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Revista Colombiana de Bioética ISSN: 1900-6896 [email protected] Universidad El Bosque Colombia Cadena Monroy, Luis Alvaro Ecosistemas y sistemas productivos humanos: algunas semejanzas Revista Colombiana de Bioética, vol. 4, núm. 1, enero-junio, 2009, pp. 35-72 Universidad El Bosque Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=189214300003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Revista Colombiana de Biotica

    ISSN: 1900-6896

    [email protected]

    Universidad El Bosque

    Colombia

    Cadena Monroy, Luis Alvaro

    Ecosistemas y sistemas productivos humanos: algunas semejanzas

    Revista Colombiana de Biotica, vol. 4, nm. 1, enero-junio, 2009, pp. 35-72

    Universidad El Bosque

    Bogot, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=189214300003

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    REVISTA COLOMBIANA DE BIOTICA VOL. 4 N 1 - JUNIO DE 2009

    Universidad El Bosque Revista Colombiana de Biotica. Vol. 4 N 1 - Junio 2009

    REVISTA COLOMBIANA DE BIOTICA VOL. 4 N 1 - JUNIO 2009 35-72

    1 Artculo de refl exin terica elaborado en el doctorado de Biotica, Universidad El Bosque. Miembro del Grupo Biotica y Ciencias de la vida. www.bioeticaunbosque.edu.co Entregado el 12/04/2009 y aprobado el 04/06/2009.

    2 PhD. Ciencias, Universidad Nacional de Colombia, Profesor e Investigador, Universidad El Bosque, Departamento de Biotica, e-mail: [email protected]

    Ecosistemas y sistemas productivos humanos: algunas semejanzas1

    Productive ecosystems and human systems: Some similarities

    Luis Alvaro Cadena Monroy2

    Resumen

    Se sugiere que todas las interacciones ecolgicas pueden ser interpretadas como relaciones de realimentacin, con lo cual, el comportamiento del eco-sistema puede estudiarse de acuerdo a la dinmica de sistemas. Se discuten las excepciones que formula Margalef para el llamado principio de San Mateo y se muestra que no habra excepciones a tal principio. Se comparan el cdigo gentico y el cdigo lingstico y se presenta la profunda analoga que hay entre ellos. Con esto, vida y cultura se erigen sobre dos sistemas sim-blicos. Se sugieren los instintos innatos que pueden sustentar interacciones de realimentacin entre los seres humanos, y se estudia el sistema productivo desde la perspectiva de la dinmica de sistemas, encontrando similitudes y

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    diferencias con el proceso de formacin de los ecosistemas. Finalmente, se discute la propuesta de la plusvala de Marx.

    Palabras claves: Dinmica de sistemas, realimentacin, interacciones eco-lgicas, sucesin ecolgica, sistema productivo, interacciones productivas, plusvala.

    Abstract

    It is suggested that all ecological interactions can be interpreted as feedback relations. According to this, I discuss and show that the exemptions proposed by Margalef to the San Mateo principle are fl awed. I compare the genetic and linguistic codes and argue that they are analogous. Life and culture rise from symbolic systems. According to this, I suggest innate instincts that may support feedback relationships among humans, and compare production systems with the process of ecosystem formation. Finally, I discuss Marxs concept of added value.

    Key words: Dynamic systems, feedback, ecological interactions, ecological succession, productive system, productive interactions, added value.

    1. Elementos de sistemas dinmicos

    La dinmica de sistemas trata de comprender el comportamiento de un sistema a partir de la estructura de realimentacin del sistema, es decir, a partir de las relaciones de realimentacin que se presentan entre los elementos que constituyen el sistema. Para empezar a estudiar un sistema desde el punto de vista de la dinmica de sistemas, es necesario partir de un conjunto de defi niciones que nos permitan identifi car los elementos que constituyen el modelo. Luego viene la especifi cacin del conjunto de relaciones entre los elementos que aparecen en el modelo3.

    En este punto, es necesario introducir variables. Sern de dos tipos: variables de nivel, y variables de fl ujo. Las variables de nivel represen-tan cantidades que acumulan los resultados de decisiones anteriores.

    3 ARACIL, J. Introduccin a la Dinmica de Sistemas. Primera edicin. Madrid: Alianza Editorial. 1983. pp. 41 y sts.; Aracil, J. y Gordillo, F. Dinmica de sistemas. Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1997, pp. 25 y sts.

  • ECOSISTEMAS Y SISTEMAS PRODUCTIVOS HUMANOS: ALGUNAS SEMEJANZAS

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    Equivalen a las llamadas variables de estado de la teora de sistemas. En otras palabras, el estado de un sistema se representa por medio de las variables de nivel.

    Por otro lado, las variables de fl ujo caracterizan las acciones que se toman en el sistema, las cuales se acumulan en los correspondientes niveles. Con respecto a estas variables de fl ujo, lo importante es el efecto que puedan tener en los niveles con los cuales se relacionan. A todo nivel se asocia al menos una variable de fl ujo, de tal manera que los procesos funda-mentales que tienen lugar en un sistema pueden ser caracterizados por fl ujos y por niveles. El estudio del sistema lleva al esclarecimiento de las relaciones de realimentacin que puedan presentarse; de estas relaciones de realimentacin, presentes entre los diferentes elementos constituyentes del sistema, surgir el comportamiento dinmico del sistema4.

    Se considera que se presenta una relacin de realimentacin entre dos sistemas, o entre dos subsistemas de un sistema, o entre dos elementos, si la informacin que el sistema 1 recibe del sistema 2 puede ser utiliza-da por el sistema 1 para tomar decisiones acerca de cmo actuar sobre el sistema 2. Existen dos tipos de realimentacin: negativa y positiva o, respectivamente, feed back negativo y feed back positivo.

    1. 1. Realimentacin Negativa o feed back negativo

    Veamos la relacin de realimentacin negativa. Si representamos mediante x a la variable de estado que corresponde al estado de algn elemento o subsistema, y mediante t al tiempo, entonces, la ecuacin que le corres-ponde a una realimentacin o feed back negativo es:

    x(t) = xd + [x(0) - x

    d] e-kt ,

    en donde k es una constante, xd es el nivel objetivo, x(0) es el nivel de

    partida5. El que el exponente sea negativo hace que cuanto mayor sea

    4 ARACIL, J. Introduccin a la Dinmica de Sistemas. Primera edicin. Madrid: Alianza Editorial, 1983, pp. 50 y sts.; Aracil, J. y Gordillo, F. Dinmica de sistemas. Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1997, pp. 58 y sts.

    5 ARACIL, J. Y GORDILLO, F. Dinmica de sistemas. Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1997, pp. 3132.

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    el tiempo, menor es la expresin exponencial, tendiendo a cero, con lo cual, la anterior ecuacin se reduce a: x(t) = x

    d, es decir, con el tiempo,

    el nivel tiende a mantenerse en el nivel objetivo xd. En otras palabras,

    cuando dos sistemas 1 y 2 interactan por medio de un feed back ne-gativo, todo aumento en el nivel del sistema 1 lleva a un aumento en el nivel del sistema 2, y todo aumento en el nivel del sistema 2 lleva a un crecimiento retardado en el sistema 1, hasta que, fi nalmente, el nivel de este ltimo sistema alcanza el nivel objetivo mencionado (Figura 1).

    Figura 1. Realimentacin negativa

    1.2. Realimentacin positiva o feed back positivo

    Veamos la relacin de realimentacin positiva. La ecuacin que le corres-ponde a una relacin de realimentacin o feed back positivo es:

    x(t) = x(0)ekt ,

    en donde a mayor aumento de t, mayor aumento del nivel x. Este es el caso del crecimiento6. De otra manera, cuando dos sistemas interactan por medio de un feed back positivo, todo aumento de nivel en uno cualquiera de los dos sistemas lleva a un aumento en el nivel del otro

    X

    x(0)

    t

    xd

    6 ARACIL, J. Y GORDILLO, F. Dinmica de sistemas. Madrid: Alianza Editorial, S. A., 1997, pp. 3336.

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    sistema (Figura 2). Por supuesto, como los recursos son fi nitos, entonces, es posible que el feed back positivo ceda ante un feed back negativo y, en conjunto se tenga un crecimiento de tipo sigmoidal.

    Figura 2. Realimentacin positiva

    1.3. Crecimiento sigmoidal

    En el caso de que el crecimiento sea sigmoidal, la ecuacin que se aco-moda a este tipo de comportamiento es la conocida ecuacin logstica: x

    n+1 = b x

    n (1 x

    n), en donde x

    n es el valor de la variable en la fase n,

    mientras xn+1

    es el valor de esta variable en la fase n + 1; b es un parme-tro. Para valores pequeos del parmetro b, se tiende a un valor nico y constante, y el crecimiento describe una curva sigmoidal (Figura 3). Para valores algo mayores del parmetro b, pueden presentarse oscila-ciones y luego estabilizarse el comportamiento de la variable de estado. Podran presentarse bifurcaciones e, incluso, la variable podra alcanzar un comportamiento catico.

    X

    x(0)

    t

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    Figura 3. Crecimiento sigmoidal

    2. Ecosistemas

    Todos los seres vivos de un ecosistema comparten algo: tienen un cdigo gentico. Nos limitaremos a recordar que los genes codifi can cadenas polipeptdicas. Una protena puede estar constituida por una o ms ca-denas polipeptdicas. Ahora bien, y ms en detalle, una tripleta de bases del ARN mensajero -el codn- codifi ca un aminocido. Los codones del ARN mensajero, codifi can uno tras otro aminocido hasta formar la cadena polipeptdica entera. Algunos codones pueden funcionar como seales de parada (con lo cual, se interrumpe la sntesis de la cadena polipeptdica). A nivel general, y de cierta manera, podramos decir que la realidad externa a los seres vivos resulta codifi cada simblicamente en el ADN. Con esto, quisiramos decir que lo no vivo se convierte en vivo nicamente cuando pase por la fase de la codifi cacin simblica mencionada.

