la familia como espacio principal de educación

Psi. Luz María E. Gómez A. Página 1 31/07/2011 [email protected] Bogotá Colombia

LA FAMILIA COMO ESPACIO

PRINCIPAL DE EDUCACIÓN

EDUCAR ASUNTO DE VIDA

Se dice que algo queda bien hecho si se hace bien desde el principio, ¿por

dónde empezar para que este tema empiece bien? Un buen principio, se me

ocurre, es conversar y comprender acerca de la naturaleza de lo “educado”

nosotros mismos, los humanos. Nuestra naturaleza es la de ser “seres vivos”.

¿Qué significa ser un ser vivo? Mis maestras de primaria decían que esas eran

preguntas tontas; siempre se les contesta así a los niños y a las niñas, tal vez

por lo obvias casi nunca tenemos respuesta y no por ello son tontas, debemos

reconocer, más bien, nuestra ignorancia, nuestra falta de atención para

reconocer lo obvio. Deberíamos aprender de ellos y ellas a preguntarnos por lo

fundamental: ¿Por qué los ríos van para abajo y no para arriba? Pregunta la niña

a la maestra… ¿Tiene la respuesta? ¡Que bien! ¿Ya respondió la primera

pregunta?

No me sorprendería que la respuesta más frecuente a la primera pregunta sea

que los seres vivos son los que nacen, crecen, se reproducen y mueren. ¡Ah

fuerza que tiene la escuela sobre nuestros conceptos! esos son procesos que

realiza un ser vivo pero ¿Cuál es el concepto que subyace a ”vida”? No olvide lo

que dije sobre lo obvio ¿Tiene la respuesta? Comparémosla con la de Jorge

Wagensberg. Para él cualquier objeto real divide el mundo en dos partes: él

mismo y el resto del mundo. Ambas porciones del mundo pueden influirse

mutuamente a través de una superficie común real o imaginaria: la frontera.

Cambios en uno inducen cambios en el otro. Algunos objetos, muy pocos,

exhiben una rarísima propiedad, tienden a independizarse de las

incertidumbres del entorno, son los seres vivos.


Para el mismo autor, un ser vivo es un rincón del universo empeñado en

distinguirse de sus alrededores. Estar vivo es evitar que el resto del mundo

devore las diferencias, es eludir el tedioso equilibrio final, la muerte. Estar

muerto significa seguir mansamente los azares de entorno inmediato,

calentarse cuando hace calor, agitarse cuando algo lo agita, desgastarse cuando

algo lo desgasta, enojarse cuando algo lo enoja. Los seres vivos no se adaptan,

una piedra se adapta porque ella se calienta mansamente cuando en su entorno

inmediato aumenta su temperatura, un ser vivo tiende a reorganizarse para que

su temperatura se mantenga como si en el entorno no hubiera ocurrido nada.

“El ser vivo cambia para que nada cambie”, se reinventa para permanecer,

se re-crea a sí mismo una y otra vez.

Un ser humano es un ser vivo, se puede enojar o no cuando las circunstancias

sean motivo de enojo, basta con que avalúe la ventaja o desventaja de hacerlo,

una piedra en cambio frente al calor del sol no tiene otra alternativa que

calentarse. Usted ¿se calienta? ¿Tiene alternativa? Un ser vivo se inventó las

glándulas sudoríparas y empezó a sudar para refrescarse cuando hacía calor,

inventarse a sí mismo es una solución altamente eficiente y eficaz porque

reduce la dependencia de lo que ocurre en su entorno. ¿Qué son los colores de

las mariposas, el néctar de las flores, las espinas de una rosa, la nicotina de la

planta de tabaco, los colmillos de un elefante, la fuerza de una hormiga, la

perseverancia de un cucarrón, el juego de un niño o de una niña?

Volvamos a Wagensberg. Un ser vivo no hace todo lo que hace sólo para

atender y responder a fluctuaciones concretas, determinadas y predecibles del

entorno, sería un desperdicio de energía vital y la vida tiene un principio

fundamental, la pereza: “Entre hacer y no hacer, mejor no hacer” ¿Por qué

abandonar la confortable guarida para salir a un mundo incierto a buscar

comida, bebida, remedios para la salud o incluso una pareja a la cual convencer

para una vida en común? ¿Por qué ahora y no luego? ¿Por qué desvivirnos por los

descendientes en lugar de comérnoslos, con lo caro que son el estudio, la salud,

la ropa, buscarles comida? ¿Por qué no todo de una vez, en lugar de esperar

mejores opciones, aunque menos seguras? ¿Porqué inventarse la educación?

Algo debe haber ahí que justifica el precio.


A través del mundo viviente, la evolución no puede quedar limitada a la adaptación de los organismos al entorno, puesto que éste está moldeado por una red de sistemas vivos capaces de adaptación y creatividad. Así pues ¿quién se adapta a quien?

Fritjof Capra

¿Qué es lo que tiene la incertidumbre que se vuelve causa y efecto de la vida,

soporte el concepto de ser vivo, ayude en la búsqueda de economía vital, más

con menos y sea, por tanto, generadora de la función de educar, especialmente

en el ámbito familiar?

Incertidumbre: falta de certidumbre, certeza, conocimiento cierto. Un ser

vivo tiende a independizarse de la falta de certeza. Un sabio adagio popular

dice que “lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos

pasa”. Es asunto de vida la respuesta al acontecer en el aquí y ahora, pasado y

futuro en un mismo presente. Cada respuesta es, a su vez, hecho, causa, efecto

y consecuencia de la trama que se teje con ella y de la que ella teje. Así se

mide la condición de vivo, por la oportunidad, utilidad, funcionalidad y

diversidad de ese tejido de relaciones provocado por las respuestas de los

seres vivos, por la coordinación de coordinaciones, como dice Humberto

Maturana, y así ahorrar o potenciar su energía vital y, en consecuencia,

mantener la condición de vivo el mayor tiempo posible.

Es la incertidumbre la que hace posible crearnos a nosotros mismos, hacer de

cada uno un ser vivo único, irrepetible e irremplazable porque la individualidad

se teje en y con ella. En esa sutil diferencia con su hermano o hermana, puede

radicar la respuesta que la vida necesita para permanecer, eso es la identidad,

la que nos hace individuos.

Individuo, palabra temida y amada, a veces, en incomprensible disonancia, qué

mejor para ilustrar ese temor que el poema de nuestro poeta costumbrista el

Indio Rómulo: Rómulo Mora Sáenz (Monguí 31 de abril de 1931)

EL GRAN INSULTO

Haber, haber, cuénteme las cosas,

¿Como sucedieron José Pantalion?

Mire, acate y perciba señor ispector:

Yo pasaba queto cuando él me llamo.

Y sin más ni menos, y sin ton ni son,

Comenzó a decirme ala so bolsón.

¡Y se va estapando contra yo Diosito del cielo!


¡Me escupió la cara me piso el sombrero!

Me dijo una cosa: quesque homosensual.

Y otro poco de cosas en un santiamén

Ah! Me cogió la ruana y me sacudió…

Claro que en seguidamente volvió y me soltó.

Yo que no tenía ganas de peliar,

Saque mi tabaco y me puse a jumar.

Entonces hablo malamente de mi santo padre,

Y sin mas repliegues me mento la madre.

Y me dijo que mi hermano pacho

Quesque era raponero,

Y que por las noches apartamentero.

Me trato maluco, pero muy maluco señor ispetor.

Y volvió a decirme: indio homosensual

Hay cogió resuello, paso saliva y guelve a entucar, sumerce,

Quesque yo era un manilavao,

Que tenía la cara de papa guanosa

Que me la llevaba puai de maquetas

Que no servia ni pa un tiro de escopeta.

