cazadores del trópico americano en méxico

15
CAZADORES DEL TRÓPICO AMERICANO EN MÉXICO * Luis Felipe Bate y Guillermo Acosta Resumen.- Se discute la conceptualización y el contenido empírico atribuido a las "etapas" o "estadios" formulados para describir las supuestas evidencias de las ocupaciones más antiguas del continente americano: el "pre-puntas de proyectil" de A. Krieger y, particularmente, el "arqueolítico" de J. L. Lorenzo. Bajo una concepción teórica diferente, se propone la existencia y posibilidades de identificación arqueológica, en la actual República Mexicana, de una de las poblaciones más tempranas del continente, claramente identificable en Sudamérica. Para ello, nos basaremos principalmente en la información producida a partir de contextos y materiales arqueológicos de Chiapas, que incluirían a la "industria" de Teopisca-Aguacatenango, atribuida por Lorenzo al "arqueolítico". Finalmente, se señalan otros posibles registros de la presencia en México de esa población de amplia dispersión americana. ¿Qué fué del "arqueolótico" y el "pre-puntas de proyectil"? En las décadas de los 50 a los 70, bajo el abrumador predominio del particularismo histórico, la mayoría de los investigadores americanos coincidía, en los hechos, en considerar el establecimiento de secuencias cronológico-culturales como un objetivo principal de su trabajo, aún cuando aceptaran o propusieran que podía o debía ser trascendido, lo que muy raramente llegó a ocurrir. Y concordaron, en eso, tanto autores de

Upload: geraldinska-glezy-cornejo

Post on 03-Aug-2015

188 views

Category:

Documents


5 download

TRANSCRIPT

Page 1: Cazadores del trópico americano en México

CAZADORES DEL TRÓPICO AMERICANO EN MÉXICO∗

Luis Felipe Bate y Guillermo Acosta

Resumen.-

Se discute la conceptualización y el contenido empírico atribuido a las "etapas" o "estadios" formulados para describir las supuestas evidencias de las ocupaciones más antiguas del continente americano: el "pre-puntas de proyectil" de A. Krieger y, particularmente, el "arqueolítico" de J. L. Lorenzo.

Bajo una concepción teórica diferente, se propone la existencia y posibilidades de identificación arqueológica, en la actual República Mexicana, de una de las poblaciones más tempranas del continente, claramente identificable en Sudamérica. Para ello, nos basaremos principalmente en la información producida a partir de contextos y materiales arqueológicos de Chiapas, que incluirían a la "industria" de Teopisca-Aguacatenango, atribuida por Lorenzo al "arqueolítico". Finalmente, se señalan otros posibles registros de la presencia en México de esa población de amplia dispersión americana.

¿Qué fué del "arqueolótico" y el "pre-puntas de proyectil"?

En las décadas de los 50 a los 70, bajo el abrumador predominio del particularismo histórico, la mayoría de los investigadores americanos coincidía, en los hechos, en considerar el establecimiento de secuencias cronológico-culturales como un objetivo principal de su trabajo, aún cuando aceptaran o propusieran que podía o debía ser trascendido, lo que muy raramente llegó a ocurrir. Y concordaron, en eso, tanto autores de

� Presentado en el IV Simposio sobre el Hombre Temprano en América, realizado en México en 2008.

Page 2: Cazadores del trópico americano en México

orientación difusionista como evolucionista.

Eran tiempos en que las discusiones teóricas en la arqueología de las sociedades cazadoras recolectoras eran notablemente escasas y esos temas eran tratados de modo excesivamente somero. Por lo demás, generalmente se trataba sólo de préstamos tomados de otras disciplinas de la antropología o aún -como todavía sucede- de las ciencias naturales.

Con todo, en nuestra opinión, las preguntas generales que orientaban los estudios sobre los pueblos cazadores recolectores americanos y, particularmente, el tema del poblamiento del continente, eran más relevantes que las que planteó el debate entre las "teorías" Pre-Clovis/Clovis first en los 80 y 90. Cuestión que nunca fue objeto de una verdadera discusión teórica -que a estas alturas debería considerarse claramente resuelta por la vía empírica- y esperamos que pierda definitivamente la relevancia y centralidad que nunca mereció fuera del ámbito de los Estados Unidos de Norteamérica354.

Se trataba principalmente -aunque pocas veces se sobrepasara el nivel descriptivo- de saber qué tipo de pueblos fueron los que ingresaron a América: si se trataba de portadores de "culturas" o "industrias" de tipo Paleolítico Inferior-Medio o propias del Paleolítico Superior del Viejo Mundo. Ello tenía, entonces, otras implicaciones como, por ejemplo, que si hubieran sido cazadores del Paleolítico Medio, podía esperarse encontrar restos de neanderthales.

El hecho es que, para entonces, surgen muchas propuestas de periodización formulando grandes esquemas generales que fijaban secuencias cronológico culturales para los cazadores recolectores americanos. Y, sea que se tratase de autores con posiciones difusionistas (como Menghin, Bormida o Schobinger) o evolucionistas (como Krieger, Willey, McNeish, Lanning, Rouse, Cruxent o Lorenzo), todas esas "viejas teorías" suponían que los primeros habitantes del Nuevo Mundo eran portadores de "culturas" de origen anterior al Paleolítico Superior europeo.

Pero el gran problema, que afectó por igual a todas esas periodizaciones, era que se basaban en materiales y contextos arqueológicos muy mal interpretados y, prácticamente, sin registros mínimamente confiables. Sin embargo, no todas las especulaciones de aquellos autores eran descabelladas y valdrá la pena un posterior análisis más detallado de algunas de sus consideraciones y sugerencias.