    2.1. Relaciones ecolgicas en el ecosistema

    Si bien todos los seres vivos comparten (con algunas diferencias entre algunos de ellos) el mismo cdigo gentico, resultan ser bastante dife-rentes entre s, desde el punto de vista de su apariencia. No obstante las similitudes y diferencias mencionadas, los seres vivos pueden compartir

    X

    x(0)

    t

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    a travs de una serie de interacciones entre ellos, y entre ellos y el medio no vivo- un mismo espacio y tiempo, conformando lo que se conoce como ecosistema.

    En un ecosistema nos referiremos a los ecosistemas fotosintticos, por ser los ms estudiados-, las diferentes especies deberamos hablar de poblaciones especfi cas, pues la especie est distribuida a lo largo de los diferentes ecosistemas- entran en un sistema de relaciones, que puede resultar ser bastante intrincado. Sin embargo, puede comenzarse el estudio de un ecosistema a partir de relaciones entre pares de especies. Empezaremos por dos tipos de interaccin fundamentales en el ecosiste-ma: la depredacin, y la competencia. La relacin de depredador - presa puede interpretarse como una realimentacin negativa7: generalmente, cuando aumenta el nivel de la poblacin de las presas, aumenta el nivel de poblaciones del depredador. A su turno, el aumento en el nivel po-blacional de los depredadores lleva a una disminucin poblacional de las presas, con lo cual, se estructura la realimentacin negativa o feed bak negativo: el nivel de poblacin de las presas tiende a estabilizarse. Es necesario precisar que las poblaciones reales oscilan, sobre todo en los trpicos, pero esto no modifi ca el hecho de que la relacin entre el depredador y la presa pueda ser interpretada como una realimentacin negativa. Las presas deben producir un excedente poblacional para con-trarrestar la accin depredadora. El mecanismo que utilizan las presas para esta accin es el de acortar el tiempo del ciclo reproductivo. En la relacin depredador presa, normalmente, las presas presentan un ciclo reproductivo ms corto que el de los depredadores, y se reproducen en mayor nmero. De otra parte, en la relacin de depredador presa, el fl ujo de energa y de materia entra al circuito, primero por la presa, y pasa luego por el depredador8.

    En esta relacin depredador - presa, se cumple el llamado por Margalef principio de San Mateo, segn el cual cuando dos sistemas interac-tan, la informacin aumenta relativamente ms en el que ya era ms complicado, que parece alimentarse del ms simple y puede asimilar-

    7 MARGALEF, R. Perspesctivas de la Teora Ecolgica. Primera edicin. Barcelona: Editorial Blume, 1981, p. 10.

    8 MARGALEF, R. Ecologa. Primera edicin. Barcelona: Ediciones Omega, S.A., 1982, p. 888.

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    lo9. En el sistema depredador presa, el depredador resulta ser ms complicado que la presa. De esta manera, el fl ujo de energa para no hablar de informacin, que es como lo hace Margalef- va del organismo menos al ms complicado, es decir y en trminos intuitivos, del orga-nismo menos al ms complejo. Podemos considerar la relacin depre-dador presa (realimentacin negativa) como una relacin recproca, pero asimtrica: la energa (y la materia) fl uye, en mayor medida, de la presa al depredador.

    La competencia entre dos especies o poblaciones especfi cas-, puede interpretarse como una realimentacin positiva o feed back positivo. Segn el mismo Margalef10, dos circuitos de realimentacin negativa dispuestos en paralelo, forman un circuito de realimentacin positiva o de competencia. En la competencia se presenta una situacin de con-fl icto entre dos poblaciones especfi cas que requieren el mismo recurso (territorio, alimento, por ejemplo). A la larga, una de las dos especies saca a la otra de la competencia y la conduce a la extincin, o ms seguramente, la obliga a buscar otro recurso o, en el mejor de los casos, terminan por turnarse, en el tiempo, el recurso. Es decir, las dos relaciones ecolgicas mencionadas pueden ser interpretadas, segn Margalef, como una relacin de realimentacin negativa (depredador presa), o como una relacin de realimentacin positiva (competencia). La pregunta que surge ahora es la siguiente: pueden interpretarse las dems relaciones ecolgicas segn estas relaciones de realimentacin? Adems, cumplen las dems relaciones ecolgicas con el principio de San Mateo?

    Segn E. Odum11, en un ecosistema existen las siguientes relaciones ecolgicas: neutralismo (ninguna de las dos especies afecta a la otra), competencia directa (inhibicin directa de cada especie por la otra); competicin (inhibicin indirecta cuando un recurso comn escasea); amensalismo (una de las dos poblaciones es inhibida, la otra no resulta afectada); depredacin (una poblacin es benefi ciada, la otra afectada);

    9 MARGALEF, R. La Biosfera, entre la Termodinmica y el Juego. Barcelona: Ediciones Omega, S.A., 1980, p. 28.

    10 MARGALEF, R. Perspectivas de la Teora Ecolgica. Primera edicin. Barcelona: Editorial Blume, 1981, p. 13-4.

    11 ODUM, E. Ecologa. Tercera edicin. Mxico: Nueva Editorial Interamericana, S.A., 1972.

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    43Universidad El Bosque Revista Colombiana de Biotica. Vol. 4 N 1 - Junio 2009

    parasitismo (el parsito afecta al husped, y suele ser ms pequeo); de-predacin; comensalismo (una poblacin se benefi cia de la otra, pero sta no resulta ser afectada); protocooperacin (la interaccin es favorable a las dos poblaciones, pero no es obligatoria) y, mutualismo (la interaccin es favorable a las dos poblaciones, y es obligatoria).

    Para decidir si las relaciones ecolgicas pueden interpretarse como reali-mentaciones (negativas o positivas), y para ver si cumplen con el principio de San Mateo, vamos a efectuar algunas simplifi caciones en las relaciones mencionadas por Odum. El neutralismo no puede ser considerado como una interaccin, pues dira que es la interaccin ecolgica en la cual las poblaciones no interactan. La competencia directa y la competicin po-dran reducirse a una sola: simplemente competencia. La protocooperacin y el mutualismo, para los efectos aqu buscados, pueden reducirse al caso extremo de ellas: la simbiosis. En consecuencia, de las nueve relaciones de Odum, nos quedaran: competencia, amensalismo, depredacin, parasitis-mo, comensalismo y simbiosis. De estas, la depredacin y la competencia fueron analizadas como reacciones de realimentacin; en la competencia no hay fl ujos de energa (ni de materia) entre las poblaciones en competencia, por lo que no puede cumplir con el principio de San Mateo. De esta ma-nera, de las relaciones ltimas nos quedaran por analizar el amensalismo, el parasitismo, el comensalismo y la simbiosis.

    2.1.1. Amensalismo

    Esta interaccin se defi ne como aquella interaccin ecolgica en la que una poblacin especfi ca afecta a la otra sin verse, a su vez, afectada. Por ejemplo, el hongo Penicetum segrega su substancia, penicilina, y destruye a las bacterias a su alrededor sin que ellas le hayan hecho algn mal. Pero cuando se mira detenidamente esta relacin entre el hongo y las bacterias, se ve que hay una competencia por alimentos, y el hongo saca as de la competencia a las bacterias. An si las bacterias no compitieran con el hongo por el alimento (y ah s, aparentemente, el hongo les hara dao sin necesidad a las bacterias), competiran con l por el espacio: el hongo necesita ese espacio que ellas ocupan, y lo necesita porque le es vital para su crecimiento. El amensalismo es, en realidad, una relacin de competencia disimulada, es decir, un feed back positivo.

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    2.1.2. Parasitismo

    El parasitismo se suele defi nir como aquella interaccin ecolgica, en la cual un individuo denominado parsito, depreda a otro individuo, llama-do hospedador, sin causarle la muerte. Se presenta, entonces, una relacin de depredacin: el depredador es el parsito, el hospedador es la presa. Este tipo de relacin parece contradecir al principio de San Mateo, caracterstico de la relacin de depredador - presa. En el parasitismo, la energa y la materia fl uyen desde el hospedador al parsito, es decir, el fl ujo parece ir del organismo ms complejo al menos complejo, contradi-ciendo el principio de San Mateo. R. Margalef12 cree que esta relacin no cumple con el mencionado principio. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar de la apariencia. Debemos preguntarnos con claridad: interacta el parsito con todo el organismo parasitado, o interacta con una parte de tal organismo? En mi opinin, el parsito interacta con la parte del organismo que parasita y, all, el parsito resulta ser ms complicado (o, si se quiere, complejo) que la parte parasitada: la energa (y la materia) fl uir de la parte menos complicada (o menos compleja) al organismo ms complicado (o ms complejo), cumplindose con el principio de San Mateo. Esta relacin resulta ser un feed back negativo.

