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    Rodolfo Mondolfo

    Figuras e ideas de la

    filosofa del Renacimiento

    ICARIA13-20

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    Rodolfo Mondolfo de la edicin espaola: ICARIA EDITORIAL, S. A. De la Torre, 14, Barcelona-6 Primera edicin: diciembre 1980 ISBN: 84-7426-063-9 Depsito legal: B. 36.899 -1980 Imprime: SIDOGRAF, Corominas, 28 - L'Hospitalet de Llobregat

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    PRLOGO

    Cuando present, en 1947, mi libro Tres filsofos del Renacimiento, expresen el prlogo mi confianza en que los muchos amigos de la filosofa y la cultura, conque cuenta Amrica latina, pudiesen interesarse por las figuras de Bruno, Galileo yCampanella, sobresalientes en la luminosa poca renacentista. Agotada ahora esaedicin, la confirmacin, dada por el hecho a mi esperanza, me alienta a agregar alos ensayos de entonces, revisados y ampliados en base a nuevos documentos yestudios, cuatro nuevos, sobre puntos y aspectos de la misma poca, que me parecende no menor importancia: Leonardo terico del arte y de la ciencia; La idea decultura en el Renacimiento italiano; El Renacimiento italiano y la filosofamoderna; El mtodo galileano y la teora del conocimiento.

    Mi libro se presenta, por lo tanto, duplicado con respecto a la edicin anterior, ycon ttulo modificado para responder a su nuevo contenido; pero permaneceinvariada mi esperanza de que pueda seguir interesando al pblico, tal como en su

    primera edicin.

    R. MONDOLFO

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    NDICE

    PRLOGO .............................................................................................................. 3 NDICE ................................................................................................................... 4

    PRIMERA PARTE ....................................................................................................... 6 CUATRO PENSADORES RENACENTISTAS: LEONARDO, BRUNO,

    GALILEO, CAMPANELLA .......................................................................................... 6 I LEONARDO, TERICO DEL ARTE Y DE LA CIENCIA ................................... 7 II GIORDANO BRUNO ........................................................................................ 29

    I. LA VIDA Y LAS OBRAS........................................................................ 29 II. LA LIBERTAD FILOSFICA Y LA RELACIN ENTRE

    RELIGIN Y FILOSOFA .................................................................................. 48 III. TEORA DEL CONOCIMIENTO ....................................................... 55

    IV. DIOS Y EL UNIVERSO: INFINITUD Y ANIMACIN DE LA NATURALEZA .................................................................................................... 61 V. EL MONISMO BRUNIAMO: LO UNO Y LO MULTIPLE, Y LA

    COINCIDENCIA DE LOS CONTRARIOS ........................................................ 64 VI. LA TICA Y EL PROGRESO DE LA HUMANIDAD ...................... 78

    III EL PENSAMIENTO DE GALILEO Y SUS RELACIONES CON LA ANTIGEDAD Y EL RENACIMIENTO ................................................................... 88

    IV TOMAS CAMPANELLA Y SU PENSAMIENTO ........................................... 119 I. LA FORTUNA HISTRICA DE CAMPANELLA .............................. 119 II. LA VIDA Y LAS OBRAS...................................................................... 122

    III. LAS DOCTRINAS Y SU IMPORTANCIA HISTRICA ................ 132 a) La libertad de la ciencia y su acuerdo con la religin ............................ 132 b) La teora del conocimiento: Campanella y Descartes ............................ 134 c) La Metafsica y la Religin natural. Su relacin con las religiones

    positivas ........................................................................................................... 138 d) La poltica y la utopa de Campanella: La Ciudad del Sol ..................... 146

    SEGUNDA PARTE .................................................................................................. 158 ORIENTACIONES DEL PENSAMIENTO RENACENTISTA ........................... 158

    I LA IDEA DE CULTURA EN EL RENACIMIENTO ITALIANO ...................... 159 II EL RENACIMIENTO ITALIANO Y LA FILOSOFA MODERNA ................. 174

    III LA IDEA DEL PROGRESO HUMANO EN GIORDANO BRUNO .............. 194 IV EL MTODO GALILEANO Y LA TEORA DEL CONOCIMIENTO ........... 200

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    NOTA ANTECEDENTES ANTIGUOS: SEMEJANZAS Y DIFERENCIASCON RESPECTO A GALILEO ............................................................................... 211

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    IIIEL PENSAMIENTO DE GALILEOY SUS RELACIONES CONLA ANTIGEDAD Y EL RENACIMIENTO

    En una carta del 2 de enero de 1638, anterior en cuatro aos a la fecha desu muerte (8 de enero de 1642), Galileo Galilei comunicaba a su amigo EliaDiodati la lamentable noticia de su ceguera completa, que deba desdeentonces impedirle toda realizacin ulterior de sus admirablesindagaciones y observaciones de los hechos naturales. Galileo, vuestroamigo, se ha vuelto ciego por completo, de manera que aquel cielo, aquelmundo, aquel universo que yo mediante mis observaciones maravillosas yclaras demostraciones haba ampliado por cien y mil veces ms de locomnmente credo, se ha disminuido ahora y restringido para m hasta elpunto de no alcanzar nada ms que mi persona.256

    La gloria que el viejo contemplador del cielo, ahora vuelto impotente, seatribua a s mismo no era vana jactancia ni tampoco satisfaccin senil,como en su libro sobre Galileo la consider Henry Martin,257 sino firmeconciencia de la significacin de sus descubrimientos celestes.

    Galileo, perfeccionando un invento de G. B. Della Porta, G. Fracastor yotros italianos, aplicado en aquel entonces en Middelburg y en Pars confines de curiosidad y de diversin, haba creado para las observacionescelestes un instrumento de incomparable valor, el anteojo astronmico, quedespus, por sugestin de Federico Cesi, se llam telescopio,258 mediante elcual haba visto y hecho vera los que no se negaban (como el

    256 Carta a Elia Diodati, 2 de enero de 1638.257 . MARTIN, Galile, tes droits de la science et la mthode des Sciences physigues;Pars,

    1868.258 El nombre deTelescopiose encuentra ya adoptado en 1627 en el ttulo de la obra de

    NICOLA ANTONIO STELLIOLA, IL telescopio o ver Ispecillo celeste,Napoli, 1627. G. B.DELLAPORTA

    , en su carta a Galileo del 26 de setiembre de 1614, deca que l segua trabajandocon Fabio Colonna para construir un telescopio que llegara a mirar hasta el Empreo, y le

    permitiera publicar algn da unNuncius Empireus a semejanza delNuncius sidereus deGALILEO.

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    peripattico Cremonini) a mirar en l por miedo de encontrar desmentidaslas afirmaciones de Aristteles cosas que nadie haba visto o imaginadoantes que l: las montaas de la luna y las manchas del sol, los satlites de Jpiter y el anillo de Saturno,259 las estrellas nuevas y las fases de Venus, la

    constitucin de la Va Lctea y de varias nebulosas, y otros fenmenos porcuya comunicacin (hecha mediante susNuncius sidereus) Juan Kpler, elotro gran astrnomo contemporneo, le escriba con el entusiasmo delverdadero sabio que no conoce envidia en la colaboracin desinteresadacreada por la ciencia y promovedora de su progreso, las dos elocuentespalabras antao dirigidas al Redentor:Galilaee, vicisti (Galileo, hasvencido).

    Su victoria, empero, no estribaba solamente en las observacionesmaravillosas de las que l mismo se gloriaba, sino en la vinculacin destas con las claras demostraciones, a las que las asociaba justamente ensu carta a Diodati. Observacin y demostracin eran los dos pernios yelementos inseparables de su mtodo cientfico, de ese mtodo galileanoque ha sido el verdadero ejemplo y modelo de todo mtodo experimentaldigno de su nombre. Las observaciones de las montaas de la luna, lasestrellas nuevas, las fases de Venus y las manchas del Sol y de Jpiter notenan su importancia esencial nicamente en s mismas, sino tambin ensu carcter de prueba y documentacin de la unidad e igualdad entre lanaturaleza celeste y la terrestre, que la tradicin peripattica medieval,heredera del sistema aristotlico, haba querido oponer entre s comocontrarias; el descubrimiento de la composicin de Saturno y de lossatlites de Jpiter no tena su significacin en los nuevos conocimientosque, sin embargo, agregaba a los anteriormente posedos, sino ms an ensu posible utilizacin con el fin de demostrar que un astro mvil poda seral mismo tiempo centro de otros movimientos, y as tambin la tierra,centro de la revolucin de la luna, poda tener su movimiento de rotacinalrededor del sol, como haba afirmado Copernico, en lugar de lainamovilidad que le atribua el sistema aristotlico-tolomeico,convirtindola en el centro de toda rotacin celeste.

    De esta manera el invento del telescopio celeste mostraba (como observOlschki)260 tener un alcance ms grande que el puro descubrimiento dehechos astronmicos. Ante los ojos del astrnomo, el telescopio abra ununiverso nuevo d proporciones inconmensurables, en la inmensidad delespacio poblado de un sinnmero de sistemas astronmicos, en cuya

    259 Que en realidad Galileo no interpret exactamente como un anillo, habiendocredo ver en Saturno un planeta tergeminum, es decir, compuesto de tres astros encontacto (dos extremos iguales y uno intermedio ms grande). Vanse sus cartas: a Vinta,del 30 de julio de 1610;a Giuliano deMedici, del 13 de noviembre de 1610, etc., enOpere,ed. nacional (1890-1907, en veinte tomos), tomo X, pginas 410, 474, etc.

    260 L. OLSCHKI, Galileos Philosophy of Science,en The philoso phical Review, 1943,pgs. 349 y sigs.

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    infinitud se desvaneca como fantasma toda jerarqua de esferas y cuerposcelestes.

    En el cielo, as como en el pequeo mundo sublunar, el fenmenoesencial pareca ser el del movimiento, pero concebido de manera muy

    distinta a la de Aristteles, es decir, un movimiento regido por las leyespuramente cuantitativas de la mecnica: la interpretacin cuantitativa,sometida al clculo matemtico, afirmaba su dominio en la nuevaconcepcin de la naturaleza universal, donde no haba sabido introducirlaBrunoa pesar de su esfuerzo por deducir las consecuencias filosficasdel heliocentrismo copernicano a raz de su incomprensin de losproblemas matemticos.261

    En esto se ve la relacin estrecha que en el pensamiento de Galileo une laobservacin astronmica con las investigaciones tericas de su tratadoDemotu gravium, y vincula en general todo examen emprico de los hechos conla comprensin racional de ellos.

    La vinculacin establecida por Galileo entre observacin ydemostracin, llamadas por l en su carta a la Gran Duquesa Madre262 leesperienze sensate e le dimostrazioni necessariees decir, las experienciaslogradas mediante los sentidos y las demostraciones lgico-matemticas desu necesidad, era una vinculacin recproca, no unilateral: ni lasexperiencias sensibles de la observacin podan valer cientficamente sin larelativa demostracin de su necesidad, ni la demostracin lgica ymatemtica poda alcanzar su absoluta certeza objetiva igual a la de lanaturaleza263 sin apoyarse en la experiencia en su punto de partida y

    261 Acerca de estos puntos y de la irreductibilidad de la posicin de Galileo a lafilosofa de la naturaleza platnico-aristotlico-escolstica, vase el estudio citado deOLSCHKI, y el anterior de G.DE RUGGIERO, Galileo Galilei, nel 3er. centenario dei Dialoghi suimassimi sistemi, en Archivio di storia filosofia; Roma, 1932.