Hacemos estos comentarios, porque una de esas propuestas que pretendía tener validez continental, si bien se formuló originalmente para los registros mexicanos, fue la de José Luis Lorenzo. Este autor distinguió tres "sub-etapas": Arqueolítico, Cenolítico (Inferior y Superior) y Protoneolítico. Tomó como referencia la clasificación de Alex Krieger, quien distinguía entre Pre-puntas de proyectil, Paleoindio y Arcaico:

El [sistema clasificatorio] que en fecha reciente ha producido Krieger (1964) era el que más se acercaba a nuestra idea, aunque también mantiene una heterogeneidad de

354 Como señalaba Bryan [1989: 83] "In frequent use currently is the term pre-Clovis, which is completely

innapropriate in geographical areas where the Clovis complex was never manifested -as in South America." Por

lo demás, ya son varios los autores que critican la relevancia de tal debate, como Carole Mandrik [2004].

Page 3: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.441

nomenclatura, pero fue con él, como base, como creamos el nuestro, ampliándolo y corrigiendo bastante, sobre todo en aquello que sus buenas intenciones han llevado a incluir. [Lorenzo 1967: 25]

Cierto es que no fue adoptado en ningún otro país y, tal como sucedió con todas las secuencias sostenidas por autores como los mencionados, a partir de los 80 o 90 la mayor parte de los investigadores que realizan proyectos zonales o regionales simplemente dejaron de tomarlos en cuenta. Pero muy pocas veces fueron objeto de la evaluación crítica que merecían, para poder descartarlos razonadamente.

Respecto al sistema de Krieger, si lo mencionamos en vez de otros autores, es porque su terminología se sigue usando hasta hoy, por inercia, con un contenido conceptual bastante ambiguo. Y los términos de Paleoindio y Arcaico siguen siendo aplicados a diestra y siniestra en toda América por los arqueólogos norteamericanos y por los latinoamericanos que gustosos los imitan, a falta de concepciones alternativas. En cuanto al "Pre-projectile point", después de las discusiones más recientes, mas bien se ha generalizado el término de "Pre-Clovis", lo cual tampoco contribuye a un panorama más coherente.

Pero, si hemos considerado pertinente hacer una breve consideración sobre este tema, es porque, desde su primera versión de La etapa lítica en México, de 1967, Lorenzo incluyó materiales de Teopisca en el "Arqueolítico". En 1977, en un trabajo específico sobre dicho conjunto lítico, duda de las posibilidades de incluirlo en dicha etapa, por razones cronológicas. Aunque en 1987, asociándolo a los materiales provenientes de la cercana localidad de Aguacatenango, es claro al afirmar que

Independientemente de un fechado directo y de lo que éste pueda decirnos, se trata de una industria cuyas características tipológicas permiten incluirla, aunque sea tentativamente, en el Arqueolítico. [Lorenzo 1987: 212]

El problema con la definición del Arqueolítico es que se trata de un concepto demasiado general -en el sentido de escasa precisión- y la aplicación que de aquella se deriva resulta poco consistente.

En primera instancia, se define como una etapa de desarrollo en el proceso evolutivo que destaca, para "el gran público", el cómo se presentaría a la observación empírica en el registro arqueológico. En cuanto a la lítica, indicador privilegiado por su mayor durabilidad y visibilidad en el registro, supone, por lo tanto, un menor grado de evolución de las habilidades técnicas que en las etapas que le suceden. Se trata, como el autor aclara, por necesidades de simplicidad expositiva, de una fase de

...una periodificación que ejemplificase el tránsito que había tenido la etapa [...] dentro de un proceso evolutivo cultural. [Lorenzo 1967: 24]

Donde

El conjunto se considera como la Etapa Lítica, criterio indudablemente tecnológico, adoptado por su sencillez frente a las demás disyuntivas, pues el económico y el social son más complejos de enunciar. [ob. cit.: 27]

Importa destacar que Lorenzo entiende claramente que una secuencia cronológico-

Page 4: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

442

cultural no es el objetivo único ni último de la investigación arqueológica. Aunque, lamentablemente, como la mayoría de los autores que propusieron periodizaciones de alcance continental, nunca redactó para los especialistas una explicación de los contenidos socioeconómicos de su propuesta.

Pero, si bien los atributos morfo-tecnológicos de los materiales líticos del Arqueolítico implicarían un menor grado de desarrollo evolutivo, en el momento de atribuir sitios o conjuntos de materiales a las diversas sub-etapas, se basa en un criterio estrictamente cronológico: incluye en ésta a todos los registros que considera anteriores al 14.000 a.P.

Por ello, cuando describe en detalle el conjunto de Teopisca [19767] -motivo de estas consideraciones-, pone en duda su atribución al Arqueolítico, ya que no se podía determinar su cronología y era muy probable que no correspondiera cronológicamente a esa sub-etapa. No obstante, como vimos, diez años después se decide a considerar a Teopisca-Aguacatenango355 como una industria arqueolítica, independientemente de su cronología.

El problema está en que, de acuerdo a las variables evolutivas de la tecno-morfología, en las que claramente se basa tal atribución, incluye en el Arqueolítico mexicano y americano a conjuntos artefactuales notablemente diversos. Pues es claro que este conjunto de Chiapas difiere considerablemente, por ejemplo, de otros que presentan grandes bifaces, como Chapala en Baja California Norte. Y en otros casos, por razones obvias, simplemente no es comparable con conjuntos a los que se pueden considerar probablemente tempranos, como los artefactos en hueso recolectados en superficie, en Jalisco, por el Ing. Federico Solórzano.

Lorenzo no hace, por ejemplo, la distinción que establece posteriormente Bryan, en una obra de homenaje a Lorenzo:

The Archeolithic can be conceibed of as a technological stage which is divisible into a lower substage withouth bifaces and an upper substage after the innovation of bifacial flaking,... [Bryan 1987: 91]

Lo cual no tiene sentido, pues el mismo Bryan, en ese y otros trabajos, ha sido claro -y, en nuestra opinión, acertado- en mostrar que las secuencias del "Paleolítico" de Europa occidental difieren completamente de las del continente asiático y, por lo tanto, no se puede poner a sus diversas fases o etapas en una misma secuencia. Y menos, incluir a sus distintas manifestaciones en una misma etapa evolutiva, aunque en América pudieran coincidir cronológicamente.

