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  • Comunicacin: campo y objeto de estudio

    Perspectivas reflexivas latinoamericanas

    Vassallo de Lopes y Fuentes Navarro (Editores)

    Mxico

    2001

    ISBN: 968-5087-42-3

    Este material se utiliza con fines exclusivamente didcticos

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    NDICE

    Introduccin Maria Immacolata Vassallo de Lopes y Ral Fuentes Navarro....................................................................... 7 Deconstruccin de la crtica: Nuevos itinerarios de la investigacin Jess Martn-Barbero ............................................................................................................................... 15 Reflexiones sobre el estatuto disciplinario del campo de la comunicacin Maria Immacolata Vassallo de Lopes ........................................................................................................ 43 El campo acadmico de la comunicacin, revisitado Srgio Capparelli e Ida Regina C. Stumpf .................................................................................................. 59 Elementos para una epistemologa de la comunicacin Luiz C. Martino........................................................................................................................................ 75 Epistemologa y estudios de comunicacin En busca de la constitucin de un campo Gastn Julin Gil ..................................................................................................................................... 91 Reflexiones sobre la investigacin terica de la comunicacin en Amrica Latina Alberto Efendy Maldonado Gmez de la Torre ......................................................................................... 105 La prohibicin de la imaginacin Recepcin y usos de la escuela de Frankfurt en los estudios latinoamericanos de la comunicacin Vctor Lenarduzzi ................................................................................................................................... 127 Eticidad y campo comunicacional sobre la construccin del objeto Muniz Sodr........................................................................................................................................... 149 Notas para una antropologa dialctica Alicia Entel............................................................................................................................................ 161 La contemporaneidad como edad-media Antonio Albino Canelas Rubim................................................................................................................ 169 Interrogaciones sobre el pblico Mara Cristina Mata............................................................................................................................... 183 Ciberespacio y metafsica de la subjetividad: Nietzsche y los orgenes de la teora del sujeto fractal Francisco Rdiger.................................................................................................................................. 201 Los procesos de la comunicacin a la luz de los medios interactivos Revisiones conceptuales y de tipologas Migdalia Pineda de Alczar .................................................................................................................... 215 Exploraciones terico-metodolgicas para la investigacin sociocultural de los usos de la Internet Ral Fuentes Navarro............................................................................................................................. 229

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    REFLEXIONES SOBRE EL ESTATUTO DISCIPLINARIO DEL CAMPO DE LA COMUNICACIN

    Maria Immacolata Vassallo de Lopes* Traduccin del portugus de Ral Fuentes Navarro

    Inscribir en el orden del da la multidisciplinariedad. No aquella de las grandes construcciones prometeicas de una nueva Enciclopedia sino aquella que provoca el encuentro alrededor de un mismo objeto de estudio de investigadores con metodologas mltiples. Establecer alianzas con ellos, aprovechando el prestigio actual de la comunicacin, y previnindose contra las tendencias hegemnicas de las antiguas disciplinas.

    Armand Mattelart En este texto se aborda el tema propuesto en el plano conceptual, pues las cuestiones del campo

    acadmico de la comunicacin y de los desafos que en la actualidad se le presentan a su investigacin tienen que ver fundamentalmente con su estatuto disciplinario. Se toman como referencia los procesos de institucionalizacin y de disciplinarizacin en la historia de las ciencias sociales y se pretende fundamentar la hiptesis de que la institucionalizacin del campo acadmico de la comunicacin en Brasil avanza bajo el signo de la transdisciplinariedad.

    En un trabajo anterior, as como en una investigacin emprica (Vassallo de Lopes, 1998; en prensa), se exploraron algunas cuestiones epistemolgicas y metodolgicas acerca de la investigacin de la comunicacin, con base en las propuestas de convergencia y de sobreposicin de temas y de metodologas que se hacen notar de forma creciente en la literatura actual, tanto por parte de investigadores de la comunicacin como de las ciencias sociales y humanas. Esas propuestas se pueden identificar como constituyentes de un movimiento contemporneo crtico de la compartimentacin disciplinaria, que se fue construyendo a lo largo del desarrollo histrico de esas ciencias. Lo ms importante es que, adems de ser polmicas, esas propuestas son concretas y factibles y buscan una restructuracin disciplinaria de las ciencias sociales y humanas, con base en la apertura y revisin de sus estructuras de conocimiento. Son una invitacin a un debate sobre el paradigma, como dice Wallerstein (1991).

    Partimos de una definicin formal y amplia de lo que es el campo acadmico de la comunicacin: un conjunto de instituciones de educacin superior destinadas al estudio y a la enseanza de la comunicacin, donde se produce la teora, la investigacin y la formacin universitaria de los profesionales de la comunicacin. Eso implica que en ese campo se pueden identificar varios subcampos: el cientfico, implicado en prcticas de produccin de conocimiento: la investigacin acadmica tiene la finalidad de producir conocimiento terico y aplicado por medio de la construccin de objetos, metodologas y teoras; el educativo, que se define por prcticas de reproduccin de ese conocimiento, es decir, mediante la enseanza universitaria de materias relacionadas con la comunicacin, y el profesional, caracterizado por prcticas de aplicacin del conocimiento y que promueve vnculos variados con el mercado de trabajo.1

    Al analizar esa definicin inicial sobre el campo acadmico de la comunicacin, es necesario explicitar los siguientes puntos:

    El sentido de la nocin de campo y de campo acadmico. El problema de la herencia disciplinaria de los estudios de comunicacin. La cuestin de la institucionalizacin de las ciencias sociales.

    El sentido de la nocin de campo y de campo acadmico La produccin cientfica depende de manera intrnseca de sus condiciones de produccin. stas son

    dadas por el contexto discursivo, que define las condiciones epistmicas de produccin del conocimiento, y

    * Universidad de So Paulo, Brasil. 1 Acerca de las relaciones entre la enseanza y el mercado de trabajo, coordin una amplia investigacin sobre los egresados de los programas de comunicacin social en Brasil. Vase Vassallo de Lopes (en prensa).

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    por el contexto social, que define las condiciones institucionales y sociopolticas. La autonoma relativa del tiempo lgico de la ciencia, en relacin con el tiempo histrico, es la que hace de la sociologa de la ciencia o del conocimiento un instrumento imprescindible para dar fuerza y forma a la crtica epistemolgica o crtica del conocimiento, pues permite revelar los supuestos inconscientes y las peticiones de principio de una tradicin terica (Bourdieu, 1975: 99).

    Es dentro de los marcos de la sociologa de la ciencia donde Pierre Bourdieu desarrolla su nocin de campo cientfico. De entrada, se vale de su nocin de campo:

    Un campo es un espacio social estructurado, un campo de fuerzas hay dominantes y dominados, hay

    relaciones constantes, permanentes, de desigualdad, que se ejercen al interior de ese espacio que es tambin un campo de luchas para transformar o conservar este campo de fuerzas. Cada uno, al interior de ese universo, empea en su competencia con los otros la fuerza (relativa) que posee y que define su posicin en el campo y, en consecuencia, sus estrategias (Bourdieu, 1997: 57). Hacer sociologa de la ciencia, segn el autor, es analizar las condiciones sociales de produccin de

    ese discurso, que son la estructura y el funcionamiento del campo cientfico. El campo cientfico es anlogo al acadmico, pues ah residen tanto las condiciones de su produccin (sistema de la ciencia) como de su reproduccin (sistema de enseanza).

    Siguiendo a Bourdieu (1983: 122-155), el campo cientfico, en tanto sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas, es el lugar, el espacio de juego de una lucha competitiva por el monopolio de la autoridad cientfica, definida, de manera inseparable, como capacidad tcnica y poder poltico. O, si se quiere, el monopolio de la competencia cientfica, comprendida como capacidad de hablar y de actuar legtimamente, es decir, de manera autorizada y con autoridad, que es socialmente otorgada a un agente determinado. Esa legitimidad es, por lo tanto, reconocida dentro de una sociedad por el conjunto de los otros cientficos (que son sus competidores), en la medida en que crecen los recursos cientficos acumulados y, de forma correlativa, la autonoma del campo.

    Al subrayar la indisolubilidad entre el saber especializado y el reconocimiento social presente en la autoridad del cientfico, Bourdieu afirma que la posicin de cada uno en el campo es tanto una posicin cientfica como una posicin poltica y que sus estrategias para mantener o conquistar un lugar en la jerarqua cientfica poseen siempre este carcter doble. En correlacin, los conflictos epistemolgicos son, siempre, inseparablemente, conflictos polticos y, as, una investigacin sobre el poder en el campo cientfico podra perfectamente incluir slo cuestiones en apariencia epistemolgicas. Resulta, entonces, intil distinguir entre las determinaciones propiamente cientficas y las determinaciones propiamente sociales (polticas) de las prcticas esencialmente sobredeterminadas de los agentes involucrados (Bourdieu, 1983: 124).

