merieu p frankestein educador

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Coleccion dirlgida par Maria Luisa Rodriguez y Jorge Larrosa PHILIPPE MEIRIEU . FRANKENSTEIN EDUCADOR EDITORIAL LAERTES

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  • Coleccion dirlgida parMaria Luisa Rodriguezy Jorge Larrosa

    PHILIPPE MEIRIEU

    .FRANKENSTEINEDUCADOR

    EDITORIAL LAERTES

  • fit~ FRANKENSTEIN EDUCADOR

    Primera edl cion: mayo de 1998

    Traduccion de Emili Olcina

    Disefio cubierta: Duatis Disseny ESF. editeur, 1996 de esta ediciou: Laertes S. A. de Ediciones, 1998

    c/ Monrseny 43. bajos - 08012 Barcelona

    ISBN: 84-7584-349-2Dep6sito legal: B. 17.062-1998

    Fotocornposicion: Grafolet, S. L.Arag6n, 127,4" - 1" - 08015 Barcelona

    Impreso en Rornanya/Valls, Verdaguer, I08786 Capellades (Barcelona)

    Printed in UE

    .. '...

  • A Marline,que, por sus ocupaciones y sus escritos,

    me ha acompaiiado en el descubrimientode que los monstruos no son siempre los que uno supone

    y jamds 10 que se piensa de ellos.

  • t-

    INDICE

    INTRODUCCION: HAY GINEBRINOS Y GINEBRI-NOS ... 0 sobre la legitirnidad de un enfoque rnitologi-co en educacion 13

    FRANKENSTEIN, 0 EL MITO DE LA EDUCACIONCOMOFABRICACION 21La educacion necesaria, 0 par que jarnas se ha visto

    una abeja dernocrata 21Pigmali6n, 0 la fortuna pedagogica de una curiosa

    historia de arnor 28Pinocho, 0 las chistosidades irnprevistas de una ma-

    rioneta irnpertinente 35Del Golem a Robocop, pasando por Julio Verne,

    H. G. Wells, Fritz Lang y rnuchos otros, 0 la ex-traiia persistencia de uri proyecto parad6jico 41

    Mary Shelley, a la creacion, por una joven modositade 19 afios, de un texto ejemplar: Frankenstein,o el moderno Prometeo 49

    Frankenstein y su criatura, 0 el sorprendente juegode espejos del no soy yo, es el otro 53

    El pavor del doctor Frankenstein, 0 eI descubrimien-to tardfo de que no siempre hay perdon paraquienes no saben 10 que hacen 57

    Frankenstein, 0 la educacion entre praxis 0 poiesis .. 61

    A MIT AD DE RECORRIDO: POR UNA VERDA DE-RA REVOLUCION COPERNICANA EN PEDA-GOGIA 67Nos ha nacido un nino, a par que 1

  • Un ser se nos resiste 0 de la necesidad de distinguirentre Ia fabricacion de un objeto y la formaci6nde una persona 72

    Toda ensefianza es una quirnera, 0 c6mo escapar ala ilusion magic a de la transrnision 75

    Solo el sujeto puede decidir aprender, 0 la adrni-sion del no-poder del educador 77

    De una pedagogfa de Ia causas a una pedagogfade las condiciones 80

    Hacia la conquista de Ia autonomfax 86Sobre el sujeto en educacion, 0 por que Ia pedago-

    gfa es castigada siempre, en el sene de las cien-cias humanas, por atreverse a afirmar el carrie-ter no cientffico de la obra educativa 90

    INTRODuccrON:HAY GINEBRINOS Y GINEBRINOS ...o sobre la legitimidad de un enfoque

    mito16gico en educaci6n

    LA PEDAGOGfA CONTRA FRANKENSTEIN, 0 las pa-radojas de una accion sin objeto: Hacer para que elotro haga :.. 97Hacerlo todo sin hacer nada (1. J. Rousseau) 97Hacer con, 0 sobre la toma en consideracion del

    sujeto concreto en la pedagogfa diferenciada ...... 104Hacer que se haga aquf para aprender a hacer en otras

    partes,o la cuestion esencial del traspaso de co-nocimientos III

    Hacer como S1 , 0 la educacion como esfuerzoincansable para atribuir a un sujeto sus actos ...... 119

    Hacer construir la ley, 0 la necesidad de los ri-tuales .... 125

    Hacer compartir la cultura, 0 la modestia de 10universal , 132

    La ciudad de Ginebra se enorgullece, y hace bien, de ser laMeca de la pedagogfa. No Ie faltan razones. All] nacio Jean-Jacques Rousseau, en 1712, y allf residio varias veces en elcurso de su agitada vida. Cierto que, tras la publicaci6n deEmilio y del Contrato social, ese ciudadano de la republicaginebrina tuvo problemas con la justicia de su pais: el ConsejoMenor de la ciudad ordeno que ambos libros fuesen desgarra-dos y quemados delante de la puerta del ayuntamiento por te-merarios, escandalosos, impios, tendentes a destruir La reli-gion cristiana y todos Los gobiernos. No se puede escribirimpunemente que la conciencia es eI unico juez infalible delbien y del mal, ni que las sociedades Iegftirnas deben basarseen una adhesion previa, y sujeta a renovacion constante, de susmiembros a un pacto social. Ningun orden establecido puedever de muy buen ojo proposiciones como esas; ningiin poderpuede aprobar unas obras que parecen Hamar tan abiertamentea la desobediencia civil. Y Jean-Jacques tendra que huir: deYverdon a Neuchatel, de Inglaterra a Francia ... sin encontrarentre los ginebrlnos la cornprension que esperaba por encimade todo. Pero aquello que Ginebra neg6 a Rousseau en vida se10 ha prodigado despues de muerto: el personaje incontrolablee impetuoso desaparece y queda su obra, marginal y generosa,sediciosay sensible. Aunque la personalidad de Jean-Jacquesinquieto a los gobernantes ginebrinos, estes aludiran a ella,indefectiblemente, como encarnacion de la originalidad inte-lectual y polftica de la pequeria republica. Ginebra quiere aJean-Jacques porque aspira a ser, como el, emblema de libertady de tolerancia, de rnodestia activa al servicio de la paz entre los

    ESTROFA DE CONCLUSI6N: SOBREPONERSESIEMPRE A LA PRISA POR TERMINAR 137

    BlBLIOGRAFfA 141

  • 14 l,vrRoDUccl(lN: t1,\Y GINEBRINOS Y GlNE8RINOS LA LEGrrlMll)AO DE LIN ENFOQUE MITOLOGICO EN EDUCAOON 15

    .....

    pueblos, de desprecio a los honores y al formalisrno, de con-fianza en el hombre y en las virtudes de la educacion.

    Y as) nos encontramos con que Ginebra conocera, a co-mienzos del siglo xx, una formidable efervescencia intelectualen torno a las cuestiones pedagogicas. Adolphe Ferriere estaraen el centro de un irnportantfsirno movimiento pedagogico afavor de la escuela activa; funda, ya en 1899, Ia OficinaInternacional de nuevas escuelas, y luego ia Liga Internacionalpara la nueva educacion, antes de participar activarnente en lacreacion de la Oficina Internacional de educaci6n en 1925.Celestin Freinet y rnuchos otros pedagogos reconoceran 10mucho que deben a esas iniciativas ginebrinas. EdouardClaparede, por su parte, fundara en Ginebra, en 1912, un ins-tituto de ciencias de la educacion al que llarnara, por cierto,l nstitut Jean-Jacques Rousseau. Pierre Bovet irnpulsara laimportante revista de referencia L' educateur antes de conver-tirse en el primer presidente de la Oficina Internacional deeducacion. Robert Dottrens, aparte de sus muchas responsabi-lidades uni versitarias e institucionales, crea, en 1927, la Ecoledu Mail, en la que se experirnentaran forrnas de trabajo indivi-dualizado que aspiran suscitar el deseo de aprender y, al rnisrnotiernpo, perrnitir al nino desbordar sus intereses inmediatos yacceder a una cultura exigente. Ginebra va rnanteniendose eneI proscenio del escenario pedag6gico: se convierte en la se-gunda patria de militantes pedagogicos del mundo entero; alo-ja una de las primeras instituciones dedicadas explfcitarnentea trabajos sobre ciencias de la educacion; asiste, entre susmuros, a la experimentacion pedag6gica mas audaz; acoge alos universitarios de mas renombre en la psicologfa y la re-flexion educativas, el mas celebre de los cuales, evidenternen-te, eI que otorgara definiti vamente a la ciudad sus cartas denobleza en ese ambito, es Jean Piaget.

    La herencia de Jean-Jacques esta, pues, garantizada, y, sibien el autor de Emilio fue tratado injustarnente, sus reivindi-eadores tienen ahora casa pro pia.

    Hay, sin embargo, un pedagogo ginebrino que no sacagran proveeho del favor local: ningun colegio, ninguna institu-cion !levan su nombre; ningiin rnonumento, ninguna placa hon-

    ran su memoria; ningun centro de archives Ie esta dedicado, yno puede decirse que se Ie cite demasiado en los trabajos uni-versitarios. Se trata, sin em bargo, de un ginebrino de pura cepa,y pertenecla, segun el misrno, a una de lasfamilias mds ilus-tres de esa republica, de esa ciudad de la que valoraba lasinstituciones republicanas [. ..] que hall dado como resultadounas costumbres mas simples y mas apacibles que las de lasgrandes monarquias que la rodean. Solfa residir en Plainpa-lais, allf por el Boulevard des Philosophes, rnuy cerea de lasinstalaciones actuales de la universidad. Su familia tenia unacasa de campo en Belrive, junto al lago, y le gustaban, como aJean-Jacques, los paseos en bote al atardeeer. Tarnbien comoJean-Jacques, recorri6 el mundo en una busqueda desesperadade una paz interior que no alcanzo. Trabajo en Alemania, enIngolstadt, donde estudi6 filosoffa naturaly realize su prime-ra gran experiencia pedag6gica. Volvi6 a Ginebra, escalo elSaleve, y partie en expedicion a Chamonix, donde pernoct6 enla modesta cabana del Montenvens, junto a la Mer de Glace.Llevo Iuego a cabo largos viajes, hasta Escocia e incluso hastael Polo Norte. Lo que sabemos de su registro civil nos perrnitesuponer que hubiera podido toparse con Jean-Jacques en lascalles de Ginebra. Incluso hubieran podido tener apasionadasdiscusiones pedagogicas, el, ardiente partidario de la filoso-ffa natural, confiado en las posibilidades de la tecnica yen eldominio de la evoluci6n humana gracias a los progresos de lasciencias, y Jean-Jacques, convericido de que no hay ningunprogreso cientffico que no se deba a nuestros vicios y que noaumente la desigualdad y la violencia entre los hombres. Esposible, por 10 dernas, que Jean-Jacquesencontrase, por fin, enlas experiencias pedag6gicas de su cornpatriota, materia dereflex ion y quiza, incluso, una confirmaci6n de sus tesis.

