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ALBERTO BLEST GANA 7 TOMO PRIMERO

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ALBERTO B L E S T GANA

7

T O M O PRIMERO

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I, (1 s

\ TRASPLANTADOS

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I I TRASPLANTADOS

I

Sobre la tcrsa y diiru ,quperficic del IiieIo artificial,

einyiujw, Icw patinarlores trazaban :i porl'iit bus curras caprichosas, con afAii de iricailsahif: niouirriierito. De io alto, cn drwcdur, los í'o'ocos cli.ctr.icos larizabali, como dardos di: h e ~ r o , GUS Iiiiriinusos r a p s dc c1;iI.J- dad ofuscadora, claridad vibrante )- t r h u l t i a inartertt de sonido que se ~ ~ ~ l u r i y r ~ rmlpiinnte en el eypariu.

, en esü ntrn0qfri.a de reverberación del N Palacin de Hielo 'u, asidas de la3 marios, 6 rntrela- zndas de In. cirilura, se halancenbari suarerncntc cull inclinaciones de requicbrn : cllos solicitus en si1 vigor varonil ; ellas ff esihles en BU tentadora gracia de ilo- res mccidü~ por la brisa. 'rodus, animados y alegres, en el arrebato de la jiir;eiitud, c u d si fucran en h s c a de la soii:dtl. r e g i h drl amor iriextinguiblc, esa Ati611- tidi: hntQslica de ia huxriariu ilusi6n. Otros y otra:;, empiijados por el vbi6go de locomoción que quisiera lencr d e Ius aves el alndo poder, atravesahaii In pista circular con tcrriíica velocidad (fe celajes, despa- rramando A su paso tos dcscuidaticbs yrirpou de pati- nadores en reposo. Y por las cirilau del contorri o apoyindosc en la vaUa que cierra. el recinlo helado

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1.

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4 LOR TRASPLANTADOS

cacedas de avecilIas en las vacaciones; la ansiedad de los exhrieiies al fin del ario; 13. pubertad impetuosa

niisteriosi; las rigidus F~rnt is del canipo dirigidas ;or s u padre c m t e c h inhtizable; Ins djscrctas iiisi- nzinciones maternas solbre los cortos rrieciios para nirintrner, vestir y ecliicar la numrrosa prole. A los diez p ocho añus una luz nueva. ;La luz de la vida! ;e l amor tritrnfmtc! la r e d a c i ó n del objeto do la $:xistencia con S ~ [ O algurias iiiirahs j' algiiiias fmsca de halbiiciente turhcidn, w r i i biadns una tarde, en el jadin, con hiier.crdcs, chiyui\la. entonces de trece a i i o ~ , eshelta 3- seductora ya, con s u nackntc gracia de líneas prometedoras y sua trwizas pcsadas clue lie- gühün opulenta:, ai ruedo del vestido. Todo ese niuriño de rcciiedos, esos testigos de un pasado intang'ili]~: í q r e ya nunca Jia do volver! le contalmn SU porfiado tes.6n en ,?us esiudjos, hasta iiacerae enviar 5 Paris para completarlos, segim la patern21 esperanza; psm uht,e~irc, según 61, el preiiiio de m s desvelos y clc s ~ i pwfiada labor clr: IILOLO aplicado, acercündose It Mer- ccdw, qirc al salir p¿ira Eiiropa con su familia, le había dicho e11 itn hese, tras de iina puerta, A la ora- cibii, al cleqwlirse : i nuncit tr, olvidar4 !

llegar A Ius niiscrias del prPcentC, tras dc CPR

iiivoluntaria excursiiin a1 pasada, el j own se dcizga - r r i t h cl alma con los airiargos reproches dc su ilrscoii- tmto cytkiil. Su egpiritu giraba mn1trntadri cn I x vio- Iciitn espiral del doh' , que suhe, se retuerce y pirrdeen r:l rücio de lo irnposihlc, parit voivc I' de nuevo coiiio una linrria dc vivido tormcrito. Eri SIL rolirrsta :Ispiracibn UIM dicha irre:ilinntilc, la vida le parcciu. u n tejido dc sarcasnios. t >,Qué hacia el 811 Paris, pstaridu en el ocio el ticnip, por 110 alcjarse de ella, a wz de ir a rccoger en s i l patria, con su t ra l ia ju , cl h t o dr! los p n d c s sacrikios pecuniarios de sus pa- dres por darle una carrera científica? Qiii! hacia 91 en Puis, viéndola h hurtadillas, sin poder preseritürse,

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LOS T R A F W L A R T A ~ 5 humjlrle inccnicro apenas recihido, ~ 1 1 el suntuoso 1iotei dc la familia Canakjas? i Alii estaba kI RR el Palacio de IIirlo sin qimrer oir el Ilamamiento de su familin, lejos de4 modcsto hogar dc los S U ~ C W , rlerer- tando $ t i puesto en la Inbor coiniin de los qi ie han iiacido para tra1iajar.Y ~ o d o por vcrh deriizarse, como en q i e I instante, solire e1 hielo, y dercribir, rirrrlienrlri el redondo j- fle'riblc, talle al hraxo de iin fatiro in- (hi , las caprichmxs curva:: qile tr:ixan en el aire la? golondrinas con alas decplcgadas, en u n k t n s i s de embriaguez, al hrlier con delicia e3 tibio heso del sol de psiniuvera! D

hlercedes y 811 cnrnpariero continuaban mientras tanto patinando con ardor. y cada vez que el giro de ] as rápidas erolucioncs los acercaba d Fucntenha. la mhia y eshella chica, corno si olv%lnse qiir n o estaha soh, ha& irn e.&icrzo pnra moderar Ia sPlocidad d r I;I inarch , y enviaba ni joven, mal si ,sdivinapr: l a s somhria? rellexioncs que lo atormcnt,abnn, uiin, de. was largas miradas de amor, d las que saLen dar Ins inujcrcs la indescriptible intcnsidnd (It: un ahandono >ixniiso y avasallador nI mismo tirrnpo.

AI tornar dr mlii de 184: vueltas, otra. pare-ja, qur: I I c p l ~ en sentido GOntTar iQ, se i i i i i i i <i I n rlc \Ieiwdcs p cl principr por medio de una diest,ra innnicihra dc rctroceso. La iiueva pareja arreglci 1a rclncitlad dc su carrera 6 l a otra JT ari se dcylizwon juntas, ora Ian- iJtndosc mbre la dci-eciin, ora ,sobre In izquierda, coi1 impulsos iili.nticiiq que liacinn flotnr las faldas de iiis chicas y m o w w la flrxiiilidad d e SUR cinhww. A mitad de l recinto, la. joven recidn IIeFucia colocti al lado ilr MerccdeQ, dc iiiodo cpr sur^ compa~iierox qiiedrlaron 5 la cxtrernirlad de la rolnnle fi la, y ella I i t ido hahlxrle casi :i1 oido : - No est& coquetmndo nxi con t u prjncipe, si no qiYierc.5 que el poLre Patricio, en nna de rshc vncl- tas, le salte al cuello.

r- ~

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6 LOS TEASPZATTADOS

Los pcqueAitos ojos neqros de los qiie cl fulgoc na- tural aumeiitahh, al parecer*. el tnmafto, i,cninii, en la que así Jiahlaha, m i hrillo picaresco de tnaliria. Los labios un poco griinscis, de bcrmeja frescura, dejaban ver, tra4 de 1% sonrisa, 10.: al bos dientes bien p 1 m b - dog. Todo en eiia resp imh esa frir,rza tie precoridnd, tan gcncrsl en la, ra1.a de IIispanri-hrnkrica, itpcnñ.: atenuada por Irs educaciiin y por la vid:i etiropect.;;. E1 rostro dc: una palidex sana con un ligero tinte moreno ; el cnbcllo nrgro y tupido como la r-egetncih tie los paiacc dr; rsol ardie:itP,; cl aim de reeueltn ualun- tnd quc aiiiinnlin s u fisnnoniin dc persanita rn&rgic:i, rccihim coiiio u11 coinplenieiito de espresibri, rte la a r r n p n n i n dcl husiri h im dil-iujarlo en sus contorricic 1- de lit gracia de los inovimimtes, reveladora de las propotrioncs aimhniTas rlc, todo el cuerpo. - Y0 no corpeteo con el prinripe ni con nadie, contestb sonribndose Rkrccdcs. - :,Por r p 5 patinas tanto con 61, rntonccg? Todos diccn que IC, está liaciendo In corte. - Patino con 41 porque es m i y buen patinador y

porqitc RO puedo patinar COI^ Putr’icio. - y o , en tu J u p r , me reiriz de la f;vnilia y p t i -

naria con 4. hlira, lijatc, no Iiity ninguno :qui tail hirpn mozo coino Patricio. - Y% 76 í4ne es h e n InQZO ; Ter0 si hieiwa. como

t G dices, imiii8 y ];tis Iicrmnnn’; no i m dejüriarr r u l - rer in&< nqvi : 2, no ves? - i Oh! i ius iicrrriarius! AI15 cstrin con siis galanes.

paro siri perder inoriniieiih tiiyo. j Nn las piicdo sufrir p ~ r prrtenciosns ! Estoy rtqut’a qiic cstin pnx-om~iiii- dosc dr, 01-gull0 porque todos YCII qiip cl príncipe no patina mi, yiie crintigo >- porque clhs csr8ri con hombres clegnnks.

~n iniichach, al itsldar de las 1reriii:inac de Jrcrcc- des, l~&ki desigrittdn un grupo de viiriiis personas srn- tadas 6 una de las mesa:: del contoi’rio. Y1 iiegoaíladió :

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8 LOS T ~ A S P L h ~ A D O S

dora gracia de In7 elegantes pnrisienses, eran, cn aquel grupo, que trrs 6 cuatro hambres completahan, lac! que máq empcñnsas pereegninn l a s miradas d ~ l mozo, perdido en la conteinpiacih de PU destinri, mientras miraba A hlcrcedeñ. Y entre ellas carnhin- ],an mis observaciones : - Mira, mira, Dolores, shi cstd Patricio detrrir (Ir: pilar. - iQu& ridículo! i un miichacho que no time en

qui: cacrse muerto ! - Mercedes tiene la culpa : ¿.para quP; le hace ojos

torlñvin :7 T,ns jóvenes que c m r l I n ~ estaban protestaron

de que las chicas se piisirran A lxiblnr ET en su hnrn- yowin cspnñnl ni decían rikndnse. - JTabl~iihainos da In bien (pie patina el príncipe ceii

MerrecFrs : &no es cierto. Mdngrcir? - Y de yuc el condc podria presentarnos 5 la du-

quesa, que w d ) a de en t , i x , 3greg6 esta. hiiingros acompniíaba su rrspucstta CQII una sonr i s~

de arnahi1irJat-l sixpljcantc, apoyando 811 manguito snlirr el liray.0 del jewm al lmbia dada cl titulo dr: rnndv. - ]%o eq, dijo 0tr.o de los jhcncs ; vanios rlondc,

i n duquesa. Est:wA encan tda de que le pmscnten tall l inda4 personas conin irstcdes.

ria, Terma1 amign, un prrmio por mi gentileza, di jo IhIores al que a m h h iff: linhlar.

CfnrrJitn, dc cara pirar~sca, finclisrio rn sil ti.;:,jc. p i*a diqii-iiiilw In. alarniantc protuherancia del nbri:j- irien, Terrnnl, frisando cn 109 ciirtrenta ilfio~, la etl:lrl en qiie el Iinmhrc no te in r w r insolente con las mu- jeres, i;e clliish c1 higote. - RIe contento con la promc~a de un heso, cuando

F a E, *amos. - j Insolente 1 contest6 Dolores con provncadnn

,sonrjs:i, dhndole con ~1 manguito en las n? ricos.

- ; TAsonjerti ! 1 Jsieri mer

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_ _ . , . . . . . - .-~ , ,.. ., .. . . ~. .... .- .-

F"cc LOS TEASTLAKTADOS 9

Todos se ricran. Terina1 tenia privilegio de atreri- miento. Aiiiiqiic! no pwtcnekl A la nohlcza, sus cuan- tiosos medios de fortuna, allegados pnr sus aliuelns y por PUS padres en el comercio de acrite. en Cet,re, le daban gran psiiribri rntre los inoms elegantcs, po- lire todo de los que viven resolviendo el prohlnlila de Es t a r lo que no timen.

Ei conde Guj- obscrrii que la di1 yiiesa estaba con Va- rielic-Landry, y qiw era prefe'esihle llamarlo primera- inento para hahIaric de la presentacihn. - ;,Y por qii'c? L qiig, es su marido ncaio '? La olisnrwción era. de Dolores. El conde y Terma1 se miraron, riendosa de la igno-

rancia de la cliica. - E? rn6s que su marido, es su amigo, dijo Ter-

mal, con 10s ojos hillüiidole de alegria, contento de su propin desenfado. - j C h o ? inocente, ~ c p i . , 1 1 0 saliias? exclam6 >Ii-

Iaqros, avergonzada de que su hermana ignorase itn esdndnlo que todo Paris x adinitia como muy na- t u r d . - Cierto, se me hahia olvidado. Para hacerse pcrdonnr su fnltn de nzvndo, Dolores

dirj una vuelta cntera snbre un pie, b fin dr, qiie los jh rnrs pudiesen adrnivar SU pequefiita persona r- su grccima dc,wnroliara.

El conde Guy hizo scñas IIRIiiandQ A Variellc- Landrgr. E1 Iiombre quc respondit 6 rse Ilatirrirlo p rec ia tener de treinta y othr i :i cuarenta años. j~'lit~;~? \r de aristocrhtica figura, sonrib apenas RI 83 tiid:ir ii, Rlj1;igritoii y A Dolorcitas, In6s crin la cxpresh'w cull- sad;i de SUS grandes ojos azules, qiie con Itis labios. - 2, Giimo dicrn que es tan hiifin m i r o ?Parece de

perpmino,ohseri+ hlil a Titos al oido de L)ol ores, mien- tras 'I'arielic-Landry daba la mano 6 los hombres.

El rostro amsriIlento y enjuto de los q u e consa- gran k las celadas de juego los solace^ que les dcja

1.

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12 M35 TRASPLAbTABOS

- ;:ilace inucho tiempo yue habitan urtedrc: en

- ;Oh, si, mucho! cxcZainO Dolores. - Tos parece que liemos nacido en Paris, repuso

- Cua1cpim-a In dirín, exciainrj el ~ O I Y ~ O Term:il con gran ~ericdad .

f-Tribo algirnoq iiiomentns eri que ,solainenie Iiahlii~ T e m a l . Lrrep IR duipcsa Liso iin s317xdo ri.m~fio :i la? ~ a s f i siti darlcr. J R mano, ;v se ulpjri C e y i d a por Varielle-Landr>- y varios otros 1ioiinbr.e~. Solairicnte qiicdaron el conde y Terniiil con.l¿is dos hispano- a mcricnnas.

lie viQtc) tan nrnnlile con personas que le prwrntan.

J%Iomares, con muy escasa con viccibn.

jetas, ad virtib el conde.

Piiris '?

Idilaqritox.

- ;7Qirk chic, d i ? les dijo Terina1 ; pocnc 17

- Sí, muy amnIile, dijeron la de L'tiadrilIa y Ia de

- No se olviden de ir ri dejarle maíinna su? tm-

- i Oh ! por supiiesto, respondjeron ~ l l n s . IEiaii, mientras Iiahlnbnn, cn direccirin & l a meea qiie

liahian dejado. Riercrdes y el principe segiiian, agiindos, pati-

nando. Patricio, con porfiada ol&n:~c4hn, ~ e p u i a t*imhibn inir6ndolos.Jimto u1 pilar, la iriqtituiriz, co~iio un soldado en Ia fila, inmtivil, psprraba.

R1 j O P B n , contrmplAndola, por inoii ientn~ le t d a cnvidia. E,w Iniijpr tenia la felicidad dc vivir al ladn (le Plle~~edes, toinsha pnrh en $11 vida intirn t a l vez la Confidente de stis prnsanii~ntos. i . C J i 1

explicaría ¿i 61, ignrirniite dc las COWE: d e 13 vi misterio de ew coraziin de iniijrreita, qac se sientr: l'eliz con patinar, con hailar, con Iiacer de sus coinpticndos arnvios un culto, y qiir j,r:, qiie aina,y v(: siil'rir at linmhre amado sin qirc sc t u r h In. serenidad de su rostro, sin sentir ios irnpulws IOCOS t]p romper con tnrlne las trabag sociales y correr A

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.~ . ... -. . - --

LOS TEASFLAXTADOR 17

encajes de su.c enagua? y de-jando tras clhs pcrfu-

]A orquesta, al mismo t icn ip , lanzaba al techo, en rniidalcs de sonidos metrilico~, las notas retum- bantes de iin i d s hungaro, atronando la sala, apa- gando el ruido de las conversaciones. De un empuje jmperreptible el principc j - bleimdes ilecaron dondr sr: cncontmban lac! de Palomares y de Cuadrilla. ];a rlespedida frrd ripidit. ThhrtTc J? M i l a y h s casi m - pujd)an U la chica para clue Faliese con ellas.

el cspacio, coino una estela vaporosa.

- Te vamos á llevar en coche. - No, no, por nada, yo quiero irme A pic mmn

Al expresar con tanta decision 311 ~o l i in t ad , Mer- alargaha cl cuello inirandli con disimulo 5, 10

Icjoñ, corno iina pnioinn. que interroga, medrosa, íos contornos, por temor de alguna ainechnza. - Vamos, vamos, nindcmoi,sclle, ngi-cgb dirigih-

dosc, sin inlis esperar, U In puerta de salida. Diirante algiinns momentos, la de Ciiadrilla p la

de Palomares se quedaron hablando c m GUS gnlanec! y ron el principe, ccrcn de la puerta. Patricio V i m - tcalhn pas¿> l u e g a1 lado d r l grupo, sin evitarlo, ali ivo J provocxdur, contcitando apena? al saludo poco aiiiable dc hlilnprit,os J- de Dolorcs. - Guapo niiicliaciio! IidLria dicho F l w a al I - W ~

pasar jun to á ella. Patricio o+ el cumplimiento >- dirigih ii la beldad, al patear, !a mirada vaga del qiir oye tin pnnido. burcrtndo de d h d e ricne. Coino cl rcliirnpngo AI rasgar la niibe ohsciira, la p m - 1,ilirlnd de eiicontrrir un consuelo cn ntro ;i~nor vrn- gativo. iliiininb la canhusa t,urbneiiiIi de su ePpiritu: pero no se detuvo ante Ja Iierinosa rnujcr que había pronunciado esas palabras. - Se va j i inlar con Yercedes, seguro, dijo hli-

Iagritoc: 5 si1 hermana, al yer .<alir :i Pnirici~. - MamB tiene la culpa. Si no le gusta, ¿por qiii: no

siempre.