Yo sin contestarle ni una pisca, así,

Me saque el tabaco pa’ pode escupir.

Claro que no sé en que jechas había sido reo,

Y que la aguela mía, la mamá de mi mamá,

Quesque era concubina de la policía,

Y que una limosnera que andaba puaí

Pidiendo sobraos pa´poder vivir.

Yo torcí la geta y golví y lo ví

Me saque el tabaco pa’ poder escupir

Ah! Me dijo adultero publico,

Enviciado, chusmero, perjuro, inorante,

Abominable, gañan del clero, delincuente, peculado,

Tres veces mareado, ladrón, sacrilego, mendaz, polìtico!

Me mento la madre como treinta veces.

Y también me dijo otro palabrón

Que no se lo digo por respeto a Dios.

Y pu’ el puro pecho me dio un empujón.

Cuando yo vi estas cosas yo me quise ir,

Me saque el tabaco pa’ pode escupir

Li aguante de todo con resinación

Me cogió del cuello y me dijo ¡Güevon!

Y me dijo, y me dijo, y me dijo señor ispetor…

Pero cuando por desgracia me dijo ¡individuo!

¡Hay, hay, hay jue cuando todo se me oscureció!

Se junto la tierra con el jirmamento

Y saco la mano y se la recuesto

Ponde la mamá le puso el pesón.


¡Y no se lo niego señor ispetor!

Que onde guelva a decirme: ¡individuo!

¡Guelvo y lo rejriego y le sigo dando

Porque tengo ganas de contramatarlo!

Y si un día de estos lo topo puai

Y individuo me guelve a decir,

Aquí se lo treigo calladita la geta

Y entre cuatro velas paque aprienda

Qui a yo no se insulta de esa manera

Y quede el cielo y mi Diosito lindo

Que naiden le diga ni equivocadamente

¡Individuo, señor ispetor!

Una familia crea y recrea individuos y esa es, de hecho, la mejor manera de

perpetuar la condición de vivo, la vida en el planeta. ¿Importante función la de

la familia, no les parece? Resulta fácil crear una máquina que anule los efectos

de perturbaciones conocidos de antemano, nada fácil hacerla para que sea

capaz de defenderse de las incertidumbres y esa debe ser la función más

importante de la familia ¿Le ayudamos al Indio Rómulo a entender por qué su

enojo no debe ser tanto, es más, a alegrarse la próxima vez que lo llamen

individuo?

Para Wagenseberg, un individuo es el conjunto necesario y suficiente de

propiedades que permitan afirmar que el ser vivo en cuestión sólo es

idéntico a sí mismo, lo cual define su identidad. Un individuo es su interior,

su frontera y su entorno. En su interior la estructura, es el todo y las partes,

todas relevantes, en constante interacción, no hay suma de las partes, es una

sinergia, la función del todo es diferente a la suma de las funciones de las

partes, si una parte falla el todo puede tener problemas, lo sabemos cuándo

nos enfermamos. Si las partes pueden suplir la función que falla, se sobrevive

sino, el todo muere, el individuo fallece. No existe individuo vivo sin estructura

¿Comprendemos toda la importancia de la estructura? ¿Educa la familia para la

preservación de la estructura de los individuos?

Hace parte, también, de su interior la composición, la forma como se distribuye

la materia que lo compone a nivel atómico o molecular, No hay individuos vivos

de composición homogénea o arbitraria, ciertos átomos ciertas moléculas son

más frecuentes en unos que en otros, según la distancia que se tome ante

diferentes identidades. La composición se aplica a la estructura.

¿Comprendemos el significado de la composición de un individuo, desde sus


moléculas es único, ellas pueden interactuar entre sí de diferentes maneras y

ni qué decir de cómo lo harán con su entorno, su carácter seguramente será

único, se podrá parecer a otros, o tal vez no ¿Comprende la familia a sus

individuos?

Continúa Wagensberg, la identidad del individuo también está relacionada con

su integridad, expresa la individualidad misma, su unidad y su coherencia. No

todo pedazo de materia viva es un individuo vivo, un hígado entre un frasco de

laboratorio, por ejemplo, no es un individuo, es materia viva, un organismo

humano lo es más, pero menos que la familia, la manada o la población. La

integridad expresa el grado de independencia de la incertidumbre o de

dependencia respecto del resto del mundo y tiene que ver con su frontera, la

forma o el tamaño ¿Cuántas veces comparamos o nos comparamos en forma

tamaño, color de la piel, buscando sentirnos mejores o infelices por esos

atributos, sin ser conscientes de su valor en términos de respuestas posibles

ante la incertidumbre? Una piel cargada de melanina responderá diferente a

una escasa de ella, ante el sol radiante del trópico o ante un invierno en el

ártico, sin lugar a dudas, entonces ¿Para que comparar sin tener en cuenta el

contexto?

La diversidad, es un concepto externo que mide la variedad entre las

integridades, según un criterio de clasificación preacodado, sigue wagenseberg,

tampoco se puede ser un individuo vivo sin una mínima diversidad en la

estructura, la composición y la integridad. El día que comprendamos el valor de

la diversidad, defenderemos cada expresión de la vida como algo que debe

valorarse más allá de su precio en dinero. La diversidad tiene mucho que ver

con la conservación de la vida en su totalidad. ¿Y cuántas veces educamos para

homogenizar y reducir la variedad o versus lo contrario? ¡Tienes que ser como

tu papá! ¡Sé como él o ella! ¡Imita, imita! La vida estaría en peligro total si esa

lección se generalizara.

Por último, la inteligilibilidad, hace relación al individuo visto desde el resto del

mundo, se aplica a todos los demás componentes de la identidad: la estructura,

la composición, la integridad y la diversidad y siempre tiene que ver con alguna

comprensión o reducción, con la indicación de que dos cosas, aparentemente

distintas, comparten alguna clase de esencia común ¿Por qué nuestra piel es del

color que es, lo sabe? ¿Si pudiéramos comprender la comprensión?


¿El análisis anterior nos hace pensar en la importancia de comprender la

relación que se teje entre individuo y familia? ¿Cómo valorar y respetar la

individualidad y a la vez considerarla parte sustancial de un todo como es la

familia, la sociedad, el territorio, la nación, el planeta, la vida?

Un pequeño ejercicio matemático nos permitirá comprender por qué la vida se

tomó el trabajo de hacer a cada individuo único y irrepetible ¿No le hubiera

sido mejor seguir su principio de la pereza y hacernos iguales como hace la

industria con sus productos, por qué cambió de opinión? Veamos, un individuo es

único para que la vida pueda encontrar la respuesta que le posibilite

independencia de la incertidumbre, si hay diez individuos, la vida tendrá diez

posibilidades de respuesta ante la misma ¿Y si son mil, cien mil un millón,

millones de millones? Claro, incrementa exponencialmente su respuesta,

demasiado lista ¡Caramba! Un individuo es más listo que ninguno, dos lo son más

que uno… si comprendiéramos de una vez por todas que “la unión hace la

fuerza” qué cosas no cambiarían en el mundo “Divide y reinarás” es un

autoengaño alimentado desde hace siglos y ¡Ah! daño el que ha hecho a todos, a

todas y a todo. Vale la penas sacar un rato para continuar esta conversa y sus

implicaciones al interior de la familia y construir entre todos las respuesta a

las dos preguntas anteriores.

