marx: apróximación histórica al manifiesto comunista

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Ignacio Díez Arauz EL MANIFIESTO COMUNISTA *** El Manifiesto Comunista constituye sin duda un texto importantísimo de la historia del pensamiento político humano que no debe ser despreciado por su simplicidad. Es verdad que tampoco debemos magnificar su contenido, pues no deja de ser un panfleto político cargado de adornos retóricos, pero que, y eliminando de lleno la carga negativa con la que puede revestirse el término panfleto, aspira a mucho más que a comunicar consignas políticas vacías de contenidos. El escrito redactado por Marx y Engels pretende constituirse como un primer paso definitivo en la formación de un pensamiento sólido que haga de base para la defensa de los intereses de los obreros industriales y el campesinado de la época, vinculando a estos elementos marginados de la sociedad directamente con la acción política. A pesar de que no se pueda extraer del Manifiesto una síntesis estricta del pensamiento marxiano sí se puede ver en él, no obstante, algunas de sus más importantes tesis. Se puede apreciar que las aportaciones que el propio Marx considera ha hecho al pensamiento humano se encuentran contenidas en el Manifiesto de una u otra manera: Por lo que a mí se refiere, no me caben ni el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni el de haber descubierto la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de las clases. Lo que yo aporté de nuevo fue demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases 1

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Contextualización del Manifiesto Comunista. El nacimiento de la tragedia en Marx.

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Ignacio Dez ArauzEl Manifiesto Comunista***El Manifiesto Comunista constituye sin duda un texto importantsimo de la historia del pensamiento poltico humano que no debe ser despreciado por su simplicidad. Es verdad que tampoco debemos magnificar su contenido, pues no deja de ser un panfleto poltico cargado de adornos retricos, pero que, y eliminando de lleno la carga negativa con la que puede revestirse el trmino panfleto, aspira a mucho ms que a comunicar consignas polticas vacas de contenidos. El escrito redactado por Marx y Engels pretende constituirse como un primer paso definitivo en la formacin de un pensamiento slido que haga de base para la defensa de los intereses de los obreros industriales y el campesinado de la poca, vinculando a estos elementos marginados de la sociedad directamente con la accin poltica. A pesar de que no se pueda extraer del Manifiesto una sntesis estricta del pensamiento marxiano s se puede ver en l, no obstante, algunas de sus ms importantes tesis. Se puede apreciar que las aportaciones que el propio Marx considera ha hecho al pensamiento humano se encuentran contenidas en el Manifiesto de una u otra manera:Por lo que a m se refiere, no me caben ni el mrito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni el de haber descubierto la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses haban expuesto el desarrollo histrico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatoma econmica de las clases. Lo que yo aport de nuevo fue demostrar: 1) que la existencia de las clases slo va unida a determinadas fases histricas de desarrollo de la produccin; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por s ms que el trnsito hacia la abolicin de todas las clases y hacia una sociedad sin clases.[footnoteRef:2] [2: Citado por Lenin en El Estado y la revolucin, pgina 33. Castellote Editor. Madrid, 1976.]

Como bien seala Lenin al citar este prrafo, con esta sntesis de su pensamiento Marx hace patente, por una parte, una ruptura con el desarrollo intelectual del socialismo que germinaba histricamente desde el siglo XVIII y que, ya en su poca, representaba las formas ms avanzadas del pensamiento burgus, y por otra, la esencia de su teora del Estado. Este ltimo punto puede despertar ms polmica en el contexto de este trabajo puesto que no nos dedicamos a analizar, como s hace Lenin, las desviaciones revisionistas que suponen negar alguna de las aportaciones de Marx[footnoteRef:3], no obstante, como la gua del escrito que propongo son precisamente esas aportaciones, ser necesario hacer en algn momento de este escrito referencia superficial a la forma que adquiere el estado marxista ya que, sin ir ms lejos, el Manifiesto es un llamado a que el proletariado tome el aparato de poder poltico para transformar la sociedad. [3: Principalmente porque no nos encontramos en la misma situacin revolucionaria de la poca en la que se redact el Estado y la Revolucin, y no tenemos, por tanto, la misma necesidad, por ahora, de profundizar correctamente en las contradicciones entre clases.]

