jesús, una aproximación a su figura desde la comunicación
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Jesús, una aproximación a su figura desde la comunicación.
Pahola Andrea Ramos Barbour
Autora
Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador(a) social,
con énfasis en producción editorial.
Sergio Roncallo Dow
Director de tesis
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de comunicación y lenguaje
Comunicación Social
Bogotá
2011
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ARTÍCULO 23
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral
católicos y porque el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes
bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.
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TABLA DE CONTENIDO
Introducción 9
Capítulo 1
Dios quiere comunicarse. 11
1.1 Los elegidos para el mensaje divino. 13
1.2 La escritura hacia la singularidad. 15
Capítulo 2
Jesús como objetivación de Dios. 25
2.1 Santo, santo, santo. 28
2.2 Dios es amor. 30
Capítulo 3
Jesús y su mensaje. 36
3.1 Un mensaje universal. 36
3.2 Un mensaje relacional. 40
3.3 Un mensaje individual. 41
3.4 Las parábolas. 46
Conclusiones 50
Bibliografía 54
Anexos 56
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Introducción
Para Jesucristo, quien no sólo es mi objeto de estudio
en esta tesis sino la razón de mi existencia.
El nombre de Jesús lleva tras de sí la connotación de salvador. Pero, a pesar de su
popularidad, evidenciada en los crucifijos, multiplicidad de iglesias, estampitas, fotos,
dibujos, canciones, libros, etc., las disciplinas alejadas de la teología han hecho pocas
exploraciones sobre su figura y la influencia correspondiente. Este trabajo nace, primero,
tras la inconformidad a lo largo de mi formación académica, motivada en algunos casos por
el desconocimiento de algunos maestros sobre quién era Jesús; y por supuesto por mi
interés personal sobre Él. Creo que alguien que busca cultivar un espíritu académico debe
estudiar su figura que siempre es dinámica. Y no pretendo decir que conozco a profundidad
la figura del Cristo y que estoy en capacidad de dar todas las respuestas sobre él. Pero me
encuentro sumamente interesada en profundizar cada vez más sobre su figura. Resulta
encantadora para mí. No hablo intentando defender religiones o sobre conversiones al
cristianismo; pero, estoy convencida de que a pesar de que nos denominan un país católico,
el desconocimiento de quién fue, y es, Jesús es asombroso y más en las universidades. Su
análisis se ha limitado a las facultades de teología y, al pensar que sólo puede ser visto a
través de esa disciplina, se han dejado de lado posibles estudios que abrirían mucho más el
término religioso. Él es una figura histórica que ha influido en todas las esferas de la
sociedad. En mi caso, según mi disciplina, creo firmemente que atraviesa la comunicación.
Y que su vida da pautas para quienes queremos, o quieren, ejercer su profesión desde una
visión un poco más ética. Además este trabajo se presenta como un espacio muy poco
explorado en las facultades de comunicación y creo que puede ser un buen complemento
para la responsabilidad que tenemos al ejercer nuestra carrera, además de abrir nuevos
temas de discusión y búsqueda. La academia, durante estos años, nos ha proporcionado
herramientas críticas que nos llevan a cuestionar el papel y funcionamiento de los medios
de comunicación actuales. Creo que Jesús y su puesta en escena en el mundo, nos dan
herramientas humanas para reconsiderar ciertas prácticas sociales que menoscaban la labor
del comunicador, profesión ya bastante despreciada. Creo que Jesús no puede ser dejado
solo para los teólogos. Estoy segura de que eso nunca lo quiso él. Aún continúa
influenciando el mundo.
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El siguiente texto tiene como propósito mirar la figura de Jesús desde su actuar
comunicativo echando mano de los conocimientos teológicos. Es imposible prescindir de
ellos si vamos a hablar de Jesús. Empezando desde la connotación de salvador, es necesario
mirarlo no solo como una figura aislada sino entendiendo su contexto judío. Empezar a
definir su actuar comunicativo desde la configuración del Dios bíblico y la premisa de que
él quiere comunicarse con el hombre. Luego, planteo que si él realmente era el hijo de
Dios, entonces sería la expresión objetiva de Dios mismo. Esto nos haría pensar que vez
más se produce un nuevo paso para el acercamiento comunicativo con el hombre.
Finalizando, intento mirar las formas comunicativas del personaje de Jesús, quien sin lugar
a dudas ha afectado a la humanidad, desligándolo lo más posible de la imagen de hijo de
Dios para ver por qué su mensaje fue y sigue siendo relevante para el mundo. Exploro y
miro cómo Jesús apela a lo más humano para cautivar la mente y el corazón del hombre. Se
define la estructura de la tesis así, luego de ver que hay muy poca bibliografía que hable
directamente de Jesús como comunicador y la que hay tiene un enfoque “neo-evangélico”
que se enfoca en presentar un Jesús carismático y plantear “tips” para ser un mejor orador.
Jesús fue más que un buen orador. Aunque eso sea cierto creo que el estudio de Jesús como
comunicador no puede estar centrado solamente en su carisma y capacidad de convocatoria
y exponerlo como un conferencista popular. Su propuesta comunicativa va mucho más allá.
Creo que para ser una aproximación sobre este tema es necesario sentar unas pequeñas
bases sobre la estructura Judía, luego de eso se podrían seguir adelantando más estudio que
se enfoquen sólo en Jesús. El lector se encontrará en esta tesis una fuerte perspectiva
bíblica; se podría decir que se trabaja tan solo con fuentes primarias obviamente apoyado
tras un arduo ejercicio de lectura que permitió comparar las diferentes corrientes teológicas
para así dar una postura aunque bastante personal, también muy aplomada. Entonces, casi
lo que se hace en la tesis es depurar el mismo texto bíblico de tantas interpretaciones,
comentarios y opiniones para dar una visión un tanto más prolija y sencilla de su estructura
sin caer en discusiones de si fue o no Moisés quien escribió el pentateuco; aunque
necesarios, estos asuntos no conciernen directamente al tema central de esta tesis. Espero
que quien lea este texto se vea, al igual que yo, cautivado por sus palabras y su actuar en el
mundo, o busque hacer un acercamiento desligado de prejuicios a esas palabras que no
pasan de moda.
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Capítulo 1
Dios quiere comunicarse.
En el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios
y el Verbo era Dios
(Juan 1:1).
Pese a la importancia histórica de Jesús hay pocos estudios que se pregunten por su
papel de comunicador durante los años de su misión. Es escaso el acercamiento desde la
disciplina de la comunicación para analizar sus discursos o sus puestas en escena
registradas en el Nuevo Testamento. El objetivo de este texto es, precisamente, analizar las
formas comunicativas de este personaje, teniendo como punto de partida la cosmovisión
bíblica a fin de reflexionar sobre el desempeño comunicativo de Jesús y determinar si es
posible proyectar un ideal del comunicador desde su figura. El inicio para la reflexión será,
pues, la propuesta bíblica del Dios judeo-cristiano para así construir el panorama
comunicacional que atraviesa el contexto del mesías, ya que es desde ese punto desde el
cual se puede apreciar con mayor claridad su propuesta, teniendo en cuenta que esa estaba
estrechamente ligada a la concepción de ser el hijo de Dios. Considero importante aclarar
que aunque el texto tocará elementos históricos, la discusión no se centrará en la veracidad
o no de los hechos planteados, sino que buscará el análisis narrativo de la Escritura
partiendo de la premisa de que Dios desea comunicarse con el hombre. Será entonces,
asunto de este escrito hacer una aproximación al mensaje que Dios quiere dar a la
humanidad y específicamente si este se ve encarnado en la figura del Cristo, que es la
personificación del Dios mismo, y contestar si es posible determinar desde la academia un
ideal del comunicador social a partir de la vida de Jesús.
El Dios bíblico se presenta ante la humanidad con una relación un tanto atípica en
comparación a las narraciones mesopotámicas con las que constantemente es comparado el
Génesis. Pese a las similitudes simbólicas que habitan en varios de los relatos
contemporáneos al pentateuco, como el Enuma Elish, las Escrituras nos dan la impresión de
que para Dios no es suficiente existir y crear; al parecer hay un propósito mayor en su
creación. Dentro de la vasta diversidad de seres creados, ha decidido formar un ser con sus
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mismas características, a su imagen y semejanza, con una capacidad de relación única; ha
querido otorgarle el lugar privilegiado de corona de la creación. Al parecer, desea
comunicarse con él. Según el relato del Génesis Dios pasea tranquilamente por el huerto, no
hay nada que impida su presencia.
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y
sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser
viviente que se mueve sobre la tierra.
Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie
de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.
Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la
tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así.
Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la
tarde y fue la mañana: el sexto día (Génesis 1:27-31) Énfasis mío.
Dios mismo se ha propuesto crear un ser excepcional tiendo como punto de partida la
comunicación. El orden precedente a la creación del hombre está caracterizado por la
expresión Y dijo Dios. Su palabra literalmente escribe sobre el mundo; sin embargo, hay un
cambio cuando dice: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza (énfasis
mío). Ese hagamos suscita una pregunta inmediata, ¿quiénes? Debido a que el hombre no
había sido creado, se descarta esa opción claramente; los ángeles, creados para ser
mensajeros de Dios, solo desempeñan acciones colaborativas y no tienen ninguna
influencia en las decisiones divinas; por supuesto, la entidad maligna o el diablo no se
presenta como una opción válida debido a su naturaleza destructiva después de su rebelión,
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir… (Juan 10:10); entonces, recordemos
que el Dios bíblico de una manera aún inexplicable está constituido por Padre, Hijo y
Espíritu siendo un solo Dios; así que, ese hagamos solo puede provenir de la conversación
entre la trinidad. Al ser todo lo que existe producto de Él, la discusión creacional solo se
podía dar con su misma entidad Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas
(Romanos 11:36).
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La imagen y semejanza de la divinidad existe en la humanidad en tanto este tiene
capacidad de decisión, es un agente libre; siente y razona. Y está en el hombre desde el
momento en el que Dios puso el soplo de vida sobre él …y sopló en su nariz el aliento de
vida; y fue el hombre un ser viviente (Gén 2:7). El hombre, tras su creación como un
alguien y no un algo está completamente expuesto, manifestándose en su desnudez, pero
sin miedo. La ausencia de cubrimiento no es un problema para él, no es consciente de ella,
no tiene vergüenza y por lo tanto no está mediado por la misma. Aún no existe el camuflaje
como mecanismo de supervivencia para el hombre. El primer acto de comunicación de
parte de Dios para el humano es otorgarle la característica de la semejanza con él. Esta
comunión completa del hombre con su entorno y su Creador se ve impedida cuando la
serpiente, de manera astuta, se encarga de distorsionar de manera sutil el mensaje que Dios
les había dado. Miremos:
Y ordenó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer,
pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él
comas, ciertamente morirás (Gén 2:16-17).
La serpiente se acerca a la mujer de la siguiente manera:
Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: "No comeréis de ningún árbol del
huerto"? (Gén 3:1).
Con esa pregunta se ve la estrategia para romper la comunicación entre el hombre y
Dios de la serpiente que se repetirá a lo largo de la Biblia. Con una manipulación sutil,
siembra la duda en la mujer y aunque ella le contesta con la verdad, ya es demasiado tarde.
La codicia pudo más.
El hombre ha perdido el privilegio de hablar directamente con Él. Tras el engaño con
el argumento del conocimiento del bien y del mal se ha roto el estado de comunicación
plena. “El camino de acceso a la comunión con el Creador ha quedado bloqueado. Ahora se
abre el camino de la frustración, del resentimiento, de las falsas excusas y de las
inculpaciones injustas (Gen 3:12-13) (…) La humanidad queda sometida al yugo de la
existencia penosa al final de la cual sobreviene la muerte física” (Martínez, 1984, p.272). Y
aunque por derecho propio (por ser Todopoderoso) tiene toda la potestad de destruir a su
creación, como el escritor que desecha una hoja de papel, la Escritura nos hace pensar que
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el deseo de divino no fue tener después una relación lineal y jerarquizada; por el contrario,
se nota la cercanía de su espíritu cuando, luego de la caída del hombre, Dios se acerca al
huerto preguntando: ¿dónde estás tú? (Gén 3:9) ¿Acaso Él, siendo Dios mismo, no lo
sabía? Se percibe en el ambiente del texto una especie de acercamiento paciente en el que,
de alguna manera, Dios busca la restauración de la relación. El acto siguiente de Dios para
con el hombre, es cubrir su desnudez luego de prometer la destrucción del mal por medio
de la simiente de la mujer para restaurar la comunicación.