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- . r'- -

LOS TEAKFLAYTADOS 19

tras xu pupila cambiaba con el joven las primeras fsa,ces de un encueIltro, en apariencia, casrial. Ciiarido pudieron hablar con lilertarl, la chica se inquictb por el aire somhrio de Patricio. - j , Por quE parecias tnn enojado? Imde la niñez se ha11hh:i11 rlr til. Prrguntar un cnsrriuiwrlo ccloso la, cansa de su

mrnr ln , c4 acrrcar una luz A la inecha rle una iriiiin. cargada de materias explosivas. Ei estallido es ins- t,ariiAnecr. Patricio dcsalioyii su amargura con la rio- leircia del qve se ha cstado conteninndo por 1 a r p rato. c Ski situaciiin sc hacia, cada ve/. 1115s insopor.- tnlile. Todo se conjurn11:t contra el en esa larca l u c h cmitra la terquedad de lor pwlres de la joucn. No it. era posible h b l a r con ella sino a Eiur.tadillas y gra- cins A la condescendencia de la institutriz q ~ ~ e la acompañ;ll-ia.. II Sus dias, dijo con voz de qitejx, PIIS

noches cran un perpetuo torimento al pensar eii la existencia de incesmi tes di versiones y fiesta< fin 9 u<: ella virin, rorlcada ,i toda liora de hoiiilires S O ~ ~ C I ~ O S por conqu i s t ,~ pi1 amor, b, 1)or lo iiienos, su mano. )I

- Pero ti[ sxbes que 5, ti no nias i o quiero, le ir,- tcrrixmpib ella crin vox rlc carido, npl ;(:ando ese cnl- in:~ntc sohe el diria dolorida del joven, coino se da. u n jngiict,c al niño que l to!~~. - ; I:sn no in(: h s t a 1 Ten:# i-riicdo cu~i~t¿:~~teiment,c

rlc tu poca voluntad. ?,Y si ellit te tsniciona? ?,Y s i no times Iucrzs. prim. i-csistir tus padrcs, tan enipec! 1- dns en casar1 r: '? - i 011, cmarrne ! Si no me dejan casarme coiltigo

no 111- ciiso eon fiar1 ie ! Sii voz j u t e n i l resuinli plscicla y alegre, en contrnhte

con la agitud:i elocucibn clrl jnvrii. - i, Ale lo juvns? pregunik 61 coi1 ansierlad. - T L ~ lo sitbes muy bien ; pos quu" rile pides qw lo

- Porque cada d i3 nic llega algfln nuevo rumor jure'!

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20 LOS TBASPTAlTTADQS

qiie Rent! A deseapernrine. Huy rniwio me han dicho cpe va 5 pedirte csc mozo con el quc estabas pati- n:indo,. - ¿ El priiicipe? i que idca! GII jnven que p i d e casarse en In primera nohicza de Francia, ;,rhino haliia de pensar en mi ? - Entonres, ;.par qiG te dejas cnrtejjar por $1. Fn-

tonces, si 61 tr pidiera para r~sarqc, t i t no rehrisariw ! i No ITS' i P te admiras dc qiie tr pida que jiires, dcspv&s que tc lie visto en SIN h a m s toda la tarde !

I,a irrj tacih del joven g e hahia exacerbado con las vayas respuestas (IF! la chica. Si1 VOZ, por a p a p l a , tcnihlabn de cinociiin, tomaba acento de prolanda qurja. - i Oh, Patricio ! II i en sus brazos ! D ; Chopiicclnc

decir ,sern+ntr: c o w ! i Adibs ! ¿ T n no qiiiieres q w patine COR nadie, qua no liahle con nadir, que no r a p , ¿i ninguna parte? lqC:hrno piicdo Iiacer eso? i Vaya ! no seas celoso; ya snhcs que no qixiarn A nadie sino 6 ti.

Con esto, la chica crein haber clirho In. Ultima pala- eirn de lo permasivo. híientras tnntn, eqa lógica de mujercita Srivoln, para 1:i. qiie el amor era un paw- t,ierripo. encantador sin duda, Fern no el ohjcto prin- cipal de la existcncia, exasperaba PI ainliicioso P E C I U - sivisrnn del joven, ese exclusir-ismo , de dom iriin ;ibsoiuto que martiriza al limibrc Fn su pasibn de

- i Ah, me I1arn:is cclosri p no quieres j u r o r ! exclam0 wml-irio.

Le r - d a n tentxciories de romper vjolentament,e 1:i

cadena qne lo aprisioiiabn 6 los pies de la chit;^. c ;. Por qrih ella Uriicnmente y 1 1 0 otra l' n periqahrc, 111-

chmdo pnr r:mn~ciparsc de SU passih de nilio, rn In que lisbin concentrado d~.cpii&s toda la aniliiciciri clc si1 vida. La iningen e ü p l h i i d a dc Rosa d~ hiontcstriic atravesaba entonces dr: nuevo, COMO el relámpago que

:1 mor.

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LOS TRASPLANTADOS 21

rasga la nube obscura, su cerebro. c i Por qu8 eIla iinicarnente y no otra B, se repetía rabioso, hsciriado mn In. presencia de la preciosa muchacha. - Si, si, eres celoso, eres insufrilile ; ;voy á acalinr por aborrecerte ! i Vaya, tonto, que no se contenta COH p A 61 no niAs lo quieran ! Dame la mano.

Siii esperar, en In obscuridad, se apoderaba de una de las manos de Patricio, hablándole con vox de niiia mimada, COI> inflexisms de reproche amoroso, ba- fiadas cn la mbgica ,ducc i8n tie1 ser dCbil que se s+ mete, dorriinarido. Instnntftnezamente la tempestad, en el pecho del joven, empezó A calinarse. El espoli- tQIieo movimiento de la chica, la suave presiiin de 311 mano pequeñita, daban uxiib fuerza magnbtica irresis- tible 5, los reproches con que su instinlo fenienil des- viaba el cursu de las ideas de su enmiorado. - Yo tsinbikn he de llcgar a aborrecerte si lo que dicen de ese principe es cierto y si tU no lo despides, - Te juro que no hay nada, yo no se nada.

En lugar de: su mano, A cuya presion In del joven respondía 3.a reconciliado, Mercedes dejb ese jura- mento vago, de duración indefinida, como promesa para el porvenir.

Anduvieron todavía algmos pasos en silencio. Pa- tricio fijaba SU mirada prol'undtl. en esa h n i a deli- cada de mujer esbelta, que cariiirmba & su Indo en el misterio d e In. semiobscuridad : eniyna viviente, llevando en SUS Innnos el. destino, la existencia que -41 pnnia sus pies, sin inquietarse cmio el, HL MU calma. do muchacha, de las airiarps pruebas que todo des- graciado divisa en el pQr5wiir. - i Ya tc quedaste mudo ! le dijo olla volviendo k

tomarle la niano con iIifünti1 confianza. - i Q,ub quieres que t e diga ? Tii no puedes rcnun- ciar á Io qiic nic atormenta, a ninpuna de tus diver- siones. & Por qui: no haces u11 estueszo para wuir 5 patinar mañaiia 7

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.. .

- Aunque no lo mereces ; ya sabes qne nunca querr& ii. nadie sitio ti.

Y lo apnc ig r i~ l~n con In. presiiun caririosa de si1 inane- cita de cIiiquill:i, crin rl tiiiibre jui.eiiil de $11 TQZ, con

{IF: püsirjn. Ilegalin. hasta 61, c ~ i iiirdio de los rertejos 1 suilarites de I:$.< luccs (Ir: p s , :igitadux por la iieiarh, brisa de la noche. - Pero estariis en la ventana? dijo 41, aspirando coil tiida h liierxa de 811 nT:m la. riiirsrla de iri cIiic:t, c i d si se tratnru de una larga separación. - i Ah ! por supuesto, como siempre. - Tii sabes que ha llegado el correo y que tal vez

me traiga e1 riumbramieato. - j Ay ! i ( ~ u k bueno seria ! exclamii hlercedes con

eritusiasmo. - Si no estuvibrarnos en la calle, te (laria un 'reso

por e m exclninacibn, prorriimpiii el iiiozo con akysin. - Guárdale tu beso pura c u n r i h nos casemos ; inc

contento con recibirlo en pensamiento. Habia acercado, al decir c~to, su carita fresca J-

rosada dcl rostro del joveii, en un rnovimicnto de reto iiiíhtitil, G O ~ O para knccrle sentir con esa pica- resca poi-ocacion iodo el ~ C S O de aquel :iplazamiento indctiriido. Patricio, en iin movimiento tan sApido coino irrcflexivo, xuprirnjb Is distancia y besb coil pasiiin a la chica sollre los labios. - i Tonto ! csclairiii eEIa ; ,J, y si nos ve inademoi-

selle ? Por qiiilar six importancia al acto osado del joven,

Mercedes dijo esto r ihdose; pero en su voz la tus- Liacioricilix inePable de la emocih vibraba acu- sadora.

I;& L x tie 8115 grnndes O<jO u les, de 10s que 1111 hi =or

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P

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I9

Cuando A favor de ciertas granjeriac, deh i ih a l poder gubernatiw, se encontró don Graciano Cana- iejas en su pais, en esa feciinda tierra de Hispüno- hrnéricn, dueño de más de un iniliijn de pesos, por aquellos h m p w de canihio casi 6 In. pur y de inter& ai diex y al doce POI’ ciento con buenas hipotecas, la coriieLiin dr: venir A K gozar eii Europa», Peghi la ex- prmiirin cmsagritda, espoleó .sus cincuenta años de liomhrc c o ~ ~ s e r ~ a d o , ansioso de tomar su desquite en el juego de la vida.

U e d c tcniprano se hahia puesto á resolver, COI^ la inexpei.í:i. serenidad de la juventud, cl azaroso pro- lileriia. ~ l r , casarse pobre, J’ coIilo labendiciiin del cielo iba hjlundo ;t si1 hoyar en la forma de un nuevo des- cendierite todos Io$ años, sus trazas y su ingenio le pcririiíierrin hacer frente al auiticnlo inevitable de su presiipiiestn, A medida. que fueron llcy5ndole : Pedro iMeban, )lilagitos, Dolorcitas, dum Gregoi-io, Mer- cedes, Benjamina y Nicolasito, sin contar con otros t~iie el cici.zo dc las epicieinirts, cn aqucllas tierxis de gran mortalidad de p5rvulos, le arrebatara B poco de nacer. - 2, @u& tal, Gracianito ? solin exclamar doña Qui-

teria, con un secreto orgullo da mujer lecunda,

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26 LO9 TRASI'LiKTADOñ

Pedro Esteban, el mayor de ?us hijos, encargado de adminiístrnr sus niimeros;is propiedncles.

Porqur: en su airiliici6ri de ~ O C C S g hijo, don Cra- cimo ST: jactaba de m t,crier tin (( pelo de ionto )) y de q ~ t : hnbiib de hacer sonar los Pealejos para K figurar

Cnloc:idas la chicas en el u SacrC-Ceur a, enclaus- ts:dn Juen Grvgorio en mia pcnsibri prqiaratoria, iluii Graoiario y doíh Qriiieria, T SIadnme Canalejas, 'iik Gordo riera A , como Ile$ ri Ilnriiarx en las t,arjc- t a ~ , aweridarm un gt ari ap,zri,airiiciiio nriiirebl'udo. Uoiia li,eyis , In arieiünü riiarire y la. tieja Rtaíiiia, ociirmcin a l i i tres piezas e4ras;is de airhe y dr: luz COII

vciit,aiius solirc cl patio. La visita los inuseus y {i,

los monurricntos 110 les neupO largo t,ictripo. Tlori Gra- ciario, puco curioso dc Tar cwas ilel vspiritu, vria las obras de arte por satisfacer solumentc s u conciencia dc viajero. Sii mujer, para disculpar su preferencia por las costurcrcs y las ~no~listas, rcsurnia si1 jtxicio critico sobre cl niusco del Louvre, Iiacierido ohswvar que la rriayür pnrte rlc los nillarc~x de lus cuadros w : i n

viejos 1- dqiii-i 03 descascarado3 . Pero uno y otro eriibistieroii, con el ardor de los

cn1iquidadnrc-s cn el ILUCVQ miindo, sobre la cornpli- carin vida CoateinpnrAnca en lo cpe tiene clc niUs RU-

perficial y divertido. Prwito siriticrnn 13 iiecesirlad dr: tcner cada c u d SU coche s c p ~ r d o . Ln alra ele- qancia no permile que el marido y lit mujer anden junto?. E1 coche iie doña Quiteria In ! k ~ - d m d e d e Ins dos de la tai-d~: ii. 1s calle ¿in la Pais : eran Worth, rjoiicet, la l'irot y otros grandes dispairarlnres de la moda en trajes y sonibreros, 10s que la hscinüban con suc inventos, para ella portentosos. Era cn esas casas don& iim 5 respirar la embriaguez de los t ~ ( t - pos , la contagiosa liebre de la cxriulacirj1i femenil. HI> las lujosas casas d c costurcros >- dr! inodistas, sti irriaginación, hasta entonces atrofiada cn la rriodcstü

eI1 r"aris

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33 LOS TRASPLANTAD04

cirit,iiin. In iiiiwrlit vaga, (IF: persona qtic no q n i P r P VPI* a los que ir2 ofiservan. Ins parrrin tmo de CWR Iiolirrs swes que riven en el C ~ ~ O F O n,islrirniPnto de la idcn fija. A V P C C S ;iIymos m u c i i a c h ~ ~ , con sCiiiriStL4 contr- nida?, empiijaridoge por jurarle :iIguna favsa, ia ir,-

p i a n . Ella rrgresaba sin i-erlos, perdida en Ins inimjrs de

su riostaigia. En el ~ h l i d o sol de Paris, en la Iiiz cm- pahachi con tanin Precucncin, en rl acpir-ctn frinlrnio. Imrcaha e1 sol, IR luz, la &Afana sercnidad de los Citoiioc. de su tiwra. KO era un andisis comparativo lo que traia :i &su cspiritu enfermo la noción de esa dire- rencia. Era, el qri9pii.o de FIX alma ai volar B la distante regiim, ci-a la vivida luz quc de repente iliiiiiinabu las 1 tiemorins de otros ticni pos, crin el desconsrielo roedor del eiifrrnio que picnfia en los días de salid crinnrlo

pera de sannr. Pcrn d r viielta á st7 habita- sia de los olijIJpLos hrriiliares traidos de h.

patria, la presencia dr: Mercedes, In cornpitñin de la vie<ja. criada, IR dahan la calma visionaria de tina picadura con nioríina. Con la nieta 6 su lado, cnii Ix vieja scntada familiarmente sohre la alfomha. vivia la, exisLencia de nllú, contaba la csiinicn de sIi juventud, cornu quien Pntra cocer fiQres en 11H jar- din aliaiidonado; recoditha B las aniiqas, cleseribiü las procesiones de SU piiehlo.

J3n cicrtos dins, cuando la familia comí2 fuera, Thiíina prcpsmba en la chimeriea de I I ~ R de las p i c w ~ nl@n guiso iiacional. Era entonces, entre las ti’r~, irria ficstn de reminiscencino. El vapor de la uiiii. cotno un incienso, les traía la devota ilrisfVn de 1:i yi,itria, la i,r&mnia ei:iri,xiiin &‘I alma mx-ilelta en 1 1 , pasarh. Pero el violento olov d r las leyiin tirm ?- dr I A S viandas en I n cazirela iriundaho tambih 13 gran w d e r a de la casa, cuando doon Graciano, su mujer y I:*> dos chicas bajaban acicalados y perfumados A hiscar el coche, que 10s esperaba para conducirlos A

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4 hijas pi-otcs-

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Asi corría para estos trasplantados, con su rapi- dez vertiginosa de torrente, la existencia. El raudal que 10s nrmstrnba iba trmandci hs proporcione5 de la cat,aratn desperiadn tIcsde la altura. Era c1 iriismo fragor, que no deja. oir tas voces, 10s mismos iris de enq~fiosas luces reflejadov en la nuhe de su espuma. El placer les hatia ~ i i s alegres hmrlerolas A lo largo de I¿t r i I ~ : r ~ ~ florida. El horjzorite, donde podiun arnori- tonarse riigum~ m h s , se h k t b f i iiiixg' lejor, incori- rrierisurabk distnnrin. Poco ri pmo, la transf'orniacihri moral que cl cr intqio del ejemplo opera e11 las ideas, rn lor gustos, en In.? costurribres, aSi CUiiiQ la influen- ria lenta, pero segura, del cliiiiu. wbre los hganos dei werpo, liabia hecho de h i s padre9 y de los hijos Candejas un t,ipo Iiibrido de dos civilizaciones, d d q ~ i r tanifis familias ~ii~l:l'a"o-""c".ican,?s trasplnnia- das ri la Civd..iri Luz, coino la llainxn sus escritores, prescntan caracteristicos cjcinplos. Ni Cnnnlt.jac ni su esposa compendian y3 cilmo podh tivirse cn nqiie- 110s puehlos de FIispaiin-ArriP~ica que, iiiirados h la (listancia, al trar& drl prisma de los encantos pari- rierises, les parecian cuerpuq sin aliim, cnn sus calles donde nu se atropeIla Itl afanosa turba [le loa lioulc- vares, sus sociedades reducidas al estrecho circulo

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42 LOS TKABPLANTADOS

d p l saran corm de uno dr Irir in67 brillmtes de la rast:aeiiiii. Lou T F r m i d J d y ot i'as fxrtiilias excliiiclni; por fa1 ta rlc rlist;ndin J de fortiiiia, qnedaron turiosos. De i d o s mndos, w p e I 1 ~ era ya una victoria ganada, un primer paso haciala riotorirrlad. t Entoda guerra titnc q~it! haher riiuertos y rieridns R, decía srritexiciosamcnte don Grnciario. Pronto, cl Iiijo tie los coches y dc los trajes rn el diario pasen 5 las Acacias. en los teatros, en algunos saIuncs d e extranjeros y cn aqiiellos de la sociedad frhancesa qi ie auistc por. ciiririsidad B toda:: partes, coim qiiirii !-a iIt un capect3cuIo que no cow- pr'ornetr, A nada, ilanlb 12 atcnciiiIi del Paris cui-iwo y novedoso, del P o ~ i s ~ V P SG dlciwt?, soh-e la lamilia Canatejas. La €ama, q w ,j:irn6s toca su trompeta en Ins notas medias, los hizo archimiilonxrios. A I estruenrln aciidiii luego una bandada de pretenrlirntes. En sit

iiiisián cl-3 uigtilico-saciizl de buscitr hrrrdergs ricas pa.ra j0vent.s ociosos y pohrns, pero nobles, el cui'a dc la pítrrciquia Iiizn su risitn COII sonPisa cnteqiiim- dora. 'lo es dc hoy ese intercambio econbmicri, que iriicca por Ius mil7ones del nd\-ener!izo ios esciidos cle armas, descascarados en cl 6spero ruce de las necesi- dades materiales. El cura presentaba una Iistn. eri In que figurahati inarquescs, condes, barones y algiirios hijos nienores de excelcnres ianiilias.

