cheon seong gyeong libro 008

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Capítulo 1. ¿Qué es una Vida de Fe? ………………………………… 785 Sección 1. Una Vida de Fe es… …………………………………… 785 Sección 2. La Meta de una Vida de Fe …………………………… 793 Sección 3. El Camino de la Fe ……………………………………… 801 Sección 4. Etapas en la Vida de Fe ………………………………… 808 Sección 5. Experiencias de la Vida de Fe ……………………… 813
Capítulo 2. Entrenamiento de la Mente y el Cuerpo …………… 818 Sección 1. El Entrenamiento es… ………………………………… 818 Sección 2. El Propósito del Entrenamiento ………………………824 Sección 3. Entrenamiento en la Fe ………………………………… 830 Sección 4. Entrenando la Mente …………………………………… 837 Sección 5. Entrenando el Cuerpo ………………………………… 845 Sección 6. Vivir con la Meta de Unir Mente y Cuerpo ……… 850
Capítulo 3. La Vida de Fe y el Curso para Asemejarse a los Padres Verdaderos …………………………………857
Sección 1. Una Vida de Fe y la Providencia de la Restauración ……………………………………… 857
Sección 2. El Curso para Encontrar a los Padres Verdaderos …………………………………… 861
Sección 3. El Curso para Renacer a Través de los Padres Verdaderos ………………………………… 866
Sección 4. El Camino de Crecimiento al Seguir a los Padres Verdaderos ………………………………… 869
Sección 5. El Camino a la Perfección Mediante los Padres Verdadeross………………………………… 874
Capítulo 4. El Camino de los Creyentes desde el Punto de Vista de la Vida de los Padres Verdaderos …………… 878
Sección 1. Vida de Misión ………………………………………… 878 Sección 2. Una Vida de Realización ………………………………886 Sección 3. Una Vida de Cuidar a los Demás …………………… 892 Sección 4. Una Vida de Herencia ………………………………… 896
LIBRO 8 VIDA DE FE Y
ENTRENAMIENTO
 
Sección 1. Una Vida de Fe es… 1 La vida de fe es no tener que ponerse en posición de espectador. Ustedes ahora me  van siguiendo, pero no llevan una vida de fe centrada en mí, sino en ustedes mismos. De modo que la persona que practica una vida de fe, tiene que ir por su propio camino, sin importarle los demás. Tal vida de fe es una vida en el profundo mundo del corazón, de ser capaz de vivir solo, centrado en Dios, una vida de agradecimiento y de satisfacción, una vida que no puede expe- rimentarse ni siquiera con la persona más cercana. Hay que llevar una vida de fe tal que, por malo que fuera el mundo, poda- mos mirar a los cielos y la tierra y decir: “gracias; soy feliz”. Si no pueden hacerlo ni sentirlo así, entonces en la posición opuesta de extrema tristeza, necesitarán tomarse inexorablemente un tiempo para resurgir determinados y orar: “Soy un pecador. Por favor, concédame el coraje que me falta”.
Una Verdadera Visión de la Fe
2 Si lo hacen con fe, nada es imposible. Tienen que tener esta visión de la fe. Tie- nen que pensar de la siguiente manera: “¡El primer sujeto es Dios, yo soy objeto. Un positivo absoluto crea un negativo abso- luto. Yo soy el segundo Dios, el segundo Jesús, y estoy en la posición de segundo padre, de modo que puedo llegar allí!”. Pienso cómo es que yo estoy haciendo solo este trabajo mundial, y es porque
estoy digiriendo directamente el país centrado en un contenido con semejante trasfondo losóco. Por eso quiero que se comprometan claramente ante mí: “¡Lo heredaremos y lo pondremos en práctica sin falta!”.
3 Hay cuatro contenidos grandiosos que le dejaré al mundo de la fe con mi venida a esta tierra. Dejé bien en claro la rela- ción entre Dios y el hombre. Nadie en la historia supo de la parte de responsabi- lidad ni de la indemnización. Ignoraban por qué el ser humano llegó a esto. Eso lo dejé bien claro. Y también los motivos por los cuales la vida es difícil para las personas de conciencia, mientras que las personas malas viven bien. Ignoraban la ley de la indemnización y el problema Caín-Abel. Después expliqué también por qué si alguien aspira a la bondad, las cosas se le ponen gradualmente más difí- ciles. Esta es una cuestión de linaje san- guíneo, por culpa de la sangre sucia de Satanás. Dado que ignoran básicamente la cuestión sanguínea, no pudieron resol-  verlo. Los problemas del mundo están todos relacionados a este principio.
4 Hasta ahora, la vida de fe ha sido algo para encontrarse a uno mismo. Ha sido para poseer una individualidad original, sin pecado, semejante a la perdida por Adán y Eva. ¿Y cuál es ahora el deseo
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supremo de Dios? En primer lugar, que se unan de a dos personas sin pecado en el amor de Dios y formen una familia unida. Además, a partir de familias a las que Dios pueda amar, que se restauren los clanes, las naciones y el mundo. Esa es la voluntad integral de Dios.
5 El cielo ha hecho esfuerzos innitos para lograr que los humanos, que viven centrados en esperanzas meramente humanas, pudiesen vivir con una nueva esperanza, admirando el mundo eterno, superando el momento crucial de la muerte. Por lo que quienes practican una vida de fe tienen que vivir soñando con el mundo de la esperanza eterna, con una esperanza capaz de trascender incluso la muerte más que cualquier otra esperanza terrenal. Para eso es que hoy  llevamos una vida de fe.
6 Si hay alguien que experimenta en carne propia el corazón del cielo, y siente locamente el impulso y el estímulo de esa esfera del corazón, no hay manera de detener el andar de esa persona, por más que en este mundo su camino lo obstruya cualquier tipo de persecución, sufri- miento o aun el camino de la muerte. Ese corazón toca la mente, y esa mente insta al cuerpo y a las extremidades a moverse inconscientemente esforzándose por experimentar profundamente cada paso en dirección a un plano innito; esa es precisamente la vida de una persona de fe en este mundo secular.
7 Dios no quiere que los cristianos prac- tiquen su fe priorizando a su propia
congregación. También yo coloco el car- tel “Iglesia de Unicación”, pero siempre pienso: “¿Cuándo podré bajarlo?”. Ustedes estarán bajo la atención de quienes los señalan por ser de la Iglesia de Unica- ción, pero, quiero decir, ¿cuándo desapa- recerá esa identicación en la Península de Corea? Los miembros de la Iglesia de Unicación dispersos por todo el mundo están esforzándose con los dientes apre- tados para aliviar el amargo dolor de Dios, corriendo con un corazón el y leal, dispuestos a ir por un camino de tribula- ciones en lugar de Dios. Este es un ben- decido camino a seguir.
8 Dios contempla con muchísima preo- cupación el concepto de fe de ustedes. Si yo no estuviera más en este mundo, me pregunto cuántos de ustedes quedarían. Supongo que habrá peleas. Los observo preguntándome sobre cuántos de ustedes estarán dispuestos a morir por la Volun- tad de Dios. Deberán ponerse serios. Reexionen sobre la cuestión “¿Cuánta devoción puse en el hogar por mi esposa y por mis hijos? ¿Cuánta devoción puse en la iglesia por los miembros?”.
9 Alguien incapaz de sembrar semillas de compasión no tendrá una vida de fe dura- dera. Lo mismo se aplica a mí. Yo mismo, por supuesto, en cuanto a lo público, si me estoy trasladando y llego tarde a un servi- cio, oro antes de aparecer en el púlpito. Hay domingos cuando se hace la hora del servicio y no puedo ir. También en esas ocasiones hago inexorablemente una ora- ción de arrepentimiento. Como persona que carga la responsabilidad subjetiva, en
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quienes los miembros ponen su fe y devo- ción buscando una solución a las cuestio- nes de vida o muerte, si no puedo ir pido en oración que me perdonen. Esas oracio- nes son necesarias.
10 Hay que sacricarse y avanzar por el bien del mundo. El tiempo requerido para cumplir los objetivos se acortará según el grado de sacricio que está dispuesta a hacer la persona que quiera alcanzar sus objetivos, según cuánto de ello va hacia el interior de la esfera de su objeto receptivo de amor. Para vivir por el bien del mundo, hay que vivir por el bien de Corea. Si la República de Corea no vive por el bien del mundo, nosotros tendremos que hacerlo. Mientras permanezcan personas con una fe y un pensamiento como los míos, o esa clase de descendientes que puedan dejarle a las generaciones futuras una ideología como esta, el Pensamiento de Unicación será la ideología que creará en el mundo una nueva cultura global. Esta es mi visión, y es la visión de Dios.
11 Su vida de fe tiene que ser entusiasta. Tiempo atrás los envié al interior a que testiquen, y yo visitaba las Industrias Tongil dos o tres veces al día. También visi- taba Cheongpyeong día por medio. ¿Por qué creen que lo hacía? Porque estaba entusiasmado y animado. Podía encon- trarle un sabor que la gente común no siente. En ese mundo de ir y venir con devoción, las células de mi alma se des- arrollaban, y ese poder de desarrollo se mueve en el interior de uno; hay que tener “ese algo”, ya sea que llueva o caiga nieve, hay que sentirle el sabor.
