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HISTORIA DE LA MUSICA III PERIODO ROMANTICO Notas compendiadas de la College Outline Series No.55, History of Music By Hugh M. Miller Barnes and Noble Inc. 1955 (Traducción-adaptación de Sara C. Neuman) CONTENIDO PARTE V – EL PERIODO ROMANTICO (1820-1900) XX CONSIDERACIONES GENERALES XXI BEETHOVEN XXII LA OPERA EN EL SIGLO XIX La ópera italiana. La ópera francesa. La ópera en Alemania. Otras escuelas de ópera del Siglo XIX. XXIII EL ORATORIO Y LA MUSICA CORAL EN EL SIGLO XIX Oratorio. Música coral sagrada. Música profana. Música coral. XXIV LA CANCION SOLISTA XXV LA MUSICA PARA PIANO EN EL SIGLO XIX XXVI MUSICA PARA ENSAMBLES INSTRUMENTALES

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HISTORIA DE LA MUSICA IIIPERIODO ROMANTICO

Notas compendiadas de la College Outline Series No.55, History of Music

By Hugh M. Miller Barnes and Noble Inc. 1955

(Traducción-adaptación de Sara C. Neuman)

CONTENIDO

PARTE V – EL PERIODO ROMANTICO (1820-1900)

XX CONSIDERACIONES GENERALES

XXI BEETHOVEN

XXII LA OPERA EN EL SIGLO XIX La ópera italiana. La ópera francesa. La ópera en Alemania. Otras escuelas de ópera del Siglo XIX.

XXIII EL ORATORIO Y LA MUSICA CORAL EN EL SIGLO XIXOratorio. Música coral sagrada. Música profana. Música coral.

XXIV LA CANCION SOLISTA

XXV LA MUSICA PARA PIANO EN EL SIGLO XIX

XXVI MUSICA PARA ENSAMBLES INSTRUMENTALES

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PARTE V – EL PERIODO ROMANTICO (1820-1900)

XX CONSIDERACIONES GENERALES

Aspectos generales del Romanticismo.- La visión romántica del Siglo XIX expresada en la filosofía, la literatura, las artes y la música puede resumirse en los siguientes puntos: (1) individualismo; (2) emocionalismo; (3) subjetividad, que reemplaza en gran parte la objetividad clásica; (4) temas favoritos: lo antiguo (especialmente lo medieval), lo sobrenatural (magia, brujas, hadas, fantasmas, etc.), lo extraño y lo místico; y (5) el nacionalismo.

Marco histórico.- El orden cultural, económico, político y social se vio intensamente afectado por los adelantos logrados en la ciencia y la mecánica (inducción electromagnética, fotografía, alimentos enlatados, el ferrocarril, el barco a vapor, la producción de acero, la luz eléctrica, el teléfono, el telégrafo, etc.). La Revolución Industrial trajo nuevos problemas sociales y económicos, el capitalismo y el socialismo. Guerras importantes en ese siglo fueron la de Crimea (1845-1856), la Guerra Civil en los Estados Unidos (1861-1865) y la Guerra Franco-Prusiana (1870). (Mención debe hacerse, auncuando no se tratará en esta síntesis, de las guerras de independencia en América del Sur). El avance más significativo en las artes es el Impresionismo de los franceses Manet, Degas, Renoir y el escultor Rodin. Los filósofos importantes de la época son alemanes: Schopenhauer, Nietzsche y Hegel. En el campo de la literatura y la poesía hay una lista de nombres ilustres. En Inglaterra: Byron, Wordsworth, Scott, Thackeray, Dickens, Hardy, Carlyle (ensayista e historiador escocés), Coleridge, y Keats. En Alemania; Goethe, Richter, Heine y E. T. A. Hoffmann (autor, músico y pintor), además de los antemencionados filósofos. En Francia: Hugo, Flaubert, Lamartine y Musset. En los Estados Unidos: Emerson, Longfellow, Poe, Hawthorne y Mark Twain.

Aspectos generales de la música del Siglo XIX.- Todos los cinco aspectos del Romanticismo se aplican a la música del Siglo XIX. El individualismo se manifiesta en la gran diversidad de estilos de los compositores. La expresión emocional, el sentimiento personal y el sentimentalismo están presentes en toda la música. Los temas románticos

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son evidentes en las canciones y óperas del período. El nacionalismo se convierte en una de las más marcadas características en la segunda mitad del siglo, cuando los países desarrollan una música propia a partir de su folclor. En general, la subjetividad reemplaza la objetividad en la música. Hay una gran expansión de música instrumental, especialmente para orquesta y para piano. En cambio la música coral pasa a un plano secundario. La música programática adquiere más importancia en éste que en ningún otro período en la historia de la música. El virtuosismo se convierte en una marcada característica de la época, siendo el virtuoso compositor-ejecutante del piano y del violín un fenómeno tipico del siglo. Alemania y Austria son los países que lideran el movimiento Romántico.

