hesse rosshalde

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Novela

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  • Johann Veraguth, un pintor derenombre mundial cuyas fama yfortuna parecan destinadas aprocurarle una vida idlica enRosshalde, su magnfica ymisteriosa residencia. Sin embargo,deber luchar denodadamente parano quedar atrapado en lastribulaciones de su vida domstica.Su familia es pequea (esposa ydos hijos) y su vida un misterio tanprofundo como su alma. La historiase proyecta en una sociedadprotocolar y con fuertes valores; unacomunidad que podra ser de

  • principios del siglo pasado y dondese deba cumplir con rgidosmandatos sociales.Las reglas implcitas de la sociedadparecen caer todas sobre Veraguth.ste es un hombre introspectivo,misterioso y sobrio que se dedicaenteramente a su obra artstica. Sindudas se trata de un pintorreconocido y de fama mundial queha logrado tener una posicineconmica abultada.Rosshalde, con su esplendor ycomodidad, era el espejo de lafortuna y el reconocimiento que haalcanzado el pintor.

  • Hermann Hesse

    RosshaldeePub r1.0

    JeSsE 23.10.14

  • Ttulo original: RosshaldeHermann Hesse, 1914Traduccin: Emilio Avila de la TorreRetoque de cubierta: JeSsE

    Editor digital: JeSsEePub base r1.2

  • ICuando Johann Veraguth adquiri enpropiedad Rosshalde, diez aos antes, lafinca constaba de una vieja casona, casien ruinas, a la que se llegaba por unavereda llena de matorrales; se entraba alinmueble por unos escalonesdesgastados por el uso. El jardn sehaba convertido en algo selvtico, losbancos del mismo estaban cubiertos demusgo. La heredad era extensa y nohaba ms edificaciones que la casaseorial, caballerizas y un pabelln alestilo de templete pagano cuyas puertasestaban a punto de caerse y en cuyos

  • muros crecan enredaderas silvestres ymusgo.

    El nuevo dueo mand derruir eltemplete, dejando solamente los diezescalones de piedra del mismo quepermitan bajar hasta la orilla delestanque. En el sitio antes ocupado porel pabelln se edific el estudio delpintor Veraguth, donde el artista trabajdurante siete aos e incluso lo habit, apesar de disponer de ampliashabitaciones en la casa grande. A causade las constantes desavenenciasfamiliares, tuvo que alejar de casa a suhijo mayor envindolo a estudiar fuera,a ceder la casa principal a su mujer yservidumbre, para finalmente vivir en

  • dos habitaciones adaptadas junto alestudio donde haca vida de soltero. Fueun lamentable desperdicio de la seorialmansin; la esposa del pintor ocupaba elpiso de arriba con su pequeo Pierre, desiete aos de edad. Aun cuando sereciban ocasionalmente algunas visitase invitados, nunca se albergaban gruposnumerosos y las habitaciones seguanvacas todo el ao.

    El pequeo Pierre era el niomimado de los padres, y a decir verdadera el nico vnculo de unin entre losVeraguth, el intermediario entre elpabelln del estudio y la casa principal,y prcticamente el dueo y seor deRosshalde. El pintor no sala de su

  • estudio, de los alrededores del estanqueo del antiguo jardn, mientras que laseora reinaba en la casona, circundadapor el prado y el bosquecillo de tilos ycastaos. Rara vez se dirigan lapalabra, actuaban con frialdad y cortesaa la hora de comer, cuando el pintorocasionalmente se presentaba a la mesa.

    El nio era el nico que no aceptabani comprenda estas separaciones,correteaba por ambas zonas y lo mismoestaba en la casa grande que en elestudio, en la biblioteca del pintor, en lagalera de viejos retratos o en la alcobade su madre. Era el dueo de las fresasque crecan junto al bosque de castaos,de los peces en el estanque, de las flores

  • en la avenida de los lilos, del vestidoren los baos y de la canoa. Se senta elamo entre las doncellas de servicio desu madre, y de Robert, el ayuda decmara del pintor. Era tanto el hijo de laseora de la casa entre las visitas einvitados, como el consentido de Johanncuando acuda a su estudio y escuchabaa su padre charlar en francs conalgunos seores. Tanto en lashabitaciones de la mam como en las delpintor abundaban los retratos delchiquillo. En lo general, Pierre lapasaba bien, mejor que muchos otrosnios de familias ms unidas. Todavano haba planes definidos para sueducacin y si alguna vez incurra en el

  • enojo de su madre, siempre contaba conel refugio que le brindaba el estanque ysus incursiones en el amplio jardn.

    En una ocasin, a la medianoche,cuando Pierre ya estaba en cama, Johannregresaba de la ciudad, que estabarealmente cercana solo y caminando.Haba pasado la velada con unos amigosen la posada y gracias a la caminata sele iba despejando la cabeza de losefectos del vino, del tabaco, consumidosentre risas bquicas y chistes subidos decolor. Respiraba con deleite el aire froy hmedo de los principios del verano ycaminaba con viveza por la carreteraflanqueada por los trigales yaespigados rumbo a Rosshalde, cuya

  • frondosidad se destacaba a pesar de laoscuridad y de un cielo plido ynebuloso.

    Pas de largo frente al portn de lafinca y por un instante pudo admirar laarmoniosa proporcin de las lneas de lacasa seorial, como si fuera un visitantefortuito que gozara de su imponentemajestuosidad. Cruz la parte alta delvallado y un trecho despus lleg alportillo particular de la entrada a lapropiedad, que por un pequeo senderollevaba hasta el estudio del pintor.Veraguth era un hombre de bajasproporciones, pero de fuerte contextura.Lleg por fin a su habitacin yadespejado de los vapores del vino y la

  • tertulia.El pequeo lago estaba quieto y slo

    una leve brisa nocturna pareca orlar susuperficie. El reloj marcaba unosminutos antes de la una. Abri la puertay entr a su alcoba; se desnud y asdesnudo sali al exterior, baj la pulidaescalinata y entr lentamente en el aguadel lago. Se zambull y nad un poco,pero luego sinti la fatiga causada por lafrancachela y la velada, y regres a laorilla. Entr nuevamente, se sec conuna toalla y comenz a encender lucescon impaciencia. Se dirigi al caballetedonde estaba el lienzo de su ltima obra,y a pesar de estar todava un tantoofuscado se puso a examinar con

  • cuidado los tonos y el reflejo de la luzelctrica sobre la tela. Con suacostumbrada minuciosidad, se puso aanalizar cada trazo y pinceladaejecutados en la jornada anterior, sinperder de vista la imagen concebidaoriginalmente y que se propona plasmaren el lienzo, para perfeccionarla. Pocodespus se dirigi a su dormitorio, peroantes dej escrito en el pizarrn de laentrada, para Robert, que se ledespertara a las siete, caf a las nueve

    Cerr la puerta y se meti en cama,pero permaneci largo rato con los ojosabiertos. Tena fija en la mente laimagen de su ltimo cuadro. Finalmentequed dormido.

  • Siguiendo las rdenes, Robert lollam a la hora indicada. Se incorpor,se lav con rapidez con agua fra; sepuso un traje de burda tela gris, yadescolorido por tantas lavadas, y sedirigi al estudio. Sobre la mesa delcentro haba un plato con frutas, un vasocon agua y una pieza de pan de centeno,de la cual cort un pedazo que comi sinfijarse mientras se diriga al caballetepara contemplar su cuadro. Regres a lamesita y cogi otro trozo de pan yalgunas cerezas. Con indiferencia hojeunas cartas y peridicos. Finalmente seinstal frente a su pintura; parecahechizado con su obra.

    Era un cuadro pequeo, inspirado

  • por un amanecer durante uno de losviajes del pintor. Esa vez, pernoct enuna sencilla posada al margen del AltoRhin por no haber encontrado a unamigo, artista tambin, a quien iba avisitar. La tarde de ese da fue fastidiosay no pudo salir a causa de la lluvia, perola noche fue peor al tener que dormirsobre un lecho hmedo y en un cuartosin ventilacin. Despert malhumoradoantes de que amaneciera y sali por unaventana de la estancia porque la puertaestaba an cerrada. Desat las amarrasde una canoa que encontr en la orilladel ro y comenz a remar, en su trayectovio venir otro remero apenas dibujadopor la lechosa claridad del lluvioso

  • amanecer. La escena le impresionntimamente por la peculiar e inciertaluz del momento. Johann permaneciinmvil. El pescador tempranero sedetuvo junto a unos corchos flotantes deuna red, mientras pescaba una nasa yluego dos ms de buen tamao. Lospescados aparecieron junto a la barca,relampaguearon por un momento contrael negro de las aguas y luego se oy elchasquido de sus cuerpos al chocarcontra el fondo del bote. Veraguth lerog al pescador que no se moviera;sac su caja de acuarelas y traz unboceto de la escena. Todo ese dapermaneci en la aldea. Al siguientevolvi a la misma hora y al mismo sitio

  • para hacer nuevos apuntes. Despusprosigui su viaje, pero no podaquitarse de la mente la imagen captada,que permaneca confusa hasta que no ledio forma pictrica. ste era el cuadro,ya casi terminado, que ahoracontemplaba. Le haba dado buentrabajo representar la mvil y fraclaridad de esa luz plateada matinal,sobre todo por estar acostumbrado aplasmar escenas al rayo del sol, o a laluz filtrada por entre los rboles de laselva.

    Lo incierto de esa luminosidad habadespertado el eco de su alma de artista.Hasta entonces se haba conformado conlogros estticos basados en una tcnica

  • analtica. Esta vez se enfrentaba a unreto pictrico, muy hermoso y pococomn. En realidad, no se esmeraba enresolver dificultades tcnicas o enplasmar una imagen fiel de la propiaescena, sino que ntimamente sentahaber logrado descorrer,momentneamente, el velo enigmtico eindolente de la propia naturaleza y hacersurgir a la superficie un soplo de lo realy verdadero.

    Concentraba toda su atencin encada trazo y mezclaba los colores en lapaleta con gran actividad y que ahorapresentaba un aspecto distinto a base decolores vivos y brillantes, en amarillosy rojos. Haba captado bien la sutileza

  • del aire y del agua; esa luz difusa dabala sensacin de estremecimiento por elfro sobre el lienzo; en ese amanecer,an indefinido, flotaban siluetasimprecisas de rboles y postes deamarre en la orilla; la tosca barcazaemerga con fantasmales contornosdiluidos, as como las facciones delpescador, con excepcin de una de sumanos en actitud de coger uno de lospescados con notable naturalidad. Unode ellos saltaba fulgurante sobre laborda del bote, mientras que el otroyaca innime sobre el costado en elfondo de la barca con sus ojos redondosy las fauces abiertas en los que se mecatodo el dolor de la criatura atrapada. El

  • contorno era ms bien fro y triste,aunque con cierta serenidad ante lamotivacin ineludible del devenir de lanaturaleza, del gnesis y del procesoimpenetrable de la continuidad; delconstante asombro ante su ancestralsimbolismo.

    Despus de dos horas de trabajocreativo, el criado entr al estudio conel desayuno previa autorizacin deVeraguth. Dispuso la mesa en silencioy finalmente anunci que el almuerzoestaba listo. El pintor dio la ltimapincelada y pidi agua caliente paralavarse.

    Quieres prepararme una pipa? le dijo a Robert. Escoge la pequea

  • sin tapadera, debo haberla dejado porah en la alcoba; mientras tomar elcaf

    Veraguth sinti que con esta pausa sedespejaba su mente a pesar del intensotrabajo y concentracin en su obra. Deimproviso se dirigi a Robert y lepregunt:

    Has pescado alguna vez concaa?

    Si, seor.Bien. Entonces contempla ese

    pescado, no el que est en el aire, sinoel otro que abre su boca con ansiedad.