12 El objetivo de que venga el Señor a este mundo es establecer el Reino de los Cielos terrenal. ¿Qué lugar es el reino celestial? Es el lugar al que va quien aprobó en las preparaciones para servir al Señor, y quien aprobó en la vida de servi- cio y asistencia. El Reino de los Cielos es el mundo en el cual uno puede estar eter- namente orgulloso ante el universo por su preparación para servir por su vida de asistencia. ¿Saben qué es lo que hace la gente cuando va al Reino de los Cielos? Algunos podrán pensar que es un lugar donde uno se divierte yendo de un lado a otro, pero no es así. Para andar divirtién- dose hay que tener condiciones prepara- das previamente en el pasado a tal n, condiciones de la vida cotidiana. Pero la gente solo reza pidiendo bendiciones sin haber hecho nada. Allí está la principal razón por la cual las personas espirituales claudican ante las dicultades. Por más gracia divina que haya recibido una per- sona, es difícil superar los 7 años.
13 Pedir bendiciones incondicional- mente no es una vida de fe verdadera. ¿Qué deben hacer para recibir bendiciones? La humanidad que vive en el mundo actual es la descendencia de Adán que ha venido descendiendo desde hace 6.000 años bíbli- cos. Por lo tanto, ya deberíamos tener ase- gurado el estándar de derramar lágrimas aferrados a toda la humanidad. Si no,  jamás podremos estrechar vínculos con aquel mundo. Tienen que tener el corazón de no soportar el dolor en el pecho al ver a un desdichado mendigo, no soportar estar bien vestidos al ver a alguien sin ropa ade- cuada, perder las ganas de comer al ver a
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quien padece hambre, simplemente sentir que no podemos estar tan cómodos.
14 Hay dos clases de personas religiosas en el mundo, un tipo son las que esconden sus defectos y buscan comodidad y ben- diciones, las que piden por su propia con- gregación y por su propio pueblo. Sabiendo esto, la Iglesia de Unicación propone ayudar a Dios, liberarlo aun al sacricio de nuestra propia vida. ¿Qué logramos con la unicación? Liberar a Dios. Ori- ginalmente el Dios Verdadero, en el mundo ideal bajo Su dominio, habría cantado canciones de alabanza y felici- dad con los primeros ancestros humanos que lo habrían asistido. Pero, en cambio, debido a la miserable situación de Dios, buscamos liberarlo. Esta es una propuesta asombrosa. Es una noticia extremada- mente buena para Dios que en los círculos religiosos haya surgido algo así.
15 La vida de fe busca resolver, en vida, la cuestión de la muerte. Tal vez ustedes no sepan sobre los condenados a muerte, pero yo los conozco bien, porque estuve con ellos. Esa gente se pone muy seria ante su propia condena a muerte. Cuando llega un día como Chusok (acción de gracias) el reo aprecia esa luna de Chusok como si fuese la última luna, como si nunca la hubiera visto en la historia. Aunque sople viento o haya una tempestad, igual la aprecian, como diciendo: “¡Aha, la última tormenta de mi vida!”. Pasan los días con un corazón tan serio que pue- den percibir todas las formas con un sentimiento renovado. ¿Cuántos habrá, entre quienes siguen el camino de la fe,
que con esa seriedad ponderen valiosa la vida celestial y avancen comprometién- dose cada día? Este es un problema serio. Yo continúo por este camino porque tam- bién yo estoy en una situación muy seria.
La Vida de Fe es una Vida de Asistencia
a Dios
16 La fe es una vida de asistencia a Dios, de vivir junto con Dios y asistirlo. Si no seguimos ese camino, no nos sentiremos cómodos; vendrán molestias a nuestro cuerpo. Vendrán obstáculos a nuestro entorno. La vida de fe es una vida de vivir con Dios y asistirlo. A la mañana sale el sol, luego se hace el mediodía y al ano- checer el sol se oculta; eso no cambiará ni en miles de millares de años. Si esa órbita se torciese, todo se desviaría. Hay  que ir en busca del amor, del camino del amor verdadero. La persona que recibe en herencia la vida verdadera y el linaje  verdadero, se hace familiar con Dios y   vive siempre con Él. Vivir con Dios es  vivir alegremente con la naturaleza, vivir con alegría nuestras idas y vueltas.
17 La vida de fe se practica en comuni- dad, pero también hay una vida de fe individual. En la vida de fe comunal se puede recibir la gracia divina promedio, pero es difícil que cada individuo reciba gracia personal. Para ello habría que practicar una vida en cercanía con Dios. La fe del individuo se eleva en propor- ción a cuán cerca se está de Dios en medio de una vida de profunda oración y en una vida cotidiana por sí mismo.
18 Para hacer actividades en la Iglesia
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de Unicación, señores, deberán renovar su determinación como personas de fe. Tienen que poseer una clara convicción sobre su centro de fe. Antes de reconocer a ese centro como más importante que el centro del mundo, no se puede llevar una  vida de fe tal que pueda inuir al mundo. Tampoco podrán identicar el carácter de la fe. Por consiguiente, ustedes tienen que poseer una rme convicción sobre el centro de su fe. Si uno aspira a llegar a la cima de la montaña, debe escalar día y  noche. Y en el mundo de la mente tam- bién hay que probar ir miles de veces, y  una vez que uno está seguro que es el camino correcto, recién entonces tradu- cirlo en acciones. Sin hacer esto interna- mente, no se debería actuar. Primero hay  que determinarse una y mil veces en su mente. Al haberse determinado por cuenta propia encontrarán el material para resol-  ver cualquier peligro que encuentren. Eso es la vida de fe.
19 La vida de fe no se lleva a cabo des- cuidadamente. La vida de fe es preparar el material necesario como para conquis- tar la cima de una montaña, o la más alta de las cimas. De modo que si se tropiezan con un momento crítico no deben eva- dirlo y dar un rodeo, sino penetrarlo y  avanzar. Aunque enfrenten más dicul- tades que las actuales, deben esforzarse para descubrir su verdadero yo subjetivo, ser capaz de digerir las dicultades desde una sincera posición de no permitirse ser derrotado allí.
20 La gente persigue una vida de fe con la creencia de que van a prevenir el mal
y dejar un legado de bondad. ¿Cuál es la máxima esperanza de la humanidad? Volverse completamente seres de bon- dad. Está escrito en Mateo 5:48 “Sed pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. El Dios Absoluto y Sujeto de la bondad deseará que el ser humano se posicione como objeto de Su amor. Por eso, tam- bién el hombre aspirará como máximo a posicionarse como ser receptivo del Dios de absoluta bondad. Como sujeto de la bondad, Dios no quiere que Sus objetos receptivos sufran en una situa- ción mala, lamentándose y siendo acu- sados por Satanás. No hay dudas sobre esto. De modo que Dios, el sujeto de la perfecta bondad, desea que el hombre se convierta en objeto de absoluta bondad. ¿Deseará que fuese así desde el naci- miento? Por supuesto que sí. ¿Deseará que vivan así toda su vida? Por supuesto que lo deseará. Así lo ha deseado hasta ahora, y también en el futuro, Dios dese- ará que seamos buenos, no puede ser de otra manera.
21 Fe es asistir con admiración. ¿Cuál es el límite de esa fe? ¿Hasta dónde llegan los límites de una fe paciente y supera- dora? Hasta el punto de ser llevados en andas sobre las espaldas de Dios. Más que asistirlo es llegar hasta donde está Él, aunque nos subamos hasta el tope de Sus cabellos y bailemos, le gustará y nos invi- tará a que continuemos. Hay que elevarse hasta esa posición. Entonces no habrá nada que no podamos creer. Estando el contenido bien respaldado, no hay nada que no podamos creer.
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22 La Iglesia de Unicación tiene a Dios como objeto de su fe, como objeto de reve- rencia y promueve la solidaridad y la uni- dad a partir del amor de Dios. Esa fue la motivación del comienzo de la Iglesia de Unicación. Es una religión que comenzó sobre el fundamento más teórico. No es una quimera, sino que comenzó expo- niendo un contenido concreto.
23 Una vida de fe, aunque lleve mil años de existencia, no admite bajo ningún concepto pensar en sí mismo. No debe- rían pensar: “Yo asistí al Reverendo Moon durante décadas”. No me gusta esa clase de personas. Yo me he olvidado de todo lo que hice hasta ahora. Cuando uno sigue, olvidando lo que hizo, lo espera una vida de asistencia más grande aún. Dios también es así.
Una Vida que Encuentra Esperanza a
 Través de la Fe
24 Una persona de fe debe vivir por una causa mayor y ofrecer una oración pública. ¿Cómo se puede hacer, entonces, para que esto se despliegue horizontalmente? Eso no debe terminar apenas imaginándolo, sino que les pido que se aventuren creati-  vamente para que se manieste como un fruto en sus acciones. Así, una persona de fe debe luchar constantemente con el entorno real y tiene que llevar una vida aventurera para hacer realidad el ideal. La  vida de fe es la vida de un pionero supe- rior, de un luchador superior, de un evan- gelista/misionero superior. Tiene que manifestarse en resultados para que pue- dan llegar a ser los más victoriosos. Uste- des tienen que practicar una vida de fe así.
25 Cuando alguien, creyendo en sí mismo, tomándose a sí mismo como una espe- ranza, amándose a sí mismo, pueda decirle: “¡Dios, reciba mi amor, disfrute de ver mi esperanza!”, Dios tiene que ser capaz de decir: “¡Oh sí!” Ese es el objetivo de tener fe, es el objetivo de buscar esperanza, es el objetivo de añorar el amor; y si así fuese, allí nos encontraremos con el Señor y   viviremos con Él.