Características específicas de la música.- El Siglo XIX revela marcados cambios en el estilo musical y los conceptos formales con respecto a los del Clasicismo: (1) La melodía romántica es cálida y personal y su fraseología más irregular que la clásica; la armonía del Siglo XIX se expande en un nuevo idioma armónico: se descubren nuevos acordes y progresiones. Se emplea mucho más cromatismo que en el Siglo XVIII, se emplean acordes alterados y acordes de séptima y novena y otros todavía más inusuales. La modulación se convierte más en un fin que en un medio, utilizado más por el efecto que causa que como función para pasar de una tonalidad a otra; en lo que respecta a la tonalidad, se sigue respetando el sentido de tonalidad, aunque fluidas modulaciones oscurecen en pasajes enteros esta sensación. Se emplean tonalidades remotas y esquemas variados. A fines del Siglo XIX se observan claros signos de alejamiento de los conceptos tonales convencionales; en la forma hay una gran expansión de conceptos y mayor libertad; se hacen populares las formas pequeñas en el piano y la canción, pero también se alargan las grandes formas como la sinfonía y la ópera. Las formas nuevas son numerosas:

(1)nuevas danzas estilizadas como el vals (el lento Landler y el rápido vals vienés), la mazurca y la polonesa;

(2)el “estudio”, como medio para mejorar la técnica de un instrumento;

(3)en el piano la sonata clásica es reemplazada en gran parte por varias formas libres como la romanza, la fantasía, la arabesca, el nocturno, la balada, etc. y por piezas descriptivas;

(4)la música sinfónica expande la forma clásica y

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aparecen además el poema sinfónico, la suite sinfónica, la sinfonía programática y la obertura de concierto;

(5) el desarrollo formal más importante en la ópera del Siglo XIX es el drama wagneriano.

Los medios preferidos fueron: (1) el piano; (2) la orquesta; (3) la canción solista con acompañamiento de piano; y (4) la ópera. La música de cámara y la religiosa, lo mismo que la música coral profana, pierden importancia.

Instrumentación y orquestación.- En el Siglo XIX se aprecia una expansión en el arte de orquestar. Los compositores más destacados en este sentido son Berlioz, Wagner y Rimsky-Korsakov. Se desarrolla el color instrumental. Las orquestas sinfónicas son grandes y tienen una mayor sonoridad, producida por el mayor empleo de metales, maderas y percusión. Los progresos mecanicos y las innovaciones tuvieron mucho que ver en el crecimiento de la orquesta. El corno inglés agrega un nuevo color a la paleta orquestal. La invención de las válvulas para los instrumentos de metal popularizan su uso. Los sistemas de llaves Bohm aplicados a las maderas mejoran su efectividad.

XXI BEETHOVEN Ludwig van Beethoven (1770-1827) representa el final del período Clásico y el comienzo del Romanticismo. Junto a Palestrina, Bach, Haydn y Mozart, es uno de los grandes maestros de todos los tiempos.

Lugar de Beethoven en la historia de la música.- La música de Beethoven es de consumada grandeza. Fue él mismo un gran individualista. Más que cualquier otro compositor, Beethoven liberó a la música y los músicos del estado de servilismo a que habían sido sometidos hasta entonces. Rompió los límites y las restricciones artificiales del período clásico y les infundió la libre expresión de su profundo espíritu. Sus primeras obras son ciertamente convencionales, basadas en el estilo de Haydn, pero las obras de sus período medio y tardío revelan la subjetividad, el emocionalismo y la libertad del Romanticismo.

El estilo de Beethoven.- Puesto que fue uno de los primeros grandes individualistas en la historia de la música su obra, aunque es un producto de su tiempo, muestra notables

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aspectos de estilo que reflejan su carácter y que al mismo tiempo colocan su música en un lugar único con respecto al pasado y el futuro.

Los aspectos generales de su música son: (1)profundidad de contenido emocional, que se ha venido a

llamar “espíritu de la Appassionata”, haciendo referencia a su famosa sonata para piano Opus 57, así titulada;

(2)gran sentido del humor aunque, a diferencia del humor alegre y ligero de Haydn, el de Beethoven es áspero, rústico y profundo: el Scherzo de la Quinta Sinfonía y la danza campesina de la Sexta son buenos ejemplos de este elemento;

(3)impulsividad y los cambios inesperados de emoción; (4)elemento sorpresa, creado por largos pasajes de

suspenso seguidos de inesperados cambios de ritmo, tonalidad, matices y tremendos clímaxes que desembocan en la abrupta introducción de una melodia sencilla e ingenua.

Las características especificas de la música de Beethoven pueden considerarse desde cinco aspectos: el material temático, el contrapunto, la forma, la música coral y la música para piano: (1) tipos de material temático: Beethoven es un maestro del material temático, para el cual puede emplear dos tipos: (a) temas de motivos cortos en las sonatas, sinfonías, etc., como el “motivo del Destino” en la Quinta Sinfonía; y (b) hermosas melodías cantables, como el adagio de la sonata para piano Opus 13; (2) contrapunto: En sus obras tempranas y medias el uso del contrapunto es subordinado pero en sus producciones tardías, cuando el contrapunto en otras partes había sido prácticamente abandonado, Beethoven regresa a las antiguas prácticas, revelando una gran maestría en su arte, como podemos apreciarlo en la fuga de su cuarteto para cuerdas Opus 133; (3) Beethoven es uno de los grandes maestros de la forma y del desarrollo temático. Expandió la forma de la sonata-allegro para incluir más de dos temas principales e incluso introdujo ocasionalmente nuevo material en el desarrollo o en la recapitulación, variando considerablemente el plan de movimientos en la sonata: (a) usa la variación como un movimiento inicial (Opus 26); o (b) emplea una fantasia libre en dicho movimiento como en la “Sonata Claro de Luna”; (c) reemplazó el minuetto del tercer movimiento por un “scherzo”, un cambio de estilo, más que de estructura formal; (d) cambió el número y tipo

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de movimientos en sus obras tardías, por ejemplo en el cuarteto para cuerdas en Do sostenimo menor, Opus 131 y en la Novena Sinfonía con su movimiento coral; (4) su música coral es grande, por la grandeza de las ideas musicales de Beethoven y la profundidad de su expresión, pero excede los limites del lenguaje coral y trata el coro para agregar color instrumental; (5) el estilo pianístico de Beethoven muestra varias particularidades propias del maestro en este medio: crea efectos especiales de textura al usar las manos muy separadas en el piano; es frecuente el uso de cuerdas en el registro bajo; las ocasionales largas escalas cromáticas, generalmente ascendentes, le ponen mayor énfasis a la música. También emplea terceras que se mueven en direcciones opuestas.

