la pequeña y mediana empresa, historia viva de aragón

La Pequeña y Mediana Empresa, Historia viva de Aragón

30 años de CEPYME Zaragoza, 20 años de CEPYME Aragón

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Créditos:

EDITA: Confederación de la Pequeña y Medianafd

Empresa Aragones, CEPYME Aragón.

AUTOR de los TEXTOS: Ángel De Uña y Villamediana

FOTOGRAFÍAS: Archivo CEPYME

Federación de Empresas del Metal

Cooperativa de Pequeña y Mediana Empresa

Heraldo de Aragón

Expo Zaragoza 2008

Expo Empresarial Zaragoza

Feria de Zaragoza

Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza

Departamento de Comunicación de General Motors España

Plataforma Logística de Zaragoza, PLA-ZA

AVALOR

J.I.P. Cortes de Aragón.

DISEÑO y MAQUETACIÓN: Empanadilla Studio S.L.

IMPRESIÓN:

ISBN:

DEPÓSITO LEGAL:

Índice

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Saluda Marcelino Iglesias Ricou . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

ARAGÓN es PYME . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Historia viva de Aragón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Los inicios de la actividad empresarial en Aragón . . . . . . . . . . . . 17

El metal abandera el crecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

El final del Sindicato Vertical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

El asociacionismo avanza en todos los frentes . . . . . . . . . . . . . . . . 47

La normalidad salva las crisis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

La empresa aragonesa en el tercer milenio . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

Nuevo talante ante una crisis anunciada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

El euro arrastra hacia la internacionalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

El optimismo lo inunda todo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

Las PYMES en busca de la Expo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

La presencia empresarial en la Expo 2008 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119

Hay vida fuera de la Expo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

Fechas en rojo en enero de 2009 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

Epílogo: 2010, un año sabático. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

Marcelino Iglesias Ricou

5

Es un honor para mí dirigirme a través de estas líneas a los socios de Cepyme-

Aragón y a todos los empresarios de la comunidad autónoma. En primer lugar,

quiero felicitarles por su aniversario. Indiscutiblemente, los empresarios de la

pequeña y mediana empresa habéis sido protagonistas de la transformación

que ha experimentado Aragón en las dos últimas décadas. La historia de esta

comunidad autónoma no podría escribirse sin la aportación de los miles de

pequeños y medianos empresarios que habéis impulsado la modernización de

nuestra economía y habéis propiciado, junto con los sindicatos y el Gobierno, un

excelente clima social.

El diálogo social es causa determinante de lo que hoy somos. Desde el primer

Acuerdo Económico y Social para el Progreso de Aragón, suscrito en el año

2001, hasta el más reciente, ratificado en septiembre de 2008, hemos perseguido

transversalmente objetivos comunes: el crecimiento económico y el progreso

social. El buen clima social es una de las señas que identifican a Aragón. Es un

valor añadido de nuestra comunidad autónoma y una ventaja competitiva para

atraer y desarrollar proyectos de futuro. En el actual marco de crisis mundial, el

Acuerdo Económico y Social para el Progreso de Aragón es, en definitiva, un eje

fundamental para la recuperación económica. De la misma manera, la figura de

las pequeñas y medianas empresas –mayoritarias en Aragón- son esenciales para

la recuperación.

El crecimiento económico durante las dos últimas décadas ha tenido en la

construcción y en la industria del automóvil dos de los principales ejes de la

actividad, del empleo y de las exportaciones. Sin renunciar a estos sectores, desde

el Gobierno estamos trabajando intensamente en la diversificación económica

y en el fortalecimiento de actividades en aquellos sectores que tienen un mayor

potencial y en los que podemos ser más competitivos como consecuencia de

nuestra situación geoestratégica o por la potencialidad de nuestros recursos

endógenos.

La Pequeña y Mediana Empresa, Historia viva de Aragón 30 años de CEPYME Zaragoza, 20 años de CEPYME Aragón

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Así, hemos apostado claramente por la logística, con una red de plataformas en

las tres provincias aragonesas, con Plaza a la cabeza, la mayor plataforma logística

del sur de Europa. De la misma manera, las energías renovables constituyen uno

de los vectores de futuro, y nos hemos marcado objetivos más ambiciosos que

los establecidos por la Unión Europea. Otro de los sectores en los que estamos

haciendo importantes esfuerzos es en la industria agroalimentaria, quizás

uno de los máximos exponentes de la pequeña y mediana empresa. El sector

agroalimentario sigue mostrando en esta etapa de dificultades un gran dinamismo,

lo que le convierte en un auténtico artífice para la vertebración y cohesión de

nuestro territorio. Asimismo, el turismo- que ya representa casi el 10% de nuestro

PIB- es uno de los sectores más activos en la creación de empleo. Conjugando

naturaleza, patrimonio histórico y medio rural vivo, hemos diseñado una oferta

innovadora.

A lo largo de los últimos años, hemos dado importantes pasos para consolidar la

proyección de Aragón en el exterior. Desde la Exposición Internacional de 2008

hasta la candidatura de Zaragoza-Huesca-Jaca y Pirineos para organizar los Juegos

Olímpicos de Invierno en el año 2022, pasando por la organización de otros eventos

internacionales como el Gran Premio de Aragón de Moto GP en Alcañiz.

Este espíritu emprendedor que nos ha movido a los aragoneses me permite tener

una gran confianza en el futuro. Superaremos las dificultades y, estoy convencido,

saldremos reforzados. En este camino, los pequeños y medianos empresarios

jugáis un papel fundamental. Por este motivo, reitero mi más sincera enhorabuena

a Cepyme-Aragón y a todos quienes habéis impulsado la organización empresarial

en los últimos 20 años.

Marcelino Iglesias Ricou

Presidente de Aragón

Aurelio López de Hita

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ARAGÓN es PYME

En los primeros años del pasado siglo, la capital aragonesa se iba adentrando poco

a poco en la era de la industrialización. Es entonces cuando aparecen y se van

consolidando unas pocas industrias notables relacionadas con la metalurgia, la

electricidad, material de precisión, la construcción de material móvil, productos

químicos y espejos y cristales. Las primeras industrias crecieron al calor de las

mejoras en las infraestructuras y del mejor aprovechamiento de las materias

primas. También entonces se desarrolla un importante movimiento de capital

que permite la creación de nuevos bancos y cajas de ahorro de sello aragonés que

vienen a favorecer la puesta en marcha de nuevas industrias.

En Aragón, según datos del ministerio de Economía, el 99% son pequeñas y

medianas empresas, de 0 a 249 asalariados. El número de grandes empresas está

algo por debajo de la media nacional: 0,11% frente 0,13% y el resto son empresas

que entran dentro de la categoría de medianas empresas es decir de 50 hasta 250

asalariados.

Ante estos datos resulta obvio señalar que las pymes configuran el tejido

empresarial en Aragón y que, al igual que sucede en el resto de España, son las

grandes creadoras de empleo y riqueza y, por lo tanto, parte activa en la mejora del

bienestar de la sociedad.

Las empresas nacen y se desarrollan en un entorno que las condiciona, pero

que, al mismo tiempo, se ve influido por ellas. Por lo tanto, uno de los elementos

más importantes es la participación de los empresarios en la construcción de la

sociedad.

En este marco, la importancia que han adquirido las organizaciones empresariales

en el entramado socioeconómico e institucional de la Comunidad Autónoma

Aragonesa y su carácter de referente para la sociedad y el propio colectivo

empresarial es fundamental. Es de obligado cumplimiento recordar que la

aceptación social de la figura del empresario ha sido también un gran logro


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del conjunto de las organizaciones empresariales. Ello ha hecho que la labor

empresarial sea atractiva para los jóvenes y los emprendedores, lo que es una

aportación social que va más allá de la propia figura empresarial.

Desde que las organizaciones empresariales nacieron en nuestro país, al calor

de la Constitución de 1978, se abrió un periodo de libertad en nuestro país en el

que las organizaciones sociales buscaron su consolidación y participación por la

vía de la democracia, el diálogo y la participación. En esos años, los empresarios

aragoneses, al igual que sucedía en el resto de España, se incorporaban libremente

a las organizaciones de base territorial o sectorial que se creaban en esos

momentos, convirtiéndose en el germen de las actuales asociaciones empresariales

aragonesas.

Actualmente, las organizaciones empresariales han adquirido un protagonismo

innegable en el desarrollo de la actividad socioeconómica e institucional en

Aragón. Su carácter de referente empresarial, su función como creadoras de

opinión, su configuración como instrumento de participación de los empresarios

en la construcción de la sociedad y su utilidad como herramienta de ayuda a las

empresas en su gestión diaria son reconocidos por instituciones, sindicatos y

sociedad en general.

En Aragón, la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa Aragonesa

es la organización representante y referente de las pymes y junto con CREA, se

convierte por Ley en la organización empresarial referente e interlocutor válido

con las administraciones públicas

Pero además, CEPYME Aragón es la voz de las pequeñas empresas y representa

su voto en comisiones organizativas, consultivas y ejecutivas tanto oficiales

como sociales, donde se analizan y toman decisiones en materias económicas,

universitarias, educativas y culturales, entre otras muchas, que afectan al desarrollo

de las pymes y repercuten en su integración e influencia en la sociedad. Asimismo,

como interlocutor social, trabaja intensamente en la defensa de los intereses

de estas empresas con propuestas y acuerdos junto al Gobierno de Aragón y los

demás agentes sociales.

Como organización defensora, interlocutora, voz y ayuda de las pymes,

necesitamos estar pegados al terreno. Para ello contamos en todo momento con

las aportaciones de las asociaciones de pymes de Zaragoza, Huesca y Teruel, así

como con el esfuerzo de las asociaciones empresariales comarcales que han ido

naciendo y trabajan con intensidad en el nuevo orden que marcan las comarcas.


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Además, para conocer con exactitud las necesidades de los pequeños y medianos

empresarios nos apoyamos en una amplia red de organizaciones empresariales

que abarcan más de un centenar de sectores diferentes. Desde la más numerosa,

la Federación de Empresarios del Metal, hasta las asociaciones de empresas

de seguridad, de enseñanza, construcción, talleres de reparación, más de

30 asociaciones de comercio, fontanería, pintores, instaladores electricistas,

transportistas, de hostelería y turismo, taxistas, pasteleros, agricultores y otras

muchas con las que se abarca casi la totalidad de profesiones y actividades

económicas que se ejercen en nuestra comunidad autónoma.

Con todas ellas, CEPYME Aragón integra más de 200 organizaciones empresariales

que representan a unas 25.000 pequeñas y medianas empresas. Para CEPYME

adaptarse permanentemente a las necesidades de las empresas es totalmente

necesario para poder desarrollar nuestra labor. Ello requiere visión de futuro,

flexibilidad, innovación y el esfuerzo de todos para alcanzar el éxito.

Para ayudar a las pequeñas y medianas empresas en este complicado pero

gratificante camino de futuro, CEPYME contempla diferentes líneas de actuación

que buscan potenciar la modernización tecnológica, la formación de los

trabajadores, la inversión en I+D+i, la adecuación de los marcos laborales y fiscales

a las nuevas exigencias, la apertura de mercados exteriores y la adecuación de las

estructuras de gestión y producción en las propias empresas.

En todos estos ámbitos, las organizaciones empresariales, en concreto CEPYME

Aragón, debe ser la voz de los empresarios, pero, además, debe ser un instrumento

eficaz que sepa adaptarse constantemente no sólo a las demandas puntuales de

las empresas que desarrollan su actividad en un entorno altamente competitivo,

sino, y sobre todo, adelantarse a sus necesidades futuras.

Me gusta recordar siempre que la defensa de los intereses de las pequeñas y

medianas empresas, la unidad de los empresarios, la promoción de las vocaciones

empresariales, la mentalidad innovadora y el diálogo con los demás agentes

sociales y administraciones públicas, para trabajar por el desarrollo

socioeconómico de Aragón, son objetivos principales de la organización

que me honra presidir.


Presidente de CEPYME-Aragón y CEPYME-Zaragoza

Introducción

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Historia viva de Aragón

Según se miren, treinta años o no son nada o pueden ser la quintaesencia reducida

de la historia de una sociedad.

Las tres décadas de vida del asociacionismo de las pequeñas y medianas empresas

aragonesas son el fiel indicador de las esperanzas, frustraciones, fortalezas,

oportunidades, coyunturas eufóricas, ciclos bajistas por las que ha transitado la

historia económica de la Comunidad de Aragón.

Con el objetivo de concentrar todas ellas en un librito que actualizase la memoria

de quienes fueron actores de los cambios o sus destinatarios directos, encaré la

invitación que me hizo la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa de

Aragón para discurrir por los hitos destacados desde 1977 hasta nuestros días.

Aparte de la amistad personal que me une con todos sus dirigentes, me avalaba

en esta iniciativa apasionante el hecho de que, en el ejercicio de mi profesión de

periodista económico, fui testigo directo de los primeros pasos del movimiento

asociativo empresarial y estuve presente en los singulares actos en los que se

alumbraron las federaciones y confederaciones que hoy son frutos granados.

Cuando hablo de ellos no hablo desde las aportaciones documentales, sino de mi

testimonio directo


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Mi privilegiada atalaya profesional me permitió ser espectador privilegiado del

cambio en las instituciones públicas y de las asociaciones empresariales que

siguieron a la disolución del antiguo régimen. También, a través de las páginas

de Heraldo de Aragón fui dando testimonio directo de la marcha de la economía

aragonesa y de sus efectos sobre la vida real.

Con todos esos materiales he compuesto este librito cuyas ilusiones seguro que

superan sus contenidos y su expresión. Su recorrido va desde los azarosos años

de reposición de la democracia y las instituciones democráticas entre las que se

encontraban las organizaciones empresariales, hasta ahora cuando los españoles

y los aragoneses tenemos asumido y hecho carne de nuestra carne cual es la forma

en la que queremos solventar nuestras diferencias de pensamientos y convicciones

políticas.

La Confederación de Pequeña y Mediana Empresa Aragonesa nacía en momentos

de relativa bonanza económica, propiciados por los planes de estabilización

y desarrollo que se habían aplicado en España y que dinamizaron la actividad

económica.

Paralela con estos cambios políticos y sociales, la historia de CEPYME transcurre

entre los años en los que la empresa aragonesa hacia sus primeros ensayos de

internacionalización hasta su consolidación como gran referencia mundial

atesorada durante la celebración de la Exposición Internacional 2008; cuando

emergían nuevos sectores productivos de la industrialización moderna, hasta

estos últimos años en las que las pequeñas empresas están convencidas de la

fuerza que supone la investigación y la innovación tecnológica. Después de

30 años de esfuerzos, los servicios y la formación que ha aportado CEPYME, el

respeto a la figura del empresario que ha fomentado entre la sociedad aragonesa,

su acercamiento a los problemas de esa sociedad, su capacidad de diálogo

y mediación y su acercamiento a la sociedad, el especial respeto que estos

empresarios han tenido por sus trabajadores y las organizaciones sindicales que

les aglutinan han servido para consolidar su marcha y reforzar su presencia.

En todos los países y regiones se creen que la pequeña y mediana empresa es la

diosa que provee de riqueza a un país, menos en Aragón, que lo es de verdad. No

se trata solamente de que las PYMES supongan en Aragón casi el 90 por ciento

de la fuerza laboral de esta comunidad, sino que ellas han aportado iniciativa,

Introducción

15

flexibilidad, serenidad y consenso al diálogo de los agentes sociales. Estas

empresas son la sensitiva fiel para detectar la llegada de una crisis y son las que se

adelantan a sugerir las soluciones viables para salir de ellas. En sus 30 años de vida,

CEPYME ha vivido tres situaciones recesivas, en 1981 en 1992-93 y, posiblemente

la más dura, la que se inició en el tercer trimestre de este 2007 y en la que nos

encontramos inmersos y que ha hecho desaparecer miles de pequeñas empresas y

autónomos. Después de todas y cada una de estas situaciones de crisis, la pequeña

y mediana empresa ha conseguido recuperar su dinamismo, su flexibilidad, su

compromiso social y su ánimo emprendedor.

Para legitimar este título de nobleza no tenemos más que recodar que Zaragoza

fue la cuna de donde partió todo el movimiento el asociacionismo de la pequeña

y mediana empresa española. Allá en el mes de diciembre de 1977, en los salones

del Hotel Corona de Aragón daba sus primeros pasos la Confederación Española

de Pequeña Y mediana Empresa, que tomó cuerpo legal en un acto multitudinario

celebrado en el Teatro Fleta. Ya desde aquellos lejanos momentos, Zaragoza se

convertiría en la referencia obligada al hablar del movimiento empresarial de

pequeña y mediana empresa.

Este libro quiere ser un homenaje a todos los pymempresarios que han sacrificado

su tiempo y sus recursos por emprender y crear puestos de trabajo, a las instituciones

públicas que han sabido comprender sus ilusiones y sus debilidades, a las personas

que con su inquietud y vocación social hicieron posible el alumbramiento y el

desarrollo de las organizaciones empresariales en estos 30 años apasionantes.

Ángel de Uña y Villamediana

Periodista

Zaragoza, mayo de 2010

Capítulo 1 - Los inicios de la actividad empresarial en Aragón

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CAPÍTULO 1

Los inicios de la actividad empresarial

en Aragón

Podíamos hablar de actividades industriales en Aragón mucho antes de que llegase

la era de la industrialización como espacio histórico. Pero nuestro propósito no es

hablar de actividades productivas, sino de describir como se ha desarrollado el

proceso asociativo de las empresas, para lo cual se hace indispensable analizar

la marcha de las empresas industriales o comerciales, que superasen el formato

gremial existente en la Edad Media. Para los objetivos de este librito que tiene

entra las manos, entendemos por industrialización el sistema de producir bienes

de consumo en el modo de producción capitalista y posterior.

Solamente podemos hablar de asociacionismo empresarial desde finales del siglo

XVIII, proceso que se consolida a lo largo del siglo XIX, que es cuando se produce

el tránsito desde el sistema gremial al sistema de producción capitalista.

El proceso de asociación tiene distintos motivos y etapas. Según Miguel Ángel del

Prado, documentalista de CEPYME, “en un primer momento, una vez conseguida

la libertad de industria, los empresarios se organizan en defensa de sus intereses

como productores en torno a la pugna entre librecambismo y proteccionismo”.

Pero ha de ser ya en los comienzos del siglo XX, con el agravamiento de la cuestión

social cuando el asociacionismo empresarial toma una mayor entidad, naciendo las

“organizaciones patronales” para defender los sus intereses frente al movimiento

obrero. “La defensa de los intereses económicos empresariales –resume Miguel

Ángel del Prado- así como frente al movimiento obrero marcan la actividad de las

primeras organizaciones empresariales”.


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En este primer tramo de la era de la industrialización, la concentración empresarial

no se distribuye por igual en todo Aragón. El nacimiento de la actividad empresarial

se reduce a aquellas áreas con mejores recursos naturales y mejor comunicadas de

la región.

El tren fue ya en los inicios del siglo XIX uno de los fundamentos del crecimiento

de la actividad económica, igual que lo ha sido en los primeros años del siglo XXI.

La primera y más extensa y profunda renovación urbanística de Zaragoza tuvo

lugar con la llegada del tren a la capital en los años 60 del siglo XIX y lo ha vuelto a

ser en 2003 con la llegada del AVE que ha impulsado el nacimiento de nuevas áreas

urbanas y la dinamización de actividades comerciales.

La instalación en los inicios del siglo XIX la conexión de Zaragoza con otros núcleos

industriales, principalmente Barcelona, fue el motor del despegue industrial de la

capital del Ebro.

La llegada del tren determinó la diversificación productiva de esta región, que

había estado casi monopolizada por la actividad agraria o, a lo más agroindustrial.

“Este contexto –dice Germán Zubero- favoreció la creación de un capital mercantil

autóctono, que dinamizó la escueta estructura societaria mercantil, muy

concentrada en Zaragoza”.

Fue en la segunda mitad del ochocientos cuando nace una actividad netamente

empresarial, desbordando la estructura del pequeño industrial individual. A

finales del ochocientos, entre el 6 y el 7 por ciento de las sociedades creadas en

Aragón eran Sociedades Anónimas, aunque ya suponía más de la mitad del capital

societario inscrito. Reitera el profesor Luis Germán que, en definitiva, “se trataba

de una pequeña presencia societaria , protagonizada por pequeñas sociedades

mercantiles de tipo personalista”. Se trataba de un incipiente tejido industrial,

formado por empresas de baja capitalización y alto grado de autofinanciación,

que duraban normalmente lo que vivía su fundador o gestor empresarial. Eran

momentos en los que los empresarios notables que emergían en la sociedad

aragonesa eran personas que diversificaban sus inversiones en distintas actividades,

comercial, industrial y agrícola. Un ejemplo fue José Arias, financiero que vivía en

Zaragoza, perteneciente a una familia navarra de abolengo y que fue casi al mismo

tiempo presidente de la Casa de Ganaderos y fundador del Círculo Católico de

Obreros y Comerciantes, lo que revelaba la polivalencia de sus ocupaciones.

Otro ejemplo de la época fue Juan Bruil , descendiente de una familia bearnesa

que fue creador del primer banco de Aragón, la Caja de Descuentos de Zaragoza

que en 1856 se transformó en Banco de Zaragoza. Bruil, que fue Ministro de

Hacienda, hizo en 1853 un proyecto para un ferrocarril por Canfranc y un estudio


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sobre navegabilidad del Ebro. Fue un gran terrateniente que en sus tierras realizó

proyectos agronómicos.

Mediados los años ochocientos, comenzaba a apuntarse un fenómeno demográfico

que se ha mantenido 150 años después: el crecimiento de la ciudad de Zaragoza

frente a la pérdida de habitantes en la provincia de Teruel, sobre todo, y en menor

medida en la de Huesca. Entre le censo de 1860 y el realizado diez años antes, la

capital había crecido en más de 6.300 personas. En 1860, esta ciudad contaba con

72.400 habitantes en números redondos. Era una sociedad joven, con tres cuartas

partes de sus habitantes con menos de 40 años. Zaragoza disponía ya de capital

humano para vincularlo al capital financiero y comenzar una nueva singladura en

los procesos de industrialización y consolidación de un sector terciario.

Faltaban unas adecuadas infraestructuras. Solo el camino general de Madrid a

Barcelona tiene una cierta entidad, mientras que el resto no pasan de ser malos


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caminos. Este déficit de infraestructuras dificultaba la comercialización de lo que

sobraba en nuestros campos. Los ilustrados de la época ya demandan nuestras

infraestructuras, especialmente con Francia, primera aparición del eje norte-sur.

Incluso un procer de la época, Nicolás Malo, defiende la posibilidad de crear un

ferrocarril entre Madrid y París pasando por el centro del Pirineo.

El momento casi era de total especialización en la actividad agraria, especialmente

la vinculada a los cereales. La primera manifestación de un proceso industrial y la

primera locomotora de la economía aragonesa fueron los molinos harineros. Dice

Hormigón que “los constructores y reparadores de molinos eran considerados,

junto con los relojeros y metalúrgicos, como los artesanos directos antecesores de

los ingenieros modernos”.

Junto con la industria alimentaria, la actividad textil también dinamizó el

sector industrial y a los que se unieron distintas instalaciones de cordelería y

papeleras, en cuyas actividades Zaragoza llegó a ser una notable concentración

de profesionales y establecimientos. Cierto que su potencial industrial no era ni

parecido al de algunas poblaciones inglesas, pero ya había un ligero despegue y

la ciudad comenzaba a mostrar una diversificación en su actividad, cosa que no

ocurría en otras poblaciones de Aragón.

Es precisamente en estos años cuando debió de llegar a Zaragoza el ingeniero

francés Antono Averly, experto en maquinaria y metalurgia, y cuando se proyectan

y construyen varios tramos del ferrocarril a Madrid y a Barcelona. Todo ello debió

de contribuir a que naciese en la ciudad, en los montes de Torrero, la primera gran

industria regional: la Sociedad Maquinista Aragonesa.

EL PASO DE SIGLO

Todos estos cambios no habían conseguido hacer de Zaragoza una gran ciudad

con un diversificado tejido industrial. Por supuesto que era la mayor capital de

Aragón y el único núcleo poblacional con significativa actividad empresarial.

Cuando se pasa del siglo XIX al siglo XX, la actividad industrial alrededor de esta

ciudad sigue estrechamente vinculada con el medio agrario. En las zonas más

ricas del Valle del Ebro que, además, son las que atraviesan las incipientes redes

ferroviarias, son la base para la creación de un complejo agroalimentario que, con

el cambio de siglo, pone en marcha un proceso de industrialización basado en el

sector alimentaria.


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El principal complejo es el remolachero-azucarero-alcoholero precisó de una

incipiente industria de bienes de equipo, que creó un foco industrializador y

que consolidó un proceso de asalarización. Según Luis Germán, “la ciudad de

Zaragoza, la más evolucionada en ese sentido, la población asalariada suponía ya

la mitad de la población activa de su sector secundario y del comercio.

Este complejo agroindustrial fue atractivo para el capital aragonés que acudió con

fuerza a la financiación del incipiente despegue industrial de Aragón,

Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX se produce un fuerte

crecimiento de población tanto en Aragón como en Zaragoza. El último censo del

siglo certificó que la población de Aragón era de 913.000 personas y que la ciudad

de Zaragoza llegaba a los 100.000 habitantes. Entre los censos de 1860 y 1900, la

capital había crecido en 26.000 habitantes.

Las infraestructuras, tan vitales para al desarrollo empresarial, crecían a un ritmo

a un ritmo más moderado. Pero lo que fue decisivo en aquellos momentos para

el devenir empresarial fueron los cambios en educación y formación. Un órgano

de comunicación empresarial de aquellos años, alertaba sobre las carencias

existentes en los aspectos culturales y técnicos.

La sociedad y las instituciones dieron respuesta a esas carencias. En la separación

de los dos siglos creció el número de niños y niñas que acudía a las escuelas

primarias y comenzaron a funcionar centros de formación profesional. La Escuela

de Comercio, la de Artes e Industria, (que se había llamado de Artes y Oficios)

sirvió para la instrucción profesional de maquinistas, peritos eléctricos, mecánicos

y aparejadores. “Fue el inicio institucional de la preparación para la industria de

muchos jóvenes zaragozanos” afirma Mariano Hormigón.

Finalmente, los estudios universitarios existentes en Zaragoza también crecieron

en alumnos matriculados, especialmente la Facultad de Ciencias, como respuesta a

la implantación de las primeras industrias científicas, como la Industrial Química,

Tudor y la docena de azucareras que había en Aragón.

Los años finales del siglo XIX y los primeros del siglo XX sirvieron para la

consolidación de Zaragoza, como concentración industrial, mientras que el resto

de Aragón juega un papel de acompañante, con las excepciones de aquellas

comarcas en las que había una alta producción agraria o en las nacientes

poblaciones del Prepirineo, como Sabiñánigo y Monzón donde la proximidad de

saltos hidroeléctricos, concentró una incipiente industria química, que era una

gran consumidora de electricidad.


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En este contexto económico, ell incipiente asociacionismo empresarial tiene un

doble objetivo: defender los intereses profesionales de determinados gremios y, el

más activo, presentar cara a las demandas sociales que veían respaldadas por un

sindicato nacido en 1910 en Barcelona, la Confederación Nacional del Trabajo.

La CNT se convirtió pronto en el primer sindicato obrero aragonés. Para hacerle

frente al sindicato anarquista, se creó la Federación Patronal en el que se

encuadraron algunos gremios de empresarios. Fuera de esa federación quedaban

muchas actividades con fuerte presencia en los censos industriales de Aragón,

como eran las azucareras o loas harineras, que entonces constituían las ramas

productivas con más número de empresas, extendidas además por todo el

territorio aragonés.

También nació el Sindicato de Comerciantes, volcados en la defensa de los intereses

específicos de determinado gremios. Los comerciantes fueron beligerantes

especialmente en la protestas con las empresas de ferrocarriles que habían

establecido tarifas de transporte inasumibles por los industriales de entonces.

El primer tercio del siglo XX fue de elevado nivel de violencia en las calles, con

asesinatos en la calle, a pesar de lo cual el tejido industrial y comercial de Aragón

se fue haciendo más extenso y más tupido. En 1933 se celebra la Iª Conferencia

Económica Aragonesa en cuyas actas se encuentran un buen número de

comunicaciones de los empresarios.

Dice Luis Germán, que “en este contexto de crecimiento económico se vinculó a

una creciente presencia de las sociedades anónimas, que no eran incompatibles

con la empresa familiar, siendo todavía muy escasas las empresas de tipo gerencial”.

Dice Germán que en este periodo de tiempo, entre 1900 y 1935, ”la formación de

capital en Aragón representaba sólo el 1,8 por ciento del capital suscrito en España

y estaba muy concentrada en Zaragoza, que acaparaba el 86 por ciento del toral

aragonés”. El caso es que en aquellos años Zaragoza se situaba ya entre la quinta

y la séptima posición entre las ciudades españolas en domiciliación societaria.

Atendiendo a los sectores empresariales, el principal era la Alimentación, que

estaba seguida por el sector eléctrico.

Con ello, se cerraba una etapa llena de convulsiones que dio paso a la Guerra

Civil Española y a una larga postguerra, que son los preludios del asociacionismo

democrático.


