las estaciones regresaron

7/17/2019 Las Estaciones Regresaron

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Las Estaciones Regresaron

Andrés Felipe Pareja Vélez

A mi querida Marcela Carrasquilla… Cuanto se aprende



de quien con el ejemplo ha enseñado.

Sec Semper Tyranis

I.

La historia por sí misma la escriben, según dicen, los vencedores. La

derrota del rival radica en el hecho de mostrarlo como un ser pueril,

insulso, como el más puerco de los mequetrefes. Pero según parece el

humillar al vencido es una especie de homenaje, al menos eso creo, ya

que por ahí lo dijeron que el humillado será enaltecido y el victorioso

será confundido. Porque sea lo que sea cuando sea, el vencedor deberá

buscar nuevas batallas mientras que el vencido termin la suya, y de

pronto volverá a proponer singular combate en algún momento, pero al

!nal el vencido termina con la frente en alto toda ve" que perder no es

perder sino más bien aprender. # por el hecho de aprender valdría la

pena perder mil guerras.

$uchas veces se va a la guerra y se matan a miles y miles de

personas% # a eso se le llama victoria. $uchas veces, miles de veces,

se apela a la per!dia, se apela a los demiurgos para ganar la guerra y al

!nal cuando se gana &si es que se gana' quedan seres errando por el

mundo, vagando con demencia, recitando viejas palabras y esperando

misericordia. Las guerras las pelean unos cuantos narcisistas y las

pierden quienes nunca conocieron un arma y sucumbieron a las

promesas de aquellos que les dijeron o les se(alaron el norte a caminar.

Los vencedores son quienes pelean y quienes pierden son los que

soportan todo. Los perdedores son todos lo que al !nal de la contiendareciben como botín un tro"o, un peda"o, de )dulce* mierda.

II.

+l sur del valle, en un pueblo cuyo nombre es prudente olvidarlo, había

en el parque una peque(a librería. i mal no estoy era la librería de



-delmiro uquen, judío camu/ado, político "alamero y eterno

contrincante de la nada0 en ella encontr1 en una de mis tardes de ocio 2

despu1s de renunciar al litigio jurídico3 un te4to de lomo aterciopelado

&a"ul, seguramente te(ido' en cuya portada se podía leer

tranquilamente “Después de la guerra*0 su autor no me era familiar5

+bu +l 6a"ir, seguramente un escritor árabe. -l te4to fue traducido por

7riana 8ulsser, traductora alemana a quien recordaba por haber llevado

del espa(ol al alemán las obras del querido autor 9uan +níbal Lepottier0

compr1 el te4to, que result ser mdico, y con atencin leía sus páginas.

-n particular me llamo la atencin un fragmento que estaba en la página

:; del te4to% <ebo confesar, no sin tratar de ausentar la vanidad, que

aquellas páginas trajeron a mi memoria recuerdos pasados que de

alguna u otra forma 2y con su dolor3 aún ponen en mi rostro una sonrisa,

que aunque no dura mucho, es sonrisa. 8e aquí el te4to.

… La he visto ahí sentada desde muy temprano. No sé qué hace

para ser como es, ni como hace para vivir después de que los

muros se vinieron abajo. otal, dicen por ahí, que solo quien se deja

vencer se queda arrumado en los con!nes de la trinchera, pero en

ella eso no sucedía. "hí sentada en ese co#re de cemento escribía,

ordenaba, opinaba y por curioso que pareciera todo salía a $or de

piel.

%&abía que cuestionar en alguna #orma su proceder' (ara nada.

(ensé que de pronto ella era como las estaciones. )erano porque

cuando sonreía el cielo disipaba los humos de la guerra y se cerníasobre la vida un universo a*ul, con pocas nubes, en donde los

p+jaros volaban y volaban. (rimavera, ella solía agradar con la

pasin de su vida dando tranquilidad de que nada pasaría mientras

por allí o por all+ estuviera, las hojas caerían y volarían las

golondrinas pero habría techo y lecho porque, si, estaba ella.