    Me parece perfecto dijo Robert; pero usted sabe mejor que yo que asdebe ser en realidad no le falta nada,

  • puesto que usted lo vio tal y comoest

    El pintor asinti distradamente;regreso a su caballete y siguitrabajando apartado por completo detodo lo exterior, olvid por completo elcaf, su desayuno y se concentr en laobra. Pero Robert lo volvi a larealidad y a media voz le dijo:

    Seor Veraguth ah hay algunascartas.

    Con nerviosidad, el pintor mezcl unpegote de cobalto en la paleta einconscientemente y sin ganas cogi elcorreo que le alargaba Robert; haba lashabituales circulares, invitaciones aexposiciones, preguntas de periodistas

  • sobre datos biogrficos, facturas perosu mirada tropez con una misiva cuyaletra le era bien conocida y la cual tomcon inters. La ley con deleite, gozandode la familiar caligrafa, del estilopersonal y la soltura de la relacin. Lacarta vena de Italia, traa el selloNpoles. Es decir, que su amigo estabaen Europa.

    Reley con placer esos renglones deletra apretada, matemticamentealineados; record las notas pocofrecuentes que antes le haba enviadodel extranjero y que le causaban tantoplacer como las horas que pasaba encompaa de su querido nio Pierre,remansos que lo aferraban a la vida. La

  • carta, fechada el dos de junio enNpoles deca:

    Querido Johann:Como siempre, el ambiente

    civilizado europeo me recibe jubilosocon un gran plato de macarrones, perosalpicado de un buen vino Chianti. Lodisfruto comindolo entre el gritero delos vendedores callejeros. Npolessigue igual de bullanguero, loencuentro tan ruidoso como Singapur oShanghai; pero anticipo que en nuestropas seguir todo normalmente y con suorden de costumbre. En un par de dassaldr para Gnova, donde me recibirmi sobrino e iremos a visitar a la

  • familia. Con ellos pasar cuatro ocinco das. Luego ir a Holanda paraarreglar ciertos asuntos y calculo estarcontigo el prximo da 16. Piensopermanecer en tu compaa un par desemanas y obligarte a que no te pongasa trabajar esos das. Te has convertidoen una celebridad y considero que ya tehas sublimado. Tengo la intencin decomprarte uno de tus cuadros; todo loanticipado sobre mis escasos bienes defortuna ha sido slo un subterfugio decomprador.

    Hermano Johann, nos hacemosviejos. Sin embargo, ya he cruzadodoce veces el Mar Rojo y soportado elcalor de 46 grados centgrados pero

  • divago, te ruego que tengas a la manovarias cajas de vino del Mosela, quesiempre ha sido nuestro predilecto. Del9 al 14 en Amberes, donde podrslocalizarme. Si hay alguna exhibicinde tus cuadros no dejes de informarme.

    Otto.

    Veraguth volvi a leer la misiva ygoz del estilo y emotividad del amigo.Despus de consultar un calendario demesa, se dio cuenta de que una serie decuadros suyos seran expuestos enBruselas hasta mediados del mes, asque Otto cuya crtica tema en ciertomodo los podra ver y sacar unaprimera impresin sobre su arte y estado

  • de nimo. Ya adivinaba a Otto, siempreelegante paseando por el saln yadmirando sus cuadros. Esto le causalegra y se propuso escribirle sindemora a Amberes.

    Otto nada olvidaba, ni an el vinodel Mosela. Como no tena botellas dedicho vino orden que le trajeran variascajas, aunque l rara vez lo beba ahora.

    Volvi al caballete, pero estabaalterado y no se poda concentrar nirecuperar su espontaneidad creativa.Recogi la carta y sali a dar un paseo.Le agrad el brillo del lago reflejandolos rayos del sol. La maana eraesplndida y el jardn resonaba con lostrinos de los pjaros.

  • Era la hora de la clase matinal dePierre. Sigui deambulando sin rumbofijo. Pas cerca de la casa grande, por elcoto de los juegos infantiles del chico yfinalmente entr al huerto a disfrutar delos altos castaos de la India, con sumagnfico follaje y a cuyo alrededorzumbaban las abejas, que tambinlibaban entre los rosales. Oy las doscampanadas del pequeo reloj en latorre de la casona, que seguadescompuesto y que Pierre pensabareparar algn da; su sonido eraimperfecto.

    Accidentalmente escuch quealguien conversaba hacia el otro lado dela rosaleda; voces envueltas en el

  • perfume de las flores y el bulliciosozumbido de las abejas y los trinos de lospajariIlos. Su mujer y Pierre charlaban.Se qued quieto para escucharlos.

    Tendrs que esperar un par dedas deca la madre todava noestn maduras.

    Estall la risa infantil del chiquilloenmedio del ambiente de paz y quietuddel lugar. Por un momento transportaronal pintor a su propia niez. Cruz larosaleda y vio a su mujer atareada entraje de faena cortar las flores quedepositaba en un pequeo cesto.Observ calladamente su corpulentafigura inclinada sobre los rosales;estaba tocada con un gran sombrero de

  • paja que ocultaba parcialmente su rostrograve y triste.

    Cmo se llaman esas flores? pregunt el nio. Sus piernas desnudas yflacas, tostadas por el sol se destacabansobre el fondo de claridad; su camisaentreabierta dejaba ver el cuellobronceado.

    Son clavelinas inform lamadre.

    Oh, eso ya lo s! repuso elchico; pero lo que quiero saber escmo las llaman las abejas; en sulenguaje deben tener otro nombre

    Seguramente, pero eso slo losaben las abejas, quizs las llamenflores de miel

  • Pierre qued pensativo y luegocoment:

    No, no lo creo. Ellas sacan lamiel de otras flores tambin y no todasson iguales.

    Pierre contempl a una de las abejasque irrumpa zumbando en la corola deuna flor. No haba quedado satisfechocon el nombre de flor de miel, pero enfin, ya haba comprobado que las cosasms interesantes nunca se las aclarabandebidamente.

    Veraguth segua oculto tras el seto;vea el rostro serio y calmado de sumujer y la linda carita de su hijo menor,pero record entonces aquel verano encompaa de su hijo mayor, cuando era

  • tan chico como Pierre. S, lo habaperdido para siempre como a suesposa pero no perdera a Pierre.Seguira sus pasos, lo atraera yconvivira con l, porque si se apartaradel chiquillo no podra seguir viviendo.

    Sin hacer ruido regres por elsendero arbolado pensando de que nodeba seguir flojeando y haciendo unesfuerzo trat de volver a su trabajo, yaunque con desgano logr concentrar suatencin en el objetivo inmediato de sucuadro.

    En eso lleg la hora del almuerzo.Veraguth se cambi de ropa, se afeit yse puso su traje azul de verano, que ledaba un aire ms animoso que en su

  • atuendo informal y descuidado de pintor.Se present en el comedor y abraz ybes a su nio Pierre.

    Cmo has pasado la maana,Pierre? Estuvo amable tu profesor?

    Oh, s!, solamente que es tanaburrido. Si me cuenta algo no es paradivertirme, sino que tiene que ser unaleccin, y siempre termina diciendo quelos nios buenos deben hacer algo u lootro. Pintaste algo ahora, pap?

    S, he estado trabajando en elcuadro del pescador, que casi estterminado. Maana lo podrs ver. Nadale daba ms placer al pintor que sentir lamanita de su hijo entre las suyas, depasear con l entre los macizos de flores

  • y de aspirar en su compaa el aroma tangrato del jardn.

    Oye, pap! t sientes miedo alas mariposas?

    Pues no lo s. No lo creo, porquehace un momento una de ellas se pos unmomento en mi dedo ndice

    Es que no veo alguna por aqu ysiempre encuentro muchas de ellas, deesas que llaman papillos, que son lasque me conocen bien y me hablan y mepiden de comer.

    Estupendo!, probaremos ahora; pidea tu mam un poco de miel y se lasofrendaremos

    Pierre salt al momento y entrcorriendo por el pasillo. El pintor colg

  • su ancho sombrero en el perchero yescuch que el nio requera de lamadre un poco de miel.

    Luego, Veraguth entr y salud demano a su mujer ms alta y robustaque l, pero ms ajada y avejentada ala que haba dejado de querer, sin dejarde sufrir por la prdida lamentable de suamor.

    Podemos comer algo en seguiday le orden a Pierre que se lavara lasmanos.

    Hay noticias dijo el pintor.Otto va a venir pronto, aqu tienes sucarta. Pasar una temporada connosotros; espero que no te causemolestias

  • El seor Burkhardt podr ocuparel cuarto de arriba. Tendr tranquilidad.Adems puede ir y venir a su gusto.

    Perfectamente dijo el pintor.No cre que viniera tan prontoPues, no s, pero parece que

    quiere regresar antes de lo previsto a sudominio. De cualquiera manera, meparece bien.

    Crees que llegar al mismotiempo Albert?

    El rostro de Johann se nubl y su vozcambi de inflexin.

    Qu sucedi con Albert creque se iba al Tirol con su amigo?

    No te lo haba informado, pero esque su amigo fue invitado por unos

  • familiares, as que cancelaron laexcursin. Albert pasar aqu susvacaciones.

    Estar por aqu todo el tiempo?Lo supongo. Quizs podra irme

    de viaje con l un par de semanas, si esono te incomoda.

    Pues no, entonces me llevara aPierre a mis habitaciones.

    Vamos repuso la mujer, novolvamos a discutir; bien sabes que nopuedo dejar solo a Pierre

    Pero no estara solo! gritVeraguth encolerizado.

    No, no lo puedo dejar as, esintil que insistas

    El pintor call, porque entraba el

  • nio. Se sentaron a la mesa. Dos seresseparados por el destino. Sin embargo,Pierre reciba los mimos de ambosdurante la colacin. Johann queraalargar la discusin, pero en el fondosaba que el chico seguira con la mamen la casa y que esa tarde ya no lovisitara en el estudio.

  • II

    Robert estaba lavando una paleta yun manojo de pinceles cuando elpequeo Pierre lleg hasta la puerta delestudio.

    Vaya trabajo sucio! exclam elchico. Pintar es bonito, pero yo noquisiera ser un pintor.

    Piensa bien lo que dices repusoRobert. Recuerda que tu pap es ungran pintor y muy famoso

    No dijo el nio, eso no megustara. Siempre est uno lleno demanchas y con ese olor tan desagradablede las pinturas. Me gusta cuando cuelgan

  • el cuadro recin pintado, el olor es fino;pero en el estudio el olor es horrible.Me duele la cabeza.

    El criado lo mir especulativamentey pens que sera oportuno comenzar acorregir al chico mal criado, pero conslo verle la cara no se le podareprender; era un chico vivo, hermoso yserio que actuaba con genuinanaturalidad y que incitaba a quererlo.

    Y qu te gustara ser? preguntRobert. El nio pareci reflexionar yluego dijo:

    Pues francamente, nada enespecial. Por lo pronto, no tener nadaque ver con lecciones ni escuelas; vestirtodo de blanco en el verano y no tener

  • una sola mancha.Vaya pues!, conque ahora nos

    vienes con sas hace poco llegastehecho un asco, todo sucio ya no teacuerdas?

    Pierre asumi una actitud demolestia, mir al criado con ojosentrecerrados y coment quedamente:

    Mam ya me reprendi bastantepor eso, y no creo que necesitesechrmelo en cara otra vez

    Bueno sigui Robert, demodo que quisieras ir siempre de blancoy no llevar vestido manchado

    Ya s que eso es imposible. Veoque no me comprendes. Es que siempreme ha gustado revolcarme en el pasto,

  • saltar charcos y trepar los rbolespero no quiero que me regaen cuandolo hago, que me dejen solo paracambiarme de ropa y limpiarme en micuarto. Sabes?, creo que los regaos denada sirven

    Eso crees?S. Cuando se hace algo

    incorrecto, uno mismo se avergenza,pero cuando me reprenden siento menosvergenza por mi mal comportamiento.Adems, me corrigen por todo, por noobedecer al instante o por estar de malhumor

    Todo queda compensadocuntas veces has hecho algo malo sinque lo sepamos y nadie te reprendi?