23

LOS AÑOS CRÍTICOS 1930-1960

Pero aún quedaban por pasar los periodos más críticos de la moderna historia

de España, en los que la sociedad española tuvo que sortear los horrores de una

Guerra Civil y las penurias de una postguerra.

Los años críticos que van desde 1930 a 1960, contemplados desde la óptica

empresarial mostraron una paradoja: expansión durante el periodo bélico y

depresión en los años inmediatamente posteriores. Para el seguimiento de esa

trayectoria empresarial, los historiadores tuvieron una fuente informativa de

primer nivel: los informes anuales que hacía la Cámara Oficial de Comercio e

Industria de Zaragoza titulados “Desarrollo industrial y mercantil en la provincia

de Zaragoza”. Aunque algunas de sus apreciaciones pudieron caer en visiones

partidistas (cosa no extraña tratándose de las posiciones extremas en que se debatía

la vida española), fue una publicación que nos ha permitido hacer un seguimiento

minucioso de la marcha de las empresas en aquellos críticos momentos.

Esa información nos acercó al nacimiento de los primeros movimientos para el

encuadramiento empresarial, durante la Guerra Civil, fomentados directamente

por Falange Española. La antigua Federación Patronal se incorpora a la Central

de Empresarios Nacional Sindicalista y se forma la única asociación empresarial

durante el periodo bélico.

En términos generales, los historiadores económicos afirman que la Guerra

representó una inyección de actividad, sobre todo en el sector metalúrgico e

incrementó la formación profesional de jóvenes y mujeres que tenían que cubrir

los puestos de trabajo que dejaron vacantes las personas que se incorporaron al

Ejército.

Muchas empresas se militarizaron para abastecer a los planes de guerra, lo que

supuso tener una demanda asegurada y, en muchos casos, la exclusividad de

algunos suministros de materias primas.

No fue sólo el metal, sino otros sectores los que experimentaron un avance “por

necesidades de la Guerra”. El sector de la madera mostró todo su empuje para

suministrar embalajes, igual que tuvo que hacer el sector textil para equipar el

Ejército. Muchas fábricas asentadas en poblaciones intermedias de Aragón, como

La Almunia, Ainzón o Tarazona alcanzaron importantes cantidades de tejidos

destinados a los combatientes. También la industria del cuero, poco sólida al

comienzo de la Guerra, tuvo que realizar un importante esfuerzo para producir

calzado. El informe de la Cámara fija en dos mil pares diarios de borceguíes la

producción de las fábricas de Zaragoza.


24

Cuando estalló la paz, llegaron otros problemas, haciendo difícil la transición hacia

la normalidad. Uno de los informes de la Cámara afirmaba: “Nos encontramos

frente a un periodo de desconcertante anormalidad, en la que la marcha de los

negocios no ha podido desarrollarse de una manera regular y cuyos resultados no

pueden ser excepcionales”.

Los principales problemas fueron los de escasez de materias primas, cuya

distribución se hizo por cupos. La industria, sobre todo la metalúrgica, se resintió

con el final de la Guerra. Existía entonces en Zaragoza 218 talleres metalúrgicos

que daban trabajo a 6.600 personas, dos mil más que al comienzo de la guerra.

Desde Zaragoza se abastecía a la industria vasca, de Asturias y Galicia, incluso a

Cataluña.

La situación iba avanzando en algunos logros sociales para los trabajadores. En

1940, un Decreto del Ministerio de Trabajo fijaba obligatoriamente seis días de

vacaciones anuales para todo el personal laboral. Otro Decreto posterior establecía

la obligación de pagar siete días a la semana por cada seís trabajados. El Ministerio


25

de Industria establecía la obligatoriedad de crear escuelas de aprendices en

todas las industrias con más de 500 trabajadores, con la finalidad de renovar las

plantillas.

Se amplió la Escuela de Comercio y Zaragoza fue la primera ciudad española que

organizó un certamen comercial. La Feria de Muestras de Zaragoza fue la primera

declarada nacional al finalizar la Guerra y, desde entonces se ha venido celebrando

ininterrumpidamente durante 68 ediciones.

La normalidad tardó en llegar. En 1945 terminó la Segunda Guerra Mundial y un

año después comenzó la presión y el aislamiento internacional, que contribuyó

a crear una autarquía y que desemboco en dificultades para incorporarnos al

comercio internacional.

Cierto que la autarquía permitió consolidar algunos núcleos industriales, entre

ellas algunas ramas industriales de Aragón, como fueron los sectores del calzado y

del textil. Pero en general se asistía a un visible deterioro económico. El recurrido

informe de la Cámara de Comercio e Industria hace públicos los datos de sus

censos de comerciantes e industriales que debían estar obligatoriamente inscritos

en los mismos. El número de industriales y comerciantes que tuvo un crecimiento

ininterrumpido hasta 1940, acorde con el incremento de población, se estanca en

1948 y decrece en 1949.

La estructura empresarial es de pequeña y mediana empresa. Según el Informe de

la Cámara de Comercio e Industria, en Zaragoza había 9.339 empresas, con 60.300

trabajadores y en la provincia 6.783 empresas que empleaban a 6.800 trabajadores.

Esto quiere decir que la media era de menos de siete trabajadores en la capital y de

menos de cinco en la provincia. Un minifundismo industrial.

Hacia 1950 se produce un cambio en la situación. Uno de los gobiernos de Franco

consiguió introducir a España en algunos organismos internacionales. El año 1951

se considera un año crucial en el que comienzan a detectarse algunos movimientos

sociales y el inicio de un proceso de modernización del entramado empresarial..

El agotamiento del marco autárquico, se vio acompañado por al nacimiento de

una nueva normativa sobre urbanismo, que facilitó el avance del sector de la

construcción, verdadera “locomotora” de otra seria de actividades.

Todo culmina en el año 1959 con el Plan de Estabilización, que significa el final

de una ordenación económica presidida por la tutela y la intervención estatal que

había comenzado con la Guerra Civil, en 1936.

Es un momento crucial en la historia económica de España y de Aragón.


26

Capítulo 2- El metal abandera el crecimiento

27

Capitulo 2

El metal abandera el crecimiento

A mediados del siglo XX se produce la etapa de mayor crecimiento productivo en

Aragón, aunque hay que tener en cuenta que ese crecimiento era notoriamente

menor que el crecimiento que se experimentaba a nivel nacional. Eran momentos

de fuerte impulso de la actividad económica. El Valor Añadido Bruto de Aragón

creció entre 1955 y 1975 a una media del 5 por ciento, algunas décimas menos que

el 5,6 que fue el crecimiento experimentado a nivel nacional.

Algunos historiadores, como Luis Germán, apuntan un dato distintivo de esa

época: los cambios estructurales que se producen en la empresa aragonesa. Es

el momento en el que se produce la mayor sangría de población y empleo en el

medio rural y en la actividad agraria, que es transferida al sector industrial y a los

Servicios.

En 1950, el empleo en el sector agrario suponía el 50 por ciento del total. En

1975m ese porcentaje se había quedado reducido al 26,2 por ciento. En ese mismo

periodo de tiempo, el sector industrial pasaba de significar el 18,5 por ciento al 29

por ciento del empleo total.

Es el momento en el que la ciudad de Zaragoza comienza a rentabilizar su

posición geográfica. La actividad industrial, polarizada sobre todo el sector

de bienes de equipo y material de transporte, crece significativamente en el

cuadrante nororiental de España, lo que impulsa el relanzamiento de Zaragoza y

de todo Aragón. “Ello abrió a la industria aragonesa, cada vez más concentrada en

Zaragoza –dice Luis Germán- unas nuevas ventajas de localización especialmente

en el desarrollo e una industria auxiliar metalúrgica que aparecía muy vinculada a

otros centros industriales a través de un proceso de difusión industrial”.


28

Zaragoza avanzaba por el camino de la especialización metalúrgica, mientras

que se producía una caída de la industria agroalimentaria, reformada por el

desmantelamiento del sector azucarero.

Era una nueva etapa económica que servirá para especializar a la capital en el

sector del metal pero que, al mismo tiempo configuraba una nueva estructura del

sector empresarial caracterizado, según Luis Germán, por un destacado aumento

de las pequeñas y medianas empresas, pérdida de peso empresarial domiciliado

en Aragón, creciente participación de capital foráneo.

Al mismo tiempo, esta nueva especialización y vinculación foránea hacía más

abierta e interdependiente la economía aragonesa. Todo ello acompañada de

una nueva manifestación: la concentración de la producción en la ciudad de

Zaragoza.

Igual que ocurría en toda España, aunque en Aragón con más fuerza, la actividad

industrial se fortalece como sector prioritario. La fabricación de productos

metálicos y maquinaria concentra en Zaragoza el mayor número de empresas. En

1975, el sector del metal suponía ya el 25 por ciento del valor de la producción

industrial de Aragón.

Era los momentos en los que ya apuntaba la presencia del subsector del material

del transporte, que luego fue decisivo para que en los años 80 se estableciese en

Figueruelas la planta automovilística de General Motors.

Zaragoza era en aquellos momentos la sexta provincia española en producción

industrial.

Ese vivían los últimos momentos de la autarquía económica. El nacionalismo

autárquico, que nació después de la Guerra Civil no podía continuar. De hecho,

en los años finales de la década de los 50, la evolución del valor de la producción

de las grandes empresas aragonesas de la época, como Alumalsa, Caitasa, Criado

y Lorenzo, Giesa, Laguna de Rins, La Montañanesa, Maquinista y Fundiciones del

Ebro o Talleres Florencio Gómez era regresiva.

Plan de Estabilización

Dos acontecimientos importantes desde el punto de vista económico se producen

en estos momentos: el Plan de Estabilización y la designación de Zaragoza y otras

poblaciones del entorno como Polos de Desarrollo Industrial.


29

El Plan de Estabilización, fechado en 1959, ocasionó una gran conmoción y

zozobra en sus dos primeros años de vigencia, a los que siguieron años de euforia

y tasas de crecimiento de la producción próximas a los dos dígitos. Con el Plan de

Estabilización se podía dar por cerrado el aislamiento internacional que trataba de

asfixiar al régimen franquista. En los dos primeros años de su aplicación se acusó

un descenso en la producción industrial de Zaragoza y Aragón pero, en 1961, solo

dos años después de su promulgación, se habían remontado las recesivas cifras

iniciales, había mejorado el nivel de producción superando los indicadores de

1958, el año anterior al Plan de Estabilización.

En los primeros años del Plan de Estabilización, su influencia sobre el sector del

metal fueron muy negativos y duros. Algunos historiadores, como Hormigón,

apuntan que en aquellos momentos, “algunos empresarios optaron por enrocarse

en la cautela ante un incierto futuro que se abría con la desaparición del

paternalismo autárquico de los años 40 y 50”. Este aislamiento tuvo una negativa

incidencia en el sector de máquinas herramientas, en las que Zaragoza tenía un

importante elenco de industrias. La contracción en los pedidos de este subsector

no tardó en trasmitirse a otros, como el de las fundiciones. La acomodación a una

nueva normativa comercial promulgada ocasionó generó dos años de pesimismo

y falta de actividad.

Tampoco fueron buenos años para la industria electrónica “La apertura de

las importaciones de aparatos –dice Hormigón- dejó al descubierto la falta

de competitividad de este sector en España. Por el contrario, la industria del

plástico saldó con éxito estos dos años duros para la economía zaragozana y

aragonesa. El crecimiento de la actividad se hizo de la mano de la innovación

tecnológica. Muy pocos sectores, como el del plástico se puede decir que

han apoyado históricamente el crecimiento en la mejora tecnológica, en el

desarrollo y la innovación”.

Todo cambió en poco tiempo. Dos años después de promulgarse el Plan de

Estabilización, comenzó un periodo de recuperación económica, en un marco

de euforia que despertó el entusiasmo emprendedor. Es el momento en el que la

generación que había creado empresas al finalizar la Guerra Civil, ha llegado a una

edad de jubilación y cuando aparecen en el panorama industrial algunos jóvenes

empresarios que después liderarán el asociacionismo empresarial, con la llegada

de la democracia.

Otro impulso emprendedor fue cuando en 1962, el Gobierno español, aún a

sabiendas de las dificultades políticas que lo hacían inviable, solicitó el ingreso de

nuestro país en el Mercado Común.


30

A pesar de la solicitud tenía mucho de voluntaristmo, creó un ambiente eufórico

en el mundo empresarial. Los países que entonces componían el espacio europeo

vivían en los inicios de los años 60 un momento de reactivación económica, con

una febril actividad industrial y un fuerte incremento de las inversiones en fijo

inmovilizado que arrastró en su expansión a la notable industria de bienes de

equipo instalada en Zaragoza y con ella a los subsectores que la proveían.

Realmente, el Plan de Estabilización y la apertura que trajo consigo generó dos

años de contracción, pero inmediatamente engendró entusiasmo emprendedor.

También atrajo industria foránea, de forma que comenzó a ser frecuente que

nombres de empresas francesas y alemanas apareciesen en los polígonos

industriales de Zaragoza y Aragón.

En 1961, una vez pasados dos años del “traumatismo” causado por algunas normas

dictadas en el Plan de Estabilización, la economía había recuperado las altas tasas

de crecimiento de finales de los años 50.

Los cambios que puso en funcionamiento el Plan de Estabilización toparon con

unas estructuras empresariales y sindicales, agrupadas en el sindicalismo vertical,

que tenían nula operatividad en la negociación de los convenios colectivos. La

misma sensación de euforia empujó a que algunas propuestas plentadas por la

parte social fuese totalmente desorbitada, como algunos incrementos salariales

que se solicitaban por encima del 50 por ciento.

Estaba meridianamente claro que las estructuras representativas no estaban a

la altura que requería a apertura que trajo el Plan de Estabilización y los ensayos

internacionalistas que se alumbraron con la solicitud española para formar parte

del Mercado Común Europeo.

EL POLO

Solo faltaba el impulso que a la ciudad daría el ser designada como Polo de

Desarrollo Industrial. Fue una decisión política que aportó una aceleración

suficiente para dar aliento a la economía zaragozana y aragonesa.

En enero de 1964 se aprobó el Polo de Desarrollo de Zaragoza. La declaración

de Polo de Desarrollo conllevaba el acceso a beneficios económicos, fiscales y

crediticios a todas las empresas que se instalasen en determinadas áreas.

Esta ciudad era una de las poblaciones de capacidad intermedia en las que se

quería asentar el desarrollo. Todos los polos españoles nacieron “pareados” con


31

dos poblaciones en los extremos, como La Coruña-Vigo ó Valladolid-Burgos. La

excepción fue Zaragoza que no tuvo en el otro extremo un núcleo industrial con el

que tender un corredor industrial. Años más tarde, se dio la calificación de áreas

de preferente localización industrial al Polígono de Malpica-Santa Isabel, “La

Charluca”, en Calatayud, y “Valdeferrín” en Ejea de los Caballeros.

Los principales efectos se produjeron en la aparición de abundante suelo

industrial en cantidad suficiente para consolidar una vocación industrial para

esta capital y dinamizar una corriente de inversión. En los dos años siguientes a

la declaración de Polo de Desarrollo, las cifras económicas de Zaragoza crecieron

de forma exponencial. Se generó un espectacular impulso empresarial. Según

Hormigón, en los dos primeros años, las empresas acogidas a la designación de

Polo de Desarrollo habían invertido 10.000 millones de pesetas para crear 5.000

puestos de trabajo. Cuando la vigencia del plan había finalizado, el número

de empresas acogidas había ascendido hasta 137, con una inversión de 14.000


32


33

millones de pesetas y la creación de más de 10.000 empleos. No se trataba de

industrias nuevas, sino que eran en su mayoría empresas ya existentes que, con

el cambio de ubicación tomaron decisiones de innovación y cambio tecnológico,

modernizando los edificios y los equipos de producción, cosa que no podían hace

cuando estaban alojadas en el centro urbano de la ciudad.

Coinciden los historiadores económicos en reseñar que el Polo generó una

nueva mentalidad emprendedora y afectó beneficiosamente a todos los sectores,

especialmente al del metal. Una excepción: la industria azucarera que comenzó a

emigrar al sur de España.

Primer aviso

Pero tampoco esta etapa tendría una consolidación muy duradera. Es cierto que

en el periodo de tiempo que va desde 1961 a 1967, muchas empresas del sector

del metal duplicaron sus activos y se puso en marcha una industria auxiliar del

automóvil que luego sería decisiva para atraer inversiones de una industria de

cabecera.

Era un contexto empresarial protagonizado por las pequeñas y medianas empresas,

lo que explica el porqué el movimiento asociativo que comenzó en 1975, los

procesos en el metal y en las PYMES se superpusiesen de forma que en muchos

casos se alentaron mutuamente. En poco tiempo las empresas del sector metal

fueron ganando presencia en el listado de las mayores empresas de Aragón. “Es en

estas empresas metalúrgicas de tamaño medio y grande –apunta el profesor Luis

Germán- donde encontramos los primeros ejemplos de la tardía implantación en

Aragón de los procesos de producción en masa y la aplicación del taylorismo en la

organización del trabajo”.

Pero este gigantesco cambio que propiciaron el Plan de Estabilización y el Polo

de Desarrollo no superó el año 1967 que es cuando se produce un “frenazo” en

la actividad económica en España y en Zaragoza. Los empresarios acusaron una

fuerte caída en sus carteras de pedidos y se produjo una acusada contracción en el

empleo de la capacidad productiva. El periodo de euforia parecía lejano y las tasas

de alto crecimiento ya no se aproximaron ni de lejos a los dos dígitos. NO era ajena

a esta crisis la proliferación que se había producido en el sector de la industria

auxiliar del automóvil.

En los comienzos de los año 70 se produce un acontecimiento importante para la

historia del asociacionismo de las pymes. Me refiero al nacimiento de la Cooperativa


34

de la Pequeña y Mediana Empresas, creada or un grupo de empresarios con

objetivos puramente empresariales, ya que buscaban crear canales de asistencia

empresarial, comerdialización . y financiación que les permitiesen superar las

debilidades de estas empresas comparativamente con las grands. En diez años,

la COPYME llegó a tener 450 empresarios y había puesto en funcionamiento tres

polígonos industriales: “Pignatelli”, en Cuarte de Huerva; “San Valero”, en Zaragoza

y “Tarazona” en el naciente polígono industrial de esta ciudad.

Así nos aproximamos a 1975, fecha del fallecimiento de Franco. Las dos décadas

que van desde 1955 a 1975 supusieron cambios profundos en la empresa

española y, por eso mismo, en la aragonesa y zaragozana. Los cambios en las

estructuras económicas no habían sido acompañados de los cambios en las

estructuras políticas. Con la muerte de Franco se van a producir fuertes cambios

en la organización política que dará paso a nuevas formas de representación

empresarial.

La crisis de los años 60 y principio de los 70 determinó cambios notables en la

estructura empresarial, posibilitando el aumento del tamaño medio de las

empresas. En este periodo de tiempo perdieron peso las pequeñas empresas,

(conceptuando como tales, las empresas con menos de 10 trabajadores). En 1958,

estas pequeñas empresas suponían el 38 por ciento del empleo industrial que


35

bajó hasta el 16 por ciento en 1978, mientras asistíamos a un crecimiento de las

empresas con más de 100 trabajadores.

En el cierre de este periodo histórico, la estructura empresarial aragonesa

comparándola con la española, en palabras del profesor Germán Zubero, nos

revelaba un mayor peso relativo de las pequeñas empresas y una menor presencia

de grandes empresas que las que se daban en el conjunto español”. El sector del

metal seguía manteniendo un papel hegemónico, a pesar de no contar con una

industria de cabecera. Al mismo tiempo, se había producido una pérdida del peso

del capital empresarial domiciliado en Aragón. Ganó en protagonismo la inversión

extrarregional y eso ocasionó una pérdida de posiciones del capital aragonés en el

control de la industria local. Un hecho en el que algo tuvo que ver la casi total

desaparición de la banca zaragozana.

También hay que reseñar que, cuando se roza el año 1975, que el entramado

industrial aragonés muestra un alto grado de apertura exterior que conlleva también

una alta dependencia tanto en aprovisionamiento como en venta, de empresas del

exterior. Las Tablas input-output estaba muy poco integrado interiormente, con

una muy débil relación intersectorial entre empresas de la misma región, sin que

se pudiera hablar de la existencia de sólidos complejos industriales.


36

Cpítulo 3 - El final del Sindicato Vertical

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Capítulo 3

El final del Sindicato Vertical

La crisis económica del ritmo tramo del siglo XX no impedía ni el crecimiento,

moderado por supuesto y la transformación de la empresa aragonesa. Era un

proceso de desarrollo que ya no se centraba exclusivamente en la capital, sino que

se extendía en nuevos núcleos industriales de cierto volumen. Nacieron polígonos

industriales en Cuarte, Cadrete, María de Huerva, Utebo, Villanueva de Gállego, La

Cartuja Baja, El Burgo de Ebro. Aunque con algunas ramificaciones, era el corredor

del Ebro lo que se estaba consolidando.

En el último cuarto del siglo XX, la economía española crecía a ritmo más

moderado que en los años anteriores. En los datos nacionales hay que constatar

una corta recesión en dos trimestres consecutivos, los dos primeros de 1981, con

tasas negativas de aumento de actividad, del -0,9 y -0,7 por ciento. A partir de ahí, el

crecimiento fue constante consiguiendo el lritmo más acelerado a finales de 1987,

en el que el PIB creció al 6,1 por ciento interanual Ese crecimiento no se producía

solamente en el sector industrial, sino que los servicios fueron adquiriendo un

creciente protagonismo en esa progresión. En un contexto nacional con estas

características, la economía aragonesa reforzaba su presencia industrial. Este

crecimiento de la actividad y de la renta se repartía en una población que en

Aragón crecía a ritmo más contenido que en el resto de España, de forma acusaba

en un mayor aumento de la renta per cápita.

Un factor distintivo de la empresa aragonesa en este periodo fue su creciente

internacionalización, logro que era muy apreciable teniendo en cuenta que España

había ingresado en la Comunidad Europea en enero de 1986 y que de sus nuevas

relaciones comerciales con los países miembros de la CEE dependían gran parte

de sus expectativas de crecimiento futuro.


38

Este periodo supone también una consolidación del sector del metal el más

importante de Aragón y de Zaragoza como gran plaza especializada en esta

actividad.

En este escenario general, la presencia de la pequeña y mediana empresa toma

más relieve. La irrupción de nuevas tecnologías, como eran la informática y la

automatización permiten una mayor flexibilización productiva y facilitan una

fragmentación de las producciones. Las grandes empresas comienzan a hacer

externalizaciones de algunos de sus componentes creando empresas subsidiarias,

lo que redunda en un avance de la pequeña y mediana empresa, que suministra a

la grande ajustándose a sus necesidades productivas.

Las sucesivas crisis que se produjeron en las décadas de los años 70 y 80 en el sector

industrial pusieron de relieve las ventajas comparativas que tienen las PYMES por

su mayor agilidad y capacidad de maniobra para ajustarse a los continuos cambios

que se producen en las estructuras productivas.

Ante estos nuevos planteamientos, la pequeña y la mediana empresa descubre

la necesidad de integrarse en redes y cooperativas con las que conseguir una

mejora de su competitividad. Coincide estos reajustes en el tiempo con un fuerte

proceso de internacionalización que no se traduce solamente en un incremento

de exportaciones de los flujos mercantiles, sino también en la puesta en marcha

de otras figuras mercantiles de colaboración con empresas de otros países y tomas

de capital en muchas y variadas empresas autóctonas por parte de empresas

multinacionales. Apunta el profesor Germán Zubero que, en 1980, el ranking de las

treinta primeras empresas por volumen de facturación, solamente aprecían cuatro

vinculadas a grupos empresariales extranjeros. En el año 2000, ese número se había

cuadruplicado ya eran quince la empresas ubicadas en Aragón y que pertenecían

a grupos industriales extranjeros, franceses y alemanes principalmente. En el

listado que, estaba encabezado por Opel España, aparecía en quinto lugar SAICA,

que había pasado a ser la primera empresa de capital autóctono. Otras empresas

aragonesas que en ese año se mantenían en la lista de las treinta de mayor volumen

eran Memory Set, Fribin, La Vajilla Enériz, Aragofar, SAMCA, Lecitrailer, Galerías

Primero, Viajes Tívoli, Transportes Ochoa y Álvarez Beltrán. Ocho años después,

varias de estas empresas habián pasado a manos de multinacionales.

Especialización en el automovil

La llegada de Opel hizo que en ese mismo periodo aumentase la especialización

metalúrgica en nuestro tejido industrial que, en 1995, suponía ya el 45 por ciento


39

de la producción industrial. El subsector de Material de Transporte se coloca

en primer lugar, con una participación del 21 por ciento de toda la producción

industrial.

Aragón se caracterizaba entonces por una alta densidad empresarial, de forma

que el número de empresas en Aragón por mil habitantes era muy superior a la

media española. Bien que hay que hablar de una atomización empresarial, ya que

casi el 60 por ciento de las 80.000 empresas que entonces había en Aragón no

tenían asalariados.

Esta especial estructura empresarial debió de condicionar el rendimiento de

nuestras industrias. Un estudio realizado en 1998 sobre la eficiencia productiva

de las empresas mostraba como los mejores resultados económicos se daban en

empresas con más de 200 trabajadores, ya que con una tercera parte del empleo,

conseguía la mitad de los beneficios. En general, en aquellos momentos, la empresa

aragonesa mostraba ya una importante debilidad en cuanto que incorpora menos

valor añadido a sus productos finales.

Fin del Sindicato Vertical

Estas eran las coordenadas empresariales que referenciaban la actividad

empresarial el 20 de noviembre de 1975, fecha en la que muere Francisco Franco.

Tres días más tarde Juan Carlos de Borbón es nombrado Jefe del Estado y,

seguidamente, es coronado rey. En muy poco tiempo se había producido la caída

del régimen nacido con la Guerra Civil y comenzaba una nueva era democrática.

Un cambio que no fue ni largo ni traumático, ya que el 15 de junio de 1977, se

convocaron las primeras elecciones a las Cortes Generales del Estado.

También las organizaciones empresariales y sindicatos, demandaban su propio

cambio. El dinamismo empresarial de las últimas décadas había acelerado el

nacimiento y el desarrollo de algunas organizaciones sindicales que vivieron en la

clandestinidad, como eran CC.OO y UGT, así como otros grupos que, como dice el

historiador Mariano Hormigón “eran fundamentalmente correas de transmisión

de partidos políticos y de la Iglesia Católica”.

Pero la implantación de estas organizaciones no fue legal hasta que el 27 de abril

de 1977 se publicaba la Ley sobre Libertad de Asociación Sindical. Dicha Ley

reconocía a las organizaciones que habían vivido y actuado en la clandestinidad,

lo que suponía el acta de defunción del modelo de sindicato vertical. Las


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organizaciones empresariales que formaban parte de ese mismo sindicalismo

nacido después de la Guerra Civil comprendieron que debían crear sus propias

organizaciones adaptadas a los nuevos esquemas democráticos.

Los movimientos para articular esas nuevas representaciones empresariales

comenzaron antes de la promulgación de la Ley. Lo prueba el hecho de que el 1

de mayo de ese mismo año, pocos días después de la entrada en vigor de la Ley,

se abría la Oficina Provincial de Depósitos de Estatutos y antes de cumplirse un

mes de esa apertura, ya se habían registrado quince asociaciones en el ámbito

zaragozano. A guisa de anécdota, esta es la relación de asociaciones que se

presentadas por ruguoso orden cronológico: 1) Sindicato Independiente de

Empleados de Créditos. 2) Asociación Emprearial de Autotaxis. 3) Federación de

Empresarios del Metal. 4) Asociación de Joyeros. 5) Asociación de Empresarios

Confeccionistas. 6) Asociación de Trabajadores de Cereales . 7) Federación Social

de Trabajadores del Metal. 8) Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos. 9)

Asociación Empresarial de Talleres Auxiliares de la Confección.10) Asociación de

Constructores Contratistas de Obras. 11) Sindicato Independientes de Enseñanza.

12) Asociación de Empresarios de Restaurantes. 13) Asociación de Empresarios

Constructores. 14) Asociación Profesional de Alicatadores y Soladores, y 15)

Sindicato Independiente de Trabajadores de la Alimentación.

El nacimiento y consolidación de este movimiento asociativo se producía en un

momento de dificultades empresariales, con problemas derivados de altas tasas

de inflación, falta de liquidez y un dramático descenso de la cartera de pedidos.

Quisiera destacar entre todas estos alumbramientos una muy singular: la

Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza, FEMZ. Su constitución fue un

ejemplo de cómo preparaban los empresarios su asociacionismos dos años antes

de que apareciese en el BOE la norma que los legalizaba. Según manifestaba su

documentalista Miguel Ángel de Prado, “la efectividad de su puesta en marcha

sólo se puede entender teniendo en cuenta que el proceso fue impulsado desde

el mismo corazón del sindicalismo vertical, aprovechando las estructuras con las

que contaba el empresariado zaragozano en aquel momento”.