IIi seilor y In. sefiom dc Ca ide jas llegaron k consi-

prhopio los rIp,svaneci,i en un riicñu de grandcm. ; Qnt: r t i h r i cn su tierra! El singular fcnhiiierio rlc saiisraac- r : i h ranidma que; sieritcii ICR ricos por SI acat,ainientn relidido :i SU dinero, cnnio si &te constituyese 1111:1.

verdadcrn siiperjoridad moliil, U R C ~ virtud por In qrrc puede tcneree cirgulla, no &ji, csta vex di: producirsr. - i Y que nos r c n p i {i contar que la nobleza des-

pracia :i leis extranjcros! Mañana, si qiieremos, casa- riim ,+ nuestras hijas con marqueses 6 condes de la iiiejoi noblcza,

os. E! vaporciilo chispeürite dcI ;iiiior .

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LOS TRASPLANTADO3 43

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62 tm TR A F P L A N T A I > ~ S

LracIns 6 tolcrarse SUR opinioiies, y acaso airriidos el i ino \incia PI otro pryire pueden disciitir. sin enfx- rl a we. - Gwkdah, giiArdaia tu fe del carbonero. La tole-

ianriia er; i1i:estrn fuerxa, rrplicb Gatnpníia coi; el mo- viirijento de eahcza del quc cst:i segiiro drl liorvenir, que cree en la infalible acción de sus teorias de see- turici.

Luego cn tono casi y a v e , coiiio extendiendo In vista y la pcrcepciiin del aliria niks n116, mucho n i k aiiB de los estrechos limitc? del jardincito : - El Macstrn lo liit dicho, cn ese lengrinje sintkkico

que nunca FC riicditn ilastantc : R El podivisaio di- sipa natiiralniente cl aiilitgonismn mutuo de la3 dife- rentes rcligiunes antcriores , forinendo 311 propin ciominio del Condo coiiiiin & qiw todas convergían jnstíritivarnente. n Tu fe del carbonero, añadib vol- viendo ai torlo familiar, como todas las otras creen- cias, halirii de fundirse en is gran religih do 1ü

hriiriariictad y xsi ccra rAn todas las disputas. - hlientrus tanto hnjeriios h la tierra, exclamti Pa-

tricio golpeando fkmiliitrrncn te el hombro del posiii- rista.. - Tienes razbn; y A propcisit0 de tierra, estamos aquí pisando sobre una miiy IiUmerln ; entreinos. Sohe el jardincillo daba una piicrta de la segunda

pieza di: las dos opuestas :i la habitaci0n del portero. Campaña prcccdib A, SU a m i p . Pamdn la puei-ta se encontraron cn el Guario de dormir. Kl aim nsdtico dc celda, que In rencille/, del ainueblado y la desnii- dcz de 13s paredes dahnn i la estancia, se riiodili- calm por el numero de libro?, de í 'd le t~s y de prrL')- rlicos diseiriinadus por todas parte? : wbrc la mew, sobre las sillas, ~ 2 i r ~ el entablado del piso, ii rn js de los lihros que lleriahxn un estante. C n husto en yeso dr: .2 r ips to Comtr , del J f m s t r n , presidia eye d<:sordi~n dcl que parecia dcsprerrderse la. revelaciiin de uiin

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LOS TRACPLAE’TADOC 83 vida ardiente estudio, de a y sioiiadas investigacio- nes; Corno las flores, los encnjrs, los perfumes en i in toctiejor de miijer elegante, h d h n del refinainierito de si1 existencia.

c a q m ~ i : ~ nn SR rlctrivo en el dormitorio y paeb 6 la 0t1-3 p ~ r z a . E r a una salita con un amueblado de oca- sibil, dc ems quc cn las piezas desmanteladas y su- cfns dcl Hole1 rlc Tcntas de la calle; Drciunt, parecen contar A los risihiites la triste historia dc Ius vulga- re,u y. A Teres , dcsgarradores, deñastrcs dc la polireza. Otro hristo rlcl RIacat,ro,solire rinn peana clavada cn la p a i ~ ~ l . pawcia pontitirar en aqurlia estancia modesta. - A todo cstri no MC dims t,u noticia. - i’iu es ini culpa. Ante la majestad del dogina

positivista n i e parccia que m i egoisrno de enainorado iha á parecerle una herpjia.

Sentado snhre I R iinicn pnltrona de la pieza, Pairi- cio enceridia u n c iyrr i l lo . Con el soinlnrcro echado hacia ati-iis y sobre 1a frente el cabello cnstnfio claro, plantado en AngiiTo agudo, con las inqillas rognd:is de vigorosa j i iwntud , la Pisa, r r w m m r i quc ncoinpa- naba m brnnia, pmecis una caricia. Al Iiablnr pxab::E 5 SU amigo el pliego en que se hnllaha transcrito el dccreto del noiiihraniiento : - He T-eriido 6 darte las gracias; 5 ti te debo e1 poder quedarme eri Paris. ; Fiqirate mi alegrin! - j h h ! i h h ! 5, mi no ltle dchcs nada, r i m ima

simple irirlicncibn. i H6liIaIrie del &tenia parlamen- türio! ;Si tu iio no fuese dipulado, habrins IFiiidu que irte! - Asi es ; fialiria tenido qiic irme y dejar d RIercc-

des, tal VAL para siempre, refiesionii con iristezn. hIñs, pronlo, Jti reacciiin dc Ia alcgrin. lo hizo excla-

mar, agikmiio el pliego en cl aire : - Pero este talisrriiiil m e saca de esa pesadilla. i Viva el parlanientarismo y vivan las influencias politicas !

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LUS TR4SPLkxTADOS 69 del jugador ciiando crcc arasallar A In suerte desa- fiündola con alguna rrpiirsta teniernria. - De todas mancras, nada SA pirrrlr, con ensayar,

rqilicb Canipaña, hrillhdole de entiisiasrno los ojos, mientras se acariciaba la sedosn barba con un movi- niicnto mayiiinn!. Por siipiiecto que ti1 cuenta? ron el asent,iinientn de 1:i d iica. Ege tiene que ser el puiitn de part,ida y el punto de xpojw eri nuestra ernprcm. ?,Estar6 13 mucliacha sesirclta A no casarse con nadic sino cntitigo?

Fuentealba racpondili A Fa pregunta p á la mirada de su amigo con uri signo de cabma negativo : - Resuelta, si ; pero ;,podrá hacer triunfar en

todo caso su r r x h c i b r i ? Y» no lo espero. Sin ser fatuo, crpo qur clln rnc quiere tanlo como yo la qiiiero. Iiurstrn amor data dr: la niíiez y ha cr~c ido crin iiosotros. Pi: quc ella haría ciialrpier sacrificio por ini . Pcro, coi1 toda GSA segurirlntl, no me atrevo

contar con si l inr~~iehrnntnlile rcsistencia 5 In volun- tad de si1 pidre.

Ue.spirBs, ~ o i n o reflexionando en voz alta, si3 puso A a n a l i m r el carhcter de 1u c!iica y la atinbsfrra moral en que viviu. (( Sin f3ltarle v:ilor, dijo, IC falta In fhrrea cuerda de Ia roluritad, qui: entona el sistrma nrrviuxo de~kdlecierik y engendra la obstinacibn de lag grandes resisienci2s N. - Cuestión purmicnfe animal, ohservb CainpRíh. Pero ci amor, ape@, suelc dar A las mujeres ese he- r o i s m ~ , E1 Iiernismo clc la resistencia p5siva, Ia fiebrc. de los an i ipos mirtircs.

d i w d p ü r 5 Rlcrccdes. (( bislada, en medio de una h i i h piiscida por el v+i>tigo dc la, grsndcza ¿tho podriü resistir al ~rir i .et i te de tantas volun- Lades concertadas para douiar su voluntad? N ?dos- t,rabn al padre, 5 la madre, is. l a s Eicriiiari~s, desvane- cidos por la nrnbiciiin del LriUo, conajuradas para

Patr.icio r-olvia R sus dudas y hurcnlin &no 7

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í G LOS TRASPLANTADOS

- Todo mi lial-iei. son veinticinco; ;.las quieres? - Poco es; pero, de todos iiindos, e^: algo. Patricio hnbia sacado su postarnoricdas, y cuando

3~ian Grrgorio alargahn I R r r i a~ iu para recibir el di- nrrn, Cairiparia, sc int,crpiiso. - No, no, dijo; preliero yo prestarte c inc i ie?~k t

niir. - Tanto mejor, dijo Jiiaii: cl altriiisino ante todo. Al recibir r l billete de cincucnt,a francos, el joven

Cnnale<jas se lam0 {L in reritana. - i Uhi: ! i oh¿. ! grit6 aliri&ndola; vengan nc:i para prrsentarlos R. nuwtrn Creso n1triiist:i.

La iniijcr que lial-iin quedado cii rl. coelic saltb al siielo la primera. T)r cada u110 de 10s otros dos coches mlió una pare-ja. dc un joven y una muc1iacli:a. Eritas cinco personas sc dirigieron h la cam, can grmicle ai- gxxara, y entraron cn tropcl k la sal ih dc Cnrripnfia.

Juan Gregorio, sombrero en nianw, procedi8 á la preseritacibn, ciii pe~:rrido por los liornbrcs : - El rixcondt: de Vicirx-Porit, el barhi de Bois-

rocheux. Con el primer noriihre desigiinba 1111 mozalbete de

])aja estatura, como él, de veinte á r-eiiitiiiri aiios, oje- rudo J.* rarpitico, en el que la trasnochada aumcntitlia. la cavidxrl rlc las inejillns J Ia prominencia aguda de los juanei,es cle la cara. E1 hariin dc Tjoisrocheux. noinbrado el segundo, pertenecia, como siis dos corn- pafierm, ti, ese tipo do dcgmerados precnces en los que ins desarreglus tempr'anos de una exirtencia sin freno interrumpen d drsnrrollo natural r l el crierpo.

Ambos saludaron coil cierta altaneris i Campaña > su aniigo. Jiiun G regorio pvosiguiii sil presentacih : - Estas eleyarites damas Ilevm 10s inas altos nom-

b iw del I d a s h clc la fantasia : la mndcsa de Mar- nieride, in innrqtwsa de Mort~gne : saluden ustedeh, señoras inias.

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LOS TIt .I S I’L.LITiID O S 7i Al llegar i 1ü otra, que era la q u e el lishia dejado

en el coche, inflú In, VOZ : - La seriora haronesa de Saint-h€ond:iiti, alias

i3a.ta Volante. - ;Rh! Calle usted, ei P E I Y ! ~ , y sea intis reslietuciso, prorruinpib ir2 seni i mundana.

Y dando unti prueba, que justificaba si1 apodo de Pata Volante, Itinzii un punt,npii: al sombrero que duan Greprici acababa de ponerse y Io ech6 ;i rodar por el suelo. - j Bieii dado 1 gritaron !as otros dos con grandes risotadas, A las r p c hicieron coro los jiivenes, incluso e3 mozo Cannlcjas.

Volvib &te en seguirla A tomar In. p~lalir-n. con accrito de c h i c a seriedad, imitando 5, los ‘tiishiones dc las twiüs : - dliora, señoras y caballeros, preyeiito :1 ustedes k mis dos amigos : el senor Campaña, ilustrc psiti- vista, llamado 6 ser :ran sacerdote rFc s i l rrligibn. Fs lktiiiia que i su celo altruista 110 u n a la. aíicirjn i t Ins miijerrs, al sexo (( akctivo u como Io Iiatiiin cl h l ~ s l r o , del que ustedes, mis pollitas r p r i c ’ &qui Ins encantadoras rcprcscntnntes. Usted aiiadib, el WXQ akctivci y allictivo, puesto (

Conducen 6 la pror de las nllicciones, que ck heza , sachdonos cunntus billctes de Banco 1 aiiicatras manos.

La Saint-hlondaiii, alias Pats Volante, sc smt,adoT I d s t o w A fuimar. - I€%, th! etincju mal lninido, quk haL..-\ _ -

liilletes dc I h n c o ? Ciixndn siieles reqalar uno dc 5 cien, piclrs doscicntns prestados al dia siguiente. - Pido para scr deiidor, porque las mujeres mi-

ran con antipstia :i sus acrecdorcs. Las ot,rn,s iritervinierori. Dcsignando A Fucntealbu : - ;, Y tii 110 nos prescntns A este giiapo mom ?

rEiieroon.

IRS, son es son, p e nos L la po- legm u

7 l i a l h

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F

d a

trs, v:iiriurios ! escl : tw¿i Canalejas, nntcs itin Pntn Volmtr pierda el juicio. -Cloud, 5. Sint-Cioud ! d i j e ~ ~ i los otros. Piientcnlba tur-ierun que Iiacer gran re- no acccder :\ 10s rricgos dc toda la banda, r.ast,rai'Ios en SIL vorAyine de lociim.

miillera de despedida, di0 6 'akrjcio un ruidoso h c s ~ . Todos palicron aplnii - ieridn esa rlocuentc inuriifcs~ic.iOn dcl inflüiiiable

~ : i naIrit-xicinrlai R,

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ibia scrvido $11 Grnrinno, :a en el a#- o Swpves . s alios antes na dclicuda itc pubre, se

-, -- -2 ilicio de 'l'kntalo, 5 que est6n condendos los hijastros le la fortuna.

5.

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LOS TRASFLAK'LIWOS 87- cainíi. Pero un ligero tinte rosado sc: 1iuhi:i exten- dido de Ias iiiejdlas ;*I rwellu y 5 ]AS orpja,s. Ter-- ininadü In QperaCi6ii se idvi8 hacia. el joven. - Senor, aqui tiene 111 wcntecita, dijo c m aire de niuclmchs quc no eritiriirlc de bromas y quiere pare- ccr recntadn.

ígnac;o cogiii el pia1ii . l y volrih 9 decir con una ron risa tiruiirla clvstin:iri:i (1 phi. rl atreviniiento de

- U s t d tieiie tin t:i1Ie (IrIiciow, seilorita, sabe li5tetl? - Yo h i m lo s6, ronieslii ella con ingenuida,d;

llero IN lie venido aqui IMKI que usted me haga la cinrte.

I p a c i o ensnrt6 con clifj rwlhd a l gun as rrases para disciilparse. Intentii dccir ;i la chic, que debía estar anostiiiiibrücla. 6 nir req&liroh, pues sin ciuda cow- clxilia piropos alalxrnms por d q u i e r ñ que pasase ; que k1 cra sincero ni admirarla, pucs lo rncontrüba un no pi. qti6 subyugador que le hahin Eirclio cantar ruisefiores eri el ulraa. 6 bl, qnc estnhn. triste; que en realidad tenia a150 de magin cse poder fclnenii al qiie le es dado apodrrarse de qepente del corazbn de im ~IOI l ibrc , de tornar en poesiu h prosa de i G vida y de cambiar el son de Ins cmipnns , i-incikridolas tocar ale- luyas cuando e s t h dohlando R. muerto. Y todo con un ligero esluerzri de la w h n t a d J- con dejar que brille fixnmincnte el fuego alirasadoy quc ha piiestn ~1 cielo, para otcriia escla-iitari del hombre, cn la mirada dela rriujer. - Selioritn. ¿.cOmn se llama usted? preguntii al fin. - Odile. - Pues bieri, sefiorita Odile, sicnto que rne cstoy maninrando de usted como un loco.

La chica se liahin divertido cnn la jrrignnza del g a l h . Enwatrb quc ese pronunciada acento extran-

las E"nl:1hras :

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8s

jero, ,<us gestos enipcfiosos liara indicar con 1;c ücci6n lo qne rici alcarizaha A €nni.iiiuhr ron la paiahrn, In franca risa de sus 1:iliios wisualns, c u p rojo tintr: rcslxdxi la hlancura d e sus i i i e n i ~ firmes tic: masca- dor Yiy:nro,w, dahaii uri picarite sgitdo al s:hoi ch~isco, k la par ile inqcnuo, dc sus frascs.

1ric;cn.si bit:riicnte, se clejb tciiiiai' In. niario, y sin p ~ o - testa le uia rcpptir, prnsUtiT-n : - 1% s ~ g i r o , ;,ria ve? s r p r o que nit: lie cnamo-

rudo de ustcd. ( ' n r i ~ despertando de un sueiia, s i n eiihargo

Wile retirb su niano bruscamente, alarmada G O I ~ la osadia dc1 joven, 3- volvib 6 tciiiiar su cesta. - i LUi! i Dios d o ! i quk de tonterías ! Adifis, sc- mi*; es prccisn qiie ~ i x ~ + , y n . Y enriii dredc la pucrta 1111 Iwso i d joven en la piiritn.

de los dedos. - \Si ser6 tonta! se d e c i ~ ni bajar ia escnlcrx i Bufria soy pwü cl amor! ; Ah, si! para no salir ja- iri,?s de la pobreza y seguir npfanchnndo ropa toda In vida,

Con ou -i-iciUn I j m u , el ideal dc todas las de su cdad y de ñ u cotidieiiin, de un coche, siquicra fuesi: dc un c,abailo, erguia la volrintacl cmitrü In. ciibita. emocihri que a c a b a h dc asaltvrla cwc:l del moxo.

Él, siii atreverse s seguirla, x-ueltose tiinido tnm- h i h : - I A d i k ! hasta I:? vista, señorita; liastn luegct, dijole desde el descanso de In escalcrn, rii:nddn bajar api,esiirada, ccln su gracioso Iialanceur dc las í'aldar y el ontiulantc iiioviniicnto del hiisto, estrscliaincnk aprisionado cn cl corpiíio revelador.

Esa €116 1 : ~ pili ineia cscaramum de ia etcrnn batalla. Encuentro fortuito, a t rnccih dr, dos jurcntudcs que uncn su pnbrexa, en In, instintiva p e r s w u c i h de un paco de diciia. G n sentiraicnto mhs shlido y w el ca- pricho, menos entusiasta qire la pnsi6n - la afici6n

LO 6 TRAS rL,m T . L ~ o s

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Y -

LOS TR.+SPLdlTADOS @!+

InafcriaI, cadena inde5irudcibie G la ipie -van atados 10s tristes qalcrites del amor, los eehh cn br:ims el uno del otro. Pero Singaves, despertarlo pronto del vulgar idilio, apremiado por las exisencias inateriales &l. vivir, tuvo que lanxarsc, romo el cn%dor fuslivo, A C S ~ canipo eiirnararido dc la+ dudosas operaciones, de 13s espcculaciones clandcsiinss, que ltaccn desli- zarse al homhre sohre ~ U S bordw dcl &liga cri i i i id, & inancra del que inarclia A orillas dc un precipicio. Dcsde entonces la fingida compra tIe alhajas p de mcrcadcriag para colocarlas en el Monte de Pierlad y i-entler .:2 h j o precio 10s Yccibos; el diestro manejo dc las cartas inarcadas en los garitos con d 2 - h compin- che tan nececritndo COIZID 81 ; cl ctirrehje de: objetos d r arte como agente dc las tiendxq dc riiiii$icrlndes; ci aiquiler d e s u nombre para p u y x c t o s de indiistrides tramposos, para ernpri*stitos usumrios e11 rrpwscnta- ciiin dc especiiladores SospccliLIsoc ; las mil indiistriau sin nombre, en las que tantos iiici~esimnws I m s x r i una subgistencia precaria al trarks del IaIjerinto de ix vida parisieiisc, nu lirvicrori secmtoo parü Ignacio.

