lípidos en el embarazo

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Efectos de la Carencia o Demasía de Lípidos en el Embarazo GRUPO: LUNES 11 AM Integrantes: ARAUJO SÁNCHEZ, Mónica Roxana CUBA BERETTA, Josh Kevin HUACCHA CHÁVEZ, Fernanda Paola VILCHEZ SALDAÑA, Yessenia Evelin

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Page 1: Lípidos en el embarazo

GRUPO: LUNES 11 AM

Integrantes: ARAUJO SÁNCHEZ, Mónica Roxana CUBA BERETTA, Josh Kevin HUACCHA CHÁVEZ, Fernanda Paola VILCHEZ SALDAÑA, Yessenia Evelin

Page 2: Lípidos en el embarazo

INDICE

CONTENIDOS PÁGINA

OBJETIVOS…………………………………………………………………………………………………………….……………………2

DESARROLLO DEL TEMA:

EFECTOS DE LA CARENCIA Y DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL EMBARAZO………………….…………………….3

EFECTOS DE LA CERENCIA DE LÍPIDOS EN EL EMBARAZO……………………………………………………………3

PROBLEMAS MATERNOS…………………………………………………………………………………………………………….3

PROBLEMAS FETALES………………………………………………………………………………………………………………….6

EFECTOS DE LA DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL EMBARAZO………………………………………………………….…8

PROBLEMAS MATERNOS………………………………………………………………………………………………………….…8

PROBLEMAS FETALES……………………………………………………………………………………………………………….…9

EFECTOS DE LA CARENCIA Y DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO………………………………………..10

EFECTOS DE LA CARENCIA DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO…………………………………………………………..10

EFECTOS DE LA DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO…………………………………………………………….10

CONCLUSIONES………………………………………………………………………………………………………………………….11

ANEXOS……………………………………………………………………………………………………………………………………..12

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………………………………………………….………13

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OBJETIVOS:

1. OBJETIVO GENERAL:

a. Conocer los efectos de la carencia y demasía de lípidos dueante el embarazo y

puerperio.

2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

a. Conocer los efectos de la carencia de lípidos en el embarazo para la madre.

b. Conocer los efectos de la carencia de lípidos en el embarazo para el feto.

c. Conocer los efectos de la demasía de lípidos en el embarazo para la madre.

d. Conocer los efectos de la demasía de lípidos en el embarazo para el feto.

e. Conocer los efectos de la carencia de lípidos en el puerperio.

f. Conocer los efectos de la demasía de lípidos en el puerperio.

Efectos de la carencia y demasía de lípidos en el embarazo y puerperio

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1. EFECTOS DE LA CARENCIA Y DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL EMBARAZO: a. EFECTOS DE LA CARENCIA DE LÍPIDOS EN EL EMBARAZO:

i. PROBLEMAS MATERNOS:

Durante el embarazo, es necesario adquirir ácidos grasos poli insaturados de cadena larga para el desarrollo de la placenta y del feto. Además, existen pruebas evidentes de que la nutrición y la salud maternas durante el período de la concepción tienen una importancia crucial. Los acontecimientos que preceden a la concepción influyen en el proceso fisiológico a largo plazo de acumulación de grasa y en la naturaleza de la grasa almacenada. Esta es la grasa que se tiene a disposición durante el período de la formación y la división celulares en el desarrollo embrionario y de la placenta durante el primer trimestre de gestación.

A partir del momento de la concepción también se acumulan cantidades importantes de grasa para mantener el crecimiento fetal durante el tercer trimestre, así como para satisfacer las necesidades iniciales de la lactancia.