    La importancia de la nocin de campo cientfico de Bourdieu es en esencia heurstica por diversas razones. En primer lugar, porque permite romper con la imagen hagiogrfica que por lo general viene incorporada en la nocin de comunidad cientfica, aun en autores como Kuhn (1976), quienes dan lugar al conflicto en su teora funcionalista de la evolucin cientfica. En segundo lugar porque, dentro de la concepcin estructuralista que est en la base de su anlisis del campo, Bourdieu analiza de manera dialctica las posiciones estructuradas con las prcticas estructurantes de los agentes.2 Las prcticas son vistas como estrategias, es decir, como acciones reflejadas, siempre con el doble carcter indicado arriba (cientfico y poltico) y que se orientan como estrategias de conservacin/sucesin o estrategias de subversin. Esas estrategias dependen de las posiciones ocupadas por los agentes en el campo, es decir, del capital cientfico y del poder que l les confiere. Los agentes llamados por Bourdieu dominantes se dedican a las estrategias de conservacin o de sucesin (a travs de sus discpulos) buscando asegurar el mantenimiento del orden cientfico con el que se identifican. Ese orden, al que l llama ciencia oficial, no se reduce al conjunto de recursos cientficos heredados del pasado que existen en estado objetivado, bajo la forma de instrumentos, obras, instituciones, etc., y en estado incorporado, bajo la forma de hbitos cientficos, sistemas de esquemas generados de percepcin, de apreciacin y de accin. Es tambin una especie de accin pedaggica que hace posible la eleccin de los objetos, la solucin de los problemas y la evaluacin de las soluciones, que es la esencia del sistema de enseanza. De manera complementaria, existen instancias encargadas especficamente de la consagracin (academias, premios) y aun el sistema de

    2 Sin reducir la importancia de la obra de Giddens (1989), muchos elementos de su teora de la estructuracin ya se encuentran desarrollados en Bourdieu, tanto conceptualmente en las categoras de campo y de habitus, como en el trabajo de investigacin sobre la categora del gusto.

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    circulacin, constituido por las revistas cientficas, libros y congresos, que operan en funcin de los criterios oficiales de evaluacin.

    Tenemos as delineado un marco de anlisis de gran densidad explicativa. La ciencia acaba siendo definida por Bourdieu como un campo de prcticas institucionalizadas de produccin (investigacin), reproduccin (enseanza) y circulacin de capital y poder cientficos. Debido a la distincin trazada entre formas objetivadas de las prcticas (rituales) y formas subjetivadas de esas prcticas (estructuras mentales interiorizadas, es decir, habitus), es posible identificar ah lo que otros autores trabajan como representaciones sociales (Moscovici). Las representaciones sociales de la ciencia funcionan como materia prima de las identidades cientficas, fruto de las formas simblicas introyectadas, es decir, de la cultura cientfica interiorizada. Cabe aqu retomar las ideas de acciones estratgicas de los sujetos agentes (agency) antagnicos y que el antagonismo, segn Bourdieu, es el principio de la estructura y de la transformacin de todo campo social que actan en el sentido de la continuidad (estrategias de conservacin) y del cambio (estrategias de subversin). Bourdieu, a diferencia de Kuhn, cree que ha habido una revolucin inaugural en la ciencia cuando sta se autonomiz de los campos poltico y religioso, con la revolucin copernicana, que nos da el paradigma en el verdadero sentido de la palabra (Bourdieu, 1983: 141). Con el crecimiento de la autonoma del campo cientfico, su funcionamiento mismo, como ciencia normal, pasa a definirse a travs de revoluciones ordenadas, como dice Bachelard, o revoluciones permanentes, que estn inscritas en la lgica misma de la historia de la ciencia, esto es, de la polmica cientfica. Lo que lleva a Bourdieu a afirmar que el campo cientfico encuentra en la ruptura continua el verdadero principio de su continuidad (Bourdieu, 1983: 143) y que el campo provee de manera permanente las condiciones tcitas de la discusin que se establece entre la ortodoxia y la heterodoxia, entre el control y la censura, por un lado, y entre la invencin y la ruptura, por el otro.

    Esta extensa reproduccin del anlisis del campo cientfico hecha por Bourdieu se justifica, desde nuestro punto de vista, por las siguientes razones:

    Para criticar a quienes de forma apresurada ven siempre, en los cambios internos de una ciencia

    normal, las seales de una crisis de paradigmas. Para impedir que se identifiquen automticamente las luchas institucionales con luchas

    epistemolgicas o, dicho de otro modo: las conquistas institucionales son condiciones necesarias pero no garantizan per se el fortalecimiento terico de un campo.

    Para evitar que se confunda el subcampo de la enseanza (reproduccin) con el subcampo de la investigacin (produccin) dentro del campo acadmico.

    Creemos que este planteamiento bsico ayudar a clarificar la cuestin de la disciplinarizacin del

    campo de la comunicacin.

    La difcil herencia de los estudios disciplinarios de la comunicacin Como vimos, la crtica de la ciencia no es nueva. Cualquier estudio es siempre hecho dentro de los

    marcos de referencia heredados del pasado de una ciencia, de lo que es su historia o su tradicin. Pero los objetos de estudio, por su carcter histrico, dinmico y cambiante, confrontan de manera permanente esa tradicin en el sentido de su renovacin y revisin. La tradicin se ve como un punto de partida, en el cual se arraiga la identidad de una ciencia, aunque nunca en el sentido de cerrar un saber sino de abrirlo para dar continuidad a su construccin, pues un saber no es, en esencia, ni esttico ni definitivo. En la tensin constante entre la tradicin y el cambio en el campo cientfico reside la base del surgimiento de los estudios y diagnsticos que buscan su restructuracin. Como afirma Octavio Ianni:

    [...] si las ciencias sociales nacen y se desarrollan como formas de autoconsciencia cientfica de la

    realidad social, se puede imaginar que ellas pueden ser desafiadas seriamente cuando esa realidad ya no es la misma. El contrapunto del pensamiento y lo pensado, o de lo lgico y lo histrico, puede alterarse un poco, o mucho, cuando se modifica uno de los trminos; y ms an cuando ste se transfigura (Ianni, 1992: 171). Tomada como un nuevo paradigma histrico-social, la sociedad global produce una ruptura histrica

    de amplias proporciones y en todas las dimensiones. Segn Ianni, con las metamorfosis del objeto y la simultnea alteracin de las posibilidades que se abren al sujeto de la reflexin, se plantean nuevos desafos no slo metodolgicos o tericos, sino tambin epistemolgicos (Ianni, 1998: 34).

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    En la investigacin de la comunicacin, las diversas tradiciones terico-metodolgicas, tal como en la escala ms amplia de las ciencias sociales, han sido puestas en revisin en los ltimos aos. En otro trabajo (Vassallo de Lopes, 1998) registr el incremento de anlisis autorreflexivos en el campo de la comunicacin.3 La multiplicacin de propuestas de reformulacin terica de los estudios de comunicacin manifiesta una insatisfaccin generalizada con el estado actual del campo y la urgencia de repensar sus fundamentos y de reorientar el ejercicio de sus prcticas. Son anlisis convergentes, aunque no siempre complementarios, que realizan revisiones, redefiniciones, restructuraciones, reinterpretaciones y rupturas con categoras analticas, esquemas conceptuales, mtodos de investigacin. No obstante, son anlisis reveladores de la complejidad y multidimensionalidad de los fenmenos comunicativos en un mundo cada vez ms globalizado, multiculturalizado y tecnologizado, pero tambin cada vez ms fragmentado y desigual.

    Lo que resalta es un movimiento de convergencia de saberes especializados sobre la comunicacin, entendido como un movimiento de interseccin que no es, de ninguna manera, una amalgama o sntesis de saberes. Se trata ms bien de un producto de las relaciones entre el objeto de estudio, la especificidad de las contribuciones analticas y la particularidad de la evolucin histrica entre ambos. Los trayectos disciplinarios ya trillados en las tradiciones de los estudios de la comunicacin autorizan a parafrasear a Garca Canclini: estudiar la [cultura de la] comunicacin requiere convertirse en un especialista en las intersecciones (Garca Canclini, 1999: 69).

    Por otro lado, eso significa prescindir de las certezas disciplinarias y del poder que otorga la ortodoxia, lo que Giddens llama el consenso ortodoxo. Por el contrario, el pensamiento heterodoxo impulsa estrategias de cambio, como vimos en Bourdieu, y nos lleva de vuelta al carcter institucional del campo cientfico.

    La institucionalizacin de las ciencias sociales El Informe de la Comisin Gulbenkian para la restructuracin de las ciencias sociales, presidida por

    Immanuel Wallerstein, titulado Abrir las ciencias sociales (1996), est estructurado alrededor de una discusin histrica de los procesos de disciplinarizacin de las ciencias sociales desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

    Hay dos puntos polmicos en el Informe de la Comisin Gulbenkian sobre la restructuracin de las ciencias sociales. El primero es que la divisin interna de las ciencias sociales en mltiples disciplinas es resultado sobre todo de decisiones institucionales que casi siempre mantuvieron vnculos dbiles con el debate propiamente epistemolgico. El segundo es la propuesta de trabajo transdisciplinario con base en la crtica de la prctica interdisciplinaria.

    El Informe de la Comisin Gulbenkian se centra en la historia de las ciencias sociales, fundada en su creciente proceso de institucionalizacin y de cambios en las formas organizativas del trabajo cientfico. Se detiene en los cambios ocurridos a partir de 1945, en la posguerra, con el desarrollo de la guerra fra; las inversiones en el desarrollo cientfico y la concentracin de los polos cientficos en algunos pases, con la hegemona de Estados Unidos. Entre las consecuencias de estos cambios a escala mundial sobresale la cuestin de la validez de las distinciones al interior de las ciencias sociales, con base en lneas divisorias establecidas por el paradigma de la ciencia del siglo XIX para las entonces nacientes ciencias sociales, que empieza a ser profundamente cuestionada. Esas lneas divisorias eran: la demarcacin entre el estudio del mercado (la economa), del estado (la ciencia poltica) y de la sociedad civil (la sociologa); la divisin entre el estudio del mundo moderno/occidental (economa, sociologa y poltica), y el mundo no-moderno/no-occidental (antropologa); del mundo presente (economa, sociologa y poltica) y el mundo pasado (historia).