El tiempo, entre tanto, hahirt corrido. En el 1iog:ir riesiiiantelndn y irio, 110s criaturas, dos chiciielas, lialiian visto I S luz del dia, fruto de rccoriciiiaciones pasajeras en la exasperada y perenne rcricilla de lit miseria.

S a p v e s hahis iinutizado 5 la primera con el ~in i i i - Errc de Znfirn, 5 la segimda. con cl de Adela , los I IOII~-

kres de sus licrmanaq. riiiscah ein su a h a 5 mbierta r n cnn (:1 orin dc la. rwrgrlcnza, 1111 rrciierdo dcl Iiognr It:j:ano, coi110 trata de evocar un aniaritn: la irnngcn de su amor pcrdicio, aspiruriúo con ansia i~iclancb!ica al- punas dirl i i iar: de los ciias felices. u ~ i ~ n ia carrcra tie 10s expedientes 1- tie la miwrin, el tiempo, ii In. iiianera del servicio iniIitar en cm~pafia, b cn las guarniciones inwlubres, ciiriita, el doliie. En cinco años Ignacio creía hal~er vivido diez. T,a tosca

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9 1; LVS TK.ISPL.iSTAllOS

- &Y le devolvjii i; ustccl IOJ veinte i i d ? preguiitb 3enaro Gordanera, para quien las cuestiones de di- ncvo eran Ins iriAs iiitciesantes. - E1 gcnerul rnandii llarriar ii Este, cojiteath por sil murirlo doña Nicves, el iriisrim di:^ que derrot6 ai ge- nerd Negreros. - Y ine hizo pagar treinta i d duros por lialier dado dinero 5 los rerolunionarins. - iEso PS, palo pQrqlir! quicrrs y pa10 porque no yuicres! dijo Gordnnern; asi er. coino se va la plata en algunas de nuestras tierras. - h i , afirnib don Eduardo.

- Y lo misrrio, poco rnhs G nienos, nos pas6 en la revoluciiin del 85, recordó dolin Kieves. - hIirclio ~xihs sülndo. rcctific¿i Fuentcviva; el ge- neral Pietradurn, cuando estallb la revtiluciciii erica- . . . . .

eso 110s vhiiiios 5 vivir cn Francia, dijo ves. Luardo se liabin ciitusiasrnado cnii 10s reciier- patria.

L VCZ, quiso priiicipiür.. . annlejas, en u n i'rancks detedahie, hixo que saci6n hese qeneral cn tocEa la mesa y habló chee, de SUS caballos, de sus enorriles gastos, persuadir con esti) 5 sus butspedes curopeos

cstnliari .centarlns ii la mesa de un i-esdadciw grati

icques Trrrnal, en U H toim indefiriihle de wrie- Iiizo cl elogio dc los cn1)alloc: de h i Iirnciano :

. El pyincipe Gaiisa m e tlccia una tarde, vicndo el --..ua,ie de irsteci : (( Cieo qiic ese señor de Canalejas

)l*.

t iene los ixiüs bonitos caballos de Paris. n

gullo el duelio tle c:isn. - Y el principe es conocedor, ohservb Heno de or-

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-- - - -

to, sc: asorrialmi i Ins I. io qiic p a s a h en et' ie oia el ruido de las s C Y ~ A C ~ O S , criando 6s- L nuevo p i s o . Rs:in la familia. yas, se decían entre

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men; cat54 dona

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‘PO0 LOS TEASI’LSNTADOS

Gui1hei.t : los brnzos cairlos A lo l ñ r p rlcl cuerpo, el busto rigidc), la. ml-iexn. inclinada apenas, COI110 bus- ,cando el oído de1 espectador, y anuncib : - El Fictcm. Y t,omando u r ~ a riiodcst,n actitud de persona tiniida,

Ingrb rernetlar la voz r k In. popular cantora, dctdlando m n malicioso dcsrnrn Ins mks atrrridns aliisiones rle (in cancih.

A los cantos siguieron otros pasatiempos, qire Juan Crcgorio inventaba, con ,su4 recuerdos d e las ferias suburbanas. Pruebas de fuerza, p de cquilihrio, ex- plicaciones de lo que p i r i a presenciar el piiblico si entraba ai teatro imaginario, qiie el mozo .reiinlüba ,con gran rcfucrzo de voces y de r e t r u h n o s , COR los p t o s deicoinpamhs de 10s histriones que Yrriitaha. - No si: d i r A que no lie ap~orechrtdo en Inis estii-

.dios, kcrniinh al Iincer s u reverericia al piiklico. P‘PFO, nl fin, quiso q m los tlcmgs contrihiiycsen

iainhikn c m nlguii cuiitingcnte al pasatiernp. - Vamos, iriiichaclias, iistrdcs dehen wnt,ribuir tainbih h la riplacla, dijo en castellano $a si14 her- I I I R H ~ ~ .

- A la divcriiiin quieres decir, le corrigib Jennro Gurdanera con m a pastilla Gérnudel en la Loca. - El rspafiol ILQ t ime vox ian expresiva corno In -$yolade, repitib el muchacho COR six RCCTI~CI dc crres Sutiiral es. - i A h i j o el espafid ! lengua dr: mstciñ ; arpi n o se

habla c i w en franc&, ordenaron Milagritos y Dolor- d a s .

Benjninfna y Nicolasito iinitarnn A stis hermanas niaycires. - i Aba,,jo el cspafiol! gritaron, Iiaeiendo cabriolas

6 10 largo Lle In pieza. Juan Gregorio propuso entonces qui: sc baiiase un

ctinrhn. Tcririal se sent0 al piano y pmludiii, lrncierido tern-

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p""

1

4)Titnbar:li. - :\fuera los chiquilloi, dijo entre toses Jenaro,

qiijen parecía impropia que presenciasen ese haili: los i cue 1 O 7. xirolasito y 3enjmiin:i sc re4stinIi :i salir, K ¿Por

que no hahian dt: ver ba ihr? i Como si no hiibiesen I-istQ ea.iichi?, en el haiie \tíagrram, donde Iinbian

un (Ioiriingo COG la r a ~ ~ r w a dc: i nnmi ! 3 En pruehü dc lo irrceusablc ilc cstr, asesto, el chico >- la aiiirchnclia, al son de I n nilisica, se 1~1y;srrln nn 1 1 R

e( adchntc dos n dcscahcllailo. Yeliziiierit Gis de 10s ~hiqui l los res:iltuba cn SUS cal mhs precian ejercicios de acrrihntas r p y n a conocida. Todoc; :ipInudian, menus 2 10s juanctc,s del rostro ciiccndidns mimo taba de tioiniiias la. algazara general. - k'iicra los Chiquillos, fuera io< chiqi fcraba.

LOS demas se reiari. Juan Gregorio ext lieririanitos A rcsistir y 5 dar una Iiuera lo que hal-iian aprrndirln en el baile UTrn: Gorduriera triiinfii al f in y d i b de la pie; tras de 61 á. In:: cliicnclos.

,Jam Grc-ori o propusu eiitoiices nii croq pos. Durantr, algiinos riioiiient,cis t,otIus se en esforsarsc: por tocar con la p i n t a del brero dc Jcnaro Goidanera, enlgrmlo por J pin de la nrnria de IUFCI: pendiente del t e $ritos y Dolorcibr mostraron en esle ejt.ri;ic;ro ~11a agilidad sorprerideiite. El sombrero ríolaha en todas direcciones al empuje de los pequeñitos pies, lanza- dos rirnvwtilrs fiiern del tcirhrilinn rJr I n e NIX-

e3 la

8'

I.1 Y11 Y11 u 1 1

e 1a irioccn- widas, que c danza nl- Icnaro. Con grana, tra-

ai 1 los. voci-

:itaha i sus muestra de Tram, Pero :a, sacando

, pasai,icm- d ivi rlicron

pic: el som- u:r n Grego- :ctio. Mila- . .

uas. hlas p u n t o las iriuchachas se cansaron tlc cse ercicio y obscrvaibon que richinn ir á vestirse para

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202 LOS TRASPLAhTADOS

Mientras sr: prcpnrahan pnr.:t salir se oyii la p i p

cainpnria clcl portei-o, Con 1111 niininro de t,oquec rv- glauientnfios aniinci:ib:h a visita para el wior. B, Las dos jhwnes se iiioimroii :i 13 ventaria. Un hornhw atravesaba e l patio. - ;,QiG anda hariendo U. est¿iq lioras Lgnacio Pa- graves por L i c p i ? dijo Dolores. - Vierit: cloiicle pap<\ : tll sal)(:% qire es su agente

confidrncinl. Caiiibiaron una miirj.-itit dc intelipnria, con un

adeinkn dc indirlgerite filosdía dc p r t c d e MiIagrilvs. Pero liieg0 s(: alej:irtiii (IC la ventann. LOS jbvenrs.

soinbreiw en mano. 13s esperalxiri. A'hLlv~SaFOn cl vestibulo ~n gruyin l)iillicio+o y festiro. Z,Os coicpes de las iIiucli:tc*lia.: esperiilxtri en rl palio. - Entoiices, IwStii. l u r x q rn Lonqdinmp, iiijeriiin despidiéndose.

En el tercer piso tlc la cam, la cscerin de lamilia era diferente. E1 wide del piano y de, 10s csntoc: subia como iin rumw lejano ctoadc hIetxedcs g lit ahiiriita acababan dt: almorzar lambihi. h f i a Regis y su nieta preferida solamente asistian SI alrriut:rzo de la fítxriiiia los domingos que no linbia coiividarlos. Eri la quietud apacible 3c In estancia, rodeadas dr! los objetos traí- dos por la señoru de In patria Itjana, viendo moverse cn br io de elas A 1ii vieja sirviente de s7.1 país, tioiia Rccis :c hacia la ilusión de eiicnntrnrür en SU tierra. Pew Ins ecos de la. a l p a r a de abajo üurtaliun el vuelo ft ese vago sentimiento do iieuipos rncjorec;. 30 eran las arinonias dr, las iglesias de SU pueblo, w:m los ecos de la vida hivola en la degeneraciúri de su raza, Ea voz de la impiedad de siis desccndicntes, que suhia niufarse tie sti larga trüdidiR de piedad y de temor tiel cielo. a Pura cso Iialiian venido h Paris, para eso la Iiabiaii sacado fi ella dc su vida obscura y tranquila, R. prewncirir la educaci6n de SUS nictos 813 este gran inundo. 1)

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icrediilidad.

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3 1

IIUI.

de :

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F

Y

3.

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108 Los TRhSPL4NTADOS

Doiia Hegis y hiercrdce sc quedaron un inorncntrr en silcncio, s ip iendo tion el pensnniiento e1 iuidoso despertarse de 10s chicos al saltar de ire3 >- cuatro esca'lones A un tiempo. Cuando estuvieron scgiirns de que no volveriara 6 subir, la chica se nprcsurii rea- nudar In cwverancibn intwrumpida. - Me pregiintd-ia, RhiieIita, ¿en qnk piiedc 3yu- darrrie? Lo que los niríos acalian de contar, y quc sin duda lo han uido coino dicen, Me da el valor q u ~ casi1 m e hltnba para contarle io que pasa y explicarle chmo puede ser ristcd tal vez rrii salvadora. T,a anciana miraba cor1 nueva sorpresa (1 su nieta.

Jlercedcs hahia asiiinido irn tono grave, un aire de persona cuyas palabras no ,son sino el indicio vago de- hondas preocupacione,?. - i Si: acucscia que liace üigi'm tiempo Ie conte que

Patricio Iiabia rrcihido un nombramiento con sueldo 3cl Gol~irrno? ,\penas pudimos hablar, &I rne dijo que s i l nmiyo Campaim 10 animaiia pnra yne mi: pitliesc h pap&, pucsto que ya tienc un empleo.

La seiiiir:t se quedó en silencio, sin que Jiercedes pudiew eiicoritrar ninguna vislurnlire de aprobación en su mirada. - ¿ T,c parece, nlriuclita, que papA no consentiria?

i hli Iiijo ha carniiiucio tanto ! i se ha p c s t o tan arnliTc.ioso! Ya ves que &I p tu madre 110 hablan sino de gente de título y de todo lo que, oyen A tus lier- in an a 9 .

(I Ella tittnliikn estiinaliz clificiI obtener cl consen- timiento de s u padie, corifesii Mercedes eon tristexa. Aunyne Patricio se iriostraha i inpxientc desdr: que se linllnba eii psesiiin de rin enipleo que IC abría u11

porvenir en $11 carrera, ella lo Iiabfa peerstiadido de que era in& pr.udenti: rsperar iiri riiorncnto oporiurici para liaccr la peticiiin k s u padre. D - Tienes r a z h , es rncbjor cspvror', dijo la anciana.

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r

i' -I?

ni5s tic como 1 de Püt l

La, .s ray. A idea rFr Graciai LA c

princ i p habiil. F inftlnci cstucic eoriiziii fllelTn. espant:

del ini ante el chica e rato s i sentent ab0 1:1

dguIl0,

-_ -

tic i psi.

I

Sli! tri padre harA lo qi ie ellas tliqan. or e m me pnrrrc qiic J':rtricio iin debe e,sperar :111po. Si el principr: nie pide J- pap, consicntc, isted crce J- coino creo y tanihi th , I:t peticjiin ricin Ilegaria. t,arde. cfiorn receriocifi e! peligro. No se rlcbia eslle- ningirns de Ifis dos, cntre tanto, le ocurria la rebelarse contra In probalile ncgativa de don

,icgu obediencia 5 13 voluntad de 10s padres, io ~K~COIICUSO dc la antigua educnci6n espnfioia, ido enreliada 5 la nieta por la almela, desde la a. Pero hasta entonces, ningiin raso en que sm co~riproiiictidos los grandes interese.; rIcl I , lialiia Iiccho sentif i la chica In tcrrihlo rlc wa Icy iiioval. Aliorü, cn presencia de In, ahIc psihitidad, ambas eniiiiidccieron durante j instantes. La evolucibn (le IR idea, partiendo snio punto, c i -ed~a para las dos el problems 1 cual u n a y otra se liabiaii detenido. Pero la s t d ~ demasiado afectarla para quedarse mucho lenciwn. Tirnidamcnte, teniblarido de uir la :in de la rmignxibn de h c a de la anciana,

I' si papA r.c*:liazri. la pc:tir,iSiii dr Patricio? -1i1:iiia no liemos llrgado ;i. cso. ;,Para qu& an-

10.

voz.

i i 5 s desgraciado ? I

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dc ver prorito ii Patricio para avisnrlc que no de esperar más tiempo c:n dar un paso decisivo.

Patricio y su amigo Cni-iipaiia iriaii :i r o p r k dcn: Gordnnera que sirvirsn de iiitern:eciiario wr ra (Ir d Graciano. I311;i rierisahn. yne 110 podkin encontrnr n jor a b o g d o para tan delicada causa.. ('rordancra a sark li, Mercedes cuaridrr viniese 6 desernpcnar embajada, 1- eritcincer her ía el instñntc propicio p: que la, A u d i t a hicieir: r a lw si1 aiitorirlad y su i fluencia cn la decisiíiin patciwal. El l.xit,ri, busca por estos incdins, Ir: parccin inQs que vcrosimil. juventud, tan rica de espemnms, hacia brillar en i iniagiimciciri, ii iiiedida rpe 'rrnFiinh¿t, lws refle,jo*l m a posibilidad casi segura.

Mientras ellas decidian asi no dejarst: sorprciic por Ixs niaquinncionw de yi ie los cliiros les acaba11 de revehr ta cuistc.ncin, Cniiakj i is dejaha s u s 1iu p e d ~ s en el cuarto de fumar p r n al)iir, en su ese lorio, la cwreqvxidenGia cle su p i s , lleywia en

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inieJ*escs penales, ?-que usted reduzca sus gastos <i 111 initad de pi1 eiitrada, h s t n la extiiieih de lit deuda.

3 E< indispcnsaiile que usted conozca la situscibn con t o h sus peligros. Confieso que no puedo consi- derarla sin espanto. Usted me Eiai6 la justicia de re- conocer quc jaiiih he hecho aliisiiin, Imstw diora eii nilesira CorrEspoiideiicia, ii mi persona. Tengo la sa- tisfacciiin dr: liaher ti.ali,?jerlo con t3111prrío j~~r ' i i t iyl~le p:ira que In faiiijliü pueda gozar de ia vida de ese gran qilunth eri qiic ustedes viveri, y iiunrx he pvetenclirlo r.eci,.cinar para ini wia lmrte de esa enridiülde existen- cia. Pero sicnto que las fiierzas para seguir cuirildicndo con la misión qiie usted me ii:i dejado nie hltaiíari, si vicse que ini sacrificio es csteril >- qiic el fruto de anis csfuerzos no bnstaw para t:vit:ir un dcsastre irre-

rohlc. 1 pa

rill tcr

cia \-o

Anta aquel CGO desesperado dc ililtrnirisr, don (ha- mo, pnr primera vez, divisaba nl ahismo. KO era la z del hijo sacrifirdo R. la frirolidarl de In, fwriilia lo e 10 wi-iiriovia. J2sn queja 1cj:janr.i de. 1111 coraztjn iipiado en la rara abneg~cióii dc l amoi' fiIia1, reso- b,a iiiiporturia d sus oirtm, eii iiiedici del clamoreo

cIy siis placercs amenazados, de su raiiidnd ülarincdii, de SIL fastuosa incuria, r p : teIidria que rcfrcnar.

Al refractario iinpiilso rle su sangre dc criollo, nalcjas, coino una bestia doinada por el dolor, se tcciiiecía de coraje. K nediicir los gasins ,Z la initar decía Pedro Esteban. Las Iiiimillante,- 4 consecuent de csz economin coligitban todos stis instiritos en i rebcliiin forinidable. N i Era n i u ~ fAcil liablar dr: r: noniias desde allii! », de&, con una sorda irri

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cibn C(

ESO sicibn capital colonia coche, mira. < dalado! CIOP, 10 su desd ante 10 i l l s 0 dt rarse seria U tria.