A cada momento ocurren cosas que cambian la dirección de los

acontecimientos, vela al viento, pensamientos, emociones y acciones, provocan

respuestas las cuales, a su vez, se transforman en nuevas incertidumbres, todo

ésto en incesante flujo de complejidades que exigen estar atentos para no

sucumbir a aquello que ponga en riesgo la propia capacidad de respuesta, la

identidad, la vida misma. Cada día trae su propio afán, bonita forma de

interpretar la incertidumbre. Para Wagensberg, elegir la incertidumbre es lo

relevante del entorno y no tanto el entorno en sí mismo. Es factor clave para la

supervivencia, aprender a mantenernos independientes de la incertidumbre,

desarrollar el potencial que lo hace posible, la inteligencia y hacer con ella,

mayor, nuestra capacidad de anticipación a las incertidumbres, por tanto

mayores nuestras posibilidades de vida. Esa debe ser la función fundamental

de la educación.

Los seres que mantienen la vida, no sólo desde la perspectiva individual

sino, también, desde la colectiva y saben cómo hacerlo son los seres más

inteligentes. La acción de un ser vivo es más que reacción, es creación.


Responder a las incertidumbres, a las otras naturalezas también en

constante acción, es asunto de vida, asunto de inteligencia.

Negar las incertidumbres, catalogarlas como enemigos para disponer el cuerpo

y el alma, no para el juego, la magia y la danza, si no para la lucha, el ataque y

la defensa, es una de las razones fundamentales, sino la más importante, para

eliminar el riesgo, la aventura, el ensayo, el error, la creatividad y transformar

la vida familiar, la vida social, porque con la naturaleza es más difícil hacerlo,

en escenarios artificiales, donde todos somos actores, con guiones

preestablecidos “no se sabe por quién”, ¡Eso no se hace! ¡Así no es! ¡En esta

casa se hace lo que yo mando! ¡Así se ha hecho siempre! ¡Son las 7 de la noche,

vete a dormir! No tengo sueño, ¡No importa! Todo debe ser programado, todo

es deber, obligación y norma. ¿Dónde queda el goce del derecho a la vida, a

saber qué hacer con lo incierto, a usar la inteligencia que nos es propia por el

hecho de ser seres vivos? Es tal vez hora de reconocer que los errores

pueden ser las excusas que elegimos para diseñar nuestro propio destino.

El control, soportado en el miedo y la culpa conlleva, necesariamente, a excluir

las incertidumbres de la conciencia, ignorando con ello que son precisamente

éstas las que provocan la evolución de la vida, son sus requerimientos los que

hacen indispensable la capacidad que nos define, la de evolucionar, la de

encontrar respuestas creativas, ricas en diversidad, humor y complejidad, para

saber qué, por qué, para qué, cuándo, cómo y dónde modificarnos y modificar el

entorno y no quedarnos en los paralizantes “quizás”, como dice la canción o con

los pesados y paralizantes bultos de culpas, a veces, imposibles de ser

reparadas.

No siempre se logra mantener la independencia del acontecimiento, aunque si

somos buenos observadores, es posible que haya alguna lección para aprender

ahí, la cual debe ser descubierta. Para eso hay que dejar de lado la pereza y

recomenzar, claro si no se muere, en cuyo caso es posible que si otros observan

el error, aprendan de la experiencia “No hay mal que por bien no venga”. Otra

vez las niñas y los niños. Estaba la maestra hablando de ballenas, cuando una

niña interrumpió diciendo que a Jonás se lo había comido una. La maestra le

explica que eso no es posible porque la constitución física de la misma lo hace

imposible. La niña sin dejarse convencer le dice que cuando ella vaya al cielo le

va a preguntar a Jonás. ¿Y si está en el infierno? dice la maestra. Entonces


usted le pregunta, le dice la niña. Los niños y las niñas nunca pierden,

siempre aprenden.

Si el ensayo fracasa, hay varias posibilidades: que muera, se enferme, le duela,

sufra, tenga una pérdida, un daño, sea infeliz, aprenda algo nuevo y sea feliz.

Se aprende a SER, HACER, ESTAR y TENER para anticiparse y protegerse de

las incertidumbres, la educación debe empezar por comprender que un ser vivo

es la particular combinación entre necesidad y función, según nos dice

Wagensberg. La necesidad es el aspecto interno, coordinado por la genética,

que favorece la probabilidad de que emerja o se mantenga un individuo en un

determinado entorno, la función es cuando el entorno favorece una

determinada forma de ser, hacer, estar y tener porque contribuye a

mantener la calidad de la independencia de la incertidumbre. La cultura, de

colere, cultivar, tiene como misión intrínseca favorecer la función y puede o no

favorecer que la necesidad se viva y realice. ¿Perciben la importancia de las

formas culturales de ser, hacer, estar y tener que se refuerzan en una familia

a través de la función de educar? ¿Estarán todas las formas culturales,

cultivadas en familia, hechas para permitir que se vivan y realicen las

necesidades humanas?

En su Modelo de Desarrollo a Escala humana, Manfred Max Neef, Antonio

Elizalde, Martín Hopenhaym y otros colaboradores, nos muestran que la

necesidad en relación con los humanos, no es una sola sino varias “Las

necesidades revelan de la manera más apremiante el ser de las personas, ya

que aquel se hace palpable a través de éstas en su doble condición existencial:

como carencia y potencialidad. Comprendidas en un amplio sentido, y no

limitadas a la mera subsistencia. Concebir las necesidades tan solo como

carencia implica restringir su espectro a lo puramente fisiológico, que es

precisamente el ámbito en la cual una necesidad asume con mayor fuerza y

claridad “la falta de algo”. Sin embargo, en la medida que las necesidades

comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también potencialidad y,

más aún pueden llegar a ser recursos”. Al ser concebidas como carencia y

potencialidad, simultáneamente, según ellos, no puede decirse “que se

satisfacen o se colman” sino, más bien, que ellas se deben vivir y realizar de

manera continua y renovada, de manera individual y colectiva. Lo posible de ser

satisfecho son los deseos, las expectativas, no las necesidades. ¡Quiero ser

piloto, tener un avión y volar hasta la estratósfera!


¿Recuerdan a Hamlet, el de Shakespeare, abrumado por el infortunio “Ser o no

ser, he ahí la cuestión”? Si hubiera sabido que en ese ser que él era, radicaba

el potencial que diferencia a un ser vivo de todo lo que no lo es en el universo,

habría rescatado de sí mismo y/o del entorno, aquello que le fuera útil para

decidir la mejor manera de afrontar su mar de desdichas y cómo evitar

ahogarse en ellas. La enfermedad, el dolor, el daño, la pérdida, el sufrimiento,

la infelicidad, el conflicto no son destinos ineludibles, sino consecuencia de las

elecciones que hacemos ante las incertidumbres, ante el acontecer diario de la

vida. Reducir su presencia, o como en el caso de la muerte, retardarla el

máximo tiempo posible, es un excelente motivo para ser creativos y darle

sentido a la función de educar, especialmente al interior de la familia.

Cuando la familia sea consciente que el verdadero valor de su función radica en

propiciar y ayudar a seleccionar, según los requerimientos del entorno, las

formas de ser, hacer, estar y tener que mejor favorezcan, ojalá de manera

sinérgica, vivir y realizar las necesidades fundamentales, la vida tendrá una

verdadera oportunidad para permanecer. Cuando la familia reconozca que ella

es el útero donde se gesta la vida individual, social y territorial, sabrá el por

qué su importancia.

Toda buena familia sabe que es necesario actualizarse, estar en función del

presente, revisar, hacer seguimiento, valorar y mejorar sus formas de ser,

hacer, estar y tener, individuales y colectivas, en relación con cada uno de los

seres que la conforman, con la pareja que la estructuró, con su vecindario, el

territorio, país y planeta del que hace parte en términos de sus necesidades y

funciones. La familia es la educadora universal, función que no puede ser

delgada, aunque si compartida. Ella debe saber cómo asumir esa delegación

y hacerla parte de su proyecto de vida y el de los individuos que la

constituyen.