Los primeros pasos de la FEMZ tiene fecha de noviembre de 1975. Cuando era

previsible la desaparición del sindicato vertical, los empresarios maduraron la idea

de la creación de una patronal. Entre marzo y agosto de 1976, se procedió al diseño

y formato de lo que sería la FEMZ y el 13 de septiembre de ese mismo año, se reunían

los órganos de gobiernos de la antigua Unión de Empresarios y responsable de

las 157 agrupaciones que formaban entonces el sindicato provincial del metal. En

esa reunión quedó constituida la Federación de Empresarios del Metal, la primera

federación de empresarios de Zaragoza y la más importante, ya que contaba con


41

más de 50.000 trabajadores. Se fijaron los principios de la nueva federación y se

nombró una Comisión Gestora encargada de su puesta en marcha y legalización.

En diciembre de ese mismo año, la FEMZ ya contaba con más de 1.000 empresas

asociadas, de las 3.000 que en ese momento trabajaban en Zaragoza

La Federación de Empresarios del Metal ha sustentado desde su nacimiento,

en 1977, las estructuras de la pequeña y mediana empresa aragonesa. El sector

del metal ha sido el que tiene en funcionamiento más empresas, la mayor parte

de ellas, pequeñas y medianas. Como hemos apuntado en capítulos anteriores,

la rama del metal ha sido, desde mitad del siglo XX, el de más importancia en

la industria aragonesa. El sector del metal ha sido el que ha contabilizado más

empresas, mayor número de empleos y la rama productiva que ha servido de

“locomotora de arrastre” para la industria aragonesa. Después de la dura crisis

de los años 70, la existencia de un denso tejido de empresas del sector del metal,

muchas de ellas como empresas auxiliares, fueron decisivas para que General


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Motors eligiese Aragón para instalar su planta de montaje de automóviles. En

el momento de su constitución, la FEMZ tenía asociados a la mayor parte de las

pequeñas y medianas que había en Aragón.

El 5 de marzo de 1977, en un acto multitudinario celebrado en la Feria de Muestras

de Zaragoza, quedó formalmente constituida la FEMZ que, en ese momento

contaba con 1.300 empresas asociadas. El 12 de abril se celebraban elecciones

en la que saldría elegido presidente Javier Ferrer Dufol y, como vicepresidentes,

Alberto Bresel Egido y Fernando Machín Salvo.

La Federación de Empresarios del Metal ha desempeñado siempre una pujante

actividad de representación, defensa y promoción de los empresarios, objetivos

que querían cubrir los pequeños y medianos empresarios. Los “pymempresarios”

necesitaban ante todo recibir la prestación de servicios, como asesoría jurídico-

laboral, fiscal, información documental, asesoramiento de estatutos, etc. Todo ello

lo prestaba desde el inicio la FEMZ que ha tenido desde su inicio una estrecha

relación con otras organizaciones empresariales provinciales, nacionales e

internacionales.


43

Todas estas circunstancias explican la estrecha relación y colaboración que han

tenido desde su nacimiento la FEMZ y la Confederación de la Pequeña y Mediana

Empresa. De hecho, el primer presidente de CEPYME, Fernando Machín, era

empresario del metal y pertenecía a la primera junta directiva de la FEMZ, donde

ocupaba el puesto de vicepresidente.

Avance del movimiento empresarial

En este urgente parte de nacimientos de nuevas organizaciones empresariales,

hay que anotar la fundación de la Confederación de Empresarios de Zaragoza,

CEZ, en junio de 1977 y, sobre todo, el nacimiento y maduración del movimiento

de la pequeña y mediana empresa en Aragón.

El movimiento asociacionista de la pequeña empresa española tiene como

referencia Zaragoza. En el Hotel Corona de Aragón de la capital de Aragón, en

diciembre de 1977 emerge la Confederación Española de Pequeña y Mediana

Empresa, que tomo cuerpo legal en Zaragoza en un acto multitudinario, en el

transcurso del cual nombró presidente nacional a Agustín Rodríguez Sahagún,

que luego sería Ministro de Industria.

Todos estos alumbramientos no se debían solamente a la necesidad de sustituir el

antiguo asociacionismo empresarial en el sindicato vertical, sino que respondía

también a la nueva estructura descentralizada del Estado. Es el momento en

el que asistimos al nacimiento de 17 autonomías, entre ellas la de Aragón. La

transferencia de competencias desde el Gobierno de España y la Administración

Central del Estado hacia el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón y la

Diputación General de Aragón, con el nacimiento de las Cortes de Aragón, suponen

cambios substanciales ya que se descentralizan las decisiones económicas

responsabilizando a las autonomías de una buena parte de las decisiones de

relevancia económica.

GM en Aragón

Pero en este recorrido histórico empresarial de Aragón no podemos dejar de

reseñar la importancia que para Aragón ha tenido la instalación en Figueruelas de

la planta de montaje de automóviles de la multinacional General Motors.


44

En 1978, la situación económico-empresarial en Aragón era realmente precaria. La

FEMZ y la Confederación de Empresarios de Zaragoza presentaron a los medios

informativos un demoledor informe sobre la catastrófica coyuntura industrial en

Aragón y avisaban sobre las nefastas secuelas que podrían tener para un futuro

próximo. Un ejemplo: en los casi tres meses comprendidos entre el 3 de abril y el

21 de junio de 1978, se habían presentado en Zaragoza 49 expedientes de crisis que

afectaban a 2.700 trabajadores. Era sólo el principio.

En el manifiesto empresarial se apuntaba como solución el que se estableciera en

Zaragoza una empresa de cabecera del sector del metal.

Un año justo después, en junio de 1979, la corporación General Motors anunciaba

su intención de construir en España una industria de ensamblaje de turismos.

La multinacional norteamericana anunciaba la inversión de 100.000 millones

de pesetas, de las que 10.000 millones serían subvenciones estatales y líneas

especiales de crédito oficial. Era un sueño pero la mayoría pensaron que se trataba

de un espejismo aparecido en el desierto inversor del momento.

General Motors había salvado la crisis por la que atravesaba a economía regional

en 1980 pero los efectos de la multinacional se habían acusado en el impuso

exportador que en ese momento se produce en Aragón en general y en Zaragoza

en particular. Prueba de ello es que, mientras que la plantilla de Figueruelas crecía

en un 8 por ciento, la población industrial ocupada en Zaragoza lo hacía casi en

un 16 por ciento. El impulso dinamizador de Opel sobre el resto de economía

industrial era innegable.

Pero más allá de las cifras concretas, la incidencia e impacto de General Motors ú

Opel España, que de las dos formas se ha ido llamando, en la economía aragonesa

suponía en aquellos momentos una fuerza desmesurada, sobre todo porque en

aquella coyuntura Aragón se abría a la conexión con otros países y la integración

del tejido industrial.


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Capítulo 4 - El asociacionismo avanza en todos los frentes

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CAPÍTULO 4

El asociacionismo avanza en todos

los frentes

Una vez que se había producido la sustitución general del sindicalismo vertical y

el país caminaba hacia la consolidación de su sistema democrático, el movimiento

asociacionista empresarial aceleró su paso, para robustecer todo su tejido. Los

empresarios eran conscientes de que el movimiento sindical, que se había

organizado en la clandestinidad en los últimos años de la vida de Franco, estaba

mucho más consolidado que el entramado de la representación empresarial.

Ese retraso temporal fue compensado con un mayor dinamismo. En mis reportajes

de Heraldo de Aragón tengo uno fechado en los primeros días de agoto de

1976, en el que apuntaba el acelerado movimiento asociacionista que se estaba

produciendo en Zaragoza y, de rebote, en todo Aragón y destacaba la euforia por

la eficiente labor de coordinación.

En un comunicado a sus asociados en 2002, con ocasión de los 25 años de

la creación de las organizaciones empresariales, el Presidente de CEPYME,

Fernando Machín reconocía que estos primeros pasos no fueron un camino de

rosas y apuntaba “los desvelos, esfuerzos e incomprensiones por la que pasamos

en aquellos momentos”.

El proceso asociativo empresarial en los años posteriores al fallecimiento de

Franco tenía debía desarrollarse en dos vías distintas. Por un lado, debía vigorizar


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el asociacionismo de cada uno de los sectores de producción para crear las

asociaciones y federaciones de cada actividad. Por otro, tenía el deber de consolidar

las organizaciones territoriales que formase la pirámide de la representación

de los empresarios. El proceso sectorial había irrumpido con fuerza y mantuvo

su ritmo en los primeros años, encabezados por la importante Federación de

Empresarios del Metal, que en su seno recogía distintas asociaciones gremiales

(joyeros, reparación de automóviles, distribución de combustibles, etc.) de menor

importancia pero que agilizaron y reforzaron el tejido empresarial.

En cuanto a la organización territorial, hay que señalar que la constitución de la

Confederación de Empresarios de Zaragoza se produjo después de un año largo

de contactos y conversaciones entre una docena de entidades empresariales. En

junio de 1977, estas asociaciones sectoriales dieron el paso definitivo de creación

de la Confederación de Empresarios de Zaragoza, CEZ.

La primera comparecencia pública de la CEZ fue para afirmarse en su representación

de los empresarios zaragozanos y exponer la opinión empresarial sobre los acuerdos

firmados por el Gobierno y las fuerzas políticas salidas de las primeras elecciones. En

esta primera aparición pública, la CEZ ya anunciaba el inicio de una crisis económica

que estaba acabando con muchas empresas y que tomó su peor expresión en un

comportamiento recesivo en el año 1981, cuando aún gobernaba la UCD.

En la misma convocatoria, la CEZ mostró explícitamente su vinculación con la

CEOE, a la que consideraba interlocutor único del Gobierno de España para el

diseño de la política del Ejecutivo. Algunos de los primeros directivos de la CEZ

llegaron a formar parte de los comités de dirección de la Confederación Española

de Organizaciones Empresariales.

Los primeros cuadros directivos

También había comenzado a rodar la Confederación Regional de Empresarios de

Aragón, CREA

En junio de 1977 hubo una histórica reunión a la que acudieron las quince

asociaciones empresariales más potentes y cuyos acuerdos firmaron quince

representantes de esas asociaciones, que se puede decir fueron los pioneros del

asociacionismo empresarial territorial. Todos ellos delegaron en Javier Ferrer

Dufol, Joaquin Árias Santafé y Guillermo Moreno Mustienes la realización de los

trámites necesarios para formalizar la constitución. La sede social se establecía en

un piso del Edificio Corindón, en la calle Arzobispo Morcillo.


49

Una vez pasado el momento de la celeridad y brillantez del proceso constitutivo

constitutiva, hubo que pasar a la acción diaria. Fue el momento en el que se confirmó

que la inicial euforia no tenía continuidad y se detectaron las insuficiencias de

recursos humanos y económicos para cumplir los objetivos estatutarios

En octubre de 1977 se eligieron los órganos de dirección de la CEZ. Resultó

elegido presidente José Auría Arbuniés, y los cinco vicepresidentes. Dos de estos

representaban al sector industrial, Javier Ferrer Dufol y Javier Pérez Latorre; otro


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51

por los servicios, Guillermo Moreno Mustienes; otro por el comercio, José Luis

Escolá Autor y uno por la pequeña y mediana empresa, Eduardo Aguilar.

A finales de 1977 se celebró en el Teatro Fleta un acto llamado de “afirmación

empresarial” y realmente apuntó algunos temas de hondo contenido ideológico

y de política general. De la reunión emanaron algunas propuestas concretas

sobre temas como la flexibilización de plantillas, la negociación del estatuto

de la empresa, la modificación del Código de Comercio, la amnistía fiscal, la

administración transparente de los fondos públicos y la adaptación del crédito

a la coyuntura. En aquellos momentos, la CEZ la componían 25 organizaciones

afiliadas, que reunían unas 5.000 empresas.

En febrero de 1979 tenía lugar la primera renovación de los cargos directivos de

la CEZ, saliendo elegido el representante del sector de químicas, Jesús Gomollón

Bes. En 1982 hubo una nueva renovación, cuando fue designado presidente de la

CEZ José Luis Used Aznar, quien trasladó la sede de la Confederación a su actual

emplazamiento de la Plaza de Roma.

Con pequeños avatares, en 1986, cuando se iban a cumplir los diez años de vida de

la CEZ fue elegido presidente Javier Aisa Comps, director general de Campo Ebro

Industrial. Cuando este finalizó su mandato en 1990 fue sustituido por Miguel

Ángel Hidalgo Arribas a quien sustituiría en 1994 Fernando Montañés Garay,

quien desempeñó el cargo durante un año y que fue sustituido en noviembre de

1975 por Javier Ferrer Dufol

Dice el historiador Mariano Hormigón que la Asamblea de la CEZ era una

síntesis ponderada de variopinta amalgama de situaciones que concita un hecho

empresarial. “En ella –afirma- estaban representaciones de las más potentes

corporaciones industriales y comerciales con factorías abiertas y productivas en la

provincia de Zaragoza pero, al mismo tiempo, junto con representantes de entidades

colecltivas, figraban responsables de pequeños establecimientos comerciales o de

servicios en pie de igualdad”. “En esta difícil unidad –dice el historiador- estriban

a menudo los éxitos de las organizaciones que son capaces de aunar en la misma

dirección a entidades empresariales de muy distinta dimensión, trayectoria y

posición en el mundo de los negocios”.


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La constitución de la CREA

El avance de la organización regional del Estado, el nacimiento de las autonomías,

modificó el ámbito de actuación de las organizaciones empresariales. En 1983, la

promulgación del estatuto de Aragón vigente, la formación del primer gobierno

autonómico presidido por Santiago Marraco, y la puesta en marcha de General

Motors, el número de sectores que formaban la CREA aumentó rápidamente. En

ese año ya eran 42 las organizaciones afiliadas a la Confederación.

Estas nuevas coordenadas políticas aconsejaban crear órganos de representación

empresarial del mismo ámbito. A ello se habían adelantado la Confederación de

Empresarios de Zaragoza y sus homólogas de Huesca y Teruel que habían firmado

el 27 de noviembre de 1978 un documento por el que se constituía la Confederación

Regional de Empresarios de Aragón.

Pero lo que parecía haber discurrido con fluidez en estos años, sufrió un parón

inexplicable. En el camino hacia la ratificación del acuerdo de integración de las

entidades provinciales y la modificación de algunos preceptos estatutarios de

estas se pasaron tres años de forma que la fecha del Acta Fundacional de la CREA,

que tuvo lugar en Teruel, lleva fecha de 25 de mayo de 1982. En esa reunión, la

Asamblea eligío presidente a Javier Ferrer Dufol, que fue reelegido en 1985 y 1989.

La aparición de nuevas “locomotoras” industriales aminoró los efectos de la crisis

económica. En estos primeros años de funcionamiento se mostraron la perfecta

sintonía que tenían las tres grandes organizaciones territoriales: la CREA, la CEZ

y la CEPYME.

A Javier Ferrer, le sucedió en la presidencia de CREA, en 1991, Javier Aísa Comps

que dejó su cargo en 1994 para el que fue elegido Miguel Ángel Hidalgo Arribas.

Los primeros pasos de CEPYME

También en estos años finales de la década de los 70, se maduraba la constitución

de las organizaciones representativas de los pequeños y medianos empresarios.

En julio de 1977, el entonces presidente de la Cooperativa de la Pequeña y Mediana

Empresa, Eduardo Aguilar, planteó en el marco de una asamblea empresarial,

la necesidad de crear una línea de asociación específica para los pequeños

empresarios independiente de las que CEZ y CREA habían ido consolidando en

esos años, la CEZ y la CREA.


53

La idea fue acogida calurosamente y se formó una comisión encargada de gestar la

nueva asociación que se apoyaba en dos organizaciones ya en pujante actividad:

la Federación de Empresarios del Metal y la Cooperativa de la Pequeña y Mediana

Empresa. A ellas se unió posteriormente la Federación de la Construcción,

presidida por Javier Pérez Latorre. Los directivos de estas tres organizaciones

fueron los que protagonizaron la creación de la Federación de Pequeña y

Mediana Empresa de Zaragoza, FEPYME, que tuvo una duración efímera, ya que

al poco tiempo de su constitución, surgieron problemas entre las organizaciones

matrices, que desembocaron en la disolución de FEPYME y al nacimiento de la

Confederación de Pequeña y Mediana Empresa de Zaragoza.


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CEPYME nacía al mismo tiempo que se consolidaba precisamente en Zaragoza, la

Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa. El 15 de diciembre,

en el Hotel Corona de Aragón, se celebró una asamblea empresarial a la que

acudieron pequeños y medianos empresarios d varias provincias españolas.

En ella se lanzó la organización de ámbito nacional, saliendo elegido primer

presidente nacional Agustín Rodríguez Sahagún y, en calidad de vicepresidente,

el empresario aragonés Fernando Machín Salvo, que formaba parte también de la

Federación de Empresarios del Metal.

Inmediatamente, organizaciones de otras regiones españolas mandaron su

adhesión a la nueva Confederación. También llegaron los reconocimientos de

organizaciones internacionales.

EL nacimiento y desarrollo paralelo de la Confederación Española y la

Confederación Aragonesa ha hecho que la representación aragonesa se haya ido

consolidando en la cúpula empresarial nacional.

LA CONEXIÓN METAL-CEPYME

El impulso decisivo que imprimió la Federación del Metal en el nacimiento y

desarrollo inicial de CEPYME, se prolongó durante varios años después. Los

componentes de los cuadros directivos de ambas organizaciones. La FEMZ era

la organización empresarial más potente de Aragón y su estructura funcional

contaba con personal especializado suficiente para dar servicios y logística a la

recién nacida Confederación de Pequeña y Mediana Empresa.

En la historia económica de estos años, pueden verse como FEMZ y CEPYME

diseñan y realizan proyectos de funcionamiento de manera conjunta, como fue el

caso de la creación de la Sociedad de Garantías Recíprocas SOAVALZA, con la que

se perseguía hacer frente a los grandes problemas de financiación de las pequeñas

empresas. La CEZ, la FEMZ y CEPYME realizaron conjuntamente las acciones

necesarias para la constitución de esta Sociedad de Avales para Autónomos,

Pequeñas y Medianas Empresas, que tuvo lugar el 30 de octubre de 1980.


56

LA SITUACIÓN ECONÓMICA

La llegada de la democracia, los cambios institucionales que le siguieron, crearon

una cierta inseguridad en el mundo empresarial, que asumía con dificultad los

cambios que se iban produciendo en la legislación laboral y social que los distintos

partidos políticos y los interlocutores sociales proponían al Gobierno y a las Cortes

Generales.

Este comportamiento de oposición se plasmaba en críticas al Ejecutivo por la

marcha de la actividad económica que, ciertamente, pasaba por una situación de

deterioro.

Tampoco faltaban algunas autocríticas de las organizaciones empresariales. En

una Asamblea General de la CEZ, en los primeros meses de 1980 se denunciaba “la

falta de unidad empresarial” y se hacía un llamamiento urgente a “la coordinación

y a la avenencia de los empresarios”.

En estos primeros años de la década de los 80 se sucedían datos de coyuntura que

demostraban el frenazo que experimentaba la actividad económica. En un análisis

de coyuntura de finales de 1981, los empresarios presagiaban que el año acabaría

con 1.700.000 desempleados. La realidad superó las previsiones más pesimistas.

Un año más tarde, a final de 1986, la cifra de desempleados superaba por primera

vez los dos millones, de los que 36.700 eran de empresas zaragozanas, el 12,5 por

ciento de la población activa.

La situación fue agravándose de forma continuada, hasta tal punto que en la

Asamblea General de CREA, celebrada el 31 de enero de 1985, Javier Ferrer

aseguraba que el deterioro del tejido industrial era acelerado “aunque aún no

había tocado fondo”.

Una inédita reivindicación apareció en aquella histórica Asamblea. Los empresarios

demandaron mejora en las infraestructuras, con especial postulación por la

provincia de Teruel. Para los empresarios, el contar con buenas infraestructuras

era la condiciones necesaria para relanzar la actividad productiva.

A pesar de que el efecto de la instalación de General Motors en Figueruelas

aminoraba el efecto destructor de empleo en Aragón, a finales de 1984, la cifra

de parados en Aragón era de 69.000 personas, el 16,25 por ciento de las 306.000

personas que contabilizaban como población activa.

Eran momentos en los que aún no se acusaban los efectos del ingreso de España

en la Comunidad Económica Europea, que tuvo lugar en enero de 1986. Los altos


57

tipos de interés que afectaban a la financiación de la pequeña y mediana empresa

concitaban la mayor preocupación de los empresarios. Cierto que el Banco de

España (entonces no estaba en funcionamiento el Banco Central Europeo, que

ejecutaría la política monetaria en todo el ámbito de la CEE) había fijado en

aquellos momentos el tipo básico de interés oficial del dinero en el 11,5 por ciento,

cuando las tasas de inflación superaban con frecuencia el 14 por ciento pero en un

comunicado de CEPYME se decía que la reducción del tipo de interés era ficticia,

ya que sólo afectaba a la mejora de los resultados de las instituciones financieras

ya que había una gran diferencia entre ese tipo de interés y el que realmente

pagaban los pequeños y medianos empresarios para financiar sus negocios y que

se localizaba por encima del 15 por ciento.


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El I CONGRESO de las PYMES ARAGONESAS

Un hito importante en el devenir del movimiento empresarial de la pequeña y

mediana empresa fue la celebración los días 13 y 14 de mayor de 1988 del I Congreso

de las Pequeñas y Medianas Empresas Aragonesas que aunque organizado por la

Confederación de la PYME de Zaragoza contó con el patrocinio y colaboración de

las grandes organizaciones territoriales de empresarios.

Las conclusiones del congreso fueron una reafirmación de la importancia de

las pequeñas y medianas empresas en la creación de la riqueza de Aragón y

como motor del empleo en esta Comunidad. Los empresarios denunciaron la

subsistencia de situaciones de intrusismo y competencia desleal en muchos casos

amparadas por decisiones administrativas.

Otro tema sobre los que recayeron las quejas de los pequeños empresarios fue la

inseguridad ciudadana que había crecido alarmantemente, para lo que pidieron

que se tomasen medidas en el orden preventivo y penal.

También apuntaron directamente contra el elevado coste del dinero, (“tenemos los

tipos de interés más elevados de la Comunidad Europea”), que compartía agravios

con la alta fiscalidad y oneroso peso de las cargas sociales.

Reseñable la petición del Congreso de un singular tratamiento de las PYMES en lo

que se refiere a la flexibilidad de plantillas e indemnizaciones por despido. Pedían

los pequeños empresarios que las administraciones públicas los entendiesen

en sus peculiaridades, sobre todo simplificando los trámites para la creación de

empresas.

Capítulo 5 - La normalidad salva la crisis

59

CAPÍTULO 5

La normalidad salva las crisis

Aquel nacimiento fulgurante del movimiento empresarial contrastaba con

el despego incluso graves hostigamiento que se hacían a las instituciones

democráticas desde las más diversas posiciones sociales.

Una vez consolidadas las organizaciones sectoriales y territoriales en las que se

estructuraban los intereses empresariales, había llegado el momento de tratar

los temas de la economía real que se presentaban. NO era un mal momento

para poner en marcha algunos cambios que permitiesen cambiar la estructura

productiva de la economía aragonesa. La verdad es que era un momento “dulce”

porque el dinero de las multinacionales fluía hacia España una vez superadas

algunas reservas sobre la solidez y continuidad de los cambios democráticos.

Uno de los acontecimientos que produjeron un cierto temor a un proceso

involucionista fue el intento de golpe de Estado del 21 de febrero de 1981, que pudo

tener importantes repercusiones económica y empresariales. Cuando las aguas

constitucionales volvieron a sus cauces, la misma CEOE hizo un manifiesto de

confianza en las instituciones democráticas, lo que derribó los últimos obstáculos

que podrían permitir la llegada de la normalidad.

La democracia se consolidó después del intento involucionista y la llegada

del PSOE al poder en las elecciones de octubre de 1982 acabó con las escasas

especulaciones que se hacían sobre el futuro del sistema democrático y de los

principios rectores de la convivencia de los españoles. La práctica totalidad de la

población española tenía claro cuales eran las vías y los métodos para solventar las

diferencias de opinión en lo político, lo económico y lo social.


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61

En Aragón esa consolidación de la democracias se refrendaba con la formación,

el 20 de mayo de 1983, de las primeras Cortes de Aragón, con mayoría socialista,

que serían presididas por el Catedrático de Derecho Administrativo Antonio Envid

Irujo. Era el momento en el que las Cortes conseguían asiento definitivo en el

Palacio de La Aljafería.

Todo ello era una muestra de estabilidad política que se acusaba en un avance de

la confianza del tejido empresarial en la marcha de la economía.

Tras las instituciones políticas fueron normalizándose las iniciativas industriales.

En 1984 se creaba la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Aragón, SODIAR,

con el objetivo de alentar y apoyar iniciativas empresariales.

Importante para el futuro fue la aparición del Decreto por el que se aprobaba la

creación del Instituto Tecnológico de Aragón, ITA, que estaría dedicado al estudio,

la investigación y el desarrollo de las nuevas tecnologías y cuyo funcionamiento ha

sido decisivo para el avance de las pequeñas y medianas empresas.

El Instituto funcionaría en dos direcciones complementarias. Una de ellas

desarrollaría proyectos y programas sobre cuestiones de carácter general regional

o local. La otra estudiaría y ayudaría a resolver problemas concretos planteados

por las pequeñas y medianas empresas. Cualquier empresa podría acudir al ITA

a conocer las soluciones tecnológicas para mejorar sus procesos de fabricación

o solicitar la realización de un proyecto de tecnología aplicada. El edificio del

Instituto, próximo a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, se

inauguró en 1986.

España es Europa

Normalizada la situación política, en un ambiente de moderado optimismo

derivado de la llegada de inversiones extranjeras con destino a la industria

autóctona, se produce un suceso de importancia histórica y que se acusó

inmediatamente en el dinamismo industrial.

Se trata del anuncio de que España formaría parte de la Comunidad Económica

Europea a partir de enero de 1986. Fue un acontecimiento que se producía en un

momento de sostenido crecimiento de la actividad económica, que superaba mes

a mes el 3 por ciento y que mejoraba las expectativas de futuro.


62

Todo ello a pesar de que el 20 de junio de 1985 tenía lugar la primera huelga general

del periodo democrático que levantó cierta preocupación sobre las relaciones

laborales. La normalidad con la discurrió el conflicto aportó nuevos argumentos

sobre la continuidad de las instituciones democráticas y la normalidad en la que

discurría la actividad económica.

Ese ambiente de moderación y serenidad hizo que en los años siguientes

asistiéramos a unos importantes cambios en el proceso de industrialización de

Aragón. Eran cambios tanto cuantitativos como cualitativos. Se incrementaron con

rapidez las licencias industriales y se produjo un aumento de establecimientos que

albergaban nuevos sectores productivos, alejados ya de la industria agroalimentaria

y fuera del suelo industrial tradicional. Nuevas poblaciones se añaden a la relación

de localidades que tenían la calificación de “industrializadas” por poseer más de

100 licencias industriales y se crea alrededor de Zaragoza un anillo industrial que

invadía el espacio de otros términos municipales.

Se abren nuevas grandes industrias y solamente se mantiene un distintivo histórico

del tejido industrial de Aragón: la atomización de censo industrial.

En 1997, un estudio realizado por Economistas Asociados por encargo de

CEPYME analizó la evolución del sistema productivo, la presencia de las pequeñas

y medianas empresas y su localización en Aragón en la década de los 90. La

primera conclusión reseñable fue que las PYMES, junto con las microempresas

eran responsables de las dos terceras partes del empleo generado en Aragón.

En el mismo trabajo se constataba que el grado de apertura exterior en el sector

industria era creciente con respecto a la Comunidad Europea.

El estudio de CEPYME constataba que en ese periodo de tiempo, el 73 por ciento

de los establecimientos industriales tenían su asentamiento en Zaragoza. La

centralidad de Zaragoza era tan absorbente que, en la isocrona de 30 minutos

hasta el centro de la ciudad, se localizan más de la mitad de las empresas y el 65

por ciento de los puestos de trabajo industriales.

Junto con este fenómeno de saturación del anillo de Zaragoza, comenzaba a

manifestarse un fenómeno largamente esperado: se reducía la concentración de

la inversión y se acentuaba la dispersión de las inversiones hacia otras comarcas

con menos tradición industria. Ribera Alta del Ebro, Jacetania, Somontanto del

Barbastro y el Cinca Medio eran las zonas donde se había incrementado de forma

sobresaliente la inversión.


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Reconocimiento de Zaragoza

Cuando ya finalizaba el siglo, la Comunidad Europea tuvo un gesto de

reconocimiento a la labor realizada en Aragón en apoyo a las pequeñas y medianas

empresas. En el mes de junio de 1999, Zaragoza fue sede de la Conferencia

Partnerships 99, la VII edición de esta conferencia internacional que organiza la

Dirección XXIII de la Comisión Europea responsable de la política de empresa,

Comercio y Turismo. Fue la primera vez que una ciudad no capital de un estado

miembro era anfitriona de un encuentro de las características de Partnerships,

uno de los eventos de más peso político que organiza la Comisión Europea.

Por unos días, Zaragoza, que ya fue capital española de la pequeña y mediana

empresa cuando aquí tuvo lugar la constitución de la Confederación Española,

volvía a tener el reconocimiento ahora como capital europea.