Principales contribuciones de Beethoven a la música.- Beethoven exploró la música para piano, dejando 32 sonatas y 21 colecciones de variaciones; para orquesta, con sus nueve sinfonías, la última notable por su movimiento coral sobre el tema de la Oda a la Alegría del poeta Schiller; pero además, las oberturas Leonora (para su única ópera, “Fidelio”), la Obertura “Coriolano” y la música para el ballet “Prometeo”. A esta gran producción orquestal debemos agregar su concierto para violín y los cinco conciertos para piano. En el campo de cámara la música de Beethoven y la de Brahms conforman la cúspide del Siglo XIX. Beethoven escribió 16 cuartetos para cuerda, 9 trios para piano y 10 sonatas para violín. Finalmente, nos dejó tres grandes contribuciones vocales: la ópera “Fidelio”, el oratorio “Christus am Olberg” (Cristo en el Monte de los Olivos) y la Misa Solemne en Re. Dejó también algunas canciones de menor importancia --en comparación con la producción de Franz Schubert.

XXII LA OPERA EN EL SIGLO XIX La ópera del Siglo XIX floreció principalmente en Italia, Francia y Alemania. El Siglo XIX también vio el surgimiento del nacionalismo, especialmente en este género musical. La ópera alcanzó su mayor desarrollo en la segunda mitad del siglo.

La ópera italiana.- Italia, país que habia liderado este género a comienzos del Siglo XVII, mantuvo una posición importante durante el XIX, compartiendo esta distinción con la ópera francesa y la alemana. Se caracterizó porque, por una parte, hay menos prominencia del virtuosismo puramente

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técnico. La profundidad dramática no se aprecia antes de las óperas de Verdi hacia finales del siglo. Prevalece el estilo del “bel canto” y los rápidos recitativos. Se emplea más el coro y la orquesta sigue ocupando un papel secundario. El realismo se convierte en un elemento importante en la ópera de finales de siglo. Mencionemos a los compositores que dominaron la época:

Gioacchino Rossini (1792-1868).- Tuvo mejor éxito con la ópera cómica que con la seria. Tenía gran facilidad para escribir y lo hacía con increíble rapidez. Su ingenio, la vivacidad de su música y los recitativos “parlando” son características de su estilo. Sus principales óperas son “La Italiana en Algeria”, “El Barbero de Sevilla”, “La Urraca Ladrona”, “Moisés en Egipto” y “Guillermo Tell”, esta última producida en París y típica de la gran ópera francesa.

Vincenzo Bellini (1801-1835).- Revela una alta cualidad de contenido emocional. Emplea libretos apropiados. El sentimentalismo de sus melodias, cálidas y fluidas son típicas de su estilo, que influyo en la melodía de Chopin. Sus principales óperas son “La Sonámbula” y “Los Puritanos”.

Giuseppe Verdi (1813-1848).- Es el más grande compositor de ópera italiana en todo el siglo XIX. Desarrolló una gran fuerza de caracterización y dramatización. Sus últimas obras muestran una mayor profundidad de espíritu. La orquesta en ellas cobra más importancia que en las de sus predecesores. Es un italiano auténtico en espíritu, no un imitador de su contemporáneo alemán Wagner. Sus principales óperas son: “Rigoletto”, “El Trovador”, “La Traviata”, “Aida” y “Otello”, este último sobre un libreto de Arrigo Boito, muy fiel al drama shakespereano. “Falstaff” es su ultima gran ópera, un retorno a la buffa, pero con gran profundidad.

Otros compositores.- El realismo, el “verismo”, es típico de otros compositores de fines de siglo como Pietro Mascagni y su “Cavalleria Rusticana”, Ruggiero Leoncavallo y su ópera “I Pagliacci” y Giacomo Puccini con “Bohemia”, “Madame Butterfly” y “Tosca”, entre otras.

La ópera francesa.- Mientras que en el Siglo XVIII hubo una clara demarcación entre la ópera cómica y la ópera seria, esta distinción se fue haciendo menos clara durante el Siglo XIX hasta cuando, durante la segunda parte del mismo,

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se funden. En Francia, durante la primera mitad del siglo, la ópera cómica y la seria se desarrollaban paralelamente. La Ópera Cómica, de importante tradición durante el S. XVIII, continúa floreciendo durante la primera parte del XIX. Gradualmente empieza a desarrollarse en dos direcciones: por una parte en puro entretenimiento del tipo operetta; por la otra, un estilo serio que desemboracá en la ópera lírica en la segunda mitad del siglo. Aunque hubo varios compositores de este género mencionaremos solamente a François Boildieu (1775-1834), compositor de “La Dama Blanca”, y Charles Gounod (1818-1893), de “Le medicin malgré lui”. La Gran Opera, por su parte, rivalizó con la ópera cómica durante la primera mitad del siglo. Sus esquemas son grandiosos, los temas heroicos o históricos, los personajes y las situaciones extravagantes; hombres y demonios entran en conflicto, se yuxtapone el canto llano con la coral y melodías de ballet con grandes masas corales. El principal exponente de este estilo fue Giacomo Meyerbeer (1791-1864). Sus principales óperas son “Roberto el Diablo”, “Los Hugonotes”, “El Profeta” y “La Africana”. Hacia la segunda mitad del siglo los franceses se inclinan hacia un tipo de ópera más lírica, reteniendo algunos aspectos de la gran ópera. Las más destacadas de esta época son “Fausto” y “Romeo y Julieta” de Charles Gounod, “Mignon”, de Thomas, y “Manon”, de Massenet, todas las cuales revelan un tierno sentimentalismo desprovisto de profundas pasiones, características éstas del refinado estilo francés; buena declamación y buena orquestación escénica.