¿Cuál era el propósito de la serpiente al momento del engaño a la pareja?
Definitivamente no fue llevarlos a un estado superior; por el contrario, tan pronto como
caen en la trampa, no vuelve a musitar una palabra y tan solo aparece para escuchar la
maldición que Dios profiere sobre ella. Encontramos en las Escrituras que Satanás ha
deseado ser como Dios, soberano. El fragmento que pongo a continuación es la narración
de cómo fue creado Lucifer, después Satanás, y como él no aceptó ni su lugar ni su función,
que por cierto era muy elevada, y decidió rebelarse.
Tú eras el sello de la perfección,
lleno de sabiduría y perfecto en hermosura.
En el Edén estabas, en el huerto de Dios;
toda piedra preciosa era tu vestidura:
el rubí, el topacio y el diamante,
el berilo, el ónice y el jaspe,
el zafiro, la turquesa y la esmeralda;
y el oro, la hechura de tus engastes y de tus encajes,
estaba en ti.
El día que fuiste creado
fueron preparados.
Tú, querubín protector de alas desplegadas,
yo te puse allí.
Estabas en el santo monte de Dios,
andabas en medio de las piedras de fuego.
Perfecto eras en tus caminos
desde el día que fuiste creado
hasta que la iniquidad se halló en ti.
A causa de la abundancia de tu comercio
te llenaste de violencia,
y pecaste;
yo, pues, te he expulsado por profano
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del monte de Dios,
y te he eliminado, querubín protector,
de en medio de las piedras de fuego.
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura;
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor (Ezequiel 28:12-17).
Entonces, luego de su expulsión de las alturas y viendo que su posición como corona
de perfección no sería restaurada por Dios, no porque Él fuera egoísta sino porque en
realidad su corazón no buscaba restaurar su relación con Dios sino tan solo volver a tener la
posición de admiración de antes, el querubín de perfección se corrompe frente a la envidia
y el orgullo, tras el deseo de ser como Él. Queriendo dominar sobre todo. Deseando esto, y
siendo públicamente expulsado, no le queda más remedio que formar un ejército de maldad
encargado de que todas las creaturas rompieran, al igual que él, toda relación con Dios. La
motivación de Satán es pues el odio a Dios y por ende a sus planes. No hubo mejor manera
de arruinar la creación entera que tendiendo una trampa a la humanidad y llevándose
consigo a miles de seres que por siempre estarán separados de Dios.
Teológicamente, lo que permitía la comunicación plena entre el hombre y Dios era la
santidad o la ausencia de pecado de parte del humano. Al humano no conocer la maldad
podía tener una relación cara a cara con la divinidad y en consecuencia todos los sistemas
terrestres estaban en completa armonía. “El propósito inicial de Dios para con el hombre
fue que éste actuase como virrey suyo en el mundo, administrando sus maravillosos dones
con un señorío digno, benéfico, sobre los demás seres y en armonía con el conjunto de la
creación” (Martínez, 1984 p.270). Según los atributos de Dios (creo que su santidad no
está determinada porque no pueda pecar sino porque decide no hacerlo) al ser santo no
puede tener ninguna comunión con la maldad y Él bien lo sabe. También sabe que al haber
creado un agente libre, a su imagen y semejanza, éste podía escoger el camino,
irónicamente, de la muerte como opción de vida. El hombre, sin saberlo, cayó en la trampa
de la serpiente, despreciando el ser semejante a Dios para ir tras la ilusión del
conocimiento del bien y el mal para ser como Él, teniendo en cuenta que esto no se refiere
al conocimiento moral, sino que en realidad es un cuestionamiento al carácter de Dios y por
ende a la autoridad del Todopoderoso. Me pregunto, ¿Si el hombre podía hablar cara a cara
con Dios, acaso Él no le otorgaría el conocimiento del bien y del mal al haberlo creado
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semejante a Él? El engaño consistió en dar ese “poder” deslegitimando la soberanía de
Dios, llevando así sus vidas y las de sus descendientes a la muerte. El hombre ahora tiene
que aprender a conocer el bien y el mal por medio del temor y la coerción hasta de su
propio cuerpo. Pero Dios sabía que el algún momento su creación se rebelaría contra Él, de
eso hablaré después, y escogería la muerte antes que la vida.
Tras la caída, la comunicación inicial con el hombre se rompe. La expresión física de
la divinidad se ve restringida. Sin embargo, el hombre sabe que ha errado y por eso busca
cubrirse, intenta ocultar su rebelión por medio de hojas secas y cree que esconderse es lo
más sabio en ese momento. Dios sabe que el ocultarse no restaurará la relación. Se hace
necesario el sacrificio; solo el derramamiento de sangre del animal con el que Dios hizo las
túnicas de pieles es suficiente para cubrir la desnudez. Este símbolo, será a su vez, la
revelación profética del sacrificio mesiánico que, según la Biblia, se lleva a cabo a través de
Jesús (Scott, 2002). Entonces, la Biblia viene siendo, por sobre todo, la evidencia histórica
de la experiencia del hombre con Dios y el constante esfuerzo divino por salvar a su
creación de la muerte eterna. A diferencia de Satán, la motivación del Altísimo pareciera
ser el amor.
Es fácil encontrar ciertos patrones narrativos que se repiten a lo largo de los relatos.
Primero, es importante notar que es Dios quien busca al hombre, éste por su propia cuenta
no busca un acercamiento con la divinidad, por el contrario, se repite constantemente la
rebeldía manifestada desde el principio. Se ha desarrollado una seria inclinación al mal
viviendo con la ilusión de ser autosuficientes aunque la realidad es que están bajo la
esclavitud del temor. Vendrá luego Jesús a decir que va dar libertad por medio de la verdad,
es decir él mismo. Así mismo, otro elemento recurrente en la Escrituras son las genealogías
que, a simple vista, parecerían inútiles. Estas, serán el testimonio primero, de la presencia
de Dios generación tras generación y además mostraran que Dios se manifestará a cada
hombre según la disposición de su alma. Ahora Dios solo le comunica con quienes quieren
comunicarse con él.
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1.1 Los elegidos para el mensaje divino.
Solo hay un mensaje que Dios quiere transmitir a la humanidad y lo hace por medio
de algunos seres, que cumplen solo con una condición. Estar dispuestos a escuchar la voz
de Dios y a su vez querer ser escuchados por él. Nada de hombres superiores o con
características asombrosas, tan solo seres con sed comunicativa que no se conforman con
llevar una vida “autosuficiente”. No es excluyente, no es que Dios no se quiera comunicar
con todos, por el contrario es su mayor deseo; pero, es lo más obvio, el ejercicio de la
comunicación solo se puede establecer con un interlocutor activo o si no sería una mera
transmisión de datos. Como en cualquier ejemplo de comunicación solo se llevará a cabo si
hay un punto de conexión, así sea mínimo, entre los interlocutores. La lista de estos
hombres está encabezada por Noé. Tras el arrepentimiento de Dios de haber creado al
hombre (Gen 6) Noé se distingue del resto porque siempre anduvo con Dios. Es entonces
cuando la divinidad desea comunicarle al humano su sentimiento de frustración esperando
una respuesta de su parte. Sabemos el desenlace de la historia, Dios manda a Noé, de
manera “ilógica”, a construir un arca para el momento en el que las fuentes del cielo se
abrieran y viniera en tan anunciado diluvio del que el resto de la humanidad se burlaba. Así
Dios dio el tiempo suficiente para que los demás hombres hicieran el mínimo esfuerzo de
buscar una vía de acceso con Él.
Luego del surgimiento de un nuevo mundo tras el diluvio, la lista de hombres con
quien Dios se comunica es interminable. Ahora, se hace más complejo el deseo del
Creador. No solo quiere conversar con algunos pocos elegidos, al parecer quiere tener un
pueblo “especial” que retome de alguna manera el estado primario de comunión. Este
propósito es comunicado a Abraham, el patriarca, bajo la promesa de que haría de él una
nación grande y bendeciría con él a todas las familias de la tierra (Gen 12). Tras la
escogencia de un sujeto, se inicia, o continúa, la ejecución divina generación tras
generación de establecer una relación de semejanza con los hombres. Isaac, Jacob, José y,
el encargado de la revelación escrita, Moisés.
Con este último se abre un nuevo camino para la forma de comunicación entre la
divinidad y el hombre. Es ahí cuando la escritura se dispone como ente regulador y
formador para la existencia del pueblo israelí. El traspaso de tener una relación oral a una
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también escrita suscita una serie de cambios en la configuración social planteada en las
Escrituras. Pensar que Dios mismo ha revelado a Moisés Su voluntad para la humanidad
que, sería verdadera, supone un cambio en la concepción de la divinidad. Esta, hasta el
momento no se ha presentado con un nombre, al parecer aún es intangible, incomprensible,
y de alguna manera oculta a la vista humana. Todavía es “lejano”, aún no permite una
objetivación plena. La narración del momento en el que Dios se le revela a Moisés resulta
interesante a la hora de conocer qué tipo de Dios es éste dios aun no conocido. Primero, se
da en un momento inesperado, no tras la búsqueda de Moisés sino, por el contrario, cuando
él estaba caminando. Segundo, hay una representación física del Dios vivo a Moisés, no
solo escucha su voz, también puede verlo. Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció
entre las llamas de una zarza ardiente (Éxodo 3:2ª). Luego de este primer encuentro, se
volvió común entre Dios y Moisés mantener conversaciones extensas, o al menos eso es lo
que nos relata la Escritura. Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios.
Pero el SEÑOR siguió diciendo… (Éx 3:6b).
Y acostumbraba Moisés tomar la tienda, y la levantaba fuera del campamento a buena
distancia de él, y la llamó la tienda de reunión. Y sucedía que todo el que buscaba al SEÑOR
salía a la tienda de reunión, que estaba fuera del campamento.
Y sucedía que cuando Moisés salía a la tienda, todo el pueblo se levantaba y
permanecía de pie, cada uno a la entrada de su tienda, y seguía con la vista a Moisés hasta
que él entraba en la tienda.
Y cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube descendía y permanecía a la
entrada de la tienda, y el SEÑOR hablaba con Moisés.
Cuando todo el pueblo veía la columna de nube situada a la entrada de la tienda de
reunión todos se levantaban y adoraban, cada cual a la entrada de su tienda.
Y acostumbraba hablar el SEÑOR con Moisés cara a cara, como habla un hombre con
su amigo (Éxodo 32:7-11).
La cercanía entre Dios y Moisés resulta incluso un poco incómoda para todo aquel
que ve en la figura divina un ser autoritario y opresor. Además de ser el hombre encargado
de la liberación de Su pueblo y el depositario de la revelación divina, Moisés nos remonta
al Génesis perfecto de comunión. Es el acercamiento más aproximado a la relación sin
veladuras que tenían Adán y Eva con Dios. Aunque siempre consciente de su inclinación
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rebelde, debido a la caída en el edén, Moisés llegó a acuerdos con el Todopoderoso y fue
considerado amigo de Dios.
Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
—Baja, porque ya se ha corrompido el pueblo que sacaste de Egipto. Demasiado
pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se
han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido
sacrificios, y han declarado: "Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!" »Ya me he
dado cuenta de que éste es un pueblo terco —añadió el SEÑOR, dirigiéndose a Moisés—. Tú
no te metas. Yo voy a descargar mi ira sobre ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una
gran nación. Moisés intentó apaciguar al SEÑOR su Dios, y le suplicó:
—SEÑOR, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de
Egipto con gran poder y con mano poderosa? ¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que
nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de
la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia! Acuérdate
de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo les juraste que harías a sus descendientes
tan numerosos como las estrellas del cielo; ¡tú les prometiste que a sus descendientes les
darías toda esta tierra como su herencia eterna! Entonces el SEÑOR se calmó y desistió de
hacerle a su pueblo el daño que le había sentenciado (Éxodo 32:7-14) Énfasis mío.
