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OBRAS DE SAN AGUSTÍN TOMOV TRATADO LA SANTÍSIMA TRINIDAD

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  • OBRAS DE SAN AGUSTN

    TOMOV TRATADO D LA SANTSIMA TRINIDAD

  • BIBLIOTECA D E

    AUTORES CRISTIANOS Declarada de inters nacional

    ESTA COLECCIN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

    LA. COMISIN D E DUCHA. PONTIFICIA. U N I V E R S I D A D E N C A R G A D A D E LA INMEDIATA RELACIN CON LA B. A. C , E S T A . I N T E G R A D A EN E L ANO 1956 POR LOS S E O R E S S I G U I E N T E S :

    7J'R1SIDIKT : Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Fr. FRANCISCO BARBADO VIEJO, O. P., Obispo de Salamanca y Gran Canciller

    de la Pontificia Universidad. VICEPRESIDENTE : Hmo. Sr. Dr. LORENZO TURRADO,

    Rector Magnfico.

    VOCALES: R- ** Dr. Fr. AGAPITO SOBRADILLO, O. F. M. C , Decano de la Facultad de Teologa; M. I. Sr. Dr. LAMBERTO DE ECHEVERRA, Decano de la Facultad de Derecho; M. I. Sr. Dr. BERNARDO RIN-CN, Decano de la Facultad de Filosofa; R. P . Dr. JOS JIMNEZ, C. M. F. , Decano de la Facultad de Huma-nidades Clsicas; R. P . Dr. Fr. ALBERTO COLUN-GA, O. P., Catedrtico de Sagrada Escritura; reveren-do P. Dr. BERNARDINO LLORCA, S. I., Catedrtico de

    Historia Eclesistica.

    SECRETARIO: M. I . Sr. Dr. Luis SALA BALUST, Profesor.

    LA EDITORIAL CATLICA.. S A. APARTADO 466 MADRID . MOMLVI

    s

    O B R A S DE

    A N A G U S T N EN EDICIN BILINGE

    T O M O V

    Tratado sobre la Santsima Tr in idad PRIMERA VERSIN E.SPAOLA, INXRODUCCIN Y NOXAS DEL PADRE

    F R . L U I S A R I A S , O . S . A .. DOCTOR EN TEOLOGA, CATEDRTICO DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

    SEGUNDA EDICIN

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID . MCMLVI

  • BIBLIOTECA D E

    AUTORES CRISTIANOS Declarada de inters nacional

    ESTA COLECCIN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCIN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

    LA. COMISIN D E DUCHA. PONTIFICIA. U N I V E R S I D A D E N C A R G A D A D E LA INMEDIATA RELACIN CON LA B. A. C , E S T A . I N T E G R A D A EN E L ANO 1956 POR LOS S E O R E S S I G U I E N T E S :

    7J'R1SIDIKT : Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Fr. FRANCISCO BARBADO VIEJO, O. P., Obispo de Salamanca y Gran Canciller

    de la Pontificia Universidad. VICEPRESIDENTE : Hmo. Sr. Dr. LORENZO TURRADO,

    Rector Magnfico.

    VOCALES: R- ** Dr. Fr. AGAPITO SOBRADILLO, O. F. M. C , Decano de la Facultad de Teologa; M. I. Sr. Dr. LAMBERTO DE ECHEVERRA, Decano de la Facultad de Derecho; M. I. Sr. Dr. BERNARDO RIN-CN, Decano de la Facultad de Filosofa; R. P . Dr. JOS JIMNEZ, C. M. F. , Decano de la Facultad de Huma-nidades Clsicas; R. P . Dr. Fr. ALBERTO COLUN-GA, O. P., Catedrtico de Sagrada Escritura; reveren-do P. Dr. BERNARDINO LLORCA, S. I., Catedrtico de

    Historia Eclesistica.

    SECRETARIO: M. I . Sr. Dr. Luis SALA BALUST, Profesor.

    LA EDITORIAL CATLICA.. S A. APARTADO 466 MADRID . MOMLVI

    s

    O B R A S DE

    A N A G U S T N EN EDICIN BILINGE

    T O M O V

    Tratado sobre la Santsima Tr in idad PRIMERA VERSIN E.SPAOLA, INXRODUCCIN Y NOXAS DEL PADRE

    F R . L U I S A R I A S , O . S . A .. DOCTOR EN TEOLOGA, CATEDRTICO DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

    SEGUNDA EDICIN

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID . MCMLVI

  • -NIHIL OBSXAT : D R . ANDRS DE LUCAS,

    Censor.

    IM'T"R1AH l 'OTHST: F R . MANUEL A. GUTIRREZ, O. S. A.,

    Prior prov.

    : \'KM,VTCR' t JUAN,

    Obispo aux. y Vic. gen. Madrid, 16 marzo 1956.

    *V # > SfJm mi

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    mr m 5 1 . P

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    4 & \ 3

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    seiBSum * i

    ms. p /V-^ Ai* eiFuio seufterFihamp'veedii1' ,

    Xc&uhlutfar jpiralwKepampa et /tan Broduetl ad mira. ' ' ' ' " M I : I.-1 1 i' i H-J-1 '

    fartribs x si

    1 ' .2*Jtji ItrmWHiTnxililu et vocaitir tnbut xattmtibitJ Hottoitaltbnt!\\ \ J Sprjliu SaHctm b > AMtor Qilrii fi\F}l, Cj !>QXMiKPttrU\ ti /tif.: |

    3h. A Paire fi F lio hujier iium \tlllituriwilliblhler vvY irttibililert -La

    _ l _ O . I II I I I I I I I i I i I

    / Omxta Jhtkrtpera/urj&rrut ixSpmlu anchadeutus

    batuta tew iermiMAniurpmxeJfa retahexejWtr/m fe y

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  • -NIHIL OBSXAT : D R . ANDRS DE LUCAS,

    Censor.

    IM'T"R1AH l 'OTHST: F R . MANUEL A. GUTIRREZ, O. S. A.,

    Prior prov.

    : \'KM,VTCR' t JUAN,

    Obispo aux. y Vic. gen. Madrid, 16 marzo 1956.

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    Xc&uhlutfar jpiralwKepampa et /tan Broduetl ad mira. ' ' ' ' " M I : I.-1 1 i' i H-J-1 '

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    1 ' .2*Jtji ItrmWHiTnxililu et vocaitir tnbut xattmtibitJ Hottoitaltbnt!\\ \ J Sprjliu SaHctm b > AMtor Qilrii fi\F}l, Cj !>QXMiKPttrU\ ti /tif.: |

    3h. A Paire fi F lio hujier iium \tlllituriwilliblhler vvY irttibililert -La

    _ l _ O . I II I I I I I I I i I i I

    / Omxta Jhtkrtpera/urj&rrut ixSpmlu anchadeutus

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  • N D I C E GENERAL

  • N D I C E GENERAL

  • N D I C E G E N E R A L

    INTRODUCCIN Pgs.

    I . Doctrina preagustiniana acerca de la Tr in idad ' 3 I I . De Trinitate 20

    I I I . Anlisis de la obra 31 IV. La imagen de la Trinidad en el hombre 56 V. Una mirada fija en el sol 104 VI. Nuestra versin 108

    Bibliografa 111

    Apndices : I. Autocrtica en las Retractaciones 114 II. Cdices que contienen el tratado De Trinitate 116

    TRATADO SOBRE LA SANTSIMA TRINIDAD CARTA-PRLOGO 125

    L I B R O I CAPTULOS :

    1. Escribe contra aquellos que, abusando de la razn, ca-lumnian la doctrina de la Trinidad. El error de los que polemizan acerca de Dios proviene de una triple cau-sa. La Escritura divina, dejadas a un lado las interpre-taciones falsas, nos eleva gradualmente a las cosas de Dios. Inmortalidad verdadera. Por la fe somos nutridos : y nos hacemos hbiles para entender lo divino - 127

    2. Plan de la obra 133 3. Disposiciones que en el lector exige Agustn 135 4. Doctrina catlica sobre la Trinidad 139 5. Dificultades acerca de la Trinidad. Cmo las tres divi-

    nas personas son tm solo Dios y, obrando inseparable-mente, ejecutan ciertas cosas sin mutuo concurso 141

    6. El Hijo es consubstancial al Padre. No-Solamente el Padre, sino tambin la Trinidad, es inmortal. Todas las cosas han sido hechas por el Pa.dre y el Hijo. El Esp-ritu Santo es Dios verdadero, igual al Padre y al Hijo. 143

  • N D I C E G E N E R A L

    INTRODUCCIN Pgs.

    I . Doctrina preagustiniana acerca de la Tr in idad ' 3 I I . De Trinitate 20

    I I I . Anlisis de la obra 31 IV. La imagen de la Trinidad en el hombre 56 V. Una mirada fija en el sol 104 VI. Nuestra versin 108

    Bibliografa 111

    Apndices : I. Autocrtica en las Retractaciones 114 II. Cdices que contienen el tratado De Trinitate 116

    TRATADO SOBRE LA SANTSIMA TRINIDAD CARTA-PRLOGO 125

    L I B R O I CAPTULOS :

    1. Escribe contra aquellos que, abusando de la razn, ca-lumnian la doctrina de la Trinidad. El error de los que polemizan acerca de Dios proviene de una triple cau-sa. La Escritura divina, dejadas a un lado las interpre-taciones falsas, nos eleva gradualmente a las cosas de Dios. Inmortalidad verdadera. Por la fe somos nutridos : y nos hacemos hbiles para entender lo divino - 127

    2. Plan de la obra 133 3. Disposiciones que en el lector exige Agustn 135 4. Doctrina catlica sobre la Trinidad 139 5. Dificultades acerca de la Trinidad. Cmo las tres divi-

    nas personas son tm solo Dios y, obrando inseparable-mente, ejecutan ciertas cosas sin mutuo concurso 141

    6. El Hijo es consubstancial al Padre. No-Solamente el Padre, sino tambin la Trinidad, es inmortal. Todas las cosas han sido hechas por el Pa.dre y el Hijo. El Esp-ritu Santo es Dios verdadero, igual al Padre y al Hijo. 143

  • NDICE GENERAL

    Pgs.

    7. El Hijo es inferior al Padre e inferior a s misino 153 8. Exegesis de varios pasajes de la Escritura referentes a

    la inferioridad del Hijo. La contemplacin prometida, fin de todas nuestras acciones. E l Espritu Santo, al igual del Padre, basta para nuestra bienaventuranza. 155

    9. A veces en una persona divina estn todas incluidas ... 165 10. El Hijo entregar el reino al Padre. Consignado el rei-

    no al Padre, Cristo ya no interpelar por nosotros ... 169 11. Las dos naturalezas en Cristo 173 12. La ignorancia de Cristo. Cmo pertenece y no pertene-

    ce a Cristo dar el reino. Cristo juzgar y no juzgar. Nadie sabe el da ni la hora : ni los ngeles en el cielo, ni el Hijo del hombre, sino slo el Padre 175

    13. Del mismo Cristo se predican cosas opuestas a causa de las diversas naturalezas de Su persona. Por qu se dice que el Padre no ha de juzgar, pues dio el juicio al Hijo. 185

    L I B R O I I

    PREFACIO 199

    CAPTULOS : 1. Reglas de hermenutica sacra. Triple gnero de locu-

    ciones 201 2. Dos acepciones en una sentencia 205 3. Aplicaciones de la regla mencionada al Espritu Santo. 207 4. La glorificacin del Hijo por el Padre no arguye deseme-

    janza 209 5. Misiones divinas 209 6. Epifanas del Espritu Santo 217 7. Cuestiones diversas acerca de las apariciones divinas. 221 8. Toda la Trinidad, invisible 223 9. Dificultades y soluciones. La verdad ha de buscarse en

    el estudio reposado 225 10. Las teofanas en el Antiguo Testamento. Aparicin de

    Dios a Adn. Visin de Abrahn 229 11. Cabe la encina de Mambre 235 12. Visin de Lot ' 237 13. La zarza ardiendo 241 14. La nube y la columna de fuego 243 15. En la cumbre del Sina 245 16. Cmo vio Moiss al Seor 249 17. Moiss ve las espaldas de Yahv. Fe en la resurreccin

    de Cristo. Slo en la Iglesia catlica se ven las espal-das del Seor. I-as espaldas del Seor vistas por los israelitas. E s opinin temeraria creer que el Padre nun-ca se apareci a los patriarcas 251

    18. Visin de Daniel 259

    NDICE GENERAL X I

    L I B R O I I I Pgs.