Lorenzo conocía bien esa distinción y el posible origen asiático de alguna población temprana en América -propuesta también por varios otros autores, como G. Carter o R. McNeish- pues lo menciona a propósito de su crítica atinada al poco sentido de hablar de "culturas de núcleos y lascas" ya que, necesariamente, todas las industrias líticas incluyen lascas y núcleos. Pero no hizo las distinciones que habrían sido pertinentes en su sistema.

En un trabajo más amplio, en preparación, analizaremos más detalladamente el tema

355 Se basa, entonces, en los trabajos más recientes realizados por Arturo Guevara y Joaquín García-Bárcena en

la localidad de Aguacatenango.

Page 5: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.443

del Arqueolítico, así como el de la confiabilidad de algunos registros que la "buena voluntad han llevado a incluir" en él, como El Cedral o Tlapacoya. En este último sitio, por ejemplo, se incluye como evidencia hasta una lámina de obsidiana, a todas luces característica de "etapas" evolutivas más tardías, no sólo en México. Y que, insólitamente, Mirambell considera como producto de una ¡técnica bipolar!. Lo cual exhibe un sorprendente desconocimiento de las técnicas reales de talla lítica. Seguramente, porque de otro modo no podría incluirse en una etapa evolutiva temprana.356

En suma, pensamos que del Arqueolítico propuesto por José Luis Lorenzo, puede decirse lo mismo que hemos mostrado con base en un detallado análisis de la información empírica sudamericana respecto a las "tradiciones", "estadios", "periodos", "etapas", "industrias" o "culturas" propuestas en su momento por autores como Krieger, Menghin, Bormida, Schobinger, Mc Neish, Lanning y Patterson, Willey, Rouse y Cruxent y otros357. Que:

Salvo en contados casos, no es la existencia de los datos arqueológicos lo que hemos

cuestionado, sino la interpretación de que han sido objeto, desde el nivel de la elaboración de la

información empírica. [Bate 1990: 95]

...no nos anima el interés de negar empecinadamente la existencia de pueblos más o menos "primitivos" en América ni su ingreso temprano al continente.

La intención de nuestra crítica es la de mostrar que, en el intento de afirmarlo, se ha procedido a interpretar equivocadamente gran parte de las evidencias dejadas por los pueblos cazadores recolectores en el territorio americano, Que, bajo una concepción de la arqueología como ciencia clasificatoria orientada al establecimiento de secuencias cronológico-culturales como objetivo central, se ha operado sin el rigor que la complejidad del objeto de investigación exige. Y que, como consecuencia de ello, las erróneas interpretaciones resultantes constituyen una grosera distorsión de la historia real, precisamente en sus aspectos culturales y cronológicos. [Ídem: 99]

Cazadores recolectores del trópico americano.

Hace unos 25 años [Bate 1982, 1983] identificamos para Sudamérica, en la dimensión cultural, a una población que presentaba entonces los registros confiables más antiguos del continente meridional, al que designamos como Conjunto Cultural III. Luego, considerando que tales manifestaciones correspondían a particularidades del desarrollo de las formaciones sociales, la presentamos como Modo de Vida III [Bate 1990, 1992]. Posteriormente, el colega J. Zilhão nos sugirió que es más fácil retener tales identificaciones por nombres que por números, por lo que la denominamos Cazadores recolectores del Trópico Americano [Bate 1999].

356 "Du site Tlapacoya II, provient una lame prismatique d'obsidienne sur laquelle nous ne pouvons donner

beaucoup d'information technologique, puisque le talon manque. Cependant, tout indique qu'elle fut obtenue par

la technique de la percusion bipolaire, ce qui signifique que cette technique était connue, dans le continent

américain, depuis des étapes très anciennes." Mirambell 1994:245]357 Para un desarrollo extenso de esas críticas, ver Bate 1983. Una síntesis de las mismas en Bate 1990.

Page 6: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

444

De hecho, la identificamos originalmente en la franja tropical sudamericana. Sin embargo, era claro que si se trataba de uno de los primeros pueblos en ocupar Sudamérica, debió ingresar al continente por las latitudes boreales extremas de Beringia, que nada tienen de tropicales. La razón para tal designación es que concordamos con Gilman [1984] en que la explicación de un proceso como el surgimiento del Paleolítico Superior debe tener carácter nomológico y considerar variables para cualquier lugar y momento del planeta donde pudiera haber ocurrido y no, como ocurría hasta entonces, en que todas las "teorías" sobre el mismo eran axplicaciones ad hoc, para el fenómeno europeo. Y todas implicaban sistemas de cacería de animales gregarios con migraciones estacionales en ámbitos periglaciares. Considerando que esta población nada tendría que ver con la secuencia centroeuropea, pero que compartiría con el Paleolítico Superior el mismo tipo general de estructura social, como formación social, quisimos aludir a un origen en condiciones probablemente muy diversas a las de los ambientes glaciares de Europa.