    2.1.3. Comensalismo

    En la relacin de comensalismo, se dice que una poblacin resulta benefi ciada mientras que la otra no se ve, para nada, afectada. En el comensalismo, una poblacin puede aprovechar algn sobrante del pa-trn, y entonces, se benefi cia sin afectarlo, aparentemente. Por ejemplo, la poblacin A produce un desecho S, que es tomado por la poblacin B (el desecho podra ser un caparazn desocupado). Al tomarlo B, a la larga benefi ciar a la poblacin A, porque reciclar las substancias ne-cesarias para construir un nuevo caparazn. Otro ejemplo ms extremo que el anterior (en cuanto a que el desecho es totalmente innecesario para A), sera que el desecho fuese una sustancia S, que para nada fuese necesaria para el patrn. Pero si el patrn produce constantemente esa

    12 MARGALEF, R. La Biosfera, entre la Termodinmica y el Juego. Barcelona: Ediciones Omega, S.A, 1980, p. 104.

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    sustancia, entonces, ella (o una sustancia a partir de la cual se formara S) debe ser consumida por el patrn constantemente, tal vez combinada con otra sustancia que s le es importante al patrn (o puede entrar como una sustancia qumica que al ser utilizada por el patrn se transforma en la sustancia S inutilizable). Por ejemplo, esa sustancia podra entrar en forma de complejo RS, siendo para el patrn importante slo la sustancia R. Pero si slo se consigue esa R, en el medio del patrn, en forma de complejo RS, entonces, el patrn se benefi ciar con el reciclado de S, pues a partir de l se formar el necesario complejo RS, nica va por la cual entra el preciado R. El comensalismo aparece as, como una forma disimulada de la simbiosis, de la que se hablar a continuacin.

    2.1.4. Simbiosis

    La simbiosis, sera una forma extrema de mutualismo, porque en ella, no slo se benefi cian mutuamente las partes, sino que ellas parecen estar fundindose en un slo individuo. La relacin simbitica parece, enton-ces, diferenciarse verdaderamente de las dos relaciones fundamentales, la competencia y la depredacin. Un ejemplo de simbiosis son los lquenes. Los lquenes resultan de la combinacin estructural y funcional de un alga y un hongo. El alga obtiene del hongo minerales, agua e incluso proteccin de la luz excesiva. El hongo, por su parte, recibe alimentos y vitaminas y del alga. La disposicin estructural del liquen depende del hongo. El alga recurre al hongo porque le faltan ciertas substancias presentes en el medio, indispensables (pero inaccesibles, por s sola) para ella, y adems, porque se necesita proteger de la fuerte radiacin. El hongo recurre al alga, a su turno, debido a la falta de materia orgni-ca en el medio. En ltimas, el alga y el hongo, en ciertos ambientes, se necesitan y benefi cian mutuamente. Cmo se podra sugerir que aqu podra haber una relacin del tipo depredador presa si los dos organis-mos parecen benefi ciarse mutuamente? Lo que a un nivel de observacin parece ser una relacin de igual benefi cio, a otro nivel de observacin se revela como una depredacin fuerte. Mirando desde lejos al liquen, parece que alga y hongo obtienen una cantidad igual a la que entregan, pero si se mira de cerca, si se aprieta el micromtrico, si se cambia de escala, las cosas sern muy diferentes. Lo que a una escala parece una relacin simtrica, a otra escala se revela como una relacin de depre-

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    46Universidad El Bosque Revista Colombiana de Biotica. Vol. 4 N 1 - Junio 2009

    dacin: Las algas simbiontes ceden al hongo del 10 al 40% de lo que asimilan13, y el fl ujo de energa pasar del organismo menos complica-do (o menos complejo): el alga, al ms complicado (o ms complejo): el hongo, cumplindose, otra vez, con el principio de San Mateo. Es decir, tendremos una relacin recproca pero asimtrica entre el alga y el hongo: un feed back negativo.

    El resultado del anlisis anterior es el siguiente: las interacciones eco-lgicas pueden ser interpretadas como relaciones de realimentacin. Es decir, un ecosistema puede ser estudiado a la luz de los llamados sistemas dinmicos. Las dos interacciones ecolgicas, competencia (realimentacin positiva) y depredacin (realimentacin negativa), caracterizan a todas las relaciones del sistema ecolgico. Toda la entramada y complicada red ecolgica, tiene como fundamento estas dos relaciones. Ahora bien, podemos considerar que la relacin de los productores fotosintticos y los consumidores primarios (consumidores de organismos fotosintticos) es una relacin de tipo depredador - presa o, relacin de realimentacin negativa. Podemos llamar, respectivamente, a este par de organismos, productores y consumidores. El conjunto de los organismos fotosintticos formar un gran nivel de productores, en tanto que el conjunto de con-sumidores primarios formar el gran nivel de consumidores primarios. Es decir, se habr formado el primer par de niveles trfi cos contiguos, y la relacin dinmica que se presenta entre estos dos niveles ser la de una realimentacin negativa. A su turno, los consumidores siguientes podrn formar un nuevo nivel trfi co: el de los consumidores secunda-rios (que depredar al nivel anterior); luego se formar el nivel de los consumidores terciarios, y as hasta donde lo permitan los recursos fun-damentales: luz, carbono, y nitrgeno. En los ecosistemas fotosintticos terrestres, el factor limitante del crecimiento de los ecosistemas est dado por el nitrgeno (ms estrictamente, por los nitratos). Se habr formado, as, una estructura jerrquica de varios niveles en la cual, cada nivel (a excepcin de los productores primarios) depreda al nivel anterior y es depredado por el nivel siguiente. Cada nivel trfi co debe, para subsis-tir, producir un excedente poblacional que entregar al siguiente nivel

    13 MARGALEF, R. Ecologa. Primera edicin. Barcelona: Ediciones Omega, S.A., 1982, p. 539.

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    trfi co. En general, entre todos estos niveles se formarn relaciones de realimentacin negativa (o feed backs negativos). Los feed back negativos resultan ser, como se mencion, relaciones recprocas pero asimtricas. De esta forma, podemos decir que una estructura jerrquica se forma all en donde predominen sucesivos feed backs negativos o sucesivas relaciones recprocas, pero asimtricas. El predominio de estos feed backs negativos, en parte, garantizan la estabilidad de la estructura jerrquica formada: el ecosistema.

    2.2. La formacin del ecosistema: la sucesin ecolgica

    Las poblaciones especfi cas adquieren sus relaciones con las dems poblaciones dentro de lo que los eclogos llaman la sucesin ecolgica, es decir, el desarrollo del ecosistema. El fenmeno de la sucesin de manera algo esquemtica - comienza por la conquista de un territorio nuevo, no utilizado en ese momento. La conquista corre por cuenta de las llamadas especies pioneras o colonizadoras. Una especie pio-nera u oportunista se caracteriza, entre otras cosas, por tener ciclos reproductivos cortos y una fcil propagacin reproductiva. Por ejem-plo, y si el terreno no ocupado consiste fundamentalmente de rocas, la especie pionera pudiera ser el liquen. El hongo protege al alga del desecamiento: cuando hay sequa, el hongo se contrae arrancando pequeos fragmentos (minerales) de roca; con la humedad, el alga ab-sorbe minerales y, por la fotosntesis, los transforma en productos que pueden ser utilizados por ella y por el hongo. Lentamente, el liquen va convirtiendo los minerales de la roca en materia viva. Los fragmentos de liquen que van muriendo comienzan a formar un suelo incipiente. Este suelo puede ser aprovechado por los musgos, que son ms estables que los lquenes frente a fl uctuaciones del medio ambiente. Posteriormente, y con los musgos que mueren, el suelo va aumentando. Este suelo in-cipiente puede servir para que se asienten otras especies fotosintticas pioneras que, a su turno, podrn contribuir al aumento de la capa de suelo. Las especies colonizadoras se caracterizan por acumular biomasa: un principio ecolgico bsico -dice H. Odum- afi rma que la sucesin empieza con la colonizacin de algunas especies especializadas en la acumulacin, pues en la siguiente estacin son otras combinaciones

  • LUIS ALVARO CADENA MONROY

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    de especies, distintas y diversifi cadas, las que usan los minerales y substancias producidas por aqullas14.

    As como el crecimiento de un organismo es el resultado del aumento del nmero de nuevos tipos celulares, y el aumento del tamao de las clulas individuales, el crecimiento del ecosistema es el resultado del aumento del nmero de poblaciones especfi cas y del aumento pobla-cional de stas ltimas. Al principio, el crecimiento del ecosistema es lento. En estos perodos, las llamadas especies colonizadoras captan rpidamente materia y energa y dan paso a una acumulacin originaria de biomasa. Posteriormente, llegarn por migracin otras especies que tendrn una mayor biomasa, ciclos reproductivos ms largos y mayor estabilidad frente a fl uctuaciones del medio ambiente. Estas especies competirn y eliminarn casi o totalmente a las pioneras, tomarn para s esa biomasa inicial, esa acumulacin originaria, y el ecosistema crecer abruptamente, siendo en estos momentos la produccin (fotosntesis) mucho mayor al consumo (respiracin). As como en los organismos, el crecimiento se presenta cuando el anabolismo (en general, biosntesis de materia viva) es mayor que el catabolismo (degradacin de materia viva), as mismo, en el ecosistema hay crecimiento cuando se produce ms de lo que se consume, es decir, cuando la fotosntesis produce ms de lo que se consume por respiracin. En esta fase de crecimiento ace-lerado, predominan los organismos auttrofos (o productores), sobre los hetertrofos (o consumidores). Posteriormente, las cosas cambiarn: aumentarn los organismos hetertrofos y el crecimiento del ecosistema se desacelera. Lentamente llegan ms y ms hetertrofos al ecosistema hasta que, fi nalmente, la produccin aproximadamente- se hace similar al consumo: la respiracin se aproxima a la produccin fotosinttica. La parte auttrofa, en este perodo produce lo que consume ella misma, y lo que consume la parte hetertrofa del ecosistema. El crecimiento se ha desacelerado y comienza el perodo de crecimiento estacionario (que es llamado por R. Margalef, perodo de madurez).

    R. May, quien es fsico terico de formacin, pero se dedic al estudio dinmico de los ecosistemas, se top con ecuaciones de dinmica po-

    14 ODUM, H. Ambiente, Energa y Sociedad. Primera edicin. Barcelona: Editorial Blume, 1980, p. 146.

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    blacional que poda llevar al caos. l sugiri una interpretacin de las sucesiones ecolgicas en diferentes regiones, aunque en condiciones externas aparentemente similares. May propone que en el desarrollo de un ecosistema se combinan factores aleatorios y factores determinsticos, es decir, de azar y de necesidad15.