    PROEMIO .' : 265

    CAPTULOS : 1. Cuestiones a examinar 271 2. La voluntad divina, cansa eficiente de toda mutacin.

    Ejemplo 273 3. Sobre el mismo argumento 275 4. La voluntad de Dios, ley suprema de todo lo existente. 279 5. Caracteres del milagro 281 6. La variedad en el milagro '. 283 7. Milagros y magia 285-8. La creacin, obra exclusiva de Dios 287 9. Dios, causa eficiente universal 293

    10. La criatura al servicio del Omnipotente. Sombras y luces. La Eucarista 297

    11. Invisibilidad de la esencia divina. Las teofanas hechas a los padres tuvieron lugar por medio de los ngeles. Dificultad y solucin. Dios se sirve del ministerio an-glico para manifestarse a Abrahn y Moiss. Se prue-ba esto mismo por la ley dada a Moiss por medio de los ngeles. Resumen y apunte 305

    L I B R O I V

    PROEMIO 317

    CAPTULOS : 1. El conocimiento de nuestra miseria, escuela de perfec-

    cin. Luz en las tinieblas 321 2. La encarnacin del Verbo nos dispone al conocimiento

    de la verdad 325 3. La muerte de Cristo y la resurreccin del hombre. La

    doble .muerte del hombre, remediada por la muerte ni-ca de Dios 327

    4. Perfeccin del nmero seis. Crculo senario en el ao. 335 5. El nmero seis en la formacin del cuerpo de Cristo y

    en la edificacin del templo de Jerusaln . 339 6. El triduo de la resurreccin, en el que aparece la razn

    de la unidad al duplo .' 341 7. E l Mediador 345 8. Unin de los fieles en Cristo 345 9. Prosigue el mismo argumento 347

    10. Cristo, Mediador de vida, y Luzbel, mediador de muerte. 349 11. Los prodigios del diablo merecen nuestro desprecio ... 351 12. Los dos mediadores 351 13. La voluntariedad en la muerte de Cristo. Triunfo del

    Mediador de la vida sobre el mediador de la muerte ... 355

  • NDICE GENERAL

    Pgs.

    7. El Hijo es inferior al Padre e inferior a s misino 153 8. Exegesis de varios pasajes de la Escritura referentes a

    la inferioridad del Hijo. La contemplacin prometida, fin de todas nuestras acciones. E l Espritu Santo, al igual del Padre, basta para nuestra bienaventuranza. 155

    9. A veces en una persona divina estn todas incluidas ... 165 10. El Hijo entregar el reino al Padre. Consignado el rei-

    no al Padre, Cristo ya no interpelar por nosotros ... 169 11. Las dos naturalezas en Cristo 173 12. La ignorancia de Cristo. Cmo pertenece y no pertene-

    ce a Cristo dar el reino. Cristo juzgar y no juzgar. Nadie sabe el da ni la hora : ni los ngeles en el cielo, ni el Hijo del hombre, sino slo el Padre 175

    13. Del mismo Cristo se predican cosas opuestas a causa de las diversas naturalezas de Su persona. Por qu se dice que el Padre no ha de juzgar, pues dio el juicio al Hijo. 185

    L I B R O I I

    PREFACIO 199

    CAPTULOS : 1. Reglas de hermenutica sacra. Triple gnero de locu-

    ciones 201 2. Dos acepciones en una sentencia 205 3. Aplicaciones de la regla mencionada al Espritu Santo. 207 4. La glorificacin del Hijo por el Padre no arguye deseme-

    janza 209 5. Misiones divinas 209 6. Epifanas del Espritu Santo 217 7. Cuestiones diversas acerca de las apariciones divinas. 221 8. Toda la Trinidad, invisible 223 9. Dificultades y soluciones. La verdad ha de buscarse en

    el estudio reposado 225 10. Las teofanas en el Antiguo Testamento. Aparicin de

    Dios a Adn. Visin de Abrahn 229 11. Cabe la encina de Mambre 235 12. Visin de Lot ' 237 13. La zarza ardiendo 241 14. La nube y la columna de fuego 243 15. En la cumbre del Sina 245 16. Cmo vio Moiss al Seor 249 17. Moiss ve las espaldas de Yahv. Fe en la resurreccin

    de Cristo. Slo en la Iglesia catlica se ven las espal-das del Seor. I-as espaldas del Seor vistas por los israelitas. E s opinin temeraria creer que el Padre nun-ca se apareci a los patriarcas 251

    18. Visin de Daniel 259

    NDICE GENERAL X I

    L I B R O I I I Pgs.

    PROEMIO .' : 265

    CAPTULOS : 1. Cuestiones a examinar 271 2. La voluntad divina, cansa eficiente de toda mutacin.

    Ejemplo 273 3. Sobre el mismo argumento 275 4. La voluntad de Dios, ley suprema de todo lo existente. 279 5. Caracteres del milagro 281 6. La variedad en el milagro '. 283 7. Milagros y magia 285-8. La creacin, obra exclusiva de Dios 287 9. Dios, causa eficiente universal 293

    10. La criatura al servicio del Omnipotente. Sombras y luces. La Eucarista 297

    11. Invisibilidad de la esencia divina. Las teofanas hechas a los padres tuvieron lugar por medio de los ngeles. Dificultad y solucin. Dios se sirve del ministerio an-glico para manifestarse a Abrahn y Moiss. Se prue-ba esto mismo por la ley dada a Moiss por medio de los ngeles. Resumen y apunte 305

    L I B R O I V

    PROEMIO 317

    CAPTULOS : 1. El conocimiento de nuestra miseria, escuela de perfec-

    cin. Luz en las tinieblas 321 2. La encarnacin del Verbo nos dispone al conocimiento

    de la verdad 325 3. La muerte de Cristo y la resurreccin del hombre. La

    doble .muerte del hombre, remediada por la muerte ni-ca de Dios 327

    4. Perfeccin del nmero seis. Crculo senario en el ao. 335 5. El nmero seis en la formacin del cuerpo de Cristo y

    en la edificacin del templo de Jerusaln . 339 6. El triduo de la resurreccin, en el que aparece la razn

    de la unidad al duplo .' 341 7. E l Mediador 345 8. Unin de los fieles en Cristo 345 9. Prosigue el mismo argumento 347

    10. Cristo, Mediador de vida, y Luzbel, mediador de muerte. 349 11. Los prodigios del diablo merecen nuestro desprecio ... 351 12. Los dos mediadores 351 13. La voluntariedad en la muerte de Cristo. Triunfo del

    Mediador de la vida sobre el mediador de la muerte ... 355

  • X I I NDICE GENERAL

    Pgs.

    JA. Jesucristo, vctima de valor .infinito. Elementos del sa-crificio 33

    15. Soberbia presuncin de los impos 365 16. No han de ser consultados los antiguos filsofos sobre

    'la resurreccin de los muertos ni sobre la vida futura. 365 17. Presciencia del porvenir. Acerca de la resurreccin de

    los muer.tos no hemos ni siquiera de consultar a los fi-lsofos que sobresalieron entre los antiguos 367

    18. Fin de la encarnacin del Hijo de Dios 371 19. Vaticinios niesinicos. Cmo el Hijo por la misin de su

    nacimiento en la carne se hace inferior sin detrimento de su igualdad con el Padre 375

    20. Misiones divinas. Igualdad del que enva y del envia-do. Por qu el Hijo se dice enviado por el Padre. Cmo y por quin fu enviado el Espritu Santo. El Padre, principio de la deidad 379

    zi. Epifanas del Espritu Santo. Coeternidad de la Tri-nidad. Qu es lo que se ha dicho y qu es lo que resta por decir 3^7

    L I B R O V

    CAPTULOS : 1. Qu pide a Pios Agustn y qu a sus lectores. En Dios

    nada mudable ni corpreo se ha de pensar 393 2. Slo Dios es esencia inmutable 397 3. Argumento de los arrianos contra la consubstancialidad

    del Padre y del Hijo 397 4. La mutacin es esencial a todo accidente 399 5. Relaciones divinas 401 6. Sale al encuentro a las cavilaciones de los herejes so-

    bre las palabras engendrado e ingnito 403 7. La negacin no altera el predicamento 407 8. Todo lo que substancialmente se dice de Dios se pre-

    dica en smgdar de cada una d e las personas y tambin, de la Trinidad. En Dios hay una esencia y tres perso-nas, segn los latinos, o tres hipstasis, segn los griegos ._..... 409

    9. Impropiedad e indigencia del humano lenguaje 413

  • X I I NDICE GENERAL

    Pgs.

    JA. Jesucristo, vctima de valor .infinito. Elementos del sa-crificio 33

    15. Soberbia presuncin de los impos 365 16. No han de ser consultados los antiguos filsofos sobre

    'la resurreccin de los muertos ni sobre la vida futura. 365 17. Presciencia del porvenir. Acerca de la resurreccin de

    los muer.tos no hemos ni siquiera de consultar a los fi-lsofos que sobresalieron entre los antiguos 367

    18. Fin de la encarnacin del Hijo de Dios 371 19. Vaticinios niesinicos. Cmo el Hijo por la misin de su

    nacimiento en la carne se hace inferior sin detrimento de su igualdad con el Padre 375

    20. Misiones divinas. Igualdad del que enva y del envia-do. Por qu el Hijo se dice enviado por el Padre. Cmo y por quin fu enviado el Espritu Santo. El Padre, principio de la deidad 379

    zi. Epifanas del Espritu Santo. Coeternidad de la Tri-nidad. Qu es lo que se ha dicho y qu es lo que resta por decir 3^7

    L I B R O V

    CAPTULOS : 1. Qu pide a Pios Agustn y qu a sus lectores. En Dios

    nada mudable ni corpreo se ha de pensar 393 2. Slo Dios es esencia inmutable 397 3. Argumento de los arrianos contra la consubstancialidad

    del Padre y del Hijo 397 4. La mutacin es esencial a todo accidente 399 5. Relaciones divinas 401 6. Sale al encuentro a las cavilaciones de los herejes so-

    bre las palabras engendrado e ingnito 403 7. La negacin no altera el predicamento 407 8. Todo lo que substancialmente se dice de Dios se pre-

    dica en smgdar de cada una d e las personas y tambin, de la Trinidad. En Dios hay una esencia y tres perso-nas, segn los latinos, o tres hipstasis, segn los griegos ._..... 409

    9. Impropiedad e indigencia del humano lenguaje 413

  • XIV NDICE .GENERAL

    PdgS-El amor, escala que conduce al conocimiento de la Tri-nidad. Dios se ha de buscar no exteriormente, desean-do obrar prodigios, como los ngeles malos, sino inte-riormente, imitando la piedad de los ngeles buenos ... 525 El que ama al hermano, ama a Dios, porque ama al amor que viene de Dios y es Dios 529 El amor a la justicia increada nos enciende en amor al prjimo 533 Vestigios de la Trinidad en el amor ---- e

    L I B R O I X CAPTULOS :

    1. En busca de la Trinidad 2. Anlisis de la caridad. Sus elementos 537 3. La imagen de la Trinidad en la mente que se conoce y

    ama. Conocimiento del alma por el alma 543 4. Tres cosas iguales que son unidad ; la mente, su cono-

    cimiento y su amor. Estas tres cosas son substancia y se dicen relativamente. Las tres son inseparables, y las tres son, sin trabazn ni mezcla, una substancia y tam-bin trminos relativos 545

    5. Inmanencia y circunincesin de las tres facultades 551 6. Conocimiento de las cosas en s mismas y su conoci-

    miento en la eterna verdad. Las cosas corpreas se han de juzgar a la luz de la eterna verdad 553

    7. Concebimos y engendramos interiormente un verbo al contemplar las cosas de la eterna verdad 559

    8. El verbo en el alma casta y en el amor culpable 559 9. Palabra del alma en la noticia amada 5 6 1

    L I B R O X CAPTULOS :

    1. El amor en un alma estudiosa, es decir, que desea sa-ber ; no es amor de lo desconocido "3

    2. Nadie ama lo desconocido ^g 3. Conocimiento del alma en el alma * ~ 4. E l alma se conoce totalmente - ~g 5. Precepto de conocerse. Errores ._ ^ 6. Juicio errado del alma acerca de s misma - 7. Opiniones de los filsofos sobre la naturaleza del a lma.

    El error de los que opinan que el alma es corprea pro-viene no de la falta de conocimiento en el alma, sino de que le aaden algn elemento extrao. Qu sea en- ^ contrar 595

    8. Bsqueda y error del alma : """ j "" ' ^ 'n re r se 597 9 . El alma se conoce al conocer el precepto de conocerse.

    NDICE GENERAL XV

    10. I I .

    Pgs.