Algunas de sus características observables o inferibles a partir de los registros arqueológicos sudamericanos son358:

1. Distribución geográfica: estaría presente desde el norte del Perú, en sitios como Chorrillos y Reventazón, los de la supuesta secuencia de Talara (Amotape-Siches-Estero-Honda), algunos componentes de la "fase" Mongoncillo, Quebrada Jahuay o Quebrada Tacahuay; el "complejo" Vegas y el "foco" El Encanto en Ecuador; la mayoría de los sitios tempranos de la sabana de Bogotá, como El Abra, Tequendama, posiblemente Tibitó, Sueva 1, Nemocón 4, Guavio, Vista Hermosa y Galindo, o El Prodigio, Peña Roja y otros en Colombia; la fase Talamanca en Panamá (Tradición Arcaica de las Selvas Tropicales); en Venezuela, Ño Carlos, Remigio, Guayana ("tradición Guayana"), El Espino ("tradición Caroní") y al menos la fase I de la "tradición Atures" en los sitios de Culebra, Provincial y Pozo Azul Sur-2, en el Orinoco; el "modo de vida" Banwaroide caribe-antillano, y los sitios de Piauí en Brasil (Boqueirão da Pedra Furada, Caldeirão dos Rodrígues, Sítio do Meio en sus niveles antiguos), la "fase" Serranópolis en Goiás, el nivel inferior da Lapa do Boquete, Cêrca Grande-6, Caieiras, Lapa Vermelha (P.L.) parte de las ocupaciones de Santana do Riacho en Minas, y otros.

2. Cronología: esta población estaría presentando los registros más tempranos en Sudamérica, aún cuando algunos han sido cuestionados. No obstante en Pedra Furada, hay un fragmento de roca pintada, desprendida de la pared, incluida en un estrato datado en 17.000 a.p.359. Hay también una fecha similar en Caldeirão dos Rodrígues. En el Sítio do Meio, hay igualmente restos de esta industria con fecha de 13.900360. En Colombia tiene

358 Estoy copiando una síntesis que redacté para la discusión del sitio Covacha Babisuri (Baja California,

México), en una ponencia presentada al Segundo Coloquio Internacional El Hombre Temprano en América,

realizado en la Ciudad de México, en cuyas actas este texto no fue incluido [Fujita, Téllez y Bate 2004]. En mi

opinión, dicho sitio -entre otros en México- correspondería a esta población.359 Las paredes del abrigo están profusamente pintadas, en distintas épocas. La secuencia de fechas alcanza

hasta los 48.000 a.p., pero se ha discutido el carácter cultural primario de los estratos inferiores.360 Aunque también se reporta, en el estrato inferior, la presencia de dos "lesmas", instrumento sobre lámina

gruesa, de forma oval alargada, con todo el margen retocado dorsalmente. Este elemento es característico de otra

población, que pudo estar originalmente vinculada al "complejo El Jobo" y que se define bien para el noreste

Page 7: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.445

fechas de 12.400 en El Abra y 11.700 en Tibitó, pero la tradición continúa hasta el 5.000. Más o menos las fechas que presenta en los sitios costeros de Venezuela y en Banwari Trace. En Vegas y en Talara, se remonta al 11. 200 a.p. y persiste también por varios milenios.

3. La industria de piedra tallada: la principal característica de la piedra tallada por esta población es el escaso grado de formatización de los instrumentos. Estos se producen básicamente sobre lascas obtenidas por percusión directa, sin una sistemática de astillamiento definida. No obstante, en algunos sitios, hay alguna regularidad en la producción de lascas triangulares con arista dorsal longitudinal o de lascas laminares, que resultan del aprovechamiento de las formas que presentan los nódulos de materia prima. Se utilizan como instrumentos los filos vivos o se acondiciona el borde funcional mediante retoques marginales de percusión directa361. Conocían la talla facial, pero la emplearon muy escasamente. Hasta ahora no se ha podido identificar en asociaciones claras ningún tipo de puntas líticas características. Y, si las hubo, fueron muy escasas. La tipología funcional de los instrumentos no está estandarizada. Responde indudablemente a lo que se han denominado industrias "expeditivas" u "oportunistas". Presentan trabajo sumario y falta de especialización. La gran mayoría de las piezas están talladas en materias primas locales, las más cercanas a los sitios donde se realizan diversas actividades de procesamiento y/o consumo.

La escasa definición formal del instrumental y la ausencia, hasta ahora, de puntas características -que es lo que distingue a esta industria- hacen que pocos investigadores hayan identificado estos materiales como culturalmente distintivos de una población determinada. De hecho, es posible que muchos autores consideren a estos restos como desechos de talla, sobre todo si no están claramente asociados con otros materiales, generalmente perecederos, que indiquen actividades domésticas u otras similares.

4. Técnicas "neolíticas": contrastando con la apariencia "rudimentaria" de la piedra tallada, estas poblaciones produjeron diversos artefactos con técnicas de piqueteo y abrasión, como los "quiebracocos", piedras ranuradas o con surcos (probablemente pesas para pesca), hachas o copas líticas, o unos "chopping tools" con el borde alisado por abrasión después de ser lasqueado y que son comunes en los sitios brasileños362.

5. Trabajo de hueso y conchas: utilizaron abundantemente el hueso para la confección de instrumentos. En este material no sólo produjeron puntas y punzones, sino también

brasileño desde hace unos 11.000 años como "tradición Itaparica". Su presencia temprana en el Sítio do Meio, si

no es una intrusión, estaría indicando un origen también pre-Clovis para este pueblo.

Hay que mencionar que, si bien el registro arqueológico aún no permite una adecuada identificación

cultural para el sitio de Pubenza, sus ocupaciones tempranas tienen una fecha de ca. 16.500.361 Muchos autores, particularmente quienes publican en inglés, la describen erróneamente como industria

"unifacial". De hecho, los artefactos unifaciales son muy escasos. El término más adecuado para referirse a éstos

instumentos sería, en todo caso, el que emplearon Correal y Van der Hammen [1977], de "edge-trimmed tool

tradition".362 Probablemente también los machacadores enmangables de sitios como El Prodigio (Colombia, ca. 7.300

a.p.); aunque en El Pital, donde también se encuentran, Salgado [1995] afirma que el conjunto lítico difiere

notablemente del "abriense" y el "tequendamiense".

Page 8: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

446

instrumentos que generalmente otros pueblos manufacturaban en piedra, como raspadores, raederas y cuchillos. Para ello usaron generalmente los huesos largos de animales de talla media, que partían por percusión y torsión, rebajando luego los extremos o los bordes. A ello se debe el hecho de que el instrumental presente, en general, formas alargadas.