    262 Carta a la Gran Duquesa Madre, Madama Cristina de Lorena, enLe opere, de G.GALILEI, ediz. nazionale, tomo V, pgs. 309-348.

    263 Cfr. elDialogo sopra i due massini sistemi del mondo(tomo VII de la ed. nacional deLeopere),pgs. 126 y 131. En este concepto de la vinculacin recproca entre la observacin yla demostracin queda superada y corregida la unilateralidad de ciertas afirmacionesgalileanas, donde la experiencia sensible aparece reivindicada contra el razonamiento(unilateralidad claro est que reacciona contra la opuesta, tradicional de losescolsticos). Vase, por ejemplo,Intorno a due nuove scienze (Opere, VII, pg. 105): slodonde falta la observacin sensible hay que suplir con el discurso; y ms anLettera aLicetti, del 15 de setiembre de 1641(Opere, XVIII, pg. 249): entre las maneras seguras dealcanzar la verdad est la de anteponer la experiencia a cualquier discurso... no siendoposible que una experiencia sensible sea contraria a lo verdadero. La experienciasensible, comn (particular y contingente) no era todava para Galileo un conocimientocientfico (universal y necesario), que poda, en cambio, ser logrado por el experimento,

    realizador de una deduccin procedente de lasrazones o causas. El conocimiento de unsolo efecto adquirido por sus causas abre el intelecto a entender y tener seguridad deotros efectos, sin necesidad de recurrir a otras experiencias(Intorno a due nuove scienze,en Opere, VIII, pg. 296). Esto implica justamente la unidad de observacin y

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    confirmarse con ella al llegar a su conclusin. Por esta reciprocidad devinculacin, Galileo se diferencia al mismo tiempo de Bacon y deDescartes, representantes el uno del empirismo inductivo y el otro delracionalismo deductivo, 264 superando a ambos por su mtodo

    experimental, que une la observacin con la demostracin, la experienciacon la necesidad.La deduccin de la naturaleza, que Descartes efecta a partir de la idea

    de la extensin y de las leyes fundamentales del movimiento, es toda unaconstruccina priori, en la que se abre a cada etapa, segn el propioDescartes, una multiplicidad de posibilidades distintas, entre las que lanica realizada efectivamente resulta contingente; manifestada por laexperiencia, que tiene por ende nicamente una tarea de averiguacin posteventum, pero no previsibleante eventum por falta de una necesidad causalunvoca.265

    Galileo, en cambio, por su mtodo experimental, quiere descubrir en elhecho observado una necesidad intrnseca por su vinculacin con la causaque lo produce: es causa (dice) aquella tal que, establecida,siempre seengendra el efecto, quitada, se lo quita.266 Donde se afirma una necesidadexpresada decididamente por la palabrasiempre, muy distinta a lacontingencia de la deduccin cartesiana: y puede afirmarse en tanto ladeduccin nunca se aparta de la experiencia, sino que siempre se adhiere aella.

    Pero es una deduccin o demostracin necesaria; y por eso se diferencia

    demostracin.264 Naturalmente esta anttesis tradicional deempirismo,personificado por Bacon (con

    la mayora de los filsofos ingleses) yracionalismo, personificado por Descartes (con lafilosofa continental hasta Leibniz), debe entenderse con muchas limitaciones y reservas,como puso de relieve en tres libros valiososADOLFO LEVI, II pensiero di Bacane (Torino,1925),La filosofia di T. Hobbes(Roma, 1929) y Discorsosul metodo de Descartes (Napoli,1937,Introduzione).

    265 Ver en L.LIARD, Descartes, Pars, 1903, el captulo:Du role de lexprience dans la physigue cartesienne,y cfr. tambinPrincipes, IV, art. 204 y sigs., y otros pasajes citados porel mismo Liard.

    266 La frmula ms completa (con la palabrasiempre) se encuentra en un pasaje de laobraIl saggiatore (enOpere, VI, 262 y sigs.). Cfr. otras citas ms en la obra de A.PASTORE, Il problema della causalit,Torino, 1921, vol. I, pg. 120. En la Jornada cuarta delDilogo soprai due massimi sistemi (en Opere, VII, pg. 450) se agrega una aclaracin importante, alafirmarse la exigencia de que, puestas las causas, los efectos deben seguir no solamentecon facilidad,sino connecesidad,de modo que sea imposible que sigan de otra manera.Hay que sealar, sin embargo, el hecho de que la afirmacin galileana de estos conceptostena algn antecedente, como el de Occam, quien haba determinado las condicionesque nos autorizan a reconocer la causa de un fenmeno, de la manera siguiente: hoc

    tamen non est ponendumsine necessitate, puta nis per experientiam posset convinci, tascilicet quod ipso psito, alio destimelo, sequitur effectus, vel quod ipso non psitoquocumque alio psito, non sequitur effectus. Y tambin Leonardo (acaso influido porOccam) haba insistido sobre el elemento de lanecesidad,freno y regla eterna.

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    tambin del empirismo inductivo de Bacon: la misma frmula citada, dedefinicin galileana de la causa, contiene mucho ms que la simpleanticipacin de lastabulae praesentiae y tabulae absentiae de Bacon que en ellaha visto Gentile.267 Bacon con sus tablas de presencia y de ausencia (as

    como ms tarde Stuart Mill con sus mtodos deconcordancia y diferencia),mira nicamente en la comprobacin de los hechos; y la comprobacintiene validez para los hechos observados, no necesariamente para los otros.La induccin baconiana (observ Masci)268 queda todava en los lindes dela induccin aristotlica, por simple enumeracin, que nunca puede sercompleta, y muestra su defecto justamente en la pretensin de pasar de loscasos observados a los observables, de los realizados a los posibles, de unaparte (por numerosa que sea) a la totalidad infinita. Ahora bien, Galileohaba ya puesto de relieve que en esta forma de conocimientoextensivoy nointensivo, aun cuando tenemos la experiencia y comprensin de mil casos,no tenemos nada, porque mil frente a la infinidad es como cero.269 Poreste camino no puede llegarse a la afirmacin de una ley terica, es decir,de una necesidad natural. Para alcanzar un conocimiento verdaderamentecientfico (piensa Galileo), hay que lograr la comprensin de la necesidadintrnseca de los fenmenos de la naturaleza, la cual puede sernos dada porel clculo matemtico en la astronoma, el mtodo experimental en la fsica.Ambosobserva Pastore, a quien debemos el ms penetrante y decididoanlisis del mtodo galileano ambos procesos lgico-deductivos,constituidos, uno por smbolos abstractos, otro por smbolos concretos,270 que nos llevan del puro entendimientoextensivo (de la acumulacin deobservaciones y experiencias), alintensivo (de la comprensin cierta de sunecesidad).

    Las operaciones extremas del mtodo experimental galileano, dicePastore, son la observacin cuidadosa, llamada por lesperienza sensata, y ladeduccin odimostrazione necessaria: se le planteaba por ende el problemade cmo establecer una continuidad entre una y otra, es decir, entre locontingente y lo necesario. En la solucin de este problema mediante elempleo de la hiptesis tcnica como medio de investigacin y de prueba,estriba la originalidad del mtodo de Galileo y su mrito en la creacin de

    267 G.GENTILE, Frammenti e lettre di Gal. Galilei, Livorno, 1917, pgina 56, nota 1.268 F. MASCI, Logica,Napoli, pg. 312.269 En elDilogo sopra i due massimi sistemi (cfr. Opere, VII, pginas, 126-131). Dice

    tambin Galilei: Si la induccin debiera pasar por todos los casos particulares, resultaratal cosa imposible o intil; imposible, si los particulares fueran innumerables, y si fuerannumerables el considerarlos a todos tornara intil, ms bien de ningn valor, el concluirpor induccin. Pues si, por ejemplo, los hombres del mundo fueran solamente tres, esdecir: puesto que Andrs corre, Jacob corre y Juan corre, entonces todos los hombrescorren, sera una conclusin intil y repetir dos veces la misma cosa.(Risposta alleopposizioni contro al Trattado delle cose che stanno in su lacqua, en Opere, IV, pg. 701.)

    270 A. PASTORE, IL problema della causalit,I, pg. 123.

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    la fsica moderna.Copernico, de acuerdo con la observacin de G. Bruno,271 haba ya

    ofrecido el ejemplo del uso de la hiptesis matemtica para lademostracin fsica en astronoma; pero Galileo intuye la afinidad que

    existe entre el clculo matemtico usado por la astronoma y elexperimento usado por la fsica, en tanto ambos se sirven de una hiptesispara llegar deductivamente al descubrimiento de hechos nuevos,demostrando de tal manera su necesidad natural. Pueden las hiptesis sera veces verdaderas, a veces arbitrarias; pero la distincin entre las quesirven nicamente para salvar las apariencias y las que se utilizan encambio para investigar la verdadera constitucin del universo272 I resultade su averiguacin, efectuada mediante la produccin misma de los hechosen el experimento, que realiza deductivamente la hiptesis. El momentodecisivo del mtodo experimental, pues, que constituye la operacinintermedia entre la observacin contingente y la demostracin necesaria,est en la concepcin de un artificio natural, apto para la realizacindeductiva de la hiptesis terica.

    Analicemos el procedimiento por el cual Galileo, en oposicin a laserrneas ideas de Aristteles, lleg al descubrimiento y la demostracin delas leyes de la cada de los cuerpos, fundamento de toda la mecnica. Lascuatro leyes de Galileo son las siguientes:

    1. La velocidad de la cada de un cuerpo es independiente de sumasa;

    2. La velocidad de la cada de un cuerpo es independiente de sunaturaleza;

    3. La velocidad adquirida por un cuerpo que cae libremente, a partirdel estado de reposo, es proporcional a los tiempos;

    4. Los espacios recorridos son proporcionales a los cuadrados de lostiempos empleados en recorrerlos.

    Para deducir esas leyes Galileo debi en primer lugar idear sus hiptesistericas abstractas, en contraste con las opiniones peripatticas dominantesen su tiempo. Superada la oposicin peripattica entre cuerpos graves (quetienden hacia abajo) y ligeros (que tienden hacia arriba) por la reconocidagravedad de todos los cuerpos, haba que eliminar la conviccinaristotlica de que la velocidad de la cada de los cuerpos estaba vinculadacon su naturaleza y su masa, y que un movimiento cualquiera no podamantenerse si no segua ejercindose la accin de la fuerza motora sobre elcuerpo mvil. Contra esta ltima idea Galileo afirma el principio de lainercia (ya intuido por Leonardo), por el que cada cuerpo tiende a

    271 En su dilogoLa cena de le ceneri (Opere italiane,ed. Gentile, Bari, vol. I, pg. 52)BRUNOdice que Copernico realiza no solamente la tarea del matemtico que introducela hiptesis, sino tambin la del fsico que demuestra el movimiento de la tierra.