    Segn May, la sucesin ecolgica, empieza por una colonizacin azarosa inicial de un terreno que podemos llamar baldo. Inmediatamente antes de ese evento slo un determinado tipo de ser vivo puede arribar a aquel terreno. Slo el tipo pionero u oportunista, descrito ya, est facultado para enfrentarse a un terreno as. En esos momentos y en esos lugares, se necesitaran seres vivos del tipo descrito y slo ellos, no otros. Esto constituye el aspecto necesario de la sucesin ecolgica. Pero cul de las especies que se acomoda al tipo pionero ser el colonizador? Eso depende de factores aleatorios. Puede ser que un viento traiga una semilla de una planta pionera determinada, o ms bien, que se desprenda del plumaje de un pjaro migratorio otra semilla de un oportunista diferente al anterior. Y esto viene a ser el aspecto azaroso de la sucesin: ...las pautas de la organizacin de la comunidad son predecibles y, por tanto, necesarias, pero las especies que resultan desempear un papel ecolgico determi-nado, en un lugar y en un tiempo particular, estn sujetas al accidente histrico16. En estas circunstancias, se presenta una doble situacin: por un lado, las especies pioneras imponen cierta direccin al cambio en la sucesin. Es decir, y por la llamada seleccin de Darwin, no cualquier especie puede entrar dentro del proceso de sucesin. Sin embargo, puede haber un conjunto de especies que estn capacitadas par continuar con la sucesin. Cul de ellas puede continuar el proceso? Esto ya es un asunto de azar: la que primero llegue. Estas especies del conjunto mencionado podra considerarse como sinnimas y, entre s, no tendran un mayor o menor valor selectivo para ser seleccionadas. Debido a esto, cualquiera de ellas puede establecerse en el proceso de sucesin.

    Durante la sucesin, la especie que llegue despus de la especie pione-ra, entra en competencia con ella, y puede desplazarla a otros espacios

    15 MAY, R., La Evolucin de los Sistemas Ecolgicos, en Evolucin. Barcelona: Editorial Labor, S.A., 1979, p.

    106.16 Ibid. p. 106.

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    (as por ejemplo, los musgos desplazan al liquen hacia la roca aledaa, apropindose del terreno con el suelo incipiente). Posteriormente, los organismos que desplazaron a los primeros sern, a su turno, desplazados competitivamente por una nueva especie auttrofa (fotosinttica) y, as sucesivamente, hasta que comiencen a llegar los organismos hetertrofos; es decir, durante esta fase, y debido a las interacciones de competencia, o relaciones de realimentacin positiva, el ecosistema crecer de manera aproximadamente exponencial. Por supuesto, esto es un poco esquemti-co: pueden llegar algunos organismos hetertrofos con anterioridad, pero no pueden ser demasiados. Cuando llega el perodo de los organismos hetertrofos, puede presentarse la competencia entre ellos lo cual, teri-camente, puede llevarlos a la exclusin competitiva y a la extincin. Sin embargo, los organismos suelen evitar este trgico fi nal especializndose. Se convierten en consumidores especialistas. Con esto, las relaciones de competencia ceden a las relaciones de tipo depredador presa, es decir se pasar a relaciones de realimentacin negativa. Con el aumento de este tipo de interacciones debido a la llegada de consumidores secun-darios, terciarios, y ms, comenzar a pasarse de las interacciones de realimentacin positiva a interacciones de realimentacin negativa. Es cuando, como se mencion, el ecosistema comienza a crecer de manera retardada, hasta que, fi nalmente, se alcanza el estado estacionario, en donde los cambios que se presentan al interior del ecosistema no son muy signifi cativos. Con esto, se habr erigido una jerarqua de niveles trfi cos que interactan por medio de realimentaciones negativas.

    Debido a que en los diferentes puntos de decisin de qu especie (sin-nima) se instala, en los diferentes ecosistemas comenzarn a presentarse divergencias con relacin a otros ecosistemas semejantes. Sin embargo, y como lo menciona el citado R. May17, en estos ecosistemas, aparentemente diferentes, se presentarn similitudes: la proporcin de productores, de consumidores primarios, secundarios, etc., sern aproximadamente las mismas, y el papel ecolgico especfi co que desempea una especie en uno de estos ecosistemas ser el mismo que desempee otra especie en el otro ecosistema.

    17 Ibid., p. 103.

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    Durante la sucesin, como dice Margalef18, el ecosistema aumenta su biomasa, su estratifi cacin, y diversidad de especies. Adems, el ecosis-tema pasa de tener unas fl uctuaciones amplias al comienzo de la sucesin (fl uctuaciones debidas a retrasos en la circulacin de materiales), a poseer fl uctuaciones aminoradas en el perodo de crecimiento estacionario. Es decir, el ecosistema se hace cada vez ms estable frente a fl uctuaciones del medio ambiente.

    Visto de forma ms general, el resultado del proceso de sucesin (el ecosistema), es el de la formacin de una red de interacciones de reali-mentacin. Este sistema de relaciones de realimentacin puede ser de primer nivel o de niveles superiores (feed backs como parte de feed backs mayores: por ejemplo, la competencia, o feed back positivo, entre dos depredadores est inmersa en la realimentacin negativa entre niveles trfi cos consecutivos). Todo esto nos permite presentar al ecosistema como un sistema dinmico.

    Haba mencionado que en el comienzo del desarrollo de un ecosistema, predominan las interacciones de realimentacin positiva, con lo que el ecosistema crece de manera exponencial; luego se pasa al predominio de las interacciones de realimentacin negativa, con lo que el crecimiento del ecosistema se hace retardado. Es decir, y en este caso idealizado, el crecimiento del ecosistema habra seguido una pauta sigmoidal, mencio-nada anteriormente. Pero las cosas no deben ser necesariamente as, sobre todo en los trpicos y en latitudes mayores: all la diversidad y biomasa de los ecosistemas puede oscilar de hecho oscila con las estaciones- de manera bastante perceptible. Incluso en los ecosistemas terrestres ecua-toriales, un retraso en el reciclado de ciertos factores limitantes -como los nitratos- puede generar oscilaciones sensibles en la biomasa y en la diversidad de los ecosistemas.

    18 MARGALEF, R. Perspectivas de la Teora Ecolgica. Primera edicin. Barcelona: Editorial Blume, 1981, pp. 33-34.

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    3. Produccin social

    La pregunta de la cual partiremos en este apartado es la siguiente: por qu la especie humana y no otra fue capaz de construir todo este inmenso edifi cio cultural, social, econmico, etc.?

    Creo que hay tres rasgos que nos permitieron alcanzar lo anterior:

    1. El lenguaje articulado simblico.2. Un conjunto particular de instintos sociales.3. La capacidad social para el trabajo.

    3.1. Lenguaje simblico articulado

    Si bien, podemos decir que otras especies animales poseen un conjunto de instintos sociales, y una capacidad (innata) para el trabajo social, ninguna de ellas posee la capacidad del lenguaje simblico articulado. Este lenguaje es una de las caractersticas fundamentales de la especie humana.

    Desde N. Chomsky, sabemos que nacemos con una capacidad innata para adquirir un lenguaje simblico articulado. Segn N. Chomsky, la lengua est constituida por un nmero fi nito de elementos, con los cuales se pueden crear, potencialmente, infi nitos mensajes. En cada lengua existe un conjunto de reglas con las cuales es posible construir todas las frases existentes y todas aquellas que son posibles. A este conjunto de reglas puede llamrsele gramtica generativa19. Chomky present su propuesta hacia 1957, basndose en las llamadas funciones parciales recursivas segn las cuales, a partir de unas funciones bsicas y de unas relaciones fundamentales, puedo dar lugar a todas las funciones calculables, es decir, puedo dar lugar a todas las funciones que pueden ser ejecutadas en un computador.

    19 BLECUA, J.M. Revolucin en la lingstica. Barcelona: Salvat Editores, S. A., 1973, p. 134.

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    Los lingistas de orientacin funcionalista y, especialmente, los sociolin-gistas20 perciben que, si bien es cierto que cualquier hablante de una lengua est capacitado para producir mensajes que nunca antes se haban producido, como deca Chomsky, tambin es cierto que, en el contexto social, la mayora de las oraciones no son emitidas por primera vez; gran parte del discurso resulta ser ms o menos rutinario21. Esto indicara que el contexto lingstico que, hasta cierto punto fue menospreciado por los lingistas estructuralistas ms ortodoxos- debe ser considerado. Desde el puro sistema lingstico, no podramos explicar por qu unas frases se producen con mayor probabilidad que otras. Debemos considerar el contexto lingstico.

    Al hacer esto, se puede ver que en la misma medida que un nio aprende el lenguaje va adquiriendo una imagen de la realidad que lo rodea. En consecuencia, la construccin de la realidad no puede separarse de la construccin del sistema semntico en el cual est codifi cada la realidad. El lenguaje le da unidad al mundo y confi gura la realidad22. En este sen-tido, el lenguaje es creador de este mundo. De esta manera, el lenguaje no resulta ser, nicamente, el medio de representar el mundo, sino que, tambin, el lenguaje crea el mundo mismo; por el lenguaje, podemos convertir en objeto social aquello que no es social: los objetos adquieren su signifi cacin nicamente a travs del lenguaje simblico.