26 El problema no son sus méritos y  deméritos, la cuestión es si ustedes mis- mos pueden avanzar con una fe abso- luta, capaces de obedecer a Dios. Si no tienen resultados, al menos tengan espe- ranzas. Por supuesto que para tener esperanza hay que tener fe absoluta, y  deben tener un registro de resultados. Represento a todos los hombres en este mundo, y debo atravesar una historia de luchas más que cualquier otro. Yo vine con la autoridad certicada por los mun- dos espiritual y físico, pero ustedes no. Si no tienen resultados los pueden obtener con la fe. ¿Y cómo debe ser esa fe? No puede ser una fe egoísta. Aunque se rea- lizase la voluntad con ese tipo de fe, como es una voluntad que solo es egoísta, no le gustará a Dios. Cuanto más insistan en hacer lo que les place, más se alejarán de Dios y de mí. No deberían decir: “Me tiene que gustar a mí para que yo quiera hacerlo”. Tiene que gustarle a Dios. Ahí está el problema. Lo mismo se aplica a mí. Por eso les digo que tengan fe abso- luta, aunque no puedan ponerla en prác- tica. Basta con creer.
27 Los miembros de la iglesia de Uni-
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cación tienen que creer absolutamente en mi palabra. Tienen que encontrar la esperanza y creer como en el pasado. En aquellos días, aun cuando no entendían la providencia, avanzaban abrigando una esperanza, añorando el amor. Más aún ustedes, yendo por el camino encon- trado, si no llegaran a esa posición, deben creer en mis enseñanzas, creer en el amor de Dios y moverse según mis instruccio- nes. No hay otro remedio. Tienen que pasar por ese sendero. En caso de que ustedes hayan recibido la Bendición de Dios en una posición individual y fami- liar victoriosa, tienen que avanzar a los niveles tribal, social, nacional, mundial y hasta el cosmos; les quedan siete nive- les. Para ir ante Dios hay que pasar por las siete etapas. Hay siete obstáculos a superar. Para llegar allí tienen que creer absolutamente en Dios y obedecerle absolutamente a cualquier instrucción que les diese.
Arrepentirse y Obtener una Nueva Vida
28 Algunas personas dicen que practi- carán una vida de fe cuando envejezcan, que cuando les llegue la hora de morir creerán, así se asegurarán ir al cielo. ¡Pero, por favor! Así no podrán ir al cielo. Lo importante es cuándo comenzarán su  vida centrados en Dios. Si la comenza- ron poco antes de morir, signicará que la mayor parte de sus vidas estuvieron en la posición de traicionar a Dios. De modo que deberán arrepentirse en una relación proporcional a ello. A pesar de eso, la persona que dice que creerá para ir al cielo cuando envejezca, es una per- sona tonta e insensata.
29 Algunos miembros han vivido una  vida de fe de un año desde el día que conocieron a Dios, otros llevan 10 años, y también debe haber quien vivió la mitad de su vida acompañando la Provi- dencia. La cuestión es si durante todo ese tiempo su vida de fe ha sido estática, ha sido progresiva o ha sido regresiva. Antes de seguir adelante, deberían meditar acerca de cuál de estos tres ha sido el caso de ustedes. Por más que hayan progre- sado en el pasado, si hoy están estáticos, no puede haber allí poder vital de Dios. No puede haber vínculos con el amor de Dios. Aunque en el pasado hayan vivido avanzando con innito valor, innito poder vital e innito poder del amor, si hoy están estancados, signica que se han separado de Dios.
30 Para que nosotros, seres caídos, ingre- semos en la esfera de la vida y el amor de Dios, inexorablemente debemos arrepen- tirnos y cambiar. Si desde sus antepasados al presente han cometido una cantidad, digamos, de 100 pecados, deberán esfor- zarse y arrepentirse más que ello. De modo que, en la vida de fe, no se puede dejar afuera el arrepentimiento. Nacimos de incontables generaciones de antepa- sados. Si esos antepasados son buenos, automáticamente uno estará a una dis- tancia cercana a lindar con el interior de la esfera de vida de Dios. Pero, si los ante- pasados son malos, estamos lejos de ella. Si quien está lejos quiere establecer un  vínculo con la esfera de vida de Dios, necesitará absolutamente de un período de arrepentimiento que supere el mal cometido por sus antepasados malos. A
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menos que complete esta tarea, no podrá entrar en contacto con una esfera de  vitalidad superior a la suya. Por eso, en el camino de la fe, se necesitan inevitable- mente lágrimas de arrepentimiento.
Vivir Según la Palabra
31 Si uno ha vivido una vida de fe durante 10 años, tienen que haber sido 10 años de lucha para ser uno con el corazón de Dios. Y si sintieron una tre- menda alegría al hacer alguna actividad en particular, tiene que llegar sin falta el día en que se realice lo provocado por ese estímulo. Ese pensamiento debería per- manecer constantemente en lo profundo de sus corazones, de modo que cuando se vean rodeados de dicultades, puedan tener la convicción como para decir: “Cuando llegue la primavera volveré a mostrar otra vez esto e iré hasta el n del cielo. Ya lo van a ver. Cuando llegue el momento, lo haré”.
32 La fe es, hasta cierto punto, necesaria también para proporcionar un motivo para poner algo en práctica. Por eso la Biblia, al enseñar dónde se encuentra el Reino de los Cielos, no enseñó que esté en la fe, sino que está dentro de uno. Decir que la posición subjetiva está en uno no quiere decir que depende del mundo objetivo. El contenido subjetivo lo tengo que determinar yo. Expresa la realidad de que la motivación que lo determina está en el ser humano.
33 Señores, ustedes tienen que aplicar en un escenario práctico la fe vivida en carne propia, ya sea espiritualmente o a
través mío. Si lo hicieren, allí tendrá lugar el Reino de los Cielos. Si lo mira- mos centrados en Dios, nosotros estamos en segundo lugar y el entorno en tercer lugar. Son las tres etapas: formación, cre- cimiento y perfeccionamiento. Como estoy en la posición central puedo per- feccionar al cielo y también puedo per- feccionar al mundo. Por eso es que incluso en la Biblia encontramos que el segundo es siempre el problema. ¿Qué posición es la segunda? Al considerar a Dios y al Universo, la gente está en la segunda posición.
34 Una persona conecta tres puntos de una línea. De modo que, al perfeccio- narse el ser humano, veremos la perfec- ción de Dios; y al ver la perfección del ser humano podremos ver también la perfec- ción del Universo. Pero lo que ahora nece- sitan absolutamente en su curso de pioneros es la vivencia en carne propia y la práctica como para poder arbitrar estos dos mun- dos. Puesto desde el lado espiritual, la práctica se reere a la verdad; si la vivencia personal es el lado derecho, la práctica es el lado izquierdo. Cuando uno alinea la  vivencia y la puesta en práctica en líneas paralelas culminando el estándar de su personalidad, entonces uno puede entrar en escena como un hijo de Dios y repre- sentante del Universo.
35 No está bien si no tienen resultados. La cuestión es si salen al campo de batalla y por lo menos una persona obtiene fru- tos victoriosos. No estoy interesado en prácticas sin valor. Como representantes de Dios, de una familia, de una nación,
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debemos librar una lucha sangrienta por un proceso de práctica merecedor de res- peto. No podemos hacerlo riéndonos. Llevar sus creencias a la práctica con una determinación seria, de vida o muerte, hará surgir naturalmente resultados pro- porcionales a ello. De modo que, es tiempo de dejar logros detrás de nosotros des- plegando toda nuestra capacidad.
Sección 2. La Meta de una Vida de Fe 1 Una vida de fe rutinaria es peligrosa. Tal vida de fe se transforma en un factor que le proporciona a Satanás, quien actúa incesantemente, una condición de acusa- ción. A medida que las personas transitan el curso de la restauración, Satanás, quien no quiere perder ni a uno solo de ustedes, debe separarse de los individuos, pero puede volver a invadirlos a nivel familiar o nacional. En cierto sentido, preceptos religiosos estrictos son muy provechosos en la vida de fe. Una vida secular depen- diente de ciertos hábitos tiende a llevarlos fácilmente a su vida anterior, por lo que no es una manera de vida verdadera. Recién cuando un ser humano lleva una  vida únicamente de amor verdadero y de sacricio personal sostenido puede supe- rar a Satanás. En consecuencia, aunque fuera difícil, cuando uno practica una  vida por el bien público puede obtener una satisfacción grandiosa. Todos tienen que vivir una vida así.
La Razón de Llevar una Vida de Fe
2 Una persona tiene conciencia y cuerpo físico. Si el físico nos arrastra y amplía su ambición, nuestro centro se reduce. Si el
físico hace lo que le da la gana, el mundo de la conciencia retorna a cero. Nos arras- tra hacia abajo. Si nos deshacemos de eso nos elevamos verticalmente. En cuanto al estándar vertical, aún no hemos logrado ante Dios el estándar de perfección; de modo que, para alcanzarlo, debemos ofrendar una devoción suprema, supe- rior a cualquier amor mundano. Hay que invertir más que el amor mundano para llegar al nivel de perfección de la etapa de crecimiento, y superar así la esfera de la perfección de la parte de responsabilidad centrada en la órbita de unidad del domi- nio directo e indirecto. Esa es la perspec- tiva del Principio.
