Comunicar implica:

▪ Saber compartir pensamientos, sentimientos y emociones para poder comprender y ayudarles en los momentos difíciles.

▪ Expresarse apropiadamente y manifestar sentimientos de forma constructiva.

▪ Escuchar y oír lo que nos dicen.

Se necesita un repertorio de habilidades básicas para iniciar, mantener y terminar una conversación que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida a través de las distintas situaciones a las que nos enfrentamos. En las relaciones cotidianas con nuestros hijos podemos contribuir a dotarles de este repertorio de habilidades, con ejemplos, pautas claras y siendo modelos adecuados.

Algunas veces a los niños les cuesta arrancar. Les podemos ayudar con frases como “¿qué te preocupa?”, “cuando hemos llega-do del parque parecías triste, ¿qué te ha pasado?”. Es importante dar tiempo; incluso comenzar contando un cuento, hablando de otras cosas, etc. puede ayudar a iniciar la conversación y centrarla.

Debemos intentar mantener la conversación y no cometer el error de dar soluciones inmediatas o realizar un pequeño discurso.

Escuchar y dar muestras de ello es la clave. Podemos mos-trar señales que indiquen que escuchamos con atención, mirando a la otra persona, realizando movimientos afirmativos de cabeza, con el uso de monosílabos adecuados, utilizando determinadas frases como: “y entonces, ¿qué paso?”, “me has dicho que....”, “a mí tam-poco me hubiera gustado eso,...”, “es normal que te sientas así”, etc.

OBJETIVO: Mantener abiertas las líneas de comunicación entre padres e hijos, como medio para evitar o superar los problemas.

COMUNICACIÓN FAMILIAR

Es importante recor-dar que hablar no lo

es todo. Los niños necesitan límites pa-

ra su conducta y normalmente no es

un suficiente una mera explicación,

hay que poner con-secuencias reales.

No cometer el error de hablar demasia-do ni usar palabras

antes de que el niño quiera escuchar o sea capaz de com-prender. Los niños pequeños respon-

den, normalmente, mejor a consecuen-

cias reales y co-herentes que ha dis-

cursos intermina-bles. Es importante

construir, en una etapa temprana, una base para co-

municarse.

COMUNICACIÓN FAMILIAR

Estar atento a determinadas señales a través de la conducta significa también saber

escuchar. Es importante observar el comportamiento porque a veces, los niños siguen

comunicándose mediante determinadas conductas rebelándose ante situaciones. En

ocasiones sienten la necesidad de llamar la atención y retoman conductas que ya

habían abandonado.

Cuando nos demandan atención y quieren hablar con nosotros debemos buscar el

momento o hacerlo en el mismo instante (sobre todo con los pequeños). Lo que ellos

nos tienen que decir lo consideran suficientemente importante como para que

dejemos lo que estemos haciendo. En caso de no poder ser y aplazarse la charla, dejar

claro cuándo se va a hablar tranquilamente.

Podemos, incluso, darles las gracias cuando nos cuentan algo como muestra de que

nos ha interesado y de que somos personas que les vamos a escuchar. Esta es una

forma, además de que entienda la importancia de compartir sentimientos y

acontecimientos.

Asignar un rato diario para la conversación, para charlar y contarnos cosas. Podemos

buscar momentos como la hora de acostarse, mientras comemos o cenamos, cuando

vamos andando por la calle, durante la merienda, etc.

Es fundamental decir lo que se piensa y pensar lo que se dice. Elegir las palabras con

cuidado y ser consecuentes, intentar mantener el contacto visual, hablar con voz

sosegada, no realizar interrogatorios (dejarles que se expresen), utilizar frases sencillas

adecuadas a la edad, y sobre todo, estar muy atentos mostrando que lo que nos dicen

nos interesa.

PAUTAS PARA OPTIMIZAR LA COMUNICACIÓN:

ABRIR VÍAS DE COMUNICACIÓN EN LOS DOS SENTIDOS EN UN CLIMA DE

RESPETO MUTUO. NO SE TRATA DE INTERROGAR. La auténtica comunicación

significa compartir temas de conversación sin menospreciar temas que

interesen a los niños.

MOSTRARNOS RAZONADORES. Teniendo en cuenta, siempre la edad de los

niños.

MOSTRARNOS COHERENTES Y CONSECUENTES. Actuar de acuerdo con lo que

proponemos. No imponer normas que nosotros no estamos dispuestos a

cumplir. Ello implica aceptar nuestros errores.

NO PLANTEARNOS COMO MODELOS PERFECTOS. No comparar a nuestros hijos

con nosotros. Para nuestros hijos los tiempos actuales no tienen nada que ver

con los pasados con nosotros y ellos son seres distintos de nosotros con sus

características propias

CREAR EN EL AMBIENTE FAMILIAR UN CLIMA DE DIÁLOGO. compartiendo,

comentando, opinando, proponiendo, etc.

LA COMUNICACIÓN ES UNA CUESTIÓN DE

CALIDAD Y DE CANTIDAD.

COMUNICACIÓN FAMILIAR

“No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar también, y yo no quiero hacerlo”. “Cuando te cuente un problema mío no me digas que no tienes tiempo para boberías o eso no tiene importancia. Trata de comprenderme y ayudarme”.

En ocasiones, las dificultades por la falta de comunicación entre padres e

hijos afloran en la adolescencia. Los chicos y las chicas actuarán de forma más o

menos independientes, pero de acuerdo con las normas, modelos, esquemas, etc

que los padres hayan sabido inculcar en las etapas precedentes.

Los problemas de comunicación, apenas llamativos en la niñez, pueden am-

pliarse formalmente en la adoles-

cencia a causa del énfasis que el

adolescente puede poner en el

hecho de “sentirse incomprendi-

do” y/o “no comprender” a quie-

nes le rodean.

PARA RECORDAR:

PARA LEER

Un cuento: David Mc.Kee “Ahora no, Fernando”, Editorial Altea..

Richard Woolfson; “El lenguaje cor-poral de tu hijo. Como entender la comunicación no verbal de los niños”; Paidós.

Página WEB: www.cuentosparaconversar.net.

Faber/Mazlish; “cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo es-cuchar para que sus hijos le hablen”,