código de conducta interior

8/6/2019 Código de Conducta Interior

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2011

Ramiro A. Calle

“ Código de Conducta Interior



El presente Código de Conducta Interior ha demostrado ser de gran utilidadmiles de personas para favorecer su desarrollo interior, la integraciónpsíquica y el equilibrio de la mente. Favorece la evolución consciente,colabora en el acrecentamiento de la conciencia, ayuda a madurar, cultiva la

atención mental, fortalece la voluntad y representa un eje de coherenciainterior.

Es como un mapa psicológico una brújula interior. Desarrolla un sano sentidode auto vigilancia, purifica las emociones y modifica saludablemente elcomportamiento. Ayuda a eliminar conflictos, subterfugios, autoengaños yescapismos, lo que previene la ansiedad, la incertidumbre y la agitación.

La persona lo incorpora a su vida de manera consciente, libre y voluntaria,

sin ningún tipo de rígidos compromisos ni auto-coacciones de ningún orden.Se hace lo que se puede en cada ocasión, pero precisamente uno de lospuntos de este código es:

“Nada de Culpabilizaciones”

Paulatinamente uno se va ajustando al código, entendiendo queno es en absoluto un código moral, sino un método de crecimientointerior, una técnica para propiciar el auto desarrollo y querequiere la puesta en marcha de la atención en cualquiermomento o circunstancia .

Ayuda a ir más allá de la rutina, y a instrumentalizar la vida cotidiana parapotenciar el crecimiento interior, una técnica para actualizar nuestras

potencialidades y mejorar la calidad de la conciencia. No tiene ningún sentidocoercitivo. Se asume con plena y lucida compresión de que es una técnicapara acrecentar la conciencia y proporcionar un sentido a cada momento.Mediante este código afinamos al máximo el órgano de darnos cuenta .

Hay que considerarlo como un despertador psicológico.



Recoge las prescripciones de los más grandes maestros de Oriente yOccidente y resume en si mismo los tres pilares esenciales para la evolucióninterior: verdadera ética, cultivo psicomental, y aprehensión de la Sabiduría

Aquí vamos con el nuestro código de conducta!!!

Nada de lamentaciones . El ser humano invierte buena parte de su tiempoen lamentarse. La lamentación se vuelve un hábito, se torna maquinal. Nos

lamentamos de las pequeñas y las grandes cosas, utilizamos laslamentaciones muchas veces como pretexto o subterfugio, incluso comoun escapismo o un amortiguador que nos impide ver el hecho como es. Allamentarnos experimentamos un temporal alivio, pero perdemos parte denuestra energía y nos debilitamos . Así, el alivio sólo pasajero y se vuelveposteriormente sobre nosotros. Es necesario actuar conscientemente yponer los medios idóneos para no tener que lamentarnos.

Nada de autocompasión. Todos hemos alimentado a lo largo de la vida elhábito de auto comparecernos. Tendemos a darnos lastima y a sentirnosdesprotegidos y débiles injustamente tratados y desconsiderados, y noscompadecemos. La autocompasión puede tornarse una actitud neurótica yrepetitiva. Toda la energía que gastamos en ella dejamos de utilizarla paraproceder de forma tal que no tengamos por qué auto compadecernos. Laautocompasión nos enflaquecen y ceder a ella nos roba energía y libertadinterior. Hay que sacar fuerzas de la propia debilidad en lugar de perderse

en la autocompasión, que es paralizante por un lado y resulta voraz por elotro, porque cuanto más nos compadecemos más nos queremos entregar ala autocompasión. Al auto compadecernos, dejamos huellas negativas ennuestra mente profunda y dejamos de ejecutar la acción correcta.Encontramos en la autocompasión un sabor de morbosidad y cada día nostenemos más lástima.



Es necesario No permitirnos la Autocompasión .