    272 Cfr.Opere, V, pg. 192;PASTORE, obra citada; pg. 130.

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    perseverar en su condicin de reposo o de movimiento, si no interviene laaccin perturbadora de una fuerza exterior.273 Y demuestra ese principiorealizando experimentalmente la deduccin de su hiptesis, de acuerdo ala cual un movimiento tiende a mantenerse indefinidamente a medida que

    lleguen a eliminarse las resistencias que se oponen a su continuacin. Parala realizacin experimental de la hiptesis deductiva, haba, pues, queeliminar toda influencia perturbadora del movimiento y disminuir hasta loposible las resistencias de roce, derivables ya sea del cuerpo mvil, sea delmedio a travs del que se efecta su movimiento; por eso Galileo ussuperficies horizontales, a fin de que el impulso comunicado inicialmenteal mvil no padeciera alteracin por la gravedad (como habra ocurridosobre superficies inclinadas), arrojando sobre ellas bolitas esfricas,alisadas lo ms perfectamente posible, igual que las superficies, a fin dereducir a lo mnimo la accin del roce. Otro experimento realizador de unahiptesis deductiva, es el ideado y efectuado por l para la refutacin de lateora peripattica que vinculaba la velocidad de la cada de los cuerposcon su masa. Se trata del muy conocido experimento, que una tradicindice haber sido efectuada por Galileo desde la cima de la torre inclinada dePisa dejando caer simultneamente dos pesas diferentes, por ejemplo unade una libra, otra de diez, para mostrar que ambas tocaban el suelo en elmismo instante. El relato de ese experimento, dejado por su discpuloVicente Viviani, cuya veracidad algunos historiadores modernos quisieronponer en duda, tiene plena conformidad con la explicacin del propioGalileo en sus Apostillas a las ejercitaciones filosficas de Rocco, filsofo

    peripattico. 274 Sin embargo, semejante experimento no solamente habasido efectuado antes (sin que Galileo tuviera noticia) reiterada ycuidadosamente por Simn Stevinus275 en Holanda, sino que haba sido ya

    273 Contra la teora peripattica, segn la cual el movimiento no puede mantenersesino debido a la accin continuada de la fuerza motora sobre el cuerpo mvil, se habaafirmado la ms terminante oposicin ya conOCCAM, quien refutaba mediante pruebasde experiencia las aseveraciones varias de los peripatticosque la causa delmovimiento comunicado permanezca en el cuerpo motor; que ste lo comunique al airecircunstante; que la causa consista en unavirtus inherente en el cuerpo mvil yconclua que el movimiento persiste precisamente porque se ha iniciado, a consecuenciadel impulso recibido. Lo cual ya era una intuicin de la ley de inercia (Cfr.GILSON, La filosofa nel medioevo,Firenze, 1932, pgs. 288 y sigs., y P.DUHEM, Etudes sur Lonard deVinci, Pars, 1906-09), anterior a Leonardo y Galileo. Pero Galileo realiza un progresoesencial al convertir la intuicin (hipottica) en demostracin (necesaria) mediante lainvencin del artificio o mquina, que emplea las causas o razones para producirsu efecto en el experimento, y de este modo demuestra su necesidad.

    274 Verla citada en una nota sucesiva de la pgina 135. Esta explicacin basta por ssola para desmentir a aqullos, entre los historiadores y crticos modernos que, como A.KOYR, Annales de lUniversit de Pars, 1937, han sostenido que Galileo no solamente norealiz, sino tan siquieraimagin esa experiencia.

    275 Cfr.SIMN STEVINUS, Oeuvres, II, pg. 501.

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    en la antigedad ideado por un platnico comentarista de Aristteles, JuanFilponos, como lo han puesto de relieve en nuestros das Wohlwill276 y W.A. Heidel.277

    Aunque ni Galileo ni Stevinus tuvieran conocimiento del relativo pasaje

    de Filponos, ignorado tambin modernamente por Whewell en suHistoriade la ciencia inductiva, 278 merecen ser referidas sus palabras para ilustrar ladiferencia en el planteamiento del problema de parte de l y de Galileo.

    De acuerdo con Aristtelesdeca Filponos si el medio a travs delcual se efecta el movimiento es el mismo, pero los cuerpos mviles sondiferentes en su peso, sus tiempos tendran que proporcionarse a susrespectivos pesos... Pero esto resulta completamente falso, como puedemostrarse por la experiencia ms claramente que por una demostracinlgica. Pues si dejis caer dos cuerpos de peso muy distinto al mismotiempo y de la misma altura, observaris que la rapidez del movimiento noresulta proporcional a su peso, sino que habr solamente una diferenciamnima en el tiempo, de manera que si su diferencia de peso no es muygrande sino que un cuerpo es dos veces ms pesado que el otro, lostiempos no tendrn diferencia perceptible.279

    Filponos, por lo tanto, no se haba liberado an radicalmente delprejuicio aristotlico, que Galileo en cambio rechaza decididamente; yadems, por lo que a la prueba se refiere, quera que la experiencia sesubstituyera a la demostracin lgica, como ms clara y fcil para alcanzar,mientras para Galileo el experimento debe concebirse y efectuarse no ensubstitucin, sino en funcin de la demostracin lgica, como realizacinconcreta y prctica de la deduccin terica, que al inspirarlo y dirigirlo loconvierte de simple realidad de hecho en prueba de una necesidad natural.Galileo supera la misma posicin de Leonardo, su precursor ms grande,quien, sin embargo, haba afirmado la exigencia de asociar la razndemostrativa con la experiencia. Mi propsito (haba escrito Leonardo) esalegar primero la experiencia y despus demostrar mediante la razn porqu semejante experiencia est necesitada para obrar de tal manera. Y staes la verdadera norma de acuerdo con la cual tienen que proceder losinvestigadores de los hechos naturales. Y a pesar de que la naturaleza

    276 WOHLWILL, Mitteilungen zar Geschichte der Medizn und der Naturwissenschaften,Leipzig, 1905, tomo IV, pg. 241 (citado por Heidel: cfr. nota siguiente).

    277 W. H. HEIDEL, The heroic age of science (The conceptions, ideis and methode of scienceamong the ancient Greeks), publ., por Carnegie Inst. of Washington, Baltimore, 1933, pgs.186 y sigs. (ed. castellana:La edad heroica de la ciencia,Buenos Aires, 1946, trad. deAUGUSTA DE MONDOLFO, pg. 194 y sigs.).

    278 W. WHEWELL, History of the inductive scienses from the earliest to the present time,1.a ed., London, 1837.

    279 Cfr. PHILOPONIin physicorum libros quinqu priores, ed. Vitelli (en la coleccin:Commentarla in Aristotelm Graeca, ed. Academia Borussica, Berln), pg. 683, lneas 7 ysigs.

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    comienza por la razn y termina en la experiencia, a nosotros no es precisorecorrer camino contrario, es decir, comenzar por la experiencia ymediante ella investigar la razn.280

    Como se ve, en este pasaje queda mantenida todava por Leonardo la

    oposicin entre lo primero para nosotros ( ) y loprimero por naturaleza ( ) establecida por Aristteles. Yno solamente en el sentido puesto de relieve por Cassirer281 es decir, quelo primero para nosotros es la experiencia, mientras la razn y losprincipios matemticos son los primeros por naturaleza sino tambin enotro sentido ms importante. Esto es, que el camino del conocimientohumano parece, en el pasaje citado de Leonardo,siempre inverso al de lanaturaleza, porque sta produce la realidad y aqul slo la aprehende, y ensu aprehensin, por lo tanto,debe partir de la experiencia para alcanzarcomo ltima la razn que es primera en la produccin natural.

    La oposicin de los dos caminos respectivos procede, pues, de laoposicin entre las dos tareas, de la produccin (natural) y de laaprehensin (humana): la primera debe partir de la razn o causa eficiente;la segunda, de una realidad existente, que debe ser captada antes deintentar el descubrimiento de su razn causal. Puesta la oposicin de lastareas, las direcciones de los dos caminos quedan siempre contrarias, auncuando los dos recorridos inversos, as como los caminos heraclteos haciaarriba y hacia abajo, coincidan sobreponindose, segn observa Cassirer.282 En el pasaje referido ve Cassirer una distincin y correspondienteunificacin entre mtodoresolutivo (analtico) ycompositivo (sinttico),realizada en un proceso cclico; pero en efecto la unificacin y el procesocclico son realizados por Leonardo ms bien en su accin prctica deexperimentador que en la enunciacin terica. En la accin prcticaLeonardo busca, mediante la experiencia, la segunda creacin, efectuadapor la razn, y quiere tener el fenmeno primero en la mente, y luego enlas manos; de este modo, despus del camino analtico que lo lleva a lahiptesis explicativa, recorre tambin el mismo camino sinttico propio dela naturaleza creadora; pero en la enunciacin terica da una formulacinparcial e insiste ms en la oposicin entre los dos caminos de la produccinnatural y del conocimiento humano. Ahora bien, mientras se mantenga laidea tradicional del conocimiento cientfico de la naturaleza, que lo limita auna aprehensin de la realidad natural con slo la obligacin de reflejarlade una manera adecuada,283 no puede eliminarse la anttesis de las dos

    280 Cod. E, fol. 55. (Ed. Nazionale.)281 ERNST CASSIRER, Individuum und Kosmos in der Philosophie der Renaissance, Leipzig,

    1927. Vanse las pgs. 244 y sigs. en la edicin italiana, Firenze, 1935.282 Obra citada, pg. 270 de la ed. italiana.283 Cfr. la definicin de la verdad en Santo Toms:Veritas intellectus est adaequatio

    intellectus et rei, secundum quod intellectus dicit esse quod est, vel non esse quod non est (la

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    direcciones, de la produccin real y de la captacin mental. Para superaresa diferencia dedireccinhay que considerar el pensamiento humano noya como puro receptor, sino como realizador l mismo o creador de loconocido.

    Al atribuirle esta nueva tarea, se logra una asimilacin ms ntima de laciencia humana con la naturaleza en lo tocante al carcter del resultado queambas logran. Es decir, que de esta manera el resultado cognoscitivoalcanzado por la mente humana llega a tener el mismo carcternecesarioque tiene la realidad producida por la naturaleza, porque la ciencia en laproduccin (o reproduccin) del proceso real debe seguir el mismo caminoseguido por la naturaleza. Debe seguirlo en la misma direccin y no endireccin inversa, vale decir, debe comenzar por la razn para terminar enla experiencia, tal como hace la naturaleza; y solamente as puede elconocimiento cientfico tener la misma necesidad del proceso natural.284 Leonardo ha obedecido, sin duda, a tal exigencia en su actividad deexperimentador; pero no ha llegado a darle una expresin terica quepresentase claramente el experimento no slo como una verificacin yconfirmacin de la hiptesis concebida, sino como el nico camino quepueda llevar al conocimiento verdadero de la necesidad natural delfenmeno. Slo al partir de esta segunda persuasin y exigencia, ya no setrata de elegir entre el camino analtico que llega a la hiptesis explicativa yel sinttico que la confirma o desmiente por medio del experimento, sinoque hay que recorrerlos ambos siempre: el analtico, primero, y el sintticoluego, para alcanzar al conocimiento cientfico, con su carcter denecesidad. He ah la novedad introducida por la concepcin galileana delexperimento en la ciencia.