    Despus de 1945, la innovacin acadmica ms importante fue, segn el informe, la creacin de estudios por reas o regiones (URSS, China, Amrica Latina, frica, Europa Central, Sudeste asitico, etc.), una nueva categora institucional (la geogrfica) que condujo a una reagrupacin del trabajo intelectual. Estos nuevos estudios por rea eran, por definicin, multidisciplinarios, y las motivaciones polticas subyacentes a su origen eran bastante explcitas (Wallerstein et al, 1996: 60). Llama la atencin el hecho de que los estudios por reas atrajeran hacia una estructura nica a personas cuya filiacin disciplinaria atravesaba transversalmente las tres lneas divisorias ya referidas. Cientficos sociales de orgenes e inclinaciones diferentes se encontraban frente a frente con gegrafos, historiadores del arte, estudiosos de las

    3 Mencion los siguientes: Fuentes Navarro (1998); Vassallo de Lopes (1997); Journal of Communication (1983 y 1993); Comunicao e Sociedade (1997); Telos (1989 y 1996).

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    literaturas nacionales, epidemilogos y hasta gelogos. Comenzaron a producir currculos en conjunto, a participar en los jurados de doctorado de los alumnos de unos y otros, a asistir a congresos organizados por especialistas de cada rea y, sobre todo, comenzaron a leer los libros unos de los otros y a publicar artculos en las nuevas revistas transdisciplinarias de cada especialidad. Esas prcticas dejaron ver lo mucho que haba de artificial en las rgidas divisiones institucionales del conocimiento asociado a las ciencias sociales. Consideramos importante transcribir la evaluacin que hace el Informe de ese movimiento de convergencia y de sobreposicin de las disciplinas:

    No slo se hizo cada vez ms difcil hallar lneas divisorias claras entre ellas, en trminos del campo

    de sus estudios o el modo en el que trataban los datos, sino que adems ocurri que cada una de las disciplinas se fue volviendo cada vez ms heterognea a medida que los lmites de los objetos de investigacin aceptables se iban estirando. Eso condujo a un cuestionamiento interno considerable en torno a la coherencia de las disciplinas y la legitimidad de las premisas intelectuales que cada una de ellas haba utilizado para defender su derecho a una existencia separada. Una manera de manejar esto fue el intento de crear nuevos nombres interdisciplinarios, como, por ejemplo, estudios de la comunicacin, ciencias administrativas y ciencias del comportamiento (Wallerstein et al, 1996: 72-73). El segundo punto polmico del Informe es la propuesta de restructurar las ciencias sociales con base

    en el establecimiento, al interior de las estructuras universitarias, de programas integrados de investigacin transversales a las demarcaciones tradicionales, los cuales seran nuevas vas de dilogo y de intercambio, ms all de las disciplinas y no slo entre ellas (Wallerstein et al, 1996: 124).

    La crtica a la interdisciplinariedad es explcita y, a pesar de reconocerse que se constituy en una forma creativa de acercamiento, no habra implicado una fructfera fertilizacin recproca entre las disciplinas, condicin nica que hara merecedora a la interdisciplinariedad de una mayor profundizacin y desarrollo.

    En un trabajo anterior, Wallerstein (1991) ya criticaba los mritos de la investigacin y de la enseanza interdisciplinarias en su doble sentido. El primero es el de la combinacin de perspectivas de diversas disciplinas sobre un objeto (por ejemplo, el trabajo); la lgica de ese acercamiento lleva a la formacin de un equipo multidisciplinario o de un solo investigador que estudia diversas disciplinas relacionadas con el objeto. El segundo sentido es el de la localizacin del objeto en las fronteras de dos o ms disciplinas, siendo que la lgica de este acercamiento puede dirigirse en algn momento al desarrollo de una nueva disciplina autnoma (lo que sucedi con la lingstica, por ejemplo).

    Se sabe que las mltiples disciplinas existen desde que hay mltiples departamentos acadmicos en las

    universidades de todo el mundo, programas de formacin en esas disciplinas y asociaciones nacionales e internacionales de investigadores de esas disciplinas. Es decir, nosotros sabemos polticamente que existen diferentes disciplinas, que tienen una organizacin delimitada, estructura y personal para defender sus intereses colectivos y asegurar su reproduccin. Pero esto no nos dice nada acerca de la validez de las exigencias intelectuales de la separacin, exigencias que presumiblemente justifican slo la red organizativa (Wallerstein, 1991: 239). Por eso, los mritos del trabajo interdisciplinario en las ciencias sociales no llegan a solapar de

    manera significativa la fuerza de los aparatos organizacionales que protegen a las disciplinas separadas. E igualmente, lo contrario puede ser verdadero. Un investigador, al justificar que necesita aprender de otro lo que no puede conseguir en su propio nivel de anlisis con sus propias metodologas especficas y que el otro conocimiento es pertinente y significativo para la resolucin de los problemas intelectuales sobre los que est trabajando, tiende a reafirmar y no a mezclar los dos conocimientos. El trabajo interdisciplinario no es, per se, una crtica de la compartimentacin existente en las ciencias sociales, adems de que le falta el toque poltico para afectar las estructuras institucionales existentes.

    Pero, pregunta el autor, las varias disciplinas de las ciencias sociales son disciplinas? Etimolgicamente, la palabra disciplina est vinculada a discpulo o estudiante, y es antittica a doctrina, que es la propiedad del doctor o profesor. Por lo tanto, la doctrina concierne a la teora abstracta y la disciplina es relativa a la prctica y al ejercicio. La primera tiene que ver con la produccin y la segunda con la reproduccin del conocimiento.

    En la historia de las ciencias sociales, una disciplina slo aparece despus de un largo trayecto de prctica, cuando se convierte en doctrina, enseada y justificada por los doctores y profesores. Pero con eso, se pregunta el autor, se alcanza un nivel defendible y coherente de anlisis o slo se separa un asunto?

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    Todas las divisiones en asuntos derivan en lo intelectual de la ideologa liberal dominante en el siglo XIX, que argumentaba que el estado y el mercado, la poltica y la economa, eran sectores analticamente separados, cada uno con sus reglas o lgicas particulares. Sabemos lo que los conflictos de fronteras causaron en los itinerarios intelectuales de los campos (sociologa, poltica, economa y antropologa), y que fueron complejos y variados. Debido a como se desenvolvi el mundo real, la lnea de contacto entre lo primitivo y lo civilizado, lo poltico y lo econmico se sobrecarg. Se volvieron comunes las invasiones intelectuales y, aunque los invasores movieran las estacas, no las rompieron.

    La cuestin que enfrentamos hoy es si hay algn criterio intelectual que pueda usarse para asegurar de un modo relativamente claro y defendible las fronteras entre las cuatro presuntas disciplinas de la antropologa, la economa, la ciencia poltica y la sociologa. El anlisis de los sistemas-mundo (world systems analysis), propuesto por el autor, responde a esta cuestin con un inequvoco no. Todos los criterios postulados nivel de anlisis, objeto, mtodos, teoras o no son verdaderos en la prctica o, aun si se sustentan, son lneas divisorias para un conocimiento adicional ms que estmulos para su creacin (Wallerstein, 1991: 241).

    O, puesto de otro modo, las diferencias dentro de una disciplina tienden a ser mayores que las diferencias entre ellas. Esto quiere decir en la prctica que la sobreposicin es sustancial y que ha ido creciendo todo el tiempo en las historias de esos campos. Esto no significa que todos los cientficos sociales deban hacer un trabajo idntico. Siempre hay necesidad de especializacin en los campos de estudio (fields of inquiry). El autor da un ejemplo clarificador de que especializacin y disciplinarizacin no son sinnimos, pero que la segunda es una forma propia del siglo XIX para controlar a la primera. Entre 1945 y 1955, las disciplinas separadas botnica y zoologa se fundieron en una sola disciplina, llamada biologa. Desde entonces la biologa ha sido una disciplina floreciente que gener muchos subcampos, pero ninguno que tuviera los contornos de la botnica o la zoologa.

    Por tanto, los campos de estudio aparecen como un nuevo padrn emergente que se puede llamar transdisciplinarizacin o postdisciplinarizacin (Fuentes Navarro, 1999), es decir, un movimiento hacia la superacin de los lmites entre especialidades cerradas y jerarquizadas y el establecimiento de un campo de discurso y prcticas sociales cuya legitimidad acadmica y social dependa cada vez ms de la profundidad, extensin, pertinencia y solidez de las explicaciones que produzca, y no del prestigio institucional acumulado.

    En resumen, la crtica a la compartimentacin de las ciencias sociales tiene, entonces, que ver con las lneas divisorias colocadas por paradigmas histrico-intelectuales del siglo XIX y que, segn el Informe Gulbenkian, son ms ideolgicas y organizativas del trabajo intelectual que propiamente derivadas de exigencias internas del conocimiento, o sea, epistemolgicas, tericas y metodolgicas.

    Hay, sin embargo, otro aspecto que debera agregarse a ese poderoso argumento. Se trata de la relacin orgnica entre las ciencias sociales y la comunicacin, surgida en la medida en la que la sociedad moderna fue siendo plasmada cada vez ms en las formas de la comunicacin moderna. Dos ejemplos son suficientes: un saber como el de la antropologa no sera posible sin el encuentro entre civilizaciones y grupos humanos diferentes en escala cada vez ms intensa y un estudio como el de Habermas sobre la opinin pblica y su importancia en la constitucin de la sociedad civil moderna, y la emergencia de la idea de esfera pblica vinculada a los mecanismos de la informacin y de la comunicacin social. De ah que, al decir de Vattimo,

    [...] las ciencias humanas, ciencias que nacen de hecho solamente en la modernidad, estn

    condicionadas, en una relacin de determinacin recproca, por la constitucin de la sociedad moderna como sociedad de la comunicacin. Las ciencias humanas son al mismo tiempo efecto y medio del posterior desarrollo de la sociedad de la comunicacin generalizada (Vattimo, 1997). Se llega as a definir la intensificacin de los fenmenos comunicativos, la acentuacin de la

    circulacin de las informaciones, no slo como un aspecto de la modernizacin sino como el propio centro y el sentido mismo de este proceso.

