia una luz acerca

    de la cual las mejores opiniones conti-

    nan variando, y con una especie deterror pitagrico, como si la irraciona-

    lidad de pi fuese un agravio a la divi-

    nidad, no la mencin de su criatura.

    Mi argumentacin, desde que estoy en

    el banquillo, es que van Velde es el

    primero en desistir de este estetizadoautomatismo, el primero en resignarse

    profundamente ante la incoercible

    ausencia de relacin, en ausencia de

    trminos o, si lo prefiere, en presencia

    de trminos inutilizables, el primero en

    admitir que ser un artista es fracasar,como nadie ms se atreve a fracasar, ese

    fracaso es su mundo, y su merma deser-

    cin, arte y oficio, buen quehacer, vida.

    No, no, djeme terminar. S que todolo que se requiere ahora, incluso para

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    llevar este horrible asunto a una con-

    clusin aceptable, es hacer de esta su-

    misin, de esta admisin, esta fidelidad

    al fracaso, una nueva circunstancia, unnuevo trmino de relacin, y del acto

    que, incapaz de actuar, obligado a ac-

    tuar, realiza, un acto expresivo, aunque

    lo sea incluso slo de s mismo, de su

    imposibilidad, de su obligacin. S que

    mi inhabilidad para actuar as me colo-ca, y quiz a un inocente, en lo que creo

    que an se llama una nada envidiable

    situacin, familiar a los psiquiatras. Por

    eso existe este plano coloreado, que no

    estaba ah antes. No s qu es, al no

    haber visto nada parecido con anterio-ridad. Parece no tener nada que ver con

    el arte, en cualquier caso, si la memo-

    ria no me falla. (Se prepara para irse.)

    D. No olvida Vd. algo?

    B. Supongo que ya es suficiente, no?

    D. Entend que su nmero deba tener dos

    partes. La primera consista en que us-

    ted deca lo que... ee... pensaba. Eso es

    lo que estoy dispuesto a creer que hahecho. La segunda...

    B. (Recordando cordialmente). S, s, estoy

    en un error, estoy en un error.

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    Dante... Bruno. Vico... Joyce

    El peligro resi