dialécticas de las universidades europeas
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Explica las transformaciones del origen de las universidadesTRANSCRIPT
DIALÉCTICAS SOCIO-HISTÓRICAS Y UNIVERSIDADES EUROPEAS
(ESPAÑA, FRANCIA, INGLATERRA Y ALEMANIA) Socio-historical contradictions and
European universities. (Spain, France, England and Germany.)
Freddy Esquivel Corella1
Resumen:
El presente artículo aporta al estudio de las transformaciones históricas y sus
repercusiones en la institución universitaria, como parte del patrimonio humano que se
enfrenta a tensiones, contradicciones y encrucijadas propias de las sociedades y
contextos de las que forman parte.
En este particular se analizan las relaciones dialécticas que se gestaron entre las
universidades españolas, francesas, inglesas y alemanas en especial en el marco de los
inicios de la modernidad capitalista europea.
Finalmente argumenta la condición indispensable de abandonar las explicaciones
históricas de las universidades separadas de las trasformaciones sociales más amplias.
Abstract:
This article contributes to the study of historical changes and their impact on the university.
In this particular university is analyzed Spanish, French, English and German especially
eighteenth and nineteenth centuries.
Finally argues the indispensable condition of historical explanations leave university
separated from the broader social transformations.
Palabras claves: UNIVERSIDADES, ALEMANIA, FRANCIA, ESPAÑA, INGLATERRA,
HISTORIA.
Keywords: UNIVERSITIES, GERMANY, FRANCE, SPAIN, ENGLAND, HISTORY.
1 Profesor Asociado de la Universidad de Costa Rica, Escuela de Trabajo Social. Licenciado en
Trabajo Social (UCR, 2002), Magister Scientiae en Trabajo Social, énfasis investigación (UCR, 2003), Doctor en Educación (UNED, 2008). [email protected]
2
Introducción:
Este trabajo tiene como propósito fortalecer el análisis histórico de las principales
contradicciones histórico-sociales que se contienen en las universidades europeas ante
significativos cambios revolucionarios en el mundo moderno.
Como será analizado, la génesis de la universidad, su desarrollo influenciado por
el Renacimiento, la Ilustración, y las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII y
XIX (por ejemplo la Revolución Francesa e Industrial), son algunas de las principales
referencias que se entrelazan posteriormente con el desenvolvimiento de la formación
académica universitaria europea, y que para efectos de este artículo, el interés se
concentra en los claustros típicos del Antiguo Régimen (feudalismo) teniendo como
escenario a España, Francia, Inglaterra y Alemania.
Sobre la naturaleza de las universidades no hay un acuerdo general (ver Cevo et
al., 1987; Ruíz, 1995 y Ogg, 1976); según se afirma en algunas fuentes2, entre las más
antiguas universidades modernas se encuentran las que fueron fundadas por los árabes
como la Universidad de Salamanca y Córdoba (España, Siglo VIII), y la Universidad de
Salerno (Italia, Siglo X); las cuales se constituyeron como puente entre la universidad3
arábica y la europea.
A su vez, es posible asociar el origen de las universidades del viejo continente, con
las transformaciones materiales especialmente en el mundo del trabajo, ya que sus
miembros iníciales en Europa eran corporaciones de artesanos y mercaderes (Shara,
2006).
Posterior a la llamada Edad Media, en el marco del Renacimiento (1450-1570
aproximadamente), algunas universidades jugaron un papel importante en la difusión de
sus postulados; sin embargo, por haber tenido tanta influencia de la escolástica y
especialmente de la obra de Tomás de Aquino (1225-1274) (tomismo), se generaron
2 Del latín universitas, universitatis o universitas, etimológicamente se entiende como un conjunto
de unidades educacionales dedicadas a la enseñanza superior y a la investigación, otorga grados académicos y títulos profesionales. (Tünnerman, 1983) 3En China se encuentra registrada la existencia de la Escuela Superior (Shangyang) imperial
durante el período Yu (2257 a.d.C-2208 a.d.C), por su lado la Universidad de Takshashila fundada en Taxila (Pakistán) alrededor del siglo VII a.d.C. ya entregaba títulos de graduación. La Universidad de Nalanda, fundada en Bihar (India), alrededor del siglo V a.d.C, también entregaba títulos académicos y organizaba cursos de postgrado. A partir de la fundación de la Universidad de Bolonia (Italia) en 1088, bajo la cultura europeo-cristiana, se sucede el nacimiento de universidades a todo lo largo y ancho del territorio europeo. Las primeras fueron: Universidad de Oxford (Inglaterra) en 1096; Universidad de París (Francia) en 1150; Universidad de Módena (Italia) en 1175; Universidad de Cambridge (Inglaterra) alrededor de 1208 y la Universidad de Salamanca (España) en 1218. (Al respecto ver Cevo et al., 1987; Ruíz, 1995, Ogg, 1976 y Tünnerman, 1983).
3
resistencias en algunas de las más importantes casas de enseñanza superior de Europa
para romper con lastres medievales que les daba legitimidad en la sociedad (Ibáñez,
1980).
Aunado a ello, tal y como se evidenciará algunos párrafos adelante, las
sociedades europeas no dependieron necesariamente de las universidades para avanzar
en el alejamiento de la herencia medieval, ya que aparecieron en los diferentes países
otras instancias de formación académica superior que mostraban más sintonía con los
impulsos renacentistas, como por ejemplo, algunos centros de cultura, salones, colegios,
academias4 u observatorios, surgidos en los siglos XVI, XVII y XVIII (Ogg, 1976).
Varias son las condiciones socio-históricas que llevan a que se den tensiones
entre los contextos europeos y el papel de las universidades, por ejemplo, Tünnermann
(1983) resalta la influencia en el aumento poblacional, el incremento urbano, los cambios
en las organizaciones sociales y económicas, así como el extraordinario avance en el
conocimiento.