    Para esto ultimo, claro esta, ese ginebrino hubiese tenidoque existir de veras, y a quien se haya fijado en el titulo de estelibra no le habra costado descubrir que no es el caso. Se tratadel doctor Victor Frankenstein, nacido de la irnaginacion detina joven inglesa de diecinueve afios, hija de ilustres intelec-tuales liberales britanicos, mujer de un celebre poeta romanti-co, la eual se aburria con ganas, cierto verano lluvioso, mien-

  • 16 INTRoDuccION: HAY GINI;BRINOS Y OINI:'BRINOS 'L,,\ LEOI1'IIIlIDAD DE UN ENFOQUE MITOLOGICO EN F.OUCACION 17

    tras pasaba las vacaciones en una casa grande y triste .lago Leman. Se aburria tanto que propuso a sus "ellos el distinguido Lord Byron) un concurso literario:taba de escribir una historia de fantasmas al estiI~novelas goticas que entonces hacian furor, llenas deaterradoras de las que colgaban cadaveres de nifiosdos, de castillos hechizados al clan) 'de luna queentre penumbras algiin pufial ensangrentado, dese abatfan golosarnente sobre sus presas, de cadatoda clase de instrurnentos de tortura, El proyecto deno dio frutos numerosos: solo Mary Shelley escribi6un texto muy diferente de las novelas goticas, Ite sobrio y tan poderoso que su lectura deja, por largol~na e~traiia sensaci6n de malestar. Un texto cuya . 'literaria desborda, con mucho, su calidad literaria;ha dado' pie a tantas variantes teatrales y cHlerna1tofl:niJ:iclhoy son pocos, en el planeta, aquellos a quienes noel nombre de Frankenstein.. P~es bien, es partiendo de ese extrafio personaje

    historia que nos proponemos refIexionar sobre Iap.roy~cto es, curioso, jque duda cabe! l.Por que escoger '"si la filosoffa, desde hace mucho, y las ciencias de la 'desde hace unos arios, nos proponen darnos la claveempresa educativa? Por gusto a la provocacion, pory tarnbien porque el paralelismo con Rousseau eratentador. Pero, mas basicamente, porque apostamos amito de Frankenstein puede acercarnos mucho, cosala cornprension de la cosa educativa. Porque no cabeFrankenstein se ha convertido en un mito: unarecomienza infinitamente, en Laque algunos actorestruo, el sabio malefico, la duLce no via) y ciertasmuerte deL nino) se han convertido en elementosuna historia, por ultimo, sin origen y sin contexto '[.historia sin historia, en suma, libre de cualquiercualquier coyuntura historica (Lecercle, 1994, p. 7).kenstein es, en realidad, el mito mas significative delfuera de duda, el interrogante fundamental del 'repJantea una y otra vez la pregunta punzante del ni

    sus orfgenes: Pero, l.c6mo se hacen los ni-" bien que he puesto: se hacen, con todo ~I

    ,""'"

  • 18 INTRODUCCION: HAY OINEBHINOS Y GINEBRINOS LA LEGITIMIDAD DE UN ENFOQlfE MITOU)OICO ~N EDUCACION 19

    que nos proponemos construir un sujeto sumando conoci-rnientos 0 hacer un alumno apilando saberes. Fabricar unhombre es una cosa rara que nos inquieta 10 suficiente paraque la novela de Mary Shelley tenga el exito que tiene. Es algoque nos toea tan de cerca, algo tan Intimo, que su evocaci6n nosestremece. Porque sabemos perfectamente que participarnosen ese proyecto que, sin embargo, nos da miedo ... Ahora bien:he ahf, precisamente, el verdadero sello del rnito, y del hechode que se trata de un mito fundacional, de unmito que tiene quever con la vida y la muerte al mismo tiempo, de un mito cuyasimplicaciones son, para cada uno de nosotros, de primerfsirnaimportancia. Es incluso, sin duda, uno de esos mitos dinarni-cos de los que nos habla eI episternologo y fis6sofo AbrahamMoles, el cual nos explica que fundamentan todos los proyec-tos cientificos: [caro es el mito de Laaviacion, Prometeo el dela energia atomica que roba a las estrellas su secreto paraddrselo a los hombres ... (Moles, 1971, p. 248). lcaro yPrometeo tambien juegan con la vida y Ia rnuerte; y nosotros,como ellos, jugamos con un progreso tecnico del que ya nopodemos huir pero que no sabemos adonde nos arrastra ... Lomismo que Frankenstein, el educador que no sabe 10 que haceconsigue dar vida a un ser que se le parece 10 bastante para queeste logrado y que, par ese mismo parecido, y porque se Ie hadado libertad, escapa ineluctablemente al control de su fabri-cante. Para 10 mejor pero, sobre todo, para 10 peor.

    Y es eso 10 que nos desvela el mito de Frankenstein: nosenfrenta a 10 que podriamos considerar el nucleo duro de laaventura educativa; a 10 que esta en el corazon de una historiaque cada uno de nosotros ha de rehacer por cuenta propia, sinque la experiencia ajena nos sea, en ultimo termino, de granutilidad. Tiene que ver con una realidad que esta mas aca detodo [0 que configura, en un momento dado y en una sociedaddada, las condiciones particulares del acto educativo: el entor-no familiar y su estructura, el peso y las funciones de una ins-titucion formativa como es la institucion escolar, los proble-mas de los rnetodos pedag6gicos y [as cuestiones ideologicasen torno a las cuales se organiza el debate mediatico sobre laeducacion. No es que estudiar esas condiciones particulares

    del acto educativo no tonga interes, ni mucho rnenos. Es espe-cialmente importante comprender, por ejemplo, c6mo el acce-so a los estudios de cientos de miles de j6venes que antes que-daban excluidos de ellos rnodifica en profundidad el oficio deensefiante. Es esencial analizar bien las evoluciones de la es-rructura familiar y observar en que rnedida tenemos ahf un datobasico que nos obliga a pensar de otro modo el acceso a lapalabra en nuestras sociedades, Es decisive informarse de lascondiciones psicologicas que favorecen tal 0 cual aprendizaje,conobjeto de construir dispositivos didacticos adaptados ... Peroaunque todo eso nos fuese ya conocido, aunque hubieramostornado la rnedida de todas esas evoluciones y adquirido todoslos conocimientos psicologicos y sociologicos necesarios, se-guirla habiendo algo que entra siempre en juego cada vezque un adulto se encuentra en [a coyuntura de educar; algoque nos es desvelado, precisarnente, por el mito por cuanto queconstituye el modelo mismo de la mediacion de 10 Eterno en10 temporal (Durand, 1984, p. 129).

    Nos encontramos, pues, con que, sea cual sea mi nivel deinformaci6n cientffica, y sean cuales sean las formas precisasde las situaciones educativas en que estoy inmerso y su aparen-te facilidad 0 su dificultad real, sea cual sea el oficio deeducador que me este asignado, tanto si soy ensefiante como sisoy formador de adultos, animador sociocultural, tutor, padre,vigilante, responsable de recien nacidos, de ancianos, derninusvalidos 0 de superdotados, siempre, con independenciade las circunstancias, he de enfrentarme a la misma realidadirreductible: el cara a cara con otro a quien debe transmitir10 que yo considero necesario para su supervivencia 0 para sudesarrollo y que se resiste al poder que quiero ejercer sobre el(Meirieu, 1995); el cara a cara con alguien que esta, respectoa mf, en una relacion primordial de dependencia inevitable;alguien que me 10debe todo y de quien quiero hacer algo,pero cuya libertad escapa siernpre a mi voluntad. Y es quetodos, en mayor 0 menor medida, queremos hacer algo dealguien despues de haber hecho alguien de algo. Pero, 10misrno que e[ doctor Frankenstein, no siempre entendemosdemasiado como es que el algo y el alguien no son exac-

  • 20 INTROOUCCION: HAY GINEBRINOS Y GINEBRINOS

    tamente 10 misrno, e ignoramos rnuy a menudo que esa confu-sion nos condena, pese a toda la buena voluntad que queramosdesplegar, al fracaso, al conflicto, al sufrimiento e incluso, aveces, a Ia desgracia. .

    Por eso intentarernos comprender la extrafia historia deldoctor Frankenstein y su criatura, Por eso les seguiremos lospasos en busca de identificar, en esa historia, que es constitu-tivo de la empresa educativa. Por eso, tambien, contemplare-rnos, en la historia de las ideas pedagogicas, que nos proponenlos pedagogos para que el cara a cara no degenere en una pe-sadilla, l.Es posible abandonar toda veleidad de hacer alotro, y, si es que sf, no se cae entonces en la impotencia 0 en elfatalismo? Dicho de otro modo: l.se puede ser educador sin serun Frankenstein? Como se vera, esta pregunta no es ingenuamas que en apariencia, y el medico ginebrino vaga todavfa,muy a menudo, por ensuefios pedagogicos de todo orden y enno pocas instituciones educativas ... en Ginebra yen otras par-tes.

    FRANKENSTEIN,o EL MITO DE LA EDUCACION

    COMO FABRICACION

    La educaci6n -necesar'ia, 0 por que jamas se ha visto unaabeja demricrata

    Hay cosas evidentes que, curiosarnente, se olvidan pronto. Paraernpezar, que el hombre no esta presente en su propio origen.Que nadie puede darse la vida a sf mismo aunque adquiera, 0crea adquirir, progresivamente la capacidad de dirigirla por sucuenta y de conservarla cuanto mas tiempo rnejor. Nadie puededarse Ia vida a sf rnisrno, y nadie puede, tampoco, darse supropia identidad. No elegirnos como nos Ilamamos: eso, poruna parte, 10 heredarnos, y por otra parte nos es impuesto porlos padres. Nuestra opinion no euenta. Y, aunque no nos adhi-rarnos a las alegaeiones fantasiosas de quienes creen que nues-tra vida queda determinada en gran medida por la eleccion deun nombre de pila en la que no participamos, al menos hemosde adrnitir que somos introducidos en el mundo por adultos quehacen, como se dice, las presentaciones: Aqui, mi hijo. Sellama Jaime, 0 Ahmed. Hijo mio, aquf eI rnundo, y no se nrealidad como se llama: Francia 0 Europa, el Caribe 0 eI Islam,la television 0 los Derechos Hurnanos. Pero ese mundo existe;formamos parte de el, mas 0menos, pero ahf esta. Ya estaba ahfantes que til, con sus valores, su lenguaje, sus costumbres, susritos, sus alegrias y sus sufrirnientos, y tarnbien con sus contra-dicciones. Ese rnundo, por supuesto, no 10 conozco del todo.Por supuesto, no todos sus aspectos me parecen bien. Pero ahfesta, y yo forrno parte de el. Formo parte de el, y debo introdu-eirte en el. Debo, para ernpezar, ensefiarte las norm as de la

  • 22 FMNKENSTEIN 0 EL MITO DF. I'" ~J)IJCACI6N

    casa, de la domus que te acoge. Tendras que someterte a ellasy eso, sin duda, sera para ti una fuente de preocupaciones yquiza incluso de algunos torrnentos.Integrarse a la domus siem-pre es un poco una dornesticacion, un as unto de horarios a res-petar y habitos que adquirir, de codigos que aprender y deobligaciones a las que hay que someterse. Es normal, al fin y alcabo, que aquel que llega acepte algunas renuncias para tornarparte de la vida de aquellos que Ie acogen. Ese es el precio apagar para que te conviertas en miembro de la cornunidad.

    Yes que, segun expone Daniel Harneline (1973, p. 3), nose ha dado el caso de que un ser humano haya alcanzado elestatus de adulto sin que hayan intervenido en su vida otrosseres humanos, estos adultos, El pequefio humano llega almundo generosamente provisto de potencialidades mentales,. pero esas potencialidades estan muy poco estabilizadas, Elhombre se caracteriza, nos explican los antropologos, par sufabulosa capacidad de aprendizaje, Pero el reverso de Ia meda-Ila es que el nino tendra que aprender todo 10 nacesario paravivir con sus semejantes. AI nacer, no sabe nada, 0 sabe rnuypoco; ha de farniliarizarse con multitud de signos, acceder auna lengua Hamada materna, inscribirse en una colecti vidaddeterrninada, aprender a identificar y respetar los ritos, lascostumbres y los valores que su entorno primero le impone ydespues le propone.