    El lenguaje, como representacin simblica de la realidad, y como ge-nerador de realidad, resulta ser muy anlogo al lenguaje gentico, es decir, al ADN en el cual se codifi can, en primera instancia, las cadenas polipeptdicas y las protenas. La analoga entre el cdigo lingstico y el cdigo gentico es sorprendente. En el cdigo lingstico, el texto se codifi ca en oraciones, las cuales se construyen con palabras. Estas estn conformadas con morfemas, y stos, a su turno, se forman a partir de los fonemas. Constituyen el texto todos aquellos ... casos de integracin lingstica en que la gente participa realmente... el texto est codifi cado

    20 HUDSON, R. D. La Sociolingstica. Barcelona: Editorial Anagrama, S.A., 1981.21 HALLIDAY, M. A. K. El Lenguaje como Semitica Social. Primera edicin en espaol. Mxico: Fondo de

    Cultura Econmica, 1982. p. 13.22 SCHAFF, A. Lenguaje y Conocimiento. Mxico D. C.: Editorial Grijalbo, S.A., 1967, p. 50.

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    en oraciones y no compuesto de ellas... un texto es una unidad semntica, es la unidad bsica del proceso semntico... es un potencial de signifi cado realizado23. De otra parte, la palabra es defi nida por Leonardo Bloomfi eld como la mnima forma libre24. El morfema se defi ne como la unidad mnima dotada de signifi cado25. Acudiendo a los ejemplos del ltimo autor citado, es posible diferenciar entre una palabra y un morfema.

    En la palabra subdivisin, hay tres morfemas, sub, divis, in. Cada uno de estos tres morfemas tiene un signifi cado, pero no es una pala-bra. Podra haber morfemas que sean palabras (por ejemplo corre es un morfema y una palabra), pero no es lo mismo morfema que palabra. Por ltimo el fonema se puede defi nir como una unidad exhaustiva de clases sistematizadas de sonidos fonticamente relacionados en una lengua, de modo que todas las formas de lenguaje se dan en un conjun-to de uno o ms de estos sonidos...26. Todos los anteriores elementos, textos codifi cados, palabras, morfemas, y fonemas pueden codifi carse, a su vez, por medio de la escritura. Segn comenta el citado autor, con los griegos se desarroll el sistema alfabtico verdadero por el cual, un smbolo tiende a representar, ms o menos, un fonema. La escritura es pues, un cdigo simblico que representa a otro cdigo simblico (el lenguaje no escrito). Mediante smbolos alfabticos, se busca representar los fonemas. Con una sucesin lineal de estos smbolos alfabticos se representarn morfemas, palabras, oraciones, etc.

    Partiendo de estos anteriores elementos lingsticos, es posible adelantar una analoga entre el cdigo lingstico y el cdigo gentico. En este lti-mo caso, en el de la vida, tenemos se presentan clulas interactuando con su entorno. Se tienen protenas, cadenas polipeptdicas (que conforman a las anteriores) y aminocidos (que dan lugar a las cadenas polipeptdi-cas). Partiendo de los elementos anteriores y estableciendo como punto de conexin entre los dos cdigos el signifi cado y la funcin (es decir, haciendo anlogos al signifi cado y la funcin), es posible dar paso a la

    23 HALLIDAY, M. A. Op. cit. pp. 143-144.24 YUEN REN CHAO. Iniciacin a la Lingstica. Segunda edicin. Madrid: Ediciones Ctedra, S.A. 1977,

    p.71.25 Ibid., p. 69.26 Ibid. p. 57.

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    mencionada analoga. El aminocido es el anlogo del fonema (el cual se representa mediante un smbolo alfabtico), y se representa (el amino-cido) mediante una escritura alfabtica: el codn (en la representacin simblica de un aminocido por un codn o tripleta de bases, se presenta la misma difi cultad que se tiene en la escritura del fonema: un smbolo alfabtico representa, ms o menos, a un fonema, de igual manera, una tripleta representa, ms o menos, un aminocido, y esto porque a veces ms de una tripleta puede codifi car a un slo aminocido). La cadena polipeptdica, formada por una secuencia de aminocidos (y codifi cada en escritura por un gen) es anloga al morfema formado por una se-cuencia de fonemas (morfemas que se codifi can en escritura segn una secuencia de smbolos alfabticos). Finalmente, las protenas, formadas por una o varias cadenas polipeptdicas (y codifi cadas en escritura por uno o varios genes), es anloga a la palabra (la cual se codifi ca en escritura segn una secuencia de smbolos alfabticos). Estos paralelis-mos se resumen en la Tabla 1. De esta manera, la mnima unidad del lenguaje gentico con funcin, es la cadena polipeptdica. Estas cadenas conforman las protenas cuya funcin puede depender del contexto, de manera anloga a como el signifi cado de una palabra puede depender del contexto. Una misma protena podra tener funciones totalmente opuestas dependiendo del contexto en el cual se encuentre. As por ejemplo, la acetilcolina, que siempre fue considerada una protena de tipo excitatorio, result que tambin era inhibitoria en ciertas situaciones. Dependiendo del receptor post-sinptico, la acetilcolina excita o inhibe a las neuronas contiguas27.

    La analoga entre palabras y protenas podra llevarse an ms lejos. Por ejemplo, podra compararse la manera cmo se presenta el cambio de semntico de una palabra (es decir, la variacin del signifi cado de una palabra segn su historia), con el cambio funcional de las protenas durante su evolucin.

    27 KANDEL, E. Microsistemas de Neuronas, en El cerebro. Segunda edicin. Barcelona: Editorial Labor, S.A., 1981, p. 41.

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    CDIGO LINGSTICO CDIGO GENTICO

    Elementos lingsticos

    Representacin escrita

    Elementos proteicos

    Representacin escrita

    Palabra

    Sucesin de morfemas escritos

    Protena Genes

    Morfema

    Sucesin de smbolos alfabti-cos escritos

    Cadena polipeptdica

    Gen

    FonemaSmbolo alfab-tico

    Aminocido Tripleta o codn

    Tabla N 1. Comparacin de elementos lingsticos y genticos

    3.2. Conjunto de instintos sociales

    K. Lorenz, N. Tinbergen y K. von Frich construyeron los pilares de los que se conoce hoy como la etologa. K. Lorenz y N. Tinbergen llaman movimiento instintivo o patrn fi jo de conducta a aquellos movimientos que se presentan con una forma constante y resultan ser caractersticos de la especie; el animal no necesita de aprendizaje alguno para poder ejecutarlos28.

    Los patrones fi jos de conducta, o movimientos instintivos, se coordinan entre s, de manera tal que se agrupan de forma que cada grupo se subor-dina a una organizacin de coordinacin superior. Con esto, tendramos impulsos dominantes y tendramos impulsos subordinados. Esto lleva a afi rmar que, segn N. Tinbergen, el instinto presenta una organizacin jerrquica29. Los movimientos instintivos corrientes y abundantes, que sirven para cualquier cosa, y que en otro lugar he llamado los pequeos servidores de la conservacin de la especie suelen estar a la disposicin de varios instintos grandes. Se trata sobre todo de pautas de movi-miento aplicadas a la locomocin: correr, volar, nadar, etc., y tambin de otras, como picotear, roer, excavar, etc., etc., que pueden servir para

    28 EIBESFELDT, I. E. Etologa. Barcelona: Ediciones Omega, S.A., 1974.29 EIBESFELDT, I. E. Etologa. Barcelona: Ediciones Omega, S.A., 1974.

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    57Universidad El Bosque Revista Colombiana de Biotica. Vol. 4 N 1 - Junio 2009

    la alimentacin, la reproduccin, la fuga, la agresin, o sea los instintos que aqu califi camos de grandes. Sirviendo, pues, en cierto modo de instrumento a los diversos sistemas superiores, y sobre todo a los cuatro grandes mencionados, yo los he llamado actividades instrumentales30 (la cursiva es de Lorenz). Los cuatro grandes instintos referidos presentan la siguiente caracterstica: cuando dejan de ser utilizados con la frecuen-cia de uso apropiada y caracterstica de los individuos de una especie particular, predisponen al individuo y lo presionan a buscar el estmulo apropiado para que el instinto pueda desencadenarse. Si el estmulo co-rrespondiente no se encuentra al alcance, es posible que el movimiento instintivo se desencadene en el vaco, es decir, sin que, aparentemente, nada en el medio lo genere31. Uno de los cuatro grandes instintos mencionados, la agresin, es de dos tipos: interespecfi ca (cuando va dirigida a individuos de otra especie) e intraespecfi ca (cuando va dirigida a individuos de la misma especie). Nos concentraremos en la agresin intraespecfi ca. Este gran instinto tiene un repertorio de movimientos instintivos menores que estn a su disposicin. Por otro lado, est el instinto de la huda. Este instinto tiene un repertorio de comportamientos instintivos menores a su disposicin. Estos ltimos comportamientos suelen preceder en el tiempo al comportamiento de la huda, y se caracterizan por inhibir en seco la agresin del congnere (siempre y cuando el medio no haya sido modifi cado sustancialmente, como para, por ejemplo, producir un estrs ms all de lo habitual). Los inhibidores de agresin suelen presentarse como ciertos comportamientos infantiles que han sido ritualizados fi logenticamente (es decir, un ritual estructurado por la va evolutiva). Algunas veces, el ritual de inhibicin puede ser el apartar de la vista del agresor aquel estmulo generador de agresin, o el de asumir comportamientos de sumisin32.

    De los cuatro grandes instintos mencionados por K. Lorenz, nos con-centraremos en la agresin intraespecfi ca, la huida, y el repertorio de comportamientos de inhibicin de agresin, que pueden preceder a la huida.

    30 LORENZ, K. Sobre la agresin: el pretendido mal. Mxico: Siglo XXI Editores, S.A., 1981, pp. 102-103.31 EIBESFELDT, I. Op. cit., LORENZ, K. Op. cit. p. 103. 32 LORENZ, K. Op. cit., pp. 130 y sts.