Sin embargo, a nuestro juicio, el detonante de este impulso histórico fue la
revolución burguesa, que conlleva a una transformación de la sociedad europea, y luego
mundial, a partir del capitalismo como modo de reproducción social, y el Positivismo5
4 Al parecer, las Academias y las Universidades no tienen el mismo origen, ya que las primeras se
orientaron por la producción de conocimiento desde antes de la Edad Media, y las segundas fueron más vinculadas a su enseñanza (Ver Tünnermann, 1998). Burke (2002) diferencia la Academia como un resultado del Renacimiento, ya que surgen como crítica a los claustros, generalmente a cargo de escolásticos conservadores, incluso en contra de esas gestas revolucionarias. Aparecen entonces como un nuevo tipo de institución creada por un grupo de “humanistas” que no hallaban cabida a sus críticas en los campus universitarios. El autor citado, desataca que inspirada en Platón, la Academia estaba más cerca del antiguo Simposio que del moderno Seminario, era menos formal que una facultad universitaria y representó una forma social ideal para indagar los procesos de innovación. La academia según se conoce se refiere a un lugar en Atenas, Grecia en el año 387 ad C., donde enseñó Platón y otros filósofos, o bien un dios griego (Acádemo) que yacía en un lugar de sabiduría donde florecía la ciencia, la literatura y el arte. Entre las Academias más antiguas se encuentran la Academia Platónica de Florencia (1459), Academia dei Lincei (Roma, 1603), Académie Francaise (1635), Royal Society (1662), American Philisiphical Society (Filadelfia, 1743), Deutsche Akademie der Wisswenschaften zu Berlin (1743), Svenska Akademien (Suecia, 1786) American Academy of Art and Sciencies (Boston, 1780) (Al respecto se puede consultar Hobsbawn, 1964). 5 La teoría en el positivismo, se expresa bajo una racionalidad lógica formal abstracta, que
busca establecer fundamentos teóricos en base a la fragmentación y separación del conocimiento, fuera de las relaciones concretas de producción, manteniendo una expresión inmediatista, según Lefebvre (1973). Netto (1992) caracteriza al positivismo con los siguientes referentes: Una relación de exterioridad entre el conocimiento y quien lo produce. Un sustento científico derivado de las ciencias naturales, que pretende generar conocimiento objetivo y generalizable, por ende científico. “La presunción de que el análisis científico de los fenómenos sociales es una búsqueda de causalidades y conexiones básicamente unilineales.” (P. 20). Contribuyendo a lo anterior se cita: El positivismo consiste en atenerse a lo dado y en no pretender traspasar los límites de la experiencia. […] La ciencia busca las relaciones constantes que entre sí mantienen las
4
como referencia filosófica predominante para argumentar las explicaciones y estudio de la
sociedad.
Lo anterior es puesto en evidencia cuando se estudia a las universidades
contenidas en este artículo, pero tratando de evitar la explicación endógena de su
naturaleza, donde más bien el esfuerzo sea ubicándolas en el significado que ellas
adquieren en la malla de las relaciones sociales de producción y reproducción capitalistas.
El imperio español y sus influencias en la universidad.
En la investigación que precede este artículo, fue evidente reconocer que
alrededor de la universidad española no hay un acuerdo en términos de sus primeras
figuras (quizás esto es propio de este objeto de estudio), por ejemplo se señala que la
Universidad de Salamanca (entre 1215 a 1218 ) es la más antigua, pero otras personas
como Medina (1977) señalan que es la de Palencia (1212) seguidas por una tercera que
es la de Valladolid (1260); así las cosas lo que se puede reflexionar es que existe una
larga historia de esta institución en la Europa occidental.
Trayendo a colación la tradición cristiana-monárquica-católica española, era de
esperar que estas instituciones tuvieran una impronta relevante de la Corona y la Iglesia,
pero en especial de esta última, ya que fue quién dio rectoría en su totalidad a los
claustros.
La regulación de los estudios y vida académica fue obra del Papado en los siglos
medievales (constituciones de 1411 de Benedicto XIII; y de 1422 de Martín V), y del
Monarca y su Consejo, a través de la figura de los visitadores, a partir del siglo XVI
(estatutos de 1538, 1551, 1561, 1594, 1604 y 1618) (Universidad de Salamanca, 2010).
Además, valga reseñar que las universidades españolas recibieron una importante
influencia cuando se dio la invasión española a América, posterior a la unificación de los
reinos de Castilla y Aragón en 1479, lo que provocó a su vez una hegemonía de las
fuerzas históricas de Castilla, enrumbando a un fortalecimiento del ejército y una
reorganización total de la hacienda española, la cual requería ampliar sus invasiones, y
adelantarse al desarrollo portugués (Ibáñez, 1980).
cosas o los fenómenos […] (Álvarez, 1989, p. 222). El positivismo, recordamos una vez más, genera conocimiento válido en la sociedad capitalista, provee explicaciones consideradas precisas para guiar las relaciones sociales, teorías que a su vez se validan en las comunidades científicas conservadoras.
5
La búsqueda de especies, oro, piedras preciosas y mano de obra esclava, fueron
claves en el desarrollo de las invasiones españolas, el arribo de Cristóbal Colón a
América en 1542 (producto de un error histórico), significó a la vez una escalada de poder
e influencia española en Europa, tomando cierto mando en el antiguo continente.
Justamente posterior al inicio de la invasión española en América, el ámbito
universitario adelantó los conocimientos que sostenían las explicaciones de la geografía,
astronomía, la mineralogía, la teología, de tal manera que quedaron en desuso teorías
explicativas sobre la forma y dimensiones del planeta, muchas de ellas defendidas por el
teocentrismo que reinaba en las universidades. (Ibáñez, 1980).
Las teorías sobre el origen humano sucumbieron ante la diversidad étnica del
continente americano; la Botánica, la Biología, la Química, la Física, las ramas de la
Zoología y la Medicina recibirían desafíos no creíbles por las autoridades del claustro
universitario de la época en España y posteriormente en gran parte del resto de Europa.
También se crearon retos para la normativa del derecho de posesión de las tierras,
los consultores legales de la corona, debieron crear las bases para la llamada Legislación
de Indias, o sea todo el conjunto de reales cédulas, provisiones, reglamentos y cualquier
orden de disposiciones que los monarcas y magistrados redactaron, para regular el
control y las concesiones de la Corona en América
Justamente las universidades aparecen en este territorio invadido, algunas
décadas después, creadas con la emisión de reales cédulas como sucedió en República
Dominicana6.
De tal manera, es que la economía y el comercio europeo derivado de la invasión
a territorio americano, desplazó su énfasis en el Mar Mediterráneo, que era el foco de
intercambio de mercancías desde la antigüedad, privilegiándose las transacciones que se
ubicaban en la costa atlántica europea; esa situación también provocó un cierto sismo en
la influencia política tradicional, ya que los estados de Génova y Venecia, así como las
zonas portuarias de Marsella y Alejandría, perdieron influencia.