    En eso se diferencia el hombre del animal: nadie ha vistojarnas una abeja dernocrata. Geneticarnente, la abeja es monar-quica: su sistema politico va inscrito en sus genes y no es librede cuestionarlo. En cambio, ningun hombre' esta en esa situa-cion: todo hombre ha de elegir sus valores, tanto en el ambitomoral como en el social y el polftico. Todo hombre llega almundo total mente despojado, y por eso todo hombre ha de sereducado. La riqueza de su patrimonio genetico se ernpareja conuna extrema disponibilidad que es, tam bien, una dependenciaextrema: los casos de niiios salvajes, adoptados por anirnaleso que han crecido alejados de los hombres (Malson, 1979),atestiguan Ia necesidad imperiosa de una gestion educativa queacorn pane la entrada del nino en el mundo, Ninguno de talesnifios, a pesar, a veces, del empeiio pedagogico de educadores

    mod6licos, ha podido enlazar con un desarrollo normal ni in-tegrarse en Ia colectividad hurnana. EI doctor Itard, interpreta-do y puesto en pantalla par Francois Truffaut en EI niiio salva-je, fue, sin dud a, un hombre notable, un educador obstinadocuyos rnetodos, todo sea dicho, no fueron tan dulces como losvemos en la pelfcula, pero que, eso sf, invento instrurnentospedagogicos que.los niiios de hoy siguen utilizando en la escue-Ia materna. Con todo, no alcanzo el fin que se habfa propuesto:que Victor, ese nino encontrado en los bosques del Aveyron,accediese al lenguaje articulado y a una vida social normal.Cabe intentar, Como 10 han hecho algunos autores (Lane, 1979),entender los fracases de Hard y exponer que no supo encontrarlos metod os eficaces ... Tambien cabe considerar que [a dificul-tad de la tarea es tal que hace peligrar Ia posibilidad misma deque un nino pueda integrarse tardlarnente ala sociedad hurna-na, sin haber sido introducido en ella desde muy temprano y demodo progresivo. En relacion aeso, Daniel Hameline (1973, p.3) atina en sefialar que la famosa ficcion imaginada porRudyard Kipling en su Libra de la selva situa, alrededor deMowgli, bajo Laapariencia de un simbolismo animal, un entor-no de adultos que le abren un campo para la experiencia de lavida, le inducen a ciertos riesgos y, al mismo tiempo, le prote-gen: adultos que, en suma, aseguran su educacion,

    EI nino necesita, pues, ser acogido; necesita que haya adul-tos que le ayuden a estabilizar progresivamente las capacida-des mentales que Ie ayudaran a vivir en el mundo, a adaptarsea las dificultades con que se encuentre y a construir e) misrno,progresivamente, sus propios saberes. Tenernos, asf, que laactitud de los progenitores, desde los primeros dfas de la vida,es deterrninante: Ia sonrisa con que la madre responde a lainquietud del bebe permite a este disponer de un punto de re-ferenda estable en el universo extrafio que descubre; las pal a-bras repetidas regularmente despiertan su atencion; los ritmosde la vida cotidiana le estructuran progresi vamente el tiempoy le permiten construir las primeras relaeiones de causa a efec-to. Luego vienen experiencias mas cornplejas: el reconocirnientodel propio cuerpo en el espejo, el descubrirniento, en juegos deescondite, de que un objeto no desaparece enterarnente cuando

  • 24 FRANKENSTetN 0 u, MI'I'O OF. LA EDUCA(lON

    sale del campo visual, la torna de conciencia, lenta y progresi-va, jalonada yformalizada por intervenciones adultas y orga-nizada en un espacio en el que el tanteo pueda realizarse canplena seguridad, de que no es necesario recornenzar siernprelas mismas experiencias porque la memoria de los actospermite ganar tiempo y eficacia, Mas adelante, cuando seanposibles los intercambios por medio del lenguaje elaborado,podran construirse, mediante el dialogo, verdaderos habitosintelectuales: la reformulacion sistematica y benevola de lasexpresiones equivocas favorecera la construcci6n del pensa-miento; la discusion, con ocasi6n de menudos incidentes de Javida cotidiana, podra invitar al nifio a reflexionar, prever yplanificar.; De ese modo, como la pared que el albafiil ha deapuntalar para que se sostenga rnientras no pasa de ser un con-junto de tierra y piedras mal ensambladas, el nino ha de bene-ficiarse del apuntalarniento del adulto. No puede construirse asf mismo mentalmente al margen de las reclarnaciones de suentorno: es ese entorno el que, en muy gran rnedida, 10 constru-yeo

    Y es en este punto que, la mayor parte de las veces, sedetiene el psicologo: afirrna la irnportancia de las reclarnacio-nes del entorno para la construcci6n de la inteligencia del nino,y puede ayudarnos, can ella, a crear situaciones educativas masapropiadas, El sociologo, par su parte, subraya las deterrnina-ciones socioculturales de ese proceso: explica par que no todoslos medios sociales son igual de operativos en ese ejercicio ycomo los mas favorecidos de esos medios consiguen transfor-mar las diferencias en los modos de estructurar la inteligenciaen desigualdades que se inscriben en una jerarqufa social im-. placable. Unos y otros, psicologos y sociologos, ponen, pues,el acento en la irnportancia de la intervencion educativa en laconstruccion de las sociedades humanas.

    Can todo, i,no negligiran, quiza, a veces, el hecho de queesa intervenci6n tiene tarnbien una funcion decisiva de enlaceentre las generaciones? Educar no es solo desarrollar una inte-ligencia formal capaz de resolver problemas de gesti6n de Iavida cotidiana a de encararse a dificultades de orden materna-tico. Educar es, tam bien, desarrollar una inteligencia historica

    LA EDUCACION NECESARIA 25

    capaz de discernir en que herencias culturales se esta inscrito.l,De quien soy hijo 0 hija?, se pregunta siempre el nino. l,Dequien soy real mente hijo 0 hija?, es, a veces, el interrogantedel adolescente, en esos instantes de extrafio ensoiiamiento enque imagina haber sido abandon ado de pequefio en los pelda-fios de una iglesia. He ahi un delirio inquietante para aquel queno se de cuenta de hasta que punto la biisqueda identitaria estam bien, y basicamente, una interrogaci6n sobre los orfgenes.Es porque sf 10 es que el nino y el adolescente no se preguntantan s610 quienes son sus progenitores, sino tam bien: l,De quesoy hijo 0 hija? i,De que genealogfa familiar, de que historiareligiosa, cultural y social soy heredero?

    Porque tambien ahf el nifio es heche. Asf como no se hacreado a sf mismo ffsicarnente ex nihilo, asf como no ha podidodesarrollarse psicologicarnente sin un entoroo educativo espe-cffico, tampoco puede construirse como miembro de la colec-tividad humana sin saber, de donde viene, en que historia haaterrizado y que sentido tiene esa historia. Todavfa mas preci-samente: solo puede vivir.. pensar 0 crear algo nuevo si hahecho suya hasta cierto punto esa historia, si esta Ie ha prop or-cionado las cia ves necesarias para la Iectura de su entorno, parala cornprension del cornportamiento de quienes le rodean, paraIa interpretaci6n de Jos acontecimientos de la sociedad en laque vive. Nopuede participarde la comunidad humana si nohaencontrado en su camino las esperanzas y los ternores, los arre-batos y las inquietudes de quienes le han precedido: todos esosrastros dejados, en ese fragrnento de tierra en que vive, porpredecesores que mediante esos rastros le dan consejos que nosiempre Ie serviran, pero que no puede ignorar mas. que alprecio de repetir eternamente los mismos en-ores y quiza, masgrave todavfa, de no comprender par que son errores y par quelos hombres los pagan.

    Educar es, pues, introducir a un universo cultural, un uni-verso en el que los hombres han conseguido amansar hastacierto punto la pasion y la muerte, la angustia ante el infinito,el terror ante las propias obras, la terrible necesidad y la inmen-.sa dificultad de vivir juntos .. , un mundo en el que quedan algu-nas obras a las que es posible rernitirse, a veces tan solo para

  • 26 FRANKE~STEIN 0 EL ~IITO or. I.A f.LJlICAO()N

    asignar palabras, sonidos 0 imagenes a aquello que nos ator-menta, tan solo para saber que. no se esta solo. Lascaux y elcanto gregoriano, eIRoman de Renart y las catedrales, Rabelaisy Diderot, Leonardo da Vinci y Mozart, Picasso y Saint-JohnPerse, no son mas que esos elementos fijos que permiten aaquel que Ilega saber d6nde esta, reconocerse y decirse, Sinesas u otras referencias, 10 que soy y experimento corre e) ries-go de no alcanzar nunca un nivel de expresion en que Ia inte-ligencia pueda apropiarselo; sin eso, yo me anularla en la ex-presion del instante, sin capacidad de pensarniento, de memo-ria 0 siquiera de lenguaje. El nacimiento y Lamuerte, explicaHannah Arendt (1983, p. 110), presuponen un mundo en elque no hay un movimiento constante; cuya durabilidad, por elcontrario, cuya relativa permanencia, posibilita aparecer ydesaparecer en el; un mundo que existia antes de Lallegada delindividuo y que le sobrevivird. Sin un mundo al que los hom-bres vienen at nacer y que abandonan al morir, no habria nadamas que el eterno retorno, la perpetuidad inmortal de la espe-cie humana, semejante a la perpetuidad de las otras especiesanimates,

    Por 10 dernas, sin duda esa cuestion se planteaba rnenosayer, hace algunos decenios, de 10 que se plantea hoy. No hapasado tanto tiempo desde que las diferencias de una genera-ci6n a otra eran mfnimas; las generaciones sucesivas se super-ponfan unas a otras en el grado suficiente para que el vinculotransgeneracional quedase garantizado, por decirlo asf, por im-pregnacion, sin que se pensara realmente en ello y sin que fueseproducto de una accion ordenada y sistematica: se sabfa, en lasfarnilias, que eran la Ascension y Pentecostes, 0 quienes erantales 0 cuales figuras publicas de los propios tiernpos ... Larnayoria de los franceses podfan decir algo sobre Robespierrey Danton, e incluso recitar algunos versos de Victor Hugo. Detodo eso se hablaba de vez en cuando durante las comidas, yeran cosas que reaparecfan en las conversaciones con la fre-cuencia suficiente para que la transmision se realizase median-te un juego sutil de evocaciones y explicaciones, Tambien, entodas partes, se cultivaba el recuerdo del barrio 0 del pueblonatales, de sus personajes tfpicos y de sus acontecimientos

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    LA WUCA(l6N NKI,;.5ARIA 27

    destacados. A veces no era gran cosa, pero bastaba para que lageneracion siguiente no fuese del todo extrafia a la preceden-te.i. o para que no tuviese que redescubrirlo tardfamente por lavia indirecta de manifestaciones folkloricas de gusto a rnenudodudoso.

    Hoy, en carnbio, vivirnos una aceleracion sin precedentesen la historia. De una generacion a otra, el entorno culturalcambia radicalrnente, hasta tal punto que la transrnision porimpregnacion se ha hecho, en rnuchas familias, particularrnen-te diffcil, La oleada de imagenes televisuales es, a veces, lannica cultura corrnin en grupos farniliares reducidos a su massimple expresion: un conjunto de personas que utilizan la mis-ma nevera. A falta de nada que compartir, ni comidas, ni pre-ocupaciones, ni intereses convergentes, ni cultura comun, lasrelaciones entre generaciones se han instrurnentaiizado, se-gun ex plica el sociologo Alain Touraine; ya no se habla deveras, se intercarnbian servicios: Quedate en casa a cuidar deiu herrnana, y tendras el dinero de boisillo que pides ... Ahftienes mi ejercicio de lengua; he heche 10 que me has pedido,con una introduccion y una conclusion y sin faltas de ortogra-fla; ahora, me pones la nota que me corresponde y quedamosen paz. No me pidas que, adernas, me interese por el texto queme has hecho estudiar. Tu vida es tuya. La mfa es mfa. jHace-mos tratos cornerciales, no otra cosa!