    Esta idea de la ciencia como produccin, por la cual se anticipaimplcitamente la intuicin de Vico, de que conocemos de verdad slo loque hacemos(verum et factum convertuntur inter se), no aparece alcanzadatodava por Leonardo de manera clara y cierta, en lo tocante alconocimiento cientfico; de ah sus vacilaciones, puestas de relieve porCassirer.285

    verdad intelectiva es una adecuacin del intelecto a la cosa, por la cual el intelecto diceque es lo que es, o que no es lo que no es):Contra Gent., I, pg. 59. Para lograr la verdadde la ciencia, pues, el intelecto debe hacerse espejo fiel de la realidad existente. Esadefinicin aceptada por Santo Toms, era declarada por l de procedencia rabe; pero elautor a quien remite (ISAAC, autor de un libro,De diffinitionibus) era probablementehebreo (el mdico filsofo Abu Jacob Isaac, hijo de Solimn, muerto en el ao 941).

    284 Vase por todo esto, el ensayo anterior sobreLeonardo, terico del arte y de la ciencia. 285 Parece (diceCASSIERER, obra cit., pg. 243) que en lo referente al verdadero

    fundamento metodolgico del conocimiento de la naturaleza el pensamiento deLeonardo flucte entre dos determinaciones opuestas; pues considera como principiofundamental ora la matemtica, ora la experiencia. Ver las citas ofrecidas por Cassireren las pgs. 242-244 y 264-265, que ora declaran la sabidura hija de la experiencia, ora

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    Sin embargo, la idea de la produccin intelectual humana regida porleyes y razones necesarias aparece ya aplicada por Leonardo en el terrenode la creacin artstica, as como ha demostrado el mismo Cassirer con supenetrante anlisis. En la teora del arte, que es produccin del hombre, tal

    como la naturaleza es creacin de Dios, nace con Leonardo el nuevoconcepto de necesidad natural, que ya con l, y luego ms plenamente conGalileo pasa al terreno del conocimiento cientfico. El propio Galileo, notaCassirer,286 puede en un pasaje de suDialogo sopra i due massimi sistemi delmondo 287 remitirse a las creaciones artsticas de Miguel ngel, Rafael yTiciano como modelo para el conocimiento cientfico, justamentereproduciendo la intuicin leonardiana relativa a la creacin de la formarealizada por el arte, considerado un rgano verdadero e indispensablepara la aprehensin de la misma realidad.288

    La fantasa artstica para Leonardo no es subjetiva y arbitraria, sino fantasa exacta, que efecta por cierto una segunda creacin, pero con lamisma necesidad que se presenta en la creacin de la naturaleza, cuyoejemplo y camino, por lo tanto, debe seguir el artista en su produccin. Lafuerza creadora del artista (comenta Cassirer), su fantasa que creaunasegunda naturaleza no consiste en excogitar las leyes eternas inmanentes enla naturaleza, no consiste en crearlas casi de la nada, sino en descubrirlas ymostrarlas.289 Para descubrirlas, hay que intuirlas mediante el poderespontneo del intelecto analizador, que ve lasrazones de las formas,distinguiendo lo necesario de lo accidental; para mostrarlas hay queaplicarlas en la propia creacin de la forma artstica, que debe realizarse demanera conforme a la necesidad natural intrnseca.

    El genio del artista, que descubre la necesidad de la naturaleza,comunica por esta va a su creacin la verdad natural. La intuicin

    afirman que no puede haber ciencia si no se pasa por la demostracin matemtica, y quepuesto que en la naturaleza no hay efecto sin razn, al entenderse la razn ya no hacefalta la experiencia. Leonardo no ha llegado todava a la intuicin plena y firme delexperimento cientfico como unificacin de matemtica (razn) y experiencia, aun

    vislumbrndola en parte.286 Obra cit., pgs. 241 y 216. Sin embargo, lo haba notadoDILTHEY: cfr. Lanalisidelloumo e lintuizione dellanatura, etc. (trad. ital. del tomo II deGesammelte Schriften),II,pg. 127 y sig.

    287 Al trmino de la primera jornada. VerOpere, ediz. nazion., VII, pg. 129 y sig.288 CASSIERER, obra cit., pg. 248.289 Obra cit., pg. 257. Las observaciones de Cassirer referentes a Leonardo tienen un

    paralelo interesante en las de W. A.HEIDEL(The heroic ageof science, pg. 189 y sig.),relativas alCanon del escultor griego Policleto, que pona de relieve las proporcionesideales del cuerpo humano, expresndolas en trminos matemticos e ilustrndolas en

    estatuas tpicas. Heidel recuerda tambin los estudios de las proporciones ideales de lostemplos griegos, cuyas frmulas repercuten en Vitruvio; la simetra dinmica de losvasos griegos, etc., que documentan la intervencin del aspecto y factor cientfico en lasartes.

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    intelectual de la necesidad (orazn) debe por lo tanto preceder a larealizacin sensible; debe ser como un principio o premisa de la deduccin,que por medio de la efectuacin de la obra de arte desemboca en laexperiencia confirmadora.

    Esta antecedencia de larazn con respecto a la experiencia, ha sido claray distintamente concebida por Leonardo y aplicada sin vacilacin en elcampo de la creacin artstica, pero no siempre con igual seguridad ycoherencia en el campo del conocimiento cientfico, donde la sabiduraqueda simplemente definida por l como hija de la experiencia y elcamino indicado a la mente humana aparece a veces trazado en direccininversa al de la naturaleza, es decir, de la experiencia hacia la razn y no desta hacia aqulla.

    De esta exigencia afirmada por Leonardo difiere por lo tanto la afirmadapor Galileo a raz de su clara concepcin del experimento como produccinactiva y razonada de efectos, y no pura observacin emprica defenmenos que se nos ofrezcan espontneamente. A la observacin (claroest), el fenmeno producido por la naturaleza se presenta como unconjunto que nos toca examinar y analizar para llegar a descubrir susrazones (camino de la experiencia a la razn, por va analtica o resolutiva),pero en la produccin experimental del fenmeno debemos tener ya ennuestra mente y (podemos decir) en nuestras manos lasrazones paraemplearlas en la realizacin de la experiencia (camino de la razn a laexperiencia, por via sinttica o compositiva).290

    Claro que el experimento, con su proceso sinttico, necesita serprecedido por la simple experiencia y el proceso analtico; pero este ltimo

    290 El carcter de sntesis deductiva, que es el rango esencial del experimentogalileano, ha sido por primera vez intuido y declarado por T en el prefacio de la 2.a ed. de suCrtica de la razn pura, donde proclama que el experimento galileano, y lossucesivos de Torricelli y Stahi, fueron una revelacin luminosa para todos losinvestigadores de la naturaleza. Ellosentendieron que la razn ve nicamente lo que produceella misma segn sus propios planos; y que ella, mediante los principios de sus juicios,siguiendo leyes inmutables, debe abrirse camino yobligar a la naturaleza a contestar suspreguntas; y no dejarse guiar por ella (por as decirlo) mediante sus riendas; pues de otramanera nuestras observaciones no llegaran a unaley necesaria, que la razn busca ynecesita. Se precisa pues que la razn se presente a la naturaleza teniendo en una manolos principios, que slo pueden dar autoridad de ley a los fenmenos acordes entre ellos,y en la otra mano el experimento imaginado por ella de acuerdo con estos principios, afin de hacerse instruir por la naturaleza misma; pero no como un alumno que escucha loque al maestro le guste decir, sino como un juez que desde su asiento obliga a los testigosa contestar las preguntas que les dirige. La fsica es as deudora de tan feliz revolucin,que se ha realizado en su mtodo, solamente a esta idea de buscar en la naturaleza sinfantasear acerca de ella, lo que tiene que aprender de ellay acerca de lo cual nada

    podra saber por s misma de acuerdo con lo que la razn misma pone en ella. De talmanera la fsica pudo antes que cualquier otra disciplina, colocarse en el camino segurode una ciencia, despus de haber sido desde tantos siglos nada ms que un mero ir atientas.

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    logra nicamente la hiptesis explicativa, y slo el experimento por suproceso deductivo puede alcanzar la certeza y necesidad del conocimientocientfico. De todo eso se da cuenta perfectamente Galileo, y por eso laexigencia fundamental de su mtodo difiere de la enunciada tericamente

    por Leonardo, en tanto el experimento gallicano est siempre precedido ydirigido por la razn deductiva, es decir, realiza en la produccin de loshechos una necesidad anteriormente deducida por va racional.291 Deacuerdo con su declaracin explcita, su experimento relativo a la igualvelocidad de la cada de cuerpos diferentes por su peso ha sido, antes de surealizacin concreta (cuyo ejemplo haba encontrado en la cada simultneade piedras de granizo grandes y pequeas), deducido racionalmente de unaxioma que nadie poda poner en duda: el de que cada cuerpo en su cadatiene su velocidad natural, alterable nicamente por una accinperturbadora. sta no puede ser ejecutada por la agregacin de otroscuerpos iguales, que el caer en el mismo instante, de la misma altura, caenmanifiestamente con igual velocidad; de manera que el compuesto mspesado no tendr velocidad de cada diferente a sus partes separadas.292

    291 E. MACH, La mcanique. Expos historique et critique de son dvelopment,Pars, 1925,pg. 131, muestra no haber visto con claridad este punto al escribir: Galileo no intentcrear una teora de la cada de los cuerpos. Muy al contrario, observa el fenmenode lacada y lo estudia sin idea preconcebida. En esta bsqueda,adaptando gradualmente supensamiento a los fenmenos y prosiguindolos en todas sus consecuencias lgicas,arrib a una concepcin que probablemente para l mismo, bastante menos que para sussucesores, tuvo el carcter de una ley particular nueva.