El territorio es el útero de la familia, la madre lo es del bebé, la familia lo es

de los seres humanos que la constituyen. El útero es el órgano de la gestación.

Le permite a la nueva vida ir tomando forma y desarrollar las funciones que le

van a permitir vivir y realizar sus necesidades, todo esto en términos de su

identidad. Desde el útero el ser humano se va haciendo único e irrepetible,

condición insustituible para la independencia de la incertidumbre. El útero

materno es el primer territorio donde el bebé, acompañado las 24 horas


durante 9 meses, aprende qué es la vida, reconoce y comparte señales,

aprende a coordinarse con él, la madre.

Enseñar, mostrar señales, la educación empieza en el útero materno ¿Sabe

mamá todo lo que ella significa para el bebé durante 9 meses? Mamá enseña,

bebé aprende, bebé enseña, mamá aprende, ambos se educan en la maravillosa

danza de coordinaciones de coordinaciones. Ella es el filtro. Ella deja pasar y

cuida que la entrega de la luz, los colores, los sonidos, los sabores, las

sensaciones y emociones que hablan al ser vivo sobre sí mismo y su nuevo

territorio, se haga despacio, a su medida. Ella sabe que ese es el primer

territorio donde la vida humana se expresa, la experiencia debe ser magnífica,

gozable. Su ser, su hacer, su estar y su tener puesto a disposición de

permitir vivir y realizar la necesidad de subsistencia del hijo, la hija

simultáneamente que vive y realiza la propia.

El útero es el lugar donde se aprenden a reconocer las señales necesarias para

confiar o tener miedo, para saber defenderse, para crear. La vida, sabia, se

inventó el útero para reducir los riesgos propios de las complejidades

provocadas por la incertidumbre de los grandes territorios, mientras se

aprende a vivir. Son necesarios 9 meses para que cada célula aprenda a cumplir

con su función, a rescatar de su esencia lo que le es propio pero que sólo puede

expresarse en relación con algo. La naturaleza es sabia, sabe que aprender es

condición sin la cual ella misma no existiría, también, es prudente, sabe que

como todo está conectado con todo y todo va alguna parte, aprender a

funcionar requiere un mínimo de garantía, 9 meses de prueba, ensayo y error

asistidos las 24 horas, son la garantía que la madre brinda a la nueva vida. La

vida ama a las madres, ojalá toda madre amara la vida que crea.

¿Y papá que significa durante esos 9 meses del inicio de la vida? Sin lugar

a dudas es la mamá de la mamá. El útero que aloja el útero materno, el

siguiente nivel territorial, el útero que colabora en franca y amorosa

solidaridad para ayudar a filtrar del entorno las sensaciones, las emociones, las

relaciones y las condiciones que favorecen la vida. Cuando papá reconoce lo

importante que es en el cuidado de la vida, ésta está garantizada en calidad y

oportunidad. Su masculinidad exaltada permite reconocer lo que del territorio

le es necesario al nuevo ser, su misma aunque nueva vida, y está pronto a

ofrecerlo, no hay que pedirlo, menos rogarlo, él sabe que macho alfa significa

ante todo, que con sus formas de ser, hacer, estar y tener, deben permitir


vivir y realizar la necesidad de protección de la vida, expresada en su hijo, su

hija, en el aquí y ahora y, sobre todo, en el tiempo largo.

El nacimiento de la vida es el final de la primera metamorfosis, la de una

organización físico-química que, alcanzado su punto de saturación, crea una

metaorganización viviente como dice Edgar Morin capaz, con los mismos

constituyentes físico-químicos, de producir cualidades nuevas. Todo niño que

nace es una buena noticia, toda niña que nace es una buena noticia,

Facundo Cabral nos dejó su impronta. Esa buena noticia es lo que llega un día a

la sala de maternidad, a un cálido cuarto de la casa o a la orilla de un río del

amazonas, un ser con todas las virtudes generadoras-creadoras inherentes a la

condición de ser humano, parte de la humanidad, algunas despiertas, otras,

dormidas o inhibidas, sin embargo, siempre presentes, nada se pierde en el

universo, todo se transforma, todo en la vida está dispuesto para la vida,

incluso la muerte.

Otro nuevo territorio se abre para su debut, ensayos y errores de nuevo, ahora

separado, aunque cercano a la madre, si la vida se lo permite; pasan cosas, la

incertidumbre puede enfrentar al nuevo ser, demasiado pronto, a hacerse

independiente de ella, en estos casos la virtud de resiliencia le va a ser

indispensable, algunos, algunas, echarán mano de recursos latentes,

insospechados y reconocerán en la respuesta al reto, una forma de vida y la

conservarán. La necesidad de creación, en toda su expresión, será la fuerza

genética, motivadora y movilizadora que impulsará a crear acción y le permitirá

a sí mismo, misma, garantizarse la experiencia de vivir, claro, necesitará ayuda,

y esa será su primera experiencia de confianza, el seno materno, reconocerá la

señal, le latido del corazón del la madre.

Respirar, tomar el vital oxígeno, es exigencia fundamental, la necesidad de

subsistencia vivida así en su primera autónoma expresión. Mamá no puede

hacer algunas cosas que antes hacía por él o ella, su dotación de reflejos le

será muy útil este día y para siempre. El calor de los abrazos les recordará el

valor del afecto, necesidad humana fundamental que se expresa y vive en el

intercambio amoroso de la energía vital sentida sólo en cercanía. El niño, la niña

responderán, apenas sin darse cuenta, con su propia energía vital, la cual hará a

la madre que los esperó con amor, profundamente e inolvidablemente feliz, ese

gozo será parte de las improntas que van a constituir el patrimonio existencial

de la familia y de cada uno de sus miembros.


Más abrazos, el padre, alerta ante las oportunidades de vida y las señales de

peligro, no dudará en utilizar fuerza e inteligencia para aprovechar unas y

reducir las otras el tiempo que sea necesario para que los nuevos brazos

puedan abrazar y proteger en y para la libertad, necesidad humana

fundamental que permite optar autónomamente, con la medida de las

consecuencias y la aceptación de las mismas. Es el padre quien primero debe

recordar que armonizar libertad y protección no es nada fácil, porque esta

última es la única necesidad capaz de provocar actos aberrantes, someter

humillando, debilitando, maltratando, al ser único que es el hijo, la hija para

alejarlo del peligro, sin darse cuenta que, a veces, el mismo por su

autoritarismo, es su más peligroso e inmediato enemigo.

Es temprano aún para la libertad, sin embargo, habrá expresiones, lo sabe la

familia cuando con descuido decida alzarlo, alzarla, sin pañal, lástima, este

adminículo nos impide gozar el primer bello despertar de la libertad, habrá

otros momentos, cuando el llanto que se acaba de inventar alerte, con fuertes

señales, que tiene necesidad de ocio, que quiere dormir, que ha sido demasiado

el agite por ese día que necesita reponer las energías invertidas en venir a la

vida. Él o ella esperan que esa señal sea claramente entendida y ocurra lo

esperado, si es así sabrá que ha empezado a vivir su necesidad de

entendimiento la cual, soportada en la comunicación, le permitirá comprender y

comprenderse para desarrollar coordinación de coordinaciones y así acoplar

mutuamente sus comportamientos con los de mamá primero, luego papá,

hermanos y hermanas, abuelos y abuelas, tíos, tías, primos y primas, buscando

vivir y realizar su necesidad de participación, la de sentirse parte del

universo, saber que puede tomar del universo lo que necesita y devolverle a

éste lo que necesita de él o ella, para transformarse y transformarlo.