También produjeron artefactos sobre conchas, desde luego en los sitios cercanos a la costa, y hay algunos caracoles de agua dulce con perforaciones en los sitios de tierras altas.

6. Tipos de sepulturas y tipo físico: Los enterramientos asociados a los sitios de esta población son abundantes y variados. En algunos sitios se presentan algunos enterratorios primarios, generalmente en posición flectada lateral. No obstante, hay otros como Vegas y Santana do Riacho donde se formaron verdaderos cementerios por la inhumación recurrente de restos, tanto en entierros primarios como secundarios. Como en las de otros pueblos, también algunas de sus sepulturas presentan ocre rojo.

Un hecho importante es que el tipo físico de esta población ha sido objeto de recientes estudios de morfología craneofacial. La osamenta que, en su momento, se consideró la más antigua de Sudamérica y que se ha conocido popularmente como "Luzia", proviene de un estrato de Lapa Vermelha IV datado en poco más de 9.000 años a.p. y corresponde a la población que nos ocupa. Y, al igual que otros restos tempranos de Tequendama, así como de sitios de la misma región de Minas, presentan rasgos de un tipo de Sapiens sapiens generalizado de filiación afro-australoide o australomelanesia claramente distinguible de los restos del paleoindio norteamericano del "complejo Llano", que incluye a Clovis y que sería de tipo mongoloide363, como la mayoría de las poblaciones indígenas americanas más tardías.

7. Otras expresiones culturales: es lo más probable que buena parte de los muy abundantes registros de arte rupestre de los sitios del Brasil correspondan a esta población y esperamos que se establezcan algunas correlaciones seguras entre los estilos que se están definiendo y los estratos ocupacionales.

Otro rasgo que se ha asociado a estas ocupaciones -en algunos sitios- lo presentan los fogones, que son embancados con bordes de barro en lugar de piedras.

8. Racionalidad económica y sistemas de complementación. La industria lítica, por su mayor durabilidad, es la clase de materiales que ha servido de referencia para comparar las culturas de diversos pueblos cazadores recolectores. Desde este punto de vista, la piedra tallada de los cazadores recolectores del trópico americano debe ser del todo frustrante para los arqueólogos con mentalidad de coleccionistas. Tampoco pueden ser sometidos a esquemas evolutivos simplistas, que supongan que las formas más "rudimentarias" o simples deben ser mas "primitivas" que aquellas de las sociedades que producen bellas piezas de talla bifacial, como las de los complejos Llano y Plano de Norteamérica. De hecho, esta tipología escapa completamente a la generalización de las secuencias eurocentristas del Paleolítico. Nada tiene que ver, por ejemplo, con las técnicas y formas características del

363 Ver la descripción de los restos de Buhl Site en Green et al. [1998] y la comparación con "Luzia" en Neves y

Blum [2000].

Page 9: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.447

musteriense y, menos, con el Paleolítico Superior [ver Mellars 1973, White 1982 y Bate 1992]. Pero ello no nos autoriza en absoluto a concebir a estas sociedades como mas "primitivas" o evolutivamente "atrasadas".

En suma, ni criterios estéticos ni una preconcepción evolucionista estrecha nos permiten evaluar el desarrollo histórico de estos pueblos. Preferimos, por tanto, manejar el concepto de grado de desarrollo de las fuerzas productivas, que se refiere a la productividad media de la fuerza de trabajo de una sociedad, para explicar las particularidades de su organización económica.

En este sentido, los cazadores del trópico americano tienen un modo de vida caracterizado por una racionalidad particular en el uso de los recursos líticos. En principio, el instrumental presenta formas expeditivas y generalizadas y en su confección se recurre a las materias primas más cercanas a los lugares en que se utilizan, sean éstas de buena o mala calidad. Lo cual tiene la desventaja que se gasta más fuerza de trabajo en el uso de los instrumentos que si se tratara de un utillaje especializado. Pero esto puede ser compensado, probablemente con creces, en la medida en que no se gasta fuerza de trabajo en desplazamientos a medianas o largas distancias para obtener y transportar buenas materias primas ni en la confección misma de útiles especializados. Bajo el mismo esquema, se suele sustituir la piedra por el hueso para producir instrumentos que, bajo una estrategia de especialización, se producirían en piedra, como raederas o cuchillos.

Por otro lado, el uso de un instrumental no especializado, pese a su menor eficiencia funcional, presenta la ventaja de que puede adecuarse a la explotación de variados recursos en muy diferentes entornos medioambientales. Flexibilidad conveniente cuando, como se ha visto en Sudamérica, desarrollaron sistemas de complementación económica de amplio espectro y, aparentemente -por la baja densidad de sus ocupaciones-, de gran movilidad.

9. Territorialidad, coexistencias y recursos. Una característica que debe mencionarse es que estas sociedades de cazadores recolectores pretribales no han establecido propiedad sobre los objetos naturales de producción y menos aún sobre el territorio. Generaron, sin embargo, normas de posesión consensual sobre las áreas de recursos que pudieron ser estrictas. Esto nos permite explicar cómo, en el noroeste sudamericano, en lo que hoy son Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador y norte del Perú, las comunidades de cazadores recolectores del trópico americano coexistieron en los mismos territorios que los antiguos cazadores recolectores andinos de la "tradición foliácea" por casi seis milenios. Y, aunque no excluimos la posibilidad de mestizajes y alianzas en algunos lugares y momentos, en general se consigue diferenciar culturalmente sus contextos364.

Tampoco significa que no hubiera ocasionalmente conflictos de diversa magnitud. Pero parece que una forma de evitar conflictos mayores fue la organización de sistemas de complementación económica orientados a una apropiación preferencial de recursos diferentes. Así, los antiguos cazadores panandinos, en las costas, explotaron preferencialmente recursos de playas arenosas y roqueríos y, en tierras altas, cazaban

364 Es notable el hecho de que esta amplia región, compartida por dos poblaciones, es el área de Sudamérica

donde el arte rupestre atribuible a cazadores recolectores pretribales es casi inexistente.