    El alma sabe con certeza que existe, vive. y,_ entiende. 599 E n la memoria radica la ciencia, en la inteligencia el ingenio, y la accin en la voluntad. Memoria, entendi-miento y voluntad son unidad esencial y trinidad re-lativa .." .- ^ 5 E l alma, imagen de la Trinidad en su memoria, en-tendimiento v voluntad ^

    L I B R O X I CAPTULOS :

    1. Vestigios de la Trinidad en el hombre exterior ....:.... 611 2. Trinidad en la visin. Los tres elementos que concu-

    rren a la visin difieren por naturaleza. Cmo el obje-to visible engendra la imagen de la cosa que se ve. Por inedio de un ejemplo declara esta doctrina. Cmo dichos elementos concurren en la unidad 613

    3. 'Una triloga en el pensamiento : memoria, visin inte-rior, voluntad unitiva "" 623

    4. Cmo surge esta unidad en el alma 625 5. La trinidad del hombre exterior o de la visin externa

    no es imagen de Dios. Aun en el pecado se apetece a semejanza con Dios. En la visin externa, la forma del objeto es el padre, la visin el hijo, la voluntad insi-na la persona del Espritu Santo , . 639

    . Reposo y fin de la voluntad en la visin. Su naturaleza. 633 7. Otra trinidad en la memoria del que reflexiona sobre su

    visin 635 8. Razonamientos diversos. Imaginacin y recuerdo 639 9. La forma engendra la forma 645

    10. Mgico poder de la imaginacin 47 11. Nmero, peso y medida 649

    L I B R O X I I CAPTULOS :

    1. El hombre exterior y el hombre interior 653 2. Slo el hombre percibe en el mundo las razones eternas. 655 3. La razn superior, que pertenece a la contemplacin,

    y la razn inferior, que es dinmica, en un alma 657 4. La trinidad, imagen de Dios, en la parte superior del

    alma, que contempla las razones eternas 657 5. Absurda opinin 659 6. Impugnacin razonada de la sentencia anterior 661 7. Cmo el [hombre es imagen de Dios. La mujer, no es

    acaso imagen de Dios ? Mstica y figurada interpre-tacin de aquella sentencia del Apstol en que se. pro-clama al varn imagen de Dios y a la mujer gloria del

  • XIV NDICE .GENERAL

    PdgS-El amor, escala que conduce al conocimiento de la Tri-nidad. Dios se ha de buscar no exteriormente, desean-do obrar prodigios, como los ngeles malos, sino inte-riormente, imitando la piedad de los ngeles buenos ... 525 El que ama al hermano, ama a Dios, porque ama al amor que viene de Dios y es Dios 529 El amor a la justicia increada nos enciende en amor al prjimo 533 Vestigios de la Trinidad en el amor ---- e

    L I B R O I X CAPTULOS :

    1. En busca de la Trinidad 2. Anlisis de la caridad. Sus elementos 537 3. La imagen de la Trinidad en la mente que se conoce y

    ama. Conocimiento del alma por el alma 543 4. Tres cosas iguales que son unidad ; la mente, su cono-

    cimiento y su amor. Estas tres cosas son substancia y se dicen relativamente. Las tres son inseparables, y las tres son, sin trabazn ni mezcla, una substancia y tam-bin trminos relativos 545

    5. Inmanencia y circunincesin de las tres facultades 551 6. Conocimiento de las cosas en s mismas y su conoci-

    miento en la eterna verdad. Las cosas corpreas se han de juzgar a la luz de la eterna verdad 553

    7. Concebimos y engendramos interiormente un verbo al contemplar las cosas de la eterna verdad 559

    8. El verbo en el alma casta y en el amor culpable 559 9. Palabra del alma en la noticia amada 5 6 1

    L I B R O X CAPTULOS :

    1. El amor en un alma estudiosa, es decir, que desea sa-ber ; no es amor de lo desconocido "3

    2. Nadie ama lo desconocido ^g 3. Conocimiento del alma en el alma * ~ 4. E l alma se conoce totalmente - ~g 5. Precepto de conocerse. Errores ._ ^ 6. Juicio errado del alma acerca de s misma - 7. Opiniones de los filsofos sobre la naturaleza del a lma.

    El error de los que opinan que el alma es corprea pro-viene no de la falta de conocimiento en el alma, sino de que le aaden algn elemento extrao. Qu sea en- ^ contrar 595

    8. Bsqueda y error del alma : """ j "" ' ^ 'n re r se 597 9 . El alma se conoce al conocer el precepto de conocerse.

    NDICE GENERAL XV

    10. I I .

    Pgs.

    El alma sabe con certeza que existe, vive. y,_ entiende. 599 E n la memoria radica la ciencia, en la inteligencia el ingenio, y la accin en la voluntad. Memoria, entendi-miento y voluntad son unidad esencial y trinidad re-lativa .." .- ^ 5 E l alma, imagen de la Trinidad en su memoria, en-tendimiento v voluntad ^

    L I B R O X I CAPTULOS :

    1. Vestigios de la Trinidad en el hombre exterior ....:.... 611 2. Trinidad en la visin. Los tres elementos que concu-

    rren a la visin difieren por naturaleza. Cmo el obje-to visible engendra la imagen de la cosa que se ve. Por inedio de un ejemplo declara esta doctrina. Cmo dichos elementos concurren en la unidad 613

    3. 'Una triloga en el pensamiento : memoria, visin inte-rior, voluntad unitiva "" 623

    4. Cmo surge esta unidad en el alma 625 5. La trinidad del hombre exterior o de la visin externa

    no es imagen de Dios. Aun en el pecado se apetece a semejanza con Dios. En la visin externa, la forma del objeto es el padre, la visin el hijo, la voluntad insi-na la persona del Espritu Santo , . 639

    . Reposo y fin de la voluntad en la visin. Su naturaleza. 633 7. Otra trinidad en la memoria del que reflexiona sobre su

    visin 635 8. Razonamientos diversos. Imaginacin y recuerdo 639 9. La forma engendra la forma 645

    10. Mgico poder de la imaginacin 47 11. Nmero, peso y medida 649

    L I B R O X I I CAPTULOS :

    1. El hombre exterior y el hombre interior 653 2. Slo el hombre percibe en el mundo las razones eternas. 655 3. La razn superior, que pertenece a la contemplacin,

    y la razn inferior, que es dinmica, en un alma 657 4. La trinidad, imagen de Dios, en la parte superior del

    alma, que contempla las razones eternas 657 5. Absurda opinin 659 6. Impugnacin razonada de la sentencia anterior 661 7. Cmo el [hombre es imagen de Dios. La mujer, no es

    acaso imagen de Dios ? Mstica y figurada interpre-tacin de aquella sentencia del Apstol en que se. pro-clama al varn imagen de Dios y a la mujer gloria del

  • XVI NDICE GENERAL

    Pgs.

    8. Cmo se dibuja la imagen de Dios en el alma 673 9. Contina el mismo argumento 675

    10. Grados en la torpeza 675 11. Imagen de la bestia en el hombre 677 12. Maridaje misterioso en el hombre interior. Complacen-

    cias ilcitas 679 13. Opinin de algunos egregios defensores de la fe, segn

    la cual en el varn se significa la mente y en la mu-jer los sentidos del cuerpo 683

    14. Sabidura y ciencia. El culto de Dios es el amor. Cmo por la sabidilra ha lugar el conocimiento intelectual de las cosas eternas 685

    15. Contra las reminiscencias de Platn y del sabio Pit-goras. Trinidad en la ciencia 691

    L I B R O X I I I CAPTULOS :

    1. Trata de discernir los oficios de la sabidura y de la ciencia a la luz de las Escrituras. Por el exordio del Evangelio de San Juan demuestra cmo unas sentencias se refieren a la sabidura 3' otras a la ciencia. Algunas cosas de las que all se narran slo la fe las conoce. Cmo vemos la fe que en nosotros existe. En Ja misma narracin de San Juan hay cosas qne se conocen por los sentidos del cuerpo, otras por la razn 697

    2. La fe, renuevo del corazn, no del cuerpo, es una y co-m n a todos los creyentes 75

    3. Quereres universales. Ennio el poeta ... 79 4. Unidad y variedad de quereres respecto a la bien-

    andanza 7 1 1 5. Contina el mismo argumento 7I5 6. Por qu se ama la vida feliz y se elige lo que nos aleja

    de su posesin .".' 7Z7 7. La fe es necesaria para que el hombre pueda ser un da

    feliz en la patria. Ridicula y vana ventura de los hincha-dos filsofos 7l9

    8. Sin inmortalidad no hay dicha completa ~23 9. N o apoyados en argumentos humanos, sino en el au-

    xilio de la fe, aseveramos la eternidad verdadera de la bienandanza futura. Por la encarnacin del Hijo de Dios se hace creble la inmortalidad de la dicha 725

    10. No hubo medio ms conveniente para libertar al hom-bre d e la miseria de su mortalidad que la encarnacin del Verbo. Nuestros mritos son dones

  • XVI NDICE GENERAL

    Pgs.

    8. Cmo se dibuja la imagen de Dios en el alma 673 9. Contina el mismo argumento 675

    10. Grados en la torpeza 675 11. Imagen de la bestia en el hombre 677 12. Maridaje misterioso en el hombre interior. Complacen-

    cias ilcitas 679 13. Opinin de algunos egregios defensores de la fe, segn

    la cual en el varn se significa la mente y en la mu-jer los sentidos del cuerpo 683

    14. Sabidura y ciencia. El culto de Dios es el amor. Cmo por la sabidilra ha lugar el conocimiento intelectual de las cosas eternas 685

    15. Contra las reminiscencias de Platn y del sabio Pit-goras. Trinidad en la ciencia 691

    L I B R O X I I I CAPTULOS :

    1. Trata de discernir los oficios de la sabidura y de la ciencia a la luz de las Escrituras. Por el exordio del Evangelio de San Juan demuestra cmo unas sentencias se refieren a la sabidura 3' otras a la ciencia. Algunas cosas de las que all se narran slo la fe las conoce. Cmo vemos la fe que en nosotros existe. En Ja misma narracin de San Juan hay cosas qne se conocen por los sentidos del cuerpo, otras por la razn 697

    2. La fe, renuevo del corazn, no del cuerpo, es una y co-m n a todos los creyentes 75

    3. Quereres universales. Ennio el poeta ... 79 4. Unidad y variedad de quereres respecto a la bien-

    andanza 7 1 1 5. Contina el mismo argumento 7I5 6. Por qu se ama la vida feliz y se elige lo que nos aleja

    de su posesin .".' 7Z7 7. La fe es necesaria para que el hombre pueda ser un da

    feliz en la patria. Ridicula y vana ventura de los hincha-dos filsofos 7l9

    8. Sin inmortalidad no hay dicha completa ~23 9. N o apoyados en argumentos humanos, sino en el au-

    xilio de la fe, aseveramos la eternidad verdadera de la bienandanza futura. Por la encarnacin del Hijo de Dios se hace creble la inmortalidad de la dicha 725

    10. No hubo medio ms conveniente para libertar al hom-bre d e la miseria de su mortalidad que la encarnacin del Verbo. Nuestros mritos son dones

  • XVII I NDICE GENERAL

    L I B R O X A ' pgs.