Reconocer que si bien no se sabe si con él o élla será mejor o peor que con

otra persona, si hay certeza que sin él o sin élla, la vida no será lo mismo.

El territorio familiar, en toda su complejidad, es el responsable de permitirle

vivir y realizar su necesidad de Identidad, podríamos decir que el fundamento

de la educación familiar radica en fortalecer este aspecto, el que le dará su

condición de individuo, el potencial para cambiar el entorno, cambiarse a sí

mismo o cambiarse de entorno. Si la familia elevara su comprensión al respecto,

sabría que la sabia vida se inventó la familia para gestar en ella al ser humano

capaz de hacer posible sus sueños a la vez que hace posible los sueños de


quienes la configuran, los sueños de la vida, comprendidos éstos, como el

propósito común o bien común que la orienta en lo individual, lo colectivo y lo

ambiental, viviendo así, la necesidad de trascendencia, de permanecer, así

no se exista físicamente.

La familia es educadora, a la vez filósofa, psicóloga, bióloga, ingeniera,

diseñadora, abogada, artista, antropóloga, médica, cultivadora, física, química,

chaman, compañera de juegos y cuántas otras más funciones simultáneas se le

ocurran. La tarea no es fácil, no se enseña en la academia, no hay manual de

instrucciones, hay que investigar, inventar, crear, descubrir cada respuesta a

cada momento. La familia es ante todo economía, más con menos. Cada

experiencia vivida se va guardando y pasa a hacer parte del patrimonio

existencial de sus miembros.

El patrimonio existencial está representado por las formas de ser, hacer,

estar y tener, que han demostrado eficacia y efectividad individual,

colectiva y en lo territorial, nótese el uso de la Y integradora y no la O

excluyente, porque posibilitan, favorecen, crean y facilitan al interior de

la familia, vivir y realizar, a todos y cada uno de sus miembros, las

necesidades de: Subsistencia, Protección, identidad, Afecto, creación,

Entendimiento, participación, ocio, libertad y trascendencia. Se requerirá

del tiempo o la fuerza de la experiencia para que este patrimonio adquiera,

como pasa con el patrimonio cultural, ambiental o financiero, valor y, por tanto,

sea digno de ser transmitido a través de la información genética o la cultural,

en el caso de los humanos.

El valor del patrimonio existencial, a diferencia del patrimonio económico está

soportado en las posibilidades que ofrece para ser utilizado una y otra vez,

siempre y cuando se den las mismas circunstancias que lo generaron o, en caso

contrario, haciendo las mejoras requeridas por el contexto o circunstancia

para generar nuevas experiencias, sin gastarse ni agotarse A diferencia del

dinero, el patrimonio existencial si se usa no se gasta, por el contrario, el uso

incrementa su valor. Cada nueva utilización dejará marcas en el ser sujeto de la

acción las cuales, es muy probable, que puedan ser transmitidas a los

descendientes si ha demostrado su valor para la permanencia de la vida ¿Y si no

qué es la cultura?


El valor del patrimonio existencial sólo está sujeto a la bolsa de valores de la

vida, la cual lo mantendrá o incrementará en la medida que permita responder

de manera oportuna, eficaz y eficiente a las incertidumbres, mantenerse

independiente de las mismas y seguir aportando calidad de vida, no sólo a

sí mismo, sino a la de los demás, las demás y todo lo demás, incluido el

planeta, dado que todo está conectado con todo, todo va a alguna parte,

ninguna opción para mejorar puede resultar gratuita y que, la naturaleza

es sabia. Es importante tener en cuenta que el patrimonio existencial dejará

improntas particulares en cada ser vivo, haciéndolo único e irrepetible, por

tanto, legítimo, es en ese tipo de riqueza en la que la vida enfoca su acción

creativa, la educación debería hacer lo mismo.

Cuando el patrimonio existencial adquirido individual, familiar y social, la

cultura deja de ser relevante porque cambia el contexto, el territorio, las

relaciones provocadas por ciertas formas de ser, hacer, estar y tener, pierden

valor y deben llegan nuevos aprendizajes a reemplazarlo no sin que antes, el

patrimonio existente, haga un gran esfuerzo para evitar desparecer. La tensión

generada por este proceso produce conflictos, amenazas y agresiones, incluso

la pérdida de la vida, sin embargo, si los humanos comprendiéramos en todo su

valor el sentido de las metamorfosis que hacen posible la vida, entraríamos

en un diálogo comprensivo, ese que permite a través de la palabra converger

en el logo, en el entendimiento necesario para saber reconocer que son

necesarios ante las nuevas incertidumbres nuevos “Bien Seres, Bien Haceres,

Bien Estares y Bien Teneres”, para que la vida permanezca con calidad.

Cuando papá, mamá, hermanos y resto de la familia comprenda que tal vez este

patrimonio, la cultura familiar, es la mejor herencia que pueden dejar a los

hijos y nietos, más que dinero, bienes e, incluso, títulos, otro gallo cantará un

nuevo amanecer para la humanidad y el planeta. Es más, si éstas experiencias

son, además, repetidas por sus congéneres en un número significativo de ellos,

la impronta se puede hacer colectiva, diferenciar a la especie e incrementar

con ello su permanencia, Rupert Sheldrake en su principio de la Causación

Formativa nos dice que: “Las forma físicas y químicas no se repiten porque

estén determinadas por leyes inmutables o formas eternas, sino a causa de una

influencia causal de formas similares anteriores y esta influencia, a diferencia

de cualquier otro tipo de acción física conocida, actuaría a través del espacio-

tiempo”.


Un ejemplo, entre más montemos bicicleta más probable es que otros seres

humanos puedan hacerlo con mayor facilidad y, en algún tiempo, nacerán niños y

niñas con disposición innata a montar bicicleta, igual que pasa con el manejo de

los computadores, el celular, entre otras nuevas tecnologías. Es un hecho,

basta con observar su naturalidad y destreza ante los mismos y comparar con

nuestras propias angustias cuando empezamos a utilizarlos. Así que cada nuevo

y valioso aprendizaje tendría un potencial insuperable para transformar la

existencia, toda existencia.

Cuidarnos y cuidar el territorio a medida que lo transformamos y somos

transformados por él, cuidar y transformar la sociedad a la vez que somos

transformados por ella, cuidar y transformar la familia a medida que ella nos

transforma y la transformamos, cuidarnos y transformarnos como individuos a

medida que vamos viviendo, cuidar y transformar el planeta y con él a nosotros

mismos, eso es co-evolucionar, aportar patrimonio existencial, nuestras formas

de ser, hacer, estar y tener, a través de la dinámica integral y permanente del

tejido de relaciones que, en libertad, decidamos provocar con nuestras

interacciones para permanecer con calidad, individual y colectivamente, todo lo

anterior a prueba del mayor número de incertidumbres posibles, eso es

“ETICA DE CUIDADO”

Y esa es la función de la educación, especialmente la que ocurre al interior

de la familia. CREAR VIDA, CON ÉTICA DE CUIDADO A MEDIDA QUE

SE VIVE Y SE DEJA VIVIR. Humberto Maturana en su teoría de la

autopiesis dice que “la creatividad es la generación de configuraciones que son

constantemente nuevas”, propiedad fundamental de todo ser vivo, el ser que se

construye a sí mismo. Propiedad que hace que se experimenten cambios

continuos mientras se preserva la esencia de ser o patrón de organización. Los

cambios están imbricados con el territorio del que se hace parte, de la familia

de la que se hace parte, del sí mismo, cambios que serán inmejorables si son

resultado de la comunicación, coordinación de coordinaciones, acoplar

mutuamente los comportamientos en busca de un propósito común, como nos

enseña el mismo autor.