64

No era la primera vez que CEPYME colaboraba con la Comisión Europea en la

organización de acontecimientos de ámbito internacional, ya que el año anterior

se había celebrado en Zaragoza la I Cumbre de Artesanos de Europa y América

Latina.

Con estos acontecimientos, Zaragoza iba agrandando su imagen de ciudad

hospitalaria, moderna y dinámica que tanto le valió para conseguir la sede de la

Exposición Internacional de 2008.

La normalización que se había dado en las instituciones nacionales, también se

instaló en las autonómicas. Los cambios en el gobierno de la Comunidad Autónoma

se sucedían con la mayor normalidad. Después del mandato de Santiago Marraco,

en 1987 asume la presidencia de la DGA el regionalista Hipólito Gómez de las

Ronces, que gobernó con el apoyo de los populares. Otro regionalista, Emilio

Eiroa, le sigue en la presencia, de la que fue desbancado por el cambio de voto del

trásfuga Emilio Gomáriz, que llevó a la presidencia de Aragón a José Marco Berges.

En 1995, PP y PAR forman gobierno presidido por Santiago Lanzuela.


65

Ante la llegada del euro

En la empresa aragonesa, un tema polariza gran parte de los esfuerzos de

actualización de las pequeñas y medianas empresas. El Boletín Informativo de

CEPYME se hace eco de cómo las empresas vivían en aquellos años finales del siglo

XX la adaptación a los retos del mercado. “Las industrias modernas –dice en uno

de sus editoriales- se definen por su versatilidad, entendida como la capacidad de

cambio en el menor tiempo posible”.

El mensaje que se esgrime desde CEPYME es que los recursos humanos y la

formación son la base de la competividad de las empresas y la herramienta esencial

de consolidación y desarrollo.

Como fortaleza destaca el importante valor del capital humano del que dispone la

pequeña y mediana empresa, como lo prueba el hecho de que a lo largo de 1996,

casi el 30 por ciento de la población asalariada aragonesa participó en actividades

formativas.

Aragón se situaba entonces en cabeza de las comunidades autónomas en la

inversión en formación. En el periodo de tiempo comprendido entre 1993 y 1996,

más de 200.000 trabajadores asalariados aragoneses siguieron planes de formación

a petición de sus propias empresas.

A medidas que se acercaba el 1 de enero de 2000, fecha para la adopción del euro

como moneda única, la mayor parte de los esfuerzos formativos de CEPYME se

polarizaron en ese suceso y en esa fecha.

Ya en ese momento, CEPYME promovía la introducción de equipamientos

informáticos entre las asociaciones que formaban parte de la Confederación. Había

un importante retraso en la adopción de las nuevas tecnologías de la información

y la comunicación, como lo prueba el hecho de que un 13 por ciento de las PYMES

estaban totalmente “desinformatizadas”

Un acuerdo polémico

En noviembre de 1998 se firma el Acuerdo para el Fomento del Empleo en la Comunidad

de Aragón, que debe entrar en vigor en 1999. CEPYME, CREA, UGT, Comisiones Obreras

y Diputación General de Aragón firmaron, después de cuatro meses de negociaciones,

un acuerdo de once puntos en el que se incentivaba la creación de empleo estable, se

dinamizaba la cualificación profesional de la mano de obra disponible y la inserción


66

laboral de los jóvenes. Un punto se quedó sin aprobar, el relativo al tiempo de trabajo, que

ya había sido el obstáculo en el que habían embarrancado las negociaciones y que estuvo

a punto de hacer naufragar el Acuerdo.

Pero la concertación no elimina los conflictos. En los últimos días de 1998 se produce una

importante manifestación de pequeños comerciantes en protesta por la autorización

dada por el Ayuntamiento de Zaragoza para un nuevo hipermercado de Alcampo en

la antigua estación de Utrillas. El pequeño comercio se sentía abandonado por las

administraciones públicas que parecían se decantaban por las grandes superficies.

La noticia empresarial y laboral de 1999 es que Opel presentó su primer expediente de

regulación de empleo en los primeros meses de ese año. El motivo fue el descenso en

las ventas de turismos en Europa, donde iba destinado el 89 por ciento de la producción

de Figueruelas. Decía un periodista zaragozano que se trataba de un estornudo pero

que producía un resfriado en la economía aragonesa.

Opel mantenía su apuesta por Figueruelas, pero precisaba una reducción momentánea

de producción. Por un lado, la multinacional aprobaba un plan de inversiones de 1.000

millones de euros para modernizar sus instalaciones y, por otro, pedía suprimir 2.000

empleos en la planta de ensamblaje.

Un informe de UGT volvía avisar sobre el peligro del monocultivo industrial vinculado

al sector automovilístico y la necesidad de diversificar el sistema productivo. CEPYME

y CREA coincidieron en el diagnóstico y en la necesidad de buscar caminos para esa

diversificación.

Lo que parecía entrar en declive era el crecimiento del tráfico de transporte de

mercancías en el aeropuerto de Zaragoza. El aviso lo dio la empresa Cargo Service

Center, filial de carga aérea de KLM, que abandonó las instalaciones del aeropuerto

de Zaragoza.

En los primeros meses de 1999, el Instituto Tecnológico de Aragón, ITA, pone en

marcha un atractivo programa de Estrategia Regional de Innovación de Aragón, RIS,

que encara de forma coordinada el reto de la innovación en las pequeñas y medianas

empresas.

Este programa se complementa con otro, denominado Adapt que impulsa la

competividad de la pequeña y mediana empresa familiar.

El 12 de noviembre de 1998, DGA, UGT, CC.OO, CREA y CEPYME Aragón firmaban el

tercer Acuerdo para el Fomento del Empleo en la Comunidad de Aragón, AFECA, al

que había precedido seis meses de duras negociaciones. El objetivo de luchar contra


67

el paro se mantenía en esta edición de 1998 igual que en las anteriores, ya que los resultados

habían sido gratificantes. Aragón era de las comunidades con más baja tasa de desempleo.

Según los datos de coyuntura de 1998, la tasa de paro durante todo el año, que en España se

colocaba en torno al 11-12 por ciento, en Aragón rara vez superó el 8 por ciento.

La negociación embarrancó debido a que las centrales sindicales plantearon la reducción de

jornada como condición indispensable para cerrar el acuerdo. Los sindicatos esgrimieron que

la reducción de jornada era la herramienta más eficaz para crear puestos de trabajo. CEPYNME

esgrimió su postura contrastada por la experiencia de que la reducción de jornada había creado

más paro.

Cuando se cerraba el ejercicio 1998, la opinión de CEPYME era de que “el año había sido de

consolidación económica, en el que las empresas habían afianzado los mercados y niveles de

producción, en el que se ha reactivado el consumo interno y el paro registrado se ha descolgado

a menos del 9 por ciento”.


68

Capítulo 6 - La empresa aragonesa en el tercer milenio

69

CAPÍTULO 6

La empresa aragonesa en el tercer milenio

Los últimos años del siglo XX certificaron el final de los problemas de cambio

en las organizaciones empresariales. Tanto las sectoriales como las territoriales

estaban totalmente consolidadas y sus órganos de gobierno operaban con estricta

aplicación de sus normas estatutarias.

Superado el periodo constitutivo, en el último tramo del siglo XX las organizaciones

empresariales CREA, CEZ y CEPYME asumían su papel de representación de los

intereses de la empresa en diálogo con las administraciones públicas y con las

organizaciones sindicales.

Los medios informativos recogían el conformable clima de consenso en el que

se movía el diálogo entre las organizaciones empresariales y el poder político.

Proyectos empresariales como el amplificador de energía del profesor Rubbia

o la apuesta por el turismo de la nieve como dinamizador de parte de nuestro

territorio aragonés, contaron inmediatamente con la acogida y comprensión de

los poderes políticos. Menos receptivas fueron las administraciones públicas con

las propuestas de los empresarios en la mejora de las infraestructuras que eran

vitales en la comunidad y en una ciudad que trataba de configurar el futuro con un

claro potencial como centro logístico.


70

La economía española en general y la aragonesa en particular habían recibido un

impulso decisivo cuando el 25 de marzo de 1998, el presidente de la Comunidad

Europea hacía pública la lista con los países que formarían parte de la Unión

Europea. España había recorrido un largo camino desde que en 1959, el ministro

Alberto Ullastres puso en marcha las primeras medidas de liberalización de la

economía española que nos arrancaban de nuestra situación de autarquía.

Incluso habían quedado atrás, casi olvidados, los efectos de la aguda crisis de

1992-93, con el susto de la crisis latinoamericana a finales de 1995. Superada

aquella situación y con crecimientos superiores al 3 por ciento anual, la actividad

económica se aproximaba al cambio de siglo con incrementos interanuales del

PIB del orden del 5/5,5 por ciento.

A CIEN DÍAS DEL EURO

A mediados de 1998, cuando faltaban cien días para la entrada en vigor de la

moneda Única, fijada para el 1º de enero de 1999, la economía aragonesa aparecía

“sobrecalentada”, con un crecimiento del 3,9 por ciento, aunque con unos datos

alarmantes sobre la inflación subyacente, que preocupaban al sector empresarial.

Las medidas de corrección del déficit público y la vigilancia sobre la estabilidad

económica que había impuesto la Comisión Europea parece que dieron los

resultados buscados. En noviembre de 1998, el IPC interanual español se redujo

hasta el 1,2 por ciento, cifra muy próxima a la del área del euro. En Aragón, las

subidas salariales fueron mucho más moderadas que en el resto de España ya que

crecían a un ritmo del 0,9 por ciento frente al 2,1 por ciento nacional.

Después de superada la crisis de los años 1992 y 93, la economía aragonesa parecía

entrar en un tramo de crecimiento vigoroso que se tradujo inmediatamente en un

descenso del paro. Durante el año 1998 el desempleo descendió en Aragón en más

del 24 por ciento. Al iniciarse 1999, la tasa de paro en esta Comunidad era del 10,6

por ciento, ocho décimas menos que la media nacional.

Las cosas parecían transcurrir moderadamente bien. La economía aragonesa

parecía estabilizada en un crecimiento constante por encima de la cifra mágica

del 3 por ciento, superior a la media nacional y europea.

En aquel momento, los empresarios y los sindicatos enarbolan ya como una de

las ventajas comparativas de Aragón la paz social y el objetivo concertador que

informaba las relaciones entre empresarios y trabajadores. Las comunicaciones


71

que hacían públicas los pequeños y medianos empresarios eran expresión

de un buen clima laboral. El diálogo social se aprovechaba como una ventaja

comparativa de nuestro sistema productivo y para hacer más atractiva la región

para la inversión.

UN NUEVO SIGLO

El empuje con el que la economía aragonesa recibía el siglo XXI no podía

mantenerse mucho tiempo. Voces autorizadas aseguraban que era totalmente

utópico mantener un crecimiento superior al 3 y aún el 4 por ciento anual. Durante

el año 2000, el crecimiento del PIB en Aragón había sido del 4,1 por ciento y se

daba por seguro que en 2001 sería del 3,1. Todo ello con una tasa de inflación del 4

por ciento. Había que prepararse para un aterrizaje más o menos apresurado.

La industria y la construcción se consolidaban como tractores del crecimiento.

Según un informe de la Asociación de Constructores Promotores de Zaragoza

correspondiente al año 2000, el sector de la construcción crecía en esta provincia

a un ritmo del 9,5 por ciento anual. La construcción absorbía entonces una tercera

parte de todos los empleos que se generaban en Aragón.

No le iba a la zaga el sector industrial con incrementos de producción por encima

del 5 por ciento, que repercutieron en un aumento del 9 por ciento de la población

ocupada en el sector. La industria aragonesa parecía hacerse intensiva en mano

de obra.

Un informe presentado por el profesor Marcos Sansó en el IV Congreso de Economía

Aragonesa celebrado en los últimos días de noviembre de 2000, apuntaba un dato

que no sorprendió a los pequeños y medianos empresarios: la baja productividad

de la economía aragonesa. El profesor Sansó demostró que Aragón era un 25 por

ciento menos productiva que Estados Unidos y un 1 % menos que España. Para

Sansó los factores que impulsan el PIB son la innovación, la inversión en I+D,

la acumulación de capital humano y las infraestructuras públicas que generan

externalidades.

Se buscaban en aquel momento los factores que pudieran consolidar un

crecimiento continuado y estable. Los poderes públicos trataron de sacar partido

de unas de las fortalezas de la economía aragonesa: el consenso y la paz social que

informa las relaciones sociolaborales entre las organizaciones empresariales y las

sindicales.


72

A ello respondió la conclusión, el 17 de noviembre de ese año 2000 del Acuerdo

Económico y Social para el progreso de Aragón que firmaron el Gobierno de

Aragón, CEPYME, CREA, UGT y CC.OO. El pacto contenía por primera vez un plan

integral para inmigrantes, con medidas para facilitar la integración laboral y social

de ese colectivo.

Otra novedad era la creación del Instituto Aragonés de Prevención de Riesgos

Laborales.

Agotamiento

Los buenos datos de crecimiento con los que se había cerrado el año 2000, no

ocultaron las preocupaciones mostradas por los empresarios al constatar modelo

sobre el que se había asentado el crecimiento de los últimos cinco años daba

las primeras muestras de agotamiento. La construcción y, en menor medida, la

industria seguían siendo los puntales del crecimiento.

Un informe de la CREA, a finales del año volvía a incidir en un tema irredento: la

necesidad de una implicación de las administraciones públicas en las inversiones

para mejorar las infraestructuras de esta Comunidad. Los empresarios pedían

inversiones públicas en comunicaciones, acciones para frenar el descenso

demográfico y, en general, decisiones políticas que pusiesen las bases para que el

mundo empresarial pudiera crear riqueza.

Era el momento en el que se reiteraba la necesidad de llevar adelante la

comunicación ferroviaria a través del Pirineo Central. Un tema que en los últimos

días de octubre de este 2008 concitó en Zaragoza una magna reunión de expertos y

políticos, lo que evidencia que aquella necesidad sigue sin estar resuelta.

El año 2000 quedará marcado con signos negativos en los recuerdos de una empresa

ubicada en Aragón. Fue el primer año en que, desde su puesta en marcha en 1984,

General Motors tenía pérdidas. Los números rojos sumaron 12.000 millones de las

antiguas pesetas. La casa matriz en Detroit reconocía que estaban cambiando las

expectativas de la industria del automóvil. La competencia entre compañías del

sector era feroz. La medicina: reducción de los costes en un 10 por ciento.

En el caso de Figueruelas no se contemplaban entonces reducciones de plantilla.

Más bien al contrario, General Motors comunica que la planta aragonesa es una

candidata bien posicionada para la fabricación de un nuevo modelo, el Meriva,

que completaría la gama del Corsa. En el sector la nueva competencia no se


73

establecía solamente entre distintas firmas fabricantes, sino también entre plantas

de la misma compañía por llevarse la fabricación del nuevo modelo.

Mientras la casa matriz de General Motors debatía las medidas a tomar, quince

empresas proveedoras de la factoría de Figueruelas presentaron expedientes de

regulación de empleo. Fue un signo de alarma en el toda la economía aragonesa,

dependiente de la fortaleza del sector fabricante de material de transporte.

Era solamente el inicio de una “minicrisis” que se dejó sentir en la economía

aragonesa a mediados de 2001, cuando se produjo un sorprendente incremento del


74

número de parados inscritos en las oficinas del INEM. Los informes que realizaban

las organizaciones empresariales de Aragón coincidían en que la economía

regional disminuía su velocidad de crecimiento. También había coincidencia en

señalar las causas: descenso de población y déficit de infraestructuras.

El problema demográfico había comenzado a entrar en vías de solución, ya que el

asentamiento de inmigrantes había incrementado levemente la tasa de natalidad.

Hablando de infraestructuras, diremos que en el verano de 2001 se adjudicaban

las obras de desdoblamiento de la carretera de Alcañiz, entre el Burgo de Ebro y

Zaragoza. Al mismo tiempo, avanzaban las obras del AVE, cuya llegada se preveía

para finales de 2003.


75

Repaso a 25 años de vida

Durante todo el año 2002 se sucedieron actos de conmemorativos de los 25 años

de constitución de la mayor parte de las organizaciones empresariales.

El presidente de CEPYME, Fernando Machín, recordaba en una de sus

comunicaciones a los asociados, que estas asociaciones habían nacido en Aragón

con el apoyo y participación de la mayoría de los empresarios. Reconocía que en

este periodo de un cuarto de siglo, el entorno había cambiado sorprendentemente.

La irrupción de nuevas tecnologías y la internacionalización de las empresas habían

cambiado las formas de actuación y los hábitos de vida de la sociedad. Todos estos

cambios exigen a las empresas y que exigían transformaciones constantes y una

mejora continua.

Bien es cierto que, con un cuarto de siglo a las espaldas ya no había que actuar en

una línea combativa como en los primeros años, pero el escenario globalizado de

la competencia en el que se desarrollaba la acción empresarial, exigía esfuerzos

permanentes.

Las empresas pedían entonces que las organizaciones empresariales fuesen un

instrumento útil para avanzar en la excelencia empresarial en un ambiente que en

algunas ocasiones no era muy favorable.

Cuando cumplía 25 años, CEPYME contaba con medio centenar de asociaciones y

alrededor de 20.000 empresas.

La casi totalidad de las asociaciones que la integraban cumplían también sus

Bodas de Plata.


76

Capítulo 7 - Nuevo talante ante una crisis anunciada

77

CAPÍTULO 7

Nuevo talante ante una crisis

anunciada

Pero todas las iniciativas sufrieron una suspensión después de los acontecimientos

del 11-S de 2001. Los atentados de Nueva York, aunque fuesen un suceso localizado,

tuvieron repercusiones económicas y hasta un impacto abrumador sobre la vida

ciudadana.

Interpretando esos hechos, el Banco de España, la OCDE y la propia Comisión

Europea coincidían en pronosticar un descenso en el crecimiento de la economía

española como consecuencia de la barbarie terrorista.

Desde finales de 1999, fecha en el que el PIB español crecía a un ritmo del 5,8

por ciento interanual, se había producido un paulatino descenso de la actividad

económica. Este descenso fue acusado y llegó a marcas un mínimo relativo a

mediados de 2002 cuando el PIB se estancó en crecimientos próximos al 2 por

ciento interanual. Pronto conectaría con otro suceso que abrió una brecha de

negros presagios que fue la invasión de Irak por parte de las tropas de Estados

Unidos.


78

También la economía aragonesa, que siempre acusa con un ligero retraso los

cambios de los datos de coyuntura nacionales, se manifestó una ligera ralentización

de la actividad. En el segundo trimestre de 2001, el ritmo de crecimiento del PIB

aragonés era del 2,7 por ciento, un importante frenazo si se tiene en cuenta que

el año anterior el aumento había sido del 4,3 por ciento. El Informe de Coyuntura

del Gobierno de Aragón interpreta el descenso como natural “ya que el peso de la

industria en la economía aragonesa le hace especialmente vulnerable a las fases

bajistas del ciclo y a la contracción del comercio mundial”.

CEPYME añadía otra causa más: la importante presencia de firmas multinacionales

en Aragón, que hacía más vulnerable a Aragón. En aquel momento, siete de las

diez primeras empresas de Aragón por volumen de ventas, tenían un accionariado

mayoritariamente extranjero. Los problemas de las casas matrices se transmitieron

a sus participadas de Aragón, lo que repercutió en la actividad y el empleo.

El deterioro empresarial se materializó en el cierre de algunas empresas con

titularidad multinacional, especialmente algunas auxiliares del automóvil. El lento

goteo de cierres posiblemente difuminó la idea de estábamos ante una grave crisis

en el sector industrial aragonés.

El verano de 2002 enviaba noticias contradictorias sobre la marcha de la economía

tanto a nivel global como a nivel local.

Junto a este goteo de malas noticias, aparece una que abre una puerta a la

esperanza: Inditex, la empresa propietaria de la marca Zara, sería la primera

inquilina de la recién creada Plataforma Logística de Zaragoza, PLA-ZA. Inditex

ocuparía una parcela de 275.000 metros cuadrados y crearía más de 700 puestos

de trabajo directos.

El inicio de actividades en PLA-ZA devolvía cierta confianza en una deseable

diversificación de la actividad económica, un primer paso para abandonar el

monocultivo de la industria del transporte. Coincidía la puesta en marcha de

la Plataforma con la conclusión de algunas infraestructuras de transporte. La

irrupción de las TIC había cambiado por completo la estructura y las necesidades

de las empresas dedicadas a transporte y logística. Eso coincidía con un periodo

en el que Zaragoza pugnaba por sacar rendimiento de su estratégica localización

geográfica. Ello coincidía con la oportunidad de encontrar suelo libre al lado

de las nuevas infraestructuras de transportes y comunicaciones donde instalar

plataformas logísticas. Zaragoza y Aragón están en un punto geográfico de

importancia estratégica, tenía en marcha la construcción de nuevas infraestructuras

de transporte y había suelo para desarrollo de grandes plataformas.


79

En suma, se había dado el primer paso para consagrar a Zaragoza como la gran

capital logística de España. Hoy, siete años después, ningún acontecimiento ha

hecho variar aquellas expectativas. Las organizaciones empresariales y todos los

partidos políticos se han mostrado de acuerdo en señalar la actividad logística

como una nueva especialización de la economía aragonesa.

No se trata solamente de la plataforma de Zaragoza, sino que en forma de estrella

han nacido otras plataformas en Huesca y Teruel, a las que se pueden añadir en el

futuro Mallén y Fraga, que están consolidando un tejido logístico que abarca toda

la Comunidad de Aragón.

PLA-ZA, el aeropuerto, las nuevas infraestructuras marcan una nueva dirección

para la actividad económica de Aragón, que se convierte poco a poco en una

economía de servicios.


80

Una noticia importante para todos fue la inauguración, el 17 de septiembre del

Tercer Cinturón de Zaragoza, una obra que había costado 75 millones de euros.

Hacia casi dos décadas que no se había inaugurado en Aragón una gran obra de

comunicaciones. Aragón en general y Zaragoza en particular trataban de sacar

partido de su cacareada posición geográfica de privilegio. La única forma de

obtener valor añadido del territorio es dotarlo de infraestructuras. Esta era una de

esas actuaciones vitales

Pero el acontecimiento de mayor dimensión en lo que se refiere a infraestructuras

fue la llegada en octubre de 2003 del primer AVE a Zaragoza. Eso suponía poner

en valor la posición geoestratégica de Zaragoza y, sobre todo, iba a acelerar la

transformación urbanística de la ciudad. La llegada del tren de alta velocidad

produjo un cambio de los usos del suelo de la capital. Las cicatrices que en el tejido


81

urbano dejó el trazado del viejo ferrocarril se convirtieron en espacios vacíos

que han permitido una expansión racional del entramado urbano, entre ellos la

construcción y celebración de la Exposición Internacional de 2008.

Todas estas actuaciones concretas enmascaraban de alguna forma la existencia de

una crisis económica. A finales de 2001, el entonces presidente de la CREA, Julián

López Babier, en un artículo aparecido en el Boletín de CEPYME rechaza hablar

de crisis, sustituyendo ese término por el de “incertidumbre”. Frente a posiciones

pesimistas, López Babier afirmaba que en esos momentos, “las empresas aragonesas

siguen reforzando sus aparatos productivos a pesar de esa incertidumbre”, señalando

como se consolidaban en Aragón “proyectos de inmenso futuro, como PLA-ZA, junto

con el aeropuerto, que ponen en valor la situación geográfica de Aragón”. Señalaba el

presidente de CREA que “en Huesca se impulsa un polígono tecnológico, Walqa, y la

Autovía Mudéjar avanza poco a poco en Teruel, mientras se sigue trabajando para que

la Expo 2008 se quede en Aragón”.

La década prodigiosa

Todas estas obras generaron un nuevo entusiasmo inversor en Zaragoza. El

histórico pesimismo emprendedor de los aragoneses dio paso a una actitud más

ambiciosa y optimista. Aumentó la convicción de que Aragón puede y debe ser

definidor y artífice de sus propios proyectos.

Fue un momento en el que las organizaciones empresariales, entre ellas CEPYME,

se dieron cuenta de que aunque las inversiones públicas en Aragón llevaban un

histórico retraso, Aragón se había colocado entre las comunidades con más alta

actividad económica de España. Las causas: el elevado nivel profesional de nuestras

empresas, a la calidad de nuestro capital humano y al excelente clima social que se

respira. Un nuevo dinamismo parecía haber irrumpido en la economía aragonesa

materializados en muchos proyectos empresariales que tenían su base en las

nuevas infraestructuras.

Eran los primeros pasos de lo que algunos periodistas llamamos la “década

prodigiosa” en alusión de que se había dado un fuerte impulso inversor derivado

de la puesta en valor de la localización de Zaragoza y de Aragón, que hacían de

esta Comunidad una de las más dinámicas de Europa en este primer tramo del

siglo XXI.

La sociedad AVALOR estimó que estos cambios económicos, urbanísticos y

sociales, habían configurado un nuevo ambiente social emprendedor que puede


82

explicar el nacimiento de nuevos proyectos llevados a cabo por la iniciativa privada

que sin duda van a genera cambios urbanísticos, económicos y sociales de una

nueva Zaragoza.

Con ocasión de su décimo aniversario, en 2005, AVALOR organizó una reunión

empresarial para dar a conocer a la opinión pública las iniciativas que habían

nacido al calor de esos nuevos conceptos.

El día 23 de junio, en el Centro de Negocios del Hotel Palafox, tuvo lugar una mesa

redonda en la que participaron José Carlos Arnal, Asesor Técnico de la Alcaldía

de Zaragoza y Coordinador del proyecto de Milla Digital; Ricardo García Becerril,

Director Gerente de la Plataforma Logística de Zaragoza; María López Palacín, gerente

del Parque Tecnológico de Reciclado, “López Soriano”; José Ramón Colell, director

general de la Fundación San Valero; Ian Sandford, director general de Euroforum

Investment, que lleva a cabo el proyecto de Puerto Venecia, y Alberto Roca, Director

de Proyectos de Zaragoza Urbana, que dirige las obras del proyecto Aragonia.

Todos ellos expusieron los objetivos del nacimiento, el desarrollo y conclusión de

sus proyectos. Todos coincidieron en que Zaragoza comenzaba a sacar partido

de los potenciales derivados de su estratégica situación geográfica. La Plataforma

Logística, el espacio de “Puerto Venecia”, el Parque Tecnológico de Reciclado

avanzaban como puesta en valor de las magníficas conexiones geográficas que

esta ciudad tiene con el área más dinámica del suroeste europeo.

Se trataba de proyectos que obtenían rendimiento de las fortalezas que esta ciudad

ha tenido desde hace dos mil años, sobre los que la celebración de Expo 2008

había actuado como catalizador. Se trataba de proyectos que suponían inversiones

próximas a los 4.000 millones de euros, y que creaban cerca de 20.000 puestos de

trabajo directos pero que, sobre todo, eran una muestra de un nuevo talante y una

nueva trayectoria en el crecimiento de Zaragoza.

Prueba de la abundancia de estas iniciativas inversoras es que la Confederación

de Empresarios de Zaragoza, CEZ, y con ocasión de sus 25 aniversario, celebró a

finales de 2001 una gran exposición con el lema “Zaragoza, enclave de progreso”

en la que se recogieron los grandes proyectos urbanísticos y de infraestructuras

que en aquellos momentos existían en la capital aragonesa.

La exposición permaneció abierta al público en el Palacio de la Lonja, entre el 1

de febrero y el 15 de marzo de 2002. En ella se recogieron 25 grandes proyectos

públicos y privados que anunciaban una profunda transformación de la ciudad.

La mayor parte de ellos se han finalizado antes de que se inaugurase la Expo en

junio de 2008.


83


84

A pesar de este fenómeno eufórico, junto con estos proyectos concretos con los que

se iniciaba el siglo XXI, los informes de coyuntura mostraban en ciertas ocasiones

un claro perfil depresivo.

Mediado el año 2002 se daba como aspiración optimista que la economía aragonesa

creciera el 1,5 por ciento, cuando en los años pasados lo había hecho en más del

4 por ciento. A pesar de ese perfil depresivo, Aragón era una de las comunidades

española con más baja tasa de paro de todo España.

A pesar de que la actividad total de la economía aragonesa y española no parecía estar

afectadas por la crisis, las pequeñas y medianas empresas aseguraban que pasaban

dificultades en el acceso a las fuentes de financiación, que soportaban una elevada

fiscalidad y denunciaban la fuerte carga de burocratización existente. Según el Boletín

de CEPYME, que recoge las conclusiones de un informe de FUNCAS, estos factores

tuvieron un efecto negativo en la creación de empleo. Mientras que en el año 2000, la

mitad de las PYMES incremento su cifra total de puestos de trabajo, en 2001 solamente

un 30 por ciento sumó personal a sus plantillas.

Primeros pasos de la Expo 2008

Ya he dicho que al entrar en el siglo XXI, la actividad económica en Aragón había

superado el estancamiento de la primera parte de la década de los años 90. Sobre

todo, se había quebrado el discurso victimista al que tan proclives suelen ser los

aragoneses.