Ante este liderazgo invasivo y explotador, España colocó toda su esperanza a
futuro en disfrutar del oro sustraído de América, ello llevó a que su producción interna
decayera, teniendo que cubrir sus necesidades con productos adquiridos en el mercado
6 Sobre este particular, Silva y Rudolf (1976) anotan: Poco después del descubrimiento y de sus
iniciales acciones de colonización, fundaron los españoles en nuestro continente las primeras universidades. La más antigua fue la de Santo Domingo, establecida en 1538 a raíz de la transformación en universidad de los estudios generales que tenía lugar en el monasterio de los dominicos en la isla. (p.13)
6
inglés o francés; situación que más adelante le significó ser una de las naciones más
pobres de Europa, y con poco poder político y productivo7.
También es importante citar que las reformas liberales del siglo XIX marcaron un
antes y un después en la evolución histórica de las universidades españolas, ya que
prácticamente, a partir de 1857, fueron reducidas a las facultades de Medicina, Derecho y
Teología y Filosofía y Letras, teniendo una mayor autoridad los gobiernos estatales y de
ayuntamientos; lo cual refleja un secularización y funcionalidad de estas instancias a los
cambios civiles gestados en ese tiempo.
Vale destacar que las revoluciones burguesas de 1789 a 1848 (Hobsbawn, 1964),
marcaron un hito histórico en la dialéctica del modo de producción y organización política
en Europa, con el avance de la hegemonía burguesa capitalista; tanto la Revolución
Industrial como la Francesa fueron el triunfo de la industria capitalista, de la clase media o
“bourgeoise” y liberal, y de ciertas economías y Estados, que van a impulsar cambios en
todo el contexto mundial moderno, lo que desde luego repercute en el mundo de las
universidades.
Retomando lo anterior, es posible argumentar que el desarrollo de las
transformaciones socio políticas y económicas del escenario europeo, iban generando
una serie de desafíos a las tradicionales y medievales universidades españolas, mismas
que recibían desacreditaciones teóricas provenientes desde el liberalismo, en especial por
sus tradiciones escolásticas y teocéntricas, junto a presiones políticas (porque ganan
terreno nuevas clases sociales como la burguesía), minando su legitimidad y tardía
respuesta, lo que abría portillos para institucionalizar otras vías de investigación,
enseñanza y estudio que fueran acompañando esos procesos.
La Francia revolucionaria y su incidencia en la universidad.
Uno de los momentos que puso a prueba con mayor tensión a las universidades
europeas, fue la llegada de la Ilustración; la modernidad8 provocó cambios en el mundo
7 Es interesante reseñar, por el tema que ocupa este artículo, que el propio Colón (quien estudió en
la Universidad de Pavía, aunque no hay prueba contundente sobre ello), buscó respaldo a sus ideas para navegar a Asia partiendo desde Occidente, en profesores de la Universidad de Salamanca, donde al parecer, luego de tres años de estudios, los eclesiásticos y astrónomos, no le dieron su apoyo (Ibáñez, 1980). A ello hay que agregar que para ese tiempo cerca del 90% del oro y la plata extraída de América, habían pasado a ser parte de Inglaterra y Francia, lo cual implicaba un fuerte impulsó a la acumulación de riqueza, y la búsqueda de hacer circular el dinero (potenciando el consumo y la inversión) para incentivar el capital (Marx, 1976). 8 Según Sánchez (1999) por modernidad cabe entender el proceso que se abre con el proyecto
ilustrado burgués de emancipación humana con la Revolución Francesa que pretende llevarlo a la
7
enciclopédico como en la política y la economía, especialmente reflejados en Inglaterra y
Francia, a finales del siglo XVII, pero especialmente en el XVIII milenio; dicha coyuntura
permearía lo que más adelante se conoce como la Universidad Moderna.
La Ilustración planteó cuestiones cruciales que no serían interrogadas con más
fuerza hasta finales del XVIII e inicios del XIX; por ejemplo, las críticas a la obra de
fisiócratas franceses por parte de la economía clásica inglesa, así como el desarrollo de la
economía burguesa, donde el trabajo humano adquirió entonces un significado distinto en
la producción y acumulación de la riqueza, tanto y en la aprehensión de la historia como
las relaciones sociales.
En ese contexto según Ogg (1976), una cantidad no despreciable de
universidades seguían manteniendo cierto resabio medieval en su estructura y
autoridades, que durante el período de la Ilustración, llevó a perder aún más la parcial
relevancia en su papel de direccionalidad cultural europea; puede suponerse que la
sociedad del viejo continente, marcaba un ritmo más acelerado, que el que se gestaba en
el claustro universitario.
La situación social del país galo, antes de la llamada Revolución Francesa, se
caracterizaba por la crisis del Estado, que enfrentó una fuerte ausencia de dinero que
provenía de los impuestos, a raíz de las malas cosechas; aunado a ello, se dio un
aumento poblacional significativo, que por la misma carencia de alimentos, lo que provocó
presión social en las ciudades con la llegada de emigrantes en busca de trabajo (cabe
reseñar que la población campesina en Francia significaba el 80% de sus habitantes,
Cevo et al., 1987) El pago de los impuestos, que era parte de las cargas de la población
campesina, se nutría también del diezmo a la Iglesia y a la sal, para citar sólo dos de los
más onerosos. Sumado a ello, los salarios en las zonas urbanas no aumentaban, y el
precio de los granos básicos subió en un 60% entre 1730 y 1789. Para esos tiempos, ya
las colonias francesas en América, tenían poco control por parte de Francia, coyuntura
que agranda esa situación por las presiones de las colonias inglesas en Norteamérica.
La monarquía francesa se propuso por lo tanto establecer un impuesto a las
propiedades, lo cual tuvo reacciones adversas por parte de ciertas clases, entre ellas,
algunas fracciones del clero, la nobleza, la clase media, los profesionales y la aristocracia;
la burguesía por su lado se vinculó con estos sectores para defenderse de dichos
gravámenes, a pesar de haber logrado acaudalar una importante riqueza por su
participación como mercaderes e intermediarios en el comercio marítimo, aprovechando
práctica, y con la Revolución Industrial que va a desarrollar intensamente las fuerzas productivas.
8
también, el remanente de capital para invertirlo en operaciones financieras, comprando
títulos de la nobleza, logrando ponerles precio a puestos administrativos en el gobierno o
los municipios. Incluso la burguesía dio préstamos al Estado para enfrentar algunas de
sus deudas extranjeras (Rudé, 1974)
Además, la industria francesa era incipiente, aunque se perfilaban algunos
avances que luego se impulsaron por logros de la Revolución Industrial (1780 a 18309
aprox.).