-nvierno cuando había necesidad de helar los ímpetus y apaciguar

los deseos homicidas que por entonces era muy a $or de piel ella

helaba a la masa de miles que querían linchar a los tiranos

convenciéndolos, a la masa amor#a, que por m+s crueles y lerdos

que #uesen íbamos a la guerra por ellos en honor a la lealtad.

)erla allí era una cuestin de simple ra*n. /imple ra*n que

animaba, que mantenía el espíritu vivo, que dejaba no permitía que

se #eriara la vida de unos y otros sino la vida de todos por igual.

0o, como Durutri, quise dejar mis ra*ones e irme m+s all+ del #rente

para acabar con los tiranos que nos envolvieron en esta guerra que

nos acorralaba y que dejaba ya muchos caídos por complacer esosegos y esas malditas vanidades. /olo esperaba el momento de

calar la bayoneta y ajustar justas cuentas… (ero nunca me dejo.

/iempre tomaba el pu1al, escondía el garrote vil, el arcabu*, la

cimitarra, la granada y los arrojaba al 2uadalquivir y tal era su

presencia que dejaba que aquellas armas siguieran su rumbo.

La guerra con su atronadora para#ernalia se batía en a#renta con

aquellos que mandaban a pelear los tiranos… Los muertos se

contaban por miles, por muchos y aun así los pocos que est+bamos

re#ugiados tras aquellas paredes de ladrillo gris su#ríamos una

especie de par+lisis por que ante todo, y como ella bien lo decía,

hay que ser para dejar ser.

3stallaban los obuses, las proclamas de a#renta se escuchaban por

los altavoces. 3ra el caos… Los cascos de los caballos de los 4

jinetes se escuchaban retumbar a#uera. 0 ella ahí. 0 nosotros ahí…

5omo si los tiranos se hubiesen olvidado de lo que éramos y de lo

que ella era.

(ero un día la memoria del par de s+trapas se acord de ella y de

nosotros. 5uando los esbirros entraron por ella no sé donde estaba



yo que no reaccione… /i, ya me acuerdo. 3staba atado de manos

esperando mi sentencia. 0a no hubo verano y primavera, solo hubo

invierno. &elaba con horror en aquellas paredes grises. 6uchos

huyeron… " mi me ataron a un cepo y me $agelaron al ama1o y

antojo del tirano y sus escuderos. Debiera de decir que la palabra

espalda de mi vocabulario #ue borrada y en su rempla*o se

a!ncaron palabras como yagas, heridas, odio y rencor. 0a no había

nadie que votar+ mis armas al 2uadalquivir, las iba a usar…

0 en medio de la rabia y la tri#ulca que provocaban las ganas de

pasar por la lan*a a todos y dejar que el demiurgo escogiera a los

suyos retornaba la paciencia de las estaciones y la palabra espalda

borraba a las yagas, a las heridas, al odio y al rencor.

(aso el tiempo, la guerra había #enecido… "un ignoro como escape

de dichas paredes y como cayeron los tiranos.

5amine como un maldito errante por los caminos de /antiago, de

"la y de sus cmplices. 7uise hasta #ormar una nacin… (ero nadie

mira con buenos ojos a un derrotado que vuelve después de una

guerra. odos creen que por volver vivo #ue que se perdi… 5omo si

un muerto m+s o un muerto menos decidiere el rumbo de las

circunstancias.

Nadie aposto por mi. odos pedían mi condena, mi muerte… 3l

espíritu de los tiranos navegaba por las aguas del rio 3lba y el de

los vencidos por las cloacas.

"8n helaba… Los huesos temblaban. Despojada de las vestiduras

seguí caminando errante. La vida no la quería, no era de mi parte.

)ivir ya no era el precio que pagar por que ya estaba cancelado.

0 solo cuando intente morir, #ue que supe que ella la guerra había

pasado…7ue a8n seguía calmando huracanes, tempestades e



ímpetus… 3ntonces #ue cuando supe que las estaciones habían

regresado.

9in.

las estaciones regresaron

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