1.2 La escritura hacia la singularidad.
Dios decidió comunicarle a Moisés el deseo de construir una nación diferente, un
pueblo que se destacara del resto, que tuviera como característica el tener una relación con
Él y así llevara a las demás naciones a buscar esa misma reciprocidad. Así mismo es
interesante notar que es a Moisés a quien Dios decide dársele a conocer con un nombre que
sería, para la cultura judía, el máximo símbolo de reverencia. La revelación de EL nombre
del todopoderoso se da en medio de un episodio de inseguridad, el cual es constante en la
vida de Moisés. Si hay alguien que hubiera sufrido de un serio problema de vacilación en la
Biblia es él, pero es en medio de su debilidad cuando Dios se muestra con grandes pruebas
de su grandeza diciéndole: “tranquilo, yo sé que eres un temeroso, pero yo estaré contigo”.
Pero Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los hijos de
Israel de Egipto?
Y El dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que
te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en
este monte.
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Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo:
"El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros," tal vez me digan: "¿Cuál es
su nombre?", ¿qué les responderé?
Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos
de Israel: "YO SOY me ha enviado a vosotros."
Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: "El SEÑOR, el Dios
de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha
enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí
de generación en generación (Éxodo 3:11-15).
Es importante comprender que la estructura israelí es un complejo sistema político,
social y religioso que constituye parte de la visión de reino en la tierra de Dios (Crossan,
2007). Lo que da significación y cohesión a la “cultura israelí” ahora es la Escritura sagrada
que no puede ser alterada o irrespetada ya que fue directamente dada por Dios. En este caso
no solo se plantea la escritura como un método objetivo sino completamente veraz e
incuestionable. El momento de la entrega escrita de parte de Dios estuvo acompañado de
muestras sobrenaturales de su existencia para todos los incrédulos que aún dudaban de su
promesa: El monte estaba cubierto de humo, porque el SEÑOR había descendido sobre él en
medio de fuego. Era tanto el humo que salía del monte, que parecía un horno; todo el
monte se sacudía violentamente, y el sonido de la trompeta era cada vez más fuerte.
Entonces habló Moisés, y Dios le respondió en el trueno (Éxodo 19:18-19). “La
importancia de la escritura radica en que crea un nuevo medio de comunicación entre los
hombres. Su servicio esencial es objetivar el habla, suministrarle al lenguaje un correlato
material, un conjunto de signos visibles” (Goody, 2003, p.12). En el periodo oral israelí, la
identidad estaba configurada por la pertenencia a la generación de Abraham, Isaac y Jacob,
y sobre la experiencia de ellos con el Dios viviente y la promesa de la tierra prometida. A ti
y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora
andan peregrinando. Y yo seré su Dios (Gen 17:8).
Pero no es sencillamente con la revelación escrita a Moisés que Dios da el cambio de
la oralidad a la escritura con su pueblo. Si nos remontamos al patriarca Abraham, podremos
ver cómo Dios establece prácticas escriturales con él mucho más complejas que tan solo el
sistema lecto-escritural del lápiz y el papel. Uno de los actos escriturales de Dios es la
forma de sellar el pacto con ellos por medio de la circuncisión. Y éste es el pacto que
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establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones
entre ustedes deberán ser circuncidados (Gen 17:10). Definitivamente Dios quería dar un
mensaje que perdurara por siempre, y lo logró. Las marcas físicas perpetuas establecen una
conexión inmediata con el mensaje del pacto. Cualquier judío consiente dará razón del
porqué debe ser circuncidado, “por el pacto de Dios con Abraham”. Hasta el día de hoy el
judío es circuncidado y usualmente puede recordar claramente por qué.
Entonces, hay una serie de prácticas sobre el cuerpo que prepararon a Israel para el
cambio “más drástico” a la ley escrita. Para Goody la escritura viene a sustentar las
estructuras económicas y políticas de las sociedades complejas (2003). Esto es claramente
evidente en la sociedad israelí, y aunque se piensa que los sistemas escriturales excluyen de
cierto modo, es interesante ver la forma en la que el sistema escritural se articula con otras
prácticas sociales que intentan presentarse como un equilibrio entre la tensión permanente
entre oralidad y escritura. La escritura depone ante nosotros un carácter elitista, la oralidad
por el contrario, parece poner ante nosotros un espíritu un tanto más flexible. Según el
propósito revelado a Moisés, Dios no pretende crear o forjar un grupo de gente que “siga
ciertas normas”, por el contrario, el camino que Dios quiere trazar es el de por medio de la
ley llevar a la conciencia de cada persona de esa rebelión primaria (Adán y Eva) a fin de
que Su pueblo desee comunicarse con él y así se lleve a cabo una actividad recíproca y no
una simple consecución de actos piadosos que los “lleven a la salvación”. Esto será
posteriormente expresado por Dios al profeta Isaías cuando dijo: Este pueblo me alaba con
la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es
más que un mandato enseñado por hombres (Isaías 29:13). Entonces, al parecer el sistema
escritural puesto por Dios, revelado en la ley tiene un espíritu más complejo que su sola
ejecución.
Como mencioné anteriormente lejos de ser un sistema elitista, el diseño que Dios ha
pensado para su pueblo se sostiene generación tras generación por el equilibrio entre lo oral
y lo escrito.
Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al
SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas
palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes
por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a
22
tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa
y en tus puertas (Deuteronomio 6:4)
Esta es una de las maneras más eficaces en la que Dios pudo perpetuar su mensaje.
Ha creado en Su pueblo un sistema escritural que trasciende a lo escrito para ser la misma
encarnación de la ley en cada uno de sus hijos. Primero, se manifiesta como mandato dando
como esperanza la promesa de prosperidad y bendición permanente; segundo, se presenta
como un instrumento cohesionador y formador de identidad. Una identidad que, por cierto,
estaba muy diluida en los tiempos de Moisés, ya que el aún incipiente pueblo hebreo tenía
fuertes influencias de las naciones vecinas. Tanto así, que incluso después de presenciar los
milagros y rescates asombrosos que hizo Dios con ellos, hicieron un becerro de oro
teniendo una columna de fuego que los acompañaba en las noches. Es así, asegurando
escrituralmente la repetición oral de los preceptos divinos, como se manifiesta el equilibrio
entre la oralidad y la escritura en la Israel antigua.
Así mismo, el contenido registrado por Moisés en el pentateuco posee ciertas
características que lo hacen peculiarmente atemporal y por lo tanto útil en todo tiempo.
Como dice Martínez, las narraciones bíblicas no plantean, incluso ahora, un panorama
ridículo en cuanto a la formación del mundo y es en esa narración tan corta y directa en
donde se dan respuestas a los interrogantes más antiguos del ser humano. ¿De dónde
venimos?, ¿Por qué existe el mal? y ¿cuál es el propósito de nuestra existencia? (1984,
p.269). Quizá por eso muchas personas siguen viendo la revelación bíblica como la fuente
primordial para el entendimiento del mundo, el lente desde el cual el paisaje puede ser
correctamente enfocado y disfrutado a cabalidad. Deuteronomio, a la luz de cualquier
persona, puede ser visto como la constitución más práctica de todos los tiempos. No solo
establece un sistema de castigo ante la ruptura de la ley, sino que pone a disposición del
hombre toda la sabiduría divina al servicio del hombre para que este tenga una excelente
vida sobre la tierra. Se establece el amor a Dios como mandato primordial; pero este
mandato, como recordará Jesús siglos después, solo puede ser desarrollado en tanto se
ejecute en el amor por el prójimo además de en el buen mantenimiento de la creación de
Dios.
23
Entonces, el judaísmo presenta uno de los sistemas de comunicación interna más
fuertes en la historia de las religiones. Eso es incuestionable hasta nuestros días, en donde
sabemos que incluso la conversión resulta tras un largo proceso de inclusión en la cultura
judía. Su estructura se mantiene fuerte y poco vulnerable a los cambios, como mencionaba
antes, en parte por los relatos que dan sentido a su existencia. La liberación de Egipto, y en
general el pentateuco, presentan el hilo que coserá la historia judía, además de la tradicional
espera del mesías. No es solo la construcción de un pueblo en un territorio determinado. El
judaísmo se convirtió en una cultura más allá de los límites físicos para encontrar identidad
desde cualquier parte del mundo en sus relatos fundadores. Sus patrones de pensamiento
son similares, la ley ya está escrita.
Además de Moisés, el antiguo testamento nos presenta toda amplia gama de
personajes que se comunican con Dios. Desde valientes guerreros, Josué o Gedeón,
pasando por prostitutas, Rahab; profetas, Isaías, Jeremías, Jonas; sacerdotes, Samuel;
extranjeras, Rut; hasta reyes y reinas, Saúl, Ester y David. Sin lugar a dudas, la anterior
lista es tan solo un esbozo de todos aquellos que entran en la lista de “privilegiados con el
contacto divino” pero si hay un rasgo característico en todos ellos es su obvia humanidad.
Ninguno de ellos se presenta como un hombre o mujer extraordinarios y con cada uno Dios
estableció una relación particular.
Al ser la Biblia sobre todo un libro para humanos corrientes plantea un punto de
conexión continuo de principio a fin, la rebelión del hombre hacia Dios. Pese al deseo
intenso de Dios de forjar una nación diferente, tras la revelación de Moisés, este, tiene un
periodo de decadencia en el cual ha llegado a ser como los pueblos cananeos vecinos.
Entonces, hemos visto cómo Dios desea comunicarse con el hombre desde el
principio. Él no se comunica con las aves o las plantas, al resto de su creación la rige y
sustenta, pero su propósito siempre ha estado enfocado hacia la relación divinidad-
humanidad. Así mismo, aunque tiene un deseo generalizado Dios solo se comunica con
quienes están dispuestos a comunicarse con Él. Las formas en la que Dios se comunica con
el hombre son variadas y, se podría decir, son diseñadas particularmente según cada
persona. Para algunos Dios se presenta como una imponente columna de Fuego (pueblo de
24
Israel mientras era rescatado de la esclavitud de Egipto), para otros de manera auditiva, por
medio de visiones o señales, e incluso haciendo que los animales hablen como cuando hizo
que la asna de Balaam hablara cuando éste no obedeció una orden directa de Dios.
Pero Dios se airó porque él iba, y el ángel del SEÑOR se puso en el camino como un
adversario contra él. Y Balaam iba montado sobre su asna, y sus dos sirvientes con él.
Cuando el asna vio al ángel del SEÑOR de pie en el camino con la espada desenvainada en la
mano, el asna se salió del camino y se fue por medio del campo; pero Balaam golpeó el asna
para hacerla volver al camino.
Entonces el ángel del SEÑOR se puso en una senda estrecha de los viñedos, con una
pared a un lado y otra pared al otro lado.
Al ver el asna al ángel del SEÑOR, se pegó contra la pared y presionó el pie de Balaam
contra la pared; entonces él la golpeó otra vez.
Y el ángel del SEÑOR se fue más lejos, y se puso en un sitio estrecho donde no había
manera de volverse ni a la derecha ni a la izquierda.
Y viendo el asna al ángel del SEÑOR, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y
golpeó al asna con su palo.
Entonces el SEÑOR abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho yo
que me has golpeado estas tres veces?
Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en
mi mano, que ahora mismo te mataba.
Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna, y sobre mí has cabalgado toda tu vida
hasta hoy? ¿He tenido la costumbre de portarme así contigo? Y él dijo: No.
Entonces el SEÑOR abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del SEÑOR de pie en
el camino, con la espada desenvainada en su mano, e inclinándose, se postró rostro en
tierra… (Números 22: 22-31).
Así mismo Dios desea restaurar la relación con el hombre a través de un mensaje
único. El mensaje de la salvación que se transmite desde la caída del hombre generación
tras generación con la figura del mesías. Y esta sería la expresión máxima del deseo divino
de comunicarse, al prometer un sujeto especial, su propio hijo, quien derrotaría la maldad y
devolvería a la humanidad al estado inicial.