  • Pierre no replic. Cada vez quehablaba con una persona mayor quedabadecepcionado o humillado.

    Quisiera volver a ver el cuadrodijo cambiando el rumbo de ladiscusin. Vamos, djame entrar

    Robert accedi y lo hizo pasar alestudio en su compaa. El pintorprohiba que alguien entrara solo a sutaller. La ltima obra del maestro estabasobre su caballete hacia el centro delvasto saln. Pierre pregunt:

    Te gusta, Robert?Por supuesto que s. Es muy

    interesantePierre lo contempl un instante y

    luego dijo:

  • Creo que de todos los cuadros quehe visto, yo podra distinguir lospintados por pap. Quizs porque meagradan aunque sea slo a medias

    Vaya una tontera! exclam elcriado asustado; pero el chico seguaimpasible sin quitar la vista del cuadro.

    Escucha continu Pierre, encasa hay dos cuadros antiguos que meagradan ms y que los prefiero. Hay unocon fondo de montaas a la puesta delsol, color rojo y dorado; tenemostambin pinturas de nios, hermosasmujeres y de flores. Son ms bonitos queese viejo pescador que no tiene ni cara,en ese bote negro y feo

    En el fondo, Robert opinaba de igual

  • modo y admiraba la sinceridad delchico, pero no poda secundarle porahora.

    Eres muy pequeo para entendermuchas cosas. Vmonos ya. Es hora decerrar el estudio.

    En ese momento se oy el ruido deun automvil llegando a la casa.

    El coche! grit Pierre y salicorriendo alegremente. Corri por elcsped, atraves el bosquecillo decastaos, brinc sobre los setos deflores y lleg casi sin aliento a laentrada de la casona. Del vehculobajaba su pap acompaado de un seordesconocido para Pierre.

    Hola Pierre! exclam su padre.

  • Mira, tenemos visita, es un to tuyo.Saldalo con afecto y pregntale dednde viene

    El chico no quitaba la vista delvisitante, le extendi la mano y lepregunt de dnde vena. Eldesconocido lo cogi en sus brazos.

    Hombre!, ya pesas mucho param. Que de dnde vengo? Pues ahora deGnova, y antes de Suez, Adn y

    Ah, de la India!, eso ya lo saba,y t eres el to Otto. Qu me trajiste?Un tigre, unos cocos?

    Bueno, pues el tigre se me escap,pero s traigo unos cocos y unas conchasmuy bellas, y estampas de China

    Entraron y Veraguth condujo a su

  • amigo a la parte superior de la casa porla escalinata. Apoyaba el brazo conafecto sobre el hombro de Otto, que erade mayor estatura que el pintor. En elpasillo de arriba encontraron a la seoraVeraguth, quien salud a su husped conamabilidad. El rostro del viajero, sano yjovial, le trajo recuerdos de horaspasadas que no volveran jams. Otto latrat con cordialidad y mantuvo un pocola mano de Adele entre las suyas.

    Te encuentro tan joven como laltima vez. Te conservas mejor queJohann.

    Y usted como siempre repuso lamujer amistosamente.

    Pues aparentemente coment

  • riendo Otto. Caras vemos, corazonesno sabemos los aos se van sin sentiry an sigo de soltero

    Ojal y ahora ya piense encasarse

    No, no lo creo. Sigo enamoradode viajar, aunque en Europa tengomuchos parientes; me he convertido enun to ricachn, al que se espera conafecto. Si me casara, tendra queabandonar mis latitudes.

    La seora Veraguth sirvi el caf enla salita de estar. Luego bebieron licoresy charlaron sobre viajes, plantos decaucho, porcelanas chinas. Johann sesenta un tanto cohibido en esa salita quetan poco frecuentaba, pero poco a poco

  • afloj la tensin con la presencia de suamigo, siempre alegre y cordial.

    Creo que a mi mujer leconvendra descansar un poco. Tellevar a tu habitacin.

    Se despidieron de Adele y el pintorllev personalmente a Otto a las doshabitaciones especialmente dispuestaspara l, decoradas con cuadrosescogidos, discretos anaqueles conlibros, y como toque final, Veraguthhaba colgado hacia la cabecera de lacama una vieja y maltratada fotografa,recuerdo festivo de un grupo debachilleres de treinta aos atrs, queOtto contempl emocionado.

    Santo cielo! exclam

  • sorprendido. Henos ah en nuestrosgloriosos 16 abriles hermano, eres unsentimental no haba visto esa fotodesde dos dcadas

    Lo supuse dijo Veraguthsonriendo. Estaba seguro de que teagradara. Confo en que encuentres todoa tu gusto. Quieres abrir las maletasahora?

    Otto se sent sobre el bal ropero ymir satisfecho a su alrededor.

    Todo est a pedir de boca. Perodime: dnde duermes t hay otrashabitaciones ms arriba?

    El pintor no contestinmediatamente, juguete un poco conuna cartera de cuero bellamente labrada

  • y sin darle importancia al asunto dijoque viva junto a su estudio, donde habaadaptado habitaciones.

    Bien, amigo mo, ya me lasensears despus. Ests bieninstalado?

    Perfectamente, pero comencemosa abrir tu equipaje. Traer a Pierre, legustara ver todo esto

    Al entrar, Pierre exclam conadmiracin:

    Qu bales tan lindos, to Otto! Aveces he visto bales con etiquetas demuchos colores; una deca PENANG,dnde est Penang?

    Es una ciudad de Indochina. La hevisitado algunas veces. Ahora, fjate

  • bien y abre t solo esta valija con sullave especial.

    Al abrirse la petaca, lo primero quevio fue un cestillo recubierto con untrenzado de fibra en rica filigranamalaya, ah se poda ver una soberbiacoleccin de conchas que slo secompran en el Oriente.

    Pierre qued esttico al recibir suregalo y ms an cuando sigui unelefante de bano, una figurita china departes mviles y una lmina chinatambin con una serie de demonio ydeidades, reyes y dragones en vistososcolores.

    El pintor ayud al chico adesempacar todos sus obsequios,

  • admirndolos al mismo tiempo, mientrasOtto sacaba ordenadamente sus camisas,zapatillas, ropa interior, que ibadistribuyendo por el cuarto.

    Basta! dijo finalmente Otto.Ya hemos trabajado mucho. Ahoravamos a divertirnos; por lo prontoquiero ver el estudio

    Pierre observaba a su pap y not lamirada de emocin en el rostro delpintor.

    Ests muy contento, pap?As es, hijo mo.Es que no siempre est tan

    contento a ltimas fechas? interrumpi Otto.

    El chico los mir desconcertado.

  • No s qu decir repusovacilante; pero haca tiempo que no lovea tan feliz acab echndose a rer.Luego, sali de la habitacin corriendocon el cestillo de conchas en la mano.Otto y Johann salieron tambin conrumbo al estudio.

    Noto aqu muchas reformas observ Otto pero todo ha quedadomuy bien Cundo las hiciste?

    Har unos cuatro aos. Tambinampli el estudio.

    Burkhardt admiraba el panorama asu alrededor.

    El lago es muy bello. Me gustarabaarme despus. Pero dime: tienesalgn nuevo cuadro?

  • S, acabo de terminar uno. Tienesque verlo. Creo que es bueno.

    Entraron al estudio,escrupulosamente limpio y muyordenado. Hacia el centro del tallerestaba el cuadro montado en elcaballete. Lo miraron en silencio. Elturbio amanecer representado, laatmsfera fra y hmeda de la obra,contrastaba con la luminosidad de laestancia baada de sol.

    Es lo ltimo que has pintado?S. Hoy le pondr su marco. Te

    gusta?Ambos se miraron a los ojos. En el

    rostro del buen Otto, hombre mscorpulento que su amigo, el pintor

  • pareca un nio grande, pero con elcabello ya encanecido.

    Es probablemente tu mejor obradijo reposadamente. Vi los deBruselas y los de Pars. No podacreerlo, pero has progresado mucho.

    Hombre!, eso me alegra. Yosiento lo mismo. Lo atribuyo a trabajarsin pausas. Creo que antes era yo unbuen aficionado, pero el trabajo sindescansar y genuina concentracin, mehan ayudado a tener un dominiopersonal, aunque siempre se puedemejorar

    Entiendo, adems te has vueltofamoso. Me agrad que incluso hablande ti entre los pasajeros de los viejos

  • barcos del Oriente, y esto meenorgulleci. Qu sabor tiene la fama,te satisface?

    No sabra decirlo. Entiendo quehay por ah tres o cuatro pintores quevalen ms que yo y con mayor capacidadinterpretativa. Nunca me he catalogadoentre los realmente grandes, y todo loque se diga de mi obra sonindudablemente puras necedades. Exijoque se me tome en serio y me satisfacelograrlo. Lo dems es propaganda ypublicidad interesadas.

    Puede ser; pero dime: qupiensas de los pintores ms destacados?

    Que son los verdaderos reyes omonarcas. Los artistas de mi clase

  • pueden llegar a ministros o generales;pero para eso hay que laborar sindescanso y apreciar seriamente lanaturaleza. Los que logran penetrarla ysentir su aliento vital se convierten ensus hermanos; juegan con sumanifestacin plstica y son capaces derecrearla, mientras que nosotros slopodemos copiar. Claro que estossoberanos del arte son muy pocos;quizs surja uno cada centuria.

    Ambos se pusieron a pasear por elvasto estudio; uno tratando de buscarpalabras expresivas y el otro analizandoel rostro cetrino y flaco del pintor. Pocodespus, el visitante se detuvo y junto ala puerta de la alcoba de Johann le pidi

  • un cigarro.Veraguth lo hizo. Cruzaron la

    primera estancia y Otto se dio cuentainmediatamente de la austeridad deldepartamento, que a pesar de contar conlos tiles muebles necesarios, dabasensacin de estrechez, de un cuarto desoltero de pocos recursos.

    De manera que aqu te hasinstalado coment Otto con seriedad.

    Sigui examinndolo todo y se pusoa considerar lo que habra ocurrido enlos ltimos aos. Le satisfizo ver por ahartculos deportivos, arreos paraequitacin; pero nada que sugirieracomodidad. De manera que ah eradonde su amigo creaba esos cuadros que

  • haban merecido el lugar de honor en lasprincipales galeras y exhibiciones. Lesorprenda ese ambiente de aislamientocon slo lo indispensable sin nadafestivo, ni amable a la vista, ni siquieraun cuadro de una bella mujer.

    Sobre la cabecera de la cama habados fotografas sin marco: un retrato delnio Pierre y otro de Otto. Al momentoreconoci la instantnea que alguien letomara en una terraza en la India. La fotoestaba semiborrosa por la escasa luz alser tomada.

    El taller te ha quedado muycmodo dijo al pintor al contemplarnuevamente el cuadro del pescador.Veo que has trabajado en firme. Choca

  • esa mano, chaval! Tengo gran placer enverte, a pesar de notarte tan cansado. Tedejar por ahora, luego me buscas ytomaremos un bao. Hasta pronto.

    Otto se fue a pasear bajo losrboles. El pintor lo miraba con afecto yadmiracin al distinguir su erecta figuray la seguridad de sus movimientos; suconfianza en s mismo.

    El visitante lleg hasta la casagrande, pero no entr a su cuarto sinoque sigui escaleras arriba hasta lashabitaciones de la mujer del pintor.Llam a la puerta y pregunt si lepermita hacerle compaa durante unrato.

    La mujer franque la entrada con una

  • sonrisa que Otto encontr algo inslitaen ese rostro tan vigoroso, pero concierto dejo de desamparo.

    Rosshalde es algo estupendo; yaconoc el jardn y el lago. Encuentro aPierre muy grande, es un chico vivo yalegre. Esto me incita a dejar la soltera.