3 Cuanto más pura es una religión, más castiga al físico. Muchos cristianos llevan una vida de celibato, sirviendo sacricada- mente a la sociedad y a todas las personas. En el cristianismo le enseñan a sus creyen- tes máximas como: “Trata de convertirte en la piedra angular, no seas solo un ladri- llo en la pared”, y “Conviértete en un pilar que sostenga las paredes, no en un pilar ornamental en la puerta de entrada”. Las enseñanzas de la Biblia nos dicen todo lo opuesto a los deseos del cuerpo. No se pueden dejar descuidados ni el cuerpo ni la mente caídos. Por eso se lleva al cuerpo al lado opuesto al que le gusta. Porque solo así se puede remover lo que el cuerpo desea. La religión más pura y  elevada es aquella que mejor conduce al cuerpo del lado de lo que le gusta hacia el lado opuesto.
4 En el camino de la fe no se pueden imponer las armaciones propias ni las
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concepciones egoístas. La fe absoluta se reere a una fe en la que no permanece ninguna concepción del “yo”. Cuando decimos que nuestra fe es absoluta, que- remos decir que no debe quedar en mí ningún factor que se oponga a ella. Al querer ser uno con Dios, no debe existir allí nuestra pretensión personal. Hay que estar completamente de acuerdo con las demandas del sujeto. Coincidir plena- mente signica no tener la menor inten- ción de imponer armaciones propias. Si hay algún lugar en la vida de fe para argumentar, ese lugar no es el Reino de los Cielos. Por devota que haya sido nuestra fe, esa posición de perseguir nuestros propios deseos y esperanzas no es el lugar del Reino de los Cielos. Tienen que pensar seriamente en estas cuestio- nes fundamentales. También yo pienso seriamente en esas cuestiones.
5 Cuando se tropiezan con algo que no se puede resolver individualmente, deben buscar a alguien que sea más elevado en el aspecto espiritual, o que sea su supe- rior, y deben contarle todo con fran- queza; deben decirle: “No existo por mí mismo; viviré por los que Le siguen”. Si esa persona les dice que vayan hacia la dere- cha, o hacia la izquierda, vayan. Si les pide que suban, o que bajen, háganlo. Si pudie- sen decir: “No viviré para mí mismo, sino que representaré a quien me guía”, encon- trarán un camino para evitar esa situa- ción. Por eso se necesitan compañeros en la vida de fe; quien no tiene compañeros se siente muy solo. Si tienen un compa- ñero, pueden complementarse y prote- gerse mutuamente. De esa manera surgirá
un camino para poder superar las di- cultades circunstanciales. Si no tienen un compañero, tienen que resolver todo arbitrariamente y, viéndose incapaces de resolver solos las relaciones contextuales, no deja de ser una profunda dicultad para sí mismo.
6 La vida de la gente caída comenzó por Satanás; de modo que, sin negarse a sí mismos, no podrán formar un vínculo con la vida de Dios. Por lo que no hay otra manera que dar la vida. ¿Dónde tiene lugar la unicación de nuestra vida y la  vida de Dios? Allí donde se abandona la  vida caída; es decir, donde uno se vincula a la nueva vida de Dios al nal del sacri- cio de su propia vida. Así, el camino de la fe es transitar el camino de la voluntad, el camino para estar unidos, un camino que se transita arriesgando la vida.
7 Cuando ustedes conversan riéndose en la habitación, yo enseguida percibo si ante Dios esa risa es positiva o es negativa. Me  viene esa percepción. Ustedes también deben hacerse ese hábito y desarrollarlo para poder percibirlo. Nada de lo que sucede a su alrededor es insignicante. Todo aparece como un libro de texto para desarrollarme y hacerme progresar. Nece- sitamos esa actitud de vida. Así, aunque estén solos, no podrán hacer lo que les plazca. Si viven esa forma de vida, no mal- tratarán a nadie, ya sea alguien que ven por primera vez o un conocido o quien fuere. No deberían pensar que pueden tratar a alguien de cualquier manera porque lo ven por primera vez. ¿Acaso saben cómo es esa persona? Por lo tanto, en nuestra vida
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tenemos que desarrollar nuestra sensibili- dad espiritual relacionándonos con nues- tro entorno centrados en el nivel del corazón. Por eso, si alguien descubrió indudablemente un valor efectivo en cada situación y sintió alegría, la vida espiritual de esa persona no es una vida de fe con- ceptual, sino que es una vida de fe real, una vida de fe vivida junto con Dios.
8 Una vida de fe debe ser fervorosa. Así como el hambriento anhela comida, o como un bebé busca a la madre que per- dió, debe anteponerse ese sentimiento fervoroso. Porque el camino de la fe, el objetivo de la fe, es invisible. ¿Se ve la Voluntad de Dios? La Voluntad de Dios, antes de llegar a la posición de poder ser cumplida por medio de alguien, es invi- sible. En el mundo todos planican, dise- ñan, elaboran un presupuesto y ejecutan, pero la Voluntad de Dios no se puede ver ni tocar. Por eso es una tarea extrema- mente difícil perseguir ese mundo invi- sible e ir cumpliendo sus objetivos en la realidad. Sus ojos fueron concebidos para  ver lo que es visible, no para ver lo que es invisible. Tampoco fuimos pensados para ver, escuchar sentir lo que es invisi- ble, sino para ver y sentir lo que es visible. Inexorablemente la acción de los cinco sentidos está para ver, escuchar, tocar, sentir el mundo visible.
9 ¿Qué es el camino de la fe? Si alguien puede sentir sensaciones más fuertes del mundo invisible que las sensaciones que percibe en el mundo visible, esa persona jamás se va a sentir exhausta. Las cosas del mundo externo se mueven
todas siguiendo lo visible, pero como el camino de la fe va tras lo que no se ve, cuando ese objetivo es ambiguo, no nacen fuerzas.
Recobrando la Relación Padre Hijo con
Dios
10 ¿Cuál debería ser la meta en la vida de fe de los miembros de la Iglesia de Unicación? Deberán vivir teniendo como meta transitar el camino de la cruz, con el corazón de un padre en los zapatos de un sirviente. Somos indignos incluso de ser sirvientes. Somos el cuerpo del asesino que mató al Padre. Por eso debe- mos ir por el camino que lo indemnice. Si Jesús fue por ese camino aunque no tenía pecado, nosotros, pecadores que matamos al Padre, debemos ir cien y mil  veces por ese camino.
11 Que el ser humano no haya podido encontrar a Dios a pesar de suplicar amargamente con un corazón aigido, se debe a que por culpa de la Caída no pudo tener una relación de padre e hijo con Dios, ni formar un vínculo de amor for- malmente celestial. Hay que conocer la razón y el contenido por los cuales el ser humano cayó en semejante situación, esclarecer la verdad sobre Satanás y res- taurar la posición original. No se necesita una relación padre-hijo ligada de pala- bra, tampoco una relación por convenio. Cuando demos todo nuestro corazón y  nuestras fuerzas por Su voluntad, siendo  victoriosos y aguantando en medio de un dolor que derrita nuestros huesos y nues- tra carne, podremos entonces restaurar nuestra relación de padre e hijo con Dios.
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12 Imagínense la gloria de una creación hecha por la mano de Dios, realizada por Su palabra. El cielo y la tierra actuales no son así. Es algo lamentable e indignante. Ni la motivación ni el propósito de la cre- ación eran este, pero terminó siendo el resultado inesperado de haber infringido la motivación y el propósito de la creación por una caída inesperada del hombre. La Caída se convirtió en una fuente de sufri- miento, tristeza e infortunios, la causa de todo lo que el ser humano detesta. El ene- migo no es solamente quien nos enfrenta con un cuchillo; la Caída, y no otra cosa, es el enemigo de la humanidad, el ene- migo de la creación, el enemigo del Crea- dor. ¿Desde dónde comenzó ese enemigo? Comenzó desde hace miles de años, desde los primeros ancestros. Así que se nece- sita, por supuesto, una lucha desesperada. Para extirpar la raíz de estos males y peca- dos, debemos erradicar la base de opera- ciones de la Caída, hacerla volar y cortarla del todo, para que de ese modo no pueda tener relación con la gente terrenal. Como eso aún permanece por hacer, el crimen y  el mal en el mundo es rampante. El cre- yente no tiene que luchar contra las cosas determinantes, sino que debe ponerse como primer objetivo encontrar la base de operaciones de la Caída. Hay que ir en busca de la cueva del enemigo, el origen de la Caída, y entre los tres: el hombre, Dios y Satanás, resolver esa cuestión. De otra manera, no se desenredará la madeja de la desdicha.
13 La esperanza de la humanidad, de toda la creación y de Dios mismo, es lla- mar “Padre” a Dios desde la posición de
hijos verdaderos. Por lo tanto, tenemos que superar el destino de la restauración en este mundo como hijos e hijas verda- deros de Dios; si hay aquí una sola cosa que deseamos es recuperar el vínculo de padre e hijos con Dios centrados en el amor verdadero.
14 La alegría y la tristeza están represen- tadas por los nombres Cielo e Inerno. Cuando ingresé por primera vez a este camino, lo hice pensando en cuál sería el origen y la esencia del Universo; y es la relación entre padre e hijos. Por lo tanto, el contenido básico de la restauración es el vínculo entre padres e hijos. La historia debe restaurar esa relación. En virtud de esto, la historia providencial ha sido la recuperación y restauración de la rela- ción padre e hijo.