25
Capítulo 2
Jesús como objetivación de Dios.
Por el contrario, se rebajó
voluntariamente, tomando
la naturaleza de siervo y
haciéndose semejante
a los humanos
(Filipenses2:7).
Sabemos entonces, que el sistema religioso judío se manifiesta por medio de un
ejercicio escritural profundo que busca perpetuar y dar relevancia a un mensaje principal: la
llegada del mesías. Esta configuración, hasta ahora sujeta a la interiorización individual de
los pertenecientes al pueblo de Israel, se presentaría objetivada en la persona del Cristo.
Éste no como la idea abstracta del ser superior revelado solamente a unos pocos, sino,
como la persona física que manifiesta en sí mismo el mensaje divino, pero en igualdad de
condiciones con los humanos. Para fines prácticos asumiremos, que Jesús, como es creído
por muchos, representa esa figura mesiánica tan anhelada para el pueblo israelí. Así mismo,
más adelante en el tercer capítulo, intentaremos distanciarnos del estatus social de salvador
para así, proponer un acercamiento a sus métodos comunicativos específicos a fin de
establecer su efectividad comunicativa en público.
Es necesario iniciar con una pregunta: ¿Qué implica pensar que un dios se haga
humano, según la visión occidental que, indudablemente, está mediada por la tradición
greco-romana? La narrativa bíblica supone un cambio en comparación con otros relatos
religiosos o mitológicos. La propuesta del dios hecho hombre está estrechamente ligada a la
idea, sumamente humana, de un mundo esperanzador, expresada de diferentes maneras a
través de las escrituras religiosas y científicas. Está presente el pensamiento de tener una
vuelta al inicio, un inicio que tendería a ser mejor que el presente. En general, es un
pensamiento humano soñar con un futuro mejor; y constantemente confiamos en diferentes
y variados “mesías” para mantener la idea de una vida sustentable y, de algún modo, para
soportar la existencia, que, en muchos casos, puede ser desesperanzadora. Es un deseo
humano de trascendencia como le expresaría el rey Salomón: …y ha puesto eternidad en el
corazón del hombre… (Eclesiastés 3:11). Esta constante dualidad entre el deseo de
26
trascender y la inminente muerte se vería explicada desde el Génesis desde la caída. En ese
momento el hombre conoce la muerte y se convierte en un ser finito; pero aún conserva
rezagos de su estado primario en el cual Dios lo había hecho semejante a Él. Dios nos ha
dicho: "No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán”… (Génesis 3:2).
Entonces, teniendo como base que buscamos la realización del “algo mejor” y que en
sí, el ser humano necesita, para la superación de su miedo a la existencia, el dispositivo
natural de explicar el mundo sea cual sea su fuente (la divinidad, la razón, la ciencia, el
hombre, etc.), la figura narrativa de un dios que se hace hombre supone un cambio primero
en el planteamiento de la relación humano-divina y segundo en la misma idea de
“humanidad”. Es entonces necesario para la humanidad tener un dios. “Para hacer de lo
inactual e invisible objeto de una acción de rechazo, de conjura, de reblandecimiento o
despotenciación se corre ante ello, como un velo, otra cosa. La identidad de tales factores es
constatada y hecha accesible mediante nombres, generando así un trato de igual a igual”
(Blumenberg, 2003). Desde la perspectiva de la Creación, este miedo a la existencia se da
desde el momento de la caída por el pecado. Esta separación del estado de unión con quien
era la fuente de explicación de todo, Dios, ocasiona en el hombre, como vimos, ese miedo
primario que lleva a ocultar primero su cuerpo; es el chascarreo durante la llamada
telefónica. Si miramos como cierta la visión de Jesús como hijo de Dios, tendríamos un
cambio sustancial en las formas discursivas en las que la relación divino-humana se ha
tratado a lo largo de la historia, al menos en términos narrativos, sin entrar a definir si estas
apreciaciones son o no ciertas.
Desde la comparación entre las mitologías o teologías, se nota algo diferente. Como vimos
en el primer capítulo, Dios desea comunicarse y aunque lo ha logrado siendo Dios (desde la
figura más alejada de la pecaminosa humanidad) va un paso más allá y se vuelve humano
estableciendo así una relación completamente igualitaria. Jesús es mensaje y mensajero en
sí mismo. Recordemos que el Dios de la Biblia se identificó ante Moisés como: YO SOY
EL QUE SOY, dejando en el interlocutor una pregunta aún más profunda sobre su
identidad. Pero esto se vería contrastado en el conocimiento tangible y, un poco más
objetivo, de un humano. Con nombre definido, Jesús, sería entonces la figura objetiva del
Dios vivo. Esto se ve expresado por Él mismo en las oraciones que elevaba al Padre:
27
A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tú me los diste y ellos
han obedecido tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les he
entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y
han creído que tú me enviaste. Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me
has dado, porque son tuyos. Todo lo que yo tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío; y
por medio de ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero
ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti. »Padre santo, protégelos con el poder de tu
nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros (Juan 17: 6-
11). Énfasis mío.
Es interesante notar expresiones constantes como “volver a ti” y no contigo. Es ese
estado de comunión, solamente nombrado en el primer capítulo, el que es restaurado por
Cristo. En mi opinión la comunión, pese a que se puede identificar como un término
meramente religioso, trae consigo la máxima expresión de comunicación. Es durante ese
estado en donde los límites de quién comunica y a quién se diluyen para transformarse en
una dinámica comunicativa casi pura. La comunión con el otro no es solo la convivencia
con él, también supone unas prácticas espirituales, no religiosas, que me ponen en contacto
con la parte vital del otro a fin de identificarnos como uno solo. Pero no es una relación
parasitaria; por el contrario la comunión supone un estado de constante intercambio aunque
su centro no es este y su único motor resulta entonces, el amor. Pero una divinidad puede
ser literalmente cualquier cosa; Jesús define ciertas prácticas concretas y un mensaje
específico que está circunscrito a un contexto específico. A la pregunta: “¿Usted cree en
Dios?” muchas personas contestarán afirmativamente y quizá complementen diciendo, “yo
creo pero a mi manera”. La figura de Jesús no permite tanta ambigüedad, sin decir que
creer en la existencia de Jesús traiga consigo la obligación de pensarlo como divinidad,
pero sí la identificación clara de una ideología, unos actos concretos, un movimiento social
y cultural, y hasta una religión.
La cultura denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en
símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por
medio con los cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus
actitudes frente a la vida (Geertz, 1997).
Pero esta divinidad hecha hombre, a diferencia de otras representaciones físicas que
se pudiera haber mencionando a lo largo de la historia, no solo se corporizó, sino que
además vivió con y para la humanidad teniendo una particular relación con su estado
divino. No fue él quien, a grito en cuello, se mostró como Dios a fin de obtener el poderío,
28
poderío que por derecho propio le pertenecería. Fueron sus actos los que llevaron a la gente
a identificarlo como el Cristo para luego Él reafirmar aquella identidad. …y el gobernador
le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices (Mateo
27:18). Vemos entonces, que Jesús empieza a comunicar su estado divino por medio de sus
puestas en escena que lo diferencian completamente de los mesías autoproclamados de la
época y los futuros.
Para entender mejor lo que significa una objetivación divina en la figura de Jesús, es
necesario adentrarnos un poco más en la estructura del Dios bíblico para así pensar qué es
lo objetivado y si lo podemos afirmar así. Sin embargo, el punto de unión para la
comunicación entre Jesús y los hombres, será entonces la completa igualdad de condiciones
humanas. Fuera Jesús el Cristo o no, presenta un elemento fundamental, a mi juicio, en
quien quiere ser comunicador: La medida justa de dignidad del otro, que en este caso
obedece y está ligada a la idea del génesis de ser seres creados a imagen y semejanza de
Dios. Será entonces la semejanza con el espíritu divino y no la igualdad entre los humanos
el punto de comunión de Jesús con el hombre. Este, así mismo, será su planteamiento de
comunicación interpersonal más fuerte como lo veremos más adelante.
Entonces, el Dios bíblico se presenta ante la humanidad con 2 características básicas
de su personalidad que miraremos objetivadas en Jesús. Santidad y amor. El creyente en el
Dios bíblico afirmará: Dios es santo y es amor, no amoroso, es amor en sí mismo.
Entenderemos entonces que esta objetivación en la persona del Cristo tiene como principal
propósito dar a conocer al mismo Dios. Lo que en la doctrina cristiana se conoce como la
reconciliación con el Padre.
2.1 Santo, santo, santo.
Se afirma entonces que Dios es santo, es decir no hay pecado en él. Como dije antes,
creo que esta santidad no está dada porque no pueda pecar sino porque Dios decide no
pecar. Este concepto, al igual que el amor, resulta muy elevado para la mente humana que
se encuentra contrastada frente a las características divinas. Dios es eterno, el hombre es
mortal; Dios es perfecto, el hombre imperfecto; Dios ama, el hombre está movido por el
egoísmo; todas estas afirmaciones resultan ideas un tanto abstractas que dicen todo y nada
al mismo tiempo y que en cierto modo obedecen a la forma en la que Dios se revela en el
29
Antiguo testamento, YO SOY EL QUE SOY. Recordemos que el Cristo es la expresión
terrestre del Dios vivo, y que parte del mensaje que se quiere transmitir por medio de la
Palabra de Dios es el complejo y al mismo sencillo carácter de Dios. Es esta, una de las
primeras funciones que desempeña el Cristo en la tierra, dar a conocer el verdadero corazón
de la Ley. Entonces, la santidad de Dios se ve objetivada en la persona del Cristo por medio
de cumplimiento perfecto de los preceptos divinos dados a Moisés. Podemos afirmar que
Jesús es santo porque en él no se encontró pecado, es decir, no infringió la ley. Pero no solo
cumplió las normas sino que tuvo la actitud correcta para hacerlo. Al que no cometió
pecado alguno… (2 Corintios 5:21). Podemos afirmar que entonces, otro punto de unión
entre Jesús y la humanidad es la santidad o mejor, la sensación de tentación. Porque no
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno
que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado (Hebreos
4:15). Es así como la santidad de Dios se ve aterrizada en Jesús. Incluso el relato de la
tentación en el desierto en Mateo 4 el tentador apela a las debilidades más humanas.
Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación.
Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se le acercó y le
propuso:
—Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.
Jesús le respondió:
—Escrito está: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios."
Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa e hizo que se pusiera de pie sobre la parte más alta
del templo, y le dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está:
"Ordenará que sus ángeles
te sostengan en sus manos,
para que no tropieces con piedra alguna."
—También está escrito: "No pongas a prueba al Señor tu Dios" —le contestó Jesús.
De nuevo lo tentó el diablo, llevándolo a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos
del mundo y su esplendor.
—Todo esto te daré si te postras y me adoras.
—¡Vete, Satanás! —le dijo Jesús—. Porque escrito está: "Adora al Señor tu Dios y sírvele
solamente a él."
Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle (Mateo 4:1-11).
Como menciona Zárate, el tentador acude a la identidad, el poder y la fama como
formas en las que ataca a Jesús. Estas serán a su vez las enfermedades más humanas. Donde
la solidaridad y las buenas intensiones muchas veces se ven opacadas por la avaricia y el
30
egoísmo. Cuando lo cuestiona diciendo: “Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se
conviertan en pan” ataca directamente la identidad de Jesús. Estaba usando una condición
legítima, ser hijo de Dios, pero con las motivaciones equivocadas. El fin no era la
alimentación o el milagro, el fin era hacer uso de su identidad con fines mezquinos.
Nuevamente y apelando a el terreno conocido por Jesús, el diablo lo ataca por medio de la
Escritura apelando a su poder como hijo de Dios. Por último, lo ataca ofreciéndole la fama
y el reconocimiento público a cambio de la adoración y la esclavitud al mal. Aunque se
determina como un relato meramente religioso, este a su vez, es el reflejo claro de “las
tentaciones más humanas”; recurrir a algún nombre para conseguir lo que queremos, apelar
a una posición de autoridad para pasar por encima de los otros, o simplemente vender
nuestra vida al mejor postor a cambio de fama. Cristo enfrentó y venció a los demonios más
humanos. Luego de esa lucha obtendría a su favor mucho más que lo ofrecido por el diablo.