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    La agresin tena como fi n fundamental, competir por el territorio los seres humanos somos profundamente territoriales-, el cual, garantizaba la alimentacin, el emparejamiento, la reproduccin y el lugar de crianza de la prole. Es decir, y de acuerdo a lo visto el apartado sobre la compe-tencia ecolgica, la agresin, como instinto para la competencia, puede ser interpretado como una interaccin de realimentacin positiva, o feed back positivo. Actualmente, nacemos innatamente con el instinto de agresin, y es l el que nos impulsa a tener interacciones competitivas o relaciones de realimentacin positiva. Por supuesto, el contexto cultural actual estimula, en gran medida, el ejercicio de la competencia.

    Los comportamientos de inhibicin de la agresin, asociados al gran instinto de la huida, pueden ser interacciones de sumisin que buscan evitar la agresin directa del rival. Son indicativos de que se acepta la superioridad del rival. Estos comportamientos tienen la siguiente din-mica: entre mayor sea el nivel de agresin de rival, con mayor intensidad se producirn los comportamientos inhibitorios de la agresin, y entre mayor nivel alcancen estos inhibidores de agresin, bajan el nivel de agresin del rival hasta llegar a suspenderlo. En consecuencia, los com-portamientos inhibitorios de agresin, o comportamientos de sumisin, tienen la forma de una realimentacin negativa o feed back negativo. Todos los seres humanos nacemos con la capacidad innata para emitir estos comportamientos inhibitorios de la agresin o de sumisin. Por supuesto, nadie nace programado para ser esclavo, o para ser amo; el aprendizaje y el contexto social, suelen potenciar, en los individuos, en mayor medida algunos de estos comportamientos en detrimento del otro. Sin embargo, como lo muestra fcilmente algunos experimentos con ciertas aves y mamferos, un individuo que se acostumbr a ser sumiso, si se le ensea apropiada y progresivamente a no ser sumiso, puede alcanzar el punto de vencer al rival que, en un principio, lo ase-diaba inclementemente.

    Sintetizando lo anterior, podramos decir que estamos preparados in-natamente con la modulacin cultural correspondiente- a formar inte-racciones de realimentacin negativa e interacciones de realimentacin positiva con los dems seres humanos. Es decir, podemos estructurar un conjunto de relaciones de realimentacin entre los seres humanos.

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    Esto nos permite presentar, dentro de cierta perspectiva, el conjunto de interacciones mencionadas como un sistema dinmico. Esto es par-ticularmente cierto en actividades como la economa. A continuacin, entraremos en la referida capacidad social para el trabajo: por sta, po-demos construir todo un sistema productivo que es caracterstico de la especie humana.

    4. Produccin social

    Empecemos por un planteamiento sencillo pero con importantes conse-cuencias: un empresario invierte cierta cantidad de dinero en comprar alguna maquinaria, elementos informticos, materias primas y mano de obra. El fi n de todo esto es tratar de aumentar el dinero invertido. Para esto, se produce una mercanca (un computador, un software, una nueva marca de remedio o ropa). Nada le garantiza al empresario que podr recuperar el dinero invertido. Si recupera el dinero con algn excedente, tendr ganancias; si recibe un dinero inferior al invertido, tendr prdi-das. En trminos generales, si hay ganancias, la diferencia entre el dinero invertido y el dinero recuperado a travs de la venta de las mercancas, la llamaba Marx plusvala33. Esta plusvala deca Marx- sera producida por el obrero por el proceso de agregar valor transfi riendo valor, carac-terstica sta propia de la fuerza de trabajo34. Ms adelante, veremos que esta plusvala no la produce el obrero. Por ahora, lo ms importante es reconocer un hecho trivial: para el capitalista, si lo que recoge despus del proceso productivo es mayor que lo que invirti, entonces, tendr ganancias; si es menor, habr prdidas.

    Supongamos que hay ganancias y que se invierte el dinero recuperado, ms el excedente en el mismo proceso de produccin de mercancas. En ese momento se habr dado paso al proceso de acumulacin de capital, y la empresa habr crecido. Con posteriores acumulaciones, se atraern dineros de otros empresarios hacia este sector productivo. Con esto,

    33 SWEEZY, P. Teora del Desarrollo Capitalista. Primera edicin en espaol. Mexico: Fondo de Cultura Econmica, 1977, p.70.

    34 MARX, C. El Capital, T. I. Segunda edicin en espaol. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 1976.

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    crecer esta rama de la produccin y, junto a ella, el sistema productivo en el cual est inmersa esta rama de la produccin. Durante este pero-do de crecimiento, las empresas de esta rama productiva compiten por apoderarse del mercado. La capacidad innata para la competencia, ms el sobre-estmulo social para la actitud competitiva, permiten la formacin de interacciones sociales de realimentacin positiva entre las empresas. Los perodos de crecimiento del sistema productivo coincidirn con la competencia entre las diferentes empresas de tal sistema, es decir, con el entrelazamiento en relaciones de realimentacin positiva entre las diferentes empresas.

    El crecimiento de ciertas ramas productivas puede constituirse en el desen cadenante del crecimiento de otras ramas productivas: por ejemplo, aquellas que suministran los elementos de produccin de esas ramas de produccin referidas inicialmente y esto, a su turno, podra estimular a otras ramas del sector productivo llevando a un crecimiento, en con-junto, del sistema productivo. Esto slo ser cierto, siempre y cuando el consumo de lo que producen las empresas sea aproximadamente igual a esta produccin. Sobre todo, ser cierto si las exportaciones resultan ser mayores a las importaciones, es decir, si las entradas en forma de dinero al sistema productivo son mayores a las salidas en forma de dinero.

    Durante el crecimiento econmico, aumenta el capital, la diversidad em-presarial, la estratifi cacin social, y el sistema tiende a ser ms o menos estable frente a fl uctuaciones del medio.

    Sin embargo, tarde o temprano, el consumo empezar a disminuir, con lo que habr alguna sobreproduccin, o produccin no reintegrada en el proceso productivo. La empresa en la cual esto ocurra, comenzar a tener prdidas. En esta situacin, a la empresa podra desaparecer de la escena productiva. En un mundo de escasos recursos, los consumidores optarn por el producto que tenga el precio ms bajo, siempre que los dems factores sean constantes. El hecho de que la empresa tenga informacin exacta acerca de sus costos y de la demanda, carece de importancia. La empresa que escoge la mejor combinacin de calidad, cantidades y precios de produccin fi nalmente sobrevivir forzando a las otras em-presas a imitarla, si desean sobrevivir tambin. Esto a veces se denomina

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    Principio de Supervivencia. Nos ayuda a comprender la naturaleza de la rivalidad en el mundo real35. Aquellas empresas que sobreviven sern aquellas que se adaptan a las presiones selectivas econmicas: adoptan innovaciones que les permitan sobreponerse a la crisis. Las empresas que, por una u otra circunstancia, no puedan adoptar las innovaciones, pueden evitar la extincin entrando a hacer parte de aquellas empresas que lograron asimilar la crisis. Esta es la caracterstica de los perodos de crisis: las empresas que logran sobrevivir a la crisis (por innovaciones u otras estrategias), comienzan a absorber a empresas en crisis y se entra en el perodo de monopolio. Segn deca M. Kalecki -quien formul una teora econmica de un alcance semejante a la de J. M. Keynes-, el grado de monopolio de una economa aumenta en los perodos de depresin y disminuye en los perodos de auge36. Realmente cuando el sistema econmico crece, hay una competencia entre los elementos del sistema, y cuando deja de crecer, entonces, la competencia deriva en el monopo-lio. Con esto, las empresas que, en un principio eran independientes y, relativamente, autosufi cientes, entran a formar parte de otras empresas perdiendo gran parte de su estructura productiva, y teniendo que optar por la especializacin dentro de la empresa que la absorbi. Con esto, y entonces, en los perodos de crisis, las empresas que no sucumben, logran sobrevivir mediante la especializacin en empresas mayores que las absorben. Es decir, los perodos de crisis llevan al monopolio, el cual es un indicador de la especializacin empresarial.

    Cuando las empresas absorbidas se especializan, dentro de la empresa que la absorbe, se da paso a relaciones de interaccin de realimentacin negativa, caractersticas de los perodos de crecimiento retardado e, incluso, del estancamiento. En el perodo de crisis y de monopolio las relaciones fundamentales resultan ser feed backs negativos. Las empre-sas monopolistas, a su turno, y a nivel del sistema productivo, tienden a especializarse en ciertas formas de produccin, con lo cual, estas em-presas monopolistas, pasan a interactuar con otras empresas por medio de relaciones de realimentacin negativas. En consecuencia, durante los

    35 LE ROY MILLER, R. Microeconoma. Primera edicin en espaol. Mxico: Mc Graw Hill, 1984.36 KALECKI, M. Estudios sobre la Teora de los Ciclos Econmicos. Barcelona: Ediciones Ariel, 1970, p.

    132.

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    perodos de crecimiento econmico, las empresas interactan mediante interacciones de realimentacin positiva, y habr crecimiento econmico, en tanto que en los perodos de crisis, las empresas las absorbidas y las monopolistas- interactuarn por medio de la realimentacin negativa, y el crecimiento econmico ser retardado e, incluso, podr llegarse al estancamiento econmico. Las cosas pueden ser ms graves, llegndose a la recesin o, incluso a la depresin, pudiendo presentarse oscilaciones cada vez mayores en el sistema productivo que puedan llevarlo a perodos de comportamiento catico.

    Durante las crisis econmicas, disminuyen el capital, la diversidad empresarial, la estratifi cacin social (pudindose alcanzar una situacin de dos estratos: uno con alguna capacidad econmica menguada, y otro con una capacidad econmica de subsistencia mnima e, incluso, menos), y el sistema tiende a ser muy sensible frente a fl uctuaciones del medio.