En c, S¿tgFaV I,a purr el laca: dibujad opririiic con I d cuello t i mi t acic torio. S con la : bia vist su tristi ncla, rt bria prt reinaha sobre el creta SL

dobladc COIA de plastroi atre v i dc

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7

ose fa-

in uns 3, que

is de lorlo. "rincipih pur ileciriiir, ([u' n u tcnia dinero, .e cjpc de Rtcirpingibriicl; le d e h ~ rn6s de cin- mil frririens ... Siempre est$ c m e h ? interrumpin Canalejas. iierripre; ell^ lo quicre. :i In que dice. Oh ! rcpuso srntrnciusnniantc d r ~ i íTrnciii no; iin le, y dc fa~nilin reiiiantc, i esa si que es suerte i las miijcres se vueli-en locos por cllor;.

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I- DOS 117

del prkstarno. L Z I C ~ O , ~ agotado ese tema, brus- i,e don Graciano ~e h é 9 la puerta de in pieza, ,,,b 1iaci;i alufrti y volvi0 cerca de Saq:rnv.es con le preoauciún J' de sigilo, Iiajjandn la 1-02 al tono encial : f . .. &qué noiicias? iciu no t,uvti nrcesidad de otra indicttcjbn para el significado de la pregunta. Contestii t a m h i h

baja, con reticencias de Cosa consabida, de ue &nafcj:jns debia comprender 6 media pala- k s i , iiahlando quedo, siisurrando preguntas y is, In conversacibn toinii rin scllo de misterio de deliütc oliscuro y por instantes suspensive,

ma Safe, de subentendirlos que ninguno de /os eriocutores ilustraba C 0 1 l alguna palabra W ~ T - . Pronto parecieron dc itcuei-do, repitieron uno SUB conclusiones, Ignacio sieiiipre con sus I U A - l e humilde solicito de agraciar, de Iiornbrc rie- 10 que se resigna A las hirinillacionec: de In rni- niientrns que don Graciano sacaba ya el reloj y ia cl lenquaje breve de1 quo considera la inatc- minada i- quiere disponer de su tiempo, To tengo que irme A las carreras, dijo. Con quc mañana donde e t procurador, .4 las dos en piin- ra militar, amigo, En negocioñ yo soy esacto m croniiinetro. *,aves tuvo an Is vista el reflejo angristioso del iiite qiie se decide at fin ;E pedir : No piiede Iiacrrme el favor de adclantame >Lire mi corn i s iniicitrt ? Graciano frunció cl entreccjo. Ignacio repuso

le : 'engo 6 mis chiquillas casi dcsnudas y sin GO- t todo el dia. Odile y )-o, ¿qui: hacerte? pode- ;uantar, pero las criaturas no, y piden pan. alejas viU el cuadro de miseria. Varias veces, t necesidad premiosa de huscar dirrero, ci la3

Y I .

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- 1’; Listedes apenas

iiceii que es tm tr:tviesu! ;Oh, las inujeres ts ! i son pcures quc Iiowtras! i a i i Creporio ni stis cornpariesos ,so ntrrvian ¿i r esa d w c a r ~ ~ de criticas y sarcasmos. rEmos, 110 sean malas lengms ; ya se sabe que

sun las reinas de Is elegancia, se aventirrii h. decir Btiisrocbeus, descoso de hacer cesar la

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crema, n le liabin dins ant, encant at rnornerilr que 611 J

habia he entrabnr ó, por lo

deslumb principe

quc Tic;

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1-18 LOS TBASPLBNTADOF

Iriite clnvndci a1 o,io, ciinvewnndo con d l a . N Ira per- saadi¿.ndciie qiic I C preste plata para apostar », p e n 4 Pattkio. L i ~ q o pnsuro~i ins Torrevieja, la madre y In hija, vestidas iyria~iiientr: de rlnrn. t'asnron junto ri

iiiezclalinii con los liispnnri-americarios . ncsesperado dr n o poder mirar en iodus rlireccio-

ties, Patricio I l ~ & m A pensar con desaliento : u j Ya habrdn pasado! s Oiras veces, con ei corazún opri- mido : u ]Pa no vendrhlri! N

Llegaron, sin embargo, con niadetnoihelle Y dgtr- nos muzns : un runmno, un gricp, un espniiol, ele- gantes dc im sorierlad cosmopolita de Paris, que, no nlcmzaiido hasta los salones de la n o h b ü , hacen P I pipel dr, pcrsonnjrs impnt.taiites entre Iris trasplanta- das de IIisp,?no-hdricx ? otros adirriatadoic cx- tranjcrus. h i i n Quiteria cstrcnaba U ~ R foiletfc estupenda. i,x cornbinacibn de sus colores recor- daba 10s inas vims tintes dt: las aves tropicales. Mercedes su Indo, can sti diiil'ana hc1lra:i de I'LI- liia, vestida iriudestatwnte de blanco, se zt(2eIantaba cn una aureola dc piiresa, ignorante de 1ü qracia de cju c.siieltez, advirticndn apenas las miradas, oyrnilri apenas los inurmiiliw de adrniracihn que la seguía?. S u vista inquictx no tcardb en rli.,scuhrir Patricio. T I la h b i a divicado tnrnbikii rn medio de ese iiiovi- miento de ola liumriria qiic nvanznliü sobrr, la alPoni- bra de cbsped, diri$nrlose liaci?i las trihiinas . La cliica pudo sonreir. c m In. degria de una satisfaacci6n esperada: a i lejano saiiido de su enninorado, sin qiie

(11 los M t m l l r ; ? , antigr1n4 tPaspIaritiidos que poca se

I gente li SU alredrdor, nota& cec 6ncuentru de do: iniradas, esa nota de iiíhiIo lanzada al aire como c trino de dos avccillas qiic se reniontari juntas al RZU dcl cielo.

Entre tanto, la campana anunciaba la segunda ca- rrera. Guiadas por su corte de jbvcncs, cloita Quiteria

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traes el perrito 5 In ciuqiicsa, convcrsnlia con in gran dama, pa,?eando rlc cuaiido cn cuanrlo.ws ojos de horn- bre debilitado sobre las utms iiiujeres colocadas cotno satklites fi los lados 17 e11 ~ R S haric:~s :i. la. egnalda , le

tall- su amigr . Otros el cgantea del Jockey se :grirupahii

ilii6ii en In escalera, formando nsi 1111 cc1iti.n a+- toci rrt1

A am

:&tic0 que atrnia Ins ciiriosos miradas dc la conr:u- Ici a, L la hgnda de doña Quiterin y si1 hija, la duqiicsa 3jU sobre el vistciw traje dr la de Canalejas la rni- a ~pplas,starloi.n. de Jn pm-jJskme ; 4 1 h ~ lo que I r ecc u r i crimen de I rsa elegancia. - i Dios d o , que loro! murmur0 casi al oittti dc

le-laridry. Jhk se i ~ i c h b , acarician dv el pcrri io. sonrisa con qtir: creyó nnccsaria cclcbrar el chiste la diiqucsa, rrinrcii sobre s i ~ s mej illan pklidas y en rcdor dr: sus ojos apagados, las :irrups pr'tcores mi trirdarian en aparecer pcriiianenlcg. - L n rhica es dcliciosa, W ~ S Q la duquesa. -Esa eyq la que le &>ala al priricipc Stephan, oh- 715 7; :vielle-Landry . - i Ah ! 2, La heritinno de Ias pequerias rasth, ami- de usted? - Si, la herrnaiia. - ¿Gran dote?

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LOS TEAS: FLLASTADOS 131

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142 LOS TBISI'L.CYT.4DOS

Tan1hii.n corria, pero no eon el sernlilunle de tin jugador afortiinedo. Ignacio Sngrav-es. Yieronln nde- Lantarse hiilügritos y ihlorcitas, con su mido aspecto de rnencstero30, detei ierw un iiionieiit,n ircnte 6 cllas, indeciso, hacerles eri heguida un saludo timido rle houihe poiire y alcjarxe agwhsndo 1:t cabeza, en 1111

iiiovimiento dr: tiirmilde, aco.-tirmbr:ido A ia encorva- durn que iinprirnn la miseria. De los Cincuenta h n - cos que acababa dc recibir dc Canalejas, cuarenla habían m i d o y" al abismo de las apucstus nzz~tzras, A I R tarasca insüciablc, al resuniidero colad doride el rico y el pobre vmi A cnnfirndir SUP ap i ie4as cn In dc- inocriticn. iyualdad dcl gran ricio elegniiie de Iíls 1110- derrias generaciones. Bicn bin 61, hien alto k h S i a gritado la comicncia, al salir del hotel del tajainar DehilP>-, que ~ S O S cincuenta francos debian scrriric pasa el arriendo ntrnsatlo rlr: su boardilla, para dai- rin poca dc carne frhescn. 3 su coinpancra y <i stis dos chiquillas, quc vegetaban coiniendo lus snhrantes de algunas cocinas de los pisos inreriores; que P E ~ plata dehia ernplcarse en cubrir la desnudez de la pobrr, Odile y ius pnhrcs crierpecikos eIiflnquecidos de Zo- fira y Adela, N los dulces nombres )) que I C pulsahan, en i ~ n rincbii sentimcntal de su alma, la miisics tlc tos reciicrdoii iejanos. Pcro en su tristc cerebro dcs- roncertado, el liuraciin riigientc dc Ea t,entacih, con su Eiierm, ciega de antojos insnnos, le r:c@ la voluntad en jirones flotantes, cotno 1311 trapo rut» A los emba- tes de1 viento. La sed l i b r a d o r a de las ganancias, I n alucinación dcoliiilica de 10s capriclicis de la siicrt,e, IC: liahinn ofusc¿ido la. rilxbn. Pero c u m d o su riqueza qii& rcrliicidü k tliez francos, Ignacio, 5. medio des- perísr dc six sueno de gariancins fatitAsticns, c+ haber encontrado una comhinacibn sal vadnra. 11ahi:k visto, n l pasar, t.1 nini! dr: A p s t i r i tori su brillantr coinitiva. <I ;,Qii6 les costaria, pens5, ii la sciiorn dc Palomares, i la seiiora de Cu:idriiia, prcstsrie uricih

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. < hgustii se corisolii de su &sco al ver" que el pri cipe Stephari se lialiia acercado RIerccdes y li do Quitcria. - h i n i Q S A salutlar 6 In duquesa, dijo al ectrcch Ia mano al principr.

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]nano. fAircgo, fiiriosa, inclinándose hacia dona Qiiitcria : - Estaba pintaba ~ ~ 1 1 1 0 el rnnidito y con ese flacu-

& ~ ~ i t o de su amante, que parecc siempre trasno- chado.

principe, Guy de Moriiis, Ternial, hablaron dr: carreras. Stephaii, con aim dr: elegante indiieren-

Cia , que impresionb 6 Ciiclio y A 13s dos jiiveries casa- (ius, hablb de algunos miles (38 francos que iiribia per- dido ya. - Vucstra alteza, Ie dijo Cacho, se resarcir& en la del Gran Premio. - i Cstccl tiene algún tu?{rnzr? IA preguntii cl grin-

Si, nltez yullo, uf

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a, tengo uno. ContestO Palomares lleno ano de que lo i-icran Iinblar asi en tono

.r con tin princijje 4h fa.milis reinante. -ckndose al iiustrc calavera, con aire confide=-

isejo A vuestra alteza qtie apueste A R Litde , que Su& segundo en el Derby. Ah! A Usted cree que es bueno ? Oh, alteza? Tengo este trrpu dc tino de ¡os

'ues bien, iremoq 6 medi:is, dijo Stephuri UCL~

otector ; pongi listed cinco rniP francos A a Littic

St,in, medio dewonccrtado, PO se ntrwib 5 ne-

Jsted adelantark por ini ; despds nos arregla- ariadi& Steplian goipehloie hmiliarmente e

:sgerar la respuesta de Cucho, se acerco entm- onversar CQII Mercedes. mares, ent,re cmtcnto ;I' mohino, sede$ arm+

s.

y otros cinco A (( Persewrancia D.

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PO una graciosa mueca. dc raproctic. - No merccias que hubiese venido, i ~ i ~ l ~ a d ~ ra- )so, contest6 ella.

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1.10 LOS 1ILbSI’LA?¡T,ZDOd

Las vibracivncs de f rmca nlegria en esa i-m fresca de mtichaclici G O ntent;i, disiparon instanthesinen te la tristeaa del rostro de Patricio.

Lneq agregh ella, sin csperar que Iiabb/ase el joven 2 - Ligcro, ligero, rüinonos dc q u i ; t c n q mucha. cosas que decirte, y si mis herinanss me ven, es se- gura que veridrkii 5. i nterporierse entre noxotros.

Furniiiarrn.cnte pqsrj su brxdo bajo del de Puente- a h , con una dulcr: prrsibn de inocentc franqueza, 1i1ia especie de cümnradei-ia. de iiifarzcia. En la uglo- inemcióri confusa. [Ir: gente nadie podia ver cse movi- miento. Así camiiiarori, iiiiiilos dc ldicldad, por al- gunns instantes, avaiizanrlo con trabajosa lentitud, seguidos do ii-iaderníiirelle. - No dirás que no soy atrcvida y que no me ex- p0.y por ti, celoso ; por ti, % quien íinicñniente qlllero.

Uecin esto al oído dcl j o w n , siempre oprimihlole rliilecmentc e l h a m , IinciGntioli: oir s u voz como un iiiurmtiilo de ensuerin, electriz,iiidolo a1 hacerle sentir en la oreja su aliento prrluiiindo y fresco de phi- quii3a.

Eritorioes te contil L_i que pasaba y el eainliio que las 9.1. evidentes pretensiones del principe tenian qut! tracr A la sitiiacibn. c Xliora no era ps ib tc dudar. : et principr: ilia 5 pedii.l:i, tal vex muy prorito. Ern IW-

nester no seguir esperando m i x y arriesgarse. AI ClIa siguiente, á müs tardar, dcbia e1 tio Jenaro presen- tarse, liacer la prtición en noxrihre de Patricio y de- Sender su caiisa con calor. )) - 2,Y si til padre se niega, como Io temo? pre- guntii d.

La cliica se cncogiii de hombros. Vciasc quc, para ella, la cieT+ surnisiori 5 Is voluntad paternal era un dogma religioso, nna creencia de Ia nidez, que no se lialiriü atrevido & someter al libre examen.

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todo se cansjgiie. La por horadar 1a piedra. 1

t e n t h o n o s con nues- uieres, di, tanto corno

la miraba subyugado, y 1, cibn qtic levaritaliu eri si1 1 infiindir la cnergia de I R rt

iLt;Jo J' frigil, al que el destinr todas las aspiraciones, toda la disipaha en &1 como se PerjriclT plo de una hrisa calmante, In R I

cpe tii, iriuclio m:iy c lo vivo por ti, porque le tíi. i ine gusta ! hsi debe!

R tempcstad de deses- jeclio I R idea de mi PO- :sjstencia L ese ser de- ) le 1 inbia Iiccho confiar dicha rle si1 vida, se

IC eIi 11uviR fina, al SO-

ncnaza de l a tormenta. pie tii, le coiitestó, por-

no tcngo otro pensa-

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ripio fnrintilh entunces 1s preqaiita quc desrlc el - 1 . . . . . _ . , . "

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LOS TE 4 5 L’L 4 3 I ) ( j s 205 L,y - _I -1guiia otra. Alguna aincricüri:t del Il-orte e<jeniph. Esas hijas dr: la lilirc Ainbricü se viicl- locas por 10s titulos. tgmves no CreyU que debin. insistir. - i, Eutoiices, dijo, usted quiera t ~ u c ?-o vaya aiiora nv dondc Jacoli ? - Ahora inisino, para CIUC piicda usted avisarnie ei est& d e acuerdo, antes que vuelva e1 principr: íaide. Usted sabe Io e,jectitko que es; IIegar:í

iriente por recibir una h e m rioticia. . M e voy :d instante, cii,jo Ignacio snliirlandn hu- I e 113 ei-i Ir:. osa lo IlainÓ cuando torcia el pic:iporte de In +a. . Lsted sabe, in; pequeíio Sagrarc-. dicxcto conlo iercado . . i Ah, sefiora! pierda iist,ed cuiclntlo: qecreto pro- mal. le@ A ~onrrimc, con la idea d r p n a r algurrtic COS, al usar ESR frase, corivertitla aliorn casi en I>il l« e i i la vida judicial y cn Is politiat.

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:‘r38 LOS TRASPL?LXTBaO3

tento de quc el joven viniese A irnportrinarlo con S T ~

majaderiíi, de casamiento, *: coino si tii&Se salud y Bnimo para c5tar pensando en las tonteriüs d e los otros )l.

De casa dc Gordaiicra volvib Patricio A Iiuscnr Camparis. Necesitiilin witiir la soledad, drscargarsc tlcl peso de la incertidiitrilirc y calmar st1 espiritu agitado con pi-oyrctua dc violenta impacicricia. <( El positivista era hoinlire de conseja, siempre dispuesto ;i servís e11 su voIuritaría rnición de ahiisrrio. E‘I le indicaría tal vex algo prhctico para tener noticias de hlercedes y podrr eorritiiiicnr con ella n. - 1,lameiiins ;i ,Juan Gregario; por 61, acaco, lle-

-aremos A ,gnlier nlqo, Voy U escribirle, coiividándolc A aIrriorzar para mariana, dijo Canyiaiia. - Si tiene iiecesiclad dc q u e le prestes pinta, ven- di.& ohservii Patricio, aprobando la propohicibn de s i l ami yo.

Al día aiquicnte, $sdc las doce, espernlim al joven Canalejas, que hahi:\ aceptado cl convite por rriediu (le un pepueiin azul. Pero Juan Gregorio IlegO cles- pués dc la una 4. inctlin. - i Convidar i;. las doce ! i En quk pais viven usta-

des, inis amips! exclainii n l entrar cnii HE YO% apa- ~ 3 d i t de Inrinqi;itis crcinica.

\-estido con csayeraciOii dc las iiltiiiias iiiod~~s, aci- ralado y perhimado, se dejb caer rnlire un:r poltrona,

apoyó la cabeza al respddo; piso el pie derecha golire el niuqio izqirierrio. :icariciando el reluciente zapato de chard , qua d r j a h \-er mi:+ fina media de sedu. En esa actitud continub sus quejas tie chanza sobre 1s ternpraiia horn en que Cainpafin 10 hahin lie- tho levantarse, c m su corir-ite, R almorzar B las doce. - Til tc figuras que P a v ~ * cstli. eii el otro hemisfe-

rio, J’ m c tomas por un antipoda parha hacerme i ~ v m - t a r al amanecer, confundierido Ins liorna, rlecia des- pe rezhido rt..

+

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LOi T l t h h l ’ L l S T I 3 0 5 213 J , ~ o ( jovenes se miraron pr:rplejos. La Iirusca rmn-

r i u ~ ~ a del muchacho, convertin cn dum certidunibre duds en la que Patricio I i~l laba una vaga espe-

raiixa. - Este IOCO, dijo Cainpariii, sabe scr srniiato cuando

Catricici no se contenlb con el desahucio eri +bo

- I’ero, vamos fi ver, le dijo palpitante tmjo el si- jiciu moral de la anps t i a que le nprirnia el corazh ; i , q ~ k es lo que times que decir de decagnidablr, ‘?