Los datos obtenidos en los experimentos realizados con animales sugieren que la nutrición precedente y posterior al nacimiento presenta importantes efectos en la composición lipídica del cerebro y sobre el aprendizaje (Galli y Socini, 1983). Las carencias específicas de ácidos grasos n-3 influyen en la integridad neurológica (Budowski, Leighfieid y Crawford, 1987) y afectan selectivamente al aprendizaje y a la capacidad visiva (Wheeler, Benolken y Anderson, 1975; Lamptey y Walker, 1976.

a. Desnutrición pre embarazo:

Se caracteriza por una relación peso/talla correspondiente al 90% o menos del peso estándar antes del embarazo. En países con alta incidencia de desnutrición infantil, este tipo de alteración nutricional suele asociarse con talla reducida, un reflejo del retarde del crecimiento esquelético que provoca la desnutrición, generalmente moderada, mantenida durante toda la etapa del crecimiento. Debido a que durante el primer trimestre del embarazo la mayoría de las mujeres no cambian de peso, una relación peso/talla inferior al 90% del peso estándar dentro de las primeras 12 semanas de gestación suele ser más útil para fines diagnósticos que la información anamnésica, con frecuencia errónea, de peso materno pre embarazo. Después de las primeras 12 semanas de gestación este diagnóstico es solamente presuntivo y para efectos que el médico pueda guiarse por los patrones de de adecuación peso talla para la edad gestacional que se analice más adelante.

(Perez Sánchez “Obstetricia” 1995)

b. Desnutrición gestacional:

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Este tipo de desnutrición se caracteriza por un aumento de peso insuficiente durante el embarazo, situación que refleja una ingesta energética inadecuada, ya sea en términos absolutos o en relación con el gasto energético de la paciente. El aumento de paso durante el embarazo está fuertemente influido por la talla materna ya que, tanto antes como después del embarazo, estas variables mantienen una cierta proporcionalidad. Es por esta razón que la cifra promedio de aumento de peso que se recomienda a las embarazadas (11,5 – 12,5 Kg) solo es válida para la mujer igualmente promedio en cuanto a estatura.

(Perez Sánchez “Obstetricia” 1995)

c. Desnutrición combinada pre embarazo y gestacional:

Resulta de la presentación combinada de los dos tipos de desnutrición descritos, situación que clínicamente se reconoce usando los mismos criterios con relación al peso/talla y porcentaje de cambio de esta variable durante el embarazo.

Los diversos tipos de desnutrición energético – proteica que afectan a la embarazada tienen en común el hecho de que, salvo en situaciones límites, no determinan riesgo de salud para la madre, pero en cambio, causan retardo en el crecimiento fetal. La magnitud de este último efecto depende del tipo y la gravedad de la desnutrición materna, observándose los retardos del crecimiento fetal más intensos en los casos de desnutrición combinada pre embarazo y gestacional.

(Perez Sánchez “Obstetricia” 1995)

Problemas asociados a la obesidad de la embarazada:

Se ha estimado que la obesidad aislada o como parte del síndrome de ovario poliquístico es un factor de riesgo de infertilidad y anovulación (no ovula) en las mujeres. Una baja de peso, aun en las mujeres con ovario poliquístico (problema causado por el mal funcionamiento de las hormonas), induce ovulación en muchos casos y mejora la fertilidad, lo que se explica por un descenso en los niveles de andrógenos.

Infertilidad:

Este problema afecta a un 3-5 % de todos los embarazos y determina mayor morbi-mortalidad perinatal. La diabetes gestacional se asocia a un IMC (Índice de Masa Corporal) sobre 25 y también en forma independiente, con una ganancia de peso exagerada en la etapa temprana de la adultez (más de 5 Kg entre los 18 y 25 años de vida).

Preeclampsia e hipertensión:

El riesgo de hipertensión y preeclampsia aumenta en 2 a 3 veces al subir el IMC por sobre 25, especialmente en las mujeres con IMC de 30 o más.