    S, el chico es realmente guapo.Crees que se parece a Johann?

    Un poco, quizs ms que un poco.No conoc a Johann a la edad de Pierre,aunque s cuando ya tena 12 aos.Ahora lo veo un poco cansado. Hatrabajado mucho estos aos?

    Adele lo mir fijamente y le dijo:El suele decir poco de lo que

    hace

  • Qu pinta ahora, paisajes?Trabaja mucho en el jardn, a

    veces con modelos. Has visto suscuadros?

    S, vi varios en Bruselas.Oh!, los ha expuesto ah?Es una excelente coleccin. Por

    ah debo traer el catlogo. Quisieracomprarle alguno y me gustara saber tuopinin.

    Otto se busc en los bolsillos yfinalmente extrajo un pequeo catlogo;seal uno en particular. Adele loobserv.

    Pues no podra ayudarte. Noconozco ese cuadro. Tengo idea de quelo pint en los Pirineos el ao pasado;

  • pero aqu no lo he visto.Son muy hermosos los regalos de

    Pierre dijo cambiando el tema. Telos agradezco.

    Oh!, no tienen importancia; perome permites que te deje un recuerdo deAsia? He trado unas telas que quieroque veas y escojas la que te guste.

    Pensaba que era necesario ganarseun poco la confianza de esta mujer tancorts y reservada; quera hacerlasonrer. De su amplio bal sac unabrazada de telas de varios tejidos,estampados al batik, de sedas y encajes,que Otto iba describiendo festivamenteal hablar sobre los lugares de origen ylas gangas logradas a base de regateos.

  • Aquello pareca un autntico bazar deOriente. La oblig a medirse las telas,puso encajes sobre los brazosexplicando la forma de llevarlos; lainst a que admirase y se adornara conlas telas hasta lograr que se quedara conellas.

    Dios mo!, pero esto es inaudito;te dejar en ruinas, no puedo aceptartodo esto

    No tienes que preocuparte. Acabode plantar seis mil rboles de goma ypronto vivir como un autnticoprncipe.

    Poco despus, el pintor vino enbusca de su amigo y encontr que amboscharlaban animadamente; se asombr de

  • hallar a su mujer tan locuaz. Torpementealab la serie de hermosas telas.

    Vamos coment Otto, dejalos juicios a las mujeres. T nada sabesde estas cosas. Ahora vayamos abaarnos. Debo decir que Adele no haenvejecido. Ha estado muy contentaconmigo y esto me sugiere que tumatrimonio va bien. Pero dnde est tuhijo mayor?

    Ya lo vers repusoencogindose de hombros. Hoymismo regresa a casa. De repente sedetuvo. Mir fijamente a su amigo y ledijo en voz baja:

    S, ya lo vers todo, Otto. Nohablar sobre esto ahora. T mismo lo

  • captars, viejo amigo. Mientras t estsaqu todos estaremos muy contentos.Bueno, vayamos al estanque. Te jugarunas carreras como cuando ramoschicos.

    Magnfico, sigamos adelante dijo Otto sin aparentar que haba notadola nerviosidad del pintor. Creo queesta vez por fin me podrs ganar; hedesarrollado una buena barriga y

    Ya atardeca. El lago era una vastasombra; haca una brisa ligera queacariciaba la copa de los rboles, entrecuyos claros se destacaba un jirn decielo azul salpicado de tenues nubesteidas de un tono violeta; formaban un

  • conjunto simtrico singular. Llegaron ala caseta de los vestidores, pero lapuerta estaba oxidada en la cerradura yno se poda abrir.

    Bueno, djala en paz dijoVeraguth, es que nunca la usamos.

    Siguiendo el ejemplo del pintor, Ottose desnud al aire libre. Se acercaron ala orilla y probaron primero con un piela temperatura del agua. A la mente deambos vino el recuerdo de sus aospasados, y no se decidan a entrar a lastibias aguas del lago, hipnotizados porel mgico espejo y sus sutiles ondas.Finalmente, Otto fue el primero enatreverse y dio unos pasos.

    Ah! dijo suspirando de placer

  • el agua est riqusima; pero oye,amigo, no estamos tan mal, fuera de miprecoz barriga pero anda, anmate!

    Acto seguido se adentr en lasaguas. Sus gritos incitaban a Johann.

    Sabes?, por mi plantacin correun ro incitante, pero como se te ocurrameterte, te quedas sin piernas por laspiraas y los cocodrilos. Bueno,comencemos la competencia delPrincipado de Rosshalde. Nademoshasta aquella escalinata y regresemosListo! Adelante!

    Con semblante risueo amboscomenzaron a nadar ruidosamente, peroa un ritmo razonable, luego, bajo elrecuerdo de sus pasadas glorias, ambos

  • fueron imponiendo mayor velocidad asus brazos y piernas. Llegaron juntos ala escalinata, y al regreso, a base de unesfuerzo, el pintor pudo llegar primero ala meta. Todava dentro del agua, amboscomenzaron a burlarse uno del otro,jadeantes pero felices. Se volvieron asentir como antes, buenos camaradas;dejaron correr el velo de la largaseparacin, olvidaron la barrera deltiempo y la falta de comunicacin.

    Se vistieron y ambos compartieronunos momentos de sincera comprensiny amistad, sentados en las gradas de laescalinata de acceso; disfrutaron delmisterioso oscurecimiento de lasuperficie del lago, de la frescura del

  • ambiente, la desleda tonalidad violceade las nubecillas, y comenzaron asaborear sensualmente uno de los platoscon cerezas que Robert les haba tradopara su deleite. Recordaron sus buenostiempos estudiantiles, a sus viejosmaestros en el Instituto, a suscondiscpulos, estipulando sobre lasuerte de todos ellos, lo que haran en laactualidad. Cada uno encendi sucigarrillo y con fruicin disfrutaron delos ltimos fulgores del padre Sol sobrela esplendente belleza campestre.Siguieron buen rato conversando sobrelas horas felices del estudio en elInstituto.

    Johann! Qu habr pasado con

  • Meta Heilemann?Ah! trat de concentrarse el

    pintor. Esa chica tan guapa. Recuerdoque tena su nombre en todos miscuadernos y al margen de los libros detexto. Delineaba su figura, su peinado.Te acuerdas cmo era?

    Claro que s. Has sabido algo deella?

    Pues no. Cuando regres de Parsera novia de un abogado. La vi por lacalle cuando paseaba con su hermano.Confieso que ruboric al encontrarla yvolv a sentirme como un pobreestudiante torpe y tmido. Lo que nuncame gust fue su nombre

    Ah!, eso fue porque no estabas

  • tan loco por ella como yo comentOtto en tono nostlgico; para m, sunombre era sinnimo de encanto, poruna de sus miradas hubiera dado mivida.

    Escucha repuso Johann, yotambin me mora por ella. Una vez medemore intencionalmente en el regresode la excursin escolar, en espera deMeta. Por fin vi que se acercaba, venajunto con uno de sus amigos. Al llegar aun recodo decidi deshacerse de suacompaante, y al verla tan cerca de msimplemente me qued paralizado yconfuso. Pas a mi lado sin siquierafijarse y yo qued atontado; llegu conuna hora de retraso a la escuela.

  • Otto sonrea feliz con estosrecuerdos. Era indudable que Metahaba sido su principal tema deconversacin. En el fondo, ambosocultaban su pasin por la bella chica ydisimulaban su amor hacia ella.Burkhardt record que haba guardadocomo un tesoro un pauelo que le habarobado a la muchacha, y sobre el cualnada dijo a Johann. En esos momentos leera indispensable tener ese secretooculto de todo el mundo.

  • III

    Otto, cmodamente sentado en unsilln de mimbre, tocado con un anchosombrero de Panam y en las manos unarevista festiva, en un pequeo claro dela floresta cercana al estudio, leapacficamente mientras Veraguth,sentado frente a un caballete, pintaba elretrato de su amigo. A base detonalidades claras y firmes, el bocetoestaba muy avanzado en lo general. Unaire suave y sutil, perfumado por el ricoaroma de las flores y al comps delalegre trino de los pajarillos, se tena unmarco de gran belleza y quietud, digno

  • de un poema. Frente a un gran mapadesdoblado en el suelo, Pierre seguacon el dedo rutas imaginarias.

    Eh, no te duermas! orden elpintor a Otto, quien se volvi y lesonri.

    Por dnde viajas ahora, queridoPierre? pregunt.

    Espera, tengo que leerlo!diceaqu Luce Lucerna, est junto a unlago. Es ms grande que ste?

    Oh s! inform Otto unasveinte veces.

    Bueno, cuando yo tenga un cocheme ir hasta Viena y Lucerna, y a laIndia, donde tienes tu casa, te ira avisitar.

  • Por supuesto, muchacho. Siempreestoy en casa cuando alguien me visita.Te llevar a que conozcas un mono quese llama Pandak, y que no tiene rabo;pero es patilludo y sabio. Luego,pasearemos en canoa y mataremoscocodrilos.

    Pierre manoteaba de placer alescuchar a Otto que segua contandosobre sus propiedades en la selva, consu caracterstica facilidad narrativa.Pero como todo chiquillo, Pierre prontose distrajo, aunque no as su padre queno perda palabra de la relacin de suamigo, que ahora hablaba de la caza, delas labores, de largos paseos a caballo,de las peculiares aldeas de los nativos

  • con sus casitas de caa de bamb,de la abundancia de monos, garzas,mariposas exticas de raros colores.Todo tan seductor y misterioso, tangenuino y natural que pareca unmaravilloso paraje del Paraso.

    Otto describa los caudalosos rostropicales, los soberbios helechos y lasgrandes planicies con hierbas ypastizales tan altos como un caballo; lafiligrana de los colores crepusculares,encendidos y luminosos; las isletas decoral, los temibles volcanes, el peligrode los grandes vendavales y tormentas;el fuerte calor tropical. Luego, lasgrandes masas de chinos nativos quedeambulan por las ciudades y callejas

  • de los villorrios; a la hora de la oracin,en sus mezquitas.

    En medio de tan fabulosasdescripciones y sin apartarse de sutrabajo, Veraguth no dejaba deconsiderar si tan soberbia exposicin noencerrara un sutil fin de seduccin, desensual sugerencia que lo inclinaran avivir esa vida del trpico con su amigo.No era tanto lo deslumbrante del cuadropintado por Otto, la policroma ymagnificencia de tan bellos lugares, sinoel seuelo de un mundo desconocido, degente autctona, de mujeressemidesnudas, pero ataviadas deexticos ornamentos, de viejospescadores, de campesinos, de

  • traficantes, de danzarinas javanesas; deun colorido indescriptible que excitabasu alma de artista. Adivinaba toda clasede palmeras y plantas y arbustos entreesas mgicas selvas, de incgnitos sitiossagrados, de manadas de animales juntoa los arrozales y pantanos, de elefantesdomesticados que ayudan en las faenas,alegres y joviales y jugando a echarsechorros de agua con su probscide.

    Las imgenes iban pasando por laimaginacin del pintor; y fiel a suvocacin escoga unas y descartabaotras para modelos de su arte pictrico.Las fotos tradas por Otto eranmagnficas y tomadas a diversas horasdel da, con luces y sombras bien

  • aprovechadas; el pintor estabaconvencido de que mucho de eso eradigno de ser plasmado en un lienzo.

    Otto, tus fotos son soberbias exclam entusiasmado, pero basta porahora. Tienes que contarme otras cosas.Me siento feliz; todo lo veo distinto,daremos un paseo y te mostrar algo

    La sesin de pintura haba terminadopor el momento.

    Reanimados por un bao y eldescanso, llev a su amigo por lacarretera, a cuyas orillas pasaron portierras de labranza; vieron numerosascarretas cargadas de heno cuyo aromarecord a Johann un evento pasado.