La concurrencia en el tiempo de un nuevo dinamismo inversor de la iniciativa

privada y la constatación de que la parte contractiva del ciclo económico pudiera

estar finalizando es lo que mueve a Zaragoza a iniciar nuevos importantes

proyectos que también la orientación productiva y de especialización en las

nuevas estructuras económicas mundiales.

Había brotado y se mantenía un inédito sentimiento de autoestima y de fe en

nuestras reales posibilidades, fortalezas y oportunidades. Eran valores que se

querían transmitir a todos los continentes.

La publicación “Participación empresarial en la Expo 2008” (Sociedad Expoagua

Zaragoza 2008) confirma que en estos años existía un total consenso en la necesidad

apremiante de conseguir “un motor” que centralizase y dotase de potencia lo que

era un clamor general. Un “motor” capaz de concentrar inversiones de un alto

valor en un breve periodo de tiempo. Un acontecimiento de gran calibre, que


85

atrajeses importantes inversiones y que actuase como catalizador de muchos

proyectos urbanísticos solo podía ser una Exposición Internacional o Universal.

Las exposición de 1808 fue la que dio un mayor impulso renovador hacia la

modernidad de la ciudad de Zaragoza. La candidatura de Zaragoza para albegar la

Expo 2008, se presentó como “una ocasión que no hay que desaprovechar, como la

ocasión de saltar hacia el futuro, dejar de ser una ciudad de provincias y convertirse

en ejemplo y referente de modernidad y hacerlo sin pausa, con creatividad y sin

perder las señas de identidad”.

Desde que, el 30 de agosto de 1982, saliese el primer automóvil de la planta de

Figueruelas, no había habido en Zaragoza ni en Aragón un acontecimiento

capaz de variar decisivamente el rumbo de la economía aragonesa. Después del

vertiginoso crecimiento que experimentó hasta el año 2000 el sector del material

de transporte y automóviles, ninguna otra actividad económica ni ningún suceso

había asumido el papel de “locomotora” de la economía regional.

El objetivo era especializar a la ciudad en algo. No era cuestión de cifras de

crecimiento, sino de conseguir una especialización cualitativa que relanzase el

nombre de la ciudad y de la región como aventajados en la innovación de sectores

económicos emergentes, como son las energías renovables, el desarrollo sostenible

y el agua.

La celebración de dos Exposiciones internacionales en Zaragoza había

desempeñado en su día un papel dinamizador de la actividad empresarial y social.

Cada Exposición se convirtió en un reto social y empresarial. Cuando se llega al

final del siglo XX, existe el convencimiento unánime de que la realización de una

Exposición Internacional podría constituir una actuación eficaz para catapultar a

esta ciudad.

La candidatura de Zaragoza nacía como una ilusión de proyectar la ciudad de

Zaragoza en el mapa del mundo. La Expo fue en aquellos momentos un factor

aglutinador e ilusionante de todas las personas e instituciones. En sus primeros

pasos se ya confirmó que, junto con las aportaciones de las administraciones

públicas, Gobierno Central, Gobierno Autónomo de Aragón y Ayuntamiento de

Zaragoza, existía un compromiso destacadísimo del sector privado que recibió

la idea como “una gran oportunidad de relanzar la ciudad de Zaragoza y la

Comunidad de Aragón con un proyecto ilusionante”. Los trabajos de elaboración y

presentación de la candidatura de Zaragoza ya contribuyeron a crear ese ambiente

antes del 16 de diciembre de 2004, fecha en que se hizo la designación oficial.

En aquellos momentos de transición de un siglo al otro, Zaragoza y Aragón valoraron

la concesión de la Expo 2008, como una ocasión histórica y única para dar a la


86

ciudad y a su economía una proyección internacional. La Expo serviría para crear

un ambiente dinamizador para muchas iniciativas inversoras y emprendedoras y

serviría de relanzamiento a la ciudad de Zaragoza en momentos decisivos por la

competencia que se ha establecido entre capitales medias europeas por encontrar

unos motivos de atracción invasora.


87

Diversificación y nuevas tecnologías

Fueron momentos en los que tomaba cuerpo la necesidad de diversificar la

estructura productiva de Aragón y de hacer una distribución más equilibrada en el

territorio de la Comunidad.

Nacieron nuevos polígonos en lugares donde no había tradición industrial. Los

ejemplos más paradigmáticos son los polígonos de La Muela, de La Almunia y El

Burgo de Ebro.

A ese equilibrio territorial también contribuyó el propio Gobierno Autónomo que

distribuyó en las tres provincias sus iniciativas más costosas, creando PLA-ZA en

Zaragoza, el parque de Dinópolis en Teruel y el Parque Walqa en Huesca.

Como símbolo de iniciativas en sectores emergentes, hay que apuntar la

constitución en los primeros meses de 2004 de la Fundación para el Desarrollo

del Nitrógeno, el combustible del futuro. Se trata de un proyecto que consagra el

favorable clima académico, científico y empresarial que en esos momentos se vive

en Aragón. El propio Consejero de Industria del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga,

reconoció en declaraciones a los medios de comunicación de Aragón que uno de

los objetivos del proyecto del Nitrógeno es conseguir la movilización de muchas

pequeñas y medianas empresas que pueden hacer aportaciones importantes en la

mejora de esta nueva fuente energética.

A nivel interno, las empresas ven con meridiana claridad la ecónomía global

impone ciertas exigencias. CEPYME las concreta en la innovación tecnológica y el

comercio electrónico en las empresas.

Con el apoyo del Instituto Tecnológico de Aragón, y la ayuda financiera del

Fondo Social Europeo, CEPYME creó en 2001 dos herramientas informáticas,

sencillas y gratuitas para impulsar el correo electrónico y la incorporación de

nuevas tecnologías de gestión y producción en la empresa. “E-guidecom” y un

nuevo “Manuel de Autodiagnóstico Tecnológico, supusieron un salto importante

y el inicio de una carrera para enjugar el retraso en la aplicación de las nuevas

tecnologías.

Algunos periodistas entusiasmados calificaron estos pasos como “históricos para

el futuro de Aragón”.


88

Capítulo 8 - El euro arrastra hacia la internacionalización

89

CAPÍTULO 8

El euro arrastra hacia la

internacionalización

En los primeros años del siglo XXI contemplamos un aparente contraste entre los

datos contenidos de la marcha de la economía nacional e internacional, con el

buen ritmo de crecimiento de la economía aragonesa. Cierto que hay un principio

histórico en el comportamiento de Aragón según el cual las crisis afectan a esta

Comunidad más tarde que al conjunto nacional, aunque también se retrasa la

salida de túnel.

En los dos primeros años del tercer milenio, la economía aragonesa había crecido

al mismo ritmo que la economía española, el 3,4 por ciento anual. Las provincias

del Valle del Ebro y Madrid fueron los únicos territorios que crecieron por encima

de la media de la Unión Europea.

En mayo de 2003 se celebraban elecciones autonómicas en Aragón. Las grandes

actuaciones de las que hemos hablado en el capítulo anterior mantenían el ritmo

de crecimiento.


90

Los cuatro años del Gobierno de Marcelino Iglesias que constituían su primera

legislatura, se salvaron con actuaciones aisladas pero que incidieron en puntos my

concretos de la economía aragonesa, pero con un extraordinario efecto de arrastre.

Uno de ellos fue el Plan Olimpia que contemplaba una importante reducción de

gasto en las plantas de Opel en Europa. Se analizó y se peleó el contenido del plan

y, al final de las negociaciones, en las que participó activamente el presidente y

algún consejero de su gobierno, la planta de Figueruelas no sólo no sufrió recortes

en su producción, sino que salió reforzada ya que en ella se montaría el nuevo

monovolumen de la marca Opel, el Meriva.

Mientras, otra de las “locomotoras” de la economía aragonesa, el AVE, se acercaba

a Zaragoza. El primer tren llegó a la estación de Delicias en octubre de este 2003.

Finalmente, PLA-ZA que comenzó con algunas incertidumbres, se fue poblando

de nuevas empresas. La más importante Inditex, creó más de 700 empleos.

Todas estas actuaciones mantenían una euforia activa en la población y en el

empresariado aragonés, al margen de que la coyuntura internacional no contribuía

a este entusiasmo.

Todas ellas fueron esgrimidas por el Presidente Iglesias en su campaña electoral

ante los comicios autonómicos convocados para el primer trimestre de 2004. Sobre

ellos, el Presidente asentó su convencimiento de que la culminación de todos ellos

pasaba por su Continuidad en el Gobierno. Su campaña electoral se fundamentó

en la necesidad de una “estabilidad política”. Durante los 20 años de autonomía,

Aragón había tenido seis presidentes de gobierno distintos. Era un logro histórico

si Marcelino Iglesias conseguía sucederse a si mismo y los electores pidieron que

Iglesias repitiese mandato.

La estabilidad política se unía con el optimismo aportado por los datos de la

marcha de la economía para dar como resultado un ambiente ilusionado. En

Aragón, la tasa de paro a finales de 2003 se situaba en el 5,8 por ciento, la más baja

de España después de La Rioja.

Un nuevo Acuerdo Económico Social

Para mantener ese ambiente de concordia, en los primeros meses de 2004 se

firmaba un nuevo Acuerdo Económico y Social para el Progreso de Aragón,

AESPA, en cuya foto aparecían nuevos protagonistas que no estaban en anteriores

protocolos. Jesús Membrado, Secretario Regional de UGT durante doce años, y

Enrique Tordesillas, de CC.OO. habían dejados sus puestos.


91

Un artículo del Secretario General de CEPYME, Rafael Zapatero, destacaba que lo

importante del acuerdo era su propia continuidad y su prevalencia desde 1989 que

evidenciaba la existencia de un objetivo de concertación social y de consenso que

es admirado en otros lugares.

El Acuerdo no es exclusivamente fruto de unas negociaciones de cuatro o cinco

meses en los que se debaten posiciones, sino de unas fluidas relaciones entre los

agentes sociales que se manifiestas en otros muchos campos de la concertación.

Muchas de las personas que intervienen en la negociación sobre el AESPA se

encuentran en otros foros de concertación en los que forman parte organizaciones

empresariales y sindicales.

Uno de ellos es el SAMA, el Servicio de Mediación y Arbitraje. El Boletín

Informativo de CEPYME reconoce que, en 2001, el SAMA había resuelto de forma

positiva el 83 por ciento de los conflictos que tramitó en ese año. El SAMA es

un lugar donde se encuentran representantes de los empresarios y sindicatos y

donde se aplican los principios del Acuerdo sobre la Solución Extrajudicial de

los Conflictos que suscribieron UGT, CC.OO, CREA Y CEPYME. Su actividad de

mediación, conciliación y arbitraje supuso para las empresas un ahorro de costes

en despidos y huelgas de 11.000 millones de las antiguas pesetas. Además de esta

alta rentabilidad del sistema, el funcionamiento del SAMA es una oportunidad

más en la que sindicatos y organizaciones empresariales materializan el buen

clima social que preside las relaciones laborales.

La Expo 2008, en Zaragoza

Pero la gran noticia del año 2004 se produjo el 14 de diciembre. El secretario

General de la Oficina Internacional de Exposiciones, hacía pública en París la

designación de Zaragoza como sede de la Exposición Internacional 2008, con el

tema “Agua y desarrollo sostenible”.

Ello suponía en anuncio de la llegada de un importante caudal de inversiones

públicas, más de 1.400 millones de euros, para mejora de las infraestructuras

de comunicaciones de Zaragoza, como eran el tercero y cuarto cinturón, la

construcción de una nueva terminal del aeropuerto, la construcción del propio

recinto expositivo, para tender nuevos puentes sobre el Ebro y convertir las riberas

del Ebro en la nueva vía principal de Zaragoza.

Todo ello habría de hacerse en tres años y medio, lo que ponía a prueba la capacidad

de proyectar y ejecutar de nuestros profesionales y de nuestras empresas. En suma,


92


93

un desafío apasionante para Zaragoza y Aragón. En otros capítulos posteriores

veremos como los profesionales y las empresas de Aragón, que participaron

activamente en la edificación y desarrollo de la Expo salieron airosos del envite.

La diversificación, la asignatura pendiente

En las primeras semanas de 2005 vuelven a presentarse anuncios de tormenta

alrededor de Opel. La caída de matriculación de automóviles y las elevadas pérdidas

de Opel Europa, llevaron a la empresa a reducir en 12.000 los puestos de trabajo

de sus factorías en Europa. Figueruelas logró que la reducción de su plantilla se

hiciese de forma escalonada y que gran parte de los ceses de trabajadores fuesen

voluntarios.

Esta solución reeditó los viejos recelos sobre una de de las debilidades del

sistema productivo aragonés: su concentración en un solo sector, el automóvil.

Era el momento de volver a platear como exigencia inmediata la diversificación

de nuestro tejido industrial, haciendo emerger nuevos sectores de modernas

tecnologías y la necesidad de hacer reposar nuestro crecimientos en actividades

intensivas de inversión y capital en vez de ser intensivas en mano de obra.

Plan Empresarial

He apuntado varias veces que en estos años iniciales del siglo XXI, la sociedad

aragonesa contemplaba su futuro con un optimismo casi inédito en su historia

moderna. Parecía desaparecer el carácter hipercrítico y destructivo de muchos

de los diagnósticos sobre nuestros potenciales y eran sustituidos por un

reconocimiento realista de nuestras posibilidades.

Algunos estudios confirmaron con cifras ese sentimiento de autoestima que no

tenía muchos precedentes. Uno de ellos fue el Plan Empresarial que elaboró la

Confederación Regional de Empresarios de Aragón, CREA, en los primeros días de

2005. Era un estudio que nacía con el objetivo de cambiar muchos de los prejuicios

y lugares comunes desde los que se había enjuiciado la actividad económica de

Aragón. El Plan presentado por los empresarios derribaba viejos tópicos sobre los

que se había construido un pesimismo recurrente y un escepticismo paralizante.

La CREA realizó el clásico análisis DAFO, de debilidades, amenaza, fortalezas y

oportunidades. Un Plan valioso y realista para impulsar el empleo de nuestros

potenciales endógenos.


94

Junto a las consabidas debilidades demográficas, ausencia de infraestructuras y

baja inversión pública, el estudio hacía una minuciosa relación de fortalezas en las

que se podía asentar la esperanza de futuro.

En líneas generales, el Plan de CREA apuntaba que en Aragón poseemos una

renta per cápita de las más elevadas de España y en pleno camino de convergencia

con Europa y que esta comunidad disfruta de unas de las más bajas tasas

de paro de España. Apuntaba también que Aragón tiene una clara vocación

internacionalizadora, como demuestran sus cifras de comercio exterior, una paz

social creativa, un elevado nivel de formación técnica y profesional y recursos

naturales para llevar a cabo proyectos de futuro.

En general, el estudio de la CREA reconoce el potencial de Aragón, una región que

había ido creciendo sin ayudas y con escasas inversiones públicas. También exponía

una serie de planes para cumplir casi una treintena de objetivos viables y deseables.

El estudio de la CREA casi coincidió en el tiempo con una jornada sobre “Aragón

territorio de oportunidades”, organizada por el Instituto Aragonés de Fomento y

ARAGONEX. En ella se destacaba la fortaleza del sector industrial en Aragón, que

aporta el 21 por ciento del Valor Añadido Bruto, frente al 16 por ciento que es la

aportación de la industria en el conjunto de España.

Investigación e innovación

Conocidos cuales son nuestros potenciales, el paso siguiente era precisar la forma

en la que se podían sacar de ellos los máximos rendimientos.

Los conceptos de innovación, investigación, productividad y competitividad

aparecían en todos los foros empresariales en la primera década del Milenio.

Este objetivo era aún más claro en Aragón donde la presencia de las pequeñas

y medianas empresas es superior al de otras regiones y bien es sabido que las

relaciones con la Universidad son más difíciles desde estas pequeñas empresas.

Un estudio realizado por la empresa Append por encargo del Instituto Tecnológico

de Aragón, titulado “Innovación en la empresa aragonesa” nos presenta la cara

menos optimista de nuestra estructura industrial. Según este informe, los gastos

internos en I+D representan solamente el 0,79 por ciento del PIB de Aragón, muy

lejos del 1,18 por ciento que representaban en España y el 2,5 del PIB en la Unión

Europea.


95

CEPYME advierte a sus asociados de los cambios que se estaban produciendo

en la concepción del sector industrial, con nuevos desafíos al que deben hacer

frente las empresas de manera inmediata. “Para ser competitivos –puntualiza

CEPYME- necesitamos cambiar nuestra concepción empresarial e incorporar

las tecnologías de la información en los procesos de gestión y producción. Con

esa aplicación se podrán reducir costes, incrementar la productividad, mejorar la

gestión empresarial y abrir nuevos mercados, lo que se traducirá en un aumento

significativo de la competitividad de nuestras empresas”.

Pero aparte del mensaje, CEPYME Aragón quiso dar contenido a esas

recomendaciones y elaboró su primer “Plan para la integración de las empresas

aragonesas en la Sociedad de la Información”. En este plan no sólo se hacía

un análisis comparativo de la situación comparada con el entorno sino que,


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fundamentalmente, se aportaron soluciones y acciones concretas a corto, medio y

largo plazo para que las PYMES pudieran aprovechar los potenciales de las TICs.

La propuesta incluía el desarrollo de una oferta de servicios y “Nuestro objetivo

–decía un comunicado de CEPYME Aragón- es que las PYMES aragonesas, un 99

por ciento del tejido empresarial de esta comunidad den un paso hacia el futuro”.


97

Una Europa a 25

El 1º de mayo de 2004, se incorporaban ocho nuevos países a la Unión Europea. Las

pequeñas y medianas empresas experimentaron una pequeña conmoción. Desde

el punto de vista estrictamente económico, la ampliación abría para España y para

Aragón mayores posibilidades de hacer negocios en nuevos mercados y de realizar

en ellos inversiones que retornasen en forma de beneficios. También detectaron

desafíos y peligros, especialmente la pérdida de los fondos de cohesión y el recorte

de ayudas estructurales que se producirían a partir de 2007.

Aragón sería una de las comunidades más perjudicadas, ya que solamente

se mantendrían las ayudas estructurales para las autonomías de Andalucía,

Extremadura y Galicia.

Desde Aragón, CEPYME advertía de las oportunidades y de los amenazas de la

nueva Europa. “Para Aragón –afirmaba CEPYME en uno de sus comunicados- el

objetivo es que nuestras empresas consigan aumentar sus cuotas de exportación

en estos mercados y que realicen proyectos de inversión directa” y admitía que “a

largo plazo, los efectos de la ampliación pueden ser positivos, si logramos potenciar

el atractivo de Aragón como lugar de atracción de proyectos con inversión

internacional, para lo que contamos con la baza del AVE y nuestra Plataforma

Logística, y con el excelente capital humano y el buen clima laboral de nuestra

región, para poder competir”.

CEPYME afirmaba tajantemente que “los nuevos socios de la Unión Europea eran

en aquel momento en uno de los mercados exteriores con mayor potencial para

Aragón”. Esta opinión se basaba en la evolución de las relaciones comerciales

aragonesas con esta zona, cuyas exportaciones habían crecido en los últimos años

un 25 por ciento”. Aragón exporta a los países del antiguo Este europeo automóviles,

calderas, aparatos mecánicos y material eléctrico. Sin embargo, CEPYME reconoce

que el impacto económico y comercial de la ampliación “dependerá de nuestra

habilidad para aprovechar las oportunidades de exportación que brindan estos

mercados emergentes”.


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Capítulo 9 - El optimismo lo inunda todo

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CAPÍTULO 9

El optimismo lo inunda todo

La concesión de la sede de la Exposición Internacional de 2008 a la ciudad de

Zaragoza fue el suceso que desató una oleada de euforia colectiva en la sociedad

aragonesa. Bien es cierto que el acontecimiento se produjo en un ambiente de

moderado optimismo debido a la bonanza económica que se disfrutaba en Aragón.

A finales de 2004 y principios de 2005, la economía aragonesa crecía a un ritmo

envidiable, el 3,5 por ciento, casi con la misma celeridad con la que incrementaba

su actividad la economía española y por encima de la media de la Unión Europea.

La Comunidad aragonesa había alcanzado en 2006 un punto de convergencia en

su nivel de renta con las Unión Europea de los 15. Siete comunidades autónomas,

Navarra, Madrid, País Vasco, Baleares, Cataluña, La Rioja y Aragón superaban en

renta a la UE-15, según el informe de las Cajas de Ahorros Españolas

Un ritmo de crecimiento de esta magnitud generó una inmediata sensación de

confianza en nuestro potencial, a la que se unió la designación de Zaragoza como

anfitriona de la Exposición Internacional. Hacía meses que el empresariado y

todas las fuerzas políticas de Aragón buscaban un elemento dinamizador de


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la actividad, un acontecimiento motor que imprimiese fuerza a una economía

cuyo último gran acontecimiento fue la salida del primer Corsa de Figuruelas

a finales de 1984. La coyuntura económica “iba bien” pero no se vislumbraban

referencias de futuro que marcasen una trayectoria que impulsase la actividad.

Una solución era la cita de un gran acontecimiento que dinamizase los cambios

de orientación en la actividad y que provocase reformas urbanísticas, creación de

nuevas infraestructuras y propagase por todo el mundo el nombre de la ciudad.

Descartados unos Juegos Olímpicos o la declaración de Zaragoza como Capital de

la Cultura, la solución era la celebración en Zaragoza de la Exposición Internacional

de 2008.

Las previsiones oficiales

Las apreciaciones oficiales sobre nuestra economía regional, compartían en parte

estos niveles de euforia colectiva. 2005 había concluido con un crecimiento en

Aragón del 3,4 por ciento, el mismo que un año antes, lo que revela estabilidad en

la marcha. Las estimaciones para 2006 fijaban el aumento de actividad en el 3,6

por ciento, fundamentado en una aceleración de la industria, que crecería un 1,9

por ciento, y el repunte de los servicios y la construcción que podrían avanzar un 4

y un 6.5 por ciento respectivamente.

Pero la noticia residía en la forma en que los pequeños y medianos empresarios

comentaron estas previsiones que ponía un leve contrapeso en la euforia política.

“A pesar del optimismo con el que cerramos 2005 –decía CEPYME en su órgano de

comunicación- deberíamos valorar también alguna cuestión menos favorable que

arrastra nuestra economía. Por ejemplo, debía hacerse un esfuerzo para mejorar

nuestro patrón de crecimiento, para que sea más equilibrado y se corrijan las

desequilibrios importantes y los desafíos pendientes tales como la elevada tasa de

inflación, el estancamiento de los niveles de competitividad y el déficit por cuenta

corriente”.

Dentro de las peticiones que hacía CEPYME Aragón enumeramos una mayor

inversión, pública y privada, en investigación, desarrollo e innovación a la par que

se potencia un sistema de formación reglada y continua acorde a las necesidades de

las empresas. “Aragón y al calor del ambiente de cambio que trae la Expo –afirmaba

CEPYME- y con el respaldo de unas tasas de crecimiento favorables, debería

reinventarse alrededor del conocimiento, convirtiendo nuestro crecimiento, que

da signos de agotamiento, en una economía potente y líder en calidad, innovación

y competitividad”.


101

La terca realidad estadística

En realidad, debajo de unos buenos datos de crecimiento, y de la euforia colectiva

fundada en la llegada de la Expo 2008, subyacía una preocupación por el futuro,

como se entreveía en las opiniones de los empresarios en algunas encuestas de

coyuntura. El Índice de percepción Industrial de Aragón, IPIA, elaborado por

CEPYME revelaba que, a mediados de 2005, el empresariado no era tan optimista

y advertía que “la economía aragonesa empeora ligeramente, lo que anticipa

un ligero estancamiento”. El estudio de IPIA reconocía que la confianza de los

empresarios aragoneses seguía moderándose. Se apuntaba sólo un prudente

optimismo en las ventas nacionales, aunque se constataba una debilidad en la

cartera de pedidos. Todo ello era un anuncio de que las inversiones se estancaban


102


103

y que se moderaban las previsiones de contratación de mano de obra. Como uno

de los factores que generaban cierto escepticismo sobre el futuro se encontraba el

incremento de los costes de las materias primas lo que repercutía en un aumento

de los precios.

Durante todo 2006, los estornudos de Opel, produjeron resfriados en todo

Aragón. Primero fue la reducción de personal por descenso en el número de

matriculaciones, y luego la porfía con la ciudad polaca de Gliwice para llevarse

la fabricación del nuevo modelo de Meriva. Finalmente, el 14 de febrero de 2006

(San Valentín) General Motors anuncia que en la lucha entre factorías, el premio

era para Figueruelas. Un periodista afirmaba que esta decisión era “la primera

ocasión en la que una planta de la Europa desarrollada, con costes salariales

elevados, le ganaba la partida a un país de la Europa Oriental, con sueldos cuatro

veces inferiores a los españoles”.

Esta decisión fue la tercera pata para consolidar una base sólida en la que asentar

la euforia económica.

También era un argumento para reeditar el debate de la necesidad de alejar el

fantasma del “monocultivo industrial” del sector del material de transportes.

Periódicamente, cada vez que se levanta el fantasma de una deslocalización

industria, las organizaciones políticas y económicas vuelven sobre el manoseado

tema. Cuando el riesgo se aleja se recupera la bonanza y crece el optimismo o,

como en el caso de lo ocurrido en Zaragoza a principios de 2006, la euforia colectiva

sobre el futuro que le esperaba a Zaragoza.

PLA-ZA y el sector logístico emergía como una alternativa cada vez que las poblaciones

alrededor de General Motors temblaban ante un despido masivo de la plantilla.

La actividad constructora se mantenía con niveles galácticos no solo por lo

que suponía como actividad generadora de empleos, sino porque gran parte

de su trabajo estaba enfocado a la construcción de varios centros comerciales

de magnitud sideral. Una vez levantada la moratoria que impuso el Gobierno

de Aragón al establecimiento de nuevos centros comerciales, las peticiones de

licencia de apertura de grandes superficies se multiplicaron. En estos años se

estaba construyendo Plaza Imperial, Puerto Venecia y Aragonia que relanzaban a

Zaragoza como centro atractivo para las compras de 12 millones de personas que

viven a menos de tres horas de viaje en coche. Los servicios se postulaban como

diversificación y alternativa al “monocultivo” de Opel.

Hasta que llegase la finalización de las obras y la apertura de estos gigantes del

comercio, la construcción seguía manteniendo el crecimiento de Aragón. Durante


104

el primer trimestre de 2006 la vivienda nueva subió en Zaragoza el 16 por ciento,

rente al 12 por ciento que lo hizo la media nacional. En los últimos siete años, los

pisos habían subido catorce veces más que los salarios.

Cambio en la cúpula de CEPYME Zaragoza

El 20 de diciembre de 2004 celebró Asamblea General CEPYME Zaragoza. En

ella, se eligió a Aurelio López de Hita como nuevo presidente para un mandato

de cuatro años. Sucedía en el puesto a Fernando Machín, uno de los históricos

del movimiento asociativo empresarial. En su discurso de despedida, Fernando

Machín, que fue nombrado presidente fundador de la Confederación con carácter

vitalicio, afirmó que en las casi treinta años de CEPYME, se había creado “un

movimiento empresarial sólido y unido, conseguido con la dedicación y esfuerzo

de todas las asociaciones que hoy conforman CEPYME”.

El nuevo presidente anunció que en aquel momento se abría “un proceso de

transformación progresiva de la Confederación sustentada en la idea de que las

organizaciones empresariales que ahora conviven en ella, continúen haciéndolo

en un futuro desde la cooperación permanente para que cada una de ellas ocupe

un lugar inequívoco y desarrolle su tarea de forma ágil y eficaz”. En la reunión

del Comité Ejecutivo que siguió a su nombramiento, López de Hita manifiesto

que esperaba “una organización plural, constructiva, rigurosa, profesional,

de referencia y respetada, impulsa de cambios que contribuyan a mejorar la

competitividad de las empresas”.

Pocos meses después de su elección y llevando a la realidad el contenido de su

programa López de Hita convocó a las asociaciones que componen CEPYME par

definir nuevas políticas de actuación que la Confederación contempla a corto plazo. A

la convocatoria respondieron representantes de 70 organizaciones empresariales que

se integran en CEPYME Zaragoza y que representan a 20.000 empresas.

En las semanas siguientes a su nombramiento, Aurelio López de Hita inició

una ronda de encuentros con representantes de las administraciones públicas

y otros organismos oficiales. Se entrevistó con el vicepresidente del Gobierno

autónomo, José Angel Biel; con el presidente de las Cortes de Aragón, Francisco

Pina; con el Consejero de Economía del Gobierno autónomo, Eduardo Bandrés;

con el consejero de Industria, Comercio y Turismo, Arturo Aliaga y se reunió

con los miembros de los comités ejecutivos de CEPYME Aragón, y CEPYME de

las tres provincias aragonesas, así como destacadas asociaciones de PYMES de la

Comunidad Autónoma.


105

Los relevos no se limitaron a CEPYME Zaragoza y CEPYME Aragón sino que pocos

días antes de finalizar 2005 también se renovó la cúpula empresarial en Aragón

y renovaron sus cargos varias organizaciones representantivas de Teruel. Un mes

después de su designación como Presidente de CEPYME Zaragoza, López de Hita

era elegido presidente de CEPYME Aragón.