    Es en el objeto-mundo con sentido donde se encuentran las ciencias humanas y la comunicacin. En el mundo comunicado, que tanto los medios como las ciencias humanas nos ofrecen, se constituye la objetividad misma del mundo y no slo interpretaciones diferentes de una realidad de alguna manera dada. La realidad del mundo como algo que al fin no es una reunin de visiones disciplinarias del empirismo ingenuo sino algo que se construye como contexto de narrativas mltiples. Tematizar el mundo en estos trminos es precisamente la tarea y el significado de las ciencias humanas. Es tambin en este sentido que el debate metodolgico pasa a ocupar un amplio espacio en las ciencias sociales de hoy, porque

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    discutir la realidad globalizada o mundializada, como paradigma social y epistemolgico, pasa a ser una cuestin central y sustantiva para desdogmatizar las ciencias sociales y discutir su propia construccin de la ciencia como discurso. Admitir el carcter intrnsecamente histrico de ese discurso (epistemologa histrica de Bachelard) es reconocer en las ciencias sociales las formas de autoconciencia social en que ellas siempre se constituyeron (Ianni), a travs de la revelacin de las pluralidades de los mecanismos y de las armaduras internas de su construccin.

    La investigacin acadmica de la comunicacin en Brasil o la paradoja de la institucionalizacin de la transdisciplinariedad de un campo

    Como vimos, para nosotros, estudiosos de la comunicacin, ste es un momento histrico particular,

    porque vemos colocada a la comunicacin en el centro de la sociedad contempornea y en su propio sentido. En ese momento residen las explicaciones ms plausibles para la explosin de la comunicacin, la explosin de los cursos de comunicacin y, sobre todo, la explosin de la importancia de los estudios sobre la comunicacin. Estamos lejos de las engaosas explicaciones sobre las fantasas mediticas de los jvenes que haran crecer de manera voraz a las facultades de comunicacin o sobre la inespecificidad de los estudios de comunicacin.

    Es en el entronque de los procesos de institucionalizacin acelerada de los estudios de comunicacin, con el crecimiento de la insatisfaccin generalizada acerca de su disciplinarizacin en el contexto de las ciencias sociales (Wallerstein) y de la sociedad de la comunicacin (Vattimo), donde se puede identificar la institucionalizacin transdisciplinaria de los estudios de comunicacin a la que remite el socilogo italiano Mario Morcellini. Para la comunicacin vale su metfora de que la comunicacin es indisciplinada (Morcellini y Fatelli, 1996), lo que la convierte en una paradoja en vistas a la aceleracin de su proceso de institucionalizacin acadmica, por lo menos desde la ltima dcada.4 La preocupacin por esa misma paradoja lleva a Capparelli y Stumpf a afirmar que:

    La Comunicacin, en su dimensin institucional, busca organizarse de forma autnoma, aunque no en

    trminos epistemolgicos. No es que los objetos de estudio se hubieran vuelto particulares o que los presupuestos tericos fueran propios. En verdad, la masa crtica sobre el fenmeno cre nichos de investigadores situados, en trminos profesionales o burocrticos, en los llamados departamentos de comunicacin. En otras palabras, el campo institucional busc especializarse. Una paradoja: busc especializarse institucionalmente en el momento en que la fragmentacin aumenta en trminos de interfaces y de perspectivas tericas (Capparelli y Stumpf, 1998: 9). No obstante lo correcto del diagnstico, me esfuerzo en demostrar que esa paradoja es aparente,

    sustentando el caso de los estudios de comunicacin en Brasil, en los que la institucionalizacin como campo acadmico es concomitante con una progresiva afirmacin de su estatuto transdisciplinario. En otras palabras, es un caso de lucha por afirmar de manera institucional un campo acadmico transdisciplinario y afirmar el estatuto transdisciplinario de la comunicacin. Este estatuto, como tratamos de mostrar aqu, no constituye un caso aislado sino que debe ser entendido como parte del movimiento contemporneo de reconstruccin histrica de las ciencias sociales.

    De esa postura se desprenden dos observaciones: la primera es que la restructuracin transdisciplinaria de las ciencias sociales no implica disolver la formacin de investigadores ni la prctica cientfica en generalidades, pero s articular en ella la experiencia y los recursos de diversas ramas y enfoques en una sntesis que, en medio de la proliferacin de objetos de estudio abordados, confluya en tanto lgica cientfica para la produccin de conocimiento pertinente y consistente, y que responda a las necesidades sociales, ms all de las grupales, que en todo caso se sumaran a una identidad mayor para as fortalecerse. La segunda observacin es que la transdisciplinarizacin as entendida no supone una disolucin arbitraria y radical de la estructura disciplinaria en lo institucional, y menos en lo cognoscitivo o en cuanto proceso de formacin. Es precisamente a travs de la conquista del rigor terico-metodolgico y de la ampliacin y consolidacin del dominio de los saberes hasta ahora fragmentados en disciplinas, que

    4 Esa creciente institucionalizacin del campo acadmico de la comunicacin posee caractersticas propias en algunos pases de Europa, como Italia, donde los cursos de pregrado en comunicacin son de creacin reciente, de los aos noventa, y se dan en un movimiento contrario a lo que ocurri en Brasil y en Amrica Latina. All, hasta entonces, los cursos eran de posgrado, tanto como cursos de especializacin profesional (maestra) como cursos de doctorado, por lo cual la actividad de investigacin antecedi a la enseanza en el campo.

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    nosotros, investigadores en ciencias sociales, podremos avanzar, desde el espacio acadmico, junto a nuestro tiempo sociocultural.

    Para concluir, hacemos concreto el anlisis, presentando un breve resumen de un aspecto importante del campo acadmico de la comunicacin en Brasil, que es su sistema de posgrado.

    El campo acadmico de la comunicacin en Brasil est constituido en la actualidad por 163 facultades de comunicacin, que ofrecen 356 programas de pregrado con las siguientes habilitaciones: 118 de publicidad, 116 de periodismo, 68 de relaciones pblicas, 35 de radio y televisin, cinco de cine, cinco de produccin editorial y nueve de comunicacin social.5 El posgrado,6 donde se realiza la investigacin acadmica en los niveles de maestra y doctorado, est constituido por 14 programas oficiales, que ofrecen 12 maestras y ocho doctorados. Son 371 los profesores investigadores que actan en esos programas. Del total, ocho son pblicos y seis privados. De 1994 a 1998 se titularon 777 maestros y 271 doctores, para un total de 1,048 graduados, con una media anual de 210, constituida por 155 maestros y 55 doctores.

    En trminos de la organizacin institucional, las caractersticas ms notables del posgrado son: el fuerte crecimiento en los aos noventa, cuando se pas de ocho a 20 programas; la regionalizacin, a travs de la formacin de diversos polos geogrficamente diseminados, y el rpido crecimiento del nmero de instituciones privadas.

    Desde el punto de vista del campo de la investigacin, los temas estudiados apuntan a una configuracin transdisciplinaria. Los principales campos de investigacin son: estudio de los medios; prcticas de comunicacin; comunicacin y cultura; estudios interpretativos y semiticos; sociabilidad, subjetividad y comunicacin; comunicacin, arte y literatura; estudios de recepcin; teora y epistemologa de la comunicacin. Las interfaces son establecidas de manera preferente con las ciencias humanas y sociales (filosofa, tica, esttica, historia, poltica, economa, sociologa) y con las ciencias sociales aplicadas (ciencias de la informacin, administracin, educacin, derecho).

    5 Base: Inventario 99 de la Associao Brasileira de Escolas de Comunicao (Abecom). 6 Los datos que siguen fueron obtenidos de la investigacin NUPEM/COMPS, coordinada por la autora, sobre los egresados de los programas de posgrado en comunicacin en Brasil, la que en 2000 se encontraba en su etapa inicial.

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    REFERENCIAS

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    Abrir las ciencias sociales, Siglo XXI, Mxico, 1996).

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    EL CAMPO ACADMICO DE LA COMUNICACIN, REVISITADO

    Srgio Capparelli e Ida Regina C. Stumpf* Traduccin del portugus de Ral Fuentes Navarro

    Cuando se analizan el inicio y la consolidacin del campo acadmico de los estudios de

    comunicacin en Brasil, un factor que debe tomarse en cuenta es el origen de los programas de maestra y de doctorado en el pas. Los programas de maestra y de doctorado de la Pontificia Universidad Catlica de So Paulo (PUCSP) y de la Universidad Federal de Ro de Janeiro (UFRJ), por ejemplo, tuvieron su origen en cursos de Letras o eran, inicialmente, programas de posgrado en Literatura. Ya el mayor de todos, el de la Universidad de So Paulo (USP), se organiz en trminos departamentales al principio de los aos setenta, con maestra y doctorado en periodismo, relaciones pblicas, publicidad, produccin editorial, etc. El origen literario de los dos primeros programas parece influir fuertemente en las lneas de investigacin y las interfaces de la comunicacin con otras reas de las ciencias humanas. En el caso de la USP, la existencia de una organizacin departamental, relacionada directamente con las profesiones, no significa que sus antiguos profesores no hayan sido seleccionados de las reas de ciencias humanas y sociales. Estos tres programas (el de la USP comenz en 1972; el de la UFRJ en 1973 y el de la PUCSP en 1978) tenan en 1999 casi 70% de los doctores de todos los programas y casi 80% de los ms de 600 estudiantes de posgrado.