YU iere.

ins paliiliras del jovencito.

~ u a n replicii con obra pregunta. : - Y tii, 2. que er lo que quieres saher? - i Quiero saber, exclamb, si tu padre consiente 6

110 cn d a m w la inmo de hlercodes ! - ; * A h , mi pobre amigo! me liaces el efecto de un

1ioInlire primitivo. i COiiio! ITiyes xqui eii este ccntro dc til-ilizacibn, ves cl Iujo queps ln . mi familia, sabEs (IIW no aspira sino :\ deñrrrstricuci-ame y me pregun- tas si mi padre est6 dispuesto 6 darte la iliano dc imademoisek de tknalej&s ! Palalirtt de honor, ta ericuent,rci inaudito. Querido. i permitenie cacr en &?-

si. delante de tu irioccncia: - Ihtonces cs una negativa resuelta, intervino

Cainpria. - Me parece, contcstii Juan Gregoriri. - Pero, j,por qu‘6 til padre 1 1 0 lo dice entonces?

preguntb Puenieai ha, trkiniilo de despecho 5; des- consiielo. - Ese silencio es i i ~ i desnire pmn tu tin Gordancrn,

que fui: ~ 5 . hablar á t u padre A norribre de Patricio, ohaervh el positivistn. - Pero seria mayor desaire aiin contestarle con un

mi redonilo de una iw, repiicb Juan Gregario. Inctsrporbse xofre el sofk, p r n qne lo u? eran mejor. - TJstedes, afiadib con su sonrisa irbnica, me hacen

el eiecio de vivir eu un rstado de inocencia incura-

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216 LO5 TU.kSTL.I'íT.lIlOS

- ;,Tc hari dado enCargQ de liaccrme renunciar Mercedes ? - 1)e ninguna manera ; es mi opinion personal.

Por lo que s& de la opinilin <IC la. gente de nii casa, todos est6n contra ti. - i,Qnii:nes, todos? - hlis padres, iriis Ii~rinanas, mis cuiiados. - Doda Regis no est5 contra mi, cstop seguro, re-

piicb Fuentealba con grim cnnviccihn. - Mi ahueiita 110 cuenta. ; QiiiCn va :'a Iiacei-lp caso A la vieja? - Pero Mrrccdes cuenta, me parece, y yo la Iie

pedido con SII auhiizarión. - %íuderriniselle de Cnnniejas tninpoco cuenta; e*

menor de edad, y tiene que olJerlecer Ct BUS padre.:. - Pero, en f in , preguntii Patricio impaciente. ,,en

qui: se funda in negativa de t i i padre '2 2, <)u& tiene quc rcprocharriie '?

Jiiaii Grcgorio cnntcdr con u n a csclamaciiin : - i Se te reprochan ires cosas, querido, romo eiz el

juego de prendas de 1;i. heriinn! ¿Por que estii Patricio en iu berlirin? Por m s t ú , por pobre y por plebeyo. - i Pero todos ust,etIes sori tan iwsth G O K I ~ O yo ! ;Tris

dos cuñados son plcheyns y arrhfrrnsths! - r k t i tienen la nohlcza drl dinero, qim qiiita el otro defecto dirimente, rqilicb Jirnn Gr'cgorio. Ya ves que :i nosotros ROY convidan ¿'i i i i ud ius salones de 10s iolls elegantes, porque papii Canalejas tiene Erc gnEErta. - Lo3 convidan para sacarles plata. - 2. Y cómo no convidan 5. Iris tcnrleros ricos, b los

industrialcs riiios'? arguyii el mozo cn lnno triunfante. Porque el chliyo sorxil fraiicks permite ii la gente de tcino, y aun ii la noli1ez:i Francesa, recibir a los ex- tranjeros ricos y hasta aliarse, por casamiento, con ellos:, sin averigiiar quikiw FOII ; pero 110 les peririite einzclarse iii coritrarr aliaiizaF (I(: familia con 10s tcn-

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LOS TRA SFT. 4 YTADOS 217

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LOS TBAPl’LANTADOC 233

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R RII querido cuii:tdo :

ñ n r Chiiipa~~ii J- yo necesitaiilos ccitT(icer la i dc usted tucacie (i la peticih que perso-

lneide le prwcntarnw, liacc y t icrnp, de parte .de :strci ait i ip ~1 scíiur rhn Patricio Fiicnteaiiia. No ,mit,i&ndomi: mi salzid salir dc casa ni ocuparme &: .giiii asimio, doy la presentr al scí10rC’niii~iniia , A nombre de amliris, :i ver $ usted ii-iníiana, a 13s , de la tarde, con el indicitdo ohjeto. Tiuego 5 i is tcd 2 tenga la hondad de esperarlo, ?- quedo deseando 3 el resultado de SIZ visita sea del lodo í‘al-orílble A deseos del sciior Fucnt<:alIm. s M S dos jiivenrs Salieron Ilcvando csñ crcdenciol. - Cuidniw, :-iniigos, cuidarsc, lcs rolriii i, dccir iaro al despedirse; ya me vcn aqui cnccrrado 7 iinn simple corriente de tiire. i i ba<jar la escalera, Patricio pen& que &I iiiismo )h ir it dejar la carta al pcirtero de C;tri,aiej;is. - Aqui te derwelvo tu libertad. dijo 5 st1 ¿ i n r i p ; yo + A cntrcqar en persona la C a r t t i a1 prtei-o, para

doii ( h c i a n n nu tenga cl pretexto de decir que la Iia recihido. J n tcinl-rlorcillri cii la voz hizo coiiiprender nl iitivista el verdadrro inot,ivo de, Patricio al encar- -se de ir ii dejar la mrta. S i n ser scrrtimrntd, coin- ndiu que se aprov-er:liüse, de la. ocasicin pcra acer- ‘Se d ,1lcrcrdeo. - Cnino tc parczcn ; pero te voy ii pedir im favor : iini:tcinc i p c aiinquc dull Gr:ií.iüna est6 cn rasa,no taris de verlo. C’nn rntrevistü t q a con el cabndlcro iria echarlo irido A perdcr, si hay todmia algo qiic m a r .

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A nicdida qiic rivnrimlra en s u ~ n a r ~ l i n , I-’ntririo sen- tia Crecer su ernocirjri. T*crziniist,a en si ts impresiones, como la iri:tyor pa rk rlc los qup ctii‘ren, n o i l ia en alias de la expectativa dc nnd:i venturoso. Se acercnbii :i la mea de la chica con In vaya apensiiiiii del que teiiir, interrogar 10 drsconocido, lmrque la diida. es siquirm una ,~o i i~h rü dr: cspPrnriza. La rapidrz m n qitc hnhin. andado lo llevi7 pronto al tajamar Dahil !y. La piierta dcl hotel Cnnale<jax le hizo el efecto de nnn esfinrrc. Ahi estítba, iiiipnrnt,r: y rnisleriosa, conio si gn:i&ra el secreto e11 pos dcl ciinl llecnba &i, rlesesperanzado y te1rrbl:indo. K hlercedes p~saba todos los rlias eyc umbral, rriirah tal vez antes de eritrar en torna siipo amso coil la cspei. za de divisulo. >> I,ñ t,rivialidad de los c!ll,jrtos se a naba de wia existrncia; teninn indicios, ora I’ürosahlc~, ora adwi-sos, solre e1 destino futriro d e su amor. Por iin instnntr, sin :itr.everre i oprimir cl Iiotbn rlhctricn, sohrrco ido por supereti- ciones desconocidas, YC dci,iivo. Pi1 el momento h g x z en que eI alma, en iiis or:rsiCineF: p i x es, cree p i i e rw en coiitacto rim lo sri kwnnt i i rd qiie gobierna locr dcs- linos humanos, grandes >- peqlleejios. Lungo. coil de- cisibri ncrviora, i i i ~ o res»n:ir la cariipariill n.

I31 rct,intiii lie@ tlistinto i .SUR oidos por sohre Ia

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226 r.os TR~SPLAYMDOS

paved del patio. V i0 al inisrria tiempo entreabrirse el POStigQ de la. puerta destinado A dejar entrar grntc dc A pie. Pero cu:indo apngdm la riinno scbre psi: pwtigo para abrirlo, la CRY^ picaresca de Nice le rtiostrij sus ojos crntcllearites de malicia su son- risa de niuchaclin travirso. - i LU~, Patricin! ;,L-sted por ilyiii? Entre, entre. Toii~abn ai ~xlisrno t,icinpo la nia110 del joven y In

hncia penetrar en el patio. Xhi, junto 5, h'ico, Benja- min.?, ron un cordel eri I:is manw, para saltar, mRni- leslb al ver al irioxo igual pxtsaiirza qiic su l-rcrnia- nitu. - ; IJuP! LTYstetl por ayizi:' iEHta.qi qire PS tiuenn!

iCUmo va? V c r d d , terigo Iiiuclio gusto de verlo. T,e tendia al iinirirrio tienipo uiiu i~iaiio peqiieria y

hirn ciiicl:idn, con una, gracia coqueta. de mujercita q ~ i c entra en la pribertad y ticnc ya la intuieibn de Iü ariiionin de Ins linras on el donaire de si1 scxo. - T yo taiiibién ine alegro de vado, icsclainii

Ñico, apodcriiIidose de la otra mano del joven; l i s ted es un hiim t ipo y me gusta.

La acogida no podia, ser rn& alentadora. Pero Puentealba no iieertal~a íi explicarse la pireseIicia, dc los chicuelos en el patio sin qric aparecicse el por- t,cro. - ;, V c0mo se cncuenlran i istedes s010.s q u i ? 1c4

pi*eqiinf ii, Ellos respondierciii, kiñbIando en haIic&s, nrrclia-

tandn la palabra b altcrnindosc en clln, con su verbo- sidad irierirlinnal : - ; Mi 1 usted VA :i m r , vamos A decirlc. - ,\I c(m~iCin del portero le gusta dormir s i l riiexte-

- Cuando estamos snlos, porque toda la familia ha

- Para cnccrrarse U escPilrir sus cartitas. - Cartas de amor, seguro, dijo Iknjainina.

cita :i esta hora.

salido, y madcnioiselle nos deja libres.

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, LOS TX \hl’LIiiT \u09 257

voiuntxdee de m u j w capaces dc arroytrnrlo todo en un arranque de indomablc eriesgia. .\ pesar de st1 in- tensa. preocupacih personal, Patricio, ignorante de B psicologia femenil, solire todo cuando &sts se corn-

plica con las caprichosas h t a s i n s de la vida galante, sintih rn presencia rlp es.: prohleiria de iiiiijcr el i n k - p& am que tantas veces lialia perseguido la solución de alpin problmna científico. - RB usted miiy ,siriyular, le dijo ; si insted no Io

quicrc. Lyiii: le iniporta q r i c b 61 se caw con otra‘? - i Oh ! eso de (pie se case, rlerpuÉc; dc todo, no me

iiripnrtn. Tienr necesidad rlr diriero, y po no se lo he de lar. Eritciixes Imsca ?in:r. heredera. Vi~adiz de m k natara1. L n pririeipc iin puede trahajai.. Cri tunante COIIIO 8, mucho iiilrnos. Pero antrs d r su mujer rstoy p. Que yr7 le urnc: h nn, .<u corazón me pertenece y io guardo, R mentis que.. ,

Aqui ,?e interrtiiiipih coinn delante rlc i ~ n ohsI,Acuio. I}csyiirP,s, como decidida 5. snltür sohrc la dificultad : - ,4 irienns que y-0 me enamurase renhent,e de

ut r í i ; pern, i,iJ?tted mbc? : que rne enamorase hasta pcinerriie tonta.

K i Enamorarse ! i Rosa Montestriic enamorarse! )) Patricio t i i ro la incredulidad clc los Iiomlires castos que hacen del amor iin idolo sublime, un astro de irm- dinciiin divina, hastu el que stiln piietleri l l rp r A ha- ñnrse en su l u x , 6 sacudir las miserias de la tierra, las nlrnas p rns . - Vainos A ver, dijo incliniincicise cun curiosidad

hacia la jciven riiundmn; w enmrior:mr: M dice ustcd; i.qu& I1ain:I m t c d amar? ~cbrr io eiiticiide usted ese mior? - iT’nvl ctin 11113. cuestibn! cxclam¿i In chica mos-

trando en BU rim los nlbos y pcqiiciiitos ciicntcs, que uriilarori cuino perlas en la iizdía del coche ; 1 el amir es el amor! i Que gracia! ’Tci hay nccasidad de ir por cuatro camino5 para amar; usted dcbe saberlo

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-- i Ue S1rii.iii.s vil ;i hacernos prewitar, qiierida ! dijo la de Cuadrilla. - ; DI: Morii-iís, usted es itn Angvl! euclnrnii noinr-

ritas con ciitirsiasmo. - No le diviso las alas, obserw'i Tcrinal i i i irawh

la espttlda del cnnde. L le~aban en esos iiiomentos A la enla que liubia

sido reserrad:i. p a rl príncipe de Gales. Tklante de la piicrtn se apretnlia coinpitcta la masa de concu- rrente,?, anqiosos dr, caiitrinplar la majestad ricl rea1 huesped dc la duquesa.

31ientras tanto, dniia Qiiitcria J.' si1 Iiija. conduci- rlas por iin joven de los dcsigndns para atrncler las seríoras, haliian tomado asient,o eri IR r a l a donde se b a i l ü l i a . Cana1e.j as habiii wguido. 8irr conocer li riadie, p:Lwahñ con ciei-to desplante Liarha color de ala, (It: ciiervn rii tornti de la l>icsa, y se acercabn de cuando eii cuando A Iiahla~- ctm 311 mujvr y Mer- cedes. - i. Y .Tmn Gregario, no ha vriiido'.' p r q i i n t a l ~ cada vez coil acento de eutraiieza. - ;Qué Iia de venir! contestalix la wiíora con

algiin ademkii tic incredulidad. - Me jiirii cgnc cstaria aqiii h las once. - Si, t.spkralo no iiihs. i Tanto raso clue te luactl ! - i 1taEditn muchacho ! Jamk nhcdece, &cia ini-

pncicntc Canalejar. - Ti1 tienes la culpa, inuriniirriha rntre riientcs I R

señora. - Asi scrd, piirc, hija ; ser;. S o nnc: dispiitc-

m r s xqiii. Y a1 decir cst,n con unii sonrisa qiie se. perdia ~ i i

511 barba, Caiialcjas cqpernbü hucei- pensar i Ins qi ip pudiesen ixiirüdos, quc estaba wsteiiiendo con la ye- áiora una lestiva coriversnciim.

Pero en ei fcirido de su a l m a rrconticin 611 error rlc haber desctiidndo cornpletaincntc: In rdncaciiin dt .1

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:iyegaba cn seguida, entre dicntcs, agitando su iico : . i Miren yu8 trabajo! ;,lKmdc Iinbrk ido 5 ine- 3 rse Iioiiihrc ? abia ncurrido que Canalejas, impaciente por rc r ir 5 Juan Gregario, a h i d o n 0 su conf crnplación )y rlcicotes, J' roiiccntrii toda su atcnciiin cn las

q u e dabaii entrarla A la pala, con c w cspeuie upersticibii del que espera y sc ftgiira acelerar. la, -rda drl que aguarda, fijando obslinadsrrierile In i en los puntor por donde puede aparecer. Pero ~ c z del rnquiticu cuerpo de su I i i j d i , vib do~ i Gra- o detenerse rii rinn de l~ puertas la atlbtirit rx del p i h t 5 p : Stcplian, flanyiieadri dc: Cucho mares y de hritiico Cuadibillit, que le i1iQStrahan ña Qriit,cria y -u hija. Cmiülejjas j i i zgb entonces +tuno el inornerito para ewapa iw y crnpczh 3 rse paso por entre 10s np i fdos grupos de gente

esa horn Ilenahian ya todas las calas. TJa YO% gran mqordorno contiiiuthu lanzaiidri los noiri- I al \-&u, como invocacioiies iii algima divinidad mte. Ida duquesa, por haces los hnnores de si1 liailr: qíneipe dc Cales. n o l i ~ h i a rurltci :i J;i sala dr.en- a. Citnalcjn+ :irlvirtiii ci dcscoiitriitci pintarlo en :rnidanie ile los que l leghan , a1 encoiitrarse s i i i iciía de cii s:t . Salieiido de la pieza, L2j(b coi1 Farho a n r s ( : d e q hacikriciose la iliisirjti dc rlne los ia- 8s dp, calieza ernpolndn lo torriahan prir dgiiii I personaje. Kn P I rspacioso r~estibi~l» ,se diiigiii irda dar ropa, o!servando que gran ntíiiiero clr, lo. yo?, en pp-turitc; de ahariduiio, dciriii iim con lor; ycis de stis pfitrtiries ;i lo:: piex, inirntraa que ~ Q S

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LO& TE.ASPLfi-TAnnRS 285

hra de la de Paloiriares; nn es tün Ficii : la duquesa e s t i siempre CZ caballo sohrr, la ptiqueta. - Pero hija de ella por e1 bello rnarquks, observtj Terina1 con malicia. - h l inarques no le niega nada, esclanii ingenua- mente Dolorcitas. - De lo dc: ella, aiindib Terma1 con sorna. Ante la exmisa dcl conde, hiihgritos habia torriado

un aire de disgusto. Guy tuvo que resignarse. - Si iisted lo exige, irk A hnlilar á. Xrsrnio. -- 'i' trate de tener bxito; sin eso, creen: que usted no ST: ha emperiado con calor.

En ese. inorliento, furiosa de que la dcjaseii ola, don:, Quiteria hacía senas desesperadas & tris jOx-enes, 1ImcrriBncloios. ihitiico lo advirtirj iii su mujer y 6 la de Palomares, deseoso de alej:tr i Dolorcitas rlcl zurdo Ternial. Las jbvencs se negaron 5 rcspantlrr iiI íh- mamieiito de la madre. - KO podcmos ir 6 Cormar iin grupo dc hni i i in . - Para que st: i'ian de nosotiws. - ; h d a tii, dijeron á. Ctiw!riIla.

En renlidarl, las dos muchachas 110 queihi , en tan ariatocrtitica presencia, ~riiistrrrrsr! coil la mamd, ciiyo traje les parecia, por SUS inczclas ilc vistosos colores. una ofensa al h e n gusto parisiensc, del que ellas st' proclamaban esclavas. - 'l'oclos d i r h que es m a rdsth, pensnhxii entre las dos.

Ningtina de ellits se iwproclialia ese r?cio de ~ r g u - ilo. ixs pareciari w del iiltimo ridiculo 1 10.2 gusstos hispano-americanos de la madre.