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Diabetes gestacional:

El riesgo de parto instrumentado aumenta en directa relación con el peso al nacer a partir de los 4000 gramos y en especial sobre los 4.500. La macrosomía fetal puede deberse a la obesidad materna primaria o puede ser secundaria a la diabetes gestacional inducida por la obesidad. En ambos casos la macrosomía fetal es secundaria al hiperinsulinismo determinado por la híper glicemia materna. La prevalencia de cesárea en las mujeres con IMC sobre 30 aumenta en un 60 %, después de controlar por el efecto de otras variables. El alto peso de nacimiento se asocia también con trabajo de parto y parto prolongado, traumas y asfixia del parto. Estudios recientes señalan aumento en días de hospitalización de las madres obesas y cinco veces mayor gasto obstétrico.

Parto instrumentado (cesárea o fórceps):

La obesidad aumenta el riesgo de malformaciones congénitas mayores en especial los defectos del tubo neural. Estudios epidemiológicos que han controlado el efecto de otros factores de riesgo indican un riesgo relativo 40% a unos 60% mayor con un IMC sobre 25. Estudios de caso-control apoyan estos hallazgos y sugieren un riesgo de la misma magnitud. Ello ha llevado sugerir que las mujeres obesas requieren una cantidad mayor de ácido fólico.

Mortalidad perinatal.

La obesidad en la mujer aumenta en varias veces el riesgo de diabetes tipo 2. En edades posteriores también aumenta significativamente el riesgo de accidentes vasculares cerebrales isquémicos, embolias pulmonares, cáncer de colon, litiasis y cáncer de vesícula entre otras patologías.

ii. PROBLEMAS FETALES:

El hecho de padecer de deficiencia de acidos grasos (lípidos), esencialmente el Omega 3, mientras una mujer estuviera embarazada podría llegar a ser altamente riesgoso tanto para la madre como para el bebé.

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El bebé obtiene el Omega 3 de los alimentos que la madre consume. Los nutrientes atraviesan la placenta, ayudando a que el bebé pueda desarrollarse y crecer saludablemente. No obstante, si éste no obtuviera las suficientes cantidades de Omega 3 de la comida que la madre ingiera, el mismo comenzaría a tomarlo de sus propias reservas. Varios investigadores afirman que dichas reservas pueden localizarse en el cerebro, lo que podría traer como consecuencia una pérdida de hasta un 3% de sus células cerebrales. La deficiencia de Omega 3 durante su embarazo podría relacionarse con:

Un incremento en las tasas de depresiones postparto.

Un incremento en las probabilidades de dar a luz bebés de bajo peso.

Un incremento en las posibilidades de tener un parto pretérmino o un parto mediante cesárea.

Niños prematuros. Durante el último decenio se ha podido disponer de datos sobre la importancia de los ácidos grasos esenciales maternos y de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga derivados de ellos en el crecimiento fetal y neonatal

(Martínez, 1988).

Las técnicas analíticas modernas han aportado datos importantes sobre la composición de los ácidos grasos de la leche materna (Id.). A los niños prematuros se les ha negado el aporte intrauterino de ácido araquidónico y de ADH. Además, nacen con pocas o ninguna reserva de grasas, lo que les hace depender completamente de la alimentación.

A pesar del aporte de ácido linoleico y de la presencia de elevados niveles de ácido linoleico en el plasma, es evidente que la cantidad de ácido araquidónico y de otros ácidos grasos poliinsaturados disminuye rápidamente.

La evaluación actual de los niveles de ácidos grasos esenciales depende de la medida de la composición del plasma y la de los glóbulos rojos. Si bien existen pocos datos sobre los depósitos de los tejidos, los datos de los primates indican que existe una relación.

Las funciones retinal y cortical de la vista muestran los efectos de los niveles de ácidos grasos esenciales presentes en los tejidos.

Niños nacidos a término. Siempre que sea posible, la mejor fuente para la alimentación del lactante es la leche humana. Teniendo en cuenta este hecho, los programas de educación y de atención en salud deberían promover activamente la alimentación con leche materna. Además, dadas las interacciones nutritivas a largo plazo con la madre, incluso antes de la concepción, y sus profundas consecuencias en la salud pública, deberían emprenderse programas similares para las mujeres antes de la concepción, y durante el embarazo y la lactancia. Dichos programas mejorarán la salud materna, el desarrollo fetal, y la salud neonatal.