    En esas condiciones de aurnento del desfase entre genera-clones y de inmolacion de la transmision cultural, encontramosa adolescentes bolide (Imbert, 1994), sin rafces ni historia,sin acceso ala palabra, dedicados por entero a satisfacer impul-sos originales. Parte de ellos son incluso susceptibles de preci-pitarse en algun fundarnentalismo, de dejarse atrapar poralgun fanatismo sin pasado ni futuro y quedar absorbidos porun ideal fusionario que les perrnita, por fin, existir dentro de ungrupo, encontrar una identidad colectiva por medio de la re-nuncia a cualquier busqueda de identidad social. Los peligrosde esa deriva estan tan claros ante nuestros ojos que por fuerzahan de confortarnos por la conviccion de que, as! como somosconcebidos biologicamente por los padres, y asf nos construyepsicol6gicamente e) en torno, nuestra condici6n social, por su

  • 28 FRANK ENSTElN 0 EL MITO DE l.A ellUCACJ6N

    parte, ha de inscribirse en una historia y desarrollarse graciasala transrnision de una cultura. De ese modo se ve confirmadala energica afirmacion de Kant (1980, p. 34): El hombre es eltinico ser susceptible de educacion. f...J El hombre no puedehacerse hombre mas que por la educacion. No es mas que 10que ella hace de if. Y observemos que no puede recibir esaeducacion mas que de otros hombres que a su vez la hayanrecibido

    Plgmallon, 0 la fortuna pedagogica de una curiosa historiade amor

    EI hombre, pues, acabamos de verlo, es heche porotros. Unao mas personas se encargan siempre, de un modo u otro, de. sueducacion, A veces, esas personas intentan hacer 10 mejor quesaben. (,Se les puede echar eso en cara? Mas bien deberfa pre-ocuparnos el caso inverso de la indiferencia 0 la negligencia,el pesimismo 0 el fatalismo. Quien tenga a su cargo la educa-cion de alguien debe poner en ello toda su energfa, ha de rnul-tiplicar las solicitaciones, ha de comunicarie los saberes y lossaber hacer mas elaborados, ha de equiparle cuanto mas mejorpara que, euando deba encararse solo al mundo, pueda asurnir10rnejor posible las opciones personales, profesionales 0 ~olf-tieas que tendra que tomar.

    En el siglo XVIII se hablaba de perfectibilidad del hom-bre. Helvetius explicaba: la educacion 10 puede todo, inclusohacer que los osos bailen, Hoy preferirnos hablar de edu-cabilidad (Meirieu, 1984) e insistir en la necesidad de apostarque todos los nifios pueden ser Iogros. Suele subrayarse quenadie puede jarnas decir de nadie: No es inteligente, no hadnada, porque nadie puede jarnas saber si se han probado todoslos medios y rnetodos para que haga algo. Otros insisten en larnodificabilidad cognitiva (Feuerstein, 1994), y con ello seenfrentan a las comodidades de una psicologfa de las dotesque da ex plicacion a todo y justifica, a bajo precio, la pasi vidad,el fatalismo, incluso la incornpetencia del educador.

    Recordernos que hace menos de un siglo, pese a algunas

    PIGMALI6N 29

    mentes audaces, la mayor parte de las dificultades intelectualesde los nifios eran consideradas deficiencias mentales congeni-tas e incurables. Hoy, en cambio, muchos educadores se dedi-can precisamente a reeducar a aquellos a los que en otrostiernpos se creta excluidos para siempre jarnas del acceso allenguaje y a la cultura, Otros nifios, vfctirnas de traumatismospsicol6gicos 0 sociologicos graves, no hace tanto que eranrecluidos durante alios y afios sin que se intentase de verassacarlos adelante. Hoy, les acompafian psicologos y educado-res convencidos de que una acci6n educativa y terapeutica bienllevada puede perrnitirles reconstruir sus equilibrios funda-mentales. Yen cuanto a aquellos que han sufrido dafios fisio-logicos irremediables, se les dedican cuidados atentos y seinsiste en proponerles actividades artisticas y culturales sus-ceptibles de perrnitirles expresar, pese ala carga de su desven-taja, su hurnanituds (Chalaguier, 1992).

    En el campo escolar, la evoluci6n es del mismo orden: as!como hace una veintena de alios dominaba una sociologiadeterrninista que hacfa de la escuela una rnaquina para la re-produccion sistematica de las desigualdades sociales, hoy sedescubren fenornenos que se denorninan efecto-rnaestro 0efecto-centro educativo; claro que Ia posicion social de losalumnos sigue determiando en enorme rnedida su futuro esco-lar. .. pero, a igualdad de posici6n social, se discierne la existen-cia de practicas pedagogicas y de proyectos de centros queperrniten esperar exitos que quebranten el fatalismo (Duro-Bellat & Henriot-van Zanten, 1992).

    Ocurre, pues, como si Ia modernidad educativa se caracte-rizase por el potente auge del poder del educador: mientras queen otIOS tiempos habfa resignacion ante eJ hecho de que lascosas se hicieran de modo aleatorio, en funcion de la riquezadel entorno del nino y de la oportunidad de 10 que se fueseencontrando, hoy se pretende controlar 10 mejor posible losprocesos educativos y actuar sobre el sujeto a educar de modocoherente, concertado y sistematico ... para su maximo bien. Sesabe, hoy mas que nunca, la importancia que tiene Ia educaci6npara el destino de las personas y el futuro del mundo, y noqueremos abandonar un asunto tan irnportante al azar. El edu-

  • 30 FRANKtiNSreiN 0 EL WIO OF. I.A f.llUCACION

    cador rnoderno aplica todas sus energfas y toda su inteligenciaa una tarea que juzga al rnisrno tiernpo posible (gracias a lossaberes educativos ahora estabilizados) y extraordinaria (por-que afecta a 10mas valioso que tenemos: el hombre). EI edu-cador rnoderno quiere hacer del hombre una obra, su obra.

    Y su optimisrno voluntarista se ve, ahl, sostenido por elresultado de trabajos que confirmanampliamente la influenciaconsiderable que un individuo puede tener sobre sus sernejan-tes tan solo por la mirada que les aplica: los psicologos y lospsicolcgos sociales destacan, en efecto, 10que denorninan efec-to expectativa; subrayan hasta que punto la imagen que pode-mos formarnos de alguien, y que Je damos a conocer, a vecessin darnos cuenta, determina los resultados que se obtienen deel y de su evolucion. Rosenthal y Jacobson (1980), en una obraque tuvo gran resonancia, explican que si a unos ensefiantes seles dice que tales alurnnos tienen grandescapacidades intelec-tuales, todas las posibiiidades estan a favor de que obtengan dee~los resultados excelentes, porque, convencidos de esas capa-cidades, esos ensefiantes se dirigiran a esos alurnnos de unmodo diferente, con una actitud particularmente benevola sus-ceptible de hacerles entrar en confianza gracias al respaldo asus esfuerzos y a la atribucion de sus dificultades 0 fracasos aflaquezas pasajeras facilmente superables, Otros estudios ex-ponen incluso que los ensefiantes, cuando corrijan los ejerci-c~os de esos alumnos,. cribaran los errores mediante una espe-ere de censura con objeto de que el resultado no desmienta lascertidumbres que tienen asu respecto (Noizet & Caverni, 1978).Se habla, en consecuencia, de prediccioncreativas e inclusode autorrealizacion de profecfas, aludiendose con ello al con-siderable poder de atracci6n del maestro que, decretando quetal alumno es un buen alurnno y cornportandose con el comosi fuese tal, 10 induce a rnodificar el comportamiento para rnos-trarse digno de la imagen que se tiene de el. La literatura, por10 dernas, nos proporciona ejemplos de ese fenorneno, como enesa narracion de Marcel Pagnol (1988) en Ia que Lagneau, unmal estudiante peculiarrnente reacio a la institucion escolar yaterrado por un padre que quiere de todas todas que triunfe enla escuela, logra, gracias a una serie de estratagernas ideadas

    PIGMAUON 31

    por su madre, su tfa y sus cornpafieros, que SLiS profesores Ieyean como un buen alumno. Y Pagnol escribe (p. 76): Desdeque los profesores empezaron a tratarle como un buen alumnose convirtio de veras en. uno: para que Lagente merezca nues~tra confianza, hay que empezar por darsela. Pero claro estatam bien es cierto al reves, y cada cual ha podido comprobarlopor s[ mismo: hay, como decfa Alain, un modo de preguntarque mata la buena respuesta; tenernos a aquel del que no seespera nada bueno y que se abandona a 10 peor; 0 esta aquel delque se dice: Ese chico no es inteligente y, para no desauto-rizar una opinion tan sentenciosamente forrnulada, 0 tan soloporq~e no se .siente apoyado en los esfuerzos que intenta, seconsidera obligado a hacer que se cum pla la prediccion (Alain,pp. 52 ss.).

    He ahf, pues, al educador muy lejos de la impotencia a Jaqu~ a v~c~s se le ha pretendido condenar. He ahf que es capazde identificar las situaciones que permiten hacer un hombre.~e ahl, i~cl~so, que puede conseguir que se cumplan sus pro-pias predicciones por la sola fuerza de su mirada, por la atrac-cion intrlnseca de sus convicciones. No sorprende, pues, que,para describir el fenorneno del efecto ex pectativa, Rosenthaly Ja~obson recurriesen al mito de Pigrnalion y titulasen su obra,precisamente, Pygmalion en la escuela.

    La mcdernidad, en ese punto, se adscribe, y trata de reali-zario a gran escala, a un proyecto que la mitologfa griega nosofrecfa ya, de forma arquetipica, en la historia de Pigrnalion.Pigrnalion, nos cuenta Ovidio en Las metamorfosis, es un es-cultor taciturno, quiza incluso algo rnisantropo, que vive soloy consagra toda su energia a la elaboracion de una estatua demarfil que representa a una mujer tan hermosa que no podiadeber su belleza ala naturaleza, Una vez terminada su obraPigrnalion se cornporta con su estatua de un modo extrafio: l~bes~ e imagina que sus besos le son devueltos, Ie pone lasmejores ropas, ia colma de regalos y de joyas, y por la noche seacuesta junto a ella. Venus, la diosa del am or, que pasaba porahi con ocasion de unas fiestas en su honor, se conrnovio anteese extrafio cuadro y accedio a la peticion de Pigmalion: diovida a Ia estatua, la cual, de ese modo, pudo convertirse en la

  • 32 FRANKNSTEIN 0 EL MITO DE LA EDUCAtiON

    rnujer del escultor ... Dejemosde lado a Venus, que ahihace quese cumpla el anhelo del escultor, y quedernonos con el nudo dela historia, una extrafia historia de amor y de poder: un hombreconsagra toda su energia,. toda su inteligencia, a hacers unarnujer, una mujer que ciertamente es obra suya y que sale tanconseguida que el quiere como sea infundirle la vida.

    EI Pigrnalion de Ovidio tendra una larga descendencia Ii-teraria. EI propio Rousseau adapt6 la historia en una escenalfricax de gran exito en su tiernpo. EI texto, escrito en 1762, ibaacompafiado de musica y se interpreto en Lyon y en Paris,donde, segun Jas gacetas de la epoca, la concurrencia de pu-blico fue prodigiosa. Vemos ahf a un escultor que, frente a unade sus estatuas, expresa, ante su creaci6n, una multitud de sen-timientos contradictorios: desaliento y postraci6n cuando cons-tata que su obra no es mas que piedra, febrilidad cuando caepresa del deseo desbordante de llegar mas alia de la sola fabri-caci6n material, panico cuando se da cuenta del sentido ocultode sus propias intenciones, orgullo inmenso por haber logradoun producto tan hermoso que supera todo 10 que existe en Lanaturaleza y rivaliza con la obra de los dioses, entusiasrno yfascinacion cuando adrnite que no se cansa de admirar suobra, que se embriaga de amor propio y se adora a sf mismoen lo que ha hecho (1964, p. 1.226). Luego, el escultor seembala y sus sentirnientos se exacerban: pasion, ternura, ver-tigo de deseo, abatimiento, ironia hacia sf mismo y hacia suvoluntad ala vez irnperiosa e irrisoria de infundir vida at mar-mol, miedo, delirio ... hasta que sus anhelos se cumplen, hastael extasis cuando la estatua, por fin, se anima: S(, queridoobjeto encantador; sf, obra maestra digna de mis manos, de micorazon. y de los dioses ... ere" tu, s610 tli eres: te he dado todomi ser; ya solo vivid a traves de ti (ibid., p. 1..231).