As, pondr en relacin esas tres contribuciones que Marx afirma hacer al pensamiento poltico socialista con el Manifiesto al tiempo que rescato y desarrollo algunas concepciones de vital importancia en el marxismo posterior, que se incluyen en el texto pero que por las mismas exigencias que este requera para su difusin entre las masas de trabajadores no pudieron ser profundizadas en el mismo.II. La lucha de clases y su desarrollo histrico en el pensamiento poltico burgus previo a Marx y EngelsPara profundizar de qu manera se produce la ruptura con la tradicin intelectual socialista que precede a Marx, a la que le debe, segn l mismo reconoce, la existencia de las clases sociales, su lucha y su desarrollo histrico, y el descubrimiento de que el ncleo de su disputa fuera una lucha econmica debemos proceder de una forma histrica, genealgica y recorrer el Manifiesto hasta su tercera parte, que es en donde los autores dedican su esfuerzo en esbozar con brevedad una descripcin crtica de las diferentes formas en las que el intelecto humano ha intentado palear las desigualdades entre las personas, destacando cun insuficientes han resultado los anlisis anteriores. Si estas han sido insuficientes no ha sido porque no hicieran descubrimientos de gran validez para la causa socialista sino porque la aproximacin al problema fundamental era ya defectuosa desde su comienzo. El pensamiento social previo a Marx vea la pugna entre clases sociales como un problema en el cual, o bien, poda obviarse la lucha antagnica entre clases, mientras se referan a una hermandad humana intrnseca a las personas, o bien, se limitaban a sealar las contradicciones de una parte de la burguesa con el proletariado abrazando los intereses de las viejas clases privilegiadas que se extinguan, resultando igualmente reaccionario. A pesar de las formas ms utpicas, los ms conscientes de entre los primeros socialistas logran ya, en esas nuevas condiciones que se desarrollaban, introducir: Un elemento de crtica, puesto que atacan todos los fundamentos de la sociedad existente. Por eso, han contribuido notablemente a ilustrar la conciencia de la clase trabajadora.[footnoteRef:4] [4: Karl Marx, Manifiesto Comunista, pg. 65.]

Marx y Engels sealan que esta visin del problema sigue siendo profundamente idealista, y afirmaban que la resolucin del conflicto conlleva necesariamente la eliminacin de una clase por la otra y no a la conciliacin de todos los elementos de la sociedad. Las bienintencionadas aspiraciones de los socialistas utpicos les haca creer en la posibilidad de que slo un cambio en la conciencia de los hombres tendra como consecuencia la solidaridad universal y un comportamiento fraternal espontneo.La idea de una sociedad armoniosa hunde sus races en una revolucin intelectual que es admirada por todos y que an hoy, inconscientemente, contamina nuestra forma de referirnos a la historia de la sociedad humana. Las investigaciones de Engels que buscan trazar la evolucin del pensamiento socialista desde su forma utpica a su forma cientfica, se remiten precisamente a la gran revolucin del pensamiento moderno: la Ilustracin. En Del socialismo utpico al socialismo cientfico, Engels describe un primer momento del socialismo desarrollado en base a los principios proclamados por los pensadores del siglo XVIII, en donde cualquier cuestin era juzgada ante el intransigente tribunal de la razn que somete todo a la crtica ms despiadada. La consecuencia previsible de tal modo de actuacin fue la secularizacin paulatina del poder poltico y su evolucin irreversible a la forma de Estado moderno. En esta apertura de fronteras intelectuales, an insuficientes para un desarrollo agresivo de una conciencia social, escribe Rousseau su Contrato Social que, en palabras de Engels, pis y solamente poda pisar el terreno de la realidad. En parte, la importancia de Rousseau es que en su Contrato pone de manifiesto que la propiedad privada conlleva un desarrollo desigual del patrimonio entre los hombres, que ese desarrollo tiene un influencia importante en el avance haca la formacin del Estado y que ese nuevo estado civil, viciado, perpetua la desigualdad humana y corrompe a las personas. Una importante herencia que hace el pensamiento ilustrado a la posterioridad, y que conformar parte de los defectos del socialismo utpico, es la visin de la historia entendida como un proceso orgnico, cuyo desarrollo es lineal y en la que cada fase de la historia es una sucesin espontnea de la anterior, generando lo que entendemos por Progreso (la humanidad evolucionando segn un plan trazado por la razn hacia un fin que la razn se ha impuesto a s misma). Este defecto idealista, aunque en una menor intensidad, se encontrar en los tres grandes utopistas: Saint-Simon, Fuorier y Owen. Los tres se caracterizaron, segn Engels, por no actuar como representantes de los intereses del proletariado. Estos pecaban del mismo error que los pensadores franceses y alemanes del siglo XVIII: la pretensin de emancipar a toda la humanidad, sin distinciones, usando como motor de cambio la razn humana comn a todos las personas, sin prever que la razn se ha encontrado ya presente en toda la historia de la desigualdad humana. No ha sido un traspi de la razn lo que ha provocado la explotacin del hombre por el hombre, sino un efecto de la misma actividad racional. No ha habido poca ms o menos racional que otra, la actualidad en la que vivimos, con Lady Gaga y Justin Bieber, no es menos irracional que la de Platn o Julio Csar (aunque muchos no dudaran en apostar lo contrario). Lo que contena esa pretensin idealista de los filsofos del siglo XVIII era la ilusin de que para instaurar el reino de la razn slo haca falta un hombre que lograra penetrar debidamente en ella, cosa que pudo haber sucedido en cualquier momento histrico, ahorrndonos penurias y calamidades. Pero para Marx y Engels, y para algunos pensadores marxistas, eso es confiar demasiado a la casualidad y el azar. En vez de suponer que aquellas manifestaciones intelectuales tienen una fuerte correspondencia con el desarrollo de las fuerzas productivas y polticas, se escudan en una especie de providencia histrica basada en la casualidad.Dejando esto ltimo de lado, es conveniente destacar el acercamiento que Engels hace del desarrollo particular de estos tres autores: En 1802, vieron la luz las Cartas Ginebrinas de Saint-Simon; en 1808 public Fourier su primera obra, aunque las bases de su teora databan ya de 1799; el 1 de enero de 1800, Roberto Owen se hizo cargo de la direccin de New Lanark.[footnoteRef:5] [5: F. Engels, Del socialismo utpico al socialismo cientfico, pg. 44.]