Otros compositores y sus obras.- En la segunda mitad del siglo aparece un buen número de producciones dramáticas de las cuales mencionaremos “Los Troyanos”, de Hector Berlioz; “Carmen”, de George Bizet (esta ópera considerada por muchos como la mejor de todos los tiempos); “El Rey de Ys”, de Edouard Lalo, “Lakmé”, de Leo Delibes, “Los Cuentos de Hoffmann” de Jacques Offenbach, “Sansón y Dalila” de Camille Saint-Saëns y “Pelléas et Melisande” de Claude Debussy,

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La ópera en Alemania.- En Alemania se dieron dos elementos importantes: en la primera mitad del Siglo XIX el surgimiento de la ópera romántica; en la segunda, el “drama musical” de Richard Wagner.

La ópera romántica en Alemania.- Surge del Singspiel alemán a fines del S. XVIII y principios del XIX. Se caracteriza porque: (1) los temas se derivan de la leyenda y el folclor; (2) hay un tratamiento romántico de la naturaleza y los fenómenos naturales; (3) hay un uso importante de lo sobrenatural para intensificar el interés dramático; (4) la canción folclórica alemana se usa con estilos de arias óperaticas más convencionales. – Aunque hay un número considerable de compositores de este estilo, muy pocos han sobrevivido dentro del repertorio universal. Algunos nombres son los de Carl Maria von Weber (1786-1826), con sus óperas “El cazador furtivo”, “Euryanthe” y “Oberon”; Beethoven y su unica ópera “Fidelio”; Ludwig Spohr, E. T. A. Hoffmann, Robert Schumann y el más grande de todos en la concepción de este género, Richard Wagner, con “El holandés errante”.

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El drama musical de Wagner.- Richard Wagner (1813-1883) es la figura central en el panorama óperatico del Siglo XIX, en su intento de fundir todas las artes en sus óperas, que él mismo tituló “dramas musicales”. Es uno de los grandes genios de todos los tiempos. Su música muestra un marcado alejamiento en el concepto general, el estilo y la forma de cualquier otra producción óperatica: (a) Fusión de las artes: Wagner concebía el drama musical como una obra en la que la música, la poesia y la escenografía debían fundirse para crear un todo dramático diferente. Creía que ninguna de las artes debía dominar el drama. Esto le dio a su obras una unidad y realidad dramáticas por encima de cualquier otra producción de este género; (b) el libretto: Wagner escribia sus propios libretos basándose en tres elementos fundamentales: el folclor alemán, la mitología y la leyenda; el misticismo romántico, lo sobrenatural y lo medieval; y la idea de la redención, a menudo asociada con implicaciones religiosas; (c) la continuidad: es uno de los aspectos más notables del drama wagneriano. Esto lo alcanzó en parte mediante la innovación de abandonar la diferencia entre recitativo y aria. La continua línea melódica, el ritmo no periódico y el constante uso de la orquesta contribuyen a crear este ambiente de continuidad general; (d) el leitmotif: otro aspecto significativo en la música de Wagner es el empleo de temas, llamados leitmotifs, a lo largo de toda la ópera. Estas ideas temáticas van conectadas con una persona, idea, situación o estado de ánimo determinado, los cuales varían según la necesidad dramática del momento. Se desarrollan sinfónicamente a lo largo de la ópera. Con el uso de los leitmotifs Wagner alcanzó unidad musical y coherencia dramática; (e) la orquesta wagneriana es muy importante en el drama puesto que va cargada de contenido dramático. Además hay importantes desarrollos desde el punto de vista de instrumentación y orquestación. Wagner generalmente usa orquestas ampliadas, grupos completos de instrumentos (p.ej. tres clarinetes y clarinete bajo). Los grupos de metales se emplean más que nunca antes. Las cuerdas a menudo se dividen y se obtienen efectos etéreos al utilizarlas en los registros más altos, con trémolo. La importancia de la música orquestal de Wagner se refleja en el hecho de que muchas partes se interpretan independientemente en las salas de concierto; (f) otros aspectos de su estilo: la armonía wagneriana es característicamente cromática. Este cromatismo también desempeña un papel importante en el estilo melódico. Wagner hace uso importante del contrapunto, elemento hasta

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entonces ignorado en la ópera. En términos generales hace poco uso del coro, con algunas excepciones notables como en Los Maestros Cantores.

Wagner dejó plasmadas sus ideas en varios tratados sobre música y drama; los principales son “El Arte en el Futuro” y “Ópera y Drama”, obras que escribió durante un período de exilio. Algunas de sus óperas, o dramas músicales, son: “Rienzi” (al estilo de Meyerbeer), “El holandés errante”, “Tannhäuser”, “Lohengrin”, la tetralogía “El Anillo de los Nibelungos” (que comprende El Oro del Rin, La Valkiria, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses); Tristán e Isolda, Los maestros cantores, y Parsifal, ultima ópera de Wagner.