Este sería el sentido más amplio de humanidad. Esa constante tensión entre bien y mal es lo
que nos humaniza; así mismo es la tentación lo que pondrá a Jesús en comunión con la
condición humana, para construir aunque un discurso moralmente muy alto, al mismo
tiempo sumamente humano, y entonces podemos entender la santidad de Jesús por el
cumplimiento de la ley. Pero además esto va un poco más allá, ya que no solo el respeto
puede catalogarse como santidad sino, además, darle la correcta interpretación a la misma.
Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de ellos,
experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: —Maestro, ¿cuál es el
mandamiento más importante de la ley? —"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con
todo tu ser y con toda tu mente" —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más
importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti
mismo." De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
Esta conversación, aunque a simple vista representaría un principio religioso, en el
fondo es una estrategia de comunicación entre Dios y el hombre, y entre la humanidad.
Antes de adentrarme en este postulado, en el que afirmo que Jesús planteó una estrategia de
comunicación eficaz para la humanidad, tendremos que seguir mirando la otra característica
objetivada de Dios en Jesús.
2.2 Dios es amor.
El amor es entonces la característica más resonada cuando nos referimos al Dios
Bíblico. “Dios es amor”. Sin embargo llegar a explicar el significado de esta afirmación
31
resulta un tanto complejo sobre todo si se tiene un ejercicio de lectura poco cuidadoso del
Antiguo Testamento en donde se ve castigo, juicio e ira divina. La misma Biblia nos da la
respuesta. Pablo, sucesor de la comunicación del mensaje de Jesús a los no judíos o gentiles
dará en la primera carta a los Corintios la explicación más concreta del amor y por lo tanto
de Dios mismo.
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que
resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los
misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me
falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es
paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta
con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en
la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de
lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá (1 Corintios 13:1-8).
Entonces, entender que Dios es amor será uno de los elementos más importantes para
comprender la forma de relación de Jesús y así mismo su mensaje. El amor será el mensaje
predominante para Jesús. Él objetiva el amor porque su puesta en escena, su ubicación en el
mundo es dada desde el amor. No tan solo desde una posición reflexiva y teórica, sino
desde la armonía entre estas y la práctica. Este término se ve ejercitado en la persona de
Jesús desde el mismo ejercicio de convivencia con los discípulos. Es ahí, cuando vivimos y
respiramos con alguien cuando demostramos cuánto en realidad es que amamos a esa
persona. Fue ahí, quizá, en la misma condición de humano cuando el amor de Dios por el
hombre se vio más al borde del abismo. El amor de Dios por la humanidad se ve objetivado
en el mismo acto del sacrificio en la cruz, pero además de este acto obvio y el más
relevante, hay otros que nos mostrarán el carácter amante de Dios.
La figura de Jesús trae consigo un mensaje inmediato: el amor. Es interesante ver
cómo muchas veces las personas hacen incluso una gran diferencia entre el cristianismo y
la figura de Jesús; Él nos circunscribe a unas prácticas concretas y un mensaje específico.
“El nombre propio (e igualmente el nombre de autor) tiene otras funciones además de
indicadoras. Es más que una indicación, un gesto, un dedo señalando a alguien; en cierta
medida, es el equivalente de una descripción” (Foucault, 1969). Parte de la efectividad
comunicativa de Jesús está medida por la religión que surgió de su existencia, el
32
cristianismo, para mirar cuál es el mensaje constituyente de esta visión religiosa me ciño a
la siguiente definición:
(…) una religión es: 1) Un sistema de símbolos que obran para 2) establecer vigorosos,
penetrantes y duraderos estados anímicos y motivacionales en los hombres 3) formulando
concepciones de un orden general de existencia y 4) revistiendo estas concepciones con una
aureola de efectividad tal que 5) los estados anímicos y motivaciones parezcan de un
realismo único (Geertz, 1997).
Miremos cada uno de estos apartados, relacionándolos con la propuesta de Jesús. 1)
Un sistema de símbolos que obran para… El sistema de símbolos utilizados por Jesús está
determinado, como ya habíamos visto, por la tradición judía. Religión a la que perteneció.
Jesús tomó la ley y, aunque cumplió todos los mandamientos, les dio un giro completo sin
que sea contradictorio con el carácter de Dios. Esta a su vez es una manera pedagógica para
mostrar cómo es Dios. Veamos:
Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente." Pero yo les digo: No resistan
al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te
obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera
tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda (Mateo 5:38-42).
De plano Jesús revoluciona los discursos religiosos de la época, y de cualquier época.
Plantea dos cuestiones escandalosas; primero, atreverse en nombre propio a reenfocar la ley
divina, que era absolutamente sagrada y segundo atreverse a reformular todas las pautas
morales de una sociedad. Lo primero resulta absolutamente descabellado y desconcertante
teniendo en cuenta que la ley era suprema. Se podría decir que estaba por encima del
humano y nunca podía ser cuestionada, era la directa palabra de Dios. Quienes podían
disertar acerca de la ley o comentarla y complementarla eran los maestros y ellos nunca
hacían un comentario a título propio, siempre eran suposiciones y opiniones manipuladoras
que, aunque lograban cambiar comportamientos sociales, nunca se hacían de manera
transparente o abierta. Entonces, para la cultura judía que un hombre diga “Pero yo les
digo” supone un choque brutal en la manera de comunicación oral de la época y en la
concepción sacra que la ley. Pero esta afirmación no solo resulta chocante para el judío.
También en la actualidad resulta un discurso ofensivo para el auditorio que busca la
diplomacia; siempre, en cada época luego de su emisión, estas palabras han cuestionado la
autoridad de todo aquel que cree ser el depositario de la revelación divina. Intentemos
imaginar una analogía un tanto más sencilla pero igualmente efectiva. Un padre que regaña
33
a su hijo por dejar las medias tiradas, cuando él nunca ayuda en nada, deja tirado todo y es
un desordenado. El cuestionamiento natural del hijo no vendrá hacia la posición de padre,
porque él sabe que sí es su padre; el cuestionamiento vendrá directamente hacia la
autoridad. La eficacia del mensaje en este caso no estaría dada por la claridad, elocuencia o
manejo del auditorio; estaría configurada simplemente por la autoridad de quien habla.
En una palabra, el nombre de autor funciona para caracterizar un cierto modo de ser del
discurso: para un discurso el hecho de tener un nombre de autor, el hecho de poder decir
"esto fue escrito por Fulano de Tal", o. "Fulano de Tal es el autor de esto", indica que dicho
discurso no es una palabra cotidiana, indiferente, una palabra que se va, que flota y pasa, una
palabra que puede consumirse inmediatamente sino que se trata de una palabra que debe
recibirse de cierto modo y que debe recibir, en una cultura dada, un cierto estatuto (Foucault,
1969).
Las palabras de Jesús resultan, además, un fuerte atrevimiento moral. Con esas frases
contundentes penetra y reivindica la verdadera significación de las enseñanzas antiguas.
¿Pero quién se cree este hombre para decir “pero yo les digo”…? Al parecer este hombre
tenía algo muy especial para que sus palabras trascendieran y fueran la base de un nuevo
modelo religioso. Nuevamente retornamos a la palabra autoridad. Y así mismo,
nuevamente, me veo obligada a decir que es autoridad no estaba determinada por su estatus
de hijo de Dios sino por sus actos. Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las
multitudes se asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía
autoridad, y no como los maestros de la ley (Mateo 7:28). Entonces esa autoridad estaba
construida a partir de la seguridad con la que exponía sus enseñanzas. Además de la
coherencia entre su vida y su enseñanza. Jesús rompió con los esquemas conocidos de
liderazgo de la época y hasta el día de hoy se configura como la antítesis de lo que se
conoce como un “hombre exitoso”. Él ataca directamente a los líderes religiosos y políticos
y los llama “sepulcros blanqueados” una comparación violenta para cualquier persona. La
gente lo conocía. No había secretos para con el pueblo y no se ocultaba tras un ambiente de
extrema religiosidad; Jesús enseñaba sobre la ley, pero desde el ámbito más secreto de
cualquier humano, el corazón. Jesús retorna al corazón de la ley, no su mero cumplimiento,
como se había convertido en esa época; o en el desfile patético de actos sacrificiales y
jerarquías de bondad y santidad. Por el contrario cuando Jesús dice: pero yo les digo que
todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más,
34
cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Pero cualquiera
que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno (Mateo 5:22) lo que hace es destapar el
lado más oscuro del corazón humano y así mismo demostrar que todos nosotros tenemos un
corazón corrupto, que ninguno es mejor que otro y que el único vínculo que nos une entre
humanos es el pecado, pero así mismo el amor de Dios expresado en sí mismo por medio
del Cristo. Esas palabras resultan ofensivas para todo hombre.
Entonces, en este punto ya no se trata de pueblos escogidos ni jerarquías sociales.
Ahora se empieza a construir uno de los postulados más importantes del cristianismo.
“todos somos pecadores”. Jesús, como recordaría Lutero tiempo después, revoluciona la
propuesta humana de intermediarios. Simplifica y agiliza todo intento de comunicación del
hombre para con Dios. Establece una dinámica tan sencilla que resulta incluso incómoda.
Ni siquiera es el hombre quien busca esa comunicación, nunca la ha buscado, es el mismo
Dios quien lo hace. Los sistemas simbólicos exclusivamente judíos Jesús los toma y los
“populariza”. Ya no son exclusivos y su intensión ni siquiera es proclamar: “ya no son
exclusivos”. Es que nunca lo fueron. Todos los sistemas simbólicos del judaísmo fueron
concebidos a fin de dar a conocer a Dios. Fue el hombre el que se encargó de tomar como
suyo algo que nunca le perteneció y decir: “esto es nuestro porque somos mejores”. Error,
dice Jesús. Nadie es mejor que nadie. Y viene y desbarata todo el sistema jerárquico y hasta
organizacional que la religión tenía impuesto. No penséis que he venido a traer paz a la
tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su
padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los
que conviven con él (Mateo 10:34).
Las tradiciones judías y cristianas están llenas de simbologías comunicativas que han
perdurado por muchos años. Quizá el símbolo más notorio y recordado de todos sea la cruz.
De manera interesante es con Jesús que se produce el cambio significativo de este
elemento. En la cultura de la época, la cruz era quizá el símbolo representativo de la cultura
romana. Las crucifixiones eran las prácticas más comunes entre todos aquellos que se
opusieran al sistema; pero, aunque cotidiano, sería un símbolo más que ya hacía parte de la
sociedad. Como decir fusil, metralleta ahora. Aunque son palabras que resultaría
escandalosas, al igual que en esa época tan solo resultan algo más en las conversaciones
cotidianas. Un crucificado más por día. Es con Jesús que la cruz empieza a tomar
35
relevancia y hasta se cree única, su significado de muerte es cambiado por el de
vencimiento de la vida sobre la muerte. La cruz es el símbolo que logra 2) establecer
vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres... al
menos en el cristianismo. Ella rememora el sacrificio, pero por sobre todo la existencia del
Cristo, su vida y sus palabras. Quien toma la cruz, como forma de remembranza de Jesús
verá en ella el ánimo para continuar 3) formulando concepciones de un orden general de
existencia que le permiten “reforzar su espíritu” para actuar conforme a Jesús y así ir 4)
revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que 5) los estados
anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único. En este caso podríamos remitirnos
a la resurrección. Si bien algunos afirman que esta resurrección no fue física sino un
ejercicio de conciencia colectivo en el que la figura de Jesús tomó relevancia luego de su
muerte, como una especie de despertar simbólico. Entonces, la afirmación de que Jesús está
vivo si bien no se puede tomar como un acto literal, en el sentido de que lo tengamos
físicamente entre nosotros, hace referencia siempre a sus palabras. El autor de Hebreos
luego diría que la palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4:12).