Otra de las condiciones que llevaron a la movilización social, fue la presión de la
prensa, la cual influyó en la difusión de ideas de la Ilustración, a pesar del alfabetismo
francés, que superaba el promedio europeo.
Junto a ello es importante destacar que algunos profesionales parisienses fueron
de los grupos que impulsó en el llamado Tercer Estado de la época feudal, sin embargo
su participación no fue necesariamente de liderazgo, sino más bien de base como apoyo,
especialmente a la burguesía y la aristocracia, y en menor medida al campesinado y el
proletariado.
El desarrollo antes y a posteriori, de la Revolución Francesa, requirió de recurso
humano capacitado en aduanas, impuestos, ingeniería de caminos, minas, teneduría de
libros, entre otras; inclusive, siguiendo a Rudé (1974), las fuerzas políticas y económicas
de ese período colocaron a un geómetra e ingeniero (Lázaro Carnot) al frente de los
jacobinos, a un físico y matemático (Monge) como Ministro de Marina a un químico y
economista (Lavoiseir), así como a otros matemáticos y conocedores de los elementos de
la Química al frente de la producción bélica.
Producto de esas luchas históricas y con el debilitamiento de las monarquías, de la
aristocracia y la Iglesia, en las universidades se presionó para tener un mayor avance de
la ciencia, el arte, la literatura, la política y la economía mercantil; la figura del Estado fue
apareciendo como un ente más vinculado a otros intereses históricos que se consolidan
con las condiciones del imperio representado por Napoleón I, el cual impulsó una serie de
cambios en la educación en su llamado Código Napoleónico10.
El desarrollo del derecho civil francés, según Rudé (1974), también derivó, entre
otros, en reformas educativas; de ahí se plantea la formación de jóvenes varones para el
9 A ello se agrega que por ejemplo para 1820 la mayoría de las personas eran analfabetas, donde
el nivel de instrucción no pasaba de dos años, para 1900 era de 5 a 8 años y de 12 a 18. (Ciocca, 2000) 10
También conocido como Código Civil Francés, fue promulgado por el del 21 de marzo de 1804 y compuesto por 2.281 artículos, el cuál retoma bases del llamado Derecho Romano. Se puede afirmar que ese Código es la gran estructura del Estado burgués.
9
servicio del Estado, donde se declara que a la población pobre había que proporcionarle
la educación mínima necesaria para las tareas de empleados, artesanos y trabajadores
en las distintas nuevas áreas que el comercio, la producción y el mercado demandaban.
Engels (1885) por su parte anota que Francia había sido el país en que las luchas
históricas de clases se habían llevado siempre a su término decisivo, más que en ningún
otro sitio de Europa. Textualmente escribe:
Centro del feudalismo en la Edad Media y país modelo de la monarquía unitaria
estamental desde el Renacimiento, Francia pulverizó al feudalismo en la gran
revolución e instauró la dominación pura de la burguesía, bajo una forma clásica
como ningún otro país de Europa. También la lucha del proletariado cada vez más
vigorosa contra la burguesía dominante, reviste aquí una forma aguda,
desconocida en otras partes11. (1885, p. 407)
Dicho autor explica además que la esencia de ese perfil de Estado moderno, se
genera en las propias transformaciones del trabajo, de las relaciones de parentesco y de
las formas de organizar la producción.
El Estado moderno, cita también, aparece cuando la sociedad, se ha “enredado”
en sus propios conflictos de clase, cuando se demanda una institucionalidad
“intermediadora” de esa dialéctica de contradicciones sociales.
En esas condiciones, las clases o fracciones hegemónicas, requerían legitimación,
vertida en derechos públicos y privados, que se definían según la riqueza, la cual era
administrada desde las ciudades hacia lo rural.
Junto a ello, las fracciones dirigentes del Estado debieron ingeniar la creación y
asignación de puestos públicos, las normas y regulación del comercio de las mercancías,
la forma en que se establecía el orden y supervisión de la división social del trabajo en las
diferentes áreas del sector agrícola, manual, comercial, industrial y portuario. Además, se
necesitaba expandir el comercio y la industria; imponer impuestos; ordenar y regular el
uso de la moneda metálica, legitimar los contratos privados de hipotecas, créditos,
intereses sobre el capital, mantener algún papel en el mundo de la contratación del
11
Valga anotar: […] todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que expresión más o menos claras de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por lo tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez por el desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta (Engels, 1885, p. 407)
10
“trabajo libre”, e impulsar y estimular la ciencia, el arte y la tecnología, para innovar la
producción mercantil e industrial especialmente. Lo anterior asociado a formas de
legitimación ideológicas, morales, políticas, sexuales, culturales, artísticas, educativas y
religiosas.
En ese contexto, la Universidad francesa se va resignificando, aunque no al ritmo
que le demandaba la organización política y el modo de producción; ello permite plantear
que la enseñanza superior cambiaba parcialmente y de manera tardía, con algunas
resistencias hacia los impulsos históricos que transforman las relaciones sociales de la
época.
Lo anterior se puede deber, siguiendo a Gramsci (1999), a la relación existente
entre los intelectuales y el mundo de la producción, que no es inmediata, como ocurre con
los grupos sociales fundamentales, sino que está mediada, en grados diversos, por todo
el tejido social, por el complejo de las tensiones hegemónicas, y las exigencias históricas
que la sociedad les coloca a las universidades.
Además, siguiendo a Iamamoto (2004), las transformaciones del Estado moderno,
también llevaron a que éste asumiera la dimensión política del conocimiento de una
manera distinta a la conocida en esos años, dando a su vez un carácter de público-
político que era extraño para las universidades.
De tal manera, la figura de la universidad estatal, tuvo cambios significativos en la
era del inicio de la sociedad burguesa, e incluso, se perfilan necesidades de impulsar
prioridades de “formación para el trabajo”; aquellos rasgos más “intelectualistas”,
“culturalistas”, que tomó en cierto momento del Renacimiento y la Ilustración, empiezan a
tener cuestionamientos sobre su valor de uso en las relaciones de mercado y legitimación
de la sociedad posrevolucionaria o república democrática burguesa.
El papel de la Iglesia Católica, como principal “rectora” de la educación superior,
también fue cuestionado en el momento en que la Revolución Francesa avanzó contra las
autoridades más acaudaladas del clero, y sus vínculos con la monarquía; en esas
condiciones la aristocracia y el sacerdocio más bien instrumentalizaron las universidades
para criticar las fuerzas revolucionarias.