Jesús Morte, relevó a Julián López Babier como presidente de CREA mientras que

Esteban Bayona sustituía a Miguel Ángel Gil al frente de CEPYME Teruel.

Jesús Morte tenía probada su experiencia en el campo de la representación

empresarial, ya que había sido responsable de la Asociación de la Empresa

Familiar de Aragón. A la elección también concurrió Ángel Mas, presidente de la

Confederación de Hostelería de Huesca.

Al dar la noticia, CEPYME recibía con alegría la noticia de la elección de Jesús

Morte y en su órgano de comunicación le dedico su editorial principal en el que se

expresaba la felicitación por el nombramiento y se reconocía la colaboración que

en el mundo empresarial correspondía a CREA y CEPYME. “Por Ley –decía en su

editorial- son CREA y CEPYME Aragón las organizaciones empresariales referente

e interlocutores válidos con las administraciones públicas. Son dos organizaciones

muy conocidas y diferentes que han convivido hasta ahora en el mismo escenario y

que lo seguirán haciendo en el futuro en un clima de entendimiento y colaboración

permanente”. En el mismo editorial, CEPYME “tiende su mano a CREA para que

ambas podamos cumplir nuestros fines como organizaciones empresariales

referentes en Aragón” yen paralelo afirma que “CEPYME seguirá manteniéndose

firme e independiente en el cumplimiento de su razón de ser que no es otra que el

apoyo y defensa de las pequeñas y medianas empresas en el importantísimo papel

que juegan como elemento motor de la economía”.

No finalizaban ahí los nombramientos y cambios en los órganos directivos de

CEPYME. En la Asamblea General de la Confederación Española de Pequeña y

Mediana Empresa, celebrada el 19 de abril en Madrid, Aurelio López de Hita

era elegido, por 187 votos favorables de los 195 emitidos, miembro del Comité

Ejecutivo de la confederación nacional.


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CEPYME pide mejorar las infraestructuras

Mediado 2005, los empresarios aragoneses, representados por CREA y CEPYME reclaman al

Gobierno una mejora de las infraestructuras en todo el territorio aragonés. Estas son algunas de

las demandas formuladas por los empresarios:

- Apuesta por un ferrocarril Valencia-Sagunto-Teruel-Zaragoza-Huesca-Pau con ancho

internacional y velocidad de 300 kilómetros a la hora, con un cruce del Pirineo Central con un

túnel a baja cota, bajo el macizo de Vignemale para el trafico mixto de pasajeros y mercancías.

- También pedían la reapertura del túnel y rehabilitación de la línea de Canfranc y la conexión

directa por ferrocarril de Teruel con Madrid.

- Desdoblamiento de la N-232 desde el Burgo de Enero hasta las Ventas de Valdealgorfa, con

prolongación al Mediterráneo. También desdoblamiento de la A-68 desde el límite de la

Comunidad de Navarra hasta Alagón y de la N-II desde Fraga hasta Alfajarín.

- También proponen la construcción de una autopista de peaje entre Madrid-Guadalajara-

Zaragoza.

- Asimismo, CREA y CEPYME consideran imprescindible construir una circunvalación a

Zaragoza (A-50) por La Almunia, Ejea, Zuera, Alfajarín, Quinto de Ebro y Cariñena, que

produzca una gran área de expansión de la ciudad


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Un informe clarificador

Mientras todos estos temas entran de lleno en las opiniones públicas, un informe

realizado conjuntamente por CAI y el Instituto Aragonés de Estadística, arroja

impresiones tonificantes para las empresas aragonesas.

El informe pretendía dar a conocer la estructura económico-financiera de la

empresa aragonesa mediante el análisis de los estados contables de 13.000

empresas de Aragón que habían depositado sus cuentas en los Registros

Mercantiles de Aragón.

CEPYME Aragón destacaba las principales conclusiones del estudio, especialmente

el hecho de que el 99,1 por ciento del total de las empresas utilizadas eran pequeñas

y medianas. Estas empresas generaron el 60 por ciento del volumen de negocio

total.

Lo más importante es que las empresas analizadas mostraban una alta eficiencia

económica, entendiendo por eficiencia el Valor Añadido Bruto por unidad de

ventas, lo que es indicador de una buena gestión. Los estados contables también

revelaban una correcta financiación y un moderado endeudamiento.

Nace el Observatorio de medio ambiente

La capacidad de consenso y el buen clima social se ha ido confirmando a cada

nueva edición del Acuerdo Económico Social para el Progreso de Aragón, AESPA,

que tuvo su primera edición en 1989. Pero esa capacidad de concertación ya se

manifiesta en otros muchos foros en los que el encuentro entre los agentes sociales

es continuo.

En octubre de 2005 aparecía un nuevo acuerdo de colaboración con la puesta en

marcha del Observatorio de Medio Ambiente de Aragón, del que forman parte el

Gobierno de Aragón, CEPYME Aragón, CREA, UGT y CC.OO. Aragón.

Su objetivo es fomentar el diálogo contre los interlocutores sociales y las

instituciones en materia de medio ambiente empresarial. También se ha fijado

como objetivo la mejora de la protección del medio ambiente por parte de las

empresas instaladas en Aragón, favoreciendo la participación de los trabajadores

en estas actuaciones.


108

Capítulo 10 - Las PYMES en busca de la Expo

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CAPÍTULO 10

Las PYMES en busca de la Expo

En los primeros años del Tercer Milenio la economía aragonesa atravesaba un

momento realmente especial.

Por un lado, sus cifras de crecimiento del Valor Añadido Bruto de Aragón y del

empleo se colocaban en torno a la media nacional, cuyo PIB sufría incrementos

interanuales comprendidos entre el 2,5 y el 4 por ciento. Este crecimiento

justificaba una euforia contenida y la expresión de una inédita autoestima nacida

de una valoración real de los potenciales de la Comunidad Autónoma.

Pero, en paralelo a este creciente optimismo sobre el momento que atravesaba la

actividad económica en Zaragoza y Aragón, se extendía la opinión generalizada

entre los agentes sociales, de que era necesario un gran evento que sirviese de

motor a la actividad económica de Zaragoza y Aragón. Ese evento debía aportar

a la capital y a su entorno un distintivo de ciudad moderna, embarcado en el

empleo de las nuevas tecnologías y debía relanzar su vocación de región abierta

dinamizando la internacionalización de sus empresas.

Si en los inicios de los años 80 se buscaba una industria de cabecera que integrase

la diversificada producción industrial de Aragón, lo que determinó la implantación

de General Motors en Figueruelas, en los comienzos del siglo XXI se exploraba la

posibilidad de un gran evento que impulsase la proyección internacional de esta

bimilenaria ciudad en nuevos sectores y actividades.


110

La realización de una Exposición Internacional era una de las alternativas posibles

para acelerar todos esos cambios necesarios. También lo hubiese sido el ser sede

de unos Juegos Olímpicos o la designación de Zaragoza como capital de la Cultura.

Valorando las distintas posibilidades de calendario se determinó que la Exposición

Internacional era la gran oportunidad que esperaba el tejido empresarial aragonés

para ganar proyección internacional. Un acontecimiento de esta magnitud, era

posible en Zaragoza, como luego confirmó su celebración.

La Confederación de Pequeña y Mediana Empresa destacaba en sus boletines

informativos el valor dinamizador que tuvieron los eventos internacionales,

como Barcelona con los Juegos Olímpicos y Sevilla con la Expo 92 y Madrid y

Santiago con la capitalidad cultural: “El proyecto Pro Expo Zaragoza 2008 es la

gran oportunidad de vertebrar las diferentes sensaciones, emociones, visiones y

percepciones urbanas en un proyecto común que dinamice la ciudad y muestre

nuestras inquietudes y saber hacer a través de una ventana panorámica abierta al

futuro”.

Algunos colectivos ciudadanos ya habían avanzado la conveniencia de aprovechar

la rememoración en el año 2008 del centenario de la Exposición Hispano Francesa

de 1908, que tan benéficos efectos económicos y urbanísticos proporcionó a

Zaragoza, y de los 200 años de los Sitios franceses, en 1808.

Con todos esos presupuestos de partida, los empresarios anunciaban que la Expo

tendría un destacado impacto dinamizador sobre la economía aragonesa. Ese

impacto no se contabilizaría solamente hasta el año 2008, sino que se analizaron

los efectos sobre la economía a plazo mucho más dilatado.

Para la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, “la puesta en marcha de esta

Exposición y su celebración sentarán un Antes y un Después para la economía

de la capital aragonesa y para toda la Comunidad”. Todas las organizaciones

empresariales consideraban que el efecto sobre la economía sería multiplicador,

con especial impacto positivo en los sectores de turismo, construcción, servicios.

Al mismo tiempo, los servicios de estudios de distintas organizaciones y entidades

ya preveían que la EXPO 2008 se convertiría en una palanca para potenciar

innovación, generar conocimiento e incorporar modelos de gestión que impulsen

empleo y riqueza para toda la Comunidad.

Esta incidencia tenía una cuantificación precisa. Los preparativos y el desarrollo

de la Exposición aportarían 1 punto de crecimiento añadido al PIB regional en

cada uno de los ejercicios del trienio 2005-2008. Por su parte, la Confederación

de Pequeña y Mediana Empresa de Zaragoza recogía en uno de sus boletines las

conclusiones de sus servicios de estudios que estimaban que “la renta regional


111


112

mantendrá un fuerte ritmo de crecimiento durante el periodo 2005 y 2008, que

sitúa en torno al 3,5 por ciento acumulado anual”.

La realidad constató después lo acertado de las previsiones, ya que el crecimiento

interanual del PIB aragonés en los tres primeros trimestres de 2008, con la Expo

en pleno funcionamiento, bien por la terminación de las instalaciones como por la

recepción de visitantes había sido superior al 4,5 por ciento, mientras que, a nivel

nacional, no había el 2 por ciento. Cuando finalizaba el 2008, y gracias la Expo, los

efectos más recesivos de la actividad económica no se habían manifestado aún en

Aragón en toda su virulencia. Se puede decir que el gran evento retrasó la llegada

de la recesión en la Comunidad aragonesa.

Las raíces del proyecto

A diferencia de otros grandes eventos celebrados en España, como la Expo 92

de Sevilla, que nacieron promovidos por el Gobierno Central, la iniciativa de la

celebración y el desarrollo de la candidatura de la Expo 2008 se enraizaba en la

voluntad de la ciudadanía zaragozana y de los agentes sociales. Uno de los aspectos

singulares de la candidatura zaragozana residió en el origen popular de la iniciativa

y en una amplia participación social en la definición de esa candidatura.

Cuando ya se había constituido el Consorcio Pro Expo, en el que formaba parte

del Gobierno Central, el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón y

el Ayuntamiento de Zaragoza, y que sería quien financiase las actuaciones del

gran proyecto, se formaron Grupos de Trabajo, con participación de un centenar

de representantes de la ciudad. En estos grupos de trabajo ya se encuadraban

CEPYME Aragón, la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza, Confederación

de Empresarios de Zaragoza, Confederación de Empresarios de Hostelería y

Turismo (HORECA) y la Confederación Regional de Empresarios de Aragón.

En un encuentro con empresarios, el presidente de Expo Zaragoza, Roque Gistau

reconocía como uno de los fundamentos sólidos del evento era “el haber arrancado

de abajo hacia arriba y no al contrario”. Para Roque Gistau, “la aceptación social

y el apoyo ciudadano, has sido tan concluyentes como fueron en 1908 con la

organización de la Exposición Hispano Francesa”. De hecho, las organizaciones

empresariales y muchos empresarios a título particular demostraron con hechos

su apoyo a la Expo. Las instituciones empresariales estuvieron presentes e

intervinieron en las diferentes presentaciones del proyecto que tuvieron lugar

en París y acompañaron a las delegaciones del BIE que acudieron a Zaragoza a

evaluar la candidatura.


113

Antes de la decisión final sobra la sede, estas organizaciones empresariales

zaragozanas y aragonesas habían promovido el apoyo de las organizaciones

de ámbito estatal, como la CEOE y el Consejo Superior de Cámaras, que puso a

disposición de la organización su Departamento de Relaciones internacionales,

para la realización de gestiones tendentes a difundir las características de la

candidatura zaragozana.

Estos mismos colectivos empresariales aportaron su contribución financiera y

su colaboración técnica en la redacción del plan de candidatura y convocaron

reuniones con empresarios de diversos sectores para captar patrocinios con los

que financiar las actividades promocionales antes de la decisión final el 14 de

diciembre de 2004.


114

El papel de las empresas

Las instituciones que componían el Consorcio organizador y las organizaciones

empresariales y muchas empresas a título individual se pronunciaron en múltiples

ocasiones reconociendo el decisivo papel del mundo empresarial antes, durante

y después de la Expo 2008. El preámbulo del convenio de colaboración que

firmaron el día 2 de febrero de 2006 la sociedad Expoagua Zaragoza 2008 con la

Confederación de Pequeña y Mediana Empresa, con las Cámaras de Comercio

e Industria de Aragón y la Confederación Regional de Empresarios de Aragón ya

fijaba los objetivos básicos de la colaboración entre empresas “participando en la

ejecución de los diferentes proyectos que deben ponerse en marcha, prestando

servicios a otras empresas que vengan a ejecutar trabajos a la Expo, atendiendo

a delegaciones empresariales y organizado actividades de carácter empresarial

durante la Exposición, colaborando en la captación de visitantes, fomentando la

participación del resto de colectivos en el evento y colaborando en la definición de

la reutilización de los edificios una vez finalizado el acontecimiento” .

Articular la colaboración

Había identidad en los objetivos y en los principios que luego desembocaron en el

Centro Empresarial de Participación, Ayuda y Servicio a la Expo 2008. Sólo faltaba

articular la forma en que se desarrollaría la labor de tándem entre las organizaciones

empresariales, las propias empresas y la entidad organizadora de Expo 2008.

Para enmarcar esas relaciones existían un principio general de actuación y unas

exigencias impuestas por la premura de tiempo. El principio que guiaría las

relaciones entre las empresas y la Expo sería la transparencia total. La contratación

y concesión se ajustaría estrictamente a la normativa europea y española de

contratación pública.

Sin embargo, la concurrencia de este principio con la dura realidad creaba

problemas difíciles de solventar. Hubo que tener en cuenta que desde que el

Bureau Internacional des Expositions eligió la ciudad encargada de organizar

la Exposición Internacional hasta que el evento abrió sus puertas pasarían

solamente tres años y medio. En este corto periodo de tiempo había que diseñar,

construir y organizar una Muestra y había que hacerlo sin saltarse ni una coma la

normativa europea y española de contratación pública.

Por supuesto que la adquisición de los suelos fue compleja y costosa formal y

financieramente, ya que la mayor parte de ellos eran suelos privados. Antes de


115

la designación de Zaragoza como sede no era posible montar sobre ellos una

operación expropiación basada en el interés público ya que, en aquel momento

Zaragoza no era más que una aspirante más en el trío que acudía a la decisión

final en París. Afortunadamente se consiguió un amplio acuerdo voluntario y los

terrenos fueron comprados por una entidad financiera a sus propietarios para

después pasarlos a la sociedad organizadora a través de un transparente proceso

de compensación.

Más que un patrocinio

En anteriores celebraciones de Exposiciones Internacionales y Universales,

las relaciones entre las empresas y la entidad organizadora se regulaban por

contratos a través de un Programa de Patrocinio. Las empresas aportaban recursos

económicos y en compensación obtenían beneficios fiscales, y trato especial en

los eventos de la Exposición.

Los responsables de la Exposición Internacional eran conscientes de que el papel

del colectivo empresarial en un acontecimiento de estas características no podía

encajarse exclusivamente en el epígrafe de esos patrocinios. Había que coordinar

una colaboración entre la Expo 2008 y el colectivo empresarial.

La Sociedad Expoagua Zaragoza 2008, (que este es el nombre oficial de la entidad

organizadora de la Exposición Internacional 2008) se mostró consecuente con este

convencimiento y reconoció repetidamente y de manera pública la importancia

que podría tener la participación colaboradora del colectivo empresarial en la Expo

2008. Se trataba de prolongar el interés demostrado y el esfuerzo realizado por los

empresarios zaragozanos con su patrocinio en la preparación de la candidatura

y en las actividades de promoción antes de que se resolviera la sede del evento.

Era indispensable arbitrar un convenio de colaboración que ofreciese un marco

estable de relación entre todas las organizaciones firmantes para conseguir los

mejores resultados de la Exposición. La realización de las ideas y contenidos

de la Expo 2008 necesitaba de la colaboración de las empresas y exigía, desde el

comienzo de las relaciones entre ambos, un marco normativo para encuadrar las

relaciones contractuales entre el Consorcio y las empresas.

El preámbulo del convenio que firmaron el día 2 de febrero de 2006 la sociedad

Expo Zaragoza 2008 con las Cámaras de Comercio e Industria de Aragón, la

Confederación de Pequeña y Mediana Empresa y la Confederación Regional

de Empresarios de Aragón, la entidad organizadora reconocía el papel de las

empresas “participando en la ejecución de los diferentes proyectos que deben


116

ejecutarse, prestando servicios a otras empresas que vengan a ejecutar trabajos

a la Expo, atendiendo a delegaciones empresariales y organizado actividades

de carácter empresarial durante la Exposición, colaborando en la captación

de visitantes, fomentando la participación del resto de colectivos en el evento y

colaborando en la definición de la reutilización de los edificios una vez finalizado

el acontecimiento” .

El tratarse de una empresa pública estatal, el marco ya venía diseñado por la Ley de

Contratos del Estado. Esta Ley, que regula la contratación pública, es de obligado

cumplimiento en los casos en los que se contrate con capital público, o que tenga

interés público o que está constituida por entes públicos. En esta caso particular,

en la empresa Expo Agua Zaragoza 2008 concurrían estos tres requisitos, lo que

la confería un poder adjudicador y le imponía la normativa de contratación

pública.


117

Sin embargo, Expo Agua Zaragoza 2008 fue más lejos. La Ley de Contratos del

Estado regula los procedimientos para la adjudicación y firma de contratos de

obra, cuando su presupuesto supere los 6 millones de euros, o cuando el importe

de los servicios sea mayor de 215.000 euros. En aras de esa mayor transparencia,

se amplió la aplicación de la Ley a todos los contratos que firma la sociedad Expo

Agua Zaragoza 2008.

Todo ello había que hacerlo dentro de uno periodo muy limitado de tiempo. Los

plazos fijados por la Oficina Internacional de Exposiciones no permitía el inicio

de ninguna obra en el recinto hasta el 15 de diciembre de 2005, cuando faltaban

dos años y medios para la inauguración de la muestra. Los responsables de

Expo aseguran que a pesar del corto periodo de tiempo que mediaba desde la

concesión hasta la inauguración, “la aplicación con todo el rigor de la normativa

de la contratación pública parecía la elección acertada ya que no dilataba más los

plazos y, sin embargo, aportaba más seguridad a las empresas”. El 14 de diciembre

de 2005, cuando comienzan las obras en Ranillas, en todo el meandro solamente

se había actuado en la construcción de la Ronda del Rabal, y el Puente del Tercer

Milenio, cuyas obras corrieron a cargo del Ayuntamiento de Zaragoza y la Sociedad

Zaragoza Alta Velocidad.

En el Convenio pusieron su rúbrica Roque Gistau (como presidente de Expoagua

Zaragoza 2008) Aurelio López de Hita, (Presidente de CEPYME Aragón) Manuel Teruel,

(Presidente del Consejo Aragonés de Cámaras Oficiales de Comercio e Industria) y

Jesús Morte, como presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón, CREA.


118

Capítulo 11 - La presencia empresarial en la Expo 2008

119

CAPÍTULO 11

La presencia empresarial en la

Expo 2008

Desde que Zaragoza obtuvo la designación como anfitriona de la Expo

Internacional, los empresarios aragoneses se apresuraron a poner en marcha un

instrumento destinado a fomentar la presencia empresarial en el evento. Este

fue el propósito que se fijó la Confederación de Pequeña y Mediana Empresa de

Aragón: permitir el acceso de las pequeñas empresas a los complejos procesos

de licitación de infraestructuras, equipamientos, suministros y servicios de

promoción de eventos empresariales en el evento. Era una labor conjunta entre

todas las organizaciones empresariales y sindicatos, que no hubiera podido llegar a

buen término de haberse realizado individualmente. CEPYME entendió que había

que crear un Centro Empresarial que fuese un canal privilegiado de comunicación

entre empresarios, instituciones y organismos vinculados con la Expo en lo relativo

a los trámites relacionados con la muestra, sobre todo a concursos, licitaciones y

canalización de subcontrataciones.


120


121

En los primeros meses de 2006, se celebraron en Zaragoza unas jornadas de

participación ciudadana sobre la Expo 2008 y en la que se trataron en diferentes

mesas redondas temas como la promoción exterior, el impacto económico social,

el patrocinio, etc.

En unas jornadas de participación ciudadana una de las conclusiones propuesta

por CEPYME decía textualmente: “La Expo 2008 se sitúa como el gran atractivo

turístico en los próximos años. Pero es también una oportunidad para la promoción

de Zaragoza como lugar de ocio y diversión a nivel nacional e internacional. Sin

embargo, para asegurar su éxito es necesaria la implicación de la iniciativa privada,

en especial de los pequeños medianos empresarios que han de ser actores y

sustento clave en los escasos meses que restan para la cuenta atrás y en el camino

de futuro que se abre para Aragón después de la muestra”

El propio presidente de CEPYME-Aragón, Aurelio López de Hita, afirmaba en

declaraciones al Boletín Informativo de la Confederación, y refiriéndose a la

celebración de la Expo, que “los empresarios deben convertir el acontecimiento

en un revulsivo dinámico que nos impulse hacia la excelencia empresarial en

el ámbito turístico y de servicios, y para aprovechar las oportunidades que nos

brinda antes y después de su desarrollo”.

Opiniones y propuestas como estas fueron las que empujaron a crear el Centro

Empresarial de Participación, Apoyo y Servicio a la Expo 2008. El 2 de febrero de

2006, a dos años y medio de la inauguración de la Exposición Internacional de

Zaragoza 2008, la Sociedad Estatal Expoagua firmó dos convenios de colaboración

para estrechar lazos y trabajar conjuntamente con las organizaciones empresariales.

Uno de ellos fue signado con las organizaciones de ámbito regional, CEPYME

Aragón; Confederación de Empresarios de Aragón, CREA, y el Consejo Aragonés

de Cámaras de Comercio, y el otro fue rubricado con CEPYME Zaragoza; Cámara

de Comercio de Zaragoza y Confederación de Empresarios de Zaragoza, CEZ.

En la propuesta elaborada por los empresarios para constituir el Centro de Apoyo

Empresarial, se recuerdan los antecedentes históricos de otras exposiciones

internacionales que mostraron “una clara debilidad en la implicación y una escasa

participación del tejido empresarial local y regional, principalmente pequeñas

y medianas empresas, en las licitaciones de infraestructuras, equipamientos,

suministros y servicios necesarios para el desarrollo del evento”. Para evitar la

repetición de estos antecedentes, los empresarios aragoneses se apresuraron a

poner en marcha ese instrumento destinado al fomento de intervención de las

empresas aragonesas en los proyectos de la Expo 2008. Asimismo, serviría a las

instituciones correspondientes como soporte en materia empresarial con todo lo

relacionado con el acontecimiento”.


122

En cumplimiento de estos objetivos, durante esos dos años y medio de preparación

y los 93 días que duró la Exposición Internacional, el Centro Empresarial de

Participación y Apoyo sirvió para informar a los empresarios interesados en

concursos o adjudicaciones, sobre cualquier dato relacionado con la Expo. En él

se ofreció también información a los países y organizaciones participantes para

conocer mejor a las empresas aragonesas y relacionarse con las que pudieran

colaborar en la realización de proyectos. En todo este tiempo, el Centro Empresarial

demostró a los empresarios venidos de todos los continentes las ventajas de

invertir en Aragón, porque en este territorio hay empresas con capacidad técnica

y experiencia internacional suficiente.

El preámbulo del Convenio de colaboración ya reconocía el desempeño de

esas responsabilidades por parte del Centro Empresarial “participando en la

ejecución de los diferentes proyectos que deben ponerse en marcha, prestando

servicios a otras empresas que vengan a ejecutar trabajos a la Expo, atendiendo

a delegaciones empresariales y organizando actividades de carácter empresarial

durante la Exposición, colaborando en la captación de visitantes, fomentando la

participación del resto de colectivos en el evento y colaborando en la definición de

la reutilización de los edificios una vez finalizado el acontecimiento”.

El Centro Empresarial debía informar sobre cualquier dato relacionado con la Expo

a los empresarios interesados en concursos o adjudicaciones. En el cumplimiento

de esa labor bidireccional, el Centro también debía ofrecer información a los

países y organizaciones participantes para que éstos conociesen a las empresas

aragonesas que puedan darles trabajo en la realización de sus proyectos.

Pero los cometidos del Centro Empresarial no se agotaban con esta labor técnica

en las obras de la Expo, sino que se ampliaba con las actuaciones de captación

nacional e internacional de visitantes y la ampliación y mejora de la calidad de

los servicios comerciales y turísticos de la ciudad, sin desechar la organización de

actividades vinculadas con ella y su temática del Agua.

Durante los meses anteriores a la inauguración de la EXPO 2008, CEPYME

organizó sucesivas visitas de grupos de empresarios para que conociesen de

cerca la dinámica del Centro Empresarial. Las pequeñas y medianas empresas

mostraron especial interés en conocer los procedimientos y las distintas formas de

contratación de la Expo 2008. Durante 2006 y 2007 el Centro Empresarial organizó

distintas jornadas sobre aspectos parciales de la organización de la Expo y la forma

en que los pequeños y medianos empresarios podían participar en e l evento.


123

En dos direcciones

Por medio del Centro de Participación y Apoyo, el mundo empresarial aportó a la

entidad organizadora ideas a la organización de Expoagua y por ese mismo medio

la sociedad encargada de la construcción y desarrollo de la muestra transmitió al

tejido empresarial las convocatorias de concursos y licitaciones en su realización

que facilitó la participación de los empresarios en esos concursos. Una vez

finalizada la muestra, responsables del Centro aseguraron que más del 50 por

ciento de las obras concedidas por la Expo 2008 han sido realizadas y facturadas

por empresas o UTEs con sede en Aragón.

Pero no eran esos los únicos resultados positivos para los empresarios. Uno de sus

dirigentes reconocía que a través de este Centro de Apoyo, se había conseguido

que las pequeñas y medianas empresas sobre todo, conociesen varias modalidades


124

de contrato lo que les facilitará la entrada en otras licitaciones nacionales e

internacionales.

Las “expos” tienen algunos efectos efímeros, que desaparecen cuando el evento

cierra sus puertas; otros efectos más materiales que tienen una duración a medio

plazo y, finalmente, otros efectos, casi todos intangibles que tienen un largo plazo

de caducidad.

Hoy nadie pone en duda en relación con estos efectos para los pequeños y

medianos empresarios que la Expo 2008 se ha traducido en una mejora en la

disposición de las empresas aragonesas a trabajar en contacto con otras empresas

de cualquier parte del mundo, lo que ha ampliado su campo de negocios. La

presencia empresarial en Expo fue un factor decisivo para producir un cambio de

mentalidad en el mundo empresarial.


125

Se puede decir que, salvo muy raras excepciones las delegaciones del centenar

de países participantes en la Expo, aunque presididas por representantes

institucionales, estaban constituidas esencialmente por empresarios de esos

países. La labor del Centro Empresarial consistió en colaborar en la recepción de

esas delegaciones empresariales.

Los empresarios que formaban parte de las representaciones gubernamentales que

celebraron sus días de honor en la Expo 2008, pasaron por el Centro Empresarial,

donde obtuvieron abundante información económica y social de Zaragoza y

Aragón y las características demográficas, profesionales, educativas, técnicas

y financieras que hacen aconsejable la inversión en Aragón y la colaboración

profesional con empresas de la Comunidad aragonesa. Un pequeño empresario

que había asistido a varias de estas reuniones con las delegaciones empresariales

afirmaba en unas declaraciones al órgano de comunicación de CEPYME que “el

éxito de estos encuentros casi se justificaba con el sencillo acto de intercambiar

tarjetas.”

Empresas hasta después de la clausura

En la resolución de creación y desarrollo de la Expo 2008 se recogía un principio

básico: una vez finalizado el evento, continuaría la vocación empresarial de la

Exposición Internacional de Zaragoza.

El día 14 de septiembre se cerraban los pabellones, anfiteatros y plazas de la Expo

pero nacía Expo Zaragoza Empresarial, centro de información y comercialización

de lo que debe ser el meandro de Ranillas en el futuro. Las 25 hectáreas que ocupó

la Expo 2008 se habrían de convertir en un en un moderno parque empresarial.

Al día siguiente de la clausura los países participantes ya comenzaron el

desmontaje de sus pabellones y la sociedad Expo Agua Zaragoza 2008 también

había comenzado el vaciado de sus construcciones efímeras.

Era la Operación Post Expo. Su objetivo era vender y dar ocupación a 167.000

metros cuadrados de oficinas, aprovechando los pabellones de participantes.