Page 10: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

448

camélidos y roedores. Mientras los cazadores del trópico americano optaron, en las costas, por los recursos de manglar y la caza de venados en tierras altas.

Una implicación arqueológica de esto es que, si bien es probable que habitaran sitios diferentes, bien podemos encontrar ocasionalmente algunos vestigios culturales de otros pueblos en los sitios de nuestros cazadores del trópico americano.

A diferencia de otros sitios con “apariencia arqueolítica” en Chiapas, como Teopisca, Santa Marta es posiblemente un caso ejemplar y que corresponde cronológica y culturalmente a las características descritas para los Cazadores del Trópico Americano. La ausencia de puntas de proyectil y la lítica poco formalizada, en comparación con el abrigo de Los Grifos, de ocupaciones contemporáneas, con puntas acanaladas, le sugería a McNeish ubicarla entre su Estadio II, datado tentativamente desde hace 15,000 a 40,000 años y caracterizado por artefactos de hueso y lítica “unifacial”:

It might be added that there are two other possible examples of this stage that have also not been reported. One includes the lower levels of the Santa Marta cave of Chiapas where Mirambell put in a test that prevented the senior author from redigging it with an NSF grant. Again there were but a few unifacial tools and no date, but the stratigraphy was clear: these levels lay under strata that dated to 9,000 B.P. The lower levels of this cave need to be dug once again with the same sensitive techniques used in the initial testings, and should, at that time, produce a more adequately documented example of Stage II. [MacNeish y Nelken-Terner 1983:73].

Obviamente, no hay ninguna razón para asignar a los materiales Pleistocénicos de Santa Marta la temporalidad que MacNeish quiso atribuirles, pero resalta el mismo principio empleado por J. L. Lorenzo, tomado criterios estéticos como base para su asignación cronológica.

Fue Joaquín García-Bárcena sin embargo, tras los resultados obtenidos en sus excavaciones de Santa Marta y Los Grifos, quien sugiere la posibilidad de distinguir dos posibles poblaciones conforme a sus características tecnoeconómicas:

Sólo futuros estudios permitirán aclarar si las diferencias entre las poblaciones representadas en la Fase I de Santa Marta, y aquellas que entre su instrumental tenían puntas de proyectil del grupo Clovis y/o “colas de pescado” se reducen únicamente a la tecnología de manufactura de ciertos artefactos, o si para estas fechas tenemos grupos humanos más o menos especializados en la caza, y otros con economía mixta de caza-recolección, que comienzan ya a emplear instrumentos de molienda. [García-Bárcena, 1982b:71]

Esta posibilidad de distinguir grupos humanos distintos de los típicos cazadores de puntas acanaladas nos llevó a formular un proyecto de investigación en la región occidental de Chipas y excavar sitios con buena sedimentación para evaluar tal hipótesis [Acosta y Bate 2006, Acosta 2008].

Los resultados indicaron grandes similitudes con otros grupos de tecnología expeditiva de Sudamérica, sugiriendo que podíamos considerarlos como cazadores del trópico americano. Los resultados de esta investigación serán presentados en otra ponencia, pero

Page 11: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.449

podemos adelantar que se caracterizan por:

1. Ausencia de puntas de proyectil. En cambio, gran parte de los artefactos son simples lascas con retoque marginal o incluso empleadas sin retoque, como filo vivo, de las cuales las huellas de uso sugieren el empleo constante de fibras vegetales, particularmente madera [Pérez, en prep.].

2.Los restos arqueozoológicos no muestran una preferencia específica por animales de cierta talla. En cambio, se observa una amplia variedad de mamíferos que van desde venados (cola blanca y cabrito), pecarí, zorro gris, hasta ardillas, conejos, armadillos y guaqueques, pasando por reptiles como ranas, víboras de cascabel, tortugas de lodo y una amplia variedad de aves, entre las que se pudieron identificar gansos y posiblemente chachalaca [Eudave 2008]. Otra especie de gran importancia, pero obtenida por recolección, fueron los caracoles o shutis (Pachichylus)

3.Los restos macrobotánicos indican una elevada importancia de la recolección de vegetales en la dieta, en particular frutos tropicales como nanche (Byrsonima crassifolia), cajpoquí (Bumelia laetvirens), higo (Ficus cookii) y tempisque (Celtis). Los análisis químicos de las superficies de ocupación indican que las actividades de procesamiento eran tan importantes como el procesamiento de animales, y las piedras de molienda en los niveles del Holoceno Temprano sugieren tal importancia.

Los fechamientos obtenidos por MacNeish y Peterson [1962] y por García-Bárcena y Santamaría [1989] sugerían inicialmente que estos grupos se ubicarían hacia inicios del Pleistoceno, circa 8,900 y 9,300 a.p. Pero nuevos fechamientos sugieren que al menos los tres primeros niveles de ocupación son pleistocénicos, anteriores al 10,000 a.p. [Acosta 2008:132, presente estudio].

Page 12: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

450

Tabla 1. Fechas no calibradas para el Pleistoceno final y Holoceno temprano en Santa Marta

Otros posibles registros en México.

El sitio de la Covacha del Babisuri es, actualmente, uno de los mejores candidatos para la identificación de esta población en México. La importancia del sitio, independientemente de la cronología de sus ocupaciones iniciales, es que representaría la presencia de un pueblo anterior y contemporáneo a Clovis que, probablemente, como lo hizo en Sudamérica, generó algunos prolongados desarrollos regionales hasta avanzado el holoceno. Y una de sus particularidades, acá, sería la utilización no sólo de piedra y hueso como materia prima para la producción de artefactos, sino también el trabajo de las conchas mineralizadas.