Como se ha destacado antes, la respuesta de la burguesía y de sectores
industriales ante la poca funcionalidad de la universidad tradicional a los procesos
históricos de esas décadas, condujo a la aparición de la llamada Escuela Politécnica
(1795) que supuestamente se habilitó para todas las clases -desde luego con la finalidad
11
de crear segmentos de mano de obra calificada para el trabajo industrial-, tratando de
impulsar la formación matemática y física, para avanzar en el desarrollo mercantil.
Sobre ese contexto francés de la educación superior, Türnnermann (1983) afirma
que la universidad imperial organizada por Napoleón, de corte eminentemente utilitarista,
no fue más que un conjunto de escuelas profesionales carentes de núcleo, y colocadas
bajo la tutela de un nuevo Estado.
En síntesis, según lo expuesto, es importante resaltar que las transformaciones
políticas francesas, fueron el detonante para conducir a “nueva universidad” francesa, que
se generaría con el impulso del proyecto burgués y en articulación al llamado Estado
Moderno que promovió el desarrollo inicial del capitalismo; lo que, junto con el avance de
las relaciones sociales -lideradas por la burguesía-, va a provocar en la universidad
transformaciones históricas más complejas, ello se hará evidente cundo se analice su
versión inglesa y alemana.
Además, la universidad se enfrentó a las contradicciones que se gestaron en el
Renacimiento y la Ilustración; cabe resaltar que el primero provocó una erosión a las
explicaciones teológicas del orden social, y por lo tanto a la propia doctrina cristiana, que
era pilar de la infraestructura filosófica que constituía las universidades.
La Ilustración por su parte, trascendió a las universidades, que mantuvieron un
rezago en su aporte al desarrollo de las ideas enciclopédicas, pero además, la misma
sociedad habilitó otros espacios para poder ampliar el estudio, la discusión y la
investigación de las cuestiones prioritarias de la época, las cuales tenían un fuerte
trasfondo de crítica burguesa y liberal dirigida especialmente al orden monárquico,
eclesiástico y conservador de la época que se manifestaba con poco disimulo en las
universidades de París, y con sus singularidades en Inglaterra y Alemania.
La Revolución Industrial y la universidad inglesa
El caso particular de Inglaterra es interesante para este artículo ya que se mantuvo
como adversaria de las transformaciones políticas de Francia; incluso se conoce como su
mayor rival comercial, destacándose como un competidor industrial fuerte para lo que
luego fue el imperio napoleónico. Sin embargo Inglaterra siempre mantenía la mayoría de
la economía derivada de sus actividades agrícolas.
Se destaca, según Rudé (1974), que el desarrollo bancario comercial inglés se
vinculó en negociaciones políticas y económicas con la aristocracia y la nobleza, como en
12
pocos lugares de Europa, apoyando el régimen feudal; lo cual no daba condiciones para
que una clase media, campesinos y obreros, se enfrentaran a esa hegemonía.
Además Inglaterra desarrolló las condiciones para que apareciera una nueva clase
independiente de fabricantes privados que incrementaban capital con el desarrollo de la
industria. Vinculado a lo anterior, se generaron los resultados de la Revolución Industrial,
la cual fue resultado de los propios impulsos que el modo de producción iba requiriendo
en su materialización histórica, incorporando los avances de la ciencia y la tecnología,
para el desarrollo industrial, especialmente en la siderurgia, la locomoción, el
aprovechamiento de energías y la agronomía (Marx, 2000).
Si bien Inglaterra no alteró su base societal producto de las luchas francesas
(incluso se organizó con otras monarquías para detener las conquistas revolucionarias),
sus condiciones económicas, impulsaron cambios en las relaciones sociales; por ejemplo,
para años antes de la Revolución Francesa, se gestaban disturbios rurales, contra las
formas de explotación fabril (en sus inhumanas expresiones), así como en el alza de los
precios de los alimentos. Como referencia, valga anotar que para 1768-1769 se
registraron en Londres huelgas de tejedores, sombrereros, marineros, aguadores,
vidrieros, aserradores, toneleros, sastres y encargados de carbón, extendiéndose en toda
Inglaterra para 1780 (Rudé, 1974)
La industria como base del desarrollo del modo de producción, jugó un papel
importante, en tanto revolucionó las anteriores formas de trabajo, las cuales se
caracterizaban por una producción doméstica, donde se trabajaba en las casas con los
propios instrumentos, utilizando las materias primas que se le proveían por parte de un
contratista.
La concentración de la mano de obra en espacios controlados por el capitalista,
que requería ciertas condiciones para maximizar los medios de producción, fue vital en
esta ruptura con las anteriores formas de trabajo. Se identifica además, un avance en
sistemas mecánicos de fabricación, formas de transporte más ágiles y con mayor soporte
de carga.
Las expulsiones del campo a la ciudad, las transformaciones demográficas y los
movimientos de fuerza de trabajo entre países, también fueron parte del impulso
generado por ésta.
La mayoría de la población incluía pequeños comerciantes, maestros artesanos,
oficiales, aprendices y porteadores, trabajadores, criados domésticos, entre otros. En
Londres quedaban pocos vestigios de talleres medievales y sus respectivos oficios.
13
Entre los avances de la época, aparece un perfeccionamiento en la producción y
uso del hierro, las experimentaciones iníciales con el acero, la innovación en el hilado y el
telar, nuevos usos de energías como el vapor, la electricidad, perfeccionamiento en
producción e implementación en la modernización en barcos, innovando en medios de
locomoción y la creación de nuevas tecnologías de comunicación como el telégrafo.
Los cambios antes señalados, requirieron a su vez de recurso profesional en
materia de organización de las formas de producción y control de la fuerza de trabajo (la
figura del gerente, se torna relevante, Marx, 2000); en materia agrícola se demanda
pericia técnica para incorporar los nuevos insumos en la producción; ingeniería mecánica
en lo que al desarrollo, mantenimiento y perfeccionamiento de maquinaria significaba;
ingeniería industrial para el control del trabajo y la productividad obrera.
Sin embargo, aquí la educación formal (y en especial la universitaria) jugaba un
papel de rezago, Dore (1983) advierte que es difícil hacer creer que el desarrollo
económico de Inglaterra fue consecuencia de una educación mejor o más extendida.