    Pigmalion esta aqui, sin duda, hecho a imagen del educa-dor, Yes evidente que Rousseau, familiarizado con los asuntoseducativos, escogi6 el personaje sabiendo 10 que hacfa ... hastatal punto que ciertas crfticas literarias consideran sin vacila-cion que ese breve texto desvela aquello que el moralismodisimula en Emilio y enLa Nouvelle Heloise (Demougin, 1994,p. 1.276). Mas alla 0 mas aca de las intenciones pedag6gicas,

    PIGMALION 33

    se podria detectar ahf algo as! como un proyecto fundacional,una intencion primera de hacer del otro una obra propia, unaobra viva que devuelva a su creador Ja imagen de una perfec-cion sofiada con Ja que poder mantener una relacion amorosasin ninguna alteridad y consumada.en una transparencia com-pleta. Amar la propia obra es amarse a sf mismo porque se esel autor, y es tarnbien amar a otro ser que no hay peligro queescape, puesto que uno mismo se ha aduefiado de su fabric a-cion. Esa creacion, claro esta, es una aventura dolorosa cuyasetapas se corresponden, probablemente, con los distintos rno-virnientos musicales de la escena lfrica de Rousseau: ada-gio, allegro vivace, andante, largo, scherzo ... Obstinaci6n enesmerarse para que la obra sea 10 mas lograda posible, coieraante la resistencia del otro y la lentitud de sus progresos, apa-sionamiento cuando las cosas ernpiezan a desbloquearse y sesiente que se esta cerca del exito, desaliento cuando se descu-bre que, a fin de cuentas, no se ha conseguido nada, tristeza en,.Jas expansiones sobre el propio destino, entusiasmo cuando seexpone el proyecto a quienes se quiere convencer, inquietud deno estar a la altura de Ia tarea, serenidad al reernprender tran-quilarnente el trabajo ... y extasis, a veces, cuando el otrocolma nuestros deseos y se acurruca dentro de nuestro proyec-to, cuando por fin se puede amarle y amarse a uno misrno sinreserva.j, Que educador no ha conocido esos momentos y no losha vivido con mayor 0 menor intensidad? Pero, tarnbien, ;,queeducador no ha descubierto, cierto dfa, que, mas alia de losinfrecuentes momentos de extasis, no se ha conseguido nadadefinitive? La narracion de Ovidio y la de Rousseau terrninanen el momento en que la estatua cobra vida. Expresan de esemodo, sin duda, una intencion que a todos nos labra en pro-fundidad ... [pero nos dejan con la criatura en brazos, y nosobligan a conformarnos con Ia simple suposicion. de que lospersonajes, segurarnente, como en los cuentos de hadas, secasaran y tendran muchos hijos! Ahora bien: en la vida, lascosas no se interrumpen de ese modo y, despues del extasis,hay que seguir viviendo. En la vida, las estatuas, aunque seanperfectas, si uno se arriesga a darles la vida, nunca son del todososegadoras.

  • 34 FHANKENSTEIN 0 EL MITO DE 1-" f.DliCACI()N

    Bernard Shaw 10 tuvo claro cuando retorno el tema de Pig-malion en una obra teatral que tuvo un exito considerable.Estamos en el Londres de cornienzos de siglo y asistirnos a tinacuriosa experiencia pedagogica (Shaw, 1913). El doctorHiggins, un especialista en fonetica que vive como solteronempedernido en un laboratorio extrafio donde, valiendose deinstrumentos curiosos e irnponentes, intenta reproducir la vozhumana, acepta el rete de transformar a una fIorista en unaduquesa. Lo conseguira hasta tal punto que, en una gran fiesta,Liza sera la admiracion de toda la aristocracia londinense. Perolas cosas no tardaran en complicarse: la joven va cobrandoconfianza y le sienta mal que Higgins recuerde a su madre queha tornado afecto a esajoven que no es mas que el resultadode un experimento: Dejala hablar, madre. Que hable de ellamisma. Asi te dards cuenta, muy pronto, de si es capaz de teneralguna idea que yo no le haya metido en la cabera 0 de deciralguna palabra que yo no le haya puesto en la lengua, Hefabricado esta cosa con las hojas de col que estaban tiradas ypisoteadas en el pavimento de Covent Garden. Y ahora, pre-tende hacerse conmigo la gran dama (Shaw, op. cit.). Larelacion entre Liza y Higgins se hara diffcil; sienten una obviaatraccion mutua, pero esa sirnetrfa afectiva topa una y otravez con Ia presencia tenaz de una asimetrfa educativa de laque no pueden hacer abstraccion. Se quieren, esta claro, percHiggins ha hecho a Liza y no puede olvidarlo. En realidad,ama su obra y su exito educative y no puede soportar que eseexito se aleje de el,

    Pigrnalion nos da, pues, acceso a cornprender el mito de laeducaci6n como fabricacion: todo educador, sin duda, es siem-pre, en alguna medida, un Pigmalion que quiere dar vida a 10que fabrica, No hay nada censurable en eso; muy al contra-rio: intenta crear un ser que no sea un simple producto pasivode sus esfuerzos sino que exista por sf mismo y pueda inclusodar las gracias a su creador; porque es poco el placer, y lasatisfaccion minima, si se fabrica a alguien que no sea nadamas que un resultado de nuestros actos: siempre esperamos quedesborde de algun modo ese resultado y pueda, por ese mismodesbordamiento, acceder a una Iibertad que le perrnita adherir-

    PINOCHO 35

    se a 10 que hemos hecho por e). Pigmalion quiere hacer a sueompafiera, pero no quiere que su cornpafiera sea una estatua0, como 10 dice Higgins, una duquesa automata. Quiere unacompafiera que, al mismo tiempo, este hecha enterarnente porel y se le entregue por libre voluntad,

    Las cosas se cornplican, y no poco: el educador quiere haceral otro, pero tarnbien quiere que el otro escape a su poder paraque entonces pueda adherirse a ese mismo poder libremente,porque una adhesion forzada a 10 que el propone, un afectofingido, una sumision por coaccion, no pueden satisfacerle. Yse entiende que esas cosas no tengan valor para 61: quiere mas:quiere el poder -sobre el otro y quiere la libertad del otro deadherirse a su poder. He ahf una aspiracion enormemente com-pleja cuyo rastro seguiremos por rnedio de nuevas aventuras.

    Pinocho, las chistosldades lmprevistas de una marionetaimpertinente

    Lo menos que puede decirse es que, con Pinocho, las aventurasno terminan con su fabricacion. Y no es que la fabricacionfuese un asunto reposado. Recordemos que fue de un lefio JIe-gado por azar, una noche de invierno, ala casa de un carpinterollamado Maestro Cereza que nacio el tftere. Maestro Cerezaqueria sacar del lefio un pie de mesa, pero abandono ese pro-yecto, aterrado, cuando, tras asestar un hachazo al trozo demadera, oyo una extraria vocecilla: Pero, ide donde habrasalido esa vocecilla que ha dicho "ay"? Aqui no hay nadie.jPero no sad ese pedazo de madera el que haya aprendido allorar y a quejarse como un niiio! (Collodi, 1881) ... Y 10cierto es que a veces cuesta creer que e] otro, ese al que que-remos educar, al que queremos introducir, para su bien, en Iacomunidad humana, pueda existir ahf, frente a nosotros, re-sistirse a nuestra empresa emancipadora y a veces, incluso,sufrir por su culpa. Los pueblos colonizados ya se enteraron deeso a sus expensas, ydel asunto conservan todavta los estig-mas. Nuestros hijos y nuestros alurnnos 10 constatan, hoy, amenudo: cuando nuestra determinacion educativa se ve respal-

  • 36 FRANKENSTEIN 0 EL MITO DE LA f.1)UCACION

    dada por la certidumbre de obrar por su interes, nos importapoco, a fin de cuentas, saber que les interesa~) ..Entonces, nosabrimos paso a hachazos; imponemos, decidirnos en .su lu-gar. Y 10 hacemos con razon, que duda cabe; porque sr ellospudieran decidir por su cuenta sobre su vida, sobre el modo decomportarse en ella, sobre que necesitan aprender ... iseria queya habrlan completado su educacionl

    En cuanto a Maestro Cereza, no sera el quien complete laeducaci6n de Pinocho. Se desernbaraza asf que puede del inco-modo lefio dandoselo a su cornpadre Gepeto, el cual, precisa-mente, ha ido a pedirle material para hacer un tftere: He pen-sado en fabricar, con mis propias manos, un bonito titere demadera; un titere maravilloso, que sepa bailar, manejar unaespada y dar el salto mortal. Dare la vue Ita al mundo con esetitere, para ganarme mi mendrugo y mi vasa de vino, ~epetono tendra mas suerte, pero pondra mas obstinacion. A pesar delas afrentas de que Ie hace vfctirna Pinocho en el curso de sufabricaci6n, a pesar incluso de la tristeza en que Ie sumen,llegara hasta el final... Hasta el final, es decir, hasta el momentoen que se le escapa de las manos: Pinocho tenia las piernasentumecidas y no sabra usarlas, de modo que Gepeto 10 soste-nia de la mano y 10 guiaba para que aprendiese a poner un piedelante del otro. Cuando tuvo las piernas bien desentumecidas,Pinoeho empezo a andar solo y a correr por la habitacion; y,de repente, abrio la puerta, salto a la calle y huy6 ...

    Empieza entonces una increible cascada de incidentes enlos que seres extrafios que salen de un bestiario fabuloso secodean con personajes de la commedia dell'arte y con modes-tos carnpesinos de Ia Toscana. El tftere rebelde imaginado porCollodi nos metera en una serie de aventuras en las que Ieseguin in millones de lectores de todo el mundo .. millones delectores que han hecho de ese Iibro, considerado por su autorcomo una bambinata, la obra mas traducida y lefda despuesde la Biblia y del Quijote. Yes que, [como no interesarse porese granujilla de cabeza de madera.fuguista, robado.fameli-co, amenazado de muerte, convertido en asno, que detestasiempre el trabajo, se rte de todos los buenos consejos y resistetodos los golpes traicioneros? (Yendt, 1996, p. 5), pregunta

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    PINOCfIO 37

    Maurice Yendt, autor de una excelente adaptacion teatral dePinocho que rompe a proposito con la vision reduccionista ymoralizante impuesta por Walt Disney en 1940.

    Lo cierto es que la historia de Pinocho term ina de un modoque puede parecer espantosarnente bienpensante, con un res-balon del que, por 10dernas, el autor dijo luego no acordarse:jQue ridtculo era cuando era un muiieco! [Y que contentoestoy de haberme convertido en utt nino bueno! (Collodi, op.cit.). Pero Pinocho no era tan ridfculo cuando era un tftere.Simplemente tenia problemas para vi vir, para encontrar sucamino como decirnos a veces, para situarse en el yo comodeberfamos decir, Porque situarse en el yo no es facil, enespecial si se es un tftere, un objeto fabricado por mano delhombre e ideado, precisarnente, para ser manipulado.

    No es, pues, casual que, con su padre encarcelado por suculpa, despues de haberle sometido a sus caprichos alirnenta-rios y de haberse vendido el alfabeto que Ie habfa com prado conlas pocas monedas que habfa sacado de vender su vieja chaque-ta, laprirnera aventura de Pinocho tenga lugar en un teatro dernarionetas. No es casual que allf Pinocho sea acogido por ungrupo de rnarionetas como unode los suyos: [Es Pinocho! iEsPinochol, chillan a coro los titeres, saltando desde detrds deltelon. [Es Pinocho! iES nuestro hermano Pinocho! iVivaPinocho! ..., Su historia, es decir, en realidad, las aventurasque vivira lejos de su padre, empiezan ahf, entre los suyos;incluso salva de la muerte a uno de elIos, marcando asf, almismo tiernpo, su pertenencia y su diferencia: Pinocho es untitere y otros le tiran de los cordeles ... pero, en realidad, estahecho de otra madera, de la madera de que estamos hechostodos.

    Es, pues, como marioneta que Pinocho vivira sus nurnero-sas aventuras, manipulado sucesivarnente por el Zorro y elGato, por unjuez que Ie acusa de un delito que no ha cometido,por sus cornparieros de clase, por el presentador del Pais de losJuguetes, por el director de circo que le hace actuar como elasno en que se ha convertido. Tarnbien es manipulado (jy deque model) por la nifia de pelo azul, la que mas adelante seconvertir

  • 38 FRANKENSTEIN 0 EL MilO Of. I.A EDUCAC'lON

    !

    que, habilrnente, le hace comer unos terrones de aziicar paradespues hacerle ingerir una pocion rnaligna, la que no vacilaraen hacerse pasar por muerta wando querra castigarle por ha-berla abandonado.