Mientras qiie mi, a$tzido': los ,<nimos por rl .quefin di: la p n r l n z a , 13s qil'i\Fmes evitaban ir:+ rcuiiirse Col1 don:, Qniteria, e! priricipe Stephan perreguia s i l 111-0-

phsito de cnnqaiA*t,a con un ingenio^^ :trLijirio quc hahría r k Ciihrirlo de prestigioso iinportniicia i los ojos de ia? inrichtichas y de la seriora de Caridejas.

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288 LOS TRASFL \NT4D0C

mar de grandeza con la aepi idad de In presentacih,] al heredero presuntiw del trono de Ingluterr?. Un ell. ter1leChientQ de gratitiirl al noble aniigv A quien iha A deber ese favor insigne, lo contmciviii dulccinentc, ; i~

ver alejarse su mujer. con de Rlorins. N i, Qu6 impor- talla que Mlilug~i~og. se dejase galantear un IIOCO por et conde? I Su f i losoh de hoiiilire de n iu id» le XOI,

sejaha una serena tolerancia. Para ser hombre chic tener rclacionrs ron la rioblcza del barriv Sari Gm- mln, rra preciso coriducirse con elegancia 1- r i o an- darse con celos de gente de poca cuenta. En cuanto 6 la virtud de su mujer, dgus t in desdeñaha entrar en un anAlisis quc hiibiera podido iriyuietnrh. Scr celoso, le parecía iin dcrectn dc plelieyos.

LZL vista di: st1 hcrmana Mercedes, que pas0 en ese momento junto B 61, lo confirm6 en la eler-ücjh rlc sus reflexiones. c i Qui. ridiciilo 3eria. representar el papel de un ~eiosii 1 ulgas cn circunstancias en UP un principe de casa, reiiiüiit,e podia l l c p r :i ser ñu cu- fiarlo ! II

Stcphari lo gruti í icb al 1m5ai’ con iina risita prolec- lora. A1 trrinirinr la vuelta, de boxtori ron IIcrwdes, el principe hnhín notado una extrufi:t aniinacibiz en loa ujcw de h chica. - Nri nos ncerqiieinos ,2 iiiarn5, para que 110 I ~ I P

h a p cpedariiie h su hdo, dijo al jowr i coil nccntn nvrriciso. - ; Ah, yo 110 liitto ritrba cow ! dijo cl ,joven listin-

jeado. - Deseo pasc:arilic:, pero donde no 1133’” tanta

gente, J’epUSO In chica, con 1ü VOL inks nervirisn tu- &via .

iyjenci ri todo estudio pslcolhgiico, Steplian tuvo WIR

orgtillnsa ilusiiin al advertir el eainhio repcritino r p c parecía lialiersr opcrado en Ja innchadia. Sc le figurii que. fascixindu por la rlevacih de .su raiign y pur In irxiportaiicin qw ileliin atribuirle al ierlri. cnnwrsür

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I LOS TXASPLANTADOR lN!$

f~~~liliaririerite con 14 principe real dc 1 nglaterra, Rler- cedes sc arrrpentia de la h iddad que IC acabaha de iilostrar 3' tleseaba hacerle cnterider que acngia con f2x-or >u amorosa declarnciiin. Lo que mitivaha la llUera nctitnd di: 1% chica era 1171 estado dc espiritii enteraiiierite opiiesto A csit riiñiiern de iritcrpretarln. ~ i d i a . en si del sohrccogirriicnto ctin que Iialiia ciido 13s pdahras del príncipe, 13 lealtad de su alma, triun- fando de su tiriiidez, la S:KO del cstupor en que hahia q~~edailo, con el cscudirnieiiio i1iQr;ll de un violcnici Llcsrt, de rehabilitarse A, sus propios ojos. Lejos dc quWCr evitar ulla nricva c~nversnci8n, la provocaba 31 preqrntp. Se ^.entia eri pose i ih de si inisina. Todo SU teiiiut' e ~ i tie que el joven nti volvic.se ii darle oca- siún tit: llahlar. Eri ,411 conciencia Iiabia siirgido la i i i i q p dc Patricio como un reiiiordiniiento. Se decia que su dcber para cor1 el era hablar con franqueza, defender SII ainoi' aii icnamlo, destruir torla iliisibn en ese lioinbri: que ostnba alii, ti1 lado dc ellu, y pre- tendkt irripncrle s~ voluntad.

1

Stryphan la Iiabia conducido al invern:icuio. - Usted sera In reina de todas ertas Florcs, le dijo

coil iiiiii espccie de galanteria oriental. Ninguna de ellas es t a n fresca ni t a n Iiiella coilin iistrd.

3I~istrdl~ale, al iiddar, las delicadas orquideas, las rosaC: tlc dive~sos niailices, otras flores raras, reiixii- das ahi, pradamando el poder rlel artc, que obliga 5 las plimlas de distinto:: Cliiiias :i, rendir el tributo dc su rica flarrscencia al caiprichri de 1;i. r i rpyn.

Cor1 In intiniu :igitacitin rkl propósito que se j i i r n l ~ n cumplir, Mercedrs sentia opriiiiirseie el pecho. -41 notar su respiraciijn a h o w , ai vcr ericcnciersc 5' pa- lidecer SUB iilejillas, el pPiricipc se figurii que el ar i i~r naciente y el chndido pudor femenil se disputaban cl corazh de la chica, sin permitirle hablar, no obstante sil deseo. Al mismo tiempo, la fawinficiiin de I:i p i -

rcm ~ - i q i n d ~ [ L K ciii>naba de ld r~ ib iv~ c.ri:iturii, esa

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LOS TRASPLANTADOS 243

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TAO S TE .4 S P t.4hTADOS

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3-a la raga i i i z dc la inaiiana empezaliit Lt disputar rl cspacici a In del gas, en la vasta cscalera del liotrl de Canalejas, cuando Riercrrles se detcnia rlclantc rle la Iiíihitnciiin que ocupaba en el tercer piso del liolel cu i i dofia Regis. DespiGs de riespcdirse de sil rnndre rn PI clewanso dcl prirtier piso, la. jnwm habia suhitlo con rapidez, coino medrosa. en la scniinhscnridad, y p ~ 1 - rirlosr! hiiscnndo aliento antes de tomar el pimportr rle In pueda. Sido cn aquel instante Iieria su espiritii el con trtíste de si1 situacirjri, curnpüvatlii e m lo yut: cm algiinas horas antes, al separarse de In abuelita. Ha- Liia hajarlo em inisma escalera contenta de su trajP tEc h i l e , cnntenta de su hcllcza, cont,rnta del üpasio- nado mior que! en todas siis lineas reflejn1):i la mrtn (le Patricio, leida y rcleida ansiosamente, desde yur. Beri,jamina, ron aire de malicioso misterio, se la Iinhin tlrslizado entre las manos. - Adivina lo qtic t e traigo, IC hnliia dicho la chi-

quillit hei?:indoia al niismn ticrnpn. 1- antes quc: rl la liuhiese podido r'espnntler, Hrn jn -

iiiirin salia coi.r.iendo de i ü pieza, clej:indoln iurbarla, enceiididas las mejillas de eiihjtu rulwr, corno si h e x ciimplice de un secreto hochornow, ajeno 5. su nntura- Icza de sencilla y serena rectitud. Pero hal-iía leido ai

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I 'i LOS TIEASPLANTASIDS

vi+nLti>iii. T11 pcligro anunciarln SP, converiln eii rex- lidad. Era cl prinicr dolor (10 SIE csistrncjn. Hribrda de p h i c o , Mercedes se espnntb de su so1ed:td y cor& al cuarto dc sii ahiielits. La anciaria. sentada todaviu p,ri i,a caina, hahia viielto 5 SUN orncicinw. - i Ay, rnurnita, no p u d o estar sola ; inp da mirtlot

Y, sollozante, le refiriii la cwena del baile, su con- versación con e1 príncipe, el anuncio frio, c a 6 auto- ritario, con qne Steplian le había dado ,.i conocer su roducicin de 1)edir.h :i sus padres. Pnreciítle que, am- gibntlosc :i ese regazo de ternura, el peiigro iba 5 di- siparse. I[ Sri abuelita la protegeria. Ella impniidria su ituloridati de inadre para hacer triiinfar sil uolun- tad snbre la dr: su hijo. ;,Qui: lcs importaba í i las (10s 13, graridexn. ni las probnbilidítdes de .whir 6 un trono dc que tun to hablaban sus herrnnriui: '? ;,Por qiih nti

dc+jnl~an casarse con Pat,;tricio? i Scrim tan felices! Sr: irían A su patria con la aclorada ahiiclita. Pat,riciti krnhajaria y siempre tendrian 10 necesario pnrn vivir contentos. 3

Seg~iia Iinhl ando así, aeornodando el porvcnir fi SUI r l t : s r ~ p , adormeciendo la trihulacihn prcscntr al avrt~. 110 de siis fmtnsiss, aplicando los i~alriiaiites de I R ilii- >ion wbrc cl dolor agudo, con la irigenuidud C ~ I I que SI! iwa al@ remedio crtcerci para, erigafinr el sufri- iiiielo f i s h .

La seiio~a, antc el mirajc dc1 puchln natal, l lq ' i 1'i cncontrnr vernsiniil cl dcvaneo de s u nieta. - \-o hablare con tu padre; no te itilijas, iii,jita. A Caliiiri, poco 6 poco, c m cnridos, con proiiivsas dr

hacerse, rcspctar por Canalejas, 1a afliccibii dv la m u - chacha. a Ella no Iinhia toinado parte ;ilyuna en el casamiento de las dos herinanus niayms, ni siqui era la Iiahian consuttrado ; pero, trat6ridose dr s u hijita idotnt,rda, ella liarin oir SU voz. z - ;Ya vorAs, ya ver& rpc t e n d r h qur hacer lo

que 1-0 diga !

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\Tutusmente <e aleIitariin :IC! : encontraron proha- 1)Ic lo iiiiprolialile; Ilegarori li tener confianza, al punto dc que doña &;is pudo perwadir :i lierce- (les rpc RC aoostnse j > tratara de rloriiiir ulFurias Iinras. Mientras hublalian, la ,seAorit ,sr linliia vestido para no ckjar sola :i la chica, RIercedeF: se durmi6 al fin, con i ina mano cntrc las dt: ia nhuelita, confiada, coino en 109 dins de la infancia.

Pero al desperiitr doi! hora.; mAs tarde, despites drl pe:':ido srielio qire siyue una relada, Mercedes cintih $u pmqamirnto adolorido, enmo se siente el currpo al sigiiicntc clia dc a l g h cjrrcicio violento. L ü iliisorin. COH tiatixa h b i a rfesanarecido. JAa fria ma- lidad la asa1t:iha con su amenaza cle cercana zozobra, :i 1:i rnmvra qix hirrr , ai rlnsperhr, el espiritix rle un iiifio enfermo, la idea de In medicina que le tiencn prepamla. 1- al niedrow penmr en ($1 peli-ro vecino, se unia eri iii mente cl [Ir, la nccesidad de contestar :i Patricio. Al dormirse dos horas antes, ese p m w - iniento flotaba cn su eesel~ro con In €ooriria iridecisn

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LOS TRbSPL.4'JT.41)0S 3619

k h tlquella misma mañana, despuks de una penosa noche de insoimio, Pat,ricio llegaba i caca dc Cain- paña. Tenia prisa de referirle i s revclaciiin tic la Montectriic m t c s clue h i i amigo hrese 5 prrientnrsc al hotel (Janalejas. Caiiipaña oyh, con si1 niiraclx i,lrriosn. (IC hoiiilire inquisitivo, la relacibn de V'iicnt,calhn. Por un scntiniicnto de rriodeqt:t lealtad, el j o v e n SR a h - tirvo de Iiacer inciici6n de las corifideiicias intiiiias de la sernimundana. - Que el priricipe \-aj--ii A pedii. la mano tlc 3Icrw- ilcs, tlijo Campafin con PU tranquila roririsn r l r cipti- iiiistn, no quiera dccir qur los pnrlre..; de la Iiiiia FF: la otorgueIi ni que ella consienta. - 2,EiIa.. . ? repiicii Patricio con tin arlciiiári de ties-

cciiisuclo. KO t c d r 6 berm p m resistir. :i tcida SIL

f:iiLiilin. Los padres, por o t r :~ parte, son hastante fa- tiilis para 1 1 0 resiitii U la ientacibn rlc tcncr una hija ririnrrra. - ¿ Aiiiique c1 prcteadiente e5tE arruiiiado '! - Don Grncia,iio no crcrr:; j a m k r [ i ~ iin 1)i.iricipe

rlc faiiiilia reiriarite pueda carecer de frirtitna. -- Rcinantr: cn un Estado rriicrorcbpicri. -- Si; pero e1 prctcndiicntc cs alteza ceretiibiiirn. 'hi

no tc figuras lo qiic csc rrlirinbrrin puede ofuscar ;i ciertos republicniios (le atiilm Xiiii:ricaq. - En fin, r-ereriiws : YO no pierdo In espcranza. La, inaiinna p a 4 para 10s K ~ O Z O S eIi vstudiar i,od,ir

134 fases del prohlcinn. A fucrza de ciar vuellaq. pt1 c.1 reducidido circulo (le hipótesis quc de tan sencilln cotno anguhtiah si tuacih podian forinnsw:, IIegarori u1 estado rle rncrvamierito del qiie 1i:tciendo u11 ciiicuio nurn&rico, no acierta á encorihr el crrm quo falsea el resultado.

I%tril;io se pascüba peiisativo. (Juiripniiu, con la ingeriuidad d e los que viven ah -

sortos eri rina idea, sc figiirh rliktraryr :i Fiieriteíilhn, Hi*x-a'indolo 13o(:o i, i i o w ;i CII ~ c i i i , ~ iüw)rito de lt ih doc-

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312 LOS TILASPLANTA i)OC

irgn poco 5 poco sohrcnatlsndo hacia la orillu, iiripc- l idus por In suave brisa de una creencia scrcna y rn- CiOI lü l .

Carnpnfia entoncrs sc cieliivo il coiitei-riplrii. esa ohr:j dc dcsnioronainiento, A oir ~1 tbco de clesol:ici.iin, r percuti6ndose eri lus teniplos aliiandonados del bii- disrno, del cristianismo, del jiidaisino, del inalioine- tisino. Patricio lo rriiralia en si lenci i i . i):iliale pur momentos ega sorda crivirlia de los erifeerrrios en pre- aenci:l de los saiios. La rriu tranquilid:id ron qiie C'mripri,jiu, l ihix de kas tormentas del corazh, podia h:ircr de si1 proselitismn positivista el i inico objeto dc

mpiraciones juveniles, se le figuraliu un siirno cioso. 3Inrnvillabase de qiie vi1 w e eerehrn tie

riiaiicebo estudioso, en (::a iiitehgnncia siilirla, en cg;l r:izUri de pderosit analitiw, uns. idcn dominaiitc, wducikridole el alliin. con r:l inirajjc de una geriernm inspirüciba, pudiese desvanecer In lucidez de si cri- tcrio Insta iracerle creer en la magia de una rdigiiin regeneradora, fundarla en la, completa a1)stracciDn le lue f lnyu~zna huniana.;.

Pero Campaim reasiiinia si1 exposición. De aqricllüs riiirias se alza1)a el Gran SPY, In. d iviiiidad positiri,ski, IR esencia tic las generaciones pasaria<, de las preseri- tes ?; (Ir: las fiituras. c La hurriaiiiclad 3. cl idolo visi- ?de. tangible, i rnpprecedrro, rcncivado cnnsimiterricntc p r la miirea de los que niuereii, por tos que riaceii J-

rivcn, por los que l i n b r h que venir. Trabajar por In felicidad comlin, por el peri'eccioriamientci de todos, por iü u n i h uni versa1 ; miiltiplicar In': virtirdes, haccr dc las prhcticas morales el estado iioriiinl de la existen- cis; h n d i r s t i A n a en el d ina del C; r . a i i S e r , vivir para 10s deinÁs en itn librc coricurso de Yolwitadw independieiites y l l e p r mi, , ,por ese concicrto de coiiiun solicitud, pur esa union inalterable, por ese conjiinto tlc furnas 1ic1i dirigidas, ii lo que el rnaes- Iro llama E( la fhrinuld sagrada del positivisiiio : E!

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LOS TltASkLANTADOS 3 1:;

u. -4si, contiiiirulia Cn ix ip i i : i . rlrspu&s de prniiuri- ciar esta fcirmiilii ~01110 si eneerrara la p:jtiacen tirii- versal quc habit dr, ciiriir todas Ins heridas dcl alma Iiurriana, eii vez de esas ficciones de ciioscs invicibics, en YCZ de esas pmiriesas falaces d e futura Iiienan- danza, eri vez de la anarquia de las rreericjns, eri vcx de las sacrificios e s t d r i k , c m In csperanza de iiiia- sinarias recompensas mhs alk de 13 tuiiib:~, el po<i- tivisino Tielie a ofrecer 5 los Iioiribrcs el culto de uiia ctiriiiidnd, rJc In que todos los I ~ u e n o ~ ioriiinn part,?, les señala la via prActica que conduec d la i'elicitlnd pieseritc, les eIiselin u11 dognia fundado en las rirtu- des dc que es capa/, 13 raza, liuiitann les ascyuru ei jireinio cle sita inercciiriientos diiratiic su existencia terrcrial

IinLol.iloi,Pi'il~Ci!iiO, C I oi.iie?l poi' b u S E , el r~ino'lrt.so L,,,l+

i x

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Fueriiealha 110 In esciirliah j : l . Tncluielo, A niedidti que el tiempo tritiiscvrrin, pase:ib:iw A lo largn de la piczti, COnSUlkandQ el re ly c u n t rdo c1 cliriiniuio í p c le permit ia su temcir de ver {i Cninpnfia. olvidnree de la horn. El positivista, sac:ido violetikainerite de BU vi- sion dcl Gri i i~ Ser, pur aquel aderriAn de SU amigo, repetido varias rccey ; - Veo que re acerca la hora. de ponernos en ljlar-

C ~ R , dijo volvierido ,5 su trino habitual. Al decir esto, ~ u l ) h A Patricio con su Iurninosti

iiiirada dc lierievolrnciti. - Otro dia seguir6 culequizhndote, aíiarlib cou su soiirisa tranquila. i Ah, no te figures que rcnuricio <i

ello ! donde su imagi-

naciiin hnbia empwado a remontarse, el sacerdote del culto de la Tlumanidad tornaba A eer el alrrui5tii afectuoso >- yeiicillo. &<puesto siempre 6 servir A 10s amigos.