Las palabras de Jesús serán tomadas en un futuro como el referente de varios teólogos
para la defensa de la comunicación con Dios sin la necesidad de intermediarios. Lutero,
entre otros, defenderá esto y tomará las enseñanzas de Jesús como la base del pensamiento
protestante. Este pensamiento a su vez, traerá consigo una idea progresista que se
perpetuará hasta nuestros días. La imprenta igualmente, trajo un cambio en la perspectiva
religiosa de Jesús. Al ser impresa por Gutenberg, se dispone igualmente un nuevo ejercicio
lecto-escritural en las personas. Las palabras que antes eran dichas por otros, ahora pueden
ser leídas por “cualquiera”. Da la oportunidad de conocer de primera mano quién es Jesús.
Luego veremos que precisamente sus palabras están ligadas a una puesta en escena
determinada de quién las oye.
36
Capítulo 3
Jesús y su mensaje.
…y Él abriendo su boca
les enseñaba
diciendo…
(Mateo 5:2)
La influencia de Jesús resulta, aún, incomparable. Sus palabras no han pasado de
moda, y, por el contrario, siguen siendo tema de conversación, controversia y disertación.
Constantemente los grupos religiosos cristianos buscan retornar a las enseñanzas más
sencillas de Jesús, estudiar su figura, su forma de ser; los líderes son inspirados por sus
palabras y existe una fascinación extraordinaria por querer tener algo de él. Sus palabras
aún resuenan en las personas, y por más ignorancia que haya sobre Él, y la hay, al menos se
logran escuchar comentarios como: “porque Jesús quería que nos amáramos”. Sin lugar a
dudas Él ha sabido posicionarse con el tiempo, y, aunque se cree que cada vez el hombre se
aleja más de las “explicaciones religiosas” del mundo, en realidad las palabras de Jesús
resultan “tips prácticos” para una sociedad en crisis. Incrédulos, crédulos, extremistas,
religiosos, académicos, todos nos vemos atravesados por la era cristiana y más en
occidente. Precisamente, por esa mediación que en ocasiones es inconsciente; por ejemplo
cuando vemos natural que la historia se divida en antes de Cristo y después de él, es que
intentaré responder por qué Jesús sigue siendo influyente y relevante para el mundo actual.
Pretenderé dar respuesta desde cuatro puntos de vista que obviamente estarán relacionadas
con las puestas en escena y discursos de Jesús.
3.1 Un mensaje universal.
Sus palabras estaban dirigidas a humanos. Humanos débiles, inconstantes, ingratos,
con altibajos emocionales, inseguridades. Simples mortales. ¿Cómo saberlo? Tan solo hay
que echar un vistazo a sus discípulos. Un cobrador de impuestos, pescadores, un
guerrillero; del resto ni siquiera se menciona sus ocupaciones, no debieron ser muy
sobresalientes. Pero no podemos quedarnos solo con esto. Con creer que Jesús solo buscó y
habló para los humanos promedio o para los pobres y desechados sociales. Su mensaje
también era para las élites, para los académicos de la época, y los de ahora, para hombres,
37
mujeres, niños. Para todos. Esto generó cierta incomodidad en la clase que creía ser
superior que las demás. Siempre ha sido así. Resulta una estrategia política y económica
restringir el acceso al conocimiento para tener el control de las multitudes abandonadas. El
contexto en el que encontramos a Jesús es en medio de una sociedad maltratada y dividida.
El imperio romano estaba sobre todo y todos. Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo
compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor (Marcos 6:34). La
violencia era la forma de control social predominante, los brotes de rebelión también; pero
tan rápido como surgían, así mismo eran apagados por el imperio. Entonces la sociedad en
la que estaba Jesús era desigual, sumamente injusta, violenta, sangrienta y con un fuerte
control religioso, al menos entre los judíos. Jesús se hace famoso por sus sanaciones; las
multitudes lo siguen porque trae paz a sus cuerpos. Pero el mensaje de Jesús trascendía al
bienestar físico, él quería decir algo más. Luego de que ha “creado su audiencia” es que
empieza a darles alivio para sus almas.
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del
reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. Su fama se extendió por toda
Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de
dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba. Lo
seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado
del Jordán (Mateo 4:23-25).
Las bienaventuranzas
Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le
acercaron, y tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo:
Dichosos los pobres en espíritu,
porque el reino de los cielos les pertenece.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los humildes,
porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados (Mateo 5:1-6)
Jesús empieza a hablar del “reino de los cielos” y de que este se ha acercado a la
humanidad. Las primeras cuatro bienaventuranzas reflejan el estado de la sociedad. Jesús se
dirige a los marginados. Acá la palabra pobreza tiene el significado literal de ausencia de
bienes materiales y también habla literalmente de la pobreza del espíritu. Cuando el ser
humano no ha encontrado saciedad en nada y tan solo le queda reconocer su miserable
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estado. Solo es ahí cuando se podrá conocer el reino de Dios. La segunda bienaventuranza
suena un tanto ilógica. Es obvio que quien llora y sufre desea y debe ser consolado, pero,
¿esto era o es así? No hubo ni hay tiempo para escuchar al otro, para consolar.
Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les
dijo:
—Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco.
Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario. Pero muchos que los vieron salir los
reconocieron y, desde todos los poblados, corrieron por tierra hasta allá y llegaron antes que
ellos. Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos… (Marcos 6:31-
34). Énfasis mío.
Una cultura acelerada, quizá no tanto como ahora. Aún así hoy la gente va y viene sin
descanso; hoy también es necesaria la compasión de la que hablaba Jesús y por eso sus
palabras cobran vida para quien quiere oír. Jesús sabía eso. Sabía que la efectividad de su
mensaje no estaba determinada solamente por su elocuencia o su tono; por el contrario tenía
clara la función del interlocutor. No es gratuito que constantemente los evangelios registren
expresiones como: el que tenga oídos que oiga (Mateo 13:9). Jesús promovía el reino de
Dios en la tierra. ¿Cómo así? ¿Acaso el reino de Dios no está en el cielo? Promete la tierra
a los humildes; justicia a quienes tienen sed de ella. Esto configura parte de la universalidad
de su mensaje. Responde a necesidades de la humanidad. La pobreza estará presente, la
injusticia también, el desasosiego, el sufrimiento. Para todo ofrece esperanza, y más que
esperanza una recompensa. Pero Jesús no se queda en palabras, no es como un político
hablando de paz; Él actúa y confronta con base en la justicia de Dios. Ataca a quien tiene
que atacar y reformula. Cuestiona y desarma sistemas.
Dichosos los compasivos,
porque serán tratados con compasión.
Dichosos los de corazón limpio,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
Las siguientes bienaventuranzas dan respuesta al establecimiento del reino de Dios en
la tierra. Entonces, ese reino no es ejecutado por Dios perse sino a través del hombre. Dios
sería rey del corazón, ya que el hombre actúa según quien sea su rey. Entonces, creo que
acá se constituye una dinámica social que permite el establecimiento de un mundo más
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justo y humano. Quien sufre es consolado por el compasivo; así mismo, quien sufre, al no
sufrir más está en capacidad de consolar a alguien; de otorgar justicia a alguien. Pero así
mismo quien otorga justicia o trabaja por la paz puede sufrir, es humano. Pero será
consolado, quizá, por quien sufría. Jesús establece su mensaje desde la realidad del dolor.
El dolor es universal.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque el reino de los cielos les pertenece.
»Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra
ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran
recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.
Jesús sabía que no iba a pasar como uno más. Sabía que había quienes iban a
escuchar y a hacer de Su causa, la razón de su existencia. Que sus discípulos, y no me
refiero solo a los 12, iban a querer establecer el reino de Dios en la tierra. También sabía
que la justicia y el consuelo van en contra del sistema impuesto. El que no “oye”, no por la
incapacidad física de hacerlo, no quiere tener ese mensaje cerca. Jesús había iniciado un
movimiento que atacaba los sistemas establecidos poniendo lo más humano como
privilegiado. Lo que hace impactante este mensaje no son tan solo las palabras de
esperanza; lo que complementa lo cautivante del Sermón es quién lo dijo. Su actitud fue
absolutamente coherente con sus palabras. Incluso en los momentos más decisivos de su
vida, cuando sus palabras de amor fueron llevadas y probadas en el límite, él demostró que
no era otro discurso más, tan solo palabrería. Su amor era genuino y por eso las masas lo
seguían. Pero las masas curadas de enfermedades no fueron quienes entendieron su
mensaje. A lo largo de la historia vemos como alguien que “tuvo oídos para oír” reivindica
sus palabras. Desafía al mundo nuevamente con tan solo un nombre: Jesús. Pero esas
palabras pueden ser tomadas como irreales planteamientos pacifistas. Como un listado de
actitudes pasivas y permisivas. De ahí se agarran algunos para decir que el cristianismo
promueve el sufrimiento. Falso.
…Jesús no estaba prohibiendo la correcta administración de la justicia, sino el que cada uno
se tomara la justicia por su mano; en su lugar, hemos de amar a nuestros enemigos y desterrar
por completo toda malicia y venganza. Como se ha dicho a menudo, el camino del diablo es
devolver mal por bien, el mundo devuelve bien por bien y mal por mal, mientras que el
camino de Cristo radica en vencer el mal con el bien… (Stott, 2009).
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Entonces, el mensaje de Jesús es universal porque da respuesta desde lo humano,
desde la realidad innegable de la maldad del hombre, pero también desde la esperanzadora
realidad activa de que el mundo sí puede ser mejor.
3.2 Un mensaje relacional.
Quienes conocieron a Jesús y lo siguen haciendo por medio de sus palabras, no
pueden seguir viviendo igual. El mensaje de Jesús, para quien lo escuchara se convertía, y
aún pasa, en un mensaje activo que tiene que verse reflejado en el otro. Amarás a tu
prójimo como a ti mismo (Mateo 22: 39). Entonces, Jesús se planta como la base
fundamental para la extensión del reino de los cielos en la tierra. Como el líder que
impulsará un nuevo modo de vivir basado en el amor. Jesús tenía clara su misión, pero así
mismo sabía que esa misión, la de extender el reino de los cielos, no estaba depositada
solamente en sus manos. Su ejemplo se convertiría en la estrategia del mentor. Sus
discípulos no fueron escogidos como adorno o para que fueran sus guardaespaldas. Ellos
tenían la función, cosa que descubrieron tiempo después de andar con Jesús, de extender el
reino, seguir los pasos de su maestro. Jesús no solo confronta la vida espiritual, que se
piensa es privada. Él confronta las relaciones humanas, los sistemas de comunicación
interpersonal. Cuestiona seriamente la vida religiosa de la época. Cuestiona la de ahora. No
cuestiona las religiones, él está por encima de ellas aunque fue judío, confronta
directamente el espíritu humano llevando los mandamientos conocidos a un nuevo nivel.
Recordemos la expresión, “pero yo les digo” que Jesús utilizó en el Sermón del monte
mientras hablaba de los mandamientos. Ahí Jesús no solo confrontaba la vida públicamente
santa, sino que intenta llegar a lo más profundo del humano, sus intenciones. Esto, por
consiguiente tiene que afectar el trato con el otro. En Mateo 6, encontramos palabras
encaminadas en dos direcciones, la enseñanza del cómo orar y por el otro lado, la acción
frente a los necesitados.
El dar a los necesitados
»Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si
actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. »Por eso, cuando
des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han
recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu
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mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre,
que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
La oración
»Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las
sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han
obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la
puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto,
te recompensará. Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se
imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su
Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan. »Ustedes deben orar así:
»"Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer
en tentación, sino líbranos del maligno." »Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los
perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su
Padre les perdonará a ustedes las suyas.
La dinámica relacional que Jesús establece para el hombre está determinada en dos
direcciones. Empieza desde la vida espiritual y la relación de Dios con el hombre y el
hombre con Dios (la oración) y se redirecciona a la relación entre humanos. Por eso,
leyendo detenidamente vemos cómo Jesús enseña a perdonar al otro, como consecuencia
del perdón de Dios. Ese era el ejemplo que Jesús estaba dejando es sus discípulos. Una vida
espiritual activa para un actuar social coherente. Este actuar implica una postura concreta
frente al mundo y las personas. Propone un nuevo ejercicio de relación con el otro.