15 Para pararnos ante nuestro Padre Absoluto como hijos e hijas verdaderos, debemos superar con una renovada fe el mundo de toda duda, el mundo de la muerte, el mundo del delito y el mundo del horror. Una vez que entendemos el contenido de la fe demandada por Dios, debemos establecer el estándar que pueda probarlo e ir ante Dios. De no poder hacerlo, no podremos llegar a ser hijos de Dios. Tengan en cuenta que cuando posean esa fe podrán formar una rela- ción eterna con Dios, podrán disfrutar de bondad eterna y vida eterna, siendo liberados eternamente del dolor, pudiendo
 vivir dentro de la órbita del Reino de los Cielos.
16 Si una persona no tiene vínculos con
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sus padres siente tristeza, si no tiene pareja siente tristeza, si no tiene un país que lo proteja a él y a su familia también siente tristeza. Esto se maniesta en el afecto mutuo entre las personas. Si se siente tristeza aun por los vínculos cam- biantes, ¿no van a sentir tristeza de no poder poseer vínculos eternos? Aunque una persona lo posea todo en este mundo, aun así anhela más, aspira a un vínculo celestial eterno.
17 Un creyente no debería vivir condi- ciones ideológicas cambiantes. Hay que recuperar y restaurar los vínculos inmu- tables, comprender que ese vínculo no está separado, sino que en el ámbito donde uno vive, ese vínculo es uno con el todo, y por uno mismo hay que formar un vínculo con Dios y vivir con Él. Tener una relación con Dios es recuperar valo- res positivos, atender a Dios en el cora- zón, es decir que se puede vivir en medio de un lazo de unión con Dios. Si uno siente la presencia sustancial de Dios haciéndonos llevar esa clase de vida, ese  valor no es apenas parcial; cuando se res- taure el ambiente para poder realizar un  valor total, el valor del individuo y el de la totalidad comienza a moverse centra- lizado en uno mismo.
18 La concepción unicacionista de la fe diere de las creencias existentes. Hasta el presente los cristianos han tenido un concepto vago centrados en Jesús y en la Biblia del concepto “Salvador”. Pero nos- otros, usando el concepto “padres” tene- mos una relación de padre e hijos con Dios, creyendo en Él desde la posición de
hijos. Padres e hijos tienen un lazo inse- parable. Es así desde el día en que nace- mos, es así mientras vivimos y es así aún hasta en la muerte. Entiendan entonces que ustedes no pueden vivir ni hacer actividades aparte de sus padres. Esos padres que son el centro de la historia universal no vienen con vínculos priva- dos, sino que poseen un vínculo absoluto con Dios. Por eso es que si ustedes no se conectan en unanimidad con Dios y  con esos padres, ni podrán cumplir su responsabilidad ni podrán alcanzar el objetivo nal. Lo más importante es que coincidan en todo momento Dios, esos padres y uno mismo.
19 ¿Cuál es el lamento del ser humano? ¿Cuál es el lamento de toda la creación? El hombre no participa en la familia celestial como miembro de ella. Ese es el lamento cósmico. El objetivo de que lle-  vemos hoy una vida de fe no es otro sino dirigirnos a Dios llamándole: “¡Padre!”. Dios guió la providencia durante dos mil años para ver el día en que toda la huma- nidad disfrute como verdaderos hijos Suyos y lo llamen: “Padre”.
Madurez Espiritual
20 ¿Cómo es que Jesús se llamó a sí mismo el unigénito de Dios? De esa manera, Jesús les presentó una condición difícil de creer a la gente, a n de otorgarles a aque- llos que le creyesen la gracia de poder dar un salto instantáneo. Si la gente cree en Jesús con innita fe y clama al Cielo, su fe crecerá drásticamente. Cuanto más ele-  vado sea el grado de su fe hacia el centro del Cielo, más podrá el mundo espiritual
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trabajar a través de ustedes; y si poseen una fe sin límites podrán sentir, al ins- tante y en grado inimaginable, las reali- dades del mundo extrasensorial y del universo según su personalidad. Pero el hombre ha perdido estas habilidades for- midables. Si decimos que la actitud del hombre de fe es ir, e ir e ir, en los Últimos Días tendrá que librar una gran lucha universal para vencer a las fuerzas que pretenden que tengamos una fe que per- manezca en una esfera limitada.
21 El ser humano fue destinado original- mente para llegar a ser perfecto única- mente si lo es tanto en lo espiritual como en lo físico. Mientras Jesús permanezca solamente en la posición de padre espiri- tual, puede darnos solamente la salvación espiritual, esto resulta en la mitad de la sal-  vación. En consecuencia, tiene que venir al mundo el Señor de la Segunda Venida para traer la otra mitad de la salvación; es decir, para darnos la salvación física. El Señor de la Segunda Venida tiene que congregar a los espíritus que en vida cre- yeron en Jesús, así como a los cristianos esparcidos por el mundo, ofrecerlos a Dios como ofrenda y así poder ver el punto de partida del Tercer Israel. Para que los israelitas se pudieran convertir en ciudadanos del Segundo Israel espiritual tuvieron que realizar el bautismo; pero, para pertenecer al Tercer Israel centrali- zado en el Señor venidero, deben pasar por la puerta de la Bendición.
22 Dado que un amor erróneo indujo a Adán y Eva a la Caída, para restaurar eso hay que formar vínculos de noviazgo
yendo por la puerta de la Bendición cen- tralizada en el amor de Dios. De no ser así, no pueden ir al Cielo. Tampoco Jesús con- cluyó esa responsabilidad. Si el Salvador no aparece nuevamente y realiza esta tarea, pasando por la raíz de todas las cosas de este mundo, no tiene cómo corregir todo lo que está enmarañado. Tiene que cum- plir esa responsabilidad absolutamente.
23 Al ser crucicado, Jesús no pudo convertirse en realidad en un Padre Ver- dadero con un cuerpo físico. Él estableció el linaje de Dios, pero no hizo realidad el surgimiento de Padres Verdaderos en carne y espíritu. Está limitado al mundo espiritual, logró solamente la salvación espiritual, pero no realizó la salvación física; es decir, la redención de la carne. En consecuencia, el cristianismo solo ha tenido hasta hoy padre y madre espiri- tual, Jesús y el Espíritu Santo. Por lo tanto, cuando vengan Padres Verdaderos ten- dremos que, condicional o simbólica- mente, volver a ingresar al útero de la madre a n de renacer física y espiritual- mente gracias a ellos, oreciendo como una nueva vida. Estamos yendo, a tientas, por ese curso.
24 En cuanto al yo físico y al yo espiritual, el más importante no es el yo físico, sino el yo espiritual. El yo físico vivirá unos 70 u 80 años dentro de la esfera temporal limi- tada, pero el yo espiritual tiene la capaci- dad de trascender el tiempo y el espacio. Por lo tanto, la intención original del hombre es tomar conciencia de esa res- ponsabilidad histórica y cumplirla. Aun- que disfruten de una buena vida material,
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al nal, se van a morir. De todas formas, el cuerpo físico está destinado a morir.
25 Al igual que en aquellos días cuando Juan el Bautista no asistió a Jesús a nivel familiar, por lo que, en su lugar, Jesús debió indemnizarlo, como la esfera cul- tural cristiana no asistió al Señor de la Segunda Venida, hemos fundado la Igle- sia de Unicación en reemplazo del cris- tianismo tipo Juan el Bautista. Por eso la Iglesia de Unicación, en la era de la Segunda Venida, es como el Judaísmo en el territorio global. Los Estados Unidos y el mundo libre, en una posición similar al país de Israel, deberían haberse unido, pero, por el contrario, todos se nos opu- sieron, incluso Corea. Al igual que en la era del Nuevo Testamento, Dios guió la providencia de la salvación espiritual por medio de Jesús, la Iglesia de Unicación, sin un país, ha venido guiando la provi- dencia de la salvación espiritual. Si en los Últimos Días el cristianismo, poseedor de un fundamento espiritual de dominio mundial, se une completamente conmigo, no habrá problema en conectarlo al fun- damento físico.
26 En primer lugar, debemos salirnos del mundo satánico y poseer emociones dife- rentes a las de las personas del mundo exterior. Hay que ser capaces de sentir en carne propia el amor de Dios. Hay que odiar lo que Satanás ama y debemos sacri- carnos a nosotros mismos por el bien del mundo entero. Si centrados en mí ustedes son victoriosos a nivel individual, familiar, tribal nacional y mundial, podremos cons- truir el Tercer Israel, el pueblo escogido de
Israel, podremos volver a construir el Israel espiritual. Entonces, Dios podrá salvar a toda la humanidad en ambos aspectos, el espiritual y el físico.
27 ¿Cuál es más importante, el estándar espiritual o el estándar físico? Nosotros no  vivimos centrados en el estándar físico. El físico existe para el espíritu y el espíritu existe para el físico. No se cuelguen de la forma de vida de las personas del mundo secular. Deben partir desde una posición más provechosa, teniendo unidad espiri- tual y física. A pesar de ser este el camino a seguir por ustedes, poseedores de una  visión Unicacionista, hay muchos que piensan que es más importante comer y   vivir bien físicamente. Todos ellos queda- rán atrapados en esa condición.
Compartiendo Nuestras Vidas con los
Padres Verdaderos
28 ¿Cuál es el fundamento único en el que pueden converger el anhelo de Dios y la esperanza de la humanidad, y ser el punto de partida para una victoria de la gente de fe? Como el origen del amargo dolor de Dios es que la humanidad haya comenzado de padres caídos, debemos ser personas que obedezcan a los Padres Verdaderos en un vínculo sagrado con ellos. Recién entonces los cielos y la tierra podrán ser liberados y abrirse las puertas del Reino de los Cielos.