    CAPTULOS : i . Sobre la mente , Dios 839 2. E n busca del Dios incomprensible. Vestigios de la Tri-

    nidad en la criatura S31 3. Breve resumen en toda la obra 833 4. Maravillosa leccin de la naturaleza 839 5. La existencia de la Trinidad, indemostrable por la ra-

    zn natural 841 6. Trinidad en la unidad. El Dios Trinidad y las trilo-

    gas creadas 845 7. No es fcil vislumbrar en las trinidades creadas al Dios

    Trinidad 851 8. Visin especular de Dios en este destierro 857 9. Alegora y enigma 861

    10. Visin enigmtica y especular del Verbo eterno de Dios en nuestra palabra interior 865

    11. Tenue semejanza del Verbo divino en el verbo huma-no. Diferencia abismal entre el verbo y la ciencia del hombre y el Verbo y la ciencia de Dios 869

    12. Filosofa acadmica 875 13. Diferencia entre nuestra ciencia y nuestro verbo men-

    tal y la ciencia y el Verbo de Dios 881 14. El Verbo de Dios, igual al Padre, de quien procede ... 883 15. Nuestro verbo y el Verbo de Dios 885 16. Ni aun en la gloria ser nuestro verbo semejante al Ver-

    bo de Dios 891 y. El Espritu Santo es por apropiacin, en las Escritu-

    ras , Amor 893 18. El amor, don el ms exquisito de Dios 901 19. E l Espritu Santo, Don de Dios. Se dice Don del Es-

    pritu Santo el Don, que es el Espri tu Santo. El es propiamente amor, aunque no lo sea El solo en la Tri-nidad 903

    20. Error de Eunomio. Resumen de lo dicho anteriormente. 913 21. Imagen del Padre y del Hijo en nuestra memoria y

    en nuestra inteligencia. Semejanza del Espri tu San-to en el amor 917

    22. Cunta diferencia entre la imagen de la Trinidad ba-ilada en nosotros y la Tr in idad! 919

    23. Diferencias y analogas entre la Trinidad que es Dios y las trinidades en el hombre. Vemos ahora la Trini-dad con el auxilio de la fe, como por un espejo ; en la visin prometida ser cara a cara 921

    24. Anemia del alma 925 25. Slo en .la gloria comprenderemos por qu el Espritu

    Santo no es engendrado y cmo procede del Padre y del Hijo 925

    26. Doble donacin del Espritu Santo. Procede intempo-ralmente del Padre y del Hijo, pero no es Hijo 929

    27. Solucin y advertencias 935 28. Ultlogo y plegaria 941

    ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICIN

    TNA nueva edicin es siempre ndice cierto de xito lo-^ grado. Leer a San Agustn es hoy una necesidad sen-tida. La inquietud torturadora y dinmica de la conciencia moderna, con su sentido trgico de la vida en bsqueda des-rsperaiLzada de la verdad y en dilogo perenne con la inte-rioridad, puede encontrar en San Agustn el soto apacible do un idealismo constructivo, de largo alcance metafsico y teolgico, de autntica trascendencia a lo divino. Ortega y Gasset lee, en el ltimo ao de su vida terrena, nuestra versin de De Trinitate, y queda prendido en la palabra su-gestiva, cuajada de emocin agusljniana.

    Es significativo constatar cmo de todos los escritos del Doctor hiponense de denso contenido doctrinal, publicados por la BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS, es precisamente i'l De Trinitate el primero en agotarse.

    Esta nueva edicin coincide en lo substancial con la prime-ra, pues ni la crtica ni los hombres de estudio han puesto re-paros. En contados pasajes nuestra versin ha sido limada con diligencia y esmero, contando las palabras para ajus-1 arlas a la cualidad y condicin que en el original tienen.

    Deseo a esta segunda edicin vida breve y fama eterna.

    Fr. Luis ARIAS.

    Salamanca, 1 de enero de 1956.

  • XVII I NDICE GENERAL

    L I B R O X A ' pgs.

    CAPTULOS : i . Sobre la mente , Dios 839 2. E n busca del Dios incomprensible. Vestigios de la Tri-

    nidad en la criatura S31 3. Breve resumen en toda la obra 833 4. Maravillosa leccin de la naturaleza 839 5. La existencia de la Trinidad, indemostrable por la ra-

    zn natural 841 6. Trinidad en la unidad. El Dios Trinidad y las trilo-

    gas creadas 845 7. No es fcil vislumbrar en las trinidades creadas al Dios

    Trinidad 851 8. Visin especular de Dios en este destierro 857 9. Alegora y enigma 861

    10. Visin enigmtica y especular del Verbo eterno de Dios en nuestra palabra interior 865

    11. Tenue semejanza del Verbo divino en el verbo huma-no. Diferencia abismal entre el verbo y la ciencia del hombre y el Verbo y la ciencia de Dios 869

    12. Filosofa acadmica 875 13. Diferencia entre nuestra ciencia y nuestro verbo men-

    tal y la ciencia y el Verbo de Dios 881 14. El Verbo de Dios, igual al Padre, de quien procede ... 883 15. Nuestro verbo y el Verbo de Dios 885 16. Ni aun en la gloria ser nuestro verbo semejante al Ver-

    bo de Dios 891 y. El Espritu Santo es por apropiacin, en las Escritu-

    ras , Amor 893 18. El amor, don el ms exquisito de Dios 901 19. E l Espritu Santo, Don de Dios. Se dice Don del Es-

    pritu Santo el Don, que es el Espri tu Santo. El es propiamente amor, aunque no lo sea El solo en la Tri-nidad 903

    20. Error de Eunomio. Resumen de lo dicho anteriormente. 913 21. Imagen del Padre y del Hijo en nuestra memoria y

    en nuestra inteligencia. Semejanza del Espri tu San-to en el amor 917

    22. Cunta diferencia entre la imagen de la Trinidad ba-ilada en nosotros y la Tr in idad! 919

    23. Diferencias y analogas entre la Trinidad que es Dios y las trinidades en el hombre. Vemos ahora la Trini-dad con el auxilio de la fe, como por un espejo ; en la visin prometida ser cara a cara 921

    24. Anemia del alma 925 25. Slo en .la gloria comprenderemos por qu el Espritu

    Santo no es engendrado y cmo procede del Padre y del Hijo 925

    26. Doble donacin del Espritu Santo. Procede intempo-ralmente del Padre y del Hijo, pero no es Hijo 929

    27. Solucin y advertencias 935 28. Ultlogo y plegaria 941

    ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICIN

    TNA nueva edicin es siempre ndice cierto de xito lo-^ grado. Leer a San Agustn es hoy una necesidad sen-tida. La inquietud torturadora y dinmica de la conciencia moderna, con su sentido trgico de la vida en bsqueda des-rsperaiLzada de la verdad y en dilogo perenne con la inte-rioridad, puede encontrar en San Agustn el soto apacible do un idealismo constructivo, de largo alcance metafsico y teolgico, de autntica trascendencia a lo divino. Ortega y Gasset lee, en el ltimo ao de su vida terrena, nuestra versin de De Trinitate, y queda prendido en la palabra su-gestiva, cuajada de emocin agusljniana.

    Es significativo constatar cmo de todos los escritos del Doctor hiponense de denso contenido doctrinal, publicados por la BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS, es precisamente i'l De Trinitate el primero en agotarse.

    Esta nueva edicin coincide en lo substancial con la prime-ra, pues ni la crtica ni los hombres de estudio han puesto re-paros. En contados pasajes nuestra versin ha sido limada con diligencia y esmero, contando las palabras para ajus-1 arlas a la cualidad y condicin que en el original tienen.

    Deseo a esta segunda edicin vida breve y fama eterna.

    Fr. Luis ARIAS.

    Salamanca, 1 de enero de 1956.

  • I N T R O D U C C I N

  • I N T R O D U C C I N

  • I N T R O D U C C I N

    i

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD

    La fe en un Dios uno y trino es el punto de arranque y convergencia de nuestras creencias cristianas. Credimus in unum Deum Patrem omnipotentem... Et in unum Dominum ncstrum lesum Christum Filium Dei... Et in Spitum Sanc-tum1.

    Con estas palabras escuetas y decisivas plantea la cues-tin trinitaria el primer documento oficial de la Iglesia, cuestin que nace con .el mismo alborear del cristianismo en el mundo. Contra el politesmo absorbente y pagano de las naciones, la fe de los primeros creyentes mantiene con firmeza inflexible el dogma de la unidad divina, unidad que ha de armonizar con. la divinidad del Verbo y del Espritu Santo. Unidad y trinidad constituyen la esencia del cristia-nismo. Sobre este punto culminante de nuestra fe insisti-rn los smbolos conciliares 2.

    En' el siglo III, el dualismo gnstico, excrecencia abor-tiva de un paganismo preagnico, har ms necesaria la insistencia sobre el primer binomio de nuestras creencias, y los apologistas ensayan un primer esbozo de la teologa cristolgica, explicando la divinidad del Verbo humanado. San Ireneo rehuye el terreno inseguro de la filosofa e in-siste en la prueba irrefutable de un Dios Redentorz; Ter-tuliano, el pensador ms fecundo y original de los escrito-res occidentales del siglo H, temperamento de luchador, ataca el monarquianismo patripasiano con las armas de la razn4. En Roma, Hiplito, cismtico y mrtir de Cristo,

    1 Palabras del smbolo niceno (325) contra los arranos. Versin

    de SAN HILARIO, De synodis, 29 : EL 10, 502-503. =

    Vanse, por ejemplo, el Niceno-Constantinopolitano (381), el de t'alcedona (451) contra los monofisitas, el undcimo de Toledo (675) 'oiitra los priscilianistas. Cf. MANSI, Sacrorum conciliorum nova ct iUiiplissima collectio, t. 3, 565 ; 7, 115 ; n , 132.

    '' SAN IRENEO, Adv. haereses: PG 7, passim. ' Adv. Praxeam: PL 2, 154 ss.

  • I N T R O D U C C I N

    i

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD

    La fe en un Dios uno y trino es el punto de arranque y convergencia de nuestras creencias cristianas. Credimus in unum Deum Patrem omnipotentem... Et in unum Dominum ncstrum lesum Christum Filium Dei... Et in Spitum Sanc-tum1.

    Con estas palabras escuetas y decisivas plantea la cues-tin trinitaria el primer documento oficial de la Iglesia, cuestin que nace con .el mismo alborear del cristianismo en el mundo. Contra el politesmo absorbente y pagano de las naciones, la fe de los primeros creyentes mantiene con firmeza inflexible el dogma de la unidad divina, unidad que ha de armonizar con. la divinidad del Verbo y del Espritu Santo. Unidad y trinidad constituyen la esencia del cristia-nismo. Sobre este punto culminante de nuestra fe insisti-rn los smbolos conciliares 2.

    En' el siglo III, el dualismo gnstico, excrecencia abor-tiva de un paganismo preagnico, har ms necesaria la insistencia sobre el primer binomio de nuestras creencias, y los apologistas ensayan un primer esbozo de la teologa cristolgica, explicando la divinidad del Verbo humanado. San Ireneo rehuye el terreno inseguro de la filosofa e in-siste en la prueba irrefutable de un Dios Redentorz; Ter-tuliano, el pensador ms fecundo y original de los escrito-res occidentales del siglo H, temperamento de luchador, ataca el monarquianismo patripasiano con las armas de la razn4. En Roma, Hiplito, cismtico y mrtir de Cristo,

    1 Palabras del smbolo niceno (325) contra los arranos. Versin

    de SAN HILARIO, De synodis, 29 : EL 10, 502-503. =

    Vanse, por ejemplo, el Niceno-Constantinopolitano (381), el de t'alcedona (451) contra los monofisitas, el undcimo de Toledo (675) 'oiitra los priscilianistas. Cf. MANSI, Sacrorum conciliorum nova ct iUiiplissima collectio, t. 3, 565 ; 7, 115 ; n , 132.

    '' SAN IRENEO, Adv. haereses: PG 7, passim. ' Adv. Praxeam: PL 2, 154 ss.

  • 4 INTRODUCCIN

    y Novato, elegante pluma y corazn soberbio, se lanzar audazmente por una senda sombreada de peligros*.

    Pero es en Alejandra, vivero de inteligencias proceres, donde se acenta una tendencia franca hacia la especula-cin filosfica en el campo sin horizontes de la teologa tri-nitaria. Los maestros del Didascleon son almas msticas "y se nota en ellos la inquietud atormentadora del misterio. As Clemente de Alejandra y Orgenes, prodigio de fecun-didad literaria, apenas sabrn evitar las sirtes peligrosas de un subordinacianismo hbrido. Sus aventajados discpu-los admiradores Gregorio, Ddimo y San Basilio bordean con pericia indiscutible, en el esquife algero de sus inte-ligencias ortodoxas, los bancales donde naufraga el mode-lismo, principal error antitrinitario del siglo I I I 6 .

    Esta hidra policfala se la conoce tambin con el nom-bre de monarquianismo, patripasianismo y sablianismo. Sus representantes en el mundo de la ficcin se llaman Noeto, Epgono, Praxeas, Cleomenes y, como corifeo, Sabelio. Sus doctrinas fundamentales pueden condensarse en unos po-cos asertos. En Dios slo existe una persona, denominada Padre, Hijo y Espritu Santo. Las personas, en realidad, no son sino modos diversos de conocer a Dios, segn la manera de actuar en el mundo sensible. La doctrina del Logos es preciso entenderla en un sentido alegrico, pues as sentencia Noeto7. Un snodo condenar las enseanzas del heresiarca, y desde entonces se borran las huellas de su paso por el mundo.

