la princesa voladora

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Cuentos elaborados por niños

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Page 1: La princesa voladora
Page 2: La princesa voladora

LLAA PPRRIINNCCEESSAA VVOOLLAADDOORRAA

Érase una vez, hace mucho pero que mucho tiempo, en

un gran castillo, una

princesa llamada

Ana.

Era muy guapa y

tenía

un precioso pelo muy

largo. Tenía una

mascota que era un

gato. Era un gato

negro con unos ojos

naranjas muy

brillantes,

y llamado Misifú.

Era muy suave y le encantaba que le acariciaran. Un

día, Ana salió a dar un paseo al bosque, junto a

Misifú. Se lo estaba pasando muy bien, habían estado

jugando, se habían encontrado con otros amigos,

habían estado en el río…

Ya estaba atardeciendo, por lo tanto volvieron al

castillo. Cuando estaban llegando, Ana se dio cuenta

de que Misifú había desaparecido. Entonces Ana, muy

preocupada, se puso a correr hacia el castillo a la

velocidad de la luz, (según ella). En cuanto llegó al

castillo, abrió la puerta, entró y empezó a gritar:

¡¡¡Mamá, papá, Misifú ha desaparecido, hay que

encontrarle!!!

Page 3: La princesa voladora

Entonces sus padres, que eran

los reyes de aquel reino,

fueron

corriendo a donde estaba

Ana, y empezaron a

preguntarla todo tipo de

cosas,

como por ejemplo qué habían

hecho, dónde había

desaparecido…

En cuanto Ana les contó todo,

mandaron a unos soldados a

buscarlo. Estuvieron toda la

noche y todo el día buscándolo.

Preguntaron por todas las casas; revisaron todos los

escondrijos que había por allí; hasta buscaron por

los alrededores del reino. También lo llenaron todo

de carteles.

Pero…No hubo rastro de Misifú.

Cuando los soldados volvieron al castillo, les

informaron a los reyes de que no lo habían

encontrado. Por lo tanto Ana, muy preocupada,

decidió que tenía que ir ella misma a buscarlo. Se

acostó muy pronto para poder levantarse

temprano al día siguiente.

Eran las 7:30 y la cocinera despertó a Ana dando

golpes con una cuchara en una cazuela. Ésta se

levantó de un sobresalto y se fue a desayunar. Al

terminar salió en su búsqueda. Antes de salir se dijo:

Page 4: La princesa voladora

-nunca volveré a entrar por esta puerta sin llevar a

Misifú-

Al primer sitio al que

Ana se dirigió fue a

donde habían estado

paseando hacía unos

días, y también estuvo

en las casas de sus

amigas a

preguntarles

si le habían visto, pero

no hubo una buena

respuesta. Ana estaba

muy cansada, y tenía mucha sed y hambre.

Entonces vio una cueva en la que había un vaso de

agua, unos sándwiches y unas mantas. Se adentró

en la cueva, y como no veía a nadie, se bebió un

poco de agua, se comió un sándwich se acostó.

Cuando se levantó se sentía muy incómoda. Notaba

algo muy raro en la espalda, giró

la cabeza y vio… ¡Unas ALAS! Se

asustó mucho y pensó, -¡Oh no, que

tonta soy, nunca debería haber

tomado eso!-

Aunque más tarde, se dio cuenta

de que aprovechando que tenía

alas, podía sobrevolar todo el

reino, y así localizar a Misifú pero

mirando desde arriba. Intentó

volar. Como al principio no

conseguía elevarse, se tuvo que dar

a ella misma unas clases de vuelo.

Page 5: La princesa voladora

Una vez que lo consiguió, subió

todo lo que pudo y empezó a

moverse. Llevaba mucho tiempo

volando, y de repente vio una

cosa negra con dos puntos, y que

se movía. Se acercó más y se dio

cuenta de que era… ¡¡¡Misifú!!!

De nuevo salió corriendo, o mejor

dicho volando a cogerlo. Entonces

con mucho cuidado lo cogió y le

dio un fuerte abrazo.

Se fueron volando los dos, (Ana

con Misifú en brazos), y enseguida

llegaron al palacio. Cuando Ana les contó todo, sus

padres se alegraron mucho. Pero hasta ese momento,

sus padres no se habían dado cuenta de lo que Ana

tenía en la espalda, es decir, las alas.

En cuanto su madre se percató de

aquello se asombró mucho y preguntó al instante

–¿Por qué llevas esas alas? ¿Cómo te han salido? ¿De

dónde las

has

sacado?

¿Ya sabes

volar?

Ana les

contó que

había

estado Una

cueva, que

había

bebido el

agua, y

Page 6: La princesa voladora

también comido un sándwich , que había dormido

allí…

Sus padres lo comprendieron y Ana tuvo una idea.

Si bebiendo agua las alas habían aparecido,

quizás tomándolo otra vez, desaparecían.

Entonces sus padres le dejaron ir.

Le costó un poco encontrar la cueva, pero luego no

tardó mucho.

Se bebió el agua, (porque sándwiches no quedaban)

y se volvió a casa. Se acostó muy ilusionada

esperando a que fuera por la mañana para

levantarse sin alas, pero ocurrió el efecto inverso. Las

alas habían aumentado el tamaño que tenían el

día anterior. Las alas eran tan grandes que no

cabía por la puerta de su habitación, y tuvo que

salir volando por la ventana. Aunque la verdad, se

sorprendió, porque resultaba mucho más fácil volar.

Pero Ana seguía con ganas de quitarse las alas.

Salió a dar un paseo, (esta vez sin Misifú). Para ver

si encontraba algo con lo que quitarse las alas, pero

no encontró nada.

Entonces se dio la vuelta para volver al castillo.

Como Ana tenía mucha sed, y se paró en el río a

beber agua. ¡¡¡Estaban pasando muchos animalillos

y casi se traga uno!!!

De repente, pasó un banco de grandes, coloridos y

brillantes peces, y salpicaron todo lo que tenían a su

alrededor, Ana incluida. El agua también mojó sus

alas, y un pez larguirucho y feo que pasaba en ese

momento saltó hacia ellas. El pez se despellejó, se

quedó sin escamas y saltó de nuevo al agua. Las

alas se habían quedado cubiertas de escamas, y

empezaron a ponerse amarillas, luego rojas, a

Page 7: La princesa voladora

continuación moradas y más tarde… ¡PUF!

Desaparecieron.

Ana estaba muy contenta y fue a contárselo a todo

el mundo. El primero en enterarse fue Misifú, que

estaba esperándola a la puerta del castillo.

Todo el mundo se quedó muy contento.

Y Ana, muy lista, fue a la cueva a coger el agua que

había hecho que aparecieran las alas, por si algún

día lo necesitaba. ¿Quién sabe? Puede pasar

cualquier cosa.

La princesa voladora Autora: Laura Rodríguez Ilustradora: Laura Rodríguez

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