La ópera del Siglo XIX en otros países.- Además de la ópera en Italia, Francia y Alemania, hay óperas dignas de mención provenientes de otros paíse; por ejemplo, el nacionalismo en Rusia produjo obras como “Una Vida por el Zar”, de Michail Glinka (1804-1857), aunque de fuerte influencia italiana; “Russlan y Ludmila”, del mismo compositor; “Boris Godunov” de Modesto Moussorgsky; “El Príncipe Igor” de Alexander Borodin; “Eugenio Onegin”, de Piotr I. Tchaikovsky, obra de carácter romántico pero no nacionalista; y varias de Nicolai Rimsky-Korsakov, entre ellas “La doncella de nieve”, “Sadko”, “El Zar Sultán” y “El gallo de oro”. En Bohemia (Checoslovaquia) se recuerda la ópera cómica “La novia trocada”, de Bedrich Smetana (1824-1884). En Inglaterra este género tiene poca importancia con excepción de las producciones de operetas del dúo Gilbert y Sullivan, muchas de las cuales también fueron llevadas al cine, abriendo todavía más las posibilidades del género lírico musical en el futuro.

XXIII EL ORATORIO Y LA MUSICA CORAL EN EL SIGLO XIX

A pesar de que el oratorio en el Siglo XIX fue opacado por la ópera, y de que la música coral fue menos popular que en otros medios, hubo algunas contribuciones en ambos campos. El oratorio pasó a un segundo plano despues de Haendel y vino a revivir con los de Mendelssohn “San Pablo” y “Elías”, obras que representan el clímax de esta forma en el Siglo XIX. La grandeza de los oratorios de Mendelssohn (1809-1847) radica especialmente en su magnífica técnica coral. Incluso recuerda a Haendel, agregándole los elementos románticos. Era hábil en la instrumentación y tenía gran sentido de la forma. Sus principales obras en el

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campo vocal, aparte de los oratorios mencionados, son la “Lobgesang” (Canto de Alabanza) y “Die Walpurgisnacht”, una cantata profana sobre texto de Goethe. Otros oratorios de la época son “Cristo en el Monte de los Olivos”, de Beethoven, “La condenación de Fausto”, oratorio profano de Berlioz y “El sueño de Gerontius” del inglés Edward Elgar.

Música coral sagrada.- Mucho de la literatura coral sagrada en el S. XIX asume el espíritu romántico óperatico, lo que hace difícil distinguir entre cantata y oratorio por una parte, y la música litúrgica de la iglesia, por otra. Las principales formas de música religiosa son composiciones sobre el Ordinario de la Misa Católica y el Requiem, con frecuencia más de carácter concertante que para propósitos religiosos. También se hicieron muchas composiciones sobre los Salmos. Mendelssohn y Brahms son los grandes compositores corales de la época. Mencionemos del primero sus “Salmos” para coros y orquesta, “Lauda Sion”, también para coros y orquesta, y los motetes para voces femeninas y órgano, contribución importante a la literatura coral sagrada. De Brahms mencionemos su “Requiem Alemán”, su mayor creación en el género de la música coral sagrada. Se basa en selecciones de textos bíblicos, más que en el texto del Requiem católico. También, como Mendelssohn, escribió algunas obras para voces femeninas y otras sobre los Salmos. Finalmente incluyamos la “Misa en Do menor” de Schumann, el “Requiem” y el “Te Deum” de Berlioz, algunas obras de Liszt y Cherubini, la “Missa Solemnis” de Beethoven, varias de Schubert, el “Requiem” de Fauré, otras obras de César Franck y el “Te Deum” de Bruckner, sin ir más allá. En lo que respecta a la música coral profana hay una carencia en el Siglo XIX. Las obras de Mendelssohn y Brahms son la excepción, con alguna otra cosa de Bruckner y Liszt, además del final de la Novena Sinfonía de Beethoven a principios del Siglo.

XXIV LA CANCION SOLISTA

La canción artística acompañada, a diferencia de la canción folclórica, la canción popular y el aria óperatica, es uno de los desarrollos más importantes del S. XIX. Las principales contribuciones vienen del “Lied” alemán (canción artistica alemana). Francia y Rusia también produjeron creaciones interesantes en la segunda mitad del siglo. En Italia, donde la ópera eclipsó cualquier otro

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tipo de actividad musical, y en Inglaterra, el repertorio para la canción solista es mínimo.

Consideraciones generales. – El ascenso de la poesía romántica en Alemania fue un factor importante en el surgimiento del Lied. Otro elemento fue también la popularización del piano a principios de siglo. Su robusta sonoridad en comparación con los antiguos instrumentos de teclado lo hacía adecuado en el acompañamiento de la voz solista. También se le dio más importancia a estrechar la relación entre música y texto. A veces se escribían grupos de canciones de naturaleza similar con los versos de un mismo poeta, y recibian el nombre de ciclos (Liederkreise). Ejemplos importantes son los ciclos “An die ferne Geliebte”, “Die Schone Müllerin” y “Winterreise” de Schubert, “Frauenliebe und Leben” y “Dichterliebe” de Schumann, “Magelone” de Brahms, “La Bonne chanson” de Fauré y “Chansons de Bilitis” de Debussy.