3.3 Mensaje individual
Jesús no solo se dirigió a las masas en presentaciones públicas. Él se comunicaba con
todo aquel que fuera por el camino. Pero no simplemente era alguien asediado por la
multitud en busca de milagros, él se dirigía de manera específica y personal ante las
personas. En el evangelio de Juan se cuenta la historia de un importante personaje político
de los judíos que en una ocasión se acercó ante Jesús.
Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. Éste fue de noche a
visitar a Jesús.
—Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque
nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.
—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo
Jesús.
—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso
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puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es
espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: "Tienen que nacer de nuevo." El viento
sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo
mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
Nicodemo replicó: —¿Cómo es posible que esto suceda?
—Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. Te digo con
seguridad y verdad que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos
visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si les he hablado de las
cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales? Nadie
ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre. (Juan 3:1-13).
Recordemos que Jesús dirigió palabras extremadamente fuertes hacía los fariseos, de
hecho, los capítulos anteriores a la visita de Nicodemo nos narran el episodio en el que
Jesús se enojó fuertemente en el templo porque se había convertido en un lugar de mercado.
En otras ocasiones los llamó sepulcros blanqueados, hipócritas (Mateo 23). Y los
evangelios nos cuentan que los maestros de la ley se acercaban a Jesús con intensiones de
acusarlo por sus enseñanzas. Entonces salieron los fariseos y tramaron cómo tenderle a
Jesús una trampa con sus mismas palabras. Enviaron algunos de sus discípulos junto con
los herodianos, los cuales le dijeron…(Mateo 22:15). Jesús no manejaba la diplomacia con
los fariseos sin caer en el irrespeto, por el contrario sus francas palabras provocaron el odio
de los grupos religiosos y fue gracias a ellas que fue perseguido y crucificado. Entonces,
entendiendo esto el acercamiento de Nicodemo a Jesús se produce de una manera diferente
al hecho por los demás fariseos. Jesús hacía milagros, eso llamó su atención y despertó su
curiosidad. El relato nos dice que fue a visitarlo cuando era noche. Quizá no quería ser visto
por los otros maestros, sabía que sería criticado. La afirmación que hace Nicodemo fue la
siguiente: “sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie
podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él”. En realidad esta
afirmación tiene una pregunta tácita que solo se ve claramente tras la respuesta de Jesús:
“De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios…”. La
respuesta de Jesús es completamente confusa, inesperada y al mismo tiempo precisa. Jesús
le contesta a Nicodemo. Le contesta con una afirmación controversial para él. Recordemos
que no es un hombre sin preparación, por el contrario es un gran líder que tiene profundos
conocimientos sobre el judaísmo. De inmediato esta afirmación suscita una pregunta
“¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo?” la mente de Nicodemo está
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disciplinada para racionalizar todo. Por lo tanto la afirmación de Jesús le resulta extraña.
Jesús enfoca la conversación en lo verdaderamente importante para él, hablarle sobre la
vida espiritual pero no de una manera obvia; por el contrario sus respuestas lo único que
harán será dejar más interrogantes en la mente de Nicodemo. Jesús realmente no tenía afán
de convencerlo. En realidad, como siempre, quería llegar a lo más profundo de su ser.
Nicodemo sigue sin entender. Jesús le dijo: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes
estas cosas?” Con esta pregunta cuestionaba directamente el sistema religioso que llevaba
practicando durante toda su vida.
Jesús hablaba de manera individual, y aunque el mensaje era el mismo, respondía
según cada sujeto y su necesidad específica. Otro de los encuentros personales que tuvo fue
con una mujer de samaria.
…salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino,
pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo.
Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de
beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer
samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si
conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te
daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De
dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio
este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo:
Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo
le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que
salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni
venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y
dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco
maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le
dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte,
y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer,
créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación
viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos
declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. En esto vinieron sus
discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué
preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y
dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será
éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él (Juan 4:3-30) Énfasis mío.
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Para comprender la historia completamente, ya que a simple vista puede parecer un
poco extraña es necesario aclarar que judíos y samaritanos no se hablaban. La misma
historia nos lo cuenta. Eran dos grupos que, aunque tenían las mismas prácticas religiosas,
se evitaban o insultaban. Entonces, Jesús por medio de esta conversación, y de otras, está
atacando directamente la “monopolización de Dios”. Está demostrando que no hay
prejuicios, que él está más allá de las costumbres o tradiciones de un pueblo, él busca a la
persona. Entonces, su conversación inicia por medio de unas palabras que logran llamar la
atención de la mujer. Ella tiene lo que yo he llamado una “mente tradicional”. A diferencia
de Nicodemo, su estructura de pensamiento no estaba determinada por el ejercicio lógico-
racional académico, sino por la costumbre. Ella no se acercó a Jesús, como Nicodemo,
motivada por una duda. Ella simplemente iba a hacer lo que hacía periódicamente, sacar
agua. De hecho Jesús no era nadie para ella. En ese lugar él no era la súper estrella que
hacía milagros y era seguido por multitudes; por el contrario, se quedó solo en el pozo,
esperando por los demás. Solo estaban los dos. Ella reacciona desde lo que sabe. Su patrón
de pensamiento le dice: “¿y él por qué me habla?” y así mismo le contesta a Jesús: “¿Cómo
tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y
samaritanos no se tratan entre sí”. Jesús, como siempre, responde de manera tal que deja
pensando a su interlocutor. Busca una respuesta, una conversación. No es un vendedor
ofreciendo un producto, ni siquiera un predicador; sus palabras definen el verdadero sentido
de la evangelización. Llevar las buenas nuevas; procurar el contacto con el otro desde su
necesidad. Luego Jesús le contesta con una afirmación interesante; palabras que despiertan
la curiosidad de la mujer, y de cualquiera. “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que
te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva”. Ella sabe que la expresión
“agua viva” no es casual e inmediatamente se remite a su tradición religiosa; aunque aún no
está muy segura de qué le está hablando Jesús. Pero inmediatamente ella le contesta
diciendo que quiere de esa agua. Resulta interesante ver cuando ella dice que quiere de ella
para no volver al pozo. Era una tradición tortuosa para ella. De hecho, los estudios nos
dicen que era extraño que una mujer fuera sola a sacar agua, y más a esa hora. Es medio
día, en un desierto. Pero luego, la misma historia nos cuenta el por qué ella era despreciada
socialmente. Llevaba un estilo de vida inmoral. Había tenido 5 esposos y ahora tenía un
amante. Vivía como Elizabeth Taylor, solo que sin su dinero y fama. Es interesante ver
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cómo Jesús saca el lado más sensible de la mujer a la luz. Le dice que llame a su marido,
pero él ya sabía que ella no tenía un marido. Aún así ella no se siente acusada, quizá triste,
sonrojada, porque sabe que esa vida no le trae paz, o no estaría pidiendo del agua que quita
la sed. Luego de que ella ve confrontada su maldad, pero de una manera que nadie jamás lo
había hecho, Jesús le cuenta sus planes más profundos. Cuando le habla de la adoración del
espíritu, no le está diciendo cualquier cosa. Le está mostrando lo verdaderamente valioso de
su tradición religiosa; la comunión. No le dijo que dejara todo y lo siguiera, como sí hizo
con otros, a ella, que quizá nunca había salido de samaria, le decía: “tranquila, no se trata
de dónde adorar, acá está bien, así los judíos digan que no. Acá está bien, aunque seas
rechazada por tu gente. Está bien porque está tu corazón”. Jesús la libera con sus palabras e
inmediatamente ella cambia. Ahora ella será su nueva publicista. Corre a decirle a todo
quién es ese hombre y todo lo que le dijo. Ha activado su capacidad de pensar. Al margen
de lo dicho, hay una expresión que causa curiosidad en la historia. Y es cuando menciona
que los discípulos se maravillaron de que hablara con una mujer. No dice con una
samaritana; no. Con una mujer. Y es que fue también parte del mensaje de Jesús la
reivindicación de las mujeres y los niños, quienes eran tenidos por nada. Las mujeres
seguían a Jesús porque él las dignificaba. Los niños también, y esto nos demuestra que era
un sujeto afable y tierno. Los niños no se encariñan de cualquiera, solo quien le de afecto
genuino será también depositario del suyo. Pero como mencioné en el capítulo 2 los
verdaderos encuentros con Jesús, traían un cambio de vida. La mujer se dedicó a comunicar
todo lo que Jesús le había dicho y por esas palabras muchos también fueron cambiados.
Nicodemo por su parte, luego de esa conversación nocturna, es mencionado dos veces más
en el evangelio de Juan. Nicodemo se atreve a defender de manera sutil a Jesús, cuando
enviaron por él a los guardias. En ese momento fue menospreciado por los demás líderes
fariseos (Juan 7:45-52). Luego, tras la muerte de Jesús, el mismo evangelio nos relata que
Nicodemo fue uno de los hombres que envolvió el cuerpo de Jesús para ser sepultado (Juan
19:39).
El relato de la mujer adúltera también nos muestra la manera en la que Jesús hablaba
individualmente. Mantuvo la calma y no se apresuró.
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Pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo.
Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos
llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le
dijeron a Jesús:
—Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés
nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? Con esta pregunta le estaban tendiendo
una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a
escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando
uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún
seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena? —Nadie, Señor. —Tampoco yo te condeno.
Ahora vete, y no vuelvas a pecar (Juan 8:1-11) Énfasis mío.
En esta ocasión tenemos a un Jesús contundente y gracias a la narración del autor del
evangelio nos podemos percatar de pequeños detalles de la actitud comunicativa que Jesús
tuvo en ese momento. Sus palabras fueron pocas, pero su actitud corporal, dijo todo por él.
Jesús estaba listo para enseñar a la multitud, cuando fue sorprendido por lo fariseos
quienes, nuevamente, querían tenderle una trampa. Jesús, a diferencia de otras ocasiones,
no responde inmediatamente, al menos con palabras. Jesús decide ignorarlos. Pero al verse
acosado le levanta, alza la mirada como diciendo: “listo, ¿quieren una respuesta? Ahí la
tienen”. “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Es una
respuesta cargada de ironía, indiferencia, pero al mismo tiempo retadora. Inmediatamente
anula cualquier tipo de respuesta. No la hay. Tan solo queda retirarse con vergüenza
disfrazada de rabia. Por su parte la mujer también recibe una respuesta certera. Jesús
tampoco la acusa, pero le dice firmemente que deje de pecar. Su confrontación resulta
sorprendente. Entonces, en las tres historias vemos que Jesús se comunica desde la
necesidad de la persona. A Nicodemo desde su mente racional, a la mujer samaritana desde
la tradición y a la adúltera desde su posición de juzgada. Los tres son cuestionados e
invitados a una nueva relación con Dios.
3.4 Simples parábolas.
Quizá el recurso literario que más usó Jesús en sus años en la tierra fue la parábola.
Era la herramienta más efectiva para las multitudes que buscaban sus palabras. Jesús era un
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gran narrador oral, si no hubiera tenido carisma las multitudes no lo hubieran escuchado.
Pero sus parábolas no eran simples historias para entretener al pueblo; aunque sencillas,
escondían los principios del reino de Dios. Escondían a su vez las verdades del corazón
humano. Jesús, por medio de ellas ejemplificaba visualmente, apelando a la capacidad
imaginativa del oyente, sus enseñanzas. Así podrían ser recordadas. Al no existir las
herramientas audiovisuales de las que disponemos hoy, las imágenes producidas por el
mismo interlocutor son la mejor forma de cautivar su atención. Las parábolas logran eso,
hasta nuestros días.
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando
él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por
parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por
uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El
respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los
cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más;
pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque
viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no
entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha
engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; para que no vean con
los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.
Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de
cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo
que oís, y no lo oyeron.
Jesús explica la parábola del sembrador
Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la
entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue
sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra,
y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues
al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue
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sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de
las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena
tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno (Mateo 13:1-23).