“A fuerza de ignorar lo esencial en nombre de la urgencia, se termina por olvidar la urgencia de lo esencial”

Hadj Garum O´rin.


Para transformar y transformarse es indispensable aprender a valorar la

potencialidad que hay en el interior de cada ser humano, sus carencias, las

diferencias a las cuales dan origen, valorar el poder del territorio, no para

apropiarlo excluyentemente, sino para considerarlo en términos de las opciones

que brinda para hacer de las potencialidades individuales humanas, motor del

acto transformador y de las carencias, asuntos que deben ser resueltos. Que

la familia sea la primera aula para este aprendizaje, jamás, una jaula.

Cuando la familia resignifique su función comprenderá que es la responsable

primaria de aprovechar el 98.27% de disponibilidad de nuestros genes, de los

cuales sólo viene activo el resto, con el fin de crear respuestas ante las

incertidumbres, buscando formas de integrar las generaciones en contextos de

formación, con la aceptación de lo legítimo de todos, todas y de todo, para

compartir información, construir conocimiento, saberes, entendimiento y

generar patrimonio existencial, sabiduría. Tal vez es por eso que la educación

debe ser la más creativa y económica de las opciones para garantizar nuestra

permanencia en el planeta a la vez que cuidamos su indispensable permanencia.

Si emprendes cualquier actividad, arte, disciplina, asúmela, llévala más allá de los confines de lo que nunca haya estado, llévala al más remoto de los confines, entonces habrás conseguido que entre en el reino de la magia.

Tom Robbins

Es para un mundo de magia para el cual estamos hechos, hechas, ese mundo

donde la incertidumbre es reina absoluta, ese mundo donde retarla en juego y

danza, cuerpo a cuerpo, es lo fundamental; sabemos que siempre termina

ganando, sin embargo, nuestro valor radica en hacer posible que se demore en

conseguirlo, en prolongar el juego y la danza ¿Hasta cuando? Hasta siempre, si

es posible, hasta cuando vencidos miremos alrededor y observemos el

resultado: niños y niñas a los que se les permite dar rienda suelta a lo que

realmente son; hombres y mujeres que reconozcan lo que de único, de legítimo,

hay en cada ser, en cada momento, en cada territorio, en cada alegría, en cada

lágrima, en cada idea; artistas y científicos orientando decisiones tales como

que, iremos a Marte sólo después de saber como ir y haber ido, realmente, al

interior de cada uno, una.

Un mundo donde Estados y gobiernos sean solidarios, donde la gente sea gente

y no cosas, dinero o estadísticas, donde las cosas, el dinero y las estadísticas

no sean más importantes que la gente, por último, un mundo donde si tu rascas


mi espalda, yo rasco la tuya en recíproca armonía, porque somos lo

suficientemente atentos como para saber reconocer quien si lo hace y quien no

y, sobre todo, tomarnos el trabajo de enseñar a ser, hacer, estar y tener lo

que le conviene a la vida individual, colectiva y ambiental. El verdadero papel de

la cultura.

Vale la pena recordar, de manera simplificada, la historia que cuenta Richard

Dawkins, en su Gen Egoísta, para explicar cómo se pudo haber construido el

altruismo recíproco que ha mantenido la vida y mejorado su calidad, esencia de

la educación y reconocer en esta historia una guía que le de soporte.

Una especie de pájaros son atacados por una plaga de piojos, trasmisores de

una enfermedad que pone en peligro su vida. Normalmente cada pájaro puede

sacarse los piojos por si solo, pero la tarea se hace imposible cuando los piojos

están en su cabeza, lo cual implica que para resolver el problema debe recurrir

a otro que lo haga por él. A los pájaros no parece habérseles ocurrido los

venenos contra piojos o manos robot, pero ese es otro cuento, sigamos con

Dawkins, otro pájaro viene en su ayuda y le saca los piojitos, más tarde, cuando

éste a su vez resulte infectado, podrá venir en busca de reciprocidad, sin

embargo, el paso del tiempo puede jugarle una mala pasada. Al primer pájaro se

le puede haber olvidado el favor que le hicieron, quien fue el que se lo hizo y, lo

más grave, puede echar mano del principio de la pereza y hacerse el loco.

(Estas no son palabras de Dawkins, por supuesto.)

Si la pájara naturaleza no resuelve este problema, la especie se extinguirá ¿por

qué? simple, los pájaros altruistas gastarán su energía vital sacando piojos a

todos y probablemente se quedarán con sus propios piojos, mientras tanto, los

perezosos ahorrarán la energía y no tendrían piojos, consecuencia: los

altruistas desaparecerán y los tramposos perezosos sobrevivirán.

Los perezosos no les sacarán piojos a otros, no es su costumbre, así que se

llenarán de piojos, dando fin a la existencia de la especie, ¡chao pájara

naturaleza! PROBLEMA DE TODOS, así pues la vida, antes de que se presente

esta situación apocalíptica, toma conciencia del problema y del principio

operativo que lo soporta (Nota; la sabia naturaleza sabe más de conciencia

que lo que nosotros y nosotras estamos dispuesta a reconocerle). Los

altruistas pueden desaparecer si no saben discriminar a los tramposos

perezosos, los que obtienen beneficio sin pagar su costo. Los altruistas deben


aprender a dejar de ser incautos y crear una solución simultánea, quitarse los

piojos y a los tramposos de encima.

Algunos altruistas descubrirán la importancia de la memoria. Aseando a

extraños y a aquellos que con anterioridad los hubieran aseado recordarán a

unos y otros por sus señales particulares, su identidad, cuando requieran ser

aseados solicitarán devolver el favor, alguno pueden negarse, es su libertad, sin

embargo, la próxima vez cuando el que se negó les solicite hacerles el aseo,

recurrirán a su memoria y se rehusarán a hacerlo. En esta nueva sociedad será

difícil reconocer a los incautos de los rencorosos porque ambos se comportarán

de manera altruista y ambos pueden sobrevivir, a pesar de los tramposos que

también, ocasionalmente, obtendrán beneficios de los incautos, pero no todos

podrán pasar de agache dada la existencia de los rencorosos, la balanza se

equilibrará y la naturaleza pájara se sostendrá.

La estrategia creada, la de ser rencoroso resulta evolutivamente estable, así

que se queda al lado de las otras que también resultan estables, sin embargo, si

sólo hay rencorosos y tramposos esta última forma de respuesta tendrá más

opciones de extinguirse. Conclusión, los incautos sostienen a los tramposos.

Recomiendo leerse el cuento completo y su análisis ¡fantástico!

El ejemplo anterior sirve para reconocer que cada creación de la vida es,

precisamente, una respuesta a una incertidumbre en particular, es saber dar la

respuesta a la vez que se ahorra energía vital, es algo así como saber ser

altruistas, rencorosos y perezosos a la vez. No es tarea fácil, un nuevo

concepto nos puede ayudar, el de la armonía, que reemplaza el de equilibrio

comúnmente usado, por ser más dinámico, propio de la naturaleza de la vida.

Armonía: Tomar del entorno lo que se necesita de él y permitir al entorno

tomar lo que necesita de cada uno, una. Cuando tomamos y no damos, robamos.

Robar es no dar nada de si, dice un indígena colombiano y, agrego yo, robar es

romper la trama relacional sin ser capaz de rehacerla, es romper el entramado

relacional que a todos, a todas y a todo une, sostiene, cuida y conserva hasta

cuando se acabe la danza, el juego, es más, robar es no reconocer que hay

mucho para dar dentro de si, es parecer pobre sin serlo. Robar empobrece.

Todos, todas, somos fuente de armonía, somos inmensamente ricos, podemos

crear la riqueza desde nuestro interior, estamos hechos para esto, nos viene

por naturaleza.