    La especialidad de los profesores-orientadores7 de stos y de otros cuatro programas (Universidad de Brasilia, UnB, que inici en 1974; Universidad Metodista de So Paulo, UMESP, 1978; Universidad de Campinas, Unicamp, 1986, y Universidad Federal de Baha, UFBa, 1990) tambin parece reforzar esa idea de un caleidoscopio de intereses y de perspectivas de investigacin dentro del rea de la comunicacin. De hecho, a juzgar por los informes que los programas enviaron a la Comisin de Evaluacin de los Programas de Educacin Superior (CAPES) en 1996, de 254 profesores, 116 se doctoraron en comunicacin y 58 en ciencias humanas y sociales (29 en letras, nueve en ciencias sociales aplicadas) y 31 en artes, incluyendo cine, as como nueve en otras especialidades. Un examen ms detallado revela que los 116 profesores que se doctoraron en el rea de comunicacin lo hicieron tanto en un campo especfico por ejemplo periodismo como en comunicacin con otras interfaces.

    Otro aspecto a destacar son los intereses de investigacin dentro del campo de la comunicacin. Los informes de aquel ao incluan datos de los siete programas existentes en el pas: Comunicacin y Artes, de la USP; Multimedios, de la Unicamp; Culturas Contemporneas, de la UFBa; Comunicacin, de la UFRJ; Comunicacin de la UnB; Semitica, de la PUCSP, y Comunicacin, de la ahora UMESP. Las informaciones sobre lneas de investigacin y, ms en especfico, acerca de los proyectos desarrollados por los investigadores de esos programas, eran sucintas: establecan objetivos pero no informaban sobre las metodologas utilizadas en los trabajos. De cualquier manera, los datos se pueden considerar vlidos si lo importante es analizar las tendencias de investigacin, intereses, interfaces de los objetos de estudio o valores compartidos por los miembros de esta comunidad.

    Organizados los datos de los informes por temas o por metodologas utilizadas, se percibe que el mapa abarca intereses en la comunicacin como campo de trabajo profesional (por ejemplo, estudios sobre periodismo, televisin o radio); las interfaces de ese campo con otros (comunicacin y educacin, comunicacin y literatura; comunicacin y artes), o, finalmente, metodologas de anlisis del objeto (semitica; anlisis del discurso; economa poltica crtica). En nuestra recopilacin, que form parte de un proyecto de investigacin ms amplio (Stumpf y Capparelli, 1997), cada una de las 253 investigaciones en proceso o concluidas en aquel ao pudo tener ms de una entrada, pues una investigacin podra explicitar su tema y al mismo tiempo su metodologa.

    Los datos indican que poco ms de 35% de las 396 entradas 144 de 396 se concentran en 12 intereses de investigacin (rea temtica o mtodo), en el siguiente orden: periodismo, 31; cine, 16; nuevas tecnologas, 15; educacin, 14; semitica, 12; literatura, 11; artes, diez. Las cinco restantes (subjetividad, recepcin, discurso periodstico, televisin y comunicacin en las organizaciones) tuvieron siete entradas cada una.

    * Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil. 7 Orientadores: tutores, profesores que dirigen las tesis de posgrado de los estudiantes [NT].

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    Ya se esperaba que el campo de la comunicacin exhibiera una profusin de enfoques, de perspectivas tericas y de objetos de estudio tambin en la produccin cientfica del cuerpo discente o estudiantil, tomado en una perspectiva histrica. Para este estudio se compararon los temas e intereses demostrados de forma material en las disertaciones y tesis de 1992 a 1996, cuyos resmenes se publicaron en Stumpf y Capparelli (1998). Los resultados muestran que las diez mayores incidencias de reas temticas, objetos de estudio y metodologas constantes en los resmenes de las 754 tesis y disertaciones del periodo de cinco aos (1992-1996), prcticamente reproducen el cuadro anterior, que trata de las investigaciones de los profesores de los programas de maestra y doctorado. Esos objetos de estudio, como ya se dijo, son los citados de manera explcita en los resmenes. As, por ejemplo, industria cultural, cultura o cultura popular son presentados como items independientes, aunque todos puedan ser incluidos en el campo semntico relacionado con la cultura.

    En el caso de las disertaciones y las tesis, el nmero de entradas es mucho mayor: fueron ms de mil. Los temas, las perspectivas metodolgicas o las interfaces suman casi 200. Por eso se opt por seleccionar los 20 temas, metodologas o interfaces con mayor presencia en los resmenes de disertaciones o tesis, un total de 820. Se encontr el siguiente cuadro:

    Semitica: 100. Literatura: 77. Televisin: 62. Periodismo: 60. Arte: 56. Discurso periodstico: 55. Educacin: 45. Nuevas tecnologas: 45. Cultura: 41. Cine: 39. Prensa: 39. Comunicacin organizacional: 36. Imagen: 36. Subjetividad (psicoanlisis): 36. Narrativa: 34. Msica: 33. Estudios de recepcin: 31. Historia: 30. Filosofa: 29. Como puede observarse, los trabajos en el rea de comunicacin o en sus interfaces tratadas por la

    semitica aparecen en primer lugar, tal vez porque en ellos los resmenes son ms completos que la descripcin de los objetivos de investigacin del cuerpo docente enviados a la CAPES. Por eso, cambia el orden de incidencia, lo que muestra, por ejemplo, que en proporcin los profesores prefieren las investigaciones sobre periodismo, cine o nuevas tecnologas, mientras que los estudiantes tienen mayor aproximacin con la literatura, la televisin o la educacin.

    Esos datos permiten varios tipos de anlisis. En este trabajo, se opt por tomarlos como punto de partida para una reflexin ms amplia, acerca de los paradigmas que encuadran las investigaciones en cuestin y para establecer un paralelo entre la organizacin institucional aparente y la aparente confusin terica en el campo de estudios de la comunicacin. En otras palabras, muchos investigadores todava cuestionan el estatuto de la comunicacin en tanto disciplina, y la sealan como una interseccin de diversos campos disciplinarios. El examen de esos problemas es una condicin previa, necesaria, para el anlisis de la comunicacin en el pas como un todo. Para ello, el trabajo se divide en tres secciones: en la primera se discute si existe la comunicacin como disciplina; sigue una reflexin sobre si es aplicable el concepto de paradigma en esta rea de conocimiento; despus, delimitado el campo o establecidas sus caractersticas principales, se contextualiza su evolucin en trminos institucionales, con el teln de fondo de los datos empricos presentados.

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    Protociencia? Cuando un investigador de la comunicacin selecciona un objeto de estudio, enfrenta problemas

    tericos inherentes a toda investigacin. Las primeras respuestas que encuentra estn escondidas en una caja de preguntas o de respuestas como esas muecas rusas en las que la primera contiene a una segunda, la segunda a una tercera, y as sucesivamente. Esa mueca, sin embargo, no es rusa sino terica, y la caja de preguntas contiene muchas, algunas para el propio investigador y otras para su comunidad cientfica. Estaramos tentados a afirmar que la mueca tiene su origen en un molde o paradigma y que las cuestiones propuestas, que conciernen al paradigma terico, son un indicador del contexto y de la prctica de la investigacin, en relacin con una visin particular del investigador frente a la ciencia.

    Esta respuesta supone tambin ciertas consideraciones acerca de la eleccin de un paradigma o modelo terico existente y sugiere la posibilidad segn la cual no se tratara de un paradigma completo sino de un cuasi paradigma, si se supone que los estudios de comunicacin no proponen paradigmas en el sentido literal de la palabra (Rosengren, 1989: 25). La respuesta debe tambin tomar en cuenta otros temas importantes, pues la cuestin principal encierra otras cuestiones, como el estatuto de las ciencias sociales y humanas y la crisis de paradigmas en ese dominio del conocimiento.

    En lo que concierne al estatuto de las ciencias humanas y sociales, la cuestin puede variar segn la visin del conocimiento cientfico en su relacin con la sociedad. Eso llevara a una discusin de las posibles diferencias entre el conocimiento cientfico como es concebido en las ciencias naturales y el existente en las ciencias sociales.

    Si esa diferencia no existiera, el entomlogo que examina los insectos y el especialista en comunicacin que estudia la televisin y las relaciones de poder dentro de ella tendran el mismo tipo de comportamiento, es decir, trataran a los insectos y a la Rede Globo indiferentemente, como si fueran objetos. Y en el caso de que este sujeto conocedor se preguntara cules son las influencias principales que marcan su formacin como investigador, se dara cuenta de que existen diferencias fundamentales entre las ciencias sociales y las naturales. Adems, percibira que hay diferencias intelectuales entre las diversas escuelas y tradiciones en el dominio de la comunicacin. Podra al final concluir que las representaciones que los grupos y las clases sociales hacen de la sociedad donde viven tienen efectos variables sobre las posibilidades y las tendencias del pensamiento cientfico (Ianni, citado en Vassallo de Lopes, 1990: 32).

    Si esas cuestiones son de respuesta difcil cuando se trata de la constitucin de campos de conocimiento tradicionales, como la sociologa, la psicologa, la antropologa o la poltica, la dificultad se multiplica cuando el campo es el de la comunicacin, por tratarse de un rea de conocimiento nueva, lo que provoca debates sobre su identidad.

    Esa cuestin de la identidad o la autonoma de la comunicacin en cuanto campo o sobre sus interfaces con otras disciplinas es siempre actual, en un rea considerada nueva y multidisciplinaria. Hay quien propone que no se considere a la comunicacin como una ciencia o una disciplina, puesto que no tiene principios explicativos propios; sigue modelos tericos prestados de otras disciplinas. Hay tambin quienes aceptan la existencia de una disciplina llamada comunicacin, si bien sealan su falta de autonoma como campo de conocimiento.

    Por otro lado, la idea de que la comunicacin y otras reas de conocimiento prximas a ella no constituyen una ciencia o una disciplina puede localizarse en la bifurcacin que representa el surgimiento de la ciencia moderna, cuando se hace clara la divisin entre un rea enfocada en lo material y otra que se refiere a lo inmaterial; o entre las reas lingsticas y las no-lingsticas; o entre lo que interesa y lo que no interesa, quedando la comunicacin y sus trminos asociados con lo no esencial en esa gran divisin (Shepherd, 1993: 85).