    292 En su relato(Postille alle esercitazioni filosofiche di Rocco filosofo peripattico,en el tomoVII deOpere) GALILEOempieza, sin embargo, por expresarse en un sentido contrario allema de LEONARDO(Codice Atlantico, fol. 147, verso): ningn efecto se realiza en lanaturaleza sin razn; entiende la razn y no te har falta la experiencia, al escribir quedonde llega la experiencia no se necesita la razn. Pero agregay el agregadoequivale a un trastrocamiento de la afirmacin anterior que va a producir tambin larazn porque fui persuadido por la razn antes de ser garantizado por los sentidos. Yoestablec unaxioma que no pudiera ser puesto en duda por nadie, es decir, que cualquiercuerpo grave, al caer, tiene en su movimiento una velocidad limitada y prefijada por lanaturaleza, de manera que no se puede aumentarla ni disminuirla sin hacer violenciapara demorar o apresurar dicho movimiento natural. Establecido este razonamiento,imagin mentalmente dos cuerpos iguales por magnitud y peso, por ejemplo, dosladrillos que cayeran de una misma altura al mismo instante. No puede dudarse de questos bajarn con velocidad igual (la destinada por la naturaleza), que no puede seracrecentada por otro mvil si no se mueve con velocidad mayor. Pero si imaginamos quelos ladrillos al bajarse unan y junten entre ellos, cul de los dos puede aumentar elmpetu y duplicar la velocidad al otro, puesto que sta no puede ser acrecentada por unmvil sobrevenido, si no se mueve con velocidad mayor? Se precisa, entonces, acordarque el compuesto por dos ladrillos no altera su velocidad anterior. Claro que aqu

    tenemos el antecedente racional de la experiencia de la torre de Pisa, que por lo tanto noes la experiencia que al llegar hace innecesaria la razn, sino, al contrario, larealizacin experimental de una deduccin racional anterior procedente delaxiomapreviamente establecido. De modo que Galileo no solamente trastrueca su afirmacin

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    Se advierte en este perodo cierta vacilacin entre dos interpretacionescontrarias del procedimiento galileano, presentado por un lado como puraadaptacin de las concepciones a laobservacindel fenmeno, efectuada sinninguna idea preconcebida, y por el otro como deduccin de las

    consecuencias lgicas para llegar a la ley. Pero en seguida Mach contradicede manera ms terminante la afirmacin anterior de un puro empirismolibre de toda idea preconcebida, agregando a continuacin: Galileo sigueen todas susdeducciones un principio de gran fecundidad cientfica, quepodra llamarse justamenteel principio de la continuidad, etc. Lasvacilaciones de Mach sobre este punto proceden de no haber distinguidolos dos momentos sucesivos: el de la observacin atenta del fenmeno quelleva por va analtica a la hiptesis relativa a la causa, y el de la deduccinque parte de la causa para realizar por va sinttica el experimento con laproduccin necesaria del efecto.

    Este carcter deductivo y necesario del experimento galileano es justamente el que Pastore ha puesto de relieve refirindose a lademostracin del movimiento uniformemente acelerado. Fundndose ennumerosas y cuidadosas observaciones empricas (dice Pastore), Galileoconsider a la gravedad como una fuerza continua, que comunica alcuerpo que cae en cada infinitsimo de tiempo de infinitsimo demovimiento que perdura en los tiempos sucesivos. Claro que la adicin deestas particulares velocidades nos da la ley de la velocidad, de dondepuede deducirse la ley de los espacios. sta fue la primera fase de laoperacin, es decir, la ideacin de la hiptesis.293 Despus vino la segunda,es decir, el artificio natural. El artificio natural realizado por Galileo fue el

    antecedente (de una experiencia que no necesita la razn) sino que corrige, adems, ellema de Leonardo, mostrando que, entendida la razn, hay que realizar la experiencia deacuerdo con aqulla, para convertir el dato emprico (que por s mismo podra aparecercontingente) en hecho necesario, objeto de un verdadero conocimiento cientfico.

    293 Tambin esta ideacin de la hiptesis tena un antecedente en la escuela de Occam,con Juan Buridano y Nicols de Oresme. Buridano parte de la idea de que el impulso(mpetus), comunicado por el motor al mvil, tiene que explicar no slo el comienzo, sinotambin la continuacin del movimiento, una vez que empez, pues no puede seranulado sino por las resistencias que encuentra (principio de inercia); luego aplica estaidea a la cada de los cuerpos graves, y llega a la conclusin de que sta, por la accincontinua de la gravedad que se adiciona constantemente al movimiento anterior, deberealizarse con un movimiento progresivamente acelerado. Luego Nicols de Oresmesiguiendo este camino y aplicando la teora de Alberto de Sajonia referente a larelacin proporcional entre la velocidad del mvil en la cada y el espacio recorrido o eltiempo llega a afirmar la ley por la cual el espacio recorrido por un cuerpo sometido aun movimiento que vara de modo uniforme, es proporcional al tiempo(Cfr. los estudiosde P. DUHEMsobre Le systme du monde y sobre Leonardo, y E,GII.SON, loc. cit.). Sin

    embargo, aun en este caso, la intuicin anterior de la hiptesis no detrae nada al mritoesencial de Galileo, que consiste en haber superado la fase de la hiptesis, convirtindolaen verdad necesaria, demostrada al idear el artificio natural (el plano inclinado), porcuyo medio se produce el mismo fenmeno al poner en accin sus causas o razones.

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    plano inclinado, con la esfera que cae en tiempos y espacios medidos quepueden variarse a voluntad... La experiencia directa realizada en seguidasobre ese modelo, confirm plenamente, es decir, de manera fsicaconcreta, la hiptesis lgica abstracta, y permiti la determinacin exacta

    de las leyes relativas a la cada de los cuerpos, citada ms arriba.294

    Justamente Kant celebr este experimento como una revelacinluminosa, sindole la fsica deudora de una feliz revolucin de sumtodo.295

    En este caso, y en todos los otros, Galileo inserta siempre entre laobservacin contingente o experiencia sensible de los hechos y ladeduccin necesaria esos dos momentos: el de la ideacin de la hiptesislgica que constituye el modelo terico (llamado por l hiptesis, teora,conjetura, etc.), y el de la realizacin del modelo prctico o tcnico (llamadopor l ejemplo, experiencia, artificio, mquina, etc.). De este modo Galileopasa de los hechos a la idea de su conexin racional, y de sta vuelve a loshechos, pero con la deduccin de su necesidad. El mtodo experimental noqueda en los lindes de la deduccin cartesiana, que al separarse de laobservacin de los hechos tiene que considerar contingente la realizacinde uno entre los muchos deducibles, sino que ofrece un conocimientocierto, en el que la forma racional se adapta perfectamente con la materiade la experiencia. Hay en este mtodocomo dice Pastore), una especie desilogismo, cuyo trmino mayor est constituido por la deduccin, el menorpor la observacin, el medio por la hiptesis modelo, que se realiza en lamquina del experimento.296

    Haba sin duda antecedentes en la construccin de mquinas para laaplicacin y demostracin experimental: Leonardo y Benedetti habandado el ejemplo en el Renacimiento, as como Arquitas y Arqumedes en laantigedad. Pero Arqumedes, nos dice Plutarco,297 no quiso escribir nada

    294 A. PASTORE, IL problema della causalit,citado voi. I, pgs. 130 y siguientes.295 Cfr. Prefacioa la segunda edicin de suCrtica de la razn pura, lugar citado ya en

    una nota anterior.296 El mtodo experimental de Galileo, al producir el fenmeno por medio de la

    mquina, satisface a la exigencia proclamada ms tarde por Vico(verum ipsum factum), yla supera. Vico, en efecto, niega que tal condicin pueda ser lograda por el hombrerespecto a los hechos naturales; Galileo, en cambio, supera mediante su mtodoexperimental semejante dificultad, ya destacada por Ficino y Cardano, y crea as laciencia fsica moderna. Cfr. ms adelante el ensayo sobreEl mtodo galileano y la teora delconocimiento.

    297 PLUTARCO, Vidas paralelas, Marcelo, 14, 20. Sin embargo, Plutarco atribuye a uninexistente menosprecio de Arqumedes hacia la mecnica, lo que era un efecto delcomportamiento de los matemticos de su poca, inhibidos por el blocage mental

    (segn la feliz expresin de P. M.SCHUHL

    , Essai sur la form, de la pense grecque,1949, pgs.165 y sig.), establecido por el platonismo, respecto al reconocimiento de la importancia

    que tiene la mecnica para las investigaciones matemticas. Por esto, matemticos comoConn de Samos y Bratstenes dejaban caer en el vaco las fecundas sugestiones del

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    sobre esas artes mecnicas, que sirven tan slo para satisfacer necesidadesmateriales de la vida, sino que dedic todos sus esfuerzos a los estudioscuya sutileza y armona no dependen de la necesidad. Estos estudios,pensaba, no pueden compararse con ningn otro; en ellos la materia est

    compenetrada en la demostracin; sta les da magnitud y belleza; aqullas,precisin y poder.En cambio, Galileo vio que los modelos mecnicos podan servir a

    necesidades racionales de demostracin, y por eso podan tener magnitudy belleza no menos que precisin y poder al otorgarnos la certeza delconocimiento cientfico. Su punto de vista poda, quiz, encontrar unantecedente en el experimento de Anaxgoras, de la vejiga inflada parademostrar la existencia y consistencia de lo invisible; mejor an en laconstruccin pitagrica del monocordio a puente mvil que demostraba lacorrespondencia entre las diferencias de las notas musicales y las de laextensin de las cuerdas vibrantes, por la que las variedades de los sonidosse hacan geomtricamente mensurables.

    Pero, por lo que parece resultar de los testimonios antiguos, laconstruccin del instrumento pitagrico haba sido el medio casual dedescubrimiento de una ley no imaginada antes, en lugar de ser unconsciente artificio de demostracin de una hiptesis terica concebida,como en Galileo.

    Y los pitagricos, a pesar de la importancia fundamental que tena paraellos el resultado de la reduccin de los sonidos a nmeros y de lasarmonas a proporciones matemticas, daban tan escaso relieve al papeldesempeado en ese descubrimiento por el instrumento (en el que, sinembargo, estribaba la posibilidad y esencia misma de esa experienciareveladora), que no se haban preocupado en lo ms mnimo de dejarconstancia y descripcin del medio usado. Haban permitido as laformacin de relatos y leyendas absurdos que oscurecan la conclusinterica en lugar de iluminarla, como la leyenda que atribua esedescubrimiento de las proporciones armnicas al haber Pitgorasobservado la diferencia de sonidos producidos por martillos de diferentetamao al golpear el yunque.La indiferencia y el descuido de los antiguos con respecto a ladescripcin de los instrumentos de la tcnica e investigacin experimentalhan sido justamente puesto de relieve por W. A. Heidel,298 comparndoloscon la importancia reconocida a semejante descripcin por la cienciamoderna, en que cada experimentador describe en su relato prolijamente

    Mtodo sobre los teoremas mecnicosde Arqumedes, y la indiferencia u hostilidad delambiente cientfico de su tiempo deba desalentar al gran inventor, y alejarlo de la ideade redactar tratados sobre las artes mecnicas. Remito para el asunto a la parte IV, cap. 2,de mi libro:La comprensin del sujeto humana en la cultura antigua, ed. Imn, 1954.