29 En una familia verdadera tiene que haber padres verdaderos, una pareja ver- dadera, hijos verdaderos. En su centro, el propósito del individuo es ser un padre  verdadero, el propósito del hombre y la
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mujer es ser padres verdaderos y tener hijos, formar un hogar. Por eso en la Igle- sia de Unicación decimos: “Tengamos fe en los Padres Verdaderos”, “Creamos en los Padres Verdaderos”. Creer no es tener certeza, y por ser incierto es que tenemos que creer. Si uno tiene certeza, entonces trasciende la creencia. Hasta ahora hubo que creer porque no lo sabí- amos con certeza; ahora que lo sabemos, ya no es creer. Hasta ahora se ignoraba para qué nacemos, para qué es nuestra pareja, para qué son los hijos, para qué una familia. Pero nosotros no creemos en la familia de los Padres Verdaderos, sino que la conocemos. Ustedes conocen a los Padres Verdaderos; no es que crean en ellos. No deben pensar que creen en ellos, sino que los conocen. Y luego, hay  que compartir la vida con los padres Ver- daderos, hay que vivir con ellos.
30 El Mesías es el Padre Verdadero per- feccionado no caído ajeno a la Caída, sin pecado. Para que haya un eje que conecte al hombre con Dios, tienen que surgir Padres Verdaderos. Dios es el “Padres Verdaderos” espiritual, y cuando Adán y  Eva se perfeccionan, se convierten en los sustanciales Padres Verdaderos terrena- les. Gracias a ese eje es que puede haber unidad. Hasta ahora, las religiones no incluían ese estándar de Padres Verdade- ros, de modo que no había cómo conec- tarse con Dios en el mundo terrenal. Ofrecían condiciones de devoción una y  otra vez, todo el tiempo, para ajustarse a un estándar recíproco con el Cielo y  encontrarse con el Señor en espíritu. Por esta razón, muchos hombres de fe han
 venido encontrándose con “el cielo” haciendo condiciones de devoción de forma gradual.
31 El camino que tendrá que transitar la humanidad será el de renacer injertán- dose al amor verdadero, a la vida verda- dera y al linaje verdadero, cortando con el amor falso, la vida falsa y el linaje falso del que nacieron. La religión surgió para conquistar el cuerpo y crear la unidad. En esa posición tienen que vivir en este mundo siendo uno en amor verdadero, y dando a luz hijos que puedan ir al reino de los cielos. Sin creer en una religión, no pueden ser personas que tengan hijos e hijas verdaderos que puedan ir al cielo. Por lo tanto, la religión emerge para que tengan unidad subyugando al cuerpo, para que se injerten a los Padres Verda- deros. El ideal de la creación es que pue- dan entrar en aquel país eterno, el Reino de los Cielos, dando a luz hijos e hijas  verdaderos; para ello, el olivo silvestre debe tornarse un olivo verdadero.
32 Los Padres Verdaderos van desde el fondo del inerno a lo más alto del Cielo. No habrá ninguna distancia entre los Padres Verdaderos, quienes van con amor  verdadero, si uno, siguiendo la voluntad de esos Padres Verdaderos, es uno con su corazón y con el ideal de sus vidas. Lo que establecieron e indemnizaron vertical- mente ingresa horizontalmente. Hay que ir desde la restauración del individuo hasta la liberación de Dios, pasando por la restauración de la familia, el clan, el pueblo, la nación, el mundo y el cos- mos; y desaparecerá todo el estándar de
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las 8 etapas. Restaurando esto horizontal- mente, el individuo puede ir todo el camino a la familia, la tribu, y la nación. Como el individuo puede ir libremente de la fami- lia hacia la tribu, la nación, se comienza a partir del individuo, se llega al n del mundo y se puede retornar.
Sección 3. El Camino de la Fe 1 Debido a que el hombre nace descen- diendo de antepasados humanos caídos, si no supera el punto crítico de la Caída, no hallará un camino para poder encon- trar a Dios, mucho menos para ir al Reino de los Cielos. Por otra parte, como ser con naturaleza caída, por más que busque el camino para revertir la Caída, es imposi- ble que lo haga por sí mismo. Para rever- tir la Caída no le queda otra que depender de la fuerza de un tercero, no de la propia fuerza. Todos los que vivimos hoy en este mundo estamos en semejante situación y, afortunadamente, el Cielo no nos ha abandonado, y ha cargado con esa res- ponsabilidad, padeciendo a lo largo de la historia hasta ahora para hacernos supe- rar y revertir la Caída.
Vivir Según la Voluntad de Dios
2 Cuando hablamos acerca del verdadero camino de la fe, “verdadero” signica que existe un único camino. ¿Cuál es, entonces, el objeto de nuestra fe? Ese objeto es el Dios absoluto. Una vida de fe se trata de buscar y encontrar el destino de la espe- ranza de Dios deseada por Él, en concor- dancia con Su Voluntad. Una vida de fe no se trata de lo que yo quiero, ni del deseo de los que lideran una vida de fe. La confusión ha aparecido en la comunidad global de fe,
porque las personas no entendieron que la  vida de fe debería estar centrada en el cumplimiento de la Voluntad de Dios, y  no en sí mismos.
3 Todo depende de uno mismo, inclu- yendo llegar a la perfección o fallar en alcanzarla. Lo mismo ocurre en alcanzar el éxito o fallar en lograrlo. Una vida de fe no es diferente. Aunque nuestra fe puede ser constante a lo largo de nuestras vidas, como seres humanos, nuestra conciencia nos impulsa a luchar por metas cada vez más elevadas. Alcanzar el estándar más elevado no es una tarea corriente. Cuanto más alto escalemos, más pequeño se vol-  verá el camino a la cima, hasta que, en última instancia, nos damos cuenta que todo naliza en unidad. Alcanzar ese lugar de unidad es difícil: históricamente, nuestras conciencias han estado bus- cando el propósito del bien; sin embargo, la perfección que deseamos como seres humanos se nos escapa.
4 En la Iglesia de Unicación, nuestra  vida de fe nos obliga a elevar el estándar a través del cual nos medimos para poder caminar junto a Dios en nuestras vidas diarias. Cuando vayan al mundo espiri- tual, ese estándar elevado será su ventaja. También será su factor determinante para decidir si en la nueva era serán héroes his- tóricos o desterrados.
5 Cada uno de nosotros necesita de un estándar victorioso, un punto de par- tida desde el cual podamos cumplir nuestra misión. Esto signica que debe- mos establecer un estándar de victoria
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desde la posición subjetiva. Natural- mente, a menos que establezcamos un estándar de victoria, no seremos capaces de cumplir nuestro propósito. ¿Dónde debemos establecer este estándar? Este debe ser creado en nosotros mismos.
6 Jesús vino a la tierra cargando en sus hombros la misión de Dios como el único responsable de terminar con la lucha cós- mica, y su tarea fue siempre la de centrarse en su relación con Dios. Dios debía ser el centro del cielo y la tierra, y Jesús el centro sustancial. Jesús fue siempre consciente de este hecho. Si una brecha hubiera ocurrido entre él y Dios, o se hubiera planteado algún conicto en cuanto a su propósito, ellos no habrían sido capaces de progresar hacia la victoria.
7 Dentro de su corazón, Jesús llevaba la convicción de que el Padre y el hijo debían siempre estar unidos. En otras palabras, centrado en Dios, el Padre Sujeto victo- rioso, Jesús estaba completamente adver- tido de que, para poder preparar un fundamento victorioso en la tierra como compañero sujeto, él necesitaba servir a Dios en su corazón. Desde este punto de  vista, Jesús se reere a sí mismo como el templo de Dios. Alcanzar un estándar vic- torioso signica crear un fundamento de unidad, convirtiéndose en un templo cen- trado en Jesús, la manifestación sustancial de Dios en la tierra. De lo contrario, la na- lización de la restauración, el cumplimiento de la misión de Jesús, sería imposible. Por ello, a menos que establezcamos el estándar de fe, no podremos proclamar que hemos alcanzado el fundamento victorioso. Esta
es la verdad, no importa por cuánto tiempo hayan practicado una vida de fe o cuán difí- cil nuestro curso haya sido. En conclusión, el punto más importante es poder tener un momento en el que denamos el estándar de victoria en nosotros mismos.
8 Cuando buscan aquello que es verda- dero, necesitan un corazón que anhele lo que es verdadero. Cuando ustedes anhelan la verdad en la cual el cielo y la tierra se deleitan, deben darse cuenta que necesitan colocar sus cuerpos en el estándar de lo  verdadero para estar alineados con la pers- pectiva el Cielo. El signicado de la existen- cia puede diferir entre el Dios verdadero, la  verdad y los seres humanos. De todas for- mas, desde un punto de vista interno, los tres se mueven en la misma dirección. En otras palabras, Dios y la verdad se mueven en una dirección y coexisten por la eterni- dad. Cuando miramos hacia el mundo de hoy, lamentamos que este mundo no se haya convertido en un mundo verdadero. Por otra parte, cuando miramos profunda- mente en nuestro ser, lamentamos no habernos convertido en personas verdade- ras, y deploramos no encontrar el Dios ver- dadero en nuestras vidas de fe, aunque lo anhelemos. Esta es la agonía enfrentada por aquellos que llevan una vida de fe.