    5. Ecosistemas y sistemas productivos humanos: similitudes y diferencias

    En el desarrollo de los ecosistemas, y del sistema productivo humano se pueden apreciar algunas similitudes y algunas diferencias. A la primera similitud ya se hizo referencia: tanto la vida como la cultura se erigen sobre dos lenguajes simblicos: los cidos nucleicos y protenas, por un lado, y el lenguaje simblico articulado de los seres humanos.

    Por otro lado, y para ciertas consideraciones, el comportamiento de los ecosistemas y de los sistemas productivos humanos puede ser inter-pretados desde el punto de vista de los sistemas dinmicos: en los dos casos, se estudia el comportamiento sistema a partir de relaciones de realimentacin que se presentan entre los elementos (o subsistemas o niveles) que constituyen el sistema. En los dos casos, se encuentra que hay crecimiento si se da un predominio de interacciones de realimenta-cin positivas (o feed backs positivos), y que hay crecimiento retardado o estancamiento en el crecimiento si predominan las interacciones de

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    realimentacin negativas (o feed backs negativos). En los dos casos, y bajo ciertas circunstancias, el crecimiento puede oscilar hasta alcanzarse una situacin catica.

    Durante la sucesin ecolgica, aumentan la biomasa, la diversidad de especies, la estratifi cacin del ecosistema, y ste se hace ms estable frente a fl uctuaciones del medio ambiente. En los perodos de crecimiento de los sistemas productivos, aumentan el capital (el anlogo de la biomasa), la diversidad empresarial, la estratifi cacin social y el sistema productivo se hace ms estable frente a fl uctuaciones del medio.

    Una diferencia que vale la pena resaltar es la siguiente: mientras que en los ecosistemas las especies que compiten lo hacen por las entradas al sistema, en el sistema productivo, la competencia se ubica en la salida de las empresas, es decir, en la venta de las mercancas; se compite por el apoderamiento del mercado.

    Si bien algunos sistemas productivos humanos crecen a expensas de otros sistemas productivos tambin humanos, es necesario aceptar que el sistema productivo humano en su conjunto crece a expensas del con-texto correspondiente: los ecosistemas. Por esto es necesario introducir el aspecto ambiental en los estudios econmicos y sociales. Esta perspectiva sin llegar a planteamientos reduccionistas- ha ido abrindose camino en ciertas disciplinas propias de las ciencias sociales37. Incluso hoy se habla de economas ecolgicas38. Aqu, se relaciona la economa con los ecosistemas adoptando una perspectiva de los sistemas complejos y de los sistemas termodinmicos. Se estn haciendo intentos de integrar la energa, la ecologa y la economa de una forma renovada y diferente a la de H. Odum39, por ejemplo: S. lvarez, y otros40.

    37 TOLEDO, V. Y GONZLEZ DE MOLINA, M. El metabolismo social: las relaciones entre la sociedad y la naturaleza. En: El paradigma ecolgico en las ciencias sociales, F. Garrido y otros (eds). Barcelona: Icaria Editorial, 2007.

    38 RAMOS MARTN, J. Empirismo en economa ecolgica: una visin de los sistemas complejos. Revista Economa Crtica, 2003, (1): 75 93.

    39 ODUM, H. Op. cit.40 VAREZ, S., y otros, La sntesis emergtica (emergy synthesis). Integrando energa, ecologa y economa.

    Universidad Autnoma de Madrid, 2006. En la red.

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    Por supuesto, entre las sociedades humanas y los ecosistemas existen grandes diferencias, a las cuales no nos referiremos. Slo nos intere-s, aqu, explorar la analoga que se puede establecer entre el sistema productivo humano y los ecosistemas al considerarlos como sistemas dinmicos. Continuaremos con una ltima analoga.

    6. Plusvala y la regla del 10 por ciento en los ecosistemas. Crtica al supuesto origen de la plusvala segn Marx

    La plusvala la produce el obrero, segn Marx41. Parte de esa plusvala la debe ceder el capitalista, y de una u otra forma, esta plusvala se debe distribuir en los dems estratos sociales. Esto puede recordar el proceso de ceder parte de la energa (10 por ciento)42 de un nivel trfi co al si-guiente nivel trfi co en los ecosistemas. Desde hace mucho tiempo, en la ecologa se estableci una regla aproximada, segn la cual, un nivel trfi co entrega un 10 por ciento de energa al siguiente nivel trfi co. Toda esta posibilidad de ceder energa tiene su verdadero origen, en la fuente de energa del ecosistema. En los ecosistemas fotosintticos, la fuente de energa que sostiene a todo el ecosistema es el sol. De la energa que toman del sol, los organismos fotosintticos ceden, aproximadamente, un 10 por ciento a los consumidores primarios; de la energa que estos ltimos obtienen en la biomasa fotosinttica, ceden, aproximadamente un 10 por ciento a los consumidores primarios, y as sucesivamente.

    No obstante, el que el productor de plusvala sea el obrero, segn Marx, difi cultara la analoga ltima que se quiere hacer: en un caso, el primer eslabn del sistema productivo (el obrero) es el generador de plusvala. En el otro caso, un agente externo al sistema (el sol), es el generador de la energa que ser distribuida entre los diferentes niveles trfi cos del sistema ecolgico.

    41 SWEEZY, P., Op. cit. P. 74.42 MAY R., Op. cit. p. 113.

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    En este punto, bien podramos preguntarnos algo que puede sonar im-pensable para los pensadores marxistas realmente es el obrero el que produce la plusvala? Miremos esto en detalle.

    Marx deca que el proceso productivo podra resumirse en la relacin: D-M-D (dinero - mercanca - dinero acrecentado). Por supuesto D < D, y la diferencia entre los dos la llama Marx Plusvala43. Los capitalistas compiten por obtener para s tal plusvala, a travs del apoderamiento del mercado. De dnde sale esa diferencia entre D y D? Marx dice que la crea el obrero y la llama plusvala, P. Este excedente, P, lo crea, dice Marx, el obrero: en su trabajo, el obrero trasfi ere valor del desgaste de las maquinarias y el valor de los materiales utilizados, a la mercanca. Eso constituye el capital constante, C. De otra parte, el obrero, como fuerza de trabajo, tiene un valor, valor que est representado por el valor de las mercancas que l necesita consumir para continuar siendo una fuerza de trabajo. El obrero transfi ere tambin el valor de su fuerza de trabajo a la mercanca (y lo recupera, ms o menos, mediante el salario). Eso constituye el capital variable V. Pero, sostendra Marx, el obrero, adems de transferir el valor de mquinas y materiales, y de la fuerza de trabajo en las mercancas, crea un valor excedente. Ese valor excedente que crea el obrero -al mismo tiempo que conserva los valores de mquinas, mate-riales y fuerza de trabajo-, es llamado por Marx plusvala. ... El carcter del trabajo como conservador de valores durante el mismo proceso indi-visible es sustancialmente distinto de su carcter como fuente de nuevo valor. Cuanto mayor es el tiempo de trabajo necesario absorbido durante la operacin de hilado por la misma cantidad de algodn, tanto mayor tambin el valor nuevo que al algodn se aade; en cambio, a medida que aumentan las libras de algodn que se hilan durante el mismo tiem-po de trabajo aumenta el valor antiguo conservado en el producto el conservar valor aadiendo valor es, pues, un don natural de la fuerza de trabajo puesta en accin, de la fuerza de trabajo viva, un don natural que al obrero no le cuesta nada y al capitalista le rinde mucho, pues supone para l la conservacin del valor de su capital44.

    43 SWEEZY, P., Op. cit. p. 70.44 MARX, C. El Capital, T. I. Segunda edicin en espaol. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 1976.

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    La propuesta de Marx indicara lo siguiente: se renen en el proceso productivo mquinas, materiales y fuerza de trabajo. Antes del proceso productivo el valor de todos ellos suma un valor general, es decir, antes de la produccin nueva se tiene un valor determinado. Despus de la produccin (sin que el sistema mquinas-materiales-fuerza de trabajo perciba ninguna entrada adicional), Marx dice que se conserva el valor inicial, pero que adems se crea un valor adicional fruto del trabajo del obrero. Al fi nal, el sistema como conjunto, habr crecido (al fi nal habra ms valor que al comienzo de la produccin referida) sin que hubiese entrado nada en el sistema. Esto alcanza a sonar, un poco, como si en un sistema termodinmico aislado, despus de sufrir algn proceso, su energa pudiera aumentar. Por supuesto, no se pueden, de ninguna ma-nera, hacer equivalentes valor y energa; son conceptos muy diferentes. Sin embargo, vale la pena decir que es posible elaborar una mercanca mediante un proceso que requiera un mayor nmero de horas de tra-bajo que en un proceso, con alguna innovacin, es decir, en el primer caso, la mercanca tendra un valor y, por tanto una plusvala P

    1, en

    tanto que en el segundo caso, la mercanca tendra otro valor (menor) y, por tanto, una plusvala P

    2. Marx saba esto, y por esto hablaba de

    trabajo socialmente necesario. Sin embargo, determinar el valor de una mercanca particular en el mercado, producida de diferentes maneras y con diferentes innovaciones, resulta ser del todo difi cultoso. Y esto nos lleva, de inmediato a la plusvala: la produce el trabajador? Veamos un par de ejemplos antes de responder.