Proponemos que los restos materiales del primer estrato ocupacional de la Covacha del Babisuri -y, en particular, su industria lítica- presentan características que permitirían incluirlos perfectamente en la tradición cultural y el modo de vida de esa antigua población

No. Lab Fecha

14C

Procedencia Referencia

Beta-233470

AMS

10,460 ±

50

Capa XVII, nivel

2

Presente estudio

UNAM-07-22 10,055 ±

90

Capa XVI, nivel

7

Acosta 2008

Beta-233476

AMS

9,950 ±

60

Capa XVI, nivel

6Presente estudio

Beta-233475

AMS

9,800 ±

50Capa XV, nivel 1 Presente estudio

I-9260(2) 9,330 ±

290Capa XVI

García-Bárcena y Santamaría

1989

I-9259(2) 9,280 ±

290Capa XVI

García-Bárcena y Santamaría

1989

I-8955(2) 8,785 ±

425Capa XVb

García-Bárcena y Santamaría

1989

Beta-233470

AMS

8,740 ±

50Capa XI, nivel 1 Presente estudio

M-980 8,730 ±

400Nivel 9, Piso 2 MacNeish y Peterson 1962

Page 13: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.451

que ocupa la parte norte de Sudamérica desde hace más de doce milenios, donde es claramente pre-Clovis.

En las primeras ocupaciones de dicho sitio hay varias conchas de dossinia, astilladas por percusión, fechadas alrededor de hace 40.000 años, que fueron recogidas de un antiguo cordón litoral formado en esas fechas, cuando el descenso delnivel del mar de la última fase glacial del pleistoceno las puso al descubierto. Las ocupaciones, por lo tanto, no tienen cuarenta milenios, pero seguramente son anteriores a la gran ingresión marina que, para el 9.000 a.p., ya las había vuelto a cubrir.

El tema es que se trataría de una población también físicamente diferenciada365 y que, con toda seguridad, debió ingresar por Alaska y desplazarse por algunas regiones de Norteamérica y México, donde indudablemente debería haber registros de su presencia, aún cuando no hayan sido adecuadamente identificados ni reconocidos.

Por otro lado, Cristina García ha reevaluado en Sonora el denominado "complejo San Dieguito", incluyendo la fase Malpaís. Es altamente probable que una parte de los materiales atribuidos a tal "complejo" estén identificando a una población efectivamente diferente, con un instrumental expeditivo [Hayden 1976]. No obstante, es muy posible que no se haya tomado en serio, entre otras cosas, debido al interés de los autores por otorgarles especulativamente una cronología espectacular que, por lo demás, contradecía el mito de "Clovis first", bien establecido en la academia norteamericana. No sobrará transcribir un párrafo de la descripción de la "fase Malpaís" para la zona del Pinacate

...in the Pinacate, tabular basalt blocks or, preferably, basaltic pyroclastic ejecta of suitable forms were used. The Pinacate sites which contains the largest number of Malpais tools are those adjacent to craters where the pavement is composed of dense, gray, finely crystalline basalt ejecta, which had been thinned and smoothed during the crater-forming eruptions. These were excellent tool material, readily selected for shape, and needed only edge flaking to make knives, spokeshaves, hollow-sided scrapers, notched and beaked tools, and choppers of varying weights and sizes. Core tools of the disk chopper type accur throughout the period, but are not common, No projectile points have been found. [...]

Of special interest is the discovery that shell was used in the manufacture of small knives, scrapers, and gouges. Unreported in the literature, these implements are percussion flaked from heavy bivalve shells, specially of Dosinia sp., which are readily available in Adair Bay. [Hayden 1976: 280-281]

Uno de los problemas que habría que resolver, tratándose de materiales de superficie,

365 Sería tentador apoyarse en la hipótesis de González José et. al. [2003] que afirma que los pericúes serían

descendientes de esa antigua población australomelanesia presente en Lagõa Santa, que se habría mantenido

debido al supuesto aislamiento en el fondo de saco de la península. Hipótesis, por lo demás, sugerida en su

momento por Ten Kate quien les atribuía rasgos melanesios. O por Dahlgren y Romero [1951] que reportaron

para la península: "del estudio de los entierros se desprende que pertenecieron a un grupo humano, según todas

las posibilidades considerado como uno de los más viejos del Continente: el de Lagõa Santa o neoaustraloide,

que pudo haber sobrevivido en Baja California durante mucho tiempo...". No obstante, nos parece demasiado

riesgoso aventurar tal propuesta -que tampoco se debe descartar- mientras no tengamos una mínima claridad

acerca de la historia sociocultural de los pueblos que habitaron ese territorio, para explicar cómo se mantuvieron

ajenos a procesos de microevolución, flujos o deriva génica, por más de nueve milenios [ver Bate y Terrazas

2004]

Page 14: Cazadores del trópico americano en México

Luis Felipe Bate PROPUESTAS PARA LA ARQUEOLOGÍA

452

es mostrar que tales artefactos no fueron sólo desechos de talla, descartados al probar la calidad de las materias primas disponibles -y que los habrá en abundancia-, sino que también parte de ellos fueron efectivamente utilizados como instrumentos. Para ello, pensamos que sería necesario experimentar con las piedras que no presentan eventuales retoques, con el fin de encontrar alguna forma química de diluir y eliminar la pátina. De ese modo se podrían analizar microscópicamente buscando huellas de uso, lo que podría confirmar su carácter instrumental.

Cabe mencionar que, en las cercanías de la Covacha del Babisuri, abundan los desechos de talla dispersos, resultado precisamente de la prueba de las piedras locales.

Dejamos planteada esta hipótesis que puede servir de referencia para evaluar muchos sitios -como el de Los Alacranes, reportado por A. Bryan [2002]- que, aparentemente, no presentan elementos culturales muy diagnósticos y que bien podrían corresponder a una población aún no identificada claramente en México ni en Norteamérica.

Bibliografía.