9 Nadie que lleve una vida de fe hasta el punto de arriesgar su vida, quiere ver a su fe simplemente desmoronarse ante las tribu- laciones de la vida. Cuanto más seriamente practiquemos nuestra fe, mayores serán los desafíos que encontremos, y cuanto más profunda queramos que sea nuestra fe, más amplia y profunda será. Si Dios está bus-
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cando seriamente cada una de nuestras  vidas, desearíamos que Él busque por nos- otros más que por otros. Por otra parte, como creyentes, todos deseamos dejar un legado en este mundo en relación con la causa más cercana a nuestro corazón.
10 Como creyentes, decimos que nos convertiremos en los hijos de Dios. Sin embargo, ¿cuál es el deseo de Dios? El deseo de Dios no tiene nada que ver con los asuntos mundanos de nuestra vida dia- ria, tales como comer o dormir. Esas acti-  vidades son comunes para todo el mundo. La Biblia claramente nos dice: “No os preo- cupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? Los gen- tiles se afanan por todo eso; pero bien sabe  vuestro Padre Celestial que de todo eso tenéis necesidad. Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura”, (Mateo 6:31,33)
11 Una vida de fe consiste en la supe- ración de las limitaciones de nuestro ambiente, alcanzando logros día a día y  buscando constantemente nuevos cami- nos. A menos que vivamos así, no podre- mos entrar al reino deseado de Dios. Dado que a menudo carecemos de ener- gía y que nuestros hábitos diarios no se ajustan a un alto estándar en nuestro camino de fe, necesitamos mantener a Dios como nuestro estándar y ajustar nuestras vidas diarias a Él.
El Camino para Eliminar la Naturaleza
Caída
12 Originalmente, la vida humana estaba destinada a comenzar a través de vivir
por los demás con Dios en el centro. Sin embargo, debido a la Caída humana, la  vida no comenzó viviendo por el bien de los demás. Comenzó con un pensa- miento egoísta, viviendo para sí mismos y creando relaciones egoístas. Debido a que estamos luchando por las metas de la paz y la libertad eternas, debemos elimi- nar el egoísmo y la naturaleza caída que se encuentran en nuestros deseos perso- nales, ante el propósito más elevado, y  convertirnos en personas que vivan por el bien de los demás trascendiendo nues- tro propio ser.
13 Antes de que podamos estar orgullo- sos de nosotros mismos, primero debemos admitir que somos personas caídas. Antes de querer mostrar nuestras cualidades, debemos confesar la naturaleza de nues- tros pecados y admitir que, inmersos en nuestra naturaleza caída, venimos de una historia de pecado. Aunque esta sea la rea- lidad de nuestro estado caído, tratamos de evadirlo de distintas formas. El Cielo debe limpiar todos los crímenes pecaminosos cometidos a lo largo de la historia, y resol-  ver los resentimientos que se han heredado a través del linaje como resultado de estos pecados históricos acumulados.
14 Entre sus colegas, profesores, estu- diantes o familiares, ¿hay alguno al que le agrade el tipo de personas que se excusan constantemente? La gente es propensa a culpar a los demás cuando algo sale mal. Una excusa común es: “¿Por qué solo me culpas a mí? Él también lo hizo, mi her- mano hizo lo mismo”. Esto está mal. Una persona que comete un error, debe ser
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honesta. Sin embargo, a menudo, aquel que cometió un error trata de implicar a los demás. Tal comportamiento es parte de la naturaleza caída. Para poder corre- gir esta tendencia caída en nosotros mis- mos, debemos ser honestos cada día de nuestras vidas. Más aún, debemos ser honestos ante Dios.
15 Cuando piezas perfectas son juntadas con un propósito, se crea un objeto per- fecto. Por ejemplo; para construir una casa, las puertas y todo lo relacionado con los componentes deben ser perfectos. Solo así una casa puede ser completada. Cuando consideramos esto, nos damos cuenta de que necesitamos perseguir la perfección. Por eso en Mateo 5:48 Jesús dice: “Sean perfectos, así como su Padre que está en los Cielos es perfecto”. El estándar es que ustedes también alcancen la perfección del Cielo. Sin ninguna duda, deben perseguir los valores de un com- pañero objeto que se acerca al Ser Abso- luto. Se requiere de un compañero objeto completo que no tenga vergüenza alguna al pararse en frente del Absoluto. Para poder alcanzar esto, debemos comenzar examinando seriamente nuestras vidas y  eliminar nuestra antigua vida y pensa- mientos. También debemos dejar a un lado nuestro cuerpo, incluyendo nuestros órganos sensoriales. Tenemos que sentir todo de manera distinta a como lo hacía- mos antes.
16 Cuando se rearman ante la huma- nidad caída, se puede inferir que ustedes aún poseen naturaleza caída. Desde este punto, deben ser completamente des-
mantelados. Sin embargo, si aún llevan consigo la misma forma y elementos cuando son reconectados, elementos de la naturaleza caída que no se han removido, todavía no han alcanzado el desmantelamiento completo y la total autonegación. La autonegación signica ponerse a uno mismo a un lado, comple- tamente. La esperanza verdadera, origi- nal e ideal de los seres humanos no puede ser alcanzada por un camino egocéntrico como el de las personas caídas. Esta es la conclusión. Es por ello que, mientras Dios persiga metas providenciales a tra-  vés de la religión, el camino que Él man- tiene no es uno de autoarmación, sino de autonegación. A menos que establez- camos el estándar comenzando por la abnegación total, no hay forma de que las personas caídas completen el principio de compañerismo del Ser Absoluto.
17 Debemos separarnos completa- mente de nuestra naturaleza caída. Para liberarnos de ella, primero debemos disociarnos de nosotros mismos. Por lo tanto, debemos ser victoriosos como individuos; y luego en los niveles fami- liar, tribu, nación, mundo y nalmente el cosmos. Este sería el reino de la com- pleta liberación de la naturaleza caída. Cuando una persona nalmente se des- cubre como un compañero objeto para Dios, habiendo superado su naturaleza caída, inmediatamente se dará cuenta de que Dios lo está observando y que, en lugar de simplemente creer en Él, está unido fuertemente a Dios.
18 Cuando se paran frente al Cielo, deben
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revelar sus límites y reconocer que son pecadores. Entonces, deben convertirse en una bola de arcilla que Dios pueda mol- dear a Su gusto. Este proceso será imposi- ble si ustedes se imponen o se reconocen a sí mismos. Por ello la frase bíblica que dice: “Porque todo el que quiera salvar su  vida, la perderá; y todo el que pierda su  vida por causa de Mí, la hallará”, (Mateo 10:39) es válida. Hay naturaleza caída en cada parte de nuestro cuerpo: hay natura- leza caída en estos ojos, en estos oídos, en estos labios. Debemos eliminar completa- mente la naturaleza caída. Si Dios nos muestra un camino, debemos seguirlo; si Dios toma otro camino, debemos ir por él; si Dios nos pide que extendamos nues- tra mano, deberíamos hacerlo; si Dios ordena que nos retiremos, debemos reti- rarnos. Deberíamos estar absolutamente dispuestos a cumplir los anhelos y deseos de Dios.
19 Cambiar la percepción o el entendi- miento de uno es una tarea difícil y com- plicada. Una vez que adquirimos un hábito malo es difícil de cambiar. Es por eso que tenemos el dicho: “Los hábitos formados de pequeños, continúan hasta envejecer”. Aunque hayan estado en la Iglesia de Unicación por décadas, puede que no hayan arrancado de raíz sus hábitos caí- dos. Podrían decir: “Sacricarse por la providencia”, pero, ¿realmente se han sacricado? Si les dan la opción de elegir entre un camino confortable y uno de tri- bulaciones y pruebas, ¿podrían con con- anza decir que elegirían el camino de sacricio? No. Esta predisposición de tomar la salida fácil es el resultado de los
hábitos seculares transmitidos históri- camente. Incluso San Pablo exclamó: “¡Pobre de mí! ¿Quién me rescatará de este cuerpo de muerte?”, (Romanos 7:24) Esta miseria es también resultado de hábitos acumulados durante toda una  vida. San Pablo se lamentó: “¡Pobre de mí!” porque vio en su interior dos leyes en guerra. Su interior se deleitaba en la ley de Dios, pero su cuerpo seguía los deseos de Satán. Él también agregó: “¿Quién me res- catará de este cuerpo de muerte?”.
20 Los hábitos formados durante la  vida no pueden ser eliminados, por más que lo intenten hasta la muerte. Así, es lógico decir que los hábitos y la natura- leza caída, los cuales han sido heredados durante millones de años, no pueden ser arrancados de raíz con los esfuerzos hechos en pocos siglos. Este es un pro- blema serio. Hablan vagamente acerca de la naturaleza caída, pero esta no fue heredada a través de algo que haya sido. La naturaleza caída ha sido heredada a través de la carne y el hueso, y ha sido transmitida a través del linaje. Estos hábitos han sido mezclados con la carne y la sangre. La naturaleza caída se ha enraizado, y no puede ser removida con la energía humana. Ha crecido dentro de un árbol gigante reuniendo a todas las personas del mundo.
21 Necesitamos estar atentos a nuestra naturaleza caída y la amarga tristeza de la Caída. Piensen sobre Adán y Eva lamen- tándose luego de ser echados del Jardín del Edén. Recuerden esto, y vamos a afe- rrarnos fuertemente a nuestro Padre,
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anhelando ser uno con Él, con la determi- nación de seguir adelante, incluso si tene- mos que pasar diez mil años cruzando las cumbres de la muerte. Si somos incapaces de alcanzar el punto de la unidad de mente y cuerpo, no tendremos relación alguna con el fundamento de la victoria suprema de Dios, a pesar de que este fundamento se extienda por toda la tierra.