    298 The heroic age of science,cit., pgs. 155 y sigs. (en la trad. espaola de A. deMondolfo, 165 y sigs.)

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    los aparatos y mtodos empleados, permitiendo a los dems juzgar laadecuacin de los medios, repetir el experimento, introducirperfeccionamientos y cooperar de esta manera al adelanto de la ciencia. Poresta va, en la ciencia moderna el refinamiento de la tcnica ha cooperado

    intensamente en el progreso de los principios metodolgicos, el planteo delos problemas y el logro de las soluciones.Sin embargo, ese descuido de los antiguos no tiene su causa y

    explicacin en el motivo de esttica literaria, donde quiso encontrarlasHeidel, es decir, en la bsqueda de la brevedad expositiva, en cuyoobsequio los cientficos griegos habran presentado sus conclusiones sin elequipo de la prueba documental, as como los oradores forenses, aunpresentando los testigos a la corte, no incluan en la propia oracin el relatode los testimonios de ellos. El motivo verdadero del menosprecio de losantiguos hacia los medios de la investigacin experimental es ms hondoque una pura consideracin de esttica literaria, y consiste en una efectivay sustancial incomprensin de la fecundidadterica del experimento,considerado por ellos de pertenencia exclusiva de la esfera prctica; lo cualimpeda entender la fecundidad cientfica de la creacin y elperfeccionamiento de los instrumentos experimentales. La comprensin deesa fecundidadterica exiga una insercin del experimento en el propioseno de la investigacin racional, vale decir, el reconocimiento de uncarcter deductivo intrnseco en l, que ha encontrado en Galileo suprimera afirmacin consciente.299

    Por esta va el experimento sala del puro terreno de la manualidad oejecucin material, para ingresar con derecho de ciudadana en el propiocampo de la investigacin y construccin terica. Heidel, que sin embargoha visto con agudeza un motivo de la limitada capacidad de progreso de lafsica antigua en esa falta de consideracin que los investigadores yexperimentadores antiguos tenan para con los instrumentos y medios desus propias experienciascuya comunicacin a los dems habra sidofuente y acicate de reproducciones, perfeccionamientos y adelantoscontinuos no se ha dado cuenta de la verdadera causa de talmenosprecio, que encontramos en cambio indicada con claridad porPlutarco, en el pasaje citado, relativo a Arqumedes.

    Los experimentos, en efecto, estn siempre vinculados con losinstrumentos: ahora bien, para los antiguos,300 especialmente en la poca

    299 Los naturalistas presocrticos, que mantuvieron su pensamiento terico enestrecho contacto con las experiencias de la tcnica, no podan llegar a un concepto delexperimento como proceso deductivo, por la inmadurez de la doctrina lgica de supoca.

    300

    Con muy pocas excepciones como la de la introduccin a laPneumtica, deHERN

    (Heronis Alexandrini Opera, ed. Schmidt, I, pgs. 9-28), recordada porHEIDEL(The heroicage of science,pg. 191 y sigs., y pg. 198 y sigs. en la ed. espaola), que de acuerdo conDIELS(Ueber das Physisikalische System des Straton, en Sitzungsber. der Preuss. Akad. der

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    de mayor madurez filosfica, desde Platn en adelante, la construccin delos instrumentos y todo lo tocante a la tcnica perteneca a la prctica de lavida y no a lateora cientfica, y por eso quedaba en un plano inferior,indigno de la consideracin de la ciencia. Intervenan en ese menosprecio

    la separacin y oposicin establecida entreteora y prctica, entre vidacontemplativa y utilitaria, por cuyo motivo, a partir de Platn y Aristteles,el dominio de la ciencia quedaba reservado a la teora desinteresada, nicalibre y digna de espritus libres,301 y quedaba cerrado en cambio a laprctica utilitaria, de naturaleza servil y digna slo de espritus serviles.302

    Todo lo relativo a la tcnica se consideraba de pertenencia del trabajomanual, contrario a la dignidad y libertad del espritu; entre la inteligenciay la mano slo se admita (como se evidencia en la polmica de Aristtelescontra Anaxgoras, que haba explicado la sabidura humana con laposesin de la mano)303 una relacin unilateral de mando y ejecucin. Parareconocer, por lo tanto, a la tcnica su papel en la ciencia haba que superarel menosprecio del trabajo manual y llegar al reconocimiento de lareciprocidad de accin entre mano e inteligencia.

    Esta doble condicin se presenta justamente en el Renacimiento, debidosegn observ ya Dilthey304 a nuevas exigencias de la vida civil, que

    Wissenschaften, 1893) la hace proceder de Estratn de Lampsaco, apodadoel fsico. 301 Cfr.ARISTTELES, Metafsica, I; 2, 982.302 Vanse FRANZ BOLL, Vita contemplativa, Heidelberg, 1920; W. JAEGER, Ueber

    Ursprung und Kreislauf des philosoph. Lebensideal, Preuss. Akad. der Wissensch., 1928 R.MONDLFO, Origen del ideal filosfico de la Vida,en Revista de estudios clsicos, Mendoza,1944. Lo que decimos arriba acerca de la oposicin entre teora y prctica, se refiereespecialmente a la poca de Platn en adelante, y no excluye, sin embargo, la influenciaestimuladora que haba tenido la tcnica en el desarrollo de las teoras de los antiguosfilsofos naturalistas. Vase mi estudio:Sugestiones de la tcnica, etc., en el libroEn losorgenes de la filosofa de la cultura,ed. Imn, Buenos Aires, 1942. El menosprecio de latcnica y el trabajo, que se vuelve predominante a partir de Jenofonte y Platn, tienecausas sociales e histricas que han sido estudiadas por G.GLOTZ(Le travaii dans la Greceancienne), B. FARRINGTON(La ciencia griega y El cerebro y la mano, etc.), P. M.SCHUHL(Machinisme et philosophie), etc. Remito para mayores noticias a mis escritos:Trabajomanual y trabajo intelectual desde la antigedad hasta el renacimiento (en Revista de hist. delas ideas, de la Univers. Nac. de Tucumn, 1950), y especialmente al cap. 2 de la parte IVde mi libro:La comprensin del sujeto humano en la cultura antigua, donde me hepreocupado particularmente de destacar la existencia de contrarias corrientes (de apreciodel trabajo y la tcnica) a cuyo influjo no logran sustraerse ni siquiera Jenofonte, Platn yAristteles.

    303 ARISTTELES, De partibus animalium, IV, 10, 686 y sig. Sin embargo, como lo hedestacado en el cap. citado de mi libroLa comprensin del sujeto humano, etc., el propioAristteles se ve impulsado hacia una conclusin muy cercana de la de Anaxgoras,cuando en el primer captulo de la Metafsica inserta la actividad tcnica en el mismoproceso del conocimiento cientfico, por reconocer que nos lleva a la formacin deconceptos generales (tipos, modelos, reglas).

    304 Cfr. DILTHEY, Lanalisi delluomo e lintuizione della natura dal Rinascimento al sec.XVIII (trad. italiana del II tomo de las GesammelteSchriften); Venezia, 1926, tomo II,

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    determinan un nuevo intenso desarrollo del trabajo industrial, y(agregamos) una nueva valuacin de l, que se traduce en la reivindicaciny exaltacin del trabajo manual como deber del hombre y fundamento desus derechos, que T. Moro en suUtopia y Campanella en suCiudad del sol

    vuelven a tomar de la tradicin hebreo-cristiana, y en la afirmacin de lavinculacin y accin recproca entre actividad intelectual y manual, o seaentre teora y prctica expresada por G. Bruno en suDespacho de la bestiatriunfadora. 305

    El reconocimiento del valor moral e intelectual del trabajo manualpermite y estimula una valorizacin nueva de la tcnica, en esa unin deltrabajo con el espritu de investigacin que Dilthey reconoce en lamecnica, convertida ya con Leonardo, Benedetti, Ubaldi, etc., en cienciapreferida de la poca. No solamente ahora ya no se puede mantener contrala tcnica el ostracismo del campo de la ciencia, donde se la debe en cambioadmitir, como vlida cooperadora y estimuladora de conquistasintelectuales, sino que en la propia situacin de ella debe reconocerse elpapel del razonamiento, cuyos procesos deductivos otorgan un carcter denecesidadterica a los resultados que aqulla logra.

    La necesidad racional terica se substituye as, en el experimentocientfico, a las necesidades prcticas de la vida material, que segnPlutarco el propio Arqumedes consideraba caractersticas de las artesmecnicas y de toda tcnica. El experimento se convierte con Galileo enmomento intrnseco de la deduccin terica y puede por lo tanto asociarla magnitud y belleza con la precisin y el poder cuya uninArqumedes (segn Plutarco) consideraba privilegio de la pura teora,desvinculada de todo arte mecnico.

    Solamente por este cambio del punto de vista pudo el experimentocon todo el conjunto de instrumentos y artificios tcnicos que necesita adquirir su plenitud de derechos en la ciencia moderna, convirtindose enmedio de descubrimiento y demostracin de las leyes naturales. ste, porlo tanto, ha sido el mrito de Galileo, sta la novedad en cuya comparacinno puede considerarse un antecedente antiguo ni la mltiple construccinde mquinas hecha por Arqumedes, ni mucho menos la construccinpitagrica del monocordio, a pesar de haber servido para sugerir la teoramatemtica de la acstica.

    De todas maneras, el antecedente pitagrico tena una importanciaesencial para el pensamiento de Galileo, pues la demostracin de lanecesidad causal de los hechos, que l quera alcanzar mediante el

    pgs. 15 y sigs.305 Para Campanella vase el ltimo captulo del ensayo siguiente; para Bruno, cfr.

    Spaccio de la bestia trionfante, ed. Gentile, II, 143: E per questo ha determinado laprovidenzia, che (luomo) vegna occupato ne lazione per le mani, e contemplazione perlintelletto; de maniera che non contemple senza azione, e non opre senzacontemplazione.

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    entender la naturaleza de los nmeros,309 y se proclamaba en muchasopiniones filsofo-pitagrico; expresando reiteradamente su admiracinpara los pitagricos, quienes (deca) nunca han sido convencidosenteramente de falsedad sino slo donde una iluminacin ms alta de la

    natural (la revelacin) nos persuade de otra manera.310

    Este matematicismo pitagrico-platnico en la investigacin ycomprensin de la naturaleza significaba, pues, no solamente atribuir unapreeminencia a los caracteres cuantitativos de los fenmenos (objeto delestudio matemtico) sobre los cualitativos (objeto de la inmediatapercepcin sensible), sino considerar a stos reductibles a aqullos como asu causa objetiva real. Es decir, implicaba una teora del conocimientoparecida a la de Demcrito, que justamente consideraba realidad efectivaen la naturaleza solamente a los tomos y el vacoque tienen nicamentedeterminaciones cuantitativas o aritmo-geomtricas (magnitud, forma,situacin, nmero, movimiento, etc.) y reduca a pura impresinsubjetiva todos los caracteres cualitativos de colores, olores, gustos, calor,fro, etc.