Ubicados relativamente en un mismo periodo histrico en el que desarrollan su actividad vital e intelectual, Engels pone de relieve cmo se manifiestan tres formas distintas de socialismo, ligando el desarrollo del pensamiento con el del estado incipiente de la produccin capitalista que avanzaba rpidamente Inglaterra y que se haca sentir poco a poco en Francia. Apenas estos pases empezaban a desarrollarse, se desarrollaba con ellos un conflicto, an mnimo, pues en Inglaterra acaba de nacer la gran industria y el modo de produccin capitalista era tambin novedoso, mientras que en Francia poco se saba de l. Ante estas limitaciones histricas los socialistas de la poca no tenan muchos elementos con los que enarbolar una slida respuesta al surgimiento de las dos grandes clases del momento y pretendan, desde sus ideas, reconstruir una respuesta que diese solucin efectiva a todos los males de la poblacin.Saint-Simon, como Fourier y Owen, vivi el proceso revolucionario de 1.789 y el triunfo del tercer estado. En su obra est presente la idea del antagonismo entre estamentos desposedos y privilegiados, pero este antagonismo toma una forma de lucha entre ociosos y trabajadores. Entre los ociosos se inclua, naturalmente, aquellas personas que vivan de las rentas sin intervenir en la produccin ni en el comercio, mientras que en los trabajadores no entraban solamente los obreros asalariados, sino tambin los fabricantes, los comerciantes y los banqueros. La Revolucin, para Saint-Simon, haba puesto de manifiesto que la vieja forma de divisin de la sociedad, que entregaba la administracin de la poltica a aquellas capas ociosas era errnea, pero haba demostrado conjuntamente, tras la masacre que supuso, que los descamisados no posean tampoco esa capacidad. Los ms indicados para gobernar eran entonces aquella parte de los trabajadores activos que ocupaban los puestos ms elevados a nivel intelectual e industrial. Lo que no vio Saint-Simon, fue la existencia de una contradiccin igual de importante entre los mismos trabajadores. Esta omisin es perfectamente justificable si se sigue la relacin que Engels quiere hacer evidente entre un periodo histrico concreto (el desarrollo de las contradicciones entre la burguesa y el proletariado eran todava casi imperceptibles, al igual que el desarrollo de la industria en la poca) y las ideas predominantes en l. De la obra de Saint-Simon, Engels rescata tambin dos ideas claves para incluirlo dentro de los socialistas: la idea de que todos los hombres deben trabajar y la constante preocupacin que expresa en sus escritos por la clase ms numerosa y pobre de la sociedad, adelantando con ello lo que sera casi por completo la esencia del pensamiento socialista no econmico. Curioso es, sin embargo, que en Saint-Simon vea la burguesa de la poca, y en menos intensidad y cantidad, parte del proletariado un gua ideolgico. Cierto es que Comte y posteriormente Durkheim, continuaran el pensamiento de Saint-Simon, dos personajes histricos no muy amigos del cambio revolucionario, pero el germen social que siembra ser de suma importancia para la evolucin intelectual posterior.No sin buenas intenciones Robert Owen intent paliar las desigualdades que las grandes masas obreras sufran en Gran Bretaa. l, como industrial y patrono, quiso rectificar en la prctica las duras condiciones laborales a las que se vean sometidos sus obreros. Diseo y estableci regmenes de trabajo ms humanos, reduciendo jornadas laborales, aumentando salarios y promoviendo la educacin de los hijos de los trabajadores. No se limit al territorio nacional, sino que tambin promovi colonias comunistas en Amrica para los emigrantes irlandeses. Lo curioso del experimento de Owen es que le bast slo con mejorar las condiciones materiales de vida de sus trabajadores para reducir casi a su totalidad los vicios y delitos que corrompen al ser humano. Sin embargo, y segn recoge Engels, no estuvo satisfecho con sus progresos pues estos distaban mucho de ser, para el propio Owen, la existencia digna de un ser humano (aquellos hombres eran mis esclavos). Las circunstancias en las que Owen haba colocado a sus obreros estaban lejos de permitirles desarrollar racionalmente todas sus facultades morales e intelectuales. Su actividad hasta ese momento se haba limitado a actuar como filntropo reconocido por las clases acomodadas de su poca mientras segua acumulando riquezas del trabajo de sus obreros. Owen avanzo haca el comunismo e identific tres grandes obstculos institucionales que era preciso remover para reformar la sociedad: la propiedad privada, la religin y la forma actual de matrimonio. La radicalizacin de su pensamiento provoc que perdiera toda su fortuna para poner en marcha los proyectos comunales que tena en mente, a la vez que incrementaba su participacin codo a codo con la clase obrera, logrando importantes reformas como unificar los sindicatos obreros en Inglaterra y limitar el trabajo de mujeres y nios en las fbricas. Por otra parte Fourier, en Francia, fue un importante crtico de la sociedad burguesa y de la divisin social del trabajo entre la agricultura y la industria. Identific la sociedad mercantil y la economa monetaria como la fuente principal de la inmoralidad y la corrupcin. Pero, sin duda, una de sus ms importantes aportaciones fue la crtica a la sociedad patriarcal y ser el introductor de la proclama, que recogen Engels y Marx en sus escritos, de que el grado de emancipacin de la mujer en una sociedad es el barmetro por el cual debe medirse la emancipacin general de los seres humanos. Fourier, vea adems, en la misma abundancia, que algunos preconizaban vendra de la mano del capitalismo, la desgracia y pobreza de la civilizacin humana.III. El desarrollo histrico de la humanidad: la lucha de clases y la dictadura del proletariado[footnoteRef:6] [6: Uso como gua de este apartado, algunos de los interesantes apuntes que del Materialismo Histrico marxiano hace Terry Eagleaton, detallado con la rigurosidad oportuna en la bibliografa.]

Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformacin revolucionaria de todo el rgimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.[footnoteRef:7] [7: Karl Marx, El manifiesto comunista, pg. 24.]

El significativo comienzo del manifiesto ha arrojado sobre l la sospecha de que el pensamiento marxiano est contaminado de determinismo, esto adems, lo ha hecho receptor de crticas que lo encapsulan como otra forma ms de pensamiento religioso al insinuar cierta forma de providencia ya no divina, sino ms bien, histrica. Lo cierto es que el Manifiesto sigue una lnea argumental que nutre de pruebas la sentencia determinista; el propio Marx, adems, parece certificar la acusacin que se le hace (basta recordar las ya citadas aportaciones que el alemn se atribuye) de crear ciertas leyes de hierro que rigen el rumbo de la historia y que somete a mujeres y hombres, despojndolos de su libertad, y dejando su vida, la accin humana, supeditada a ellas. El esclavismo estaba tan condenado a dar origen al feudalismo, como ste al capitalismo, como igualmente el rgimen de produccin capitalista se abrira inevitablemente paso hacia el socialismo. La sucesin casi inevitable de la evolucin histrica de las sociedades puede llevar a afirmaciones un tanto absurdas como la de si la lectura de este trabajo parcial forma parte de la lucha de clases; o si aquella vez que promet llamar a esa interesante chica y no lo hice, no estaba ms que revelando un oscuro conflicto antagnico que mova, nada ms y menos que, toda la historia humana. La ridiculizacin de la sentencia de Marx hace patente una problemtica ms profunda e importante; una duda que adquiere tintes similares al problema que se haba planteado en la Edad Media respecto al libre albedro donde, si recordamos, la accin humana era considerada libre, pero esa libertad se inclua, ajustaba y corresponda con un plan trazado por Dios. De primeras, debemos desconfiar de la analoga que se establece entre la problemtica del libre albedro en la Edad Media y la teora del progreso histrico de Marx. De existir efectivamente dicha analoga, y el pensamiento de Marx se convirtiese as en una secularizacin de los planteamientos de la Edad Media, nada nuevo habra aportado y, desde luego, su impacto histrico habra sido ms que discreto. Por el contrario, s debera sugerirnos analizar ms detalladamente la literalidad del Manifiesto, que puede llevar a equvocos. No sugiero, sin embargo, que se haga continuamente una reconstruccin argumental en abstracto del pensamiento marxiano que, por otra parte, no sera ms que una actividad eternamente ociosa y erstica; sino que intento que se tenga en cuenta la totalidad de la teora de Marx. En una oracin: que se establezca un vnculo entre la obra de Marx y Engels para as poder encontrar el correcto sentido de las afirmaciones.Ajustndonos a esa metodologa podemos afirmar que toda la historia de la humanidad haya sido una lucha de clases no significa que cada uno de los hechos acontecidos desde siempre hayan sido una lucha de clases, sino que es ms sensato pensar que lo que Marx quiso significar es que la lucha de clases es el factor ms fundamental de la historia humana. Los antagonismos de clase han sido ms necesarios e influyentes que cualquier otro agente en la historia de la humanidad (religin, sexo, etnia, etc.). La lucha condiciona, de cierta manera, muchsimos acontecimientos, instituciones y formas de pensamiento que estn ocultos y parecen no participar de esa lucha ejerciendo, a su vez, un papel decisivo en la transicin de una poca histrica a otra.Por otra parte, si por un lado vemos que las acusaciones de determinismo no encuentran base slida en la obra de Marx, tampoco, por el contrario, nos sera lcito hablar de voluntarismo a la hora de tratar la transformacin histrica. Bien es cierto que la historia se construye mediante la accin humana, pero no cabe pensar que toda accin humana est pensada intencionalmente con vistas a la construccin histrica. Desafortunadamente, an son pocas las personas que se levantan imaginando que en lo que les resta de da contribuirn a la historia de la humanidad, menos si incluimos la variable de que esa contribucin sea socialmente deseable. No me cabe duda de que en alguna reunin informal del Club Bilderberg se llevan a cabo planes ms decisivos para la humanidad que en los descansos entre clase y clase que hago con mis idealistas compaeros. Pero, si nos damos cuenta, magnificar el voluntarismo, entendido este como una forma consciente de actuacin que gua cada una de las acciones humanas, donde las personas parecen prever todas y cada una de las consecuencias que tendrn sus actos, resulta poco estricto y apunta a sealar como motor de histrico-social una especie de oscura confabulacin de seres despreciables que quieren incordiar al resto de ciudadanos del mundo y marcan un rumbo histrico y no otro.La explicacin materialista histrica de Marx se conduce por otro camino, apuntado ms bien a que el desarrollo de los acontecimientos econmicos en la historia de la humanidad (el esclavismo, feudalismo, y ya en las ltimas dcadas, el libremercado y la globalizacin) han modificado, poco a poco, las reglas del juego poltico beneficiando directamente a una clase social, creando un proceso poltico que indirectamente les otorga todava ms poder. La desigualdad no ha surgido espontneamente a partir de unas abstractas fuerzas del mercado, sino que ha sido determinada y reforzada por la poltica.Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradiccin con las relaciones de produccin existentes o, lo que no es ms que la expresin jurdica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta all. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre as una poca de revolucin social.[footnoteRef:8] [8: Karl Marx, Prlogo a La contribucin a la Crtica de la Economa Poltica.]

Si ni est determinado, ni se hace avanzar voluntariamente a las fuerzas productivas, cmo ocurre este cambio? Primero, no exige mucho trabajo percatarse de que en cualquier sociedad a la que dirijamos la mirada podr comprobarse que, casualmente, las personas que acumulan ms riqueza son a su vez quienes controlan los medios de produccin. Est tambin claro, que las clases dominantes no fomentan las fuerzas productivas por altruismo sino que lo hacen guiadas por el inters material, tratando de cosechar un excedente de trabajo de otros. Con ello hace avanzar el conjunto de las fuerzas productivas y fomentan la generacin de recursos de los que la mayora de miembros de esa sociedad clasista estn excluidos. Si algo est determinado en la teora marxiana es el propio conflicto que fuerza a las clases sociales a perseguir intereses antagnicos, y que, llegado un momento histrico, adquiere un carcter de guerra poltica declarada de forma visible y abierta. La historia no hace nada, "no posee una riqueza inmensa", "no libra combates". Ante todo es el hombre, el hombre real y vivo quien hace todo eso y realiza combates; estemos seguros que no es la historia la que se sirve del hombre como de un medio para realizar -como si ella fuera un personaje particular- sus propios fines; no es ms que la actividad del hombre que persigue sus objetivos.[footnoteRef:9] [9: Citado por Terry Eagleton, Por qu Marx tena razn?, pg. 60.]