Cuando se comparan niños nacidos a término que mueren por causas sin explicar, los niños que se habían alimentado con fórmulas de leche carentes de ácido araquidónico y de ADH presentaban bajos niveles de ADH en la corteza cerebral, y niveles de ácido docosapentanoico n-6 (un índice de carencia de ADH) mayores que los de los niños alimentados con leche materna.

(Martínez, 1988).

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Tal como lo demuestran ahora los datos de los niños pre-término, es más ventajoso tanto para el bastoncillo foto receptor como para la función neural un aporte complementario con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga n-3; parece oportuno aportar tanto ácido araquidónico como ADH ya preformado en los preparados de leches para niños nacidos a término en proporciones similares a las de la leche materna de mujeres omnívoras bien nutridas.

En los niños nacidos a término, el aporte por kg de peso corporal debe sumar 600 mg de ácido linoleico, 50 mg de ácido linolénico, 40 mg de ácido araquidónico y ácidos grasos n-6 asociados, y 20 mg de ácido docosahexanoico. Aunque todavía no se dispone de datos de pruebas controladas realizadas al azar con niños nacidos a término, se sugiere este aporte para aprovechar cuanto sea posible todo el potencial genético de desarrollo visual y neurológico.

Problemas Asociados:

Retardo de crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer:

La desnutrición materna severa o una ganancia de peso insuficiente producen también un aumento significativo de la mortalidad en útero en las primeras semanas post parto.

Mortalidad perinatal:

Cada vez hay más antecedentes que confirman los diferentes riesgos en el proceso reproductivo asociados a la obesidad materna.

Malformaciones congénitas:Los recién nacidos tienen un riesgo de muerte 50 % mayor si la madre tiene un IMC superior a 25 y 2 a 4 veces mayor si es superior a 30.

b. EFECTOS DE LA DEMASÍA:

i. PROBLEMAS MATERNOS:

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Las enfermedades coronarias del corazón (ECC), caracterizadas por un aporte limitado de oxígeno al músculo del corazón, presentan manifestaciones clínicas que van desde la angina de pecho al infarto de miocardio (IM) y la muerte repentina. La principal causa de las ECC es la aterosclerosis coronaria (ATS), debida a lesiones causadas por depósitos ricos en lípidos en el revestimiento interior de las arterias coronarias. Este proceso empieza en las primeras etapas de la vida en forma de «estrías de grasa», y posteriormente se forman lesiones fibrosas, con frecuencia calcificadas y ulceradas, que reducen la luz arterial. Si a la lesión se le sobrepone un trombo, se puede precipitar el IM y sobrevenir la muerte repentina. Estos casos dependen de la lesión aterosclerótica y de una compleja interacción de factores hemostáticos. Aunque estos mecanismos sólo se están empezando a conocer, parece que los procesos que conducen a las ECC suponen el desarrollo de ATS, trombosis y reactividad vascular, así como la interacción entre ellas.

ii. PROBLEMAS FETALES:

Una dieta materna con alto contenido en grasas afecta al desarrollo del sistema metabólico del feto y puede triplicar sus niveles de triglicéridos, así como aumentar la probabilidad de padecer la enfermedad de hígado graso no alcohólico durante la infancia.

En un artículo publicado por la revista "Journal of Clinical Investigation", científicos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón y de la Universidad de Colorado (EEUU) explican que un feto es "altamente vulnerable" al exceso de lípidos durante el embarazo, con independencia de que la madre sea obesa o delgada.

Tras estudiar el efecto que una dieta rica en grasas tuvo en primates no humanos, el equipo investigador llegó a la conclusión de que la exposición a los lípidos durante el desarrollo fetal puede incrementar el riesgo del niño de padecer la enfermedad de hígado graso no alcohólico y otras complicaciones hepáticas.