    A esta teora democritea vuelve justamente Galileo, expresndola en suobra Il Saggiatore, a propsito de su afirmacin de que el movimiento escausa de calor. Escribe Galileo: Necesito hacer unas observaciones acercade lo que llamamos calor, del que dudo que generalmente se tenga unaidea muy alejada de la verdad, al creerlo un accidente verdadero, unaafeccin o cualidad que realmente est en la materia por la que sentimoscalentarnos. Digo, pues, que, sin embargo, me siento necesitado, cuandoconcibo una materia o sustancia corprea, a concebir al mismo tiempo queella est terminada o figurada por esta figura o aqulla, es grande opequea en relacin a otra, est en este lugar o en aqul, en este tiempo oaqul, se mueve o est en reposo, est en contacto o no con otro cuerpo, esuna o pocas o muchas; ni puedo por ninguna imaginacin separarla deesas condiciones. Pero que tenga que ser blanca o roja, amarga o dulce,sonora o muda, de buen o mal olor, no me siento forzado mentalmente adeber aprehenderla acompaada necesariamente por semejantescondiciones; ms bien, si los sentidos no nos guiaran, acaso elrazonamiento o la imaginacin nunca llegaran a ellas. Por lo cual voypensando que estos gustos, olores, colores, etc. por lo que se refiere alobjeto311 en que nos parecen estar, no son sino puros nombres, y estn, en

    309 Opere, tomo VII, pg. 35.310 Opere, tomo VI, pgs. 45.311 El texto italiano dice en realidad: per la parte delsuggetto nel qual ci par che

    riseggano; pero sabido es quesuggetto (sujeto) tena antao el sentido de sostn de las

    cualidades y determinaciones, cuya idea se expresa por la palabraobjeto cuando serefiere a una realidad exterior al yo osujeto consciente que la percibe. Despus de lapublicacin de laCrtica de la razn pura (escribeRENOUVIER, Los dilemas de la metafsica pura; pg. 13 de la ed. castellana, Buenos Aires, 1944) se ha introducido y generalizado la

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    cambio, nicamente en el cuerpo sensitivo, de manera que, quitado elanimal, ellos tambin queden quitados y reducidos a la nada, siquisiramos creerlos verdadera y realmente distintos a los otros primeros yreales accidentes, as como les hemos dado nombres particulares distintos a

    los de aqullos... Que en los cuerpos exteriores, para excitar en nosotrosgustos, olores y sonidos se precise otra cosa que magnitudes, figuras,multitudes y movimientos tardos o rpidos, no lo creo, y pienso que,quitadas orejas, lenguas, narices quedan, sin embargo, figuras, nmeros ymovimientos, pero no olores, gustos, sonidos, los que fuera del animalviviente no creo que sean ms que nombres.312

    Igualmente dir Descartes, en susPrincipios de filosofa: No nosapercibimos de ninguna manera de que todo lo que est en los objetos yque llamamos su luz, sus colores, olores, gustos, sonidos, calor o fro y susotras cualidades que sentimos por el contacto... sean en ellos otra cosa sinolas distintas figuras, situaciones, magnitudes y movimientos de sus partes,que estn dispuestas de tal manera que pueden mover a nuestros nerviosen todos los modos distintos que se precisan para excitar en nuestra almalos varios sentimientos excitados por ellas.313 Por eso Descartes concluaque todo el universo es una mquina donde todo se hace por figura ymovimiento, y declaraba que toda su fsica no era sino geometra ymecnica.314

    El carcter de realidad objetiva que Galileo (y Descartes con l) atribuana las determinaciones cuantitativas, llamadas por Galileo primi e realiaccidenti, estribaba, pues, en la necesidad racional que las une a toda ideade los cuerpos, impensables sin ellas, necesidad que falta en cambio paralas determinaciones cualitativas. Por eso el conocimiento de los caracterescuantitativos resulta verdadero para Galileo, pues es un conocimientonecesario y se desarrolla en todo el sistema de sus relaciones de maneranecesaria bajo el dominio de la matemtica; en cambio, el conocimiento delas cualidades sensibles, ofrecidas por la sola experiencia sensible en sucontingencia y variabilidad, le resulta relativo y subjetivo. La diferenciaentre los dos est vinculada, pues, a la distincin establecida por Galileoentre razn y sentido, mejor dicho, entre afirmacin separada de lossentidos y su unin y sometimiento a la razn; en cambio, cuando Locke,

    costumbre de afectar especialmente el nombre desujeto a la conciencia del yo... Todos lossujetos diferentes de este yo se han convertido enobjetospara el lenguaje. Lo cual pudo,por cierto, traer consigo algn inconveniente lamentado por Renouvier; pero su tentativade renovar una terminologa ms natural, llamandosujeto al ser real por s, en tanto queposee atributos y funciones y sostiene relaciones, yobjeto a la representacinen tanto quesea dada a una conciencia, es decir, para nosotros, puede considerarse fracasada porcompleto.

    312 Opere, tomo VI, pg. 347 y sigs.313 Principes de philosophie,livre IV, art. 198.314 Principes de philosophie,livre IV, art. 188. Cfr.Lettres, VII, 121.

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    por su empirismo, suprime esta distincin, quita el fundamento a sumisma afirmacin de que las cualidades primarias son inseparables de loscuerpos, y abre el camino a Berkeley para convertirlas en relativas ysubjetivas como las secundarias.

    La necesidad racional era para Galileo el carcter distintivo delconocimiento objetivo y el fundamento slido de su certeza: una certezaque en la matemtica puede, para l, igualar a la del conocimientodivino.315 Si el entendimiento humano bajo el aspectoextensivo resulta casinada en comparacin con el divino, en cambio al considerarlo bajo elaspecto intensivo (dice Galileo) el intelecto humano comprende unasproposiciones tan perfectamente y tiene tan absoluta certeza, cuanta puedetener la naturaleza misma; y esto ocurre en las ciencias matemticaspuras... de las que el intelecto divino sabe, sin embargo, infinitasproposiciones ms, pues las sabe todas; pero de las pocas entendidas por elintelecto humano, creo que su conocimiento iguala a la certeza objetivadivina, porque llega a comprender la necesidad, por encima de la cual noparece poder existir seguridad mayor....316

    El trnsito del conocimiento emprico al cientfico se realiza, pues, paraGalileo en el trnsito de la contingencia a la necesidad racional; en sta sehalla la certeza de su valer objetivo.

    Pero la obejtividad de nuestro conocimiento no llega a significar paraGalileo lo que significa para Descartes, es decir, la comprensin de laesencia de las cosas, sino que siempre queda limitada en el campo de losfenmenos. Las esencias o sustancias o (como dir Kant) las cosas en s,pueden, segn la opinin de Galileo, verlas Dios y los espritus en el estadopuro de bienaventuranza,317 pero no los hombres, que ven nicamente losfenmenos.

    Descartes, en una carta al P. Mersenne, se lo ha reprochado a Galileocomo una falta de profundizacin del problema: l intenta examinar lasmaterias fsicas mediante razones matemticas, y en eso estoyperfectamente de acuerdo con l y no encuentro otro medio de hallar laverdad. Pero su defecto est en... no detenerse nunca a explicar porcompleto su materia, lo cual muestra que no la ha examinado con orden, yque sin haber considerado a las causas primeras de la naturaleza, hainvestigado nicamente las razones de unos efectos particulares, y as ha

    315 En esta consideracin la afirmacin de la divinidad del intelecto humanoencuentra en Galileo una aseveracin ms decidida y generalizada que en otros filsofosdel Renacimiento: al privilegio atribuido por los msticos a los pocos elegidos quepueden llegar al arrobamiento del xtasis se substituye (observaOLSCHKI, GalileosPhilosophy of Science,pg. 361) una posibilidad abierta a todos los que someten su mente alos procesos y mtodos del pensamiento cientfico.

    316 Opere, tomo VII, pgs. 128 y sigs.317 Opere, tomo V, pgs. 187 y sigs.

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    construido sin fundamentos.318 En cambio, Galileo no crea que las causas primeras y las esencias

    pudieran ser objeto de ciencia o conocimiento verdadero para los hombres,porque la ciencia de la naturaleza no puede formarse mediante hiptesis

    no sometibles a la verificacin experimental, que pueda demostrar sunecesidad. La vinculacin establecida por l entre las demostracionesnecesarias y las experiencias sensibles era, as como dijimos, unavinculacin recproca: como la experiencia no poda valer cientficamentesin la demostracin de su necesidad, as la demostracin no poda tener suabsoluta certeza objetiva sin la confirmacin del experimento. Deduccin yexperiencia no podan separarse y aislarse mutuamente en la ciencia de lanaturaleza, sino que deban proceder siempre juntas y unidas; de otramanera poda tenerse, sin duda, hiptesis aptas an para salvar decualquier manera las apariencias,319 pero no se poda investigar laverdadera constitucin del universo cuyo conocimiento puede lograrsenicamente rebus ipsis dictan tibus, es decir, en una necesidad dictada yconfirmada por los hechos.

    Hiptesis, sin duda, que son puras hiptesis explicativas y nada ms, seencuentran tambin en los escritos de Galileo, como por ejemplo sus ideasmetafsicas del ter y la luz; pero Galileo tiene cuidado de presentarlascomo puras hiptesis imposibles de verificar, que, por ende, no puedenconvertirse en ciencia. Yodice considerndome inferior a todos ysometindome por lo tanto a todos los sabios, dira que me parece existir enla naturaleza una sustancia mximamente espiritual, sutil y veloz en sumogrado, que se difunde por todo el universo y penetra en todas partes sinobstculo y calienta, vivifica y convierte en fecundas a todas las criaturas,etc.320

    318 Ver lasCartas al P. Mersenne, del 8 de octubre y 15 de noviembre de 1638, y sobreellas el juicio de P.TANNERY, Descartes physicien en Revue de mtaphysique et demorale de 1896. Justamente observaOLSCHKI, obra cit., pg. 359, que esta crticademuestra que Descartes se haba emancipado de las maneras de pensar tradicionalesmucho menos que el cientfico italiano, quien se preocupaba ms del aspectointensivodel conocimiento que delextensivo. Por eso Galileo, mediante la nocin de la materiainalterable y la aplicacin del procedimiento matemtico en la interpretacin de losfenmenos naturales, se hizo fundador de una ciencia experimental que reduce elpensamiento humano y la experiencia fsica a la evidencia necesaria de conclusionesmatemticas... Las pocas pero seguras proposiciones de su mecnica han sido el puntode partida para una nueva conquista intelectual del mundo(Ibid., pg. 360).

    319 Opere, tomo V, pg. 192.320 Opere, tomo V, pgs. 301 y sigs. La metafsica de la luzsustancia corprea

    sumamente sutil, que linda con lo incorpreo, y se propaga de manera instantnea en

    toda direccin, generando una esfera luminosa, haba tenido ya tericos medievales,inspirados por tradiciones neoplatnicas(Liber de causis, Theologia Aristotelis) yrabes,como el citadoDe luce de ROBERTO GROSSETESTEy el annimoLber de intelligentiis (queBAEUMKERatribuye aWITELO): stos son intermediarios entre los neoplatnicos antiguos

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    Esta metafsica del ter, que parece identificarse no solamente con la luzy el calor, sino tambin con el espritu divinoas como en el Evangelio deSan Juan, en Dionisio Areopagtico y los neoplatnicos y antes en losrficos-pitagricos, con la luz infinita invisible y su fuego supremo

    empreo, esta metafsica que haba repercutido ya en Bernardino Telesio,Francisco Patrizzi, Giordano Bruno y Toms Campanella, Galileo no lapresenta como un conocimiento efectivo, sino como un anhelo destinado aquedar siempre insatisfecho. Me habra ofrecido (dice) a permanecer en lacrcel a pan y agua toda mi vida si hubiera tenido la seguridad de alcanzarpor m mismo un conocimiento tan desesperado.321

    En esta distincin entre hiptesis deductivas verificables por el clculomatemtico y el experimento, e hiptesis metafsicas que ningn clculo oexperimento pueden alcanzar, estriba para Galileo la diferencia entre laciencia fsica con sus conocimientos necesarios y la filosofa que no puedelograr la necesidad de sus demostraciones. Sin duda entre una y otra nohay tampoco en Galileo, ni poda haber, una separacin absoluta. Ideaspreconcebidas tienen tambin en su investigacin cientfica una parte defundamental importancia, a veces confirmada de manera adecuada por laobservacin experimental, como la idea de la unidad de la naturalezauniversal, opuesta al dualismo platnico-aristotlico entre mundo celestede la perfeccin eterna inmutable y mundo terrestre de la imperfeccin, elcambio y la mortalidad. La idea de la unidad de la naturaleza y delheliocentrismo era una vuelta a los presocrticos y particularmente a lospitagricos cuya sugestin indirecta ya haba inspirado a Copernico; peropoda encontrar confirmacin no solamente en el clculo astronmicousado tambin por Copernico, sino adems en las mltiples observacionesque Galileo poda alcanzar mediante su telescopio.