Superar el auto importancia. Todos tenemos una imagen idealizada denosotros mismos, una excesiva autoestima malentendida y muchonarcisismo. Nos apoderamos de toda suerte de cualidades de las quecarecemos. Representamos papeles para dejar boquiabiertos o confundir alos demás. Nos las arreglamos hábilmente para que nos consideren.Fomentamos nuestro ego idealizado, exigimos atención, estima. Estamospendientes de los juicios de los demás sobre nosotros, nos sentimosrápidamente heridos si no nos consideran lo que esperábamos, ansiamosser el centro de atención, reclamamos incesante cariño y cuidados.Ponemos todos los medios para que sea atizado el fuego del autoimportancia. Y no comprendemos que en nuestro afán de estimular lamáscara de la personalidad, y porque estamos llenos de amor propio einfatuación, porque somos recalcitrantemente narcisistas, tenemos tantasheridas y pagamos tan alto tributo a nuestro envanecimiento. Nuestronarcisismo es fuente de dolor y nos hace débiles y neuróticos. Nos impidela visión pura de nosotros mismos y de todo lo demás. Origina impulsos y

compulsiones descontroladas. Nuestro narcisismo se convierte en un talónde Aquiles fácilmente alcanzable. El narcisismo nos hace sentirnosnegativamente sensibles y cualquier acto, juicio u opinión de los otros, nosalcanza en la frágil diana de nuestra infatuación. El auto importancia es unenemigo que nos causa mucha ansiedad y excitación. Debemos adquiriruna visión real de nosotros mismos sin concesiones de la imagenidealizada, mostrándonos tal y como somos, sin máscara, previniendo asílas dolorosas heridas narcisistas. Así lo que a otros hiere, no nos herirá.

Cambiar el “N o puedo ” por e l ” N o quiero ” . Nos mentimos, nos engañamos.Hemos creado una atmósfera de autoengaño en nuestra interioridad. Nodebemos permitirnos mentiras con nosotros mismos y es necesarioempezar a tomar conciencia que la mayoría de las veces en las que nos



amparamos diciendo “ no puedo ” lo que realmente queremos decir es “ noquiero ” . Utilizamos en “no puedo ” como excusa y, lo peor, nos excusamosasí a nosotros mismos y no mejoramos por tanto nuestra disponibilidad.Incluso debemos aprender a decir “ no quiero ” el lugar de “ no puedo ”

cuando sea así, de manera cortés, pero exponiendo nuestra verdaderaintención.

Cambiar ” M e hacen ” por ” M e algo ” . Bien es cierto que un ser humanosiempre está expuesto a la locura o agresividad de los otros y que encualquier momento puede ser injustamente agredido, apresado ytorturado. Pero nuestra vida cotidiana, por lo general, siempre que nos

hacen, o muchas veces que nos hacen, es porque nos quejamos hacer, encuyo caso realmente el “ me hacen ” significa “ me algo ” . Por nuestra propiapsicología desintegrada, por falta de visión, o por compensacionesneurótica de distinto cariz, muchas veces nos estamos dejando hacer y losdemás nos hacen (ofensas, causas de pesar, insultos, desprecios,dominación, manipulación, etc.) es por qué se lo permitimos y aún nosponemos nosotros en su campo de acción. Tenemos que disponer de laintrepidez necesaria para asumir que muchas cosas que los demás noshacen, realmente, no os las hacemos nosotros mismos. Si salimos delcampo de acción de quien nos hace, ya no podrá hacernos. Si permito queme hayan, en realidad me algo.

No mentir ni falsear (ajustarnos a la realidad tal como es). La negligencia,la falta de atención y la mecanicidad se reflejan nítidamente en el cúmulode mentiras y falsedades con que hemos cubierto nuestra vida. No sólomentimos a los demás o les falseamos los hechos, sino que, con más

frecuencia todavía nos mentimos a nosotros mismos y acomodamosfalsamente los hechos para que los asuman la parte mecánica ycompulsiva de nuestra persona. Al mentirnos y poner toda clase de filtrosen la realidad, falseándola nos apartamos la sabiduría, que consiste en verlas cosas tal cual son de de la pureza de la mente. Repetimos la realidad yasí evitamos acoplarnos a ella tal cual es, lo que impide nuestro



crecimiento interior y nuestra madurez. Tenemos que imponernos lasaludable disciplina de evitar mentir y mentirnos y, sobre todo, intentar encualquier circunstancia ajustarnos a la realidad como ella es, sincorromperla con la versión propia o descripciones personales. Nos

tenemos que ajustar a la realidad como es, no como querríamos otemiéramos que fuera, y aprovechar esa realidad para ponerla al serviciode la búsqueda, utilizarla como piedra de toque para pulir el carácter einstrumentalizarla en el despertar de la conciencia. No debemos depervertir la realidad con ideaciones, viejos moldes de pensamiento, clichéssocioculturales, expectativas o anhelos. Esperar lo que ocurre, y actuarcuánto mejor nos es dado según lo requieran las circunstancias.