La enfermedad de hígado graso consiste en la acumulación de grasa en ese órgano, lo que puede derivar en cirrosis o cáncer de hígado.

Algunos investigadores afirman que la obesidad de la madre durante el embarazo puede predisponer al hijo a ser obeso y a padecer enfermedades metabólicas, sin embargo se desconocen los mecanismos por los que el exceso de nutrición materna afecta al feto.

Ahora, este equipo de científicos dirigido por Kevin Grove y Jacob Friedman ha arrojado algo de luz al establecer una relación entre la ingesta de grasas por parte de la madre y el desencadenamiento de complicaciones hepáticas en las etapas fetal e infantil del hijo.

Los fetos de aquellas hembras primates que tenían una dieta muy rica en grasas mostraron mayor riesgo de desarrollar enfermedad de hígado graso que los pertenecientes al grupo control.

La concentración fetal de triglicéridos hepáticos fue tres veces mayor y el porcentaje de grasa corporal el doble de los existentes en los fetos de madres con una dieta equilibrada.

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Además, se dieron mayores indicios de estrés oxidativo hepático durante el tercer trimestre del desarrollo, los niveles fetales de glicerol (un componente de los triglicéridos y los fosfolípidos) se multiplicaron por dos y la expresión de las enzimas gluconeogénicas (sintetizadas por el hígado) fue elevada.

A pesar de todo, los científicos se muestran optimistas porque en aquellos casos en los que la madre redujo la cantidad de grasas ingeridas en el segundo embarazo, los niveles de triglicéridos del feto disminuyeron, se normalizó la expresión de las enzimas gluconeogénicas y los descendientes mostraron menos síntomas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

El equipo investigador quiere llamar la atención sobre los efectos que una dieta materna con alto contenido en grasas produce en los sistemas metabólicos fetales y recordar que una alimentación sana de la madre es "lo más importante" para evitar que, tras el alumbramiento, los hijos sean obesos.

2. EFECTOS DE LA CARENCIA Y DEMASÍA DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO:

a. EFECTOS DE LA CARENCIA DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO:

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Las mujeres mal nutridas pueden tener una lactancia prolongada, con niños creciendo en mejores condiciones que los destetados precozmente. Ellas producen leche que es similar en muchos aspectos a la de mujeres normales. Esto beneficia sin duda a los niños, evitando las enfermedades nutricionales severas que se presentan después del destete.

El aumento del gasto nutricional durante la lactancia en las mujeres con cobertura nutricional insuficiente se hace a costa de sus propios nutrientes. Esto puede producir depleción tisular, deterioro que se intensifica a medida que avanza la lactancia. Sin embargo, este impacto no es siempre evidente, lo que sugiere que podría haber también otros mecanismos adaptativos, además de los mencionados.

La adaptación al déficit nutricional actuaría más bien, disminuyendo el volumen de leche que alterando la calidad. Al producir un volumen de leche menor, llega un momento en que esta no es suficiente para los requerimientos nutricionales del lactante, los que van en aumento. Por eso otro mecanismo compensatorio sería en algunos casos, una lactancia más corta en lo que influirían los niveles más bajos de prolactina que se han descrito en la madres desnutridas.

Es importante considerar, cuando es realmente eficiente una intervención nutricional destinada a proteger a la madre, al niño/a y a la lactancia. Un estudio realizado en Gambia demostró que la suplementación durante la lactancia no alteró de modo significativo la duración de la lactancia. Sí e consiguió una prolongación cuando la intervención nutricional se hizo durante el embarazo, ésta fue aún mayor cuando se acompañó de educación a la madre. Por lo tanto la mujer desnutrida no solo requiere nutrientes adicionales en el embarazo y durante la lactancia, más allá del aporte recomendado para las mujeres eutróficas; sino que esta intervención debe ir acompañada de educación nutricional.