    Praxeas, uno de los personajes ms misteriosos de la antigua historia de la Iglesia 8, empieza a divulgar su doc-trina bajo l pontificado de Ceferino, y cuando su eco arri-ba a las playas ardientes de frica se dejar or el acento robusto de Tertuliano, ya por aquellas calendas montais-ta. Su error parece resumirse en estas breves palabras: Dos unum volunt esse ut dem Pater et Filius habeatur9.

    Los modalistas romanos no sienten inquietudes por jus-tificar su sistema trinitario. Con el tiempo, el sablianismo recibir importantes modificaciones y safor presentar sus dogmas en forma sutil. Hasta el Espritu Santo tiene un

    5 SAN HIPLITO, Contra hacresim Noeti: PG 10, 803-830 ; Philo-

    sophumena: PG 16, 3369. Cf. A. D'ALES, La thSogie de Saint Hip-polyte (Pars 1906) ; NOVACIANO, De Trinate: PL 3, 878 ss. 6

    Vase BARDY, Monarchianisme: IDicticmnaire de Tiiologie Ca-tholique, t. 10, col. 2193-2209. En lo sucesivo citaremos este Diccio-nario con las siglas DTC. 7

    Las fuentes para conocer el error de Noeto son SAN HIPLI-TO, o. c , y SAN EPIFANIO, Panarion, haer. 57 : PG 41, 994-1009.

    * Tertuliano nos da muy pocas noticias de Praxeas. Cf. ESSER, Wer -mar Praxeas? (Bona 1910). 9

    Adv. Prax., 5 : PL 2, 183.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 5

    lugar disponible en este unitarismo perfeccionado. Dios es unidad indivisa en el Padre-Hijo (uio-rrcrrcp). El Verbo se ma-nifiesta en la creacin, y es Padre en cuanto legislador so-berano, Hijo en cuanto redentor y Espritu Santo en cuanto santificador. Estos tres estadios sucesivos de la mnada divina no constituyen tres personas, sino tres modalidades, tres nombres de un mismo ser 10. Slo el Hijo sufri en la cumbre del Glgota, pues el Padre se desvaneci al entrar en accin como Hijo.

    La intervencin decidida de San Dionisio de Alejan-dra " contra los sabelianos de Pentpolis es el ltimo epi-sodio notable en la historia del monarquianismo oriental.

    Mas no terminan aqu los extravos de la razn. Cristo, afirman los fundadores del adopcionismo, Teodoro el cur-tidor, Teodoro el 'banquero y un cierto Artemas, no es hijo natural de Dios, sino adoptivo. El trmino es creacin de Harnack y ha hecho fortuna. Afn a)l monarquianismo, es menester distinguirlo, del adopcionismo espaol del si-glo VIII, que no es antitrinitario.

    Pablo de Samosata. intrigante, ambicioso y protegido de la reina Zenobia, ve en Cristo un hombre vulgar. Retiene la palabra homoousios, pero le da un significado modalista. El Espritu Santo raramente se menciona en los escritos del heresiarca, y es difcil determinar el puesta que ocupa en su sistema. Una mezcla de modalismo y adopcionismo parece ser el carcter distintivo de su doctrina l.

    Poeio acusa a Clemente de Alejandra de error, como si admitiese dos Verbos; pero, a juicio de Tixeront13, s po-sible justificarle de la mancha de subordinacianismo con que los crticos de hoy pretenden obscurecer su ortodoxia. El papel del Verbo como iluminador, maestro y pedagogo, nos hace pensar instintivamente en el modalismo14.

    La teologa trinitaria de Orgenes presenta puntos d-biles, que pone de relieve Cayr15 en las siguientes propo-siciones: 1.a El vocabulario no es fijo; ousa designa de ordinario la esencia, pero identifica la hypstasis con la ousa, hacindola a veces sinnima de persona. 2." Por una natural reaccin contra el modalismo, insiste con exceso sobre la realidad de las personas divinas; de ah su frmu-

    10 Cf. TIXERONT, Hist. des dogmes dans l'antiquit chrtienne

    (Pars 1924), t. 1, p. 583 s. Citamos la octava edicin. 11 Cf. SAN ATANASIO, De sententia Dionysii: PG 25, 477 ss. 12 Vase BARDY, Paul de Samosate, tude historique (Lovaina 1929).

    Los esfuerzos de Loofs para rehabilitar a P. de Samosata resultaron de una esterilidad desoladora. 13

    TIXERONT, Hist. des dogm., t. r, t>. 286. 11 Cf. A. DE LA BARRE, Clement d'Alxandrie: DTC 137, 199. 15 CAYR, Patrologie et hist. de la thol. (Pars 194S), t. 1, p. 203.

  • 4 INTRODUCCIN

    y Novato, elegante pluma y corazn soberbio, se lanzar audazmente por una senda sombreada de peligros*.

    Pero es en Alejandra, vivero de inteligencias proceres, donde se acenta una tendencia franca hacia la especula-cin filosfica en el campo sin horizontes de la teologa tri-nitaria. Los maestros del Didascleon son almas msticas "y se nota en ellos la inquietud atormentadora del misterio. As Clemente de Alejandra y Orgenes, prodigio de fecun-didad literaria, apenas sabrn evitar las sirtes peligrosas de un subordinacianismo hbrido. Sus aventajados discpu-los admiradores Gregorio, Ddimo y San Basilio bordean con pericia indiscutible, en el esquife algero de sus inte-ligencias ortodoxas, los bancales donde naufraga el mode-lismo, principal error antitrinitario del siglo I I I 6 .

    Esta hidra policfala se la conoce tambin con el nom-bre de monarquianismo, patripasianismo y sablianismo. Sus representantes en el mundo de la ficcin se llaman Noeto, Epgono, Praxeas, Cleomenes y, como corifeo, Sabelio. Sus doctrinas fundamentales pueden condensarse en unos po-cos asertos. En Dios slo existe una persona, denominada Padre, Hijo y Espritu Santo. Las personas, en realidad, no son sino modos diversos de conocer a Dios, segn la manera de actuar en el mundo sensible. La doctrina del Logos es preciso entenderla en un sentido alegrico, pues as sentencia Noeto7. Un snodo condenar las enseanzas del heresiarca, y desde entonces se borran las huellas de su paso por el mundo.

    Praxeas, uno de los personajes ms misteriosos de la antigua historia de la Iglesia 8, empieza a divulgar su doc-trina bajo l pontificado de Ceferino, y cuando su eco arri-ba a las playas ardientes de frica se dejar or el acento robusto de Tertuliano, ya por aquellas calendas montais-ta. Su error parece resumirse en estas breves palabras: Dos unum volunt esse ut dem Pater et Filius habeatur9.

    Los modalistas romanos no sienten inquietudes por jus-tificar su sistema trinitario. Con el tiempo, el sablianismo recibir importantes modificaciones y safor presentar sus dogmas en forma sutil. Hasta el Espritu Santo tiene un

    5 SAN HIPLITO, Contra hacresim Noeti: PG 10, 803-830 ; Philo-

    sophumena: PG 16, 3369. Cf. A. D'ALES, La thSogie de Saint Hip-polyte (Pars 1906) ; NOVACIANO, De Trinate: PL 3, 878 ss. 6

    Vase BARDY, Monarchianisme: IDicticmnaire de Tiiologie Ca-tholique, t. 10, col. 2193-2209. En lo sucesivo citaremos este Diccio-nario con las siglas DTC. 7

    Las fuentes para conocer el error de Noeto son SAN HIPLI-TO, o. c , y SAN EPIFANIO, Panarion, haer. 57 : PG 41, 994-1009.

    * Tertuliano nos da muy pocas noticias de Praxeas. Cf. ESSER, Wer -mar Praxeas? (Bona 1910). 9

    Adv. Prax., 5 : PL 2, 183.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 5

    lugar disponible en este unitarismo perfeccionado. Dios es unidad indivisa en el Padre-Hijo (uio-rrcrrcp). El Verbo se ma-nifiesta en la creacin, y es Padre en cuanto legislador so-berano, Hijo en cuanto redentor y Espritu Santo en cuanto santificador. Estos tres estadios sucesivos de la mnada divina no constituyen tres personas, sino tres modalidades, tres nombres de un mismo ser 10. Slo el Hijo sufri en la cumbre del Glgota, pues el Padre se desvaneci al entrar en accin como Hijo.

    La intervencin decidida de San Dionisio de Alejan-dra " contra los sabelianos de Pentpolis es el ltimo epi-sodio notable en la historia del monarquianismo oriental.

    Mas no terminan aqu los extravos de la razn. Cristo, afirman los fundadores del adopcionismo, Teodoro el cur-tidor, Teodoro el 'banquero y un cierto Artemas, no es hijo natural de Dios, sino adoptivo. El trmino es creacin de Harnack y ha hecho fortuna. Afn a)l monarquianismo, es menester distinguirlo, del adopcionismo espaol del si-glo VIII, que no es antitrinitario.

    Pablo de Samosata. intrigante, ambicioso y protegido de la reina Zenobia, ve en Cristo un hombre vulgar. Retiene la palabra homoousios, pero le da un significado modalista. El Espritu Santo raramente se menciona en los escritos del heresiarca, y es difcil determinar el puesta que ocupa en su sistema. Una mezcla de modalismo y adopcionismo parece ser el carcter distintivo de su doctrina l.

    Poeio acusa a Clemente de Alejandra de error, como si admitiese dos Verbos; pero, a juicio de Tixeront13, s po-sible justificarle de la mancha de subordinacianismo con que los crticos de hoy pretenden obscurecer su ortodoxia. El papel del Verbo como iluminador, maestro y pedagogo, nos hace pensar instintivamente en el modalismo14.

    La teologa trinitaria de Orgenes presenta puntos d-biles, que pone de relieve Cayr15 en las siguientes propo-siciones: 1.a El vocabulario no es fijo; ousa designa de ordinario la esencia, pero identifica la hypstasis con la ousa, hacindola a veces sinnima de persona. 2." Por una natural reaccin contra el modalismo, insiste con exceso sobre la realidad de las personas divinas; de ah su frmu-

    10 Cf. TIXERONT, Hist. des dogmes dans l'antiquit chrtienne

    (Pars 1924), t. 1, p. 583 s. Citamos la octava edicin. 11 Cf. SAN ATANASIO, De sententia Dionysii: PG 25, 477 ss. 12 Vase BARDY, Paul de Samosate, tude historique (Lovaina 1929).

    Los esfuerzos de Loofs para rehabilitar a P. de Samosata resultaron de una esterilidad desoladora. 13

    TIXERONT, Hist. des dogm., t. r, t>. 286. 11 Cf. A. DE LA BARRE, Clement d'Alxandrie: DTC 137, 199. 15 CAYR, Patrologie et hist. de la thol. (Pars 194S), t. 1, p. 203.

  • 6 INTRODUCCIN

    la equvoca de tres hypstasis. 3." Ai hablar del Hijo emplea trminos mal sonantes (thes Mistos, deteros thes), que, si pueden ser justificados, muestran, empero, una tendencia a jerarquizar las personas. Mas al margen de estos lunares, Orgenes ensea con toda precisin que la unidad en Dios no excluye la Trinidad 1B. El Verbo es Dios, consubstancial al Padre. En un fragmento que cita la Apologa de San Panfilo se encuentra el trmino homo-ousios17. El tercer miembro de la Trinidad es el Espritu Santo, eterno, Omnisciente, emanacin del Padre per F*i-lium, segn la doctrina clsica de los orientales.

    La especulacin trinitaria de Hiplito es un calco del pensamiento de San Justino, pero en su lucha a muerte con el monarquianismo acenta la distincin de las personas di-vinas, con detrimento de su unidad indivisa. El Logos exis-ta en el Padre como pensamiento inmanente del Padre Logos endithetos; al rodar de la eternidad procede del Padre como Logos prosphoriks, con personalidad pro-pia 18. Su razonar sobre el misterio de un Dios en tres personas se hace muy peligroso y resbaladizo. El papa Ceferino le reprochar su ditesmo, pues establece una dis-tincin esencial entre el Padre y su Logas, y sus teoras amenazan destruir 'la eternidad del Verbo, la inmutabilidad divina y la perfectsima igualdad de las tres personas. Hi-plito, a su vez, acusa a su rival de sabelianismo, sin 'que hasta el momento encuentren los estudiosos fundamento para tal acusacin19.

    En la teologa de Hiplito, el Espritu Santo ocupa un puesto secundario. Completan las ideas apuntadas por Ta-ciano, autor poco firme de la fe, Atengoras, San Justino y Tefilo; pero las directrices de su pensamiento indepen-diente y rebelde no consiguen evitar las sombras en sus claridades doctrinales 20.