    Te acuerdas pregunt riendo

  • del verano que pasamos en el campodespus del primer ao en la Academia?Cuando solamente pint heno, y nadams? Esa vez estuve insistiendo enpintar los haces de heno sin poder dar latonalidad exacta, ese color pardo tanimpreciso, y que cuando al fin obtuve elmatiz al mezclar el rojo con el verde,qued tan orgulloso que no quise sinopintar montones de heno Ah! qudelicia sentir esos primeros logros yexperiencias

    Bueno, siempre se estaprendiendo algo

    Muy cierto; pero lo que ahora mepreocupa no es tanto la tcnica. Desdehace unos dos aos me obsesiona una

  • idea peculiar, de que todo lo que veo metransporta a mi niez, como si viera lascosas como entonces, con un realismodistinto as es como quisiera pintar.Pocas veces he logrado plasmar esasimgenes retrospectivas por brevesmomentos; pero naturalmente esto no mebasta. Comprendes? Hay en el mundopintores excelentes que clara ysensiblemente plasman con fidelidad loque ven, es decir, el mundo tal y comoes, interpretado por un ser inteligente ydiscreto. Sin embargo, no creo que hayaninguno que lo represente tal y como lovea de chico, la de un nio de cortaedad con ambicin y espritu inquieto;pero es que si alguno lo intenta, nos da

  • la impresin de falta de tcnicaDistradamente, Johann cort una

    florecida azul a la orilla del camino y laobserv complacido.

    Perdona! dijo mirando conrecelo a su amigo, pero te aburro conmi charla. Otto se concret a sonrerexpresivamente.

    Escucha prosigui Veraguth,todava sigo con el deseo de pintar unramo de flores silvestres como aquellosque juntaba mi mam y que nunca hevuelto a ver. Ella era genial para eso,siempre animosa y alegre como unacriatura, siempre cantando y movindosecon su natural ligereza, y tocada con sugran sombrero de paja. As es como la

  • veo en mis sueos. Ah!, mi anhelo espintar ese ramo de flores con toda lagama de matices de las florecillas delcampo, ensartando algunas gramneas yespigas; pero todos los ramos que hellevado al estudio no se parecen al tipotan esplendente del hecho por mi madre.Ella tena sus predilecciones, no gustabade flores demasiado blancas, sino losejemplares de raros matices, de tenuestonos de lila; pasaba tanto tiempoescogiendo, y haba tan gran variedad

    Te comprendo bien, hermanoY yo te lo agradezco. Necesito

    que alguien entienda esa peculiarobsesin pictrica. Ya tengo proyectadoel estilo, procurar huir del espectro

  • fotogrfico, de todo lo que sea slo unfragmento de la naturaleza, de su huidizasugerencia; pero tampoco me dejarallevar por el sentimentalismopresiento que debe llevar un soplo deingenuidad, propio del nio que carecede estilo acadmico, algoverdaderamente simple y genuino. Porejemplo, este cuadro del pescador estodo un contraste en formacin yconcepto, y tengo la idea de quenecesitar muchas horas de labor parapoder captar lo que realmente busco

    Tomaron por una vereda queconduca a una ligera pendiente hasta loalto de una colina.

    Fjate ahora! avis al observar

  • la proyeccin de la cima ms prxima,en actitud de acecho como el de uncazador. Cuando lleguemos a lo msalto, quisiera pintar esa proyeccin.

    Al negociar la cima, vieron en laladera opuesta un bosquecillo frondosoapenas delineado por la luz crepusculary que con dificultad permita penetrarvisualmente a la tupida selva. Seperciba un caminito bajo los altosrboles y que terminaba en un claro enel que haba un banco de piedra. Desdeah se respiraba la fresca lejanaselvtica y se vea un valle cruzado porun riachuelo, cuyas aguas de tonoesmeralda reflejaban el fulgorvespertino. Veraguth apunt hacia el

  • panorama y exclam:Eso es lo que voy a pintar cuando

    las altas hayas cambien de color!Sentar a Pierre en el banco con elfondo del vallecillo y sobre su cabeza

    Otto escuchaba en silencio y sepreguntaba por qu ese afn deengaarlo con proyectos futuros.Pensara realmente en cumplirlos?Sera slo un ntimo anhelo de crear elprincipal mvil de su vida? Pero en elfondo lo conoca bien y saba que estono durara, que llegara el da de sudeclinacin. Era consecuente con suactitud y lamentaba la triste suerte deJohann, y todo por motivos pueriles einexplicables en un hombre de su cultura

  • y preparacin.Al regresar a Rosshalde supieron

    que Pierre se haba ido con su madrepara esperar el retorno de Albert.

  • IV

    Albert Veraguth paseaba conexcitacin en el saloncito de su madre.El muchacho tena los ojos del padre,pero en lo general se pareca ms a lamam, la cual lo miraba con ternura. Depronto, lo detuvo y lo sujet por loshombros, admirando de cerca la frentedel chico por la que caa un mechn decabellos rubios. Le brillaban los ojos ytena los labios apretados por la cleraque senta.

    Te digo que no, mam! exclam con calor y apartndose delabrazo de su madre. T sabes que lo

  • odio y l a m, dile lo que t quierassobre mi regreso

    No hables de odio! dijo lamadre con sinceridad. Esa palabra nola soporto. l es tu padre que antesquisiste tanto. Te prohbo que hablesas!

    Albert la mir con ojos fulgurantes.Bien, puedes prohibirme hablar

    de este modo, pero no hacerla nadacambiara las cosas. Acaso debotenerle agradecimiento? l ha arruinadotu vida y me ha desterrado de aqu.Acab con Rosshalde antes tan alegre ysuntuoso. Lo recuerdo bien, puesto queaqu he crecido. Lo veo siempre en missueos, con sus viejas estancias, el gran

  • jardn, las caballerizas, las palomas.sta es mi casa y mi patria, aqu tengomi cario, y ahora tengo que vivir muylejos, y ni siquiera puedo traer algnamigo en las vacaciones, porque nodebe darse cuenta de la existencia ytristeza de este lugar. Y todos los quesaben mi apellido se deshacen enelogios de mi padre ojal y que nuncahubiera tenido un padre como l, nihubiera conocido Rosshalde, ni nadaojal que hubiramos sido pobres,aunque t tuvieras que ganarte la vidaporque yo te podra ayudar trabajandoen algo

    La madre se le acerc, lo hizosentarse en un silln junto a ella, lo

  • acarici y con ternura comenz ahablarle en todo reposado,dulcemente

    Est bien, ya te has desahogado. Aveces conviene dejar salir lo que unosiente en su interior. Hay que conocer elsufrimiento, pero no ahondar en laherida. Ya eres un hombrecito, esto mealegra, aunque siempre seguirs siendomi pequeo nio querido. Escucha,ahora me siento muy sola y necesito unamigo de confianza y ese eres t.

    Tocaremos el piano a cuatromanos, vigilaremos a Pierre,paseremos por la propiedad; pero porfavor no busques altercados, ni hagasms difcil mi vida; debes ser dcil y

  • comprensivo, porque lo necesitomucho

    Pero mam, entonces tendr quecallar todo lo que nos da tristeza aqu?

    As es. Para ti ser muy difcil,pero tendrs que hacerlo. Vamos,ensayemos algo en el piano juntos!

    Magnfico, mam. Toquemos laSegunda de Beethoven

    Comenzaban a interpretarla cuandoentr Pierre sigilosamente y se puso aescucharlos. Observaba a su hermano:su nuca, su camisa deportiva, el mechnrebelde que se mova al son de losacordes. El pequeo notinconscientemente el parecido de Albertcon su madre.

  • Te gusta esta msica, chaval?El chico afirm con la cabeza, pero

    poco despus sali del cuarto; el tono dela voz de Albert le molest por sucondescendencia al dirigirse a uninfante, con una sutil sugerencia decordialidad. Antes haba estadoimpaciente por la llegada de suhermano, y se haba alegrado al verlo,pero inexplicablemente no poda resistirese tono de superioridad

    Mientras tanto, Veraguth y Ottoaguardaban a Albert en el estudio; elpadre nervioso y su amigo concuriosidad. Johann haba perdidoprcticamente su locuacidad habitual.

    As que lleg inesperadamente?

  • inquiri Otto.No. Sabamos que llegara este

    da.Veraguth comenz a rebuscar en los

    cajones hasta que pudo encontrar unasfotos antiguas. Escogi una y la comparcon la ms reciente de Pierre.

    Aqu puedes ver a Albert a laedad que ahora tiene Pierre. Lorecuerdas as?

    Por supuesto. En ese retrato separece a su mam. Quizs ms que elpequeo Pierre, porque el pequeo notiene todos los rasgos fisonmicos de lamam. Oye!, alguien llega serAlbert?

    Alguien se acercaba con pasos

  • menudos. Se abri la puerta y entrPierre con aire de cordialidad, pero concierta duda.

    Y dnde est Albert? preguntel pintor.

    Est tocando el piano conmam

    Vaya, vaya!, conque tocando elpiano

    Eso te molesta, pap?No, nada de eso; pero me alegra

    que t vinieras.Pierre vio las fotos y la cogi.Oh!, este soy yo, y el otro quizs

    sea Albert.S, es tu hermano, cuando tena tu

    edad.

  • Yo no haba nacido entonces.Albert ha crecido mucho; Robert lollama seorito Albert.

    T quieres ser persona mayor?Claro que s. Si fuera grande

    tendra caballos y viajara; nadie mellamara pequeuelo, ni me pincharalas mejillas, aunque por lo general losmayores son muy antipticos, y comosiguen creciendo, algn da se mueren.Creo que mejor sigo como estoy, peroque pudiera volar como los pjaroshasta las nubes, y rerme de todos

    Tambin de m?A veces. Todos los grandes hacen

    cosas para rer; mam casi nunca.Muchas veces se recuesta en el jardn y

  • slo mira las flores; luego se quedaquieta y se ve un poco triste. Pero esbueno no tener nada que hacer

    No te gustara ser algo,arquitecto o jardinero?

    No. Adems ya tenemos jardineroy yo tengo casa para vivir. Seraestupendo hacer otras cosas, como saberlo que dicen los pjaros, lo que hacenlos rboles para crecer tan altostomando slo agua por la raz. Creo quenadie sabe sobre estas cosas, ni miprofesor

    Se sent sobre las rodillas de Otto yjuguete con la hebilla del cinturn.

    Hay muchas cosas que no sepueden comprender dijo Otto con voz

  • suave; pero en cambio las podemosver, admirar y disfrutar. Cuando vayas ala India a visitarme, viajars varios dasen un gran barco, vers peces ruidososcon aletas transparentes y que puedenvolar. A veces llegan al barco pjarosque vienen de lugares extraos y muydistantes; llegan tan extenuados que seposan en cualquier sitio de la nave.Apuesto a que ellos tambin quisieranentender nuestro lenguaje.

    Y cmo se llaman esos pjaros?Tienen muchos nombres, pero son

    nombres que les da la gente. Nosabemos cmo se llaman entre ellosmismos.

    Pap, mi to Otto cuenta cosas

  • muy bonitas. Quisiera tener un amigo.Albert es muy grande para m. Haypersonas mayores que me quieren, peroel to Otto me comprende.

    En eso lleg una doncella a recogeral nio. Era la hora de almorzar, y losdos amigos se dirigieron a la casagrande. El pintor iba silencioso yadusto. Al llegar, Albert lo recibisaludndole de mano.

    Buenos das, pap.Muy buenos, hijo. Tuviste buen

    viaje?Perfecto, gracias. Buenas tardes,

    seor Burkhardt.El muchacho hablaba con frialdad,

    pero con cortesa. Durante la colacin,

  • Otto fue el que llev la conversacin, yen parte la seora de la casa. Hablaronde msica.