b. EFECTOS DEL EXCESO DE LÍPIDOS EN EL PUERPERIO:

Pese a que existe un alto numero de mujeres con sobrepeso al término del embarazo (alrededor de 52% al año 2003), las mujeres obesas no han sido suficientemente estudiadas durante el período de lactancia. Sí se sabe que una lactancia materna prolongada contribuye eficazmente a la recuperación del peso pre gestacional. Siendo la obesidad una patología muy compleja, requiere muchas veces de un manejo multidisciplinario, capaz de abordar tanto los aspectos nutricionales como los psicológicos y de actividad física. En algunos países a nivel de la red pública de salud existen el programa EGO (estrategia global contra la obesidad) y el PASAF (programa de alimentación saludable y actividad física) en los cuales se aborda esta patología con una mirada integral. El programa incluye consejería individual, talleres grupales, atención nutricional y algunos exámenes. La madre cuenta además con 2 controles nutricionales, programados al tercer y sexto mes postparto, con el objetivo de cautelar la recuperación del peso materno a los niveles pre gestacionales.

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CONCLUSIONES:

La nutrición adecuada durante la niñez y adolescencia, el espaciamiento de los embarazos y la educación nutricional durante todo el ciclo vital, son factores protectores del riesgo nutricional de las mujeres embarazadas y de patologías posteriores al proceso reproductivo.

En el postparto la madre tiene requerimientos especiales de nutrientes, los que deben aportarse en la dieta. La nutrición adecuada disminuye el riesgo nutricional por déficit o exceso y previene patologías tales como desnutrición, anemia, osteoporosis y obesidad con sus correspondientes complicaciones.

La lactancia materna debe ser promovida por los beneficios nutricionales para los niños/ y sus madres.

Las/os proveedores de salud pueden jugar un papel importante en el cuidado de salud: en la prevención de la desnutrición, anemia, riesgo de osteoporosis y sobrepeso. Desde sus distintas disciplinas y a lo largo de las diferentes etapas, especialmente durante la niñez y la adolescencia, pueden realizar educación nutricional a la mujer acerca de los requerimientos y las razones de las recomendaciones alimentarias. También pueden dar apoyo terapéutico tanto a las madres desnutridas como a las obesas, ayudándolas a identificar alimentos accesibles y que contengan los nutrientes necesarios para sus respectivos requerimientos.

ANEXOS:CONSECUENCIAS DE LA INGESTA EXCESIVA DE LIPIDOS DURANTE EL EMBARAZO

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BIBLIOGRAFÍA:

Dieta materna rica en grasas puede triplicar triglicéridos en el feto [html] Disponible en: http://www.dietas.com/articulos/dieta-materna-rica-en-grasas-puede-triplicar-trigliceridos-en-el-feto.asp#ixzz28087LLvK

Nutrición de la mujer en el postpartoMaria Eugenia CasadoInstituto Chileno de Medicina Reproductiva ( icmer )http://www.icmer.org/documentos/lactancia/nutricion_de_mujer_en_postparto.pdf

Casado ME: Nutrición materna En: Salud Reproductiva en el periodo postparto manual para elentrenamiento del personal de los servicios de salud. Casado ME, Miranda P, Díaz S (ed)

Instituto Chileno de Medicina Reproductiva. Santiago de Chile, 1997

Dra. M.ᵃ José Aguilar Cordero. Lactancia Materna. Editorial Elsevier.: Madrid. 2005.

http://www.clinicaindautxu.com/nutricion/pdfs/Embarazo.pdf

http://lang.meuhedet.co.il/es/art%C3%ADculos-destacados/gu%C3%ADa-completa-de-nutrici%C3%B3n-para-mujeres-embarazadas.aspx

http://www.unomasenlafamilia.com/consumir-grasas-trans-en-exceso-durante-el-embarazo-puede-afectar-al-bebe.html

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