Y ¿Cómo puede enseñar la familia a establecer una trama relacional que

favorezca la armonía y enriquezca a todos y a todo por igual. La utopía hecha

realidad?

Provocando que nuestras formas de Ser, Hacer, Estar y Tener, se enfoquen en

permitir vivir y realizar las necesidades humanas fundamentales enunciadas

¿Las recuerda? Vale la pena hacerlo si queremos crear, desde el momento

mismo en que se inicia la vida en el útero familiar, las bases de un nuevo estilo

de vida individual, social y ambiental que se proponga promover y, realmente, lo

consiga una mejor “calidad de vida”, un desarrollo verdaderamente humano,

sostenible, creando así una verdadera nueva economía.

Para hacerlo efectivo necesitamos aprender una última cosa: Las formas de

ser, hacer, estar y tener, deben adquirir forma específica para convertirse en

satisfactores o medios que favorezcan, promuevan, faciliten vivir y realizar las

necesidades fundamentales. Recordemos aquí lo que el modelo mencionado nos

aclara, los satisfactores están influidos por la cultura, por el patrimonio

existencial, igual que los bienes: artefactos, conocimientos y tecnologías que

afectan la eficiencia de los satisfactores, las necesidades no.

Voy a retomar de nuevo las necesidades fundamentales y las definiciones

arbitrarias que he construido, a modo de abrebocas, para dar alguna

mediana idea de lo que son así como, aportar ejemplos de las formas de

Ser, Hacer, Estar y Tener, Satisfactores, que las permiten vivir y

realizar y Bienes que incrementen sus posibilidades de ser vividas y

realizadas. Tal vez consigamos así resolver la confusión que históricamente

la sociedad ha tenido entre satisfactores, medios y necesidades, fines,

posibilitando a las familias tener un referente que oriente de manera

eficiente y eficaz, su acción educadora.

Como comprenderán, hacer una lista completa de satisfactores y bienes sería

interminable, no más recuerde lo rica que es una cultura, ahora multiplique por

tantas culturas como hay, haga el mismo ejercicio con todos los tipos de familia

y verán porqué es imposible listarlos, lo importante aquí es hacerse una idea

que nos permita aprender a clasificar los satisfactores y bienes, a los que

tenemos acceso y a los que podemos inventar y hacerlo en relación con las

necesidades humanas fundamentales. Los miembros de la familia serán los


autores y diseñadores de la lista que orientará los proyectos individuales,

familiares, sociales y ambientales, si el trabajo se hace en equipo, el resultado

será sin lugar a dudas extraordinario. Cada miembro de la familia será tanto

más rico cuantas más oportunidades disponga de satisfactores y bienes que le

permitan vivir y realizar todas y cada una de las necesidades humanas

fundamentales. Tanto más pobre cuantos menos satisfactores y bienes pueda

disponer y aprovechar para vivirlas y realizarlas.

Subsistencia: Ser, hacer estar y tener para ser un ser vivo.

Satisfactores:

Ser: cuidadoso, aseado, precavido, saludable, armonioso.

Hacer: alimentarse, tomar agua limpia, toser.

Estar: en un ambiente sano, saludable, contento.

Tener: un hogar, familia, sistemas de protección social.

Bienes:

Alimentos saludables, bebidas, casa, pensión, dinero.

Protección: Mantenerse siendo, haciendo, estando y teniendo como ser

vivo en el tiempo y el espacio, interno y externo.

Satisfactores:

Ser: Precavido, amable, atento, planeador, prudente.

Hacer: asegurarse, alimentarse de manera balanceada

Estar: protegido, cuidado, abrigado, asegurado.

Tener: protección social, raza, familia, capital moral.

Bienes:

Conocimiento, equipos de protección, medios de transporte.

Afecto: Afectar con nuestras formas de ser, hacer, estar y tener a

otros, otras, a sí mismo y a lo otro, con calor de vida

(energía vital).

Satisfactores:

Ser: dulce, sutil, cariñoso, amable, amoroso, tolerante.

Hacer: emocionarse, abrazar, acompañar, atender.

Estar: en una fiesta, contento, en un duelo.

Tener: amigos amigas, pareja, hijos (as), gracia, ingenio.

Bienes:

Regalos, camas suaves, saberes ancestrales, juegos, cobijas.


Entendimiento: Saber qué ser, hacer, estar y tener ante las

incertidumbres, en el tiempo largo y en el corto, a partir de

saber reconocer datos, información (señales), comprender

las tramas de relaciones que construyen y determinan para

actuar en consonancia y armonía con las mismas.

Satisfactores:

Ser: crítico, observador, racional, curioso, intuitivo.

Hacer: leer, estudiar, investigar, jugar, asombrarse.

Estar: equivocado, atento, enfocado, en el taller.

Tener: la mente abierta, disciplina, curiosidad, disposición.

Bienes:

Libros, computadores, Internet, casa, escuelas.

Participación: Ser, hacer, estar y tener como parte activa del universo,

realizar los procesos necesarios para la permanencia y

mejora de la vida, desde lo individual, colectivo y ambiental.

Satisfactores:

Ser: amistoso, compañero, solidario, cooperante.

Hacer: Mingas, trabajo en equipo, conversar, compartir.

Estar: en espacios de encuentro, el senado, clubes.

Tener: organizaciones sociales, conceptos, sueños, ideas.

Bienes:

Salones de trabajo, sillas, mesas, proyectores, televisión.

Ocio: Ser, hacer, estar y tener para y por sí mismo. Ahorrar,

descargar y/o recargar energía.

Satisfactores:

Ser: divertido, relajante, ordenado, artista, imaginativo.

Hacer: dormir, meditar, hamacarse, echarse en la hierba.

Estar: en el bosque, pintando, oyendo música, orando.

Tener: una pareja que ayude en los oficios de la casa.

Bienes:

Elementos para pintar, sofás, instrumentos musicales.

Identidad: Seguir siendo sólo idéntico a si mismo, independiente de

circunstancia, tiempo, modo y lugar y, por supuesto, de las


incertidumbres. Conservar las propiedades que lo hacen

único.

Satisfactores:

Ser: lo que se es en el fondo, honesto, leal, coherente.

Hacer: lo que nos nace hacer, adornarnos, decir lo que

pensamos, hacer lo que pensamos y decimos.

Estar: en paz consigo mismo, ámbitos de pertenencia.

Tener: autoestima, autoeficacia, hijos (as), asertividad

Bienes:

Adornos y objetos personales únicos, conocimientos propios.

Creación: Sonsacar del universo y/o de algunas de sus elementos

constitutivos, de su naturaleza y de sus interrelaciones, el

principio operativo que le da esencia de ser, hacer, estar y

tener para, una vez apropiado, generar nuevas y mejores

respuestas ante las incertidumbres, en el tiempo corto y en

el largo.

Satisfactores:

Ser: apasionado, voluntarioso, intuitivo, audaz, innovador.

Hacer: inventar, idear, diseñar, construir, interpretar

Estar: en ámbitos creativos, talleres de arte, ateneos.

Tener: destrezas, imaginación, método, trabajo, inventiva.

Bienes:

Herramientas, instrumentos, papeles, espacios virtuales.

Libertad: Optar autónomamente sobre el qué ser, hacer, dónde y

cómo estar, qué tener, midiendo y asumiendo

conscientemente las consecuencias que esto conlleve, tanto

en el tiempo corto como en el largo, no sólo desde la

perspectiva individual sino, también, y muy especialmente,

desde la colectiva y lo ambiental.

Satisfactores:

Ser: rebelde, autónomo, perseverante, crítico, conciente.