El Camino Para Encontrar el Ser Original
22 No pueden regocijarse en lo que son, ya que no son seres originales. Deben reconocer que su situación es triste. Su pena, sin embargo, no debe ser diri- gida hacia el mundo. Incluso cuando sienten dolor, este no debería tener ninguna relación con la angustia del mundo secular. Cuando sientan tris- teza y dolor, debería ser por no poder encontrar su yo verdadero, su yo ori- ginal. No importa cuán grandes sean, la angustia y el sufrimiento del mundo no exceden la tristeza y el dolor de no poder encontrar su yo verdadero. Dada esta situación, ¿a quién ha estado bus- cando Dios hasta ahora? Dios ha estado buscando a cada uno de ustedes. Es por eso que necesitan descubrir y fortalecer su yo original. De otra forma, no ten- drán ninguna relación con una familia  verdadera formada de individuos ver- daderos, una sociedad verdadera cons- truida sobre familias verdaderas, una nación verdadera, un mundo verdadero o el cosmos que contiene al mundo ideal que se ha unido perfectamente al Ser Substancial como su centro. El pri- mer estándar para todos estos niveles de bondad es la perfección individual.
23 Al desobedecer el mandato de Dios, la humanidad perdió el mundo de Dios, perdió Su sustancia y Su amor. ¿Pueden imaginar el corazón de Dios cuando Él habló Su Palabra, Su corazón mientras Él creaba a los seres humanos para que llegaran a ser Sus encarnaciones sustan- ciales, y el orgullo en Su corazón cuando manifestaba Su ser a través de ellos como Su sustancia? Somos nosotros los que perdimos la Palabra de Dios, fallamos en encarnarlo y encarnar el amor que pudo crear el jardín previsto por Dios. Por ello, debemos darnos cuenta de que todos somos pecadores que no pue- den estar orgullosos de sí mismos. Por el contrario, somos seres incapaces de establecer iniciativas por nosotros mis- mos, e incapaces de encontrar alguna base para descubrir el fundamento para el Sabbath dentro de nuestras pro- pias mentes.
24 A lo largo de nuestro camino, nuestra mente original constantemente nos redi- recciona. Ella nos dice: “Date la vuelta. Regresa al camino original. Regresa al lugar más profundo de tu mente”. Es por ello que el budismo nos invita a meditar. La realidad de nuestra vida en la tierra es que a través de la guía de nuestra mente original, buscamos tristemente nuestro yo original. Una vez que hayamos puri- cado nuestros seres y regresado al estado original, será insoportable recordar nues- tro pasado, incluso en sueños. La meta de Dios es eliminar este tipo de vida penosa. Deberíamos estar viviendo en un nuevo mundo ideal, cautivados con una nueva esperanza.
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25 En el mundo secular, la gente busca buena comida y usar ropa a la moda. En contraste, la actitud básica de un buscador religioso debería ser comer comida pobre por elección. Un devoto religioso va a través de un camino opuesto al mundo. Cuando miran a los buscadores religiosos, a pesar de comer comida pobre, usar ropas desgastadas y llevar vidas empobrecidas, su camino de vida y su propósito es encon- trar la relación original de amor que pueda abrazarlos eternamente.
26 El lugar original de la Voluntad es donde mora Dios. Es por eso que ese lugar original es sagrado. Cuando trascendemos todos los niveles de la creación y medimos nuestras coordenadas en todas las direc- ciones, podemos determinar exactamente dónde estamos en relación con el Abso- luto. Sin embargo, si erramos en medir y no estamos alineados con el punto original en el grado 180, no podremos alcanzarlo hasta que nos volvamos a alinear y nos enderecemos a nosotros mismos. Debido al contexto de nuestra historia pecaminosa, esta es la conclusión inevitable. Necesitamos realinearnos a las cuatro direcciones para poder encontrar el punto cero original. Y, para encontrar este punto, necesitamos entender claramente el centro original. Solamente cuando nos unamos totalmente al punto cero podre- mos alcanzar ese centro original. Hasta que entendamos esto, no podremos recu- perar nuestra posición como segundos seres resultantes, totalmente unidos con la Voluntad a través de la cual podemos alcanzar un nuevo comienzo. Esto es lógico, y nadie puede oponerse.
27 Cuando Dios creó a Adán y Eva, Él invirtió todo Su corazón basado en esa relación original. De la misma manera, debemos restaurar nuestro ser caído y  tratar de volver a nuestra posición origi- nal a través de invertir decenas de veces mayor esfuerzo del que Dios invirtió en nosotros, usando toda Su creatividad, a lo largo de miles de años en la historia. En la historia de la restauración, los esfuerzos por asegurar el fundamento del bien han tenido cientos de intentos y ha tomado decenas de miles de años.
28 El cuerpo y la conciencia humana comenzaron a luchar una vez que se for- maron bajo el reino del amor de Satán, con el domino del mal, el cual es opuesto a la mente original. El problema crítico es cómo resolver esta pelea entre nuestra conciencia y nuestro cuerpo. Sin embargo, resolver este problema en el nivel indivi- dual no es suciente. Cada uno de nos- otros debe reparar el ambiente global, el cual ha sido tomado por fuerzas satánicas. El ambiente no debería contradecirnos, este debería ajustarse a nosotros, debe- ría seguirnos. A menos que logremos el correcto orden del dominio, no podremos movernos en la dirección que nuestra mente original aspira.
29 Debemos preguntarnos: “¿Qué clase de ser soy?”. Somos príncipes y princesas divinos con un valor cósmico, que están destinados a encontrar la corona de gloria al nal de nuestras vidas, heredando toda la creación y el universo entero. ¿Es acaso aceptable que personas de tal valor sean  vendidas por un tazón de arroz, o sean
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títeres de un grupo de forajidos sin valor? ¡Absolutamente no! Debemos encontrar nuestro ser. Necesitamos cargar la respon- sabilidad de nuestra restauración y restau- rar nuestra naturaleza original. Tenemos que preguntarnos: “¿Dónde está mi ser original?”. Estamos buscando llenos de esperanza, mientras luchamos por reunir- nos con nuestro ser verdadero. Debemos descubrir nuestro ser original, conectados con la historia original, la ley cósmica y  con la realidad de hoy y el futuro.
Sección 4. Etapas en la Vida de Fe 1 Si buscan el carácter chino de “creen- cia” () verán que es una combinación de los caracteres de “persona” ()y “palabra” ()Creencia entonces signica: “la pala- bra de una persona”. “Palabra” aquí se reere a la comunicación que conecta a dos personas. Cuando no hay una rela- ción no se dicen palabras. Pero, cuando dos personas hablan, inmediatamente hay  una relación de dar y recibir. Entonces, para formar una relación, necesitamos creer. Más aún, el fundamento para que una relación emerja de una conexión se establece con amor. Pero tal relación no puede ser establecida arbitrariamente. Una conexión es posible debido a que las con- diciones necesarias de energía están allí y, de alguna manera, los niveles y los objeti-  vos de ambas partes coinciden.
Las Etapas en el Establecimiento de
Nuestra Vida de Fe
2 La esperanza siempre apoya a la fe. ¿Qué exige la fe? Si una persona posee una fe perfecta, la fe le demandará que el  valor de ésta coincida con su esfuerzo
sustancial. Fe signica mantenerse rme y creer en la persona que ha descubierto el ideal de la creación, que está alineado a la ley del principio, y quien no ha caído sino alcanzado la perfección, actuando luego en consecuencia. Aquel que sea  victorioso en este tipo de fe verá realizada su esperanza. El amor de Dios llega natu- ralmente a aquellos que alcancen la vic- toria en su fe y esperanza.
3 Ya que el principio formal de Dios es buscar al creyente absoluto, Él no ha tenido más alternativa que ordenarle a Noé que construyera un arca en la cima de una montaña. Noé consiguió el- mente realizar esta tarea luego de 120 años. Así es como el número 120 pudo ser restaurado. Noé invirtió su vida entera cumpliendo la voluntad de Dios. Luego del diluvio, los hijos de Noé se die- ron cuenta de que su padre había estado en lo correcto, y ellos lo respetaron dicién- dole: “creíamos que nuestro padre estaba loco. Pero, como él predijo, el juicio de Dios llegó y solo nuestra familia de ocho integrantes quedó con vida. Las palabras de nuestro padre eran ciertas. Él es un pro- feta y un hombre de Dios”. Sin embargo, luego del diluvio, cuando Cam vio a su padre durmiendo desnudo, se sintió aver- gonzado y llamó a sus dos hermanos, diciendo: “Nuestro padre está loco. Ahora está durmiendo desnudo”. Acto seguido, tomaron su ropa y, caminando hacia atrás, cubrieron el cuerpo de Noé. Con ese acto, los hermanos negaron por completo la posición de Noé ordenada por Dios. Es innegable que ellos se opusieron a él nal- mente. Por ello, debemos practicar la fe
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absoluta ante Dios. Debemos dedicar fe absoluta solo a Dios, no a Satán. Quien dedique absoluta fe a Dios, será bendecido por Dios como el padre de la fe. Dios no podrá dejar de amar a tal persona.
4 Cuando observamos la fe y la práctica de la misma, hay siempre una brecha entre ambas. La fe siempre precede a la práctica, no al revés. Solo cuando los seres humanos tengan una fe fuerte podrán practicarla vigorosamente. Pero Dios no busca solamente fe. Dios requiere de la fe como un puente para un mejor resultado que se