Forma.- Había dos planes estructurales en la canción solista con acompañamiento: estrófico, donde la música es la misma para todas las estrofas, o de composición desarrollada (durchkomponiert), donde la música cambia con cada estrofa según la naturaleza del texto. Este llegó a usarse más que el primero. Compositores de Lied alemán fueron Franz Schubert (1797-1828), el más notable de todos, uno de los grandes genios melódicos de todos los tiempos. Su música es muy receptiva al texto de las canciones y él fue uno de los primeros en utilizar el plan de composición desarrollada. Escribió más de 600 canciones y dos ciclos famosos, ya mencionados. Otros compositores importantes que cultivaron la canción artística o Lied fueron Robert Schumann, Johannes Brahms y Hugo Wolf. En Francia Charles Gounod, Gabriel Fauré, Ernest Chausson y Claude Debussy. Y en Rusia Michail Glinka, Piotr I. Tchaikovsky, Sergei Rachmaninoff y Modest Moussorgsky, entre otros.

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XXV LA MUSICA PARA PIANO EN EL SIGLO XIX

El interés por el piano en el Siglo XIX fue tal que frecuentemente llegó a eclipsar a la orquesta. Su uso vino a popularizarse a principios del Siglo XIX y su sonoridad abrió posibilidades para desarrollar un nuevo lenguaje. Lo anterior, sumado a su cálido tono y su fuerza, se convirtieron en una inspiración para la expresión de las ideas románticas. La técnica pianística alcanzó nuevas alturas, lo que llevó a veces a una extrema prominencia del virtuosismo. El pianista-compositor fue un fenómeno del período Romantico.

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Forma.- El nuevo medio y las nuevas corrientes románticas se combinaron para producir estilos completamente distintos. Aparecieron las piezas cortas; aquellas con titulos descriptivos se hicieron populares. Las danzas estilizadas del Siglo XIX fueron el vals, la mazurka y la polonesa. El minuetto, la gavotte, la bourée, etc. del Siglo XVIII desaparecieron por completo. También surgieron formas libres sin principios estructurales predeterminados, como la romanza, la fantasia, el nocturno, la ballade, la novelette, etc. La variación se empleó durante todo el siglo, con frecuencia para revelar una virtuosidad superficial, más que artistica. El estudio es una pieza basada en uno o más aspectos técnicos, muy virtuoso y dirigido a presentaciones de concierto. La forma sonata se abandonó después de Beethoven y Schubert. La suite y las formas contrapuntísticas prácticamente brillan por su ausencia en la literatura pianística del S. XIX y casi toda la música importante para piano pertenece a los compositores alemanes.

Beethoven.- Los primeros veinticinco años del Siglo XIX se caracterizan por la expansión de las formas clásicas en manos de Beethoven. Sus 32 sonatas y 21 colecciones de variaciones se cuentan entre los grandes logros de estas formas. El estilo de este compositor ya fue comentado en otra parte de este texto.

Schubert.- La música para piano de Schubert es una combinación de elementos clásicos y románticos. Escribió sonatas basado en patrones clásicos, pero también fantasías, impromptus y numerosas piezas de corte decididamente romántico. Schubert fue un genio de la invención melódica mas no del desarrollo temático. Su música es poética y lírica, más que profunda, aunque eruditos muy respetables en la materia aseguran que, de haber vivido más tiempo, su obra habría superado la de Beethoven.

Schumann. - Es el romántico por excelencia, tanto en la forma como en el estilo. Sus obras para piano, de estilo libre, llevan casi siempre un título descriptivo. Escribió colecciones de piezas cortas como las “Papillons” (Mariposas) y “Carnaval”. Su música para piano es rara vez brillante o virtuosista y las composiciones más largas para este instrumento parecen construirse a partir de otras formas pequeñas.

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Mendelssohn. – Su música para piano es menos importante que la de sus contemporáneos. Escribió caprichos, scherzos y variaciones concertantes en un estilo más virtuosístico que el de Schumann. También escribió obras de naturaleza poética como sus “Canciones sin Palabras”.

Chopin. – Frederick Chopin (1810 -1849) escribió casi exclusivamente para el piano. Desarrolló las posibilidades de este instrumento más que ningún otro compositor del Siglo XIX. Su música depende en gran parte del uso del pedal sostenido. Este mecanismo permite la emisión de mayores sonoridades que pueden ser sostenidas más que lo que pueden hacerlo las dos manos solamente y abre el camino a efectos más modernos de armonías mezcladas. El estilo melódico de Chopin es lírico, cantable, con variaciones melismáticas que él emplea más que todo en sus nocturnos, mientras que el virtuosismo es característico más bien de sus estudios y preludios. El cromatismo y las tonalidades fluctuantes son elementos típicos del estilo de Chopin el cual, en términos generales, es una mezcla de los estilos francés y alemán. Su música representa el nacionalismo polaco en las mazurkas y polonesas y escribió muchas formas pequeñas, además de las mencionadas, entre ellas baladas, valses e improptus, lo mismo que sonatas de forma libre. Sus obras por fuera de la música para piano carecen de la versatilidad de ésta.

Liszt. – Franz Liszt (1811 – 1886) es el gran virtuoso pianista-compositor del S. XIX. El virtuosismo está presente en prácticamente todas sus composiciones para piano, en las que le gusta introducir material para la danza. El cromatismo y las progresiones inusuales caracterizan su estilo armónico. Sus melodías son románticas, a veces sentimentales y sus formas a veces vagas. Además de su abundante música para piano Liszt hizo transcripciones de obras de Bach, Paganini, Berlioz, Verdi, Wagner y otros compositores.