El catalogado por muchos elogio a la burguesa por parte de Marx en la primera parte del Manifiesto, es precisamente la descripcin de un cmulo de acciones de personas que persiguen sus intereses de clase transformando, mediante un proceso de acumulacin de capital e incremento del desarrollo productivo, la sociedad: Vemos, pues, que la moderna burguesa es, como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo proceso histrico, fruto de una serie de transformaciones radicales operadas en el rgimen de cambio y de produccin.[footnoteRef:10] [10: Karl Marx, El manifiesto comunista, pg. 26.]

La burguesa ha sido capaz de revolucionar las viejas estructuras polticas e ideolgicas alterando los antiguos instrumentos y modos de produccin. Pero este ser capaz no intenta significar que en un momento puntual del devenir histrico se form un consejo de burgueses que decidieron que era el momento oportuno de inventar algo nuevo. Fue la acumulacin de experiencias de la burguesa en su actividad cotidiana lo que propici que, llegados a una etapa del desarrollo econmico no pudiese darse un paso atrs dndose como nica solucin posible la revolucin. Esta lectura es seguramente la que lleva a Marx a afirmar sin vacilaciones que el siguiente paso en la historia tendr que darlo el proletariado.La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesa se ha hecho incompatible con la sociedad.[footnoteRef:11] [11: Karl Marx, Manifiesto Comunista, pg. 40.]

Algunos, todava sin descifrar del todo el materialismo histrico de Marx, preguntan con agudo tono burlesco dnde est aquella sociedad paradisiaca en la que se pone fin a los males que padecen las personas. Al educarnos bajo la estela del eterno Scrates (y no de Muhammad Ali, por desgracia) resistimos de mala manera acabar la conversacin en el cuadriltero e intentamos, a veces sin mucho xito, explicarnos. El principal problema que arrastra la contaminacin determinista que se ha vertido sobre la teora de Marx es que incita a pensar, primero, que el alemn parece haber fallado al descubrir su mtodo, pues pasan los aos y el capitalismo sigue, aunque con sus altibajos, tan vivo como antes. Y segundo, dado que el socialismo se abrir paso inevitable en la historia, ste parece invitar al inmovilismo poltico. Sin pretender hacer de Marx una divinidad infalible, corregir dichas apreciaciones que, por cierto, estn lejos de parecerse a algo enunciado por Marx. El primero tiene relacin con una visin lineal y cortoplacista de la historia y el segundo entronca directamente con la lucha de clases. Como he insinuado con anterioridad constituye un error interpretar la idea de progreso histrico de Marx entendindola como un tipo de desarrollo lineal, similar a la idea que los ilustrados desarrollaron. En Marx la historia progresa de forma contradictoria, est sujeta a avances y retrocesos, y su desarrollo adems no puede nunca desvincularse de la visin de los oprimidos. Quienes pretenden descalificar el avance histrico que descubre Marx por la va de la temporalidad cometen el ingenuo error de intentar sujetar la historia a los intervalos temporales en los que viven su vida. Nada ms lejos del lloriqueo infantil de un nio que exige un juguete aqu y ahora. La burguesa es una clase social que viene construyndose desde hace muchas dcadas, algunos historiadores cifran el origen de su desarrollo en el siglo XII-XIII. No olvidemos que mucho antes de que se iniciara el proceso de industrializacin, que agudiz como ningn otro fenmeno las contradicciones de clase, fue vital para la acumulacin de capitales los procesos de expansin imperialistas a finales del siglo XV y comienzos del XVI: la expropiacin de los recursos naturales (metales preciosos, agricultura...) y mano de obra (esclavitud negra, nativo americana...) de los pases del Tercer Mundo, permiti la acumulacin de riqueza a las burguesas posibilitando