La educación superior tuvo sus particularidades, por ejemplo la investigación se
gestó en laboratorios privados o instancias como la Royal Institution (1799). En la
institucionalidad universitaria, la Universidad de Londres se articuló más al desarrollo
industrial que la de Oxford y Cambridge. (Hobsbawn, 196412)
Sin duda, la Revolución Industrial se movió con mayor velocidad en las sociedades
industriales, que el claustro universitario; las leyes cambiaron en defensa y uso de la
propiedad privada, tuvieron transformaciones la profesión de abogado, la Agrimensura y
la Topografía (aún limitadas en su desarrollo), igualmente, se necesitaban nuevos
profesionales en Economía, Geografía, Geología, Diplomacia, Comercio Extranjero,
Física, Química, Matemática, Biología.
Sin embargo, las universidades inglesas, se mantuvieron con cierto letargo a esos
avances; similar a las demandas políticas de la sociedad francesa. Los ingleses, como los
francófonos tuvieron que habilitar otras instancias que respondieran a su historia
particular.
Aunado a ello, se destaca que “Fue en realidad casi enteramente en las factorías y
en las minas, los talleres y las fábricas13, y no en las escuelas donde fueron acumuladas y
12
El autor también destaca la Sociedad Lunar de Birmingham y la Sociedad Literaria y Filosófica de Manchester, la Institución Mecánica de Londres y la Asociación Británica Para el Progreso de la Ciencia (1831) 13
Al respecto Marx afirma: Para modificar la naturaleza humana corriente y desarrollar la habilidad y la destreza del hombre para un trabajo determinado, desarrollando y especializando su fuerza de
14
transmitidas las especializaciones que alimentaron el progreso industrial británico” (Dore,
1983: 46)
El caso inglés evidencia las tensiones entre los avances que las luchas francesas
habían alcanzado, en especial por las condiciones socio-históricas de sus clases sociales,
como por la profundidad en que se había expresado la explotación del trabajo por los
logros obtenidos en el campo industrial.
Todo ello impactó en la demanda de nuevos cuadros y categorías dentro de la
división del trabajo, impulsada por los requerimientos del capitalismo, y con un rezago
relevante por parte de las universidades inglesas, las cuales fueron rebasadas por
Academias e Institutos.
Sin embargo, es posible sostener que el impulso industrial liderado por Inglaterra,
posteriormente se arraigó de forma importante en la educación superior europea (no tanto
como la alemana), tanto en su significado en las relaciones de producción y reproducción
social, como en la edificación de la sociedad burguesa
La universidad alemana y su particular desarrollo
La formación académica alemana, en contrapeso de con la herencia francesa y la
inglesa, se destaca por el desarrollo en investigación llegando a liderar muchos campos
científicos.
Alemania a diferencia de los dos países antes estudiados, tuvo un desarrollo
universitario más tardío, sumado a las limitaciones de organización político territorial, de
su lengua, de su economía y de la fuerza de la base feudal, con un 75% de la población
campesina (Ogg, 1976 y Rudé, 1974).
Sin embargo, antes de haber avanzado los cambios económicos, los alemanes
confiaban principalmente en la calidad de sus colegios secundarios, en lugar de las
universidades. Hasta 1850 se inició un proyecto de educación secundaria especializada
en áreas técnicas (Hobsbawm, 1964)
trabajo, hácese necesaria una determinada cultura o instrucción, que, a su vez, exige una suma mayor o menor de equivalentes de mercancías. Los gastos de educación de la fuerza de trabajo varían según el carácter más o menos calificado de ésta. Por tanto estos gastos de aprendizaje, que son insignificantes tratándose de la fuerza de trabajo corriente, entran en la suma de los valores invertidos en la producción. (Marx, 2000, p.125)
15
El mismo autor, destaca que para 1870, Alemania contaba ya con la mayor
cantidad de estudiantes universitarios de los países desarrollados llegando a un total de
17.000 inscritos.
A finales del siglo XVIII, las instituciones eran muy particulares, ya que los gremios
(cuna de muchas universidades) tenían una organización muy exclusiva e individualista; y
se heredaron del Antiguo Régimen fuertes sentimientos de volver a los tiempos
germánicos.
Las universidades estaban organizadas de manera que pudieran salir de ellas,
solamente personas especializadas y capaces de alcanzar, en el mejor de los casos, más
o menos provecho en ramas particulares del saber, pero no daban, esa libre formación
universal, que se esperaba de sus aulas (Engels, 1851).
Incluso, el mismo gobierno tuvo control con lo que se enseñaba durante muchos
años de crisis europea, léase al respecto la siguiente cita:
[…] en ninguna esfera, desde las escuelas para los pobres y las escuelas
dominicales hasta los periódicos y las universidades, nada se decía, nada se
enseñaba, nada se imprimía o publicaba que no hubiera sido aprobado
previamente. […] Con tales elementos, la menor colisión debía provocar una gran
revolución. […] en tanto la nobleza inferior, las clases medias comerciales e
industriales, las universidades, los maestros de escuela de todas las categorías e
incluso parte de las filas inferiores de la burocracia y de la oficialidad del ejército,
se habían unido contra el gobierno […] (Engels, 1851: 317 y 323)
Las condiciones de explotación campesina en ese país se extendió por vario
tiempo, incluso en los momentos en que se gestaban luchas políticas posteriores a la
Revolución Francesa, donde el ejército y la burocracia extendían su poder de
reglamentación y control económico, social y judicial sobre esta población. Lo anterior se
intensifica bajo el mandato de Federico Guillermo I y Federico el Grande. El autor antes
citado continúa caracterizando la situación de Alemania de la siguiente manera:
Mientras que en Inglaterra y Francia el feudalismo había sido totalmente destruido
o, al menos, reducido, como en Inglaterra, a unos pocos vestigios insignificantes,
por la poderosa y rica clase media, concentrada en las grandes ciudades, sobre
todo en la capital, la nobleza feudal de Alemania conserva gran parte de sus viejos
16
privilegios. […] La burguesía de Alemania estaba muy lejos de ser tan rica y estar
tan concentrada como la de Francia e Inglaterra. […] Las causas de atraso de las
manufacturas alemanas eran muchas, pero basta con mencionar dos para
explicarlo: las desventajosa situación geográfica del país, alejado del Atlántico, que
se ha convertido en la gran ruta del comercio mundial, y las continuas guerras en
que Alemania se veía envuelta y han tenido por teatro su territorio desde el siglo
XVI […] (p. 309 y 310)
Otra de las condiciones particulares de Alemania, fue que su clase media estaba
desagregada, y no lograba articularse como la inglesa en 1688 y la francesa en 1789.
Fue hasta 1818, por la propia organización aduanera interna, según el autor antes
citado, que la burguesía (y algunos sectores de la nobleza) lograron ciertos nexos de
articulación develando las limitaciones del régimen político de la monarquía.