Brahms. – Johannes Brahms escribió también mucha música para piano, menos definida que la de Chopin, pero en cambio mucho más cuidadosa desde el punto de vista de la forma estructural. Su armonía es rica y oscura; elementos que, agregados a sus texturas especiales, caracterizan su estilo. En sus variaciones despliega un importante uso del contrapunto, típico del S. XIX. Brahms escribió intermezzi, variaciones, caprichos, sonatas, rapsodias, fantasías, baladas y romanzas. Sus sonatas recuerdan la

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nobleza y grandeza de Beethoven más que ningún otro compositor de la época.

Otros compositores. – Escapa al alcance de esta síntesis incluir la hueste de compositores importantes que escribieron música para piano, pero no dejemos de mencionar a Grieg, MacDowell, Albéniz, Granados, Reger, Busoni y Fauré.

XXVI MUSICA PARA ENSAMBLES INSTRUMENTALES

La música para ensambles instrumentales durante el S. XIX cae bajo dos grandes categorías: la música sinfónica, que experimentó una gran expansión durante este siglo y la música de cámara, que no gozó de tanta popularidad.

La música sinfónica. - Paralelamente a su expansión, la técnica de la orquestación también se vio enormemente enriquecida. Los nombres más importantes en este campo son los de Beethoven, Berlioz, Wagner y Rimsky-Korsakov.

Formas y estilos sinfónicos. – Aunque la forma sonata fue en gran parte abandonada en lo que respecta a la música para piano, sí se retuvo todavía como la forma básica para la sinfonía a lo largo de todo el Siglo XIX. También se agregaron otras formas. La sinfonía clásica había sido expandida por Beethoven, quien le había imprimido más libertad de expresión. Los compositores románticos que le sucedieron reemplazaron el estilo clásico por el romántico y el tratamiento del material temático. Y aunque se mantuvieron los amplios rasgos de la estructura clásica, la sinfonía romántica trata el material temático con más libertad y acepta con entusiasmo los aspectos programáticos, siendo Berlioz el principal exponente de esta idea. Todas estas características, salvo por el aspecto extra-musical, aplica para el concierto romántico: Los conciertos se escribieron principalmente para el piano y el violín, con notable uso del virtuosismo, caracterizado además en brillantes y elaboradas cadenzas. El poema sinfónico surgió con Franz Liszt a partir de la sinfonía programática durante la segunda mitad del siglo. Es una forma extensa y libre en un solo movimiento y por lo general de carácter programático sobre: (1) una narración (p.ej. “Till Eulenspiegel” de R. Strauss) o un tema pictórico o descriptivo pero no narrativo (p. ej. “La siesta de un fauno”, de C. Debussy, o “Los Preludios”, de

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F. Liszt). Otra forma típica del S. XIX es la suite sinfónica, que no tiene ninguna afinidad con la suite barroca y que consiste en un número de movimientos, relacionados o de índole programática pero descriptivos, más que narrativos (p. ej. “El Mar”, de Debussy y “Scheherazade”, de Rimsky-Korsakov). La suite sinfónica también incluye música incidental para el drama (la “Suite de Peer Gynt” de Grieg) y el ballet (la “Suite Cascanueces” de Tchaikovsky). La obertura de concierto es otra forma no relacionada con la ópera; es una pieza por lo general en forma sonata-allegro modificada con una definición más estructurada que el poema sinfónico. Algunos ejemplos de oberturas de concierto son: (1) “Coriolano” y “Egmont”, de Beethoven, música incidental o para entreactos de una pieza dramática; (2) “El Sueño de una Noche de Verano”, de Mendelssohn, que pertenece a la categoría de música incidental. Toda esta obra, incluyendo la obertura, constituye una suite sinfónica, ya que se compone de varios movimientos y es de naturaleza descriptiva; (3) “Las Hébridas”, también de Mendelssohn, porque es descriptiva y programática; (4) la “Obertura para un Festival Académico”, de Brahms, música ocasional, esto es, escrita para un evento especial. Las variaciones sinfónicas no fueron totalmente abandonadas en el S. XIX y algunos compositores exploraron esta forma. Ejemplos notables son las “Variaciones sobre un tema de Haydn”, de Brahms; las “Variaciones sinfónicas para piano y orquesta”, de César Franck; las “Variaciones Istar” de D’Indy, las “Variaciones sobre un tema de Paganini” de Rachmaninoff y las “Variaciones Enigma”, de Elgar. Entre las formas orquestales de carácter más popular la más difundida fue el vals vienés, que alcanzó su apogeo con las obras de Johann Strauss hijo. También surgieron otros tipos de música orquestal que reemplazaron las serenatas clásicas del Siglo XVIII, entre ellos las suites de ballet y de ópera.

Principales compositores. – El principal aporte a la musica sinfónica del S. XIX vino de Alemania; durante la segunda parte del siglo las innovaciones llegaron de Francia, Rusia y otros países. Beethoven es la mayor figura y la literatura sinfónica del S. XIX se inicia con él, cuyo estilo y obras se han visto en otra parte de este texto. Schubert escribió 8 sinfonías (la ultima lleva numeración de novena) y 8 oberturas; emplea la orquestación convencional del período clásico y las mismas formas sinfónicas. Sus obras muestran una gran riqueza melódica, son líricas y cantables, como todo el estilo de Schubert.

