black swan

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Black Swan La película de Darren Aronofsky es, sin lugar a dudas un hito en la historia del cine. Mucho se ha discutido acerca de la calidad de las películas que Hollywood produce en la actualidad y su supuesta merma con respecto a sus célebres antecesoras de la época dorada del cine estadounidense. Pero está claro que este film está a la altura de algunos clásicos como “La malvada”, ya que no está en discusión la calidad artística del relato, se trata de otra cosa. Probablemente esos clásicos no sean grandes historias, de una profundidad psicológica, de un contenido humano o una reflexión sobre la condición humana reveladoras. Hitchcok no fue Dostoievsky, eso lo sabemos todos. Y, sin embargo, la verdadera magia de Hollywood proviene del manejo magistral en el arte de contar historias. Si la historia es más o menos creíble, más o menos conmovedora, eso prácticamente no importa. Lo que importa es el procedimiento narrativo que atrapa al espectador, y no lo atrapa para luego soltarlo, para hacerlo reflexionar, sino que no lo suelta, lo manipula a su antojo. Esa quizá sea la gran diferencia entre el cine de arte y ensayo y las megaproducciones. Y Black Swan es un ejemplo precioso de ello. ¿Cómo lo logra? Eso quizá sea lo interesante. En primer lugar, hace confluir dos tópicos fuertes de la tradición. Por un lado, la dualidad que experimenta Nataly Portman entre el bien y el mal no es otra cosa que la versión femenina y glamorosa de Dr Jekill y Mr Hide. La dualidad incorpora otra vuelta de tuerca, ya que su némesis no está dentro de ella solamente, este no es otro film de esquizofrenia que plagan las carteleras año tras año. Basta recordar El club de la pelea, La ventana secreta, Mente siniestra. Aquí es completamente diferente. En esas películas el punto de vista interno al personaje estalla al final para develar que lo que se suponía obra de otro es en realidad el secreto lado siniestro del propio protagonista. En Black Swan se traslada a otro personaje, porque efectivamente hay otro que acecha. Pero es solo una trampa para ojos entrenados en argumentos esquizopoliciales. La bailarina rival solo está ahí como un elemento que crea ambigüedad acerca de esa duplicidad interna que ya conocemos de

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Black Swan

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Black Swan

Black SwanLa pelcula de Darren Aronofsky es, sin lugar a dudas un hito en la historia del cine. Mucho se ha discutido acerca de la calidad de las pelculas que Hollywood produce en la actualidad y su supuesta merma con respecto a sus clebres antecesoras de la poca dorada del cine estadounidense. Pero est claro que este film est a la altura de algunos clsicos como La malvada, ya que no est en discusin la calidad artstica del relato, se trata de otra cosa. Probablemente esos clsicos no sean grandes historias, de una profundidad psicolgica, de un contenido humano o una reflexin sobre la condicin humana reveladoras. Hitchcok no fue Dostoievsky, eso lo sabemos todos. Y, sin embargo, la verdadera magia de Hollywood proviene del manejo magistral en el arte de contar historias. Si la historia es ms o menos creble, ms o menos conmovedora, eso prcticamente no importa. Lo que importa es el procedimiento narrativo que atrapa al espectador, y no lo atrapa para luego soltarlo, para hacerlo reflexionar, sino que no lo suelta, lo manipula a su antojo. Esa quiz sea la gran diferencia entre el cine de arte y ensayo y las megaproducciones. Y Black Swan es un ejemplo precioso de ello.Cmo lo logra? Eso quiz sea lo interesante. En primer lugar, hace confluir dos tpicos fuertes de la tradicin. Por un lado, la dualidad que experimenta Nataly Portman entre el bien y el mal no es otra cosa que la versin femenina y glamorosa de Dr Jekill y Mr Hide. La dualidad incorpora otra vuelta de tuerca, ya que su nmesis no est dentro de ella solamente, este no es otro film de esquizofrenia que plagan las carteleras ao tras ao. Basta recordar El club de la pelea, La ventana secreta, Mente siniestra. Aqu es completamente diferente. En esas pelculas el punto de vista interno al personaje estalla al final para develar que lo que se supona obra de otro es en realidad el secreto lado siniestro del propio protagonista. En Black Swan se traslada a otro personaje, porque efectivamente hay otro que acecha. Pero es solo una trampa para ojos entrenados en argumentos esquizopoliciales. La bailarina rival solo est ah como un elemento que crea ambigedad acerca de esa duplicidad interna que ya conocemos de antemano. Pero dudamos por ese cisne negro seductor y diablico. Debemos aceptar que no se trata de una dualidad demasiado comn en el cine. O deberamos hablar de triplicidad? Pero claramente esto se complejiza cuando tomamos en cuenta el otro tpico que desdobla al personaje, la realidad y la ficcin. Y aqu aparece La Malvada, la vieja historia del actor que termina replicando la obra que representa, la envidiosa que quiere quedarse con el papel protagonista, la historia de Alexander que replica Hamlet en la pelcula de Bergman. El actor tiene problemas para interpretar al personaje, trabaja, lucha consigo mismo, pero solo consigue el xito a costa de su propia subjetividad. Otro desdoblamiento.Pero el relato no slo juega con tpicos sino tambin con gneros. El cine de terror es la respuesta obvia, pero con unas variantes que asombran al espectador cansado de esos bodrios. Parece seguir todas las pautas del gnero, pero por exceso: lesbianismo vamprico, aparicin de espritus, metamorfosis. El film parece clamar a gritos que el terror no es un gnero sino que es una potica berreta del fantasy. Por eso mismo, no es una pelcula de terror. Y por otro lado no incurre en clichs: nos ahorra el dilogo emotivo con la madre, no apela a golpes bajos (en ese sentido es superior a El luchador). Pero por sobre todas las cosas no pretende sorprendernos al final, pasa lo que tiene que pasar. (Desde cundo las pelculas tienen que sorprender en el final? Basta de pelculas-cuento, las grandes pelculas siempre fueron novelas)

Black Swan es la gran pelcula que se esperaba hace aos, y no es sorprendente que venga de Darren Aronofsky, que ya lo viene sugiriendo hace aos. Es una injusticia que no haya ganado el Oscar a mejor pelcula. La nica causa que encuentro es el puritanismo de la Academia, que puede tolerar una teta al aire, pero no un erotismo apenas desbocado.