Las otras grandes masas de la nación alemana, tenían por base mayoritaria a los
campesinos, pero también se encontraban los pequeños artesanos, comerciantes,
obreros y profesionales, que paulatinamente llegaron a compartir algunos puntos de
agenda política.
Ogg (1974) afirma que en los profesionales existía una jerarquía muy fuerte, por
ejemplo las leyes se consideraban las más relevantes, ya que sus miembros provenían de
familias nobles, muchos de ellos eran destinados a cargos oficiales; la medicina era
colocada en un segundo rango; y el más bajo estamento era para los maestros de
escuela.
El desarrollo de las ideas de transformación de esa época, eran limitadas en
Alemania, sin embargo, la burguesía del país resolvió no tolerar más las trabas del
despotismo feudal y burocrático, el cual encadenaba sus transacciones comerciales, su
productividad industrial y sus acciones comunes como clase; incluso una parte de la
nobleza rural se había convertido en productora de artículos destinados exclusivamente al
mercado, por lo que tenía similares intereses e hizo causa común con ella.
Por su parte, la clase de los pequeños artesanos y comerciantes estaba
descontenta por los impuestos y las barreras interpuestas en su negocio, pero aún no
tenía ningún plan definido para llevar a cabo reformas que pudieran asegurar su posición
en la sociedad y en el Estado.
Los campesinos, oprimidos en algunos sitios por las explotaciones feudales, y en
otros por los prestamistas y los usureros, no toleraron más su situación de miseria.
17
Así mismo, los obreros de las ciudades, habían sufrido el impacto del descontento
general y odiaban tanto al gobierno como a los grandes capitalistas industriales, y pronto
se contagiaron de las ideas socialistas y comunistas.
En suma, existía una masa heterogénea de elementos oposicionistas movidos por
diversos intereses, pero más o menos dirigidos por la burguesía14, en contra, de la
monarquía feudal.
Las más fuertes transformaciones de las clases alemanas, se desarrollaron entre
1840 y 1850, por lo que su germinación política, económica y cultural es de una diferencia
importante a las otras naciones; lo cual implicó que este país se vinculará posteriormente
a un desarrollo capitalista más consolidado, y un proyecto universitario diferente al inglés
y francés.
Alemania, llegó a ser un país de primer orden a mediados del siglo XIX, llegando a
establecerse con el impulso de las transformaciones industriales, una compleja
polarización de clases obreras y capitalista.
Incluso, se puede considerar que el papel desarrollado por Alemania a pocas
décadas de concluir el siglo XVIII, posibilitó nuevas condiciones para el desarrollo de
innovadoras expresiones de avance tanto de la burguesía industrial, como de conquistas
del proletariado (Engels, 1895)
El desarrollo universitario alemán, también muestra sus rasgos propios, por
ejemplo, la Universidad de Berlín (1806-1810) (Hobsbawn, 1964) fue base de otras
instancias de educación superior en esa nación y luego en el mundo moderno; léase al
respecto:
Y es que sobre el binomio docencia-investigación, desde su formulación por
Guillermo de Humboldt15 para la organización de la Universidad de Berlín (1810),
descansa la universidad moderna. Humboldt devolvió a la universidad tareas hasta
14
Pero todas las revoluciones tienen por destino que la unión de las diferentes clases, que siempre es en cierto grado una condición necesaria de toda revolución, sin embargo no puede subsistir mucho tiempo. Tan pronto como se conquista la victoria contra el enemigo común, los vencedores se dividen, forman distintos bandos, y vuelven las armas los unos contra los otros. Precisamente este rápido y pasional desarrollo del antagonismo entre las clases en los viejos y complicados organismos sociales hace que la revolución sea un agente tan poderoso del progreso social y político; y precisamente ese continuo y rápido crecer de los nuevos partidos, que se suceden en el poder durante esas conmociones violentas, hace a la nación que recorra en cinco años más camino que recorrería en un siglo en circunstancias ordinarias. (Engels, 1851, p. 335). 15
Wilhelm, Humboldt (1767-1835) Filólogo, erudito y estadista alemán (con participación política diplomática y parlamentaria), estudió arqueología, derecho, estética y filosofía. Considera al Estado como un mal necesario y califica su acción marginal y subsidiaria; parte de sus argumentos son apoyo de Stuart Mill y el liberalismo posterior. (Salvat, 2004)
18
entonces confiadas a las academias y sociedades científicas, señalándose como
función la investigación y la formación del hombre16. (Tünnermann, 1986, p. 344)
Desde su fundación en 1810, el esquema de la Universidad de Berlín, ideado por
Guillermo de Humboldt, ha inspirado la reforma de muchas universidades, ya que
reacciona en contra de la educación utilitarista preconizada por la pedagogía de la
Ilustración de corte napoleónica.
Humboldt abogó por una formación general, acorde con el neo-humanismo que
profesaba y del cual era uno de sus más destacados representantes. Señaló que el
núcleo esencial de la universidad está constituido por la indisoluble unión de la “ciencia
objetiva” y “la formación subjetiva”.
Alegaba que toda pretensión distinta de carácter económico, social o estatal debe
ser rechazada, y que lo único que vale es la investigación científica y la formación del
hombre.
Por ello citaba que la universidad debe ser un espacio sin obligaciones
profesionales ni sociales, donde profesores y estudiantes participen en la búsqueda
permanente de la verdad científica pura. (Tünnermann, 1998)
La universidad moderna alemana contribuyó enormemente al progreso de la
ciencia, base del extraordinario desarrollo tecnológico e industrial que más tarde
experimentaría el país. Además, como parte de un proceso de edificación nacional,
estuvo fuertemente imbuida de un espíritu nacionalista y de unificación del pueblo alemán.
Por tanto, se puede plantear que la trayectoria de las universidades alemanas, y
destacan también sus estudiantes, se caracterizó por una fina base filosófica (ya madura
por la trayectoria europea, con obras como la Hegel), como por una mejor articulación de
la universidad al proyecto de ruptura con el feudalismo.