    Pero, en realidad, todas esas rnanipulaciones no tienendemasiada importancia. En el fondo, incluso, s610 son posiblesporque Pinocho, en cierto modo, esta rnanipulado desde den-tro. Es prisionero de el mismo. Esta encerrado en un dilemainfernal que le induce siernpre a prometer y a no cumplir 10prornetido, un dilerna que le irnpide, precisarnente, situarse enel yo: Dar gusto al otro 0 darseio a uno misrno. Es porquequiere dar gusto a su padre que acepta ir a la escuela, y esporque no puede resistirse al placer de la rmisica de los pffanosque no va. Es porque quiere dar gusto al hada que promete unay otra vez que sera un nino bueno, y es porque no puede resis-tirse a su propio placer que parte hacia el Pais de los Juguetes.De ese modo, se pas a el tiempo larnentando las faltas que hacornetido, autoacusandose de sus desgracias ... y volviendo alas andadas: iMe estd bien! ... jVaya si me estd bien! He que-rido hacer el vago, hacer de vagabundo ... He querido seguirlos consejos defalsos amigos, de gente mala, y por eso la malasuerte me persigue. Si hubiese sido un nino bueno, como haytantos, si hubiese tenido ganas de estudiar y de trabajar, simehubiese quedado en casa del pobre papa, ahora no estariaaqui, en medio de los campos, haciendo de perro guardian ala puerta de un campesino. [Oh! [Si pudiera nacer por segun-da vez! ... Pero es demadiado tarde ...

    No se puede nacer por segunda vez; dicen, El final de lahistoria sf parece un segundo nacimiento. Pinocho reencuentrapor fin a Gepeto, en el vientre del gran tiburon. El padre se creeprisionero para siempre de la boca tenebrosa, Apresado y con-denado a muerte: los vfveres y las velas que quedaban de unbarco tragado por el tiburon se estan terminando. Y Pinocho,con dulzura, dice a su padre: Sigueme y no tengas miedo ...,Ya no hay ahf una competicion de gustos. Ya no es cosa dequejarse ni de entusiasmarse. Hay que calmarse. Hay que to-mar la situacion en mano. Hayque salir de ahL. del tiburon, ydel aprisionamiento en el dilema de los gustos: Dar gusto al

    PINOCilO 39

    otro 0 darselo a uno mismo ... No escoger nunca de veras ylamentarse siernpre ... Decidir y no curnplir, Ahora ya no escosa de ver como satisfacer los deseos del adulto para final-mente ceder a los propios caprichos. Hay un carnbio de regis-tro. Se llega ahf a una cosa extrafia, nueva, a algo asf como Iavoluntad. Situarse en el yo. No ser ya tan solo el tu deotrapersona, docil 0 rebelde pero siempre dependiente. No ser ya,tampoco, el tii de uno mismo, que cede a la excitacion delmomento, que se autoconcede la ilusion de Ia libertad cuandosoto es prisionero de los irnpulsos inrnediatos, Hay que salirdelimaginario en el que nada es posible porque se piensa que todoes posible: satisfacer siernpre a uno rnismo y a los demas, re-crearse en la pereza y comer hasta la saciedad, ejercer el podery ser querido de todos, ser a la vez hijo, herrnano y amante dela madre, ser alguien que s610 hace 10que le viene en gana y queala vez quiere mostrarse digno de su padre. Situarse en el yoes salir de todo eso, al menos por un rnornento ... Y habrfa quedecir: situarse en el yo como se dice vestirse de punta enblanco: arreglarse la ropa, echar un vistazo sereno alrededor,olvidar por un instante los propios miedos y fantasmas, pensara fondo en 10que se hace, tragar saliva y dar el paso: DameLamano, papa, y cuidado, no resbales

    Pinocho, ahora, ya no es un tftere. No invoca la fatalidad,no. se echa a gritar ni a llorar, ni a patalear exigiendo que al-guien Ie saque de ahf. No incrimina a nadie, no gime por sumala suerte. Ya no se autoacusa inutilrnente, como ha hechotantas veces, de serun nifio malo. Pinocho ha crecido: ya noresponde a las expectativas de los adultos ni con melindres denino formalito ni con el panico de no dar Ia talla. Ya no estaencerrado en el balanceo infernal entre el buen alumno estu-dioso que complace a todo el mundo exhibiendo los resultadosque se esperan de el y el desapJicado profesional cuya ocurren-cia 0 impertinencia ya no sorprenden a nadie. Escapa de lasirnagenes, de 10ya visto, de 10previsible, de 10que todos espe-ran: se atreve a un gesto que procede de otra parte, es decir, queprocede, en el fondo, de el misrno ... un gesto que no Ie es

    .. dictado por los dernas, un gesto que no ha hecho nunca y queno sabe hacer, pero que debe hacer precisamente para aprender

    .-;:-

  • 40 FRANKENSTEIN 0 a. MlTO DE loA EDUCACI()N

    a hacerlo ... En suma: un gesto con el que se sitiia en el yo.Profesor, i,me deja que intente hacer un poema, explicar unteorema, 0 mirar por el microscopio? De mf no se ha esperadonunca nada bueno; siempre he fracas ado y todo el mundo seburla de mf, pero hoy quisiera probar.

    Subete a caballo sobre mis hombros y sujetate fuerte a mi.Yo me encargo del resto, dice Pinocho a su padre. Asf queG~peto estuvo bien instalado sabre los hombros de su hijo,Pinocho, seguro de 10 que hacia, se lanzo al agua y echo ana_dar... , Ha quedado muy atras el pilluelo inconstante y ca-P71Choso en el que nadie hubiera confiado. En su lugar hay unnifio resuelto que no vacila en afirmar su voluntad, con sereni-d~d y sin violencia; un nino que ha abandonado las gesticula-cLOnes. desordenadas y los impulsos contradictories ... paracumphr por fin un acto verdadero; un acto de valentfa, diranalgunos; quiza sea, simplernente, un gesto de hombre.

    El resto es anecdotico: Pinocho y su padre encuentran untecho, una rnodesta cabana. Pinocho se pone a trabajar. Ganaun poco de dinero y supera la nueva prueba que el hada Ie pone:ace pta sacrificar su dinero para cuidarla y salvarla. Ella, claro,no estaba enferrna: iba de risa, como dicen los nifios; solopretendfa manipular a Pinocho un poco mas: los adultos nece-sit~n a veces esas cosas para saber que les quieren y sentir queexisten. Como recompensa (los adultos suelen confundir elamor y el c?mer~io), el hada 10 perdona todo y se opera larnetamorfosis: Pinocho fue a mirarse en el espejo y creyo vera alguien que no era el. Ya no era fa imagen acostumbrada deuna marioneta de madera la que se reflejaba alli, sino fa ima-gen viva e inteligente de un guapo nino de pelo castano, de ojosazules, de aire vivo y alegre como una manana de Pentecos-tes.

    ~.na man~nade Pentecostes. Un dfade primavera en que elEspiritu desciende sobre los hombres; en que los tfteres seconvierten en nifios porque escapan al rnismo tiempo al poderde su educador y a las trampas de su imaginaci6n; un dfa, encierto modo, en que la educacion adviene ... Pero, en Ia vida, nohay hada ni hay tiburon, 0 al menos no a rnenudo. Y. en 1avida,la educacion no adviene por milagro un dia de Pentecostes. Hay

    DELG

    que intentar, con obstinacion, que venga en 1eso ya es otro asuntol

    Del Golem a Robocop, pasando por Julio Verne, H. G. Wells,Fritz Lang y muchos otros, 0 la extrafia pcrsistcncia de unproyecto paradojico

    Con Pigmali6n y con Pinocho se expresa, pues, una mismaintenci6n, pese a las considerables diferencias que los con-traponen en muchos aspectos: tanto el prestigioso rnarmoldel escultor antiguo como el vulgar lefio del carpintero tos-cano son materiales que se ofrecen ala mana del hombre, yeste pone en ell os 10 rnejor de si mismo. La forma hurnana,por mediacion de una diosa 0 en virtud de algun poder queIe es propio, se anima y vive, expresa incluso sentimientoshacia su creador. .. En ambos casos, en realidad, se revela unamisrna esperanza: acceder al secrete de la fabricacion de 10hurnano.

    S1examinarnos con atenci6n la historia de la literatura y delcine, nos damos cuenta de que hay toda una serie de obras queintentan penetrar el mismo secreto. Esas obras, segun dernues-tra Philippe Breton (1995) en su trabajo.A l'image de l'homme:du Golem aux creatures virtuelles, constituyen un conjuntoabsolutamente especifico y hay que distinguirlas de aquellasotras que abordan la relacion del hombre con Dios, 10 absolute,el conocimiento 0 el amor. Fausto 0 Sfsifo, Moby Dick 0 1aprincesa de Cleves, nos muestran si tuaciones en que el hombre,enfrentado a dilernas radicales, ha de decidir su destino jugan-do fuerte. Pero los heroes, en estos casos, no tienen por tareahacer un hombre. Pues bien: para entender la unidad pro-funda de los seres artificiales y percibir mejor la frontera quelos separa de otros seres de ficcion, el metoda mas simple esquiza tomarse las distintas narraciones al pie de la letra, en elnivel en que son mas explicitas. Desde esa perspectiva concre-ta, que moviliza simplemente una competencia como lector, sediferencian bastante bien de los demds seres fanuisticos. Porotra parte, esos seres no son ni hombres ni dioses, y por otra

  • 40 FRANKF.NSTEtN 0 EL MITO DE LA EDliCACI6N

    a hacerlo ... En suma: un gesto con el que se sinia en el yo.Profesor, l,me deja que intente hacer un poerna, explicar unteorema, 0 mirar por el microscopic? De mf no se ha esperadonunca nada bueno; siempre he fracasado y todo el rnundo seburl a de mf, pero hoy quisiera probar.

    Subete a caballo sobre mis hombros y sujetate fuerte a mi.Yo me encargo del resto, dice Pinocho a su padre. Asi queGepeto estuvo bien instalado sobre los hombros de su hijo,Pinocho, seguro de 10 que hacia, se lanzo al agua-y echo anadar ...>I. Ha quedado rnuy atras el pilluelo inconstante y ca-pr.ichoso en el que nadie hubiera confiado. En su lugar hay unnino resuelto que no vacila en afirmar su voluntad, con sereni-d~d y sin violencia; un nino que ha abandon ado las gesticula-crones desordenadas y los impulsos contradictorios ... paracumplir por fin un acto verdadero; un acto de valentfa, diranalgunos; quiza sea, sirnplemente, un gesto de hombre.

    El resto es anecdotico: Pinocho y su padre encuentran untecho, una modesta cabana. Pinocho se pone a trabajar, Ganaun poco de dinero y supera la nueva prueba que el hada Ie pone:ace pta sacrificar su dinero para cuidarla y salvarla. EUa, claro,no estaba enferma: iba de risa, como dicen los nifios; solopretendfa rnanipular a Pinocho un poco mas: los adultos nece-sitan a veces esas cosas para saber que les quieren y sentir queexisten. Como recornpensa (los adultos suelen confundir elamor y el comercio), el had a 10 perdona todo y se opera lametamorfosis: Pinocho fue a mirarse en el espejo y creyo vera alguien que no era til. Ya no era la imagen acostumbrada deuna marion eta de madera la que se reflejaba alli, sino la ima-gen viva e inteligente de un guapo nino de pelo castano, de ojosazules, de aire vivo y alegre como una manana de Pentecos-tes,

    Una manana de Pentecostes. Un dfa de prirnavera en que elEspiritu desciende sobre los hombres; en que los tfteres seconvierten en nifios porque escapan al mismo tiempo al poderde su educador y a las trampas de su imaginacion; un dfa, encierto modo, en que Ia educacion adviene ... Pero, en la vida, nohay hada ni hay tiburon, 0 al menos no a rnenudo. Y, en la vida,la educacion no adviene por milagro un dfa de Pen tecos tes. Hay

    W-'rDEL G01.EM A ROBOCOP 41

    que intentar, con obstinacion, que venga en 10 cotidiano ... iYeso ya es otro asunto!