    Sin embargo, en otros casos la confirmacin del clculo y de laobservacin vinculada con una deduccin terica no se poda lograr demanera adecuada; as en cuanto a la otra idea inspiradora de Galileo, la dela simplicidad de la naturaleza, que procede igualmente de Copernico y seencuentra al mismo tiempo en Kepler que la transmite a Leibniz, Kant joven, Herder y Goethe. La naturaleza (escribe Galileo), por comnconsentimiento, no efecta mediante la intervencin de muchas cosas loque puede efectuar mediante pocas,322 la naturaleza no multiplica sinnecesidad las cosas y se sirve de los medios ms fciles y simples paraproducir sus efectos, y nada hace en vano;323 (Dios) tiene siempre en susoperaciones, los modos ms fciles y simples, aunque en los ms difciles se

    y los renacentistas.321 Citado porFAZIO ALIMAYER, Galileo Galilei,pgs. 72 y sigs.322 Opere, tomo VII, pg. 143.323 Opere, tomo VII, pg. 423. Cfr. tambin XI,Lettera 532.

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    revela mayormente su potencia.324 En estas y otras afirmaciones parecidas, Galileo habla del

    consentimiento comn y de la aceptacin por todos los filsofos, los que noson argumentos vlidos de acuerdo con sus exigencias cientficas y con

    toda su lucha contra el sistema tolemaico. Su idea de la simplicidad de lanaturaleza tiene, sin embargo, una importancia y utilidad esenciales comocanon y criterio de seleccin de las hiptesis deductivas, orientando a losinvestigadores hacia la preferencia para las ms simples, que son las msaptas a la deduccin necesaria realizable por va matemtica y verificablemediante el experimento. Pero en el fondo de su conviccin, propia de unamente matemtica acostumbrada a la resolucin analtica de lo complejo enlo simple, hay tambin una idea teolgica, aplicada a la naturaleza, porconsiderarla divina, de acuerdo con la orientacin general delRenacimiento, que haba encontrado su mxima expresin en GiordanoBruno.

    De Bruno tambin y de los antiguos pitagricos y atomistas vienen aGalileo sugestiones acerca de la concepcin de lo infinito y lo mnimo.

    La idea de la infinitud del universo tiende a afirmarse en su pensamientosobre todo en oposicin a la idea aristotlica de su limitacin, cuyaconfutacin l efecta acercndose en varios puntos a Bruno, como puso derelieve Tocco.325 Sin embargo, a Galileo no le parece posible demostrar deuna manera necesaria ni la infinidad ni la limitacin; pero (dice) unrazonamiento particular lo hace inclinar ms hacia la primera que hacia lasegunda, es decir, que no logrando el intelecto humano concebir para eltodo ni la finitud, allende la cual siempre piensa algo ms, ni la infinitud,que no alcanza a abarcar, no puede explicarse esta incapacidad suya sinomediante la infinitud real del objeto pensado. Porque si fuera limitadoefectivamente, el intelecto finito debera poder comprenderlo, mientras,siendo infinito, la incomprensin se explica por la ineptitud de un intelectofinito para comprender un objeto infinito.326 Ms decididamente afirmaGalileo la infinitud en relacin a la divisibilidad de lo extenso y continuo,definido por Aristteles como lo que puede dividirse en partes siempredivisibles. Galileo acepta esta proposicin, pero observa, contra Aristteles,que, para seguir dividiendo infinitamente un continuo finito, se necesitaque el nmero de sus partes sea realmente infinito, lo que puede realizarsesolamente si las partes mnimas son carentes de cuantidad, es decir, puntos

    324 Opere, tomo VII, pg. 565. Tambin en esto haba antecedentes medievales,representados por Roberto de Lincoln, quien afirmaba que toda operacin de lanaturaleza se cumple de la manera ms determinada, ms ordenada, ms breve yperfecta posible, y por Guillermo de Occam, aseverador del principio de economa en laproduccin de las realidades naturales.

    325 Vase F. Tocco,Le opere latine di G. Bruno, esposte e confrntate con le italiane,Firenze,1889. Ver especialmente el prolijo anlisis del poemaDe inmenso et innumerabilibus.

    326 Opere, tomo XVIII,Lettera 3922.

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    matemticos indivisibles. La infinita divisibilidad, por ende, le resultacondicionada por la existencia de los indivisibles, los puntos, matemticos,inmateriales, lo cual representa una vuelta a ideas pitagricas,transformadas por el monadismo de Bruno.327

    De manera que en su oposicin al sistema aristotlico-tolemaico, Galileono se ha inspirado nicamente en la experiencia y observacin directa de lanaturaleza. Esta exigencia pareca expresarse en sus mltiples afirmacionesde que es simplicidad ir buscando el sentido de las cosas de la naturalezaen los papeles de ste y de aqul ms bien que en las obras de la naturaleza,que, siempre viva y obrando, est presente delante de nuestros ojos,verdica e inmutable en todas sus cosas.328 Por lo tanto (agregaba Galileo)la autoridad de los antiguos y modernos filsofos y matemticos no tienefuerza para establecer ciencia de ninguna conclusin natural, y lo ms quepueda hacer es engendrar opinin e inclinacin para creer esta ms bienque aquella cosa.329

    Pero esa generacin de opiniones o inclinaciones intelectuales no carecade importancia en el mtodo galileano, que no se limitaba a lasexperiencias de los sentidos, sino que exiga tambin las demostracionesnecesarias. El experimento deba realizar hiptesis deductivas, cuyaconcepcin poda despertarse en el intelecto justamente a raz de opinioneso inclinaciones intelectuales, es decir, de ideas preconcebidas, sugeridas aveces, sin duda, por la experiencia misma, pero a veces tambin (comohemos visto) por ideas de otros investigadores antecedentes, ya seamediante su aceptacin, sea mediante su crtica o rechazo.

    Por eso el estudio de los antecesores no poda resultar vano, y lodemuestra el ejemplo mismo de Galileo, conforme al de Aristteles, quienhaba escrito acerca de ese estudio: de unos pudimos aceptar ciertasopiniones, otros han sido causa de que stas se formaran en nosotros330 por la va de reflexin y crtica.

    Lo que se precisaba era no convertir a los autores antecedentes enautoridades, cuya palabra quitara al indagador el espritu de crtica yverificacin. La exigencia expresada por Galileo: no quiero mostrarmeingrato hacia la naturaleza y Dios que me otorgaron sentidos y razn... conhacer la libertad de mi intelecto esclava de quien puede errar igual que

    327 Cfr.GALILEO, Opere, tomo VII, pgs. 682 y sigs.:FAZIO ALLMAYER, Obra citada, pgs.90 y sigs. y pgs. 150-154; Tocco,Le opere latine di G. Bruno, cit.: ver todo el anlisis delpoema De mnimo, del que pueden desprenderse las numerosas afinidades de losrazonamientos de Galileo con los de Bruno. Un muy agudo y penetrante anlisis de laconcepcin galileana de infinito e infinitesimal puede verse en el estudio de A. Guzzo,Galileoen Filosofa, Torino, 1953.

    328 Opere, tomo VIII, pg. 640.329 Opere, tomo V, pg. 197.330 Metafsica, libro II, cap. I.

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    yo,331 era la misma afirmada por Aristteles al declarar que toda resea delas opiniones anteriores debe servir no solamente para aceptar lo quetienen de verdadero, sino tambin para rechazar lo que contengan defalso.332

    Por este camino y mtodo justamente se produce el progreso de laciencia, en cuyo desarrollo histrico cada poca recoge la herencia de lasanteriores y la perfecciona al enmendarla y agregarle sus adquisicionesnuevas. En este sentido afirmaba Bruno que los modernos siempre son msviejos y tienen ms larga edad que los antiguos, por aadir siempreexperiencias a experiencias y madurez a madurez de juicio. Esta idea deBruno y de todo el Renacimiento la acepta y repite Galileo en un fragmentosignificativo: Decir que las opiniones ms antiguas e inveteradas son lasmejores no es probable, porque as como en un hombre particular parecenlas ltimas determinaciones ser las ms prudentes, y con los aosacrecentarse el juicio, as de la universalidad de los hombres parecerazonable que las ltimas determinaciones sean las ms verdaderas.333

    La humanidad as aparece a Galileo en la continuidad de su historiacomo un hombre que en la continuidad de su vida aprende sin cesar: locual anticipa el parangn de Pascal y Leibniz y hace a Galileo partcipe dela gran intuicin histrica por la cual el Renacimiento afirma con claraconciencia la idea del progreso cultural humano y la trasmite en herenciafecunda al pensamiento moderno.

    BIBLIOGRAFIALa edicin fundamental de las obras de Galileo, a las que remiten

    nuestras citas y referencias y suelen remitir todos los estudios galileanosmodernos, es la siguiente:

    Le opere di GALILEO GALILEI, edizione nazionale, direttore A. Fvaro,Firenze, 1890-1907, volumi 20.

    331 Opere, tomo VI, pg. 341.332 De anima, libro I, cap. 2. VerMONDOLFO, Veritas filia temporis in Aristotele, en Scritti

    filosofici per le onor. nazion. a B. Varisco,Firenze, 1924.333 Opere, tomo VIII(Frammenti), pg. 640. Cfr. enDiscorso delle comete (Opere,VI, pg.

    44): Il tempo padre della verit, madre de la nostra mente; la quale, se non sicongiunge con lui, non la genera, ma in quella veco figliuoli spurii partorisce. Siguiendoel mismo orden de ideas afirmaba Galileo en suDialogo sopra i massimi sistemi (Opere,tomo VII, pg. 62) que la ciencia slo puede progresar; y en laLettera alla gran duchessaCristina (Opere, V, pg. 128) preguntaba: quin quiere fijar lmites para el pensamientohumano? Cfr. G.GENTILE, Veritas filia temporis, en G. Bruno e il pensiero del rinascimento,Firenze, 1925; F.SAXL, en Philosophy and History, Essays presented to E. Cassirer, Oxford,

    1936, pg. 197 y sigs.; L.OLSCHKI

    , Galileos Philosophy of Science,pg. 362 y sig. Paraafirmaciones de Santo Toms que, inspirndose en Aristteles, se adelantan a estas

    declaraciones de Galileo sobre el tiempo padre de la verdad, vase ms adelante elensayo sobreLa idea de cultura en el renacimiento italiano.

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    Para la bibliografa desde 1856 hasta 1895, vase:A.CARLIe