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Hay deficiencia en los recursos técnicos y no mucho desarrollo del material temático, que se repite o transpone. Su armonía es ingeniosa y abunda en modulaciones. Schumann escribió 4 sinfonías, 4 oberturas de concierto y un concierto para piano. Su estilo melódico es definitivamente romántico lo mismo que la libertad con que maneja la forma sinfónica, pero es poco inspirado en las texturas, que frecuentemente se confunden en una mezcla simultánea de cuerdas, maderas y metales. Sus rasgos rítmicos son notables, especialmente en el uso de la síncopa y ritmos con puntillo. Mendelssohn escribió 5 sinfonías, oberturas de concierto, un concierto para violín y dos para piano. Sus ideas son casi siempre programáticas y su orquestación es clara, brillante, en especial en el manejo del scherzo, que él desarrolló con el uso de maderas y cuerdas ligeras en registros altos con figuras rápidas. Berlioz es el más famoso sinfonista francés de la primera mitad del siglo. Escribió 4 sinfonías programáticas y 5 oberturas de concierto también de naturaleza dramática. Su principal contribución a la música sinfónica se encuentra en el campo de la instrumentación y la colorida orquestación, tema sobre el cual escribió un importante tratado, vigente hasta el día de hoy. Es uno de los principales exponentes de la música sinfónica programática, ejemplo de lo cual es su “Sinfonía Fantástica” en la que emplea, al igual que en otras de sus composiciones, el recurso de la “idée fixe”, especie de leitmotif recurrente a lo largo de una obra. Brahms es casi siempre considerado como el compositor de música sinfónica más importante de la segunda mitad del siglo. Escribió 4 sinfonías, 2 oberturas sinfónicas, variaciones sinfónicas, 2 serenatas, 1 concierto para violín, 1 doble concierto para violín y violoncello y 2 conciertos para piano. Su orquestación es llena y variada, lo mismo que su armonía, a veces sombría. Brahms es un gran formalista y sus sinfonías muestran su dominio de las proporciones arquitectónicas. Otros aspectos sobresalientes de su estilo son el uso de material temático de amplio rango, contrapunto, ritmos cruzados y modificaciones rítmicas sin la quinta en los acordes. Liszt contribuyó principalmente con el poema sinfónico, en cuya forma escribió 13 obras. También hay que mencionar la “Sinfonía Fausto” para orquesta, tenor solo y coro masculino. El virtuosismo ocupa un lugar importante en la música de Liszt, evidente tanto en su obra orquestal como para piano. Las melodías son románticas y a menudo sentimentales. El sentido rítmico se ve influenciado ocasionalmente por los patrones rítmicos húngaros. La

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estructura formal es más bien vaga, rápsodica e improvisatoria. Anton Bruckner (1824-1896) escribió una obertura y 11 sinfonías, 2 de las cuales quedaron incompletas. En él se aprecia el romanticismo austríaco y el estilo de Schubert. Su música se ve influenciada por la orquestación y armonía wagnerianas. Gustav Mahler (1860-1911) escribió 10 sinfonías, la última incompleta, un ciclo de canciones titulado “La Canción de la Tierra” para orquesta sinfónica, tenor y contralto. Toda su música está penetrada de sentimentalismo. Al igual que en el caso de Bruckner, sigue los dictados de la orquestación y armonías de Wagner. Hace considerable uso de instrumentos solistas y voces solistas (sinfonías Nos. 2, 3, 4 y 8) y son, también como las de Bruckner, extraordinariamenbte largas. Richard Strauss (1864-1949) es una figura de transición cuya música representa una continuación de las tradiciones orquestales de Wagner y el poema sinfónico en el campo del neoromanticismo moderno. Sus principales obras son “Till Eulenspiegel”, “Don Juan”, “Asi hablaba Zaratustra”, “Don Quijote”, “Vida de un héroe” y la “Sinfonía Doméstica”.

Literatura sinfónica en otros países. – Francia: Pocos compositores franceses están incluídos en el repertorio orquestal universal y los que hay pertenecen a la segunda parte del siglo. Mencionemos a Saint-Saëns, Lalo, César Franck, Chausson, D’Indy y Bizet. En Rusia la expansión de la música sinfónica hacia finales de siglo corre paralela al movimiento nacionalista: Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) escribió sinfonías, suites orquestales, poemas sinfónicos, conciertos para piano y violín y otras más, aunque no ruso-nacionalistas propiamente dicho. Su armonía y orquestación son básicamente alemanas y sus obras sinfónicas revelan carencias estructurales en pasajes largos y repetitivos. Nicolai Rimsky-Korsakov (1844-1908) es principalmente conocido por su suite sinfónica “Scheherazade”, aunque también escribió 3 sinfonías, poemas sinfónicos y oberturas. Su orquestación es magistral y brillante y su tratado sobre el tema mantiene validez. En su música se aprecia cierto Orientalismo y armonías y temas exóticos. Es uno de los principales exponentes del nacionalismo ruso. Modest Moussorgsky (1839-1881) escribió poca música, pero importante en el sentido de que muestra signos de alejamiento hacia un idioma ruso más moderno. Su principal obra sinfónica es el poema sinfónico “Una noche en el Monte Calvo”. Alexander Borodin (1833-1887) escribió algunas sinfonías y poemas sinfónicos, lo mismo que Mili Balakirev (1837-1910), quien además escribió algunas

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oberturas y una suite orquestal. Otros compositores de música sinfónica provenientes de otros países son Antonin Dvorak, Edvard Grieg, Bedrich Smetana, Isaac Albéniz y Edward Elgar.

Los principales compositores de música de cámara son Beethoven, Schubert, Schumann, Mendelssohn Brahms, Franck y Fauré