    No se trata de decir que la comunicacin constitua un campo ya en el siglo XVI o en el XVII, aunque los griegos son conocidos como los primeros que trataron sobre la retrica, que puede situarse tanto en la comunicacin como en la literatura. Ms tarde, cuando la comunicacin se constituye como campo, se integra en esa parte no incluida en los otros campos cientficos.

    Esa tendencia a considerar a la comunicacin como un conjunto de tcnicas y de habilidades se encuentra ya en Locke, en la poca de la separacin de las ciencias en lingsticas y no-lingsticas. Si Shakespeare hablaba de la vacuidad de la comunicacin sin referirse especficamente a ella: palabras, palabras, palabras , Locke vive el conflicto de reconocer la importancia de esas mismas palabras, al argumentar que la sociedad liberal sera constituida por individuos que, de alguna forma, tendran que comunicarse. Ahora, para comunicarse, esos individuos utilizaban palabras. Cmo resolver el conflicto de la inutilidad de las palabras y al mismo tiempo de su utilidad? Locke lo resuelve cuando habla de esos nadas vacos que deban ser llenados con ideas. Es decir, la comunicacin fue inventada como un contenedor,

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    un conducto, un mero medio para el transporte de pensamientos, un mecanismo auxiliar intermediario entre los individuos (Shepherd, 1993: 87).

    Pero ya que en un proceso de comunicacin los individuos usan ese contenedor las palabras para transportar sus ideas, el estudio de la comunicacin adquiere una perspectiva instrumental, en la que el estudiante desarrollar sus habilidades y las tcnicas para que los contenedores funcionen de manera eficiente. Tal perspectiva implica la inexistencia de la disciplina de la comunicacin. De hecho, la estructura curricular en muchas universidades sigue ese camino, buscando slo dar instrumentos a los estudiantes para el mercado de trabajo. El estudiante de periodismo, por ejemplo, perfecciona su lenguaje dentro de una jerga y de una prctica especficas, necesarias para el mercado de trabajo donde va a actuar, pero que podran adquirirse en una escuela tcnica de segundo grado.

    Por otro lado, el desarrollo del campo acadmico de la comunicacin en Brasil sigue una ruta curiosa, en la que persiste, hasta hoy, una visin que privilegia la prctica, las habilidades y las tcnicas, y que considera a la comunicacin, indirectamente, como no disciplinaria. Es como si el pregrado en comunicacin se localizara entre las ciencias sociales aplicadas y el posgrado dentro de las ciencias humanas y sociales. Esa aparente bifurcacin de objetivos dentro de la propia comunicacin se aade a otra bifurcacin, anteriormente citada, entre las ciencias naturales y las lingsticas, stas ltimas carentes de legitimidad en cuanto disciplinas.

    Esas dos divisiones se reproducen, en niveles diferentes, en la formacin del campo de la comunicacin. En parte porque la antropologa, la sociologa, la poltica y otras reas de las ciencias sociales son consideradas, desde el punto de vista de las ciencias naturales, como parientes pobres, carentes de legitimidad segn el modelo positivista, y al interior de las ciencias sociales la comunicacin se convierte en el ms pobre entre los pobres, por su aparente falta de legitimidad. De ah la bsqueda de un paraguas protector en otras disciplinas ms consolidadas.

    A partir de ah, se busca un campo de estudio orientado primariamente hacia la investigacin de

    habilidades, prcticas y usos. En ese caso, el estudio es ms o menos como un vaso que puede ser trabajado y manipulado para transmitir cierto contenido. La comunicacin es vista como un medio para transportar subjetividades, reglas sociales, cultura (Shepherd, 1993: 87). En trminos histricos se percibe que, de hecho, los primeros estudios de comunicacin son

    captulos, partes o productos marginales de algunas disciplinas preocupadas por el comportamiento de individuos o de ciertas teoras globales de la sociedad, donde la comunicacin empieza a ser enfrentada como un sector importante. Por eso los primeros estudios la mass communication research se desarrollan como un tipo de anlisis pluridisciplinario en el que la sociologa, la antropologa, la poltica y la sicologa tienen un papel central. Esta convergencia sobre un mismo objeto de estudio se llam Ciencia de la Comunicacin pluridisciplinaria (Muoz, 1995: 50).

    Lo que se busca decir aqu es que, histricamente, la preocupacin por la comunicacin se origina tambin en otros campos del conocimiento. Al lado de estudios provenientes de la psicologa y la sociologa, de la antropologa y la poltica, los primeros estudios de comunicacin se explican dentro del mismo tipo de exploracin de los medios de comunicacin de masas en Estados Unidos. Por un lado, su utilizacin comercial, con investigaciones de audiencia orientadas hacia el mercado; por otro, su utilizacin poltica a partir de la eleccin de Roosevelt, en los aos treinta, con el apoyo de la utilizacin masiva de la radio.

    El otro tipo de investigacin en comunicacin, ya existente en esa poca, se aparta claramente de ese tipo de anlisis, donde se busca identificar las consecuencias ms bsicas de un proceso, separando radicalmente al sujeto de conocimiento del campo del objeto de estudio, presentndose ms como cientficos naturales que sociales (Muoz, 1995: 51).

    En un texto donde narra su pasaje por Estados Unidos cuando hua de la persecucin de los aos treinta en Alemania, Adorno muestra el choque de su perspectiva, crtica europea, con las llamadas investigaciones administrativas:

    Por el contrario, mis primeras impresiones acerca de las investigaciones en proceso fueron

    desconcertantes. Llevado por Lazarsfeld, fui de habitacin en habitacin y me entrevist con los co-directores; escuch expresiones como Likes and dislikes study, success or failure of a programme, y cosas parecidas, que para m, al principio, significaban muy poco. Pero entend lo suficiente para darme cuenta de que se trataba de una reunin de datos, de los temas de planificacin en el campo de los medios de comunicacin de masas, en beneficio de la industria directamente, o de los asesores culturales y grupos semejantes. Por primera vez tropec con la administrative research; hoy ya no recuerdo si fue Lazarsfeld quien dio nombre a ese concepto,

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    o si fui yo en mi extraeza por ese tipo de ciencia orientada directamente hacia lo prctico, cosa para m inslita (Adorno, 1995: 95). Ya desde el inicio, por lo tanto, existe un tipo de investigacin que se desarrolla a partir de otros

    campos del conocimiento, como la antropologa, la sociologa, la poltica o la psicologa, y se interesa por los estudios de comunicacin en una perspectiva de mercado y de utilizacin poltica; por otro lado, con una perspectiva especulativa, en la que lo ms importante era interpretar los fenmenos, no reunir hechos, ordenarlos, clasificarlos y ponerlos a disposicin del pblico a guisa de informacin (Adorno, 1995: 108). No es casual que esta otra vertiente surgiera del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Frankfurt en los aos treinta. Tal vez guiado por ese inicio de los estudios de comunicacin o quiz por el desarrollo de ese campo del conocimiento, Rdiger dijo, en 1996, que:

    La comunicacin no es una ciencia sino un campo de estudio multidisciplinario, cuyos mtodos de

    anlisis no tienen ninguna especificidad: fueron desarrollados por diversas ramas del conocimiento filosfico, histrico o sociolgico. El concepto mismo no dispone de autonoma terica, pues debe ser investigado en el marco de las teoras de la sociedad (Rdiger, 1996: 17). Dentro de esa lnea de razonamiento con la cual estamos de acuerdo, es posible aadir que hasta la

    propia organizacin del campo, en trminos institucionales, va a demorar en desprenderse de departamentos de esas otras disciplinas. Porque la comunicacin, en su dimensin institucional, busca organizarse de manera autnoma pero no en trminos epistemolgicos. No es que los objetos de estudio se hubieran vuelto particulares o que los presupuestos tericos fueran propios. En realidad, la masa crtica sobre el fenmeno cre nichos de investigadores situados, en trminos profesionales o burocrticos, en los llamados departamentos de comunicacin. En otras palabras, el campo institucional busc especializarse, pero mediante una paradoja: busc especializarse institucionalmente en un momento de aumento de la fragmentacin en trminos de interfaces y de perspectivas tericas.

    En este caso, los profesionales del rea de la comunicacin toman un camino inverso: localizados dentro del nicho de la comunicacin, con palabras-clave de subreas especficas, buscan conocimientos en otras reas para especializarse en su campo de conocimiento: nueva paradoja. Ese camino inverso, en consecuencia, no anula los movimientos anteriores, es decir, los de otras reas del conocimiento que empiezan no slo a interesarse por la comunicacin sino a considerarla como instancia fundamental de la sociedad. Ianni habla de la deslocalizacin de la cuestin del nacionalismo y de los estados nacionales de la ciencia poltica y de su sustitucin por la cuestin de la comunicacin (Ianni, 1992). Tanto la sociologa como la antropologa empezaron a tener en la comunicacin y en la cultura un concepto clave para el anlisis social. Por eso Garca Canclini seala que el reconocimiento del valor social y poltico de la cultura en las ltimas dos dcadas favorecer dos tipos de investigacin: el primero, las investigaciones que se ocupan de la modernizacin del desarrollo cultural, citando, entre ellas, las nuevas tecnologas de telecomunicacin y electrnica; la produccin, circulacin y consumo de industrias culturales (Garca Canclini, 1991: 19).

    Ms all de los movimientos centrfugos otros campos del conocimiento que se interesan por la comunicacin y de los centrpetos personas del campo de la comunicacin que se sirven de otros campos del conocimiento para especializarse se asiste en los ltimos aos a una flexibilizacin de los paradigmas para dar cuenta de la complejidad de la comunicacin en los tiempos actuales: El tiempo histrico es de crisis: fracasaron los proyectos polticos de los dos lados, y los paradigmas legitimados ya no dan cuenta de los fragmentos sociales en su totalidad. A las categoras disponibles se les exige flexibilizacin para clarificar las discontinuidades y las novedades (Berger, 1996: 7).