Nada de pretextos o justificaciones . Tenemos que aprender a no perdernosen justificaciones y pretextos. Si hacemos con luz y la conciencia, no haylugar para ningún tipo de disculpas. Hay que hacer cuando creamos quedebemos hacer y no hacer cuando estimemos que no debemos hacer. Se haceo no se hace según proceda y a la luz de la conciencia. El propio código deconducta con el que libremente nos comprometemos, es un mapa espiritual alque recurrir cuando no se tiene clara comprensión de cómo proceder. Lameta es acrecentar la conciencia . Todo lo que colabore a tal propósito serábienvenido. Justificaciones y pretextos son debilidades, si algo tenemos quepretextar, lo que hay que hacer es no hacerlo . Pretextos y justificaciones sonmuchas veces el resultado de una actitud cínica e hipócrita. Cuando uno seresponsabiliza de sus propios actos, no hay lugar para los pretextos o

justificaciones. Son debilidad y falacia. Cuando uno ejecuta además esosactos con conciencia y diligencia, todavía hay menos lugar para falaces

justificaciones. Las personas tímidas se sirven a menudo de los pretextos.Siempre los tienen a mano, forman parte de su vida. Así la vida se torna poco

bella, poco auténtica, sin apertura, sin claridad. No hay que salpicar la vidade pretextos, Si no vivir abriéndose y no justificándose. i



Ser responsables de nuestros actos. Debemos aprender a asumir y aasumirnos. Somos responsables de nuestros actos. Uno debe convertirseen su soberano y su dueño. En tal caso, ¿Quien otro podría ser responsablede nuestros actos? Cuando tomamos la responsabilidad de nuestros

propios actos, fomentamos el crecimiento interior, maduramos. Nohacernos responsables de los actos es alimentar nuestro ego infantil. Serequiere valor y coraje para responsabilizarse de todo acto pero así nosfortalecemos interiormente. Conscientes, basados en el discernimiento y laclara comprensión, dueños del propio hogar interno, no podemos dejar deresponsabilizarnos de nuestros actos, resulten luego afortunados o no.Debemos también aprender del error, saber corregir, y afirmarnos en elacierto, pero sin infatuación. Debemos tratar de hacer correctamente ycuando sea procedente hacer. Hay que adiestrarnos en ser diestros yprecisos y, cuando nos equivocamos, asumir la equivocación.

Nunca culpabilizarse ni arrepentirse. El sentimiento de culpa y elarrepentimiento común es son en la mayoría de las ocasiones modos dereconciliarnos falsamente con nosotros mismos, pero en realidad son unareacción de inmadurez, una actitud compensatoria de auto castigopsíquico por nuestro proceder inadecuado, pero no cambiapsicológicamente la persona, ya que se torna infinitamente más fácilculpabilizarse y arrepentirse que proceder del modo oportuno. Así, la vidase convierte en una larga cadena de arrepentimientos que son tan inútilescomo morbosos, y que vienen dados por la falta de responsabilidad en lospropios actos y la carencia de una verdadera lucidez y conciencia alejecutarlos. No debemos dar cabida a los sentimientos de culpa, ni alarrepentimiento ordinarios ambos suelen ser falaces e infantiles. Hay queacometer los actos a la luz de la clara comprensión y asumirlos, de ese

modo no se puede dar cabida a la culpabilización ni arrepentimientoordinario. Si no se procedió como se debía, hay que ser siempre conscientede ello, y si uno se equivoca a pesar suyo en el proceder, tampoco ello esmotivo para el sentimiento de culpa. Lo que sí es necesario es examinarlos propios actos y corregir el proceder cuando nos hayamos equivocadoarrepentirse para seguir actuando del mismo modo es cinismo e inmadurez



lo importante ante las equivocaciones o incorrectos procederes, escambiar la actitud, variar el punto de vista y proceder en consecuencia.

No arrogarnos cualidades de las que carecemos. En todos los sereshumanos hay una tendencia a atribuirnos cualidades de las quecarecemos. Es común además que precisamente nos arroguemos aquellasde las que más escasos estemos, o que incluso evitamos por sus opuestas.Así, no es raro que una persona intolerante haga gala de su tolerancia oque una agresiva te diga a gritos que es partidaria de la no violencia. Y así,cuando uno se auto engaña, creyendo poseer cualidades de las que carece,ya no hace nada por fomentarlas. Ese es uno de los autoengaños máscomunes y peligrosos. Mediante la vigilancia y el examen de uno mismodebemos descubrir nuestras auténticas actitudes y comportamiento.