    Tertuliano, en lenguaje lleno de colorido, vibrante y enrgico, denso de ideas, marca un progreso en la doctrina trinitaria. Ataca vigorosamente el modalismo de los mo-narquianos y defiende con valenta la doctrina tradicional de la Iglesia de Cristo/ Unidad y trinidad no se excluyen. Existen tres personas diferentes non statu, sed gradu; nec substantia, sed forma; nec potestate, sed specie21. Una sola

    16 Cf. HIJEIIUS, Orgeniana: PG 17, 633-1284.

    17 Aporrhoea enim OHOOUCTIOS videtur. Cf. Apologa pro Origen.:

    PG 17, 580-18 Philosophumena, i, 9. 19 IDOELLINGER, Hippolytus tmd Callixtus (Ratisbona 1S53) ;

    D'ALES, O. C. 20 Cf. AMANN, Hippohte: DTC 6, 2487-2511. 21 Adv. Prax., 3 : PL, 2, 180.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE I.A TRINIDAD 7

    potencia, una sola substancia, una sola realidad, porque Dios es uno, no unum. La personalidad del Espritu Santo es puesta en relieve con una firmeza y claridad que hacen preludiar las frmulas luminosas de Nicea. Antes de San Atanasio es, dice Tixeront, el nico escritor que expresa-mente afirma la divinidad del Espritu Santo. La procesin es al estilo de los griegos: a Patre per Filium. Eh sentir de Steidle22, ciertas expresiones dejan un sabor amargo, por no saber evitar el subordinacianismo; pero es ms bien un subordinacianismo de origen que de naturaleza23.

    La primera obra conocida con el ttulo De Trinitate tie-ne por autor a Novaciano2i. Claridad, mtodo, elegancia, son las cualidades predominantes de este escritor latino. Al decir San Jernimo que es un eptome de Tertuliano 25, exager' en ms de un tercio, pues su extensin es casi el doble que el Adversus Praxeam. Se la puede considerar como una exposicin doctrinal del smbolo de la fe, regula veritatis.

    Fiel al procedimiento de la poca, Novaciano considera en primer trmino la personalidad divina del Padre. Para l, Dios es por excelencia el Padre2 6 . Los textos del Anti-guo y Nuevo Testamento le sirven de apoyo en sus excur-siones por los campos floridos de la fe. Hunc Deum novit et veneratur Ecclesia27. La misma regla de la verdad nos ensea a creer en Cristo Jess, nuestro Dios y Seor. El adopcionismo es una aberracin del entendimiento, pues slo ve en Cristo un homo nudus et sol&tarius2S. En las teofanas del Antiguo Testamento, la imagen invisible de Dios se manifest a los mortales.

    Su cristologa, si hemos de dar crdito a W. Yorke29, peca de subordinacionismo, y su teologa sobre el Espritu Santo es an ms rudimentaria, aunque se nota un esfuer-zo sostenido por agrupar y clasificar todos los testimonios escritursticos referentes al Espritu Santo. Su accin di-vina en la Iglesia la expone en trminos concisos y exac-tos. No tienen razn los pneumatmacos al incluir a No-vaciano entre los impugnadores de la divinidad del Es-pritu Santo, porque, sin nombrarle expresamente Dios, le reconoce los atributos todos de la divinidad. Como sus predecesores, oscila entre los extremos viciosos de un di-

    22 Patrologa (F. Brisgoviae 1937), p. 67. 23 CAYR, Patrologie, t. 1, p. 237. 21 De Trinitate: PL 3, 886-952. 25 Be vir. illust., c. 70 : PL 23, 718-719. 26 De Trin., c. 8 : PL 3, 925. 27 O. c, ibd. 28 O. c , c. 11 : PL 3, 930.

    29 Cit. por AMANN en DTC 11, S23.

  • 6 INTRODUCCIN

    la equvoca de tres hypstasis. 3." Ai hablar del Hijo emplea trminos mal sonantes (thes Mistos, deteros thes), que, si pueden ser justificados, muestran, empero, una tendencia a jerarquizar las personas. Mas al margen de estos lunares, Orgenes ensea con toda precisin que la unidad en Dios no excluye la Trinidad 1B. El Verbo es Dios, consubstancial al Padre. En un fragmento que cita la Apologa de San Panfilo se encuentra el trmino homo-ousios17. El tercer miembro de la Trinidad es el Espritu Santo, eterno, Omnisciente, emanacin del Padre per F*i-lium, segn la doctrina clsica de los orientales.

    La especulacin trinitaria de Hiplito es un calco del pensamiento de San Justino, pero en su lucha a muerte con el monarquianismo acenta la distincin de las personas di-vinas, con detrimento de su unidad indivisa. El Logos exis-ta en el Padre como pensamiento inmanente del Padre Logos endithetos; al rodar de la eternidad procede del Padre como Logos prosphoriks, con personalidad pro-pia 18. Su razonar sobre el misterio de un Dios en tres personas se hace muy peligroso y resbaladizo. El papa Ceferino le reprochar su ditesmo, pues establece una dis-tincin esencial entre el Padre y su Logas, y sus teoras amenazan destruir 'la eternidad del Verbo, la inmutabilidad divina y la perfectsima igualdad de las tres personas. Hi-plito, a su vez, acusa a su rival de sabelianismo, sin 'que hasta el momento encuentren los estudiosos fundamento para tal acusacin19.

    En la teologa de Hiplito, el Espritu Santo ocupa un puesto secundario. Completan las ideas apuntadas por Ta-ciano, autor poco firme de la fe, Atengoras, San Justino y Tefilo; pero las directrices de su pensamiento indepen-diente y rebelde no consiguen evitar las sombras en sus claridades doctrinales 20.

    Tertuliano, en lenguaje lleno de colorido, vibrante y enrgico, denso de ideas, marca un progreso en la doctrina trinitaria. Ataca vigorosamente el modalismo de los mo-narquianos y defiende con valenta la doctrina tradicional de la Iglesia de Cristo/ Unidad y trinidad no se excluyen. Existen tres personas diferentes non statu, sed gradu; nec substantia, sed forma; nec potestate, sed specie21. Una sola

    16 Cf. HIJEIIUS, Orgeniana: PG 17, 633-1284.

    17 Aporrhoea enim OHOOUCTIOS videtur. Cf. Apologa pro Origen.:

    PG 17, 580-18 Philosophumena, i, 9. 19 IDOELLINGER, Hippolytus tmd Callixtus (Ratisbona 1S53) ;

    D'ALES, O. C. 20 Cf. AMANN, Hippohte: DTC 6, 2487-2511. 21 Adv. Prax., 3 : PL, 2, 180.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE I.A TRINIDAD 7

    potencia, una sola substancia, una sola realidad, porque Dios es uno, no unum. La personalidad del Espritu Santo es puesta en relieve con una firmeza y claridad que hacen preludiar las frmulas luminosas de Nicea. Antes de San Atanasio es, dice Tixeront, el nico escritor que expresa-mente afirma la divinidad del Espritu Santo. La procesin es al estilo de los griegos: a Patre per Filium. Eh sentir de Steidle22, ciertas expresiones dejan un sabor amargo, por no saber evitar el subordinacianismo; pero es ms bien un subordinacianismo de origen que de naturaleza23.

    La primera obra conocida con el ttulo De Trinitate tie-ne por autor a Novaciano2i. Claridad, mtodo, elegancia, son las cualidades predominantes de este escritor latino. Al decir San Jernimo que es un eptome de Tertuliano 25, exager' en ms de un tercio, pues su extensin es casi el doble que el Adversus Praxeam. Se la puede considerar como una exposicin doctrinal del smbolo de la fe, regula veritatis.

    Fiel al procedimiento de la poca, Novaciano considera en primer trmino la personalidad divina del Padre. Para l, Dios es por excelencia el Padre2 6 . Los textos del Anti-guo y Nuevo Testamento le sirven de apoyo en sus excur-siones por los campos floridos de la fe. Hunc Deum novit et veneratur Ecclesia27. La misma regla de la verdad nos ensea a creer en Cristo Jess, nuestro Dios y Seor. El adopcionismo es una aberracin del entendimiento, pues slo ve en Cristo un homo nudus et sol&tarius2S. En las teofanas del Antiguo Testamento, la imagen invisible de Dios se manifest a los mortales.

    Su cristologa, si hemos de dar crdito a W. Yorke29, peca de subordinacionismo, y su teologa sobre el Espritu Santo es an ms rudimentaria, aunque se nota un esfuer-zo sostenido por agrupar y clasificar todos los testimonios escritursticos referentes al Espritu Santo. Su accin di-vina en la Iglesia la expone en trminos concisos y exac-tos. No tienen razn los pneumatmacos al incluir a No-vaciano entre los impugnadores de la divinidad del Es-pritu Santo, porque, sin nombrarle expresamente Dios, le reconoce los atributos todos de la divinidad. Como sus predecesores, oscila entre los extremos viciosos de un di-

    22 Patrologa (F. Brisgoviae 1937), p. 67. 23 CAYR, Patrologie, t. 1, p. 237. 21 De Trinitate: PL 3, 886-952. 25 Be vir. illust., c. 70 : PL 23, 718-719. 26 De Trin., c. 8 : PL 3, 925. 27 O. c, ibd. 28 O. c , c. 11 : PL 3, 930.

    29 Cit. por AMANN en DTC 11, S23.

  • 8 INTRODUCCIN

    tesmo amorfo y un subordinacianismo hertico, pronun-cindose a favor del primero. No obstante, su obra marca un avance indiscutible sobre los apologistas del siglo I I , e incluso sobre los dos grandes escritores del III , Ter tu-liano e Hiplito. Como ste, distingue en el Verbo tres es-tadios: generacin eterna, nacimiento y encarnacin en el tiempo. El Hijo es jerrquicamente inferior al Padre , pero esto es una consecuencia de las procesiones divinas.

    ARRIANISMO

    El arr ianismo, al impugnar la divinidad de Cristo, pone en entredicho el dogna de la Trinidad. En este sentido nos ocupamos de su evolucin histrica. Arr io predica en Ale-jandra abiertamente su er ror hacia el 320 30. El Logos es una cr ia tura (e| OKVTWV), y, por ende, de naturaleza infe-rior al P a d r e 3 1 . Dios Padre es por definicin agnetos. Cris-to, intermediario entre Dios y el mundo, existi antes de toda existencia sin ser eterno. Los fragmentos que se con-servan de la Thaleia no son explcitos cuando t r a t an del Espr i tu Santo. Admite Ar r io una trinidad integrada por el Padre , el Hijo y la hipstasis del Esp r i tu Santo ; pero es una tr iada nominal, infinitamente distanciada de la Trini-dad catlica.

    El homoousios del concilio Nieeno condensa el pensa-miento de la cristiandad y ser como el bandern de la or-todoxia en la lucha ti tnica de los campeones de la fe con-t ra las teoras arr ianizantes de una masa de obispos in-dolentes, espritus tmidos, conservadores de m a l a . ley, a quienes no agradan los huracanes del comtbate, las ar is tas acusadas de los anomeos intransigentes ni la definicin ecu-mnica de Nicea, y se acogen ilusionados a la tabla sal-vadora de un homoioousios incoloro, aunque aadan en la cuarta frmula de Sirmio, redactada por Marcos de A r e ' tusa, un Jcat pnta, de tonos moderados y cambiantes or-todoxos. El Hijo sera as semejante al Pad re en todas las cosas, sin decidirse por la consubstancialidad proclamada por los Padres del primer concilio ecumnico. E n Rmini subscriben, bajo la presin del emperador, la frmula de compromiso los obispos catlicos de Occidente, y San Jer-nimo pudo exclamar a la rmado: Ingemuit totus orbis et arianus sese miratus est32. El g r an pontfice San Dmaso, de estirpe ibrica, declara desprovista de autor idad dicha

    30 Cf. LE BACHELET : DTC i, 1779-1863 ; ARNO", Arius et la doc-

    trine des relations trinitaires: Gregorianum (1933), p. 369 ss. 81

    SAN ATANASIO, De synod., c. 5 : PG 26, 587, 32 Adv. Lucif., c. 19 : PL 23, 181.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 9

    asamblea, pues falta el asentimiento del Vicario de Cristo y obispo de Roma.

    Teodosio el Grande, otro espaol con alma de gigante, publica en Tesalnica, el 28 de febrero del 380, un famoso edicto proscribiendo de sus dominios el ar r ianismo y orde-nando a todos sus subditos abrazar la fe de Nicea, tal como la ensean Dmaso en Roma y Pedro en Alejandra.