Poco despui:s, ambos paliari en rlircccjdn al Iicttcl del tajamar Uchilly. A corta distünIlia de Esle, Pa- tricio se detuw >- dejb segiiit. 5 SU arriigo. Palpitando de emociiiin, lo v i i ' i llrgar 5 la purrtn, RPO) nr 1:i m a n o al b o t h eléctrico de la camparia, abrirse el p ~ ~ l i g u ,

Baj ¿indo de las regiones elcvada

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LOS TRdSl’LANT,IDOS :;I5

desaparecer tras de &tc. hIas la ausencia de Cam- paila fn8 iniiy corta. ?lnles (IP cinco rniniitos w l i ~ rlt.1 hotc1. - El porterii dice que don Graciano ha salido, en-

rnrqindcilr, conteqtnrmr: qiic im asunto iiiziy iirgeelit,e lc forzaha ;id salir por todo el. d k ~ .

l”’uentt:albn .se qurdb iin instante cailaclo. Un sordo rciicor contra SU dcstino se degpertaba r n si1 pcclio: la iinprecacih desesperada del q w sc airntr: sin me- d i o ~ rle liichar contra las dificiiltxdrs de su situüciiin. o: Canalejas 110 se dignnhn contestar ni recihir la I i- sita muncrada rle su amigo. MercedesT, pidiendo e<- cri h ide , pclicndn enviarle al menos u n a pa1aI)rii de aliento, 110 to hacia. )I Era el Iinrixonte OliSCUrQ rn torna dci <Al, la incci,tiduinbre dolorosa en qur. PO rc- r-nlvia su espiritii desde tantos dins, lieclin. w ’ t g iii- t e n w ahora con la manifiesta intencihn de Cariakjjas de siqn i Ficarle su negntiva eIi la forma insiiltantc cn qiic lo hacia. - Pero nosotros no podcmos corii entarrios con ese.

rerndo rlnscnrteq, csriamr‘i al iiri con rlcsprcho. $’ 1 ese hombre no sr: rliqna roritestnr do tina manera m i ~ g 6 - r j ra F- coinedidn, ;vri shri: I l r p r hasta 61 5- l i i ~ ~ e r l u hiiiirillafie. - Tcnyamos pacicncia hasta el fin ; ngotrinos pri-

iiiersrnentt: todos los merlins de conciliacihn nntes de lle+r A recurscis drsccperador, a r p y i i Campafiit. L:i viulericia no coiidiii:e jtlrnris 5 i d a hiuerio, a k d i c i virindo lirillnr In. crjIera en los ojriq (It. Patricio. - Pero, Ldrjnde c s t h esos rriedioi ronciliairirins?

Yit vep. que hemos einpieado la intervciiciiin de Gar- rlaIiera, rinn de l a s personas qiir ticnen rniis irifiuen- cia crin don GraMnno. - Tal vez vnlihlonos de Juan Greqcirio, con?&-

inris q u e me reniha. Juan Grcgorio, corno ti¡ sahcs ,

r.Ixidsd ; Ir! dirA q m RF! errpniie :t graves rmiwcuen- 110 t iew el mmor respeto 5 s i l padre h- le 11ahIar,’ r l con

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:+?o LOS TRASPLAmADOS

ciiando me enciientrn sin 1s menor ! jdkh y clepei-idn tle dl. cuixiplcfnmerite ? - (hiinto necesitas ? prcguntii Cainpnña con su

licrikvoh sonrisa. - i Oh, en cunnio A necesitar, yo newsitaria un

riiilliiii ! Y se ~iii ron su i -oz ronca: rrna especie de risa para

acni-ripariar si1 despropbsito. KR segiiida agregb, tn- siendo : - Pero, por ahora, COR unos quinientos franco.:

p ~ e c l ~ qdir de peladuras. Birsca por alii, en tu n i - Lriikmo, si encuentras e v Oh010 dc ini,-crín ;v mc Io pasas. - Tii cornprenrlcs, chico. qiic yo 'no SO>- iin rica-

cho para andar con semejante cantidad en la cartwn; prro, si r ienrg A casa manana, tmyhndonos la ~ 0 1 1 -

testacilin de t r i padrc, los quinieriior estar6n rspe- rhdote .

Juan Gregorio wlvib U sil sonrisa de chanza. - Pero xtgo (lebes andar trayendo, farsante, dijo qdpeando el homliro nl pr>yifivi.qta.

-Cien francos, rerponcli6 Campafin, echando inaim '71 Iiolsillo para wcar Is cartera.

Pero iü satisfncciijn del mozo Cnnalcjas al ver esc iiiovimicnto qi ie anunciaha un pr6staIrio s e p r o , durii stilt> rrn iristsrite. P:i,tricio hizo senas 6, su amigo rlr no sacar el dinero. - XIFO n c w w una idea mucho mejor, dijo, y que l e

evitaria, el tener que dirigirte & tu padre. - ;, Parba rncontrar dinrro? prcguntc'i el mocito. - 1' para hacermr: un biien servicio. - Si 13s dos cosas se conhinnn, no es UIIR i i lea T R

1- volvikntiose Iiaciit Carnpañn : - i Oh, Ins enamorados! Me qrirta. el ninor. j Vivn

ri atnor! hinzo, u11 roclztail dc Hririzcl1/. y i n i s l iwro r p e eso ; 111e iniiern de sed.

1~111: st: te ocurre : debc ser iin r n s y d e genio.

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LO? TR \\l 'i,ZNT.iDOS 1121

- i,Tii deciw, cperido., :? pr'rgiiritci en seguida A F 11 en t,e R 1 b a. -- To si- , por Mercedes, que doiia Rcgis i l p r i i ~ h

niieslrns amore,< y deqt3~ p i ie >-o me case c m sii ni&:(. - Dcwo r i t i h t i d d sir edad, dijo ,Juan Crrcgorio. - ;. Pnr qui. ;i PII edad'? preguntii l'iientenlha cnn

er;trarlre:t. Juan Gregcirio Eieliib, ?' liiegn, con aire senten-

ciom : - Porqiic 5 i:i vejez, chico, el hiicii criterio wr: va

:irlr.lgazarid» cnnin un hilo gastado qiie rqtk A punto clt: cortnrsc. -- i'aiiios. Juan, q u i no Re trata de hrninas, dijole

Cñrnpafia. - I Eh, querido, lo digo seriainenke! Patricio q6ei.t:

rnsaJw t:l juego del cdntüro contrn la picrlra. L:i vieja señora qiiiere alentarlo cn ese rontrasentido : eso iiu es sino iin t1cí;harro liropici de si1 erlatl. Dime tfi si hay buen sentido e11 qtie nuest~w ainiyo, aqui presente. se obstine en cperer C F ~ S R ~ W con iinn mu- (:hacha que no le han de dar, cuando tiene alii 5 esa esplhdirla Rosa hIoIiteshc, que w muere por +l. Nada men04 F ~ U F anoche Mimi me deeia, l-iüfilando ila In p a s i h de R n ~ a : I( i Seria C i l p z L , mi palabra dc linnor, dr &jar todos 511.1 aminlcs riccip por csc bueri inom polire! u - Peso, en fin, exclamó Patricio con kni'asis, q u i no queremoc saber lo que picnsa la señorita hiirni, sino que tU d i p s si estris dispestn 4 servirme 6 no. - j hl i ! querido, por ti lo hare, pero contra mis

rmviccioncs, pin olvidar 10s quinientw consabidos, por supuesto. - Pues bien, rcyiuso Fuentealha, mi deseo ns que

ahora mismo te vengas con nosutros; que hables COR

t u abuelita y con Merccdes; cpc : les d i p que yo si! que el principe mandar8 fi uria sciiora niailana A pedir la mano de Mercedes, y qui: no hay que perder mo-

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LOA TRhSPLANTADOS 223

dice Minii Pata S’oluiite, que ticne e1 honor eri los tü- Ici11rs.

T si1 vox, mrniquccitla de bronquitis erOiiic;i, 1 ~ 1 0 -

íliilabn. una soiirisa tr:i biijosa al Iiabhr del Iioiiui. de $1 iin i n

El fic~cm llegaba cn ese momento delante dt: 13 v gran puerta del h i e l Candejas. Patricici h j b cl pri- mero, y n!-udSI tt Jiran Gregorio, que 110 parccia iriiiy

- Es el aire libre, despuks de los cocktds, que me turlm m i poco la cabeza, dijo ñpoyindnse en el brazo dc: Fucntealba al poner el pic sobre el suelo.

Patricio quisa Ilernrlo h un Irido para liacerlc nut-

ras r.~:coixiendarioii~:$. Al iiiiynio tieiripri, vacilaba de e1itregm-k una carta p:ira RIcrcede~, qur liubia pre- p a r d o p o r s i se ofrecin lo iopnr.ttinirlar1 de erir-iárda, Pcrn antes que Iiirhicse eiripezado :i Irablar, cl pcisligo de In prun purrta se eritreabria, d+ndQ ver el ros- tro picaresco dc EeIijariiiiin. - i Ah ! i.son ~istedcs’l exclainb risnexia al ver 5 los

jiivcncs. Ustedes IIryan nsi, mino los tres anabnptis- tñs en ei P ~ o f c t a .

n i muy pegtiru de PUS movimientos.

Kicolnsito apareciii t’ras dc: ella. - 2, QaC hiiscan ust,rrles? cabezas de ~uiatniixi ( le

[win, prcguntb en franc& 6 los jhrenes, ribntlosc j sal 1 kin do. - Y urtedcs, ;,quk hamn qui‘? ;,por qua abren

sin que nadk Iinp, llamarlo ? dijoies Jiim Grbegorio. rhnjainina e s p h h que t.1 tío Pourcadt: dorrnin la

siesfa sobre s u poltroiia, J- qiic ella, oyendo parar un coche, liabia. abierto para qur no lo derpertascn con la campanilla. Yientras hablaba, diriqia rxpresivas mi- d a s 9 Patr.ic,io, haciéndole disiniii1ad:zs seria~ e m las inanos, coiuo prrgiint:indole 4 teniit al,rruna carta qur entregarle. Fiienteritba, disimiilarlnriientc tam- Li&n, sacnlin s u carta del 1)olaiIlo s la niwtmba 6 1~ chica.

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- i Tti por acd ! excIwmO la anciana, mientras que su nieto se inclinaba :i besarla. - h e n chico, -6 eh ? qire Tiene Ver a la querida

nbuelih. ¿Qué dice usted de esto? i X o ve, señora? j El diablo no es tan malo COMO 10 pintan !

Juan decia esto en festivo tono, y se sentaba frente k la anciana, restregkndose las manos, procurando parecer risueño.

-Nadie te compara con el diablo, hi-iito, le dijo doña Regis can afectuoso acento. - Es un modo de hablar, abuelita; 19 que en lite-

mtura ilrim:rii x estilo figurado n . - Y por mi parte, repuso In seiiora, yo estoy muy

cmtenta de verte q u i , y no te ~ p c o d m yuc venga; pow 5 verme : los jóvenes, es natural qut: quieran di- vertirse. - Si, si, corta y buena, abuelita, corta y buena, esa e3 la regla de la vida. j Ah ! por ejemplo, usted no puede hablar de corta, Leh ? Y Io de buena, usted lo entiende 6 su modo. i Apuesto & que ha ido iistcd hay al Jardin ds PIantas, 6 ver al condor macilenta ! Esta buena abuelita! Usted sabe que yo la yuioro.

¿no es a d ? Sabe que yo h quiero mucho. Se hallaba de pie y golpeando hmiliarmente el

hombro j, Jñ senora, tratando da pronunciar con d a - ridad y Crgurdndose que nada revelaba en C.1 los vapo- res alcalidicos acumulados en su cerebro, Dona Kegk y Mercedes cambiaron una mirada de

Inteligencia. La anciana dirigih 0espui.s ms ojos al cielo, con la espresilin pesarosa del qiie implora el favor de lo alto en alguna desgracia. Sin iiotcirlo, el iriozo tom6 una si!Ia.

-Ahora, dijo, vamos A hablar de cosas series. ¿ S & ~ R ustedes de quidn vengo de separarme? De Patricio I+’uenteaElia.

Mercedes pare& tiirhda. La serlora mid can an- siedad & su nieto. Pero ni ella ni Mercedes contestaron.

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T.O% 7'7: ihl'f, \ 'C'I'-il>nS

:i r?u mujcr, y tal vez ¿i papa y nmmA d~ Candejas, y $ las hijitas casadas de estos nobles esp~sos, y hasta. al ilustre vhtago de esos advenedizos, qiie tiene 11s-

ded q u i presente. - Síq todo eso esta muy bueno ; perol la concien- cia, hijito, 2, diindc la dejas ? Aunque $ea principe, si el joven tiene malas coskumbres, yo no consentiré, ni ti1 padre cowentirh, en qiie SCB marido de mi hijita. - TJstetl IIL~ conseiitira, querida abuelita, porque

iIit,ed esth, todavia viviendo allA en su tierra, donde, sir1 LIIICIEI, florece el riiejo j ~ q 1 0 . Pero a& estamos mjs civilizxdus. Papá vino A, Europa educar it SU fami- lia, ,v se ha eclricado él taniLih, el huen hombre, p no sc: ha de (aspantar por una ii dos queridas que teiipa. 311 alteza. - iKiño 1 exclarncj Irt nncisiia con espanto. - Si. almelita; no cyea que pap5 se espanta por

eso. En estos inundos de nobles tradiciones aristocr6. ticas, toda persona de alta alcurnia tiene carta blancn para infringir ~ Q S má, intolerantes de 104 Mandamien- tos, sin que la sociedad tenga nada que decir. Lo que CII i~to~isieur un i'd ii mtclrinia una Tal Feria anatema- tizado por inlnoi+aI, son pecadillos elegantes cuando los coiriett: un príncipe, un duque, iin i n a r q u k 15 8119 alfivas consortcs. La. inmoralidad, comri ve usterl, qwrida sehora mizt, es u n a idea, relativa. Lo iinico 4 lile €;jl t,a aqui eq extender la tolerancia del pecado hnrtn In domocmcin. Y xhi se inarcha, almelita, alii vafilm. La igiialrlad en ta ininoraiidarl : i he ahí nl Frosreqo I

Contento con SII discrtncihn, se echaba para at& (211 su silla. mc.anta,i,rlo (:on IR fiirniula social que re- petia . - tpiaid:d c n la irmoralidad : i he ahí el progreso! - \o tlebiLtT I-iabirir de ese modo delante de ti1

li?rinatia, dijo IR sehora con acento severo. Si cs eso in que 11:)s npwnclicio en el rolegio, i vnlh In p a , en

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T . O ~ r R i s m 4 m . i no< 33 verdad, de haherte traido B er1uc:rr PII Europa. !

Luego, cn in8s blando tono. a ~ ~ ü d i i i : - i KO rwrlvas nunca A, Iiablar así, niriu, n u myc+ :i castigarte Dins ! - ¿, Qiié diog, abuelita? i, CuRI ? digame cual. Ei

Dios de los cristiatios, eri cupo nonibre I I O ~ pronieteii la l~iennventurnnzn para la otra vida, sin garantin del g)bici-no, coino dicen las rnedicirias de p t c n t e . Pera nos hacen esa proiiicsa de hieiiavcntirmnza futura , crin tal que no nos cansernos dc niortifieaimos ni cit. abstenernos de todo en este inundo. ;. (:) amso huli1,i i is led del dios de Mnlini-iia, con qu paraiao de h u r i c ~ . que no Iiay nscesidatl de ir {i hiimir in& a l l 5 (Ir ]:I niuerlc, puesto q u e ese parais0 existc ayui , +en Pari.?, pars tudo el quc tenga In fuerte suiiicl? ¿ O bien d f b

Iirahin:i, que nai:i6 de iin huevo de oro y iiinritieiie las almiir cn eterna mudanza de in cuerpo :i otro, p r a quv vayan purgando sus pecddos:' ;. 0 r s a l p n o dc csos dioses asiiticos, en iiifatigable con - tcinpiaciiiii umbilical . corno para ociiltar 511 ri.5~1, por ia credulidad (le h i s mortales '? ¿6, tal ve/,, Iiu

q:ierido usted decir el dios de Confucio, rlechado dc toda5 lar rirtiirles dc qur debe rodearse el horiilire, como con un Filicio, diirant3 sil exiqtencia? 7, 0 del Zeus clc los griegos, ii el .JUpiter de 10s romanoi:'? 2. O el n w r o dios inventado por R i i p > t c i Comtc, la Humanidad, el í;i.an Ser. lmra (:I m a l anda hila-

cantlo pios4litoi nuestro inorciitci niiiigo Canipaíla:' ;,üe cuAl de ellor, nhueiita, dc cu61 de ellos? i Ui- grime, pueq ! 2. de quk dios sc trata ? ; Hay tan- tisirnos !

Felizmente para la serlors, el mocito hahin pronuii- ciado s u larga interwgacibn en una i-~iczcln. dc franc& y de castellano, inüs tIe aquel qiw rlr &te, ininteliyi- bls pars d a . i-Jalilalia por fawn, por Iincer jarana de: toda creencia, por pasmni* nl, hwgks , cmm o13 decir :I 10s artistas aprendiws que solinn ir ai hui-.

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332 LOS ~ K A S P I . i ZTAUW

asociarse á ella'tnh que en su disipacibn y en sus fiestas.. Tniitiles aqui, 6 inUtiles para su patria qut! miran con desdén, ;, d h d e quiere mted que vaya UI: trasplantado A eiiconti-ar ocupación cn este muiido qut. no 10 torna & lo serio 1- lo mira shlo como un con- tribuyentc traído i su rirluezn? Nuestros pad r~s , a1 dejar fi HI pais para venir i educarnos i l.:ur~pa con 121 ánimo de quedarse Ins rn6s veces en estos inundo$, nos condenan al ocio perpctiio, nos inutilixnn para lri

vida de Hispano-America. LCiirnti quiere usted qut. trabajemos en esas condiciones? 50 pudiendo trnbñ- jar, tenemos que ocupar nuestra actividad cn diver- tirnos. Y alii tiene iistctl por que yo ando siei-iipr? escaso dc dinero, y por qi16, abuelita, Cuento con que me racilitc ustcrl unw doscicntos ij trescientos francos.

h medida cpc linhlaba, sit cerelirn había ido deb- pejándose. Menos baibucieiitc, su pronunciacirjn si' hacia mas intcliyible. Con la animacibn de PUS d e - manes, eon su voz apagada, que El se esForzaha por hacer persuasiva, volvis & despertar en la anciana senora el sentimiento del viejo cariíio adormecido, la ternura indulgente de 1s vejez, que m8a quiere ser amor 1- solicitud que autoridad, con los hijos de SUP

hijos. - Mira, chiquillo, le dijo acaricitinclole Is cabcxn : yo no tengo plata, pero t u padre me debe doos men- sualidades del dinero que mc ticnc. Pidcle de mi park doscientos francos. 2 Pero me prometes que vas R ser juicioso 9 - iQue le pida 8, mi padre! i A buen poste me

manda usted srrimarmc! Vaya usted á golpearle el codo al Jupiter convertida en san Pcdro, que e s a en Roina; y si en Iugar de alargarle su dedo de bronce, gastado por el beso de 10s fieles, le pasa a usted una cartera con Iiilletes de Banco, yo creer& que pap& e.4 capaz de darme 10 que le pida á nombre da usted.

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