    Qu clase de msica prefieres?pregunt Otto a Albert. Yodesconozco el tema y sobre todo nada sde los nuevos compositores.

    Pues yo tambin estoy pocofamiliarizado con los modernistas. Yono soy partidario de tal o cual tendencia.Me gusta que la msica sea buena, mispredilectos son Bach, Gluck yBeethoven.

    Ah, los clsicos! En mis tiemposrealmente slo conocimos a Beethoven,muy poco a los dems; pero nuestrodolo era Wagner. Te acuerdas Johann

  • cuando omos el Tristn? Eso fuedelirante

    Bah!, la vieja escuela comentel pintor con cierta dureza. Wagner yase acab. No lo crees, Albert?

    Oh, no!, es todo lo contrario; susobras estn en todas partes; peropersonalmente no s que opinar.

    Pero te gusta Wagner?Bueno, es que no conozco bien su

    msica. Voy poco al teatro; prefiero otraclase de msica que la pera.

    Pero supongo que habrs odoLos Maestros Cantores, por lomenos

    Verdaderamente, no puedo juzgar.Su msica es de un tipo romntico que

  • no me interesa.El pintor hizo un gesto de disgusto.Quieres vino de la regin?

    pregunt a su visitante.Por supuesto, gracias.Y t Albert?Gracias, no, pap. Prefiero no

    beber.Oh!, te has vuelto abstemio?No, no es eso. El vino no me

    sienta bien y prefiero no beberlo porahora.

    Bien. Entonces Otto y yobrindaremos. Salud!

    Albert se sigui comportando comomuchacho bien educado; discretamentedej la conversacin a sus mayores, no

  • tanto por respeto a la superioridad sinosimplemente para su propiatranquilidad. Sin embargo, se sentaviolento en su fuero interno, porque atoda costa quera evitar un altercado consu padre.

    Otto callaba y vea que laconversacin iba decayendo. Todoscoman de prisa; se pasaban las viandasautomticamente unos a otros, y daban laimpresin de que deseaban que lacomida terminara. Estaban impacientes.El ambiente reinante le hizo ver que seahondaba el abismo, el estado deaislamiento familiar; esa frialdad quedolorosamente invada a su amigo. En elrostro del pintor haba una expresin de

  • hasto, y casi no haba probado bocado.Crey percibir una mirada suplicante deJohann, como disculpndose de lasituacin del momento.

    La escena era bochornosa, muylamentable que a pesar de un cariovirtualmente latente, lo glacial delambiente descorra el velo y hacadestacar la vergenza y desilusin, elfracaso de la vida de Veraguth. Juzgoque si prolongaba su estanciaequivaldra a fomentar el tormento en elalma de su amigo, y que le resultarapenoso verlo disimular. Decidi ponerfin a la situacin. Terminaron de comer ysaludando a la duea de la casa, se pusode pie y pidi permiso para ir a

  • descansar Un poco en su cuarto.Adele sali primero, con paso

    cansino. Otto la acompa hasta elsaln. El piano segua abierto y Otto ledijo:

    Pensaba rogarte que nos tocarasalgo, pero noto que tu esposo no seencuentra bien; quizs sea mejor que loacompae un rato.

    La mujer sonri con seriedad yasinti. Se despidi de su husped.Albert lo acompa hasta la escalera.

  • VHaba oscurecido y encendieron lasluces de la escalera. Otto se despidi deAlbert y baj; decidi caminar por entrelos frondosos castaos, aspirar elsabroso aroma de la vegetacincircundante. Su preocupacin interior lohaca sudar y se debata buscando laforma de ayudar a su amigo; el momentopareca propicio para ello.

    Al acercarse lo llam, pero noobtuvo respuesta. El hombre se veacomo marchito, agotado. Una brisaligera acariciaba los rboles. Hastaellos lleg un acorde musical que vena

  • desde la casa grande, luego siguieron lascadencias de una sonata. Finalmente, elpintor mir fatigado a su amigo y ledijo:

    Entremos al estudio y hablemos unpoco. Creo que no debemos retenertems tiempo en Rosshalde.

    Solamente ser por un da o dosrepuso Otto al darse cuenta de quehaba comprendido la situacin.Veraguth encendi unas luces. Creoque es buen momento para bebemos unabotella de buen vino

    Llam a Robert para que losatendiera. Hacia el centro del tallerestaba el retrato de Otto, casi terminado.Lo contemplaron en silencio mientras el

  • mozo dispona el vino y los cigarrillossobre la mesa.

    No nos despiertes maana ledijo a Robert. Djanos solos ahora

    El pintor se dej caer pesadamenteen un silln.

    Otto, lo siento en verdad. Esta vezno has encontrado aqu nada agradable.Le tom la mano que estrech conafecto. Veo que lo sabes todo

    Unas cuantas lgrimas corrieron porsu rostro, pero trat de controlar suemocin.

    Perdname, Otto! Bebamos elvino. Fumas?

    Fumaron y bebieron largo rato.Afuera la luz mortecina caa sobre las

  • copas de los rboles. Entre la bruma delos cigarrillos, ambos se dieron cuentade que no tenan ms qu hablar, que yase haba dicho todo.

    Quisieras venir a la India esteotoo? pregunt el viajero. Veraguthcallaba, mientras observaba unamariposa vespertina que revoloteabapor la habitacin.

    Quizs s contest el pintor,pero antes tenemos que hablar.

    As es, hermano, aunque no quieroque te atormentes por ello. Ya confirmque hay dificultades entre t y Adele

    Nuestro matrimonio fue unerror

    Puede ser as, pero lo grave es

  • ese distanciamiento que no debe seguir;te destruir por completo

    No, no voy a hundirme, amigomo. Tengo pendiente por ahora unaexhibicin en Frankfurt para septiembrey otros

    Eso est muy bien, pero no arreglalas cosas. Tu situacin no tiene sentido.Por qu no te separas de ella?

    Pues la cosa no es tan simple.Te contar todo para que veas y juzgues.

    Bebi un largo trago y se reclin enel silln. Otto se apart un poco de lamesa.

    Tuve conflictos con mi mujerdesde un principio. Durante los dosprimeros aos quizs pudimos arreglar

  • las cosas, pero me di cuenta de suincapacidad de darme lo que yobuscaba. Me decepcion por su falta deentusiasmo, su seriedad y frialdad, y nofui capaz de tomarlo todo con sentidodel humor. Ella acept mi impetuosidadviril, mi fogosidad, con pacienciaheroica y conmovedora, y esto me dola.Mientras yo me irritaba, ella callaba ysufra. Lo intent todo, le ped perdn yprocur encauzarla a mi natural festivo yardiente, pero ella se encerraba en elsilencio y en su obstinacin. Semanifestaba sumisa a mi lado, pero noreaccionaba a mis arrebatos ni a misbromas; simplemente se pona al piano yse olvidaba de todo. Luego, me

  • comport injustamente con ella, y me dicuenta de que yo no poda darle nadaque compartiramos juntos. Busqurefugio en mi trabajo y en eso pudeencontrar un baluarte defensivo a suhostilidad

    Veraguth se esmeraba en hacer verlas cosas objetivamente y con serenidad;hablaba con hechos, sin quejarse, perose adivinaba su dolor y miseria por suvida arruinada, por su fracaso, su tristedestino, lo incompleto de su existencia,esa crueldad para su modo de ser y desentir.

    Cuando ya no caba la menor dudasobre nuestras relaciones, procurvarias veces disolver nuestro

  • matrimonio; sin embargo, no meresultaba nada fcil, acostumbrado comoestaba a mi trabajo y tranquilidad, elhecho de pensar en abogados, trmitesjudiciales, etc. Si por lo menos hubieratenido un nuevo amor, pero vi que ya eratarde; haba perdido mi fogosidad yentusiasmo y lo nico que me incitabaera la pintura: era mi natural desahogo,mi vinculacin con el arte. Te aseguroque no ha existido ninguna otra mujer enmi vida, ni siquiera un amigo de verdada quien confiarle mi ignominia y midesaliento

    Por qu ignominia? interpusoOtto.

    S, una ignominia! As lo he visto

  • desde el principio y la he confirmado,porque es una vergenza ignominiosaser desgraciado; tener que ocultar almundo mis sentimientos, fingir pero telo contar todo:

    Segn estaban las cosas, ya Alberttena entonces dos aos. Ambos loqueramos y su presencia era el nicolazo de unin; pero ms tarde, a los sieteaos, sent celos por su predileccinhacia su madre y luch por atrarmelo,tal y como ahora lo hago con Pierre.Necesitaba su cario, peropaulatinamente sent que su afecto secentraba exclusivamente en la madre.Una vez, cuando el chico cay enfermo,olvidamos nuestras diferencias y ambos

  • lo cuidamos; ste fue un perodo deamable convivencia de la cual naciPierre. Desde que vino al mundo, estechiquillo absorbi todo mi cario; dejque Adele y que Albert se apartaran dem, ste, ya convaleciente se apeg cadavez ms a su madre, fue su confidente yacabaron siendo mis enemigos. Por estarazn lo alej de Rosshalde, me volvaustero y frugal, dej las riendas delgobierno hogareo en manos de Adele yde hecho no era yo sino un husped enmi propia casa; pero con el anhelo desalvar a Pierre para m. Entonces lepropuse a Adele la separacin,quedndome yo con el pequeo ydndole a ella todo Rosshalde e incluso

  • a Albert. No lo acept. Estaba dispuestaa concederme el divorcio, peroquedndose con Pierre. Fue nuestraltima lucha formal; esa vez me humill,rogu, amenac y acab enfurecindome.Acept la ausencia de Albert, pero nocedi en nada ms. Esa vez sent odio, yahora me queda el rescoldo y laaversin. Mand ampliar el estudio, condos cuartos ms, y aqu he vivido desdeentonces.

    Otto lo escuchaba pensativo, sininterrumpirlo, hasta que se decidi ahablar.

    Me alegro dijo con prudencia de que t mismo aclares las cosas,que ya las haba sospechado. Pero

  • hablemos otro poco. Desde que lleguhe buscado la oportunidad. Me di cuentade que t sufras, que estabasavergonzado y atormentado. Ahora quete has franqueado conmigo creo quedebemos buscar la forma de remediar lasituacin.

    El pintor lo mir con tristeza ysonri con amargura.

    No, esto ya no tiene remedio, peropuedes analizarla si quieres.

    Otto persista en hacer algo ya quese le brindaba la ocasin.

    Hay una cosa, en lo que mecuentas, que no veo con claridad. Dicesque por Pierre no te concede eldivorcio. Quizs legalmente hubieras

  • podido quedarte con la custodia delnio

    No, no quise recurrir a eseexpediente. Porque no creo que un juezpueda componer lo que yo he echado aperder. Si no se pudo arreglar entonces,no queda sino esperar a que Pierrecrezca y decida por su cuenta

    Bueno, concretando, todo giraalrededor de Pierre; por su causa no tehas divorciado, ni has podido gozar detu parte de felicidad en este mundo, ni tehas atrevido a liberarte. Vives ahorapreso, bajo un compromiso, sacrificios yconcesiones y esto tiende a que tesientas asfixiado como hombre y comoartista

  • Johann se mostr impaciente y bebirpidamente un vaso de vino.

    No, no hables de ruina ni deasfixia yo sigo en la brecha y faltamucho para que me rinda.

    Perdona, amigo mo. Ests en unerror. Reconozco tu fortaleza que te hapermitido resistir tantos aos, peroreconoce que te has envejecido y queslo te sostienes por un pueril orgulloque trata de acallar esta situacin demiseria. Te entregas a tu labor creadora,solamente para aturdirte y olvidar losobstculos cotidianos esto no es unremedio, sino meramente resignacin

    Puede que sea resignacinpero qu es lo que logra generalmente

  • el ser humano acaso logra lafelicidad?