Hacer: discrepar, desobedecer, arriesgarse, conocerse.

Estar: en donde se quiere estar, espacios abiertos.

Tener: igualdad de oportunidades, aceptación social,

Patrimonio existencial, amigos, buenos socios.


Bienes:

Patrimonio financiero, conocimientos, internet.

Trascendencia: Superar la propia condición material del ser y permanecer

aunque ya no se exista materialmente.

Satisfactores:

Ser: curioso, creativo, altruista, observador, perseverante.

Hacer: Proyectos, planes, involucrarse en campañas de

protección ambiental y ayuda social.

Estar: en las alcaldías, el congreso, en manifestacioes.

Tener: disposición a trabajar por los demás, las demás lo

demás, deseo de innovar y crear.

Bienes:

Museos, libros, películas, historias de personas que

trascendieron para bien de la humanidad.

Resulta particularmente inquietante que algo tan obvio como identificar las

necesidades humanas fundamentales, no sea una actividad cotidiana de

personas, familias, grupos, empresas, sociedades, instituciones educativas,

gobiernos y Estados, dado su significado e importancia para definir, dar

sentido y valor a la calidad de vida individual, colectiva y ambiental.

¿Tendrá algún sentido esta inconciencia? ¿Control social? ¿Supervivencia de

algunos genes que se consideran de mejor calidad que los de otros y quieren

ser preservados, conservando sus poseedores el control de este conocimiento y

de los recursos necesarios para hacer efectivas estas riquezas para todos y

todas? ¡No sería extraño! los leones matan los cachorritos que no son suyos

para que la leona se vuelva a aparear con él y puedan conservarse sus genes, no

los genes. ¿No habrá otra alternativa más creativa y solidaria que ese

desperdicio de genes, cachorritos, de niños, de niñas, de humanidad? ¿Será la

familia la llamada a comenzar la transformación?

Plantea Max neef y sus colaboradores en su modelo de Desarrollo a Escala

Humanas, que si queremos definir o evaluar un medio en función de las

necesidades que permite vivir y realizar, no basta con comprender cuáles son

las posibilidades que el medio pone a disposición de los grupos o personas para

realizar estas necesidades, es preciso examinar en qué medida el medio


estimula, permite, tolera, controla o reprime que las posibilidades disponibles

sean ensanchadas y recreadas por los propios individuos o grupos que lo

componen.

Un importante acto creativo humano, propio de la educación familiar es saber

orientar la conducta hacia la elección, creación y mantenimiento de

satisfactores y bienes que nos lleven a vivir y realizar las necesidades

humanas fundamentales con la mejor calidad posible para garantizar, hasta

donde sea posible, la independencia de las incertidumbres de los individuos

que la conforman, simultáneamente, que contribuimos de manera solidaria

para que todos los demás seres vivos y el Planeta, de quien ya se dice

que, también, es un ser vivo, puedan también vivir y realizar sus propias

necesidades y cumplir la función por la cual existen, su misión.

Uno de los aspectos que define una cultura es su elección de satisfactores.

Manfred Max Neef.

La calidad de vida comienza en la familia y dependerá de las formas de ser,

hacer, estar y tener que cada uno de sus miembros ponga a disposición de si

mismo, de los demás, las demás y de todo lo demás, para vivir y realizar, en lo

posible simultáneamente, todas las necesidades. Un buen indicador de

desarrollo humano en la familia será, precisamente, el grado de igualdad de

oportunidades que se tenga al respecto.

La disponibilidad de satisfactores y bienes será de tanta más calidad cuando

más necesidades se puedan vivir y realizar simultáneamente, a los

satisfactores que los permiten, el modelo los denomina Satisfactores

Sinérgicos. Son ejemplos de este tipo de satisfactores: La lactancia materna,

la colaboración en las labores domésticas, los juegos didácticos, las tareas

autogestionadas, la prevención y promoción de la salud, los espacios para la

creatividad, la innovación, la meditación, la televisión cultural y educativa, la

protección del ambiente, entre muchos otros. Los autores del Modelo de

Desarrollo a escala humana nos dicen que, también, hay satisfactores

Singulares, los que sólo aplican a una necesidad en particular, Inhibidores, los

que para atender una necesidad impiden vivir otra, Pseudosatisfactores, los

que aparentemente permiten vivir una necesidad y los Destructores, lo que

terminan impidiendo que se puedan vivir y realizar una o varias necesidades.


La moda es un pseudosatisfactor de identidad. El armamentismo es un

satisfactor destructor de la necesidad de protección, de participación, de

libertad, como dijimos atrás, es justamente una aberración porque para

proteger puso en peligro la vida, la humanidad, la desprotegió La sobre

protección es un inhibidor de la necesidad de participación de identidad, de

libertad. Los programas asistenciales son satisfactores singulares.

Cuando el medio, una organización social, una persona, un Estado pone a

disposición de si mismo, misma, los y las demás y lo demás, satisfactores

sinérgicos que permiten vivir y realizar todas las necesidades humanas

fundamentales simultáneamente, hablamos de oportunidades de desarrollo en

términos del BienSER, BienHACER, bienESTAR y bienTENER, aumentando

con ello la perspectiva de riqueza más allá de lo que se ha considerado como

bienestar, concepto bueno pero no suficiente.

Una notita que, justamente aquí, resulta importante: mucho se ha escrito sobre

el amor, pero creo que el tema se han quedado sólo en el amor pasional

provocado por las feromonas al detectar un sistema inmunológico compatible

con el suyo y éstas, considerar que el apareamiento sexual es la mejor

oportunidad que tiene la vida de prolongarse en un nuevo y mejor ser vivo, otro

bebé. Y es para ya.

Sabe de qué estoy hablando, sin embargo, es sobre toda la dimensión del

AMOR de lo que quiero hablar. Decía Teilhard de Chardin, que “el AMOR es el

aspecto interno, emocionalmente aprehensivo, de la afinidad que atrae y une

entre si los elementos de este mundo” y ¿qué puede unir más que la posibilidad

de ser y seguir siendo un ser vivo, un individuo, y serlo con calidad?

El AMOR es brindarse a si mismo, a los demás, las demás y a lo demás, óptimas

y suficientes oportunidades de satisfactores y bienes que permitan, en

conjunto y a cada uno en particular, vivir y realizar las necesidades

fundamentales, facilitar y conservar mientras se cambia, la identidad y los

elementos que la definen: estructura, composición, integridad, diversidad e

inteligibilidad, ayudando al individuo a cumplir con la función que decide por

elección de su conciencia y voluntad. Tanto me amas tanto más rico soy,

tanto te amo tanto más rico, rica eres, tanto me amo tanto más rico, rica

soy. El amor es un acto, simultáneamente, individual, colectivo y

ambiental.


Tal vez, a la historia de la humanidad le ha llegando el momento para que

hombres y mujeres inteligentes, cuando decidan crear una familia, sean

conscientes de su co-responsabilidad ética con la vida y, amorosos consigo

mismos, mismas, las demás, los demás, todo lo demás, se dispongan a revisar

sus patrimonios existenciales para hacerlos coherentes con lo que esperan de

sí mismos, mismas, en su función como educadores de seres humanos

inteligentes y únicos, reconociendo que la familia es el principal espacio de

educación y, por tanto, les permitan dar rienda suelta, en amorosa co-

responsabilidad, a lo que les es natural, su individualidad, su riqueza interior,

para ponerla al servicio de sí mismos, mismas, de la sociedad, del territorio, del

planeta y de la vida.


BIBLIOGRAFÍA

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DAWKINS, Richard. El Gen Egoísta, Barcelona, Biblioteca Científica Salvat,

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la familia como espacio principal de educación

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