Las obras de remodelación comenzaron en los primeros días de 2009. En las

primeras semanas de 2011 se espera que puedan entrar a ocupar sus espacios las

empresas que los han adquirido.


126

Todo previsto

Desde que se realizó el Plan Director de la Expo, se tuvo en cuenta el empleo “post-

expo” de la mayor parte de sus instalaciones y equipamientos, lo que exigió la

integración de la diversidad de formas en el total del conjunto y atendiendo a esa

doble temporalidad durante y después del evento.

Llevando a la práctica estos principios, el espacio principal, donde estuvieron

instalados los participantes internacionales, ya se diseñó como conjunto de

pabellones modulares bajo una cubierta unitaria, lo que permitirá una fácil

reconversión en espacio para oficinas y terciario avanzado.


127

El cambio fundamental consistiría en la transformación del recinto es la conversión

de edificios. La transformación se realizaría sobre estos grandes pabellones, que

tenían dos plantas de 8 metros de altura por planta, para convertirse en edificaciones

de cuatro plantas de casi cuatro metros de altura cada una. Al mismo tiempo, en

los nuevos forjados se habrá implantado el suelo técnico para el cableado de red y

eléctrico y el falso techo para la iluminación e instalaciones de climatización.

El nuevo parque empresarial, que aún se haya en fase de construcción, mantiene

las instalaciones y servicios que se realizaron con ocasión del evento, lo que hace

del parque una instalación emblemática y representativa de última generación.

Todo el parque mantiene la imagen y estética que se ha difundido a todo el

mundo como iconos de la Exposición Internacional. Junto con los edificios de

oficinas se mantienen edificios singulares como son el Pabellón Puente y la Torre

del Agua que se convertirán en espacios expositivos permanentes. También se

mantienen el Pabellón de Aragón, que será sede de algún departamento de la

DGA o de la misma presidencia de Aragón. El Gobierno de Aragón ha manifestado

reiteradamente su deseo de convertir Ranillas en su principal sede administrativa.

Allí podrían instalarse hasta seis consejerías. Son seguras las de Educación,

Justicia y Ordenación del Territorio, Servicios sociales y algunos departamentos

de Trabajo.

Se prevé que el Pabellón de España se convierta en oficina española de lucha

contra el Cambio Climático, o que albergue alguna oficina internacional dedicada

al agua y el desarrollo sostenible. El espectacular Palacio de Congreso será otro

elemento de apoyo a las empresas que se instalen en Ranillas, igual que el Acuario

Fluvial.

Al mismo tiempo, las empresas que se ubiquen en el nuevo parque se aprovecharán

de las construcciones y equipamientos que se hicieron en el meandro de Ranillas,

entre ellos el Parque Metropolitano “Luis Buñuel”, uno de los mayores parques

urbanos de Europa, dotado de campo de golf, zona termal, canal de aguas bravas,

restaurantes.


128

Capítulo 12 - Hay vida fuera de la Expo

129

Capítulo 12

Hay vida fuera de la Expo

La Expo no acaparó toda la vida empresarial de Zaragoza y Aragón durante 2008.

A pesar del empuje que la Exposición Internacional aportó a la economía, la crisis

internacional fue extendiendo sus tentáculos que, finalmente, han estrangulado

las tasas de crecimiento de Aragón. Como se había previsto, la actividad económica

se ha desplomado en el momento en que ha cesado la actividad constructiva en

el recinto de Ranillas y han finalizado los servicios de acogida y hospedaje de los

visitantes al evento.

Parte del acelerado crecimiento que mostró la economía aragonesa en la primera

parte de 2008, se debía al empuje de la propia Expo y a las obras de acompañamiento

y de mejoras urbanas que conllevaba la Exposición. Los expertos preveían que

durante 2008, un punto de la tasa de crecimiento económico se debería a la

Expo, bien como actividad constructiva, bien como servicios para la recepción,

alojamiento y servicios a los visitantes.

En los seis primeros meses de 2007, la industria había asistido a un crecimiento

sostenido pero que, en el último tramo del año, había mostrado una ligera

contención. A pesar de esa desaceleración, la actividad industrial consolidó su

crecimiento en 2007 y anotaría una tasa de aumento en torno al 4,5%, 1,1 punto

porcentual por encima de lo registrado en 2006. Los indicadores coyunturales


130

mostraban una favorable evolución de la actividad en el sector. El índice de

producción industrial creció a un vigoroso ritmo del 7,3% y la utilización de la

capacidad productiva se situó en el 80%. La población ocupada en la industria

aumentó, entre abril y junio, en 1.600 personas.

No solo era la industria, sino que la Construcción se mantenía entonces como el

motor más eficiente de la actividad. En el segundo trimestre de 2007, la construcción

crecía a una tasa del 8,4, lo que suponía un incremento vigoroso, debido sin duda a

las obras ligadas a la Expo 2008.

La fortaleza que había mantenido la economía en Aragón durante 2007, fue fruto

de la concurrencia de un excelente momento en la industria, la construcción y

los servicios. Esa firmeza fue una de las razones que inspiraron las confiadas

previsiones que sobre el ejercicio hicieron el Gobierno de Aragón y los empresarios.

Desgraciadamente, no se han cumplido.

Las organizaciones empresariales quisieron desterrar cualquier vaticinio

pesimista sobre el ejercicio 2008. Los presidentes de CREA, CEPYME Aragón, CEZ,

CEOS, CEPYME Huesca y CET presentaron conjuntamente las previsiones anuales

que elaboran el Departamento de Estudios y Asesorías de CREA lo que, en cierto

modo, avalaba la coincidencia de opiniones de las organizaciones empresariales.

El informe empresarial se basaba en razones sólidas en aquel momento. Los

datos de coyuntura permitían afirmar que “la economía aragonesa continúa

firme en un momento de moderación nacional e internacional, manteniendo

su diferencial positivo respecto al conjunto nacional”. Ese factor distintivo y la

continuidad de las actividades económicas en torno a la Exposición Internacional

de 2008 presagiaban la continuidad de la bonanza de la que disfrutaba entonces

la economía aragonesa, aunque matizada por algún pequeño recorte. El informe

empresarial calificaba el ejercicio 2007 como “año de transición” y el ejercicio

2008 lo anunciaba como “desaceleración pausada”, que sería más acusada en la

segunda parte del año. El argumento del brillante año 2007 mantenía cierto nivel

de optimismo en el que aún se movía la economía de Aragón, aunque los distintos

indicadores de coyuntura fueron perdiendo fuelle a lo largo de 2008.


131


132

Aires de crisis

Otros informes apuntaban en la misma dirección. El análisis de coyuntura de

FUNDEAR anunciaba que, en los primeros compases de 2008, la economía

aragonesa había experimentado una suave desaceleración. A pesar de ello, el

informe de FUNDEAR mantenía una manifestación de optimismo: el crecimiento

que en ese 2008 era equilibrado, afectaba a todos los sectores y estaba cimentado

en pilares tan sólidos como el crecimiento de la inversión tanto en bienes de

equipo como en construcción que crecieron en un 12,8 por ciento y un 7,7 por

ciento respectivamente.

Pero ese ánimo optimista no se mantendría mucho tiempo ya que sus bases

fundamentales comenzaron a ser erosionadas por la crisis generalizada. Las

limitaciones que las entidades financieras habían impuesto en la concesión de los

créditos para las pequeñas empresas se acusó en las cifras de inversión en bienes

de equipo que había sido el sector que había crecido con más fuerza en 2007 pero

que, en los primeros meses de 2008, sufrió un brusco frenazo.

A pesar de que la construcción española se instaló pronto en la recesión, en Aragón

seguía siendo el sector con más dinamismo, el que se mantenía en los niveles más

altos de actividad: el sector de la construcción.

Pero esta locomotora también mostró en los primeros meses de 2008 resultados

más amenazantes. El número de visados de obra nueva en la región cayó un -60,2

por ciento y los certificados de fin de obra descendieron hasta el -22,3 por ciento.

Por su parte, la licitación oficial tuvo un descenso del -60,7 por ciento y fue la

licitación en edificación la que registró la mayor caída con una tasa de un -65,1

por ciento.

Los datos del segundo trimestre de 2008, confirman los peores presagios de

trimestres anteriores. El PIB de la economía aragonesa creció solamente el 2,4

por ciento, nueve décimas menos que en el trimestre anterior, y casi dos puntos

menos que un año antes. Era una caída muy fuerte si se tiene en cuenta que en ese

momento se estaba aún trabajando en la Expo 2008 y habían llegado los primeros

visitantes al evento.

Todos los sectores mostraron una caída en el ritmo de actividad, si bien presentaron

un mayor dinamismo que en España. La industria acusó un recorte en su ritmo

de actividad del -1,5 por ciento, frente al -1,8 anotado en España. Sin embargo, la

inversión en construcción, quizás debido a los últimas obras de la Expo, seguía

alentando, con un crecimiento del 3,8 por ciento cuando en el conjunto de España

caía un 2,4 por ciento. La formación bruta de capital fijo en bienes de equipo sufrió


133

una fuerte contención, si bien creció un 2,4 por ciento, mientras que el consumo

privado se incrementó un tímido 1,4 por ciento.

Al margen de la coyuntura

Al margen de las cifras cambiantes que iban aportando los estudios de coyuntura,

CEPYME Aragón continuaba su cometido de facilitar la mejora de las estructuras

empresariales en las pequeñas y medianas empresas.

A pesar de que había pasado el periodo de concurso y licitación de obras en la

Exposición Internacional, la preocupación de los equipos de CEPYME se ha

prolongado hasta después de su clausura.

Antes de que la Expo 2008 cerrase sus puertas, CEPYME puso en marcha, en

colaboración con el Gobierno de Aragón, el programa PARTE para la recolocación

de sus empleados. El objetivo del programa era la integración en Zaragoza y

Aragón de trabajadores desplazados vinculados a los trabajos de construcción y

organización de la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Había que recolocar al

mayor número posible de esos trabajadores desplazados a Zaragoza.

El programa se desarrollaba en dos líneas: información social y laboral a

trabajadores empresas, y acciones orientadas a la recolocación de trabajadores

con especiales dificultades de inserción laboral.

Para dar un adecuado servicio se puso en marcha una plataforma web que permitía

a los usuarios conocer los recursos que la ciudad disponía para su integración social

y reinserción laboral. En esta “oficina virtual” los usuarios han podido encontrar una

clasificación y definición de los recursos, así como una ficha descriptiva de éstos.

El programa PARTE se mostró como un instrumento capaz de ayudar a la

integración sociolaboral de los trabajadores de la Expo. En julio de 2008, el

programa había conseguido que un centenar de empresas adscritas al programa,

de todos los sectores y ramas de actividad hubiesen puesto 7.000 ofertas de trabajo

a disposición de los casi 300 trabajadores demandantes de empleo.

Al mismo tiempo, y durante todo 2008, CEPYME Zaragoza realizó gestiones para

implantar entre sus empresas asociadas un modelo de gestión responsable.

Desde la Confederación se dieron orientaciones para avanzar en la utilización

del Modelo como guía para la mejora de procesos y actividades, y la consecuente

mejora de resultados alcanzados en los indicadores definidos, a través del proyecto


134

ZaREx, impulsado por CEPYME Zaragoza, y cuyo seguimiento fue realizado por la

consultora Qualitas Management.

La normativa medioambiental

La aplicación de la normativa medioambiental fue otro de los temas de especial

preocupación en este 2008. Asimismo, fue uno de los campos sobre el que las

pequeñas y medianas empresas formularon más preguntas y aportado más

propuestas. En ese año 2008, finalizaba la vigencia del Plan de Gestión Integral

de Residuos de Aragón, GIRA, iniciado en 2005. En las primeras semanas de 2008

comenzó a prepararse un nuevo plan, que debía estar vigente entre los años 2009

a 2015 y que debía fijar nuevos objetivos en la gestión de residuos.

Para consensuar sus contenidos, además de los trámites administrativos de

información pública y de consultas, se llevó a cabo un amplio proceso participativo,

que se inició a principios de año y que se prolongó hasta finales del año y que fue

dinamizado por el Observatorio de Medio Ambiente de Aragón, órgano formado

por CREA, CEPYME, UGT, CCOO y Gobierno de Aragón.

La redacción del GIRA fue todo un ejemplo de proceso participativo. En su

transcurso se mantuvieron más de 60 reuniones técnicas en el seno de la

Dirección General de Calidad Ambiental y Cambio Climático en las que participó

activamente CEPYME Aragón. El Observatorio del Medio Ambiente de Aragón

(OMA), del que forman parte las organizaciones empresariales y sindicales más

representativas de Aragón, tuvo una activa participación con sus observaciones y

propuestas efectuadas en distintas fases de la elaboración de la memoria-resumen

y del borrador del Plan.

El AESPA

Pero lo que ha supuso un hito sobresaliente en este año fue la firma de un nuevo

Acuerdo Económico Social para el Progreso de Aragón, AESPA.

Después de nueve meses de negociaciones, desde el 5 de diciembre de 2007 al 6 de

septiembre de 2008, periodo en el que sindicatos y organizaciones empresariales

derrocharon talante conciliador para sacarle adelante, se firmó el Acuerdo que en esta

ocasión tuvo un componente más coyuntural, al firmarse en un escenario de crisis.


135


136

El 5 de septiembre de 2007, fecha en la que finalizaba la vigencia del anterior

Acuerdo, la economía aragonesa crecía a un ritmo del 4,7 por ciento y las

perspectivas de una posible crisis no aparecían claras. En esos momentos

iniciales, el contenido de la negociación se centraba en problemas estructurales

de la economía regional y en la propuesta de mejoras en las infraestructuras de la

Comunidad aragonesa.

A lo más que se llegaba en la negociación era en apuntar algunos cambios de

orientación en las bases del crecimiento. Después de casi una década de bonanza

económica, los interlocutores sociales estaban de acuerdo que había que realizar

algunos cambios en orientación del crecimiento. En los años de prosperidad, el

crecimiento había sido intensivo en mano de obra, favorecido por el aumento de

la inmigración y los salarios bajos, acompañados de un elevado nivel de consumo

familiar. Una vez que ambos fundamentos estaban en trance de revisión, había

que sustituirlos por principios como la mejora tecnológica, la investigación y el

conocimiento.

En esos primeros pasos del nuevo AESPA, las medidas estructurales seguían

teniendo cierto protagonismo en la negociación. Patronales y sindicatos

coincidían en que el diagnóstico de la situación era muy complicado, igual que

era comprometido diseñar medidas para progresar en esas condiciones. En el

inicio, cuando la coyuntura presentaba desdibujados presagios de la tormenta, los

interlocutores sociales se conformaron con que en el texto del Acuerdo apareciese

expresamente recogida la existencia de la crisis, pero sin definirla con precisión y

sin fijar medidas concretas para solventarla.

A principios de junio de 2008, el Acuerdo estaba prácticamente concluido en lo

que sería su columna vertebral pero, al mismo tiempo, sindicatos y organizaciones

empresariales estuvieron de acuerdo en que las dimensiones y efectos de la crisis

eran mucho más graves que lo inicialmente previsto y se dispusieron a profundizar

en las medidas coyunturales.

Sin olvidar los cambios estructurales que, aunque estaban ya recogidos en otros

convenios anteriores, parecían estar aún sin solucionar, ganaron protagonismo las

actuaciones urgentes para paliar los efectos de la crisis.

La inclusión de estas medidas coyunturales fue lo que retrasó en cierto modo la

firma final del convenio. A los contenidos estructurales hubo que añadirles una

larga serie de medidas coyunturales que no se podían ocultar en un momento de

crisis que rozaba ya la recesión.


137

Como en aquellos momentos no se avistaba hasta donde llegarían cuestiones

como la destrucción de empleo y la falta de financiación para las pequeñas y

medianas empresas, los negociadores decidieron constituir una Comisión Técnica

de Seguimiento que dejase “abierto” el Acuerdo para incorporar medidas acordes

con las exigencias de cada momento que sugirieran los agentes sociales.

Todos estos vaivenes e incertidumbres no deterioraron la coincidencia de

empresarios y sindicalistas en la mayor parte de los asuntos que se plantearon. El

buen clima social, el deseo de concertación social y la ausencia de crispación, se

seguía manteniendo como un potencial precioso para Aragón.


138

Crece el pesimismo

Cuando finalizaba el año 2008, los empresarios ya

denunciaron que la situación económica general era

mucho peor que doce meses antes.

El Índice de Percepción Industrial, que realiza CEPYME

entre 515 empresas industriales de todo Aragón con

asalariados en sus plantillas, en su última encuesta de

2008, revelaba un crecimiento del pesimismo con las que

los empresarios aragoneses contemplaban la marcha

de la economía regional. Un 85 por ciento de ellos

manifestaba su opinión de que la actividad económica

en esta región está en agudo retroceso. Asimismo,

preveían que la recesión continuaría extendiéndose en

los primeros meses de 2009 en similares términos que

los mostrados en la encuesta del año pasado.

A pesar de ello, los empresarios declaraban que seguían

apostando por mantener las inversiones con el fin de

mejorar su capacidad productiva, impulsado por el

interés de optimización de recursos. Sin embargo, los

empresarios reconocían que la caída de la demanda

sostenida en el tiempo hacía que el industrial se viese

obligado a realizar políticas de reajuste de plantillas cada

vez en mayor medida.

Como expresión rotunda de la situación, el presidente

de CEPYME-Aragón, Aurelio López de Hita avanzaba en

unas declaraciones a la revista “Estrategia” que las PYMES

se encontraban “en una situación de angustia económica

cuya vida empresarial es cuestión de semanas”. López de

Hita anunciaba con evidente propiedad: “Entiendo la

situación por la que está pasando el sistema financiero y

no voy a juzgar sus criterios para analizar las operaciones

crediticias para aprobar o no una solicitud de crédito,

pero sí que tengo que decir que si estos criterios siguen

siendo tan restrictivos las pymes estarán sumidas en una

falta de liquidez sin precedentes”.

Las previsiones se han cumplido sin que en los primeros

meses de 2010 se aviste el final de esta situación.

Capítulo 13 - Fechas en rojo en enero de 2009

139

Capítulo 13

Fechas en rojo en enero de 2009

Buena parte de la actividad de CEPYME Aragón durante 2009 tenía que centrarse

necesariamente en aportar guías de navegación para ayudar a las pequeñas y

medianas empresas a capear el temporal.

Todos los análisis de coyuntura manejados por la Confederación confirmaban el

hundimiento de la actividad económica en el último tramo del ejercicio de 2008 y

apuntaban hacia un agravamiento en los inicios de 2009. “Hoy podemos continuar

la actividad empresarial, pero los verdaderos problemas se producirán en el mes de

enero. Entonces faltará oxígeno para respirar y funcionar”. Este era el pensamiento

más generalizado de los pequeños empresarios que tenía marcados en rojo en su

agenda, los días de fiesta del mes de diciembre, los puentes, las fechas de pago de

nóminas, pagas “extras”, aguinaldo, etc.

Las distintas encuestas que recogían las impresiones de los empresarios en

aquellos momentos, apuntaban como principales problemas que dificultaban la

actividad económica la falta de liquidez, el descenso de la cartera de pedidos y el

alarmante incremento de la morosidad.


140

Este fenómeno de la morosidad estaba causando un grave quebranto a los pequeños

empresarios, como lo prueba el hecho de que, entre las medidas que solicitaban

al Gobierno se encontraba el apoyo público para reforzar los sistemas de cobro,

agilizando los plazos y permitiendo el embargo de los saldos públicos en caso de

impago en el cobro de deudas. Entre los morosos más recalcitrantes se encontraban

las administraciones públicas, ayuntamientos y comunidades autónomas, que

estaban retrasando pagos y, en consecuencia, afectando gravemente la tesorería

de las empresas proveedoras.

No sólo era una protesta sorda sino que los pequeños empresarios presentaron ante

el Gobierno autonómico y el Central una relación de medidas que consideraban

de urgente aplicación para salir de la crisis.

Las medidas habían sido aprobadas por el Comité Ejecutivo de CEPYME Aragón y

fueron presentadas por el presidente de la Confederación de la Pequeña y Mediana

Empresa Aragonesa, Aurelio López de Hita; acompañado por los vicepresidentes

de CEPYME-Aragón por CEPYME-Teruel y CEPYME-Huesca, Miguel Ángel Gil

y Fernando Español, respectivamente; el presidente de CEOS-CEPYME Huesca,

José Luis López; y el secretario general de CEPYME-Aragón, Rafael Zapatero.

En apretada síntesis, diremos que las demandas se iniciaban con una petición de

modernización del marco tributario español, que se tradujese en una disminución

de la tributación por impuestos directos, especialmente Renta y Sociedades.

También contemplaba la supresión del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales

en su tramo de operaciones societarias. Se pedía la revisión de las cargas sociales

a cargo de las empresas, con una disminución de la cuota de la Seguridad Social

a cargo de las empresas, compensándolo con aportación de los Presupuestos

Generales del Estado. En otro apartado se instaba a una modernización de la

Administración, con una nueva interpretación de los silencios administrativos.

Asimismo, contenían medidas relacionadas con la política energética y otras

tendentes a permitir la subsistencia de las empresas en dificultades (EREs;

Concursos, etc.). En otro apartado se demandaban actuaciones que favoreciesen

el afloramiento de dinero fiscalmente irregular, para su reintroducción en la masa

monetaria general.

Dentro de las decisiones estructurales se reclamaba la modernización de alguna

legislación tendente a favorecer la revalorización de activos empresariales y apoyo

público a los sistemas de cobro de las PYMES. En este tema, CEPYME insistía

en la urgente necesidad de medidas concretas como podría ser el desarrollo de

herramientas de caución y otras soluciones para garantizar el abono por parte

de las administraciones públicas a contratistas y proveedores, del importe de


141

los bienes o servicios contratados, en los plazos que marca la Legislación de

Contratación Pública, permitiéndose el embargo de los saldos públicos en caso de

impago y previo mandamiento judicial.

Finalmente, se solicitaban medidas selectivas para la reactivación de sectores

estratégicos en crisis como son el automóvil, los electrodomésticos, y ramas de

actividad implicadas en reparaciones e instalaciones domésticas.

La profundidad de la crisis

Definiendo y valorando la crisis, el propio presidente de CEPYME-Aragón, Aurelio

López de Hita, apuntaba que las PYMES se encontraban en una situación de

angustia económica.”Estamos ante una crisis muy grave_ afirmaba_ de duración

imprevisible. Se ha pasado de una situación de pleno empleo a otra muy distinta

en la que el gran problema es que se ha cortado de raíz la financiación y ha caído

el consumo. Las pequeñas y medianas empresas son las primeras que sufren esta

situación y desde CEPYME entendemos que no se están tomando las medidas

necesarias para evitar el agravamiento”.

El presidente de CEPYME precisaba las consecuencias más traumáticas que

se acusaban entre las pequeñas y medianas empresas entre las que destacaba

el grave riesgo de desaparición que estaban sufriendo, debido a “la falta de

financiación que dificulta el funcionamiento diario de las empresas e impide

la realización de cualquier reforma en sus instalaciones y obliga al empresario

a replantear su actividad, dado el brusco descenso que está experimentando el

consumo”. “Al pequeño empresario –reiteraba López de Hita-se le está negando

tanto la refinanciación de deuda como la concesión de crédito. A esto hay que

añadir la destrucción de empleo y la grave afectación que esta situación conlleva.

Esta afección es mayor para el empresario porque tiene empeñado su patrimonio

y su familia. Si no se actúa con agilidad y no se toman las medidas y decisiones con

prontitud, lamentablemente asistiremos a un alto número de cierres de empresas,

como ya está ocurriendo”.

Respecto a las medidas que acaba de anunciar el Gobierno para dotar de financiación

a las PYMES, recordaba que “desde CEPYME aplaudimos en su día la iniciativa

del Gobierno de Aragón por poner unos recursos importantes a disposición de las

PYMES, a través de la línea de avales que firmó Avalia. Sin embargo, la realidad

es que esta iniciativa se está traduciendo en muy pocas concesiones de crédito”.

López de Hita denunciaba las trabas y el parsimonioso ritmo de cumplimento por

parte de las entidades financieras de esas medidas. “Hay muchas trabas y mucha


142

lentitud. Entiendo la situación por la que está pasando el sistema financiero y no

voy a juzgar sus criterios para analizar las operaciones crediticias para aprobar o no

una solicitud de crédito. Pero si estos criterios siguen siendo tan restrictivos como

hasta ahora, las PYMES estarán sumidas en una falta de liquidez sin precedentes.

López de Hita consideraba que en la línea de financiación que se había firmado

había serios problemas de procedimiento ya que las PYMES tenían que pasar el

filtro de la entidad financiera antes de ir al avalista cuando lo lógico sería hacerlo

al revés.

Lo cierto es que, al inicio de 2009, y comparando con la de otras comunidades

autónomas la situación en la que se encontraba la economía aragonesa presentaba

ribetes más dramáticos que en otras comunidades, ya que Aragón partía de una

posición de ventaja, con una situación de bonanza generada por la Expo 2008 que

le colocaron con mejores índices económicos y con datos más positivos que en el

resto del país.

Precisamente, a mitad de 2009, se hacían públicos los datos sobre los efectos

económicos de la Exposición Internacional de Zaragoza.

De la lectura del informe se podía interpretar que los efectos a corto plazo podían

ser calificados como sobresalientes, pero nadie manejaba argumentos para

sostener las mismas previsiones en cuanto a los efectos a largo plazo. Fueron estas

repercusiones inmediatas los que permitieron retardar y amortiguar la crisis en

Zaragoza y en la Comunidad de Aragón de forma que, de no haberse celebrado el

evento, la situación actual de Aragón sería aún menos favorable y las dificultades

se prolongarían durante un periodo de tiempo más largo.

En este aspecto más crematístico, los gabinetes técnicos que realizaron el análisis

estimaron que las inversiones en el recinto y en el plan de acompañamiento

originaron un aumento de producción de 2.184 millones de euros y habían

generado 19.700 empleos. Sin embargo, los efectos más intangibles y de más largo

plazo, como podría ser la consolidación de Zaragoza como ciudad de referencia

mundial en el tema del agua y el desarrollo sostenible, no se habían detectado,

por lo que sin derrotismo, se podía decir que la Expo había sido una oportunidad

perdida.


143


144

La renovación tecnológica

A pesar de la crítica situación por la que atravesaba la pequeña y mediana empresa,

desde CEPYME Aragón se seguían manteniendo como objetivos prioritarios la

renovación tecnológica en sus empresas. Para impulsar esta renovación, sobre todo

en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación, la Compañía

Telefónica renovaba su convenio con CEPYME. Las dos entidades mantenían

y siguen manteniendo una estrecha alianza nacida en 1998, a través de la cual

cerca de 26.000 empresas asociadas a CEPYME han tenido acceso en condiciones

óptimas a las últimas innovaciones en telecomunicaciones. Telefónica cuenta en

Aragón con 1,4 millones de accesos, incluyendo sus líneas de telefonía fija, móvil

y de banda ancha.

El convenio firmado en las primeras semanas de 2009, culminaba la alianza entre

ambas instituciones, puesto que, recientemente, ambas habían acordado renovar

su acuerdo de colaboración en telefonía móvil, que incluye una amplia gama de

servicios en movilidad para las empresas aragonesas y, por primera vez, preveía

también el contrato de autónomos entre los beneficiarios de este convenio.

Con la renovación del acuerdo las dos instituciones reiteraban su compromiso por

impulsar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación entre las

empresas de Aragón, como elemento indispensable para mejorar su productividad

y competitividad.

En este sentido, las empresas y los autónomos asociados a CEPYME-Aragón se

beneficiarían de los mejores precios del mercado, tanto en servicios de voz como

de banda ancha y de productos y servicios vinculados a las nuevas tecnologías.

Parte destacada del convenio es, asimismo, la labor de formación que llevará a

cabo Telefónica, con el objetivo de difundir entre las empresas aragonesas las

ventajas que aportan las nuevas tecnologías.


145

Preocupación por el diseño

Dentro de esta preocupación por la renovación, se encontraban las actividades ligadas con el

diseño.

CEPYME entiende que, en el nuevo sistema productivo y en las nuevas estrategias empresariales, el

diseño tiene que ocupar el mismo nivel que otras variables. Los expertos creen que hay que posicionar

el diseño junto con la investigación, el desarrollo y la innovación, cambiando el I+D+i por el I+D+d+i

(Investigación, Desarrollo, Diseño e Innovación). No puede haber empresa innovadora que, de una

u otra forma, no gestione e integre el diseño en su estrategia. Junto a las políticas de desarrollo de la

investigación básica y para la transferencia del conocimiento, junto con las medidas que desarrollan

los instrumentos de financiación y las que ayudan a crear un entorno favorable a la innovación de

las empresas, el futuro inmediato va a depender del papel que se otorgue al diseño en las políticas de

competitividad.

Por ello, CEPYME Aragón, en colaboración con la Fundación Ecología y Desarrollo y el Ejecutivo

autónomo organizó un seminario sobre la aplicación del Ecodiseño en el contexto del desarrollo

de productos. CEPYME-Aragón y Ecología y Desarrollo, en colaboración con el Ejecutivo autónomo

organizaron un seminario sobre la aplicación del ecodiseño en el contexto de desarrollo de productos,

dirigido a los responsables del desarrollo de productos, innovación, diseño industrial, directores

técnicos y responsables de medio ambiente.