    Todo el que tiene fe y esperanzalo logra exclam Otto. Y t quesperas, ya tienes xito, honores,dinero? Lo que no sabes es lo que es lavida, ni el gozo ni la alegra. No, nadaesperas, y eso es monstruoso, Johann. Elque no quiere curarse una llaga malignaes un cobarde

    El hombre se haba acalorado,paseaba con agitacin y buscaba unmedio para ayudar a su amigo. Derepente, vino a su mente el recuerdo delrostro de un nio, de su condiscpuloque como entonces siempre haba estadoen disputa por la menor nimiedad.

  • Analizando el rostro adusto del pintorno reconoca signo alguno en la actitudde su amigo y ahora se atreva allamarlo cobarde, a herirlo sinmisericordia cuando el agobiado pintorse mostraba abatido

    Sigue, sigue adelante hermanomo no te detengas! Ya te has dadocuenta de la crcel donde yo vivo sisigues hurgando en mi caso descubrirsslo el reflejo de mi desgracia. Puedesproseguir; ya no me opondr y por otraparte, tampoco me defender

    Otto se detuvo frente a su amigo, ledola verlo en esa actitud de sumisin eindolencia, pero insisti:

    Deberas estar indignado

  • echarme de aqu quitarme tuamistad Johann, no acepto esapasividad

    Hermano, te doy la razn. Creoque me he sobreestimado. Ya veo quesoy un nio y que no tengo sino unamigo, que no quiero perder por nada enel mundo. Vamos a sentarnos, beberemosvarios vasos de vino este vino esbueno y no lo hay en la India

    Otto le dio una palmada afectuosa.Hermano, no es hora de

    sentimentalismos. Tienes algo quereprocharme?

    Nada, nada tengo querecriminarte, t ests fuera de todoreproche has comprendido mi

  • declinacin durante estos aos y no hasprocurado ayudarme sin antes saberlotodo. Debo informarte que durante aoshe llevado en mi bolsillo un frasquito decianuro, pero lo tir lejos de m para nousarlo sin embargo, tu actitud es la deun juez y ahora me recriminas y flagelassin resabios

    Johann lo miraba con ojosenrojecidos y que mientras hablaba nodejaba de tomar vaso tras vaso de vino;se haba tomado una botella. Adivinandosu pensamiento dijo con aspereza:

    Pues s, estoy un poco borracho;esto salta a la vista. Sin embargo, creoque me dejo llevar as una vez al mes,para darme nimo, pero en el fondo

  • estoy cierto de que ni el vino, ni unveneno pudieran ayudarme. No s porqu he podido caer tan bajo y vermeobligado a mendigar un poco decomprensin. Mi mujer ya no mesoporta, ya perd a Albert y pronto medejar Pierre tambin. Qu se puedehacer?

    Se le haba quebrado la voz. Otto sepuso plido e inquieto. La situacin erarealmente peor de lo que habasupuesto y bastaban unos cuantosvasos de vino para que el pintor sedesplomara y resintiera su miseria

    Por supuesto que te ayudar dijo en voz suave y conciliadora.Reconozco que soy un necio y que he

  • obrado con precipitacin, pero todo searreglar, amigo mo

    Otto record las mltiples veces enque Johann se haba descontrolado acausa de su temperamento nervioso;particularmente vino a su mente la vezen que Veraguth era el compaeroinseparable de una linda compaera declase en la Academia de las BellasArtes, una chica que Otto desaprobaba,por su actitud, y que fue causa de queambos amigos rompieran su amistad enforma violenta, con excesivavehemencia, voces alteradas y rostrosiracundos. La imagen actual le hizo verun cierto paralelismo y se conmovi alver la ntima soledad espiritual de su

  • amigo, vio en la fuerza del secreto deVeraguth la chispa latente del artista, elafn de crear, de representar el mundosegn su tcnica y capacidad bajocambiantes manifestaciones; esapeculiar melancola que sugeranalgunas de las obras de pintoresgeniales.

    Otto tuvo la sensacin de que por fincomprenda a su amigo, las tinieblas desu alma, sus esfuerzos y sinsabores, y almismo tiempo se enorgulleca de queJohann le hubiera abierto su corazn eincluso reclamara su ayuda. La actituddel pintor era de mansedumbre y laxitud,como si hubiera olvidado todo lo dicho.

    Hermano dijo Johann, esta

  • vez no has podido disfrutar de micompaa debidamente. Lo nico quehemos logrado es que no dedicara mstiempo a mi trabajo en estos das, locual me hace falta, no puedo resistir laholganza.

    Burkhardt trat de impedir queabriera otra botella, pero el pintor leadvirti que de cualquier manera nodormira esa noche; lo trat demelindroso y lo incit a que bebieracomo en los tiempos pasados.

    No temas, el vino no me afecta; yopuedo controlar mis nervios,dominarlos. Volver a levantarme a lasseis de la maana todos los das, pintartodo el da y por la tarde pasear a

  • caballoAmbos siguieron charlando hasta la

    media noche: recuerdos de aventuras,excursiones. Sin embargo, Otto nodejaba de lamentar el haber descubiertola terrible herida en el alma de suamigo, apenas restaada por sucompaa y amistad.

  • VI

    Otto se sinti apenado al dasiguiente; tema enfrentarse a Johann ysupona que lo recibira con frialdad ocon un gesto irnico. Al verlo sinticonsuelo al notarlo tranquilo y amistoso.

    De manera que maana te marchasy me dejas le dijo. No sabes lo quete agradezco tu visita y lo que hemoslogrado con nuestra conversacin deayer aunque todava habr mucho dequ hablar.

    De acuerdo repuso Otto,pero ya no quiero volver a excitarte; fueuna lstima haberlo dejado para lo

  • ltimo.Desayunaron en el estudio.Al contrario, creo que todo ha

    salido muy bien. Pas la noche sindormir, pero pude reflexionar ycoordinar mis ideas. Cierto queahondaste en mis heridas, pero todo lopuedo soportar. Hace aos que no tenaa nadie a quien confiar mi pena. Enadelante, debo procurar hacer algopositivo, como t dices.

    Hombre!, es bueno saber que yareaccionas

    Quizs no del todo; pero porahora aprovechemos este ltimo da detu estancia y alegrmonos. Te llevar adar un paseo a un paraje precioso.

  • Anoche estuve un tanto confuso y nocoordinaba bien, pero ahora me sientoms sereno y creo comprender mejor loque decas.

    Amigo mo, si me entendiste, yano hay caso de insistir ms. Creo que enconcreto deberas mantener tumatrimonio tal y como estn las cosas,con el fin de que puedas conservar aPierre. No es as?

    En efecto, sa es la verdad.Entonces qu piensas para el

    futuro? T mismo dudabas anoche depoder conservar a Pierre cuando elchico crezca

    Veraguth suspir hondamente y dijocon voz reposada:

  • Eso es lo ms probable ydoloroso segn t debera renunciaral pequeo?

    Por supuesto que s. De locontrario significara aos de luchas contu esposa, y cada vez la sentiras msodiosa

    Pero fjate, hermano Pierre eslo nico que me queda. Vivo entre ruinasy si hoy muriera, nadie sino t quizsalgn corresponsal de la prensa lolamentaran. Por ahora, todava tengo alnio; quiero gozarlo y darle todo micario. l es mi gran consuelo y me haceolvidar mi desgracia, es mi estmulocotidiano. Cmo abandonarlo?

    Comprendo tu dificultad, Johann.

  • Es un gran problema, pero tienes queresolverlo para que todava respires elhlito de la vida, sin tener que refugiarteen el trabajo para aturdirte. Sal ya de tuprisin voluntaria. Dale alas a tuespritu y aprovecha lo que el mundo teofrece. Has estado tanto tiempo a lasombra que has perdido la nocin de laexistencia. Deambulas por uncementerio de sombras y dudas. Esindudable que Pierre es adorable, peroesto no debe ser definitivo en tuexistencia, si piensas en el porvenir.Debes armarte de valor, y aunque teduela, piensa si realmente Pierre tenecesita

    Pues s creo que me necesita

  • por ahora.Reflexiona, hermano. Qu puedes

    darle, aparte de tu ternura y afecto, quetodo nio requiere? Analiza el momento:el chico vive en un ambiente confuso enel que sus padres slo disputan por sucausa. No est creciendo dentro de unhogar de unin y felicidad, y acabarpor aislarse y sentirse fuera de lugarcomo un ser apartado, hasta que llegueel da en que tenga que elegir entre sumadre y t

    Quizs tengas razn, pero porahora no puedo ir ms lejos. Me aferrofirmemente al chico, a su cario puro ysincero. Es posible que me abandonedentro de un par de aos y comience a

  • odiarme como lo hizo Albert en suadolescencia cuando una vez me arrojun cuchillo a la hora de comer conPierre todava me restan unos aos devinculacin y cario. Crees que deborenunciar a todo esto?

    Tienes que hacerlo comentOtto con aire de tristeza. Es algo muylamentable, pero tendrs que hacerlo.Despjate de todo el lastre en tu vida.Tienes que comenzar de nuevo para queveas el mundo tal y como es. Olvida lopasado, todo depende de tu decisin,pero si quieres seguir dentro de estacrcel, puedes estar seguro de quesiempre estar a tu lado cuando menecesites.

  • Por favor, Otto, orintame,aconsjame.

    Bien. Analicemos la situacincalmadamente: El prximo otooregresar a la India, pero antes, tengo laconfianza de que al pasar por Rosshaldeya tendrs todo listo para venir conmigo.All podrs quedarte un mes o un ao,iras a la caza del tigre, quizs te gustealguna hembra malaya que son muylindas, pero sobre todo al fin tehabrs alejado de este ambiente y quizsdescubras una vida mejor. Simplementeempaca tus avos de pintor, lo demscorre de mi cuenta.

    Me has ayudado mucho, Ottoesto nunca lo olvidar. Te ruego me

  • dejes las fotos, luego decidirPor supuesto, pero antes de partir

    quisiera saber si te decides al viaje;sera un blsamo para ti.

    No, no podra decidir ahoramismo; no se puede saber lo que sucedamaana o pasado. Muy contadas vecesme he separado de Pierre, y eso por treso cuatro semanas. Pienso irme contigo,pero no quiero afirmarlo en estemomento para luego retractarme.

    Est bien. Lo dejaremospendiente. Ya te avisar dnde podrsencontrarme. Si te decides, me envas untelegrama. Yo arreglar todo lo delviaje; t empaca solamente tu ropa yavos de pintor. Nos embarcaremos en

  • Gnova.Esto ha sido una gran ayuda

    dijo Johann abrazndolo. Por ahorapedir el coche. Iremos a comer fuera decasa, disfrutaremos de un largo paseocomo en los viejos tiempos, gozaremosde la hermosa campia, poblados y elbosque. Nos servirn unas truchas ybeberemos buen vino en tarros decristal. El da est realmente hermoso!

    Para m, todos los das han sidoesplendorosos coment Otto, y ambosse rieron de buena gana.

    Oh!hace mucho que no veabrillar el sol de este modo

  • VII

    El pintor se sinti muy solo despusde la partida de su amigo. Volvi a sufrirel mismo aislamiento de los aospasados, al cual se haba acostumbradoen apariencia, pero que en ratos loasfixiaba. Cada vez ms se veadesligado de su familia, incluso dePierre. Sera consecuencia de lapersistente confusin y de la situacinfamiliar?

    Largo rato se vio envuelto en unestado de desolacin y por primera veztuvo la sensacin del tedio. Hasta lallegada de Otto, haba vivido

  • artificialmente, aunque en formavoluntaria. Haba soportado laexistencia ms bien que disfrutarla. Lapresencia de su amigo haba derrumbadoparte de la muralla que lo aislaba de larealidad de la vida, y haba roto el viejohechizo; el fulgor dei mundo lo llamaba,lo incitaba

    Se dedic a pintar con ardor. Bocetoal mismo tiempo dos cuadros diferentes.Volvi a la rutina de baarse en aguafra por las maanas y trabajar hasta elmedio da; se confortaba con caf ycigarrillos para seguir pintando. Por lasnoches dorma mal y a pesar de susesfuerzos y actividad, no dejaba desentir el influjo de un nuevo derrotero,

  • de una nueva aurora de libertad, que seabra a sus ojos.