    Del Golem a Robocop, pasando por Julio Verne, H. G. Wells,Fritz Lang y muchos otros, 0 la extrafia persistencia de unproyecto parad6jico

    Con Pigrnalion y con Pinocho se expresa, pues, una rnismaintencion, pese a las considerables diferencias que los con-traponen en muchos aspectos: tanto el prestigioso marrnoldel escultor antiguo como el vulgar lefio del carpintero tos-cano son materiales que se ofrecen a Ia mano del hombre, yeste pone en ellos 10 mejor de sf rnismo. La forma hurnana,por mediacion de una diosa 0 en virtud de algun poder quele es propio, se anima y vive, expresa incluso sentimientoshacia su creador ... En ambos casos, en realidad, se revel a unamisma esperanza: acceder al secreto de la fabricacion de 10humano.

    Si examinamos con atencion la historia de la literatura y delcine, nos damos cuenta de que hay toda una serie de obras queintentan penetrar el rnisrno secreto. Esas obras, segun dernues-tra Philippe Breton (l995) ~n su trabajo: A l'image de l'homme:du Golem aux creatures virtuelles, constituyen un conjuntoabsolutamente especffico y hay que distinguirlas de aquellasotras que abordan la relacion del hombre con Dios, 10 absoluto,el conocimiento 0 el amor. Fausto 0 Sfsifo, Moby Dick 0 laprincesa de Cleves, nos muestran situaciones en que el hombre,enfrentado a dilemas radicales, ha de decidir su destino jugan-do fuerte. Pero los heroes, en estos casos, no tienen por tareahacer un hombre. Pues bien: para entender la unidad pro-funda de las seres artificiales y percibir mejor la frontera quelos separa de otros seres de ficcion, el metoda mas simple esquiza tomarse las distintas narraciones al pie de la letra, en elnivel en que son mas explicitas. Desde esa perspectiva concre-ta, que moviliza simplemente una competencia como lector, sediferencian bastante bien de los demds seresfantdsticos. Porotra parte, esos seres na son ni hambres ni dioses, y por otra

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    42 FRANKENSTEIN 0 EL MITO DE IA EDUCACJON

    . parte son concebidos par los hombres a imagen del hombre(Breton, 1995, p. 46).

    Desde esa perspectiva, es probable que, al margen de algu-nos ejernplos, por 10dernas poco recordados en la historia, deestatuas animadas en el mundo antiguo, la primera figura real-mente notable, junto a la de Pigrnalion, sea Ia del Golem en Iatradicion judia. Segun explica Borges, el mito del Golern seinscribe en la perspectiva cabalfstica: Nada casual podemosadmitir en un libra dictado por una inteligencia divina, nisiquiera el ntimero de las palabras 0 el orden de los signos{...j. Los cabalistas hubieran aprobado ese dictamen; uno delos secretos que buscaron en el texto divino fue la creacidn deseres orgdnicos (1967, p. 104). Encontrarnos, en los textosdel Sefer Jezira, que la tradicion hace remontar al siglo III d.C.la idea de que la Biblia puede permitir la comprensi6n deluniverso si se la considera como una combinacion muy espe-cial de caracteres que desvela, mas alia del mensaje explfcitoque vehiculiza, indicaciones precisas sobre Ia estructura delmundo y proporciona prescripciones para reproducir el actocreativo. Rernitiendose a esa idea, numerosos textos, desde elsiglo XII, incorporan la figura del Golem; en su mayor parte,explican que el rabino debe empezar por modelar un ser conarcilla roja y luego, para darle vida, grabarle en la frente, enhebreo, la palabra verdad, Emet. El ser, entonces, se animay se convierte en un sirviente docil capaz de curnplir toda clasede tareas diffciles, en particular las que contribuyan a Ia super-vivencia de la comunidad judfa: es constructor de muros, guar-dian en la noche, portador de sell os, suministrador de agua a lasfarnilias ... y Walt Disney, decididamente atrafdo por los seresartificiales, 10 convertira adernas en un aprendiz de brujo,adaptando el relata de Goethe. El Golern crece aprisa, se con-vierte en un verdadero gigante y adquiere el aspecto de unmonstruo que su amo ya no controla. Para destruirlo, ha deborrar la primera letra de la palabra grabada en la frente, por-que entonces solo queda la palabra Met, que significa rnuer-te, y el Golem se convierte en 10que habra sido, un menton debarro.

    La celebridad del Golem en Occidente se debe sobre todo,

    Df.L GOLEM A ROBOCOP 43

    nos recuerda Borges, a la obra de 1915 del escr~t,or aus~rfacoGustav Meyrink, El GoLem. Meyrink da una ve~slOn part1cul~rdel rnito: El origen de Lahistoria remonta al siglo XVII. Segunperdidasformulas de Lacabala, ~n ~abino {el ra~ino u:ew, dePraga] construyo un hombre a:tijictal para qu~ este tanera lascampanas en la sinagoga e hiciera los trabajos pesados. N?era, sin embargo, un hombre como los otros y apenas 10 anc-maba una vida sorda y vegetative. Esta duraba hasta la nochey debia su virtud al influjo de una inscripcion m~gica, que lepon{an detrds de los dientes y que atraia las llbre~ !uerzassiderales del universo, Una tarde, antes de la oracton de lanoche, el rabino se olvido de sacar el sella de La boca delGolem y este cayo en unfrenesi, corrio por las callejas o~curasy destrozo a quienes se le pusieron par ~elante. El r~blno, alfin, 10 atrajo y rompid el sello que 10 animaba. La criatura ~edesplomo. Solo qued6 la raquuica figura de b~rro, que aunhoy se muestra en la sinagoga de Praga. (Meyrink, EI Golem,en traduccion de Borges, cit., pp. 105-106).

    La novela onfrica de Meyrink no esta exenta de un ciertoantisernitismo, que encontramos en autores que evocan al.Go~empara denunciar la sed humana de poder encarnada, en particu-lar, por el pueblo judfo. Para muchos de los her:~eros del ro-manticismo aleman, el mito del Golern es especfficarnente unrnito judfo que ilustra la arnbicion desmesurada ~e. ese p~e-blo que quiere someter el universo a sus leyes. Rerniniscenciascomo esa, por desgracia, siguen hoy. vigentes y a m,enu~o pasandesapercibidas, En la pelfcula de Fritz L~ng N!et~op?lz.l', que esel arquetipo de muchas pelfculas de ciencra ficcion, puedeobservarse que hay una estrella judfa grabada en la puerta de lacasa del sabio que crea la rnujer automata que ha de s~plantara Marfa, dulce egeria idealista, para arrastrar a la rebelion a lostrabajadores sojuzgados bajo tierra.

    Pero no vayamos a creer que el tema del Golem s610 haya-sido objeto de tratarnientos antisernitas en denuncia del poderabusivo de los judfos como manipuladores de extrafios secretospara dominar el mundo: en 1928, Chai"m Bloch publica s?breeJ Golem un conjunto de relatos con eJ que muestra el ca~acterextremas:iamente sutil y ambigllo del mito: ese ser no es pnmor-

  • , .

    44 FRANKf.NSTEIN 0 er, MIlO DE LA EDUCACI6N

    dialmente un instrurnento de poder, sino sobre todo un mediode proteccion contra las agresiones injustificadas de que sonvfctimas los judfos; el crearlo es, pues, un acto por el cual unpueblo amenazado intenta sobrevivir; el rabino, cuando indagalos secretos de su fabricacion, persigue el rnisterio de sus orf-genes y busca, sobre todo, garantizar el futuro sin que, con ello,pretend a jarnas igualarse a Dios, Recientemente, en 1984, elescritor Isaac Bashevis Singer publico una obra para ninestitulada, de nuevo, El Golem, en Ia que presenta a la criaturacomo un genic benefico que ayuda a los judfos de Praga aescapar a su aislamiento y a encontrar su espacio en las convul-siones polfticas del Renacimiento ... Y, ya en 1812, el escritorrornantico aleman Joachim von Arnim, en una extrafia y sober-bia novela, Isabel de Egipto, habfa empleado el tema del Golernen paralelisrno con el rnito, este completamente ajeno a la tra-dici6n judfa, de Ia mandragora. En ese texto, del que AndreBreton dijo que logra traducir admirablemente las irrupcionesdel inconsciente y del suefio en un mundo real, el autor noscuenta 1a historia de una joven bohemia que, por la lectura delos pergaminos de su padre, consigue fabricarse un servidor apartir de una rafz de mandragora. La rafz es producto de laslagrirnas (es decir, en realidad, del semen) de un ahorcado yha de ser arrancada una noche de viernes por una joven virgende corazon puro que uti lice para ella sus propios cabellos y sevalga de la ayuda de un perro negro. Una vez realizada esaoperacion, despues de algunas otras manipulaciones rnisterio-sas la mandragora se convierte en un servidor celoso capaz deproporcionar a su amo el poder, Ia riqueza y la gloria. En lanovela de Arnim, Isabel quiere utilizarlo, en especial, paraseducir al futuro Carlos V, que una noche paso fugazmente porsu dormitorio y porel que desde entonces siente un amor abso-luto. Pero las maquinaciones del hornbre-rafz, aliado con lavieja bohemia Braka, desencadenan acontecirnientos impre-vistos: el hombre-raiz intenta suscitar los celos del prfncipehaciendose pasar por el prometido de Isabel. .. y, por un curiosojuego de espejo, el prfncipe, para poner a prueba el arnor deIsabel, acude a un viejo sabio judfo al que pide que cree unGolern, una falsa Isabel. Con una habil estratagema, en una

    DEL GOLEM A Rosocoe 45

    barraca de linterna rnagica, el sabio toma, en cierto modo, lashuellas de Isabel, fabrica una estatua, en la que escribe la pa-labra sagrada, y la entrega al prfncipe, el cual intentera quesustituya a la verdadera Isabel frente al hornbre-rafz, con laesperanza de que la horrible mandragora muera ahogada por el .monstruo de arcilla, que crecera desmesuradarnente. Pero una \:vez mas las maquinaciones fallan: concluyarnos que, sean \:Golem 0 sean mandragora, los seres ideados por los hombres ;'.para servirles no se dejan domfnarIiciIm~n,i.e.::.:.:~~._: __~:=~~,:::Ui.

    _"'--~QUeda"claro (file el ,t~iria:de-!atri-ariJra~s~~vidor~) ~o per- iIitenece de modo especffico a runguna tradicion religiosa en'~especial; queda claro, tambien, que siempre rernite al mismoproyecto. y que ese proyecto siempre comporta peligros ex-traordinarios: el Golern crece de tal modo que, a veces, causacatastrofes que ya no es facil detener; la mandragora, tarde 0temprano, querra para ella el poder y la riqueza que se suponeque debe buscar para su amo; Ilegara a veces, y no falta en ellouna cierta ironia, a echar en cara a su creador su propia creaciony a amenazarlo: [Por que. con tus hechizos infernales, mearrancaste a La tranquilidad de mi vida anterior? EL sol y Laluna brillaban para mi sin artificio; me despertaba con pensa-mientos apacibles, y por la noche juntaba las hojas para rezar.No veta nada malo. porque no tenia ojos; no ota nada malo,porque no tenia orejas; pero me vengare ... f...j Te dare dineropara que satisfagas todos tus deseos, te traere tantos tesoroscomo me pidas, pero todo 10 hare para que te pierdas ... [ ...jDesdicha para las razas venideras. Me has traido al mundose: J11~ios inle~,!qJ~f!.J_1J.eod~(el.{jE.afILmaq_u.!.!IJ!!~,,~del juicio final (Arnim, op. cit.). Encontrarfamos palabras (Ie

    ~ese'esfi1oen"B'6tifde la rnayorfa de los seres nacidos por manodel hombre a los que este haya querido infundir vida: el engen-dro, Iaicizado (Breton, 1995), desgajado de Ia imagineriamagica y recuperado por la imaginerfa cientffica, recorre Ianarraci6n pidiendole cuentas a su creador y escapando siste-rnatlcamente a su poder. La Eva futura,

  • .,~-........ :, !