la Revolucin Industrial a finales del XVIII. Son precisamente aquellos que olvidan que la burguesa, pasando por retrocesos y revoluciones, tard siglos en derrocar el feudalismo los que exigen que el camino al socialismo sea una lnea recta y pura.Por el contrario, tambin es cierto que el capitalismo parece haberse nutrido de una capacidad de integracin casi perfecta que lo hace un sistema admirable desde el punto de vista de su funcionamiento. No slo ha sido capaz de sobornar a gran parte de las antiguos y poderosos partidos de izquierdas y gran parte de la masa revolucionaria con concesiones sociales, tambin ha conseguido hacer del quizs ms perfecto ideal de revolucionario hecho carne, Ernesto Guevara, un producto de mercado ms. Evidentemente para ello su figura se ha vaciado de contenido, pero lo representativo es que en la actualidad nos podemos encontrar con Jay-Z, rapero multimillonario cuya cuenta corriente no admite ms ceros, con una camiseta del Ch como a una obrera/o que trabaja por el salario mnimo doce horas al da y que tras su jornada laboral asiste a la trigsima segunda reunin de comit del ao para discutir sobre la precaria situacin laboral a la que se ve sometida.Ante este panorama resulta alentador leer el Manifiesto porque los recursos retricos utilizados lo revisten de una energa positiva, muy tpica de los llamamientos polticos, que alienta a la lucha e insina la inevitabilidad de la consecucin de los objetivos que el movimiento se plantea. Llamamiento que, por otra parte, nos exhorta sutilmente a refutar la tesis determinista del advenimiento del socialismo como algo inevitable. Si el propio Marx crea que el socialismo llegara por s slo, no habra redactado el manifiesto y se habra ahorrado las reprimendas por su lentitud a la hora de entregar el texto a la Liga de los Comunistas.Lo esperanzador del texto de Marx contrasta, sin embargo, con dos cuestiones que Marx no pudo tener en cuenta dado el momento histrico que viva: el agotamiento de los recursos naturales y la posibilidad de que surjan formas opresin ms reaccionarias. Llena de nimo creer que llegar un momento en donde los modos de produccin no puedan desarrollarse ms y, por fin, la clase obrera tome la iniciativa y avance irreversiblemente haca el socialismo. Marx contaba con la creencia de que era posible un desarrollo histrico ilimitado, no vea fin a la historia y por tanto no tuvo en cuenta que bien podra no ser el socialismo lo que reemplazara al capitalismo, podra darse la posibilidad de que no haya futuro, que la humanidad agote antes los recursos que la mantienen con vida antes de que se alce la dictadura del proletariado. Podra incluso ser una posibilidad que vuelva a surgir el fascismo y esta vez para no caer, nada irreal dado los acontecimientos histricos de Europa, que esta vez no cuentan con la proteccin del poderoso ejrcito rojo. Cualesquiera que hayan sido las posibilidades que Marx dej de prever por el limitado alcance de su poca histrica, lo cierto es que siempre vio al proletariado como sujeto revolucionario que, llegado momento histrico, conquistara el poder poltico. Todo lo que existe merece perecer[footnoteRef:12] representa significativamente el objetivo ltimo de la lucha de clases: que el proletario, un vez conquistado el aparato del estado, vaya eliminando paulatinamente las relaciones de dominacin (ideolgicas y materiales) que permiten la explotacin del hombre por el hombre, convirtiendo al aparato del Estado, que desde sus orgenes ha sido siempre una herramienta de dominacin de una clase sobre otra, en un elemento prescindible que se arroja a la extincin. En otras palabras: todas las acciones de la sociedad socialista, una vez los trabajadores conquisten el poder, sern dirigidas a la aniquilacin de las diferencias de clase. [12: Cita del Fausto de Goethe recogida por Marx en el Dieciocho Brumario.]