Aceptación, amor por nosotros mismos y por los demás. Aceptación no esresignación. Aceptación es asumir las cosas tal cual son. Tenemos queejercitarnos en aceptar a los otros como son y en aceptarnos a nosotrosmismos. Mediante la división desnuda de nosotros mismos, nos vemoscómo somos y nos aceptamos. Esta primera fase de aceptación esnecesaria. Y de este esa actitud de aceptación, comenzamos a tratar de

modificarnos y mejorar. Para saber aceptarnos, tenemos que amarnos. Noel amor narcisista que tanta falta de auténtica caridad por nosotrosmismos evidencia. No el amor propio, que no es tal, ni la infatuación.Amarnos es apreciar lo que tenemos y de lo que como nosotros mismosdisponemos. Estimamos nuestra energía, nuestra capacidad de desarrollo,nuestra inteligencia y nuestra conciencia. Amamos esa gema en bruto quesomos y que nos corresponde pulir y brillante. Al amarnos nos tenemoscompasión (no la autocompasión que debilita) y nos tratamos de maneraadecuada. Si nos amamos, (que no es amar ni fomentar el ego, bien alcontrario), ponemos los medios para estar psicológicamente sanos, paradesarrollar la conciencia y mejorar nuestra relación con otros. Si nosamamos tenemos que hacer algo positivo con nosotros mismos, aprender asuperar los pensamientos paranoides, lograr actitudes de crecimientointerior, armonizarnos y equilibrarnos, darle un significado nuestra vida,no alimentar nuestras zozobras e incertidumbres con enfoques incorrectos



de la realidad e infinidad de apegos. Nos tenemos compasión, pero no nosauto compadecemos. En la medida en que nos armonizamos y estamosmás a gusto con nosotros mismos estaremos más a gusto con los otros ylos aceptaremos, apreciaremos sus cualidades y los amaremos. Si en

nosotros comienza a florecer el equilibrio, el contento y la satisfacción,podremos compartir todo ello con las personas con que nos relacionamos,porque de otra forma sólo podremos compartir inquietud, ansiedad yparanoias. Al sentirnos más seguros nos abriremos a los otros, sin inútilesa autodefensa, sin hostilidad en actitud amorosa transmitiendo real afecto.

Ecuanimidad más allá de la avidez y aversión. Nos movemos impulsadospor la avidez y la aversión. Toda nuestra vida está inmersa en estaestrecha fórmula de apego y odio, aferramiento y resentimiento. Pero en

esa actitud es imposible hallar la verdadera felicidad, satisfacción e inclusointegración psicológica. Buscamos ávidamente el placer y tratamos derepetirlo, intensificarlo, prolongarlo reasegurarlo, alimentando así muchoapego, aferramiento, dependencia e inevitablemente miedo. Huimosfrenéticamente del sufrimiento y creamos sufrimiento mental sobre elsufrimiento mismo. Nuestra mente es una máquina de insatisfacción yestamos siempre oscilando entre la frustración y el desencanto, lavoracidad y el hastío. Tenemos que poner los medios para alcanzar un

estado superior al binomio apego resentimiento. Hay que cultivar sin cesarla ecuanimidad, es decir, la firmeza de la mente, cierta desidentificación yel desapego, la estabilidad y armonía emocionales. Ejercitándose de evitarlos extremos y situarnos en un centro de conciencia. Si viene el disfrute, sedisfruta, evitando el aferramiento. Si viene el dolor y no se puededescartar, no se lo descarta, y se le extrae una enseñanza, una inspiración,y se ejercita uno mediante el mismo. La vida se convierte en un reto quepone a prueba y afina más y más la ecuanimidad, la estabilidad y elequilibrio.

Ser conscientes sin prejuicios ni condicionamientos, vigilante a la mente,la palabra y la acción. La mente no entrenada está condicionada por todaclase de prejuicios, ideas preestablecidas, filtros socioculturales yadoctrinamientos. Esa es la conciencia empañada, víctima de sus



acumulaciones, incapaz de la visión infectada, y por lo tanto incapacitadapara aprender las cosas como son. Pero la conciencia puede ampliarse,desarrollarse y limpiarse de muchos de sus contenidos. Eseabrillantamiento de la conciencia es uno de los objetivos del buscador. Hay

que conquistar la conciencia que percibe y conoce más allá de analogías,mediciones, comparaciones o la dinámica de los pares de opuestos. Es laconciencia desnuda y penetrante. Con ese tipo de conciencia se estávigilante la mente, a la palabra y la acción. Se convierte uno en testigoatento y ecuánime de su pensamiento, sus palabras y sus actos, evitandoasí la mecanicidad de los mismos, errores innumerables y daños para símismo y para nosotros. Se ejercita uno en ver las cosas como son, sinprejuicios ni partidismo, sin enturbiarlas con expectativas, temores,puntos de vista estereotipados.