ACOSTA, Guillermo2008 La cueva de Santa Marta y los cazadores-recolectores del Pleistoceno final - Holoceno temprano

en las regiones tropicales de México. Tesis de Doctorado. UNAM. MéxicoACOSTA, Guillermo y Luis Felipe BATE

2006 “Ocupaciones en cuevas y abrigos de Ocozocoautla, Chiapas: de la Prehistoria a las sociedades clasistas”, en: Cristina Corona, Patricia Fournier y Alejandro Villalobos (coords.), Perspectivas de la Investigación Arqueológica II: Homenaje a Gustavo Vargas, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México: 89-100.

BATE, Luis Felipe 1982 Sobre el poblamiento temprano de Sudamérica. Actas del X Congreso de la UISPP

[1981], pp. 423-427. México.1983 Comunidades primitivas de cazadores recolectores en Sudamérica. Historia General

de América, Vols 2-I y 2-II. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas.

l990 Culturas y modos de vida cazadores recolectores en la América del Sur.

Revista de Arqueología Americana, Nº 2. México.1992 Comunidades primitivas de cazadores recolectores o el "Paleolítico Superior" visto

desde Sudamérica. Boletín de Antropología Americana, nº 25: 105-155.1999 Comunidades andinas pre-tribales: los orígenes de la diversidad. en: Historia de América Andina,

vol. I, Las Sociedades Aborígenes, [L.G.Lumbreras Editor], Cap. II : 77-108. Universidad Andina Simón Bolívar-Libresa. Quito.

BRYAN, Alan2000 The original peopling of Latin America. En: Historia general de América Latina, vol. 1.

Las sociedades originarias, Capítulo 2. Col. UNESCO. Versión online:http://www.unesco.org/culture/latinamerica/html_eng/chapter.htm (Last update 30/10/2000).

DAHLGREN, Barbro y Javier ROMERO1951 La prehistoria bajacaliforniana. Redescubrimiento de pinturas rupestres. Cuadernos Americanos,

vol 58: 153-178.EUDAVE, Itzel

2008 Subsistencia de los cazadores recolectores, un estudio de los restos faunísticos de la cueva Santa Marta, Chiapas. Tesis de Licenciatura, ENAH, México.

FUJITA, Harumi, Miguel TELLEZ y Felipe BATE2006 Una probable ocupación desde el pleistoceno en la Covacha Babisuri, Isla Espíritu Santo,

Page 15: Cazadores del trópico americano en México

Cazadores del trópico americano en México.453

Baja California Sur, México. En: 2º Simposio Internacional El Hombre Temprano en América: 61-72. Conaculta-INAH. México

GARCIA, Cristina2005 Lascas, raspadores, choppers y percutores con pátina. La industria lítica del componente

Malpaís del sitio arqueológico La Playa, Sonora. Tesis de Licenciatura, Escuela Nacional de Antropología e Historia. México.

GARCIA-BARCENA, Joaquín1982 La etapa lítica del Sureste de México. Actas del X Congreso de la UISPP [1981],

pp. 400-422. México. 1982b El Precerámico de Aguacatenango, Chiapas, México, Colección Científica no. 11, México, Instituto

Nacional de Antropología e Historia, México.GILMAN, Antonio

1984 Explaining the upper palaeolithic revolution. En: Marxist perspectives in archaeology, pp. 115-127. M. Spriggs [Ed.], Cambridge University Press. Cambridge.

GONZÀLEZ JOSÈ, Rolando et al.2003 Craniometric evidence for paleoamerican survival in Baja California. Nature, nº 415: 62-65.

GUEVARA, Arturo1981 Los talleres líticos de Aguacatenango, Chiapas. Colección Científica, nº 95. INAH. México.

HAYDEN, Julian1976 Pre-altithermal archaeology in the Sierra del Pinacate, Sonora, Mexico. American Antiquity 41: 274-

289.HEILEN, Michael 2004 Julian Hayden's Malpais model: a pre-Clovis claim from the American Southwest.

KIVA, The Journal of Southwestern Archaeology and History, vol. 69, nº 3: 305-331.KRIEGER, Alex

1964 Early man in the New World. En: Prehistoric man in the New World, Jennings & Norbeck Eds, págs. 23-81. Chicago.

LORENZO, José Luis1967 La etapa lítica en México. Depto. de Prehistoria, INAH. México.1991 Un buril de la cultura precerámica de Teopisca, Chiapas. [Original de 1961]. En: J.L.

Lorenzo, Prehistoria y Arqueología : 175-195 [L.Mirambell y J.A.Pérez, compiladores]. Antologías, Serie Arqueología. México.

1977 Un conjunto lítico de Teopisca. Informes, Depto. de Prehistoria, INAH. México.1987 Etapa lítica en Norte y Centroamérica. Sobre los orígenes del hombre Americano.

Historia General de América, Vol. 5. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas.

MACNEISH, R. S. y A. NELKEN TERNER1983 “The preceramic of Mesoamerica", Journal of Field Archaeology 10 (1):71-84.

MAC NEISH, Richard S. y F.A. PETERSON1962 The Santa Marta Rock Shelter, Ocozocoautla, Chiapas, México, Papers 14, New Worid

Archaeological Foundation, Brigham Young University, Provo Utah.MANDRIK, Carole

2004 Invented traditions and the ultimate american origin myth: in the beginning...there was an ice-free corridor. En: The settlement of the american continents. M. Burton, G. Clark, D. Yesner and G. Pearson Editors. The University of Arizona Press.

MIRAMBELL, Lorena1994 Recherches récentes sur le stade lithique au Mexique. Bulletin de la Société Préhistorique

Française, t. 91, nº 4-5: 240-245.PEREZ, Patricia

En prep. Análisis de huellas de uso y residuos orgánicos en materiales líticos de la cueva de Santa Marta, Chiapas. Tesis de Licenciatura, ENAH, México.