    Todo eso ayuda a comprender la aparente confusin en el campo de la comunicacin, detectada por Craig, quien reconoce que aunque ha crecido y ha madurado, y los investigadores han contribuido con ms y mejores teoras originales, el campo conserva la confusin (Craig, 1993: 26). Este autor no busca el origen de esa confusin terica slo en la comunicacin sino tambin en la transformacin general de las ciencias humanas, fenmeno que afectan a la comunicacin al mismo tiempo que a muchas otras disciplinas (Craig, 1993: 26).

    La transformacin esencial en las ciencias humanas que mejor explica tanto la proliferacin de teoras

    de la comunicacin como la actual confusin sobre la teora, fue bien explicada por Geertz como blurred genres. Como l seal, los hasta entonces claros lmites entre las ciencias sociales y las humanidades se volvieron indistintos (de ah la creciente inutilidad del trmino ciencias humanas, que incluye a ambas). Practicantes de disciplinas diferentes quedaron libres para moldear su trabajo en trminos de sus necesidades ms que de las ideas recibidas sobre lo que deberan o no deberan estar haciendo (Craig, 1993: 28).

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    El diagnstico de Craig sobre el campo de las ciencias sociales, y de manera indirecta sobre el de la comunicacin, puede aplicarse a Brasil. A partir del aumento cuantitativo de los programas de pregrado en comunicacin, que en los sesenta sumaban algunas decenas y hoy llegan a centenas, pudieron observarse cambios cualitativos, con la implantacin de los programas de maestra y doctorado al inicio de los aos setenta, as como en la actualidad.

    No es secreto para nadie que las investigaciones en ciencias humanas y sociales en Brasil se realizan en las universidades pblicas y, sobre todo, en sus programas de posgrado. El campo de la comunicacin rompe un poco la regla, pues existen instituciones particulares, como la PUCSP, la PUC de Rio Grande do Sul o la UMESP de So Bernardo do Campo, donde se realizan investigaciones que ayudan a consolidar el campo en el pas. Tal vez fuera mejor decir que esas investigaciones son realizadas en los programas de posgrado, donde est la mayor parte de los profesores e investigadores con grado de doctor.

    El aumento en el nmero de investigaciones en las universidades, su mejor calidad, la ausencia de delimitaciones claras entre las diversas reas de las ciencias humanas y la caracterstica multidisciplinaria de la comunicacin, ayudan a comprender la aparente confusin en la que parece sumergido el campo, con una convivencia no siempre tranquila de la filosofa, la sociologa, la retrica, los estudios culturales, la crtica literaria o artstica, las ciencias de la informacin; todos en un discurso comn, aunque heterogneo. Es lo que Craig menciona para la comunicacin en general, donde aparecen el posmodernismo, la deconstruccin, la teora de la recepcin activa, el historicismo, el feminismo, el marxismo, el psicoanlisis y ms, que emergen, separan, recombinan y se expanden a travs de disciplinas y continentes (Craig, 1993: 29).

    Por ltimo, la ausencia de una ciencia de la comunicacin por lo menos en la fase actual est relacionada con la constitucin de paradigmas. En el postfacio de su obra La estructura de las revoluciones cientficas, Kuhn observa que su teora comporta dos concepciones principales de paradigma: por un lado, el paradigma concierne a toda una constelacin de creencias, valores, tcnicas, etc., compartida por los miembros de una comunidad cientfica; por otro, concierne a un elemento especfico de esa constelacin, la puzzle solution que, utilizada como modelo o ejemplo, puede sustituir a las reglas explcitas que sirven de base a la solucin de los problemas restantes de la ciencia normal (Kuhn, 1979: 174).

    En otras palabras, el paradigma en la ciencia puede ser considerado, segn Kuhn, como una visin del mundo compartida por una comunidad cientfica y se expresa tanto a travs del trabajo terico como de las orientaciones elegidas para resolver, primero, los problemas relacionados con la construccin de inferencias (interpretaciones, generalizaciones, leyes); segundo, las inferencias sometidas a comprobacin (los principios de verificacin, las pruebas de hiptesis), y tercero, los fundamentos de las inferencias (los principios de causalidad o de determinacin).

    La obra de Kuhn que se refiere a la existencia de paradigmas en la ciencia provoc muchas crticas. No se discutirn aqu, en especial las que tienen que ver con la imprecisin del concepto de paradigma (Masterman, 1970; Saphere, 1981), que el propio Kuhn trat de aclarar en el postfacio de 1969. No obstante, aadiremos que Kuhn intenta establecer la diferencia entre una teora y un paradigma y tambin discutir las condiciones necesarias para que un paradigma nuevo sustituya al antiguo, que perdi su eficacia en la exploracin de un aspecto de la naturaleza para el que antes se haba mostrado eficaz.

    Es cierto que la nocin de paradigma de Kuhn, aplicada a otros dominios, hizo surgir preguntas como: la nocin de paradigma es aplicable a la sociologa, a la antropologa y a la comunicacin? Se puede aceptar, a partir de Rosengren, la idea segn la cual las ciencias humanas y sociales an no alcanzan un estatuto paradigmtico comn en las ciencias naturales? Las ciencias sociales y las humanas comparten los conceptos, las creencias, las teoras y las prcticas de investigacin de la misma forma en la que las ciencias naturales comparten ciertos paradigmas? Y si, como lo propone Rosengren, cada disciplina de las ciencias naturales comporta slo un paradigma, puesto que la existencia de un segundo acarrea una crisis de grandes proporciones, qu se podra decir de la coexistencia de muchos paradigmas, como la que existe en la actualidad en el dominio de la comunicacin? Ms an, la especificidad de la comunicacin puede soportar investigaciones que utilicen matrices disciplinarias diferentes, con el establecimiento de estudios enmarcados en un paradigma dominante y diferentes paradigmas alternativos?

    Nos inclinamos a responder que la nocin de paradigma se puede aplicar a los estudios de comunicacin de una manera parcial. Y que si esa nocin de paradigma dio soporte a una crtica de la historia de la ciencia modelada por el positivismo, tambin enriqueci la crtica que diferentes escuelas y tradiciones de investigacin dirigieron al funcionalismo, en tanto paradigma dominante en el campo de la comunicacin.

    Por otro lado, la historia comparada de las ciencias naturales y humanas muestra que la psicologa, la sociologa, la antropologa, son disciplinas recientes, lo que explica la ausencia de paradigmas en el sentido fuerte del trmino. Segn Rosengren, esa ausencia exige un anlisis profundo de las diferencias intelectuales

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    entre las diferentes escuelas y tradiciones, para sacar a la disciplina de su situacin preparadigmtica y comenzar una protociencia (Rosengren, 1989: 21). A pesar de esas consideraciones, muchos autores prefieren olvidar las dificultades del concepto y lo utilizan en el dominio de la comunicacin. Vassallo de Lopes, por ejemplo, se apoya en las ideas de Kuhn para describir los paradigmas que moldean las investigaciones en ciencias sociales. Ella hace en consecuencia un extraamiento a quien sugiera que las metodologas de las ciencias sociales y de las ciencias naturales tienen un estatuto idntico:

    En las ciencias sociales, el objeto mismo es dinmico y cambiante porque los problemas estudiados

    son fenmenos histricos, institucionales, de relaciones de poder, de clases sociales, manifestaciones culturales, etc. Lo que cambia no es el dato o el objeto sino las propias verdades y las confirmaciones producidas por las ciencias tienen relaciones con los procesos histricos [...] En efecto, ciertas problemticas slo se imponen a partir de teoras determinadas y las problemticas especficas slo llegan a una solucin completa con el apoyo de una teora especfica (Vassallo de Lopes, 1990: 32). Christians y Carey intentan, por otro lado, sistematizar las diferencias en una crtica severa a quienes

    mantienen una visin positivista de las ciencias sociales. Ellos sealan la necesidad de reforzar la tendencia actual de los estudios cualitativos en ciencias sociales, en oposicin a una versin de la ciencia social o de la historia conocida filosficamente como positivismo y, metodolgicamente, como empirismo (Christians y Carey, 1981: 19). Esta tendencia, desde el punto de vista de estos autores, lleva a una participacin social ms fuerte por parte de los investigadores, porque dejan de considerar a la sociedad como un conjunto de hechos contingentes y neutros, para verla como una creacin activa de sus miembros. Segn los mismos autores, los estudios cualitativos reafirman el espritu crtico y liberador del investigador. Asimismo, Christians y Carey no hacen uso de la nocin de paradigma. Prefieren hablar de tradicin alternativa que, dicen, tiene diferentes nombres segn los pases: ciencias humanas, Geistewissenschaft, teora crtica, ciencias sociales interpretativas, hermenutica, ciencia de la cultura o estudios cualitativos.

    Tal vez Christians y Carey no utilizan la nocin de paradigma porque ellos no consideran adecuada la designacin de estudios cualitativos para teoras metodolgicas tan distantes como la teora crtica y los estudios fenomenolgicos. Pero demuestran no tener la intencin de discutir los diferentes modelos o paradigmas, considerando estas denominaciones como indicadores de perfiles diferentes: diferencias en la orientacin filosfica, en la tradicin nacional, en las prioridades de investigacin y en las instancias ideolgicas (Christians y Carey, 1981: 344).