    El problema del Espr i tu Santo no fu aireado por los ar r anos de pr imera hora . Es Mlacedonio, obispo de Cons-tantnopla, el padre de la hereja de los pneumatmacos, impugnadores de la divinidad del Espr i tu Santo S3. E s a los macedonianos a quienes combaten San Gregorio de Nisa, en su Adversus Macedonianos 34, y Ddimo de Alejandra 35. Su error es una evolucin lgica y un brote espontneo del arr ianismo. Se le confunde a veces con la hereja de Arr io y Basilio de Ancira , y en la historia de los pensadores he-terodoxos se les conoce tambin con el nombre de mara to-nianos y tropicistas. E l credo del macedonianismo parece resumirse en estas palabras de Eus t a to de Sebaste: "Yo no osara da r el nombre de Dios al Esp r i tu Santo, ni tam-poco el de cr ia tura" 3e.

    Los abanderados de Cristo en la lucha contra los im-pugnadores de su divinidad son en Oriente San Atanasio y los tres Capadocios y en Occidente San Hilario.

    E s San Atanas io el hombre providencial de su tiempo, columna de la Iglesia de Cristo, campen de la fe, maes-t ro incomparable del Oriente, g rande como hombre, como escritor y como santo . Su vida y sus trabajos i rn siempre vinculados a la historia del a r r i an i smo 3 7 . E n la cuestin t r ini tar ia es el telogo de la tradicin. Con estilo claro, so-brio, preciso, nervioso y profundo 38, insiste en dos o t res principios fundamentales. A la t r iada a r r i ana opone la Tri-nidad consubstancial. Un Dios en t res pe r sonas 3 9 . Conci-liante en la terminologa, es inflexible en el contenido doc-trinal de su fe. E l Hijo es Dios y procede del Padre por generacin, no por creacin. El Esp r i tu Santo pertenece tambin a la substancia de Dios i0.

    Fuera de este puado de verdades, Atanas io no .quiere

    33 Cf. BARDY : DTC 9, 1464-1478.

    34 PG 45, I33I-I334- 35 De Trin., 2, 10 : PG 39, 633. 36 Cf. SCRATES, Hist. Eccl., 2, 45 : PG 67, 360.

    37 SAN GREG. NAC, Orat. 21, 26 : PG 35, m i . 38 Elogio de Focio, Biblioth., cod. 140 : PG 103, 419.

    39 Trinitas sancta et perfecta est, quae in Patre et Filio et Spi-

    ritu Sancto agnoscitur (Ad Serap., 4, 1, 28 : PG 26, 593 ; cf. 4, 3, 1 : PG 26, 633).

    " Ad Serap., 1, si, 3* ; 3> 6 : PG sb, 5S0. 601. 633.

  • 8 INTRODUCCIN

    tesmo amorfo y un subordinacianismo hertico, pronun-cindose a favor del primero. No obstante, su obra marca un avance indiscutible sobre los apologistas del siglo I I , e incluso sobre los dos grandes escritores del III , Ter tu-liano e Hiplito. Como ste, distingue en el Verbo tres es-tadios: generacin eterna, nacimiento y encarnacin en el tiempo. El Hijo es jerrquicamente inferior al Padre , pero esto es una consecuencia de las procesiones divinas.

    ARRIANISMO

    El arr ianismo, al impugnar la divinidad de Cristo, pone en entredicho el dogna de la Trinidad. En este sentido nos ocupamos de su evolucin histrica. Arr io predica en Ale-jandra abiertamente su er ror hacia el 320 30. El Logos es una cr ia tura (e| OKVTWV), y, por ende, de naturaleza infe-rior al P a d r e 3 1 . Dios Padre es por definicin agnetos. Cris-to, intermediario entre Dios y el mundo, existi antes de toda existencia sin ser eterno. Los fragmentos que se con-servan de la Thaleia no son explcitos cuando t r a t an del Espr i tu Santo. Admite Ar r io una trinidad integrada por el Padre , el Hijo y la hipstasis del Esp r i tu Santo ; pero es una tr iada nominal, infinitamente distanciada de la Trini-dad catlica.

    El homoousios del concilio Nieeno condensa el pensa-miento de la cristiandad y ser como el bandern de la or-todoxia en la lucha ti tnica de los campeones de la fe con-t ra las teoras arr ianizantes de una masa de obispos in-dolentes, espritus tmidos, conservadores de m a l a . ley, a quienes no agradan los huracanes del comtbate, las ar is tas acusadas de los anomeos intransigentes ni la definicin ecu-mnica de Nicea, y se acogen ilusionados a la tabla sal-vadora de un homoioousios incoloro, aunque aadan en la cuarta frmula de Sirmio, redactada por Marcos de A r e ' tusa, un Jcat pnta, de tonos moderados y cambiantes or-todoxos. El Hijo sera as semejante al Pad re en todas las cosas, sin decidirse por la consubstancialidad proclamada por los Padres del primer concilio ecumnico. E n Rmini subscriben, bajo la presin del emperador, la frmula de compromiso los obispos catlicos de Occidente, y San Jer-nimo pudo exclamar a la rmado: Ingemuit totus orbis et arianus sese miratus est32. El g r an pontfice San Dmaso, de estirpe ibrica, declara desprovista de autor idad dicha

    30 Cf. LE BACHELET : DTC i, 1779-1863 ; ARNO", Arius et la doc-

    trine des relations trinitaires: Gregorianum (1933), p. 369 ss. 81

    SAN ATANASIO, De synod., c. 5 : PG 26, 587, 32 Adv. Lucif., c. 19 : PL 23, 181.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 9

    asamblea, pues falta el asentimiento del Vicario de Cristo y obispo de Roma.

    Teodosio el Grande, otro espaol con alma de gigante, publica en Tesalnica, el 28 de febrero del 380, un famoso edicto proscribiendo de sus dominios el ar r ianismo y orde-nando a todos sus subditos abrazar la fe de Nicea, tal como la ensean Dmaso en Roma y Pedro en Alejandra.

    El problema del Espr i tu Santo no fu aireado por los ar r anos de pr imera hora . Es Mlacedonio, obispo de Cons-tantnopla, el padre de la hereja de los pneumatmacos, impugnadores de la divinidad del Espr i tu Santo S3. E s a los macedonianos a quienes combaten San Gregorio de Nisa, en su Adversus Macedonianos 34, y Ddimo de Alejandra 35. Su error es una evolucin lgica y un brote espontneo del arr ianismo. Se le confunde a veces con la hereja de Arr io y Basilio de Ancira , y en la historia de los pensadores he-terodoxos se les conoce tambin con el nombre de mara to-nianos y tropicistas. E l credo del macedonianismo parece resumirse en estas palabras de Eus t a to de Sebaste: "Yo no osara da r el nombre de Dios al Esp r i tu Santo, ni tam-poco el de cr ia tura" 3e.

    Los abanderados de Cristo en la lucha contra los im-pugnadores de su divinidad son en Oriente San Atanasio y los tres Capadocios y en Occidente San Hilario.

    E s San Atanas io el hombre providencial de su tiempo, columna de la Iglesia de Cristo, campen de la fe, maes-t ro incomparable del Oriente, g rande como hombre, como escritor y como santo . Su vida y sus trabajos i rn siempre vinculados a la historia del a r r i an i smo 3 7 . E n la cuestin t r ini tar ia es el telogo de la tradicin. Con estilo claro, so-brio, preciso, nervioso y profundo 38, insiste en dos o t res principios fundamentales. A la t r iada a r r i ana opone la Tri-nidad consubstancial. Un Dios en t res pe r sonas 3 9 . Conci-liante en la terminologa, es inflexible en el contenido doc-trinal de su fe. E l Hijo es Dios y procede del Padre por generacin, no por creacin. El Esp r i tu Santo pertenece tambin a la substancia de Dios i0.

    Fuera de este puado de verdades, Atanas io no .quiere

    33 Cf. BARDY : DTC 9, 1464-1478.

    34 PG 45, I33I-I334- 35 De Trin., 2, 10 : PG 39, 633. 36 Cf. SCRATES, Hist. Eccl., 2, 45 : PG 67, 360.

    37 SAN GREG. NAC, Orat. 21, 26 : PG 35, m i . 38 Elogio de Focio, Biblioth., cod. 140 : PG 103, 419.

    39 Trinitas sancta et perfecta est, quae in Patre et Filio et Spi-

    ritu Sancto agnoscitur (Ad Serap., 4, 1, 28 : PG 26, 593 ; cf. 4, 3, 1 : PG 26, 633).

    " Ad Serap., 1, si, 3* ; 3> 6 : PG sb, 5S0. 601. 633.

  • 1 0 INTRODUCCIN

    saber ms. La especulacin ha de respetar las fronteras del misterio. Su dialctica contra los arrianos es tajante e in-cisiva. Cuando expone las realidades del ser trascendente, su pensamiento se sirve de comparaciones e imgenes co-rrientes en la escuela de Alejandra. De ordinario identi-fica la ousa y la hypstasis, si bien autoriza la expresin de la trinidad hiposttiea. Sus cartas a Serapin de Tmuis resumen maravillosamente la doctrina escrituraria referente a la divinidad del Espritu Santo y se consideran un mo-delo en su gnero41. Los Capadoeios completarn esta con-cepcin primitiva y bsica del misterio, dando solidez a la terminologa vacilante de Atanasio.

    La obra intitulada De Trinitate et Spiritu Sancto, que se conserva nicamente en latn, es espuria para Steidle, aunque Bardenhewer la considere como autntica42.

    San Hilario, llamado el Atanasio de Occidente por la firmeza de su carcter y la magnificencia de su doctrina, es un escritor adornado de eminentes cualidades, de ele-gante decir y vigoroso razonar; su frase cincelada y sus perodos ampulosos le recuerdan a San Jernimo, buen ca-tador de estilos, los grandes maestros de la elocuencia la-tina 43. Su obra maestra, indiscutible, es De Trinitate, ins-pirada en las Instituciones de Quintiliano 4i. El Solitario de Beln no duda en extender certificado de ortodoxia al pen-samiento de Hilario, que discurre profundo sobre los temas de un Dios trino 45.

    Sus doce libros son fruto de su actividad en el exilio, y tiene por fin probar la divinidad del Hijo contra Arrio y Sabelio. Afirma, empero, su fe en la Trinidad divina, Pa-dre, Hijo y Espritu Santo, tres nombres que corresponden a tres realidades distintas 4fi. Entre las divinas personas no existe unin, sino unidad47.

    Fundado en la frmula bautismal, discurre sobre la ge-neracin eterna del Verbo y explica luego su unidad de naturaleza con el Padre, desarrollando a fondo la doctrina del homoousios niceno y dando solucin a las objeciones de sus adversarios. Hilario se apoya en sus especulaciones fi-losficas en los Padres griegos, pero con criterio indepen-

    41 Cf- TlXEROVf, O. c, t. 2, p. 67-75.

    42 STEIDLE, Patrologa, p . 88 ; BARDKXHEW'KR, Patrologa, trad. esp.

    (Barcelona 1910), p. 264. 43

    Comment. in Ep. ad Gal., 1. 2,, praef. : ML 26, 355. l San Jernimo es el primero en apuntar e?a idea (Epht: ad

    Magn., 5 : P L 32, 668). 45

    Epist. 107, 13 : P L 22, S77. 48

    P L 10, 25-472-47

    Cf. 1, 21 ; 2, 5 : PL 10, 39. 54.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 1 1

    diente y personal. La unidad de substancia en la Trinidad suprema es una unidad numrica48.

    Si el trmino circuminsesin es escolstico, la doctrina se encuentra en San Hilario40. El evangelista San Juan le suministra abundancia de testimonios, que l utiliza con prdiga mano. Ya not Erasmo, con torcida intencin, que nuestro autor en ninguno de sus escritos daba al Espritu Santo el ttulo de Dios. Es cierto, pero esto no significa una duda en su credo ortodoxo, sino una condescendencia tctica con los homoiusianos. Por otra parte, la divinidad del Espritu Santo est claramente afirmada en ms de un pasaje de sus obras50 .