Durante la jornada se presentó el segundo “Cuaderno de Apuntes para la sostenibilidad. El Ecodiseño:

necesidad social y oportunidad empresarial”, elaborado por Ecología y Desarrollo junto con la “Guía

para la aplicación del Ecodiseño en las PYMES”, que había sido editada CEPYME-Aragón. Con

estas publicaciones se pretendía dar una visión general del ecodiseño, valorando su importancia y

la oportunidad que representa para las organizaciones que con su posicionamiento estratégico se

adelanten con esta metodología. En ambos estudio se adelantaba la estrategia de implantación, y se

enumeraban los aspectos que influirán en su desarrollo y su expansión, herramientas existentes y

propuestas de actuación para los agentes implicados.

Siguiendo esas directrices, a finales de 2009, CEPYME-Aragón editaba la “Guía de aplicación de la

normativa de Ecodiseño”, cuyo principal objetivo era ayudar a los responsables de diseño de las PYMES

que fabrican productos que utilizan energía (PUEs) a cumplir con los requisitos del Real Decreto

1369/2007. Esta norma instaura un marco para el establecimiento de requisitos de Ecodiseño para

la reducción del posible impacto medioambiental de estos productos y para mejorar su eficiencia

energética a la vez que se mantienen sus cualidades funcionales y de los reglamentos que desarrollen

las medidas de ejecución para cada tipo de producto.


146

Con los futuros empresarios

Los alumnos de la XVIII Promoción de carreras universitarias y postgrado de la

Escuela Internacional de Negocios, CESTE, había elegido como padrino del curso

al presidente de CEPYME Aragón, Aurelio López de Hita.

A la protocolaria ceremonia de graduación de los integrantes de la promoción,

asistieron representaciones de instituciones, organizaciones empresariales y

familiares. En su transcurso, López de Hita dictó la última lección del curso sobre

el tema “La crisis de valores”.

En ella expresó su preocupación por el futuro de la pequeña y mediana empresa,

que va a ser el sector más afectado por esta crisis, “de la que saldremos –afirmó-

aunque muchos de los pequeños empresarios dejarán su actividad por los

imperativos impuestos por las entidades financieras”.

Apuntó la manipulación y deterioro que están sufriendo conceptos como la

competitividad, que se ha quedado como un término vacío, como si fuese un

eslogan de venta de un producto, cuando la competitividad exige cambios de

orientación, importantes reformas en la forma de trabajar. En este punto apuntó

la necesidad de profundizar en la cultura de la negociación y dar continuidad a la

planificación de la formación y educación.

“Es imprescindible –dijo- profundizar y consensuar planes de estudios que tengan

continuidad en el tiempo, implicando a todas las visiones políticas y sociales en su

configuración, iguales en todo el país, huyendo de planes de estudios únicamente

válidos en una determinada comunidad autónoma. Hay que crear titulaciones que

respondan a las necesidades del mercado y fomentar un sistema de formación

continuada”.

En otro momento de su lección afirmó:”Hay que suprimir obstáculos para crear y

cerrar empresas. No existe una legislación única y clara que recopile las normas que

regulen la apertura de una empresa, cuyo itinerario se convierte en una carrera de

obstáculos dependiente de la arbitrariedad de algunas administraciones públicas

o del funcionario responsable de su aprobación. España está perdiendo una de

los elementos en los que se asienta su sentido de nación, como es la unidad de

mercado, porque cada comunidad autónoma legisla y regula a su conveniencia”,

dijo en otra parte de su intervención.

Entre los mensajes que lanzó a los nuevos titulados López de Hita, destacó: “Os

invito a que exijáis a los poderes públicos una información veraz sobre la profesión

de empresario, huyendo de las formulaciones populistas y de las acusaciones


147

gratuitas de muchos colectivos que están demonizando la actividad empresarial,

como se acusa en el hecho solamente un 7 por ciento de los estudiantes de los

últimos cursos quiere formar una empresa. La empresa es la única estructura que

genera riqueza y no habrá riqueza si no hay empresas”.

Finalmente, Aurelio López de Hita hizo una llamada al liderazgo. “Asumir la facetas

de líderes, teniendo en cuenta que el líder debe tener capacidad de dirección,

vocación por la continuidad de la empresa, serenidad, capacidad para trabajar en

equipo, sentido de la justicia y vocación para ser ejemplares para todos los que

componen la empresa”.


148

Las cuestiones de cada día

Pero la labor de CEPYME también se materializó en la defensa de los intereses de

los pequeños empresarios en el discurrir de cada día.

Un ejemplo fue una solicitud de CEPYME Zaragoza al Alcalde de Zaragoza

relacionada con las obras comprendidas en el Plan E. Este plan era resultado de la

aplicación del Fondo estatal de Inversión local aprobado por el Ejecutivo español

para hacer frente a las consecuencias de la entrañaban, y tenían como objetivo

incentivar pequeñas obras.

Esta orientación fue la que decidió la intervención de CEPYME Zaragoza que

pidió al Ayuntamiento de la ciudad que los proyectos de obra pública en los

que invertirían en la capital cerca de 116 millones de euros, fuesen adjudicados

a PYMES locales y que se repartiesen en lotes lo más pequeños posibles para

favorecer al mayor número de empresas zaragozanas.

La petición tuvo positiva acogida por parte del alcalde de la ciudad, Juan Alberto

Belloch, que en la reunión del Acuerdo para el Fomento Social y Económico de

Zaragoza), informó a los agentes sociales que estos fondos serían distribuidos en

168 obras, de las que sólo 29 tendrían una cuantía superior al millón de euros,

de forma que muchas empresas se podrían beneficiar, como adjudicatarias de los

trabajos, de este fondo estatal.

Antes de que llegase el verano, el Comité Ejecutivo de CEPYME-Zaragoza era

recibido en la Ayuntamiento por el Alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch

y en el Palacio provincial por el Presidente de la Diputación Provincial, Javier

Lambán. Se trataban de encuentros de presentación del Comité Ejecutivo pero en

el transcurso de los cuales, los empresarios transmitieron a ambas instituciones

las iniciativas de la organización empresarial.

Afectados por las obras del Tranvía

En el inicio del otoño de este año 2009, las organizaciones integrantes del Acuerdo

para el Fomento Económico y Social (AFES) y el Ayuntamiento firmaron un

documento de medidas a favor de los afectados por las obras del Tranvía. Las

organizaciones empresariales y sindicales, CEPYME, CEZ,CC.OO y UGT, además

de la Cámara de Comercio y la Unión de Consumidores de Aragón, consensuaron

con el Ayuntamiento distintas propuestas para minimizar los efectos de las obras y

garantizar la información y la participación. El acuerdo contemplaba la mejora de


149

la interlocución entre las organizaciones firmantes y la empresa adjudicataria de las

obras y la ampliación de la información a través de un Plan de Comunicación de la

obra. También se crea una Comisión de Seguimiento, integrada por representantes

de las partes firmantes.

Así nació un “Documento de medidas a favor de los sectores afectados por las

obras del Tranvía”, en el que se recogían distintas acciones cuyo objetivo es

minimizar los efectos que los trabajos de construcción de esta línea puedan

tener sobre comerciantes, industriales, profesionales, autónomos, trabajadores y

consumidores.


150

Las medidas contempladas tienen como objetivo minimizar los efectos de las

obras, complementar la información con la participación activa de los implicados,

asegurar el acceso del público a la zona, garantizar los suministros de servicios

básicos y espacios para repartos, cargas y descargas y proporcionar información

necesaria y adecuada en el tiempo. Varias acciones recogidas en el Documento

se dirigen a minimizar las afecciones, facilitando accesos y garantizando los

repartos.


151

Por otra parte, el documento contempla una labor de información sobre todas las

posibilidades legales de minoración de la fiscalidad recogidas en las Ordenanzas

Municipales y facilitando su tramitación. Ante el previsible descenso de ventas,

la empresa constructora se compromete a minimizar las acciones que puedan

ocasionar molestias y afecciones.

Reconocimiento empresarial

A finales de este año 2009, llegaba el reconocimiento a la proyección empresarial

de CEPYME Aragón. La Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón, ADEA-

Club de Marketing, que desde hace 50 años otorga sus prestigiados Premios

Vendor, concedía una de sus distinciones, la destinada a la trayectoria empresarial

a la Confederación de Pequeña y Mediana Empresa.

En el acto de entrega se reconoció el buen hacer de CEPYME Aragón durante

su dilatada historia, y su permanente preocupación por representar y defender

los intereses de las pequeñas y medianas empresas de nuestra Comunidad

Autónoma. Todo ello, en un clima de diálogo social permanente para fomentar

el crecimiento económico estable y, con ello, mejorar de la competitividad de las

PYMES aragonesas.

El galardón premiaba también la labor de la Confederación en la prestación de

servicios a las empresas con sus asesorías jurídicas y laborales, así como su ayuda

en la gestión medioambiental de cada empresa, su presencia en todos los aspectos

socio-económicos de la comunidad aragonesa, la promoción de las vocaciones

empresariales, la defensa de los intereses empresariales y de la economía aragonesa

en general su acercamiento a la sociedad, y la contribución de la organización en

la formación continua de los empresarios y trabajadores de Aragón, “lo que le ha

consolidado, como una de las organizaciones más importantes del asociacionismo

empresarial a nivel nacional”.

Certificaciones de calidad

Dentro de las motivaciones para la concesión del Premio Vendor, el ADEA-Club de

Marketing destacaba la obtención, por parte de CEPYME Aragón del Certificado

de Gestión de Calidad ISO 9001, que evidenciaba su apuesta por la excelencia y la

mejora continua en todos los servicios que presta a sus empresarios asociados.


152

Junto con CEPYME Aragón habían recibido también el Certificado de Gestión de

Calidad ISO 9001, CEPYME-Zaragoza y la Federación de Empresarios del Metal de

Zaragoza, FEMZ, “como remembranza a su buen hacer y su apuesta en la excelencia

y en la mejora continua en todos los servicios que prestan a sus empresarios”.

Este certificado acredita que las organizaciones empresariales cumplen con los

requisitos que establece la Norma ISO 9001 y que han implantado un sistema de

gestión de Calidad que apuesta por la mejora continua en todos los servicios que

prestan las empresas. Tras un año de trabajo, estas organizaciones empresariales

han implantado un sistema de gestión que mejora los procesos y elimina los

costes de la “no calidad”; logrando una mayor implicación de los profesionales

al conseguir el trabajo bien hecho y de forma sostenible y, además, conlleva una

mayor convicción en la transmisión del compromiso con la calidad a todos los

usuarios de las organizaciones.


153

Una bella iniciativa

Dentro de las acciones de apoyo social que ha realizado CEPYME Aragón en su trayectoria profesional,

hay que destacar la iniciativa para la adquisición de un bus-clínica para mejorar la eficiencia de la

donación de sangre en Aragón.

Varias organizaciones empresariales firmaron un convenio con la Federación de Donantes de

Sangre de Aragón, con el fin de apoyar la aportación de fondos al proyecto por parte de empresas

y particulares. El convenio fue suscrito por la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA), la

Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa de Aragón (CEPYME-Aragón), la Confederación

de Empresarios de Zaragoza (CEZ), el Consejo de Cámaras de Aragón y la Cámara de Comercio e

Industria de Zaragoza. La clave del proyecto es mejorar el acceso, captación y traslado de la sangre

donada en la comunidad, lo que repercutirá de forma directa en la eficiencia de todo el proceso y la

salud de los pacientes

La unidad móvil que impulsan estas asociaciones está dotada del equipamiento necesario para

desplazarse a cualquier punto de Aragón, atender a los donantes y luego trasladarla hasta los puntos

de tratamiento en condiciones óptimas de preservación.

La Web www.llegaratiempo.com informa de la campaña y explica a las empresas cómo participar y

colaborar en la iniciativa, además de recoger el reconocimiento a quienes realizan sus aportaciones e

incluye los números de cuenta para las aportaciones.


154

LÓPEZ de HITA, presidente de CEAT ARAGÓN

Aurelio López de Hita, presidente de la Confederación de la Pequeña y Mediana

Empresa Aragonesa (CEPYME-Aragón), fue elegido presidente de la Confederación

Intersectorial de Empresarios Autónomos de Aragón (CEAT-Aragón), en el

transcurso de una Asamblea de renovación de su Junta Directiva en la Asamblea

Electoral celebrada el 16 de septiembre.

López de Hita encabezaba la única candidatura compuesta para los cargos de

vicepresidentes por Miguel Lucas (presidente de CEAT-Huesca) y Raquel Herrero

(presidenta de CEAT-Teruel), y como tesorero, José Antonio Pueyo (presidente de

CEAT-Zaragoza). Cada Confederación Intersectorial de Empresarios Autónomos

designará dos vocales por provincia. En la misma asamblea, fue nombrado Ángel

Gálvez como secretario general de CEAT-Aragón.

En el discurso pronunciado tras su elección, López de Hita hizo una encendida

defensa de los intereses de los autónomos desde una óptica empresarial, teniendo

en cuenta el desamparo normativo en que se encuentra este colectivo, que ha sido

una de las causas de la crisis económica que le está afectando de modo especial.

Asimismo, destacó el importante peso de los autónomos en la economía aragonesa

como germen de nuevas empresas.


155

Fallece el primer presidente de CEPYME

En esta publicación, dedicada a rememorar la trayectoria de los primeros años de

CEPYME, no podíamos olvidar a la persona de quien fue su fundador y primer

presidente, Fernando Machín Salvo.

En diciembre de 1977, en un multitudinario acto celebrado en el Hotel Corona

de Aragón, nació la Confederación Española de Pequeña y Mediana Empresa. En

aquel acto, se eligió presidente nacional a Agustín Rodríguez Sahagún, que luego

sería Ministro de Industria. En calidad de vicepresidente fue elegido Fernando

Machín, que formaba parte también de la Federación de Empresarios del Metal.

Desde entonces, Fernando Machín estuvo vinculado con el asociacionismo

empresarial.

En esos mismos momentos maduraba la constitución de las organizaciones

representativas de los pequeños y medianos empresarios en Zaragoza y Aragón.

Fue en la misma fecha, 15 de diciembre, y en el mismo lugar en que nacía la

Confederación española, cuando se daba carta de naturaleza a CEPYME Aragón.

Fernando Machín asumió la presidencia de la nueva organización aragonesa de

los pequeños y medianos empresarios.

Estos alumbramientos marcaron la trayectoria vital de Fernando Machín, que

ocupó la presidencia de CEPYME Zaragoza y CEPYME Aragón hasta 2004. En este

largo periodo de tiempo desempeñó también otros cargos de responsabilidad en

diversas organizaciones empresariales, tanto a nivel provincial y sectorial, como

regional y nacional.

También estuvo en el nacimiento y primeros pasos de la Sociedad de Garantías

Recíprocas SOAVALZA, que tuvo lugar el 30 de octubre de 1980 y con la que se

perseguía hacer frente a los grandes problemas de financiación de las pequeñas

empresas, sobre el instrumento de los avales mutuos.


156

Epílgo - 2010, una año sabático

157

EPÍLOGO 2010, un año

sabático

Cuando comenzaba 2010 la preocupación generalizada de los pequeños y

medianos empresarios era sobrevivir. El pequeño empresario y el microempresario

pugnaban por seguir formando parte del tejido económico de Aragón. “Lo demás

puede esperar. Ahora, lo importante es mantenerse” me dijo en una ocasión un

pequeño empresario como resumen las aspiraciones y preocupaciones más

sentidas por el mundo empresarial en estos graves momentos de crisis

El año 2009 fue un año duro, en el que habían desaparecido muchas empresas.

Al iniciarse 2010, cundía entre los empresarios un sentimiento de desconfianza

y falta de credibilidad. Continuaba el deterioro del tejido empresarial y se habían

marchitado las incipientes vocaciones empresariales que habían brotado. El

empresariado en general no compartía las optimistas previsiones que ha seguido

mandando el Ejecutivo español durante los últimos meses de 2009 y los inicios

de 2010. Las opiniones más generalizadas son que el Gobierno ha tenido un

comportamiento errático, contradictorio y vago.

El año comenzaba con pesimismo y tendencia al descenso de la actividad. No se ven

brotes verdes por ninguna parte. Las encuestas efectuadas por las organizaciones

empresariales revelan que tres de cada cuatro directivos nacionales creen que

2010 será un año sabático y que la salida de la crisis no será efectiva hasta 2011.

A mediados de 2009 se apuntaban algunos signos de recuperación, pero se han

moderado a finales de año, de forma que los “brotes verdes” que se anunciaron

se han helado y el crecimiento de la actividad económica entra en un periodo de

ralentización.


158

Esta situación es confirmada por los resultados de los últimos estudios de

coyuntura que avanzan la opinión de que en Aragón no se creará empleo hasta

bien entrado el año 2011. Hasta los primeros meses del año próximo no se espera

que el incremento del PIB aragonés se acerque al 2 %, crecimiento mínimo e

indispensable para generar empleo.

La mayor parte de los expertos coinciden en que la economía aragonesa no

comenzará a generar empleo hasta el primer trimestre de 2011. Este es el

diagnóstico más optimista, ya que algunos estudios más pesimistas, elaborados

por distintos gabinetes económicos, retrasan la recuperación a finales de 2011 y

aún hay un importante número que estima que Aragón no recuperará los niveles

de actividad previos al inicio de la recesión hasta el año 2012.

Los últimos informes

El último informe de Coyuntura, elaborado por el de Colegio de Economistas de

Aragón y FUNDEAR, relativo al primer trimestre de 2010, califica el momento

como de “recuperación suave” puntualizando que “tanto el mercado de trabajo

como las ramas productivas y el sector exterior evolucionaron favorablemente de

forma moderada” y advirtiendo que “la intensidad de la recuperación puede verse

afectada por la evolución menos dinámica del entorno económico”. Las previsiones

de los economistas es que la recuperación continúe, aunque con menos intensidad.

Lo que nadie admite es que se hable en ningún caso de recuperación.

Los empresarios no comparten el optimismo oficial asentado en las últimas cifras

conocidas al cierre de esta publicación. El Ejecutivo ha afirmado que España ha

salido de la recesión basándose en un informe del Banco de España que avanza

que el PIB nacional creció en el primer trimestre de este año 2010 en un tímido

0,1 por ciento. La realidad es que el PIB interanual, que es el que mide la marcha

de la economía, ha descendido en un 1,3 por ciento desde el primer trimestre de

2009. Es cierto que, con el leve crecimiento de los tres primeros meses de 2010, la

economía deja atrás un largo periodo de contracciones, pero en absoluto permite

presagiar una senda ascendente. El Banco de España achaca el ligero avance al

aumento del consumo en los hogares y al mantenimiento de las exportaciones,

aunque reconoce abiertamente que sigue muy deprimida la inversión empresarial,

que es la que garantiza el futuro.

Aunque la caída de actividad parece generalizada, es la industria la que muestra

cifras más alarmantes. Aragón es la autonomía que mayor descenso registró en

producción industrial en los últimos doce meses. A finales de marzo de este 2010,


159

la producción industrial aragonesa era un 5,8 por ciento menor que la de un año

antes, mientras que en el resto de España, esa producción industrial había crecido

en un 6,8 por ciento

Después de haber apuntado una ligera mejora en los primeros meses de 2009, el

sector de la construcción también volvió a experimentar en el tercer trimestre una

fuerte caída.

Por otro lado existe entre los empresarios el temor de que las próximas medidas

fiscales del Gobierno, como es la subida del IVA, afectarán notablemente a las

pequeñas y medianas empresas y autónomos. El incremento del IVA podrá ser

repercutido a sus clientes por grandes empresas de servicios o servicios básicos,

pero “difícilmente” será trasladado por las pymes o micropymes al consumidor

final. La elevada competencia entre establecimientos de hostelería y comercios,

así como los costes y tiempos de adaptación al nuevo esquema tarifario llevará a

la mayoría de las empresas con menos de 50 empleados a absorber directamente

el coste del aumento fiscal.


160

Los agravios de las pymes

Desde la óptica puramente económica, los medianos y pequeños empresarios y los

autónomos reconocen que la falta de financiación y la morosidad son las fuerzas

más implicadas en el cierre de empresas. Ante el deterioro de la financiación y el

aumento de las deudas de las administraciones públicas, otras cuestiones vitales,

como la innovación, el incremento de productividad, o la formación, incluso la

internacionalización, pasan a segundo plano. “Ahora, nuestra supervivencia

depende de la fluidez del crédito y que la morosidad de las administraciones

públicas se reduzca” afirma la práctica totalidad de los pequeños empresarios.

El propio presidente de CEPYME-Aragón, Aurelio López de Hita afirmaba en el

transcurso de una reunión con prensa que, en estos momentos, “lo más importante

es evitar el cierre de empresas”.


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Las cifras dan credibilidad a estas quejas de los pequeños empresarios. Según datos oficiales, las pequeñas y medianas empresas

españolas son las más castigadas de Europa por la sequía del crédito. Un informe del Banco Central Europeo reconocen que, lejos

de mejorar la accesibilidad al crédito, las PYMES españolas sufrieron en el segundo semestre de 2009 mayores dificultades aún

para conseguir préstamos bancarios. De las empresas españolas consultadas por el informe del Banco Central Europeo, el 25% no

recibieron los créditos que habían solicitado y otro 28% recibió menos dinero del que había pedido.

Los empresarios aragoneses creen que los recursos no llegan a las pequeñas y medianas empresas porque se quedan en el camino,

derivándose hacia la financiación de las administraciones públicas y el saneamiento de los balances de las propias entidades

financieras.

Las opiniones de los pequeños y medianos empresarios aragoneses, expresados en el último Informe de Percepción Industrial,

IPIA, denuncian que las tensiones de liquidez se mantienen y que las necesidades de financiación se han agravado en el último

año. En esos doce meses ha crecido el número de industriales que opinan que las entidades financieras no facilitan el acceso a la

financiación necesaria para su normal desenvolvimiento.

También la morosidad está pesando como una losa sobre el desenvolvimiento de las pequeñas y medianas empresas. Este problema

es uno de los que necesita más urgente solución. CEPYME-Aragón denuncia que, junto con los problemas de financiación, “uno

de los más graves problemas que tienen las PYMES es la morosidad de las administraciones públicas que no pagan cuando deben”.

Los retrasos en el pago de las Administraciones Públicas, que algunas organizaciones

empresariales sitúan entre los 180 y los 200 días, se encuentran muy por encima del tope legal de 60 días que establece la ley como

máximo para saldar las deudas, y castigan sobretodo a las PYMES, porque las grandes compañías también se están demorando en

el pago a las pequeñas.

Un paso decisivo

Un cambio importante en la planificación de salida de la crisis y una señal de distensión fue la firma del Acuerdo para el Empleo y

la Negociación Colectiva 2010-2012 que fue rubricado por el asociacionismo empresarial más representativo.

Con este Acuerdo, el primero que firman los agentes sociales desde el verano de 2009, los agentes sociales se dan una oportunidad

para refundar un nuevo desarrollo democrático y social y se abre una nueva línea de consenso para luchar contra la crisis. Hasta

que se inicien las negociaciones sobre una posible reforma del mercado laboral, tan anunciada como postergada por el Ejecutivo,

sindicatos y organizaciones empresariales llegaron a este acuerdo a un acuerdo en el que destaca especialmente el pacto sobre

crecimiento salarial.

En la introducción al Acuerdo, los firmantes reconocen que la negociación colectiva es el espacio natural para el ejercicio de la

autonomía de las organizaciones empresariales y sindicales y que ese espacio debe servir para fijar las condiciones de trabajo y

los modelos para crear riqueza y empleo. En un entorno de extrema gravedad para la economía española, con la incertidumbre de

una recuperación en los próximos años, empresarios y trabajadores se han impuesto como objetivo mejorar el tejido productivo y

colaborar a crear empleo estable, a través de la negociación colectiva.


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El Acuerdo para el Empleo encumbra la negociación colectiva como ámbito apropiado para

fijar las condiciones laborales, mejorar la productividad y crear más empleo y riqueza. Al mismo

tiempo, empresario y sindicatos creen que, en la crisis de la economía española, tiene mucho que

ver la formación profesional, no solo como inserción en el empleo, sino también como factor de

transformación económica.

Esa sensación de mayor relajación experimentada en el ámbito nacional, se ha manifestado también

en Aragón con la firma por el Gobierno autónomo, las organizaciones empresariales y sindicales de

los objetivos, diseño y presupuestos del Plan de Empleo para 2010. CEPYME Aragón y el resto de las


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organizaciones presentes en el acuerdo han querido dar este año un impulso

a las políticas activas de empleo para las que han destinado 106 millones de

euros. El objetivo principal es paliar las negativas consecuencias de la crisis

económica y financiera que ha afectado a la Comunidad Autónoma.

En el acto de la firma del Acuerdo, la directora general del Instituto Aragonés

de Empleo, Ana Bermúdez, subrayó el carácter de consenso que ha tiene

este Plan de Empleo, destacando que contiene medidas “que persiguen

básicamente ayudar a los trabajadores, tanto a los que han perdido su

empleo, como aquellos que se encuentran en riesgo de perderlo” y destacó

que el Plan “también busca ayudar a las empresarios a que tengan empresas

más competitivas y trabajadores mejor preparados”.

La “espina” de la innovación

Una aparente contradicción parece que se extiende entre el mundo

empresarial. Aunque la financiación y el cobro de facturas siguen liderando

las preocupaciones de los pequeños empresarios y monopolizando gran

parte de su jornada laboral, éstos siguen pensando también que en la actual

situación económica, la tecnología es más importante que nunca”, pero

inmediatamente reconocen que durante el año pasado no adquirió ninguna

aplicación informática.

Según un informe publicado por la revista “Estrategia”, portavoz de la PYME

aragonesa, el 71% de los pequeños y medianos empresarios declaran tener

menos de cinco ordenadores en sus negocios, y un 46% ni siquiera cuenta

con una página Web propia con sus datos corporativos o un listado de sus

productos y servicios.

Esta situación tecnológica contrasta con el hecho de que la tecnología es

considerada cada vez más como un factor determinante para mejorar la

productividad, la competitividad y la toma de decisiones en la empresa.

La última radiografía sobre innovación en la PYME, y referida a 2010, concluye

que las pequeñas y medianas empresas no avanzan como debieran en la

implantación tecnológica de procesos, y que siguen fallando en el comercio

electrónico. Los pequeños y medianos empresarios son conscientes de

la importancia que tiene la innovación en esta adversa coyuntura, pero

su percepción de la crisis frena más aún el desarrollo empresarial por la

contracción de inversiones a todos los niveles.


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CEPYME-Zaragoza nombra nuevos vicepresidentes

En los primeras semanas de 2010, el Comité Ejecutivo de la Confederación de

la Pequeña y Mediana Empresa de Zaragoza (CEPYME-Zaragoza), presidido

por Aurelio López de Hita, nombró los vicepresidentes que ocuparán este cargo

durante los próximos años.

Así, Javier Ferrer Dufol, presidente de FEMZ, fue nombrado Vicepresidente

Primero de CEPYME-Zaragoza. Otras vicepresidencias eran ocupadas por José

María Marcén Salvador, presidente de la Asociación de Empresarios de Fontanería,

Calefacción, Gas, Climatización, Mantenimiento, Protección contra Incendios y

Afines de Zaragoza, y Miguel Ángel Compadre Prado, presidente de la Asociación

de Centro Comercial Independencia.

Para las vocalías del Comité Ejecutivo fueron designados Julio Amaro Ibáñez,

presidente de la Asociación de Instaladores Eléctricos de Zaragoza; Fernando

Antoñanzas Lombarte, presidente de la Asociación de Talleres de Reparación

de Vehículos de Zaragoza; Jesús Aparicio Serrano, presidente de la Asociación

Profesional de Empresarios y Comerciantes de Caspe y Comarca; Santiago Bolea

Gorbea, Asociación de Comercio de Mueble de Zaragoza; Alberto Carasol Artieda,

presidente de la Asociación de Artesanos de Aragón; Arturo Eslava, presidente de

la Asociación de Comercio Sector Delicias; Mariano Gallizo Bericat, presidente

de la Asociación Empresarial de las Cinco Villas; Antonio García García, por

la Asociación Regional de Empresas de Ascensores; César Muñío Capdevilla,

presidente de la Asociación Comercial Sector Fernando el Católico; José Pérez

de Mezquía Gracia, presidente de la Asociación de Joyeros y Relojeros de Aragón;

Felicidad Segura Vicalta, presidenta de la Asociación de Centros Especializados de

Idiomas; y Marga Verón Jarque, presidenta de la Asociación de Empresarios de la

Comarca de Calatayud. Asimismo, el Comité Ejecutivo de CEPYME-Zaragoza ha

propuesto para la Fundación Cultura y Empresa las Vicepresidencias de José Pérez

de Mezquía Gracia, presidente de la Asociación de Joyeros y Relojeros de Aragón

y Felicidad Segura Vicalta, presidenta de la Asociación de Centros Especializados

de Idiomas.

La Pequeña y Mediana Empresa, Historia viva de Aragón

30 años de CEPYME Zaragoza, 20 años de CEPYME Aragón

la pequeña y mediana empresa, historia viva de aragón

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