Esta es una de las parábolas más largas de Jesús y en ella encontramos la explicación
del por qué usó ese recurso literario. Primero es la herramienta más pedagógica para la
ilustración de algún tema. Siempre los ejemplos sencillos resultan buenas herramientas para
dar a conocer grandes conceptos ya que relacionan objetos cotidianos dotándolos de una
simbología particular en el relato para que el oyente asimile mucho más fácilmente. Las
herramientas simbólicas que Jesús usó eran propias de la cultura agrícola que predominaba
en aquel tiempo. Cualquier sembrador se sentiría atraído e identificado con ese relato
porque hacía parte de su realidad. Podía imaginar claramente la escena descrita y quizá
cuando estuviera sembrando años después, recordaría las palabras de aquel maestro
llamado Jesús. En esta parábola él está haciendo un retrato hablado de los corazones de las
personas. Es también una herramienta didáctica para sus discípulos quienes le preguntan
por qué habla en parábolas y no de manera más explícita como lo hacía con ellos. Pero con
esta herramienta Jesús le estaba exponiendo la realidad del reino de Dios. Su mensaje no
sería acogido de igual manera por todos. Y los que no lo oyeran no serían todos iguales.
Cada corazón es diferente y su reacción también. Entonces las parábolas escondían perlas o
grandes principios de su reino expuestos de manera obvia, pero compleja. Jesús repite: “El
que tiene oídos para oír, oiga” el oyente despreocupado tomará esto como una simple
historia más contada con elocuencia y para su entretención. Quien ha decidido oír, al
parecer no son muchos, ve mucho más allá en sus palabras. Hoy pasa. Aún sus parábolas
son objeto de estudio y dedicación. Cada vez se descubren más principios prácticos en
ellas.
Entonces, Jesús se configura como una figura pública reconocida y seguida por el
pueblo. Se construiría como un líder de opinión que influía seriamente en el pensamiento
de la sociedad. Tanta fue su influencia que hasta el día de hoy la vemos. Su método para
dar a conocer su mensaje y hacerlo vigente más de 2000 años después no fue la
convocatoria superficial o la exposición de conceptos fácilmente digeribles. Por el contrario
creo que su propuesta supone, por encima de todo un serio ejercicio de reflexión y
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pensamiento individual y colectivo. Jesús no cree que su audiencia sea incapaz físicamente
de entenderlo; sabe que el problema está en el corazón humano, no es su coeficiente
intelectual. Pero, si no hubiera creído que iba a ser escuchado por algunos, no hubiera dicho
lo que dijo. Jesús influyó en el pensamiento de sus discípulos y ellos pasaron de ser unos
completos desconocidos a uno de los mejores equipos de liderazgo y emprendimiento que
la humanidad hubiera podido conocer. De toscos pescadores, beligerantes y publicanos,
pasaron a pertenecer al grupo de los mejores oradores y escritores de la historia. Nadie
puede negar la riqueza literaria que hay en el Nuevo testamento. Desafiaron, gracias a su
maestro la vida que se considera vida. Ninguno de ellos terminó rico o con galardones
sociales; de hecho la mayoría murió en condiciones terribles, pero todos ellos murieron por
él, por Jesús. Hoy Jesús se muestra como una figura vigente que da respuesta a las
necesidades actuales. Responde ante el corazón adolorido y su sufrimiento en la cruz es un
fuerte punto de identificación con el que llora. El que tiene oídos para oír, oiga.
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Conclusiones.
A lo largo de la realización de este trabajo las dificultades no se hicieron esperar.
Quizá la más grande de ellas es la poca información que hay sobre el tema. Segundo, la
constante disputa teológica y las tan diferentes corrientes entre todos los que han mirado a
Jesús en el contexto religioso. No fue fácil ya que es poca la exploración que hay acerca de
este tema desde la comunicación y, además, el interés al parecer suele ser muy poco. Al no
ser un tema muy común la búsqueda bibliográfica fue un poco angustiosa y en algunos
casos inútil. Pese a eso, creo que esta tesis hace un pequeño aporte, como lo dije antes, en
un campo que no ha sido muy explorado en la academia.
En el principio de la tesis me preguntaba si sería posible plantear una especie de ideal
de comunicador a partir de la figura de Jesús. Al mirarlo a él, sus puestas en escena y su
mensaje, creo que definitivamente sí se puede. Considero que la función principal de un
comunicador no es simplemente aprender técnicas para comunicar. Es decir, no es
simplemente aprender a hablar proyectando bien la voz, o a escribir correctamente; estas
tan solo son técnicas que se aprenderán y perfeccionarán con el tiempo, pero que, según lo
que creo no harán que alguien sea un comunicador social. Creo entonces, que la labor del
comunicador es la construcción de estrategias que mejoren la comunicación. Precisamente
creo que parte de la formación académica que brinda la universidad está enfocada a ese
punto. A focalizar, por medio de los campos profesionales, a los estudiantes para que
podamos presentar propuestas concretas en nuestros respectivos énfasis. Durante toda la
carrera tuvimos una formación crítica que nos llevó a reflexionar sobre el estado actual de
los medios. Los noticieros, los programas radiales, la publicidad, la producción editorial,
etc. En cada campo hay un descontento. Siempre todo está relacionado con el trato hacia las
personas. Precisamente es una carrera social. Justamente creo que Jesús, aunque no puede
ser como un referente de comunicador social en el sentido estricto que se plantea en la
carrera, nos puede dar pautas concretas para cada campo de la comunicación a fin de que
los profesionales que salimos de esta carrera tengamos un desempeño laboral coherente con
lo enseñado. Estas son algunas aplicaciones prácticas para los campos profesionales que el
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estudio de la persona de Jesús e incluso la Biblia nos dejan. Podemos concluir entonces
que:
El judaísmo tiene tras de sí un fuerte ejercicio escritural que se manifiesta por
medio de la repetición de la tradición y la escritura de esta, literalmente y de
manera figurada que lleva a una perpetuidad casi estática en el tiempo. A
partir de ese ejercicio de comunicación se logra conforma una de las culturas
sin territorio definido más sólidas de todos los tiempos. Lo variable de ella,
aunque lo hay es mínimo. Parte de lo que con figura la identidad judía está
focalizado en la espera del mesías. Así mismo, esta idea mesiánica sería pues
el reflejo del ideal universal del mundo mejor. Desde la política, la ciencia, la
religión, etc., que busca un mundo mejor. Esta explicación del mundo es
además es la herramienta más natural para la superación del miedo de la
misma existencia.
La configuración de símbolos claros en el cristianismo como la cruz, la corona
de espinas o ahora el pez, hacen remembranza activa de la persona de Jesús.
Todas estas dan a los creyentes la posibilidad de otorgarle un proceso activo
de vivificación a la vida de Jesús y además se presenta como un punto
comunicativo sin palabras para otorgar a un grupo una identidad concreta. Es
decir, cuando alguien se siente identificado con Jesús y seguir sus enseñanzas
hay ciertas prácticas que se hacen comunes. La pertenencia de un pez, por
ejemplo es una buena identificación, como una marca, de esa identidad
colectiva. No digo pues con esto, que el seguir a Jesús disponga
obligatoriamente la necesidad de una “marca”.
Jesús sigue siendo relevante e influyente no solo por las experiencias
sobrenaturales que la gente pueda afirmar tener; sino, porque además su
mensaje está configurado para ser atemporal porque da respuesta a
necesidades perpetuas del ser humano. El dolor, la injusticia, la bondad, la
humanidad. Además de ser un mensaje universal también es personal y va
dirigido a cada persona. Jesús hablaba individualmente según la necesidad de
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cada cual. Aunque quizá era un proceso más demorado, este proceso tuvo un
impacto a largo plazo ya que estas personas a quienes le habló directamente,
como los discípulos, la mujer samaritana o Nicodemo, con el tiempo se
convirtieron en líderes de opinión y también la mejor estrategia publicitaria.
Aunque Jesús se dirigía a todos utilizó como estilo propio el uso de parábolas.
Estas como una herramienta pedagógica y de fácil recordación para la cultura
agrícola de la época. Todas estas historias aunque verosímiles, no tan solo
fueron contadas con el fin de entretener a la audiencia sino, por el contrario,
exponer los principios del reino de Dios, que responde a la propuesta de dar
respuesta a los conflictos universales del ser humano.
La estrategia comunicativa de Jesús está basada en el amor y por lo tanto
siempre es relacional. Jesús pone al humano por encima de cualquier sistema
y le da un lugar digno frente al mundo. Así mismo, establece una dinámica
que se perpetúa y busca que el otro ejerza sobre su prójimo lo visto en Jesús.
Aunque esto no significa una perfección en el actuar sí lleva a pensar la idea
de un mundo sustentable basado en la identificación con el otro.
En los diálogos personales que tuvo Jesús siempre los consideró
interlocutores. No expuso de manera arbitraria u obvia un punto de vista.
Consideró al otro como un ser pensante, al igual que él, capaz de llegar a sus
propias conclusiones por su misma capacidad de pensar.
En alguna parte de la tesis mencioné que parte de lo que caracterizo la forma
de relación de Jesús mientras estuvo en la tierra fue el trato digno que tenía
con el otro. Siempre fue así. Por sobre todo aplicó la máxima “amarás a tu
prójimo”. Creo que aunque no se le puede otorgar un carácter sentimental al
asunto el ver al otro con dignidad traer consigo una propuesta de
comunicación mucho más respetuosa. Es decir, si se considerara amar al
prójimo y verlo como tal, como un paralelo a mí, se recurrirían a formas
menos agresivas para transmitir información. Por ejemplo, si se considerara la
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propuesta del prójimo se pensaría que el interlocutor es un ser pensante y
reflexivo que necesita ser informado con dignidad. El periodista que piensa en
su interlocutor como un prójimo intentará dar sus noticias de una manera
respetuosa y siempre digna. El publicista no recurriría al sexo para vender
productos, sino que tendría propuestas mucho más interesantes dirigidas a un
público que piensa, al igual que él. El editor así mismo verá a los lectores con
el respeto necesario para publicar textos de calidad; en general la producción
comunicativa estaría enfocado a un público digno que se preocupe realmente
por el humano y no por la remuneración económica. Un sentido un poco más
ético de la comunicación. Con esto no digo que la academia no lo enseñe o
promueva, solo digo que podría ser complementado desde la figura de Jesús.
Para mis compañeros y futuros colegas editores: No hay fin de hacer muchos
libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. El fin de todo el discurso oído
es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del
hombre (Eclesiastés 12:12-13).
54
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55
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Anexos.
A continuación adjunto algunos textos bíblicos, que aunque no los puse directamente en la
tesis creo que pueden servir para profundizar en los conceptos trabajados.
Sermón del Monte
La sal y la luz
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su
sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.
Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la
repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de
todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está
en el cielo.
El cumplimiento de la ley
»No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a
darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni
una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja
uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo
mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los
practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a
ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la
de los fariseos y de los maestros de la ley.
El homicidio
Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: "No mates, y todo el que mate quedará
sujeto al juicio del tribunal." Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano
quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano
quedará sujeto al juicio del *Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al
juicio del infierno.
»Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano
tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con
tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.
»Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible.
Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al
guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el
último centavo.
El adulterio
Ustedes han oído que se dijo: "No cometas adulterio." Pero yo les digo que cualquiera
que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por
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tanto, si tu ojo derecho te hace *pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola
parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te
hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que
todo él vaya al infierno.
El divorcio
»Se ha dicho: "El que repudia a su esposa debe darle un certificado de divorcio." Pero
yo les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, todo el que se divorcia de su
esposa, la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la divorciada comete
adulterio también.
Los juramentos
»También han oído que se dijo a sus antepasados: "No faltes a tu juramento, sino
cumple con tus promesas al Señor." Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por
el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni
por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque
no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando
ustedes digan "sí", que sea realmente sí; y cuando digan "no", que sea no. Cualquier
cosa de más, proviene del maligno.
Ojo por ojo
Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente." Pero yo les digo: No
resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también
la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos. Al que te
pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
El amor a los enemigos
Ustedes han oído que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo." Pero yo les
digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su
Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva
sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa
recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus
hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los
gentiles? Por tanto, sean *perfectos, así como su Padre celestial es perfecto. (Mateo
5:13-48).