    Conclusin A principios de 2000 se constata un nmero mayor de programas de maestra y de doctorado en

    Brasil, hasta llegar a 14 programas, incluyendo las maestras de la Universidad Federal de Minas Gerais y de la Universidad Federal Fluminense, las maestras y doctorados de la Pontificia Universidad Catlica de Rio Grande do Sul, de la Universidad do Vale dos Sinos, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, las maestras de la Universidad Tuiuti y de la Universidad Casper Libero, adems de los doctorados que se agregan a maestras ya existentes, como el de Multimedios, de la Unicamp. Si en lo institucional el campo parece ms disperso en trminos geogrficos, disminuyendo la centralizacin en el sudeste, eso no quiere decir que sus delimitaciones queden mejor definidas. En realidad, las nuevas lneas de investigacin y reas de concentracin siguen mostrando esa multidisciplinariedad, en especial en los programas que renen, en una misma rea de concentracin, comunicacin e informacin, como son los casos de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, de la Universidad Federal Fluminense, de la Universidad Federal de Pernambuco y de la Universidad de So Paulo.

    La produccin cientfica del cuerpo discente o estudiantil, as como la del cuerpo docente, han crecido, debido tanto al inicio de una consolidacin del campo como a las exigencias de la CAPES, como principal rgano financiero, y al nmero mayor de programas en operacin. Aunque los lmites son imprecisos, las divisiones internas del campo presentan una lnea divisoria cada vez mayor, cada subrea mirando cosas diferentes a travs de diferentes paradigmas (Shaphere, 1981).

    Cuando se acepta ese punto de vista y nosotros lo aceptamos es posible concluir que la bsqueda de lmites fijos entre la comunicacin y otros campos del conocimiento no tiene sentido. Adems, los investigadores no estn de acuerdo acerca de los hechos y los problemas reales que deben enfrentar y tampoco de la existencia de principios explicativos dominantes. Dominantes en qu? En nmero de investigaciones realizadas dentro de un tema o en el uso de determinada metodologa, teniendo como teln de fondo ese o aquel modelo de anlisis?

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    Si eso fuera posible, dos principios explicativos seran comparados a partir de cul tema? Por qu es necesario que uno de ellos salga triunfante? Finalmente, las crticas sobre determinados paradigmas y sobre la preferencia por otros paradigmas estn, a priori, fundamentadas en una perspectiva paradigmtica. Por ende, esa perspectiva paradigmtica lleva tambin al investigador a problematizar ciertas realidades y no otras para constituirlas en objetos de estudio.

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    REFERENCIAS

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    metodolgico, Loyola, So Paulo.

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    ELEMENTOS PARA UNA EPISTEMOLOGA DE LA COMUNICACIN

    Luiz C. Martino* Traduccin del portugus de Ral Fuentes Navarro

    A lo largo del siglo XX el estudio de la comunicacin se consolid como un punto de convergencia

    de intereses y de originalidad de este tiempo. Se trata de una temtica que toca a todos y que empieza a ser discutida a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, bajo el impacto de la emergencia de los primeros medios masivos y en el escenario de grandes transformaciones culturales (religiosas, sociales, polticas, econmicas, tcnicas).

    Entre el rango de ciencia constituida o slo un campo de interseccin de saberes, el estatuto de la comunicacin social ha variado y dividido opiniones a lo largo de las dcadas. Una de sus caractersticas ms marcadas y de ah, tal vez, su vivencia ms all del debate decisivo acerca de su definicin terica es la fuerte atraccin que suscita en los ms variados mbitos sociales y en los ms variados grupos de inters. Todos se interesan en el papel y el efecto de los medios de comunicacin sobre la sociedad y el individuo. En contraste, entonces, con otros saberes constituidos, su entrada en la escena intelectual no se debe a la consistencia de su fundamentacin terica sino a una fuerte demanda social. No obstante, ese inters generalizado no puede servir de aval para cuestiones continuamente diferidas o mal planteadas. Ms que nunca, con el mismo apagamiento de las luces que animaron el siglo que atestigu el pleno desarrollo de la comunicacin moderna y que vio el nacimiento de una ciencia de la comunicacin, se redoblan hoy los esfuerzos por cimentar los fundamentos de esa ciencia.

    Este trabajo pretende plantear algunos elementos para pensar los fundamentos de esa ciencia. Y desde el principio conviene explicitar que se toma este trmino en lo que tiene de problemtico. Al poner a la comunicacin como una ciencia no se emite ningn juicio de valor, ninguna ventaja o justificacin; por el contrario, es este estatuto el que se vuelve un problema en s mismo.

    La importancia de realizar esta tarea sobrepasa el marco simple del fortalecimiento y de la coherencia de esta disciplina. Discutir sus fundamentos significa poder reflexionar y reorientar (de manera permanente) nuestra visin y nuestra actuacin en la sociedad de la informacin. La notable importancia que los procesos comunicacionales encuentran ah hace que muchos investigadores prcticamente abandonen sus puestos para asumir la militancia en intervenciones poco autorizadas. Y sin embargo, ms que nunca, tanto el estado como la sociedad organizada, pasando por las propias aprehensiones individuales, esperan respuestas ms precisas acerca de lo que viene a ser al fin el efecto de los medios de comunicacin y cmo posicionarse en relacin con las prcticas comunicacionales abiertas por los nuevos dispositivos tecnolgicos. Esto ciertamente no puede realizarse sin establecer los fundamentos de la comunicacin, pues ellos proporcionan la medida de las limitaciones y de las posibilidades de ese conocimiento.

    El primer desafo que enfrenta quien se aventura por el campo de la comunicacin es el problema de su definicin. Prdigo en significaciones, el trmino comunicacin es un buen ejemplo de polisemia. En principio, es empleado para designar las relaciones entre humanos mediadas por la palabra, los gestos o las imgenes, pero el trmino se aplica tambin a las relaciones entre animales y hasta entre mquinas. Se agregan tambin a esta lista ciertas relaciones de la materia con la materia (transmisin de energa, cdigo gentico) y la relacin de los hombres con los dioses (o con Dios) y con los muertos. De esta manera, la comunicacin se dice

    Del hombre pero tambin del animal y de la mquina. De la relacin entre dos personas pero tambin del monlogo solitario y de la multitud. De la voz pero tambin del gesto y de la imagen. De los canales sensoriales pero tambin de los extrasensoriales. Del intercambio de ideas y opiniones pero tambin del dilogo de sordos. De la novedad pero tambin de la redundancia. Del acto, del proceso pero tambin de su resultado. De las partes involucradas pero tambin del mensaje y del medio.

    * Universidad de Brasilia, Brasil.

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    En fin, la comunicacin se dice de las cosas, del pensamiento de las cosas y de lo que no son cosas ni pensamiento. Es evidente que tal extensin y diversidad no pueden caracterizar el campo de estudio de una sola disciplina. La carga semntica del trmino, tal como se encuentra en uso por el sentido comn y en otras reas del conocimiento, incluye un nmero demasiado grande de acepciones, lo que prcticamente hace inviable cualquier estudio que se sirva del trmino comunicacin, sin antes proceder a un anlisis crtico.

    Desde el punto de vista epistemolgico, es simplemente aterrador constatar la existencia de trabajos sobre los fundamentos de la comunicacin que pretenden poder dispensarse de este tipo de anlisis. Frmulas matemticas avanzadas y ecuaciones qumicas complejas conviven de manera inocente al lado de anlisis de procesos psicolgicos o sociales, sin que se plantee la mnima consideracin sobre las relaciones entre estos campos y la diversidad de los saberes ah implicados.

    Polisemia Comenzaremos, pues, por ocuparnos de esa polisemia. Al respecto se presentarn aqu algunos

    resultados de otro estudio. La diversidad de la comunicacin hace que el campo de estudio coincida, en un primer momento,

    con el estudio mismo del ser, lo que lleva a reflexionar sobre un campo de extensin mxima. Con base en una taxonoma rudimentaria seres inanimados, seres orgnicos y seres humanos es posible decir que los fenmenos comunicativos conciernen a todos estos macrodominios y que la primera tarea consiste en sealar los distintos sentidos del trmino comunicacin en cada uno de ellos.

    Se puede decir que es en el mbito de los seres inanimados donde la comunicacin asume su acepcin ms general, justo la indicada por su etimologa: comunicacin es relacin. Este sentido atraviesa a todos los dems dominios, que no contribuyen sino hacen ms compleja esta frmula original.

    Pero qu sera la comunicacin en esta esfera de los seres inanimados? Se puede avanzar y precisar un poco ms el sentido de la comunicacin para este dominio, indicando que el trmino asume el sentido de transmisin. Por ejemplo, los intercambios de calor o de fuerzas que pueden usarse como sinnimos de comunicacin: una bola de billar comunica su fuerza a otra bola, que reacciona conforme a las instrucciones de la primera. Todo sistema de intercambio de fuerzas o de energa puede describirse como un proceso comunicativo: emisor (primera bola), receptor (segunda bola), mensaje (fuerza) y efecto (desplazamiento). Estn ah, por analoga, todos los elementos que por tradicin se usan en la descripcin del proceso de la comunicacin humana. Por consiguiente, el mundo de los seres inanimados podra describirse como un gran dilogo, a partir del agenciamiento de la materia individualizada o de la mecnica de los cuerpos fsicos. Es claro que una descripcin con base en la qumica no altera de forma significativa el sentido de la comunicacin presente aqu: se trata de un tipo de relacin que es posible precisar como accin-reaccin.

    El dominio de los seres orgnicos, a su vez, mantiene los sentidos precedentes. Sin embargo, el ser vivo interpone el organismo entre la accin y la reaccin, alterando as la dinmica del proceso. En este dominio, con el riesgo de perder de vista su especificidad, las relaciones ya no pueden ser descritas como procesos mecnicos debido a que el organismo, en su idiosincrasia, selecciona las respuestas. Esto es, retarda, adelanta, suprime y diversifica las respuestas, de modo que en vez de una relacin binaria, punto por punto, del esquema accin-reaccin, se pasa a una gama de respuestas posibles. Por otro lado, la accin de un ser vivo tambin debe ser analizad