    En la evolucin de los seres vivos, la siguiente situacin es recurrente en los diferentes organismos: los caballos comedores de hojas de rboles fueron reemplazados por los caballos comedores de hierbas. Aunque convivieron durante un tiempo largo, los caballos comedores de hier-bas reemplazaron, evolutivamente, a los otros, y fueron los ancestros de los actuales caballos, cebras y asnos45. La invencin de la alimentacin mediante hierbas era ms efi ciente: comparando los dos tipos de caba-llo (comedores de hojas y comedores de hierbas), efectuando el mismo esfuerzo (invirtiendo, por ejemplo, la misma cantidad de energa en la

    45 MAYNARD SMITH, J. La Teora de la Evolucin. Madrid: Editorial Hermann Blume, 1984, pp. 294 y sts.

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    bsqueda de alimento y en la degradacin del alimento para la obtencin de energa y materia necesarias), los dos caballos obtenan ganancias (llamemos ganancia a lo obtenido por el proceso) diferentes. Finalmente, fueron seleccionados los caballos comedores de hierbas por su mayor efi ciencia. Aqu lo que hay detrs de todo es un proceso de azar y nece-sidad: aleatoriamente independientemente de la presin del medio- los segundos caballos introdujeron una innovacin. Esta innovacin, por s sola, no garantizara su seleccin. Sin embargo, fueron seleccionados los caballos ms efi cientes, los innovadores: invertan menos obteniendo ms. Entonces, ciertas inversiones son seleccionadas, otras son elimina-das de la competencia. La relacin entre inversin y ganancia, aqu, es de azar y necesidad. La ganancia en materia y energa de estos caballos proceda, en ltima instancia, de las plantas herbceas las cuales, a su vez, deban producir un excedente poblacional para no sucumbir. Es decir, la ganancia proceda del contexto de los caballos.

    El otro ejemplo se basa en la transmisin cultural en los macacos. Cier-tos macacos del Japn recibieron, alguna vez, y por parte de algunos antroplogos, unos granos de trigo que le fueron arrojados a la arena46. Comenzaron a separar los granos de trigo para comerlos. Algn da, una hembra joven, llamada Imo, tuvo la fortuna de arrojar un puado de arena con granos de trigo al agua de la orilla del mar. Los granos de trigo fl otaron, mientras que los de arena, por supuesto, se hundieron. La invencin de Imo fue maravillosa: poda obtener fcilmente granos de trigo sin invertir tanto esfuerzo (como el requerido para separar manual-mente granos de arena y de trigo). Rpidamente, los dems miembros jvenes del grupo imitaron el comportamiento de Imo, mientras que los ms viejos persistieron en la separacin manual. Con los aos, el comportamiento menos efi ciente de la separacin manual fue eliminado culturalmente de la competencia por el comportamiento ms efi ciente de Imo. Hoy, los macacos descendientes continan separando los granos de trigo de los de arena segn la invencin de Imo: se invierte menos y se gana ms. Por supuesto, aqu hay, tambin, una relacin de azar y nece-sidad (culturales): se selecciona culturalmente el comportamiento ms

    46 SAGAN, C. Los Dragones del Edn. Primera edicin. Barcelona: Ediciones Grijalbo, S.A., 1980, pp. 149-150.

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    efi ciente: el invertir menos para ganar ms se selecciona culturalmente. Tambin en este caso, las ganancias procedan, en ltima instancia, de la energa y materia de los granos de trigo que eran suministrados por los antroplogos (en ltimas, de los antroplogos mismos), es decir, las ganancias procedan del contexto de los macacos.

    Los dos ejemplos anteriores nos indican algunas cosas: en primera ins-tancia, no existe una relacin necesaria entre inversin y ganancia; la relacin entre inversin y la posible ganancia, en primera instancia, es aleatoria; la relacin entre inversin y ganancia depende del contexto en el cual se dan ellas, y no nicamente de quien (con todo su metabolismo y de su capacidad de transformar lo que entra en el organismo) hace la inversin; sobreviven (evolutiva o culturalmente) los mejores balances entre inversin y ganancia, es decir, las inversiones que en el correspon-diente contexto, resulten ser ms efi cientes. La ganancia no la produce el individuo por s solo.

    Pasamos, de nuevo, a la idea de la plusvala de Marx. Segn l, el valor de una mercanca est conformado por tres partes, la primera, es el valor de los materiales y mquinas utilizadas; el llamado capital constante (C), la segunda, restituye el valor de la fuerza de trabajo, y es el capital variable (V), y la tercera es la plusvala. De esta forma, el valor de la mercanca resulta del total de estos tres elementos = C + V + P. En el proceso de produccin, el capitalista, despus de un ciclo -si le va bien- obtiene un D que contie-ne su D inicial, ms un excedente: la plusvala (P). Cuando el capitalista invierte esa P (o la mayor parte de ella) en la produccin (adems del D) -para obtener otra P mayor que la primera- en un segundo ciclo, se habr dado comienzo, como ya se dijo, al proceso de acumulacin del capital47. La pregunta sigue siendo produce el trabajador la plusvala, es decir, la diferencia entre lo invertido y lo obtenido? Ya sabemos que los caballos comedores de hierbas y los macacos (su metabolismo) no producen la diferencia entre lo invertido y lo obtenido.

    La idea es la siguiente: despus del proceso productivo de la mercanca, el capitalista la entrega al mercado con un determinado precio, segn

    47 Sweezy, P., Op. cit. p. 70.

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    Marx, correspondiente al valor de la mercanca. Si el mercado (el con-texto) no compra su mercanca a tal precio, tendr que bajarle de precio para no sucumbir. Signifi ca esto que la plusvala disminuy? Marx dira que no; dira que, por asuntos de mercado, el capitalista tuvo que ceder parte de la plusvala para subsistir, y que la plusvala no puede generarse en el proceso de intercambio de mercancas por dinero, pues aqu se esta efectuando un simple proceso intercambio de equivalentes que no le agrega, ni le quita, ningn valor a la mercanca. Sin embargo, por lo mencionado ms arriba (caballos e Imo), nosotros diramos que la dife-rencia entre la inversin y la ganancia no depende de la inversin, ni del proceso productivo de la mercanca, esa diferencia se logra porque esta produccin resulta ser ms efi ciente que otros procesos de produccin diferentes al proceso en cuestin; esa diferencia se defi ne en el contexto de la produccin de la mercanca.

    Esto resulta ser ms claro y Marx era consciente de esto- en la innova-cin: con la innovacin produzco lo mismo con una inversin menor (o produzco ms con una inversin semejante), y mis ganancias resul-tan ser mayores, con lo cual mi empresa, a la larga ser seleccionada culturalmente y sobrevivir. Otra vez de dnde resulta esa ganancia acrecentada con la innovacin? Esto es del todo semejante al ejemplo de la innovacin de Imo: se obtienen mayores granos con (supongamos) la misma inversin. En el caso de la innovacin del capitalista (generalmen-te, las innovaciones en el sector productivo se introducen en pocas de crisis), se produce un mayor nmero de mercancas con (supongamos) una inversin semejante. No hay nada en Imo que le permita predecir de antemano, y por la innovacin, cul ser la diferencia entre lo inver-tido y lo obtenido. De igual manera, no hay nada en el capitalista que le permita predecir de antemano y por la innovacin cul va a ser la diferencia entre lo invertido y lo obtenido. Vender todas las mercancas producidas mediante la innovacin? Cambiarn rpidamente los precios de la mercanca con la innovacin? Entonces cambiar la plusvala para los no innovadores? Todas estas cuestiones no dependen del capitalista, sino del contexto. De esta forma, l no sabr, de antemano, cul ser la diferencia entre lo invertido y lo obtenido. Otra vez juegan aqu un papel importante los aspectos de azar y de necesidad. La innovacin, por s misma, no determina cunto se va a obtener en el proceso de las

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    salidas de las mercancas. En este sentido, y en su primer momento, la introduccin de la innovacin es un factor aleatorio. Ahora bien, si el capitalista, con la innovacin, logra la realizacin de las mercancas, entonces, posiblemente sacar de la competencia al capitalista que no introduzca la innovacin.

    La diferencia entre lo invertido y lo obtenido se defi ne en el contexto productivo, no dentro de la fbrica o la empresa. Y esa diferencia no la producir el obrero, como dice Marx, o el trabajador, sino que resulta de procesos de azar y de necesidad en los que est involucrado, por comple-to, el contexto de la fbrica o empresa. Si seguimos empecinados en que el valor de la mercanca depende de: C + V + P, es decir, si insistimos en introducir P, entonces, no podremos entender el papel preponderante del contexto en la diferencia entre inversin y ganancia. La referida diferencia entre lo invertido y lo recuperado (plusvala) no la produce el obrero. Esta diferencia (plusvala) es seleccionada porque resulta ser ms efi ciente que las otras diferencias (plusvalas), y la seleccin slo puede buscarse en el contexto productivo, no dentro de la fbrica, ni de la empresa. El origen de la plusvala debe buscarse en el contexto productivo. En gene-ral, el origen de toda la plusvala del sistema productivo debe buscarse fuera del sistema productivo, de igual manera que el origen de toda la energa del ecosistema debe buscarse fuera del propio ecosistema: es el sistema productivo, como un todo, que es seleccionado por su capacidad de lograr una mayor ganancia con relacin a lo invertido. Por supuesto, esta posibilidad de obtener esa plusvala para el sistema productivo surge dentro de una situacin de azar y necesidad, de igual manera que en los ecosistemas, la ganancia energtica despus de la inversin surge dentro de una situacin de azar y necesidad.

    Habiendo llegado a este punto, entonces, y aceptando que la plusvala de la empresa o de todo el sistema productivo, habra que buscarla por fuera de la empresa o por fuera de todo el sistema productivo, entonces podramos decir que es posible establecer una analoga entre el hecho de que la plusvala se debe distribuir en los diferentes estratos sociales del sistema productivo, y el hecho, aproximado, de que la energa del sol debe ir disminuyendo en un, aproximadamente, 10 por ciento entre un nivel trfi co y el siguiente nivel del ecosistema.

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