16
Desde su fundación en 1810, el esquema de la Universidad de Berlín, ideado por Guillermo de Humboldt, ha inspirado la reforma de muchas universidades, ya que reacciona en contra de la educación utilitarista preconizada por la pedagogía de la Ilustración. Humboldt abogó por una formación general, acorde con el neo-humanismo que profesaba y del cual era uno de sus más destacados representantes. Señaló que el núcleo esencial de la universidad está constituido por la indisoluble unión de la “ciencia objetiva” y “la formación subjetiva”. Toda pretensión distinta de carácter económico, social o estatal debe ser rechazada. Lo único que vale es la investigación científica y la formación del hombre. La universidad debe ser un espacio sin obligaciones profesionales ni sociales, donde profesores y estudiantes participen en la búsqueda permanente de la verdad científica pura. La universidad moderna alemana contribuyó enormemente al progreso de la ciencia, base del extraordinario desarrollo tecnológico e industrial que más tarde experimentaría el país. Además, como parte de un proceso de edificación nacional, estuvo fuertemente imbuida de un espíritu nacionalista y de unificación del pueblo alemán. (Tünnermann, 1998)
19
La universidad alemana, articula un impulso a la investigación, que al parecer se
había perdido casi totalmente en la universidad francesa, y que tampoco había sido
identificada en las experiencias inglesas, al menos dentro de los claustros.
A manera de cierre:
Los argumentos antes explicados posibilitan afirmar que el desarrollo de la
institución universitaria europea, debe analizarse con detenimiento, ya que cada una de
estas experiencias formadoras responde a cuestiones que particularizan tanto la
búsqueda de ruptura con las monarquías feudales, como por liderar el desarrollo
económico y político del viejo continente, o sea por las contradicciones socio históricas
que son el motor de las instituciones educativas.
Para el caso Latinoamericano, reconocer la trayectoria de la universidad Española,
es un requisito indispensable al momento de estudiar nuestras casas de enseñanza
superior; tal y como se señaló antes, su antigüedad y protagonismo en un momento del
tiempo no pudieron resistir a las fuerzas más amplias de la crisis del feudalismo y el auge
del capitalismo y el liberalismo, lo que las subsumió en una condición marginal ante la
complejidad convulsa del viejo continente.
Francia se sitúo en una situación histórica muy particular, que impulsó
principalmente transformaciones políticas, y requirió legitimar un Estado, y una clase
dirigente, que ajustó cuentas con las hegemónicas anteriores; su universidad es una
respuesta a tratar de gestar recursos capacitado para esas cuestiones políticas, y en
segundo plano, ir generando un avance económico que en esos años es tutelado por
Inglaterra.
En el caso de las universidades inglesas estas se ven impregnadas de una lucha
contra los impulsos colonialistas e invasores franceses, eso implicó a su vez, promover
transformaciones económicas, y posteriormente políticas, que dieran una base distinta a
la lógica napoleónica de desarrollo.
El conservadurismo inglés, también caló en las universidades, por lo que las
cuestiones de innovación científica y tecnológica, tampoco dependieron de las mismas, o
bien se crearon nuevas academias o institutos para tales fines; la industria era el fin y
muchas veces el medio en que la educación superior se fortaleció y renovó.
Las universidades alemanas, no invisibilizan una nación de compleja naturaleza
geográfica, política, cultural, pero a la vez, su llegada tardía al escenario de cambios
europeos fue una característica particular; en lo político ya habían experiencias de
20
madurez que les dieron más firmeza a algunas de sus luchas, a su vez, las clases
sociales eran singularmente distintas en su calificación y cuantificación al resto de las
naciones antes mencionadas.
Aunado a ello, la universidad alemana, quizás más combativa que la francesa e
inglesa, no heredó necesariamente esa bifurcación entre las cuestiones productivas y
políticas; si bien no escapa de tradiciones esquemáticas de organización de la educación
superior y la investigación, las prioridades parecen ir definiendo esfuerzos conjuntos entre
cuestiones políticas por una lado (con un conjunto de tensiones de clases) y avance en
las formas de innovación productiva de mercancías, apropiándose también, de manera
retardada de algunas bases de la llamada Revolución Científica.
Para los países que de forma incipiente se veían influidos por estas fuertes
dialécticas de la historia, Alemania, parecía contener esa síntesis político-económica que
la fue posicionando en el desarrollo europeo hasta ser una potencia base del capitalismo
en el viejo continente; sus instituciones universitarias, pudieron ser también, inspiración de
las burguesías, oligarquías, o fracciones de clase media que aspiraban a construir un
imaginario de Estado y sociedad civil moderna y nacionalista en otras partes del mundo.
Para quienes estudiamos las universidades de este siglo y de América Latina, esta
pequeña exposición nos conduce a reconocer que la influencia europea es una mediación
determinante a la hora de estudiar las universidades modernas occidentales, desde luego
concatenándola con su significado en las complejidades derivadas de las relaciones
sociales de producción y reproducción y no con endogénismos limitantes y románticos.
En el particular de los cuatro países señalados, el sustento institucional que constituye
la tradición escolástica en las universidades, se fue enfrentando poco a poco a las
contradicciones que se gestan desde diferentes fuerzas históricas que se fundamentan en
la Ilustración, la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Industrial, como
antesala del desarrollo capitalista y el pensamiento liberal, a ello cabe subrayar que las
universidades no tuvieron necesariamente un papel protagónico en los avances de la
Ilustración, la caída de las monarquías, los avances industriales o la reorganización
política europea.
De tal manera, que las principales cuestiones que exigían el aporte de la formación
superior y con mayores cualificaciones intelectuales, se da en los contextos de la
industria, de los círculos privados (por ejemplo academias), en la cotidianidad del trabajo;
la base de resultados inmediatos y prácticos era determinante en la legitimidad de la
“nueva política y la nueva producción (por lo tanto de las nuevas relaciones sociales).
21
Las universidades requirieron fortalecer su “valor de uso” en el significado histórico
de un incipiente modo de producción, que buscaba romper con el feudalismo, e impulsar
una direccionalidad distinta a las relaciones predominantes.
La concatenación con el mundo del trabajo y la producción, sin duda fue una
preocupación en la naturaleza misma de las universidades, sin embargo, su desarrollo se
fue gestando en cuestiones más teológicas y metafísicas. Quizás por ello, las sociedades
edificaron otras instancias, públicas o privadas, que asumieran dar respuesta a las
exigencias de las condiciones históricas señaladas. Inclusive, a la luz de los cambios que
revolucionan las relaciones sociales de producción y organización política, algunas de las
universidades son reorientadas y otras fundadas con nuevas demandas.
Así las cosas es apreciable considerar que el punto de partida que explica la
naturaleza y expresión de las universidades, tanto las más antiguas, como las más
contemporáneas, se encuentra en la dialéctica de las fuerzas socio-históricas y las
causalidades y teleologías que las edifican.
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Consultada el 12 de mayo del 2010, 9:45 a.m.