    46 FRANKENSTEIN 0 F.L MrrO Ot:: I.A EDUCACION

    Verne en El castillo de los Cdrpatos, y esta ultima no esta tanlej6s cornoparece de 'los monstruos aterradoresLibrica~ios enLaisla del Doctor Moreau, de H.G, Wells. EI ~~~uit~~'"~

    -came, hurnana que es-Le mysterieux Docteur Cornelius, deG~stave ~erouge, conocera, con el hombre que fabrica, losrrusrnos sinsabores que los ideadores de Robocop (en Ja pehcu-la dirigida por Paul Verhoeven en 1987.) 0 que los hombres que,en Blade Runner (Ia excelente pelfcula de Ridley Scott, de.1982), creen que controlan a unos robots que, en realidad,imponen la ley.

    Hemos llegado casi al corazon de la paradoja de la educa-

    ~~5;v6b*~'~i~~~t~~~i~lr1~i~a6:~~;:1:~1~e~1~t~!r ~~~,y el EscJav.o tal como la presenta Hege,l. Recoidemosque'-Hegel explica que el Amo, tras una Iucha para instaurar suI?~er, irnpone aI EscfavoqiIetl'aoaJeparaefrrilentias e(i~~ede~_J goce, es decir, al placer sin esfuerzos ni~ti:_ah~19~'ECEsclavo,forzado a rnantener con el mundo una relacion disoCiada~,~~o ~t.!~~iq-~-y.~~tQ.!:,'5in7j?'Lq~Jr1!!1fuunac.i6n:..la2~~1 Amj_f.!yo.~e~fl~iJ~:p~n~:fj~(;fjiJ290

    -lO"qlre-mifiecho, invertir todo el tiernpo y todas las energias,toda la inteligencia y toda lei valentfa, para conseguir ese'reS'4r=-tado? l.Merecfa la peria bregar tanto para reinar sobre un auto-"matad6cil incapaz de reconocer la obra de su creador? l,Mere-cfa Ia pena educar a alguien, tornarse tantas molestias, transmi-tirle 10mejor que uno sabe y tiene, para encontrarse finalmentefrente a un ser que es incapaz, debido a la misma dependenciaen que uno 10ha puesto, de darnos las gracias por 10que hemoshecho ... darnoslas, se entiende, no ala fuerza, como esclavo,sino como un igual que reconoce la obra de un igual? La ver-dad~!.a...~_

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    48 FRANKENSTEIN 0 a. MITO DE I.A EDUCACION

    o bien hay que asumir el riesgo de la libertad del otro y, enton-c.~~-~,ha'y ninguna g

  • 50 FRANKENSTEIN 0 EL MITO DE LA F.DUCACION

    Wollstonecraft dio a luz una nina, que iba a ser Mary Shelley,y muri6 diez dfas mas tarde, de una fiebre que los medicos nopudieron atajar.

    La pequefia Mary fue educada, pues, por su padre, el cualno tard6 en casarse con una vecina. Mary conocio, durante suinfancia, como sucede a menudo en situaciones de ese tipo,vivas tensiones con su madrastra, a Ia que consideraba (sinduda con razon) bastante mediocre por cornparacion con lamadre perdida e idealizada. El clima intelectual y polftico de Iaepoca, por 10 dernas, contribuia a eso en gran rnedida, porqueInglaterra era entonces presa de una reaccion antifrancesa y.antirrevolucionaria, y la pequeiia Mary no podia percibir a sumadre sino como una figura progresista desaparecida de modoprematuro e injusto. Cuando Mary tenia quince afios, su padre,para evitar que el c1ima familiar se degradase mas, la envio acasa de un amigo en Escocia, a que se educase como filosofa,e incluso como ctnica. tibid., p. 34). Fue por entonces quedescribio a Mary como singularmente audaz, bastante impe-riosa y de mente activa, [con] unfuerte deseo de conocimientoy una perseverancia casi invencible en todo 10 que emprende(ibid., pp. 31, 32). JEI doctor Frankenstein tendra a quien pa-recerse! Godwin contaba.por 10 dernas, a quien quisiera ofrle,que serfa una digna sucesora de su padre.

    Pero Godwin no calculaba que Mary conociese, en 1814,al poeta Percy Bysse Shelley, de fama todavfa muy modestapero con un encanto sin dud a tremendamente atractivo. El aca-ba de separarse de su mujer, y se enarnora perdidamente deMary. Mary, fascinada por el, no tarda en sucumbirle. Paraescapar a Godwin y a la buena sociedad inglesa, Mary yPercy huyen, la noche del 28 de julio de 1814, y parten enun viaje, demente y terriblemente romantico como su amor,por Francia, Suiz a, Alemania, Holanda ... antes de atreversea volver a Londres y desafiar Ia ira de Godwin. La pareja vi-vira allf, entre los tumultos y las aventuras necesarias parasentirse existir y alirnentar de pasion y sufrimientos su ro-manticismo. Ya conocemos Ia continuacion, al menos en 10que nos concierne: eI verano Iluvioso de 1816, junto allagode Ginebra, Mary ernpieza a escribir Frankenstein consecu-

    MARY SHELLEY 51

    uvamente a una apuesta entre amigos. Cuando el lioro se pu-. blica, en Londres, en 1818, causa un extrafio escalofrio.

    No es que la critica 10 acogiese unanimernente como unaobra rnaestra. Al contrario: fue objeto de vivos ataques y demuchas polernicas. Una revista literaria muy influyente denun-ci6 con violencia esa clase de escrito que no inculca nin-guna leccion de conducta, de modales ni de moralidad; nopuede enmendar, y ni tan solo divertird a sus lectores, a menosque tengan el gusto tristemente vicia~o. S610 ~alter Scott(jque la crefa obra de Percy!) la elogio y ~ubra~o q.ue, en ,s~opini6n, revelaba dotes poco comunes de imaginacion. poeti-ca [ ...J capaces-de suscitar reflexiones nuevas y fuentes deemocion ineditas,

    Todavla hoy, los juicios en torno a la calidad literaria de laobra son peculiarrnente contradictorios. Michel Boujut consi-dera que La redacion de la novela falla; la construe cion espueril y apresurada, y no faltan las repetieiones ni los desarro-llos excesivos (prefacio a la edicion francesa de Frankenstein[1978], Verviers: Marabout). Y 10cierto es que, por ejernplo,puede sorprender al lector que el personaje de Justine (que s~raacusada del asesinato de William, el hermano de Frankenstein,cometido, en realidad, por lacriatura) sea presentado, por la vfarapida, mediante una carta en la que cuenta su historia porque1aautora, es evidente, acaba de darse cuenta de que ha de pre-sentar a ese personaje. Y no queda uno demasiado contento deLahistoria inverosfrnil de la familia De Lacey, con la que el sertendra su aprendizaje humane: se trata de una insercionrocambolesca en la que se mezclan un rico mercader turco, unproceso amafiado, una fugaextravagante y el reencuentro inve-rosfrnil de dos enamorados que, sin ni siquiera hablar el mismoidiorna.Togran, milagrosarnente, reunirse en un pueblecito deAlemania. Pero los defectos quedan de sobra compensados porla organizaci6n general de la novela, a la vez original y riguro-sa: se trata, en realidad, de unjuego de cajas chinas (Lecercle,1994): distintas historias se estructuran en una trama muy pre-cisa en la que se articulan nacirnientos y rnuertes en progresionparoxistica. Se ernpieza y se term ina con cartas de un explora-dor, Walton, que intenta llegar al polo Norte y cuyo barco esta

  • 1)

    52 FRANKf.NST(;IN 0 EI. ,'.111'0 DE LA EDllCAOON

    atrapado en los hielos. Walton recoge al doctor Frankenstein ycuenta la tremenda impresion que causa en el mismo y en latripulaci6n. Sigue la historia del propio Frankenstein a travesdel diario de Walton, y en esa narracion se enclava 10 quecuenta la criatura, en el farnoso encuentro con su creador enMontenvens, desu propia educacion y sus prirneras fechorfas.Tenemos ahf una construcci6n en cfrculos concentric os cerra-dos por una nueva carta de Walton, que, tras ofr la historia deFrankenstein y haber visto morir al creador y a su criatura,renuncia a su propia busqueda, la conquista del polo Norte.

    El estilo del texto tarnbien ha side objeto de discrepancias:algunos yen ahf una escritura poco trabajada y con mezcJa deinfluencias de Ia novela g6tica (escenas en que Frankensteindesentierra cadaveres en cernenterios), del naturalismo (des-cripciones Ifricas de rnontafias y lagos, desde Charnonix hastaEscocia), de topicos filos6ficos del siglo XVIll (modo de ana-lizar las prirneras impresiones de la criatura y el despertar desus sentidos), de la ideologfa cientffica entonces en boga(alusi6n al doctor Darwin, abuelo de Charles, experto engalvanisrno, convencido del poder de la electricidad de de-volver la vida a cuerpos inanirnados), etcetera. Hay, incluso, aveces, acentos shakespearianos, en especial en la grandilo-cuencia de las maldiciones proferidas por el monstruo yen elcaracter epico de un combate que sobrepasa en envergadura,clararnente, a los protagonistas. Pero mas alla de la suma deinfluencias y referencias explfcitas 0 irnplfcitas, la novel a secaracterlza, extrafiamente, por el realismo del discurso. Si ellector siente escalofrfos es quiza, precisamente, porque elestilo de la narracion es relati vamente simple y no estamos anteuna forma literaria original que pueda, en cierto modo, absor-ber la intriga. Mary Shelley dice las cosas con la ingenuidad deuna chica de diecinueve aries: las dice tal como vienen, sinbuscar la coherencia estilfstica, aplicando, siempre, a la accionlas palabras que espontanearnente Ie parecen mejores. No in-tenta conseguir una obra literaria hornogenea, y 10cierto es queno la consigue. Pero, Iejos de perjudicar 10 contado, esa irn-perfeccion hace resaltar todavfa mas Ia fuerza del mito enestado brute. Por eso, sin duda, el exito popular de Ja novela fue

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    FRANKENSTEIN Y SU CRI;\TUIV\ 53

    [nmediato. Por eso hoy no se la puede clasificar facilmente enningtin genera literario bien delimitado. Y por eso nos fas-cina tanto.

    Frankenstein y su criatura, 0 el sorprendente juegode espejos del no soy yo, es el otro

    l.Por que, cuando se dice Frankenstein, todos pensamos en-seguida en el monstruo? l.Por que ese nombre evocairresistiblemente la cara suturada, el cuerpo enorme y los crf-menes atroces de la criatura? Sabemos, sin embargo, mas 0menos, que Frankenstein no es el monstruo, sino su creador;que no es el asesino, sino un sabio medico, avido de conoci-rnientos, que quiere, emulando a Prometeo, robar a los diosesun secreto esencial. Lo sabernos tanto mas cuanto que el tituloexacto de la obra no se presta a confusi6n: Frankenstein, 0 elmoderno Prometeo, Ocurre, como dice Jean-Jacques Lecercle,que 10 sabiamos pero no queriamos saberlo, Si queFrankenstein no es el monstruo, pero de todos modos... Cop.cit., p. 5).

    Esa confusi6n no se debe a un simple lapsus, ni es producto'de las adaptaciones cinernatograficas que la han alentado. Estainscrita en eI texto rnismo de la obra; inscrita en hueco, por as!decirlo, La inscribe Mary Shelley en el cuerpo mismo delmonstruo que, como en el relato de Kafka En la colonia peni-tenciaria (1919), Jleva en su carne el texto de su condena y losestigmas que deterrninan inflexiblemente su futuro: la criaturaes obra de Frankenstein; su cuerpo deforrne, que su autor hahecho mayor que el de un ser humano por eomodidad y porqueeso facilitaba el trabajo quinirgico de fabricacion, ese cuerpoes Frankenstein porque el doctor ha puesto en el todo susaber, toda su energfa, toda su voluntad: 10 ha querido, no haquerido mas que eso. Quien no haya oido la llamada irresis-tible de la ciencia, dice, no puede hacerse idea de su tirania(Shelley, 1818). Ha crefdo realizar una obra y esperado, sinduda, que, tras su Iarga y diffcil tarea, pueda decirse unFrankenstein como se dice un Rubens 0 un Vermeer. He

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    ahf la esperanza, inverosimil y sin embargo banal,