Tomar la vida como un maestro, un reto, sin demandar excesiva seguridad. Fluir, estar en armonía, libre de necios y tontos estados de ánimo. La vidaes un instrumento de acrecentamiento de la conciencia. Es la prueba, elreto y también maestra, instructora. La vida es un laboratorio paramadurar. Cada momento cuenta, cada situación tiene su propio pesoespecífico para poder abrirse y desarrollar la mente. Debe superarse elapego y la excesiva demanda de seguridad. Nada seguro, todo si cierto. Nisiquiera podemos demandar seguridad de la propia vida. La seguridad esinterior. Si demandamos excesiva seguridad, viviremos presas de laansiedad e incluso del pánico. Si demandamos excesiva seguridad tampocopodremos fluir. Estaremos tensos, crispados, sintiendo amenazada nuestraansia de seguridad, porque en el fondo sabemos que la seguridad total esimposible. Tenemos que aprender a controlar y soltar, ejercitarnos ydeslizarnos, tratar de hallar el punto de menor resistencia, sin crear

fricciones u oposiciones innecesarias; ser porosos, absorber, incorporar.No debemos permitirnos emociones negativas y estados de ánimos neciosy desagradables. Debemos ser profundamente humanos y no dejarnosdominar por impulsos infantiles. Con actitud fresca y jovial no debemosdar entrada a los estados de ánimo torpes.



Ser de todos, pero de nadie demasiado. Dice el adagio chino: en el largo sereflejan todas las estrellas por la noche, pero ninguna puede aprisionarsus aguas. Tenemos que estar en disponibilidad, abiertos pero nohipotecamos con nadie, no alimentar dependencias ni apegos morbosos.

Ser el propio refugio, la propia lámpara, la propia autoridad, dependiendo psicológicamente de uno mismo. El maestro está dentro de nosotros. Todala enseñanza reside en nuestras semillas de iluminación. No hay refugiofuera de uno mismo. Todo nos lo pueden arrebatar, todo lo podemosperder, menos nuestro estado interior, menos nuestra fragancia interna.En nuestra conciencia desarrollada está la propia luz. Somos nuestro

propio sol, y no la luna que necesita luz prestada. Uno debe ser su propiolíder y guía, fabricar la propia ley interna, seguir la propia senda. Uno es surevolucionario interior. No se confía a las organizaciones, no se refugia enlas instituciones. Debemos ser sicológicamente maduros y no necesitaradscribirnos a grupos para reafirmarnos, ni ser un número en unaorganización. Aprenderemos a estar sin estar, a mantener la propiaindependencia interior, alentando el despertar y permaneciendo al lado dela no violencia, la tolerancia, la cooperación. No dependerpsicológicamente de nadie apreciar, respetar, pero no depender. No venerael propio ego ni el de los otros; ser espaciosos, totales, no cree que losmétodos coactivos, confiar en la clara comprensión, en la concienciadesarrollada, no creer en las palabras que son palabrería ni en lospropósitos que no se hacen realidad, vivir con la mente atenta y clara, sindejarse envenenar por ideologías ni adoctrinamientos.

Desarrollar el sentimiento de que cada segundo puede ser último, para

procurarle un significado pleno y creativo, en libertad. La muerte no esmañana; es hoy. Siempre será hoy cuando llegué la muerte, el granmensajero divino. Cuando más apegados estemos, más la tememos;cuanto más ego tengamos más horror nos inspirara. Sin apego, sin ego,que es la muerte. La muerte siempre está la fecha. La muerte es un granmensajero divino. Su idea no debe debilitarnos, sino proporcionan fuerza,



presteza, diligencia pero sin ansiedad licitación. Si beneficiamos cadasegundo como que muy bien puede ser el último, le procuraremos unsignificado pleno y creativo y lo haremos en libertad.

i Lee este código de conducta cuantas veces puedas y verás que gradualmenteirás incorporando a tu vida nuevas sensaciones sobre sus propiascapacidades de vivir en paz contigo y con los demás.

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