El proletariado se valdr del Poder para ir despojando paulatinamente a la burguesa de todo el capital, de todos los instrumentos de la produccin, centralizndolos en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase gobernante, y procurando fomentar por todos los medios y con la mayor rapidez posible las energas productivas.[footnoteRef:13] [13: Karl Marx, Manifiesto Comunista, pg. 50]

En toda la narracin hecha hasta ahora he prescindido de hacer cualquier referencia extensa al papel que juega la violencia en la accin revolucionaria: Claro est que, al principio, esto slo podr llevarse a cabo mediante una accin desptica sobre la propiedad y el rgimen burgus de produccin, por medio de medidas que, aunque de momento parezcan econmicamente insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento sern un gran resorte propulsor y de las que no puede prescindiese como medio para transformar todo el rgimen de produccin vigente.La negacin de la necesidad que supone para la revolucin el empleo la violencia es frecuentemente tachada, en la teora marxista, de desviacin revisionista. En sus inicios, la socialdemocracia europea (cuando era marxista) fue una de las principales defensoras de que el trnsito del capitalismo al socialismo poda hacerse bajo el mismo rgimen de dominacin burgus. Pero si la violencia juega un papel fundamental en la revolucin obrera no es por el alma viciada de los revolucionarios que padecen algn trastorno mental que los hace sdicos, la violencia no fue creada ni inventada por los revolucionarios o por los rebeldes, sino que forma parte del propio desarrollo de la sociedad jerarquizada en clases, razas, castas o sectas, cumpliendo una funcin especfica: mantener el dominio de una minora que detenta los medios de produccin sobre una mayora que sufre la explotacin. Muchas veces, al juzgar el papel de la violencia, se pasa por alto que lo que marca la diferencia entre la violencia de los que mandan y de los que se rebelan no son, esencialmente, los mtodos o los instrumentos (todo el mundo utiliza las mismas armas) sino los objetivos que se pretenden alcanzar. Para los primeros, se trata en todo momento de mantener el orden imperante e impedir que nadie les arrebate ese monopolio de la fuerza. Para los segundos, se trata de demostrar a la masa de trabajadores que la revolucin es posible si la lleva a cabo el conjunto de la sociedad pues los revolucionarios son ms fuertes que los que estn en el poder.A pesar de la visin que expresa Marx de la necesidad irrenunciable del papel de la violencia en la revolucin, la corriente marxista crtica, que surgi ante el desconcertante panorama que desvel el XX congreso de la URSS, y donde los comunistas del mundo no supieron bien cmo posicionarse ante las acusaciones contra Stalin (que en ese momento, no olvidemos, era una figura incuestionable por haber derrotado al fascismo y liberado Auschwitz), dio otra salida a la necesidad ineludible que planteaba Marx. De esa corriente, que se desarroll profundamente en Amrica latina y a finales del siglo XX en Chile, fue elegido un presidente marxista, Salvador Allende, por la va democrtica burguesa, lo que supuso la apertura de otra va para el cambio revolucionario: la pacfica. Puede concebirse la evolucin pacfica de la vieja sociedad hacia la nueva, en los pases donde la representacin popular concentra en ella todo el poder, donde de acuerdo con la Constitucin, se puede hacer lo que se desee, desde el momento en que se tiene tras de s a la mayora de la nacin.[footnoteRef:14] [14: Engels, citado por Salvador Allende en su discurso inaugural en La va chilena al socialismo, Fundamentos, Madrid. 1971.]