    Sin Espritu Santo no hay Trinidad51. Cuando afirma la existencia de la tercera persona de la Trinidad, las ra-zones que aporta prueban la subsistencia hiposttiea como tercer trmino de una trinidad real52. En cuanto a la pro-cesin del Espritu Santo, su terminologa es netamente oriental53. Como San Atanasio, afirma que el ser de Es-pritu lo recibe del Padre y del Hijo. Suponiendo la auten-ticidad del fragmento, San Hilario sera el primer escritor de Occidente que habra expresado la procesin del Esp-ritu Santo del Padre y del Hijo como de un principio ni-co54. La divinidad, pues, del Espritu Santo se contiene en la doctrina hilariana como la conclusin se contiene en sus premisas. San Agustn, en su magistral estudio sobro la Trinidad, ser la nica autoridad que cite 55.

    Nada saliente nos brinda en la cuestin trinitaria San Cirilo de Jerusaln5l

  • 1 0 INTRODUCCIN

    saber ms. La especulacin ha de respetar las fronteras del misterio. Su dialctica contra los arrianos es tajante e in-cisiva. Cuando expone las realidades del ser trascendente, su pensamiento se sirve de comparaciones e imgenes co-rrientes en la escuela de Alejandra. De ordinario identi-fica la ousa y la hypstasis, si bien autoriza la expresin de la trinidad hiposttiea. Sus cartas a Serapin de Tmuis resumen maravillosamente la doctrina escrituraria referente a la divinidad del Espritu Santo y se consideran un mo-delo en su gnero41. Los Capadoeios completarn esta con-cepcin primitiva y bsica del misterio, dando solidez a la terminologa vacilante de Atanasio.

    La obra intitulada De Trinitate et Spiritu Sancto, que se conserva nicamente en latn, es espuria para Steidle, aunque Bardenhewer la considere como autntica42.

    San Hilario, llamado el Atanasio de Occidente por la firmeza de su carcter y la magnificencia de su doctrina, es un escritor adornado de eminentes cualidades, de ele-gante decir y vigoroso razonar; su frase cincelada y sus perodos ampulosos le recuerdan a San Jernimo, buen ca-tador de estilos, los grandes maestros de la elocuencia la-tina 43. Su obra maestra, indiscutible, es De Trinitate, ins-pirada en las Instituciones de Quintiliano 4i. El Solitario de Beln no duda en extender certificado de ortodoxia al pen-samiento de Hilario, que discurre profundo sobre los temas de un Dios trino 45.

    Sus doce libros son fruto de su actividad en el exilio, y tiene por fin probar la divinidad del Hijo contra Arrio y Sabelio. Afirma, empero, su fe en la Trinidad divina, Pa-dre, Hijo y Espritu Santo, tres nombres que corresponden a tres realidades distintas 4fi. Entre las divinas personas no existe unin, sino unidad47.

    Fundado en la frmula bautismal, discurre sobre la ge-neracin eterna del Verbo y explica luego su unidad de naturaleza con el Padre, desarrollando a fondo la doctrina del homoousios niceno y dando solucin a las objeciones de sus adversarios. Hilario se apoya en sus especulaciones fi-losficas en los Padres griegos, pero con criterio indepen-

    41 Cf- TlXEROVf, O. c, t. 2, p. 67-75.

    42 STEIDLE, Patrologa, p . 88 ; BARDKXHEW'KR, Patrologa, trad. esp.

    (Barcelona 1910), p. 264. 43

    Comment. in Ep. ad Gal., 1. 2,, praef. : ML 26, 355. l San Jernimo es el primero en apuntar e?a idea (Epht: ad

    Magn., 5 : P L 32, 668). 45

    Epist. 107, 13 : P L 22, S77. 48

    P L 10, 25-472-47

    Cf. 1, 21 ; 2, 5 : PL 10, 39. 54.

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 1 1

    diente y personal. La unidad de substancia en la Trinidad suprema es una unidad numrica48.

    Si el trmino circuminsesin es escolstico, la doctrina se encuentra en San Hilario40. El evangelista San Juan le suministra abundancia de testimonios, que l utiliza con prdiga mano. Ya not Erasmo, con torcida intencin, que nuestro autor en ninguno de sus escritos daba al Espritu Santo el ttulo de Dios. Es cierto, pero esto no significa una duda en su credo ortodoxo, sino una condescendencia tctica con los homoiusianos. Por otra parte, la divinidad del Espritu Santo est claramente afirmada en ms de un pasaje de sus obras50 .

    Sin Espritu Santo no hay Trinidad51. Cuando afirma la existencia de la tercera persona de la Trinidad, las ra-zones que aporta prueban la subsistencia hiposttiea como tercer trmino de una trinidad real52. En cuanto a la pro-cesin del Espritu Santo, su terminologa es netamente oriental53. Como San Atanasio, afirma que el ser de Es-pritu lo recibe del Padre y del Hijo. Suponiendo la auten-ticidad del fragmento, San Hilario sera el primer escritor de Occidente que habra expresado la procesin del Esp-ritu Santo del Padre y del Hijo como de un principio ni-co54. La divinidad, pues, del Espritu Santo se contiene en la doctrina hilariana como la conclusin se contiene en sus premisas. San Agustn, en su magistral estudio sobro la Trinidad, ser la nica autoridad que cite 55.

    Nada saliente nos brinda en la cuestin trinitaria San Cirilo de Jerusaln5l

  • 12 INTRODUCCIN

    confirma ai rechazar las proposiciones blasfemas de los herejes.

    No siendo el Espritu Santo Hijo, su divinidad no puede ser probada por su generacin, sino por sus propiedades di-vinas de santificador y deificador. Al parigual del Hijo, que-da fuera de la esfera de lo creado. Lo que el Padre da al Hijo, el Hijo lo comunica al Espritu Santo58, afirmacin sta que implica una procesin b utroque.

    Si Rufino nos presenta a San Cirilo fluctuando en la fe, y San Jernimo le trata sin miramientos como a un arria-no, y Scrates y Sozomeno le hacen aparecer como macedo-niano en la poca del segundo concilio ecumnico, conver-tido a la fe de Nicea59, Len XHI, al conferirle el ttulo de Doctor de la Iglesia, lo pone al abrigo de toda suspi-cacia. No se ha podido probar an que haya combatido nun-ca la fe de Nicea, y la omisin del homoousios pudo obe-decer a clculos de prudencia, y siempre ser un testigo de la fe tradicional.

    No hemos de silenciar en este cuadro esquemtico de la teologa trinitaria preagustiniana el Ancoratus de San Epifanio60, compuesto hacia el 374, a peticin de los fieles de Siedra, en Panfilia, como ncora de salvacin en medio de las marejadas furiosas del arrianismo y sabelianismo, especie de manual sobre la Trinidad. En esta materia se expresa siempre con nitidez, y la procesin del Espritu Santo.del Padre y del Hijo es afirmada sin titubeos. Este pentaglota61 del siglo IV, sin poseer la sal tica de los griegos, sin ser telogo ni pensador, es testigo autorizado de la tradicin nicea y de una erudicin pasmosa. Los sm-bolos que se incluyen al finalizar el Ancoratus son expre-sin del credo ortodoxo, y el segundo es adoptado oficial-mente en el concilio de Constantinopla en 381.

    Ddimo el Ciego, en estilo difuso y prolijo, sin poseer las cualidades eminentes que sus panegiristas le atribu-yen62, sabe conducir la controversia trinitaria por cauces

    58 Catech., 16, 24 : PG 33, 952.

    59 Rufino dice : Aliquando in fide, saepius in confessione variabat

    (Hist. Eccl., 1, 23) ; SAN JERNIMO, Chron., n : PL 27, 687 ; SCRA-TES, Hist. Eccl., 5, 8 ; SOZOMENO, Hist. Eccl., 7, 7.

    Los estudios d e DOM TOUTTEE tienen actualidad perenne. Cf. PG 33. Bachelet da solucin cumplida a las objeciones que en su da for-mularon los protestantes, hoy anticuadas e inservibles. Cf. DTC 3, 2547 ss.

    00 SAN EPIFANIO, Ancoratus: PG 43, 17-236.

    " El calificativo es de SAN JERNIMO. Adv. Rufm., 2, 22. 02

    Cf. R U F I N O , Hist. Eccl., 2, 7 : P L 21, 5,16 ; SCRATES, Hist. Eccl., 4, 25 : PG 67, 525. 528 ; TEODORETO, Hist. Etcl., 4, 26 : PG 82, 1189. Vase el estudio de BARDY, Didyme VAveugU. Colect. de Elu-des de Thol. Hist. (Pars 1910).

    DOCTRINA PREAGUSTINIANA SOBRE LA TRINIDAD 13

    serenos, en tono mesurado y apacible. Su obra ms impor-tante, desconocida hasta el siglo Xvil l*3 , es sin disputa el De Trinitate. En presencia del dogma trinitario, este ciego vidente es ortodoxo, como ya lo hizo notar San Jernimo64. Espritu poco especulativo, falto de precisin en el lengua-je y de fijeza en sus ideas, es tributario de San Basilio y San Atanasio. La unidad numrica y la distincin de per-sonas, junto con la igualdad perfecta y la consubstanciali-dad indestructible, adquieren en la pluma de Ddimo acu-sado relieve, sirviendo de muro de contencin contra las avenidas devastadoras de las herejas antitrinitarias 65. La frmula origenista ma ousa, treis hypostseis, resume ad-mirablemente su pensamiento. Partidario decidido del ho-moousios niceno, lo aplica a toda la Trinidad y a cada una de las divinas personas 66. Proclama muy alto y sin rodeos la divinidad del Espritu Santo, pues es incorruptible, eter-no, santificador y omnipotente como el Padre6 7 .

    San Jernimo nos ha transmitido el mejor tratado de la antigedad sobre el Espritu Santo. Prefiere el Solitario de Beln ser intrprete antes que adornarse con plumas aje-nas 08. Asombra por la cantidad de textos escritursticos que maneja y por la lgica de sus deducciones.

    PRECISIN DE LA TERMINOLOGA TRINITARIA

    Los Capadocios, para conducir a la fe a los eemiarrianos hesitantes y de buena ley, toman sobre sus hombros la em-presa de fijar el significado preciso de las palabras oscilantes de ousa, hipstasis, prsopon.

    En el lenguaje teolgico de nuestros das, hipstasis equivale a persona. Pero esta equivalencia no es reconocida en el lenguaje eclesistico sino despus de largas y encona-das controversias. En los Padres, dicha evolucin es dogm-tica; en los escolsticos, teolgica. Ms tarde Gnther pre-

    63 MINGARELLIUS, Didymi Alexandrini libri tres de Trinitate. Nunc

    primum graece et latine ac cum notis edid.it (Bononiae 1769). El c-dice es del siglo x i , mutilado y plagado de erratas. Reimpreso en Migne (PG 39, 269-992).

    s* Certe in Trinitate catholicus est (SAN JERNIMO, Adv. Rufin.,

    3, 16). Ddimo fu anatematizado por sus ideas origenistas en los concilios quinto, sexto, sptimo y octavo ecumnicos.

    60 Cf. De Trin., 1, 27 ; 2, 1 ; 3. 7 : PG 39, 405. 452. 476- 565- 581.

    6 Cf. De Trin., 1, 19, 27, 28 : PG 39, 368. 397. 409.

    " Vase todo el libro I I De Trinitate, in quo de Spiritu Sancto sermo est (PG 39, 441 ss.) .

    08 SAN JERNIMO, Epist. ad Paulin.: PG 39, 1032. La alusin, a

    .Sun Ambrosio es mordaz y peca de injusta. Schermann no logra convencer al lector de la infidelidad subsaa-

    nul de esta versin jeronimiana. .,. .. (.:.

  • 12 INTRODUCCIN

    confirma ai rechazar las proposiciones blasfemas de los herejes.

    No siendo el Espritu Santo Hijo, su divinidad no puede ser probada por su generacin, sino por sus propiedades di-vinas de santificador y deificador. Al parigual del Hijo, que-da fuera de la esfera de lo creado. Lo que el Padre da al Hijo, el Hijo lo comunica al Espritu Santo58, afirmacin sta que implica una procesin b utroque.

    Si Rufino nos presenta a San Cirilo fluctuando en la fe, y San Jernimo le trata sin miramientos como a un arria-no, y Scrates y Sozomeno le hacen aparecer como macedo-niano en la poca del segundo concilio ecumnico, conver-tido a la fe de Nicea59, Len XHI, al conferirle el ttulo de Doctor de la Iglesia, lo pone al abrigo de toda suspi-cacia. No se ha podido probar an que haya combatido nun-ca la fe de Nicea, y la omisin del homoousios pudo obe-decer a clculos de prudencia, y siempre ser un testigo de la fe tradicional.

    No hemos de silenciar en este cuadro esquemtico de la teologa trinitaria preagustiniana el Anc