    A decir verdad, no se dejaba llevardel todo por la idea, antes bienprocuraba ahogarla. ntimamente sentaque con slo decidirse al viaje podraromper las cadenas de su prisin,aunque a costa de un gran sacrificio, asque pugnaba por no pensar en ello. Sinembargo, la herida segua abierta, eradolorosa, tena que soportarla; lacuracin implicaba un tremendosacrificio, Prefiri dejar las cosas talcomo estaban y esperar con paciencia loque le deparara el destino.

    En medio de este conflicto desentimientos, Johann concibi un gran

  • cuadro a base de siluetas humanas; unaidea retrospectiva lo movi a realizarlo.El proyecto de varios aos atrs lohaba entusiasmado al principio, perocon el tiempo lo fue descartando; lepareca demasiado alegrico. Sinembargo, ahora lo perciba con claridad,y acometi la obra con afn yentusiasmo.

    El cuadro inclua a tres personajesde tamao natural. Un hombre, una mujerambos aparentemente ajenos entre s,apartados uno de la otra y un nio quejugaba por ah con alegra y sin dar laimpresin de la nube tempestuosa que secerna sobre l. La alusin no poda serms clara, aunque los rasgos

  • fisonmicos del pintor o los de suesposa no coincidan con la realidad.Haba una leve semejanza en el rostrodel pequeo con el de Pierre, unos aosatrs. En la figura infantil se notaba lagran sensibilidad propia del artista,manifestada en la nobleza de susmejores obras. Las otras dos siluetasaparecan con cierta rigidez y simetra,en un ambiente de peculiar soledad,sugerido por la actitud ambigua, perodesoladora de ambos personajes.

    La nerviosidad e inquietud del pintorafectaban a su ayuda de cmara, que seesforzaba por atenderlo.

    La secreta esperanza que arda en elcorazn de Johann, desde la visita de

  • Otto, era algo difcil de reprimir y poreso persista en trabajar para dominarla.Sus sueos eran terribles: vea suestudio vaco, a su mujer arrebatndolea Pierre, y el nio extendindole susbrazos como pidiendo proteccin. Setena que levantar del lecho, pasaba a laestancia y se pona a repasar las viejasfotos que le dejara su amigo, hasta sentirun poco de somnolencia.

    Su alma libraba la batalla entre laesperanza de una nueva vida, incitadapor Otto y enfocada a dar rienda suelta asus represiones y virilidad, a suvigorosa naturaleza hasta ahoracongeladas por su voluntaria inerciamental; su laboriosidad artstica le haba

  • coartado la existencia, y ahora, unpoderoso influjo hipntico y el vaco enque vegetaba por el momento, lellevaban a sentir el fantasma deimpulsos imperiosos reprimidos por sularga vida monacal y ficticia.

    Pero mientras ms lo asaltaban estaslegtimas exigencias personales, mayorera el espectro de su sacrificio paraliberarse y llegar a una decisin.

    Dej de presentarse en la casagrande. Le traan su almuerzo al estudio,y por las tardes se iba a la ciudad. Siaccidentalmente se encontraba con sumujer o con Albert, se mostraba amable.Se ocupaba menos de Pierre que losdas anteriores, y a veces pasaban das

  • enteros sin verlo. Lo besaba en la frentecuando lo encontraba durante sus paseosvespertinos, pero con aire depreocupacin, y segua deambulandopensativamente por el jardn.

    En una de sus incursiones, el pintorpaseaba por entre los castaos.Lloviznaba un poco y haca un vientotemplado. Desde ah poda escuchar lasnotas del piano, que desgranaban unamsica desconocida para l: una piezasuave y atrayente, obra seria, ponderaday con un ritmo especial; era un tipo departitura como las que l haba gozadoen su juventud.

    Con paso mesurado se dirigi a lacasa grande, entr y se lleg hasta la

  • sala sin hacer ruido. Adele fue la nicaque lo advirti. Tom asiento paraescuchar mirando a su esposa, la dueade la mansin en la que vivadecepcionada mientras l lo haca en suestudio. La mujer contemplaba a suAlbert a quien haba educado y vistocrecer; gozaba de su presencia, pero senotaba avejentada, con la mirada dura yausente. Sin embargo, en el fondodemostraba una actitud de seguridad yde dominio de s misma, que habaproyectado a sus hijos, pero sinheredarles algo de ternura, nimanifestaciones de afecto para losdems, que era lo que l siempre hababuscado en Adele. Con todo, reinaba un

  • ambiente hogareo, era un refugio parasus hijos y un sitio para que crecieran.

    Embebido en sus reflexiones, elpintor observ que nadie lo echara demenos en ese ambiente seco ydisciplinario. l estaba de sobra. Lessera indiferente que construyera unestudio artstico en cualquier parte paradedicarse a su trabajo. sa era larealidad

    Sigui escuchando hasta que por lamirada de la madre, Albert se dio cuentade su presencia, un tanto sorprendido.

    Buenos das, dijo el pintor.Muy buenos repuso el pianista

    un tanto confuso.Me alegro que hayas tenido tu

  • sesin de msicaAlbert se encogi de hombros y sin

    saber que decir, se puso a hurgar en elestante en busca de partituras.

    Esa msica que tocabas esadmirable comento Johann sin dejarde sentir lo inoportuno de su presencia, pero por favor toca algo ms. Hasprogresado mucho. Toca lo quequieras

    Ya no tengo ganas de tocar repuso Albert con aspereza.

    Vamos!todo es comenzaranmate y toca algo ms

    Adele se interpuso y se dirigi a suhijo. Se mostraba nerviosa y al moversehizo caer un pequeo jarrn con rosas

  • sobre la mesita central, pero rogndoleque accediera.

    Finalmente Albert se puso al piano ycomenz a tocar, pero lo haca con airede incomodidad y como forzado.Veraguth lo escuch un poco yrepentinamente se incorpor de suasiento y sali del saln antes de queterminara la pieza. Albert pudo notarloporque inmediatamente suspendi suejecucin.

    Dios mo! suspir el pintor alsalir. Creo que nadie les hace falta;nos hemos distanciado tanto que se hacedifcil pensar en que antes estuviramosunidos

    En la puerta de salida se encontr

  • con Pierre que vena muy agitado.Mira, pap! le dijo jadeante,

    me alegro de que hayas venido. Tengoaqu un ratoncito vivo. Se lo arrebat ala gata cuando jugaba con l y lomaltrataba; el animalito quera escapar yla gata lo atrapaba cada vez, hasta quepor fin pude salvarlo de sus garras.Qu hacemos ahora?

    El chico estaba radiante con suhazaa y no soltaba al roedor.

    Bueno le dijo el pintor, losoltaremos en el jardn, ven conmigo!

    Llova un poco, Veraguth abri unparaguas y cruzaron parte del jardnsobre cuyos arbustos y setos floridoscaan las gotas benefactoras del cielo.

  • Pierre dej ir al ratoncito, que por unmomento se vio obstaculizado por unaraz, pero poco a poco se not quebuscaba con ansiedad la forma deescapar y ante los gritos de jbilo delchiquillo finalmente se pudo escurrirentre la maleza.

    Quieres venir conmigo? dijoel pintor y el chico se agarr de su manocon alegra y lo sigui. De repente, elnio exclam:

    Ahora, el ratoncito est con suspadres en su casa, y seguramente lesestar contando su aventura. Pierresigui charlando sin ton ni son mientrasel pintor le oprima la mano y sentavibrar dentro de su ser todo el cario

  • que abrigaba por su hijo menor. Pierre,siempre atento a los movimientos delanimalito, lanz un grito de placer alverlo huir con inusitada rapidez.

    Pierre ven conmigo musit elpintor. El chico volvi a sujetar la manode su padre y camin a su lado. Cadapalabra del nio repercuta en elcorazn de Johann; era una deliciasentirse como su esclavo.

    S, era evidente que jams volveraa sentir un cario como el que tena paraPierre, ni gozar de su ternura, de sunaturalidad y calor, que en el fondo lerecordaban sus propios aos infantiles.Esa espontaneidad de su risa y modalesdesenvueltos era lo nico que llenaban

  • la vida vaca del pintor. Era como loscapullos de un rosal en su floracin alabsorber la alegra espontnea del sol yde la vida

    Oye, pap!por qu no quieresestar con Albert?

    Por qu dices eso? A m meagrada estar en su compaa, pero tuhermano prefiere quedarse con tumadre qu le vamos a hacer!

    Yo creo que t no le simpatizas, nique Albert est a gusto contigo. Todo loque hace es tocar el piano o encerrarseen su cuarto. Cuando lo invit a ver eljardincito que yo mismo plant, parecigustar le al principio, pero nunca haquerido verlo. Ya no es mi amigo

  • siempre est con mamBueno. Recuerda que slo pasar

    dos semanas aqu, y que quiereaprovechar a su mam, pero t puedesvenir conmigo si lo quieres.

    No lo s, a veces quiero estar conella y luego siento deseos de hacerlocontigo pero t siempre ests tanocupado

    Bah!eso no debe preocuparte.Ven al estudio cuantas veces lo quieras;no importa que est trabajando. Teparece bien?

    Pero aparentemente Pierre noquedaba satisfecho incluso mostrabacierta indecisin incompatible para susaos, no obstante la insistencia de

  • Veraguth.Mira, pap! dijo el chaval,

    me gusta estar contigo, pero no cuandotrabajas

    Qu es lo que te desagrada?Es que cuando voy a verte, slo

    me acaricias el cabello y me miras de unmodo raro, como muy distrado a mme gusta que me hagas caso y que mehables.

    Hijo mo, pero por eso no debesausentarte. Cuando uno trabaja senecesita concentracin para hacerlo todobien, y es difcil desentenderse sinembargo, procurar hacerlo cuando mevisites.

    Te comprendo, pap. A m me

  • pasa lo mismo muchas veces cuando mellaman y estoy pensando en cosasinteresantes. Eso me fastidia. A vecesquiero estar solo todo el da y resultaque debo estudiar, jugar o cumplir conlo que mandan por eso me enojo

    El chico se esforzaba por explicarse.No era cosa fcil y tena miedo de queno lo comprendieran. Era tan difcil quelo hicieran. Entraron al estudio yVeraguth retuvo a Pierre sobre susrodillas.

    Yo s entiendo, Pierre. Quieresver los cuadros ahora o prefieres pintarel ratoncito?

    S, eso es quiero pintarlo!Dame papel y colores

  • Johann le facilit un pliego de papely un lpiz. El chico se puso a dibujarmientras su padre lo mirabaemocionado. Pierre se concentraba en lafigura del gato y el ratn, pero semostraba impaciente con sus trazos. Alcabo de un rato el chico exclam:

    No, no es as no se parece paranada pap sera mejor que t medijeras cmo se pinta un gato esteparece ms bien un perro

    Veamos dijo el pintorsealando con paciencia, lo hicistemuy grande, borraremos un poco, esaspiernas son muy largas, pero laspodemos arreglar un poco mira,fjate en ste! sigui al trazar

  • diestramente al animal en otra hoja depapel. Luego lo tendrs que pintar tsolo

    Pero el chico perda la paciencia yel inters en el dibujo que Johann seguabocetando, incluyendo al ratoncito en elmomento de ser liberado, y al ver elsemblante de Pierre dibuj un coche consus caballos, motivo predilecto delpequeo. No obstante eso, el niopareci aburrirse, se puso a pasear porel estudio, abra la ventana y finalmentese escap canturreando del lugar.Veraguth qued solo con el dibujo entresus mano