No slo Allende crea en un trnsito pacfico a la nueva sociedad, tambin Fidel Castro afirmaba en 1986[footnoteRef:15] que los pases europeos llegaran al poder por la va pacfica. Aunque, siendo rigurosos, no se trataba de determinar en qu momento exacto se producira el estallido de violencia que dara paso al todo y nada de los revolucionarios y los reaccionarios, simplemente la teora marxista afirma que ser inevitable ese estallido del momento crtico (cuya mxima expresin es la Guerra Civil). La historia parece haber dado, tristemente, la razn a los clsicos. [15: Gianni Min, Habla Fidel.]

Si asumimos, como Marx, que el antagonismo entre clases es el motor de la historia, el papel que juega la violencia en la historia de la humanidad es indisociable de ella. Una violencia que funciona poderosamente en la historia pero que permanece trgicamente oculta, puesto que slo en determinados momentos aparece tal como es. Incluso no manifestndose como un conflicto abierto entre dos clases, la violencia permanece ah, mostrndose en cada muerte por inanicin, en cada accidente laboral, en cada muerte por desatencin mdica; por intentar saltar una valla, por pasar simplemente una noche sin cenar o por no tener donde pasar una noche.

IV. Apndice: La globalizacin consecuencia intrnseca de la acumulacin de capitalEn el siglo XX el sistema dio un impulso y experimento un expansin sin lmites a todo el globo. El fenmeno globalizador se encuentra, de cierta manera, profetizado en el Manifiesto: La necesidad de encontrar mercados espolea a la burguesa de una punta u otra del planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por doquier establece relaciones.[footnoteRef:16] [16: Karl Marx, Manifiesto del Partido Comunista, pg. 29]

En el pasaje, Marx retrata muy bien cmo el sistema unifica al mundo y cmo ste empieza a ser redondo por primera vez para los hombres, la expansin del capital y su dinmica de unificacin y concentracin trasvasa cualquier frontera del mundo sometindola reinado del valor de cambio y de la produccin de mercado. La globalizacin parece verse as prevista en los textos de Marx y Engels lo que, por otra parte, complica ms la existencia a la clase obrera. Que la forma de apropiacin del trabajo por parte de no-trabajadores se haga global quiere decir que la explotacin de la clase trabajadora no se produce dentro de unas fronteras delimitadas; no es solamente la Inglaterra de la Revolucin Industrial en los que el proletariado. El fenmeno globalizador hace que en los pases ms avanzados del primer mundo una parte extensa minora de su poblacin se vea arrastrada a condiciones de explotacin equivalentes a la de los pases de la periferia. Sin embargo, las condiciones de explotacin son relativamente nuevas para los pases avanzados y eso permite hablar, a nivel global, de la existencia de una aristocracia obrera que, a pesar de sufrir condiciones laborales que podran asemejarse a las de un obrero tercer mundista, ste no tiene tras de s, la larga historia de esclavitud econmica o humana a la que se han visto sometidos.-

Bibliografa Nstor Cohan, Empecemos leyendo a Marx, Confederacin Intersindical de Len, 2013.Karl Marx, El Manifiesto comunista y otros escritos, en Gigantes del Pensamiento, Globus. Terry Eagleaton, Por qu Marx tena razn? Barcelona. Pennsula, 2011.Lenin, El Estado y la revolucin. Madrid. Castellote Editor, 1976F. Engels, Del socialismo utpico al socialismo cientfico1